El regreso de José Mesa y Lbpez a la Alcaldía
de Las Palmas de Gran Canaria en 1929
M." LUISAM ONTEIRQOU INTANA
Universidad de LAS Palmas de Gran Canaria
Departamento de Ciencias Históricas
En este artículo que presentamos, nos proponemos trazar un breve
análisis de un episodio en la vida política de la Ciudad de Las Palmas de
Gran Canaria, en el que se produce el regreso a la Alcaldía de la Ciudad
de José Mesa y López en 1929. La primera Alcaldía mesista se desarrolló
entre 1922 y 1923, abandonando Mesa y López la Corporación Municipal
tras el golpe de Estado de Primo de Rivera, en septiembre de 1923.
La importancia que tiene, desde nuestro punto de vista, el regreso de
Mesa a la política activa, después de más de seis años retirado de la mis-ma,
estriba en que éste, a pesar de las reticencias iniciales para regresar
al Ayuntamiento de la Ciudad, acepta finalmente ponerse al frente de la
Corporación, en una etapa a caballo entre la Dictadura de Primo de Rive-ra
y la 11 República, preparando y planeando desde la plataforma que le
brinda la Alcaldía el tránsito que se avecinaba.
En este trabajo, expondremos las negociaciones, prolegómenos y exi-gencia
de requisitos y condiciones que tuvieron lugar los meses previos a
la decisión final de Mesa y López de aceptar regresar a la Corporación
Municipal, para convertirse en la persona más destacada de la política lo-cal
y provincial, convirtiéndose en uno de los máximos exponentes del ca-ciquismo
isleño en los albores de la proclamación de la 11 República.
Boletín Millares Carlo, núm. 17. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canana, 1998
122 M. " Luisa Monteiro Quintana
El 25 de octubre de 1929, tras haber estado más de seis años retirado
de la política activa, José Mesa y López accede, por segunda vez en su vi-da,
a la Alcaldía de Las Palmas de Gran Canaria, a petición del Goberna-dor
Civil de la Provincia, Mariano de Cáceres. Sin embargo, no era la pri-mera
vez que Mesa era tentado para volver a la política tras su destitución
como Alcalde en 1923. En carta que le dirige a su amigo Benito Pérez Ar-mas,
el 22 de febrero de 1927, éste le manifiesta que está decidido a salir
del retraimiento para evitar que el país (se refiere a Gran Canaria) acabe
en el abismo, aunque se reafirma en su historia política: "y aunque nues-tras
simpatías de liberales no están con lo actual, algo hemos de sacrifi-car".
Pero Mesa, como hará unos años después, impone sus propias con-diciones
para salir de su retraimiento: "Pero hay un inconveniente para
que depongamos nuestra actitud y es la presencia aquí del actual delega-do.
Nos declaramos incompatibles con sus procedimientos y otras cosas
suyas (...) ¿No hay en España una persona digna y de sentido común que
quiera ser Delegado del Gobierno en Gran Canaria? Claro es que conse-cuencia
de lo uno es la transformación completa de la Unión Patriótica,
llevando a ella personas independientes, y sobre todo con decencia, y el
cambio de rumbo de la administración de corporaciones locales"'. Pre-viamente,
Benito Pérez Armas había animado a Mesa a mostrarse m6s
propicio a la cooperación, "porque así evitarás que ataquen a tus amigos
y en breve plazo serás nuevamente el hombre indispensable". Pero Pérez
Armas iba más lejos, ya que, presuponiendo un nuevo cambio en el siste-ma
electoral en el que intervendrían todas las islas, le comunica a Mesa
que hay que preparar el porvenir en los siguientes términos. "Yo creo fá-cil
montar cautelosamente todo el tinglado. (Quieres? ..." Para Pérez Ar-mas,
la compensación para salir del retraimiento político debe ser "dis-poner
íntegramente de la máquina"2. Evidentemente, se refiere a esa
maquinaria electoral que tantos beneficios les había reportado en un pa-sado
no muy lejano, que estaban dispuestos a rememorar en toda su ex-tensión,
como demostraría el propio Mesa desde la Alcaldía de la Ciudad
entre 1929 y 1931. Mesa finalmente acabó aceptando la colaboración, v
en este sentido, Antonio Cuyás, informa a Matos, el 14 de julio de 1927,
que Salvador Manrique contactará con Mesa para obtener su cooperación
en la reorganización del Ayuntamiento, y que Mesa parece dispuesto a
ayudarle siempre que la misma se extienda al Cabildo Insular de Gran Ca-l
Archivo Mesa y López (en adelante, AML), sin catalogar. El Delegado del Gobier-no
a quien se refiere Mesa y López, es Cipriano Fernández Angulo, sobre el que unos años
más tarde, en 1.930, insistirá a Leopoldo Matos para que mantenga en su puesto de Se-cretario
del Gobernador Civil de Las Palmas.
