Almogaren XXXVI / 2005 Wien 2005 217 - 246
Jose Juan Batista*
Tradicion y originalidad en Die Canarischen Inseln
(1831) de Francis C. Mac-Gregor
Key words: Canary Islands, history of literature, anthropology, F.C. Mac-Gregor
Zusammenfassung:
Die vorliegende Arbeit, der man den Titel "Das Mac-Gregorische bei MacGregor"
geben könnte, befasst sich mit dem von Mac-Gregor benutzten
Quellenmaterial für die Anfertigung seines Buches über die Kanaren, das
als erste Veröffentlichung in deutscher Sprache einen Gesamtüberblick über
den Archipel gibt. Die Quellenforschung zeigt, dass man in diesem Fall
unserem Autor nur wenig Originalität zusprechen kann. Seine persönlichen
Beiträge reduzieren sich auf einige wenige Kapitel, in denen er entweder
Bräuche und Gewohnheiten der Inselbewohner beschreibt oder aber seine
Eindrücke, die er über das Inselleben gewinnt, wiedergibt. Für den Rest
seines Buches zieht er hauptsächlich Quellen spanischer Autoren heran, vor
allem von Viera y Clavijo, Francisco Escolar y Juan Bautista Bandini, die in
erster Linie über Sabino Berthelot in seine Hände gelangten.
Abstract:
The following article looks at the sources used by F. C. MacGregor to produce
his book about the Canary Islands, the first overall German vision of the
Archipelago tobe published. The research ofthe sources shows, in this case,
that the author was not particularly original. The personal contribution ofthe
author, in fact, is little more than details in a few of the chapters, above all
when describing the customs ofthe inhabitants ofthe islands or when offering
general impressions with respect to the day to day life in the Islands. The rest
of the work is borrowed almost entirely from Spanish sources such as Viera
y Clavijo, Francisco Escolar and Juan Bautista Bandini which he 'aquired'
via the work of Sabino Berthelot.
Resumen:
EI siguiente trabajo, que podria llevar el titulo aleman de «das MacGregorische
bei Mac-Gregorn, se ocupa de las fuentes consultadas por F. C.
Mac-Gregor para Ja composicion de su libro sobre Canarias, Ja primera vision
de conjunto publicada en aleman sobre el archipielago. La Quellenforschung
determina, en este caso, que nuestro autor tiene bastante poco de
* Universidad de La Laguna, Tenerife, Islas Canarias
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original, reduciendose su aportaci6n personal a muy pocos capitulos, especialmente
aquellos en los que describe algunas costumbres de los habitantes
de las islas u ofrece un recuento de las impresiones que le produce la realidad
insular. EI resto de la obra esta tomado fundamentalmente de fuentes
espafiolas, sobre todo de Viera y Clavijo, Francisco Escolar y Juan Bautista
Bandini, que le llegaron, sobre todo, a traves de Sabino Berthelot.
En 1831 apareci6, publicado en Hannover, un libro de Francis Emanuel
Coleman Mac-Gregor titulado Die Canarischen Inseln nach ihrem gegenwärtigen
Zustande, und mit besonderer Beziehung auf Topographie und
Statistik, Gewerbfleiss, Handel und Sitten, esto es, Las Islas Canarias, segun
su estado actual y con especial referencia a Ja topografia, estadistica, industria,
comercio y costumbres. Francis C. Mac-Gregor (1783-1876) habia sido
c6nsul britanico en Tenerife durante el lustro 1825-1830, en plena decada
ominosa del reinado de Fernando VII. Su abuelo, el escoces Petrus Alexander,
Lord Mac-Gregor de Inneregny se habia establecido en Hamburgo, ciudad en
la que nacieron su padre, John Francis Charles Coleman Mac-Gregor, y el
mismo. Era comerciante y, probablemente, se dedicara en las Islas al comercio
de vinos. Residi6 en Tenerife, seguramente en Santa Cruz, durante la
mayor parte de su estancia en Canarias, aunque viaj6 por todas las Islas con
excepci6n de Lanzarote y El Hierro1 • Debido a su cargo, se code6 con las
principales figuras politicas e intelectuales de la epoca. Y fue, precisamente,
el trato con el frances Sabino Berthelot (1794-1880) eJ motivo principal que lo
impuls6 a componer un libro sobre Canarias. Recordemos que, tan solo cinco
aiios despues de la publicaci6n de su libro, empez6 a ver a luz la justamente
famosa Histoire naturelle des fies Canaries (1836-1850), de Berthelot y Philip
Barker Webb (1793-1854), obra que vali6 a sus autores un premio de laAcademia
Francesa, siendo entonces ministro el conocido historiador Frarn;ois
Guizot. Y conviene tener presente que en ambas obras aparecen, en muchos
casos, las mismas informaciones. En el texto que desarrollo a continuaci6n
intento, pues, analizar Ja genesis de Die Canarischen Inseln, insertandolo en
las circunstancias de su epoca e investigando sus fuentes, con el fin de obtener
una idea cabal del lugar que le corresponde ocupar en la bibliografia sobre
Canarias.
Para proceder con orden, lo primero que se debe hacer es situar Ja obra de
Mac-Gregor en la bibliografia alemana sobre Canarias2
• Aunque desde el siglo
XV se ocuparon de las Canarias viajeros e inteJectuaies de iengua alemana
(recordemos los nombres, mas o menos romanizados, de Jer6nimo
Monetarius o Valentim Fernandes), hay que esperar hasta el ultimo aiio del
siglo XVIII para encontrar una contribuci6n reaJmente importante. En 1799
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nos visito Alexander von Humboldt (1769-1859) y, si bien solo estuvo seis dias
enITenerife, los frutos de tan corta estancia fueron considerables, pues, entre
otras cosas, animo a su amigo Leopold von Buch (1774-1853) a estudiar la
geologia de las Islas, lo qua! tuvo como consecuencia la publicacion de su
excelente Physicalische Beschreibung derCanarischen Inseln, obra que vio la
luz en 1825 e inaugura los estudios cientificos sobre Canarias. Seis afios despues,
y sin tener acceso a esta obra, Mac-Gregor publicaria su libro. Ello no
significa, por supuesto, que no hubiera ningun otro libro relevante escrito en
aleman sobre las Islas, pues, por ejemplo, Johann Anton Leisewitz habia traducido,
en 1777, a George Glas al aleman, y Mac-Gregor conoce y cita esta
traduccion (2005: 380)3 •
Mac-Gregor no tuvo acceso al libro fundamental de von Buch, porque, sencillamente,
se encontraba desempefiando el cargo de consul britanico en
Tenerife, cuando aparecio, en Berlin, la Physicalische Beschreibung der
Canarischen Inseln. Sin embargo, en la obra de Mac-Gregor encontramos
muchas citas de von Buch. i,Como es posible esto? Nos lo explica Carl Nicolaus
Rötling (1780-1839), filologo, geografo e historiador hamburgues, prologuista
y editor del Die Canarischen Inseln de Mac-Gregor, quien, despues de incidir
en el retraso socio-economico y cultural de las Islas, nos dice lo siguiente:
«Desde este punto de vista interprete la obra, cuyo manuscrito me habia enviado
su autor para que lo revisara y editara. Y ahora lo entrego al publico
como lo recibi, habiendome permitido tan solo enriquecerla, especialmente
en el apartado dedicado a la geografia, con algunos datos del excelente libro
de Leopold von Buch titulado Descripci6n fisica de Jas Islas Canarias, impreso
en Berlin por la Real Academia de Ciencias en 1825, datos que no pudo
tener a la vista mi amigo debido a su lejania»4
• Claro que esto plantea ya un
grave problema de autoria, pues nos encontramos con que, en la obra de MacGregor,
ha metido mano tambien C. Rötling.
Ello significa que cada vez que, en Mac-Gregor, aparece una cita de von
Buch, su autoria <lebe atribuirse a Rötling. Pongamos unos ejemplos: al comienzo
del libro y cuando se trata del clima de las Islas (Mac-Gregor, 2005:
64-65), la sexta nota a pie de pagina nos remite al capitulo correspondiente de
Ja Physicalische Beschreibung de von Buch: parece evidente, entonces, que
debemos pensar en una interpolacion Rötling. Lo mismo sucede un poco mas
adelante (2005: 70), cuando la nota octava del primer capitulo de nuestro autor
nos remite, ahora muy concretamente, a la pagina 95 de von Buch, de la
que recoge textualmente lo siguiente: «En aquel afio [1812) las nubes de langosta
alcanzaron 4 pies de altura en algunos lugares de Fuerteventura». E,
igualmente, la decima nota (2005: 74), que remite al Atlas que ilustra la citada
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obra de von Buch, ha de deberse tambien a la mano de Röding. Y, aunque la
nota undecima repite la misma circunstancia, me parece todavia mas notable
que, inmediatamente despues (2005: 77-79), se introduzca no ya a pie de pagina,
sino en el cuerpo del texto, una larga cita de von Buch, en la que se
expone su teoria de que las Islas proceden de crateres de levantamiento en el
Oceano Atlantico (y no constituyen el resto de ninguna Atlantida sumergida).
Nada mas comenzar el segundo capitulo (2005: 87), y de nuevo tanto en el
cuerpo del texto como en nota a pie de pagina, vuelven a aparecer referencias
a la obra de von Buch. Y, al tratar de la flora (2005: 97-98), se incluye, en nota
a pie de pagina, una larga cita de von Buch, en la que se detallan las cinco
regiones (o pisos vegetales) de las plantas canarias. Ademas, se hallan numerosas
citas de von Buch, entre parentesis y en el cuerpo del texto, cada vez que
se aducen datos hipsometricos o demograficos de las Islas, asi como el extenso
texto (2005: 332-334) que describe la erupci6n que, en 1677, sepult6 la
Fuente Santa, hasta entonces la fuente medicinal mas frecuentada de La Palma.
Tantas citas de von Buch introdujo Röding en las notas que, al menos en
una ocasi6n (2005: 280), se vio precisado a aclarar al lector que se hallaba
ante una «Notadel autorn, y no del editor. De esta manera, hay que adscribir
a Röding, y no a Mac-Gregor, todas las referencias que se hacen al libro de
von Buch, lo cual supone casi diez paginas de la obra.
Pero, ademas de la intervenci6n directa de C. Röding en el pr6logo y la
redacci6n de muchas de las notas de Die Canarischen Inseln de Mac-Gregor,
tenemos que enfrentamos ahora al problema de las fuentes directas utilizadas
(y copiadas) por nuestro autor. En general, la investigaci6n de fuentes de Die
Canarischen Inseln no deberia resultar dificil, ya que el propio Mac-Gregor
suele indicarlas tanto en notas a pie de pagina como en el ultimo capitulo de
su libro, dedicado a la bibliografia existente sobre las Islas hasta 1829. Mas no
siempre tenemos tanta suerte. En este sentido, los problemas principales que
me plante6 la traducci6n de su obra se encuentran, precisamente, relacionados
con sus fuentes, tanto las expresas como las silenciadas. Asi pues, acto
seguido presentare una aproximaci6n a este problema, intentando mostrar
c6mo la Quellenforschunginfluye en la recepci6n, traducci6n y valoraci6n de
la obra de nuestro autor.
