Anotaciones a la historia de la educación física
y el deporte en Canarias en el siglo XIX
MIGUEÁLN GELB ETANCLOER ~ N
ANTONIOS . ALMEIDAA GUIAR
Departamento de Educación
Universidad de h Palmas de Gran Canaria
La importancia concedida a la educación física representa un claro in-dicador
de la renovación pedagógica en el siglo XM. Si examinamos su
evolución a partir de su instauración en la segunda mitad del siglo XVIII,
advertimos que después de una primera etapa higiénica, surgida a raíz del
publicismo médico-sanitario ilustrado, se consolida, a lo largo del siglo
XM, un discurso físico-corporal que enfatiza las virtudes y excelencias de
la gimnasia. La gimnasia, como promotora de una serie de valores de ca-rácter
físico y cívico-moral, fue un eficaz instrumento pedagógico utiliza-do
no sólo en la escuela, sino también en las academias militares, así co-mo
recurso terapéutico y ortopédico. Esta disciplina fue el discurso
corporal asumido por los liberales políticos que protagonizarán la cons-trucción
del estado moderno.
Aunque atribuido el concepto por primera vez al empirista John Loc-ke
en 1693, serán las ideas de libertad y exigencias individuales propias
del XVIII las que inicien la tendencia físico-educativa, fundamentalmente
llevada a cabo por la escuela alemana, basada en los principios teóricos
de Rousseau. Sucesivas orientaciones, de Basedow a Salzmann, Guts
Muths (considerado el padre de la gimnasia moderna alemana), Jahn,
Spiess, etc., llegaron a una continuidad de acción y a una eficacia na-cionales.
Las Escuelas o Philantropinum, primero en Desau y posterior-
Boletín Millares Cado, núm. 18. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 1999
108 Miguel Angel Betancor León /Antonio S. Almeida Aguiar
mente en Schnepfenthal, buscaban la educación integral destinada a re-novar
la pedagogía. Se organizaban paseos y excursiones corno medios de
educación física, intelectual y moral (Betancor, M. A. y Vilanou, C., 1995:
198). El contacto directo con la naturaleza era el mejor espacio educativo
para el alumno. La obra de Muths, Gimnasia para la juventud (1793),
constituye un intento a favor de la educación física y su inclusión en la es-cuela,
tratando de fundamentar las bases fisiológicas de los ejercicios y ex-plicar
sus efectos. Contemporáneo a este autor, el pedagogo J. H. Pesta-lozzi
dirigió una escuela en Yverdon (Suiza), en la que la educación física
se realizaba a modo de paseos por el campo al objeto de cuidar el cuerpo,
incluyendo la Gimnástica en los programas escolares por primera vez.
Pero no será hasta el siglo XIX, como hemos indicado, etapa históri-ca
de grandes cambios políticos, sociales, económicos y culturales cuvas "7
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bases se habían establecido en la centuria precedente (Revolución Fran- E
cesa, Revolución Industrial, el Naturalismo, etc.), cuando se instituciona- o
n lice el discurso gimnástico. Entre los cambios históricos, podemos men- -
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cionar el auge de los nacionalismos, las nuevas formas de vida propias de E
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un mundo industrial, la aparición de filosofías como el Romanticismo y 2
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el Racionalismo, el desarrollo de las ciencias, especialmente de la medici- -
na, biología y psicología; el incremento de la sensibilidad social, etc. La 3
educación física interesará en los programas escolares, formándose espe- - -
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cialistas en gimnasia. Este momento coincide con el establecimiento de m
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las primeras y más importantes tendencias gimnásticas. A la educación fí- o
sica le faltaba fundamentación científica y sistematización. Esta tarea se n
lleva a cabo en este siglo a través de las escuelas gimnásticas: la alemana -E
iniciada por Jahn y la francesa de Amorós, ambas de tendencia militar; la a
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sueca originaria de Ling, siguiendo la línea médico-ortopédica; y la reva- n
lorización deportiva de los juegos en Gran Bretaña, debida a la obra de n
Thomas Arnold. Como veremos con posterioridad, esta sistematización 3
O
de la educación física en sus distintas tendencias llega igualmente a Ca-narias
a través de diversos canales, como es el caso del Dr. Apolinario ve-nido
desde Francia, teniendo presente las propias peculiaridades que su
posición geográfica le otorgan.
A lo largo del siglo XIX, en el plano legislativo, no se habla de Educa..
ción Física en sentido estricto. La legislación hace referencia al tema de la
higiene entendiéndola como una parte necesaria y fundamental del hom-bre
y que afecta no sólo a su salud, sino también a su comportamiento
moral. Los antecedentes inmediatos a la incorporación de la educación fi-
Anotaciones a la historia de la educación física y el deporte en Canarias ... 109
sica al sistema legislativo, hay que buscarlos en el ministro ilustrado Gas-par
de Jovellanos. En su obra Memoria sobre educación pública, o sea tra-tado
práctico de enseñanza, con aplicación a las escuelas y colegios de ni-ños,
redactado como proyecto sobre el método de establecer en Mallorca
un seminario de nobles, convocado en 180 1, insiste en la necesidad de una
instrucción conveniente dirigida al cuerpo y la mente.
En 1809 redacta Bases para la formación de un plan general de ins-trucción
pública, informe dirigido a la Junta Especial de Instrucción Pú-blica,
encargada de mejorar, promover y extender la instrucción na-cional.
