Almogaren XXXVI / 2005
1
Wien 2005
Luis Alberto Anaya Hernandez
Las dificultades de la integracion.
247 - 258
EI proceso inquisitorial contra el morisco Gonzalo Baez.
Key words: Canary Islands, raids, moors, integration, inquisition
Zusammenfassung:
Der Inquisitionsprozess gegen den Morisken Gonzalo Baez lässt uns die
Schwierigkeiten der Integration in die christliche Kultur der Mitglieder dieser
bedeutenden Minderheit auf den Kanaren verstehen. Darüberhinaus erlaubt
uns das Schrifttum, andere wichtige Aspekte seines Lebens, sowohl auf
materiellem, als auch auf geistigem Gebiet, kennen zu lernen.
Abstract:
By studying the inquisition trial of the Moor, Gonzalo Baez, we can fully
understand the difficulties encountered by this significant minority ethnic
group in their integration into the Christian culture in the Canary Islands.
The documented trial affords us a better understanding of other important
aspects of life at the time, both material and spiritual
Resumen:
A traves del proceso inquisitorial contra el morisco Gonzalo Baez podemos
entender las dificultades para la integraci6n en la cultura cristiana de los
miembros de esta importante minoria en Canarias. La documentaci6n nos
permite conocer ademas otros importantes aspectos de su vida, tanto materiales
como espirituales.
Introduccion
Desde mediados del siglo XV hasta la ultima decada del XVI, los canarios
saquearan la vecina costa africana desde el sur de Marruecos hasta el Africa
negra buscando el botin material y sobre todo humano que estas tierras contenian.
Hasta la conquista de las tres islas de realengo las expediciones partirian
desde Lanzarote y Fuerteventura, auspiciadas por sus Seiiores aunque
tambien intervendrian particulares. El principal acicate para las mismas lo
constituia el apresamiento de los moros por dos motivos: incrementar los habitantes
de unas islas con escasos atractivos poblacionales por motivos politicos
y econ6micos, y obtener beneficios con la venta de estos esclavos en los
mercados peninsulares1 • El primero de ellos estaba ademas relacionado con
la necesidad de seguir realizando estas cabalgadas, pues para ello eran imprescindibles
los adalides, guias y espias de los expedicionarios que los conducian
a los aduares indigenas. Tambien, porque una vez llevados los cautivos
a las islas, los mas acaudalados eran intercambiados a sus parientes por
esclavos negros, ganado, oro y ambar, en otras expediciones denominadas
rescates, tras haber negociado previamente el mismo a traves de un Jengua o
interprete y que tambien tenian una finalidad comercial, intercambiando cereal,
tejidos y otros productos por esclavos y ambar de nuevo. Y esto, a pesar
de las prohibiciones legales de comercio con los musulmanes que databan al
menos de Las Partidas y que solian soslayarse por las autoridades, pues como
explica Jer6nimo de Vigil, gobernador de Gran Canaria en 1553: ... y azin los
gobernadores que han sido han disimulado aunque han sabido que han Jlevado
algzin dinero y no hazen cata de los navfos que como no sean armas ni yerro
con todo lo demas se a disimulado atentos las grandes necesidades que ay en
estas islas2 ...
Durante estos afios y hasta avanzado el siglo XVI, etapa en la que se expande
el cultivo cerealistico destinado a la exportaci6n, estas <los islas vivirian de
la ganaderia y de los asaltos a Berberia. En 1533, Juan Perdomo en nombre de
los Sefiores de Lanzarote y Fuerteventura, presenta al inquisidor D. Luis de
Padilla un memorial exponiendo que las medidas que este habia dictado tendente
a controlar la presencia de adalides en las cabalgadas eran lesivas para
las <los islas, porque: son islas esteriles de frutos y los que en ellas biven no
son gentes de trabajo, antes son escuderos y gentes de guerra ... e an bivido de
Ja guerra asf en Ja conquista de las otras islas como despues en entrar a hazer
guerra a los moros3 .
