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223 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 68 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS DE FLANDES Y DE ARTOIS DURANTE LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS (1626-1642) P O R JUAN M. CARRETERO ZAMORA RESUMEN Las Asambleas Representativas («États») de Flandes fueron lugares para el debate político entre los reinos y la Corona de España. Al mismo tiem-po, fueron instituciones financieras, especialmente con ocasión de los con-flictos militares. Este estudio analiza las características y evolución de la fiscalidad de los Parlamentos de Flandes y de Artois durante la Guerra de los Treinta Años (en el periodo de 1625-1642) y su relación con las activi-dades comerciales de estas dos provincias de la Monarquía Hispánica. Palabras clave: Asambleas Representativas, Flandes, Artois, Fiscalidad, Guerra de los Treinta Años, actividades comerciales, Monarquía Hispá-nica. ABSTRACT The Representatives Assemblies of Flanders were places of political debates between the Kingdoms and the Spanish Crown. At the same time, some finantial institutions, specially demanded for the military conflicts. This type of study analise, in one hand, those important characteristic and fiscality evolution of Parlaments of Flanders and Artois during the War of Thirty Years (1625-1642) and the relationship with commertial activities that take place in two provinces of the Spanish Monarchy. Key words: Representatives Assemblies, Flanders, Artois, fiscality, The War of Thirty Years, commertial activities, Spanish Monarchy. 224 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 2 «El estado miserable y deplorable de esta afligida provincia [Artois] es tal, que dos terceras partes de sus habitantes son tan pobres que no pueden comer pan1». TIPOLOGÍA DE LAS PRESTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS DE FLANDES Y DE ARTOIS. EL PROCESO DE NEGOCIACIÓN Quizá uno de los más importantes corolarios que se puedan concluir del estudio del fenómeno histórico de la guerra sea el de su estrecha relación con las haciendas y las políticas fiscales. En este sentido, no cabe la menor duda que la guerra modeló la fiscalidad, creando nuevas fuentes de ingresos y perfeccionan-do las preexistentes. Esta realidad, común a cualquier conflicto, adquirió relevancia extraordinaria en el caso de la Guerra de los Treinta Años —quizá el enfrentamiento más traumático sopor-tado por los europeos a lo largo de la historia— dando lugar a un esfuerzo fiscal hasta entonces desconocido (pese a que no fue precisamente menor el soportado en la centuria precedente del Quinientos). Ello se dejó sentir en todos los contendientes, aunque en el caso de la Monarquía Hispánica (tanto por sus intereses territoriales en el epicentro del conflicto, como por su posición preeminente en el seno del mundo católico y de la misma dinastía de los Habsburgo de Madrid, Bruselas y Viena) resultó especialmente intenso en la generalidad de todos sus territorios. En este sentido, el presente estudio analiza el com-portamiento de la fiscalidad extraordinaria generada por los Estados o asambleas representativas de dos importantes provin-cias de la Monarquía Hispánica (Flandes y Artois) inmersas di-rectamente en el drama europeo de 1621 a 1659. 1 Bibliothèque Nationale de France, Manuscrits, Colbert (Flandre), 87, Recueil des aydes ordinaires et subsides extraordinaires de l’Artois accordez aux princes souverains du pays pendant differentes années depuis l’an 1600 jusques en 1657 (en adelante, Recueil des aides de l’Artois), f. 126 (Acuerdos de los Estados reunidos en Arrás el 14 de febrero de 1626). 225 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 3 En efecto, tanto las ayudas ordinarias, como los subsidios extraordinarios, de los Estados de Flandes y de Artois constituían fórmulas fiscales de naturaleza no impositiva, esto es, eran do-nativos que las asambleas representativas de las provincias de los Países Bajos otorgaban al monarca (o a su representante en Bruselas) con ocasión de un estado de necesidad hacendística excepcional. En este sentido, las ayudas y los subsidios surgían necesariamente de un acuerdo o pacto político-fiscal entre la Corona y los representantes de las provincias. Por ello, las ayu-das y subsidios de Flandes y Artois pertenecían a un tipo de fiscalidad extraordinaria no impositiva propio de las concesiones fiscales de las asambleas representativas y parlamentarias de la Europa moderna (servicios castellanos y aragoneses, dones gra-tuitos de Francia y el Franco Condado y otras fórmulas fiscales adscritas a parlamentos, dietas, dietinas, etc.). En la base de este tipo de prestaciones fiscales se encontra-ban viejas fórmulas contractuales denominadas «composicio-nes », por las cuales la Corona podía obtener unos ingresos ex-traordinarios concedidos por las asambleas representativas a cambio de respetar y mantener incólumes una serie de privile-gios tradicionales como libertad de comercio, exención de aloja-mientos militares, exenciones fiscales particulares, etc. Estas composiciones o acuerdos serán frecuentemente recordados por los diputados de los Países Bajos cuando la presión fiscal se incremente y se torne insoportable con motivo de la Guerra de los Treinta Años y, sobre todo, cuando el conflicto originó un continuo deambular de tropas que vivían, por lo común, sobre el terreno quebrantando los viejos privilegios de exención de alo-jamientos. Desde la perspectiva fiscal, las aportaciones de los Estados de Flandes y de Artois se fundamentaron a partir de dos figuras fiscales técnicamente bien diferenciadas, aunque siempre unidas por el común denominador de ser rentas de naturaleza no impositiva: las ayudas y los subsidios. Las ayudas eran las con-cesiones que con carácter ordinario los Estados otorgaban a la Corona con una periodicidad preestablecida (plazos semestrales); de ahí que en la terminología fiscal fueran definidas como «ayu-das ordinarias». Por el contrario, los subsidios siempre tuvieron 226 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 4 un carácter extraordinario y excepcional en función de una co-yuntura específica e irrepetible bajo el principio de necesidad hacendística insuperable (financiación de la guerra u otras cau-sas de fuerza mayor). Este carácter de excepcionalidad de los subsidios se observa en su misma tramitación parlamentaria (de manera institucionalmente diferenciada y al margen de la ne-gociación de las ayudas ordinarias) y en unos sistemas de re-caudación, plazo de percepción y fuentes de financiación inde-pendientes de las concesiones ordinarias; de ahí el término de «subsidio extraordinario». Todo este sistema fiscal procedía de la época de la Casa de Borgoña y fue ratificado por los Habsburgo, que siempre respe-taron la primacía de los Estados como fuente primera en la crea-ción de la fiscalidad extraordinaria en los Países Bajos. No casual-mente, tras la derrota de la Monarquía Hispánica y la Paz de los Pirineos de 1659, el sistema tendió a quebrarse en el caso del Artois, cuando Luis XIV pretendió incrementar el poder de la Corona frente a los Estados. Ello se tradujo, como es lógico, no sólo en una lucha institucional, sino también en una pugna por la terminología fiscal; en un lado, la monarquía francesa in-tentanto transformar las prestaciones habituales en dones gratui-tos2 y, de otro, los Estados defendiendo la existencia de las tradi-cionales ayudas ordinarias y de los subsidios extraordinarios3. El ritual de la negociación de las ayudas y subsidios se ini-ciaba con una carta convocatoria que la Corona (o su represen-tante en Bruselas) dirigía a los Estado en la que invariablemen-te se hacía constar que en la reunión se solicitaría una ayuda ordinaria y, en ocasiones excepcionales, un subsidio extraordina-rio complementario. Las sedes de los Estados se encontraban en Gante en el caso de Flandes y Arrás en el de Artois4. 2 Bibliothèque de l’Arsenal (París), Manuscrits, 3.907, fols. 244-245, carta de Luís XIV solicitando a los Estados de Artois un don gratuito de 300.000 libras (Saint Germain en Laye, 24 de marzo de 1670): «Il luy plaise de les quicter, descharger et leur faire remise entière de la ditte somme de 300.000 livres... pour le don gratuit». 3 Ibidem, f. 230, «En effect, c’est une verité que pour satisfaire aux aydes...». 4 Cuando la ciudad de Arrás fue invadida por las tropas francesas los Estados se reunieron en Saint Omer. 227 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 5 Reunidos los diputados de la provincia, las sesiones de los Estados se abrían con un discurso de la Corona (los archiduques Alberto e Isabel hasta 1633 y los gobernadores o sus represen-tantes desde esa fecha); en dicho discurso se razonaba la nece-sidad de la petición fiscal, se proponía una cantidad como ayu-da y se determinaban los plazos de percepción, los sistema de pago y, en ocasiones, el destino que se iba a otorgar a la presta-ción fiscal. Frente a las aspiraciones de la monarquía, los diputados de los Estados efectuaban siempre una negociación a la baja de las cantidades oficialmente demandadas. Los argumentos, tanto en Flandes, como en Artois, eran idénticos: excesiva presión fiscal, agotamiento económico de las provincias y, sobre todo, las se-cuelas de la guerra: alojamientos, paso de tropas, excesos de los soldados, etc. Por ejemplo, en 1632 los Estados de Flandes re-cordaban a los archiduques la gran cantidad de dinero que ya habían adelantado y, sobre todo, que la presión fiscal era tan elevada que, pese al aumento de los impuestos ordinarios y el establecimiento de otros nuevos, apenas se podían satisfacer las continuas demandas de la Corona; los diputados concluyeron: «La provincia se encuentra más cargada que nunca5». Desde los Estados de Artois la visión era la misma; también en 1632, ante la petición por los archiduques de un subsidio extraordinario de 200.000 florines destinados al sitio de Maastrique, los diputados expusieron que poco podían aportar por la pobreza general de la provincia, por los gastos enormes producidos por el alojamien-to de tropas y por las secuelas económicas que sobre el comer-cio venía produciendo la «Guerra de Alemania»6. La negociación culminaba con un acuerdo entre los Estados y los representantes de la Corona («Acte d’accord»), que necesa-riamente debía ser revalidado por los archiduques o los gober- 5 Bibliothèque Nationale de France, Manuscrits, Colbert (Flandre), 74, Recueil des aydes ordinaires et subsides extraordinaires de Flandre accordez aux princes souverains du pays depuis l’an 1626 jusques en 1642 (en ade-lante, Recueil des aides de Flandre), fols. 87-90. 6 Recueil des aides de l’Artois, fols. 217-218, negociación del subsidio extraordinario (fueron concedidos 130.000 florines) en la reunión de los Estados de 7 de julio de 1632. 228 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 6 nadores mediante una carta de aceptación («Lettre d’accepta-tion ») dirigida a los Estados, donde expresamente se admitían todas y cada una de las condiciones establecidas para la percep-ción de las ayudas y de los subsidios. El análisis de las condiciones que los Estados de Flandes y de Artois impusieron a la Monarquía Hispánica, en la concesión de las ayudas y subsidios, nos conduce a tres aspectos en la defensa de los intereses de ambas provincias rente a la Corona: la fiscalidad, la guerra y los intereses comerciales. Vayamos por partes. Tanto en el caso de los Estados de Flandes, como el de Artois, los diputados defendieron una condición que fue común a la generalidad de los Estados de la casa de Borgoña: que el producto de la fiscalidad fuera consumido dentro de cada pro-vincia, esto es, que las ayudas y subsidios ejercieran una labor de redistribución dentro de la sociedad que había sufragado el esfuerzo fiscal. Así, en Flandes, los Estados siempre pusieron como condición a la concesión de ayudas y subsidios que todo el dinero fuera consumido dentro de la provincia, especialmen-te en el pago de las guarniciones7. Ello era lógico desde el momento que el impago a las tropas asentadas daba lugar a excesos de la soldadesca y a la toma indiscriminada de víveres, animales y transporte en detrimento de los mercaderes y de los campesinos. Este fenómeno afectó fundamentalmente al Artois, dando lugar a que los diputados fueran especialmente puntillosos a la hora de condicionar cual-quier concesión fiscal a que la Corona asegurase el manteni-miento de las tropas, así como el puntual pago de sus salarios. En este sentido, como uno de los múltiples ejemplos, los Esta-dos reunidos en Arrás en febrero de 1626 exponían como con-dición a la concesión de la ayuda ordinaria que se solventasen los problemas ocasionados por siete compañías de infantería que, textualmente, «Viven a costa de las ciudades, y toman gra-nos y bestias y hacen, además, exacciones de tallas y contribu- 7 Recueil des aides de Flandre, fols. 17-19, condiciones a la ayuda de 1628, «Que la ayuda sea destinada a pagar los soldados de guarnición en la provincia, sin efectuar ninguna diversión de dinero a las compañías de in-fantería alojadas fuera de la provincia», entre otros muchos casos. 229 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 7 ciones en forrajes, sin participación y consentimiento de los Esta-dos, con gran perplejidad de éstos8». Más adelante, los diputados del Artois condicionaron un subsidio extraordinario a que se pusiera orden en los alojamientos de las compañías asentadas en la provincia desde 1625 y en la toma de carros y salarios de los soldados con motivo de la campaña de Breda9. Análogas condiciones fueron expuestas por los Estados de Flandes a lo largo de la Guerra de los Treinta Años. Por citar un ejemplo coetáneo al de Artois, en 1629 los Estados condicio-naron una fortísima aportación fiscal (1.140.000 florines) a que la ayuda y el subsidio fuese dedicado al pago de las compañías de caballería alojadas en la provincia10 y, sobre todo, a descar-gar a las ciudades y castellanías de todo alojamiento extraordi-nario, pues era insoportable e incompatible con tantas y eleva-das contribuciones como se habían efectuado hasta entonces11. Todo ello bajo el control directo de los comisionados de los Es-tados, que pagarían en mano a las tropas sin intermediación de las autoridades de Bruselas. En definitiva, lo que pretendían los representantes era evitar los excesos de las tropas y el vagabundeo mendicante de inváli-dos y heridos. No casualmente, los Estados de Flandes —desde la entrada en el conflicto de Francia y el aumento consiguiente de combatientes heridos— pusieron como condición que una parte de las aportaciones fiscales fuera destinada al sostenimien-to de hospitales, en especial el de Malinas para soldados enfer- 8 Recueil des aides de l’Artois, fols. 126-130. 9 Ibidem, fols. 132-137, acta de concesión de una ayuda y un subsidio de 300.000 florines (Arrás, 13 de noviembre de 1627), donde los Estados se quejan de «La levée des chariots et soldats envoyez au Camp de Brède [sic]». 10 Recueil des aides de Flandre, fols. 29-32, «...spécialment que cette ayde sera entièrement... pour le payement des compagnies de caballerie logées [dans la province]». 11 Un excelente ejemplo en Ibidem, fols. 253-255 (reunión de los Esta-dos en Gante el 28 de noviembre de 1639), donde los diputados «Declairent ne pouvoir assez répresenter a vostre altesse royale combien que la province se trouve affligée des misères, no tant seulement à cause des surcharges continuelles des aydes et subsides extraordinaires que... par les frais des logements des soldats». 230 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 8 mos y heridos. En la base de esta condición también anidaba el problema de la financiación de los gastos de los heridos, espe-cialmente cuando se trataba de soldados extranjeros, prevale-ciendo la idea que debían ser sostenidos por la Corona y no por la provincia12. En síntesis, entre 1626 y 1642 los Estados de Flandes propusieron las siguientes condiciones de naturaleza militar: 1626 Que la provincia fuera eximida de alojamientos, salvo los de las guarniciones ordinarias. 1627 Que las ayudas se utilicen para evitar desórdenes pro-ducidos por el impago de los salarios a la tropa. 1628 Que las ayudas se dediquen exclusivamente al pago del ejército situado en la provincia y no fuera de ella. 1628 Evitar que la tropa viviese a costa de los campesinos. 1629 Que ningún florín pagado en Flandes sirviese para fi-nanciar la caballería situada fuera de la provincia. 1630 Se reitera que no se pague ninguna tropa ajena a Flandes. 1631 De nuevo se prohiben pagos militares fuera de Flandes. 1632 Todo el subsidio será dedicado al pago de soldados. 1633 Toda la ayuda debe destinarse a tropa y fortificaciones. 1634 Una parte de la ayuda fue para el sostenimiento del hospital de soldados enfermos y heridos de Malinas. 1634 Exención de alojamientos de soldados en las plazas no fronterizas con el enemigo. 1635 Exigencia a la Corona de que se pagase regularmente el salario de las compañías alojadas en la provincia. 1635 Durante la vigencia de la ayuda ordinaria la exención de alojamientos, forrajes, etc. sería absoluta. 1636 Se ordena el pago regular (cada cuatro semanas) de las tropas para evitar el endeudamiento de las compañías. 12 Ibidem, fols. 161-167 (acuerdo de los Estados reunidos en Gante el 1 de diciembre de 1635) y 185-189 (acuerdo de 22 de septiembre de 1637, también en la ciudad de Gante). Año Condición impuesta 231 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 9 1636 Que el alojamiento se limite a una habitación con cama y nada más (aplicación del decreto de 1635). 1637 Que a cambio del subsidio los Estados realizarán un listado de la gente de guerra para asegurar su salario. 1638 El pago del ejército será controlado por los comisarios de los Estados y no por la Corona. 1639 Todo el subsidio extraordinario sería para pagar sala-rios de la tropa y sufragar nuevas fortificaciones. En el caso de Artois el comportamiento de los Estados fue análogo en el sentido que la concesión de las ayudas y subsi-dios estuvo condicionada al pago del esfuerzo militar. Por ejem-plo, entre 1625 y 1630 se financiaron con recurso a las presta-ciones fiscales de los Estados: en 1625 un tercio de 600 hombres, en 1626 siete compañías de caballería y otras dos más en trán-sito hacia Flandes, en 1627 se siguieron sosteniendo las citadas siete compañías y se pagaron los gastos (soldados y medios de transporte) para el sitio de Breda, en 1628 los Estados mante-nían cuatro regimientos de infantería y quince compañías de caballería, etc., etc. Con motivo de la guerra con Francia el es-fuerzo financiero se tornó casi insoportable, quejándose los di-putados que la provincia alojaba en 1635 hasta un total de 37 compañías de infantería (casi todas extranjeras), un regimiento completo de caballería y dos compañías a caballo de la gen-darmería de su majestad13. Ahora bien, donde los Estados de Flandes y Artois ejercieron realmente una presión negociadora intensa fue en el terreno de la defensa de los privilegios comerciales, desde el momento que para la Corona el comercio se había convertido en un arma más del conflicto. Esta estrategia no fue compartida por los Estados, que aprovecharon las necesidades financieras de Madrid y de Bruselas para vincular la concesión de las ayudas y subsidios con la defensa de los intereses comerciales que las provincias poseían Año Condición impuesta 13 Recueil des aides de l’Artois, fols. 235-238, acuerdo de los Estados reunidos en Arrás a comienzo de 1635. 