CHO JUAÁ
antológico HABLEMI
Du r a n t e va r i o s años,
Chojuaá ha ido creando
una espeCIe de arquetipo
popular, socarrón y certero,
que mediante unos trazos esperpénticos,
tanto en su construcción
plástica como diomática
es un exponente de la filosofía
de un cierto sector de la
población isleña. A través de
sus chistes diarios en la prensa
local, alusivos generalmente a
acontecimientos de la actualidad
inmediata, ese personaje,
identificado sumariamente con
su autor, nos va dejando una
suerte de filosofía popular, e1e~
mental y simple, pero no por
eso menos certera o profunda.
Pero la labor de Eduardo
Millares Sall-nombre civil quP.
se esconde tras aquel seudónimo-
no se limita a la creación
de ese personaje únicamente;
sino que abarca también a otra
serie de tipos, igualmente po-pu1ares
-o "típicos" según otra
acepción- que alcanzan incluso
mayor entidad como creación
plástica.
Desde 19l¡.l¡. -año en que celebró
supr.imera exposición individual-
EduardoMillares /Las
Palmas, 1921¡.) ha dado una
muestra pública constante de su
quehacer. Ha expuesto individualmente
en siete ocasiones;y
tras un paréntesis en su act.1vidad,
desde 1971¡.lo hace anualmente
en el Círculo Mercantil.
De acuerdo con la más
genuina tradición de la caricatura,
Millares utilizapreferentemente
la línea recta, de trazo
enérgico y largo, configurando
sumariamente los rostros y
cuerpos de sus personajes de
una manera esperpéntica. La
tinta plana la aplica casi siempre
en colores puros, consiguiendo
superficies mates de
gran calidad y uniformidad.
Su última exposición, de
ca r á c ter anto1rfgico, recoge
obras de muy distintas épocas
y su observación nos permite
detectar la presencia de una
progresiva estilización de las
formas, que cada vez son menos
naturalistas, hasta llegar en las
últi mas producciones a convertirse
en una especie de abstracción
esquemática de la realidad.
Las obras de Cho Juaá, más
allá de la risa, nos mueve a la
reflexión sobre un modo de ser
genuino insular, con sus características
caidas al desgaire,
pero certero instinto crítico.
En este sentido, la obra de este
pintorno es sólo valiosa desde
el punto de vista plástico, sino
también desde el crítico, pudiendo
servir como documento
sociológico tanto como
estético.
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Hace algún tiempo, me he
pp2guntado, si los antiguos
egipcios, esos señores de
tiara y capiteles lotiformes, en
vez de pertenecer a la raza que
'pertenecieron, se g ú n parece
mezcla de semitas y camitas,
hubieran sido, canarios, posiblemente
hoy no quedaría ni rastro
de los inmensos monumentos líticos
de Keops,Kefreny Micerinos,
por citar algunos, como representantes
del rico bagaje arqueológico,
que nos han legado.
Esta labor faraónica., dicho
en stritu semsu, es debida a un
concepto de cooperaci6n y continuidad.
Así. cuamo moría un
faraón, continuaba otro, o por
lo menos respetaba lo construido.
Esto ha sucedido en muchas civilizaciones.
Sin ir más lejos, la
Mezquita de C6rdoba que fue ampliada
con sucesivos emires y
califas.
Pero la idiosincraciacanaria
no hubiera podido construir una
civilizac ión lítica, perenne; sería
perder el tiempo, sólo le sería
práctico una civilización de papel,
dome, bebida el agua rompo el
vaso.
No hace falta tener una imaginación
de novelista, para percatarse
de que si hubiéramos sido
hijos del Nilo, cualquier Amenofis
García trataría de cargarse lo
que hizo Tutmes Pérez; lloramos
continuamente por no tener, para
inmediatamente cargarnos lo que
tenemos.
Según parece, nuestro festival
de ópera se tambalea, no
siendo su único enemigo el sempiterno
problema económico, sino
los ataques dirigidos, de mil
maneras y' atrevidas formas
(plagiando una frase del monólogo
de Hamlet)"
¿ Cómo habiendo conflictos
sociales, pueden gastar las Corporaciones
dinero en la ópera,
de lacual sólo disfrutaba una minoría
elitista y burguesa? Pregunta
preñada de apartados,emitida
por muchos labios conciudadanos.
El famoso filósofo utilitarista
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010
SDE LA OPERA
inglés Bentham, opina que el
hombre debe buscar una aritmética
de los placeres; de la misma
forma se debe buscar una aritméticade
los valores. Evidentemente
existen valores superiores e inferiores,
cada época ha tenido
su propia escala valorativa. Ac-tualmente~
y por cierto afortunadamente,
los valores pertenecientes
a los problemas sociales,
ocupan lugar preferente o si
no, hay quién lo aparenta. No
obstante, me parece una pura
abstracción, que los valores
principales ahulen alas otros, el
hombre es un mosaico,. donde las
teselas fundamentales no pueden
a9ular el resto, .sinó desaparecerla
el hombre. Por favor, no
confundamos prioridad con exclusión.
El arte ha sido una constante
en el ser humano; es tan viejo
junto al ente racional como la
relie;ión; en cualquier tribu salvaje
existe alguna escultura"
pintura o danza, amén de abalorios
construídos y empleados en
pos de una estética, que quiza· <'l
l1osotros no nos convenza, pero al
fin y al cabo estética.