Sin embargo y ante todo, <lebe quedar claro que el libro de Mac-Gregor no
fue mas que un intento de presentar la situaci6n politica, econ6mica, social y
cultural de las Islas al publico de lengua alemana. Debido a este caracter de
sintesis, la obra muestra muchas influencias de autores anteriores (sobre todo,
Viera, Glas, Bory de Saint-Vincent, Ledru, Bandini y Escolar) y contemporaneos
(especialmente, Berthelot y Diston). Evidentemente con bastante
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exageraci6n, podriamos llegar a decir que tan solo parecen personales los
breves apuntes que el capitulo cuarto ofrece sobre las costumbres de los canarios
y algunos datos expuestos, en los capitulos decimo y undecimo, sobre la
administraci6n y la justicia en Canarias, ademas de algunas opiniones acerca
de la situaci6n del clero, objeto del decimocuarto capitulo.
Para seguir, en un principio, un orden cronol6gico, empezare con la influencia
de George Glas (1725-1765) en nuestro autor, dejando de lado a Nichols y
otros viajeros y comerciantes britanicos anteriores al siglo XVIII, cuyas obras
conocia Mac-Gregor por compilaciones publicadas tanto en ingles como, sobre
todo, en traducci6n alemana. George Glas, como la familia de nuestro
autor, procedia de Escocia y habia escrito unos setenta anos antes; influy6 en
Viera (1982[1773], I: 613-616), quien nos relata su triste final, y, por supuesto,
tambien en Mac-Gregor, quien sigue, en general, la disposici6n de sus capitulos
y su esquema expositivo. Muestra de que nuestro autor conocia muy bien
a Glas, es que, ademas de la edici6n inglesa, cita tambien -segun apuntabamos
mas arriba- <los ediciones alemanas de su obra. Creo que puede afirmarse
que fue de Glas de quien nuestro autor tom6 la disposici6n general de su
obra. Asi, por ejemplo, Mac-Gregor comienza su libro, como Glas, tratando
de la geografia de las Islas y, a este respecto, nombra los vientos con las siguientes
palabras (que corresponden a mi traducci6n, 2005: 68): «El viento
del noreste (Ja brisa) sopla ininterrumpidamente desde el noreste y el este de
las Islas durante casi <los tercios del ano, pero con mas insistencia durante los
meses de mayo, junio y julio hasta agosto. Suele comenzar, normalmente,
entre las diez y las once de la manana y se mantiene hasta las cinco o las seis
de la tarde; luego se calma hasta la medianoche. A esta hora empieza a soplar
un viento procedente de tierra ( el terral) hasta las siete o las ocho de la manana;
entonces se produce de nuevo un momento de calma, que dura hasta que
vuelve a empezar el viento procedente del mar. En las costas suroccidentales
de las Islas no sopla, ni desde el mar ni desde tierra, ningun viento regular,
porque el alisio del noreste no puede alcanzar este lado debido a las altas
montanas quese interponen en su camino». En Glas (19993: 89-90) y en traducci6n
de C. Aznar, leemos: «La brisa del mar en Tenerife generalmente se
inicia alrededor de las diez de la manana en las partes este y noreste de la isla,
y sopla hasta las cinco o las seis de la tarde, en que se calma hasta medianoche;
entonces empieza el terral que continua hasta las siete o las ocho de la
manana, sucediendole una calma, hasta que la brisa marina empieza nuevamente
a soplar. ( ... ) En la costa suroeste de Tenerife no hay brisa regular del
mar o de tierra, pues el alisio o viento del nordeste no puede alcanzarla debido
a la inmensa altura de la isla por encima de la regi6n donde sopla este viento».
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
En el tercer capitulo, dedicado a los habitantes de las Islas, se expresa MacGregor
(2005: 113-114) de esta manera: «Es probable que los primeros pobladores
de las Islas Canarias fueran libios, que, desde la costa de Mauritania, se
hubieran confiado a las olas, para no caer en manos de los arabes vencedores.
Al menos, en favor de esta suposici6n aboga el gran parecido que, segun el
testimonio de un viajero digno de credito, existe entre el modo de vida, la
lengua y las costumbres de los antiguos islefi.os y los de los pueblos de las
montafi.as del sur de Berberia. El alimento principal de estos ultimos pueblos
es, todavia hoy, el cuscus, una comida muy parecida al gofio, y la lengua shelja
contiene varias palabras que vuelven a encontrarse entre las de los antiguos
habitantes de Canarias, a excepci6n de Tenerife». Por su parte, Glas, en su
Enquiry into the Origin of the Ancient Inhabitants (en la pagina 172, citada por
Mac-Gregor y despues de mencionar, en nota, a Thomas Nichols, quien pensaba
que los canarios eran africanos exiliados alli por los romanos), se expresa
como sigue5
: «No pretendere determinar si los canarios eran exiliados venidos
de Africa o no; pero, estoy persuadido de que proceden originariamente
de alli. Esto se puede probar fäcilmente, debido a la similitud que existe entre
las costumbres y la lengua del sur de Berberia y las de las Islas Canarias, con
excepci6n de Tenerife». La idea de que los bereberes llegaron a Canarias despues
de la epoca en que escribi6 Plinio y antes de la conquista arabe procede
tambien de Glas (1764: 173), quien la expresa en estos mismos terminos.
De este mismo autor toma Mac-Gregor las similitudes entre el cuscus de
los bereberes y el gofio canario, ademas de los paralelismos entre palabras
sheljas y guanches. Luego, al tratar de la poblaci6n islefi.a, de la variedad de
espafi.ol hablada en las Islas y de las mujeres y hombres canarios, tambien
sigue Mac-Gregor muchas de las opiniones expresadas por Glas. Veamos un
ejemplo: en su cuarto capitulo, al tratar de los campesinos, nos dice MacGregor
(2005: 142-143): «Estos poseen, ademas de eso, una urbanidad que
contrasta mucho con la rustica groseria de las clases bajas del norte de Europa.
( ... ) En el trato con sus superiores y con los extranjeros son respetuosos y
hablan siempre despues de haberse quitado el sombrero; sin embargo, no
muestran, durante su conversaci6n con ellos, el mas minimo embarazo». En
Glas (19993: 119), por su parte, leemos: «los campesinos y la gente trabajadora
no carecen de una considerable parte de buenas maneras, y tienen poco de esa
brusca rusticidad que es tan comun entre la clase baja en Inglaterra, y con
todo no parecen desconcertados o avergonzados en presencia de sus superiores
».
El capitulo noveno de Mac-Gregor esta dedicado al comercio de las Islas y
sigue, tambien muy de cerca, copiando su estructura, el decimoseptimo capi-
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
tulo de Glas, dedicado al mismo asunto. Aunque no entraremos en detalles,
anibos autores empiezan con el comercio de las Islas con Europa y America,
para seguir con el comercio interinsular; ambos acaban con una relaci6n de
las monedas, pesos y medidas corrientes en las Islas. De hecho, las indicaciones
metrol6gicas de Glas me fueron muy utiles para mi traducci6n de MacGregor,
siendo que este sigue a aquel en numerosas ocasiones. Ambos se refieren
a la lucrativa pesca en la costa de Berberia y, tratando del peso y del
valor de la came y el pescado salado, nos dice Glas (19993: 143): «El precio
corriente es de tres medios peniques por una libra de treinta y dos onzas, que
es el peso que aqui se usa para la came y el pescado»; esta libra doble, muy
cercana al kilo modemo, seguia aun vigente en la epoca de Mac-Gregor (2005:
244): «De acuerdo con los pesos mencionados se pesan todos los generos de
comercio, incluidos el oro, la plata y las joyas, pero con excepci6n de la came,
el pescado salado o el bacalao, el sebo y algunos otros articulos, que se venden
al peso de la libra doble de 32 onzas».
Tambien toma Mac-Gregor de Glas la idea de exponer las instituciones de
gobiemo, la justicia y los impuestos normales en Canarias, ademas de que
ambos le dedican un capitulo, hacia el final de sus respectivas obras, al clero.
Pero, como excederia de los limites de este trabajo el exponer todo ello detenidamente,
nos contentaremos con sefialar un par de ejemplos mas. Cuando
habla de la planta juridica insular, Glas (19993: 58 y 120) se refiere a la inclinaci6n
de los insulares por los pleitos con estas palabras: «los nativos de las
Canarias todas son, en general, extremadamente pleitistas» y «la gente acomodada
es extremadamente litigiosa, y se encuentra generalmente enredada
en complicados e interminables pleitos». Por su parte, Mac-Gregor (2005: 256)
repite que «Los propios islefios tienen, en Espafia, fama de ser muy aficionados
a los litigios; y es verdad que, en todas las clases sociales, los hay en
abundancia, sobre todo entre la nobleza, por causa de Ja sucesi6n en los mayorazgos
y por la propiedad. Asi que resulta dificil encontrar un noble que no
se encuentre inmerso en uno o varios procesos, muchos de los cuales pasan,
como herencia, de padres a hijos, pues, dada Ja gran prolijidad y duraci6n de
los procesos y la negligencia de los abogados, no es raro que las partes contendientes
mueran antes de que aquellos acaben. Es un hecho que, entre la alta
nobleza, existen individuos que sostienen por lo menos una docena de litigios
a la vez». En el «Apendice» a su obra, nos dice Glas (19993: 167): «No son
pocas las sefioritas que toman el velo y se encierran en conventos para toda la
vida, porque no consiguen encontrar maridos de su rango y no !es agrada
depender de sus hermanos mayores o de otros parientes para su sustento, o
porque se han encontrado con alguna desilusi6n en el amor». Por su parte,
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Mac-Gregor (2005: 286) dice de los conventos de monjas que «En este sentido,
tales instituciones sirven a un buen prop6sito y son lo que, propiamente,
tienen que ser: refugio y asilo de las muchachas que se han malquistado con el
mundo o que ya no tienen nada que esperar de el». En este caso, como en
algunos otros, quiza nuestro autor no copie literalmente a Glas, pero la
intertextualidad es innegable. Y, aunque nuestro autor sabia ingles y cita la
edici6n inglesa de Glas, no puede descartarse, de acuerdo con la referencia a
las dos ediciones en aleman que ofrece nuestro autor en su bibliografia (sin
duda, para hacer mas accesible dicha obra a los germanoparlantes), el hecho
de que siguiera directamente estas versiones.
