H I S T O R I A
TENENCIA Y EXPLOTACIÓN DE LAS HUERTAS
Y CERCADOS URBANOS EN GRAN CANARIA
ENTRE 1600- 1700
A Vicente Suárez Grimón,
por su magisterio y humanidad.
El siglo XVII supuso para Canarias un período de gran
importancia para el desarrollo y diversificación de sus fuerzas
productivas, de su población y economía, aunque este fenóme-no
no tuvo la misma intensidad a lo largo y ancho del Archi-piélago.
La complementaridad y articulación de la economía
regional, la reestructuración social, los intentos de paliar los
efectos de los conflictos exteriores sobre la producción, etc.,
van a convertirse en algunos de los factores a solucionar en
la sociedad canaria del Seiscientos. En Gran Canaria, olvida-u2-
u -y.c-t -1 -:-1- --..------- ..- +. .-.- -..+ ,,,- -,-,,,,,:c- ,+,,:, GI u u u aLuuuclu ~ U CL U V U >U> ~ U > L I C I ~ll>la uuc>Lauu-nes
hasta los comienzos del diecisiete, el sector agrario volcó
su producción, principalmente, en el abastecimiento del
mercado local y regional, además de mantenerse el tradicio-nal
cultivo de subsistencia. La expansión vitícola que experi-mentaron
otras islas, La Palma y Tenerife, también alcanz6 a
zonas de Gran Canaria (Tafira, Gáldar, Telde) aunque la cali-dad
y extensión de su suelo y su clima no permitieron en nin-gún
momento equipararse en productividad y volumen a las
Núm. 44 (1998) 267
2 PEDRO C. QUINTANA ANDReS
dos primeras, convirtiéndose los cereales, los cultivos de huer-tas
y el ganado en los elementos fundamentales de su produc-ción.
La temprana introducción del millo y la papa, en plena
expansión a mediados de la centuria, aceleró la intensificación
de la presión sobre el terreno de cultivo y la búsqueda de
nuevas tierras, permitiendo el incremento de la renta agraria
media del grupo de poder. Esta división interna de las áreas
de labor facilitó, a grandes rasgos, diferenciar cinco grandes
zonas productivas en Gran Canaria: una primera dedicada a
la explotación de cereales en áreas de secano, aumentando la
extensión de este tipo de cultivos a costa de tierras de baja
rentabilidad (pagos de Taya y Los Llanos en Gáldar, Llanos del
Polvo y Sardina en Agiiimes); una segunda localizada en los
fértiles fondos de los barrancos y áreas de costa de barlovento
1 1 r i dedicados ai poiicuitivo (vid, trigo, miiio, papas), caso aer va-lle
de Agaete, Lairaga, costa de Moya, etc.; una de medianías,
donde predominan las explotaciones dirigidas a la producción
de papas, el millo, las legumbres y los árboles frutales (Vega
de San Mateo y El Madroñal en Santa Brígida o Valleseco,
Arbejales y San Isidro en Teror); otra de cumbres, donde pre-domina
el pastoreo y el cultivo de cereales en extensión de
escasa exigencia pluviométrica, caso de Acusa en Artenara; y,
finalmente, aquellas zonas de parcelas asignadas a cultivo
intensivo de productos hortícolas, estando de forma habitual
localizadas estas huertas en el interior y arrabales de los nú-cleos
de población, aunque también se registra su presencia
en pagos con tierras de alta productividad, rentabilidad y
abundancia de agua (El Dragonal, La Calzada y Satautejo en
Santa Brígida, Valle de los Nueve o Jinámar en Telde). Ade-más,
en cada una de estas zonas se mantenían los tradiciona-les
cultivos de subsistencia orientados al abastecimiento y
reproducción de una amplia mano de obra barata de origen
campesino, susceptible de ser utilizada para la sucesivas am-pliaciones
e intensificaciones agrícolas. Esta reestructuración
interna del espacio agrario facilitó la diversificación y espe-cificación
de ia mano de obra campesina; su moviiidad hacia
las áreas de demanda; el incremento de la productividad, no
tanto por la mejora de las técnicas de cultivo y aperos de la-
268 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 3
branza, perfeccionados lentamente, como por la masiva intro-ducción
en las parcelas de una mano de obra no cualificada
procedente de las familias campesinas que aumentan sus
componentes al superar un mayor número de individuos la
edad pupilar, lo cual impulsó la productividad; el aumento de
la inversión, a través del capital conseguido por la comer-cialización
de los productos o por medio de la solicitud de
préstamos a interés; la mejora de los equipamientos con el
acondicionamiento de acequias, pozos, tanques, cercas y ca-sas
de labor por parte de los pequeños-medianos propietarios
y de los grandes hacendados l; la proliferación de ganado y su
estabulación, lo cual aportó el incremento de las partidas de
estiércol para la renovación del suelo y la reducción del bar-becho;
la extensión de la tierra de labor mediante las rotura-cioiies
de áreas de medianias ganadas U! monte, etc. Al iinim-no,
la población vio diversificada su dieta y aumentada
cuantitativamente su ingesta de alimento pues, a los cereales
-incrementado su consumo según se observa por la prolife-ración
de las construcciones de molinos harineros y la multi-plicación
del precio medio de sus arrendamientos 2-, se unie-ron
los aportes caloríficos de los nuevos productos (millo,
papa), todo lo cual permitió un reequilibrio entre producción
y población, es decir, el aumento de la productividad agrícola
sirvió para mejorar el abastecimiento y para alimentar a más
hombres. Esta situación sólo se verá alterada en las fases de
crisis del sistema con manifestaciones de sobremortalidad
catastrófica y conatos de tumultos. Dicho aumento poblacio-nal
se debió, básicamente, a que un mayor número de pám-
' SUÁREZ GRIM~NV,.: La propiedad pública, vinculada y eclesiástica en
GTÜX ~ü?W?'iüe n !ü C - S ~d e! ,4?lC@K? ,?@???e., MldfiC!, 1987. QIJINTANA AN-DRÉS,
P.: .Las manufacturas artesanales y el abastecimiento a la población
en Gran Canana durante el Seiscientos)), en XII Coloquio de Historia Cana-rio-
Americana, 1996 (en prensa); del mismo autor: La propiedad urbana en
Gran Canaria en el siglo XWI. Traspasos, alquileres e hipotecas, tesis doctoral
inédita; del mismo autor, Producción, ciudad y territorio: Las Palmas de Gran
Canaria en el Seiscientos, Las Palmas de Gran Canaria, 1997. En todas ellas
se dan ejemplo de inversiones dirigidas hacia la mejora del rendimiento de
los diversos bienes inmuebles de carácter productivo.
QUINTANA ANDRÉS, P.: «Las manufacturas...)), art. cit.
Núm. 44 (1998)
PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
WCLEOS DE POBLACION Y ALTITUD EN GRAN CANANA
Hoya P~lneda*
m El Palmar @ Dwonrlo
O
Fonranalcs m
m
Barranco Hondo.
m
henara m
m
Tejeda 8
m
O Aldea Blanca
De 400 a 792 mror
8 Mas de 800 mams
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 5
los pudieron llegar a la edad adulta, lo cual facilitó un aumen-to
del número de hombres para las tareas campesinas y de
artesanado, y la prolongación de la longevidad media de la
población. Además, la proliferación de una considerable canti-dad
de parcelas de tierra cedidas por el grupo de poder en
enfiteusis o a censo reservativo al campesinado para concen-trarlo
en torno a sus haciendas tuvo un evidente efecto positi-vo
sobre el vecindario, a ello se suma el aumento de la de-manda
de productos de primera necesidad y la circulación del
capital, el debilitamiento de la mano de obra esclava, dirigida
hacia la servidumbre y el artesanado, lo cual evitó la compe-tencia
en el mercado de una parte de la fuerza de trabajo
agraria o la concesiones hechas por los propietarios del suelo
agrícola para no disminuir sus rentas. En este aumento de la
peb!aciSn se ebsemU &bi!itUmiente de les lUzdeG unsión
de la familia campesina -muchas veces, constreñida sobre un
pequeño terreno con escasa capacidad para alimentarla-,
pues ahora las jóvenes parejas y los hijos que deseaban pros-perar
autónomamente se desplazarán hacia las áreas de
medianías, fundando familias neolocales, donde las ofertas de
trabajo, propiedad y prosperidad eran aparentemente superio-res
y, en menor medida, hacia zonas urbanas en las que las
posibilidades de progresar se habían reducido en parte ante las
características de la producción y redistribución de la riqueza
en Gran Canaria. Lógicamente, los grandes propietarios fue-ron
los más beneficiados en todos estos movimientos poblacio-nales
y productivos pero para ello debieron restructurar el
sistema de captación de rentas, poner nuevas parcelas en ex-plotación,
incrementar sus bienes mediante la solicitud de
datas, compras o usurpaciones de tierras realengas o cedien-do
parte de su patrimonio a censo enfiteutico o reservativo a1
campesinado. Un alto porcentaje de propietarios agrarios se
vieron en la necesidad de reconvertir sus antiguas tierras de
cañaveral en explotaciones parceladas y entregadas en lotes a
campesinos libres y antiguos esclavos o asalariados, también
cedieran a r a t a üíia süstanzia! parte de süs parzz!as de
medianías que tenían para su explotación directa. Las institu-ciones
civiles y eclesiásticas, en donde los poderosos parti-
Núm. 44 (1998) 271
6 PEDRO C. QUINTANA A N D RS~
cipaban directamente en su gestión, facilitaron y transfirieron
tierras de Propios y realengas para el asentamiento de esta
población campesina, aunque este hecho no les impidió
participar y tolerar las usurpaciones de los terrenos libres de
las áreas de medianías o próximos a las zonas más fértiles 3.
La parcelación de las grandes haciendas, la multiplicación de
pequeñas propiedades en las inmediaciones de las parcelas
agrícolas de más rendimiento o la intensificación de la explo-tación
ganadera en las zonas de cumbre de la isla encauzó el
flujo de parte de la mano de obra procedente de espacios de
gran concentración de habitantes -donde la multiplicación de
la media de números de miembros de cada familia había
provocado un desequilibrio entre productividad-consumo y
entre la extensión de la propiedad-la división sucesoria- ha-cia
los terrenos preferenciales de explotación (medianías, va-gos
en torno a las ciudades). Todo propició una ligera dismi-nución
de la presión social de los sectores más pauperizados
de la población sobre los bienes productivos, repercutiendo
dicha situación en la casi ausencia de conflictos agrarios en
Gran Canaria hasta finales del siglo xm, por contra de lo que
sucede en el siglo m11 4, al acoger estas parcelas a los hom-bres
sobrantes y evitarse las acusadas carencias en el merca-do.
Muchas de estas ampliaciones ganadas al monte y a las
tierras yermas se debieron a una labor individual, en algunos
casos hecha de forma esporádica, con escasos medios y mu-chos
sacrificios de lo cual apenas si queda huella en las fuen-tes
consultadas.
Además de esto, no se puede olvidar aquí el deseo del gru-po
de poder de mejorar sus ingresos de las rentas emanadas
del agro, debilitados tras la crisis del azúcar, que comenzaron
rneiinnrlrco moTl;~ntn n1 ~hactorirnientn men-aTln intprnn L1 L b b U p b I C I i L a- I I I b U I U I I C b bI U " U . , C b ~ I I I I I U I I C V I I I I L IUUV l l l C I l llV
y la venta de cereales, ganado y productos de huerta a las is-las
que habían intensificado sus cultivos de exportación al
exterior. Ellos van a fomentar el crecimiento de la población,
SUÁREZ GRIM~NV, . , op. cit.
SANTANGAO DOY,J . R.: «Crisis económica y confiictos sociaies en
Canarias (1660-1740)n, en Historia General de las Islas Canarias, tomo IV,
Las Palmas, 1977.
2 72 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
favorecerán a los trabajadores para mejorar sus condiciones de
productividad, auspiciarán las iniciativas roturadoras de las
tierras vírgenes y, como se ha mencionado con anterioridad,
no entorpecerán de forma habitual la sucesión de usurpa-ciones
de los medianos y pequeños campesinos en las áreas
realengas. La multiplicidad de rentas, el sometimiento de un
mayor número de campesinos a su poder y la captación de
bienes de forma indirecta (censos consignativos, enfiteusis,
aparcería perpetua) facilitaron a los propietarios seguir apro-piándose
de los bienes y fuerza de trabajo del campesinado,
muy necesarias para mantener en progresión el volumen de
sus gastos y su posición socioeconómica.
El auge de la productividad en el Seiscientos fue conside-rable,
después de superarse las crisis de 1627-1630 y 1648-
! 651, principalmente en !m re~dimientes de !es cereales
panificables y los productos hortícolas 5, cuyo principal reflejo
en Gran Canaria fue el enriquecimiento de los miembros del
grupo de poder cuyos ingresos dependían de estas rentas agra-rias,
caso del Cabildo Catedral, y de aquellos sectores de la
población encargados de su distribución en la isla y fuera de
ella. Localidades como Agüimes, Telde o Guía, donde se ubi-caban
amplios terrenos cerealísticos, puertos de salida de pro-ductos
hacia ~enerifeL, a Palma o Las Palmas y una densa red
de caminos, vieron acrecentado su poder jerárquico sobre sus
respectivas comarcas y potenciado su predominio social, al
asentarse en ellos un considerable grupo de destacados miem-bros
de la sociedad del momento (familia Cabrejas o Del Cas-tillo
en Guía, Jaraquemada o Castillo en Telde o Verdugo y
Albiturría en Agüimes). También estos núcleos de población
sufrieron profundas reestructuraciones internas con desplaza-mientos
pobiacionaies, urbanización cie ios espacios internos,
alza en los precios de sus bienes urbanos o un frenético auge
constructivo de edificios religiosos, civiles o propiedad de los
vecinos más destacados 6. A la vez, el número de pequeños
MAC~AHSE RNÁNDEZM, .: «Canarias y la 'crisis' del siglo XVII. La sin-gularidad
isleña,,, en Revista de Historia, núm. 176, pp. 179-206, La Lagu-na,
1993.
QUINTANA ANDRÉS, P.: La propiedad ..., op. cit. Del mismo autor, Mer-
Núm. 44 (1998) 273
núcleos de población, formados en muchos casos por hogares
neolocales de jóvenes parejas ', se multiplican rápidamente en
las zonas de medianías, así en Guía se pasa de unos 12-13
núcleos poblacionales registrados a mediados del siglo XVII a
más de 50 a fines de éste, localizados casi todos en el área
comprendida entre los 300-600 metros de altitud; en Moya, a
fines de la centuria, surgen casi 20 nuevos pagos, extendién-dose
este ejemplo a casi todos las comarcas del centro y nor-te
de la isla, aumentando aún más el peso de la renta agraria
frente a la artesanal.
En todo este organigrama de productividad agraria sobre-salieron,
por sus elevados rendimientos agrícolas, tasación en
el mercado, la inversión realizada en cada una de ellas por sus
dueños y la intensificación de la mano de obra que trabajaba
en su explotación, las huertas y cercados situados en el inte-rior
o extrarradio de los núcleos de población. El volumen de
estas parcelas registrado en las fuentes consultadas es escaso,
si se compara con otros tipos de terrenos -debido a las ca-racterísticas
edafológicas y pluviométricas de cada zona, así
como la especialización de la mano de obra, abundante nece-sidad
de agua para el riego y la diversificación de cultivos-,
pese a su gran producción por fanegada y el valor alcanzado
en el mercado de intercambios, sufriendo a lo largo del Seis-cientos
por sus peculiaridades, su acogida en el mercado, el
volumen de agua poseída y la calidad de la mano de obra en
cado urbano, jerarquía y poder social. La Comarca Noroeste de Gran Canaria
en la primera mitad del siglo XVIII, Las Palmas, 1995. ' En Gáldar, ya a finales del siglo XVIII, por medio de los padrones
eclesiásticos se llegan a registrar en un intervalo de un año más de diez
nuevos hogares en el núcleo, formados por jóvenes recién casados; véase
QUINTANA ANDRÉS, P.: «Una estructura urbana-vecinal del Antiguo Régimen:
Gáldar (1783-1804)~, en Anuario del Cabildo Insular de Fueríeventura, t. VIII,
pp. 123-150, Bilbao, 1995.
274 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 9
uno de los bienes cuya tendencia inflacionaria en su tasación
crece a medida que aumenta el proceso de amortización. Es
decir, la huerta y los terrenos urbanos son, en cierto modo, los
elementos a través de los cuales se puede medir las tenden-cias
del mercado agrícola y urbano, el aumento de la deman-da
de productos de primera calidad en la población asentada
en dichos núcleos y de la explotación de nuevas parcelas ur-banas.