Divide la instrucción en dos bloques, siendo uno de ellos la edu-cación
física, cuyo fin es la formación y perfeccionamiento de tres cuali-dades
en el ciudadano: la fuerza, la agilidad y la destreza. Estos princi-pios
que Jovellanos plantea en torno a la educación física en los niveles
de enseñanza están relacionados con su teoría económico-política, don-de
la prosperidad del Estado no depende de su riqueza, sino de la rique-za
de los miembros que la forman, siendo necesario para alcanzar este
logro el correcto uso de las capacidades corporales en el intento de con-trol
de la naturaleza y conseguir una mayor productividad laboral (Mar-tín,
J., 1997: 101-104).
La primera vez que aparece en textos legislativos una mención a la
educación física es en el Reglamento de la Escuela Pestalozziana (1806-
1809), cuyo fundador Francisco Arnorós y Ondeano (Marqués de Sotelo),
es considerado el primer profesor español de gimnasia. Aunque es un cen-tro
privado, sus estatutos fueron aprobados de manera oficial (Esteban,
L., 1988: 148). En él se encuentra recogido una preocupación por el cui-dado
del cuerpo, sin llegar aún al verdadero y total sentido de la edu-cación
física. Su interpretación de la gimnasia queda definida por sus
objetivos finales, clasificándola en tres formas: civil e industrial; militar,
terrestre y marítima; médica, para conservar la salud y para el tratarnien-to
de enfermedades.
En el Informe y Proyecto de Decreto redactado e inspirado en Quin-tana
(1 8 13), se menciona el tema sólo como elemento diferenciador de las
tres clases de educación que el hombre puede recibir: literaria, física y
moral.
La educación física estuvo ausente en el Plan Pida1 (1845), aunque
la reforma realizada al mismo dos años después, introdujo de manera
efímera la gimnasia, por primera vez, en el programa de la enseñanza
secundaria. No será hasta la época de la restauración borbónica cuan-do
la gimnasia se introduzca en los centros docentes públicos. Durante
la primera República, siendo D. Eduardo Chao ministro de Fomento, se
decretaron disposiciones para organizar la educación física higiénica,
estipulando la exigencia de un profesor de gimnástica en los institutos.
110 Miguel Angel Betancor León /Antonio S. Almeida Aguiar
Sin embargo, estas disposiciones quedaron en suspenso por Decreto de
10-IX-1873.
Tras la Restauración, la educación física apareció en los programas
escolares liberales y progresistas y se suprimió en los desarrollados por
los gobiernos conservadores. Para esta disciplina formativa que aborda-mos,
hay que señalar la importancia que tuvieron, desde el punto de vis-ta
político, los diputados demócratas Fernando de Gabriel y Manuel Be-cerra.
Ambos presentan un proyecto de ley, rechazado por el ministro
Conde de Toreno en 1879, que contemplaba la obligatoriedad de la gim-nasia
secundaria. No obstante, será la insistencia de este último, a quien
Piernavieja lo considera el padre de la Gimnástica oficial, la que consi-ga
que surja en 1883, bajo la presidencia ministerial de Gamazo, la Es-cuela
Central de Gimnástica de Madrid, primer centro oficial español
destinado a formar profesores en esta especialidad. Inaugurado el pri-mer
curso por el Ministro Carlos Navarro en 1887, los acontecimientos
políticos y económicos provocan su cierre en 1892, diplomándose en tan
corto espacio de tiempo 71 profesores y 16 profesoras (Piernavieja, M.,
1962: 31).
Un año más tarde, el nuevo gabinete de Sagasta, restableció la obliga-toriedad
de la enseñanza de la educación física en todos los institutos del
país, junto a dos excursiones mensuales. Gamazo, ministro de Fornento
con Sagasta en 1898, reafirmó el carácter obligatorio de dos cursos de
gimnasia en la reforma de estudios de bachillerato. En un nuevo cambio
político, los conservadores Silvela y el Marqués de Pidal redujeron a ca-rácter
voluntario la educación física.
Con este breve análisis, hemos estudiado el carácter titubeante de la
lenta incorporación de la educación física en el sistema escolar durante el
siglo XIX. Los pasos adelante y hacia atrás en el marco legal, producto de
la alternancia partidista entre liberales y conservadores, se corresponden
con la casi total ausencia práctica de la educación física en los centros es-colares
de primaria y secundaria.
Si bien en el marco legislativo-educativo las prácticas corporales no al-canzan
una amplitud en los sistemas de enseñanza, existen otros canales
donde el ejercicio físico encontrará un espacio ideal para su desarrollo. La
extensión de los deportes ingleses, la instrucción corporal militar, la ten-dencia
médica en torno al cuidado del cuerpo, y en el caso de Canarias,
las prácticas físicas autóctonas de carácter lúdico, formarán el entrarna-do
en el que se tejan los principales exponentes de las actividades físicas
del Archipiélago.
Anotaciones a la historia de la educación fkica y el deporte en Canarias ... 11 1
3. INSTKUCIONALDIZE ALAC EID~UNCA CIÓN F~SICA Y EL DEPORTE
EN CANARIAS
Será a partir de la Ilustración, pero especialmente en el siglo XM,
cuando a través de diversas vías, la educación física y el deporte entren en
el engranaje cultural de las islas. Los libros de los grandes tratadistas mé-dico-
higiénicos del humanismo están presentes en las incipientes biblio-tecas
canarias desde el siglo XVIII. Así, por ejemplo, la obra de Jerónimo
Mercurial, Arie Gimnástica, será leída por los ilustrados insulares que re-comendarán
una reforrna pedagógica que contemple la excelencia y cui-dado
del cuerpo humano a través de los juegos atléticos y ejercicios físi-cos.
