Consejo de Redaccidn:
CRISTÓBALG ARCÍAB LAIRSY
JosÉ ANTONIOM OREIROG ONZÁLEZ
ANTONIOH ENR~QUEJIZM ÉNEZ
JosÉ JUAN SUAREZ CABELLO
MANUELR AM~REMZU ÑOZ
TRINIDAADR COSP EREIRA
T--L 1 ,-7 .. . .- -hT, ... .- - ,/@ ,,,,A,,:,\ jvac bula UALL,,WUJU iyfivnnnu { u i i i i r a i i u j
Centro de la U.N.E.D. de Las Palmas
BOLETIN
MILLARES CARLO
VOL. V Núms. 9-10 Diciembre 1987
@ CENTROR EGIONADEL LA U.N.E.D.
L i s Darcstc Si!-{a, !^l. Te!. (9354) 33 11-77. Eut. 32
Las Palmas de Gran Canaria
Depósito legal: M. 25.470-1980
Impreso en España Printed in Spain
Fernhndez Ciudad, S. L. Catalina Suárez, 19. 28007 Madrid
ORIGINALES INEDITOS
DE
DON AGUSTIN MILLARES CARLO
TITO LIVIO EN ESPAÑOL
D. Agustín Millares Carlo (1893-1980)
Ensayo sobre las traducciones del siglo xv de las tres
primeras Décadas de los Ab Urbe Condita libri
Nota introductoria y edición ampliada y cuidada
por doña Trinidad Arcos Pereira
NOTA INTRODUCTORIA *
Don Agustín Millares Carlo preparó el trabajo que ahora publicamos
como prólogo a su traducción de los libros 111 y IV del Ab urbe condita de
Tito Livio l. En él se aunun las disciplinas a las que dedicó toda su vida: la
Paleografía y la Filología Latina. Es de todos conocido la extraordinaria tras-cendencia
de su obra paleográfica y, sin duda, esta misma importancia ha
oscurecido su labor como estudioso de la lengua latina.
Don Agustín dedicó a lo largo de toda su vida una gran parte de sus esfuer-zos
como profesor e investigador al campo de la Filología Clásica. Antes del
exilio desempeñó la cátedra de Latín del Ateneo de Madrid, la de la Residencia
de Estudiantes y la de la Universidad Central *. Ya en México, siguió dedicado a
la docencia del lafín, desde el nivel elemental al superior, llegando a desempe-ñar
la cátedra de Lengua Latina3 y la dirección del Seminario de Lenguas
Clásicas en la Universidad Nacional Autónoma de México; posteriormente
ocupd en Maracaibo la cátedra de Lenguas Clásicas y Filología Románica en la
Universidad del Zulia
Sus publicaciones relacionadas con el mundo latino son numerosas. Como
* Deseo agradecer a don José Antonio Moreiro el haberme permitido utilizar su tesis
doctoral (inédita) Un polígrafo canario: Agustín Millares Cado (1893-1980). El hombre,
el sabio. en cuyo capítulo 111. 3 ípp. 357-4161. hace un estudio exhaustivo de las activida-des
docente y de investigación de don Agustín Millares Carlo relacionadas con la Filología
Latina.
1 Las traducciones de los libros 111 y IV de la obra de Tito Livio se encuentran depo-sitadas
en el Seminario de Filología ~Agustfn Millares Carlo~, del Centro Asociado de la
UNED, en Las Palmas, y en la actualidad se están revisando con vistas a publicarlas en
fecha próxima.
2 En la Universidad Central de Madrid don Agustín simultaneó las cátedras de Lengua
Latina y Paleografía.
3 La UNAM le otorgó las catedras de Paleografía y Lengua Latina en 1944.
4 Se le concedió la cátedra y la dirección de la Biblioteca en la Facultad de Humani-dades
y de Educación en 1959.
apoyo a su labor docente, don Agustín preparó diversos manuales, como la
Gramática elemental de la lengua latina, publicada en Madrid en 1935 en
colaboración con A. Gómez Iglesias; la Introducción al estudio de la lengua
latina. Gramática, Antoiogía y Yocabuiario íivíéxico, íY44j, o ia Lengua Lati-na
(1. Gramática elemental. 11. Ejercicios, Antología y Vocabulario) (Maracai-bo,
1962).
Su Historia de la Literatura Latina, completada desde fa segunda ediclón
con la Bibliografía para la Historia de la Literatura Latina y desde la cuarta
con la Bibliografía de los Estudios Clásicos en España (1956-1965) y los «Apun-tes
para una bibliografía de los estudios clásicos de España y América (1955-
1 9 6 1 ) ~', ha sido un valioso instrumento para los que iniciaban sus estudios en
esta materia.
No menor importancia tienen sus traducciorzes de autores clásicos, entre las
que destacaremos las publicadas, en edición bilingüe, por la UNAM: de Salustio,
Conjuración de Catilina (México. 1944) y Guerra de Yugurta. Fragmentos de
las Historias. Cartas a César sobre el gobierno de la República (México, 1945);
de Cornelio Nepote, Vida de los ilustres capitanes (México, 1947), y de Tito
Livio, Desde la Fundación de Roma. 1-11 (México, 1955) '.
Junto a éstas, otras traducciones, publicadas sólo en la versión española,
contribuyeron a la divulgación de los autores clásicos tanto en España como en
'A ., z"u-# rióre;.,*. lin
No debemos concluir esta breve nota sin mencionar las traducciones de los
humanistas aparecidas en la «Biblioteca americana de obras latinas». Entre ellas
sobresalen Del único modo de atraer a los indios a la verdadera religión (Mé-xico,
1942) y parte de los Tratados (México, 1965 y 1966) de Bartolonzé de
Las Casas, así como la Biblitheca Hispania Nova de Nicolás Antonio, a h
inédita.
La obra que desarrolló don Agustín en el campo de la Filología Latina,
poco conocida en su mayor parte, nos muestra la misma altura y rigor científico
que han sido reconocidos en su obra paleográfica y contribuycí de una manera
decisiva a la difusión de los estudios clásicos en España y América.
v A ---- n
1 KlNlUAU i i K L U D rCKClKA
Profesora Asociada de Filología Latina
del Colegio Universitario de Las Palmas,
Becaria del Seminario ~Agustin Millares»
5 Publicada en México, 1950. Fue añadida a la Historia de la Literatura Latina en la
segunda edición de 1953.
6 Publicada por la Sociedad Española de Estudios Clásicos en 1968
Publicados en AnF., 1962, 1, pp. 173-280.
8 Este es el único volumen publicado de las Obras completas de Tito Livio, proyecto
ai que pertenecen ias rraducciones dei iiiro iii y íY que se ericuemran en ei Seminario
«Agustín Millares Carlo~.
9 Don Agustín tradujo el tratado 9: Principia quaedam et quibus, que es el único
que está escrito en latín.
TITO LIVIO EN ESPANOL
Del texto de la obra Ab Urbe Condita de Tito Livio conocemos, con ante-rioridad
a la traducción de fray Pedro de la Vega, dos versiones, a saber:
A) La que, según declaración propia, llevó a cabo, basándose en parte en el
texto latino, y en parte en la versión francesa de Pierre Ber~uire, el canciller
don Pedro López de Ayala, y B) la anónima o abreviada, que se conserva en
los códices de que luego se hablará, y fue divulgada por la imprenta en tres
ocasiones cuando menos.
A. La traducción de López de Ayala
Los manuscritos
El prólogo a este trabajo del célebre autor del Rimado de Palacio nos ha
llegado en el códice G-1-1 de El Escorial (fols. r-2v) ', y en los que en la
Biblioteca Nacional de Madrid tierie las sigriaturas 12732 (Bb-49) ', 10802
(KK-12) y 2252 (X-91) 4. Precédelo en los tres primeros y lo sigue en cuarto
el siguiente título:
Descrito por Zarco Cuevas, 11, pp. 160-162.
2 A dos columnas, con iniciales de adorno. En el folio CCXC se lee la siguiente nota,
por la que venimos en conocimiento de la persona que ordenó copiar este ejemplar, el
año en que se escribió y el nombre del transcriptor: «Aquí se acaban los diez libros de
la primera década de Titus Libius. Este libro e corónica se escriuió en la villa de Haro,
lugar del muy alto príncipe señor don Pero Ferrández de Velasco, conde de Haro, en el
año del Scñor dc mil1 CCCCXXXIII años, a scruicio del Señor Dios e del dicho señor
conde, del qual fue escripto por su mandado. Ettlo escriuió Martyn Sánchez de Triqio, es-criuano,
vezino de la dicha villa de Haro, vassallo et seruidor del dicho señor conde.
Laudetur Deus.»
3 Descrito por Marius Schiff, La biblioth&que du Marquis de Santillane París, 1905),
pp. 96-97.
Dan noticia de este códice Menéndez Pelayo, Biblioteca, 11, p. 351, y el Inventario
de manuscritos de la Biblioteca Nacional de Madrid, VI (Madrid, 1953-65), pp. 165-166.
«Aquí comienp el libro de Titus 1.iiiius de las historias y corónicas ro-manas,-
el qual libro trasladó de latín en francés maestre Pedro Berceur s,
munge de Sant Ylario en París, y trasladó10 a petición e mandato del rey
don Iuan de Francia.»
Reproducimos a continuación, tomándolo del mencionado escurialense, el
prólogo de López de Amaya. Advirtamos previamente que Nicolás Antonio7
atribuyó la versión contenida en la edición salmantina de 1497, de la que
luego trataremos, al célebre canciller, basándose en el testimonio de Juan
Alfonso dc Zamora, sccrctario dc Juan 11, y aseveró que en la gloria de haber
trasladado a una lengua vulgar la obra del príncipe de la historia romana,
ealios omnes ceterarum Europae nationum antevertisse is v i d e t u r ~ . Pero Fran-cisco
Perez Bayer arguye wn razúii iio ser así, ya quc el propio Lópet de
Ayala wariis in locis ingenue profiteatur facem sibi in hoc studio praeluxisse
Petrum le Berceur (Bercharium) Gallum Sancti Hilarii monachumn, y trae a
colación el pasaje pertinente del prólogo del escritor español, tal como se lee
en un manuscrito matritense, que no es otro que el códice 12732 de la Bi-blioteca
Nacional arriba mencionado s.
Consta de 297 folios en papel, de 385 x 270, a dos columnas. Está falto de los dos folios
primeros y comienza (fol. la) con las palabras N... e ponemos enxemplo de tal cibdadano»,
pertenecientcs al glosario de términos latinos y su interpretación. el cual termina en el
folio 4a. En este mismo lugar se inicia el texto: «Aquí comienca el primero libro de la
primera década de Titus Livius, el qual fue en el tiempo de las grandes batallas que
fueron entre Julio César e Pompeo, e fue este Titus Livius natural de la ciudad de Pdua.
Capítulo primero del prólogo do comienza su obra de Titus Livius y díze así: Si yo me
Pongo a escribir las cosas fechas por los romanos desde el comenzamiento que Roma fue
fundada...)) Está roto -escribe Menéndez Pelayo-, parte del folio quinto y faltan los +e
debían contener los capítulos cuarto, quinto y sexto. Sigue el seteno «Cómo fueron libra-dos
de muerte Rómulo e Remo, e cómo fueron criados)). Continúa, no sin vacíos, la tra-ducción
del libro primero, que contiene la historia de los siete reyes. Libro segundo;
empiezan a faltar los encabezamientos de los capítulos. Al folio 83 vuelto se halla el
libro tercero. En el folio 268 vuelto: «Aquí se acaba el noveno libro de la pririitxa di-cada
de Titus Livius. Aquí se comienza el dezeno libro de Titus Livius de la primera
década.» Folio 297: agrandes rogativas e suplicaciones a Esculapio. Aquí se acaba el
dezeno libro de la primera década de Titus Livius.))
5 P. Berpire (1290-1362), benedictino, fue prior de la Fosse de Tigne, Bruyeres-le-
Chatel, Clisson y de Sn. Eloy (París). Perseguido y encarcelado por hereje (1331), fue sal-vado
por don Juan, rey de Francia, hijo de Felipe de Valois, al que dedica su traducción
de Livio.
6 ude la orden de Sant Benito. prior del monesterio de Sant Ylario)), en el matriten-se
12732.
7 BHV, 11, pp. 193-194. La opinión de Pérez Bayer, citada en el texto, se encuentra
Ibid., p. 194, nota 1.
8 Gallardo, 111, cols., 440-441, copiando de un «Arbol de la Casa de Ayala, con algu-nas
notas de don José Pellicer de Tovar y Osau)), etc., escribe: «E fue este D. Pero López
de gran saber: e por geníar y ennoblecer la nación de Castilla, fizo romanzar de latín cn
lenguaje castellano algunas historias y Crónicas que nunca antes dé1 fueron vistas ni conos-cidas
en Castilla, entre las quales fueron la una la Historia de Tifo Livio, que fabla muy
cumplidamente de los fechos de los Romanos.»
He aquí el prólogo:
En el nombre de Dios, amén. Muy alto e excelente príncepe e muy po-deroso
rey e mi soherano señor. Escrito es por el philósopho en el libro
que es llamado Políticas en la sciencia moral, que aquellas cosas que son
necessarias al señor de saber mandar, son necessarias al su seruidor e súbdito
de saber fazer. Et porque la nuestra pura e limpia sangre real, la cual trae
comienw de aquella excelente e famosa compaña de los godos, los príncipes
de los quales en la anciana cibdat de Roma, princesa e conquistadora de
la redondeza del mundo, pusieron su mano poderosa con saña, e que los
orgullosos gaulos, nin el famoso e poderoso rey Piurrus, nin el perfioso et
cauteloso enemigo Haníbal, africano, non conquistaron, un príncipe godo,
llamado Alarico, predecesor del vuestro linaje, encendió las llamas en ella.
