Almogaren XXXIV / 2003 Wien 2003 269 - 285
Luis Alberto Anaya Hernimdez*
La amenaza del mar: violencia y trafico humano.
Consecuencias economicas, sociales y psicologicas
del corso berberisco en Canarias.
Key words: Canary Islands, pirates, Berbers, economy, sociology
Resumen:
A traves de este articulo estudiamos las repercusiones de los ataques berberiscos
en distintos terrenos. En el material, contemplamos las que provocaron las destrucciones
y el saqueo que se produjeron con las invasiones de algunas islas, asi
como los dafios que originaron sus capturas de navios y golpes de mano en tierra.
Una gran parte de las perdidas econ6micas se deberan a los rescates para liberar
a los cautivos llevados a Arge! y Sale. EI cautiverio de estos miles de familiares
motivara, ademas de! dolor de sus familiares, otros problemas: legales, sociales,
etc. EI miedo al "moro" se manifestara en refranes, romances, devociones a la
Virgen, hechicerias y hasta en el humor, de todo lo cual aportamos ejemplos.
Abstract:
In this article we shall study the repercussions ofthe Berbers' attacks against
some of the islands on different levels. We will focus on the material dealing
with destruction of ships and sacking of villages, and on the economic loss
made to ransom the captives in Algiers and Sale. Apart from the grief it caused
to their relatives, the imprisonment ofthousands ofpeople also brought about
legal and social problems. The fear of the "Moor" became expressed in proverbs,
ballads, devotions to the Virgin, witchcraft, and even humour.
Zusammenfassung:
Dieser Artikel behandelt die Auswirkungen der von den Berbern verübten Angriffe
in verschiedener Hinsicht: Die Zerstörungen und Plünderungen, die bei
der Eroberung einiger Inseln stattfanden, werden untersucht sowie die Schäden,
die durch die Angriffe auf Schiffe und kleine Dörfer verursacht wurden. Ein Teil
der wirtschaftlichen Verluste ist auf die Zahlungen zurückzuführen, die für die
nach Algier und Sale gebrachten Gefangenen als Lösegeld aufgebracht werden
mussten. Die Gefangennahme tausender kanarischer Familien brachte außer dem
Schmerz der Familienangehörigen auch rechtliche und soziale Probleme mit sich.
Die Angst vor den "Mauren" manifestiert sich in zahlreichen Redewendungen,
Romanzen, Gebeten an die Jungfrau, Zaubersprüchen und sogar in Witzen.
* Universidad de Las Palmas de Gran Canaria
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Las perdidas materiales ocasionadas por los ataques berberiscos son dificilmente
evaluables. En efecto, desconocemos el numero total de navios apresados,
el monto global del dinero que sali6 para los rescates, el valor de los
bienes saqueados o destruidos, etc. Sin embargo, es obvio que fueron elevadas.
Baste recordar que Teguise y las demas localidades lanzarotefias fueron
destruidas a lo largo de 49 afios en cuatro ocasiones, Betancuria y los restantes
nucleos urbanos de Fuerteventura en 1593, y San Sebastian de La Gomera
en 1571 y 1618. Resulta significativo para Lanzarote el testamento de su marquesa
Dofia Mariana Enriquez de la Vega. Al mencionar el convento de San
Francisco, que habia reconstruido tras la ultima invasi6n, especifica que: "por
cuanto esta tierra es perseguida y la inquietan moros y otros piratas y muchas
bezes a suc;edido saqueen la ysla y quemen los templos, si quemasen el
conbento de San Francisco se vuelva a fundar y se le den las mandas contenidas
en este testamento" 1• Ademas, a los daiios producidos en las invasiones
habria que agregar los causados en golpes de mano en tierra, como la incursi6n
argelina de 1627 en la zona de Bafiaderos de Gran Canaria donde se
adentraron cuatro leguas, la destrucci6n de Punta Gorda en La Palma en 1697,
lade Fernes en 1749, etc.
Por otra parte, las capturas de navios provocaban perdidas o incluso la
ruina a sus propietarios o a los mercaderes que transportaban en ellos sus
mercancias. Es lo que le sucede al comerciante italiano Jer6nimo Rat6n que
envi6 en 1618 dos navios a Napoles cargados de azucar, lanas y otros productos.
Los turcos tomaron los barcos a la altura de Cadiz, capturando ademas a
numerosos islefios. La ruina del italiano fue total, hasta el punto que todavia
en 1629 la Inquisici6n pleiteaba contra el por una letra de 12.000 reales que le
adeudaba2
• Ignoramos el numero total de barcos capturados, pero sin duda
fue espectacular. El obispo Garcia Ximenez informa al rey en 1678, que en
1673 los turcos se habian apoderado de 20 navios y en 1676 de seis3. Los
pescadores que faenaban en la costa africana sufrieron especialmente los
ataques argelinos y salesinos. En el informe del obispo antes mencionado,
escribe que todos los barcos grandes de Santa Cruz que iban a pescar a
Berberia habian sido apresados. Hasta tal punto lleg6 esta situaci6n que, a
instancias de la Audiencia, la Corona public6 una real cedula prohibiendo ir
a pescar a los menores de veinte afios y ordenando que los marineros fueran
armados mientras los Cabildos construian una fragata que los convoyara y
protegiera en Berberia4
•
La suspensi6n de un viaje o el retraso en las salidas de los navios, era una
practica habitual cuando se conocia la presencia de barcos corsarios, lo que
obviamente ocasionaba importantes gastos. En 1662 el palmero Juan L6pez
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anul6 un viaje de pesca a la costa de Berberia de su barco "Las Nieves y las
Animas" por conocer la existencia de corsarios en la zona y "ser mucho el
riesgo"5
• En 1634, el comisario del Santo Oficio de La Palma informaba que
las comunicaciones de la isla estaban en dificultades desde hacia tres meses
por barcos berberiscos que rondaban la isla6. A estos gastos habria que afiadir
los que ocasionaban la movilizaci6n de las milicias islefias apenas se vislumbraba
un navio corsario en las costas de alguna isla, ya que tenian que
abandonar sus labores y ser alimentados mientras duraba el peligro.
