ESTUDIOS SOBRE
AGUSTIN MILLARES CARLO
«COMENTARIOS A LA BIBLIOGRAFIA FILOLOGICO-LITERARIA
DE MILLARES CARLO»
JosÉ ANTONIOM OREIROG ONZALEZ
Profesor Ayudante de Documentación
Universidad Complutense de Madrid
Director del Seminario nMillares Carlo»
Resumen
Estudio sobre la vocación humanistico-literaria de don Agustín Millares
Carlo. Su actividad polifacética tuvo en la lengua latina el inicio y contrafuerte:
se destacan sus labores como traductor, docente y autor de manuales. Junto a
la creación literaria propia se analiza su entrega a la enseñanza y estudio de
la literatura castellana, profundizándose en las aportaciones que dedicó a Feijoo,
Ruiz de Alarcón y otros clásicos castellanos.
Descriptores
- /Filología Clásica/
- /Filología española/
- /Creación poética/
- /Literatura medieval española/
- /Edición de clásicos castellanos/
- /Fray Benito Jerónimo Feijoo/
- /Sor Juana Inés de la Criiz/
- /Juan Ruiz de Alarcón1
- /Agustín Millares Carlo/
Abreviaturas
AMC: Agustín Millares Carlo.
FCE: Fondo de Cultura Económica.
LUZ: La Universidad de Zulia, Maracaibo, Venezuela.
UNAM: Universidad Nacional Autónoma de México.
Introducción
El presente artículo tuvo su origen en las investigaciones de la memoria
de doctorado de su autor que estudió la biografía y la obra del doctor Millares
Carlo, dirigidas por don Antonio Bethencourt. Cada una de las actividades
científicas del polígrafo canario fue estudiada en un capítulo propio. El corres-pondiente
a los campos de la filología y la literatura viene plasmado aquí con
muy ligeras variaciones.
Desde la defensa de la tesis han ido apareciendo sus capítulos en publica-ciones
periódicas por el interés que sin duda tienen para los estudiosos, y con
el afán de evitar el carácter más divulgativo de una monografía global presta
a ver la luz con el patronazgo del Cabildo Insular de Gran Canaria.
1. La filología latina
1 .l. Un viejo profesor de latín
No era preciso alargar mucho una conversación con Millares Carlo para
escuchar la resonancia que producía en sus palabras el eco de un mundo
clásico cuyas realidades le habían acompañado a lo largo de su vida. La
inevitable pujanza que desde muy joven sentía por esta dedicación le llevó
a confesar, catedrático precoz de latín en el Ateneo: ((Nunca cuando trabajaba
llevado de unas aficiones que parecen nacidas conmigo mismo, según mc do-minan,
pude pensar en este instante, el mejor y más completo de mi vida» '.
Coincidieron los años de estudiante de don Agustín con el gran arranque
de los estudios filológicos en Espafia. Discípulo directo de Menendez Pida1 y
de Américo Castro, continuó las orientaciones metodológicas de éstos hacia la
investigación, si bien dedicándose exclusivamente al mundo clásico latino.
El influjo del profesor Sons y Castellví, latinista y helenista, fue definitivo para
que Millares se orientase hacia el humanismo clásico 2. Alumno brillante en
cuantas disciplinas cursó a lo largo de su carrera universitaria, destacó espe-cialmente
en los estudios de latín ', en cuyas particularidades lingiiísticas pro-fundizó
de la mano del profesor Artigas.
El dominio de la lengua latina, condición imprescindible para adentrarse
en las dificultosas tareas paleográficas y archivológicas, concedió a Millares
posteriormente una enorme soltura en la práctica de estas ciencias. El mismo
reconoció como causa última y fundamental de sus logros científicos la destreza
adquirida en el manejo de esta lengua: «Yo no soy si no un viejo profesor de
latín» '.
Con la carrera recién terminada, antes incluso de completar los estudios
de doctorado, accedió en 1915 a la cátedra de latín del Ateneo de Madrid.
En el homenaje que por ello se le tributó, contestó a los discursos de ofreci-
1 Durante el homenaje que le tributaron sus amigos en el restaurante La Bombilla
(Madrid), 16 de mayo de 1915.
2 Véase Heliodoro Valle, Rafael, ((Diálogo con AMC», en UnivMe, 1947, núm. 7, p. 9.
V é a s e resplandor de Luminarias*, en ABC (Madrid), 12 de mayo de 1913. Se
refiere a la clase de latín vulgar, y destaca a AMC entre otros colegas.
4 Véase Vaz Araujo, Lino, AMC. Testimonio para una bibliografía, Maracaibo, LUZ,
1968, p. 32.
miento con una «Defensa de la lengua latina». Aquellas breves pero signifi-cativas
palabras nunca se imprimeron, por lo que cabe aquí mismo recordarlas
siquiera fragmentariamente: u.. . quiero creer que nos reunimos aquí, no para
celebrar este 6xito mío, sino para reconciliarnos un poco con la lengua latina.
Ya es hora de que olvidemos que el latín es un martirio de la juventud, y de
que pensemos un momento en todo lo que esta lengua significa como ponde-ración,
equilibrio, disciplina.. .; todos vosotros en mayor o menor grado habéis
sentido alguna vez el deseo de acercaros a los grandes maestros del pasado
para buscar nuevas orientaciones, nuevos motivos, modalidades que rompan con
la vulgaridad ambiente y renueven, en gran parte, nuestros valores literarios.
Aquel de vosotros que en el curso de una lectura latina se haya visto de
pronto sorprendido por una belleza inesperada esculpida en el ritmo insupera-ble
de esta lengua, comprenderá lo que digo, y comprenderá más que nunca
que el conocimiento de lo perfecto es la única y más fecunda fuente de energías
espirituales.
Yo no puedo negar, amigos, que estamos asistiendo a un resurgir de estas
aficiones, pese a los detractores inconsiderados, que se parapetan detrás del
socorrido tópico de lo útil y lo práctico, como si la vida fuera esto solo, y no
quisieran dejarnos el ensueño que vale más que todo, y es humano y tiene algo
de divino.
Ya conocéis aquellas palabras que burla burlando puso Moratín en boca
de uno de los personajes del Médico a palos: "ud. no sabe latín, por consi-guiente
está dispensado de tener sentido común", quién sabe si podrían apli-carse
a los impenitentes detractores de lo griego, que es la armonía, y de lo
romano, que es la armonía y la fuerza.. . »
Este amor y dominio de la lengua latina produjo de inmediato un fecundo
magisterio. La Residencia de Estudiantes y la misma Universidad Central cono-cieron,
también desde 1915, las enseñanzas de Millares s. Por su parte, la do-cencia
impartida en el Ateneo tuvo una acogida tan aceptable, que desde enero
de 1916, además de las clases de lengua, explicaba los sábados un curso acerca
del Teatro latino. Ese mismo año, en junio, el nombramiento de don Agustín
como catedrático interino de lengua latina del Instituto General y Técnico de
Las Palmas, a punto estuvo de fijar su residencia en la capital grancanaria, de
no mediar la atracción científica y profesional que ejercía sobre él la Universi-dad
madrileña.
En el aula se originaron también las publicaciones que Millares consagró
a la filosofía clásica. Cuerpo denso de obras que conformaron los manuales
docentes y las versiones al castellano de numerosas obras clásicas. Encabezó
esta serie de publicaciones el breve análisis «Acerca de la formación del im-perfecto
latino» (1916), colaboración para la Revista de Filosofía y Letras.
5 La Residencia de Estudiantes creó una cátedra de Latín para ser explicada por AMC.
Véase Ecos (Las Palmas), 30 de octubre de 1915. En la Universidad figuró Millares
como profesor encargado de latín desde el curso 1915-16.
Con facetas filológicas y literarias vio la luz un año después «Dido y Eneas~,
primer compromiso de Millares con la Editorial Calleja. De este contacto,
surgió un compromiso para llevar a cabo traslaciones de autores griegos y
romanos 6. Así en 1919 aparecieron coincidentemente la traducción de algunos
poemas de Tíbulo, y la versión del francés de la edición de P. Girard sobre
textos escogidos de Esquilo, Sófocles y Eurípides. Aun ese año trajo las
Cuestiones Acadénticas de Cicerón, presentadas críticamente en vcrsión castc-llana
de la edición de C. F. W. Müller (Leipzig, 1908).
En varias ocasiones más tanteó don Agustín su destino hacia el latín, antes
de su definitiva dedicación profesional a la paleografía. Fueron las teniaiivas
fallidas de acceder a la Cátedra de Lengua y Literatura latinas de la Univer-sidad
de Barcelona ', y a varias cátedras vacantes en Institutos de Enseñanza
Media. La obtención poco después de la cátedra de Granada no impidió la
continuidad de tan profunda afición al latín clásico. Son los años de transición
que le llevaron a la investigación errante por los archivos medievales castellanos,
a inclinarse hacia traducciones hechas del francés, e incluso hasta la Argentina.
Del Manual de los estudios griegos y latinos de Laurand, libro indispensable
para el conocimiento de los clásicos, tradujo Millares los fascículos referentes a
la «Gramática histórica griega» (1923) y a la «Gramática histórica latina»
(1925). También del francés vertió con exquisito cuidado el Libro de la piedad
y de la muerte de Loti '.
En Buenos Aires don Agustín sucedió a Américo Castro en la dirección
del Instituto de Filología, cuyo objetivo primordial era conformar un semina-rio
que fomentase vocaciones entre los estudiantes de la Universidad Central
argentina. Acudió allí Millares como representante de la nueva escuela de
filología española, comprometido con Menéndez Pida1 para desarrollar una
serie de labores, entre ellas acercar a los alumnos del Instituto al estudio del
Latín Vulgar a través de la cátedra de Lingüística Romance. Para los alumnos
de quinto curso preparó especialmente una serie de lecciones acerca de Virgilio
y la poesía latina.
Cuando Millares Carlo llegó a Buenos Aires el Instituto trabajaba ya, diri-gido
por Américo Castro, en la edición de una Biblia del siglo XIII. Se quería
llegar a tener, a través del estudio exclusivaineilte filológico de su texto, una
expresión del lenguaje de la época. Don Agustín se proponía hacer además
el glosario de esta Biblia. Inacabado el trabajo al dejar Buenos Aires, lo conti-nud
Angel S. Battistesa. La obra aparecid en 1927 como primer fruto de las
investigaciones del Instituto de Filología, con el que comenzaba a caminar in-dependientemente.
Entretanto, Millares ha accedido a la cátedra de Paleografía de la Universi-dad
Central, sin que esta modalidad científica le separase en absoluto del fa-
6 E1 director de esta editorial, por carta fechada el 2 de enero de 1917, acusó recibo
del artículo de AMC, que no se editó hasta 1918.
7 Su solicitud fue rechazada por falta de justificación en octubre de 1919.
8 La primera edición apareció en 1923. Nuevas ediciones en 1943 y 1959.
miliar inundo latino, ni de la filología hispánica en general. Lúgicamente a
través de los documentos visigóticos don Agustín investigaba no sólo los carac-teres
de un tipo de escritura, también contemplaba el proceso de formación del
castellano y recorría paso a paso el camino ocupado por la lengua romance al
latín hasta presenciar la desaparición de éste en la expresión común. Por esta
práctica se convirtió en un gran conocedor del llamado latín vulgar, e incluso
de aquel latín oficial artificioso que nada podía hacer frente a la fuerza del
habla popular.
En la Universidad vio acumulada su cátedra con la de Lengua Latina. Al
fallecer en 1927 Julio Cejador, García Morente le entregó el curso de ampliación
de esta lengua clásica, para suplir la deficiente preparación con que muchos
alumnos llegaban a la Facultad. Hasta su salida de España don Agustín ocupó
simultánemente ambas cátedras. Los últimos cursos antes del exilio se encargó
de la docencia del latín medieval, sin duda la etapa evolutiva de esta lengua
más acorde con sus estudios paleográficos '. No se limitó su dedicación al latín
a las actividades estrictamente docentes, pues formó parte de tribunales a opo-siciones
y aportó su conocimiento de esta lengua a cuantas labores universita-rias
se lo solicitaron lo.
Todas estas actividades lograron para don Agustín un enorme prestigio
como latinista entre los alumnos de la Universidad. La utilización de una
didáctica idónea y eficaz les adentraba con destreza por los difíciles cominos
de esta lengua. Millares transformaba en viva una lengua muerta, al introducir
a sus discípulos en el camino de los grandes autores latinos 'l. Mientras, con-tinuaba
en cl Ateneo con los cursos de latín a los que ocudían gente interesada
en los estudios clásicos. Allí se ganó la simpatía profesional de personajes luego
destacados en la vida pública como José Antonio Primo de Rivera, o el conde
de Mayalde 12.
9 En el (dndice de las enseñanzas de la Facultad de Filosofía y Letras para el año
académico 1934-35, en UnivMa, 1935, p. 38, se especificaban las tareas de AMC en
las cátedras de paleografía y latín medieval. Esta la impartía en días alternos, constatando
su programa dos partes diferenciadas: 1. La introducción al estudio del latín medieval,
y 11. Los trabajos prácticos.
'0 Formó parte como vocal del tribunal de oposiciones a la cátedra de lengua y
literatura latinas de la Universidad de Sevilla en 1930. Presidió los tribunales de cátedras
de lengua latina en 1935 (nombrado el 15 de noviembre de 1934). Cuando se entregaron
los diplomas en latín a los doctores Honoris Causa nombrados en marzo de 1934, el
rector felicitó a AMC por el esmero con que los había redactado.
11 Esta eficacia docente fue manifestada por sus antiguos alumnos doctores J. Ruiz
Jiménez y Rafael Lapesa en la presentación de la 3.' ed. del Manlrol de Pnleogrnfia
de AMC, en Las Palmas y Madrid, respectivamente, el 30 de noviembre y el 5 de di-ciembre
de 1983. Otro testimonio aportó Rodríguez Doreste, Juan, «La vida y obra de
AMCn, en MCan, 1970-1971, núms. 31-32, p. 8, donde comenta el recuerdo que guarda de
estos cursos Julián Marías y M." Rosa Alonso. De ésta véase «Don AMC*, en El Día
(Santa Cruz de Tenerife), 13 de diciembre de 1969, y «Ante la nueva edición de la
Paleografía Española de AMCn, en DdC, 1984, núm. 8, pp. 6-8.