E guardados los consagrados tiempos, todas las otras cosas de Roma tornó
en poluo e en ceniza. E esta obra tan grande e tan notable fecha por aquel
príncipe excelente Alariquo, se ouo a fazer, por armas e otras muchas con-quistas
e batallas se fizieron por los otros reys godos que despues del
uenieron, a muy grant auantaja de la su onrra, por tener en las sus guerras
e batallas buena ordenanca e guardando la disciplina de la cauallería. Por
ende, la uuestra real majestad, auida esta considerapión, porque esta orde-nanca
e deceplina se continúe para adelante, fue mouida con necessidat
loada de mandar a mí, uuestro muy humil súbdito e natural Pero López de
Ayala, uuestro chanceller mayor, que de la dicha ordenanca de cauallería,
la qual los reys e los príncipes del mundo, guardándola en las sus batallas,
fueron enoblecidos de vitarias, de la qual estoriadores ancianos escriuieron
e pusieron en remenbranca algunas cosas de las pasadas, que por buena
ordenanca fueron notables, e a desto libros, entre los quales me mandaste
que trasladase un libro que es escrito por un ystoriador antigo et famoso,
del qual faze mención Sant Jerónimo en el prólogo de la Biblia, loando
la su alta materia de fablar, el qual es llamado Titus Liuius. E plógonos
que lo tornasse en el linguaje de Castiella, el qual estaua en latín por
uocábulos ignotos e escuros. E después, por mandamiento del muy excelente
don Juan, rey de Francia, fue trasladado en francés. E este libro se parte
en tres décadas, e en cada una dellas son diez libros. Et tracta de las ba-tallas
e fechos de los romanos que acaecieron después que Eneas salió
de Tioya e vino en Ytalia, e casó coi1 Lauiiia, fija del rey de los Latinos,
et ouo batalla con Turno, rey de los rótulos e uenció Eneas la batalla e
murió ally. E después los de su linaje poblaron a Roma. E fasta en trecientos
años después cuenta por espeqial todas batallas se touo entre los romanos
en tiempo de los siete reys que primero ouyeron, los quales duraron fasta
Tarquinio el soberuio, que fue el postrimero rey que ouo en Roma, e fue
depuesto del señorío por la maldat qiie sil fijo Tarquinio Sesto fizo quando
for@ a Lucrecia, muger de Colatino. Otrosí, cuenta de las batallas que los
romanos, auiendo cónsules, ouieron con todos los vezinos e moradores de
Ytalia, así en Toscana, Napol, Lonbardía e Génoua e Seziella e otras muchas
prouincias e islas. Otrosí, después con los de Cartago e africanos, asy con
Hamílcar, enperador e caudiello de Cartago, commo con su fijo Haníbal en
Africa e en Ytalia. Otrosí, cuentan las batallas que los romanos ouieron
en las Españas, e commo morieron y los dos Scipiones, et commo después
los romanos conquistaron so su señorío la grant cibdad de Cartago, e uen-cieron
al grant poderoso rey Siphas, señor de los numidianos, e como pu-sieron
en el su señorío las Españas e las yslas de Sizilia e de Sardeña e
Mallorcas e todas las otras yslas que son entre Africa e Ytalia. Cuenta otrosy
las batallas e conquistas que los romanos ouieron con el rey Antíocho et con
Nabid, el tirano de Lacedemonia, e con las otras cibdades de Grecia, e cómmo
passaron en Asia e se apoderaron della e uencieron al gran príncipe Antíocho.
E commo todos estos grandes fechos acabaron con grande ordenanca e dis-ciplina
de cauallería que en cada uno dellos se touo e se guardó. Et por
ende, muy excelente príncipe, plogo a la uuestra real magestad que este libro
de Titus Liuius, do se ponen e muestran las ordenangas que los príncipes e
caualleros guardaron en sus batallas, el qual libro yazía ascondido, e nunca
iamás fue traydo nin leydo en los nuestros regnos, que sea traydo agora en
público, por que los príncipes e los caualleros que lo oyeren tomen buen
enxemplo e buena esperiencia e esfuerco en sy, catando quanto prouecho e
quanta onrra nage de la buena ordenanga e de la buena disciplina de la
cauallería e de la buena obedieng,ia en las batállas, e quanto estoruo e daño
e peligro viene al contrario. E el nuestro buen deseo del gouernamiento de
uuestros regnos e súbditos, e el amor puro et leal que uos auedes que la
uuestra cauallería sea onrrada e ordenada especialmente en el uuestro tiempo
vos puso honesta necessidat de me mandar trabaiar que este libro trasladase
de latín e francés en la lengua de Castiella, por que vos ouiésedes en la
uuestra corte e en el uuestro regno este libro. E por ende, señor, es a mí
muy necessario, commo uuestro muy humil natural súbdito, de lo fazer e
conplir, si lo sopiere fazer. E porné quanta diligencia pudiere por complir
mandamiento de la vuestra real maiestad, como naturalmente so tenido, e
especialmente por muy grandes beneficios e gracias e mercedes que della
receby, a la qual so obligado a reconowr como fechura a su criador, commo
la tierra a su formador, commo la mesa del metal al su aparador. Muy ex-celente
príncipe e mi soberano señor, España que es so el uuestro alto im-perio
del su primero conuento, usó armas e cauallería. E porque la su grant
ardideza, muy muchos e muy notables fechos se fizieron por los reys e prín-cipes
uuestros predecessores, los quales segunt falló escrito desde aquel rey
Alariquo fasta vos, an seydo reys en España setenta e ocho reys, entre los
quales fue Banba, el poderoso rey que en las entradas de Francia prendió
al rebelde Paulo, que era contra él muy apoderado, e lo fizo traer a la su
cibdat real, que es dicha Toledo, e ally fizo justicia dél. ¿Qué diremos del
saiiio rzy Recaredo, que la eresí de los arrianos, que duró cn España por
dozientos et treynta años, derraygó et unió la iglesia; del noble rey don Al-fonso,
del sancto rey don Alfonso el cathólico, del venturoso rey don Alfon-so
que ganó la ~ibdat real de Toledo? ¿Qué diremos daquel muy sancto e
muy caualleroso el rey don Fernando, que ganó a Seuilla e a Córdoba e la
frontera? ¿Qué diremos de aquel noble rey don Alfonso, vuestro visahuelo,
que vencib al rey Albuhacén, rey de allén mar, e al rey de Granada en el
campo de Tarifa? Otrosi non es de oluidar aquel cauallero bienauenturado,
esleydo e loado entre los fijos omes, rey don Enrique, vuestro ahuelo, que
con la su espada e buena ordenanca fizo fechos que non son oy fuera de la
memoria de los ümes. Otrosí, non es dubda, muy excelente e mi soberano
señor, que nuestro criador e del todo Dios poderoso, en el criamiento del
mundo, por nos dar enxenplo e ordenanca quiso tener e por diuersos tiempos
las cosas cri6 por orden, ca luego en el comienco crió el cielo e tierra; e en
los siete días difungió sus obras, dando a cada día su lugar. Así, de grado
en grado, todas las criaturas criándolas establesció, e por tal enxenplo nos
mostró tener ordenanqa, la qual deuemos tener e guardar en todas cosas,
especialmente en aquellas que son a defendimiento de la ley e a prouecho
del regno e a seruicio del principe e a defendimiento de la tierra e anpara-miento
de los cuerpos. Muy excelente e mui poderoso príncipe, palabra es
del filósopho en el su libro llamado Los posteriores, que todas las artes e las
depplinas, de qualquier cosa que sean, non pueden por otra manera ser
auidas sinon por espiriencia del tienpo pasado. Por ende, quien quisiere auer
e tener ordenanca de las armas e la desceplina de la caualleria, conuiene que
la aya e cobre vsándola e auiendo la espiriencia dello, o si esto por espirien-cia
non pudiere auer, conuiene e es necesario e onesto que lo aprenda le-yendo
íos ariiiguüs libros e csiüi-iris que los iiübk pihcipea e í-eya maíidavaii
fazer, por que fincasen en memoria para adelante para los que avían de
vsar las armas e la cauallería, por que fuesen mejor auisados, como aquellos
que auíen de sostener el espantoso cometimiento de las guerras e de las ba-tallas.
Ca como quier que en todas las cosas sea mucho loada la odrenanca
buena e prouechosa, mucho más es al fecho de las armas, ca naturalmente al
ome batallas e guerras son aborrecederas commo él codicie beur. Otrosí, cob-dicia
ser en libertat a él por Dios dada, e desea arredrar de sí seruidumbre
e todos los otros enpe~emientos,s obre lo qual nasce discordia entre los omes
por el peccado que el primero padre fizo contra Dios. E pues las discordias
e guerras son entre los omes e an de ser defendidas por armas, donde se
siguen muchos peligrosos casos e donde los príncipes, grandes e reyes non se
pudieron algunas vezes guardar, por ende es necesario lo más que ser pueda
tener en todo buena ordenanca, ca por fazer el contrario, muchas grandes
huestes leemos e aún viemos ser en muy grand peligro. E así, muy ex~elente
príncipe e mi rey e mi señor soberano, veyendo yo el vuestro sotil enjeno
e vuestro buen deseo e amor que avedes a la vuestra caualleria, e queredcs
que la vuestra corona real, siguiendo las pisadas de los notables vuestros
predecesores, sea guardada en honrra e en vitoria, plázevos que los vuestros
caua&ros e güci~rcrüs iciigaíi c amen e de~eCii C h i i aücr cii SUS fcch0S
cauallerosos buena ordenanca, e los que ouieron dende alguna espirencia que
la guarden, e los que no la alcancaron fasta aquí por no ser aún en tal edat,
qUe laap rrn&n psr !e !eyere!l el? las 2 f i t ioo-i ~-a-o e c t n r i a ~ ----a --- & 10s v i r t ~ n ~ ~ ~
e fuertes guerreros, de las quales estorias, segunt dicho es, este libro presente,
fecho por Titus Liuius lieua auantaja. E plega vos, muy excelente príng,ipe,
que este libro sea leydo delante de vuestra real majestat, por que lo oygan
los vuestros caualleros, e ayan trasladado dél, por quanto los hechos notables
que acaeswn e acacaescieron quanto más son publicados, tanto más son
loados e más aprouechosos.
En el escurialense G-1-1 se lee, a continuación del prólogo transcrito, el
índice de la primera Década (folios 2v-3v), e inmediatamente después el pre-
facio de Pierre de Berguire, que ocupa los folios 3v-4v. Este texto figura asimis-mo
en el códice G-1-12 de la misma Biblioteca 9:
Al príii9ipe c i i~iiu y aiia t;seien+i rey de Fran<;ia don juan, muy soberano
señor, frey Pedro Berceur, prior de sant Eloy de París, con toda omill reue-rencia
e subjepción se enclina. Asy es cierto, mi muy soberano señor, que
todos los altos prínpipes, exwlentes, commo son de más sotil c claro cngcñio
e de más noble e biua qualidat, así quiere ver e saber más de voluntad los
virtuosos fechos e las notables obras de los príncipes antiguos e los buenos
sesos e conqejos de las armas por los qitales ellnr cnnqiiirtsrnn en ntrnr tiem-pos
los regnos e tierra e poblaron e ganaron ynperios e señoríos e los funda-ron
e acrescentaron e defendieron e gouerrnaron e los mantouieron por mu-chas
sucesiones e por luenbos tiempos ellos e los que dellos descendieron, e
por ende, amaron esto saber, a fin que por semejante manera ellos puedan
los sus señoríos defender e gouerrnar e los estraños conquerir e poseer, en
manera que puedan grauar a sus enemigos e defender los sus súbditos e
ayudar a sus amigos. E por ende, pryn~ipee muy excelente, porque vos entre
todos los otros grandes príncipes del mundo auedes el engeñio e entendimien-to
sotil e muy noble, considerastes quel pueblo de Roma entre todos los otros
pueblos por virtudes de costumbres e por poderíos de obras e cauallerías,
troxieron e gouerrnaron sus compañas contra los estraños en sus conquistas
e inperios e rregnos e señoríos, por sy e por los suyos muy poderosamente,
así por esta guisa fueron ellos soberanos e más exqelenteb de todos, begund
que parece en esto. Ca ellos, al comienco de su población fueron vna sola
cibdat asaz pequeña e pobre, e sopieron tanto fazer por armas virtuosas e
por buen gouerrnamiento, con seso e sufriendo muchos trabajos, que ellos
conquistaron la redondeza del mundo, e por esta rrazón de los sus fechos
muy marauillosos pueden todos los príncipes tomar enxenplos notables de las
cosas susodichas. E por ende, muy soberano señor, vos me mandastes que las
tres décadas de Titus Liuius, en las quales son contenidas las ystorias de los
romanos, yo las trasladase de latyn en francés. E commo quier, señor, que la
muy alta manera de fablar los notables nonbres del latyn muy escuros de
que el dicho Titus Liuius vsó, sean de tal manera quel mi seso non alcance
para lo declarar, ca las sentencias suyas son en alguna parte truncadas, que
quiere dezir abreuiadas e atajadas e suspensiuas, que de vna razón en que
fabla, non se partiendo della, fablará en otra e otrosí son vnas palabras muy
obscuras e non conoscidas a los que leen las istorias, quanto al tiempo de
presente, enpero señor, por vos obedescer, pues sodes mi señor natural, e por
fazer prouecho comunai a toaos aqueiios que este íibro ieyeren e oyeren e
entendieren e trabajaren en ello, e así rogarán a Dios por vos todos aquellos
que aman el arte de la cauallería, para tomar enxenplo de las virtudes an-qianas,
quando vieren que por vuestra ordenanga, que sabedes el arte de la
cauallería, este libro que fasta oy jamás nunca fue tresladado e es alumbrado
e tantos nobles fechos commo en él se cuentan, son agora dichos e contados
e ~&i&s. E será, s&~?., q ~ ye^ qp-2 f.-mB.-, m 12 quinte & ~ i s
obras que yo he fecho desde mi mancebía en que yo so ocupado por fazer
9 De aquí lo transcribimos por considerarlo más correcto.
seruicio a Dios e prouecho al mundo, e por despertar e abiuar el mi engeño
perezoso. De las quales mis obras que yo he fecha, la primera es la Redub-ción
moral, la segunda, Repertorio moral, la tercera, Breuiario moral, la
quarta el Mapamundo e la discrición della; la quinta será esta obra, que es
la treslacción de Titus Liuius. E esta obra, que esta obra fizo, deuedes saber
que después que este libro treslado, fizo avn otro libro muy notable en la
teología, que es llamado el Diccionario. E otrosí deuedes saber que yo, frey
Pedro sobredicho, he fecho vn capítulo primero de los nonbres obscuros que
Titus Liuius, fablando en este libro de la materia de las armas segund los
vocablos de otras partidas, quando el caso lo requiere, vsa dezir algunas
palabras obscuras que han grandcs significaqioncs, las qualcs palabras non
son vsadas en la lenguaje nuestro por sus propio nonbres, que todas aquellas
cosas puedan significar, antes conviene por grandes declaraciones de dentro
dar a entender qué significan e qué quieren dezir aquellas palabras e voca-blos.
E así, porque conviene necesario muy a menudo nombrarlas e vsar de
tales palabras e vocablos en este libro, e sería muy luengo e muy enojoso
cada vez que el vocablo se dize poner y la declaración e su significación e
sería grant trabajo, e por ventura sería inposible de lo fazer commo tales
propios nombres non sean auidos en la lengua de Francia, e por tanto yo
vsaré e faré en cada lugar do acaescire estas palabras segund las pone Titus
Liuius por sus propios nombres, syn fazer y más declaraciones dellas. E por
quanto en este libro, después del proemio o prólogo, yo porrné vn capítulo
en que se nonbrarán todos estos vocablos por la orden del abec, declarando
la significación dellos, a fin que el leedor pueda ser aper~ebido e entender
estos vocablos, antes por que quando leyere adelante en el libro, sepa qué
quiere dezir e qué representa e significa cada palabra déstas.
Los folios 4v-7v del G-1-1 contienen el anunciado «Capítulo primero. De la
declaración de los vocábulos et palabras que Titus Liuius vsa en este libro et
an menester ser declaradas, porque el que leyere ésta lo meior entienda»,
capítulo que igualmente figura en el matritense 10.802, folios 3v-6v (((Declara-ción
de los vocablos et palabras que Titus Livius usa en este libro») y en el
escurialense G-1-12 («De la declaración de los vocablos e palabras que Titus
Livius usa en este libro, e an menester ser declaradas, porque el que leyere
esta obra lo mejor entienda))), de donde lo transcribimos a continuación, por
tratarse de un texto a nuestro juicio interesante:
Agüero e agüeros e auspicio. Estas son palabras que pertenesqen a adeui-nación
e para aquellos que vsaron adeuinar las cosas por venir, las quales
cosas catauan en los cantos e en el bolar e mouimiento de las aues. Destas
palabras vsa en este libro muy a menudo Titus Liuius, e los pone asy llanos
quando el caso viene. E deuedes saber que en el tiempo antiguo, antes que
la nuestra fe católica fuese, nin el conoscimiento de vn Dios verdadero, los
omes solían buscar e catar las voluntades de los dioses por los cantos de las
aves e por sus buelos e mouimientos, e fallauan algunas respuestas, e por
tanto tenían aquella estynencia en grant reuerencia, así que ningunos fechos
solepnes o públicos non los fazían fasta que primeramente, antes que ninguna
obra comengasen, ouiesen fechas tales consideraciones e apercebimientos por
agüeros. E por ende, los de Roma tenían sienpre vn oficio perpetuo en el
qual ponían e ordenauan vno de las más solepnes personas, que entre ellos
eran, que catase e adeuinase de ias sus aventuras por ia ciencia de ias aves;
a aquel que tenía aquel oficio era llamado agorero, e la consideraqión e obra
que dende venia era dicha agoramiento e agorerías. Este oficio e dignidad
m*., no*na+,.,. 0 .,,-.* -.o ,.,.-M,. ,...-.. 1-" ,.e:-:-- --u y u i y r r u v , u i i w i i riu uiiui, b v i i i i i i w riuii iuo v r r v o viiyivi..
