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245 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 PRICES OF WHEAT ON THE TENERIFE MARKET, 1500-1650 Antonio M. Macías Hernández* José Ignacio González Gómez** José Juan Cáceres Hernández*** Recibido: 2 de junio de 2011 Aceptado: 30 de junio de 2011 Al Dr. Antonio Rumeu de Armas. In Memoriam. Resumen: Este artículo ofrece una primera aproximación a la historia de los precios canarios del periodo moderno. En concreto, examina el precio del trigo, el producto que constituía el principal sustento de la población hasta mediados del si-glo XVII, cuando comenzó a ser desplazado y cada vez con mayor intensidad por el millo (maíz) y la Abstract: This paper provides a first approach to the history of Ca-nary wheat prices in the modern period. Wheat prices are analysed in particular due to the fact that these elements represented the sta-ple diet of the population through to the mid —XVIIth century—, when it was to be replaced little by little and to an ever greater extent * Catedrático de Historia e Instituciones Económicas y Director del De-partamento de Historia e Instituciones Económicas. Universidad de La Lagu-na. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Tenerife. España. Teléfono: +34 922 31 71 81; correo electrónico: amacias@ull.es ** Catedrático de Escuela Universitaria de Economía Financiera y Contabi-lidad. Universidad de La Laguna. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Tenerife. España. Teléfono: +34 922 31 71 07; correo electrónico: jggomez@ull.es *** Profesor Titular de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empre-sa. Universidad de La Laguna. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Tenerife. España. Teléfono: +34 922 317 035; correo electrónico: jcaceres@ull.es A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 246 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 2 1. INTRODUCCIÓN En su pionera monografía sobre la evolución de los precios hispanos durante el período 1500-1650, E. J. Hamilton distin-guió tres grandes etapas1. En la primera (1501-1550), los precios subieron de forma moderada; luego, entre 1550 y 1600, experi-mentaron un fuerte crecimiento; finalmente, la tercera etapa (1601-1650) fue de claro estancamiento, de modo que los pre-cios oscilaron en torno al umbral alcanzado a finales del siglo XVI. Y como estas tendencias coincidían con las arribadas a Se-villa de los metales preciosos americanos, nuestro autor afirmó que fue su abundancia la principal causa de la revolución de los precios, aunque no negó la posible intervención de otros facto-res, especialmente en el caso de las cotizaciones del trigo. En 1959, J. Nadal examinó la tesis de Hamilton2. Demostró que los precios subieron más deprisa en la primera mitad del quinientos (2,8 % entre 1501 y 1562, y un 1,3 % entre 1562 y 1600) y concluyó que la verdadera subida de los precios ocurrió en la primera mitad del siglo XVI, cuando las llegadas de meta-les preciosos a España fueron menores. De este modo, J. Nadal introducía un nuevo enfoque en el estudio de la revolución de los precios; sus causas deberían también buscarse en el compor-tamiento de la economía real. ¿Qué dice al respecto la historia de los precios canarios, so-bre todo si recordamos que Canarias tuvo pleno contacto con papa (patata). La estructura del tex-to se corresponde con las etapas que definen las fluctuaciones y ten-dencias de los precios de este ce-real, que responden al tránsito de una economía con excedentes en este grano a otra con un elevado déficit como consecuencia del cam-bio operado en la asignación de los recursos. Palabras clave: Historia económi-ca, economía agraria, precios del trigo, Islas Canarias. by corn and potatoes. The main text is organized in sections by periods and price trends. Such fluctuations can be explained in terms of the economic transition from a period in which there was a surplus of grain to another where there was a severe deficit as a result of changes in allocation of resources. Key words: Economic history, agri-cultural economics, wheat prices, The Canary Islands. 1 HAMILTON (1975). 2 NADAL (1959). 247 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 3 América desde su descubrimiento? La respuesta no está aún elaborada, pues la historiografía insular carece de estudios so-bre los precios3. Una laguna que podría resolverse mediante las series de precios elaboradas por Hamilton, profusamente utili-zadas por los historiadores que se han ocupado de esta temáti-ca en el caso del territorio peninsular. Pero la elección de estas series para el caso canario entraña elevados riesgos porque, en primer lugar, no parece que el mal inflacionario de la economía castellana alcanzara a la isleña. En 1629, el obispo Cristóbal de la Cámara y Murga convocó Sínodo, y entre sus disposiciones estableció el salario de los clé-rigos que atendían las ayudas de parroquia. Además de los de-rechos de pie de altar y obvenciones, debían cobrar de 60 a 100 mrs diarios4, pues aunque los vestidos y otras cosas eran caros en las Islas —argumenta el prelado y con razón, pues casi todos los bienes manufacturados se importaban—, no lo eran los mantenimientos5. Y ocurre que, frente a este salario del miem-bro con menos status social de la jerarquía eclesiástica, el de un mayordomo andaluz, de acuerdo con los datos de Hamilton, ascendía en igual fecha a 8.160 mrs6. 3 Si exceptuamos el pionero estudio de F. G. Steckley, no contamos con trabajos sobre los precios de igual enfoque. Esta afirmación no niega, por supuesto, el esfuerzo de varios autores por conocer los precios de la oferta agroexportadora, especialmente del precio de los azúcares y del vino. Cf. al respecto RIVERO SUÁREZ (1991), LOBO CABRERA (1994) y MACÍAS HERNÁNDEZ (1995 a y 2000 a). En cuanto a los precios del trigo, en el número 57 del Anuario publicamos un estudio sobre sus precios en la primera mitad del quinientos y sus principales argumentos se revisan en este trabajo. 4 Aconsejamos la lectura del apartado del apéndice dedicado al sistema monetario. La abreviatura mrs hace referencia al maravedí castellano, y la mrca al maravedí de Canarias. 5 CÁMARA Y MURGA (1637), pp. 117-118. El obispo conocía, por supuesto, el coste de la vida en Castilla, pues aparte de su formación, había ocupado diversos empleos en las diócesis de Badajoz, Murcia y Toledo. Y conocía tam-bién el coste de la vida en su nueva diócesis por los asistentes al Sínodo. En cuanto a la biografía de este prelado, véase VIERA Y CLAVIJO (1971), pp. 537- 538, y CAZORLA LEÓN y SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (1997), pp. 6 HAMILTON (1975), p. 419. Por las mismas fechas, el jornal de un peón canario era de 85 mrs y el de un albañil de 136 mrs, siendo en el caso anda-luz de 136 y 272 mrs, respectivamente. A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 248 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 En segundo lugar, no parece que la denominada ley de Gresham afectara al circulante isleño si damos crédito al texto de un diligente coetáneo, el historiador Juan Núñez de la Peña, que conocía, además, el mal monetario de la economía castella-na7. En su obra cimera, finalizada en 1674, afirmó que «toda la moneda que corre en ellas [las Islas] es plata; no hay vellón, excepto algunos cuartos de los grandes»8. Finalmente, nuestro autor se interesó por los precios anotados en las actas capitula-res del municipio de Tenerife. Comprobó la elevada diferencia existente entre los precios del primer tercio del siglo XVI y los de la segunda mitad del XVII, y buscó su causa en el compor-tamiento de la economía real: los precios subieron por el incre-mento demográfico, de la producción y de los intercambios9. Estas breves consideraciones revelan la necesidad de elabo-rar series de precios de la economía isleña del período moder-no. En este sentido, el apéndice explica las fuentes de informa-ción primaria y sus deficiencias, así como el procedimiento estadístico elaborado para captar las tendencias en la evolución de los precios anuales del trigo en Tenerife desde 1498 hasta 1650. La interpretación de la serie obtenida, en la línea avanza-da por nuestro diligente coetáneo, debería realizarse desde los fundamentos de la economía real, único modo, por otro lado, de enriquecer la tesis de Hamilton sobre la revolución de los pre-cios. El presente artículo constituye un nuevo avance en esta línea de investigación, retoma los argumentos expuestos en 7 Su hermano era cura de Burguillos, un pueblo cercano a Toledo, y en 1685-1686 hizo un viaje a la Península, cuya relación dejó escrita. 8 NÚÑEZ DE LA PEÑA (1676), p. 488. Los cuartos grandes de nuestro au-tor son los acuñados con liga de plata en el siglo XVI. Y cabe sostener que con la expresión «no hay vellón», nuestro autor hacía constar la distinción entre el circulante castellano y el isleño. 9 NÚÑEZ DE LA PEÑA (1676), pp. 484-485. «He querido poner este capítu-lo de la barateza y abundancia de los mantenimientos [...], no porque en es-tos tiempos aya menos abundancia, que, gracias a nuestro Señor, más ay oy, si porque la gente era menos y avía menos comercio, y el estar oy más caros haze a la isla [Tenerife] más poderosa y grande, pues tiene más gente que los gasten y ay más trato». En cuanto a lo que sostiene el autor —circulación de moneda fuerte, más gente y más trato—, puede comprobarse en MACÍAS HERNÁNDEZ (1995 b), pp. 8-20. 4 249 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Macías (2011) sobre los precios del trigo en la primera mitad del quinientos, y estudia los precios de este cereal durante la etapa 1500-1650, cuando constituía el principal sustento de la pobla-ción, pues a partir de la última fecha comenzó a ser desplaza-do y cada vez con mayor intensidad por el millo (maíz) y, sobre todo, por la papa (patata)10. 2. PRIMERA FASE DE LOS PRECIOS DEL TRIGO: EL PAPEL MOTRIZ DEL MERCADO EXTERIOR TRIGUERO, 1498-1550 Durante los primeros años de la colonización, la sementera fue corta por los mayores beneficios de la agroindustria azuca-rera11. El pan era entonces caro (cf. apéndice, tabla IV, y gráfi-co 1) y los municipios se vieron obligados a tasar la oferta de trigo local y a liberar la importada para garantizar el abasto12. Esta situación fue pronto subsanada en el caso de Tenerife. Frente a la escasez de tierra óptima para la caña sacarina, abun-daba la disponible para el cereal, con parcelas incluso ya des-brozadas por su primer labriego indígena. Por consiguiente, 10 MACÍAS HERNÁNDEZ (2010). 11 No existe un detenido estudio que verifique esta tesis, pero no parece existir duda alguna sobre la mayor rentabilidad del cultivo cañero frente al del cereal. Así, en fecha tan tardía como 1521, se arrendaron en La Orotava 34 fanegadas de tierra de cañaveral con su agua de riego por 50 arrobas anuales de azúcar blanco lealdado, es decir, de azúcar de máxima calidad y destinado a la exportación; el precio de este azúcar en este año fue de 650 mrca, de modo que la renta anual de una fanegada de cañaveral ascendía a 955 mrca. En el caso del trigo, la renta anual era por regla general una fa-nega de grano por una fanegada de tierra; y como el precio del grano fue en 1521 de 342 mrca, puede afirmarse que el cañaveral procuraba una renta tres veces superior a la del trigo. Hemos realizado esta aproximación, que no pretende sino ilustrar esta cuestión, a partir de los protocolos notariales. La referencia sobre el arrendamiento cañero se encuentra en PADRÓN MESA (1993), p. 664, doc. 1995. En cuanto al precio del azúcar, se ha tomado de RIVERO SUÁREZ (1991), p. 152 y el del trigo de la tabla 4. 12 SERRA RÀFOLS (1996 b), p. 4: «Que no pueda valer más la fanega [de trigo] de a duzyentos mrs; esto se entiende es para con los vecinos de la isla; los de fuera vendan como quisieren». Acuerdo de 26-01-1498. El acta se re-fiere a los maravedís de Canarias, que en este texo se citan con la abreviatu-ra mrca. 5 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 250 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 parte de los colonos que llegaron atraídos por la agroindustria debieron dedicar sus energías al cereal. Pero, entonces, ¿qué factor determinó de forma prioritaria su estrategia productiva? ¿El abastecimiento de la unidad doméstica, el mercado interior o el exterior? La respuesta debe buscarse en este último, pues el éxito de toda colonización agropecuaria depende de su capaci-dad exportadora. En efecto. La producción de cereal superó el consumo inter-no desde 150713, y sus precios máximos recuperaron su tenden-cia alcista en 1512 (cf. gráfico 1) debido, sin duda alguna, a la exportación, que se vio ahora estimulada por un marco insti-tucional nada restrictivo. Cierto es que hubo etapas de relativa penuria por un exceso de extracción en años de malas cosechas, como ocurrió en 1521-1522 y en 1530-1531, lo que provocó las primeras alzas estacionales de los precios del grano con un va- 13 MACÍAS HERNÁNDEZ (2011), pp. 340-341. GRÁFICO 1 Precios del trigo, 1498-1550 (mrca/fga) FUENTE: Cf. apéndice, tabla IV. 6 251 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 lor significativo (cf. gráfico 2 y cuadro I)14. Pero la respuesta adoptada de inmediato por sus labriegos, una intensa oleada roturadora, agrandó después de 1522 y, de nuevo, de 1530, el volumen del excedente disponible para la exportación e hizo bajar los precios máximos del grano en el mercado local (cf. gráfico 1). 14 Los datos de este cuadro tienen un valor meramente ilustrativo, pues las cotizaciones anotadas en las actas capitulares, una o dos en cada trimes-tre, no permiten conocer con exactitud el comportamiento estacional de los precios del grano. GRÁFICO 2 Comportamiento trimestral de los precios del trigo FUENTE: Cf. apéndice, tabla IV. 7 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 252 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Los compradores foráneos de este grano eran las urbes lusi-tanas, andaluzas y las factorías portuguesas de Berbería, incor-porándose luego la demanda de los primeros colonos indianos. Y conocemos las razones de esta preferencia por el trigo isleño. Si exceptuamos los años muy críticos por la reducida cosecha y elevada exportación, sus precios máximos fueron inferiores a los mínimos de Castilla la Nueva (cf. gráfico 3)15, y téngase muy en cuenta, por lo dicho, que estamos comparando, ahora y a lo largo de este texto, series de precios que expresan realidades bien distintas, es decir, precios máximos (Canarias) con precios mínimos (Castilla la Nueva y, posteriormente, Andalucía)16. CUADRO 1 Comportamiento trimestral de los precios del trigo Años 1.º 2.º 3.º 4.º 1521 231,00 283,50 336,00 384,00 1522 480,00 466,00 312,00 235,50 1530 336,00 384,00 384,00 432,00 1531 534,67 528,00 432,00 456,00 1548 147,00 168,00 231,00 201,00 1549 210,00 252,00 210,00 210,00 1550 273,00 252,00 231,00 252,00 1551 252,00 397,00 420,00 504,00 1552 756,00 504,00 336,00 336,00 FUENTE: A.M.L.L. Libros de acuerdos. Elaboración propia. 15 La serie de precios castellana se ha tomado de Hamilton y hemos homogeneizado las unidades métricas y monetarias. La fanega de Tenerife pesa 47,14 kilos, 43,25 la de Castilla y 42,62 la de Sevilla, y un mrca equiva-le a 1,2353 mr entre 1497-1521 y a 1,4117 mr luego de 1521, y las razones de este diferencial monetario se explican en el apéndice. 16 Interesa aclarar el significado económico que cabe otorgarle a los pre-cios elaborados por Hamilton, por cuanto en este texto se comparan las se-ries de precios del trigo de Andalucía y de Castilla la Nueva con las de Tenerife, a las que dedicamos un comentario crítico en el apéndice. Las se-ries de Hamilton proceden de los libros de cuentas de los hospitales y los conventos y reflejan, sin duda alguna, las tendencias y fluctuaciones de los precios, pero sus valores son inferiores a los de mercado, por cuanto estas instituciones tenían propiedades dedicadas al cultivo del cereal. Sus precios proceden de las ventas de este grano o de compras al por mayor y con una 8 253 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Por consiguiente, convenía a las urbes andaluzas importar grano de Canarias más que del interior de Castilla, y más aún si consideramos los menores costes del transporte marítimo. Además, los precios mínimos del grano en las urbes andaluzas —y, probablemente, en las lusas— doblaban por regla general a GRÁFICO 3 Precios del trigo. Tenerife y Castilla la Nueva, 1501-1550 (en mr/qm) FUENTE: Estadísticas y Anuarios de Pesca, varios años. frecuencia anual que minimizaba los efectos de las alzas estacionales moti-vadas por las carestías [cf. Hamilton (1975), pp. 252-253]. Por su parte, en el caso del mercado triguero de Tenerife, sus precios se refieren, en primer lu-gar, a las ventas de grano del pósito concejil en momentos críticos o de ven-tas de este grano en pública subasta y con licencia de saca o de extracción para fuera de la isla con el fin de atender con sus dineros las obligaciones co-munitarias. La segunda fuente de nuestros precios son las compras al por mayor a la clase mercantil en iguales circunstancias, y si bien estaban libres de impuestos, pues las Islas estuvieron exentas de la fiscalidad castellana sobre el consumo, estos precios expresan una realidad bien distinta de la que traslucen los precios de Hamilton. Por consiguiente, cabe afirmar que esta-mos comparando precios mínimos (Castilla la Nueva y Andalucía) con pre-cios máximos (Canarias). Y sobre las fiscalidad canaria, véase AZNAR VALLEJO (1983), pp. 121-138. 