En busca de una solución portuaria para Las Palmas
S
-· e' ha vertido mucha tinta sobre el
puerto de refugio de La Luz en Las
Palmas de Gran Canaria, pero
siempre para referirse al hecho mismo
de su nacimiento y posterior evolución,
omitiéndose tratar toda la etapa precedente
de gestación.
En las décadas de los años 50 a los
80 del pasado siglo Las Palmas, a través
de lo decidido con sus puertos, puso las
bases en gran medida de la ciudad que
hoy ha llegado a ser. Por ello y porque el
proyecto de refugio de La Luz, aprobado
en 1882, ha sido hasta tiempos recientes
la obra portuaria en su conjunto más
relevante de la historia de este Archipiélago,
se justifica plenamente que nos
ocupemos en este articulo de la etapa
de su gestación, como homenaje en la
celebración del I Centenario de su
creación.
1.- San leima o Las Palmas: un muelle condenado
al fracaso
Por los años 50 del siglo XIX ésta
era la única infraestructura cor'no muelle
de que disponía la ciudad y seguia en
fase de construcción, según proyecto
efe 1811 (1). Por R.O. de 3 de Julio de
1852 el de Las Palmas era tJeclarado
·"pu.erto de interés general", lo que sin
embargo no repercutió al principio en
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una clara mejora, ya que dicha categoría
debería haber supuesto un aumento
de la consignación económica para las
obras, un nuevo proyecto de ampliación,
etc., pero por el contrario en los
siguientes diez años fue quedando en la
práctica progresivamente relegado. En
efecto tanto el Estado (por medio del
Ministerio de Fomento) y la sociedad de
Las Palmas (a través de sus políticos,
prensa y Ayuntamiento) fueron perdiendo
la confianza en la fortuna de
aquella obra.
Temporales con daños desastrosos
para el muelle, la insuficiencia e irregularidad
de las asignaciones económicas
que debería librar el Gobierno para
·Ias obras, la frecuente inutilización del
desembarcadero, o su estado peligroso
al menos, debido al crispamiento de la
mar ("reboso"" así como el avance de
las obras del muelle de Santa Cruz de
Tenerife, fueron todos ellos factores
que condujeron a la desmoralización
colectiva y a que cada vez, con más interés,
se fijasen las esperanzas en la bahía
de La Luz. En definitiva se fue haciendo
general la opinión de que aquella era
una obra inútil.
A comienzos de 'la segunda mitad
del siglo XIX la Junta de Comercio, encargada
de supervisar las obras e impulsarlas,
era la única institución con
preocupación de no abandonar el muelle
e intentar su conservación. Postura
lógica, ya que en ello estaba en juego la
vida mercantil de la ciudad. Al finalizar
los años 50 el muelle tenía construido
de desembarcadero, o propiamente de
línea de atraque, sólo unos escasos 100
metros.
Desde el año 1858 había tomado
posesión de la plaza de ingeniero del
Distrito de Las Palmas D. Juan León y
Castillo, subordinado al ingeniero jefe
de Obras Públicas de la Provincia con
sede en Santa Cruz de lenerífe. En realídad
fue aquel técnico el único hombre
público que intentó, por todos los medios,
potencíar el muelle de San leima,
incluso por encima de cualquier otro
proyecto en el puerto de La Luz. Es llamativo
comprobar cómo, precisamente,
la persona más capacitada de
entre todas las que interviníeron en la
disputa si muelle de Las Palmas o si
muelle de La Luz fuera el que, "nadando
contra corriente", lucharía con ejemplar
constancia contra el abandono del muelle
de Las Palmas.
Movido por esos propósitos, en
1862, concluyó un "Proyecto de un muelle
de abrigo para la bahía de Las Palmas en la
isla de Gran Canaria" y, sin mediar la necesaria
R.O. previa para su encargo, lo re-
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Equipo de buzos ingleses en el puerto de La Luz
mitió a la superioridad para su aprobación.
Esta conducta obedeció, según
confiesa el propio ingeniero en la Memoria
del Proyecto, a que desde que se
puso al frente de las obras del puerto de
Las Palmas, se convenció de que el proyecto
vigente de 1811 estaba desfasado
y que el presupuesto económico era totalmente
insuficiente, de forma que el
papel que se le otorgaba al puerto, en el
sistema económico de la isla, estaba
disminuido.
