ARTÍCULOS DE TEMA
HIST~RICO
INGENIERIA EN CANARIAS, 1850-1900:
JUAN DE LEÓN Y CASTILLO
JUANF RANCISCMOA RT~DNEL CASTILLO
Sirvan estas palabras como prolegómeno a lo que ha de seguir. Intentamos con
el presente trabajo hacer una breve síntesis interpretativa de la cuestión de las obras
públicas y, en concreto, de la ingeniería en Canarias a lo largo de la centuria pasa-da,
aunque haciendo hincapié en la segunda mitad; por esta razón, solamente uti-lizaremos
la documentación de archivo donde se haga necesaria para la argumen-tación.
A través de este recurso, encontramos varios factores fundamentales para el
virtual cambio en la responsabilidad y ejecuciones ingenieras en el período: 1) el
desarrollo urbanístico, 2) la inversión extranjera en ciertos sectores básicos y, en
fin, 3) la llegada a la Jefatura Provincial de las Obras Públicas en el Archipiélago
de una figura señera pero todavía por historiar en toda su amplitud: Juan de León y
Castillo (1 834-1912).
1. LAS ISLAS CANARIAS, 1850-1900: CRECIMIENTO
Y DESARROLLO URBANO
1850-1900 es un importante período de la historia para los habitantes de Cana-rias
'. En aquellos años, y tras un lento proceso de asimilación y adaptación a los
nuevos tiempos de contemporaneidad, el Archipiélago Canario todavía conserva-ba
vestigios de antaño, incluso en las esferas comerciales, en donde el cultivo del
' Entre otras cosas, porque, precisamente, 1852 es el año de implantación del puertofranquismo
en la economía canaria.
Boletín Millares Carlo, núm. 14. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 1995.
viñedo aún perduraba, y que tanto hizo por el florecimiento de estas islas en el
siglo x v i ~M. as, las nuevas tendencias y cultivos (barrilla, orchilla y. por último. la
cochinilla) provocaron que los negocios, antes en inanos de terrateniente\ olipír-quicos
o, propiamente, "señores de la tierra", (y aunque éstos persistieron hasia
bien entrado el siglo xx2), fueran a parar a la burguesía naciente en lo\ núclcos
urbanos, que se iban desarrollando en la misma medida que las migraciones intc-riores
se producían '.
Así, tenemos que para la segunda mitad del ochocientos la ciudad de Las Pal-mas
de Gran Canaria, por lo menos, y en palabras de Fernando Mastín Galán '.
ha crecido en una proporción impresionante, con unas tasas insólitas. No obsiaii-te,
la ciudad no estaba preparada para tan enorme despliegue huinano sobre su
casco urbano. Baste recordar que, en los albores del siglo, y siempre scgún el tes-timonio
de Domingo J. Navarro ', la urbe grancanaria era una pequcña ciiidade-
la, que conservaba sus antiguas murallas protectoras y en torno a las cuC,I I es \e
construían las edificaciones (aunque ya en el siglo XVIII había gente instalada cn
los riscos adyacentes); estando, en todo caso, el núcleo urbano dividido en dos
grandes parcelas: a una parte, el barrio renacentista y de ángulos rectos de
Vegueta; y de otra, el popular y bullicioso de Triana, que se conectaban niedian-te
los puentes que, poco a poco, fueron construyéndose sobre el barranco Guini-guada.
Pero, más tarde, esa pequeña ciudadela irá aumentando progresivamente sus
dimensiones, llegando a disfrutar de unos contornos 1-espetables para la época. y
ocupando zonas hasta entonces deshabitadas o, por lo menos, desconeciadas unas
de otras. En definitiva, el modelo urbano de la ciudad de Las Palnias y, ,qn).s.co
modo, del Archipiélago Canario corrió en paralelo al despuntar conlercial y por-tuario
de su burguesía incipiente h.
2. LA INFLUENCIA EXTRANJERA: INGLATERRA Y ALEMANIA
Uno de los factores, precisamente, que contribuyó con decisión a la buena. aun-que
desmesurada y no acorde a límite racional alguno, extensión de los cascos
' Consultar el excelente trabajo de A. MII.I.\RI~CS~ UTER"OSo.b re la gran propiedad en la\ Caiin-rias
Orientales. (Para una tipificación de la terraienencia conteinporáiiea)". en: A(;i7s.i~Mi IIi \ni 5
TORRESH,i storia Genercrl de Cuntirius, Las Palmas: Edirca, tomo V.