9 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 254 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 los precios máximos canarios en los años de crisis17. El precio de la fanega de trigo en la Baja Andalucía fue de 199 mrs en 1522, de 180 mrs en 1524 y de un mínimo de 300 mrs en 152918 —aunque en este caso se trata de precios reales de mercado y al por mayor—, y en Canarias y en estos años, de 212,46 mrs, 110,82 mrs y 151,86 mrs, y recordemos que la fanega isleña era superior en casi un 10 por ciento a la de Sevilla. Y efectuado este importante ajuste, el diferencial de precios —y teniendo siempre en cuenta lo dicho a propósito de las dos realidades bien distintas que expresan estos precios— entre ambos merca-dos queda mucho más claro y, sobre todo, con respecto al cas-tellano (cf. gráfico 4)19. GRÁFICO 4 Precios del trigo. Tenerife y Castilla la Nueva y Sevilla, 1524-1562 (en mr/qm) FUENTE: Apéndice, Borrero Fernández (1991) y Hamilton (1975). Cf. notas 15 y 19. 17 AZNAR VALLEJO (1983), p. 258. 18 OTTE SANDER (2008), p. 54. 19 La serie de precios de Sevilla se ha tomado de BORRERO FERNÁNDEZ (1991). Téngase en cuenta que se trata de cotizaciones de precios anotadas en los protocolos notariales, de modo que se trata de precios al por mayor y con impuestos. 10 255 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Este contexto sugiere una nueva lectura de la política re-guladora del mercado del cereal durante la primera mitad del quinientos. Las tasas establecidas por el municipio de Tenerife no tenían por objeto defender a un colectivo rural o urbano que vivía del pan de la plaza. Su demanda era irrelevante por la corta especialización azucarera, porque había aún tierra libre y fértil y la fuerza de trabajo estacional para la recolección del grano era inmigrante, de modo que, finalizada esta faena, retor-naba a su comunidad de origen con el producto de su labor20, y porque la actividad urbana se reducía a unos pocos artesanos, al importarse la mayor parte de los bienes manufacturados. Las tasas ejercieron entonces la función de amparar al la-briego de la clase mercantil que le suministraba estos bienes. Los mercaderes debían aceptar el cereal como medio de pago21, y su valor amonedado, que osciló de acuerdo con el nivel de las cosechas, se fijó en un máximo de 200 y 100 mrca para el trigo y la cebada, respectivamente. Finalmente, este valor amonedado perdió vigor y, por tanto, desaparecieron los inconvenientes de su función como equivalente general a medida que asumía esta función el circulante metálico arribado gracias a una balanza de pagos favorable. Este hecho, que revela el éxito del proceso co-lonizador, se sitúa en torno a 1516, cuando la autoridad concejil suprimió los precios máximos del trigo y la cebada y que «cada uno venda como pueda, dentro o fuera de la isla»22. La extracción del excedente para fuera del reino, el tercio de saca, exigía licencia regia; y ocurrió que el consistorio tinerfeño autorizó la saca sin este requisito argumentando que actuaba «en pro e beneficio de la isla»23. Entonces surgió un tercero en discordia, el municipio de Gran Canaria24; la prioritaria estrate-gia azucarera de la isla determinó que la oferta local de grano no cubriera la demanda, y un pan caro elevaba los costes de la agroindustria y reducía su competitividad y beneficios. El municipio grancanario obtuvo reiterados mandatos regios a su favor, y los productores de Tenerife ganaron en 1512 la li- 20 MACÍAS HERNÁNDEZ (2011), pp. 363-370. 21 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1996 [1952]), pp. 9 y 11. 22 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1965), p. 165. Acuerdo de 26-05-1516. 23 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1996 [1952]), pp. 63-64. 24 LOBO CABRERA (1994). 11 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 256 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 cencia del tercio de saca siempre que garantizaran el abasto de esta isla y de su vecina. Ahora bien, cada vez que se trataba de aplicar este resguardo, se había ya exportado una elevada pro-porción de la cosecha con el beneplácito de una autoridad concejil cuyos miembros tenían intereses en la extracción por su calidad de productores de granos. Por consiguiente, las licencias de saca no eran el mejor modo de administrar la exportación de cereal. Había que crear un pósito público. El intentó de fundar-lo mediante la aportación de los labradores no prosperó y el Cabildo decidió entonces roturar una parte de sus dehesas para formar el pósito con las rentas en trigo25. La decisión, que tras-pasaba al sector público la obligación privada de atender el abasto interior antes de cualquier veleidad exportadora, revela la fuerza de una estrategia cerealista vinculada a la demanda exterior. A partir de ahora, la plaza sería abastecida por el gra-no de los labriegos sin licencia de saca, de los partícipes en la renta decimal (clero y corona) y del pósito público. 3. SEGUNDA FASE: EL DESPEGUE DE LA DEMANDA INTERNA, 1550-1600 Las cortas cosechas de 1544 y 1545, así como la elevada ex-tracción, provocaron una fuerte subida de los precios del trigo en el bienio 1545-1546 (cf. gráfico 1). Pero la penuria del año agrícola de 1551-1552, con una elevada incidencia estacional (cf. gráfico 5), sugería a los ediles más capacitados que la historia de una isla excedentaria en granos tocaba a su fin. En abril de 1551, el Cabildo de Tenerife prohibió la exportación de trigo y acordó por primera vez pedir licencia regia para importar 12.000 fanegas de este grano de Andalucía «porque en Castilla está el pan barato»26; una solicitud que reiteró a principios de agosto, esta vez de trece mil fanegas27. Las tazmías con el fin de 25 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1965), p. 98. Sobre las tierras conce-jiles, véase MACÍAS HERNÁNDEZ (1978). 26 A.M.L.L. Libros de acuerdos, lib. 9, oficio 1º, fol. 278 r-v. Acuerdo de 23-04-1551. 27 Ibídem, fol. 292. Acuerdo de 3-08-1551. 12 257 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 precisar el grano existente en la isla antes de autorizar la extrac-ción se realizan ahora con mayor celo28; aparecen las tasas so-bre los granos; el almacenado en el granero concejil se reparte entre las panaderas en los meses mayores para contener los pre-cios y, por supuesto, los ediles tinerfeños negaron la saca de tri-go para Gran Canaria, incluso del perteneciente a los partícipes en su diezmo. GRÁFICO 5 Comportamiento trimestral de los precios del trigo FUENTE: Cf. cuadro 1. 28 GÓMEZ GÓMEZ, GONZÁLEZ ZALACAÍN y BELLO LEÓN (2008), pp. 122-133. Así pues, se recrudeció el viejo conflicto entre ambos muni-cipios por el control de la circulación de los granos en el mer-cado interior. Ahora bien, los testimonios disponibles sugieren que la protesta del consistorio grancanario perdió vigor a partir de estas fechas, y cabe indicar, por lo que veremos luego, que este paulatino silencio institucional tuvo que ver con un cambio 13 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 258 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 de signo en su política de abastos; esto es, fue cada vez más sensible a la opción de exportar para fuera del reino el exceden-te de granos de su cosecha, y este cambio tuvo que ver con la creciente ruina de su opción agroexportadora azucarera y con una reasignación de sus factores productivos en la que ocupó un lugar cada vez más destacado el trigo bajo riego y el cereal americano (millo)29. Los precios máximos del trigo en el mercado de Tenerife, que tendía ahora, por el déficit de su oferta local, a convertirse en mercado del excedente regional, como veremos más abajo, osci-laron en torno a los 600 mrs/qm en la década de 1540 —no en-trando en este cálculo los altos precios de los años 1545-1546—, subieron a poco más de 1.000 mrs/qm en 1552, y se mantuvieron alrededor de este umbral hasta 1578, para iniciar luego un con-tinuado ascenso y duplicarse en 1600 (cf. gráfico 6). Las cares- GRÁFICO 6 Precios del trigo. Tenerife, Sevilla y Castilla la Nueva, 1550-1600 (en mr/qm) FUENTE: Cf. apéndice estadístico y Hamilton (1975). Cf. notas 15 y 16. 29 MACÍAS HERNÁNDEZ (1999). 14 259 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 tías, por supuesto, no faltaron, y la de 1551-1552 se repitió en 1567-1568 y en 1582-1583, aunque, por las razones que veremos más adelante, no alcanzaron la intensidad de la primera. Ade-más, durante la segunda mitad del siglo los precios máximos del trigo en Tenerife superaron por regla general a los precios míni-mos andaluces y castellanos; podemos entonces sostener que se desvaneció todo estímulo a la labor del pan en la isla y con des-tino a su exportación. Por último, se observa también otro singular detalle, a pesar de que en este delicado punto tengamos serias reservas por la naturaleza de la fuente local de nuestra serie de precios del tri-go30: al parecer, las fuertes oscilaciones anuales fueron ajenas a estos precios, frente a lo ocurrido en el caso de los andaluces y castellanos, especialmente en los últimos quince años del qui-nientos; una circunstancia esta última que tuvo una compleja causalidad, pero que, en síntesis, obedeció a la caída de la pro-ducción por la acción negativa de las tasas, por las frecuentes malas cosechas y por la caída de los rendimientos como conse-cuencia de haberse incorporado al cultivo tierras marginales durante la fase roturadora de mediados del quinientos31. ¿Qué estaba ocurriendo ahora en la estructura productiva de Tenerife? ¿El comportamiento de los precios máximos de su oferta triguera tuvo una causalidad similar a la de los precios andaluces y castellanos? El argumento del pasado, esto es, la combinación de una mala cosecha con una excesiva exporta-ción, no era ya operativo en la segunda mitad del quinientos; en realidad, la nueva variable explicativa reside, en un primer aná-lisis, en el fuerte crecimiento de la población, causado sobre todo por una persistente corriente inmigratoria32. El excedente 30 Cf. la discusión sobre este punto en el apéndice. 31 MARCOS MARTÍN (2000), pp. 476-479. 32 A.M.L.L. Libros de acuerdos, lib. 11, oficio 1, fol. 147. Acta de 22-12-1557. Se propone el cierre de la saca porque «a venido a esta ysla mucha gente de fuera en más de doce mil ánimas e cada día vienen de fuera e vale el trigo en esta ysla a diez e once reales e a quinze el fiado». Las elevadas tasas de creci-miento de la población confirman la tesis de la autoridad concejil, a pesar de la indudable deficiencia de nuestras fuentes demográficas (cf. cuadro 2). En cuanto a la corriente inmigratoria y a la acción institucional en esta materia, véase MACÍAS HERNÁNDEZ (1992), pp. 32-42. 15 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 260 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 disponible tendió a disminuir por el aumento de la demanda interna, en la que cuenta el consumo humano33 y la simiente34. Debemos, por tanto, aclarar la naturaleza socioeconómica que caracteriza esta demanda y el tejido productivo que determinó su crecimiento. La demanda interna creció porque la población que vivía del pan de la plaza se estaba incrementando como consecuencia del aumento del artesanado urbano y, sobre todo, de una especiali-zación agraria cuyos agentes exigían un suministro regular y barato de trigo. Aludimos a una especialización vitivinícola cuyo punto de arranque debemos situarlo en la década de 1520, cuan-do los vinicultores de Tenerife y La Palma consiguieron real cédula (1525) para poder exportar el tercio de su cosecha de caldos35. Hacia mediados de siglo, el excedente de vinos destina-do a la exportación a los mercados del norte de Europa y colo-niales superaba ya las 4.000 pipas36, y las 25.000 a finales del quinientos37. Cabe, pues, sugerir que desde 1550 las sementeras retroce-dían ante el avance del viñedo, especialmente en las tierras del 33 Hemos estimado un consumo aparente de trigo por habitante de cinco fanegas anuales hasta 1575, y a partir de esta fecha lo hemos reducido a 4,5 fanegas debido a la presencia de la papa en la alimentación. Cf. al respecto MACÍAS HERNÁNDEZ (2010). 34 Las necesidades de semilla se han calculado aplicando a la producción anual la cosecha promedio por fanega de simiente, y hemos considerado que esta cosecha tendió a descender a medida que se agotaban los mejores sue-los de la isla y se incorporaban a la labor los más pobres. Siendo así, hemos estimado rendimientos del 8:1 para 1531; de 7:1 para 1552 y 1562; de 6,5 para 1575-1577; de 6:1 para 1581-1590; de 5,5 para 1591-1600; de 5:1 para 1601-1620; y, por último, de 5:1 para 1621-1650. A título comparativo, ténga-se en cuenta que en 1800 los rendimientos del trigo por unidad de simiente eran, según los datos suministrados por los alcaldes pedáneos, de 5:1 en el norte insular; de 3,25:1 en el sur; de 5:1 en el este; y de 5,5 en el oeste, lo que da un promedio de 4,7:1. Cf. al respecto RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ (1983), tomo III, pp. 212-225. 35 MACÍAS HERNÁNDEZ (2007). 36 MACÍAS HERNÁNDEZ (2007), p. 39. 37 Esta información, deducida de la serie de arrendamientos decimales del vino, se ha tomado de la tesis inédita de Macías Hernández y del trabajo en preparación de este autor sobre la historia vitivinícola de Canarias. 16 261 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 barlovento insular, muy adecuadas para las vides. Y cabe tam-bién sugerir que la creciente especialización vitivinícola debió de ejercer la función de motor de arrastre, esto es, debió de fa-vorecer el aumento de la oferta local de trigo mediante la am-pliación de las sementeras en las tierras no aptas para las vides. Y, en efecto, así ocurrió, y se alcanzaron los niveles de produc-ción de mediados de la centuria (cf. cuadro 2 y gráfico 7)38. Pero esta estrategia productiva, vinculada ahora al mercado interior, no logró cubrir la demanda (cf. cuadro 3), y la ratio de trigo de CUADRO 2 Población y producción de trigo, 1531-1650 Bauti- Población Trigo Tasas (%) Ratios Años zados estimada (fgas) Población Trigo T/B T/P 1531 10.766 120.000 11,1 1552 14.367 100.000 1,38 –0,80 7,0 1561 17.641 100.000 2,31 0,00 5,7 1575-1577 771 18.365 66.296 0,29 –4,46 85,9 3,6 1581-1590 942 22.431 68.727 2,02 0,36 73,0 3,1 1591-1600 1.098 26.149 92.337 1,55 3,00 84,1 3,5 1601-1610 961 22.874 86.144 –1,33 –0,69 89,7 3,8 1611-1620 1.110 26.440 71.183 1,46 –1,89 64,1 2,7 1621-1630 1.229 29.261 86.601 1,02 1,98 70,5 3,0 1631-1640 1.230 29.286 76.516 0,01 –1,23 62,2 2,6 1641-1650 1.359 32.348 77.977 1,00 0,19 57,4 2,4 T/B = fanegas de trigo por bautizado. T/P = fanegas de trigo por habitante. FUENTES: Cf. nota 38. 38 La serie de bautizados se tomado de la tesis inédita de Macías Her-nández, y la población posterior a 1570 se ha estimado considerando cons-tante una tasa de natalidad del 42 por mil, mientras que las referencias an-teriores se encuentran en MACÍAS HERNÁNDEZ (2011), p. 378. En cuanto a la producción de trigo, los datos de 1531 se han tomado de MACÍAS HERNÁNDEZ (2011), p. 374; los de 1552 y 1561 de las referencias cualitativas acerca de la producción en estos años, aunque reconocemos que se trata de una mera aproximación; los de 1575-1577 se han deducido de la renta de la mitra, publicada por FERNÁNDEZ MARTÍN (1975). Finalmente, a partir de 1581 dis-ponemos de una serie anual de producción de trigo a partir de los diezmos de este cereal y esta serie se ha tomado de la tesis inédita de Macías Hernández. 17 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 262 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 producción local por habitante cayó por debajo del umbral que se consideraba necesario para garantizar el consumo (cf. cua-dro 2). En resumen, a finales del quinientos se importaba el 15 por ciento del grano que se gastaba en la isla. CUADRO 3 Demanda de trigo y grado de cobertura de la oferta local. Valores estimados Demanda de grano Oferta local Años Simiente Consumo Total Excedente Déficit Cobertura (fgas) (fgas) (fgas) (fgas) (fgas) (%) 1531 15.000 53.830 68.830 51.170 1552 17.143 71.835 88.978 13.879 1561 17.143 88.205 105.348 –2.491 97,6 1575-1577 10.199 82.645 92.844 –26.548 71,4 1581-1590 11.454 100.939 112.394 –43.667 61,1 1591-1600 15.389 117.672 133.061 –40.725 69,4 1601-1610 15.662 102.931 118.594 –32.450 72,6 1611-1620 12.942 118.979 131.921 –60.738 54,0 1621-1630 17.320 131.675 148.995 –62.394 58,1 1631-1640 15.303 131.786 147.089 –70.573 52,0 1641-1650 15.595 145.566 161.162 –83.185 48,4 FUENTE: Elaboración propia a partir del cuadro 2 y de los comentarios incluidos en las notas 33 y 34. Así pues, la especialización vitivinícola de Tenerife no ejer-ció, contra nuestro pronóstico, todo su provechoso fruto en la estructura productiva de la isla. ¿Por qué razones? ¿Es que no había ya más tierra disponible para las sementeras o faltaban labriegos y capitales? En realidad, la explicación más plausible radica en un factor institucional favorable ahora a un férreo control de los precios del grano, es decir, a las tasas, así como en la existencia de una oferta exterior de cereal, lo que, por úl-timo, explica las reducidas oscilaciones anuales de su precio máximo. En 1562, el Cabildo de Tenerife exigió que los granos perte-necientes a las tercias reales se vendieran a la tasa establecida 18 263 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 en 155839. Las protestas de los labriegos castellanos al control de los precios y las carestías determinaron que la Corona elevase la tasa del trigo en 1571, de 310 a 374 mrs40. Pero esta nueva tasa fue contestada de inmediato por los productores de granos de Tenerife con similares argumentos que los labriegos castellanos, esto es, que las tasas inhibían la labor del pan y, además, des-poblaban la isla, pues el grano era, según su tesis, la base de su economía41. La protesta, dirigida al Cabildo por el personero de la isla, no fue atendida porque el grano ya no era el fundamen- GRÁFICO 7 Producción de trigo de Tenerife, 1580-1650 (en fgas) FUENTE: Cf. el comentario de la nota 38. 