Capítulo dos. Qué quiere dezir auspi~io, la qual palabra ha menester de
ser declarada por razón que1 que la leyere la mejor Atienda.
Auspiqin deiiedes saher qiie desta pnlahra agiiero derrendia otra qiie
dezían auspicio o cosa auspicada, ca vos fallaredes que muchas vezes es
dicha alguna cosa por las auspiciones de la cosa pública o del pueblo de
Roma o de vn señor tal, e esto non es más que dezir ventura o buenaventura
O buen comencamiento, e asy es llamada vna cosa auspicada quando alguna
cosa es establescida o comencada por la ventura de los dioses, primeramente
noteficada e mostrada e a p e r ~ b i d ap or la demostranca de las aves. Después
desto viene la otra palabra que dizen ynauguris, e esto es consagración o dedi-cación
a los dioses de algund lugar o de alguna persona por la solepnidat o
significación de las aves, ca quando algunos lug&es eran dedicados o consa-grados
a las cosas santas, asy commo do estauan lo tenplos de los dioses e do
estauan algunas cosas públicas, aí como el Cierco (sic) e el Comice e el Campo
Marcial e otros lugares semejantes déstos, eran llamados ynaguros, e así
agücramicntos e agüeros quieren dezir la ynquisiqión e demanda de la verdat
de cierta cosa que era por venir, preguntada e catada por la significación
de las aves. Agorero era el preste o persona perfecta que esto cataua, e
auspiqio era lo que dende recrescía e venía. Cosa espicada (sic) era la cosa
que antes catada, mostraua quál auía de seer, e cosa ynanguros era el lugar
o persona que a los dioses era consagrada o dedicada por sienpre; e por
ende, quando alguna palabra destas falláredes en este libro, acórrete deste
capítulo e porque aquí fallarás la significación della.
Después desto, fallarás en este libro otra palabra que dizen armadura
ligera, así commo dizen Scipión e Aníbal enbiauan adelante las armaduras
ligeras. E esto quiere dezir caualleros que eran ligeramente armados, commo
quier que fuesen ellos más mouedizos en el campo, e non así firmes; enpero
podían correr e epantar e acometer más que los otros quando tal caso viniese.
A éstos llamamos nos corredores.
Cosa pública o república quiere dezir el estado público o común de
todos, e es nombre general de todos estados e tierras, regnos, comarcas, cib-dades
e qualesquier otras comunidades de gentes, mas quando por especial
quieren fablar del estado de vna cibdat o de vn regno, entonce dize ome
la cosa de Roma o la cosa de Cartago, en lo qual dize la cosa pública.
Cauallero e caualgador han esta diferenqia entre los romanos e por la
manera de fablar en este libro, porque caualleros son aquellos que pelean
de vie e están demostrados e dotrinados en la arte de la cauallería. de los
quales eran todas las legiones de los romanos, por los quales los romanos
comunalmente fazían sus batallas, asy commo diríamos el día de oy siruientes
o brigantes, ca comunalmente los romanos peleauan más de buena voluntad
a pie que de a cauallo. Enpero, caualgador o caualgadores eran aquellos que
nos agora dezimos e llamamos omes de armas pillaroes, de los quales auía
sienpre comunal quantidat, que por doze de pie, auía vno armado e caualga-do,
e éstos non eran tanto por combatyr, commo por ronper la batalla de
Ivb enenligos O por los a l ~ a r i ~ üqur ü ndo foyesen, ca estauan a cauallo.
Comice o comices. Deuedes saber que los romanos mudauan cada año
sus maestrados e oficios públicos, asy commo cónsules e pretores e tribunos,
e esleyan otros nueuos; e aquel lugar o lugarcs dondc sc ayuntauan a fazer
estas elecciones eran llamados comices en singular, e el fecho e el estado de
las tales eleciones serán llamados comices, en plural. E así commo tú fallarás
miichas ve7es en este lihrn, faze mención de los comiqes consulares e preto-riales
o tribunales, que quiere dezir los lugares do tales oficios se ordenan
o dauan.
Cibdadano o cibdat donada deuedes saber que los romanos llamauan cih-dadanos
a todos aquellos que morauan en la cibdat, mas que los resqebían
por sus vezinos por sus buenos merescimientos e seruicios, otorgándoles los
preuilleios e libertades de los vezinos de Roma. Otrosí. ellos pagauan con
los de Roma en distribuciones e cargas e ayudas, segund la cibdat de Roma.
A estos tales llamauan cibdat donada, e ponemos enxenplo de tal cibdadano,
segúnd que Sant Pablo, el apóstol, que nasció en la cibdat de Tarso. en
Cecilia, e Ilamáauase cibdadano de Roma por quanto fue allá a morar.
Compañero generalmente tomado e conpañero del nonbre latyn e con-pañero
naual ay diferencia. E conpañero en general son todos aquellos que
están e biuen en tierra de Ytalia, e comunalmente todos aquellos e las le-giones
de los romanos son nombrados e contados por conpañeros del nonbre
latyno, que quiere dezir conpañeros de las gentes latynas. Otrosí, conpañero
naual son aquellos que nos llamamos marineros o nauchales, e son aquellos
que gouierrnan las galeas e las naos, e non son ordenados para conbatyr
nin pelear, saluo para nauegar e gouerrnar los nauíos.
Colonia romana es alguna villa que antyguamente fue fundada e poblada
de romanos, ca quando los romanos auían conquistados alguna tierra e ma-taran
los moradores de alguna buena cibdat o villa que estaua en alguna
comarca buena de aquella tierra, e ellos veyendo que la cibdat de Roma
estaua cargada de pueblo, partían las heredades e viñas e posesiones aquellos
que quisiesen yr morar e beuir a aquella cibdat o villa, e fazían estonce allí
vna villa nueua, e aquella era llamada colonia romana, e avn de tales lugares
de asy ponían sus gentes e se apoderauan de las comarcas en derredor, e
destas tales poblaciones auía en todas las tierras. E colonia que es ay cerca
el río del Rin, que es en Alemaña, fue asy edeficada por los romanos [e]
muchas otras buenas cibdades.
Concio es público parlamento, sermón que quando algund príncipe fazía
algund sermón o alguna lengua e público a los de su hueste por tirar miedo
o los mudar algund propósito, era dicho qué1 concionaua a ellos, que quiere
dezir que fablaua o predicaua a los suyos.
Cohorte es alguna qieita rota o conpaíía de gentes armadas, e por esto
dizen cohorte por conpañía de gentes de pie; e turma es dicha compañía de
gentes a cauallo, commo quier que muchas vezes se pone el vn nombre de
éstos por el otro.
Circo es vn lugar en Roma dedicado al común para fazer las cosas pú-blicas,
así commo juegos e fiestas solepnes, batallas priuadas de los duellos,
que quiere dezir de los que entrauan en campo vno por otro e justadores
e otras cosas.
Copia en general significan todas las cosas que pertenescen a las guerras,
así commo tiendas, pauellones, cauallos, carreras, armas, viratones, carguerías,
gentes e generalmente todas aquellas cosas que pertenescen a armas o hueste,
e avn a las vezes se toma por conpañas de guerra.
Curar los cuerpos es vna palabra que se vsa mucho a menudo por Titus
1 iriiiis en este lihro, ca quando el omne deuía yr a fazer su fecho syn sos-pecha,
el príncipe encomendaua a sus caualleros que curasen sus cuerpos,
que quiere dezir que pensasen de se ordenar así commo ordenar armas,
quando a lo que tanga a las sus personas, en guisa que a la ora que era
ordenada de partir para yr a la caualgada, non touiesen en qué se detener.
Clas. Algunas vezes fallarás qué1 faze mención de clas e del menguamien-to
de la luna. E deuedes saber que antyguamente, quando la luna fallescía
e venía enclipsi, las mugeres mocas corrían por la villa tañiendo bacines e
sonajas e faziendo grand roydo, así commo fazen por las curas tolhendas,
e les parescía que la luna, que estaua commo que muriese, resucitaua con
aquellos sones, e por ende llamauan aquella fiesta el clas de la luna.
Desfallescer los romanos o de los romanos que quiere dezir que dexa en
alguna parte sus carguerías e sus enpachamientos, quando vna cibdat que
era primeramente suya e de su obedenqia e aliailqa se partían dellas e torr-náuanse
sus enemigos: esto es dezir desfallescer a los romanos.
Deleyte quiere dezir elección de nueuos caualleros, ca quando acaescía
que los romanos querían cnbiar algunos caunlleros a conplimiento de alguna
hueste o fazer elección e esleer alguna nueua legión, fazían pregonar por la
qibdat de Roma quien quisiese ser escripto en la nómina de la cauallería de
Roma que diese por escripto su nonbre e su linaje: e los omes mangebos de
Roma, que estauan muy voluntariosos por ser dende adelante caualleros
romanos e auer los gajes e onrra, dauan sus nombres por escripto e el linaje
dónde venían, e estonce eran escogidos. E esta elección tal es llamada deleyte.
Diez omes o dos omes o tres omes, este es vn ofiPo fecho por acedente,
esto es, quando querían fazer algúnd fecho notable; e escogían diez omes
o dos o tres, a los quales dauan todo poder de gouerrnar aquel fecho do los
enbiauan, así comrno fizieron quando las leyes fueron traydas de Atenas, ca
estonce escogieron diez omes para las publicar e para las ayuntar en dos
tablas, e cada vno de aquellos diez omes era llamado diez omes, asy commo
en algunos lugares dizen veynte e quatro o seys de los que gouierrnan ia
cibdat.
Dineros en carretas era vna moneda de cobre que vsauan estonce en
Roma, que valía muchos dineros, e era la figura vna carreta, e otrob dizen
que la moneda era de cobre, e por su pesadura trayanla en carretas.
Dar senado, que quiere dezir dar día señalado de audiencia en el Senado,
abí LUIIIIIIU e> rr~o>iuiiibiaUcd>e dar a~dieíiqiaa !os kgados o cnbaxodores
que vienen de diuersas partidas.
Estiues. Saber (sic) que los romanos, quando estauan en la guerra auían
tres maneras de tiendas: las vnas eran llamadas estiues, e la otra estamines
(sic), e las otras invernales. Estiues son aquéllas do ellos estauan en el verano,
quando guerreauan e quando se mudauan de vn lugar a otro, e son llamadas
estiues por el tiempo del estiuo. Estatiues son llamados quando ellos estuan
quedos e tenfan cercado algún lugar. Ynuernales eran dichas quando el ynuer-no
venía e non podían andar por los campos, allegáuanse a los montes en
algunos lugares cerca las aguas que fuesen bien fuertes, por que los enemigos
non los podicscn acomctcr, c nlly ponían sus tiendas e allí morauan, ca nunca
entrauan en casas, mas sienpre, ynvierno e verano, estauan en el campo, por
que no se torrnasen deleytados.
Edile curile (sic). Este era vn grant ofiqio e de grant juredi~ión. Estos
tenían la carga del repartimiento de las gibdades e de los caminos públicos
e de fazer las prouisiones de pan e de vino e de otras viandas.
Enpachamientns son llamados en general así commo carretas cargas, así
commo muchas vezes dizen quando algúnd príncipe enbían delante sy, e dexa
en alguna parte sus carguerías e sus enpachamientos.
Enseñas son llamadas vanderas e pendones por las quales cada vno co-nosce
su batalla.
Expiar algúnd yerro es palabra de latyn que quiere dezir expiar, pulgar
e alinpiar e mundificar e apaziguar los dioses e satisfazerles a su voluntad.
Derramar los enemigos, que en latyn dizen «fundere hostes», que quiere
dezir fazer fuyr los enemigos, esto es quando era algúnd vencimiento do non
murían muchos, mas fuyan.
Fugitiuos e tránsfugas son aquellos que dexan su hueste e su partida e
se van a los otros e se torrnan enemigos a su partida e a los de su tierra;
e a estos tales, quando eran tomados, eran punidos commo traydores.
Faciones es dicha alguna alianqa aparte, fecha calladamente, así como
dizen conjuración, e conspiración e emaginación.
Fasces eran algunas señas, pendones o vanderas que los cónsules e los
enperadores solían fazer traer delante ellos en señal de enperial e de real
juredeción; mas de qué armas eran non lo sabemos.
Fqial, prestes e prebostes eran ciertos prestes commo abades, que espe-cialmente
eran ordenados para fazer e firmar las aliancas que1 pueblo romano
fazía, o algunas tierras o cibdades, e para fazer ciertos sacrefigios. E sy los
tales prestes non eran ay quando se fazían los sacrefidos e las solepnidades
a los dioses e alianqas, aquel pleito o aliancas eran tenidos por ningunos.
Astias son lancas e astias son ciertos omes caualleros, que trayan estas
astias layas, e éstos eran sienpre vna grand batalla en la hueste de los
romanos.
Astias mayores eran ciertos sacreficios que ellos fazían por algunas gran-des
aventuras, e estos sacreficios fazían de grandes animalias, así commo de
animal e de bueyes.
Ynterreyes era vn ofiqio que se fazía commo extraordinario, porque al-gunas
vezes acaescía que ellos non se podían avenir a fazer cónsules, que era
vna ordinaria e general dignidat, e avn estonc;c: se íazía algunas vezes algúnd
dictador que era llamado e avía grand poder que dé1 non podían apellar al
pueblo e de todos los otros podían; e este oficio de dictador no podía durar
más que medio año, e deste ofipio fazían sienpre vno.
Otro ofipio auía que dizcn maestro de los caualgadores, e alguna vez
exleyan ellos vn otro que llamauan ynterrey, que auía entre ellos todo poder
real; mas este non duraua más de por espacio de vn año, e éste auía nonbre
ynterrey, e el estado de la cosa pública auía nonbre ynterregna.
Juegos romanos eran llamados ciertos juegos que los pueblos de Roma
fazen de cada año en onrra de los dioses, e así enbiáuanlo ellos por espegial
e por razón de algunas victorias a Júpiter o a los otros dioses. e así era esto
vna grand solepnidat que fazían entonce.
Lechos e estrados deuedes saber que en aquel tiempo los romanos,
quando ellos querían fazer sus solepnidades e juegos a sus dioses, fazían
lechos e camas con sus estrados e bien onrrados con sus hazeruelos e
almohadas por medio de las carreras por onrra de sus dioses, así commo
fazen agora en Francia reynas de las donzellas en la pascua de la cinquasma.