Tambien se producirian perdidas econ6micas en las invasiones por la huida
de esclavos que se pasaban a los berberiscos. En su mayoria tenian este
origen, aunque tambien se les unieron negros en algunos casos. Hecho que
resulta absolutamente comprensible en los primeros, que asi tenian la oportunidad
de volver libres a su patria, mientras que los segundos conseguian la
libertad. Una libertad al coste de tener que convertirse al Islam, pero tambien
en Lanzarote debieron abjurar de sus creencias animistas para integrarse en
la cristiandad. Respecto a los moriscos horros, en contra del temor existente
a que constituyeran una quinta columna, no confraternizaron con los invasores
salvo alguna excepci6n. Es mas, muchos se opusieron a ellos con las armas
y otros acabaron esclavizados enArgel7. Al igual que en Lanzarote, pero
en mucho menor medida, algunos esclavos en otras islas aprovecharon barcos
corsarios para huir, tal como explica Don Marcos de Palenzuela en 1665
cuando otorga poderes para que se aprehendiese a uno suyo que habia huido
en un navio berberisco surto en Gando8.
El panico al "moro" origin6 asimismo un exilio interno, especialmente en
Lanzarote desde la primera invasi6n de 1569. En consecuencia sus moradores
mas poderosos optaron por emigrar hacia otras islas, fundamentalmente
a Gran Canaria. Rumeu cita entre ellos a Heman Peraza de Ayala y su esposa
Maria de Ayala, biznietos de los sefiores de Canarias, acompafiados de sus
hijos y su yerno Diego Sarmiento de Ayala, hermano del marques de Lanzarote.
Ademas, menciona a otros y concluye con un esclarecedor etc, etc9•
En 1608, Nicolas Gonzalez declara ante el Santo Oficio que tras vivir cuatro
afios en la isla, se traslad6 a Tenerife por "miedo a los moros"10, y, sin duda,
muchos de los lanzarotefios que emigraron a las islas de realengo no huian
unicamente de los rigores de la climatologia y de la opresi6n sefiorial. Por
eso, las preceptivas visitas que debian realizar los inquisidores a las islas
tropezaban con su reticencia cuando tenian que trasladarse a Lanzarote y
Fuerteventura. En 1571, el inquisidor Funes inform6 a la Suprema que, tras
inspeccionar las islas occidentales no viaj6 a las orientales porque se decia
que "venian moros", como en efecto sucedi611
• De nuevo en 1652 el inquisi-
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dor Santalices escribe a Madrid que para visitar estas islas eran necesarios
cuatro navios por el peligro de los berberiscos12• El panico a viajar entre islas
se extenderia tambien a otras. En 1650, es el inquisidor Francisco Mesias el
que avisa que unicamente visitaria las mas occidentales si se le garantiza un
barco seguro, por el riesgo de tropezar con estos corsarios13•
Viera y Clavijo escribi6 que los lanzarotefios perdieron mas dinero en la
invasi6n de 1618 con los rescates de los cautivos que por las destrucciones y
el saqueo, lo que sin duda es cierto. Ignoramos el numero total de islefios que
fueron apresados en tierra o en mar, pero sin duda fue muy elevado. Basta
recordar que en las invasiones a las tres islas mencionadas los berberiscos
esclavizaron a cerca de 2.000 personas, la mayoria de Lanzarote. Pero la cifra
de cautivados en el mar o en golpes de manos en las islas fue, con certeza,
muy superior. En noviembre de 1656, un corsario argelino apres6 a la vista de
Las Palmas el barco de Miguel Afonso con 96 personas a bordo entre marineras
y pasajeros. Cuando retornaba a su base, a la altura de la isla de La
Madeira, tom6 la carabela de Esteban de Tasara que tambien procedia de
Tenerife. Aunque ignoramos cuantas personas viajaban a bordo, entre los dos
navios podian perfectamente sumar cerca de 150 personas14
• Por su parte, el
ya mencionado Garcia Ximenez explica que en 1676 habian cautivado 100
personas. En una reuni6n cabildicia en Tenerife en 1686, el corregidor de la
isla expone que: "lo mas de la vecindad de Santa Cruz esta en Argel" 15• Por
nuestra parte, hemos contabilizado mas de 800 canarios redimidos por la
Merced y la Trinidad, aunque pensamos que serian mas los liberados por sus
familiares y, aun mas, los que nunca serian rescatados. Aunque tampoco estamos
en condiciones de calcular cuanto dinero se destin6 desde el archipielago
a costear la libertad de los islefios esclavizados en Berberia, sin duda fue
muy importante, tal como indica el corregidor de Tenerife en 1695 explicando
que salia mucho dinero del archipielago con este fin 16•
A estos gastos habria que sumar el del capital humano por el cautiverio.
Muchos eran personas j6venes en edad de procrear, lo que dificultaria el crecimiento
poblacional. Otros son hombres experimentados en las tareas marineras
y pesqueras, lo que redundara negativamente en estas actividades y
por tanto en la economia islefia. El corregidor de Tenerife cuando anuncia la
prohibici6n de faenar en Berberia sin ir armados y la necesidad de construir
una fragata que convoyara a los pesqueros, afiade que uno de los motivos de
estas medidas radicaba en que con las capturas se perdian brazos para el real
servicio 17•
Pero, ademas, a los dafios econ6micos, habria que sumar otra variada problematica.
Pensemos, por ejemplo, la casuistica legal que gener6 el cautive-
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rio de muchas personas, o la que se crea con la destrucci6n de los archivos de
las escribanias, del Cabildo, de los sefiores o de la iglesia y conventos. La
toma de Lanzarote en 1618 por los argelinos corrobora en afios posteriores
este fen6meno. El 11 de septiembre de 1618, tras la invasi6n, el Gobernador
ordena incoar un "proceso del pueblo" para autentificar un inventario de propios
de la isla datado en 1560. El objetivo era dotar al Cabildo de legitimidad
sobre ellos, pues habia personas que pensando que no existia documentaci6n
al respecto, se estaban apoderando de los mismos. EI documento consiste en
una amplia enumeraci6n de maretas, vegas, dehesas, pozos fuentes y edificios
publicos de notable interes18.