232 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 10 con Francia, Holanda, Inglaterra y el área del Báltico. Ante la importancia de este aspecto, remito al epígrafe cuarto de este estudio (Fiscalidad y libertad de comercio), donde lo analizo de manera monográfica. EVOLUCIÓN DE LAS AYUDAS Y SUBSIDIOS DE FLANDES (1626-1642) Durante el periodo de este estudio, las ayudas y subsidios otorgados por los Estados de Flandes (1626-1642) mantuvieron un volumen estabilizado en torno a 540.000 florines de ayuda ordinaria semestral y un subsidio extraordinario anual variable entre 100.000 y 600.000 florines. Al inicio de la Guerra de los Treinta Años (hasta la primave-ra de 1629) los Estados sólo otorgaron ayudas ordinarias de 540.000 florines semestrales. Las cuentas del receptor general de las ayudas (Francisco de la Torre) presentadas ante la Cá-mara de Cuentas de Lille nos describen unos Estados absoluta-mente reacios a conceder cualquier subsidio extraordinario bajo un doble pretexto: la enorme cantidad de florines gastados por las ciudades en alojamientos de tropas y, sobre todo, los excesos de los soldados sobre las haciendas de los campesinos14. Sólo a partir de mayo de 1629 se dejó sentir verdaderamen-te los efectos de la guerra sobre la fiscalidad de los Estados. En efecto, la infanta Isabel solicitó una ayuda semestral de 660.000 florines, así como un subsidio extraordinario de 900.000 (esto es, un monto final de 1.560.000 florines)15; aunque estas pretensio-nes fueron limitadas a un total de 1.140.000, ello supuso un aumento del 211,1 por ciento respecto las cantidades concedi- 14 Recueil des aides de Flandre, fols. 23-25, reunión de los Estados de Flandes en Gante (1629), donde se exigía que una parte de las ayudas fue-ran destinadas a pagar a los soldados y evitar que viviesen a costa de «le pauvre paysan comme se fait presentement». 15 Ibidem, fols. 29-32, Accord fait à l’infante Isabelle par les Estats de la province de Flandre, de la continuation de l’ayde de 90.000 florins par mois pour le terme d’un demy an et d’un subside extraordinaire de six cents mille florins une fois a payer en deux ans. 233 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 11 das al comienzo del conflicto. Desde ese momento hasta la pri-mavera de 1635 el volumen de las ayudas y de los subsidios no superó nunca los 940.000 florines16 (esto es, el 174,1 por cien-to), siendo la cantidad media otorgada de unos 600.000 florines. Sin embargo, el inicio de las hostilidades directas con Fran-cia en 1635 significó un aumento de las exigencias fiscales de las autoridades de Bruselas. En efecto, los Estados reunidos en Gante a fines de febrero de 1636 recibieron una petición del gobernador (el cardenal infante) de 720.000 florines de ayuda semestral y un subsidio extraordinario de 800.000 (más de mi-llón y medio de florines)17; aunque el acuerdo final redujo el esfuerzo a 1.140.000, ello supuso que los Estados concedieron el 211,1 por ciento respecto lo otorgado en 1626. Este alto vo-lumen fiscal (más de un millón de florines) se alcanzó nueva-mente en 1637, 1639 y 1642. Ahora bien, el mayor esfuerzo fiscal realizado por los Esta-dos de Flandes tuvo lugar con motivo de la reunión de Gante el 20 de febrero de 1638. En ese momento, el cardenal infante solicitó un total de 1.660.000 florines (660.000 de ayuda ordi-naria, más un subsidio excepcional de un millón). Aunque los Estados sólo otorgaron 1.240.000, ello venía a suponer un por-centaje del 229,6 por ciento respecto las ayudas del comienzo de la guerra18. El cardenal infante aceptó la rebaja, aunque impuso que las cantidades serían controladas por un receptor general sin intervención de los Estados19. Desde ese momento hasta la primavera de 1641, los Estados se limitarán a conceder ayudas ordinarias en la cifra habitual 16 Este volumen se alcanzó exclusivamente en 1634 y 1635. 17 Recueil des aides de Flandre, fols. 173-177, Acte d’accord fait au car-dinal infant par les Estats et communes de Flandre d’un ayde ordinaire de 90.000 florins par mois, pendant six mois a commencer le premier may 1636, et d’un subside extraordinaire de 600.000 florins une fois payable en six mois. 18 Ibidem, fols. 221-225, Acte d’accord au cardinal infant par les Estats de Flandre de la continuation de l’ayde de 90.000 florins par mois, pour le terme de six mois, et d’un subside extraordinaire de 700.000 florins une fois. 19 Ibidem, fols. 227-231, carta del cardenal infante aceptando una ayuda de 90.000 florines por mes durante medio año, y un subsidio de 700.000 (Amberes, 26 de junio de 1638). 234 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 12 de 540.000 florines semestrales. Esta tendencia se romperá en-tre mayo y octubre de 1641 cuando los Estados concedan un total de 740.000 (540.000 de ayuda y 200.000 de subsidio)20. Mayor éxito tendrá el nuevo gobernador D. Francisco de Melo; éste convocó en mayo de 1642 a los Estados en la ciudad de Gante y solicitó 660.000 florines de ayuda y otro millón más como subsidio excepcional21 (esto es, 1.660.000 florines); aunque obtuvo poco más de un millón (1.140.000), ello suponía que el gobernador Melo había logrado un volumen fiscal del 211,1 por ciento respecto las ayudas de mediada la década de los años veinte22. Todo un éxito. EVOLUCIÓN DE LAS AYUDAS Y SUBSIDIOS DE ARTOIS (1625-1645) Durante el periodo previo al inicio del conflicto europeo (1615-1621) las aportaciones de los Estados Provinciales de Artois ascendieron a sumas en torno a 90.000-100.000 libras. Con el estallido de la Guerra de los Treinta Años el volumen de las ayudas ordinarias y, sobre todo, de los subsidios extraordina-rios no dejó de incrementarse, aunque —como veremos más adelante— siempre por debajo de las aspiraciones iniciales de las autoridades de Bruselas. Hasta 1627 la presión de la guerra no se dejó sentir de for-ma abrumadora en las prestaciones fiscales de los Estados. En efecto, entre 1625 y 1627 los archiduques convocaron en cua-tro ocasiones a los representantes de la provincia obteniendo tres 20 Bruselas, inicialmente, solicitó una ayuda de 660.000 florines y un subsidio extraordinario de 200.000. 21 Las negociaciones en Recueil des aides de Flandre, fols. 301-305. La petición de D. Francisco de Melo se realizó el 6 de mayo de 1642 («Accord fait a Dom Francisco de Melo d’une ayde de 90.000 florins par mois, pour le terme de six mois, et d’un subside de 600.000 florins une fois»). 22 D. Francisco de Melo se negó a admitir que los Estados de Flandes retuviesen 100.000 florines en concepto de gastos realizados por la provin-cia ante la invasión de los enemigos (la carta de protesta de Melo fue re-dactada el 3 de julio de 1642 en el campo de Wessen). 235 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 13 ayudas de 150.000 florines cada una y otra (noviembre de 1626 a abril de 1627) de sólo 125.000; en ningún caso se solicitó sub-sidio extraordinario. Ahora bien, las descripciones realizadas por los diputados (quizá sobredimensionadas) nos dibujan un pa-norama desolador en las ciudades y campos de Artois afectadas por la crisis del comercio, las malas cosechas y los excesos de las tropas (toma a los campesinos de granos, carros y ani-males) 23. Sin embargo, los efectos directos sobre el aumento de la fiscalidad de los Estados comenzaron realmente en la primave-ra de 1627 cuando los archiduques solicitaron 420.000 florines de ayuda y otros 100.000 de subsidio extraordinario, que fueron reducidos a sólo 300.000; el gobierno de Bruselas protestó por la cicatería de los Estados y recordó que el Artois no aportaba lo mismo que el resto de provincias. No obstante, en ese mo-mento la provincia mantenía a su costa cuatro regimientos de infantería y quince compañías de caballería24 con guarnición en Artois. Ahora bien, será a partir de la primavera de 1630 cuando se inicie el periodo de mayor presión fiscal, que llegará a su cul-minación en 1635 con la entrada directa de Francia en el con-flicto europeo. En efecto, tras una negociación tensísima, los Estados otorgaron en una ayuda de 350.000 florines por seis meses (mayo a octubre de 1630) que venía a suponer un 233,3 por ciento sobre el montante medio de las ayudas del periodo (1625-1627), constituyendo la cima del esfuerzo fiscal del Artois hasta la Paz de los Pirineos de 1659. A partir de ese momento (hasta 1635) las aportaciones de los Estados oscilaron entre los 130.000 y los 180.000 florines por 23 Recueil des aides de l’Artois, fols. 121-124 (Estados de diciembre de 1625, donde se alude a pobreza general, malas cosechas y secuelas sobre el comercio de la guerra en Alemania y las ordenanzas que limitaban el co-mercio con las provincias vecinas) y fols. 126-130 (carta de 14 de febrero de 1626 en la que los archiduques aceptan una ayuda de 150.000 florines, donde se habla abiertamente de hambre general en los campos de Artois). 24 Ibidem, fols. 137-139, carta de aceptación de la archiduquesa Isabel. El gobierno de Bruselas también recordó a los Estados que mantenían a todos los soldados procedentes de la provincia. 236 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 14 semestre (esto es, entre el 86,6 y el 150,0 por ciento de incre-mento respecto 1625). No obstante hay que advertir que, ade-más de las ayudas y subsidios, la provincia financiaba gran par-te del gasto de los alojamientos de las guarniciones. Así, en la reunión de los Estados en Arrás el 10 de enero de 1635, ante las exigencias del cardenal-infante, los diputados le recordaron que en ese momento, por la proximidad de la provincia a Fran-cia, el Artois soportaba la presencia de un contingente militar enorme, en su mayoría integrado por soldados de «diversas na-ciones25 ». A su vez, el gobierno de Bruselas contraatacó con el argumento que el Artois no había participado en un subsidio extraordinario concedido por otras provincias26. El conflicto directo con Francia generó una avalancha de nuevas ayudas y subsidios. Entre mayo de 1635 y agosto de 1637 los Estados concedieron hasta un total 1.060.000 florines. Sin embargo, desde ese momento, el avance de las tropas fran-cesas y la pérdida de territorio y de las principales ciudades (Lens y, sobre todo, Arrás)27 condujo a que los Estados (refugia-dos en Saint Omer) redujeran las aportaciones de manera radi-cal, llegándose al extremo que en abril de 1643, ante la petición por Bruselas de un subsidio urgente de 50.000 florines, los Es-tados sólo pudieran otorgar ocho mil. El siguiente cuadro ejemplifica mejor esta decadencia a las aportaciones fiscales de Artois: 25 Ibidem, fols. 235-238, «[Les États] se sont trouvéz plus prepléz et confus que jamais voyant cette province changée de trent sept compagnies d’infanterie de diverses nations, du regiment de cavalleríe, deux compagnies de chevaux de la garde de son altesse...». La grafía es la de la época. 26 En efecto, los subsidios extraordinarios de 1635 ascendieron a las siguientes cuantías: Flandes 500.000 florines, Brabante 250.000, Hainaut 100.000, Luxemburgo 50.000 y Namur 25.000. Asimismo, también realiza-ron importantes adelantos económicos Malinas, Lille y Tournai y el Tournaisis. 27 Recueil des aides de l’Artois, f. 275, «...de la notable diminution de la province par la perte des villes et quartiers... et la dépopulation universelle du reste de la pauvre province par diverses grandes ruines durant la longue campagne». 237 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 15 Esta caída de la fiscalidad de los Estados sólo pudo iniciar una tímida recuperación tras la Paz de Westfalia30, aunque siem-pre muy lejos de las aportaciones de los periodos de 1630-1631 y 1635-1637. Ahora bien, la verdadera recuperación de la capa-cidad fiscal de los Estados sólo se pudo lograr con ocasión de la anexión de Artois al reino de Francia tras la Paz de los Pirineos en 1659. En efecto, en una relación de la situación de la provincia de Artois tras la anexión, las nuevas autoridades francesas —al describir la provincia— señalaron la importancia fiscal de las aportaciones de los Estados como una de las rentas más sanea-das de la monarquía31. Ahora bien, el nivel de los 200.000 florines concedidos en 1631 sólo lo pudo obtener Luis XIV en Noviembre de 1640-abril de 1641 .................... 30.000 20,0 Mayo de 1641-octubre de 1641 ......................... 30.000 20,0 Noviembre de 1641-abril de 1642 .................... 18.000 12,0 Mayo de 1642-octubre de 1642 ......................... 12.000 8,0 Noviembre de 1642-abril de 1643 .................... 18.000 12,0 Abril de 164329 ...................................................... 8.000 5,3 Mayo de 1643-octubre de 1643 ......................... 12.000 8,0 Noviembre de 1643-abril de 1644 .................... 18.000 12,0 Mayo de 1644-octubre de 1644 ......................... 30.000 20,0 Noviembre de 1644-abril de 1645 .................... 50.000 33,3 Período fiscal Cantidad concedida Florines %28 28 Respecto a la ayuda del periodo de mayo a octubre de 1625, que fue evaluada en 150.000 florines. 29 Se trataba de un subsidio extraordinario. 30 Entre noviembre de 1644 y abril de 1645 los Estados concedieron 70.000 florines pese a que la Corona había solicitado inicialmente una ayuda ordinaria de 108.000 y un subsidio extraordinario de 120.000. En cualquier caso, la cantidad final concedida sólo supuso el 46,6 por ciento de las ayudas del periodo inicial de la guerra. 31 Bibliothèque Nationale de France, manuscrits, Cinq Cents de Colbert, 449, Mémoire de toute la consistence des villes e pays de’Artois, qui demeurent au roy par le traité de paix du septième novembre mille six cent cinquante neuf, fols. 17-19. 238 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 16 166432, y hubo que esperar al inicio de la Guerra de Sucesión de España (1701) para que los Estados otorgasen una ayuda superior a los 350.000 florines concedidos en 1630-1631 (en concreto, los Estados concedieron en 1701 un total de 400.000)33. En definitiva, el esfuerzo fiscal realizado por los Estados duran-te la Guerra de los Treinta Años fue tan intenso que el volumen de las ayudas y subsidios sólo pudo superarse a comienzos del siglo XVIII. FISCALIDAD Y LIBERTAD DE COMERCIO Dentro del proceso de negociación de las ayudas y subsidios, uno de los aspectos más debatidos y de mayor conflictividad entre la Corona y los Estados de Flandes y Artois fue el relacio-nado con la salvaguarda de los fortísimos intereses comerciales de ambas provincias de los Países Bajos. En efecto, tanto para las autoridades de Madrid, como de Bruselas, los asuntos comer-ciales se habían convertido en un recurso más de presión eco-nómica contra los adversarios, singularmente con Holanda, Suecia y, a partir de 1635, sobre todo con Francia. Por el con-trario, para los Estados de Flandes y Artois —defensores de los intereses de mercaderes y comerciantes— la guerra no podía li-mitar sus excelentes expectativas de negocio con los enemigos de los Habsburgo. Por ello, utilizaron las reuniones de las asam-bleas representativas para —aprovechando las necesidades que la Corona tenía de las aportaciones fiscales extraordinarias— defender la libertad de comercio frente a las ordenanzas y de-cretos que desde Madrid y Bruselas prohibían o gravaban en exceso las transacciones con los mercados de Francia, de Ho-landa y del Báltico. Vayamos por partes a partir del análisis de las negociaciones entre la Corona y los Estados de Flandes y Artois por la concesión de las ayudas ordinarias y los subsidios extraordinarios. 32 Bibliothèque de l’Arsenal (París), manuscrits, 3.907, fols. 230-233, reunión de los Estados de Artois de 31 de diciembre de 1664. 33 Ibidem, fols. 312-325, Estats des affaires des Estats d’Artois depuis l’assemblée génèrale tenue le 20 septembre 1700. 239 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 17 En Flandes, frente a las tesis de los representantes de la monarquía de anular (o bien gravar excesivamente) el comercio con las potencias enemigas, los Estados (defensores de los inte-reses comerciales de la poderosa burguesía urbana flamenca que, además, sufragaba las ayudas y los subsidios) siempre defendieron el principio de libertad absoluta de comercio. Las razones de esta defensa se basaban en tres argumentos. En pri-mer lugar, porque lesionaban gravemente las fuentes económi-cas básicas de la provincia; en segundo término, porque favore-cían las estrategias comerciales y fiscales de las potencias enemigas; por último, porque privaban de recursos que eran necesarios, incluso, para la misma viabilidad del sistema fiscal establecido en beneficio de los Habsburgo de Madrid y de Bru-selas (pago de la fiscalidad ordinaria y de las ayudas y subsidios extraordinarios). Todo ello es evidente en la documentación fis-cal generada por los mismos Estados de Flandes. Veamos algu-nos ejemplos. La primera referencia a los intereses comerciales flamencos consta en la negociación entre los representantes de la infanta Isabel Clara Eugenia y los Estados reunidos en Gante en 162934; ante las enormes exigencias de la infanta (1.560.000 florines, aunque atemperados finalmente a 1.140.000) los diputados fla-mencos —entre otras condiciones ya analizadas— exigieron que fuesen levantadas todas las leyes y los «placards» (decretos u ordenanzas) que gravaban las mercancías importadas por los puertos de Flandes (especialmente por Ostende); asimismo, que en las licencias de comercio con los rebeldes los flamencos go-zarían de las mismas libertades de comercio que los de la pro-vincia de Brabante35. En 1634, ante la petición del gobernador 34 Recueil des aides de Flandre, fols. 29-32, «Accord fait à l’infante Isabelle par les Estats de la province de Flandre de la continuation de l’ayde de 90.000 florins par mois pour le terme d’un demy an et d’un subside extraordinaire de 600.000 florins un fois...». 