Lo que el ingeniero pretendía era
que se ejecutasen unas obras para un
nuevo muelle de una categoría en relación
con la clasificación dada oficialmente
al puerto, esto era de "interés
general". Para lo cual propuso un muelle
de desembarque, fundamentalmente
para las operaciones de importación
y exportación de Las Palmas. La
obra proyectada consistía en prolongar
el muelle en construcción hasta la línea
de reventazón, en un bajo, consiguiéndose
anular así los efectos del "reboso"
y ampliar la capacídad de espacio abrigado.
Se trataba pues de prolongar el
muelle ya existente, a partir del martillo
entonces en obras, con un nuevo diqu.e
de alineación terminal curva hacia el su'r
y de una longitud total de 339 metros, a
ejecutar en cuatro años (2)"
Así, aunque ocho meses antes el
mismo ingeniero había firmado un "Proyecto
de un muelle de abrigo y desembarque
en el Puerto de la luz", D. Juan León y
Castillo en esta ocasión buscaba revalorizar
el muelle de Las Palmas ante la
Administración, con el fin de evitar su
progresiva situación de abandono e
inutilización. Pero en ese mismo año se
aprobaba por el Gobierno el citado proyecto
para el Puerto de La Luz y, en
consecuencia, la Dirección General de
Obras Públicas rechazó el presupuesto
para el muelle de Las Palmas. Con lo
cual la Administración, haciéndose intérprete
de la opinión más generalizada
en esta ciudad, optaba claramente por
concentrar los esfuerzos en el Puerto de
La Luz y, en cambio, para el de Las Palmas
encargaba sólo un proyecto de terminación
de obras. Por ello al cabo de
un año (1863), se aprobaba el nuevo
proyecto, ahora del ingeniero jefe Francisco
Clavija, para terminación del muelle
de desembarque de Las Palmas (3)"
Rápidamente se otorgó la contrata, empezándose
las obras aunque sólo por
algo más de un mes. De aquel modo el
pomposo puerto de "interés general"
quedaba reducido a un elemental muelle
de desembarque.
La reacción no se hizo esperar, a
pesar de la poca credibilidad demostrada
hacia el puerto de Las Palmas. La
prensa, el Ayuntamiento, la Junta de
Comercío, la Sociedad Económica de
Amigos del País, el Gremio de Mareantes,
diputados como Cristóbal del Castillo,
solicitaron aue se suspendieran las
obras y que POI el contrario se llevasen
a cabo conforme al proyecto de Juan
León y Castillo de 1862. El Gobierno accedió
y otorgó una R.O. en 1864 admitiéndolo,
pero siempre y cuando se
ajustase al corto presupuesto ya aprobado
(4)"
Puesto así en vigencia el proyecto
León y Castillo de 1862, sin embargo no
se sacó de nuevo a subasta para la contrata
de obras hasta 1867, trabajándose
luego sólo durante dos años, 1868 y 69,
Y rescíndíéndose la misma, por falta de
pago por parte del Estado, en 1870.
Desde entonces las obras quedaron definitivamente
paralizadas y sólo se ejecutaban
trabajos de mantenimiento.
En suma, el muelle de Las Palmas
en los años 70, veintitantos años después
de haber sido declarado de "interés
general" y haberse hecho cargo de
las obras el Estado, se encontraba prácticamente
igual a como se hallaba en
1852, fecha previa a dicha clasificación.
O incluso peor, porque las averías destructoras
continuaron y las obras de
construcción se interrumpieron. El
muelle de San Telmo o Las Palmas llegó
a ser un montón informe de piedras de
escollera y bloques hidráulicos que obstruían
la entrada al desembarcadero.
Para más desconsuelo, si cabía, en
Santa Cruz de Tenerífe, por el año 1881,
funcionaba un buen puerto con un dique
de abrigo de 339 metros de línea de
atraque y que atraía a una gran parte del
tráfico marítimo de la zona. En tales circunstancías
la Real Sociedad Económica
y el Ayuntamiento eran las únicas
instituciones locales que aún deseaban
la defensa de este muelle' de Las
Palmas.
Al concluir la década de los 70
cuando la opinión mayoritaria era la de
volcarse sobre el puerto de La Luz abandonando
el de Las Palmas, inesperadamente
se reavivó el interés por este último.