Obviamente, una parte destacada de esta problematica estara relacionada
con la necesidad de proveer fondos para los rescates. La venta de sus propiedades
sera una de las vias para lograrlo, aunque como el cautivo no podia
comparecer en el acto, se adjuntaba una clausula en el contrato que establecia
que al retornar refrendaria la venta ante la justicia. Es lo que sucede con
Pedro de Cabrera Salazar que enajena unas propiedades de su hija Antonia,
esclavizada en Argel, por 3.250 reales que la susodicha avalaria a su retorno19.
No siempre aceptarian los cautivos esta condici6n a su vuelta; el mismo
Cabrera comprara a su vez en 1620 unas casas y tierras en los Castillos y en
la Degollada de Famara a Blas Perdomo, aunque propiedad de su mujer, Maria
Ruiz, por 3.800 reales destinados a pagar la libertad de su familia, con identica
salvedad que la anterior. Sin embargo, al ser liberada se neg6 a aceptar la
venta, seguramente por estimar que el precio era exiguo y solicit6 el retorno
de sus propiedades, previa devoluci6n de su importe. Finalmente las partes
llegarian a un acuerdo mediante el cual Pedro de Cabrera entregaria otros
400 reales sobre el precio ya abonado20. Sucede tambien que la ausencia o
muerte de los propietarios motiva que sus familiares directos tengan que
autorizar las ventas de bienes destinados a rescates. La antes mencionada
Maria Ruiz apoderara a su marido para que enajenara unas propiedades que
le permitieran libertar a sus sobrinas en Argel; tambien en 1621 Alonso Diaz
autorizara a su yerno Francisco Le6n a vender la dote de su hija para el mismo
prop6sito21.
La cautividad no impedira el cobro de los debitos, aunque, en ocasiones,
debido a la crisis, el deudor conseguira un aplazamiento. Antonio Gonzalez
lograra en 1619 dilatar ocho meses el pago de los 317 reales que debia al cautivo
Antonio de Sosa22. En la misma fecha, este ultimo apodera a tres vecinos
para que cobraran lo que se le debia. No obstante, la esclavitud producira
16gicamente mas deudores que acreedores. Juan Perdomo Lerne, mayordomo
de la iglesia, conseguira en 1619 un aplazamiento por dos afios de los
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246.727 rnaravedies que debia a su fä.brica, alegando "el robo de la ysla y el
averse rnuerto y cautivado rnuchos deudores"23. Entre los arrendadores de
diezrnos fue frecuente pedir el aplazarniento de su pago por identicos rnotivos:
Hernando de Lugo consigue prolongar el abono de esta deuda desde San
Juan a Navidad24. El canonigo Garcia Tello, hacedor en Lanzarote, se hani
eco de esta situacion al inforrnar al Cabildo eclesiastico que veia dificil el
cobro de esta renta, porque rnuchos de los deudores estaban pobres o esclavizados25.
En ocasiones, la ausencia del deudor obligara a los fiadores ahacerse
cargo de los prestarnos que avalaron. Es lo que le sucede a Blas de
Guintes, fiador del anterior rnayordorno de la iglesia, Pedro Berrnudez, que
estaba en Argel. Por ello, se cornprornetera a abonar en el plazo de <los afios
701 reales y 33 fanegas de trigo. Marcial de Xerez, por su parte, debio abonar
140 reales corno fiador que era del cautivo Manuel de Fuentes; tarnbien Manuel
de Layros, corno avalista de Melchor Peraza de Ayala, se hara cargo de
su deuda de 150 reales26. En carnbio, el rnarques de Lanzarote procedera directarnente
contra los bienes de su quintador Pedro Berrnudez que le adeudaba
10.000 ducados y no contra sus fiadores. La causa pudo radicar en que
estirno que seria rnas fä.cil obtener el pago de esta rnanera porque el recaudador
tenia bienes suficientes, que no pleiteando contra diversas personas. La
postum del rnarques sin duda retardo la libertad del cautivo y los suyos; de
hecho, una de las hijas de Berrnudez renego precisarnente por la dernora en la
llegada del dinero para su rescate27. Esta actitud, nada favorecedora para la
libertad de sus vasallos, se reiterara cuando se niegue a exirnir del quinto de
la exportacion la salida de bienes destinados a los rescates, lo que rnotivara
que 22 vecinos de la isla con farniliares cautivos den poderes para litigar
contra su sefior por esta causa28. Un proceso judicial peculiar es el que rnantendran
Pedro de Cabrera Salazar y su yerno Pedro de Leon en 1623 por la
<lote de 400 doblas que el prirnero dono a su hija Andresa de Santa Ana. Llevada
a Argel con sus dos hijos, los tres fallecieron de la peste con pocos dias
de diferencia. El problerna radicaba en que si la rnadre habia rnuerto antes
que los nifios, la <lote correspondia al rnarido, pero si sucedio al contrario
heredaba Pedro de Cabrera. Ante la dificultad de constatar la verdad, acordaron
partirse la <lote, afiadiendo adernas una clausula que establecia que si
algun dia se averiguaba, no por ello se anularia este acuerdo29.
Algunos de estos litigios se prolongaron en el tiernpo, corno sucede con el
que protagonizaron Andres de Leon en nornbre de sus tias, herrnanas de Juana
de Leon, contra la farnilia del rnarido de esta, Heman Felipe, y que duraria
desde 1586 hasta 1622. En la prirnera de estas fechas, Juana fue llevada cautiva
en la invasion de Morato Arraez a Argel, donde fallecio. Su rnarido y, a
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su muerte, la familia de este, los Felipe, se apoderaron de su <lote establecida
en 350 doblas, aunque los litigantes calculaban que su valor se habia acrecentado
en los afios transcurridos hasta las 1.000. Finalmente, se lleg6 a un acuerdo
por el cual los Le6n recibirian 450 doblas30. En ocasiones, cuando los cautivos
fallecen en su exilio, la venta de sus bienes esta dedicada a fines espirituales,
como sucede con los de Luis Gonzalez, su mujer e hijos, que murieron
de peste en Argel. Sus hermanos solicitaron y obtuvieron licencia para
vender sus propiedades y poder asi costear las honras fünebres a los difuntos31.
