Almogaren XXI / 1 / 1990 Hallein 199 1 43 - 67
Pedro Quintana Andres
La reutilizacion de la vivienda aborigen eo Ja comarca
noroeste de Gran Canaria en el primer tercio del
siglo XVIII
1.0. Introduccion
El conocimiento del pasado hist6rico de un pueblo nos permite adquiri de
el un perfil de su idiosincracia. A traves de los cambios, tanto estructurales como
coyunturales, que ha experimentado social, econ6mica, ideol6gica y culturalmente.
Las Islas Canarias son ejemplo en la actualidad de este tipo de estudios que se
basan, en identificar la personalidad de la cultura.
Dentro de nuestra historia destaca con luz propia la etapa prehispanica y,
sobre todo, el aborigen canario que se ha convertido en un mito, en una leyenda
que perdura hasta la actualidad. Este mito tiene en su entramado una fuerte carga
ideol6gica, psico16gica y cultural, que implica directamente al historiador como
analizador de una realidad que ha sido transformada, tanto consciente como inconscientemente,
a traves de! tiempo por la continuada selecci6n que de acontecimientos
y hechos se han realizado, guiändose estos autores ya sea por un etnocentrismo
a relativismo cultural que no fue ajeno a los cronistas y primeros eruditos
que hablan sobre los aborigenes y su mundo.
EI contacto inicial entre los grupos prehispanicos y los conquistadores fue
traumatico por el colapso social, econ6mico y cultural que ocasion6, a la vez que
signific6 una transculturaci6n donde el aborigen pas6 a integrarse dentro de una
nueva estructura impuesta por los conquistadores. La ruptura de 1a formaci6n
social agro-pastoril motiv6 que el antiguo habitante de las islas se integrara horizontalmente,
segun su nivel social anterior, en la sociedad del momento. Aunque
un mimero considerable de aborigenes mantuvieron su postura inicial de rebeldia,
estos fueron los llamados "guanches alzados ". (1)
EI fin de la cultura aborigen signific6, en si, un etnocidio por el proceso
acelerado de despersonalizaci6n que se produjo, asi como en la marginaci6n que
sufren sus costumbres ante el nuevo orden social que poseia unos esquemas de
relaciones sociales estructurados bajo principios de propiedad y de clases sociales
imbuidas ya bajo una formaci6n precapitalista. A la vez tambien se cre6 un proceso
de ocultaci6n de la procedencia aborigen en ciertos individuos, como de sus
costumbres, asi como el intentar pasar desapercibidos dentro del nuevo grupo
social que les acogia; "cuando van a la ciudad (los aborigenes) van tan bien trajeados
y limpios como los mas pulidos castellanos. Ellas son tan galantes y visten
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con tanto costo, que perecen tener grandes ventas." (2)
Sera ya en pleno siglo XVI cuando lo aborigen y el aborigen sean asumidos
y subsumidos dentro de la sociedad que habia surgido del crisol de las numerosas
culturas que habian llegado a las islas, tras su conquista, por la numerosa
poblacion que arribo desde fines del siglo XV. Esta proceso lo observamos en las
diversas tazmias que se realizan en la isla de Tenerife en el siglo XVI La primera,
se hace en 1514, tiene una clara peculiaridad, Ja diferencia que se hace entre
aborigenes y colonizadores, mientras Ja que se hace a fines de Ja centuria no
recoge ya tal division. (3)
Pero pese a esta aparente disolucion cultural, ciertos rasgos y costumbres
permanecieron latente en los siglos de Ja postconquista, llegando parte de ellas a
la actualidad mediante las tradiciones, los elementos y materiales culturales mäs
populares y relacionados con los grupos agropastoriles (4). No existe olvido de lo
aborigen, si, en cambio, transformacion y adaptacion dentro de una nueva cultura.
Este rastro tambien nos ha llegado gracias a las diversas menciones que se nos
hacen por las fuentes como pueden ser; los archivos parroquiales y notariales, tan
subestimado por algunos historiadores y que tanta utilidad puede ocasionarnos si
los explotamos y aprovechamos convenientemente.
2.0 EI noroeste de Gran Canaria a comienzos del siglo XVIII, la vivienda
aborigen
La comarca noroeste de Gran Canaria poseia en los tiempos prehispänicos
una fuerte concentracion humana ya que en ella se encontraba el guanartemato de
Galdar, el mäs poblado de los dos con los que contaba Ja isla. Por ello no es de
extraiar que existan numerosas zonas arqueologicas e importante toponimia aborigen
en un gran mimero de pagos. En las fuentes por nosotros consultadas, las
menciones a viviendas y lugares de habitacion aborigenes, se hacia especial hincapie
en tres micleos de poblacion muy relacionados con la ocupacion espacial
preconquista; la zona de Acusa, la villa de Agaete y la ciudad de Galdar. EI resto
de poblaciones de la zona tienen escasa o nula trascendencia. Las zonas de Guia y
Moya, pueblos y micleos de nueva planta, pese a contar en sus terminos mwlicipales
actuales con importantes hallazgos, en la primera se encuentra el Morro
Verdugado (5), EI Gallego, o el Cenobio de Valeron en 1a zona de la Cuesta de
Silva (6), y la segunda con la zona de la Montaieta, no poseen ninguna mencion
y vinculacion con el tema que nos ocupa.
2.1 Galdar
La actual ciudad de Gäldar, sede del principal guanartemato de Gran Canaria,
tras la conquista habia sido poblada por numerosas familias vinculadas
directamente a la conquista o que, en posteriores llegadas, habia accedido o adquirido
trozos de tierras para cultivarlas. Los repartos producidos a fines del siglo
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XV permitieron el asentamiento de un grupo de inversores, principalmente de
genoveses, que rapidamente instalaron ingenios azucareros y la acaparaci6n de
grandes propiedades, esto dio lugar a un importante salto econ6mico que integr6
a la zona dentro de una formaci6n eminentemente capitalista al nivel de estas
relaciones. La feracidad de las tierras de la zona permitieron el sostenimiento de
un fuerte incremento poblacional y consecuentemente la acelerada atropizaci6n
del paisaje. Cre6 todo unas relaciones juridico-sociales que hicieron pasar
rapidamete la hoja de la historia para el pasado inmediato, el pasado aborigen.
Si bien este esplendido despegue econ6mico se trunca tras la crisis que se
produce a fines del siglo XVI en la exportaci6n del azucar, parece que no afect6
tanto a esta zona porque en pleno siglo XVII mantenia un elevado dinamismo
econ6mico gracias a que la "extensi6n del vifiedo tuvo que ser, desde luego, muy
importante, pasando de cultivo de huerta asociado casi siempre a hortalizas y
arboles, y seguramente plantado en las orillas de las parcelas, a cultivo regular ...
EI vüiedo dio resultado hasta fines del siglo XVII como cultivo especulativo de
exportaci6n ." (7)
Dentro de este auge sostenido a lo largo de mas de un siglo tambien la
poblaci6n experimenta importante evoluci6n comprobandose que en 1676 tenia
567 habitantes y doce afios mas tarde esta se habia casi duplicado llegando a los
1000 habitantes ( 8 ). Este fen6meno de incremento poblacional influira negativamente
en la pervivencia de la vivienda aborigen, si no tanto en las cuevas que se
encuentran en continuada reestructuraciones y diversidad de reutilizaciones, al
ser la mayoria lugares de apetecibles solares para la poblaci6n.
Las primeras noticias que poseemos sobre estas viviendas nos las dan las
cr6nicas que, tras la toma de Galdar y los acontecimientos de Amagro, nos muestran,
a grandes rasgos, la ciudad como zona de importante protourbanismo prehispanico,
y tambien da noticias de su inmediata reutilizaci6n por los conquistadores
como refugio y base estrategicas para proseguir la conquista como de acogida
de heridos y lugar de enterramiento; "en el pueblo de Galdar, en una casa
capaz y grande que esta en el canto del lugar, y en otra casa serca desian misa, y
la yntitularon de la abogasion del Sefior Santiago, do fueron enterrados los muertos,
y mientras alli estuvieron los nuestros rehasiendose, por causa de los mal
heridos que avia y de los muertos, hisieron alli junto un fuerte o torresilla arrimada
a una casa grande de los antiguos."
Dicha torrecilla construida por los castellanos es la que creemos ver reflejada,
posteriormenti> en los siglos XVI-XVII, en la dotaci6n patrimonial de la
iglesia de Galdar mencionandose que "la qual tore dio a la Y glesia la cabdad"
(9), encontrandose dicha construcci6n en la llamada "calle vieja", cuyos vestigios
se mantendian hasta 1679 fecha en que, quiza por las obras de ampliaci6n de la
iglesia o por las realizadas alrededor del susodicho edificio para la instalaci6n de
la cilla del Cabildo catedral, se encontraba deshecha y completamente aruinada
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para percibir algtin tipo de renta de ella.
La iglesia de Santiago sera unas de las principales implicadas en el mantenimiento
de los vestigios aborigenes ya que en su dotacion tenia varia viviendas
de superficie. La mas importante era la Harnada casa-palacio de los guanartemes.
vivienda que se encontraba a "la trasera de dha lglesia" ( 10), y que durante mas
de dos siglos sera una de las entradas economicas mas seguras para el beneficio,
gracias a sus continuados alquileres como vivienda. En 1615 este arrendamiento
ascendia a 55 reales anuales que pagaba en ese momento Gaspar de Quintana.
hijo de un antiguo sacristan de la iglesia de Santiago y, dicho alquiler, lo pagaba
ya su padre Juan de Quintana. ( 11 )
Los diversos arreglos y acicalamientos que se realizaran en dicha vivienda
son de relativa importancia. mientras duro su arendamiento como lugar de vivienda.
