BELLAS ARTES
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL
DE LA LAGUNA (TENERIFE) EN EL ARTE
SEVILLANO DEL SIGLO XVI
P O R
CARLOS RODRÍGUEZ MORALES
Las históricas relaciones establecidas entre la Baja Andalu-cía
y Canarias han sido abordadas en diversos estudios, des-tacándose
en ellos los vínculos sociales, económicos, lingüís-ticos,
etc. Es ahora nuestro objetivo subrayar la presencia ar-tística
sevillana en las Islas en el siglo XVI centrándonos en la
talla de la Virgen de la Luz, conservada en el museo de la
Catedral de La Laguna. Esta espléndida escultura ha suscita-do
el interés de los investigadores por su excelente calidad. Ha
sido atribuida sucesivamente a José Rodríguez de la Oliva, a
Alonso Berruguete ' y al maestro Roberto2 relacionándose tam-bién
con la producción de Miguel Adán3. Pero la atribución
' RODR~GUMEOZU RE, Jose, Guía histórica de La Laguna, La Laguna,
1935, pp. 46, 47.
TARQUISP, EDRO,« El más grande escultor que trabajó en las Islas. La
Virgen de la Luz en la Catedral de Tenerife jes obra del maestro Roberto?»,
La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, 6 de julio de 1963.
ESTELLAM ARCOS, MARGARITAJ,u an Bautista Vázquez el Viejo en
~ ü s i i ~y ~Aüiii &icu, 1976, 36, 9 .: Aún aieni~nduse a la adsclip-ción
de la imagen al círculo de Vázquez el Viejo, Estella Marcos aprecia
puntos de contacto entre la Virgen de la Luz y ciertas obras de Miguel Adán
(C. 1532-1610).
Núm. 45 (1 999) 53 1
2 CARLOS RODRÍGUEZ MORALES
más sólida, que se ha mantenido hasta la actualidad, es la
formulada en 1963 por el doctor Hernández Perera. Asignó
entonces la imagen a la gubia del castellano Juan Bautista
Vázquez el V i e j o , considerándola como la más destacada de las
esculturas sevillanas renacentistas conservadas en Tenerife,
siendo fechada en el tercer cuarto del siglo xw4.
Los nuevos datos que ahora damos a conocer nos permi-ten,
por una parte, catalogar esta pieza en torno a 1557, año
en que documentamos su presencia en la iglesia parroquial de
Nuestra Señora de los Remedios de La Laguna, sobre la que
se asentó la seo nivariense. Igualmente podemos precisar la
inicial ubicación de la talla mariana en el templo, el altar de
Santa Mana Magdalena, patronato en la referida fecha de Luis
Velázquez, así como sus posteriores emplazamientos dentro de
ia iglesia. Finalmente, argumentaremos, a la luz de los nue-vos
datos, la atribución de la efigie al círculo del imaginero
flamenco, activo en Sevilla, Roque de Balduque5.
Los VEL~ZQUY EELZ ALTAR DE LA MAGDALENA
La antigua iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Re-medios,
fundada en 1515, contó con una única nave durante
el siglo xw. No será hasta los primeros años de la centuria
siguiente cuando se funden y construyan las capillas colatera-les
del evangelio (San Cristóbal) y de la epístola (del Carmen).
Presidiendo el templo se encontraba la imagen titular mien-tras
que en los paños laterales se disponía una serie de alta-res,
perdidos luego tras las sucesivas reformas de la fábrica
pamcpia!. En= de e!hs he e! dedicado a Sar;ta Mar;'a Mag-dalena
que el cronista dieciochesco José de Anchieta y Alarcón
HERNANDEPZE RERAJ,E SÚS, Cincuentenario de la Catedral de La La-guna.
Exposición de Arte Sacro, La Laguna, 1963, pp. 33-37.
Quiero expresar en este punto mi agradecimiento a Pablo Amador,
por Ser3alai-riie la Siiiiiliiud de la con las o;raS de D.&j-üwe; a Lo-renzo
Santana, por ayudarme a leer la documentación del siglo XVI; a Mar-garita
Rodríguez González, por sus sugerencias; y a Juan Gómez Luis-
Ravelo, por su ánimo y sus consejos.
532 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL DE LA LAGUNA (TENERIFE) 3
asegura fue erigido por Lorenza Velázquez, cuñada del escri-bano
Antón de Vallejo. La consulta de ciertos documentos nos
permite puntualizar estas afirmaciones, interesantes como he-go
se verá para el estudio de la imagen que nos ocupa.
Los personajes vinculados a la imagen de Nuestra Señora
de la Luz pertenecieron a la incipiente población insular lle-gada
al archipiélago tras la conquista. Son descendientes de
judeoconversos que debieron ver en las Islas tierra propicia
para comenzar una nueva vida. Canarias recibe tempranamen-te
la afluencia de conversos impulsada por las relaciones mer-cantiles
con Andalucía y favorecida por la tardanza en la in-tervención
rigurosa del Santo Oficio, que se retrasas a 15246.
Además debe considerarse la protección del Adelantado, quien
elevó a ciertos judeoconversos a relevantes puestos7. Precisa-mente
los Veiázquez participaron de la confianza de Feniáii-dez
de Lugo, como ya apuntaremos.
La vinculación que establece Anchieta entre Lorenza Ve-lázquez
y el escribano Antón Vallejo existió, pero es impreci-sa.