Ello ocurrió a partir del empeño
del ingeniero del Distrito de Las Palmas
Juan León y Castillo, que consiguió que
se compartiera por otros técnicos e instituciones
el indulto, se podría decír,
para el muelle de Las Palmas, reca-r
bando la ejecución del proyecto, no suspendido,
de 1862.
El origen de esa reacción arrancaba
de un problema urbanístico. La calle
de "la marina" en Triana, por aquellos
años, estaba seriamente amenazada
de destrucción, lo mismo las edificaciones
que las instalaciones de los astilleros,
debido al incremento de la erosión
marina fuertemente acentuada por
las obras del muelle de Las Palmas, ya
que potenciaban el efecto de las mareas
de reboso sobre aquella costa, por desviación
hacia allí de las corrientes. Entre
1878 y 79 se consiguió hacer converger
en un'mismo criterio al arquitecto municipal
Echegarreta, a la Comandancia Militar
de Marina, la Real Sociedad Econóé
mica y, por supuesto, al ingeniero del
Distrito Juan y León y Castillo: la solución
residía, a juicio de aquéllos, en la
pronta terminación del muelle de Las
Palmas, conforme al proyecto de 1862.
Además por si era poco, a finales
de 1879, en un informe evacuado especialmente
para la Económica deAmigos
del País, con motivo de la consulta
abierta por ella acerca del futuro del
puerto o Bahía de La Luz y dentro de una
campaña iniciada desde 1876 para relanzar
con preferencia las obras de
aquel puerto, el ingeniero León y Castillo
hizo público su criterio de elegir el
muelle de San Telmo como obra portuaria
primera en el equipamiento marítimo
de esta ciudad, antes que la del
puerto de La Luz (5). Así el polémico
ingeniero, y curiosamente de un modo
inmediato también, el creador del proyecto
de puerto de refugio de La Luz, se
aislaba dentro de la campaña "propuerto"
de La Luz que la Economía venía
impulsando.
Esta postura del ingeniero le ha
costado el reiterado juicio hístórico de
que no supo ver, con anticipación, las
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El crecimiento del puerto de refugio no fue fruto de la
voluntad de una sola persona
posibilidades magníficas de la bahía de
La Luz y que, incluso, la desdeñó hasta
que ya fue un hecho consumado, a partir
del encargo de estudio para puerto
de refugio por parte del Gobierno. En
resumen, que el ingeniero fue técnicamente
torpe y políticamente oportunista.
Acusación que, como quedará demostrado,
carece de todo fundamento y
obedece a propósitos politizadores para
resaltar a otra figura en juego, su hermano
Fernando León y Castillo.
Juan León y Castillo fue ciertamente,
sin ambigüedades, el paladín
del muelle de Las Palmas como puerto
para la ciudad, no porque no hubiese
captado la importancia futura de un
muelle en el puerto de La Luz; cosa que
sí supo ver desde 1861 (6), síno porque
siendo hombre de ciencia era realista y
nada aventurero. Además, D. Juan,
como ingeniero y funcionario, sabía
que un puerto con una infraestructura
adecuada era obra de Estado, y no de
corporaciones locales, pero que los recursos
del Estado eran muy contados y
su administración veleidosa al son de la
política. En consecuencia, era más realista
tratar de acabar un puerto ya adelantado
en sus obras y declarado de "interés
general", el cual debería ser financiado
por el Estado que -sobre todo
con la experiencia demostrada a base
de incumplimiento por parte de los
Gobiernos- probar otros ensayos, corriendo
el riesgo final de no alcanzar lo
uno ni lo otro. Cosa que aún le intranquilizaba
más viendo cómo Santa Cruz
de Tenerife se dístanciaba portuariamente
con prosperídad.
Estaba claro tambíén que Juan
León y Castillo quería un buen puerto en
el centro de la ciudad, porque ciertamente
estaba llamado a ser el motor de
transformación de cualquier ciudad maritima
con aspiraciones en Canarias. Un
puerto en su centro la llenaría de vida.
Este era también el caso de Santa Cruz
de Tenerife y D. Juan lo sabía muy bien.
Todo ello explica, en sintesis, la "incomprensible"
opiníón de dicho ingeniero.
Pero cuando la polémica alcanzaba
su punto más álgido, la Ley de Puertos
de 7 de Mayo de 1880 daba al traste con
cualquiera de las alternativas en discusión,
ya que quedaron fuera de los pIanes
del Estado los puertos de Las Palmas
y de esa manera se cerraba el período
abierto desde 1852 cuando fue declarado
de "interés general". A partir de.
ahora quedaría de interés local a costear
sólo por el Municipio.
