AGUSTIN MILLARES CARLO: LA NOSTALGIA
EN EL EXILIO
El ser humano, para que su psiquismo funcione de una manera correcta,
tanto social como individualmente, necesita moverse dentro de unas coordenadas
vitales que le den razón de su existencia, y de unos marcos de referencia
formados por la familia, el barrio y la sociedad, a los que se vincula y se
arraiga, y sólo a través de ellos, es capaz de completar su ciclo vital. Sin
embargo, cuando la persona se ve forzada a emigrar, y por lo tanto, a romper
bruscamente con aquellas coordenadas, vive -según el psicólogo Manuel Ale-mán-,
"el corte brutal con sus vinculaciones socio-afectivas, acusa un despla-zamiento
obligado de su propio marco de referencia, conforma existencialmente
la ruptura de su equilibrio"'.
Para el canario, el término "emigración" forma parte íntima de su propia
psicología. El constante crecimiento demográfico en Canarias, doblando la media
nacional2, ha hecho necesaria la puesta en marcha de unos mecanismos de
nivelación que se traducen en la salida de parte de su población, acentuándose
este fenómeno en los periodos carenciales. A lo largo de su historia, las crisis
cíclicas sufridas por el Archipiélago en su economía, han sido la causa de un
éxodo -masivo a veces-, de la juventud canaria, hacia Cuba y Venezuela
principalmente. Esta emigración supone una profunda alteración de su ámbito
afectivo y una significativa frustración, por el hecho de "arrancar a una persona
de su tierra y de su ambiente, el trasplante a otra tierra donde no tenía raices
para vivir, y la incertidumbre nostálgica de sus islas y de su gente"'.
' ALEMÁNM, ANUELP:s icología del hombre canario. Santa Cruz de Tenerife, Centro de Cultura
Popular Canaria, 1986. p. 133.
* ALVAREZM, ARCELOE:s tructura Social de Cunarias, vol. 1, Las Palmas de G.C., C.LE.S., Mar-zo
1980, p. 270. ' ALEMANM, ANUELo:b . cit., p. 135.
346 MANUEL RAM~REZM UNOZ
Refiriéndonos a nuestra más reciente historia, la añoranza por su tierra
acompañará constantemente al exiliado político, que como consecuencia de la
caida de la República española en 1939, buscará en los paises hispanoamericanos
la continuación a su proyecto de vida, que no pudo llevar a cabo en su propia
patria.
El derrumbamiento del frente aragonés supuso la caida de Cataluña y su
ocupación por las tropas nacionalistas, poniéndose en marcha una historia, la
del Exilio, de la que Ricardo de la Cierva diría que era "la historia de 30 años
de angustia, esperanza, rumores y nostalgiau4. Los aletazos finales de la guerra
empujaron hacia Francia, desde Enero y Febrero de 1939, a las masas de
emigrantes republicanos españoles, tras la caída de Barcelona y de Madrid,
cruzando los Pirineos un gran contingente de seres derrotados y exhaustos, que
fueron alojados en campos franceses de concentración. Por estas mismas fechas,
el Gobierno de Negrín creó el Servicio de Evacuación de Republicanos Españoles
(SERE), que a mediados de 1939 se trasladó a México.
EL EXILIO ESPANOL EN MÉXICO
En este brutal éxodo masivo, el más importante de nuestra historia. hay que
tener en cuenta, no sólo su escalofriante aspecto cuantitativo, sino su dimensión
cualitativa, pues -como ocurre en todas las emigraciones por causas políticas-,
formaron parte del mismo personas de un alto nivel intelectual: catedráticos de
Universidad y de Instituto, profesores, ingenieros, arquitectos, escritores, artistas,
economistas, etc.*. En 1940 escribía Torrente Ballester que, "por esos mundos
de Dios, desgarrada y amarga, anda la España peregrina con todas las maldiciones
del destierro sobre su cabeza. Dios le quitó a sus hombres el sosiego como a
casta maldita, pero no la inteligencia que conservaron más despierta y sensible
por el do10r"~.
