Almogaren XXXVII / 2006 Wien 2006 85 - 117
Pablo Atoche Pena 1
Canarias en la Fase Romana (circa s. I a.n.e. als. III d.n.e.):
los hallazgos arqueologicos 2
Key words: Canary Islands, protohistory, colonization of islands,
archaeological remains, Roman amphoras
Abstract:
Despite more than a hundred years having gone by since scientific interest in the first
inhabitants of the canarian archipelago was aroused, there are still considerable gaps in
knowledge as regards fundamental aspects of protohistorical canarian cultures, especially
with reference to the process of discovery and colonization of the islands. In recent years,
research has provided us with an increasing number of archaeological remains of western
Mediterranean origin which are contextualised within the ambit ofthe colonial expansion
of the Roman civilisation. Thus, the Roman culture plays an important role in the
colonization ofthe islands. The aims ofthis paper are to determine this role as weil as to
draw attention to some of the resulting cultural and environmental consequences of human
settlement on the islands.
Zusammenfassung:
Obwohl mehr als 100 Jahre vergangen sind seit das Interesse an den kanarischen Ureinwohnern
entstand, gibt es immer noch beträchtliche Lücken, was unsere Kenntnisgrundlegender
Aspekte der frühgeschichtlichen kanarischen Kultur betrifft - besonders im
Hinblick auf den Prozess der Entdeckung und Besiedlung der Inseln. In den letzten Jahren
hat uns die Forschung mit einer wachsenden Zahl von archäologischen Funden westmediterranen
Ursprungs versorgt, die zum Umkreis der kolonialen Expansion der römischen
Kultur gehören. Auf diese Weise spielt die römische Kultur eine wichtige Rolle bei
der Kolonisierung der Kanarischen Inseln. Die Ziele dieses Aufsatzes sind es, diese Rolle
zu bestimmen und die Aufmerksamkeit auf einige resultierende kulturelle und ökologische
Folgen der menschlichen Besiedlung der Inseln zu lenken.
Resumen:
A pesar de haber transcurrido mas de cien afios desde que se inici6 el interes cientifico
por los primeros habitantes del archipielago canario, aun subsisten profundas lagunas en
torno al conocimiento de aspectos fundamentales de las culturas canarias protohist6ricas,
en especial por lo quese refiere al proceso de descubrimiento y colonizaci6n de las islas.
1Universidad de Las Palmas de Gran Canaria.
2Este trabajo form6 parte de las ponencias presentadas en las Jomadas 2005 de] Jnstitutum
Canarium, celebradas en Las Palmas de Gran Canaria de! 23 al 25 de mayo de 2005.
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En los ultimos arios Ja investigaci6n nos ha ido proporcionando un numero cada vez
mayor de registros arqueo16gicos originarios del Mediterraneo occidental contextualizados
en el ambito de Ja expansi6n colonial romana. De esa manera, Ja cultura romana
se nos presenta jugando un papel destacado en Ja colonizaci6n de las islas. Determinar
ese papel es el objetivo de esta comunicaci6n, al igual que apuntar algunas de las
consecuencias culturales y medioambientales resultantes de! establecimiento humano en
las islas.
Introduccion
Hace casi una decada que, tras la publicaci6n de un amplio conjunto de
artefactos romanos de epocas republicana e imperial localizados en el sitio
arqueol6gico de Ei Bebedero (Lanzarote), decidimos acometer la revisi6n de
algunos conocidos elementos arqueol6gicos canarios3 , cuya relectura termin6
resultando muy reveladora de cara a fijar determinados acontecimientos que
estuvieron en el origen y posterior desarrollo de la colonizaci6n del Archipielago
Canario y en la relaci6n que aquella mantuvo con fen6menos econ6micos,
politicos y culturales contextualizados en la Antigüedad tardia mediterranea4
.
Las nuevas perspectivas que como consecuencia de lo anterior se abrian a la
investigaci6n de la etapa mas antigua de! devenir hist6rico de Canarias trajeron
consigo nuevos interrogantes, entre los que nos preocuparon inicialmente dos.
En primer lugar, determinar el nivel de conocimientos que las civilizaciones
mediterraneas de la Antigüedad poseian de las islas; y en segundo lugar,
delimitar cual habia sido el papel que pudieron jugar esas civilizaciones en el
proceso de formaci6n de las culturas protohist6ricas canarias.
Corno resultado de nuestros trabajos en relaci6n con la primera cuesti6n
<limos a conocer el estudio titulado Ei conocimiento geografico de Ja costa
noroccidental de Africa en Plinio: Ja posici6n de Jas Canarias (Santana, Arcos,
Atoche y Martin, 2002)5 , con el que pusimos de manifiesto el alto nivel de
conocimientos empiricos que hace <los milenios poseian las culturas meditemineas
acerca de las Islas Canarias. Para dar respuesta a la segunda cuesti6n
hemos puesto en marcha un extenso programa de trabajo de campo en el que
se han programado varias intervenciones arqueol6gicas en Ja isla de
Lanzarote6 , las cuales ya han comenzado a proporcionar algunos resultados
3Atoche et alii, 1997 y 1999; Santana et alii, 2002; Atoche, 2002.
4Atoche, 2002; Atoche, e.p.
5Ese trabajo se inscribi6 dentro de los estudios que realizamos en el marco de! proyecto
de Ja Direcci6n General de Enseiianza Superior e Investigaci6n Cientifica PB98-0738
(Modelos de poblamiento hwnano en islas: incidencia romana en Ja colonizaci6n del
Archipielago Canario), financiado por Ja Comisi6n Interministerial de Ciencia y
Tecnologia dentro de! Programa Sectorial de Promoci6n General de! Conocimiento.
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
insospechados que, entre otros aspectos, demuestran la amplitud temporal y
l~s razones econ6micas que motivaron la presencia romana en las islas
(Atoche, 2003; Atoche e.p.). Pero ademas, los registros arqueol6gicos obtenidos
estan corroborando y completando la informaci6n contenida en las fuentes
literarias greco-latinas, al tiempo que ponen de manifiesto que la relativa
escasez que ha caracterizado esos registros hasta fechas recientes se debia
mas a un problema estructural originado en el tipo y la orientaci6n metodol6gica
de la Arqueologia practicada en Canarias, marcada por el limitado
interes que los investigadores han mostrado por cualquier elemento relacionado
con la Antigüedad7 , que por un supuesto aislamiento cultural de las
gentes que se establecieron en las islas. Es asi como en el ambito de esa
problematica no resulte extrafio que determinados vestigios arqueol6gicos
canarios relacionados con las civilizaciones fenicio-punica y romana solo se
hayan podido adscribir a esas culturas a lo largo de la ultima decada.
Nuestra investigaci6n se sustenta en un modelo te6rico para explicar la
colonizaci6n del Archipielago Canario8 del que ha derivado una propuesta de
fasificaci6n de la Protohistoria canaria (Atoche, e.p.) (cuadro m 1), en la que
diferenciamos cuatro etapas en el proceso de poblamiento humano de las
islas9 , de las que en este trabajo nos interesaremos por la primera, a la que
denominamos de "descubrimiento, colonizaci6n y establecimiento" ( circa s.
6Estos trabajos se desarrollan dentro de los estudios que estamos realizando en el marco
de! proyecto PI042004/130 (Efectos de Ja colonizaci6n insular. Transformaciones culturales
y medioambientales en Ja Protohistoria de Lanzarote), financiado por Ja Consejeria de
Educacion, Cultura y Deportes. Direccion General de Universidades e lnvestigacion.
Gobierno de Canarias.
7Es sintomatico que los primeros hallazgos de elementos romanos no se comiencen a dar
a conocer hasta Ja decada de los afios 60' de! pasado siglo XX, si bien su caracter puntual
hara que no pasen de ser considerados meras casualidades de escaso significado
arqueologico, integrandose muy de soslayo en el discurso que intenta explicar las culturas
canarias protohistoricas.
8Atoche y Martin, 1999; Atoche y Ramirez, 2001; Atoche, 2002.
9Nuestra propuesta de fasificacion considera que Ja colonizacion de! Archipielago Canario
fue un proceso que se prolong6 a lo largo de casi un milenio y que dependi6 de factores
economicos y politicos originados en el Mediterraneo occidental. Fue un proceso en el
que se dieron discontinuidades a tres niveles diferentes: a nivel de Ja propia discontinuidad
que es posible observar en todo proceso de colonizaci6n, acorde con el modelo
preconizado por M.W. Graves y D.J. Addison (1995); a nivel de Jas variables que permiten
explicar el cambio cultural que origin6 cada nueva etapa y/o fase, responsables de poner
en marcha los motores de! cambio cultural; y a nivel espacial, ya que Ja colonizacion y el
establecimiento definitivo de poblacion en cada una de las islas que integran el
Archipielago Canario no parece haberse producido simultaneamente (Atoche, e.p.).