Sin embargo, la tendencia pragmática del ilustrado José Clavijo y
Fajardo, como señala el profesor Olegario Negrín, le llevó a elegir sólo
aquellos aspectos europeos que se adaptaran a la realidad española y a su
esquema de ideal. Por ello, no tiene en cuenta la educación física, dimen-sión
fundamental en el pensamiento de Locke, que concibe la educación
total e integral del ser humano (Negrín, O., 1998: 259).
A partir de los diferentes datos obtenidos en la investigación, hemos
establecido cinco tendencias:
a) Tendencia higiénico-médica
b) Tendencia de instrucción físico-militar
c) Tendencia deportiva, de ocio y tiempo libre
d) Tendencia gimnástica en el ámbito escolar
e) Tendencia autóctona de carácter lúdico
Seguidamente trataremos de justificar de manera general cada uno de
los ámbitos más relevantes que articulan estas cinco grandes líneas de ins-titucionalización.
a) Tendencia higiénico-médica
La vinculación de la educación física a la higiene, como hemos visto
en la introducción, parte de los propios orígenes históricos del concepto.
No obstante, a pesar de la independencia científica de la educación física,
uno de sus campos de actuación son las posibilidades médico-higiénicas
de la gimnasia, en una línea de carácter propedeútico, tanto para la pre-vención
como para la curación de enfermedades y defectos físicos. Uno de
sus exponentes más significativos en Canarias es la construcción de bal-nearios
en la segunda mitad del siglo XIX. Así, en el Eco del Comercio de
112 Miguel Angel Betancor León /Antonio S. Alrneida Aguiar
Santa Cruz de Tenerife (1869), se señala el traslado de algunas personas
enfermas de esa isla a Gran Canaria con objeto de tomar los baños de las
beneficiosas aguas de Azuaje (Firgas), buscando el alivio de sus males.
Pronto esta zona cambiará su paisaje habitual, ya que no sólo acogerá a
los habitantes isleños, sino a peninsulares y extranjeros. En el fondo del
barranco donde se situaban las aguas, en los puntos inmediatos y más ac-cesibles,
se llenaron de tiendas de campaña, de barracas y de "casitas" im-provisadas,
de piedra y de madera.
Ante la demanda social del emplazamiento, surgen voces que pro-mueven
la realización de las obras necesarias que permitan las comodi-dades
indispensables para aumentar la concurrencia y la obtención de be-neficios
económicos. De hecho, uno de los factores originarios de la
implantación del turismo en Canarias fue la existencia de distintos "cen-tros"
o balnearios naturales, sobre todo en Gran Canaria y Tenerife, don-de
principalmente ciudadanos ingleses buscaban alivio y curación de sus
males físicos. En Tenerife, el Dr. Jorge Víctor Pérez, conocido entre los in-gleses
como George V. Pérez, licenciado en Medicina en Londres y miem-bro
del Royal College of Sargeons, fue el contacto en la isla de los médi-cos
victorianos que buscaban en las aguas de la Orotava el mejoramiento
de la salud de los invalids. En un artículo publicado en la Revista de Ca-narias
(1881), el Dr. Pérez es contundente al señalar la importancia de cre-ar
establecimientos "de hydroterapia tanto niarítimos como de agua dul-ce;
mejoremos nuestros paseos creando en ellos buenas sombras y
recreos, para que, con esparcimiento del ánimo, puedan allí pasar la ma-yor
parte del día las personas delicadas; y finalmente, hagamos que la hi-giene
pública sea una verdad. A todo ello hay que unir la detallada infor-mación
que empieza a publicase años más tarde en distintas guías
turísticas, como la Guide fov the Use of Invalids and Tourists de Brown
(1889), donde abundaba información referente a las condiciones climáti-cas,
el análisis de los componentes de las aguas y los lugares más adecua-dos
para recibir tratamiento (González, M.", 1995: 171).
En este apartado debemos mencionar la importancia de distintos in-telectuales
de la época que como el doctor Pérez, viajan a terminar sus es-tudios
de Medicina a ciudades peninsulares y extranjeras como Madrid,
Cádiz, Sevilla, Barcelona, Montpellier, etc. Los estudios sobre higiene y
cuidado del cuerpo que habían realizado en sus respectivos centros aca-démicos,
serán puestos en práctica, en mayor o menor medida, una vez
que se instalan profesionalmente en el territorio insular. Entre ellos sefia-lamos
al Dr. Juan Padilla, que en 1881 publica en la revista El Museo Ca-nario
una relación de las aguas conocidas en Gran Canaria hasta esa fe-cha,
así como sus propiedades. En la misma revista, el Dr. Manuel
Quevedo Hijosa, natural de Las Palmas de Gran Canaria y licenciado en
Anotaciones a la historia de la educación física y e2 deporte en Canarias ... 113
la Universidad de Madrid en 1877, publica varios artículos sobre la Edu-cación
Física.