Libro fatal o libro de Seuilla (sic). En Roma estauan ciertos libros,
desde el su comencamiento, los quales Seuilla, la profeta, auía traydo e los
dio al rey de Roma, que era entonce llamado Numa Pompilio, en los quales
libros eran escriptas las cosas que auían de venir del ynperio de Roma.
Otrosí, estauan y contenidos los sacrefigios que deuían fazer a los dioses,
quando algunas marauillosas cosas o acaescimientos venían, e estonce estauan
ordenados e establescidos ciertos omes sabidores a los guardar e catar
quando eran menester.
Lustro, lustrar. E deuedes saber que lustrar es una manera de sacrificio
o de purificación que los romanos fazían sobre el pueblo de cinco en cinco
años, quando el encencionario que ellos dezían e nonbrauan, e este enge-cionario,
que rescebía engienco, que es commo trebuto era commo thesorero
mayor, e rescebía encienco de cada vno, que era dicho commo pecho, e
después purificauan e espiauan con ciertos sacrificios el pueblo, los quales
eran para esto ordenados e estas tales solepnidades llamadas lustros.
Luengas naues eran llamadas las galeas e otra guisa las llaman naues
rostradas, porque tenían luengos picos e rostros en las proas.
Maestrado. Sabet que todos los oficios priuillejados eran llamados macs-trados
en general, así commo dezimos ynterrey, dictador, cónsul, prector,
cenqionario, tribuno, questor, edilo, e son nonbres de oficios.
Manpularios (sic) eran los que leuauan las vanderas e pendones.
Nouendial era vna solepnidat e vn sacreficio que duraua por iiueue
días, e esto se fazía quando cayan piedras del cielo, que apedreaua quando
Ilouía o algunas marauillosas cosas acaesqían, por paziguar los dioses e por
torrnar las aventuras a bien.
Padres. Sabed que en Roma auía dos maneras de gentes, nobles e non
nobles, que así como se contará en el primero de la primera década, commo
quier que Rómulos e sus conpañeros que poblaron en Roma, fueron de vna
condición, es a saber, pastor e pobre gente, enpero, sienpre esleyan Rómulos
alguna gente de los más suficientes, los quales él ordenaua que andudiesen
con él, e los tenía con sus grandes oficios, e aquéllos llamaua él padres, e
todos aquellos que déstos descendieron fueron llamados patricios, e estos
tales ouieron el Senado e la juredición, e fueron contados nobles a respecto
de los otros.
Pueblo c plcue auían esta diferencia, ca pueblo romano era todo, que
quiere dezir nobles, non nobles, e pleues eran solamente los baxos e los
pequeños e los comunes, e así los nobles eran llamados padres e patricios,
e los non nobles eran dichos pleues, qiie quiere de7ir gente del piiehlo,
e todo en vno el pueblo.
Plebosceta era llamado algúnd establesgimiento que el menudo pueblo
fazían en su corte por sus tribunos e por sus ediles e por sus maestrados,
ca este pueblo tenía su corte e sus juezes todo aparte por sí e a sus juezes
llamauan ellos tribunos plebeyos.
Pretorio era el lugar o la tienda o la silla do estaua el príncipe o el
enperador que gouerrnaua alguna hueste, e allí se librauan los derechos
e los juyzios que pertenescían a la hueste, e donde viene nonbre prector,
que era vn oficial que rendía razón de la justicia al pueblo.
Pretexua (sic) era vna manera de noble vestidura de las quales vsauan
entre los romanos aquellos que estauan ya costituydos en oficios e maestrados.
Prodegia es palabra de latyn, e quiere dezir algunas marauillas e aven-turas
que acaesqian contra el curso de la natura, que significaua alguna
grand aventura o batalla o fecho que auía de acaescer, así commo algunas
vezes acaesce que ome vee en el cielo dos soles, o que llueue sangre o
carnc o piedras gruesas o que vna vaca parió vn cauallo, e a estas cosas así
estrañas llaman podregia (sic), e los sacrefigios que los romanos fazíen a
sus dioses por enbargar que atales cosas se absoluiesen synon en bien, e eran
llamados procuramientos.
Pondo es vna manera de peso, asy commo dizen marco o quintal.
Cinco remes o cinco remos e tres remos eran algunos nauíos que órdenes
de remos e otras órdenes de remos para se guiar.
Rostros era vn lugar en Roma do otro tiempo ponían las delanteras de
las naos e galeas, que ellos ganauan en las guerras en señal de victoria,
e en aquel lugar o placa do estos rostros o delanteras de los nauíos estauan,
se fazían algunos fechos públicos.
Signa o señales comunalmente se toma por vanderas o pendones, e
anteseñales eran los caualleros que yuan delante por defender las vanderas
e los pendones.
Estaciones son llamados aquellos que guardan vn poco más lueñe de las
puertas que están sobre los campos por fazer el avanguardia, e avn los que
guardan sobre las puertas e sobre los muros.
Senado quiere dezir consejo e ayuntamiento de los senadores, en el qual
lugar se fazían los consejos e ordenanqas del pueblo de Roma.
Senado donado es dar audiengia en el Senado.
Senadoconsulto es algúnd estatuto e ordenanca fecha por mandamiento
del Senado.
Senador o senadores son aquellos que cran cxlcydos a tcncr el Senado
e a ordenar las cosas e a gouerrnar la cosa pública, e comunalmente
ninguno non era esleydo por senador que non ouiese gouerrnado O tenido
algúnd maestrado o algúnd oficio público primero.
Triumpho era vna grand onrra que se fazía a algúnd príncipe de los
de Roma quando torrnaua a Roma de alguna batalla donde 61 auía auido
muy noble vitoria, ca el pueblo lo bendezía al rescebimiento e le traya en
vn carro con nobles paños de oro e con cauallos blancos; e los nobles
omes qué1 traya presos, venían atados en deredor dél, e etrosí, los caualle-ros
e omes que auían seydo muy buenos en aquella batalla venían después
dél, caualleros en grandes cauallos, e tal oonrra como ésta era llamada
triumpho. La batalla de los caualleros que auían estado con él en la tal
batalla venían después dé1 muy alegremente e en grand ordenanca, todos
con coronas de laurel, él e ellos, en señal de la victoria que ouieran.
Toja (sic) era vna ropa onesta que vsauan los romanos en tiempo
de paz.
Tribuno de pueblo era cierto magisterio o maestrado que era de los
del pueblo e escogido por ellos, e esto era por ayudar e tener la partida
del pueblo contra los padres e contra el Senado, quando les fazían alguna
synrazón.
Tribunos de caualleros eran ciertos maestros ordenados en la guerra
por ordenar e mouer las legiones.
Virgen vestal era vna deesa a la qual siguen las vírgenes, las quales,
sy pecauan o fazían algúnd mal fccho, eran qucmadas, e estaua vn tenplo
a do sienpre tenían fuego, e asy por auentura aquel fuego se mataua, non
era buena señal, segúnd la opinión de los agoreros.
Volones era vna compaña de caualleros romanos que fueran en otro
tiempo sieruos, ca en otro tiempo, después que1 poderío fue perescido e
menguado en la batalla de Cannas, los romanos conpraron los sieruos e
fiziéronlos caualleros por mengua de otros. los quales se gouerrnaron así. e
fueron llamados bolones e eran muchas legiones.
Velices eran vnos caualleros en la hueste de los romanos que eran más
legiones que otros e trayan grandes lancas e acometieron a los elefantes,
que quiere dezir a los marfiles, e los matauan, e para esto eran ellos orde-nados
por la su ligereza.
Lógicamente, habrá que pensar que la versión contenida en los cuatro có-dices
anteriormente reseñados (escuriolense G-1-1 y matritenses, 12752, 10802
(KK-12) y 2252 (X-91), a los cuales hay que añadir el también mencionado
escurialense G-1-12, que aunque no trae el prefacio de López de Ayala, y sí
el de Berpire, ofrece un texto absolutamente idéntico) es la salida de la
pluma del célebre canciller, totalmente distinta de la que, conocida por varios
manuscritos y tres ediciones, estudiaremos a continuación, designándola con el
nombre de ((versión Conde de Benavente», la cual se caracteriza, no sólo por
ser menos apegada al original latino, sino por omitir o presentar resumidos
diversos pasajes de éste. De aceptarse nuestras conclusiones, resultaría que la
traducción auténtica del autor del Rimado de Palacio sigue inédita, desconocida
y confundida con otra que le es del todo ajena.
Como el presente trabajo se ha concebido como prólogo a nuestra traduc-ción
de los libros 111 y IV de la obra de Livio, insertaremos a continuación,
tomándolo del ejemplar matritense 12752, el capítulo primero del libro 111,
a fin de que pueda compararse su texto con el de los manuescritos y las edi-ciones,
también reproducido más adelante.
Capítulo primero. De contiendas que eran en Roma por la parti~ión
de las tierras e campos que auían ganado de los enemigos, e cómmo los
romanos vencieron a los eques e cómmo se pagó tributo a Roma para
las guerras, e quánta gente se falló en Roma por escripto.
Después que la cibdat de Ancia fue tomada por los romanos, Titus
Milius e Quintus Fabius fueron fechos cónsules. E este Quintus Fabius
auía fincado solo de la gente Fabia, que fue desbaratada e muerta en el río
de Cremene, commo suso es contado, e auía seido el dicho Emilius en su
primero consulado acuciador que diesen e partiesen los bienes e possessio-nes
ganados al pueblo, e por esto, en el segundo su consulado, aquellos
que los campos demandauan e aderescaron so esperanca de la ley agraria,
que eso mesmo dizía, e así los tribunos, pensando que por la ayuda del
dicho cónsul ellos podrían cobrar, es a saber, que los dichos campos e here-dades
se paitiesen, resgibieioil el ilegqio e coiiieiqaruri a demandar la cosa
que tantas vezes era ensayada; e el dicho cónsul estaua sienpre en su
primera sentencia. Los posesores de los campos públicos, segúnt partida de
los padres, veyéndose enojados e tractados por demandas e requestas de los
tribunos, e querellándose que1 príncipe de la cibdat, faziendo largueza de
lo ajeno, era tornado popular, e toda la enbidia e toda la malquerencia que
ellos avían contra los tribunos tornáronla contra el cónsul. e así auían
cruel debate. Enpero Fabius, por buen conseio, non queriendo ser enoioso
a la vna partida nin a la otra, ouo apaziguada la contienda, el qual dizía
que se podría bien partir al pueblo alguna partida del canpo que auían
ganado de los bosques el año antes, por la fortuna e capitanía de prados
e de marisma, e a esta conuenencia se podrían traer e ynstituyr vna colonia
romana, que es vna bastida e vezindat de gentes, e que así, sin fazer el
juyzio a los posesores susodichos, el pueblo iría en nueuas posesiones e la
pobre cibdat sería en paz. Esta sentencia fue a todos agradabIe, e por ende
fueron ordenados tres omes sabios para partir los campos, es a saber,
T. Quincius, A. Virginius, P. Furius, los quales an fecho luego pregonar por
todos aquellos que querrán auer de los campos de Ancia su parte, diesen
sus nombres por escripto. Mas así commo la cosa acostumbrada, el grande
abondamiento engendra enfastío e desdén, así que no dieron sus nombres, e
convino por complir aquesto, que quiere dezir por fazer el nombre dellos,
ayuntaron y de los bosques lauradores. E la otra muchedumbre del pueblo
quiso antes demandar a Roma el campo que otro para lo tomar, e los eques
demandaron paz a Quincius Fabius, que auía leuado vna hueste e n su
comarca, mas ellos fizieron atanto, que aquella paz fue vana, por quanto
ellos corrieron sin sospecha el campo latino. E así fuc qucl año siguicntc
Quintus Seruilius, que estonce fue cónsul con Espurius Postumus, fue en-biado
contra los eques, e puso sus tiendas en el campo llano; mas porque
en la su hueste ouo grant dolen~ia, fuele nepsario de buscar folganqa, e
por ende fue la batalla fasta el tercero año alongada. Estonce fueron cón-sules
creados Quintus Fabius e Titus Quincius. e fue al dicho Fabius dada e > ,
asignada exordinariamente la prouincia de los eques, por quanto él, así
commo vencedor, la auía dado paz, commo suso es dicho. El qual Fabius
se fue contra ellos, e le pareció ciertamente que la fama e la nombradía de
su nombre e de su linaje apaziguaría los eques. E por ende él enbió sus
mensaieros delante, así al ayuntamiento de los eques, e les mandó dezir
estas palauras: «Quincius Fabius uos faze saber qué1 es aquel que de Roma
trae la guerra a los eques con aquella mesma mano armada la qual él
vos estendió e mostró e dio el otro año apaziguada e llamó a los dioses
a testimonio que sean vengadores contra todos aquellos por cuyos perjuros
e deslealtades le a él conviene fazer guerra. Mas todavía, commo quier que
sea si los eques de su buena voluntat cscojen ellos por meior de se arrepentir
que sentir las sus armas enemigos, podrían ellos auer avn su seguro e prouar
su buena gracia, la qual cosa, si ellos non quisieren fazer, antes gozar de sus
menosprecios e perjuros, les enbiaua presentar batalla, más con los dioses
sañudos que con los enemigos. Estas cosas dichas, ensaliaron vn poco a
cada vno, en manera que por poco fue que los mensajeros de los romanos
non fueron mal traydos, e enbiaron su hueste contra los romanos en vn lugar
que dizen Algide. Mas quando estas cosas fueron contadas en Roma, la
saña de la cosa, más que el peligro fizo al otro cónsul otra hueste salir de
Roma, e se son las dos huestes de los dos cónsules ydas con buena ordenanca
de gentes contra los enemigos, a fin de luego pelear a batalla reglada. Mas
commo así fuese que estonce era commo contra la tarde, acaesció que el
vno de los eques enemigos que estaua en la guarda cridó e dio bozes delante
la huesta (sic) de los romanos, diziendo que este era oficio e manera de
romanos parleros, e parlar de batalla e non la dar. «Vosotros», dixo él, «or-denades
vuestra batalla quando es cerca de la noche. Cierto», dixo él, «más
luenga lumbrera vos sería menester a la noche, que auredes menester cras
de mañana a la batalla que vos es aparejada. El sol salido, por ende tornar
vos allá e non pongades dubda alguna que non vos darán la batalla.» Los
romanos caualleros mouidos e sañudos por estas palauras, tornáronse a sus
tiendas fasta otro día de mañana, e auía grant quexa de la noche que sería
luenga, que faría la batalla tardar, e así se estudieron en su real, e an sus
cuerpos descansados de sueño e de vianda. E otro día de mañana, quando el
sol esclaresgió fue la batalla mucho dura de vna parte e de otra, e muy
áperamente ferida, ca los romanos peleauan fuerte con yra e con saña, e los
eques eso mismo mouidos por la conosqencia que ellos auín, porque por su
culpa ellos estauan en aquel peligro. E otrosi, por la desperanqa que ellos
avín de fallar en el tiempo avenidero en los romanos cortesía nin fe. Estauan
esforcados para prouar las sus postrimeras fuerqas que podrían fazer e
acometer muy esforgadamente la fazienda; mas a la fin los eques nun puclie-ron
sostener la fuerca de los romanos, e fueron vencidos e desbaratados. E
quando ellos fueron en sus comarcas, la fiera muchedumbre dellos non se
inclinava por ninguna cosa a la paz, antes denostavan a sus capitanes por
cuanto les auían fecho ayuntar a batalla ordenada, dixiendo que en tal arte
de guerra los romanos eran todos maestros, e que los eques valían más para
correr e robar las comarcas, e que más derechamente se acaba vna guerra
de aquí e de allá por muchos encuentros que por la pesadumbre de toda
vna hueste ayuntada en vno para combatir. Estas cosas dichas, los eques
salieron e dexaron sus guardas conuenibles en sus tiendas e an acometido así
denodadamente las comarcas de los romanos, que el espanto dellos llegó
fasta Roma, e aquesto fizo allí más rebate e pauor, ca contra opinión de
los que dizían que los eques eran vencidos e auer tomado sus tiendas, avían
osado o osaron auer enpresa para correr e robar la tierra, de la qual cosa
ninguno non deue dubdar. E esto se tenía por verdat en Roma, porque las
gentes de las aldeas e villajes se fuyeron e se pusieron de dentro de las
puertas de Roma, diziendo que esto non era cierta manera de robar nin
avía allí pequeñas compañas de robadores, antes eran huestes e enemigos
de que y estauan e que mucho denodadamente corrían contra la cibdat. E
acres~ido aquel vano miedo e fue así que estas cosas non ciertas oydas e
contadas por la cibdat de los vnos a los otros, e el correr e las bozes
de aquellos que ruidauan a las armas, poco menos que las bozes e gritos
que dan quando vna cibdat es en priesa e desbaratada. Entonce acaesció
así que pur averitura Quincius Fabius, el cbnsul, se tornó a Roma, la qual
cosa fue grant remedio contra la buelta, e apaziguó aquel roydo e blasmó
e reprehendió los romanos donde ellos tenían los enemigos vencidos, e puso
buenas guardas e buenas establidas por mcdio dc las puertas. B luego llaiiió
al Senado de licencia de los padres, e él ordenó vacaciones que non se
oyesen ningunos pleitos en aquellos días, ca meior era catar a defender la
cibdat, e así son salidos de fuera por defender los términos de la tierra, e
dexó al prefecto por guardar la cibdat, qua avía nombre Quincius Seruilius;
mas él non falló cierto los enemigos en el campo, ca ellos eran ya tornados,
e el otro cónsul avía ya la fazienda noblemente acabado, ca él avía por
qual vía los enemigos se tornaron cargados de robos; e por ende, yendo
muy enpachados e cargados, los acometió muy brauamente, e tanto fizo,
que aquel robo les vino triste e mortal, ca pocos de los enemigos escaparon
de las celadas de los romanos e fue toda la presa recobrada. E el sobredicho
cónsul Quincius se tornó en la cibdat quatro días después dende partió, e así
los días de las vacaciones que ally avía ordenado para fazer derecho, que
por su partimiento eran ordenados, e dende adelante oyan sus pleitos e
fazían derecho a cada vno. Después destas cosas fue el pueblo de Roma
nombrado para pagar el cienso e el tributo e an seido fechos por el dicho
Quincius Fabius aquellos sacrefi~ios e solenidades que llaman lustros. E
fueron estonp fallados en Roma casas cabesceras de cibdadanos ciento e
quatro mil1 e dozientos e catorze, sin aquellas que estauan biudas. E quanto
al fecho de los eques, ninguna cosa que digna sea de memoria non fue fccho
más en aquel tiempo, ca ellos se pusieron en sus castillos e sufrieron que
les robasen e destruyesen la su tierra. Así que el cónsul, después desto que
él ouo estado por mucha vezes por 1s tierra de los enemigos corriendo e
gastando, se tornó a Roma leuando consiguo grant presa e grant loor.
