ISSN: 021 1-2140
La orchilla y las dzficultades
de su recolección.
El caso de la muerte de Marta Segura Carvajal
(1 835-1 876)
Francisco SUÁREZM ORENO
IES San Nicolás de Tolentino
Un producto que transitó por los puertos del poniente de Gran Canaria,
recolectado en sus acantilados cercanos, fue la orchilla, liquen del género
Roccella, utilizado desde muy antiguo para el tinte de tejidos. Su recolección
intensiva se produce en Canarias a partir de los siglos XIV y XV, cuando
tuvieron lugar los primeros contactos de los europeos con los aborígenes,
antes de la Conquista, aunque no hay que descartar que también fuera
recolectado por fenicios y otros pueblos de la Antigüedad. Su obtención, a
medida que avanzaban los siglos, por la sobreexplotación a que estaban
sometidas las zonas rocosas donde se reproducía, se fue haciendo cada vez
más peligrosa y constituyó una de las actividades de mayor riesgo laboral,
casi siempre mortal, como fue el ocurrido en los acantilados de Roque
Colorado, entre la Playa de La Aldea y la Punta de Sanabria, el 28 de enero
de 1876, a Marta Segura Carvajal. Tal suceso conmocionó entonces a la
comunidad local y se mantuvo vivo en la tradición oral, gracias a la cual, con-trastada
con otras fuentes documentales, pudimos reconstruirlo, entre 2003 y
2004, de una forma, diríamos que apasionada y participativa, entre sus
descendientes y convecinos.
Con este ensayo pretendemos recoger además la precariedad en que vivía
la sociedad tradicional, el riesgo laboral de sus actividades en la montaña y, a
la vez, reforzar el valor de una metodología de investigación basada en el tes-timonio
oral debidamente contrastado que al fin y al cabo, entre el equilibrio
de la objetividad y subjetividad, humaniza el estudio de una microhistoria tan
fundamental para la reconstrucción posterior de las síntesis globales que en su
día conformarán la completa Historia de Canarias, donde estén presentes todos
los elementos pasados de la vida cotidiana.
Francisco Suarez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte.,.
En Canarias existen trece especies de orchillas, de las que seis son endémi-cas.
Pertenecientes a la clase de los Lichenes y al género Roccella, taxonómi-camente,
podemos distinguirlas en dos grupos: uno es el de la orchilla propi-amente
dicha, la más apreciada comercialmente, con endemismos como
Roccella canariensis, R. vicentina, R. tuberculata, etc., que genéricamente se
distingue por sus ramas cilíndricas de color más o menos oscuro y, el otro
grupo, conformado por Rocella fuciformis, R. teneriffensis, etc., denominado
con el nombre canario de agicán, jaicán o alicán , cuyas ramas son aplastadas,
alargadas y de color gris ceniza a marrón (Sánchez, 1980).
Estas especies se desarrollan en los mismos ecosistemas, en comunidades
muy definidas, desarrolladas, sobre todo, en acantilados y riscos costeros, por-que
precisan de una alta humedad atmosférica combinada con el aporte de sales
por la brisa marina, aunque suelen adentrarse hacia el interior por los barran-cos,
en niveles de 300-400 m sobre el nivel del mar y a lo largo de varios kiló-metros.
Estos vegetales, como líquenes que son, los conforman dos organismos:
un alga y un hongo en simbiosis. Su crecimiento es muy lento y tardan por tér-mino
medio unos seis años en llegar a su estado adulto, razón por la que cuan-do
se recolectaba las autoridades llevaban un control tanto del tiempo como de
la forma con que se hacía, exigiendo para ello una especie de cepillos que no
desprendían de lleno el vegetal del risco, para favorecer así su reproducción.
Las propiedades tintóreas de estos líquenes se deben a que su naturaleza,
única en los vegetales, genera varios ácidos liquénicos, los que en combina-ción
con amoníaco y oxígeno dan lugar al ácido carbónico y orceína, el colo-rante
principal de la orchilla. De ahí que, antes de conocerse la utilización del
amoníaco, los tintoreros empleaban orines en grandes cantidades para ello.
Figura. 1. Orchillas diferentes
en una roca del oeste
de Gran Canaria.
Las Guambuesillas.
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-isco Suarez Moreno La orchilla y las dificultades de su rec~oleccion.E l caso de la muerte. ..
y es que la orchilla, lavada, triturada, humedecida con amoníaco, fermentada,
etc., conllevaba un largo procedimiento para su utilización como tintes para
fjbras de todo tipo, en gamas cromáticas de púrpuras, violetas y azulesl.
2. ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Orchillu cría el Mundo en partes varias;
pero la mus preciosa en Canarias 4-XI-1779.
Inscripción en medalla de la Real Sociedad Económica
Amigos del Pais de Tenerife. [GUERRIA11.. 51]
Antes de la Conquista, Diego de Herrera, señor de Canarias, llegó a entablar
acuerdos con los jefes canarios de las islas no conquistadas para la recogida de
orchilla. En los primeros años de la Colonización se continuó con esta actividad
recolectora que, en las islas realengas, constituía una regalía de la Corona, con un
arrendador que monopolizaba su compra, con la consiguiente explotación de los
orchilleros. Por ello los cabildos tuvieron que dictar una serie de medidas para pro-teger
a los vecinos del arbitrio de los arrendatarios (Aznar, 1983 : 4 19-420). Luego,
a lo largo los siglos, este producto continuó siendo un monopolio; una renta real
que por otro lado representaba una notable inyección económica para las maltre-chas
economías familiares. Los principales mercados receptores estaban en los
centros textiles de Gran Bretaña, Flandes y el Mediterráneo, adonde llegaba la
orchilla canaria, casi toda exportada desde el puerto de Santa Cruz de Tenerife.
Los precios fueron altos a lo largo de los siglos XVI y XVIII y sólo determina-das
familias podían recurrir a su recolección, siempre bajo el control de la adminis-tración
de turno, previo el remate oficial por períodos de seis años, el tiempo del
ciclo de reproducción y crecimiento del liquen. No obstante, siempre hubo recolec-ciones
fuera de la ley en el contexto de un comercio clandestino y contrabandístico.
De la orchilla, sus propiedades, recolección y comercio dan buenos deta-lles,
entre otros, el marino inglés George Glas, en 1764 (1982: pp. 32-33) y los
informes de la Junta de gobierno de Real Sociedad Económica Amigos del
País de Las Palmas, en cuyas sesiones de 6 de abril de 1778 y 6 de julio de
1787, se refleja la decadencia de su comercio en Canarias. Y el 23 de abril de
1778, José Viera y Clavijo presenta a dicha institución una memoria sobre el
uso y propiedades industriales de este liquen, que luego fue insertada en su
Diccionario de Historia Natural ... (1982: 3 15-3 16, voz Orchilla).
1 La orceína, materia colorante de rojo vistoso [C2*H 24NZ07]s e forma a partir de la orcina o difenol
[CHI -C~H~(OH(1)-~3- 5)] una sustancia que se encuentra en estado libre en las orchillas, que se obtiene por
fermentación-extracción y produce varias reacciones según se combine: con cloruro férrico toma color vio-leta
oscuro y con gas amoníaco y aire húmedo se transforma en orceína.
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¿Valía la pena afrontar el riesgo mortal de la recolección de este liquen tin-tóreo?
Un orchillero especializado podía recoger un máximo de 4 O 5 libras por
día. La libra se pagaba a finales del siglo XVIll entre 2 y 3 reales de vellón.
con lo que a simple vista podía obtener una media de 6 LI 8 reales de vellón por
jornada de buena recolección, cuando el jornal cn el campo cstaba en 4 reales.
