MÁS e i L Á OE LOS LÍMITES
lEimiORIOS
arte mexicano actual
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IBIS HERNÁNDEZ ABASCAL
La diversidad es uno de los rasgos distintivos de las artes visuales
en México durante los ochenta y los primeros años de la presente
década. Conviven en la actualidad varias generaciones de artistas
que en diferentes momentos han ejercido su protagonismo e impreso
una huella significativa en la Historia del Arte Mexicano
Contemporáneo.
Por otra parte, el proceso de diversificación de los lenguajes
que comenzó con la llamada "Ruptura" se agudiza. Esta generación
tuvo como basamento común la adopción de las nuevas tendencias
internacionales en boga durante los años cincuenta y
comienzos de la década siguiente, en busca de una "universalidad
plástica", como le ha llamado Octavio Paz. Establecía así un corte
con el arte nacionalista de las décadas anteriores, ya institucionalizado
por esa época, y echaba por tierra el postulado de Siqueiros
abriendo nuevas rutas para el arte mexicano en el camino hacia la
pluralidad. Los integrantes de la "Ruptura" lograron imponerse
en los sesenta, no sin enfrentar serias polémicas, y a través de sus
propuestas el "arte nuevo" accedió al ámbito de los museos y las
galerías.
En las siguientes décadas y especialmente en los ochenta,
fenómenos como la interculturalidad, las migraciones y el postmodernismo
aportan nuevos planteos instrumentales, morfologías
y contenidos que enriquecen y complejizan la estructura y
variedad de las propuestas. Se constata la afiliación a las más
diversas tendencias, a la vez que se verifican actitudes y posiciones
diversas ante la creación. En consecuencia, ofrecer un panorama
acerca de las artes visuales durante los últimos diez años en
el país resulta en extremo difícil y finalmente plagado de omisiones.
El tema de la Quinta Bienal de La Habana -Arte, Sociedad y
Reflexión- ofrecía, sin embargo, una perspectiva de análisis a través
de la cual resultaba posible conformar una visión que destacaba
algunas de las orientaciones artísticas, temáticas y formas de
representación propias del período.
Entorno físico y social
Diferentes momentos del arte mexicano marcan el estrecho vínculo
que ha existido entre las expresiones de su cultura y los problemas
sociales. El triunfo de la Revolución Mexicana propició en
los años veinte un clima de entusiasmo renovador y se crearon las
condiciones propicias para el desarrollo de una cultura nacional
que tuvo su más alta expresión en la pintura mural y el grabado.
Mucho se ha hablado de la Escuela Mexicana de pintura y de este
arte nacionalista que a través del realismo social abordó los temas
más candentes de la realidad para responder a las necesidades más
urgentes de su época.
•M
Conocido es también el fenómeno de "Los Grupos" que en
los setenta trajeron a colación, con el desempeño de su práctica,
el cuestionamiento de la función pública del arte y del papel del
artista como ente social y transmisor de ideología, la creación
colectiva y nuevas alternativas para la percepción y el consumo
del arte.
Hacia los finales del siglo, México, como país del Tercer
Mundo, acarrea una serie de problemas económicos y sociales no
resueltos que generan fuertes contrastes en el seno de su sociedad.
La capital, una de las urbes más grandes y superpobladas del planeta,
padece altos niveles de contaminación ambiental. Sus habitantes
se mantienen atentos cada mañana al parte que reporta,
como la temperatura en otros lugares, las zonas más afectadas por
el smog. El Estado ha tomado medidas que devienen solamente en
paliativos a la crítica situación y los mexicanos se preguntan qué
sucederá con respecto a su habitat en el transcurso de los próximos
años.
De igual modo, la basura se dispersa por la ciudad dada la
carencia de un método efectivo de recuperación y reciclaje provechoso.
"México se distingue de otros entornos geográficos y culturales
por el tipo de basura que aquí se genera y las relaciones que
la ciudad establece con ésta. Herederos de tecnologías obsoletas en
los países industrializados, los mexicanos arrojamos al ambiente
desechos no biodegradables y grandes cantidades de materia orgánica
no aprovechada y mucho menos clasificada (...). En las calles
es posible encontrar fracciones de materiales que pueden funcionar
como materia prima susceptible de transformación y convertirse
en el elemento primordial de una obra. En consecuencia, el
artista interesado en trabajar con desechos debe realizar una tarea
de salvamento arqueológico para encontrar materiales de segunda
que tengan valor objetual" [1].
Descontextualización y otras prácticas facilitan la inserción
de desechos en las obras dotándolas de connotaciones múltiples,
que abarcan desde el planteo de una estética diferente que aporta
el manejo de materiales no convencionales y contrapuestos a los
tradicionalmente empleados para plasmar "la belleza", hasta mensajes
sociales que devienen alertas y llamadas a la reflexión.