La conquista de Gran Canaria, La Palma y Tenerife entre 1478 y 1496
incrementara la demanda esclavista, puesto que se expande el cultivo y la
elaboraci6n del azucar en las mismas y en La Gomera, con lo que surge la
demanda de mano de obra para esta tarea. Los esclavos conseguidos a traves
de las cabalgadas y rescates resultaran mas baratos que los comprados a los
negreros portugueses, puesto que la costa africana estaba cercana y el pago
del navio que se alquilaba para las mismas y el de los marineros y participantes
se hacia generalmente con el botin obtenido, en caso de exito, claro. Ademas,
la corona termino eximiendo del pago del quinto real, el impuesto sobre
estas expediciones, y los Sefiores de las islas orientales perdonaron el quinto
sefiorial a las mercancias y abastecimientos que se llevaban, aunque no al
botin que se ganara. Cuando en 1603 el regidor Francisco de Mesa solicita a
Felipe III la reanudaci6n de las cabalgadas que habian sido vetadas, lo justifica
en que trafan abundancia de esclavos y a moderados precios, en cambio
248
desde que se prohibieron son de Guinea y mui caros4. Ademas, una parte de la
esqasa poblaci6n de las islas de sefiorio emigrara a las de realengo tras su
conquista, huyendo de la opresi6n sefiorial y de las dificultades climaticas,
atraidos ademas por el reparto de tierras y la exenci6n fiscal. Por si fuera
poco, a partir de 1569 comienzan los ataques berberiscos contra las mismas lo
que agudiza el exodo de majoreros y conejeros al realengo y a Indias. Todas
estas causas justificaran la necesidad de repoblar Lanzarote y Fuerteventura
con los cautivos africanos.
No todos los llegados a las islas lo hacian forzadamente. Aunque en menor
numero que estos, una parte vendran de forma voluntaria. La condici6n inexcusable
para ser aceptados era convertirse al cristianismo, es decir pasar de
moros a moriscos. Eran mas apreciados como adalides, pues se pensaba con
raz6n, que dado que habian venido libremente no desertarian una vez en
Berberia. Aunque suelen alegar que su venida estaba inspirada en el deseo de
convertirse, los motivos eran mas prosaicos, como el huir de un entorno desfavorable
o de cualquier circunstancia adversa en su lugar de origen. Ademas,
las posibilidades de ser capturado en las razias canarias no eran escasas, por
lo que mas valia venir voluntariamente y permanecer libre que no ser apresado
y esclavizado.
La cuantificaci6n de los moriscos que afluyeron a Canarias es imposible de
determinar por Ja desaparici6n de gran parte de la documentaci6n: Ja de las
cuatro islas de sefiorio en las invasiones berberiscas de 1593 (Fuerteventura) y
de 1618 (Lanzarote y La Gomera), mientras Ja herrefia ardi6 con su Cabildo.
La del realengo tambien ha sufrido importantes perdidas, que afectan especialmente
a los protocolos notariales, documentos basicos para esta tematica.
Quedan los censos, de los que conocemos el que se hizo en Gran Canaria en
1525 de los cristianos nuevos de judios, aborigenes y moriscos. Estos ultimos
son 123 sobre una poblaci6n de mas de 4.000 habitantes, pero por diversas
causas el c6mputo esta incompleto y su numero es mayor5 • En 1567 hay otro
desgraciadamente perdido, mientras que conservamos gran parte del que Ja
Corona orden6 realizar a la Inquisici6n en 1595, preparatorio, sin duda, de la
expulsi6n de 1609 6 • En las instrucciones que da el Santo Oficio a los curas
que serian los encargados de confeccionarlo, se les advierte que no incluyan
aquellos que tuviesen Raza o Razas de morisco, sino tan solamente a los que
realmente Jo son y son tenidos por tales, es decir a los que mantuvieran sus
sefias de identidad, como la lengua, por haber llegado de Berberia o como
mucho a sus descendientes directos. Si tenemos en cuenta que las cabalgadas
se prohibieron en 1572 y que aunque posteriormente se autorizaran de forma
limitada, cesan en la ultima decada del XVI , es obvio que el numero de los
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que llegan en estos afios es menor que en las etapas anteriores. Prueba de que
el Santo Oficio oblig6 a cumplir este requisito, es que las cifra de 99 moriscos
que enumera el cura del Sauzal, Acentejo, La Matanza y Tacoronte, es rechazada
porque se trataba de los descendientes de dos moriscas muertas hacia
afios. Es decir no se trababa de una averiguaci6n de limpieza de sangre, sino
de conocer la cifra de los que no estaban integrados. Ademas, como en todo
c6mputo con fines posiblemente represivos, se produce un elevado nivel de
ocultaci6n como se constata en Lanzarote a traves del encargado de realizarlo,
el beneficiado, que explica que los errores del c6mputo son atribuibles a su
escaso conocimiento de la isla donde solo lleva cuatro meses y a que no puedo
har;er Ja Inquisici6n ner;esaria conor;iendo el animo de muchas personas de
ella, pues aun a mi compaiiero no me atrevi a dar parte. Basandonos en este y
otros documentos estimamos que en Lanzarote su numero ascenderia a unos
1.000, la mitad de su poblaci6n, mientras que en Fuerteventura suponen un
14%. De las restantes islas destacan poblaciones como Telde o Agaete donde
ascienden a un 5% y a un 15,5% de su poblaci6n, en La Palma destaca Los
Llanos con 9%, y en Tenerife Adeje con un 7,2%; en La Gomera suponen un
2,3%, y en todo el archipielago un 3,6%. Ahora bien, recordemos que estamos
hablando de moriscos que sean habidos y tenidos por tales, con lo cual no se
incluye a los ya integrados.
