LA TÉCNICA Y EL MÉTODO BIBLIOGRÁFICOS
DE MILLARES CARLO
ARTUROM ART~VNE GA
Universidad Carlos 111 de Madrid
Resumen: Esta comunicación presenta la actividad de Agustín Millares Carlo
como bibliógrafo. Indica brevemente los diversos métodos de trabajo adoptados
en nuestro país, en la elaboración de repertorios, desde una perspectiva diacrónica.
Señala las posibles maneras de indicar la referencia bibliográfica. Analiza su-cintamente
el método que Millares empleó en su quehacer científico; y cita,
finalmente, el material de referencia seleccionado para la elaboración de la
teoría expuesta.
Agustín Millares Carlo perteneció a una clase intelectual minoritaria: la de
los eruditos. Eruditos fueron Jorge (Renales) Campos, Julio Cejador y Frauca,
Bartolomé José Gallardo, Edmundo González Blanco, Marcelino Menéndez
Pelayo, Ramón Menéndez Pida1 o Antonio Rodríguez-Moñino, entre otros, todos
ellos venerables transmisores de una rica herencia cultural.
Una de las mejores fuentes de información bibliográfica de temas literarios:
el Diccionario de Literatura Española, que publicó la Revista de Occidente,
concede una precaria información del insigne (como a él le gustaba tildar a los
buenos científicos) investigador canario:
"MILLARECSA RLOA, gustín (1893) [Las Palmas de Gran Canaria]. Medievalista
español contemporáneo, enseñó en la Universidad de Madrid, y después de la
guerra civil en América; es autor de una excelente Literatura española hasta$nes
del siglo xv (México, 1950). Se le debe también un buen tratado de paleografía
(Madrid, 1932, dos tomos)" l.
Artículo escrito por Germán Bleiberg. Diccionario de Literatura Española. dir. por Gerrnán
Bleiberg y Julián Marías. Madrid : Revista de Occidente, 1972, p. 596.
Afortunadamente no todo es ostracismo, y la obra de Millares no ha pasado
desapercibida. El profesor Moreiro, antiguo alumno del maestro, ha publicado
un laborioso estudio de su vida y de su obra, en el que da cuenta exhaustivamente
de la vasta producción científica, y analiza con detalle las virtudes humanas del
sabio2.
En las tareas compilatorias, la genialidad del hombre no es tan decisiva
como su capacidad de trabajo. No obstante Millares reúne ambas cualidades.
Los resultados de su quehacer bibliográfico, figuran entre los más sobresalientes
del panorama hispánico.
Parece oportuno recordar, al respecto, las diversas perspectivas metodológicas
que han prevalecido en España.
Como señala Juan Manuel Rozas', estos trabajos pasan por sucesivas etapas.
Al primer período lo denomina "onomástico, prehistórico o del Laurel de Apolo",
y abarca desde el Prohemio del Marqués de Santillana hasta la primera mitad
del siglo XVII.
Es un época, aunque iniciada en el Renacimiento, sin una clara interpreta-ción
de la bibliografía como disciplina independiente, y con una inicial vo-cación
americanista en algunos repertorios, como muestra el Epítome de León
Pinelo4.
El segundo período se caracteriza por la aparición de las bibliografías na-cionales
y primeras bibliografías de bibliografías. Sobresale, en el ámbito inter-nacional,
la magnífica Bibliotheca Hispana de Nicolás Antonio.
El tercer período está dominado por los estudios de tipo histórico y positivo,
que tratan de superar la recargada retórica del siglo de las luces. Comienza a
fines del xvrii y culmina con la estupenda labor de Bartolomé José Gallardo, tan
importante por su método de trabajo como por su obra.
En el cuarto período la Bibliografía confirma su rango científico y sus
preferencias por los temas monográficos, como así lo demuestran, por ejemplo,
los trabajos de Pérez Pastor. Junto a este aspecto, hay que señalar su carácter
profesional, incentivado, entre otros factores, por los premios de la Biblioteca
Nacional.
