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ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM121 48-49/2017-2018 ICDIGITAL Separata 48-49/5 122MMALMOGAREN 48-49/2017-20 ICDIGITAL Eine PDF-Serie des Institutum Canarium herausgegeben von Hans-Joachim Ulbrich Technische Hinweise für den Leser: Die vorliegende Datei ist die digitale Version eines im Jahrbuch "Almogaren" ge-druckten Aufsatzes. Aus technischen Gründen konnte – nur bei Aufsätzen vor 1990 – der originale Zeilenfall nicht beibehalten werden. Das bedeutet, dass Zeilen-nummern hier nicht unbedingt jenen im Original entsprechen. Nach wie vor un-verändert ist jedoch der Text pro Seite, so dass Zitate von Textstellen in der ge-druckten wie in der digitalen Version identisch sind, d.h. gleiche Seitenzahlen (Pa-ginierung) aufweisen. Der im Aufsatzkopf erwähnte Erscheinungsort kann vom Sitz der Gesellschaft abweichen, wenn die Publikation nicht im Selbstverlag er-schienen ist (z.B. Vereinssitz = Hallein, Verlagsort = Graz wie bei Almogaren III). Die deutsche Rechtschreibung wurde – mit Ausnahme von Literaturzitaten – den aktuellen Regeln angepasst. Englischsprachige Keywords wurden zum Teil nach-träglich ergänzt. PDF-Dokumente des IC lassen sich mit dem kostenlosen Adobe Acrobat Reader (Version 7.0 oder höher) lesen. Für den Inhalt der Aufsätze sind allein die Autoren verantwortlich. Dunkelrot gefärbter Text kennzeichnet spätere Einfügungen der Redaktion. Alle Vervielfältigungs- und Medien-Rechte dieses Beitrags liegen beim Institutum Canarium Hauslabgasse 31/6 A-1050 Wien IC-Separata werden für den privaten bzw. wissenschaftlichen Bereich kostenlos zur Verfügung gestellt. Digitale oder gedruckte Kopien von diesen PDFs herzu-stellen und gegen Gebühr zu verbreiten, ist jedoch strengstens untersagt und be-deutet eine schwerwiegende Verletzung der Urheberrechte. Weitere Informationen und Kontaktmöglichkeiten: institutum-canarium.org almogaren.org Abbildung Titelseite: Original-Umschlag des gedruckten Jahrbuches. Institutum Canarium 1969-2018 für alle seine Logos, Services und Internetinhalte ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM123 Inhaltsverzeichnis (der kompletten Print-Version) Franz Trost Tierfabeln und Tiergeschichten der Twareg (Kel-Ahaggar und Kel-Adrar) ........................................................................ 7 Hans-Joachim Ulbrich Phalli and vulvae as apotropaic geoglyphs in a sacred plain south of Albacete (Spain) ....................................................... 39 Alain Rodrigue Note sur le gisement paléolithique de Tibasksoutine (Zagora, Maroc) ............................................................... 79 Friedrich Berger Neue Überlegungen zur geographischen Lage von Jam ............................... 87 Andoni Sáenz de Buruaga Notas y reflexiones acerca del proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental: hitos históricos, implicaciones políticas y orientaciones teóricas de futuro en la gestión patrimonial ...... 125 Enrique Gozalbes Cravioto & Helena Gozalbes García Jebabra (región de Asilah), un nuevo centro megalítico y de cazoletas (cupules) en el Norte de Marruecos ..................................... 159 Hans-Joachim Ulbrich Zum Thema Trockenstein-Technik: ein kleiner Rundbau bei Máguez (Lanzarote) ............................................. 189 Hartwig-E. Steiner, Paz Fernández Palomeque, María Luisa Morales Ayala, Marcos Sarmiento Pérez Islas Salvages de José Agustín Álvarez Rixo del legado del erudito canario universal ..................................................... 199 Paul Horley & Hartwig-E. Steiner Face petroglyphs in Easter Island caves as a possible sign of their special status ...................................................... 253 Hartwig-E. Steiner Ana Mata eine Höhle mit Make Make-Petroglyphen beim Nordkap der Osterinsel / Rapa Nui, Polynesien ................................. 303 • 124MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Sáenz de Buruaga, Andoni (2018): Notas y reflexiones acerca del proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental: hitos históricos, implicaciones políticas y orientaciones teóricas de futuro en la gestión patrimonial.- Almogaren 48-49 / 2017-2018 (Institutum Canarium), Wien, 125-158 Zitieren Sie bitte diesen Aufsatz folgendermaßen / Please cite this article as follows: ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM125 Almogaren 48-49 Wien 2018 125 - 158 Andoni Sáenz de Buruaga* Notas y reflexiones acerca del proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental: hitos históricos, implicaciones políticas y orientaciones teóricas de futuro en la gestión patrimonial Keywords: Western Sahara, archaeological research, cultural heritage Resumen: La investigación arqueológica en el Sahara Occidental viene condicionada, históricamente, por dos circunstancias trascendentales: la supeditación a la gestión colonial española, hasta 1975, y su inclusión en el largo conflicto del Sahara", desde 1975 al presente. Unos acontecimientos relevantes que han orientado la dinámica del conocimiento y, por consiguiente, el estado y nivel de la investigación del pasado. La valoración crítica de esos sujetos, conforme a la realidad territorial geopolítica del territorio, impulsan la reflexión sobre un nuevo marco de relaciones culturales, desde una concepción ética fundamentada en la cooperación científica y la solidaridad humanitaria, como fuerza de transformación futura en el análisis, tratamiento y gestión de los bienes patrimoniales arqueológicos. Abstract: The archaeological research in the Western Sahara has been historically conditioned by two transcendental circumstances: the subordination to the Spanish Colonial management up to 1975, and its inclusion in the long-term "Sahara conflict" from 1975 to the present. Several relevant events which have oriented the dynamics of knowledge and consequently, the status and level of the research of the past. The critical assessment of these subjects, in conformity with the territorial and geopolitical reality of the territory stimulate thought about the new framework of cultural relations, from an ethical conception founded on scientific cooperation and humanitarian solidarity, as a force for future transformation in the analysis, treatment and management of archaeological heritage assets. Résumé La recherche archéologique dans le Sahara Occident est soumise à deux circonstances d'une importance capitale d'un point de vue historique : la subordination à la gestion coloniale espagnole jusqu'en 1975 et son inclusion dans le long conflit du Sahara * Círculo de Estratigrafía Analítica. Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología. Facultad de Letras. Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea. c/ Tomás y Valiente, s/n. E-01006 Vitoria-Gasteiz (andoni.buruagaehu.eus). 126MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 depuis 1975. Or, ces évènements majeurs ont orienté la dynamique de la connaissance et par conséquent, l'état et le niveau de la recherche du passé. L'évaluation critique de ces sujets, conformément à la réalité territoriale géopolitique du territoire, poussent à la réflexion sur un nouveau cadre des relations culturelles, selon une conception éthique fondée sur la coopération scientifique et la solidarité humaine en tant que force d'une transformation future de l'analyse, du traitement et de la gestion des biens patrimoniaux archéologiques. 1. Presentación Desde 2005, venimos trabajando, sistemática y metódicamente, en un Proyecto de investigación y cooperación cultural en el Sahara Occidental. Un territorio éste "no autónomo" del NW de África –en su momento antigua colonia y, después, provincia española–, incluido por las Naciones Unidas en la relación de países de la Tierra pendientes de descolonización. Actualmente, casi las 4/5 partes del mismo se hallan ocupadas por el reino de Marruecos, y la franja longitudinal más oriental, que viene a totalizar la fracción restante, la controlan las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que reclaman la autodeterminación y soberanía de la integridad del territorio. Una consecuencia derivada de la imprudente desanexión española en 1975 y del derivado conflicto bélico por el control del territorio que, de 1975 a 1991, enfrentó abiertamente a las fuerzas saharauis y marroquíes, y cuya delicada situación ha quedado atemperada y relativamente garantizada por una declaración de "alto el fuego" entre ambos contendientes –y que desde 1991 se extiende a nuestros días– que supervisa la ONU. Las dramáticas circunstancias de la "guerra del Sahara", no sólo iban a tener su incidencia directa sobre la población saharaui –que, como gesto más expresivo de la segmentación del colectivo humano, conllevó la creación de los Campamentos de Refugiados Saharauis en las cercanías de la ciudad de Tindouf (Argelia) a modo de enclave de asilo forzoso para la población disidente con la invasión del vecino marroquí y, en sus primeros momentos, también mauritano–, sino que, muy especialmente, se verían reflejadas en el "nuevo" trazado cartográfico interior del "antiguo" Sahara Occidental. En efecto, la construcción por las fuerzas marroquíes, a lo largo de los años 80, de un "muro de seguridad", de NE a SW del territorio y más de 2.500 km de longitud, fragmentará y dividirá inexorablemente la unidad geográfica y la entidad administrativa que desde el Tratado de París, de 1900, había venido delimitando la extensión superficial de ese área colonial española del Occidente del Sahara (Fig. 1). El mapa del Sahara Occidental, pues, aparecía sustancialmente modificado con la firma del "alto el fuego" de 1991. Y, conforme al nuevo escenario de distribución política del territorio, será fundamentalmente la parte controlada ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM127 por las autoridades saharauis la que concite la inmensa mayoría de las propuestas de intervención arqueológica apoyadas desde varios colectivos internacionales de investigadores. Desde 1996 hasta el presente, diversos programas de investigación del pasado y de recuperación del antiguo patrimonio cultural saharaui han venido sucediéndose en los denominados "territorios liberados" de la RASD. Unos espacios inmediatamente próximos a la línea fronteriza con Mauritania, y en algún área puntual con Argelia, que se encuentran divididos, a su vez, en dos grandes áreas separadas entre sí: una al N sobre parte de la región del Zemmur, y la otra al S, en el sector oriental de la región del Tiris (Fig. 2). Particularmente, en nuestro caso y como grupo de investigación compro-metido en esa labor patrimonial, hemos focalizado nuestra apuesta arqueo-lógica en torno a la región meridional del Tiris: una vasta superficie de unos 30.000 km² que viene a representar la mitad del espacio controlado por los saharauis. Por su parte, otros equipos internacionales, vinculados con las universidades de Girona, de Granada y de la inglesa de East Anglia, han desarrollado, de forma autónoma, diversas intervenciones, muy especialmente en varios sectores de la región septentrional del Zemmur. Con todo, el patrimonio arqueológico del Sahara Occidental se encuentra inmerso en una compleja y delicada situación, merced, entre otras, a la coyuntura política convulsa que envuelve al territorio. A pesar de ello, las actividades investigadoras de estas dos últimas décadas no han hecho sino materializar el particular statu quo generado por el "conflicto del Sahara": recreando sobre el terreno un nuevo "muro arqueológico y cultural" que desgraciadamente deriva del "muro político y militar" erigido en su interior. La extraordinaria riqueza del patrimonio arqueológico, documentada en las áreas rastreadas, impulsa ineludiblemente la reflexión oportuna sobre el control, el tratamiento y la salvaguarda de esos testimonios del pasado de la Humanidad y, consustancialmente, una adecuada transformación del marco de relaciones culturales en el desfavorecido y dependiente (internacional-mente) Sahara Occidental desde los países desarrollados de Occidente. 2. Breve perspectiva y hechos más relevantes de la historia de la investi-gación arqueológica del Sahara Occidental Una mirada desde nuestros días al estado del conocimiento del pasado del Sahara Occidental produce una sensación, en gran medida, desoladora. Pues, no se trata de remarcar una carencia, insuficiencia o impedimento circunscrito a un tema puntual o sujeto relevante de la investigación, sino que verdadera-mente constituye un problema estructural que, como tal, atañe a todo el proceder y conocimiento arqueológico del Sahara Occidental. 128MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Desde nuestra propia experiencia en estos 12 años continuados de labor en el control, el cuidado y la defensa del antiguo patrimonio cultural saharaui, no hay duda que, por ejemplo, en el campo del registro arqueológico hemos avanzado sustancialmente y, por consiguiente, comenzamos a ver algunas situaciones y procesos eco-sociales de manera más nítida. Sin embargo, no es menos cierto que queda aún una más que ingente tarea por llevar a cabo en la búsqueda y tratamiento científicos elementales de las informaciones del pasado. Como hemos aseverado en otro momento, esto no es una afirmación gratuita o subrepticiamente interesada, sino una ponderada y coherente apreciación del real. Sin riesgo de exageración, las deficiencias, vacíos de conocimiento, actuaciones analíticas básicas a ejecutar, etc. configuran una empresa de abrumadora magnitud que el interesado apercibe al comenzar a rastrear cualquier sujeto representativo de las sociedades prehistóricas (Sáenz de Buruaga 2016: 13). Un decepcionante panorama en el que, además de la incidencia del contemporáneo "conflicto del Sahara", debe de retenerse como agente activo de ello la conducta con que se ha abordado y gestionado históricamente la investigación arqueológica de este territorio bajo tutela española desde 1884 a 1975. En estas coordenadas, baste con recordar que la obra de referencia de la Arqueología del Sahara Occidental continua siendo, aún hoy día, la monografía descriptiva que M. Almagro Basch realizara en los años 40 del pasado siglo (Almagro Basch 1946). Obra concebida como una especie de incipiente carta arqueológica, o de primer corpus con los testimonio culturales del pasado documentados en la integridad del territorio hasta la primera mitad de esa década de los 40. De hecho, constituía la primera monografía de síntesis sobre la Antigüedad del Sahara Occidental. Y, desde el prisma científico, estaba llamada a erigirse en la base de referencia para la futura organización de la investigación arqueológica y del control racional de los elementos del pasado. Sin embargo, su impacto no fue el esperado y su trascendencia en la concepción y dinámica investigadora del territorio no tuvo el encaje deseable. Ello no quiere decir que no se hayan realizado otras actividades y programas arqueológicos dignos de mención. Ciertamente, durante la primera mitad del siglo XX, por lo común, salvo alguna puntual noticia o descripción aislada –sirvan como ejemplos más representativos, el texto presentado por el coronel J. Asensio (1930) en nombre de la Delegación del Gobierno español al VII Congreso del "Institut des Hautes-Études marocaines" (Rabat, 1930), y la breve nota redactada por el geólogo N. Font y Sagué (1902) al inicio del siglo XX sobre acumulaciones de concheros ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM129 en el litoral de Río de Oro que constituye, de hecho, la primera referencia bibliográfica sobre la Arqueología del Sahara Occidental– , la mayoría de las aportaciones literarias se centran en torno a la citada década de los 40. El rastreo de las fuentes bibliográficas testimonia cómo el grueso de la obra escrita se concentra significativamente en esos últimos diez años de la primera mitad de la centuria. Es en este tramo, precisamente, donde se encuentran las producciones arqueológicas más importantes que se elaborarán hasta los años 70. Temáticamente, hay en ellas un neto predominio del arte rupestre prehistórico como sujeto de estudio destacado. Prueba de las aludidas circunstancias cronológica y temática constituyen los trabajos de M. Almagro Basch (1944 y 1946), J. Martínez Santa-Olalla (1941a, 1941b, 1941c y 1944), J. Mateu (1946 y 1948), E. Morales Agacino (1942 y 1944) y P. Quintero Atauri (1941) (Fig. 3). Por su parte, en la segunda mitad del siglo, el episodio temporal más ilustrativo de las investigaciones arqueológicas se concentra entre los años 1970 y 1975. En estos momentos, junto a la presencia puntual de alguna figura representativa del fructífero ciclo de los años 40, se advertirá, más significa-tivamente, la concurrencia de nuevos equipos de investigadores –no convergentes o interrelacionados, sino con proyección autónoma entre sí– con una perspectiva de estudio académicamente más orientada y de mayor especialización en torno a determinados aspectos de la investigación arqueológica. En coherencia con la tradición histórica, dos serán los sujetos temáticos que preferentemente despierten los intereses –de tratamiento más profuso– de los estudiosos: las siempre sugerentes