En esta proporcionalidad, con sólo 5 ó 6 jornadas buenas un orchillcro podía
adquirir el capital necesario para comprar una fanega de trigo (45 rs. b). Ahora
bien, no siempre se podía recolectar con facilidad siendo además un recurso
agotable, por lo que estamos ante una actividad complementaria y a tiempo par-cial,
que cuando más se acometía era en los momentos de crisis. m
Viera y Clavijo informa, en 1778, que en Canarias se recolecta una media D
E anual de 2.600 quintales de orchilla, de los que 500 sc extraen cn Tcncrife, 400 O
en Gran Canaria, 300 en cada una de las islas de Lanzarote, Fuertcvcntura y n--
La Gomera y 800 en El Hierro. m
O
E
Según nos acercamos al final de aquella centuria la reducción es drástica, 2E
sobre todo en Gran Canaria, tanto por agotamicnto de los rccursos como por -E
existir una menor presión social de recolección ante otras mejores alternativas
de empleo y renta. Los datos aportados por la administración oficial del diez- 3
-
mo, para el período de 1786 a 1794, presentan una recolección inedia anual -
0
m
sólo de 96 quintales (ver cuadro 1). Y es que en ese momento los precios dc E
los granos (millo, trigo.. .) están bajos frente a salarios relativaineiitc altos, lo O
que no compensaba exponerse ante el alto riesgo laboral de esta actividad. n
E Tras el periodo inflacionista la producción tiene a recuperarse un poco y en la -
a
estadística de Escolar y Serrano (1802) se recoge, en esta Isla, 275 q~iintalcs
nl
anuales frente a las 1.616 q de todo cl Archipiélago, datos que pudieran ser a n
n
nivel de una producción potencial. 3
Tras los cambios políticos de las Cortes de Cádiz el monopolio del comer- O
cio de la orchilla desaparece aunque, es en 1818 cuando su administracicíii sc
suspende definitivamente por orden real (Cioranescu, 1976, 1: 33 l ) , moincnto
en que los precios habían decaído hasta 1,5 reales de vellón la libra. Más aúii
descendieron, a mediados del siglo XIX, cuando la libra se pagaba a tan sólo
0,20 reales, pues su comercio ya estaba completanicntc depreciado por la fiicr-te
competencia de los tintes sintéticos. Madoz, en su conocido Dicc~io/irrrio
Geográ$co-Estadístico-Histúrico 1845- 1850, (pp. 67 y 92-93). no aporta nin-gún
dato de recolección en esta isla ni el global de la región aunque seiiala prc-cios
y recoge la producción ya muy menguada en algunas islas como Tenerife
con 42,58 q (5,3 de orchilla y 37,25 de musgo); El Hicrro 180 q, Lanzarote.
130 (0,8 de orchilla y 0,5 de musgo).
En el último cuarto del siglo XIX, el comercio del producto cstaba deca-yendo
aún más, aunque la recolección continuaba, obligada por las crisis de
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Suárez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte ...
momento. De este período, en Gran Canaria, tenemos por testigo a don
Víctor Grau Bassas que escribe en su libro Usos y Costumbres de la población
campesina... (1885-1888), valiosas informaciones de los orchilleros, quienes,
según él, podían sacar un jornal medio de 6 reales de vellón cuando el sala-no
estaba en 4 rs. v., momento de profunda crisis económica y elevado nivel
de paro, que debieron estimular la recolección de la orchilla aunque sus pre-cios
ya no eran los del pasado, sí su peligrosidad que, en dos años (1874 y
1876), produjo dos accidentados mortales en La Aldea.
4. ALTO RIESGO LABORAL
La peligrosidad del orchilleo había determinado a finales del siglo XVIII
que sólo se recolectara con alguna intensidad en los momentos de crisis de la
producción doméstica. Así lo reconoce el informe de la Real Sociedad
Económica Amigos del País de Gran Canaria, en la junta de 6 de abril de 1778,
según los informes de Juan Santana, recaudador y administrador de esta renta
de la Hacienda real, en Gran Canaria.
(. . .) (Q)uien dijo que solamente en años de escasa cosecha de pan es en
los que se aplican estos naturales a recogerla, por ser conocido el trabajo y
mucho peligro de su recolección, teniendo que descolgarse con sogas por los
riscos peinados.
[BOLETINDE LA R.S.A.P., N,' 9 DE 30-IX-1862, PP. 106-107. H.M.C)
Por su parte Guerra de la Peña recoge en sus memorias esta siniestralidad
en los riscos de Tenerife con la trágica muerte de una mujer, en 1781:
(. . .) que se ejercitaba en coger Orchilla por la inmediaciones del Valle de
Ximenez, y que toda la semana la gastava en una Cueva retirada de su casa,
la habian hallado muerta y hecha pedazos por haber caido de un risco donde
iba a cogerla. En este ejercicio han muerto muchas personas.
[MEMORIATSE. NFRIFEEN LA SEGUNDA MITAD DEL SIGLO XVIII. TOMOI V, 5 11
En los accidentados tenemos casos de viudas que en solitario tenían que
sacar adelante a la familia o campesinos pobres que, con la necesidad de sub-sistir,
perecieron trágicamente en el intento. La descripción que la Justicia hace
de Miguel Téllez, un orchillero muerto en 1874, en Caiderillos, La Aldea, es
muy indicativa de las posibilidades económicas de esta gente:
(...) Distante del cadáver como una vara se encontraron los objetos
siguientes: un zurrón con una libra de orchilla próximamente y un gorrito muy
viejo, conteniendo dentro un raspador de orchilla: hállase vestido con una
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camisola vieja, unos calzones cortos de lienzo, una faja negra de lana ceñida
a la cintura y una camisa de lienzo, no teniendo ningunos zapatos; además
tenía tocado un sombrero muy viejo (. . .)2.
Como vemos, en nada se parece la indumentaria de este accidentado, a la
imagen romántica, podíamos decir, dibujada, en 1832 por Emile Lacalle, de
un orchillero canario, tan bien vestido y calzado (figura 3). Sobre este último
extremo, el descalzado de la población campesina canaria, quisiéramos
indicar, dicho sea de paso, que era algo habitual y generalizado hasta princi-pios
del siglo XIX, incluso en los adultos. Además, encontrar a orchilleros y
pastores faenando descalzos por los riscos tiene su lógica ya que, acostum-brados
a ello, así conseguían una mayor estabilidad. Imaginémonos nosotros
hoy día, cómo nos desenvolveríamos mejor en una faena manual, si con
o sin ellos.
I
Figura 2. Tablilla de orchillero,
por Grau Bassas.
Figura 3. Orchillero trabajando colgado.
Grabado de Emile Lasalle, 1832.
Archivo del Juzgado de San Nicolás de T. (A.J.S.N.T.). Tomo 111 de Registro de Defunciones. N." 102,
Miguel Téllez Jiménez, fol. 87-87v .". 18-VI-1 874.
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~ ~ ~ ~Su~areiz Ms orcen0o La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte. ..
El primer conservador de El Museo Canario, don Víctor Grau Bassas, nos
ha dejado una valiosa información sobre la peligrosa habilidad de los
orchilleros para descolgarse por los acantilados, con las técnicas básicas del
montañismo actual aunque con unos medios técnicos más rudimentarios:
(E)xige un hombre armado de una cuerda de sesenta brazas, fuerte y
embreada, que llaman cuelgo, y del cincho, que se compone de una tablilla de
encina de 0,40 metros de largo y 0,10 de ancho reforzada por cabo grueso y
embreado, cuyo cabo pasa por dos agujeros que se hallan a los extremos de la
tablilla y se empatan debajo de ella; pero en el asa que forman dejan espacio
suficiente para pasar el cuerpo de un hombre. En el centro del asa va sujeta
fuertemente una corredera de madera, por la cual pasa el cuelgo. El hombre
se sienta en el cincho, pasa el cuelgo por la corredera y le da una vuelta y,
sujetando la soga con la mano derecha pasada por debajo de los muslos, se
deja correr por la soga con tanta tranquilidad como si se hallase en el más
firme terreno. De este modo, suspendidos a alturas extraordinarias, van reco-giendo
la orchilla adherida a la roca (. . .).