2 AML, sin catalogar.
El regreso de José Mesa y Upez a la Alcaldía de Las Palm as... 123
naria3. Sólo tres días después Pedro Juan Barber Jorro, que había sido
consejero del Cabildo que Mesa había presidido entre 19 16 y 19 19, con-testa
a éste una carta en la que se congratulaba de que fuera saliendo del
a que le había obligado las circunstancias, pero rechazaba la
proposición de Mesa para que éste formara parte de la nueva corporación
municipa14, lo que evidencia que éste estaba tanteando a sus antiguos co-laboradores
políticos para formar parte del nuevo Ayuntamiento que pre-sidiría
Salvador Manrique de Lara, lo que suponía que si bien Mesa no es-tan's
físicamente en la Corporación, si lo iban a estar sus colaboradores
más cercanos, lo que supondría una garantía y seguridad para Mesa y Ló-pez.
Sin embargo, y atendiendo a las manifestaciones que en marzo de
1929, Mesa hace a Mariano de Cáceres, la experiencia resultó frustrante
para éste. Después de colaborar con el "bien público", como él mismo
gusta afirmar, y dar, como se le había solicitado, los nombres de personas
de su confianza, éstas fueron destituidas "del modo más desatento" a los
pocos meses5. Este asunto provocó el total apartamiento de Mesa de la
política local, y la firme convicción de ser víctima de una persecución por
parte de Tomás Quevedo y su adlátere, el Delegado del Gobierno, Cipria-no
Fernández de Angulo, al que ya reprobaba en carta a Benito Pérez Ar-mas.
Asimismo fue utilizado como argumento para rechazar la propues-ta
del Gobernador Civil, Mariano de Cáceres para que Mesa aceptara la
Alcaldía de la ciudad.
La decisión de Mesa de aceptar dicha propuesta, había sido tomada
después de las reiteradas proposiciones hechas al mismo por Mariano de
Cáceres. En sus Memorias inéditas, Mesa deja constancia de las reunio-nes
mantenidas con el Gobernador Civil a lo largo del mes de octubre de
19296, algo que también podemos constatar en la correspondencia priva-da
que José Mesa y López mantuvo en esas mismas fechas, con Leopoldo
Matos, al que consulta y solicita consejo sobre la decisión que ha de to-mar7.
En este sentido, Matos se mostraba cauto en cuanto a la decisión a to-mar.
Le comunicaba a su primo la impresión y alegría que le producía la
propuesta del Gobernador Civil, pero le recordaba a Mesa que «no es po-sible
con el actual régimen una colaboración directa; pero satisface mu-cho
el reconocimiento del error y de la injusticia en hechos como el que
-
Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Fondo Documental Leopoldo Matos,
Legajo 190, 2.383 (en adelante AHPLP-FDLM).
AML, sin catalogar.
Idem.
MESAY L~PEZJ.:, "Memorias de un Cacique", fols. 43-44.
AHPLP-FDLM, Legajo 187, 2369. AML, sin catalogar.
124 M." Luisa Monteiro Quintana
ha servido de base y ha tenido su desarrollo en la entrevista a que alude
tu carta»8.