Pero la precipitada Ley, contra la
que se movilizaron las fuerzas vivas de
la ciudad, trajo otros bienes, como por
ejemplo el puerto de refugio de La Luz,
aunque a costa de sucumbir definitivamente
el muelle de Las Palmas o San
Telmo, que a partir de entonces entró en
plena fase de agonia.
El viejo muelle quedó a la merced
del embate marino, resultando con los
años totalmente inutilizado para faenas
portuarias; pero no así para otros usos
que pasó a hacer de él la ciudad. Concretamente
el de lugar romántico de recreo
donde, hasta la mitad del siglo XX
pequeños y mayores acudían a jugar o
solazarse, teníendo el murmullar del
6
mar como música de fondo y al cobijo
de aquel Galdós carcomido por la meteorización
(que esculpiera Victoria Macho)
o del basáltico faro ya mudo de Las
Palmas.
11.- El puerto de la luz: de un muelle auxiliar
a puerto de rufugio, pasando por un
muelle de abrigo y desembarque.
La pregunta de ¿a quién se debió?
ha sido siempre contestada con apasionamiento
en la sociedad local·, unos a
favor del ingeniero Juan León y Castillo
y otros a favor de su hermano, el político,
D. Fernando (7). De cualquier manera,
todavía hoy la idea más extendida
es la de que fue el segundo el padre del
puerto de refugio de La Luz. Nosotros
discrepamos abiertamente con esta
aseveración, por considerar que la realidad
fue bastante más rica y variada de
lo que se ha presentado, cuando no
manipulado.
El nacimiento del puerto de refugio
de La Luz, de tanta trascendencia para
esta ciudad, no fue el fruto de la voluntasd
de una sola persona como simplistamente
se suele entender. Ni incluso
sólo de los hermanos León y Castillo,
cada uno con su responsabilidad. No,
hay por medio toda una dinámica de
una sociedad donde se incubaron y fueron
tomando perfiles los futuros proyectos,
a partir de diversos individuos,
instituciones, prensa, etc. En otras palabras,
durante décadas vino gestándose
la clase de puerto que luego se alumbraría
en la bahía de La Luz.
Por R.O. de 18 de Noviembre de
1856 se encargaba; al ingeniero jefe de
Obras Públicas de la Provincia, que elaborase
el que fuera segundo proyecto
de muelle para la bahía de La Luz. Re-cuérdese
que el primero databa del ya
lejano año 1785 (8). Este encargo respondía
a la propia aspiración de esta
ciudad, que cada vez se inclinaba con
más claridad por un muelle en La Luz.
Cuatro pudieron ser los factores di.rectos
que obligaron a poner las miradas
en aquel puerto, desde los años 50 del
pasado siglo: los temporales y frecuentes
mareas de reboso que impedían las
operaciones en el muelle de San Telmo;
la existencia de una rada espléndida en
la bahía de la Isleta que podría acoger
un muelle auxiliar desde las Palmas; la
construcción, desde 1854, de una carretera
que unía la ciudad con el despoblado
Puerto de La Luz y que sirvió para
avivar las esperanzas y sueño sobre
aquel puerto, y, por último, la no menos
importante campaña de prensa que insistentemente,
desde 1856 a 1858, emprendió
el periódico local El Omnibus en
favor de potencia r el puerto de la Luz (9)"
Como resultado, en 1858, llegó la
aprobación del "proyecto de muelle en la
rada _de la luz" del ingeniero Francisco
Clavija. Esta obra, de muy poca ambición,
consistía en un muelle de desembarque
que funcionaría como auxiliar
del de Las Palmas, a base de un pequeño
muelle de ribera paralelo a la
costa, de noventa metros de largo por
veinticinco de ancho, para servicio de
las lanchas y, perpendicular a él en su
extremo E., un muelle de 225 metros
que concluía, a partir de la mitad, en un
arco rematado por un martillo. Su presupuesto,
en cambio elevado, ascendía
a 3.309.671 r.v. (10). Pero no existió rematador
y las obras nunca comenzaron
a ejecutarse.
Desde las Alcaldías de Cristóbal del
Castillo y Antonio López Botas, 1860 y
1861, el Ayuntamiento venía reclamando
la revisión y actualización del
proyecto de 1858, lo que se encargó oficialmente
al ingeniero del Distrito Juan
León y Castillo en Septiembre de 1861.