Antón Vallejo, natural de Madrid, era de ascendencia con-versa
por parte de su madres. Esta condición no le impidió
alcanzar los destacados oficios de escribano público de Te-nerife
y del Concejo. De Valladolid era su mujer Francisca
Velázquez de Ávalos o Dávalos, quien en una declaración rea-lizada
ante el Santo Oficiog aseguró ser hija de Juana Ve-lázquez
habida en relación extramarital, evitando de esta ma-nera
la condición judeoconversa del marido de aquélla, Alonso
González VarqueteIo. Hijos del matrimonio formado por éste
ANAYA HERNANDEZ, LUIS A., «La problemática de los inhabilitados
por el Santo Oficio de la Inquisición en las islas Canarias», Strenae
Emmanuelae Marrero oblatae, pars prior, La Laguna, 1993, pp. 52-53.
RODR~GUEYZA NES, JOSÉ MIGUELL, a Laguna durante el Antiguo Ré-gimen,
La Laguna, 1997, t. 11, pp. 693-700.
(A)RCHIVO( H)IST~RIC(ON )ACIONAL(e n adelante AHN), Inquisición,
legajo 1434, expediente 11.
~DEM, ff. 9-lOv.
'O Este Alonso González Varquete, natural de Valladolid, declara ante
ia Inquisición en La Laguna en í528 : e oydo decir a mis padres que eran
conversos = Mi padre se decía Alonso González Varquete el mayor armador
de justa real que en toda Castilla obo, no reconciliado ni condenado e de lim-pia
vivienda.. Idem, ff. llv-12.
Núm. 45 (1999) 533
y Juana Velázquez fueron Ana, Elena" y Alonso Velázquez 12,
padre éste de la Lorenza Velázquez que el cronista Anchieta
señala como fundadora del altar de la Magdalena, sobrina por
lo tanto, y no cuñada, del escribano Vallejo y su mujer.
La presencia del linaje de los Velázquez en Canarias se re-monta
a los primeros momentos del poblamiento castellano.
Un interrogatorio realizado por la Inquisición de Valladolid en
1679 plantea que Alonso Velázquez, pretendiendo pasar a las
Indias, recaló en Canarias donde efectivamente se estableció;
las declaraciones de los testigos no clarifican esta probable
hipótesis, como tampoco la supuesta existencia de tres tíos
paternos de éste que habrían trabajado como oficiales dora-dores
en Valladolid 13. Juzgamos, a tenor de la documentación
consultada, que Alonso Velázquez pasó a Tenerife sobre 1504,
trayendo consigo a su mujer, Leonor h a r e z , y a sus hl~os:
Lorenza, Juana y Alonso. Así se deduce de la declaración rea-lizada
en 1529 por su único hijo varón 14.
Sabemos que Lorenza Velázquez casó con Gonzalo Díaz de
Madrid, de quien ya había enviudado en 1528 15. Pensamos, sin
embargo, que no fue con él con quien tuvo a su único hijo,
Luis, sino con Pedro Manuel, con quien contrajo matrimonio
tal vez en 150616. En su testamento -otorgado el nueve de
" Los matrimonio de las hijas de Juana Velázquez (Elena casó Lope
Fernández, regidor de Tenerife, y Ana con Francisco Malpica) prueban la
integración de los Velázquez en la singular sociedad lagunera de principios
del XVI.
Del testamento de Juana Velázquez se desprende que lo declarado
por Francisca Velázquez sobre su concepción extramarital puede ser cierto,
pues su madre no la incluye entre los hijos habidos de su unión de Alonso
González y, posiblemente para compensar la falta de herencia, la mejora.
(A~RCHIVO (H~ISTÓRICO (P~ROVINCIDAEL ( S~ANT(CA)R UZD E (T)ENERIFE(e n
adelante AHPT), Protocolo notarial (en adelante Pn) 377, (escribano Hemán
Guerra), 12/2/1512, ff. 700-704.
j3 AHN, Inquisición, legajo 1434, expediente 11, f. 39.
j4 Alejo Velázquez declaraba entonces que a veinticuatro años poco más
o menos que io vine a esta ysla con mi padre ... Ídem, f . 14-14v.
15 fa,, ff. 1 1 .. 1 ?
IUClII, I I v - I L .
l6 Así consta entre la documentación genealógica del Fondo Román del
Archivo Provincial tinerfeño; son informaciones realizadas en el siglo XVIII
en las que hemos detectado significativas imprecisiones pero que, en este
534 ANUARIO DE ESTUDIOS AT~NTICOS
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL DE LA LAGUNA (TENERIFE) 5
mayo de 1534 y abierto dos días después en presencia del es-cribano
Hernán González- Lorenza dispone la fundación de
una ermita en el barranco de la ~ a ~ d a l e jñ7 ay, en caso de no
llevarse a efecto, que se haga un altar en la iglesia de los Re-medios
donde ella se sienta, arrimada al pilar donde ella se avi-ma
18. En este altar quiere que se digan misas a la Concepción
y a Santa María Magdalena, santa ésta cuya fiesta instituye
con tanta solemnidad como se pueda hacer. La fundación del
altar, que efectivamente se verificó, corrió a cargo de su úni-co
hijo, Luis Velázquez y fue por lo tanto posterior a 1534. No
se menciona en el testamento imagen alguna de Nuestra Se-ñora,
por lo que entendemos errónea la afirmación de An-chieta
al suponer a Lorenza Velázquez propietaria de la Vir-
"Ee n de la Luz. La propia cronología -la imagen habría de ser
anterior a 1534- debilita asimismo esta posibilidad.
