[»]
E n un artículo
publicado en
La Vanguardia
en diciembre
de 1933, Benjamín Jarnés
saludaba a la revista canaria
Gaceta de Arte mostrando
su vinculación a la
moderna cultura española.
Gaceta de Arte, nos venía a
decir, se comportaba, desde
«un territorio nada confinado,
puesto que se
complace en tender todos sus cables hacia toda Europa», como
«un termómetro que nos marca la temperatura más alta
de un pueblo». Ciertamente, las revistas literarias y artísticas
del primer tercio de siglo muestran, en gran medida desde
la promoción orteguiana, la vocación de diversos grupos españoles
de superar cierto embizcamiento cultural decimonónico
y contribuir activamente al nuevo orden cultural de
Occidente. Las revistas del vanguardismo histórico canario,
desde su «territorio nada confinado», contribuyen sin lugar
a dudas a alzar las ambiciones culturales españolas en el ámbito
de la modernidad.
Trataré pues de exponer las diversas posiciones que mantienen
las que, me parece, son las revistas más importantes
de las vanguardias históricas en Canarias: La Rosa de los Vientos,
editada en los años 1927-1928; Cartones, en 1930; Gaceta
de Arte, que aparece entre los años 1932-1936; y la
revista índice, de 1935. Todas ellas están marcadas por la
hora del vanguardismo, por su signo colectivo y por un esca-lonamiento
histórico que puede verse como un compromiso
encaminado a aprehender una imagen del universo, y con
ella alcanzar la participación, siguiendo la utopía vanguardista,
en un orden nuevo de la sociedad y la cultura occidentales.
Compromiso ciertamente difícU que se produce desde
un Archipiélago atlántico, alejado de las cosmópoUs contemporáneas;
y, sin embargo, decidido compromiso con un orden
nuevo que recibe lecturas diferenciales aún en el seno
del vanguardismo insular.
La. Rosa de los Vientos' nace en este ámbito de la utopía
moderna. Nace alejándose del individualismo decimo-
EL PROCESO DE LAS REVISTAS: DE
por
NILO PALENZUELA
nónico, que tiene además
en las Islas un signo vergonzosamente
epigonal 2.
Su mismo nombre nos indica
ese deseo de participación
universal en la
cultura 3 y la voluntad de
superar los escollos del regionalismo
decimonónico.
Sus animadores —Juan
Manuel Trujillo, Agustín
Espinosa y Ernesto Pestaña
Nóbrega— diseñan un
proyecto, que denominan universalismo^ cuyo sentido puede
advertirse en las palabras del «Primer Manifiesto» que publican
en La Prensa en febrero de 1928:
Somos marineros de todos los mares. Obreros de la Universalidad. Por siempre:
Universalismo sobre Regionalismo. Hemos bostezado con hartura sobre
las páginas labriegas de nuestra literatura.
La afirmación de La Rosa de los Vientos es, ciertamente,
radical. En el ámbito insular sólo existen «los impedimentos
de los aduaneros regionalistas de nuestros caminos», como
señala Ernesto Pestaña en un artículo dedicado a la pintura
de Maruja Mallo'^. Y entre estos aduaneros se encuentran
las rezagadas voces del Modernismo y todo lo que el Modernismo
implica: su individualismo, su sensualidad, el regionalismo
del que se ha cubierto en aquella hora y aun, en
el caso de Tomás Morales, su cosmopolitismo: sus «marinas
del siglo XIX», como escribe Agustín Espinosa^.
La Rosa de los Vientos participa de este modo del aliento
de la nueva sensibilidad de su hora, ese aliento animado
por Ortega y Gasset desde La deshumanización del arte
(1925), con su carácter minoritario, su culto por la metáfora
y por la conversión del poeta en «una pura voz anónima» bien
ajena al individualismo del siglo XIX. Un aliento iconoclasta
que Uega también de mano del ya antiguo vanguardista Ramón
Gómez de la Serna.
«Universalismo sobre regionalismo. Hemos bostezado con
hartura sobre las páginas labriegas de nuestra literatura», se
nos dice en el Manifiesto. Pero recordemos también un hecho:
1927 es el año de la división provincial, y del provin-
1. Véase la edición facsímil,
al cuidado de Sebastián de la
Nuez, Las Palmas de Gran
Canaria, Excma. Mancomunidad
de Cabildos de Las
Palmas. 1977.
2. Para el conocimiento del
desarrollo del vanguardismo
en Canarias es imprescindible
el trabajo de Miguel Pérez
Corrales «Cuaderno de
bitácora de la vanguardia insular
». Jomada Literaña (suplemento
del diario yí>m«í/a),
núms. 31, 34. 36. 38, 44 y
46, días 4 y 25 de julio. 8 y
22 de agosto, 3 y 17 de octubre
de 1981.
3. El nombre elegido implica
ya un claro deseo de participación
en la modernidad
vanguardista. Philippe Sou-pault
lo utiliza como título de
un poema editado en Nord-
Sud (núm. 14. abril de 1918)
y como título de su libro de
1920. El singular vanguardista
José María Hinojosa llamará
Iji msa de los vientos al
poemario que da a conocer
en el Séptimo Suplemento de
Litoral, en Málaga y en el
mismo año de aparición de la
revista insular.
4. «Maruja Mallo» aparece en
el numero 5. enero de 1928.
El texto se encuentra recogido
en nuestra edición de Po-lioramas
de Ernesto Pestaña.
Instituto de Estudios Canarios
en la Universidad de La
Laguna, 1990, págs. 39 y ss.