A veces los cautivos y sobre todos los parientes que reunian el dinero
para su rescate, se encuentran con el inconveniente de que aparecen reclamaciones
econ6micas que dificultaran el acopio de los fondos para obtener su
libertad. Es lo que les sucede a Joaquin Santa Ana y su hijo, que poseian la
mitad del barco pesquero en que fueron capturados, cuando el propietario de
la otra mitad, el alferez Pedro Alvarez, les reclama en su testamento un dinero
que les prest6 para ir a faenar a Berberia32.
Corno es 16gico, estas situaciones se reproducian en otros lugares invadidos
y destruidos. Podemos poner un ejemplo cercano en el tiempo y en el
espacio, como lo es la isla de Porto Santo, que en 1617 fue atacada por Tabac
Arraez, el mismo renegado genoves que al afio siguiente repetiria fortuna en
Lanzarote. Las similitudes no se reducen al nombre del general argelino, sino
tambien a la forma de defensa utilizando accidentes naturales, en Lanzarote
la Cueva de los Verdes y en Porto Santo el Pico do Castelo. Ademas, el mimero
de cautivos fue similar en las dos islas, unos 900. La perdida de documentaci6n
fue tambien casi absoluta, desapareciendo la eclesiastica, la judicial y
la particular, segun Valdemar Guerra, autor de un interesante articulo al respecto33.
Pero ademas, los ataques que siguieron al de 1617, o incluso las amenazas
de los mismos, provocarian segun un testimonio eclesiastico de 1643 el
impago de las mandas testamentarias y otras obligaciones religiosas, debido
a que escondian los documentos bajo tierra y se perdian. Aunque el autor del
articulo, se pregunta, quizas con raz6n, si no se tratar:ia de una estratagema
para evitar pagar esas obligaciones.
Las huellas del miedo y como combatirlo
Las actividades corsarias quedar:ian impresas en el imaginario colectivo,
como sucedia en todos los lugares que fueron objeto de los ataques
berberiscos34 . Pero, quizas, este panico secular fue mas intenso en archipielagos
como el canario, donde ademas de los contactos con el exterior y la
intensa actividad pesquera en las costas africanas, las necesidades administrativas,
el comercio interinsular y las relaciones humanas obligaban a viajar
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con frecuencia entre islas con el consiguiente peligro. Huellas de este terror
han quedado en el refranero popular de las islas mas orientales: "mas miedo
que a una lancha moros". Poseemos incluso pruebas de c6mo la memoria
colectiva conservaba la huella de esta actividad depredadora: en un acta inconclusa
del Cabildo lanzarotefio de 1749, se menciona la invasi6n de 1618 y
se alude a una supuesta matanza de 40 personas en una boda perpetrada poco
despues35. El romancero reflejara asimismo este "grande peur", tal como indica
Ricard, que toma dos romances de Arribas y Sanchez y de Agustin Espinosa36:
En Ja mar entra el cristiano
Quien reniega esta entre moros
Moros los venden en Ceuta
No es cristiano el que reniega
Y el que recoge Espinosa:
Mafianita de San Juan
como costumbre que fuera,
las damas y los galanes,
a bafiarse en las arenas.
Laurencia se fue a bafiar
sus carnes blancas y bellas
vino un barquito de moros
y a Laurencia se Ja llevan.
El investigador Maximiano Trapero que ha trabajado ampliamente el romancero
canario, recoge en una de sus obras ocho romances pertenecientes a
casi todas las islas37. Por lo general tienen un origen peninsular, pero el hecho
de su amplia aceptaci6n implica que la problematica del corso y del cautiverio
era tambien sentida en Canarias. Reproducimos algunos versos de uno de
estos romances recogidos en Agulo, en La Gomera, que narra la historia de
una pareja en la que el hombre parte hacia Indias. Al no retornar, la novia
partira a buscarlo y es capturada por "los moros que le hacen dos mil perrerias
y de ella no alcanzan nada" . Su comprador resulta ser su antiguo novio
que tambien habia sido apresado y habia renegado, aunque en un principio
no la reconoce. Cuando finalmente lo hace le pregunta:
1., Pa que no me lo dijiste, prenda querida de! alma,
pa que no me lo dijiste cuando te compre en Ja plaza,
pa no dar tanto castigo a prenda tan estimada?
Cuando Ja morilla venga Ja mostraras mas las gracias
que esta noche Ja dejamos en cajones sepultada;
cargaremos dos navios de las prendas mas livianas,
Las cargaremos de oro y dejaremos Ja plata.
Se detecta igualmente en documentos notariales, como los contratos mercantiles
de Lanzarote, donde usualmente se equipara el peligro al "moro" con
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el de catastrofes naturales o el fuego. En 1620, Pascual de Lugo arrienda <los
maretas para que bebiese el ganado, con la condici6n de que si viniera el
enemigo y consumiera el agua, correria esta de su cuenta38 . Tres afios despues,
Hernando Luis suscribe un documento para la administraci6n del diezmo
de los cabritos, donde renuncia a "toda esterilidad, caso fortuito de moros
o de tierras, piedra, agua o fuego"39
• En los arrendamientos de pajeros para
guardar cereal, el duefio renuncia a cualquier ley a su favor: "esepto si vinieran
enemigos piratas que saqueen la isla", etc.40 .
lncluso el humor se hace eco del corso berberisco, como lo manifiesta un
chiste del primer tercio del XVIl41
• El protagonista es un mozo de "muy ruin
habla y con peores razones" que habia sido liberado por un precio de solo 60
ducados, muy inferior al de sus restantes compafieros. Estos le preguntaron
que como habia sido posible que su rescate fuera tan barato y el mozo les
explic6 que se habia fingido mudo y sordo, por lo que su duefio, desesperado,
lo habia vendido a un precio muy bajo. Entonces, uno de los presentes le
espet6: "jPardiez, que os echasteis a perder, porque si hablareis, os diera por
veinte ducados y aun por menos !
Corno es obvio, en una sociedad donde la religi6n constituye la principal
opci6n ideologica existente, el recurso a los santos y a la Virgen era frecuente.
