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La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978) durante el franquismo1 JULIO ANTONIO YANES MESA Profesor titular de Historia de la Comunicación de la Universidad de La Laguna Boletín Millares Carlo, núm. 27. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 2008. Resumen: En este artículo se recrea el ciclo vital de un capítulo de la programación de la radio franquista, el teatro radiofónico, a partir de su estudio pormenorizado en una de las emisoras isleñas de la época, Radio Juventud de Canarias (1955-1978), la estación-escuela de la Cadena Azul de Radiodifusión que la dictadura montó en la provincia occidental del ar-chipiélago para formar a los profesionales del medio. Con la narración elaborada a partir de todas las huellas documentales recopiladas a la luz de la evolución de la sociedad, nos he-mos propuesto sacar a relucir los factores que hacen explicables la aparición, el crecimien-to, el auge y, desde finales de los años sesenta, el cese de tales espacios en las ondas hert-zianas españolas. Palabras clave: franquismo, radiodifusión, Radio Juventud de Canarias, teatro radiofónico, Islas Canarias. Abstract: In the present study, the vital cycle of one chapter of the radio-franquista pro-gram, named the radio-phonic theatre, is reconstructed through the detailed study of one of the insular radio station during that time, Radio Juventud de Canarias (1955-1978), the school-station of the Cadena Azul de Radiodifusión, which was created by the Franco’s dic-tatorship in the occidental province of the archipelago, in order to instruct professionals of the radio. With the use of writings made by all documental fingerprints collected during the evolution of the society, I have extracted the factors that explain the origin, grown, culmi-nation and, the ending of such spaces in the Spanish Hertzian waves, since the end of the sixties. Key words: franquismo, broadcasting, Radio Juventud de Canarias, radiophonic theatre, Canary Islands. 1 Este trabajo de investigación se ha realizado con cargo al proyecto Historia de la ra-dio en Canarias. De los orígenes hasta el franquismo (PI042005/080), financiado por la Di-rección General de Universidades e Investigación de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, por resolución de 10 de mayo de 2006 (Boletín Ofi-cial de Canarias, núm. 120, jueves 22 de junio de 2006). 250 Julio Antonio Yanes Mesa Aunque difícil de imaginar desde la aldea global en la que, cada vez más, está inmersa la humanidad a inicios del tercer milenio, la radio fue en su día, antes de la llegada de la televisión, el medio dominante de la información que circulaba por la sociedad. Y mientras no se generalizaron los transistores y, con ellos, las audiciones individuales, el reclamo principal que había en las casas para atraer, a través de los programas culturales y de entretenimiento, a los miembros masculinos de los bares, calles y plazas al término de la jor-nada laboral. En esa doble vertiente informativa y recreativa, pues, las on-das hertzianas convirtieron a los hogares en espacios de sociabilidad fami-liar, sobre todo, a últimas horas de la tarde y primeras de la noche, cuando hombres, mujeres y niños se congregaban en torno a los aparatos recepto-res de radio. Tan irrepetible coyuntura no pudo ser saboreada en toda su di-mensión en las Islas Canarias, al igual que en el resto del Estado, porque la edad de oro de la radio aconteció en España en la dictadura franquista. Con las limitaciones derivadas de la brutal censura de la época, uno de los capí-tulos más atractivos para la audiencia fue el teatro, hasta el extremo de que todas las emisoras, por pequeñas que fueran, tenían sus propios cuadros de actores y sus espacios dedicados al género en la parrilla de la programación. En los renglones que siguen, pretendemos recrear el desarrollo de la ac-tividad teatral en una de las emisoras de la época, Radio Juventud de Cana-rias (1955-1978), la estación-escuela isleña de la Cadena Azul de Radiodifu-sión del régimen franquista. El objetivo es detectar, a través de la narración construida con las huellas documentales2 recopiladas, las claves contextua-les3 que hicieron posible la aparición, el crecimiento, el auge y, desde finales de los años sesenta, el cese de tales emisiones. 1. EL FAVORABLE PUNTO DE PARTIDA Con anterioridad a la inauguración del Centro Regional de Televisión Es-pañola en Canarias, cosa que sucedió el 10 de febrero de 1964, Radio Juven-tud de Canarias fue testigo, y parte, del florecimiento del teatro en Tenerife y el resto del archipiélago. Las escasas alternativas de ocio de la época ha-cen explicable la enorme atracción que ejercía la puesta en escena de cual-quier acto y, con ello, las numerosas compañías peninsulares que todos los 2 Incluyendo las fuentes orales, por las que somos deudos de los antiguos locutores y miembros del grupo de teatro de Radio Juventud de Canarias José Antonio Pardellas Ca-sas (27/01/1938), César Fernández-Trujillo de Armas (24/06/1937) y Antonio Abdo Pérez (19/02/1937); así como del técnico de sonido Diego García Soto (08/04/1940). 3 Para contextualizar, a su vez, este capítulo de la programación hacia dentro, esto es, en el seno de la actividad de la emisora, véase la obra de Julio Antonio Yanes Mesa: Las ondas juveniles del franquismo. Radio Juventud de Canarias, 1955-1978, Ediciones de Baile del Sol (Tegueste), en prensa. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 251 años recalaban en las islas, las más grandes de paso hacia Sudamérica y las más humildes4 ex profeso. Ante la fuerte demanda del público de todas las edades, éstas prolongaban sus estancias varias semanas e, incluso, meses para poder representar, no sólo en los teatros Guimerá y Pérez Galdós de las ca-pitales provinciales sino también en muchas salas de las restantes localida-des, el grueso de sus repertorios, normalmente, en sesiones de tarde y no-che. Paralelamente, al calor de la admiración que suscitaban las principales estrellas, todas las sociedades culturales y recreativas, así como los centros educativos de enseñanza medias y superior5 e, incluso, organismos como el Instituto Nacional de Previsión6 y empresas como CEPSA7, tenían sus propios cuadros de actores aficionados que escenificaban o dramatizaban la lectura de obras en público, al tiempo que los jóvenes de las clases media-alta daban vida a un sinfín de grupos independientes que, de continuo, actuaban en los fes-tejos y los actos sociales de la época. Las emisoras, por su parte, movidas tanto por las demandas de la audiencia como por el uso del arte dramático para formar a los locutores, también tenían sus cuadros de actores aficiona-dos para sacar a través de las ondas y, en ocasiones, escenificar sus obras. En el efervescente mundillo teatral de la época8, uno de los nombres pro-pios más destacados de la isla de Tenerife fue, sin duda alguna, Eloy Díaz de la Barreda. Iniciado en el arte de las bambalinas desde sus juegos infantiles, el susodicho había fundado en su primera juventud el Teatro de Escuadras del Frente de Juventudes de la provincia, con el que llegó a estrenar una obra pro-pia en el teatro Guimerá, y la Escuela de Arte Dramático del Ateneo de La Laguna cuando aún no había cumplido los 20 años. Animado por sus ansias de ampliar conocimientos, el vocacional escenógrafo se desplazó a Madrid, 4 El escalón inferior de éstas estaba formado por las modestas empresas familiares que, con números que estaban a medias entre el circo, el teatro y las variedades, recorrían esporádicamente todos los pueblos de las islas con sus precarios escenarios y equipos de megafonía a cuestas. 5 Documentalmente hemos constatado la existencia, por ejemplo, del Grupo Teatral Co-mercio, gestado en la institución docente homónima de Santa Cruz de Tenerife, a propósi-to de la representación en el teatro Guimerá de la obra La vida en un bloc de Carlos Llopis (véase el periódico deportivo tinerfeño: Aire Libre, 4 de febrero de 1963, p. 5, «Figuras de la radio. Goyo se esfuerza en superarse, en aprender más, porque en la radio nunca se sabe todo», por Miguel Ángel Domínguez (Mínguez). 6 En efecto, verifíquese el dato en: Aire Libre, 15 de julio de 1963, p. 5, «Gente de tea-tro. Diego Samblás, director-actor del grupo teatral del Círculo de Amistad XII de Enero», por Salvador Pérez, donde el entrevistado afirma que en 1946 había dado sus primeros pa-sos como actor en el grupo teatral del Instituto Nacional de Previsión. 7 Nos referimos, según nos han desvelado las fuentes orales utilizadas, al grupo Talía o, tal y como está consignado en un programa a mano de la época, al Cuadro artístico de CEPSA Tenerife, cuya dirección estuvo a cargo de Ignacio García-Talavera León (Archivo Municipal de Santa Cruz de Tenerife, en adelante AMSCT, legajo E 862/19). 8 Hasta el extremo de que, por insólito que pueda resultar en la actualidad, los niños y las niñas contaban entre sus juegos preferidos las representaciones teatrales. 252 Julio Antonio Yanes Mesa donde por espacio de dos años formó parte del Teatro Nacional Universitario (TEU) y, luego, estuvo de meritorio para aprender y hacer currículum, sin percibir retribución alguna, en el Teatro Español con Cayetano Luca de Tena. De regreso a Tenerife con el encargo de fundar el TEU de La Laguna, su vasta formación le abrió las puertas del Conservatorio de Música y Declamación de Santa Cruz de Tenerife, en el que entró como profesor de arte dramático, y de Radio Club Tenerife, en este caso para dirigir el cuadro de actores del que había formado parte antes de desplazarse a la península. Años más tarde, tras dejar el TEU de La Laguna en manos de Antonio Abad Arencibia Ville-gas, Eloy Díaz de la Barreda fundó el Teatro de Cámara de Canarias (TCC)9 con la intención de dar un salto de calidad a sus actividades, cosa que no pudo hacer realidad porque, con los nuevos aires traídos por el crecimiento eco-nómico de los años sesenta, el boom teatral había empezado a perder fuerza en las islas ante la irrupción de nuevas opciones para cubrir el tiempo libre. Por entonces, en vísperas de la puesta en marcha de la televisión en las islas, los cuatro grupos teatrales más importantes de Tenerife eran el TCC de Eloy Díaz de la Barreda, el TEU de Antonio Abad Arencibia Villegas10, La Carátula de Emilio Sánchez Ortiz, éste iniciado en el TEU de La Laguna cuando cursaba los primeros años de derecho11, y la sección de teatro de Radio Juventud de Canarias de Ignacio García-Talavera León12. Por debajo de este cuarteto principal estaba el grupo del Círculo de Amistad XII de Enero, que dirigía Diego Samblás13, el de los alumnos de arte dramático del Conser-vatorio de Música y Declamación, que también llevaba Eloy Díaz de la Barre-da, y el de la otra emisora de la capital tinerfeña, Radio Club Tenerife, cuya actividad teatral ya era inferior a la de su rival. Luego, había un sinfín de agru-paciones más o menos estables, algunas de las cuales, como una de La Cues-ta, sólo se atrevían a representar sainetes y obras humorísticas, y otras, como la de la Escuela de Asistencia Social de Santa Cruz de Tenerife, se conforma-ban con el teatro leído. En el resto de la isla tenían sus cuadros de actores 9 Véanse más detalles del personaje en: Aire Libre, 24 de junio de 1963, p. 5, «Gente de teatro. Eloy Díaz de la Barreda, director del TCC», por Salvador Pérez. 10 A título orientativo, el TEU de La Laguna había estrenado hasta mediados de junio en la temporada de 1963 estas cuatro obras: La sirena varada de Alejandro Casona, El profe-sor Taranne de Arthur Adamov, La cantante calva de Eugène Ionesco y Escorial de Michel de Ghelderode (véase: Aire Libre, 10 de junio de 1963, p. 5, «Teatro. Algo de la buena la-bor del TEU. Nueva sección. Dos grupos juveniles en sendas actuaciones», por Salvador Pérez). 11 Véanse detalles de su trayectoria teatral en: Aire Libre, 17 de junio de 1963, p. 5, «Gente de teatro. Emilio Sánchez Ortiz, actor y director de La Carátula», por Salvador Pérez. 12 Se trata de valoraciones coetáneas que son verificables en: Aire Libre, 1 de julio de 1963, p. 5, «Teatro. La lógica quietud veraniega», por Salvador Pérez. 13 Véase: Aire Libre, 15 de julio de 1963, p. 5, «Gente de teatro. Diego Samblás, direc-tor- actor del grupo teatral del Círculo de Amistad XII de Enero», por Salvador Pérez. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 253 fijos las otras dos emisoras, La Voz del Valle (1960-1965) y Radio Popular de Güímar (1960-1969), las localidades más importantes, caso de La Orotava con su Agrupación teatral Guimerá, y, durante las vacaciones veraniegas, hasta los pueblos más pequeños, como San Juan de la Rambla, la Victoria de Acentejo o La Guancha, cuando los estudiantes de los niveles superiores regresaban a sus lugares de origen. Asimismo, la Organización Juvenil Española ampa-raba a varios colectivos dedicados al arte de las bambalinas, tal y como ilus-tran las siete escuadras que por entonces participaron en un concurso tea-tral convocado en las islas de Tenerife y La Palma14. Si a todo ello unimos la continua actividad escenográfica que llevaban a cabo todos los centros edu-cativos, culturales y recreativos, debemos convenir que en aquellos años el teatro formó parte de la vida cotidiana insular como nunca, ni antes ni des-pués, sucediera en las islas. Pero el florecimiento del arte escénico, en coherencia con las dificulta-des de la época, cristalizó a unos niveles muy precarios porque al amateu-rismo de sus promotores y protagonistas se sumaba la incidencia de dos fac-tores tan lastrantes como la censura y la escasez presupuestaria. Para entrever la envergadura del primer escollo, basta con recordar el testimonio que en la prensa de la época nos legó Emilio Sánchez Ortiz y los restantes fundadores del grupo teatral La Carátula cuando, una y otra vez, les fueron denegados los permisos cursados para debutar con una obra de su agrado, lo que al final les obligó a «echar mano a Cena de matrimonios»15, una comedia de intriga de Alfonso Paso. El otro problema, el crematístico, derivaba de los insuficientes ingresos que generaba la concurrencia del público, por alta que fuera ésta, a consecuencia del bajo precio al que había que vender las entra-das en el empobrecido contexto de los años centrales del franquismo. Hasta tal extremo que, para cubrir los gastos de vestuario y decorado, el Ayunta-miento de Santa Cruz de Tenerife tenía que subvencionar con diez mil pese-tas a todos los grupos que representaban una obra en las Fiestas de Mayo16, en las jornadas que suponían algo así como el momento culminante de la ac-tividad anual del sector en la isla. A la hora de valorar tal realidad, conviene no perder de vista las estrecheces de la época y, por lo tanto, las dificultades y carencias con las que se desarrollaban todos los actos culturales y recrea-tivos por entonces. 