5. Agustín Espinosa en su reseña
de El caracol encantado
de Sauio Torón {IM Rosa
de los Vientos, núm. 1, abril
de 1927), coincidiendo con
la caracterización realizada
por Ángel Valbuena Pral en
Algunos aspectos de la moderna
poesía canana (1926). señala
que el mar de Morales
es «retórico», «mitológico» y
«clásico». Saulo Torón, para
Espinosa, se encuentra próximo,
en el tratamiento moderno
de este lema, al
segundo Juan Ramón.
["]
cianismo y la estulticia que han marcado con cierta frecuencia
la historia de las Islas Canarias^. La Rosa de los Vientos
poco tiene que ver con tales disputas en una hora
vanguardista de universalidad. La revista la conforman colaboradores
de diversas islas del Archipiélago: Agustín Espinosa,
Pedro Perdomo Acedo, Juan Rodríguez Doreste o José
Pérez Vidal. El proyecto que llamaron universalismo es pues
una respuesta específica de una revista española que surge
en el Archipiélago, y que diseña, en compromiso con su hora,
diversos horizontes de creación y de reflexión.
Su carta de nacimiento, como voy sugiriendo, va unida
a las inquietudes de las revistas literarias españolas. Ramón
Gómez de la Serna colabora en sus páginas; los nombres de
Ortega o de Eugenio D'Ors se citan con frecuencia; Valbue-na
Prat se encuentra entre sus animadores. La Rosa de los
Vientos es una revista española entre tantas que circularon
en los años 20. Su proximidad a La Gaceta Literaria de Giménez
Caballero resulta bien clara. Agustín Espinosa, y es
dato que con frecuencia suele olvidarse, pertenece al grupo
animador de la revista madrileña.
En efecto, como dirá un avisado crítico en 1936 al repasar
los signos de arte y literatura insular. La Rosa de los Vientos
sintió «algo así como un recelo al andar solos» y le preocupó
el «refrendo literario de España, en especial de Ramón Gómez
de la Serna y de La Gaceta Literaria»''. EUo no impide,
desde luego, que se advierta en las posiciones de La Rosa
de los Vientos el auténtico despertar al arte y la poesía moderna
y el proyecto más coherente de cuantos surgieron en
los años aquí tratados. Pero centremos nuestra atención en
algunos aspectos esenciales de la revista.
En el año de 1926 Valbuena Prat muestra en Algunos
aspectos de la moderna lírica canaria, conferencia inaugural
del curso universitario en La Laguna, una visión caracteriza-dora
de la tradición literaria insular. Por su lado, Agustín Espinosa
había dedicado un ampUo estudio a Clavijo y Fajardo,
el escritor canario del siglo XVtlI. Esta indagación en una
tradición cultural del Archipiélago Uega a las páginas de La
Rosa de los Vientos como un signo fundamental. La modernidad
a la que acceden sus animadores ha de seguir una
valoración y una transformación del pasado literario de las
Islas. La posición encarna una autoconsciencia y, como
diría Schlegel desde el Romanticismo, una transformación
y un devenir otro de los signos del pasado.
En efecto, en sus páginas se nos habla de Antonio de
Viana, el poeta de los Siglos de Oro; se reproducen textos
de fray Andrés de Abreu (1647-1725), y Agustín Espinosa
inicia la edición y el estudio del Romancero canario. Los romances,
el romancero popular, nos dirá Agustín Espinosa en
su Lancelot^ , fundan la existencia de los pueblos. La lectura
de una propia tradición muestra la raíz misma del proyecto
universalista de La Rosa de los Vientos. Identificar una
tradición es, en cierto sentido, inventarla desde la atalaya crítica
moderna y ponerla en dirección hacia ese orden nuevo
al que aspiran nuestros vanguardistas. Tal posición, como la
permanente lectura del paisaje que aparece en los poemas
publicados en sus páginas, resulta un refugio crítico, una visión
en retard que oblitera el simple cosmopolitismo y la simple
adopción de las nuevas formas modernas. «El
predicamento del Universalismo en Arte —concepto desconocido
hasta 1927—», escribe en 1928 Juan Manuel Truji-
Uo, se encuentra «en oposición a Provincialismo y
Cosmopolitismo, los dos conceptos que, hasta 1927, venían
dictando todas las manifestaciones artísticas de Canarias» 5.
Como vemos, esta apropiación del pasado es en sí muy
característica del vanguardismo literario español. Recordemos
dos ejemplos. Lo Gaceta Literaria dedica su número de
junio de 1927 a la celebración del tricentenario de la muerte
de Góngora. En el mismo acontecimiento se ahnean la revista
Carmen y el suplemento Lola, que además dedica en
estas fechas sus páginas al recuerdo de fray Luis de León'".
Lectura hispánica de la tradición, en efecto, pero que en La
Rosa de los Vientos se revela como el paso previo para, desde
las Islas, participar de ese orden nuevo que anima la utopía
vanguardista.
Otros aspectos esenciales de La Rosa de los Vientos pueden
advertirse cuando recordamos precisamente el número
que dedica al recuerdo de don Luis de Góngora".
El autor de las Soledades vino a representar el descubrimiento
de una voz que tenía mucho que ver con aquel «álgebra superior
de metáforas» de que habla Ortega en su libro de 1925
y que defendían los vanguardistas. A este poeta de minorías
y de exquisita sensibUidad, despreciado por la cultura post-barroca,
lo hace suyo también La Rosa de los Vientos.
6. El largo pleito interinsular
de Gran Canaria y Tenerife
ha sido estudiado exhaustivamente
por Marcos Guimerá
Peraza en El pleito insular
(1808-1936). Caja General de
Ahorros de Tenerife. 1976.
7. Vid. Ramón Feria, Signos
de Arte y Literatura. Edición
«El Discreto», Madrid. 1936,
pág. 10.
