Las Escuelas de Primeras Letras en la isla
de Gran Canaria en 1804:
Informe de los párrocos de la isla dirigido a la
Real Sociedad Económica de Amigos del País de
Las Palmas de Gran Canaria
U JESUVS ERAC AZORLA
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
Cualquiera que haya leído algún libro o trabajo sobre la educación en
las Islas Canarias hasta el siglo XIX, e incluso hasta el siglo XX, debe ha-berse
tropezado por fuerza con datos terribles sobre el nivel de analfabe-tismo
y con términos como ignorancia, retraso. Resulta curioso que el
principal rasgo de la educación en Canarias sea su escasa incidencia en la
población y la baja tasa de escolarización, que es lo que reflejan esos al-tos
porcentajes tanto por islas como en conjunto, incluso en comparación
con las cifras de las demás regiones de la península (Millares Torres, Suá-rez
Boza, Ledesma Reyes, entre otros).
La Iglesia, desde la época de la conquista, y la iniciativa privada, a tra-vés
de las fundaciones, mandas pías y posteriormente a través de las Re-ales
Sociedades Económicas de Amigos del País, intentaron paliar esta si-tuación.
El Tercer Concilio de Letrán, celebrado entre el 5 y el 22 de marzo
de 1 179, mandaba en su canon XVIII (Mansi, 1901 :279-847, tomo 22) que
los obispos procurasen establecer escuelas en sus catedrales, donde de-berían
enseñar gratuitamente a los clérigos de sus iglesias y a los niños po-bres.
De ahí que en Canarias, el 23 de octubre de 1497, el Obispo don Die-go
de Muros dejase el conocido mandato de la Constitución 22 de sus
Sinodales en el que mandaba que se enseñase a "leer, escribir e contar e les
enseñe las buenas costumbres y aparte de los vicios" a los hijos de los pa-rroquianos
(Archivo Secreto, Legajo VI).
Boletín Millares Carlo, núm. 18. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canana, 1999
434 María Jesús Vera Cazorla
En el artículo sobre la "Presencia de la Compañía de Jesús en la histo-ria
de la enseñanza en Canarias", Agustín Castro Merello afirma que este
Sínodo del Obispo Muros proclamó
..que los padres tenían la grave obligación de enviar a sus hijos a la es-cuela,
atisbo de esa obligatoriedad de la enseñanza, que no aparecerá en
nuestra legislación, me parece, hasta 1857 ... (1997: 167).
Todos los sacerdotes de la diócesis tenían la obligación de cumplir los
mandatos que se encontraban en estas Constituciones Sinodales y los Vi-sitadores
del obispo eran los encargados de comprobar que esto se lleva-ba
a cabo, dentro de las posibilidades de cada cura. De este modo, cuan-do
don Fernán González de la Costa, Provisor y Vicario General del
Obispo Deza, visita el Beneficio de Gáldar el 20 de febrero de 1557, insis-te
en lo dicho por don Diego de Muros (Libro de Fábrica, folio 67). Esta vi-sita
confirma que el mandato del Obispo Muros continuaba vigente más
de medio siglo después de su publicación.
En Los Jesuitas y Canarias 1566-1767, Julián Escribano insiste en la
importancia de los párrocos en la enseñanza:
En el medio rural, ocupa un papel destacado, no suficientemente es-tudiado,
la figura del Párroco y de su ayudante el Sacristán. El Párroco,
sobre todo en los núcleos de población donde no había Conventos, es el
promotor y financiador de la enseñanza, y con frecuencia hasta el maes-tro,
aunque su pobreza, que en general compartía con los feligreses, no le
permitía aportar cuanto exigía la enseñanza (1987: 524).
Sin embargo, y hasta 1804, no encontramos un estudio general de la
situación de toda la isla de Gran Canaria en lo que se refiere a escuelas
tanto parroquiales, como conventuales, privadas o por fundación. En el
siguiente trabajo, nos proponemos presentar las diversas respuestas que
los párrocos de esa isla dieron en 1804 al cuestionario enviado por la Re-al
Sociedad Económica de Amigos del País, teniendo presente que Las
Palmas de Gran Canaria no se incluye en dicho cuestionario.