Si Francia acogió a un exilio procedente del mundo sindical y del trabajo.
México recibió un grupo caracterizado por el alto nivel cultural de sus componentes.
exponente de su extracción social básicamente burguesa, y de las capas medias
CIERVAR,I CARDDOE LA: Historitr Ilustriidtr de lii G~ro?-(Cr ii'il Esprtioki. H;irccloii:i. Il,iii,ic. 1973.
vol. 11, p. 256.
En el último censo de la Legaci6n de México en Vichy, fechado cn Julio dc 1012 figuraban ciitre
otros, 156 catedráticos de Universidad, la mayor parte numerarios y 7 rectores; 2 16 c:it~ili.itic~idre
Instituto y de Escuelas Profesionales y T6cnicas: 33 1 critrc ingenieros, arquitectoh. ap;irq;idoi-c\ y
peritos industriales; 1224 abogados incluyendo notarios y registradores; 17J3 iiií.dico\: X 17 titul,iJoh
de otras Facultades y Escuelas Especiales; 343 escritores y periodistas. (Cfi-.. Bati\ta Cliiiiciii. J~iiiii:
"España en el Exilio". en Cuadernos Americanos. México, ano XXII, COI. CXX\'I. Enero-1,chrero.
1963, p. 101). ' TORRENTBEA LLESTEGRO, NZALOre;p rodu~ci6nf acsimilar de la revi\ta Tuja ( 1 C ) 1 0 ) . CII-. "Hi\toi.ia
del Franquismo", en Diario 16, Madrid, 1984, 1 .I parte, Cap. 5, p. 77.
AGUST~N MILLARES CARLO: LA NOSTALGIA EN EL EXILIO 347
del país. Esta élite cultural7 fue recibida con los brazos abiertos por el presidente
mexicano Lázaro Cárdenas, cuya actitud ante el drama español no ha tenido
parangón en la historia moderna y contemporánea de España. Aunque junto a
motivos altruistas prevalecieron otros de orden práctico, no por eso fue menos
generosa la cálida acogida que México brindó a los republicanos españoles.
Alrededor de veinte mil exiliados políticos se fueron integrando de alguna
manera en la sociedad mexicana a partir de 1939, pues el General Cárdenas
permitió que con una mínima tramitación, se nacionalizaran mexicanos todos
los españoles que quisieran. En Septiembre de 1939, y en un informe al Congreso
de la Unión, el Presidente Cárdenas expuso las ventajas que esperaba obtener
de los españoles. "México recibiría la contribución de un grupo estrechamente
relacionado por raza y espíritu a los mexicanos mismos, grupo que incluía
hombres de gran capacidad y energía que desempeñarían un papel en el desarrollo
de México. Los republicanos se integrarían con mayor facilidad que la mayor
parte de los grupos extranjero^"^. Por otra parte la recepción se haría a un costo
mínimo ya que las organizaciones republicanas en el exilio se comprometieron
a costear el transporte y contribuir a los gastos de su instalación.
AGUST~MNI LLARECS ARLOU: N EXILIADO EXCEPCIONAL
Como exiliado de excepción podemos considerar a don Agustin, del cual
dice su biógrafo José A. Moreiro González, que "el pago a una ideología
profesada con honestidad y sin oportunismo fue un doloroso exilio, al que
Millares caminó junto a casi una cuarta parte de los catedráticos de Universidad
españoles"', ya que la guerra civil española supuso el derrumbamiento casi total
de todos sus proyectos de trabajo y de su vida familiar, y el duro peregrinaje por
un largo camino lleno de amarguras, que tuvo un dramático punto de inflexión
en Hendaya, donde el 4 de Julio de 1938 fallecía su esposa Paula, cuya muerte
"fue un presagio de tristes acontecimientos para Millares Carlo. Desde ese
momento iba a ver negado todo cuanto había perseguido en la vidaM'('.
