JUAN CUMELLA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPO
(1 818-1898)
P O R
MARCOS GUIMERÁ PERAZA
A la memoria de Enric Jardí Casany,
buen amigo, excelente historiador y crítico de arte.
SUMARIO
Palabras 1iminares.-1. Nacimiento, familia y bodas.-11. Los inicios de su ca-wera
política: l. En la Comisión del Teatro. 2. Consejero Provincial. 3. Su
relación política con Emilio Bemar. 4. Su amistad con Fernando C. Pinto.
5. Su relación política con Emilio Salazar. 6. Las elecciones de enero de 1869.
7. Las elecciones de marzo de 1871. 8. Las elecciones generales de abril de
1872. 9. Las elecciones de agosto de 1872. 10. Las elecciones republicanas
de 1873.111. La Restauración el Partido Conservador: Elecciones de 1876.
I . Las elecciones rovinciales de 1877. Z. Las elecciones generales de 1879.
3. Las elecciones Ksionistas de 1881. El amarre del Cable. 4. Las elecciones
conservadoras de 1884. 5. Elecciones liberales de 1886: el ((Parlamento Lar-go
». 6. Las elecciones conservadoras de 1891. Muerte de su esposa. 7. Las
elecciones liberales de 1893 y la elección parcial de 1894. 8. Elecciones con-servadoras
de 1896. 9. Elecciones generales de 1898. Muerte de Cumella.
«Cumella i Monner, Joan (Barcelona 18 18-Tenerife 1898).
Comerciant i polític. De iove s'establí a Tenerife, on fou
ajudat per ~gustí'Guimerá. Funda el setmanari La Opinión,
ue se convertí en diari el 1882. Milita en el Partit Conserva-jor
i fou amic de Canovas del Castillo. perb refusa tota mena
d'honors o distincions oficials (ESR)».
Así, con este preciso laconismo, se incluye nuestro perso-naje
en la Gran Enciclopedia Catalana [Barcelona, vol. S.",
1973, p. 8231.
Núm. 45 (1999) 343
Ello nos da idea sumaria de quién fue Cumella y qué hizo
en vida. Veamos de ampliar y concretar esta voz, como intro-ducción
a nuestro trabajo.
En efecto, nació en Barcelona el 25 de octubre de 1818,
siendo bautizado el propio día en la Parroquia de Santa Mana
del Mar. Lamentablemente, no se conservan las partidas pa-rroquiales
de esos años, destruidas en los incendios sufridos
por Santa María del Mar, la bellísima basílica barcelonesa.
Tuvimos la suerte de encontrar la partida bautismal en el pro-ceso
matrimonial de 1840, que se conserva en la Parroquia de
Nuestra Señora de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife.
Cumella llegó a la Isla en julio de 1839, a sus veintiún años
de edad, consignado al amigo de su familia Agustín Guimerá
y Ramón [El Vendrell, 1796-Santa Cruz, 18741, primero de su
apellido establecido en Canarias sobre 1823 y que doblaba en
edad a su patrocinado. Su declaración en el Expediente de
Soltería fue decisiva. Aquí casaría pronto nuestro personaje y
aquí se arraigaría definitivamente.
Fue cofundador de La Opinión, órgano de los conservado-res
que publicó su primer número, como diario, el 5 de abril
de 1880; y siempre estuvo Cumella detrás del periódico, bus-
1 cando quién lo dirigiera y solicitando colaboraciones.
Fue, en efecto, el más importante de los conservadores de
Tenerife a lo largo de unos treinta años, hasta el punto de que,
sin nombramiento específico alguno, fue su indiscutible líder,
por todos aceptado. No consta su amistad con don Antonio
Cánovas del Castillo, al menos no se conserva en su co-piosísimo
archivo epistolar ninguna carta de aquél; quien, al
parecer, debía de mantener sus contactos con los que fueron
A a c ;mn x n A n c n ;nfnc , , ~ \ f i ~ i ~ l ~8c \ \ de !u nestuiirurijn, UbJIOIILIIIUVJb JCLbJ \'VllrlUlCclr,
como Gregorio Suárez Morales o el conde del Valle de Salazar,
cuyos respectivos archivos no conocemos.