39 A.M.L.L. Libros de acuerdos, lib. 10, oficio 1, fol. 253. El trigo a 310 mr, la cebada a 140 y el centeno a 200. Sobre las tasas, véase HAMILTON (1975), pp. 258-259. 40 Elevó el precio del trigo y mantuvo los de la cebada y el centeno. 41 A.M.L.L. Expedientes de trigo. Signatura E-XIII, exp. 8. 19 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 264 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 to de la economía insular, y la tasa impuesta en 1582 fue estric-tamente exigida por la autoridad concejil tinerfeña42. Cabría entonces sostener que las tasas expresan una políti-ca municipal de abastos bien diferente de la de principios del quinientos, cuando, como hemos señalado, tenía por objeto apoyar la labor del pan, es decir, al principal producto mercan-cía exportador de la isla y clave, por tanto, para garantizar el éxito de su proceso colonizador. En realidad, el objetivo de la nueva política concejil es el mismo y lo que ha variado ahora es el producto mercancía exportador. Las tasas afectaban única-mente al grano producido en la isla43, pero no al importado, cuya venta era libre. Esto significa que la nueva política concejil en materia de abastos tenía como objetivo prioritario favorecer el desarrollo de la nueva estrategia productiva insular, la vitivini-cultura, pues un pan barato reducía sus costes salariales e incrementaba su competitividad y beneficios44. Aludimos ahora a un contexto socioeconómico en el que la producción local de grano, procedente de los pequeños y media-nos labriegos cuyas tierras no eran aptas para el cultivo de la vid, debía cumplir esta función, al igual que los granos perci-bidos en concepto de renta por la clase terrateniente y destina-dos a sufragar la parte correspondiente al salario en trigo de los peones que faenaban en sus haciendas vitivinícolas45. Y cuando la insuficiente cosecha provocaba una elevación de los precios, arribaba a la isla el grano importado, procedente de las islas donde el viñedo no prosperó (Gran Canaria y, sobre todo, Lanzarote y Fuerteventura) o bien de fuera del reino y a cam-bio de las exportaciones de caldos. De ahí que el siguiente paso en esta nueva política concejil de abastos del municipio de Tenerife, dirigida por una oligarquía que dominaba el poder 42 Estableció los valores siguientes: trigo, 14 reales (672 mrca); cebada, 9 reales (432 mrca); centeno, 8 reales (384 mrca). 43 Cf. texto de la nota 67. 44 Cf. nota 47. 45 Por regla general, el salario en estas haciendas era mixto. Se abonaba en dinero, en conduto (pescado salado y vino) y en trigo, y la proporción que ocupaba cada componente variaba de acuerdo con el precio del grano, pero por lo que ya sabemos sobre las rentas salariales del siglo XVII, todo indica que aquella proporción permaneció estable. 20 265 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 local y con intereses vitivinícolas, consistiera en obtener de la Corona la regulación del mercado interinsular del cereal en be-neficio de los productores vinícolas; es decir, se trataba ahora de conseguir aquello que los ediles tinerfeños habían negado con tanto ahínco a la especialización azucarera de Gran Canaria. 4. TERCERA FASE: EL TRIGO FORÁNEO GOBIERNA LOS PRECIOS, 1600-1650 Los precios máximos del trigo en el mercado de Tenerife, convertido en mercado regional de los granos por la estrategia productiva vitivinícola, conocieron una elevada estabilidad en-tre 1600 y 1650; la únicas excepciones importantes fueron la elevada carestía del año agrícola de 1631-1632 y la tendencia GRÁFICO 8 Precios del trigo. Tenerife, Sevilla y Castilla la Nueva, 1600-1650 (en mr/qm) FUENTE: Cf. apéndice estadístico y Hamilton (1975). 21 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 266 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 alcista que se insinúa de manera clara en la década de 1640 (cf. gráfico 8). Además, si excluimos los años 1616-1621, sus cotiza-ciones únicamente coincidieron con las de los mercados anda-luces y castellanos en los años de precios bajos, y se alejan de forma muy notoria en los años de precios altos; la elevada esta-bilidad de los precios del trigo en el mercado insular contrasta de forma muy notoria con las fuertes oscilaciones de los precios de este grano en los mercados andaluz y castellano. Este comportamiento de los precios canarios del trigo no puede explicarse en modo alguno por el avance de la produc-ción local. El esfuerzo por ampliar la labor de finales del qui-nientos se interrumpió a partir de la primera década de la si-guiente centuria (cf. gráfico 7), y las cosechas mermaron luego de esta fecha y tendieron a estabilizarse. Puede entonces afir-marse que el productor insular de grano ajustó su estrategia productiva al nivel de precios que la hacía rentable, es decir, a la tasa; una tasa que subió de 14 (672 mrca) a 18 reales (864 mrca) por real pragmática de 160546 y cuyo cumplimiento fue efectivo, a pesar de la viva protesta de la autoridad concejil, que argumentó los negativos efectos de esta medida para la priori-taria opción vitivinícola de la isla47. Además, el grado de cober-tura de la oferta de trigo local continuó deteriorándose a lo lar-go de la primera mitad de la centuria (cf. cuadro 2), y hacia 1650 únicamente cubría la mitad de la demanda anual de grano de la población insular (cf. cuadro 3). El resto debía importar-se de las islas comarcanas y del exterior, y la elevada estabilidad de los precios revela la eficiencia de esta estrategia importadora, es decir, el grado de articulación del mercado interior de granos, así como la estrecha vinculación de la economía insular al mer-cado internacional de los granos. En efecto. La crisis azucarera, debida a la competencia bra-sileña y antillana, obligó a los productores de Gran Canaria a 46 Los precios de tasa de la cebada y del centeno no sufrieron variación alguna. 47 Véase lo que afirma el jurado de la isla, Pedro Westerling Ocampo, en 1605 a propósito de esta subida de la tasa de granos: «la mayor parte de la jente de esta ysla son hombres trabaxadores [...] con lo cual concurren que considerando los costos de la labranza en esta ysla es precio muy justo y competente el de 14 reales». Citado por MACÍAS HERNÁNDEZ (1995), p. 166. 22 267 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 buscar nuevas estrategias en la asignación de sus recursos pro-ductivos. Los suelos de vega, antaño dominio de los cañavera-les, no eran en modo alguno aptos para las vides, esto es, para el desarrollo de la nueva opción agroexportadora; por consi-guiente, sus predios irrigados se destinaron al policultivo inten-sivo, en el que el trigo y las leguminosas alternaron con el mi-llo y la papa. Y mientras este cereal, la papa y la leguminosa alimentaba a los pequeños labriegos, renteros y medianeros, la cosecha de trigo en venta directa o por vía de la renta se desti-naba al mercado tinerfeño. Por su parte, Lanzarote y Fuerteven-tura tienen otra historia48. Su primera y prioritaria opción gana-dera retrocedió luego de 1580 por el avance de las sementeras para cubrir la demanda de los productores vitivinícolas de Tenerife y La Palma, enviándose también partidas de grano al mercado de Madeira, donde crecía también la especialización vitivinícola49. Así pues, la especialización vinícola de Tenerife creó en esta isla un mercado de cereales que atrajo el excedente generado en las islas donde no prosperó aquella opción productiva. Además, el estímulo del libre mercado actuó también en provecho de esta articulación del espacio económico regional, pues, como ya se ha dicho, el trigo foráneo no estaba sujeto a la tasa. Sus produc-tores entrojaban su cosecha y embarcaban periódicas partidas a Tenerife atendiendo puntualmente a las oscilaciones de los pre-cios en este mercado, y todo ello se vio favorecido por los bajos costes del transporte marítimo. Por supuesto, los productores atendían también la demanda de grano procedente del exterior del Archipiélago, especialmen-te de Madeira. Pero esta estrategia mercantil provocaba la inter-vención del consistorio de Tenerife, que exigía entonces la estric-ta aplicación de la normativa regia, ganada ahora a su favor, que prohibía la extracción de subsistencias para fuera del reino mientras no estuviera abastecido el mercado interior. El proble-ma y, por lo tanto, la raíz del conflicto interinsular por la venta libre de los granos, radicaba en que este nivel de abastecimien- 48 MACÍAS HERNÁNDEZ (1999). 49 VIEIRA (1987). 23 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 268 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 to era acordado de manera unilateral por la oligarquía concejil con intereses vitivinícolas, pues un mercado bien abastecido procuraba un grano barato que mejoraba la competitividad de sus caldos y sus beneficios. Por consiguiente, el elevado desajuste entre la oferta insular de cereal y su demanda se solventaba gracias a la arribada de grano procedente del resto del territorio insular. Y cuando sus precios en el mercado de Tenerife alcanzaban el umbral que hacía rentable su importación desde fuera del reino, hacia este mercado afluía grano de las Azores y, sobre todo, del Norte de Europa —Inglaterra, Francia, Irlanda e, incluso de Polonia a través de la liga hanseática y de los mercaderes holandeses. El trigo importado permitía al mercader portugués o de las regio-nes del norte sufragar las compras de caldos que enviaba luego a las colonias lusas o bien a los mercados del norte de Europa. Y ocurrió, además, que estas importaciones contaron con el apoyo de la municipalidad, es decir, con los interesados en la viticultura, especialmente en los años en que la mala cosecha insular y regional presagiaba una carestía, al ofrecer aquella institución al mercader importador de granos unos precios de garantía50. La articulación de la economía insular con el escena-rio internacional es, por lo tanto, el elemento explicativo clave en la historia de sus precios del trigo, lo que significa que toda ruptura en esta articulación provocaría un alza en los precios. Y esto fue precisamente lo que ocurrió en la década de 1640. La independencia de Portugal arruinó las exportaciones de caldos canarios a los mercados coloniales lusos de Angola y Brasil y, de paso, las arribadas de grano de las Azores y de Europa para adquirir caldos con destino a estos mercados. 5. RECAPITULACIÓN Este artículo constituye una segunda aproximación a una historia que está aún por construir, la de los precios canarios de los siglos XVI y XVII. Además, aborda únicamente el comporta-miento de las cotizaciones del cereal y no puede por ello ofre- 50 RODRÍGUEZ YANES (1992), pp. 35-38. 24 269 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 cer conclusiones acerca de la tendencia general de los precios canarios. Para ello, sería necesario elaborar un índice general de precios y con una ponderación de sus componentes que se ajus-te a la demanda de la población isleña, y ambas cuestiones es-tán todavía en fase de investigación. No obstante, consideramos que los precios del trigo del mercado de Tenerife, convertido en mercado regional del cereal desde el último cuarto del quinien-tos, permiten avanzar en la construcción de una historia de los precios canarios. Durante la primera mitad del siglo XVI, el cereal fue uno de los productos de exportación de Tenerife, de modo que sus di-neros permitían la compra de las precisas importaciones de bie-nes manufacturados. Y como la dimensión del mercado insular de granos era muy corta, dado el carácter aún colonizador del territorio, el elevado peso de su sector agrario y el bajo nivel demográfico, los productores de cereal colocaron la mayor par-te de su oferta en el mercado exterior. Esta estrategia productiva y mercantil se vio alterada a me-diados del quinientos, cuando comenzó a ganar terreno una nueva opción agroexportadora, la vitivinicultura. Llegaron nue-vos colonos, el crecimiento demográfico se hizo más intenso, aumentó la demanda interna de granos debido a la nueva espe-cialización agraria y a su expansión y la oferta local de grano fue cada vez más insuficiente para cubrir aquella demanda. No obstante, los precios del trigo no experimentaron el alza que cabía esperar de este creciente y cada vez más elevado desajus-te. No hubo incluso reiteradas, intensas y frecuentes carestías ni, por ello, fluctuaciones extremas en los precios, como ocurría en los casos andaluz y castellano, sino que, por el contrario, predominó la estabilidad. Un comportamiento que cabe achacar en exclusiva a un mercado local y regional de grano perfecta-mente articulado con su mercado internacional gracias a las exportaciones de caldos a los países del Noroeste europeo, de donde, a cambio de estas exportaciones, llegaba el grano que aliviaba toda carestía. 25 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 270 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 APÉNDICE LAS FUENTES Y SUS PRECIOS Los archivos canarios no conservan el corpus documental que permite construir las series de precios que mejor reflejan el comportamiento del mercado. Los libros de cuentas de hospita-les y conventos anteriores a 1630 han desaparecido, y no se encuentran mercuriales en los fondos de los antiguos munici-pios canarios. No obstante, consideramos que esta precaria rea-lidad documental puede superarse mediante la consulta de otro tipo de fuentes; conviene entonces aclarar su naturaleza, así como los cálculos y ajustes realizados para poder construir nuestra serie de precios del trigo del mercado de Tenerife. El sistema metrológico La máxima unidad empleada en el comercio de los granos era el cahíz. Equivalía a doce fanegas, y esta segunda medida constaba de doce almudes o celemines, divididos a su vez en cuartas y medias cuartas. Ahora bien, la fanega era la unidad más utilizada en la venta de los granos. Precisemos entonces su correspondencia con el sistema métrico decimal para poder lue-go abordar con mayor solidez el análisis comparado. Los autores que a mediados del siglo XIX se ocuparon de la conversión de la metrología antigua al sistema métrico decimal establecieron dos equivalencias de la fanega de Tenerife: 58,71 li-tros51 (45,75 kilos)52 y 62,66 litros53 (48,83 kilos). Por su parte, las juntas periciales encargadas de evaluar la riqueza insular em-plearon la segunda equivalencia y, además, consta en nota aclaratoria en algunas de las mercuriales de este período, de modo que podría considerarse como la más correcta. Sin embar-go, este criterio, seguido por todos los historiadores a la hora de abordar este problema, no parece del todo convincente. Aquellas 51 CARROS (1853). 52 El litro de toda clase de trigo tiene un peso aproximado de 0,779225 kilos. 53 PUERTA CANSECO (1852); CULLA Y SIERRA (1853). 26 271 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 dos equivalencias podrían reflejar que la antigua metrología de los áridos no fue uniforme a lo largo de su historia. Intentemos entonces aclarar cuál era la equivalencia de la fanega de nuestras series de precios en el sistema métrico decimal. El municipio solicitó en 1509 las medidas de la ciudad de Sevilla54 —cuya fanega tiene 54,70 litros55 (42,62 kilos)—, y en 1559 el patrón de áridos de Ávila, equivalente a 55,5 litros (43,25 kilos) y medida oficial del reino de Castilla desde 143556. Y sa-bemos también que el intento de unificar el sistema metrológico del reino en 1569 se extendió a las Islas57, pues su Real Audien-cia determinó en dicho año que los gobernadores de Tenerife y Gran Canaria resolvieran sobre la homogeneización de las pesas y medidas58. Pero ninguna de estas propuestas se llevaron a cabo, pues la fanega de Tenerife de este período era superior a la sevillana y a la de Ávila, es decir, a la oficial del reino de Castilla. En efecto. En 1574, los labradores del pan de Tenerife recu-rrieron ante su consistorio la tasa o precio oficial de los granos, establecida con carácter obligatorio para todo el reino de Castilla por la real pragmática de 1571. Adujeron varios argu-mentos en defensa de su tesis y, entre ellos, uno sin duda muy cierto: que la tasa les perjudicaba porque «la medida de esta dicha ysla es mayor diez por ciento que la medida del trigo de los reinos de España». Los testigos consultados rebajaron la diferencia al «nueve por ciento, de manera que cien hanegas de la medida de esta isla son siento e nueve hanegas de la medida de Castilla», asegurando un testigo que lo sabe «porque a hecho la experiencia de ello e así lo ha visto y tiene de la una medida e de la otra»59. Y como la tasa impuesta en la pragmática alude obviamente a la medida oficial del reino, es decir, a la fanega de 55,5 litros (43,25 kilos), cabe concluir que la fanega de Tenerife tenía 60,495 litros (47,14 kilos) en los años de nuestro estudio. 54 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1996 [1952]), p. 40. Acuerdo de 3-08-1509. 55 HAMILTON (1975), p. 181. 56 HAMILTON (1975), p. 180. 57 HAMILTON (1975), p. 170. 58 A.M.L.L. Reales cédulas. Signatura R-VIII, núm. 24. 59 A.M.L.L. Expedientes de trigo. Signatura E-XIII, exp. 8. 