Pero quizá la figura más destacada en esta tendencia es el Dr. Barto-lomé
Apolinario Macías. Tras cursar sus estudios en la Facultad de Mont-pellier
y dirigir en las cercanías de Perpignan el Nuevo Instituto Ortopé-dico
de Pía (Pirineos Orientales) hasta 1886, se traslada a su ciudad natal
preocupado por la existencia de enfermedades infecciosas. En Las Palmas
de Gran Canaria tratará de desarrollar su activismo higienista (Bosch, J.,
1967: 239). Ante el abandono intelectual y moral de la ciudad, crea en
1891 la Casa Asilo de San José, construida en unos solares cercanos a la
playa capitalina. Esta obra social incluía una Escuela en la actual calle Al-bareda,
contando con un sencillo mobiliario: cinco bancos, una mesa y
una serie de carteles donados por la caridad. Un texto publicado en 1896
titulado Objeto de la clase de párvulos (Colegio de San José) recoge sus ide-as
en torno a la importancia de la educación física, sobre todo en el cui-dado
y tratamiento de los sentidos:
La clase de párvulos o escuela maternal tiene por objeto dar a los
niños los cuidados que reclama su desarrollo físico, intelectual y moral,
preparándolos así para recibir con fruto la instrucción primaria. (...) Una
buena salud: el oído, la vista, el tacto ya ejercitados por una serie gradua-da
de esos pequeños juegos y experiencias propias para la educación de
los sentidos: ideas infantiles, más precisas y claras sobre los primeros ele-mentos
de lo que será más tarde la instrucción primaria: un principio de
costumbres y disposiciones sobre las que la escuela pueda apoyarse para
dar luego una enseñanza regular: el gusto por la gimnasia, el canto, el di-bujo,
las imágenes, los recitados (...).
(Betancor, M. A. y Vilanou, C., 1995: 274).
Preocupado por la escasa importancia de la educación física entre los
jóvenes de la isla, estableció en la calle Cano un gimnasio para señoritas
en ese mismo año como elemento necesario en la formación integral. En
1909 publica un pequeño texto de doce páginas titulado Baños de Azuage.
Aguas temo-minerales en Gran Canaria, describiendo el lugar, las carac-tensticas
químicas del agua, sus distintas aplicaciones y los beneficios que
se obtienen con su uso habitual.
b) Tendencia de instrucción flsico-militar
La importancia de la tradición pedagógica-militar en el campo de la
educación física no es desconocida. El ejército español había incorporado
desde su constitución la ejercitación física sistemática entre sus miem-
114 Miguel Angel Betancor León /Antonio S. Almeida Aguiar
bros con un claro fin de preparación belicista. El coronel Amorós junto
con el conde de Villalobos fueron los primeros aristócratas y militares
que se encargaron de difundir las prácticas gimnásticas entre la sociedad
civil de principios del siglo XIX, pero sobre todo, destacamos la aplica-ción
de su sistema gimnástico a mediados del siglo pasado por J. M."
Aparici en el gimnasio de Guadalajara, cuyos principios teóricos recogen
su obra Introducción para la enseñanza de la gimnasia en el cuerpo de tro-pa
y establecimientos militares. Por todo ello, no podemos obviar la ac-ción
de la tradición militar en la institucionalización de una serie de
prácticas encaminadas a preparar y fortalecer la condición física de sus
mandos. Como veremos con posterioridad, varios centros docentes, so-bre
todo a partir de 1850, introducirán en sus programas la práctica de
ejercicios físicos premilitares, así como tácticas comunes a todas las ar-mas.
Son frecuentes las citas en la prensa de la época señalando la reali-zación
de prácticas militares por parte del Batallón Provisional. En el
Eco del Comercio (1864), se señala que el E. S. Capitán General, "en vis-ta
de lo adelantada que se halla la estación del calor, ha dispuesto que la
instrucción de los cuerpos que se hallan sobre las armas, sea alternada
con días de descanso y de cortos paseos militares (...). Esta disposición,
a la vez que da robustez al soldado para las fatigas del servicio, le impri-me
la agilidad y soltura que necesita la tropa en todos sus movimientos".
Relacionado con este tipo de prácticas, empieza a divulgarse a través de
la prensa obras y manuales de ciencias, arte y oficios. Entre los manua-les
citados en el periódico La Prensa (1874), se encuentran el Manual de
gimnasia de sala y el Manual de esgrima. Por otra parte, distintas Acade-mias
privadas, dirigidas principalmente por militares, ofertan clases pre-paratorias
en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria para todos aque-llos
que quieran ingresar en alguna Academia Militar. El l de febrero de
1895 quedó abierta en la ciudad una de estas academias preparatorias
bajo la dirección "de los ilustrados oficiales del ejército D. Santiago Cu-llen
y D. Joaquín Paz", según un anuncio en La Patria. Dos años después
Don Antonio del Vallés y Navarro, profesor de equitación, ofrecía sus ser-vicios
para "enseñar a toda clase de personas a montar con sujeción a lo
escuela sevillana". En esta línea de investigación que justifica la ejercita-ción
física con un sentido militar, el Diario de Avisos de Las Palnzas
(1896) recoge un artículo que describe la educación del Rey Alfonso XIII
con "un marcado carácter militar. Pasa diariamente media hora hacien-do
gimnasia, y casi el mismo tiempo en el picadero de Palacio. Es muy
aficionado a caballos y a montar (...) tiene gran interés en que le permi-tan
aprender la esgrima (...)".