Su estudio no es nuevo en Canarias, por lo significativo
que fueron para discernir las rentas agrarias del grupo de po-der
y tampoco lo es para otras áreas de la Península 9, obser-vándose
a través de los altibajos en sus intercambios y arren-damientos
el devenir de parte de la economía local.
El presente análisis se centraliza en la isla de Gran Cana-ria,
intentando complementar a otros ya realizados para diver-sos
tipos de bienes urbanos en ei periodo comprendido desde
1600 a 1700, caso de las viviendas, los talleres artesanales o
los molinos harineros 'O. A través de todos ellos se busca dar
CAMACHYO P ÉREZG ALD~GS.,: «El cultivo de cereales, viña y huerta
en Gran Canaria (1510-1537))). en Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 12,
1966. Al que se suma el análisis jurídico de los contratos agrarios de PERAZA
DE AYALAJ,. : «El contrato agrario y los censos en Canarias)), en Obras,
tomo 11, pp. 223-246, Santa Cruz de Tenerife, 1988. Núfi~z PESTANO, J. R.:
La dinámica de la propiedad de la tierra en Icod de los Vinos (1796-1830).
Transformaciones sociales y comportamiento económico en la crisis del Anti-guo
Régimen, La Laguna, 1984. Del mismo autor, ((Censos y tributos en Ca-narias
a fines del Antiguo Régimen,,, en VIII Coloquio de Historia Canario-
Americana, tomo 11, pp. 45-81, Madrid, 1991.
LEMEUNIERG,.: Economía, sociedad y política en Murcia y Albacete
(siglos xvr-XVIII), Madrid, 1990. ARTOLA, M.: ((Propiedad, asignación de re-cursos
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e! F ~ I ~ I IE. c,-o;zo;rz;'iid e ¿ii2a CiM&d poi.;iiUr~U en e[ Aiii@o &5giii.ien,
Valencia, 198 1.
' O QUINTANAAN DRÉSP, .: La propiedad ..., op. cit. Del mismo autor: «Las
manufacturas...)), art. cit., y «Alquileres e inquilinos. Los arrendamientos
Núm. 44 (1998) 275
una percepción de un espacio urbano complejo, no ceñido
sólo a unas funciones históricas precisadas de antemano y
volcadas hacia una determinada labor, sino que éste se articu-la
desde diversas necesidades, querencias y actitudes de los
grupos sociales asentados en él.
Este estudio comprende no sólo las huertas y parcelas
urbanas de la capital de la isla, pese a ser la única ciudad de
Gran Canaria durante la Modernidad, extendiéndose el análi-sis
a otros núcleos que, pese a no alcanzar esta categoría y
rango, por las funciones desempeñadas sí tienen o adquieren
durante el siglo XVII un espacio y jerarquía definida dentro de
la isla. De esta manera, se han recogido los datos sobre par- a
celas y huertas situadas en Agüimes, Arucas, Firgas, Gáldar, N
E
Guía, Moya, Las Palmas, Teror y Telde no evaluándose, por O
Cgiiim, 10s datos de hüei-tas aisladas en =tras áreas, especial- --- m
mente las cercanas a la capital de la isla, como las enclavadas O
E
en los citados pagos de El Dragonal-La Calzada (Santa Brí- E
2
E gida), San Lorenzo y Tamaraceite (Las Palmas) o los de una -
de las huertas más antiguas de la isla, perteneciente al Obis- 3
po, situada en el pago de El Carrizal (Agüimes)". Principal- O--
mente, se ha recurrido para su recopilación a los protocolos m
E
notariales aunque para varios términos de Gran Canaria, tal O
como sucede para los núcleos de Agüimes y Telde, y diversas -
etapas de la centuria apenas si han podido arrojar datos de a-E
interés por su considerable deterioro. l
Las huertas y parcelas cumplían un papel de abastecedores --
de productos de hortofructícolas a los moradores de los nú- 3
cleos e, incluso, de cereales cultivados en aquellas parcelas O
más extensas y situadas en terrenos menos feraces. En ellas
se plantaban de forma habitual múltiples productos, destacan-do
entre eiios: OS cuitivos arborescentes como los plátanos,
urbanos en Las Palmas entre 1600-166.0», en Anuario de la Facultad de Geo-grafía
e Historia de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, núm. 1,
pp. 97-1 16, Las Palmas de Gran Canaria, 1992. En todos ellos se hace refe-rencia
a una prolija bibliografía sobre el tema.
" Esta huerta, situada en el citado pago, formaba parte de los bienes
del Obispado como mínimo desde 1483; véase MILLARES TORRES, A.: Histo-ria
General de las Islas Canarias, Las Palmas de Gran Canana, 1977.
276 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
, i / CRECIMIENTO URBANO DE LAS PALMAS DURANTE EL EL SIGLO XVll
higueras, durazneros, naranjeros, morales, etc.; en los dedica-dos
exclusivamente a los productos hortícolas: cebollas, ajos,
pimientos, coles, habichuelas, altramuces, nabos; y otros plan-tados
por su auge dentro de la dieta del isleño como el millo,
la papa, la batata, las arvejas, etc. Dicha feracidad y riqueza
de huertas, parcelas y jardines enclavados en Las Palmas en
el siglo XVIIe, ra descrita con gran precisión por un contempo-ráneo,
el franciscano fray José de Sosa, cuando reseñaba que:
«muy rara es la cassa ue no la gosa por la abundancia
de agua que corre por 9 as calles todo el año, la qual co-múnmente
sobra de las huertas hortelanas que ciñen la
ciudad en quales quienes se cogen diversas verduras, co-les,
nabos, cebollas, lechugas, etc., que en ellas todo el
año no se halla otra cossa sacando muchos giguerales y
sus brebas las mexores de ei mundo, y piatanaies que
guardan sus orillas, sirven muchas veses de vallados. (...)
pues de enero a enero tiene berdura fresca sin salir de la
mesma ciudad a buscarla a otra arte, ni aún de su casa
de cada uno porque a la puerta f legarán jumentillos car-gados
que traen los hortelanos vendiendo para que
escoxa su criado la que mexor gustare a su dueño» 1 2 .
Su porcentaje dentro del total de bienes urbanos es bastan-te
difícil de precisar para todos los núcleos estudiados por la
falta de datos, la urbanización de algunas parcelas o la ambi-güedad
de las fuentes. Las características estructurales, la dis-tribución
de los bienes inmuebles por el núcleo y los procesos
de urbanización influyeron en el volumen de huertas y cerca-dos
existentes en el exterior o interior de cada población. Den-tro
de esta línea, un estudio realizado sobre la propiedad ur-bana
y su tipología en Las Palmas para el último tercio del
siglo XVII 1 3 , arroja como dato más significativo que aproxi-madamente
una cuarta parte del espacio intramuralla estaba
ocupado por huertas y cercados. Si todos estos inmuebles se
l 2 DE SOSAf,r ay J.: Topografía de la isla afortunada de Gran Canaria,
Madrid, 1994, pí;. 62-63.
l 3 QUINTANA ANDRÉS, P.: Producción, ciudad y territorio: Las Palmas de
Gran Canaria en el Seiscientos. El estudio se realiza sobre 1.188 inmuebles
localizados en la ciudad.
278 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
reducen a unidades, según sus límites y propietarios, los por-centajes
se transforman, pues los cercados representan sólo el
2,2 por 100 de los inmuebles urbanos, un total de 27 de los
que el 62,9 por 100 se ubicaban en el barrio de Vegueta. Por
contra, las huertas y casas acompañadas por cercados se ele-van
a un total de 73 bienes, el 6,l por 100, sobresaliendo por
su número las situadas en el barrio de Triana, el área norte
de Las Palmas, con el 58,9 por 100 de ellas. Es decir, un es-pacio
plenamente urbano como la capital de la isla contaba
con una considerable extensión de terreno, no tanto por el
número de diferentes bienes inmuebles como por su extensión,
que lograron abastecer de numerosos productos a sus ciuda-danos
y evitar una dependencia absoluta de los cultivos pro-cedentes
de las áreas rurales. Pese a ello, se aprecia una lenta
rLVnI I IlIUmLUL~IV+I I ~ c ; A UmAL- !eS terrefie~d e mefisr predUctividud e
manos de pequeños-medianos propietarios. Desde el segundo
tercio del siglo XVII, véase el plano adjunto, en Las Palmas se
genera un proceso de urbanización acelerada de ciertas par-celas
que hasta esos momentos se dedicaron a los cultivos
hortofructícolas y de cereales, especialmente en barrio de
Triana. Puntualmente, a comienzos de la centuria se habían
utilizado algunos cercados intramuralla por el Hospital de San
Lázaro para construir su nueva sede 14, por las monjas de San
Bernardo para ampliar su convento o en la dotación de terre-nos
para erigir la ermita de San Sebastián cerca del embarca-dero.
Pero estas primeras actuaciones sobre los terrenos y
j4 QUINTANA ANDRÉS, P.: Las sombras de una ciudad: Las Palmas des-pués
de Van der Does (1600-1650) (en prensa). Al unísono que tomaba estas
parcelas, el Hospital entrega a Francisco Hernández, vecino de la ciudad,
~2s.s y s i t i ~ s estah. afitig~is. e&, r e d ~ ~ i2& x i n l s p r e ]
ataque de la armada holandesa de 1599, con 2,5 fanegadas de tierra y una
hora de agua por 1.875 maravedís de renta anual. También, en 1624, se da
a Rodrigo Álvarez, labrador, otras 3,5 fanegadas de tierra fuera de la porta-da
de la muralla norte, donde decían «San Lázaro el Viejo)), con una hora
de riego del heredamiento de San Francisco. Se traspasa mediante censo
reservativo de 2.1 12 maravedís anuales; véase Archivo Histórico Provincial
de Las Palmas, Protocolos Notariales. Escribanos: Hernán García Cabeza y
Francisco de la Puerta. Legajos 1.050 y 1.077, folios rotos y 386recto-389r.
Fechas: 1614 y 4-8-1624.
Núm. 44 (1998) 279
, 1 1 PLANO DE LAS PALMAS Y DISTRIBUCI~N POR IfOJAS
8 Tenerla
O Tierra
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 19
huertas de menor productividad van a verse superadas desde
1630-1650 con la urbanización de las parcelas comprendida en
torno a La Laguneta del barrio de Triana -entre la llamada
calle «Nueva» y la calle del «Capitán Salvador Perdomon- al
acondicionarse como solares casi todo el espacio, abarcando
también el amplio cercado de Mendo Pino, situado al norte
de ambas vías, el cual a comienzos del siglo era sólo un gran
terreno de cultivo de cereales donde sólo se ubicaba la casa
del citado Pino y el mesón que regentaba, llamado «Del
Rey» 1 5 . La misma situación se genera en otros cercados de
rendimiento medio escaso localizados en torno al convento de
San Bernardo de Las Palmas, destinándose sus terrenos para
la construcción de viviendas y dependencias del citado conven-to
16. También desaparecen parcelas productivas de reducidas
Uimcixiones eii !os alrededores de! cofivento de San Francis-co,
en donde a mediado de los años sesenta del siglo XVII se
funda el convento de Santa Clara 17. En otras áreas de la ciu-dad
acontecen las mismas transformaciones, urbanizándose
los cercados dedicados al cultivo de cereales y preservándose
a las huertas destinadas al abastecimiento de hortalizas, debi-l5
QUINTANA ANDRÉS, P.: La propiedad ..., op. Cit. Aún en 1650 el Cabil-do
Catedral percibía por el «Mesón Pintadon, en que «oy están pintadas las
armas reales)) (fol. 199r.), los sitios y tierras 1.125 maravedís anuales por
las misas perpetuas impuestas por María Correa; véase Archivo Cabildo
Catedral de la Diócesis de Canarias, Actas del Cabildo, tomo XVII. Sesión
de 4-5-1650.
l b En 1681 el convento adquiere a Pedro Hernández una vara de tie-rra
y su macho, de una vara de ancho, con tres higueras y pie de pla-taneras,
destinándose este huerto para la fábrica de los dormitorios de
dicho cenobio. La propiedad se compra por 52.800 maravedís; véase
A.H.?.L.?., Pí-O:OCO!OSN o:aria!es. Escribum: Sa!tasar Gmzá!ez Pereru. Le-gajo
1.256, fols. 305r.-309r. Fecha: 21-8-1681.
I 7 QUINTANA ANDRÉS, P.: La propiedad ..., op. cit. El convento adquiere
a Francisco de la O, maestro de gramática de la Catedral, una casa con su
huerta por 299.712 maravedís (con un total de 235.602 maravedís de
gravámenes) y otras casas altas con jardín y huerta al abogado don Félix
de! Castillo Cabeza de Vaca, que eran las antiguas viviendas del prior del
Cabildo Catedral Bartolomé Cairasco, por 1.267.200 maravedís. De éstos,
422.400 quedaron en manos del convento como dote de doña Magdalena
del Castillo, hija del vendedor.
Núm. 44 (1998) 285
20 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
do a su valor en el mercado. Las zonas próximas a los con-ventos
de Santo Domingo y San Agustín la, calle de Osorio, de
la AcequiaIReyes etc., serán las que destaquen por la proli-feración
de viviendas del grupo de poder construidas sobre
antiguos cercados, la mayoría estaba aún en plena producción
a finales del Quinientos. La llamada calle «Nueva», que salía
de la plaza de Santo Domingo, y los edificios construidos en
sus márgenes surgen sobre antiguos terrenos de labor dedica-dos
a los cultivos de cereal, igual que algunas casas asentadas
en las otras vías mencionadas. Por contra, sobresalen las mo-radas,
cercados y huertas situadas al norte de la Plaza Real,
caracterizadas las viviendas en un gran porcentaje por su
amplitud y las grandes dimensiones de sus terrenos de labor,
casi todas en manos del Cabildo Catedral y del Obispo. Ellas
se convertirán en la época contemporánea en uno de los es-pacios
que soportarán la considerable expansión urbana de
Las Palmas.
Como Las Palmas, otras localidades de la isla experimen-taron
unas importantes transformaciones urbanas en el trán-sito
del siglo XVII al XVIIIr, educiendo la extensión de las tie-rras
dedicadas al cultivo en aras de la multiplicación de las
viviendas. Tal como se observa en el padrón mandado a reali-zar
por el obispo García Jiménez 19, pese a su disparidad de
cifras y su escasa fiabilidad, el número de viviendas crece de
forma significativa a fines del siglo XVII en Gran Canaria, este
aumento repercute en la fisonomía de los núcleos, aunque
muchas de las nuevas construcciones empadronadas se reali-zarían
en las áreas de medianías. Entre 1676-1688 en Gran
Con anterioridad el mayordomo de la ermita de la Vera Cruz, situa-da
en la parcela urbana que ocuparía en la década de los años sesenta el
citado convento, adquiere a Bernabé Matías una tenería y su terreno para
demolerla y hacer plaza delante del edificio. El costo de la operación fue
de 70.000 maravedís, de los cuales la mitad se dieron al propietario y la
otra mitad, compuesto de una carga censal, se impusieron sobre otras vi-viendas
patrimoniales de la ermita; véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales.
Escribano: Andrés de Rosales. Legajo 957, fols. 146r.-148r. Fecha: 1627.
l 9 SÁNCHEZH ERREROJ,. : «La población de las Islas Canarias en la se-gunda
mitad del siglo XVII (1676-1688)», en Anuario de Estudios Atlánticos,
núm. 21, pp. 237-418, Madrid, 1975.
286 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 2 1
Canaria se registra un 33,4 por 100 de nuevas viviendas, que
pese a ser una cifra discutible, pues hay grandes variaciones
en la contabilidad entre un año y otro, sí indican un evidente
crecimiento sostenido de la urbanización. En parte, los datos
encontrados sobre las propiedades urbanas y su tipología re-afirman
la mencionada tendencia, tal como se observa para
tres núcleos de la comarca Noroeste de la isla durante la pri-mera
mitad del siglo XVIII, al colmatarse sus espacios libres con
cierta celeridad en un breve período de tiempo. De esta ma-nera,
en el núcleo de Moya, que a mediados del Seiscientos
se caracteriza por un plano urbano abierto y con un alto por-centaje
de huertas y cercados en su interior, se comprueba
como a mediados de la siguiente centuria sólo se registra un
4,4 por 100 de bienes con esta peculiaridad en su interior. En
Guía, con un espacio urbano constreñido por su localización
entre dos barrancos - e l de Las Garzas y el de Guía, de don-de
se obtenía el agua de su abastecimiento y se ubicaban los
molinos harineros-, los arrifes de la cuesta de Caraballo y la
Vega del lugar, el número de huertas y cercados internos y los
enclavados en el extrarradio quedan limitados drásticamente
desde mediados del siglo XVII, cuando se comienzan a unificar
el llamado barrio de «Arriba», en el cual habitan los sectores
con menos recurso de la Villa, con el de «Abajo». En este es-pacio
entre ambos barrios se construyen viviendas que, de for-ma
habitual, quedaron en manos de los medianos rentistas del
lugar, desapareciendo en esta urbanización acelerada varios
cercados dedicados a la producción de cebada y trigo en la
cuesta de Caraballo y aledaños de la Plaza Real. En el Sete-cientos
las únicas parcelas y huertas registradas en la Villa
pertenecen a los grandes propietarios, caso del capitán Juan
de Vitoria, o al convento franciscano de San Antonio de Gál-dar.