Ante el sombrío panorama que se abría ante don Agustín, el Presidente del
Gobierno, el canario don Juan Negrín, estimó como solución coyuntural a su
tragedia humana el alejamiento de España, nombrándole vicecónsul en la ciudad
de México y poco después, por expreso deseo del Dr. Negrín, don Agustín entró
FACENW ., PATRICIATr: anstevudos y ciudadunos. México, F.C.E., 1975. p. 7. (El término
"transterrado" fue generalmente utilizado por los exiliados republicanos en América, ya que pensaban
que ningún español podía sentirse desterrado en el Nuevo Continente. También se llamaron en
ocasiones, "conterrados").
FAGENW ., PATRICIAob, . cit., p.36.
MOREIROG ONZÁLEZJ,O SÉ A,: Agustín Millares Curlo: el hombre y el sabio. Islas Canarias,
Gobierno de Canarias, Viceconsejeria de Cultura y Deportes, 1989. p. 159. [Colección Clavijo y
Fajardo: 5 1.
'O Ibíd. p. 157.
348 MANUEL RAM~RE ZM UNOZ
a formar parte del equipo directivo del S.E.R.E." convirtiéndose en un adelantado
en el destierro, que fue recibiendo a los intelectuales republicanos, hermanados
en el drama común del exilio.
Otro eslabón más a su cadena de amarguras fue la injusta separación de su
cátedra de Paleografía en la Universidad madrileña", y la difícil andadura por
el camino universitario de México, en el que se vio envuelto en ocasiones, como
la mayoría de los exiliados españoles, en la atmósfera de intrigas y envidias
generadas por el alto nivel académico del que eran poseedores y que frecuente-mente
aventajaban a los colegas mexicanosL2.
Durante la permanencia de don Agustín entre México y Venezuela, sintió
dolorosamente los recuerdos de su patria chica, recuerdos que se hicieron más
intensos cuando cumplió los sesenta años en 1953. En el Seminario "Millares
Carlo", del Centro Asociado de la UNED de Las Palmas, donde se custodia
parte de su legado científico, existe una colección de cartas dirigidas a su
sobrino Agustín Millares Sall, a su hermano Juan y a su amigo y discípulo
Manuel Hernández Suárez, en las que vertió sus recuerdos y sus anhelos, sus
frustraciones y, sobre todo, el deseo irrefrenable de encontrarse en su tierra.
EL CHOQUE CON LA REALIDAD
En la actitud de los transterrados españoles en México hay que tener en cuenta,
no sólo la tendencia lógica a la añoranza por su patria chica, sino también los pro-blemas
generados en ocasiones por la discriminación. Debido a un cierto grado
de xenofobia, el exiliado siente la necesidad de refugiarse en el recuerdo de su te-rruño
lejano. Por otra parte, este grado de xenofobia, no generalizada sino loca-lizada
en determinados sectores de la sociedad mexicana, no empaña en absoluto
la generosidad de su Gobierno, aunque hay que decir que los logros sociales y eco-nómicos
de una buena parte de los transterrados, fueron en beneficio de todo Mé-xico;
"...muchos transterrados creen que sus esfuerzos han triunfado a pesar de los
obstáculos inherentes al medio social, político y cultural de México" ".
" MILLARESC ARLO,A GUST~N"M: i reencuentro en México con D. Blas Cabrera Felipe", en
Rumbos (Revista del Círculo Canario de Estudios Socialistas "Juan Ncgrín"). Año 1. Diciembre,
1978. p. 17-1 8. " La separación de su cátedra tuvo lugar el 25 de Noviembre de 1939. (Cfr. Morciro G o n ~ á l c ~ .
José A.; ob. cit., p. 159 y nota 5, p. 179).