En 1804, la Real Sociedad Económica de Amigos del País, a través de
su secretario, el Canónigo don Antonio María de Lugo, mandó un cues-tionario
a los párrocos de todos los pueblos de la isla de Gran Canaria in-
Las escuelas de primeras letras en la isla de Gran Canaria en 1804 ... 435
teresándose por el estado de la enseñanza de las Primeras Letras en cada
pueblo, con el fin de elaborar un informe'. El cuestionario y las corres-pondientes
respuestas se encontraron entre los papeles personales de es-te
canónigo.
Esta tarea no debe considerarse un hecho aislado. Todo lo contrario,
en estas Sociedades Económicas, los párrocos jugaron un papel impor-tante
como informadores. En la Educación popular en la España de la se-gunda
mitad del siglo XVIII, Negrín Fajardo (198754-56) al resumir las
opiniones de Campomanes respecto a cuáles deberían de ser las ocupa-ciones
de estas instituciones, afirma que los párrocos deberán proporcio-nar
datos constantes a los cálculos políticos, aunque no sean socios nu-merarios.
La Real Sociedad Económica de Amigos del País de Las Palmas había
sido encargada, a su vez, de dicho cometido por el Tribunal de la Real
Audiencia, tal y como se menciona por ejemplo en la carta del cura de
Agaete:
... en que la Real Audiencia pide a la Sociedad Patriótica de Amigos
del País de esta Isla noticia circunstanciada de la necesidad que en cada
uno de sus Pueblos haya de nuevo establecimiento de primeras letras ...
El cuestionario era siempre el mismo y, a excepción del caso de Telde,
fue contestado por los distintos sacerdotes. La única parroquia de la isla
que no mandó sus respuestas fue la de Tejeda, aunque sabemos de ella por
las referencias que da el cura de Artenara.
Si bien la enseñanza era casi exclusivamente masculina, en algunos
pueblos las niñas tenían la posibilidad de acudir a una señora que les en-señaba
a coser, bordar, tejer, hacer toda clase de punto y, a veces, también
a leer. Esta señora se conocía con el bonito nombre de "Amiga de las Ni-ñas".
A ella se refiere la novena pregunta del informe. En algunos casos,
esta Amiga enseñaba también a los niños.
Las preguntas del cuestionario eran las siguientes:
l." Si hay en ese Pueblo alguna Escuela de Primeras Letras.
2." Si hay alguna dotación señalada para ella, y a que ascenderá.
1 En los primeros años del siglo XM y antes de la gran crisis de 1808, se realizan
varios interrogatorios y censos. Estos interrogatonos testimonian "tanto el creciente in-terés
por obtener información acerca del estado de la red escolar, como las dificultades
de la administración del Antiguo Régimen, en estos años de la monarquía de Carlos IV,
para llevar a cabo estadísticas con fines no ya fiscales sino de fomento" (GUEREYN VAI NAO,
1996: 45).
María Jesús Vera Cazorla
3." Si los Discípulos pagan al Maestro alguna contribución, y cual
sea ésta.
4." Qué número de Discípulos hay actualmente.
5." Qué enseñanza da el Maestro, y cual es su aptitud para ello.
6." En el caso de no haber Escuela, ó ser corta su dotación, si se en-cuentra
algún arbitrio para ayuda de ella.
7." Qué vecindario hay en ese Pueblo, entendiéndose en lo que es-tá
amado2 y sus más inmediatas cercanías desde donde se juz-gue
prudentemente que podrán concurrir los alumnos á la Es-cuela.
Este particular del vecindario se desea que fuese por
certificado.
8." Qué vecindario hay en esa Jurisdicción con separación de Pa-gos.
9." Si hay algunas Amigas que se ejerciten en la enseñanza de las
Niñas y qué les suelen contribuir por ello.
10." Si puede decir lo demás que parezca conducente para el esta-blecimiento
y fomento de estos establecimientos de Primeras
Letras en ese Pueblo.
El mandato de la Real Audiencia interesándose por el estado de la en-señanza
primaria debió ser idéntico para todas las islas. Así, Juan B. Lo-renzo
Rodríguez en sus Noticias para la Historia de La Palma recoge un
cuestionario similar para esta isla y Juan Manuel Santana Pérez en su li-bro
Política educativa de Carlos ZZZ en Canarias analiza los datos propor-cionados
por un formulario de 1790 sobre la isla de Tenerife.
Gracias a este informe, podemos llegar a una serie de conclusiones,
que enumeraremos siguiendo el mismo orden de las preguntas formula-das
por los Amigos del País.