Gaspar de Saavedra, al hacer su testamento en Lanzarote en 1622, dej6
<los fanegas de trigo a la Virgen de Candelaria por si fallecia sin cumplir la
promesa de hacer una romeria a su convento, al haberle librado de caer cautivo
de los argelinos42
• EI extendido culto a la patrona de los cautivos, la Virgen
de La Merced, a pesar de que en las islas no existian conventos de esta
orden, es asimismo una prueba indudable de esta situaci6n. Julio Sanchez
que lo ha estudiado detenidamente, contabiliza en el archipielago desde el
siglo XV hasta el XX, 64 imagenes y cuadros de esta Virgen, once altares y
capillas, trece ermitas y otras tantas cofradias bajo su advocaci6n43 • Hay incluso
milagros atribuidos a la Virgen relacionados con los berberiscos, que
en el caso concreto que vamos a describir se basa en hechos reales. Se trata
de un prodigio atribuido a la Virgen de los Reyes, patrona de la isla de EI
Hierro, que nos narra el escribano Bartolome Garcia del Castillo. Segun este
historiador, en una ocasi6n arrib6 a La Dehesa un bajel turco que simul6 ser
de un pais amigo para asi poder cautivar a los incautos herrefios que pescaban
en la costa, algunos de los cuales incluso habian aceptado subir al barco.
Cuando los berberiscos se disponian a capturar a los restantes, la Virgen hizo
zozobrar al navio, del cual lograron salvarse <los o tres corsarios que, llevados
a su ermita, la reconocieron como artifice del milagro. Hasta aqui la leyenda,
pero el caso es que se conserva una prueba documenta! de la misma
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en los archivos inquisitoriales. En efecto, en los primeros dias de diciembre
de 1637, un bajel salesino tripulado por 26 hombres recalo en la zona de La
Dehesa, "do di<;en Cueva de Barcos". Ocho o diez tripulantes, acompafiados
de un renegado ingles que hablaba castellano, llegaron a tierra y entablaron
conversacion con unos herrefios que pescaban en la orilla. Preguntados por
su origen, respondieron que eran "christianos espafioles, vasallos del rey
Felipe, catholicos romanos". A su vez, los berberiscos, por boca del ingles,
explicaron que ellos eran "flamencos castellanos, christianos catolicos por la
gracia de dios padre". Uno de los pescadores solicito ir a bordo, donde fue
agasajado con comida y ropa. Contento y agradecido les pidio ingenuamente
acompafiarles en su viaje "donde vuesa merced fuese si no fuese a Berberia".
Los corsarios volvieron a tierra para capturar a los restantes herrefios acompafiados
de un cautivo portugues, Antonio Rodriguez, que es quien nos explica
esta historia. Cuando habian desembarcado, pudieron observar como un
golpe de mar hacia zozobrar el barco, salvandose el portugues, sus seis acompafiantes
y otros cinco salesinos que llegaron nadando a la punta de la
Orchilla. No es de extrafiar que, ya desde ese momento, los pescadores declararan
al comisario de la Inquisicion que a todos les parecio que se salvaron
del cautiverio gracias a un milagro de Nuestra Sefiora de los Reyes44 • Del
Castillo nos refiere asimismo <los milagros ocurridos en la invasion de Xaban
Arraez a Fuerteventura en 1593, gracias a la intercesion de San Diego de
Alcala. Segun una probanza hecha ante el beneficiado de dicha isla, Miguel
Fernandez de Ortega, Maria de Morales, su marido y un hijo se libraron de
ser capturados cuando huian hacia Jandia perseguidos por cerca de 400
berberiscos, esparciendo por el aire tierra de la cueva del santo, mientras
exclamaba: "ciegalos, santo mio". El milagro resulto evidente, porque estaban
en un espacio abierto donde era imposible no ser descubiertos. Lo mismo
sucedio con la mujer de Luis Perdomo y su hijo, que estando ocultas entre
unas matas que registraban los corsarios, tiro tambien tierra del santo al aire
y, mientras capturaban a otros, ellos se libraron45. En la ocupacion argelina de
la isla de Porto Santo, se sefialo por su bravura en la defensa del Pico do
Castelo unjoven de gran valor, Roque Ferreira Bayam, que murio en la lucha.
Posteriormente, muchos afirmarian haberlo visto pelear en otras batallas46
.
La conocida advocacion sacerdotal medieval en la misa "de furor normandorum
liberanos domine", tiene tambien su correlato en Canarias. El
obispo Bartolome Garcia Ximenez publica un edicto el 30 de mayo de 1677,
donde ordena a los parrocos que habiendo declarado al Rey San Fernando
como protector ante los moros, en la misa del "famulus tuos", se afiadiera la
clausula: "et captivos cristianos qui in saracenorum detinentur tua miseri-
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cordia liberare et fructus terrae dare et conservare digneris"47. Estas manifestaciones
religiosas de panico y precaucion no son privativas de la iglesia
cat6Iica, tambien se producian en el mundo protestante. En Islandia, tras el
ataque argelino de junio de 1627, los pastores luteranos entonaban en misa
una oracion en la que imploraban la proteccion divina contra "las astucias
del Papa y el terror de los turcos"48•
Al fallar los recursos religiosos tradicionales como misas, oraciones, promesas,
etc., se recurria a otros menos ortodoxos, como la hechiceria. En algunas
de sus practicas es perceptible el miedo a los ataques berberiscos, tal
como se refleja en una denuncia contra Andres de Bedmar, porque en 1637
habia entrado en casa del capitan Diego de Ayala "mui alborotado", diciendo
que a traves de unas suertes con plomo sabia que los moros invadirian
