El libro y las artes del libro en la obra
de un canario universal: Agustín Millares Cado1
MANUERLA MÍREMZ UNOZ
Seminario de Humanidades Agustín Millares Carlo
Ilustrísima Directora del Museo de la Historia, señoras y señores, ami-gos
todos:
Quisiera expresar, ante todo, la emoción que siento al encontrarme an-te
Vds. en este apacible anochecer lagunero, participando de alguna for-ma
en el rito ancestral de la artesanía del libro, en este Palacio Lercaro
convertido en templo de la Historia. Para una persona en la que conflu-yen
tres factores: ser grancanario, ejercer el oficio de historiador y llenar
sus ratos libres con la práctica de la encuadernación artesanal, encon-trarse
en este lugar y en este momento, es como encontrarse en su propia
casa.
Gracias, por tanto, a Vds., que me han permitido esta entrañable reu-nión,
y en especial a nuestro amigo Augusto Martel Darias, artífice de un
futuro prometedor en el fomento de la encuadernación de arte en nues-tras
Islas. El primer paso está dado y hago votos sinceros para que el
ejemplo de Augusto se extienda por todo el Archipiélago canario, porque
actividades como ésta -de la que no tengo palabras para expresar lo hon-rado
que me siento al participar en ella-, y las que llevan a cabo Inma-culada
Viera, Nieves Pérez Rivero y Ana de la Puente en la Biblioteca In-
1 Conferencia pronunciada el 29 de marzo de 1996 en el «Museo de la Historia de
Tenerifen, La Laguna (Santa Cruz de Tenerife), dentro del Ciclo de Conferencias organi-zadas
con motivo de la exposición «La Encuadernación: pasado, presente y futuro».
Boletín Millares Carlo, núm. 16. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 1998
5 8 Manuel Ramívez Mwioz
sular de Las Palmas de Gran Canaria, fortalecen los lazos de amistad en-tre
los amantes del libro. Si aunando esfuerzos, lográramos entre todos re-alizar
exposiciones, talleres y concursos comunes a todo el Archipiélago,
pondríamos sin duda nuestro granito de arena en ese gran proyecto fra-ternal
de todos los canarios: eliminar barreras mentales y superar las que
el mar nos impone. Ese mar, al que canta Tomás Morales en su Oda al
Atlántico «como un cristal inmenso afianzado en la tierra», y que el mar-qués
de Villanueva del Prado consideraba como vehículo de relación,
cuando escribió que el mar es para Canarias como los canales son para
Flandes.
En la Biblioteca de Toledo hay un códice que contiene -a mi juicio-,
la mejor definición descriptiva que se ha hecho de un libro:
«Un libro es lumbre del corazón;
espejo del cuerpo;
confusión de vicios;
corona de prudentes;
diadema de sabios;
honra de doctores;
vaso lleno de sabiduría;
compañero de viaje;
criado fiel;
huerto lleno de frutos;
revelador de arcanos;
aclarador de oscuridades.
Preguntado responde,
y mandado anda deprisa,
llamado acude presto,
y obedece con facilidad. »2
Yo no sé si Millares Carlo llegó a conocer este texto medieval. Lo que
sí sabemos es que para el polígrafo canario el libro fue parte integrante de
su propia vida.
2 Véase el programa de la exposición «Creadores del libro del Medievo al Renaci-mienton
(Patrimonio bibliográfico de las Bibliotecas Públicas del Estado), celebrada en la
Sala de Exposiciones de la Fundación Central Hispano, entre el 28 de septiembre y 20 de
noviembre de 1994.
El libro y las artes del libro en ia obra de un canario universal ... 59
Aunque han sido muchas -y muy valiosas-, las aportaciones que en
esta última década han enriquecido la historiografía sobre la vida y la
obra de Agustín Millares Carlo, es mucho lo que todavía queda por decir
acerca de la biografía de uno de los más grandes humanistas del siglo xx.
Dominaba el griego y el latín; dominaba el alemán, el inglés y el francés;
filólogo, historiado^; paleógrafo, archivólogo ... brilló con luz propia en es-tas
disciplinas; sus manuales, algunos clásicos en la mayoría de las Fa-cultades
de España y de América, han alcanzado una difusión científica
insospechada como es el caso -entre otros varios ejemplos-, de su céle-bre
tratado de Paleografía Española3. Cerca de 300 títulos en los campos
citados acercan, si no igualan, la valía del polígrafo canario a la de sabios
de la talla de Menéndez Pida1 o de Menéndez y Pelayo.