En primer lugar, y de las dieciséis parroquias que contestaron (es de-cir,
quince más las referencias a Tejeda que hace el párroco de Artenara)
únicamente Agüimes, h c a s (al menos, hasta el 18 de mayo de ese año),
Gáldar, Guía, Moya, San Mateo, Santa Brígida, Telde, Teror y la del Con-de
de la Vega Grande (mencionada por el párroco de Agüimes, pero perte-neciente
a Tirajana) tenían Escuela de Primeras Letras. Es decir, en 1804,
exceptuando siempre la ciudad de Las Palmas, sólo en diez de los dieci-
2 Según el Tesoro lexicográfico del español de Canarias, armado quiere decir pobla-do,
nutrido de casas.
Las escuelas de primeras letras en la isla de Gran Canaria en 1804 ... 437
séis pueblos principales de la isla de Gran Canaria, los niños recibían
algún tipo de educación primaria.
El origen de las escuelas de estos diez pueblos es muy dispar. En pri-mer
lugar, dos de ellas eran escuelas conventuales: la de los Padres Do-minicos
en Agüimes, cuyo convento cerró definitivamente en octubre de
1835, y la del Convento de San Francisco en Telde. Además, había varias
escuelas creadas por medio de una capellanía o fundación: la Capellanía
de don Fernando Perera Lozano para una Escuela y un Estudio de Gra-mática
en la Villa de Agiiimes, y las fundaciones del Licenciado Esteban
Cabrera Bethencourt y la de don Diego López Montáñez en Telde para do-tar
una Escuela de Niños y una Clase de Estudio. Por otra parte, el pres-bítero
don Domingo Navarro del Castillo funda la primera escuela de Te-ror
el 6 de mayo de 1790 (Suárez Grimón, 1990:61), contribuyendo la
Fábrica de la parroquia con "pluma, tinta y papel"3.
En cuanto a escuelas creadas gracias a la ayuda económica de un par-ticular
estaban la del Conde de la Vega Grande, para los hijos de sus me-dianero~
e n Tirajana, así como la de Arucas, con los cien pesos anuales
que entregaba doña Catalina del Toro a su maestro. Esta señora, además,
había comentado su intención de crear una fundación para la escuela de
este pueblo.
Las Escuelas de Primeras Letras de Gáldar, Santa Brígida y Moya
habían sido fundadas por los párrocos de dichos pueblos y sin que los
alumnos contribuyesen económicamente a su sostenimiento, siendo sus
maestros en un caso el sacristán, en otro el mismo cura y en Santa Brí-gida
un tal don Jerónimo Falcón, reservándose el párroco el puesto de
Rector.
Por último, tanto en Guía como en San Mateo los alumnos daban a
los maestros alguna compensación por su trabajo. El de Guía, que reci-bía
algunos presentes, generalmente "frutos de la tierra", fijó una contri-bución
mensual según el nivel académico de los alumnos con lo que ine-vitablemente
redujo su número. Por su parte, al maestro de San Mateo
los padres que podían le entregaban media fanega anual de trigo "a lo
más", aunque había alumnos a los que enseñaba "por caridad".
Por otro lado, tenemos el caso de Agaete que había contado con una
Escuela hasta finales de 1802. Los alumnos pagaban cada mes un real de
peseta al maestro; pero en 1804, ya había desaparecido y desde ese mo-mento
era tarea de los pocos padres que sabían leer el enseñar a sus hijos.
3 En su libro Contribución al estudio. .., Vicente SUAREGZR IM~mNe nciona otras fun-daciones
y capellanías creadas antes de 1804, las de Guía, El Madroñal, Arucas y Gáldar,
pero no aparecen referencias a ninguna de ellas en el informe de los párrocos que hemos
manejado.
438 María JesUs Vera Cazorla
Valsequillo, que ya no contaba con colegio de Primeras Letras, también
había disfrutado de una escuela cuyos alumnos pagaban según el nivel
académico.
Hemos de advertir que el hecho de que el maestro o la Amiga de las
niñas cobrasen no implica que estas escuelas fueran privadas en el senti-do
propio de la palabra, pues su origen bien pudiera ser una escuela pa-rroquial
en la que no hubiera dinero para gratificar al docente. Aun así,
no se puede negar esta posibilidad por lo menos en algunas de ellas, co-mo
es el caso de la del Conde en Juan Grande.