8. Al calor del proyecto universalista
de La Roaa de los
Vientos Agustín Espinosa escribe
su libro poético Lance-lot,
28''-7'' (Madrid,
A.L.F.A., 1929) donde nos
habla de «la España que inventaron
nuestros romances
viejos».
9. Palabras de «Contestando
al señor Westerdahl» {La
Prensa^ Santa Cruz de Tenerife,
15 de julio de 1928), recogido
por Sebastián de la
Nuez en Prosa reunida de
Juan Manuel Trujillo, Aula de
Cultura de Tenerife, 1986,
págs. 90-94.
10. Véase la edición facsímil
realizada por Ediciones Tur-ner
(Madrid. 1977). El suplemento
Lola, núms. 1-2, da
cuenta de la «Crónica del
centenario gongorino».
11. Andrés Sánchez Robay-na
aborda el sentido de la
participación de La Rosa de
los Vientos en el centenario
gongorino en «Algunos aspectos
desconocidos de la
conmemoración gongorina
de 1927», Puertaoscura,
núm. 6 (1988).
H
NUMERO UNO
TviiL N O V E -
C I E N T O S
T R E I N T A
( • I ^ p e s . ^ 0/01 CARTÓN DOS
Neorama: Jawff Moderna J. Badrf-
KU«xD*reat* - Paisaje' CanatLo: Pj¡?n: y
Tü^em. Oa««r PMtana B«ai»« :-: CARTÓN
TRES Ttairo Mágico: ^ó/!.-z rfe ia Pef>a
Andrea d* L*r«BB* CAccro - CARTÓN
CUATRO Esloicismo y Batroquismo FrUMelw*
A s n l U r - CARTÓN CINCO Trw poemas, romance y
canciórx a} « u l l l e r u i * CpBx i) j K l U de U B M > C) J « -
Bé ABIonio Bo)M -: Romance dt- la niña Huida y Cancioix con
lusa lie r¿jero, Junn Slnrln «ndf -: Díbuioi de Bnrnel
^ noni«n. Juan lamnel y «nAtlnK* Hnnmnn. ^
Reproduce fragmentos de las Soledades y del Polifemo y le
dedica algunos textos críticos. El número 2 de la revista nos
pone en efecto ante un Góngora otro, transformado desde la
consciencia moderna. Un Góngora moderno que no sólo recibe
la atención desde el paralelismo con la obra de Mallar-mé
—presente, por ejemplo, en las páginas de La Gaceta
Literaria '^ — sino desde una apropiación cubista de la obra
y la figura gongorinas. Así, Agustín Espinosa privilegia una
lectura geométrica en sus artículos «Escaparates poUfémicos»
y en «De Don Luis de Góngora, en el retorno de su hora
poética»: «Aquí, el Polifemo de Góngora: el nuevo poliedro
en que se ha quebrado el plano vecino. El último. El definitivo.
El complicado Polifemo poliédrico de la Casa de Góngora
(...). Sobre las agudas aristas galopan sonoramente las
metáforas. Fulminan los vértices». Así, también, el soneto «De
pura honestidad templo sagrado» recibe el audaz título de
«La dama cubista». Curiosa transformación del poeta barroco,
curiosa pero también muy hispánica. Recuérdese que en I92I,
en la revista índice de Juan Ramón Jiménez, se ofrece a Góngora
y al Greco como «precursores del cubismo» '' a través
de una broma: unas cartas que intercambian el poeta y el pintor.
Recuérdese también que en una revista como Litoral se
reproduce en el centenario gongorino un retrato cubista del poeta
cordobés realizado por Juan Gris. Moderna y curiosa forma,
ciertamente, de leer al poeta barroco.
Mas tal posición nos revela del mismo modo algo muy
significativo. Si los animadores de La Rosa de los Vientos recuperan
el pasado insular e hispánico, su aprendizaje vanguardista
absorbe la estética cubista y su proyecto de création.
Un arte nuevo, alejado del mundo decimonónico, que ve en
la obra un discurso autónomo, un orden nuevo, una nueva
concepción del universo, que se aleja del mundo de la representación
tradicional en su confianza en el espíritu moderno.
Significativos son en este sentido los artículos que
dedican Rodríguez Doreste a la «Estética cubista» o Ernesto
Pestaña a la muerte de Juan Gris. Significativo es también
el simultaneísmo de planos geométricos con el que Cuezala
y Casáis diseñan la imagen de la rosa de los vientos que se
repite en la portada de los cuatro primeros números.
No se trata, pues, de imitar la realidad (insular o no),
ni de interpretarla, sino de crearla, tal y como postulaban
diez años antes los animadores de la revista cubista Nord-
Sud. En este sentido, no es menos revelador que, cuando
desaparece en 1928 La Rosa de los Vientos, sus animadores
se agrupen en un suplemento como La nueva literatura y reproduzcan
fragmentos del pensamiento de Pierre Reverdy
o de Paul Dermée, animadores de la revista parisina '*.
Ciertamente, La Rosa de los Vientos se apropia en su urgente
aprendizaje moderno de diversas direcciones. Un último
dato: en la polémica mantenida en 1928 por Eduardo
Westerdahl y Juan Manuel Trujillo, este último escribe: «Nosotros
queríamos —queremos—, Universalidad y no Cosmopolitismo,
Arte y no Sociología. Metafísica y no Psicología,
porque para todo eso ya teníamos bastante con todo el desdichado
siglo XIX., 15.
Metafísica, en efecto; una Metafísica que tiene, como apenas
unos años antes en la revista Valori Plastici, la necesidad
12. En este sentido véase «El
fenómeno gongorinox de Al-berl
Thibaudet o «Góngora el
eordobés» de Ramón Gómez
de la Serna, /.tí Gacela Lile-rariíi.
niím. 11 (1 de junio de
1927).