27 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 272 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Las unidades monetarias El sistema monetario del Archipiélago, vigente desde su con-quista hasta 1775, cuando fue sustituido por el nacional de nue-vo cuño60, no contó con piezas propias61. Circulaban monedas de oro (dobla de la banda, ducado, cruzado), plata (reales, tos-tones) y vellón (cuartos, medios cuartos, ceutíes) que habían sido acuñadas en diferentes fechas en las cecas del reino caste-llano o portugués. TABLA 1 Tabla de equivalencias de la moneda de «islas» con las castellanas y portuguesas entre 1521 y 1686 Maravedís Maravedís Piezas de Castilla de Canarias Ducado 375 528 Dobla 365 500 Cruzado 375 528 Tostón 90 126 Real de plata viejo 34 42 Real de plata nuevo 34 48 Cuarto 4 6 Ceutí 1/6 4 Ochavo 2 3 Blanca 1/2 1 FUENTE: Macías Hernández (2000). En realidad, la principal característica del sistema moneta-rio isleño se refiere a su expresión nominal (cf. tabla 1). Era siempre superior a la de su lugar de acuñación y por las razo-nes que ya hemos comentado en otro lugar. Desde la reforma monetaria de 1497 hasta 1521, el real de plata castellano, con un contenido en plata pura de 3,196 gramos y con valor de 34 maravedís, circuló por 42 maravedís, valiendo el cuarto de ve- 60 MACÍAS HERNÁNDEZ (1994; 2000 b). 61 Algunas acuñaciones se realizaron con esta finalidad. Cf. MACÍAS HER-NÁNDEZ (1993). 28 273 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 llón seis maravedís; por consiguiente, entre aquellas dos fechas el maravedí de vellón isleño equivalía a 0,0761 gramos de plata pura. A partir de septiembre de 1521, el real de plata castellano recibió la denominación de real viejo, mientras que al real de plata nuevo, con igual contenido teórico en plata pura, se le dio el valor de 48 maravedís, de modo que este maravedí equivalía a 0,06658 gramos de plata pura. Los precios del trigo anotados en las actas se expresan en doblas, medias doblas, reales viejos y maravedís durante la pri-mera mitad del quinientos, y luego y de manera cada vez más general en reales nuevos, doblas y ducados. Por su parte, las cotizaciones de las onzas de pan vienen en cuartos y maravedís. Pues bien, con el fin de homogeneizar la serie, todos sus valo-res se han convertido en maravedís de vellón de Canarias (mrca)62. Los precios del trigo de la fuente municipal Las primeras anotaciones en las actas capitulares del muni-cipio tinerfeño comienzan en 149863. En lo que respecta al ce-real, sus ediles fijaron los precios máximos del trigo y la ceba-da con objeto de que ambas especies tuvieran valor amonedado. Pero luego de la última fecha y, sobre todo, entre 1510 y 1571, los precios del trigo anotados en las actas hacen referencia a sus valores reales máximos de mercado, y en los años de carestía a una cotización fija y máxima que intenta contrarrestar el alza de los precios, por cuanto en este caso se trataba de ventas de tri-go de la alhóndiga concejil. El municipio poseía en concepto de bienes de propios la zona triguera más extensa y fértil de la isla, localizada en el 62 En la documentación publicada y en los documentos citados aparece frecuentemente la abreviatura mr o mrs, pero se trata en todos los casos de maravedís de Canarias. 63 Los acuerdos de los años 1494-1533 y 1538-1550 han sido publicados y los citaremos aquí atendiendo a sus editores. Los libros correspondientes a los años 1534-1537 han desaparecido, y los documentos posteriores a 1550 han sido consultados en el Archivo Municipal de La Laguna (A.M.L.L.). 29 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 274 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 entorno de la capital insular64. Percibía las rentas en especie, es decir, en trigo, que vendía luego en subasta pública con el fin de costear con sus dineros los diversos gastos comunitarios. Las ventas más importantes se realizaban en los meses de mayores cotizaciones —de enero a mayo— con objeto de maximizar el importe nominal de esta renta, dado que representaba más del 85 por ciento de los ingresos concejiles65. No obstante, las actas no ofrecen estas cotizaciones de forma sistemática; una laguna que podría resolverse mediante la consulta de los libros de ma-yordomía, pero no se dispone de esta fuente sino para la segun-da mitad del siglo XVIII. Así pues, desde la colonización hasta 1571 hubo libertad en el comercio interior de cereales, de modo que los precios ano-tados en las actas municipales de este período se corresponden con los precios reales máximos del grano en el mercado local. Las cosas cambiaron a partir de 1571, con el establecimiento de las tasas. El trigo del pósito concejil se vendió por lo común a su cotización oficial, y ya hemos comentado las razones que explican una política municipal en materia de abastos que exi-ge a partir de aquella fecha y, sobre todo, de 1600, el más estric-to cumplimiento de las tasas, al tiempo que reservaba los gra-nos de sus tierras para intentar contener los precios. Ahora bien, esta política concejil no frenaba la inflación, por cuanto las tasas afectaban únicamente a la corta cosecha de cereales de la isla y todos sus productores, incluso las institucio-nes que percibían rentas en granos, tendían a entrojarlos para venderlos luego al precio de las tasas66; además, las tres cuartas 64 MACÍAS HERNÁNDEZ (1978). 65 MACÍAS HERNÁNDEZ (1983), p. 129. 66 Las Sinodales de Cámara y Murga exigían a los mayordomos o admi-nistradores de las rentas correspondientes a las fábricas parroquiales «que el pan que cupiere a la fábrica, como trigo, cebada, centeno y otra cualquier especie, la vendan a la cilla pudiéndose vender a la tasa o premática, porque no se gasten dineros en graneros, y si no se pudiere vender así, la pondrá donde esté bien acondicionada, procurándolo conservar hasta que se pueda vender a la premática». Véase CÁMARA Y MURGA (1637, p. 150). Esta norma la hemos comprobado en los libros de fábrica consultados y se aplicó desde el establecimiento de las tasas, lo que invalida el empleo de estos libros para el estudio de los precios del grano durante el período de vigencia de las tasas. 30 275 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 partes del cereal que se consumía anualmente en la isla era ahora, como ya se ha indicado, de procedencia foránea y no estaba por ello sujeto a la tasa. En tales circunstancias, el Cabildo vigilaba el comportamien-to del mercado, anotaba en las actas capitulares los precios rea-les del trigo, estimulaba su importación e, incluso, hacía contra-tas al efecto con los mercaderes de la plaza. Y como no podía permitirse el lujo de perder en esta operación, el trigo importa-do y pagado con el dinero del pósito concejil se vendía luego a su coste real, que quedaba recogido en las actas capitulares. El cronista Peña, el primero que consultó los precios de las actas municipales y hizo acertados comentarios sobre su comporta-miento, resume todo lo dicho en los siguientes términos: «suele valer en años abundantes la fanega de trigo a diez y a doze reales, y en años estériles a veinte, a treinta y a cuarenta reales; pero ha de ser trigo de fuera de la isla, que el de la tierra no puede pasar su precio de la tasa, con pena de perderlo»67. Hemos recopilado todas las cotizaciones del trigo anotadas en los libros de actas capitulares (oficios primero y segundo) del período 1500-1650, así como los precios tasados del pan, que variaban a lo largo del año, aunque no aparecen recogidos en las actas con la frecuencia deseada. No obstante, se han toma-do las referencias disponibles con el fin de completar las lagu-nas existentes en la serie de precios del trigo, pues la tasa del pan mantenía una estrecha relación con el precio de este grano, al atender incluso a sus fluctuaciones estacionales68. 67 NÚÑEZ DE LA PEÑA (1676), p. 487. 68 SERRA RÀFOLS (1949), pp. 46-47: Acuerdo de 27-05-1502: «Ordenó e mandó el señor Governador, con acuerdo e voto de los regidores, que las panaderas que han costumbre de amasar pan para vender e todos otros cua-lesquier personas que pan quisieren vender, den el mes de agosto e julio e setienbre e otubre e noviembre e deziembre, que den doze onças de pan cozidas por dos mrs e los otros seys meses, desde el mes de henero fasta el mes de junio, diez onças cozidas». 31 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 276 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 En efecto. Para fijar el precio del pan de acuerdo con el pre-cio del trigo se realizaban periódicas experiencias para precisar con todo detalle los gastos e ingresos en la fábrica y venta del pan (cf. tabla 2). La operación consistía en tomar una o dos fanegas de trigo, calcular sus gastos de molienda, amasijo, agua y leña y vendaje o beneficio de venta de las panaderas; a conti-nuación se calculaban los ingresos por la venta de las libras de pan amasado, fijándose un precio por libra que tenía en cuenta todos sus costes y el beneficio o ganancia de las panaderas. Y como puede observarse en la tabla 3, durante los meses en que disponemos de los precios de la libra de pan y de los precios de la fanega de trigo, la ratio o relación entre ambas cotizaciones osciló entre 0,0114 a 0,0174 libras de pan por fanega de trigo, con un promedio para todo el período de 0,015. Puede entonces aceptarse esta ratio promedio para estimar los precios del trigo a partir de los precios del pan en los años o meses en que úni-camente tenemos esta segunda cotización. TABLA 2 Gastos e ingresos en la fábrica y venta del pan 1552 1558 1573 Mrca (%) Mrca (%) Mrca (%) Gastos 1. Fanega de trigo 384 72,7 240 69,0 528 84,6 2. Molienda 48 9,1 48 13,8 36 5,8 3. Amasijo 48 9,1 24 6,9 24 3,8 4. Leña 24 4,5 24 6,9 24 3,8 5. Vendaje 24 4,5 12 3,4 12 1,9 Total 528 100,0 348 100,0 624 100,0 Ingresos 1. Pan 480 88,9 300,0 83,3 654 90,8 2. Afrechos 42 7,8 42,0 11,7 33 4,6 3. Otros 18 3,3 18,0 5,0 33 4,6 Total 540 100,0 360,0 100,0 720 100,0 Beneficio 12 2,3 12 3,4 96 15,4 FUENTE: A.M.L.L. Libros de acuerdos. Elaboración propia. 32 277 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Los precios del trigo de la fuente notarial Las lagunas existentes en los precios del trigo obtenidos de la fuente municipal, resueltas en parte gracias a su estimación objetiva mediante las cotizaciones del pan, obligaron a buscar otro tipo de fuentes con el fin de construir una serie lo más completa posible. Esta fuente es la notarial y el documento que hemos utilizado para conocer los precios del grano recibe el nombre de contrato sencillo u obligación entre partes. El contrato constituye, en realidad, una auténtica factura de venta a crédito; detalla el nombre del vendedor, una clase mer-cantil ligada al mercado exterior e interior; del comprador, miembro por lo general de las clases urbanas; la cantidad de trigo comprada, su origen y precio; la fecha de las escrituras, que permiten afirmar que la mayor parte de las compraventas se efectuaban entre los meses de noviembre y mayo, es decir, cuando el grano alcanzaba sus mayores precios, mientras que los pagos se realizaban por Navidad (31 de diciembre), Pascua Florida (31 de marzo) o San Juan (30 de junio), y cabe sugerir TABLA 3 Precios del pan y precios del trigo. La Laguna (Tenerife). Años indicados Precios Precios Años Libra Fanega Ratio Años Libra Fanega Ratio de pan de trigo P:T de pan de trigo P:T 1522 4,57 288,00 0,0159 1552 6,00 384,00 0,0156 1522 5,33 336,00 0,0159 1558 4,00 240,00 0,0167 1527 3,00 192,00 0,0156 1559 4,00 250,00 0,0160 1530 5,00 336,00 0,0149 1561 6,00 432,00 0,0139 1530 5,50 384,00 0,0143 1562 5,00 288,00 0,0174 1530 6,00 432,00 0,0139 1563 8,00 500,00 0,0160 1531 5,50 384,00 0,0143 1564 6,40 384,00 0,0167 1541 5,50 378,00 0,0146 1564 7,11 408,00 0,0174 1541 6,00 420,00 0,0143 1567 9,60 624,00 0,0154 1542 6,50 500,00 0,0130 1572 6,00 528,00 0,0114 1547 8,89 546,00 0,0163 1573 6,00 528,00 0,0114 FUENTE: Libros de Actas del municipio. Años indicados. Elaboración propia. 33 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 278 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 que estas ventas a crédito incluyen un tipo de interés a muy corto plazo; una cuestión que esperamos resolver en un próxi-mo y más amplio trabajo. Las registros notariales consultados —en total, 150 protocolos— se refieren al mercado de la capital insular, La Laguna, y cubren el período 1535-1635, pues a par-tir de esta última fecha desaparece este tipo de contrato. Los precios del trigo de la fuente conventual Los anotaciones en las actas capitulares de la década de 1640, tanto de precios del trigo como del pan, son muy poco frecuentes. Y ante la ausencia de los contratos de compraventa ante protocolo, hemos tomado los precios registrados en los li-bros de cuentas del gasto ordinario y extraordinario de los con-ventos de San Miguel de las Victorias (orden franciscana), ubicado en la capital insular, y de San José de La Orotava (or-den franciscana), los únicos que conservan estos libros y de es-tas fechas. No obstante, debe tenerse en cuenta que se trata de precios al por mayor y en los meses previos a toda carestía, de modo que expresan una realidad mercantil bien diferente de la que reflejan los precios de la fuente concejil y de la notarial. Este hecho significa que la tendencia alcista de la década de 1640, reflejada por aquellos precios, sería más acusada si dispu-siéramos de iguales precios para el período precedente. No obs-tante, esta observación no desvirtúa el propósito de nuestro análisis. La elaboración de la serie Las fuentes primarias de información son incompletas, pero permiten advertir las tendencias básicas de la serie de precios del trigo. Y con objeto de ilustrar estos comportamientos de largo plazo, se ha intentado obtener una aproximación a la evo-lución anual de los precios del trigo a partir de los datos men-suales procedentes de las dos fuentes anteriores. El proce-dimiento estadístico ha consistido en las siguientes etapas: 34 279 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 a) obtención de valores mensuales como promedio de las obser-vaciones procedentes de ambas fuentes; b) ajuste de una fun-ción spline cúbica69 a los datos mensuales; c) cálculo de las medias anuales de los valores ajustados mediante la spline cú-bica. La tabla 4 recoge los resultados y debemos advertir su ca-rácter provisional, pues todavía no hemos finalizado la consul-ta de los fondos notariales de este período con el fin de obtener un mayor número de cotizaciones mensuales. 69 Una spline cúbica es una función polinómica de grado tres definida a trozos a la que se imponen restricciones de continuidad de la función y de sus dos primeras derivadas. De esta forma, se consigue un apropiado equili-brio entre la capacidad de ajuste a los escasos datos observados y la amorti-guación de la componente anómala que pudiera estar presente en ellos. Véa-se POIRIER (1976). 35 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 280 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 36 TABLA 4 Precios del trigo en el mercado de Tenerife, 1498-1650 (en mrca/fanega) Años Precios Años Precios Años Precios Años Precios 1498 147,33 1537 265,45 1576 497,93 1615 769,77 1499 176,80 1538 271,58 1577 494,63 1616 766,81 1500 176,80 1539 285,75 1578 497,77 1617 961,28 1501 171,30 1540 310,99 1579 522,56 1618 1.061,02 1502 185,73 1541 352,11 1580 589,94 1619 1.076,70 1503 197,27 1542 330,36 1581 738,56 1620 1.049,44 1504 204,30 1543 260,95 1582 989,62 1621 1.020,90 1505 205,37 1544 359,64 1583 1.000,92 1622 1.000,57 1506 199,45 1545 540,28 1584 857,71 1623 981,94 1507 186,30 1546 553,68 1585 755,18 1624 958,53 1508 166,59 1547 285,57 1586 685,57 1625 924,55 1509 141,96 1548 179,20 1587 640,35 1626 875,32 1510 118,57 1549 205,75 1588 614,06 1627 808,07 1511 108,44 1550 287,74 1589 603,25 1628 723,36 1512 109,51 1551 389,06 1590 605,82 1629 667,12 1513 119,61 1552 480,63 1591 620,62 1630 818,70 1514 138,37 1553 533,51 1592 647,15 1631 1.462,24 1515 166,07 1554 544,82 1593 685,42 1632 1.513,32 1516 202,57 1555 524,16 1594 735,77 1633 990,38 1517 246,05 1556 486,56 1595 798,81 1634 759,17 1518 291,58 1557 446,38 1596 875,23 1635 811,43 1519 176,80 1558 414,65 1597 965,08 1636 825,34 1520 350,66 1559 399,59 1598 995,45 1637 784,95 1521 341,83 1560 409,38 1599 868,33 1638 711,59 1522 299,95 1561 451,53 1600 677,38 1639 626,90 1523 232,26 1562 511,95 1601 597,15 1640 864,00 1524 156,40 1563 553,16 1602 844,30 1641 864,00 1525 151,22 1564 528,26 1603 1.149,75 1642 864,00 1526 203,25 1565 428,69 1604 995,27 1643 1.064,00 1527 211,90 1566 458,49 1605 930,17 1644 1.071,30 1528 201,70 1567 703,91 1606 915,26 1645 979,20 1529 214,40 1568 549,60 1607 924,75 1646 864,00 1530 314,45 1569 409,05 1608 935,87 1647 989,50 1531 368,77 1570 429,55 1609 925,53 1648 1.197,60 1532 295,45 1571 456,02 1610 872,75 1649 1.080,00 1533 286,17 1572 475,85 1611 766,42 1650 1.131,40 1534 277,06 1573 489,21 1612 664,15 1535 269,65 1574 496,71 1613 786,09 1536 265,33 1575 499,25 1614 1.091,92 FUENTE: Cf. el comentario crítico incluido en este texto. 281 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. 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Título y subtítulo | Los precios del trigo en el mercado de Tenerife, 1500-1650 / Prices of wheat on the Tenerife market, 1500-1650 |
Autor principal | Macías Hernández, Antonio M. ; González Gómez, José Ignacio ; Caceres Hernández, José Juan |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 58 |
Sección | Artículos |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2012 |
Páginas | pp. 245-284 |
Materias | Canarias ; Historia |
Enlaces relacionados | Página web de la revista: http://anuariosatlanticos.casadecolon.com/index.php/aea/issue/archive |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 616991 Bytes |