Si, ahora, nos volvemos a la influencia de Viera y Clavijo (1731-1813) en
nuestro autor, hemos de reconocer que la obra del ilustrado canario, sobre
todo, sus Noticias de Ja Historia General de Jas Islas Canarias (1772-1783), se
encuentra presente en Mac-Gregor, desde los versos italianos que leemos bajo
el nombre de nuestro autor (me refiero a los versos del decimoquinto canto de
la Gerusalemme liberata de Tasso que conforman el lema: «L'Isole di Fortuna
ora vedete,/ Di cui fama a voi, ma incerta giunge;/ Ben son elle feconde, e
vaghe, e liete,/ Ma pur molto di falso al ver s'aggiunge») hasta la referencia al
Clavigo de Goethe6 • Mac-Gregor sigue, en numerosas ocasiones, al clerigo
ilustrado canario, traduciendolo al aleman. Y, aunque, en general, lo cita, no
faltan pasajes en que no lo hace. Veamos algunos ejemplos, en los que siempre
me veia en la tesitura de optar por reproducir las palabras literales de Viera o
por retraducir a Mac-Gregor al espafiol:
a) En el duodecimo capitulo, dedicado a las finanzas, nuestro autor (2005:
268-269) nombra, en nota a pie de pagina, lo que llama, en castellano, derecho
de mancebfo: «Entre los ingresos municipales de la ciudad de La Laguna figuraba,
antiguamente, el derecho de mancebio, una contribuci6n que pagaban
prostitutas y burdeles, que fue confirmada, en 1510, por Fernando el Cat6lico
y quese arrendaba. Sin embargo, dicha contribuci6n parece haber dado ocasi6n
a muchas quejas y abusos, pues ordena el tribunal, en un decreto de 9 de
diciembre de 1532, "que el arrendador con la ayuda de tres testigos debera de
probar que una mujer, sospechosa de no querer pagar el derecho de mancebio,
se ha entregado a mas de tres hombres por dinero; y solo en caso de que lo
pruebe, se vera esta obligada a satisfacer dicho derecho". Este impuesto indecoroso
fue poco despues totalmente suprimido. Vease Viera, Libro 8, § 36.
jNo quedaria mal esta anecdota dentro de una historia de las costumbres de
antafio!». Pues bien, esta historia la cuenta Viera, siguiendo a Nuiiez de la
Pefia, en el capitulo trigesimo sexto, pero del Libro IX, no del VIII, de sus
Noticias (1982 [1773], II: 690), donde leemos lo siguiente: «entre estos dere-
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
chos ( ... ) es digno de nuestra reflexi6n el derecho de las mancebias o burdeles
del las mujeres prostituidas. Y vease aqui un genero de establecimiento que
nos descubre por menor el espiritu y las costumbres de aquel siglo, primer
objeto de la historia. La rara tranquilidad de animo con que esta especie de
comercio ilicito, ahora tan disonante, se permitia entonces en los pueblos, hasta
reducirle a contribuci6n para los fondos publicos, y la formalidad con que el
rey don Fernando V, en nombre de la reina dofia Juana, su hija, confirm6 el
referido impuesto en Madrid, a 23 de febrero de 1510, no nos deja duda de que
si los hombres de aquella edad eran tambien malos, eran mas barbaros o mas
sencillos que nosotros. No omiti6 Nufiez de la Pefia noticia alguna concerniente
a esta parte de nuestras antigüedades. Escribe que aquella famosa renta
se ponia en remate; que el arrendador cobraba de las personas del sexo (que
vivian congregadas en cierta habitaci6n, situada hacia la salida de la ciudad
de La Laguna para el puerto de Santa Cruz) no se que cantidad de maravedis;
y que en las escrituras del contrato de arrendamiento solian insertarse algunas
clausulas sumamente ridiculas. Por ejemplo, en 9 de diciembre de 1532,
dijo la justicia y regimiento: "que por cuanto en el arrendamiento de la mancebia
hay una condici6n que dispone que el arrendador con juramento sea
creido sobre si una mujer se prostituye con mas de un hombre, para que le
pague el derecho; la que, por ser muy perjudicial, la revocan y mandan de
nuevo que el tal arrendador pruebe con tres testigos de vista de c6mo la tal
mujer se prostituye con mas de tres hombres y gana dineros con su persona
publicamente, para que en este caso pague"». Y, a continuaci6n, sefiala Viera,
en nota a pie de pagina, que el texto esta tomado de «Nufiez de la Pefia, libro
II, cap. 5, pag. 205».
b) Cuando, en el decimocuarto capitulo, dedicado al clero, se detiene nuestro
autor (2005: 283-284) en que, a veces, se habia quejado la poblaci6n de que
los frailes y monjas le suponian una carga, afiade la siguiente cita de Viera
(«Viera, Not., Lib. 18, § 44»): «en los protocolos de 1636 del ayuntamiento de
Garachico, se dice, entre otras cosas, lo siguiente: "Que habiendo ya en
Tenerife quince conventos de frailes y cinco de monjas, que apenas podian
sustentarse, seria grande imprudencia multiplicarlos todavia. Que ya los eclesiasticos
y religiosos eran casi los unicos duefios de las islas, pues disfrutaban
tantas capellanias, censos y haciendas. Que la vocaci6n de la mayor parte de
cuantos abrazaban el instituto monastico no era santa, loable ni fructuosa.
Finalmente que, lejos de admitirse nuevas fundaciones de conventos, seria
muy oportuno solicitar la reforma de los que habia"». En este caso, he preferido
copiar las palabras literales del Ayuntamiento de Tenerife, trasmitidas
por Viera (1982(1783], II: 777), porque la traducci6n de Mac-Gregor al aleman
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
era tan literal, que no merecia la pena retraducirla. Decia asi: «Se encuentran
ya quince conventos de frailes y 5 de monjas en Tenerife, que apenas podrian
sustentarse, por lo que pareceria muy imprudente aumentar mas su numero.
Los religiosos son casi los duefios de las islas por las ricas haciendas, diezmos
y prebendas que poseen; pero la vida y la forma de actuar de la mayoria de las
personas pertenecientes al estado eclesiastico no son ni piadosas, ni loables ni
provechosas. Por lo que, muy lejos de fundar nuevos conventos, se deberia
mas bien pensar en reducir el numero de los ya existentes».
c) De Ja morada de los guanartemes en Galdar nos trasmite Mac-Gregor
(2005: 324, nota) lo siguiente: «De las ruinas de este palacio, que aun se conservaban
en su epoca, dice Viera: "no dejan de llamar todavia la atenci6n
aquellas paredes de casi tres varas de grueso, de piedras de silleria tan bien
ajustadas y cubiertas de tablones grandes perfectamente unidos y acepillados,
sin clavos, sin barro, cal ni yeso"». Aunque nuestro autor no da la referencia
exacta, esta cita esta tomada del Libro XV, § 87 de sus Noticias (1982, II: 396),
y asi la reproduje, pues me parecia excesivo "retraducirla" al espafiol. Una
retraducci6n literal resultaria como sigue: «Sus muros de 9 pies de ancho,
hechos de piedras de silleria que, puestas unas sobre otras y cubiertas con
tablones de madera, encajaban perfectamente y parecian labradas, llamaban
la atenci6n del viajero, principalmente porque todo este trabajo habia sido
acabado sin emplear clavos, barro ni cal».
d) En otras ocasiones, segun sefialaba antes, Mac-Gregor no cita a Viera, a
pesar de que lo copia. Tal es el caso, por ejemplo, de una anecdota acaecida
durante una visita a Tejeda del obispo Davila, que nos cuenta, asi, en nota a
pie de pagina (Mac-Gregor, 2005: 326): «Los campos de cultivo de esta parroquia
estan situados, en su mayor parte, en las faldas de las montafias, con lo
que su suelo se ve frecuentemente anegado por las riadas que bajan por alli.
Tres veces ha corrido esta suerte la iglesia parroquial (a 2945 pies sobre el
nivel del mar); y, por ello, el obispo Davila, que hizo un viaje de inspecci6n al
lugar, ha realizado la observaci6n muy oportuna de que los vecinos no poseen
bienes inmuebles, sino bienes muebles. Veanse las Sinodales por el Jlustrfsimo
Davila, pag. 500». Ahora bien, en esta anecdota, Mac-Gregor sigue, al pie
de la letra, a Viera (Noticias, Libro XV, § 87 = 1982, II: 395), quien, al tratar de
Tejeda, nos cuenta esta misma ocurrencia, pero atribuyendo su autoria a un
vecino del lugar, no al propio Davila, segun afirmaba nuestro autor: «El ilustrisimo
Davila dice en sus Sinodales que "le aseguraron haberse llevado el
temporal por tres veces dicha iglesia con cimientos y tierra, y lo mismo de
algunas haciendas, por lo que dijo con gracia un vecino de este lugar que los
bienes de el no eran raices sino muebles"». Y, en nota a pie de pagina, remite
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Viera a la «Sinodal del obispado de Canarias por el Ilmo. Sr. Davila, pag.
SOG>».
En la descripcion de la isla de El Hierro podemos encontrar un caso parecido,
pues nuestro autor (2005: 352), sin citar a Viera, nos cuenta lo siguiente:
«Al estar protegida por la Naturaleza con unas altas y escarpadas costas contra
las que golpea un incesante oleaje, no necesita la isla mas proteccion y, por
ello, no cuenta con ninguna obra de fortificacion. Su insignificancia y su pobreza
la han mantenido siempre al resguardo de las ambiciones ajenas. Tampoco
tenemos noticia alguna de las hazaiias de sus heroes. Solo la ciencia se
acuerda de esta isla apartada, designandola como el punto a traves del cual
Ptolomeo trazo el primer meridiano, que es, con seguridad, el mas fäcil de
todos, porque divide a la Tierra en dos mitades naturales; mas tarde lo usaron
tambien los holandeses en sus excelentes mapas de navegacion». Tal parrafo
puede considerarse una adaptacion bastante fiel de lo que nos dice Viera en el
capitulo 47 del libro XII de sus Noticias (1982[1776], II: 96-97): «Hemos sentado
que en EI Hierro no ha habido jamas fortalezas, porque ni los condes ni
los ministros del rey, que para eso la han visitado ( ... ), tuvieron por necesarias
tales obras. Defendida naturalmente por los escarpados peiiascos de todas sus
costas mejor que de castillos, parece inaccesible a los ataques de! enemigo;
pequeiia y pobre, esta a cubierto de la ambicion. Solo es buscada como el
primer meridiano de la tierra».
e) Por ultimo, en otras ocasiones, Ja obra de Viera nos ayuda siempre a
comprender lo que quiere decir Mac-Gregor, como ocurre, por ejemplo, cuando
al tratar de Tenerife, afirma, un poco sorprendentemente, nuestro autor
(2005: 291): «Aqui no habitan ni animales salvajes o feroces ni gorriones, y de
sabandijas venenosas solo hay escorpiones y escolopendras». Aunque la palabra
alemana Sperling designa inequivocamente al 'gorrion', me resulto chocante
su aparicion en este contexto, junto a animales feroces y daiiinos. Desde
luego, si atendemos a otros autores, por ejemplo, a lo que dice Andre-Pierre
Ledru (1991 [1810]: 45), a quien nuestro autor tiene, en esta ocasion, tambien
muy en cuenta, esperariamos mas bien encontrar un terrnino como Schlange
'serpiente' que el de los "inofensivos" gorriones, ya que afirma el frances:
«En Tenerife no existen ni caza mayor ni reptiles venenosos». Sin embargo,
aqui se refiere Mac-Gregor, simplemente, a los gorriones como pajaros daiiinos
para los sembrados, segun habia indicado en el capitulo sexto, al tratar de
la agricultura (2005: 201). Pero, esta alusion se explica, fäcilmente, atendiendo
a Viera (Noticias, Libro XV, § 89 [1982, II: 417]), quien terminaba asi su
resumen sobre Tenerife: «No hay animales, sabandijas ponzoiiosas, fieras ni
gorriones». Tambien cuando, al tratar de la geologia, se refiere a las siguien-
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tes formaciones calcareas (Mac-Gregor, 2005: 95): «Piedrecillas de formaciones
de este tipo, parecidas a los confites de Tivoli, se encuentran en gran cantidad
a lo largo de la playa del Puerto del Confital, Gran Canaria, cuyo nombre
se debe a tal circunstancia», nuestro autor debi6 de haber tomado esta
misma informaci6n del ilustrado canario, quien, en el Libro XV, § 87 de sus
Noticias (1982(1776], II: 393), escribe: «Hacia el Norte, mirando a Tenerife,
forma otros dos puertecillos La Isleta: el Confital, en donde se recogen las
piedrecillas de la mas perfecta figura de confites, y el Arrecife, en donde se
levant6 un reducto».