Por último, es igualmente cierto que nunca ((quiso aceptar
elevados cargos» ni pensó en obtener «títulos» o ((condecora-ciones~
F. ue un hombre modesto, dedicado de lleno al comer-cio,
a la consignación de buques, a su ferretería, a su casa de
La Costa ... y a sus amigos, correligionarios y contertulios. Su
tertulia ha quedado inmortalizada en la novela de Benito Pé-
JUAN CUMELLA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 3
rez Armas, Las lágrimas de Cumella, publicada por su autor en
1925, aunque escrita mucho antes.
Las páginas que siguen se basan, fundamentalmente, en la
correspondencia mantenida por Cumella con varios correli-gionario~,
obrante en el valioso archivo de su sobrino político
Rodríguez Peraza. Todas estas cartas, inéditas, las debo a la
amplia generosidad de mi amigo y pariente Leopoldo Taba-res
de Nava y Marín, a quien desde aquí reitero mi agradeci-miento.
Juan Cumella y Monner nació en Barcelona el 25 de octu-bre
de 1818, siendo bautizado el mismo día en la Parroquia
de Santa María del Mar con los nombres de Juan Pablo Ra-món
Nonato, siendo sus padrinos Juan Monné y Ramona
Cumella y Ferreras l .
Fueron sus padres Buenaventura Cumella, comerciante, y
Victoria Monné, cónyuge, ambos naturales de Barcelona.
La familia Cumella tenía también intereses en Marsella,
' He aquí la Partida de Bautismo:
D. Juan Perelló y Oliva, Pbro., Licd* en S. S. Cánones, Beneficia-do
Curado Subs i~P erpetuo y Mayordomo de la Parroquia1 Iglsa de
Sta. María del Mar de la Ciudad z Obispado de Barcelona. Certifico: que en uno de los li ros de bautismo de la mencionada
Parro" entre otras se lee una partida, que a la letra es como sigue=
~Als vint y cinch de Octubre de mil veitsents y divuit he batejat a
Joan Pau Ramón Nonat, nat abuy, fill de Bonaventura Cumella,
Comerciant, y de Victoria Monné Conjeu nats de Barcelona; foren
Padrins Joan Monné y Ramona Cumella y Ferreres.= Pere Feliu Pere
Subvicari perpY.»
Y para que conste, doy el presente testimonio escrito y firmado
de mi mano y signado con el signo que acostumbro: en Barcelona a
los veinte y siete días del mes de Diciembre de mil ochocientos treinta
y dos.
Signado «Signum Juan Perelló Pbro. Maya.- Rubricado.
[Sigue la legitimación por tres Notarios de Barcelona 29 dic 1832. Juan
Janer y Pasq1.- FranCP Javr Marfá.- Franm Samsó y mi amigo].
Figura en el Proceso Matrimonial obrante en la Parroquia de Nuestra
Señora de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife, año de 1840, núm. 14.
Ver su imagen de cuerpo entero en nuestra lámina 1.
Núm. 45 (1 999) 345
JUAN CUMELLA Y LA POLfTlCA DE SU TIEMPO (1818-1898) 5
donde durante años vivieron padres e hijos. Allí vivió el niño
Juan durante algunos años de su infancia, según informaría
él mismo en el Expediente de Soltería de que se hablará más
adelante.
Hermanos de nuestro personaje fueron Buenaventura, el
mayor; Pedro; y Federico, este último inseparable de su her-mano
Juan.
También tuvo dos hermanas: Victoria y Francisca (aparta-do
14." de su testamento).
Buenaventura sería nombrado vice-cónsul de Turquía en
Almería de 1858-1859 2; y Federico sería cónsul de Francia en
la ciudad de Las Palmas en 1857-1858 3. Buenaventura mori-ría
en el año 1894; y Federico fallecería en Santa Cmz el 28
de junio de 1895.
Por su parte, Pedro sería nombra& caballero de :a Real y
Distinguida Orden de Carlos 111 por Real Decreto de 11 de
noviembre de 1878 4.
Ya en la edad adulta, el joven Juan permanecería en Bar-celona
en compañía de sus abuelos.