Texto | 245 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 PRICES OF WHEAT ON THE TENERIFE MARKET, 1500-1650 Antonio M. Macías Hernández* José Ignacio González Gómez** José Juan Cáceres Hernández*** Recibido: 2 de junio de 2011 Aceptado: 30 de junio de 2011 Al Dr. Antonio Rumeu de Armas. In Memoriam. Resumen: Este artículo ofrece una primera aproximación a la historia de los precios canarios del periodo moderno. En concreto, examina el precio del trigo, el producto que constituía el principal sustento de la población hasta mediados del si-glo XVII, cuando comenzó a ser desplazado y cada vez con mayor intensidad por el millo (maíz) y la Abstract: This paper provides a first approach to the history of Ca-nary wheat prices in the modern period. Wheat prices are analysed in particular due to the fact that these elements represented the sta-ple diet of the population through to the mid —XVIIth century—, when it was to be replaced little by little and to an ever greater extent * Catedrático de Historia e Instituciones Económicas y Director del De-partamento de Historia e Instituciones Económicas. Universidad de La Lagu-na. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Tenerife. España. Teléfono: +34 922 31 71 81; correo electrónico: amacias@ull.es ** Catedrático de Escuela Universitaria de Economía Financiera y Contabi-lidad. Universidad de La Laguna. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Tenerife. España. Teléfono: +34 922 31 71 07; correo electrónico: jggomez@ull.es *** Profesor Titular de Métodos Cuantitativos para la Economía y la Empre-sa. Universidad de La Laguna. Campus de Guajara, s/n. 38071. La Laguna. Tenerife. España. Teléfono: +34 922 317 035; correo electrónico: jcaceres@ull.es A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 246 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 2 1. INTRODUCCIÓN En su pionera monografía sobre la evolución de los precios hispanos durante el período 1500-1650, E. J. Hamilton distin-guió tres grandes etapas1. En la primera (1501-1550), los precios subieron de forma moderada; luego, entre 1550 y 1600, experi-mentaron un fuerte crecimiento; finalmente, la tercera etapa (1601-1650) fue de claro estancamiento, de modo que los pre-cios oscilaron en torno al umbral alcanzado a finales del siglo XVI. Y como estas tendencias coincidían con las arribadas a Se-villa de los metales preciosos americanos, nuestro autor afirmó que fue su abundancia la principal causa de la revolución de los precios, aunque no negó la posible intervención de otros facto-res, especialmente en el caso de las cotizaciones del trigo. En 1959, J. Nadal examinó la tesis de Hamilton2. Demostró que los precios subieron más deprisa en la primera mitad del quinientos (2,8 % entre 1501 y 1562, y un 1,3 % entre 1562 y 1600) y concluyó que la verdadera subida de los precios ocurrió en la primera mitad del siglo XVI, cuando las llegadas de meta-les preciosos a España fueron menores. De este modo, J. Nadal introducía un nuevo enfoque en el estudio de la revolución de los precios; sus causas deberían también buscarse en el compor-tamiento de la economía real. ¿Qué dice al respecto la historia de los precios canarios, so-bre todo si recordamos que Canarias tuvo pleno contacto con papa (patata). La estructura del tex-to se corresponde con las etapas que definen las fluctuaciones y ten-dencias de los precios de este ce-real, que responden al tránsito de una economía con excedentes en este grano a otra con un elevado déficit como consecuencia del cam-bio operado en la asignación de los recursos. Palabras clave: Historia económi-ca, economía agraria, precios del trigo, Islas Canarias. by corn and potatoes. The main text is organized in sections by periods and price trends. Such fluctuations can be explained in terms of the economic transition from a period in which there was a surplus of grain to another where there was a severe deficit as a result of changes in allocation of resources. Key words: Economic history, agri-cultural economics, wheat prices, The Canary Islands. 1 HAMILTON (1975). 2 NADAL (1959). 247 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 3 América desde su descubrimiento? La respuesta no está aún elaborada, pues la historiografía insular carece de estudios so-bre los precios3. Una laguna que podría resolverse mediante las series de precios elaboradas por Hamilton, profusamente utili-zadas por los historiadores que se han ocupado de esta temáti-ca en el caso del territorio peninsular. Pero la elección de estas series para el caso canario entraña elevados riesgos porque, en primer lugar, no parece que el mal inflacionario de la economía castellana alcanzara a la isleña. En 1629, el obispo Cristóbal de la Cámara y Murga convocó Sínodo, y entre sus disposiciones estableció el salario de los clé-rigos que atendían las ayudas de parroquia. Además de los de-rechos de pie de altar y obvenciones, debían cobrar de 60 a 100 mrs diarios4, pues aunque los vestidos y otras cosas eran caros en las Islas —argumenta el prelado y con razón, pues casi todos los bienes manufacturados se importaban—, no lo eran los mantenimientos5. Y ocurre que, frente a este salario del miem-bro con menos status social de la jerarquía eclesiástica, el de un mayordomo andaluz, de acuerdo con los datos de Hamilton, ascendía en igual fecha a 8.160 mrs6. 3 Si exceptuamos el pionero estudio de F. G. Steckley, no contamos con trabajos sobre los precios de igual enfoque. Esta afirmación no niega, por supuesto, el esfuerzo de varios autores por conocer los precios de la oferta agroexportadora, especialmente del precio de los azúcares y del vino. Cf. al respecto RIVERO SUÁREZ (1991), LOBO CABRERA (1994) y MACÍAS HERNÁNDEZ (1995 a y 2000 a). En cuanto a los precios del trigo, en el número 57 del Anuario publicamos un estudio sobre sus precios en la primera mitad del quinientos y sus principales argumentos se revisan en este trabajo. 4 Aconsejamos la lectura del apartado del apéndice dedicado al sistema monetario. La abreviatura mrs hace referencia al maravedí castellano, y la mrca al maravedí de Canarias. 5 CÁMARA Y MURGA (1637), pp. 117-118. El obispo conocía, por supuesto, el coste de la vida en Castilla, pues aparte de su formación, había ocupado diversos empleos en las diócesis de Badajoz, Murcia y Toledo. Y conocía tam-bién el coste de la vida en su nueva diócesis por los asistentes al Sínodo. En cuanto a la biografía de este prelado, véase VIERA Y CLAVIJO (1971), pp. 537- 538, y CAZORLA LEÓN y SÁNCHEZ RODRÍGUEZ (1997), pp. 6 HAMILTON (1975), p. 419. Por las mismas fechas, el jornal de un peón canario era de 85 mrs y el de un albañil de 136 mrs, siendo en el caso anda-luz de 136 y 272 mrs, respectivamente. A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 248 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 En segundo lugar, no parece que la denominada ley de Gresham afectara al circulante isleño si damos crédito al texto de un diligente coetáneo, el historiador Juan Núñez de la Peña, que conocía, además, el mal monetario de la economía castella-na7. En su obra cimera, finalizada en 1674, afirmó que «toda la moneda que corre en ellas [las Islas] es plata; no hay vellón, excepto algunos cuartos de los grandes»8. Finalmente, nuestro autor se interesó por los precios anotados en las actas capitula-res del municipio de Tenerife. Comprobó la elevada diferencia existente entre los precios del primer tercio del siglo XVI y los de la segunda mitad del XVII, y buscó su causa en el compor-tamiento de la economía real: los precios subieron por el incre-mento demográfico, de la producción y de los intercambios9. Estas breves consideraciones revelan la necesidad de elabo-rar series de precios de la economía isleña del período moder-no. En este sentido, el apéndice explica las fuentes de informa-ción primaria y sus deficiencias, así como el procedimiento estadístico elaborado para captar las tendencias en la evolución de los precios anuales del trigo en Tenerife desde 1498 hasta 1650. La interpretación de la serie obtenida, en la línea avanza-da por nuestro diligente coetáneo, debería realizarse desde los fundamentos de la economía real, único modo, por otro lado, de enriquecer la tesis de Hamilton sobre la revolución de los pre-cios. El presente artículo constituye un nuevo avance en esta línea de investigación, retoma los argumentos expuestos en 7 Su hermano era cura de Burguillos, un pueblo cercano a Toledo, y en 1685-1686 hizo un viaje a la Península, cuya relación dejó escrita. 8 NÚÑEZ DE LA PEÑA (1676), p. 488. Los cuartos grandes de nuestro au-tor son los acuñados con liga de plata en el siglo XVI. Y cabe sostener que con la expresión «no hay vellón», nuestro autor hacía constar la distinción entre el circulante castellano y el isleño. 9 NÚÑEZ DE LA PEÑA (1676), pp. 484-485. «He querido poner este capítu-lo de la barateza y abundancia de los mantenimientos [...], no porque en es-tos tiempos aya menos abundancia, que, gracias a nuestro Señor, más ay oy, si porque la gente era menos y avía menos comercio, y el estar oy más caros haze a la isla [Tenerife] más poderosa y grande, pues tiene más gente que los gasten y ay más trato». En cuanto a lo que sostiene el autor —circulación de moneda fuerte, más gente y más trato—, puede comprobarse en MACÍAS HERNÁNDEZ (1995 b), pp. 8-20. 4 249 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Macías (2011) sobre los precios del trigo en la primera mitad del quinientos, y estudia los precios de este cereal durante la etapa 1500-1650, cuando constituía el principal sustento de la pobla-ción, pues a partir de la última fecha comenzó a ser desplaza-do y cada vez con mayor intensidad por el millo (maíz) y, sobre todo, por la papa (patata)10. 2. PRIMERA FASE DE LOS PRECIOS DEL TRIGO: EL PAPEL MOTRIZ DEL MERCADO EXTERIOR TRIGUERO, 1498-1550 Durante los primeros años de la colonización, la sementera fue corta por los mayores beneficios de la agroindustria azuca-rera11. El pan era entonces caro (cf. apéndice, tabla IV, y gráfi-co 1) y los municipios se vieron obligados a tasar la oferta de trigo local y a liberar la importada para garantizar el abasto12. Esta situación fue pronto subsanada en el caso de Tenerife. Frente a la escasez de tierra óptima para la caña sacarina, abun-daba la disponible para el cereal, con parcelas incluso ya des-brozadas por su primer labriego indígena. Por consiguiente, 10 MACÍAS HERNÁNDEZ (2010). 11 No existe un detenido estudio que verifique esta tesis, pero no parece existir duda alguna sobre la mayor rentabilidad del cultivo cañero frente al del cereal. Así, en fecha tan tardía como 1521, se arrendaron en La Orotava 34 fanegadas de tierra de cañaveral con su agua de riego por 50 arrobas anuales de azúcar blanco lealdado, es decir, de azúcar de máxima calidad y destinado a la exportación; el precio de este azúcar en este año fue de 650 mrca, de modo que la renta anual de una fanegada de cañaveral ascendía a 955 mrca. En el caso del trigo, la renta anual era por regla general una fa-nega de grano por una fanegada de tierra; y como el precio del grano fue en 1521 de 342 mrca, puede afirmarse que el cañaveral procuraba una renta tres veces superior a la del trigo. Hemos realizado esta aproximación, que no pretende sino ilustrar esta cuestión, a partir de los protocolos notariales. La referencia sobre el arrendamiento cañero se encuentra en PADRÓN MESA (1993), p. 664, doc. 1995. En cuanto al precio del azúcar, se ha tomado de RIVERO SUÁREZ (1991), p. 152 y el del trigo de la tabla 4. 12 SERRA RÀFOLS (1996 b), p. 4: «Que no pueda valer más la fanega [de trigo] de a duzyentos mrs; esto se entiende es para con los vecinos de la isla; los de fuera vendan como quisieren». Acuerdo de 26-01-1498. El acta se re-fiere a los maravedís de Canarias, que en este texo se citan con la abreviatu-ra mrca. 5 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 250 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 parte de los colonos que llegaron atraídos por la agroindustria debieron dedicar sus energías al cereal. Pero, entonces, ¿qué factor determinó de forma prioritaria su estrategia productiva? ¿El abastecimiento de la unidad doméstica, el mercado interior o el exterior? La respuesta debe buscarse en este último, pues el éxito de toda colonización agropecuaria depende de su capaci-dad exportadora. En efecto. La producción de cereal superó el consumo inter-no desde 150713, y sus precios máximos recuperaron su tenden-cia alcista en 1512 (cf. gráfico 1) debido, sin duda alguna, a la exportación, que se vio ahora estimulada por un marco insti-tucional nada restrictivo. Cierto es que hubo etapas de relativa penuria por un exceso de extracción en años de malas cosechas, como ocurrió en 1521-1522 y en 1530-1531, lo que provocó las primeras alzas estacionales de los precios del grano con un va- 13 MACÍAS HERNÁNDEZ (2011), pp. 340-341. GRÁFICO 1 Precios del trigo, 1498-1550 (mrca/fga) FUENTE: Cf. apéndice, tabla IV. 6 251 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 lor significativo (cf. gráfico 2 y cuadro I)14. Pero la respuesta adoptada de inmediato por sus labriegos, una intensa oleada roturadora, agrandó después de 1522 y, de nuevo, de 1530, el volumen del excedente disponible para la exportación e hizo bajar los precios máximos del grano en el mercado local (cf. gráfico 1). 14 Los datos de este cuadro tienen un valor meramente ilustrativo, pues las cotizaciones anotadas en las actas capitulares, una o dos en cada trimes-tre, no permiten conocer con exactitud el comportamiento estacional de los precios del grano. GRÁFICO 2 Comportamiento trimestral de los precios del trigo FUENTE: Cf. apéndice, tabla IV. 7 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 252 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Los compradores foráneos de este grano eran las urbes lusi-tanas, andaluzas y las factorías portuguesas de Berbería, incor-porándose luego la demanda de los primeros colonos indianos. Y conocemos las razones de esta preferencia por el trigo isleño. Si exceptuamos los años muy críticos por la reducida cosecha y elevada exportación, sus precios máximos fueron inferiores a los mínimos de Castilla la Nueva (cf. gráfico 3)15, y téngase muy en cuenta, por lo dicho, que estamos comparando, ahora y a lo largo de este texto, series de precios que expresan realidades bien distintas, es decir, precios máximos (Canarias) con precios mínimos (Castilla la Nueva y, posteriormente, Andalucía)16. CUADRO 1 Comportamiento trimestral de los precios del trigo Años 1.º 2.º 3.º 4.º 1521 231,00 283,50 336,00 384,00 1522 480,00 466,00 312,00 235,50 1530 336,00 384,00 384,00 432,00 1531 534,67 528,00 432,00 456,00 1548 147,00 168,00 231,00 201,00 1549 210,00 252,00 210,00 210,00 1550 273,00 252,00 231,00 252,00 1551 252,00 397,00 420,00 504,00 1552 756,00 504,00 336,00 336,00 FUENTE: A.M.L.L. Libros de acuerdos. Elaboración propia. 15 La serie de precios castellana se ha tomado de Hamilton y hemos homogeneizado las unidades métricas y monetarias. La fanega de Tenerife pesa 47,14 kilos, 43,25 la de Castilla y 42,62 la de Sevilla, y un mrca equiva-le a 1,2353 mr entre 1497-1521 y a 1,4117 mr luego de 1521, y las razones de este diferencial monetario se explican en el apéndice. 16 Interesa aclarar el significado económico que cabe otorgarle a los pre-cios elaborados por Hamilton, por cuanto en este texto se comparan las se-ries de precios del trigo de Andalucía y de Castilla la Nueva con las de Tenerife, a las que dedicamos un comentario crítico en el apéndice. Las se-ries de Hamilton proceden de los libros de cuentas de los hospitales y los conventos y reflejan, sin duda alguna, las tendencias y fluctuaciones de los precios, pero sus valores son inferiores a los de mercado, por cuanto estas instituciones tenían propiedades dedicadas al cultivo del cereal. Sus precios proceden de las ventas de este grano o de compras al por mayor y con una 8 253 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Por consiguiente, convenía a las urbes andaluzas importar grano de Canarias más que del interior de Castilla, y más aún si consideramos los menores costes del transporte marítimo. Además, los precios mínimos del grano en las urbes andaluzas —y, probablemente, en las lusas— doblaban por regla general a GRÁFICO 3 Precios del trigo. Tenerife y Castilla la Nueva, 1501-1550 (en mr/qm) FUENTE: Estadísticas y Anuarios de Pesca, varios años. frecuencia anual que minimizaba los efectos de las alzas estacionales moti-vadas por las carestías [cf. Hamilton (1975), pp. 252-253]. Por su parte, en el caso del mercado triguero de Tenerife, sus precios se refieren, en primer lu-gar, a las ventas de grano del pósito concejil en momentos críticos o de ven-tas de este grano en pública subasta y con licencia de saca o de extracción para fuera de la isla con el fin de atender con sus dineros las obligaciones co-munitarias. La segunda fuente de nuestros precios son las compras al por mayor a la clase mercantil en iguales circunstancias, y si bien estaban libres de impuestos, pues las Islas estuvieron exentas de la fiscalidad castellana sobre el consumo, estos precios expresan una realidad bien distinta de la que traslucen los precios de Hamilton. Por consiguiente, cabe afirmar que esta-mos comparando precios mínimos (Castilla la Nueva y Andalucía) con pre-cios máximos (Canarias). Y sobre las fiscalidad canaria, véase AZNAR VALLEJO (1983), pp. 121-138. 