De re bibliographica
JUANA . MART~NDEEZ L A FE
Conocer y tratar a don Agustín Millares me abrió horizontes muy amplios
a muchos paisajes. La variedad de sus saberes era tan vasta y profunda que a
cualquier parcela de ellos a la que me asomara me permitía despertar la inquie-tud
por aprender de tan importante fuente.
Fue la bibliografía uno de estos campos en el que era don Agustín un
maestro de eficaz docencia. José Antonio Moreiro, en su excelente biografía
del profesor, relaciona más de cien documentos de Millares sobre esta ciencia.
A su lado, de don Agustín, tuve la oportunidad de acceder a sus muchas publi-caciones
sobre este particular y de su mano conocí a otro destacado bibliógra-fo
en nuestras islas, Manuel Hernández Suárez.
En el mundo bibliográfico, me brindó don Agustín la ocasión de poder
prestar mi colaboración en alguno de sus proyectos y supervisó él personal-mente
otros que tuve la osadía de acometer por mi cuenta, pensando, sobre
todo, en la utilidad que reportarían a posibles usuarios.
Conservo una carpeta en la que guardo papeles relacionados con don
Agustín. No fui previsor para conservar el considerable volumen de escritos
que, por diversos motivos, me entregó. A su muerte, que tanto dolor me cau-sara,
mantuve los que en aquellos momentos tenía entre manos, los archivé sin
orden y los guardé, no hojeándolos prácticamente en todo este tiempo, teme-roso
de hurgar en los recuerdos.
Ahora los he exhumado y me he encontrado unos documentos, de los que
he entresacado algunos de los que aluden a la bibliografía. Concretamente, al
Centro de Investigaciones Filológicas y sobre la Bibliotheca Hispana Nova, de
Nicolás Antonio.
Este Centro llenaba con largueza la capacidad de ilusión de don Agustín y
le dedicaba horas de su precioso tiempo. Josk Antonio Moreiro alude a CI en
el tramo final de la vida del maestro, denominándolo de diferentes ii-ianeras; de
hecho, su nombre no pasó a ser definitivo hasta su constitucih y, aun así,
Millares no se refería siempre a él por su título "oficial". Uno de los docu-mentos
que conservo esta mecanografiado y se titula Projwto do1 R~~gltrti~c~~iro
del Instituto Caiiurio de Bibliograjk J. Docirt~~etztlrcicjnt~o ;c reo que fuera ori-ginal
de don Agustin, sino de Manuel Hernandez, aunque fue 61 quien nic lo
facilitó para que lo considerara y lo tuviera presente llegado el inoinento; son
seis folios en los que, a lo largo de diez capítulos, se esboza el desarrollo orgi-nico
del centro. En el artículo primero, se resumen sus fines:
El Instituto Canario de Bibliogr-~rfilrJ . Docunlcntrrc.icir7 (ICBD) c~.strid e.sti-nado:
a) A la investigación bibliográfica ccñida por el inomento a los mias fiind;tincn-tales
que luego se especificaran.
b) A la compilación, en forma ordcnada y metódica, de scrics de docuincntos blisi-cos
para la historia del Archipiélago.
c) A la compilación de bibliografía histórica conccrnientc a la Ainbrica de Icngiia
española y portuguesa.
d) A la elaboración de monografías bibliográticas, ya sca sobrc lig~ii-a literaria.
científica, etc., sobresaliente, ya sobre un período, ya sobre la iniprcnta en las
islas, ya sobrc temas especiales.
El capitulo IV trata De las secciones de i~zvcstigaciíín:
Artículo 18.- El ICBD contará por el inoincnto con las secciones siguicntcs:
a) Biobibliografía de escritores canarios de los siglos XVI-XVIII. (Fut~irns:i d-ciones
y rectificaciunes a la obra del mismo título en curso dc publicación).
b) Biobibliografía de escritores canarios siglos XIX-XX.
c) Bibliografia sobre las Islas Canarias.
d) Colección de documentos inéditos o poco conocidos para la Iiistoi-in dc la\
Islas Canarias.
e) Bibliografia de la producción histórica sobre América Latina del período
colonial.
f) Otras bibliografías.
g) Publicacih del Boletín del Instituto que saldrá cada dos meses y tendrá una
sección fija dedicada a insertar los trabajos bibliográficos a que se rcfiere cl punto "e"
del presente articulo.
De re bibliographica
Los demás apartados de este Reglamento se refieren a temas de organización
interna, encaminados al mejor cumplimiento de los fines del Centro.
