HISTORJA
l10lelíll MíI!afl'.I" {w'lo
20().I. 23' 11·35
ISSN: 0211·2140
Consecuencias materiales y espirituales
de la acción corsaria berberisca contra
las Islas Canarias
Luis Alberto ANAYA HERNANDF.7.
Uni\ crsidad dc Las Palmas dc Gn~l (¡mana
Desde Illediados del siglo XV hasta finales del XVI los habitantes de
Canarias saquearon las costas africanas vecinas buscando el botín material y
sobre todo humano que sus aduares les brindaban. Los cautivos más pudientes
eran rescatados por oro. ganado, ámbar y sobre tod? esclavos negros apresados
o comprados a su vez por los berberiscos en el Africa subsahariana y destinados
al trabajo en las plantaciones azucareras islelias. Los pobres en cambio
eran esc lavizados en el arch ip iélago. aunq ue muchos consegui rian man Ulll it irse
con el tiempo. especialmente en Lanzarote y Fuerteventura donde llegaron
a constituir una gran parte de su población.
A partir de 1569 las carias se vuelven lanzas, cuando el corsario marroquí
Calafat de Salé ataca y ocupa Lanzarote. cautivando a 200 de sus habitantes.
Desde esta fccha y hasta 1618. la isla sería saqueada en otras tres ocasiones.
además. Fuerteventura sería ocupada en 1593 y La GOlnera en 1618. En total
unos 2.000 islellos serían capturados y llevados a Berbería en estas invasiones.
aunque el número de los apresados en capturas en el mar yen golpes de mano
en tierra hasta que se produce el último ataque argelino contra el pueblo lanzarotellO
de Fernés en 1749 sería muy superior. Algunos conseguirían ser rescatados
por sus familias o por las órdenes religiosas. unos pocos conseguirian
huir o serían apresados mientras ejercían el corso. pero la mayor parte de los
mismos Illonna en el cautiverio o renegarían para alcanzar su libertad en
Berbería.
LAS PÉRDIDAS MATERIALES
El obispo García Xirnénez expon ía en 1665 en una carta a los párrocos del
archipiélago. que la experiencia demostraba que los dos grandes males que le
afligían regulannente eran la sequía y "Ia infestación de barcos piratas que
11
Lms A/b<,rro AiII(HI /kmúnde: Consuwmcias iJlII/erra/es y esprnlUlI/es dI' /11 acción corsana...
tanto dmlo nos hacen y han hecho en estas costas. cautivando tanto número de
personas en ellas·· I. Las pérdidas materiales ocasionadas por los ataques berberiscos
son dificilrllente evaluables: se estima que la navegación inglesa las
sufrió por valor de un millón de libras en las dos décadas que precedieron la
guerra civil de 1642. y de 800.000 mientras estuvo en guerra con Argelia entre
1677 y 1682. aunque hay que tener en cuenta que Inglaterra mantuvo diversas
treguas con los berberiscos. lo que no sucedió nunca con el imperio espmlol2•
Desconocemos el número total de navíos apresados en Canarias. el monto global
del dinero que salió para los rescates. el valor de los bienes saqueados o
destruidos. aunque es obvio que los dallos fueron elevados tal corno se evidencia
en las invasiones antes mencionadas. Resulta significativo para
Lanzarote el testamento de su marquesa Doña Mariana Enriquez de la Vega.
que al mencionar el convento de San Francisco. reconstruido tras la última
invasión, especifica que: "por cuanto esta tierra es perseguida y la inquietan
moros y otros piratas y muchas bezes a sw;edido saqueen la ysla y quemen los
templos. si quemasen el conbento de San Francisco se vuelva a fundar y se le
den las mandas contenidas en este testamento'·J. El saqueo e incendio de los
templos era una constante en estos ataques. pues fonllaba parte de la guerra
santa. inc luyendo las más hum i Ides enn itas. En 1580. un test igo menc iona la
de La Cruz. en Lanzarote, "Ia cual es ca ida desde que vinieron los moros'''I.
Aunque también los cristianos practicaban los mismos métodos como parte de
la cruzada contra el infiel. En 1584. algunos testigos en un proceso contra el
morisco Bartolomé Hemández explican que éste se habia disgustado porque
los participantes de una cabalgada habian robado cebada y defecado cn una
mezquita que encontraron 5•
A los daños producidos en las invasiones habría que agregar los
causados en golpes de mano en tierra. como la incursión argelina de
1627 en la zona de Baii.aderos de Gran Canaria donde se adentraron
cuatro leguas. la destrucción de Punta Gorda en La Palma en 1697. la
de Femés en 1749. etc. Las capturas de navíos provocaban pérdidas o
incluso la ruina a sus propietarios o a los mercaderes que transportaban
en ellos sus mercancías. Es lo que le sucede al comerciante italiano
Jerónimo Ratón. quién envió en 1618 dos navíos a Nápoles cargados
de azúcar, lanas y otros productos. Los turcos los tomaron a la altura de
Cádiz. capturando además a numerosos isleii.os. La ruina del italiano
I Camilleru f\'lugica. F.. Doc/liJl¡>!1IOS eprscopa/e,~ caminos 11. Rarlo/Oiué García·Jrméne: (/MJ5·/690).
He<ll Sl>cicdad EWlIóllliea de AIlJigos dell';'¡s. Las I'almas de Grall Callaria. 1997. p. 159.
~ Cullcy. L.. Capli\'cs. LUlldl'lI. 200J. ['{lgs. 50 Y52.
J AJ-I 1'.L.P.. Icg.. 2727. f. 1010.
.¡ A.M.C..lllqlli.• lcg.IX-23. f. 0I8ú_.
, t\ M.C.. lllqlli .. LXXXIV.J. EH realidad debía ImWI$C de la IUlllml dc UIl murabilo. plll'S lOS du(k'Su
que exislicrall IIlclquilas l" la I.\)IIa.
Ro/e/i,/ ,\fillare.l' CarIo
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12
L/mi Albalo Ana)u llemlÍlllú': CQ/l.WClleIlCIl/$ /lIIl1erIlJfes)' espmlllafes de fa (/cClón corSllfllI...
fue lO tal. hasta el punlo que lodavía en 1629 la Inquisición pleileaba
contra él por una lelra de 12.000 reales que le adeudaba6. Ignoramos el
número tOlal de barcos capturados. pero sin duda fue especlacular. El
obispo García Ximénez informa al rey en 1678, que cinco años alrás,
los lurcos se habían apoderado de veinte navíos y en 1676 de seis7. El
daño aumentaba en épocas carenciales. cuando el cargamenlo representaba
casi la única esperanza de paliar el hambre. como sucede en
1628 cuando los corsarios se apoderaron en Tenerife de un navío que
transportaba bacalao y sardinas '"que ne¡;esilaba mucho la ysla··; los
buques de Jerónimo Ratón. antes mencionados. habían salido a buscar
trigo '"del que hai mucha falta en la isla"s. Además de escasez producirían
carestías. pues un número considerable de los cautivos isleños eran
Iripulantes de barcos apresados cuando venían de Lanzarote o
Fuerteventura con trigo hacia Tenerire principalmente. Los pescadores
que faenaban en la costa africana sufrieron especialmente los ataques
argelinos y saletinos. lo que lógicamente produciría escasez o al menos
la elevación de los precios del pescado. alimento fundamental en
Canarias. En el informe del obispo se afirma que lodos los barcos grandes
de Santa Cruz que iban a pescar a Berberia habían sido apresados.
Hasta lal punto llegó esta siluación que a instancias de la Audiencia. la
Corona publicó una real cédula en 1697 prohibiendo ir a pescar a los
menores de veinte años y ordenando que los marineros fueran armados
mienlras los Cabi Idos construían una fragata que los convoyara y prolegiera
en Berberia9.
La suspensión de un viaje o el retraso en las salidas de los navíos. era una
práctica habitual cuando se con ocia la presencia de corsarios. lo que obviamentc
ocasionaba importantes gastos. En 1634. el com isario del Santo Oficio
de La Palma infonnaba que no podia remitir un preso a Gran Canaria porque
las comunicaciones estaban impedidas desde hacia tres meses por los berberiscos
que rondaban la isla lo. En 1662 el palmero Juan López an.uló un viaje
de pesca a la costa de Berberia de su barco ··Las Nieves y las Animas'· por
conocer la existencia de corsarios en la zona y ··ser mucho el riesgo·· II • El obispo
García Ximénez informa en 1676 desde La Palma. que se dilataba tanto en
enviar la correspondencia porque la saetia que debía transportarla a la
Península llevaba mes y medio en el pucrto de dicha isla sin atreverse a salir
debido a que había navíos argelinos en las cercanías, pero el barco en el que el
b A.1'.'i.C .. IIl(¡ui.. XX-12 .. f. 467 Y A.H.N.. kg. 2367
7 A.II.D.. ['~'"lifíc<ldl\ de Garóa XimÓlCt.
8 A.M.C.. III(¡uisicióll. kg. CLXXVII·223 y A.H N.. III(¡ui.. 2367.
o) A.H.I'.L.I'.. Libro IOde l~caksCédulas. l. 5.°. p. 90.
li) A.A .. kg.IIl"asi01ll"S.
11 A.H.I'.U'.. kg.1J37.l:20Gr.
13 /Jole/in .lIillall's larlo
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eon.¡ecuenClIIS Jlllllalilles)' "SPIrIWII/"S ¡f" /11 aCCIón CQr.w¡r¡{J ...
mitrado llegó a la isla estaba surto en su puerto desde hacia dos meses y medio
por idéntico motivo l2. Las quejas por la dilación o pérdida de la documentación
enviada en navíos se reiteran con frecuencia. En 1652 los inquisidores
canarios infonnan a la Suprema. como un pliego que habian enviado tlle destruido
por una bala durante la pelea que mantuvo el barco que lo transportaba
con un bajel turco: diez aiíos después solicitan a Madrid que acuse recibo de
la correspondenc ia pues por los l11uchos enel11 igos que obstacul izaban la navegación
"se nos pierden muchas cartas'·IJ. A estos gastos habría que miadir los
que ocasionaba la movilización de las milicias islerias apenas se vislumbraba
un navío corsario en las costas de alguna isla. ya que tenian que abandonar sus
labores y ser alimentados mientras duraba el peligro.
También se producirian pérdidas económicas en las invasiones por la
huida de esclavos que se pasaban a los berberiscos. En sumayoria tenian este
origen. aunque también se les unieron negros en algunos casos. Hecho que
resulta comprensible en los primeros.. que así tenian la oportunidad de volver
libres a su patria. mientras que los segundos conseguían la libertad. Una libertad
al coste de tener que convertirse al Islam. pero también en Canarias debieron
abjurar de sus creencias animistas para integrarse en la cristiandad.