[USOSY COSTUMBRES DE LA POBLACION CAMPESINA DE GRANC ANARIA1,8 85-1888, 1980:58-591
5. LA RECOLECCI~NO RCHILLERA EN EL OESTE DE GRAN
CANARIA
5.1. ZONASPR ODUCTIVAS Y RECOLECCIÓN
Centrémonos en la actividad orchillera del poniente grancanario, de donde
salía la mayor parte de la producción insular. Se extraía en los acantilados com-prendidos
entre El Risco de Faneque-El Andén Verde (controlados por la
administración de Gáldar) y desde este punto hasta Tasarte-Veneguera (contro-lado
por el administrador de La Aldea)3. También eran muy productivos los
riscos del interior del valle de La Aldea el macizo de Amurgar (conocido
entonces como Los Riscos de la Orchilla) hasta El Lechugal-Hogarzos y Guguy,
sobre todo en los niveles superiores a los 400 m, a barlovento, donde los niveles
La abundancia de las orchillas y otros muchos líquenes podemos apreciarla con facilidad, a simple
vista, en el tramo de la carretera general Agaete-La Aldea, comprendido entre La Vuelta de Jabón (riscos
de Tima) hasta el Mirador del Balcón, a medida que sobrepasamos los 400 metros de altura sobre el nivel
del mar, donde se genera una mayor vegetación y presencia de liquenes en las rocas por la humedad del
alisio. La rareza bioclimática en estos riscos y en Los Cedros-Amurgar (La Aldea), se debe a que los ali-sios,
frescos y húmedos, a partir de la Punta de Sardina, sufren una desviación de carácter local que toma
rumbo N-S o NW-SE y chocan con un relieve de acusados escarpes abiertos al NW, entre los 400-1.000
m. Su condensación, en forma de brumas locales, genera un hábitat que permite una vegetación húmeda
cargada de endemismos, aparte la gran variedad de líquenes con los que conviven las diferentes comuni-dades
de orchillas (Guitán, 1984: 70-75).
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de recondensación d~ 1 alisio propician ambientes húmedos entrciiiezclados con
el influjo del salitre r iarino.
Sólo disponemos de datos cuantitativos para el pcriodo final del siglo
XVIII, cuando ya la recolección se había reducido drásticamente. Entre Ciáldar
y La Aldea, se produce el 79% del total, frente al 20,8% dc la administración
de la capital insular donde se controla las extracciones por la Islcta y tonas
rocosas del Norte (cuadro 1).
Cuadro 1
Recolección anual de orchilla, según la administración del diezmo.
con precios de remate, en Gran Canaria
-.
l I
Precio
I<s.V1q~~intal
FL'cNT~A.r:c hlvo de la Diócesis de Canarias. Dato facilitado por Antonio Macin\ tlern;indc/.
1 quintal = 100 libras.
ppp -- - -~
Tras la liberalización de su comercio, la recolección de la orchilla continiia
cada vez más en decadencia, aunque se mantiene hasta principios del siglo
XX, como afirman muchos de nuestros informantes, naturales dc La Aldea, ya
desaparecidos4.
4 Marcelino Hemández Ramos (1 988-86 años), Nicolás Valencia D h i (~1 9 95.89 años) y oiros iiiicia-nos
de la zona de Los Espinos-Albercón.
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En la zona que nos ocupa, Los Espinos, Cormeja y Caiderillos, sus habi-tantes,
jóvenes y mayores, solían orchillar en los riscos de Guguy, Amurgar,
Vallehermoso.. ., espacio de dominio público que permitía faenar sin pedir per-miso
alguno. También lo hacía gente del interior del valle, por ejemplo la del
El Hoyo, hacia la zona de "Las Montañas" (Hogarzos, Los Cedros, Guguy).
En la otra zona rica en orchilla, los acantilados de Carrizo a El Andén Verde
(figuras 4 y 5), solía faenar la población de Furel y de la parte baja del valle,
La Hoyilla-Albercón.
En el estudio de los accidentes, en esta zona, hemos observado cómo se
repiten en miembros de una misma familia, lo que pudiera ser que esta, como
tantas otras, fuera una actividad económica mantenida en el seno de la tradi-ción
de ciertas familias. Por ejemplo, en los Téllez, tenemos que Nicolasa, re-sidente
en Los Espinos, muere desriscada en 1826 por el camino de Las
Arenas y, luego, un sobrino suyo, el referido Miguel Téllez, perece también
orchillando en 1874, en Caiderillos, lugar cercano a su residencia, como ya
estudiaremos más adelante.
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5.2. LOS PASOS DE MONTARA
Cormeja-Caiderillos era el punto de paso hacia Guguy y la banda ponientc
del macizo de Amurgar y aún se conserva el camino que sube por el llamado
Lomo de los Orchilleros (de ahí el nombre), para alcanzar la degollada de Las
Gambuesillas y desde donde se avanza hasta el acantilado, por dondc se
accede por estrechos y peligrosos pasos a diferentes puntos del misino. dondc
con mayor vigor se desarrolla este liquen (figuras 6 y 7). Mientras que los
orchilleros de la banda norte accedían hacia las montañas de Carrizo y E1
Andén Verde por barranquillos arriba, hasta las diferentes degolladas que dan
a los impresionantes acantilados que comienzan en Los Bajones de El Perchcl,
continúan por las montañas de Carrizo hasta El Andén Verde y acaban en Las
Arenas (figura 5).
A través de estas degolladas, en unos y otros acantilados, se accedía por
pasos estrechos a las zonas más ricas en orchilla, algunas con alturas superio-res
a los 500 metros sobre el nivel del mar. Pero estos accesos no sólo fucron
utilizados por los orchilleros, sino también por los ganaderos en la suclta y
apañada de los guaniles (ganado salvaje), los apicultores de "abe-jcras salva-jes"
y frecuentemente por los mareantes (en el tiempo del verano y las calmas
de otoño) en su intento por acceder a zonas vírgenes de pesca y marisquco,
otro colectivo especializado en los accesos difíciles, valiéndose de recursos
diversos, aparte del arrojo personal, mediante palos y sogas, que ha dado tani-bién
toponimias diversas tales coino "La Punta de La Soga", "El Cabo", ctc.
Estos pasos de montaña estaban trazados desde tiempo inineinorial, proba-blemente
desde la época aborigen, a través de socavones (abiertos por la
erosión en las franjas de almagres y piroclastos que se intercalan entre las
coladas lávicas), veriles y andenes, cuyo tránsito, en tinos casos, necesita cam-biar
de nivel para continuar adelante o teniendo tramos seccionndos hacia
fugas de vértigo. Por tanto había que cruzar estos pasos con sumo cuidado.
teniendo los usuarios que por tramos agacharse o plegarse al hueco de los
socavones, los "eejos", o ayudarse como ya indicamos de sogas y palos ya
colocados expresamente en los espacios seccionados.
Desde dichos pasos se accedía a niveles inferiores o superiores de los acan-tilados,
bien por veriles y escalones de piedra seca o bien con las estrategias
mencionadas de colgarse de sogas hasta donde se hallaban los "inanchoncs"
de orchilla y, por sentido común, hay que pensar que en la medida cn q ~ i cse
recortaban los espacios productores cercanos, se iba a otros vírgenes cada
con mayor peligro.
Dos de los accesos más conocidos por su peligrosidad son El PLI.YO
Marinero por el que, desde el actual Mirador junto a la carretera general. se
llega a la Playa de Las Arenas, bajo mismo El Andén Verde (figura 5), y El
Paso de BarrigdAndkn Blanco, que avanza por la parte superior dc los acan-
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7
Francisco Suárez Moreno La orchi1la.v las d$cultades de su recolección. El caso de la muerte ...
tilados de El Roque Colorado (figuras 12-17). En todos ellos se producen
espectaculares caídas mortales al vacío, como estudiaremos más adelante.
LOS orchilleros de esta comarca faenaban en permanente peligro, unas
veces colgados con sogas (los hombres especializados), y otras ascendiendo
desde los andenes hasta las zonas superiores a través de peligrosos escalones
hechos con majanos (acopios de piedras) por lo general usados por mujeres
y niños. Los vecinos conocedores de esta zona relacionan una serie de tor-retas
levantadas por estos andenes como puntos de apoyo hechos por los
orchilleros para colgarse con sogas (información de Nicolás Díaz Rodríguez,
2003).