B. Traducción «Conde de Benaventen
1. Los manuscritos
Madrid, Biblioteca Nacional. Reserva, 204. Códice del siglo xv, a dos co-lumnas.
Iniciales iluminadas. Títulos en tinta roja. Miniaturas en los márgenes
de1 folio Ir, que exhibe en su parte superior tres líneas de grandes letras gó-ticas,
a manera de título, a las que sigue una importante noticia, por la cual
venimos en conocimiento de la fecha en que se llevó a cabo la abreviación del
texto y del nombre del personaje -don Rodrigo Alfonso Pimentel, conde de
Benavente- que la realizó.
Aquí comiencan las tres décadas de Titus Libius primeras, que recuentan
e relatan las muy altas batallas, fechos e otras cosas que fezieron los romanos
desde la fundación de Roma, de que fueron fundadores Romulus e Remus.
E por quanto el actor e conponedor dellos cuenta todos los fechos por
estenso commo acaescieron, porque los que después venieren lo mejor puedan
entender, assí que ay en ellos muchas prolixidades a longura de escriptura.
El qual actor fue en el tienpo de las grandes batallas que ouo entre Jullio
Céssar e Ponpeo, e fue natural de la qibdat de Capua. E commo el noble
e científico cauallero don Rodrigo Alfonso Pimentel, conde de Benauente,
uiese el grand volumen de razones en estos libros contenidas, se trabajó
e aplicó a las acepillar e poner, non amenguando la sentencia e realidad
dellas, en la forma siguiente. La qual acopilagión él fizo e ordenó en el
año del naqimiento dcl nucstro Señor Icsu Christo de mil1 c quatrocientos
e treynta e nueue años, reynante en Castilla e en León el muy noble, sancto
e virtuoso rey don Iohan, nuestro señor, fijo del muy illustre rey don
Enrrique, de gloriosa memoria, que Dios aya, e la reyna doña María, su
muger, fija del noble rey don Ferrando de Aragón, infante de Castilla, e el
príncipe don Enrrique, su fijo primogénito heredero, e la princesa doña
Blanca, su muger, fija del rey don Iohan de Nauarra.
2. Las ediciones
1. Salamanca, s. i., [2." grupo gótico]. 1497, 15 de agosto
Folio. 212 hs. foliadas. Portada xilográfica, que representa al historiador
latino en actitud de escribir. Debajo, el título: Las decadas//de tito livio.
La hoja siguiente, fvlio ij, signatura a ij, principia por este epígrafe en lctra
roja en la primera columna: «Aqui comienca el primerllibro de la primera
decada deltito liuio. el qual fue en el tiemlpo de las grandes batallas q[ue]
jentre Julio cesar & Pompeyojfueron, ei quai fue naturai áejia ciudad dt:
padua./Capitulo .j. del prologo».-Capital encarnada, texto de negro: «SJ me
po[n]go/a escriluir las/cosas/por los romajnos fejchasjdesdel comie[n]/go
que/fue ro/ma fundada, yo no soy cierto si cosa co[n]ue-/nible fuera ... ».-
El texto acaba en el folio CCr, columnas a-b, con el capítulo XIII del libro X:
«Como los ethe-/os fueron de los romanos vencidos, & los/fijos & mugeres
vencidos: & la cibdad de/llos destruida».-El colofón se lee en la columna b,
línea 14: «DE0 GRACIAS./Las decadas de Tito Liuio Ympressas/en Sala-manca.
Año de nuestro saluador/Jesuxpo de mil1 & cccc.& xcvij.años.A=/ca-baronse
mediante dios lunes.XV.dias/del mes de Agosto».-Tabla.-Registro.-
((Declaraciones de algunos vojcablos q[ue] dudosos pareceran en esta obra.»
«Hermoso ejemplar y bellísima edición como todas las publicadas en
Salamanca en el siglo xv.. . Méndez sin duda no puedo ver esta edición,
pues se refiere a Foguet al describirla, y no sé de dónde sacó éste que el
título espresa estar romanzadas las Décadas por Pedro López de Ayala,
porque no encuentro en mi ejemplar, a pesar de no faltarle nada, mención
en parte alguna del nombre del intérprete ... Nic. Antonio en la Bibliot. vet.,
tomo 11, paginas 193 y 194, da positivamente como de Ayala la traduccih
impresa en Salamanca; sin embargo, no encuentro en ella la dedicatoria a
que alude Pérez Bayer en las notas l. El P. Sarmiento, en la pág. 324 de la
Historia de lu pofiiu, se conduele de que la versión de L6pez de Ayala
haya quedado inédita, lo que prueba haberle sido desconocida la impresa
en el siglo xv, que tanto Nic. Antonio, como Foguet, Clemencín y Brunet
fc a:ribüycn r ~ c i ! ~&&. "C"k' r-*+=A-A=W*" - ---j r ~ \ cin.tr~&&!pr ni -grtener gi
aserción, por carecer de datos, puedo asegurar que la presente traslación
nada tiene de común con la de fray Pedro de la Vega» (Salvá). «La com-pzracirín
de ~ s t a~ d i r i hco n los códices que contienen la traducción de
Ayala, prueba que es la misma, aunque muy retocada y modernizada en el
estilo» (Menéndez Pelayo). Esta afirmación, empero, no puede extenderse
a los manuscritos en conjunto, sino en todo caso a los que contienen la
versión abreviada, que, como hemos visto, no debe confundirse con la
legítima del canciller, como hizo el polígrafo santanderino al englobar el
matritense Bb. 49 (o sea el actual 12752) con los restantes códices.
1 Esto no es extraño, dado que la dedicatoria de Ayala, así como el prólogo del tra-traductor
francés s610 figuran en los códices que contienen la versión genuina del canciller.
2 Biblioteca, 11, p. 355.
Salvá, núm. 2785, pp. 428 129.- Menéndez Pelayo, Bibliografín, VII, nú-mero
VIII, pp. 51-52.-Id., Bibliofeca, 11, p. 356.-Hain-Copinger, 10 150.-
Haebler, 1, núm. 365, p. 171.-García Rojo, núm. 10150, p. 294.-Vindel,
-C-n--In..r wnn-r-n- ,n iím 85, p? 128-1 50, cnn reproducción de la portada y de los
folios 11 y CC1.-Goff, L-249.
11. Las decadasllde tito liuio
Folio. CXCV! hu. fo!iUdus [+ 1' s. r,umer'r, qcr fa!t2r? e! ~ ; m n n l o r
-J----r---
que describimos]. Letra gótica. A dos columnas. Iniciales grabadas.-Signs.: a8-
zS- (a 6- 2 6- z6(i ncompleto).
Port. grabada, con orla.-A la v.", estampa de la Crucifixión.-Texto.-Fo-lio
ijr, sig. aijr: «Aqui comienqa el primer/libro de la primera decada deltito
liuio: el qual fue en el tie[m]po de las gra[n]des batallas q[ue]/ entre Julio
cesar ¿k pompejyo fueron. Ei qjujai fue naturaijde ia giiidad cie PaÚua.»
Folio CXCVIv, sign. 2%: «aFue vista esta obra y aprobada por los/reue-re[
n]dos señores el lice[n]ciado Alo[n]so de/fue[n]tes thesorero d[e] la igle-sia
mayor d[e] Bur/gos:& p[ro]uisor en su obispado & Pedro Ferna[n]/dez
d[e] villegas arcediano de ~ u r ~ o s . / a F e n e ~laesn d ecadas de tito liuio Jmlpre-ssas
en Burgos por Andres de Bur/gos. Año de nuestro saluador Jesuxpo/de
mil y quinie[n]tos & cinco años.a.xxiiij./dias del mes de Mayo»./(Escudo
del impresor).-Sign. Y r: «Aqui comienqa la tabla dellas decadas de Tito liuio
Patauino pa-/dre de las romanas historias:& contiene/todos los libres (sic) &
capitulos por orden se/gun esta en la composicion.»
Madrid, Bibl. del Senado.
Norton, p. 64.
111. Toledo, luan de Villaquirán, 1516, 22 de marzo.
Las ciecadas j /de tito iivlo.
Folio. CLXXX hs. + 10 al fin, sin numerar. No hay reclamos ni registro.
A dos columnas. Letra gótica. Signs.: a'-z8.
Port. orlada, con un grabado que representa al autor sentado ante una mesa
y escribiendo. Debajo, el titulo transcrit0.-V. en b1.-Folio ijr, sign. aijr, co-lumna
a: «Aqui comie[n]ga el primer li/bro d[e] la primera decada de tito
liuio el quallfue en tiempo de las gra[n]des batallas qu/entre Julio cesar &
Pompeyo fuero[n] el qual/fue natural de la ciudad de Padua».-El texto com-prende
nueve libros.-Colofón: «Aqui se acaba las decadaslde tito livio nueua-me[
n]te empremidaslen la imperial ciudad de Toledo/por Iuan de Villaquiran
im/prenssor de libros. Aca/bose a veynte dosldias del mesjdz Marco A/ño/del
nascimiento de nuestro rejdemptor & saluador Je/su christo de mil1 &/qui-
nientos &/deziseys a/ños».-Folio CLXXXv: «Aqui comienqa la tabla dellas
decadas de Tito Liuio & contiene todos/los libros & capitulos por orden segun
estajen la composicion.» En el vuelto del último folio: ~DeclaraciTnl de
algunos/vocablos que dubdosos pareceran en/esta obra.»
Pérez Pastor, IT, núm. 74, p. 41.-Menéndez Pelayo, Bibliografía. VII,
núm. IX, p. 52.-Id., Biblioteca, 11, pp. 356-357.
Segíin anrinciamos en el Iiigar oportiino; y para facilitar la comparación de
los textos, reproducimos el del capítulo primero del libro 111 de la primera
Década, según el manuscrito Reserva 204 de la Biblioteca Nacional de Madrid,
con las variantes de los dos escurialenses 3, y a continuación el de la edición
incunable, en absoluto idénticas a las de 1505 y 1516;
R N. Do---.,- 3"6 Y. I\WUWI .U AV .
De las contiendas que eran en Roma sobre la diuissión de los canpos
ganados5, e commo fueron vencidos los aqueos & del número de gente
que se fa116 en Roma.
Después de tomada la cibdat de Ancia 6, fueron elegidos cónsules Titus
Emilius e Quincius Fabius, el qual auía solo quedado de la gente Fabiana,
muerta en el río de Cremene 8. Titus Emilius trabajaua que se repartiesen
los campos ganados al pueblo, el qual ya en otro primero consulado era
acuciador desto mesmo. Los padres e posseedores de los campos eran lo
enojados, deziendo que fasta aquí la conquista suya era contra los tribunos,
agora era contra el cónsul e tribunos, e l1 el príncipe de la cibdat era tornado
popular. Por ende, toda la malquerencia auida contra los tribunos fue contra
éste tornada. Quincius Fabius, el otro cónsul, non queriendo ser favorable
a ninguna de las partes, dixo que se bien podrían partir parte de aquellos
canpos al pueblo que el año pasado auían seydo ganados a 12 los volsques,
e que sin perjudicar a los posseedores 13 el pueblo avría possessiones en
paz. Esta sentencia a todos fue agradable, e por ende fueron elcgidos tres 14,
e fue pregonado que todos 15 aquellos que quessiesen aver de los canpos
J Siglas: E, (Escorial ti-1-10, Iolios 3Ur-4Lv); L, (bscoriai, G-1-11, iolios ZBr-J8r). Estos
manuscritos fueron descritos por Zarco Cuevas, 11, pp. 165-166.
4 soble, ms.
5 gmzgcr, ms.
6 Ancie El.
7 Milius El.
8 Cremener El.-del Tremene El.
Titus e Milius se trabajaron porque El
10 que poseedores eran de los canpos eran
11 om. El
'2 de E;, E:.