13. \ui. el primer suplemento
de índice. La rosa de palie!,
julio de 1921- En el
número 2 de la revista apa-reee
la respuesta de Julio Ce-jador
censurando tal engaño.
Véase la edición facsímil de
José Esteban Editor. Madrid.
1987.
J4. La relación de /-a nueva
literatura y La Rosa de los
Vientos con la estética de
création de Nord-Sud la hemos
abordado en nuestra introducción
de Lancelot,
28"-7", Santa Cruz de Tenerife,
Interinsular Canaria.
1988.
15. Palabras de «Brindis en
el homenaje de Agustín Espinosa
» (La Prensa. 3 de julio
de 1928). recogido en el
citado Prosa reunida.
['•]
de encontrar, como dijera Alberto Savinio, un espectro 'f'
esencial y definido de la realidad, una esencia que los animadores
de nuestra revista idean desde el centro de La Rosa
de los Vientos, desde su archipiélago oceánico, en el que confluyen
la tradición insular y la estética de su hora.
El único número de la revista Cartones (1930), animada
por Pedro García Cabrera, Juan Ismael o Domingo López
Torres, aparece íntimamente ligado a este proyecto universalista.
Ligado aun a su pesar. Pues la revista comienza a idearse
desde el mismo momento de la aparición de La Rosa de los
Vientos. Sus animadores han pertenecido a una turbia revista
regional, Hespérides, en la que también publicaron sus textos
Eduardo Westerdahl o Domingo Pérez Minik, tratando de
aproximarse al vanguardismo. Los animadores de Cartones
desean desde entonces participar del «protagonismo» de la
nueva hora estética y, por ello, buscan editar una revista con
un perfil diferencial. En junio de 1928 aparece en las páginas
de La Gaceta Literaria de Giménez Caballero un breve
manifiesto en el que se anuncia la próxima publicación de
Cartones. Se nos dice entonces:
cuatro cazadores de estrellas marinas |los firmantes del manifiesto] intentan
captar, con su escafandra fanfarrona, los cimientos de un arte propio. Arte
Isleño. Cosmopolita'".
Como se advierte, sus posiciones poco tienen que ver
con las de su precursora, pero la revista, por diversas razones,
no pudo salir hasta 1930 y ya en este año García Cabrera,
teórico del grupo, escribe un texto como «Universalismo
y regionalismo» '" próximo a aquella publicación de la que
intentaron diferenciarse. Cartones se incorpora, pues, al proyecto
universalista dotándolo de nuevas formas. Así Andrés
de Lorenzo-Cáceres escribe sobre el historiador Núñez de
la Peña siguiendo la indagación en el pasado cultural de las
islas, y los poemas se construyen siguiendo la lectura del paisaje;
así «Montañas» de Carmen Jiménez y «Olas» de Domingo
López Torres, una visión del paisaje que puede
advertirse en Agustín Espinosa por ejemplo, si bien con alguna
variación interpretativa como veremos en seguida. Pervive,
no obstante, el deseo de diferenciaUdad, y así lo muestra
un poema de Pedro García Cabrera:
PITERA
La rosa de los vientos
caló sus bayonetas.
Biceps dentados. Lanzas.
Cuidado, noche,
con las estrellas bajas.
Ya siempre —¡siempre!—
isla sin océano,
alga viva en el viento.
Y el mismo modo en las palabras de Osear Pestaña en un
texto sobre el «paisaje canario», donde convierte «la rosa de
los vientos» en «pitera»:
El mar aprieta la isla y la obliga a fluir al aire en montañas barrocas.
Sobre ellas, la pitera —racimo de espadas en perpetua arenga— dispara
a lejanías calenturientas sus largos pensamientos.
Es acaso éste el perfil más novedoso de la revista Cartones,
pues ofrece un nuevo sentido al proyecto universalista.
La naturaleza insular espera como antes la voz, la palabra
o el gesto pictórico para encontrar su existencia. Pedro García
Cabrera escribe en «El hombre en función del paisaje»,
texto publicado el mismo año de la aparición de Cartones:
«a la literatura sólo se ha llevado el paisaje del Norte (...).
Ahí están las dolorosas masas de Anaga, llamando con fuertes
aldabonazos a más de un siglo de sorda sensibilidad».
La palabra es pues la encargada de fundar esa realidad. La
création de las estéticas contemporáneas está presente, pero
también algo más. Los animadores de Cartones piensan que
la geografía define una espiritualidad específica del ser insular.
«La imagen primaria del hombre, escribe el poeta Pedro
García Cabrera, se amolda en su paisaje nativo y a ella
reduce —amolda— las percepciones y las impresiones. Siempre.
Por toda la cadena de sus días fervorosos»'''.
Como puede observarse, la metafísica de La Rosa de los
Vientos deviene no tanto una búsqueda de la esencia insular,
cuanto un camino inverso: lo que puede llamarse, digámoslo
con la palabra de López Torres, una psicogeología insular que
determina el estar de los vanguardistas canarios bajo los diversos
signos estéticos de su hora. La autoconsciencia es entonces
encuentro con la naturaleza, mirada selectiva, apropiación
de sus signos más peculiares. Autoconsciencia que
anhela la simplicidad y reduce los elementos identificadores
16. Vid. «Prcniicrs essais
d'une philosophic des arts»
publicado en Vatori Plwítici
(edición francesa), núm. 3
(1921).
17. Vid. l/i Gaceta Literaria
núm. .^6 (15 de junio de
1928). Los firmantes del ma
nifíesto son Jcsé Antonio Ro
jas. Pedro García Cabrera.