Lanzarote en ocho dias49. EI historiador Francisco Fajardo expone diversos
ejemplos de estas situaciones, como el caso de Anton Martin y su mujer, desterrados
de Madeira por hechiceros y que cuando los argelinos asediaban la
Cueva de los Verdes echaban suertes para saber cuando se irian. Mas tarde
cobrarian para averiguar si los parientes de sus "clientes" habian sido liberados
en el Estrecho por la escuadra del almirante Vidazabal. La morisca
Melchora Perdomo seria denunciada por trasladarse de Lanzarote a Fuerteventura,
pues sentia venir a la primera los barcos de los moros. Es mas, cuando
se ausentaba de esta isla, todos pensaban que llegarian los corsarios. Este
empleo de medios magicos para saber "cuando habian de venir los moros, y
cuantos navios, y que puertos habian de tomar", fue frecuente tras la invasion
de 1618. No podia estar ausente en esta tematica la preocupacion de las
mujeres de los pescadores que faenaban en Berberia, como sucede en 1667,
cuando un grupo de ellas acude a una hechicera para que averiguara donde
estaban unos pesqueros, pues "estaban las mujeres llorando la tardazon de
los barcos que estaban en pesqueria"50 . Tambien era usual recurrir a estos
metodos para conocer la suerte de un cautivo o propiciar su rescate, como
sucede con dofia Ana de Espinosa, denunciada por ofrecerse a rezar una oracion
para averiguar si cierta mujer estaba en Argel. Tras cobrar <los reales, la
hechicera recit6 ante una Virgen de Belen la siguiente oracion: "Virgen y
Reina .... si esta la persona por quien hago la oracion en cautiverio me volved
a la mano izquierda y si esta en libertad a la derecha". Acabado el rezo, dofia
Ana confirm6 que la mujer estaba cautiva, pero que saldria pronto y con poco
coste, lo que en efecto sucedi6, pues al afio la rescat6 la Redenci6n51
• Mas
drastica fue la resolucion que adopt6 la lagunera Teresa Gonzalez que, para
conseguir que su marido Juan Francisco saliera libre de Argel, introdujo un
San Antonio en un pozo atado a una cuerda. Todos los dias lo sacaba y "gol-
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peaba en el agua zambullendolo y baxandolo" hasta que en efecto retorn6,
aunque, como es 16gico, con el tratamiento el santo "sali6 descalabrado y
maltratado"52 . Por su parte, Victoria Lorenzo que vivia en la calle del Terrero
en Las Palmas, explic6 en 1674 al Santo Oficio como intent6 comprar infructuosamente
un turco esclavo a su amo Clotaldo para canjearlo en Argel por su
marido Alonso Almeida. Catalina Francisca se ofreci6 a ayudarla, para lo
que le pidi6 dos reales y un "cuarto ruin" para arrojarlo en la tienda de aquel,
mientras rezaba una oraci6n y obtener su prop6sito. No fue asi, por lo que
Victoria recurri6 a la Audiencia, asegurandole Catalina que esta vez lo conseguiria
porque habia santiguado las esquinas del palacio judicial. Con semejante
recurso, el exito estaba garantizado, por lo que en efecto gan6 el
pleito y consigui6 canjear al turco por su marido53
• Lo parad6jico es que algunas
de las hechiceras aprendieron "el oficio" en el cautiverio en Berberia,
especialmente las suertes quese hacian con "cagarrutas" de cabra o camello,
tal como explica Fajardo que menciona a varias54 . En 1631, es acusada la
madeirense Maria Martin de hacer una oraci6n para saber "en que estaba" el
cautivo Pedro Hernandez55. A veces no era la suerte de un cautivo lo que
preocupaba, sino como sucede en 1642, el resultado de la lucha entre una
armadilla y un corsario, lo que adivin6 la negra Ana Perdomo56•
El miedo a estos corsarios se usaba incluso en las maldiciones. Es el caso
de la palmera Ana Marroquina, quien en 1639 fue denunciada porque insult6
al encargado de la leva que habia incluido en ella a su hijo, diciendole: "Malos
turcos cautiven a quien a mi hijo puso en la lista"57 .
Todos estos hechos demuestran la influencia que el corsarismo, especialmente
el berberisco, ejerci6 sobre la mentalidad colectiva del canario. El
miedo debia estar omnipresente, especialmente en aquellos que mas arriesgaban,
pescadores o marineros, que eran las victimas mas frecuentes de estos
ataques y secuestros. Pero tambien de los que vivian en pequeiios lugares
cerca del mar. Recordemos que las actuales capitales de Lanzarote y
Fuerteventura no se trasladan desde el interior a la orilla del oceano hasta el
siglo XIX, cuando ya habia cesado el peligro maritimo. Pero incluso los viajeros
entre islas o al exterior sabian que estaban expuestos a la muerte o al
cautiverio. Un buen ejemplo de los peligros del mar y, no solo los piraticos, lo
constituye alguna de las experiencias vitales del obispo Bartolome Garcia
Ximenez58 . Embarc6 hacia Canarias en 1665, pero el navio, por causas imprevistas,
fue a parar a Puerto Rico. A la vuelta, una tormenta desarbol6 el barco,
aunque gracias a unos navios ingleses lograron rehacer los mastiles y el
velamen, pero a costa de casi todos sus bienes. En abril de 1675 se traslad6 a
La Palma para hacer la visita episcopal, donde tuvo que permanecer hasta
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marzo del afio siguiente debido a que unos navios argelinos, conocedores de
su presencia en la isla, anduvieron rondando sus aguas durante estos meses.
Este sentimiento de miedo ante un enemigo omnipresente se veia acrecentado
por las narraciones de los cautivos que retornaban o la correspondencia
de los que estaban en Berberia que describian los sufrimientos de la esclavitud.