Asi en el aio de 1655 se realizan obras por valor de 162 reales ( 12),
disminuyendo estas cantidades a partir de mediados del siglo XVII cuando se
deje de arrendar y pase a ser almacen de materiales de la iglesia. Asi esta cantidad
solo se eleva a 34 reales en 16 73 ( 13 ), destinandose de esta 12 reales para su aliio
y 22 reales para la compra de un candando y llaves para evitar los continuos
hurtos que se realizaban en dicha casa. ya suponia una remora economica para los
presupuestos de la iglesia. En 1707 sigue su utilizacion como "cuarto trastero".
guardandose los materiales que se habian comprado para fabricar la sacristia nueva
( entre otras cosas se almacenaban 51 1h fanegadas de cal, 12 tozas de tea y 22
vigas). y que seguira manteniendo esta mision hasta que perdemos, a traves de las
fuentes consultadas, toda pista que hiciera referencia a ella, desde el primer tercio
del siglo XVII. En poco menos de cincuenta aios habia pasado de ser un monumento
destacable dentro de Ja fisionomia de la ciudad a un almacen a punto de
derrumbarse. (14)
Las posteriores noticias que tenemos de este edificio nos llegan por medio
de las impresiones que les causa a los viajeros y eruditos que se ven atraidos por
un recuerdo tan mitificado con lo aborigen y lo heroico. Esta atraccion Ja vemos
en la reflexion que realiza el gobernador de la Santa Ariza en su visita que realiza
a Ja comarca noroeste de Gran C'anaria en 1764, mencionando que solo tuvo una
molestia cuando; "fue ver desolada la casa de Don Fernando, rey de Guanarteme
y de aquella villa, la qual casa desde que se conquisto Ja isla la havian selado y
cuidado los naturales y por un motivo tan bario. como por estender y alargar asia
el poniente del sol Ja plasa de aquella iglesia. siendo asi que por naciente tiene
mui larga y expasiosa, incurrieron en la nota de poco curiosos y nada amantes de
la estavilidad de las memorias de su patria en haver demoJido et palacio y eJ
domiciJio de un Rey a quien para venserlo costo tanto trabaxo a los conquistadores.
por lo que devieron conservar, Yglesia perpetuo padron aquella casa, para feJiz y
eterna memoria de esta afortunada isla." ( 15)
Ejemplo, aJ fin y al cabo de Ja incuria secuJar que arrastramos perpetua-
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mente con nuestro pasado. Asi mismo un importante cronista-historiador como
fue fray Jose de Sosa se admiro al contemplar cuando visito en 1675 Ja ciudad de
Galdar, ya casi en el comienzo del deterioro definitivo de Ja vivienda; "fui a ver
una casa canaria que hasta hoy por via de estado se conserva, cerca de la iglesia
parroquial del seior Santiago, y reparando en lo pulido y labrado de sus maderos,
y en el ajuste de sus tablones y vigas, quede fuera de mi casi ... Hay tradicion que
esta casa, siendo muy labrada de colores, era el palacio en donde asistian las
doncellas recogidas y como religiosas que llamaban maguadas, aunque otros la
llaman Ja casa del rey canario." ( 16)
Existia, a traves de estos ejemplo podemos comprobarlo, una admiracion
hacia lo aborigen, mas concretamente hacia ciertas manifestaciones de este pasado,
por parte de m1 grupo de eruditos que, pese a ello, no prestaron excesiva
atencion a las viviendas aborigenes que no fuera de personajes tan destacados.
Ademas de esta importante vivienda que poseia la iglesia de Santiago esta
contaba con cinco mas. Una de ellas fue prontamente destruida, concretamente
en 153 8 (17), para ampliacion de Ja iglesia con una pila bautismal y una reja,
dicha vivienda no rentaba a la iglesia pues no existe en las cuentas del beneficio
ninguna reterencia a ella. Es un hecho, corroborado por muchos investigadores
de que Ja iglesia de Santiago se asento sobre viviendas aborigenes y hemos
localizado estas dos como minimo. El resto de las casas rentaban alrededor de
771 maravedis anuales ( 18 ), localizadose en Ja calle real que bajaba a la antigua
plaza del lugar. Una de ellas la dejo Ines Telles por testamento, imponiendo sobre
ella una misa por su memoria y que se encontraba "rendida" en el aio de 1556
( 19). Pese a este deterioro son alquiladas a Pedro Martin que pagaba 3 reales
anuales a la parroquia en el aio de 1707. En 1756, son vendidas al mayordomo de
la fäbrica, don Jeronimo Tobar y Betancort, construyendose en sus solares casas
altas (20).
Dos se encontraban rentando a Ja iglesia aunque esta no tenia ningtin titulo
de posesion dandose varias veces la orden, por los diversos vicarios, de que se
busque Ja escritura de posesion. Se encontraban junto a las cuevas del barrio de la
Audiencia al lado de una casa que decian de Betancort. En 1615 rentaba 5 reales
anuales en manos de don Adrian de Pineda, posterionnente, a mediados del siglo
XVII, pasa en arriendo a Ignacio Ruiz del Villar que pagaba por ella 4 reales
anuales, bajo la renta posteriormente a 3 reales y, finalmente a 2 Y2 reales anuales,
pasando sucesivamente de Juan Moreno, a don Marcos de Quesada presbitero, y
este las cedio a su hermano don Jacob. La casa llego a deteriorarse de tal manera
que el beneficiado de Galdar, don Jose Arturo, las vende a don lsidro de Tobar y
Betancurt estando ya; "muchos maderos rendidos y comensada ya descubrir la
madera y porcion de ella falta de hurtos que se han hecho en gran cantidad de
piedra." (21)
La iglesia serä una de las principales instituciones conservadoras de las
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viviendas aborigenes hasta bien entrado el siglo XVIII, debido a que eran sus
bienes dotales mas importantes y, por tanto, debian mantenerlos en el mejor estado
posible. A fines de! siglo XVII este panorama cambia cuando las rentas de dotaciones
se eleven gracias al mimero de capellanias que se crean (]a de don Francisco
de Carvajal con una renta perpetua de 54 reales, Ja de don Alejo de Benavente
cifrada en 110 reales, Ja del can6nigo Marcos Verde de Aguilar), que lograron
que las contribuciones aportadas por las casas fueran despreciables en comparaci6n
con Ja de las dichas memorias y mandas pias. Por contra las casas rendian
cada vez menos, tras mas de doscientos afios de construidas, y necesitaban mejoramientos
continuados. Una salida a esta problematica fue vender los edificios
para que fueran derruidos y, en sus solares, los compradores erigieran nuevas
casas con rentas seguras. Se pasa de este modo de 6 reales de vell6n que daban
globalmente antes de las ventas a 18 reales tras dejar construir a los nuevos inquilinos.
Pero no solo era el beneficio de Galdar el que mantenia vivo el recuerdo
de los aborigenes, aunque este se debiera a hechos eminentemente crematisticos,
sino que existia una elite local que intentaba destacar del resto de Ja poblaci6n no
por su riqueza sino por el alarde que hacia de su vinculaci6n con Ja antigua "nobleza"
islefia. L6pez de Ulloa, contemporaneo de estos personajes y de su ideologia,
nos la refleja asi: "que esta villa de Galdar aciento y morada de los Reyes
Guadartemes de aquella ysla; es un lugar de las mas de las hauitaciones son debajo
de tierra, en cuevas naturales y artificiales; ay muchas cassas labradas de lo
antiguo, pero con el largo tiempo an ydo en disminU(;ion. y aunque los duefios las
puedan fabricar como las cuevas son casas de aquellos nobles antiguos naturales
tienen por gran blazon la conservacion dellas." (22)
Dentro de esta ideologia de vinculaci6n y entronque podriamos situar el
caso de las dos casas que poseia don Bernardino de Carvajal que deja vinculada,
junto a su vivienda, a favor del beneficio del lugar por 9 misas con dotaci6n de 28
reales (23). Al impositor Je sucedi6 su sobrino Juan de Quintana estando ambos
relacionados con familias que entendian proceder del rey de los aborigenes.
Dofia Marina de Betancort y Pineda, relaciona con los anteriores posee
una casa del "tiempo de canarios" que Je habia dejado por herencia su madre,
dofia Maria de Pineda, y a su vez Ja deja a su sobrina Maria de Santiago (24 ). 0 la
que poseia cercana a la plaza vieja don Lucas de Quintana cercana al huerto que
llaman del "Canario" que contenia dos cuevas y una casilla (25). Finalmente,
dentro de esta mentalidad, podemos definir Ja casa canaria que pertenecia al alförez
Juan Ruiz de Quesada que, a su muerte, pas6 a su esposa Maria Rodriguez
que la desbarat6 y ampli6 el huerto que tenia su alrededor. (26).
La mayoria de las referencias son escuetas y muy dispersas siendo dificil
tener una continuidad de las diversas reutilizaciones que sufrieron.
Otras no pertenecian necesariamente a esta elite sino que eran utilizadas
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como viviendas habituales asi Maria Marcana dice vivir en una de estas casas, la
mitad era de ella y la otra mitad de su cui.ada Ana Maria, imponiendo sobre ella
dos misas a favor de la paroquia (27). Juan de Saavedra, personaje que adquiere
una cantidad de bienes destacable a lo largo de su vida, vivia en una casa canaria
que posterionnente destruye, tras la compra de un huerto cercano, para Ja costrucci6n
de su nueva casa; "una casa canaria antigua la qual demolimos y fabricamos
la dha casa de alto y bajo donde vivo ". (28)
De dicha casa aprovech6 8 o l O tablas y un tabl6n, una puerta de la cueva
canaria que se encontraba en el huerto que compr6, mas 20 soleras y trechos de
palos. La cueva la habia heredado de su padre y la reestructur6 y aderez6 con
mamposteria, como la mayoria de las viviendas encontradas se localizaba en el
barranquillo de la llamada Plaza Vieja (29).
Las casas canarias fueron habitualmente tasadas entre los 50-150 reales
que era w1a cantidad cercana a la media de lo que valia una cueva de habitaci6n,
y Ja mitad del valor medio de una casa terrera. Muchas de ellas seran viviendas
de gente humilde, principalmente en barrios como el de la Audiencia, la Plaza
Vieja y el barranquillo cercana a ella, donde la baratura de estas las har:in
asequibles y de fäcil reparaci6n, o si son cuevas, un elevado numero de referencias
tenemos sobre su reutilizaci6n, aun sera mas fäcil su mantenimiento y mayor
resguardo tendr:in sus moradores.