EI proceso de integracion
En principio, la asimilaci6n de esta minoria parece menos problematica
que la de los moriscos hispanos. No hay que olvidar que estos provenian de
una cultura que no tenia nada que envidiar a la cristiana, mientras que los
canarios eran en su mayoria pastores n6madas, islamizados en una fecha tardia,
y sin una organizaci6n politica unitaria. De hecho, algunas reales cedulas
demuestran que se reconocen diferencias entre ambos colectivos. En 1562
Felipe II les concede el derecho a poseer esclavos negros, medida que a los
peninsulares se les habia prohibido en las Cortes de Toledo de 15607 ; ademas
serian exceptuados de la expulsi6n y poco despues se ordenaria denominarseles
naturales en vez de moriscos, reconociendoles la plena integraci6n.
No obstante, a pesar de estos hechos, su asimilaci6n no fue sencilla, pues
ademas de las 16gicas diferencias los continuos contactos con Berberia hasta
finales del siglo XVI dificultaron este proceso. Este ultimo aspecto motivaba
que siempre hubiera una parte de esta minoria, generalmente los cautivos mas
recientes, que conservaba su cultura aut6ctona, mientras que otros la habian
perdido. Asi se reconocia en las medidas que se adoptaban a este respecto,
como cuando el obispo Virues que mientras ordenaba a los moriscos del Jable
250
en Lanzarote instalarse en Teguise, abandonando la zona donde vivian como
en Berberia en tiendas, hablando su lengua y manteniendo sus modos de vida
ancestrales, no adoptaba medidas contra los restantes. Si bien es cierto que en
las invasiones de Lanzarote algunos moriscos, sobre todo esclavos, apoyaron
a los berberiscos, tambien lo es que en Fuerteventura formaban parte de sus
milicias y lucharon contra las tropas de XabanArraez cuando ocup6 la isla en
1593. Mientras el proceso de mestizaje era minimo en la Peninsula, como lo
demuestra que entre los 14.428 de Extremadura unicamente existieran cuatro
matrimonios mixtos o en Castilla La Vieja 89 entre 8.336, en Lanzarote a comienzos
del XVII veinte o mas de sus 150 vecinos moriscos estaban casados
con cristianos/as viejos. Es cierto, que los 217 islamizantes procesados por la
Inquisici6n en el siglo XVI, suponen un 14,7% del total de los encausados,
pero tambien lo es que en la centuria siguiente apenas comparecen ante este
tribunal. Ademas, a diferencia de lo que sucedia en la Peninsula ni uno solo
seria relajado en persona, lo que indica que las acusaciones no eran excesivamente
graves y que se juzgaba que el problema no estaba extendido8 .