Sobre el concepto "burgués" en Canarias. véase: F. GALL.\NF FRN. \ \ I I IR-~I., I ;~I I~JJ \~NI III .CI .O\
en Cunuricis, La Laguna: Universidad, 1986. Aparte, por wpuesto, los libro\ c.liísico\ clc Víar.í:i Tci-c-sa
NORENAS ALTOy Agustín MILLARECSA NTERO. ' Fernando MAKT~GNA LÁN. Lcr ji~rmució~dte LISP t111nm.C il~clutl prrrrto: ci~rc,o., i,ylo\ <I<P I,Y J -
lución urbanci, Las Palmas: Ayuntamiento, Cabildo Insular y Junta de Obras del Pucrio. 1983. ' Domingo J. NAVARROR. ecuerdos de ~i r zr io1wit61r.L as Palinns: Cabildo Insulx de Gran Caii~i-ria,
1991, p. 15ss., 41-3.
Cfr. Francisco QUINTANNAA VARROB.t rrcos, rlrgocios hirypreces ~ IeIl Pitrr~ot lr Ltr Lo:
(1883-1913), Las Palmas: CIES, 1985.
INGENIER~AE N CANARIAS, 1850-19 00: JUAN DE LEÓN Y CASTILLO 89
urbanos en el Archipiélago Canario fue el de la inversión extranjera 7. Esta se cana-lizó,
en un primer momento, hacia el desarrollo de las líneas marítimas de tipo
comercial entre los puntos nodales de la Europa Occidental (Londres, Hamburgo,
etc.) y las Atlantic Islands, como los ingleses llamaban al conjunto formado por las
Islas Azores, Madeira y las Canarias 8. Así, surgieron compa6ías navieras o con-signatarias
de buques que luego harían historia en el tiempo. No está de más recor-dar
la figura de Sir Alfred L. Jones en estos instantes de búsqueda de confianza
inversora en unas islas, prácticamente, dejadas de la mano de Dios en medio del
inmenso Océano.
Merced, pues, a esta etapa de confianza en el desarrollo económico de las islas,
de la que nos hablan los Reports de los informadores consulares lo, tenemos que el
Archipiélago logra un importante despegue en lo comercial, apuntando a nuevas
metas, cada vez más elevadas. Sin embargo, hay otro foco de inversión que, pasa-da
esta fase de incertidumbre inicial, se hace notar a mediados del siglo y que en su
final es ya ostensivo. Nos referimos a la inversión extranjera en el capítulo de los
servicios públicos: alumbrado, agua, comunicaciones (telegrafía y telefonía), elec-tricidad,
transportes interiores o urbanos (tranvías a vapor o eléctricos) ".
Este nuevo tipo de inversión vino a satisfacer una serie de carencias no menos
perentorias en el conjunto insular. Con la contribución foránea, este renglón del
urbanismo y equipamiento general de los cascos isleños pudo, al menos, ser ataja-do,
aunque fuera en una época tan tardía.
La inversión inglesa se hizo patente en el apartado de las comunicaciones: esto
es, el telégrafo (1883) y la implantación de las redes de telefonía a principios del
siglo xx 12. El telégrafo llegó a las islas de la mano de capital inglés, aunque, bien
es verdad, que diversos individuos y empresas coadyuvaron a su tendido submari-no.
En principio, el ingeniero jefe (Robert Gray) y la tecnología eran británicos, si
bien el trazado era diseño plenamente español. Pero también habían intereses fran-ceses,
belgas y alemanes en el asunto: unos, porque el trazado del telégrafo les
servía de apoyo a su red telegráfica internacional (Francia); y otros, debido a la
posibilidad de acrecentar su hegemonía en el poder ultramarino de las grandes
potencias finiseculares (sobre todo, Alemania). Sea lo que fuere, el trazado y eje-cución
del tendido del cable telegráfico pasaron por diferentes dificultades, origi-
' Cfr. Agustín MILLARECS ANTERO"S, obre el papel de las compañías Canary Islands: Union,
Coppa, City, Selp, Cicer. Unelco y Tranvías", Aguayro, 99 (Mayo 1978), 31-4; Ulises MART~N
HERNÁNDETZe,n erife y el expansionismo ultramarino europeo (I880-19f9 ), Tenerife: Act, 1988.
Véase: Víctor MORALELSE ZCANOLo, s ingleses en Canarias, Madrid: Gobierno de Canarias,
1992, p. 139.
Peter N. DAVIESS.i r Alfred Lewis Jones, Shipping Entrepeneur Par Excellence. 1978.