Otro documento, manuscrito esta vez, recoge las finalidades, logros y
proyectos de esta interesante iniciativa; se trata de un informe a la
Presidencia de la Mancomunidad de Cabildos, al que se debieron añadir
otras páginas, ya que las líneas finales, tal y como están, no tienen un senti-do
claro. Dice así:
En el pasado mes de mayo se creó, financiado por el Plan Cultural de la
Mancomunidad, el Centro de Investigaciones Filológicas, en un local cedido
generosamente al efecto por el Museo Canario de Las Palmas.
En el acto que tuvo lugar con motivo de la inauguración del Centro, queda-ron
bien explicadas las finalidades de esta institución, orientadas fundamental-mente
a fomentar en nuestro medio las investigaciones de carácter humanístico,
que sin menoscabo de las técnicas consideramos como base y fundamento de la
cultura del país, no limitada al conocimiento de lo que le es peculiar, sino con
una visión más amplia, ambiciosa y universal.
Primer paso de las organizadas del (sic) Centro fue la concentración en el
mismo de un notable conjunto bibliográfico de obras fundamentales de consul-ta
o de referencia en los campos de la bibliografía propiamente dicha, y de la
historia, crítica literaria y artística, archivología, ciencias auxiliares de la histo-ria,
lingüística, filosofía, etc. El acervo reunido ya y que se irá dando a conocer
gradualmente es muy copioso y de tal calidad que puede afirmarse que ninguna
otra biblioteca de la ciudad posee nada análogo.
Posteriormente, se procedió a la organización de cursos especiales, como el
de paleografia, dictado por el profesor Agustín Millares Carlo, y los coloquios
como los referentes a lingüística, dirigidos por José Luis Gallardo.
Está totalmente preparado y en condiciones de salir a la luz, el número 2 del
Boletín de Informaciones Bibliográficas, el cual, con estructura diferente de la
del 1 ", incluirá una nutrida Sección bibliográfica, con el registro del contenido
de (?) libros, folletos y artículos de escritores tocantes a los temas arriba men-cionados.
Como secuela de esta publicación, se considera la creación inmedia-ta
de una oficina de canje, procedimiento que nos permitirá acrecentar de modo
(?) nuestra biblioteca.
Sigue: (?)
Local insuficiente: se solicita el de la Caja de Ahorros, ya aprobado y su
mobiliario. Catálogo centralizado.
Organización de cursos como son: griego, latín, gramática histórica del espa-ñol,
paleografia, diplomática, historia de la literatura canaria, (?) sobre estudios
de la historia, música, arte, etc.
Para no-institutos.
Gratis.
Pequeño presupuesto para mantenimiento.
Juan A. Martínez de la Fe
(Con letra de otra persona):
Colaboran en las labores de este Centro y están conforme\ con el prc5ente
escrito: José Luis Gallardo, Manuel Hernánde~ Suárez, Eugenio Padorno.
Antonio de la Nuez, Juan A. Martínez de la Fe, Isabel Henríqiiez Phw, M'
Jesús González Perez.
Funcionó el Centro, sobre todo, gracias al tesón y la voluntad de don
Agustín y de José Luis Gallardo, pues los medios con que contaba eran muy
escasos. Remito nuevamente a José Antonio Moreiro porque en su obra expli-ca
resumidamente los comienzos de esta institución que dio origen al actual
Seminario Millares Carlo de la UNED.
La precariedad económica y la situación que se le creó al profesor cuando
no se le renovó el contrato para seguir al frente del Plan Cultural, dieron ori-gen
a este otro documento que conservo, manuscrito, borrador de una carta al
Presidente del Cabildo:
He tenido noticia, aunque no oficial, de que el día 3 1 del corrientc nics se
celebrará un pleno de la Mancomunidad de Cabildos de la Provincia de 1.a~
Palmas, y que en él se proyecta examinar el escrito que hace aproxi~i~adoiiieiite
un mes tuve el honor de elevar a su consideración.
De una manera absolutamente confidencial y reservada me permito cxprc-sarle
mi deseo (a título de ruego muy sincero) de que el problema pendiente no
se trate desde el punto de vista de mi persona, ni con el propósito de rcsolvcr mi
situación particular. Lo que realmente está en juego es la existencia o desapara-ción
del Centro de Investigaciones Filológicas, institución cuyos fines y prop0-
sitos aparecen suficientemente definidos en el escrito al que más arriba he hecho
referencia, cuanto mereció de V. elogios que agradezco y apoyo que de niie\'o
solicito. Lejos de mi ánimo está el que se me considere como un obsthculo para
la consecución de los objetivos del Centro. Un grupo sclectísiino colabora en
éste, y está muy interesado en su supervivencia y progrcso; no aspiro a ser otra
cosa que "unus inter pares".