Aunque con una religi6n comun, constituian un colectivo heterogeneo, con
etnias (bereberes y alarabes) y grupos tribales diversos. Incluso diferian en su
aspecto fisico, entre los de origen arabe, los maquil, y los bereberes, aunque
entre estos, la mezcla con los anteriores y con negros tambien habia originado
tipos fisicos distintos. La primera expedici6n de esclavos zenatas o imanzigues
que llega a Portugal en 1444, estaba compuesta segun Zurara por: algunos
bastante blancos, bastante rubios y bien formados, otros menos blancos como
mulatos y otros tan negros como etiopes9 • Tambien en los documentos canarios
se aprecian estas diferencias: en un c6mputo que hemos realizado de
ventas de esclavos en los que se sefiala el color en los protocolos notariales de
<los escribanos, quince son descritos como blancos y cuatro son Joros
(amulatado)10 • Ademas, mientras que algunos se habian trasladado a Canarias
voluntariamente, otros lo hicieron como cautivos. Pero incluso entre estos una
buena parte terminaria ahorrandose y aclimatandose a su nueva vida, aunque
como es l6gico siempre los hubo irreductibles que intentaban huir para retornar
a su patria. No fue sin duda un proceso sencillo, como lo demuestra que en
1632 todavia el Cabildo de Fuerteventura ordenara que los "berberiscos" vivieran
entre cristianos viejos para evitar sus hurtos11 , pero al menos se realiz6
con exito y se evit6 una expulsi6n traumatica como la de los peninsulares. Por
supuesto, que esta integraci6n se vio auspiciada por medidas coactivas
institucionales, desde las prohibiciones de vivir aislados hasta la de hablar
algarabia, pasando por la acci6n punitiva de la justicia eclesiastica y sobre
todo de la inquisitorial.
251
EI proceso inquisitorial contra Gonzalo Baez
El Tribunal del Santo Oficio de Canarias, creado en 1505, no desarroll6 una
infraestructura en las restantes islas o en los pueblos importantes hasta el ultimo
tercio del XVI. De ahi que su actuaci6n se realizara durante las preceptivas
visitas de los inquisidores o mediante las denuncias que se realizaban en
su sede de Las Palmas. Es lo que sucede el 4 de enero de 1531, cuando el
vecino de Galdar Francisco de Ocafia comparece ante el inquisidor D. Luis de
Padilla para testificar contra el morisco Gonzalo Baez, que habitaba tambien
en esta localidad. Le acusa, porque explicandole el Dia de Los Inocentes el
origen de esta conmemoraci6n, al indicarle que Herodes era judio, Baez le
replic6 sefialandose tres dedos de la mano, que: judfos, cristianos y moros
eran tres caballos que corrfan a Ja par, no se donde paranin. Unos meses despues,
sera objeto de nuevas denuncias, porque habiendo apelado ante el Cabildo
por unas penas de] campo que le impuso el teniente de gobernador, dos
regidores del mismo le absolvieron. Un tercer municipe, Domingo Perez, consol6
al Teniente argumentandole: mire quienes son los jueres y quien el litigante,
que por Ja lei de Mahoma Je an de sentenciar, queriendo decir que los
dos regidores, Juan de Civerio y Escobedo eran afectos a los moriscos. Enterado
Baez del comentario, sefiaI6 a su vez, segun su delator: que Ja Jei de
Mahoma era Ja verdadera y que no fueron los moros los que mataron a Christo,
aludiendo a un supuesto origenjudeoconverso de Perez. Las acusaciones unidas
a su condici6n de morisco, motivarian que el fiscal le inculpara el 9 de
septiembre de 1532 y que Padilla ordenara su encarcelamiento y secuestro de
bienes.
A traves del preceptivo discurso de su vida y de las declaraciones favorables
y hostiles de los testigos podemos reconstruir parcialmente sus principales
circunstancias vitales. De origen alarabe, es decir de la tribu n6mada maquil
proveniente de Arabia e instalados en el Sahara en el siglo XIII, pertenecia al
bando de Audalamar, contaba con 42 arios de edad en el momento de su detenci6n
y provenia de una familia principal. Habia llegado a Tenerife a comienzos
del XVI como rehen por la fortaleza que Alonso Fernandez de Lugo construia
en Berberia13 . Retornado a su patria, decidi6 en torno a 1519 vivir en
Canarias, tras pactar su instalaci6n y convertirse al cristianismo como era
preceptivo en la plaza portuguesa del Cabo de Aguer. Ignoramos los motivos
de su decisi6n, pues no era pobre ya que embarca con camellos y hacienda y
pertenecia a una estirpe noble. Quizas le atrajeron las mejores condiciones de
vida en las islas, prefiri6 venir voluntariamente a ser capturado en una de las
frecuentes cabalgadas o huy6 por cualquier otra circunstancia que desconocemos.