Guillermo Cruz y Juan
Ismael.
18. Texto publicado e\ 16 de
agosto de 1930 en Ija Tarde.
Santa Cruz de Tenerife.
19. El texto .se publica en Lu
Tarde (días 16. 17. 19 y 21
de mayo de 1930) y fue redactado
con motivo de la Exposición
de la Escuela Lujan
Pérez en Santa Cruz de Tenerife.
Su significativo título: «El
hombre en función del
paisaje».
[••]
a un primer sueño, un sueño inaugural, del hombre en su
entorno psicogeográfico.
En esta misma dirección, creemos, está basada la alianza,
mucho más significativa que en La Rosa de los Vientos,
entre poetas y pintores. Cierto adanismo visual que valora
además las plantas autóctonas canarias. Recordemos de nuevo
títulos tan significativos como «Olas» de López Torres, «Montañas
» de Carmen Jiménez o «Pitera» de García Cabrera. Recordemos
también el dibujo de Rafael Monzón «Mantilla y
pita» o la imagen del mar, de gran esquematismo visual, realizada
por el pintor Juan Ismael: «Una de la tarde». Ciertamente,
en la poética de Cartones subyace el deseo de evitar
la historia y sus manifestaciones para afrontar la temporalidad
desde un primer encuentro del hombre y su naturaleza.
En cierto modo, su renuncia a la historia precedente parece
dibujar lo que será Gaceta de Arte.
Cartones, y con esto acabo la referencia a esta revista,
nace también al calor del importante encuentro entre escritores
y pintores que tiene lugar en 1930 cuando la Escuela
Lujan Pérez realiza su exposición en Tenerife, una exposición
que recibe entonces la crítica de Ernesto Pestaña 20, de
La Rosa de los Vientos, de Pedro García Cabrera de Cartones^',
y de Eduardo Westerdahl, que será el director de Gaceta
de Arte^^. Acontecimiento de gran importancia que se
revela como un auténtico encuentro generacional.
JUAN MANUEL TRUJILLO.
POR PESTAÑA (1928)
G aceta de Arte^'^ es la revista que en este proceso
vanguardista abordaremos a continuación. Sin duda, se trata
de la publicación que presenta más complejidades para
ser descrita. Pues su duración se extiende desde 1932 a 1936
y describe, con la importante cifra de 38 números, un itinerario
realmente singular no sólo en el ámbito canario, sino
también en el de las publicaciones periódicas españolas ^'^.
Su director, Eduardo Westerdahl, le ofrece un perfil muy preciso
acorde con su propia visión sobre el papel del arte en
el siglo XX.
La revista nace tras el viaje de Eduardo Westerdahl en
1931 por Centroeuropa, donde toma contacto fundamentalmente
con el mundo artístico alemán. Su famiharidad con
la escuela Bauhaus y con el racionalismo arquitectónico, su
conocimiento de la obra de Kandinsky o de Otto Dix, marcan
sin lugar a dudas lo que será a partir de 1932 Gaceta
de Arte. La revista muestra una nueva forma de entender el
vanguardismo y logra lo que Cartones no pudo: ser esencialmente
una revista con posiciones propias y con una visión
mucho más atenta al desarrollo del arte moderno.
El horizonte cultural de la revista lo marca indudablemente
su director, Eduardo Westerdahl, en sus artículos, en
los doce manifiestos ^5 y en las posiciones que aparecen en
las páginas de Gaceta de Arte: la revista ha de comportarse
como un sismógrafo que anota las variaciones del arte contemporáneo
en su devenir histórico, en la espera de un orden
nuevo que el arte y la poesía parecen vaticinar. En el
número 37, en marzo de 1936, ya próxima la desaparición
de la revista, se nos dice algo que muestra con claridad lo
20. Ernesto Pestaña escribe dos
textos. -En la exposición de la
Escuela Lujan Pérez- (Gaceta de
Tenerife. 10 ác mayo de 1930) y
"Clausura de la Escuela Lujan Pérez
» [La Tarde. 3 de junio de
1930). Recogidos en el citado Po-
I turamos.
21. El citado «El hombre en función
del paisaje».
22. Se trata de «Exposición de las
obras de la Escuela Lujan Pérez».
La Tarde. 24 de junio de 1930.
23. Existen dos ediciones de la
revista. La primera (Madrid-
Vaduz. Tiirner-Topos Verlag.
1981) cuenta con el testimonio de
dos de sus fundadores: «El arte
en Gaceta de Arte* de Eduardo
Westerdahl. y «Ijd literatura en
Gaceta de Arle» de Domingo Pérez
Minik. La segunda, parcial.
realizada por el Colegio Oficial de
Arquitectos de Canarias (Santa
Cruz de Tenerife, 1989). cuenta
con el testimonio de Pérez Minik
y con estudios de Fernando Castro
(sobre arte), Andrés Sánchez
Robayna (Lleratura), María Isabel
Navarro Segura (arquitectura) y
Fernando Gabriel Martin Rodríguez
(cine).
24. Véase José-Carlos Maíner. La
edad de plata. Madrid, Cátedra.
1981; y Rafael Osuna. Las revistas
españolas entre dos dictaduras:
I93I-I939. Valencia. Pre-textos.
1986.
25. Véase José-Carlos Mainer.
"Sobre el arte español de los años
treinta (Manifiestos de Gaceta de
Arte)", en Literatura y pequeña
burguesía en España. Madrid.
Edicusa. 1972.
H
que es su trayectoria coherente desde el primer número: «dentro
del actual sistema económico: esta cultura sólo nos interesa
en su sentido de devenir»; se nos habla además de «la
necesidad de conciliar todas las tendencias que luchen por
destruir un sistema atrofiado de expresiones artísticas y traten
de trabajar en el establecimiento de unas nuevas formas,
positivas a un orden nuevo».