Respecto a los moriscos horras. en contra del temor existente a que constituyeran
una quinta columna. no confraternizaron con los invasores salvo alguna
e:-;cepción. Es más. muchos se opusieron a ellos con las anllas y otros acabaron
esclavizados en Argel 14. Algunos esclavos aprovecharon la presencia de
barcos corsarios para huir. tal como e:-;plica Don Marcos de Palenwela en
1665 cuando otorga poderes para que se aprehendiese a uno suyo que había
huido en un navio berberisco surto en Gando l5 .
El pánico al "moro" originó asimismo un e:-;ilio intenlO. especialmente en
Lanzarote desde la primera invasión de 1569. En consecuencia sus moradores
más poderosos optaron por em igrnr hac ia ot ras islas. tllndamenta Imente a Gran
Canaria. Rumeu cita entre ellos a I-Iemán Peraza de Ayala y su esposa Maria de
Ayala. biznietos de los seiíores de Canarias. acompariados de sus hijos y su
yerno Diego Sarm iento de Aya la. hermano del marqués de L.anzarote. Además.
menciona a otros y concluye con un esclarecedor etc. etc 16. En 1608. Nicolás
Gonz.1lez declara ante el Santo Oficio que tras vivir cuatro arios en la isla. se
trasladó a Tenerife por "miedo a los moros"17. y. sin duda. muchos de los lan-
12 A.f-1 D .. 1'0111iticad0 Barl0k'H1é Garcia Xin";JI~l (1666·1690).
13 A.M.C.,llIqlli., kg. LXXVII 1-2, f0ls. 30)' 165.
14 t\naya Hcrn;'lI,da.. L.A., '"La illv¡osiún ~n LlIllaro" ) sus rcpcrcusi011~S SOCk.,-<;collómicas'". 1"1
CneA., (1984) Cabild<.> Insular de Gran Call:lri;l Las ['almas de Gran CII"lri;l 1986. p.gs. 193·223.
13 A.I-I.P.L.P.• kg. 1282, r. 42,'.
16 Runl<:u Dt: AOll<lS. A.. CWlIIflllli)' el A '/útll/eo f',rillería.¡)' (//111/111'.1' I/m'afes. Gobi~mo de ClI,arias,
Madrid, 1991. 1.1. p. 487.
17 A.M.C.,llIqui., XLVII-27.
lJulelíl/ .\líllare.l· Cario
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14
LUIS Alba/(} AI/(/)u Il"mámle: Con'il'CII''l/ClIU !Jwlerlille~' y esplnll/(/Ies (le la aeC/ml ror,wna...
zarotcfíos que emigraron a las islas de realengo no huian únicamente de los
rigores de la climatologia y de la opresión ser'íoria l. Por eso. las preceptivas visitas
que debian realizar los inquisidores a las islas tropezaban con su reticencia
cuando tenian que trasladarse a Lanzarote y Fuerteventura. En 1571. el inquisidor
Funes intonnó a la Suprema que. tras inspeccionar las islas occidentales. no
viajó a las orientales porque se decia que "venian moros", corno en efecto sucedió
l8. Por su parte. el inquisidor Mesias después de realizar la visita a Lanzarote
en 1640. tuvo que aguardar cinco dias al navío en una playa. Tras conseguir llegar
a Las Pnlrnas. supo que dos dins tras su pnrtidn habían descmbarcndo en
dicho lugar un grupo de corsmios argelinosl 9. Oc nuevo en 1652 el inquisidor
Santalices escribe n Madrid que para visitarlas eran necesnrios cuatro rmvíos
por el peligro de los berberiscos20• El pánico n vi.uar a Ins islas rnás orientales
se extenderin también n las restnntes. En 1650. es el inquisidor Francisco
Mesías el que avisa que únicamente visitaria Ins más occidentnles si se le garantizn
un barco seguro. por el riesgo de tropezar con estos corsarios21 •
Viera y Clavijo escribió que los Innzaroter'íos perdieron más dinero en In
invasión de 1618 con los rescates de los caut ivos que por Ins destnrcc iones y
el saqueo. lo que sin duda es cierto. Ignorarnos el número total de isler'íos que
hreron apresados en tierra o en n1<1r. pero sin duda fue muy elevado. Basta
recordar que en las invasiones a las tres islas mencionndas los berberiscos
esclavizaron a más de 2.000 personas. la mayoria de Lanzarote. Pero la cifra
de cautivados en el mar o en golpes de manos en las islas füe. con certeza. muy
superior. En noviembre de 1656. un corsario argelino apresó a la vista de Lns
Palmas el barco de Miguel Afonso con 96 personas n bordo entre marineros y
pasajeros: al retomar a su base. a la nltura de la isla de La Madeira. tornó la
carabela de Esteban de Tasara que también procedia de Tenerife. Aunque ignorarnos
cuantas personas viajaban a bordo de este último. entre los dos navíos
podian perfectamente sumar más de 150 pcrsonas22 • Por su parte. el ya mencionado
García Ximénez explica que en 1676 habían cautivado 100 personas
en distintos nnvíos. En una reunión cabildicia en Tenerife en 1686. el corregidor
de la isla expone que: '-10 más de la vecindad de Santa Cruz está en
Argel··23• Por nuestra parte. hemos contabilizado 805 canarios redimidos por
la Merced y la Trinidad entre 1586 y 1765. aunque pensarnos que supondrian
un número mayor los liberados por sus familiares y. aún más. los que nunca
serían resentados. Aunque tampoco estamos en condiciones de calcular cuan-
18 A.II.N.. lllqlli.,leg.1829.
19 A.H N.. 2372-2.
:\1 A.1'.'¡'C..lllqui.. lcg. LXXVIII.2.
:1 A.II.N., IlIqlli.,leg. 2372-2.
22 Allaya HClllálldcl. L.A.. '"Un episodiu dd l"l'>fS(' bcrbl.,-iSl.'U CII Callarias: las C¡¡plUras dc los barcos dc
Miguel AfUllso~' Eslcball dc TilS<lI:a'".llworlll IprojeC/e socwl. eTílica. 1\IKclulla 2004. \'01. 11. p.'\g.s.491·501.
2J "'chivl' Muuicipal dc Ll Lagulla, A-XIII, 11." 14.
15 l10lelíll ,\Iillw"l'-.\· CarIo
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Lms Afl>erlO :lJIIIj'a IfemiÍnde: COi/seCllenCli/.\" illIIl('r/(/les)' espirrllfafes de fa acCló" corsaria
to dinero se destinó desde el archipiélago a costear la libcrtad de los islerlos
esclavizados en Bcrbería. sin duda supuso una cantidad muy importante. tal
como indica el corregidor de Tenerife en 1695. explicando que salía mucha
moneda dcl archipiélago con este fin 24.
A estos gastos habría que sumar el del capital humano por el cautiverio.
Muchos eran personas jóvenes en edad de procrear. lo que dincultaría el crccimiento
poblacional. Otros son hombres experimentados en las tareas marineras
y pesqueras. lo que redundaní negativamcnte en cstas actividades y por
tanto en la cconomía isleña. El corrcgidor de Tenerife cuando anuncia las lim itacioncs
para facnar en Bcrbería. arladc que uno de los motivos de cstas medidas
radicaba en que con las capturas se pcrdían brazos para el real scrvici025 .
Pero además. a los darlos cconómicos. habría quc sumar otra variada problcmática.
Pcnscmos. por ejemplo. la casuística legal que generó cl cautiverio
de muchas personas. o la que se crea con la destrucción de los archivos de las
cscribanías. del Cabildo. del Scrlorío y dc la Iglcsia. La toma de Lanzarotc en
1618 por los argelinos corrobora en arIos postcriorcs estc fcnÓmeno. El 19 de
julio dcl mismo arlo. su Cabildo se plantea la duda acerca dcl salario quc dcbía
percibir el Sargento Mayor. pucsto que los <1rgel inos Imbían qucnwdo el Libro
Capitul<1r: el 7 de septiembre en otm <1cta municip<11 se atimw ··..quc los turcos
se IIcvaron los papeles dcl oficio y los títulos dc pcrsoneros como de otros oficiales.
de que se viene notorio dmlo.:·. El once del mismo mes y arlo. el
Gobcmador ordena incoar un ··proceso del pueblo·· para autentificar un inventario
de propios de la isla datado en 1560. El objctivo era dotar al Cabildo de
Icgitimidad sobrc cllos. pues había personas que. pensando que la documcntación
había desaparecido. se estaban apoderando de los mismos. El documento
consistc en una ampli<1 enumeración de nwretas. vegas. dehes<1s. pozos fuentes
y edificios públicos de notablc intcrés26.
Obviamente. una parte destacada de esta problcrmítica estará rel<1cionada
con la necesidad dc provcer fondos para los rcsc<ltes. La venta dc sus propicdadcs
scrá llna de las ví<1S para lograrlo. <1unque como cl cautivo no podía compareccr
en el acto se <1djuntaba lltW cláusula en el contmto que est<1blecía que
<11 regres<lr relrcndaría 1<1 venta ante 1<1 justici<1. Es lo que sucede con Pcdro dc
Cabrcra S<1lazar. quc enajer1<lunas propicdadcs de su hij<1 Antoni<1 esclavizad<1
cn Argel por 3.250 reales que la susodicha aval<1rí<1 a su retorn027. No siempre
aceptarían los cautivos esta condición a su vuelta; el mismo Cabrera cornpmrá
a su vez en 1620 unas casas y tierras en los Castillos y en la Degollada de
Famara a Bias Perdomo. aunquc propied<1d de su mujer. María Ruiz. por 3.800
2. rbid"1!.
2~ rbidt:ll1.
20 ",r Lf'.LI'.. kg. 2797. f. 180.
21 A.H P.LI'.. kg. 2722. f.234.
Bo/e/ill Millares {arlo 16
200-1.23: 11·35
LIli.T 41b('r/O AI/I/YII llemiÍmle: COI/XCllel/ClWI JJllI!erlllles)' esp¡r;llfllles de 111 aCCión corsarill
reales destinados a pagar la libertad de su fam ilia, eon idéntica salvedad que la
anterior. Sin embargo, al ser liberada Maria Ruiz se negó a aceptar la venta,
seguramente por estimar que el precio era exiguo y solicitó el retomo de sus
bienes, previa devolución de su importe. Finalmente, las partes lIegarian a un
acuerdo mediante el cual Pedro de Cabrera entregaria otros 400 reales sobre el
precio ya abonad02s. Sucede también que la ausencia o muerte de los propietarios
motiva que sus familiares directos tengan que autorizar las ventas de
bienes dest inados a rescates. La antes mencionada Maria Ruiz apoderará a su
marido para que enajenara unas propiedades que le pcnnitieran libertar a sus
sobrinas en Argel: también en 1621 Alonso Diaz autorizará a su yenlO
Francisco León a vender la dote de su hija para el mismo propósit029.
La cautividad no impedirá el cobro de los débitos, aunque en ocasiones,
debido a la crisis provocada por la invasión, el deudor conseguirá un aplazamiento.