Con fecha 30 del mismo mes aquel
fi rmó un "Proyecto de un muelle de abrigo y
desembarque en el Puerto de la luz" que
resultaría aprobado por R.O. de 18 de
Junio de 1862. Con este proyecto, el
ingeniero León y Castillo era el primero
que daba solución técnica de futuro a
una infraestructura portuaria en la
bahía de La Luz y con él demostró,
desde 1861 (20 años antes del encargo
gubernamental para un puerto de refugio)"
que el puerto de La Luz no debía
ser sólo auxiliar del de Las Palmas, sino
un "gran puerto". Supo ver la ventajosa
situación geográfica de este Archipíélago
en el cruce de tres continentes, que
lo convertirían en un importante puerto
de escala y centro comercial y, por las
condiciones naturales de aquella bahía,
consideró que había que olvidar la idea
de un simple muelle para desembarcadero
y "convertir esta rada en un puerto
completamente cerrado" mediante un
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proyecto preparado, desde entonces,
para admitir nuevas obras de ensanche
"que más tarde reclamarán.las necesidades
de la navegación". En definitiva,
las obras consistían en un dique recto
con rumbo N. S. de 432 metros de longitud,
emplazado más hacia el NE. que el
anteriormente proyectado, para lograr
mayor superficie de aguas abrigadas.
Con un plazo de 4 años para su ejecución,
su presupuesto se elevaba a
4.200.504 r.v., los cuales serían financiados
mixtamente por el Estado y el Municipio,
que aceptó devolver el 50% del
costo en el plazo de 12 anualidades (11)"
AOjUOICaoa la contrata, las obras
comenzaron en Marzo de 1863. Dos meses
después, en el periódico Las Canarias
de Madrid, el entonces estudiante de
Derecho Fernando León y Castillo escribió
su célebre artículo "El Puerto de La
Luz", considerado por la propaganda
apologética como punto de origen del
puerto de refugio de La Luz (12)"
En 1865 se traspasó po'r tercera y
última vez la contrata de las pbras, que
duró hasta 1872 debido a qu'e se lograron
dos prórrogas, pues era en 1867
cuando debieron finalizarse aquéllas.
Por su lado, en 1869, el Ayüntamiento
de Las Palmas acordaba renunciar a la
parte de la financiación que le correspondía,
según se había convenido, debido
a razones de incapacidad económica
por parte de esta corporación (13)"
En ese mismo año se aprobaba un proyecto
de reforma del muelle que lo reducía
a una longitud de 401 metros. Hacia
1874, paralizadas ya las obras, lo fabricado
del dique eran unos 136 metros
entre lo acabado y lo que se encontraba
en fase de construcción.
Aquel mismo año el ingeniero
León y Castillo, a la vista de que era muy
dificil llegar a la finalización del proyecto
de 1861, dados los avatares de la
política y de la hacienda pública, compuso
un "Proyecto de terminación del muelle
de abrigo y desembarque del Puerto de La
Luz", en el que se proponía que el dicho
muelle concluyera sólo en el primer
trozo (269 metros de longitud) (14). Pero
realmente aquel proyecto de terminación
permaneció congelado, hasta que
se aprobó en 1880 y se destinaron para
su ejecución, al año siguiente, 200.000
pesetas.
Entre tanto, por aquellos años 70,
la ciudad de Las Palmas hallándose sin
ninguno de sus muelles finalizados e
interrumpidas las obras en los dos vio
surgir desde el seno de la Real Sociedad
Económica un movimiento cívico para
relanzar el puerto de La Luz. En 1876 el
entonces presidente de aquella sociedad,
D. Manuel González, presentó una
moción a partir de la cual se abrió una
consulta pública acerca de la conveniencia
de abandonar el puerto de Las
Palmas y concentrar toda la atención en
el de La Luz, además de ejecutar un canal
artificial en el istmo de Guanarteme,
ensanchar y mejorar la bahía del Arrecife
(hoy playa de Las Canteras), establecer
una conducción de agua potable
hasta el Puerto y la construcción de un
ferrocarril desde este punto hasta la carretera
del Norte (entonces Paseo de los
Castillos y hoy calle Bravo Murillo). So-r
bre todo ello dictaminaron personalidades
y entidades locales, que vinieron D
coincidir en que la terminación de las
obras del muelle del puerto de La Luz
era el acometido principal (15). Pero
justo en 1879 Juan León y Castillo,
siendo ya ingeniero jefe de Obras Públicas
de la Provincia, evacuó un informe
para la Económica -explosivo-- en el
que se anteponía rotundamente el
puerto de Las Palmas al de La Luz yen
todo caso para éste se proponía que se
reclamase la calificación de "puerto de
refugio" (16)"
Pero cuando la polémica sobre
puertos en esta ciudad estaba en lo mejor,
el gobierno conservador de Cánovas
proclamó la Ley de Puertos de 7 de
Mayo de 1880 en la que se omitian los
puertos de Las Palmas, dejando cerrada
la puerta a cualquier apoyo financiero
por parte del Estado, con lo cual el estancamiento
total de los muelles de esta
población sería un hecho a corto plazo.