representaciones artísticas rupestres y los variados y numerosos monumentos funerarios preislámicos (Fig. 4). Durante este breve y fecundo intervalo cronológico, coexiste en el marco saharaui un repertorio plural de colectivos que proyectarán sensiblemente el conocimiento internacional de las manifestaciones más elocuentes del pasado arqueológico del territorio. Así, por una parte, a las aportaciones de M. Almagro Basch (1971a y 1971b), a la sazón director del Museo Arqueológico Nacional (Madrid), se une la labor de R. de Balbín Behrmann (1973, 1975 y 1977; Balbín Berhmann y Bueno Ramírez 2009) quien, bajo su tutela, realizará una tesis doctoral sobre el arte rupestre de la aún todavía provincia española. Por otra parte, un equipo de la Universidad de La Laguna (Tenerife, Islas Canarias), dirigido por M. Pellicer y P. Acosta, acometerá, por una lado, la revisión y estudio pormenorizado de las estaciones rupestres con pinturas y 130MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 grabados documentados en el Sahara Occidental, y, por otro, llevará a cabo la excavación de algunas decenas de túmulos funerarios en la región de Saguia El Hamra, en el sector septentrional del país (Pellicer y Acosta 1972 y 1991; Pellicer et al. 1974). En tercer lugar, deben de remarcarse las actividades que el "Institutum Canarium" programa en el territorio saharaui en torno asimismo a las estaciones artísticas y a los monumentos líticos. En este sentido, nuevas y sustanciosas aportaciones vendrán, por un lado, del austríaco H. Nowak y sus colaboradores S. y D. Ortner (Nowak 1971, 1975 y 1976; Nowak y Ortner 1975), y, por otro, del británico M. Milburn (1971, 1972, 1973, 1974a, 1974b, 1975a, 1975b, 1977, 1978 y 1988; Milburn y Köbel-Wettlauffer 1973 y 1975). Y, finalmente, se completaría el panorama con la serie de misiones científicas multidisciplinares que bajo la dirección de la investigadora francesa N. Petit-Maire se llevarían a cabo, entre 1970 y 1974, en el litoral atlántico sahariano, entre Cabo Juby (Tarfaya, S de Marruecos) y Cabo Timiris (Mauritania), y por las que, de una u otra forma, se vería implicada íntegramente el área costera del Sahara Occidental (Petit-Maire 1979). A mediados de la década de los 70, la guerra iba a cortar drásticamente el dinámico proceso investigador con que había comenzado, imposibilitando forzosamente cualquier propósito de avance científico sobre el terreno. Una situación de absoluta inacción que se iba a extender, como hemos adelantado, durante dos largas décadas y, lo que es peor, dentro de un inédito y extraño diseño cartográfico del país, en nada asimilable con el previo al inicio del conflicto armado. La nueva realidad política, territorial y social del Sahara Occidental de los años 90, al margen de posicionamientos ideológicos de partida, excluía de raíz la posibilidad de una praxis investigadora integral en el territorio. Ante la imposición, pues, de ese anómalo escenario, el grueso de los colectivos internacionales atraídos por el conocimiento del pasado de esta parte del Occidente del Sahara han venido invirtiendo sus esfuerzos en distintas áreas de los "territorios liberados" que gestionan las autoridades de la RASD. Solapándose en ese empeño, sin tapujos, un marcado sentimiento solidario y humanitario con la causa del Pueblo Saharaui. Así, en orden cronológico, primero sería el equipo de la Universitat de Girona, bajo la dirección de N. Soler Masferrer: cuya actividad más intensa se extendería desde 1996 a 2007, especialmente, en torno a la región del Zemmur (Soler et al. 1999), y fruto del cual resultaría la elaboración de la tesis de doctorado de J. Soler Subils (2007) sobre las pinturas rupestres de esa región saharaui aludida (Fig. 5). ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM131 Poco después, desde 1998, un equipo de la Universidad de Granada, bajo la tutela de F. Carrión Méndez, ha venido trabajando, de forma más intermit-ente y en tramos y espacios más puntuales, en torno a esa misma región septentrional del Zemmur (Carrión Méndez 2012). Por su parte, otro equipo de la Universidad de East Anglia (Inglaterra), liderado por N. Brooks, ha llevado a cabo, entre 2002 y 2009, varias inter-venciones de campo en distintas partes de la "zona libre", en su mayoría del Zemmur y en algún caso también de la región meridional del Tiris (Brooks et al. 2003, 2006 y 2009). Por último, nosotros mismos estamos conduciendo un programa marco de recuperación y estudio del patrimonio arqueológico, medioambiental y cultural que, planteado con las autoridades saharauis en 2004, se viene realizando sistemáticamente y de forma continuada desde 2005 hasta la actualidad. Esta experiencia se centra esencialmente en torno a la región del Tiris (Sáenz de Buruaga 2008, 2010 y 2014; Sáenz de Buruaga y Arruabarrena 2015). Todo este abreviado relato descriptivo del proceso histórico de las investigaciones arqueológicas en el Sahara Occidental y sus tramos más rele-vantes pone de manifiesto un hecho remarcable más: sea por viejas razones del tiempo colonial o de la actual coyuntura postcolonial europea, lo cierto es que la investigación ha estado siempre concebida, orientada y materializada por cuadros y personas no oriundas del Sahara. En el mejor de los casos, la aportación saharaui se limitaba a tareas de infraestructura y eventual mano de obra en algunas intervenciones, o, más recientemente, de integración en los equipos técnicos de las misiones investigadoras internacionales. Quizás ahora, con lo dicho, puedan vislumbrarse –al menos, en alguna medida– las razones del déficit generalizado de conocimientos solventes del pasado del Sahara Occidental y del panorama poco ilustrativo de que se acompaña la documentación arqueológica, tal como afirmábamos en las primeras líneas de este apartado. En consecuencia, la insuficiente sensibilidad y motivación e interés de las administraciones coloniales con el patrimonio arqueológico y la lectura e interpretación de la Antigüedad del territorio, los intereses (académicos) per-sonales de los investigadores extranjeros, la ausencia de equipos autónomos propios, las obligadas limitaciones e impedimentos que conlleva una dramática situación geopolítica como la actual del Sahara Occidental, etc. conjuntamente posibilitan acaso la comprensión de nuestra, más bien, triste valoración. Y, como bien se entenderá, el nuevo panorama fragmentado del Sahara Occidental, vigente en estos momentos, se encarga de obstruir aún más una comprensión normalizada de los antiguos procesos sociales en el territorio. 132MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Ante el desfavorable contexto, la investigación científica de estas dos últimas décadas ha sabido superar, en alguna medida, los obstáculos impuestos y, aunque lo sea desde unos ámbitos geográficos más precisos y limitados, ha logrado aumentar el nivel de conocimiento sobre los agentes del pasado en el Sahara Occidental. En esta exigencia intelectual se enmarca nuestro Proyecto de investigación arqueológica en el Tiris. 3. La aportación al conocimiento del pasado del Sahara Occidental desde el nuevo registro arqueológico del Tiris No hace mucho tiempo que a la hora de presentar un resto humano localizado en nuestras prospecciones arqueológicas en el Tiris saharaui, hacíamos un balance sumario de los datos antropológicos de la Prehistoria del Sahara Occidental y de las "dataciones humanas" de ellos disponibles (Sáenz de Buruaga 2017). El ineludible propósito de contextualizar el hallazgo nos conducía forzosamente a desvelar el estado de conocimiento de esta particular cuestión. Abreviando y yendo a lo esencial, pudiera señalarse que en los 266.000 km² –según otras estimaciones, más de 280.000 km²– de superficie del Sah-ara Occidental, el total de dataciones absolutas efectuadas sobre antiguos res-tos humanos, hasta el presente, asciende a 11. Un efectivo, no ya sólo exiguo, sino que, además, como seguidamente se advertirá, se acompaña de impor-tantes problemas de desconfianza científica. Así, 7 de ellas provienen de depósitos sepulcrales cercanos al litoral atlántico, asociadas a las misiones exploratorias anteriormente citadas de N. Petit-Maire, entre 1970 y 1974 (Petit-Maire 1979). Sin embargo, en fechas más avanzadas, la valía de estos análisis realizados en los años 70 ha sido seriamente puesta en duda, lo que impregna de desconfianza a los resultados. Otras 2 dataciones más, originarias de sendos túmulos funerarios de la zona de Tifariti (Zemmur), excavados en 2005 por N. Brooks y su equipo de la Universidad inglesa de East Anglia, ofrecieron valores excesivamente recientes, remarcando sus autores su bajo contenido en colágeno (Brooks et al. 2009: 930), por lo que deben de tomarse como mucha cautela. Finalmente, las 2 que restan de ese total de 11, vienen de nuestras actuaciones en el Tiris – una de un túmulo funerario desmantelado de la montaña de Gleb Tinlluleg (Agüenit) (Sáenz de Buruaga 2013: 57) y la otra de un hallazgo de superficie en la planicie de Duguech (Sáenz de Buruaga 2017)–, y han sido analizadas a partir de la fracción de apatito, lo que, en principio, pudiera dotarlas de unas ciertas garantías (Fig. 6). Esta es toda la base de datos de dataciones humanas preislámicas de que se dispone en el Sahara Occidental. Una relación ciertamente pobre e inconsis- ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM133 tente para sugerir el más mínimo debate especializado sobre la cuestión. A no ser, como señalábamos en aquel texto, que impulsar el común acuerdo de que, por tarde que fuere, ha llegado el momento de empezar a hacer lo que no se ha hecho. Una pobreza intelectual, en cualquier caso, que no se circunscribe en exclusivo a este tema puntual de las dataciones de restos antropológicos, sino que, en términos generales, se extiende al conocimiento científico especiali-zado de los distintos vectores que conforman el pasado y la evolución social del Sahara Occidental. Por ello, nuestra particular empresa en tierras saharianas tenía, desde sus inicios en 2005, un objetivo prioritario claro y preciso: el documentar para conocer. Una apuesta estratégica que implicaba la recuperación metódica, y lo más exhaustiva posible, de todos aquellos gestos y expresiones del patrimonio arqueológico. Y ello, en la práctica, se traducía, de forma gradual, por la búsqueda, la identificación, el registro, la clasificación, la recuperación y la conservación de la biodiversidad y pluralidad de la cultura del pasado. Un recurso, en cierta medida, de primera y elemental aproximación a determi-nados rasgos de la evolución social y medioambiental de nuestro territorio de análisis, la región del Tiris (Sáenz de Buruaga 2011). La culminación de esta fase debía conducirnos ulteriormente a un nuevo planteamiento: orientado a la profundización de los diferentes campos y sujetos de estudio documentados. Llegado el momento, deberá abrirse, en consecuencia, una nueva etapa en la dinámica del conocimiento: la del proceso consecutivo de estudiar para comprender y progresar intelectualmente; o, de otra forma, la del paso multidisciplinarmente de lo general a lo particular, de la globalidad a la especialización, de lo cuantitativo a lo cualitativo. Bajo aquella exigencia inicial y prioritaria de documentación elemental, pues, se han venido centrando una buena parte de las misiones arqueológicas que hemos llevado a cabo en el Tiris entre 2005 y 2016. A pesar de los esfuerzos y el largo trayecto recorrido estos años en la prospección del vasto espacio rastreado, no significa que hayamos concluido –ni mucho menos– con la tarea de documentación básica de las referencias arqueológicas del pasado del Tiris. No obstante, pensamos que la base de documentos registrados es de suficiente entidad como para posibilitar con garantías la profundización minuciosa en algunas de las líneas y sujetos rastreados (Fig. 7). No en vano, el corpus de fichas arqueológicas redactadas in situ asciende ya a las 1.065 unidades. Más detalladamente, su repartición categorial es la siguiente: 134MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 - Hábitats, poblados y conjuntos industriales: 467 (43,8 %); - Conjuntos monumentales, sepulcrales y rituales: 441 (41,4 %), con más de 6.000 monumentos líticos preislámicos (tumbas, construcciones rituales, etc.) identificados; - Estaciones artísticas rupestres: 116 (10,9 %); - "Talleres" de explotación de rocas silíceas: 32 (3,0 %); y, - Hallazgos aislados: 9 (0,8 %). Un efectivo de producciones socioculturales muy amplio y suficientemente diversificado en sus formas, funciones y cronologías, que se completa con otras 129 fichas más, de interés paleoclimático y medioambiental, ilustrativas de los diversos contextos y pisos vegetativos en que se enmarcan los grupos humanos del pasado (Fig. 8). Todo lo cual llegaría a sumar las 1.194 fichas redactadas sobre el terreno y directamente vinculadas con el pasado del Tiris. Por ello, estamos en condiciones de dar un paso más en el proceso del conocimiento. Y, además, tengamos bien presente que el hecho de registrar los datos del pasado no se ciñe simple y solamente a pretender controlar (y situar) topográficamente y a describir una circunstancia arqueológica concreta, sino que conlleva inherentemente el ordenar, en el espacio y en el tiempo, y definir categorialmente –como medios de entendimiento lógico– un suceso, fenómeno o gesto. En consecuencia, a partir de 2017, nuestra estrategia investigadora deberá asumir nuevos hitos, a través de intervenciones selectivas y programas de estudios especializados en temas precisos (Fig. 9). Y ello redundará, por múltiples vías, en el mejor conocimiento del pasado del Sahara Occidental. Todo ello, y máxime, cuando, en conocimiento nuestro, no existe programa sistemático alguno que, con un propósito científico relativamente equiparable, pudiera estar llevándose a cabo en la parte del Sahara Occidental que ocupa el reino de Marruecos. 4. La emergencia de un nuevo "muro" en el Sahara Occidental desde la Cultura del pasado Hablábamos al comienzo de este trabajo de la existencia de un "muro de terreno" construido en los años 80 por las fuerzas marroquíes en el espacio interior del Sahara Occidental. Una barrera artificial en el desierto que, desde entonces hasta ahora, fragmenta territorial, humana y políticamente al país de los saharauis. La construcción de ese "muro" se soportó en su momento en razones esencialmente militares: era, por un lado, una forma de obstruir y desvitalizar las acometidas armadas del Frente Polisario desde los sectores más orientales del área en litigio, y, de forma simultánea, una manera de asegurar y afianzar ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM135 el territorio invadido. Además de ello, la implicación demográfica y sociológica del "muro" iba a ser trascendente en otros órdenes: no sólo condenando a un asilo forzoso en los Campamentos de Refugiados en Tindouf (Argelia) a la población saharaui más disidente, sino marcando ritmos bien diferentes –y en casos, a veces, ciertamente contrapuestos– en el orden de los planteamientos ideológicos y, por extensión, de los inherentes cambios sociales acaecidos a una y otra parte de sus paredes. El "muro", pues, ha materializado de forma gráfica una profunda fractura pluridimensional en el seno del territorio saharaui: entre la mayor parte del mismo bajo administración marroquí, al W, y la franja gestionada por las autoridades de la RASD, al E. Mas, su relevancia no sólo se limita a estos importantes aspectos políticos, sociales, demográficos o ideológicos, sino que coyunturalmente, de forma elocuente, la investigación arqueológica de estos últimos años ha llegado a denunciar, por propia atención científica del patrimonio, su perturbadora presencia con datos objetivos resultantes de las labores sobre el terreno que han podido acometerse, en estas dos décadas (1996-2016) y por diferentes misiones investigadoras, en ambas partes de su trazado. De seguido, y brevemente, ajustaremos la denuncia al marco de nuestra propia experiencia, a la tarea arqueológica que venimos impulsando en las "tierras liberadas" del Tiris. Antes de nada, conviene tener presente cuál era el panorama de informa-ciones arqueológicas con el que partíamos de forma previa. Y saber que, con antelación a la puesta en marcha de nuestro programa de actuaciones en esa parte del Tiris, rondaba las 2 docenas el efectivo de yacimientos prehistóricos y protohistóricos reconocidos bibliográficamente, tratándose en su mayoría de estaciones de arte rupestre. Con la praxis sistemática con que hemos venido conduciéndonos desde 2005 a 2016, la situación patrimonial del Tiris ha experimentado, en verdad, una transformación altamente significativa en relación a la documentación de los testimonios del pasado prehistórico y preislámico. Como apuntábamos en el capítulo anterior, son ya más de 1.000 las fichas arqueológicas redactadas sobre el terreno y más de 6.000 los monumentos líticos identificados. Unos datos que materializados cartográficamente, además de poner en evidencia las áreas más insuficientemente reconocidas o pendientes aún de inspección, focalizan las partes del territorio más intensamente prospectadas y, muy especialmente, ensalzan el potencial y la valía del patrimonio arqueológico del Tiris saharaui (Fig. 10). Por las informaciones aportadas, no hay duda en catalogar al Tiris como un espacio extraordinariamente rico en expresiones del pasado sociocultural. 136MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Una afirmación en la que no debe de buscarse exageración, incongruencia o intención encubierta alguna. Además, el entorno inmediato del Tiris mauritano contribuye, por su parte, a ratificarlo plenamente. En este sentido, basta con recordar la estimación que recientemente hacían R. Vernet, R. Le Floch, J.-F. Pasty e Y. Gauthier sobre la documentación arqueológica de la región de Zouerate (Mauritania), con la que limita inmediatamente nuestro marco de estudio por su sector oriental, y a la que no dudaban en definir como un espacio cuyos datos prehistóricos figuran entre los más ricos del amplísimo desierto del Sahara (Vernet et al. 2016: 21). Evidentemente, este espacio "mauritano" y el nuestro "saharaui" participan y han participado del mismo ambiente, del mismo medio climático, fisiográ-fico, cultural, etc. Solamente, la creación de la frontera colonial franco-hispana, con el inicio del siglo XX, lo diferenció ficticiamente en el marco de dos nuevas entidades políticas del NW de África, Mauritania y el Sahara Occidental, repartiendo un tramo del mismo en cada una de ellas. Hablamos, pues, de una misma entidad en lo geográfico, en las vicisitudes paleo-climáticas, en las fórmulas y expresiones socioeconómicas tradicionales de los grupos humanos, etc. a lo largo del proceso natural e histórico. Por ello, la valoración que se hace del bagaje prehistórico del Tiris "mauritano" debe, razonablemente, extenderse al Tiris "saharaui". En consecuencia, nuestra evaluación patrimonial del espacio que analizamos armoniza y se ajusta coherentemente a la significación de este particular ámbito espacial del occidente sahariano. En estas singulares coordenadas de excelencia en el registro arqueológico, el marcado, contrastado y generalizado vacío de conocimiento que transmite la parte del Tiris y del Sahara Occidental que, al W del "muro", administra el reino de Marruecos –cuyas referencias arqueológicas más representativas provienen esencialmente de las contribuciones científicas efectuadas durante la etapa colonial española y, de foma complementaria, de algunas eventuales intervenciones practicadas en los últimos años en torno al área artística rupestre del célebre y conocido entorno de Smara (Al-Khatib et al. 2008; Searight-Martinet 2011) o en algún que otro sitio meridional más puntual (Rodrigue 2015)–, al que se contrapone la copiosa y fértil realidad patrimoni-al que ilustran nuestras intervenciones arqueológicas y la evidencia carto-gráfica de los descubrimientos, no hace sino impulsar la construcción de otro "muro" o, acaso mejor, la emergencia de un nuevo vector de aquél ya preexistente. En este caso, se trata del asociado a la barrera de la investigación, de la cultura, de la sensibilidad y respeto por la historia intelectual de la Humanidad ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM137 La sombra del "muro marroquí" sobre el Sahara Occidental, pues, no se ciñe sólo a lo que proyecta y significa su alzado terrero, o a las consabidas y penosas implicaciones políticas y sociales sobre la población saharaui, sino que simultáneamente también constituye un impedimento constrictivo en la comprensión integral de los procesos de evolución social del pasado del Occidente del Sahara y, por ende, conforma un rígido obstáculo e impedimento en el control, el cuidado y la salvaguarda de los bienes arqueológicos y de los patrones ideológicos que los fundamentan, como agentes intelectuales activos del Patrimonio cultural de la Humanidad. Ciertamente, se trata de una grave situación y adversa circunstancia patri-monial que debe de ser denunciada con el mayor empeño (Fig. 11). Recordando la sugerencia que en fechas cercanas insinuábamos (Sáenz de Buruaga 2016), quizás no sobre ahora volver a evocarla en cierta manera y, conforme a su espíritu, el remarcar que nuestra labor con el legado cultural saharaui la hemos venido entendiendo, desde el inicio de nuestro Proyecto científico en estas tierras, como un exponente más de una seria preocupación por el Patrimonio cultural de la Humanidad. Uno y otro son sujetos indiso-ciables e interdependientes. Por ello, si creemos en la valía del legado cultural y asumimos –como personas que formamos parte de las Ciencias de las Sociedades y de las Culturas– nuestra responsabilidad en la defensa y salvaguarda de los bienes y expresiones culturales de nuestro pasado intelectual, la implicación de los organismos internacionales en la "cuestión patrimonial" del Sahara Occidental resulta ya apremiante, y no debiera demorarse más. 5. Reflexiones generales sobre la Arqueología de la cooperación y la solidaridad en el Sahara Occidental. Hacia una nueva ética para con el patrimonio cultural y sus agentes activos Es innegable que nuestro conocimiento intelectual del pasado humano descansa, en su gran parte, en aquello que "conocemos" de los diferentes territorios y países de la Tierra. Las oscilaciones y transformaciones de la realidad geopolítica, junto a la tradición histórica en los estudios especiali-zados, han ido conformando un mosaico sumamente complejo y desequi-librado de aportaciones y estímulos a ese conocimiento colectivo y común. Ello, lógicamente, ha orientado, no ya solamente la manera de apercibir y entender los procesos evolutivos de la humanidad, sino el desde dónde verlos y el de la entidad del agente que los observa. Y, en este sentido, la proyección eurocéntrica –es decir, la construcción ideológica y su ejemplificación desde el patrón de entendimiento del occidente europeo– ha constituido, además del 138MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 marco teórico de desarrollo de los procesos socioculturales del pasado, el paradigma intelectual interpretativo para asimilar a ese modelo "otras" circunstancias foráneas a su entidad territorial. Frente a ello, lógico sería suponer que la comprensión de la trayectoria intelectual de la humanidad, muy probablemente, no resultaría la misma si desde aquellos países más desfavorecidos pudieran permitirse el contar ellos mismos con unas infraestructuras y servicios arqueológicos mínimamente solventes que, entre otras cuestiones, posibilitaran multiplicar los descubri-mientos y leer rigurosamente su contenido científico. En este ámbito de deficiencias, pensamos que nuestro programa de investigación en el Tiris saharaui resulta más que ilustrativo como ejemplo demostrativo del supuesto: tal como se desprende de lo señalado líneas atrás en relación a lo que conocíamos antes de 2005 y lo que hoy, una docena de años después, llegamos a saber. Por ello, y centrándonos ya en el caso del Sahara Occidental –y, especial-mente, en torno al contexto de los "territorios liberados" de la RASD en los que se sustenta nuestra experiencia–, se impone una reflexión y debate acerca de la formulación de un marco de relaciones culturales renovado que, de una forma más ecuánime, contemple el protagonismo intelectual de su territorio y valore ponderadamente el papel (y oficio) de sus protagonistas oriundos en la gestión de los bienes patrimoniales. Armonizando de forma interdependiente estos dos vectores capitales, la aportación al conocimiento científico del patrimonio saharaui, desde su justo tratamiento y organización social, pudiera encontrar acaso una vía futura de desarrollo. Un ensayo que, predicciones (mejores o peores) al margen, cuando menos, hubiera que rastrear. Si somos conscientes de las desigualdades sociales existentes entre los países "desarrollados" y los del "tercer mundo", y tenemos una oportunidad para contribuir a modificar –por pequeñas que fueren y por utópico que pudieran resultar– esas diferencias o inercias dominantes en las relaciones jerárquicas internacionales, no debemos desaprovecharla para pensar también en aquellos "otros" desde la Cultura. El problema de la desigualdad es muy viejo y, se quiera o no, no va a alterarse sustancialmente por ello en lo inmediato: pues, de hecho, no hay una voluntad explícita y activa de los países ricos y de sus inherentes mecanismos de poder institucional en pretender que la situación se transforme. En nuestra mano – por limitada que resulte– estará, pues, el contribuir con nuevas aportaciones a habilitar puentes de tránsito más igualitarios entre ellos y nosotros. En esta tesitura, la supeditación política y económica a que se ven sometidos estos estados desfavorecidos debiera intentar ser contrarrestada con una resistencia ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM139 humanitaria comprometida, en aras, progresivamente, a una justa ética de la equidad. En las particulares relaciones de dependencia histórica del patrimonio cultural del Sahara Occidental –ajustadas a las vicisitudes políticas del territorio, y concebidas en formatos ideológicos en los que ha venido primando una proyección jerárquica de sesgo unidireccional– se encuentran las claves para la comprensión de los mecanismos que han propiciado la imagen que diseña la Cultura del pasado saharaui. Su acertada y positiva lectura crítica debiera servir, pues, para superar conductas inapropiadas, subsanar defectos y reorientar el marco relacional. En consecuencia, he aquí, de seguido, una sumaria percepción personal de las mismas, y, como alternativa, una apuesta que pudiera constituirse en germen o semilla de una nueva forma de entender las relaciones culturales, desde la solidaridad, con el Sahara Occidental. O, cuando menos, de propiciar su debate. 5. 1. Crítica al marco tradicional de relaciones con el patrimonio arqueológico y cultural del Sahara Occidental Desde nuestro punto de vista, y en términos generales, dos grandes etapas pueden contemplarse grosso modo en el juego de relaciones históricas con el patrimonio arqueológico y cultural del Sahara Occidental. La actividad bélica en el "conflicto del Sahara" entre 1975 y 1991 marcaría, en el límite, la actitud colonial pretérita y la nueva fase de relaciones que alcanza nuestros días. Brevemente, pudieran determinarse por los siguientes enunciados: a) Primera etapa: de colonialismo integral. Un episodio que se desarrollará en paralelo a la presencia colonial española en el Sahara, y en el que los investigadores de la metrópoli asumirían en exclusivo, y sin una verdadera conciencia para con el patrimonio saharaui, el protagonismo de las investigaciones. Esta fase, que se extendió durante las 3/4 partes del siglo XX, concluiría con la brusca descolonización (inconclusa) española del Sahara Occidental, a finales de 1975, y el estallido, de seguido, del conflicto bélico entre los ins-urgentes de la RASD y Marruecos y, en los primeros años, también con Mauritania. b) Segunda etapa: de solidaridad hacia el marco político saharaui. Una etapa que se iniciaría a mediados de los años 90, con la rúbrica del "alto el fuego" entre las fuerzas saharauis y marroquíes en 1991, y que va a continuar prolongándose durante estas décadas iniciales del siglo XXI. Se trata de un episodio no exento –quiérase o no– de una cierta actitud que, al menos en sus formas de actuar sobre el terreno, acaso pudiera evocar un 140MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 modelo de praxis "neocolonialista cultural solidaria": en tanto que los investigadores –por imperativo, extranjeros– han realizado proyectos de investigación atraídos por unas apetencias intelectuales –en muchas ocasiones, de marcado sesgo académico– personales. Un proceder, en todos lo casos, argumentado –eso sí– desde una activa y comprometida conciencia solidaria hacia el marco político del Sahara Occidental. No insistiremos en pormenores y detalles historiográficos ilustrativos de las dos etapas aludidas, al entender que fácilmente pueden rastrearse en el capítulo que, líneas previas, hemos destinado a esbozar el proceso histórico de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental. 5. 2. Crítica al "academicismo" en las relaciones solidarias culturales Hay, además, una posición "académica" ciertamente extendida, desde investigadores y organismos extranjeros que financian o soportan institucio-nalmente los programas de trabajo de estas dos últimas décadas en el Sahara Occidental, que entienden las relaciones con el patrimonio arqueológico y cultural como un marco "idóneo" para la promoción intelectual de sus propios cuadros, formados en sus correspondientes universidades. Bajo este prisma de "patronazgo e inversión universitaria", se orienta, en alguna parte, la "cooperación" cultural, inculcando su articulación en programas especializados de postgrado (máster y doctorado) de las universi-dades, por lo general, europeas implicadas: el supuesto instrumento "de excelencia" que aseguraría el marco de la investigación "bilateral" del modo más formal y académico. En este particular contexto, la ejecución de tesis doctorales constituiría el fin, si no último, sí científicamente más loable del proceso. Una oferta que, en términos prácticos y en el mejor de los casos, pudiera llegar a satisfacer las aspiraciones de algunos estudiosos (foráneos y, en casos, locales) y de limitados colectivos de investigadores y técnicos. No sustan-cialmente el de los bienes patrimoniales, ni el deseable de su progresiva gestión competente por los agentes sociales autóctonos. Una conducta académica interesadamente menos polarizada, sensiblemente más cercana hacia aquellos "otros" –como bienes y gestores patrimoniales– y, de alguna forma, subordinada a las necesidades y exigencias de la sociedad saharaui, probablemente, pudiera aportar un servicio más eficiente y, por consiguiente, unos beneficios de mayor entidad. 5. 3. Por un modelo organizativo alternativo y renovado en la dinámica de cooperación con el patrimonio del pasado. Hay que partir de la premisa que el patrimonio arqueológico, y en general cultural, saharaui requieren incuestionablemente de la solidaridad inter- ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM141 nacional. Y que, en consecuencia, esta praxis participativa debiera concebirse desde un riguroso prisma reflexivo, en el sentido de una recíproca dirección entre los actores y agentes implicados. a) Un patrimonio frágil de remarcable significación científica. En un buen número de ocasiones, hemos venido denunciando la situación de inseguridad y desprotección que siguen sufriendo las expresiones socioculturales materiales e inmateriales del pasado de esta parte del Sahara. Y es que hay que aceptar que el antiguo patrimonio cultural del Sahara Occidental se encuentra emplazado en una franja de terreno muy frágil y altamente inestable. Varias son las razones de esta preocupante situación. Así, por un lado, debe de citarse –por redundante y consabido que fuere– el particular contexto climático desértico en que se inserta y la incidencia que sobre sus bienes tienen aquí los agentes ambientales y atmosféricos. Por otro lado, no puede ignorarse la incidencia negativa, desde hace unas décadas, de una agresiva globalización sobre algunos campos de la genuina cultura saharaui "bidán" y la consecuente y acelerada liquidación del saber tradicional. Y, finalmente, hay que remarcar el hecho que el Sahara Occidental no es un territorio conocido ni reconocido internacionalmente como entidad geopolí-tica: lo que hace que los testimonios y expresiones plurales del pasado se encuentren, sea de iure o de facto, en una situación de indefinición, indefensión y desamparo (Sáenz de Buruaga 2016). Por ello, siempre hemos entendido que nuestra implicación desde el registro, el cuidado y el tratamiento de los bienes patrimoniales saharauis era la mejor y más oportuna apuesta que, conforme a nuestro particular campo de especialidad, podíamos ofrecer a la sociedad del Sahara Occidental, aunando investigación científica y compromiso solidario desde la Cultura del pasado (Fig. 12). A pesar de nuestro empeño, la realidad y sus circunstancias son lo suficientemente complejas y difíciles aquí –en este especialmente delicado contexto social y en el marco administrativo de los "territorios liberados" en donde se lleva a cabo nuestro programa de investigación y salvaguarda patri-monial–, como para poder dejar sentir ligeras modificaciones en una pretendida –por mucho que se intente y desee– política patrimonial. Solo la abierta disposición y receptividad del Gobierno de la RASD ha posibilitado que, a través de las misiones internacionales que concurren sobre este terreno, se puedan integrar –aunque sea de forma muy puntual– cuadros de arqueó-logos saharauis de formación universitaria. Por cierto, en este aspecto, no se puede dejar de insistir en que esa acertada actitud de las autoridades saharauis ha contribuido decididamente a que la 142MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 parte oriental del Sahara Occidental –asociada a las zonas de la alta Saguia El Hamra y al sector oriental del Oued Ed-Dahab (o Río de Oro)– que ellas controlan, se erija en el ejemplo por excelencia del avance más representativo de la investigación arqueológica en el amplio contexto espacial