Si el núcleo principal de la actividad profesional de don Agustín fue la
paleografía y la diplomática, campos en los cuales su obra podrá difícil-mente
ser superada, el libro y la bibliografía fueron desde muy niño su
gran pasión, fruto tal vez de haber dado sus primeros pasos delante de la
riquísima colección de la biblioteca familiar. Andadura apasionada que
inició desde muy temprana edad prolongándose a lo largo de toda su vi-da.
Como coleccionista bibliográfico llegó a tener más de ocho mil volú-menes,
la mayoría valiosísimos por su antigüedad y rareza. Esta bibliote-ca
se dispersó en el exilio, perdiéndose para siempre gran parte de sus
libros más valiosos4.
Esa afición a los libros, ese constante deambular por las librerías de
viejo de las que -no por casualidad-, salía siempre con una reliquia bi-bliográfica,
no se quedó estancada en el mero coleccionismo, o en una sim-ple
acumulación libresca. Su pasión por el libro se plasmó en una serie de
obras de contenido doctrinal, pues junto a las historias del libro, de las bi-bliotecas,
de la imprenta y de la escritura, dejó estudios imperecederos
3 Son tres las ediciones que se han hecho de esta monumental obra:
- Paleografía Españoia. Ensayo de una historia de la escritura en España desde el si-glo
VIII al XVII. Barcelona. Edit. Labor, 1929. 2 v. de 371 pp. + 1 h. y VI11 pp. + WUCVII
facs. + 131 pp. de transcripciones; 18 cm. (Colección Labor, Sección VI: Ciencias Histón-cas,
n." 192-193. Biblioteca de Iniciación Cultural).
- Tratado de Paleografía Española. 2." ed. con-. y aum. Madrid. Edic. Villaiz-Libre-ría
y Casa Edit. Hemando, 1932. 2 v.: 1. Texto, 535 pp., 53 figs., 23 cm.; 11. láminas CXX-X1
(Imp. Góngora), 27,5 cm.
- Tratado de Pelografla Española, con la colaboración de José Manuel Ruiz Asen-cio.
Prólogo de Tomás Marín Martínez. 3." ed. Madrid. Espasa-Calpe, S.A., 1983. 3 v.; 1.
Texto, 404 pp. + 2 h.; 11. Láminas, XXIII pp. + 282 láms. con transcripción; 111. Láminas,
364 pp., 29 cm.
4 Para una biografía completa de don Agustín, véase MOREIRGOO NZÁLEJoZs, é A.,
Agustín Millares Carlo: el Hombre y el Sabio, Gobierno de Canarias, Viceconsejena de Cul-tura
y Deportes, 1989,493 pp. [Colección Clavijo y Fajardo: S].
60 Manuel Ramírez Muñoz
acerca de los valores técnicos, conceptuales e históricos de la Bibliografía,
hasta tal punto importantes, que sus manuales constituyen en la actuali-dad
una base insustituible para la preparación de oposiciones a bibliote-carios
y archiveros, así como para los estudiantes de Biblioteconomía.
En sus cuatro moradas: Canarias, Madrid, México y Venezuela, este
español de dos mundos -como lo califica la profesora mexicana Ascen-sión
Hernández de León-Portilla-, tuvo siempre como objetivo de sus
clases y de sus publicaciones dar a conocer «el valor del libro como ma-nantial
de sabiduríad. La fundación y dirección de publicaciones perió-dicas
de información bibliográfica, fue una actividad que don Agustín de-sarrolló
tanto en España, como en su largo exilio primero mexicano y
después venezolano.
