"
PROCESOS DE TRANS/C/ON, RUPTURA,"
ADAPTACION yCRISIS DE LA IDENTIDAD SOCIAL
r- MAURICE GODELIER__---.
En el IV Congreso Iberoamericano de Antropología que se celebró en Las Palmas de Gran Canaria,
promovido por el Cabildo Insular, el renombrado antropólogo francés Maurice Godelier intervino con
una ponencia en la que ofrece sus reflexiones sobre los procesos de transición derivados de los cambios
en las identidades sociales -particularmente las identidades étnicas-, analizando estos últimos a la luz
de sus trabajos de campo en Nueva Guinea durante siete años. Ofrecemos a nuestros lectores del texto
de dicho trabajo, de especial interés por sus formulaciones doctrinales.
T al y como ya algunos de ustedes sabrán, mi experiencia
en el dominio de la Antropología es doble: por una parte,
me he dedicado en los últimos veinte años a analizar las transformaciones
de las estructuras y los procesos de producción
en diversas sociedades, buscando entrever los efectos que pueden
traer consigo la organización de las relaciones de parentesco,
las formas de poder, las representaciones y los valores
que hacen la cultura de una sociedad. Me he dedicado a criticar
y eliminar toda aproximación que hiciese del parentesco,
por ejemplo, la superestructura de las relaciones
económicas, las relaciones sociales organizando la producción
y el intercambio de bienes y servicios.
Por supuesto, el tipo de problemas a los que me enfrentaba
cuestionaba sin cesar el peso de las transformaciones socioeconómicas
en el remodelaje y evolución de las sociedades.
y aquello llevaba más allá los análisis particulares las hipótesis
propuestas por los "pensadores" como Marx o Max Weber
para abordar este campo. En el curso de los años he
llegado más y más a enfocar mi investigación hacia los pro-
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cesos de transición entre sistemas socio-económicos. Voy a
explicar por qué.
Pero por otra parte, como antropólogo, apoyo mis reflexiones
sobre una experiencia de trabajo de campo, y he dedicado
años a observar las transformaciones de una sociedad
de Nueva Guinea, los Baruya, sociedad tribal sin clases y en
el seno de la cual he vivido casi 7 años durante el curso de
los últimos 20 años, y que acababa de ser sometida al poder
colonial australiano cuando llegué por primera vez en 1967.
Desde entonces, los Baruya han llegado a ser, en 1975, ciudadanos
de una nación independiente, miembro de la ONU.
Durante estos años de trabajo de campo pude observar
y analizar la integración forzada de un grupo tribal en una
nación-estado creada artificialmente, y las transformaciones
de identidad social de los Baruya. Estos materiales me servirán
para exponer problemas de transformaciones de la identidad
étnica y tribal, y añadiré algunos datos recogidos
recientemente durante un viaje de 6 semanas a China, donde
tuve la ocasión de visitar lo que se llaman minorías naciona-
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les, es decir, poblaciones de culturas y lenguas no hay en vías
de integración dentro del estado socialista chino.
¿A qué llamamos procesos de transición?
Se llama a sí una fase particular de evolución de una sociedad,
la fase en la cual ésta encuentra más y más problemas,
internos o externos, para reproducir las relaciones
económicas y sociales sobre las que se basan, y que les confiere
una lógica de funcionamiento y posibilidades de volución
específicas, fase en la que nacen espontáneamente, o son
introducidas desde el exterior, nuevas relaciones socioeconómicas
que se van a generalizar más o menos rápidamente,
más o menos violentamente, y que llegarán a ser los principios
de organización de una nueva sociedad.
Analizar, por tanto, los procesos y las épocas de transición
es enfrentarse a momentos claves de la historia, a momentos,
unos más que otros, que hacen o resumen la Historia,
a momentos en los que las formas de producción, de pensar
o de actuar se encuentran confrontadas con límites bien internos
o externos, y comienzan a romperse, a descomponerse,
a perder su importancia, a veces incluso a vejetar durante
siglos antes de extinguirse por sí mismos, o bajo los choques
de acción sistemáticos de grupos sociales que se oponen a su
reproducción en nombre de otras formas de producir, de pensar,
de actuar, que quieren desarrollarse.