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
X a.n.e. al s. III d.n.e.). Esa es una etapa coincidente con el inicio y posterior
desarrollo de la exploraci6n de los recursos del Atlantico africano por feniciopunicos
y romanos, lo que supuso el descubrimiento de los archipielagos
canarios10 , su colonizaci6n y el posterior establecimiento de los primeros
humanos. Fue una etapa dinamica, como lo demuestra el hecho de que en ella
se puedan diferenciar varias fases o micro-secuencias11 insulares sucesivas;
en concreto:
La ''fase fenicia 11
, que comprenderia el descubrimiento y colonizaci6n inicial
(circa ss. X al VI a.n.e.), con un desarrollo paralelo o coincidente con la
exploraci6n, valoraci6n y explotaci6n de la fachada atlantica africana y sus
aguas realizados por parte de mercaderes y pescadores fenicios (gadiritas,
lixitas, etc ... ) asentados en el occidente mediterraneo.
La ''fase punica 11
, que englobaria la colonizaci6n y el establecimiento
definitivos (circa ss. VI al II a.n.e.). Durante esta fase se crearian las
infraestructuras necesarias para la explotaci6n agraria de las islas por medio
del establecimiento en puntos estrategicos de asentamientos dotados con los
elementos necesarios para facilitar la captaci6n de los recursos insulares.
A continuaci6n se produciria un "hiatus 11
, marcado por el fin de la presencia
punica ( circa ss. II al I a.n.e.), coincidente con la caida de Cartago y el periodo
de incertidumbre que ese hecho gener6 en las colonias dependientes de la
metr6poli punica, situaci6n a la que pondria fin el interes romano por los
territorios atlanticos del noroeste de Africa. En el proceso de colonizaci6n del
Archipielago Canario esta fase representa la crisis del modelo punico de
colonizaci6n, de menor intensidad, y su sustituci6n por el modelo romano,
mucho mas energico.
Finalmente se desarrollaria la ''fase romana 11
, que supone la culminaci6n
de la colonizaci6n de todas las islas (circa ss. I a.n.e. al III d.n.e.). A partir del
siglo I a.n.e. se reanudaria la presencia efectiva de gentes ajenas al archipielago,
un hecho que reflejan noticias como la que Sertorio recoge de los
pescadores gaditanos hacia el 80 a.n.e. (Plutarco, v'ita Sertorii, VIII), la cual
10En torno al cambio de Era Ja imagen quese poseia de las islas era lade dos archipielagos
distintos, uno continental cercano a las costas de! continente africano, denominado de las
Hesperides (Lanzarote y Fuerteventura), y otro oceanico, denominado de las Afortunadas
(Gran Canaria, Tenerife, La Gomera, EI Hierro y La Palma) (Santana et alii, 2002).
11Estas fases o micro-secuencias incorporan desarrollos culturales propios de algunas o
todas las islas del Archipielago Canario, las cuales pueden o no presentar correlaci6n con
determinadas fases del desarrollo cultural mediterräneo, segun se hayan originado por
fen6menos externos o a partir de procesos internos marcados por el sindrome de Ja
insularidad.
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demuestra que a pesar de la crisis politico-econ6mica que estaba afectando al
oqcidente mediterraneo los pescadores gaditanos no habian olvidado el
itinerario que conducia a las islas, manteniendo asi una costumbre que
debieron iniciar los tartesios (Garcia y Bellido, 1942). En consecuencia,
navegantes romanos o romanizados procedentes de] Circulo de] Estrecho
transitaron las aguas canarias hasta finales del siglo III o comienzos del siglo
IV d.n.e. (Atoche et alii, 1995; Atoche y Paz, 1999), de tal manera que con la
romanizaci6n del norte de Africa no se interrumpieron los contactos con
Canarias; al fin y al cabo no habian desaparecido las razones que atrajeron a
quienes decidieron iniciar su colonizaci6n. EI termino de la presencia romana
en las islas se producira hacia el siglo III d.n.e., coincidiendo con Ja crisis del
Imperio Romano y el abandono por este de buena parte de la provincia Tingitana,
lo que puso fin a las actividades de un amplio numero de factorias
establecidas en la costa atlantica marroqui (Ponsich y Tarradell, 1965: 116-
117). A partir de esos momentos, las referencias escritas o arqueol6gicas de
contactos del mundo mediterraneo o africano con Canarias hasta la llegada de
Cuadro n~ 1: Propuesta de fasificaci6n para Ja Protohistoria canaria y de explicaci6n del
registro material a partir de las tendencias observadas en base a variables socio-econ6micas
(Atoche, e.p.).
ETAPASDEL
POBLAMIENTO
HUMANO
1"ETAPA
OESCUBRIMIENTO,
COLONIZACl6N Y
ESTABLECIMIENTO
(circa M. X a.n.e.-111
d.n.e.)
2• ETAPA
ABANDONO
(circa ss. lll·IV d.n.e.}
3° ETAPA
AISLAMIENTO
(circa H. IV·XIII d.n.e.)
4° ETAPA
ACUL TURACl6N
(ss. XIVy XV d.n.a.)
'"FASES
CULTURALES 0
MICROSECUENCIAS
llltSULARES
FASE FENICIA
(es. X-VI a.n.e.)
FASE PÜNICA
(as. VI.oll a.n.e.)
FASEROMANA
(ss. 1 a.n.e.-111 d.n.e.)
FASE CANARIA
(circa ss. lll·XIII d.n.e.)
CONSTITUCl6N Y
DESARROLLO DE LAS
CUL TU RAS INSULARES
CANARIAS
FASE DE
DESTRUCC/6N DE
LAS CULTURAS
INSULARES
CANARIAS
VARIABLESQUE
EXPLICANEL
CAMBIO CUL TURAL
MOTOR DEL CAMBIO ISLAS CDLONIZADAS
EXPANSt6N
COMERCIAL
ATLANTICA
lntegracl6n econ6mlca
de las islas en los
clrcultos medlterr•neos
como pf"Oductoru de
matertas primas
{Cartago unlflca la
F•nlcla occldantal)
HIATUS (as. 11-1 a.n.e.}
CRISIS OEL MODELO PÜNICO DE COLONIZACIÖN
INTENS1FICACl6N
ECON6MICA EN EL
ATLÄNTICO AFRICANO
FINDE LA
DEPENDENCIA
ECON6MICA EXTERNA
y
DESARROLLO DE
PROCESOS
ECON6MIC0S Y
SOCIALES
AUT ARQUICOS
EXPANSt6N
COMERCIAL
ATL.4.NTICA
Expansl6n econ6mlca &n
la Mauritania Tfngltana
lntenslflcacl6n
econ6mlca: intagraci6n
de la produccl6n agrarto•
pesquera canarla
Crlsis polltlco~
econ6mlca de las
formaciones soclales
paleocanarlas
Readaptacl6n y
dlverslflcacl6n de las
formaciones soclales
paleocanarlas
Crlsls generallzada de
las formaclones sociales
pafeocanarlas
Pobladas; las lalas
centrales (Tenerlflt y Gran
Canaria)
Colonizadas: lae •••••
extremas (La Palma y
Lanzarote)
Se aflanza la pres411ncla
humana en laa lslas
pobladas y •• produca al
estableclmiento deflnltlvo
de poblacl6n an lal••
haata entoncea s6k>
colonizadaa
(p.e. Lanzarote,
Fuerteventura o La
Palma}
Pobladas: todas
Pobladaa: todas
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
nuevos europeos a partir del siglo XIII, son escasas y poco estudiadas
(Martinez, 1999).
En consecuencia, Ja fase romana debi6 iniciarse coincidiendo con el control
absoluto de Roma en el Magreb, bien mediante su gesti6n directa o bien
mediante Ja imposici6n de monarcas dependientes, como Iuba II, responsable
de poner en marcha un proceso de intensificaci6n econ6mica en Ja Mauritania
occidental que se refleja, entre otros aspectos, por Ja reactivaci6n de las
fundaciones y los establecimientos industriales fenicio-punicos de! Atlantico
africano, para lo que el monarca mauritano se valdra de! potencial tecnico,
econ6mico y humano de las antiguas colonias semitas (Desjacques y Koeberle,
1955; Ponsich y Tarradell, 1967; Ponsich, 1988). Se inici6 asi un periodo de
bonanza econ6mica generalizada para la zona, durante el cual las Islas
Canarias se convierten en un componente mas del universo latino, una
prolongaci6n del mundo mediterraneo en el seno del Atlantico.
I. Romanos en Canarias: el registro arqueologico
En el I milenio a.n.e. las culturas mediterraneas conocian la existencia de
islas tras las Columnas de Hercules, en el Oceano occidental, uno de los
confines de su mundo, hecho este ultimo que contribuy6 a que la geografia
mitica situara ahi algunos de sus mas reconocidos items (Jardfn de Jas
Hesperides, Islas de los Bienaventurados, Campos Elfseos, Atlantida, ... ). En
ese contexto, no obstante, las Islas Canarias debieron constituir una realidad
tangible para las poblaciones del Bronce final del Cfrculo de] Estrecho y sin
duda lo fueron para los fenicios establecidos en esa regi6n desde finales del II
milenio a.n.e. (Atoche y Ramirez, 2001). Sin embargo, seran precisamente
estos ultimos quienes alienten la visi6n mitica de la que hablamos, al menos
hasta que en torno al cambio de Era fuera sustituida por otra mas real surgida
del pragmatismo romano y su interes por situar y reconocer las Canarias12 ,
patente en la expedici6n enviada por Iuba II al archipielago, enmarcada en un
12La mas antigua referencia conocida a una de las Canarias orientales se halla en Ja
relaci6n que hizo el ge6grafo romano de origen griego Estrab6n (Geog. II, 3, 4), en Ja
ultima decada de! siglo I a.n.e., de los viajes que realiz6 el griego Eudoxo de Cicico por
la costa atlantica africana a finales de! siglo II a.n.e. Afios mas tarde, al mismo grupo de
islas parece referirse la noticia que recoge Plutarco ( Vidas Paralelas. Sertorio, VIII) cuando
relata Ja estancia de! general Sertorio en la desembocadura de! Betis hacia el 83-82 a.n.e.