del Occidente del Sahara en los tiempos presentes. De hecho, el flujo de informaciones del pasado prehistórico que se viene aportando en esta última decena de años – algo verdaderamente excepcional en el marco regional– es tan importante y notorio que, como ha venido reconociendo la autorizada opinión de R. Vernet de forma insistente (Vernet 2013a: 64; 2013b: 32; 2014a: 50ss; 2014b: 23; y, 2014c: 194), ese particular marco cartográfico, de ser un ámbito históricamente desatendido –por una reiterada confluencia de factores desfavorables: como su situación geográfica marginal, su tradicional vacío demográfico, o su inserción en un prolongado conflicto geopolítico que supera ya las cuatro décadas–, ha pasado a convertirse en uno de los mejores espacios de información arqueológica sahariana: llegando a configurar, como él mismo ha explicitado, "une province préhistorique majeure du Sahara" (Vernet 2014c: 185s). Como en su momento hemos remarcado, nos encontramos con un espacio verdaderamente admirable por su potencialidad en testimonios y expresiones del pasado prehistórico. Un patrimonio arqueológico, en suma, que requiere de urgentes respuestas desde la lógica de la razón, la sensibilidad intelectual y el compromiso social (Fig. 13). b) Una oportuna transformación del marco de relaciones con los agentes y actores patrimoniales. Retomando la idea esbozada líneas atrás, hay que incidir en que la infraestructura de los colectivos de investigación extranjeros implicados en el estudio del pasado cultural del Sahara Occidental es, a día de hoy, la única posibilidad de que puede disponer el colectivo de estudiosos oriundos del pasado saharaui y de sus bienes patrimoniales, no ya para reencontrase con una parte de su formación académica, sino –y lo que es más lamentable– para poder conocer in situ los testimonios de la Antigüedad de su territorio. Dentro de esta adversa coyuntura, por una parte, los impedimentos sociales son de tal magnitud que imposibilitan, a todas luces, cualquier atisbo de gestión autónoma eficiente del patrimonio arqueológico. Condenándolo inexorablemente a un severo inmovilismo estructural, o dicho de otra forma, a un callejón sin salida por inacción. Y, por otro lado, los marcos interna-cionales de relaciones culturales, previamente ensayados (y a los que hemos hecho mención en párrafos iniciales de este apartado), siguen siendo asimismo insuficientes para satisfacer las demandas que exigen unas prácticas ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM143 normalizadas con los bienes patrimoniales y sus mecanismos de gestión. No queda otra, pues, que integrar lo hecho hasta ahora y pensar en una fórmula más operativa y comprometida en la investigación y gestión patri-monial. Lo que conlleva, a su vez, un esfuerzo, por subsanar errores y deficiencias pretéritas. La inflexión en la dinámica proyectada deviene, pues, en necesidad. Una orientación renovada que conlleve inexcusablemente una nueva concepción de las relaciones solidarias con el Sahara Occidental desde la Cultura y, más concretamente desde el campo intelectual, científico, patrimonial y social de la Arqueología. En efecto, ante esta panorámica del pasado y presente de los agentes y actores implicados en el antiguo patrimonio cultural saharaui, resulta ineludible el intentar superar aquellos "espacios de relación cultural" que la coyuntura histórica ha venido ofertando, mediante propuestas alternativas y novedosas, entendidas desde un prisma más efectivo y sensible en los valores de cooperación y de solidaridad con el "otro". El nuevo planteamiento –e inherente espíritu asociado– que postulamos debe de sustentarse en el compromiso y la motivación de las personas –en el que impere la solidaridad y el enriquecimiento mutuo y compartido– y en una apuesta indisociablemente científica y social de las actuaciones. Lo que conllevaría aunar la proximidad con la sociedad y con las aspiraciones perso-nales, eso sí, enmarcadas en unas relaciones de equipo, de planteamientos debatidos colectivamente, etc. entre estudiosos foráneos y nativos. Las ideas de coparticipación y de compartir debieran pivotar las nuevas actividades, sin que ello interfiriera o supusiera una barrera con la libertad de acción de las personas, con el desarrollo de su creatividad y de mejora de sus capacidades intelectuales, y con la canalización de sus anhelos y aspiraciones académicas. En breves palabras, se trataría, pues, de conjugar el bien común con el interés personal y, junto a ello, el compaginar ilusión y esfuerzo de cara a intentar obtener, progresivamente, unos resultados social y científicamente estimulantes. Bajo esta perspectiva, habría que formular una idea asimismo clave: el potenciar la gestión patrimonial por personal del propio territorio. Lo que forzosamente conllevaría apostar por una orientación concreta en la concepción y desarrollo de los programas de relaciones culturales: incentivando una formación personal especializada en el proceso de adaptación intelectual por parte de los agentes patrimoniales oriundos (Fig. 14). La asunción de este planteamiento debiera conllevar una nueva percepción de la cooperación cultural y arqueológica, entendiendo las relaciones 144MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 "académicas", no ya sólo de forma plurilateral, sino impulsando un nuevo espíritu de apreciación hacia el patrimonio desde el propio potencial (humano) en que se ubica. Todos podemos y tenemos que salir agradablemente reconfortados de esta apuesta: dando al patrimonio rigurosamente lo que requiere y creciendo intelectualmente en nuestros particulares deseos. Por consiguiente, la organización y praxis de los programas culturales sobre el patrimonio y los bienes arqueológicos, debieran contemplar, de forma sustantiva, estos tres aspectos relevantes: la formación de los cuadros especializados en el patrimonio, la práctica de estudios comunes compartidos, y el desarrollo de las aspiraciones personales. En síntesis, es menester insistir en unas relaciones plenas multidireccionales entre estudiosos y comprometidos en la tarea, nativos y foráneos. Un intercambio en el que, además, los unos apreciarán el sentido de su patrimonio cultural del pasado –descubriendo más razones para valorar íntegramente su territorio conforme a otro punto de vista. Y, los otros experimentarán y tendrán la oportunidad de profundizar en una serie de valores humanitarios (de solidaridad, de compartimiento, de generosidad, de ayuda al prójimo, de trabajo en común y por un objetivo común, etc.) de los que el acelerado ritmo de desarrollo tecnológico en nuestras ordinarias prácticas sociales nos viene gradualmente alejando. En nuestra ilusión, trabajar en y por la cultura del pasado no consiste únicamente en desarrollar y aplicar, metódica y exhaustivamente, los recursos científicos, instrumentales e intelectuales, más rigurosos y adecuados para posibilitar y proceder a una lectura y entendimiento racionales de los hechos, situaciones y circunstancias pretéritas. Convergentemente con ello, pensamos que, de igual manera, el trayecto debe de conllevar un estímulo por impulsar una conciencia (didáctica) social desde sus enseñanzas: máxime, cuando las sociedades no son sino pasado, en tanto en cuanto resultan una consecuencia directa de ello. Tener consciencia, al cabo, del pasado en el presente, o, si se prefiere, del presente en el pasado. Y, junto a lo precedente, en el caso que aquí abordamos de países social y territorialmente desfavorecidos, como el Sahara Occidental, entendemos que la conciencia científica no puede quedarse al margen de esa realidad: debiendo impregnarse de la virtud humanitaria. Todos ellos, unos propósitos –seguimos confiando–, ciertamente, posibles y deseables para una mejor y justa gestión del patrimonio arqueológico. 6. Una recapitulación final El proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental, desde ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM145 el inicio del siglo XX, viene condicionado por 2 factores trascendentales en la historia contemporánea de este antiguo territorio del Occidente del Sahara pendiente aún de descolonización, conforme al dictamen de las Naciones Unidas. Por una parte, su gestión poco esmerada (y distante) en la época colonial española –hasta finales de 1975–, no ya sólo en el interés patrimonial del territorio, o en el proceso coherente de comprensión científica del pasado, sino en la elemental comunicación y proyección social de las enseñanzas recabadas. De hecho, personalmente, no conocemos obra alguna de síntesis, planteada desde la didáctica de la enseñanza, sobre la Prehistoria del Sahara Occidental. Por otra parte, su supeditación al "conflicto del Sahara" –desde 1975 a nuestros días–, con una fase de abierto enfrentamiento armado (hasta 1991) y otra de fractura y segmentación de la unidad geográfica, administrativa y política del territorio entre los dos contendientes políticos, el Reino de Marruecos y la República Saharaui, que alcanza nuestro presente. Un hecho éste que ha estimulado el compromiso de un buen número de equipos científicos internacionales en las dos últimas décadas y, de hecho, ha orientado el perfil de los programas de investigación desde la solidaridad humanitaria con el Pueblo Saharaui. En consecuencia, los avances científicos logrados en la franja geográfica que controlan las autoridades de la RASD ponen en evidencia la nefasta incidencia cultural y patrimonial del "muro político y militar" que divide interiormente el territorio, uno de los contextos más ricos en expresiones prehistóricas del vastísimo desierto del Sahara. Asumiendo el real que ha venido y viene mediatizando el estado del conocimiento arqueológico, y como investigadores comprometidos con el registro, el análisis y la salvaguarda científicos de los bienes arqueológicos saharauis, como parte indisoluble del Patrimonio cultural de la Humanidad, hemos de intentar superar, en la medida de lo posible, los obstáculos vigentes, y plantear unas actuaciones sobre el terreno que, junto al avance intelectual en el conocimiento científico y social del pasado, impulsen, de manera progresiva, una serie de aportaciones relevantes a la sociedad saharaui: y, no ya sólo subordinadas a una mejora sustancial del conocimiento racional del pasado, sino desde la implicación y gestión autóctonas de los gestos patrimoniales que lo denuncian. Esta exigencia, que apercibimos desde el marco de los "territorios liberados" del Sahara Occidental en los que venimos trabajando ininterrumpidamente desde 2005, conlleva forzosamente una profunda y serena reflexión sobre la propia concepción del marco de relaciones culturales más adecuado, que, en 146MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 buena lógica, debiera contemplarse desde los valores de la cooperación y la solidaridad internacional con el tratamiento, el estudio y la gestión de los bienes arqueológicos. De ello, una conciencia ética compartida pluridirec-cionalmente y multidimensionalmente, y orientada sensiblemente hacia aquellos "otros", debiera de emerger como revulsivo de transformación en la percepción, el análisis y la proyección intelectual del extraordinario patrimonio arqueológico saharaui. Agradecimientos Agradecemos vivamente a las instituciones del País Vasco que sostienen este proyecto en el Sahara Occidental: al Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, y a la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Y, de igual manera, a las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática, y al Frente Polisario, por su implicación y permanente soporte. Bibliografía: Al-Khatib, Afraa; Rodrigue, Alain; Ouachi, Mostafa (2008): Gravures rupestres de la province d'Es-Semara. Ed. Marsam, Rabat, 253 pp. Almagro Basch, Martín (1944): El arte prehistórico del Sahara español. Ampurias 6 (Museu d Arqueologia de Catalunya), Barcelona 1944, 273-284. Almagro Basch, Martín (1946): Prehistoria del Norte de África y del Sahara español. Instituto de Estudios Africanos, CSIC, Madrid, 302 pp. Almagro Basch, Martín (1971a): Las representaciones de carros en el arte rupestre del Sahara español. Trabajos de Prehistoria 28 (CSIC), Madrid 1971, 183-210. 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Actual diseño fragmentado del Sahara Occidental, tras el "alto el fuego" de 1991. Con línea continua gruesa, el trazado del "muro político y militar" construido por las fuerzas marroquíes en los años 80. Al W del mismo (en color más oscuro), el amplio espacio bajo la administración del reino de Marruecos. Al E, la franja de los "territorios liberados" que gestionan las autoridades de la RASD: al N (en color blanco), parte de la región del Zemmur; y, al S (en color más claro), parte de la región del Tiris, en la que se llevan a cabo nuestras investigaciones arqueológicas (Fuente: Minurso. Map. No. 3691. Rev. 58. United Nations, February 2009 (modificado). Fig. 3. El atractivo de las expresiones artísticas rupestres, como estos grabados de la estación al aire libre de Sluguilla Lawaj (Bir Lehlu, Zemmur), ha convertido su estudio en sujeto preferente de atención por la investigación arqueológica del siglo XX en las tierras del Sahara Occidental. Fig. 4. Los monumentos líticos invaden las planicies saharianas con muy distintos formatos. En la foto, estructuras tumulares con frente esteliforme en la planicie meridional de la sebja de Oum Duayat (Agüenit, Tiris). Fig. 5. Panel pictórico con series de manos en positivo y diversos zoomorfos, en tintas rojizas, de uno de los abrigos del área de Rekeiz Lemgasem (Tifariti, Zemmur). Fig. 6. La habitual exposición superficial de las inhumaciones (en fosa) que se advierten en varios conjuntos sepulcrales del S del Tiris, como este de Azefal 18-Smeila 1 (Duguech), acelera sensiblemente el proceso de degradación y fractura de los restos óseos, e incide negativamente sobre las posibilidades de éxito de los análisis C14 a partir del contenido en colágeno. Fig. 7. Jirafas, antílopes y otros diseños pictóricos en rojo sobre el techo del abrigo de Lejuad Va (Duguech, Tiris) (Imagen contrastada con el programa Image J/DStretch). Fig. 8. Toma de muestras para analíticas OSL, en el otoño de 2016, en un antiguo depósito dunar (del final del Pleistoceno) en el área oriental de Adakmar (Zug, Duguech). Fig. 9. La estructura pareada "megatumular" de Azefal-9/1 (Duguech, Tiris) constituirá un objetivo prioritario de evaluación arqueológica, a través de su oportuna excavación, a partir de 2017. Fig. 10. Mapa del área investigada por nosotros en el Tiris saharaui, con la distribución de yacimientos arqueológicos y contextos medioambientales y paleoclimáticos registrados en las campañas de prospección efectuadas entre 2005 y 2016. Fig. 11. Selección in situ de bifaces y otras industrias líticas achelenses del remarcable conjunto industrial documentado en la base occidental de la montaña de Tagsumalt (Mijek, Tiris). Fig. 12. El gigantesco monumento en creciente de Planicie Eij N-1 (Duguech, Tiris), con sus cerca de 835 m de trazado perimétrico, configura una de las estructuras líticas "ho-rizontales" más grandes de todo el Occidente del Sahara. Fig. 13. Ejemplo ilustrativo de "bazina" cuadrangular y "monumento de alineamiento" (MAA) anejo, emplazados en la base meridional de la montaña de Galabt Jeral-la–Galb 3 (Duguech, Tiris). Fig. 14. Un nuevo marco de relaciones culturales con el Sahara Occidental, sustentado en la cooperación internacional y en una actitud de compartimiento entre estudiosos e interesados autóctonos y foráneos, pudiera generar, progresivamente, un movimiento transformador en la gestión, análisis y proyección, científica y social, del excepcional patrimonio arqueológico saharaui. En la foto, toma de muestras superficiales en el "taller" de sílex de Sebja Sâasâaiat-Smeila E-4 (Mijek, Tiris), en Febrero de 2014. ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM151 Fig. 1 152MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 2 ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM153 Fig. 3 Fig. 4 154MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 5 Fig. 6 ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM155 Fig. 8 Fig. 7 156MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 10 Fig. 9 ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM157 Fig. 12 Fig. 11 158MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 14 Fig. 13
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Colección | Almogaren |
Título y subtítulo | Notas y reflexiones acerca del proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental : hitos históricos, implicaciones políticas y orientaciones teóricas de futuro en la gestión patrimonial |
Autor principal | Sáenz de Buruaga, Andoni |
Entidad | Institutum Canarium |
Publicación fuente | Almogaren |
Numeración | Número 48-49 |
Tipo de documento | Separata |
Lugar de publicación | Wien |
Editorial | Institutum Canarium |
Fecha | 2017-2018 |
Páginas | pp. 125-158 |
Materias | Prehistoria ; Islas Canarias ; Arqueología ; Sáhara Occidental |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 5729280 Bytes |