Esta misma cautela se observa en Mesa y López cuando, en carta di-rigida
a Matos, se expresa en los siguientes términos: ((Durante los me-ses
de junio a agosto, el Gobernador civil me suplicó reiterativamente y
con una gran insistencia que aceptase la Alcaldía de Las Palmas. Yo te lo
escribí, te pedí consejo y me lo diste en el sentido que he seguido, o sea
de resistir los ofrecimientos, salvo que se me permitiese formar un can-t
ó ~ ~ » ~ .
Poco antes de que Mesa y López se posesionara de la Alcaldía, Leo-poldo
Matos escribía en el mismo tono de reserva y prudencia que había
presidido sus cartas y consejos a Mesa. En este sentido, invitaba a su pri- m -
mo a considerar su personalidad e historia dentro de la vida pública, re-cordándole
la «admirable labor)) que realizó en el Ayuntamiento de Las O
Palmas de Gran Canaria y en la política en general, así como los enemi- n -
=m
gos que le fueron surgiendo, y que «si ahora están adormecidos por su O
E
propio fracaso, pronto se envalentonanan en cuanto estuvieran en dispo- E
2
sición de tirar el zarpazo y hacer presa con la garra. A ti te llaman ahora E
=
para realizar una gestión de violenta terapéutica en el régimen económi- 3
co municipal y, si has de proceder con arreglo a las exigencias de la nece- -
sidad, tienes que lesionar intereses y provechos, afectando con ello a rela- -
0m
E ciones particulares que, agredidas, se convierten en profunda enemistad O
política. Si formas un Ayuntamiento con personas fervorosamente adictas
a tu política, te será difícil que todas ellas, animadas hoy del mejor deseo, n
E te secunden en una obra constante de mejora pública no agradecida y de -
a
rigideces de conducta creadoras de enemistad. » 2
n
En cuanto al Gobernador Civil, Leopoldo Matos se expresaba de la si- 0
guiente manera: «Es natural que el Gobernador, ave de paso, pretenda la O3
colaboración de persona prestigiosa como tú lo eres en ese país. Es natu-ralísimo
que presentando tu figura en el Ministerio de la Gobernación,
consideren los actuales directores de la política de Canarias como un ver-dadero
triunfo sacarte de tus papeles para llevarte a la Alcaldía. Pero tú
debes partir, para proceder, de un punto de vista totalmente opuesto y es-timar
que tu conducta con ese país debe ser permanente; considerar que
el forzado apartamiento de la vida pública, lejos de disminuir tu fuerza
moral personal, la ha enaltecido; que ese mismo alejamiento ha aquieta-do
pasiones que antes se encendían contra ti; y que tu abstención estimu-la
en todos el afán de destruirla convirtiéndola en intervención activa, aca-
AML, sin catalogar.
AHPLP-FDLM, Legajo 187,2369.
El regreso de José Mesa y López a la Alcaldía de Las Palm as... 125
so por las molestias que produce mirar a la senda del deber cuando se es-tá
marchando por el camino de la conveniencia»lO.
Mesa detalla así en sus Memorias la visita realizada por Mariano de
Cáceres a su finca del Monte, en la que le manifestó su preocupación y
disgusto por la situación en la que se encontraban algunas corporaciones
locales "especialmente la del Ayuntamiento de Las Palmas", habiendo
pensado en Mesa como la única persona que pudiera sacar a la Corpora-ción
municipal de la situación en que se encontraba.