Causa asombro el número y la calidad de los trabajos bibliográficos de
Millares. Un estudioso de su obra, Juan A. Maríínez de la Fe, observó que
un elevado porcentaje de las publicaciones de don Agustín, incluso las de
carácter monográfico versan sobre el tema. Son 11 1 los títulos que pue-den
contabilizarse entre libros, artículos de revista, prólogos y conferen-cias
referentes, en su mayor parte al libro impreso, no faltando, sin em-bargo,
interesantes estudios sobre el libro manuscrito. Para su biógrafo
José A. Moreiro González, solo sus aportaciones en esta disciplina ha-bnan
bastado para situarlo en la cima del mundo intelectual. «Todas,
obras de indudable rango, bien documentadas y con rigor técnico, lo cual
no impidió nunca una lectura amena de sus contenidos+.
La Bibliografía y la Ciencia del Libro fueron sistematizadas por don
Agustín, mediante la elaboración de una teoría bibliográfica dirigida a la
mejor comprensión de sus conceptos. Su Prontuario de Biblioguafla Gem-ral7,
la Introducción a la Historia del Libro y de las Bibliotecas8, y T6ci1ic.a
de la investigación bibliográficag, son sus principales obras de contenido
teórico o doctrinario, y de consulta obligada para bibliotecarios, historia-dores,
archiveros y bibliógrafos. Millares es un ejemplo que todos los que
5 HERNANDEZ DE LEÓN PORTILLAAs,c ensión, ~AgustínM illares Carlo, polígrafo de Es-paña
y América)), en Cuadernos Americanos, México, UNAM, 47 (1994), p. 97.
6 MOREIRoOp, . cit., p. 122.
7 MILLARECSA RLOA,g ustín, «Prontuario de bibliografía general)),e n Boletín de ltr Rl-blioteca
General, Luz, 1965-1966. V-VI, n." 9-10, pp. 23-135.
8 MILLARCESA RLOA,g ustín, Introducción a fa historia del libro y de las bibliotecas, Mé-xico,
F.C.E., 1971, 399 pp., 131 figs., 20 cm. (Sección de Lengua y Estudios Literarios).
9 MILLARECSA RLOA,g ustín, Técnica de la investigación bibliográfica, Caracas, Univer-sidad
Católica «Andrés Bello», Institutos Humanísticos de Investigación, 1973, 96 pp.
El libro y las artes del libro en la obra de un canario universal. .. 6 1
nos movemos alrededor del mundo del libro, deberíamos tener en la men-te
y en el centro de nuestro corazón. La primera obra citada, el Prontua-do
de Bibliografía General publicada por la Universidad de Maracaibo, es
una obra maestra para el estudio bibliográfico de Europa y América.
En 1929 Millares Carlo obtuvo el «Premio de Bibliografía» con la obra
que presentó a la Biblioteca Nacional, Ensayo de bibliografía de escritores
naturales de las Islas Canarias (Siglos xvr, xvx y xvxz)lO. Esta obra fue el re-sultado
de las investigaciones realizadas hasta aquél momento en un tema
del que se ocuparía don Agustín de forma continuada, a pesar de las difi-cultades
a veces insuperables que le acompañaron durante sus treinta años
de exilio: catalogar la producción de los escritores canarios, desde la in-corporación
de Canarias a la Corona de Castilla hasta el siglo m. Su gran
trabajo, la extraordinaria Biobibliografía de escritores canarios de los siglos
xvz al xvzzzl* que dejó inconclusa, y que aumenta y corrige el libro anterior,
describe, como aquél, las obras impresas o manuscritas de autores isleños
con un excepcional rigor metodológico. El último volumen de esta obra, el
VI, ha sido recientemente publicado por el Cabildo Insular de Gran Cana-ria,
en una cuidada edición a cargo de Juan A. Martinez de la Fel2.
Millares da a conocer cada autor con un estudio que contiene una no-ticia
biográfica, la descripción de sus obras y la relación bibliográfica a
que cada autor ha dado origen. Con ello se consiguió una aportación ex-traordinaria
a la cultura de las islas: hacer el repertorio de la vida y la obra
de las personalidades que sobresalieron en el cultivo de las disciplinas
más diversas. La importancia de esta obra reside en que las Islas Canarias
-dice Moreiro González-, se adelantaron con este catálogo de las obras
escritas de sus hijos a las demás regiones españolas. Que Canarias haya
10 MILLARECSA RLOA,g ustín, Ensayo de una Biobibliografla de escritores naturales de
las Zslas Canarias (Siglos xvr, xvrr y xvrrr), Madrid, Tipografía de Archivos, 1932, 716 pp. +
1 h., 27 cm.
fl MILLARECSA RLOA,g ustín, y HERNANDSEUZÁ REZM, anuel, Biobibliografia de Escrito-res
Canarios (Siglos xvt, xvtt y xvrrz). Con la colaboración de Antonio Vizcaya Carpenter y
Agustín Millares Sall.