En el siglo I d.n .e. los nucleos marineros de! sur de Ja Peninsula lberica habian adquirido
un amplio conocimiento de Ja costa occidental africana como resultado de Ja frecuentaci6n
de un itinerario pesquero que, como sefialara Estrab6n ( Geog., II, 3, 4), recorrian los
pescadores que navegaban hasta el rio Lixo.
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
contexto hist6rico que permite explicar porque se inicia la presencia de gentes
r , manas o romanizadas en las islas13 y las consecuencias medioambientales
que trajo para alguna de ellas (Atoche, 2003).
Ademas de las diferentes noticias recogidas por las fuentes clasicas grecolatinas
la arqueologia tambien ha ido proporcionando un amplio conjunto de
elementos arqueol6gicos que atestiguan una prolongada presencia de Canarias
en los circuitos comerciales que en el Atlantico africano se organizaron en
tomo al Circulo del Estrecho. Los registros materiales procedentes de la cultura
romana comienzan a recuperarse hace algo mas de cuatro decadas, cuando de
una manera accidental se inici6 en las islas lo que podriamos denominar la
"arqueologfa romana en Canarias ". EI punto de partida estuvo en la sucesi6n
de una serie de hallazgos de recipientes anföricos en aguas de La Graciosa
que fueron adscritos a la cultura romana del Bajo Imperio (Serra, 1966 y 1970;
Pellicer, 1970) (fig. 1). Esa inicial adscripci6n cronol6gica y cultural alcanz6
una amplia aceptaci6n entre los investigadores, reproduciendose hasta fechas
muy recientes (Delgado, 1990; Mederos y Escribano, 1997 y 2002), una situaci6n
que fue sancionada a partir del momento en que esos recipientes se
incorporaron a la forma Beitran 74 (Beltran, 1970: 575-576, fig. 237, m 2)14
,
recibiendo el espaldarazo definitivo cuando I.M. Blazquez (1977: 48-49) no
duda en identificar un nuevo conjunto de piezas, similares a las anteriores y
recuperadas en identicas condiciones, con anforas romanas de los tipos Dressel
30y 33 y Pelichet 47. Sin embargo, cuando acometemos la analitica petrol6gica
de las pastas ceramicas de esos hallazgos se nos muestra una realidad diferente
al comprobar que esos recipientes anföricos son bajomedievales, o incluso
mas tardios (Atoche et alii, 1995: 75-76). De hecho, la comparaci6n morfol6gica
con algunos de los estudios sobre botijas y botijuelas de los siglos XVI-XIX
13J.J. Jauregui (1954: 271-272), citando a J. Carcopino, senal6 que Juba II" ... advertido por
sus subditos de Lixus, cuyos antepasados no habfan podido navegar hasta Cerne, en el rfo
de Oro, sin tocar en las Islas Canarias, subvencion6 un reconocimiento de su archipie/ago
(..) por este crucero rea11ud6 las re/aciones que Ja marina punica habfa ma11te11ido
clandestinamente con ellas y nos ha dejado, de las mas pr6ximas, una descripci6n que
Plinio el Viejo recopi/6 abreviandola, y que no es despreciable en absoluto. (..) y nos da
noticia muy exacta sobre Ja distancia que separa las Canarias de Mogador y sobre Jas
direcciones sucesivas y, aparentemente, incoherentes, que deben seguir los ve/eros desde
Mogador a Jas Canarias para utilizar Ja deriva de Jas corrientes. ( . .) podemos permitirnos
pensar que este viaje tenfa finalidad diferente a Ja de/ simple descubrimiento geografico y
que estaba ligado (..) a Ja polftica de enriquecimiento que practic6 en todas partes y cuyo
exito no parece pueda ser discutido en Marrnecos".
14Este investigador modific6 con posterioridad sus opiniones iniciales asegurando su
atribucion al siglo XVI (vid. Atoche et alii, 1995: 9).
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
(Martin-Bueno et aiii, 1985; Azkarate y Nufiez, 1990/91) demuestra que la
tipologia de una gran parte de los recipientes encontrados en aguas canarias
responde a anforetas medievales como las que se han recuperado con
frecuencia en las costas americanas (Goggin, 1960; Borges, 1966; Peacock y
Williams, 1986), utilizadas desde el siglo XVI para la iluminaci6n o el
transporte de vino, vinagre, aceite o p6lvora (Martin-Bueno et aiii, 1985: 42,
fig. 3)15.
Descartados parte de esos hallazgos y algunos otros similares producidos
con posterioridad, la relaci6n de elementos de indiscutible procedencia romana
con que contamos se ha ido estableciendo a lo largo de la ultima decada,
procedentes de <los yacimientos terrestres (Ei Bebederoy Rubic6n) (Atoche et
alii, 1995; Atoche y Paz, 1999; Atoche etaiii, 1999; Atoche y Ramirez, 2001;
Atoche, 2002; Atoche, 2003) y de diferentes hallazgos submarinos (Mederos
y Escribano, 2002).
1.1. Los hallazgos terrestres: EI Bebedero y Rubicon
En el contexto de la secuencia estratigrafica de Ei Bebedero, inserto en los
estratos V y sobre todo en el IV, se registr6 un numeroso conjunto de elementos
materiales entre los que identificamos casi un centenar de fragmentos
ceramicos modelados a tomo pertenecientes a grandes contenedores anföricos,
varios artefactos metalicos elaborados en hierro, cobre y bronce, y un abalorio
de vidrio. La posici6n estratigrafica que ocupaban, las dataciones de C14, el
estudio tipol6gico, ademas de las analiticas petrol6gica, metalografica y vitrea
efectuadas, nos permitieron asegurar su mayoritaria adscripci6n a la cultura
romana, con unos limites temporales enmarcados entre finales de la Republica
y los comienzos del Bajo Imperio Romano. De hecho, la serie de dataciones
radiometricas que se poseen situan esos elementos en un marco cronol6gico
que discurre desde el ultimo cuarto del siglo I a.n.e. hasta el primer cuarto del
siglo IV d.n.e. 16 , lo que viene a significar que la presencia de gentes romanas
y/o romanizadas en Lanzarote se prolong6 durante al menos cuatro centurias.
15E. Gozalbes Cravioto en comunicaci6n personal, nos asegura que ese tipo de anforetas
son muy frecuentes en hallazgos bajomedievales de las costas africanas de! Estrecho de
Gibraltar.
16 Ei Bebedero ha proporcionado una serie muy homogenea de fechas que situan Ja mas
antigua ocupaci6n de! lugar en el siglo I a.n.e.: 25 AC ca!. (GrN-19194); 10 DC ca!. (GrA-
2477); 65 DC ca!. (GrN-15762); 125 DC ca!. (GrN-19195); 165 DC ca!. (GrN-15804); 415
DC ca!. (GrN-19192); 1345 DC ca!. (GrA-2463). Las dataciones se presentan calibradas
mediante el programa OxCal v3.10 (University ofOxford. Radiocarbon Accelerator Unit),
seleccionando un nivel de confianza de dos sigmas (entre el 90'7 % y el 95'4 %).
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Para los artefactos metalicos la analitica demostr6 (Atoche et alii, 1995: 80-
8~) que en unos casos correspondian a objetos de cobre (una aguja o pasador
de broche, una anilla o arete y una lamina o fragmento de brazalete), a objetos
de bronce (dos fragmentos de clavos de secci6n cuadrangular y un pequefio
eslab6n de cadena) y a objetos de hierro cuya avanzada oxidaci6n irnposibilit6
identificarlos. Por lo que respecta al abalorio vitreo este presenta una
composici6n propia de los vidrios romanos altoimperiales (Op. cit. , 88-96),
identificandose con una pequefia cuenta de perfil cilindrico y secci6n circular
(Guido, 1978: 91-102) que, por su tamafio y forma, perteneci6 a un abalorio de
los utilizados enjoyeria (Dusenbery, 1967: 48, fig. 50; Alarr;ao, 1976: 211).