Le acompafiaban en su traslado su madre, una hija, dos hermanos y un
252
sobrino; uno de los testigos afirmo que habia asesinado a su mujer para que no
lo ijelatara, porque se nego a acompafiarle. Eligio Galdar como lugar de residencia,
adquiriendo tierras y trabajando tambien como almocrebe con sus
camellos. Algunos testigos explican que tenia un mediano pasar, aunque otros
datos parecen indicar que poseia un status economico superior al sefialado,
pues ademas de lo indicado poseia esclavos. En efecto, en 1529 vende a la
morisca Maria Gonzalez un berberisco de 20 afios por 35.000 maravedies,
mientras que en 1536 compra a Alvaro de Herrera otro morisco blanco de 18
afios de edad por 20.00014 • Complemento sus ingresos con su intervencion
como adalid al menos en tres cabalgadas, en una de las cuales se obtuvieron
pingües beneficios, ya que se apresaron 112 cautivos y 47 caballos. Uno de los
capitanes, Arriete de Betancor, le adjudico gran parte del exito y explico que
gozaba de su total confianza, pues mientras a los demas moriscos cuando iban
a espiar les ponian acompafiantes que los vigilaran, a Baez le dejaban internarse
solo en el desierto. La presencia de los adalides era imprescindible tal
como escribe el inquisidor Padilla a la Suprema en 1532: ... son principales en
Jas armadas porq. como sahen Ja trra. y cognos9en Ja gente ellos son los
adalides y gufas para q. se aga Ja presa15 ••• De ahi que, los salarios y otras
formas de ingresos sean elevados, pues su labor era peligrosa. En 1560, Alvaro
Ortiz de Zambrano se compromete a pagar a otros <los adalides con su parte,
que consistia en 18 doblas, de cada 25 presas una, mas otros beneficios16 • Si
Baez hubiera tenido un contrato similar en la expedicion que describimos17 ,
Je hubieran correspondido cuatro esclavos y medio, mas <los caballos, lo que
unido al salario a percibir y los ingresos que podia obtener de esclavos u otras
mercancias que llevara para canjear, constituiria una cantidad bastante apreciable,
aunque tuviera que compartirla. De hecho, los ingresos de un adalid
eran comparables a los del capitan de Ja expedicion y a veces al de! armador18 •
Pero el trabajo tenia una vertiente muy desagradable, pues con frecuencia tenian
que guiar a los expedicionarios hasta su propia tribu para saquearla. Por
eso en los contratos que suscriben algunos ponen como condicion a su participacion
el que: ... si se hiziere presa en padre, madre o hermano de qualquiera
de nosotros los dichos adalides, sean libres e horros19 ••• Aunque tambien sucedia
que optaran por quedarse con los suyos tras advertirle del peligro que
corrian, como hace Juan de Tirma quien conto a un testigo en Berberia que
habia advertido a los imazigues del ataque de los canarios, porque: no cautivasen
a sus hermanos e parientes-0 •
Personalmente nos es descrito como hombre inteligente, que conocia las
oraciones a la perfeccion, lo que no sucedia en muchos casos con los cristianos
viejos. El morisco lanzarotefio Anton Cerezo afirmo que los demas
253
moriscos querian ser como Baez: que sabe hablar castellano y reza como un
christiano. Uno de sus acusadores le define como un hombre mui vivo, aunque
pleit6n, mientras el regidor Alonso de Herrera le tacha de Jobo del campo y
que tiene pleitos sobre Jas penas y Jas multas. Otra de las denuncias tiene su
origen en una declaraci6n que el mismo hace, posiblemente ante el temor de
que se le anticiparan con peor intenci6n. Explic6 al inquisidor que en una
conversaci6n en la iglesia de Galdar con muchas personas, se plante6 que el
dia en las islas era mas corto que en otros lugares, lo que dio lugar a diversas
opiniones, como la de Francisco de Ocafia, quien manifest6 que el cielo no
andaba que era el sol el que se movia, o la suya, que atribuia a un predicador
que le refiri6 que el mundo era como un huevo y que existian tres cielos.