13 poseedores EJ
14 para partir los canpos El, El
15 a todos El
om. El
de Anpira su I h parte, se viniesen a escreuir. El grande l7 abondamicnto dcsta
cosa engendró menosprecio e fastidio, e assí fue esta quistión amatada. En
este tienpo, los eques demandaron paz, por quanto Quinqius Fabius era ydo
contra ellos con su hueste, la qual non le fue otorgada, por ellos aver corrido
los canpos latinos. Cónsules fueron criados passado el año, Quinqius
Fabius e Titus Quinqius. Estos dos cónsules leuaron sus huestes contra los
eques los quales assimesmo possieron su rreal cerca de los romanos, e commo
la batalla de los romanos fuese ordenada tarde, un capitán de los eques
contra ellos dixo que su condicidn dellos '9 era de onbres muy parleros, los
quales por la boca muestran sus fuerqas más que por los cuerpos, e porque z0
la noche departiese 21 las batallas, esperavan que se non comencasenu a
conbatir fasta la tarde 2. Los romanos por estas palabras inclinados dexaron
la batalla fasta otro día, e con deseo" de vengar aquella injuria, aquella
noche fue a ellos más crecida de las otrasB. E luego por la mañana fue
comencada muy cruel batalla entre ellos, de la qual fueron los romanos
vendedores. Pero los eques, aunque venqidos, non fueron domados a de-mandar
paz, antes se quexaron de sus capitanes, deziendo que non devían
ellos conbatirse con los romanos en batalla en la qual eran muy enseñados,
ca a ellos mejor era fazer guerraz6 corriendo e robando las comarcas por
partes. Los eques, no quebrantados por la venqida batalla, levaron27 sus
huestesB por los canpos romanos robando e destruyendo aquéllos, de que
grand temor vino a Roma. Quincius Fabius, uno de los cónsules, buelto
a Roma, siguió contra29 los enemigos, los quales alcanpr no pudo; pero
el otro cónsul, sabido la entrada de los enemigos en los términos de Roma,
les salió al encuentro, a los quales, cargados de robos, comertió, e vencedor,
la mayor parte dellos mató", en manera que muy pocos dellos 31 bolvieron
a sus tierras. Después desto, los cónsules de Roma tornados a fechos sus
sacrificios e solepnidades, llamadas lustros 32, fue nonbrado el pueblo romano
para pagar el tributo, e fueron falladas en Roma casas cabeceras de qibda-danos
ciento e quatro mil1 e dozientas e catorze, sin las biudas. La tierra
de los eques por los romanos muchas vezes fue robada e trayda 33 della
gran El
en Roma el año pasado El
om. E, y E2
fechos, ca porque El y Ei
departiesen E2
comeyase E,
bien tarde El
el deseo El
a ellos parecida mayor de las otras El y E:
ca mejor era a ellos fa7er guerra
llegaron Er
llevaron sus batallas de gentes Et
om. El
e venció la mayor parte dellos e mató
om. E2
lustres El y E2
traydo E,
grandes despojos a Roma, lo qual por ellos fue sufrido sin fazer ayuntamiento
de gente.
Edicion incunable
Capitulo j. de las contiendas que eran en Roma sobre la diuision de los
campos ganados. E como fueron vencidos los esques & del número de
gente que se fa116 en Roma.
Después de tomada la cibdad de Ancia, fueron elegidos consules Tito
Emilio & Quincio Fabio, el qual auía solo quedado de la gente Fabiana
muerta en el rio de Cremene. Tito Emilio trabajaua que se repartiesen los
campos ganados al pueblo, el qual ya en otro primero consulado era acu-ciador
desto mesmo. Los padres & poseedores de los campos eran enojados
diziendo que fasta aquí la conquista suya era contra los tribunos; agora
era contra el cónsul & tribunos, e el príncipe de la cibdad era tornado
popular. Por ende, toda la malquerencia auida contra los tribunos fue contra
éste tornada. Quincio Fabio, el otro cónsul, no queriendo ser fauorable a
ninguna de las partes, dixo que se bien podrían partir parte de aquellos
campos al pueblo que el año pasado auían sido ganados de los bolsques,
e que sin perjudicar a los possessores, el pueblo auía possessiones en paz.
E esta sentencia a todos fue agradable, e por ende fueron elegidos tres
para partir los campos, e fue pregonado que todos aquellos que fuessen
auer de los campos de Ancia su parte, se viniesen a escriuir. El gran
abondamiento desta cosa engendro menosprecio e fastidio, e assí fue esta
questión amatada. E en este tiempo los esques demandaron paz, por quanto
Quincio Fabio era ydo contra ellos con su hueste, la qual no les fue otorgada
por ellos auer corrido los campos latinos. Cónsules fueron criados passado
el año Quincio Fabio e Tito Quincio. Estos dos cónsules leuaron sus huestes
contra los esques, los quales assimesmo pusieron su real cerca de los romanos,
e como la batalla de los romanos fuesse ordenada tiro vn capitán de los
esques contra ellos dixo que su condición era de hombres muy parleros, los
quales por la boca muestran sus fuercas más que por los fechos, ca porque
la nuche departiebber~ lab batallas, espeiauan que se non comenqasscn a
conbatir fasta bien tarde. Los romanos, por estas palabras inclinados, dexaron
la batalla fasta otro día, y con deseo de vengar aquella injuria, aquella noche
fuc a ellos parescida mayor de las otras. E lucgo por la mañana fue muy
cruel batalla comencada entre ellos, de la qual fueron los romanos vence-dores
pero los esques, avnque vencidos, no fueron domados a demandar
paz, antes se quexauan de sus capitanes diziendo que no deuían ellos
conbatirse con los romanos en batalla en la qual eran muy enseñados, ca
ellos mejor era fazer guerra corriendo e robando las comarcas por diuersas
partes. Los esques, no quebrantados por la vencida batalla, lleuaron sus
huestes por los campos romanos robando e destruyendo aquéllos, de que
grand temor vino a Roma. Quincio Fabio, vno de los cónsules, buelto a
Roma, siguió contra los enemigos, los quales alcancar no pudo: pero el otro
cónsul, sabido la entrada de los enemigos en los términos de Roma, les
salió al encuentro, a los quales cargados de robos cometió, e vencedor, la
mayor parte dellos mató, en manera que muy pocos boluieron a sus tierras.
Después desto, los cónsules a Roma tornados a fechos sus sacrificios e
solenidades, llamadas liestres (sic), fue contado el pueblo romano para
pagar el tributo, e fueron falladas en Roma casas cabeceras de cibdadanos
cient iiii mil1 ccxiiij, sin las biudas. La tierra de los esques por los romanos
muchas vezes fue robada, e trayda della grandes despojos a Roma, lo qual
por ellos fue sofrido sin fazer ayuntamiento de gente.
C. Traducción de fray Pedro de La Vega
Menéndez Pelayo, al tratar en su Historia de los heferodoxos españoles, de
Francisco de Encinas, traductor del Compendio del historiador latino Floro, y
adicionador de la versión de Livio, obra de fray Pedro de la Vega, aseveró
que ésta «había sido impresa la primera vez en Zaragoza por Jorge Coci, en
1 5 0 9 ~l . No nos detendremos a demostrar l o er róneo d c csta afirmación del
ilustre polígrafo, pues ya lo hizo con buenos argumentos Sánchez en su Biblio-grafía
aragonesa del siglo XVI 2. Tan sólo debemos observar que este autor,
con fundamento en las palabras «ahora nuevamente traducida)), que constan en
la portada de la edición de 1520, que describimos a continuación, cree en la
existencia de otra anterior de la misma versión, aunque confiesa serle imposi-ble
determinar a ciencia cierta cuándo se hizo. Nuestra opinión es que tal
edición nunca existió y que las referidas palabras aluden a la versión abreviada,
tres veces cuando menos divulgada por medio de la imprenta.
La edición a que acabamos de aludir «del Tito Livio fiel, directo y concien-zudo
de Fr. Pedro de la Vega. .. vino a desterrar la de Ayala 3, sumamente
apreciable, sin embargo, por la fecha en que se hizo y por el interés que pre-senta
como monumento filológico del siglo XIV ', salió en 1520 de las prensas
zaragozanas de Jorge Coci ':
1 Pág. 241 de la primera edición. La misma noticia se lee en la Biblioteca, 11,
PP. 27-28.
2 1, núm. 33, pp. 67-68.
3 Léase la compilada o abreviada por iniciativn de1 Ponde de Renavente.
4 Menéndez Pelayo, Biblioteca, 11, p. 357.
3 Sobre el traductor, nacido en un pueblo de las montañas de Burgos, moiiie jei.0-
nimiano, ptior de los monasterios de Santa Engracia y Villaviciosa, general de su Orden
en 1537, y fallecido el 19 de septiembre de 1541, véanse el lugar de Sánchez, antes
alegado, donde reproduce las noticias que sobre su compañero de hábito traen fray José
de Sigüenza, en la Tercera parte de la historia de su Orden, y fray León Benito Martón,
en la Historia del subterráneo santuario, hoy real monasterio de Santa Engracia de Za-
(Gran escudo de armas imperiales, tirado erz rlegr o, rojo, arnarillo y verde.)
//Conpreuilegio.//Las quatorze decadas de Tito Li//uio Hystoriador de los
Romanos: trasladadas agora nueuamente de la//tin en nuestra le[n]gua Cas-tellana.
La primera: tercera y quarta enteras se//gun en latin se hallarn]:
y las otras onze segu[n] la abreuiaciorn] de Lucio floro.
Folio. 4 hs. sin numerar + 534 foliadas. Letra gótica de varios tamaños.
A línea tirada. Capitales grabadas en madera. Grabados xilográficos. Apostilla-
Portada descrita.-A la vuelta, grabado que representa a un rey sentado en el
Portada descrita.-A la vuelta, grabado que representa a un rey sentado
en el trono y rodeado de varios personajes a quien el autor presenta su libro.-
Folio + +ijr: « a ~ ~ i s t oall am uy alto e inuictissimo Cesar don Carlos rey/de
España e de las dos Sicilias, &c.Electo emperador:dirigi-/gida por fray Pedro
de la Uega: sobre la nueua translacion/del latin en romance de las Decadas
del clarissimo orador Tito Liuio hystoriador de los Romanos.
El p[ro]feta Daniel (Cesar muy poderoso) declara[n]do al rey Na-buchodonosor
la visió[n] de la gra[n]de estatua q[ue] viera entre sueños,
q[ue] tenía la cabeca de oro y el pecho y bracos de plata, el vie[n]tre e
muslos de cobre e las piernas de hierro, le dixo cómo hauía visto los qua-tro
p[r]incipados o imperios mayores del mu[n]do, significados por las
q[u]atro differe[n]cias de metales, de q[ue] era co[m]puesta aq[ue]lla
figura terrible q[ue] le hauia aparecido dormie[n]do. El p[r]imero imperio
fue el de los Caldeos, y éste fue señalado por la cabeqa de oro q[ue]
tenia la ymage[n], por las gra[n]des riq[ue]zas q[ue] Nabuchodonosor
hauia ayu[n]tado en Babilonia de todos los reynos q[ue] hauia co[n]quista-do.
El segu[n]do fue el d[e] los Medos e Persas, y este se figuraua en el
pecho e bracos de plata, por[ue] mucho se diero[n] los Persianos al estudio
d[e] la sabiduria, q[ue] por la claridad d[e] la plata es significada. El
tercero fue el d[e] los Griegos, y este se ente[n]dia por el vie[n]tre de
cobre, por el sonido gra[n]de d[e] la greciana eloqu[n]cia, ca el cobre es
entre todos los otros metales más sonable. El q[u]arto e vltirno imperio es
el de los Romanos, y este fue significado por las piernas de hierro. E pone
el profeta la causa: porq[ue] este imperio fue señalado por el hierro, diziendo
qCue1 assí como el hierro doma todos los otros metales, ansí el imperio
de los Romanos domo e sojuzgo todos los otros reynos e p[r]incipados ya
dichos, pues q[u]ando este imperio estaua en su mayor fuerca, y el imp[er]a-dor
[d]e los Romanos en pacifica paz se enseñoreaua del mu[n]do, vino el
dador [d]e la paz eterna Jesu Christo, n[uest]ro Señor al mu[n]do, por e1
misterio sacratissimo de su santa encarnacio[n] e fundó el reyno p[er]du-rable
de su yglesia en el imperio romano; y despues, qua[n]do a su inco[m]-
prehe[n]sible magestad plugo de traher al conoscimie[n]to de la verdad
ragoza; Manuel Martínez Añíbarro y Rives, Intento de un diccionario biográfico y biblio-gráfico
de escritores de la provincia de Burgos (Madrid, 188Y), pp. 143-151, y Eloy García
de Quevedo, De bibliografía burgalesa (Disquisiciones y apuntes) (Burgos, 1941),
PP. 272-274.
6 «En el cap. ijn. Nota marginal.
catholica e alumbrar co[n] lu[nilbre de fe a los gouernadores deste im-perio,
el glorioso Consta[n]tino q[ue] fue el p[r]imero ernp[er]ador q[ue]
merescio ser co[n]sagrado e lauado co[n] el santo baptismo, establecio e
ordena que la ciudad q[ue] era cabqa del mu[n]do, porq[ue] allí presidia
el senado romano, fuesse donde adela[n]te lugar adonde presidiese el prin-cipe
y senado de la yglesia, tra[n]slada[n]do los senadores co[n] la silla
del imp[er]iro a la ciudad de Consta[n]tinopla. E siq[u]iera los emp[er]a-dores
haya[n] residido en Grecia, o esta dignidad imperial haya sido por
algu[n] interna110 de tiempo con[n]cedida a la casa de Fra[n]cia, o traspassa-da
en Alemania, sie[m]pre los q[ue] son electos se llama[n] reyes y em-p[
er]adores d[e] los Romanos, como se prueua hoy dia por la elecion
q[ue] de v[uest]ra C.M. se hizo el año passado por los muy ilustres p[r]in-cipes
electores del sacro romano imperio en la ciudad de Fra[n]ckfort en
Allemania. Pues muy gra[n] solicitud e cuydado deue[n] tener los q[ue]
succede[n] en el imperio d[e] los Romanos en saber sus leyes, costu[m]-
bres, derechos e toda la otra manera honesta e ymitable q[ue] tuuiero[n] e
guardaro[n] en el regimi[n]to de su republica. Estas otras cosas por cierto
(entre los otros autores) hizo p[er]petuas el claro historiador e orador
eloque[n]te Tito Liuio paduano, en las q[u]atorze décadas q[ue] escriuio
d[e] los gra[n]des hechos d[e] los Romanos. E sin duda el q[ue] con
ate[n]cion en estas decadas leyere, hallara q[ue] ta[n]to respIa[n]decio en
el pueblo romano la justicia co[n] las otras virtudes a ella co[n]nexas, q[ue]
no sin causa meresciero[n] (segu[n] la presente justicia) ser señores del
mu[n]do. Sólo el culto e seruicio de los ydolos, q[ue] era ento[n]ces vniuer-sal
error en todas las ge[n]tes, excepto, no hallara el cristiano lector en estas
historias muchas cosas q[ue] offenda[n] su ente[n]dimie[n]to, mas antes, si
bien notare los exe[m]plos en ellas escriptos, hallara q[ue] reprehelnlder
en las vidas e costu[m]bres de todos los estados deste n[uest]ro tie[m]po.