14 Las interioridades del sector expuestas líneas arriba están recreadas con más detalle en: Aire Libre, 1 de julio de 1963, p. 5, «Teatro. La lógica quietud veraniega», por Salva-dor Pérez. 15 Tal afirmación fue recogida en: Aire Libre, 17 de junio de 1963, p. 5 «Gente de tea-tro. Emilio Sánchez Ortiz, actor y director de La Carátula», por Salvador Pérez. Entre los miembros del grupo, algunos estaban llamados a tener un destacado protagonismo en la posterior radiodifusión isleña, caso de Francisco Álvarez Galván, Mariano Vega Luque o Genoveva del Castillo (AMSCT, programa a mano de la función, legajo E 862/17). 16 El dato quedó testimoniado en: Aire Libre, 24 de junio de 1963, p. 5, «Gente de tea-tro. Eloy Díaz de la Barreda, director del TCC», por Salvador Pérez. 254 Julio Antonio Yanes Mesa En el ámbito específico de las ondas hertzianas, antes de que Eloy Díaz de la Barreda se hiciera cargo de la dirección de la sección de teatro de Ra-dio Club Tenerife, tanto el cuadro de actores del que se hizo cargo como él mismo ya atesoraban una cierta experiencia bajo la batuta del polifacético rapsoda y actor aficionado Juan Antonio Torres Romero17. Hasta la década de los cincuenta, cuando la decana de las emisoras de la isla se hizo con su pri-mer magnetófono18, la dramatización de las obras se realizaba siempre en di-recto, opción que luego nunca se abandonó, sobre todo, cuando se trataba de sacar al aire piezas cortas. En un principio, las primeras grabaciones hubie-ron de hacerse a partir de las doce de la noche, al término de las emisiones del día, tanto por la escasez de medios técnicos complementarios como por los problemas que generaban los altibajos del fluido eléctrico a horas diur-nas a consecuencia de las precariedades de la época. Otro tanto les ocurriría luego a Radio Juventud de Canarias y, más tarde, a La Voz del Valle y a Radio Popular de Güímar19 cuando empezaron a emitir, aunque no tanto a la esta-ción sureña por el servicio que en su localidad prestaba la Sociedad Hidro-eléctrica de Güímar (La Hidro)20. A pesar de las dificultades reseñadas, en la segunda mitad de la década de los cincuenta, Radio Club Tenerife se las arre-glaba para poner en antena una emisión semanal en cuya producción desta-caba, junto a Juan Antonio Torres Romero, Arturo Navarro Grau. En la realización de la obra intervenía el guionista con la previa adapta-ción del texto original a la radio y, al ritmo que marcaba el director en la gra-bación, los actores dando voz a los personajes, el narrador con la voz en off y los técnicos encargados de los efectos sonoros, la sincronización y el control del sonido. Todos ellos tenían en sus manos un guión escrito a máquina en el típico papel cebolla de la época, cuya delgadez facilitaba el calco de las co-pias precisas que se tecleaban en sucesivas tandas, con las anotaciones es-pecificadas luego a lápiz por el director a cada uno de los participantes. Como la grabación era simultánea, tanto los técnicos como los actores cuidaban muy 17 Véanse detalles del personaje y, en general, de Radio Club Tenerife durante la Repú-blica en el trabajo de Julio Antonio Yanes Mesa: «El mensuario Radio Tenerife (1935-1936) y los orígenes de la afición sinhilista en las Islas Canarias», en Juan José Fernández Sanz, Carlos Sanz Establés y Ángel Luis Rubio Moraga (coordinadores): Prensa y Periodismo Especializado 3, Universidad Complutense de Madrid y Asociación de la Prensa de Guadalajara, 2006, vol. I, pp. 269-283. 18 Recordemos que los primeros equipos de grabación de la radio española datan de 1946 (véanse detalles, en la obra de Armand Balsebre Torroja: Historia de la radio en España (1939-1985), vol. II, Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, pp. 170-175). 19 Véanse: La Tarde de Santa Cruz de Tenerife, 27 de febrero, 2 de marzo y 31 de octu-bre de 1962, pp. 3, 5 y 3, respectivamente; o El Día de la misma ciudad, 1 de noviembre de 1962, p. 3. 20 Véase la obra de Julio Antonio Yanes Mesa: Los orígenes de la COPE en Canarias. Radio Popular de Güímar, 1960-1969, Ediciones de Baile del Sol con la colaboración del Ayuntamiento de Güímar y el Cabildo de Tenerife, Tegueste (Tenerife), 2007, pp. 50 y 51. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 255 mucho hacer el mínimo de ruido para no tener que volver a empezar, hasta el extremo de que los folios ejecutados del guión, en lugar de colocarlos en el atril detrás de los que aún estaban pendientes, los dejaban caer suavemente al suelo, como «las hojas de los árboles»21, aprovechando el poco gramaje del papel cebolla de la época. Aunque no era imprescindible memorizar los textos, todos dedicaban tanto tiempo al estudio de sus intervenciones y a los ensayos previos que, muchas veces, retenían el grueso de lo que tenían que decir o hacer. El rasgo común que compartían unos y otros era la afición al teatro, dado que, en el mejor de los casos, tan sólo percibían una pequeña gratifica-ción, lo que impide valorar este apartado de la parrilla radiofónica, como tantos otros de la época, desde los criterios crematísticos que en la actualidad de-terminan la programación de los medios de comunicación social ni, mucho menos, desde la militancia franquista. Al calor del enorme impacto social de las emisiones, los actores se agenciaban un cúmulo de admiradores a partir de la imagen que, conforme al registro de sus voces, se hacían de ellos los oyentes, cosa que muchas veces hizo que éstos, cuando tuvieron la oportu-nidad de conocer en persona a sus preferidos, se llevaran un chasco al com-probar que, por caso, una voz angelical que hacía pensar en una chica joven y bella procedía de una persona cuya fisonomía era todo lo contrario. 2. EL DESARROLLO DE LA MODALIDAD RADIOFÓNICA A poco de estar en antena Radio Juventud de Canarias, entre los progra-mas preferidos por la audiencia figuraban las «actividades teatrales» de «al-gunos grupos entusiastas» de aficionados y, en particular, las dedicadas to-dos los viernes, a las 19:30 horas, a producir «versiones radiofónicas de carácter humorístico». El espacio salió a relucir por vez primera en la pren-sa en el verano de 1956, cuando La Tarde anunció la emisión radiofónica, en versión libre realizada por Carmen Aragón de Puey22, de la obra corta titula-da Suicidio de su redactor-jefe Ángel Acosta Hernández, la cual había sido estrenada meses atrás en el teatro Guimerá. Junto a la propia Carmen Ara-gón, en el reparto figuraban dos alumnos de la estación-escuela, José Caña-mero23 y Domingo Marti, y los locutores de la estación-escuela Ignacio Gar- 21 Se trata de detalles que, una y otra vez, nos han recreado las fuentes orales señaladas. 22 Actriz peninsular establecida en Tenerife tras abandonar la compañía con la que vino al archipiélago, cuya relevancia en el mundillo teatral tinerfeño de la época queda en evi-dencia en el homenaje que, a mediados de 1963, proyectaba tributarle, junto al recientemen-te desaparecido, en 1955, periodista y autor Leoncio Rodríguez, el grupo de teatro del Cír-culo de Amistad XII de Enero (véase: Aire Libre, 15 de julio de 1963, p. 5, «Gente de teatro. Diego Samblás, director-actor del grupo teatral del Círculo de Amistad XII de Enero», por Salvador Pérez). 23 José Luis Cañamero Vallés, un joven valenciano que, por entonces, se había estable-cido en Santa Cruz con su familia por motivos laborales de su padre, adquirió su primera 256 Julio Antonio Yanes Mesa cía-Talavera, Manuel Escalera Martínez, Matilde Guadalupe Sánchez, César Fernández-Trujillo de Armas y Francisco Padrón Hernández24. Aunque nos es imposible aproximar un perfil de las obras y de los autores utilizados en esta etapa inaugural porque los restantes testimonios que nos legó la prensa de la época son muy escasos, al menos sabemos que, junto al espacio humorís-tico citado líneas atrás, hubo otros dramáticos a horas distintas, tal y como ilustra el anuncio de la puesta en antena a las 22:00 horas, en versión de Carmelo García Cabrera, del cuento de Luigi Pirandello titulado Limones de Sicilia25. Las restantes reseñas de la época nos hablan de la radiación de otras dos obras cortas del propio redactor-jefe de La Tarde, Ángel Acosta Hernández26, en este caso bajo la dirección artística de Manuel Escalera Martínez, las cua-les salieron a relucir, por razones obvias, en el diario vespertino, no así en El Día que, por entonces, prestaba poco interés a las actividades radiofóni-cas de la modesta estación-escuela. La primera de ellas, titulada Carta a la inmensidad, fue dramatizada por Ignacio García-Talavera (Pulgarcito), Matil-de Guadalupe Sánchez (Elisa) y Manuel Escalera Martínez (Roger), con la voz en off de Marina Agulló Martínez, el montaje musical de Julio Hardisson Ru-meu y los efectos sonoros de Francisco Chueca Martín27. La segunda, escri-ta expresamente por el periodista majorero para la radio28 bajo el título Fuga, fue interpretada por Manuel Escalera Martínez (el relojero), Ignacio García- Talavera (el guardia) y la niña Alicia Guadalupe Sánchez (Dulce), con la voz en off de la hermana de ésta, Matilde Guadalupe Sánchez, el montaje musi-formación y descubrió su vocación periodística en Radio Juventud de Canarias. En efecto, tras regresar a los dos años a su tierra natal, el que iba para docente porque había empe-zado a estudiar magisterio en La Laguna ejerció la profesión en las emisoras de Alzira y Valencia de la cadena SER, en el diario Las Provincias y, desde 1977 por oposición (tras graduarse en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid en 1969), en el centro territorial de Televisión Española en Valencia. En éste, llevó un programa cultural sobre los pueblos que giraba en torno a las típicas bandas de música de la zona, presentó el espacio informa-tivo regional del mediodía, Aitana, durante siete años, y ejerció las más diversas funciones (desde operario de cámara hasta guionista y editor), de tal manera que, según nos comen-tó un antiguo compañero suyo, en Valencia se decía antes de su jubilación, en 2002, «de la mar el mero y de la televisión Cañamero». 24 Véase: La Tarde, 18 de julio de 1956, p. 4. 25 Ibídem, 10 de octubre de 1956, p. 2. 26 Las fuentes orales nos han revelado, aunque sin sabernos especificar más, que entre los autores canarios más interpretados en los estudios de la estación-escuela figuraron los humoristas Juan Pérez Delgado (Nijota) y José Castellano (Pepe Monagas). 27 Véase: La Tarde, 14 y 15 de junio de 1957, pp. 8 y 3, respectivamente. 28 Actividad que, en modo alguno, era desconocida para él, toda vez que, en las Navida-des de 1955, había ganado un concurso de guiones radiofónicos patrocinado por la casa Weyler para Radio Club Tenerife, en el que Arturo Navarro Grau y Josefa Mesa Rufino se hicieron merecedores del segundo y tercer premios (véanse detalles en: La Tarde, 24 de diciembre de 1955, p. 8, «Entrega de los premios del concurso de guiones radiofónicos»). La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 257 cal de Marina Agulló Martínez y los efectos sonoros de Francisco Chueca Martín. En esta ocasión, la «ternura que le dio al personaje infantil»29 la pe-queña intérprete agradó tanto a la audiencia que, a petición de ésta, la emi-sora tuvo que volver a radiar la obra diez días más tarde, cuando se granjeó de nuevo los elogios de la prensa30. Conforme decursaron los meses, la actividad teatral del joven personal de la estación-escuela fue in crescendo merced a la elaboración de guiones originales propios, la adaptación de creaciones literarias ajenas o, simplemen-te, la realización de las obras que en folios venían adaptadas de Madrid. A la hora de producir sus propias versiones radiofónicas, los guionistas isleños consiguieron hacerse, al calor de los lazos humanos tejidos por la emigración entre las dos orillas del Atlántico, con publicaciones editadas recientemente por autores extranjeros en Sudamérica que, en los años cincuenta, eran de difícil acceso en la península por el aislamiento internacional, evidentemen-te, cuidando muy mucho respetar la lista de los escritores prohibidos por el régimen. Ilustrativo fue el caso de Todos eran mis hijos del dramaturgo nor-teamericano Arthur Miller, que José Antonio Pardellas adaptó tras recibir por correo un ejemplar de la editorial Losada de Buenos Aires que le hizo llegar un familiar desde Argentina31. En la modalidad de los guiones elaborados por el personal de la emisora, sin embargo, no hubo originalidad reseñable algu-na, dado que tanto los alumnos de la estación-escuela en sus ejercicios32 como los ya titulados, al igual que sucediera en el resto del Estado, se dejaron lle-var por la enorme influencia que desde la década anterior ejercían los géne-ros más pujantes de la radiodifusión franquista, el melodrama,33 el policíaco y el de aventuras, al constituir los resquicios menos arriesgados que para la creación literaria dejaba el asfixiante sistema propagandístico vigente34. Tra-bajando con tales limitaciones, y movidos por intereses totalmente ajenos a 29 Véase: La Tarde, 10 y 11 de enero de 1958, pp. 8 en ambos números. 30 Ibídem, 22 y 25 de enero de 1958, pp. 8 y 4, respectivamente. 31 Véase referencia a tal circunstancia en: El Día 1 de noviembre de 1978, espacios de opinión, sección: «En dos palabras» de Ernesto Salcedo Vílchez. 32 Al respecto nos hemos hecho con un guión elaborado por José Antonio Pardellas Ca-sas cuando tan sólo tenía 17 años, cuyo título, Lo que nos pertenece, que casi reproduce el del conocido melodrama Lo que no muere del guionista canario Guillermo Sautier Casase-ca, ilustra magníficamente tal realidad. 33 Véase al respecto: La Tarde, 21 de febrero de 1956, p. 3, entrevista a Guillermo Sautier Casaseca, «el hombre que hace llorar a diario a miles de mujeres», a propósito del enorme éxito que el guionista canario estaba cosechando por entonces en la península, por M. Na-ranjo Ríos, servicio especial de Argos, desde Madrid. 34 Bajo tales parámetros deben interpretarse los concursos nacionales de guiones radio-fónicos convocados por las distintas familias del régimen, en uno de los cuales se hizo me-recedor del tercer premio Domingo Manfredi Cano, colaborador de El Día y, años más tar-de, director del Centro emisor del Atlántico de Radio Nacional de España, (véase: La Tarde, 3 y 15 de junio de 1959, p. 7 en ambos números, en el segundo de los cuales se esboza la trayectoria literaria del personaje). 