Un análisis geográfico de la educación
en la isla de Tenerife
M." CAMENR OSAD ELGAADCOO STA
Departamento de Geografia. Universidad de La Laguna
Como ha ocurrido con el resto de las variables sociales y económicas,
la educación en Canarias ha sufrido un retraso histórico considerable,
mostrando, hasta hace dos décadas, una escasa población instruida y
unos bajos índices de escolarización. Los mayores avances se han produ-cido
en la década de los setenta coincidiendo con la puesta en marcha de
la LGE, pero ha sido con la autogestión autonómica cuando se ha dado
un paso definitivo en la consecución de la plena escolarización en los dis-tintos
niveles educativos.
Sin embargo, las desigualdades sociales y espaciales continúan exis-tiendo,
pues aunque las políticas educativas sean aplicadas de igual forma
en todos los territorios, las diferencias en el grado de desarrollo económi-co
y social de las poblaciones actúa como factor discriminante mante-niendo
desigualdades espaciales difíciles de salvar.
En la presente comunicación se expondrán parte de las conclusiones
de un trabajo de investigación más amplio y que constituyó nuestra tesis
doctoral'. En ella se hará un resumen de la evolución de los niveles de ins-trucción,
de la escolarización y de los equipamientos educativos en la isla
de Tenerife desde mediados del siglo pasado -cuando la Ley de Instruc-ción
Pública de 1857 convirtió en obligatoria la enseñanza elemental-,
1 "La educación en Tenerife. Un análisis de organización espacial", leída en el De-partamento
de Geografía de la Universidad de La Laguna el 18 de marzo de 1999.
Boletín Millares Carlo, núm. 18. Centro Asociado UNED. Las Palmas de Gran Canaria, 1999
1 56 M." Camen Rosa Delgado Acosta
hasta finales de los años noventa del siglo XX -coincidiendo con la pues-ta
en práctica de la Ley de Ordenación General del Sistema Educativo-.
Estableceremos los cambios experimentados a lo largo del tiempo en la
estructura educativa tinerfeña y, sobre todo, los contrastes espaciales exis-tentes
dentro de la isla como consecuencia del desigual desarrollo co-marcal.
1. UNA ESTRUCTURA EDUCATIVA MUY PRECARIA HASTA MEDIADOS DE LOS ANOS
SETENTA
Desde mediados del siglo pasado hasta la mitad de los años setenta,
durante más de un siglo, la situación de la educación era muy precaria.
Las caractensticas principales de la estructura educativa se podían sinte-tizar
en: un equipamiento exiguo y de poca calidad en todos los niveles
educativos, escasa escolarización y nivel de instrucción precario.
El equipamiento, que era muy deficiente en todos los niveles educati-vos,
pertenecía, en su mayoría, a las administraciones públicas, sólo el de
bachillerato se encontraba en manos privadas.
Los centros de enseñanza primaria, de acuerdo con la Ley Moyano, es-taban
a cargo de las corporaciones municipales y a pesar del incremento
continuado en el número de unidades escolares, al finalizar la etapa, su
número continuaba siendo insuficiente para escolarizar a todos los ni-ños?
En estos años existían un total de 1.934 aulas para 80.810 matricu-lados
lo que daba lugar a ratios medias de 42 alumnos por aula.
La presencia de la enseñanza privada en este nivel educativo era poco
significativa, con sólo el 6,4% del total de las plazas existentes en el curso
1959-60. No obstante, en los años sesenta se produce un importante in-cremento
de dichas unidades escolares debido al impulso que las instan-cias
oficiales proporcionan a este tipo de enseñanza (de sólo 45 plazas en
el curso 1957-58 se pasa a 193 en 1964-65) subiendo su porcentaje al
14,6%.
En Bachillerato la situación del equipamiento público era todavía pe-or;
en 1960 sólo había en la isla 15 centros dedicados a esta enseñanza, de
los cuales 2 eran institutos públicos y 13 centros privados; por lo que se
2 Según el Censo Escolar de 1942, la ciudad de Santa Cruz de Tenerik contaba con
17.561 niños en edad de 6 a 14 años (PÉREZ DE LA BARREDMA., A,, 1942:33-36). En esta fe-cha
existían en el municipio cinco gmpos escolares con capacidad para 2,050 plazas, una
escuela graduada para 150 nifios y 8 escuelas unitarias con 50 plazas cada una. En total
la ensefianza pública atendía a 3.250 escolares lo que significaba una tasa de escolaridad
de sólo el 18,5% para un nivel supuesta mente obligatorio.