Si bien los elementos anteriores resultan determinantes para certificar la
presencia de gentes romanas y/o romanizadas en Lanzarote, han sido la
variabilidad formal, la diferente procedencia y la amplitud cronol6gica de los
hallazgos anföricos los elementos que nos han facilitado una informaci6n mas
precisa. No se recuper6 ninguna vasija completa, pero Ja discriminaci6n
tipol6gica confirm6 que en el casi centenar de fragmentos ceramicos
modelados a torno se hallaban partes de un minimo de once recipientes
anföricos (fig. 2), que una vez sometidos a analisis petrograficos (Atoche et
alii, 1995: 44-71) permitieron diferenciar varios grupos ceramicos en base a
las caracteristicas litol6gicas y texturales, que a su vez determinan tres
distintas areas geograficas de procedencia para las materias primas con las
que fueron fabricadas las anforas. La petrografia permiti6 ademas correlacionar
las muestras ceramicas analizadas con tipos anföricos concretos de
la clasificaci6n propuesta por D.P.S. Peacock y D.F. Williams (1986).
En sintesis, se han identificado contenedores fabricados en la Campania,
correspondientes a las formas Class 3, 4 y 5 (Dresse] JA, IB y IC), datadas
entre el siglo I a.n.e. y los inicios del siglo I d.n.e., los cuales originariamente
servirian para el transporte de vino campano (Peacock y Williams, 1986: 86-
92). Un segundo grupo se fabric6 en la Betica; se trata de contenedores
correspondientes a las Class 25y 26 (Dresse] 20y 23) (Op. cit.: 137-141) y a la
forma Almagro SJC (Bost et alii, 1992: 146 y 198, fig 42, m 2), datadas entre el
siglo I y el siglo V d.n.e., y destinadas originariamente a contener aceite y
salazones del sur de la Peninsula Iberica. EI tercer grupo se fabric6 en el norte
de Africa (Tunez) y atienden a la Class 40 (Benghazi MR 1) (Peacock y
Williams, 1986: 175-176), de Ja quese desconoce cual fue su destino explicito,
y probablemente a la forma Africana I(pequefia), identificada con la Class 33
(Op. cit. : 153-154) y destinada sobre todo al transporte de aceite. Estas anforas
de origen tunecino se difunden por el Mediterraneo a partir del siglo II y hasta
el siglo V d.n.e.
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Esos hallazgos de Lanzarote responden a un fen6meno de intensificaci6n
econ6mica quese desarrolla entre los siglos I a.n.e. y IV d.n.e., centrado en el
aprovechamiento de recursos insulares hasta entonces no explotados (cames
en salaz6n, cueros curtidos, ... ), quese dirigen a satisfacer la demanda exterior.
Ese fen6meno contrasta con los limitados procesos productivos desarrollados
hasta el siglo I a.n.e. en Ja isla, el cual a partir del siglo IV d.n.e. y debido a la
interrupci6n de los contactos con el exterior, se interrumpe obligando a la
poblaci6n insular a reorientar sus actividades subsistenciales hacia un modelo
autarquico (Atoche, 2002).
A lo largo de esa fase de intensificaci6n econ6mica la colonizaci6n de
Lanzarote se caracteriz6 por una limitada presencia humana, distribuida por
el territorio de manera dispersa, como muestran los asentamientos localizados
tanto en la costa (Rubic6n) como en el interior de Ja isla (Ei Bebedero, Caldera
de Tinache, Buenavista, ... )17 adscribibles a la fase I de Ei Bebedero (Atoche et
alii, 1989). Un modelo de ocupaci6n del territorio que refleja tanto el tipo de
actividades econ6micas que se implantan en la isla en esos momentos como
los limitados y Iocalizados recursos hidricos con que aquella contaba para el
desarrollo de esas actividades. En consecuencia, con anterioridad al siglo I
a.n.e., el territorio interior de Lanzarote aun no se ha puesto en explotaci6n o,
al menos si esta se ha producido, no lo ha modificado de manera perceptible,
lo que indica que la temprana presencia fenicio-punica en Rubic6n no parece
haber generado el inicio de la explotaci6n agraria del territorio insular. Esa
temprana ocupaci6n de la isla Ja protagonizarian gentes intimamente
relacionadas con quienes fundaron otros enclaves en el archipielago y en la
cercana costa africana tanto en epoca fenicio-punica como romana, factorias
extremas desde las que a partir del siglo I a.n.e. se inicia el cambio de modelo
de explotaci6n de! territorio insular.
A las contrastadas evidencias anteriores hay que unir el sitio de Rubic6n
(Atoche et alii, 1999), asentamiento localizado en el extremo meridional de
Lanzarote, en una zona caracterizada por presentar una costa abierta y
protegida donde se suceden las playas aptas para el fondeo de navios. En una
de esas playas, denominada de "Los Pozos ", se localizan varias estructuras
que han sido objeto de una continuada reutilizaci6n desde la Antigüedad tardia,
vinculadas a una factoria o punto de recalada que inicialmente fue establecida
en el lugar por navegantes fenicio-punicos y posteriormente reutilizada por
17Se trata de asentamientos que responden al mismo patr6n de ocupaci6n: fondos de valle,
calderas u hoyas recubiertos por suelos de vega; espacios bien delimitados y protegidos,
con presencia estacional de agua y en los que durante una parte del aiio se concentran
actividades destinadas a la transformaci6n de recursos ganaderos (Atoche, 1993).
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marinos romanos y/o romanizados (Atoche et ajjj, 1999; Atoche, 2003),
rtWroduciendo el modelo de asentamiento que se establece para otras factorias
punico-romanas fundadas a lo largo de las costas de la Mauritania occidental
durante el I milenio a.n.e.
EI sitio se localiza a muy pocos metros de Ja linea de costa, ocupando tanto
el cauce de un barranco como una pequefia elevaci6n cercana, a 15 m. sobre el
nivel del mar, en la que se localizan los restos de una estructura habitacional
rectangular abierta de unos 13 m2, levantada con muros de piedra y mortero
de barro. A escasa distancia, ya en el cauce de! barranco, se abren dos pozos
de caracteristicas arquitect6nicas muy diferentes; en ambos casos se trata de
construcciones subterrimeas con muros de bloques de arenisca, la mayor de
las cuales se denomina ''Pozo de San Marcial" (fig. 3) y presenta dos camaras
perpendiculares cubiertas por b6vedas de cafi6n a las que se accede por una
rampa escalonada flanqueada por sendos muros de contenci6n. EI segundo
pozo, denominado ''Pozo de Ja Cruz", es de menores dimensiones y posee una
sola camara con cubierta adintelada, a la que se accede por una larga y estrecha
escalinata cubierta con una falsa b6veda lograda mediante aproximaci6n de
hiladas.
La prolongada reutilizaci6n del lugar unido a los limitados trabajos
arqueol6gicos desarrollados que, entre otras carencias, no han proporcionado
estratigrafias o alguna dataci6n radiometrica, nos obligaron a basar su
interpretaci6n casi exclusivamente en las caracteristicas constructivas y la
morfologia de los pozos, por ahora los unicos indicadores fiables a Ja hora de
rastrear sus paralelos y, por tanto, su adscripci6n cronol6gica y cultural (Atoche
et alii, 1999). Pero ademas, en el caso de! segundo pozo, la presencia en uno
de los bloques de la pared que sostiene el dintel del hueco que da acceso a Ja
camara de un motivo grabado que reproduce uno de los signos que se han
empleado para representar a la diosa fenicio-punica Tanit (fig. 4), sefiala con
claridad al ambito cultural de la Protohistoria magrebi, regi6n en la que la
apertura de pozos y cisternas de similares caracteristicas al que analizamos
constituy6 una actividad cotidiana en los ambientes culturales marcados por
la colonizaci6n fenicio-punica18 •
Los paralelos de! pozo de mayores dimensiones se hallan en las cisternas
romanas, el sistema de almacenamiento de agua mas difundido en todas
aquellas zonas del Imperio con un regimen irregular de lluvias. Construidas
mayoritariamente bajo tierra, constan de una, dos o mas camaras cubiertas
18Acerca de la presencia de Ja diosa fenicio-punica Tanit en Canarias puede consultarse
el trabajo de sintesis de M~ C. de! Arco et alii, 2000.
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siempre con bovedas de caiion. Cistemas de este tipo estan presentes en todas
las areas romanizadas del Mediterraneo (Ain Mizeb, Afo-el-Hamman, Bararus
y Sutunurca II, ... ), sin embargo es en la Mauretania Tingitana donde las
encontramos en mayor numero, por lo general vinculadas a factorias romanas
de garum y salazones (Ponsich, 1988).
En el caso del pozo mas pequeiio su estructura conjuga elementos
arquitectonicos ampliamente conocidos por punicos y griegos, un esquema
constructivo quese repite de forma continua en las tumbas punicas con camara
subterranea y acceso escalonado, repartidas por todo el Mediterraneo
occidental y reutilizadas en mas de una ocasion para el almacenamiento del
agua de lluvia. Pero ademas, Ja presencia de! signo de Tanit, una representacion
religiosa indiscutiblemente punica, en el dintel del hueco que da acceso a la
camara seiiala directamente hacia la autoria de la misma: gentes punicas o
punicizadas.