Para garantizar la supervivencia de la entidad tantas veces aludida, cstiiiio
que, aparte de las atribuciones que en mi instancia solicito y del presupuesto qiic
en ella se consigna, debería dársele total autonomía, reconocfrscle idbntica per-sonalidad
a la de otros institutos dependientes de la Mancoiilunidad o cicl
Cabildo, y nombrársele un patronato que cuidara de lo conccrnicnte a su buena
marcha y al exacto cumplimiento de sus propósitos.
Con gracias anticipadas por la atención que se sirva prcstar a estas lincas y
reiterándole el testimonio de su amistad, se ofrece de V. s.s.
Hasta aquí estos recuerdos personales sobre el Centro. Y, sin apartarnos del
ca~npod e la bibliografia, recordaré ahora otra actividad en la que don Ag~istín
me invitó a colaborar: la traducción de la Bibliotheca Hispana Nova de
Nicolás Antonio.
De re bibliographica 8 9
Recientemente, la Fundación Universitaria Española ha sacado a la luz la
traducción de la Bibliotheca Hispana Vetus, como primer peldaño en la publi-cación
de esta obra completa de Nicolás Antonio, satisfaciendo, así, un anhe-lo
que tanto tiempo ha anidado en quienes hacemos uso de tan destacada fuen-te
de información. Como revisor y coordinador general de la edición figura
Miguel Matilla Martínez, quien, en la Introducción detalla el largo proceso
seguido hasta culminar tan laudable empeño; cita allí, lógicamente, el papel
jugado por don Agustín en la versión del primer tomo de la Nova, que abarca
hasta la letra L. El trabajo del profesor Millares no se limitaba, sin embargo,
al de la mera traducción; acometió simultáneamente la preparación de un índi-ce
de títulos, que pensaba luego contrastar y describir; un inventario de las
fuentes utilizadas por Nicolás Antonio; confección de un índice de títulos que,
a su vez, permitiera ordenarse por los lugares de impresión; y, finalmente, ela-borar
una biobibliografia de órdenes religiosas, con los datos de esta impor-tante
Bibliotheca.
Para colaborar en esta traducción me invitó generosamente don Agustín.
Tuvimos que establecer el procedimiento de trabajo que no resultaba sencillo.
Los originales de los textos los obtenía don Agustín de la Academia de la
Historia; allí, uno de sus empleados, iba fotocopiando gnipos de páginas que
le remitía por correo; esta situación mejoró sensiblemente cuando Manuel
Hernández Suárez adquirió, en una librería radicada en Liechtenstein, un
ejemplar de la obra; este ejemplar pasó, todavía en vida de su propietario, a la
biblioteca del Cabildo Insular, junto con otras de gran interés que formaron
parte de la biblioteca de Hernández Suárez.
De estas fotocopias, don Agustín me daba las que yo debía traducir; con
ellas, elaboraba un borrador que le sometía; estas correcciones se convirtieron
en un aprendizaje práctico, a la vez que me permitieron percibir la amplitud de
los conocimientos del profesor. Él, por su parte, tenía sus gustos particulares
en cuanto al método de trabajo; por ejemplo, utilizaba siempre papel de
Muñagorri, del que se solía proveer cuando iba a Madrid para alguno de sus
trabajos; su tamaño preferido era la holandesa.
No pudo don Agustín terminar todo el trabajo; sí finalizó la parte que le
correspondía, pero no alcanzó a revisar la labor de otros componentes del equi-po,
ya que le sorprendió la muerte.
De lo que no cabe duda es de la ilusión con que acometió la labor. En sep-tiembre
de 1977 me envió una nota manuscrita, encargándome una serie de
gestiones al hallarse él enfermo: Durante estos dos pasados días creo haber
llegado al límite de lo que un ser humano puede sufrirfisicamente. Sin hipér-bole.
Una neuritis, sufrida hace años y localizada en el lado izquierdo de la
90 Juan A. Martinez de lu Fe
?ente, se ha recrudecido de tul modo, qzre m impido u 11-ato.ls~ rrst~hr( rhlur 110.1.
me pondrán la 2" inyeccicín de 5, recetadus por mi primo Agzr.sti~R O.YC/SI¿.J
trata de vitamina B12, remedio único pura esta dolencia j: al purcwi: c' f I'C ,(I:,
Pese a esta postración, termina su escrito: Si V y~1it.l~i v ~ / ñ ~ilcc.,/l glr esto tlr~ulc>
a la hora acostumbrada. (...) Hahlaiernos de Nic(c.olás At~tonio.