Antonio Gonzále7. logrará en 1619 dilatar ocho meses el pago de los
31 7 reales que debia al caut ivo A nton io de Sosa30. En la misma fecha, este úIt imo
apodera a tres vecinos para que cobraran lo que se le debia. No obstante,
la esclavitud producirá lógicamente más deudores que acreedores. Juan
Perdomo Leme, mayordomo de la iglesia, conseguirá en 1619 alargar por dos
arlos el pago de los 246.727 maravedies que debia a su fábrica, alegando "el
robo de la ysla y el averse muerto y cautivado muchos deudores"31. Entre los
arrendadores de diezmos fue frecuente pedir el aplazamiento de su pago por
idénticos motivos: Hernando de Lugo consigue prolongar el abono de esta
deuda desde San Juan a Navidad32. El canónigo Garda Tello, hacedor en
Lanzarote, se hará eco de esta situación al infonnar aI Cabi Ido ec lesiástico que
veía difícil el cobro de esta renta, porque muchos de los deudores estaban
pobres o esclavizados33 . En ocasiones, la ausencia del deudor obligará a los
avalistas a hacerse cargo de los préstamos como le sucede a Bias de Guintes,
fiador del anterior mayordomo de la iglesia, Pedro Bermúdez, que estaba en
Argel. Por ello, se comprometerá a pagar en el plazo de dos ar'ios 70 I reales y
33 fanegas de trigo. Marcial de Xerez. por su parte, debió abonar 140 reales
corno fiador que era del cautivo Manuel de Fuentes: también Manuel de
Layros como avalista de Melchor Peraza de Ayala se hará cargo de su deuda
de 150 reales3". En cambio, ell11arqués de Lanzarote procederá directamente
contra los bienes de su quintador Pedro Bertnúdez que le adeudaba 10.000
ducados y no contra sus fiadores. La causa pudo radicar en que estimó que
2S A.lI.I'.U'.. kg.. 272". 1: S\'.
:N A.H.I'.U'., kg.>. 2724, f. 141 Y2723, f.226.
.lO I\.H I',U'., Icg. 2721,1: 10v.yf 34.
JI A.II.I'.U'., kg.. 2721, 1: 626.
,2 Arthi\'~' ClIcdr;'¡. Libro 12 de ,\cllnde>;;,
JJ IbidclIl.
J4 A.II.I'.U'., kg.. 2721, luls. 551 202 \', Y274.
17 /Jo/elíll ,\/íllw"I'.'· CarIo
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Lms Afl>erlO :lJIIIj'a IfemiÍnde: COi/seCllenCli/.\" illIIl('r/(/les)' espirrllfafes de fa acCló" corsaria
seria más fácil obtener el pago de esta manera porque el recaudador tenin suficientes.
que no pleitenndo contrn diversas personas. La posturn del n1<lrqués
sin duda retnrdó la libertad del cautivo y los suyos: de hecho. una de las hijas
de Bermúdez renegó precismnente por la demora en la llegada del dinero para
su rescate35 • Esta actitud. nada favorecedora pnrn la libertnd de sus vasallos. se
reiterará cuando se niegue a c:-.:imir del quinto de la e:-.:portación la salida de
bienes destinados a los rescates, lo que motivará que veintidós vecinos de la
isla con fmniliares cautivos den poderes pnra litigar contrn su sefíor por esta
causa36. Un proceso judicial peculiar es el que mantendrán Pedro de Cabrera
Salazar y su yemo Pedro de León en 1623 por la dote de 400 doblas que el primero
donó a su hijn Andresa de Santa Ann. Llevada a Argel con sus dos hijos.
los tres fallecieron de In peste con pocos dias de diferencia. El problellln radicaba
en que si la madre habín muerto antes que los nirios. la dote correspondia
al marido. pero si sucedió al contrario heredaba Pedro de Cabrera. Ante la dificultad
de constatar la verdad acordaron part irse In dote. miadiendo además llna
cláusula que estnblecia que si algún dia se averigunba. no por ello se anulnrín
este ncuerd037.
Algunos de estos litigios se prolongaron en el tiempo. corno sucede con el
que protagonizaron Andrés de León en nombre de sus tias. herrnarms de Juana
de León. contra la tal11ilin del marido de ésta, I-Iernán Felipe. y que duraría
desde 15861msta 1622. En In primera de estas feclms, Juana fue Ilevadn cautiva
en la invnsión de Mornto Arráez a Argel. donde fnlleció. Su marido y. n su
Illuerte. In t~1milin de éste. los Felipe. se apoderaron de su dote establecida en
350 doblns. nunque los litigantes cnlculaban que su valor se habin ncrecentado
en los mios transcurridos hastn las 1.000. Finnlrnente. se llegó a un acuerdo por
el cual los León recibirian 450 doblas38. En ocasiones. cuando los cautivos
fallecen en su exilio. la venta de sus bienes está dedicnda a fines espiritunles.
C0l110 sucedc con los dc Luis González. su mujer e hijos. que murieron de peste
en Argel. Sus hermanos solicitaron y obtuvieron licencin pnra vender sus propiedndes
y poder nsí costenr Ins honras fúnebres a los difuntos39. Cuando se
producia esta última situnción Ins esposas se vcínn obligadas a solicitnr unn
licencia pnra poder vender sus bienes. C0l110 hnrá Simonn Sánchez. que niega
que su mnrido. el escudero Illajorero Juan Perdolllo. habia Illuerto en
Berberia4o. A veces. los cautivos y sobre todos los parientes que reunian el
dinero para su rescate. se encucntran con el inconveniente de que aparecen
j< A.H.P.U'.. kg. 2721. f. 8 \'.
ji> A.H P.U',.Icg. 2721. 1'.4.
)7 AJ IY.L.I'.. kg. 2726. f.386.
jS A.H.P.U'.. kg. 2730. f. 142,'.
j') A.H P.U',. Icg. 2726. f.59·1.
010 IA'Ix, Cabrt:m. 11'1 .. Los illllignos prolOrofos de f'"uerrHenrllra. Td>.:lo. t'I",XU 11. S¡lIlla Cnll. de
Tellcritc. 1998.
Bo/e/ill Millares {arlo
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LIli.Y 41b('r/O Al/l/ya llemiÍmle: COI/XCllel/ClWI JJllllerlales)' esp¡r;llfllles de la aCCión corsaria
reclamaciones económicas que dificultarán el acopio de los fondos para obtener
su libertad. Es lo que les sucede a Joaquin Santa Ana y su hijo que la mitad
del barco pesquero en que flteron capturados. cuando el propietario de la otra
mitad. el alférez Pedro Alvarez. les reclama en su testamento un dinero que les
prestó para ir a faenar a Berbería41 . No todo lo relacionndo con el corso y el
cautiverio flte negativo. ni menos conocemos un nspecto positivo. Según
Samler-Brown, la producción de sosa en Lanzarote comenzó gracias a un
sacerdote de In isln. José Garcin Durán. que npresndo en 1742 nprendió en el
cautiverio a fabricar este producto n pnrtir del cosco o cofe-cofe. Al retornar a
In isln. enserlo a los campesinos esta técnicn y vendieron el primer cnrgarnento
nun navío genovés. iniciando así In producción de In sosa42 .
Como es lógico. estas situaciones se reproducían en otros lugnres invadidos
y destruidos. Podernos poner un ejemplo cercnno en el tiempo y en el espacio.
como lo es la isln de Porto Snnto que en 1617 fue ntacndn por Tabnc
Arráez. el mismo renegndo genovés que al <lI10 siguiente repctirín fortunn en
Lanzarote. Las similitudes no se reducen ni nombre del general argelino. sino
también a la fornm de defensa utilizando accidentes naturales. en Lanzarote In
Cueva de los Verdes y en Porto Santo el Pico do Castelo. Además. el número
de cnutivos fue similar en las dos islas, unos 900. La pérdida de documentación
fue también casi absoluta, desapareciendo la eclesiástica. la judicial y la
particulnr. según Vnldernar GlIerm. autor de un interesnnte articulo al respect043.
Pero además. los ataques que siguieron ni de 1617. o incluso las amennzas
de los tllismos. provocarían según un testimonio eclesiástico de 1643 el
impngo de Ins tllnndas testamentarins y otms obligaciones religiosns. debido a
que escondinn los documentos bajo tierra y se perdían. Aunque el autor del
artículo. se pregunta. quizás con razón. si no se trataría de una estmtagema
para evitar pagar esas obligaciones.
LAS HUELLAS DEL MIEDO Y COMO COMBATIRLO
Las nctividndes corsarias quedarían impresns en el imaginnrio colectivo.
corno sucedín en todos los lugares que fueron objeto de los ntaques bcrberis-
'1 A.I-I.1'.L.I'.. kg. 1428. f.39·I.
~1 S~lIl)kr I3r\)\\'II. A.. /lt1!\'(! hiSlOria de leu 'sIl/S Cm¡l/riay. AYIIIII,lIHW,;nlO (k LI Ol\>la\"I. Lil Or0l<l\'a.
2002,
H Val(k11lar Gllerr;l. J.. "A ilha do I'\)r!o S'IIIIO e ,\ corso ar¡:dillo IJ() Allánlico". RenT!iJ '.\"Ie"a. 11°. 23.
FUllclml.jllli<.>-<lióclllbl\: 1998.ptlgs. 179·208.
• ,¡ Marl;n Corralcs. E. "EI IHiedo a los ,'''<sarios 1J()r1eatricanos cn la IHcnlalidad oolecli\'a calalalla del
siglo ;":VII"·. In' Jomade,y d' Emilf¡,y flwór¡cs LOCilll' 1;1 comer!; alremllllU. Corsar¡.¡m,· ¡ Comralxm
(Hglos XI··XI"lll) i'.o1:lllorca, 1990. I'p. 217·230.
19 lJolelíl1 ,\/íllw"I',I' CarIo
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Lms Afl>erlO :lJIIIj'a IfemiÍnde: COi/seCllenCli/.\" illIIl('r/(/les)' espirrllfafes de fa acCló" corsarra
COS.\4. Pero quizás. este pánico secular fue más intenso en archipiélagos como
el canario. donde además de los contactos con el exterior y la intensa actividad
pesquera en las costas africanas. las necesidades administrativas. el
comercio interinsular y las relaciones humanas obligaban a viajar con frecuencia
entre islas con el consiguiente peligro. Huellas de este terror han quedado
en el refranero popular de las islas más orientales: "más miedo que a una
lancha moros". Los acontecimientos destacados de la lucha contra el infiel se
recucrdan tiempo después en dichos. como el que profiere la palmera Maria
Sánchez. aludiendo a los asedios de la plaza portuguesa de Arguin por los
marroquies hasta su ca ida en 1541. Insultada por su marido en 1584 por haberla
visto hablando con tres hombres. ei'\clamó: "desdichada de mi. combatida
más que el castillo de Arguin"'¡5. Poseemos incluso pruebas de cómo la mellloria
colectiva conservaba la huella de esta actividad deprcdadora: en un acta
inconclusa del Cabildo lanzaroteoo de 1749. se menciona la invasión de 1618
y se alude a una supuesta matanza de 40 personas en una boda perpetrada poco
después46. El pánico al moro se inculca desde la nirkz; ¡Que viene el moro a
llevarte. si no te portas bien! Existe incluso una versión del clásico arrorró de
nuestra infancia. que sustituye el tradicional"duérmete que viene el coco". por
"quc viene el moro".