El despertar de este sentimiento coincide con la aparición "De Re Biblio-graphica",
capítulo 11, tomo primero (páginas 45-86) de la defensa que realizó
Agustín Millrires Curlo: El Hombreg el Strbio, por José Antonio Moreiro Gonráler. Islas Canarias:
Viceconsejería de Cultura y Deportes. Gobierno de Canarias, 1989. ' Cfr. Los períodos de h bibliogrufíu literuriu espuñola ejc.lnp1ijiwdo.í cotl los hihliógrtifos errrcweños.
Cáceres: Universidad de Extremadura, 1983. ' La Unión Panamericana de Washington publicó en 1958 una edición facsímil de este libro. con
un excelente estudio preliminar de Agustín Millares Carlo.
Marcelino Menéndez Pelayo de esta disciplina en La Ciencia Española. Polémicas,
Proyectos y Bibliograflas.
El quinto período, o etapa técnica, se vislumbra a partir de 1910, con la
formación del Centro de Estudios Históricosb, hasta la actualidad. En este tiempo
merece la pena destacar las excelentes contribuciones bibliográficas de Agustín
Millares Carlo, Antonio Rodríguez-Moñino y Benito Sánchez Alonso.
No obstante, en España, a pesar de contar con unas labores bibliográficas
ejemplares, los estudios de teoría bibliográfica, especialmente la relacionada
con los métodos de compilación, son muy escasos, y se limitan a escuetas
presentaciones monográficas, ensayos relativamente amplios, y prólogos de obras.
Entre los más importantes, figuran los siguientes:
l. La "Introducción bibliográfica" de Daniel Devoto en su obra Introducción
al Estudio de don Juan Manuel y en Particular de El Conde Lucanor (Madrid:
Castalia, 1972, p. 17-43).
2. El libro de Millares: Técnica de la Investigación Bibliográfica publicado
por primera vez en 1973 (96 págs.), señalado en la bibliografía de esta comuni-cación.
3. El "Proceso técnico para la elaboración de una bibliografía de Historia
del Arte", de José Enrique García Melero, contribución aparecida en Homenaje
a Justo García Morales (Madrid: ANABAD, 1987, p. 219-250).
4. Por otro lado, Javier Lasso de la Vega y Jiménez-Placer publicó Técnicas
de Investigación y Documentación. Normas y ejercicios. La segunda edición co-rregida
y aumentada, editada por Paraninfo, salió en Madrid en 1980.
5. Asimismo, se ha reeditado muchas veces y sin cambios apreciables, la
obra de David Romano Elementos y Técnica del Trabajo Cienti$co (Barcelona:
Teide, 1973).
En Sudamérica, algunos investigadores también se han preocupado por este
tema. Permítaseme destacar un sencillo, pero útil libro: Técnicas Actuales de
Investigación Documental (México: Trillas, 1980), realizado por un grupo de
profesores de la Universidad Autónoma Metropolitana.
Los países de cultura anglosajona aparecen, sin embargo, como pioneros en
esta materia. Las obras de sus investigadores son el resultado de muchos años
de investigación "dura". Ellos han perfilado un sistema del trabajo bibliográfico
La tercera edición, que es la definitiva, apareció en 1887.
El actual Consejo Superior de Investigaciones Científicas, fundado el 24 de noviembre de
1939, tomó el relevo de esta fecunda institución.
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digno de imitar. Para demostrar esta evidencia, no es necesario citar muchas
obras (que las hay) sino fijarse en las mejores, que son, a mi juicio, entre otras,
los modélicos manuales de Sidney Berger7, Fredson Bowers8, John Duncan
Cowley9, Arundell Esdaillelo, Philip Gaskell", Donald William Krummel12 y
Ronald B. McKerrow13.
Claro está, que los planteamientos anglosajones toman, a su vez, como
modelo los trabajos del alemán Ludwig Friedrich Theodor Hain, quien entre
1826 y 1838 publicó su famoso Repertorium Biblwgraphicum .... (Tubingae: Hopfer
de l'Orme) 14.
A falta de unas normas precisas, el libro de Hain se convierte en norma.
Este trascendental catálogo influye notablemente en el Gesamtkatalog der Wie-gendrucke
(8 vols. Leipzig: Hiersemann, 1925), así como en dos respetables
obras inglesas a fines del siglo XIX: Incunabula Biblica ... de Walter Arthur
Copinger (London, 1892) y el Index de Proctor (London, 1898- 1903).