Luis Velázquez. casó por primera vez -en fecha anterior a
junio de 1535- con Isabel Gutiérrez, hija de Alonso del Por-tillo
y Teresa Martínez19. El 13 de junio de ese año se registra
la escritura de recibo de dote constando ya entonces que el
matrimonio se había celebrado 20. Cinco días después Luis
Velázquez protocolizó su escritura de arras, en las que detalla
parte de sus bienes. Entre ellos cita unas casas cercanas al
convento de Santo Domingo heredadas de su abuelo Alonso
Velázquez, además de las tierras del barranco de la Magdale-na,
en la Punta del Hidalgo, en las que asegura tener dos mil
asunto concreto, pueden ser acertadas. AHPT, Fondo Román, 3-3, f. 56
[también contiene la foliación 1471.
l7 Localizamos este barranco de la Magdalena, anteriormente llamado
Tedeja, en la zona de los batanes de Anaga desembocando en Punta del
Hidalgo.
ALFARO HARDISSOENM, ILIOP, rotocolos de Hernán Guerra 1534-1535,
doc. 526 (en prensa). Agradezco al autor su amabilidad y disposición para
consultar esta obra.
l9 Este Alonso del Portillo, sevillano, en declaración ante el Santo Ofi-cio
reconoce la condición conversa de sus padres, el cordobés Diego del
Portillo y la sevillana Catalina Díaz. De su abuelo materno, Diego Díaz de
Toledo, asegura que huyó. AHN, Inquisición, legajo 1434, expediente 11,
ff. 14-15.
AHPT, Pn 620 (escribano Juan del Castillo), 13 de junio de 1535,
ff. 673v-676v.
Núm. 45 (1999) 535
6 CARLOS RODRfGUEZ MORALES
frutales y un molino de moler pan2'. De este matrimonio na-ció
una hija, Ana Lorenzaz2, que llaman Ana Gutiérrez. El tes-tamento
de Isabel Gutiérrez, fallecida tempranamente en 1547,
contiene la primera referencia que hemos localizado sobre el
altar de la Magdalena, pues dispone que my cuerpo sea sepul-tado
en Nuestra Señora de los Remedios en la capilla mayor
della en el entyerro y sepultura que yo y el dicho Luys Velázquez
mi marido tenemos que es junto al altar de la Magdalena que
fezimos.. . 23.
Tras enviudar, Velázquez casó nuevamente en 1549 con Ana
de Ortega, hija de Juan de Ortega24y María P e r d ~ r n oE~l~ 1.4
de enero de ese año fue otorgada la carta dota1 de Ana de
Ortega, y ese mismo día Luis Velázquez hizo protocolizar su
escritura de arras por estar concertado el ~a s ami e n t oH~~ijo.
único de este segundo matrimonio fue Luis Velázquez de Or-tega.
Precisamente a favor de éste otorgó Velázquez escritura
de donación, mejora y vínculo en 1557 27. ES en este documen-to
donde se menciona por primera vez la presencia de la ima-gen
de Nuestra Señora de la Luz de bulto toda dorada en el altar
de la Magdalena, donde además se hallaba un retablo dedica-do
a esta santa, que suponemos de pincel28. En esta escritura
21 Ídem, ff. 679-681.
22 Ana hija de Luis Velasquez y de su muger Ysabel Gutierres fue
baptisada por el señor vic[ario] Gonzalo Hernández en Nuestra Señora de los
Remedios en siete de agosto [de 15391 fueron sus padrinos el licenciado de
Ávila ... y doña Ysabel del Lobón. (A)RCHIVO(H )IST~RIC(OD )IOCESANDOE
(T)ENERIFE( en adelante AHDT), Libro 1 de Bautismos de la parroquia de
los Remedios, f. 64v.
23 AHPT, Pn 883, 30/10/1547, ff. 1096-1098v.
24 Este Juan de Ortega, padre de Ana, era tendero. El iniciador de
esta rama en Canarias fue Sancho de Ortega, vecino de Lanzarote, hijo de
Juan de Ortega, natural de la villa de Almonte, en Huelva. AHPT, Fondo
Román, 3-3, f. 66 [testado 531.
25 María Perdomo era hija de Juan Perdomo el bueno y Catalina de
Cabrera. Juan Perdomo testó el 12/12/1519 ante Alonso de Llarena, AHPT,
Pn 191-B, f. 742. Agradezco este dato al investigador Lorenzo Santana.
26 AHPT, Pn 887 (escribano Gaspar Justiniano), ff. 601-605v.
27 AHPT, Pn 223 (escribano Juan Nuñez Jaymes), 16/8/1557, ff. 378-384v.
Yten queremos e mandamos al dicho Luis Velázquez de Ortega nues-tro
hijo ... a hazer perpetuamente para siempre jamás la fiesta de la bienaven-
536 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL DE LA LAGUNA (TENERIFE) 7
consta, asimismo, que las casas principales de Velázquez se
hallaban en la calle de Nuestra Señora de los Remedios, frente
a la iglesia donde tenía el altar de su patronato.
Los siguientes datos que hemos localizado datan de 1559.
El 25 de enero de ese año otorga Luis Velázquez el Viejo su
testamento cerrado, abierto el 9 de mayo siguiente -día de
su fallecimiento- ante Juan Nuñez J a ~me s *D~i.s pone ser en-terrado
en la capilla mayor de la parroquia1 de los Remedios,
donde declara tener fecho u[n] altar de la advocación de Santa
María Magdalena en la sepultura que es la en que están [roto]
mis padres enterrados 30. Este documento nos ofrece, asimismo,
otros datos interesantes sobre la biografía del testador. Veláz-quez
relaciona una serie de bienes distinguiendo los que llevó
al primer matrimonio y los que heredó de su madre. Entre los
primeros cita un soiar que ie dio Anton vaiiejo y entre ios
segundos la casa de la calle de Santo Domingo.