El romancero rcflejará asimismo este "grande pcur". tal corno indica
Ricard. que torna dos romances de Arribas y Sánchcz y de Agustin
Espinosa47 ;
En la mar entra el crist iano
Quien reniega está entre moros
Moros los vcnden cn Ceuta
No es cristiano el que reniega.
y el que recoge Espinosa:
Mar'íanita de San Juan
corno costumbre que fuera.
las damas y los galanes.
a bar'íarse en las arenas.
.¡~ t\.M.C..lllqlli.. CVI-14.
... Allaya Hcrn;lIIdC/_ L.A.. '"El wrsu Illagrebi y C¡ur;II;a,. El Ill1il1lu alaqllc berberisco a la, islas: la
incllrsiólI a Lalltarulc cn 1749". I'ullcllcia Illareu dc la, X JOri/adm" ¡fe [s/¡¡¡f¡os ,soére Lwr:arole )'
F/lerren'l/lIfra. Lantarulc, 2001.
';7 Ricard. R.. "Rcchcrchcs sllr ks rcl;l1iun, dcs lles Clllaril'S cl dc la Ucrbéric au XVI s¡¿dc'". Ilesperrs.
1935.
Bo/e/ill Millares ("ar/o
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20
Llli.~ AlbalO Allllya llemiÍmle: ConS<'CIf<'IICIWI "'1II,'rrlll<,~')' e${Jrrillfllle$ de la l/cerón corSllria
Laurencia se fue a bailar
sus cames blancas y bellas
vino un barquito de moros
ya Laurencia se la llevan.
El investigador Maximiano Trapero que ha trabajado ampliamente el
romancero canario. recoge en una de sus obras ocho romances pertenecientes
a casi todas las islas48. Por lo general tienen un origen peninsular. pero el
hecho de su ampIia aceptac ión irn plica que la problernát ica de I corso y de I cautiverio
era también sentida en Canarias. Reproducimos algunos versos de uno
de estos romances recogidos en Agulo. en La Gomera. que narra la histori<1 dc
una pareja en 1<1 que el hombre emigra hacia Indias. Al no retornar. la novia
partirá a buscarlo y es c<1pturada por "los moros que le Iwcen dos mil perrerías
y de ella no alcanzan nada". Su comprador result<1 ser su antiguo novio quc
también Iwbía sido apres<1do y había renegado. <lllllquc en un principio no la
reconoce. Cuando finalmente lo l1<1ce le pregunta:
¿ Pa que no me lo dijiste, prenda querida del alma.
pa que no me lo dijiste cuando te compré en la plaza.
pa no dar tanto castigo a prenda tan estimada?
Cuando la morill<1 veng<1 la mostrarás más las gracias
que esta noche la dejarnos en cajones sepultada:
C<1rgaremos dos navíos de las prendas más livianas.
las cargaremos de oro y dejaremos la plata.
Result<1 curioso serl<1lar que en Inglaterra. donde corno en todos los p<1íses
afectados por 1<1 acción berberisc<1 se escribieron relatos de cste tipo. I1<1Y
llIW balada denominada de Lord B<1teman. que recoge una temátiC<1 p<1recida.
aunque en este caso es la bella hija del gobernador la que libera al cautivo y
le acornparla a Inglaterra llevando grandes riquezas y casándose con é1 49. La
memoria histórica ha persistido en este terreno hasta nuestros días. corno
sucedc con un milagro atribuido a Nuestm Serl0ra de Guadalupe. Su imagen
robada de un templo fue llevada a Berbería, y cuando un cors<1rio 1<1 decapitó
al no podcr vcnderl<1. su propio perro lo mató. El s<1cerdote Fr<1ncisco Vega
compuso un e:'\tenso romance en 1933. que transcribe Trapero y cuyos versos
iniciales rezan:
4S Trapcru. /<.1 .. ROIIIlJllcero IradlClOlIlIl cal/arro. Biblié'lcca Básica Callaria. Gubicll10 él.; Callarias. 1989.
p.'\gs.120-131.
.9 Cé,lIcy L.. Cilplil~>$. rillllicu. LOIIJrcs. 2003. p. 83
21 /Jole/ill Mil/w"i's Cario
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Lms A/l>erlO :lJIIIj'a //emiÍllde: COiISeClleIlCli/.\" illIIl('r/(/les)' espinilla/es de /a IICClÓ" corsarra
Estaba un astuto moro jefe de pirateria
Vendiendo eosas extrar'ías de muy extrat'ía valia
Tiene junto a si utH1 imagen que Guadalupe decia
y quiere venderla bien como su ansia apetecia
y para que nadie pueda acercarse cual queria
Tiene también junto a sí un perro que alli rugia50.
En otras ocasiones. la historia o la leyenda retle,ian la maldad o el miedo
al berberisco interior. al "moro". corno sucede en las loas a Nuestra Señora de
la Peña. patrona de Fuerteventura. que fue arrojada contra unas rocas por una
morisca cautiva en la isla51 :
..entrose en él furibunda
l<l Mora. y con gran esfuen;o
cogió la Sagrada Imagen
y con sacrílego pecho.
contra los duros peñascos
la arrojó. sin que lo terso.
lo lustroso. lo cabal
de tanto entallado esmero
se laslimasse. porque
erigiendo el Hijo el cuello
reparó con su Cabeya
la ruina de tanto riesgo.
Se detecta igualmente en documentos notariales. como los contratos mercantiles
de Lanzarote. donde usualmente se equipara el peligro al"moro" con
el de catástrofes naturales o el fuego. En 1620. Pascual de Lugo arrienda dos
maretas para que bebiese el ganado. con la condición de que si viniera el enemigo
y consumiera el agua. correrin ésta de su cuenta52 . Tres nños después.
Hemando Luis suscribe un doculllento para la administración del diezmo de
los cabritos. donde retlunc in a "toda esteri 1idad. caso fortuito de moros o de t ie-
«) Tr;'1J<:ro. M., ROillmlcero Genera! de Lml:arOle. FIII,d;,óóll Cl"SM MallriqllC. [I,'l;ldrid, 2003 .• p;'sgs.
334.J36.
<¡ Dllílogo Ilislórrco ('!lltue $<' deunDe la illllri/l'llIosa lradicrnn.)' iI/xmXliJllemO de la ,\"WI/lSSliJliI mlll_
gen de ,\- Se¡lora de La {'''''I/. ell la !luÍ)" a}Jrrl/ll(J(u¡ Isla d,' FllerlC\"<'IlInra. Gubicmu de Call;¡ri'lS, Tcnerifc,
1996.
'1 ,\.H.I'LI'.. lcg. 2722. f. 169.
Bo/e/ill Millares {arlo
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Llli.v 41b('r/O Al/l/ya llemiÍmle: COI/XCllel/ClWI JJllI!erlales)' esp¡r;llfllles de la aCCión corsaria
rras. piedra. agua o fuego"53. En los arrendamientos de pajeros para guardar
cereal. el duelio renuncia a cualquier ley a su favor: "esepto si vinieran enemigos
piratas que saqueen la isla". etcY.
Incluso el humor se hace eco del corso berberisco. corno lo manifiesta un
chiste del primer tercio del XV1155. El protagonista es un mozo de "muy ruin
habla y con peores razones" que habia sido liberado por el moderado precio
de 60 ducados. muy inferior al de sus restantes comparicros. Éstos le preguntaron
que como habia sido posible que su rescate fuera tan barato y el mozo
les e:-;plicó que se había fingido mudo y sordo. por lo que su duerio, desesperado.
lo había vendido a un precio muy bajo. Entonces, uno de los presentes
le espetó: .'j Pardiez. que os echasteis a perder. porque si hablareis. os diera
por veinte ducados y aun por menos! Incluso. experiencias vitales derivadas
del corso servirán corno mote: el mercader palmero Juan Femández era apelado
"el cautivo"56.
Como es obvio, en una sociedad donde la religión constituye la principal
opción ideológica existente. el recurso a los poderes divinos era frecuente.
Tan sólo en Portlw.al se veneran desde el si!.!.lo XIII hasta el XVIII diecinueve
santos y virge~les protectores de los c;utivos57 . En Esparia sucedia lo
mismo. de ahi que Gaspar de Saavedra al hacer su testamento en Lanzarote
en 1622 dejara dos fanegas de trigo a la Virgen de Candelaria por si t~1l1ecia
sin cumplir la promesa de hacer una romeria a su convento. al haberle librado
de caer cautivo de los argelinos58. El e:-;tendido culto a la patrona de los
cautivos. la Virgen de La Merced. a pesar de que en las islas no e:-;istian conventos
de esta orden. es asimismo una prueba indudable de esta situación.
Julio Sánchez que lo ha estudiado detenidamente. contabiliza en el archipiélago
desde el siglo XV hasta el XX. sesenta y cuatro imágenes y cuadros de
esta Virgen. once altares y capi Ilas. trece erm itas y otras tantas cofradias ba.jo
su advocación 59.
La utilización de supuestos milagros como método para demostrar la
superioridad de la religión cristiana frente a la tllllSulmana entra dentro de la
lógica de las cosas en este conte:-;to. En 1526. el morisco Pedro Berrugo negó
en el curso de un viaje maritimo para realizar una cabalgada contra las cos-
5; A 1-1 I'LP.. lcg. 2.731. f.420.
<4 A.H.I',LI'.. kg. 2731. f 420.
<5 Cllemos recoguios por J/IIm dI' ArglllJo yo/ros. EdiciólI. illllVduccióll ~ nOlas lk IkaHiz C1J<:mOI y
M;hill)c ClIc\'<llin lJipulacióll d<: Scvilla. 1979. 1'. M. Agmd<:ccml's ¡¡ Juall 1\'lallud 5alllall'l el l'\)lIocimiclllo
dc <'SIc documclllo.
56 A.M.C.. BUlc.\'01. XVIII-I's"1: 112
57 MClldcs Drlll1l(IIld Bmg;l. l.. DI/re {/ crlsllimdadl' e o {sIl/m (sendos XI ~XI "!f/). InS1ilUIll de ESludios
CCIIIÍl'S. Ccula. 1998. p. 228.
58 A.H P,LI'.. Icg. 2723. 101s. 595-597.
5~ S;\lIchc¿ Hodrigucz. J.. UI ,llerced enll/,T /8k1S LanllrillS. Sanla Cm;>. dc Tcncrik. 2001. p;\gillilS.