Las reticencias iniciales de José Mesa y López a aceptar el ofreci-miento
del Gobernador se basaban, según él mismo relata, en la amistad
con el Alcalde que entonces estaba al frente de la Corporación, Domingo
Bello del Toro (a pesar de no dudar de su incapacidad mental y adminis-trativa)";
a su oposición a la mediatización de Unión Patriótica, en la que
se encontraban enemigos políticos de Mesa, tales como Tomás Quevedo y
Gustavo Navarro, a los que acusa de implantar una torpe política entre
1924 y 1926, de "sañuda" persecución contra los amigos de Matos y de él
mismo. Y, fundamentalmente, Mesa basó su negativa en su aversión a la
Dictadura, bajo la cual había sido relegado al ostracismo político y sufri-do
"persecuciones sin justificación", refiriéndose evidentemente a las lle-vadas
a cabo por Tomás Quevedo y Gustavo Navarro, y que en carta a su
primo Matos detalla extensamente. De estas persecuciones se hace eco el
propio Romanones, que en carta a Mesa lamenta las constantes persecu-ciones
"de que han sido ustedes víctimas", y espera que pronto sean in-demnizados
de las injusticias, que también le han alcanzado a él, pero les
pide que por el momento atemperen su conductal2. En la corresponden-cia
mantenida entre Matos y Mesa, en los prolegómenos de su regreso a
la Alcaldía, éste último le detalla a Matos algunas de las tropelías cometi-das,
según Mesa y López, por Tomás Quevedo y Gustavo Navarro contra
su persona. Mesa reacciona así a las afirmaciones hechas por su primo,
en octubre de 1929, en las que manifestaba que tras conferirse en un pri-mer
instante, tras el golpe militar se entiende, los poderes absolutos a "dos
dictadores", refiriéndose a Gustavo Navarro y Tomás Quevedo, estos no si-guieron
después "la conducta de barredera" que se produjo en la Penín-sula.
Matos dice de ambos políticos que empezaron a buscar enlaces con
el régimen anterior y así sucedió que todos los elementos de aquel régi-men,
"me parece que exceptuándote a ti y a mí, se pusieron bajo la som-brilla
que abrió la Dictadura, con lo cual reulta que el régimen de hoy es-
'0 fdem.
l1 Así se lo expresa Mesa a Matos en carta de 28 de septiembre de 1.929: AHPLP-FDLM,
Legajo 187-2369.
lZ AML, sin catalogar.
126 M." Luisa Monteiro Quintana
tá formado por las mismas personas que integraban el de ayer". No le fal-taba
razón a Leopoldo Matos en esta última afirmación, si tenemos en
cuenta que, a pesar del cambio de régimen, las corporaciones locales e in-sulares
van a estar formadas por buena parte de los hombres del "viejo ré-gimen".
Un buen ejemplo lo constituye los casos de Salvador Manrique de
Lara (consejero del Cabildo en 1925 y Alcalde de Las Palmas en 1.927) y
Laureano de Armas Gourié (consejero del Cabildo y concejal del Ayunta-miento
de Las Palmas de Gran Canaria en 1927). La respuesta de Mesa no
se hace esperar, y el mismo día de su toma de posesión, el 25 de octubre
de 1929, le manifiesta a su primo el error de sus afirmaciones con res-pecto
a los dos señores mencionados y a la política seguida por estos en-tre
1924 y 1926. Mesa los acusa de perseguir a los amigos de Matos y a los
de él mismo, y para ello le cita lo ocurrido en tres poblaciones: Valleseco,
Arucas y Las Palmas. Afirma Mesa que en ambas poblaciones, amigos co-mo
Bartolomé Sarmiento en Valleseco, servidor incondicional de Fernan-do
León y Castillo, y el que fuera Secretario del Ayuntamiento de Vallese-co,
"que mucho nos ha servido en elecciones", han sido perseguidos,
destituyéndose al Secretario, tras constituir Gustavo Navarro un Ayunta-miento
"de amigos de él", entablando incluso querella contra ambos ami-gos
de Mesa, en la que se muestra parte el propio Ayuntamiento "condu-cido
por don Gustavo", sobreseyéndose finalmente el caso. En el caso de
Arucas, Mesa afirma que "Don Tomás Quevedo logra un Ayuntamiento
compacto", destituyendo a su secretario por el mero hecho de ser amigo
de Francisco Gourié, a la vez que el Ayuntamiento constituido decide que-rellarse
contra su último Alcalde, amigo de Matos y Mesa, Domingo Bar-bosa,
siendo sobreseída su causa. No se detiene en referirle la persecución
que tuvo que sufrir "nuestro amigo Francisco Gourié". El caso de Las Pal-mas
lo sufrió Mesa personalmente, debido a las cuatro denuncias realiza-das
contra él por hechos "de los cuales estoy y estaré siempre muy orgu-lloso",
así como el cese de algunos de sus amigos y su hermano Diego, y
la "campaña periodística infamante y criminal sostenida contra mí con
los fondos municipales"l3. Sin embargo, durante los primeros años de
Dictadura, entre 1923 y 1926, no hemos encontrado ninguna campaña or-questada
y sistemática contra Mesa y López en las páginas del periódico
que podríamos considerar portavoz oficioso de la Unión Patriótica de la
que forman parte los enemigos políticos de Mesa y López, La Provirzcia.