Las razones del mantenimiento de las viviendas aborigenes hasta bien entrado
el siglo XVIII, aparte las apuntadas con relaci6n a la iglesia, podrian venir
en funci6n de estos dos elementos antag6nicos: la busqueda de prestigio por una
clase poderosa y la necesidad de cobijo para un grupo econ6micamente no privilegiado.
Pero a finales del siglo XVII este panorama comenzara a alterarse de
manera cada \ez mas acelerada debido a la expansi6n demografica que sufte la
zona que lleva a usurpaciones tanto de sitios y tierras realengas (30), como de los
solares y viviendas aborigenes que, por lo demas se encontraba en terrenos cercanos
a Ja actual iglesia, igual que ocurrira con la mayoria de los huertos que veran
reducida sus dimensiones debido al auge de construcciones. Todos estos solares
seniI1 apetecidos por Ja escasa renta a pagar y si bien al principio esta la posibilidad
de acceder todos a su compra poco a poco la mayoria caera en manos de Ja
elite econ6mico-social del lugar. Este grupo poderoso tambien habia modificado
las relaciones intemas y ya el poder y diferenciaci6n no procedia de Ja vinculaci6n
con los aborigenes sino en la apropiaci6n de rentas y bienes amortizados, lo
que hizo que el mantenimiento de las viviendas, como sei.a de lugar solariego, se
abandonara por su anacronismo.
2.2. Acusa (Artenara)
Las localidades de Acusa y Artenara dependian, en el siglo XVIII. de Gaidar
jurisdiccionalmente pero tambien se vinculaban debido a que en las tres pre-
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dominaba la cueva como habitat m:is importante para la mayoria de sus vecinos.
Este trogloditismo, que perdura hasta nuestros dias, aparecia ante el viajero como
un hecho prodigioso: "En medio de una gran montafia se alcanzaba a ver unos
agujeros a manera de nidos de aves, estos vienen a ser un gran numero de cuevas
en fila, w1as c6ncavas como b6vedas, otras de cielo raso, algunas con su alcoba
para una cama, y algunas de alto y bajo ... , son por la mayor parte obra de canarios
antiguos." (3 l )
Existe una clara continuidad espacial entre dos grupos con una cultura
totalmente diferente pero con unas relaciones espaci<r-hombre totahnente similares
en su resoluci6n y aprovechamiento. Desde luego esta pervivencia de relaciones
viene en funci6n de que en la zona quedaron descendientes de los aborigenes
como ocurre con un lugareio llamado Heman Sanchez Ventidagua (32) relacionado
de algun modo con los antiguos habitantes del lugar.
Los escasos datos que tenemos para la zona, los libros de la parroquia de
San Matias (Artenara) se remontan solo hasta 1679 (33), pese a e11o conocemos
de que parte de sus tierras eran propiedad realenga y de propios (34), y el resto se
caracterizaba por Ja baja productividad, la mayoria eran cultivos de secano, y
baldias utilizadas como lugares de pastoreo para el ganado. La falta de despef:.'Ue
econ6mico provoc6 el escaso crecimiento demografico. En el padr6n que realiza
el obispo Davila y Cardenas , en el primer tercio del siglo XVIII, aparece con 40
vecinos el pago de Artenara y con 50 el de Acusa (35).
Dentro de los lugares donde se ha localizado pervivencia de habitat de
superficie aborigen se encuentra el termino de Tirma que signific6 para el aborigen
un lugar de culto: " ... y estos canarios tenian por santuario a dos riscos llamados
Tirma y Cimarso, que tiene dos leguas cada uno en redondo, que confinan con el
mar, y el malhechor que a estos serros se acogia era libre y seguro ... , reberensiandolos
como a yglesias." (36)
Lo cierto es que desde el mismo siglo XVII las referencias que poseemos
de la zona son importantes (37). Llegando los vestigios hasta el siglo XIX cuando
Millares Torres hara hincapie que existian dos antiguas viviendas. ya derruidas y
restos de otras, en pleno va11e. (38)
Tenemos noticias de almogarenes, hemos localizado cinco, y de micleos
de viviendas de superficie, estas ultimas en Ja periferia del lugar de Acusa. Los
almogarenes debian tener una utilizaci6n diferente a la que poseian en la etapa
prehispanica. podria, incluso, ser una palabra de uso corriente para designar un
lugar donde se guardaba el ganado, pero debieron existir algunos con una vinculaci6n
importante con la antigüedad. EI caso del almogaren que posee Francisco
Lopez podria encuadrarse dentro de los mencionados como vinculados al pasado.
Francisco L6pez, propietario del termino de Tinna, en su testamento deja a su
hermano, Alonso Hemandez, un almogaren que se encontraba encima de la vivienda
de Francisco, con las condiciones que no podia enajenarlo, destruirlo y
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que a su muerte debia pasar a la sobrina de ambos Maria Teiles. Alonso para
poder tomar posesion debia comprometerse a buscar fiador, serä el vecino de
Guia Diego Amado. para asegurar que cumpliria la promesa. EI almogaren, junto
a cuatro fanegadas y una cueva, era vinculados. a su vez, a una memoria de misas
con 4 doblas perpetuas a favor del beneficio de Agaete. Todo esto fue prometido
por Alonso ante el vicario visitador (39). Este almogaren fue adquirido por Francisco
Lopez a Heman Sänchez Ventidagua. Maria Telles mantendrä en su poder
dicho almogaren y este y un antiguo granero (40), lo dejaba a su muerte a don
Diego Femändez, vecino de la Vega y sobrino. cargando dicha herencia con la
pension de dos misas a tres reales cada una.
Dentro de la familia de Maria Teiles, vinculada importantemente a la mayordomia
de la ermita de San Matias a traves de Diego y Pedro Diaz del Rio,
podemos seguir el rastro a otra serie de viviendas aborigenes. Asi su madre Francisca
Dominguez, viuda de Antonio Gonzälez del Rio, poseia una casa canaria
donde vivia ella y sus cuatro hijos, dentro de la casa existia una cueva, esta la
habia comprado a Bartolome Rodriguez. mäs tarde esta cueva la traspaso a cambio
de otra que le convenia mäs. Debia ser esta vivienda de ciertas dimensiones
por la cantidad de personas que albergaba, asi como el cuidado que se le prodigaria
para que min tuviera perfecto uso. Su hija Maria Teiles la destruirä poco despues
de heredarla de su madre, por mejora, fabricando en su lugar una pequefia
casa (41 ). Ademäs de dicha vivienda recibio un cortijo y tres casas canarias juntas
que se encontraban en la zona denominada la Montafia (Acusa) (42).
Otras referencias a vestigios aborigenes nos vienen a traves de las transacciones
comerciales y la compra venta que muchas veces tienen relacion con el
retraso o malogro de las cosechas por lo que al caer en la pobreza mäs absoluta se
ven obligados a desprenderse de inmuebles como es en el caso de Maria Rodriguez
que vende un almogaren, cerca de una cuevilla que poseia la vendedora, por
necesidades que pasa (43).
La pervivencia y mantenimiento del häbitat aborigen debio venir en funcion
de las necesidades de encontrar viviendas con temperaturas estables y humedad
de escasa oscilacion a lo largo de todo el afio, en un lugar como es Acusa donde
las diferencias termicas entre dia y noche, entre las temperaturas invemales y
veraniegas es acusada, la cueva es el medio ideal para esta condiciones y ello
ocasiono su reutilizacion.
2.3.Agaete
En el periodo estudiado por nosotros Agaete nos aparece como una zona
eminentemente agricola pero que, pese a su produccion elevada y feracidad de
sus tierras, estas, al estar vinculadas en su grau mayoria daban como resultado un
pueblo con unas condiciones socio-economicas que rayaban la pobreza. Esta fuerte
vinculacion (El cortijo de Visvique de los Armas, la hacienda del Valle de Agaete
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca, 2017
dentro del vinculo de los Castillo, o Guayedra de los Cabrejas), era esta penuria
tan fuerte que a la iglesia ni acudian muchas veces el beneficiado de tumo, ya que
no deseaba servirla: "por haber caido en mucha pobreza su distrito, faltando el
trato de los azucares por aquellos puertos y assi comunmente la Iglesia se pone un
cura que lo sirva" (44).
La poblacion era escasa aunque con un crecimiento vegetativo importa.nte
ya que en 1676 conta.ba con 327 habita.ntes incrementandose en 1688, a la cifra
de 470 habitantes, que sigue siendo un mimero bajo para la extension de territorio
que cubria la localidad. Lo mismo podemos decir de las casas de la villa pasando
de 88 en 1676 a las 104 doce a.ios despues (45). Por contra en los pagos perifericos
apenas si existe pobla.cion, 18 vecinos en Guayedra, 12 en el ba.rrio del Risco
y 30 vecinos en el Valle (46).
Esta. pobreza. influye en el mantenimiento de las viviendas de los aborigenes
que son utiliza.da.s por parte de la poblacion mas pobre, y que las seguini
habita.ndo hasta. el siglo XVIII y XIX. Poco a poco los vestigios aborigenes fueron
destruidos y olvidados, hecho que ocurre con un pueblo como es Ja actual
Agaete. Las primeras cronicas no mencionan la presencia de amplios nucleos de
pobla.cion en esta. zona cuando llega el conquistador Femandez de Lugo, salvo la
existencia., junto a la fortifica.cion realizada por los conquistadores, de una casa
asociada. por la mayoria de los cronistas con un seminario de doncellas o fäbrica
de mallorquines: "En el lugar de Ga.ete, junto a la cassa fuerte de los mallorquines
havia una cassa gra.nde pinta.da. por dentro que fue seminario de donsellas hijas de
nobles" (47).