1. A. Las Palmas. El Museo Canario, C.S.I.C., Patronato «José Mana Quadrado, Exc-mo.
Cabildo Insular de Gran Canaria, 1975. 276 pp. + 2 h., 26,5 cm., facs.
11. B-C. Las Palmas. El Museo Canario, Excma. Mancomunidad de Cabildos de Las
Palmas, Plan Cultural, 1977. 312 pp. + 3 h.
111. D-H. Las Palmas. El Museo Canario, Excma. Mancomunidad de Cabildos de Las
Palmas, 1979. 280 pp. + 14 h.
N. Iriarte. Las Palmas. El Museo Canario, Excma. Mancomunidad de Cabildos de
Las Palmas, 1980. 338 pp. + 3 h.
V. J-P. Las Palmas. Cabildo Insular de G.C., 1987. 406 pp.
12 MILLARCEAS RLOA,g ustín, y HERNANDSEUZÁ REZM, anuel, Biobibliografla de Esm'to-res
Canarios (Siglos xvz, xvrr y xvtu). Edición al cuidado de Juan A. Martínez de la Fe. Las
Palmas, Cabildo Insular de Gran Canaria, 1993,725 pp.
62 Manuel Ramírez Muñoz
sido pionera en este tema, es algo que como canarios, nos llena de legíti-mo
orgullo, y como amantes del libro, de íntima satisfacción.
Antonio Vizcaya Carpenter, en su obra Epografia Canavial3, editada
precisamente aquí en La Laguna hace 32 años, estableció tres fases fun-damentales
para la realización de una bibliografía regional: la de escrito-res
naturales de ella, la de impresos ejecutados en sus diferentes localida-des
y la redacción del Indice de obras que sobre la misma se ha escrito.
La excepcional obra de Millares -la citada Biobibliografia-, que cubre la
primera etapa representa -dice Vizcaya-, «un completo logro» aunque
naturalmente falten los capítulos correspondientes a los siglos xuc y xx. La
segunda fase ha sido ampliamente realizada por Vizcaya Carpenter y la
tercera, la del Indice -decía este autor en 1964-, que «no ha tenido si-quiera
un iniciador». En este punto, me voy a tomar la libertad de hacer
un pequeño inciso: estamos en 1996 y hasta donde llega mi conocimien-to,
aún no se ha llevado a cabo esta obra. Hay un proyecto elaborado por
el Seminario de Humanidades Agustín Millares Carlo, del Centro Asocia-do
de la UNED de Las Palmas, para realizar los Indices de la Biobiblio-grafia,
que de momento está llamando a las puertas de nuestras institu-ciones,
con la secreta esperanza de que un día no muy lejano nuestros
deseos sean una realidad, pues la utilidad y el acceso a la ingente cantidad
de datos que contiene esta obra, solo puede asegurarse mediante la ela-boración
de unos índices que proporcionarán al especialista en Historia
de la Ciencia en cualquiera de sus áreas, o en Historia de la Literatura, o
al aficionado, un cuerpo de referencias exacto y completo. Un buen Indi-ce
constituye una imprescindible herramienta de trabajo cotidiano, que
facilita indudablemente la tarea del investigador.
Los trabajos bibliográficos de Millares Carlo, tanto en su aspecto des-criptivo
como analítico, están hechos con un insuperable rigor técnico, al-ternando
«con extractos, a veces amplísimos, de las piezas más raras, con
noticias de otras ediciones o con documentos inéditos relativos a los auto-res
estudiados», como el propio don Agustín decía al referirse a la magistral
obra titulada Ensayo del gran maestro de la bibliografía española don Bar-tolomé
José Gallardo. Toda la obra de Millares -en el terreno de la Biblio-grafía-,
la realizó de forma rigurosa, enmarcándola con un campo con-ceptual
y teorético, como sólo podía hacer dado su profundo conocimiento
de la ciencia bibliográfica, y el apasionado amor que don Agustín profesó
siempre al documento, tanto impreso como de naturaleza manuscrita.