Como vemos, la revista busca conciliar la diversidad de
expresiones artísticas, siente el arte como «el aliento de la
época» 26 y dirige su mirada a un orden nuevo en el que han
de coincidir historia y arte. Pero si la revista parece optar
por una lectura sociológica de las nuevas expresiones, no puede
decirse, como ha querido verse en alguna ocasión, que
participe de un eclecticismo acrítico: las diversas posiciones
que tienen cabida en sus páginas, desde el surrealismo de
Dalí a los dibujos satíricos de Grosz, desde el constructivismo
de Baumeister a la espiritualidad de Kandinsky, tienen
una precisa orientación.
En este mismo sentido ha de verse la defensa de la arquitectura
racionalista, las menciones de Gropius y su escuela
Bauhaus, la incorporación en sus páginas de textos de
Le Corbusier y el arquitecto italiano Alberto Sartoris, o el
estrecho vínculo con A.C. (Actividad Contemporánea), la revista
del Grupo de Arquitectos y Técnicos Españoles para
el Progreso de la Arquitectura Contemporánea. En esto también
coinciden los animadores de Gaceta de Arte por encima
de sus diferencias. La arquitectura, esa «máquina para
habitar» de la utopía racionalista, significa un avance hacia
el orden nuevo. García Cabrera ve en la arquitectura racionalista
la solución al hacinamiento de los obreros en las ciudades
2'. El mismo Domingo López Torres, teórico insular
del surrealismo, es también capaz de defender tal arquitectura
^s.
Pero centrémonos en un aspecto que puede mostrarnos
el dinamismo de la revista en los convulsivos años 30. Es
notoria la atención que recibe, a través de múltiples referencias,
lo que Franz Roh llamó Nueva Objetividad o post expresionismo,
fundamentalmente para referirse a la pintura
alemana (Otto Dix y George Grosz, por ejemplo) y al retorno
al objeto de los italianos de Valori Plastici (recuérdese a Chi-rico).
La Nueva Objetividad nos pone en efecto ante una de
las posiciones defendidas por Westerdahl y su revista. Para
DOMINGO LÓPEZ TORRES
Y ÓSCAR DOMÍNGUEZ
Franz Roh, autor del libro Realismo mágico, que dio a conocer
la Revista de Occidente primero en sus páginas y luego
en sus ediciones paralelas, la pintura de Dix nos «ofrece una
manera nueva, hondamente terrenal, como una devoción de
lo mundano»; la Nueva Objetividad supone «la alegría elemental
de volver a ver, de reconocer las cosas» y «apresar
la realidad como tal, en vez de soslayarla en súbita y genial
arrancada». Supone además la posible reconciliación del arte
con el pueblo en el porvenir 2'' . Es esta la lectura que
realiza Franz Roh de la nueva pintura y que comparte Eduardo
Westerdahl. Bajo esta orientación Gaceta de Arte apoya,
por ejemplo, a un pintor hoy prácticamente desconocido: Servando
del Pilar. Pero Gaceta de Arte no deja por ello de prestar
atención, en su voluntad reconciliadora, a las expresiones abstractas,
a ese «rápido camino de estratosfera» de Kandinsky
o Paul Klee, del que nos habla Domingo López Torres ^'K
26. En este sentido y con estos
términos se expresa Westerdahl
en «La escultura y sus
expresiones veloces» desde
noviembre de 1932 en el número
10 de la revista.
27. En «Casas para obreros»,
mjm. 4 (1 de mayo de 1932).
28. Esta posición conciliadora
se sugiere en «El pintor social
Hans Tombrock» {Gaceta
de Arte, ntim. 25, abril de
1934), pero sobre todo se
manifiesta en «Un tema de
nuestro tiempo. Arquitectura
racional» (publicado en 1933
en el nitmero 1 de Izquierdas).
Andrés Sánchez Robay-na
muestra este texto como
ejemplo del espíritu conciliador
de un escritor vinculado
ya al sirrrealismo (véase el estudio
«La literatura y su crítica
en Gaceta de Arte» en la
edición de 1989 áe'Gaceta
de Arte).
29. Vid. Franz Roh, ••Realismo
mágico. Problemas de la
pintura europea más reciente
». Revista de Occidente.
XLVIII, Madrid, junio de
1927. El Ubro, editado el
mismo año por la revista or-teguiana,
recibe reseña de
Juan Manuel Trujillo desde el
momento de su aparición {tja
Rosa de tos Vientos, núm. 4,
diciembre de 1927).
30. Palabras del citado «El
pintor social Hans Tombroclo..
I»]
La Nueva Objetividad, no obstante, nos deja entrever la mutación
de la revista, pues el retomo a la figuración recibe inmediatos
significados a través de la radicalidad poKtica de aquellos
años. Así, el arte abstracto es despreciado por el nazismo germánico:
la valoración de la obra de Kandinsky, tomemos como
ejemplo, sigue la misma suerte de la escuela Bauhaus en la
que ejerció como profesor: la escuela fiíe cerrada, como dieron
cuenta las páginas de Gaceta de Arte. En el otro fi'ente histórico,
el soviético, se celebra en 1934 el Congreso Internacional
de Escritores Proletarios y con él se reafirma «un realismo socialista
» que reduce la función del arte al de la propaganda ^J.
En este contexto resulta lógico que la figuración post expresionista
pase a ocupar en la revista un segundo plano.