Es cierto que la adhesión de este diario al régimen dictatorial hace que sus
páginas se conviertan en órgano y portavoz de las argumentaciones y crí-ticas
contra los partidos dinásticos, a los que culpa de los males de la na-l
3 La correspondencia mantenida entre Matos y Mesa sobre este asunto es extensa
y se puede consultar en su totalidad en el AHPLP-FDLM, Legajo 187,2369.
E2 regreso de José Mesa y Lbpez a la Alcaldía de Las Palmas ... 127
ción. El caso de la administración local no será una excepción y por ello
se alude con frecuencia a la situación penosa en que los caciques dejaron
las instituciones locales, por primar los intereses particulares sobre el
bien general.
Es lógico que Mesa y López se sienta aludido como hombre fuerte del
partido Liberal Canario y Alcalde de la ciudad antes del golpe de 1923, pe-ro,
ni de su gestión municipal ni de su persona en concreto, comenta La
provincia nada que pueda calificarse como una campaña contra Mesa.
Mesa culpa a Navarro y Quevedo de cuanto sucedió entre 1924 y 1926,
y no lo olvidará nunca como demostró en febrero de 1930, cuando tras el
nombramiento de su primo y amigo Leopoldo Matos como Ministro de
Fomento, se organizó un banquete en su honor en el Gabinete Literario,
al que no acudió José Mesa y López, por haberse erigido Tomás Quevedo
y Gustavo Navarro en promotores del homenaje a Matos a través de las
páginas de La Provincial4.
Pero a través de la correspondencia privada de José Mesa con su pri-mo
Leopoldo Matos, hemos podido conocer más en profundidad, las ne-gociaciones
entre Mesa y el Gobernador Civil de la Provincia, que se re-montan
al mes de abril de 1929. Mesa le detalla a Matos, siempre de
manera confidencial, estas entrevistas, en las que Mariano de Cáceres se
refiere a la situación de la "cosa pública", insistiendo en la del Ayunta-miento
de Las Palmas de Gran Canaria, "que se agrava por días", y cul-pando
a Mesa de cuanto ocurre "por su retraimiento".
Las respuestas de Matos insisten en la existencia de garantías para po-der
desenvolverse en el Ayuntamiento "constituyendo un completo can-tón",
pero duda de las mismas, aconsejando a su primo "no perder el pres-tigio
ganado, sirviendo a quien no se ha distinguido por la consideración
hacia la obra anterior".
Durante los meses de junio a agosto prosiguieron los encuentros, y
Mesa renuncia una y otra vez al ofrecimiento del Gobernador. Pero en
septiembre del mismo año hay un cambio de actitud que viene dado por
la aceptación de Mariano de Cáceres de cada una de las condiciones exi-gidas
por Mesa, caso de aceptar, y que éste menciona en sus Memorias:
designación de concejales y no renegar de su historia política, haciendo
14 Así se lo cuenta Nicolás Massieu y Falcón a su sobrino Leopoldo Matos, en carta
de 24 de febrero de 1930, en la que le manifiesta las rencillas políticas a la que di6 lugar
la celebración del banquete, por querer ser todos los iniciadores del mismo. Eduardo Be-nítez
y otros amigos, al parecer, eran partidarios de un banquete popular en el hotel San-ta
Catalina, para que pudieran asistir todos los que quisieran. "Pero los del Gabinete re-cogieron
la idea y enseguida la lanzaron a La Provincia como nacida de ellos y que se
efectuana en el Gabinete. Muchos de tus amigos pusieron el grito en el cielo y no asistie-ron,
entre ellos Eduardo y Pepe Mesa". AHPLP-FDLM, Legajo 7.