Para poder dar ejemplos masivos pertenecientes a la cultura
general, los historiadores han intentado entender las condiciones
del paso de la antigüedad greco-lati.:a, en el que el
uso de esclavos para la producción tenía un importante papel,
hacia la sociedad medieval, en la que la propiedad llega
a ser señorial y el trabajo, la actividad de los campesinos sometidos
a diversas formas de explotación directa o indirecta
de su trabajo. Y este proceso no fue lineal, ya que se junta
a la descomposición del imperio romano el impacto de las
invasiones germánicas.
Otro ejemplo célebre, y que nos concierne directamente
y sin cesar, es el del tránsito en Europa occidental de la socie.
dad feudal medieval hacia las formas de. producción y organización
sociales capitalistas, un proceso iniciado en el
siglo Xv, incluso antes del descubrimiento de América, pero
que ha proseguido durante siglos hasta el triunfo de las nuevas
formas de producción e intercambios después de la revolución
industrial del siglo XIX en Inglaterra y en algunos otros
países occidentales.
Es este movimiento, surgido algunos siglos atrás y cuya
fuerza está lejos de verse agotada, el que engendró esta
economía-mundo de la que habla Braudel, este sistema cuasi
mundial que ha subordinado o destruido a centenares de sociedades
locales con lógicas sociales y económicas distintas,
que son el objeto principal de las observaciones y análisis de
los antropólogos.
Una parte cada vez mayor de la humanidad ha visto su
historia afectada, e incluso parada, por la expansión de las
relaciones sociales, de ideas y valores nacidos en algunas regiones
de Europa occidental, que llegaron a ser poco a poco
el centro de este nuevo desarrollo, un centro rodeado de varias
periferias, siendo la más próxima la misma Europa, rural,
tradicional, no industrializada aún, y siendo la más lejana,
en el otro extremo del mundo, al final de los caminos de los
viajeros y misioneros, Oceanía.
Nosotros, los antropólogos, hemos explorado durante más
de un siglo la periferia de este centro que hoy en día ya no
es único, ya que al lado de Europa, los Estados Unidos, el
Japón y otros países en vías de industrialización capitalista
constituyen nuevos centros que se oponen entre ellos y crean
sus periferias. Y más allá, otra lógica de desarrollo queriendo
ser socialista, ha constituido hace varios decenios un segundo
sistema mundial con sus centros, sus periferias y sus
problemas de transición.
De lo dicho se deduce que el análisis de los procesos de
transición no concierne solamente a la antropología, sino que
implica la movilización de las ciencias sociales y debe estar
constantemente apoyado por el conocimiento de la historia.
Yo mismo he consagrado desde hace varios años mucho tiempo
en informarme a partir de los trabajos de los historiadores
sobre los procesos del nacimiento y del desarrollo de
formas capitalistas de producción y de intercambios, y de formas
de poder y de soberanía que acompañan este desarrollo.
Intentaré resumir de forma necesariamente abstracta y caricaturizada
algunos puntos metodológicos y teóricos del análisis
de la formación del sistema capitalista de producción y
de intercambios.
En el plano metodológico, una condición previa para poder
analizar el proceso histórico de formación de las relaciones
capitalistas es definir en qué consisten esas relaciones, sus
caracteres específicos, su esencia para decirlo de alguna manera.
Sin embargo, en lo que aparentemente existe un acuerdo
más allá de las oposiciones entre las diferentes escuelas
de economistas o historiadores es la siguiente definición:
La manera capitalista de producir es una combinación original
de 4 elementos, siendo ellos mismos relaciones sociales:
1) Es una forma de producción mercantil, la más desarrollada
históricamente;
2) Que se basa en la propiedad privada de medios de producción
y de dinero;
3) y cuya meta es hacer dinero con dinero, es decir, poner
en valor un capital, 10 cual supone que los medios de
producción y de dinero funcionan originariamente como
capital;
4) Y esta valorización se realiza con el trabajo de los trabajadores
libres de su persona, pero desprovistos de la
propiedad de los medios de producción y subsistencia,
lo cual les obliga a vender a cambio de un salario el
uso de su fuerza de trabajo a los que les poseen.