12 Véase Vaz Araujo, Lino, op. cit., p. 201.
1.2. La interiorización del humanismo
Esta profesión y estudio de los clásicos era asumida vitalmente por Millares
Carlo. Su profunda competencia en el dominio de las lenguas clásicas y de los
principales idiomas del mundo occidental, le permitía beber directamente en
las fuentes de los hombres antiguos, y repetir en su vida características e ilu-siones
que la definen perfectamente como un humanista. Enamorado dc la
armonía de lo clásico frecuentemente meditaba en alto los ensueños remotos
que ilusionaban su espíritu. Ensueños humanos que están a mitad de camino
de los dioses. La generosidad de sus conucimientus ponía claramenk clt: rriarii-fiesto
su amor por este vivencia a cuantos tuvimos la dicha de ser sus alumnos.
En la juventud, recién terminada la carrera, compuso una aceptable obra
poética, cuyos modos reflejan un considerable influjo de Virgilio y Horacio.
Si aquella actividad poética se quebró con el pes6 de compromisos científicos
más severos, su persona captó para siempre la densidad humana que comunican
los escritos de los autores clásicos. Influencia que también reflejó en la manera
nítida y agradable de exponer los contenidos de sus aportaciones, por más que
tratasen a veces de cuestiones aridísimas.
En su entrega a múltiples instituciones docentes por todo el mundo hispano,
dejó su huella como hombre y como sabio. Los alumnos, desde aquellos pri-meros
del Ateneo a los últimos que escuchábamos observadores las correrías de
las ninfas entre las láminas de paleografía, comprobamos siempre que el do-minio
de la historia y lengua de los clásicos trasladaba a don Agustín a morar
entre ellos, pues allí acudía a la menor referencia.
Su talante de humanista ha sido comentado por personas que le conocieron
largamente. Vaz Araujo destacaba cómo era «un auténtico humanista, que quie-re
ante todo penetrar en los descubrimientos espirituales de Roma para incor-porarlos
a nuestra vida y cultura» 13. Tomás Marín destacó el intercambio
epistolar mantenido entre monseñor Pascua1 Galindo y don Agustín, equipara-blc
a la más correcta correspondencia del Renacimiento, en perfecto estilo li-terario
humanístico 14. En prístino latín dedicaba gozosamente alguno de sus
libros, o hacía inscripciones, como la que le agradeció Alfonso Reyes con unos
versus 15.
Humanista él mismo, atendió el estudio de otros humanistas que le prece-dieron
en el disfrute de los clásicos, entre ellos los mexicanos del siglo xvr
y los españoles del Siglo de Oro.
Humanista también como profesor de lenguas clásicas, y humano en su
persona, llena de grandes dotes espirituales. Su clara simpatía, su labor ca-llada,
interminable y verdadera, su bondad estoica parecían surgidas del mundo
incesante del «rosa-rosae» y de los hombres del Lacio. Los clásicos eran lugar
13 Zbid., id., p. 33.
14 En la presentación en Madrid de la 3." ed. del Tratado de Paleografíu de AMC.
1s Véase Padorno, Eugenio, «Humor entre polígrafos: AMC y Alfonso Reyes*, en
Canarias 7 (Las Palmas), 28 de noviembre de 1982.
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de análisis de los problemas que desde siempre han constituido para el hombre
enigmas angustiosos. A ellos acudía en la búsqueda de soluciones humanas y
consoladoras. Y de ellos obtenía la sabiduría y la elegancia que se hacían
palpables en cualquier conversación científica o amistosa. No era difícil que
este hombre transmitiese la devoción por los clásicos.
Si además tenemos en cuenta que el origen de su fecunda obra se sitúa
indudablcmcnte en la consagración a los estudios clásicos, y que a ellos
mismos aportó versiones, manuales y análisis bibliográficos comprenderemos
cuánta parte de su vida y persona transcurrió preocupándose sólo de saber
más y dt: transmitir los secretos guardados en su mente. Sencillo, sabio, si-guiendo
la escondida senda.. .
1.3. La vivencia de los clásicos en América
El profundo conocimiento del latín se había de convertir en el apoyo más
sólido para Millares a la hora de afrontar las duras condiciones laborales y
humanas impuestas por el exilio. Ya durante los meses que residió en Francia,
sin acabarse aún la guerra, dirigió los cursos de latín de « ~ ' ~ c odlee C hartres)).
En México, la dedicación al mundo latino fue tarnbien la tarea de mayor con-tinuidad
y de más rápidos frutos. Allí Millares prosiguió enseñando, en el aula
Y en los libros. Sus fieles traducciones llenas de erudición. facilitaron el acceso
de los estudiantes universitarios al mensaie de los autores clásicos. Nunca en
su hacer se adecuó el malévolo refrán italiano atraduttore, traditoren.
Desde la llegada, en 1939, desempeñó la cátedra de Lengua Latina, e in-vestigó
en Humanidades Clásicas para el Colegio de México. En este centro
su enseñanza atendió preferentemente los cursos de latín para alumnos de
Historia Colonial. En 1940 la docencia del latín se extendió al «México City
College~ y a la Academia Hispano-Americana, donde profesó también etimo-logías.
Pero sobre todo destaca su incorporación al claustro de la Facultad de
Filosofía y Letras de la UNAM, donde impartió cursos ininterrumpidamente
hasta su traslado a Venezuela, veinte años después.
En la UNAM atendió todos los niveles de conocimiento de esta lengua, desde
los cursos elementales de introducción a su estudio, hasta aquellas especiali-dades
en la obra de un autor determinado 16. Esta Universidad le otorgó en
1944 las cátedras de Paleografía y Lengua Latina, junto a la dirección del
Seminario de Lenguas Clásicas 17. La extensión de los saberes latinos llevó a
Millares hasta otras Universidades como profesor extraordinario la.
16 Véase FyLMe, 1941, 1, 1, p. 84. Señala que AMC impartía a la vez en esta Facultad
el curso general de introducción al estudio del latín, y el curso de especialización y
comentario de las Epístolas de Plinio el Joven.
'7 Según el extracto del Currículum de AMC en la UNAM. Desde que obtuvo la
cátedra AMC prefirió los cursos avanzados (latín 111 y IV, año 1947), sin abandonar
nunca los elementales (año 1952).
18 En la Universidad de Nuevo León (Monterrey) impartió un «Curso intensivo de
Lengua y Literatura latinas», desde el 8 al 19 de agosto de 1955.
A lo largo de su vida mexicana Millares Carlo simultaneó el profesorado
con la investigación en la lengua latina. En los dos principales centros donde
ejerció la docencia realizó también sus búsquedas científicas. Desde 1939 fi-guró
como investigador dcl COLMEX en humanidades clcisicas y paleografía,
hasta su ingreso como investigador de carrera en la UNAM, en 1952. Dentro
de ésta, actuó preferentemente en el Instituto Bibliográfico; siendo eventual-mente
contratado por el Iribiiiulo de Iiivestigaciones Filológicas, donde estuvo,
en total, un período no superior a los dos años.
En el desarrollo de ambas labores, docente e investigadora, Millares tra-mó
numerosas publicaciones. Los textos escolares, que luego analizaremos, st:
principiaron prontament eante el vacío que de ellos presentaba la Enseñanza
Media mexicana. Fueron continuación de otros textos didácticos elaborados en
España.
Más abundante en número y de elevada categoría resultó el bagaje editorial
formado en la actividad investigadora. Las aportaciones que atendieron a la
bibliografía de la historia literaria latina se relacionaron a la vez con la do-cencia
y los trabajos cumplidos en el Instituto Bibliográfico Mexicano. Pero
sin duda alguna, Millares logró su contribución más interesante vertiendo al
castellano textos de los más destacados autores latinos. Los centros mexicanos
de investigación clásica en los que don Agustín estuvo encuadrado se encarga-ron
también de editar estas obras. Por más que alguna de ellas apareciese publi-cada
por otras instituciones, en especial bajo el patrocinio de la Secretaría
de Educación Pública, donde realizaron labor común varios de los españoles
exiliados.
El Colegio de México publicó dos textos clásicos de la filosofía romana,
las Cuestiones académicas (1944) y De los deberes (1945) de Cicerón, ambos
prologados por José García Bacca. Aparecieron únicamente en texto castellano,
por lo que, perdida su aplicación filológica, fueron útiles para recrear a los
lectores en disfrute de unos pensamientos clásicos virtuosamente interpretados
por Millares.
En las décadas cuarenta y cincuenta la UNAM realizaba la mejor labor para
incorporar a los clásicos en la cultura universitaria de México. Ello debido es-pecialmente
a la ((Bibliotheca Scripioru~ri Graecvruiii et Roinanoiuiil Mexi-cana
», que ofrecía, con ediciones bilingües, la posibilidad de adentrarse no
sólo en el pensamiento de los clásicos, sino también en su lenguaje y estilo,
favoreciendo de esta manera que filósofos y IingUistas se acercasen a las obras
fundamentales de los autores griegos y romanos. Millares Carlo desarrolló para
la UNAM una labor enorme en la investigación y traducción de estas autores.
Su nombre significó una garantía para acceder a los contenidos de esas publi-caciones,
al poseer don Agustín dos ventajas para superar los problemas que
planteaba este trabajo: dominio perfecto de la lengua latina y una asombrosa
erudición. Por ello destacan en sus traducciones la exactitud y pureza con que
las expresiones latinas son trasladadas al sentido y normas del idioma caste-llano.
Como además, dentro de esta serie, los textos aparecían conveniente-
mente prologados y anotados, su erudición le permitía completar unas edicio-nes
modélicas.
La contribución de Millares a esta colección de la UNAM constituyó un
sólido grupo de diáfanas traducciones 19, en el que se intcgraron las obras de
Cayo Salustio Crispo, Conjuración de Catilina (1944) y la Guerra de Yugurta,
los Fragmentos de las Historias, y las Cartas a César sobre el Gobierno de la
República (1945); de Cornelio Nepote, las Vidus de Ilustres Cupitunes (1947),
y de Tito Livio, Desde la Fundación de Roma 1-11 (1955) *O. Todas ellas conve-nientemente
anotadas y acompañadas de cumplidos estudios sobre la biografía
del autor, el catálogo de sus obras y las características de su estilo. Junto a lo
cual, Millares analizaba bibliográfica y críticamente la obra presentada, con de-tenimiento
en sus particularidades ortográficas y sintácticas y, finalmente, in-formaba
sobre las versiones de que hubiese sido objeto al castellano.
En la UNAM realizó otros trabajos que publicó la misma Universidad en
ediciones más sencillas, e incluso algunos que permanecieron inéditos. Así nos
legó los Diálogos de la vejez y de la amistad (1958), obra importantísima para
comprender el pensamiento filosófico de Cicerón. El texto, al no ser bilingüe,
perdió el posible uso didáctico. Peor suerte corrió el ((Texto, traducción y bi-bliografía
de las bulas de Alejandro VID, cuyo trabajo, totalmente preparado,
nunca vio la luz. Igual que sucedió con el poema De la Naturaleza de Tito
Liicrecio Caro, sólo publicado fragmentariamente en 1944, y la traducción
hecha en colaboración con J. Sapiña del De procuranda Indorum salufe del
P. José de Acosta ''.
Otra parte destacada de esta enorme empresa de las traducciones estuvo
patrocinada por la Secretaría de Educación Pública de México. Formó parte
este grupo de la conocida Biblioteca Popular y en él, junto a las obras clásicas
dc Cicerón y Tácito *, don Agustín incluyó las versiones de los primeros huma-nistas
americanos. Las publicaciones se hacían en el FCE, donde Millares di-rigía
la «Biblioteca americana de obras latinas)). Así vieron la luz las versiones
de la Uiopía de Toiiiás Moro '', los Prólogos a la ~Diblioteca Mexicana~ de
Eguiara y Eguren (1944), los tratados respectivos de López de Palacios Rubios
y de Fr. Matías de Paz De las Islas del Mar Océano y Del dominio de los reyes
de España sobre los indios, publicadas conjuntamente en 1954, y sobre tvdv
las obras del clásico americano más conocido por Millares CarIo, e1 Padre Las
Casas, de quien tradujo el Del único modo de atraer a los indios a la verdadera
'9 Allí publicaron también otros transterrados españoles: J. David García Bacca y
José M.' Gallegos Rocafull.
a AMC entregó al Centro de Estudios Clásicos, del Instituto de Investigaciones Filo-lógicas
de la UNM, la traducción del Ab Urbe condita. Liber IV, con el objeto de
integrar posteriormente la traducción completa de la obra de Tito Livio, lo que desgra.
ciadamente no ocurrió. También dejó traducido el Liber 111.
2L Vease Hcliudoro Valle, Rafael, op. cit., p. 8.
22 M. T. Cicerón, Diálogos de la Vejez y de la Amistad, Introducción y notas por
AMC, 1945; Tácito, La Germania, selección, prólogo y notas de AMC, 1946.
23 Dentro de las Utopías del Renacimiento, en 1941. Con reimpresiones en 1966 y 1973.
religión (1942), la Historia de Indias (1951) y parte de los Tratados (1 962
1966), estos últimos residiendo ya don Agustín en Venezuela, donde también
finalizó las Décadas del Nuevo Mundo (1964) de Pedro Mártir de Anglería.
Dentro de estas tareas, que trajeron hacia nosotros los mensajes clásicos, se
enmarcan también las ediciones de las Obras poéticas (1948 y 1962) de Virgilio
y Horacio.
Debemos considerar también, por aproximación, las vcrsioncs dcl artículo
de Peseux «Quelques remarques sur le Diccionario de Galicismos de Baraltn
(1968), y la irreprochable que hizo a La Aparición del libro de Febure y
Martin en 1962, cuyos contenidvs enriqueci6 cun ariulaciuiics. La lengua flan-cesa,
amada desde la infancia, conocía de esta manera un tributo esporádico
a la atracción por ella mantenida a lo largo de su vida.
En 1959, al crearse en Maracaibo la Facultad de Humanidades y Educación
de LUZ, don Agustín fue contratado como Director de la Biblioteca y para
dictar las cátedras de Lenguas Clásicas y Filología Románica. Corrían los sesen-ta
y seis años de su edad. El esfuerzo que realizó fue terrible, pues si dominaba
plenamente el latín, al griego se había acercado de manera irregular, y necesitó
ponerse al día, contando con escasos medios y forzando excesivamente su ya
cansada memoria.
En 1962, dentro de la Facultad, se formó el Centro de Investigaciones
Humanísticas que dirigió desde su creación Millares Carlo. Pese a lo cual, sus
aportaciones a los estudios clásicos descendieron muchos grados en Venezuela,
al preferir otros centros de interés.