Dichas viviendas, principales por la descripcion que se hace, fueron visualiza.da.s
por el pa.dre Sosa en su visita a Aga.ete: "hubo otra casa fuerte que laman
los gentiles ca.narios Roma., de paredes ta.n gruesas e inexpugnables que sobre ella
fabricaron los espa.ioles despues torreon ... De estas casa.s y de los demas edificios
a.ntiguos, con lo largo del tiempo ya no hay ninguno ... Junto donde estaba esta
ha.sta. hoy esta otra casa. muy pinta.da. y gra.nde que servia de escuela o regimiento
de doncella.s, hijas de los mas principales hidalgos (que fue la que yo vi)" (48).
En esta zona. se sefia.lizaba solo esta vivienda singula.r pero nada m:is, da.ndo
lugar a una. serie de problemas de explicacion zonal; ya que existen importa.ntes
lugares de adoracion (Tirma), enteramiento (Malpais), de cuevas de habitacion
(Visvique), o nticleos de cierta importa.ncia como puede ser Guayedra, que
se veria.n explicados si existiera un nticleo de poblacion cercano de importancia y
que esta.ria enclavado en lo que actualmente es la villa de Agaete. En dicho pueblo
hemos localizado un elevado ntimero de viviendas y cuevas repartidas en tres
zonas; las inmediaciones de la iglesia parroquial y calle principal, las laderas
cercanas a 1a iglesia y ermita de San Sebastian y la zona de la Majada. y Majadillas,
en el camino que salia de la villa hacia el Valle. Estas agrupaciones parecen
forma.r pequefios espacios protourba.nos, que darian comienzo a la solucion logica
52
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del problema planteado anteriormente. Acompafiada esta informacion de un
estudio detallado del plano topografico de Ja villa, mas una serie de catas
arqueologicas podrian dar, quiza, la verdadera entidad del micleo prehispanico.
Quiza la ausencia de noticias (49) por parte de los cronistas y eruditos acerca de
el conglomerado de casas aborigenes de Agaete se deba a que el m.icleo desde
hacia tiempo se encontraba deshabitado debido a las incursiones piraticas (50), y
a las escaramuzas debido a 1a lucha contra los conquistadores que llevaron a los
pobladores a refugios mas seguros del interior. Estas son hip6tesis especulativas
pero que su acercamiento o no a Ja realidad no empafia la idea de la existencia de
una Agaete prehispanica en el subsuelo de la actual.
Fuera de Ja zona del casco principal no tenemos ninguna referencia a traves
de las fuentes consultadas; ni del cortijo de Visvique (51 ), o el Malpais o
Maipez, salvo Guayedra (52) de la que en su vinculacion se nos dice que fue un
repartimiento que se le hizo a un antepasado de las fundadoras, dofia Maria, dofia
Juana y dofia Francisca Cabrejas, como era el rey don Fernando.
Con respecto a las viviendas localizadas debemos decir que, por contra a
lo que ocurria al beneficio de Galdar, en la iglesia de Agaete no existia una fuerte
dotacion de inmuebles y rentas. Destaca solamente una casita canaria que a principios
del siglo XVI rentaba 14 reales por alquileres (53 ), siendo arrendada por
tres vida en 1578 al vecino de la villa Juan Gomez. Dicha casa, doce afios despues
se encontraba en completa ruina, y solo rento unos 13 34 maravedis ( 54). En
1687 el paradero de Ja casa era desconocido, debido a la falta de un beneficiado
que tuviera al corriente tanto las rentas como el patrimonio, mandando los sucesiYOS
vicarios su busqueda; "q. el maiordomo de fabrica haga ver la dha escriptura
i los linderos q. en ella se dieran reconosca donde es dha casita i si en ella ay
fundada alguna casa para q. saca.ndo dha escriptura con los demas instrumentos
que pareciesen se pueda pedir lo convenido" (55 ).
Y a en 163 2 de la casa se perdieron referencias en las cuentas de la parroquia,
aunque su solar rentaba unos pocos afios antes unos 8 reales anuales. Otros
bienes dotales son unas cuevas enclavadas en el bario de San Sebastian, que
antes de 1582 daban importantes cantidades por alquiler a la iglesia, alrededor de
12 reales anuales. Eran las llamadas cuevas de "Las Higueras", que en 1615 fueron
arendadas por un afio y siete meses por 19 reales, la otra Ja tenia Cristobal de
Cachupin en renta de 12 reales (56).
Una ermita como la de San Sebastian, zona donde apuntabamos que podria
existir un primigenio nucleo aborigen, lamentablemente no tenemos un reflejo
importante de su dotacion, y otra serie de noticias vinculadas al presente
trabajo, debido a que solo a partir de 1681 se empieza a tener constancia de ella
"por no aber avido libro" (57) en momentos anteriores.
Finalmente destaca, dentro de las dotaciones a ermitas e iglesias, la ermita
de Nuestra Sefiora de las Nieves que habia sido erigida por el hacendado Anton
53
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Cerezo en el comienzo del siglo XVI, dotada de un importante caudal por su hijo
Francisco de Palomares y dofta Catalina Peraza, su mujer ( 17 doblas anuales; 8
doblas para cera y l para el poseedor del patronato, el primer patr6n fue su hija
Catalina) (58). Pero esta dotaci6n se habia perdido, pensemos en los avatares
producidos por la perdida de los mercados azucareros. y a principio del siglo
XVIII serä el capitän don C'rist6bal del Castillo y dofta Francisca Betancort la
volverän a dotar ya que; "la hermita de Nra Sra de las Niebes, tan indecente que
solo servia de acorralar ganados. y sola Ja capilla sin ninguna dotacion ... de nro
caudal fabricamos el cuerpo de dha Igla y pudimos todos los omamentos que se
nesetava." (59)
Dicha dotaci6n se componia, entre otras cosas, de w1a casa canaria cercana
a Ja ennita que habia destruido, en concreto "avian limpiado" (60). para la
construcci6n y despeje de los alrededores del santuario. Este es otro micleo destacado
por los descubrimientos contemporäneos realizados ( 6 l) y porque cerca se
encontraba la fäbrica de la tore detensiva realizada por los castellanos y que
habia dado nombre al llamado cortijo de Ja Torre.
En la villa las casas localizadas ascienden a 10 y otras tantas de confirmaci6n
dudosa. de ellas 6 se encuentran habitadas, <los destruidas en el momento en
que recogemos Ja informaci6n, el resto no figura ningun dato en concreto de si
son habitables o no. Varias ellas son utilizadas como dependencias menores,
almacen, habitaciones provisionales, etc., de las casas principales, por lo general
estän en manos de Ja clase preponderante en la zona como eran los capitanes
Imperial, Medina o del Castillo.
Sus precios eran equiparables a los de una casa terrera pues oscilaban entre
los 100-200 reales, asi una de ellas es vendida por un vecino de Las Palmas a
Bemabe Garcia, vecino de Agaete, por 1 26 reales para que la destruyese y en su
lugar erigiera una casa. ( 62)
La conservaci6n de algunas debia de ser buena pues en una localizada
cerca del Malpais sus inquilinos pagaba 8 reales de vell6n, por imposici6n de
misas a favor del beneficio, demostrando Ja s61ida construcci6n que poseian dichas
viviendas (63).
Otras se encontraban cerca de! barranquillo procedente de Ja Cruz C'hiquita
de! lugar y su estado era de derrwnbe hecho que era aprovechado por cierto
propietarios de inmuebles cercanos para ampliar sus propias viviendas como ocurre
en el caso de Juan Garcia que utiliza el solar que ha dejado una vivienda canaria
(64).
La casa canaria, el plano protourbano que crea marca Ja fisionomia de
Agaete debido a que pennanece en el paisaje urbano hasta el mismo siglo XIX
cuando Berthelot visitando la zona observar que: "las habitaciones de los canarios,
tuvieron no se que de m:is magnifico ... , <los antiguas casas que existen aün
en Gran Canaria (distrito de Agaete), y que hemos visto ... " (65).
54
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Esta vinculaci6n de la villa de Agaete con su pasado, refiriendonos a la
articulaci6n de su realidad urbanistica y el mantenimiento de un gran mimero de
viviendas, es debida a una serie de factores de entre los que destacamos:
l ) La pobreza de la mayoria de sus habitantes que les obligaria a utilizar las
antiguas viviendas ya tanto como lugares habitacionales, como para dependencia
de las casas principales por la baratura de sus edificios y solares, muchas veces
usurpados a instituciones como la iglesia o los bienes de propios, o por la escasa
que seria la renta a pagar por el poseedor. EI valor de una casa canaria de Agaete
era el de un pequei.o solar en Guia o Galdar.
2) La utilizaci6n de las fuentes y cr6nicas de eruditos que visitaron el lugar nos
hace pensar que hasta bien entrado el siglo XVII y, en menor medida, en el siglo
XVIII, existia un elevado numero de viviendas aborigenes pues hemos localizado
a lO y otras l O nos faltan por confirmar, lo que representaria un e levado numero si
pensamos que a principios del siglo XVIII debian existir en el casco de Agaete
unas 120 casas, y esto si haber localizado su totalidad que debia adquirir proporciones
ciertamente considerables, con respecto a las anteriores zonas analizadas.
A cornienzos del siglo XVIII esta realidad cambia lentamente, para acelerarse a
mediados del siglo, debido al incremento de las construcciones de nuevas viviendas
y a la falta de mantenimiento que ocasionaban la ruina.
3) Las visicitudes por las que pas6 la iglesia de Agaete no permitieron mantener
una politica racional en la gesti6n de su patrimonio, y no tuvo un papel muy
destacable, como la de Galdar en la salvaguarda de la memoria de lo aborigen.