" A menudo se quejaba don Agustín de que no se difundiera la publicacih de sus obras. ni con
una simple reseña periodística, a pesar de la extraordinaria importancia de las iriimia~E. n carta a su
sobrino Agustín Millares Sall, y refiriéndose a que en la editorial F.C.E. ya había ejeiiiplarcs del to-nio
1 de su edición de Alarcón, le decía: ";Tan grande es cl miedo que iiic producc todo lihro iiiio
publicado!. A pesar de que el tomo lleva ya de publicado mi, de dos nieses, nadie me ha dicho nntln.
inveterada costunibre de la crítica en este p i s , donde suele silenciarse el trabajo de lo5 que no wn
mexicanos por nacimiento".
'VAGWE., PNAT RICIAob; . cit. p. 172.
Don Agustín, como la mayoría de los transterrados españoles, tiene frecuen-temente
una sensación de amargura por no verse correspondido en la medida de
sus deseos. En carta a su hermano Juan, en 1949, dice que "si el ambiente en
que a uno a la fuerza le ha tocado vivir fuera, al menos agradable, la cosa no
sería tan trágica; pero si vieras la mezquindad de tantas pasiones, rencillas y
odios que a diario tengo que sufrir, comprenderás mi posición y mis deseos de
librarme" 15; por eso, y cada vez con más fuerza, le atrae la idea de "irme a vivir
ahí y ocupar lo que me queda de vida a los trabajos de erudición isleña que
tanto me atraen. Pero no veo el modo"i6.
A pesar de la voluntad de dedicar todos sus esfuerzos a trabajar con ahínco
en el ambiente universitario mexicano, no siempre encontró una respuesta ade-cuada.
Precisamente en uno de sus viajes a Las Palmas, don Agustín dijo en el
Gabinete Literario que puso sus miras, "no por afán de conquistar laureles, sino
por entender, como lo entendieron otros en análogo trance, que era obligación
ineludible de contribuir, cada cual en la medida de sus fuerzas, a la cultura del
pais que nos abría perspectivas de trabajo"". Pero se sentía postergado en la
Facultad, donde se concedieron ascensos a profesores con menos méritos que él,
escribiendo en 1958 que, "debido a este feroz chauvismo que me está fastidiando
de lo lindo [...] estoy encarando seriamente el problema de liquidar aquí mis
compromisos y regresar a España a fines de año" jX.
Para un polígrafo como don Agustín, al que sus casi 300 títulos en el cam-po
de la Archivología, Bibliografía, Lengua y Literatura Latinas, Historia, etc.Iy,
le permiten parangonarse con sabios de la talla de Menéndez Pida1 o Menén-dez
y Pelayo, el medio intelectual en el que forzosamente tuvo que desenvolverse
y tan distinto al que hubiera querido vivir, le hace manifestar constantemente la
necesidad de huir y refugiarse en su rincón natal. "Ya te darás cuenta, además
-escribe a su sobrino A. Millares Sall-, de que mi deseo es pasar mis últi-mos
años en mi tierra, y emplearme en tareas que le puedan ser útiles"20... "que
Ante el deseo de su hermano de cambiar radicalmente de vida en México, don Agustín le
disuade: "aquí no hay nada que hacer, sino trabajar dia y noche para ir tirando. No te negaré que me
siento viejo y cansado, y con miedo a dar el dia menos pensado el bajón. Como otros sueñan con
tierras nuevas y grandes ciudades por una especie de espejismo que todo lo representa fácil y al
alcance de la mano, yo afioro la tranquilidad y la paz y pienso cada dia más en conseguirlas. El
sacrificio por los ideales es muy bello, pero está condicionado, no por el egoismo, sino por el límite
de las fuerzas humanas". (Carta de A. Millares Carlo a su hermano Juan, México, 19 Junio 1949).
Todas las cartas citadas en el presente trabajo se encuentran depositadas en Centro Asociado de
la U.N.E.D. de Las Palmas, Seminario "Millares Carlo", Fondo Agustín Millares Carlo: Correspondencia.
l6 Carta a A. Millares Sall. México, 2 Mayo 1955.
l7 MILLARECSA RLOA, ,, "Pregón de San Pedro Mártir de 1970n, en El Museo Canario, vol.