Un análisis geográfico de la educación en la isla de Tenerife 157
puede decir que hasta principios de los sesenta el bachillerato era un ni-vel
controlado casi en exclusiva por el empresariado privado con el 86,7%
de los centros existentes. Los religiosos tenían mayor presencia pues la
misma ley Moyano reconocía el poder de la Iglesia Católica permitiéndo-le
inspeccionar los contenidos educativos de las escuelas públicas y obli-gando
a impartir en todos ellos la religión católica.
Institutos (9.1%)
No obstante, en la década de los sesenta los cambios socioeconómicos
producidos en el conjunto de España y en Canarias provocaron el incre-mento
de la demanda de puestos escolares, dando lugar a la creación de
unos centros públicos que, aunque mal dotados, intentaban paliar el défi-cit.
De ahí que en el curso1969-70 el número de centros de bachillerato se
elevara a 33, de los que17 eran ya centros públicos: 3 institutos, 4 Colegios
Libres Adoptados, 4 Secciones Filiales y 6 Secciones Delegadas3; los 16
restantes eran privados.
3 Los Colegios Libres Adoptados eran centros municipales creados en las áreas m-rales,
adscritos a un Instituto Nacional, cuyos alumnos tenían la condición de libres a
efectos académicos y administrativos. Las Secciones Delegadas constituían ampliaciones
de los Institutos y se ubicaban en núcleos suburbanos. Las Secciones Filiales eran, en re-alidad,
centros privados pertenecientes a Cáritas Diocesana y adscritos a un Instituto Na-cional.
Los alumnos tenían la condición de alumnos oficiales. Se solían ubicar en los ba-mos
marginales de los principales núcleos urbanos.
158 M." Carmen Rosa Delgado Acosta
El equipamiento de la Formación Profesional era, si cabe, más preca-rio
todavía, al tratarse del nivel más abandonado por la Administración
Educativa; su provisión era responsabilidad del Ministerio de Trabajo y de
forma subsidiaria recaía en el de Agricultura. Sólo en los años cincuenta
se le dio un impulso a los estudios profesionales con la creación del Ba-chillerato
Laboral y los estudios profesionales industriales. A finales de los
sesenta Tenerife contaba con 4 centros, tres públicos y uno privado pei-te-neciente
a la congregación religiosa de los Salesianos.
La distribución espacial del equipamiento en el caso de los niveles
postobligatorios era muy concentrada y el Área Metropolitana y el Valle
de La Orotava albergaban la mayor parte de los escasos centros existen-tes.
En el curso 1968-69 el 58% de los centros públicos y el 70,6% de los
privados dedicados al bachillerato, se ubicaban en el área Metropolitana.
En Formación Profesional de los 4 existentes, 3 se localizaban en el rnu-nicipio
de Santa Cruz de Tenerife. De tal manera que a las dificultades so-ciales
y económicas que los jóvenes tenían para acceder a la educación no
obligatoria se añadían las dificultades en el acceso al centro escolar.
En cuanto a la escolarización, a comienzos de los setenta ni siquiera
en la enseñanza obligatoria se había conseguido la escolarización com-pleta
y un 23% de niños entre 6 y 14 años no iban al colegio.
En los estudios medios la realidad era aún peor, pues de cada 100 jó-venes
de 14 a 17 años sólo 12 llegaban al Bachillerato y 7 a la Forniación
Profesional.
Lo mismo ocurría en la enseñanza de los niños de menos de seis años,
pues al no estar incluida en el sistema educativo -recordemos que en es-tos
momentos se encontraba todavía vigente la Ley Moyan- menos de
una cuarta parte estaban escolarizados y de ellos, la casi totalidad per-tenecía
a familias acomodadas que enviaban a sus hijos a guarderías pri-vadas.
Como consecuencia de esta práctica educativa el nivel de instrucción
era muy precario. La población era, mayoritariamente, analfabeta o no
había terminado la enseñanza obligatoria. No obstante, en esta etapa el
analfabetismo experimenta un importante descenso, de manera que a co-mienzos
de los setenta se situaba ya en un valor medio del 13,2% aunque
todavía a cuatro puntos por encima del estatal.
Por otra parte, las mujeres presentaban una situación cultural más de-ficiente
que los hombres como lo demuestra sus mayores tasas de analla-betismo.