A finales de ese mismo año entidades
particulares, profesionales liberales,
corporaciones locales, etc. se movilizaron
activamente para protestar por la
Ley, al mismo tiempo que unánimemente
se solicitaba que fuese incluido
el puerto de la Luz como "puerto de
refugio" (17)"
En Febrero de 1881 ocurrió un cambio
político en el Gobierno de la Nación
que resultó definitivo para el porvenir
de este puerto. El jefe del Partido Liberal
D. Práxedes Mateas Sagasta subía al
poder y formaba gobierno nombrando
Ministro de Ultramar al grancanario
Fernando León y Castillo y en la cartera
de Fomento a un íntimo amigo de éste,
Jase Luis Albareda. A partir de este hecho
fue cuando sobre la isla de Gran
Canaria, y su capital preferentemente,
llovió una catarata de medidas administrativas
que cambiaron absolutamente
el curso de los acontecimientos,siendo
el sentido de las principales corregir la
precitada Ley de 1880.
Así la R.O. de 25 de Abril de 1881
encargaba que se estudiase el proyecto
para un "puerto de refugio" en la bahía
de La Luz. Siete meses después el ingeniero
Juan León y Castillo lo finalizaba y
se aprobó por R.O. de 3 de Marzo de
1882. A su vez, veinte días después, era
declarado por Ley "puerto de refugio""
Fracasado, en el primer intento, el
remate de la subasta de las obras (18)
luego -por R.O. de 4 de Enero de
1883- quedaba adjudicada en Madrid,
en segunda convocatoria, la contrata en
la persona de D. Néstor de la Torre,
quien a su vez en el acto cedió los derechos
a la Sociedad londinense Swanston
y Compañía, por un presupuesto de
7.983.070 pesetas a ejecutar en 17 años.
De esta manera, al mismo tiempo, quedaron
abiertas las puertas de las islas a
la penetración del capitalismo extranjero
en los sectores secundario y terciario
de la economía canaria, particularmente
en la ciudad de Las Palmas.
Mientras todo esto ocurría en torno
al proyecto de "puerto de refugio" de La
Luz, simultáneamente había seguido su
rumbo el otro proyecto "de muelle de
abrigo y desembarque" también para
ese puerto, que tenía su origen en el
proyecto de 1861. Ahora por R.O. de 10
de Mayo de 1881 se asignaron 200.000
pesetas para concluir aquella obra. Al
darse por finalizados los trabajos en
1883, estaban construidos unos 196 metros
de muelle que se aprovecharian
para la fabricación del dique exterior del
nuevo "puerto de refugio""
7
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Por su parte el proyecto por último
aprobado de "puerto de refugio", de
modo concreto, consistía en un dique
exterior de 1.240 metros de longitud por
9 metros de latitud, que arrancaría
desde el muelle de abrigo anterior en
dirección aproximada N. S.; Yun muelle
transversal o contramuelle de unos 600
metros de longitud con rumbo W.E."
