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Una entrevista con
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BERTA SICHEL
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El pasado mes de marzo, la comisaria principal de
El Museo del Barrio, Susana Torruella Leval, fue
nombrada directora de dicha institución neo-yorkina.
Susana estudió Historia del Arte en el
Instituto de Bellas Artes de la Universidad de Nueva
York, pero, como muchos de sus colegas, no
concluyó su tesis de licenciatura. No obstante, su
curriculum es largo e incluye exposiciones en el Metropolitan
Susana Torruella Leval.
Foto Rick Reinhard, 1993.
AJ referirse al cambio de su posición de comisaria
a directora de una institución, Susana
asegura que "es un poco como subir una montaña;
es difícil llegar a la cumbre". Esta nueva posición
ha requerido, desde luego, el aprendizaje
de funciones administrativas y de dirección que
ha supuesto para Susana una expansión considerable
de sus actividades y obligaciones anteriores. Esta "expan-
Museum of Art, en el National Endowment of the Arts y en el sión" incluye su asistencia el pasado verano al Instituto de Di-antiguo
Museo de Arte Hispano Contemporáneo, que se clausuró
en 1991.
Nacida en Buenos Aires, Susana creció en Puerto Rico,
donde todavía reside su familia. De hecho, Susana proyecta
rección de Museo, un programa extremadamente competitivo
del J. Paul Getty Trust. Este programa intensivo está diseñado
para fortalecer y mejorar las habilidades de dirección de cuarenta
profesionales de museos que representan a diversas insti-una
joie de vivre que se parece más a la de los puertorriqueños tuciones de los Estados Unidos y de algunos países europeos.
que a la de los argentinos. Desde 1960, cuando se matriculó en A pesar de este tremendo esfuerzo, Susana parece con-el
Manhattanville College, en el que eventualmente se graduó tenta con su trabajo. En esta entrevista nos habla de sus planes
en Historia del Arte, Susana vive en Nueva York. y de sus desafiantes propuestas para El Museo del Barrio, que
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CÍNÍRO *r(*NllCO Df ACTI MODÍtMO
bajo su dirección podría convertirse en el museo latino y lati- sante ver cómo encaja todo -tratar de hacer que todo encaje-noamericano
más importante de los Estados Unidos.
BS: ¿Qué es lo más desafiante que vas a encarar ahora que
eres directora de El Museo del Barrio?
SL: Como comisaria tratas directamente con los artistas y
sus obras. Tienes que organizarte bien, tanto para que una exposición
se inaugure a tiempo como para que se imprima el catálogo.
Así que es un poco como subir una montaña y ver cómo
se abre ante tí una preciosa vista antes de llegar a la cum-de
manera que una cosa haga que otra mejore. Todo crece a un
paso continuo.
BS: ¿Qué quieres decir con "un paso continuo"?
SL: Por ejemplo, yo no puedo dejar que el departamento
de comisarios crezca a expensas del departamento de educación.
Ni puedo descuidar las relaciones públicas. Es un equilibrio
muy precario, y estoy aprendiendo mucho mientras sigo
adelante. Probablemente el desafío más grande como directora,
y creo que tii entenderás muy bien
esto, es que me gustaría establecer un
sistema o procedimiento, durante los
años que vaya a estar al frente de esta
institución, para asegurar la supervivencia
de El Museo.
No quiero que suene pretencioso,
pero es preocupante cuando una
institución depende demasiado de
una persona sola. Creo que esto sucede
en muchas instituciones, especialmente
latinoamericanas, porque a
menudo son la visión de una persona
Vasija y dos cuencos precolombinos. República Dominicana. Foto Ken Showell.
sola. Es realmente asombroso cuando
bre. Por supuesto tienes que ajustarte a un presupuesto fijo, y te das cuenta de que sin esos "visionarios" no hubiéramos po-sabes
lo que necesitas gastarte para que todo salga bien. Ser directora
de una institución es como llegar a la cumbre de la
dido establecer los llamados "centros alternativos". Sin embargo,
para sobrevivir, las cosas tienen que dar otro paso adelan-montaña,
donde ves todo el panorama y, de repente, en vez de te. La situación es ahora mismo muy difícil para las institucio-un
área, tienes diez o más de las que preocuparte. Es una bar- nes, y por lo tanto necesitan saber cómo perpetuarse, indepen-baridad.