Texto | ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM121 48-49/2017-2018 ICDIGITAL Separata 48-49/5 122MMALMOGAREN 48-49/2017-20 ICDIGITAL Eine PDF-Serie des Institutum Canarium herausgegeben von Hans-Joachim Ulbrich Technische Hinweise für den Leser: Die vorliegende Datei ist die digitale Version eines im Jahrbuch "Almogaren" ge-druckten Aufsatzes. Aus technischen Gründen konnte – nur bei Aufsätzen vor 1990 – der originale Zeilenfall nicht beibehalten werden. Das bedeutet, dass Zeilen-nummern hier nicht unbedingt jenen im Original entsprechen. Nach wie vor un-verändert ist jedoch der Text pro Seite, so dass Zitate von Textstellen in der ge-druckten wie in der digitalen Version identisch sind, d.h. gleiche Seitenzahlen (Pa-ginierung) aufweisen. Der im Aufsatzkopf erwähnte Erscheinungsort kann vom Sitz der Gesellschaft abweichen, wenn die Publikation nicht im Selbstverlag er-schienen ist (z.B. Vereinssitz = Hallein, Verlagsort = Graz wie bei Almogaren III). Die deutsche Rechtschreibung wurde – mit Ausnahme von Literaturzitaten – den aktuellen Regeln angepasst. Englischsprachige Keywords wurden zum Teil nach-träglich ergänzt. PDF-Dokumente des IC lassen sich mit dem kostenlosen Adobe Acrobat Reader (Version 7.0 oder höher) lesen. Für den Inhalt der Aufsätze sind allein die Autoren verantwortlich. Dunkelrot gefärbter Text kennzeichnet spätere Einfügungen der Redaktion. Alle Vervielfältigungs- und Medien-Rechte dieses Beitrags liegen beim Institutum Canarium Hauslabgasse 31/6 A-1050 Wien IC-Separata werden für den privaten bzw. wissenschaftlichen Bereich kostenlos zur Verfügung gestellt. Digitale oder gedruckte Kopien von diesen PDFs herzu-stellen und gegen Gebühr zu verbreiten, ist jedoch strengstens untersagt und be-deutet eine schwerwiegende Verletzung der Urheberrechte. Weitere Informationen und Kontaktmöglichkeiten: institutum-canarium.org almogaren.org Abbildung Titelseite: Original-Umschlag des gedruckten Jahrbuches. Institutum Canarium 1969-2018 für alle seine Logos, Services und Internetinhalte ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM123 Inhaltsverzeichnis (der kompletten Print-Version) Franz Trost Tierfabeln und Tiergeschichten der Twareg (Kel-Ahaggar und Kel-Adrar) ........................................................................ 7 Hans-Joachim Ulbrich Phalli and vulvae as apotropaic geoglyphs in a sacred plain south of Albacete (Spain) ....................................................... 39 Alain Rodrigue Note sur le gisement paléolithique de Tibasksoutine (Zagora, Maroc) ............................................................... 79 Friedrich Berger Neue Überlegungen zur geographischen Lage von Jam ............................... 87 Andoni Sáenz de Buruaga Notas y reflexiones acerca del proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental: hitos históricos, implicaciones políticas y orientaciones teóricas de futuro en la gestión patrimonial ...... 125 Enrique Gozalbes Cravioto & Helena Gozalbes García Jebabra (región de Asilah), un nuevo centro megalítico y de cazoletas (cupules) en el Norte de Marruecos ..................................... 159 Hans-Joachim Ulbrich Zum Thema Trockenstein-Technik: ein kleiner Rundbau bei Máguez (Lanzarote) ............................................. 189 Hartwig-E. Steiner, Paz Fernández Palomeque, María Luisa Morales Ayala, Marcos Sarmiento Pérez Islas Salvages de José Agustín Álvarez Rixo del legado del erudito canario universal ..................................................... 199 Paul Horley & Hartwig-E. Steiner Face petroglyphs in Easter Island caves as a possible sign of their special status ...................................................... 253 Hartwig-E. Steiner Ana Mata eine Höhle mit Make Make-Petroglyphen beim Nordkap der Osterinsel / Rapa Nui, Polynesien ................................. 303 • 124MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Sáenz de Buruaga, Andoni (2018): Notas y reflexiones acerca del proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental: hitos históricos, implicaciones políticas y orientaciones teóricas de futuro en la gestión patrimonial.- Almogaren 48-49 / 2017-2018 (Institutum Canarium), Wien, 125-158 Zitieren Sie bitte diesen Aufsatz folgendermaßen / Please cite this article as follows: ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM125 Almogaren 48-49 Wien 2018 125 - 158 Andoni Sáenz de Buruaga* Notas y reflexiones acerca del proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental: hitos históricos, implicaciones políticas y orientaciones teóricas de futuro en la gestión patrimonial Keywords: Western Sahara, archaeological research, cultural heritage Resumen: La investigación arqueológica en el Sahara Occidental viene condicionada, históricamente, por dos circunstancias trascendentales: la supeditación a la gestión colonial española, hasta 1975, y su inclusión en el largo conflicto del Sahara", desde 1975 al presente. Unos acontecimientos relevantes que han orientado la dinámica del conocimiento y, por consiguiente, el estado y nivel de la investigación del pasado. La valoración crítica de esos sujetos, conforme a la realidad territorial geopolítica del territorio, impulsan la reflexión sobre un nuevo marco de relaciones culturales, desde una concepción ética fundamentada en la cooperación científica y la solidaridad humanitaria, como fuerza de transformación futura en el análisis, tratamiento y gestión de los bienes patrimoniales arqueológicos. Abstract: The archaeological research in the Western Sahara has been historically conditioned by two transcendental circumstances: the subordination to the Spanish Colonial management up to 1975, and its inclusion in the long-term "Sahara conflict" from 1975 to the present. Several relevant events which have oriented the dynamics of knowledge and consequently, the status and level of the research of the past. The critical assessment of these subjects, in conformity with the territorial and geopolitical reality of the territory stimulate thought about the new framework of cultural relations, from an ethical conception founded on scientific cooperation and humanitarian solidarity, as a force for future transformation in the analysis, treatment and management of archaeological heritage assets. Résumé La recherche archéologique dans le Sahara Occident est soumise à deux circonstances d'une importance capitale d'un point de vue historique : la subordination à la gestion coloniale espagnole jusqu'en 1975 et son inclusion dans le long conflit du Sahara * Círculo de Estratigrafía Analítica. Departamento de Geografía, Prehistoria y Arqueología. Facultad de Letras. Universidad del País Vasco-Euskal Herriko Unibertsitatea. c/ Tomás y Valiente, s/n. E-01006 Vitoria-Gasteiz (andoni.buruagaehu.eus). 126MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 depuis 1975. Or, ces évènements majeurs ont orienté la dynamique de la connaissance et par conséquent, l'état et le niveau de la recherche du passé. L'évaluation critique de ces sujets, conformément à la réalité territoriale géopolitique du territoire, poussent à la réflexion sur un nouveau cadre des relations culturelles, selon une conception éthique fondée sur la coopération scientifique et la solidarité humaine en tant que force d'une transformation future de l'analyse, du traitement et de la gestion des biens patrimoniaux archéologiques. 1. Presentación Desde 2005, venimos trabajando, sistemática y metódicamente, en un Proyecto de investigación y cooperación cultural en el Sahara Occidental. Un territorio éste "no autónomo" del NW de África –en su momento antigua colonia y, después, provincia española–, incluido por las Naciones Unidas en la relación de países de la Tierra pendientes de descolonización. Actualmente, casi las 4/5 partes del mismo se hallan ocupadas por el reino de Marruecos, y la franja longitudinal más oriental, que viene a totalizar la fracción restante, la controlan las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática (RASD) que reclaman la autodeterminación y soberanía de la integridad del territorio. Una consecuencia derivada de la imprudente desanexión española en 1975 y del derivado conflicto bélico por el control del territorio que, de 1975 a 1991, enfrentó abiertamente a las fuerzas saharauis y marroquíes, y cuya delicada situación ha quedado atemperada y relativamente garantizada por una declaración de "alto el fuego" entre ambos contendientes –y que desde 1991 se extiende a nuestros días– que supervisa la ONU. Las dramáticas circunstancias de la "guerra del Sahara", no sólo iban a tener su incidencia directa sobre la población saharaui –que, como gesto más expresivo de la segmentación del colectivo humano, conllevó la creación de los Campamentos de Refugiados Saharauis en las cercanías de la ciudad de Tindouf (Argelia) a modo de enclave de asilo forzoso para la población disidente con la invasión del vecino marroquí y, en sus primeros momentos, también mauritano–, sino que, muy especialmente, se verían reflejadas en el "nuevo" trazado cartográfico interior del "antiguo" Sahara Occidental. En efecto, la construcción por las fuerzas marroquíes, a lo largo de los años 80, de un "muro de seguridad", de NE a SW del territorio y más de 2.500 km de longitud, fragmentará y dividirá inexorablemente la unidad geográfica y la entidad administrativa que desde el Tratado de París, de 1900, había venido delimitando la extensión superficial de ese área colonial española del Occidente del Sahara (Fig. 1). El mapa del Sahara Occidental, pues, aparecía sustancialmente modificado con la firma del "alto el fuego" de 1991. Y, conforme al nuevo escenario de distribución política del territorio, será fundamentalmente la parte controlada ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM127 por las autoridades saharauis la que concite la inmensa mayoría de las propuestas de intervención arqueológica apoyadas desde varios colectivos internacionales de investigadores. Desde 1996 hasta el presente, diversos programas de investigación del pasado y de recuperación del antiguo patrimonio cultural saharaui han venido sucediéndose en los denominados "territorios liberados" de la RASD. Unos espacios inmediatamente próximos a la línea fronteriza con Mauritania, y en algún área puntual con Argelia, que se encuentran divididos, a su vez, en dos grandes áreas separadas entre sí: una al N sobre parte de la región del Zemmur, y la otra al S, en el sector oriental de la región del Tiris (Fig. 2). Particularmente, en nuestro caso y como grupo de investigación compro-metido en esa labor patrimonial, hemos focalizado nuestra apuesta arqueo-lógica en torno a la región meridional del Tiris: una vasta superficie de unos 30.000 km² que viene a representar la mitad del espacio controlado por los saharauis. Por su parte, otros equipos internacionales, vinculados con las universidades de Girona, de Granada y de la inglesa de East Anglia, han desarrollado, de forma autónoma, diversas intervenciones, muy especialmente en varios sectores de la región septentrional del Zemmur. Con todo, el patrimonio arqueológico del Sahara Occidental se encuentra inmerso en una compleja y delicada situación, merced, entre otras, a la coyuntura política convulsa que envuelve al territorio. A pesar de ello, las actividades investigadoras de estas dos últimas décadas no han hecho sino materializar el particular statu quo generado por el "conflicto del Sahara": recreando sobre el terreno un nuevo "muro arqueológico y cultural" que desgraciadamente deriva del "muro político y militar" erigido en su interior. La extraordinaria riqueza del patrimonio arqueológico, documentada en las áreas rastreadas, impulsa ineludiblemente la reflexión oportuna sobre el control, el tratamiento y la salvaguarda de esos testimonios del pasado de la Humanidad y, consustancialmente, una adecuada transformación del marco de relaciones culturales en el desfavorecido y dependiente (internacional-mente) Sahara Occidental desde los países desarrollados de Occidente. 2. Breve perspectiva y hechos más relevantes de la historia de la investi-gación arqueológica del Sahara Occidental Una mirada desde nuestros días al estado del conocimiento del pasado del Sahara Occidental produce una sensación, en gran medida, desoladora. Pues, no se trata de remarcar una carencia, insuficiencia o impedimento circunscrito a un tema puntual o sujeto relevante de la investigación, sino que verdadera-mente constituye un problema estructural que, como tal, atañe a todo el proceder y conocimiento arqueológico del Sahara Occidental. 128MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Desde nuestra propia experiencia en estos 12 años continuados de labor en el control, el cuidado y la defensa del antiguo patrimonio cultural saharaui, no hay duda que, por ejemplo, en el campo del registro arqueológico hemos avanzado sustancialmente y, por consiguiente, comenzamos a ver algunas situaciones y procesos eco-sociales de manera más nítida. Sin embargo, no es menos cierto que queda aún una más que ingente tarea por llevar a cabo en la búsqueda y tratamiento científicos elementales de las informaciones del pasado. Como hemos aseverado en otro momento, esto no es una afirmación gratuita o subrepticiamente interesada, sino una ponderada y coherente apreciación del real. Sin riesgo de exageración, las deficiencias, vacíos de conocimiento, actuaciones analíticas básicas a ejecutar, etc. configuran una empresa de abrumadora magnitud que el interesado apercibe al comenzar a rastrear cualquier sujeto representativo de las sociedades prehistóricas (Sáenz de Buruaga 2016: 13). Un decepcionante panorama en el que, además de la incidencia del contemporáneo "conflicto del Sahara", debe de retenerse como agente activo de ello la conducta con que se ha abordado y gestionado históricamente la investigación arqueológica de este territorio bajo tutela española desde 1884 a 1975. En estas coordenadas, baste con recordar que la obra de referencia de la Arqueología del Sahara Occidental continua siendo, aún hoy día, la monografía descriptiva que M. Almagro Basch realizara en los años 40 del pasado siglo (Almagro Basch 1946). Obra concebida como una especie de incipiente carta arqueológica, o de primer corpus con los testimonio culturales del pasado documentados en la integridad del territorio hasta la primera mitad de esa década de los 40. De hecho, constituía la primera monografía de síntesis sobre la Antigüedad del Sahara Occidental. Y, desde el prisma científico, estaba llamada a erigirse en la base de referencia para la futura organización de la investigación arqueológica y del control racional de los elementos del pasado. Sin embargo, su impacto no fue el esperado y su trascendencia en la concepción y dinámica investigadora del territorio no tuvo el encaje deseable. Ello no quiere decir que no se hayan realizado otras actividades y programas arqueológicos dignos de mención. Ciertamente, durante la primera mitad del siglo XX, por lo común, salvo alguna puntual noticia o descripción aislada –sirvan como ejemplos más representativos, el texto presentado por el coronel J. Asensio (1930) en nombre de la Delegación del Gobierno español al VII Congreso del "Institut des Hautes-Études marocaines" (Rabat, 1930), y la breve nota redactada por el geólogo N. Font y Sagué (1902) al inicio del siglo XX sobre acumulaciones de concheros ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM129 en el litoral de Río de Oro que constituye, de hecho, la primera referencia bibliográfica sobre la Arqueología del Sahara Occidental– , la mayoría de las aportaciones literarias se centran en torno a la citada década de los 40. El rastreo de las fuentes bibliográficas testimonia cómo el grueso de la obra escrita se concentra significativamente en esos últimos diez años de la primera mitad de la centuria. Es en este tramo, precisamente, donde se encuentran las producciones arqueológicas más importantes que se elaborarán hasta los años 70. Temáticamente, hay en ellas un neto predominio del arte rupestre prehistórico como sujeto de estudio destacado. Prueba de las aludidas circunstancias cronológica y temática constituyen los trabajos de M. Almagro Basch (1944 y 1946), J. Martínez Santa-Olalla (1941a, 1941b, 1941c y 1944), J. Mateu (1946 y 1948), E. Morales Agacino (1942 y 1944) y P. Quintero Atauri (1941) (Fig. 3). Por su parte, en la segunda mitad del siglo, el episodio temporal más ilustrativo de las investigaciones arqueológicas se concentra entre los años 1970 y 1975. En estos momentos, junto a la presencia puntual de alguna figura representativa del fructífero ciclo de los años 40, se advertirá, más significa-tivamente, la concurrencia de nuevos equipos de investigadores –no convergentes o interrelacionados, sino con proyección autónoma entre sí– con una perspectiva de estudio académicamente más orientada y de mayor especialización en torno a determinados aspectos de la investigación arqueológica. En coherencia con la tradición histórica, dos serán los sujetos temáticos que preferentemente despierten los intereses –de tratamiento más profuso– de los estudiosos: las siempre sugerentes representaciones artísticas rupestres y los variados y numerosos monumentos funerarios preislámicos (Fig. 4). Durante este breve y fecundo