258 Julio Antonio Yanes Mesa la ideología franquista35, la pléyade de jóvenes aficionados atraídos por Ra-dio Juventud de Canarias había gestado a finales de la década un cuadro es-cénico estable bajo la dirección artística del más capacitado de todos ellos, Ignacio García-Talavera. En efecto, al margen de sus cualidades personales, caso de la enorme habilidad que tenía para imitar la voz de los viejos y los balbuceos y llantos de los bebés, Ignacio García-Talavera atesoraba una vasta experiencia en el teatro leído y escenificado que había adquirido desde sus años de bachiller en el instituto local y, a partir de 1942, como miembro del grupo teatral de Radio Club Tenerife, en el que había ingresado con tan sólo 15 años de edad. Con un currículum tan amplio a sus espaldas a pesar de su juventud, el vo-cacional escenógrafo se había incorporado a la estación-escuela cuando fri-saba los treinta años en calidad de profesor, cometido que luego simultaneó con otros tales como los de locutor, jefe de realización y, poco más tarde, di-rector de las secciones de teatro cómico y, desde 1959, dramático. Al mar-gen del aprendizaje adquirido con la práctica en esas dos décadas, en las cua-les tuvo la oportunidad de escribir numerosos guiones e interpretar infinidad de papeles, el ahora director teatral había estudiado arte dramático y decla-mación en el conservatorio de la ciudad y, luego, en la academia de la sopra-no tinerfeña Matilde Martín36, y completado su formación con las enseñan-zas de un director peninsular que había estado un cierto tiempo en Tenerife, Enrique Borrás, del que se consideraba un discípulo37. A juzgar por las ala-banzas dirigidas a su persona por entonces, Ignacio García-Talavera debió consolidar su liderazgo en el grupo teatral de Radio Juventud de Canarias a finales de 1959, cuando dirigió a los actores Domingo Velázquez, Manuel Hernández y Marisol Marín en El baile de Edgar Neville38, comedia que sa- 35 Lo que no contradice que, involuntariamente, apoyaran con su quehacer las campañas propagandísticas del régimen, toda vez que se veían obligados a mover las tramas de sus argumentos, como no podía ser de otra manera, en favor de los valores ideológicos, cultu-rales y morales del franquismo y la Iglesia (véanse detalles sobre los contenidos de los seriales más populares de la época en todo el Estado, los cuales eran una fuente de inspi-ración para los guionistas de las emisoras provinciales, en las obras de Armand Balsebre Torroja: Historia de la radio..., op. cit., vol. II, pp. 237-325y PEDRO BAREA: La estirpe de Sautier. La época dorada de la radionovela en España, 1924-1964, Ediciones El País/Aguilar, Madrid, 1994, pp. 99-192). 36 Eusebia Matilde Martín Hernández fue una reconocida soprano tinerfeña que, en vís-peras del estallido de la guerra europea (1914-1918), fue becada por el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para adquirir conocimientos de canto y declamación lírica en Ma-drid (véase la obra de Julio Antonio Yanes Mesa: Santa Cruz de Tenerife durante la Prime-ra Guerra Mundial.La vida cotidiana en un enclave neutral de la periferia europea en el At-lántico, asolado por el aislamiento y abrumado por la propaganda bélica, Artemisa Ediciones, colección: «El árbol de la ciencia», Santa Cruz de Tenerife, 2005, pp. 129, 259 y 275). 37 Véase: Aire Libre, 27 de mayo de 1963, p. 3, entrevista realizada a Ignacio García Ta-lavera por Goyo Pérez. 38 Véase: La Tarde, 14 de noviembre de 1959, sección de crítica teatral. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 259 lió al aire con motivo de uno de los últimos días laicos de la radio que cele-bró la estación-escuela. A inicios de los años sesenta, cuando el desarrollo del teatro radiofónico había alcanzado su momento culminante en las islas, Radio Juventud de Ca-narias tenía en antena tres espacios fijos semanales de producción interna, sin contar los extraordinarios que emitía en las fechas señaladas, en cuya realización intervenían el grupo de teatro, los locutores y los alumnos de la llamada escuela de radiofonismo. El más importante de todos ellos, Escena radiofónica, salía al aire todos los jueves con una sintonía cuyas palabras de presentación, que se hicieron muy populares en la época, sintetizaba sus in-terioridades: «Escena radiofónica, la audición que pone en antena las gran-des obras del teatro universal, en su número de hoy se complace en ofrecer a sus oyentes...»39 Menos pretenciosos, y mucho más cortos, eran los otros dos espacios dedicados al género, Teatro cómico de los lunes y Radioenigma policíaco, éste realizado con guiones originales del personal de la estación-escuela40, cuyos títulos también hablan por sí solos de sus respectivos con-tenidos. De producción externa era Teatro en casa, que se recibía de la emi-sora central de la Cadena Azul de Radiodifusión en Madrid, el cual salió a relucir en la prensa local el 8 de noviembre de 1961 con motivo de la emi-sión, el miércoles a las 22:00 horas, del tradicional Don Juan Tenorio de Zo-rrilla que todas las emisoras del país ponían en antena el día de los difuntos, en este caso, con una semana de demora bajo la dirección de Carlos Muñiz y la actuación de José María Seoane (Don Juan) y Rosita Yarza (Doña Inés)41. Fue en esta favorable coyuntura cuando Ignacio García-Talavera decidió su-bir al escenario al cuadro de actores de Radio Juventud de Canarias42. 3. EL TRASLADO DE LA ACTIVIDAD AL ESCENARIO Tras alcanzar un enorme éxito con la puesta en antena de un sinfín de obras, Ignacio García-Talavera consiguió de los rectores de la estación-escuela la autorización oportuna para, con vestuario de Hermógenes González de Guisado y maquillaje de Enrique González Bethencourt43, representar el 18 de noviembre de 1961, en tres actos y dos cuadros, El Avaro de Jean-Bap- 39 Véase: La Gaceta de Canarias, 1 de septiembre de 1991, pp. 31 y 32, artículo de Juan Jesús Pérez Pérez. 40 Al respecto, nos hemos hecho con una parte de un guión radiofónico escrito por Die-go García Soto bajo el título La casa púrpura que en los años cincuenta se emitió en el es-pacio Radioenigma policíaco. 41 Véase: El Día, 8 de noviembre de 1961, p. 7. 42 Los datos expuestos líneas arriba han sido extraídos de: El Día, 17 de noviembre de 1961, p. 3, reportaje firmado por Gilberto Alemán. 43 En efecto, se trata del director-fundador de la decana de las murgas del carnaval de Santa Cruz de Tenerife, la afilarmónica Ni fu-Ni fa. 260 Julio Antonio Yanes Mesa tiste Poquelin (Molière) en el mismísimo teatro Guimerá, según adaptación recibida de Madrid de José López Rubio. Para incentivar la concurrencia de los espectadores, la función fue anunciada en la prensa local como una opor-tunidad para conocer la paternidad de todas las voces que escuchaban los oyentes en sus receptores, lo que pone de relieve, una vez más, el enorme impacto social del medio en la época. Por orden de aparición, en el reparto figuraban Angelines Villegas (Elisa), Antonio Abdo (Valerio), Ricardo Barre-ra (Cleante), Francisco Padrón (Flecha), Ignacio García-Talavera (Harpagón), José Antonio Pardellas (Don Simón), Silvia Rojas (Frosina), Domingo Veláz-quez (Don Jacobo), María del Carmen Mascareño (Señora Claudia), Pedro Ro-dríguez (Brindavuan), Rafael Peña (Merluche), Maite Acarreta (Mariana), Ernesto Galván Tudela44 (comisario) y Goyo Pérez (Don Anselmo), mientras el apuntador fue Manuel Pérez y el traspunte corrió a cargo de Diego García Soto45. La respuesta del público fue tan favorable que, de inmediato, se decidió llevar la representación a las localidades más importantes de la isla46, en las cuales se convirtió en todo un acontecimiento por el interés que despertaba el cuadro de actores, e, incluso, al teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, donde «constituyó un rotundo éxito, tanto de público como de críti-ca para cuantos tomaron parte en la misma.»47 Entre las obras que se pusieron en escena con posterioridad, especial resonancia en la prensa tuvieron tres piezas de autores españoles contem-poráneos, Los inocentes de la Moncloa de José María Rodríguez Méndez, El tintero de Carlos Muñiz y Un drama en el quinto pino de Antonio Lara de Gavilán (Tono) y Eduardo Manzanos. La primera de ellas, estrenada en mar-zo de 1963, fue muy bien recibida por la crítica porque, al margen de propi-ciar el regreso del cuadro de actores de la estación-escuela al teatro Guime-rá48, había sido anunciada como el preámbulo a una nueva etapa en la que se iba a privilegiar la producción nacional. En efecto, según recogía la prensa de la época, «cuando constantemente estamos asistiendo a estrenos de obras de autores extranjeros, especialmente norteamericanos, que nos presentan tor-tuosos problemas de personajes tarados (...), poner en escena una obra de un joven autor español (...) sacude un poco el lastre de ese otro teatro puramente 44 Éste, al igual que Antonio Abdo, Pily Rey y otros, luego concentraría toda su activi-dad en el teatro. 45 AMSCT, legajo E 862/17. Véase, asimismo: El Día, 17 de noviembre de 1961, p. 3, por Gilberto Alemán. 46 Donde se tuvo que adaptar la representación a los espacios más heterogéneos. En Güímar, por caso, se llevó a cabo en el cine Los Ángeles, cuyo escenario apenas tenía un par de metros de profundidad, lo que obligó a los actores a entrar y salir continuamente, uno detrás de otro, para que todos pudieran intervenir. 47 Véase: El Día, 7 de diciembre de 1961, p. 5; y La Tarde, 8 de diciembre de 1961, p. 4. 48 Véase: Aire Libre, 25 de marzo de 1963, p. 3, «Señalado éxito de la sección de teatro de Radio Juventud de Canarias», por Salvador Pérez. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 261 comercial que con tanta periodicidad tenemos que soportar a falta de otro»49. En el reparto, junto a algunos de los que habían intervenido en El Avaro de Molière, como Domingo Velásquez (José Luis), Antonio Abdo (Paco Ruiz), Maite Acarreta (Sofi) y el omnipresente Ignacio García-Talavera (Pepe San-tana), figuraban Julia Moreira (Ana Mari), Hortensia Ferrer (Doña Rosalía) y Juan Thomas Abad (el muchacho de Córdoba)50. En El tintero de Carlos Muñiz, estrenada «en dos actos y una fantasía» en las inmediatas Fiestas de Mayo de 1963, intervinieron «la casi totalidad de locutores», que no todos porque al menos faltaron José Antonio Pardellas y César Fernández-Trujillo, y «actores de la emisora» a un año vista de la reestructuración de la plantilla por la marcha de varios de ellos al Centro emisor del Atlántico de Radio Nacional de España y, meses más tarde, a otros destinos. En el reparto figuraron Francisco Padrón (Crock), Goyo Pérez (Livi), Domingo Velázquez (Negociante), Julia Moreira (Frida), Hortensia Ferrer (Señora Slamb), Antonio Abdo (Maestro) e Ignacio García-Talavera (Conser-je), junto a otros recientemente incorporados, caso de Enrique Marín (Ami-go), Manuel García Déniz (Franck), Antonio Medina Ortega51 (Pin), Rafael Peña León (Pan), José Manuel Plasencia (Pun), Vicente Rodríguez Lozano (Vigilante), Juan José (Juanjo) Rodríguez Guillén (Director) y Josefina Peña León (Secretaria)52. En esta ocasión, la prensa de la época sacó a relucir parte de la retaguardia del evento53: los decorados de la casa Rinaldi, el vestuario de Hermógenes González de Guisado54, la luminotecnia de Félix Galván, el montaje musical de Francisco Chueca, la sincronización de Norberto Yanes y Miguel Hernández y el maquillaje de Enrique González Bethencourt55; a los que debemos añadir a Maite Acarreta como apuntadora y, al margen de su papel de actor, a Vicente Rodríguez Lozano como traspunte, y a los equi- 49 Véase: El Día, 23 de marzo de 1963, p. 3. 50 AMSCT, programa a mano de la función, legajo E 862/18. Los restantes participantes del evento fueron: Enrique Marín, apuntador; Francisco Padrón, traspunte; Francisco Chue-ca, montaje musical; Miguel Hernández, efectos sonoros; casa Rinaldi, decorados; y Félix Galván, luminotecnia. 51 Éste, a continuación se incorporaría en calidad de locutor y, luego, de jefe de progra-mación a Radio Popular de Güímar (1960-1969), aunque por poco espacio de tiempo por-que antes del cierre de la estación sureña dejó la radio para concluir sus estudios en la Universidad de La Laguna, donde en la actualidad es profesor titular adscrito al Departa-mento de Química Inorgánica (véase la obra de Julio Antonio Yanes Mesa: Los orígenes de la COPE..., op. cit., p. 103). 52 Los tres últimos, locutores de Radio Juventud de Canarias. 53 Véase: Aire Libre, 27 de mayo y 3 de junio de 1963, pp. 3 y 2, respectivamente, en-trevista de Goyo Pérez y crítica teatral de Salvador Pérez. 54 Conocida modista de Santa Cruz que se hizo célebre porque tras perder un brazo en un accidente del tranvía continuó cosiendo y desarrollando su profesión. 55 El mismo que asumiera tal cometido en El Avaro de Molière y en tantas otras repre-sentaciones de la época, esto es, el director-fundador de la murga santacrucera Ni fu-Ni fa. 262 Julio Antonio Yanes Mesa pos sonoros de Radio Cosmo (luego, Radio Cosmos) de Wigberto Ramos y Radio Toste56. La tercera obra reseñada líneas arriba, Un drama en el quinto pino, fue noticia tres años más tarde por la enésima renovación del personal y, en con-secuencia, por el debut en el escenario de algunos locutores en ciernes que, al igual que sus predecesores, estaban llamados a tener un destacado prota-gonismo en los medios de comunicación isleños y, en algún caso, estatales. En efecto, en el reparto figuraban Juan Hernández García (Francisco), Fer-nando González Delgado57 (Roberto), Ángela Padrón Galván (Carlota) y Ma-ría de los Ángeles (Marián) Rodríguez Suárez58 (María); los cuales actua-ron, bajo la dirección de Ignacio García-Talavera (Poli), con Julia Moreira Puente (Fernanda) y los actores Domingo Velázquez (Juan), Ernesto Galván Tudela (el doctor), Ignacio Ramos (el guardia) y Julio Antonio Raya (el otro guardia)59. A juzgar por otros datos recabados por nosotros, debió ser entonces cuan-do la estación-escuela se recuperó de la sangría que sufrió por el trasvase de su personal más cualificado al Centro emisor del Atlántico de Radio Nacio-nal de España, cosa que deja patente la representación previa de tres obras de otros tantos autores españoles que pasaron inadvertidas para la prensa: El cornudo apaleado de Alejandro Casona, A las 6 en la esquina del bulevar, 56 AMSCT, programa a mano de la función, legajo E 862/18. 