Un análisis geográfico de la educación en la isla de Tenerife
Preescolar Primaria Bachillerato FP
1 + Mujeres 1
160 M. " Carmen Rosa Delgado Acosta
En consecuencia, la población que se encontraba instruida era insig-nificante;
sólo un 16% de la población de más de 14 años poseía los estu-dios
Primarios y los Medios y Universitarios eran alcanzados por sólo el
2% de la de más de 25 años.
En síntesis, ésta era la situación cultural y educativa de la isla hace
apenas treinta años.
Esta realidad comienza a cambiar a mediados de los setenta a conse-cuencia
de las transformaciones socioeco~iómicas que se estaban produ-ciendo
desde la década anterior en el conjunto de España, en Canarias y
en particular en Tenerife.
El hundimiento de la economía agraria y la aparición de una sociedad
terciarizada revalorizó el concepto de la educación que se convirtió en un
medio para la promoción social y laboral de las personas. La legislación
educativa se tuvo que adaptar a estos cambios y favorecer la generaliza-ción
de la educación, surgiendo en 1970 la LGE.
Esta etapa, en la que se producen los cambios más importantes de la
historia de la educación tinerfeña, se prolonga hasta finales de los ochen-ta.
De manera que durante veinte años la educación en la isla vive una
auténtica convulsión.
Todos estos cambios tendrán una importante repercusión en el eq~~i-pamiento
educativo y en el acceso de los jóvenes a los distintos niveles, co-mo
veremos seguidamente.
El equipamiento escolar público, deficiente de la época anterior, co-menzó
a mejorar y arnpliarse y en todos los niveles se asiste a un creci-miento
sin precedentes. En cambio, el privado no encontró en la LGE la
protección con la que venía gozando hasta el momento y se estancó.
La Enseñanza Obligatoria absorbió los mayores esfuerzos constructi-vos
de la Administración Educativa en esta época y el número de unidades
escolares de EGB creció de forma vertiginosa experimentando, en la déca-da
de los setenta, el mayor incremento de la historia de la educación tiner-feña
(pasaron de 2.000 a 4.000), de manera que a comienzos de los ochen-ta
todos los niños de 6 a 14 años contaban ya con un puesto escolar4.
4 La Unidad de Planificación de la Delegación Provincial del Ministerio de Educación
y Ciencia, puso en marcha Planes de Urgencia con la finalidad de hacer cumplir el eslogan
propio de los comienzos de curso de los años setenta "ni un niño sin un puesto escolar". Es-to
motivó la aparición de unidades escolares en locüles poco apropiados como viviendas pró-ximas
a los colegios, garajes, etc., donde se hacinaban más de 40 niños por aula.
Un análisis geográfico de la educación en la isla de Tenerife 161
El nivel de Preescolar, en cambio, sufrió un retraso mayor en su des-pegue,
pues hubo que esperar a comienzos de los ochenta para que au-mentaran
de forma considerable las unidades para niños de 5 y 4 años;
entre 1980 y 1985 se crearon una media de 27 aulas por año.
En las Enseñanzas Medias la evolución del equipamiento difiere
según el nivel de que se trate. En Bachillerato el impulso constructor pú-blico
que había comenzado desde los años sesenta con la aparición de las
Secciones Filiales, Secciones Delegadas y Colegios Libres Adoptados, se
incrementó en los setenta. En un primer momento, la Administración
Educativa se limitó a reconvertir en institutos los precarios centros ya
existentes, pero desde comienzos de los ochenta hicieron aparición los de
nueva planta.
En Formación Profesional, por el contrario, la década de los setenta
no fue especialmente importante en la construcción de centros. Aparecie-ron
algunas Secciones y los Institutos que surgieron eran, en realidad, los
pertenecientes al Ministerio de Trabajos. Incluso a comienzos de los
ochenta su número desciende al desaparecer la mayor parte de los CECA
(los centros de Experimentación y Capacitación Agraria pertenecientes al
ministerio de Agricultura).
El reparto espacial de los centros públicos correspondientes a los ni-veles
básicos era bastante equitativo, en cambio los de Enseñanzas Me-dias,
sobre todo el Bachillerato, continuaba concentrado en las áreas ur-banas;
de los veintidós centros existentes, quince se localizaban en el Área
Metropolitana. La política constructiva del Ministerio continuaba benefi-ciando
a Santa Cruz y La Laguna frente al resto de los municipios.
