AGUSTIN MILLARES CARLO Y EL ATENEO
DE MADRID
Sergio MILLARESC ANTERO
Licenciado en Historia
Seminario Millares Carlo
Centro Regional Asociado de la U.N.E.D.
Las Palmas
Es sumamente difícil, dada la escasez de bibliografía y de fuen-tes,
abordar con un mínimo de rigor el tema del Ateneo de Ma-drid,
ya que, a raíz de la guerra civil española, los libros de actas
de la Junta de Gobierno desaparecieron y existe una bibliografía muy
limitada l.
Sin embargo, con las fuentes hemerográficas y las escasas infor-n~
aciones que nos facilitan el resto, se puede recomponer la estrechí-sima
vinculación del profesor Millares Carlo al Ateneo de Madrid
desde el año 1915, cuando consigue la cátedra de Latín de dicha
institución, hasta 1933, fecha en que no está al frente de la Comi-sión
de Biblioteca.
EL ATENEO Y LA CRISIS DE LA MONARQUIA
Durante la última ctapa de la Restauración, hasta el advenimien-to
de la dictadura de Primo de Rivera en 1923, se producirán unos
cambios fundamentales en la estructura político-social del país, que
vaii a dar al traste con el sistema establecido por Cáiiovas del Cas-tillo
de turno de partidos. Tanto el conservador como el liberal se
' Sólo hemos encontrado un libro de actas de la Comisión de Bibliotecas
(1932-1933) que presidía D. Agustín Millares.
verán desbordados por unas masas que exigen cambios económicos
y sociales.
Ante este panorama, los intelectuales y artistas no permanecerán
ajenos, y como dice Tuñón de Lara: «El universitario, hijo las más
de las veces de familias de la clase media, se divorciaba cada día
más de la realidad político-social del régimen y del esquema ideo-lógico
de las minorías dominantes ... » '. El Ateneo de Madrid, en este
sentido, junto con la Residencia de Estudiantes, serán centros de
fermentación intelectual, de debate y de transmisión de ideas 3, que
contribuirán al advenimiento de la 11 República.
A modo de ejemplo, citaremos el caso de Manuel Azaña. En
1914 es elegido secretario del Ateneo, y de 1930 a 1932 fue su pre-sidente.
Sus palabras, en 1930, son claras al respecto: «España es
víctima de una doctrina elaborada hace cuatro siglos en defensa y
propaganda de la monarquía católica imperialista.. . ». «Concibo,
pues, la función de la inteligencia en el orden político y social como
empresa demoledoran *.
El 15 de diciembre de 1930, a causa de la insurrección de Jaca y
Cuatro Vientos contra la monarquía, fue clausurado el Ateneo por
el gobierno Berenguer. Sin embargo, casi dos meses después, el 10 de
febrero de 1931, la junta directiva se persona en sus locales y abre
las puertas, ~untraviniendo, de esta manera, las órdenes de clausura.
La fuerza pública interviene y son detenidos D. Agustín Millares
Carlo, que a la sazón era bibliotecario, junto con otros miembros de
la Junta: D. Amós Salvador, vicepresidente primero; el señor Bal-bontín,
secretario segundo; y los señores don Isidoro Vergara y
don Honorato Castro, contador y secretario primero, respectivamen-te.
Después de pasar por la Dirección de Seguridad, los llevaron ante
el juez, y éste los puso en libertad.
El régimen de Alfonso XIII no podía detener la avalancha de
obreros, campesinos e intelectuales que exigían cambios profundos
en la forma del Estado. Un mes después se proclamaría la 11 República.
ACTIVIDAD DE DON AGUSTIN MILLARES CARLO
EN EL ATENEO
Una vez terminada su carrera, en 1913, don Agustín se presenta
TuÑÓN DE LARA, M., La España del siglo XX, t. 1, Barcelona, Laia,
1974, p. 127.
' Ibídem, p. 128.
' AZAÑA, Manuel, Tres generaciones del Ateneo, Madrid, 1930 ,p. 25.
a unas oposiciones para la cátedra de Latín del Ateneo el 14 de mayo
de 1915. Esta es la primera noticia que poseemos de sus vínculos
con dicha institución. A pesar que concursaron numerosos especia-listas,
no hubo duda sobre quién merecía la plaza, y la decisión fue
unánime a favor de don Agustín '.
Victoriano García Martí, vicepresidente, por aquel entonces, de
la Sección de Ciencias Históricas, nos cuenta en su libro una anéc-dota
referida a José Antonio Primo de Rivera y el señor Millares:
«José Antonio ... acudía a la cátedra de Latín que explicaba Agustín
Millares Por cierto que éste me habló alguna vez con elogio no sdln
del aprovechamiento de su discípulo, sino de la corrección acadé-mica
de que daba muestras, pues ..., a pesar de las advertencias que
reiteradamente le hacía para que contestase a sus preguntas sin levan-tarse
del asiento, José Antonio se ponía de pie cada vez que era
interrogado por su profesor» '. Por cierto, y como nota al margen,
apuntamos quc cstc libro dcstaca por la falta dc rigor cn cuanto a
las fechas y por su parcialidad política.