35 Ibidem, f. 32, condición 6ª, «Que en cuanto a las licencias, pasaportes u otros permisos cualesquiera tocantes al comercio con los rebeldes, los de Flandes serán reglados bajo el mismo pié común que los de Brabante, y que la provincia de Flandes gozará de la misma libertad que la de Brabante»; la traducción es mía. 240 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 18 marqués de Aitona de un subsidio extraordinario de 400.000 florines36, los Estados no dejaron de aprovechar la ocasión para defender los intereses comerciales de la provincia bajo el argu-mento que la prohibición de salida de mercancías hacia los paí-ses rebeldes era la causa de la ruina de los negocios «y es con-trario a la buena intención de su majestad y en gran perjuicio de las ciudades». Además, los Estados solicitaron que no se impu-sieran nuevas cargas fiscales sobre el comercio de pescado y sal, y se permitiría la entrada de aceite de ballena. La Corona, sin embargo, dio largas a la petición37 con «oído de mercader». Con la entrada en 1635 de Francia en la guerra la presión de los intereses comerciales flamencos se convertirá en un fe-nómeno crónico en las negociaciones entre los gobernadores españoles y los diputados de los Estados. En la reunión celebra-da en Gante el 12 de abril de 1636, donde los flamencos conce-dieron un subsidio excepcional de 600.000 florines (además de una ayuda ordinaria de 540.000) el cardenal infante aceptó el cese de un impuesto sobre el vino importado a través de los puertos de Flandes, salvo el procedente de Francia38; esta solici-tud fue admitida por las autoridades de Bruselas39. En 1637 de nuevo el cardenal infante tuvo que admitir la rebaja del impues-to sobre la importación de vinos y eximir de cualquier contribu-ción a las mercancías procedentes de las potencias neutrales40. 36 Reunión de los Estados de Flandes en Gante el 22 de marzo de 1634, «Accord fait au marquis d’Aytona au nom du roy d’Espagne par les Estats de Flandre de l’ayde ordinaire de 90.000 florins... et d’un subside extraor-dinaire de 400.000 florins une fois» (Ibidem, fols. 129-133). 37 Carta de aceptación de la propuesta de los Estados por el goberna-dor marqués de Aitona (Bruselas, 1 de mayo de 1634). 38 Recueil des aides de Flandre, fols. 179-183, «Lettres d’acceptation par le cardinal infant de l’ayde de 90.000 florins par mois accordée par six mois par les Estats de Flandre. et d’un subside extraordinaire de six cent mille florins une fois, avec accord des contitions demandées par les dits Estats, excepté l’abolissement de la levée de quatre livres de gros sur le tonneau de vin de France entrant par les havres de Flandre». La ne-grita es mía. 39 Ibidem, fols. 185-189, «Acte d’accord fait au cardinal infant par les Estats et communes de Flandre... qu’on abolira l’impost de quatre livres de gros par tonneau de vin». 40 Ibidem, fols. 191-193, carta de aceptación por el cardenal infante 241 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 19 Con la generalización de las hostilidades con Francia y el aumento de las pretensiones fiscales de los gobernadores espa-ñoles, la posición negociadora de los Estados en defensa de los intereses comerciales de la provincia tendió a radicalizarse, de-bido a la política de los Habsburgo de incrementar los arance-les sobre los productos importados por los puertos flamencos, singularmente los procedentes de Francia y Holanda41. Esta dureza arancelaria fue reduciéndose por la misma presión de los Estados, desde el momento que los diputados flamencos condi-cionaron la concesión de ayudas y subsidios a la rebaja de los aranceles comerciales. De hecho, los Estados expusieron de manera reiterada que la política fiscal diseñada desde Madrid y Bruselas era absolutamente opuesta a los intereses de la monar-quía: enriquecía a los rebeldes holandeses y, sobre todo, podría llegar a impedir el propio pago de las ayudas y subsidios42. En síntesis, los medios propuestos por los Estados de Flandes para el fomento de la actividad comercial fueron los siguientes: Gante, 1629 Libertad de comercio con Holanda como goza-ban los comerciantes de Brabante. Gante, 1634 Libertad de exportación de mercancías y manu-facturas. Estabilidad en las tasas sobre comer-cio de pescado, sal y aceite de ballena. Gante, 1635 Mantenimiento de los aranceles vigentes. Gante, 1636 Reducción del arancel del vino francés en ocho florines por tonel. Mantenimiento de los aran-celes en comercio con neutrales, incluido el puerto de Riga (bajo control de Suecia). Estados Propuestas de fomento del comercio (Bruselas, 30 de enero de 1637) de la propuesta de los Estados de Flandres (540.000 florines de ayuda y 200.000 de subsidio). 41 La presión arancelaria fue especialmente rigurosa sobre las importa-ciones de vino francés (32 florines por tonel) y el adquirido a comerciantes holandeses (16 florines). 42 Recueil des aides de Flandre, fols. 195-201. Entre las condiciones a la concesión de las ayudas se precisaba textualmente que «la province ne pourra continuer le payement des aydes et subsides». 242 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 20 Gante, 1637 Reducción a 10 florines por tonel de vino fran-cés. Mantenimiento de privilegios de Riga. Gante, 1638 No poner nuevas tasas al comercio con Riga, pese a estar en manos de Suecia. Gante, 1639 Mientras esté vigente el cobro de las ayudas y subsidios no se incrementarán las tasas aran-celarias, incluidas las de Riga. En el modelo de la negociación de las ayudas y los subsidios de los Estados de Artois la documentación es, si cabe, más elo-cuente de lo que venimos señalando para el caso de Flandes. En efecto, desde principios del siglo XVII (1601-1617) la concesión de las ayudas y subsidios siempre estuvo vinculada a la defensa del importante tráfico mercantil existente entre el Artois y Fran-cia, Inglaterra, Holanda y el área del Báltico. Así, en 1601 los Estados pidieron que se revocaran los decretos que prohibían la compra de vinos en Francia, en 1603 se solicitó que no se im-pusiesen nuevos aranceles tanto a la importación, como, sobre todo, a la exportación y, de manera reiterada, que se revocasen los nuevas tasas sobre el comercio de sal. Como es lógico, el estallido de la Guerra de los Treinta Años y la especial posición estratégica del Artois con Francia agudizó la presión que los Estados ejercieron sobre la Corona en defen-sa de los intereses comerciales de la provincia. En efecto, desde 1625 la negociación de las ayudas y subsidios demandados por los archiduques primero, y por los gobernadores en nombre de Felipe IV después, siempre incluyó la condición de eliminar o atemperar los aranceles comerciales con Francia. En la reunión de los Estados en Arrás en diciembre de 1625 se condicionó la percepción de la ayuda ordinaria a que la monarquía suprimie-se las tasas sobre las mercancías importadas de Francia y otros países no beligerantes43. En 1628 los diputados aprovecharon que los archiduques habían solicitado un subsidio extraordina-rio de 80.000 florines para exponer la gran cantidad de males Estados Propuestas de fomento del comercio 43 Recueil des aides de l’Artois, fols. 121-124. 243 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 21 que provenían de una excesiva fiscalidad sobre el tráfico mer-cantil44. Esta política de defensa de comercio con Francia se mantendrá hasta la intervención directa de las tropas francesas en 163545. En definitiva, la polarización de las condiciones impuestas en la negociación de las ayudas y subsidios por los Estados de Flandes y Artois en defensa del comercio, vino a confirmar que las asambleas representativas de Flandes y Artois (como la ge-neralidad de los Estados provinciales de los Países Bajos) estu-vieron vinculadas a realidades económicas y sociales eminente-mente urbanas, donde las rentas derivadas del comercio (y su fiscalidad anexa) primaron sobre cualesquiera otras considera-ciones por su trascendencia y dinamismo económicos y fiscales. Ello es lógico porque estas asambleas representativas provincia-les (tanto las del sur, como las del norte) fueron la caja de reso-nancia de los intereses de los grupos urbanos. Esta defensa de los intereses comerciales frente a las aspira-ciones recaudatorias de las autoridades de Bruselas (primero los archiduques, después los gobernadores nombrados desde Ma-drid) tuvo, quizá, un componente político; esto es, no sólo se litigó por el sostenimiento de intereses comerciales, sino que también se luchó contra las tesis absolutistas de los Habsburgo, que siempre fueron contempladas como lesivas a los intereses de las provincias. De hecho, como acabamos de ver, los repre-sentantes sentados en los Estados de Flandes y Artois protesta- 44 Ibidem, fols. 143-146, acuerdo entre los Estados y los archiduques de 24 de noviembre de 1628. En dicho acuerdo se hizo constar la necesi-dad de revocar el aumento de impuestos sobre tráfico mercantil (especial-mente con los rebeldes de Holanda) por ser perjudiciales para el comercio de la provincia, por atentar contra los privilegios tradicionales de Artois, por no respetar los tratados de reconciliación, por no ajustarse a las condi-ciones decretadas por la asamblea de los Estados Generales de los Países Bajos de 1600 y por no cumplir las promesas reiteradamente enunciadas por los archiduques. 45 En 1628 los Estados solicitaron directamente a Felipe IV que el Gran Consejo de Malinas tratase el problema de la excesiva presión que se esta-ba efectuando sobre los mercaderes extranjeros, singularmente sobre los franceses. En 1630 los diputados exigieron que no se aplicasen los nuevos aranceles sobre las mercancías importadas desde Francia. 244 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 22 ron, casi siempre con éxito, porque los intereses estratégicos de los Habsburgo frente a Holanda, Suecia, Francia y otras poten-cias entraban en colisión con las expectativas de negocio en ámbitos comeciales naturales de ambas provincias como el mar del Norte, Francia y el Báltico. EFICACIA DE LAS DEMANDAS FISCALES DE LA CORONA Como ya hemos visto, el sistema de negociación de las ayu-das y subsidios entre la Corona y los Estados conllevó siempre —casi de una manera ritual— que las aspiraciones fiscales de la monarquía fuesen atemperadas por los diputados. En el caso de las ayudas y subsidios de Flandes para el periodo 1627-1642 nos ofrecen un modelo de cierta estabilidad en los rendimientos obtenidos por la Corona (en torno a una media entre el 84 y el 75 por ciento de las cantidades inicialmente solicitadas). En general, los rendimientos mayores se obtuvieron en la negociación de las ayudas ordinarias; en efecto, tanto los archiduques Alberto e Isabel, como los posteriores gobernadores, estabilizaron las solicitudes de las ayudas en 660.000 florines por semestre que, tras la negociación con los diputados de Flandes, quedaban reducidas habitualmente a 540.000 (esto es, un ren-dimiento neto final del 81,8 por ciento). No obstante, en el momento que la Corona elevaba las pretensiones acerca del volumen de las ayudas, el rendimiento final se reducía notable-mente; por ejemplo, en dos semestres de 1631-1632 y 1632-1633 fueron solicitados oficialmente 900.000 florines, y al mantener-se la concesión habitual de 540.000 el rendimiento final fue porcentualmente muy bajo (sólo el 60 por ciento). En el caso de los subsidios extraordinarios el rendimiento final fue aún más limitado que en las ayudas ordinarias. Par-tiendo del análisis de cinco de los principales subsidios negocia-dos ante los Estados de Flandes, podemos afirmar que el rendi-miento osciló entre el 75 y el 50 por ciento; en efecto, en 1629 los archiduques solicitaron 900.000 florines de subsidio, obte-niendo un volumen final de 600.000 (esto es, el 66,6 por ciento) y en 1632 de los 600.000 solicitaros se obtuvieron 300.000 (50 245 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 23 por ciento); en las siguientes solicitudes (1634 y 1636) el rendi-miento final osciló entre el 66,6 y el 75 por ciento. Por ultimo, cabe señalar que el subsidio más importante solicitado entre 1627 y 1642 a los Estados de Flandes fue de un millón de florines, que proporcionó un rendimiento neto para la Corona del 70 por ciento, es decir, un volumen de 700.000 florines. En síntesis, los datos del cuadro adjunto: 46 Cada anualidad comprendía dos periodos fiscales: de 1 de mayo a 31 de octubre y de 1 de noviembre a 31 de abril. Además de estas notables reducciones en el volumen de los ingresos fiscales inicialmente solicitados por la Corona, los Es-tados de Flandes —especialmente en la negociación de los sub-sidios extraordinarios— introdujeron la práctica de las «retencio-nes », esto es, cantidades de las que no podía disponer libremente el gobierno de Bruselas puesto que, previamente, habían sido ya asignadas por los diputados a un gasto previo. Por lo común, estas retenciones estaban vinculadas a ciertos gastos esenciales en opinión de los Estados como realización de obras públicas de 1627-1628 1.320.000 1.080.000 81,8 1628-1629 1.320.000 1.080.000 81,8 1629-1630 2.220.000 1.680.000 75,7 1630-1631 2.220.000 1.680.000 75,7 1631-1632 2.000.000 1.440.000 72,0 1632-1633 2.040.000 1.380.000 67,6 1633-1634 1.850.000 1.430.000 77,3 1634-1635 1.860.000 1.480.000 79,6 1635-1636 1.920.000 1.480.000 77,1 1636-1367 2.310.000 1.880.000 81,4 1637-1638 2.060.000 1.680.000 81,6 1638-1639 2.320.000 1.780.000 76,7 1639-1640 2.200.000 1.680.000 76,4 1640-1641 1.320.000 1.080.000 81,8 1641-1642 1.520.000 1.280.000 84,2 EFICACIA DE LAS SOLICITUDES A LOS ESTADOS DE FLANDES (1627-1642) Anualidad46 Solicitado Concedido % 246 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 24 interés militar (fortificaciones, fosos defensivos, instalaciones portuarias y canales), sostenimiento de hospitales militares, pago urgentes a las guarniciones, establecimiento de fondos financie-ros para imprevistos, devoluciones de anticipos, etc. El siguiente cuadro lo ejemplifica mejor a través de algunas de estas «reten-ciones »: — Reserva de 100.000 florines para construcción de fortalezas en la frontera con Holanda (1630). — Reparación de fortalezas y plazas fronterizas (retención de 100.000 florines sobre subsidio de 300.000) (1632). — Retención de 13.000 florines para pago de guardas y gasto para los hospitales de Gante y Brujas (1633). — Devolución sobre el subsidio de 250.000 florines de los gas-tos producidos por la invasión enemiga en los territorios de Gante y Brujas (1633). — Retención de 4.257 florines prestados a tropas alemanas, 1.000 adelantados al capitán de la guarnición de Brujas y otros 1.165 prestados en Ostende (1634). — Reserva de 80.000 florines en previsión de invasión de tropas enemigas (1635). — Retención de 25.000 florines para la construcción de barra-cas y otras instalaciones en Nieuport (1637). — Constitución de un fondo de 150.000 florines, bajo control de los Estados, en previsión de una invasión enemiga (1637). — Reserva de 100.000 florines para el pago de la guarnición de Gravelinas (1637). — Retención de una suma de 50.000 florines destinados a fortificaciones de carácter urgente en la provincia (1637). — Descuento de 12.000 florines sobre la ayuda ordinaria para construcciones en Nieuport (1638). — Nuevos descuentos sobre ayudas y servicios de 8.000 florines para construcción de barracas en Nieuport (1639). — Retención de una suma de 76.000 florines para financiar fortificaciones por toda la provincia de Flandes (1640). Motivo de la retención 247 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 25 — Descuento de 13.000 florines sobre la ayuda ordinaria para financiar los gastos de hospitales para soldados e inválidos (1640). — Reserva de 20.000 florines para los gastos ocasionados por la construcción de fosos defensivos en Cassel (1641). En el caso de las aportaciones fiscales de los Estados de Artois hemos de partir de la existencia de dos modelos en función de las coyunturas militares sufridas por la provincia; la fecha divi-soria sería en torno a 1640, coincidente con el inicio del hundi-miento militar de la posición de los Habsburgo en el Artois y el inicio de la ocupación francesa de la provincia (especialmente con las pérdidas de las ciudades de Lens y, sobre todo, de la capital Arrás). En el primer periodo (1625-1640) el rendimiento medio conjunto de las ayudas y subsidios estaría en torno 60- 70 por ciento, con dos máximos del ciento por ciento en 1626- 1627 y 1630-1631 y un mínimo de sólo el 33,6 por ciento en 1629-1630, en que la Corona solicitó en concepto de ayuda y subsidio 670.000 florines y debió «contentarse» (que era el tér-mino utilizado por los diputados) con 225.000. Durante el se-gundo periodo (1641-1645) los rendimientos globales fueron ín-fimos: un máximo del 22,2 por ciento en 1641-1642 y un mínimo del 12,5 en 1642-1643. Vayamos por partes. En cuanto a las ayudas ordinarias del Artois el rendimiento medio hasta 1640 fue en torno al 70 por ciento, salvo coyuntu-ras muy concretas en las que el excesivo volumen fiscal solicita-do por la Corona no fue admitido por los Estados, caso por ejemplo de la ayuda de 1631 (520.000 florines solicitado y sólo 200.000 concedidos) que aportó un rendimiento neto final del 38,5 por ciento. Como es lógico, estos rendimientos se hundie-ron a partir de 1641 (25 por ciento en 1641, 18,7 en 1642 y 16,6 en el segundo semestre de 1643), obteniéndose el porcentaje más bajo en la negociación de la ayuda del semestre de mayo a oc-tubre de 1643, cuando la Corona sólo logró obtener el diez por ciento de lo inicialmente solicitado (12.000 florines sobre 120.000). En cuanto a los subsidios, carecemos de información Motivo de la retención 248 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 26 precisa para evaluar los rendimientos puesto que, aun sabiendo el montante inicial solicitado, desconocemos la cifra final por-que los Estados concedían una suma única que comprendía indiferenciadamente a la ayuda ordinaria y al subsidio extraor-dinario. Las conclusiones de lo señalado en el cuadro adjunto: EFICACIA DE LAS SOLICITUDES A LOS ESTADOS DE ARTOIS (1625-1645) Anualidad Solicitado Concedido % 1625-1626 420.000 300.000 71,4 1626-1627 275.000 275.000 100,0 1627-1628 520.000 300.000 57,7 1628-1629 920.000 330.000 35,9 1629-1630 670.000 225.000 33,6 1630-1631 350.000 350.000 100,0 1631-1632 666.000 346.000 52,0 1632-1633 512.000 442.000 86,3 1633-1634 455.000 315.000 69,2 1634-1635 390.000 330.000 84,6 1636-1637 880.000 780.000 88,6 ... ... ... ... 1641-1642 216.000 48.000 22,2 1642-1643 240.000 30.000 12,5 1643-1644 278.000 38.000 13,7 1644-1645 376.000 80.000 21,3 En general, los Estados de Artois —a diferencia de los de Flandes— no fueron proclives a efectuar grandes retenciones y descuentos de las cantidades otorgadas. Excepcionalmente cons-ta una reserva para el pago de tropas integradas por naturales de Artois (1628), la retención de 12.000 florines por los Estados de 1630 para pagar un impuesto creado por los Estados de Hainaut, que era lesiva para el comercio de Artois47 y un des-cuento por los gastos ocasionados por los excesos cometidos por la caballería residente en Cambray. 47 Recueil des aides de l’Artois, fols. 165-167. Parece ser que se trató de un impuesto sobre aceite. 