541-544,
23 lJo/elíll ,\/íllw"í'.\' CarIo
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tas vecinas la virginidad de la virgen: ..y misteriosamente pasó que estando
una caldera de agua hirviendo al fuego. saltó el agua y dio a Pedro Berrugo
en los ojos y estuvo 'tiego seis o siete días y que el agua caliente no tocó a
otro'·60. Por su parte. Espinosa. en su relato sobre Nuestra Setiora de
Candelaria. explica corno un navío que venía dc la Península y donde viajaba
el beneficiado de Candelaria. fue atacado por otros tres de berberiscos de
los que no podía defenderse por venir desarmado. Tras pedir auxilio a esta
Virgen. sopló repentinamente un viento del norte que impidió acercarse a los
corsarios y que alejó a los españoles. lo que atribuycron a la intercesión de
Nuestra Seriora61 . De otro prodigio. atribuido a la Virgen de los Reyes. patrona
de la isla de El Hierro. y narrado por el escribano Bartolomé García del
Castillo. nos consta que se basa en hechos reales. Según este historiador. en
una ocasión arribó a La Dehesa un bajel turco que simuló ser de un país
amigo para así poder cautivar a los incautos herretios que pescaban en la
costa. algunos de los cuales incluso habían aceptado subir al barco. Cuando
los berberiscos se disponían a capturar a los restantes. la Virgen hil-O zozobrar
el navío del cual lograron salvarse dos o tres corsarios que. IIcvados a
su crmita. la reconocieron corno artítice del milagro. Hasta aquí la leyenda.
pero el caso es que se conserva una prueba documental de la misma en los
archivos inquisitoriales. En efecto. en los primeros días de diciembre de
1637. un bajel saletino tripulado por 26 hombres recaló en la l-Ona de La
Dehesa. '"do di'ten Cueva de Barcos'·. Ocho o diez tripulantes acompariados
de un renegado inglés que hablaba castellano. llegaron a tierra y entablaron
conversación con unos herreños que pescaban en la orilla. Preguntados por
su origen respondieron éstos que eran "christianos esparioles. vasallos dcl
rey Felipe. cathólicos romanos". A su vez, los berberiscos por boca del
inglés. explicaron que ellos eran ··flamencos castellanos. christianos católicos
por la gracia de dios padre'·. Uno de los pescadores solicitó ir a bordo.
donde fue agasajado con comida y ropa. Contento y agradecido, les pidió
ingenuamente acompariarles en su viaje ··donde vuesa merced fuese si no
fuese a Berbería'·. Los corsarios volvieron a tierra para capturar a los restantes
isletios acom pariados de un caut ivo portugués. Anton io Rodríguez, que es
quién nos explica esta historia. Cuando habían desembarcado pudieron
observar como un golpe de mar hacía zozobrar el barco. salvándose el portugués.
sus seis acompañantes y otros cinco saletinos que llegaron nadando
a la punta de la Orchilla. No es de extrariar que. ya desde ese momento. los
pescadores declararan al comisario de la Inquisición que a todos les pareció
que se salvaron del cautiverio gracias a un milagro de Nuestra Seriora de los
6') A.1'.'i.C..lllqui.. kg. CLVIII·25. r. 145.
1>1 Espillos<l. !'fa\' AlolI>o. Ih.l'lOrra de ¡\"I<',wra S<-i}Qr(/ de Cm/de/arra. Ediciollc> GOY<l. S<llll<l Cnl/. dc
TCllcrifc. 1980. p, 169.
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Reyesú2 . Pedro Agustín del Castillo nos refiere asimismo dos milagros ocurridos
en la invasión de Xabán Arráez a Fuel1eventura en 1593. gracias a la
intercesión de San Diego de Alcalá. Según una probanza hecha ante el beneficiado
de dicha isla. Miguel Fernández de Ortega. María de Morales, su
marido y un hijo se libraron de ser capturados cuando huían hacia Jandía perseguidos
por cerca de 400 berberiscos, esparciendo por el aire tierra de la
cueva del santo mientras e:'\clamaba: "c iéga los. santo mío·'. El milagro resultó
evidente porque estaban en un espacio abierto donde era imposible no ser
descubiertos. Lo mismo sucedió con la mujer de Luis Perdomo y su hijo. que
estando ocultas entre unas matas que registraban los corsarios tiró también
tierra del santo al aire y. mientras capturaban a otros. ellos se libraron ú3 . En
la ocupación argelina de la isla de Porto Santo. se setlaló por su bravura en
la defensa del Pico do Castelo un joven de gran valor. Roque Ferreira
Bayam. que murió en la lucha. Posteriormente. muchos afirmarían haberlo
visto pelear en otras batallasM.
En las relaciones sobre las redenciones suelen aparecer con cierta frecuencia
intercesiones milagrosas de la Virgen (generalmente la de la Merced en las
de esta orden) o de los santos. que evitan naufragios, muel1es. enfenlledades.
etc .. En la de 1675. cuando la expedición retomaba a Cartagena sobrevino una
terrible tormenta que no penllitía ni siquiera que tres timoneles manejaran la
nave. Gracias a la Virgen de las Mercedes un solo cautivo se hizo con el
gobienlO del navío que timoneó durante toda la noche "siendo cosa milagrosa.
pues aún con bonanya. no puede el hombre de más fueryas sufrir más de tres
horas eltrabajo"65. En la de 1726 a Túnez. un moro libre que iba a bordo con
los religiosos. viendo que una tempestad les impedía desembarcar. dijo: .....No
querer Serl0r Dios. que mi andar allá". y retomados a la Península se convirtió
gracias a la "Omnipotencia Divina'·ú6. Tras In redención de 1678 sus participantes
fueron puestos en cuarentena en la isla de Santa Pola, hoy Tabarca.
Las difíciles condiciones de vida propiciaron pendencias entre los cautivos.
agrupándose "Ias Nnciones en que estaban las Compañías repnl1idas y juntándose
a unn parte los Castellanos. Andaluces y Canarios. acometiendo a los
demás". A pesar de que la pendencia se resolvió con chuzos y espadas que
ntravesaron las camisas: "sucedió nquí un milngro". y no sólo no resultó herido
ningún contendiente ni los frailes que medinron. sino que además en el
62 G¡¡rda Dd CISlillo. 13 .. A¡¡¡¡gih>dades )' ordemm:as de la ¡sla de El llierro. Edicióll y l"Sludius.:
M¡¡~illli¡1I1O TratJ<:r(,. Lui, AIb<:r1,' '\lIa);! y [(osario B1¡IIICl'. Muse" Clllari,,-Cabildo IlIsular de El Hierru.
¡....Iadrid. 2003. págs. 53·54 ..
6J Del Castillu [(ui¿ De V(.,-gara. I'.A .. OescnpClón h¡stórlca)' geogníflCa de Ii/s Islas de Callanas. LIs
I'alllms de Grall Callaria. 2001. P¡\gs. 292·293.
{,.l ValoclI),lr Gucrra. J.. Op. Cit.. 1'.203.
M Baucr LlIIdallcr. l. Re/aCloJles de ~rnca. Ediluriallb<:ru--Ati"icallo·AlIlcrican¡¡. /..Jadrid. 1923. 1. IV.
págs. 69·76.
ti> 13,IlIcT Lalldaucr. 1,. 1. IV. págs. 341·345.
25 lJo/elíll ,\/íllw"I',\' CarIo
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futuro no se repitieron estos enfrentamientos67. Huellas de estos acontecimientos
perduran todavía hoy en algunos monasterios. corno el de San Juan de
Los Reyes de Toledo. donde cuelgan de sus paredes exteriores docenas de grilletes
atribuidos nada menos que a los cautivos que Almanzor apresó en su
expedición a Galicia. o en una de las puertas metálicas del monasterio de
Guadalupe de la que se af~rma se forjó con cadenas de cautivos. Los archivos
de este último monasterio son pródigos en milagros. tal corno relata Méndes
Drumond. que suelen referirse a la eliminación de los símbolos del cautiverio
que impedían la libertad: grilletes que se sueltan solos y puertas que se abren
misteriosamente. También al igual que en Canarias. la Virgen los vuelve invisibles
a los ojos de sus perseguidores. como le sucede a Pedro Eanes que estuvo
tres días en un árbol sin que lo pudieran localizar. o a Pedro Cano y Antón
Gonzálel que salieron por la puerta de Argel de día sin que los guardias los
percibieran y el único que los siguió fue Illllert068. Al parecer el milagro de la
ceguera del enem igo es recurrente. tal como hemos expuesto en el caso canario.
Sin embargo. como en toda creencia. los hay escépticos. El azoreano
Gaspar Gonlfalves afirmaba que era falsa la atribución a la Virgen de
Guadalupe de favorecer la huida de los cautivos. pues en realidad los rescataban
los frailes y posteriormente afirmaban que era la Virgen quién les propiciaba
la fllga69. No obstante. no sería de extrar'íar que algunos fueran sinceros.
pues sometidos a las tensiones del cautiverio. padeciendo miedo y malos tratos.
debilitados por la escasa alimentación y excesivo trabajo. no sería dificil
que pudieran imaginar estas apariciones.
También en el mundo musulmán los corsarios creían en milagros. Los
navíos argelinos al salir del puerto disparaban una salva al pasar delante de la
tumba de Cid Butica, a quién se atribuía la victoria en la invasión de Carlos V
porque resucitó de su tumba y consiguió con sus peticiones que Dios se la otorgase70.
En la redención de 1675 los argelinos acusaron a los redentores de llevar
polvos con los que los cegaban y "Ies sacavan los cautivos que querían. y
corno querían"71.
La conocida advocación sacerdotal medieval en la misa "de furor nonnandorum
liberanos domine". tiene también su correlato en Canarias. El obispo
Bartolomé García Ximénez publica un edicto el 30 de mayo de 1677 donde
ordena a los párrocos que habiendo declarado al Rey San Fernando C0l110 protector
ante los moros. en la misa del "falllulus tuos" se ar'íadiera la cláusula: "et
captivos cristianos qui in saracenorum detinentur tua misericordia liberare et
ti7 Bml<:r LUldml<:r.I..lklaciollt:s. 1, IV. págs, 87·93.
6S MClld,;s Drlll1lOlld Braga. l.. Op. Cil. p;\g:;. 229·230,
tf> 1\kll,ks Drlll1lolld Braga. l.. Op. ciJ.. p, 55. 11. 306.
m Fcijw. n.. Corsarios b<'riJerrxos. Barcelona 2003. p. 238.
71 B;lIl<:r L;lIIdilllcr. L. RelIICloiles., .. 1 IV. p;\gs. 69·76.
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LIli.T 41ba/O AIII/ya llemiÍmle: COIIXCllellClWI JJllI!enales)' esplr;llfllles de la aCCión corsaria
fructus terrae dare et conservare digneris"'72. Estas manifestaciones religiosas
de pánico y precaución no son privativas de la iglesia católica. también se producían
en el mundo protestante. En Islandia. tras el ataque argelino dejunio de
1627. los pastores luteranos entonaban en misa una oración en la que imploraban
la protección divina contra "Ias astucias del Papa y el terror de los turcos"'
73. In ient ras que los corsarios maIteses entregaban una com isión sobre sus
presas a las monjas de Sant<1 Úrsula en 1<1 Valet<1 para que rezaran por su victoria
sobre los infieles74. Hay incluso himnos bélicos que celebran los triunfos
contra este enemigo. como el himno de los marines norteamericanos: frOIll the
halls ofMoctezwna to the shores ofTripoli .... donde se recuerda la guerra sostenida
con esta regencia entre 1801-1805 que se saldó con una paz mediante
la cual el comodoro Edward Preble entregó 100 presos tripolitanos y 60.000
dólares y recibió trescientos cautivos norteamericanos75.