En cuanto a su actividad destacamos la referencia que hace
a su tienda, pero sobre todo los vínculos con los Adelantados
de Canarias. Dice Velázquez que después que fallesió el ade[lan-tado
mi sleñor que esté en gloria padre del adelantado my señor
[roto] de la justicia con su abtorydad y mandamye[nto] y por
cartas de my señora doña Beatris yo tomé la posesión y bienes
del mayorasgo que estaban esta ysla de [Tenerife] y le e serbido
en todo lo que se a ofresido desde el dicho día e gastado mucha
cantidad de dinero ... 31. Otras referencias registradas en los pro-tocolos
notariales laguneros del siglo XVI dan fe de esta inte-resante
relación.
Fallecido Luis Velázquez en 1559, la saga continuará en la
sucesión de la primogénita, Ana Lorenza, ya que su hermanas-tro
Luis Velázquez de Ortega no tuvo descendencia habiendo
turada Santa María Madalena su propio día en Nuestra Senora de los Reme-dios
desta cibdad de San Xpóval ... en el altar que allí tenemos de la advo-cación
de la bienaventurada Santa María Madalena ... en el qual tenemos una
ymagen de Nuestra Señora de la Luz de bulto toda dorada demás de un re-tablo
de la Madalena que asy mismo queda en el dicho altau. AHPT, Pn 223,
f. 381.
29 AHPT, Pn 225, (escribano Juan Nuñez Jaymes), ff. 295-311.
30 Ídem, f. 295v.
31 fdem, f. 309.
Núm. 45 (1999)
8 CARLOS RODR~GUEZ MORALES
fallecido antes de 1583 a causa de la enfermedad contagiosa 32.
Esta rama emparentó posteriormente con la familia Franquis,
o Franchy.
SUCESIVUABISC ACIONES DE LA VIRGENDE LA LUZ
EN EL TEMPLO PARROQUIAL
Confusas son las informaciones sobre la ubicación de la
Virgen de la Luz dentro de la iglesia de los Remedios hasta el
siglo XWII. El análisis de algunos datos que hemos localizado,
además de otros ya publicados, nos permite hacer algunas
consideraciones clarificadoras. En 1587 María de Ayala le ofre-ció
en su testamento para su altar un frontal de la color que al
sefíor vlcarzo pareciere e mas unos manteles para ei dicho al-tar33.
Sabemos que el altar de la Virgen de la Luz permaneció
en la capilla mayor de la iglesia al menos hasta 161 1 34. En esa
fecha ya estaba erigida la capilla colateral del lado del evan-gelio,
por lo que suponemos que el altar de la Luz estaba co-locado
en el lado de la epístola. Por lo tanto, debió subsistir
pocos años, pues en 1617 ya se habían iniciado las obras de
la segunda capilla colateral. Estas reformas acometidas en la
fábrica parroquia1 a principios del siglo xm modificaron ne-cesariamente
las condiciones y ubicación del primitivo altar de
la Magdalena. Debemos considerar en este sentido la existen-cia,
constatada ya en 1625, de una capilla de la misma
advocación patronato del beneficiado Bernardino Fagundo y
su hermana Margarita35. Esto nos sugiere que, o bien los
Fagundo de algún modo continuaron en el cuidado del altar
de los Velázquez o, perdido éste, decidieron erigir por su de-voción
una capilla de la misma advocación. En cualquier caso
es manifiesta la desvinculación de los sucesores de Luis
32 AHDT, 22-6.
33 AHPT, Pn 15 1 1 (escribano Bernardino de Madrigal), 20/7/lS87,
f. 3%~ .A gi-adezco este dato al investigador L ~ l e i Si a~rit~an a.
34 AHPT, Pn 1179 (escribano Baltasar Hemández), 1131161 1, ff. 295-297.
35 AHPT, Pn 1646 (escribano Diego Martín de Barrios), 14/3/1625, f. 22.
AHPT, Pn 807 (escribano Diego Gómez), 10/5/1629, ff. 849-853.
538 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL DE LA LAGUNA (TENERIFE) 9
Velázquez. Como hemos apuntado, fue su hija Ana Lorenza,
casada con Guillén de Be t a n ~ u r t ~qu~ie,n continuó la descen-dencia
al haber muerto prematuramente su hermano. A su
único hijo, Juan de Betancurt Velázquez, lo encontramos es-tablecido
en La Orotava en 1600 junto a su mujer Inés
Lutzardo3'. Este cambio de población, junto a las referidas
reformas del templo, motivaron quizás que se perdiera el pri-mitivo
altar de la Magdalena.
Entonces ¿qué ocurrió con la imagen mariana de la Luz?
En caso de estar la nueva capilla de la Magdalena vinculada
al altar de los Velázquez cabe la posibilidad de que la talla per-maneciera
en él. Así podría colegirse del testamento otor-gado
en 1633 por Juan Fagundo, sobrino del beneficiado fun-dador
de dicha capilla. En él manda se dé a Nuestra Señora
de la Luz de los Remedios cinquenta reales por quanto se los e
prometido a muchos días para su tabernáculo 38.
Pero en 1645 nos consta documentalmente la presencia de
la Virgen de la Luz en un altar propio; así se deduce de un
codicilo otorgado en abril de ese año en el que Miguel Pérez
Perera y Francisca González disponen ser enterrados frente al
púlpito delante del altar de Nuestra Señora de la Luz 39. Diez
años después el herrador Alonso Martín ordena ser enterrado
delante de ese altar. Estas referencias nos llevan a pensar que
la Virgen no se encontraba en capilla alguna sino en otra par-te
del templo, ya que el derecho de enterramiento -en el caso
de la capilla de la Magdalena- estaría vinculado a la familia
Fagundo. Entre 1666 y 1689 documentamos la existencia de
una cofradía que tuvo como titular a la Virgen de la Luz, cos-teando
su fiesta el último domingo de septiembre40. A pesar
36 La escritura de dote de Ana Lorenza vara casar con Guillén de
Betancurt, hijo de Juan de Gemblus y Ana Betancurt, pasó ante Gaspar
Justiniano el 17/5/1555. AHPT, Pn 901, ff. 817-821.