249 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 27 GESTIÓN Y SISTEMA DE PAGO DE LAS AYUDAS Y DE LOS SUBSIDIOS Tanto las ayudas como los subsidios estaban gestionados di-rectamente por los Estados y las municipalidades. El reparto del volumen fiscal era efectuado por una serie de comisarios que re-presentaban a los comunes de la provincia, así como por una comisión de los diputados de la asamblea representativa. De hecho, la Corona, sobre todo en el caso de Flandes (cuyo rendi-miento fiscal era enorme), intentó por todos los medios a rom-per este monopolio de los Estados en la gestión de las ayudas y, de manera más concreta, de los subsidios extraordinarios. Así, en 1638, el gobierno de Bruselas solicitó que la recaudación estuviese centralizada y controlada por un solo receptor general dependiente de la Cámara de Cuentas de Lille, aunque la distri-bución de la carga fiscal la seguirían efectuando los Estados como era tradicional48. Una vez determinada el volumen fiscal adscrito a cada co-mún, eran las autoridades municipales las encargadas del co-bro directo de las prestaciones. De hecho, esta autonomía mu-nicipal era tan completa que cada ciudad podía diseñar los medios oportunos de pago49; en ocasiones, este privilegio conlle-vaba que las ciudades aprovecharan la posibilidad de percibir las ayudas para aumentar la recaudación y así para obtener ingre-sos suplementarios para las arcas municipales50. En principio, la obligación de contribuir en las ayudas y sub-sidios era universal; en Artois sólo se contemplaba la exención 48 Recueil des aides de Flandre, fols. 227-231, carta de aceptación por la Corona de un subsidio extraordinario de 700.000 florines (Amberes, 26 de junio de 1638). En definitiva, Bruselas pretendió tener manos libres sobre la liquidación de las ayudas y subsidios y no depender de los Estados, cuyo deseo era pagar directamente a las tropas a través de los comisarios. 49 Ibidem, f. 127, autorización del marqués de Aitona (carta dada en Bruselas el 24 de enero de 1634). 50 Ibidem, fols. 105-107, protesta de la infanta Isabel Clara Eugenia (Bruselas, 14 de mayo de 1633). Esta práctica era la misma que efectuaban las ciudades castellanas (me refiero, obviamente, a las denominadas «so-bras del servicio»). 250 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 28 para las órdenes religiosas mendicantes, la compañía de Jesús y los capuchinos51. Ahora bien, la Corona tendió a proteger a sus privilegiados, dando lugar a la reacción de los Estados. En Flandes fueron continuas las protestas por la existencia de exen-tos: en 1626 exigieron que pagasen todos, aunque adujeran te-ner franquicia antigua o privilegio real, en 1627 de nuevo los Estados denunciaron la existencia de eclesiásticos y seglares que no contribuían en las ayudas, en 1629 (ante la concesión de un subsidio extraordinario de 600.000 florines) los Estados condi-cionaron la prestación a que la Corona, de manera efectiva, acabase con todas las personas y zonas exentas («no obstant sentence, privilège et autre chose quelconque»)52, etc. En el Artois, ante el enorme número de exentos y la ineficacia de las protes-tas de los Estados, los diputados decidieron deducir de las ayu-das la contribución que correspondía a los privilegiados protegi-dos por la Corona. En cuanto a los sistemas de pago de las ayudas y subsidios tendieron a prevalecer (sobre todo en el caso de Flandes) las cargas sobre el consumo, especialmente sobre el vino y la cer-veza53. En Artois, además del vino y la cerveza, también propor-cionó ingresos notables la renta sobre el aguardiente. La impor-tancia de estos recursos sobre el consumo era lógica por varias razones: por la facilidad en la percepción de la imposición di-recta, por la tradición de estos impuestos, que se encontraban muy asentados en la realidad económica y en las costumbres de los Países Bajos y, también, porque las autoridades municipales (que eran responsables últimos de su percepción) poseían ex- 51 Recueil des aides de l’Artois, fols. 9-13, autorización de los archi-duques Alberto e Isabel a los Estados para cobrar la ayuda sobre «Todas las personas, indiferentemente eclesiásticos, seculares, privilegiados y no privile-giados, hombres de la gendarmería, de la corte, arzobispos, obispos, prela-dos, capítulos, universidades, caballeros, nobles, Consejos de Estado, Privado y Hacienda, Gran Consejo, Cámara de Cuentas, sin exentar a nadie por pri-vilegiado que sea». 52 Recueil des aides de Flandre, fols. 29-32, acuerdo entre la infanta Isa-bel y los Estados (condición cuarta). 53 Entre innumerables testimonios, por ejemplo, en el acta de acuerdo entre los archiduques y los Estados de 1631 (ayuda de 540.000 florines y subsidio de 360.000) en Ibidem, fols. 65-70. 251 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 29 periencia sobrada en este tipo de impuestos y contaban con el auxilio de una burocracia municipal perita en su gestión y re-caudación. Por otra parte, estos impuestos sobre el consumo eran los habituales en la generalidad de las provincias de los Países Bajos, caso del vino en Lille, Douai y Orchies54, aguar-dientes y brandis55, pañerías56, molienda de cereales57 y derechos de tránsito de mercancías58. También supusieron buenos ingresos para el pago de ayudas y subsidios los impuestos («centésimos») sobre los inmuebles y la propiedad de la tierra, especialmente en el caso de Artois. En efecto, el impuesto de los centésimos sobre los inmuebles fue una renta tradicional, aunque se reforzó con las necesidades de la Guerra de los Treinta Años; desde 1621 tendió a optimizarse al relacionar su cuantía con el valor real de los inmuebles (revi-sión catastral de 1629). El impuesto sobre los inmuebles de Artois se repartía equitativamente entre el propietario y el inqui-lino, aunque en caso de impago la responsabilidad recayó siem-pre sobre la propiedad59. En el caso de la fiscalidad sobre la tie-rra la base de la prestación se apoyó en las denominadas «ocho ayudas campestres» que, en definitiva, venían a significar lo mismo que los impuestos sobre los inmuebles urbanos en el mundo rural. Esta carga era, también, de carácter universal, afectando a los bienes de la nobleza y del clero. Antes de 1521 se paga medio centésimo, porcentaje que tendió a incrementarse 54 Bibliothèque Nationale de France, Colbert (Flandre), 152, État du compte de l’impôt levé a Lille sur le vin par les États de Lille, Douai et Orchies. 55 Ibidem, 125, derechos sobre las destilerías de Flandes, Brabante y Hainaut. 56 Ibidem, 147, État du compte sur les bières et draps vendus en la ville de Lille et faubourgs. 57 Ibidem, 74, para el pago de un subsidio extraordinario de 600.000 florines concedido en 1630. 58 Ibidem, 148, sobre el tránsito de mercancías en los caminos de Lille y 126 sobre el tráfico procedente de Francia («Droits d’entrée et sortie sur les marchandises. Bureaux de Saint Omer, Aire, Lille, Douai, Cambray, Valenciennes, Luxembourg, Courtrai, etc.»). 59 Recueil des aides de l’Artois, fols. 132-137 (acuerdo de 13 de noviem-bre de 1627), «...demeurant en tout cas le propiétaire responsable pour le tout». 252 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 30 a lo largo de la guerra (centésimo en 1630 y centésimo y medio en 1640). En época de la anexión a la Corona de Francia se llegó a pagar hasta dos centésimos60. En ocasiones los Estados recurrieron al crédito como fórmu-la de urgencia para el pago de ayudas y subsidios ante situacio-nes de insolvencia y pobreza generales, o ante un acuerdo con la Corona para anticipar los pagos acordados. En el caso de Flandes el recurso al crédito se generalizó tras la entrada en la guerra de Francia; así, tenemos constancia de créditos contraí-dos por los Estados en 1637, en 1639 (autorización a las ciuda-des a tomar dinero a crédito para el pago de subsidio61) y en 1641. En el caso de Artois las informaciones son aún más ex-haustivas, especialmente porque la oligarquía comercial colabo-ró en las operaciones de crédito de los Estados al calor de los altos tipos de interés ofrecido (16 por ciento en 1631)62 y, en menor medida, el estamento eclesiástico63. 60 Bibliothèque de l’Arsenal (Paris), manuscrits, 3.907, fols. 294-298. 61 Recueil des aides de Flandre, fols. 247-250, acuerdo de Bruselas de 11 de abril de 1639. 62 Recueil des aides de l’Artois, fols. 183-187, acuerdo entre los archi-duques y los Estados (Bruselas, 10 de mayo de 1631). 63 Las referencias a operaciones de crédito de los Estados con el clero en Ibidem, f. 170 (carta de los Estados de 8 de marzo de 1630). 253 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 APÉNDICES APÉNDICE 1 AYUDAS Y SUBSIDIOS DE LOS ESTADOS DE FLANDES (1626-1642) Noviembre de 1626-abril de 1627 ............ no consta4 540.00064 Mayo de 1627-octubre de 1627 ................. 660.00064 540.00064 Noviembre de 1627-abril de 1628 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1628-octubre de 1628 ................. 660.00064 540.00064 Noviembre de 1628-abril de 1629 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1629-octubre de 1629 ................. 1.560.00064 1.140.00065 Noviembre de 1629-abril de 1630 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1630-octubre de 1630 ................. 1.560.00064 1.140.00066 Noviembre de 1630-abril de 1631 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1631-octubre de 1631 ................. 1.100.00064 900.00067 Noviembre de 1631-abril de 1632 ............ 900.00064 540.00064 Mayo de 1632-octubre de 1632 ................. 1.140.00068 840.00069 Noviembre de 1632-abril de 1633 ............ 900.00064 540.00064 Mayo de 1633-octubre de 1633 ................. 750.00070 640.00071 Vigencia Demandado Obtenido 64 La Corona solicitó 660.000 florines de ayuda ordinaria y un subsidio extraordinario de otros 900.000 florines. 65 Los Estados sólo accedieron a 540.000 florines de ayuda y a 600.000 de subsidio. 66 Tras las negociaciones la Corona obtuvo 540.000 florines de ayuda y 600.000 en concepto de subsidio extraordinario. 67 Quedó fijada una ayuda de 90.000 florines al mes (540.000) y un sub-sidio de 360.000 en un único pago. 68 La petición originaria fue de 540.000 florines de ayuda y de 600.000 de subsidio. 69 Los Estados mantuvieron la petición de ayuda (540.000 florines), aunque redujeron a la mitad el montante del subsidio extraordinario (300.000). 70 Fueron solicitados 600.000 florines de ayuda y otros 150.000 com-plementarios en concepto de subsidio extraordinario. 71 Los Estados otorgaron los habituales 540.000 florines de ayuda y un subsidio de tan solo 100.000. 254 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 32 Noviembre de 1633-abril de 1634 ............ 1.100.00072 790.00073 Mayo de 1634-octubre de 1634 ................. 1.200.00074 940.00075 Noviembre de 1634-abril de 1635 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1635-octubre de 1635 ................. 1.200.00076 940.00077 Noviembre de 1635-abril de 1636 ............ 720.00064 540.00064 Mayo de 1636-octubre de 1636 ................. 1.520.00078 1.140.00079 Noviembre de 1636-abril de 1637 ............ 790.00080 740.00081 Mayo de 1637-octubre de 1637 ................. 1.400.00082 1.140.00083 Noviembre de 1637-abril de 1638 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1638-octubre de 1638 ................. 1.660.00084 1.240.00085 Noviembre de 1638-abril de 1639 ............ 660.00064 540.00064 Vigencia Demandado Obtenido 72 La petición oficial de la Corona ascendió a 600.000 florines de ayu-da y a 500.000 de subsidio extraordinario. 73 La prestación definitiva consistió en una ayuda de 540.000 florines y un subsidio de 250.000. 74 Las aspiraciones iniciales de los representantes de la Corona fueron de una ayuda de 600.000 florines en seis meses y un subsidio de otros 600.000 en un pago único. 75 El acuerdo definitivo contempló la concesión de una ayuda evaluada en 540.000 florines y un subsidio extraordinario de 400.000. 76 Se solicitaron inicialmente 600.000 florines de ayuda y otros 600.000 de subsidio. 77 Las negociaciones arrojaron un acuerdo final de 540.000 florines de ayuda y 400.000 de subsidio extraordinario pagado en un solo plazo. 78 La petición originaria a los Estados fue de una ayuda de 720.000 florines y un subsidio de 800.000. 79 Las pretensiones de las autoridades de Bruselas quedaron reducidas a 540.000 florines de ayuda ordinaria y a 600.000 de subsidio extraordina-rio. 80 A los 540.000 florines de ayuda habitual la Corona añadió una pre-tensión de un subsidio de otros 250.000 en pago único. 81 Los Estados accedieron a los 540.000 florines de ayuda ordinaria, aunque la cuantía del subsidio fue reducida ligeramente hasta 200.000. 82 La Corona demandó una prestación consistente en 600.000 florines de ayuda (100.000 mensuales) y un subsidio en un mes de 800.000. 83 Los Estados otorgaron la ayuda habitual (90.000 florines al mes, esto es, 540.000 por seis meses) y un subsidio extraordinario de 600.000. 84 La petición inicial de Bruselas fue de 660.000 florines de ayuda y un subsidio de 1.000.000 (el mayor hasta entonces solicitado). 85 Las aspiraciones oficiales quedaron reducidas a 540.000 de ayuda (esto es, la cifra habitual), aunque el subsidio se elevó hasta los 700.000. 255 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 33 Vigencia Demandado Obtenido APÉNDICE 2 AYUDAS Y SUBSIDIOS DE LOS ESTADOS DE ARTOIS (1626-1642). Mayo de 1639-octubre de 1639 ................. 1.540.00086 1.140.00087 Noviembre de 1639-abril de 1640 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1640-octubre de 1640 ................. 660.00064 540.00064 Noviembre de 1640-abril de 1641 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1641-octubre de 1641 ................. 860.00088 740.00089 Noviembre de 1641-abril de 1642 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1642-octubre de 1642 ................. 1.660.00090 1.140.00091 86 La ayuda solicitada fue la habitual (540.000 florines); a ella, la Coro-na añadió un subsidio de 1.000.000 pagadero en un plazo. 87 La ayuda ordinaria fue concedida (540.000 florines en seis meses) y el subsidio quedó atemperado en 600.000, aunque se prometió acelerar su pago. 88 La negociación partió de una propuesta de la Corona de 660.000 florines de ayuda ordinaria y un subsidio complementario de 200.000. 89 Los Estados redujeron la ayuda a la cifra habitual de 540.000 florines; en cambio, concedieron el subsidio íntegramente (200.000). 90 La propuesta oficial consistió en una ayuda de 660.000 florines por seis meses y un subsidio extraordinario de un millón. 91 El acuerdo final contempló la ayuda ordinaria habitual (esto es, 540.000 florines) y un subsidio de 600.000 pagado en un plazo único. 92 La Corona solicitó a los Estados Provinciales de Artois una ayuda ordinaria anual de 420.000 florines y un subsidio extraordinario evaluado en 100.000. 93 Se trataba de una ayuda ordinaria por un año. Los Estados la redu-jeron a 150.000 florines pagaderos en seis mensualidades. Vigencia Demandado Obtenido Mayo de 1625-octubre de 1625 ................. 210.000922 150.00092 Noviembre de 1625-abril de 1626 ............ 210.000922 150.00092 Mayo de 1626-octubre de 1626 ................. 150.000922 150.00092 Noviembre de 1626-abril de 1627 ............ 125.000922 125.00092 Mayo de 1627-abril de 1628 ...................... 520.000922 300.00092 Mayo de 1628-octubre de 1628 ................. 420.000932 150.00092 256 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 34 Vigencia Demandado Obtenido Noviembre de 1628-abril de 1629 ............ 500.000942 180.000955 Julio de 1629 ................................................ 150.000962 75.000942 Noviembre 1629-abril de 1630 .................. 520.000972 150.000942 Mayo de 1630-abril de 1631 ...................... 350.000942 350.000942 Mayo de 1631-octubre de 1631 ................. 520.000942 200.000942 Noviembre de 1631-abril de 1632 ............ 146.000942 146.000942 Mayo de 1632-octubre de 1632 ................. 160.000942 160.000942 Julio de 1632 ................................................ 200.000982 130.000942 Noviembre de 1632-abril de 1633 ............ 152.000942 152.000992 Mayo de 1633-octubre de 1633 ................. 310.000100 170.000942 Noviembre de 1633-abril de 1634 ............ 145.000942 145.000942 Mayo de 1634-octubre de 1634 ................. 180.000942 180.000942 Noviembre de 1634-abril de 1635 ............ 210.000942 150.000942 Mayo de 1635-octubre de 1635 ................. 280.000942 280.000101 Noviembre de 1635-abril de 1636 ............ sin datos2 sin datos22 Mayo de 1636-octubre de 1636 ................. 340.000102 200.000942 Noviembre de 1636-abril de 1637 ............ 280.000942 280.000942 Mayo de 1637-octubre de 1637 ................. 150.000942 120.000-22 ......................................................................... 150.000103 94 La negociación se inició con una propuesta de las autoridades de Bru-selas de una ayuda ordinaria anual de 420.000 florines y un subsidio ex-traordinario de otros 80.000 pagados en un solo plazo. 95 El acuerdo final redujo las aspiraciones de la Corona a una ayuda de 150.000 florines en seis plazos mensuales y un subsidio de 30.000 en una sola vez. 96 Se trataba de un subsidio excepcional. 97 La solicitud era por un año y contemplaba una ayuda ordinaria de 420.000 florines y un subsidio extraordinario de otros 100.000. 98 Se trataba de un nuevo subsidio extraordinario de carácter excepcional. 99 La solicitud de la Corona comprendía una ayuda ordinaria evaluada en 140.000 florines y una cantidad adicional (otros 12.000 florines) para compensar la exención de alojamientos. 100 La negociación con los Estados de Artois se inicio con una propues-ta de 160.000 florines de ayuda ordinaria y 150.000 de subsidio extraordi-nario. 101 Los Estados concedieron finalmente 210.000 florines de ayuda en seis meses y un subsidio extraordinario de 70.000 pagados en un plazo. 102 La Corona solicitó al inicio 180.000 florines de ayuda ordinaria (30.000 al mes por medio año) y un subsidio extraordinario complementa-rio de 160.000. 103 La ayuda de 150.000 florines sería en caso que la Corona aceptase que las tropas pagarían el impuesto ordinario sobre vino y cerveza. 257 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 35 Agosto de 1637.............................................. 250.000104 150.000942 Noviembre de 1640-abril de 1641 ............ 120.000942 30.000942 Mayo de 1641-octubre de 1641 ................. 120.000942 30.000942 Noviembre de 1641-abril de 1642 ............ 96.000942 18.000942 Mayo de 1642-octubre de 1642 ................. 120.000942 12.000942 Noviembre de 1642-abril de 1643 ............ 120.000942 18.000942 Abril de 1643 ................................................ 50.000105 8.000942 Mayo de 1643-octubre de 1643 ................. 120.000942 12.000942 Noviembre de 1643-abril de 1644 ............ 108.000942 18.000942 Mayo de 1644-octubre de 1644 ................. 148.000106 30.000942 Noviembre de 1644-abril de 1645 ............ 228.000107 50.000942 Vigencia Demandado Obtenido 104 Subsidio extraordinario. 105 Subsidio extraordinario. 106 La propuesta inicial de la Corona fue de una ayuda ordinaria de 108.000 florines pagaderos en seis meses a razón de 18.000 por mes, ade-más de un subsidio extraordinario de 40.000 en un solo plazo. 107 Una vez más, la Corona solicitó una ayuda ordinaria de 108.000 florines en seis meses y un subsidio extraordinario de 120.000 que debería pagarse de manera inmediata.