Con el mismo rigor que aplicó Millares Carlo al conocimiento biblio-gráfico,
están tratados otros aspectos del libro, aunque los títulos apare-
13 VIZCAYCAA RF-ENTERA, ntonio, Tipografla Canaria, Santa Cruz de Tenenfe, Instituto
de Estudios Canarios, Universidad de La Laguna, 1964.
El libro y las artes del libro en la obra de un canario universal ... 63
,idos sobre ellos sean escasos, pero sin embargo, no menos importantes.
/&uno de ellos, como el referente a la difusión del libro, es decir, la his-toria
de la imprenta, no pudo culminar por culpa de la guerra civil espa-ñola,
que tantas vidas truncó y tantos proyectos interrumpió.
La dedicación a la historia de la imprenta en Canarias coincidió con
sus años de mayor actividad científica. Precisamente, en el periódico La
Tarde, de 16 de abril de 1935 hay un valioso artículo de don Agustín titu-lado
.El arte tipográfico hizo su aparición en Canarias por Santa Cruz de
~enerife»e,n el que hace una descripción de los incunables canarios más
antiguos. Entre 1934 y 1935 aparecieron en la revista El Museo Canario
varios artículos que constituyen el punto de partida de la Tipobibliografía
en el Archipiélago. Con el título Contribución a la historia de la imprenta
en Canarias, Manuel Hernández Suárez reprodujo estos artículos, que
aunque tienen el carácter de primeros ensayos, sirvieron para señalar los
orígenes de la imprenta en Las Palmas. Millares Carlo continuó una tarea
que se materializó en tres tomos sobre la Historia de la imprenta en las Zs-las
Canarias, obra inédita que se perdió en 1937 como consecuencia de la
guerra civil. Cuando en 1962 el Director de la Biblioteca Universitaria de
Valencia le devolvió el trabajo a Millares, su publicación presentaba serias
dificultades puesto que Antonio Vizcaya Carpenter llevaba vanos años tra-bajando
sobre el mismo tema. Una vez más puso de manifiesto don Agus-tín
su probado altruismo pues le cedió generosamente su obra para obte-ner
de ella cuantos datos aprovechables tuviera.
El propio Vizcaya Carpenter, en la dntroducción» a la citada Epogra-fla
canaria, donde magistralmente dejó establecida «de una manera más
o menos definitiva» la actividad impresora de los siglos x w ~y X IX en Ca-narias,
se refiere a la aportación de Agustín Millares en unos términos que
me voy a permitir reflejarles literalmente pues la cita, aunque breve, es lo
suficientemente explícita para aclararnos el problema: «Más frecuentes
aún son las notas tomadas de otra obra inédita: la que titulamos Historia
de la imprenta en las Islas Canarias. Original del sabio polígrafo don Agus-tín
Millares Carlo, fue redactada hacia el año 1930 y se conserva en tres
fuertes volúmenes manuscritos. Extraviada durante años, fue recuperada,
casualmente, por su autor cuando ya esta Epografía estaba en prensa, y la
hemos aprovechado ampliamente en cuanto a la parte bibliográfica se re-fiere,
pues para ello nos fue cedida, con su habitual generosidad, por el
Dr. MillaresJ4.
Parecida suerte y también truncado por la guerra civil, corrió otro tra-bajo
sobre la imprenta en Barcelona. Se dolía don Agustín, y con él «los
-
14 VIZCAYoAp., cit., p. XI .
64 Manuel Ramírez Muñoz
amantes de Cataluña, de su lengua y de su literatura», de que Barcelona
no tuviera una obra de conjunto sobre su producción tipográfica durante
un siglo de tanto interés como el xw. En 1935, la Biblioteca Nacional de
Madrid le premió un trabajo titulado Historia y Bibliografia de la Impren-ta
en Barcelona en el siglo xv~E. l premio llevaba aparejada la publicación
del trabajo por cuenta del Estado, pero el alzamiento del 18 de julio de
1936 interrumpió todas las actividades de la Biblioteca Nacional. El ori-ginal
del trabajo, cuatro abultados tomos en folio, tres de texto, de mi
mano, y un cuarto de reproducciones fotográficas)) -confiesa don Agus-tín-,
desapareció y perdido estuvo hasta 1952 en que apareció en la caja
de seguridad de la Sección de Incunables y Raros de la Biblioteca Nacio-nal.