Anotaciones a la historia de la educación física y el deporte en Canarias ... 1 15
c) Tendencia deportiva, ocio y tiempo libre
Si bien es de sobra conocida la posición geoestratégica del Archipiéla-go
Canario, a lo largo del siglo pasado crece sin cesar debido a la necesi-dad
impuesta por la navegación a vapor que exige puertos-escala para re-alizar
el carbonero y la aguada de los buques. La presencia de colonias
extranjeras, principalmente ingleses, responden a los intereses comercia-les,
mercantiles y turísticos que se generan a través de los puertos. Los bri-tánicos
contribuirán a la modernización de las islas, introduciendo el telé-fono,
la electrificación, el turismo y controlando, de igual modo, las
grandes líneas marítimas. Si anteriormente indicamos la importancia de
los turistas ingleses en el desarrollo de la tendencia higiénica, no lo es me-nos
en el papel que jugó en la institucionalización deportiva insular. Esta
anglosajonización cultural trae consigo la introducción de una serie de
prácticas deportivas de gran tradición en Gran Bretaña, como el criquet,
el tenis, el golf, el fútbol, el badmington, etc. En un primer momento, se-rán
los súbditos extranjeros quienes lo practiquen, extendiéndose su difu-sión
posteriormente a la burguesía local.
Situado frente a la clínica de Santa Catalina, Las Palmas Cricket Club
fue fundado a finales del siglo pasado. Aunque no conocemos muchos da-tos
del mismo, sabemos que organizaban partidos entre los socios solte-ros
y casados como entrenamiento para los partidos que se disputaban
frente a las tripulaciones de los barcos británicos que hacían escala en el
puerto. El 29 de marzo de 1890, el Diario de Avisos de Las Palmas da a co-nocer
el resultado del partido de cricket celebrado en el "espacioso llano"
que hay frente al muelle de Santa Catalina. Los contendientes fueron los
oficiales del crucero Warspite y varios compatriotas suyos residentes en la
ciudad. La partida fue ganada por los oficiales del crucero, quienes hicie-ron
89 puntos frente a los 82 puntos de los contrarios. Entrada la noche,
los oficiales fueron obsequiados por Mr. Doorly con un baile, a la vez que
se celebraba un brillante concierto en el Hotel Quiney. El 9 de septiembre
de ese mismo año, E1 Liberal recoge en sus páginas que en esa misma lla-nura
"frontera al muelle de Santa Catalina" se disputó una partida de cric-ket
entre los oficiales del cañonero Widgeon y varios ingleses residentes en
la isla. Los locales ganaron la partida haciendo 110 puntos frente a los 39
puntos de los marinos. Esta es una de las características que se repiten en
todas las prácticas físicas establecidas por los ingleses en Canarias. La for-mación
de Clubs Sportivos acogerá no sólo las competiciones entre los co-lonos
establecidos aquí, sino que será el marco elegido para que los tri-pulantes
y oficiales de los barcos británicos que arribaban al Archipiélago,
pasasen unos días de ocio y diversión, realizando entre otros actos com-peticiones
deportivas.
116 Miguel Angel Betancor León /Antonio S. Almeida Aguiar
El Las Palrrzas Lawn Tennis Club surge alrededor de 1896. Sus pistas
de juego se situaban en los jardines del Hotel Metropole, celebrándose en
los mismos varios torneos para dar mayor divulgación a la práctica de es-te
deporte. En estas mismas fechas, en Tenerife se instala un Tennis Club,
y el English Hotel Pino de Oro, en Santa Cruz, ofrecía a su distinguida
clientela campos para jugar al tenis, croquet y badmington.
En la isla de Gran Canaria, los británicos se reunían en el descampa-do
del Lomo del Polvo, hoy Altavista, para practicar el golf. El Las Palmas
Golf Club, pionero en el estado español, se funda en 1891 gracias a la la-bor
de Mr. Kitto y sus colaboradores, Mr. Richard Blandy, el doctor Briand
Melland y Mr. John Forman entre otros. Años después, se conoce incluso
la intención de celebrar una competición de carácter anual que enfrenta-ría
a éste contra el Orotava Golf Club. En referencia a sus instalaciones, el
campo ocupaba una extensión de dos millas, y debido a la sequedad del
lugar, no contaba con césped. Los caddies, jóvenes encargados de trans-portar
el material, eran isleños, y cobraban por su trabajo 25 céntimos.
Además de ejercitarse en la práctica deportiva del golf, el Club sirvió de
pretexto para el encuentro social de los hombres y mujeres de la colonia
y los turistas.
Pero igual que sucede en nuestros días, el deporte que provocó mayor
espectáculo y entusiasmo a hombres y mujeres de todas las clases socia-les
fue el football. El periodista José Rivero señala el día 10 de febrero de
1894 como la fecha en la que se jugó el primer partido oficial en Gran Ca-naria.
Se enfrentaron los oficiales de la escuadra inglesa contra la socie-dad
Grand Canary Football Club. En esos años, las canchas de tenis del
Hotel Santa Catalina servían de escenario para las confrontaciones entre
los miembros de la colonia, junto a otros improvisados campos en el mue-lle
de La Luz, donde tenía su terreno de juego el Las Palmas Football Club.
A principios del presente siglo, se extiende la presencia de clubs formados
por jugadores canarios.