Si Guía dentro del mismo perímetro urbano tenía en 1688
sobre las 400 viviendas, a mediados del siglo XVIII se conta-bilizan
527, a las que se deben añadir unos 28 solares y 17
cercados o huertas. A su vez, de las 527 viviendas sólo 16 de
ellas poseían huertas, casi todas por debajo de los 5 celemi-nes
de extensión, suponiendo a la larga una considerable de-pendencia
de las zonas exteriores para el abastecimiento de
Núm. 44 (1998) 287
sus habitantes *O. Quizá el caso más significativo, ante la au-sencia
de datos para otros núcleos de los que vamos a tratar
en este análisis, sea el de Gáldar, cuyo núcleo principal experi-menta
una radical transformación interna en su trazado urba-no
desde finales del siglo XVII y perdurarán hasta el período
1740-1750. De las 226 viviendas que se enumeraban para su
término en 1688 se pasa, en apenas medio siglo, a 343 sólo
en el interior del núcleo principal, construyéndose varias de
ellas a costa de los amplios cercados que, como el de «San
Miguel» o «Santiago», se parcelaron y se vendieron para reali-zar
casas, a los cuales se adjuntaban cercados o huertos de
regular tamaño. De estas 343 viviendas el 35,2 por 100 poseen
parcelas de tierras, sirviendo de huertos o cercados donde se
planta millo, papas, trigo y10 árboles frutales. Además se aña-de
2 esta re!üciSn otras 95 Urbur,as cjüe especi-ficamente
se recogen en la documentación como cercados o
huertas, localizándose las más productivas en los barrios
periféricos: «San Sebastián~, «Pardelero», «Santiago», etc.
Todo ello nos indica como una parte de las áreas de los prin-cipales
centros de población dedicadas a cultivos extensivos,
sobre todo cereal y, en menor medida, a la horticultura, fue-ron
urbanizadas desde mediados del siglo XVII pero no de
manera sistemática, ya que una gran parte de este terreno lo-calizado
en zonas con graves carencias de terrenos urbanos
fueron adquiridos y construidos por medianos propietarios
y rentistas, únicos sectores de la población con posibilidad
de pagar una renta media anual elevada por el disfrute de
unos terrenos extenso para la construcción de amplias vi-viendas
y huertas o jardines de recreo. También los grandes
propietarios incrementaron, en un proceso de ostentación y
poder, con el incremento de la extensión y boato de sus vivien-das
a costa de jardines, huertas y terrenos adyacentes a sus
mansiones.
*O QUINTANA ANDRÉS, P.: Mercado urbano ..., op. cit.
288 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACIÓN DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS
1. Los traspasos de huertas y cercados
Uno de los principales factores intrínsecos de estos bienes
está en su valor y predominio dentro del mercado de inter-cambios
de bienes carácter urbano durante el siglo xvrr. Su
peso específico dentro del conjunto de bienes inmuebles, por
el volumen de capital movilizado por el vendedor y compra-dor,
será en ciertos momentos de gran impacto en el circuito.
Durante el siglo XWI en Gran Canaria se han recogido un to-tal
de 6.699 intercambios de propiedades urbanas, con una
inversión global de 5 17.273.368 maravedís, siendo el desembol-so
medio por bien de 77.216,5 maravedís, con evidentes osci-laciones
entre períodos, lugares y tipos de bienes. En el mer-cado
de intercambios ias huertas y cercados urbanos sólo
representan porcentualmente el 3,7 por 100 de los bienes, un
total de 252 compra-ventas. Por contra, la inversión total rea-lizada
para adquirir dichos bienes se eleva a un volumen de
36.406.486 maravedís, es decir el 7,O por 100 del global, con
una promedio de 144.470 maravedís por venta, lo cual dupli-ca
la media general.
Aunque con graves dificultades para su seguimiento por el
deterioro de la documentación o las abundantes contradiccio-nes
en la que entra parte de las existentes, algunas de las pro-piedades
intercambiadas volvieron al mercado una vez más en
38 ocasiones, es decir, el 15,O por 100 de las escrituradas, sin
que exista una única razón para su nuevo cambio de propie-tario.
De las citadas 7, el 2,7 por 100 del global de los traspa-sos,
se introdujeron en el mercado tres o más veces, siendo la
mayoría bienes integrantes de patrimonios de instituciones
religiosas y pías que los intercambiaban mediante el pago de
un censo de carácter enfitéutico o reservativo. Dichas institu-ciones
los insertaban en el mercado tras previa incautación a
los usufructuarios cuando éstos no podían abonar los réditos
en momentos de crisis por la coyuntura económica particular
o general, la faita de rendimientos de la propiedad, enferme-dad
o muerte del titular, etc. Así, el Cabildo Catedral, como
depositario de la capellanía de Nuestra Señora de la Antigua
Núm. 44 (1998) 289
24 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
y de la dotación de doncellas del deán Zoilo Ramírez, traspa-sa
a censo enfitéutico en cinco ocasiones, en un intervalo tem-poral
de ochenta años, una huerta de árboles htales, con su
casa y con dos días y noches de agua de su riego, situada jun-to
al Hospital de San Martín2'.
CUADR1 O
VOLUMEN DE TRASPASOS E IWERSI~N EN LA COMPRA-VENTA DE HUERTAS
Y CERCADOS URBANOS EN GRAN CANARIA ENTRE 1600-1700
(en maravedís)
NÚMERO DE VENTAS INVERSI~N GRAVAMEN
ANOS
Las Palmas Resto Las Palmas Resto Las Palmas Resto *
Falta el valor de una venta. * Agüimes, Amcas, Firgas, Gáldar, Guía, Moya, Telde y Teror.
Fuentes: Protocolos Notariales y Actas del Cabildo Catedral.
NOTA: Elaboración propia.
Se había dado a censo a Diego de Vera el 31-7-1582 por 15.000
maravedís de renta anual. Su viuda, Ana Hernández, y su hijo la vendie-ron,
por no poder pagar los corridos del gravamen, a Pedro Hernández el
4-1-1614, al cual sucedió María de Tobar, que la cedió a Felipe de Jesús,
290 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 25
La compra-venta de estos bienes en Gran Canaria tiene
varias fases marcadas por tres grandes condicionantes: la
evolución de la economía regional, el proceso de acumulación
de bienes del grupo de poder y la conservación de las fuentes,
siendo esta última muy importante para entender las cifras en
diversos períodos, como el comprendido entre 1625- 1635, al
imposibilitar su deterioro obtener unos resultados cercanos a
la realidad. En general, el volumen total de transacciones in-dican
un progresivo estancamiento de los intercambios de bie-nes
en la ciudad y un leve aumento en las áreas rurales a
partir de la segunda mitad del siglo XWI. Durante el primer
tercio del siglo XWI en Las Palmas hay un evidente aumento
de las transacciones en el mercado a causa de la puesta en
venta de varias propiedades de las instituciones religiosas
(conventos de Santo Domingo y de San Francisco, Hospital de
San Lázaro, Cabildo Catedral) pues, a través de ellas, querían
hacer líquido parte de sus patrimonios para hacer frente a la
reconstrucción de sus edificios tras el ataque de Van der Does
en 1599. Esta proliferación de propiedades en el circuito de
intercambio no serán adquiridas de forma masiva por el gru-po
de poder, ya que una sustancial parte del capital generado
por el comercio no se había dirigido aún de manera diáfana
hacia la acumulación de tierra, en un proceso cuyo término
será la vinculación de gran parte de las parcelas más produc-tivas,
como las que nos ocupa. Además, a comienzos del xw~
existían aún numerosos cercados y terrenos de labor en una
ciudad con un plano urbano donde el espacio agrario interno
entre sus murallas y sus arrabales tenía todavía una gran im-portancia.
En los núcleos rurales la situación es parecida a la
de la ciudad, pues no se ha producido de forma generar una
siéndole ratificada la venta por el Cabildo Catedral el 1-12-1634. Con la ave-nida
de Barranco de Las Palmas y el arrasamiento de parte de esta huerta
su rédito anual se situó en 13.500 maravedís y se le dio a Juan Estévez y
su hermana. Posteriormente, Felipe de la Cruz la traspasó a Bartolomé de
Zerpa ei 13-9-1665, dandoie ei Cabiido Catedrai ei bien por dos vidas ei 15-
2-1666 y un total 13.000 maravedís anuales; véase A.H.P.L.P., Protocolos
Notariales. Escribano: Juan de Vergara Renda. Legajo 1.310, fols. roto. Fe-cha:
15-2-1666.
Núm. 44 (1998) 29 1
2 6 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
concurrencia de este tipo de bienes en el mercado, aunque no
conocemos, por el deterioro de los protocolos notariales, la
situación vivida en núcleos de tanta importancia como Telde,
aunque sospechamos sería paralela a la del resto de la isla.
Los registros de compra-venta de huertas y cercados urbanos
dentro de estos núcleos son escasos e, incluso, las referencias
a la propiedad urbana en general son mínimas para Firgas,
Arucas, Moya o Gáldar, aumentando su presencia en las fuen-tes
consultadas después de la segunda mitad del siglo XVII,
cuando el peso de los grupos asentados en sus núcleos se va
lentamente imponiendo a otras áreas de la comarca.
lNVERS16N Y GRAVAMEN DE LAS HUERTAS Y CERCADOS TRASPASADOS EN LAS PALMAS
w lNMRS16N
GRAVAMEN
Si se atiende al valor medio de las propiedades intercam-biadas
en Las Palmas, se comprueba como en el primer ter-cio
del Seiscientos se eleva hasta los 154.776 maravedís, con
un 29,s por 100 de gravamen, es decir, de capital inmovilizado
para abonar los censos establecidos sobre la propiedad. En las
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 2 7
áreas rurales el promedio es sensiblemente más bajo, 72.687,
con unas cargas censales generales del 8 por 100. En el segun-do
tercio del Seiscientos, eliminando el período 1626-1630 por
la falta de datos, se comprueba que las medias se incrementan
en Las Palmas hasta los 150.956 maravedís, aunque también
las cargas impositivas sobre las propiedades suponen el 45,9
por 100, mientras en las áreas rurales se llega hasta los 87.155
maravedís, triplicándose, por contra, el gravamen hasta el 28,9
por 100. Este aumento de los precios está en parte motivado
por el incremento de la presión del grupo de poder sobre la
tierra, el cual la adquiere tanto para venderla con posteriori-dad
mediante un elevado censo reservativo o arrendarla. Qui-zá
el caso más significativo sea el del Hospital de San Lázaro
el cual, tras un período inicial donde precisó enajenar gran
parte de sus huertas y cercados, a mediados del siglo comien-za
a recuperar a algunos de ellos por incautaciones o compra
directa. Así, en 1625 la institución enajenó a Amador Gonzá-lez
una huerta a la espalda del Hospital con una hora y cuar-to
de agua del heredamiento de Triana por una cantidad de
120.000 maravedís a censo perpetuo, volviéndola a recuperar
en 1647 por un total de 168.000 22. En 1625 aconteció lo mis-mo
con otro cercado entregado a Sebastián López, hortelano,
situado junto a la puerta de la iglesia del Hospital, por un
principal de 96.000 maravedís a censo perpetuo, recuperándolo
el establecimiento en 1651 por 168.000, es decir, con un 42,9
por 100 de incremento en su valor 23. También se producen
este tipo de registros en otras zonas, caso de Telde donde el
presbítero Miguel Álvarez de Miranda adquiere en 1651 el cer-cado
y casa llamado de «La Torrecilla», cercano a la plaza de
la calle de La Cruz. con una noche de agua del Heredamiento
22 El terreno y agua es traspasado por el Hospital a Amador González
en 1625, vendiéndolo éste a Juan de Monguía y Francisca Martín, su mu-jer,
en 1631 por el principal del tributo; véase A.H.P.L.P., Protocolos Nota-riales.
Escribanos: Juan Fernández Fleitas y Luis Ascanio. Legajos 1.089
y i.258, fois. 73r.-i5v. y 73r.-75r. Fechas: i8-4-i625 y i9-i2-ió47.
23 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Juan Fernández Fleitas
y Luis Ascanio. Legajos 1.089 y 1.262, fols. 76r.-79r. y 197r.-199vuelto. Fe-chas:
18-4-1625 y 6-5-1651.
Núm. 44 (1998) 293
2 8 PEDRO C. QUINTANA ANDRBS
Mayor de la Vega del lugar, por 140.000 maravedís, traspa-sándolo
14 años después por la considerable cantidad de
284.000 maravedís, un 51,8 por 100 más 24. La razón funda-mental
de estos amplios desembolsos para dichas adquisicio-nes
está, como se ha mencionado, en la rentabilidad de su
arrendamiento lo cual, una vez superados los críticos episo-dios
de la primera década del Seiscientos, permitió a las insti-tuciones
como el Hospital de San ~ á z a r ovo lver a adquirir las
huertas y cercados urbanos enajenados por la necesidad. Por
ejemplo, el citado Hospital compra una de sus antiguas huer-tas,
la de Sebastián López, para entregarla en arriendo por
14.400 maravedís al año de renta, triplicando esta cantidad el
lNVERSldNGRAVAMEN DE LOS CERCADOS Y HUERTAS VENDIDOS EN LOS NÚCLEOS RURALES
INVERS16N
GRAVAMEN
l
24 El cercado tenía sobre él 140.000 maravedís de principal a favor de!
convento de San Pedro Mártir de Las Palmas; véase A.H.P.L.P., Protocolos
Notariales. Escribano: Baltasar González Perera y Diego Álvarez de Silva.
Legajos 1.229 y 1.282, fols. 90v.-9411. y rt. Fechas: 26-3-1651 y 12-1665.
294 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 2 9
censo enfitéutico que anteriormente percibía por ella 4 . 8 0 0
maravedís-. Por esta operación obtenía la renta en dinero y
la posibilidad de modificarla en cualquier momento para
alcanzar mayores ganancias por su explotación 25. El aumento
de las cargas censales se debió al considerable endeudamien-to
en el que van entrando muchos propietarios, sobre todo
medianos y pequeños, a causa de las reiteradas crisis del sis-tema
productivo, la presión del grupo de poder y a la posibili-dad,
por su valor, de imponer sobre ellas censos consignativos
o perpetuos que, a la larga, obligarían a sus propietarios a
perder la huerta o cercado mediante venta, remate o incauta-ción.
Al incremento de precio de este tipo de bienes se sumó
el creciente proceso de amortización sufrido por varias de
ellas, impidiendo su entrada en el mercado, así como la acu-muiación
de este tipo de bienes que comienzan a realizar al-gunos
miembros de grupo de poder. Entre estos últimos so-bresale
el capitán Diego Ponce de León, el cual posee en 1660
una huerta de una fanegada de extensión, denominada popu-larmente
de ~Matagatosnu, n cercado de 1,5 fanegadas, en los
alrededores de la ermita de San Roque, dos cercados con 2,5
fanegadas en ~ e ~ u e tcaon, una noche y 2,5 horas de agua del
Heredamiento de La Mina, además de una casa alta, a lo que
se añadía un cercado fuera de la muralla sur de la ciudad
llamado de «La Longueran con media hora de agua, propie-dades
que le proporcionaba anualmente unas ganancias por
arrendamientos de 78.336 maravedís 26. El fuerte aumento de
25 El cercado es arrendado a Diego Hernández por ocho años y por la
citada renta anual; véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Diego
Álvarez de Silva. Legajo 1.276, fols. 121r.-123r. Fecha: 4-4-1658.