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Título y subtítulo | Fiscalidad y guerra : las aportaciones fiscales de los estados de Flandes y de Artois durante la Guerra de los Treinta Años (1626-1642) |
Autor principal | Carretero Zamora, Juan M. |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 54. Tomo 1 |
Sección | Historia |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2008 |
Páginas | p. 223-257 |
Materias | Guerra de los Treinta Años, 1618-1648 ; Impuestos ; Historia |
Notas | Homenaje a Antonio Rumeu de Armas |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 158557 Bytes |
Texto | 223 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 68 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS DE FLANDES Y DE ARTOIS DURANTE LA GUERRA DE LOS TREINTA AÑOS (1626-1642) P O R JUAN M. CARRETERO ZAMORA RESUMEN Las Asambleas Representativas («États») de Flandes fueron lugares para el debate político entre los reinos y la Corona de España. Al mismo tiem-po, fueron instituciones financieras, especialmente con ocasión de los con-flictos militares. Este estudio analiza las características y evolución de la fiscalidad de los Parlamentos de Flandes y de Artois durante la Guerra de los Treinta Años (en el periodo de 1625-1642) y su relación con las activi-dades comerciales de estas dos provincias de la Monarquía Hispánica. Palabras clave: Asambleas Representativas, Flandes, Artois, Fiscalidad, Guerra de los Treinta Años, actividades comerciales, Monarquía Hispá-nica. ABSTRACT The Representatives Assemblies of Flanders were places of political debates between the Kingdoms and the Spanish Crown. At the same time, some finantial institutions, specially demanded for the military conflicts. This type of study analise, in one hand, those important characteristic and fiscality evolution of Parlaments of Flanders and Artois during the War of Thirty Years (1625-1642) and the relationship with commertial activities that take place in two provinces of the Spanish Monarchy. Key words: Representatives Assemblies, Flanders, Artois, fiscality, The War of Thirty Years, commertial activities, Spanish Monarchy. 224 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 2 «El estado miserable y deplorable de esta afligida provincia [Artois] es tal, que dos terceras partes de sus habitantes son tan pobres que no pueden comer pan1». TIPOLOGÍA DE LAS PRESTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS DE FLANDES Y DE ARTOIS. EL PROCESO DE NEGOCIACIÓN Quizá uno de los más importantes corolarios que se puedan concluir del estudio del fenómeno histórico de la guerra sea el de su estrecha relación con las haciendas y las políticas fiscales. En este sentido, no cabe la menor duda que la guerra modeló la fiscalidad, creando nuevas fuentes de ingresos y perfeccionan-do las preexistentes. Esta realidad, común a cualquier conflicto, adquirió relevancia extraordinaria en el caso de la Guerra de los Treinta Años —quizá el enfrentamiento más traumático sopor-tado por los europeos a lo largo de la historia— dando lugar a un esfuerzo fiscal hasta entonces desconocido (pese a que no fue precisamente menor el soportado en la centuria precedente del Quinientos). Ello se dejó sentir en todos los contendientes, aunque en el caso de la Monarquía Hispánica (tanto por sus intereses territoriales en el epicentro del conflicto, como por su posición preeminente en el seno del mundo católico y de la misma dinastía de los Habsburgo de Madrid, Bruselas y Viena) resultó especialmente intenso en la generalidad de todos sus territorios. En este sentido, el presente estudio analiza el com-portamiento de la fiscalidad extraordinaria generada por los Estados o asambleas representativas de dos importantes provin-cias de la Monarquía Hispánica (Flandes y Artois) inmersas di-rectamente en el drama europeo de 1621 a 1659. 1 Bibliothèque Nationale de France, Manuscrits, Colbert (Flandre), 87, Recueil des aydes ordinaires et subsides extraordinaires de l’Artois accordez aux princes souverains du pays pendant differentes années depuis l’an 1600 jusques en 1657 (en adelante, Recueil des aides de l’Artois), f. 126 (Acuerdos de los Estados reunidos en Arrás el 14 de febrero de 1626). 225 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 3 En efecto, tanto las ayudas ordinarias, como los subsidios extraordinarios, de los Estados de Flandes y de Artois constituían fórmulas fiscales de naturaleza no impositiva, esto es, eran do-nativos que las asambleas representativas de las provincias de los Países Bajos otorgaban al monarca (o a su representante en Bruselas) con ocasión de un estado de necesidad hacendística excepcional. En este sentido, las ayudas y los subsidios surgían necesariamente de un acuerdo o pacto político-fiscal entre la Corona y los representantes de las provincias. Por ello, las ayu-das y subsidios de Flandes y Artois pertenecían a un tipo de fiscalidad extraordinaria no impositiva propio de las concesiones fiscales de las asambleas representativas y parlamentarias de la Europa moderna (servicios castellanos y aragoneses, dones gra-tuitos de Francia y el Franco Condado y otras fórmulas fiscales adscritas a parlamentos, dietas, dietinas, etc.). En la base de este tipo de prestaciones fiscales se encontra-ban viejas fórmulas contractuales denominadas «composicio-nes », por las cuales la Corona podía obtener unos ingresos ex-traordinarios concedidos por las asambleas representativas a cambio de respetar y mantener incólumes una serie de privile-gios tradicionales como libertad de comercio, exención de aloja-mientos militares, exenciones fiscales particulares, etc. Estas composiciones o acuerdos serán frecuentemente recordados por los diputados de los Países Bajos cuando la presión fiscal se incremente y se torne insoportable con motivo de la Guerra de los Treinta Años y, sobre todo, cuando el conflicto originó un continuo deambular de tropas que vivían, por lo común, sobre el terreno quebrantando los viejos privilegios de exención de alo-jamientos. Desde la perspectiva fiscal, las aportaciones de los Estados de Flandes y de Artois se fundamentaron a partir de dos figuras fiscales técnicamente bien diferenciadas, aunque siempre unidas por el común denominador de ser rentas de naturaleza no impositiva: las ayudas y los subsidios. Las ayudas eran las con-cesiones que con carácter ordinario los Estados otorgaban a la Corona con una periodicidad preestablecida (plazos semestrales); de ahí que en la terminología fiscal fueran definidas como «ayu-das ordinarias». Por el contrario, los subsidios siempre tuvieron 226 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 4 un carácter extraordinario y excepcional en función de una co-yuntura específica e irrepetible bajo el principio de necesidad hacendística insuperable (financiación de la guerra u otras cau-sas de fuerza mayor). Este carácter de excepcionalidad de los subsidios se observa en su misma tramitación parlamentaria (de manera institucionalmente diferenciada y al margen de la ne-gociación de las ayudas ordinarias) y en unos sistemas de re-caudación, plazo de percepción y fuentes de financiación inde-pendientes de las concesiones ordinarias; de ahí el término de «subsidio extraordinario». Todo este sistema fiscal procedía de la época de la Casa de Borgoña y fue ratificado por los Habsburgo, que siempre respe-taron la primacía de los Estados como fuente primera en la crea-ción de la fiscalidad extraordinaria en los Países Bajos. No casual-mente, tras la derrota de la Monarquía Hispánica y la Paz de los Pirineos de 1659, el sistema tendió a quebrarse en el caso del Artois, cuando Luis XIV pretendió incrementar el poder de la Corona frente a los Estados. Ello se tradujo, como es lógico, no sólo en una lucha institucional, sino también en una pugna por la terminología fiscal; en un lado, la monarquía francesa in-tentanto transformar las prestaciones habituales en dones gratui-tos2 y, de otro, los Estados defendiendo la existencia de las tradi-cionales ayudas ordinarias y de los subsidios extraordinarios3. El ritual de la negociación de las ayudas y subsidios se ini-ciaba con una carta convocatoria que la Corona (o su represen-tante en Bruselas) dirigía a los Estado en la que invariablemen-te se hacía constar que en la reunión se solicitaría una ayuda ordinaria y, en ocasiones excepcionales, un subsidio extraordina-rio complementario. Las sedes de los Estados se encontraban en Gante en el caso de Flandes y Arrás en el de Artois4. 2 Bibliothèque de l’Arsenal (París), Manuscrits, 3.907, fols. 244-245, carta de Luís XIV solicitando a los Estados de Artois un don gratuito de 300.000 libras (Saint Germain en Laye, 24 de marzo de 1670): «Il luy plaise de les quicter, descharger et leur faire remise entière de la ditte somme de 300.000 livres... pour le don gratuit». 3 Ibidem, f. 230, «En effect, c’est une verité que pour satisfaire aux aydes...». 4 Cuando la ciudad de Arrás fue invadida por las tropas francesas los Estados se reunieron en Saint Omer. 227 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 5 Reunidos los diputados de la provincia, las sesiones de los Estados se abrían con un discurso de la Corona (los archiduques Alberto e Isabel hasta 1633 y los gobernadores o sus represen-tantes desde esa fecha); en dicho discurso se razonaba la nece-sidad de la petición fiscal, se proponía una cantidad como ayu-da y se determinaban los plazos de percepción, los sistema de pago y, en ocasiones, el destino que se iba a otorgar a la presta-ción fiscal. Frente a las aspiraciones de la monarquía, los diputados de los Estados efectuaban siempre una negociación a la baja de las cantidades oficialmente demandadas. Los argumentos, tanto en Flandes, como en Artois, eran idénticos: excesiva presión fiscal, agotamiento económico de las provincias y, sobre todo, las se-cuelas de la guerra: alojamientos, paso de tropas, excesos de los soldados, etc. Por ejemplo, en 1632 los Estados de Flandes re-cordaban a los archiduques la gran cantidad de dinero que ya habían adelantado y, sobre todo, que la presión fiscal era tan elevada que, pese al aumento de los impuestos ordinarios y el establecimiento de otros nuevos, apenas se podían satisfacer las continuas demandas de la Corona; los diputados concluyeron: «La provincia se encuentra más cargada que nunca5». Desde los Estados de Artois la visión era la misma; también en 1632, ante la petición por los archiduques de un subsidio extraordinario de 200.000 florines destinados al sitio de Maastrique, los diputados expusieron que poco podían aportar por la pobreza general de la provincia, por los gastos enormes producidos por el alojamien-to de tropas y por las secuelas económicas que sobre el comer-cio venía produciendo la «Guerra de Alemania»6. La negociación culminaba con un acuerdo entre los Estados y los representantes de la Corona («Acte d’accord»), que necesa-riamente debía ser revalidado por los archiduques o los gober- 5 Bibliothèque Nationale de France, Manuscrits, Colbert (Flandre), 74, Recueil des aydes ordinaires et subsides extraordinaires de Flandre accordez aux princes souverains du pays depuis l’an 1626 jusques en 1642 (en ade-lante, Recueil des aides de Flandre), fols. 87-90. 6 Recueil des aides de l’Artois, fols. 217-218, negociación del subsidio extraordinario (fueron concedidos 130.000 florines) en la reunión de los Estados de 7 de julio de 1632. 228 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 6 nadores mediante una carta de aceptación («Lettre d’accepta-tion ») dirigida a los Estados, donde expresamente se admitían todas y cada una de las condiciones establecidas para la percep-ción de las ayudas y de los subsidios. El análisis de las condiciones que los Estados de Flandes y de Artois impusieron a la Monarquía Hispánica, en la concesión de las ayudas y subsidios, nos conduce a tres aspectos en la defensa de los intereses de ambas provincias rente a la Corona: la fiscalidad, la guerra y los intereses comerciales. Vayamos por partes. Tanto en el caso de los Estados de Flandes, como el de Artois, los diputados defendieron una condición que fue común a la generalidad de los Estados de la casa de Borgoña: que el producto de la fiscalidad fuera consumido dentro de cada pro-vincia, esto es, que las ayudas y subsidios ejercieran una labor de redistribución dentro de la sociedad que había sufragado el esfuerzo fiscal. Así, en Flandes, los Estados siempre pusieron como condición a la concesión de ayudas y subsidios que todo el dinero fuera consumido dentro de la provincia, especialmen-te en el pago de las guarniciones7. Ello era lógico desde el momento que el impago a las tropas asentadas daba lugar a excesos de la soldadesca y a la toma indiscriminada de víveres, animales y transporte en detrimento de los mercaderes y de los campesinos. Este fenómeno afectó fundamentalmente al Artois, dando lugar a que los diputados fueran especialmente puntillosos a la hora de condicionar cual-quier concesión fiscal a que la Corona asegurase el manteni-miento de las tropas, así como el puntual pago de sus salarios. En este sentido, como uno de los múltiples ejemplos, los Esta-dos reunidos en Arrás en febrero de 1626 exponían como con-dición a la concesión de la ayuda ordinaria que se solventasen los problemas ocasionados por siete compañías de infantería que, textualmente, «Viven a costa de las ciudades, y toman gra-nos y bestias y hacen, además, exacciones de tallas y contribu- 7 Recueil des aides de Flandre, fols. 17-19, condiciones a la ayuda de 1628, «Que la ayuda sea destinada a pagar los soldados de guarnición en la provincia, sin efectuar ninguna diversión de dinero a las compañías de in-fantería alojadas fuera de la provincia», entre otros muchos casos. 229 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 7 ciones en forrajes, sin participación y consentimiento de los Esta-dos, con gran perplejidad de éstos8». Más adelante, los diputados del Artois condicionaron un subsidio extraordinario a que se pusiera orden en los alojamientos de las compañías asentadas en la provincia desde 1625 y en la toma de carros y salarios de los soldados con motivo de la campaña de Breda9. Análogas condiciones fueron expuestas por los Estados de Flandes a lo largo de la Guerra de los Treinta Años. Por citar un ejemplo coetáneo al de Artois, en 1629 los Estados condicio-naron una fortísima aportación fiscal (1.140.000 florines) a que la ayuda y el subsidio fuese dedicado al pago de las compañías de caballería alojadas en la provincia10 y, sobre todo, a descar-gar a las ciudades y castellanías de todo alojamiento extraordi-nario, pues era insoportable e incompatible con tantas y eleva-das contribuciones como se habían efectuado hasta entonces11. Todo ello bajo el control directo de los comisionados de los Es-tados, que pagarían en mano a las tropas sin intermediación de las autoridades de Bruselas. En definitiva, lo que pretendían los representantes era evitar los excesos de las tropas y el vagabundeo mendicante de inváli-dos y heridos. No casualmente, los Estados de Flandes —desde la entrada en el conflicto de Francia y el aumento consiguiente de combatientes heridos— pusieron como condición que una parte de las aportaciones fiscales fuera destinada al sostenimien-to de hospitales, en especial el de Malinas para soldados enfer- 8 Recueil des aides de l’Artois, fols. 126-130. 9 Ibidem, fols. 132-137, acta de concesión de una ayuda y un subsidio de 300.000 florines (Arrás, 13 de noviembre de 1627), donde los Estados se quejan de «La levée des chariots et soldats envoyez au Camp de Brède [sic]». 10 Recueil des aides de Flandre, fols. 29-32, «...spécialment que cette ayde sera entièrement... pour le payement des compagnies de caballerie logées [dans la province]». 11 Un excelente ejemplo en Ibidem, fols. 253-255 (reunión de los Esta-dos en Gante el 28 de noviembre de 1639), donde los diputados «Declairent ne pouvoir assez répresenter a vostre altesse royale combien que la province se trouve affligée des misères, no tant seulement à cause des surcharges continuelles des aydes et subsides extraordinaires que... par les frais des logements des soldats». 230 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 8 mos y heridos. En la base de esta condición también anidaba el problema de la financiación de los gastos de los heridos, espe-cialmente cuando se trataba de soldados extranjeros, prevale-ciendo la idea que debían ser sostenidos por la Corona y no por la provincia12. En síntesis, entre 1626 y 1642 los Estados de Flandes propusieron las siguientes condiciones de naturaleza militar: 1626 Que la provincia fuera eximida de alojamientos, salvo los de las guarniciones ordinarias. 1627 Que las ayudas se utilicen para evitar desórdenes pro-ducidos por el impago de los salarios a la tropa. 1628 Que las ayudas se dediquen exclusivamente al pago del ejército situado en la provincia y no fuera de ella. 1628 Evitar que la tropa viviese a costa de los campesinos. 1629 Que ningún florín pagado en Flandes sirviese para fi-nanciar la caballería situada fuera de la provincia. 1630 Se reitera que no se pague ninguna tropa ajena a Flandes. 1631 De nuevo se prohiben pagos militares fuera de Flandes. 1632 Todo el subsidio será dedicado al pago de soldados. 1633 Toda la ayuda debe destinarse a tropa y fortificaciones. 1634 Una parte de la ayuda fue para el sostenimiento del hospital de soldados enfermos y heridos de Malinas. 1634 Exención de alojamientos de soldados en las plazas no fronterizas con el enemigo. 1635 Exigencia a la Corona de que se pagase regularmente el salario de las compañías alojadas en la provincia. 1635 Durante la vigencia de la ayuda ordinaria la exención de alojamientos, forrajes, etc. sería absoluta. 1636 Se ordena el pago regular (cada cuatro semanas) de las tropas para evitar el endeudamiento de las compañías. 12 Ibidem, fols. 161-167 (acuerdo de los Estados reunidos en Gante el 1 de diciembre de 1635) y 185-189 (acuerdo de 22 de septiembre de 1637, también en la ciudad de Gante). Año Condición impuesta 231 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 9 1636 Que el alojamiento se limite a una habitación con cama y nada más (aplicación del decreto de 1635). 1637 Que a cambio del subsidio los Estados realizarán un listado de la gente de guerra para asegurar su salario. 1638 El pago del ejército será controlado por los comisarios de los Estados y no por la Corona. 