que separaría el puerto del antepuerto y
arrancaba desde el istmo, cerca del castillo
de Santa Catalina. Lográndose así
una superficie de aguas abrigadas de
más de 60 Has. Además el proyecto
comprendía una serie de espigones paralelos
al de Santa Catalina, con muelles
de ribera intermedios. Por tanto se concibió
un puerto plenamente adecuado a
las necesidades de su tiempo. Quedó
terminado en 1902, suprimiéndose las
obras interiores, pero durante más de
treinta años constituyó la base del
puerto de Las Palmas y aún ha seguido
en uso hasta hoy, como el muelle de
Santa Catalina (19)"
Desde otro punto del análisis cabe
preguntarse ¿qué vino a suponer ese
nuevo tipo de puerto para Las Palmas y
Gran Canaria? Hacia el año 1883 la crisis
económica de la isla, abierta desde el
decenio anterior, alcanzaba su mayor
agudización con la depreciación más
acusada de la cochinilla. La contracción
era completa, la economía canaria se
hallaba en plena depresión de la que no
se comenzaría a salir hasta la década de
los años 90. En tal contexto "el puerto
de refugio" de La Luz venía a ser un
elemento nuevo en la economía isleña
que, además de despertar esperanzas,
pronto empezó a dar sus frutos, animando
el panorama económico, tanto
insular como capitalino. Pero ese
puerto de refugio poco hubiese dado
por si solo y, en cambio, se benefició
poderosamente de la coyuntura económica
internacional expansiva coetánea,
que propició un extraordinario desarro-
8
110 de las comunicaciones marítimas intercontinentales
y la creación de grandes
compañías marítimas, algunas de
las cuales -desde Europa- pasaban a
apoyarse en este puerto en sus travesías
hacia América, Africa o Asia. Justamente,
el "puerto de refugio" de La Luz,
tenía el oportunismo y la fortuna de nacer
coincidiendo con la expansión imperialista
de las potencias europeas de
finales del XIX y comienzos del XX.
En efecto, al examinar la evolución
del movimiento de buques durante los
treinta' años que discurren de 1860 a
1890, atendiendo al tonelaje de arqueo
del tráfico (vapores y veleros), se observa
que la actividad portuaria de la
ciudad de Las Palmas se multiplicó
nada menos que por 63. Así en 1860 el
tráfico portuario fue de 48.500 Tm. y en
1890 lo fue de 3.063.506 Tm. Se pasó en
esos mismos años de 19 vapores entrados
en 1860 a 236 en 1883 y a 1441 en
1890 (20).En consecuencia, ya por entonces,
este puerto se colocaba a la cabeza
de los de Canarias en cuanto a
movimiento de tráfico portuario
Concluyendo, el 26 de Febrero de
1883 dieron comienzo las obras de
construcción del "puerto de refugio" de
La Luz, con ello -además- se iniciaba
una fase nueva de la evolución urbana
de Las Palmas. Definitivamente entonces
esta población se puso en el camino
de llegar a ser una gran ciudad.
FERNANDO MARTIN GALAN
Departamento de Geografía
Universidad de La Laguna
NOTAS:"(1 ).- El autor fue el Brigadier de la Real
Armada Rafael Clavija. De haberse
terminado consistiría en un
muelle de 234 m. de largo por 23
de ancho y rematado por un martillo
de 25 m. su financiación corría
a cargo sólo prácticamente
del Municipio, de ahí lo precario
de su adelanto."(2).- El presupuesto era de 4.623.285
LV. Documentación de Obras Públicas.
Arch. M. Canario."(3).- "Proyecto de terminación del
muelle de desembarque del
puerto de Las Palmas", Francisco
Clavija, 2 de Octubre de
1862.Documentación de Obras PÚblicas,
Arch. M. Canario."(4).- La R.O. fue la de 12 de Septiembre
de 1864."(5).- "Informe escrito por D. Juan
León y Castillo y remítido a la
Sociedad Económica de esta
ciudad de Las Palmas sobre los
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
muelles de esta misma población
y el de La Luz", 4 de Noviembre
de 1879. Colección de
Documentos para la Historia de Canarias,
reunidos por Agustín Miliares
Torres. Tomo 7, 1880.""".¿En cuáles de los dos puertos
se debe invertir los recursos?"""" sin vacilaciones optamos
por el de Las Palmas única y exclusivamente.
El puerto de Las
Palmas representa el presente y
el de La Luz el porvenir""
6.- Parte de la memoria se puede conocer
en Morales y Martínez de
Escobar, Prudencia. La politica en
mi tierra, Las Palmas. 1906. Cfr. pp.
29 a 31.
7.- Sería prolijo enumerar la cantídad
de libros o artículos que se
han ocupado del tema.
8.- Proyecto de Domingo de Navas y
Porlier. Nunca se tramitó.