En 1674 junto a «La Longuera)) situada en exterior de la muralla
sur de Las Palmas el citado capitán Diego Ponce de León funda una ermi-ta
bajo la advocación de San José, con la intención de que «se dijese misa
a los vecinos pobres de aquellos cercados que, por sus labrancas y ocupa-ciones
y falta de ropa y bestimenta, quedavan sin ella». En la ermita colo-ca
el cuadro del patrono, impone una capellanía de misas todos los domin-gos
y f u d a uria dota~iónp erpetua de i2.666 maraveciís cie ayuda a una
doncella huérfana para su dote, además de establecer 960 maravedís anua-les
para reparos del edificio. Todo lo sitúa sobre el mencionado cercado de
«La Longuera)). En 1686 este miliciano funda en la citada ermita una
Núm. 44 (1998) 295
3 0 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
la demanda de productos agrícolas por una población en ple-no
crecimiento demográfico y por el incremento del consumo
del grupo de poder -el cual toma cada vez mayor número de
bienes de todo tipo para ostentación, acumulación y derro-che-,
la carencia de ciertos abastecimientos del exterior, so-bre
todo con las reiteradas crisis agrarias generadas en las is-las
de Fuerteventura y Lanzarote desde el segundo tercio del
siglo XVII 27, y la incidencia de conflictos con otros países, es-pecialmente
con la restauración de Portugal, que privó duran-te
un tiempo a las islas de ciertos productos elaborados, in-fluyendo
en el efímero desarrollo de parte del artesanado
loca1 28, y de otros de subsistencia, la progresiva desviación del
capital circulante hacia la acumulación de tierras por parte del
grupo de poder, buscando asegurar las rentas en unos momen-
:as &C-.; U-II:LLIL'-Il; l -L--V"Y.m U+ I ILUl ..--u. , &c., L.---- -.-.+--c ~otorm;n~n+onr
IULI V I L f U L L V I LJ U L L L L I I I I I I C L I I L L J LII
la presencia de estos bienes en el mercado y en la evolución
de la tasación.
Finalmente, en el último tercio del Seiscientos aumentan
los traspasos de forma fundamental, si nos referimos a Las
Palmas, entre miembros del grupo de poder y de pequeños y
medianos propietarios a favor de los hacendados asentados en
los principales núcleos rurales. Las cifras de ventas, inversión
y gravamen se expanden de forma sustancial, independien-temente
del incremento de un 25 por 100 que experimenta en
Canarias el valor del maravedí como moneda contable a par-tir
de 1686 por el coste de fábrica y transporte desde la Penín-sula.
En general, el incremento del valor medio de las propie-dades
es considerable, pues entre 1661-1 700 en Las Palmas se
alcanzan por venta los 205.488 maravedís, un 26,6 por 100
capellania de misas todos !os d o r n i~g~y sd ias festivas, a redizar per !m
franciscanos, con 10.656 maravedís de renta para el capellán y 1.056 para
el sermón el día del santo, situándolo todo sobre el mencionado cercado;
véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Melchor Gumiel de
Narváez y Diego Álvarez de Silva. Legajos 1.382 y 1.297, fols. 155r.-156r.
y 64v.-66v. Fechas: 8-5-1674 y 23-4-1686. *' OUINTANA ANDRÉS, P.: «Las crisis agrarias en Fuerteventura y
Lanzarote en la primera mitad del siglo XVII», en VI1 Jornadas de Estudios
sobre Fuerteventura y Lanzarote, tomo 1, pp. 75-102, Bilbao, 1997.
28 QUINTANAA NDRÉSP, .: «Las manufacturas...», art. cit.
296 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
más que en el tercio anterior, situándose en unos porcentajes
muy parecidos los gravámenes establecidos sobre los bienes,
un 43,6 por 100. En los núcleos rurales la situación es similar
con propiedades que llegan a una media de valor en el mer-cado
de 124.727 maravedís, un 30,2 por 100 de incremento
con respecto al período comprendido entre 1635- 1660, pero
también con una significativa carga censal del 32,2 por 100.
En esta fase las últimas propiedades libres con altos rendi-mientos
existentes se integran en el circuito de intercambios
de Las Palmas, aunque cargadas con numerosos censos con-signativos
y perpetuos impuestos a lo largo de la centuria im-posibles
de abonar por sus poseedores tras las reiteradas
coyunturas que afectan a sus economías. Esta es la causa con
mayor influencia sobre los vendedores en este tercio del siglo,
tal como sucede cori Isabel Ramos, viicda de don Pedro Pala-cios,
la cual traspasa, ante la imposibilidad de abonar las car-gas,
al licenciado Juan Díaz de Padilla el cercado nombrado
de «La Labradoran, con 17 horas de agua de riego, por un
total de 1.440.000 maravedís de los que sólo 304.410 fueron a
parar a manos de la vendedora, al ser el resto el principal de
diversos gravámenes, recayendo en el comprador un total de
1 .O71 .99O 29. En 1694, dicho cercado proporcionaba una renta
al año de 12.000 maravedís y una fanega de millo 30. Pero tam-bién
dentro del mercado otros factores mediatizan la entrada
de propiedades en el circuito de intercambios: la necesidad de
capital del vendedor para desplazarse a otros lugares 3L, el
29 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Lázaro Figueroa Vargas.
Legajo 1.432, fols. 43 lr.-433r. Fecha: 6-12-1697.
' O A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Lucas Bethencourt Ca-brera.
Legajo 1.477, fols. 94v.-96r. Fecha: 26-4-1694. Se arrienda por nueve
años a Andrés Gaiindo.
31 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: José Bethencourt
Herrera. Legajo 1.336, fols. rt. Fecha: 1-6-1699. El Alférez Mayor Pedro
Agustín del Castillo, en nombre de su hermano Francisco Tomás, desplaza-do
a Flandes y con necesidad de numerario, traspasa a su tío, el licenciado
Pedro Ruiz de Vergara, vecino de Telde, un cercado y una casa emplazados
la caI]c de Carfiiceria de Te!&, rnn r A r p i q ~ v t ~rlce ~ c r 1 1 3 ,. ,., , -.,,, ,,,, E! CPTCZC!~
lo vendía por 240.000 maravedís y el agua en 600.000, rebajándose de la
cantidad el tributo de 90.000 maravedís de principal a favor de los herede-ros
de don José Cabrejas.
3 2 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
rescate de cautivos 32, la fundación de capellanías 33, etc. Esta
situación permitió a varios miembros del grupo de poder y a
algunos medianos propietarios incrementar sensiblemente la
calidad de sus posesiones y rentas. Las huertas y cercados
urbanos ven incrementado su precio por la considerable de-manda
de la población de productos hortofructícolas, el
NÚMERO, INVERSI~N Y GRAVAMEN DE LAS HUERTAS
Y CERCADOS URBANOS TRASPASADOS POR NÚCLEOS
(en maravedís)
Aguimes ..................
h c a s .....................
Firgas ......................
Gáldar .....................
Guía ........................
Las Palmas .............
Moya .......................
Telde .......................
Teror .......................
TRASPASOS GRAVAMEN
* Relación entre gravamen e inversión. n
Valor medio de cada traspaso. E
Fuentes: Protocolos Notariales y Actas del Cabildo Catedral. a
NOTA: Elaboración propia.
n
32 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Baltasar González
Perera. Legajo 1.249, fols. 281r.-285v. Fecha: 7-7-1674. Juan Ramírez y O3
María Romero, marido y mujer, enajenan a favor de Pedro de Candelaria
la mitad de un cercado llamado de «Franquis» en el barrio de Vegueta, con
nueve almudes de extensión y 10 horas de agua, por 87.996 maravedís, de
ellos 5.760 principal de un gravamen. Lo traspasaban para rescatar z si1
sobrino, Sebastián Ramírez, cautivo en Berbería.
33 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Melchor Gumiel de
Narváez. Legajo 1.382, fols. 454r.-463v. Fecha: 29-10-1674. El doctor Andrés
Romero Suárez y Calderín, Vicario General, traspasa a Antonio Suárez y
Baltasar González dos cercados de ocho fanegadas de tierra de extensión,
unas casas y siete horas de agua situados en el Barranco de Las Palmas
por 729.600 maravedís, de ellos 293.760 dejados para abonar la carga de
diferentes gravámenes. El resto se destinaba a la capellanía fundada por
Antonio de Campos a favor del convento de San Francisco.
298 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACIÓN DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS
INVERSI~N EN EL TRASPASO DE HUERTAS Y CERCADOS EN GRAN CANARIA
AGÜIMES
ARUCAS
FIRGAS-MOYA
GALDAR
GUiA
TEROR
LAS PALMAS
TELDE
NÚMERO DE TRASPASOS DE HUERTAS Y CERCADOS EN GRAN CANARIA
6%
AGÜIMES
ARUCAS
FIRGAS-MOYA
m GALDAR
a GU~A
m TEROR
m LAS PALMAS
TELDE
Núm. 44 (1998)
34 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
incremento de inversión sobre la tierra por los grupos econó-micamente
más poderosos, la búsqueda por particulares o ins-tituciones
de propiedades de alta rentabilidad para imponer
censos perpetuos de mandas pías, conformar vínculos, etc., la
mencionada amortización de bienes, las cargas que van
soportando, etc. En los núcleos rurales la situación es muy
parecida, aunque con diversa intensidad en función de la je-rarquía
ocupada por cada población dentro del organigrama
urbano y redistributivo general, así como de la calidad y ex-tensión
de los bienes traspasados. Quizá los núcleos donde la
presión sobre la tierra sea más agudizada son los de Guía,
Telde y Teror, centros de su comarca, en donde se asienta un
importante grupo de poder local y se registra un escaso espa-cio
agrícola interno o en su en torno, factores que aumentan
considerablemente la tasación de sus parcelas internas en este
último tercio del siglo.
Las inversiones y cuantía de gravámenes de las huertas
situadas en Guía, Telde y Teror fueron las más destacadas
entre los núcleos rurales, suponiendo sus cargas censales por-centajes
superiores al 20 por 100 del valor de la propiedad.
Sobresale, por los principales situados sobre los bienes el mer-cado
de Guía, 39,2 por 100, donde el escaso espacio agrícola
interior y en los márgenes de la población fue provocando su
paulatina alza y, a su vez, que los propietarios los cargaran de
censos perpetuos o consignativos, amparados en el valor del
bien para solicitarlos o imponerlos. Así, el canónigo Pedro de
Herrera enajena a favor del alférez Antonio Díaz Bilbao y de
su mujer, Ana Felipe Mayor, vecinos de Guía, un cercado a la
entrada de la calle principal de dos fanegadas con dos días y
tres noches del Heredamiento de la Vega Mayor de Gáldar y
cfil czsa sehy~&& p y 3 64.800 m2ravP&, de r- -iJiv- 2 r--2*- n-tidad
el 59,l por 100 debía quedar en manos de los nuevos
propietarios para abonar las cargas censales 34. Por tanto, los
34 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Melchor Gumiel de
Narváez. Legajo 1.388, fols. 330r.-336r. Fecha: 29-10-1682. Los censos eran
tres: uno a favor ciei maestre de campo Miguei de Anguio de 158.400
maravedís de principal; 28.800 al convento de Santa Clara de Las Palmas;
y 28.800 al Comunal de Capellanías de la Catedral.
300 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 35
principales núcleos de la isla ven aumentado de forma con-siderable
el valor de las tierras urbanas y de las cargas sopor-tadas
por éstas, mientras en aquellos núcleos de menor rango
jerárquico donde es escaso o nulo el asentamiento de miem-bros
del grupo de poder insular, siendo mínimo el grupo de
personas cuyos trabajos no estén directamente relacionados
con la agricultura, hay un reducido volumen de habitantes,
abunda el número de tierras de labor en sus medianías, etc.,
la movilidad de este tipo de tierras se minimiza dentro del
mercado, el valor de cargas con respecto al precio total es
poco significativo por la propia tasación del bien en el merca-do
y el escaso margen de endeudamiento de los vecinos
CUADRO 111
G R U P O S E I N S T I T U C I O N E S VÉNDEDOMS Y COivíIiIiHTiOiiWS EE HüEñTAS
Y C E R C A D O S EN GRAN CANARIA EN E L S I G L O XVII
(en maravedís)
Grupos
Abogadolescribano .....
Artesano ......................
Cabildo Catedral .........
Capellanídvínculo ......
Conventos
San Bernardo .........
San Pedro ...............
Don-doñahegidor ........
Eclesiástico .................
Fabricas parroquiales .
Hortelano ....................
com- Inversión
pras Cargas O/n
Ventas Inversión Cargas
KwF>iiuk~
San Lázaro ............. 3 483.120 1,3 323.520 5 643.872
San Martín .............. - - - - 2 460.032 210.000
Mercader ..................... 6 ' 1.062.896 2,9 646.650 2 302.400 216.000
Miliciano ..................... 17 3.646.080 10,O 1.326.000 13 3.463.704 740.256
Viuda ........................... 3 480.960 1,3 94.560 13 2.737.848 1.654.326
Otros ............................ 137 14.007.096 38.4 3.778248 111 iO.ibi.959 4.766.59:
Fuentes: Protocolos Notariales y Actas del Cabildo Catedral
Nota: Elaboración propia.
Núm. 44 (1998)
3 6 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
propietarios. En los grandes núcleos el aumento del valor y las
cargas de las huertas y cercados urbanos limitó drásticamente
el mercado, quedando de manera definitiva en manos de los
medianos y grandes propietarios, de los censualistas que en
etapas de coyuntura negativa general o particular incautaba
los bienes de aquellos censatarios imposibilitados de abonar
los réditos. A la vez, esta presión y acumulación de espacio
limitó el suelo urbano libre obligando, entre otras razones, a
los grupos con menos capacidad económica a asentarse en
zonas exteriores de los núcleos o internas hasta ese momento
si urbanizar, tal como sucede con los ((Riscos)) en la ciudad
de Las Palmas desde mediados del siglo XVII, y en las áreas
marginales tradicionales registradas en cada núcleo.
Si se observa el cuadro 111 se puede apreciar que la partici-pación
del grupo de poder (abogadoslescribanos, instituciones,
los intitulados con el «don-doña», regidores, eclesiásticos y
milicianos, este último grupo en parte estaría en relación con
los hacendados) apenas si adquieren el 24,2 por 100 de los
bienes disponibles en el mercado, aunque realizando una in-versión
media alta que alcanza el 34,3 por 100, es decir con
un promedio por compra de 205.610 maravedís. La carga de
estos traspasos se elevaba a 4.338.768 maravedís, el 34,l por
100 del total, con un pasivo medio por intercambio del 34,5
por 100. Entre todos son los milicianos, abogados/escribanos
y eclesiásticos los más dinámicos en su inversión y número de
adquisiciones, sobre todo de cercados con abundantes horas
de agua y huertas situadas en las cercanías de sus viviendas o
destacadas por su amplia rentabilidad. El propietario y mili-ciano
más notable de todos fue el capitán Juan de Matos, el
cual adquiere propiedades fundamentalmente en Telde, Teror
y Las Palmas en el último tercio del siglo xm, s~hresdiend~!
en la urbe los cercados y huertas con casas enclavados en
Pambaso y el Barranco de Las Palmas y, de las adquiridas
fuera de la ciudad, una huerta con viviendas y árboles locali-zada
en Teror, en la calle Herrería 35. También del grupo de
35 E-,.. .,.1~:-, 1 1 1
La l a U ~ L I I I Ip~~ upieuaui a adquiere a Sebastián Rodriguez Trujiiio y
Valerio Mayor, vecinos del lugar, por 432.000 maravedís, de los que 134.400
le debían al comprador como principal de un censo y 53.856 al curato de
302 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
eclesiásticos despuntan algunos de sus miembros por sus
considerables inversiones, como fue el caso del canónigo Fran-cisco
Manso Dávila el cual adquiere a los herederos del capi-tán
Antón de Sosa, ante la imposibilidad de abonar una serie
de deudas, una huerta de hortalizas con su casa al lado de la
ermita de San Justo y Pastor (Las Palmas) por 432.000 mara-vedí~,
d e ellos 326.256 de gravamen 36. El resto de los grupos
relacionados con el poder socioeconómico tienen menor peso
dentro del mercado, aunque varios de sus componentes son
destacados miembros de la sociedad del momento, tanto por
la cuantía de sus fortunas como por los cargos públicos que
desempeñan. El más importante de estos compradores es el
mercader Juan Tomás de Cigala, al invertir en el período
transcurrido entre 1692- 1697 una cantidad de 768.360 marave-ciís
para ia adquisición de dos huertas acompafiadas de casas
terreras, o de una sola planta, en el barrio de San Roque (Las
palma^)^^. Pero los dos grupos más destacados dentro del
Teror por otro; véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Matías
Espino Péloz. Legajo 1.394, fols. 14v.-17~F. echa: 17-1-1679. También desta-ca
la compra de una casa de alto y bajo, 1,5 fanegadas de tierra y media
suerte de agua en la calle situada detrás de la iglesia parroquia1 de Telde,
junto al cercado del maestre de campo Marcos del Castillo Cabeza de Vaca.