1639 Todo el subsidio extraordinario sería para pagar sala-rios de la tropa y sufragar nuevas fortificaciones. En el caso de Artois el comportamiento de los Estados fue análogo en el sentido que la concesión de las ayudas y subsi-dios estuvo condicionada al pago del esfuerzo militar. Por ejem-plo, entre 1625 y 1630 se financiaron con recurso a las presta-ciones fiscales de los Estados: en 1625 un tercio de 600 hombres, en 1626 siete compañías de caballería y otras dos más en trán-sito hacia Flandes, en 1627 se siguieron sosteniendo las citadas siete compañías y se pagaron los gastos (soldados y medios de transporte) para el sitio de Breda, en 1628 los Estados mante-nían cuatro regimientos de infantería y quince compañías de caballería, etc., etc. Con motivo de la guerra con Francia el es-fuerzo financiero se tornó casi insoportable, quejándose los di-putados que la provincia alojaba en 1635 hasta un total de 37 compañías de infantería (casi todas extranjeras), un regimiento completo de caballería y dos compañías a caballo de la gen-darmería de su majestad13. Ahora bien, donde los Estados de Flandes y Artois ejercieron realmente una presión negociadora intensa fue en el terreno de la defensa de los privilegios comerciales, desde el momento que para la Corona el comercio se había convertido en un arma más del conflicto. Esta estrategia no fue compartida por los Estados, que aprovecharon las necesidades financieras de Madrid y de Bruselas para vincular la concesión de las ayudas y subsidios con la defensa de los intereses comerciales que las provincias poseían Año Condición impuesta 13 Recueil des aides de l’Artois, fols. 235-238, acuerdo de los Estados reunidos en Arrás a comienzo de 1635. 232 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 10 con Francia, Holanda, Inglaterra y el área del Báltico. Ante la importancia de este aspecto, remito al epígrafe cuarto de este estudio (Fiscalidad y libertad de comercio), donde lo analizo de manera monográfica. EVOLUCIÓN DE LAS AYUDAS Y SUBSIDIOS DE FLANDES (1626-1642) Durante el periodo de este estudio, las ayudas y subsidios otorgados por los Estados de Flandes (1626-1642) mantuvieron un volumen estabilizado en torno a 540.000 florines de ayuda ordinaria semestral y un subsidio extraordinario anual variable entre 100.000 y 600.000 florines. Al inicio de la Guerra de los Treinta Años (hasta la primave-ra de 1629) los Estados sólo otorgaron ayudas ordinarias de 540.000 florines semestrales. Las cuentas del receptor general de las ayudas (Francisco de la Torre) presentadas ante la Cá-mara de Cuentas de Lille nos describen unos Estados absoluta-mente reacios a conceder cualquier subsidio extraordinario bajo un doble pretexto: la enorme cantidad de florines gastados por las ciudades en alojamientos de tropas y, sobre todo, los excesos de los soldados sobre las haciendas de los campesinos14. Sólo a partir de mayo de 1629 se dejó sentir verdaderamen-te los efectos de la guerra sobre la fiscalidad de los Estados. En efecto, la infanta Isabel solicitó una ayuda semestral de 660.000 florines, así como un subsidio extraordinario de 900.000 (esto es, un monto final de 1.560.000 florines)15; aunque estas pretensio-nes fueron limitadas a un total de 1.140.000, ello supuso un aumento del 211,1 por ciento respecto las cantidades concedi- 14 Recueil des aides de Flandre, fols. 23-25, reunión de los Estados de Flandes en Gante (1629), donde se exigía que una parte de las ayudas fue-ran destinadas a pagar a los soldados y evitar que viviesen a costa de «le pauvre paysan comme se fait presentement». 15 Ibidem, fols. 29-32, Accord fait à l’infante Isabelle par les Estats de la province de Flandre, de la continuation de l’ayde de 90.000 florins par mois pour le terme d’un demy an et d’un subside extraordinaire de six cents mille florins une fois a payer en deux ans. 233 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 11 das al comienzo del conflicto. Desde ese momento hasta la pri-mavera de 1635 el volumen de las ayudas y de los subsidios no superó nunca los 940.000 florines16 (esto es, el 174,1 por cien-to), siendo la cantidad media otorgada de unos 600.000 florines. Sin embargo, el inicio de las hostilidades directas con Fran-cia en 1635 significó un aumento de las exigencias fiscales de las autoridades de Bruselas. En efecto, los Estados reunidos en Gante a fines de febrero de 1636 recibieron una petición del gobernador (el cardenal infante) de 720.000 florines de ayuda semestral y un subsidio extraordinario de 800.000 (más de mi-llón y medio de florines)17; aunque el acuerdo final redujo el esfuerzo a 1.140.000, ello supuso que los Estados concedieron el 211,1 por ciento respecto lo otorgado en 1626. Este alto vo-lumen fiscal (más de un millón de florines) se alcanzó nueva-mente en 1637, 1639 y 1642. Ahora bien, el mayor esfuerzo fiscal realizado por los Esta-dos de Flandes tuvo lugar con motivo de la reunión de Gante el 20 de febrero de 1638. En ese momento, el cardenal infante solicitó un total de 1.660.000 florines (660.000 de ayuda ordi-naria, más un subsidio excepcional de un millón). Aunque los Estados sólo otorgaron 1.240.000, ello venía a suponer un por-centaje del 229,6 por ciento respecto las ayudas del comienzo de la guerra18. El cardenal infante aceptó la rebaja, aunque impuso que las cantidades serían controladas por un receptor general sin intervención de los Estados19. Desde ese momento hasta la primavera de 1641, los Estados se limitarán a conceder ayudas ordinarias en la cifra habitual 16 Este volumen se alcanzó exclusivamente en 1634 y 1635. 17 Recueil des aides de Flandre, fols. 173-177, Acte d’accord fait au car-dinal infant par les Estats et communes de Flandre d’un ayde ordinaire de 90.000 florins par mois, pendant six mois a commencer le premier may 1636, et d’un subside extraordinaire de 600.000 florins une fois payable en six mois. 18 Ibidem, fols. 221-225, Acte d’accord au cardinal infant par les Estats de Flandre de la continuation de l’ayde de 90.000 florins par mois, pour le terme de six mois, et d’un subside extraordinaire de 700.000 florins une fois. 19 Ibidem, fols. 227-231, carta del cardenal infante aceptando una ayuda de 90.000 florines por mes durante medio año, y un subsidio de 700.000 (Amberes, 26 de junio de 1638). 234 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 12 de 540.000 florines semestrales. Esta tendencia se romperá en-tre mayo y octubre de 1641 cuando los Estados concedan un total de 740.000 (540.000 de ayuda y 200.000 de subsidio)20. Mayor éxito tendrá el nuevo gobernador D. Francisco de Melo; éste convocó en mayo de 1642 a los Estados en la ciudad de Gante y solicitó 660.000 florines de ayuda y otro millón más como subsidio excepcional21 (esto es, 1.660.000 florines); aunque obtuvo poco más de un millón (1.140.000), ello suponía que el gobernador Melo había logrado un volumen fiscal del 211,1 por ciento respecto las ayudas de mediada la década de los años veinte22. Todo un éxito. EVOLUCIÓN DE LAS AYUDAS Y SUBSIDIOS DE ARTOIS (1625-1645) Durante el periodo previo al inicio del conflicto europeo (1615-1621) las aportaciones de los Estados Provinciales de Artois ascendieron a sumas en torno a 90.000-100.000 libras. Con el estallido de la Guerra de los Treinta Años el volumen de las ayudas ordinarias y, sobre todo, de los subsidios extraordina-rios no dejó de incrementarse, aunque —como veremos más adelante— siempre por debajo de las aspiraciones iniciales de las autoridades de Bruselas. Hasta 1627 la presión de la guerra no se dejó sentir de for-ma abrumadora en las prestaciones fiscales de los Estados. En efecto, entre 1625 y 1627 los archiduques convocaron en cua-tro ocasiones a los representantes de la provincia obteniendo tres 20 Bruselas, inicialmente, solicitó una ayuda de 660.000 florines y un subsidio extraordinario de 200.000. 21 Las negociaciones en Recueil des aides de Flandre, fols. 301-305. La petición de D. Francisco de Melo se realizó el 6 de mayo de 1642 («Accord fait a Dom Francisco de Melo d’une ayde de 90.000 florins par mois, pour le terme de six mois, et d’un subside de 600.000 florins une fois»). 22 D. Francisco de Melo se negó a admitir que los Estados de Flandes retuviesen 100.000 florines en concepto de gastos realizados por la provin-cia ante la invasión de los enemigos (la carta de protesta de Melo fue re-dactada el 3 de julio de 1642 en el campo de Wessen). 235 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 13 ayudas de 150.000 florines cada una y otra (noviembre de 1626 a abril de 1627) de sólo 125.000; en ningún caso se solicitó sub-sidio extraordinario. Ahora bien, las descripciones realizadas por los diputados (quizá sobredimensionadas) nos dibujan un pa-norama desolador en las ciudades y campos de Artois afectadas por la crisis del comercio, las malas cosechas y los excesos de las tropas (toma a los campesinos de granos, carros y ani-males) 23. Sin embargo, los efectos directos sobre el aumento de la fiscalidad de los Estados comenzaron realmente en la primave-ra de 1627 cuando los archiduques solicitaron 420.000 florines de ayuda y otros 100.000 de subsidio extraordinario, que fueron reducidos a sólo 300.000; el gobierno de Bruselas protestó por la cicatería de los Estados y recordó que el Artois no aportaba lo mismo que el resto de provincias. No obstante, en ese mo-mento la provincia mantenía a su costa cuatro regimientos de infantería y quince compañías de caballería24 con guarnición en Artois. Ahora bien, será a partir de la primavera de 1630 cuando se inicie el periodo de mayor presión fiscal, que llegará a su cul-minación en 1635 con la entrada directa de Francia en el con-flicto europeo. En efecto, tras una negociación tensísima, los Estados otorgaron en una ayuda de 350.000 florines por seis meses (mayo a octubre de 1630) que venía a suponer un 233,3 por ciento sobre el montante medio de las ayudas del periodo (1625-1627), constituyendo la cima del esfuerzo fiscal del Artois hasta la Paz de los Pirineos de 1659. A partir de ese momento (hasta 1635) las aportaciones de los Estados oscilaron entre los 130.000 y los 180.000 florines por 23 Recueil des aides de l’Artois, fols. 121-124 (Estados de diciembre de 1625, donde se alude a pobreza general, malas cosechas y secuelas sobre el comercio de la guerra en Alemania y las ordenanzas que limitaban el co-mercio con las provincias vecinas) y fols. 126-130 (carta de 14 de febrero de 1626 en la que los archiduques aceptan una ayuda de 150.000 florines, donde se habla abiertamente de hambre general en los campos de Artois). 24 Ibidem, fols. 137-139, carta de aceptación de la archiduquesa Isabel. El gobierno de Bruselas también recordó a los Estados que mantenían a todos los soldados procedentes de la provincia. 236 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 14 semestre (esto es, entre el 86,6 y el 150,0 por ciento de incre-mento respecto 1625). No obstante hay que advertir que, ade-más de las ayudas y subsidios, la provincia financiaba gran par-te del gasto de los alojamientos de las guarniciones. Así, en la reunión de los Estados en Arrás el 10 de enero de 1635, ante las exigencias del cardenal-infante, los diputados le recordaron que en ese momento, por la proximidad de la provincia a Fran-cia, el Artois soportaba la presencia de un contingente militar enorme, en su mayoría integrado por soldados de «diversas na-ciones25 ». A su vez, el gobierno de Bruselas contraatacó con el argumento que el Artois no había participado en un subsidio extraordinario concedido por otras provincias26. El conflicto directo con Francia generó una avalancha de nuevas ayudas y subsidios. Entre mayo de 1635 y agosto de 1637 los Estados concedieron hasta un total 1.060.000 florines. Sin embargo, desde ese momento, el avance de las tropas fran-cesas y la pérdida de territorio y de las principales ciudades (Lens y, sobre todo, Arrás)27 condujo a que los Estados (refugia-dos en Saint Omer) redujeran las aportaciones de manera radi-cal, llegándose al extremo que en abril de 1643, ante la petición por Bruselas de un subsidio urgente de 50.000 florines, los Es-tados sólo pudieran otorgar ocho mil. El siguiente cuadro ejemplifica mejor esta decadencia a las aportaciones fiscales de Artois: 25 Ibidem, fols. 235-238, «[Les États] se sont trouvéz plus prepléz et confus que jamais voyant cette province changée de trent sept compagnies d’infanterie de diverses nations, du regiment de cavalleríe, deux compagnies de chevaux de la garde de son altesse...». La grafía es la de la época. 26 En efecto, los subsidios extraordinarios de 1635 ascendieron a las siguientes cuantías: Flandes 500.000 florines, Brabante 250.000, Hainaut 100.000, Luxemburgo 50.000 y Namur 25.000. Asimismo, también realiza-ron importantes adelantos económicos Malinas, Lille y Tournai y el Tournaisis. 27 Recueil des aides de l’Artois, f. 275, «...de la notable diminution de la province par la perte des villes et quartiers... et la dépopulation universelle du reste de la pauvre province par diverses grandes ruines durant la longue campagne». 237 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 15 Esta caída de la fiscalidad de los Estados sólo pudo iniciar una tímida recuperación tras la Paz de Westfalia30, aunque siem-pre muy lejos de las aportaciones de los periodos de 1630-1631 y 1635-1637. Ahora bien, la verdadera recuperación de la capa-cidad fiscal de los Estados sólo se pudo lograr con ocasión de la anexión de Artois al reino de Francia tras la Paz de los Pirineos en 1659. En efecto, en una relación de la situación de la provincia de Artois tras la anexión, las nuevas autoridades francesas —al describir la provincia— señalaron la importancia fiscal de las aportaciones de los Estados como una de las rentas más sanea-das de la monarquía31. Ahora bien, el nivel de los 200.000 florines concedidos en 1631 sólo lo pudo obtener Luis XIV en Noviembre de 1640-abril de 1641 .................... 30.000 20,0 Mayo de 1641-octubre de 1641 ......................... 30.000 20,0 Noviembre de 1641-abril de 1642 .................... 18.000 12,0 Mayo de 1642-octubre de 1642 ......................... 12.000 8,0 Noviembre de 1642-abril de 1643 .................... 18.000 12,0 Abril de 164329 ...................................................... 8.000 5,3 Mayo de 1643-octubre de 1643 ......................... 12.000 8,0 Noviembre de 1643-abril de 1644 .................... 18.000 12,0 Mayo de 1644-octubre de 1644 ......................... 30.000 20,0 Noviembre de 1644-abril de 1645 .................... 50.000 33,3 Período fiscal Cantidad concedida Florines %28 28 Respecto a la ayuda del periodo de mayo a octubre de 1625, que fue evaluada en 150.000 florines. 29 Se trataba de un subsidio extraordinario. 30 Entre noviembre de 1644 y abril de 1645 los Estados concedieron 70.000 florines pese a que la Corona había solicitado inicialmente una ayuda ordinaria de 108.000 y un subsidio extraordinario de 120.000. En cualquier caso, la cantidad final concedida sólo supuso el 46,6 por ciento de las ayudas del periodo inicial de la guerra. 31 Bibliothèque Nationale de France, manuscrits, Cinq Cents de Colbert, 449, Mémoire de toute la consistence des villes e pays de’Artois, qui demeurent au roy par le traité de paix du septième novembre mille six cent cinquante neuf, fols. 17-19. 238 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 16 166432, y hubo que esperar al inicio de la Guerra de Sucesión de España (1701) para que los Estados otorgasen una ayuda superior a los 350.000 florines concedidos en 1630-1631 (en concreto, los Estados concedieron en 1701 un total de 400.000)33. En definitiva, el esfuerzo fiscal realizado por los Estados duran-te la Guerra de los Treinta Años fue tan intenso que el volumen de las ayudas y subsidios sólo pudo superarse a comienzos del siglo XVIII. FISCALIDAD Y LIBERTAD DE COMERCIO Dentro del proceso de negociación de las ayudas y subsidios, uno de los aspectos más debatidos y de mayor conflictividad entre la Corona y los Estados de Flandes y Artois fue el relacio-nado con la salvaguarda de los fortísimos intereses comerciales de ambas provincias de los Países Bajos. En efecto, tanto para las autoridades de Madrid, como de Bruselas, los asuntos comer-ciales se habían convertido en un recurso más de presión eco-nómica contra los adversarios, singularmente con Holanda, Suecia y, a partir de 1635, sobre todo con Francia. Por el con-trario, para los Estados de Flandes y Artois —defensores de los intereses de mercaderes y comerciantes— la guerra no podía li-mitar sus excelentes expectativas de negocio con los enemigos de los Habsburgo. Por ello, utilizaron las reuniones de las asam-bleas representativas para —aprovechando las necesidades que la Corona tenía de las aportaciones fiscales extraordinarias— defender la libertad de comercio frente a las ordenanzas y de-cretos que desde Madrid y Bruselas prohibían o gravaban en exceso las transacciones con los mercados de Francia, de Ho-landa y del Báltico. Vayamos por partes a partir del análisis de las negociaciones entre la Corona y los Estados de Flandes y Artois por la concesión de las ayudas ordinarias y los subsidios extraordinarios. 32 Bibliothèque de l’Arsenal (París), manuscrits, 3.907, fols. 230-233, reunión de los Estados de Artois de 31 de diciembre de 1664. 33 Ibidem, fols. 312-325, Estats des affaires des Estats d’Artois depuis l’assemblée génèrale tenue le 20 septembre 1700. 239 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 17 En Flandes, frente a las tesis de los representantes de la monarquía de anular (o bien gravar excesivamente) el comercio con las potencias enemigas, los Estados (defensores de los inte-reses comerciales de la poderosa burguesía urbana flamenca que, además, sufragaba las ayudas y los subsidios) siempre defendieron el principio de libertad absoluta de comercio. Las razones de esta defensa se basaban en tres argumentos. En pri-mer lugar, porque lesionaban gravemente las fuentes económi-cas básicas de la provincia; en segundo término, porque favore-cían las estrategias comerciales y fiscales de las potencias enemigas; por último, porque privaban de recursos que eran necesarios, incluso, para la misma viabilidad del sistema fiscal establecido en beneficio de los Habsburgo de Madrid y de Bru-selas (pago de la fiscalidad ordinaria y de las ayudas y subsidios extraordinarios). Todo ello es evidente en la documentación fis-cal generada por los mismos Estados de Flandes. Veamos algu-nos ejemplos. La primera referencia a los intereses comerciales flamencos consta en la negociación entre los representantes de la infanta Isabel Clara Eugenia y los Estados reunidos en Gante en 162934; ante las enormes exigencias de la infanta (1.560.000 florines, aunque atemperados finalmente a 1.140.000) los diputados fla-mencos —entre otras condiciones ya analizadas— exigieron que fuesen levantadas todas las leyes y los «placards» (decretos u ordenanzas) que gravaban las mercancías importadas por los puertos de Flandes (especialmente por Ostende); asimismo, que en las licencias de comercio con los rebeldes los flamencos go-zarían de las mismas libertades de comercio que los de la pro-vincia de Brabante35. En 1634, ante la petición del gobernador 34 Recueil des aides de Flandre, fols. 29-32, «Accord fait à l’infante Isabelle par les Estats de la province de Flandre de la continuation de l’ayde de 90.000 florins par mois pour le terme d’un demy an et d’un subside extraordinaire de 600.000 florins un fois...». 