intervalo cronológico, coexiste en el marco saharaui un repertorio plural de colectivos que proyectarán sensiblemente el conocimiento internacional de las manifestaciones más elocuentes del pasado arqueológico del territorio. Así, por una parte, a las aportaciones de M. Almagro Basch (1971a y 1971b), a la sazón director del Museo Arqueológico Nacional (Madrid), se une la labor de R. de Balbín Behrmann (1973, 1975 y 1977; Balbín Berhmann y Bueno Ramírez 2009) quien, bajo su tutela, realizará una tesis doctoral sobre el arte rupestre de la aún todavía provincia española. Por otra parte, un equipo de la Universidad de La Laguna (Tenerife, Islas Canarias), dirigido por M. Pellicer y P. Acosta, acometerá, por una lado, la revisión y estudio pormenorizado de las estaciones rupestres con pinturas y 130MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 grabados documentados en el Sahara Occidental, y, por otro, llevará a cabo la excavación de algunas decenas de túmulos funerarios en la región de Saguia El Hamra, en el sector septentrional del país (Pellicer y Acosta 1972 y 1991; Pellicer et al. 1974). En tercer lugar, deben de remarcarse las actividades que el "Institutum Canarium" programa en el territorio saharaui en torno asimismo a las estaciones artísticas y a los monumentos líticos. En este sentido, nuevas y sustanciosas aportaciones vendrán, por un lado, del austríaco H. Nowak y sus colaboradores S. y D. Ortner (Nowak 1971, 1975 y 1976; Nowak y Ortner 1975), y, por otro, del británico M. Milburn (1971, 1972, 1973, 1974a, 1974b, 1975a, 1975b, 1977, 1978 y 1988; Milburn y Köbel-Wettlauffer 1973 y 1975). Y, finalmente, se completaría el panorama con la serie de misiones científicas multidisciplinares que bajo la dirección de la investigadora francesa N. Petit-Maire se llevarían a cabo, entre 1970 y 1974, en el litoral atlántico sahariano, entre Cabo Juby (Tarfaya, S de Marruecos) y Cabo Timiris (Mauritania), y por las que, de una u otra forma, se vería implicada íntegramente el área costera del Sahara Occidental (Petit-Maire 1979). A mediados de la década de los 70, la guerra iba a cortar drásticamente el dinámico proceso investigador con que había comenzado, imposibilitando forzosamente cualquier propósito de avance científico sobre el terreno. Una situación de absoluta inacción que se iba a extender, como hemos adelantado, durante dos largas décadas y, lo que es peor, dentro de un inédito y extraño diseño cartográfico del país, en nada asimilable con el previo al inicio del conflicto armado. La nueva realidad política, territorial y social del Sahara Occidental de los años 90, al margen de posicionamientos ideológicos de partida, excluía de raíz la posibilidad de una praxis investigadora integral en el territorio. Ante la imposición, pues, de ese anómalo escenario, el grueso de los colectivos internacionales atraídos por el conocimiento del pasado de esta parte del Occidente del Sahara han venido invirtiendo sus esfuerzos en distintas áreas de los "territorios liberados" que gestionan las autoridades de la RASD. Solapándose en ese empeño, sin tapujos, un marcado sentimiento solidario y humanitario con la causa del Pueblo Saharaui. Así, en orden cronológico, primero sería el equipo de la Universitat de Girona, bajo la dirección de N. Soler Masferrer: cuya actividad más intensa se extendería desde 1996 a 2007, especialmente, en torno a la región del Zemmur (Soler et al. 1999), y fruto del cual resultaría la elaboración de la tesis de doctorado de J. Soler Subils (2007) sobre las pinturas rupestres de esa región saharaui aludida (Fig. 5). ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM131 Poco después, desde 1998, un equipo de la Universidad de Granada, bajo la tutela de F. Carrión Méndez, ha venido trabajando, de forma más intermit-ente y en tramos y espacios más puntuales, en torno a esa misma región septentrional del Zemmur (Carrión Méndez 2012). Por su parte, otro equipo de la Universidad de East Anglia (Inglaterra), liderado por N. Brooks, ha llevado a cabo, entre 2002 y 2009, varias inter-venciones de campo en distintas partes de la "zona libre", en su mayoría del Zemmur y en algún caso también de la región meridional del Tiris (Brooks et al. 2003, 2006 y 2009). Por último, nosotros mismos estamos conduciendo un programa marco de recuperación y estudio del patrimonio arqueológico, medioambiental y cultural que, planteado con las autoridades saharauis en 2004, se viene realizando sistemáticamente y de forma continuada desde 2005 hasta la actualidad. Esta experiencia se centra esencialmente en torno a la región del Tiris (Sáenz de Buruaga 2008, 2010 y 2014; Sáenz de Buruaga y Arruabarrena 2015). Todo este abreviado relato descriptivo del proceso histórico de las investigaciones arqueológicas en el Sahara Occidental y sus tramos más rele-vantes pone de manifiesto un hecho remarcable más: sea por viejas razones del tiempo colonial o de la actual coyuntura postcolonial europea, lo cierto es que la investigación ha estado siempre concebida, orientada y materializada por cuadros y personas no oriundas del Sahara. En el mejor de los casos, la aportación saharaui se limitaba a tareas de infraestructura y eventual mano de obra en algunas intervenciones, o, más recientemente, de integración en los equipos técnicos de las misiones investigadoras internacionales. Quizás ahora, con lo dicho, puedan vislumbrarse –al menos, en alguna medida– las razones del déficit generalizado de conocimientos solventes del pasado del Sahara Occidental y del panorama poco ilustrativo de que se acompaña la documentación arqueológica, tal como afirmábamos en las primeras líneas de este apartado. En consecuencia, la insuficiente sensibilidad y motivación e interés de las administraciones coloniales con el patrimonio arqueológico y la lectura e interpretación de la Antigüedad del territorio, los intereses (académicos) per-sonales de los investigadores extranjeros, la ausencia de equipos autónomos propios, las obligadas limitaciones e impedimentos que conlleva una dramática situación geopolítica como la actual del Sahara Occidental, etc. conjuntamente posibilitan acaso la comprensión de nuestra, más bien, triste valoración. Y, como bien se entenderá, el nuevo panorama fragmentado del Sahara Occidental, vigente en estos momentos, se encarga de obstruir aún más una comprensión normalizada de los antiguos procesos sociales en el territorio. 132MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Ante el desfavorable contexto, la investigación científica de estas dos últimas décadas ha sabido superar, en alguna medida, los obstáculos impuestos y, aunque lo sea desde unos ámbitos geográficos más precisos y limitados, ha logrado aumentar el nivel de conocimiento sobre los agentes del pasado en el Sahara Occidental. En esta exigencia intelectual se enmarca nuestro Proyecto de investigación arqueológica en el Tiris. 3. La aportación al conocimiento del pasado del Sahara Occidental desde el nuevo registro arqueológico del Tiris No hace mucho tiempo que a la hora de presentar un resto humano localizado en nuestras prospecciones arqueológicas en el Tiris saharaui, hacíamos un balance sumario de los datos antropológicos de la Prehistoria del Sahara Occidental y de las "dataciones humanas" de ellos disponibles (Sáenz de Buruaga 2017). El ineludible propósito de contextualizar el hallazgo nos conducía forzosamente a desvelar el estado de conocimiento de esta particular cuestión. Abreviando y yendo a lo esencial, pudiera señalarse que en los 266.000 km² –según otras estimaciones, más de 280.000 km²– de superficie del Sah-ara Occidental, el total de dataciones absolutas efectuadas sobre antiguos res-tos humanos, hasta el presente, asciende a 11. Un efectivo, no ya sólo exiguo, sino que, además, como seguidamente se advertirá, se acompaña de impor-tantes problemas de desconfianza científica. Así, 7 de ellas provienen de depósitos sepulcrales cercanos al litoral atlántico, asociadas a las misiones exploratorias anteriormente citadas de N. Petit-Maire, entre 1970 y 1974 (Petit-Maire 1979). Sin embargo, en fechas más avanzadas, la valía de estos análisis realizados en los años 70 ha sido seriamente puesta en duda, lo que impregna de desconfianza a los resultados. Otras 2 dataciones más, originarias de sendos túmulos funerarios de la zona de Tifariti (Zemmur), excavados en 2005 por N. Brooks y su equipo de la Universidad inglesa de East Anglia, ofrecieron valores excesivamente recientes, remarcando sus autores su bajo contenido en colágeno (Brooks et al. 2009: 930), por lo que deben de tomarse como mucha cautela. Finalmente, las 2 que restan de ese total de 11, vienen de nuestras actuaciones en el Tiris – una de un túmulo funerario desmantelado de la montaña de Gleb Tinlluleg (Agüenit) (Sáenz de Buruaga 2013: 57) y la otra de un hallazgo de superficie en la planicie de Duguech (Sáenz de Buruaga 2017)–, y han sido analizadas a partir de la fracción de apatito, lo que, en principio, pudiera dotarlas de unas ciertas garantías (Fig. 6). Esta es toda la base de datos de dataciones humanas preislámicas de que se dispone en el Sahara Occidental. Una relación ciertamente pobre e inconsis- ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM133 tente para sugerir el más mínimo debate especializado sobre la cuestión. A no ser, como señalábamos en aquel texto, que impulsar el común acuerdo de que, por tarde que fuere, ha llegado el momento de empezar a hacer lo que no se ha hecho. Una pobreza intelectual, en cualquier caso, que no se circunscribe en exclusivo a este tema puntual de las dataciones de restos antropológicos, sino que, en términos generales, se extiende al conocimiento científico especiali-zado de los distintos vectores que conforman el pasado y la evolución social del Sahara Occidental. Por ello, nuestra particular empresa en tierras saharianas tenía, desde sus inicios en 2005, un objetivo prioritario claro y preciso: el documentar para conocer. Una apuesta estratégica que implicaba la recuperación metódica, y lo más exhaustiva posible, de todos aquellos gestos y expresiones del patrimonio arqueológico. Y ello, en la práctica, se traducía, de forma gradual, por la búsqueda, la identificación, el registro, la clasificación, la recuperación y la conservación de la biodiversidad y pluralidad de la cultura del pasado. Un recurso, en cierta medida, de primera y elemental aproximación a determi-nados rasgos de la evolución social y medioambiental de nuestro territorio de análisis, la región del Tiris (Sáenz de Buruaga 2011). La culminación de esta fase debía conducirnos ulteriormente a un nuevo planteamiento: orientado a la profundización de los diferentes campos y sujetos de estudio documentados. Llegado el momento, deberá abrirse, en consecuencia, una nueva etapa en la dinámica del conocimiento: la del proceso consecutivo de estudiar para comprender y progresar intelectualmente; o, de otra forma, la del paso multidisciplinarmente de lo general a lo particular, de la globalidad a la especialización, de lo cuantitativo a lo cualitativo. Bajo aquella exigencia inicial y prioritaria de documentación elemental, pues, se han venido centrando una buena parte de las misiones arqueológicas que hemos llevado a cabo en el Tiris entre 2005 y 2016. A pesar de los esfuerzos y el largo trayecto recorrido estos años en la prospección del vasto espacio rastreado, no significa que hayamos concluido –ni mucho menos– con la tarea de documentación básica de las referencias arqueológicas del pasado del Tiris. No obstante, pensamos que la base de documentos registrados es de suficiente entidad como para posibilitar con garantías la profundización minuciosa en algunas de las líneas y sujetos rastreados (Fig. 7). No en vano, el corpus de fichas arqueológicas redactadas in situ asciende ya a las 1.065 unidades. Más detalladamente, su repartición categorial es la siguiente: 134MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 - Hábitats, poblados y conjuntos industriales: 467 (43,8 %); - Conjuntos monumentales, sepulcrales y rituales: 441 (41,4 %), con más de 6.000 monumentos líticos preislámicos (tumbas, construcciones rituales, etc.) identificados; - Estaciones artísticas rupestres: 116 (10,9 %); - "Talleres" de explotación de rocas silíceas: 32 (3,0 %); y, - Hallazgos aislados: 9 (0,8 %). Un efectivo de producciones socioculturales muy amplio y suficientemente diversificado en sus formas, funciones y cronologías, que se completa con otras 129 fichas más, de interés paleoclimático y medioambiental, ilustrativas de los diversos contextos y pisos vegetativos en que se enmarcan los grupos humanos del pasado (Fig. 8). Todo lo cual llegaría a sumar las 1.194 fichas redactadas sobre el terreno y directamente vinculadas con el pasado del Tiris. Por ello, estamos en condiciones de dar un paso más en el proceso del conocimiento. Y, además, tengamos bien presente que el hecho de registrar los datos del pasado no se ciñe simple y solamente a pretender controlar (y situar) topográficamente y a describir una circunstancia arqueológica concreta, sino que conlleva inherentemente el ordenar, en el espacio y en el tiempo, y definir categorialmente –como medios de entendimiento lógico– un suceso, fenómeno o gesto. En consecuencia, a partir de 2017, nuestra estrategia investigadora deberá asumir nuevos hitos, a través de intervenciones selectivas y programas de estudios especializados en temas precisos (Fig. 9). Y ello redundará, por múltiples vías, en el mejor conocimiento del pasado del Sahara Occidental. Todo ello, y máxime, cuando, en conocimiento nuestro, no existe programa sistemático alguno que, con un propósito científico relativamente equiparable, pudiera estar llevándose a cabo en la parte del Sahara Occidental que ocupa el reino de Marruecos. 4. La emergencia de un nuevo "muro" en el Sahara Occidental desde la Cultura del pasado Hablábamos al comienzo de este trabajo de la existencia de un "muro de terreno" construido en los años 80 por las fuerzas marroquíes en el espacio interior del Sahara Occidental. Una barrera artificial en el desierto que, desde entonces hasta ahora, fragmenta territorial, humana y políticamente al país de los saharauis. La construcción de ese "muro" se soportó en su momento en razones esencialmente militares: era, por un lado, una forma de obstruir y desvitalizar las acometidas armadas del Frente Polisario desde los sectores más orientales del área en litigio, y, de forma simultánea, una manera de asegurar y afianzar ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM135 el territorio invadido. Además de ello, la implicación demográfica y sociológica del "muro" iba a ser trascendente en otros órdenes: no sólo condenando a un asilo forzoso en los Campamentos de Refugiados en Tindouf (Argelia) a la población saharaui más disidente, sino marcando ritmos bien diferentes –y en casos, a veces, ciertamente contrapuestos– en el orden de los planteamientos ideológicos y, por extensión, de los inherentes cambios sociales acaecidos a una y otra parte de sus paredes. El "muro", pues, ha materializado de forma gráfica una profunda fractura pluridimensional en el seno del territorio saharaui: entre la mayor parte del mismo bajo administración marroquí, al W, y la franja gestionada por las autoridades de la RASD, al E. Mas, su relevancia no sólo se limita a estos importantes aspectos políticos, sociales, demográficos o ideológicos, sino que coyunturalmente, de forma elocuente, la investigación arqueológica de estos últimos años ha llegado a denunciar, por propia atención científica del patrimonio, su perturbadora presencia con datos objetivos resultantes de las labores sobre el terreno que han podido acometerse, en estas dos décadas (1996-2016) y por diferentes misiones investigadoras, en ambas partes de su trazado. De seguido, y brevemente, ajustaremos la denuncia al marco de nuestra propia experiencia, a la tarea arqueológica que venimos impulsando en las "tierras liberadas" del Tiris. Antes de nada, conviene tener presente cuál era el panorama de informa-ciones arqueológicas con el que partíamos de forma previa. Y saber que, con antelación a la puesta en marcha de nuestro programa de actuaciones en esa parte del Tiris, rondaba las 2 docenas el efectivo de yacimientos prehistóricos y protohistóricos reconocidos bibliográficamente, tratándose en su mayoría de estaciones de arte rupestre. Con la praxis sistemática con que hemos venido conduciéndonos desde 2005 a 2016, la situación patrimonial del Tiris ha experimentado, en verdad, una transformación altamente significativa en relación a la documentación de los testimonios del pasado prehistórico y preislámico. Como apuntábamos en el capítulo anterior, son ya más de 1.000 las fichas arqueológicas redactadas sobre el terreno y más de 6.000 los monumentos líticos identificados. Unos datos que materializados cartográficamente, además de poner en evidencia las áreas más insuficientemente reconocidas o pendientes aún de inspección, focalizan las partes del territorio más intensamente prospectadas y, muy especialmente, ensalzan el potencial y la valía del patrimonio arqueológico del Tiris saharaui (Fig. 10). Por las informaciones aportadas, no hay duda en catalogar al Tiris como un espacio extraordinariamente rico en expresiones del pasado sociocultural. 136MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Una afirmación en la que no debe de buscarse exageración, incongruencia o intención encubierta alguna. Además, el entorno inmediato del Tiris mauritano contribuye, por su parte, a ratificarlo plenamente. En este sentido, basta con recordar la estimación que recientemente hacían R. Vernet, R. Le Floch, J.-F. Pasty e Y. Gauthier sobre la documentación arqueológica de la región de Zouerate (Mauritania), con la que limita inmediatamente nuestro marco de estudio por su sector oriental, y a la que no dudaban en definir como un espacio cuyos datos prehistóricos figuran entre los más ricos del amplísimo desierto del Sahara (Vernet et al. 2016: 21). Evidentemente, este espacio "mauritano" y el nuestro "saharaui" participan y han participado del mismo ambiente, del mismo medio climático, fisiográ-fico, cultural, etc. Solamente, la creación de la frontera colonial franco-hispana, con el inicio del siglo XX, lo diferenció ficticiamente en el marco de dos nuevas entidades políticas del NW de África, Mauritania y el Sahara Occidental, repartiendo un tramo del mismo en cada una de ellas. Hablamos, pues, de una misma entidad en lo geográfico, en las vicisitudes paleo-climáticas, en las fórmulas y expresiones socioeconómicas tradicionales de los grupos humanos, etc. a lo largo del proceso natural e histórico. Por ello, la valoración que se hace del bagaje prehistórico del Tiris "mauritano" debe, razonablemente, extenderse al Tiris "saharaui". En consecuencia, nuestra evaluación patrimonial del espacio que analizamos armoniza y se ajusta coherentemente a la significación de este particular ámbito espacial del occidente sahariano. En estas singulares coordenadas de excelencia en el registro arqueológico, el marcado, contrastado y generalizado vacío de conocimiento que transmite la parte del Tiris y del Sahara Occidental que, al W del "muro", administra el reino de Marruecos –cuyas referencias arqueológicas más representativas provienen esencialmente de las contribuciones científicas efectuadas durante la etapa colonial española y, de foma complementaria, de algunas eventuales intervenciones practicadas en los últimos años en torno al área artística rupestre del célebre y conocido entorno de Smara (Al-Khatib et al. 2008; Searight-Martinet 2011) o en algún que otro sitio meridional más puntual (Rodrigue 2015)–, al que se contrapone la copiosa y fértil realidad patrimoni-al que ilustran nuestras intervenciones arqueológicas y la evidencia carto-gráfica de los descubrimientos, no hace sino impulsar la construcción de otro "muro" o, acaso mejor, la emergencia de un nuevo vector de aquél ya preexistente. En este caso, se trata del asociado a la barrera de la investigación, de la cultura, de la sensibilidad y respeto por la historia intelectual de la Humanidad ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM137 La sombra del "muro marroquí" sobre el Sahara Occidental, pues, no se ciñe sólo a lo que proyecta y significa su alzado terrero, o a las consabidas y penosas implicaciones políticas y sociales sobre la población saharaui, sino que simultáneamente también constituye un impedimento constrictivo en la comprensión integral de los procesos de evolución social del pasado del Occidente del Sahara y, por ende, conforma un rígido obstáculo e impedimento en el control, el cuidado y la salvaguarda de los bienes arqueológicos y de los patrones ideológicos que los fundamentan, como agentes intelectuales activos del Patrimonio cultural de la Humanidad. Ciertamente, se trata de una grave situación y adversa circunstancia patri-monial que debe de ser denunciada con el mayor empeño (Fig. 11). Recordando la sugerencia que en fechas cercanas insinuábamos (Sáenz de Buruaga 2016), quizás no sobre ahora volver a evocarla en cierta manera y, conforme a su espíritu, el remarcar que nuestra labor con el legado cultural saharaui la hemos venido entendiendo, desde el inicio de nuestro Proyecto científico en estas tierras, como un exponente más de una seria preocupación por el Patrimonio cultural de la Humanidad. Uno y otro son sujetos indiso-ciables e interdependientes. Por ello, si creemos en la valía del legado cultural y asumimos –como personas que formamos parte de las Ciencias de las Sociedades y de las Culturas– nuestra responsabilidad en la defensa y salvaguarda de los bienes y expresiones culturales de nuestro pasado intelectual, la implicación de los organismos internacionales en la "cuestión patrimonial" del Sahara Occidental resulta ya apremiante, y no debiera demorarse más. 5. Reflexiones generales sobre la Arqueología de la cooperación y la solidaridad en el Sahara Occidental. Hacia una nueva ética para con el patrimonio cultural y sus agentes activos Es innegable que nuestro conocimiento intelectual del pasado humano descansa, en su gran parte, en aquello que "conocemos" de los diferentes territorios y países de la Tierra. Las oscilaciones y transformaciones de la realidad geopolítica, junto a la tradición histórica en los estudios especiali-zados, han ido conformando un mosaico sumamente complejo y desequi-librado de aportaciones y estímulos a ese conocimiento colectivo y común. Ello, lógicamente, ha orientado, no ya solamente la manera de apercibir y entender los procesos evolutivos de la humanidad, sino el desde dónde verlos y el de la entidad del agente que los observa. Y, en este sentido, la proyección eurocéntrica –es decir, la construcción ideológica y su ejemplificación desde el patrón de entendimiento del occidente europeo– ha constituido, además del 138MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 marco teórico de desarrollo de los procesos socioculturales del pasado, el paradigma intelectual interpretativo para asimilar a ese modelo "otras" circunstancias foráneas a su entidad territorial. Frente a ello, lógico sería suponer que la comprensión de la trayectoria intelectual de la humanidad, muy probablemente, no resultaría la misma si desde aquellos países más desfavorecidos pudieran permitirse el contar ellos mismos con unas infraestructuras y servicios arqueológicos mínimamente solventes que, entre otras cuestiones, posibilitaran multiplicar los descubri-mientos y leer rigurosamente su contenido científico. En este ámbito de deficiencias, pensamos que nuestro programa de investigación en el Tiris saharaui resulta más que ilustrativo como ejemplo demostrativo del supuesto: tal como se desprende de lo señalado líneas atrás en relación a lo que conocíamos antes de 2005 y lo que hoy, una docena de años después, llegamos a saber. Por ello, y centrándonos ya en el caso del Sahara Occidental –y, especial-mente, en torno al contexto de los "territorios liberados" de la RASD en los que se sustenta nuestra experiencia–, se impone una reflexión y debate acerca de la formulación de un marco de relaciones culturales renovado que, de una forma más ecuánime, contemple el protagonismo intelectual de su territorio y valore ponderadamente el papel (y oficio) de sus protagonistas oriundos en la gestión de los bienes patrimoniales. Armonizando de forma interdependiente estos dos vectores capitales, la aportación al conocimiento científico del patrimonio saharaui, desde su justo tratamiento y organización social, pudiera encontrar acaso una vía futura de desarrollo. Un ensayo que, predicciones (mejores o peores) al margen, cuando menos, hubiera que rastrear. Si somos conscientes de las desigualdades sociales existentes entre los países "desarrollados" y los del "tercer mundo", y tenemos una oportunidad para contribuir a modificar –por pequeñas que fueren y por utópico que pudieran resultar– esas diferencias o inercias dominantes en las relaciones jerárquicas internacionales, no debemos desaprovecharla para pensar también en aquellos "otros" desde la Cultura. El problema de la desigualdad es muy viejo y, se quiera o no, no va a alterarse sustancialmente por ello en lo inmediato: pues, de hecho, no hay una voluntad explícita y activa de los países ricos y de sus inherentes mecanismos de poder institucional en pretender que la situación se transforme. En nuestra mano – por limitada que resulte– estará, pues, el contribuir con nuevas aportaciones a habilitar puentes de tránsito más igualitarios entre ellos y nosotros. En esta tesitura, la supeditación política y económica a que se ven sometidos estos estados desfavorecidos debiera intentar ser contrarrestada con una resistencia ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM139 humanitaria comprometida, en aras, progresivamente, a una justa ética de la equidad. En las particulares relaciones de dependencia histórica del patrimonio cultural del Sahara Occidental –ajustadas a las vicisitudes políticas del territorio, y concebidas en formatos ideológicos en los que ha venido primando una proyección jerárquica de sesgo unidireccional– se encuentran las claves para la comprensión de los mecanismos que han propiciado la imagen que diseña la Cultura del pasado saharaui. Su acertada y positiva lectura crítica debiera servir, pues, para superar conductas inapropiadas, subsanar defectos y reorientar el marco relacional. En consecuencia, he aquí, de seguido, una sumaria percepción personal de las mismas, y, como alternativa, una apuesta que pudiera constituirse en germen o semilla de una nueva forma de entender las relaciones culturales, desde la solidaridad, con el Sahara Occidental. O, cuando menos, de propiciar su debate. 5. 1. Crítica al marco tradicional de relaciones con el patrimonio arqueológico y cultural del Sahara Occidental Desde nuestro punto de vista, y en términos generales, dos grandes etapas pueden contemplarse grosso modo en el juego de relaciones históricas con el patrimonio arqueológico y cultural del Sahara Occidental. La actividad bélica en el "conflicto del Sahara" entre 1975 y 1991 marcaría, en el límite, la actitud colonial pretérita y la nueva fase de relaciones que alcanza nuestros días. Brevemente, pudieran determinarse por los siguientes enunciados: a) Primera etapa: de colonialismo integral. Un episodio que se desarrollará en paralelo a la presencia colonial española en el Sahara, y en el que los investigadores de la metrópoli asumirían en exclusivo, y sin una verdadera conciencia para con el patrimonio saharaui, el protagonismo de las investigaciones. Esta fase, que se extendió durante las 3/4 partes del siglo XX, concluiría con la brusca descolonización (inconclusa) española del Sahara Occidental, a finales de 1975, y el estallido, de seguido, del conflicto bélico entre los ins-urgentes de la RASD y Marruecos y, en los primeros años, también con Mauritania. b) Segunda etapa: de solidaridad hacia el marco político saharaui. Una etapa que se iniciaría a mediados de los años 90, con la rúbrica del "alto el fuego" entre las fuerzas saharauis y marroquíes en 1991, y que va a continuar prolongándose durante estas décadas iniciales del siglo XXI. Se trata de un episodio no exento –quiérase o no– de una cierta actitud que, al menos en sus formas de actuar sobre el terreno, acaso pudiera evocar un 140MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 modelo de praxis "neocolonialista cultural solidaria": en tanto que los investigadores –por imperativo, extranjeros– han realizado proyectos de investigación atraídos por unas apetencias intelectuales –en muchas ocasiones, de marcado sesgo académico– personales. Un proceder, en todos lo casos, argumentado –eso sí– desde una activa y comprometida conciencia solidaria hacia el marco político del Sahara Occidental. No insistiremos en pormenores y detalles historiográficos ilustrativos de las dos etapas aludidas, al entender que fácilmente pueden rastrearse en el capítulo que, líneas previas, hemos destinado a esbozar el proceso histórico de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental. 5. 2. Crítica al "academicismo" en las relaciones solidarias culturales Hay, además, una posición "académica" ciertamente extendida, desde investigadores y organismos extranjeros que financian o soportan institucio-nalmente los programas de trabajo de estas dos últimas décadas en el Sahara Occidental, que entienden las relaciones con el patrimonio arqueológico y cultural como un marco "idóneo" para la promoción intelectual de sus propios cuadros, formados en sus correspondientes universidades. Bajo este prisma de "patronazgo e inversión universitaria", se orienta, en alguna parte, la "cooperación" cultural, inculcando su articulación en programas especializados de postgrado (máster y doctorado) de las universi-dades, por lo general, europeas implicadas: el supuesto instrumento "de excelencia" que aseguraría el marco de la investigación "bilateral" del modo más formal y académico. En este particular contexto, la ejecución de tesis doctorales constituiría el fin, si no último, sí científicamente más loable del proceso. Una oferta que, en términos prácticos y en el mejor de los casos, pudiera llegar a satisfacer las aspiraciones de algunos estudiosos (foráneos y, en casos, locales) y de limitados colectivos de investigadores y técnicos. No sustan-cialmente el de los bienes patrimoniales, ni el deseable de su progresiva gestión competente por los agentes sociales autóctonos. Una conducta académica interesadamente menos polarizada, sensiblemente más cercana hacia aquellos "otros" –como bienes y gestores patrimoniales– y, de alguna forma, subordinada a las necesidades y exigencias de la sociedad saharaui, probablemente, pudiera aportar un servicio más eficiente y, por consiguiente, unos beneficios de mayor entidad. 5. 3. Por un modelo organizativo alternativo y renovado en la dinámica de cooperación con el patrimonio del pasado. Hay que partir de la premisa que el patrimonio arqueológico, y en general cultural, saharaui requieren incuestionablemente de la solidaridad inter- ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM141 nacional. Y que, en consecuencia, esta praxis participativa debiera concebirse desde un riguroso prisma reflexivo, en el sentido de una recíproca dirección entre los actores y agentes implicados. a) Un patrimonio frágil de remarcable significación científica. En un buen número de ocasiones, hemos venido denunciando la situación de inseguridad y desprotección que siguen sufriendo las expresiones socioculturales materiales e inmateriales del pasado de esta parte del Sahara. Y es que hay que aceptar que el antiguo patrimonio cultural del Sahara Occidental se encuentra emplazado en una franja de terreno muy frágil y altamente inestable. Varias son las razones de esta preocupante situación. Así, por un lado, debe de citarse –por redundante y consabido que fuere– el particular contexto climático desértico en que se inserta y la incidencia que sobre sus bienes tienen aquí los agentes ambientales y atmosféricos. Por otro lado, no puede ignorarse la incidencia negativa, desde hace unas décadas, de una agresiva globalización sobre algunos campos de la genuina cultura saharaui "bidán" y la consecuente y acelerada liquidación del saber tradicional. Y, finalmente, hay que remarcar el hecho que el Sahara Occidental no es un territorio conocido ni reconocido internacionalmente como entidad geopolí-tica: lo que hace que los testimonios y expresiones plurales del pasado se encuentren, sea de iure o de facto, en una situación de indefinición, indefensión y desamparo (Sáenz de Buruaga 2016). Por ello, siempre hemos entendido que nuestra implicación desde el registro, el cuidado y el tratamiento de los bienes patrimoniales saharauis era la mejor y más oportuna apuesta que, conforme a nuestro particular campo de especialidad, podíamos ofrecer a la sociedad del Sahara Occidental, aunando investigación científica y compromiso solidario desde la Cultura del pasado (Fig. 12). A pesar de nuestro empeño, la realidad y sus circunstancias son lo suficientemente complejas y difíciles aquí –en este especialmente delicado contexto social y en el marco administrativo de los "territorios liberados" en donde se lleva a cabo nuestro programa de investigación y salvaguarda patri-monial–, como para poder dejar sentir ligeras modificaciones en una pretendida –por mucho que se intente y desee– política patrimonial. Solo la abierta disposición y receptividad del Gobierno de la RASD ha posibilitado que, a través de las misiones internacionales que concurren sobre este terreno, se puedan integrar –aunque sea de forma muy puntual– cuadros de arqueó-logos saharauis de formación universitaria. Por cierto, en este aspecto, no se puede dejar de insistir en que esa acertada actitud de las autoridades saharauis ha contribuido decididamente a que la 142MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 parte oriental del Sahara Occidental –asociada a las zonas de la alta Saguia El Hamra y al sector oriental del Oued Ed-Dahab (o Río de Oro)– que ellas controlan, se erija en el ejemplo por excelencia del avance más representativo de la investigación arqueológica en el amplio contexto espacial del Occidente del Sahara en los tiempos presentes. De hecho, el flujo de informaciones del pasado prehistórico que se viene aportando en