La recibe de Francisco de la O, maestro de gramática, por 350.000 marave-dís,
201.600 de cargas censales; véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Es-cribano:
José García. Legajo 1.338, fols. l52r.-158r. Fecha: 2-7-1 664.
36 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Pedro Bravo de Lagu-na.
Legajo 1.210, fols. 169r.-174r. Fecha: 10-6-1638. La huerta la compró el
8-8-1620 dicho capitán al canónigo Francisco de Ayala Quesada en Cádiz,
el cual, a su vez, en dicha localidad peninsular la había adquirido de ma-nos
de Gaspar de Martínez el 10-7-1620. A comienzos de la centuria el ci-tado
Gaspar la compró a Guillén de Ayala. En el momento del traspaso los
herederos no habían abonado un total de ó2.25ó maravedis de corridus de
un censo de 264.000 maravedís situado a favor de Pedro Ortiz Navarro y
doña Juana de Sosa.
37 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: José Bethencourt
Herrera y Andrés ÁIvarez de Silva. Legajos 1.335 y 1.455, fols. rt. y 110r.-
1 14v. Fechas: 13-10-1692 y 25-4-1 697. En la primera, ubicada en el barrio
de E! Terrere, se rxent ruhu una casa, teniendcl e! c ~ n j u n ut n~ valor
402.000 maravedís, de los que 270.000 eran para abonar el principal de
diversos censos. La segunda le costó 360.960 con unas cargas equivalentes
a los 237.600 maravedís.
Núm. 44 (1998) 303
PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
TlPOLOGiA DE LOS COMPRADORES Y PORCENTAJE DE ADQUISICIÓN DE HUERTAS Y CERCADOS
I ECLESIÁSTICO
MERCADER
ABOGADO
DON-REGIDOR
ARTESANO
CONVENTO SAN
MILICIANO
m HOSPITAL SAN L
@ HORTELANO
VIUDA
IB%I OTROS
BERNARDO
&ARO
TlPOLOGiA DE LOS COMPRADORES Y PORCENTAJE DE INVERSIÓN DE HUERTAS Y CERCADOS
ECLESIÁSTICO
ARTESANO
MILICIANO
DON-REGIDOR
MERCADER
CONVENTO SAN BERNARDO
ABOGADO
HOSPITAL SAN LÁZARO
HORTELANO
VIUDA
OTROS
304 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
TENENCM Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 3 9
mercado serán el de los «hortelanos» y aquellos compradores
que en la documentación no declara ni su condición laboral
ni social aunque, seguramente, estaban conformados en un
alto porcentaje por pequeños o medianos agricultores rurales
y urbanos. El primer grupo, localizado íntegramente en Las
Palmas, adquiere el 15,O por 100 de las huertas y cercados
urbanos traspasados, con una inversión global situada en tor-no
al 20,7 por 100, muy superior al resto de los sectores so-ciales
citados con anterioridad, aunque con unos gravámenes
medios sobre dichos bienes del 50,3 por 100, representando
estas cargas un elevado riesgo para sus economías en momen-tos
de recesión. El segundo grupo, el de «otros», compra el
54,3 por 100 de las propiedades e invierte el 38,4 por 100 del
capital registrado en el mercado, pero con una media de
desemboiso por bien situada en 10s íO2.241 maravedis, bastan-te
alejada del promedio global. Las cargas censales de las pro-piedades
adquiridas por este último sector son bajas, el 29,s
por 100, pues el 59,8 por 100 de ellas, 82, están radicadas en
los núcleos rurales, en donde las parcelas y huertas se carac-terizaban
por un escaso volumen de imposiciones. El peso de
estos dos grupos en el mercado evidencian una tendencia
contraria a la que suponen sus cifras, pues su peso específico
real queda disminuido frente al cualitativo del resto de los
sectores. Las propiedades de mayor rentabilidad intercam-biadas,
salvo las de las instituciones religiosas, habitualmente
libres de censo, son entregadas, sobre todo a fines del siglo,
por los sectores de los poderosos que las traspasan a censo
reservativo o perpetuo, obteniendo rentas monetarias iguales
o superiores a las percibidas mediante arrendamiento y
liberándose de pagar los censos impuestos sobre el bien, pues
corren ahora por mano del nuevo propietario. Del mismo
modo, el vendedor eludía, en unos momentos de coyuntura
adversa los períodos de vacatura en su arrendamiento, la bús-queda
al fin de cada contrato de agricultores' de confianza
para la explotación de la tierra, evitar a arrendatarios que bus-cando
su beneficio ocasionaran un deterioro por sobreex-plotación
de las huertas o cercados, etc. Es decir, los propie-tarios
prefirieron, en la mayoría de los casos, vender las tierras
Núm. 44 (1998) 305
40 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
DISTRIBUCIÓN POR GRUPO DEL GRAVAMEN SITUADO SOBRE LOS BIENES INTERCAMBIADOS
ECLESIASTICO
CABILDO CATEDRAL
0 OTROS
13% DON-REGIDOR
OTROS CONVENTOS m CONVENTO SAN BERNARDO
MILICIANO
2% HOSPITAL SAN LÁZARO
1% @ CONVENTO DE SAN FRANCISCO
V~NCULO-CAPELLAN~A
5% CONVENTO DE SAN PEDRO
FABRICA PARROQUIAL-ERMITA
CABILDO DE LA ISLA
ttfl FISCO INQUISICIÓN
LOCALlZACldN POR ZONAS DE LOS BIENES INTERCAMBIADOS EN LAS PALMAS
SAN PEDRO
SAN ROQUE
PAMBASO
FUERA PORTADA DE TRIANA
SAN LÁZARO
LOS REYES
HERRER~A
BARRANCO LAS PALMAS
SAN BERNARDO
VEGUETA
SAN FRANCISCO
VERA CRUZ
SAN JUSTO
OTROS
306 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 4 1
a censo antes de sostener contratos de arrendamientos de lar-go
tiempo, pues a través del rédito podrían mantener siempre
unos determinados ingresos, pese a la fluctuación de precios
y rentabilidad productiva de la tierra, a la vez que ésta, en
manos del censatario, se enriquecía por su propio interés y, en
casos extremos de impago, existía la posibilidad de volver a
retomar la propiedad. Lógicamente, el mercado se alimentaba
de un elevado número de huertas y cercados localizados en los
núcleos urbanos puestos en explotación a lo largo del siglo,
integrantes en diversas proporciones del patrimonio de los di-ferentes
grupos sociales, a ellos se sumaban aquellas tierras
adquiridas mediante compra al contado, a censo enfitéutico o
reservativo cuyo valor, debido a los procesos inflacionarios,
aumento de la rentabilidad, mejoras introducidas en la parce-la!
etc.2 se multiplicó permitiendo a sus propietarios una acu-mulación
de capitales, por su producción o enajenación, que
fueron destinados, en algunos casos, a la adquisición de nue-vas
tierras de labor pertenecientes al grupo de poder o del
resto de la población. En general, parte del grupo de media-nos
y pequeños propietarios agrícolas estará unido y en
contacto con los poderosos, sirviéndoles en muchas zonas
como sus representante, acaparando gran parte de las peque-ñas
y medianas rentas generadas en la isla (diezmos, cen-sos
38). Por tanto, estos compradores formarán un sector
socioeconómico heterogéneo caracterizado por su deseo de
prosperar y destacar en una sociedad donde los honores y el
poder se sustentaban en una sólida base económica. Muchos
de estos agricultores y hortelanos van a cimentar su destaca-da
posición dentro de su grupo social en parte por la rentabili-dad
y acumulación de este tipo de bienes, tal como sucede con
nAlluninlacun D A v n y . ~ n r - ;mn ,401 dn 1 7 ~ l l n c n r - n / Tnrnrl "11- nn 1 LLLL, v ~ ~ l i iuubr pugu ub I U I L L ~ > ~ C I U \ L ~ L U I1 , Y U ~~ I I
1665 compra a la Fábrica Parroquia1 de aquel lugar una huer-ta
con casa de alto y bajo en la Plaza Real, a la que se suma
la adquisición de otra en 1681 traspasada por la misma insti-tución
39. También de esta zona enclavada en las medianías de
38 QUINTANA ANDRÉS, P.: Mercado urbano ..., op. cit.
39 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Tomás de Me10 y
Matías Espino Péloz. Legajos 1.355 y 1.396, fols. 118r.-132v. y 262v.-273v.
Núm. 44 (1998) 307
42 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
la isla, con terrenos de alta rentabilidad por su riqueza
edafológica y acuífera base económica de un importante gru-po
de medianos propietarios establecidos en los pagos de
Arbejales, Valleseco o El Palmar, son otros compradores
destacables por el volumen de inversión realizados: Martín
González, Juan de Quintana o Francisco de Arencibia 40, al
comenzar desde el segundo tercio del siglo XWI a controlar el
mercado local. Idénticas circunstancias suceden en el resto de
los núcleos (Agüimes, Telde, Arucas 4') donde el impulso de la
demanda de productos hortofrutícolas del mercado local y de
Las Palmas influyó en el circuito de intercambios de propie-dades
y en la mejora y en el aumento del poder económico
de ciertos hortelanos.
En Las Palmas, los compradores más destacados de estos
dos grupos sufren una transformación en su inversión y ca-racterísticas
de los bienes intercambiados a lo largo del si-
Fecha: 23-3-1665 y 22-11-1681. La primera, dejada a la Virgen del Pino por
Feliciana del Álamo, viuda del alférez Juan de Quintana, se evalúa en
307.200 maravedís, cuyos réditos se entregaría a la Fábrica de la Iglesia de
Teror. La segunda, tras pleito con la Fábrica del Pino por una inicial nuli-dad
de la venta, la compra mediante una renta anual de 6.240 maravedís.
Estas propiedades se añadieron a una huerta de árboles y casa de alto y
bajo localizada en Valleseco (Teror).
40 El primero compra al capitán Baltasar González, vecino de Teror,
una huerta con casa por 404.320 maravedís, el segundo a la Fábrica de la
Iglesia de Teror otra por 123.360 y Arencibia adquiere otra en el centro de
núcleo de Teror por 288.000 maravedís; véase A.H.P.L.P., Protocolos Nota-riales.
Escribanos: Juan Gil Sanz, Francisco Álvarez Montesdeoca y Mateo
Álvarez de Escobar. Legajos 1.1 16, 1.435 y 1.3 18, fols. 204r.-206r., 99r.-110r.
y 71r.-72v. Fechas: 9-4-1631, 30-5-1677 y 3-1659.
4' El traspaso de este tipo de bienes en Telde apenas si puede estu-diarse,
ya que los protocolos notariales correspondientes al período 1600-
1700 están en muy mal estado de conservación, obteniéndose la mayoría
de los datos de ventas puntuales realizadas ante los escribanos públicos del
resto de la isla. En idéntica situación se encuentran los de la escribanía de
Agüimes, aunque pese a ello de entre los intercambios tomados sobresale
como adquiriente integrado en este grupo Juan Gutiérrez, el cual compra
al licenciado Gabriel Martínez, capellán de la capellanía de Juan López, una
huerta y una casa en ei lugar por i5L.ÜÜÜ maravedis a tributo reservativo;
véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Fernando Hinojosa. Le-gajo
969, fols. 234v.-243v. Fecha: 13-5-1604.
308 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 43
glo XVII comprando, en general, bienes de mediana tasación y
bajos gravámenes en la primera mitad del siglo para, en su se-gunda
parte, tomar huertas y cercados urbanos con precios
más elevados y considerables cargas impositivas. Por ejemplo,
el hortelano Amador González entre 1606- 1625 compra tres
huertas por un total de 500.016 maravedís, libres de gravá-menes,
o Francisco de Padilla, obtiene otras tres huertas en-tre
161 1-1621 por un montante de 528.432 maravedís de los
cuales 210.000, el 39,7 por 100, se destinaban a cargas impo-sitivas.
La situación, como se ha mencionado cambia en la
segunda mitad del siglo XVII, en ella sobresale por los ((horte-lanos
» Blas de Ortega, poseedor de una de las huertas más
rentables de la ciudad, la llamada de «Orihuela», que en las
dos adquisiciones realizadas para completar su dominio sobre
ella entre 1675-1694 desembolsa 345.450 de los que 233.490,
el 67,5 por 100, eran principales de censos.
En otros casos los «hortelanos» y pequeños agricultores
compran a los grandes propietarios huertas y tierras enajena-das
para asegurar las rentas y evitar gravar sus economías con
las imposiciones situadas sobre ellas. Ejemplo de ello es el
mercader Juan Tomás de Cigala al traspasar una huerta de
hortalizas e higueral, adquirida cinco años antes a Esteban
Placeres Betancor con la obligación de pagar los tributos es-tablecidos
sobre ella, no pudiéndolas abonar en ese momen-to
42. También el citado don Diego Ponce de León se despren-de
de su cercado de «La Longueran en Vegueta y lo entrega a
censo reservativo a Luis Macías, agricultor, por una renta
anual de 16.456 maravedís, que irían al sostenimiento del cul-to
en la ermita de San José, de la cual era patrón, y el resto,
menos 1.000 maravedís, a él de un rédito anual a favor del
Cabildo de la isla. En 16 80, última fecha registrada de amen-damiento,
dicho cercado proporcionaba de renta anual a su
dueño 14.400 maravedís, es decir, un 13 por 100 menos que
por 3
butos
La huerta fue la comprada a don Simón Jorge Perera y se vende
18.000, obligándose el comprador a abonar un rédito anual por tri-de
13.500 maravedís; véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Es-cribano:
Esteban Perdomo Castellano. Legajo 1.47 1, fols. l99r.-2O Ir. Fecha:
31-10-1697.
Núm. 44 (1998) 309
44 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
el capital obtenido mediante su venta a censo reservativo 43.
Estas estrategias de algunos sectores de la población se clari-fican
si se observa el volumen de transacciones realizado por
los miembros de los sectores preponderante de la sociedad,
enajenadores del 41,6 por 100 de las huertas y cercados pues-tos
en el mercado y del 52,4 por 100 del capital registrado con
sólo el 25,8 por 100 de total de los gravámenes, al pertenecer
una amplia partida de propiedades a instituciones pías donde
las libres de censos eran predominantes. Es el grupo de los
intitulados con el «don-doña» y regidores los que se encuen-tran
a la cabeza de las enajenaciones con el 14,6 por 100 de
los traspasos y el 17,l por 100 del capital. La mayoría venden
su propiedad a causa de la rentabilidad y seguridad de los
capitales generados por el censo reservativo, como ya se ha
visto con anterioridad, el deseo de hacer líquido ciertos hie-nes
inmuebles para adquirir otros, por razón de deudas, la
estrategia de concentración de propiedades en manos de un
miembro de la familia, etc. En pocos casos, sobre todo a prin-cipios
de la centuria, las parcelas entregadas estaban sin des-montar
y se cedían a renta a un hortelano o labrador para su
puesta a plena producción en un determinado tiempo, pero sin
tomarles ninguna cantidad de devengo o fruto hasta la prime-ra
cosecha 44. Entre los vendedores sobresalen los traspasos de
cercados y huertas realizados por monjas, posiblemente para
destinar estas cantidades a consolidar las arcas de su institu-ción,
intentar finalizar diversas obras constructivas, pagar sus
dotes, abonar deudas, etc. De esta manera, la fundadora y
43 El cercado poseía dos horas de agua además de un sitio de 100
metros cuadrados por encima de la ermita de San José, el cual se entrega
para la fabrica de una casa. con la obligación del comprador de separarse
de la ermita hasta 30 pies, dejando libre el camino de paso para Telde; véa-se
A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Diego Álvarez de Silva y
Matías Espino Péloz. Legajos 1.297 y 1.395, fols. 35v.-41v. y 94r.-96r. Fechas:
22-2-1686 y 7-8-1680.
44 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Andrés de Rosales. Le-gajo
955, fols. 361v.-363r. Fecha: 27-11-1623. El regidor y capitán Pedro
Espino Castellanos otorga a Francisco Hernández Guerra, vecino de la ciu-dad,
un pedazo de tierra en la falda de la montaña de San Francisco, fren-te
a las cuevas de Pedro Báez, para su desmonte y puesta en productividad.