57 Conocida es la brillante trayectoria profesional de Fernando (González) Delgado (01- 02-1947), director de Radio Nacional de España en los períodos 1982-86 y 1990-91, luego, presentador de los telediarios de fin de semana de Televisión Española, desde 1996, con-ductor del celebrado magacín radiofónico A vivir que son dos días de la cadena SER y, ade-más, colaborador del diario El País y la cadena Prensa Ibérica. Galardonado en 1995 con un Premio Ondas Nacional de Televisión por el tono cultural que le imprimió a sus espacios informativos (consúltese la dirección electrónica: http://www.premiosondas.com) y con otros por su buen quehacer en todos los ámbitos de la comunicación social, el destacado perio-dista también ha cultivado, con no menos acierto, la poesía, el ensayo y la novela, hasta el extremo de que en 1995 se hizo merecedor, por su obra La Mirada del otro, del prestigio-so premio Planeta (véanse más detalles, entre otras direcciones electrónicas, en: www.lecturalia.com). 58 Sobre la trayectoria inmediatamente posterior de ésta, véase: La Provincia de Las Palmas de Gran Canarias, 29 de octubre de 1978, p. 22, sección: «Televisión», por Antonio Cruz Domínguez (alumno de la segunda promoción de Radio Juventud de Canarias), a pro-pósito de la excelente acogida que el público había dispensado a Marián Rodríguez como presentadora de Telecanarias, el informativo regional de Televisión Española en el ar-chipiélago. 59 Véase: El Día, 24 de abril de 1966, p. 3. El programa de mano de la función (AMSCT, legajo E 862/18) y el folleto anunciador de la posterior representación de la obra, el 29 de abril, en el Círculo de Amistad XII de Enero, nos desvelaron a los restantes participantes: apuntador, Juanjo Guillén; traspunte, Ernesto Galván Tudela; decorados, García y Gonzá-lez; sincronizador, Miguel Hernández; maquinistas, Tomás Salvador, Cristóbal Galván y Ángel Quintero; luminotecnia, Félix Galván; maquillaje, peluquería Silueta; y mobiliario, galerías Val y Ten (AJAPC). La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 263 de Enrique Jardiel Poncela y El Charlatán de Ricardo Rodríguez Buded60. Así, en las dos primeras, que fueron puestas simultáneamente en escena en el teatro Guimerá, en una misma función, tan sólo intervinieron un total de cinco actores, tres con un papel en cada una de ellas, Marisol Marín (Beatriz y Cecilia), Julia Moreira (Brunela y Casilda) e Ignacio García-Talavera (Egano y Rodrigo), y los otros dos con uno, Antonio Abdo (Anichino) en la primera y Domingo Velázquez (Beny) en la segunda. En El Charlatán, el reparto fue casi el mismo, Julia Moreira (Lucía), Domingo Velázquez (Andrés), Antonio Abdo (César) e Ignacio García-Talavera (Adolfo), con la entrada de Carmen Aragón de Puey (Mercedes) en sustitución de Marisol Marín. Y en la retaguardia de los tres eventos, también estuvieron prácticamente los mismos nombres: Juanjo Guillén, traspunte; Francisco Padrón, apuntador; Manuel Afonso, de-corados; Hermógenes González de Guisado, vestuario; Isidoro González, téc-nico de sonido; y Félix Galván, luminotecnia. Con posterioridad, una vez revitalizado el cuadro de actores, Ignacio Gar-cía- Talavera tuvo la oportunidad de afrontar otras grandes puestas en esce-na con el personal de Radio Juventud de Canarias. Éstas fueron, de un lado, la representación en el teatro Guimerá, el 18 de diciembre de 1966, del es-perpento de Ramón María del Valle Inclán titulado Luces de Bohemia, según decía el programa de mano y la prensa de la época, «por primera vez en Es-paña »; y de otro, el montaje en San Sebastián de la Gomera, en septiembre de 1966, del Primer festival de teatro del siglo XV y, un año más tarde, de al-gunos Entremeses famosos de los romances del siglo XVII, ambos con motivo de las respectivas ediciones de la Semana colombina61. En el primer caso, Ignacio García-Talavera tuvo que actuar y dirigir, contando las «turbas, guar-dias, mozas y mozos», a un total de «55 actores»62, entre los cuales figuraba una hornada tan notable de jóvenes locutores como Ángela Padrón Galván, Angelines Villegas Sanz-Galdeano, Juan Hernández, Fernando González Del-gado, las hermanas María del Carmen y María Leonor (Marilé) García Álva-rez, José Luis Manso Marrero, Juanjo Guillén, Marian Rodríguez y Julia 60 AMSCT, programas de mano de las funciones respectivas, legajo E 862/19. 61 De las otras piezas escenificadas en esta etapa final, nos hemos hecho con el progra-ma de mano de la obra de Eugène Ionesco El rey se muere, representada en el teatro Gui-merá en 1966 dentro del festival de teatro patrocinado por el Ayuntamiento y el Cabildo de la isla, con el siguiente reparto bajo la dirección de Ignacio García-Talavera: Ángela Padrón (Reina Margarita), Julia Moreira (Reina María), Domingo Velázquez (Rey), Antonio Abdo (Doctor), Juan Hernández (Alabardero) y Angelines Villegas (Julieta). También intervinie-ron: Manuel Pérez, apuntador; Ernesto Galván Tudela y Fernando González Delgado, tras-puntes; Félix Galván, luminotecnia; Tomás Salvador y Cristóbal Galván, maquinistas; Sony Radio, equipos sonoros; Rafael Padrón, técnico de sonido; Domingo De la Rosa, montaje musical; Juan Farizo y José González, efectos de jazz; Miguel Hernández, control de gra-bación; Manuel Febles, sincronización y José Miguel Zerolo, decorados y figurines (AJAPC y AMSCT, legajo E 862/19). 62 Véase: El Día, 9 de diciembre de 1966, p. 9, «Hoy, teatro», por Gilberto Alemán. 264 Julio Antonio Yanes Mesa Moreira63. Se trataba, pues, de la segunda generación de la estación-escuela, tan brillante como la que dos años atrás había nutrido al Centro emisor del Atlántico de Radio Nacional de España, la cual compartió escenario con un cúmulo de aficionados a la declamación, el teatro y el cine que, en algunos casos, también estaban llamados a destacar en sus respectivos campos de actuación64. En la VII Semana colombina, cuando el tenaz director de escena repre-sentó el Auto de la pasión de Lucas Fernández según adaptación de Alfredo (Chano) Reyes Darias65, estuvieron sobre el escenario Antonio Abdo (San Pedro), Domingo Velázquez (San Mateo), Julia Moreira (María Magdalena), Ángela Padrón (María Cleofás), Marian Rodríguez (María Salomé), Fernan-do González Delgado (San Jeremías) e Ignacio García-Talavera (San Dionisio); los cuales fueron asistidos por Ernesto Galván Tudela, apuntador; Pilar Núñez, traspunte; Cristina Martín, maquillaje; y Juan Hernández y Manuel Febles, efectos musicales66. Al año siguiente, en la VIII Semana colombina, Ignacio García-Talavera trabajó con Julia Moreira, Domingo Velázquez, Pily Rey67, Antonio Abdo68, Marian Rodríguez, Pili López, Rafael Fernández69, Ju-lio Pérez70 y Manuel Rodríguez, éste encargado del control y la sincroniza- 63 A los datos recogidos con anterioridad debemos añadir que las hermanas María del Carmen y Marilé García Álvarez ingresaron en Radio Televisión Española, la última de las cuales ha ejercido la profesión en Madrid. 64 AMSCT, programa de mano de la representación, legajo E 862/19. 65 En efecto, el polifacético guionista, escritor, pintor, dibujante y escultor, autor de las primeras estatuas de los guanches que se colocaron en la plaza de la basílica de Candelaria (en la actualidad, expuestas en la avenida Los Menceyes de la propia villa mariana), el cual desarrolló una intensa labor teatral como adaptador de obras y diseñador de vestuario en estos años. 66 Estos datos, como tantos otros que hemos podido apoyar sobre documentos que no están depositados en los archivos públicos, proceden de un folleto anunciador del evento que conserva el locutor y guionista José Antonio Pardellas Casas, cuyo celo por las huellas do-cumentales dejadas por el medio, debido tanto a su formación de historiador como a su amor a la profesión, no nos cansamos de resaltar. 67 Pily Rey había ingresado, al menos, desde marzo de 1963, en la emisora sindical La Voz de la Isla de La Palma, tras adquirir su formación en Radio Juventud de Canarias (véa-se: Aire Libre, 25 de marzo de 1963, p. 5, «Figuras de la radio. Pily Rey, de La Voz de la Isla de La Palma», entrevista de Goyo Pérez). 68 Antonio Abdo y Pily Rey, tras contraer matrimonio, concentraron toda su actividad en el arte escénico, la recitación y, luego, la dirección de la Escuela municipal de teatro de Santa Cruz de La Palma desde su fundación, en 1981, hasta la actualidad, cosechando ambos va-rios galardones a nivel estatal. 69 Rafael Fernández Hernández, por su parte, optó por dedicarse a la investigación y el estudio científico de lo que en su día fue su afición de juventud, siendo en la actualidad, como profesor titular de Literatura Española de la Universidad de La Laguna, un acreditado es-pecialista en el teatro español de los siglos XVI y XVII y en las vanguardias históricas del siglo XX. 70 Julio Pérez Hernández se licenció en derecho y, luego, se afilió al Partido Socialista Obrero Español, en cuyas filas ha desempeñado los cargos de gobernador civil de la provin- La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 265 ción del sonido, los cuales actuaron al aire libre, en la plaza de la iglesia de la Asunción, «donde oró el almirante de la mar océana» antes de partir hacia América71. 4. EL DECLIVE FINAL A partir de entonces, la actividad teatral de Radio Juventud de Canarias, una vez había rebasado con creces el listón dejado por Eloy Díaz de la Ba-rreda en Radio Club Tenerife, entró en una etapa de progresiva decadencia que culminó a inicios de los años setenta con el cese total tras la salida de la emisora de su principal artífice y animador, Ignacio García-Talavera72. En rea-lidad, los problemas venían de atrás, dado que, conforme avanzó la década, la producción propia fue perdiendo gancho entre la audiencia ante la creciente afluencia de los radiodramas de la península grabados por actores profesio-nales con medios que no estaban al alcance de la modesta estación-escuela isleña. En el campo comercial, especialmente dura fue la competencia de los melodramas que, bajo el patrocinio de las firmas más potentes del país, fue-ron puestos en antena por la cadena SER a media tarde73, cuando las amas de casa, que por entonces era casi tanto como decir «las mujeres», habían terminado de recoger la cocina e iniciado la diaria sesión de costura forman-do corros en torno a la radio. En el capítulo de las obras de los grandes dra-maturgos, otro tanto sucedió con las producciones del cuadro de actores de Radio Nacional de España en Madrid que, desde la inauguración del Centro emisor del Atlántico a mediados de 1964, éste empezó a ofrecer a todo el ar-chipiélago, mientras la previa puesta en marcha del Centro regional de Tele-cia de Santa Cruz de Tenerife y de subsecretario del Ministerio de Justicia del primer gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. 71 Véase: El Día, 5 de septiembre de 1967, p. 6. 72 Ignacio García-Talavera León luego fue, entre 1979 y 1982, Director General de Cul-tura del Gobierno Preautonómico de Canarias y, a continuación, asesor cultural de Cabildo Insular de Tenerife (véase: El Día, 13 de enero de 2004, sección: «Santa Cruz», artículo: «Santa Cruz recordará la figura de Ignacio García-Talavera», donde se informa del recono-cimiento dispensado por el pleno de la corporación). 73 El primero de los seriales que cosechó un gran éxito de audiencia fue Lo que no mue-re, cuyos cincuenta capítulos, escritos y realizados por Guillermo Sautier Casaseca, fueron emitidos a partir del 19 de febrero de 1953 por las quince emisoras de la cadena SER, en-tre las cuales figuraba Radio Las Palmas. En años sucesivos, el género alcanzó su apogeo con títulos como Ama Rosa, Lucesita, La Renuncia y, cuando ya se veía venir el declive, Simplemente María, que debió suponer algo así como su canto de cisne. Puestos en antena a diario con la estrategia comunicativa de dejar en suspenso la conclusión de cada capítulo para enganchar a la audiencia, el serial se convirtió por entonces en uno de los ejes sobre los que pivotó la vida social y, con ello, en uno de los reclamos más eficaces para captar publicidad (véanse detalles, en la obra de Armand Balsebre Torroja: Historia de la radio..., vol. II, op. cit., pp. 237-325). 266 Julio Antonio Yanes Mesa visión Española en Canarias introducía nuevos hábitos de consumo con el teatro televisado. A todo ello había que sumar la incidencia en las expectati-vas de ocio de la población, de manera sigilosa pero no por ello menos inexo-rable, del desarrollo del turismo y, con éste, de la apertura del país al exte-rior. Tales dificultades, contrarrestadas mientras se pudo por la afición que compartían los jóvenes atraídos por la estación-escuela, terminaron luego por hacer desaparecer este renglón de la parrilla de la programación de la radio isleña durante el franquismo74. En definitiva, el personal que se involucró en las actividades teatrales de Radio Juventud de Canarias lo hizo, tal y como hemos resaltado con las pin-celadas sobre la trayectoria ulterior del colectivo recogidas en páginas ante-riores75, por su interés por la cultura, la comunicación y el arte escénico, nunca por compartir las tesis ideológicas del franquismo. Ello no fue óbice para que, muy a pesar suyo, fueran todos ellos utilizados por la dictadura para, a través de la restricción del corpus de las obras autorizadas por la censura a los autores más afines76, implantar su escala de valores entre la audiencia. 74 A partir de entonces, la producción teatral isleña quedó circunscrita al Centro emisor del Atlántico de Radio Nacional de España, dado que ninguno de los conatos de reactivación posterior cuajó en Radio Juventud de Canarias, con unos medios para la realización que nada tenían que ver con los existentes en la etapa fundacional de la estación-escuela. Al respecto, el locutor José María Cabrera nos relató que en una ocasión que, a inicios de los años setenta, lo llamaron de Radio Nacional de España para participar en una pieza teatral, él se limitó a pasar cuando pudo por los estudios para grabar el texto que le dieron sin saber quiénes eran los otros participantes. 75 Es más, descontando la mayoría, que no todos, de los cargos directivos de la estación-escuela, raros fueron sus otros miembros que militaron en las filas del franquismo. 76 Implacable, aunque, más que probablemente, en grado inferior en las islas que en el resto del Estado, por la tradicional apertura de éstas al exterior, la lejanía de la península y el pacifismo de la vida cotidiana insular, sin olvidar la consabida ignorancia de los censo-res a la hora de pronunciarse ante muchas de las obras que tuvieron en frente.