4) Debemos hacemos eco aqui de la decidia con la que las instituciones y los
habitantes, tanto de esta zona como de otras de nuestras islas, han destruido,
guiados por la ignorancia, un legado hist6rico tan importante, influenciado, la
mayoria de las veces, por una serie de diletantes. Nos ha legado el tiempo muchos
ejemplos de esta incuria, de eruditos que pagaban por conseguir estos "trofeos
arqueol6gicos": "Uno de mis arnigos, que un dia quiso practicar excavaciones en
los numerosos tumulos de la localidad (Agaete ), se vi6 de repente rodeado de una
muchedumbre de hombres que le ofrecian sus servicios mediante un franco por
dia y unos vasos de ginebra por la tarde" (66).
La pobreza y el patrimonio hist6rico de un pueblo siempre han sido incompatibles.
3.0. Conclusion
EI estudio del mundo aborigen, sus problemas antes y despues de la conquista,
la mentalidad que poseia y la que tenian los que la estudiaron y estudian
son hechos, rasgos y facetas que caen, en parte, dentro de la 6rbita de estudio del
historiador, es un modo de entender y descubrir el concepto basico de un pueblo,
en este caso el del aborigen canario, seguido a traves del tiempo, llegando a sus
raices desde todas las posibilidades que tengamos a nuestro alcance. Su influen-
55
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cia, ningtin grupo cultural desaparece totalmente pese a que no pennanezca ocupando
un espacio detenninado, fue importante dentro del nuevo sistema. En el
tema que nos ocupa es importante comprobar c6mo un grupo de poblaci6n como
sou los conquistadores y colonos, adaptados a otros sistemas de habitat y urbanismo,
sou capaces de reutilizar, manteuer y asimilar dichos elementos durante un
tiempo considerablemeute prolongado. Las razones pueden ser multiples, al'Ullas
apuntadas mas ariba, pero este mantenimiento penniti6 que el proceso transculturativo
fuera bidireccional.
Lo que si podemos asegurar que las fuentes hist6ricas nos penniten ampliar
aun mas la dimensi6n del conocimiento de lo aborigen y su impronta, tanto
material, ideologica como culturalmente. En conclusion podemos decir que:
1) Las fueutes historicas, protocolos notariales, archivos parroquiales, etc., son
fuentes de primera mano, pese a la parquedad de sus noticias, para conocer, ubicar
y ampliar los couocimieutos sobre las zonas de habitat, los toponimos, y otro
tipo de manifestacioues aborigeues.
2) La correcta utilizaciou de estos datos, como complemento a la iuvestigaci6u
arqueologica, podria dar y llevar a conclusiones detenninantes sobre los esquemas
de los asentamieuto y habitat aborigen.
Cou respecto a la vivieuda aborigen y su reutilizacion en la zona del noroeste
de Gran Canaria significar una serie de aspectos muy importantes:
a) Las viviendas aborigeues localizadas se encueutran en zouas relacionadas
historicameute cou asentamientos aborigenes (Acusa, Agaete, Galdar), no
localizandose en pueblos y pagos de nueva planta. A su vez solo se refieren a
lugares relacionados directamente con transacciones comerciales, por motivos de
referencias juridicas, etc., por ello no apareceu lugares de relevancia arqueol6gica
importante como puede ser todo el litoral de Galdar (La Guancha, Bocabaranco,
etc.), por encontrarse sepultadas bajo las arenas y tierras de arrastre, y porque
parte de ellas se encontraban eu fincas o espacios que por ser propiedades estabilizadas
dentro de familias uo teuemos referencias de ella ni de la posibilidad de
existencia de este tipo de vivieuda.
b) La existeucia, salvo eu la zoua de Acusa, de union de vivieudas fonnando
uucleos protourbanos. EI manteuimiento de dichas casas se <leben a factores
muy dispares como fueron el prestigio familiar, en un momeuto donde la clase
mas influyente y poderosa, al no existir una uobleza como tal en la isla y tampoco
atin habia la posibilidad de adquirir titulos solo por el poder economico, al mostrar
su uniou cou la antigua uobleza de la isla, por lo que era un prestigio mantener
iualterable lo que podriamos llamar "casa solariega".
Otro factor fue las rentas producidas por estos edificios, principalmente a
la Iglesia, lo que sirvio para manteuerlos eu buen estado hasta finales del siglo
XVII, dejando a partir de entonces de ser importante dotacion eu capellanias que
recibio la paroquia de Galdar, pues las otras dos teudran escasa o nula dotaciou.
56
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Un importante hecho a destacar es que las casas aborigenes parecen que
perduran mas alli donde la pobreza es mas aguda. Ejemplo como los de Agaete,
Acusa o los barrios de Ja Audiencia, el barranquillo de la Plaza Vieja, etc. en
Galdar nos demuestran la uni6n entre los escasos ingresos y lo barato de la vivienda,
o en su defecto del solar que antes ocupaba.
c) La destrucci6n de estas viviendas se lleva a cabo, en los lugares mencionados,
de manera independiente. En Galdar entre fines del siglo XVII y
principio del XVIII se finiquitan muchas, de tal modo que desde comienzos de la
segunda decada del XVIII no existen practicamente referencias a habitats
aborigenes. Ya hemos apuntado que se debi6 este ultimo fenomeno al aumento
de poblaci6n, que demand6 mas espacio urbano haciendose a costa de huertos y
viviendas de los aborigenes, y por Ja lglesia-elite local debido a las causas ya
apuntadas mas arriba.
En Agaete el proceso de destrucci6n es mucho mas lento, achacable a Ja
pobreza y los escasos habitantes, existiendo un elevado numero de restos arqueo-
16gicos. Por contra en Acusa el habitat de superficie es escaso, estando todas las
viviendas localizadas en proceso de destrucci611 o ya arasadas. aunque e1 el habitat
en cuevas se produce una fuerte continuidad que no hemos podido cuantificar,
pero que por las referencias que nos hacen los historiadores y antrop61ogos
debia de ser considerable la reocupaci6n.
Notas:
( l ) ESTEVEZ GONZALES, F. ( 1987 ): Indigenismo, raza y evoluci6n. EI pe11samie11to
antropol6gico canario ( 1750-1900), Sta. Cruz de Tenerife; GONZALEZ
ANTON, R. ( 1982): Introducci6n al estudio de las primeras Historias generales
de las Islas Canarias. 50 Aniversario del Inst. de Estudios Canarios. Tomo II, La
Laguna, pp. 171-183; CHlL Y NARANJO, G. (1876-1891): Estudios hist6ricos,
climatol6gicos y patol6gicos de las Islas Canarias. Las Palmas; CIORANESCU,
A. ( 1960-1961 ): EI mito del bue1 guanche en la historiografia canaria. Estudios
Canarios no. VI, pp. 11-14; VIERA Y CLAVIJO, J. de (1982): Noticias de la
Historia General de las lslas Canarias. Edici6n de Alejandro Cioranescu, Sta.
Cruz de Te11erife
(2) FRUTUOSO, G. ( 1964): Las Islas Ca11arias (de Saudades da Terra). Fo11tes
Rerum Canariarum, t. XII, La Laguna
(3) MORENO FUENTES, F. ( 1978): Repartimiento de veci11os de La Laguna en
1514. Anuario de Estudios Atlanticos 110. 24 , Madrid/Las Palmas, pp. 383-395;
MORENO FUENTES, F. ( 1979): Tazmia de la isla de Te11erife en 1552. Anuario
de Estudios Atlanticos no. 25, Madrid/Las Palmas, pp. 411-488; LOBO CABRERA,
M. ( 1987 ): La poblaci611 de Tenerife e1 el siglo XVI. Anuario de Estudios
Atla11ticos 110. 33 , Madrid/Las Palmas, pp. 379-416; MACIAS HERNANDEZ,
A. ( 1988): Fuentes y principales problemas metodol6gicos de la demografia hi-
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st6rica de Canarias. Anuario de Estudios Atlanticos no. 34, Madrid/Las Palmas,
pp. 51-158
(4) GALV AN TUDELA, A. ( 1987): Las fiestas populares de Canarias. Sta. Cruz
de Tenerife; ALONSO, E. (1985): Estudios de folklore canario. Las Palmas;
GONZALEZ ANTON, R. ( 1987): La alfareria popular en Canarias, Sta. Cruz de
Tenerife; LORENZO PERERA, M. (1987): La cenimica popular de la isla del
Hierro, Madrid
(5) IlMENEZ SANCHEZ, S. (1966): Morro del Verdugado (Sta. Maria de Guia).
Noticiario Arqueol6gico Hispanico t. VIII-IX, p. 350, Madrid
(6) CASTILLO RUIZ DE VERGARA, P. (1960): Descripci6n hist6rico y geografica
de las Islas Canarias. t. I, p. 352, Sta. Cruz de Tenerife. Este autor menciona,
como unico ejemplo que poseemos de descripci6n antes del siglo XIX del
lugar, que "En cierta ocasi6n que yo pase a Ja jurisdicci6n de Guia, a donde
llaman la Dehesa, unos dos hombres de los primeros de aquel lugar, que me
acompaiaban, me dijeron que si queria ver uno de los cenobios o conventos de
los antiguos. que esta en un alto y rapido sitio, sobre el Barranco, que llaman de
Valer6n. Guiaronme a el los dos hidalgos, y entre con bastante peligro, y confieso
de mi, haber causado admiraci6n ver Ja fäbrica que en un risco se hizo sin
herramientas templadas porque no la conocieron los antiguos de estas islas, sino
lascas de pedemales ... En la freute de aquella montaia, cortada como un grande
arco, y dentro de el, a la entrada, corria un largo cai6n o crugia, que corria hacia
dentro de un lado y otro con grande igualdad y correspondencia, mucho mimero
de celdas o aposentos, unos sobre otros con sus ventanillas, y a un lado y otro de
la entrada, como dos torrejones, que se subian por dentro con ventanas para su
luz, que caian sobre la profundidad del referido barranco."
MILLARES, A. ( 1880): EI Cenobio de Valer6n. El Museo Canario t. I, Las Palmas.