'O Cfr. Francisco QUINTANNAA VARR(cOo mp.), Informes consulares británicos sobre Canarias
(1856-f914), Las Palmas: SEHIC, ULPGC y CIES, 1992,2 tomos.
" Cfr. Ulises MARTÍNo,p . cit.
l 2 Véase: Juan Francisco MARTÍNDE L CASTILLO"E.l cable telegráfico en las Canarias Orientales
(1 883- 1923)", Vegueta, en prensa.
nadas de la indolencia política local (el caso tinerfeño) o, por el contrario, de las
reivindicaciones insularistas de una capital sobre otra ". Por si fuera poco, el inge-niero
jefe Gray pronosticó que, en el emplazamiento submarino proyectado de
antemano, el cable habría de presentar anomalías en la señal transmitida a c:i~i\:i de
la disparidad del suelo oceánico en los puntos marcados para su anclaje. Y a\í fue.
puesto que, décadas después, el funcionamiento del servicio klegr2ífico hizo de
palanca para solicitar una red de telefonía, por lo menos, en la Gran Canaria. habi-da
cuenta de los fallos e interrupciones en aquél 14.
La inversión germánica no se circunscribió a un sólo aspecto, aunque tampoco
la británica lo hizo. Los alemanes, fuertemente preoc~ipadosp or la inipi-oiitn iriglc-sa
en las Canarias (cosa, por lo demás, recíproca) y su desarrollo cuf6rico cn estos
años, buscaron formas alternativas de hacer llegar su capital y, por lo tanto. intlucii-cia
a los habitantes de Canarias 15. Cuando no intentaban abrir estaciones de cles-canso
y relax en las altas cumbres de algunas islaa, se presentaban a fomentar. por
ejemplo, el uso de la electricidad 16, construyendo una central eléctrica para \u
aprovechamiento posterior. Aunque, en esto, los belgas se adelaritnrori n 104 tcuto-nes
porque, a principios del actual siglo, era visible en la Plaa de la Coiistiiiicii,n
(hoy de la Feria) la torre de la "Fábrica de Electricidad" de esa nacionalidad.
La central alemana, diseñada por el ingeniero Winter, fue gcreiici~ici~pio r la
Compaliiu Ins~ilarC a n a r i~rl~e Electricidad y Riegos (CICER). y, corno bien con\-
ta en la fachada interior de la entrada, fue finalizada en 1928 ".
En este punto, comprendemos la motivación extranjera a In iii\,ci-\ióii cii las
Islas Canarias, tanto como concluimos que la una ofertó al iirbanisiiio cuiiai-io un
medio de equiparse en lo mínimo y sustancial para una cabal ui-bonizicicín. t;il y
como la entendemos en la actualidad.
' ? Es notoria la eterna competencia insular entre Los Palnina y Tciierife (\$;isi: el i~ihi ! i c iM ni-cos
GUIMLRÁP ERA%;E\,l Pleito 1n.s~rlrii;M adrid: Instituto de Adininisti-ación Local. v~ii.i:i\c tli~~iones).
aunque, en este caso, se circunscribió al lugar de enganche del cable telcgrifico.
l4 Ibid.
l 5 Cfr. M. ESPADABSU RGOS",E mpresas científicas y penctración alemana en Cnnari;is. El pleito
del Hostal Taoro (1907- 1912)", AEA, 33 (1987), pp. 221-237.
I h Acerca del papel representado por el sector eléctrico en en el creciniieiiio y desürrollo de la
economía española de los primeros veinte años del siglo actual, v&'a n\e los siguientes estudios: F. F. L' SINTEOS LIVESy F. VIDALB URDILLSn, irzdustriu eléctrica en Espana, 1933; Juan Hernández ANDREU,
"Orígenes, expansión y limitaciones del sector eléctrico en España, 1900-193h", Información Corner-c
i d Española, 577 (septiembre 1981), p. 137-150; Jordi MALLQUEDRE MOTES," De la crisis colonial
a la Guerra Europea: veinte años de economía española", en: Jordi NADAL,A lbert CARRERAyS C arles
SUDRI(Aco mp.), La econonzíu española en el siglo xx. Una perspectiva históricu, Barcelona: Ariel,
1989', p. 82-86; idem, "L'électrecité, facteur de développement économique en Espagne", Un siecle
d'électreciré dans le monde. 1880-1980, París, 1987, pp. 57-67.
l 7 Véase Agustín MILLARECSA NTEROar,t ículo cit.