37 AHPT, Pn 254 (escribano Baltasar Hernández), 11/12/1600, ff. 583-590.
38 AHPT, Pn 485 (escribano Juan Alonso Argüello), 16/4/1633, f. 319.
39 AHPT, Pn 937 (escribano Tomás Andrés de Figueroa), 3/4/1645, f. 221.
La cofradia debió fundarse en i666, año en que comienza a ceie-brarse
la fiesta costeada ese año por el maiordomo primero de esta yns-titución,
Antonio Pérez. Tras la misa, la imagen recorría las calles de la fe-ligresía.
AHDT, «Libro de funciones de la parroquia de los Remedios)), f. 59.
Núm. 45 (1999) 539
de su corta e inestable actividad -no se celebró la fiesta siete
de los años del referido período- es la única manifestación
devocional colectiva en torno a esta espléndida imagen. En
1684 sabemos que la Virgen ocupaba el nicho de un retablo
propio. Ante él dispuso su sepultura el beneficiado Juan
Fernández Crespo. Además estableció la colocación de tres lá-minas
... de San Antonio de Padua, la Magdalena y San Felipe
Neri ... en el nicho de Nuestra Señora de la Luz41. Igualmente
expresaba ser su voluntad que el Retablo en que al presente está
Nuestra Señora de Luz ... se acabe de dorar y dore con toda per-fección,
pidiendo encarecidamente a sus albaceas el cumpli-miento
de esta manda por la devoción que tenía a la imagen.
Todos estos datos nos llevan a descartar lo apuntado por
José Rodríguez Moure. El presbítero lagunero aseguraba que
ia Virgen de ia Luz fue trasiadada desde su primer aitar a ia
capilla de la Transfiguración, fundada en 1629 por el escriba-no
Salvador Fernández de Villarreal. Según Moure, en el tes-tamento
de éste otorgado ante Juan Alonso Argüello, asegura-ba
haber traído y colocado la imagen de la Virgen de masone-ría
que estaba en su capilla42. Pero consultado este documen-to43
nada dice de la talla, cuya cronología es en cualquier caso
anterior a la fundación de la capilla de la Transfiguración.
Quizás la confusión venga motivada porque en el lugar que
ocupó la capilla de la Transfiguración se ubicó posteriormen-te
un nuevo retablo de Nuestra Señora de la Luz, costeado en
el siglo XVIII por Concepción B ~ t i n oA~u~n.q ue según Rodrí-
41 AHPT, Pn 506 (escribano Diego Remírez Machado), 11/9/1684, f. 229v.
42 RODR~GUMEOZ UREJ,o sÉ, op. cit., p. 46. La afirmación de Hernández
Perera (op. cit., p. 34) sobre el parentesco del escribano Villarreal con los - -
veiazquez, que motivaría ia presencia de ia imagen en su capiiia, carece de
solidez documental.
43 AHPT, Pn 504 (escribano Juan Alonso Argüello), testamento abierto
el 301511653, ff. 317-334.
44 En el testamento otorgado por María Josefa de la Concepción
Botino, ésta declara tener a su devoción el Altar de Nuestra Señora de la Luz
esikii co[ocü&s las yink geii es de los sel~oi.ess apji¿ laqii~saprii iAirimüa
y la de San Miguel en el segundo cuerpo de su Retablo que a mi costa hize
fabricar, pintar y dorar. .. AHPT, Pn 960 (escribano Juan Agustín de Pa-lenzuela),
25/8/1758, f. 134.
540 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL DE LA LAGUNA (TENERIFE) 11
guez Moure esta devota asegura en su testamento que la Vir-gen
de la Luz es la que Villarreal tenía en su capilla, consul-tado
este documento no hemos hallado referencia alguna a
esta aseveración. Y no puede ser así porque en la visita co-rrespondiente
a 1731 se cita el altar de la Luz en el lado del
Evangelio, haciéndose referencia simultánea al de la Transfi-guración
en el de la E p í ~ t o l aA~d~e.m ás, en un documento de
1757 el entonces patrono de la capilla de la Transfiguración
no cita, entre lo contenido en el recinto ni la Virgen ni su re-tab10~~
A.s í, debemos convenir en que el retablo de la Virgen
de la Luz costeado por la devota Botino debió ser colocado
con posterioridad a esa fecha en este espacio en el que estu-vo
hasta principios del siglo xx. Desbaratado el retablo, la
imagen se conserva actualmente en el pequeño museo cate-dralicio.
Como ya apuntamos anteriormente, el profesor Hernández
Perera adscribió la Virgen de la Luz a la gubia de Juan Bau-tista
Vázquez el Viejo, encuadrándola en su etapa sevillana
posterior a 1561. Esta atribución ha sido repetidamente acep-tada
por la reciente historiografía4' si bien Margarita Estella
matizó la atribución al círculo de Vázquez relacionándola con
el período en que el imaginero castellano comenzó a atender
encargos americanos, ya en la década de los ochenta48.
Estas apreciaciones quedan anuladas con la constatación
documental de la presencia de la Virgen de la Luz en La La-guna
en agosto de 1557, si bien este dato no aclara ni su pro-cedencia
ni su exacta datación. Otras informaciones arrojan
45 Libro de Visitas de la parroquia de los Remedios, f. 25v. Cit. DAR~AS
PR~NCIPAEL, BERTO, y PURRINOCSO RBELLAT, ERESAA, rte religión y sociedad
en Canarias. La Catedral de La Laguna, La Laguna, 1998, p. 71.
