Abnogaren XXIII / 1 992 Hallein 1 993 109 - 113
Luis de Aguere
Vida y costumbres de los pastores del Hierro*
Esta ha sido siempre tierra de los pastores. Ya no lo es tanto; pero aun los
hay que apacientan sus rebafios por las rinconadas, sendas y montaraces
vericuetos de la isla.
Mas no por este descenso de la tradici6n vaya a creerse que se trata de unos
pastores sin personalidad, sin historia. No, los pastores de la isla del Hierro
conservan fielmente la tradici6n. Hay entre ellos y el pasado un entronque y
una continuidad de usos y costumbres. Poseen un vocabulario especial y unas
leyes particulares que trascienden a rancia antigüedad, y todo esto les imprime
un caracter pecularisimo digno de estudio.
Su atuendo o atavio
Aunque ya son muchos los que visten a la manera corriente en nuestros
dias, hay, sin embargo, bastante casos en los que la rnateria prima de sus tocados
les ha sido proporcionada por sus ovejas. No es raro encontrar a estos pastores
cuyos trajes han sido hilados y tejidos en la isla. Trajes propios para el rigor de
las cumbres, que en nada tienen que envidiar a otros arreos con mas pretenciones
acaso, pero que no les ganan en duraci6n ni en belleza.
Calzan comunrnente una especie de abarcas ligeras y resistentes a la par, a
semejanza de los mocasines indios, de pieles adobadas, a las que se denomina
"Majos", y se caracterizan por su perfecta adecuaci6n al terreno, en cuyos
accidentes naturales fracasaria cualquier otro genero de calzado. Afiadid a esto
una alforja, mochila o cairano de espalda, y una larga pertiga de haya o de
carisco, algunas de varios metros de longitud, y todas de un grosor respetable, y
con las que saltan prodigiosamente, y tendreis, dibujada a grandes rasgos, la
estampa de uno de estos pastores clasicos.
• Anmerkung der Redaktion: Dieser Beitrag erschien erstmals in der Tageszeitung "La
Tarde" am 14.12.1940 in Santa Cruz de Tenerife. Luis de Aguere ist ein Pseudonym des
kanarischen Schriftstellers und Heimatforschers Luis Alvarez Cruz.
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Por lo comun les acompafia un perrito de pequefia talla, que en ocasiones
llega a ser el verdadero guia del rebafio, debido a sus condiciones de intelegencia
y al perfecto grado de ensefianza recibida. Mastines no los hay en toda Ja isla.
Por lo menos yo no los he tropezado en ninguna parte de ella. Creo que en un
tiempo importaron algunos que no dieron resultado, segun he oido decir, por lo
que se apresuraron a eliminarlos definitivamente.
EI rebafio
EI rebafio se compone por lo general de ovejas. Tambien los hay de cabras;
pero, a lo que he podido colegir, de menos irnportancia. Aqui Ja oveja es en
cierto modo un anirnal totemico. Sobre todo para los pastores de Ja antigüedad
debi6 revestir un canicter casi sagrado. Proporciona leche, lana y carne, y es un
animal mucho mas d6cil que Ja cabra, mas inquieta por temperamento y mas
arisca. Suelen tambien encontrarse rebafios de cabras y ovejas mezcladas; pero
su fundamento esencial es la oveja.
La irnportancia de un rebafio se evah'.ia. por docenas de reses. Veinte docenas
constituyen un buen rebafio. Las manadas que no llegan ni con mucho a estas
cifras son denorninadas 'Jabardos", nombre que asimismo se da a cualquier
corto numero de anirnales desprendidos del rebafio.
La oveja con arreglo a su color
La oveja, que para nosotros es nada mas que oveja, para los pastores lo es
ademäs con arreglo a una nomenclatura que se funda, aparte de virtudes
utilitarias, en el color o combinaci6n de colores que Ja adornan o distinguen.
Desde el punto de vista de esta clasificaci6n se las denomina con los siguientes
extrafios y curiosos nombres:
- Manajais, a la negra manchada de blanco sobre Ja cabeza;
- Jorana, a Ja negra tintada de bermejo en el vientre;
- Ambracasaca, a Ja blanca y bermeja;
- Combaca, a Ja canela clara con Ja cabeza y extremidades rayadas en bermejo
y canelo;
- Pipana, a la que adornan lunares de varios colores;
- Mastuca, a Ja firanza revuelta en blanco;
- Ömana, a Ja firanza y blanca.