INGENIER~AE N CANARIAS, 1850-1900: JUAN DE LEÓN Y CASTILLO 9 1
3. JUAN DE LEON Y CASTILLO (1834-1912):
INGENIERO Y TECN~LOGO
Hace un momento, recordábamos a ciertos individuos que hicieron grandes
aportaciones a la puesta en marcha del urbanismo grancanario. Pues bien, si hemos
de hacer recordación de uno de ellos, preferimos una de las personas que más se
distinguió por su amor a Canarias y, en especial, por dotarla de una red de equipa-mientos
y comunicaciones imperiosas. Esta persona fue el ingeniero de Caminos,
Canales y Puertos, Juan de León y Castillo, hermano mayor del que fuera marqués
del Muni, Fernando León y Castillo.
Este personaje, nacido en el lejano 1834 y en la misma ciudad que tantas obras
y proyectos le debe, Las Palmas de Gran Canaria, fue el que provocó, por así decir,
una pequeña revolución dentro de la ingeniería canaria del ochocientos. A partir de
1858 18, y una vez concluyó su mandato el Ingeniero Jefe de la Provincia, Clavijo y
Pló, no hay obra en el extenso conjunto insular que no haya tenido su contribución,
ya fuera proyectándola, ya fuera ejecutándola directamente. Las décadas siguientes
al 50 son unos tiempos de feroz planeamiento y ejecución de obras públicas en las
islas: de buenas a primeras, vemos a León y Castillo diseñando faros o, en general,
señalizaciones marítimas en la mitad oriental del Archipiélago, cuando no proyec-tando
puentes en Lanzarote, carreteras interiores en la Gran Canaria, que, gracias a
este empeño, pudo contar a mediados de los 30 de este siglo con una mínima cone-xión
de los pequeños núcleos urbanos de su geografía con la gran capital.
Está bien decir que el ingeniero León y Castillo obró, quizá, no milagros pero
sí maravillas en su período al frente de las Obras Públicas en Canarias. Sin embar-go,
aquí resumiremos esa importante labor recurriendo a dos ejemplos notorios: la
prisión de Las Palmas, proyectada en 1864, y el Puerto de Refugio de La Luz
(1883-1902).
La Prisión de Las Palmas: Proyecto (1864-1865)
De este empeño, hemos de decir que el ingeniero interpuso todos sus conoci-mientos
para la buena proyección. De los legajos de su herencia documental 19,
podemos extraer variadas reflexiones. Una de ellas, y no la más importante sin
duda, es que este hombre se preocupó grandemente por el proyecto tanto es así que
pidió consulta a varias fuentes, incluso en el extranjero 20, para hacer una obra sóli-da
pero también acorde con los tiempos.
l 8 Precisamente, el año de su vuelta de Madrid, donde había estudiado en la Escuela de Ingenie-ros
de Caminos, Canales y Puertos.
l 9 Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Fondo Documental "Juan de León y Castillo"
(28 legajos).
20 AHPLPJJLC, legajo 23, documentos, 6, 11 y 12.
Por otra parte, este prurito de innovación le hizo optar por el modelo panópti-co,
entonces en boga. A este respecto, hay que recordar que, en aquel tiempo.
según nos indica Leonardo Benevolo ", las ideas panópticas, originadas en el pcn-samiento
del liberal Jeremy Bentham, eran lo último en el desarrollo de las prisio-nes.
Pero, sin ser esto, la recurrencia a modelos benthamianos nos obliga a referir-nos,
de nuevo, a la influencia británica en las Canarias, aunque, esta vez.
circunstanciada en la persona de León y Castillo 2'.
En fin, el proyecto de la Cárcel, del cual ofrecemos algunas Iániinas, es una
muestra más del buen hacer del ingeniero; y además teniendo en cuenta que ya
había un proyecto anterior (1861), incluso enviado a Madrid para su aprobación,
debido a la mano de otro impar de la historia de la arquitectura canaria, Manuel
Oraa.
El Puerto de Refugio de La Luz (1883-1902)
La Luz Port, como fue llamado por los británicos, es la gran contribución de
León y Castillo a la ingeniería canaria, pero también española, del siglo pasado.
Sus aspectos técnicos, del todo innovadores 23, y la perfecta ejecución a lo largo de
veinte años, por no citar la cortedad de su presupuesto para el tiernpo y la buena
economía del proceso en general, hacen que esta infraestructura portuaria sea
tomada como modelo histórico de aprovechamiento de los recursos por una inteli-gencia
ingeniera. A tal punto se llega, si uno estudia a fondo este ejemplo de la his-toria,
que podemos considerar, sin trabas de ninguna índole, a Juan de León y Cas-tillo
un tecnólogo de su época.