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Título y subtítulo | La actividad teatral de "Radio Juventud de Canarias" (1955-1978) durante el franquismo |
Autor principal | Yanes Mesa, Julio Antonio |
Entidad | Universidad Nacional de Educación a Distancia (España). Centro Asociado de Las Palmas (Las Palmas de Gran Canaria) |
Publicación fuente | Boletín Millares Carlo |
Numeración | Número 27 |
Sección | Historia |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Las Palmas de Gran Canaria |
Editorial | Centro Regional Uned |
Fecha | 2008 |
Páginas | p. 249-266 |
Materias | Cultura ; Literatura ; Filosofía ; Historia ; Canarias |
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Texto | La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978) durante el franquismo1 JULIO ANTONIO YANES MESA Profesor titular de Historia de la Comunicación de la Universidad de La Laguna Boletín Millares Carlo, núm. 27. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 2008. Resumen: En este artículo se recrea el ciclo vital de un capítulo de la programación de la radio franquista, el teatro radiofónico, a partir de su estudio pormenorizado en una de las emisoras isleñas de la época, Radio Juventud de Canarias (1955-1978), la estación-escuela de la Cadena Azul de Radiodifusión que la dictadura montó en la provincia occidental del ar-chipiélago para formar a los profesionales del medio. Con la narración elaborada a partir de todas las huellas documentales recopiladas a la luz de la evolución de la sociedad, nos he-mos propuesto sacar a relucir los factores que hacen explicables la aparición, el crecimien-to, el auge y, desde finales de los años sesenta, el cese de tales espacios en las ondas hert-zianas españolas. Palabras clave: franquismo, radiodifusión, Radio Juventud de Canarias, teatro radiofónico, Islas Canarias. Abstract: In the present study, the vital cycle of one chapter of the radio-franquista pro-gram, named the radio-phonic theatre, is reconstructed through the detailed study of one of the insular radio station during that time, Radio Juventud de Canarias (1955-1978), the school-station of the Cadena Azul de Radiodifusión, which was created by the Franco’s dic-tatorship in the occidental province of the archipelago, in order to instruct professionals of the radio. With the use of writings made by all documental fingerprints collected during the evolution of the society, I have extracted the factors that explain the origin, grown, culmi-nation and, the ending of such spaces in the Spanish Hertzian waves, since the end of the sixties. Key words: franquismo, broadcasting, Radio Juventud de Canarias, radiophonic theatre, Canary Islands. 1 Este trabajo de investigación se ha realizado con cargo al proyecto Historia de la ra-dio en Canarias. De los orígenes hasta el franquismo (PI042005/080), financiado por la Di-rección General de Universidades e Investigación de la Consejería de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, por resolución de 10 de mayo de 2006 (Boletín Ofi-cial de Canarias, núm. 120, jueves 22 de junio de 2006). 250 Julio Antonio Yanes Mesa Aunque difícil de imaginar desde la aldea global en la que, cada vez más, está inmersa la humanidad a inicios del tercer milenio, la radio fue en su día, antes de la llegada de la televisión, el medio dominante de la información que circulaba por la sociedad. Y mientras no se generalizaron los transistores y, con ellos, las audiciones individuales, el reclamo principal que había en las casas para atraer, a través de los programas culturales y de entretenimiento, a los miembros masculinos de los bares, calles y plazas al término de la jor-nada laboral. En esa doble vertiente informativa y recreativa, pues, las on-das hertzianas convirtieron a los hogares en espacios de sociabilidad fami-liar, sobre todo, a últimas horas de la tarde y primeras de la noche, cuando hombres, mujeres y niños se congregaban en torno a los aparatos recepto-res de radio. Tan irrepetible coyuntura no pudo ser saboreada en toda su di-mensión en las Islas Canarias, al igual que en el resto del Estado, porque la edad de oro de la radio aconteció en España en la dictadura franquista. Con las limitaciones derivadas de la brutal censura de la época, uno de los capí-tulos más atractivos para la audiencia fue el teatro, hasta el extremo de que todas las emisoras, por pequeñas que fueran, tenían sus propios cuadros de actores y sus espacios dedicados al género en la parrilla de la programación. En los renglones que siguen, pretendemos recrear el desarrollo de la ac-tividad teatral en una de las emisoras de la época, Radio Juventud de Cana-rias (1955-1978), la estación-escuela isleña de la Cadena Azul de Radiodifu-sión del régimen franquista. El objetivo es detectar, a través de la narración construida con las huellas documentales2 recopiladas, las claves contextua-les3 que hicieron posible la aparición, el crecimiento, el auge y, desde finales de los años sesenta, el cese de tales emisiones. 1. EL FAVORABLE PUNTO DE PARTIDA Con anterioridad a la inauguración del Centro Regional de Televisión Es-pañola en Canarias, cosa que sucedió el 10 de febrero de 1964, Radio Juven-tud de Canarias fue testigo, y parte, del florecimiento del teatro en Tenerife y el resto del archipiélago. Las escasas alternativas de ocio de la época ha-cen explicable la enorme atracción que ejercía la puesta en escena de cual-quier acto y, con ello, las numerosas compañías peninsulares que todos los 2 Incluyendo las fuentes orales, por las que somos deudos de los antiguos locutores y miembros del grupo de teatro de Radio Juventud de Canarias José Antonio Pardellas Ca-sas (27/01/1938), César Fernández-Trujillo de Armas (24/06/1937) y Antonio Abdo Pérez (19/02/1937); así como del técnico de sonido Diego García Soto (08/04/1940). 3 Para contextualizar, a su vez, este capítulo de la programación hacia dentro, esto es, en el seno de la actividad de la emisora, véase la obra de Julio Antonio Yanes Mesa: Las ondas juveniles del franquismo. Radio Juventud de Canarias, 1955-1978, Ediciones de Baile del Sol (Tegueste), en prensa. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 251 años recalaban en las islas, las más grandes de paso hacia Sudamérica y las más humildes4 ex profeso. Ante la fuerte demanda del público de todas las edades, éstas prolongaban sus estancias varias semanas e, incluso, meses para poder representar, no sólo en los teatros Guimerá y Pérez Galdós de las ca-pitales provinciales sino también en muchas salas de las restantes localida-des, el grueso de sus repertorios, normalmente, en sesiones de tarde y no-che. Paralelamente, al calor de la admiración que suscitaban las principales estrellas, todas las sociedades culturales y recreativas, así como los centros educativos de enseñanza medias y superior5 e, incluso, organismos como el Instituto Nacional de Previsión6 y empresas como CEPSA7, tenían sus propios cuadros de actores aficionados que escenificaban o dramatizaban la lectura de obras en público, al tiempo que los jóvenes de las clases media-alta daban vida a un sinfín de grupos independientes que, de continuo, actuaban en los fes-tejos y los actos sociales de la época. Las emisoras, por su parte, movidas tanto por las demandas de la audiencia como por el uso del arte dramático para formar a los locutores, también tenían sus cuadros de actores aficiona-dos para sacar a través de las ondas y, en ocasiones, escenificar sus obras. En el efervescente mundillo teatral de la época8, uno de los nombres pro-pios más destacados de la isla de Tenerife fue, sin duda alguna, Eloy Díaz de la Barreda. Iniciado en el arte de las bambalinas desde sus juegos infantiles, el susodicho había fundado en su primera juventud el Teatro de Escuadras del Frente de Juventudes de la provincia, con el que llegó a estrenar una obra pro-pia en el teatro Guimerá, y la Escuela de Arte Dramático del Ateneo de La Laguna cuando aún no había cumplido los 20 años. Animado por sus ansias de ampliar conocimientos, el vocacional escenógrafo se desplazó a Madrid, 4 El escalón inferior de éstas estaba formado por las modestas empresas familiares que, con números que estaban a medias entre el circo, el teatro y las variedades, recorrían esporádicamente todos los pueblos de las islas con sus precarios escenarios y equipos de megafonía a cuestas. 5 Documentalmente hemos constatado la existencia, por ejemplo, del Grupo Teatral Co-mercio, gestado en la institución docente homónima de Santa Cruz de Tenerife, a propósi-to de la representación en el teatro Guimerá de la obra La vida en un bloc de Carlos Llopis (véase el periódico deportivo tinerfeño: Aire Libre, 4 de febrero de 1963, p. 5, «Figuras de la radio. Goyo se esfuerza en superarse, en aprender más, porque en la radio nunca se sabe todo», por Miguel Ángel Domínguez (Mínguez). 6 En efecto, verifíquese el dato en: Aire Libre, 15 de julio de 1963, p. 5, «Gente de tea-tro. Diego Samblás, director-actor del grupo teatral del Círculo de Amistad XII de Enero», por Salvador Pérez, donde el entrevistado afirma que en 1946 había dado sus primeros pa-sos como actor en el grupo teatral del Instituto Nacional de Previsión. 7 Nos referimos, según nos han desvelado las fuentes orales utilizadas, al grupo Talía o, tal y como está consignado en un programa a mano de la época, al Cuadro artístico de CEPSA Tenerife, cuya dirección estuvo a cargo de Ignacio García-Talavera León (Archivo Municipal de Santa Cruz de Tenerife, en adelante AMSCT, legajo E 862/19). 8 Hasta el extremo de que, por insólito que pueda resultar en la actualidad, los niños y las niñas contaban entre sus juegos preferidos las representaciones teatrales. 252 Julio Antonio Yanes Mesa donde por espacio de dos años formó parte del Teatro Nacional Universitario (TEU) y, luego, estuvo de meritorio para aprender y hacer currículum, sin percibir retribución alguna, en el Teatro Español con Cayetano Luca de Tena. De regreso a Tenerife con el encargo de fundar el TEU de La Laguna, su vasta formación le abrió las puertas del Conservatorio de Música y Declamación de Santa Cruz de Tenerife, en el que entró como profesor de arte dramático, y de Radio Club Tenerife, en este caso para dirigir el cuadro de actores del que había formado parte antes de desplazarse a la península. Años más tarde, tras dejar el TEU de La Laguna en manos de Antonio Abad Arencibia Ville-gas, Eloy Díaz de la Barreda fundó el Teatro de Cámara de Canarias (TCC)9 con la intención de dar un salto de calidad a sus actividades, cosa que no pudo hacer realidad porque, con los nuevos aires traídos por el crecimiento eco-nómico de los años sesenta, el boom teatral había empezado a perder fuerza en las islas ante la irrupción de nuevas opciones para cubrir el tiempo libre. Por entonces, en vísperas de la puesta en marcha de la televisión en las islas, los cuatro grupos teatrales más importantes de Tenerife eran el TCC de Eloy Díaz de la Barreda, el TEU de Antonio Abad Arencibia Villegas10, La Carátula de Emilio Sánchez Ortiz, éste iniciado en el TEU de La Laguna cuando cursaba los primeros años de derecho11, y la sección de teatro de Radio Juventud de Canarias de Ignacio García-Talavera León12. Por debajo de este cuarteto principal estaba el grupo del Círculo de Amistad XII de Enero, que dirigía Diego Samblás13, el de los alumnos de arte dramático del Conser-vatorio de Música y Declamación, que también llevaba Eloy Díaz de la Barre-da, y el de la otra emisora de la capital tinerfeña, Radio Club Tenerife, cuya actividad teatral ya era inferior a la de su rival. Luego, había un sinfín de agru-paciones más o menos estables, algunas de las cuales, como una de La Cues-ta, sólo se atrevían a representar sainetes y obras humorísticas, y otras, como la de la Escuela de Asistencia Social de Santa Cruz de Tenerife, se conforma-ban con el teatro leído. En el resto de la isla tenían sus cuadros de actores 9 Véanse más detalles del personaje en: Aire Libre, 24 de junio de 1963, p. 5, «Gente de teatro. Eloy Díaz de la Barreda, director del TCC», por Salvador Pérez. 10 A título orientativo, el TEU de La Laguna había estrenado hasta mediados de junio en la temporada de 1963 estas cuatro obras: La sirena varada de Alejandro Casona, El profe-sor Taranne de Arthur Adamov, La cantante calva de Eugène Ionesco y Escorial de Michel de Ghelderode (véase: Aire Libre, 10 de junio de 1963, p. 5, «Teatro. Algo de la buena la-bor del TEU. Nueva sección. Dos grupos juveniles en sendas actuaciones», por Salvador Pérez). 11 Véanse detalles de su trayectoria teatral en: Aire Libre, 17 de junio de 1963, p. 5, «Gente de teatro. Emilio Sánchez Ortiz, actor y director de La Carátula», por Salvador Pérez. 12 Se trata de valoraciones coetáneas que son verificables en: Aire Libre, 1 de julio de 1963, p. 5, «Teatro. La lógica quietud veraniega», por Salvador Pérez. 13 Véase: Aire Libre, 15 de julio de 1963, p. 5, «Gente de teatro. Diego Samblás, direc-tor- actor del grupo teatral del Círculo de Amistad XII de Enero», por Salvador Pérez. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 253 fijos las otras dos emisoras, La Voz del Valle (1960-1965) y Radio Popular de Güímar (1960-1969), las localidades más importantes, caso de La Orotava con su Agrupación teatral Guimerá, y, durante las vacaciones veraniegas, hasta los pueblos más pequeños, como San Juan de la Rambla, la Victoria de Acentejo o La Guancha, cuando los estudiantes de los niveles superiores regresaban a sus lugares de origen. Asimismo, la Organización Juvenil Española ampa-raba a varios colectivos dedicados al arte de las bambalinas, tal y como ilus-tran las siete escuadras que por entonces participaron en un concurso tea-tral convocado en las islas de Tenerife y La Palma14. Si a todo ello unimos la continua actividad escenográfica que llevaban a cabo todos los centros edu-cativos, culturales y recreativos, debemos convenir que en aquellos años el teatro formó parte de la vida cotidiana insular como nunca, ni antes ni des-pués, sucediera en las islas. Pero el florecimiento del arte escénico, en coherencia con las dificulta-des de la época, cristalizó a unos niveles muy precarios porque al amateu-rismo de sus promotores y protagonistas se sumaba la incidencia de dos fac-tores tan lastrantes como la censura y la escasez presupuestaria. Para entrever la envergadura del primer escollo, basta con recordar el testimonio que en la prensa de la época nos legó Emilio Sánchez Ortiz y los restantes fundadores del grupo teatral La Carátula cuando, una y otra vez, les fueron denegados los permisos cursados para debutar con una obra de su agrado, lo que al final les obligó a «echar mano a Cena de matrimonios»15, una comedia de intriga de Alfonso Paso. El otro problema, el crematístico, derivaba de los insuficientes ingresos que generaba la concurrencia del público, por alta que fuera ésta, a consecuencia del bajo precio al que había que vender las entra-das en el empobrecido contexto de los años centrales del franquismo. Hasta tal extremo que, para cubrir los gastos de vestuario y decorado, el Ayunta-miento de Santa Cruz de Tenerife tenía que subvencionar con diez mil pese-tas a todos los grupos que representaban una obra en las Fiestas de Mayo16, en las jornadas que suponían algo así como el momento culminante de la ac-tividad anual del sector en la isla. A la hora de valorar tal realidad, conviene no perder de vista las estrecheces de la época y, por lo tanto, las dificultades y carencias con las que se desarrollaban todos los actos culturales y recrea-tivos por entonces. 