Después de imnumerables vicisitudes, solamente una exigua parte de m
este trabajo, titulado «La Imprenta en Barcelona en el siglo m» se inclu- D
E
yó en una obra de mayor envergadura Historia de la imprenta hispanal5. O
n -
Agustín Millares dominó todos los aspectos del libro. Ninguno escapó =m
O
a su curiosidad científica y de todos supo legamos una bibliografía gene- £E
ral y específica, capaz de ofrecer al investigador una panorámica comple- SE
ta y cuidada. Don Agustín realizó la inmensidad de su obra -dice Pedro =
Grases-, «con esa perfecta sencillez de la gente que domina una discipli- 3
na, de la gente que está llevada por un impulso, por un objetivo fuera de - - 0
lo corriente y de lo habitualJ6. Pero lo importante de Millares no es solo m
E
el conocimiento profundo que tuvo de las cosas, sino también el magiste- O
no vital que imprimió a su labor docente a la que dotó de indudable rigor n
y amenidad, cualidades propias de un hombre «sencillop or sabio y sabio -E
por humilde», como lo calificó recientemente Pedro Arroyall7. Pero al a
2
mismo tiempo, el magisterio de Millares no dejó el más pequeño resqui- n
0 cio al conocimiento superficial. De su exigencia en la labor docente, don
Tomás Mann nos ha dejado un entrañable testimonio que habla por sí 3
O
mismo de la personalidad de Millares. Para aquél alumno que verdadera-mente
quería aprender y formarse en cualquiera de las disciplinas que im-partía
don Agustín, el provecho de sus clases estaba garantizado por su
peculiar sistema de anunciar el primer día de curso que «quien no tuvie-
15 MILLARCESA RLOA,g ustin, «La imprenta en Barcelona en el siglo x v ~e,n Hisforia
de la Imprenta Hispana, Madrid, Editora Nacional, 1982, pp. 491-643.
Esta obra fue galardonada con el Premio Extraordinario Cardenal Cisneros 1974, que
conmemoraba el quinto centenario de la imprenta en España (véase MOREIRoOp,. cit., p.
389).
16 GRASESP,e dro, «Evocación de Agustín Millares Carlo (1893-1980)»,e n Estudios
Bibliograficos 111, Barcelona, Seix Barral, 1981, p. 9.
17 ARROYALE SPIGAREPSed, ro, «Agustín Millares Carlo: una biografía ejemplar», en
Boletín Millares Carlo, Las Palmas, UNED, 13 (1994), p. 382 [Actas del Congreso «Agustín
Millares Carlo: Maestro de Medievalistas)) (1893-1993)l.
El libro y las artes del libro en la obra de un canario universal ... 65
interés por la asignatura podía irse y no volver hasta recoger el apro-bado,
pues se lo daría gustoso a trueque de no mermarle el tiempo y las
atenciones que quería volcar sobre los verdaderamente interesados»ls.
«Enseñar deleitando» es lo que hizo Millares Carlo en su Introducción
a la historia del libro y de la bibliotecas, que desde su primera edición en
1971 ha conocido cinco reimpresiones posteriores, y que es un manual de
imprescindible uso para aquél que ha hecho del libro objeto de su vene-ración
o de su profesión. La historia y evolución de las artes del libro, des-de
la imprenta a la ornamentación, pasando por los ex-libris y la encua-dernación,
encuentran en este libro un magistral acomodo, a pesar de que
su autor, con su habitual sencillez diga que sólo intenta «ofrecer una es-pecie
de prontuario o resumen de un tema que, por su interés y trascen-dencia
ha sido objeto de los desvelos de incontables especialistas y erudi-tos
investigadores».
En una parte de este libro, y en un puñado de apretadas páginas don
Agustín hace un estudio completísimo de la imprenta, desde su aparición
hasta el siglo xx, empezando por la polémica surgida entre los países que
reivindican la paternidad del invento, y continuando por su difusión en el
siglo xv y establecimiento y situación en Europa, América y Filipinas, sin
olvidar aspectos como la fabricación del papel, tipos de imprenta y su evo-lución
formal, composición, impresión y otros muchos más cuya enume-ración
y comentario rebasaría los límites aceptables de este acto.