En el año 1917, don Agustín Millares Carlo ya figura como se-cretario
2." de la SecciDn de Ciencias Históricas, a cuyv frente está
don Gabriel Maura; sin embargo, no poseemos la fecha concreta de
su nombramiento.
La faceta de conferenciante la prodigaría con suma frecuencia,
tanto en Las Palmas como en Madrid. El 29 de marzo de 1917, pro-nuncia,
la que, creemos, su primera conferencia en el Ateneo con el
título «La leyenda de Eneasn, que iba a ser la primera de una serie
que trataría sobre los aspectos más interesantes de las literaturas
griega y romana.
Años más tarde, el 4 de enero de 1922, una vez conseguida la
cátedra de Paleografía por la Universidad de Granada, hace la pre-sentación
en el Ateneo del joven conferenciante don Carlos Ramírez
Suárez, al cual introduce en su disertación sobre Galdós: «.. . Para
los que no conocieron la vida íntima de Galdós, su peculiar modo
de ser y la infinita bondad de su espíritu, tendrán las palabras de
nuestro amigo un interés indudable; ellas os dirán de su vida en Las
Palmas, patria de Galdós; de sus tertulias, de sus amistades, del
amor a los hombres y a las cosas de la tierra lejana que aquel cora-
«LOS demás opositores quisieron retirarse, ante la superioridad de Millares,
y suscribir una instancia rogando al Tribunal concediera a nuestro paisano
la cátedra sin más exámenes, pero Agustín Millares no lo consistió. Al fin,
fue para él» (El Tribuno, Las Palmas, 21 de mayo de 1915).
GARC~MAA RT~V,i ctorisno, El Afcnco de Madrid. 1835-1935, Madrid, 1948,
nota de la p. 229.
zón de niño conservó, aún en los instantes de mayor amargura ... » '.
Palabras que dan luz sobre la personalidad de don Benito Pérez
Galdós y la vinculación a su tierra.
Sin embargo, es de destacar la actividad de don Agustín Millares
Carlo como bibliotecario del Ateneo. No poseemos la fecha de su
elección para tal puesto, pero por los documentos consultados, es
seguro que figura en ese cargo desde mediados de 1930 hasta el
mes de marzo de 1933, fecha en que se nombra a don Ramón Igle-sia
Parga. Por lo tanto, don Agustín forma parte de la Junta de Go-bierno
que tan acertadamente dirigió don Manuel Azaña.
De una atenta observación del libro de actas de la Comisión de
Biblioteca (1932-1933), apreciamos lo indispensable que era don Agus-tín.
Entre sus logros están:
- Creación de un carnet de lector.
- Ampliación de los locales de la biblioteca a costa de la cantina.
- La suscripción a las publicaciones de la Sociedad de Nacio-nes,
que el ilustre bibliotecario gestiorió cerca del seíior Ma-dariaga,
que por entonces era embajador de España en dicho
organismo internacional.
- Aumento de subvenciones "
El 15 de diciembre de 1932, la Comisión de Biblioteca, en carta
dirigida a él, acuerda felicitarle por su reelección al cargo de biblio-tecario,
al tiempo que aboga por su recuperación de una enfermedad
que le tenía postrado. «. . . Nos hemos enterado que se encuentra Vd.
mal de salud y sin duda a eso se debe que no haya venido a nuestra
reunión de hoy. Sería de desear que nos diese indicaciones para
nuestra actuación pues desde que Vd. falta en la CumisiÓ11 de Biblio-teca,
ésta ha decaído visiblemente.. . » lo. Esta petición de ayuda nos
demuestra lo imprescindible que era para la biblioteca la labor y la
meticulosidad de don Agustin. Sin embargo, sus innumerables ocu-paciones
(cátedra de Paleografía por la Universidad de Madrid, pu-blicaciones,
etc.) y su enfermedad, no le van a permitir el trabajar
' Diario de Las Palmas, Las Palmas, 23 de enero de 1922.
a No excluimos la posibilidad de que figurara desde mucho antes, pero
carecemos de información al respecto.
Libro de Actas de la Comisión de Biblioteca (4 de octubre de 1932 al
2 de junio de 1933), sesión del 25 de octubre y 12 de noviembre de 1932.
'O Ibídem, sesión del 15 de diciembre de 1932.
activamente por el Ateneo; y en el mes de marzo de 1933 nombran
de bibliotecario a un estrecho colaborador suyo, Ramón Iglesia Parga.
Don Agustín Millares Carlo siguió vinculado al Ateneo, incluso
después de su exilio por tierras americanas, y hasta las nuevas ge-neraciones
de ateneistas le recuerdan.