9 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 254 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 los precios máximos canarios en los años de crisis17. El precio de la fanega de trigo en la Baja Andalucía fue de 199 mrs en 1522, de 180 mrs en 1524 y de un mínimo de 300 mrs en 152918 —aunque en este caso se trata de precios reales de mercado y al por mayor—, y en Canarias y en estos años, de 212,46 mrs, 110,82 mrs y 151,86 mrs, y recordemos que la fanega isleña era superior en casi un 10 por ciento a la de Sevilla. Y efectuado este importante ajuste, el diferencial de precios —y teniendo siempre en cuenta lo dicho a propósito de las dos realidades bien distintas que expresan estos precios— entre ambos merca-dos queda mucho más claro y, sobre todo, con respecto al cas-tellano (cf. gráfico 4)19. GRÁFICO 4 Precios del trigo. Tenerife y Castilla la Nueva y Sevilla, 1524-1562 (en mr/qm) FUENTE: Apéndice, Borrero Fernández (1991) y Hamilton (1975). Cf. notas 15 y 19. 17 AZNAR VALLEJO (1983), p. 258. 18 OTTE SANDER (2008), p. 54. 19 La serie de precios de Sevilla se ha tomado de BORRERO FERNÁNDEZ (1991). Téngase en cuenta que se trata de cotizaciones de precios anotadas en los protocolos notariales, de modo que se trata de precios al por mayor y con impuestos. 10 255 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Este contexto sugiere una nueva lectura de la política re-guladora del mercado del cereal durante la primera mitad del quinientos. Las tasas establecidas por el municipio de Tenerife no tenían por objeto defender a un colectivo rural o urbano que vivía del pan de la plaza. Su demanda era irrelevante por la corta especialización azucarera, porque había aún tierra libre y fértil y la fuerza de trabajo estacional para la recolección del grano era inmigrante, de modo que, finalizada esta faena, retor-naba a su comunidad de origen con el producto de su labor20, y porque la actividad urbana se reducía a unos pocos artesanos, al importarse la mayor parte de los bienes manufacturados. Las tasas ejercieron entonces la función de amparar al la-briego de la clase mercantil que le suministraba estos bienes. Los mercaderes debían aceptar el cereal como medio de pago21, y su valor amonedado, que osciló de acuerdo con el nivel de las cosechas, se fijó en un máximo de 200 y 100 mrca para el trigo y la cebada, respectivamente. Finalmente, este valor amonedado perdió vigor y, por tanto, desaparecieron los inconvenientes de su función como equivalente general a medida que asumía esta función el circulante metálico arribado gracias a una balanza de pagos favorable. Este hecho, que revela el éxito del proceso co-lonizador, se sitúa en torno a 1516, cuando la autoridad concejil suprimió los precios máximos del trigo y la cebada y que «cada uno venda como pueda, dentro o fuera de la isla»22. La extracción del excedente para fuera del reino, el tercio de saca, exigía licencia regia; y ocurrió que el consistorio tinerfeño autorizó la saca sin este requisito argumentando que actuaba «en pro e beneficio de la isla»23. Entonces surgió un tercero en discordia, el municipio de Gran Canaria24; la prioritaria estrate-gia azucarera de la isla determinó que la oferta local de grano no cubriera la demanda, y un pan caro elevaba los costes de la agroindustria y reducía su competitividad y beneficios. El municipio grancanario obtuvo reiterados mandatos regios a su favor, y los productores de Tenerife ganaron en 1512 la li- 20 MACÍAS HERNÁNDEZ (2011), pp. 363-370. 21 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1996 [1952]), pp. 9 y 11. 22 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1965), p. 165. Acuerdo de 26-05-1516. 23 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1996 [1952]), pp. 63-64. 24 LOBO CABRERA (1994). 11 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 256 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 cencia del tercio de saca siempre que garantizaran el abasto de esta isla y de su vecina. Ahora bien, cada vez que se trataba de aplicar este resguardo, se había ya exportado una elevada pro-porción de la cosecha con el beneplácito de una autoridad concejil cuyos miembros tenían intereses en la extracción por su calidad de productores de granos. Por consiguiente, las licencias de saca no eran el mejor modo de administrar la exportación de cereal. Había que crear un pósito público. El intentó de fundar-lo mediante la aportación de los labradores no prosperó y el Cabildo decidió entonces roturar una parte de sus dehesas para formar el pósito con las rentas en trigo25. La decisión, que tras-pasaba al sector público la obligación privada de atender el abasto interior antes de cualquier veleidad exportadora, revela la fuerza de una estrategia cerealista vinculada a la demanda exterior. A partir de ahora, la plaza sería abastecida por el gra-no de los labriegos sin licencia de saca, de los partícipes en la renta decimal (clero y corona) y del pósito público. 3. SEGUNDA FASE: EL DESPEGUE DE LA DEMANDA INTERNA, 1550-1600 Las cortas cosechas de 1544 y 1545, así como la elevada ex-tracción, provocaron una fuerte subida de los precios del trigo en el bienio 1545-1546 (cf. gráfico 1). Pero la penuria del año agrícola de 1551-1552, con una elevada incidencia estacional (cf. gráfico 5), sugería a los ediles más capacitados que la historia de una isla excedentaria en granos tocaba a su fin. En abril de 1551, el Cabildo de Tenerife prohibió la exportación de trigo y acordó por primera vez pedir licencia regia para importar 12.000 fanegas de este grano de Andalucía «porque en Castilla está el pan barato»26; una solicitud que reiteró a principios de agosto, esta vez de trece mil fanegas27. Las tazmías con el fin de 25 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1965), p. 98. Sobre las tierras conce-jiles, véase MACÍAS HERNÁNDEZ (1978). 26 A.M.L.L. Libros de acuerdos, lib. 9, oficio 1º, fol. 278 r-v. Acuerdo de 23-04-1551. 27 Ibídem, fol. 292. Acuerdo de 3-08-1551. 12 257 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 precisar el grano existente en la isla antes de autorizar la extrac-ción se realizan ahora con mayor celo28; aparecen las tasas so-bre los granos; el almacenado en el granero concejil se reparte entre las panaderas en los meses mayores para contener los pre-cios y, por supuesto, los ediles tinerfeños negaron la saca de tri-go para Gran Canaria, incluso del perteneciente a los partícipes en su diezmo. GRÁFICO 5 Comportamiento trimestral de los precios del trigo FUENTE: Cf. cuadro 1. 28 GÓMEZ GÓMEZ, GONZÁLEZ ZALACAÍN y BELLO LEÓN (2008), pp. 122-133. Así pues, se recrudeció el viejo conflicto entre ambos muni-cipios por el control de la circulación de los granos en el mer-cado interior. Ahora bien, los testimonios disponibles sugieren que la protesta del consistorio grancanario perdió vigor a partir de estas fechas, y cabe indicar, por lo que veremos luego, que este paulatino silencio institucional tuvo que ver con un cambio 13 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 258 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 de signo en su política de abastos; esto es, fue cada vez más sensible a la opción de exportar para fuera del reino el exceden-te de granos de su cosecha, y este cambio tuvo que ver con la creciente ruina de su opción agroexportadora azucarera y con una reasignación de sus factores productivos en la que ocupó un lugar cada vez más destacado el trigo bajo riego y el cereal americano (millo)29. Los precios máximos del trigo en el mercado de Tenerife, que tendía ahora, por el déficit de su oferta local, a convertirse en mercado del excedente regional, como veremos más abajo, osci-laron en torno a los 600 mrs/qm en la década de 1540 —no en-trando en este cálculo los altos precios de los años 1545-1546—, subieron a poco más de 1.000 mrs/qm en 1552, y se mantuvieron alrededor de este umbral hasta 1578, para iniciar luego un con-tinuado ascenso y duplicarse en 1600 (cf. gráfico 6). Las cares- GRÁFICO 6 Precios del trigo. Tenerife, Sevilla y Castilla la Nueva, 1550-1600 (en mr/qm) FUENTE: Cf. apéndice estadístico y Hamilton (1975). Cf. notas 15 y 16. 29 MACÍAS HERNÁNDEZ (1999). 14 259 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 tías, por supuesto, no faltaron, y la de 1551-1552 se repitió en 1567-1568 y en 1582-1583, aunque, por las razones que veremos más adelante, no alcanzaron la intensidad de la primera. Ade-más, durante la segunda mitad del siglo los precios máximos del trigo en Tenerife superaron por regla general a los precios míni-mos andaluces y castellanos; podemos entonces sostener que se desvaneció todo estímulo a la labor del pan en la isla y con des-tino a su exportación. Por último, se observa también otro singular detalle, a pesar de que en este delicado punto tengamos serias reservas por la naturaleza de la fuente local de nuestra serie de precios del tri-go30: al parecer, las fuertes oscilaciones anuales fueron ajenas a estos precios, frente a lo ocurrido en el caso de los andaluces y castellanos, especialmente en los últimos quince años del qui-nientos; una circunstancia esta última que tuvo una compleja causalidad, pero que, en síntesis, obedeció a la caída de la pro-ducción por la acción negativa de las tasas, por las frecuentes malas cosechas y por la caída de los rendimientos como conse-cuencia de haberse incorporado al cultivo tierras marginales durante la fase roturadora de mediados del quinientos31. ¿Qué estaba ocurriendo ahora en la estructura productiva de Tenerife? ¿El comportamiento de los precios máximos de su oferta triguera tuvo una causalidad similar a la de los precios andaluces y castellanos? El argumento del pasado, esto es, la combinación de una mala cosecha con una excesiva exporta-ción, no era ya operativo en la segunda mitad del quinientos; en realidad, la nueva variable explicativa reside, en un primer aná-lisis, en el fuerte crecimiento de la población, causado sobre todo por una persistente corriente inmigratoria32. El excedente 30 Cf. la discusión sobre este punto en el apéndice. 31 MARCOS MARTÍN (2000), pp. 476-479. 32 A.M.L.L. Libros de acuerdos, lib. 11, oficio 1, fol. 147. Acta de 22-12-1557. Se propone el cierre de la saca porque «a venido a esta ysla mucha gente de fuera en más de doce mil ánimas e cada día vienen de fuera e vale el trigo en esta ysla a diez e once reales e a quinze el fiado». Las elevadas tasas de creci-miento de la población confirman la tesis de la autoridad concejil, a pesar de la indudable deficiencia de nuestras fuentes demográficas (cf. cuadro 2). En cuanto a la corriente inmigratoria y a la acción institucional en esta materia, véase MACÍAS HERNÁNDEZ (1992), pp. 32-42. 15 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 260 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 disponible tendió a disminuir por el aumento de la demanda interna, en la que cuenta el consumo humano33 y la simiente34. Debemos, por tanto, aclarar la naturaleza socioeconómica que caracteriza esta demanda y el tejido productivo que determinó su crecimiento. La demanda interna creció porque la población que vivía del pan de la plaza se estaba incrementando como consecuencia del aumento del artesanado urbano y, sobre todo, de una especiali-zación agraria cuyos agentes exigían un suministro regular y barato de trigo. Aludimos a una especialización vitivinícola cuyo punto de arranque debemos situarlo en la década de 1520, cuan-do los vinicultores de Tenerife y La Palma consiguieron real cédula (1525) para poder exportar el tercio de su cosecha de caldos35. Hacia mediados de siglo, el excedente de vinos destina-do a la exportación a los mercados del norte de Europa y colo-niales superaba ya las 4.000 pipas36, y las 25.000 a finales del quinientos37. Cabe, pues, sugerir que desde 1550 las sementeras retroce-dían ante el avance del viñedo, especialmente en las tierras del 33 Hemos estimado un consumo aparente de trigo por habitante de cinco fanegas anuales hasta 1575, y a partir de esta fecha lo hemos reducido a 4,5 fanegas debido a la presencia de la papa en la alimentación. Cf. al respecto MACÍAS HERNÁNDEZ (2010). 34 Las necesidades de semilla se han calculado aplicando a la producción anual la cosecha promedio por fanega de simiente, y hemos considerado que esta cosecha tendió a descender a medida que se agotaban los mejores sue-los de la isla y se incorporaban a la labor los más pobres. Siendo así, hemos estimado rendimientos del 8:1 para 1531; de 7:1 para 1552 y 1562; de 6,5 para 1575-1577; de 6:1 para 1581-1590; de 5,5 para 1591-1600; de 5:1 para 1601-1620; y, por último, de 5:1 para 1621-1650. A título comparativo, ténga-se en cuenta que en 1800 los rendimientos del trigo por unidad de simiente eran, según los datos suministrados por los alcaldes pedáneos, de 5:1 en el norte insular; de 3,25:1 en el sur; de 5:1 en el este; y de 5,5 en el oeste, lo que da un promedio de 4,7:1. Cf. al respecto RODRÍGUEZ HERNÁNDEZ (1983), tomo III, pp. 212-225. 35 MACÍAS HERNÁNDEZ (2007). 36 MACÍAS HERNÁNDEZ (2007), p. 39. 37 Esta información, deducida de la serie de arrendamientos decimales del vino, se ha tomado de la tesis inédita de Macías Hernández y del trabajo en preparación de este autor sobre la historia vitivinícola de Canarias. 16 261 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 barlovento insular, muy adecuadas para las vides. Y cabe tam-bién sugerir que la creciente especialización vitivinícola debió de ejercer la función de motor de arrastre, esto es, debió de fa-vorecer el aumento de la oferta local de trigo mediante la am-pliación de las sementeras en las tierras no aptas para las vides. Y, en efecto, así ocurrió, y se alcanzaron los niveles de produc-ción de mediados de la centuria (cf. cuadro 2 y gráfico 7)38. Pero esta estrategia productiva, vinculada ahora al mercado interior, no logró cubrir la demanda (cf. cuadro 3), y la ratio de trigo de CUADRO 2 Población y producción de trigo, 1531-1650 Bauti- Población Trigo Tasas (%) Ratios Años zados estimada (fgas) Población Trigo T/B T/P 1531 10.766 120.000 11,1 1552 14.367 100.000 1,38 –0,80 7,0 1561 17.641 100.000 2,31 0,00 5,7 1575-1577 771 18.365 66.296 0,29 –4,46 85,9 3,6 1581-1590 942 22.431 68.727 2,02 0,36 73,0 3,1 1591-1600 1.098 26.149 92.337 1,55 3,00 84,1 3,5 1601-1610 961 22.874 86.144 –1,33 –0,69 89,7 3,8 1611-1620 1.110 26.440 71.183 1,46 –1,89 64,1 2,7 1621-1630 1.229 29.261 86.601 1,02 1,98 70,5 3,0 1631-1640 1.230 29.286 76.516 0,01 –1,23 62,2 2,6 1641-1650 1.359 32.348 77.977 1,00 0,19 57,4 2,4 T/B = fanegas de trigo por bautizado. T/P = fanegas de trigo por habitante. FUENTES: Cf. nota 38. 38 La serie de bautizados se tomado de la tesis inédita de Macías Her-nández, y la población posterior a 1570 se ha estimado considerando cons-tante una tasa de natalidad del 42 por mil, mientras que las referencias an-teriores se encuentran en MACÍAS HERNÁNDEZ (2011), p. 378. En cuanto a la producción de trigo, los datos de 1531 se han tomado de MACÍAS HERNÁNDEZ (2011), p. 374; los de 1552 y 1561 de las referencias cualitativas acerca de la producción en estos años, aunque reconocemos que se trata de una mera aproximación; los de 1575-1577 se han deducido de la renta de la mitra, publicada por FERNÁNDEZ MARTÍN (1975). Finalmente, a partir de 1581 dis-ponemos de una serie anual de producción de trigo a partir de los diezmos de este cereal y esta serie se ha tomado de la tesis inédita de Macías Hernández. 17 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 262 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 producción local por habitante cayó por debajo del umbral que se consideraba necesario para garantizar el consumo (cf. cua-dro 2). En resumen, a finales del quinientos se importaba el 15 por ciento del grano que se gastaba en la isla. CUADRO 3 Demanda de trigo y grado de cobertura de la oferta local. Valores estimados Demanda de grano Oferta local Años Simiente Consumo Total Excedente Déficit Cobertura (fgas) (fgas) (fgas) (fgas) (fgas) (%) 1531 15.000 53.830 68.830 51.170 1552 17.143 71.835 88.978 13.879 1561 17.143 88.205 105.348 –2.491 97,6 1575-1577 10.199 82.645 92.844 –26.548 71,4 1581-1590 11.454 100.939 112.394 –43.667 61,1 1591-1600 15.389 117.672 133.061 –40.725 69,4 1601-1610 15.662 102.931 118.594 –32.450 72,6 1611-1620 12.942 118.979 131.921 –60.738 54,0 1621-1630 17.320 131.675 148.995 –62.394 58,1 1631-1640 15.303 131.786 147.089 –70.573 52,0 1641-1650 15.595 145.566 161.162 –83.185 48,4 FUENTE: Elaboración propia a partir del cuadro 2 y de los comentarios incluidos en las notas 33 y 34. Así pues, la especialización vitivinícola de Tenerife no ejer-ció, contra nuestro pronóstico, todo su provechoso fruto en la estructura productiva de la isla. ¿Por qué razones? ¿Es que no había ya más tierra disponible para las sementeras o faltaban labriegos y capitales? En realidad, la explicación más plausible radica en un factor institucional favorable ahora a un férreo control de los precios del grano, es decir, a las tasas, así como en la existencia de una oferta exterior de cereal, lo que, por úl-timo, explica las reducidas oscilaciones anuales de su precio máximo. En 1562, el Cabildo de Tenerife exigió que los granos perte-necientes a las tercias reales se vendieran a la tasa establecida 18 263 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 en 155839. Las protestas de los labriegos castellanos al control de los precios y las carestías determinaron que la Corona elevase la tasa del trigo en 1571, de 310 a 374 mrs40. Pero esta nueva tasa fue contestada de inmediato por los productores de granos de Tenerife con similares argumentos que los labriegos castellanos, esto es, que las tasas inhibían la labor del pan y, además, des-poblaban la isla, pues el grano era, según su tesis, la base de su economía41. La protesta, dirigida al Cabildo por el personero de la isla, no fue atendida porque el grano ya no era el fundamen- GRÁFICO 7 Producción de trigo de Tenerife, 1580-1650 (en fgas) FUENTE: Cf. el comentario de la nota 38. 