XXXI-XXXII, 1970- 1971, p. 10.
l 8 Carta a Manuel Hernández Suárez, México, 20 Marzo 1958.
l 9 Para un estudio detallado de la bibliografía de don Agustín, véase: PESCADODRE L HOYO,M .a
DEL CARMEN"A: gustín Millares Carlo", en Homenaje a Agustín Millares Carlo, vol. 1, Las Palmas de
G.C., Caja Insular de Ahorros, 1975, p. 17-93, y Moreiro González, José A,, ob. cit., p. 349-463.
'O Carta a A. Millares Sall, México, 20 Enero 1957.
si yo pudiera, lo cambiaría todo, por mi rincón en esa tierra inolvidable, si
pudiera ..."'l.
Don Agustín desarrolló una labor extraordinaria en los principales centros
intelectuales mexicanos, como la Universidad Autónoma de México, el Colegio
de México y la Escuela de Biblioteconomía, donde dejó huella de su profundo
conocimiento del latin, de la paleografía, de la filología y de la historia. De
aquella labor son testimonio imperecedero sus ediciones de los clásicos2', textos
para la enseñanza del latín y de la literaturaz3, edición de las Obras Completas
de Ruiz de Al a r~ó n ?y~ s,u s aportaciones a la Historia de América, respecto a las
que su biógrafo José Antonio Moreiro dice que "ciudadano de América, la obra
de Millares Carlo en torno al americanismo se considera la más importante de
cuantas realizaron los transterrados es paño le^"^? En este aspecto sobresalen sus
estudios de las grandes crónicas y su especialización sobre la obra del Padre
Las Casas, una de las figuras más polémicas de la historia colonial ameri~ana~~.
Al disponer en México del año sabático, aceptó la invitación de la Universidad
de Maracaibo para explicar las cátedras de Letras y Griego en su recién fundada
Facultad de Humanidades y dirigir la Biblioteca Universitaria, trasladándose en
Noviembre de 1959. Pero el ambiente universitario que se encuentra no es muy
agradable, pues "con excepción de algún elemento joven, el resto de los profesores
de la Facultad son argentinos, chilenos y centroamericanos: hombres mrís que
maduros, arrojados por la resaca de la vida a estas latitudes; gentes que por lo
mismo no se sienten seguros de su saber, son como las viejas prostitut:is, llenos
de perifollos filosóficos y pedagógicos. En el fondo, todos atormentados por el
ansia de ganar muchos bolívares y tener una sólida cuenta corriente en el banco.
A mí todo esto me repugna, y ni aun lo justifico con aquello de que 'necesitas
caret lege'; sólo aspiro a cumplir mi compron~ison, o quedar mal y marcharme
enseguida"". Sin embargo, los últimos diez años del exilio de don Agustín trans-currieron
en Venezuela y en un clima de profunda integración en la Universidad
del Zulía, distinto por completo a su andadura mexicana, siénctole conforme pasaba
el tiempo, cada vez más difícil realizar el regreso tan deseado a Las Palmas".
'' Carta a A. Millares Sall y Alfonso de Armas, México, 26 Mayo 1955.
22 MOREIROG ONZÁLEZJ,. A,; ob. cit., p. 164-169.
2' Ibíd. p. 168- 174.
24 Ibíd. p. 176- 178.
25 Cfr. MOREIROG ONZÁLEZJO, SÉ A,; ob. cit.. p. 183 y nota n.') 1, p. 203.
'"obre la especialización lascasista de don Agustín véase. Rainirez Muno~. Manuel: 111 pcitli.~
Lus Cusus e17 /u obru trt~ieric~trtii.~dett rM illures Curlo (Meniorio de Licenciatura) U.N.E.D., 1086. 5 del
mismo autor: "Agustín Millares Carlo, Lascasista", en Boletín Millares Cxlo, Las P;ilnia\ de (;.C..