En definitiva, la presencia de unas estructuras como estas en Lanzarote y
su vinculacion a un asentamiento de las caracteristicas descritas, refuerza la
presencia de gentes romanas y/o romanizadas atestiguada en Ei Bebedero,
ademas de ponemos sobre la pista del papel que Canarias debi6 representar
en los circuitos maritimos y economicos en los que se hallaban integrados los
establecimientos fundados en las costas atlanticas de! actual Marruecos por
navegantes fenicio-punicos y mas tarde ampliados por Iuba II y el Imperio
Romano.
Globalmente analizado, en Rubic6n se reconoce el paisaje de los fondeaderos
fenicios , cuya existencia se explica por las 6ptimas condiciones
portuarias y pesqueras de la zona, lugar de paso y permanencia de escombridos,
ademas de punto estrategico dentro de! itinerario mas idoneo para
acceder o salir del archipielago desde o hacia las cercanas costas saharianas.
Rubic6n constituye asi la evidencia de una temprana y continuada presencia
de infraestructuras de origen mediterraneo (fenicio-punicas y romanas) en
puntos estrategicos de las costas canarias.
1.2. Los hallazgos submarinos
Corno ya seiialamos, fueron los hallazgos subacuaticos de recipientes
anföricos que se produjeron en las costas canarias los que iniciaron, en la
decada de los arios 60' y 70' del pasado siglo XX, el interes por lo que hemos
denominado la "arqueologfa romana en Canarias ". Inicialmente todo hallazgo
de tipo anförico fue identificado indefectiblemente con anforas romanas e
incluso en algun caso con anforas fenicias. No obstante, estudios posteriores
han descartado Ja procedencia romana de un buen numero de esos conte-
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nedores, a los que se relaciona con la Baja Edad Media o incluso con momentos
pbsteriores encuadrables entre los siglos XVI al XIX (Atoche et alii, 1995:
75)19 •
Corno ya sefialamos hace ahora algo mas de una decada (Atoche et alii,
1995: 76), la confirmaci6n de la supuesta atribuci6n de algunos de esos
contenedores recuperados en las aguas canarias a anforas de epoca romana
sigue precisando de la realizaci6n de analisis petrograficos, ademas de Ja
localizaci6n de los pecios de procedencia y su consecuente estudio arqueol6gico.
Sin duda lo anterior se hace aun mas necesario si se tiene en cuenta
Ja precariedad que ha rodeado su descubrimiento, aJ tratarse en todos los casos
de hallazgos casuales realizados por buceadores deportivos, nunca por un
equipo de arque6logos subacuaticos, lo que nos esta privando de un buen
cumulo de datos reJacionados con los posibles pecios, etc ... , que sin duda
podrian arrojar mucha mas luz a la cuesti6n. La consecuencia cientifica que
se deriva de todo lo anterior es que de ese amplio conjunto de hallazgos en la
actualidad solo es posible considerar como anforas de procedencia romana a
aquellos contenedores cuya mejor conservaci6n permite llevar a cabo una
convincente identificaci6n morfol6gica, lo que reduce algo su area de
dispersi6n por el archipielago. En suma el grupo estaria integrado por los
recipientes registrados en los siguientes puntos de las costas canarias20 (mapa
ll9 1):
l 9) Isla de Lanzarote:
- Playa de Los Charcos: fragmento del tercio superior de un anfora del tipo
Almagro SJC.
29) Isla de La Graciosa:
- EI Rio: fragmento de! tercio superior de un anfora del tipo Dresse] 7-11.
39) Fuerteventura:
- Sin localizaci6n exacta: fragmento de! tercio superior de un anfora del
tipo Dresse] 30.
49) Gran Canaria:
- Mogan: Fragmento de anfora del tipo Dresse} 1.
19H.-M. Sommer (2002) ha dado a conocer los hallazgos mas recientes de contenedores
anföricos para Ja isla de Lanzarote, correspondientes en su gran mayoria a anforetas
post-conquista; el resto, son calificados como anforas pre-conquista, un grupo que al no
ir acompafiado de aparato grafico dificulta poder determinar su adscripci6n cronol6gica
y cultural.
20Una recopilaci6n de esos elementos puede encontrarse en A. Mederos y G. Escribano
(2002).
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- Desembocadura del Barranco de Guiniguada: fragmento del tercio
superior de un anfora del tipo Keay XXXI.
5?) Tenerife:
- Punta de Guadamojete: fragmento del tercio superior de un anfora del
tipo Dresse! 2-4 y un anfora casi completa a falta del tercio inferior del tipo
Benghazi MR.
- Punta de Teno: fragmento de! tercio superior de un anfora de! tipo Afhcana II
- El Pris: cuello y boca de un anfora del tipo Dresse! JA.
II. Romanos en Canarias: los itinerarios maritimos
Frente a las dificultades que tradicionalmente se han asociado a la
navegaci6n por el Atlantico africano durante la Antigüedad21 , las numerosas
evidencias con que se cuenta en la actualidad ponen de manifiesto que al
menos desde fechas muy tempranas del I milenio a.n.e. los fenicios frecuentaban
un itinerario maritimo que les permiti6 alcanzar sin grandes
dificultades la factoria de Mogador (Jodin, 1967: 261-262). De la misma
manera, tampoco parece que existieran grandes problemas para que ese
itinerario maritimo fenicio-punico lo mantuvieran activo con posterioridad
marinos romanos y/o romanizados al menos desde el siglo I a.n.e. hasta el
siglo IV d.n.e. (Atoche et alii, 1995), contextualizado en un fen6meno de mayor
amplitud geografica que asegur6 la presencia romana a lo largo de la costa
occidental africana hasta mas alla del sur del actual Marruecos (Rebuffat, 1987;
Euzennat, 1989).
Los hallazgos materiales efectuados durante las excavaciones de la factoria
fenicio-punica y romana de Essauira-Mogador muestran el prolongado
establecimiento de gentes mediterraneas en una zona muy alejada de aquel
mar desde al menos el siglo VIII a.n.e., en epoca fenicia, hasta el siglo V d.n.e.,
ya en epoca tardorromana (Jodin, 1967; Amadasi, 1992), momento en que el
sitio se abandona por razones que tuvieron su origen en la crisis politicoecon6mica
que afect6 al Imperio Romano en el siglo III d.n.e. Esa dilatada
ocupaci6n y su posici6n extrema cercana a Canarias22 convierten a esa factoria
en un buen punto de referencia a la hora de reconstruir el itinerario maritimo
21Un ejemplo de lo que decimos lo podemos encontrar en M.E. Aubet (1987: 170), quien
calific6 de inh6spita la costa occidental africana, caracterizandola por la escasez de
fondeaderos existentes desde Tingis hasta Lixus; no obstante, tambien destac6 la gran
importancia que adquiri6 el comercio fenicio-romano por esa regi6n.
22La factoria fenicio-romana de Essauira-Mogador ha proporcionado un contexto material
en el que hemos observado notables paralelos con los registros materiales romanos
recuperados en EI Bebedero y con algunas de las estructuras del sitio de Rubic611 (Atoche
et alii, 1995; Atoche et alii, 1999).
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utilizado para alcanzar las islas. Una cuesti6n a cuya soluci6n tambien
c(J)ntribuyen los datos procedentes de algunas fuentes literarias latinas, en
especial los que recoge la Historia Natural de Plinio el Viejo sobre la
expedici6n enviada por Iuba II a las islas de Ja Mauritania. Esa informaci6n
no solo nos indica la ruta seguida para alcanzar las islas, sino que tambien
confirma la notable capacidad naval de la epoca y testimonia Ja presencia de
gentes romanas y/o romanizadas en los mares de Canarias al menos desde el
establecimiento romano en la Mauretania occidental (siglo I a.n.e.).
La ciudad de Gadir/Gades fue el punto de origen y de termino del itinerario
que discurri6 por la costa occidental africana tanto en epoca fenicio-punica
como romana. La importancia de esa urbe ubicada en eJ extremo Occidente a
partir del Bronce final resulta indiscutible (Schubart y Arteaga, 1986); su
puerto centraliz6 gran parte de! comercio generado en los circuitos comerciales
de! Meditem'meo centro-occidental, convirtiendose en Ja statio aduanera que
controlaba el trafico naval hacia el Mare Cantabricum, el Mare Britannicum
(Martinez y Carreras, 1993: 102) y hacia eJ Atlantico africano taJ y como nos
muestra el PeripJo de Hann6n. M. Ponsich (1969: 234) no dud6 en afirmar que
la industria de las saJazones de pescado cre6 claros vinculos " ... entre el sur de
Ja Peninsula Ibelica y Ja regi6n de Tanger des de Ja epoca punica ... ", una
actividad de Ja que sabemos, a traves de Estrab6n, que al menos desde finales
deJ siglo II a.n.e. los pescadores gaditanos faenaban en Ja costa mauritana e
incluso mas hacia el sur (Ponsich y Tarradell, 1965; Garcia, 1973; Blazquez,
1977; Gonzalez et alii, 1995), utilizando embarcaciones de reducido tonelaje,
los hippoi. F. L6pez tambien es de Ja opini6n de que Ja actividad comercial
gadirita alcanz6 " ... un Jugar tan Jejano como es el valle del Sus, a partir del
islote de Mogador, donde se han encontrado contenedores, seguramente
signados en Gades, en una fecha mu y temprana, siglos VII y VI a. C. Habiendose
constatado el comercio con los indfgenas de] Cabo Ghir. (..) Ja presencia
gaditana sigue siendo viva en Ja Mauritania Occidental aun en el siglo I a.C. y
I d.C. "(L6pez, 1988: 742-743). Pues bien, esa lucrativa demanda de salazones
debi6 impulsar entre los pescadores del Circulo del Estrecho la apertura en el
Atlantico de una ruta sur, oceanica, que hemos denominado la ''ruta de los
atunes" (Atoche, 2002: 345), la cual seguiria un trayecto superpuesto a aqueJ
que hasta hoy siguen esos peces en sus migraciones anuaJes desde el Golfo de
las Guineas hasta el Mediterraneo. La ruta partiria de Gadir con direcci6n
oeste hasta el Cabo de San Vicente, desde donde se orientaria hacia eJ sur
utilizando a partir de entonces como referencias las sucesivas bajas que, casi
en linea recta, conducen a las Islas Salvajes, archipieJago que por su cercania
a Canarias haria incluso factible arribar a ellas mediante navegaci6n visual.