Con respecto a 1a referencia que a traves de las fuentes notariales tenemos
son la venta que de parte de dicho terreno realiza doia Maria Asedo de Betancurt,
vecina de Guia, que, a su vez las hered6 de su padre Pedro Asedo de Betancurt y
este las habia comprado a su hermana doia Maria de Betancurt Figueroa, junto a
su esposo, don Juan de Betancurt, las vendieron (en total 14 fanegadas de tierra y
arrifes y las cuevas mencionadas), a Jose de la Nuez, vecino de Guia, por 274
reales. Archivo Hist6rico Provincial de Las Palmas. Protocolos Notariales. Escribano:
Alonso de Medina Betancurt. Legajo 2367, aio 1661.
(7) MARTIN RUIZ, J. (1989): EI Noroeste de Gran Canaria. Recursos hidricos,
agricultura y poblaci6n, p. 134, Madrid
(8) SANCHEZ HERRERO, J. ( 1975): Las lslas Canarias en la segunda mitad del
siglo XVIII. Anuario de Estudios Atlanticos no. 21, Madrid/Las Palmas, pp. 282-
283
(9) Archivo Parroquial de la lglesia de Santiago de Galdar (A.P.I.S.G.), I. Libro
de Fabrica, 1534-1564, fol. 62-v. En el mismo libro se nos menciona que "La
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lglesia del Sr. Santiago de dha villa parece a verse hecho y fundado por los conquistadores
desta Isla por los afios de 1486 segun informo el Lic. Feman Gorn;ales
de la Gosta Prov. visitador y vicario general de este Obispado en visita que
hizo en 1556 y que la prirnera visita, que huvo de dha Iglesia fue el afio 1506"
(fol. 19-r); III. Libro de Fäbrica, 1679-1826. Permite observar este ejemplo la
fuerte continuidad entre los asentamientos aborigenes y el castellano, pese a su
disparidad en la concepci6n de hombre-espacio.
(10) A.P.I.S.G., I. Libro de Fäbrica, 1534-1564, fol. 62-v. Aftade que "lten unas
casas antiguas de tiempo de canarios que estan junto a dha Y glesia q. dice la casa
pintada."
( l l ) A.P.I.S.G., II. Libro de Fäbrica, 1599-1674. Cuentas de fäbrica tomadas el
11-7-1615. Anteriormente e1 19 de marzo de 1540 lsidoro de Tobar, vecino de
Galdar, las habia arrendado con un tributo de 15 reales anuales. (III Libro de
Fäbrica, 1679-1826)
(12) A.P.I.S.G., II. Libro de Fäbrica, 1599-1674. Cuentas de 1655. En dichas
cuentas se menciona otro desembolso de 16 reales en un candado y tres llaves
para la casa real, pues en ella se encontraba almacenada la madera para la iglesia.
(13) A.P.I.S.G., II. Libro de Fäbrica, 1599-1674. Cuentas de 1673.
(14) A.P.I.S.G., III. Libro de Fäbrica, 1679-1826.
( 15) ROSA OLIVERA, L. de la ( 1956-57): Diario de la visita del corregidor La
Santa Ariza y Castilla a la lsla de Gran Ganaria en 1764, por el P. Acevedo. El
Museo Canario no. 57-64, p. 176. Ver el mismo articulo en ROSA OLIVERA, L.
de la (1978): Estudios Hist6ricos sobre las Canarias Orientales. Valencia, pp. 29-
50
(16) SOSA, J. de (1678): Topografia de Gran Canaria, comprensi6n de las siete
islas llamadas Afortunadas. Su antigüedad, conquista e invasiones; sus puertos,
playas, murallas y castillos y relaci6n de sus defensas, escrita en la ciudad Real
de Las Palmas en el afio 1678. p. 208, Sta. Cruz de Tenerife. Para complementar
esta visi6n ver MARIN DE CUBAS, T. (1986): Historia de las Siete lslas de
Canarias, Madrid. En la pag. 264 se refiere a ella y el resto de viviendas de Galdar
que "hallaronse cassas mui grandes a la parte de Galdar maiormente con esquinas
de canteria labradas y, maderamientos, fue fabrica de mallorquines, toda una palma
de largo puesta sobre fuertes paredes de piedras mui grandes servia de madre o
viga onde ponian otros atravesados, y dentro vivian familias, y eran cassas mui
capases tanto anchas como largas, repartian dentro aposentos para graneros y
cuerpos mirlados, y assi era la de Guadarteme". Aparte de las imprecisiones de
Marin, la informaci6n sobre la fisionomia de los edificios es bastante ilustrativa.
Tambien Viera y Clavijo observ6 con precisi6n, ya en el ocaso de estas viviendas
como elementos de reutilizaci6n, que la casa de los guanartemes se trataba de
"Escorial, y no dedejan de llamar la atenci6n aquellas paredes de casi 3 varas de
grueso (2,52 mts.) de piedras y sillerias tan bien ajustadas y cubiertas de tablones
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grandes perfectamentes unidos y acepillados, sin clavos, sin barro, cal ni yeso"
(VIERA Y CLA VIJO, J. de: op. cit., t. II, p. 396). Finalmente decir que en el
siglo XIX, aunque esta opini6n es de dudosa fiabilidad pues la ampliaci6n y costrucci6n
de la Iglesia de Santiago a fines del siglo XVIII va a asolar al palacio, se
nos dice que dicho edificio se encontraba min visible; "Al N. de la pobl. agrupada
se distinguen todavia los restos del palacio de los guanartemes de Galdar, cuya
corte fue esta.", MADOZ, P. ( 1984 ): Diccionario geografico-estadistico-hist6rico
de Canarias y sus posesiones de ultramar, Salamanca, p. 114.
( 17) A.P.I.S.G., I. Libro de Fabrica, 1534-1564.
(18) A.P.I.S.G., I. Libro de Fabrica, 1534-1564.
(19) A.P.1.S.G., I. Libro de Fabrica, 1534-1564.
(20) A.P.1.S.G., L Libro de Fäbrica, 1534-1564, fol. 62. Libro de lnstrumentos de
la Fabrica Parroquial del Sr. Santiago de Galdar fonnado en el afto 1767. En
dicho afio la casa se encontraba totalmente aruinada. Estas casas, despues de ser
donadas a la paroquia por Ines Telles, la Fabrica las dio a tributo a Francisco
Ruiz, mas tarde pasaron en alquiler a Bartolome de Mlijica, luego a Pedro Castillo
y Petronila de Quintana, y, finalrnente a Domingo Perez e lsabel Ruiz, en
cuyas manos se arruinaron, quedando de ellas materiales y vestigios. Se vendieron
a tres reales de vell6n perpetuos para que sirvan de solares.
(21) A.P.l.S.G., Libro de Protocolos de los Instrumentos de los Tributos de la
Fabrica Parroquial del Sr. Santiago de Galdar formado en el afio 1767. En la
compra-venta realizada el 10 de enero de 1754, la casa es rematada por orden del
vicario, ya que estaba aruinada, realizändose la venta en precio de 510 reales,
precio de la entrega, la casa en si vale 500 reales, a redito de 15 reales anuales al
beneficio, y que el sitio se vendia con la condici6n de que en el se fabricara casa.
EI comprador hipotecaba una casa terrera que tenia en Galdar, 4 celemines de
tierra y otra media casa terrera. SF.
(22) LOPEZ DE ULLOA (1646): Historia de la conquista de las Siete Yslas de
Canarias, en MORALES PADRÖN, F. (1978): Canarias: Cr6nicas de su conquista,
Sevilla, p. 321.
(23) A.P.1.S.G., Libro de Cuadrantes de Capellanias y Fundaciones. Se las deja
con el cargo de las dichas misas y condici6n de que "las repare i tenga" (fol. 18-r).
Lindaban con la calle real, por un lado con el callej6n que venia de Ja plaza,
llanos del Pilar. Se las cedi6 a su sobrino el 25 de febrero de 1646. Pero dicho
sobrino parece no haber cumplido correctamente la promesa hecha a su tio, pues
las vendi6 a Bemabe Ruiz, y este, en 1681 al alferez don Sebastian de Quintana,
en 800 reales. EI dinero se lo pag6 el alferez en medio dia de agua ( en 400
reales), 100 en presencia del escribano y 300 en agosto de ese afto. En la venta,
junto a Bernabe Ruiz y el alferez, estaban sus respectivas mujeres Juana Lorenzo
y doia Ana de Quintana (ver tambien dicha escritura de compra-venta en
A.H.P.L.P., Protocolos Notariates, Escribano: Crist6bal Suarez de Medina, legajo
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2376, fols. 80-84, afio 1681 ). EI alferez reconoci6 dicho redito ante el vicario el
16-6-1687 (ver Libro de Cuadrantes de Capellanias y fundaciones del 1679 a
1788, fols. 20-21 ). Junto a estas casas tambien se vendia la casa alta pegada a las
dos canarias, y un hecho determinante del deterioro de estas casas aborigenes es
que, aparte de bajar las misas de 9 a 6 y de esta cifra a 4, el peso del redito, al
final, solo recae en la casa alta.
(24) A.H.P.L.P., Protocolos Notariales, Escribano: Pedro A. de Medina, Legajo
2390, fols. 156-159, afio 171 l .
(25) A.H.P.L.P., Protocolos Notariales, Escribano: Juan Ruiz de Miranda, Legajo
2405, fols. 57-59, afio 1749. Andrea de Quintana, viuda de Jose Dominguez Falc6n,
vendi6 a Jose Guerra dicho huerto con el derecho que le tocaba a sus hijos Diego
Falc6n y Maria Antonia, en precio de 554 reales, quedando de ellos 300 reales,
principal de 9 reales de capellania al cuadrante de 1a iglesia de Santiago. EI huerto
lo habia comprado Jose Dominguez Falc6n y su mujer a Jose Rodriguez
Chamartin, en 1734, y en el Jose realiz6 obras de mejora, entre ellas casa terrera.