En este contexto de 1934 se puede advertir también el difícil
equilibrio que mantiene Gaceta de Arte, en España, en su
defensa del espíritu moderno. Si recordamos a una revista como
Octubre, la revista de Rafael Alberti, observamos cómo ha
optado por una radicalidad política próxima a las posiciones
de la U.R.S.S. y a su arte de propaganda ^2. Si recordamos la
espléndida revista Cruz y Raya, podemos advertir que en este
mismo año de 1934 —en que Eduardo Westerdahl escribe «Croquis
conciliador del arte puro y social» '•' y Pedro García Cabrera,
con un mismo espíritu, defiende las conquistas de la
U.R.S.S. y «a los más delicados sismógrafos del arte abstracto:
Kandinsky, Klee» ^^ —, en este mismo año de 1934 Cruz y Raya,
de factura cristiana, recoge en sus páginas textos de orientación
religiosa de EUot, Max Jacob o de Paul Qaudel; o
recupera al poeta "religioso" del siglo XVI Francisco de Alda-na'
5_ Nada, en efecto, más alejado de la modernidad vanguardista
que defendía Gaceta de Arte. En la «Posición» incluida
en el número 37, Gaceta de Arte se expresa con toda claridad:
«contra la religión», «contra el arte de propaganda». Desde 1932,
pongamos por ejemplo otra imagen, el poeta y crítico surrealista
Domingo López Torres escribía un poema tan libre del utilitarismo
y la religiosidad como este:
colgado desde el cielo
por un hilo delgado,
el corazón más alto que el sombrero,
torciendo las ocultas serpentinas.
(La Virgen, con su capa colorada,
dando pases al toro en ei tendido...).
Bajo la extremada curiosidad moderna de Gaceta de Arte
se inserta también en sus páginas el surrealismo: textos
de Rene Char, Benjamín Péret, DaH, André Bretón o las primeras
escrituras surrealistas de Picasso. El encuentro en 1935
en Santa Cruz de Tenerife con Bretón, Péret y Jacqueline
Lamba con motivo de la Exposición Surrealista, es un hecho
bien conocido y que este mismo C.A.A.M. recordaba en su
magnífica exposición El surrealismo entre Viejo y Nuevo Mundo.
No insistiré en eUo. Pero sí en algunos datos relacionados
con la revista que me parecen importantes. En Gaceta
de Arte, sólo el surrealismo cohesiona al grupo de poetas animador
de la revista y esta cohesión se produce de forma progresiva
desde 1932: Agustín Espinosa, Domingo López Torres
y Gutiérrez Albelo escriben bajo la cosmovisión surrealista
con anterioridad a 1935. Con la Exposición de 1935 se adhieren
al grupo los poetas Pedro García Cabrera y José María
de la Rosa.
El encuentro con el surrealismo de 1935, precisamente
en unos años en que emprende su expansión internacional,
tiene que ver también con el horizonte moderno de Gaceta
de Arte, pues el surrealismo se encuentra en estos momentos
comprometido con la construcción de un orden nuevo y en
el difícU equilibrio entre su lucha contra el capitalismo, sus
proximidades al materialismo dialéctico y su desprecio del
arte de propaganda. Confluencia ciertamente significativa y
que induce a decir a alguien tan alejado del surrealismo como
Domingo Pérez Minik que el arte y la poesía surrealista
son «la única seria aportación revolucionaria a la cultura
europea» ^^.
Como puede verse, si retornamos por un instante al mundo
insular. Gaceta de Arte poco tiene que ver con la poética
universalista de sus precursoras. Apenas existen referencias
al Archipiélago, algunas dirigidas a la pintura de Felo Monzón
o a la función de las plantas autóctonas en el paisaje.
Su orientación es bien diferente, y aun cuando el universalismo
subyace en la escritura más creadora de sus colaboradores
—desde García Cabrera a Agustín Espinosa—, la
multiplicidad de sus direcciones poco tiene que ver con aquel
centro de La Rosa de los Vientos al que nos hemos referido.
Algunas expUcaciones de esta carencia podemos esbozar. En
primer lugar, Eduardo Westerdahl, como indica en una carta
dirigida a Ramón Feria 3^, no reconoce el papel desem-
31. Gaceta de Arte da cuenta
del acontecimiento en «1.a
concéntrica de un estilo en
los últimos congresos» (núm.
31. noviembre de 1934) de
Pedro García Cabrera, distanciándose
del realismo socialista,
a pesar del interés
con que sigue el desarrollo
de la revolución soviética.
Prueba de este interés es la
traducción de «La pintura soviética
» de Bujarin en los números
23 (enero-febrero de
1934) y 24 (marzo de 1934).
32. Buen ejemplo de esta
orientación, ai margen de su
mismo nombre, es el fragmento
de Fama de /os Reyes
Magos de Rafael Alberti, la
noticia de la «I Exposición de
arte revolucionario», «15 años
de literatura soviética» de Ze-linky,
«Vientres sentados» de
Luis Cernuda y aun el heterodoxo
«Sobre una b'rica comunista,
que pudiera venir
de Rusia» de Juan de Maire-na/
Antonio Machado; textos
publicados en el número 6
de Octubre, en abril de 1934.
Significativas son también las
palabras dedicadas, en el
mismo número, a la revista
canaria: «Gaceta de Arte (Tenerife).
Revista internacional
de cultura. De cultura burguesa
»; véase la página 174
de Octubre. Escritores y artistas
revoluciónanos. Madrid-
Vaduz. Turner-Topos Verlag,
1977.
33. En el número 25 (abril
de 1934).
34. En el citado «La concéntrica
de un estilo en los últimos
congresos».