Y asi sucesivamente, hasta llegar a denorninaciones mas genericas y simples,
tales como bermeja, pintada, manchada o morada, que tambien sirve para las
cabras, las que, ademäs, se sujetan a otros nombres propios asimismo
determinados por el color, como por ejemplo el de merusa, cuando en su
composisi6n entran el blanco y el canelo.
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EI pastor y el sentido del rebaiio
Para el pastor el rebafio constituye una unidad, y una unidad armoniosa que
se funda en la integridad de todos los elementos que lo componen. Probablemente
no sabra contar a ciencia cierta; pero ello no obsta para que, en cualquier
momento, sepa si falta alguna res en su rebafio. Y llega a tal extremo su sensibilidad
en este terreno, que algunos se jactan incluso de distinguirlas por la
tonalidad del balido, sin temor a equivocarse.
Esta facultad se extiende tambien al timbre metalico de los cencerros o
esquilas que denominan 'Jierros". Y se narra la anecdota de uno de estos cascabeles
que fue substraido por un pastor a otro, al cual le descubri6 y recuper6 al
cabo de un afio, nada mas que oir su voz en la cumbre.
Y cerramos este capitulo, volviendo al sentido toternico de la oveja, el cual
queda perfectamente demostrado a traves de las viejas leyes islefias, por cuales
eran castigados los duefios de higueras engoronadas dentro de cuyo cerco se
hallase una oveja merodeadora cuya salida no le hubiesen facilitado, ocasionando
su muerte por hambre. Ello, como digo, demuestra la importancia que en
la isla tuvo la oveja como base de los husos y telares, y de la industria tipica de
los quesos que tan justa fama han dado al Hierro, y que afortunadamente siguen
constituyendo, junto con los no menos celebres higos pasados, el sabroso
fundamento de la alimentaci6n popular, que asi no entiende de gollerias y se va
derechamente a lo estrictamente sustancial y nativo, a ser posible.
EI "Alar" y los "J uaclos"
Se llama "juaclos" a una cueva de poca altura y de varias entradas o bocas
de acceso, a cuya frescura sombrosa se acoge el ganado para sestear o pemoctar.
La isla esta llena de estas cavernas naturales que utilizan los pastores para sus
rebafios. Y algunas hay de tan grandes proporciones que pueden alojar
c6modamente en su concavidad varias docenas de reses.
"Alar" es lo mismo que corral o tagoro de piedra o redil. Por extensi6n da
idea de La Dehesa, ese predio comunal a donde todos los pastores de la isla
conducen sus rebafios al objeto de que pasten en los cuarenta o cincuenta
kil6metros cuadrados de extensi6n que lo forman. Y de este fluir de los rebafios
a La Dehesa ha nacido una costumbre, con fuerza de ley, relativa a los pastores
y al ganado.
En efecto, lo mismo los pastores de Sabinosa, que empujan sus rebafios
desde el noreste, que los de EI Pinar, que los tocan desde el sur, en direcci6n a
La Dehesa, para las "juntas" de que luego hablaremos, estan obligados a recoger
las reses sueltas que puedan encontrar en su carnino, sin duefio conocido, con el
finde conducirlas al "alar", librandolas asi de los peligros de la cumbre. Todos
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cumplen estrictamente esta obligaci6n, que como es reciproca, representa bienes
para todos. La deserci6n de este deber de compafierismo es castigada con toda
ejemplaridad, aunque a mis oidos no ha llegado ningun caso en que un pastor
haya dejado abandonada en Ja cumbre a ninguna res extraviada y desprendida
de su rebafio.
Caracter y objeto de las "juntas"
Las "juntas" tienen por finalidad, como su nombre indica, reunir en un
lugar todos los rebafios a fin de recontarlos, clasificarlos y marcarlos. Se celebran
quincenalmente, y es el alcalde de barrio de La Dehesa, cargo por lo
general atribuido a los mas viejos pastores, quien dispone las fechas de reuni6n.
Con este motivo puede apreciarse la maravillosa facilidad que tienen los
pastores para conocer su ganado. Penetrando en Ja masa ondulante de miles de
reses, de cuyo seno asciende un coro de balidos y un tintineo de cencerros, van,
sin vacilaciones, extrayendo las suyas, ejemplar a ejemplar, del fondo de Ja
inrnensa rnanada y conduciendolas al rebano respectivo, o lo que se llama en su
lexico "cada oveja a su vuelta". Seguidamente, las reses "vacias" pasan de
nuevo a su condici6n de libertad, trayendose consigo la oveja pr6xima a la cria,
que son, naturalmente, las que requieren cuidados especiales y especial
vigilancia. Y asi de "junta" en 'Junta" y con arreglo a la tradici6n.