Acabare las referencias a Viera incidiendo en el hecho de que la mayor
parte del quinto capitulo de Mac-Gregor (2005: 182-193), dedicado a una bibliografia
de autores canarios, tal y como tambien habia hecho Ledru, esta
tomada enteramente del libro XIX de las Noticias del historiador canario, de
quien el germano-britanico copia parrafos enteros. Y, a este respecto, la consulta
de Viera resulta fundamental, pues las anotaciones de nuestro autor presentan
algunos errores, que han de corregirse acudiendo al ilustrado canario.
Igualmente Mac-Gregor conocia a los autores franceses que, a principios
del siglo XIX y como consecuencia de las expediciones de Borda, Pingre y
Verdun de la Crenne (1771 y 1776) y el capitan Baudin (1796), publicaron obras
relacionadas con nuestras Islas. Asi, por ejemplo, de Bory de Saint-Vincent
(1988(1803]) recoge la cita de la Gerusalemme liberata de Tasso que se refiere
a las Canarias (y que remonta a Viera), la denominaci6n botanica de conferva
(1803: 305, con dibujo; cf. tambien la traducci6n espafiola de J. A. Delgado
[1988: 176]), algunas referencias a viajes anteriores (Cook, Laperouse,
Labillardiere), etc. Y de Ledru (199!2[1810]) toma, sobre todo, su exposici6n
de la omitologia de las Islas y la idea de insertar un catalogo de escritores
canarios celebres, que, como hemos visto, remonta tambien a Viera. Y digo
que sigue a Ledru, porque, en ocasiones, copia sus errores, tal y como ocurre
con la fecha del nacimiento del Padre Anchieta (1991 2(1810]: 105) o el nombre
de (Joseph Gonzales) Cabrero-Bueno (199!2[1810]: 107), en vez del correcto
Cabrera Bueno.
Otros autores espafioles a los que Mac-Gregor sigui6 muy de cerca fueron
Escolar, Bandini7 y Savifi6n. No pudo conocer al segundo de ellos, porque
falleci6 antes de que nuestro autor llegara a Tenerife; y tampoco creo que
llegara a tratar personalmente al primero, pues se encontraba muy enfermo
en 1825, cuando Mac-Gregor lleg6 a la isla, y muri6 un afio mas tarde. He
expuesto ya en otro lugar8 que fueron Sabino Berthelot y Domingo Savifi6n
los que posibilitaron a nuestro autor el conocimiento y acceso a las obras de
Bandini y Escolar, las fuentes mas importantes, cuantitativamente hablando,
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de Mac-Gregor. El soriano Francisco Escolar y Serrano (1775-1826) habia estudiado
quimica y mineralogia en Gotinga y vino a Canarias como comisionado
regio para confeccionar una estadistica general y completa de las Islas,
labor que realizo de manera eficacisima, a pesar de que su obra quedo, en su
mayor parte, manuscrita hasta 19839 • Si, casi con toda seguridad, fue Berthelot
quien debio de poner en relacion a Domingo Saviiion con Mac-Gregor, tenemos
documentos fehacientes de que el doctor Savifion y Francisco Escolar
mantuvieron relaciones personales, motivadas precisamente por la obra de
este ultimo10 , y de que fue el propio Domingo Saviiion quien le proporciono a
Berthelot diversas copias de los manuscritos de Francisco Escolar, no solo
referentes a su Estadfstica, sino tambien de sus estudios geologicos y
mineralogicos11 que, sin embargo, solo pudieron ser publicados por Berthelot
despues de haber aparecido en la obra Mac-Gregor.
Y, para tratar en primer lugar de estos estudios geologicos, tengo que decir
que Mac-Gregor solo recoge, por regla general, aquellos pasajes de Escolar
que Berthelot, ademas de haberlos publicado en espafiol, traduce al frances,
destacandolos por considerarlos de especial interes. Pondre como ejemplo la
hipotesis de Escolar sobre la formacion del Pico del Teide. En este caso, conservamos
los textos originales de Escolar y las traducciones de Berthelot y de
Mac-Gregor. Veamos el primero de ellos. La hipotesis de Escolar (apudWebb
y Berthelot, II, 1: 398) sobre la formacion del Teide es la siguiente: «Estas [las
Cafiadas de! Teide] forman un crater antiquisimo, anterior a la formacion del
mismo Pico que ha nacido dentro de el, y que se ha formado quiza despues de
haberse hundido otro Pico, mucho mas alto que el actual, si atendemos al
grandisimo circulo que describe la cordillera de montafias altas y escarpadas
de! lado que mira al Teide, y que no esta interrumpido por el S.S.E. y por el S.
y el S.O., aunque si arruinada y desportillada en los demas puntos por las
erupciones volcanicas que han salido posteriormente de! Teide y que han dejado,
sin embargo, al S.E. la gran ladera de Güimar, al N. la de las vueltas de
Tigaiga y al 0 . la cumbre de Erjos, montafias de! Carrizal y Masca, que tienen
su origen en las mismas Cafiadas y van declinando hacia el mar, hasta terminar
en el». Por su parte, Webb y Berthelot (1839, II, 1: 48-49) traducen como
sigue: «Ce cirque [Cafiadas du Pie] constitue un cratere tres ancien, anterieur
a la formation du Pie lui-meme, qui a pris naissance au centre, et dont
l'apparition a eu lieu probablement apres la destruction d'un autre cöne bien
plus eleve que lui, surtout si l'on a egard le circuit que forment !es montagnes
environnantes et a leurs escarpemens extraordinaires. Cette cordillere ouverte
au S.-S.-E, interrompue au S.-0., ne se montre plus que par debris dans !es
autres endroits. Ce desordre ne peut avoir ete occasione que par les com-
229
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
motions volcaniques; c'est cette terrible tourmente qui a isole au S.-E. le
fragment qui se rattache au contre-fort de Guimar, au nord celui qui se joint
aux montagnes de Tygayga (la Fortaleza) et vers l'ouest aux sommites de Erjos.
Toutes ces breches, qui separent ces parties demantelees, servent encore de
jalons a l'observateur et lui font reconnaitre la ligne de circonvallation
qu'embrassait l'ancienne chaine». Estos autores repetiran mas tarde la misma
idea12 • Por lo quese refiere a Mac-Gregor (1831: 251), es evidente que la traducci6n
de Escolar es impecable, como se observa en el pasaje correspondiente:
«Diese [Cafiadas] bildeten wahrscheinlich in früherer Zeit die Seitenwände
eines ungeheuem Kraters von weit höherm Alterthum als der Pik, der aus
seinem Schooße hervorgegangen, und vielleicht erst entstanden ist, nachdem
ein anderer weit größerer Kegel versunken oder eingestürzt war. Dieses wird
noch wahrscheinlicher, wenn man die kreisförmige Kette hoher und, nach dem
Pik zu, sehr steiler Gebirge aufmerksam betrachtet, welche denselben im
Südosten, Süden und Südwesten einschließen, aber deren Verbindung auf den
übrigen Seiten entweder durch Erdfälle oder spätere vulkanische Ausbrüche
mit Gewalt durchbrochen und zerstört scheinen. Indeß sind im Osten die hohen
Abhänge von Guimar (. .. ), im Norden die von Tigaiga und im Westen die
Berggipfel von Erjos, Carrizal und Masca ( ... ) stehen geblieben, welche alle
ihren Ursprung in den Cafiadas haben und sich nach dem Meere zu absenken».
Pero tambien parece innegable que la fuente pr6xima no puede ser otra que el
manuscrito que Domingo Savifi6n habia puesto a disposici6n de Berthelot,
siendo muy posible que tambien los comentarios del frances sirvieran de acicate
al germano-britanico para copiar el texto de Escolar.
Lo mismo puede decirse de los tres tipos de lavas canarias que describe
Mac-Gregor (1831: 32-33) y de sus observaciones (1831: 31-32 nota) con respecto
a la Caldera de Bandama por citar <los casos mas entre otros muchos13 ,
ya que, por ejemplo, todas las tablas estadisticas contenidas en la obra de MacGregor
proceden de Escolar, circunstancia que nuestro autor suele indicar. No
puede menos que llamar la atenci6n que todas estas tablas estadisticas las
volvamos a encontrar, con los mismos comentarios, en Webb y Berthelot (1839,
II, 1: 201-218).
Sin embargo, la influencia de Escolar no se detiene aqui, sino que los tres
capitulos de nuestro autor que se ocupan de la descripci6n estadisticotopografica
de cinco de las Islas, a saber, La Palma, Gomera, Hierro, Fuer-
• 1 1 l 1 1 · '
teventura y Lanzarote, estan tomados, literalmente, de la obra del soriano, de
quien Mac-Gregor copia, sin citarlo, hasta las notas a pie de pagina. Lo
ejemplificare con la descripci6n de la Isla de La Gomera, que nuestro autor
(1831 : 320) empieza como sigue: «Seit dem Jahre 1405, wo Johann von
230
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
Bethencourt die Insel Gomera ohne Widerstand der Einwohner eroberte,
be:6indet sich dieselbe in den Händen der Spanier. (*) Nachdem die Entdeckung
Amerika's den Namen Columbus verherrlicht hatte, war es Gomera, die sich
rühmte, ihn einige Zeit unter ihre Mitbürger gezählt und ihm zuerst den Weg
nach der neuen Hemisphäre gezeigt zu haben. (* *)» En Escolar (1983[ ca. 1810],
I: 157) leemos: «Desde el afio de 1.405 (*), en que sin resistencia de los indigenas
conquisto Juan de Bethencourt la isla de La Gomera, se halla la isla en
poder de los espafioles. ( ... ) Cuando el descubrimiento del Nuevo Mundo hizo
celebre el nombre de Colon, La Gomera se gloriaba ya de haberle tenido por
vecino, de haberle ensefiado el rumbo que debio seguir para extender los conocimientos
humanos ensanchando los limites del mundo (**)». No hace falta
que repita las notas de Mac-Gregor, pues son una traduccion fidelisima de
las de Escolar, pero sin mencionar la fuente, de manera que ahorrare tiempo y
esfuerzo reflejando las dos primeras del soriano (ibidem), quien escribe lo
siguiente: «(*) Viera y Clavijo, Jose: Noticias de la Historia General de las
Islas Canarias, Tomo I, libro 17, p. 353» y «(**) Alonso Sanchez de Huelva,
piloto andaluz que hacia el comercio de las islas de Canaria y Madera, fue
arrebatado de un recio temporal que lo llevo hasta los mares de America, donde
descubrio esta tierra desconocida hasta entonces. De ella retrocedio hasta dar
en La Gomera, y Cristobal Colon le recibio en su casa y al resto de su tripulacion
moribunda. En agradecimiento comunico Sanchez a su huesped y bienhechor
antes de su muerte las observaciones que hizo, el rumbo que siguio y
los paises que descubrio. Mariana, Historia de Espaiia, lib. 26, cap. 3». En este
sentido, Escolar es el autor mediato de casi la cuarta parte de la obra de MacGregor.