35 Ibidem, f. 32, condición 6ª, «Que en cuanto a las licencias, pasaportes u otros permisos cualesquiera tocantes al comercio con los rebeldes, los de Flandes serán reglados bajo el mismo pié común que los de Brabante, y que la provincia de Flandes gozará de la misma libertad que la de Brabante»; la traducción es mía. 240 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 18 marqués de Aitona de un subsidio extraordinario de 400.000 florines36, los Estados no dejaron de aprovechar la ocasión para defender los intereses comerciales de la provincia bajo el argu-mento que la prohibición de salida de mercancías hacia los paí-ses rebeldes era la causa de la ruina de los negocios «y es con-trario a la buena intención de su majestad y en gran perjuicio de las ciudades». Además, los Estados solicitaron que no se impu-sieran nuevas cargas fiscales sobre el comercio de pescado y sal, y se permitiría la entrada de aceite de ballena. La Corona, sin embargo, dio largas a la petición37 con «oído de mercader». Con la entrada en 1635 de Francia en la guerra la presión de los intereses comerciales flamencos se convertirá en un fe-nómeno crónico en las negociaciones entre los gobernadores españoles y los diputados de los Estados. En la reunión celebra-da en Gante el 12 de abril de 1636, donde los flamencos conce-dieron un subsidio excepcional de 600.000 florines (además de una ayuda ordinaria de 540.000) el cardenal infante aceptó el cese de un impuesto sobre el vino importado a través de los puertos de Flandes, salvo el procedente de Francia38; esta solici-tud fue admitida por las autoridades de Bruselas39. En 1637 de nuevo el cardenal infante tuvo que admitir la rebaja del impues-to sobre la importación de vinos y eximir de cualquier contribu-ción a las mercancías procedentes de las potencias neutrales40. 36 Reunión de los Estados de Flandes en Gante el 22 de marzo de 1634, «Accord fait au marquis d’Aytona au nom du roy d’Espagne par les Estats de Flandre de l’ayde ordinaire de 90.000 florins... et d’un subside extraor-dinaire de 400.000 florins une fois» (Ibidem, fols. 129-133). 37 Carta de aceptación de la propuesta de los Estados por el goberna-dor marqués de Aitona (Bruselas, 1 de mayo de 1634). 38 Recueil des aides de Flandre, fols. 179-183, «Lettres d’acceptation par le cardinal infant de l’ayde de 90.000 florins par mois accordée par six mois par les Estats de Flandre. et d’un subside extraordinaire de six cent mille florins une fois, avec accord des contitions demandées par les dits Estats, excepté l’abolissement de la levée de quatre livres de gros sur le tonneau de vin de France entrant par les havres de Flandre». La ne-grita es mía. 39 Ibidem, fols. 185-189, «Acte d’accord fait au cardinal infant par les Estats et communes de Flandre... qu’on abolira l’impost de quatre livres de gros par tonneau de vin». 40 Ibidem, fols. 191-193, carta de aceptación por el cardenal infante 241 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 19 Con la generalización de las hostilidades con Francia y el aumento de las pretensiones fiscales de los gobernadores espa-ñoles, la posición negociadora de los Estados en defensa de los intereses comerciales de la provincia tendió a radicalizarse, de-bido a la política de los Habsburgo de incrementar los arance-les sobre los productos importados por los puertos flamencos, singularmente los procedentes de Francia y Holanda41. Esta dureza arancelaria fue reduciéndose por la misma presión de los Estados, desde el momento que los diputados flamencos condi-cionaron la concesión de ayudas y subsidios a la rebaja de los aranceles comerciales. De hecho, los Estados expusieron de manera reiterada que la política fiscal diseñada desde Madrid y Bruselas era absolutamente opuesta a los intereses de la monar-quía: enriquecía a los rebeldes holandeses y, sobre todo, podría llegar a impedir el propio pago de las ayudas y subsidios42. En síntesis, los medios propuestos por los Estados de Flandes para el fomento de la actividad comercial fueron los siguientes: Gante, 1629 Libertad de comercio con Holanda como goza-ban los comerciantes de Brabante. Gante, 1634 Libertad de exportación de mercancías y manu-facturas. Estabilidad en las tasas sobre comer-cio de pescado, sal y aceite de ballena. Gante, 1635 Mantenimiento de los aranceles vigentes. Gante, 1636 Reducción del arancel del vino francés en ocho florines por tonel. Mantenimiento de los aran-celes en comercio con neutrales, incluido el puerto de Riga (bajo control de Suecia). Estados Propuestas de fomento del comercio (Bruselas, 30 de enero de 1637) de la propuesta de los Estados de Flandres (540.000 florines de ayuda y 200.000 de subsidio). 41 La presión arancelaria fue especialmente rigurosa sobre las importa-ciones de vino francés (32 florines por tonel) y el adquirido a comerciantes holandeses (16 florines). 42 Recueil des aides de Flandre, fols. 195-201. Entre las condiciones a la concesión de las ayudas se precisaba textualmente que «la province ne pourra continuer le payement des aydes et subsides». 242 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 20 Gante, 1637 Reducción a 10 florines por tonel de vino fran-cés. Mantenimiento de privilegios de Riga. Gante, 1638 No poner nuevas tasas al comercio con Riga, pese a estar en manos de Suecia. Gante, 1639 Mientras esté vigente el cobro de las ayudas y subsidios no se incrementarán las tasas aran-celarias, incluidas las de Riga. En el modelo de la negociación de las ayudas y los subsidios de los Estados de Artois la documentación es, si cabe, más elo-cuente de lo que venimos señalando para el caso de Flandes. En efecto, desde principios del siglo XVII (1601-1617) la concesión de las ayudas y subsidios siempre estuvo vinculada a la defensa del importante tráfico mercantil existente entre el Artois y Fran-cia, Inglaterra, Holanda y el área del Báltico. Así, en 1601 los Estados pidieron que se revocaran los decretos que prohibían la compra de vinos en Francia, en 1603 se solicitó que no se im-pusiesen nuevos aranceles tanto a la importación, como, sobre todo, a la exportación y, de manera reiterada, que se revocasen los nuevas tasas sobre el comercio de sal. Como es lógico, el estallido de la Guerra de los Treinta Años y la especial posición estratégica del Artois con Francia agudizó la presión que los Estados ejercieron sobre la Corona en defen-sa de los intereses comerciales de la provincia. En efecto, desde 1625 la negociación de las ayudas y subsidios demandados por los archiduques primero, y por los gobernadores en nombre de Felipe IV después, siempre incluyó la condición de eliminar o atemperar los aranceles comerciales con Francia. En la reunión de los Estados en Arrás en diciembre de 1625 se condicionó la percepción de la ayuda ordinaria a que la monarquía suprimie-se las tasas sobre las mercancías importadas de Francia y otros países no beligerantes43. En 1628 los diputados aprovecharon que los archiduques habían solicitado un subsidio extraordina-rio de 80.000 florines para exponer la gran cantidad de males Estados Propuestas de fomento del comercio 43 Recueil des aides de l’Artois, fols. 121-124. 243 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 21 que provenían de una excesiva fiscalidad sobre el tráfico mer-cantil44. Esta política de defensa de comercio con Francia se mantendrá hasta la intervención directa de las tropas francesas en 163545. En definitiva, la polarización de las condiciones impuestas en la negociación de las ayudas y subsidios por los Estados de Flandes y Artois en defensa del comercio, vino a confirmar que las asambleas representativas de Flandes y Artois (como la ge-neralidad de los Estados provinciales de los Países Bajos) estu-vieron vinculadas a realidades económicas y sociales eminente-mente urbanas, donde las rentas derivadas del comercio (y su fiscalidad anexa) primaron sobre cualesquiera otras considera-ciones por su trascendencia y dinamismo económicos y fiscales. Ello es lógico porque estas asambleas representativas provincia-les (tanto las del sur, como las del norte) fueron la caja de reso-nancia de los intereses de los grupos urbanos. Esta defensa de los intereses comerciales frente a las aspira-ciones recaudatorias de las autoridades de Bruselas (primero los archiduques, después los gobernadores nombrados desde Ma-drid) tuvo, quizá, un componente político; esto es, no sólo se litigó por el sostenimiento de intereses comerciales, sino que también se luchó contra las tesis absolutistas de los Habsburgo, que siempre fueron contempladas como lesivas a los intereses de las provincias. De hecho, como acabamos de ver, los repre-sentantes sentados en los Estados de Flandes y Artois protesta- 44 Ibidem, fols. 143-146, acuerdo entre los Estados y los archiduques de 24 de noviembre de 1628. En dicho acuerdo se hizo constar la necesi-dad de revocar el aumento de impuestos sobre tráfico mercantil (especial-mente con los rebeldes de Holanda) por ser perjudiciales para el comercio de la provincia, por atentar contra los privilegios tradicionales de Artois, por no respetar los tratados de reconciliación, por no ajustarse a las condi-ciones decretadas por la asamblea de los Estados Generales de los Países Bajos de 1600 y por no cumplir las promesas reiteradamente enunciadas por los archiduques. 45 En 1628 los Estados solicitaron directamente a Felipe IV que el Gran Consejo de Malinas tratase el problema de la excesiva presión que se esta-ba efectuando sobre los mercaderes extranjeros, singularmente sobre los franceses. En 1630 los diputados exigieron que no se aplicasen los nuevos aranceles sobre las mercancías importadas desde Francia. 244 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 22 ron, casi siempre con éxito, porque los intereses estratégicos de los Habsburgo frente a Holanda, Suecia, Francia y otras poten-cias entraban en colisión con las expectativas de negocio en ámbitos comeciales naturales de ambas provincias como el mar del Norte, Francia y el Báltico. EFICACIA DE LAS DEMANDAS FISCALES DE LA CORONA Como ya hemos visto, el sistema de negociación de las ayu-das y subsidios entre la Corona y los Estados conllevó siempre —casi de una manera ritual— que las aspiraciones fiscales de la monarquía fuesen atemperadas por los diputados. En el caso de las ayudas y subsidios de Flandes para el periodo 1627-1642 nos ofrecen un modelo de cierta estabilidad en los rendimientos obtenidos por la Corona (en torno a una media entre el 84 y el 75 por ciento de las cantidades inicialmente solicitadas). En general, los rendimientos mayores se obtuvieron en la negociación de las ayudas ordinarias; en efecto, tanto los archiduques Alberto e Isabel, como los posteriores gobernadores, estabilizaron las solicitudes de las ayudas en 660.000 florines por semestre que, tras la negociación con los diputados de Flandes, quedaban reducidas habitualmente a 540.000 (esto es, un ren-dimiento neto final del 81,8 por ciento). No obstante, en el momento que la Corona elevaba las pretensiones acerca del volumen de las ayudas, el rendimiento final se reducía notable-mente; por ejemplo, en dos semestres de 1631-1632 y 1632-1633 fueron solicitados oficialmente 900.000 florines, y al mantener-se la concesión habitual de 540.000 el rendimiento final fue porcentualmente muy bajo (sólo el 60 por ciento). En el caso de los subsidios extraordinarios el rendimiento final fue aún más limitado que en las ayudas ordinarias. Par-tiendo del análisis de cinco de los principales subsidios negocia-dos ante los Estados de Flandes, podemos afirmar que el rendi-miento osciló entre el 75 y el 50 por ciento; en efecto, en 1629 los archiduques solicitaron 900.000 florines de subsidio, obte-niendo un volumen final de 600.000 (esto es, el 66,6 por ciento) y en 1632 de los 600.000 solicitaros se obtuvieron 300.000 (50 245 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 23 por ciento); en las siguientes solicitudes (1634 y 1636) el rendi-miento final osciló entre el 66,6 y el 75 por ciento. Por ultimo, cabe señalar que el subsidio más importante solicitado entre 1627 y 1642 a los Estados de Flandes fue de un millón de florines, que proporcionó un rendimiento neto para la Corona del 70 por ciento, es decir, un volumen de 700.000 florines. En síntesis, los datos del cuadro adjunto: 46 Cada anualidad comprendía dos periodos fiscales: de 1 de mayo a 31 de octubre y de 1 de noviembre a 31 de abril. Además de estas notables reducciones en el volumen de los ingresos fiscales inicialmente solicitados por la Corona, los Es-tados de Flandes —especialmente en la negociación de los sub-sidios extraordinarios— introdujeron la práctica de las «retencio-nes », esto es, cantidades de las que no podía disponer libremente el gobierno de Bruselas puesto que, previamente, habían sido ya asignadas por los diputados a un gasto previo. Por lo común, estas retenciones estaban vinculadas a ciertos gastos esenciales en opinión de los Estados como realización de obras públicas de 1627-1628 1.320.000 1.080.000 81,8 1628-1629 1.320.000 1.080.000 81,8 1629-1630 2.220.000 1.680.000 75,7 1630-1631 2.220.000 1.680.000 75,7 1631-1632 2.000.000 1.440.000 72,0 1632-1633 2.040.000 1.380.000 67,6 1633-1634 1.850.000 1.430.000 77,3 1634-1635 1.860.000 1.480.000 79,6 1635-1636 1.920.000 1.480.000 77,1 1636-1367 2.310.000 1.880.000 81,4 1637-1638 2.060.000 1.680.000 81,6 1638-1639 2.320.000 1.780.000 76,7 1639-1640 2.200.000 1.680.000 76,4 1640-1641 1.320.000 1.080.000 81,8 1641-1642 1.520.000 1.280.000 84,2 EFICACIA DE LAS SOLICITUDES A LOS ESTADOS DE FLANDES (1627-1642) Anualidad46 Solicitado Concedido % 246 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 24 interés militar (fortificaciones, fosos defensivos, instalaciones portuarias y canales), sostenimiento de hospitales militares, pago urgentes a las guarniciones, establecimiento de fondos financie-ros para imprevistos, devoluciones de anticipos, etc. El siguiente cuadro lo ejemplifica mejor a través de algunas de estas «reten-ciones »: — Reserva de 100.000 florines para construcción de fortalezas en la frontera con Holanda (1630). — Reparación de fortalezas y plazas fronterizas (retención de 100.000 florines sobre subsidio de 300.000) (1632). — Retención de 13.000 florines para pago de guardas y gasto para los hospitales de Gante y Brujas (1633). — Devolución sobre el subsidio de 250.000 florines de los gas-tos producidos por la invasión enemiga en los territorios de Gante y Brujas (1633). — Retención de 4.257 florines prestados a tropas alemanas, 1.000 adelantados al capitán de la guarnición de Brujas y otros 1.165 prestados en Ostende (1634). — Reserva de 80.000 florines en previsión de invasión de tropas enemigas (1635). — Retención de 25.000 florines para la construcción de barra-cas y otras instalaciones en Nieuport (1637). — Constitución de un fondo de 150.000 florines, bajo control de los Estados, en previsión de una invasión enemiga (1637). — Reserva de 100.000 florines para el pago de la guarnición de Gravelinas (1637). — Retención de una suma de 50.000 florines destinados a fortificaciones de carácter urgente en la provincia (1637). — Descuento de 12.000 florines sobre la ayuda ordinaria para construcciones en Nieuport (1638). — Nuevos descuentos sobre ayudas y servicios de 8.000 florines para construcción de barracas en Nieuport (1639). — Retención de una suma de 76.000 florines para financiar fortificaciones por toda la provincia de Flandes (1640). Motivo de la retención 247 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 25 — Descuento de 13.000 florines sobre la ayuda ordinaria para financiar los gastos de hospitales para soldados e inválidos (1640). — Reserva de 20.000 florines para los gastos ocasionados por la construcción de fosos defensivos en Cassel (1641). En el caso de las aportaciones fiscales de los Estados de Artois hemos de partir de la existencia de dos modelos en función de las coyunturas militares sufridas por la provincia; la fecha divi-soria sería en torno a 1640, coincidente con el inicio del hundi-miento militar de la posición de los Habsburgo en el Artois y el inicio de la ocupación francesa de la provincia (especialmente con las pérdidas de las ciudades de Lens y, sobre todo, de la capital Arrás). En el primer periodo (1625-1640) el rendimiento medio conjunto de las ayudas y subsidios estaría en torno 60- 70 por ciento, con dos máximos del ciento por ciento en 1626- 1627 y 1630-1631 y un mínimo de sólo el 33,6 por ciento en 1629-1630, en que la Corona solicitó en concepto de ayuda y subsidio 670.000 florines y debió «contentarse» (que era el tér-mino utilizado por los diputados) con 225.000. Durante el se-gundo periodo (1641-1645) los rendimientos globales fueron ín-fimos: un máximo del 22,2 por ciento en 1641-1642 y un mínimo del 12,5 en 1642-1643. Vayamos por partes. En cuanto a las ayudas ordinarias del Artois el rendimiento medio hasta 1640 fue en torno al 70 por ciento, salvo coyuntu-ras muy concretas en las que el excesivo volumen fiscal solicita-do por la Corona no fue admitido por los Estados, caso por ejemplo de la ayuda de 1631 (520.000 florines solicitado y sólo 200.000 concedidos) que aportó un rendimiento neto final del 38,5 por ciento. Como es lógico, estos rendimientos se hundie-ron a partir de 1641 (25 por ciento en 1641, 18,7 en 1642 y 16,6 en el segundo semestre de 1643), obteniéndose el porcentaje más bajo en la negociación de la ayuda del semestre de mayo a oc-tubre de 1643, cuando la Corona sólo logró obtener el diez por ciento de lo inicialmente solicitado (12.000 florines sobre 120.000). En cuanto a los subsidios, carecemos de información Motivo de la retención 248 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 26 precisa para evaluar los rendimientos puesto que, aun sabiendo el montante inicial solicitado, desconocemos la cifra final por-que los Estados concedían una suma única que comprendía indiferenciadamente a la ayuda ordinaria y al subsidio extraor-dinario. Las conclusiones de lo señalado en el cuadro adjunto: EFICACIA DE LAS SOLICITUDES A LOS ESTADOS DE ARTOIS (1625-1645) Anualidad Solicitado Concedido % 1625-1626 420.000 300.000 71,4 1626-1627 275.000 275.000 100,0 1627-1628 520.000 300.000 57,7 1628-1629 920.000 330.000 35,9 1629-1630 670.000 225.000 33,6 1630-1631 350.000 350.000 100,0 1631-1632 666.000 346.000 52,0 1632-1633 512.000 442.000 86,3 1633-1634 455.000 315.000 69,2 1634-1635 390.000 330.000 84,6 1636-1637 880.000 780.000 88,6 ... ... ... ... 1641-1642 216.000 48.000 22,2 1642-1643 240.000 30.000 12,5 1643-1644 278.000 38.000 13,7 1644-1645 376.000 80.000 21,3 En general, los Estados de Artois —a diferencia de los de Flandes— no fueron proclives a efectuar grandes retenciones y descuentos de las cantidades otorgadas. Excepcionalmente cons-ta una reserva para el pago de tropas integradas por naturales de Artois (1628), la retención de 12.000 florines por los Estados de 1630 para pagar un impuesto creado por los Estados de Hainaut, que era lesiva para el comercio de Artois47 y un des-cuento por los gastos ocasionados por los excesos cometidos por la caballería residente en Cambray. 47 Recueil des aides de l’Artois, fols. 165-167. Parece ser que se trató de un impuesto sobre aceite. 