Es decir, este hombre no solamente se ocupaba de la realización dc la proyec-ción
pergeñada en un primer instante, sino que atendía a todos los detalles que con-cernían
al uso y ambiente de la obra. Hoy, por lo general, es una exigencia esta con-junción
de intereses en las obras imbricadas en el urbanismo de la gran ciudad;
pero, a finales del ochocientos, esto no era considerado, ni con mucho, lo rnás
importante de una obra.
En fin, hablamos del impacto de una obra sobre el medio físico en que va a rea-lizarse.
León y Castillo supo poner en conexión el talento del buen ingeniero
("menor coste, menor tiempo") con la gracia del buen urbanista, puesto que consi-guió
fusionar, en la obra portuaria de La Luz, el primor de la obra ingeniera inno-vadora
con el requisito burgués y comercial de enfocar dicha infraestructura a los
? ' Leonardo BENEVOLO0r. ígerte.s del Urhunisnw Moderno, Madrid: Celeste Ed., 1993. pp. 56ss.
22 Acerca de la influencia de las doctrinas anglosajonas sobre su mentalidad y teorías. véase nues-tra
obra, Cienciu y Política en el Pensntnietzto de Juun de L e h y Cri.stillo, Las Palmas: Cabildo Insu-lar
de Gran Canaria, 1993. '' Cfr. Juan Francisco MARTÍND EL CASTILLO"A, proxiinación a un análisis de las técnicas de
construcción del Puerto de Refugio de Las Palmas (1 883-1903)", Entlo.rtr (Revi5ta del Departamento
de Filosofía e Historia de la Ciencia, UNED), en prensa.
INGENIERÍA EN CANARIAS, 1850-1900: JUAN DE LEÓN Y CASTILLO 93
medios económicos sitos en la urbe. A través de sus diseños ulteriores, este atisbo
de conexión se irá fraguando en una realidad constatable a lo largo de los años. Ya
para 1900, la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria contaba con una nueva barria-da,
agitada y febril; la barriada de La Luz, originada por el tráfico comercial de
consignatarias y compañías de importación y exportación.
Estos dos ejemplos, nos hablan a las claras de la persona y su quehacer. Si se
quiere, de la manera de pensar y el modo práctico de llevarla a cabo. Son apuntes
de una mentalidad contemporánea en el pensamiento, cuanto en la obra; en resu-men,
de un tecnólogo (quizá sea más acertada la expresión inglesa, Technologist,
repleta de connotaciones) 24, de un hombre adelantado a su tiempo.
Aunque hemos centrado nuestro trabajo sobre la figura de Juan de León y Cas-tillo,
ello se ha debido a una serie de concausas que, espero, ya hayan sido desen-trañadas.
Con todo, en este último momento, vamos a referirlas una por una.
En el ochocientos, la ingeniería en Canarias es ejercida por ingenieros milita-res,
sobre todo, en la primera mitad de la centuria. Pasado 1850, las cosas van a
cambiar de una forma radical, puesto que al acceder al diseño urbanístico los
Arquitectos civiles (por ejemplo, Oraa o Fernando Navarro) o los ingenieros de
Caminos, Canales y Puertos, la imagen y propósitos del urbanismo se diversifican,
aunque, primeramente, se atienden a los sectores básicos (servicios públicos,
comunicaciones, etc.). Esto es, la mentalidad del ingeniero, así como su formación,
cambian, lo cual hace diferente el modelo urbano resultante.
En segundo lugar, la ingeniería de este segupda mitad de siglo será pensada o
proyectada, realizada o ejecutada bajo la dirección de León y Castillo, que se con-vierte
en el prohombre de la ingeniería del tiempo.
En tercer lugar, la innovación tecnológica de los modelos de León y Castillo le
hacen acreedor, por fin, a un puesto principal no sólo en Canarias sino en el con-junto
de la ingeniería española del Ochocientos.
Las Palmas, abril 1993.
24 Véase al respecto: T. K. Derry y T. 1. Williams, A Short History of Technology from rhe
Earliesr Times To A. D. 1900, Oxford: O.U.P., 1961 (trad. cast., Historia de lu Tecnología, Madrid:
Siglo XXI Eds., 1977, 3 vols.).
LÁMINA 1. Sección tranversal del Proycclo de Ciírcel Municipal. diacñodo por Lrcin y C;i\tillo.
LÁMINA 11. Planta principal de la Cárcel, proyectada por León y Castillo (1865).
LÁMINA 111. Proyecto definitivo del Puerto de La Luz.
Diseño de León y Castillo ( 188 1).