Sin comentarios.
Sin embargo, Mac-Gregor, en la traduccion de estas dos notas al aleman,
no cita a Escolar, de quien toma el texto, sino a Viera y a Mariana, las fuentes
del soriano. Claro que tal proceder, no citando a su fuente proxima, como
deberia haber hecho, puede confundir (y confunde) al lector, induciendolo a
pensar que consulto directamente aquellas fuentes, cuando la verdad es que
se trata de una mera traduccion de Escolar. Y lo que es peor: tal ambigüedad
no resulta esporadica en nuestro autor, sino que constituye una constante a lo
largo de su obra desde el comienzo. Asi, por ejemplo, cuando Mac-Gregor
(1831: 60 nota) expone la estadistica de nacimientos, matrimonios y muertes
en las Islas, escribe: «Diese Angaben gründen sich auf die Mittheilungen,
welche der Verfasser von den Pfarrern der verschiedenen Gemeinden über
den gegenwärtigen Stand der Bevölkerung in denselben erhalten, und die auch
in der Topographie benutzt worden sind», o sea (2005: 118): «Estos datos se
basan en las informaciones que el autor obtuvo de los parrocos de los distintos
231
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
municipios sobre el estado actual de la poblaci6n en aquellos. Tales datos han
sido usados tambien en la parte topografica de esta obra». Pero, en todo caso,
el autor al que los parrocos comunicaron los resultados de las encuestas que
les habia encargado fue Francisco Escolar, y no Mac-Gregor, cosa, repito, que
no queda muy clara en la aseveraci6n del germano-britanico.
Para seguir un poco mas con las influencias y ambigüedades de nuestro
autor, traigo a colaci6n ahora al medico genoves Juan Bautista Bandini (1767-
1817), profesor del Seminario de Gran Canaria y bibliotecario, durante unos
meses, de la Universidad literaria de San Fernando, donde fue compafiero del
doctor Savifi6n, si bien su temprana muerte impidi6 que se integrara en el
claustro de profesores de La Laguna, universidad que comenz6 su andadura
precisamente en el afio 1817. Bandini escribi6 unas Lecciones de agricultura,
que public6, en La Laguna, en 1816. Pues bien, Mac-Gregor cita esta obra
varias veces, aunque se olvida de recogerla en su bibliografia final. Y eso que
el capitulo sexto y parte del septimo de nuestro autor, dedicados a la agricultura
y la ganaderia (mas de veinticinco paginas), suponen una traducci6n literal
del libro de Bandini (1816: 26-49), que aparece citado solo dos o tres veces y
siempre marginalmente. Sin embargo, acudiendo a Bandini solucione algun
problema de traducci6n, como la diferencia entre Kartoffeln (papas14 ) y
Erdäpfel (batatas), que, normalmente, se entienden como variantes diat6picas
de la 'papa' en aleman. Escribe Mac-Gregor (1831: 161), refiriendose al ganado
vacuno, lo siguiente: «Genährt mit den Blättern des Mais, dem Kraute der
Kartoffeln und Erdäpfel, oder mit eingeweichten Bohnen und Lupinen, gehört
ihr Fleisch zu dem schmackhaftesten in der Provinz». ;_, Quien negara que se
trata de una traducci6n del siguiente texto de Bandini (1816: 42): «las carnes
del ganado vacuno, alimentado como esta siempre con hojas de millo, con
ramas de papas y de batatas, con chochos endulzados, etc., son las mejores de
la provincia» y que aqui Mac-Gregor ha traducido batatas por Erdäpfefl15 De
la misma manera, todo lo referente a la forma de cultivar los campos, a la
manera de preparar el abono, al cultivo concreto de las papas, el trigo, el maiz
y la vid, al estado de los lagares y modo de pisar la uva, etc., todo ello lo toma
nuestro autor de las Lecciones de agricultura de Bandini, canarismos incluidos
16.
E, incluso, afirmaciones que, en principio, crei personales y propias de
nuestro autor, resultaron traducciones literales de Bandini, como ocurria con
Escolar. Asi, por ejemplo, al comenzar su libro, Mac-Gregor (1831: 3-4 nota)
nos dice lo siguiente: «Nach einer mehr als zwölfjährigen Beobachtung17 stand
das Thermometer Fahrenheit zu Ciudad de las Palmas de Gran Canaria ... wie
folgt: ... », palabras que no son mas que la versi6n alemana del siguiente texto
232
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
de Bandini (1816: 24 nota): «En la Ciudad de Canaria, segun observaci6n de
m~ de doce arios, por lo regular se advierte el term6metro de Fahrenheit en
los grados siguientes». Y, en ambos casos, siguen las mismas mediciones.
Dei tercer espaiiol que influy6 en nuestro autor, Domingo Savifi.6n (1773-
1839), de familia genovesa asentada en Tenerife, solo referire unos pocos detalles.
Fue medico y profesor de fisica y matematicas de la Universidad literaria
de San Fernando desde su fundaci6n en 1817 hasta casi su muerte y tuvo
relaci6n directa y estrecha tanto con Escolar como con Bandini. Muy amigo
de Berthelot, le facilit6 al frances muchos escritos de Escolar. Mac-Gregor lo
cita, sobre todo, en dos ocasiones: en la primera (2005: 73), traduce el informe
que el lagunero habia redactado sobre el huracan de 1826, sobre el que volveremos
mas adelante; en la segunda (2005: 177-178) nuestro autor lo menciona
entre los profesores de la Universidad de La Laguna y an.ade: «La clase de
fisica, bajo la direcci6n del doctor Saviii6n, es la mas adelantada con mucho,
pues, ademas de que entre los estudiantes circulan las obras de Haüy, Biot y
otros autores modernos, este catedratico dicta sus propios apuntes». Sin embargo
y debido a todo lo que he expuesto, no me atreveria a afirmar rotundamente
que Mac-Gregor y Saviii6n se conocian y eran amigos. Es probable que
Berthelot los hubiera presentado y puesto en contacto, pero tambien es posible
que Mac-Gregor hubiera tenido noticia del escrito de Savifi.6n sobre el
huracan y de sus clases de fisica a traves de Berthelot. Pues, en efecto, en las
Miscekineas canarias del frances (1997(1939]: 56), leemos lo siguiente: «Pasamos
despues al gabinete de fisica [ de la Universidad]. Los instrumentos con
que cuenta son excelentes; se compraron en Paris, y fue el celebre Haüy quien
los seleccion6. ( ... ) Este gabinete se mont6 en un momento en quese empezaba
a reformar el sistema universitario; la enseiianza habia alcanzado un tono
mas liberal, los cursos del doctor Saviii6n, el amigo de los estudiantes, atrajo
a la juventud sin distinci6n de clases. ( ... ) Los resumenes de las obras de
Chaptal, de Haüy y de Biot, que el buen doctor hacia para sus alumnos, eran
copiados al final de cada clase». Desgraciadamente no puedo extenderme
ahora, por cuestiones de espacio, en muchos mas detalles sobre la influencia
directa de Saviii6n en nuestro autor. Sin embargo, de lo que estoy seguro es de
que, al menos, los textos de Bandini y Escolar llegaron a Mac-Gregor a traves
de Berthelot, el cual, a su vez, los habia obtenido de Domingo Saviii6n.
La mediaci6n de Saviii6n (y de Berthelot) explica, pues, muchos de los
datos que aporta Mac-Gregor, hasta el punto de que, cuando, al empezar su
libro y en el pasaje antes citado, nuestro autor compara las temperaturas de
Las Palmas de Gran Canaria y de La Laguna, toma sus datos de Bandini,
quien habia vivido mas de doce arios en Las Palmas, y de Domingo Savifi.6n,
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
vecino de La Laguna, sin citar a ninguno de los <los. Sin embargo, las mismas
mediciones termometricas de Bandini Gunto a las de Escolar para Santa Cruz
de Tenerife) las encontramos, con indicaci6n de su procedencia, en Webb y
Berthelot (1840, III, 1: 89-91 ).
De las relaciones (y deudas textuales) de Mac-Gregor con otros extranjeros
contemporaneos y amigos suyos, como el tantas veces citado Sabino Berthelot
(1794-1880) y Alfred Diston (1793-1861), ya me he ocupado por extenso en
otra ocasi6n (Batista, 2004 y 2005), por lo que me limitare aqui a recordar las
anecdotas mas destacadas y a enfocar sus influencias en nuestro autor desde
una perspectiva algo novedosa. Asi, por ejemplo, Alfred Diston nos ha legado,
entre otros muchos grabados y dibujos, la representaci6n de un herrefio bailando
el tango de su isla, en el que algunos han creido ver a un criado real que
tuvo Berthelot mientras vivia en la casa de Franchy en La Orotava, casa a la
que tambien alude Mac-Gregor (2005: 302). La obra de Diston ha permanecido,
en gran parte, inedita hasta el dia de hoy, salvo los seis grabados que public6,
en 1829, en Londres y los que aparecieron en las obras de Mac-Gregor y
Berthelot, ademas de los parrafos que nos ha transmitido, traduciendolos, su
descendiente Andres de Lorenzo Caceres (1944). Sin duda, de el ha tomado
nuestro autor lo que nos relata de la vestimenta tradicional de las Islas. Afirma
Diston (apudLorenzo Caceres, 1944: 90): «En los paises donde prevalece
un mas alto grado de refinamiento, podria parecer extraordinario que una
gran variedad de vestidos como se muestra en las paginas sucesivas puedan
ser usados entre una poblaci6n de 235.000 almas solamente, apenas contenida
entre los Hmites de 5 grados de longitud, pero una apasionada adhesi6n de los
naturales a las costumbres de sus antepasados permite a los indigenas de esta
provincia conservar trajes que no solamente distinguen a los habitantes de
una isla de otra, sino que min los de casi todas las ciudades o pueblos de cada
una, y ofrecen tal sello peculiar que una persona habituada a su contemplaci6n
a primera vista discierne el lugar a que pertenecen. Es preciso, sin embargo,
advertir que en estos ultimos afios la baratura de las manufacturas europeas
les ha ofrecido disculpa para desviarse en cierto grado de sus trajes
tradicionales y, acaso en unos pocos mas, seria dificil trazar los originales de
estos disefios». Mac-Gregor (2005: 136), por su parte, copia lo siguiente: «En
paises que poseen un grado de civilizaci6n superior al de las Islas, resultaria
sorprendente, sin embargo, la gran variedad de trajes tradicionales que impera
en Canarias. La escasa movilidad existente entre sus habitantes y Ja obstinaci6n
con que se aferran a sus tradiciones explican que los trajes tipicos no
solo difieran de una a otra isla, sino incluso de un pueblo a otro. No obstante,
hay que confesar que los islefios, en los ultimos afios, han ido abandonando
234
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
mucho de su vestimenta tradicional, debido sobre todo al buen precio de las
telijs inglesas». Tambien es probable que los datos sobre la longevidad de los
chasneros (habitantes de Vilaflor), trasmitidos por Mac-Gregor, procedan de
Diston, pues, aunque sabemos que nuestro autor visito Vilaflor, ambos autores
coinciden exactamente en los mismos detalles, siendo Diston, normalmente,
mas preciso. Cuenta Mac-Gregor (2005: 126): «En Vilaflor, una aldea
al sur del Pico, situada en un lugar alto y saludable, y segun el archivo
parroquial, murio, en 1819, Amara Gonzalez a la edad de 110 afios y, en 1824,
Teresa Garcia a la edad de 121 afios». Pues bien, A. Diston (apud Lorenzo
Caceres, 1944: 90), en un grabado titulado «Hombre y mujer de Vilaflor»,
comenta que los chasneros rara vez prueban la came, alimentandose casi exclusivamente
de frutas y de gofio, lo cual explicaria su longevidad, ejemplificada,
precisamente, en los casos de Amara Gonzalez, que murio en 1819
a los 110 afios de edad, y de Teresa Garcia, que nacio el 6 de abril de 1704 y
murio el 22 de marzo de 1825, por tanto a los 121 afios. Creo, ademas, que
Diston es la fuente de Mac-Gregor, porque, probablemente, deba leerse Amara y
no Amara en el texto del germano-britanico, tal como recoge Diston y nos sugiere
la experiencia del antroponimo en Canarias, donde solo se aplica a varones.