El equipamiento privado contaba con un grado de concentración mayor
en todos los niveles. La búsqueda de grupos sociales con poder adquisitivo
medio-alto determina la ubicación de estos centros y el Área Metropolitana
y el Valle de La Orotava absorbían la casi totalidad de los mismos.
Paralelamente a la mejora del equipamiento se produjo un aumento de
la demanda social de la educación en todos los niveles educativos, de mane-ra
que se puede afirmar que la década de los setenta fue la de mayor si&-
cado dentro de la historia de la educación. Esto fue debido tanto a factores
sociales y económicos que incrementaron la demanda, como a factores de
política educativa que aumentaron la oferta, y a la vitalidad demográfica de
la época que mantuvo altas tasas de natalidad durante todo el período. En el
5 Hasta finales de los años setenta el Ministerio de Educación y Ciencia no asumió
la responsabilidad en exclusiva de la Formación Profesional, de forma que en Tenerife co-existieron
los centros pertenecientes al Ministerio de Educación (Secciones e Institutos de
FP), los Centros de Experimentación y Capacitación Agraria (CECA) del Ministerio de
Agricultura y los del Ministerio de Trabajo.
162 M." Carmen Rosa Delgado Acosra
quinquenio 1976-80 la tasa de crecimiento del alumnado fue del 7,3% en En-señanza
Obligatoria, del 17,5% en Enseñanza Preobligatona, del 11,4% en
Bachillerato y del 24,4% en Formación Profesional6.
La generalización de la educación se acompañó de un fenómeno desco-nocido
hasta el momento relacionado con las transformaciones en la vida
social y económica y que llevó a la mujer de forma masiva a las aulas. En
Bachillerato las mujeres recuperaron el retraso acumulado, superando a los
varones en número, en cambio, su participación en Formación Profesional
fue inferior por ser unas enseñanzas de escasa utilidad para su promoción
social, dado el carácter técnico de estos estudios.
Como resultado de estos avances educativos los índices de escolarización
aumentaron en todos los niveles, sin embargo, todavía a mediados de los
años setenta no se había conseguido la escolaridad plena para los niños de
6 a 14 años, cuando en el resto de España ya los índices eran del 100%.
Preescolar Primaria Bachillerato FP
6 En Formación Profesional y en Preescolar las tasas se elevan de forma notable
puesto que se parte de valores muy bajos. Con anterioridad a la LGE los niños escolari-zados
en Preescolar eran muy escasos; en el curso 1976-77 había en la isla apenas 10.000
niños de 4 y 5 años en las aulas, cinco años más tarde llegaban ya a 20.000. En Formación
Profesional sólo estudiaban 2.415 jóvenes y en e 1980-81 7.184.
Un análisis geográfico de la educación en la isla de Tenerife 163
La enseñanza Preescolar experimentó igualmente un importante des-pegue
al ser incorporada por vez primera al sistema educativo, y acorde
con la entrada masiva de niños a las aulas se incrementó de forma notable
el índice de escolaridad; se pasó de un 20% en el curso 1976177 a un 44%
cinco años más tarde. La escolarización se extendió exclusivamente a los
niños de 5 y, en menor proporción a los de 4 años. El aumento fue impor-tante
pero todavía estábamos lejos de alcanzar la plena escolaridad.
Lo mismo sucedió en las Enseñanzas Medias y el empuje al alza de las
tasas muestran el impulso educativo de esta etapa. El Bachillerato se con-solida
como el nivel postobligatorio más aceptado, en cambio la Forma-ción
Profesional afianza su desprestigio social y se convierte en la vía sub-sidiaria
del sistema educativo. En Bachillerato el incremento de los
índices se había experimentado con anterioridad a la puesta en marcha de
la LGE a consecuencia de la mejora en la oferta educativa (12% en
1970171 a 28% en 1975176) y continuó en el segundo quinquenio de la dé-cada
al alcanzar el 41% a comienzos de los ochenta. En Formación Pro-fesional,
aunque la demanda del alurnnado ha sido siempre inferior a la
del Bachillerato por la escasa valoración social de estas enseñanzas, tam-bién
se observa un importante incremento de las tasas, y de un 7% en
1975176 se pasa a un 15% en el curso 1980181.