El 4 de febrero de 1532 se formulan las acusaciones fiscales, en las que
destacan su supuesta afirmaci6n respecto a la bondad de la ley de Mahoma y
la de la comparaci6n de las tres religiones con caballos que corrian hacia una
misma meta. El sistema inquisitorial imponia el anonimato de los testigos, lo
que provocaba que el reo pudiera confundirse respecto al momento y a las
personas ante quien formul6 la supuesta herejia. Es lo que le sucede a Gonzalo
Baez, quien se defiende de la primera denuncia pensando que la alabanza a
la religi6n musulmana la expres6 con motivo de una discusi6n por dinero,
debido a que su deudor le espet6 que se habia de determinar por Ja Jei de
Mahoma, queriendolo motejar de moro. Baez explica que es cierto que le replic6
esta es Ja buena, pero se justific6 alegando que lo que queria decir es que
en Berberia las deudas se cobraban mediante la fuerza y no ante los tribunales,
y que lo que quiso expresar es que era mejor cobrarla de esta forma que no
teniendole en trampa hasta que se determinara justicia. Con posterioridad, al
comprender que la herejia la habia publicado en otro contexto variara su justificaci6n,
explicando que como pens6 que Domingo Perez le tachaba de moro,
quiso agraviarle diciendo es buena que lo menos no persigui6 a Christo, aludiendo
al origen judeoconverso de Perez. Respecto a la comparaci6n de las
tres religiones con caballos, en una primera versi6n explic6 que quiso decir
que cristianos, judios y moros todos creen que hay criador y todos Je sirven,
que no sabe cual es a9ertado a un Dias. Posteriormente, manifest6 que con la
metafora lo que pensaba explicar es que los creyentes de las tres religiones
pretendian salvarse cada uno en su fe, pero ante la pregunta del inquisidor
Padilla inquiriendole si sabia que estaba errado, pues solo los cristianos son
a9eptos en sus obras ante dios, respondi6 que estaba de acuerdo. Corno complemento,
present6 un interrogatorio a una serie de testigos seleccionados por
el, como era usual. Las preguntas tienden a demostrar que era un buen cristiano,
pues se habia convertido voluntariamente, cumplia con los preceptos reli-
giosos, participaba en las capturas de infieles, y de haber querido podia habe,
se quedado en Berberia. Corno dato de interes y para apuntalar su posibilidad
de huida, explica como el soberano marroqui, el Xerife, perdonaba a los
moriscos que retomaban aunque hubieran sido adalides y ademas les entregaba
tierras. Los doce testigos responden generalmente de manera positiva a
la encuesta, con la excepcion de <los que afirman desconocer las preguntas.
Para afianzar mas su defensa solicitara una tacha de testigos, es decir la
recusacion de aquellos que lo habian denunciado por posibles enemistades. El
problema radicaba en que como con los acusadores se guardaba el anonimato,
el reo solo podia intuir quienes eran, lo que daba lugar a frecuentes errores,
como le sucede a Gonzalo Baez, que de seis testimonios que rechaza unicamente
<los habian atestiguado contra el. Las descalificaciones son variadas, el
regidor Domingo Perez, que efectivamente habia testificado, es calificado de
truhan (estafador) y chocarrero (fullero), el regidor Juan de Escobedo de cornudo
paciente, porque no tomaba venganza de su mujer por hecho o por derecho,
ademas de gran bebedor de vino y de corrupto porque JJeva cohecho a Jas
personas de su jurisdicci6n y oficio; acusacion que no deja de ser sugerente,
pues Escobedo fue uno de los <los regidores que absolvi6 a Baez de las penas
de campo a las que habia sido condenado por el Teniente de Gobemador, que
asimismo sera rechazado por perseguirle y multarle continuamente. El regidor
Juan de <;iverio es rechazado por un enfrentamiento por las condiciones
economicas de una cabalgada, mientras que la hostilidad de Francisco de
Ocafia se debia a una discusion durante un juego de naipes, eJ triunfo, donde
Baez le tach6 de beJJaco potroso (picaro herniado) mientras le atacaba con su
espada.
Ni los testigos favorables ni las criticas a los hostiles sirvieron de mucho al
reo. Las tachas a los testigos fueron rechazadas por el fiscal alegando que son
generaJes y Ja enemistad no es Ja que en derecho se refiere; ademas, ya habia
confesado sus errores. El inquisidor Padilla acept6 el 16 de enero de 1534 los
alegatos fiscales y a continuacion leyo la sentencia ante el licenciado Gongora,
abogado defensor, aunque tambien funcionario del Santo Oficio. Gonzalo Baez
seria condenado a abjuracion publica de sus delitos, a perder la mitad de los
bienes que hubiera adquirido desde que fue procesado, a llevar el infamante
sambenito, tener la isla por carcel, ser inhabilitado y a penas espirituales, como
confesar <los veces al afio, comulgar una e ir en peregrinacion ante Santa Maria
de Teror. Pero el sufrimiento de Gonzalo Baez no concluiria con la sentencia,
puesto que en el documento donde Padilla ordena cobrar diversas deudas de
sus bienes confiscados figura una partida de tres doblas para pagar a los curas
que oficiaron el funeral de su hija Blanca, muerta mientras el reo se encontra-
255
ba en prision. Ademas, se abonan otras cantidades y seis doblas para costear
sus gastos de carcel21 •
La condena a Baez parece desmesurada. Es cierto que la abjuracion no era
la pena mas severa, pero la acompafian otras espirituales, materiales y de honra
como la inhabilitacion y el sambenito que la agravan considerablemente.