Pero fue, indudablemente, Sabino Berthelot el amigo que influyo decisivamente
en la composicion de la obra de nuestro autor. En las Miscelanees
canariennes del frances (1997 [1839]), publicadas ocho afios despues de la obra
de nuestro autor, ademas de citarse expresamente a Mac-Gregor, con el que el
frances llego a compartir lecho en un viaje por Anaga, se nos narran varias
historias casi con las mismas palabras que encontramos en el germano-britanico18
. Tambien nuestro autor (2005: 103-104 nota) cita expresamente a
«Sabino (sie) Berthelot»: «Los sefiores Philip Barker Webb y Sabino Berthelot,
das naturalistas que han recorrido las Islas durante varios afios y a los que
tengo que agradecer muchos datos valiosos que he incluido en este capitulo,
tienen la intencion de publicar, a su regreso a Europa, un estudio completo
sobre la flora de las Islas Canarias, acompafiado de comentarios fitograficos.
Para ello habian ya recopilado, en el momento de mi partida de Tenerife,
muestras de mas de setecientas especies de plantas vasculares ( especes des
plantes vasculaires)». Aunque Mac-Gregor se confiesa deudor de Berthelot
por las muchas aportaciones valiosas al segundo capitulo de su obra, creo que
esta deuda sobrepasa con mucho el ambito no solo de la botanica, como parece
deducirse en un primer momento, sino tambien del segundo capitulo, extendiendose
al conjunto de la obra.
Dejando de lado los contactos expresos y las intertextualidades literales
que he destacado en otra ocasion (Batista, 2004: 51-58), la presencia de
235
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
Berthelot en Mac-Gregor constituye una constante, influencia que, a primera
vista, podria parecer problematica, pues -como hemos dicho- la Histoire
naturelle des fies Canaries empez6 a publicarse en 1836, cinco afios despues
de la aparici6n de la obra de nuestro autor. Sin embargo y a pesar de ello,
parece indiscutible que siempre resulta Mac-Gregor deudor de Berthelot, y no
al contrario. Hay que tener en cuenta de entrada que, en sus referencias cruzadas,
Mac-Gregor (2005: 103-104 nota y 170, respectivamente) presenta a
Berthelot como un investigador, en concreto como «naturalista» (al. Naturforscher)
y «un joven frances erudito» (al. ein junger französischer Gelehrter),
mientras que Berthelot (1839, I, 2: 67 y 130) lo llama, simplemente, «sefior F.
Macgregor», «compafiero (de excursiones)» y «c6nsul de Inglaterra» (fr. M F.
Macgregor, compagnon y consul d'Angleterre). Pues bien, si acudimos a hechos
que narran, por separado, Berthelot y Mac-Gregor, llegamos al convencimiento
que nuestro autor ha copiado siempre al frances. Pongamos algunos
ejemplos: en el caso aludido (Batista, 2004: 57) de la escuela de nifias que
recitan los mandamientos sustituyendo el «No fornicar» por un <qHum,
hum!», Berthelot (1839, I, 2: 49) nos dice expresamente que «Je me suis arrete
plusieurs fois devant les fenetres basses de ces sortes d'ecoles pour les
ecouter». Antes, nos habia informado el frances sobres los curiosos metodos
del maestro de una escuela de nifios, afirmando que «Je logeais a La Laguna
en face d'un magister ou se reunissaient chaque jour un quarentaine de gamins
de bonnes maisons». De estas palabras se deduce claramente que Berthelot
oy6, efectivamente, el <qHum, hum! » de las chiquillas y que vivi6, durante un
tiempo, en La Laguna, frente a la escuela del Basilio que dividia en dos bandos,
romanos y cartagineses, a los chiquillos que ensefiaba. Pues bien, MacGregor
(2005: 169 nota) relata estas mismas anecdotas, pero como ejemplos
del recitado del catecismo y del atraso de la pedagogia, respectivamente, sin
presentarlas, de manera explicita y terminante, como experiencias vividas por
el mismo19 , cosa que si habia hecho Berthelot.
Por otra parte, la miscelanea novena del frances (1839, I, 2: 125-131), dedicada
al huracan y a las inundaciones que asolaron Tenerife el 7 de noviembre
de 1826, contiene numerosas referencias identicas a las que ya nos ofrece MacGregor
en el primer capitulo de su libro, al tratar de los huracanes en las Islas,
deteniendose, precisamente, en el famoso temporal de 1826, cuyas devastadoras
consecuencias tanto ayud6 a paliar. Asi, para citar un par de detalles
que no resultan en absoluto superficiales, tanto Berthelot como Mac-Gregor
nombran, en relaci6n con este temporal, a Pierre Alexandre Auber (1786-1843)
y al doctor Domingo Savifi6n, siendo ambos personas muy cercanas a
Berthelot, hasta el punto de que el marselles (1839, I, 2: 126) llama al primero
236
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«le plus intime» de sus amigos. Pues bien, Mac-Gregor (2005: 71-73) traduce
al ~leman los informes que sobre el temporal redactaron Auber (al que llama
Jean Pierre) y Savifi.6n. Y sabemos por Berthelot (1839, I, 2: 127-128) que el
informe que Mac-Gregor toma de Auber esta copiado en una carta que Auber
envi6 desde La Orotava a Berthelot, que habia tenido que permanecer en Santa
Cruz, para tranquilizarlo sobre su suerte y comunicarle que las pertenencias
de Berthelot no habian sufrido dafios. Berthelot public6, en 1835, una
«Notice sur l'ouragan de 1826»20 , basandose en los relatos (y datos) que le
habia comunicado su amigo Auber (el cual, a su vez, segun confiesa en su
carta, los habia tomado del alcalde21 ), pero rectifica, en sus Miscelaneas, la
fecha que habia dado en su «Notice», diciendonos: «C'est par erreur que dans
cette Notice la date de la catastrophe se trouve indiquee le 6 novembre au lieu
du 7» (Berthelot, 1839: 127 nota). En cambio, Mac-Gregor mantiene la fecha
err6nea del 6 de noviembre de 1826 que figuraba, a mi juicio, en los apuntes
que Berthelot tenia preparados para su publicaci6n. Encontrado el texto de
Auber, no he podido localizar el manuscrito, menos extenso, de Domingo
Savifi.6n, a quien Berthelot (1839, 1, 2: 125) nombra al principio de la miscelanea
de la que venimos hablando, dedicada al huracan. El frances afirma que el
doctor Savifi.6n presagiaba algo funesto por los cambios que habia observado
en el bar6metro y le aconsej6 marchar enseguida a Santa Cruz, adonde se
dirigia Berthelot, sin esperar a que estallara el temporal. Y, en su «Notice sur
l'ouragan», Berthelot habia reflejado el breve informe que Savifi.6n le proporcion6
y que el germano-britanico traduce en su libro.
Por otra parte, estoy convencido de que la descripci6n que ofrece MacGregor
de las erupciones ocurridas, en 1824, en Lanzarote (en la zona de Tao,
Tiagua y Teguise) procede tambien directamente de Berthelot. En efecto, nos
dice Mac-Gregor (1831: 22) lo siguiente: «Die letzten Eruptionen auf Lanzarote
ereigneten sich im Jahre 1824, und die nähern Umstände dieser Naturerscheinung
sind wahrscheinlich noch nicht zur öffentlichen Kunde gelangt.
Folgende Darstellung, welche zum Theil aus Berichten von Augenzeugen
geschöpft ist, dürfte daher dem Leser willkommen sein», esto es (2005: 82):
«Las ultimas erupciones en Lanzarote ocurrieron en 1824 y, probablemente,
todavia no han llegado al publico los detalles de este fen6meno natural. Por
tanto, la exposici6n que sigue, basada en parte en informes de testigos oculares,
sera de seguro bien acogida por nuestros lectores». Por supuesto, Webb y
Berthelot (1839, II, 1: 382-384) refieren igualmente estas erupciones, afirmando
que uno de ellos (Berthelot) recibi6 cumplida noticia de sus detalles mediante
unas cartas que le envi6 desde Lanzarote un amigo suyo natural de la
Isla, Agustin Cabrera del Castillo22 , a quien Berthelot nombra varias veces en
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sus Miscelaneas (1997[1839]: 46 (una simple referencia, sin nombrarlo) y 54-
59, donde se habla extensamente de el y narra su examen de licenciatura en
leyes). Corno Webb y Berthelot publicaron las citadas cartas de Agustin Cabrera
en su Histoire Naturelle des fies Canaries, esta claro que Mac-Gregor
<lebe a Berthelot las paginas de su relato sobre las erupciones. Ademas,
Berthelot y Webb (1839, II, 1: 385) declaran que visitaron personalmente estos
volcanes en julio de 1829, mientras que Mac-Gregor nunca visit6 Lanzarote
(ni El Hierro), siendo muy dudoso que conociera a Agustin Cabrera23 .
A pesar de que seria interesante tratar de las intertextualidades entre MacGregor
y otros eruditos espaiioles contemporaneos suyos como Antonio
Pereira Pacheco o Jose Agustin Alvarez Rixo, debo detenerme en este punto.
Sin embargo, no puedo dejar de recordar que Alvarez Rixo, aunque no cita
nunca al c6nsul britanico, pudo haberlo conocido, siendo que ambos reflejan
noticias comunes, tales como el numero de victimas y daiios del temporal de
1826 y la fecha de 1813 como el afio en que volvi6 a establecerse un c6nsul
britanico en el Puerto de La Orotava24
. Par su parte, Pereira y Pacheco, a quien
nuestro autor envia un ejemplar de su obra desde Elsinor, parece que fue amigo
de Mac-Gregor y que le comunic6 ciertos datos sobre la obra de Viera y
Clavijo, pues, como nos dice el mismo (2005: 193), el can6nigo lagunero «habia
reunido la mayor parte de las obras manuscritas de Viera»25 •
Para concluir, solo me resta decir que la obra de Mac-Gregor resulta interesante
por muchas razones, que podrian resumirse en el hecho de que constituye
el primer libro de conjunto en lengua alemana sobre Canarias. Su recepci6n
en la bibliografia alemana posterior, de la que he dejado constancia en mi
estudio introductorio a la traducci6n de la obra (2005: 44-47), fue considerable.