128 M." Luisa Monteiro Quintana
público en la prensa local los motivos de su nombramiento. "¿Acepto o re-chazo?",
en tales términos pedía Mesa consejo a su amigo, y le recordaba
que la Dictadura tocaba su fin y que "cuando el tránsito llegase conven-dría
encontrarse en circunstancias de marcar yo el rumbo llevando el ti-món
que ahora empuñe". Evidentemente, Mesa era consciente del declive
del régimen, y como otras personalidades de la vieja política, optó por es-tar
presente personalmente en dicho tránsito. Como ha señalado el histo-riador
Tuñón de Lara: "Numerosos políticos, enteramente responsables
de la esclerosis de España durante años, de la injusticia permanente en
beneficio de la oligarquía, comprendían que la Dictadura se gastaba, y
que podía llegarles la hora de tomar de nuevo los puestos de mando y sal-var
así la Monarquía y, con ella, las estructuras políticas y económicas que
perpetuasen los privilegios de las grandes familias"l5. No era ajeno José
Mesa y López a este proceso, en el que, como afirmaba en carta a Matos,
prefería encontrarse en circunstancias de marcar él mismo el rumbo a se-guir
en la transición política que se preparaba. Y para ello necesitaba una
plataforma desde la que dirigir el cambio, y ésta era, sin duda, la Alcaldía
de la Ciudad.
El 25 de octubre Mesa comunica a su primo que acaba de posesio-narse
de la Alcaldía ante la disyuntiva de responsabilidad en que se le
había colocado: "No existe hoy ni quien gobierne, formando triste con-traste
con lo que sucede en Tenerife. Si V. a pesar del respeto que se
concede a su significación política y a su historia y convicciones, y de
la carta en blanco que se le firma para que vaya a la Alcaldía, no se de-cide
a ello, me obliga a entregar el Ayuntamiento en manos de los que
para sus fines particulares e inconfesables vienen pretendiendo asal-tarlo".
Efectivamente, el 25 de octubre de 1929, José Mesa y Lopez se po-sesiona,
en presencia del Gobernador Civil, de la Alcaldía, y tal como
había planteado al mismo, se reafirma en su pasado político al afirmar
en su discurso: "una sola cosa no sacrifico. Mi historia política, peque-ña
y breve, pero diáfana. Soy lo que antes y no renuncio a mi pasado".
Ese mismo día aparecía en el Diario de las Palmas, una nota explicati-va
del Gobierno Civil, sobre las razones que habían llevado a Mesa a
aceptar el ofrecimiento del Gobernador, insistiendo en que ello "no sig-nifica
renuncia ni rectificación de su significación política, de todas
bien conocidan~6.
Apenas un mes antes, Mariano Cáceres presidía también la nueva
constitución del Cabildo Insular, presidido por Manuel González Martín y
'5 TUNOND E LARAM, .: La España del siglo XY, Ed. Lábor, Barcelona, 198 1, p. 201.
'6 Actas Municipales del Excmo. Ayto. de Las Palmas de Gran Canaria, Libro 85.
El regreso de José Mesa y López a la Alcaldía de Las Palmas ... 129
con Diego Cambreleng Mesa, sobrino de Mesa y López, como vicepresi-dente,
dirigiendo la política de una Corporación que podría considerarse,
como el nuevo Ayuntamiento, de transición, como muy bien sabían los
que aceptaron los requerimientos del Gobernador Civill7.
Mesa es presentado de esta forma como el salvador del país, que sa-crifica
su vida personal y profesional "austera y laboriosa", por "los más
sagrados intereses de la ciudad.