También entre los cautivos la religión significó un importante elemento de
aglut inam iento ideológico que les perm it ia resist ir los ma les y las presiones de
la esclavitud. En este terreno. los católicos disfrutaban de 1<1 ventaja de tener
en todas las regencias hospitales con religiosos a los que solicitar ayud<1 espiritual.
y capillas en los baños donde se decia misa. En Marruecos eran los franciscanos
los que cumpli<1n esta tarea. llegando incluso a celebrar el Hábeas y
otras fiestas en las prisiones con procesiones. Adcmás. 1<1 csperanz<1 de ser rescatados
por las órdenes redentores ayudaba a mantener 1<1 te. Aunque sin cstas
vellt<1jas. los protestantes recurrian asimismo a la oración corno fOrlna de resistencia
y consuelo ante la dureza de la esclavitud. Un grupo de americanos
explicó al ser liberados de Argel en 1681 al pastor purit<1no Cotton Mather,
como los rezos en común habia fortificado sus espiritus. les habian dado conciencia
de grupo y ayudado a resistir las tentaciones del cautiveri076.
Al f.1l1ar los recursos religiosos tradicionales C0l110 misas. oraciones. promesas.
etc .. se recurria a otros menos ortodoxos. como la hechiceria. En algunas
de sus prácticas es perceptible el miedo a los ataques berberiscos. tal corno
se refleja en una denuncia contra Andrés de Bedll1ar, porque en 1637 habia
entrado en casa del capitán Diego de Ayala "mui alborotado". diciendo que a
través de urms suertes con plomo sabía que los moros invadirían Lanzarote en
ocho dias77 • El historiador Francisco Fajardo expone diversos ejemplos de
cstas situaciones. como el caso de Antón Martin y su mujer Felipa GOllzález.
71 Caballeru l\'lujica .. F.. DoCII!1lelllflS epI.TCopales canarios /6ó5·/ó9f)). Ikal Socicdad ECUllólllica de
,'mig<'s dell';lis. Las l'almilS do: Grall Clllaria. 1. 11. p. 233.
7; Vermculell. 1. "Frolll Lall~arule lu Mur(x\:u: Ihe ear~\:r or a dUlch I\:llCgadc··. XfI Coloql¡¡o de
11I)"lOoa Ci/mmo-AJJlenCl/lla (1996)", Cabildo IlIsular dc Grilll CUlaria, Madrid, 1998,1. 11, p.637.
7·¡ E¡¡rlc, 1'.. Pirali/.T ell guara. Billeell\lIa. 2004, p. 74.
75 E;¡r1e, 1'.. Pira/as ('!I gllerm. f);lI'cclolla. 2004, p. 111
71> MiIIUII. G., While gold. LouoolI, 2004, p. 133.
TI AM.C.. IlIquisiciól1, Icg.. CXXX·12. 1'.48.
27 lJo/elíll ,\/íllw"I'.\· CarIo
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Lms All>erlO :lJIIIj'a IlemiÍnde: COi/seCllenCli/.\" illIIl('r/(/les)' espirrllfales de la acCló" corsaria
desterrados de Madeira por hechiceros. y que cuando los argelinos asediaban
la Cueva de los Verdes echaban suertes para saber cuando se irían. Más tarde
pedirían "albricias" a muchas personas. por informarles de que sus parientes
habían sido liberados en el Estrecho por la escuadra del almirante Yidazabal.
aunque esto no se supo hasta un tiempo después. A otro "cliente" le aseguró
que sus hermanos y un sobrino estaban vivos. lo que en efecto se averiguó posteriorrnente.
Entre sus devotos se contaba la misma marquesa de la isla. a
quién advirtió que pusiera "vigias dobladas" en barlovento. porque vendría
una armada por allí. A un consultante que se interesó por su mujer e hijos le
aseguró que estaban libres. y cuando se trasladó a Sevilla a interesarse por su
rescate halló que era verdad. Aunque no siempre acertaba. pues a otro le aseguró
que su madre habia muerto en Argel. lo que resultó falso. Aunque la peor
"profesional" resultó ser Inés González. que aseguró a una tllujer que su padre
no había sido cautivado y a otra que su familia retornaria de Argel. lo que en
ambos casos resultó incierto. La hechicera Catalina NÚllcz aseguró a una
mujer que su marido estaba vivo pero en prisión en Argel. lo que el hombre
corroboró cuando retornó a Lanzarote. La morisca Mclchora Perdotllo seria
denunciada por trasladarse de esta isla a Fuerteventura. pues sentia venir a la
primera los barcos de los moros. además. cuando se ausentaba todos pensaban
que lIegarian los corsarios. Al marido de una cautiva en Argel le aseguró que
su mujer estaba ya restablecida de una enfennedad que había padecido. Este
empleo de medios mágicos para saber "cuándo habían de venir los moros. y
cuántos navíos. y que puertos habian de tornar". fue frecuente tras la invasión
de 1618. No podia estar ausente en esta temática la preocupación de las 111lUeres
de los pescadores que faenaban en Berberia. como sucede en 1667 cuando
un grupo de ellas acude a una hechicera para que averiguara donde estaban sus
maridos. pues "estaban las mujeres llorando la tardazón de los barcos que estaban
en pesqueria"78. También era usual recurrir a estos métodos para conocer
la suerte de un cautivo o propiciar su rescate. corno sucede con dorla Ana de
Espinosa. denunciada por ofrecerse a rezar una oración para averiguar si cierta
mujer estaba en Argel. Tras cobrar dos reales, la hechicera recitó ante una
Virgen de Belén la siguiente oración: "Virgen y Reina.... si está la persona por
quién hago la oración en cautiverio me volved a la mano izquierda y si está en
libertad a la derecha". Acabado el rezo. dorla Ana confirmó que la mujer estaba
cautiva. pero que saldria pronto y con poco coste. lo que en efecto sucedió
pues al <lIlO la rescató la Redención79. Más drástica flte la resolución que adoptó
la lagunera Teresa González que. para conseguir que su marido Juan
Francisco saliera libre de Argel. introdujo un San Antonio en un pozo atado a
78 Fajardo Spillola. F.. IkefllcerÍi.l)' bnljerÍi.1 en CWlllrlas en 111 Edadl/oderna. c.lbildulllsular de Grall
Callaria. Las l'alllHls. 1992. págs. 341~343. y 336. 11. 70.
'N AJ"l C.. !Julc. V,,1. XXVII~2' s .. ¡"Is. 183·184.
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LIli.T 41b('r/O AI/I/YII llemiÍmle: COI/XCllel/ClWI JJllI!erlllles)' esp¡r;llfllles de 111 aCCión corsarill
lUH1 cuerda. Todos los dias lo sacaba y "golpeaba en el agua 7.ambulléndolo y
ba\:ándolo" hastn que cn efecto retornó. nunque. como es lógico. con el tratamiento
el santo "snlió descalnbmdo y maltmtndo··so. Por su parte. Victorin
Lorenzo que vivía en la calle del Terrero en Las Palmas. explicó en 1674 al
Santo Oficio como intentó comprar infructuosmnente un turco esclavo a su
amo Clotaldo para canjenrlo en Argel por su marido Alonso Almeida. Catnlina
Francisca se ofreció a ayudarla. para lo que le pidió dos reales y un ··cuarto
ruin'· para arrojarlo en la tienda de aquel. mientrns re7.abn urH1 oración pnra
obtener su propósito. No fue nsi. por lo quc Victorin recurrió n In Audiencin.
asegurándole Catnl ina que esta vez lo con segu iria porque hab ia sant igundo las
esquinas del pnlncio judicinl. Con semejante recurso el éxito estnba garantizado.
por lo que en efecto ganó el pleito y consiguió canjear al turco por su mnridoSI
. En 1631. es acusnda la madeirense Mnria Martin de hacer una oración
para snber "en que estabn·· el cnutivo Pedro Hemándezs2 . A veces no era la
suerte de un cautivo lo que preocupnba. sino como sucede en 1642. el resultado
de In luchn entre una annadilln cnnaria y un corsnrio. lo que adivinó la
negm Ann Perdorno8J . Lo pamdójico es quc nlgunns de las hechiceras aprendieron
"el oficio'· en el cautiverio en Berberia. espccinlmente las suertes que
se hacinn con ·'cagarrutns·· de cabm o camello. tnl como explica Fajnrdo que
menciona a variass4. Algunas incluso ejercieron sus actividades siendo cautivas.
corno la ciega Maria Luisa. que es acusada por la viuda de Arriete
PerdOI11O porque en Marmkech consiguió con una oración que un matrimonio
flieran a vivir con un mismo amo: además logró con sus artes la liberación de
otras islefíasS5 . Como es lógico. los berberiscos teninn sentimientos y preocupnciones
similnres. corno nos e\:plicn el pndre Dnn. Las mujeres de los corsarios
recurrinn a los morabitos. dándoles lirnosrms para que oraran a fin de que
tuviemn buen viaje y ricas presas. Pero por si los remedios religiosos fallnn. se
recurre. al igual que en el Illundo cristinno a la hechiceria. decapitnndo a un
gallo. vertiendo su sangre en el fuego y esparciendo sus plumas al vientos6.
El miedo n estos corsarios se usaba incluso en Ins maldiciones. Es el caso
de la pnlmera Arm Mnrroquina. quién en 1639 fue denunciadn porque insultó
ni encargado de In leva que hnbía incluido en ella a su hijo. diciéndole: "Malos
turcos cautiven a quién a mi hijo puso en la lista'·S7. También se reflejn esta
temática en las blnsfemias. El palmero D. Francisco de Balcázar y Lugo es
8<} A M.c.. 13111~. \'01. XXXI-2" s. f. 253.
81 A.M.C.. IlIqlli .. kg. LXXII·IS. 1: SI.
81 A.M.C.. 13111~. \'01. XIII·2' serie. l' ¡xmc. f.63,
83 A M.c..ll1qlli.. CXXX-12. f. ().I,
84 Fajaroo Spillola. F.. Op. ciJ.. pflgs. 341·343.
8; A M.C"llIqui" kg, IX·2j,
81> F¡;1I1~(lis Dall. /I¡,>lmre de BarDar", el des corsmres ... "I'aris. 1637. págs. 30 Y329·330.