1,imitó sus publicaciones a un método didáctico de la lengua latina dirigido
a los estudiantes de enseñanzas medias, y un repertorio informativo, los «Apun-tes
para una bibliografía de los estudios clásicos de España y América Latina
(1955-1961)», aparecidas ambas en 1962.
Pero su indiscutible prestigio quedó demostrado en las consultas técnicas
que se le dirigieron sobre temas relacionados con las versiones y bibliografía de
los clásicos 24.
Cumplidos ya sus días, cerró tantos esfuerzos traduciendo la Biblioteca
Hispana Nova de Nicolás Antonio. Magna empresa interdisciplinar que don
Aguslíri se liabía propuesto hacer con la cooperación dc varios cspccialistas
y en la que se agotaron las fuerzas siempre dispuestas alegremente al servicio
de la lengua madre.
24 A tal efecto la traducción que hizo de un fragmento del Pseudolus de Plauto, a
petición de Joaquín Gabaldón. Véase su artículo ((Desde Madrid AMC sigue enseñán-donos~,
en País (Maracaibo), 14 de junio de 1971. Y el envío, para su corrección, del
trabajo Diccionarios latinos-catalanes publicados desde 1507, de Amadeo Soberanas (Carta
a AMC, 23 de febrero de 1978).
2F Colaboraron en su traducción, aún inédita, el profesor Matilla, de la Universidad
de Valladolid, y el latinista y bibliógrafo grancanario J. A. Martínez de la Fe. AMC quiso
incorporar también sin lograrlo a los doctores Osorio y Quiñones Mendoza, de la Bi-blioteca
Nacional de México.
1.4. Autor de manuales de leizgua y literatura lutinus
La entrega de Millares Carlo a la extensión entre los estudiantes del aprecio
al mundo clcísico romano, superó las actividades exclusivamcntc docentes y de
traducción. La teoría y práctica de la lengua latina, en tantas ocasiones expli-cadas,
fueron recogidas en libros de texto de vigencia dilatada. Por otra parte,
el particularismo con que Millares se había acercado a los curileriidus literarios
y culturales de determinados autores clásicos, a través de ediciones y traduc-ciones,
fue superado con la visión que de la evolución general de estos concep-tos
transmitió por medio de las historias de la literatura y sus correspondientes
bibliografías.
El primer manual, en colaboración con A. Gómez Iglesias, apareció en 1935.
Tras las directrices del cuestionario oficial, los autores propusieron un desarro-llo
gradual del texto, que facilitase a los alumnos la adquisición racional de
los conocimientos. Esta Gramática elemental de la lengua latina se formó con
el criterio adquirido en la propia experiencia docente y con el influjo recibido
en los contactos con las gramáticas históricas de Laurand, que Millares había
traducido. Hay que tener presente también la orientación filológica de los
estudios de don Agustín, discípulo de Américo Castro, y atraído por ello hacia
los principios de la gramática histórica.
Obra de nociones elementales, gozó en su exposición de claridad y orden
sistemático. Su texto integró el estudio de los contenidos morfológicos y sintác-ticos.
Para los conceptos morfológicos tuvo como fuente principal a Ernout,
y a Riemann para los sintácticos ". La obra conoció reimpresiones rápidas, a
pesar de coincidir su aparición con el desarrollo de la guerra civil 27.
Acompañaba al manual una Antología latina (1937), selección de textos
elementales que buscan confirmar en la práctica las teorías gramaticales. Se
comprendían en la Antología selecciones de probada eficacia docente, confec-cionadas
anteriormente por otros autores, tales como las Narraciones, «com-pletas,
fáciles y graduadas*, cxtraídas dc A Latirz Rapid Course de W. Ripman
y M. Vivian Hughes; y los capítulos formados «in usum scholarum» por Lho-mond
para el tratado De viris illustribus urbis Romae, conjuntado con mate-riales
de varios autores clásicos. El reslo, í'ragr~imlus escugidos de las obras
de César y Cicerón. Los textos presentaron anotaciones que conducían a las
situaciones teóricas, frecuentemente excepciones expuestas en la Gramática.
La precipitada ausencia de España, y la inmediata dedicación docente a
la lengua latina en México le compelieron a trabajar desde su llegada en la
preparación de una nueva edición. La Gramática conoció sucesivas reediciones
sin variaciones notables =. En la Antología se introdujeron muchas novedades,
26 Ernout, A., Morphologie historique du latin, París Klincksieck, 1914; y Riemann, O.,
Syntaxe latiner d'apres les principes de la syntaxe historique, 5." ed., revue par P. Lejay,
París, Klincksieck, 1908.
n Reimpresiones en 1936 y 1939.
28 1941, 1966 y 1967.
como el De bello Civili de César, fragmentos extensos de varias obras filosó-ficas
29 y de las Epístolas de Cicerón y del Bellum Catilinae y Bellum lugurthi-num
de Salustio. Cada texto del florilegio se presentó con una noticia biográfica
y un comentario crítico, al que se adjuntó la bibliograiía de las versiones caste-llanas
más destacadas. En los comentarios filológicos Millares utilizó las mismas
fuentes que en la composición de la gramática: Rieman, Ernout, Laurand y
A. Meillet.
Proyectaba don Agustín un segundo tomo de la antología con fragmentos
escogidos de Tito Livio, Tácito, Suetonio, Quinto Curcio y los dos Plinios,
y un tercero dedicado a los textos poéticos. Trabajó en ellos y preparó la
publicación, pero no se editaron; si bien sus materiales fueron aprovechados
para componer el Manual antológico de la Literatura Latina. La razón por
la que no se completó el proyecto la encontramos en la necesidad de con-formar
un nuevo manual, más elemental y adaptado a las disposiciones oficiales
meuiranar para textos de inici~rihn al est~idin del latín En iin voliimpn iínim
se incluyeron los elementos antes dispersos, y resultó la Introducción al estudio
de la Lengua Latina. Gramática, Antclogía y Vocabulario (1944).
El último de los manuales de enseñanza de la lengua latina, perfeccionado
por las correcciones introducidas a lo largo de las ediciones anteriores, volvió
al formato del doble volumen. Bajo el título de Leng~ia Latina (1962), el pri-mero
trató la Gramática elemental, incluyéndose cn el segundo los Ejercicios,
Antología y Vocabulario. La obra se adaptó, en lo necesario, a las exigencias
de los programas que para el latín tenía la Enseñanza Media venezolana. Cada
capítulo de la Gramática enviaba a los ejerciciob currespundienkb del begurido
volumen, aplicándose en ellos cada una de las nociones contenidas en la parte
teórica.
La Antología siguió incluyendo por su interés las «Narraciones» del A latin
rapid course, así como la selección hecha por F. Lhomond, que ya utilizara
Millares desde su primera selección de textos. Si bien ambas reducidas a la
brevedad de un simple muestrario frente a la presentación completa de edicio-nes
precedentes. El resto de la Antología se alejó de las elaboraciones de los
programas oficiales venezolanos. Se compuso con brevísimos párrafos de las
obras más destacadas de los principales autores latinos 30.
El ya citado Manual antológico de la literatura latina (1945), analecta de
los principales escritores en latín. recogió sus textos de las recopilaciones que
había hecho don Agustín desde la primera antología publicada.
En un afán por presentar al hombre actual cómo los clásicos se enfrentaban
a las situaciones vitales, Millares Carlo desarrolló también una Historia de la
Literatura Latina (1950), cuya aparición vino a completar la visión cultural que
29 De Finibus bonorunz et malorum, Tusculanae disputationes, De seneclute, De divi-natione,
De amicitia, De ojjicüs, Oratio prima in Catilinam.
30 Cada sección se presentó precedida de una nota biográfica del autor y de la biblio-grafía
utilizada para conformar la selección. Por razones de impresión, el «Indice ana-lítico
» de ln Gramática clemcnfal de este manual se publicó por separado en 1963.
venía trasladando hasta nosotros por mcdio de las traducciones y ediciones de
obras clásicas. Como característica distintiva se destaca la rica información
bibliográfica que aportó.
Esta obra se ha mantenido vigenle liada iiuestros días. Nos corroboran
su validez a lo largo de tres décadas, las sucesivas ediciones que ha conocido.
Varían éstas principalmente en la inclusión progresiva de información biblio-gráfica
última, no afectando apenas las modificaciones a los contenidos del
texto.
La parte final del estudio, «Desde la caída del Imperio de Occidente hasta
las postrimerías del siglo VIIB, presentada como Apéndice consignó, en simple
enumeración, los escritores más importantes y sus obras. Como referencia orien-tativa
a los autores estudiados en la Historia, se editó una Bibliografía para
la Historia de la Literatura Latina (1950), que desde la segunda edición (1953),
incluyó al final del texto 31.
Cada nueva edición introducía las novedades bibliográficas habidas desde
la anterior. Las aportaciones más novedosas se dieron en la cuarta (1976),
donde Millares introdujo los contenidos de la Bibliografia de los Estudios clá-sicos
en España (1956-1965) ", y los de su publicación «Apuntes para una
bibliografía de la estudios clásicos en España y América Latina» (1962). De
esta forma la Historia de la Literatura Latina y su Bibliografía complementa-ria"
se convirtieron en un excelente camino para adentrarse en el conocimiento
de las principales traducciones de los clásicos latinos hechas al castellano.
Finalmente, dentro de una línea de difusión de las literaturas clásicas, Mi-llares
colaboró en la Enciclopedia práctica lackson (1952), para la que formó
unas asequibles «Literatura griega» y «Literatura latina», que acompañó de
breves textos antológicos.
2. Millares Carlo, poeta
2.1. Los supuestos poéticos
Terminados !os estudios universitarios, conoció Millares Carlo una fuerte
inclinación a la creación poética. Las composiciones que nos han llegado, no
muy numerosas, se produjeron en la década que siguió a 1915, con mayor
abundancia, casi exclusiva, entre 1915 y 1917.
La decisión de publicar algunos pocmns brotó como consecuencia del me-dio
que rodeaba al joven Millares. El ambiente familiar, de protección y fo-
31 Se dividió en «Bibliografía general*: l . Obras de conjunto. 2. Colecciones de textos.
3. Traducciones al español; y «Bibliografía Particular», de cada época y autor referidos
en el texto. Notificó también AMC los datos de los grandes repertorios.
32 Madrid, Sociedad Española de Estudios Clásicos, 1968.
U Encargó a Millares la compilación de esta bibliografía para la 4.' ed. de la Iiistoria
de la literatura latina, el director de la Escuela de Letras de LUZ, A. Castro. Desarrolló
AMC la obra con ayuda de Carlos Sánchez Díaz. Para su confección AMC recibió una
beca de 8.000 bolívares.
mento de la creatividad litcraria, incidió en él desde la infancia. Debemos
recordar el nivel artístico de su padre y su tío, los hermanos Millares, algunas
de cuyas obras marcaron la personalidad del teatro y la narración en Las
Palmas del primer cuarlu de iglu. Corrieiido los estudios universitarios, cl
frecuentado círculo del Ateneo profundizó esta tendencia, máxime al rodearse
de amigos tan caracterizados como Tomás Morales, Díaz Canedo o Pedro
Salinas. Hemos visto también cómo Millares se encargaba en Madrid de los
asuntos editoriales de varios poetas canarios, e incluso de publicar alguna de
las obras familiares. No era extraño que estos antecedentes le llevasen a expre-sar
en verso las vivencias interiores de la juventud.
Los poemas de Millares Carlo conjuntan dos tendencias distintivas. Un
substrato profundo de propensión clásica, que se mezcla con una evolución
hacia el vanguardismo, con cierto influjo de Tomás Morales. En cuanto a la
forma, los poemas de corte clásico se dieron primero, y sin abandonarlos nunca,
se continuaron intercalados con los de traza moderna. Sebastián de la Nuez
incluye a Millares en la generación poética de los denominados «intelectuales»
canarios ", dentro del grupo formado alrededor del vanguardismo que tendía
hacia la renovación de las formas. En él estaban también Claudio de la Torre,
Félix Delgado, Luis Benítez, Juan Millares Carlo y Pedro Perdomo. Dentro
de los intelectuales Millares, por su condición de residente en Madrid, tendería
hacia la renovación de las formas, traducible en el predominio de la asonancia
y en la variación de los metros utilizados dentro de un mismo poema.
Como medio más común, expresó Millares Carlo sus poemas por el pe-riódico
de Las Palmas Ecos, propiedad de algunos miembros de la genera-ción
aludida, desde donde se promocionaban literariamente. También desde las
revistas España y Casfalia, donde se reflejaban las nuevas orientaciones
poéticas.
Virgilio, «el poeta de la juventud», arraigó fácilmente en el espíritu de un
joven tan amante de los clásicos, y marcó el buen gusto por la suavidad del
lenguaje que manifiesta Millares. Ovidio ssría el rriaeblro de lo aiiiablenlente
humano. Horacio y Fr. Luis le darían la visión apacible de las cosas. Clasicis-mo
que es fuente de inspiración y de respuesta a las preguntas insaciables de
un joven.
2.2. Los poemas
Sin duda bajo la sombra de las tragedias que vivía Europa durante los días
de la Gran Guerra nació el primero de los poemas publicados, «El Aceros 3s,
en ciiyos endecasílabos confluyen la sobriedad y la elegancia abogando porque
las lanzas se transformen en hoces.
34 Véase Nuez Caballero, Sebastián de la, Tomás Mirales. Su vida, su tiempo y su
obra, La Laguna, Universidad, 1956, v. 1, p. 230; e id., «La geiieración de los intelec-tuales
canarios», en MCan, 1960, XX, núms. 75-76, p. 106.
35 En el apéndice se identifica cada uno de los poemas, con un breve análisis de
la métrica utilizada en su composición.
Reflexivo y consciente el poema Todo ecuanimidad es un interrogante en
busca de la verdad, una lucha por abandonar la duda. La obsesión por la duda
volvió a plantearla Millares en Reposo %, dedicada a Luis Doreste, encon-trando
aquí la solución en la duda misma, cuya fuerza lleva al espíritu hacia
lo bello. Ambos poemas, por la profundidad de sus contenidos, dirigidos a un
público escogido. El primero hace una llamada a los sentidos para que no
induzcan a engaño al poeta, esta llamada se une al sentimentalismo de un
amor fuerte que se prevé imposible.
La atracción, por arraigada, por los viejos manuales se concentró en Un
viejo libro, donde «elaborando versos al modo de Virgilio», anticipó cuánto
iba a significar en su vida la entrega a los libros. Se acercó al tema lleno de
respeto, logrando una alta suavidad y discreción lírica con un contendo de gran
belleza espiritual.