En esta etapa las desigualdades espaciales tan acusadas de la época
anterior se suavizan aunque no se eliminan. En la enseñanza obligatoria
todas las áreas educativas lograron la plena escolaridad a finales de esta
etapa. En el resto de los niveles, en cambio, las áreas urbanas continúan
registrando los mayores índices a consecuencia de sus mejores equipa-mientos
y concentración de gmpos sociales de nivel cultural más alto. A
pesar de todos estos avances continúa el retraso educativo con respecto a
la media española. La escolaridad obligatoria en España se había conse-guido
en su totalidad en el curso 1975176, es decir, cinco años antes que
en Tenerife y los índices de escolaridad en las Enseñanzas Medias eran
también superiores a los tinerfeños en más de cinco puntos al finalizar la
etapa (47% frente a 41% en BUP y 21% frente a 15% en FP).
La mejora en el equipamiento y el incremento de la escolarización no
se tradujo, sin embargo, en una elevación significativa de la formación
cultural de la población. Los cambios educativos, por su propia naturale-za,
se manifiestan tardíamente, de modo que cuando realmente se van a
apreciar será en los años ochenta y noventa. No obstante, el analfabetis-mo
disminuyó bastante aunque seguía estando situado entre los más al-tos
de España. Tal descenso se debió no tanto a la escolarización de niños
como a las campañas de alfabetización que se realizaron desde la década
de los sesenta con la finalidad de cualificar la mano de obra que iba a tra-bajar
en los sectores económicos en auge. Pero continuaba habiendo una
164 M. " Carmen Rosa Delgado Acosta
alta proporción de población sin estudios; los que habían logrado una for-mación
superior a la obligatoria no llegaban a representar el 2% de los
mayores de 25 años.
Los favorables cambios educativos que comenzaron a gestarse desde
mediados de los setenta, se aceleran a partir de 1985 cuando la Comurii-dad
Autónoma Canaria asume las competencias en materia de educación.
Desde un primer momento los sucesivos gobiernos reconocieron la nece-sidad
de recuperar el retraso educativo realizando un importante esfuerzo
en la creación de nuevos centros, nombramiento de profesores, etc. que se
han traducido en una incuestionable mejora cuantitativa de la enseñanza.
De tal forma que en la historia de la educación tinerfeña que venimos rea-lizando,
se puede hablar de una segunda etapa de impulso educativo.
La creación de centros y su descentralización, es decir, la ubicación de
instalaciones en todas las comarcas, fue uno de los retos más inmediatos.
Los niveles más atendidos fueron los de Preescolar y FP por ser también
los más necesitados.
En Educación Primaria la creación de unidades escolares no fue muy
elevada, pues la escolarización se había conseguido en su totalidad con
anterioridad; lo que se pretendía ahora era mejorar la calidad eliminando
los desdobles de turnos y las aulas mal equipadas. El descenso en el nú-mero
de escolares por la caída de la natalidad motivó, además, un su-perávit
de plazas. En pocos años la situación de este nivel se ha invertido;
hasta hace apenas 15 años la falta de puestos escolares suponía un enor-me
problema social y ahora el exceso global de las mismas le genera enor-mes
inconvenientes a la Administración Educativa (supresión de plazas
docentes, trasvases de profesores, readscripciones, etc.).
En Enseñanza Infantil es donde se centró uno de los mayores esfuer-zos.
El elevado retraso de escolarización con respecto a la media españo-la,
motivado por las grandes deficiencias de puestos escolares, exigía una
mejora de las dotaciones y, entre 1986 y 1996, se construyeron 300 nue-vos
puestos hasta llegar a 924 en el curso 1996197. Esto ha supuesto que
para los niños de 4 y 5 años se haya cubierto con creces la totalidad de la
demanda, en cambio para los de 3 años existe todavía un 36% de déficit;
los de dos años no se encuentran escolarizados en la pública. Esto ha su-puesto
que el segundo ciclo de la Enseñanza Infantil este prácticamente
en su totalidad en manos del estado.
En Enseñanzas Medias se produjo también una importante mejora de
las instalaciones. En BUP la construcción de doce nuevos institutos logró
cubrir la demanda. Además, la reducción a la mitad de los cursos del ba-
Un análisis geográfico de la educación en la isla de Tenerife 165
chillerato LOGSE con respecto al de la LGE ocasionó un importante su-perávit
de plazas que están siendo reutilizadas para el Segundo Ciclo de la
ESO. En Formación Profesional las inversiones fueron mayores y dieci-nueve
nuevos centros aparecieron por todo el territorio insular, sin embar-go,
todavía no se ha conseguido atender la totalidad de las necesidades.