310 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
abadesa del convento de Santa Clara de Las Palmas, doña
Catalina de San Félix Perera, traspasa a María Perera de San
Jorge, su madre residente en dicho convento, la mitad de un -
cercado de pan sembrar y sembrado en parte de verduras con
su agua, situado entre la muralla de Santa Ana y los cercados
del convento de San Bernardo, por un total de 245.280 mara-vedí~,
d e ellos 5.280 principal de un censo a favor del Hospi-tal
de San Lázaro 45. Estas estrategias son comunes en el res-to
de los sectores conformadores del grupo de poder en donde
lentamente, desde la segunda mitad del siglo XVII, se van im-poniendo
las ventas a censo reservativo de parcelas y huertas
urbanas en lugar de a censo enfitéutico o el pago al contado,
sobre todo si los adquirientes son de un grupo social inferior
al de los vendedores. Idénticas . ci.r cunstancias se señalan en la de las insii~ciunerse !igiosais;i,a sy t<ncü!ares al de-sear,
ante todo, mantener la renta necesaria para cubrir los
gastos impuestos por los fundadores mediante sus mandas y
que, por motivos de hechos coyunturales, muchas veces po-dían
quedar durante un cierto período de tiempo sin cubrir.
Las mencionadas instituciones fueron las de mayor participa-ción
como vendedoras a censo enfitéutico y reservativo den-tro
de circuito de intercambios, siendo inusual las tran-sacciones
donde se produzca el pago al contado. Su actitud
se ejemplifica en el Cabildo Catedral, siendo él será el máxi-mo
vendedor entre todas las instituciones al detentar un ele-vado
número de propiedades inmuebles en la ciudad, obte-nidas
tanto por dotaciones, adquisiciones e incautaciones
como por la gestión de múltiples capellanías fundadas por
miembros del Cabildo 46. Entre sus bienes destacan por su va-
-"<- ¿a mitad del cercado se !es haluia entrega& er: dote a ambas ser
Francisca González, viuda de Miguel Pérez Perera, vecina de La Laguna,
en 1655. La otra mitad era de doña Antonia de San Miguel, monja de San-ta
Clara en La Laguna; véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Diego
Álvarez de Silva. Legajo 1.285, fols. 77v.-80~F. echa: 22-5-1670.
46 QUINTANA ANDRÉS, P.: «El patrimonio del Cabildo Catedral de Cana-rizs
en e! .L?r?tig~Ro egimen. Su composición y gestión»! en V Jornadas de
la Historia de la Iglesia en Canarias. Almogaren, núm. 16, pp. 73-84, Las
Palmas de Gran Canaria, 1995. Del mismo. «La venta a censo de inmuebles
y el préstamo monetario a interés: Acercamiento a las rentas del Cabildo
Núm. 44 (1998) 311
lor y rentabilidad los cercados de la «Pecadora» 47, del fichan-tre
»48, la mencionada huerta de la capellanía del deán Zoilo
Ramírez, proporcionadora de una renta anual de 13.000
maravedís, el cercado de «La Campanera)) o las huertas encla-vadas
en camino de Pambaso, gestionadas por el Cabildo des-de
hacía más de un siglo 49, siendo algunas de sus rentas las
cantidades más importantes obtenidas para sus arcas por este
concepto. A ellas se añadieron otras parcelas y huertas urba-nas
de diversas capellanías detentada por los capitulares
Catedral de la Diócesis de Canarias entre 1500-1730», en IX Coloquio de
Historia Canario-Amevicana, tomo 1, pp. 601-624, Madrid, 1996; ((Propiedad a N
urbana y economía. La financiación de la Fábrica Catedral de Canarias E
entre 1624-1748», en Anuario de la Facultad de Geografla e Historia de la O
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. núm. 2. pp. 143-158: Las Pal- n-- m mas de Gran Canaria, 1997. O E
47 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Bartolomé Carrillo del 2E
Castillo. Legajo 1 .071, fols. 127r.-13011. Fecha: 14-7-1618. El cercado tenía E
una fanegada de extensión y estaba ubicado en el barrio de Vegueta, junto
-
al mar y el camino en dirección a Telde. Es traspasado a censo por el Ca- 3
bildo a Alonso Sánchez por una renta de 4.500 maravedís anuales. --
0
48 Esta huerta con una casa terrera pertenecía a la Capellanía de Nues- m
E
tra Señora de la Antigua y fue vendida a Alonso Sánchez, el cual comprará O
posteriormente el cercado de .La Pecadora),, por 9.000 maravedís de rédito 6
anual; véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Francisco Amado. n
E Legajo 1.047, fols. 75.-80r. Fecha: 10-2-1611. -
a
49 La llamada huerta de «El Medio)) se encontraba en el camino a l
Pambaso, junto a otras del licenciado Carvajal y de Miguel de Collado. Per- n
n
tenecía a la dotación dada al Cabildo Catedral por el obispo Juan de Frías
el 20 de octubre de 1484 mediante testamento otorgado en Sevilla. El 1 de 3
O
agosto de 1587 fueron entregadas a censo perpetuo por 39.015 maravedís
de renta anual al deán Juan Villalta. Ya en 1680, agotado el plazo del cen-so
enfitéutico, se venden a Luis de Armas por dos vidas y 19.320 maravedís
de renta a! =A=; véase A.H.P.L.P., ?r~:ocu!os Kotxiaks. iVlekhoi- Gürniei de
Narváez. Legajo 1.387, fols. 129r.-136v. Fecha: 15-4-1680. Entre otras pro-piedades
otorgadas por el obispo Frías sobresale la huerta y casa llamadas
del Obispo en el Carrizal (Agüimes), la cual al no ser urbana no entra en
este estudio, propiedad de los obispos titulares de la Diócesis pero que épo-ca
de Sede Vacante pasaba a gestionarse por el Cabildo. Así, en 1613 el
canónigo Juan Bautista, en nombre de !a Mesa Capitii!ar, !2 d2 en zriei?dn
por un total de 1.440 anuales y por el tiempo de duración de la Sede Va-cante;
véase A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Andrés de Rosa-les.
Legajo 946, fols. rt. Fecha: 2-12-1613.
312 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
I PLANO DE LAS PALMAS EN EL SIGLO XVll
4 8 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
catedralicios situadas preferentemente en torno a las ermitas
de San Roque, San Justo y los Reyes. Tras el Cabildo Catedral
se encuentra, por la cuantía y calidad de sus propiedades, el
convento de San Pedro Mártir de Las Palmas, organismo
enajenador de nueve bienes inmuebles en el siglo xmr con ren-tas
medias altas, 185.526 maravedís, a causa del elevado nú-mero
de horas y días de agua de riego traspasadas con dichas
parcelas, imponiéndose en algunos casos ciertas condiciones
para su traspaso. De esta manera, Juan Castillo se com-promete,
cuando compra una huerta de un almud de exten-sión,
con una casa terrera, pie de plataneras y durazneros, a
abonar la renta de 3.120 maravedís anuales y a fabricar en un
año una sala terrera en la propiedad 50. En un caso excep-cional,
el convento traspasa el bien al contado, ya que es de
,u,,l-r,u,, PLU, ,pnLa1l1l4"1~1:1n4 L,.U-.Y-,V- ~LU:P-IG+-L2~,eL.sI UU...A-- L IU LUIIVCIIyW s,e ha con-seguido
obtener por el vendedor mediante incautación ante el
impago de ciertas misas perpetuas
El resto de los conventos de la isla tienen una participación
puntual en el mercado, al tener los cenobios femeninos ape-nas
dotaciones de bienes inmuebles, al ser la mayoría de su
capital líquido, desarrollando, por contra, un importante pa-pel
como censualistas 52. Asimismo, las Fábricas Parroquiales,
sobre todo la de Teror, van a participar vendiendo huerta y
cercados dejados por legados píos o dotaciones de fieles, a las
cuales se suman las diversas cofradías o capellanías, enajenan-do
bienes tanto dentro como fuera de la ciudad. Entre ellas
se encuentran la Cofradía del Santísimo Cristo de la Vera Cruz
y de Nuestra Señora de la Piedad de Las Palmas cuyo mayor-domo
vende a Juan Pérez, vecino de Teror, media huerta fron-
50 P..E.P.L.P., ?rotoco!oc No:aria!es. Escribaiio. ?vte:dior Gumiel de
Narváez. Legajo 1.374, fols. 404r.-410v. Fecha: 15-9-1666.
51 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Hernán García Cabezas.
Legajo 1 .O@, fols. rt. Fecha: 3-10-1613. El cercado vendido a Ana Cerezo,
llamado de ((Gonzalo Lópem, tenía 13 horas de agua de riego, establecien-do
sobre él la compradora una capellanía de misas a favor del convento de
San Bernardo. Los monjes traspasan la propiedad a Fraxiscn de Pdi!!a,
maestro de cantena, por 249.200 maravedís, de los que 210.000 era el prin-cipal
de la manda pía.
QUINTANA ANDRÉS, P.: La propiedad ..., op. cit., tomo 11.
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 49
tera a la iglesia del citado lugar, lindante con la casa del capi-tán
Antonio del Pino. Previamente, se intentó entregar en
arriendo pero los cofrades, viendo la posibilidad de perderse
la casa y maderas por la dejación del anterior arrendatario
optan por entregarla a censo reservativo de 7.500 maravedís
anuales 53. En otro pago como Guía es reseñable el traspaso
hecho por el licenciado Francisco López Navarro, capellán de
la capellanía instituida por el doctor Alonso Vivas, a Marcos
Sánchez de un cercado urbano de pan sembrar de cuatro
fanegadas con la obligación de en dos años plantar viña y
hacer una casa 54.
Otros grupos como el integrado por viudas, debido en la
mayoría de los casos a la precariedad de sus economías, los
hortelanos, traspasándose casi todas las propiedades entre
ellos, y los ai-tesaiios que experimentan un retroceso en sus
ingresos a partir del último tercio del siglo XWI, serán los par-tícipes
más asiduos como enajenadores en el mercado. Los
artesanos como compradores, tras su espectacular desarrollo
a mediados de Seiscientos, después del aumento de la deman-da
local y exterior, la fluidez de los capitales, la llegada de
múltiples maestros del exterior, el conflicto con Portugal que
les permitió sustituir con su producción ciertas labores impor-tadas,
etc., sufren una progresiva caída económica con la re-tracción
del mercado, la crisis socioeconómica finesecular en
las islas, el problema suscitado con la moneda, etc. Desde
1660 su presencia como vendedores ante los escribanos se
incrementa, siendo éste el momento en el cual se registran la
mayoría de las transacciones donde intervienen como enajena-dores,
procediendo estos bienes inmuebles de compras reali-zadas
en años anteriores. El traspaso, como en el resto de
grupos, se genera cuando las cargas sobre estas propiedades
A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Diego ÁIvarez de Silva.
Legajo 1.285, fols. 1r.-15r. Fecha: 6-1-1669. La mitad fue donada por doña
María de Pinto, siendo la otra parte del convento de San Bernardo de Las
Palmas p r de t a c ih 2 d~i7.2E stefznia de Eu!!xu, mmja pmfesa.
54 Se otorga por una renta anual de 1.152 maravedís; véase A.H.P.L.P.,
Protocolos Notariales. Escribano: Baltasar González Perera. Legajo 1.229,
fols. 390v.-393r. Fecha: 23-10-1651.
Núm. 44 (1998) 315
50 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
impiden al artesano seguir detentándolas, forzados en último
momento a enajenarlas, tal como hace Miguel de Mendoza,
oficial de cerrajero, al traspasar al inquisidor apostólico don
Jacinto Venegas de Figueroa una huerta situada en la calle de
la Herrería (Las Palmas) con 1,5 horas de agua y una casa,
obtenida en 1677 mediante remate, por un global de 298.656
maravedís de los que 251.232 eran de cargas censales esta-blecidas
sobre la propiedad 55. Finalmente, el grupo de «otros»
vende el 44,O por 100 de las propiedades, cantidad represen-tativa
de sólo el 27,9 por 100 de la inversión total, aunque con
cargas que sobrepasan el 46,8 por 100 del total del capital,
adquiriéndolas preferentemente vecinos integrantes este grupo.
La extensión media de dichas parcelas era reducida y su pre-cio
sensiblemente inferior al promedio habitual en estos
momentos, 9i.óG3 maravedis, es decii; uii 36,6 por 166 por
debajo de su inversión media general y un 50,8 por 100 res-pecto
a las propiedades intercambiadas por el resto de grupos,
manteniéndose casi la misma proporción para el valor medio
de las propiedades adquiridas, 47,6 por 100.
Esto implica la lenta e inexorable presencia a lo largo del
siglo XVII de las instituciones y los miembros del grupo de
poder en el mercado intentando acumular de forma progresi-va
aquellos bienes con mayor rentabilidad, a cambio de enaje-nar
a censo reservativo o enfitéutico otras propiedades cuyos
réditos anuales fueran equiparables o superiores a su arren-damiento.
A la acumulación de propiedades realizadas por don
Diego Ponce de León o el capitán Juan de Matos, vistas con
anterioridad, se suman otros que, pese a ser menos destacados
histórica y socialmente, lograron crear un importante patrimo-nio
y una sustanciosa renta con la acumulación de huertas y
cercados 56. En Las Palmas, doña María de Quintana d i s h -
A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Melchor Gumiel de
Narváez. Legajo 1.387, fols. 443r.-445v. Fecha: 30-10-1681. Se repartían los
censos a favor del Comunal del Cabildo Catedral, conventos de San Ber-nardo,
San Pedro Mártir y San Francisco, más algunos corridos.
56 Pese a !u riqurzu detentada pr ester desta~zdos miembros de !a
sociedad isleña, el valor de sus cercados y huertas no tiene parangón con
el registrado en otras zonas de la Península. Así, en el Madrid de finales
del Quinientos algunos regidores disfrutaban de huertas y parcelas de terre-
316 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 5 1
taba de 3,5 fanegadas y dos días de agua para riego reparti-das
en un cercado localizado en La Longuera de Vegueta, en
una huerta junto a la muralla de Los Reyes, y en otro cerca-do
de platanal dentro de las citadas murallas con unas casas 57.
A ella se suma Francisco Benítez de San Juan, importante
personaje en los albores de Seiscientos, pues fue propietario
durante la primera mitad del siglo de cuatro o cinco cercados
y huertas en el espacio comprendido entre la ermita de San
Telmo, la muralla norte de la ciudad, la calle Mayor del ba-rrio
de Triana y el Hospital de San Lázaro 58. En otros casos,
las huertas y cercados son de una considerable rentabilidad,
lo que repercute en su tasación y en el valor alcanzado por su
arrendamiento 59. Pero este fenómeno de acumulación no se
nos ürbanas de e!evadu tasucih en e! rr,ercx!~. La hiierta de! regidor Juan
Fernández, situada en la propia ciudad, conformada por una casa, jardi-nes,
lavaderos, etc., era valorada en su cuerpo de bienes en más de 22 mi-llones
de maravedís o la comprada por Rodrigo Herrera, sita en el barrio
de Canillejas, en más de dos millones de maravedís; véase GUERRERO
MAYLLOA, .: Familia y vida cotidiana de una élite de poder. Los regidores ma-drileños
en tiempos de Felipe 11, Madrid, 1993. Para Valladolid en su perío-do
como sede de la Corte existen importantes aportaciones sobre el valor y
propiedad de las huertas en BENNASSARB,. : Valladolid e n el Siglo de Oro.
Una ciudad de Castilla y su entorno agrario en el siglo XVI, Valladolid, 1989.
A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Domingo de Cala y
Valdés. Legajo 1.494, fols. 167v.-170r. Fecha: 14-5-1700. Tras la muerte de
doña María estos bienes son entregados a Antonia de Aguiar, mujer libre.
Ésta, mediante legado testamentario, los dona al convento de San Pedro
Mártir a cambio de que se hiciera en su memoria una fiesta el día de los
' Desposorios de la Virgen, con sermón, misa cantada y procesión. Mandaba
se le diera al predicador 360 maravedís o un par de zapatos. En su testa-mento
impone sobre los bienes otra misa cantada con su sermón y proce-sión
a San Francisco, además de obligar a los religiosos a tener siempre
abastecida de aceite ia iampara de San José.
A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Francisco de Vera
Mújica. Legajo 1.1 14, fols. 365r.-174v. Fecha: 6-10-1645. En ellas tenía la
casa de alto y bajo de su vivienda, quejándose en su testamento de las
múltiples cargas situadas sobre sus bienes de rentas a favor de capellanías.