EI peligro de los cuervos
En la vida patriarcal del pastoreo no todo es armonia. Tambien hay lucha y,
por consiguiente, peligro. Y este peligro que se cierne sobre el ganado esta
adscrito a los cuervos.
Estos vuelan y revuelan sobre los rebanos. lCon que objeto? Sencillamente
con el de devorar las crias. Aprovechando la ocasi6n que pueda depararles un
corderito o cabrillito rezagado, se abaten sobre el, extrayendole en primer termino
Ja lengua, a fin de que no pueda llamar a su madre. Si estas llegan a darse
cuenta del peligro que amenaza a sus hijuelos, reacionan furiosamente contra
los negros piratas del aire. En especial las cabras se enfurecen terriblemente.
Pero los asaltantes saben elegir la ocasi6n, y pocas veces falla el golpe en estas
condiciones. Este es el mayor peligro de Ja cumbre para las reses extraviadas.
Los negros pajarracos, no se sabe por que misterioso instinto, siguen
preferentemente a las reses pr6ximas a la cria. Solos no vuelan nunca. En
bandadas o, cuando menos, en parejas. Uno ataca y el otro vigila y advierte de
cualquier eventualidad mediante su graznido, nunca como en este caso agorero.
Los pastores expresan este peligro con el nombre de "desajijarles" el ganado.
Esto es: deshijarselo privando a las madres de sus crias. Y por esto las "juntas",
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recuento y separaci6n de reses en el "alar"de La Dehesa.
Pero Ja Dehesa es algo mäs que esto para los pastores. Esel mes de abril, en
que celebran su fiesta en honor de la Virgen des los Reyes, que preside la vida
espiritual de los herrefios. En este dia es cuando verdaderamente luce rnäs
magnificarnente el ganado que se extiende a los pies de la Virgen para recibir su
bendici6n. En esta coyuntura, a la antigua manera llena de fä y de entusiasmo
devoto y ferviente, celebran los pastores que apacientan sus rebafios en los
"caireles" o "rumbazos" (pequefios taludes) de las cumbres de la isla su fiesta
candorosa y emocionante, en honor de la Excelsa Patrona que pone en los pies
de los danzarines incansables agilidades, y en las tonadas primitivas de las
musicas que acompafian las danzas, renovados brios y chasquidos sonores en
las chäcaras que hacen eco al golpe insistente del tambor y a los claros silbos, a
las obsesionantes notas de las flautas.
Otras costumbres
Entre ellas, lade marcar el ganado. Estas marcas son a base de cortes en las
orejas. Operaci6n y requisito de suma importancia, que incluso hasta mediados
de! siglo ultimo revisti6 el caräcter oficial de! registro publico. Esta marcas
tarnbien se distinguen por sus nombres, nacidos de la forma de los cortes o
punciones e incisiones practicadas en las orejas de las reses, tales como "tres
bocados", "chirivito" etc.
Otra de estas costumbres es la de "apear". Esta operaci6n consiste en
trabar las extremidades del ganado con una ligadura a fin de que no salte las
cercas. Se dice de un animal que esta "apeado a la contra" cuando, por su
caräcter bravio, se le sujetan las patas en forma de aspa.
La tradici6n de ordefiar en recipientes de madera, denominados "tarros",
ya se ha perdido, asi como aquella otra del "guäsamo", aunque esta subsiste aun
en cierto modo. EI guäsamo es la concavidad, labrada natural o artificialmente
en la rama de un ärbol, con el fin de obtener por destilaci6n o lluvia agua
potable.
Tales son las primitivas caracteristicas de la vida pastoril herrefia. l Terminarä
tan sugestiva y pläcida tradici6n en esta isla, que siempre ha sido tierra de
pastores? Nadie puede predecirlo; i han muerto tantas cosas tradicionales! Pero
lo cierto es que los cuarenta o cincuenta rabadanes entre cabrerizos y ovejeros,
que aun quedan al cuido de los rebafios con que cuenta el Hierro, encaman en
nuestros dias el sentido de la tradici6n pastoril de esta isla corta y alta, en la que
no es posible perder la vista el cerco insomne, omnipresente de la mar.
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