Carlos Aguirre y Helen Escobedo son precisamente dos de
los artistas que han utilizado en sus instalaciones materiales dese-chables
para aludir a la contaminación, la lluvia acida y otros
agentes corrosivos que dañan y desequilibran el ecosistema.
A mediados del pasado año, el Museo de Arte Moderno
exhibió Lesa Natura, reflexiones sobre ecología, en ocasión del Día
Mundial del Medio Ambiente. La exposición, que contó con la
participación de artistas mexicanos y de otros establecidos en el
país -Marco Arce, Gabriel Orozco, Silvia Gruner, el grupo de La
Quiñonera, Francys Alys y Thomas Glassford, entre otros-, puso
al descubierto diferentes aristas del problema y modos diversos de
ser abordado desde la perspectiva del arte. Preservar la naturaleza
como garantía de la existencia humana, el reconocimiento del
pensamiento mítico y popular en la búsqueda de soluciones, la
defensa del medio natural no como ente aislado, sino en su interacción
con el desarrollo tecnológico y los sistemas de valores y
códigos culturales vigentes, fueron algunos de los enfoques manejados
por los participantes.
Dentro de esta línea temática, las pinturas de Gil Garea invitan
a la reflexión en torno a la devastación de la naturaleza "... sus
cuadros (Submarina, Mamífero, Humana Naturaleza y Janatos)
atados de desechos y violencia gestual quieren dar cuenta de la
involución de la naturaleza (.,.). Gil Garea busca una imagen
depresiva: pintura hecha de harapos y parches que se siente heredera
de obras como las de Antoni Tapies, creaciones que subliman
Gabriel Macotela.
, Rubén Ortiz, Bart Sánchez, Óleo, 50 x 41 cm.
la pobreza y la desesperación. Gil Garea también se refiere a la
naturaleza por omisión, es decir, por contraste, como un reino
futuro de desintegración: arcadia agonizante y simulacro de un
cercano porvenir que, parece decir el pintor, rimará con el primitivo
origen de las especies" [2].
El río Lerma suministra el uno por ciento del agua que se
consume en la Ciudad de México. Lamentablemente, algunas
industrias contaminan sus aguas con sus desperdicios. Preocupada
por esta situación, la fotógrafa chilena Eugenia Vargas, que
reside en México desde 1985, presentó en el University Art
Museum de la California State University de Long Beach la instalación
fotográfica Aguas: "... Con esta instalación quiero hacer
una analogía entre el medio ambiente y el proceso fotográfico
(...). Me siento parte del problema por los desechos químicos
fotográficos de cada día en el cuarto oscuro; al mismo tiempo
cuestiono la preocupación del fotógrafo por imágenes fotográficas
que muestren la problemática del deterioro de los recursos
naturales, cuando para el proceso se utilizan productos químicos
de alto grado de contaminación" [3].
La instalación consistió en un cuarto oscuro en el que podían
observarse imágenes fotográficas del río Lerma sometidas a
un proceso de putrefacción, en tanto fueron colocadas dentro de
recipientes de latón que contenían agua.
La mirada del artista hacia el entorno no se ha circunscrito
sólo al ámbito natural, sino que se extiende al citadino y sus habitantes
-aproximadamente 20 millones en la Ciudad de México-que
sin lugar a dudas remodelan el paisaje visual.
Roberto Parodi ofrece una visión nostálgica de la ciudad que
pudiera aludir a los peligros de una guerra nuclear, seísmo o cualquier
otro tipo de desastre. Gabriel Macotela ha creado una serie
de maquetas que expone a un proceso de oxidación mediante el
cual se convierten en la representación de palacetes en ruina que,
paradójicamente, se rentan. Por su parte, losé Castro Leñero centra
su atención en el repertorio de imágenes que se superponen en
la ciudad. "... En una época donde la sobreabundancia de imágenes
nos galvaniza con su insistencia, no es un desafío menor la
investigación, deconstrucción, reconstrucción y reciclaje de las
imágenes..." [4]. De este modo se desenvuelve el proceso creativo
emprendido por este artista, cuya obra ha sido encasillada, indistintamente,
dentro de los registros del realismo, aun cuando
transgrede sus límites en cuanto a método y resultados.
Con el empleo de recursos emparentados con el grafitti y el
cartel, Alberto Bellón recoge en sus cuadros personajes que ostentan
atributos deificados por el consumo y reconfiguran el paisaje
citadino. Su obra resulta una crítica, no exenta de humor, al agresivo
entorno urbano.