UNED, 1987, n.u 9-10, p.93-118.
27 Carta a A. Millares Sall. Maracaibo, 21 Febrero 1960.
2R Hablando de su traslado definitivo a Canarias, descartado por irnposible. escribia cl 27 dc
Noviembre 1960 a Manuel Hernández Suárez: "nie han nombrado director del Centro de E\tutiiob
Humanísticos de esta Facultad. Me miman, me halagan, no quieren que rnc vaya. Yo e\to) u 2u~to - tranquilo, y voy haciendo mi trabajo. ;Qué satisfacción si lo de la Univeridad canaria tuviera ai-reylo ..".
Siempre sumido en un mar de problemas y preocupaciones, "me encuentro
sólo y bastante triste"29, a veces se duele del ambiente de indiferencia que cree
ver en Las Palmas hacia sus trabajos, y se queja amargamente del "olvido en
que ahí me tienen, ¡qué sé yo el tiempo que hace que no recibo carta de Las
Palmas, ni noticias bibliográficas, ni de otra clase, ni nada..."30. Piensa incluso
de que "algunos personajes de Las Palmas no le miran bienw3'.
En 1963 y gracias a las gestiones y al tesón de Tomás Marín, se le dio
posesión de su cátedra, para jubilarse a cont inua~ión~y ~e,l choque con la
realidad universitaria madrileña, no le duele menos que la de las universidades
mexicana y venezolana. Después de la ceremonia de posesión, un grupo de
amigos le invitó a comer, ''¡qué horror! Estos investigadores científicos a tanto
la línea sólo hablan de escalafones, sueldos, gratificaciones y cosas por el
estilo33,l enguaje que tengo olvidado hace mucho tiempo, pero que no es el más
adecuado para levantar mi pobre ánimo"34.
LA NOSTALGIA DE SU "PATRIA CHICA"
Deseos, recuerdos, vivencias ..., todo un pequeño mundo de cosas menudas
acompaña a don Agustin, tanto en México como en Venezuela. Cosas que la
distancia acrecienta su valor y añoranzas que se agigantan a medida que pasan
los años, y tantas esperanzas que se convierten en frustrados proyectos de vida.
La idea del retorno y la de la indiferencia con que se cree tratado se hace
obsesiva, siendo impr&ionante el catálogo de ofertas que hace don Agustín a la
cultura española, como impresionante es el olvido que envuelve a la mayoría de
ellas35.L os recuerdos de Las Palmas, cada vez más vívidos, los va desgranando
don Agustín en un entrañable y melancólico rosario epistolar, en el que deja
constancia de su profundo mundo afectivo, y de la tristeza que le envuelve
29 Carta a A. Millares Sall. Barcelona, 13 Diciembre 1957.
" Carta a A. Millares Sall. México, 25 Agosto 1959.
31 Carta a Manuel Hernández Suárez. Maracaibo, 16 Mayo 196 1.
j2 La vuelta a la cátedra estuvo plagada de trabas, al haber sido acusado de masonería cuando
fue separado de ella. Todo esto, más unos problemas familiares, le desanima a volver a Las Palmas,
aunque dice que nadie dudará del amor profesado a su tierra, ni de que quiere pasar allí sus últimos
años. (Carta a Manuel Hernández Suárez. Maracaibo, 7 Febrero 1962).
" Hay que tener en cuenta las dificultades económicas derivadas del Plan de Estabilización, que
preveía la reducción del gasto público, el aumento impositivo y la congelación de los salarios, como
medidas para atacar la inflación. (Cfr., Harrison, Joseph; Hisitok económica de la España contemporánea.
Barcelona, Vicens Vives, 1980, p. 217. [Vives Bolsillo: 111.
j4 El 22 de Julio de 1963 se le dio posesión de su cátedra, jubilándose el 10 de Agosto del
mismo año. (Carta a A. Millares Sall. Madrid, 22 Julio 1963).