Está visto, entonces, que 10 que opone a escuelas y doctrinas
es la interpretación del proceso de valorización del capital.
Para unos, el beneficio es un producto natural del factor
capital, para otros, entre ellos Marx, es el efecto de la explotación
del trabajo asalariado. Para los primeros, el sistema
puede perpetuarse a pesar de sus crisis, para los segundos el
sistema se basa en contradicciones de interés, generadoras de
luchas y conflictos que deben terminar con la desaparición
de este sistema y su sustitución por otras formas sociales contradictorias,
pero menos antagónicas, de producción e intercambios.
En todos los casos se da uno cuenta enseguida que ninguno
de estos cuatro elementos que componen la forma capitalista
de producción ha empezado a existir en tiempos
modernos y únicamente en Europa, producir mercancías, hacer
dinero con el dinero en el comercio o en el préstamo con
interés, utilizar trabajadores asalariados y poseer la propiedad
privada del dinero o de los medios de producción, son
relaciones sociales que han aparecido en diversas épocas de
la historia, en diversas sociedades, pero no combinándose necesariamente.
El proceso de nacimiento de la manera capitalista de producir
consiste entonces en el proceso histório por el que se
han desarrollado estas diversas relaciones y a encontrarse y
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combinarse. De este encuentro y combinación ha nacido un
dispositivo social nuevo para producir e intercambiar bienes
y riquezas.
Pero este desarrollo y combinación suponían que las antiguas
relaciones feudales en la agricultura o en la artesanía
y la industria, había ya empezado a fisurarse y desagregarse.
Lo cual significa que todo proceso de transición es al mismo
tiempo un aspecto de un proceso en descomposición espontáneo
o impuesto de relaciones sociales dominantes preexistentes.
Para que la propiedad privada del suelo pueda
desarrollarse, hacía falta que las relaciones feudales de propiedad
del suelo, combinando relaciones señoriales y comunitarias,
hubiera empezado a descomperse.
También hacía falta que las formas feudales de control
y de sujeción personal de productores directos ligados a un
dueño, o bien a una tierra, haya empezado a desaparecer y
que los individuos hayan adquirido o conquistado su libertad
personal. Esta es la condición para que el trabajo asalariado,
basándose en un contrato voluntario entre los
propietarios de un capital y los propietarios de una fuerza
de trabajo, pueda generalizarse. Todos estos procesos implican
conflictos de ideas, de valores y de luchas sociales.
En efecto, si uno quisiera formular abstractamente los diversos
procesos que son necesarios para que nazca una nueva
relación social de producción, diremos que este nacimiento
es el producto del encadenamiento de 3 procesos, empezando
con la desagregación que provoca una fusión de estas relaciones,
y de las cuales ciertos elementos serán conservados
y otros eliminados y los elementos conservados serán combinados
de nueva forma, llegando a ser la nueva manera social
de producir.
Este triple proceso de separación, eliminación y conservación
de antiguos elementos nuevamente combinados, confiere
a esta nueva combinación potenciales de desarrollo,
capacidades objetivas de resolver problemas que no existían
en la antigua combinación dominante, pero en vías de declive
histórico. Para dar un ejemplo concreto, Europa ha conocido
la sustitución, más o menos rápida, de empresas
capitalistas con antiguas formas de producción industrial, organizadas
dentro del marco de corporaciones y agrupaciones
feudales. Entonces, ¿qué es 10 que s~ ha conservado y qué
ha sido eliminado en este tránsito?
En el taller corporativo, el maestro, los agremiados ya eran
libres de su persona, tal como 10 serán capitalistas y obreros.
El maestro artesano era el propietario privado de la materia
prima de sus productos y de una parte de las herramientas
y medios materiales necesarios para esta producción. El maestro
era maestro porque había adquirido su maestría de la profesión
y porque fue reconocido como tal por su corporación.