Conservamos algunas de estas cartas que muestran caracteristicas comunes,
como es obviamente el deseo de ser liberados y las criticas por la
dilaci6n en conseguirlo. Asi, el grancanario Tomas Baez de la Fuente escribe
en 1629 a sus padres quejandose de que sus hermanos no gestionaran los
rescates y les dice: "veo el poco cuidado que mis ermanos Juan Mufiiz y Luis
Baez an gecho de mi, que si fueran ellos los que pasaran los trabagos ya yo
hubiera venido en busca de ellos. Los que estan en prosperida no se acuerdan
de nadie". Otros no dudan en deslizar amenazas de forma abierta, como fray
Gaspar Merino, quien despues de criticar a un islefio que habia renegado,
advierte en carta a su tio fray Tomas de Aquino "que dios me libre de las
tentaciones de esta tierra"59
. Otros dejan entrever esta posibilidad de manera
mas sutil, como un cautivo palmero que tras solicitar a dofia Lucia Diaz, a
quien habia servido, le liberase, le enumera hasta tres vecinos de la isla que
habian renegado60. En algunas parecen percibirse incluso larvadas sospechas
sobre el escaso interes respecto a su situaci6n, como la que escribe el
lanzarotefio Ambrosio Delgado, cautivo en Marrakech, a su mujer el 8 de
septiembre de 1570, quejandose que: "hasta la fecha os tengo escritas y enviadas
muchas cartas de las cuales no he visto respuesta ninguna por lo cual
se me doblan los trabajos" 61
•
Un capitulo aparte lo constituyen los renegados que retornan. Tras su proceso
son condenados a una sentencia benigna, generalmente absoluci6n "ad
cautelam" y a recordar las oraciones. Pero ademas, con frecuencia, se les
prohibe residir cerca de la costa y por supuesto dedicarse a la pesca. Dado
que muchos habian vivido en las islas de esta actividad, el cambio de trabajo
les supone sin duda una alteraci6n en sus vidas al tener que buscarse otra
actividad laboral. Es lo que le sucede a Juan Suarez, que habiendo renegado,
huy6 de los corsarios en Gran Canaria y se present6 al Santo Oficio, que lo
absolvi6 "ad cautelam". El tribunal le orden6 quese alejara del mar y, poco
despues, enterado de que proyectaba embarcarse para ir de pesqueria a
Berberia, orden6 que no se le permitiera embarcar "por el riesgo de que le
apresen"62 . El renegado era una figura mal vista y despreciada en el mundo
cristiano, pues no sin raz6n se pensaba que gran parte del corso berberisco
estaba en sus manos. De ahi, que tanto cuando apostataban en Argel, como
cuando retornaban a la cristiandad, fueran objeto de rechazo social, por lo
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que no es de extrafiar que en varios casos terminaran emigrando a Indias,
como Manuel Perez, Francisco Blas o Salvador Luxan63 . El tinerfefio Mateo
Castellano que reneg6 tras 18 afios de cautiverio, adoptando el nombre de
Ozain, se dedic6 al corso, y, por su valor llegaria a contramaestre de un navio
grande argelino. En 1677 seria capturado en las islas Cies y procesado por la
Inquisici6n gallega. Uno de los testimonios que el tribunal canario remite a
Galicia contra el y que data de 1670 es de otro renegado, Gaspar de los Reyes,
quien manifest6 que Ozain le confes6 que queria huir a tierra de cristianos,
pero no en Canarias, sino en la Peninsula, para conseguir el perd6n de la
Inquisici6n alli y asi "no dar pesadumbre a los suyos" en las islas con su
proceso64 .
Conclusiones
Corno hemos visto a traves de este texto, las consecuencias de la acci6n
corsaria berberisca contra Canarias fueron dramaticas. Hemos enumerado
perdidas econ6micas, cifras de cautivos, recursos espirituales ortodoxos y
heterodoxos para resolver esta problematica, peculiaridades legales, etc. Pero
lo mas dificil de aprehender es el sufrimiento humano, del que aunque tengamos
algunas evidencias, no bastan para significarlo en su significaci6n. Los
trabajos forzados de los cautivos, los malos tratos, la afioranza, la desesperanza
por no ser rescatado, todo eso es dificilmente abarcable. Pero tampoco
debemos olvidar el dolor de sus seres queridos, sus anhelos de verlos libres
o sus miedos a que no retornen o fallezcan. Ademas, en muchos casos la
ausencia del marido implicaba la suspensi6n de los ingresos familiares, con
las dramaticas consecuencias subsiguientes. Por no hablar de los endeudamientos
o la siempre humillante busqueda de limosnas para costear los rescates.
La situaci6n estrategica y la climatologia han sido tradicionalmente los
factores que han posibilitado la supervivencia del archipielago, pero, el primer
elemento, su contexto geografico y la fragmentaci6n insular, tambien ha
acarreado duros inconvenientes, pues las actividades econ6micas y la navegaci6n
que surcaba sus aguas atrajeron inexorablemente a los enemigos de la
corona espafiola. Baste recordar que, excepto El Hierro, todas las islas sufrieron
invasiones, que salvo el caso de Tenerife tuvieron exito en una u otra
ocasi6n, y algunas como Lanzarote o La Gomera recurrentemente. Si los ataques
berberiscos provocaron mas dafios que los europeos, se debi6 a que, por
una parte, aquellos no firmaron la paz con el imperio hispano hasta finales
del siglo XVIII y por otra, los beneficios de sus saqueos se basaban en gran
medida en el cautiverio y posterior rescate de seres humanos. Pero para ser
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justos, tambien habria que recordar, que los canarios asolaron con anterioridad,
desde mediados del siglo XV hasta finales del XVI, las costas africanas
vecinas, esclavizando a sus habitantes en un proceso muy similar al que sufririan
posteriormente ellos mismos. El gran historiador canario Rumeu de
Armas sintetiza esta contradicci6n, al explicar como Lanzarote fue la isla
que mas destac6 en efectuar razias contra Berberia, pero tambien la que mas
sufriria los ataques berberiscos con una analogia magistral : "Lanzarote verdugo,
Lanzarote martir"65 •
Esta vulnerabilidad que recorre, como hemos visto, la tradici6n literaria
canaria hasta nuestros dias, ha ido configurando una conciencia de limites
bien precisos y de coyunturales dependencias, tanto de creencias econ6micas
como defensivas que para bien y para mal han definido un arquetipo de
insulario recurrentemente amenazado, trastocado en el ciclo natural de las
cosas y violentando en el desarrollo de su potencial conformaci6n como comunidad
dinamizadora en el Atlantico.
Notas:
1 A.H.P.L.P., leg. 2727, f. 140.
2 A.M.C., Inqui., XX-12., f. 467 y A.H.N., leg. 2367
3 Archivo Diocesano, Pontificado de Garcia Ximenez
4 A.H.P.L.P., Libro 1° de Reales Cedulas, t. 5°, p. 90.
5 A.H.P.L.P., leg. 1337, f. 206 r.
6 A.A., leg. Invasiones.
7 ANAYA HERNANDEZ, L.A., "La invasi6n en Lanzarote y sus repercusiones
socio-econ6micas". VI C.H.C.A., (1984) Cabildo Insular de Gran Canaria,
Las Palmas de Gran Canaria, 1986, pags. 193-223.
8 A.H.P.L.P., leg. 1282, f 42 v.
9 RUMEU DE ARMAS, A., Canarias y el Atlantico. Piraterias y ataques na-vales.
Gobierno de Canarias, Madrid, 1991, t. I, p. 487.