esta última decena de años – algo verdaderamente excepcional en el marco regional– es tan importante y notorio que, como ha venido reconociendo la autorizada opinión de R. Vernet de forma insistente (Vernet 2013a: 64; 2013b: 32; 2014a: 50ss; 2014b: 23; y, 2014c: 194), ese particular marco cartográfico, de ser un ámbito históricamente desatendido –por una reiterada confluencia de factores desfavorables: como su situación geográfica marginal, su tradicional vacío demográfico, o su inserción en un prolongado conflicto geopolítico que supera ya las cuatro décadas–, ha pasado a convertirse en uno de los mejores espacios de información arqueológica sahariana: llegando a configurar, como él mismo ha explicitado, "une province préhistorique majeure du Sahara" (Vernet 2014c: 185s). Como en su momento hemos remarcado, nos encontramos con un espacio verdaderamente admirable por su potencialidad en testimonios y expresiones del pasado prehistórico. Un patrimonio arqueológico, en suma, que requiere de urgentes respuestas desde la lógica de la razón, la sensibilidad intelectual y el compromiso social (Fig. 13). b) Una oportuna transformación del marco de relaciones con los agentes y actores patrimoniales. Retomando la idea esbozada líneas atrás, hay que incidir en que la infraestructura de los colectivos de investigación extranjeros implicados en el estudio del pasado cultural del Sahara Occidental es, a día de hoy, la única posibilidad de que puede disponer el colectivo de estudiosos oriundos del pasado saharaui y de sus bienes patrimoniales, no ya para reencontrase con una parte de su formación académica, sino –y lo que es más lamentable– para poder conocer in situ los testimonios de la Antigüedad de su territorio. Dentro de esta adversa coyuntura, por una parte, los impedimentos sociales son de tal magnitud que imposibilitan, a todas luces, cualquier atisbo de gestión autónoma eficiente del patrimonio arqueológico. Condenándolo inexorablemente a un severo inmovilismo estructural, o dicho de otra forma, a un callejón sin salida por inacción. Y, por otro lado, los marcos interna-cionales de relaciones culturales, previamente ensayados (y a los que hemos hecho mención en párrafos iniciales de este apartado), siguen siendo asimismo insuficientes para satisfacer las demandas que exigen unas prácticas ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM143 normalizadas con los bienes patrimoniales y sus mecanismos de gestión. No queda otra, pues, que integrar lo hecho hasta ahora y pensar en una fórmula más operativa y comprometida en la investigación y gestión patri-monial. Lo que conlleva, a su vez, un esfuerzo, por subsanar errores y deficiencias pretéritas. La inflexión en la dinámica proyectada deviene, pues, en necesidad. Una orientación renovada que conlleve inexcusablemente una nueva concepción de las relaciones solidarias con el Sahara Occidental desde la Cultura y, más concretamente desde el campo intelectual, científico, patrimonial y social de la Arqueología. En efecto, ante esta panorámica del pasado y presente de los agentes y actores implicados en el antiguo patrimonio cultural saharaui, resulta ineludible el intentar superar aquellos "espacios de relación cultural" que la coyuntura histórica ha venido ofertando, mediante propuestas alternativas y novedosas, entendidas desde un prisma más efectivo y sensible en los valores de cooperación y de solidaridad con el "otro". El nuevo planteamiento –e inherente espíritu asociado– que postulamos debe de sustentarse en el compromiso y la motivación de las personas –en el que impere la solidaridad y el enriquecimiento mutuo y compartido– y en una apuesta indisociablemente científica y social de las actuaciones. Lo que conllevaría aunar la proximidad con la sociedad y con las aspiraciones perso-nales, eso sí, enmarcadas en unas relaciones de equipo, de planteamientos debatidos colectivamente, etc. entre estudiosos foráneos y nativos. Las ideas de coparticipación y de compartir debieran pivotar las nuevas actividades, sin que ello interfiriera o supusiera una barrera con la libertad de acción de las personas, con el desarrollo de su creatividad y de mejora de sus capacidades intelectuales, y con la canalización de sus anhelos y aspiraciones académicas. En breves palabras, se trataría, pues, de conjugar el bien común con el interés personal y, junto a ello, el compaginar ilusión y esfuerzo de cara a intentar obtener, progresivamente, unos resultados social y científicamente estimulantes. Bajo esta perspectiva, habría que formular una idea asimismo clave: el potenciar la gestión patrimonial por personal del propio territorio. Lo que forzosamente conllevaría apostar por una orientación concreta en la concepción y desarrollo de los programas de relaciones culturales: incentivando una formación personal especializada en el proceso de adaptación intelectual por parte de los agentes patrimoniales oriundos (Fig. 14). La asunción de este planteamiento debiera conllevar una nueva percepción de la cooperación cultural y arqueológica, entendiendo las relaciones 144MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 "académicas", no ya sólo de forma plurilateral, sino impulsando un nuevo espíritu de apreciación hacia el patrimonio desde el propio potencial (humano) en que se ubica. Todos podemos y tenemos que salir agradablemente reconfortados de esta apuesta: dando al patrimonio rigurosamente lo que requiere y creciendo intelectualmente en nuestros particulares deseos. Por consiguiente, la organización y praxis de los programas culturales sobre el patrimonio y los bienes arqueológicos, debieran contemplar, de forma sustantiva, estos tres aspectos relevantes: la formación de los cuadros especializados en el patrimonio, la práctica de estudios comunes compartidos, y el desarrollo de las aspiraciones personales. En síntesis, es menester insistir en unas relaciones plenas multidireccionales entre estudiosos y comprometidos en la tarea, nativos y foráneos. Un intercambio en el que, además, los unos apreciarán el sentido de su patrimonio cultural del pasado –descubriendo más razones para valorar íntegramente su territorio conforme a otro punto de vista. Y, los otros experimentarán y tendrán la oportunidad de profundizar en una serie de valores humanitarios (de solidaridad, de compartimiento, de generosidad, de ayuda al prójimo, de trabajo en común y por un objetivo común, etc.) de los que el acelerado ritmo de desarrollo tecnológico en nuestras ordinarias prácticas sociales nos viene gradualmente alejando. En nuestra ilusión, trabajar en y por la cultura del pasado no consiste únicamente en desarrollar y aplicar, metódica y exhaustivamente, los recursos científicos, instrumentales e intelectuales, más rigurosos y adecuados para posibilitar y proceder a una lectura y entendimiento racionales de los hechos, situaciones y circunstancias pretéritas. Convergentemente con ello, pensamos que, de igual manera, el trayecto debe de conllevar un estímulo por impulsar una conciencia (didáctica) social desde sus enseñanzas: máxime, cuando las sociedades no son sino pasado, en tanto en cuanto resultan una consecuencia directa de ello. Tener consciencia, al cabo, del pasado en el presente, o, si se prefiere, del presente en el pasado. Y, junto a lo precedente, en el caso que aquí abordamos de países social y territorialmente desfavorecidos, como el Sahara Occidental, entendemos que la conciencia científica no puede quedarse al margen de esa realidad: debiendo impregnarse de la virtud humanitaria. Todos ellos, unos propósitos –seguimos confiando–, ciertamente, posibles y deseables para una mejor y justa gestión del patrimonio arqueológico. 6. Una recapitulación final El proceso de la investigación arqueológica en el Sahara Occidental, desde ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM145 el inicio del siglo XX, viene condicionado por 2 factores trascendentales en la historia contemporánea de este antiguo territorio del Occidente del Sahara pendiente aún de descolonización, conforme al dictamen de las Naciones Unidas. Por una parte, su gestión poco esmerada (y distante) en la época colonial española –hasta finales de 1975–, no ya sólo en el interés patrimonial del territorio, o en el proceso coherente de comprensión científica del pasado, sino en la elemental comunicación y proyección social de las enseñanzas recabadas. De hecho, personalmente, no conocemos obra alguna de síntesis, planteada desde la didáctica de la enseñanza, sobre la Prehistoria del Sahara Occidental. Por otra parte, su supeditación al "conflicto del Sahara" –desde 1975 a nuestros días–, con una fase de abierto enfrentamiento armado (hasta 1991) y otra de fractura y segmentación de la unidad geográfica, administrativa y política del territorio entre los dos contendientes políticos, el Reino de Marruecos y la República Saharaui, que alcanza nuestro presente. Un hecho éste que ha estimulado el compromiso de un buen número de equipos científicos internacionales en las dos últimas décadas y, de hecho, ha orientado el perfil de los programas de investigación desde la solidaridad humanitaria con el Pueblo Saharaui. En consecuencia, los avances científicos logrados en la franja geográfica que controlan las autoridades de la RASD ponen en evidencia la nefasta incidencia cultural y patrimonial del "muro político y militar" que divide interiormente el territorio, uno de los contextos más ricos en expresiones prehistóricas del vastísimo desierto del Sahara. Asumiendo el real que ha venido y viene mediatizando el estado del conocimiento arqueológico, y como investigadores comprometidos con el registro, el análisis y la salvaguarda científicos de los bienes arqueológicos saharauis, como parte indisoluble del Patrimonio cultural de la Humanidad, hemos de intentar superar, en la medida de lo posible, los obstáculos vigentes, y plantear unas actuaciones sobre el terreno que, junto al avance intelectual en el conocimiento científico y social del pasado, impulsen, de manera progresiva, una serie de aportaciones relevantes a la sociedad saharaui: y, no ya sólo subordinadas a una mejora sustancial del conocimiento racional del pasado, sino desde la implicación y gestión autóctonas de los gestos patrimoniales que lo denuncian. Esta exigencia, que apercibimos desde el marco de los "territorios liberados" del Sahara Occidental en los que venimos trabajando ininterrumpidamente desde 2005, conlleva forzosamente una profunda y serena reflexión sobre la propia concepción del marco de relaciones culturales más adecuado, que, en 146MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 buena lógica, debiera contemplarse desde los valores de la cooperación y la solidaridad internacional con el tratamiento, el estudio y la gestión de los bienes arqueológicos. De ello, una conciencia ética compartida pluridirec-cionalmente y multidimensionalmente, y orientada sensiblemente hacia aquellos "otros", debiera de emerger como revulsivo de transformación en la percepción, el análisis y la proyección intelectual del extraordinario patrimonio arqueológico saharaui. Agradecimientos Agradecemos vivamente a las instituciones del País Vasco que sostienen este proyecto en el Sahara Occidental: al Departamento de Cultura y Política Lingüística del Gobierno Vasco, y a la Universidad del País Vasco (UPV-EHU). Y, de igual manera, a las autoridades de la República Árabe Saharaui Democrática, y al Frente Polisario, por su implicación y permanente soporte. Bibliografía: Al-Khatib, Afraa; Rodrigue, Alain; Ouachi, Mostafa (2008): Gravures rupestres de la province d'Es-Semara. Ed. Marsam, Rabat, 253 pp. Almagro Basch, Martín (1944): El arte prehistórico del Sahara español. Ampurias 6 (Museu d Arqueologia de Catalunya), Barcelona 1944, 273-284. Almagro Basch, Martín (1946): Prehistoria del Norte de África y del Sahara español. Instituto de Estudios Africanos, CSIC, Madrid, 302 pp. Almagro Basch, Martín (1971a): Las representaciones de carros en el arte rupestre del Sahara español. Trabajos de Prehistoria 28 (CSIC), Madrid 1971, 183-210. 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Vernet, Robert (2014b): Regards sur une région préhistorique méconnue des confins du nord-ouest saharien. Ikosim 3 (Association Algérienne pour la Sauvegarde et la Promotion du Patrimoine Archéologique), Algers 2014, 21-54. Vernet, Robert (2014c): Les marges préhistoriques du nord-est de la Mauritanie: le Tiris et le Zemmour. Cahiers de l'AARS 17, 2014, 185-223. Vernet, Robert; Le Floch, Raymond; Pasty, Jean-François; Gauthier, Yves (2016): Une región archéologique sinistrée: préhistoire de la región de Zouerate (Mauritanie). Ikosim 5 (Association Algérienne pour la Sauvegarde et la Promotion du Patrimoine Archéologique), Algers 2016, 21-56. Leyendas de figuras: Fig. 1. Cartografía del Sahara Occidental a mediados del siglo XX: con las distintas unidades geológicas y estructuras tectónicas más relevantes en las diferentes regiones del país (de Hernández-Pacheco et al. 1949: 624). 150MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 2. Actual diseño fragmentado del Sahara Occidental, tras el "alto el fuego" de 1991. Con línea continua gruesa, el trazado del "muro político y militar" construido por las fuerzas marroquíes en los años 80. Al W del mismo (en color más oscuro), el amplio espacio bajo la administración del reino de Marruecos. Al E, la franja de los "territorios liberados" que gestionan las autoridades de la RASD: al N (en color blanco), parte de la región del Zemmur; y, al S (en color más claro), parte de la región del Tiris, en la que se llevan a cabo nuestras investigaciones arqueológicas (Fuente: Minurso. Map. No. 3691. Rev. 58. United Nations, February 2009 (modificado). Fig. 3. El atractivo de las expresiones artísticas rupestres, como estos grabados de la estación al aire libre de Sluguilla Lawaj (Bir Lehlu, Zemmur), ha convertido su estudio en sujeto preferente de atención por la investigación arqueológica del siglo XX en las tierras del Sahara Occidental. Fig. 4. Los monumentos líticos invaden las planicies saharianas con muy distintos formatos. En la foto, estructuras tumulares con frente esteliforme en la planicie meridional de la sebja de Oum Duayat (Agüenit, Tiris). Fig. 5. Panel pictórico con series de manos en positivo y diversos zoomorfos, en tintas rojizas, de uno de los abrigos del área de Rekeiz Lemgasem (Tifariti, Zemmur). Fig. 6. La habitual exposición superficial de las inhumaciones (en fosa) que se advierten en varios conjuntos sepulcrales del S del Tiris, como este de Azefal 18-Smeila 1 (Duguech), acelera sensiblemente el proceso de degradación y fractura de los restos óseos, e incide negativamente sobre las posibilidades de éxito de los análisis C14 a partir del contenido en colágeno. Fig. 7. Jirafas, antílopes y otros diseños pictóricos en rojo sobre el techo del abrigo de Lejuad Va (Duguech, Tiris) (Imagen contrastada con el programa Image J/DStretch). Fig. 8. Toma de muestras para analíticas OSL, en el otoño de 2016, en un antiguo depósito dunar (del final del Pleistoceno) en el área oriental de Adakmar (Zug, Duguech). Fig. 9. La estructura pareada "megatumular" de Azefal-9/1 (Duguech, Tiris) constituirá un objetivo prioritario de evaluación arqueológica, a través de su oportuna excavación, a partir de 2017. Fig. 10. Mapa del área investigada por nosotros en el Tiris saharaui, con la distribución de yacimientos arqueológicos y contextos medioambientales y paleoclimáticos registrados en las campañas de prospección efectuadas entre 2005 y 2016. Fig. 11. Selección in situ de bifaces y otras industrias líticas achelenses del remarcable conjunto industrial documentado en la base occidental de la montaña de Tagsumalt (Mijek, Tiris). Fig. 12. El gigantesco monumento en creciente de Planicie Eij N-1 (Duguech, Tiris), con sus cerca de 835 m de trazado perimétrico, configura una de las estructuras líticas "ho-rizontales" más grandes de todo el Occidente del Sahara. Fig. 13. Ejemplo ilustrativo de "bazina" cuadrangular y "monumento de alineamiento" (MAA) anejo, emplazados en la base meridional de la montaña de Galabt Jeral-la–Galb 3 (Duguech, Tiris). Fig. 14. Un nuevo marco de relaciones culturales con el Sahara Occidental, sustentado en la cooperación internacional y en una actitud de compartimiento entre estudiosos e interesados autóctonos y foráneos, pudiera generar, progresivamente, un movimiento transformador en la gestión, análisis y proyección, científica y social, del excepcional patrimonio arqueológico saharaui. En la foto, toma de muestras superficiales en el "taller" de sílex de Sebja Sâasâaiat-Smeila E-4 (Mijek, Tiris), en Febrero de 2014. ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM151 Fig. 1 152MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 2 ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM153 Fig. 3 Fig. 4 154MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 5 Fig. 6 ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM155 Fig. 8 Fig. 7 156MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 10 Fig. 9 ALMOGAREN 48-49/2017-2018MM157 Fig. 12 Fig. 11 158MMALMOGAREN 48-49/2017-2018 Fig. 14 Fig. 13 |
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