Él pagaba a sus compañeros y aprendices parte en especie,
parte en dinero, y mantenía con ellos relaciones personales,
llegando a tener una dimensión familiar. Élera el propietario
de la mercancía que producían conjuntamente y era el encargado
de su venta.
La meta de su producción no sólo era solamente la acumulación
de riquezas, sino la reproducción de su status social
en el seno de su corporación y de la comunidad local a
la que pertenecía. Porque la corporación controlaba tanto la
calidad como la cantidad de los productos que se producían
en su taller, de manera que cada uno, produciendo, aseguraba
al mismo tiempo la reproducción de la corporación a la
cual pertenecía. Y son estas formas de control de calidad y
de cantidad de productos, el carácter en parte monetario de
relación maestro-compañero, las que fueron eliminadas en el
proceso de transición al modo capitalista de producción.
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Pero en térlninos de historia y de vida social, eliminar ciertos
elementos de relaciones preexistentes y conservar otros que
se combinan de distinta manera, implica tensiones, conflictos,
oposiciones de ideas y de valores; en resumen, luchas sociales
fundadas sobre intereses distintos y cada vez más
opuestos. Un proceso de transición, por tanto, no se reduce
nunca a meros fenómenos económicos.-
Aquí se impone una consideración teórica: todo cambio
económico y social no es necesariamente un aspecto de un
proceso de transición. Porque la mayoría de los cambios en
una sociedad tienen en general como meta reproducir de distinta
manera las antiguas formas de organización de la sociedad,
adaptándolas a nuevas constricciones de origen
interno o externo, emergidas de la propia evolución de la sociedad
o de su encuentro histórico con otras.
El ejemplo que acabamos de analizar brevemente, la mutación
de un taller artesanal organizado según las reglas de
una corporación feudal en un taller organizado de forma capitalista,
con el objetivo primordial de buscar un beneficio
monetario, y por actores sociales un propietario del capital
y obreros asalariados, ilustra a un proceso micro-social. Sin
embargo, históricamente, estas mutaciones se han multiplicado
a ritmos diversos según la época, transformándose en
fenómenos macro-social y macro-económico.
Se ve que el análisis de los procesos de transición obliga
a adaptar en primer lugar una aproximación regresiva, preguntando
10 siguiente: ¿en qué condiciones y por qué razones
se ha multiplicado el número de individuos en la ciudad
o en el campo, liberados de servidumbres feudales, pero al
mismo tiempo privados de medios de existencia y obligados
a vender su fuerza de trabajo a los que necesitaban emplearles
para hacer fructificar su capital?
Pero ¿cómo se ha acumulado entre ciertas manos el capital
financiero? ¿Y por medio de qué proceso los individuos
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llegaron a ser libres de su persona? ¿Es porque fueron emancipados
por su señor o porque se emanciparon ellos mismos
después de luchas sociales? Así que constantemente nos vemos
de vuelta de un nivel micro a un nivel macro-social, de
transformaciones locales a evoluciones globables, y constatamos
que hay varias vías que pueden llevarnos a resultados
convergentes.
Porque el proceso de descomposición de un sistema económico
y social engendra simultáneamente varias formas nuevas
de organización de la producción y de la sociedad, que
van a desarrollarse desigualmente hasta que una gane sobre
la otra, y o bien la destruye o bien la subordina a su propia
reproducción.
Así es que la evolución de las relaciones feudales en la agricultura
dio lugar a varias formas sociales de producción, -la
aparcería yel arrendamiento no capitalistas, la propiedad parcelaria
de campesinos de su tierra, trabajándola ellos mismos;
en fin, los granjeros capitalistas propietarios del capital agrícola,
pero no de la tierra, y explotando el trabajo no de campesinos,
sino de trabajadores rurales asalariados.
En efecto, el triunfo de una forma sobre las demás parece
implicar en definitiva otra serie de transformaciones de las
que aún no hemos hablado, y que son las transformaciones
de la base material e intelectual de la producción. Para empezar,
la nueva forma social de producción se desarrolló en
base a técnicas, profesiones manuales y conocimientos heredados
de la Edad Media. Pero la necesidad de ampliar la producción
ha supuesto la destrucción de esta base material e
intelectual heredada del pasado y ha obligado a reemplazarla
por otra.