10 A.M.C., Inqui., XLVII-27.
11 A.H.N., Inqui., leg. 1829.
12 A.M.C., Inqui., leg. LXXVIII-2.
13 A.H.N., Inqui., leg. 2372-2.
14 ANAYA HERNANDEZ, L.A., "Un episodio del corso berberisco en Canarias:
las capturas de los barcos de Miguel Afonso y Esteban de Tasara".
Homenaje a Josef Fontana (en prensa).
15 Archivo Municipal de La Laguna, A-XIII, n°. 14.
16 Ibidem.
17 Ibidem.
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18 A.H.P.L.P., leg. 2797, f. 180.
19 A.H.P.L.P. , leg. 2722, f. 234.
20 A.H.P.L.P., leg. 2724, f. 8v.
21 A.H.P.L.P., legs. 2724, f. 141 y 2723, f. 226.
22 A.H.P.L.P., legs. 2721, f. 10 v. y f. 34.
23 A.H.P.L.P., leg. 2721 , f. 626.
24 Archivo Catedral, Libro 12 de acuerdos.
25 lbidem.
26 A.H.P.L.P., leg. 2721, fols. 551,202 v. y 274.
21 A.H.P.L.P., leg. 2721, f. 8 v.
28 A.H.P.L.P., leg. 2721, f. 4.
29 A.H.P.L.P., leg. 2726, f. 386.
30 A.H.P.L.P., leg. 2730, f. 142 v.
31 A.H.P.L.P., leg. 2726, f. 594.
32 A.H.P.L.P., leg. 1428, f. 394.
33 VALDEMAR GUERRA, J., "A ilha do Porto Santo eo corso argelino no
Atlantico". Revista Isleiia, n°. 23, Funchal, julio-diciembre 1998, pags. 179-
208.
34 MARTIN CORRALES, E. "El miedo a los corsarios norteafricanos en la
mentalidad colectiva catalana del siglo XVII", VIII Jornades d' Estudis
Hist6rics Locals. EI comen; alternatiu. Corsarisme i Contraban (siglos XVXVIII).
Mallorca, 1990, pp. 217-230.
35 ANAYA HERNANDEZ, L.A., "EI corso magrebi y Canarias. El ultimo ataque
berberisco a las islas: la incursi6n a Lanzarote en 1749". Ponencia
marco de las X Jornadas de Estudios sobre Lanzarote y Fuerteventura,
Lanzarote, 2001.
36 RICARD, R. , "Recherches sur les relations des Iles Canaries et de la
Berberie au XVI siecle". Hesperis, 1935.
37 TRAPERO, M., Romancero tradicional canario. Biblioteca Basica Canaria,
Gobierno de Canarias, 1989, pags. 120-131.
38 A.H.P.L.P., leg. 2722, f. 169.
39 A.H.P.L.P., leg. 2.731 , f. 420.
40 A.H.P.L.P., leg. 2731 , f. 420.
41 Cuentos recogidos por Juan de Arguijo y otros. Edici6n, introducci6n y
notas de Beatriz Chemot y Maxime Chevalier, Diputaci6n de Sevilla, 1979,
p. 64.
42 A.H.P.L.P., leg. 2723, fols. 595-597.
43 SANCHEZ RODRIGUEZ, J., La Merced en las Islas Canarias. Santa Cruz
de Tenerife, 2001, pags. 541-544 ..
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44 GARCiA DEL CASTILLO, B., Antigüedades y ordenanzas de la isla de El
Hierro. Edici6n y estudios: Maximiano Trapero, Luis Alberto Anaya y
Rosario Blanco. Museo Canario-Cabildo Insular de El Hierro. Madrid,
2003, pags. 53-54 ..
45 DEL CASTILLO RUiZ DE VERGARA, P.A., Descripci6n hist6rica y geografica
de las Islas de Canarias. Las Palmas de Gran Canaria, 2001, pags.
292-293.
46 VALDEMAR GUERRA, J., Op. cit., p. 203.
47 CABALLERO MUJICA„ F., Documentas episcopales canarios /1665-1690).
Real Sociedad Econ6mica de Amigos del Pais, Las Palmas de Gran Canaria,
t. II, p. 233.
48 VERMEULEN, J., "From Lanzarote to Morocco: the career of a dutch
renegade". XII Coloquio de Historia Canario-Americana (1996)", Cabildo
Insular de Gran Canaria, Madrid, 1998, t. II, p. 637.
49 A.M.C., Inquisici6n, leg. CXXX-12, f. 48.
5° FAJARDO SPINOLA, F., Hechiceria y brujeria en Canarias en la Edad
Moderna. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas, 1992, pags. 341-
343, y 336, n . 70.
51 A.M.C., Bute. Vol. XXVII-2a s., fols. 183-184.
52 A.M.C., Bute, vol. XXXI-2a s, f 253.
53 A.M.C., Inqui., leg. LXXII-18, f 81.
54 FAJARDO SPINOLA, F., Op. cit., pags. 341-343.
55 A.M.C., Bute, vol. XIII-2a serie, 1 aparte, f. 63.
56 A.M.C., Inqui., CXXX-12, f. 94.
57 A.M.C., Inqui., leg. XCIII-3.
58 "Noticias de la exemplar vida de el Ilustrisimo Sr. Dr. Bartolome Gacia
Ximenez". Revista de Historia, n°. 101-104, Facultad de Filosofia y Letras,
La Laguna, 1953, pags. 182-239.
59 ANAYA HERNANDEZ, L.A., "La invasi6n de Lanzarote de 1618 y sus
repercusiones socioecon6micas". VI C.H.C.A. (1984), Las Palmas de Gran
Canaria, 1986.
6o A. M. C. Inqui. LXVII-6.
61 Archivo Acialcazar. Opusculos manuscritos de Canarias.
62 A.M.C., Inqui., legs. XX-1 y CLXVII-57.
63 ANAYA HERNANDEZ, L.A. , "El corso berberisco" ... , p. 35.
64 A.M.C., Inqui., leg. XLI-15.
65 RUMEU DE ARMAS, A., "La Virgen del Rescate, simbolo espiritual del
Lanzarote heroico". A.E.A., n°. 20, Madrid-Las Palmas, 1974, p. 712.
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