La segunda condición impuesta por José Mesa fue la elección de los
72 concejales (36 suplentes). Se rodeó de algunos de los hombres que
procedían de lo que él mismo llamaba "antiguo régimen"; hombres de
significada relevancia política y económica, formando algunos de ellos
parte en anteriores corporaciones de la Dictadura. Tal era el caso de
Laureano de Armas Gourié, Ismael González Armas, Aurelio González
Martín, José Fiol Rey, Luis Piernavieja del Pozo, Diego Vega Sarmien-to,
Luis Manrique de Lara y Massieu, Manuel Fernández Navarro,
Francisco de Armas Medina, procedente también del leonismo, Pedro
J. Barber Jorro, que también había formado parte de la Corporación In-sular
que Mesa presidió entre 1916 y 1919, Emilio Latorre Timoneda,
Rafael Caballero Rodríguez, Manuel del Toro Suárez, José Bibiano Ro-dríguez,
Pantaleón Quevedo Franchy, Tomás Espelt Martín y Francisco
Vidal.
Algunos de los concejales designados por Mesa, lo acompañarían, pos-teriormente,
en su aventura política republicana, cuando éste funda el
Partido Popular Agrario Autónomo, que venía marcado por la defensa de
los intereses agrarios, que Mesa y sus socios representaban. Estos conce-jales
fueron el propio Laureano de Armas Gourié, Ismael González Ar-mas,
José Ponce y Arias, Pedro Massieu y Matos, Francisco Félix Hernán-dez
González, Juan Díaz Benítez, José Sarmiento Pérez, Luis Manrique de
Lara y Massieu, Francisco de Armas Medina, José Sánchez Pérez, y Do-mingo
Massieu Rodríguez.
De los 36 concejales, trece figuraban como propietarios, cinco aboga-dos
(entre ellos el propio Mesa), tres ingenieros, tres médicos, seis co-merciantes,
un industrial, un corredor de comercio, un farmacéutico, un
catedrático, un gerente y un obrero, lo que podemos observar en el gráfi-co
de la página siguiente.
Podemos decir que es una Corporación que representa a ese bloque de
poder, con nuevas incorporaciones y cambios, aunque en cuyo seno si-guen
predominando los propietarios agrícolas, y en el que se han ido in-
' 7 RAMIREZM UNOZM, .: Historia del Cabildo Insular de Gran Canaria (1913-1936).
Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1995, p.
421.
130 M." Luisa Monteivo Quintana
Ocupaciones de los concejales 19 Profesionaks udependvemes
PropietaMs
17 Industriabs y conicrciantes
O Otros profesionnles cualiiicados
Obreros
Fuente: Actas Municipales del Excmo. Ayto. de Las Palmas de Gran Canaria (ela- O
boración propia). ---
nm
E
E
tegrando profesionales enriquecidos (médicos y abogados fundamental- 2
E
mente), así como esa burguesía comercial, en muchos casos vinculada a
la actividad portuaria y a los negocios que de ella se derivaran, como la 3
exportación de frutos, y que si en un primer momento va a ligar sus inte- O-reses
a la posesión de la tierra, como la oligarquía terrateniente, poste- m
E
rionnente reorientará su actividad, centrándose en la adquisición de pro- O
piedades urbana@. En el Reparto general sobre utilidades de 1933Iy,
hemos podido constatar este fenómeno, y cómo la mayona de los conce- E
jales habían acumulado hasta ese año, un considerable patrimonio, en lo a
que a propiedades urbanas se refiere. El papel que algunos de estos con- -
cejales tienen en la vida económica y social de Las Palmas en esos años,
es muy relevante. Es el caso del propio Laureano de Armas Gourié que, 3
O
además de ser el Presidente del Cabildo Insular de Gran Canaria en 1929,
es el Presidente del Sindicato Agrícola del Norte, y en 1930, Presidente de
la Junta Administrativa de Obras Públicas de Las Palmas. Los casos de
Francisco y de Luis Manrique de Lara y Massieu son un claro ejemp18 re-presentativo
de la oligarquía terrateniente, residentes en la Ciudad, desde
donde controlan el poder local a través, en este caso del Ayuntamiento, y
cuyas posesiones se encuentran repartidas en varios municipios, finda-mentalmente
Las Palmas de Gran Canaria, Gáldar, Guía, Telde, San Ma-
'8 SUAREBZO SAM, .: "La formación de una sociedad de clases", en Historia de C A ~ K -
rias, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1995, p. 45 1.
l 9 AHPLP, Fondo: Ayuntamiento, Sección: Depositaría, Inventario 17: Registro ge-neral
sobre entidades reales y personales.