5.3. CASOS MORTALES EN LA MONTAÑA Y CANTILES COSTEROS
Las muertes violentas por desriscamiento, en esta comarca, a lo largo del
siglo XIX son muchas y sorprendentes. No sólo afectan a las faenas de orchi-lleros,
sino también a otras actividades. Encontramos despeñados tanto a hom-bres
como a mujeres y con mayor frecuencia en los ciclos económicos malos,
cuando las clases más desfavorecidas ven en la montaña recursos para sobre-
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vivir, como es el caso de la recolección de la orchilla, la suelta de ganado sal-vaje,
el pastoreo, la castración de colmenas salvajes, la recolección dc Icfia, cl
carboneo y el corte de pinos, aparte cl tránsito peatonal por atajos y sendas
peligrosas5.
Las referencias concretas de tal siniestralidad las tenemos en la tradición
oral, en los registros de defunción de la Parroquia y del Juzgado de Par y en
la toponimia, pues se solía dar el nombre de quien moría en ellos a riscos.
andenes, pasos y bajones de la mar. Pcro calcular con precisión y distinguir cl
tipo de faena que realizaban los desriscados cs muy difícil hoy, S1', I vo c;ISOs
concretos mantenidos por la tradición oral o los descritos con algún detalle en
los asientos de defunción.
Quince muertes violentas se dan en aguas. Unas causadas por alu\ ioncs
torrenciales de los barrancos (dos) y otras por accidentes en la mar (trece), tra-gedias
que también afectan a rn~ijeres, en plena faena dc inarisqiieo, lo que
confirma una vez más cómo las economías domésticas, empobrccidas aún más
en las crisis, estaban sostenidas por las inadrcs e hijas frente a la alternativa
emigratoria del varón6.
Centrándonos en los despeñamientos, a lo largo del siglo XIX vemos cómo
en la Parroquia y Juzgado de San Nicolás se registran treinta y tres defiincio-nes
por caídas al vacío de pastores, orchilleros, leñadores, ctc. Vcintitrbs tie-nen
lugar en la primera mitad del siglo (período de fuerte crisis cconOmica que
antecede al desarrollo del p~iertofranquismo),c on un caso dondc cl cadjvcr
queda abandonado, sin enterrar, al no poderse acceder a donde estaba7, y dos
tienen que sepultarse en el mismo lugar del accidente por las dificultades oro-gráficas
para su extracción.
Referencias exactas de muertes en la actividad orchillera tenemos cinco.
aunque creemos que otros de los accidentes registrados como "desriscamicn-to"
afectan a orchilleros. El primero lo encontramos el 3 1 de marzo de 1 8 13.
5 La ~iltiiiiar eferencia de accidcntc mortal de apiculiorea, eii esta coni;ii-c;i. c;irtKiiido coliiicii~i\5 11-
veatres ~ L I V Olu gar en Tasarte, en la persona de hlanuel Moreno Rninírc/, de 55 año\. que c:i>O al \:icii~t lc\ilc
el veril de un caidero donde í'aenaba (10-VII-1930). Y loa c aws iiili\ recientea de ~paatoi-csf .illccitlo~Ip oi dc\-
peñainiento son los de Jiian Josi: Segura Alnicidn, de 37 años (03-11-1060). cii I n Ilohn di.1 liicicii\~il (e11
actividad de apañada de ganado d v a j e ) y el de Juan Migiicl 0jcd;i C)li\n. de 37 oñoa (30-\'IILIOSX) cii I a
Hoya de Tocodomán.
El prinier caso de riliogrrtlrr eii ltr m i i . del siglo lo ei1contr;nnor. cii IXOL). coi1 la draiii,itii.a hii+
queda de dos inujcrc que habían ido a marisquear. inhs allá de 1.a Punta de La Aldea: h1:iriii Siiiiclic/.
viuda, y Bárbara G o i i ~ a l eD~e. s aparecieron tras criuar el Paso de Loa Leoiic\ Iiabiciitlo dqiido air:i\ la\
ropas yiie se despojaroii l7t i i - t r podci. m f i ~ r i c. . oii i~i t í \l ihci.trr<l poi. tlic 110 pira. (-\.P.<;N I . l.ihi-o I I I tic
Defunciones, 21-IV-1909). En este niisino lugar del paso de Los Lcoiiei. caería el ni:ir .41itonio Diw ( I 1 -
11-1891) desapareciendo en el aclo a vista de su esposli Aria Kodripc/-Teller (hija del orcliillcro ncci-dentado
en 1874, ver nota l), toniando el nombre el lugnr coino El Ba.ihi de !\nt»iii« el tlc 411:i o 13igo~~
de Ana (figura 5).
7 Nos referirnos a la caida al vacío de Antonio Cinchez (2-11-1 806). en 1.1 Pa io del Ilci-1-ci-cI~( t i ? i
A.P.S.N.T. Libro 111. Defunciones, fol. 81.
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F
F ~ ~Su~árez ~Mor~eno ~ c o La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte ...
Figuras 6 y 7. Los Riscos de la Orchilla (macizo de Los Cedros-Amurgar), perspectivas E-SW
(arriba), N-S (abajo). Trazado del antiguo trayecto de los orchilleros desde Cormeja
(casas de los Segura Carvajal), hasta el Andén Blanco (. . . . . . . . . . . .)
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con la muerte la orchillera Catalina Martin, de 44 años, cn lugar no indicado
en el parte de defurición parroquial. Luego se da el caso de Juan Ramón
Ramos, 36 años, el 27 de noviembre de 1817, en punto también desconocido.
El siguiente fue el espectacular accidente de la mencionada viuda, residcnte cn
Los Espinos, de 54 años, madre de tres hijos, Nicolasa Rodríguez Téllez, ocu-rrida
el 8 de febrero de 1826, por la zona del camino a Las Arenas (¿Paso de
Marinero?), bajo El Andén Verde, un caso conmovedor según la precisa des-cripción
que del mismo hace el fiel de hecho$.
Casi medio siglo después aparece en la misma familia, como ya cstudia-mos,
otra muerte en plena faena orchillera, la del sobrino de la desdichada
Nicolasa, Miguel Rodríguez (Téllez) Jiménez, de 65 años, despeñado, cuan-do
orchillaba en Caiderillos, en 1874, del que constan por escrito detalles
muy precisos del accidente sufrido; aunque, hoy, la tradición oral familiar
(representada en su mayor longevidad por un solo bisnieto, ya octogenario,
Félix Valencia Rodríguez), apenas la recuerdag.
Y, por último, nos encontramos, casualmente por la misma zona, con la
otra espectacular y trágica muerte de Marta Segura Carvajal. el 28 de enero
de 1876, objeto central de nuestro ensayo.
[A.P.S.N.T. Libro 111 de I)cfuiiciones. fol. 140 1"]
Nota. Extracto atinptndn.
La tragedia pareció acechar en estos riscos a la familia Rodrig~ie/-TEllcz, porquc \tinte arios dch-pués,
murió por aquella zona un hijo de Miguel, Antonio Rodrigucz Espino "Antonio NieIes". en Guyy
(3 1 -VII-1894), en faena de pastoreo.
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Francisco Suárez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte ...
Fechas
07-111-1802
02-11-1 806
3 5-1V-1806
31-111.1812
26-VI- 18 15
14-IX-1816
27-1X- 18 17
04-XII- 18 17
3 5-1V-1822
08-V1l1-1822
21-11-1823
14-VI- 1824
20-1-1 826
08-11-1 826
27-VIII- 183 1
18-VII-1833
25-VIl1-1835
03-V-1839
03-VI-1 839
14-VIII- 1 84 1
15-1-1 845
3 1-V11-1845
17-XI1-1870
18-VI-1 874
28-1- 1876
19-1X-3 876
17-1V- 1879
13-X- 1879
23-V- 1883
09-111- 1886
3 1-V1l-1894
17-X-1894
Cuadro 11
Defunciones por accidentes mortales en montaña
registrados en La Aldea de San Nicolás, en el Siglo XIX
Nombres y apellidos
Domingo Ramirez
Antonio Sánchez
Teresa Espino Mora
Catalina Martin
Juan Pino
Nicolás Godoy
Juan Ramón Ramos
María Benitez
Nicolás Gordillo
Bartolomé Hernánde~
Nicolás Miranda
Juan Encarnación Viera
Salvador del Jesús
Nicolás Rodriguez
Nicolasa Rodríguez Télle;
Juan del Pino Godoy
Nicolás Hernández Viera
Fca. del Pino Almeida
Josefa Rodriguez
Juana Dávila Rodriguez
Antonio M." Martin Cabra
Nicolás Ramírez Afonso
Pedro Díaz Ramo
José Suárez Domínguez
Miguel Rodriguez (Téllez
Jiménez
Marta Segura Carvajal
Teófilo Díaz Pérez
Juan Sarmiento Sosa
José A. Navarro Miranda
Juan Afonso Pulido
Francisco Godoy Herrera
Antonio Rodriguez Espinc
Santiago Segura Cabra1
Fuente: A.P.S.N.T.