Cumella llegó a Tenerife al final de la década de los años
treinta. Según su propia declaración, fijó en julio de 1839 su
vecindad en Santa Cruz. Venía recomendado a su paisano el
catalán amigo de su familia Agustín Guimerá y Ramón, natu-ral
de El Vendrell, que se había establecido en la Isla sobre
Vid. oficio de la Primera Secretaría de Estado de 5 de noviembre de
1858, firmado por Saturnino Calderón Collantes y dirigido al ministro de
la Guerra, así como otro oficio de la misma Secretaría dado en Palacio a
10 de enero de 1859 [Archivo General Militar de Segovia, Sección l.", Divi-sión
l.", legajo C-41341. ' Vid. oficio firmado en Palacio a 29 de diciembre de 1857 por Fran-cisco
iviartínez de ia Rosa; y otro oficiv de 1a Friiiiera Secretaria de Estado
fechado en Aranjuez y firmado por Javier de Istúriz, dirigido al ministro
de la Guerra a 7 de mayo de 1858 [A.G.M. de S., idéntica signatura que el
anterior de la nota 21.
Federico casó en Las Palmas con Josefa Delgado y Morales, hija del
brigadier Ruperto Delgado y de Ana Morales y Bermúdez, hija a su vez de
de:: Irumisce T e d r hhr~!es, e! singu!cir venced~r de Ro!ívar, más tarde
comandante general de Canarias.
ARCHIVOH IST~RICNOA CIONA[LA .H.N.], Sección Estado, leg. 7421,
exp. núm. 70.
Núm. 45 (1999) 347
6 MARCOS GUIMERÁ PERAZA
fines de 1823 o principios de 1824, siendo el primero de este
apellido arraigado en Canarias 5.
Agustín Guimerá y Ramón nació en El Vendrell (Tarragona) el 9 de
marzo de 1796. Era, pues, veintidós años mayor que Cumella, con quien
siempre se entendió a la perfección. Casó sobre 1831 o 1832 con Jacinta
Castellano y Dueño, nacida en Santa Cruz de Tenerife en 181 1, con quien
procreó nueve hijos, entre ellos una niña, Corina, fallecida prematura-mente.
Guimerá se estableció primeramente en la calle de Las Tiendas -la de
la Cruz Verde-, número 5, pasando luego a la casa número 16 de la calle
del Castillo -la arteria principal del comercio de Santa Cruz-, esquina a
a
la de José Murphy. La casa llegaría hasta nuestros días, incendiándose en N
18 de abril de 1945. E
Fue comerciante mayorista, matriculado desde 1825, consignatario de O n
hliqlier desde IR34 y & bs diez -vrecin=s .Tlaj-.=res c=fitri&jren:es 12
-- m
capital. O
E
Por razón de su matrimonio emparentó con los Rodríguez Castellano, E
2
de Arico (Tenerife), y mantuvo intensa correspondencia con Martín Ro- -E
dríguez Delgado entre 1838 y 1860, que se conserva en el archivo que fue
de Martín Rodríguez Peraza [A.M.R.]. Ambos fueron dueños proindiviso, en 3
la proporción de 213 Guimerá y 113 Rodríguez, de la Hacienda de Las Ve- - -
0
gas, en Granadilla, donde nacería el citado Rodríguez Peraza, el ~Martinito)) m
E
de las cartas de 1848. O
Agustín Guimerá y Ramón, fiel esparterista y enemigo por tanto de la
reina gobernadora doña María Cristina de Borbón y de los moderados, n
E
tuvo una importante vida pública. Fue teniente de alcalde del Ayuntamien- -
a
to de Santa Cruz en 1835 y 1848. Vocal de la Junta Suprema Gubernati- 2
n
va de Santa Cruz en 1840, donde fue uno de los miembros más destaca- n
n
dos junto con el abogado gran canario Antonio López Botas [puede verse
MANUELH ERNANDESZU AREZA, ctas de la Junta Provincial Gubernativa de 3
O
Canarias de 1840. Edición y estudio preliminar de Marcos Guimerá
Peraza, «A.C.T.»1,9 93, 198 pp.]. Diputado Provincial en 1848, 1849, 1850,
1851, 1852 y 1853, repitiendo en 1864, 1865 y 1866. Vocal de la Junta de
Hgricuitura en i848 y de ia Junta de Comercio en igual ano, de ia que
sería vicepresidente y presidente efectivo en 1850, 1851, 1852 y 1854 y
desde la que tendría una eficaz y lucida intervención en los Puertos fran-cos
(Real Decreto de 11 de julio de 1852). En 1855 fue nombrado caballe-ro
de la Real y Distinguida Orden de Carlos 111 (Real Decreto de 13 de
mayo). Fue prior del Tribunal de Comercio durante los años 1856 y 1861.
h e ;r icei;resi&n:e de la Jünta CeZera! de AgricU!e~i.a, Ia&s;yr ia
cio de la Provincia en 1860. Etc., etc.