Pero, en su valoraci6n, <lebe ponderarse la circunstancia que nuestro autor
bebi6 en abundancia de fuentes escritas en espaiiol (y en frances), de manera
que su originalidad queda restringida, en lineas generales, a lo que recoge de
las costumbres de la epoca y a sus opiniones personales sobre las Islas y sus
habitantes. Ello pudiera suponer, quiza, una decepci6n para los que esperaban
una obra singular y personalisima, como son, hasta cierto punto, las de otros
extranjeros como Glas, von Buch o Berthelot. Sin embargo, esta «falta de originalidad
» de Mac-Gregor no hace mas que reflejar una constante de muchas
publicaciones en lengua alemana sobre Canarias. En efecto, si el mismo
Leopold von Buch ya se habia hecho eco, en su Physicalische Beschreibung
der Canarischen Inseln, de noticias anteriores escritas por espafioles (pensemos,
por ejemplo, en su relaci6n de las erupciones de 1677, en La Palma, <lande
sigue a Juan Pinto de Guisla, o las de 1730-1736, en Lanzarote, donde copia
a Andres Lorenzo Curbelo), tambien Julius von Minutoli, en su libro Die
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Canarischen Inseln: Ihre Vergangenheit und Zukunft (1854), traducira extensosjparrafos
de la obra de Francisco Maria de Lecm y Falc6n. Pero de ello nos
ocuparemos en otra ocasi6n.
Referencias bibliograficas:
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siete islas de Canaria, Edici6n critica con introducci6n, notas e indice por
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w Orotava (1701-1872), Santa Cruz de Tenerife: Aula de Cultura de Tenerife
y Ayuntamiento del Puerto de la Cruz.
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Espinosa y L. G6mez Santacreu, Tenerife: Ayuntamiento de Arrecife y
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BANDINI, J. B. (1816) Lecciones elementales de agricultura te6rica, practica y
econ6mica, La Laguna: Bazzanti, Tomo I.
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por C. Diaz Alay6n y M. Morera, Madrid: Academia Canaria de la
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Escrituras y Reescrituras de] Viaje, celebrado, en La Laguna, en marzo de
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Delgado Luis (1995) Ensayos sobre las Islas Afortunadas y Ja antigua
Atlantida, La Orotava: J.A.D.L.].
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Akademie der Wissenschaften [hay traducci6n espafiola de J. A. Delgado
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Graficolor, a partir de una versi6n francesa de 1836].
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239
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
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(1983), Las Palmas de Gran Canaria: Caja Insular de Ahorros.
ESCOLAR Y SERRANO, F. (1839) «Catalogue de quelques produits volcaniques
des iles Canaries par Don Francisco Escolar (texte original)», en F. B. Webb
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413.
GLAS, G. (1764) The history of the discovery and conquest of the Canary Islands,
London: R. and J. Dodsley in Pall-Mall and T. Durham in the Strand [hay
traducci6n espafiola de C. Aznar (19993
, La Laguna: Instituto de Estudios
Canarios), pero solo de la «parte original» de Glas, no de su traducci6n de
Abreu y Galindo ni de la Enquiry into the origin of the ancient inhabitants,
con que se cierra esta primera parte de la obra de Glas].
LEDRU, A. P. (1810) Voyage aux iles de Tenerife, Ja Trinite, Saint-Thomas, Sainte-
Croix et Porto-Ricco, Paris: Arthus Bertrand [hay traducci6n espafiola de
la parte correspondiente a Tenerife, debida a J. A. Delgado Luis (199!2)].
LORENZO-CACERES, A. de (1944) «Los trajes canarios de Alfredo Diston»,
Santa Cruz de Tenerife: Instituto de Estudios Canarios, Tagoro 1, pp. 89-
111.
MAC-GREGOR, F. C. (1831) Die Canarischen Inseln nach ihrem gegenwärtigen
Zustande, und mit besonderer Beziehung auf Topographie und Statistik,
Gewerbfleiss, Handel und Sitten, Hannover: Hahn'sche Hofbuchhandlung.
[Suelo citar por mi traducci6n: Las Islas Canarias, segun su estado actual y
con especial referencia a Ja topograffa, industria, comercio y costumbres,
publicada en 2005, La Laguna: Centro de la Cultura Popular Canaria]
PETISCO, S.-M. POGGIO (2005) «Afio 1831: El c6nsul britanico Francis Coleman
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SARMIENTO PEREZ, M. (2005) Las Islas Canarias en los textos alemanes (1494-
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VIERA Y CLAVIJO, J. (1982 [1772-1783]), Noticias de Ja Historia General de las
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WEBB, Ph. B. y S. BERTHELOT (1839, II, 1) Histoire naturelle des fies Canaries
contenant Ja geographie, Ja statistique et Ja geologie, Paris: Bethune.
Notas:
1 Para todo lo relacionado con los pormenores biograficos de Mac-Gregor,
remito a la introducci6n de mi traducci6n de su obra (Batista, 2005: 11-30),
donde se explica, entre otras cosas, por que un britanico escribi6 en aleman
y por que <lebe considerarse su obra dentro de la bibliografia alemana sobre
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
Canarias. La introducci6n de Petisco y Poggio (2005: 472-479) a la traj:
lucci6n del capitulo que nuestro autor dedica a la isla de La Palma copia en
gran parte un articulo mio anterior (2004) sobre Mac-Gregor, donde habia
inferido err6neamente, por no tener en cuenta sus fuentes, como que nuestro
autor habia habitado doce afios en las Islas. Mac-Gregor tom6 posesi6n de
su cargo el 18 de julio de 1825 y lo desempefi6 cinco afios.
2 EI libro de Marcos Sarmiento, Las Islas Canarias en los textos alemanes,
publicada en 2005, resulta imprescindible para toda esta cuesti6n. A el
remito en todo lo referente a los primeros textos alemanes sobre las Islas
(Sarmiento, 2005: 23-80). No hace falta mas que echar una ojeada a Ja obra
de Mac-Gregor, para que salte a la vista la verdad de la afirmaci6n de C.
Röding (Mac-Gregor, 2005: 57), su editor y prologuista, en el sentido de
que nuestro autor tuvo una formaci6n alemana. En efecto, todas las
referencias culturales de Mac-Gregor son tipicamente alemanas: el autor
mas mencionado es Goethe, el mayor escritor de la lengua alemana, aun
vivo en el momento de la publicaci6n del libro de nuestro autor. Lo cita tres
veces: la primera es una alusi6n poco concreta a un verso de la vigesima
composici6n de las Römische Elegien ("la serpiente que acecha entre las
rosas del placer"), mientras que las dos ultimas apuntan a las obras de Die
Leiden des jungen Werthers y Clavigo. Tambien alude, en dos ocasiones,
una directa y otra indirectamente, al padre de la moderna literatura danesa,
Ludvig Holberg. En primer lugar, nombra la comedia Don Ranudo de
Colibrados, que pone en escena el prototipo de un noble espafiol, venido a
menos en Ja riqueza, pero no en el orgullo. Holberg fue muy pronto
ampliamente traducido e imitado en el ambito cultural aleman (August von
Kotzebue escribi6, en 1803, otro Don Ranudo de Colibrados), de modo que
se ha llegado a decir que es el comedi6grafo mas representado en el siglo
XVIII aleman. La segunda referencia a Holberg es solo indirecta: al tratar
de los politicastros de las Islas, Mac-Gregor emplea la expresi6n de politische
Kannengießer, traducci6n (por G. A. Detharding, en 1742) de la
comedia hom6nima del noruego-danes, titulada originariamente Den
politiske Kandestnber, la cual obtuvo tanto exito en Alemania que sirvi6
para designar por antonomasia lo que hoy suele denominarse Bierbankpolitiker.
Por ultimo, destaca la alusi6n al pedagogo Christian Salzmann,
quien, en 1780, public6 su Krebsbüchlein oder Anweisung zu einer unvernünftigen
Erziehung der Kinder, es decir, Librito de} cangrejo o Guia para
una educaci6n irracional de los niiios, en el que presentaba, de forma
satirica, los resultatlos de una educaci6n de los nifios tan equivocada como
la que Mac-Gregor estima general en la Canarias de su epoca. Frente a
241
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
tantos autores en lengua alemana, la nomina de escritores ingleses citada
por Mac-Gregor es muy magra: tan solo Peter Pindar (pseudonimo del Dr.
Wolcott) y Samuel Richardson. Ni una sola mencion a Shakespeare. Y,
ademas, debemos tener en cuenta que de los dos autores ingleses citados
habia traducciones alemanas. Asi, por ejemplo, nuestro autor nombra a Peter
Pindar como autor de la Lcwsiade, empleando la version alemana del ingles
Lousiad, tal y como lo hara tambien Karl Marx poco despues. Sabemos
que, en 1801, habia aparecido una traduccion alemana, debida a Johannes
Daniel Falk (editor del Taschenbuch für Freunde des Scherzes und der Satire)
de Die Lausiade. Ein Heldengedicht in fünf Gesängen. Frey nach dem
Englischen des Peter Pindar. Y la version alemana de la Pamela or Virtue
Rewarded (1740-41) aparecio tan solo un aiio despues que lo hiciera el
segundo tomo de la famosa (sobre todo, en el ambito cultural aleman) novela
epistolar de Samuel Richardson, publicandose en Hamburgo, Francfort y
Leipzig, en 1742, y de nuevo, al aiio siguiente, en Leipzig, en traducion de
A. G. Kästner. Todo ello ratifica, pues, la mencionada asercion de C.
Rötling.
3 Cito siempre por mi traduccion de Mac-Gregor (2005). En realidad, MacGregor
no solo cita la traduccion de Leisewitz, Geschichte der Entdeckung
der Canarischen Inseln, publicada en Leipzig, sino tambien la traduccion
de Ehrmann. Sabemos que, a su vez, la obra de Glas es, en gran parte, una
traduccion al ingles de la Historia de Ja conquista de Jas siete islas de
Canaria de Fray Juan de Abreu y Galindo, que, a pesar de haberse escrito a
finales del siglo XVI, solo se dio a la imprenta en el siglo XX.
4 Cf. mi traduccion de Mac-Gregor (2005: 58 in fine). En este mismo prologo
nos informa tambien Rötling de que Mac-Gregor visito casi todas las Islas
(excepto Lanzarote y El Hierro) y de que habia estudiado en Alemania.
5 Esta parte de la obra de Glas (1764), situada justo despues de su traduccion
del texto de Abreu y Galindo, no esta vertida aun al castellano, pues C.
Aznar (19993
) solo tradujo la Description of the Canary Islands, including
the Modem History of the Inhabitants. La traduccion del ingles es mia.
6 Del decimonono libro de las Noticias de Viera (1982[1783], II: 853-928),
dedicado a una «Biblioteca de los autores canarios» procede gran parte del
capitulo quinto de nuestro autor, aunque tambien Ledru habia introducido
en su obra un catalogo de autores canarios que Mac-Gregor parece conocer
bien.
7 Trato de «espaiiol» a Juan Bautista Bandini, genoves de origen, porque vivio
la mayor parte del tiempo en las Islas, primero en Gran Canaria, donde
pertenecio al circulo del obispo Verdugo, y luego en Tenerife, donde fue
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
bibliotecario de la Universidad de San Fernando, publico en espanol su obra
~as conocida y murio en 1817.
