Reseñas
Boletín Millares Carlo, núm. 27. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 2008.
MILLARES CARLO, Juan: Obras Completas. Introducción y edición de Sele-na
Millares. Las Palmas de G.C., Gobierno de Canarias-Cabildo de Gran Ca-naria,
2007-2008, 4 vol.
I. Poesía.1, 470 p.; 23 cm.
II. Poesía.2, 495 p.; 23 cm.
III. Narrativa y Teatro, 390 p.; ils.; 23 cm.
IV. Ensayos, Documentos y Obra gráfica (en prensa)
No hay palabras que mejor contextualicen la vida y la obra de un autor, como las
utilizadas por Selena Millares para introducirnos en la producción literaria que a lo largo
de toda su vida realizó su abuelo: Juan Millares Carlo: las sílabas del silencio. Porque
es silencio lo que rodeó la obra escrita de Millares y silencio el que le impuso a su vida
el proceso de aberración política iniciado en 1936. Un silencio dramático marcado por
la hipocresía insensible, sin reparar en el dolor que causó aquella espiral de odio sin
sentido y que actuó como despiadado machete hundido en el más inalienable derecho
del ser humano. El derecho a sentirse libre por encima de todo. No pudo serlo y de
ahí que su poesía —dice Selena Millares—, reflejara el «combate simbólico entre la luz
y la sombra que fue toda su vida» (Babelia, n.º 859, 10-5-2008). Una vida marcada por
el ¡vae victis! que media España, la de los vencedores, señaló con su dedo inmisericorde
a la otra media, la de los vencidos, de la que gran parte de ella permaneció inerme en
un forzado exilio interior y otra, la que vivió su hermano Agustín, sufrirá el éxodo
masivo más brutal de nuestra historia, constituyendo la «España peregrina con todas
las maldiciones del destierro sobre sus cabezas» —escribía en 1940 Gonzalo Torrente
Ballester.
Juan Millares Carlo, cuyo mayor delito fue pensar de manera distinta a como pen-saban
los vencedores, sufrió la más cruel de las injusticias: la separación de la docen-cia
y la suspensión de empleo y sueldo que abocó al poeta y a su familia a una etapa
de miseria, hasta el punto de contemplar impotente cómo en 1942 se le moría un hijo
de 19 años tuberculoso a consecuencia de la desnutrición. Una muerte cuyo dolor nunca
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lograría superar el poeta. Y todo como consecuencia del odio, de la inquina y de la irra-cionalidad
que le demostró quien precisamente tenía como misión predicar el respeto,
la unión entre los hombres, el perdón y la caridad.
A pesar de la adversidad, Juan Millares Carlo llevó a cabo una valiosísima y abul-tada
producción literaria, que ha permanecido en su mayor parte inédita hasta la apa-rición
de sus Obras Completas, coeditadas por el Gobierno de Canarias y el Cabildo de
Gran Canaria, con el que se le rinde homenaje a uno de los mayores poetas contem-poráneos,
integrante de una generación de intelectuales que en el campo de las Huma-nidades,
«cumplió un papel esencial en las letras canarias en las primera décadas del
siglo XX» (I, p. 9). En esta cuidadísima obra, coordinada por el Servicio de Publicacio-nes
del Cabildo grancanario, ocupa un lugar esencial la nieta del autor, Selena Milla-res,
a cuyo cargo estuvo la edición y para la que realizó una completa introducción,
hermosa en su contenido y rigurosa en su planteamiento, en la que algunos de sus
epígrafes «Arqueología en tierras de la memoria» —un repaso biográfico de Milla-res—,
o «Frente al muro de la noche» —sobre la siniestra e injustificada «caza de bru-jas
» en la que se vio inmerso—, alcanzan cotas, el primero de entrañable objetividad,
y el segundo de siniestro dramatismo.
Nadie como Selena Millares podía llevar a buen puerto la edición de estas Obras
Completas. Profesora Titular de Literatura Hispanoamericana de la Universidad Autó-noma
de Madrid, Selena Millares se configura como uno de nuestros jóvenes valores
científicos canarios que, fuera de su terruño, van dejando su impronta humanística, no
sólo en las universidades españolas, sino que las de Estados Unidos Canadá, México,
Chile, Alemania, Francia, Italia..., han contado en alguna de sus aulas con su presen-cia,
ya en la labor docente, ya como conferenciante y ensayista, cuyo currículum
publicista sobre las letras hispánicas es muy amplio y variado.