249 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 27 GESTIÓN Y SISTEMA DE PAGO DE LAS AYUDAS Y DE LOS SUBSIDIOS Tanto las ayudas como los subsidios estaban gestionados di-rectamente por los Estados y las municipalidades. El reparto del volumen fiscal era efectuado por una serie de comisarios que re-presentaban a los comunes de la provincia, así como por una comisión de los diputados de la asamblea representativa. De hecho, la Corona, sobre todo en el caso de Flandes (cuyo rendi-miento fiscal era enorme), intentó por todos los medios a rom-per este monopolio de los Estados en la gestión de las ayudas y, de manera más concreta, de los subsidios extraordinarios. Así, en 1638, el gobierno de Bruselas solicitó que la recaudación estuviese centralizada y controlada por un solo receptor general dependiente de la Cámara de Cuentas de Lille, aunque la distri-bución de la carga fiscal la seguirían efectuando los Estados como era tradicional48. Una vez determinada el volumen fiscal adscrito a cada co-mún, eran las autoridades municipales las encargadas del co-bro directo de las prestaciones. De hecho, esta autonomía mu-nicipal era tan completa que cada ciudad podía diseñar los medios oportunos de pago49; en ocasiones, este privilegio conlle-vaba que las ciudades aprovecharan la posibilidad de percibir las ayudas para aumentar la recaudación y así para obtener ingre-sos suplementarios para las arcas municipales50. En principio, la obligación de contribuir en las ayudas y sub-sidios era universal; en Artois sólo se contemplaba la exención 48 Recueil des aides de Flandre, fols. 227-231, carta de aceptación por la Corona de un subsidio extraordinario de 700.000 florines (Amberes, 26 de junio de 1638). En definitiva, Bruselas pretendió tener manos libres sobre la liquidación de las ayudas y subsidios y no depender de los Estados, cuyo deseo era pagar directamente a las tropas a través de los comisarios. 49 Ibidem, f. 127, autorización del marqués de Aitona (carta dada en Bruselas el 24 de enero de 1634). 50 Ibidem, fols. 105-107, protesta de la infanta Isabel Clara Eugenia (Bruselas, 14 de mayo de 1633). Esta práctica era la misma que efectuaban las ciudades castellanas (me refiero, obviamente, a las denominadas «so-bras del servicio»). 250 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 28 para las órdenes religiosas mendicantes, la compañía de Jesús y los capuchinos51. Ahora bien, la Corona tendió a proteger a sus privilegiados, dando lugar a la reacción de los Estados. En Flandes fueron continuas las protestas por la existencia de exen-tos: en 1626 exigieron que pagasen todos, aunque adujeran te-ner franquicia antigua o privilegio real, en 1627 de nuevo los Estados denunciaron la existencia de eclesiásticos y seglares que no contribuían en las ayudas, en 1629 (ante la concesión de un subsidio extraordinario de 600.000 florines) los Estados condi-cionaron la prestación a que la Corona, de manera efectiva, acabase con todas las personas y zonas exentas («no obstant sentence, privilège et autre chose quelconque»)52, etc. En el Artois, ante el enorme número de exentos y la ineficacia de las protes-tas de los Estados, los diputados decidieron deducir de las ayu-das la contribución que correspondía a los privilegiados protegi-dos por la Corona. En cuanto a los sistemas de pago de las ayudas y subsidios tendieron a prevalecer (sobre todo en el caso de Flandes) las cargas sobre el consumo, especialmente sobre el vino y la cer-veza53. En Artois, además del vino y la cerveza, también propor-cionó ingresos notables la renta sobre el aguardiente. La impor-tancia de estos recursos sobre el consumo era lógica por varias razones: por la facilidad en la percepción de la imposición di-recta, por la tradición de estos impuestos, que se encontraban muy asentados en la realidad económica y en las costumbres de los Países Bajos y, también, porque las autoridades municipales (que eran responsables últimos de su percepción) poseían ex- 51 Recueil des aides de l’Artois, fols. 9-13, autorización de los archi-duques Alberto e Isabel a los Estados para cobrar la ayuda sobre «Todas las personas, indiferentemente eclesiásticos, seculares, privilegiados y no privile-giados, hombres de la gendarmería, de la corte, arzobispos, obispos, prela-dos, capítulos, universidades, caballeros, nobles, Consejos de Estado, Privado y Hacienda, Gran Consejo, Cámara de Cuentas, sin exentar a nadie por pri-vilegiado que sea». 52 Recueil des aides de Flandre, fols. 29-32, acuerdo entre la infanta Isa-bel y los Estados (condición cuarta). 53 Entre innumerables testimonios, por ejemplo, en el acta de acuerdo entre los archiduques y los Estados de 1631 (ayuda de 540.000 florines y subsidio de 360.000) en Ibidem, fols. 65-70. 251 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 29 periencia sobrada en este tipo de impuestos y contaban con el auxilio de una burocracia municipal perita en su gestión y re-caudación. Por otra parte, estos impuestos sobre el consumo eran los habituales en la generalidad de las provincias de los Países Bajos, caso del vino en Lille, Douai y Orchies54, aguar-dientes y brandis55, pañerías56, molienda de cereales57 y derechos de tránsito de mercancías58. También supusieron buenos ingresos para el pago de ayudas y subsidios los impuestos («centésimos») sobre los inmuebles y la propiedad de la tierra, especialmente en el caso de Artois. En efecto, el impuesto de los centésimos sobre los inmuebles fue una renta tradicional, aunque se reforzó con las necesidades de la Guerra de los Treinta Años; desde 1621 tendió a optimizarse al relacionar su cuantía con el valor real de los inmuebles (revi-sión catastral de 1629). El impuesto sobre los inmuebles de Artois se repartía equitativamente entre el propietario y el inqui-lino, aunque en caso de impago la responsabilidad recayó siem-pre sobre la propiedad59. En el caso de la fiscalidad sobre la tie-rra la base de la prestación se apoyó en las denominadas «ocho ayudas campestres» que, en definitiva, venían a significar lo mismo que los impuestos sobre los inmuebles urbanos en el mundo rural. Esta carga era, también, de carácter universal, afectando a los bienes de la nobleza y del clero. Antes de 1521 se paga medio centésimo, porcentaje que tendió a incrementarse 54 Bibliothèque Nationale de France, Colbert (Flandre), 152, État du compte de l’impôt levé a Lille sur le vin par les États de Lille, Douai et Orchies. 55 Ibidem, 125, derechos sobre las destilerías de Flandes, Brabante y Hainaut. 56 Ibidem, 147, État du compte sur les bières et draps vendus en la ville de Lille et faubourgs. 57 Ibidem, 74, para el pago de un subsidio extraordinario de 600.000 florines concedido en 1630. 58 Ibidem, 148, sobre el tránsito de mercancías en los caminos de Lille y 126 sobre el tráfico procedente de Francia («Droits d’entrée et sortie sur les marchandises. Bureaux de Saint Omer, Aire, Lille, Douai, Cambray, Valenciennes, Luxembourg, Courtrai, etc.»). 59 Recueil des aides de l’Artois, fols. 132-137 (acuerdo de 13 de noviem-bre de 1627), «...demeurant en tout cas le propiétaire responsable pour le tout». 252 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 30 a lo largo de la guerra (centésimo en 1630 y centésimo y medio en 1640). En época de la anexión a la Corona de Francia se llegó a pagar hasta dos centésimos60. En ocasiones los Estados recurrieron al crédito como fórmu-la de urgencia para el pago de ayudas y subsidios ante situacio-nes de insolvencia y pobreza generales, o ante un acuerdo con la Corona para anticipar los pagos acordados. En el caso de Flandes el recurso al crédito se generalizó tras la entrada en la guerra de Francia; así, tenemos constancia de créditos contraí-dos por los Estados en 1637, en 1639 (autorización a las ciuda-des a tomar dinero a crédito para el pago de subsidio61) y en 1641. En el caso de Artois las informaciones son aún más ex-haustivas, especialmente porque la oligarquía comercial colabo-ró en las operaciones de crédito de los Estados al calor de los altos tipos de interés ofrecido (16 por ciento en 1631)62 y, en menor medida, el estamento eclesiástico63. 60 Bibliothèque de l’Arsenal (Paris), manuscrits, 3.907, fols. 294-298. 61 Recueil des aides de Flandre, fols. 247-250, acuerdo de Bruselas de 11 de abril de 1639. 62 Recueil des aides de l’Artois, fols. 183-187, acuerdo entre los archi-duques y los Estados (Bruselas, 10 de mayo de 1631). 63 Las referencias a operaciones de crédito de los Estados con el clero en Ibidem, f. 170 (carta de los Estados de 8 de marzo de 1630). 253 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 APÉNDICES APÉNDICE 1 AYUDAS Y SUBSIDIOS DE LOS ESTADOS DE FLANDES (1626-1642) Noviembre de 1626-abril de 1627 ............ no consta4 540.00064 Mayo de 1627-octubre de 1627 ................. 660.00064 540.00064 Noviembre de 1627-abril de 1628 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1628-octubre de 1628 ................. 660.00064 540.00064 Noviembre de 1628-abril de 1629 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1629-octubre de 1629 ................. 1.560.00064 1.140.00065 Noviembre de 1629-abril de 1630 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1630-octubre de 1630 ................. 1.560.00064 1.140.00066 Noviembre de 1630-abril de 1631 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1631-octubre de 1631 ................. 1.100.00064 900.00067 Noviembre de 1631-abril de 1632 ............ 900.00064 540.00064 Mayo de 1632-octubre de 1632 ................. 1.140.00068 840.00069 Noviembre de 1632-abril de 1633 ............ 900.00064 540.00064 Mayo de 1633-octubre de 1633 ................. 750.00070 640.00071 Vigencia Demandado Obtenido 64 La Corona solicitó 660.000 florines de ayuda ordinaria y un subsidio extraordinario de otros 900.000 florines. 65 Los Estados sólo accedieron a 540.000 florines de ayuda y a 600.000 de subsidio. 66 Tras las negociaciones la Corona obtuvo 540.000 florines de ayuda y 600.000 en concepto de subsidio extraordinario. 67 Quedó fijada una ayuda de 90.000 florines al mes (540.000) y un sub-sidio de 360.000 en un único pago. 68 La petición originaria fue de 540.000 florines de ayuda y de 600.000 de subsidio. 69 Los Estados mantuvieron la petición de ayuda (540.000 florines), aunque redujeron a la mitad el montante del subsidio extraordinario (300.000). 70 Fueron solicitados 600.000 florines de ayuda y otros 150.000 com-plementarios en concepto de subsidio extraordinario. 71 Los Estados otorgaron los habituales 540.000 florines de ayuda y un subsidio de tan solo 100.000. 254 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 32 Noviembre de 1633-abril de 1634 ............ 1.100.00072 790.00073 Mayo de 1634-octubre de 1634 ................. 1.200.00074 940.00075 Noviembre de 1634-abril de 1635 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1635-octubre de 1635 ................. 1.200.00076 940.00077 Noviembre de 1635-abril de 1636 ............ 720.00064 540.00064 Mayo de 1636-octubre de 1636 ................. 1.520.00078 1.140.00079 Noviembre de 1636-abril de 1637 ............ 790.00080 740.00081 Mayo de 1637-octubre de 1637 ................. 1.400.00082 1.140.00083 Noviembre de 1637-abril de 1638 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1638-octubre de 1638 ................. 1.660.00084 1.240.00085 Noviembre de 1638-abril de 1639 ............ 660.00064 540.00064 Vigencia Demandado Obtenido 72 La petición oficial de la Corona ascendió a 600.000 florines de ayu-da y a 500.000 de subsidio extraordinario. 73 La prestación definitiva consistió en una ayuda de 540.000 florines y un subsidio de 250.000. 74 Las aspiraciones iniciales de los representantes de la Corona fueron de una ayuda de 600.000 florines en seis meses y un subsidio de otros 600.000 en un pago único. 75 El acuerdo definitivo contempló la concesión de una ayuda evaluada en 540.000 florines y un subsidio extraordinario de 400.000. 76 Se solicitaron inicialmente 600.000 florines de ayuda y otros 600.000 de subsidio. 77 Las negociaciones arrojaron un acuerdo final de 540.000 florines de ayuda y 400.000 de subsidio extraordinario pagado en un solo plazo. 78 La petición originaria a los Estados fue de una ayuda de 720.000 florines y un subsidio de 800.000. 79 Las pretensiones de las autoridades de Bruselas quedaron reducidas a 540.000 florines de ayuda ordinaria y a 600.000 de subsidio extraordina-rio. 80 A los 540.000 florines de ayuda habitual la Corona añadió una pre-tensión de un subsidio de otros 250.000 en pago único. 81 Los Estados accedieron a los 540.000 florines de ayuda ordinaria, aunque la cuantía del subsidio fue reducida ligeramente hasta 200.000. 82 La Corona demandó una prestación consistente en 600.000 florines de ayuda (100.000 mensuales) y un subsidio en un mes de 800.000. 83 Los Estados otorgaron la ayuda habitual (90.000 florines al mes, esto es, 540.000 por seis meses) y un subsidio extraordinario de 600.000. 84 La petición inicial de Bruselas fue de 660.000 florines de ayuda y un subsidio de 1.000.000 (el mayor hasta entonces solicitado). 85 Las aspiraciones oficiales quedaron reducidas a 540.000 de ayuda (esto es, la cifra habitual), aunque el subsidio se elevó hasta los 700.000. 255 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 33 Vigencia Demandado Obtenido APÉNDICE 2 AYUDAS Y SUBSIDIOS DE LOS ESTADOS DE ARTOIS (1626-1642). Mayo de 1639-octubre de 1639 ................. 1.540.00086 1.140.00087 Noviembre de 1639-abril de 1640 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1640-octubre de 1640 ................. 660.00064 540.00064 Noviembre de 1640-abril de 1641 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1641-octubre de 1641 ................. 860.00088 740.00089 Noviembre de 1641-abril de 1642 ............ 660.00064 540.00064 Mayo de 1642-octubre de 1642 ................. 1.660.00090 1.140.00091 86 La ayuda solicitada fue la habitual (540.000 florines); a ella, la Coro-na añadió un subsidio de 1.000.000 pagadero en un plazo. 87 La ayuda ordinaria fue concedida (540.000 florines en seis meses) y el subsidio quedó atemperado en 600.000, aunque se prometió acelerar su pago. 88 La negociación partió de una propuesta de la Corona de 660.000 florines de ayuda ordinaria y un subsidio complementario de 200.000. 89 Los Estados redujeron la ayuda a la cifra habitual de 540.000 florines; en cambio, concedieron el subsidio íntegramente (200.000). 90 La propuesta oficial consistió en una ayuda de 660.000 florines por seis meses y un subsidio extraordinario de un millón. 91 El acuerdo final contempló la ayuda ordinaria habitual (esto es, 540.000 florines) y un subsidio de 600.000 pagado en un plazo único. 92 La Corona solicitó a los Estados Provinciales de Artois una ayuda ordinaria anual de 420.000 florines y un subsidio extraordinario evaluado en 100.000. 93 Se trataba de una ayuda ordinaria por un año. Los Estados la redu-jeron a 150.000 florines pagaderos en seis mensualidades. Vigencia Demandado Obtenido Mayo de 1625-octubre de 1625 ................. 210.000922 150.00092 Noviembre de 1625-abril de 1626 ............ 210.000922 150.00092 Mayo de 1626-octubre de 1626 ................. 150.000922 150.00092 Noviembre de 1626-abril de 1627 ............ 125.000922 125.00092 Mayo de 1627-abril de 1628 ...................... 520.000922 300.00092 Mayo de 1628-octubre de 1628 ................. 420.000932 150.00092 256 JUAN M. CARRETERO ZAMORA Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 34 Vigencia Demandado Obtenido Noviembre de 1628-abril de 1629 ............ 500.000942 180.000955 Julio de 1629 ................................................ 150.000962 75.000942 Noviembre 1629-abril de 1630 .................. 520.000972 150.000942 Mayo de 1630-abril de 1631 ...................... 350.000942 350.000942 Mayo de 1631-octubre de 1631 ................. 520.000942 200.000942 Noviembre de 1631-abril de 1632 ............ 146.000942 146.000942 Mayo de 1632-octubre de 1632 ................. 160.000942 160.000942 Julio de 1632 ................................................ 200.000982 130.000942 Noviembre de 1632-abril de 1633 ............ 152.000942 152.000992 Mayo de 1633-octubre de 1633 ................. 310.000100 170.000942 Noviembre de 1633-abril de 1634 ............ 145.000942 145.000942 Mayo de 1634-octubre de 1634 ................. 180.000942 180.000942 Noviembre de 1634-abril de 1635 ............ 210.000942 150.000942 Mayo de 1635-octubre de 1635 ................. 280.000942 280.000101 Noviembre de 1635-abril de 1636 ............ sin datos2 sin datos22 Mayo de 1636-octubre de 1636 ................. 340.000102 200.000942 Noviembre de 1636-abril de 1637 ............ 280.000942 280.000942 Mayo de 1637-octubre de 1637 ................. 150.000942 120.000-22 ......................................................................... 150.000103 94 La negociación se inició con una propuesta de las autoridades de Bru-selas de una ayuda ordinaria anual de 420.000 florines y un subsidio ex-traordinario de otros 80.000 pagados en un solo plazo. 95 El acuerdo final redujo las aspiraciones de la Corona a una ayuda de 150.000 florines en seis plazos mensuales y un subsidio de 30.000 en una sola vez. 96 Se trataba de un subsidio excepcional. 97 La solicitud era por un año y contemplaba una ayuda ordinaria de 420.000 florines y un subsidio extraordinario de otros 100.000. 98 Se trataba de un nuevo subsidio extraordinario de carácter excepcional. 99 La solicitud de la Corona comprendía una ayuda ordinaria evaluada en 140.000 florines y una cantidad adicional (otros 12.000 florines) para compensar la exención de alojamientos. 100 La negociación con los Estados de Artois se inicio con una propues-ta de 160.000 florines de ayuda ordinaria y 150.000 de subsidio extraordi-nario. 101 Los Estados concedieron finalmente 210.000 florines de ayuda en seis meses y un subsidio extraordinario de 70.000 pagados en un plazo. 102 La Corona solicitó al inicio 180.000 florines de ayuda ordinaria (30.000 al mes por medio año) y un subsidio extraordinario complementa-rio de 160.000. 103 La ayuda de 150.000 florines sería en caso que la Corona aceptase que las tropas pagarían el impuesto ordinario sobre vino y cerveza. 257 FISCALIDAD Y GUERRA: LAS APORTACIONES FISCALES DE LOS ESTADOS... Anuario de Estudios Atlánticos ISSN 0570-4065, Madrid-Las Palmas (2008), núm. 54-I, pp. 223-257 35 Agosto de 1637.............................................. 250.000104 150.000942 Noviembre de 1640-abril de 1641 ............ 120.000942 30.000942 Mayo de 1641-octubre de 1641 ................. 120.000942 30.000942 Noviembre de 1641-abril de 1642 ............ 96.000942 18.000942 Mayo de 1642-octubre de 1642 ................. 120.000942 12.000942 Noviembre de 1642-abril de 1643 ............ 120.000942 18.000942 Abril de 1643 ................................................ 50.000105 8.000942 Mayo de 1643-octubre de 1643 ................. 120.000942 12.000942 Noviembre de 1643-abril de 1644 ............ 108.000942 18.000942 Mayo de 1644-octubre de 1644 ................. 148.000106 30.000942 Noviembre de 1644-abril de 1645 ............ 228.000107 50.000942 Vigencia Demandado Obtenido 104 Subsidio extraordinario. 105 Subsidio extraordinario. 106 La propuesta inicial de la Corona fue de una ayuda ordinaria de 108.000 florines pagaderos en seis meses a razón de 18.000 por mes, ade-más de un subsidio extraordinario de 40.000 en un solo plazo. 107 Una vez más, la Corona solicitó una ayuda ordinaria de 108.000 florines en seis meses y un subsidio extraordinario de 120.000 que debería pagarse de manera inmediata. |
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