Millares no olvidó el arte de ilustrar y decorar el libro, iniciando su ex-posición
con referencias al tratamiento de los papiros egipcios, antes de
pasar a la miniatura griega clásica, bizantina y medieval y a los cambios
de técnicas que trajo consigo la sustitución del rollo por el códice, puesto
que el pergamino era materia más apta para recibir y conservar la orna-mentación.
Presenta asimismo en un rápido recorrido, la historia y evo-lución
del grabado aplicado a la decoración del libro entre los siglos xv y
comienzos del xx, principales grabadores y obras que realizaron tanto en
Europa como en América, dando noticias de los distintos procedimientos
artísticos utilizados: xilografía, calcografía, litografía, etc.
Además de tratar distintos aspectos de la patología del libro: agentes
que amenazan su vida y cómo conservar y restaurar impresos y manus-critos,
y la práctica de los ex-libris como signo de propiedad, Millares tie-ne
un par de capítulos breves, pero sustanciosos, sobre la evolución de la
encuadernación desde la aparición del códice. La maestría con la que ex-pone
este aspecto aunque en síntesis casi telegráfica, no es óbice para que
18 MAR~NT,o más, «Presentación»,e n Boletín Mi2lares Cado, Las Palmas, UNED, 1
(junio 1980), p. 12.
66 Manuel Ramírez Muñoz
nos demuestre el profundo conocimiento que el Maestro tenía de la his-toria
del arte de encuadernar. Tal vez el amor por el libro se lo comunica-ría
don Agustín a su alumna Matilde López Serrano, una de nuestras ma-yores
especialistas en la historiografia de la encuadernación en España.
Es precisamente de esta historiadora de la que Millares Carlo tomó una
buena parte del material para elaborar los epígrafes correspondientes a la
encuadernación, siendo también abundantes las citas literales de un tra-bajo
de Guillermo Antolín, «Notas acerca de la encuadernación artística
en España», escrito en 1926.
De «somera noticia de este aspecto de las artes del libro)) calificó don
Agustín su recorrido por las distintas etapas de la encuadernación, desde
que el códice sustituyó al rollo de papiro, iniciando su andadura con una m
referencia a los cuadernillos protegidos por tablillas de madera, general- -
E mente de cedro, con unas bandas de cuero para envolverlas y una correa O con la que todo quedaba sujeto. Parece ser que esta fue la forma primiti-n-=
va de encuadernar un libro, según indica Marcial en uno de sus Epi- m
O
E gramas. E 2
Con suma facilidad, don Agustín nos va introduciendo en el mundo de =E
la encuadernación bizantina y gótica, dando noticias de los ejemplares
conservados en España, pasa como de puntillas por el estilo más genui- 3
-
namente español: el mudéjar y se detiene algo más en el renacentista, se- -
0m
ñalando que con la aparición de este estilo en la segunda mitad del siglo E
xv, la forma artística de encuadernar experimentó un profundo cambio, O
sobre todo con la generalización del dorado por medio de ruedas que, sin n
solución de continuidad, decoran el libro con una profusión de arabescos, E a-combinaciones
geométricas, volutas, etc. La moda del barroco importada
nl de Francia y las etapas fundamentales por las que pasa la encuadernación n
0
artística durante el siglo XVIIlIa; s posteriores modas: «neoclásica»,c impe- 3
rio» o la del «romanticismo» en la que se empiezan a crear los modelos de O
encuadernación «interpretativa del texto» -según leemos en Matilde Ló-pez
Serrano-, son contempladas por Millares, dándonos algunas refe-rencias
de encuadernadores y coleccionistas más conocidos tanto en Es-paña
como en Europa.
Aunque dice don Agustín que en un libro como éste, no tiene cabida
tratar de los trabajos que es preciso llevar a cabo para encuadernar una
obra, lo cierto es que en breves páginas expone con su habitual claridad
didáctica, las operaciones previas a la encuadernación propiamente di-cha,
la terminología usada en este arte y los tipos de encuadernación más
usados.