A veces hasta te da miedo. Algunos días es excitante dientemente de quién esté en la dirección. Uno espera siempre
porque te ocupas de un montón de cosas. Y también es intere- conseguir a los mejores y a los visionarios para que dirijan las
instituciones. Sin embargo, se necesita también que las cosas
sigan su curso por sí mismas sin dificultades, de modo que la
persona que esté en la dirección no tenga que empezar siempre
de cero. Esto es lo que cansa.
BS: Esto es típico de las instituciones "latinoamericanas".
Cada vez que entra un nuevo director en una institución tiene que
empezar todo de nuevo. ¿No es cierto?
SL: Empezar de cero es verdaderamente agotador. Yo
siempre intento construir sobre lo que hicieron los que me
precedieron. Yo llego aquí después del trabajo que realizaron
otros durante 25 años (El Museo acaba de celebrar su 25 aniversario
el pasado mayo), pero de lo que se realizó en el pasado,
¿qué sigue siendo pertinente y qué hay que cambiar? Todo
tiene su momento, y todo es bueno en su tiempo, pero a menudo
las cosas necesitan cambiarse.
BS: "Visiones", tupian a largo plazo que delinea los propósitos
futuros de El Museo del Barrio, establece que el fin principal
de la institución es ampliar la perspectiva artística y cultural del
museo, incluyendo a otros países latinoamericanos además de
Puerto Rico. Sin embargo, considerando que el Consejo de Dirección
está compuesto por doce puertorriqueños, ¿ha existido algún
conflicto de intereses?
SL: ¿Me preguntas que si existe algún conflicto de intereses?
No, ninguno. Es verdad que ahora mismo no tenemos un
consejo muy diverso que digamos, porque todos somos puertorriqueños.
Sin embargo, este consejo se ha comprometido a
ampliar El Museo. Creo que hace años -bastante antes de que
yo llegara- la idea de ampliar las perspectivas del consejo era
impensable. Ahora los tiempos han cambiado. Me satisface decir
que el pasado verano recibimos a tres nuevos miembros. Estos
son: Emelda Cathcart, una mujer aft-icano-americana; Ro-semary
Ravinal, una mujer descendiente de cubanos; y la tercera
persona es una aborigen (india) norteamericana, la doctora
Patricia Ewers, la presidenta de la Pace University de Nueva
York. Y el consejo actual fue quien nombró también a nuestro
primer miembro no-latino, Paul LeClerc.
BS: ¿Entonces va a haber cuatro miembros nuevos en el
Consejo?
Pepón Osorio, La cama, 1987. Instalación. Técnica Mixta. Foto Tony Vélez.
SL: No. Paul LeClerc ya está en el Consejo. Actualmente
es el director de la Biblioteca Pública de Nueva York. De modo
que creo que estos tres miembros nuevos contribuirán a la expansión
de la perspectiva cultural de El Museo del Barrio. Y
creo que esto significa que, en efecto, somos un consejo que
quiere diversificarse. Desde luego que existe la diversificación
inversa. Sin embargo, nuestro mandato e intenciones son muy
claros; ya tenemos listas de gente que nos gustaría tener en el
consejo, entre quienes se incluyen algunas personas de las comunidades
dominicanas y también de las comunidades mexicanas.
La intención de diversificar el consejo es genuina. Recientemente
invitamos a una mujer chilena para que formara
parte de éste y que se integrará el año que viene. En otras palabras,
estamos investigando para encontrar a la gente que ayude
a diversificar la perspectiva de El Museo. Es un esfuerzo verdaderamente
serio.
BS: Recuerdo que cuando fue nombrado director del
Whitney Museum, David Ross declaró en una entrevista que entre
sus propósitos quería redefinir lo que era el arte americano.
¿Tú tienes una idea similar o el deseo de redefínir lo que es el arte
latinoamericano? O al menos ¿cómo se considera y se entiende
el arte latinoamericano en los Estados Unidos? ¿O no lo consideras
necesario?