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Ademas de Ja ruta de los atunes existi6 un segundo itinerario de acceso a
las islas, al que hemos denominado Ja "ruta de Jas factorias" (Atoche, 2002:
345), el cual seguiria un derrotero costero propio de Ja navegaci6n de cabotaje
y de! que tenemos una buena referencia a traves del relato de! Periplo de
Hann6n y de Ja expedici6n organizada por Iuba II a Canarias. Esta segunda
ruta comparte con la primera su origen en el puerto de Gadir, si bien a partir
de ahi realizaria un recorrido paralelo a la costa africana hasta alcanzar Lixus
(Larache), lugar considerado (Aubet, 1987) como el punto de arranque de la
via meridional que conducia desde Ja colonizaci6n fenicia hasta las Islas
Purpurarias (Essauira/Mogador) (Desjacques y Koeberle, 1955), desde el cual
Plinio el Viejo hace arrancar la ruta hacia uno de los archipielagos mauritanos,
el de las Afortunadas (La Palma, Gomera, Hierro, Tenerife y Gran Canaria).
A partir de Essauira-Mogador la navegaci6n podia dirigirse con direcci6n
oeste hacia mar abierto buscando enlazar en las Islas Salvajes con Ja ruta de
los atunes, para desde ahi arribar por el norte a las Afortunadas, o bien podia
seguir paralela a la costa hasta alcanzar el Cabo de Iuba (Cabo Jubi), punto
desde el cual se adentraria en alta mar con direcci6n oeste para contactar con
las islas de las Hesperides (Lanzarote, Fuerteventura y La Graciosa).
EI itinerario de las factorias debi6 establecerse con anterioridad al siglo VII
a.n.e. si tenemos en cuenta que existe constancia de su pleno funcionamiento
en Ja segunda mitad de ese siglo, momento en el que mercaderes fenicios ya
estan establecidos en Essauira-Mogador, una colonia integradajunto con otras
factorias en una amplia red dedicada a explotar los recursos de Ja costa
noroccidental africana. A partir de! siglo VI a.n.e. los cartagineses trabajaran
por reforzar su presencia en esa vertiente de! continente africano, fortaleciendose
la ruta de las factorias mediante la fundaci6n de nuevas colonias,
el objetivo mas evidente encomendado por Cartago al almirante Hann6n. Un
periplo que tambien debi6 perseguir otros fines menos confesables en un
documenta que debia quedar expuesto a Ja curiosidad de todo el mundo en el
templo de Baal Hamm6n, con toda probabilidad relacionados con el comercio
de! oro africano, una de las razones que para W. Russ (1993: 20) motivaria
gran parte de las actividades fenicias en el actual Marruecos y que permitieron
durante mucho tiempo que Essauira-Mogador se mantuviera en ese itinerario
como baluarte en el comercio del oro procedente de Africa occidental23 . Con
posterioridad Iuba II aprovech6 las infraestructuras fenicio-punicas de los
islotes de Mogador para instalar una floreciente industria tintorera.
23J.J. Jauregui (1954: 272) consider6 necesario recalar en Canarias si Jo que se pretendia
era alcanzar Rio de Oro ya que a la vuelta de ese destino solo era posible remontar el
Cabo Bojador alejandose de la costa.
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Una vez en aguas canarias, el trayecto que seguirian las dos rutas sefialadas
e taria avalado por la existencia de una serie de jalones, representados por
diferentes vestigios arqueol6gicos, tales como los hallazgos submarinos de
anforas, las representaciones grabadas de naves localizadas en puntos costeros
de! norte de La Palma (EI Cercado. Garafia) (fig. 5), sureste de Tenerife
(Barranco Rondo) (fig. 6), noreste de Fuerteventura (Barranco de Tinojay) o
sitios costeros de recalada como Rubi"c611 (sur de Lanzarote) (mapa m 1).
Con respecto a las representaciones de naves, habria que sefialar que en el
Archipielago Canario son frecuentes y localizadas por lo general en estaciones
rupestres muy cercanas a la costa poniendo de manifiesto la continuidad temporal
de un tipo de iconografia que arranca desde los mismos inicios de la
colonizaci6n de las islas. Entre las representaciones conocidas destaca por el
tipo de nave representada el conjunto de grabados localizado en El Cercado
(fig. 5), en el vertice noroeste de la isla de La Palma, en una zona caracterizada
por la antigüedad y amplitud de Ja ocupaci6n humana, a escasa distancia de
una costa donde se hallan dos buenos puertos naturales de obligado transito si
lo que se pretende es recorrer el archipielago en sentido oeste-este accediendo
desde el norte, siguiendo precisamente el itinerario practicado por la flota
enviada por Juba II En El Cercado se han representado dos embarcaciones
fondeadas muy cerca la una de la otra, que si bien parecen responder al mismo
tipo de nave, Ja conservaci6n diferencial de los grabados no permite distinguir
con total precisi6n una de ellas. La que aparece en primer plano esta vista por
su borda de estribor y presenta un casco asimetrico con el puntal de proa recto
y elevado, rematado en un pr6tomo, y con Ja popa curvada y sobreelevada, en
Ja que no aparece tim6n o remos timoneles; tambien carece de mastiles y velas.
Son caracteristicas morfol6gicas que responden a un tipo de iconografia
ampliamente conocida en el sur de la Peninsula lberica (Laja Alta, Cadiz)
(Almagro-Gorbea, 1988) y otras regiones de! Mediterraneo, como es el caso
de Tunez (Longerstay, 1990: PI. VI), en el quese reproduce un modelo de nave
rapida del tipo galera. La presencia de esas representaciones en el noroeste de
La Palma adquiere un especial significado si se considera que ese extremo de
la isla debi6 ser Ja puerta de entrada occidental del archipielago desde una
etapa muy temprana de su desarrollo hist6rico.
La otra estaci6n rupestre significativa se halla en el sureste de Tenerife (La
Negrita, Barranco Rondo) (fig. 6), en un punto de las medianias desde el que
se domina gran parte del brazo de mar que separa las islas de Tenerife y Gran
Canaria. En este caso se han grabado dos embarcaciones de diferente tipo
que, como en el caso de EI Cercado, tambien se han representado fondeadas
muy cerca la una de la otra. En un caso, se trata de una nave de casco
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asimetrico, con el puntal de proa recto y elevado, rematado en espol6n, con la
popa curvada y sobreelevada, en la que no aparece tim6n o remos timoneles.
Presenta dos mastiles y aparejo sin velas. Sus paralelos son los mismos que
hemos seiialado para las naves de EI Cercado, hallandonos en este caso ante
otra galera morfol6gicamente muy pr6xima al tipo de la pentecontera. La
segunda embarcaci6n posee un casco curvo, simetrico, aparentemente sin
remos y con un mastil para vela cuadrada, la cual se asemeja a las naves de!
tipo hippoi, derivadas de los pequeiios cargueros fenicios de uso muy antiguo
en el Egeo (Luz6n, 1988: 458), donde a pesar de sus escasas posibilidades de
carga fueron de gran utilidad tanto para el transporte local como para la pesca.
Su uso se extendi6 en el Circulo del Estrecho a partir de la colonizaci6n fenicia
con destino a actividades pesqueras y al trafico de cabotaje.
Por ultimo, el sitio de Rubic6n presenta la importancia de la situaci6n
geografica que ocupa, de gran valor estrategico dentro del itinerario que
tradicionalmente ha servido para entrar al archipielago desde la cercana costa
africana o salir de las islas siguiendo tanto la ruta anterior como la ruta de
entrada norte. La posici6n extrema que ocupa Lanzarote en el archipielago,
relativamente pr6xima al continente, junto con los inagotables recursos
pesqueros con que cuenta, constituyeron sin duda razones de peso para que en
su extremo meridional Rubic6n se convirtiera en paso obligado en la rota de
las factolias, tanto si se accedia al espacio maritimo de las islas siguiendo la
costa norte de Lanzarote como si se hacia por la costa sur. En ese hecho
geografico radica la raz6n que explica su elecci6n para ubicar en el un punto
de recalada, su continuada utilizaci6n desde fechas muy tempranas por parte
de navegantes fenicio-punicos y que en epoca romana se decida mejorar y
ampliar sus infraestructuras mediante la construcci6n de un nuevo pozocisterna
que multiplic6 Ja capacidad de captaci6n de los recursos acuiferos del
sitio y su potencial para contribuir al trafico maritimo hacia y por las islas.