Además del apéndice bibliográfico, elaborado con objeto de permitir
a quienes se interesen por ciertos aspectos de la materia tratada, profun-dizar
en el tema, lo verdaderamente importante, como ocurre con otros
El libro y las artes del libro en la obra de un canario universal ... 67
de don Agustín Millares, es el Indice analítico que ocupando ca-si
un 20% de la extensión del libro que comentamos, da una idea de la im-portancia
que daba a este extraordinario instrumento, poderoso aliado
del investigador, ya que convierte en diafanidad lo más enrevesado, y pro-porciona
el camino para encontrar el dato concreto en el momento preci-so.
Por citar un ejemplo, la Historia de las Indias del P. Bartolomé de las
Casas, sena de difícil acceso sin el Indice que elaboró don Agustín al d i -
tar aquélla en 195 1 19.
Creo que ya he abusado excesivamente de su atención pero no quisie-ra
terminar esta inolvidable estancia entre Vds. sin trazar un breve perfil
millariano, que sirva en cierto modo de homenaje a la memoria de un
hombre que paseó orgulloso su identidad canaria por España y América.
Porque hay personas ante las que el tiempo debena hacer un alto en su
inexorable caminar, ya que es poco frecuente -y a veces tardan décadas
en surgir-, que nos encontremos con figuras que debieran moverse den-tro
de unas coordenadas distintas a las de los demás mortales. Y menos
frecuente aún es que en una sociedad como la nuestra, hostil hasta cierto
punto ante cualquier manifestación que no sea la puramente tecnológica,
y en la que priman intereses económicos, aparezcan personas cuya obra,
en el amplio campo de las humanidades, muestren el camino de cómo el
hombre puede elevarse sobre sí mismo a través del arte y de la ciencia. Y
es poco menos que imposible encajar a estos hombres en una dimensión
espaciotemporal.
No es fácil, por el riesgo que tiene el historiador de quedarse a medio
camino, hacer un cccurriculum» por muy breve y superficial que sea, acer-ca
de la personalidad de don Agustín Millares carlo, figura de quien Ig-nacio
Quintana dijo que «fue un humanista a la manera de Erasmo, un
sabio como Aristarco de Samos». La variedad de materias en las que de-sarrolló
una labor integral a lo largo de su dilatada vida, hacen de la figu-ra
millariana una antorcha humanística, que alumbra indiscutiblemente
los más variados temas filológicos, paleográ£icos, bibliográficos, archivo-lógicos,
de estudios locales, de historia de América, de literatura, etc. Su
personalidad científica sobresalió en todos los campos pero hay uno, el de
19 Historia de las Indias por Fray Bartolomé de Las Casas. Edición de Agustín Milla-res
Cado y estudio preliminar de Lewis Hanke. México, Fondo de Cultura Económica,
1951, 3 v.; 1, 517 pp.; 11, 61 1 pp., y 111, 525 pp. [Biblioteca Americana: 15, 16, 171. El Indi-ce
Analítico ocupa 120 páginas del tercer volumen.
68 Manuel Ramírez Muñoz
la paleografía donde alcanzó renombre universal. Tan alto llegó en el do-minio
de la ciencia paleográfica que, a la manera de un Miguel Angel, de
un Velázquez o de un Beethoven, han sido muy pocos los discípulos ca-paces
de recoger el testigo, que tan indiscutible y sabiamente, llevó el Ma-estro
en su larga carrera por el sendero de la paleografía y la diplomática.
Pero por encima de todo, don Agustín supo hacer de sus alumnos ami-gos
de por vida. Quienes gozaron de su magisterio pudieron constatar có-mo
en el terreno de la amistad se manifestaron ampliamente sus extraor-dinarias
dotes humanas. Por eso quisiera terminar con las palabras que el
profesor venezolano Pedro Grases, finalizó su intervención en el «Primer
encuentro nacional de investigadores bibliográficos)), celebrado en Cara-cas
en 1981: «Si ustedes, con buena voluntad, piensan en un ejemplo co-mo
Agustín Millares Carlo y se lo meten en el corazón y en la mente co-mo
programa de vida, este encuentro habrá sido útildo.
Muchas gracias.
20 GRASESo, p. cit., p. 13.