14 Las interioridades del sector expuestas líneas arriba están recreadas con más detalle en: Aire Libre, 1 de julio de 1963, p. 5, «Teatro. La lógica quietud veraniega», por Salva-dor Pérez. 15 Tal afirmación fue recogida en: Aire Libre, 17 de junio de 1963, p. 5 «Gente de tea-tro. Emilio Sánchez Ortiz, actor y director de La Carátula», por Salvador Pérez. Entre los miembros del grupo, algunos estaban llamados a tener un destacado protagonismo en la posterior radiodifusión isleña, caso de Francisco Álvarez Galván, Mariano Vega Luque o Genoveva del Castillo (AMSCT, programa a mano de la función, legajo E 862/17). 16 El dato quedó testimoniado en: Aire Libre, 24 de junio de 1963, p. 5, «Gente de tea-tro. Eloy Díaz de la Barreda, director del TCC», por Salvador Pérez. 254 Julio Antonio Yanes Mesa En el ámbito específico de las ondas hertzianas, antes de que Eloy Díaz de la Barreda se hiciera cargo de la dirección de la sección de teatro de Ra-dio Club Tenerife, tanto el cuadro de actores del que se hizo cargo como él mismo ya atesoraban una cierta experiencia bajo la batuta del polifacético rapsoda y actor aficionado Juan Antonio Torres Romero17. Hasta la década de los cincuenta, cuando la decana de las emisoras de la isla se hizo con su pri-mer magnetófono18, la dramatización de las obras se realizaba siempre en di-recto, opción que luego nunca se abandonó, sobre todo, cuando se trataba de sacar al aire piezas cortas. En un principio, las primeras grabaciones hubie-ron de hacerse a partir de las doce de la noche, al término de las emisiones del día, tanto por la escasez de medios técnicos complementarios como por los problemas que generaban los altibajos del fluido eléctrico a horas diur-nas a consecuencia de las precariedades de la época. Otro tanto les ocurriría luego a Radio Juventud de Canarias y, más tarde, a La Voz del Valle y a Radio Popular de Güímar19 cuando empezaron a emitir, aunque no tanto a la esta-ción sureña por el servicio que en su localidad prestaba la Sociedad Hidro-eléctrica de Güímar (La Hidro)20. A pesar de las dificultades reseñadas, en la segunda mitad de la década de los cincuenta, Radio Club Tenerife se las arre-glaba para poner en antena una emisión semanal en cuya producción desta-caba, junto a Juan Antonio Torres Romero, Arturo Navarro Grau. En la realización de la obra intervenía el guionista con la previa adapta-ción del texto original a la radio y, al ritmo que marcaba el director en la gra-bación, los actores dando voz a los personajes, el narrador con la voz en off y los técnicos encargados de los efectos sonoros, la sincronización y el control del sonido. Todos ellos tenían en sus manos un guión escrito a máquina en el típico papel cebolla de la época, cuya delgadez facilitaba el calco de las co-pias precisas que se tecleaban en sucesivas tandas, con las anotaciones es-pecificadas luego a lápiz por el director a cada uno de los participantes. Como la grabación era simultánea, tanto los técnicos como los actores cuidaban muy 17 Véanse detalles del personaje y, en general, de Radio Club Tenerife durante la Repú-blica en el trabajo de Julio Antonio Yanes Mesa: «El mensuario Radio Tenerife (1935-1936) y los orígenes de la afición sinhilista en las Islas Canarias», en Juan José Fernández Sanz, Carlos Sanz Establés y Ángel Luis Rubio Moraga (coordinadores): Prensa y Periodismo Especializado 3, Universidad Complutense de Madrid y Asociación de la Prensa de Guadalajara, 2006, vol. I, pp. 269-283. 18 Recordemos que los primeros equipos de grabación de la radio española datan de 1946 (véanse detalles, en la obra de Armand Balsebre Torroja: Historia de la radio en España (1939-1985), vol. II, Ediciones Cátedra, Madrid, 2002, pp. 170-175). 19 Véanse: La Tarde de Santa Cruz de Tenerife, 27 de febrero, 2 de marzo y 31 de octu-bre de 1962, pp. 3, 5 y 3, respectivamente; o El Día de la misma ciudad, 1 de noviembre de 1962, p. 3. 20 Véase la obra de Julio Antonio Yanes Mesa: Los orígenes de la COPE en Canarias. Radio Popular de Güímar, 1960-1969, Ediciones de Baile del Sol con la colaboración del Ayuntamiento de Güímar y el Cabildo de Tenerife, Tegueste (Tenerife), 2007, pp. 50 y 51. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 255 mucho hacer el mínimo de ruido para no tener que volver a empezar, hasta el extremo de que los folios ejecutados del guión, en lugar de colocarlos en el atril detrás de los que aún estaban pendientes, los dejaban caer suavemente al suelo, como «las hojas de los árboles»21, aprovechando el poco gramaje del papel cebolla de la época. Aunque no era imprescindible memorizar los textos, todos dedicaban tanto tiempo al estudio de sus intervenciones y a los ensayos previos que, muchas veces, retenían el grueso de lo que tenían que decir o hacer. El rasgo común que compartían unos y otros era la afición al teatro, dado que, en el mejor de los casos, tan sólo percibían una pequeña gratifica-ción, lo que impide valorar este apartado de la parrilla radiofónica, como tantos otros de la época, desde los criterios crematísticos que en la actualidad de-terminan la programación de los medios de comunicación social ni, mucho menos, desde la militancia franquista. Al calor del enorme impacto social de las emisiones, los actores se agenciaban un cúmulo de admiradores a partir de la imagen que, conforme al registro de sus voces, se hacían de ellos los oyentes, cosa que muchas veces hizo que éstos, cuando tuvieron la oportu-nidad de conocer en persona a sus preferidos, se llevaran un chasco al com-probar que, por caso, una voz angelical que hacía pensar en una chica joven y bella procedía de una persona cuya fisonomía era todo lo contrario. 2. EL DESARROLLO DE LA MODALIDAD RADIOFÓNICA A poco de estar en antena Radio Juventud de Canarias, entre los progra-mas preferidos por la audiencia figuraban las «actividades teatrales» de «al-gunos grupos entusiastas» de aficionados y, en particular, las dedicadas to-dos los viernes, a las 19:30 horas, a producir «versiones radiofónicas de carácter humorístico». El espacio salió a relucir por vez primera en la pren-sa en el verano de 1956, cuando La Tarde anunció la emisión radiofónica, en versión libre realizada por Carmen Aragón de Puey22, de la obra corta titula-da Suicidio de su redactor-jefe Ángel Acosta Hernández, la cual había sido estrenada meses atrás en el teatro Guimerá. Junto a la propia Carmen Ara-gón, en el reparto figuraban dos alumnos de la estación-escuela, José Caña-mero23 y Domingo Marti, y los locutores de la estación-escuela Ignacio Gar- 21 Se trata de detalles que, una y otra vez, nos han recreado las fuentes orales señaladas. 22 Actriz peninsular establecida en Tenerife tras abandonar la compañía con la que vino al archipiélago, cuya relevancia en el mundillo teatral tinerfeño de la época queda en evi-dencia en el homenaje que, a mediados de 1963, proyectaba tributarle, junto al recientemen-te desaparecido, en 1955, periodista y autor Leoncio Rodríguez, el grupo de teatro del Cír-culo de Amistad XII de Enero (véase: Aire Libre, 15 de julio de 1963, p. 5, «Gente de teatro. Diego Samblás, director-actor del grupo teatral del Círculo de Amistad XII de Enero», por Salvador Pérez). 23 José Luis Cañamero Vallés, un joven valenciano que, por entonces, se había estable-cido en Santa Cruz con su familia por motivos laborales de su padre, adquirió su primera 256 Julio Antonio Yanes Mesa cía-Talavera, Manuel Escalera Martínez, Matilde Guadalupe Sánchez, César Fernández-Trujillo de Armas y Francisco Padrón Hernández24. Aunque nos es imposible aproximar un perfil de las obras y de los autores utilizados en esta etapa inaugural porque los restantes testimonios que nos legó la prensa de la época son muy escasos, al menos sabemos que, junto al espacio humorís-tico citado líneas atrás, hubo otros dramáticos a horas distintas, tal y como ilustra el anuncio de la puesta en antena a las 22:00 horas, en versión de Carmelo García Cabrera, del cuento de Luigi Pirandello titulado Limones de Sicilia25. Las restantes reseñas de la época nos hablan de la radiación de otras dos obras cortas del propio redactor-jefe de La Tarde, Ángel Acosta Hernández26, en este caso bajo la dirección artística de Manuel Escalera Martínez, las cua-les salieron a relucir, por razones obvias, en el diario vespertino, no así en El Día que, por entonces, prestaba poco interés a las actividades radiofóni-cas de la modesta estación-escuela. La primera de ellas, titulada Carta a la inmensidad, fue dramatizada por Ignacio García-Talavera (Pulgarcito), Matil-de Guadalupe Sánchez (Elisa) y Manuel Escalera Martínez (Roger), con la voz en off de Marina Agulló Martínez, el montaje musical de Julio Hardisson Ru-meu y los efectos sonoros de Francisco Chueca Martín27. La segunda, escri-ta expresamente por el periodista majorero para la radio28 bajo el título Fuga, fue interpretada por Manuel Escalera Martínez (el relojero), Ignacio García- Talavera (el guardia) y la niña Alicia Guadalupe Sánchez (Dulce), con la voz en off de la hermana de ésta, Matilde Guadalupe Sánchez, el montaje musi-formación y descubrió su vocación periodística en Radio Juventud de Canarias. En efecto, tras regresar a los dos años a su tierra natal, el que iba para docente porque había empe-zado a estudiar magisterio en La Laguna ejerció la profesión en las emisoras de Alzira y Valencia de la cadena SER, en el diario Las Provincias y, desde 1977 por oposición (tras graduarse en la Escuela Oficial de Periodismo de Madrid en 1969), en el centro territorial de Televisión Española en Valencia. En éste, llevó un programa cultural sobre los pueblos que giraba en torno a las típicas bandas de música de la zona, presentó el espacio informa-tivo regional del mediodía, Aitana, durante siete años, y ejerció las más diversas funciones (desde operario de cámara hasta guionista y editor), de tal manera que, según nos comen-tó un antiguo compañero suyo, en Valencia se decía antes de su jubilación, en 2002, «de la mar el mero y de la televisión Cañamero». 24 Véase: La Tarde, 18 de julio de 1956, p. 4. 25 Ibídem, 10 de octubre de 1956, p. 2. 26 Las fuentes orales nos han revelado, aunque sin sabernos especificar más, que entre los autores canarios más interpretados en los estudios de la estación-escuela figuraron los humoristas Juan Pérez Delgado (Nijota) y José Castellano (Pepe Monagas). 27 Véase: La Tarde, 14 y 15 de junio de 1957, pp. 8 y 3, respectivamente. 28 Actividad que, en modo alguno, era desconocida para él, toda vez que, en las Navida-des de 1955, había ganado un concurso de guiones radiofónicos patrocinado por la casa Weyler para Radio Club Tenerife, en el que Arturo Navarro Grau y Josefa Mesa Rufino se hicieron merecedores del segundo y tercer premios (véanse detalles en: La Tarde, 24 de diciembre de 1955, p. 8, «Entrega de los premios del concurso de guiones radiofónicos»). La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 257 cal de Marina Agulló Martínez y los efectos sonoros de Francisco Chueca Martín. En esta ocasión, la «ternura que le dio al personaje infantil»29 la pe-queña intérprete agradó tanto a la audiencia que, a petición de ésta, la emi-sora tuvo que volver a radiar la obra diez días más tarde, cuando se granjeó de nuevo los elogios de la prensa30. Conforme decursaron los meses, la actividad teatral del joven personal de la estación-escuela fue in crescendo merced a la elaboración de guiones originales propios, la adaptación de creaciones literarias ajenas o, simplemen-te, la realización de las obras que en folios venían adaptadas de Madrid. A la hora de producir sus propias versiones radiofónicas, los guionistas isleños consiguieron hacerse, al calor de los lazos humanos tejidos por la emigración entre las dos orillas del Atlántico, con publicaciones editadas recientemente por autores extranjeros en Sudamérica que, en los años cincuenta, eran de difícil acceso en la península por el aislamiento internacional, evidentemen-te, cuidando muy mucho respetar la lista de los escritores prohibidos por el régimen. Ilustrativo fue el caso de Todos eran mis hijos del dramaturgo nor-teamericano Arthur Miller, que José Antonio Pardellas adaptó tras recibir por correo un ejemplar de la editorial Losada de Buenos Aires que le hizo llegar un familiar desde Argentina31. En la modalidad de los guiones elaborados por el personal de la emisora, sin embargo, no hubo originalidad reseñable algu-na, dado que tanto los alumnos de la estación-escuela en sus ejercicios32 como los ya titulados, al igual que sucediera en el resto del Estado, se dejaron lle-var por la enorme influencia que desde la década anterior ejercían los géne-ros más pujantes de la radiodifusión franquista, el melodrama,33 el policíaco y el de aventuras, al constituir los resquicios menos arriesgados que para la creación literaria dejaba el asfixiante sistema propagandístico vigente34. Tra-bajando con tales limitaciones, y movidos por intereses totalmente ajenos a 29 Véase: La Tarde, 10 y 11 de enero de 1958, pp. 8 en ambos números. 30 Ibídem, 22 y 25 de enero de 1958, pp. 8 y 4, respectivamente. 31 Véase referencia a tal circunstancia en: El Día 1 de noviembre de 1978, espacios de opinión, sección: «En dos palabras» de Ernesto Salcedo Vílchez. 32 Al respecto nos hemos hecho con un guión elaborado por José Antonio Pardellas Ca-sas cuando tan sólo tenía 17 años, cuyo título, Lo que nos pertenece, que casi reproduce el del conocido melodrama Lo que no muere del guionista canario Guillermo Sautier Casase-ca, ilustra magníficamente tal realidad. 33 Véase al respecto: La Tarde, 21 de febrero de 1956, p. 3, entrevista a Guillermo Sautier Casaseca, «el hombre que hace llorar a diario a miles de mujeres», a propósito del enorme éxito que el guionista canario estaba cosechando por entonces en la península, por M. Na-ranjo Ríos, servicio especial de Argos, desde Madrid. 