En el terreno de la industria, los talleres corporativos fueron
reemplazados cada vez más por manufacturas que seguían
siendo profesiones manuales tradicionales. La ruptura definitiva
se produjo por la intervención de las máquinas y el desarrollo
de la gran industria. Es entonces, a mitad del siglo
XIX, cuando la forma capitalista de producción e intercambio
ha tomado su pleno desarrollo sobre esta base material
nueva, y ha llegado a ser la fuerza dominante de la producción
en Europa occidental primero.
Bajo esta perspectiva podemos apreciar las tremendas
transformaciones que tuvieron lugar en los campos de Europa
ligados con los movimientos de indUstrialización y urbanización.
En los países del centro del nuevo sistema mundial
el tejido social se recompuso dividiéndose en zonas centrales
industriales y urbanas, yen zonas periféricas, es decir, en zonas
rurales proveedoras de la mano de obra necesaria para
la industria. Bajo la concurrencia de los productos industriales,
el artesano doméstico de las familias campesinas y el artesanado
rural aldeano han desaparecido. Y por primera vez
la agricultura empezó a existir separadamente de las indus-trias
que le son necesarias. -
Un doble movimiento contradictorio ha tenido lugar y
continúa hasta nuestros días, como se puede comprobar por
las múltiples monografías de antropología y sociología rurales
realizadas en Portugal, en España, en Grecia, etc. De una
parte, la producción capitalista destruye o descompone bajo
su concurrencia las antiguas formas de producción que coexisten
con ella, haciendo caducas sus bases materiales y haciendo
no rentable el proceso de trabajo; o por el contrario,
reproducen estas formas diferentes emplazándolas bajo su dependencia,
de una parte dándole una base tecnológica nueva,
y de otra parte controlando la evolución de los precios
y la estructura del mercado.
Es así que se ve hoy en Francia o Portugal miles de campesinos
que no pueden sobrevivir por su trabajo y que viven
sobre una base doble, combinando la pequeña producción
mercantil y el trabajo asalariado a tiempo parcial, o a tiempo
completo. Pero esta evolución no solo tiene consecuencias
económicas, porque sobre esta estrecha base de la pequeña
producción mercantil no se puede hoy en día satisfacer las
grandes necesidades sociales, la educación, la investigación,
la protección social y eventualmente incluso la independencia
alimentaria de un país.
Estos análisis permiten ver que un proceso de transición
ha terminado cuando la nueva forma social de producción
ha llegado a ser dominante, porque se apoya en una base material
e intelectual nueva que ella misma ha creado por su propio
desarrollo. En este sentido, la transición dentro de la
industria se ha acabado a partir de mediados del siglo XIX
con la creciente generalización del maquinismo y de la gran
industria. Pero en otros lugares el proceso continuaba y no
se ha acabado, sobre todo en los países que componen las
diversas periferias del sistema mundial.
Porque no sólo es Europa occidental la que se dividía en
zonas centrales industriales y zonas rurales periféricas, sino es
Europa entera la que se dividía en una parte occidental, zona
de creación primero y de expansión de las nuevas formas de
producción, y de una parte oriental más y más transformada
en zona de producción de materias primas agrícolas para las
ciudades y centros industriales de la Europa del oeste.
Más allá de esta primera periferia existen varias más, en el
seno de las cuales se distribuyen los diversos países no europeos
colonizados por Europa a partir del siglo XVI, o ha sometido
indirectamente a su propio desarrollo. Pero ¿qué es
lo que nos enseñan los historiadores y etnohistoriadores sobre
la naturaleza de las formas de producción desarrolladas
en las zonas periféricas?
En Europa del este, en Prusia oriental, en Polonia, hemos
asistido a la puesta en marcha ya un nuevo desarrollo de la
servidumbre, lo que los historiadores alemanes han llamado
la segunda servidumbre, y en ciertas regiones, como las provin.
cias rumanas, a la caída de antiguas comunidades campesinas.