Maxime porque la Inquisicion sabia que Baez no era un criptomusulman,
puesto que de querer quedarse en Berberia lo podia haber hecho sin problemas
en las tres ocasiones que participo en las cabalgadas o incluso como sefialan
los testigos en sus respuestas, comprando un barco en Gran Canaria y
llevandose sus bienes y familia. Es posible que no fuera cristiano al 100 por
100, de hecho su comentario sobre la igualdad de las tres religiones sugiere
mas bien una postura frecuente en los conversos consistente en considerar en
un pie de igualdad a estos tres credos. Pero sin duda no constituia ningun
peligro, y en casos similares se habia recurrido a una simple reprension. Por
ello pensamos que no seria de extrafiar que hubiera algo mas detras del proceso.
Baez era un hombre destacado entre los suyos, que disfrutaba de una
buena situacion economica, que se habia integrado de manera aceptable en su
nueva cultura, hablando bien la lengua y conociendo las oraciones. Ademas,
era un hombre reivindicativo, que recurria las sanciones que se le imponian
por su laboe de almocrebe y que no aceptaba sumisamente insultos por su
origen etnico. En definitiva, debia detentar un cierto Iiderazgo en Ja comunidad
morisca en estos afios, lo que suscitaba los recelos de los cristianos viejos.
En efecto, el aumento de la poblacion berberisca habia provocado una cierta
preocupacion en las islas, debido por una parte a los problemas de orden publico
que provocaban los esclavos y por otra al temor de que constituyeran
una posible quinta columna de una invasion africana. Pero tambien porque
existian enfrentamientos por motivos !aborales. Cuando en 1536 el gobemador
Bemardino de Ledesma consigue, tras remitir una informacion a Ja Corona,
que esta acepte la expulsion de los moriscos de Gran Canaria, los que
habian venido libremente protestan, alegando que Ja disposicion unicamente
se referia a los horros, es decir a los que se habian liberado de Ja esclavitud.
La reclamacion tendria exito y se les permite quedarse, pero los horros se
quejan tambien, alegando que la disposicion de las Cortes que se les aplicaba
no tenia sentido en Canarias, que eran buenos cristianos y que vivian honradamente
de su trabajo que consistia en acarrear mercancias con sus camellos.
Argumentan ademas, que el motivo real de su expulsion era precisamente la
enemiga de los transportistas cristianos viejos, que celosos porque cobraban
menos por su trabajo, habian influido en las autoridades para que se adoptara
esta medida. Ante sus protestas, la Corona ordeno el 23 de junio de 1540 al
256
Gobernador una investigaci6n, cuyo resultado desconocemos, pero que sin
d~a les fue desfavorable porque en un acta del Cabildo tinerfeiio del 4 de
abril del aiio siguiente se recoge la alarma del consistorio ante Ja llegada de
numerosos moriscos horros expulsados de Gran Canaria22 . Ademas, en las
Ordenanzas de esta isla viene clara esta soluci6n final, ya que en el capitulo
del transporte, pregonado el 23 de octubre de 1540, se manda que todos los
moriscos horros que no tuvieran oficio conocido o no vivieran con un seiior
que les pagara salario y comida, salieran en tres dias de la isla. En definitiva,
se expuls6 a los que habiendo sido esclavos se habian emancipado, excepto a
los criados y los que tuvieran oficio. En principio se podria pensar que los
transportistas horros quedarian exceptuados pues es obvio que tenian oficio,
pero en el mismo capitulo se les prohibia a los antiguos esclavos andar a los
acarretos de esta 9ibdad, con lo cual las acusaciones de que tras la expulsi6n
de estos moriscos se escondian los intereses de sus competidores parece que
no iban desencaminadas. No obstante, la mayoria se trasladaria a Tenerife,
Lanzarote y Fuerteventura, con lo cual seguirian en Canarias.