Moriría en su casa de Santa Cruz el 8 de junio de 1874, cuando conta-ba
setenta y ocho años de edad.
348 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Cumella se puso en relaciones con la señorita Felipa
González Delgado. El novio embarcó para Barcelona en di-ciembre
de 1839, para obtener la licencia paterna, do que en
efecto le envió su padre desde Marsella)) a la Ciudad Condal.
Y «al momento se regresó a esta Villa, a donde llegó al dos de
marzo)) de 1840, según refiere él mismo en el Expediente alu-dido.
Desde Marsella, su padre, el ya nombrado Buenaventura
Cumella, escribe a doña Antonia Delgado Meneses, madre de
la novia, una carta fechada a 25 de ese mes de marzo de 1840,
en la que hace referencia a los informes pedidos a Agustín
Guimerá y a la pedida de mano de Felipita para su hijo
Juanito, a la que presta toda su aprobación, habiendo envia-do
todos sus poderes al citado Guimerá. Al mismo tiempo, le
notifica que su hijo mayor, Buenaventura, está en los mismos
trámites para casar en Almena. Digamos que doña Antonia
había casado en primeras nupcias con Martín Rodnguez Cas-tellano;
y en segundas bodas con Salvador Cayetano González,
padre de la novia.
En el Expediente de Soltería obrante en el Archivo Dio-cesano
del Obispado de La Laguna, año de 1840, y después
del juramento supletorio prestado por el novio el 6 de abril
de ese año, deponen varios testigos. Así, don Ramón Ballester,
de veinticinco años y natural de Barcelona, que dijo que
Cumella «fue enviado a esta Plaza en el año próximo (pasa-do)
por sus parientes a seguir el comercio». Don Salvador
Romero, de veintisiete años de edad y también natural de
Barcelona. Don Salvador Cabastan [sic], de veintisiete años,
natural de Rocaforte, en Cataluña. Don Agustín Guimerá, na-tural
de la villa de El Vendrell, en Cataluña, de cuarenta años
de edad. Dijo que: «Es el único de los testigos que sabía dón-de
se había bautizado Juan Cumella y que lo conocía desde
niño, con motivo de haber tratado en Barcelona con su fami-lia;
y que ha seguido y sigue correspondencia con los padres
y familia». Por último, testificó también don Jaime Cifra, na-
----- 1 3- 1- 1-1- _1- n a - 1 1 -..-- _1- - 2 .---.--.L- LuLal uc la 1s1a uc lvlalwI-ca, ue cmcuenLa afios de edad.
Ver su efigie en nuestra lámina 11. Y la casa número 16 de la calle del
Castillo en lámina 111.
350 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 9
Se le concedió licencia para casarse el día 10 de ese mis-mo
mes de abril.
La boda se celebró en la Parroquia de la Concepción de
Santa Cruz el 21 de abril de 1840, siendo el contrayente
Cumella «forastero» 6. De esta unión no habría descendencia;
su heredero sería el sobrino nieto de doña Felipa, Martín
Rodríguez y Díaz-Llanos, según hemos de ver en su lugar.
La madre de la novia, doña Antonia, contesta a don Bue-naventura
en carta del 25 de ese mismo mes de abril y alude
a la boda «siendo padrinos D. Miguel Soto (tutor de mi hija)»
y ~Jacintita Guimerb [en realidad Jacinta Castellano y Due-ño]
«esposa del apreciado amigo».