(26) A.H.P.L.P., Protocolos Notariales, Escribano: Jose Ruiz de Miranda, Legajo
2402, fols. 18-21, afio 1745. Anteriormente ante el escribano: Juan A. Blanco de
Castilla, legajo 1605, fols. 131-139, afio de 1724, se habia realizado la escritura
de partici6n entre la viuda y sus hijos, el licenciado Marcos de Medina, Esteban,
Juan, Antonio y Jacob. Son apreciados los bienes por Jose Reym6n y Leonardo
Ruiz, oficiales de mamposteria, y Carlos Trujillo, oficial de carpinteria, por valor
de 30493 reales, 6 cuartos y 4 maravedis, a los que se restaron 5600 reales de
reditos, menos Ja dote de su mujer cifrada en 12893 reales donde se incluia dicha
casa.
(27) A.P.I.S.G., Libro de Cuadrante de la Capellania y Fundaciones de 1679 a
1788. fols. 64-69. Ademäs de esta vivienda poseia otra casa y huerto en Galdar
que les fueron dados por su senora Ana Ruchifa, y manda que se venda en publica
almoneda para misas en el convento de San Antonio de Gäldar.
(28) A.H.P.L.P., Protocolos Notariales, Escribano: Pedro Atonso de Medina,
Legajo 2390, fol. t 74-v, afio 1713.
(29) A.H.P.L.P., Protocolos Notariates, Escribano: Pedro Atonso de Medina,
Legajo 2390, fols. 172-176, afio 1713,
(30) SUAREZ GRIMON, V. (1980): Propios y realengos en Gran Canaria en el
siglo XVIII, III Cotoquio de Historia Canario-americana. Tomo I, pp. 175-292;
SUAREZ GRIMON, V. (1987): La propiedad publica, vinculada y eclesiästica
en Gran Canaria en la crisis del Antiguo Regimen, Madrid.
(31) VIERA Y CLAVIJO, J. de: op. cit., t. II, p. 395. La misma opini6n sostiene
MADOZ, P.: op. cit., p. 45
(32) A.H.P.L.P., Protocotos Notariates, Escribano: Crist6bal Suarez de Medina,
Legajo 2378, fots. 82-83, afio 1687.
(33) Archivo Parroquial de Artenara. En dicho Archivo ta informaci6n sobre la
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zona, antes de mediado del siglo XVIII es escasa. La parroquia de San Matias
surge en 17 48 y, por lo tanto, sus libros dan informaciones fraccionadas sobre el
caso que nos ocupa aqui salvo el I Libro de Fabrica y Mandatos que se remonta a
1679, el Libro de Cuadrantes, ano 1794.
(34) SUAREZ GRIMON, V.: La propiedad publica ... op. cit.
(35) Constituciones y nuevas addiciones Synodales del obispado de las Canarias,
hechas por el Ilustrissimo Sefi.or D. Pedro Manuel Dävila y Cärdenas, !vfadrid
1737. p. 457.
(36) Ovetense en MORALES PADRON, F.: op. cit., p. 161; el resto de las cr6nicas
repiten mäs o menos los mismos conceptos sobre este lugar.
(37) MARIN DE CUBAS, T.: op. cit., en pägs. 256-257 nos dice que existia
"Otro adoratorio ai en termino de Galdar que dira el nombre que es el Risco de
Tirma lleno de caserios y grandes cuebas; a este iban las maguas en romeria
llevando vazos de leche para regar, y ramos en las manos y de alli bajaban a el
mar que esta serca ... mas de dos leguas alrededor tenia este risco de sagrado para
deliquentes assi para ellos como para sus ganados, y assi era mui havitado este
citio". Otras informaciones las recibimos a traves de fuentes notariales, asi este
termino es arrendado al alferez Nicoläs de Anas por Francisco L6pez por 40
reales anuales. Dicho cortijo de los Llanos de Tirma tenia por linderos los siguientes:
el barranco ariba del Vaquero, a la Cruz de Maria. Ja cumbre abajo al
baranquillo del lado del Saucillo, este abajo lindando con tieras de! Palmar.
Ademäs de dichas tierras se arrendaban 72 cabras, 23 garanones, 16 cencerras
grandes y pequefi.as, 12 colmenas viejas, 4 enjambres, 3 corchos vados, con una
casa y varios graneros con sus respectivos candados. Estos ultimos podrian ser
casas aborigenes reutilizadas para estos menesteres. Ver A.H.P.L.P., Protocolos
Notariales, Escribano: Crist6bal Suärez de Medina, legajo 2377, fols. 182-183,
ano 1682.
Dicho cortijo pasarä al Beneficio de Gäldar al dejarlo el dicho Francisco
L6pez para que se vendiera en publica almoneda para el bien de su alma. Lo
remata el Ayudante Nicoläs de Anas en 5380 reales, a traves de su hija Catalina
de Annas de Lugo, mäs Ja tiera llamada de "La Majada de los Carneros", con Ja
carga de un redito de 1500 reales de principal a favor del capitän don Juan de
Matos. El Ayudante entreg6, en el momento de Ja compra, 2000 reales de plata y
el resto a redito de 101 reales y 2 cuartos de plata anuales. Hipotec6 a favor de
dicha venta el cortijo de Visvique que habia comprado al capitän don Bemardino
de Quintana, y con importante relaci6n este ultimo, con el mundo aborigen. Ver
A.P.1.S.G., Libro de Cuadrantes de las Capellanias y Fundaciones, fols. 488-495,
ano 1705.
Dicho cortijo de los Llanos de Tinna habia tocado a Francisco L6pez tras
Ja pertici6n realizada con sus hermanos Alonso Hemändez y Francisco Dominguez,
hijos de Alonso Hernändez y Francisca Dominguez. junto a Alejandra
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Ramirez, ja del primer matrimonio de Francisco Hemandez. A Francisco L6pez
Je toc6 dicho cortijo compuesto por 50 fanegadas de tierra labradia y arifes y
una casa, y a su hermano Alonso, entre otros bienes, una casa y cueva en Tirma.
Todos estos bienes los habian comprado sus padres a Anton Moreno. A.P.I.S.G.,
Libro de Cuadrantes de las Capellanias y Fundaciones.
(38) MlLLARES TORRES, A. (1977): Historia General de las Islas Canarias, t.
I, p. 224, Sta. Cruz de Tenerife.
(39) A.H.P.L.P., Protocolos Notariates, Escribano: Crist6bat Swirez de Medina,
Legajo 2377, fols. 82-83, aio 1684.
(40) A.H.P.L.P., Protocolos Notariates, Escribano: Crist6bat Suarez de Medina,
Legajo 2377, fols. 221-222, aio 1684.
(41) A.H.P.L.P., Protocolos Notariates, Escribano: Lorenzo Rodriguez G6mez,
legajo 1584, fols. 250-270, aio 1728. Dicha casa no tenia el techo acabado,
encontrandose por la parte de abajo de la antigua ermita de Acusa. Hacerla y
construir su entrada cost6 30 reales. Se la dej6 a Jose Manuel con las condiciones
y advertencias siguientes: "quiero y es mi boluntad que a costa de los fructos de
mi asienda se fabrique de nuebo alargandola mas y asiendole sitio de una casa
terrera con dos puertas y se le entege a Joseph Manuel besino de este dicho lugar
para el y sus herederos y que tenga perpetuamente ... sea obligado a echar la
rama que fuese menester en todos los aios para la Iglesia de Nuestra Sefiora de
C andelaria deste lugar para la festibidad que se a de selebrar en dha Iglesia todos
los aios perpetuamente a el Santissimo Christo el dia catorse de setiembre la
qual rama para dho aseo a de estar pronta en dha Iglesia desde la bispera de dho
dia por la mafiana juntamente con el junco que fuese nesesario" (fols. 260-r /
261-r)
(42) A.H.P.L.P., Protocolos Notariates, Escribano: Lorenzo Rodriguez G6mez,
legajo 1584, fols. 250-270, aio 1728. Se locatizaba dichas casas y terrenos lindando
el caidero del barranquillo de Dofia Ana, este ariba, a mano derecha, un
lomito al medio de una era que esta en la vereda por una caiada derecha at lomo,
volviendo sobre la mano derecha, lomo abajo un poco hasta el Cabezo y de atli,
a mano izquierda, el lomito abajo por el medio de la Era Bermeja, siguiendo
siempre el lomito abajo hasta el Caidero Grande, volviendo atli, a mano derecha,
por la cordil1era adelante at Paso de la Sabina prosiguiendo siempre por la cordillera
Grande, adelante por encima de Güi-Güi, at barranquillo, este arriba hasta
el dicho caidero de Dofia Ana. Tenia de redito estas casas y tiera dos reales
redimibles a1 Comunal Grande.
(43) A.H.P.L.P., Protocolos Notariates. Escribano: Crist6bat Swirez de Medina,
Legajo 2381, fols. 52-59, aio 1693.
(44) SOSA, J. de: op. cit., p. 153.
(45) SANCHEZ HERRERO, J.: op. cit.
(46) Constituciones y nuevas addiciones ... op. cit., p. 497.
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(47) MARIN DE CUBAS, T.: op. cit., p. 257. Este mismo autor posteriormente
(pp. 258-259) redunda en el mismo tema rec6rdando que en el puerto de Agaete
existia antes de la llegada de los castellanos "Hermitica mui pequena la mitad
cueba y la otra mitad de piedra, y en la plaia de Gaeta llamada assi por los sicilianos
y su cassa que alli tenian ... ".
(48) SOSA, J. de: op. cit., pp. 208-209.
(49) Salvo los autores ya citados pero que no por ello su informaci6n deja de ser
ecueta y muy selectiva.
(50) RUMEU DE ARMAS, A. ( 1960): EI obispado de Telde. Misioneros mallorquines
y catalanes en el Atlantico. Madrid; RUMEU DE ARMAS, A. ( 1981 ): La
expedici6n militar mallorquina de 1366 a las Islas Canarias. Anuario de Estudios
Atlanticos no. 27, Madrid/Las Palmas, pp. 15-23; RUMEU DE ARMAS, A. (
1964): La exploraci6n del Atlantico por mallorquines y catalanes en el siglo XIV.