Compuesto a la manera de Fr. Luis de León, el Elogio a la vida campesina,
que Millares dedicó a Tomás Morales, se convierte en una segunda variación
de las odas horacianas. La naturaleza amada se enfrenta en lucha interior con
el cemento urbano, marco forzado de las actividades del hombre moderno.
Sirve de pretexto la «vida retiradan que llevaba entonces Tomás Morales en
Agaete 37, para lograr una composición de expresión equilibrada, que se deja
penetrar de efectos sensoriales, luz, color y sonido, dentro de una digna
elegancia.
El Canto a la esperanza significa la resurrección a la muerte de la duda.
Un optimismo apacible que nace del anterior escepticismo. La frescura tras
la atmósfera cargada de las composiciones precedentes. Canto de consuelo para
los náufragos desamparados de la vida, para aquellos «a quienes ha tornado el
dolor más humanos».
De nuevo un canto se alzó contra la guerra. A la paz clama por el fin de la
destrucción. Sus versos unen elementos mitológicos y de la naturaleza, haciendo
una llamada a la sensibilidad humana para que la lucha cese. Desemboca el
poema en un nuevo himno a la vida tranquila del campo. La lucha de un
hombre de su tiempo se plasma por la musicalidad de la rima constante, que
a la vez nos permite de nuevo un sabor a mundo clásico. Al publicarse se dio
noticia de un premio obtenido en los juegos florales de La Laguna 38.
El vanguardismo es más notable en Diálogo de la tristeza, gozo lírico ex-presado
en versos asonantes, preferidos por Millares para sus composiciones.
La edad del poeta no impedía que sus obras apareciesen bien acabadas, pro-ducidas
en la reflexión, y con un cierto regusto a serenidad estoica.
El sentimiento frustrado de un amor muy fuerte que se adivina imposible
se nos muestra en El dolor de quererte sin consuelo. Son los años en que
36 Citada por Bravo de Laguna, L., «Un alba de oron, en Diario de Las Palmas, 22 de
marzo de 1916. No hemos podido encontrar su publicación.
37 Nuez Caballero, S., id., p. 80.
3 Véase Ecos (Las Palmas), 16 de septiembre de 1916. No se ha podido comprobar
dicha premio.
parece no poder lograr el amor de Paula, luego su mujer, por la oposición pa-terna
mantenida a lo largo de siete años 39. Expresa un sentimiento, larga-mente
arrastrado por Millares Carlo, que fue su mayor preocupación en los
ticmpos postcriorcs a su carrera. También una de las razones que le atrajo
a Madrid con fuerza desmedida. Es la contraposición de quien se acercaba
tan serenamente a difíciles temas intelectuales y vivía en cambio continuos
subresaltus humanos.
La facilidad con que podía improvisar unos versos quedó de manifiesto
en el homenaje de despedida que le tributaron los canarios en Buenos Aires.
Alejandro Martínez Luján sin previo aviso dedicó el brindis a Millares con
un Soneto, al que éste debió responder de la misma forma 40. También en los
versos dedicados a su prima Paquita Sofía, que en un papel bromearon sobre
«La comida es un viejo placer». La Última de sus poesías publicadas, Brazos
hechos versos, volvió de nuevo a la profundidad de la duda filosófica. Inquie-tud
existencia1 que se soluciona tendiendo a la naturaleza y en el reposo de los
versos de Virgilio. Otra vez la agonía vital solucionada con la serenidad que
aflora de los clásicos. Publicada en una fase de su vida de mayores seguridades,
ya casado y a punto de obtener la cátedra madrileña, reflejó un espíritu cu-rioso
y muy consciente que se enfrenta a los problemas con enorme seriedad y
profundidad. Esta característica reflexiva filosófica hace que estas poesías pre-senten
fragmentos que se alcanzan con dificultad.
Esta breve etapa de creatividad poética iba a cesar ante los serios com-promisos
adquiridos por la profesión científica de Millares Carlo. Mantuvo
a lo largo de la vida su afición a los versos, que lo mismo hacía en las servi-lletas
de un café, en charlas amistosas 41, o recordando las impresiones de un
largo viaje entre Bremen y Madrid 42.
Sus poesías volvieron a la actualidad al publicarle El Museo Canario un
Poernario (1970), por el empeño de Manuel Hernández". Si comparamos los
poemas originales con los aparecidos en la recopilación, veremos que el autor
i~iiruduju eri~riieridas que currigieruri lus versus iiiás duros u prosaicus. Cuaridu
Millares recibió los versos para su corrección afirmó «Los he releído con el
consiguiente rubor ... Le devuelvo los poemas con algunas enmiendas que les
39 Se refleja en la necesidad de tranquilidad que en muchas cartas AMC comenta
a sus padres. En una de ellas, sin fecha, antes de hacer oposiciones a la cátedra de
Granada, afirma: «Quiero casarme con la persona que desde hace seis años no he dejado
un día de querer».
Lo publicó Juan Doménech en El Diario Español (Buenos Aires), el 16 de no-viembre
de 1925.
41 En 1963, en Maracaibo, dedicó a Olga y Victoria Bolívar Toledo, hijas de un
matrimonio amigo. sendos pensamientos en versos llenos de humor, sencillez y ternura.
42 En 1958, desafortunadamente desconocidos por nosotros.
43 Con tal motivo comenlaron pobteriorrrieiite bu poesía José Quintana, «CuiitribuciÓii
a la joven poesía de las islas. III», en El Eco de Canarias (Las Palmas), 14 de febrero
de 1971; y Ventura Doreste, «AMC (1893-1980)», en El Día (Santa Cruz de Tenerife).
3 de agosto de 1980.
hacen menos perversos» 44. Si nos acercamos a ellos críticamentc debemos con-siderar
que son los inicios de una obra poética truncada, que se produjo en su
mayor parte cuando su autor apenas había superado los veinte años.
3. La erudición literaria
3.1. La ensefianza de la literatura
La atención a la enseñanza de la lengua y literatura aparece de modo inter-mitente
en la vida de Millares Carlo. No así las investigaciones de tema lite-rario,
intensamente cuidadas durante los años de residencia en México.
Una excepción a esta discontinuidad docente se dio en 1924, al dirigir el
Instituto de Filología de Buenos Aires, donde ademjs de atender las disciplinas
hacia las que se inclinaban sus preferencias, impartió la cátedra de Filología
Romance para los alumnos del último curso, a los que también adentró en el
cstudio de la pocsía latina y de Virgilio. Paralelamente dirigió en la Universidad
de La Plata el Seminario de Letras. Impartió allí un curso de filología clásica,
y otro más breve, sobre la obra poética de Fr. Luis de León 45.
Después, momentos escasos, salpicados a lo largo de la etapa mexicana,
como la enseñanza de las etimologías en la Academia Hispano-Mexicana en
1940, o el curso de literatura española impartido en 1951, en la Universidad
de El Salvador.
Estos mismos años, en cambio, conocieron un ejercicio docente constante
a través de la confección de manuales de historia literaria. El primero de ellos
se adaptó a las necesidades de los alumnos mexicanos de grado medio. Cuando
apareció como Compendio de historia universal de la literatura (1945), no
sospechaba su autor la enorme popularidad que alcanzaría. Su utilización se
prolongó a lo largo de un cuarto de siglo, durante el cual se sucedieron doce
ediciones. La segunda adoptó el nombre que iba a mantener en lo sucesivo, His-toria
universal de la literatura (1949), revisada y estructurada conforme pre-cisaban
los programas oficiales mexicanos. Sirvió de complemento al manual
una Antología literaria (1955), selección de textos dedicada a los estudiantes
de literatura. Las muestras fueron escogidas por Millares para inditcir, por si1
fácil aceptación, a la lectura de las obras maestras de la literatura. La expe-riencia
directa guiaba a los lectores a través de las distintas épocas, géneros y
aiitores estudiados en el manual.
De mayor categoría científica, la Literatura española hasta fines del siglo xv
(1950) se basó en la especial tendencia de Millares Carlo a la historia de la
4 Carta de AMC a Manuel Hernández, Maracaibo, 6 de diciembre de 1969.
45 Este curso se subdividió en: 1. Bibliografía crítica acerca de Fr. Luis de León.
2. Estado de las cuestiones referentes a la obra poética de Fr. Luis. 3. La métrica de
Fr. Luis. 4. Un estudio de La Perfecta Casada a traves de las ediciones que se le hicieron,
y su originalidad en comparación con el De Institutione Feminae Christianae de Luis
Vives.
46 Institución educativa formada por los republicanos españoles.
litcratura mcdicval, como aplicación de los conocimientos adquiridos en las
frecuentes investigaciones archivísticas, bibliográficas y paleográficas. Manual
modélico por su claridad y precisión fue calificado por el propio autor como
~Eribayw. Eri 61 preberilú u11 remiiieri de la historia literaria esyaííula en
los primeros siglos de su existencia. Su estupenda información incluyó la
visión crítica de los especialistas sobre la situación de las diversas cuestio-nes
planteadas. Si a ello añadimos la referencia a los manuscritos originales
de las obras estudiadas, la bibliografía que concede profundizar en el estudio
de cada capítulo, y la inserción de breves textos antolbgicos, concluiremos
con Lapesa 47 que estamos ante un manual ejemplar incluso para los medieva-listas.
Por su calidad sirvió de texto para los estudios hispánicos en varias
Universidades de Inglaterra y de Estados Unidos.
Conformó Millares otras dos aportaciones a través de los compromisos edi-toriales
contraídos con UTEHA. Participó por la primera de ellas en el Diccio-nario
Enciclopédico (1950), obra colectiva de profesores españoles en el exilio,
en la que don Agustín tuvo a su cargo la revisión del aspecto lexicográfico y
la confección de las etimologías. La segunda le responsabilizó de lo tocante
a las literaturas hispánicas e hispanoamericanas dentro de la Historia Universal
de la Literatura (1955) de Prampolini, en la que se reunían las características
de los manuales y de las obras de divulgación.
La experiencia obtenida por todas estas aportaciones de Millares Carln a
la historia de la literatura lc indicaban, al final de su vida, como una de las
personas idóneas, junto a Lázaro Carreter y Rozas Indurain, para dirigir la
confección de una «Historia de la literatura española» en que se había em-peñado
la Editorial Cátedra. Empresa demasiado tardía, en la que a no dudar
hubiese participado ampliamente si la vida le hubiese concedido más tiempo.
3.2. Ediciones de los clásicos castellanos
El amor y la erudición con que Millares Carlo vivía el universo latino
clásico corría en paralelo con la inclinación estética hacia su lengua nativa,
de cuya sonoridad y posibilidades compositivas hacía gala. Igual que hemos
aformado en otros apartados, debemos repetir aquí que prolongó, en las varia-das
estancias que recorrieron sus días, la entrega al estudio y reivindicación
de los grandes autores castellanos
Los años madrileños se dedicaron al reconocimiento de Menéndez Pelayo
y al estudio profundo del P. Feijoo y los escritores nacidos en las Islas Ca-narias.
La etapa mexicana prefirió el Siglo de Oro, con ediciones de los
grandes maestros, y en especilísima dedicación a Ruiz de Alarcón. En Vene-zuela
estudió a dos de sus hijos más preclaros, Baralt y Bello. Y en todos estos
47 Comentarios vertidos por Rafael Lapesa en su contribución al homenaje que se
tributó a AMC con motivo de la presentación en Madrid de su Tratado de Paleografía,
3.' ed., el 5 de diciembre de 1983.
lugares revisó de continuo algunas de las obras tiempo antes publicadas, que
se convierten así en labor mantenida a lo largo de una vida.
Una de las primeras figuras a que se acercó Millares Carlo, sin duda por
el infíujo recibido áe eí, fue don Marceiona Menendez Yeiayo, gran estudioso
de la literatura hispánica, con quien Millares Torres había trabado amistad,
mantenida luego a través de un largo contacto epistolar, que se continuó con
Agustín Millares Cubas. Por este medio posiblemente se decidió que Millares
Carlo corriese sus estudios en Madrid. Allí, joven estudiante, solía coincidir en
el Ateneo con el maestro, quien incluso le envió una carta dándole orientaciones
para investigar sobre Gonzalo Argote.
La figura de Menéndez Pelayo ocupó la atención de Millares Carlo en varias
conferencias, de las que surgieron breves publicaciones, que si no manifesta-ron
la profundidad de una monografía, permitieron una amplia divulgacidn
de la obra del erudito montañés. En Buenos Aires ofreció una visión de
las aportaciones de Menénde7 Pelayn a la renovacirín ciiltiiral española me-diante
un análisis de sus obras capitales en ((Menéndez Pelayo y los estu-dios
literarios)) (1924). Tiempo después, planteó el aspecto humanista en
«Algunas consideraciones sobre Menéndez Pelayo y las Letras Clásicas» (1956),
con noticia de las traducciones y ediciones de Horacio hechas por don Marceli-no.
En 1958, en una conferencia pronunciada en El Museo Canario, ((Menéndez
Pelayo y la poesía hispanoamericana», comentó la biografía dcl polígrafo y su
obra Antología de los poetas hispanoamericanos 48, a través de las fuentes en
ella utilizadas y de sus aportaciones críticas. Resaltó especialmente el tra-tamiento
concedido a la obra de Sor Juana Inés de la Cruz. Este interés por
extender el conocimiento de la figura de Menéndez Pelayo queda corroborado
por el ciclo de cuatro conferencias sobre él pronunciadas en un curso impartido
en la Universidad de S. Luis Potosi, en 1956.
Merece la consideración de obra erudita la Bibliografía de autores nacidos
en las Islas Canarias, indispensable para la formación de cualquier estudio de
historia literaria canaria. El propio Millares la utilizó para componer sus con-ferencias
«Sobre poesía canaria», y las dedicadas a Iriarte ". También de sus
contenidos extrajo las noticias con que compuso breves estudios sobre Anchieta
y Viera, y los aparecidos en los primeros tiempos de residencia en América
«Fr. Matías de Escobar, escritor canario» (1940). Y los publicados en 1934,
«Espejo de Paciencia» y ((Algunas noticias acerca del escritor dominico Fr. Alon-so
de Espinosa».