Una de las prácticas deportivas que más se extendió en el archipiéla-go
y en el resto del territorio español fue el ciclismo. De hecho, la pri-mera
Federación deportiva española fue la Federación Velocipedista Es-pañola,
creada en 1895. En este mismo año, en el conocido Hotel Cuatro
Naciones de Santa Cruz de Tenerife, Mr. Jordan se anunciaba vendiendo
bicicletas de primera clase al precio de 8F. Los beneficios de esta prácti-ca
deportiva aparecen recogidos en el Diario de Avisos del 15 de mayo de
1897, en un artículo firmado por H. L.: "La bicicleta ha venido a ofrecer
un nuevo y poderoso medio de locomoción (...). El sport del pedal, casi
constituye una manía que pudiéramos llamar velocipediomanía o bi-cicletomanía
(...). La bicicleta viene a operar una verdadera transfor-mación
desde el punto de vista fisiológico. Todos hacen gimnasia muy
Anotaciones a la historia de la educación flsica y el deporte en Cana rias... f 17
higiénica y provechosa, aumentando el apetito hasta lo inconcebible. Los
músculos se nutren y hay notable desarrollo de piernas, brazos, manos y
riñones (. . .)".
La buena acogida y expansión de esta práctica física en la ciudad de
Las Palmas de G.C. provoca que el Ayuntamiento acordase el 22 de mayo
de ese mismo año, según La Patria, "prohibir que las plazas públicas con-tinúen
convertidas en velódromos y el paso de las bicicletas por las aceras
de las calles". En otro artículo aparecido en el Diario de Las Palmas (1897)
se habla del "siglo del ciclismo: un furor, una pasión loca emballement, co-mo
se dice en Francia (...). No corremos ya, volamos; pero no sabemos
donde tendrá término nuestra carrera. La bicicleta es el vehículo de las
imaginaciones (...)". Este interés social por el ciclismo, pronto quedará re-flejado
en una asociación. Podemos señalar, tomando como fuente pri-maria
este último periódico, que en diciembre de 1897 queda constituido
el primer Club Velocipédico de Las Palmas. En los salones de la Unión Fi-larmónica,
la junta organizadora convoca a los aficionados con objeto de
aprobar el reglamento y nombrar la Junta Directiva. Casi al mismo tiem-po,
en el Puerto de la Cruz se habla de constituir una sociedad ciclista for-mada
por jóvenes aficionados, con la que buscaban un medio de diver-sión,
entretenimiento y deporte. Un año después, se inaugura con una
excursión al Monte un nuevo centro ciclista denominado Club Ciclista Ca-nario.
Paralelamente, se introducen nuevas modas y aficiones, así como
un numeroso vocabulario para referirse a conceptos hasta entonces des-conocidos
en nuestra tierra: choot, dribling, player, football, match, score,
team, sport, off-side (orsay, orzai), etc. (González, M." 1995: 515). En defi-nitiva,
este proceso de deportivizar la sociedad es propiciado y dirigido,
como hemos visto, por los ingleses y la pequeña burguesía canaria.
Otro punto importante de esta vía de institucionalización, lo integran
los gimnasios que de una forma continuada irán estableciéndose en las
poblaciones más importantes del archipiélago, como el Círculo Gimncísti-co
o el Círculo Recreativo (1 88 1) en Santa Cruz de Tenerife o el Gimnasio
Médico abierto en 1889 en Las Palmas. Sobre este particular, no podemos
obviar la benéfica influencia que desarrolló el repetido paso por nuestras
ciudades de compañías extranjeras de equilibristas, que si bien practica-ban
ejercicios circenses eran presentados comúnmente en la prensa como
gimnastas. La Revista de Canarias (1879) recoge la llegada a la capital ti-nerfeña
de la Compañía de Atletas usos dirigida por Mr Feeley. En 1896,
tuvo gran éxito la compañía de acróbatas que dirigía el Sr.Guillaume. En-tre
las diversas actividades realizadas, organizaron una función mixta de
luchas y ejercicios de agilidad en el Circo Cuyás. No obstante, hubo voces
que criticaban este tipo de gimnasia acrobática. En la Revista de Canarias
(1881), Río Oseleza señala que debena eliminarse "todo ejercicio que no
118 Miguel Angel Betancor León /Antonio S. Almeida Aguiar
sirva para fortificar el organismo. Así es como se entiende la gimnasia en
los países cultos (. . .). En esta gimnasia no hay suertes difíciles, y en nin-guna
parte se confunde con los juegos de circo".
d) Tendencia gimnástica en el ámbito escolay
Anteriormente analizamos los titubeantes pasos de la incorporación
de la Educación Física en los programas escolares. No existía una políti-ca
consolidada para que esta disciplina se vertebrara en el sistema de en-señanza
español. En Canarias encontramos esta misma pobreza de resul-tados.
Durante el primer tercio del siglo XIX, la instrucción primaria
isleña, según Millares Torres "apenas contaba en 1834 con veinte y siete
escuelas de niños y seis de niñas, dirigidas por maestros, de los cuales só-lo
siete habían obtenido título de maestro". En torno a 1840, Juan de la
Puerta Canseco, habla de 37 escuelas públicas de niños y 16 de niñas. Sie-te
años más tarde, F. M." de León exponía la situación siguiente: "De los
95 pueblos de las Islas Canarias sólo en 40 existen escuelas donde concu-rran
niños pobres a quienes se instruyan gratuitamente, y en general la
educación depende de la que los padres de familias pudientes pueden pro-porcionar"
(Negrín, O., 1982: 17).
En el expediente sobre instrucción primaria de la ciudad de Las Pal-mas,
R. G. 5216, del año 1845, encontramos que el núrnero de escuelas
que existían en la ciudad, tanto públicas como privadas, era de veintiocho.