87 A.M.C..lllqlli.. kg. XCII 1-3.
29 lJolelíll ,\/íllw'I'S CarIo
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Lms Afl>erlO :lJIIIj'a IfemiÍnde: COi/seCllenCli/.\" illIIl('r/(/les)' espirrllfafes de fa acCló" corsaria
denuneiado ante la Inq ui sic ión. porq ue aI llegar del caut iverio. furioso con sus
dos hennanos que se Imbian quedado el dinero de su rescate. exclamó que:
"¡aunque se lo mandase el Espiritu Santo no comunicaria con sus hermanos"!
88. La desesperación por no aIcanzar la libertad provocaba asi 111 ismo este
delito. aún en aquellos que se mantenian más firmes en el cautiverio y que eran
ejemplos para sus cOl11par'íeros. Es el caso del islerlO Juan Lorenzo, acusado de
blasfemar porque cuando iba como marinero en un navio argelino. tropezaron
con dos galeras de Malta que pudieron haber capturado al corsario y libertado
a los cristianos. pero que rehusaron la lucha. Irritado por su mala fortuna. gritó
a los otros cautivos que: "mirasen corno no hayian milagros los santos de palo
de los christianos. mientras que los de los moros los habían salvado". además
maldijo "al Pontifice y a Ntro. Rey que tal gobierno permitia". Sin embargo. a
la vez que lo denunciaba. su delator intentó exculparle ar'íadiendo que lo habia
hecho por desesperación. pues era admirado por los cautivos en Argel porque
rezaba y leialibros a los muchachos jóvenes para animarles a que perseveraran
en la fe cristiana89. Esta favorable opinión la corrobora también el renegado
holandés Juan Bautista. que tras huir de un navío argelino en Tenerife.
explicó al comisario de Garachico que intentó levantar a los cautivos contra
los corsarios. pero que no lo consiguió por fallarle el apoyo de .luan Lorenzo.
que en ese viaje habia permanecido en Argel90. Una de las múltiples molestias
que la presencia corsaria provocaba. era la movilización de los milicianos de
la zona donde rondaban sus navios. Los hombres debian dejar su trabajo y
tomar las annas durante el tiempo que duraba la alanna. lo que provocaba una
lógica irritación. que al menos en una ocasión pagará el oficial que los enrolaba.
El suceso acaece en 1633. cuando a causa de tres navíos argelinos que rondaban
las calmas de Tenerifc-dos carabelas y un navío redondo-o se moviliza
el tercio de Daute. Cuando el sargento Lorenzo Hen!ández. se dirigía con su
comparlía a los barrancos de Masca. instó a Manuel Alvarez. y Lorenzo Pérez
a que se incorporaran a la misma. Los dos lugarerlos no sólo se negaron sino
que atacaron al sargento. que quedó gravemente herido. Lorenzo I-Iernández
seria apresado. mientras que su compar'íero conseguia huir y pasaría a ser procesado
por la jurisdicción militar91 .
Todos estos hechos demuestran la influencia que el corsarismo. especialmente
el berberisco. ejerció sobre la mentalidad colectiva del canario. De ahi.
que los triunfos sobre los turcos fueran especialmente celebrados. como sucede
en 1686. cuando el Obispo ordena dar gracias por la victoria de los austriacos
sobre ellos. o cuando comun ica el jubi leo que eI Papa ha bia dec retado para
ss AM.C.. BlIl~. \'01. XIII. l' IXlfI~. 2' s~ric. f. 136,
8<) t\.M.C..lllqlli.. Ic¡;. CLlX·30. f. 103.
~ A.M.C..lllqlli.. lcg. XCIX-8. [317.
'11 A.i'.'1.L.L..I-V-I3.
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LIli.T 41b('r/O AI/I/YII /femiÍmle: COI/XCllel/ClWI JJllI!erlllles)' esplr;llfllles de 111 aCCión corsarill
organiimr una cruzada contra "el Turco. insaciable enemigo del nombre cristiano"
n . El miedo debia estar omnipresente. especialmente en aquellos que
más arriesgaban. pescadores o marineros. que eran las víctimas más frecuentes
de estos ataques y secuestros. Pero también de los que vivían en pequelios
lugares cerca del mar. Recordemos que las actuales capitales de Lanzarote y
Fucrteventura no se traslndan desde el interior n la orilla del océano hasta el
siglo XIX. cuando ya habia cesado el peligro maritimo. Pero incluso los viajeros
entre islas o al exterior sabian que estaban expuestos a la muerte o al cautiverio.
Un buen ejemplo de los peligros del mar y. no sólo los piráticos. lo
constituye alguna de Ins experiencias vitales del obispo Bartolomé Garcia
Xi ménez93. Embarcó hac ia Canarins en 1665. pero el navío. por causas imprevistas.
flte a parar a Puerto Rico. A la vuelta. una tormenta desarboló el bnrco.
aunque gracias a unos navíos ingleses lograron rehacer los mástiles y el velamen.
pero a costa de casi todos sus bienes. En abril de 1675 se trasladó a La
Palma para hacer la visita episcopal. donde tuvo que permanecer hasta marzo
del ario siguiente debido a que unos navíos argelinos. conocedores de su presencin
en la isla. anduvieron rondando sus aguas durante estos meses.
Este sentimiento de miedo nnte un enemigo omnipresente se veía acrecentado
por las narraciones de los cautivos que retornaban o por la correspondencia
de los que estaban en Berberia que describia los sufrimientos de la
esclavitud. La comunicación no era siempre fluida. pero muchas cartas llegaban
gracias a los redentores o a los comerciantes que frecuentaban Berberia.
Incluso los renegados que huian las trainn. aunque lo hacian para demostrar
que la fugn habia sido premeditada. por lo que obviamente no habian apostatado
sinceramente. El renegado sevi llano Juan de Rivera que huyó en Tenerife
de un bnrco saletino. trajo consigo diversas cartas de cautivos de esta isla a
sus familiares. a quienes comunicó su propósito de huir. para que atestiguaran
su intención y recomendaron se "le hiyiera un buen tratamiento. porque
asi lo hayia él con ellos en Salé". Lamentnblemente no consen'al11os esta
correspondencia. pues se entregó a sus destinatarios. aunque si unas "fes" de
los mismos. donde acreditan que los cautivos solicitaban que ··se le estimara
y regalara. porque le estimaban en Berberia"9.¡. Por lógica. la correspondencia
no podia ser habitual: Simona Sánchez expone en 1602 que su mnrido
cautivo en Salé. le escribia anualmente. Dado que hacin dos arios que no lo
hacia. creia que habia muert095 . El holandés "Vauter Jansen". que huyó en
Tenerifc del corsario "La Carabela". trajo epistolas de los cautivos que esta-
'l2 Caballero MlIgica, F.• ()oclIlJlell!os epl8Copala...• p;\gs. 329, 314 Y315.
~J "N~,licias de la nCl1llllar "ida de el II11Slrisil1lu Sr. Dr. f3arlulunlé GarÓil Xilllénc7.... Re"lsla d,'
/fislOr/a. n°. 101·1(1.1. F;¡clIllad dc FiluS(,fi;\ y LC1fas. LI Lagllll;\, 1953. p;\gs. 182·239.
q.¡ A.M.C..lllqlli.. LXXVI-lO.
95 Lub~, Cabn:T;I, M.. '"Lus anligllus Pfl'luú'lus de FlICrlC\'Clllllr¡I·. rehe/(), ancxo 11. A.H.I'. dc
FIICI1C\CllIllra, S. Cnv. de Tcncrifc. 1998, n." 209,
31 lJo/elíll ,\/íllw"I'.\· CarIo
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Lms Afl>erlO :lJIIIj'a IfemiÍnde: COi/seCllenCli/.\" illIIl('r/(/les)' espirrllfafes de fa acCló" corsaria
ban a bordo donde encargaban a sus familiares que dijeran que el holandés
habia proyectado su fuga desde hacia tiempo%. Conservarnos algunas de
estas cartas que muestran caracteristicas comunes. como es obviamente el
deseo de ser liberados y las criticas por la dilación en conseguirlo. Asi. el
grancanario Tomás Báez de la Fuente escribe en 1629 a sus padres quejándose
de que sus hennanos no gestionaran los rescates y les dice: '"veo el poco
cuidado que mis ennanos Juan Murl iz y Luis Báez an gecho de mi. que si fueran
ellos los que pasaran los trabagos ya yo hubiera venido en busca de ellos.
Los que están en prosperida no se acuerdan de nadie", Otros no dudan en deslizar
amenazas de forma abierta. como fray Gaspar Merino. quién después de
criticar a un islerlO que habia renegado. advierte en carta a su tio fray Tomás
de Aquino "que dios me libre de las tentaciones de esta tierra"97. Algunos
dejan entrever esta posibilidad de manera más sutil. corno un cautivo palmero
que tras solicitar a Dorh Lucia Díaz. a quién había servido, le liberase. le
enumera hasta tres vecinos de la isla que habian renegad098 • En ocasiones
parecen percibirse incluso larvadas sospechas sobre el escaso interés respecto
a su situación. como la que escribe el lanzaroterlO Ambrosio Delgado. cautivo
en Marrakech. a su mujer el 8 de septiembre de 1570. quejándose que:
"hasta la fecha os tengo escritas y enviadas muchas cartas de las cuales no he
visto respuesta ninguna por lo cual se me doblan los trabajos"')'). Claro. que
también se producia el fenómeno contrario. Ana Méndez. mujer del renegado
Ozain declaró que no quiso preguntar si su marido se habia casado en
Argel IOO• Las sospechas de que sus allegados no se preocupaban de la libertad
del cautivo. se concretan en algunos casos con las consiguientes rupturas
f~1miliares al retorno. D. Francisco de Balcázar manifestó. a la vuelta de su
cautiverio en Argel. que no trataria más a sus hermanos. un racionero y un
fraile. porque se habían gastado el dinero para su rescate que se habia girado
en letras de cambio a Sevilla lOI •
Un capitulo aparte lo constituyen los renegados que retoman. Tras su
proceso son condenados a una sentencia benigna. generalmente absolución
"ad cautelam" y a recordar las oraciones. Pero además. con frecuencia se les
prohibe residir cerca de la costa y por supuesto dedicarse a la pesca. Dado
que muchos habían vivido en las islas de esta actividad. el cambio de trabajo
les supone sin duda una alteración en sus vidas al tener que buscarse otra
actividad laboral. Es lo que le sucede a Juan SulÍrez. que habiendo renegado.
'>/> AJ"l C.. III(¡ui.. XCIX·8. f 314.
97 AnaY1' l-krll,lndez. L.A,. "1-;, ill",lSión de L"'/~ltL\le de 1618 y sus rcpCTClIsk.\ncs SOciOCCOIIOmic;lS".
J'f C 11 CA, (1984), Las I'almas de Gr"n CUlilri<l. 1986,
''8 A ¡-"'l.C.III(¡ui.LXVII--6.
'J'> Archivo ,\ci;rkazar. Opí,sculos 111all1l;;erilOS de Callarias.
100 A.M.C.. BUle. Vol. XXVIII·2' s.. 1'.252 "~o
IVI t\.M.C.. III(¡ui.. BUle. V"I XIII·I' parle. 2' s.. r. 136.