En las tareas de la compilación de referencias hay que distinguir dos aspectos
sensiblemente divisibles: las normas de estilo y los rasgos de procedimiento.
En primer lugar, las normas de estilo son susceptibles de cambios, según las
épocas y según las escuelas, y afectan sobre todo a la descripción de los docu-mentos;
en definitiva: a la presentación formal.
Hay, sobre todo, tres maneras de señalar las fuentes bibliográficas:
a) Indicando escuetamente los elementos mínimos de identificación, lo que
ordinariamente se conoce como "cita" o "cita bibliográfica", que se coloca en
el texto, o puede ir en nota a pie de página, al margen, o a fin de capítulo.
b) Juntando y ordenando las entradas de acuerdo con un determinado
criterio y esquema, que es lo que debe llamarse "material de referencia", y
consiste en una lista de documentos seleccionados para la preparación o posible
ampliación de un trabajo científico. Puede situarse independientemente o adjunta
a la teoría expuesta.
The Design of Bibliogruphies. Observutions, References nnd Erurnp1e.s. London: Mansell, 199 1 .
Principies of Bibliographicul Description. Princeton (New Jersey): Princeton University Press,
1949.
Bibliographiccil Description and Cataloguing. London: Grafton, 1939.
'"Esdaile's Manual of Bibliography. by Roy Stokes (ed.). London: George Allen & Unwin, 1967.
" A New Introduction to Bibliography. New York ; Oxford: Oxford University Press, 1972. '' Bibliogruphies. Their Aims and Methods. London ; New York Mansell 1984.
l 3 An Introductwn to Bibliography for Literary Students. Oxford: Clarendon Press, 1977.
l4 Además de la continuación de este fabuloso repertorio, se publicó en Milán (Gorlich Editore).
un facsímil del texto original, 2 tomos en 4 volúmenes, más asequible.
Cuando la lista aparezca como complemento de la exposición teórica, con-viene
que se ajuste a la norma ISO 690-1987, lo mismo que la cita. Si se edita,
en cambio, de modo independiente, es preferible que se tengan muy en cuenta
las normas internacionales I.S.B.D. para realizar la descripción bibliográficaL5.
C) Tratando el material recogido de manera analítica e, incluso, crítica, y
describiendo escrupulosamente tanto el aspecto físico de los documentos como
las partes conceptuales. Cobran especial importancia, en esta labor, los siguientes
campos:
cl) La noticia bibliográfica, que se ocupa del encabezamiento, título y pie
de imprenta.
c2) La colación, que presenta los datos relativos al número de tomos y
hojas, signaturas y foliación, tamaño, clase de letra, número de columnas
y líneas, iniciales, grabados, marcas tipográficas, registro, reclamos,
tintas, apostillas, títulos, etc. l 6
c3) La descripción del texto, que incluye portada y preliminares, particula-ridades
del Corpus central y posliminares.
c4) La indicación de repertorios e inventario de los ejemplares conocidos.
Evidentemente, la técnica varía cuando hay que describir manuscritos.
Millares, de acuerdo con los principios anteriormente indicados, aplica una
refundición de los criterios expuestos en las obras de Leopoldo Delisle: Instructions
pour le Rédaction d'un Catalogue de Manuscnts et pour la Rédaction d'un Inventaire
des Incunables (París, 19 10); la de Zacanas García Villada: Metodología y Crítica
Históricas (2.a ed. Barcelona, 192 1); y sobre todo las Instrucciones para la Cata-logación
de Incunables, editadas por la Dirección General de Archivos y Biblio-tecas
(Madrid, 1957. Reeditadas en 1969), y consensuadas sobre la base del
estudio presentado por el docto sacerdote Diosdado García Rojo, quien segura-l
5 La descripción se refiere, en nuestro caso, a la configuración o presentación definitiva de las
reglas de catalogación (Regúzs de Catalogación espafiolas, AACR2, ... ) en un repertorio, y susceptible
de ajustarse a una determinada tendencia (I.S.B.D., MARC, ... ), que es la más aconsejable para
descifrar apropiadamente, en el contexto mundial, la transmisión de información. No hay que olvidar,
sin embargo, que la descripción también puede ser libre como, de hecho, ocurre en muchos repertorios.