3.3. La predilección por fray Benito Jerónimo Feijoo
Desde principios de siglo, los hombres del «98» se interesaron por la figura
del P. Feijoo. Su legado fue continuado por muchos intelectuales durante el
4 Madrid, Real Academia Española, 1893-95, 4 vols.
49 De las que se imprimió Don Juan de Iriarte: latinista y helenista, Las Palmas,
UNED, 1981.
primer tercio de siglo. Sugestivo y dificultoso, el monje gallego cautivó sobre-manera
a Millares, que se convirtió por los estudios que le dedicó en uno de
los especialistas mejor informados sobre su obra. Inició los trabajos en 1922, co-misionado
por cl Ccntro dc Estudios Históricos para preparar la edición del
Teatro Crítico Universal y las Cartas Eruditas. Influido para aceptar el encargo
por la orientación y el precedente de Américo Castro, se cumplía así el com-pruriiiw
adquirido pur el Ceiilro coi1 la coleccióii los «Clásicos Castellanos»
de La Lectura.
En sus investigaciones para componer el amplio preámbulo de la edición,
Millares tuvo la suerte de encontrar un gran número de cartas inCditas de
Feijoo y un tomo entero de sus poesías, en su mayor parte desconocidas. En
estas investigaciones le ayudó J. Chamorro, quien indagó en los archivos sal-mantinos
'". Después de un año de trabajo estaba terminado el primer volumen;
el segundo y el tercero aparecieron en 1924 y 1925, respectivamente, mientras
que las Cartas no se publicaron hasta 1928. El mérito de esta edición queda
corroborado por las sucesivas reediciones que de ella efectuó la casa Espasa-
Calpe.
El prólogo del Teatro presentó una extensa noticia biográfica de Feijoo,
destacando su valor dentro de la cultura española del ochocientos. Luego es-tudió
analíticamente las obras del benedictino y su influjo, para descender desde
aquí a un examen más profundo de las ideas contenidas en el Teatro, a la vez
que describía bibliográficamente las ediciones anteriores a ésta. Este prólogo
aportó datos y puntos de vista esenciales que han orientado muchos de los
trabajos posteriores Muy valiosa resultó también por sil apéndice bihliográ-fico
de obras sobre Feijoo, algunas de ellas rarísimas y antes nunca citadas.
Por su parte, las Cartas Eruditas, presentadas aquí, fueron seleccionadas por
don Agustín con criterios explicados en unas «Notas complementarias» que las
preceden a modo de introducción. Las restantes cartas no incluidas en la
edición son citadas cronológicamente y se definen sus peculiaridades.
De las críticas que a estas obras de Feijoo dirigió Mayáns sc hizo cco Mi-llares
en «Feijoo y Mayáns)) (1923), donde siguió el enfrentamiento de ambos
a partir del Anti-theatro crítico de Mañer, con las repercusiones que tuvo en el
Catálogo crftico de los libros espuñoles de Mayáns publicado pur Menkeri. Ex-puso
las respuestas de Feijoo y las réplicas sucesivas de Mayáns, que tornaron
la polémica en cuestión personal, abordada con apasionamiento.
La afición a los estudios de Feijoo, y los abundantes materiales recogidos
para preparar la edición de sus obras, sirvieron aún para publicar «Un dis-
-50 LOS materiales resultantes de las investigaciones no tenían cabida en el prólogo
de la edición que preparaban. Millares y Chamorro pensaron utilizarlos en un estudio
completo que presentarían a la Academia Española para optar al premio para la mejor
obra sobre un autor español anterior al siglo xrx. Lo frustró el viaje de AMC a Buenos
Aires.
51 Véase Alborg, J. L., Historia de la Literatura Espatiola, 2." ed., Madrid, Gredos,
1980, v. 111, Siglo XVIII, p. 150.
curso fragmentario del padre Feijoo acerca de Canarias)) (1934). El jesuita
Matías Sánchez, que había escrito la Semi-Historia de las fundaciones.. . para
destacar la importancia que su Orden alcanzó en Canarias, quería dilucidar
la nomenclatura histórica de las islas. Para ello consultó al P. Feijoo, e incluyó
fragmentariamente su respuesta en la Semi-Historia. Otra vez consultó el je-suita
a Feijoo sobre la existencia de la isla de San Borondón, tema ya tratado
por el benedictino en su discurso «Fábula de Las Batuecas y países imagi-narios
».
Una vez en México, Millares puso en relación con el Nuevo Mundo los
conocimientos que poseía Fr. Benito, y publicó «Feijoo en América» (1944),
donde destacó, amén de una biografía con la valoración dada al benedictino
por sus coetáneos, la originalidad de las Cartas Eruditas y del Teatro Crítico.
En esta obra acentuó las ideas de Feijoo al analizar la situación lamentable de
la docencia en España. Resaltó luego las opiniones de Feijoo sobre temas ame-ricanos
que se contienen en el Teatro, dnnde se ocupó de la fielira de Herniin
Cortés en el discurso «Españoles americanos». También del Teatro, y de las
Cartas, entresacó Millares pasajes en que Feijoo habla del modo en que se
efectuó el primitivo poblamiento del continente americano. Al final del artículo
analizó la rapidez y amplitud con que las obras del monje benedictino se difun-dieron
por América.
l,To!rib ?"$i!!nrcs a .,:S-.. 1"- U E"::-- --.. A-+-.- -:m--- -..A"+:-,," --?...: -- v L I ~ ~ Y ~ U I I UJVV b u 1 1 LYLUO U~LOULUY ~ULOLIUIILU alub11ba-nas
52 en la introducción a la edición que realizó de Españoles americanos y
Solución del gran problema histórico sobre la población de América (1945).
Y de nuevv en la disertación que hizo en la Casa de Colón de Las Palmas
(1959) sobre «Canarias y América en la obra de Feijoon. Incluyó aquí los
datos antes comentados de valorar las doctrinas contenidas en el Teatro y las
Cartas, la polémica suscitada cuando vieron la luz y el análisis hecho por
Feijoo de la situación docente española en el siglo xvrrr. Defendió claramente
la ortodoxia incomprendida del benedictino y estudió su estilo literario 53. Des-pués
volvió a relacionar a Feijoo con Canarias en términos similares a los
expuestos en «Un discurso fragmentario. ..», a los que adjuntó unas ideas sobre
el influjo de Feijoo en la formación de Viera. Las referencias a América tam-bién
giraron en torno a los ya conocidos discursos editados en 1945. Acabó
estudiando Ia influencia de Feijoo en América, en especial sobre los jesuitas
expulsados a Italia, destacando Campoy y Clavijero. De este último, incondi-cional
con las ideas del benedictino, comentó la traducción de su Historia de
México en 1945.
s2 De nuevo aquí planteó AMC una notificación biográfica de Feijoo y un análisis
ideológico del Teatro Critico y de las Cartas eruditas.
-c-2 T-, IX 7 de meto de i93G declaraba en una entrevista a 2. Gürizáiez Ruano: wXo
creo que Feijoo fuera un espíritu heterodoxo ..., a mi modo de ver era un espíritu
ortodoxo, pero que miraba más allá de la frontera y de la intransigencia ambiental», en
Heraldo de Madrid.
Finalmente preparó también Millares Obras escogidas (1961-62) de Feijoo,
en que se incluyó el estudio de Marañón «Las ideas biológicas del padre
Feijoo». Las obras contenían los discursos que no fueron incluidos en la selec-ción
del Teatro crítico hecha por Vicente Lafuente. Con clla qucdaba complcta
la edición del Teatro. Si bien las cartas no han sido editadas en su totalidad.
A este respecto hay que notificar la pérdida durante la guerra civil de un
aEpistolario del P. Feijoon, ya compuesto.
3.4. Los cldsicos espaííoles revividos en América
La fructífera partitura científica que Millares compuso en México, gastó
muchos de sus movimientos en traer a nuestros dias, debidamente acomoda-dos,
obras maestras de los más grandes literatos que escribieron en castellano.
También desde allí su voz reclamó el mérito de algunos escritores americanos
olvidados o injustamente postergados.
Con aportaciones biográficas y críticas se acercó a la obra de Juan Bautista
Rallí, Gil González Dávila y a la faceta literaria de los cronistas de Indias
y del tan apreciado P. Las Casas. También nos tributó, en varias publicaciones,
datos definitivos sobre Cervantes de Salazar, primer profesor de latín y retórica
de la Universidad Real y Pontificia de México. Esta tarea la desarrolló para el
Instituto Bibliográfico Mexicano, donde también formó las Investigaciones bio-bibliográficas
mexicanas. Epoca colonial (1950), de donde se pueden extraer
muchas noticias sobre escritores mexicanos y sus obras. Cabe también conside-rar
como aportación literaria el análisis poleográfico de los fragmentos del
((Primer Manuscrito del Amadís de Gaula)), según la presentación que hizo
Antonio Rodrígiiez-Moñino 54.
Todo ello quedó minimizado por el intenso compromiso de editar obras
maestras de la literatura castellana, adquirido desde el mismo momento en
que puso los pies en América. Desde ese momento, por espacio superior n
los dos años preparó en estrecha colaboración con Franchy y Roca para la
Editorial Séneca una edición del Ingenieso hidalgo don Quijote de la Mancha
(1941). En la advcrtcncia citó las ediciones más importantes del «Quijotr»
desde la que hiciera Vicente de los Ríos en 1780, y valoró críticamente aquellas
que consideraba más importantes, las de Cortejón, Clemencín, Cejador y en es-pecial
las realizadas pur Rudríguez Marín. Siguió la opinión de estos comen-taristas
para elaborar el cuerpo de notas. Presentó Millares otras dos ediciones
de esta obra en 1956 y 1961, divulgadoras y sin compromiso crítico ni erudito,
las pocas notas tenían como única utilidad clarificar pasajes y términos a la
54 Alborg, José Luis, Historia de la literatura española, 2." ed., Madrid, Grcdos, 1980,
vol. 1, p. 465.
55 Véase AMC, «Franchy y Roca. Datos para una semblanza», en Rrtnz, 1980, 1,
núm. 5-6, pp. 3-5.
generalidad de los lectores. La advertencia que les encabezó repetía los conte-nidos
de la primera edición.
Presentó también de Miguel de Cervantes una edición de las Poesías (1947).
Y seleccionó las publicaciones de los comentaristas especializados en «Contri-bución
a la bibliografía biográfica de Cervantes)) (1947).
Con su asiduo cooperador y amigo José 1. Mantecón preparó una versión
moderna de La Celestina (1946) para la colección «Eras» de obras clásicas de
la literatura amorosa.
Otra parte importante de esta entrena a la pervivencia de las grandes obras
se forjó en 1947 por el mecenazgo de la Secretaría de Educación Pública, res-pondido
por Millares Carlo con el cuidado editorial de destacadas obras, como
la antes comentada de Cervantes, las Poesías escogidas de Fr. Luis de León
y las Poesías líricas de Lope de Vega.
Por desgracia, pues sus intentos de publicación se malograron siempre, hubo
una labor qiie atarea pcc hr>stmtes sfim 2 dm Agilstin en !r ~cilmii!ncióri de
datos y material gráfico. Se relacionó con la bibliografía existente sobre Sor
Juana Inés de la Cruz. El proceso de la formación de este trabajo podemos se-pararlo
en dos fechas, anterior a 1951, año en que Millares lo presentó en
septiembre a concurso en los Estados Unidos con el lema Materiales para una
bibliografía acerca de Sor Juana Inés de la Cruz, obteniendo un premio que no
llevaba incluida la publicación del trabajo. Y la acumulación posterior de nue-vas
fichas bibliográficas hasta 1958, en que viendo que ya reunía condiciones
para que saliese a la luz acudió infructuosamente a Simón Díaz para intentar
publicarlo en el Instituto Nebrija. Bajo el título de Ensayos de una bibliografía
de Sor luana Inés de la Cruz, reunió don Agustín ciento treinta y dos fichas
descriptivas, aparte fichas hemerobibliográficas. Aún duerme el sueño de lo
inédito. Estos materiales fueron recogidos por Blanca López Nieto para elabo-rar
su memoria de licenciaturas6.
3.5. Ruiz de Alarcón traído al siglo XX
Cuaiidü Millares Cailo acüiiieiió ia edición de ias Oórus Curnpbius de
Ruiz de Alarcón partía de dos presupuestos. Uno la revisión y conocimiento
de la figura de Alarcón transmitidos por los estudios de Pedro Enríquez Ureña
y, sobre todo, de Aifonso Reyes, cuyos ensayos acerca de su paisano enmarca-ron
la visión actual que tenemos del comediógrafo mexicano. Otro, los muchos
años transcurridos desde la edición que hiciera Juan Eugenio Hartzenbusch, por
lo que Millares se vio constreñido a considerar cuanto desde entonces se había
hallado sobre la vida y obra del comediógrafo mexicano ".
56 Universidad de Granada, 1983. Inédita.
57 Biblioteca de Autores Españoles desde la formación del lenguaje hasta nuestros
días. Tomo XX: Comedias escogidas de D. Juan Ruiz de Alarcdn y Mendoza, ordenadas
por D. Juan Eugcnio Hartzenbuch, Madrid, M. Rivadcneyra, 1852.
La nueva edición fue fijada por don Agustín sobre los textos de 1628
y 1634, preferidos ante los errores de las ediciones primitivas y las excesivas
alteraciones sufridas por las posteriores. Para reproducir los textos antiguos
se sometió al mCtodo propugnado por Bonilla y San Martín.
Precedió a la edición de las obras una introducción crítica general, en la
que se expusieron la biografía de Alarcón y las características de su obra. En
ella se incluyó iarnbicri el aiiálisis de la vetsificación utilizada por el autor
teatral, y los criterios con que Millares se enfrentó a la labor. Otra parte
de esta introducción fue aportación de Alfonso Reyes, ofreciéndonos en ella
un panorama de1 teatro español en los límites de los siglos xvi y xvii, y un
esbozo biográfico de Alarcón con explicaciones sobre cómo eran sus comedias
y sobre la realidad del México en que vivió.
Cada comedia apareció precedida por noticias particulares que aclaraban
su contenido, con explicaciones de la métrica utilizada en su composición e
información relativa a la bibliografía existente sobre ella. Los comentarios que
origina el texto de las comedias fueron facilitados por un abundante cuerpo
de notas, en el que se esclarecen pasajes y alusiones de diverso carácter.
Los dos primeros tomos del Teatro (1957-1959) incluyeron comedias que
publicó el propio Ruiz de Alarcón, mientras que son atribuidas las contenidas
en el tercero, Teatro, Obra no dramática en verso (1968). Este volumen incluyó
una Bibliografía A, sobre las obras completas y ediciones de comedias de
Alarcón, y una Bibliografía B, de publicaciones sobre este autor. Por el tiempo
transcurrido desde la edición anterior, se obligó Millares a incluir en éste
cuantas noticias biobibliográficas de Alarcón se hubiesen producido, en especial
sobre la edición de Hartzenbusch.