Juan Millares Carlo nació en el seno de una familia de larga tradición humanística,
en la que la música, la historia, el teatro y la literatura compartieron espacio con la
notaría y la medicina. Dice Selena Millares que en el caso del poeta, «la biblioteca fa-miliar,
el concepto de producción literaria como aventura colectiva, las Tertulias, el
Teatrillo y otros componentes de un singular modus vivendi, habrá de ser motor esen-cial
en la curiosidad intelectual, la valoración de la identidad y la memoria histórica, y
la creación literaria y artística de Juan Millares Carlo» ( I, p. 34).
La sólida formación literaria de Juan Millares Carlo se refleja en sus Obras Com-pletas,
cuyos tomos I y II dedicados a la obra poética, ofrecen un retrato intimista del
poeta al par que una visión panorámica del mundo que le rodeaba, destacando sin duda
las críticas a la fratricida guerra civil, una guerra cruel y sin sentido, que sometió al país
a una inútil locura colectiva. El primer volumen contiene su producción poética hasta
1939, incluyendo un capítulo titulado «De la tierra canaria. Romancero», que abarca
desde 1937 a 1964, subdividido a su vez en cuatro apartados: «Romances de viejo»
(1937); «Romances Históricos» (1937-1942); «Hojas de mi Romancero» (1937-1964) y
un cuarto apartado dedicado a las estaciones de la Isla.
El segundo volumen nos ofrece su obra hasta 1965 en la que el capítulo «Mi bre-viario
íntimo» supone una dolorosa cesura que va a condicionar su producción poética
posterior. El capítulo se inicia con el «Poema del hijo enfermo», cuya lectura nos so-brecoge
al revivir el llanto soterrado de un padre que ve impotente la agonía del hijo:
«En la silla junto al lecho/mi pobre cuerpo descansa/ pero del dolor los dardos/ han
despertado mi alma//La muerte se transparenta/ en las manos y en la cara/ Las tristes
bolas de cera/ inmóviles, se destacan/ bajo las cejas fruncidas.../» Un poema desgarra-
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dor, como desgarradores son los sonetos que incluye en el «Breviario..», en los que se
puede contemplar el alma del poeta diseccionada por el recuerdo del hijo muerto en
plena juventud. Estremecedora evocación que vuelve a presentarnos en el poema in-tercalado
entre sonetos, titulado «Nochebuena del 42», pleno de un lirismo lacerante
y de un inexplicable fatalismo: «Hoy faltas tú, y no es posible/ que esta noche sea buena/
El vacío que dejaste/ nada ni nadie lo llena/ Yo quisiera que esta noche/junto a noso-tros
vinieras.../».
El tercer volumen contiene su obra en prosa, distribuida entre narrativa y teatro,
ocupando éste el mayor espacio y en el que la editora seleccionó 13 obras de teatro
cómico, que junto con el «Anecdotario Isleño», incluido en la parte de narrativa, nos
presenta un excelente cuadro humano enmarcado en una ciudad recoleta como lo era
la capital grancanaria en las primeras décadas del siglo XX. Tanto el teatro como la se-rie
de relatos incluidos en la primera parte, son piezas maestras de ese costumbrismo
canario que con tanta maestría cultivaron su padre (notario) y su tío Luis (médico) —
los Hermanos Millares—, y que nos ofrecen la posibilidad de conocer un capítulo de
la historia de la vida cotidiana isleña, como fuente imprescindible para profundizar en
nuestro pasado.
Cuando el cuarto volumen salga a la luz —hecho que se hará realidad de forma in-minente—,
con una colección de ensayos que completan su obra en prosa, y una cui-dada
selección de documentos y de su obra gráfica, se habrá conseguido rescatar del
olvido a uno de los lúcidos escritores canarios del siglo XX, y al fin se conjurará ese si-lencio
con el que la mezquindad, la ignorancia, la desidia y el odio trataron de envol-verlo
mediante un ejercicio inútil de desmedida irracionalidad y del que su familia, codo
a codo, luchó denodadamente para que así no ocurriera.