Esta afición común por el latín que compartíamos con la traducción de la
Bibliotheca hacía que me enviara, a veces, notas en dicha lengua. Una de ellas
es la carta siguiente que me remitió desde Venezuela en 1978, llena de gracia
y buen humor:
Illustrissirno viro Iohanni Antonio Martincz a Fidc, Ai~ge~stinIii~iisn iilis ami-cus,
S.D.P.
De his quae nuperriine nobis accidcrunt, postquam relicta Magna Ins~iln
Canariensi, itcr in Venezuelam, cum filia dilecta facere teinpiam~is, non cst cit
loquar: ita sunt incredibilia auditu, horribiliaque dictu!
Aereae navis gubernator viatoribus soleniniter proinisit se in
Venezuelanensia litora feliciter adpulsurum post meridiem eiusdcni dici exitus
nostri, qui esse debuit ipsis nonis mcnsis ianuarii, hora fere nona. Sed, proh
dolor!, diis aliter visum ininortalibus, quia, multis obstantibus difficultatibus, nd
nostruin pervenimus portuni, non eodem exitus dic, sed siibscqiicntis prima
luce, laxitudine multa, niultoquc langore confecti, requirentcsquc iicratis vici-bus
Icctuin ubi corpora quiesccrc potuissemus defatigata tam longo difficilique
itinere.
Postero die, praepositus Archivo Generali Nationis, obtulit nobis primciin
exemplar libri nostri, cui titulus "Maracaibo y la independencia de Veneniela".
cuius inspectione valde sumus delectati. Die sabato, Enicritain ah Equitihus
(hoce est, Mérida de los Caballeros), cuius montes perpct~iiss iint nivibus coro-nati,
perrecti sumus, ut libros Bibliothecae Uiiivcrsitai-iac, quae nomen cxliibct
doctoris Tulii Febris Cordero, illustris Eineritcnsis scriptoris. dcciiiio sexto sae-culo
praelo mandatos enucleareinus, et pro posse nostros describireiii~is. dcs-criptionesque
iuris faccrcinus publici. Post tres laboris indefessi dies. lincin tiiti-gis
iinposuiinus nostris ct Maracaibum, urbein inagna percelebreiii lacuna. pos-tremo
pervenimus.
Vehementer precor, doctissime interprcs hispanicc Bibliothecae Nowc a
Nicolao Antonio conscriptac, ut NN, diligentissiinuiii calefactorein ("cliófcr"
vulgariter dictum, cum barbaro verbo ex Gallico idioinate deproinpto), es oppi-do
"El Fondillo" oriunduin, advertas se Gandcnsi aeropoi-te1 deberc cssc Iioris
matutinis diei 24, ad nos et filiam excipiendos, ct Tatirani, iit aicint. aliain coii-ducendos
in dominia NN, pulcherriinae niinphae in silvis neinoribusq~icc aii:i-riensibus
habitatoris.
Vale, dilectissime vir, una cum uxorc ct pacificis filiis, ct nic non iiltiiiiuin
inter tuos amicos numera.
Dabam Maracaibi, mense ian., anno a partu Virgineo MCMLXXVIII.
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Con su fino sentido del humor, redactó Millares algunas notas referidas a
personas de la vida local, utilizando el estilo de Nicolás Antonio; una muestra
de ellas la conservo manuscrita: NN., in insula Canariensi Magna natus amo-reque
rei publicae notus. Edidit, sed adhuc non vidimus, De traslatione cor-poris
J.F ex civitate Mexicana in Canariensem Insulam libri viginti. Lugduni,
typis Jacobi (vulgo Santiago) X 1973. Folio. Videsis Emmanuel Hernandez in
De viris illustribus Canariensium Insularum, ,fol. 2142.
De cuanto se ha escrito sobre don Agustin Millares, hay un texto que siem-pre
me agradó, por su sobriedad y exactitud y por estar redactado, también, al
estilo de los textos de Nicolás Antonio. Lo firmó don Tomás Marín, en el
número I,I, de junio de 1980, del Boletín Millares Carlo (el buen amigo
Antonio Henriquez me facilitó la copia del escrito que sólo figuraba registra-do
vagamente en mi memoria):
Augustinus Millares Carlo, canariensis, oppido Palmarum ex docta ac pru-denti
familia natus, eruditione vir prestantissimus, paleographicae ac diplomati-cae
scientiae magister eximius, bibliographica scientia expertissimus, latina lin-gua
valde floruit, inter professores Universitatum Americae Hispanae summa
cum laude prefuit; virtutibus humanis excellens, simplicitate, amicitia, benevo-lentia
claruit; meritis et annis plenus, laboribus scientificis semper immersus,
vivendi exitum in ipsa Palmarum civitate fecit.