35. En el número 11 de Cruz
y Raya (febrero de 1934)
aparece el texto «Sobre la
presencia de Dios» de Clau-del
—traducido por Jorge
Guillen— y el de Eliot dedicado
a «I..ancelot Andrews»,
traducido por Antonio Mari-chalar,
quien además en breve
nota subraya que «la única
esperanza del mundo había
de estar en un renacimiento
religioso». El texto de Max Jacob
y la «Epístola a Arias
Montano» de Aldana aparecen
en el número 13 (abril de
1934).
36. En «Ediciones surrealistas
1935. Du temps que les
surréalistes avaienl raison»,
núm. 36 (octubre de 1935).
37. Se recoge un fragmento
en el citado Signos de arte y
literatura.
["]
peñado en el desarrollo del vanguardismo por La Rosa de
los Vientos; tampoco necesita de una poética raigal que oblitere
el simple epigonismo, pues sus inclinaciones poéticas
las abandonó muy pronto. Eduardo Westerdahl, tras su viaje
de 1931, también entiende que la hora del vanguardismo
es fundamentalmente internacionalista y que la afirmación
vanguardista del presente v sus expectativas porveniristas escaso
lugar dejan a las tradiciones nacionales o al arte de resucitar
a los clásicos. Su revista es coherente con su
perspectiva. Eduardo Westerdahl posee además la inteligencia
que permite conciliar opciones bien distantes en el seno
de sus colaboradores insulares, desde el surrealismo revolucionario
de López Torres al conservadurismo de Francisco
Aguilar.
¿Pero puede decirse, en rigor, que Gaceta de Arte soslaya
por completo el marco insular? Diría que su estrategia fue,
entre las revistas canarias, sumamente sagaz. Al tiempo que
Gaceta de Arte organiza exposiciones como las que tuvieron
lugar en el CongresiUo de Juventudes en Las Palmas de Gran
Canaria en 1933 o la surrealista de 1935 en Santa Cruz de
Tenerife, al tiempo que se comporta como un sismógrafo en
relación a las inquietudes de su tiempo, es capaz de editar
y proyectar hacia el exterior obras tan esenciales del vanguardismo
histórico en Canarias como Crimen de Agustín Espinosa,
Transparencias fugadas de Pedro García Cabrera o
Enigma del invitado de Emeterio Gutiérrez Albelo, obras,
también hay que subrayarlo, en las que sus autores han dejado
atrás la completa referencialidad al mundo insular presente
en sus primeras entregas poéticas.
Concluyamos con algunas breves referencias al único número
de índice, dirigida por Domingo López Torres y en la
que colaboraron Pedro García Cabrera y Eduardo Westerdahl,
este último con un texto que había aparecido ya en el
semanario español Diablo Mundo •"*. Índice nace en 1935
y viene a situarse, como se nos indica en la primera página,
«más cerca de lo documental que de lo literario» y a «colocarse
en los momentos aurórales del mundo al lado de los
que levantan los cimientos de una nueva cultura». Es pues
una revista de combate o de acción, en la que destaca el equilibrio
de Westerdahl y la radicalidad política de sus otros colaboradores.
Un texto sobre la organización sindical, un dibujo
de Grosz y un autorretrato de Tombrock, la admiración ante
el clamor popular que despierta el Congreso Internacional
de Escritores Proletarios celebrado un año antes, revelan a
todas luces la visión del nuevo orden que encarna la
U.R.S.S. 3'* La revista índice se encuentra ciertamente lejana
al equilibrio de Gaceta de Arte. Sin duda, lo más interesante,
y lo que nos permite concluir, es lo siguiente: en 1933
realizan Paul Eluard y André Bretón en la revista parisina
Minotaure una encuesta sobre el encuentro capital en la vida
de una persona. Responden entonces numerosos artistas,
intelectuales o poetas; entre ellos se encuentran dos
españoles, Giménez Caballero y Domingo López Torres ''o.
índice reproduce dos de las contestaciones presentes en Minotaure.
Lo significativo es que no se encuentra entre ellas
la respuesta de López Torres, que en ortodoxia surrealista
había recordado la voluptuosidad sexual que le despertó la
lectura de un libro sobre el matrimonio, sino que se reproducen
las respuestas de Alfred Apfel y de Ernst ToUer ", el
primero ofreciendo una imagen idílica de un campo de prisioneros
en la U.R.S.S., y el segundo recordando los gritos
terribles de un herido, que se prolongaron tres días, en medio
de la Gran Guerra. En verdad, las respuestas adoptadas
por índice dan cuenta de la radicalidad política en la que
ya se vivía, como presagian las ya próximas guerras, la española
y la mundial, que terminarían por borrar las más bellas
utopías en las que habitaron las vanguardias históricas.
En suma, y con esto concluyo, el proceso de las revistas
literarias insulares revela el importante esfuerzo que se despliega
entonces en el deseo de participar de los horizontes
de la modernidad. Desde la pureza estética de los años 20
a los conflictivos años 30. A
ILO PALENZUELA (Canarias, 1958). escritor y profesor universitario, es autor de Oráculo de arácnido (1983), de Et espectador y los signos
(1989) y de El primer Pedro García Cabrera (1991); lia realizado asimismo las ediciones de Polioramas de Ernesto Pestaña Nóbrega y de Lancelot
de Agustín Espinosa.
38. «Hspaña y su perfil» se
publicó en el número 8 (16
de junio de 1934). M- Ni-gel
Dennis, Diablo Mundo:
Los iníelectimles y la Repúhli.
ca. Antología, Madrid. Kspi-ral/
Fundamentos, 1983, pág.
170.
39. El difícil acceso a esta
publicación parece justificar
que Rafael Osuna le atribuya
una orientación «anarquista
» en ÍJO-S revistas españolas
erüre dos dictaduras, cit., pág.
91.
40. Vid. Minotaure, núm. 3-4
(1933), págs. 109-111.
41. Ibidem, págs. 102-105.