Es deseable que el bibliógrafo conozca y practique dichas normas, pero no tiene que ajustarse
obligatoriamente a ellas.
l b En la actualidad, tanto la Norma Internacional de Descripción Bibliográfica, publicada por la
IFLA en 1979, para libros antiguos: ISBD(A), como la Bibliographic Description of Rare Books
(BDRB) que The Library of Congress sacó a la luz en 1981, difieren, en algunos casos, de los usos
tradicionales espafioles (Cfr. Manuel Camión Gútiez. Manual de Bibliotecas. 2.a reimpr. rev. Salamanca;
Madrid: Fundación Germán Sánchez Ruipérez; Madrid: Pirámide, 1990. p. 166).
mente tenía conocimiento de la Instrucción para formar los índices de impresos
existentes en la Biblioteca Nacional", que son las primeras reglas oficiales de
catalogación españolas.
En segundo lugar, los rasgos de procedimiento no deben ser susceptibles de
cambios rotundos producidos por el paso del tiempo o las tendencias colegiales,
como a menudo ocurre, y sirven tanto a la elaboración de repertorios, como a la
realización de cualquier otra tarea científica.
Estos rasgos constituyen el método de trabajo imprescindible para ahorrar
recursos, y para lograr el mayor rendimiento posible con el menor esfuerzo.
Un método improvisado, una amalgama de datos sin orden, difícilmente
puede manipularse con facilidad; y si ello es así en otros tipos de investigación,
las dificultades se multiplican en el ámbito bibliográfico. Es conveniente, en
este caso, sustituir los cuadernos de notas por los ficheros.
Desde el punto de vista técnico, ya he señalado anteriormente las fuentes
que Millares Carlo consultó y practicó con fidelidad y rigor. Él mismo dejó
indicado este detalle en su estupenda Introducción a La Historia del Libro y de las
Bibliotecas In.
Pero si bien la técnica supone, en general, una labor mecánica y una actividad
consistente en la aplicación de las reglas aprendidas, el método define la pers-pectiva
científica. El método, en definitiva, indica el procedimiento o la manera
de investigar.
Ante la precaria aparición de una metodología explícita, muchas veces es
necesario adoptar un determinado método a partir del modelo, y los mejores
ejemplos, en mi opinión, son las compilaciones de Gallardo, Pérez Pastor, algo
más sistemático que el anterior, el sevillano José María Valdenebro y Cisneros,
y de su contemporáneo, aunque diecisiete años más joven que Millares, Antonio
Rodríguez-Moñino.
En esta línea, resulta difícil averiguar qué precedentes influyen en la obra
bibliográfica de Agustín Millares Carlo. Necesariamente las conclusiones han
de ser deductivas, entre otros motivos por la escasez de teoría bibliográfica en
castellano.
Las fuentes de información bibliográfica más oportunas, que menguan rela-
" Madrid: Impr. y estereot. de M. Rivadeneyra, 1857. Luis García Ejarque ha preparado, al
respecto, un artículo titulado: "Inicios de la catalogación en España. Las primeras reglas de catalogación
de la Real Biblioteca", que saldrá próximamente en el Boletin de la ANABAD.
'* México: Fondo de Cultura Económica, 1971. p. 13 1.
tivamente esta deficiencia, son los prólogos, en los que de vez en cuando
hallamos consideraciones metodológicas interesantes, como sucede en el de la
Bibliografía Madrileña (1891) de Cristóbal Pérez Pastor, donde aparece una
regla fundamental, que dice:
"Hemos procurado examinar todos los libros que nos ha sido posible, haciendo
la descripción bibliográfica de visu, de modo que siendo exactos en el detallar,
puedan con este Catálogo hacerse las compras y ventas sin necesidad de tener el
libro a la vista y sin temor de recibir después un libro incompleto" (pág. VIII).
Una bibliografía de gran calidad se realiza, al menos, con documentos pri-marios,
es decir: solamente con las obras que hayamos conseguido tener en
nuestras manosI9. Por desgracia, esta norma se incumple en muchos casos.
Lo mismo que Gallardo o Pérez Pastor, Millares toma la costumbre de
reproducir, si le parecen interesantes, pasajes de las dedicatorias, prólogos, texto
u otras partes significativas, que contribuyen a afianzar un mejor conocimiento
de las obras. A veces moderniza las grafías, cuando le parece necesario.