En las otras periferias, las cosas iban a ser muy distintas
según los países fueran transformados en colbnias, o sufrieran
tan solo las presiones comerciales y políticas, o militares,
de los países europeos, sin ser desposeídos de su propia soberanía.
En México, en Perú, las antiguas formas de producción
y de organización social, ligadas a formas de estado
originales, iban a ser destruidas y recompuestas por los espa-
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ñoles, en fórmulas mixtas, asociando las comunidades indígenas
de un tipo nuevo, en las que se mezclaban elementos
de estructura precoloniales a las estructuras españolas, a las
grandes explotaciones agrícolas o mineras, regentadas directamente
por los propietarios extranjeros, los colonos, y de las
cuales los productos estaban destinados al mercado mundial
y no local.
De otra parte, en el sur de los Estados Unidos o en los
val1es costeros del Perú, se importó desde África una mano
de obra desarraigada de sus comunidades de origen y de su
cultura, la cual empezó a producir en el marco de formas esclavistas
de producción, reinventadas siglos después de la Antigüedad.
Esta rápida enumeración de algunas formas de
organización social, que han sido inducidas dentro de los países
periféricos por el desarro110 de la economía y de las sociedades
modernas occidentales, muestra que en la periferia
del capitalismo no han sido desarrol1ados necesariamente desde
el principio, ·como pretendían ciertos teóricos, de las formas
de capitalismo periférico.
Habrá que esperar otras épocas y otras circunstancias para
que en ciertos países de la periferia auténticos centros de desarro110
capitalista local, aparezcan y se extiendan, yaque110
nos devuelva a los grandes fenómenos históricos, como las
luchas para la independencia, el hundimiento de los imperios
coloniales y el papel que los estados han jugado en el
desarro110 económico de las nuevas naciones.
En efecto, la mayoría de nosotros, antropólogos, trabajamos
o hemos trabajado en una sociedad local, situada dentro
de uno de aque110s centros, bien en una de las periferias de
este sistema mundial. Y nosotros nunca deberíamos olvidar
que la historia reciente de Occidente, con todos sus aspectos
de expansión y de explotación económicas, de dominación política
y cultural, es un presupuesto del ejercicio de nuestra profesión.
Por otra parte, en China, por ejemplo, es la expansión
de otro sistema mundial que se ha presupuesto el ejercicio de
la profesión de antropólogo o de sociólogo.
Quisiera terminar abordando otro aspecto de estas transformaciones
socioeconómicas, cual es la ruptura de las identidades
sociales, colectivas e individuales que conl1evan.
Las transformaciones de las identidades sociales
Hemos visto que una mutación social implica siempre un
proceso triple, de una parte, la descomposición de una antigua
relación social, 10 cual significa su debilitamiento objetivo
dentro de la sociedad y subjetivo dentro del espíritu y
dentro de las acciones de los individuos y de los grupos que
componen esta sociedad; de otro lado, la destrucción de una
parte de esta relación, 10 cual implica conflictos, luchas y oposiciones
de intereses y de valores; en fin, la conservación de
elementos antiguos pero combinados de manera diferente y
que suponen un desarro110 nuevo que no reproduce el pasado.
Esta simple enumeración muestra cómo la transición hacia
una nueva forma dominante de sociedad se acompaña de
trastornos en las identidades sociales tradicionales. En la base
hay, de alguna manera, contradicciones objetivas, el individualismo
económico se opone al mantenimiento de las formas comunitarias
de propiedad o de trabajo. El desarro110 de la
economía monetaria y la búsqueda del beneficio contradice
parcial o totalmente antiguas formas de intercambios no mercantiles
y circulación no capitalista de los bienes y servicios.
Así, en todas las partes del sistema, en sus centros o en
sus periferias, la evolución histórica conl1eva necesariamente
crisis y redefiniciones de las identidades sociales.
Haré solamente algunas alusiones a esta forma particular
de identidad social que se 11ama identidad étnica. Lo que
hemos dicho anteriormente sobre la estructuración del siste-
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ma en centros dominantes y periferias dominadas, deja prever
que ciertos grupos étnicos serán los agentes de la dominación
de los centros y se identificarán con esta dominación.