39 A.M.L.L. Libros de acuerdos, lib. 10, oficio 1, fol. 253. El trigo a 310 mr, la cebada a 140 y el centeno a 200. Sobre las tasas, véase HAMILTON (1975), pp. 258-259. 40 Elevó el precio del trigo y mantuvo los de la cebada y el centeno. 41 A.M.L.L. Expedientes de trigo. Signatura E-XIII, exp. 8. 19 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 264 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 to de la economía insular, y la tasa impuesta en 1582 fue estric-tamente exigida por la autoridad concejil tinerfeña42. Cabría entonces sostener que las tasas expresan una políti-ca municipal de abastos bien diferente de la de principios del quinientos, cuando, como hemos señalado, tenía por objeto apoyar la labor del pan, es decir, al principal producto mercan-cía exportador de la isla y clave, por tanto, para garantizar el éxito de su proceso colonizador. En realidad, el objetivo de la nueva política concejil es el mismo y lo que ha variado ahora es el producto mercancía exportador. Las tasas afectaban única-mente al grano producido en la isla43, pero no al importado, cuya venta era libre. Esto significa que la nueva política concejil en materia de abastos tenía como objetivo prioritario favorecer el desarrollo de la nueva estrategia productiva insular, la vitivini-cultura, pues un pan barato reducía sus costes salariales e incrementaba su competitividad y beneficios44. Aludimos ahora a un contexto socioeconómico en el que la producción local de grano, procedente de los pequeños y media-nos labriegos cuyas tierras no eran aptas para el cultivo de la vid, debía cumplir esta función, al igual que los granos perci-bidos en concepto de renta por la clase terrateniente y destina-dos a sufragar la parte correspondiente al salario en trigo de los peones que faenaban en sus haciendas vitivinícolas45. Y cuando la insuficiente cosecha provocaba una elevación de los precios, arribaba a la isla el grano importado, procedente de las islas donde el viñedo no prosperó (Gran Canaria y, sobre todo, Lanzarote y Fuerteventura) o bien de fuera del reino y a cam-bio de las exportaciones de caldos. De ahí que el siguiente paso en esta nueva política concejil de abastos del municipio de Tenerife, dirigida por una oligarquía que dominaba el poder 42 Estableció los valores siguientes: trigo, 14 reales (672 mrca); cebada, 9 reales (432 mrca); centeno, 8 reales (384 mrca). 43 Cf. texto de la nota 67. 44 Cf. nota 47. 45 Por regla general, el salario en estas haciendas era mixto. Se abonaba en dinero, en conduto (pescado salado y vino) y en trigo, y la proporción que ocupaba cada componente variaba de acuerdo con el precio del grano, pero por lo que ya sabemos sobre las rentas salariales del siglo XVII, todo indica que aquella proporción permaneció estable. 20 265 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 local y con intereses vitivinícolas, consistiera en obtener de la Corona la regulación del mercado interinsular del cereal en be-neficio de los productores vinícolas; es decir, se trataba ahora de conseguir aquello que los ediles tinerfeños habían negado con tanto ahínco a la especialización azucarera de Gran Canaria. 4. TERCERA FASE: EL TRIGO FORÁNEO GOBIERNA LOS PRECIOS, 1600-1650 Los precios máximos del trigo en el mercado de Tenerife, convertido en mercado regional de los granos por la estrategia productiva vitivinícola, conocieron una elevada estabilidad en-tre 1600 y 1650; la únicas excepciones importantes fueron la elevada carestía del año agrícola de 1631-1632 y la tendencia GRÁFICO 8 Precios del trigo. Tenerife, Sevilla y Castilla la Nueva, 1600-1650 (en mr/qm) FUENTE: Cf. apéndice estadístico y Hamilton (1975). 21 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 266 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 alcista que se insinúa de manera clara en la década de 1640 (cf. gráfico 8). Además, si excluimos los años 1616-1621, sus cotiza-ciones únicamente coincidieron con las de los mercados anda-luces y castellanos en los años de precios bajos, y se alejan de forma muy notoria en los años de precios altos; la elevada esta-bilidad de los precios del trigo en el mercado insular contrasta de forma muy notoria con las fuertes oscilaciones de los precios de este grano en los mercados andaluz y castellano. Este comportamiento de los precios canarios del trigo no puede explicarse en modo alguno por el avance de la produc-ción local. El esfuerzo por ampliar la labor de finales del qui-nientos se interrumpió a partir de la primera década de la si-guiente centuria (cf. gráfico 7), y las cosechas mermaron luego de esta fecha y tendieron a estabilizarse. Puede entonces afir-marse que el productor insular de grano ajustó su estrategia productiva al nivel de precios que la hacía rentable, es decir, a la tasa; una tasa que subió de 14 (672 mrca) a 18 reales (864 mrca) por real pragmática de 160546 y cuyo cumplimiento fue efectivo, a pesar de la viva protesta de la autoridad concejil, que argumentó los negativos efectos de esta medida para la priori-taria opción vitivinícola de la isla47. Además, el grado de cober-tura de la oferta de trigo local continuó deteriorándose a lo lar-go de la primera mitad de la centuria (cf. cuadro 2), y hacia 1650 únicamente cubría la mitad de la demanda anual de grano de la población insular (cf. cuadro 3). El resto debía importar-se de las islas comarcanas y del exterior, y la elevada estabilidad de los precios revela la eficiencia de esta estrategia importadora, es decir, el grado de articulación del mercado interior de granos, así como la estrecha vinculación de la economía insular al mer-cado internacional de los granos. En efecto. La crisis azucarera, debida a la competencia bra-sileña y antillana, obligó a los productores de Gran Canaria a 46 Los precios de tasa de la cebada y del centeno no sufrieron variación alguna. 47 Véase lo que afirma el jurado de la isla, Pedro Westerling Ocampo, en 1605 a propósito de esta subida de la tasa de granos: «la mayor parte de la jente de esta ysla son hombres trabaxadores [...] con lo cual concurren que considerando los costos de la labranza en esta ysla es precio muy justo y competente el de 14 reales». Citado por MACÍAS HERNÁNDEZ (1995), p. 166. 22 267 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 buscar nuevas estrategias en la asignación de sus recursos pro-ductivos. Los suelos de vega, antaño dominio de los cañavera-les, no eran en modo alguno aptos para las vides, esto es, para el desarrollo de la nueva opción agroexportadora; por consi-guiente, sus predios irrigados se destinaron al policultivo inten-sivo, en el que el trigo y las leguminosas alternaron con el mi-llo y la papa. Y mientras este cereal, la papa y la leguminosa alimentaba a los pequeños labriegos, renteros y medianeros, la cosecha de trigo en venta directa o por vía de la renta se desti-naba al mercado tinerfeño. Por su parte, Lanzarote y Fuerteven-tura tienen otra historia48. Su primera y prioritaria opción gana-dera retrocedió luego de 1580 por el avance de las sementeras para cubrir la demanda de los productores vitivinícolas de Tenerife y La Palma, enviándose también partidas de grano al mercado de Madeira, donde crecía también la especialización vitivinícola49. Así pues, la especialización vinícola de Tenerife creó en esta isla un mercado de cereales que atrajo el excedente generado en las islas donde no prosperó aquella opción productiva. Además, el estímulo del libre mercado actuó también en provecho de esta articulación del espacio económico regional, pues, como ya se ha dicho, el trigo foráneo no estaba sujeto a la tasa. Sus produc-tores entrojaban su cosecha y embarcaban periódicas partidas a Tenerife atendiendo puntualmente a las oscilaciones de los pre-cios en este mercado, y todo ello se vio favorecido por los bajos costes del transporte marítimo. Por supuesto, los productores atendían también la demanda de grano procedente del exterior del Archipiélago, especialmen-te de Madeira. Pero esta estrategia mercantil provocaba la inter-vención del consistorio de Tenerife, que exigía entonces la estric-ta aplicación de la normativa regia, ganada ahora a su favor, que prohibía la extracción de subsistencias para fuera del reino mientras no estuviera abastecido el mercado interior. El proble-ma y, por lo tanto, la raíz del conflicto interinsular por la venta libre de los granos, radicaba en que este nivel de abastecimien- 48 MACÍAS HERNÁNDEZ (1999). 49 VIEIRA (1987). 23 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 268 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 to era acordado de manera unilateral por la oligarquía concejil con intereses vitivinícolas, pues un mercado bien abastecido procuraba un grano barato que mejoraba la competitividad de sus caldos y sus beneficios. Por consiguiente, el elevado desajuste entre la oferta insular de cereal y su demanda se solventaba gracias a la arribada de grano procedente del resto del territorio insular. Y cuando sus precios en el mercado de Tenerife alcanzaban el umbral que hacía rentable su importación desde fuera del reino, hacia este mercado afluía grano de las Azores y, sobre todo, del Norte de Europa —Inglaterra, Francia, Irlanda e, incluso de Polonia a través de la liga hanseática y de los mercaderes holandeses. El trigo importado permitía al mercader portugués o de las regio-nes del norte sufragar las compras de caldos que enviaba luego a las colonias lusas o bien a los mercados del norte de Europa. Y ocurrió, además, que estas importaciones contaron con el apoyo de la municipalidad, es decir, con los interesados en la viticultura, especialmente en los años en que la mala cosecha insular y regional presagiaba una carestía, al ofrecer aquella institución al mercader importador de granos unos precios de garantía50. La articulación de la economía insular con el escena-rio internacional es, por lo tanto, el elemento explicativo clave en la historia de sus precios del trigo, lo que significa que toda ruptura en esta articulación provocaría un alza en los precios. Y esto fue precisamente lo que ocurrió en la década de 1640. La independencia de Portugal arruinó las exportaciones de caldos canarios a los mercados coloniales lusos de Angola y Brasil y, de paso, las arribadas de grano de las Azores y de Europa para adquirir caldos con destino a estos mercados. 5. RECAPITULACIÓN Este artículo constituye una segunda aproximación a una historia que está aún por construir, la de los precios canarios de los siglos XVI y XVII. Además, aborda únicamente el comporta-miento de las cotizaciones del cereal y no puede por ello ofre- 50 RODRÍGUEZ YANES (1992), pp. 35-38. 24 269 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 cer conclusiones acerca de la tendencia general de los precios canarios. Para ello, sería necesario elaborar un índice general de precios y con una ponderación de sus componentes que se ajus-te a la demanda de la población isleña, y ambas cuestiones es-tán todavía en fase de investigación. No obstante, consideramos que los precios del trigo del mercado de Tenerife, convertido en mercado regional del cereal desde el último cuarto del quinien-tos, permiten avanzar en la construcción de una historia de los precios canarios. Durante la primera mitad del siglo XVI, el cereal fue uno de los productos de exportación de Tenerife, de modo que sus di-neros permitían la compra de las precisas importaciones de bie-nes manufacturados. Y como la dimensión del mercado insular de granos era muy corta, dado el carácter aún colonizador del territorio, el elevado peso de su sector agrario y el bajo nivel demográfico, los productores de cereal colocaron la mayor par-te de su oferta en el mercado exterior. Esta estrategia productiva y mercantil se vio alterada a me-diados del quinientos, cuando comenzó a ganar terreno una nueva opción agroexportadora, la vitivinicultura. Llegaron nue-vos colonos, el crecimiento demográfico se hizo más intenso, aumentó la demanda interna de granos debido a la nueva espe-cialización agraria y a su expansión y la oferta local de grano fue cada vez más insuficiente para cubrir aquella demanda. No obstante, los precios del trigo no experimentaron el alza que cabía esperar de este creciente y cada vez más elevado desajus-te. No hubo incluso reiteradas, intensas y frecuentes carestías ni, por ello, fluctuaciones extremas en los precios, como ocurría en los casos andaluz y castellano, sino que, por el contrario, predominó la estabilidad. Un comportamiento que cabe achacar en exclusiva a un mercado local y regional de grano perfecta-mente articulado con su mercado internacional gracias a las exportaciones de caldos a los países del Noroeste europeo, de donde, a cambio de estas exportaciones, llegaba el grano que aliviaba toda carestía. 25 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 270 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 APÉNDICE LAS FUENTES Y SUS PRECIOS Los archivos canarios no conservan el corpus documental que permite construir las series de precios que mejor reflejan el comportamiento del mercado. Los libros de cuentas de hospita-les y conventos anteriores a 1630 han desaparecido, y no se encuentran mercuriales en los fondos de los antiguos munici-pios canarios. No obstante, consideramos que esta precaria rea-lidad documental puede superarse mediante la consulta de otro tipo de fuentes; conviene entonces aclarar su naturaleza, así como los cálculos y ajustes realizados para poder construir nuestra serie de precios del trigo del mercado de Tenerife. El sistema metrológico La máxima unidad empleada en el comercio de los granos era el cahíz. Equivalía a doce fanegas, y esta segunda medida constaba de doce almudes o celemines, divididos a su vez en cuartas y medias cuartas. Ahora bien, la fanega era la unidad más utilizada en la venta de los granos. Precisemos entonces su correspondencia con el sistema métrico decimal para poder lue-go abordar con mayor solidez el análisis comparado. Los autores que a mediados del siglo XIX se ocuparon de la conversión de la metrología antigua al sistema métrico decimal establecieron dos equivalencias de la fanega de Tenerife: 58,71 li-tros51 (45,75 kilos)52 y 62,66 litros53 (48,83 kilos). Por su parte, las juntas periciales encargadas de evaluar la riqueza insular em-plearon la segunda equivalencia y, además, consta en nota aclaratoria en algunas de las mercuriales de este período, de modo que podría considerarse como la más correcta. Sin embar-go, este criterio, seguido por todos los historiadores a la hora de abordar este problema, no parece del todo convincente. Aquellas 51 CARROS (1853). 52 El litro de toda clase de trigo tiene un peso aproximado de 0,779225 kilos. 53 PUERTA CANSECO (1852); CULLA Y SIERRA (1853). 26 271 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 dos equivalencias podrían reflejar que la antigua metrología de los áridos no fue uniforme a lo largo de su historia. Intentemos entonces aclarar cuál era la equivalencia de la fanega de nuestras series de precios en el sistema métrico decimal. El municipio solicitó en 1509 las medidas de la ciudad de Sevilla54 —cuya fanega tiene 54,70 litros55 (42,62 kilos)—, y en 1559 el patrón de áridos de Ávila, equivalente a 55,5 litros (43,25 kilos) y medida oficial del reino de Castilla desde 143556. Y sa-bemos también que el intento de unificar el sistema metrológico del reino en 1569 se extendió a las Islas57, pues su Real Audien-cia determinó en dicho año que los gobernadores de Tenerife y Gran Canaria resolvieran sobre la homogeneización de las pesas y medidas58. Pero ninguna de estas propuestas se llevaron a cabo, pues la fanega de Tenerife de este período era superior a la sevillana y a la de Ávila, es decir, a la oficial del reino de Castilla. En efecto. En 1574, los labradores del pan de Tenerife recu-rrieron ante su consistorio la tasa o precio oficial de los granos, establecida con carácter obligatorio para todo el reino de Castilla por la real pragmática de 1571. Adujeron varios argu-mentos en defensa de su tesis y, entre ellos, uno sin duda muy cierto: que la tasa les perjudicaba porque «la medida de esta dicha ysla es mayor diez por ciento que la medida del trigo de los reinos de España». Los testigos consultados rebajaron la diferencia al «nueve por ciento, de manera que cien hanegas de la medida de esta isla son siento e nueve hanegas de la medida de Castilla», asegurando un testigo que lo sabe «porque a hecho la experiencia de ello e así lo ha visto y tiene de la una medida e de la otra»59. Y como la tasa impuesta en la pragmática alude obviamente a la medida oficial del reino, es decir, a la fanega de 55,5 litros (43,25 kilos), cabe concluir que la fanega de Tenerife tenía 60,495 litros (47,14 kilos) en los años de nuestro estudio. 54 SERRA RÀFOLS y ROSA OLIVERA (1996 [1952]), p. 40. Acuerdo de 3-08-1509. 55 HAMILTON (1975), p. 181. 56 HAMILTON (1975), p. 180. 57 HAMILTON (1975), p. 170. 58 A.M.L.L. Reales cédulas. Signatura R-VIII, núm. 24. 59 A.M.L.L. Expedientes de trigo. Signatura E-XIII, exp. 8. 