El índice de analfabetismo resultaba el más alto de España, en particular
en las zonas rurales de Gran Canaria y en las islas de Lanzarote y Fuerte-ventura.
En ninguna de las islas orientales existía Instituto de segunda en-señanza,
aunque en Las Palmas la impartían tres colegios privados (Ro-dríguez,
P. y Repetto, E., 1999: 49).
Será precisamente en estos centros privados donde comieriza a intro-ducirse
la educación física como "asignatura de adorno". El Colegio de
San Agustín, en el curso escolar 1845-1846 programó los tres primeros
años de segunda enseñanza. Entre las materias complementarias, se en-contraba
dibujo, esgrima, equitación y música. El profesor encargado de
la asignatura de esgrima era Antonio Gonzálvez y José del Castillo Oliva-res
impartía equitación. Ambos cobraban 50 pesos anuales por su docen-cia
(Marrero, M." ,1997: 177-193). Respecto a la equitación, la primera de-jó
de enseñarse en 1848, al parecer debido a una gran caída sufrida por
uno de sus alumnos, Agustín Pérez Navarro. La esgrima se impartió de
manera esporádica en esta primera época. En el Boletín Oficial de la Puo-vincia
de Canarias ( 1 846), el 14 de septiembre señala la celebración de los
exámenes de la asignatura de esgrima. Entre los alumnos se encontraban
Anotaciones a la historia de la educación física y el deporte en Canarias ... 11 9
Fernando y Tomás Nava, José Navarro, Enrique Bethencourt, etc. Los
ejercicios de dicha prueba consistieron en ejecutar todas las posiciones
que requería ese arte, así como tirar la muralla y el asalto.
Andrés Navarro Torrent, antiguo alumno del colegio, relata en su obra
inédita Mis recuerdos, conservada en la hemeroteca del Museo Canario,
algunas anécdotas de estas prácticas físicas. Junto a los ejercicios señala-dos,
realizaba también gimnasia, asignatura que en esta etapa del centro
h e impartida solamente en 1860 por Antonio Gonzálvez. La esgrima era
sólo practicada por los alumnos de mayor edad. Navarro Torrent llama al
profesor de esgrima "Antonico González", de profesión maestro platero y
de origen portugués. Debía ser un hombre de entrada edad, "aunque vie-jo,
es fuerte y ágil, maneja con mucha gracia y garbo el florete y conserva
muy buenos puños. Es una buena persona que en los ratos de descanso
nos entretiene contándonos aventuras y hechos de armas" (Navarro, A.,
1913: 418-419).
En la segunda época de este centro (1876-1915), se imparte gimnasia
los cursos 1893-1894 y 1894-1895, a cargo de Alfredo Wood. En el último
curso (1 9 15- 19 16), Jaime Company Escandell, con título de Bachiller, es
el encargado de la asignatura. Su experiencia en la materia estaba fuera
de toda duda. Años antes, en 1907, había fundado el Club Gimnástico, ins-titución
creada para el desarrollo de las facultades físicas de sus socios
mediante la gimnasia y la organización de carreras a pies los domingos.
Dando cumplimento a una Real Orden del Ministro Pida1 en 1845, de-saparece
la Universidad de San Fernando, creándose por Real Orden de
2 1 de agosto de 1846, en la Ciudad de La Laguna, el primer centro oficial
de Segunda Enseñanza de Canarias, conocido como El Instituto de Cana-rias,
hoy con el nombre de Instituto Cabrera Pinto. Dentro del programa
educativo impartido en sus aulas durante el siglo XU(, no existe constan-cia
de la educación física hasta finales de la centuria. El carácter público
del centro determinará la no presencia de prácticas físicas como la equi-tación
o la esgrima, propias de los grupos sociales elitistas. En 1894, se
crea la asignatura de Gimnástica Higiénica, impartida por D. Francisco
Torrens y Cuevas. Ese mismo año se solicita una relación de aparatos
gimnásticos, entre los cuales podemos citar el goniómetro oblicuo facial
de Broca, el espirómetro de Waldemburg o de Dupont, dinamómetro de
Marthien, dinamómetro de Dupont para la abducción, barra de hierro pa-ra
arrojar, barra de madera con esferas, caballo de madera desnudo, cuer-da
de tracción, pesos o anteras de distintos kilos, estribos, etc. (Fajardo,
F., 1995: 155). Este tipo de material está vinculado, fundamentalmente, al
desarrollo de la fuerza, característica que podemos relacionar con los ob-jetivos
que buscaba el plan de estudios de la mencionada Escuela Central
de Gimnasia de Madrid, sustentado en la productividad moral, laboral y
120 Miguel Angel Betancor beón /Antonio S. Almeida Aguiar
militar a través del desarrollo de la fuerza física. Sin embargo, parece que
este utillaje nunca fue enviado y no será hasta 1902, cuando el claustro del
centro acuerde el arreglo de una Sala de Gimnasia, inaugurada en el ciir-so
1903-1904. Entre los catedráticos del instituto en 1906, D. Vicente Ko-mero
y Romero era el encargado de la asignatura de gimnasia.
El Colegio Ntra. Sra. del Carmen comprendía la primera enseñanza
elemental y superior y varias clases de adorno. Su director era Antonio
Sáez y Ordóñez. El reglamento del centro, expuesto en el Eco de Comer-cio
en 1864, señala entre las clases de adorno algunas lenguas vivas o
muertas, el dibujo natural y de paisaje y gimnasia. Estas asignaturas, si
quenan ser realizadas por los alumnos, tenían que pagar por cada una 20
rs. vn. al mes.