El regreso de José Mesa y Lbpez a la Alcaldh de Las Palmas ... 131
tea, Teror, Agaete, Agüimes, Valsequillo, Valleseco, e incluso Antigua o Be-tancuria,
en Fuerteventura. En estos casos, la propiedad urbana ocupará
un importante papel a partir de estos años, concentrándose sobre todo en
]os distritos de Vegueta, Triana y Tafira. Los abogados, como el propio Me-sa,
Ismael González Armas, Domingo Massieu Rodríguez o Luis Pierna-vieja
del Pozo, gozarán de un gran prestigio profsional, revelador de uno
de los elementos constitutivos de la élite política insular: el ejercicio de la
abogacía, como han señalado tanto Teresa Noreña Salto, como Agustín
Millares Cantero.
Pero, también la pequeña y mediana burguesía, a pesar de no tener en-tidad
propia, está representada en la nueva Corporación, subordinada,
evidentemente, a las directrices que marca el poder oligárquico. Son los
medianos y pequeños comerciantes, los dueños de pequeñas empresas e
industrias, etc., cuyo desarrollo se debe en gran parte al crecimiento del
Puerto de La Luz, y que, como ha señalado Miguel Suárez Bosa, "si por
su situación económica se asemejan a la clase obrera, su afán de emular
a las capas superiores y su deseo de respetabilidad les coloca en una si-tuación
económica y social contradictoria".
La presencia en la Corporación mesista de un obrero, Tomás Espelt,
creo que la debemos entender en el sentido que la profesora Teresa Nore-ña
ha dado, en que "para guardar las apariencias, en Las Palmas, y sin
mayores consecuencias prácticas, se permitiese a las minorías de oposi-ción,
incluso a las fuerzas de oposición al régimen de la Restauración,
ocupar algunos puestos". No se trata en este caso de un portavoz de la
oposición política, pero si creemos que su presencia se deba "a guardar
las apariencias" en el sentido de tener en el Ayuntamiento a un represen-tante
de las fuerzas trabajadoras. Sin embargo, Tomás Espelt creemos
que estaba lejos de representar a dicha fuerza, si tenemos en cuenta que
éste era capataz en la Junta de Obras del Puerto, trabajando como tal pa-ra
una de las empresas constructoras de la mencionada Junta.
La Corporación municipal, elegida y presidida por Mesa y López en
octubre de 1929, estará formada, como hemos dicho por miembros de
anteriores corporaciones, como la de 1927, presidida entonces por Sal-vador
Manrique de Lara, y la de mayo de 1929, que presidió Domingo
Bello del Toro. Asimismo, muchos de estos concejales se presentarían a
las elecciones municipales de abril de 1931, formando parte de la can-didatura
monárquica y, posteriormente, algunos de ellos seguirían a
Mesa y su Partido Popular Agrario Autónomo (PPAA), en la etapa repu-bli'
cana.
132 M. " Luisa Monteiro Quintana
Comenzaba en octubre de 1929 la segunda Alcaldía mesista, a través
de la cual José Mesa consolidó la autoridad, influencia o preponderancia
que había tenido desde su acceso a la presidencia del Cabildo Insular de
Gran Canaria en 191 6, poder e influencia que trasladará a todos los nive-les
de la política local, reproduciéndose nuevamente ciertos esquemas y
prácticas caciquiles vigentes desde hacía más de treinta años, a la vez que
emprendía una profunda transformación y modernización de la Ciudad,
que la propia brevedad de su mandato se encargó de interrumpir.