Edad Naturaleza del accidente
"Accidente"
Desriscado en El Paso del Herrero
No se pudo acceder al lugar
Un "accidente violento"
Desriscada orchillando
Desriscado en Las Arenas y enterrado alli
Desriscado
Desriscado orchillando
"Un accidente violento"
Desriscado
Desriscado "muerte tan alevosa"
Desriscado
"Golpe"
"Murió al tiempo que cayó"
"Murió del golpe"
"Desriscada en El Camino de Las Arenas",
orchillando. Enterrada allí
Desriscado
Desriscado
Desriscada en Guguy
Desriscada
Desriscada
"Un golpe en el pinar"
Desriscado
Desriscado
"Su muerte fue muy violenta" ¿?
Desriscado en Caiderillos orchillando,
en el Caidero Negro
Desriscada en El Andén Blanco, orchillando.
Enterrada alli
Desriscado en Peñón Bermejo
Desriscado en Tasarte
Haberle caído un tronco de pino
Desriscado en Salado
Desriscado y enterrado en el lugar
Desriscado en Los Canalizas, Guguy,
Caletón de Tío Ramos. Enterrado allí.
Desriscado
Libros II-VI1 de Defunciones. A.J.S.N. Libros I-X Defuncione.s. Elaboración propia 2004
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Francisco Suárez Moreno La orchillu y 1a.y dificulrades de su recolección. El caso de la muerre
6. EL CASO DE MARTA SEGURA CARVAJAL
Marta Segura Carvajal (1835-1876) estaba casada, en el momento de su
fallecimiento, con Jacinto Llarena Sánchez (1834-1887) y dejaba una hija de
1 1 años, Prudencia (1 865- 19 16), tras haber perdido, en 1869, a una niña de un
año. Vivía en el lomo de Cormeja, a la sombra de los Riscos de la Orchilla
(banda poniente de Los Cedros y el macizo de Amurgar-Las Gambuesillas).
Este espacio de la cordillera sur del valle de La Aldea está comprendido entre
los 250 y 1.000 metros de altura sobre el nivel del mar. En su vertiente de
barlovento, como en la zona de El Andén Verde-Tima, el alisio se reconden-sa
y deja alguna humedad que favorece la vegetación. Hoy es uno de los espa- m -
cios naturales más conservados del municipio y por donde se accede a la E
Resewa Natural Especial de Güi-Güi (camino de Cormeja-Cañada de las O
Vacas), de la que también forma parte (figuras 6 y 7). n-- m A nivel demográfico, la zona de Cormeja-Caiderillos acogió a uno de los O E
primeros núcleos de población históricos del municipio, en caseríos dispersos, con SE
el topónimo genérico antiguo de Cuevas Bermejas, derivado luego como cl -E
CuermejdCormeja actual, en donde se hallan los parajes de Las Cuevas, Las
Cañadas y Caiderillos. Cada uno de estos lugares, desde principios del siglo XIX, 3
-
estaba ocupado por una casa de familia, pues en relación a sus recursos naturales -
0
m
E (pastizales y pequeñas cadenas irrigadas con el agua de dos manantiales), su capaci-dad
de sustentación ecológica no abarcaba más asentamientos, además del control O
a que estaba sometida cada parcelación por los administradores del latifundio. n
E En aquel momento, la economía doméstica local estaba empobrecida, arrui- -
a
nada por el sistema de impuestos, el fracaso cada vez mayor de los precios de la ln
cochinilla y el régimen de propiedad del suelo y de las explotaciones ganaderas n
n
(medias a compartir con la casa de Nava-Grimón). La pobreza de las familias 3
campesinas era tal que vivían en constante precariedad. A título de ejemplo O
señalamos el testimonio dado por una vecina de Cormeja, nacida en el siglo
XIX, precisamente sobrina de Marta Segura, Justa Sánchez Segura, conocida
por Sinforosa (figura ll), hace unos 30 años a un periódico de la provincia
donde, con 88 años, hacía un recorrido sobre las precariedadcs soportadas en su
juventud, en aquellos parajes, teniendo como uno de sus mejores recuerdos,
cuando a los 18 años, por primera vez -día inolvidable-se pzrso SUS primeros
zapatos que le regalaron, los llevaba en la mano harta las higzrems de Cho
Faustina (. . .) y allí se ponía los zapatos para entrar en el yueblo'0.
'0 El Eco de Canarias, 13 de junio de 1971, reportaje de José del Pino: "Los que quedan del Siglo
XIX. Hoy doña Justa Sánchez Segura". Esta, nacida en 1883, era hija de Andrea Segura Carvajal y vivía
con los nietos de Marta. En el aspecto ctnográfico, llegada esta ocasión, diremos que tenemos constancia
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Francisco Suárez Moreno La orchillu y los dificultades de su recolección. El caso de la muerte..
Las familias de Cormeja y Caiderillos tenían un complemento importante
a su arruinada agricultura, en los riscos circundantes, fuera de los límites de la
hacienda del marquesado, en la suelta del ganado salvaje, el marisqueo y la
pesca de orilla (tras ascender desde Las Cuevas hasta la degollada de
Vallehermoso y bajar vertiginosamente a la playa virgen de Sanabria) y, por
último, en el orchilleo. Todo ello en faenas arriesgadas por la fragosidad de un
terreno acantilado hacia el mar, transitable únicamente por "verichuelos",
andenes y pasos, donde los vértigos y temores desaparecen ante la necesidad
de supervivencia, que la mencionada Sinforosa recuerda en su testimonio a "El
Eco de Canarias": iba (...) hasta un lugar llamado Sanabria donde había que
pasarpor terribles precipicios (...) si resbalaba hacia un lado caía al mar y si
era al otro lado iban a un profundo barranco1'. En esta zona tan agreste, que
llega hasta Guguy (Guigüí), localizamos, entre mediados del siglo XIX y prin-cipios
del XX unos seis desriscamientos, casos, a partes iguales, entre hombres
y mujeres.
La familia de Marta, los Segura Carvajal, estaba asentada entre Caiderillos
y Cormeja, desde el primer tercio del siglo XIX, en el hogar del matrimonio
conformado por Valentín Segura Afonso y María Vicenta Carvajal Cabral, con
seis hijos que conocemos (Francisco, Nicolás, Juan, Andrea, Nicolasa y
Marta). Descendían de los miembros de la burguesía rural que años atrás, entre
finales del siglo XVIII y principios del XIX, desde su posición económica,
política y militar, a nivel local, controló a la comunidad aldeana y la activó en
la lucha por la propiedad de la tierra y el agua contra el mayorazgo latifundista
de los Nava-Grimón, en largo proceso histórico del Pleito de La Aldea (1630-
1927)12.
El año en que trágicamente murió Marta, 1876, aquel viejo pleito por la
propiedad de la tierra y agua, renacía con participación activa de sus hermanos
Nicolás, síndico a lo largo de varios años y Francisco. Se vivía una dificil coyun-tura
económica y social en varios frentes: intento fallido de reconversión económi-ca
del latifundio y remoción de medianeros por el VI11 marqués de Villanueva del
Prado, frente a su respuesta con sabotajes e incendios. Una gravísima situación
que acabó, tres meses después del fallecimiento de Marta, con el lamentable
de la habilidad que mostraba esta mujer y otras de Cormeja-Caiderillos, como fue el caso de María
Rodriguez, con el garrote; era tal, se decía, que ningún hombre las alcanzaba corriendo o descendiendo por
aquellos riscos. Información de José Llarena Oliva (80 años).