Minorías extranjeras, por la cultura, como lo fueron los conquistadores
españoles, han destruido antiguas jerarquías sociales
y han sustituido su propia soberanía sobre las sociedades
y grupos locales colonizados.
Necesariamente, las diferencias étnicas han tomado lugar
en la evolución de estos sistemas y han revestido sentidos nuevos.
Los antagonismos económicos y sociales no podían sino
convertirse en antagonismo étcnico. Estas situaciones abrían
todas las posibilidades de buscar en la diferencia étnica la raíz
de los antagonismos económicos y políticos, o a la inversa,
olvidar la dimensión étnica y cultural de los antagonismos
económicos y políticos.
Pero ¿qué entendemos por etnia? Es un viejo problema
al cual cada uno aporta una solución nunca definitiva. Por
esta razón yo propondría igualmente una, fundada en mi experiencia
de campo en Nueva Guinea, pero sin pretender que
tenga un uso general.
Para mí, una etnia es un conjunto de grupos locales compartiendo
la misma cultura y hablando el mismo idioma o
idiomas muy próximos, derivados de una misma raíz. Es así
que los Baruya, entre los cuales he vivido, son una tribu local
de 2.500 personas, pertenecientes, con una veintena de
otras tribus, a un gran grupo que los vecinos y enemigos 11aman
de manera insultante los kukakuka, los ladrones. Por
supuesto, e110s mismos no se 11aman así, ya pesar de reconocer
su comunidad de cultura y de lengua con sus vecinos, no
tienen nombre para designarse en tanto que grupo étcnico.
Ya que el compartir la misma cultura parece ser el primer
criterio de la pertenencia étcnica, necesitamos una definición
de cultura, y aquí yo propondría una. Entiendo por e110, como
muchos antropólogos, un sistema particular de principios
y de reglas de producción de las relaciones entre e110s y con
la naturaleza; principios y reglas que constituyen un conjunto
de representaciones normativas, prescribiendo a los individuos
y a los grupos los comportamientos que permiten la
reproducción de sus relaciones sociales y prohibe comportamientos
e ideas que pondrían en peligro esta reproducción.
En este sentido, los Baruya comparten con sus vecinos el
mismo sistema de parentesco, formas similares de dominación
masculina a través de ritos de iniciación y de prácticas
simbólicas secretas pero similares, etc. No obstante, el compartir
la misma cultura no evita que las tribus combatan entre
e11as y se desarro11en unas en detrimento de otras.
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
En efecto, y este es un punto de vista esencial para mí,
el compartir una misma cultura, la pertenencia objetiva y subjetiva
a una misma etnia, no son suficientes para hacer una
sociedad. En Nueva Guinea, una sociedad concreta, es un grupo
que posee un territorio que explota y protege con las armas
en la mano, y este grupo reviste una forma social
particular, la forma tribal.
Una tribu es, en una sociedad sin clases o sin castas, un
conjunto de grupos de parentesco asociados para explotar y
defender un territorio particular que comparten y que practican
entre ellos, en prioridad, el intercambio de mujeres. Una
tribu es una realidad histórica; aparece cuando los grupos se
asocian, y desaparece cuando se separan por múltiples motivos.
Los mismos Baruya no existían hace dos siglos. La tribu
nació de la conquista de grupos locales por los refugiados,
los cuales eran víctimas ellos mismos de una guerra local.
ASÍ, entre los Baruya, la pertenencia tribal, y no la pertenencia
étnica, fue el factor más importante de la existencia
social; la pertenencia tribal provee la base material de la existencia
social bajo la forma de control de un territorio y de
sus recursos, y bajo la forma del control de la reproducción
de la vía biológica, por el juego de las relaciones de parentesco
e intercambios matrimoniales.
Durante los primeros años de la colonización, de 1965 a
1975, cuando los Baruya se encontraban en las plantaciones
de café con miembros de tribus vecinas, de la misma cultura,
que eran sus enemigos tradicionales, se solidarizaron con ellos
y vivían en barracas separadas, solidarios frente a otros grupos
étnicos que componían la población de trabajadores de
plantaciones. Pero después de la independencia, cuando el
control del estado colonial se debilita, las antiguas querellas
empezaron de nuevo entre las tribus vecinas, que intentaron
modificar las relaciones de fuerza entre ellas, relaciones que
habían sido congeladas por el estado colonial australiano.