SL: Nunca presumiría de definir nada. En lo que se refiere
al arte latinoamericano, lo considero una definición pendiente.
Además, el hecho de que el museo se encuentre en los Estados
Unidos dificulta todavía más definir el arte latinoamericano.
Cuando en la mente del artista existen dos culturas, la obra resultante
suele ser una mezcla de las dos, de modo que el arte no
podría definirse como perteneciente a una cultura específica.
Las definiciones y las redefmiciones son siempre temporales
porque las cosas siempre cambian y continuarán cambiando.
También me gustaría presentar exposiciones sobre y desde
América Latina, lo que nunca hemos hecho hasta el momento.
Estamos dedicándonos activamente a ello, a ofrecer un
vistazo de estos países a través de exposiciones. Latinoamérica
ha sufrido mucho con las definiciones y los estereotipos de
gente que no nos conoce realmente. Otra idea que tenemos es
Sala de exposición de El Museo del Barrio, Foto Chas Erickson.
trabajar con artistas procedentes de cualquier parte de Latinoamérica
y del Caribe. Esta es un área diferente de exploración:
examinar lo que le sucede a los artistas en una condición bi-cultural.
Lo que quiero es que El Museo del Barrio se convierta
en un forum, en un verdadero forum.
BS: ¿Cómo ves el arte latinoamericano de hoy?
SL: ¿Qué quieres decir con cómo lo veo?, ¿y qué quieres
decir con arte latinoamericano?
BS: El arte latinoamericano es un concepto muy amplio. En
mi opinión es un concepto muy general. Recuerdo que el año pasado,
cuando estuve en Europa, conocí a gente de Latinoamérica
que vivía en Suecia, Colonia, Roma y Portugal.
SL: ¿Sentiste que existía alguna clase de vínculo entre estos
artistas latinoamericanos, aunque estuvieran creando arte
en países diferentes?
Sala de exposición de El Museo del Barrio. Foto Chas Erickso
BS: A veces. De hecho, la mayoría de las veces.
SL: ¿Sentías que había algo?
BS: Sí. Existe una manera de hacer las cosas, la forma en
que piensan, la forma en que ven la realidad, o tal vez porque viven
en culturas diferentes a las suyas, cuando crean algo es una
mezcla de estas dos culturas diferentes. En este sentido, lo que hoy
llaman arte latinoamericano puede considerarse como el arte más
intercontinental del mundo. Si lo piensas, la mayoría de los artistas
norteamericanos, franceses o alemanes viven en sus países de
origen porque las condiciones de vida son mejores que en Latinoamérica.
La situación en Latinoamérica ha sido tan pobre durante
los últimos 25 años a consecuencia de la inestabilidad política
y económica...
SL: Los latinoamericanos tienden a emigrar.
BS: Como decía antes, conocí a latinoamericanos que viven
en Suecia, Colonia, Roma y Portugal. Cuando la gente abandona
su país, como suelen hacer los latinoamericanos, definir su arte se
hace más difícil, porque están influenciados por la nueva cultura
en la que se han integrado.
SL: Por eso dije que no intentaría definir el arte latinoamericano.
Para empezar, no estoy familiarizada con muchas
partes de Latinoamérica. Y como no he viajado lo suficiente a
través de todos los países que la componen, nunca presumiría
hacer una declaración definitiva sobre el "Arte Latinoamericano".
Sin embargo, creo firmemente que la gente que deja sus
países de origen -independientemente del lugar en donde acaben-
producirán, con el tiempo, un estilo de arte diferente. Como
emigrante que soy, me interesa muchísimo el arte que se
produce en una situación bicultural.
BS: Cambiemos de tema y hablemos de "Reclamando nuestra
historia", la exposición que has organizado para celebrar el 25
aniversario del museo. ¿Cuáles son los puntos esenciales de la exposición
y qué habrías corregido de ella si se te hubiera dado la
oportunidad?
SL: Como se trataba de un proceso orgánico abierto, de
antemano sabía que iba a existir cierto caos. También sabía que
se podrían producir ciertas situaciones imprevisibles, porque
los artistas estaban involucrados. Para empezar, mi propósito
era escuchar a los artistas y examinar la colección de El Museo
del Barrio de una manera nueva, a través de la visión del artista.