1 1 Ihídem.
12 Mateo Carvajal Espino (1743?-1803), bisabuelo de Marta, descendía de unos hidalgos de Gáldar
establecidos en La Aldea en el siglo XVlI y fue síndico personero, diputado del común y oficial de milicias;
lideró las acciones del Pleito de La Aldea, en los conflictivos años de 1786 a 1797, llegando incluso a parar,
con otros dirigentes aldeanos, a las mazmorras de El Hacho, en el penal de Ceuta, por el tumulto de 1786;
pero de inmediato fue indultado por el propio rey (Suárez, 1990: 99-102-103-1 10). Su hijo Vicente, el abue-lo
de Marta, interviene activamente en el motín de 10 de septiembre 1808, contra la Casa de Nava-Grimón,
dirigido entonces por Juan Cabral y un hermano de éste, Antonio, bisabuelo también de Marta por la línea
materna (Suárez, 1990: 1 12- 1 16).
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asesinato del secretario municipal, Diego Remón de la Rosa (19 de marzo de
1876), en cuya acción material interviene, con otros dos mas, su heiinano
Francisco Segura Carvajal (Suárez, 1990: 155-2 12). Esta crisis y posterior crimen
social marcaron por un lado el devenir histórico municipal y, por otro, el dcl plano
familiar de los Segura, acentuado en el dolor por el caso de Marta13.
Tras la muerte de Marta, su única hija, Prudencia Llarcna Segura ( 1 865-
1916), fue acogida por Andrea Segura Carvajal, su tía, hasta su mayoría de
edad, cuando conformó un nuevo hogar, en Corrneja, tras contracr inatriinonio
con su convecino José Rodríguez Martín. Tuvo seis hijos: Félix, Feliciana,
Jacinta, Vicenta, Dominga y María Rodríguez Llarena, personas muy conoci-das
en el pueblo, transmisoras, por tanto, de la trágica muerte de su abucla
Marta. De estos hermanos sólo dos tuvieron descendencia: Jacinta, con su
larga familia residente en la misma plaza del pueblo, los Mcdina Rodríguez,
conocidos por los Segzridill~rsy Feliciana, con su numerosa familia, los Diaz
Rodríguez, a cuya primera hija, que falleció niña, le puso Marta. No se bolvi6
más a repetir este nombre de fatal destino en una familia cuyas dos ramas han
llegado a conformar, hasta el momento, una descendencia de unos 140 inicni-bros,
en cinco generaciones distintas.
Aún se mantiene cn el recuerdo, la peculiar estampa de los octogenarios
nietos de Marta: los tan apreciados Dominguita, Feliciana, Vicenta y Félix
Rodríguez Llarena, cuando bajaban al pueblo a cumplir punt~ialmcnte con los
deberes religiosos dominicales y procedían a la afectuosa visita a su hermana
Jacinta, residente a pocos metros de la iglesia pan-oquial, frente misino a La
Alameda (figuras 9 y 10). Personajes con los que personalmente inantuvimos
estrechas relaciones de amistad y que nos transmitieron valiosos tcstimonios
orales, en los años 70 y 80, sobre aspectos diversos de la cult~ira tradicional;
pero, sobre los que nunca indagamos con la profundidad debida la trhgica muerte
de su abuela. Cuando lo intentamos, en 2003, ya hacía mucho tiempo que todos
los miembros de esta generación habían fallecido y tuvimos que recurrir a la
siguiente, la de los bisnietos de Marta y convecinos de edad avanzaba.
l 3 Aquella acción "fuenteovejunizada" (en cl sentido dc causa común) se inaiituw 1111 :iñ» en coniple-to
silencio aunque, casualmente, la Justicia encontró a los tres autores iiiateri;ilcs del asesinato (no In trmin).
que fueron condenados a muerte; pero la sociedad canaria se movilizó y Iogri, con sus denlatidas el iiidu-to
real (15 de abril de 1880). Conmutada la pena capital por la de cadena perpetua. Friincisco Segura
Carvajal ingresó en el penal de Ceuta, a donde tanibién Iiabía sido conducido su bisabuelo Mate« Car\q;il
(Cf. nota 9), casi un siglo atrás, en el mismo contexto histórico de la centenaria lucha de los aldcanos ( 1630-
1927) por la propiedad de la tierra (Suárer, 1900: 155-2 12). Para mayor tragedia en la faiiiilia. con sii padre
aún en el penal de Ccuta, el 3 1 de julio de 1891. fallece Antonio Segura Alineida. en accidente dc caccrin
(disparo casual de su escopeta) por la misma iona montañosa del despeñainicnto de Marta Segura.
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2003. 22: 39-67
Francisco Suárez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte ...
Figura 8.- Fotografía aérea de la zona. (1) Zona de Cormeja, domicilio de Marta Segura Carvajal
en 1876, (2) Andén de Barriga, conflecha zona aproximada de la caída, ... . .... ruta de los orchilleros hasta Vallehermoso.
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2003.22: 39-67
Francisco Suárez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte.
Figura 9.- Las hermanas
ficenta, Dominguita, Jacinta y
Feliciana Rodriguez Llarena,
hacia 1967, con los nietos de
Jacinta. Dos generaciones,
nietos y tataranietos de Marta
90 años después de su muerte.
(Imagen cedida por el profesor
Marcial Gonzalez,
primero de la izquierda).
Después de un proceso de investigación sobre fuentes orales y escritas -E
complementado con estudio in situ de la zona del accidente, llegamos a la 3
conclusión de que en su última faena orchillera, acompañaban a Marta -
Segura cuatro jóvenes mujeres del lugar, quienes de madrugada debieron -
0
m
E ascender por el Lomo de los Orchilleros, frente mismo de Corneja, hasta O
la Degollada de La Gambuesilla, desde donde por los andenes alcanzaron,
al amanecer, los acantilados marinos, muy ricos en orchilla, cuya recolec- n
E ción en invierno era más sustanciosa porque su humedad favorecía el peso. -
a
En un punto de El Andén Blanco o Andén de Barriga, sobre El Roque 2
n
Colorado, ocurrió la vertiginosa caída al vacío de Marta, tras habérsele n
n
derrumbado un acopio de piedras que, a modo de escalones, permitía 3
alcanzar mejor algún manchón de orchilla (figuras 13-17). Sus compañe- O
ras, una vez ocurrió el siniestro, conmocionadas, regresaron de inmediato
a Cormeja, a unos sesenta minutos de paso ligero. Desde que alcanzaron la
degollada de Las Gambuesillas, fueron avistadas desde de abajo por un
hermano de Marta quien analizó el temprano regreso y el silencio del
grupo de mujeres, cuando otras veces anunciaban la llegada con alegres
cantos. Faltaba una, pensó una y otra vez. Y, en efecto, faltaba una, preci-samente
su hermana. Presentados en el lugar para el rescate, sus hermanos
y familiares, conocedores del terreno, muy a fondo, apenas pudieron
encontrar unos pocos y desperdigados restos en aquellos inaccesibles ande-nes,
que les obligaron a enterrarlos allí mismo. Ciento treinta y siete años
después, la Memoria del lugar mantiene vivo el recuerdo, que a trozos se
difumina, varía el hilo argumental, aunque sus testimonios coinciden en lo
esencial:
Boletín Millares (larlo
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Francisco Suárez Moreno La orchilla y las dificu1tade.v de su recolección. El caso de la muerte ...
Yo le oía a Dominguita la de Cormeja los cuentos: que estaban con un viejo
tres muchachas orchillando "pa" allá atrás y el les decía que cantaran para saber
que estaban bien y una dejó de cantar y es que se había "riscao", ahora no sé si
será esa Marta que dices, la abuela de Dominguita y Feliciana la de Cormeja.