8 Cf. mi «Die Canarischen Inseln (1831) de Francis C. Mac-Gregor: Notas a
su traduccion», contribucion que presente al Coloquio sobre Escrituras y
Reescrituras de] viaje, celebrado, en La Laguna, durante los dias 3-6 de
marzo de 2005 y cuyas Actas apareceran publicadas por Peter Lang.
9 En este ano la dio a la imprenta G. Hernandez Rodriguez con el titulo
Estadistica de las Islas Canarias. 1793-1806. De Francisco Escolar y Serrano,
Las Palmas de Gran Canaria: CIES de la Caja Insular de Ahorros. En su
introduccion, nos dice G. Hernandez (1983: 31-32) que «la obra de Francisco
Escolar y Serrano no vio la luz publica tal como la conservamos hoy, sino
en un opusculo impreso en Cadiz en 1813 titulado Dictamen, en el que se
inserta el numero de habitantes que en 1805 tenian las islas de Tenerife,
Gran Canaria y La Palma, precedido de estas palabras de Escolar: «razon
que en virtud del acuerdo de la Junta Preparatoria de elecciones para
Diputado de esta Provincia en las proximas Cortes de 1813, comunica don
Francisco Escolar a la misma, del numero de habitantes que en el ano 1805
tenia cada uno de los pueblos de Tenerife, Canaria y La Palma». Sin
embargo, el propio G. Hernandez (ibidem: 18) da cuenta, si bien de forma
incompleta (pues cita solo a Tenerife), de algunos trabajos de Escolar insertos
en la Histoire Nature/Je de Webb y Berthelot (1839, II, 1: 395-413).
10 En efecto, en la Biblioteca de nuestra Universidad se conservan al menos
dos cartas autografas de Domingo Savinon dirigidas a Francisco Escolar,
solicitandole copias de su Estadistica, necesarias para los trabajos de la
«Junta preparatoria de la Provincia de Canarias para la eleccion de
Diputados en las Cortes de 1813», denominacion que copia, en espanol, MacGregor
(1831: 256). Por lo visto, Francisco Escolar encontro muchas
dificultades para la elaboracion de su Estadistica, no solo en lo referente a
la buena voluntad para contestar a sus cuestiones, sino tambien en lo
atinente a sus retribuciones, que siempre percibia con mucho retraso, de
manera que repitia que no podia entregar copias, porque no tenia dinero
para pagar a escribientes que las realizasen ( cf. la introduccion a la
Estadistica [1983: 28-32], donde G. Hernandez ofrece algunos detalles). Y,
como veremos enseguida, Berthelot declara que Domingo Savinon tambien
le facilito copias de manuscritos con datos geologicos confeccionados por
Escolar.
11 En efecto, al referirse al «Catalogue de quelques produits volcaniques des
iles Canaries» con que se cierra la primera parte del segundo tomo de su
Histoire naturelle des fies Canaries, correspondiente a la geografia, la
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© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
estadistica y la geologia, Webb y Berthelot (1839, II, 1: 393-394) aclaran que
«Ce catalogue a ete copie sur un manuscrit qui nous fut communique a
Teneriffe pour le savant canarien Don Domingo Savifi6n». Parte de este
manuscrito lo traduce al aleman Mac-Gregor (1831 : 30-31 nota), cuando
trata de la estructura del suelo de Tejeda. Que lo obtuvo de Berthelot, quien
nos dice que, a su vez, se lo habia entregado Domingo Savifi6n, es cosa
segura.
12 Asi, vuelven a tratar de las Cafiadas del Teide un poco mas adelante (ibidem:
282), incidiendo en lo mismo: «Selon Escolar, ce cirque immense, clont il
tra<;a le premier la veritable demarcation est evidemment un cratere de
premier ordre qui apparut apres la destruction d'un cöne plus eleve que
celui qu'on voit de nos jours. (. .. ) Les escarpemens de la chaine centrale
forment les parois interieures de ce cratere primitif et font face au Pie de
Teyde, clont le cöne sillonne par innombrables torrens de laves aux teintes
variees s'eleve vers l'occident du cirque. Les montagnes qui entourent ce
grand systeme volcanique sont accidentees par de larges dechirures et
presentent sur certains points une dislocation complete. Les inegalites de
leurs cretes forment differentes sommites que nous avons indiquees sur
notre carte et dans nos descriptions geographiques; les versans exterieurs
descendent graduellement vers la mer et viennent s'unir aux basaltes de la
cöte par des transitions souvent difficiles a saisir».
13 Ci las notas sobre la Caldera de Bandama de Escolar (en Webb y Berthelot,
II, 1: 402), traducidas por Berthelot (en Webb y Berthelot, II, 1: 105) y por
Mac-Gregor (1831: 31-33). De Escolar proceden tambien lo quese dice de
las causas del retraso de la agricultura, del consumo de tabaco, de la
industria en La Palma (tanto los tejidos como la cafia de azucar y,
especialmente, los datos de la molienda), etc. E cosi via!
14 Utilizo el termino papa, en vez de patata, mas general en Espafia, no solo
por responder mejor a su origen quechua, sino tambien porque es el mas
difundido en los paises de habla hispanica, el que se emplea en las Islas y
el que utiliz6 Bandini.
15 Tambien en otros pasajes (Mac-Gregor, 1831: 156 y 265 nota) vuelve a
aparecer Erdäpfel con el sentido de 'batatas'. Asimismo, la palabra Jams
(Mac-Gregor, 1831 : 156), empleada en el sentido de 'fiame', intenta traducir
a Bandini.
16 En un primer momento, me sorprendi6 encontrar en Mac-Gregor giros
propios del espafiol de Canarias que los diccionarios de Corrales y Corbella
(2001) y Morera (2001) recogian, a veces, con fecha posterior a la de
publicaci6n del libro de nuestro autor; sin embargo, la inmensa mayoria de
244
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2017
estos se encuentran en Bandini y en Berthelot, de donde los tom6 MacPregor.
Corno ejemplos de «canarismos» tomados de Bandini citare los
siguientes: dar hierro, arar de sequero, resfriar Ja tierra, etc.
17 De aqui colegi, err6neamente en mi articulo de 2004, que Mac-Gregor habia
pasado unos doce afios en Canarias, cuando, en realidad, solo estuvo de
1825 a 1830.
18 En sus Miscelaneas (Berthelot, 1997(1839]: 68), podemos leer lo siguiente:
«la cama de matrimonio ocupaba toda la alcoba, cama que nos cedieron los
esposos por aquella noche. Ellos, con sus familiares, se fueron a dormir al
pajar. (. .. ) Para examinar el lecho esperamos a que nuestros anfitriones se
retiraran: era aquella una cama enorme(. .. ); el inmenso jerg6n tenia mas de
seis pies de ancho. (. .. ) Nos acostamos vestidos, uno a lo largo y el otro de
traves, y no tardamos en dormimos». Una traducci6n mas literal tendria
que dejar en singular esta ultima frase: «y no tarde en dormirme». Remito
al lector a mis notas bibliograficas sobre Mac-Gregor (Batista, 2004) para
varias intertextualidades totalmente literales, algunas muy sabrosas como
cuando las nifias de una escuela sustituian la recitaci6n del enunciado del
sexto mandamiento («No fomicarn) por una musiquilla (<<jHum, hum!»).
19 Debemos recordar que Mac-Gregor tenia muy probablemente su domicilio
en Santa Cruz de Tenerife, y no en La Laguna, donde ocurrieron estas
anecdotas. Y digo que residia, seguramente, en Santa Cruz, porque Alvarez
Rixo (2003 [ca. 1846-1872]: 80) afirma expresamente que Gilbert S. Bruce
fue el ultimo c6nsul ingles que vivi6 en el Puerto de la Cruz y porque el
mismo Mac-Gregor (1831: 263) sefiala que «Santa Cruz es la sede ... de los
c6nsules de varias potencias extranjeras». A la luz de estas declaraciones
<lebe corregirse la afirmaci6n de N. Gonzalez Lemus (1997: 39) de que: «el
Real Consulado Britanico residiria en el Puerto de la Cruz desde su creaci6n
en el siglo XVII hasta 1831, fecha en que es trasladado a Santa Cruz con el
nombramiento del nuevo c6nsul, Richard Bartlett, el 4 de noviembre del
mismo afio. (. .. ) A partir de esa fecha en el Puerto de la Cruz se mantendra
un vice-consulado britanico». EI consulado britanico estaba, pues, en Santa
Cruz al menos desde 1825.
20 Berthelot transcribe varios pasajes de la carta de Auber y remite al lector,
para mas detalles y, supuestamente, el texto completo de la carta, a una
«Noticia sobre el huracan» que public6 en las paginas 204-218 del tomo 58
de los Annales de chimie et de physique, editados por Gay-Lussac y Arago.
Estoy seguro de que esta Noticia es la fuente pr6xima de Mac-Gregor.
21 Aunque Auber escribi6 desde La Orotava, supongo que se refiere al alcalde
del Puerto de la Cruz, a la saz6n Alvarez Rixo (1994[ca. 1846-1872]: 294),
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quien da cuenta detallada de las perdidas, reflejando el mismo cuadro que
ofrece Mac-Gregor (1831: 16).
22 Alli (1839, II, 1: 382) leemos: «Nous traduisons ici textuellement les lettres
qui nous furent adressees par D. Augustin Cabrera, habitant de Lancerotte
et temoin oculaire de ces eruptions. Le recit simple et concis du narrateur,
la franchise de son caractere doivent garantir l'authenticite des faits qu'il a
rapportes. Du reste, celui de nous auquel ces lettres ont ete adressees a pu
se convaincre, en comparant la relation de Cabrera avec plusieurs autres,
qu'elle etait degagee de toute exageration».
23 Aunque nuestro autor (2005: 172-178) habla de la Universidad literaria de
San Fernando, conocida hoy como Universidad de La Laguna, y da cuenta
de ciertos detalles como, por ejemplo, los examenes necesarios para hacerse
bachiller y licenciado, la mayoria de sus datos estan tomados de la cuarta
miscelanea de Berthelot (1839, 1, 2: 47-65), dedicada a «Les ecoles, les
colleges, l'universite», donde se nos cuenta el examen que hubo de pasar el
citado Agustin Cabrera para licenciarse en leyes (ibidem: 63-65).
24 Este agente comercial que, en esa fecha, ocup6 el cargo de c6nsul britanico
fue G. Stuart Bruce, el cual, mas tarde, fue vicec6nsul con Mac-Gregor.
Alvarez Rixo (2003 [ca. 1846-1872]: 80) afirma que Bruce fue el ultimo
c6nsul britanico que residi6 en el Puerto de la Cruz, lo cual parece apuntar
a que Mac-Gregor vivia en Santa Cruz, siendo que nuestro mismo autor
afirma que la mayoria de los consulados tenian su domicilio en Santa Cruz.
25 Corno dije al principio, el ejemplar de Mac-Gregor de que dispone nuestra
Universidad es el mismo que le habia enviado nuestro autor desde Elsinor.
Seria muy interesante comprobar si, en la biblioteca de Berthelot, se
encontraba tambien algun ejemplar de esta obra que el frances nunca cita.
;, 0 no habria remitido nun ca Mac-Gregor su obra a uno de sus mejores
amigos durante su estancia en las Islas y que, a la saz6n, se encontraba en
Paris?
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