YANES MESA, Julio A.: Los orígenes de la COPE en Canarias. Radio Popu-lar
de Güimar 1960-1969. Tegueste, Ediones Baile del Sol, 2007. p. 253.; CD,
22’5 cm.
En el prólogo con el que el Profesor Juan José Fernández nos introduce en la lec-tura
de este libro, hay una frase que define con singular maestría la forma de trabajar
de Julio A. Yanes, quien busca «el mejor modo de conjugar el scire con el sapere, el saber
con el saborear, que nunca viene mal el que uno se enamore de lo que se investiga, o
investigue estando previamente por algo cautivado» (p. 11). Porque si algo derrocha
Julio A. Yanes a manos llenas es una asombrosa capacidad para las tareas de investi-gación,
lo que unido a la belleza literaria con la que presenta los textos, hace de la lec-tura
de sus libros un acto de gozosa amenidad compatible, en todo momento, con el más
depurado rigor científico.
El viejo lema de la pedagogía «enseñar deleitando» nuestro autor lo aplica, casi sin
proponérselo, en su diario quehacer como Profesor titular de Historia de la Comuni-cación,
en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad de La Laguna, y
que deviene merced a su doble Doctorado en Periodismo y en Historia.
La extensa bibliografía de Julio A. Yanes —13 libros más un gran número de artí-culos—
tiene, casi sin excepción, un denominador común: las fuentes hemerográficas
de las que es un profundo conocedor, a través de las cuales ha desentrañado caminos
fundamentales para conocer el pasado más reciente del Archipiélago canario. Pero si
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la prensa escrita ha sido el leit motiv de lu labor investigadora, la hablada, un campo que
permanecía virgen en el ámbito isleño, ha encontrado en Julio A. Yanes un extraordi-nario
valedor a raíz del proyecto de investigación Historia de la Radio en Canarias. De
los orígenes hasta el franquismo, financiado por el Gobierno de Canarias. Fruto de este
proyecto han sido dos libros: La radiodifusión sindical del franquismo. La Voz del Valle
de Güimar en las Islas Canarias, 1960-1965 y Los orígenes de la COPE en canarias.
Radio Popular de Güimar 1960-1969, el primero en colaboración con Rodrigo F.
Rodríguez Borges, y varios artículos publicados en revistas especializadas, entre ellas
el Boletín Millares Carlo.
Si en el presente número del Boletín, el Profesor Julio A. Yanes analiza la activi-dad
teatral en «Radio Juventud de Canarias», en el anterior (n.º 26) lo hacía sobre «La
Voz de Canarias». A estos artículos hay que sumar los también publicados en el citado
medio, uno relativo a «Radio Atlántico» y otro sobre «Radio Catedral», de Inmaculada
García Rodríguez y el coautor del primer libro, Rodrigo F. Rodríguez Borges, consti-tuyen
valiosísimas piezas de ese grandioso puzzle que bajo la dirección de Julio A. Yanes
se pretende construir a largo plazo sobre la Historia de la Comunicación Social en Ca-narias,
proyecto para el que sentó las bases en su espléndida obra Metodología de la
Comunicación Social en Canarias. La Prensa y las fuentes hemerográficas.
Como bien señala el autor, esta colección de libros y de artículos se configuran
como eslabones de una cadena de conocimientos científicos, basados en el estudio pre-vio
de cada una de sus partes que, debidamente ensambladas nos permitirán conocer
las claves de una parcela fundamental de esa aldea global en la que estamos inmersos:
la historia de la comunicación en su más amplio significado.
El libro Los orígenes de la COPE en Canarias parte de un contexto: el municipio
de Güimar en la década de los sesenta, señalando las bases de su desarrollo social,
económico y cultural en una etapa de crecimiento como consecuencia del Plan de Es-tabilización,
que supuso para el país una transformación económica que le permitió
despertar del dilatado letargo de la posguerra.
En cinco apretados capítulos, Julio A. Yanes realiza un minucioso estudio de Ra-dio
Popular de Güimar, encuadrada en la Cadena de Ondas Populares Españolas
(COPE), desde sus orígenes hasta el final, que va mucho más allá de la mera historia
de la emisora para presentarnos, mediante un sano ejercicio de magistral pedagogía, el
amplio panorama de la sociedad de su tiempo, al abarcar éste todos sus aspectos. Por
los capítulos referentes al desarrollo tecnológico, estructura organizativa, labor pasto-ral,
entretenimiento, cultura y deportes desfila, mediante una lectura en la que se en-tremezcla
la sobriedad con la sencillez expositiva, el universo mental de un pueblo, con
sus éxitos y sus fracasos, con sus ilusiones y desesperanzas, que en su conjunto que
podría servirnos de paradigma para el estudio de cualquiera de los que componen el
mapa humano del Archipiélago canario.