¿Qua[n]do los perjurios, blasphemias, homicidios, maleficios, sacrilegios, in-cestos,
adulterios, hurtos, trahiciones fuero[n] tan bie[n] castigados como en
la republica de los Romanos? ¿Porqué los Tarquinos perdiero[n] al reyno e
murieron desterrados y el nombre real fue odioso e quitado perpetuame[n]te
de su imperio, sino en pena del adulterio? ¿O porqué cessó el mando e
regimiento de los diez varones, sino par castigar el estupro e las injusticias
e las fuercas hechas co[n]tra los pequeños? ¿Porqué los padres siendo cón-sules
e capitanes ma[n]daro[n] hazer justicia de sus p[ro]pios hijos, sino
por desterrar e ap[ar]tar de la república romana toda co[n]juracio[n] e
toda desobedie[n]cia? Hauie[n]dose pues de comunicar estos exe[m]plos
ta[n] notables escriptos en las historias romanas a la ge[n]te de España
en su lengua materna, ¿a quién más justame[n]te se podían dirigir, o debaxo
de q[ué] protection e amparo podian salir en placa más al seguro, q[ue]
sonando e halla[n]dose en su principio escripto el felicissimo no[m]bre
del n[uest]ro Cqar augusto, pues q[ue] es emp[er]ador electo de los Ro-
7 Dizese Consta[n]tino ser el p[r]imero emperador q[ue] fue baptizado, porq[ue]
avnq[ue] antes lo fuero[n] los emp[er]adores Philippos, padre e. hija, estos no pudie-ro[
n] ensalqar la fe e ygl[es]ia, porq[ue] fueron muertos por Decio, q[ue] sucedio
en el imperio. Id.
manos y rey de los españoles. en cuya vulgar habla de Latín son translada-dos?
E si era ta[n]ta la virtud e fuerca del imperio romano, ¿q[u]ién dubda
q[ue] el no[m]bre del n[uest]ro Cesar y Rey, escripto en el principio deste
libro, no espante e cierre las bocas de los maldizientes e murmuradores e
tan amigos de sí mesmos e de su propio parecer, q[ue] no puedern] alabar
ni ver sino lo q[ue] ellos hazen? Desterrada, pues, agora toda inuidia de las
otras naciones e gentes, ninguno d[e] los emp[er]adores passados q[ue]
en Grecia, Fralnlcia e Allemenia ha[n] regido el imperio, pudo mas gl[or]io-same[
n]te gozar del no[m]bre cesareo e augusto q[ue] el nuestro don
Carlos, ca si los emp[er]adores p[r]imeros romanos no creyeron q[ue]
podia[n] ser sefíores del mu[n]do no posseye[ri]clu p[r]iiiieru a Espafia,
como lo dize este nuestro autor Liuio 8, solo el, pues, se yguala en esto co[n]
ellos, e ahun excede al titulo dellos, porq[ue] los Romanos no tenia[n] mas
derecho en España dc qua[n]to por fucrcn de nrmos podian ganar, mas el
n[uest]ro emp[er]ador es poseedor justo, pues succede y hereda a los catho-licos
e verdaderos reyes que en ella nascieron, e si los emp[er]adores
christianos se adorna[n] y precian de los reno[m]bres de los Romanos, no
es razón q[ue] padesca[n] ignorancia de sus esclarecidas hazañas, por las
quales fuerorn] llamados padres de la patria, grandes, Césares, Augustos, &c.
E p[ar]a esto el discreto y experto maestro en el arte de imprimir, George
Coci, alemán de nación e morador en la ciudad de Caragoca, puso su industria
e diligencia en comunicar a los naturales de España las historias romanas
de Tito Liuio, por que con su rey y emp[er]ador vean e lean las cosas
q[ue] aq[ue]llos hiziero[n], e ta[m]bién los españoles9 podra[n] saber
q[ue] obras sus antecessores sie[n]do varones fortissimos e muy señalados
en armas hizieron en fauor de los Romanos e contra ellos, la diuision o re-partimie[
n]to d[e] las Españas, el imperio alle[n]de e aque[n]de de Ebro,
los no[m]bres d[e] las prouinvias e ciudades, las co[n]diciones e fuercas
de las ge[n]tes e moradores dellas. Mas el nuestro gra[n] Cesar leera en
q[ue] manera el emperador se ha de regir y gubernar su republica, assi en
tie[m]po de paz como de guerra, e cómo, a exe[m]plo d[e] los Romanos
ha de p[er]donar a los ve[n]cidos e quebra[n]tados, dar fauor a los peque-ños,
defender a los pupillos, resistir a los soberuios, vengar la fuerca hecha
a las mugeres, desterrar las trahiciones, penar los homicidios, hazer los cami-nos
seguros de ladrones e castigar todo; los vicios, ser amigo de la religion,
deuoto a los templos, firme en el jurarne[n]to a palabra raal, dulce y affable
a los suyos, terrible a los malos, fauorecedor de los buenos, premiador de
los que pone[n] sus fuercas por defensión de su ley, rey e patria, porque
acabado el imperio del desíierio piesente ~neiezca ser rey para sicmprc cn cl
reyno de los reynos, adonde reyna y es emperador el rey de los reyes Jesu
Cristo, nuestro señor, amén. Escripta en la ciudad cesarea de Caragoca, en
el inonesterio de Ia gloriosa VirgcCn] c Martir Santa Engrncin, a vj de mayo,
año de mil quinientos e veynte.
8 «En la tercera década, li[bro] viij, ca[pítulo] vj*. Id.
9 «En la t[er]cera década y en las otras siguientes si (sic) trata[n] las cosas de
España*. Id.
Folio +iijr: « a ~ ealuc tor, titulo, y vtilidad del libros 'O:
Qua[n]to a lo q[ue] toca a la eloque[n]cia del auctor e grauedad de
sus sente[n]cias e verdad de su escriptura, con solo el testimonio q[ue] da
del el glorioso e bienauelnjturado padre Sant Hieronymo en la ep[isto]la
q[ue] escriuio al sancto varo[n] Paulino nos deuemos co[n]tentar, en la
&al dize: Leemos q[ue] muchos nobles vinieroln] de las postrimeras partes
de España e Fra[n]cia a Roma por ver a Tito Liuio, q[ue] era fue[n]te
muy dulce de eloque[n]cia, e los q[ue] Roma no hauia podido traher p[ar]a
contemplar e mirar su gra[n]deza la fama de un solo hombre los traxo.
Tuuo aq[uc]lla cdad cn csto vn miraglo nu[n]ca oydo c digno dc ser
celebrado por todos los siglos: q[ue] entra[n]do los estra[n]geros en vna
ciudad tan gra[n]de. no queria[n] ver la ciudad, mas al que[e] en ella estaua.
E llamo Tito Liuio a esta su obra decadas, porq[ue] cada vna dellas co[n]-
tiene diez libros: ca este nombre griego decados o decas tanto quiere dezir
en n[uest]ra lengua como numero de diez, e por ser estos libros gra[n]des
hanse diuidido por cap[itu]los. QuaCnI bueno aya sido el zelo e fin deste
varo[n] eloque[n]te en el escreuir destas hystorias demuestralo en el p[r]in-cipio
de la obra en su prologo dizie[n]do: «La cosa mas fructifera e p[ro]-
u&hosa 11 q[ue] del conoscimiento e noticia desta escriptura puedes sacar, es
q[ue] mira[n]do la doctrina y enseñamie[n]tos de exe[m]plos puestos en - .
illustre memoria, te amonestan lo q[ue] has de tomar para ti e para tu
republicau. E si el fin deste illustre varo[n] en esta su obra fue el prouecho
e auiso de los q[ueJ tiene[n] el regimie[n]to de la republica, e para esto
les pone los exe[m]plos notables e marauillosa doctrina de q[ue] los Ro-manos
vsaron assi en tie[m]po de paz como de guerra, no es razo[n] q[ue]
los tales tenga[n] ignora[n]cia de tan buena doctrina, pues q[ue] para su
p[ro]uecho fue escripta. No se hallara reyno, prouincia, ciudad o casa onde
algunos esca[n]dalos, turbaciones o alborotos nazcan q[ue] en estas hysto-rias
no se halle[n] cxc[m]plos p[ar]a remediar e pacificar a q[ue]llas. Si
los capitanes desseafn] saber la manera como ha[n] de tener p[ar]a poner
las celadas y guardarse d[e]llas; como han de esforcar a los suyos y hazerlos
tornar qua[n]do buelue[n] las espaldas, lean en estas hystorias. Aqui halla-ra[
n] los caualleros la disciplina e arte militar, la fuerca e virtud del jura-me[
n]to, el premio e galardon de los esforcados y el abatimie[n]to e me[n]-
gua de los couardes. E ahun los de pie podralnl saber cómo se puedernl
hazer señalados por armas e subir a la dignidad venerable de la caualleria
e hazerse dignos de los orname[n]tos militares, e ta[m]bien los casados se
puede[n] auisar en el gouierno de sus casas, e cómo se han de regir en las
diuisiones domesticas q[ue] cada dia nascen entrellos y sus hijos e familias.
E finalme[n]te todos aq[ue]llos q[ue] se deleytan en leer las gra[n]des e
muy verdaderas hazañas q[ue] fueron hechas en el mu[n]do por armas,
abracen este libro y desechen los falsos e fingidos de q[ue] hay gra[n]dc
copia en estos nuestros tie[m]pos, pues es cierto que la lecion dellos ni
puede aprouechar para saber alcangar honrra en el mu[n]do, ni salud para
el anima.
'0 *El titulo del libro*. Id.
1' «El prouecho q[uel se puede sacar de la leci6[n] destas historias,. Id.
Folio +iijv: «aNotable p[ar]a ente[n]der las cosas q[ue] se escriue[n]
en las hystorias d[e]/los Romanos e de los otros gentiles q[ue] paresce[n]
ser miraglosas: en fauor de sus dioses».-Folio iiijr-u: <<En esta tabia se ponen
algunos de los no[m]bres de las dignidadesle officios y lugares propios de
q[ue] vsauan los Romanos con sus declaraciones, para q[ue]/quando los lec-tores
hallaren los tales nombres en estas hystorias e no se acordaren de lo/que
quieren dezir, lo hallen aqui».-Folio Ir-11: «aComie[nlGa el prologo del da-rissimo
hystoriador Tito liuio/Paduano en los libros que escriuio d[e] los he-chos
de los Ro=/manos, que son intitulados Decadas».-Texto de éstas.-
« a ~ x c u s a c i o nd cl interpreten:
No soy de tan soberuio parecer que crea q[ue] en la translacion destas
decadas no ha=/llen muchos defectos e imp[er]fecciones, assi de parte de
mi entendimie[n]to, como por la inaduertencia de los impressores. Por tanto,
supplico a los sabios e prude[n]tes lectores q[ue] quieran conceder perdon
a mi ingenio, y enmienden en sus libros las faltas del molde. E no dudo
q[ue] los q[ue] son latinos alaben e suffran con ygual animo este n[uest]ro
trabajo, pues no padeceran ignora[n]cia de qua[n] gran difficultad son las
hystorias de Tito liuio p[ar]a las trasladar en n[uest]ra lengua castellana.
Mas si los que no tienen noticia de la lengua latina quisieren reprender esta
obra, miren q[ue] no puede alguno ser buen juez de la causa q[ue] ignora.
Ca si es tanta la imperfecio[n] humana q[ue] en la habla de vna hora, por
mas estudiada que sea, no podemos carescer de algunas faltas, ¿pues qua[n]to
es mas razon que se dissimulen los vicios, adonde ay tanta diversidad de
sentencias, prolixidad de materias e obscuridad de vocablos? E si en las sig-nificaciones
de los vocablos puestos en n[uest]ra lengua quisiere alguno
morder, yo le ruego q[ue] primero piense e mida todas las circunstancias e
qualidades q[ue] se requiere[n] para juzgar qual vocablo, guardada la verdad
de latin, podria tener en n[uest]ra lengua mas honesta e comun significacion,
y no quiera sin razon o fundamento defender lo q[ue] a el le paresce,
pues es cierto q[ue] cada dia hay mutaciones en n[uest]ra manera de hablar.
Folio CCCCCXXXllllr: « a ~ ~ seu dia fin e conclusio[n] a las decadas del
clarissimo ora-/dor Tito liuio: hystoriador de los hechos de los Romanos: /se-gun
la translacion q[ue] dellas hizo (agora nueuamentelen n[uest]ra lengua
castellana) el reuere[n]do padre fray Pe/dro de la vega de la orden de los
frayles de sant Hie/ronymo. Jmprimidas en la noble e Cesarea ciudad de
Caragoca: por industria y espe[n]sas/del experto varon George Coci Alema
(sic)/de nacion: y morador en la dicha ciu-/dad. Acabaro[n]se a veynte e
quatroldias del mes de Mayo. Año delmil quinientos e veynte.» Escudo del
impresor con sus iniciales en el centro y la leyenda: «+MVLTI PACIFICI
SINT TIBI: ET CONSILIARIVS SIT TIBI VNVS DE MILLE. ECCLESIAS-TIC1
CAPI. SEXTO».-Folio CCCCCXXXIIIIv, en blanco.
uEste magnífico volumen -escribe Salvá- es sin disputa el más perfecto
que salió de las prensas del distinguido Jorge Coci, y con dificultad podrá
presentarse otro que le aventaje en belleza tipográfica y hermosura de papel
entre todas las que se publicaron en España y fuera de ella en el siglo XVI.
La edición -añade- es rarísima, y por eso Nic. Antonio indica d e una
manera vaga el que fray Pedro de la Vega hubiese traducido a Tito Livio,
sin atreverse a asegurarlo. Pellicer en Biblioteca de traductores no menciona
siquiera esta versión, y por cierto que lo merecía.» Norton, después de poner
de relieve que así Coci como Rosembach fueron entre los grandes impresores
de España los que más se resistieron al empleo de los tipos parisienses intro-ducidos
por Brocar, escribe que el gran tipógrafo de Zaragoza ucontinued to
depend largely on Huru's stock of woodcut-material; for the most substan-tia1
addition he made to it, the woodcuts of his Spanish Livy of 1520, he
followed Huru" exemple by importing the blocks from Germany, where they
had already been used for a German Livy printed at Mainz in 1505~.
Salvá, 11, núm. 2786, pp. 429-430.-Sánchez, 1, núm. 94, pp. 145-146.-
Norton, p. 70.
Reproducimos a continuación, para que pueda compararse con la versión
de López de Ayala y con la compendiada, y apreciarse la superioridad del tra-bajo
del padre jeronimiano, el consabido capítulo primero del libro tercero de
la primera Década:
... De las discordias que fueron en Roma sobre el repartimiento de los
campos, y de cómo los esques fueron vencidos.