' 5 "En San Luis de Potosí, y a base de proyecciones, di un curso de paleografía de los siglos XVI
y XVII que tuvo mucho éxito jno interesaría ahí algo análogo? El ideal sería arraigarme ahí, pero ello
tropieza con muchas dificultades". (Carta a A. Millares Sall. México, 22 Mayo 1956).
352 MANUEL RAM~REZ MUNOZ
después de cada visita a su rincón. "No olvidaré el efecto que me produjo oir
como Eduardo se arrancaba con una isa legítima acompañado por ese ciudadano
que responde al inefable y eufónico nombre de Totoyo7"% Y habla de Pino "la
mujer del ingrato José María, a quien tantas perras di para que se comprase
'sumpresas' en casa de Antoñito el de la tiendita de la esquina"".
Y escribe a su sobrino Agustín: "ilástima que no estemos los cuatro juntos!
Con esta exclamación terminas tú tu carta del 23 y con la misma quiero yo
comenzar esta mia ¡quién sabe!"38. "Si tuviera los medios económicos del caso,
haría un viaje de placer y asunto concluido; pero desgraciadamente no es así, y
no sabes haste qué punto me sería grato pasar unos dias en ese ambiente"39.
Debido a las constantes dificultades económicas, que tanto amargaron la vida
de don Agustín y le impidieron llevar a cabo sus más queridos proyectosw,
cuando existe la oportunidad de un viaje a su Gran Canaria, es enorme la
alegría que deja traslucir: "llegaré ahí, según me dicen, sobre las doce de la
noche, hora extravagante para que nadie se moleste en ir a recibirme. Para
evitar trastornos, dile a Cachonita que yo iré a dormir al Hotel Rayo de don
Manuel Cabrera, que es un hotel de lujo, y al dia siguiente, después de bañarme
en las Canteras y de desayunarme en la plaza con churros y café, iré a instalarme
en el departamento que ya me tiene de~tinado"~'.
El regreso a América, después de una temporada en su tierra, es especialmente
doloroso: "ni que decir tiene, mi querido Tintín, que echo muy de menos esas
horas felices de Las Palmas; porque apenas salido de ellas me he vuelto a ver
hundido en un mar de preocupaciones y problemas que me tiene la vida amar-gado
... Son aqui las once de la mañana y ahí las seis de la tarde aproximadamente.
¡La hora sagrada del café!"". Y empieza de nuevo la ilusión por el regreso, que
le obsesiona y que le marca con una honda señal, aunque no le impide natural-mente
desarrollar en tierras americanas su dilatada labor humanística. "Te
advierto -escribe a su sobrino-, que desde ahora estoy moviéndome e intrigando
para volver a Las Palmas en Octubre y estarme ahí cuatro o cinco meses"". "El
día 28 [de Agosto, San Agustín] es el de nuestra fiesta 'numismática'; yo el 10
del corriente llegué a mis 66 anualidades y te deseo que lo pases bien y feliz
con los tuyos, y que no olvides de echarte uno o mas 'tanganazos' en mi honor
3h Ibíd.
" Ibíd.
" Carta a A. Millares Sall. México 29 Marzo 1958.
' 9 Carta a A. Millares Sall. México, 12 Noviembre 1956. " Gonzalo Porto, propietario de la editorial Muntaner y Sini6n, le ofrcci6 "un puehto en Barcelona.
para Octubre. Tal vez por ahi vendría la solución a mi problenia". (Carta a Manuel Hcrnánder
Suárez. México, 5 Mayo 1958).
4' Carta a A. Millares Sall. Salamanca, 14 Enero 1959.
42 Carta a A. Millares Sall. México, 20 Marzo 1959.
43 Carta a A. Millares Sall. Washington, 18 Junio 1959.
AGUSTIN MILLARES CARLO: LA NOSTALGIA EN EL EXILIO 353
(pero no de aquel líquido indígena, blanco y explosivo, que se atizaba el gran
Pepito en casa de [...] Juan P é r e ~ ) " ~ ~ .