Si el capítulo referente a la infraestructura tecnológica y los medios ofrece los pri-meros
balbuceos técnicos y el desarrollo de la emisora partiendo de un material muy
modesto, comentario aparte merece el del personal que de alguna manera estuvo
relacionado con la emisora: técnicos, locutores, administrativos, etc., que hizo posible
un reto, difícilmente cuantificable socialmente, pues «las ondas hertzianas —dice el
autor—, convirtieron a los hogares en espacios de sociabilidad familiar, sobre todo, a
últimas horas de la tarde y primeras de la noche, cuando hombres, mujeres y niños se
congregaban en torno a los receptores de radio». Un capítulo que no se limita a la la-bor
realizada por un amplio abanico de colaboradores, que suplieron la falta de expe-
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riencia con un decidido entusiasmo juvenil, sino el proceso de formación técnica, mé-todos
de selección, organigrama según su pertenencia a determinados sectores de la
sociedad y otros múltiples aspectos que hacen de este capítulo un perfecto marco so-cial
y un entrañable apartado de historia de la vida cotidiana.
Gran parte de la nómina que trabajó en la emisora está presente en la lista de más
de setenta personas a las que Julio A. Yanes ha entrevistado en un riguroso ejercicio
de historia oral, una fuente de investigación que a veces constituye el armazón concep-tual
en los que asienta su obra el historiador.
En resumen, el libro Los orígenes de la COPE en Canarias. Radio Popular de
Güimar, 1960-1969, se configura como la base más idónea y el cimiento más sólido para
abordar, con plenas garantías de éxito, el estudio de la historia de la comunicación so-cial
en nuestro Archipiélago.
CASAUS BALLESTER, Mª José: La pinacoteca de la Casa Ducal de Híjar en
el siglo XIX. Nobleza y coleccionismo. Zaragoza, Instituto «Fernando el Cató-lico
», 2006. 374 p.: il, 21 cm.
La posesión de obras de arte ha sido, a lo largo de la historia, un símbolo de pres-tigio
y de poder. Unas veces por simple placer estético y otras como manifestación de
poderío social o económico, cuando no como mera inversión, el coleccionismo ha lle-nado
uno de los capítulos más extensos de la historia del arte. Los grandes museos
europeos han sido posibles gracias a la pasión coleccionista de poderosos mecenas, a
la cabeza de los cuales se situaron, naturalmente, los monarcas reinantes en cada épo-ca.
Paradigma de ello lo encontramos en el Museo del Prado, cuyos tesoros proceden,
en buena parte, de los inventarios reales desde el Renacimiento hasta el neoclasicismo
decimonónico.
Nobleza y coleccionismo estuvieron estrechamente unidos durante el Antiguo Ré-gimen,
constituyendo no sólo un signo de mecenazgo sino también de competición entre
las casas más poderosas para demostrar —dice Aranzazu Lafuente Urién—, quien te-nía
más influencia en las modas y corrientes culturales, poniendo el caso de Francisco
de Goya como centro del pugilato que mantuvieron la Duquesa de Benavente y la Du-quesa
de Alba en torno a la obra del pintor aragonés.
La nobleza, en numerosas ocasiones, actuó como mecenas de los más grandes ar-tistas
de su tiempo, al disponer de la suficiente capacidad económica para ello indepen-dientemente
del gusto artístico, más o menos refinado, de sus representantes. De esta
manera, los amplios salones de los suntuosos palacios pertenecientes a la nobleza es-pañola
se convirtieron en apreciables museos, que rivalizaban por poseer la mayor ri-queza
posible de los más variados tesoros artísticos.
A veces el mecenazgo fue más allá del simple coleccionismo de obras de arte. Isa-bel
Enciso, en su libro Nobleza, Poder y Mecenazgo en tiempos de Felipe III, en el estu-dio
que hace del Virrey de Nápoles, el Conde de Lemos, lo presenta como el auténti-co
mecenas español del siglo XVII, consciente del papel que el arte y la literatura de la
corte virreinal podía significar para dar una imagen del esplendor de la monarquía que
representaba convirtiéndose, en este sentido, en un eficaz vehículo de propaganda.