[Juana Moreno Afonso, 78 años, octubre de 20031
Mi madre hacía los cuentos de cuando iban a orchillar, hombres y muje-res,
y de regreso los "vía" bajar por allí por el Lomo de los Orchilleros (. . .)
decía que la que se riscó, que se llamaba Marta, estaba subida en un majano
de piedras que servía de escalones para alcanzar la orchilla y le falló un pel-daño
y se derribó (. . .) Luego, mi abuelo, dicen que quiso arreglar aquel maja-no
pero lo dejó diciendo "por si acaso.. . pa que se mate otro se queda como
está" (. . .) Yo me conozco aquello y lo he "pasao", de allí se sigue hasta
Vallehermoso, aunque.. . a mi parecer, donde se riscó es por debajo del Anden
de Barriga, de eso no me acuerdo o no lo oí nunca (. . .). Los orchilleros usa-ban
una especie de raqueta para raspar la orchilla de los riscos (. . .).
Los orchilleros bajaban a Cormeja por el Lomo de los Orchilleros; pero había
una tal Cha María Pepa, me decía mi madre, que siempre bajaba por el lomo de
arriba, tirando pa Caidedlos y por eso le llamábamos el Lomo de Cha Pepa. Y
cualquiera sabe si al risco de Seña María Pino, que está sobre la mar, en las
Cambosillas, lo llaman asi porque se riscara por allí que hay tanta orchilla.
[Félix Valencia Rodríguez (convecino), 86 años, 18-X1-20031
Era mi bisabuela, mi madre me encargaba siempre pagar las misas de
nuestros difuntos y en la lista estaba la de Marta Segura Carvajal o Cabral. No
se me olvidan los cuentos. Se riscó por el Andén de Barriga, por una fuga
impresionante (. . .) Apenas encontraron sus restos, todo cabía en una falda, la
pobre (. . .) después cuando regresaron porque estaba con otras tres mucha-chas,
cuando llegaron a la "degollá", que siempre llegaban cantando.. . abajo
en Cormeja, su hermano sería, calculó: pues falta una, falta una.. .ay que falta
una.. . y fue al encuentro y faltaba ella.
[Encarna Medina Rodríguez (bisnieta), 68 años, noviembre de 20031
Yo siempre le oía a mi madre y a "tos" ellos que se cayó por aquella fuga
del Andén de Barriga, debajo de un risco colorado, y se perdió allá abajo: el
viento se la tragó (. . .) No encontraron casi nada de su cuerpo, los restos cabí-an
en un delantal. Y su hermano, que dicen que iba con ellas cinco o que fue
al encuentro dijo jay.. . que falta una..! jy falta una y.. . es mi hermana!
[Tita Díaz Rodríguez (bisnieta de Marta), 82 años, noviembre de 20031
Como recapitulación sobre el proceso de investigación sobre la tradición
oral y las fuentes escritas, en este curioso caso, diremos que habíamos partido
de unos conocimientos previos adquiridos en los archivos locales, muchos
Boletín Millares Curlo
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Francisco Suárez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte..
Figuras 10 y 11 .- Vecinos de Cormeja, generaciones de1 siglo XZX,d escendientes de Marta Segura =m
O
Carvajal y transmisores de primera línea de la estudiada tradición oral. EE
A la izquierda sus nietos Félix y Dominguita, frente mismo a la probable casa de su abuela Marta 2
(fotografia cedida por Marcial González) y a la derecha, imagen de Sinforosa, hija de Andrea E
Segura Carvajal (fotografia de José del Pino Bautista, publicada en El Eco de Canarias,
13-VI-1971). 3
-
0m
E
O
años atrás, sin anotaciones precisas pero sí confirmadas por la tradición oral de
Cormeja, cuyos informantes en 2003, ya habían muerto. Las hipótesis de tra- n
E bajo estaban claras y no buscábamos una aguja en un pajar. Y, tras el trabajo a
de campo, con interesantes testimonios orales, pasamos a contrastarlas con las n
fuentes escritas, labor que no fue menos satisfactoria, pues aparte de encon- n
trar el caso de Marta, al repasar por completo todas las defunciones registra- =
das en la Parroquia y Registro Civil a lo largo del siglo XIX y principios del O
XX, nos encontrándonos con otros muchos casos dramáticos (cuadro 11) de
muertes en la montaña, cantiles costeros y en la propia orilla del mar, que nos
permitieron contextualizar con más precisión la precariedad y el riesgo labo-ral
de la sociedad de antaño, en la labor de los orchilleros.
El caso de Marta Segura se nos apareció en el Registro Civil, con todo
detalle, como el de su convecino Miguel Rodríguez (Téllez) Jiménez, dos años
atrás, pues el aparato judicial y legislativo moderno ya estaba consolidado. Los
primeros testimonios de la muerte de Marta los aportan dos vecinos del lugar
(Juan Vicente Sánchez, su cuñado, esposo de Andrea y el menor Francisco
Jiménez) quienes se presentan en el pueblo a las once de la mañana de aquel
día, a tan sólo dos horas después de ocurrido el accidente y aportan su relato
ante el Juez de Paz. A la Parroquia, en cambio acuden como testigos los dos
hermanos de la fallecida, Nicolás y Juan, aunque creemos que el párroco no
Boletin Millares Carlo
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~ ~ ~ ~Su~áreiz Ms ocrenoo La orchilla y las d~ficultadesd e su recolección. El caso de la muerte ...
asienta el óbito en el mismo momento ya que lo más probable fuera que estos
hermanos acudieran de inmediato al lugar del accidente para recuperar sus
restos Y no al archivo parroquial.
En estos dos documentos oficiales se indica la edad de la accidentada, 41
años; estado, casada, madre de una hija; su actividad, "orchillera" y el lugar
del hecho, "Andén Blanco-Roque Colorado" y Risco Colorado-Andén
~lanco"; la hora del accidente, al alba, lo que indica la tradición de madrugar
para estar temprano en el lugar de trabajo; las dificultades orográficas que
impidieron rescatar un cadáver completamente destrozado y desperdigado
como consecuencia de una caída libre inicial a un vacío de más de 200 metros,
para continuar hacia el precipicio de un acantilado casi en vertical, de casi 500
metros de altura, sobre el nivel del mar (figuras 14-17), caso idéntico al ocur-rido
en 1806, al vecino Antonio Sánchez, en El Paso de Herrero, aunque de
aquel no se encontró ningún resto.
En el Pueblo de San Nicolás (. . .) á veinte y ocho de Enero de mil ocho-cientos
setenta y seis: acaeció la defunción y sepultura de Marta Saturnina
Segura, la que según el parte dado, fue despeñada del risco conocido en el
Pueblo por Andén Blanco y Roque Colorado, en cuyo punto fue sepultado su
cadáver por la imposibilidad de estraerlo de dicho risco (. . .) y fueron testigos
Juan Sigura y Nicolás Sigura (. . .)
[Archivo de la Parroquia de San Nicolás de Tolentino.
Libro VI. Defunciones, anotación n." 3721
En el pueblo de San Nicolás a las once de la mañana de dia ventiocho de
Enero de mil ochocientos setenta y seis (...) compareció Juan Vicente
Sanchez (. . .) domiciliado en el mismo en la calle de cueba mermeja manifes-tando
que Marta Segura se abía esriscado de cuarenta y un años de edad,
casada, dedicada á orchillar (. . .) falleció a las ocho de la mañana de este pro-pio
día, á consecuencia de caída (. . .) punto de risco colorado andén blanco
(. . .)/En vista de esta manifestación y de la de Francisco Jiménez de esta natu-raleza
menor de edad, jornalero y domiciliado en la calle de Los Espinos, el
señor Juez municipal dispuso que se estendiese la presente acta de inscricion
consinando en ella ademas de lo expuesto por el declarante y las noticias que
se an podido adquirir (. . .) y que su cadáver no se pudo dar sepultura en el
cementerio de este pueblo por no poderla sacar de donde cayó (. . .)
[Archivo del Juzgado de La Aldea de San Nicolás.