La serie de retratos de asesinos y sus víctimas de Daniel
Guzmán poco tiene que ver con los parámetros convencionales de
un tema tan tratado en la Historia del Arte. El retrato es, en este
caso, sólo un pretexto para hablar de la violencia y de las relaciones
de poder en la sociedad. Este artista se apropia de recursos
procedentes del cine de terror, los cómics y la televisión, sin romper
definitivamente con el dibujo tradicional que transfiere a la
obra cierto carácter de documento.
Apropiaciones y entrecruzamientos
Una de las orientaciones artísticas de los ochenta, cuya presencia
marcó fuertemente la década, guarda estrecha relación con otro de
n
los subtemas de la Bienal: "Apropiaciones y Entrecruzamientos",
que apuntaba, más que hacia una dirección temática, a un fenómeno
que caracteriza toda una zona de la producción plástica ter-cermundista.
En coincidencia con los intereses curatoriales del
mencionado evento, no se refería este trabajo a aquellas propuestas
abundantes en citas tomadas de la Historia del Arte "culto"
-que han prohferado en la obra de varios creadores mexicanos
con objetivos disímiles que van desde los más simples ejercicios y
variaciones hasta los homenajes y parodias-, sino a otras que denotan
la presencia de un arte que se alimenta de la cuhura popular
tradicional, la cultura vernácula, el léxico que emana de los
mass media y de la producción simbólica asociada al mercado.
Esta línea aprovecha las
aperturas "autorizadas" por las
vertientes postmodernas para
manipular en forma deliberada
las tradiciones y legitimar sus
vínculos con lo vernáculo y el
kitsch. Si bien en el caso específico
de México algunas actitudes
dejan entrever cierta nostalgia y
una intención de rescate y vindicación
de los símbolos de una
pretendida identidad, otras los
ponen en tela de juicio como
propósito explícito o a nivel de
metadiscurso en las obras.
José Castro Leñero, Atmósferas, 1991-1992,
Germán Venegas ha retomado una técnica muy vinculada a
algunas expresiones tradicionales de la cultura mexicana; contó en
su proceso de formación con el ejercicio de la talla en madera y con
su familia trabajó en la confección de imágenes religiosas para las
fiestas populares de Semana Santa en Iztapalapa. Más que apropiarse
de una tradición, Venegas ha estado inmerso en ella desempeñando
el oficio de artesano. Su creación actual asume otros
parámetros acordes con el arte que se produce para galerías y se
aleja del concepto mismo de arte popular aun cuando en ella se
identifican elementos de la iconografía popular religiosa y urbana.
artesanía mexicana y los repite insaciablemente en la búsqueda de
una determinada estructura compositiva. "Imágenes de la Virgen de
Guadalupe, muñecas, paisajes mexicanos, aparadores de tienda,
escenas de mercado y artesanías -signos irrevocables de "lo mexicano"-
se vuelven su tema y son expropiados a la vida cotidiana, a las
culturas populares y al turismo, para integrarlos a un arte pictórico
aparentemente decorativo" [5].
Las vitrinas de Ricardo Angula conservan una gama muy
diversa de objetos e imágenes cuya "cohesión heterodoxa" -parafraseando
a Luis Carlos Emerich- proviene de su participación
unánime en ese híbrido que resulta la imageniería mexicana
actual. Angula incorpora al repertorio icónico tradicional objetos
propios del mundo del consumo
que se popularizan gracias a
los efectivos mecanismos promocionales
del mercado y la
publicidad. Sus vitrinas parecen
sugerir un concepto de lo popular,
que si bien parte de ciertos
clichés, borra fronteras establecidas
por las disciplinas que han
reflexionado en torno a las connotaciones
de este controvertido
término.
El trabajo de Javier de la
Garza puede considerarse como
una pesquisa alrededor de una
serie de signos y símbolos que han devenido en modos de representación
de "lo mexicano". Igual se apropia de iconos del pasado
precolombino -ya reciclados por la industria turística- que de
imágenes procedentes de almanaques callejeros o de la cinematografía
de Gabriel Figueroa, por citar ejemplos. Su obra, representativa
del kitsch paródico, pone al descubierto algunos de los cruces
que se establecen entre los sistemas estéticos que coexisten en
la sociedad contemporánea.
Luchadores, músicos, actores y otros personajes que participan
en espectáculos populares de amplio alcance comunicacional,
La repetición es uno de los principios que rigen la obra del la televisión y otros medios, fueron trasladados al espacio (muchas
tapatío Ismael Vargas. Retoma motivos de la imaginería popular y la veces consagratorio) de la galería por los pintores Marisa Lara y Ar
li
Carlos Aguirre, Diario Oficial.
turo Guerrero. Sin prejuicio alguno, estos creadores han mostrado
los resultados de su investigación acerca de algunos aspectos de la
cultura popular urbana, en escenarios tan disímiles como la XIX
Bienal de San Pablo y el Salón de Baile "Los Ángeles" en la Ciudad
de México. En el proceso de codificación de sus imágenes, se apropian
de formas de represemación típicas del cartel, el cómic y la
historieta, soluciones plásticas que han interactuado coherentemente
con los temas abordados y elevado el nivel de diálogo con el
espectador medio.