Presentó también Millares ediciones populares de comedias alarconianas a
través de la UNAM. Fueron las Comedias escogidas (1958), presentadas en dos
volúmenes que incluían Las paredes oyen, La verdad sospechosa ,y Ganar ami-gos,
La prueba de las promesas.
También dirigidas al gran público, publicó cmparcjadas y con aparato crí-tico
La prueba de las promesos - El examen de maridos y Los pechos privilegirr-dos
- Ganar amigos (1960). Aparecieron precedidas de un examen general de
la obra alarconiana y de la acepiaciúri que ksia tuvu eiitte la crítica y cl
púbIico de1 siglo x v i ~E. sta valoración volvió a presentarla Millares al frente de
la última obra que editó de Alarcón, El Tejedor de Segovia (1971). Su apa-rición
se hizo necesaria para notificar las publicaciones aparecidas sobre Alar-cón
y su obra desde la edición de las Obras completas.
Todas estas actividades realizadas en favor de la lengua y literatura caste-llanas
conocieron una compensación honorífica al ser nombrado Millares Carlo
miembro correspondiente en Canarias de la Real Academia Española el
año 1961.
De esta forma hemos recorrido la polifacética labor que Millares Carlo
desarrolló en el mundo de las filologías clásica y española, otra de sus monu-mentales
actividades científicas, que se extendió a lo largo de su dilatada vida.
Apéndice
La identificación bibliográfica de las aportaciones de Agustín Millares Carlo a los
campos filosófico y literaria se presenta en esta ocasión sólo en forma descriptiva, para
no caer en redundancia de publicaciones, ya que desde hace casi dos años esperamos
la edición por parte del Cabildo Insular de Gran Canaria de una monografía aglutina-dora
de la bibliografía de Millares. En ella, cada aportación suya se analiza con mayor
profundidad y detalle.
1. PUBLICACIONES DE TEMA FILOLOGICO
1. «Acerca de la formación dcl imperfecto latino», eii FyLMu, 1916, 1, núm. 11, pp. 14.
2. Biblia Medieval Romanceada, según los manuscritos escurialenses 1-j-3, 1-j-6. I. Pen-tateuco.
Edición de Américo Castro, AMC y Angel S. Battistesa. Buenos Aires,
Universidad-Facultad de Filosofía y Letras (Imp. Jacobo Peuser). 1927. 285 p + 3 h., 6 Iáms., 24 cm. (Biblioteca del Instituto de Filología, 1).
3. - y Gómez Iglesias, Agustín, Gramática elemental de la lengua latina, Madrid,
Gráficas Uguina, 1935, 3 h. + 343 p., 18,5 cm.
Reimpresiones en 1936 y 1939.
2." ed. México, F.C.E., La Casa de España, 1941, 380 p., 20 cm.
3." ed. reformada, México, Edit. Patria, 1966, 432 p. + 1 h.
Nueva ed. México, Edit. Patria, 1967, 380 p., 20 cc.
4. Antología latina, Valencia, Edit. Ricardo Noguera, 1937, 230 p.
Antología Latina, tomo 1: Prosistas, 2." ed aumentada y corregida, México, La Casa
de España en México (F.C.E.), 1941, 276 p., 20,5 cm. Res.: Armas, A., en MCan,
1947, pp. 119-120.
3." ed., México, Edit. Patria, 1966, 276 p.
5. «Sobre una versión española de Persio, del siglo XVI, en FyLMe, 1941, 1, núm. 2,
pp. 275-276.
6. Introducción al estudio de k Lengua Latina, Gramática, Antología y Vocabulario,
México, Edit. Delfín, 1944, 2 h. + 219 pp. + 1 h., 22,5 cm. (Manuales Escolares
de la Edit. Delfín, Serie «Letras», 1).
7. Diccionario Enciclopédico U.T.E.H.A., México, UTEHA, X vols.
Don Agustín se encargó del léxico y las etimologías de esta obra.
8. Lengua Latina. 1. Gramática. 11. Ejercicios, Antología y Vocabulario, Maracaibo,
LUZ, 1962, 271 y 269 pp., 22,5 cm.
En 1963 se publicó independientemente el Indice analítico del tomo 1, con 42 pp.
9. ((Apuntes para una bibliografía de los estudios clásicos de España y América Latina
(1955-1961)», en AnF, 1962, 1, núm. 1, pp. 173-280.
Separata: Maracaibo, LUZ, Facultad de Numanidadcs y Educación, 1962, 134 pp.,
23 cm.
10. ((Algunos problemas de la filología», en La Universidad del Zulia (Maracaibo),
31 de octubre de 1963.
11. TRADUCCIONES AL CASTELLANO
11. Los trágicos griegos: Esquilo, Sófocles, Eurípides. Páginas escogidas, con introduc-ción
y notas de P. Girard, versión castellana de AM, Madrid, Saturnido Calleja, 1919,
434 pp., 15 cm.
12. «Tíbulo: Traducción de algunos poemas», en Revista de libros, Madrid, Edit. Sa-turnino
Calleja, 1919.
13. Cicerón, Marco Tulio, Cuestiones Académicas, traduccibn hecha por AMC, Madrid-
Barcelona, Calpe (Imprenta Clásica Española), 1919, 141 pp., 14,5 cm. (Colección
Universal, núms. 36-37, Filosofía).
Laurand, L., Manual de los Estudios Griegos y Latinos, fascículo 111: «Gramática
histórica griega», traducida de la segunda edición francesa por AMC, pp. 303-445.
Fascículo VI: «Gramática histórica latina», traducida de la tercera edición francesa
por AMC, pp. 725-868, Madrid, 1923 y 1925, 20 cm. (Biblioteca Científico-Filosófica).
Loti, Pierre, seud. de Viaud, Louis Maric Julicn, El libro de la piedad y de la
muerte, traducción de AMC, Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1923, 221 pp.,
18,5 cm. (Biblioteca Nueva).
Loti, Pierre, seud. de Viaud, Louis Marie Julien, El libro de la piedad y de la muerte,
traducción de AMC, Madrid-Barcelona, Edic. Anforma, 1943, 186 pp., + 3 h., 18 cm.
Loti, Pierre, seud. de Viaud, Louis Marie Julien, El libro de la piedad y de la muerte,
traducción de AMC, Barcelona, Edic. G.P. (Gráficas Guada), 1959, 127 pp., 18 cm.
(Libro Plaza, 182).
Utopías del Renacimiento: Moro, Tomás, Utopía; Campanella, Tomaso, La ciudud
del sol; Bacon, Francis, Nueva Atlántida. Trad. de la Utopía de Tomás Moro de
AMC. Primera edición en español, México, F.C.E., 1941, pp. 1-134 (Colección Po-pular,
121) (2.' reimpresión de la 1.' ed. en México, F.C.E., 1966. 3.' remipresión
en 1973).
Caro, Tito Lucrecio, De la naturaleza, selección y traducción directa del latín por
AMC, en HiP, 1944, IV, núm. 15, pp. 173-181.
Cicerón, Marco Tulio, Cuestiones Académicas, versión directa, notas e introducción
de AMC. Prólogo de Juan David García Bacca. México, El Colegio de México,
1944, 178 pp. + 4 h., 17,5 cm. (Colección de Textos Clásicos de Filosofía).
Res.: A. A., en MCan, 1947, VIII, núm. 21-22, pp. 135-136.
Eguiara y Aguren, Juan José, Prólogos a la «Biblioteca Mexicana», tiaduccióii de
AMC, en BBCU, 1944, 1, núm. 2, pp. 14-20.
Salustio Crispo, Cayo, Conjuraci6n de Catilina, versión directa del latín, prólogo y
notas de AMC, México, UNAM, 1944, 145 pp. + 3 h., 20 cm. (Bibliotheca Scrip-torum
Graecorum et Romanorum Mexicana. Obras Completos de Cayo Salustio
Crispo).
Salustio Crispo, Cayo, Guerra de Yugurta. Fragmentos de las historias. Cartas o
César sobre el gobierno de la República, introducción, versión española y notas
por AMC, México, UNAM, 1945, 330 pp. + 3 h., 19,5 cm. (Biblitheca Scriptorum
Graecorum et Romanorum Mexicana. Obras Completas de Cayo Salustio Crispo).
Res.: Alatorre, Antonio, en CuA, 1949, núm. 45, p. 229.
Cicerón, Marco Tulio, De los deberes, versión directa y notas por AMC; prólogo de
Juan David García Bacca, México, El Colegio de México, 1945, XVlII + 274 pp. +
4 h. ,17 cm (Colección de Textos Clásicos de Filosofía).
Nepote, Cornelio, Vidas de los Ilustres Capitanes, introducción, versión española
y notas por AMC, México, UNAM, 1947, 171 pp. + 4 h., 20 cm. (Biblitheca Scrip-torum
Cracconim ct Romanorum Mcxicana. Cornelio Nepote, Obras Completos).
Res.: Alatorre, Antonio, en CuA, 1949, VIII, núm. 45, pp. 229-230.
Livio, Tito, Desde la Fundación de Roma, 1-11, versión española y notas de AMC,
México, U,N,A,M,l, 1955, 438 pp. + 2 h., 19,5 cm. (Bibliotheca Scriptorum Greco-rum
et Romanorum Mexicana. Tito Livio, Obras Completas).
Res.: Reyes Nevares, Salvador, «Los libros. Obras completas de Tito Livio*, en
El Nacional (México, D.F.), 17 de julio de 1955.
S.f.; uMExico cn la Cultura», cn Novedades (México, D.F.), 15 de mayo de 1955.
1 En el Centro de Estudios Clásicos de la U.N.A.M. permanece traducida, y sin poder
publicarse hasta el momento, la continuación de Ab Urbe condifa, versión que para el Liber IV
realizó AMC con el objeto de integrarse en una traducción completa de la obra de Tito Livio,
que nunca se llev6 a efecto. Los originales mecanografiados de dicha versión ocupan 102 folios.
El Seminario «Millares Carlos es también depositario del Liber III, aún inédito.
27. Cicerón, Marco Tulio, Diálogos de la vejez y de la antistad, traducción directa del
latín, introducción y notas por AMC, México, U.N.A.M., 1958, 151 pp. + 4 h.,
18 cm. (Nuestros Clásicos, 4).
Res.: Ayala, Juan A., en VUh, 1958 (4 de junio).
28. Febure, Lucien, y Martin, Henri-Jean, La Aparición del libro, traducción al español
por AMC, 1.' ed. en español, México, U.T.E.H.A., 1962, 439 pp. + 6 h., mapas
y láminas, 22,5 cm. (La Evolución de la Humanidad, tomo LXX).
Res.: Gallego Díaz, J., en MCan, 1965, XXVI, núm. 93-96, pp. 233-235; y en
BBG, 1963, 111, núm. 4, pp. 66-68.
29. Casas, Bartolomé de las, Tratados, traducción parcial de AMC, México, F.C.E.,
1965, 2 vols., 22 cm.
30. Casas, Bartolomé de las, Tratados de Fray Bartolomé de las Casas, prólogos de
Lewis Hanke y Manuel Giménez Fernández; transcripción de Juan Pérez de Tu-dela
Bueso, y traducciones de AMC y Rafael Moreno. 2.' ed., México, F.C.E.,
1966, 2 vols. de LXXXVII + 641 pp. + 3 h. y 4 h. 1 613-1377 pp., SO cm. (Bi-blioteca
Americana).
Tomo 1: En las páginas pares facsímil de la edición de 1552 y en las impares
versión de AMC.
31. Peseux Kichard, H., ~Quelques remarques sur le Diccionario de Galicismos de
Baralt*, traducción de AMC, en RBar, 1968, núm. 8, pp. 73-992.
32. Cicerón, Marco T., Cuestiones Académicas, Madrid, Espasa-Calpe, 1972, 140 pp.
(Colección Austral, núm. 1485).
Reedición de la misma traducción hecha por AMC para la Casa Calpe en 1919.
111. PROLOGOS Y TRADUCCIONES
33. César, Julio, Comentarios de la Guerra de las Galias, traducción revisada y corregida
por José Goya y Muniain; prólogo de AMC, Madrid-Barcelona, Casa Calpe, 1919.
1V. PUBLICACIONES DE TEMA LITERARIO
1. «Dido y Eneam, en RG, 1918, 11, núm. 4, pp. 6-7.
2. uFeijoo y Mayáns*, en RFE, 1923, X, pp. 57-62.
3. #Renacimiento», en Antol., 1924, VI, núm. 75, pp. 2-3.
4. ~Menéndez y Pelayo y los estudios literarios*, en La Provincia (Las Palmas), 27,
28 y 29 de junio, y 1, 2, y 3 de julio de 1924; en Cant, 1924, 1, núm. 9, pp. 48-54,
y en A n a h de la Institi~ción Crrltrrral Española, Buenos Aires, 1948, tomo 2, 2.' par-te,
pp. 76-85.
5. «Fray Gonzalo de Ocaña, escritor del siglo xvn, en BUM, 1931, VII, núm. 11,
pp. 157-173.
Separata: Madrid, Imp. Sáez Hermanos, 1931, 19 pp., 24 cm.
6. «Fray Matías de Escobar, escritor canario*, en Can, 1940, núm. 357, pp. 7-8; y en
MCan, 1954, XV, núm. 49-52, pp. 105-106.
7. «Espejo de Paciencia», en FYLMP, 1947, niím. 10, pp 291-293, y RevHn, 1943,
11, núm. 15, pp. 284-286.
8. «Algunas noticias acerca del escritor denominado fray Alonso de Espinosa», en
FyLMe, 1943, núm. 9, pp. 85-91 3.
9. Compendio de historia universal de la literatura, MBxico, Edit. Esfinge, 1945,
571 pp. + 2 h., 19,5 cm.
Historia Universal de la Literatura, de acuerdo con los programas oficiales, 2.' ed.
corregido y aumentada, México. Edit. Esfinge, 1949, 437 pp.
2 El artículo se había publicado originariamente en RHi, 1968, IV, núm. 31.
3 Se reprodujo en AMC, Investigaciones Biobibliogrdjicas Iberoamericanas. Epoca Coíonial,
México, 1950, pp. 21-33.
3." ed., 1951.
4." ed., 1953.
5." ed., 1955.
6." ed., 1957.