59 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Jerónimo del Toro y
iu'obie. Legajo 1.441, fük. 20k-20%. Fecha: 4-9-1687. E! Arcediune de Cu-narias
Domingo de Albiturría Orbea y Salazar entrega en arrendamiento a
Juan Silvestra una huerta de hortalizas, llamada de ((Valencia)), frente a la
huerta denominada de [[Clara de Campos)), en el barrio de San Roque, lin-
Núm. 44 (1998) 317
produce sólo en los grupos de élite socioeconómica, sino que
se registra en las capas inferiores de la sociedad, aunque a
nivel más modesto. Se ejemplifica esta situación en Tomé
Hernández, el cual, ante la necesidad de hacer viaje a Tenerife,
deja por administrador de sus bienes Agustín Rodríguez To-bar,
su sobrino, encargándose de gestionar todo su patrimo-nio
compuesto por: una huerta de hortalizas en San Lázaro,
tomada a censo por Juan Cabrera por una renta anual de
12.000 maravedís, un trozo de tierra junto a la muralla
entregado por 1.440 maravedís a Juan Sánchez, así como otros
192 maravedís por mes generados por el alquiler de una casa
a Marcos Pérez 60. a N
Los censualistas perceptores de los gravámenes establecidos E
sobre la propiedades eran muy variados aunque el convento O n
de San Bemardo con 26 regisiros y e: Cabildo Catedra1 con -
=m
O
23 serán los más destacados. Todos los conventos sumaban el EE
21,6 por 100 de los principales de los gravámenes estableci- i E
dos sobre huertas y cercados urbanos en Gran Canaria, el =
Cabildo Catedral el 12,2 por 100, las Fábricas parroquiales, 3
con 17 censos a su favor, el 3,6 por 100, mientras el resto de
- -
0m
instituciones llegaban al 16,9 por 100. Es decir, el 54,3 por 100 E
de las cargas impuestas sobre este tipo de propiedades inter- O
cambiadas en el mercado redituaban a favor de estas insti- n
E tuciones, ya por mandas pías, préstamos a interés o ventas a -
a
censo reservativo. Los perceptores más destacados entre el 2
n
grupo de poder son los eclesiásticos, con el 11,6 por 100 de o
los gravámenes, y los propietarios que adjuntan la condición O3
de milicianos con el 12,8 por 100. El resto, salvo el grupo con-formado
por múltiples censos de escasa entidad otorgados por
pequeños y medianos propietarios que alcanza hasta el 12,2
por 100, apenas tienen significación sobre el valor de dichos
b' ienes.
dando con la Cuesta de la Peña del Gallo. En dicha huerta este clérigo te-nía
una casa, 112 higueras, 164 durazneros, 6 parras moscateles, 6
"m anados, 1 mora! y I limonero, entregánd~!i. p r c i x u~fi ss y um renta
anual de 24.000 maravedís.
A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Diego Álvarez de Silva.
Legajo 1.296, fols. rt. Fecha: 27-12-1685.
318 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 5 3
La localización, extensión, productividad, sin poseía o no
viviendals, etc., de los cercados y huertas influyó en su pre-cio,
aunque también jugaron un papel de cierta relevancia
otros factores como: la cercanía o no a ciertos hitos de rele-vancia
de la ciudad (Plaza Real, Barranco Guiniguada, mura-llas);
la facilidad para extraer los productos con medios de
locomoción; la tipología de los cultivos sembrados; la poten-cialidad
para sembrar determinados productos demandados en
el mercado, etc.
CUADRIOV
LOCALIZACI~N DE LOS CERCADOS Y HUERTAS VENDIDOS
EN LAS PALMAS
Z O N A
Barranco Las Palmas ......................
Fuera Muralla Reyes .......................
Herrería ............................................
Los Reyes .........................................
Otras .................................................
Pambaso ...........................................
San Bernardo ..................................
San Francisco ..................................
San Justo .........................................
San LázaroISan Telmo ....................
San Pedro ........................................
San Roque .......................................
Vegueta .............................................
Vera Cruz .........................................
TOTA.L.. .....................
NÚMERO DE VENTAS PRECIO MEDIO
(en rnaravedís)
Fuentes: Protocolos Notariales y Actas del Cabildo Catedral de la Diócesis de Canarias.
NOTA:E laboración propia.
La generalización del cuadro a lo largo del siglo XVII no per-mite
observar ciertas matizaciones en las tasaciones en el
mercado de las propiedades durante el Seiscientos, aunque la
posibilidad de pormenorizar cada una de ellas por sectores no
es posible ante la falta de registros coincidentes tempordmen-te
entre las diversas áreas, impidiendo calibrar de forma ade-cuada
las diferencias entre ellas. En general, ver mapa adjun-
Núm. 44 (1998) 319
54 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
to, se comprueba que en las zonas donde se intensifica la ex-pansión
agrícola de Las Palmas en el primer tercio del siglo
-Fuera de la muralla sur, llamada de «Los Reyes»-, en las
áreas donde los cercados y huertas generaban mayor produc-ción,
número de horas o días de agua y tenían una trayecto-ria
de explotación centenaria por sus propietarios -Barranco
de Las Palmas, Pambaso y San Justo-, o en las zonas ubica-das
en torno a los lugares de residencia de parte del grupo de
poder, caso del ciertas calles del barrio de Vegueta, el precio
medio de esta tipología de bienes urbanos es elevada respecto
a la media. En cambio, los cercados y huertas situados en tor-no
a los conventos, como los de San Pedro o San Francisco,
Hospitales y ermitas, caso de la Vera Cruz, el valor de los te-rrenos
disminuye, pues muchas de éstas propiedades pertene-cen
L 11s c i t ~ r l ~insst itycimes cpe !as enajenan mediante cen-so
enfitéutico o reservativo por una renta moderada. En otras
áreas urbanas, como el barrio de San Roque, sólo se registra
el traspaso de varias huertas de escasas dimensiones y reduci-do
valor, pese a ser una de las zonas donde los terrenos rin-den
mayores dividendos a sus dueños, pues la amortización de
las mejores parcelas por miembros del clero y del gmpo de
grandes propietarios agrícolas hizo descender su papel en el
mercado. Posteriormente, con el estudio del arrendamiento, se
comprobará como varios de los lugares relegados a un segun-do
plano en el mercado de intercambios pasan a desempeñar
un considerable papel, al ser en estas zonas donde se acumu-lan
parte de las tierras urbanas amortizadas o en manos de
vecinos participantes sólo como arrendadores en el mercado.
Lógicamente, como se ha citado con anterioridad, la exten-sión,
productividad, horas o días de aguas detentadas por es-tos
cercados y huertas influyo en ei precio alcanzado en ei
circuito de intercambios. Lamentablemente, de los 141 traspa-sos
registrados en el XVII sólo se ha logrado localizar la exten-sión
del 24,8 por 100, situándose las dimensiones medias de
los cercados por encima de la fanegada, predominando los
--.-_._J.:^-I---. - -.-L.-- 1 - - J - - c J - - -. 1 - - m-.- --.-
CVI I I~LCI IUIUVS CIILIC las uvs Laucgauas y las IIUCVC~ . V CI V II-tra,
las huertas tienen áreas situadas desde un celemín hasta
una fanegada. El 42,8 por 100 de los bienes poseían menos de
320 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 5 5
una fanegada, el 34,2 por 100 entre una y tres fanegadas
y más de tres el 22,8 por 100. En las zonas rurales se ha re-gistrado
la extensión del 36,9 por 100 de las parcelas, desta-cando,
como en Las Palmas, que las huertas se hallaban
comprendidas desde menos de un fanegada hasta dos y las
dimensiones de los cercados se establecían entre las dos o más
fanegadas. El 51,2 por 100 de estos últimos bienes contenían
menos de una fanegada, el 41,4 por 100 entre una y tres y más
de tres el 7,4 por 100. Todo ello está en función de la tipología
de los bienes enajenados, lo cual influye en la extensión me-dia
y en su valor.
CUADRVO
TIPOLOGÍA DE LOS CERCADOS Y HUERTAS ENAJENADOS
EN GRAN CANARTA
LAS PALMAS
TIPOLOC~A
%
Derecho huerta ................................... 33 23,4
Casa más huerta ................................ 32 22,6
Huerta ................................................. 24 17,O
Cercado ............................................... 3 1 21,9
Casa más cercado .............................. 15 1 0,6
Casa alta dos huertas ........................ 2 1,4
Hacienda ............................................. 4 2,s
TOTA.L.. .................... 141
- -- - - - - -
Fuentes: Protocolos Notariales y Actas del Cabildo Catedral de la Diócesis de Canarias.
NOTA: Elaboración propia.
Como se infiere en el cuadro adjunto, en Las Palmas no
existe un predominio de una tipología de bien determinada.
Los derechos a huertas, las casas con huerta, las huertas y los
cercados ocupan un porcentaje muy parecido en el mercado
en donde la huerta, en sus tres particularidades aquí apunta-das,
llega a alcanzar el 63,O por 100 del total. En los núcleos
rurales la situación es más favorable a la huerta acompañada
por una casa de vivienda, habitualmente para guardar los ape-ros
o de descanso estacionai para ei horteiano. Ei 69,3 por í00
de los intercambios son huertas con casas, seguidos por los de
las propias huertas con el 15,3 por 100. La casi desaparición
Núm. 44 (1998) 32 1
5 6 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
de cercados o de casas con tierras se debe a que en aquellos
núcleos de población donde debieron existir en abundancia
(Telde, Agüimes) casi no queda información por la menciona-da
destrucción de sus protocolos notariales, mientras en el
resto de los núcleos estudiados por su escasa dimensión
(Moya, Firgas), su colapsamiento desde fechas tempranas del
espacio interno convertido en suelo urbano (Guía) o las pun-tuales
noticias obtenidas de sus vecinos-propietarios durante
el siglo XVII (Gáldar, Arucas) no permiten realizar valoraciones
de otro tipo. Todos estos cercados intercambiados poseen
agua, salvo dos casos en Las Palmas 61 y dos en las áreas ru-rales,
aunque del resto, el 62,6 por 100 dicen poseerla pero no a
mencionan una determinada cantidad de la misma. En Las N
E Palmas de las escrituras donde se referencia a la existencia de O
agua de riego, en el 55,2 por 100 de los casos ésta se sitúa n-- m entre media y dos horas de agua, en el 16,4 por 100 entre dos O
E
y media y cinco y más de cinco y media, hasta diecisiete, el E
2
13,4 por 100. Aquellas huertas y cercados integradas por rie- -E
gos de agua de día y noche o cuartas sólo representan el 29,8 3
por 100, ya que casi un 15 por 100 de las propiedades combi- --
nan la tenencia de aguas por horas y días. Entre los días de 0
m
E
riego hay sensibles diferencias en los bienes donde se registra O
entre medio y tres días, hasta el 20,8 por 100, y el resto, 8,9 n
por 100, localizado entre los 3 y 6. Los heredamientos de don- -£
de proceden predominantemente estas aguas son los de Ba- a
2
rranco Seco, con 47,7 por 100 de los días y horas registrados, n
n
el Heredamiento de San Francisco con el 11,9 por 100, y el
de La Mina, con el 23,8 por 100, quedando en un segundo 3
O
plano las aguas conducidas por el Heredamiento del Medio o
Barranco de Las Palmas o de redes secundarias, caso de la
61 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Andrés de Rosales. Le-gajo
946, fols. rt. Fecha: 9-1615. Sebastián Alonso traspasa a Amador
González un trozo de tierra, una casa y un solar, sin agua, junto a la plaza
del convento de San Bernardo de Las Palmas, por 6.500 maravedís anua-les.
El agua era fundamental para este tipo de cultivos (hortalizas, pláta-nos,
árboles frutales), por la abundancia de riegos durante el año. En
Alicante, para poder obtener una producción aceptable de las huertas dedi-cadas
a los cultivos hortícolas, se necesitaban como mínimo de cinco a seis
riegos anuales; véase GIMÉNEZL ~ P E ZE,. : Alicante ..., op. cit., p. 105.
322 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
acequia del Drago o Molinos. En las áreas rurales el número
de horas se reduce drásticamente, sólo el 1 1,l por 100 de los
registros, situándose entre las media y las dos horas, mientras
crece el de días, comprendidos entre el medio y los tres días
hasta el 44,4 por 100, el resto, 445 por 100, se conformaba
por son medias o suertes de aguas enteras.
Del mismo modo, la forma de adquisición por los vende-dores
de los bienes intercambiados es compleja, mencionán-dose
en sólo el 80,l por 100 de los registros esta circunstan-cia.
La herencia es la razón predominante al abarcar el 39,6
por 100 de los casos, ya que por las elevadas cargas de la pro-piedad,
la distancia a la que se encuentra el beneficiado del
legado del bien recibido 62, la de ser una propiedad secundaria
dentro del patrimonio del heredero, la dificultad para partir
el terreno 63, la imperiosa necesidad monetaria del nuevo
propietario para abonar las deudas del funeral del finado, etc.,
influye en que exista un elevado número de medianas y peque-ñas
propiedades en el mercado. El 22,7 por 100 se han adqui-rido
por dotación, el 26,3 por 100 por comprarse con anterio-ridad
por el enajenador, el 4,4 por 100 pertenecen a una
capellanía o vínculo, mientras en el resto de los traspasos no
se menciona la causa. Desde el punto de vista de la forma de
pago de la propiedad adquirida se comprueba una evidente
desigualdad entre el mercado de Las Palmas y el del resto de
la isla. En la capital el 31,9 por 100 de los bienes se vende a
62 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Juan García Cabezas.
Legajo 1.099, fols. sf. Fecha: 24-4-1634. Luis de Espinosa, mercader, en
nombre del licenciado y presbítero Francisco del Castillo, residente en
Cartagena de Indias, traspasa a Francisco Gutiérrez de Avila, mercader, ve-cino
de Las Palmas, una casa y huerta, que les toca al licenciado y al otor-gante!
heredada de un tío por 4.160 maravedís de renta anual, aunque 2.380
son del rédito de un tributo a favor del Comunal de la Catedral.
63 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Melchor Gumiel de
Narváez. Legajo 1.383, fols. 485.-492r. Fecha: 6-8-1675. María de la Con-cepción,
viuda de Francisco Hernández, su hijo Francisco Hernández, José
de Vargas y Ana Hernández, marido y mujer, traspasan a Pedro Hernández,
una huerta, de 8-9 almudes, en San Lázaro con su agua y una casa terrera.
Se vende por la mala división de la propiedad y la imposibilidad de abonar
los tributos situados sobre ésta, elevándose hasta el 65,4 por 100 del valor
de la propiedad.
Núm. 44 (1998) 323
58 PEDRO C. QUINTANA ANDRBS
censo, utilizado este sistema por las instituciones pías y civi-les
y parte de los miembros del grupo de poder, siempre que
venda a compradores de un grupo social inferior, mientras
sólo el 1,4 por 100 de los vendedores traspasan la huerta o
cercado a plazos o a cambio de dinero y otro tipo de bien. En
los términos rurales el 20,7 por 100 de los intercambios se
efectúan a censo enfitéutico o reservativo, mientras el pago a
plazo representa el 7,2 por 100. A ellos se unen los traspasos
donde el pago con dinero más cereales, animales o pro-piedades
alcanza el 4,5 por 100 64. En cambio, otros datos cua-litativos,
como sucede con la proximidad de la propiedad tras-pasada
a otros bienes del vendedor o comprador, nos indican
que sólo el 25,3 por 100 de las huertas y cercados enajenados
se encuentran en las proximidades de otros inmuebles de los
otorgantes. De esta manera, el 57,8 por 100 de estás se ubi-can
junto a propiedades del vendedor mientras que el resto,
42,2 por 100, se sitúan en torno a las del comprador. De for-ma
breve, debemos mencionar las hipotecas de bienes reali-zadas
a la hora de la transacción por los compradores de la
propiedad que, en conjunto, sólo se encuentra presente en el
10,3 por 100 de los traspasos, en un grado inferior a la media
localizada para la venta de otro tipos de bienes en el mercado
durante el Seiscientos 65.
En conclusión, se observa un circuito de intercambios de
cercados y huertas urbanos mediatizado por los grupos de
poder al intentar acaparar gran parte de las rentas emanadas
y no tanto de las propiedades en sí. Ellos son los que contro-lan
la mayoría de los gravámenes impuestos sobre los bienes,
además del mercado de venta, quedando amortizados o en
manos del grupo de poder los más rentables para arrendarlos
64 En ia venta reaiizada por ios herederos de Francisco Déniz a favor
de Sebastián de Cárdenes de una huerta con su agua y una casa alta en
Teror se menciona que los 67.200 maravedís del valor de la propiedad, más
otros 196.000 de gravámenes, se abonan en 20 cabras y un padre, tasados
en 24.720 maravedís, más 20 cabrillas a 480 maravedís cada una. El res-to
se satisfaría en el mes de julio del año siguiente; véase A.H.P.L.P., Pro-
~T~+-.v;-.IOC E~,.-;Lo-,.. R~~+,.I,.-A X K ; . - ~ L ~ I D;.,-..- T -.-.-;- i C V ~ V I V J I'LVLCIIICII~J. ~ JCI IVUILV. YUA CV~VL I LC i w l ~ ~ a ~L\ IVa LLl V . ~ ~ t j a jLu. iI n c 7j,
fols. 331r.-338v. Fecha: 16-12-1662.