Al mismo tiempo, durante los primeros años de la colonización,
la cultura y las instituciones Baruya fueron agredidas
por las empresas de misioneros que pretendían erradicar
su paganismo; por la administración colonial que prohibía
la práctica de la guerra, y así amputó a las tribus su soberanía.
Y entre los jóvenes Baruya sometidos por los misioneros,
comenzó a surgir una oposición muy fuerte a los valores
tradicionales. Los jóvenes escolarizados pretendían que debían
en el futuro renegar y destruir las costumbres de sus antepasados,
porque eran contrarias al verdadero camino y al
verdadero Dios, al de Cristo muerto en la cruz para redimir
los pecados de la humanidad.
Pero algunos años más tarde, alrededor de 1980, los mismos
jóvenes escolarizados que llegaron a ser empleados o asalariados
de la administración, volvieron a los Baruya e
insistieron en participar en las iniciaciones tradicionales, pero
ya amputadas de todo lo concerniente a los rituales de guerra.
Explicaron que frente a la dureza de la vida en las ciudades
o en las plantaciones, necesitaban apoyarse en ellos mismos.
ASÍ, en una situación nueva, donde cada tribu había dejado
de ser soberana, y donde para procurarse las herramientas
y las armas de los europeos los hombres debían ganar dinero,
entrar como trabajadores asalariados peor pagados en la eco-
" nomÍa mercantil, una fuerza social por cada uno era su identidad,
esta vez no frente a las mujeres y a través de iniciaciones
masculinas, ni frente a los enemigos, sino frente a los cambios
nacidos por la introducción de una economía y sociedad colonial.
Y al mismo tiempo, los Baruya que se llaman hijos del
sol, han empezado a pensar que los blancos estaban más cercanos
al sol que ellos, puesto que los dominaban.
Para terminar haré alusión brevemente al estado de las minorías
de China socialista, 67 miJJones de individuos sobre más
de 1.000 miJJones se repartieron en 55 minorías nacionales, de
las cuales los grupos van de varios miJJones de individuos a
algunos centenares, y de los que 18 de ellos tienen lenguas escritas.
La mayoría abrumadora del pueblo se compone de diferentes
grupos de los Han, de chinos, y el proceso de
chinización general ha comenzado desde hace varios milenios.
Estas minorías disfrutan hoy de un status particular. Tienen
derecho a una autonomía regional, pero se les reconoce
el derecho a constituirse en estado y separarse de China. Son
y están cada día más constreñidos al bilingüísmo, porque la
administración se hace en chino, y hay que saber manejar la
escritura china para leer y administrar.
Mientras que para los Han la política demográfica nueva
sigue la orden, una familia, un niño, para las minorías nacionales,
teniendo en cuenta sus costumbres, tienen el derecho
de tener varios niños. Tienen el derecho también a una asistencia
económica particular para llevarles al mismo estado
de desarrollo que los Han. Y hoy, paradójicamente, se ven
los grupos que pretendían ser "Han': reivindicar el estado
de minoría nacional, y es el estado quien les permite o prohibe
este status.
Así, en los diversos sistemas que se divide el mundo, las
identidades sociales colectivas e individuales constituyen permanentes
problemas. Contribuyen a precipitarlos al fondo de
una sociedad ,o a aproximarlos a su cima. Son, según las circunstancias,
uno de los soportes privilegiados del desarrollo
de nuevas lógicas sociales.". Terminaré diciendo que, a mi forma de ver, los problemas
de la identidad son similares a los procesos de mutación que
he descrito como una combinación de destrucción y de conservación.
Se puede hablar varios idiomas, pero no se puede
fusionar completamente varias culturas. Toda fusión es parcial.
No se realiza sino al precio de un abandono, es decir,
una destrucción de otras partes de una cultura y de una lógica
social. Quizá sea esto la historia, una evolución que se hace
porque hay pasados que no tienen futuro.
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