9.- El periódico El Omnibus, dirigído
por Agustín Millares Torres, desplegó
una intensa campaña propuerto
de La Luz, lo que le sitúa
como auténtico adelantado en la
valoración de esa bahía.
10.- Los datos de la Memoria se tomaron
de EL Omnibus del 27 de Junio
y 1 de Julio de 1857,
11.- Documentación de Obras Públicas.
Arch. M. Canarío.
12.- Las Canarias, órgano hispano-canario,
Madrid, n.o 4 de Mayo de 1863.
Indudablemente el autor de este
articulo supo dibujar brillantemente
las posibilidades y el futuro
del puerto de La Luz, pero
sustancialmente en casi nada era
original como se ha demostrado.
Con anterioridad existían la campaña
del Omnibus de 1856-58 y la
memoria del proyecto de Juan
León y Castillo de 1861, fuentes
ambas que D. Fernando conocía
previamente.
13.- Libro de Actas del Ayuntamiento de
Las Palmas, 1868, Ses. 26 de Diciembre
y 1869, Ses. 13 de Enero.
14.- Documentación de Obras Públicas.
Arch. M. Canario.
15.- "Informe evacuado por el Excmo.
Sr. D. Domingo J. Navarro sobre
mejoras en el Puerto de La Luz"
18 de Febrero de 1878. En Anales
de la R.S. Económica de A. del P. de
Las Palmas. Año 1878. Las Palmas,
1879.
16.- Informe ya comentado. Nota 5.
17.- Sociedad Económica, diputados
a Cortes, Confraternidad de San
Telmo, Comandancia de Marina,
Ayuntamiento, Armadores,
Junta de Comercio y Juan León y
Castillo.
18.- El primer remate de las obras
quedó desierto debido al largo
plazo establecido para finalizar
las obras (17 años), al crecido depósito
previo (el 10% del presupuesto
unas 800.000 pesetas) y
los bajos precios que se fijaban
en el presupuesto.
19.- La documentación original del
proyecto del "puerto de refugio"
está desaparecida. Se obtuvieron
datos en el Plan General de Ordenación
del Puerto de La Luz de Vigueras
González, 1966. En el Archivo de
la Junta de Obras del Puerto de
Las Palmas.
20.- Datos de Olive, Pedro; en Diccionario
Estadistico-Administrativo de las
Islas Canarias, Barcelona, 1865. Y Burriel
de Orueta en "El Puerto de La
Luz en Las Palmas de Gran Canaria""
C.I.E.S., Boletin n.o 18, 1974.
Textos para la histoi"ia
AÑO DE 1882
Aprobación del proyecto
de obras del Puerto
del Refugio
Por el correo del 6 de Febrero de
este año, se recibió la gratísima
nueva de que la Junta Consultiva
de Caminos, Canales y Puertos
habia emitido dictamen favorable
acerca del proyecto del puerto de
Refugio de La Luz, en Gran Canaria,
calificándolo de bien estudíado. Faltaba,
pues, el trámite de que la Dirección
General de Obras Públicas
aceptara aquel dictamen, y la conformidad
del Ministro, para quedar
definitivamente aprobado y en condiciones
de salir a subasta las obras;
trámites que no se harían esperar
mucho tiempo dada la influencia
avasalladora de que gozaba don
Fernando en el Ministerio y teniendo
de director general de Obras
Públicas a su muy querido amigo D.
José Ferreras, di rector del periodíco
El Correo.
Asi es que la real orden aprobando
el proyecto se recibió en Las
Palmas el22 de Marzo, y estaba concebida
en estos términos:
REAl ORDEN
El Excmo. Señor Ministro de Fomento
me dice con esta fecha lo que
sigue: IItmo. Señor: Conformándose
con lo propuesto por esa Dirección
General de acuerdo con el dictamen
de la Sección 4. a de la Junta
Consultiva de Caminos, Canales y
Puertos, S.M. el Rey (q.D.g." ha tenido
a bien aprobar el proyecto de
Puerto de Refugio de La Luz en Gran
Canaria, redactado por el Ingeniero
Jefe de la provincia, y cuyo presupuesto
de contrata asciende a la
cantidad de 8.639.675'70 pesetas.
De real orden lo digo a V.S. para
su conocimiento y efectos
consiguientes.
Madrid 3 de Marzo de 1882.
Albareda
(Del libro El Puerto de la Luz en Las Palmas de
Gran Canaria. Tipografia "Diario", 1909.
Pág. 37)"
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