III. Romanos en Canarias: cuando y por que
Las referencias cronol6gicas que se poseen para los registros materiales
romanos de Canarias son de dos tipos; por un lado, Ja serie de dataciones
cronometricas obtenidas en Ei Bebedero, y por otro las referencias crono-
16gicas que se derivan del tiempo de pervivencia que se le reconoce a cada
uno de los diferentes tipos de anforas que fueron fabricadas por los romanos.
Estas ultimas aportan las dataciones menos precisas debido a la longevidad
que se dio en el uso de algunas formas, como son los casos de las Class 25 y
26 o de la Almagro 51C, utilizadas entre los siglos I y V d.n.e. Por el contrario,
Ja serie de fechas de Ei Bebedero permite delimitar con mas precisi6n los
102
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momentos iniciales y finales de la presencia romana en Lanzarote, correll!
cionandose con <los momentos hist6ricos que marcaron el punto de partida
y el momento final de un extendido fen6meno econ6mico desarrollado en la
cercana costa africana: el periodo de revitalizaci6n y ampliaci6n a cargo de
Iuba II de la actividad productiva en las antiguas factorias de salazones
fundadas por los navegantes fenicio-punicos en el litoral de la Mauretania
Tingitana (siglos I a.n.e.-I d.n.e.), y el momento marcado por la crisis politicoecon6mica
que afect6 al Imperio Romano en el siglo III d.n.e. A partir de
finales de ese siglo la presencia romana al sur de Volubilis fue solo testimonial,
finalizando de forma definitiva hacia mediados de! siglo V d.n.e. , en un
instante coincidente con el abandono del establecimiento de Essauira-Mogador
y el declive final de la industria de salazones, la cual ira decayendo lentamente
en todo el occidente mediterraneo hasta alcanzar, en algun caso, el siglo VI
d.n.e. 24 Mas al sur, a lo largo de la costa atlantica subsahariana, la presencia
de elementos culturales romanos perdura hasta el siglo IV d.n.e., como lo
atestiguan entre otros los hallazgos monetarios de Costa de Marfil (Picard,
1978: 22-24).
En consecuencia, la fecha en la que se produjo la expedici6n enviada por
Iuba II de Mauritania a Canarias25 <lebe considerarse el punto de partida de la
presencia en las islas de gentes romanas y/o romanizadas, una presencia
motivada por razones que sin duda hay que rastrear en la prosperidad
econ6mica alcanzada por la Mauretania Tjngitana tras su incorporaci6n al
Imperio, la cual concluye en la segunda mitad del siglo III d.n.e., coincidiendo
con la profunda crisis que afecta a todo el Imperio y que trae consigo la
anarquia militar, invasiones, revueltas indigenas y graves problemas
econ6micos. Tal estado de inseguridad general dificult6 las comunicaciones y
propici6 la crisis del aparato productivo asi como la tendencia hacia una
economia autarquica; consecuentemente, decreci6 la producci6n y el comercio,
los productos escasearon y, como resultado, se estanca la actividad ciudadana
y muchos centros urbanos reducen su superficie, despoblandose amplias zonas
fertiles (Remondon, 1973: 36-37). En el norte de Africa, esa situaci6n alcanz6
su punto algido en tiempos de Diocleciano, cuando se evacua el extremo meridional
de la Tingitana, el mas pr6ximo a Canarias, haciendo que a partir de!
24En el mapa m 2 recogemos diferentes dataciones de yacimientos canarios correspondientes
al desarrollo de Ja fase romana.
25Para Ja expedicion enviada por Juba 11 a las Canarias hemos propuesto una probable
fecha ubicada entre el afio 25 a.n.e. y los afios 12/7 a.n.e., periodo de tiempo que abarcaria
desde el inicio de su reinado en Ja Mauretania hasta un momento de expansion territorial
de! Imperio Romano (Santana et ahi, 2002: 243).
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siglo IV d.n.e. el rio Loukus sea Ja nueva frontera (Rebuffat, 1992). Corno
resultado, durante el Bajo Imperio se produce la practica desaparici6n de la
amplia actividad comercial anterior y con ella uno de sus soportes principales,
la industria de salazones. Las factorias de la costa atlantica de la Mauritania
reducen drasticamente su numero y el volumen de Ja producci6n, Ja cual se
orientara a partir de entonces a cubrir casi exclusivamente las necesidades
locales. Esa situaci6n de crisis y posterior transformaci6n de las estructuras
econ6micas mauritanas debi6 ser sin duda Ja raz6n del cese de Ja actividad
romana en las islas y su consecuente aislamiento.
Si la romanizaci6n de! norte de Africa trajo consigo el relanzamiento
econ6mico de la zona y un incremento del flujo comercial, en declive tras la
caida de Cartago, necesariamente debi6 tambien revalorizar los recursos del
Archipielago Canario, incorporandolo a la 6rbita comercial y de difusi6n
cultural romana26 en una etapa hist6rica durante Ja cual estan presentes en la
Mauritania como obra directa de Iuba II, marinos, pescadores, personal
especializado, dep6sitos y factorias, asi como una red comercial organizada
en funci6n de la industria pesquera. De ahi que las razones objetivas del interes
del mundo romanizado por las islas las encontremos ineludiblemente en la
cercana fachada atlantica africana, en la explotaci6n econ6mica desarrollada
tras la ocupaci6n romana de la Mauretania Tingitana, y especialmente en el
ambito de la actividad econ6mica con mayor desarrollo desde epoca
bajorrepublicana: las pesquerias y las diversas actividades a ellas vinculadas.
En islas como Lanzarote, sitios como Ei Bebedero, que contaban con
maretas capaces de proporcionar el agua necesaria para sustentar actividades
productivas derivadas del aprovechamiento industrial de cabras y ovejas como
atestiguan la gran cantidad de restos 6seos pertenecientes a ovicapridos
recuperados, permiten reconocer cual fue la actividad principal que se
desarroll6 en esas factorias ganaderas, activas estacionalmente. Anualmente,
durante los meses de febrero a abril, se procederia a sacrificar las cabras y
ovejas obteniendose unas materias primas (carne, pieles, ... ) que una vez
procesadas generarian unos productos destinados a su consumo en mercados
mediterraneos, a donde llegarian probablemente a traves del puerto de Gades
mediante la intermediaci6n de marinos del Circulo del Estrecho.
El caracter estacional de esa actividad la hemos deducido a partir de las
caracteristicas biometricas de las osamentas de cabras y ovejas depositadas en
Ei Bebedero, las cuales corresponden a animales sacrificados cuando tenian
26Para M. Almagro-Gorbea (1994: 23) el Imperio Romano " ... supuso Ja integraci6n de
todas las tierras hasta entonces conocidas, incJuidas las zonas atldnticas, en Ja misma
unidad socio-econ6mica ".
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una edad de entre 16 y 18 meses (Atoche et alii, 1989). Si ese dato lo ponemos
eh relaci6n con el periodo en que se producen los partos en esas <los especies
domesticas (durante los meses de octubre y diciembre) (Atoche, 1992-1993:
92), se desprende que los sacrificios debian iniciarse durante el mes de febrero
y se prolongaban hasta el mes de abril, justo cuando en Ja Antigüedad
finalizaba el periodo del afio en el que las condiciones meteorol6gicas cerraban
el mar a la navegaci6n y se iniciaba Ja estaci6n en que se consideraba segura27
(mayo, junio, julio y agosto) (cuadro m 2). Ese momento coincidia a su vez en
el Atlantico canario-africano con el inicio de las migraciones de tunidos desde
el Golfo de las Guineas, lo que se aprovechaba para reanudar la pesca de
tunidos y esc6mbridos, base de una floreciente industria de salazones en el
Circulo del Estrecho entre los siglos I a.n.e. y III d.n.e., actividad econ6mica
que habia conducido durante largo tiempo a los pescadores gaditanos hasta
aguas canarias y a Iuba II a restaurar las factorias de salazones de pescado y
gamm en la Mauritania occidental.
Cuadro m 2: Distribuci6n anual de las actividades productivas en Lanzarote durante Ja fase
romana (circa s. I a.n.e. al s. III d.n.e.).
FEBRERO MARZO ABRIL
ENERO
SACRIFICIOS
MARABIERTA
PESCA DE ATUNES Y
ESS6MBf1D0S
MAYO JUNIO
COSECHA JULIO AGOSTO
OCTUBRE NOVIEMB.
DICIEMB.
SIEMBRA
SEPTIE.