Historia Universal de la Literuturu, de acuerdo CVII lus prugraiiias uli~iales, 7; cd.
corregida y aumentada, México, Edit. Esfinge, S. A., 1960, 366 pp., grabs.. 22 cm.
8." ed., 1962.
9." ed., 1964.
10." ed., 1966.
11." ed., 1968.
12." ed., 1970.
Manual Antulógicu de lu Lilsruluru Luliriu, Mixico, EDIPASA, 1945, 422 pp. i-
5 h., 19,5 cm.
«El escrito más antiguo de Francisco Cervantes Salazar», en FyLMe, 1957, XIII,
núm. 25. pp. 101-106 4.
«El doctor Sánchez de Muñón y la Tercera Celestina)), en FyLMe, 1947, XIII,
núm. 26, pp. 259-264 5.
Bibliografía para la Historia de la Literatura Latina, México, F.C.E., 1950, 2 h. +
39 pp., 17 cm. (Breviario, 33).
Historia de la Literatura Latina, México, F.C.E., 1950, 307 pp., 17 cm. (Breviarios
del F.C.E., 33).
2." ed., 1953, 252 pp., 17 cm. (se añade Bibliografía particular).
3." ed., 1962,250 pp. + 2 h., 17 cm.
Primera reimpresión, 1964.
Segunda reimpresión, 1971.
4." ed., 1976, 326 pp. + 2 h., 17 cm. (aparccc considerablemente aumentada la
Bibliografía particular) 6.
Literatura española hasta fines del siglo XV, México, Antigua Librería Robredo
de José Porrúa e Hijos, 1950, 352 pp. + 4 h., 21 cm. (Clásicos y Modernos. Crea-ción
y Crítica Literaria, 5).
Res.: Keller, J. E., en HispB, 1951, XXXIV, pp. 216-217; M(orreale), M., en QlA,
1951-54, núm. 2, p. 366, y Peers, E. Allison, en BHS, 1951, XXVIlI, pp. 216-217.
~Eguiara y Ruiz dc Alarcón*, en HM, 1952, 1, núm. 4, pp. 617-620.
«Literatura griega», en Enciclopedia práctica lackson. Conjunto de conocimientos
para la formación autodidacta, 2." ed., Buenos Aires-México, W. M. lackson lnc.
Editores, 1952, tomo X, pp. 217-248.
3." ed., 1956; 4." ed., 1962.
«Literatura latina)), en Enciclopedia práctica lackson. Conjunto de conocinzier~tos
para la formación autodidacta, 2." ed., Buenos Aires-México, W. M. Jackson Inc.
editores, 1952, tomo X, pp. 243-274.
3." ed., 1956; 4." ed., 1962.
Antología literaria, México, Edit. Esfinge, 1955, 372 pp. + 2 h., 23,5 cm.
Prampolini, Santiago, Historia Universal de la Literatura, 2." ed. Traducción de la
2." ed. italiana por José Almoida, Carlos Esplá y José López Pérez. «Revisión y
ampliación de las literaturas hispánicas e hispanoamericanas)) por cl doctor AMC,
Buenos Aires, UTEHA, 1955, XII vols.
l.' cd. cspnñola cn 1940. Los contenidos se incluyeron en:
Vol. IV: «La literatura castellana de los siglos XII al XIW.
Vol. VI: «La literatura castellana en los siglos xv al xvrr».
4 Ibid., id., pp. 90-95.
5 Ibid., id., pp. 97-107.
6 Con la contribución de la investigación del propio AMC, «Apuntes para una bibliografía
de los estudios clásicos en España y América Latina)), en Anf, 1962, 1, PP. 173-307.
Vol. IX, dedicado a las literaturas ibericas: «La literatura castellana de los
siglos XVIJI al x x ~ .
«Algunos datos biográficos del jurisconsulto y escritor mexicano Juan Bautista
Rallí», en 1.ihrn Ii~hilor dp Alfnnso Rqm, M4rir0, Universidad Nacional Autónoma
de México, 1956, pp. 287-294, 21 cm.
«Algunas consideraciones sobre Menéndez Pelayo y las letras clásicas», en Mon,
1956, X, núm. 20, pp. 18-19.
Don Juan de lriarte: latinista y helenista (Conferencia), Nota preliminar de Eugenio
Padorno, Las Palmas, Centro Regional de la U.N.E.D., Seminario Millares Carlo,
1981, 24 pp. + 2 h.
CREACION POETICA Y ARTICULOS DE TEMA LITERARIO
./El Acero». A Miguel Sarmiento, en Ecos (Las Palmas), 31 de julio de 1915, y
El Día (Santa Cruz de Tenerife), 25 de septiembre de 1971.
1. Naciste de la entraña de la tierra
D. nuestro bendito pan de cada día.
Versos endecasílabos, con cinco heptasílabos diseminados en la segunda parte.
Alguna rima consonante (al principio) y asonante al final.
«Elogio de la vida campesina». A Tomás Morales. A la manera de Fray Luis
de León, en Ecos (Las Palmas), 24 de diciembre de 1915, y El Día (Santa Cruz de
Tenerife), 25 de septiembre de 1971.
1. ¡Cuan feliz es la vida!
D. de la tristeza apuraré el veneno!
Dieciséis liras.
«Toda ecuanimidad)), en Ecos (Las Palmas), 20 de agosto de 1915; en Diario de
Las Palmas, 22 de marzo de 1916, y en España (Madrid), 1916, 11, núm. 101, p. 9.
«A la paz», en Ecos (Las Palmas), 16 de septiembre de 1916.
1. Sobre el mundo regado por el llanto
D. Ya la paz extendió su blanco manto.
Poesía premiada en los Juegos Florales de La Laguna. Versos endecasílabos, parea-dos
con rima consonante.
*Literatura del Renacimiento», en Ecos (Las Palmas), 2 de octubre de 1916.
Discurso pronunciado en la inauguración del instituto de enseñanza media de
T,as Palmm.
«Diálogo de la tristeza*. A Néstor de la Torre, en Ecos (Las Palmas), 13 de enero
de 1917, y en Castalia (Santa Cruz de Tenerife), 1917, núm. 8.
1. Has llamado a mi puerta blandamente
D. en que vendrá a cumplir lo prometido.
Serie de endecasílabos con rima asonante en los pares, siempre en i-o.
«Dos conceptos», en La Crónica (Las Palmas), 20 de julio de 1917.
«Un viejo libro*. A don Domingo Rivero, en Pastalia (Santa C m de Tenerife),
1971, 1, núm. 3; y en Ecos (Las Palmas, 11 de septiembre de 1915.
1. Ha llegado a mis manos este libro latino;
D. Al tocarla esta tarde mi mano temerosa.
Ocho cuartetos endecasflabos con rimas cruzadas: ABAB (Serventesios).
«El Romanticismo y su influencia en el teatro español*, en El Tribuno (Las Pal-mas),
12 de agosto de 1918, y en Renovacidn (Las Palmas), 12, 13 y 14 de agosto
de 1918.
«El dolor de quererte sin consuelo», en El Espectador (Las Palmas), 1 de sep-tiembre
de 1920.
1. El dolor de quererte sin consuelo
D. rodar por mis arterias doloridas
34.
35.
36.
37.
38.
39.
40.
VI.
41.
42.
43.
44.
45.
46.
Endecasílabos divididos por Millares de cuatro en cuatro Rima asonante idéntica
en los pares en da*.
«Soneto», reproducido en Domenech Juan, «Un día entre dos grandes espíritus de
promisión*, en Diario Español (Buenos Aires), 16 de noviembre de 1925, y en
El Tribuno (Las Palmas de Gran Canaria), 16 de diciembre de 19.25.
Soneto con versos alejandrinos. Rima consonante ABBA-BAAB-CDE-CDE, abrazada
y llana en los cuartetos.
«Brazos hechos versos*, en Díaz Quevedo, Juan, El libro de lni pn~tni Antología
Universal del Arte de la Lectura, Madrid, Librería Fernando Fe, 1925, p. 271.
1. El alma mía estaba como ausente
D. Sabedor de la paz que me devuelves! . . .
Serie de endecasíiabos con rima asonante en los impares (e-e).
«El canario que estuvo en La Habana», en La Prensa (Santa Cruz de Tenerife),
28 de junio de 1936.
uLa función de lo clásico en Shakespearen, en Devtinn, 3 de octubre de 1964.
«Ante la muerte de José Gallego Díazn, en EyA, 1964, 111, núm. 4, pp. 75-79.
«José Gallego Díazm, en Mill, 1965, 11, núm. 5, pp. 11-15.
~Rodríguez Moñino en mi recuerdo)), en Uro, 1970, núm. 4, pp. 92-93.
Poemario. Las Palmas, El Museo Canario, 1970, 29 pp. + 1 h., 22,J cm. (San
Borondón).
Contiene los siguientes poemas de AMC, ya anteriormente publicados «El Acero».
uTodo ecuanimidad», «Un viejo libro», «Flogin de la vida campesina)) y «Brazos
hechos versos».
EDICIONES DE OBRAS LITERARIAS
Feijoo, Fr. Benito Jerónimo, O.S.B., Teatro Critico Universal, 3 vols., selección,
prólogo y notas por AMC, Madrid, Ediciones de «La Lectura»: 1. 1923, 335 pp. +
4 h., 18 cm. (Clásicos Castellanos, 48); 11. 1924, 300 pp. + 2 h. (Clásicos Caste-llanos,
53); 111. 1925, 330 pp. + 3 h. (Clásicos Castellanos, 67); 1V. Cartas Eru-ditas,
1928, 269 pp. + 5 h. (Clásicos Castellanos, 85).
Res.: Salinas, Pedro, uFeijoo en varios tiempos», en RdO, 1924, 11, núm. 8.
pp. 259-265.
Reediciones: Feijoo, Fr. Benito Jerónimo, O.S.B., Teatro Crítico Universal, 3 vols,
selección, prólogo y notas por AMC, Madrid, Espasa-Calpe: 1. 1958 y 1968,
272 pp. + 1 h., 19,5 cm. (Clásicos Castellanos, 48); 11. 1965, 246 pp. + 1 h.
(Clásicos Castellanos, 67); Cartas Eruditas, 1958 y lYbY, XV + L8b pp. (Clasicos
Castellanos, 85).
Cervantes Saavedra, Miguel de, El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha,
edición, notas originales y las selecciones de los comentaristas más aiitori7adoi
se deben al profesor AMC, México, Edit. Séneca, 1941, 1457 pp., 16,5 cm.
Cicerón, Marco Tulio, Diálogos de la vejez y de la amistad. introducción y notas
de AMC, MCxico, Secretaría de Educación Pública, 1945, VI1 + 83 pp. (Biblioteca
Enciclopédica Popular, núm. 59).
Feijoo, Fray Benito Jerónimo, O.S.B., Dos discursos sobre América: Españoles Ame-ricanos
y solución del gran problema histórico sobre la población de la América
y Revoluciones del Orbe Terrn'qireo, introducciíin y notas por AMC, México. Se-cretaría
de Educación Pública, 1945, XXI + 23-77 pp. (Biblioteca de Educación
Popular, 40).
Tácito, La Germania, selección, prólogo y notas de AMC, México. Secretaría de
Educación Pública, 1946, 72 pp., 18 cm. (Biblioteca Enciclopédica Popular, 92).
Rojas, Fernando de, La CeIestina. Tragicomedia de Calixto y Melibea, edición, pró-logo
y notas por AMC y José Ignacio Mantecón, México, Edit. Leyenda, 1946 y
1964, 284 pp. + 3 h , 23 cm (Colección Fros)
Cervantes Saavedra, Miguel de, Poesías, selección y advertencia prcliminar por AMC,
México, Secretaría de Educación Popular, 1947, dos tomos. 81 y 95 pp.. 20 cm.
(Biblioteca de Educación Popular, núms. 176 y 177).
León, Fray Luis de, Poesías escogidas, selección y prólogo de AMC, México, Secre-taría
de Educación Pública, 1947, XV + 17 + 95 pp., 20 cm. (Biblioteca Enciclopé-dica
Popular, 138).
Vega Carpio, Lope Félix de, Poesías líricas, selección y prólogo de AMC, México,
Secretaría de Educación Popular, 1947, 81 pp i 7 h., 20 cm. (Bibliotcca Enciclopé-dica
Popular, 158).
Virgilio y Horacio, Obras, prólogo y notas de AMC, México-Buenos Aires, Editorial
Jackson, 1948.
Cervantes Saavedra, Miguel de, El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha,
notas y comentarios del Dr. AMC, México, UTEHA, 1956, 2 vols., XXII + 514 pp.,
y IX + 602 pp., 28,5 cm.
Cervantes Saavedra, Miguel de, El Ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha,
con notas y comentarios del Dr. AMC, edición ilustrada por Gustavo Doré, México,
UTEHA, 1961, 2 vols., 17 cm.
Ohras completas de Juan Ruiz de Alarcón. 1. Teatro: Los jnvores de lmrrndo. La
industria y la suerte. Las paredes oyen. El semejante a sí mismo. La Cueva de Su-lamanca.
Mudarse por mejorarse. Todo es ventura. El desdichado en fingir. Los em-peños
de un engaño, edición, prólogo y notas de AMC; introducción de Alfonso
Reyes, México, F.C.E., 1957, IX-LIV + 1022 pp., 21 cm.
Obras completas de Juan Ruiz de Alarcón. 11. Teatro: El dueño de las estrellas.
La amistad castigada. La Manganilla de Melilla. Ganar amigos. La verdad sospecho-sa.
El anticristo. El Tejedor de Segovia. Los Pechos privilegiados. La prueba de
las promesas. La Crueldad por el honor. El Examen de Maridos, edición y notas
de AMC, México, F.C.E., 1959, 1168 pp. + 2 h., 21 cm.
Obras complefas de luan Ruiz de Alarcón. 111. Teatro: La culpa busca la pena y
el agravio la venganza. No hay mal que por bien no venga (Don Domingo de don
Blas). Quien mal anda en mal acaba. Siempre ayuda la verdad. Obra no dramática
en verso. Bibliografía A. Bibliografía B. Apéndice, edición y notas de AMC, México,
F.C.E., 1968, 715 pp. + 2 h., 21 cm.
Obras completas de Juan Ruiz de Alarcón. 1. Teatro. Edición, prólogo y notas de
AMC; Introducción de Alfonso Reyes, 2.' edic., México, F.C.E., 1977, 1080 pp.,
21 cm.
Res.:
Atkinson, en Era, 1960, núm. 13, pp. 31-33.
Ayala, Juan A., en AyL, 1958. 1, núm. 2, pp. 92-94.