Cuando observas año tras año la colección del museo, terminas
por no ver nada. La empiezas a dar por presupuesta. De
modo que lo que quería era que otro mirara las obras con una
visión nueva para ver lo que podía encontrar. También quería
escuchar sobre lo que las obras sugerían a los artistas. Aunque
sabía que algunos aspectos de este diálogo no iban a funcionar
muy bien, seguí adelante con el proyecto. Algunos emparejamientos
funcionaban y otros no. Pero eso no me preocupaba.
BS: ¿Tú no interferiste ?
SL: En absoluto. Dejamos que los artistas eligieran a partir
de un portafolio determinado. Habíamos preseleccionado,
en cierta medida, algunas obras de la colección que considerábamos
que se correspondían con el tema de "Reclamando
nuestra historia" y que también considerábamos como las mejores.
Desafortunadamente, nuestra colección es desigual y pequeña
(la colección consiste aproximadamente en 8.000 objetos
que abarcan desde el arte precolombino hasta el arte contemporáneo).
Tal vez piensas que la forma en que realizamos
la exposición no era apropiada, pero como comisaria principal
quería que las obras mejores tuvieran la oportunidad de exponerse,
en vez de otras obras más débiles de la colección.
BS: ¿Entonces hiciste una preselección?
SL: Sí, eso fue lo que le presentamos a los artistas. A veces,
cuando estaban mirando en el almacén del museo, algunos
encontraban piezas que no estaban incluidas en las diapositivas
preseleccionadas y las incluíamos en la exposición. Esto no suponía
ningún problema.
BS: ¿La segunda parte también se organizó del mismo modo?
SL: Sí, pero "Recuperando la cultura popular" (del 9 de
septiembre al 30 de octubre) era más suelta. El diálogo no era
tan estricto. Una de las secciones de la exposición era una bodega
(una tienda de comestibles) porque para la comunidad latina
de Nueva York ésta ha servido como centro económico,
social y cultural fundamental. De hecho, las obras de los 18 artistas
incluidos en esta exposición eran accesibles a una audiencia
más amplia y disolvían las barreras entre las formas del
arte "superior" y "popular" y entre la cultura elitista y la existencia
familiar.
BS: La primera parte de la exposición, "Reclamando nuestra
historia", incluía solamente artistas latinoamericanos residentes
en Nueva York. Como consecuencia, los artistas de Miami,
Chicago o incluso defuera de los Estados Unidos fueron ignorados.
¿Esto fue una decisión consciente?
SL: No disponía de un presupuesto grande y por lo tanto
estaba forzada a trabajar sólo con artistas de Nueva York. Sin
embargo, envié diapositivas a Paul Sierra de Chicago y a David
Ávalos de Los Angeles. Pero por razones de necesidad tuvimos
que limitarnos a la escena neoyxjrkina. Entiendo que la gente
pueda reaccionar negativamente con respecto a una exposición
que supuestamente está reclamando la historia pero que incluye
solamente a artistas de un área. Pero es una crítica que se habría
realizado de cualquier modo. La organización de la muestra
fue muy complicada... Tenía que complacer a muchísima
gente y tengo un equipo muy pequeño. También quería incluir
a artistas que ya tuvieran relación con El Museo, particularmente
en la primera parte de la exposición. Para mí esto era
importante porque pensaba que con sus selecciones, a partir de
la colección, podrían ayudar a reclamar los fundamentos de
nuestra historia.
BS: Para terminar, ¿cómo ves El Museo del Barrio en el año
2000?
SL: Me gustaría que el museo tuviera un equipo diverso y
fuerte. Estoy comprometida a diversificar su misión, a transformarlo
en un museo latinoamericano, no sólo en un museo
puertorriqueño. De modo que para el año 2000 espero haber
abierto el camino en esa dirección. Me gustaría también formar
parte de una red nacional, de manera que no habláramos
solamente entre nosotros, sino con otros museos del país y
también de otros países. Estaría completamente satisfecha si
para el año 2000 consiguiéramos alcanzar un 60% de lo que tenemos
planeado. Como ves, es un programa ambicioso.