Una de las Casas de mayor arraigo en la nobleza española, el Ducado de Híjar
—título que en la actualidad recae en la Duquesa de Alba—, logró reunir una esplén-
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dida pinacoteca que María José Casaus Ballester estudia en las apretadas páginas del
libro La pinacoteca de la Casa Ducal de Híjar en el siglo XIX. Nobleza y coleccionismo, y
que constituye una obra fundamental para el estudio del coleccionismo por parte de la
nobleza española durante el Antiguo Régimen. Dicho estudio lo lleva a cabo su autora
a través de los documentos conservados en el Fondo Híjar, cedido por la Casa de Alba
a la Diputación General de Aragón, principalmente el inventario post-mortem realizado
en 1818.
Archivera de profesión, María José Casaus Ballester, que se doctoró con una obra
sobre el Archivo Ducal de Híjar (Teruel) realiza en este libro un esfuerzo que trasciende
los límites de dicha Casa para adentrarse en un campo más amplio de la historia del arte:
el del atesoramiento de obras artísticas por personas, no sólo de la nobleza, sino tam-bién
pertenecientes a la burguesía cuyo poder económico les permitía disponer de co-lecciones
de artistas españoles y extranjeros, «reproduciendo los comportamientos de
la aristocracia» (p. 56). Es por ello que el primer capítulo del libro «Notas sobre el
coleccionismo (siglos XV-XIX)» (p. 23-75), se convierte en un documento esencial para
la historia del mecenazgo, al desfilar por sus páginas la mayor parte de la nobleza es-pañola
en relación con las obras de arte.
La pinacoteca que la Casa Ducal de Híjar tenía en su palacio cuya fachada princi-pal
daba a la madrileña Carrera de San Jerónimo, es objeto del segundo capítulo (p. 77-
111), en el que la autora realiza un minucioso estudio, no sólo de la ubicación de la pi-nacoteca,
sino de las tasaciones que se hicieron de la misma en 1818 y en 1863, junto
a una clasificación por temas en el que se especifican los cuadros de asunto profano y
religioso, subdivididos a su vez en diversas materias y expuestos en una breve serie
de mapas conceptuales de gran poder descriptivo.
La inclusión de un primer encarte sobre la distribución de los objetos existentes
en la Casa Ducal nos da una idea aproximada de las dependencias del palacio y su uso
por los diferentes moradores, que nos facilita el penetrar en la historia de la vida coti-diana
y reconstruir en cierta manera la cultura material de un segmento preeminente
de la sociedad durante el Antiguo Régimen. Como especifica María José Casaus, a tra-vés
del estudio del inventario se puede apreciar, «al menos en parte, la forma de ser
y de vivir de los duques de Híjar que no difiere de la clase social a la que ellos perte-necían,
la nobleza» (p. 111). Esta primera parte del libro finaliza con una elaborada bi-bliografía
(p 113-131) en la que abundan los títulos referidos al coleccionismo.
Un detallado encarte con la genealogía de la Casa de Híjar, entre 1268 y 2006, abre
la segunda parte del libro que contiene tres anexos: el primero (p. 123-196), con la ta-sación
de las pinturas; el segundo (p. 197-199) con el resumen general de la tasación
y la ordenación de los enseres según su valor y, el tercero (p. 200-338) con el conte-nido
del inventario de los muebles y efectos existentes en la Casa de Híjar. Un índice
onomástico (p. 339-370) pone punto final a un libro que a pesar de su densidad, com-plementada
por un extraordinario conjunto de notas a pie de página que amplifican y
explican gran parte de los contenidos del texto, es de fácil lectura y en la que se com-binan
la amenidad con el rigor científico. Un libro fundamental, en suma, que abre ca-minos
a la investigación en un tema tan apasionante como la historia de la nobleza en
España, tema al que María José Casaus Ballester dedica gran parte de su actividad, como
se puso de manifiesto en la coordinación de las Jornadas sobre el Señorío Ducal de Híjar.
Siete siglos de Historia Nobiliaria Española (2007).
MANUEL RAMÍREZ MUÑOZ