Bolaño e Isla, Amancio, en RHA, 1958, núm. 45, pp. 234-235. Se reproduce en
Diario de Las Palmas, 27 de agosto de 1958.
Doreste Velázquez, V., en MCan, 1956-57, núm. 17-18, pp. 193-194, y en Ins, 1958,
iiúin. 143, pp. 1-4.
Gallardo, José L., en BRB, 1978, núm. 2, pp. 133-134.
Jiménez Rueda, J., en GFCE, 1958, b." 48.
Leonard, Irving A.. en HAHR. 1958, pp. 407-408.
M(ead), R(obert), en HispB, 1958, XLI, p. 228, y 1960, XLIII, p. 104.
Poesse, Walter, *Una excelente edición de Juan Ruiz de Alarcón~, en RI, 1959,
núm. 24, pp. 321-326.
Selva, Mauricio de la, en CuA, 1958, núm. 2, p. 218.
S.f., en RBM, 1957-58, IV, núm. 3, p. 3.
S.f., en GFCE, 1958, núm. 42, p. 4.
Wade. en BAbr. 1960. núm. 34. p. 60. y 1961. núm. 35, pp. 171-172.
Ruiz de Alarcón, Juan, Comedias Escogidas. Tomo 1: Las paredes oyen. La verdcrd
sospechosa. Tomo 11: Ganar amigos. La prueba de las promesas, edición, prólogo
y notas de AMC, México, UNAM, 1958, 352 pp. + 4 h. y 297 pp. + 3 h., 18,5 cm.
(Nuestros Clásicos, 7 y 8).
2: ed., 1972.
19 cm. (Clásicos Castellanos, 146).
Ruiz de Alarcón, Juan, La prueba de las promesas. El examen de los inartdos, edi-ción,
prólogo y notas de AMC, Madrid, Espasa-Calpe, S. A,. 1960. XXIII + 220 pp.,
2." ed., 1969.
Ruiz de Alarcón, Juan, Los pechos privilegiados. Ganar amigos, edición, introduc-ción
y notas de AMC, Espasa-Calpe, S. A., 1960, XIX + 231 pp., 19 cm. (Clásicos
Castellanos, 147).
2: ed., 1972.
Res.:
Cano. en Ins, 1961, núm. 16. p. 171.
Montero Padilla, J., en RFE, 1962, XLV, pp. 327-329, y en Arb, 1962, núm. 53.
PP. 347-350.
Feijoo y Montenegro, Fr. Benito., Obras escogidas, edición preparada por AMC.
Estudio preliminar: «Las ideas biológicas del padre Feijou», por Gregoriu Maraíión.
Madrid, Edit. Atlas, 1961-1962, tres tomos: CLXV + 39, 474 y 534 pp., 26 cm.
(Biblioteca de Autores Españoles. Colección Rivadeneira, núms. CXLI, CXLII y
CXLIII).
Virgilio y Horacio, Obras poéticas, selección, estudio preliminar y notas por AMC,
traducciones de Eugenio de Ochoa y Germán Salinas, Barcelona, Edit. Exito. 1962.
XXIII + 378 pp., 21 cm. (Clásicos Exito, IV).
Baralt, Rafael María, Obras completu~. 111: Ebtudios Filológicos, piólogo poi el
doctor José Ramón Ayala, hijo, Maracaibo, 1963, 887 pp. + 4 h., 1 lám., 23 cm.
Baralt, Rafael María, Obras completas. IV: Poesías, Maracaibo, LUZ. 1964.
334 pp. + 1 h.. 23 cm.
Baralt. Rafael María, Obras completas. V: Estudios literarios y correspondencia, es-tudio
preliminar por Pedro Grases, Maracaibo, LUZ, 1965, 357 pp. + 1 h., 23 cm.
Rojas, Fernando de, La Celestina, introducción de AMC y oJsé Ignacio Mantecón '.
MExico, U.N.A.M., 1964, XXIII + 329 pp., 18 cm. (Colección Nuestios Clásicos).
Ruiz de Alarcón, Juan, El Tejedor de Segoiiia, introducción, edición y notas de AMC,
Salamanca, Ed. Anaya, 1971, 159 pp + 2 h., 17 cm. (Biblioteca Anaya, 35).
VII. RESENAS SOBRE OBRAS DE FILOLOGIA
1. Sobre Alonso Cortés. N,. Miscelánea Vallisoletana (Segunda Serie), E. Zapatero, S. A.,
1921, 162 pp. En RFE, 1923, X, pp. 84-85.
2. Sobre Baralt, Rafael M.", Estudios Filológicos, Maracaibo, LUZ (Talleres de la
Editorial Universitaria de LUZ), 1963, 887 pp + 2 h. (Obras Completas, 111). En
BBG, 1963, núm. 5, pp. 63-65.
3. Sobre Bello en Colombia. Estudio y selección de Rafael Torres Quintero. Homenaje
a Venezuela. Bogotá, Instituto Caro y Cuervo, 1952, 383 pp. + 3 h. En RHA. 1954.
núm. 37-38, PP. 379-380.
4. Sobre Córdoba, Fr. Juan de, Vocabulario castellano zapoteco, México, Instituto Nac.
de Antropología e Historia (Edic. facs.), 1942. En FyLMe, 1944, núm. 16, p. 237.
5. Sobre Dinamarca, Salvador, Estudio del ((Arauco domadon de Pedro de Oña, New
Yoik, Hispanic Institute, 1952, 252 pp. + 1 h. En RHA, 1954, núm. 37-38, p. 387.
7 AMC y José Ignacio Mantecón habían publicado otra edición de La Celestina en Mé-xico
(1946).
6. Sobre Grases, Pedro, «Las obras completas de Andrés Beifon, en Homenaje. Estudios
de filología e historia literaria lusohispanas e iberoamericanas publicadas para cele-brar
el tercer lustro del Instituto de Estudios Hispánicos, Portugueses e Iberoameri-canos
de la Universidad Estatal de Utrech (La Haya, 1966), pp. 241-258. En Rec,
1967, 11, núm. 4-5, pp. Y5-Yb.
7. Sobre Reyes, Alfonso, La crítica en la Edad Ateniense (600 a 300 a. C.), Méxiw,
El Colegio de México, 1941, 379 pp. + 2 h. En FyLMe, 1942, núm. 6, pp. 271-273,
y en PsAR, 1959, XXVJI, 1, pp. 450-452.
8. Sobre Vázquez de Parga, Luis, Latín medieval. (Ensayo de orientación bibliográfica),
Madrid, 1950, 31 pp. (publicado en RevBAM, 1950, LVI, pp. 59-89). en NRFH, 1951,
V, núm. 3, pp. 329-332.
VIII. RESEÑAS SOBRE OBRAS LITERARlAS
Sobre Abad, Diego José, Poesías Castellanas. Edición, prólogo y notas de Joaquín
Antonio Peñalosa, San Luis Potosí, Estilo, 1956. En RHA, 1956, núm. 41, pp. 121-122.
Sobre Abad, Diego José, Poesías españolas. Edición, prólogo y notas de Joaquín An-tonio
Peñalosa, San Luis Potosí, 1955. En FyLMe, 1956, núm. 60-61-62, pp. 274-275,
y en RHA, 1956, núm. 41, pp. 121-122.
Sobre Anchieta, José de, Poesías. Manuscrito do séc. XVI, en portugués, castellano,
latim e tupi. Transcripgoes e notas de M[aría] de L[ourdes] de Paula Martins,
Sáo Paulo, 1954, XVII, 833 pp. En MCan, 1954, XV, núm. 49-52, pp. 155-158, y en
RHA, 1958, núm. 46, pp. 535-537.
Sobre Anchieta, Joseph de, S.I., De gestis Mendi de Sáa. Original acompanhado de
traducyao vernácula pelo padre Armando Cardoso, S.I., Río de Janeiro, 1958,
XXVIII + 255 pp. En MCan, XXII-XXIII, núm. 77-78, pp. 188-189.
Sobre Balboa, Silvestre de, Espejo de paciencia. Estudio crítico de Felipe Pichardo
Moya, La Habana, 1942 (Publicaciones del Ministerio de Educación. Dirección de
Cultura), 114 pp + 1 h. En FyLMe, 1943, núm. 10, pp. 291-293, y en RevHa, 1943,
11, 111, núm. 15, pp. 284-286.
Sobre Baralt, Rafael María, Antología. Prólogo de Rafael Yepes Trujilio, Caracas,
Academia Venezolana de la Lengua, 1963, XXIV + 337 pp. + 2 h En Rer, 1966,
núm. 1, pp. 107-111, y en RBar, 1966, VI, núm. 6, pp. 145-148.
Sobre Baralt, Rafael María, Obras Completas, Maracaibo, LUZ, 1960. En AnF, 1962,
núm. 1, pp. 320-324.
Sobre Gil, Vicente, Auto de la Szbrla Casandra. Prólogos y notas de A. Giraldez.
Madrid, Victoriano Suárez, 1921. En RFE, 1923, X, pp. 326-327.
Sobre González Dávila, Gil, Teatro eclesiástico de la primitiva Iglesia de la Nueva
Españo en los Indias Occidentales. 1. Méuico Puebla de los A n g ~ l ~Ms i rhoarán.
11. Guatemala. Guadalajara. Chiapa. Gucatán. Oaxaca. Nicaragua. Durango, Madrid,
José Porrúa Turenzas, Editor, 1959, 2 vols. de XVI + 207 pp. + 1 h. y 227 pp +
1 h. (Colección Chimalistac de Libros y Documentos acerca de la Nueva España,
3 y 4). En KHA, 19b0, núm. 49, pp. 239-240.
Sobre Leite, Serafim, Luis Figueroa. A sua vida heróica e a sua obra literaria,
Lisboa, Agencia Geral das Colonias, 1940, 251 pp. En FyLMe, 1941, núm. 4,
pp 308-309.
Sobre Medina, José Toribio, Estudios cervantinos. Prólogo del Dr. Rodolfo Oroz
Scheibe, Santiago de Chile, Talleres de la Editorial Nacimiento, 1958, XXXII +
600 pp. + 1 h. (Fondo Histórico y Bibliográfico José Toribio Medina). En RHA,
1959, núm. 48, pp. 677-679.
Sobre Pascua1 Buxó, José, Góngora en la poesía novohispana, Universidad Nacional
Autónoma de México, Centro de Estudios Literarios, Imprenta Universitaria, México,
1960, 115 pp. Fn AnF, 1962, núm. 1, pp. 300-301.
13. Sobre 9 Poemas inédito^ del P. Iuarr Luis Maneiro, edición ciítica, introduccióil y
notas de Gabriel Méndez Plancarte, del Seminario de Cultura Mexicana, México,
1942, 65 pp. + 1 h. En FyLMe ,1943, núm. 9, pp. 144-145.
14. Sobre Ramírez y Astier. Aniceto, Galería de escritores Zulianos. Contribución u1
estudio de las letras venezolanas, tomo cuarto, Maracaibo, Venezuela, Ediciones de
la Dirección de Cultura de la Universidad del Zulia (Talleres Gráficos de la Edi-torial
Universitaria), 1964, 179 pp. En RHA, 1965, núm. 59, pp. 327-328, y en Rec,
1966, 1, núm. 2-3, pp. 139-140.
15. Sobre Rodríguez Marín, Francisco, Más de 21.000 refranes castellanos no contenido5
en la copiosa colección del Maestro Gonzalo Correas, Madrid, 1926, L + 525 pp.
En RevBAM, 1928, V., núm. 20, p. 108.
16. Sobre Seris, Homero, «Sobre una nueva variedad de la edición príncipe del "Qiii-jote"
», en BHi, XXVI, núm. 4, 11 pp., 4.". En RevBAM, 1925, 11, núm. 7. p. 450.
17. Sobre Simón Díaz, José, «La literatura francesa en veinticuatro diarios madrileños
de 1830-1900», en RL, 1967, XXXII, núm. 63-64, pp. 239-264. En Rec. 1968-1969,
III-IV, núm. 9-1 1, pp. 259-260.
18. Sobre Subirá, José, Tonadillas satiricas y picarescas, transcritas, prologadas y anotu-das
por ..., Biblioteca de Divulgación Literaria, volumen VII, Madrid, Editorial Páez,
1927, 62 pp. + 1 h. En RevBAM, 1927, IV, núm. 15, pp. 376-378.
IX. CONFERENCIAS DE TEMA FILOLOGICO
«Consideraciones acerca de los orígenes históricos de la lengua española*, Buenos Aires,
22 de noviembre de 1924, en el Club Español.
«Latín vulgar y bajo latín», Buenos Aires, 12 de abril de 1924, Facultad de Filosofía
y Letras.
«Enseñanza de lenguas clásicas», México, UNAM, Facultad de Filosofía y Letras. 14 de
marzo de 1959.
uIriarte como profesor de lenguas clásicas y escritor en lengua latina», Casino Principal
de Santa Cruz de Tenerife, 21 de septiembre de 1971.
«Algunos aspectos de la Filología Clásica)), Centro Regional de la U.N.E.D., Las Palmas,
Inauguración del curso académico 1975, 12 de febrero.
«Don Juan de Iriarte, latinista y heleniSta», Las Palmas, Círculo Mercantil. noviembre
1978.
X. CONFERENCIAS DE TEMA LITERARIO
«Literatura del Renacimiento*, Las Palmas, Inauguración del Instituto de Enseñanza
Media, 2 de octubre de 1916.
«¿a ieysnúa ÚG CI IC~Wiví,d driú, 29 ÚG &ii: de i9i7.
«La filosofía amorosa de Tíbulo», Madrid, Ateneo, 3 de mayo de 1917.
«El romanticismo y su influencia en el teatro español», Las Palmas, Gabinete 1,iterario.
11 de agosto de 1918.
«Valor literario del siglo xvm español*, Santiago de Compostela, Facultad de Filosofía
y Letras, 3 de enero de 1923.
uMenéndez Pelayo y los estudios literarios», Buenos Aires, Facultad de Filosofía y
Letras y Teatro Odeón, 4 de marzo y 20 de mayo dc 1924.
«La leyenda de Eneas antes de Virgilio», Buenos Aires, Asociación Hebraica. 24 de
mayo de 1924.
<Edad Media y Renacimiento españoles», Buenos Aires, Club Español, 2 de noviembre
de 1924.
«La obra de don Benito Pérez Galdós~, Las Palmas, Gabinete Literario, Actos de la
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*Sobre el Teatro latino*, México, UNAM, 12 de agosto de 1958.
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