En definitiva, a pesar de los grandes esfuerzos realizados, la educación
Infantil y la Formación Profesional estatal poseen todavía importantes de-ficiencias.
En cuanto a la enseñanza privada, su papel dentro del conjunto de la
enseñanza continúa siendo escaso. Sin embargo, la Ley Orgánica del De-recho
a la Educación (LODE) promulgada en 1985 le dio un importante
impulso al permitir incorporar sus centros a la red pública; de manera
que la mayoría de las unidades privadas de los niveles obligatorios (Pri-maria
y ESO) se encuentran actualmente concertadas. Esto supuso un tí-mido
incremento de las unidades escolares en Primaria y una gran inver-sión
en las de Educación Infantil que se ha convertido en el nivel más
rentable, pues no está concertado y es el paso casi imprescindible para
asegurarse, en estos colegios privados, una plaza concertada en el nivel
obligatorio. Las plazas privadas en BUP también han aumentado ligera-mente
por el prestigio social de este nivel educativo. La FP continúa sien-do
un nivel con escaso interés para el empresariado, aunque en los últi-mos
años han aparecido pequeñas academias dedicadas a impartir cursos
de peluquería-estética, administración y gestión informática7.
En resumen, en el curso 1996197 las plazas escolares en Primaria y Pri-mer
Ciclo de la ESO sobrepasan a las demandadas en enseñanza estatal y
son deficitarias en la privada y concertada. En Infantil existe déficit de au-las
de 3 años, mientras hay superávit en las de 4 y 5 años; en la privada el
déficit es general. En Enseñanzas Medias, por las razones ya expuestas
hay superávit de plazas en Bachillerato, en cambio en FP hay un impor-tante
déficit global.
La distribución espacial del equipamiento también se modificó y des-centralizó
en esta etapa. En la enseñanza estatal, mientras la oferta edu-cativa
básica presentó siempre una distribución espacial equitativa, la co-rrespondiente
al Bachillerato y FP se caracterizaba por su concentración
en las áreas urbanas. La política de la administración autonómica disper-só
el equipamiento y todas las comarcas cuentan ya con dotaciones de En-señanzas
Medias (mapa 1). La privada también amplió su oferta espacial
y ahora la comarca de Chasna se suma a las tradicionales del Área Me-tropolitana
y Valle de la Orotava.
7 Henry Colomer, Copemsa, Gallardó y Nuevo Stylo e Imagen dedicados a la Pelu-quería
y Estética y Ceinmark a Administración e Informática de Gestión.
166 M." Carmen Rosa Delgado Acosta
Be todas maneras los mejor repartidos son los conespondientes a los
niveles básicos como los de Educación Primaria, de forma que todos los
municipios cuentan con un número suficiente de plazas. En la Enseñan-za
Infantil el reparto espacial de aulas es también bastante equitativo y to-dos
los municipios cuentan con unidades de este nivel, aunque la mayo-ría
presentan déficit en aulas para niños de tres años.
El problema mayor se encuentra tal vez en el reparto de los centros
que imparten el segundo ciclo de la ESO. La LOGSE trajo consigo una re-ordenación
espacial de las unidades de este nivel concentrándolas en los
municipios más poblados y discriminado a los más pequeños. De manera
que en el curso 1996-97 había siete municipios que no proporcionaban la
educación obligatoria completa. No obstante, la Consejería tiene prevista
dotar de plazas a todos los municipios, como ocurre ya con Tegueste; só-lo
Fasnia y Vilaflor seguirán sin contar con este ciclo obligatorio.
A escala municipal el reparto es igualmente desequilibrado y las enti-dades
rurales no podrán ofertar la enseñanza obligatoria completa como
ocurrirá con las de Anaga en el municipio de Santa Cruz de Tenerife, las
de la zona alta de La Orotava o las del interior de Santiago del Teide en la
que los escolares deberán recorrer más de 20 km. diarios de media para
acceder a un nivel obligatorio.