27 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 272 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Las unidades monetarias El sistema monetario del Archipiélago, vigente desde su con-quista hasta 1775, cuando fue sustituido por el nacional de nue-vo cuño60, no contó con piezas propias61. Circulaban monedas de oro (dobla de la banda, ducado, cruzado), plata (reales, tos-tones) y vellón (cuartos, medios cuartos, ceutíes) que habían sido acuñadas en diferentes fechas en las cecas del reino caste-llano o portugués. TABLA 1 Tabla de equivalencias de la moneda de «islas» con las castellanas y portuguesas entre 1521 y 1686 Maravedís Maravedís Piezas de Castilla de Canarias Ducado 375 528 Dobla 365 500 Cruzado 375 528 Tostón 90 126 Real de plata viejo 34 42 Real de plata nuevo 34 48 Cuarto 4 6 Ceutí 1/6 4 Ochavo 2 3 Blanca 1/2 1 FUENTE: Macías Hernández (2000). En realidad, la principal característica del sistema moneta-rio isleño se refiere a su expresión nominal (cf. tabla 1). Era siempre superior a la de su lugar de acuñación y por las razo-nes que ya hemos comentado en otro lugar. Desde la reforma monetaria de 1497 hasta 1521, el real de plata castellano, con un contenido en plata pura de 3,196 gramos y con valor de 34 maravedís, circuló por 42 maravedís, valiendo el cuarto de ve- 60 MACÍAS HERNÁNDEZ (1994; 2000 b). 61 Algunas acuñaciones se realizaron con esta finalidad. Cf. MACÍAS HER-NÁNDEZ (1993). 28 273 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 llón seis maravedís; por consiguiente, entre aquellas dos fechas el maravedí de vellón isleño equivalía a 0,0761 gramos de plata pura. A partir de septiembre de 1521, el real de plata castellano recibió la denominación de real viejo, mientras que al real de plata nuevo, con igual contenido teórico en plata pura, se le dio el valor de 48 maravedís, de modo que este maravedí equivalía a 0,06658 gramos de plata pura. Los precios del trigo anotados en las actas se expresan en doblas, medias doblas, reales viejos y maravedís durante la pri-mera mitad del quinientos, y luego y de manera cada vez más general en reales nuevos, doblas y ducados. Por su parte, las cotizaciones de las onzas de pan vienen en cuartos y maravedís. Pues bien, con el fin de homogeneizar la serie, todos sus valo-res se han convertido en maravedís de vellón de Canarias (mrca)62. Los precios del trigo de la fuente municipal Las primeras anotaciones en las actas capitulares del muni-cipio tinerfeño comienzan en 149863. En lo que respecta al ce-real, sus ediles fijaron los precios máximos del trigo y la ceba-da con objeto de que ambas especies tuvieran valor amonedado. Pero luego de la última fecha y, sobre todo, entre 1510 y 1571, los precios del trigo anotados en las actas hacen referencia a sus valores reales máximos de mercado, y en los años de carestía a una cotización fija y máxima que intenta contrarrestar el alza de los precios, por cuanto en este caso se trataba de ventas de tri-go de la alhóndiga concejil. El municipio poseía en concepto de bienes de propios la zona triguera más extensa y fértil de la isla, localizada en el 62 En la documentación publicada y en los documentos citados aparece frecuentemente la abreviatura mr o mrs, pero se trata en todos los casos de maravedís de Canarias. 63 Los acuerdos de los años 1494-1533 y 1538-1550 han sido publicados y los citaremos aquí atendiendo a sus editores. Los libros correspondientes a los años 1534-1537 han desaparecido, y los documentos posteriores a 1550 han sido consultados en el Archivo Municipal de La Laguna (A.M.L.L.). 29 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 274 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 entorno de la capital insular64. Percibía las rentas en especie, es decir, en trigo, que vendía luego en subasta pública con el fin de costear con sus dineros los diversos gastos comunitarios. Las ventas más importantes se realizaban en los meses de mayores cotizaciones —de enero a mayo— con objeto de maximizar el importe nominal de esta renta, dado que representaba más del 85 por ciento de los ingresos concejiles65. No obstante, las actas no ofrecen estas cotizaciones de forma sistemática; una laguna que podría resolverse mediante la consulta de los libros de ma-yordomía, pero no se dispone de esta fuente sino para la segun-da mitad del siglo XVIII. Así pues, desde la colonización hasta 1571 hubo libertad en el comercio interior de cereales, de modo que los precios ano-tados en las actas municipales de este período se corresponden con los precios reales máximos del grano en el mercado local. Las cosas cambiaron a partir de 1571, con el establecimiento de las tasas. El trigo del pósito concejil se vendió por lo común a su cotización oficial, y ya hemos comentado las razones que explican una política municipal en materia de abastos que exi-ge a partir de aquella fecha y, sobre todo, de 1600, el más estric-to cumplimiento de las tasas, al tiempo que reservaba los gra-nos de sus tierras para intentar contener los precios. Ahora bien, esta política concejil no frenaba la inflación, por cuanto las tasas afectaban únicamente a la corta cosecha de cereales de la isla y todos sus productores, incluso las institucio-nes que percibían rentas en granos, tendían a entrojarlos para venderlos luego al precio de las tasas66; además, las tres cuartas 64 MACÍAS HERNÁNDEZ (1978). 65 MACÍAS HERNÁNDEZ (1983), p. 129. 66 Las Sinodales de Cámara y Murga exigían a los mayordomos o admi-nistradores de las rentas correspondientes a las fábricas parroquiales «que el pan que cupiere a la fábrica, como trigo, cebada, centeno y otra cualquier especie, la vendan a la cilla pudiéndose vender a la tasa o premática, porque no se gasten dineros en graneros, y si no se pudiere vender así, la pondrá donde esté bien acondicionada, procurándolo conservar hasta que se pueda vender a la premática». Véase CÁMARA Y MURGA (1637, p. 150). Esta norma la hemos comprobado en los libros de fábrica consultados y se aplicó desde el establecimiento de las tasas, lo que invalida el empleo de estos libros para el estudio de los precios del grano durante el período de vigencia de las tasas. 30 275 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 partes del cereal que se consumía anualmente en la isla era ahora, como ya se ha indicado, de procedencia foránea y no estaba por ello sujeto a la tasa. En tales circunstancias, el Cabildo vigilaba el comportamien-to del mercado, anotaba en las actas capitulares los precios rea-les del trigo, estimulaba su importación e, incluso, hacía contra-tas al efecto con los mercaderes de la plaza. Y como no podía permitirse el lujo de perder en esta operación, el trigo importa-do y pagado con el dinero del pósito concejil se vendía luego a su coste real, que quedaba recogido en las actas capitulares. El cronista Peña, el primero que consultó los precios de las actas municipales y hizo acertados comentarios sobre su comporta-miento, resume todo lo dicho en los siguientes términos: «suele valer en años abundantes la fanega de trigo a diez y a doze reales, y en años estériles a veinte, a treinta y a cuarenta reales; pero ha de ser trigo de fuera de la isla, que el de la tierra no puede pasar su precio de la tasa, con pena de perderlo»67. Hemos recopilado todas las cotizaciones del trigo anotadas en los libros de actas capitulares (oficios primero y segundo) del período 1500-1650, así como los precios tasados del pan, que variaban a lo largo del año, aunque no aparecen recogidos en las actas con la frecuencia deseada. No obstante, se han toma-do las referencias disponibles con el fin de completar las lagu-nas existentes en la serie de precios del trigo, pues la tasa del pan mantenía una estrecha relación con el precio de este grano, al atender incluso a sus fluctuaciones estacionales68. 67 NÚÑEZ DE LA PEÑA (1676), p. 487. 68 SERRA RÀFOLS (1949), pp. 46-47: Acuerdo de 27-05-1502: «Ordenó e mandó el señor Governador, con acuerdo e voto de los regidores, que las panaderas que han costumbre de amasar pan para vender e todos otros cua-lesquier personas que pan quisieren vender, den el mes de agosto e julio e setienbre e otubre e noviembre e deziembre, que den doze onças de pan cozidas por dos mrs e los otros seys meses, desde el mes de henero fasta el mes de junio, diez onças cozidas». 31 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 276 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 En efecto. Para fijar el precio del pan de acuerdo con el pre-cio del trigo se realizaban periódicas experiencias para precisar con todo detalle los gastos e ingresos en la fábrica y venta del pan (cf. tabla 2). La operación consistía en tomar una o dos fanegas de trigo, calcular sus gastos de molienda, amasijo, agua y leña y vendaje o beneficio de venta de las panaderas; a conti-nuación se calculaban los ingresos por la venta de las libras de pan amasado, fijándose un precio por libra que tenía en cuenta todos sus costes y el beneficio o ganancia de las panaderas. Y como puede observarse en la tabla 3, durante los meses en que disponemos de los precios de la libra de pan y de los precios de la fanega de trigo, la ratio o relación entre ambas cotizaciones osciló entre 0,0114 a 0,0174 libras de pan por fanega de trigo, con un promedio para todo el período de 0,015. Puede entonces aceptarse esta ratio promedio para estimar los precios del trigo a partir de los precios del pan en los años o meses en que úni-camente tenemos esta segunda cotización. TABLA 2 Gastos e ingresos en la fábrica y venta del pan 1552 1558 1573 Mrca (%) Mrca (%) Mrca (%) Gastos 1. Fanega de trigo 384 72,7 240 69,0 528 84,6 2. Molienda 48 9,1 48 13,8 36 5,8 3. Amasijo 48 9,1 24 6,9 24 3,8 4. Leña 24 4,5 24 6,9 24 3,8 5. Vendaje 24 4,5 12 3,4 12 1,9 Total 528 100,0 348 100,0 624 100,0 Ingresos 1. Pan 480 88,9 300,0 83,3 654 90,8 2. Afrechos 42 7,8 42,0 11,7 33 4,6 3. Otros 18 3,3 18,0 5,0 33 4,6 Total 540 100,0 360,0 100,0 720 100,0 Beneficio 12 2,3 12 3,4 96 15,4 FUENTE: A.M.L.L. Libros de acuerdos. Elaboración propia. 32 277 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 Los precios del trigo de la fuente notarial Las lagunas existentes en los precios del trigo obtenidos de la fuente municipal, resueltas en parte gracias a su estimación objetiva mediante las cotizaciones del pan, obligaron a buscar otro tipo de fuentes con el fin de construir una serie lo más completa posible. Esta fuente es la notarial y el documento que hemos utilizado para conocer los precios del grano recibe el nombre de contrato sencillo u obligación entre partes. El contrato constituye, en realidad, una auténtica factura de venta a crédito; detalla el nombre del vendedor, una clase mer-cantil ligada al mercado exterior e interior; del comprador, miembro por lo general de las clases urbanas; la cantidad de trigo comprada, su origen y precio; la fecha de las escrituras, que permiten afirmar que la mayor parte de las compraventas se efectuaban entre los meses de noviembre y mayo, es decir, cuando el grano alcanzaba sus mayores precios, mientras que los pagos se realizaban por Navidad (31 de diciembre), Pascua Florida (31 de marzo) o San Juan (30 de junio), y cabe sugerir TABLA 3 Precios del pan y precios del trigo. La Laguna (Tenerife). Años indicados Precios Precios Años Libra Fanega Ratio Años Libra Fanega Ratio de pan de trigo P:T de pan de trigo P:T 1522 4,57 288,00 0,0159 1552 6,00 384,00 0,0156 1522 5,33 336,00 0,0159 1558 4,00 240,00 0,0167 1527 3,00 192,00 0,0156 1559 4,00 250,00 0,0160 1530 5,00 336,00 0,0149 1561 6,00 432,00 0,0139 1530 5,50 384,00 0,0143 1562 5,00 288,00 0,0174 1530 6,00 432,00 0,0139 1563 8,00 500,00 0,0160 1531 5,50 384,00 0,0143 1564 6,40 384,00 0,0167 1541 5,50 378,00 0,0146 1564 7,11 408,00 0,0174 1541 6,00 420,00 0,0143 1567 9,60 624,00 0,0154 1542 6,50 500,00 0,0130 1572 6,00 528,00 0,0114 1547 8,89 546,00 0,0163 1573 6,00 528,00 0,0114 FUENTE: Libros de Actas del municipio. Años indicados. Elaboración propia. 33 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 278 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 que estas ventas a crédito incluyen un tipo de interés a muy corto plazo; una cuestión que esperamos resolver en un próxi-mo y más amplio trabajo. Las registros notariales consultados —en total, 150 protocolos— se refieren al mercado de la capital insular, La Laguna, y cubren el período 1535-1635, pues a par-tir de esta última fecha desaparece este tipo de contrato. Los precios del trigo de la fuente conventual Los anotaciones en las actas capitulares de la década de 1640, tanto de precios del trigo como del pan, son muy poco frecuentes. Y ante la ausencia de los contratos de compraventa ante protocolo, hemos tomado los precios registrados en los li-bros de cuentas del gasto ordinario y extraordinario de los con-ventos de San Miguel de las Victorias (orden franciscana), ubicado en la capital insular, y de San José de La Orotava (or-den franciscana), los únicos que conservan estos libros y de es-tas fechas. No obstante, debe tenerse en cuenta que se trata de precios al por mayor y en los meses previos a toda carestía, de modo que expresan una realidad mercantil bien diferente de la que reflejan los precios de la fuente concejil y de la notarial. Este hecho significa que la tendencia alcista de la década de 1640, reflejada por aquellos precios, sería más acusada si dispu-siéramos de iguales precios para el período precedente. No obs-tante, esta observación no desvirtúa el propósito de nuestro análisis. La elaboración de la serie Las fuentes primarias de información son incompletas, pero permiten advertir las tendencias básicas de la serie de precios del trigo. Y con objeto de ilustrar estos comportamientos de largo plazo, se ha intentado obtener una aproximación a la evo-lución anual de los precios del trigo a partir de los datos men-suales procedentes de las dos fuentes anteriores. El proce-dimiento estadístico ha consistido en las siguientes etapas: 34 279 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 a) obtención de valores mensuales como promedio de las obser-vaciones procedentes de ambas fuentes; b) ajuste de una fun-ción spline cúbica69 a los datos mensuales; c) cálculo de las medias anuales de los valores ajustados mediante la spline cú-bica. La tabla 4 recoge los resultados y debemos advertir su ca-rácter provisional, pues todavía no hemos finalizado la consul-ta de los fondos notariales de este período con el fin de obtener un mayor número de cotizaciones mensuales. 69 Una spline cúbica es una función polinómica de grado tres definida a trozos a la que se imponen restricciones de continuidad de la función y de sus dos primeras derivadas. De esta forma, se consigue un apropiado equili-brio entre la capacidad de ajuste a los escasos datos observados y la amorti-guación de la componente anómala que pudiera estar presente en ellos. Véa-se POIRIER (1976). 35 A. M. MACÍAS HERNÁNDEZ, J. I. GONZÁLEZ GÓMEZ Y J. J. CÁCERES HERNÁNDEZ Anuario de Estudios Atlánticos 280 ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 36 TABLA 4 Precios del trigo en el mercado de Tenerife, 1498-1650 (en mrca/fanega) Años Precios Años Precios Años Precios Años Precios 1498 147,33 1537 265,45 1576 497,93 1615 769,77 1499 176,80 1538 271,58 1577 494,63 1616 766,81 1500 176,80 1539 285,75 1578 497,77 1617 961,28 1501 171,30 1540 310,99 1579 522,56 1618 1.061,02 1502 185,73 1541 352,11 1580 589,94 1619 1.076,70 1503 197,27 1542 330,36 1581 738,56 1620 1.049,44 1504 204,30 1543 260,95 1582 989,62 1621 1.020,90 1505 205,37 1544 359,64 1583 1.000,92 1622 1.000,57 1506 199,45 1545 540,28 1584 857,71 1623 981,94 1507 186,30 1546 553,68 1585 755,18 1624 958,53 1508 166,59 1547 285,57 1586 685,57 1625 924,55 1509 141,96 1548 179,20 1587 640,35 1626 875,32 1510 118,57 1549 205,75 1588 614,06 1627 808,07 1511 108,44 1550 287,74 1589 603,25 1628 723,36 1512 109,51 1551 389,06 1590 605,82 1629 667,12 1513 119,61 1552 480,63 1591 620,62 1630 818,70 1514 138,37 1553 533,51 1592 647,15 1631 1.462,24 1515 166,07 1554 544,82 1593 685,42 1632 1.513,32 1516 202,57 1555 524,16 1594 735,77 1633 990,38 1517 246,05 1556 486,56 1595 798,81 1634 759,17 1518 291,58 1557 446,38 1596 875,23 1635 811,43 1519 176,80 1558 414,65 1597 965,08 1636 825,34 1520 350,66 1559 399,59 1598 995,45 1637 784,95 1521 341,83 1560 409,38 1599 868,33 1638 711,59 1522 299,95 1561 451,53 1600 677,38 1639 626,90 1523 232,26 1562 511,95 1601 597,15 1640 864,00 1524 156,40 1563 553,16 1602 844,30 1641 864,00 1525 151,22 1564 528,26 1603 1.149,75 1642 864,00 1526 203,25 1565 428,69 1604 995,27 1643 1.064,00 1527 211,90 1566 458,49 1605 930,17 1644 1.071,30 1528 201,70 1567 703,91 1606 915,26 1645 979,20 1529 214,40 1568 549,60 1607 924,75 1646 864,00 1530 314,45 1569 409,05 1608 935,87 1647 989,50 1531 368,77 1570 429,55 1609 925,53 1648 1.197,60 1532 295,45 1571 456,02 1610 872,75 1649 1.080,00 1533 286,17 1572 475,85 1611 766,42 1650 1.131,40 1534 277,06 1573 489,21 1612 664,15 1535 269,65 1574 496,71 1613 786,09 1536 265,33 1575 499,25 1614 1.091,92 FUENTE: Cf. el comentario crítico incluido en este texto. 281 LOS PRECIOS DEL TRIGO EN EL MERCADO DE TENERIFE, 1500-1650 Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Las Palmas de Gran Canaria. España (2012), núm. 58, pp. 245-284 BIBLIOGRAFÍA AZNAR VALLEJO, E. (1983). La integración de las Islas Canarias en la Corona de Castilla (1478-1520). Santa Cruz de Tenerife: Secretariado de Publicaciones de la Universidad de La Laguna. BÉTHENCOURT MASSIEU, A. (1991 b). Canarias e Inglaterra: el comercio de vinos (1650-1800). Las Palmas de Gran Canaria: Ediciones del Cabildo de Gran Canaria. BORRERO FERNÁNDEZ, M. (1991). «Crisis de cereales y alzas de precios en la Se-villa de la primera mitad del siglo XVI», en Historia, instituciones, docu-mentos, núm. 9, pp. 39-56. CÁMARA Y MURGA, C. (1637). Constituciones sinodales del obispado de Canarias, su primera fundación y traslación, vidas de sus obispos y breve relación de aquellas Islas. Madrid. CARROS, S. M. (1853). Tablas comparativas de las medidas de Canarias con las nuevas métricas que deberán sustituirlas. Las Palmas de Gran Canaria. CAZORLA LEÓN, S. y SÁNCHEZ RODRÍGUEZ, J. (1997). Obispos de Canarias y del Rubicón. 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