46 AHDT, Documentación organizada por pueblos, caja 9.
" 'DARLAS PR~NCIPE,N ¿BERiü, y PÜRRINOS~ ÜRB E L LAT, ERESA, op. cit.
CALEROR UIZ,C LEMENTIN(Aco ord.), Res Gloriam Decorant. Arte Sacro en La
Laguna, La Laguna, 1998.
48 ESTELLAM, ARGARITAop, . cit., pp. 92-93.
Núm. 45 (1 999)
12 CARLOS RODR~GUEZ MORALES
luz sobre estas cuestiones. Varios documentos nos señalan
ciertos viajes del comitente, Luis Velázquez, a la Península
Ibérica, así como diversos contactos con esta zona. En un
codicilo dictado en 1559, Velázquez declara haber estado al
menos dos veces en Castilla y asimismo apunta haber traído
de Toledo a su sobrino Bernaldo, hijo de su primo Diego de
la Puente en 1551 49. Su condición de administrador del segun-do
adelantado y del conde de La Gomera tiene, sin duda, re-lación
con estos desplazamientos. Pero también su actividad
comercial -sabemos que tenía una tienda- tan propia de una
zona como Canarias.
Estos datos delatan unos amplios vínculos familiares y eco-nómicos
con Castilla, denominación que en la época se exten-día
también a las tierras andaluzas. No olvidemos la condición
de Sevilla como gran puerto de entrada a la Península y des-tacada
relación con Canarias. La presencia de Luis Velázquez
en Toledo y acaso otras urbes de Castilla no impide, antes bien
sugiere, su paso por la ciudad andaluza a la ida y a la vuelta.
Podemos documentar en este sentido la relación de nuestro
personaje con Sevilla, donde en marzo de 1547 el genovés
Pero Juan Riberol le otorgó su poder para cobrar ciertas deu-dass0.
Suponemos que en alguno de estos desplazamientos,
quizás apoyado en sus contactos hispalenses, Velázquez adqui-rió
la espléndida talla que nos ocupa.
Volvemos así a adscribir la imagen al ámbito sevillano bajo
renacentista, como ya apuntó el doctor Hernández Perera5',
aunque no podemos aceptar su asignación a la gubia de
Vázquez el Viejo. El establecimiento de este imaginero en Se-villa,
que algún autor sitúa precisamente en 1557, no se docu-menta
hasta los meses centrales de 1560 52. En cualquier caso,
49 AHPT, Pn 225 (escribano Juan Nuñez Jaymes), 9/5/1559, ff. 228-228v.
El poder fue otorgado el 2/3/1547 ante el escribano de Sevilla García
de León. AHPT, Pn 214 (escribano Bartolomé Joven), f. 501-501v.
HERNANDEPZE RERAJ,E SÚS, op. cit., pp. 33-37.
cq
2b Aunque López ivíartínez -sin citar docurnenios- sitúa a Vázquez
en Sevilla ya en 1557, convenimos con el profesor Palomero Páramo en que
mientras no aparezca el documento reseñado por López Martínez el inicio de
la estancia ininterrumpida en Sevilla f...) arranca de los meses centrales
542 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL DE LA LAGUNA (TENERIFE) 13
la temprana cronología de la Virgen de la Luz impide asignar
la imagen a un Vázquez imbuido ya de las características del
estilo hispalense que denota la pieza, toda vez que habría sido
realizada recién llegado a la ciudad y que es anterior a la de-finición
de las formas propias de ésta su nueva y fecunda eta-pa
creativa. Además, el hecho de que la imagen estuviera en
La Laguna en agosto de 1557 no implica que fuese colocada
en esa fecha, siendo en todo caso anterior su ejecución. La
autoría de Vázquez el Viejo en el contexto del ambiente y las
enseñanzas del bajo renacimiento hispalense debe quedar,
pues, descartada.
Considerando, con el doctor Hernández Perera, indudable
la ascendencia sevillana de la imagen, cabe plantearse la
adscripción a la gubia de un artífice activo en la ciudad del
Guadalquivir cuya producción acuse las características presen-tes
en la Virgen de La Laguna. Consideramos apropiado diri-gir
nuestra atención hacia el círculo del flamenco Roque de
Balduque, activo en Sevilla desde la década de los treinta has-ta
su fallecimiento en 1561 53. La inspiración de la Virgen de
la Luz en modelos balduquinos ya fue apuntada por Her-nández
PereraS4 y refrendada por Margarita EstellasS. Pero la
confirmación de que la Virgen tinerfeña estaba ya realizada en
1557 impide sostener que fueran las obras de Balduque sim-p.
les. antecedentes. Cronológicamente la imagen de la Luz co- -1- --- 1-- -1- - I - - c - - - A - - ---1:---: ---- ---: ---- 2 - 1
IIILIUE; LUM lila 111aa u t ; > L a L a u a > L E ; ~ I ~ L ~ L I U I I C >l ~ l a l ~ i l l ~UiGlI~
de 1560. PALOMERPOA RAMOJ,E SÚS MIGUEL, Gerónimo Hernández, colección
«Arte Hispalense)), 25, Sevilla, 1981, p. 21.
53 HERNANDEDZ~ AzJ,o sÉ, Escultu~ah ispalense del Bajo Renacimiento,
Sevilla, 195 1, pp. 12-13 . BERNALESB ALLESTEROJSO, RGE«, Esculturas de
de Ba:d.üque y c.rc.ü:ü erl Aiida:.ücia y Am&i Anuui.~o de Estu-dios
Americanos, XXXIV, Sevilla, 1977, pp. 349-37 1.