El trabajo fotográfico de Rubén Ortiz alude a la sustitución
y/o transformación de los símbolos de la imaginería tradicional
popular, religiosa, e incluso turística, por el arribo de nuevos iconos
que impone el consumo. Se interesa en recoger especialmente
los procesos interculturales que tienen lugar a ambos lados de la
línea fronteriza entre México y Estados Unidos. Este artista que ha
incursionado también en la pintura, reproduce paródicamente en
cuadros de muy pequeño formato una tipología de souvenir turístico
que se vende en la ciudad fronteriza de Tijuana; en ellos, Bart
Simpson viste zarape y cambia su nombre por el de Bart Sánchez,
como expresión evidente de su hibridez.
Podría añadirse a lo anterior otros nombres significativos
que han puesto de manifiesto en su obra los cruces que se verifican
entre lo tradicional y lo contemporáneo, lo occidental y lo no
occidental, "lo culto" y "lo popular", y otros pares categoriales.
Por otra parte, resulta conveniente apuntar que aunque no
sean objeto de análisis en este texto propuestas relacionadas con
otros de los subtemas de la Bienal, no han faltado artistas mexicanos
que hayan abordado en su trabajo fenómenos como la margi-nación
-en sus diferentes expresiones- y las migraciones.
La mujer como objeto doméstico o de deseo sexual, y su
lugar en la sociedad y la cultura religiosa y popular, han sido
temas abordados sobre todo por mujeres artistas -Ménica Castillo,
Rocío Maldonado, Ménica Mayer, entre otras- que, desde
perspectivas diferentes, han reflexionado en torno a la condición
femenina. Del mismo modo, a través del tema de la segregación
sexual, algunos creadores como Nahum Zenil y lulio Galán, han
enjuiciado parámetros éticos y convenciones que durante mucho
tiempo parecieron inamovibles.
Sin absolutizar, podría admitirse que el fenómeno de las
migraciones ha sido abordado sobre todo por los fotógrafos. Eniac
Martínez documentó el proceso migratorio de los mixtéeos que
viajan a California buscando mejorar sus condiciones de vida;
Lourdes Grobet participó en el proyecto de investigación sociológica
Tijuana, la casa de toda la gente; Antonio Turok, Graciela
Itúrbide y Pablo Ortiz Monasterio integraron junto con cuatro
fotógrafos norteamericanos la exposición Vecinos, dos caras de una
moneda -organizada por el Museo de Artes Fotográficas de San
Diego, California, y presentada en diferentes museos mexicanos
durante 1991 y 1992-, que registró "... diferentes aspectos que
hacen la vida de los trabajadores inmigrantes en el Condado de
San Diego: la pujante industria turística de Tijuana, la cada vez
más creciente afluencia extranjera hacia los Estados Unidos, la
labor de la patrulla fronteriza, las condiciones de vida de los trabajadores
en las industrias maquiladoras, la realidad de los cholos
en diferentes ciudades de California y la precaria condición de los
niños que viven y trabajan en las calles de Tijuana" [6].
Si bien la Quinta Bienal de La Habana ofreció un prisma a
través del cual es posible compendiar toda un área de la producción
plástica de los últimos años en México, no faltan en este contexto
propuestas que se proyectan dentro de otros giros temáticos
y que están sentando pautas en los noventa.
NOTAS
[1] Springer, José Manuel. "Arte y Basura en México". Poliéster, n". 3, otoño
1992, Ciudad de México, p. 8.
[2] Medina, Cuauhtémoc y Iteberto Tejada. "Lesa Natura". En catálogo de la
exposición Lesa Natura, Museo de Arte Moderno, Ciudad de México,
1993, p. 15.
[3] Vargas, Eugenia. "Río Lerma en Long Beach". En Poliéster, n". I, primavera
1992, Ciudad de México, p. 30.
[4] Blanco, Alberto. "Políptico del instante o La imagen encontrada. Obra
reciente de José Castro Leñero". En catálogo de la exposición José Castro
Leñero, La imagen encontrada. Museo de Arte Moderno, Ciudad de
México, 1992-1993, p. 13.
[5] Merewether, Charles. "La cultura popular y lo imaginario". En Nnevos
momentos del arte mexicano. Madrid, Turner Libros, S. A., 1990, p. 91.
|6] Flores Olea, Víctor. "Vecinos, dos caras de una moneda". En catálogo de la
exposición Vecinos; dos caras de una moneda. Itinerante, 1991, s/p.