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LIli.T 41b('r/O AI/I/YII llemiÍmle: COI/XCllel/ClWI JJllI!erlllles)' esp¡r;llfllles de 111 aCCión corsarill
huyó de los corsarios en Gran Canaria y se presentó al Santo Oficio que lo
absolvió "ad cautelal11". El tribunal le ordenó que se alejara del mar y. poco
después. enterado de que proyectaba embarcarse para ir de pesqueria a
Berbcria. ordenó que no se le pennitiera "por el riesgo de que le apresen".
aunque le concedió que pudiera hacer travesías entre el Puerto de La Cruz y
Garachico lO2 . El renegado era una figura mal vista y despreciada en el
tllundo crisliano. tanto por su apostasia como porque, no sin razón. se pensaba
que gran parte del corso berberisco estaba en sus manos. De ahí. que
tanto cuando apostataban en Argel como cuando retornaban a la cristiandad.
fueran objeto de rechazo social. por lo que no es de extrar'íar que en varios
casos terminaran emigrando a Indias. C0l110 Manuel Pérez. Francisco Bias.
Salvador Luxan y otrosl03. Pero tampoco en América eran apreciados: en
1698. un ministro puritano de Boston escribió: A Pastoral Letter to the
English Captives in Africa y en ella aseveraba: ··Who gave you to lhe
Ah-ican pyratsT He asked sternly. "It was the Lord, against who you had
sinned··. En un sermón titulado The Glory of Goodness. afirmaba: "The
renegates. for the 1110St par!. were those who suffered the least share of
adversity. The fellows enjoy"d more prosperity. and lived in gentlemen's
houses \Vith l11uch of idleness and lu:>\ury and liberty: these for the 1110st part
were lhey that fell into the snare ofthe wicked"104. La Iglesia angl icana ten ia
incluso un ceremonial para que los que conseguian huir se reconciliaran con
ella: the Laudian rile. una humillación pública consistente en que el renegado
vestido con una sábana blanca y una varita en las manos se humillaba
públicamente a la entrada de la iglesia local y se veia obligado a llevar la
sábana tres semanas hasta que finalmente era absuelto y podía recibir los
sacramentosl05. Sus nombres eran conocidos por la población. no sólo por
los cautivos que retornaban. sino porque incluso parece que se hacian saber
públicamente. Al menos. eso es lo que explica Torné Luis. al denunciar que
oyó leer en la calle Triana una relación de cautivos y renegados canariosl06.
Eltinerfer'ío Mateo Castellano que renegó tras dieciocho años de cautiverio.
adoptando el nombre de Ozaín. se dedicó al corso. y, por su valor llegaría a
contramaestre de un navío grande argelino. En 1677 seria capturado en las
islas Cíes y procesado por la Inquisición gallega. Uno de los tcstimon ios que
el tribunal canario remite a Galicia contra él y que data de 1670 es de otro
renegado. Gaspar de los Reyes. quién manifestó que Ozain le confesó que
quería huir a tierra de cristianos. pero no en Canarias. sino en la Peninsula.
para conseguir el perdón de la Inquisición alli y asi "no dar pesadumbre a los
1~1 AM.C..lllqlli.. kgs. XX-I y CLXVII·57.
10.\ Anaya I-Icrll;\lI(kf_ L.A.. "El C<)~ü bcrbo.:risco"". p. 35.
IOl MiIIOIl. G.. Op. cil .. p;'~,;s. 165·166.
105 Milrol1. G.. Irf¡¡¡e gold. L'>IHk",. 2001. p. 160.
lOó A M.c..lnqlli.. LXXXIX-". 1: 6(, v.
33 lJolelíll ,\/íllw'I's CarIo
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Lms Afl>erlO :lJIIIj'a IfemiÍnde: COi/seCllenCli/.\" illIIl('r/(/les)' espirrllfafes de fa acCló" corsana
suyos" en las islas eon su proceso l07 . Pablo González Tabefe por su parte.
vio dificultado su casamiento por haber renegado lOS. Hay que imaginarse el
sufrimiento de estos hombres. que tras arrostrar una huida cuyo fracaso
podia implicar la muerte. pero que en caso de b:ito implicaban un proceso
inquisitorial. retornaban en la más absoluta pobreza a su tierra l09. donde
sufrian el rechazo social de sus paisanos. Sin embargo. el miedo y el desprecio
al renegado. pueden ir asociados a un cierto sentimiento de admiración.
corno sucede con frecuencia con los fuera de la ley. a quienes se
atribuyen actos de valentía f:1lsos o reales que ridiculizan a sus adversarios.
El padre Matias Sánchez explica que "no ha mucho que sucedió". por tanto
a comienzos del siglo XVIIi. cuando un renegado canario desembarcó de
noche en Las Palmas y tras disfrazarse. acudió a una fiesta "bailó con la que
quiso. y se volvió a su lancha jactancioso de tan feliz arrojo"llo.
Todas estas circun stanc ias. coadyu va n a expl icar el que en aIgunas ocasiones
se produzcan actos de crueldad con los corsarios vencidos o en fuga. El
profesor Bethencourt explica magistralmente este hecho. aunque retCrido al
europeo. recordando episodios nada gratificantes corno el exterl11 in io de los 55
ingleses que desembarcaron en Tuineje en 1740 a manos de los encolerizados
majoreros. O la muerte de los 36 extranjeros en Puerto Naos. de quienes ni
siquiera conocernos su país de origen, a manos de los atemorizados herrerlOS
en 1784. que tem ian fueran a propagar una epidem ia. Respecto a los berberiscos.
recordemos corno las milicias de AgOirnes masacran en 1627 a doce de los
dieciséis saletinos que desembarcan en Arinaga. y que los cuatro que se salvan
es porque logran huir. En este caso. la sarla es más incomprensible que en la
de Fuerteventura. pues mientras de los prisioneros ingleses no se obtenian
beneficios. a los berberiscos se les vendia en unos precios que oscilaban entre
600 y 1000 reales. que se repartian entre sus captores. lo que implica que si
calcularnos un valor de 800 reales por cautivo. podian haberse repartido casi
10.000. descontando el quinto real y la parte del Capitán General. Esta característica
suplementaria nos hace entender los odios y miedos de los islefíos
ante los cont inuos ataques corsarios. que en palabras del profesor Bethencourt:
El hedlO de un wmportamiento anómalo nel:esita una explil:al:ión. pues
ello tielle un particular interés para la historia de las mentalidades y de la psil:
ología [olcl:tiva. (.....) Conol:clT10S ya ll1udJas de estas 111otiv,Kiones: el duro
111al\:O gl:ográfico. el hábitat 111UY difuso. la absoluta indefensión. las conli-
101 A.i\'t C.. IlIqui .. Icg. XLI-15.
1'lS Ai\'i.C..lllqui.. leg. XVI-20,
l(J1} En cl pwceso a F¡;lllcisco BIas. IllS ílni~,lS biclIl.'S quc sc le CIlCllCIIl'all SOll sus \'cslidos \',IINados CI1
Ircillla I\:ales: adcm;"1S le 1f;lllspollawlI dcsdc la I'cllill,ul,l '"[10r c;,\,id;llr. A.M.C.. IlIqui .. LXXVII·I. [ 902.
110 1'. /d;lIhias Sállchcl. Semi·fm"lOna. o senCilla narraCión (k faI reIllj¡>nClas. iI"e 01 l/e¡1e fa comp.. de
Jh~". ('i/ fas Islas Cw/ana.I". B,ili,h Libmry. M,s. Addiliollal 25090. Agradc~'I:mos id p'Ofi:soT Frallcisco
Faj;'\rdo el wlIOCimicl110 dc CSIC d0clllnclllo.
110/elill Millares {arlo
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LIli.T 41b('r/O Al/l/ya llemiÍmle: COI/XCllel/ClWI JJllI!erlales)' esp¡r;llfllles de la aCCión corsaria
nuas pérdidas materiales y humanas -familiares y amigos, simplcs paisanos-,
cl aislamicnto pmlong,¡do (On sus sCl;uclas dc l;arcstias y hambrunas. alcrtas.
alarmas. guardias. vigil,lIKia de dilatadas costas. marl;has y l;ontraman.:has
siguicndo los vaivcnes de las cmbarcaciones a vcla. y todo ello con el consiguiente
abandono de sus hogares. sus aperos. el ganado y la atcnción a las
labores cotidianas propias del campesino.
y continúa:
El conjunto de l;oncausas cnumcradas gcnCraron un sentimicnto dc l;rucl
venganza. ¿Cómo? Mediantc un l;astigo tcrmrifico. extenninadof. que alejc a
los agresorcs y quitc a sus compatriotas la mcnor veleidad de hollar suticrra.
su isla·· III .
Corno hemos visto a través dc estas páginas. las consecucncias de la acción
corsaria berberi sca contra Canarias fucron dramát icas. ¡-Iemos en umerado pérdidas
económicas, cifras de cautivos. recursos espirituales ortodoxos y hcterodm:
os para resolver esta problemática. peculiaridades legales. etc. Pero lo más
di tic iI de aprehender es el sufri miento humano. de I que aunq uc tengamos al gunas
evidencias. no bastan para explicarlo en su signiticación. Los trabajos forzados
de los cautivos. los malos tratos. la ar'íoranza. la desesperanz.1 por no ser
rescatado. todo eso es difícilmentc abarcablc. Pero tampoco debemos olvidar
el dolor de sus seres queridos. sus anhelos de verlos libres o sus miedos a que
no retornen o fallezcan. Además. en muchos casos la ausencia del marido
implicaba la suspensión de los ingresos familiares. con las dramáticas consecucncias
subsiguientes. Por no hablar de los endeudamientos o la siempre
humillante búsqueda de limosnas para costear los rescates.
No obstante. scría bueno recordar que el cautiverio y las consecuencias
anejas al mismo no son privativas del mundo musulmán. Los europeos y más
tarde los americanos participaron con entusiasmo en el lucrativo negocio de la
trata negrera. Los portugueses. espar'íoles. italianos y malteses se especializaron
también en la esclavización de los musulmanes norteafricanos. Ya hemos
visto. corno en Canarias esta modalidad de cautiverio precede a los ataques
berberiscos contra el archipiélago. Corno detalle curioso podemos mencionar
quc al menos en una ocasión hubo también cautivos moros en U.S.A. Se trata
de dos marroquies que lograron huir del puerto portugués de Mazagan a un
navío inglés en 1736, que les vendió a una aislada plantación a 150 millas de
Charleston. y que por la quiebra del plantador consiguieron explicar sus circunstancias
y ser devueltos a su pais rl2.
111 13c¡lJcnc'-'lIf11\oJ¡¡,;siw.A.• Op.cil .. p. 72.
112 C,-,Iky. L.. Cap/in's. I·il\lpli~,'. LunJ'-'I\. 2002. págs, 85·86,
35 lJo/elíll ,\/íllw"I',I· CarIo
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