54 HERNÁNDEPZE RERAJ,E SÚS, op. cit.
55 ESTELLAM ARCOS,M ARGARITAo,p . cit.
Núm. 45 (1999)
14 CARLOS RODR~GUEZ MORALES
imaginero flamenco, por lo que se impone reconsiderar el ver-dadero
alcance de su labor en la efigie que nos ocupa.
La personalidad artística de Roque de Balduque ha venido
definiéndose paulatinamente en la historiografía del Arte. De
indudable ascendencia flamenca -se le ha supuesto natural
del Bois-Le-Duc, Bravante- parece iniciar su actividad en
Sevilla en la década de los años treinta del Quinientoss6. En
esta ciudad desarrolló la mayor parte de sus trabajos, lo que
no le impidió atender encargos de localidades relativamente
cercanas (Cáceres, Chiclana, Medinasidonia, etc.) y de otras
ciertamente distantes como Guernica (Vizcaya) o el Virreinato
del Perú5'. Roque de Balduque enlaza magistralmente el ante-rior
momento escultórico sevillano con los artífices del último
tercio del siglo XVIc, onsiderado.s como cabeza de la ya defini- A- -%-,-..-lL- ;%---l--C- A- ;---l--vln , Ua LaLuLla u1apalb1mL UL llllaglllLl la. La c< h d ! a Va!dqüina;;
-que hemos apreciado en el caso de la Virgen de la Luz- se
evidencia igualmente en la labor de escultores como Juan
Bautista Vázquez el Viejo y su discípulo Jerónimo Hernán-dezS8.
Destacó Balduque, en lo que a imaginería mariana se
refiere, por sus interpretaciones en madera estofada y policro-mada
de la Madre con el Niño en brazos. De esta tipología
existen excelentes ejemplos en Andalucía y América.
El profesor José Hernández Díaz, al estudiar hace ya algu-nas
décadas la obra de Balduque, distinguió dos modalidades
entre sus efigies ma r i a n a ~U~n~a. primera representa a la Vir-gen
de pie con vestiduras muy verticales y característicos ple-gados
en las caídas de la toca y el manto; ejemplos serían la
Virgen de la Misericordia (iglesia del Hospital de la Misericor-dia,
Sevilla) y la de la Cabeza (iglesia de San Vicente, Sevilla).
La segunda modalidad presenta figuras de factura más suelta
en las la bGn:a!ida(j y la.,--+ :/...';-'"A "..,A,, ,"+;,,A,, VLI uLauuau ~ U L U C L L I u 1 a u L i a u a a
por una suave torsión del cuerpo y flexión de las piernas; el
56 BERNALEBS ALLESTEROJSO, RGEa,r t. cit.
Vid. BERNALEBSA LLESTEROJSO, RGEH, istoria del Arte Hispanoameri-cano.
Siglos XVI a XVIII, tomo 11, Madrid, 1987, pp. 296, 297.
Iv7id. PALOMEROP A???m,J ES'ITS M., =p. cit. XOP?ALEA.S J,. , y SERRE-RA,
J. M., ((Aportaciones a la obra de Jerónimo Hernández)), Archivo Espa-ñol
de Arte, 216, Madrid, 1981, pp. 405-426.
59 Vid. JOSÉ HERNÁNDEZ D~Azo, p. cit.
544 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL DE LA LAGUNA (TENENFE) 15
profesor incluye en este grupo la Virgen de la Granada (igle-sia
de San Lorenzo, Sevilla), obra documentada en 1554.
Precisamente, a nuestro juicio, acusa las cualidades de esta
segunda modalidad la Virgen de la Luz de la Catedral de La
Laguna. La Virgen se presenta de pie, sosteniendo al Niño en
el brazo izquierdo y la mano derecha adelantada en actitud
de sostener algob0. La Madre viste una túnica visible sólo en
la parte £rontal ya que va cubierta por un manto recogido le-vemente
a la altura de los brazos. Lleva la cabeza tocada con
un paño que, abierto, deja ver el cuello y se prolonga por el
lado izquierdo hasta el pecho.
El Niño viste igualmente una túnica dorada y estofada. Su
mano derecha toca la de la Madre mientras que en la izquier-da,
apoyada sobre el muslo, lleva un pajarito. El conjunto res-ponde
asi iconográficameiite a la advocacitii de la Luz, titulo
de menor difusión que el de la Candelaria (de tan grande sig-nificación
en las Islas) pero que responde al mismo pasaje: la
presentación de Jesús en el Templo. El cinto que ciñe el vesti-dito
del Niño y la forma del lazo remiten a idénticas solucio-nes
propias de la escuela flamenca (tanto en pintura como en
escultura) y que encontramos en ciertas imágenes marianas
relacionadas con Balduque
Reveladoras son asimismo las similitudes compositivas de
la Virgen tinerfeña con ciertas obras de Roque de Balduque. La
radical reforma sufrida por la citada Virgen de la Granada hace
imposible un análisis comparativo correcto. Pero sí observa-mos
sustanciales coincidencias con la Virgen del Amparo (igle-sia
de la Magdalena, Sevilla), obra igualmente atribuida al es-cultor
flamenco. Tanto en esta efigie sevillana como en la Vir-gen
de la Luz observamos una libertad de planteamiento y una
intencidn natUra!ista qUe, a la las acerca estilisti-camente,
las aleja de las obras balduquinas de ejecución más
mesurada y goticista del primer grupo. Las pliegues de la túni-ca
de la imagen lagunera no acentúan rotundamente la vertica-lidad
de la pieza, mucho más acusada en efigies como la de la
" Ei doctor Hernandez Perera apunta que ia Virgen portaba en esta
mano una flor de lis, ahora perdida. Sin embargo, el atributo iconográfico
propio de su advocación sería la candela en referencia a la presentación del
Niño en el templo.