Por tanto, no seria de extraiiar que la inquina contra Gonzalo Baez que
segun su testimonio era sancionado con frecuencia por apacentar sus camellos
en lugares comunales, tuviera parcialmente este trasfondo, unido a su
condici6n de hombre inteligente, pleit6n y con ascendiente entre los suyos, lo
que lo convertia en un contrincante peligroso y un enemigo a batir, aunque
fuera con denuncias ante la Inquisici6n. Por mucho que se hubiera convertido
y asimilado, no dejaba de ser uno de los otros, de los odiados musulmanes a
los que se habia combatido durante siglos y que ademas empezaba a resurgir
en Marruecos y a expandirse por el Mediterraneo en el caso turco, representando
un serio peligro para la cristiandad. EI hecho de que disfrutara de un
mediano pasar, no le haria mas popular entre los cristianos viejos que no lo
tenian, pues de sobra es sabido que en los paises donde existe discriminaci6n,
los elementos mas racistas provienen con frecuencia de los sectores mas humildes
como sucedia con los blancos del sur en U.S.A. o los granjeros
afrikaners en Africa del Sur, o incluso hoy en dia en muchos lugares de Europa,
incluida Espaiia ante el fen6meno de la emigraci6n.
Notas:
1 En torno a 1500 son vendidos en el lejano mercado esclavista valenciano
siete berberiscos apresados desde Canarias, aunque se mencionan otros
doce. CORTES, V.,: "La conquista de las Islas Canarias a traves de las ventas
de esclavos en Valencia". A.E.A., n°. 1, Madrid-Las Palmas, 1955, pags.
479-544.
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2 LOBO CABRERA, M., La esclavitud en Jas Canarias orientaJes en eJ sigJo
XVI Cabildo Insular de Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1982, p. 329.
3 A.A., leg. Berberia.
4 A.M.L.L., Reales Cedulas, Libro II, f. 211.
5 ANAYA HERNANDEZ, L.A., "Aborigenes, judios, moriscos y negros en
Gran Canaria en 1525: sus conocimientos religiosos y su numero" VI
Reunion Cientifica de la A.E.H.M., Las Palmas de Gran Canaria, 2001, pags.
573-581.
6 ANAYA HERNANDEZ, L.A., "La cuantificaci6n de los moriscos canarios
a traves del c6mputo de 1595". V Reunion Cientifica de Ja A.E.HM, t. I,
Cadiz, 1999, pags. 401-407.
7 A.M.L.L., R-VII-n°. 10.
8 FAJARDO Spinola, F., "Las victimas de la Inquisici6n canaria en el siglo
XVI: una aproximaci6n cuantitativa". XII C.HC.A., Las Palmas de Gran
Canaria, 1996, p. 674.
9 THOMAS, H., La trata de esclavos. Circulo de Lectores, Madrid, 1998, p.
21.
10 PADRÖN MESA, M0
., ProtocoJos de Juan Marquez (1518-1521). I.E.C., 2°
parte, La Laguna, 1993. LOBO CABRERA, M., ProtocoJos de AJonso
Gutierrez (1520-1521). I.E.C., La Laguna, 1979.
11 Se les denomina ya "berberiscos" y no moriscos en cumplimiento de la real
cedula que asi lo prohibia y sin duda se trataba de los apresados en las
ultimas cabalgadas o sus descendientes directos.
12 A.M.C., Inquisici6n, leg. CLVIII-25 fols. 51-115v.
13 Debia tratarse del Castillo de Galevarba que los Reyes Cat6licos encomendaron
construir a Lugo en 1502, pero que a poco le ordenaron evacuar por
las presiones portuguesas.
14 LOBO CABRERA, M., La escJavitud. ... , cuadro II, 54 y 80.
15 A.H.N., Inqui. 2363 (1)
16 A.H.P.L.P., n°. 780, fols. 232-233.
17 De hecho, con anterioridad tuvo un pleito con los armadores de una
cabalgada porque le habian prometido una de las dieciseis partes del botin,
aunque posteriormente la redujeron a una de treinta.
18 LOBO CABRERA, M., La esclavitud. .. , p. 87.
19 CIORANESCU, A., "Melchor Mansilla de Lugo un licenciado negrero
(1526-1575)". A.E.A., n°. 9, Madrid-Las Palmas, 1963, p. 137.
20 A.A., leg. Berberia, f. 62 ..
21 A.M.C., Inqui., leg. LII-21.
22 PERAZA DEAYALA, J. : "Los moriscos", p. 114, n.19.
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