En la Revista de Canarias (1879), Río Oseleza recoge la iniciativa lle-vada
a cabo por el Establecimiento de Segunda Enseñanza de Santa Cruz
de Tenerife, a través de su director, D. Eduardo Domínguez. El Dr.
Domínguez dio a conocer que el centro había recibido de París los íItiles
necesarios para un gimnasio que pronto estana a disposición de los que
desearan acudir a él. Se proyectaba la creación de una clase de gimnasia
terapéutica.
El establecimiento de enseñanza que dirigía en Las Palmas el Presbí-tero
D. Zoilo Padrón de la Torre en los años noventa del pasado siglo, ofer-taba
lecciones de gimnasia a toda clase de alumnos, pertenecieran o no al
referido centro. Estas "clases particulares" surgen como respuestas a unas
demandas sociales no cubiertas por los establecimientos existentes. Una
parte importante de esta oferta aparece enfocada hacia el aprendizaje de
las materias llamadas de adorno por no tener suficiente entidad para ser
consideradas fundamentales. Al respecto, Simon Palmer enumera a los
idiomas, la música, el dibujo, el baile, la equitación, la gimnasia, e inclu-so
la natación y la esgrima. Eran las Academias y los colegios privados,
como estamos analizando, los que procuraban atender, por motivos cre-matísticos,
este tipo de actividades (Luxán, S., 1990: 125).
En esta línea, inaugura sus clases en 1895, una Academia preparato-ria
para ingresar en las carreras militares, dirigida por D. Manuel Martí-nez
de la Vega. El acreditado Colegio del Inmaculado Corazón de María,
establecido en el barrio de los Arenales, se anuncia en el Diario de Avisos
de Las Palmas (1892)) indicando que "ha mejorado, completado y amplia-do
la enseñanza poniéndola a la altura y condición de cualquier otra de su
clase o colegio". Entre las asignaturas que se imparten se encuentra la
gimnasia. Tres años despu&, el 26 de abril, se anuncia en La Patria el nue-vo
colegio de las Señoritas de Pérez, ubicado en la calle de Constantino, y
con el nombre de Santa Teresa de Jesús. Era un "centro de educación mo-derna
para señoritas'' que figuraba "entre los primeros de esta ciudad por
Anotaciones a la historia de la educación fisica y el deporte en Cana rias... 12 1
su acertada organización higiénica y pedagógica". Sólo se admitían vein-ticuatro
alumnas para que estuviesen atendidas lo mejor posible. El cu-rrículum
escolar que ofrecía era bastante. completo. Además de las asig-naturas
obligatorias, como gramática, doctrina cristiana, historia
sagrada, lectura, escritura, historia de Canarias y de España, aritmética,
geometría, etc., se impartía urbanidad, higiene doméstica y gimnástica de
sala a cargo de la Srta. Modesta Pérez y Rodríguez, maestra superior.
En 1895 abre sus puertas en la Villa de la Orotava el Colegio Taoro,
centro de "enseñanza privada colegiada" agregado al Instituto provincial
de Canarias de La Laguna. Se admitían en este centro tres modalidades
de alumnos, teniendo en cuenta el régimen de relación que mantenían
cotidianamente con el colegio: alumnos externos, medio-internos e in-ternos.
En el curso 1897-1 898 estando dirigido por D. Ángel Castro y Fa-riña,
la asignatura de gimnasia era impartida por D. José de Ponte y l a -
rena, secretario del centro y profesor además de las asignaturas de
cálculo mercantil, aritmética y álgebra. La asignatura de fisiología e hi-giene
recaía bajo la responsabilidad de D. Aarón Luis Otazo. En el si-guiente
curso, la asignatura de gimnasia sena impartida por D. Carlos de
Igualada y Pastor (Negrín, O., 1998: 171). Por esas mismas fechas, en el
Colegio de Las Palmas, dirigido en 1898 por D. Pedro Quevedo, se esta-bleció
un gimnasio para recreo de los alumnos, montado con todos los
adelantos modernos.
e) Tendencia autóctona de carácter Zúdico
Mientras se producen estos procesos de institucionalización de la edu-cación
física y el deporte en nuestro archipiélago, los juegos autóctonos
perviven a lo largo de este período, manteniendo su idiosincrasia como
genuina expresión de una tradición, sirviendo de mecanismo de identidad
y consolidando la historia del grupo social que lo practica. A ello hay que
unir los juegos populares, practicados por la sociedad sobre todo en los
días de ocio, con motivo de fiestas religiosas. Cucañas, carreras a caballos,
carreras de cintas, carreras de sortijas, carreras de sacos, regatas, lucha-das,
riñas de gallos, entre otros, completan el entramado físico-deportivo
de Canarias en la centuria decimonónica. En la actualidad, estas prácti-cas
autóctonas forman parte del complejo entramado del deporte federa-do,
considerándose como deporte autóctono, con un claro sentido com-petitivo-
profesional, y perdiendo, de alguna manera, el carácter originario
de juego tradicional.
122 Miguel Ángel Betancor León /Antonio S. Almeida Aguiar
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Anotaciones a la historia de la educación física y el deporte en Cana rias... 123
Fuentes impresas
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Eco del Comercio.
La Patria.
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Diario de Las Palmas.
Revista de Canarias.
Revista del Foro Canario.
Revista del Museo Canario.