Mayor concentración presentan los correspondientes a las enseñanzas
medias no obligatorias. El equipamiento del Bachillerato tiene un eleva-do
grado de concentración. No todos los municipios cuentan con este ti-po
de centros. La política autonómica descentralizó la oferta pero aún hay
necesidades apremiantes en el sur del isla e incluso en el área nietropoli-tana
que se intentarán subsanar con las construcciones previstas.con la
FP ha ocurrido lo mismo, la distribución espacial es en la actualidad más
equitativa, pero aún hay deficiencias en los municipios de la comarca de
Chasna e Isora y el área metropolitana que se pretenden corregir con las
construcciones previstas.
La ampliación y mejora del equipamiento, la elevación del nivel de vi-da
y el reconocimiento de la educación como requisito indispensable pa-ra
el desarrollo personal y social, incrementó todavía más la demanda. Sin
embargo, el número total de alumnos ha experimentado un ligero des-censo,
tanto en enseñanza obligatoria como en Bachillerato, a conse-cuencia
de la caída de la natalidad y la consiguiente reducción de las co-hortes
en edad escolar.
Los índices de escolaridad de todos los niveles se han elevado hasta ca-si
igualarse a los españoles, aunque todavía a comienzos de los noventa
había desfases (cinco puntos nos separaban en enseñanza Infantil: 54%
frente a 59% y cuatro en Bachillerato: 52,5% frente a 56,2%).
Un análisis geográfico de la educación en la isla de Tenerifé 167
I
Infantil Obligatoria Bachillerato FP
En 1996 se puede hablar ya de una alta escolarización en todos los ni-veles.
En Infantil está escolarizada el 68% de la cohorte de dos a cinco
años, aunque esta media esconde diferencias por ciclos; en el segundo la
escolaridad es casi completa, en cambio en el primero, incluso en la de
dos años, todavía es baja. En enseñanzas medias la escolarización bruta
afecta al 84% de la cohorte de 14 a 17 años aunque el Bachillerato sigue
absorbiendo el mayor número de escolares (54,5% para Bachillerato y
29,2% para FP).
La elevada escolarización femenina, que ya se conocía en Bachillera-to,
se deja notar ahora en FP por la aparición de nuevas ramas profesio-nales
acordes con el tradicional papel social de la mujer. En definitiva, se
ha producido una mayor participación femenina en todos los estudios.
La distribución espacial de la escolarización continúa siendo desigual
en los niveles no obligatorios. La descentralización de las dotaciones ha
significado un indudable avance para el incremento general de la escola-ridad,
pero en este tipo de enseñanzas cuenta mucho la extracción social
de los jóvenes, de ahí que las áreas urbanas Metropolitana y Valle de la
Orotava a la que se suma ahora Chasna, tengan los índices más altos.
El incremento de la escolarización, no obstante, no ha venido acom-pañado
de unos resultados favorables. Todos los indicadores muestran un
168 M." Carmen Rosa Delgado Acosta
elevado fracaso escolar, incluso en los nuevos niveles propuestos por la
LOGSE. Esto indica que una parte considerable de los matriculados no al-canzan
las credenciales correspondientes. Con la LGE la etapa que acu-mulaba
mayor fracaso era FP seguida del Bachillerato y el ciclo superior
de la EGB. Con la LOGSE cambia la situación, y el segundo ciclo de la
ESO y el Bachillerato se presentan ahora como los niveles con peores reti-dimientos;
por el contrario los Ciclos Formativos tienen indicadores rnás
favorabless. Las causas que explican esta realidad son difíciles de deter-minar
por la gran cantidad de variables que concurren en el proceso y se
necesitaría casi de un microanálisis por centros para conocer cuáles y en
qué medida intervienen. De todas formas, a grandes rasgos se puede afir-mar
que en el aumento actual del fracaso pueden estar influyendo las
inercias del profesorado, el desconcierto ante las actual organización del
sistema y la nueva estructura interna de los niveles.
Todos estos avances educativos que se han venido materializando des-de
los años setenta en adelante se han traducido en un incremento de los
niveles de formación de la población. Para la población de 25 años y más,
el analfabetismo global se ha reducido a un 5% afectando a la población
anciana femenina principalmente. Sigue habiendo, sin embargo, un
41,8% que no tiene el Graduado Escolar. De los que poseen alguna cre-dencial
educativa, un 24,8% tienen el Graduado Escolar, un 4,5% algún tí-tulo
de FP, un 12,8% el bachiller y un 10,6 son universitarios.