El matrimonio Cumella-González se establecería de mo-mento
y por unos años en Marsella, al cuidado de los nego-cios
familiares. Así lo muestra la correspondencia que desde
el puerto mediterráneo mantuvo nuestro personaje con Mar-tín
Rodríguez Delgado, hermano uterino de doña Felipa. Hay
He aquí la partida de matrimonio:
En veinte y uno de abril de mil ochocientos cuarenta, yo D. José
González Beneficiado Rector Servidor de la Iglesia matriz de N. Sra.
de la Conce ción y su auxiliar del Pilar, Cura Párroco Castrense de
esta Villa & Santa Cruz de Santiago de Tenerife, Case in hcie
Ecclesia por palabras de presente que hacen verdad en y legítimo
Matrimonio a D. Juan Curnellas, hijo legítimo de D. Buenaventura
Cumellas y de Da Victoria Maine, natural de la Ciudad de Barcelona,
Princi ado de Cataluña con Da Felipa González que lo es de esta
Ca P itay hija legítima de D. Salvador González, difunto, y Da Antonia De gado, ambos contrayentes de este vecindario. Practican previamen-te
todas las dilixencias prevenidas en las Reales Pragmáticas órde-nes
de este Obispado, y fueron proclamados según impone e r ~ a n t o
Concilio de Trento sin que resultase impedimento alguno, como todo
por menor consta del proceso Matrimonial que ueda en el legajo del
presente ano. y a él unido el declaratorio de % libertad y soltería
expedido por ei Iiimo Sr. Obispo cie esta Diócesis a favor ciei contra-yente
por razón de su forastería: confesaron, comulgaron y fueron
examinados en Doctrina Cristiana, siendo padrinos testigos D. Miguel
Soto y Da Jacinta Castellano, y además D. Agustín Guimerá y D.
Martín Rodríguez. Todos de esta vecindad. Y p q.' conste lo firmo.-
José González. Rubricado.
Certifico que el presente documento está fotocopiado del libro de Ma-trimonios
de esta Parroquia de Ntra. Sra. de ia Concepción de Santa Cruz
de Tenerife. Libro 13, folio 55. Santa Cruz de Tenerife, a 22 de febrero de
1995.- Firma ilegible.- Rubricado.- Está el sello en tinta de la Parro-quia
de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife.
Núm. 45 (1999) 35 1
L A ~ I I Y1A11 .-Casa dc la cnllc del Castillo, número 16, esquina a la dc José
Murphv, incendiada en 1945.
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 11
constancia documental de que -al menos- los jóvenes espo-sos
permanecieron en Francia entre octubre de 1840 y abril
de 1844 [Archivo Martín Rodríguez Peraza. A.M.R.] '.
Por ejemplo, la carta de 30 de noviembre/l." de diciembre
de 1840, en que Cumella le informa que le envía «por mano
de Agustín Guimerá sobrino que supe por Montcerdá se regre-saba
a estas Islas)). Es decir, Agustín Guimerá y Fonts, que
pocos años después -en 1845- sería el padre del dramatur-go
Ángel Guimerá y Jorge. Conducto que intentó seguir más
adelante, porque Agustín ya «ha retrasado su ida a Tenerife)).
También se alude en esta correspondencia al buque «Te-merario))
(cartas de 3 de febrero y 29 de julio/2 y 5 de agosto
de 1841)8.
Y a la oferta que hace Guimerá y Ramón para que Ro-dríguez
Delgado entre a establecerse con uno de sus sobrinos
(carta de Cumella de 14/16 de junio de 1841). Tiene que tra-tarse
de uno de los hermanos Guimerá y Fonts: bien a Agus-tín,
nacido en 1812 y llegado a Tenerife en 1829; bien a Isi-dro,
que, nacido en 182 1, había recalado por la Isla en 1835 y
aquí se quedaría hasta su muerte.
Cumella vivía por ese tiempo desde Marsella en un puro
sobresalto. Primero la situación en Barcelona, con motivo de
la guerra civil de España, da pobre España)):
Padre se encuentra por allí, y mucho temo por él (car-ta
de 14 de octubre de 1841).
Más tarde, por la represión ordenada por Espartero, de la
que tiene noticias contradictorias. Así, en una carta del 30 de
noviembre de 1842, le dice a Martín Rodríguez que
Ver el retrato de Martín Rodríguez Delgado en nuestra lámina IV.
«El Joven Temerario)), según los datos de que disponemos, fue
construido en Santa Cruz de La Palma por Fernando Arozena en 1843
[sic] para Agustín Guimerá y Juan García; y en 1858 pertenecería a la
matrícula de Cádiz, desde donde hacía con Tenerife la carrera de Correo.