Tomada la ciudad de Ancia, fueron eligidos cónsules Tito Emilio e
Quincio Fabio. Este era Fabio Quincio, el que quedó biuo de toda la familia
Fabiana. Emilio, la otra vez que hauia sido consul, trabajo que los ca[m]pos
ganados se repartiessen al pueblo, y tanbien en este su segundo consulado
trabajo por lo mesmo. E por esto los tribunos dauan gran priessa por lo
hazer co[m]plir, pues vehian que el consul era de su parte. Los posseedores
y gra[n] parte de los padres quexaua[n]se y dezian que hasta alli hauian
tenido la co[n]tienda con los tribunos, mas q[ue] agora la tenia[n] con
ellos y co[n] el consul, el qual se queria hazer liberal dando lo ageno; e
por esto, todo el enojo q[ue] tenian con los tribunos lo co[n]uertieron contra
el co[n]sul, e fuera vna gran diuisio[n], si el consul Fabio no diera vn
medio sin gra[n] p[er]juyzio de las partes: el qual dixo q[ue] se repartiessen
solos aq[ue]llos ca[m]pos que el año passado hauian sido ganados de los
blosquos, porq[ue] en esta manera podria el pueblo tener ca[m]pos para
labrar sin quexas de los possessores. Esta sentencia fue aprouada de todos,
e fuero[n] señalados tres ho[m]bres para los repartir, e fue luego p[re]go-nado
q[ue] todos los que q[u]isiessen tener ca[iii]pos eri Aii~ia be viniessen
a escreuir. E la abundancia causa (segun suele) fastio y enojo, de manera
q[ue] tan pocos se vinieron a escreuir, q[ue] fue necessario de dar dellos
a los blosquos. Los otros mas queria[n] dema[n]dar los ca[m]pos en
Roma, que poseerlos en otra parte. Los esques demandaron paz a Q[u]in-cio
Fabio q[ue] fue co[n]tra ellos, e no les fue otorgada, porqrue] hauia[n]
corrido los ca[m]pos de los latinos. El año siguie[n]te fuero[n] consules
Quincio Seruilio y Espurio Postumo, y leuando su exercito co[n]tra los
esques, no passo del termino de los latinos por la pestilencia q[ue] cayo
en el real, e por esto fue la guerra dilatada hasta el año tercero. E sie[n]do
co[n]sules Quincio Pabio e Tito Q[u]incio, fue enconic[n]dada la guerra
de los esques a Fabio fuera de orden, porq[ue] el sie[n]do ve[n]cedor les
hauia otorgado paz, e tenia espera[n]ca q[ue] la fama de su nombre pa-cificuriu
!os ene=igos. E p r a ymtmr esto, emhioler 31.1s Iegnrins n les noti-ficar
cómo el hauia leuado su paz a Roma y agora les trahia de Roma la
guerra, y q[ue] tenia esperanqa q[ue] con la mano derecha armada q[ue]
antes en paz los hauia sojuzgado a los romanos, con la mesma por fuerca
tomaria dellos venganca, dandole a ello fauor los dioses como ve[n]gadores
de su imperio; mas si ellos de su volu[n]tad se arrepe[n]tian y estaua[n]
mas aparejados a conocer su error, q[ue] no a esperar la fuerqa de las
armas, q[ue] el estaua presto a los rescebir con la clemencia acostu[m]brada.
E tan poco obraro[n] en ellos estas palabras, que no solo no se mouieron
a ellas, mas avn falto bie[n] poco q[ue] no pusieron las manos en los
legados. E los esques embiaro[n] luego su exercito co[n]tra los romanos.
Oyendo esto en Roma, luego el otro co[n]sul se partio co[n] su exercito
p[ar]a se ju[n]tar co[n] su co[m]pañero, no tanto por temor del peligro
como por ei enojo qjuej houierojnj ios runiariob de lo qjucj 10b G ~ ~ U L S
hauia[n] intentado. E los dos co[n]sules, ordenando sus hazes, allegaro[n]se
al real de los enemigos a les dar batalla; e como avn no fuesse muy tarde,
vno de los enemigos dixo a gra[n]des bozes desde su estancia: «Romanos,
esto q[ue] vosotros quereys hazer no es dar batalla, mas q[ue]rerla mos-trar.
Acercase la noche, y estays ordena[n]do v[uest]ras hazes? Mas espacio
de claridad es menester para esta batalla; mañana, saliendo el sol, venid a
pu[n]to, y daros ha copia de vuestra demandan. Los caualleros romanos,
indignados por estas palabras, retraxeronse a su real, dexando la batalla para
el dia siguie[nlte. e tan gran desseo tenian de vengar su injuria, q[ue] la
noche les parecio mayor de lo q[ue] era, e curaro[n] en ella cuerpos con
sueño y manjar. E venido el dia, saliero[n] a la batalla, la qual fue bie[n]
rezia, porq[ue] los romanos peleaua[n] con yra y los esques con desespe-racion.
E los esques, no podiendo suffrir las fuercas romanas, huyero[n]
del ca[m]po y retraxeronse a sus fines, e avnque fuero[n] vencidos, no se
inclinaro[n] a dema[n]dar paz, mas antes se quexaua[n] de sus capitanes,
porq[ue] hauia[n] peleado en la batalla reglada co[n]tra los romanos, di-ziendo
q[ue] eran excellentes en aq[ue]lla arte e los esques eran mejores
para correr y robar por diuersas partes la tierra de sus enemigos. Y de-xa[
n]do guardas en su real, salieron a correr los terminos romanos, y con
tan gra[n] impetu hizieron esto, que pusiero[n] espa[n]to en Roma. El
co[n]sul Quincio Fabio vino a Roma, y su venida q[u]ito el temor, e
puestas guardas en ías puertas, saiio a buscar ios enemigos, mas no ios pudo
alcanqar. El otro consul acabo gloriosamente esta cosa, ca sabie[n]do por
do[n]de los enemigos venialn], les salio al encue[n]tro y les q[u]ito la
gran presa q[ue] leuaua[n], matando los mas ellos, de manera q[uc] pocos
tornaro[n] a sus tierras, e tornados los co[n]sules a Roma, hiziero[n] lustro,
esto es, q[ue] mandaro[n] co[n]tar el pueblo, e hallaronse ciento y veynte
y q ~ n t r o ?r?i! ciw!x!or?os cskeps de C-EIP, y dnzie[n!tor y q'irrtorze, P
acrecentaronse los tributos y censos. E no se hizo cosa digna de memoria
por los esques, mas antes se encerraron en sus tierras, suffriendo que los
romanos les quemassen y robassen muchas vezes sus campos.
D. La colaboración de Francisco de Encinas
Antes nos hemos referido a este célebre heresiarca. Siguiendo a Peeters-
Fontainas, trataremos brevemente a continuación de las ediciones que con la
intervención de Encinas sacó a luz en Amberes, entre los años 1552 y 1554
el librero Arnoldo Birckman, más tarde sustituido por Pedro Bellere, impresas
por el tipógrafo Agustín Frisio. Existen los tipos siguientes:
1. TODAS LAS DE-//CADAS DE TITO LIVIO PADVANO, QUE HASTA
EL PRESENTE//SE HALLARON Y FVERON IMPRESSAS EN LATIN, tra-duzidas
en Romance Castellano, agora nueuamen-//te reconoscidas y emenda-das,
y añadidas de mas//libros sobre la vieja traslacion.//(Escudo del im-presor.)
Vendese la presente obra en Anvers en casa de Arnoldo/Byrcman, a la
enseña de la Gallina gorda./CON PRIVILEGIO.
Folio ultimo, anverso: ACABOSE DE IMPRI/MIR ESTA HISTORIA DE
TITO LI-/uio Paduano principe de la historia Romana en la ciu/dad imperial
de Argentina en casa de Agustin/Frisio, 2 costas de Arnoldo Birckman-/no
librero, en el año d'el Señor/de M.D.L.11.-A la vuelta, escudo del impresor.
Folio. 3 hs. sin numerar + DCVII foliadas (en realidad, DCX).
Unica edición de 1552. Todas las demás son del año siguiente: ((aunque
algunos ejemplares sufrieron una transformación en la dedicatoria, lo que ne-cesariamente
les lleva a 1554, año del matrimonio de Felipe 11 con la reina
de Inglaterra)).
11. En el tipo 11, la distribución es así: Signs. a4-A-Z4-Aa-Zz4-aa-zz6-aaa-iii6-kkk4.
3 hs. sin numerar + DCVII foliadas (en realidad DCX) para el texto titu-lado
TODAS LAS DE-//CADAS DE TITO LIVIO, etc. + 1-LXXXIIII,
signs. a6-06, para EL COMPENDIO DE/LAS CATORZE DECADAS DE TITO
LI-/VIO PADVANO PRINCIPE DE LA HI-/STORIA ROMANA, ESCRITO
EN//LATIN POR LVCIO FLORO, //Y AL PRESENTE TRA-//DVZIDO
EN LEN-//GVA CASTEL-/LANA//POR FRANCISCO D'ENZINAS, +
LXXXV-CIII, signos. o6 (sic)-q6-r6-s'6, que contienen: a. AVISO NOTABLE
PA- ~KAE NTENDER LAS COSAS UVE SEjescriuen en ias hystorias de ios
Romanos y de los otros gentiles que parescen ser milagrosas,/en fauor de los
Dioses.-b. LA ORDEN DE LOS/quadernos, y el colofón: «ACABOSE DE
IMPRI-/MIR ESTA HISTORIA DE TITO LlVIO/PADVANO PRINCIPE
DE LA HISTORIA ROMA-/na, en la ciudad Imperial de Colonia Agripina,
costas/de Arnoldo Bycckmanno librero, en el año d'el/Señor de M.D.LIII.»
A la vuelta, el escudo del impresor.
A esta variante se refiere Menéndez Pelayo *, quien escribe: «Es una reim-presión
del Tito Livio de fray Pedro de la Vega, publicado en Zaragoza por
Jorge Coci en 1509 '. Corrigióse el estilo, modernizándole muchas veces, y
añadiéronse los cinco libros postreros de la quinta década, que hasta entonces
no habían sido traduzidos a ninguna lengua vulgar. Desde la página 1 a la 84
se halla el Compendio de las catorce décadas.. . por Lucio Flora», etc. El figu-rar
al frente del libro reseñado el nombre de Encinas, secuaz bien conocido
de la Reforma, explica el que st: hayan arrancado hárbaramente de los ejem-plares
de esta edición las páginas que contienen la versión de Floro 4.
111. Iguales título y características que la anterior. Colofón: «EN AN-VERS./
Vendese la presente obra en casa delPedro Bellero/(Filete)/CON PRI-VILEGIO.
IV. Igual al tipo 11, aunque varían los caracteres y distribuición de las
líneas de la portada.
V. Otra edición de Amberes, a costa de Birckman, 1553.
VI. Como el tipo 11, pero puesto en venta en 1554, después del matrimo-nio
de Felipe 11 (27 de julio de 1554). Las cuatro hojas preliminares fueron
impresas en Amberes por Nucio.
1 «Cette pagination et ces signatures sont manifestement établies pour que le texte
soit intercalé dans le volume précédent, bien que ce ne soit pas mentionne dans
1'Orden de los Quadernos* (Peteers-Fontainas, p. 378).
2 Bibliografía, 11, pp. 27-28.
3 Ya hemos visto que esta edición es inexistente.
4 De este texto registra Menéndez Pelayo, Bibliografía, 111, pp. 365-366, una edición
de Estrasburgo, en casa de Agustín Frisio, 1550, y observa que «este Floro, aunque
puede considerarse como libro aparte, es en realidad un suplemento al Tito Livio
publicado en Colonia por el librero Byrcman ... Pero -anade- en ia mayor parte de
los ejemplares que de esta edición se encuentran falta el Compendio, sin duda por
llevar en la portada el nombre del traductor Encinas, que fue uno de los más antiguos
protestantes españoles».
Obras abreviadamente citadas
Antonio BHV: Nicolás Antonio, Bibliotheca Hispana Vetus, sive Hispani scrip
tores qui ab Octaviani Augusti aevo ad annum Christi MD floruerunt. Curante
Francisco Perezio Bayerio. Matriti, 1788, 2 vols.
Copinger: W. A. Copinger, Supplement to Hain's Repertorium bibliographicum,
or, Collection toward a new edition of that work. London, Sotheran, 1895-1902.
Escudero y Perosso: Francisco Escudero y Perosso, Tipografía hispalense. Anales
bibliográficos de la ciudad de Sevilla, desde el establecimiento de la imprenta
hasta fines del siglo XVZII. Madrid, Sucesores de Rivadeneyra, 1894.
Gallardo: Bartolomé José Gallardo, Ensayo de una biblioteca española de libros
raros y curiosos. Formado con los apuntamientos de don ..., coordinados y
aumentados por don M. R. Zarco del Valle y J. Sancho Rayón. Madrid, Riva-deneyra
y Tello, 1863-1889, 4 vols.
Garcia Kojo: Uiosdado García Kojo y Gonzalo Ortiz de Montalban, Catalogo de
los incunables de la Biblioteca Nacional. Madrid [Tip. Blass], 1945. Apéndice.
Madrid, Biblioteca Nacional, 1958.
Goff: Frederick R. Goff, Zncunabula in American Libraries. A third census of
fifteenth century books recorded in North American collections. Published by
the Bibliographical Society of America. New York, 1964.
IIaebler: Conrado IIaebler, Bibliografía ibérica del siglo XV. Enumeración de
todos los libros impresos en España y Portugal hasfa el año de 1500. Leipzig,
Hiersemann, 1903-1917, 2 vols.
Hain: Ludwig Friedrich Theodor Hain, Repertorium bibliographicum. Stuttgartiae,
1826-1839, 4 VOIS.
Menéndez Pelayo Heterodoxos: Marcelino Menéndez Pelayo, Historia de los hete-rndoxns
españoles. Madrid, F. Maroto e Hijos, 1880-1882, 3 vols.
Menéndez Pelayo Bibliografía: Marcelino Menéndez Pelayo, Bibliografía hispano-latina
clásica. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas [San-tander,
Aldus], 1950-1953, 10 vols. (Obras completas, XLIV-LIII).
Menéndez Pelayo Biblioteca: Marcelino Menende~ Pelayo, Bibliofeca de traductores
espafioles. Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas [Santander.
Aldus], 1952-1953, 4 vols. (Obras completas, LIV-LVII).
hI."rI-L-"rl.-. -. A* hi .rV,-l+L,-U I I , 1n, :.,. ~ :,r, ~ itii , S~pü~ k~ ( 1501-!530,!. Cambdgr, !%7.
Palau: Antonio Palau y Dulcet, Manual del librero español e hispanoamericano,
desde la invencidn de la imprenta hasta nuestros tiempos, con el valor de los
impresos descritos. Segunda edición, corregida y aumentada por el autor. Bar-celona,
Librería Anticuaria de Antonio Palau, 1948.. .
Peeters-Fontainas: Jean Félix Peeters-Fontainas, Bibliographie des impressions
espaenoles des Pavs-Bas méridionaux. Mise au point avec la collaboration de
Anne Marie Frédéric. Nieuwkoop, B. de Graaf, 1965, 2 vols.
Pellicer: Juan Antonio Pellicer y Saforcada, Ensayo de una biblioteca de traducto-res
españoles. Madrid, Sancha, 1778.
Pérez Pastor ZT: Cristóbal Pérez Pastor, La imprenta en Toledo. Descripción biblio-gráfica
de las obras impresas en la imperial ciudad desde 1483 hasta nuestros
días. Madrid, Tello, 1887.
Salvá: Pedro Salvá y Mellén, Catálogo de la Bcblroteca de Salva. Vaiencia, impr. de
Ferrer de Orga, 1872,2 vols.
Sánchez: Juan Manuel Sánchez, Bibliografía aragonesa del siglo XVI. Madrid,
Imprenta Clásica Española, 1913-1914, 2 vols.
Vindel: Francisco Vindel, El arte tipográfico en España en el siglo XV. Madrid,
Tall. Góngora, 1946-1953, 9 vols. El vol. 11 está dedicado a Salamanca, Zamora,
Soria y Rcino de Galicia.
Zarco Cuevas: Julián Zarco Cuevas, O. S. A., Catálogo de los manuscritos caste-llanos
de la Real Biblioteca de El Escorial, Madrid [Impr. Helénica], 1924-
1929. 3 vols.