PARTOS
Por tanto, en EI Bebedero y otros lugares similares de Lanzarote, las
actividades relacionadas con la transformaci6n de los productos derivados
del ganado domestico se realizaron durante los meses previos al inicio de la
temporada de pesca de atunes28 y esc6mbridos, integrandose dentro de una
organizaci6n de la producci6n que incluy6 <los actividades productivas quese
27En el Mediternineo antiguo Ja navegaci6n a vela dependia de Ja meteoroJogia, sucediendose
dos sistemas atmosfericos opuestos: en verano un regimen anticic16nico que
favorece eJ buen tiempo y Ja navegaci6n por Ja regularidad de los vientos, mientras que
en invierno el paso continuo de depresiones genera un ambiente inestabJe, poco adecuado
para una navegaci6n regular. Por tanto, en verano el mar estaba abierto a Ja navegaci6n y
en invierno cerrado, abarcando Ja estaci6n cerrada desde mediados de septiembre a
mediados de mayo. En eJ Atlantico canario Ja relaci6n es similar, dandose el caso de que
el acceso a las islas durante eJ verano se ve favorecido por los regulares vientos alisios y
las corrientes.
28En Ei Bebedero tambien se han registrado restos de ictiofauna perteneciente a peces de
gran tamafio, un hecho que nos pone sobre Ja pista de aquella otra actividad, Ja pesca de
atunes y esc6mbridos para Ja fabricaci6n de salazones, que debi6 conformar el proceso
productivo implantado en Ja isla.
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alternaban a lo largo de! afio29 . Todo ello como consecuencia de un fenomeno
de intensificacion economica centrado en el aprovechamiento de recursos
insulares hasta entonces no explotados y orientado a satisfacer la demanda
exterior de carnes en salazon, cueros curtidos, ... , el cual contrasta sustancialmente
con los limitados procesos productivos desarrollados hasta el siglo
I a.n.e. en Ja isla. A partir de! siglo IV d.n.e., la interrupcion de la presencia de
navegantes mediterraneos provoca el cese de la actividad y el abandono en
esa isla de! grupo humano alli asentado, el cual se vera obligado a reorientar
sus actividades subsistenciales hacia un modelo autarquico. A partir de esos
momentos, las referencias escritas o arqueologicas de contactos de! mundo
mediterraneo o africano con Canarias son escasas hasta que se produzca la
llegada de nuevos europeos a partir de! siglo XIII.
En consecuencia, serian gentes procedentes de los ambientes romanizados
del Cfrculo del Estrecho quienes decidieron organizar la definitiva explotacion
economica de Lanzarote, rnediante el desarrollo de una intensa actividad
ganadera, lo que se refleja en la manera diferencial en que se ocupo el
territorio: hasta el siglo IV d.n.e. rnediante un patron disperso basado en
asentamientos de pequefia entidad orientados a la realizacion de actividades
agropecuarias y a partir de ese momento en nucleos urbanos concentrados
(Atoche, 1993).
IV. Discusion y conclusiones
Los elementos romanos recuperados en Canarias son un reflejo tanto de
viajes puntuales como de Ja presencia activa de gentes romanas y/o romanizadas
en las islas a lo largo de casi cuatro siglos, un espacio de tiempo lo
suficientemente amplio como para que no se puedan considerar solo meros
hallazgos casuales resultado de visitas accidentales o naufragios. De mantener
esto ultimo, tendriamos que considerar que las amplias zonas romanizadas
del cercano continente dieron la espalda a las islas de! Oceano y a las enormes
posibilidades economicas que en ellas se encontraban, circunstancia que no
responde en absoluto a la forma en que solia actuar el Imperio Romano. En
consecuencia, de lo que se ha sefialado hasta ahora se desprenden algunas
conclusiones.
29De las factorias ganaderas derivarian no solo salazones, sino pieJes que convenientemente
tratadas, como parecen indicar los artefactos relacionados con ese tipo de
actividad registrados en Ei Bebedero, debian constituir unos muy adecuados contenedores
para las carnes y, por que no, para las salazones de pescado. En consecuencia, nos hallamos
ante Ja integraci6n econ6mica de dos actividades que se convierten en compJementarias
al llevarse a cabo en periodos de tiempo sucesivos y por suministrar Ja ganadera elementos
para Ja pesquera.
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En primer lugar, que existen suficientes evidencias arqueol6gicas y
literarias para poder asegurar que al menos entre los siglos I a.n.e. y III d.n.e.
se produjo la presencia continuada y activa de gentes romanas y/o romanizadas
en Canarias.
En segundo lugar, que los hallazgos de procedencia romana registrados en
Ei Bebedero estan enmarcados en un contexto estratigrafico marcado por la
presencia de numerosos restos 6seos de ovicapridos que indican el desarrollo
de una intensa explotaci6n ganadera entre los siglos I a.n.e. y III d.n.e.
coincidente con el inicio de los intereses romanos en el Atlantico africano, de
tal manera que debieron ser gentes procedentes de los ambientes romanizados
de! Circuio dei Estrecho los responsables de iniciar la explotaci6n econ6mica
de los recursos de Lanzarote.
En tercer lugar, que los hallazgos de procedencia romana no pueden
calificarse como productos de lujo o importaciones selectivas ya que se trata
de objetos cotidianos, acordes con los que solian llevarse en una nave de Ja
epoca y con algunos de los registros materiales recuperados en las factorias
pesqueras romanas de Ja costa de la Mauritania, como Ja de Essauira-Mogador.
De esos artefactos tanto las anforas de Ei Bebedero como las recuperadas en
distintos puntos costeros de! archipielago, fueron fabricadas en origen para el
transporte mercantil de tres productos basicos de! comercio mediterraneo de
la epoca (vino, aceite y salazones), unos productos de amplio consumo que,
apoyandonos en los analisis petrograficos de los contenedores procedentes de
Ei Bebedero, procedian originariamente de puertos ubicados en tres regiones
mediterraneas distantes entre si: la Campania italiana, Tunez y Ja Betica en el
sur de la Peninsula lberica. Esa triple procedencia contextualiza los hallazgos
canarios en una extensa area, si bien lo mas probable es que esos elementos
procedieran de un unico puerto de origen, Gades, ya que este era el responsable
de canalizar gran parte de las exportaciones e importaciones con origen
en la provincia norteafricana; unos productos que en muchas ocasiones
procedian a su vez del comercio generado en los circuitos comerciales del
Mediterraneo centro-occidental. De hecho, gran parte de los productos mauritanos,
principalmente derivados de actividades agrarias y pesqueras, pero
tambien obtenidos de intercambios con las poblaciones bereberes, tuvieron
como punto de destino la ciudad de Gades, desde donde convertidos en producciones
beticas se distribuian para su consumo por todo el Imperio.
Por ultimo, no hay que olvidar que ademas de los elementos arqueol6gicos
de procedencia estrictamente romana que se han seiialado en este trabajo, en
los contextos arqueol6gicos canarios es posible determinar Ja presencia de
otros muchos aspectos culturales derivados de la civilizaci6n romana. No se
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trata solo de artefactos, de cultura material, sino tambien de elementos que se
hallan reflejados en parcelas concretas de! universo cultural que mejor resisten
en toda comunidad humana los embates de las influencias exteriores. Dos
ejemplos de lo que decimos pueden ser determinados tipos de molinos de
mano localizados en Tenerife o Lanzarote o una de las formas de escritura
documentadas en las islas, Ja neopunica, basada en un alfabeto de origen latino.
Estamos pues ante un grupo de poblaci6n procedente de! norte de Africa que
hizo suyos un buen numero de elementos de Ja cultura fenicio-punica y romana
en un claro proceso de aculturaci6n.
Las Palmas de Gran Canaria, 25 de enero de 2006
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............
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Mapa 1: Distribuci6n espacial de los diferentes hallazgos de anforas romanas en relaci6n con las estaciones rupestres con
representaciones grabadas de naves y el punto de recalada Rubic6n citados en el texto .
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
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(PLINIO EL VIEJO)
~ Mapa 2: Distribuci6n en el archipielago de las dataciones
radiometricas ex istentes para la primera mitad del I milenio d.n.e.
correspondientes a la fase romana. Se incluyen los nes6nimos
conocidos para esa etapa segun Plinio el Viejo (s. I d.n.e.) y
Arnobio (s. IV d.n.e.) (Santana et alii, 2002; Martinez, 1996).
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1 DRESSEL lA
(Canq,aJU.a)
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2 DRESSEL tB
(Canq,ania)
•
3 DRESSEL I C
(Campania)
DRESSEL 14A
(Bttica)
0- )OCM .
BENGHA2J l\ffil
(C,ru;o)
Figura 2: Tipos de anforas
con las que se correlacionan
los fragmentos ceramicos
recuperados en EI
Bebedero, Lanzarote (dibujo
de M~ A. Ramirez)
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116
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,I ... -
Figura 3: Pozo de San Marcial, Lanzarote (Serra, 1960)
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Figura 4: Signa de Tanit localizado
en el Pozo de la Cruz,
Rubic6n, Lanzarote (dibujo de
M~ A. Ramirez)
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-~===-~==10Cm
Figura 5:
Grabados de naves de EI Cercado, Garafia, La Palma (dibujo de M~ A. Ramirez)
Figura 6:
Grabados de naves de La Negrita, Candelaria, Tenerife (dibujo de M~ A. Ramirez)
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