En lo concerniente al número de alumnos y alumnas, no todos los pá-rrocos
mandaron los datos necesarios. A grandes rasgos, parece ser que
en AgUimes asistían a clase 26 alumnos, y con la Amiga 4 ó 5 niñas; en
Arucas tenemos 65 discípulos, aunque no se comenta el número de niñas
que iban con las Amigas; la escuela de Gáldar tenía 25 discípulos y la Ami-ga
atendía a 30 niñas; sigue Guía con 30 niños yendo a la escuela y 20 ni-ños
y niñas a la Amiga; a la escuela parroquia1 de Moya asistían 5 ó 6
discípulos; en San Mateo 20 niños y 5 niñas iban a la escuela mientras que
en Santa Brígida contaban con 21 alumnos de Primeras Letras y 2 en los
comienzos de la Gramática. Por último, la más numerosa era la escuela
de Teror con 66 alumnos, si bien, en el detallado listado que adjunta el pá-rroco
con el nivel de cada alumno, en lo que se refiere a lectura y escritu-ra
hay 67.
A la tercera pregunta del cuestionario, "¿qué enseñanza da el maestro
y cuál es su aptitud para ello?", responden los distintos sacerdotes de ma-nera
desigual. En general, todos debían enseñar a "leer, escribir y doctri-na
cristiana", utilizando las Cartillas y Catones para la lectura y el Cate-cismo
de Reinoso4; el maestro de San Mateo además preparaba a los
alumnos para ayudar en misa.
Pero también se comentan varios casos particulares, generalmente de
forma negativa. Así, el maestro del Convento de los Dominicos de AgUi-mes
era un lego demasiado viejo que "ya no es para el caso". Además el pá-rroco
don Vicente Sánchez opina que los Padres Dominicos descuidaban
el tema de la enseñanza, pues para ellos es "una carga que tomarán con
disgusto, y por lo poco que les importa, que haya discípulos o que se ade-lanten
o no, mirándolo todo con indiferencia". El sacristán de Gáldar
"aunque tuvo buena letra, ya le tiembla mucho la mano". El maestro de
4 Nombrado Obispo de Córdoba en 1590, Reinoso murió en 1601. Sin embargo, se-gún
A. M." DE LUGOe, ste Catecismo lo compuso el jesuita Diego Ru ~ zDE MONTOYcoAp, ian-do
una cita del libro Saggio critico teologico sui catechismi moderni del ex-jesuita don Fran-cisco
GUSTA(F ERRAR1A7,8 8:225, citados en los Documentos privados de Antonio M." de
Lugo).
Las escuelas de primeras letras en la ida de Gran Canaria en 1804 ... 439
Guía "escribe y corta plumas bien, pero no según las reglas y método de
la nueva Cartilla", si bien su conducta y educación es buena. El de Telde
no sólo no cumplía con sus obligaciones, sino que además utilizaba a sus
alumnos en sus cercados. Del único maestro que se habla bien en el in-forme
es del de Santa Brígida, don Jerónimo Falcón, a quien el párroco
eligió por su "buena vida y costumbres"; de él nos dice además que "es
muy cuidadoso en la enseñanza de los muchachos y tiene aptitud para en-señar
hasta Gramática".
La dotación y posibles arbitrios que ayudasen a crear o a mantener es-tas
escuelas es otro de los puntos principales de este informe. En general,
todos responden que los colegios no tienen dotación; sólo Teror habla de
unas casas para el maestro, con aula para la enseñanza de los niños y dos
suertes de tierras con algo más de 100 pesos de renta, aunque el párroco
está preocupado por su inevitable desaparición. En Telde, tenemos las dos
fundaciones; mientras que en San Lorenzo el Deán don Jerónimo de Roo
había donado 50 fanegas de trigo para erigir un pósito y así pagar a un ma-estro
de Primeras Letras, si bien no se había verificado ni lo uno ni lo otro.
La solución más común para esta escasez de dotaciones eran los arbi-trios,
aunque también se proponían otras medidas: así, el cura de Valse-quillo
sugería la creación de un pósito; el de Agaete la posibilidad de des-tinar
las contribuciones anudes que los vecinos aportaban para las
funciones del Jueves Santo, el día de la Cruz o el de San Juan Bautista pa-ra
este fin; el de Agüimes llega a mencionar los diezmos de la Cámara
Episcopal junto a las contribuciones de los padres. Las tierras sobre las
que recaen estos arbitrios son normalmente baldías, algunas cultivables,
de propiedad comunal; algunas veces, el párroco concreta hasta el nom-bre
de un posible terreno que podna usarse para este fin.