34 Bajo tales parámetros deben interpretarse los concursos nacionales de guiones radio-fónicos convocados por las distintas familias del régimen, en uno de los cuales se hizo me-recedor del tercer premio Domingo Manfredi Cano, colaborador de El Día y, años más tar-de, director del Centro emisor del Atlántico de Radio Nacional de España, (véase: La Tarde, 3 y 15 de junio de 1959, p. 7 en ambos números, en el segundo de los cuales se esboza la trayectoria literaria del personaje). 258 Julio Antonio Yanes Mesa la ideología franquista35, la pléyade de jóvenes aficionados atraídos por Ra-dio Juventud de Canarias había gestado a finales de la década un cuadro es-cénico estable bajo la dirección artística del más capacitado de todos ellos, Ignacio García-Talavera. En efecto, al margen de sus cualidades personales, caso de la enorme habilidad que tenía para imitar la voz de los viejos y los balbuceos y llantos de los bebés, Ignacio García-Talavera atesoraba una vasta experiencia en el teatro leído y escenificado que había adquirido desde sus años de bachiller en el instituto local y, a partir de 1942, como miembro del grupo teatral de Radio Club Tenerife, en el que había ingresado con tan sólo 15 años de edad. Con un currículum tan amplio a sus espaldas a pesar de su juventud, el vo-cacional escenógrafo se había incorporado a la estación-escuela cuando fri-saba los treinta años en calidad de profesor, cometido que luego simultaneó con otros tales como los de locutor, jefe de realización y, poco más tarde, di-rector de las secciones de teatro cómico y, desde 1959, dramático. Al mar-gen del aprendizaje adquirido con la práctica en esas dos décadas, en las cua-les tuvo la oportunidad de escribir numerosos guiones e interpretar infinidad de papeles, el ahora director teatral había estudiado arte dramático y decla-mación en el conservatorio de la ciudad y, luego, en la academia de la sopra-no tinerfeña Matilde Martín36, y completado su formación con las enseñan-zas de un director peninsular que había estado un cierto tiempo en Tenerife, Enrique Borrás, del que se consideraba un discípulo37. A juzgar por las ala-banzas dirigidas a su persona por entonces, Ignacio García-Talavera debió consolidar su liderazgo en el grupo teatral de Radio Juventud de Canarias a finales de 1959, cuando dirigió a los actores Domingo Velázquez, Manuel Hernández y Marisol Marín en El baile de Edgar Neville38, comedia que sa- 35 Lo que no contradice que, involuntariamente, apoyaran con su quehacer las campañas propagandísticas del régimen, toda vez que se veían obligados a mover las tramas de sus argumentos, como no podía ser de otra manera, en favor de los valores ideológicos, cultu-rales y morales del franquismo y la Iglesia (véanse detalles sobre los contenidos de los seriales más populares de la época en todo el Estado, los cuales eran una fuente de inspi-ración para los guionistas de las emisoras provinciales, en las obras de Armand Balsebre Torroja: Historia de la radio..., op. cit., vol. II, pp. 237-325y PEDRO BAREA: La estirpe de Sautier. La época dorada de la radionovela en España, 1924-1964, Ediciones El País/Aguilar, Madrid, 1994, pp. 99-192). 36 Eusebia Matilde Martín Hernández fue una reconocida soprano tinerfeña que, en vís-peras del estallido de la guerra europea (1914-1918), fue becada por el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife para adquirir conocimientos de canto y declamación lírica en Ma-drid (véase la obra de Julio Antonio Yanes Mesa: Santa Cruz de Tenerife durante la Prime-ra Guerra Mundial.La vida cotidiana en un enclave neutral de la periferia europea en el At-lántico, asolado por el aislamiento y abrumado por la propaganda bélica, Artemisa Ediciones, colección: «El árbol de la ciencia», Santa Cruz de Tenerife, 2005, pp. 129, 259 y 275). 37 Véase: Aire Libre, 27 de mayo de 1963, p. 3, entrevista realizada a Ignacio García Ta-lavera por Goyo Pérez. 38 Véase: La Tarde, 14 de noviembre de 1959, sección de crítica teatral. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 259 lió al aire con motivo de uno de los últimos días laicos de la radio que cele-bró la estación-escuela. A inicios de los años sesenta, cuando el desarrollo del teatro radiofónico había alcanzado su momento culminante en las islas, Radio Juventud de Ca-narias tenía en antena tres espacios fijos semanales de producción interna, sin contar los extraordinarios que emitía en las fechas señaladas, en cuya realización intervenían el grupo de teatro, los locutores y los alumnos de la llamada escuela de radiofonismo. El más importante de todos ellos, Escena radiofónica, salía al aire todos los jueves con una sintonía cuyas palabras de presentación, que se hicieron muy populares en la época, sintetizaba sus in-terioridades: «Escena radiofónica, la audición que pone en antena las gran-des obras del teatro universal, en su número de hoy se complace en ofrecer a sus oyentes...»39 Menos pretenciosos, y mucho más cortos, eran los otros dos espacios dedicados al género, Teatro cómico de los lunes y Radioenigma policíaco, éste realizado con guiones originales del personal de la estación-escuela40, cuyos títulos también hablan por sí solos de sus respectivos con-tenidos. De producción externa era Teatro en casa, que se recibía de la emi-sora central de la Cadena Azul de Radiodifusión en Madrid, el cual salió a relucir en la prensa local el 8 de noviembre de 1961 con motivo de la emi-sión, el miércoles a las 22:00 horas, del tradicional Don Juan Tenorio de Zo-rrilla que todas las emisoras del país ponían en antena el día de los difuntos, en este caso, con una semana de demora bajo la dirección de Carlos Muñiz y la actuación de José María Seoane (Don Juan) y Rosita Yarza (Doña Inés)41. Fue en esta favorable coyuntura cuando Ignacio García-Talavera decidió su-bir al escenario al cuadro de actores de Radio Juventud de Canarias42. 3. EL TRASLADO DE LA ACTIVIDAD AL ESCENARIO Tras alcanzar un enorme éxito con la puesta en antena de un sinfín de obras, Ignacio García-Talavera consiguió de los rectores de la estación-escuela la autorización oportuna para, con vestuario de Hermógenes González de Guisado y maquillaje de Enrique González Bethencourt43, representar el 18 de noviembre de 1961, en tres actos y dos cuadros, El Avaro de Jean-Bap- 39 Véase: La Gaceta de Canarias, 1 de septiembre de 1991, pp. 31 y 32, artículo de Juan Jesús Pérez Pérez. 40 Al respecto, nos hemos hecho con una parte de un guión radiofónico escrito por Die-go García Soto bajo el título La casa púrpura que en los años cincuenta se emitió en el es-pacio Radioenigma policíaco. 41 Véase: El Día, 8 de noviembre de 1961, p. 7. 42 Los datos expuestos líneas arriba han sido extraídos de: El Día, 17 de noviembre de 1961, p. 3, reportaje firmado por Gilberto Alemán. 43 En efecto, se trata del director-fundador de la decana de las murgas del carnaval de Santa Cruz de Tenerife, la afilarmónica Ni fu-Ni fa. 260 Julio Antonio Yanes Mesa tiste Poquelin (Molière) en el mismísimo teatro Guimerá, según adaptación recibida de Madrid de José López Rubio. Para incentivar la concurrencia de los espectadores, la función fue anunciada en la prensa local como una opor-tunidad para conocer la paternidad de todas las voces que escuchaban los oyentes en sus receptores, lo que pone de relieve, una vez más, el enorme impacto social del medio en la época. Por orden de aparición, en el reparto figuraban Angelines Villegas (Elisa), Antonio Abdo (Valerio), Ricardo Barre-ra (Cleante), Francisco Padrón (Flecha), Ignacio García-Talavera (Harpagón), José Antonio Pardellas (Don Simón), Silvia Rojas (Frosina), Domingo Veláz-quez (Don Jacobo), María del Carmen Mascareño (Señora Claudia), Pedro Ro-dríguez (Brindavuan), Rafael Peña (Merluche), Maite Acarreta (Mariana), Ernesto Galván Tudela44 (comisario) y Goyo Pérez (Don Anselmo), mientras el apuntador fue Manuel Pérez y el traspunte corrió a cargo de Diego García Soto45. La respuesta del público fue tan favorable que, de inmediato, se decidió llevar la representación a las localidades más importantes de la isla46, en las cuales se convirtió en todo un acontecimiento por el interés que despertaba el cuadro de actores, e, incluso, al teatro Pérez Galdós de Las Palmas de Gran Canaria, donde «constituyó un rotundo éxito, tanto de público como de críti-ca para cuantos tomaron parte en la misma.»47 Entre las obras que se pusieron en escena con posterioridad, especial resonancia en la prensa tuvieron tres piezas de autores españoles contem-poráneos, Los inocentes de la Moncloa de José María Rodríguez Méndez, El tintero de Carlos Muñiz y Un drama en el quinto pino de Antonio Lara de Gavilán (Tono) y Eduardo Manzanos. La primera de ellas, estrenada en mar-zo de 1963, fue muy bien recibida por la crítica porque, al margen de propi-ciar el regreso del cuadro de actores de la estación-escuela al teatro Guime-rá48, había sido anunciada como el preámbulo a una nueva etapa en la que se iba a privilegiar la producción nacional. En efecto, según recogía la prensa de la época, «cuando constantemente estamos asistiendo a estrenos de obras de autores extranjeros, especialmente norteamericanos, que nos presentan tor-tuosos problemas de personajes tarados (...), poner en escena una obra de un joven autor español (...) sacude un poco el lastre de ese otro teatro puramente 44 Éste, al igual que Antonio Abdo, Pily Rey y otros, luego concentraría toda su activi-dad en el teatro. 45 AMSCT, legajo E 862/17. Véase, asimismo: El Día, 17 de noviembre de 1961, p. 3, por Gilberto Alemán. 46 Donde se tuvo que adaptar la representación a los espacios más heterogéneos. En Güímar, por caso, se llevó a cabo en el cine Los Ángeles, cuyo escenario apenas tenía un par de metros de profundidad, lo que obligó a los actores a entrar y salir continuamente, uno detrás de otro, para que todos pudieran intervenir. 47 Véase: El Día, 7 de diciembre de 1961, p. 5; y La Tarde, 8 de diciembre de 1961, p. 4. 48 Véase: Aire Libre, 25 de marzo de 1963, p. 3, «Señalado éxito de la sección de teatro de Radio Juventud de Canarias», por Salvador Pérez. La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 261 comercial que con tanta periodicidad tenemos que soportar a falta de otro»49. En el reparto, junto a algunos de los que habían intervenido en El Avaro de Molière, como Domingo Velásquez (José Luis), Antonio Abdo (Paco Ruiz), Maite Acarreta (Sofi) y el omnipresente Ignacio García-Talavera (Pepe San-tana), figuraban Julia Moreira (Ana Mari), Hortensia Ferrer (Doña Rosalía) y Juan Thomas Abad (el muchacho de Córdoba)50. En El tintero de Carlos Muñiz, estrenada «en dos actos y una fantasía» en las inmediatas Fiestas de Mayo de 1963, intervinieron «la casi totalidad de locutores», que no todos porque al menos faltaron José Antonio Pardellas y César Fernández-Trujillo, y «actores de la emisora» a un año vista de la reestructuración de la plantilla por la marcha de varios de ellos al Centro emisor del Atlántico de Radio Nacional de España y, meses más tarde, a otros destinos. En el reparto figuraron Francisco Padrón (Crock), Goyo Pérez (Livi), Domingo Velázquez (Negociante), Julia Moreira (Frida), Hortensia Ferrer (Señora Slamb), Antonio Abdo (Maestro) e Ignacio García-Talavera (Conser-je), junto a otros recientemente incorporados, caso de Enrique Marín (Ami-go), Manuel García Déniz (Franck), Antonio Medina Ortega51 (Pin), Rafael Peña León (Pan), José Manuel Plasencia (Pun), Vicente Rodríguez Lozano (Vigilante), Juan José (Juanjo) Rodríguez Guillén (Director) y Josefina Peña León (Secretaria)52. En esta ocasión, la prensa de la época sacó a relucir parte de la retaguardia del evento53: los decorados de la casa Rinaldi, el vestuario de Hermógenes González de Guisado54, la luminotecnia de Félix Galván, el montaje musical de Francisco Chueca, la sincronización de Norberto Yanes y Miguel Hernández y el maquillaje de Enrique González Bethencourt55; a los que debemos añadir a Maite Acarreta como apuntadora y, al margen de su papel de actor, a Vicente Rodríguez Lozano como traspunte, y a los equi- 49 Véase: El Día, 23 de marzo de 1963, p. 3. 50 AMSCT, programa a mano de la función, legajo E 862/18. Los restantes participantes del evento fueron: Enrique Marín, apuntador; Francisco Padrón, traspunte; Francisco Chue-ca, montaje musical; Miguel Hernández, efectos sonoros; casa Rinaldi, decorados; y Félix Galván, luminotecnia. 51 Éste, a continuación se incorporaría en calidad de locutor y, luego, de jefe de progra-mación a Radio Popular de Güímar (1960-1969), aunque por poco espacio de tiempo por-que antes del cierre de la estación sureña dejó la radio para concluir sus estudios en la Universidad de La Laguna, donde en la actualidad es profesor titular adscrito al Departa-mento de Química Inorgánica (véase la obra de Julio Antonio Yanes Mesa: Los orígenes de la COPE..., op. cit., p. 103). 52 Los tres últimos, locutores de Radio Juventud de Canarias. 53 Véase: Aire Libre, 27 de mayo y 3 de junio de 1963, pp. 3 y 2, respectivamente, en-trevista de Goyo Pérez y crítica teatral de Salvador Pérez. 54 Conocida modista de Santa Cruz que se hizo célebre porque tras perder un brazo en un accidente del tranvía continuó cosiendo y desarrollando su profesión. 55 El mismo que asumiera tal cometido en El Avaro de Molière y en tantas otras repre-sentaciones de la época, esto es, el director-fundador de la murga santacrucera Ni fu-Ni fa. 262 Julio Antonio Yanes Mesa pos sonoros de Radio Cosmo (luego, Radio Cosmos) de Wigberto Ramos y Radio Toste56. La tercera obra reseñada líneas arriba, Un drama en el quinto pino, fue noticia tres años más tarde por la enésima renovación del personal y, en con-secuencia, por el debut en el escenario de algunos locutores en ciernes que, al igual que sus predecesores, estaban llamados a tener un destacado prota-gonismo en los medios de comunicación isleños y, en algún caso, estatales. En efecto, en el reparto figuraban Juan Hernández García (Francisco), Fer-nando González Delgado57 (Roberto), Ángela Padrón Galván (Carlota) y Ma-ría de los Ángeles (Marián) Rodríguez Suárez58 (María); los cuales actua-ron, bajo la dirección de Ignacio García-Talavera (Poli), con Julia Moreira Puente (Fernanda) y los actores Domingo Velázquez (Juan), Ernesto Galván Tudela (el doctor), Ignacio Ramos (el guardia) y Julio Antonio Raya (el otro guardia)59. A juzgar por otros datos recabados por nosotros, debió ser entonces cuan-do la estación-escuela se recuperó de la sangría que sufrió por el trasvase de su personal más cualificado al Centro emisor del Atlántico de Radio Nacio-nal de España, cosa que deja patente la representación previa de tres obras de otros tantos autores españoles que pasaron inadvertidas para la prensa: El cornudo apaleado de Alejandro Casona, A las 6 en la esquina del bulevar, 56 AMSCT, programa a mano de la función, legajo E 862/18. 