Mientras llega el definitivo regreso a Las Palmas, que cada vez está más
lejano por poderosas razones económicas45, vive intensamente el recuerdo de su
rincón añorado. Habla con delectación de "una comida (viejas secas con mojo)
elaborada por la señora de Paco M e l ~ " y~ l~a ,c oncesión de la flor natural a su
sobrino Agustin Millares Sall, es ocasión para el recuerdo, "también supongo
que en celebración del éxito habrá habido copiosas libaciones de las que me
hubiese gustado participar; en Agosto, Deo volente, no faltará un rato para que
brindemos, copa en alto, por ese galardón (i!) tan me re cid^"^'.
La singladura americana de Millares Carlo duró treinta y seis años -desde
1938 a 1974-. Más de tres décadas de ansiedad y de esperanza que le dejaron
una profunda huella, pero que en ningún momento significaron merma alguna
en su actividad científica, ni desagradecimiento al pais que le ofreció una patria
y un modo de vida. Entregado en cuerpo y alma a su labor, "llegado el tiempo
de marchar, no le resultaría fácil a don Ag~stín"~!I ncluso en algunos momentos
de desánimo, le dice a su sobrino desde Madrid, "créeme que mañana mismo
me regresaría a América, si no me retuvieran aquí trabajos importantes"".
Al final consiguió su objetivo, aunque "volvía a casa cansado y achacoso,
pero emprendedor aun"jO. La Mancomunidad de Cabildos de Las Palmas le
ofreció la coordinación general del "Plan Cultural", en el que se volcó creando
actividades a las que, incompresiones aparte, dotó del riguroso sello científico
presente en su obra, a lo largo de su irregular y dilatada vida.
La lectura del pequeño tesoro epistolar, que se custodia en el Seminario
"Millares Carlo", además de darnos las claves necesarias para interpretar sus
preocupaciones personales y sus desvelos por el desarrollo de sus más importantes
trabajos realizados en tierras americanas, sugiere repetidamente, no sólo ese
"talante tan amplio, humano y caballeroso como era don Agustín"", sino el
"Hora es de acabar; te escribo en un café, que llaman -no sé por qué-, de Paris, y donde
acuden refugíberos y más refugíberos, que apenas si les dejan sitio a los purititos aztecas". (Carta a
A. Millares Sall. México, 25 Agosto 1959).
'" "De mi viaje a Canarias nada te digo por hoy. Agradezco de corazón lo que el Museo me
ofrece, pero desgraciadamente y por razones que no son para escritas, mi situación económica nada
tiene de brillante, y no sé si podré aventurarme al viaje, aunque tengo puestas en él muchas ilusiones".
(Carta a A. Millares Sall. Maracaibo, 25 Abril 1961).
" Carta a Manuel Hernández Suárez. Maracaibo, 20 Octubre 1960.
J7 Carta a A. Millares Sall. Maracaibo, 28 Mayo 1961.
" MOREIRGOO NZÁLEZJO, SÉ A.; ob. cit., p. 226.
""arta a A. Millares Sall. Madrid, 22 Julio 1963.
MOREIROG ONZÁLEZJ., A., ob. cit., p. 282. " MOREIR0 GONZÁLEZJO, SÉ A.; ~ bc.it. p. 226.
354 MANUEL RAMIREZ MUNOZ
profundo amor que siempre profesó a su tierra, y que le acompañcí en 111 Iai-20
camino por México y Venezuela. Ese camino lo vivió don Ag~istínj ~ i l o n ¿ i d o( le
recuerdos, cada vez mis vívidos a medida que pasaba el tiempo, de lo clue
constituía su entrañable y pequeño mundo grancanario, y que coino una rioria
sin fin, formada por cangilones de suave amargura, consiituyeron un puente
emocionado que le mantuvo unido constantemente a sus seres queridos, y a los
rincones de Las Palmas que fueron testigos mudos de sus prinieros pasos. y
meta de esperanza por el regreso definitivo tan deseado.