Anuario de Estudios Atlanticos no. 10, Madrid/Las Palmas, pp. 163-178; RUMEU
DE ARMAS, A. (1947): Pirateria y ataques navales contra las Islas Canarias.
Madrid; SEVILLANO COLOM, F. (1972): Los viajes medievales desde
Mallorca a Canarias. Anuario de Estudios Atlanticos no. 18, Madrid/Las Palmas,
pp. 27-57; LLOMPART MORAGUES, G. (1984): Notas sueltas sobre viajes y
viajeros mallorquines a Canarias (siglo XIV). Anuario de Estudios Atlanticos no.
30, Madrid/Las Palmas, pp. 383-391; SERRA RAFOLS, E. (1943): Los mallorquines
en Canarias. Revista de Historia, no. 64, La Laguna. pp. 280-292; MILLARES
TORRES, A.: op. cit.
(51) JIMENEZ SANCHEZ, S. (1946): Excavaciones arqueol6gicas en Gran Canaria
del Plan Nacional de 1942, 1943 y 1944. Informes y Memorias no. 11,
Madrid; AL V AREZ DELGADO, J. ( 1949): Algunos top6nimos de Agaete. Museo
Canario, no. 29-30, Las Palmas, pp. 27-36
(52) A.H.P.L.P., Protocolos Notariates, Escribano: Esteban Perdomo Castellano,
Legajo 1474, fols. 64-68, afio 1704. Para otras informaciones ver JIMENEZ
SANCHEZ, S. (1960): La localidad de Majada de Altavaca en la comarca de
Guayedra. Faycan no. 7, Las Palmas, p.p. 3-12; JIMENEZ SANCHEZ, S. (1960):
Yacimiento del Cerro del Roque o Lomo de Guayedra. Faycän no. 7, Las Palmas,
pp. 13-16; MARTIN DE GUZMAN, C. (1977): Las fuentes etnohist6ricas como
elementos auxiliares en el estudio arqueol6gico del Valle de Guayedra (Gran Canaria).
Anuario de Estudios Atlänticos no. 23, Madrid/Las Palmas, pp. 83-124;
MARTIN DE GUZMAN, C. (1977): Informe preliminar de los estudios arqueo-
16gicos del Valle de Guayedra (Gran Canaria). Museo Canario t. XXXVlXXXVlII,
Las Palmas, pp. 277-300; MARTIN DE GUZMAN, C. (1978): Los
patrones de asentamiento en el Valle de Guayedra. Trabajos de Prehistoria; MARTIN
DE GUZMAN, G. (1988): Trabajos arqueol6gicos en el Valle de Guayedra y
costa de Galdar (Gran Canaria). Investigaciones arqueol6gicas en Canarias I, pp.
87-96; SUAREZ GRIMON, V. (1983): La Hacienda de Guayedra y el Hereda-
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miento de Agaete ante la ocupaci6n de realengos. Revista de Historia t. XXVII,
Sta. Cruz de Tenerife, pp. 91-107; SUAREZ GRIMON, V.: Propiedad ... op. cit.
(53) Archivo Parroquial de Agaete, 1. Libro de Fabrica, Cuentas referidas al afio
1579.
(54) A.P.A., 1. Libro de Fäbrica. Esta renta se habia producido a lo largo de 8
afios. Dicha casa fue arendada en 1578 ante el escribano de Guia Diego Flores
de San Juan. Esta casa, por el tipo de censo que tenia, se vio rapidamente disminuida,
no recibiendo ni de la iglesia de Agaete ni del inquilino ninguna reparaci6n.
(55) A.P.A., Carpeta de Asuntos Varios, 1681-1771, Tributos que se pagan a Ja
lglesia, fol. 36-v.
(56) A.P.A., 1. Libro de Fabrica, afio 1615. Dichas casas en las cuentas de 1747-
1750 se habian reducido a una sola, por estar el resto totalmente aruinadas, rentando
15 reales anuales. Parece que fueron reparadas o construido en sus solares
nuevas viviendas entre 1755-1761.
(57) A.P.A., Carpeta de Asuntos Varios, 1681-1771, Tributos que se pagan a la
Iglesia, fol. 36-r.
(58) A.H.P.L.P., Protocolos Notariales, Escribano: Crist6bal Suarez de Medina,
Legajo 2378, fols. 400-414. Testamento original de Francisco Palomares entregado
a dicho escribano por el cura de Agaete don Blas Rodriguez, afio 1685. Ver
A.P.A., Libro de Misas.
(59) A.H.P.L.P, Protocolos Notariales, Escribano: Jose Rodriguez Ferrer, Legajo
1517, fols. rt (r-v). Ver tambien A.P.A., Libro de Cuadrantes de misas cantadas
entre 1751-1872, fol. 180. Junto con la dotaci6n de la casa canaria se una un
cercado, un dia de agua del Heredamiento de las Fuentes y 6 colmenas. Se afiade
que se digan en la ermita siete misas cantadas imponiendo su dotaci6n sobre dos
reditos que Je pagan Juan de Herera, que vive en el Jomillo (Agaete ), y el hermano
de este, Bartolome Macias, ambos sumando 30 reales y dos gallinas, mas
una fanega de millo, que se repartirian mitad el cura que dijera dichas misas y
mitad para el sacristän. Ya la madre del capitan Castillo, dofia Maria de Mujica,
habia impuesto a favor de la ermita una misa perpetua el dia de la Virgen. La
impuso en 1675, sobre una casa terrera que tenia en la villa de Agaete, que habia
comprado a sus hermanos Bartolome y don Alonso de Mujica. Ver A.H.P.L.P.,
Escribano: Crist6bal Suarez de Medina, Legajo 2374, fols. 193-194; A.P.A., Libro
de Memorias de misas cantadas y rezadas, 1710-1748; JIMENEZ SANCHEZ, S.
( 1945 ): La villa de Agaete y su Virgen de las Nieves. Las Palmas.
(60) A.P.A., Libro de Cuadrantes de Misas cantadas y rezadas, 1751-1872, fols.
180-r
( 61 ) A raz6n de este comentario recordar el hallazgo del tumulo conocido como
el "Cascajo de las Nieves", descubierto en 1957 en una zona aledafia a la antigua
casa-fuerte. Ver JIMENEZ SANCHEZ, S. ( 1959): Tumulo del Cascajo de las
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Nieves, en el termino de Agaete, isla de Gran Canaria. Faycan no. 3, Las Palrnas,
pp. 2-20.
(62) A.H.P.L.P., Protocolos Notariales, Escribano: Pedro Alejandro de Medina,
Legajo 1504, fols. 63-65, afio 1701.
( 63) A.H.P.L.P., Protocolos Notariales, Escribano: Pedro Alonso de Medina,
Legajo 2391, fols. 65-67, afio 1716.
(64) A.H.P.L.P., Protocolos Notariales, Escribano: Pedro Alonso de Medina,
Legajo 2388, fols. 93-95, afio 1707.
(65) BERTHELOT, S. (1978): Etnografia y anales de la Conquista de las lslas
Canarias. Sta. Cruz de Tenerife. Nos afiade dicho autor que "hemos examinado
otros dos edificios perfectamente conservados, los que nos hau presentado alguna
variedad en su construccion. EI exterior es mäs bien cuadrado que eliptico ...
Estas dos casas estän habitadas en la actualidad por familias pobres: el techo se
ha conservado intacto hace mäs de tres siglos y el maderamen que lo sostiene no
parece deber destruirse tan pronto. Las grandes vigas son de un hermoso pulimento
y la escuadria parece haberse hecho con un instrumerito cortante. EI techo
se halla formado con piececitas de madera trasversales que se cruzan con regularidad."
p. 105.
( 66) VERNAU, R. ( 1981 ): Cinco afios de estancia en las Islas Canarias. Madrid,
p. 170.
Zusammenfassung (der Redaktion)
Der Aufsatz beschäftigt sich mit der Wiederverwendung altkanarischer
Wohnhöhlen und Wohnbauten im Nordwesten Gran Canarias (Acusa, Gä.ldar,
Agaete) zu Anfang des 18. Jhs .. Der Autor zeigt auf, daß diese Unterkünfte bereitwillig
von den Konquistadoren und ersten Siedlern übernommen wurden (auch
im Zuge der ethnischen Vermischung), obwohl sie einen anderen als den vom
Festland gewohnten Standard darstellten. Ihre Verwendung blieb jedoch mit voranschreitender
Zeit immer mehr den änneren Bevölkerungsschichten vorbehalten,
was sich- im Fall der Wohnhöhlen - in der relativ langen, zum Teil bis heute
andauernden Nutzung zeigt, aber auch in dem Unvermögen, die einfachen Hütten
zu erhalten. Dort, wo die Verstädterung der Landschaft schneller voranging (Gäldar),
verschwand ein Großteil der ursprünglich altkanarischen Wohnstätten, die
selbst einmal zur Bildung eines protourbanen Kerns beigetragen hatten - dies ist
nach den Urkunden bereits für die 20er Jahre des 18. Jhs. feststellbar. Auch die
lokale Kirche, die aufgrund von gespendeten Einkünften aus Immobilien zahlreiche
Anwesen pflegte, war ab dem Ende des 17. Jhs. nicht mehr in der Lage, sie zu
erhalten, da diese regelmäßigen Erträge ( "rentas" J ausblieben oder ausliefen.
Der Autor hat für seine Studien dankenswerterweise Quellen herangezogen,
die bislang in der Altkanarierforschung viel zuwenig Beachtung gefunden
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haben: Urkunden der Kirchengemeinden und Notariatsprotokolle. Diese Unterlagen
geben nicht nur historische, ethnografische, soziologische und genealogische
Hinweise, sondern in hohem Maße auch archäologische und linguistische. So
manche Fundstelle mit Zeugnissen der grancanarischen Ureinwohner - vor allem
in abgelegenen Gebieten, wo die Existenz von Resten wahrscheinlicher ist - könnte
bei intensiverer Verfolgung dieser Informationen aus ihrem Dornröschenschlaf
geweckt werden. - hju
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