57 Conocida es la brillante trayectoria profesional de Fernando (González) Delgado (01- 02-1947), director de Radio Nacional de España en los períodos 1982-86 y 1990-91, luego, presentador de los telediarios de fin de semana de Televisión Española, desde 1996, con-ductor del celebrado magacín radiofónico A vivir que son dos días de la cadena SER y, ade-más, colaborador del diario El País y la cadena Prensa Ibérica. Galardonado en 1995 con un Premio Ondas Nacional de Televisión por el tono cultural que le imprimió a sus espacios informativos (consúltese la dirección electrónica: http://www.premiosondas.com) y con otros por su buen quehacer en todos los ámbitos de la comunicación social, el destacado perio-dista también ha cultivado, con no menos acierto, la poesía, el ensayo y la novela, hasta el extremo de que en 1995 se hizo merecedor, por su obra La Mirada del otro, del prestigio-so premio Planeta (véanse más detalles, entre otras direcciones electrónicas, en: www.lecturalia.com). 58 Sobre la trayectoria inmediatamente posterior de ésta, véase: La Provincia de Las Palmas de Gran Canarias, 29 de octubre de 1978, p. 22, sección: «Televisión», por Antonio Cruz Domínguez (alumno de la segunda promoción de Radio Juventud de Canarias), a pro-pósito de la excelente acogida que el público había dispensado a Marián Rodríguez como presentadora de Telecanarias, el informativo regional de Televisión Española en el ar-chipiélago. 59 Véase: El Día, 24 de abril de 1966, p. 3. El programa de mano de la función (AMSCT, legajo E 862/18) y el folleto anunciador de la posterior representación de la obra, el 29 de abril, en el Círculo de Amistad XII de Enero, nos desvelaron a los restantes participantes: apuntador, Juanjo Guillén; traspunte, Ernesto Galván Tudela; decorados, García y Gonzá-lez; sincronizador, Miguel Hernández; maquinistas, Tomás Salvador, Cristóbal Galván y Ángel Quintero; luminotecnia, Félix Galván; maquillaje, peluquería Silueta; y mobiliario, galerías Val y Ten (AJAPC). La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 263 de Enrique Jardiel Poncela y El Charlatán de Ricardo Rodríguez Buded60. Así, en las dos primeras, que fueron puestas simultáneamente en escena en el teatro Guimerá, en una misma función, tan sólo intervinieron un total de cinco actores, tres con un papel en cada una de ellas, Marisol Marín (Beatriz y Cecilia), Julia Moreira (Brunela y Casilda) e Ignacio García-Talavera (Egano y Rodrigo), y los otros dos con uno, Antonio Abdo (Anichino) en la primera y Domingo Velázquez (Beny) en la segunda. En El Charlatán, el reparto fue casi el mismo, Julia Moreira (Lucía), Domingo Velázquez (Andrés), Antonio Abdo (César) e Ignacio García-Talavera (Adolfo), con la entrada de Carmen Aragón de Puey (Mercedes) en sustitución de Marisol Marín. Y en la retaguardia de los tres eventos, también estuvieron prácticamente los mismos nombres: Juanjo Guillén, traspunte; Francisco Padrón, apuntador; Manuel Afonso, de-corados; Hermógenes González de Guisado, vestuario; Isidoro González, téc-nico de sonido; y Félix Galván, luminotecnia. Con posterioridad, una vez revitalizado el cuadro de actores, Ignacio Gar-cía- Talavera tuvo la oportunidad de afrontar otras grandes puestas en esce-na con el personal de Radio Juventud de Canarias. Éstas fueron, de un lado, la representación en el teatro Guimerá, el 18 de diciembre de 1966, del es-perpento de Ramón María del Valle Inclán titulado Luces de Bohemia, según decía el programa de mano y la prensa de la época, «por primera vez en Es-paña »; y de otro, el montaje en San Sebastián de la Gomera, en septiembre de 1966, del Primer festival de teatro del siglo XV y, un año más tarde, de al-gunos Entremeses famosos de los romances del siglo XVII, ambos con motivo de las respectivas ediciones de la Semana colombina61. En el primer caso, Ignacio García-Talavera tuvo que actuar y dirigir, contando las «turbas, guar-dias, mozas y mozos», a un total de «55 actores»62, entre los cuales figuraba una hornada tan notable de jóvenes locutores como Ángela Padrón Galván, Angelines Villegas Sanz-Galdeano, Juan Hernández, Fernando González Del-gado, las hermanas María del Carmen y María Leonor (Marilé) García Álva-rez, José Luis Manso Marrero, Juanjo Guillén, Marian Rodríguez y Julia 60 AMSCT, programas de mano de las funciones respectivas, legajo E 862/19. 61 De las otras piezas escenificadas en esta etapa final, nos hemos hecho con el progra-ma de mano de la obra de Eugène Ionesco El rey se muere, representada en el teatro Gui-merá en 1966 dentro del festival de teatro patrocinado por el Ayuntamiento y el Cabildo de la isla, con el siguiente reparto bajo la dirección de Ignacio García-Talavera: Ángela Padrón (Reina Margarita), Julia Moreira (Reina María), Domingo Velázquez (Rey), Antonio Abdo (Doctor), Juan Hernández (Alabardero) y Angelines Villegas (Julieta). También intervinie-ron: Manuel Pérez, apuntador; Ernesto Galván Tudela y Fernando González Delgado, tras-puntes; Félix Galván, luminotecnia; Tomás Salvador y Cristóbal Galván, maquinistas; Sony Radio, equipos sonoros; Rafael Padrón, técnico de sonido; Domingo De la Rosa, montaje musical; Juan Farizo y José González, efectos de jazz; Miguel Hernández, control de gra-bación; Manuel Febles, sincronización y José Miguel Zerolo, decorados y figurines (AJAPC y AMSCT, legajo E 862/19). 62 Véase: El Día, 9 de diciembre de 1966, p. 9, «Hoy, teatro», por Gilberto Alemán. 264 Julio Antonio Yanes Mesa Moreira63. Se trataba, pues, de la segunda generación de la estación-escuela, tan brillante como la que dos años atrás había nutrido al Centro emisor del Atlántico de Radio Nacional de España, la cual compartió escenario con un cúmulo de aficionados a la declamación, el teatro y el cine que, en algunos casos, también estaban llamados a destacar en sus respectivos campos de actuación64. En la VII Semana colombina, cuando el tenaz director de escena repre-sentó el Auto de la pasión de Lucas Fernández según adaptación de Alfredo (Chano) Reyes Darias65, estuvieron sobre el escenario Antonio Abdo (San Pedro), Domingo Velázquez (San Mateo), Julia Moreira (María Magdalena), Ángela Padrón (María Cleofás), Marian Rodríguez (María Salomé), Fernan-do González Delgado (San Jeremías) e Ignacio García-Talavera (San Dionisio); los cuales fueron asistidos por Ernesto Galván Tudela, apuntador; Pilar Núñez, traspunte; Cristina Martín, maquillaje; y Juan Hernández y Manuel Febles, efectos musicales66. Al año siguiente, en la VIII Semana colombina, Ignacio García-Talavera trabajó con Julia Moreira, Domingo Velázquez, Pily Rey67, Antonio Abdo68, Marian Rodríguez, Pili López, Rafael Fernández69, Ju-lio Pérez70 y Manuel Rodríguez, éste encargado del control y la sincroniza- 63 A los datos recogidos con anterioridad debemos añadir que las hermanas María del Carmen y Marilé García Álvarez ingresaron en Radio Televisión Española, la última de las cuales ha ejercido la profesión en Madrid. 64 AMSCT, programa de mano de la representación, legajo E 862/19. 65 En efecto, el polifacético guionista, escritor, pintor, dibujante y escultor, autor de las primeras estatuas de los guanches que se colocaron en la plaza de la basílica de Candelaria (en la actualidad, expuestas en la avenida Los Menceyes de la propia villa mariana), el cual desarrolló una intensa labor teatral como adaptador de obras y diseñador de vestuario en estos años. 66 Estos datos, como tantos otros que hemos podido apoyar sobre documentos que no están depositados en los archivos públicos, proceden de un folleto anunciador del evento que conserva el locutor y guionista José Antonio Pardellas Casas, cuyo celo por las huellas do-cumentales dejadas por el medio, debido tanto a su formación de historiador como a su amor a la profesión, no nos cansamos de resaltar. 67 Pily Rey había ingresado, al menos, desde marzo de 1963, en la emisora sindical La Voz de la Isla de La Palma, tras adquirir su formación en Radio Juventud de Canarias (véa-se: Aire Libre, 25 de marzo de 1963, p. 5, «Figuras de la radio. Pily Rey, de La Voz de la Isla de La Palma», entrevista de Goyo Pérez). 68 Antonio Abdo y Pily Rey, tras contraer matrimonio, concentraron toda su actividad en el arte escénico, la recitación y, luego, la dirección de la Escuela municipal de teatro de Santa Cruz de La Palma desde su fundación, en 1981, hasta la actualidad, cosechando ambos va-rios galardones a nivel estatal. 69 Rafael Fernández Hernández, por su parte, optó por dedicarse a la investigación y el estudio científico de lo que en su día fue su afición de juventud, siendo en la actualidad, como profesor titular de Literatura Española de la Universidad de La Laguna, un acreditado es-pecialista en el teatro español de los siglos XVI y XVII y en las vanguardias históricas del siglo XX. 70 Julio Pérez Hernández se licenció en derecho y, luego, se afilió al Partido Socialista Obrero Español, en cuyas filas ha desempeñado los cargos de gobernador civil de la provin- La actividad teatral de «Radio Juventud de Canarias» (1955-1978)... 265 ción del sonido, los cuales actuaron al aire libre, en la plaza de la iglesia de la Asunción, «donde oró el almirante de la mar océana» antes de partir hacia América71. 4. EL DECLIVE FINAL A partir de entonces, la actividad teatral de Radio Juventud de Canarias, una vez había rebasado con creces el listón dejado por Eloy Díaz de la Ba-rreda en Radio Club Tenerife, entró en una etapa de progresiva decadencia que culminó a inicios de los años setenta con el cese total tras la salida de la emisora de su principal artífice y animador, Ignacio García-Talavera72. En rea-lidad, los problemas venían de atrás, dado que, conforme avanzó la década, la producción propia fue perdiendo gancho entre la audiencia ante la creciente afluencia de los radiodramas de la península grabados por actores profesio-nales con medios que no estaban al alcance de la modesta estación-escuela isleña. En el campo comercial, especialmente dura fue la competencia de los melodramas que, bajo el patrocinio de las firmas más potentes del país, fue-ron puestos en antena por la cadena SER a media tarde73, cuando las amas de casa, que por entonces era casi tanto como decir «las mujeres», habían terminado de recoger la cocina e iniciado la diaria sesión de costura forman-do corros en torno a la radio. En el capítulo de las obras de los grandes dra-maturgos, otro tanto sucedió con las producciones del cuadro de actores de Radio Nacional de España en Madrid que, desde la inauguración del Centro emisor del Atlántico a mediados de 1964, éste empezó a ofrecer a todo el ar-chipiélago, mientras la previa puesta en marcha del Centro regional de Tele-cia de Santa Cruz de Tenerife y de subsecretario del Ministerio de Justicia del primer gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero. 71 Véase: El Día, 5 de septiembre de 1967, p. 6. 72 Ignacio García-Talavera León luego fue, entre 1979 y 1982, Director General de Cul-tura del Gobierno Preautonómico de Canarias y, a continuación, asesor cultural de Cabildo Insular de Tenerife (véase: El Día, 13 de enero de 2004, sección: «Santa Cruz», artículo: «Santa Cruz recordará la figura de Ignacio García-Talavera», donde se informa del recono-cimiento dispensado por el pleno de la corporación). 73 El primero de los seriales que cosechó un gran éxito de audiencia fue Lo que no mue-re, cuyos cincuenta capítulos, escritos y realizados por Guillermo Sautier Casaseca, fueron emitidos a partir del 19 de febrero de 1953 por las quince emisoras de la cadena SER, en-tre las cuales figuraba Radio Las Palmas. En años sucesivos, el género alcanzó su apogeo con títulos como Ama Rosa, Lucesita, La Renuncia y, cuando ya se veía venir el declive, Simplemente María, que debió suponer algo así como su canto de cisne. Puestos en antena a diario con la estrategia comunicativa de dejar en suspenso la conclusión de cada capítulo para enganchar a la audiencia, el serial se convirtió por entonces en uno de los ejes sobre los que pivotó la vida social y, con ello, en uno de los reclamos más eficaces para captar publicidad (véanse detalles, en la obra de Armand Balsebre Torroja: Historia de la radio..., vol. II, op. cit., pp. 237-325). 266 Julio Antonio Yanes Mesa visión Española en Canarias introducía nuevos hábitos de consumo con el teatro televisado. A todo ello había que sumar la incidencia en las expectati-vas de ocio de la población, de manera sigilosa pero no por ello menos inexo-rable, del desarrollo del turismo y, con éste, de la apertura del país al exte-rior. Tales dificultades, contrarrestadas mientras se pudo por la afición que compartían los jóvenes atraídos por la estación-escuela, terminaron luego por hacer desaparecer este renglón de la parrilla de la programación de la radio isleña durante el franquismo74. En definitiva, el personal que se involucró en las actividades teatrales de Radio Juventud de Canarias lo hizo, tal y como hemos resaltado con las pin-celadas sobre la trayectoria ulterior del colectivo recogidas en páginas ante-riores75, por su interés por la cultura, la comunicación y el arte escénico, nunca por compartir las tesis ideológicas del franquismo. Ello no fue óbice para que, muy a pesar suyo, fueran todos ellos utilizados por la dictadura para, a través de la restricción del corpus de las obras autorizadas por la censura a los autores más afines76, implantar su escala de valores entre la audiencia. 74 A partir de entonces, la producción teatral isleña quedó circunscrita al Centro emisor del Atlántico de Radio Nacional de España, dado que ninguno de los conatos de reactivación posterior cuajó en Radio Juventud de Canarias, con unos medios para la realización que nada tenían que ver con los existentes en la etapa fundacional de la estación-escuela. Al respecto, el locutor José María Cabrera nos relató que en una ocasión que, a inicios de los años setenta, lo llamaron de Radio Nacional de España para participar en una pieza teatral, él se limitó a pasar cuando pudo por los estudios para grabar el texto que le dieron sin saber quiénes eran los otros participantes. 75 Es más, descontando la mayoría, que no todos, de los cargos directivos de la estación-escuela, raros fueron sus otros miembros que militaron en las filas del franquismo. 76 Implacable, aunque, más que probablemente, en grado inferior en las islas que en el resto del Estado, por la tradicional apertura de éstas al exterior, la lejanía de la península y el pacifismo de la vida cotidiana insular, sin olvidar la consabida ignorancia de los censo-res a la hora de pronunciarse ante muchas de las obras que tuvieron en frente. |
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