65 QUINTANA ANDRÉS, P.: La propiedad ..., op. cit.
324 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 5 9
o venderlos posteriormente a censo reservativo, mientras las
parcelas de menor tamaño y productividad, situadas margi-nalmente
dentro de la trama urbana, con menos horas de
agua, etc., permanecen en libre circulación en el mercado pero
controladas indirectamente por esta élite socioeconómica me-diante
por las cargas situadas sobre ellas. Para adquirir dichas
parcelas los hortelanos y medianos-pequeños propietarios de-ben
recurrir al préstamo a interés o a censo reservativo o de-pender
en algún grado de otros sectores (venta del producto y
distribución, infraestructura de riego) en los que participan de
una u otra forma estos poderosos.
Durante el Antiguo Régimen la cesión a renta de este tipo
de porpiedades es uno de los aspectos más importante en su
estudio, no tanto por el volumen de arrendamientos sino por
los múltiples datos cualitativos desprendidos de ellos. La ten-dencia
del proceso de arrendamiento de cercados y huertas
urbanas experimenta a lo largo del siglo X ~ I I unos considera-bles
altibajos dependientes, sobre todo, de una serie de facto-res
internos y externos muy parecidos a los que afectaban a
los intercambios de estos bienes, y, en parte, de la mayor o
menor integridad de las fuentes consultadas, como ya se ha
apuntado.
El volumen de arrendamientos de cercados y huertas urba-nas
en Gran Canaria entre 1600-1700, según las cifras arroja-das
por el cuadro V, es de 1.1 12, aunque creemos que dicha
cantidad sóio refie~au na aiicuota parte de la realidad, pues el
registro de un elevado número de arrendamientos ha desapa-recido
con la destrucción parcial de las fuentes, en otros ca-sos,
como la cesión de pequeñas parcelas urbanas o la reno-vación
de los arrendamientos de otras, no han quedado
i-efleja~us en la ducUriel?;aci~I?, EjGr tratarse de acUerdGs xvTer=
bales. En varios quinquenios, como los de 163 1-35 y 1636-40,
la caída de arrendamientos está motivada, en parte, por el
Núm. 44 (1998) 325
60 PEDRO C. QUINTANA ANDR~S
deterioro de las fuentes consultadas, al igual que sucede en
algunos quinquenios del último tercio del siglo.
NÚMERO DE ARRENDAMIENTOS DE CERCADOS Y HUERTAS
EN GRAN CANARIA (en maravedís)
L A S P A L M A S NÚCLEOS RURALES
PERIODO
Núm. Renta % Núm.
66,5 9
78,3 4
77,4 6
75,l 6
81,4 9
82,9 4
77,6 11
92;l 9
90,7 5
87,9 4
99,7 9
82,5 10
94,O 10
106,4 13
104,7 6
118,s 15
117,4 12
141.7 9
152,9 4
171,3 6
Renta *
" Renta media de los arrendamientos en cada quinquenio.
Porcentaje entre la relación entre la media del quinquenio y la general.
Fuentes: Protocolos Notariales y Actas del Cabildo Catedral de Canarias.
NOTAE: laboración propia.
Hay un claro predominio en los arrendamientos de los cer-cados
y huertas urbanos de Las Palmas, donde el número de
propiedades integradas de forma habitual en el circuito esta-ría
sobre la-s 45.,- 55, dependiendo de la temporalidad de los contratosj anadleindose a ésto de manera espnrádici una cier-ta
cantidad de cercados y huertas que entraban momentánea-mente
en el mercado hasta su enajenación. En algunos casos
326 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 6 1
los arrendadores debían entregar su propiedad a renta forza-dos
por acontecimientos puntuales como era el abono de deu-das
generadas por adquisición de mercancías 66, impagos de
corridos de censos 67, perentoria necesidad 68, satisfacción de
dote 69, ausencia de mantenedor 'O, etc. En los términos rura-les
el número de bienes arrendados es más difícil de calibrar,
pues en unos núcleos, tal como sucede en Moya, las cesiones
a renta de parcelas se registran ya desde la primera década
A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Diego Álvarez de Silva.
Legajo 1.292, fols. 172r.-173v. Fecha: 6-12-1679. Se arrienda a Salvador
Rodríguez, alcalde de Tamaraceite y San Lorenzo, un cercado fuera de la
portada de Santa Ana por un año y 17.280 maravedís. Dicho cercado per-tenecía
a Cristóbal de Montesdeoca, vecino de Las Palmas, al cual le fue
ejecutado por una deuda de 16.704 maravedís contraída con Miguel Gibson,
---,.,.A-.- :--lA*
IllLl LaUC-I IllslC-J.
67 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Melchor Gumiel de
Narváez. Legajo 1.387, fols. 204v.-206v. Fecha: 23-5-1681. El mayordomo de
la manda pía del Inquisidor Manso, Vicente de Montesdeoca, ejecuta al
capitán Felipe de Soberanis por 37.903 maravedís de corridos de un censo
de 3.360 maravedís de renta anual. A este miliciano se le embarga, hasta
que pague, una huerta en El Toril (Las Palmas) entregada en arrendamiento
a Lorenzo de Torres por 12.000 maravedís anuales y tiempo indefinido.
A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: José Bethencourt
Herrera. Legajo 1.326, fol. 91v. Fecha: 6-11-1672. A Beatriz Suárez Mayor,
mujer de Juan Trujillo, le permite la Justicia de la isla arrendar una huerta
sita en el barrio de San Roque con una casa terrera y aposento por cuatro
años y 6.720 maravedís anuales, por serle necesario, al no hacer vida
maridable con su marido desde hace cinco años y estar la susodicha pa-sando
miserias.
69 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: José Bethencourt
Herrera. Legajo 1.327, fols. 62r.-64r. Fecha: 25-6-1675. Juan Rodríguez, ofi-cial
de zapatero, arrienda a Mateo Rodríguez una huerta de hortalizas en
el Barranco de Las Palmas, llamada de «Aguilar», siendo el dueño Antonio
Lorenzo, su suegro, el cual se la debió ceder para ir pagando los tributos y
cantidades adeudas del resto de la dote. Lorenzo tasa la deuda y entrega el
bien por 15.600 maravedís por tres años.
'O A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribano: Cristóbal Suárez de
Medina. Legajo 2.378, fols. 148r.-150v. Fecha: 29-8-1686. Doña Claudina de
Soberanis, mujer de don Bartolomé de Aguilar, ausente en Indias, arrien-da,
alite la nect-sidad en al beneficiado de Gáldai-, dori Fraricis-co
Sánchez de Tobar, y a Gabriel Ruiz dos huertos, junto a las casas de la
citada Villa, con dos noches de agua del Heredamiento de la Vega de Gáldar
por cuatro años y 5.280 maravedís anuales.
Núm. 44 (1998) 327
NÚMERO E€ ARRENDAMIENTOS EN LAS PALMAS (POR QUINQUENIOS)
70T
del siglo para desaparecer radicalmente desde el primer tercio
del Seiscientos, en otros lugares, Telde y Agüimes, la mencio-nada
carencia de fuentes ha ocasionado que su estudio se base
casi solamente en los registros notariales de Las Palmas, te-niendo
las propiedades, por los grupos participantes, una no-toria
calidad y rentabilidad. Es decir, la presencia periódica en
las fuentes del vecindario de uno de estos núcleos está en
función de su peso específico en un determinado momento
dentro del sistema jeráquico socioeconómico, generándose,
cuando se encuentran en un segundo plano, su casi total
desaparición de los registros, pese al mantenimiento de una
considerable actividad económica interna, entre ella la de los
propios arrendamientos, que no ha quedado plasmada, situa-ción
inversa a lo acontecido en las épocas de bonanza eco-nómica.
De esta forma, los altibajos en el mercado de arren-damiento
de huertas y parcelas en cada población están
marcados por tal peculiaridad e importancia jerárquica del nú-
TENENCIA Y EXPLOTACI~N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 63
cleo dentro de la comarca o de la isla. Dicha situación intro-duce
una evidente disparidad en el número de propiedades
arrendadas en cada uno de los núcleos rurales, así en Guía se
registra el 20,4 por 100 de los contratos, 33 del total; en Telde
el 23,6 por 100, 38 de 161; en Teror, el área fuera de la ciu-dad
más destacada, el 44,7 por 100, con 72 arriendos; mien-tras
que Firgas con el 3,7 por 100 y Moya y Gáldar con el 3,l
por 100 respectivamente son las zonas de menor relevancia.
Las referencias en cada uno de estos núcleos, como se citaba
con anterioridad, son muy fragmentadas y no existe una re-gularidad
en el registro de los arrendamientos ante los escriba-nos
públicos y menos si éstos son renovaciones de los contra-tos.
No se puede apuntar ninguna cifra media concreta de
cercados y huertas urbanas arrendados en esta área, aunque
debieron multiplicar por aigunos enteros ios aquí recogidos.
Quizá uno de los aspectos más interesantes sea el determi-nar
la renta media de los arrendamientos de huertas y cerca-dos,
ya que, como se observa, es ligeramente superior, 6,6 por
100, en los arriendos realizados en los núcleos rurales que en
los registrados en la ciudad. Las razones de esta diferencia se
originan en la propia extensión de las huertas y cercados ur-banos,
el número de horas y días de agua de su riego, las ca-racterísticas
de los productos cultivados, la demanda local, el
registro en las zonas rurales de los arriendos de las parcelas
más significativas, las cesiones a renta realizadas por el grupo
de medianos propietarios-hacendados interesados en dejar los
acuerdos suscritos, al ser los únicos capaces de abonar los su-cesivos
costes de las escrituras, quedando el resto de los arren-damientos
limitados a acuerdos verbales al ser vecinos el
arrendador-arrendatario, la lejanía de algunas áreas del escri-bano
más próximo, la realización del contrato delante de otro
tipo de fedatario (párroco, notario apostólico, alcalde pedá-neo),
etc. A estar más completas las series de Las Palmas nos
fijaremos en ella para evaluar el progresivo aumento de la ren-ta
media del arrendamiento a lo largo del siglo XVII, tendencia
sólo obstaculizada por las coyunturas recesivas de comienzos
de los años 30 y de la década de los 50. El resto del siglo
muestra un continuo ascenso de la rentabilidad en los arren-
64 PEDRO C. QUINTANA ANDRÉS
NÚMERO DE ARRENDAMIENTOS REGISTRAKS EN LOS N~CLEOSR URALES (1600-1700)
damientos por el rendimiento de la venta de su producción,
el aumento de la demanda urbana, la captación de más ga-nancias
por sus propietarios, etc. Un ejemplo de esta amplia-ción
en los devengos se registra en un cercado de 12 fanega-das
de pan sembrar con una casa terrera y 7 horas de agua
localizado en San Lázaro el Viejo, junto a la muralla norte de
la ciudad. Dicha parcela pertenecía a la familia Padilla -se
suceden en él el capitán Francisco de Padilla, el abogado de
la Real Audiencia Luis de Padilla y, finalmente, don Cristóbal,
de Padilla Manrique- el cual ve aumentada la renta de su
arrendamiento reiteradamente en la segunda mitad del si-glo
XVII. En 1660 se otorga durante seis años a Francisco de
Ortega y Cristóbal de Acosta por 27.360 maravedís anuales; en
1666 se da a Gregorio García en 28.800 y por siete años, el
cual lo sigue arrendando hasta 1699 con sucesivos incremen-tos
hasta los 45.000 maravedís anuales, además de un cahíz
de trigo; finalmente, en 1700 se arrienda a Juan Naranjo Ca-
330 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTJCOS
TENENCIA Y EXPLOTACI6N DE LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 6 5
brera por 60.000 maravedís y 14 fanegas de trigo, es decir, un
63,6 por 100 más de renta que cuarenta años antes 7'. La cita-da
familia también va a detentar otro cercado de 5 fanegadas
y una casa terrera en el barranco de Las Palmas, el cual entre
1660 y 1670 incrementa su renta devengada un 12 por 100 72.
Aunque no todos los beneficios derivados de los alquileres cre-cen,
ya que algunos cercados ven estancada o reducida su ren-ta
a lo largo del siglo o durante ciertos períodos, ya sea por
reducción de rendimientos, coyunturas económicas o meteo-rológicas
adversas, sobreexplotación de los arrendatarios, fal-ta
de inversión del propietario, captación de arrendatarios ante
sus desviación hacia la zona de medianías, mediante rebaja en
su renta, etc. Ejemplo de ello es la huerta de «Peris», integra-da
en el patrimonio del capitán Antonio Trujillo de Vergara,
pues disminuye la cuantía de su arrendamiento entre 1652-
1661 en un 6,2 por 100, respondiendo, quizá, este hecho a la
crisis generalizada que sufría el Archipiélago en esa etapa 73.
El propietario, que hasta ese momento había arrendado la
huerta por periodos comprendidos entre tres y seis años, opta
por asegurar la renta entregándola en 166 1 por una etapa de
nueve años. También el cercado de «Morneta», situado en el
Barranco de Las Palmas, sufre una reducción de los frutos de
su renta en la etapa 1685-1700, pues si en el primero de estos
años su anualidad alcanzaba los 24.000 maravedís, en 1699
sólo se logró arrendar por el convento femenino de San Ber-nardo
de Las Palmas en 19.200 74.
71 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Juan Báez Golfos,
Baltasar González Perera, Diego Álvarez de Silva, Andrés Álvarez de Silva,
Domingo de Cala y Valdés. Legajos 1.150, 1.241, 1.289, 1.447 y 1.494;
fols. 321r.-324r., rt.. 228v.-229v.. 136r.-138v. y 270r.-273r. Fechas: 15-9-1660,
25-9-1666, 30-9-1675, 7-10-1685 y 30-9-1700.
72 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Juan Báez Golfos y
Diego Álvarez de Silva. Legajos 1.150 y 1.285, fols. 3 14r.-315v. y l29r.-l3 1v.
Fecha: 2-9-1660 y 2-7-1670.
73 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Juan Báez Golfos y
Baltasar González Perera. Legajos 1.15 1 y 1 ZO, fols. 1r.-2v. y 420v.-424r.
Fechas: 10-10-1652 y 1-1-1-1661.
74 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Lázaro Figueroa Vargas
y Esteban Perdomo Castellano. Legajos 1.424 y 1.472, fols. 171r.-v. y rt. Fe-chas:
27-8-1685 y 8-1 1-1699.
Núm. 44 (1998) 33 1
ANOS
En la primera mitad del siglo XVII el aumento medio en el
porcentaje de las rentas fue menor que en su segunda mitad,
pues todavía la demanda de productos huertanos se encontra-ba
constreñida por el volumen de población, al estar parte de
los terrenos exteriores a la muralla norte incultos y algunos
de los internos explotados de forma extensiva, el condiciona-miento
socioeconómico generado en el vecindario de Las Pal-mas
por los sucesos de 1599 y las epidemias de comienzos del
Seiscientos, destinarse una sustanciosa parte del capital aún
al ámbito comercial o a la adquisición de terrenos en las áreas
cercanas a la ciudad para destinarlos al cultivo de la vid y tri-go,
etc. Por tanto, no fue un hecho aislado que una de las
huertas del patrimonio de Francisco Benítez de San Juan si-tuada
frente a la ermita de San Telmo de Las Palmas sólo
aumentara sus devengos entre 1608-1636 un 18,6 por 100, pese
4 ,nn a su aiia rentabilidad, aunque en l o r a ya su renta
había crecido desde el último año citado un 25 por 100 75. Esta
75 A.H.P.L.P., Protocolos Notariales. Escribanos: Sebastián de Saavedra,
332 ANUARIO DE ESTUDIOS A T ~ N T I C O S
TENENCIA Y EXPLOTACI~ND E LAS HUERTAS Y CERCADOS URBANOS 67
INMRS16N POR ARRENDAMIENTO EN LOS NÚCLE@S RURALES ( 16W-1700)
tendencia se registra también en los núcleos rurales, caso de
Teror, donde una huerta de árboles con su casa terrera ubica-da
en la Plaza Real del lugar, propiedad de doña Mana Laura
de Pinto, tuvo un prolongado estancamiento en su renta entre
1622-1 656, situándose en los 1 .S00 maravedís anuales 76.
En el exterior de la capital, el citado fraccionamiento de los
datos no permite vislumbrar una clara tendencia aunque, en
torno a la segunda mitad del siglo mi, se aprecia Un incre=
Francisco Carrillo y Esteban Perdomo Castellano. Legajos 985, 1.16 1
y 1.471; fols. 189c-190r., rt. y 201-.-22r.