Los versos de Miguel Hernández
se oían en las trincheras
consolando estómagos hambrientos,
y la música de Verdi alentaba
la revolución contra los austrÍacos
invasores.
El arte estará junto al hombre
pase lo que pase~ ahora bien reconozco
debe haber una aritmética
de los valores, según la
cual se preste más atención a los
prioritarios que a los no tan
prioritarios; se debe considerar
lo ético antes que lo estético.
Pero nadie está pidiendo harina
para empolvar sus pelucas, mientras
el pueblo no tiene pan que
llevarse a la boca.
Las donaciones cedidas generosamente
por las corporaciones
para el mantenimiento de la música-
espectáculo, dentro de los
presupuestos totales manejados
por dichos centros, Cabildo y
Ayuntamiento, considero respetan
una justa proporción, en la
mencionadísima aritméticade los
valores.
Todo ataque contra esa prudente
cantidad está imbuído, más
que de un genuíno espíritu socializante,
de una pobre demagogia
de café.
Recuerdo hace algún tiempo,"
se criticaba a nuestros mandatarios
por no prestar ayuda a actos
culturales de alto nivel;. en Italia
no sucede eso, ni casi en ningúri
país civilizado,. aquí sólo se vive
de fútbol, decían, Esos mismos
critican las donaciones actuales.
¿ En qué quedamos?
Entremos ahora en el apartado
elitismo y minorías.
Se opina que la cultura debe
empezar de abajo arriba,yo creo,
hablo concretamente de la música,
porque es el caso que nos ocupa,
debe tener una doble dimensión,
de abajo arriba y de arriba abajo.
Las ventajas de la primera huelga
decirlo, mientras que la segunda,
tiene como resultado el estímulo
de vocaciones y conocer directamente,
en su fuente,. a los maestras.
Se jugó más el tenis cuando
apareció Santana entre otros., y
los estadios se llenan,. cuando el
equipo funciona. También en' ésta
doble dimensionalidad debe aplicarse
la aritmética de los
valores.
Recomiendo, para que la ópera
tenga una labor social, se vuelva
a la sana costumbre,' realizada
en la temporada anterior, de
cOllc0d<'r 0ntr:1d:1 1ihrl' :1 loe; ee;ludianlesen
los ensC:l)os, cOl'l(JUd
l'n el actual año por ciertos abusoe;"
que deben ser erradicados,. pero
no en perjuicio de los futuros
aficionados."
¿Que la ópera es cara? Evidente.
Podría reducirse el costo
si.las corporaciones dieran más,'
pero he ahíel círculo vicioso. Si
aúnloquedanescriticable y sólo
puede ir una minoría, lo cual es
antipop!11ar, para que pudieran ir
todos los niveles, habría que
incrementar la donación lo cual
también es antipopular.
Podríamos romper el círculo,
o mejor concluir diciendo que
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de todas maneras el arte de categoría
es antipopular. Pero mi
deducción termina en las siguientes
líneas, después de los dos
próximos puntos argumentativos.
Primero, no todos los asistentes
a la ópera son burgueses·
" ' eXisten mucho..s pisos e incluso
"" ' en los mas ba,]os, el sacrificio
cubre asientos y no precisamente
el capital, sencillamente hay que
tener afición, como la hay para
el futbo1.
Por otro lado, a pesar de que
todo el mundo tuviera la misma
fac ilidad de acceso, al tener igual
cultura y dinero, a las COSé1S
magnas, a las obras del gran arte,
la asistencia siempre sería minoritaria,
aunque no elitista. No
todos nacen con la misma sensibilidad
y aficiones.
Ahora bienIo minoritario,. no
es antlpopular,.· aunque sí lo es lo
elitista.
Al consicier¡.w lo minoritario
antipopular, habría que darle al
público mucho sexo,.o mejor pornografía,
artistas de barraca y
muchas ferlas con cochitos de
choque y tITO al blanco. Mientras
por otro lado, quemaríamos partituras
de Mahler y Falla, por
citar alguno.
Mas al contrario, el progreso
de los pueblos viene señalado
por esas actividades de minorías,
en leS artes y en las ciencias.
La mayoría preferiría aprender
un número de trucos hechos por
un prestidigitador de circo barat~,
a que le expl~caran el experImento
de la calda libre de los
cuerpos, de Galileo.
Hasta aquí, mis pobres argumentos
en favor de la lírica Célnora;
las controversias continúan
en las tertulias de los amantes
del bell canto; el aficionado
se pregunta si continuará o no
continuará, si vendrálaOrquesta
de Michigan o no vendrá., si
pudiera venir la Orquesta Nacional
a precios económicos, que
para eso lo paga todo el país, etc.
¿ Seguiremos con nuestra civilización
de pa¡:;el?
¿ Seremos como esos peces
que devoran a sus crías?
O por el contrario; ¿ convertiremos
el papel en cartón, el barro
en piedra, y nos dedicaremos él
construir cosas que dignifi!luen
el prestigio de nuestra Ciudad,
como ese hermoso espectáculo
que hemos contemplado?
Yo he hablado, el hacer es
de todos.
JULIO MONTESDEOCA
© Del documento, los autores. Digitalización realizada por ULPGC. Biblioteca Universitaria, 2010