Núm. 45 (1 999) 545
16 CARLOS RODR~GUEZ MORALES
Misericordia (1558) o la de la Cabeza. La caída de esta vesti-menta
sobre la peana es muy similar entre la Virgen de La La-guna
y la del Amparo; en ambos casos su longitud excede la
altura del cuerpo, cubriendo parte de la base y dejando ver
únicamente la parte delantera de un zapato.
El juego de volúmenes del manto es mucho más suelto y
suave que en las esculturas de la primera modalidad, siendo
más afín al de la Virgen del Amparo, especialmente el conse-guido
en el brazo izquierdo6'. Detalle que singulariza a la
imagen tinerfeña es el que se prescinde en ella de la peculiar
caída vertical de parte del manto recogido en uno de los bra-zos.
Este rasgo, apreciable en el resto de las efigies documen-tadas
o adscritas a Roque de Balduque, no está presente en
este caso, constituyendo a nuestro juicio clara manifestación
de la depuración de las formas goticistas presentes incluso en
obras incluidas en esa segunda modalidad de factura más suel-ta.
En la Virgen de la Luz, el manto se ajusta a la túnica con
volúmenes curvos, de forma que en la estructura de la ima-gen
se aprecia un abultamiento en torno a la cintura del que
carecen otras obras balduquinas al prolongar el volumen del
manto hacia abajo.
Esta soltura en la ejecución se manifiesta también en el
tocado que, aunque sí acusa el tratamiento flamenquizante
presente en las obras de Balduque, delata una mayor libertad
en su tallado. Se aleja también del goticismo y rompe la
frontalidad de las obras del primer grupo la ligera torsión del
cuerpo de la Virgen y la postura de la cabeza que, sobre un
grácil y largo cuello, busca delicadamente al Infante. Destaca-mos
en este punto la melancólica expresión del rostro de la
Madre con acentos de tristeza y concepto de belleza de recuer-dos
nórdicos, tan propios de la producción b a l d~q u i n a~U~n .
oportuno matiz ya que el pasaje de la Purificación de la Vir-gen
supuso para Ella su primer dolor, al anunciarle Simeón
que una espada le atravesaría el alma. En la Virgen de la Luz
6 1 Simi!= se!~ciófic ?bsemumm, c m !uc reservas q e !a s refcrrmar &!i-gan,
en el brazo derecho de la Virgen de Todos los Santos (iglesia de
Omnium Sanctorum, Sevilla) concertada por Balduque en 1554.
62 BERNALEBS ALLESTEROJOS,R GE,o p. cit., p. 355.
546 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA VIRGEN DE LA LUZ DE LA CATEDRAL DE LA LAGUNA (TENERIFE) 17
apreciamos además detalles de la escultura hispalense previa
a Balduque, de la que el flamenco tuvo necesariamente que
verse influido. El prototipo mariano balduquino tiene, a nues-tro
juicio, indudable conexión con la obra de Pedro Millán,
autor de la Virgen del Pilar de la Catedral de Sevilla; esta be-llísima
escultura en barro cocido tiene a sus pies la cabeza de
un querube alado que nos remite a los que adornan la singu-lar
peana de la Virgen l a g ~ n e r a ~ ~ .
El planteamiento y los detalles balduquinos que observa-mos
en la Virgen de la Luz traducen, si no la propia mano de
Roque de Balduque, al menos el conocimiento de su obra por
parte de otro artífice contemporáneo que aprendió y asumió
estas enseñanzas. Estimamos indudable su adscripción al nú-cleo
artístico hispalense de mediados del Quinientos que, ca-pitaneado
por Balduque, empleó su mismo lenguaje. Pero la
producción conocida de miembros de su círculo, como Juan
Giralte, Guillén Ferrant o Pedro de Heredia, no denotan la
calidad y el decidido paso naturalista que advertimos en la
Virgen de La Laguna. Así, con las reservas que la carencia de
datos concluyentes impone, consideramos probable que fuera
Roque de Balduque el autor de la imagen que nos ocupa como
muy tarde sobre 1556, al estar probada su presencia en
Tenerife en agosto de 1557 sin destacarse entonces una recien-te
colocación. En cualquier caso, debe considerarse también
como factor para adelantar su hechura la necesidad del tras-lado
desde la Península hasta las Islas.
La Virgen de la Luz constituye, al fin, un espléndido ejem-plo
del amplio catálogo de imaginería sevillana presente en
Canarias. La adscripción al círculo de Roque de Balduque
contribuye también a cubrir puntualmente los vacíos que so-bre
su actividad y su lenguaje plástico están todavía plantea-dos
en la historiografía del Arte.
63 Debemos reseñar, sin embargo, que el profesor FLORENTINPOÉ REZ-EMBID(
P edro Millán y los orígenes de la escultura en Sevilla. Madrid, 1973)
wpiriaba que el querube de ia Virgen seviiiana es de factura barroca. iguai-mente
debemos destacar que ninguna de las imágenes atribuidas o docu-mentadas
de Balduque que hemos podido observar en Sevilla poseen peanas
del tipo de la de la Virgen de la Luz.
Núm. 45 (1999) 547
2 0 CARLOS RODR~CUEI:M ORALES
Virgen de la Luz (detalle). Hacemos notar la soltura dc los plegados
del manto y el tratamiento flarnenquizante del tocado.
550 ANIJARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Detalle de uno de los querubes de la peana.