Como se sabe, las ventajas que ha reportado esta actividad son de especial
valor, sobre todo cuando el texto original se ha extraviado, como ha ocurrido en
muchas ocasiones.
Añade, igualmente, la información que ofrece una especial importancia,
como puede ser la concerniente a la biografía del autor, o cualquier otro dato de
especial relevancia. En la obra Libros del Siglo xvr, resume esta idea: "No hemos
sido parcos en reproducir los pasajes que nos han parecido más importantes
para conocer la índole de las obras estudiadas, noticias sobre sus autores u otras
circunstancias de interés"20.
Aunque hasta 1480 no comienzan los libros a llevar portada, muchos de los
que Millares catalogó en Hispanoamérica, aun siendo posteriores, quedaron
mutilados y desprovistos de ella, fundamentalmente para burlar los consabidos
problemas de censura, en lo tocante a la importación de libros europeos, y
principalmente españoles.
Ante esta dificultad añadida, Millares Carlo recurrió, en el exilio, a diversas
bibliotecas europeas para pedir fotocopiadas las partes que faltaban en los
libros que manejó. Esta actitud, entre otras, le honra y acredita la completa
fiabilidad de su obra.
La mejor cualidad de un bibliógrafo es, seguramente, la regularidad en su
trabajo. Este rasgo no tiene por qué conducir a la monotonía; bien es verdad
que requiere buenas dosis de paciencia. Algunas de las bibliografías que Millares
Carlo realizó tardaron hasta diez y doce años en finalizar. Los cuidadísimos
l 9 Algunos discrepan de este idea, y consideran necesaria toda información que directa o indirec-tamente
recibida resulte beneficiosa para los usuarios, incluso aunque resulte incompleta.
Pág. 33 de la citada obra.
índices de sus repertorios son prueba de entera y constante dedicación a las
compilaciones.
La bibliografía también tiene una buena dosis de creatividad, principalmente
cuando va acompañada de la sabiduría del erudito. El método que practicó fue
sumamente disciplinado pero, sobre todo, se ajusta a dos requisitos primordiales,
destacados con sencillez por Santiago Ramón y Cajal: "trabajo y perseve-rancia"?'.
MATERIAL DE REFERENCIA SELECCIONADO
MILLARECS ARLOA, gustín. Catálogo Razonado de los Libros de los Siglos xv, xvr
y XVII de la Academia Nacional de la Historia. Caracas (Venezuela): [Valencia,
Artes Gráficas Soler], 1969.
-- Introducción a la Historia del Libro y de las Bibliotecas. México : Fondo de
Cultura Económica, 197 1.
-- Prontuario de Bibliografia General. Caracas: Universidad Católica "Andrés
Bello". Instituto de Investigaciones Históricas, 1973.
-- Técnica de la Investigación Bibliográfica. Caracas: Universidad Católica
"Andrés Bello". Institutos Humanísticos de Investigación, 1973. Reimpreso
parcialmente con el título "La Técnica Documental en el Trabajo de Investiga-ción.
Normas de Aplicación " en la revista Documerztaciún de las Ciencias de
la Información de la Universidad Complutense de Madrid, 1980, IV, pá-ginas
19-78.
-- Colección José Rafael Fortique. Libros de los Siglos xv-XVIID, escritos y
Comentados. Maracaibo [Madrid: Artes Gráficas Clavileno, S.A.], 1974.
-- Bibliografía y Bibliografías. Aguayro, Boletín Informativo de lu Cuja Insulur
de Ahorros de las Palmas, septiembre 1975, n.O 67, p. 4-5.
-- Descripción y Estudio de los Impresos de los Siglos xv y xvr Exisrentes e11 la
Biblioteca del Museo Cunario. [Madrid: Artes Gráficas Clavileno S.A.]: Edi-ciones
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-- Libros Españoles y Portugueses del Siglo XVI, Impresos en /u Pcwín.c.~r/~ot
fuera de ella, Descritos y Comentudos. Madrid: Gráficas J.C.J., 1977. Rccoge
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" Los Tónicos de lu Voluntad 1 l . a ed. Colección Austral, n.<>2 27. Madrid: Espüsa Cülpi.. 1986.
página 13.