Contestando a la novena cuestión, sobre las Amigas, su formación y la
contribución que recibían por su trabajo, hay que decir que sólo se men-ciona
la existencia de estas Amigas en cinco pueblos: Agüimes, Arucas
con dos, Gáldar, Guía y Teror; si bien hay algunos párrocos que no con-testan,
o bien señalan no tener conocimiento de ninguna. Curiosamente,
la Amiga de Guía es la única de la que se menciona que atendía tanto a
niñas como a niños.
La preparación y salario de los maestros y Amigas no es siempre igual.
La mayoría debía saber leer y escribir, pues eso es lo que enseñaban; aun-que
de la Amiga de Agüimes se comenta "que apenas sabe leer y nada en
cantar (sic)". En cuanto al dinero que recibían por su trabajo, van'a desde
el caso de la de Teror, a la que la Fábrica de la parroquia daba doce pesos
anuales, a la de Gáldar que recibía contribución voluntaria, mientras que
las dos de Arucas y la de Guía cobraban según el nivel académico de sus
alumnas.
440 María Jesús Vera Cazorla
Por último, con respecto a los datos que aportan los distintos cuestio-narios
sobre el número de vecinos de cada pueblo y los pagos cercanos,
hay que recordar en primer lugar el uso de la palabra "vecinos" con el sig-nificado
de viviendas habitadas, y no, de habitantes de ese pueblo. En se-gundo
lugar, basándonos en las respuestas aportadas por los diversos pá-rrocos,
podemos afirmar que en 1804 el número aproximado de niños que
asistían a la escuela en la isla de Gran Canaria (excluyendo en este re-cuento
Tejeda, cuyos datos desconocemos, y Las Palmas y las Escuelas del
Rey) es de 355 alumnos para un total de 9065 vecinos, excluyendo en es-ta
última cifra Telde, cuyos datos no se anotan.
En resumen, podemos ilustrar los datos aportados por este Informe de
los párrocos de 1804 en la siguiente tabla:
RELACID~EN E SCUELEANS G RANC ANAREINA 1 804
Escuela Amiga Alumnos Vecinos
Agaete NO NO 317
Agüimes SÍ SÍ 26+4/5 1294
Aldea de S.N. NO NO - 320
Artenara NO NO - 328
Arucas
Gáldar S f SÍ 25+30 620
Guía SÍ SÍ 30+20 844
Moya SÍ NO 516 340
San Lorenzo NO NO - 183
San Mateo SÍ NO 25 532
Santa Bngida SÍ NO 23 696
Telde
Teror S f SÍ 66 1170
--
Tiraiana
Valsequillo NO NO - 475
Las escuelas de primeras letras en la isla de Gran Canaria en 1804 ... 44 1
La columna de los alumnos incluye tanto a niños como a niñas, pues
algún maestro y alguna Amiga atendía en sus clases a discípulos de am-bos
sexos. Por otra parte, las sumas que aparecen en dicha columna co-rresponden
en algunos casos a los alumnos de la escuela junto con los
de las Amigas, por ese orden. Por último, en el caso de Telde, hay que
señalar que don Juan Nepomuceno de Pastrana no contestó (NIC) a to-das
las preguntas del cuestionario. Es de suponer que no respondiese al
punto referente a las Amigas por no haber ninguna en ese momento en
Telde.
A modo de conclusión, diremos que la enseñanza de las Primeras Le-tras,
que se impartía en los pueblos de la isla de Gran Canaria a princi-pios
del siglo XIX, dependía tristemente de las circunstancias de cada lu-gar
y de la buena disposición de los padres para mandar a sus hijos a la
escuela. Entre las circunstancias que influían en cada municipio, pode-mos
mencionar la existencia o no de una persona que sabiendo leer y es-cribir
quisiera dedicarse a ello, la mayor o menor dispersión de los habi-tantes
en el municipio y su grado de cercanía respecto al centro escolar,
o la creación de una fundación que sustentase económicamente tanto al
maestro como la escuela ... En líneas generales, la falta de continuidad y
de planificación a largo plazo caracterizan la enseñanza primaria en es-te
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