Libro V. Registro de Defunciones, anotación n." 15 11
7. LECTURA Y REFLEXION FINAL SOBRE EL TERRENO
Antes de proceder a la recapitulación y redacción del final de este trabajo,
decidimos, en noviembre de 2003, estudiar in situ el área orográfica, tanto de
los acantilados de El Andén Verde a La Punta de La Aldea como el espacio de los
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antiguos Riscos de la Orchilla, ya intransitables veredas y andenes. El trtibqjo nilis
interesante fue el último recorrido dc Marta Segura (figuras 7 y 8). Partimos dc la
casa que fuera de su hija y nietos en Cormcja y, tras cruzar el barranco y asccti-der
por el Lomo de los Orchilleros alcanzamos, a 350 metros de altura sobrc cl
nivel del mar, La Degollada de Las Gambuesillas, desde donde, tras un Icw
ascenso hasta los 410 metros, andén adelante por barlovento (donde aprcciamos
un piso basa1 húmedo producto de la recondensación del alisio con su riqucza en
orchilla de varias especies) y despuis de 90 minutos dc camino, alcanzamos el
mar en el punto denominado como La Degollada del Tímpano. El macizo acaba
recortado casi verticalmente sobre el mar (figuras 12- 16) y csta dcgollada, apro-ximadamente,
marca la línea discordante entre la formación basáltica base y la
traquítico riolítica, ambas del Ciclo 1. Es fácil observar las coladas lávicas y tobas
compactas cargadas de orchilla c intercalados niveles crosionables de piroclastos.
escorias y almagres (andenes y vedes susceptibles del paso).
En la misma discordancia, a unos 410-450 metros sobrc el nivel del mar.
un nivel piroclástico de tobas blancas poco segmentadas, conforma cl denoin-nado
Andén de Barriga o Andén Blanco (1 5-16), situado a la izquierda de La
Degollada de El Tímpano. Por este paso se cruzaba el acantilado marino para
acceder al otro lado del macizo, Vallehennoso, y casi sobre el mismo de El
Roque Colorado, según los testimonios orales y las actas de defunción, tiiw
lugar la caída de Marta, en aquel triste amanecer dc 28 dc enero de 1876.
aunque no descartamos que el mencionado Andén Blanco de los textos inaniis-critos
pueda ser otro andén de tobas blancas que está en un nivel inferior dondc
pudo caer el cuerpo de Marta. Dicho paso debió estar, hasta mediados del siglo
pasado muy expedito (salvo en sus metros iniciales que había que pasarlo
agachado y plegado al risco), dado que era muy transitado por orchilleros, pas-tores
y cazadores, al menos hasta hace unos 30 o 40 años:
De la Degolla del Tímpano, poquito más arriba estr'i cl AndGn dc Barriga,
al principio se pasa agachao, pegado al risco, pcro.. . dcspui.~s e pasa bici1 y
se llcga por los Varichuclos adelante hasta Vdlehcrinoso. Los orchillcros
conocían todos los pasos.
[Félix Valencia Rodríguez, 86 aiios, 73-XI-200.3j
Tantas veces que pasé con baifos por el Andén, sin ningún problciiia. para
soltarlos pa allá atrás.
[Agustín Torres Mesa, 78 año\. 24-XI-200.3 1
Pero los efectos de la erosión han obstruido el paso de entrada, como consc-cuencia
de que el paso inicial por un estrecho socavón en la toba blanquecina, se
encuentra desplomado por desprendimiento gravitacional (figuras 12 y 13).
Desde este punto se contempla el paso hacia adelante, pero los rcfcridos obsti-los
determinan hacia el mar una perspectiva de vértigo potenciado, casi sicmpre.
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2003, 22: 39-67
Francisco Suárez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte ...
Figuras 12 y 13.- Comienzo de El Andén de Barriga
o Andén Blanco. Izquierda dirección sur con el paso
obstruido por derrubios. Derecha, perspectiva norte,
con el risco de Seña María Pino y al.fondo la Punta
de La Aldea.
Figura 1 4 . Perspectiva dc> virtido en El Andiii Blanco. Abajo El Roque Colorado, calculamos
que Marta debio caer donde da la sombra del acantilado.
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Francisco Suárez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte ...
por el embate fortísimo del viento alisio, un elemento de riesgo a añadir en las
faenas orchilleras desarrolladas a barlovento de nuestras islas (figura 14).
El estudio del terreno nos permitió comprender, en toda su dimensión,
el riesgo mortal al que estaban sometidos los orchilleros, cómo pudo ser la
espectacular caída al vacío de Marta Segura Carvajal y, además, compro-bar
las dificultades que tuvo su familia y vecinos para extraer su cuerpo, a
pesar de que conocían a la perfección el acantilado, no teniendo otra alter-nativa
que enterrar los pocos restos encontrados en aquellos andenes, como
el caso de Nicolasa Téllez, en 1826, en el camino de Las Arenas, éste
descrito con precisión por el fiel de hechos. Nos conformábamos con haber
comprendido in situ la magnitud del caso y el haber recuperado, una parte
de la memoria de los Riscos de la Orchilla frente al mar (figura 15), triste
pero certera de la realidad que tuvieron que afrontar las clases más desfa-vorecidas
de la sociedad del pasado, de pies descalzos, tan llena de
precariedades, sinsabores y opresiones, que las nuevas generaciones
desconocen por completo.
Figura 1 5 . Perspectiva aérea desde el mar de la zona de Roque Colorado a Vallehermoso y
~/a.yad e Sanabria, con flechq el lugar aproximado de la caída de Marta Segura Carvajal
(Vuelo Oblícuo, Cabildo de Gran Canaria).
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Francisco Suárez Moreno La orchilla y las dificultades de su recolección. El caso de la muerte.
Figuras 16 y 1 7 . D o.s j~ersp<~c.triudce l ~rc~tmtiladdoe Roque Colorado. A la izquierda, vista a@rea.
donde Insflechas indican el travecto aproximado de la caída de Marta Segura. La imagen de la derecha
está tomada desde el muelle pesquem de la playa de La Aldea.
8. FUENTES Y BIBLIOGRAFÍA
Testimonios orales:
NICOLADS ~ARZO DRÍGUELZO. SE spinos, bisnieto de Marta, cazador.
TITAD ~ARZO DR~GUELOZ.S E spinos, bisnieta de Marta.
MARCELINHOE RNÁNDERZA MOS,8 6 años en 1988 (fallecido).
ENCARNMA EDINAR ODR~GUELZa .P laza, bisnieta de Marta Segura Carvajal.
JosÉ LLARENOAL IVA8, 0 años. La Ladera-Corneja.
AGUST~TNO RRESM ESA,7 8 años. El Albercón, actividades de suelta de ganado.
JUANAM ORENOA FONSO,7 8 años. Los Espinos.
FRANCISCSOE GURASE GURA6,0 años, profesor jubilado del IES San Nicolás, cazador,
bisnieto de Francisco Segura Carvajal.
FÉLIXV ALENCIRAO DR~GUE8Z6 .a ños. LOSE spinos, nacido en Caiderillos, actividades
de pastoreo por la cordillera de Amurgar-Gambuesilla. Bisnieto de Miguel Téllez
(Rguez.) Jiménez.
NICOLASV ALENCIDAÉ NIZ8, 9 años en 1995 (fallecido) agricultor, pescador y orchillero.
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(matrimonios, nacimientos y defunciones).
ARCHIVDO ~ JLU ZC~ADDEO P AZD E LA ALD~.~At SANN ICOLÁSL.i bros dc dcfiincioncs.
Gerrnán Hernández Rodríguez. Doctor en Historia
MARCIAGLO NZALEMZE DINAT.a taranieto de Marta, profesor dc Lengua y Literatura
del IES San Nicolás de T (correcciones de estilo y contactos con su familia).
ANTONIOM ANUELM ACiAs H~RNÁNDEDZo.c tor en Historia (datos inéditos sobi-c
producción de orchilla en el siglo XVIII).
ZOKAIDOAJ EDAD ~AzT.a taranicta dc Marta, profcsora dcl CEI Cuerineja (contactos c
informaciones familiares).
Luis SUÁREZM ORENOP.r ofcsor de Matemáticas del IES San Nicolás (tradición oral
y estudio del terreno).
ROBERTOR AM~REMZO NTESDEOCAPr.o fesor dc Geografía dcl [ES San Nicollis
(tradición oral, economía tradicional y estudio dcl terreno).
MANUERLE YESB RITOP. árroco de La Aldea dc San Nicolás, profesor del I t S San
Nicolás (Archivo Parroquial).
FELIXV ALENCIRAO DR~CUEAZgr.i cultor jubilado (tradición oral, pastoreo y orcliillco
en la zona).
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