Esta mejora de la formación afecta, como cabría esperar, a la pobla-ción
joven, de forma que un 43% de la misma posee ya estudios medios y
superiores. A pesar de estos avances Ia situación cultural de la isla conti-núa
siendo preocupante pues las generaciones más jóvenes que son, pre-cisamente,
las que más se han beneficiado de las mejoras educativas de
los últimos años, continúan teniendo una formación inferior a la media
españolag; todavía casi un 20% de la cohorte de 15 a 19 años no tienen el
8 Los criterios de evaluación de la LOGSE han "eliminado" el fracaso en Primaria
pero lo han trasladado a la ESO y al Bachillerato. Según datos del curso 1995196, en Pri-maria
el 95% de los evaluados promocionan, cuando en los ciclos Inicial y Medio de la
EGB, debían repetir un 20%. En cambio en la ESO, a pesar de que los alumnos pronio-cionan
sin haber alcanzado 10s objetivos propuestos y que pueden obtener el Graduado en
Educación Secundaria con asignaturas suspendidas, hay un 25% de alumnos que no lo
consiguen, y sólo un 38% de los que lo obtienen, lo hacen con todo el curso aprobado. En
Bachillerato LOGSE, en tomo a un 42% logra aprobar todas las asignaturas mientras que
en el BUP lo hacían un 54% y en COU un 69%. Por el contrario, En los Módulos Profe
sionales aprueban todas las asignaturas un 57% y un 51% en los Ciclos Formativos, niien-tras
que en FPl lo lograba el 44% y en FP2 el 5 1%.
9 En 1991, en el conjunto del estado espariol casi un 26% de personas de 25 a 30
años tienen titulaeiones de segundo grado frente a un 23% en Tenerife; esto se debe a que
los titulados en FP son menores en la isla (7,1% frente a 11,4%) pues en bachilleres hay
Un análisis geográfico de la educación en la isla de Tenenfe 169
Graduado Escolar. Además, estamos todavía a 4 puntos por debajo de la
media nacional y lejos de igualar ese casi 60 % (58,5%) de jóvenes de la
Comunidad Europea con estudios superiores a la enseñanza obligatoria.
I Analfabetismo 'Sin Grad. Escolar Primer Grado Segundo Grado Tercer Grado
I I 1
El reparto espacial de los niveles de formación permite diferenciar tres
categorías de áreas. La Metropolitana es la que alberga a la población con
más alto nivel de instrucción, con porcentajes de población con estudios
medios y superiores muy por encima de la media insular (alcanza el 27%).
En contrapartida, Acentejo e Icod Daute presenta la situación cultural
más deficiente, pues la población con una instrucción superior a la obli-gatoria
representa apenas el 10% de la cohorte de 25 años y más. El dese-quilibrio
parece continuar en el futuro pues el reparto espacial de la ins-trucción
de la población joven continúa siendo desequilibrado, de manera
que el área metropolitana y los municipios colindantes del sureste alber-gan
a la población joven mejor instruida.
un 13% en España frente a' un 14% en Tenenfe. En Universitarios apenas hay diferencias
(1 6% y 15%, respectivamente).
170 M." Cannen Rosa Delgado Acosta
Educación Infantil ESO
Bachillerato Formación Profesional
En definitiva, como resultado de los avances de las dos últimas déca-das
la estructura educativa tinerfeña ha mejorado de forma notable, sin
embargo, sigue presentando indicadores que muestran cierto retraso con
respecto al conjunto de España, como la insuficiente escolarización en In-fantil
y los elevados índices de fracaso escolar. Asimismo, los desequili-brios
territoriales no se han eliminado y las áreas urbanas y turísticas con
mayor grado de desarrollo cuentan con la población mejor instruida y los
índices de escolaridad más altos en los niveles no obligatorios.
Un análisis geográfico de la educación en la isla de Tenerife 171
Por tanto, una vez conseguida la escolarización en la mayoría de los
niveles, los retos se centran en mejorar la calidad de la enseñanza. Los
cambios educativos que se vislumbran con la LOGSE están encaminados
a lograrlo, sin embargo su escasa trayectoria muestra muchas sombras.
La implantación de los nuevos niveles se ha realizado tal vez con premu-ra
y sin contar con la financiación adecuada, de ahí que los resultados por
el momento no se hayan dejado notar. Pero las mejoras educativas no
pueden por sí solas eliminar los desequilibrios espaciales existentes que
tienen su causa en los niveles de desarrollo económico y las desigualdades
sociales.
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