En carta de Cumeiia a Rodríguez Deigado (27 de marzo de i846), ie dice
que marcha a Cádiz en el «Temerario» «con el objeto de venderlo y poner-lo
a la carrera».
Ver el precioso dibujo de «El Joven Temerario)) en nuestra lámina V.
Núm. 45 (1999) 353
Barcelona está tranquila. Espartero luego de su llea a - da al parecer pudo lograrlo, de lo que me alegro muc o,
pues si bien el objeto no me desagradaba el modo de
obtenerlo no puede aprobarse. En fin, gracias a Dios los
que quedan vivos han vuelto a recobrar la tranquilidad
que habían perdido.
Para el día siguiente rectificarse:
El aviso que te di ayer de que Barcelona había capi-tulado
... es falso ... Se dice que Barcelona está en el mis-mo
estado y que Espartero desde el 25 u1t.O está en el
Cuartel General ... otros dicen también que los oficiales de
la Milicia Nacional de Barcelona han jurado que prime-ro
morirán que entregarse ... Barcelona permanece aún
alarmada y con mucho temor los habitantes que no se
mezclan en nada, lo que tiene [a] toda ia familia en zo-zobra
(carta del 1." de diciembre de 1842).
El día 4 siguiente ya informa de
tero:
Barcelona en el mismo estado
Dicen que si el bombardeo había
Fue lo que Prim llamó siempre «el
en mayo de 1843, Prim se levanta en
las bombas de Espar-
3
-
0
m
resueltos a defenderse. E
empezado de nuevo. O
año de maldición». Ya E a
Reus, «La Esforzada», ,,
contra-Espartero. Y en junio se le nombra Conde de Reus y
Vizconde del Bruch. En su recuerdo se levantó en 1886 su es-tatua
ecuestre.
Cumella, otra vez desde Marsella, escribe el día 1 de ese
mes de julio:
Por los papeles públicos de la Península sabrás sin
duda las desgracias que nuestra pobre Cataluña está su-friendo,
fi úrate con qué cuidado está la familia tenien-do
[a] Pa d re y familia en el centro de la Guerra.
El 17 de agosto, Prim marcha a Barcelona para someter a
la Junta; y es nombrado gobernador militar y comandante
general de la provincia. Fue entonces cuando, replicando a
354 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 15
quienes le increpaban, pronunció aquello de «Pues, ea, a caixa
O faixa».
El 26 de ese mismo mes de agosto comenta Cumella:
En este instante acabo de recibir cartas de Canarias y
ninguna de Santa Cruz, lo que me tiene en cuidado y
más habiendo sabido ... que en esa estabais de bullanga y
que los cañones estaban por las calles, sin haber ni una
tienda abierta. También ... que habían embarcado al Ge-neral
y 4 individuos más! ¡Será posible que vosotros que
sois tan tranquilos en esa ocasión tengáis que llorar al-guna
desgracia! No lo creo.
En efecto; se había producido el levantamiento contra
Espartero, que tuvo que salir de España el 30 de julio. En
Canarias se formaron hasta tres Juntas G~hernativas(L ar E%!-
mas, La Laguna y Santa Cruz), estas dos últimas presididas
por el capitán general don Jaime Carbó y Milá, mariscal de
Campo, que manifestó que sólo reconocía a la Junta de La
Laguna. Tuvo que renunciar al mando el 2 de agosto y em-barcó
en el bergantín «Soberano» con su familia y el jefe de
E. M. coronel Bartolomé Gaimán. También hubo de embarcar
el jefe político Pedro Mariano Ramírez 9.
A partir del año de 1846 ya el matrimonio Cumella-Gon-zález
está establecido en Santa Cruz de Tenerife, y en ella se
quedarían hasta el final de sus días.
Puede verse nuestro libro El Pleito Insular (1808-19361, Caja Cana-rias,
Santa Cruz de Tenerife, 1976, pp. 67 y SS.
En el Archivo Martín Rodríguez Peraza se encuentran numerosas car-tas
de la familia Carbó, de ese mismo año 43, unas dirigidas a Rodríguez
Delgado y otras a doña Antonia, la suegra de nuestro personaje: .A! prime-ro
le escribe Buenaventura Carbó y Aloy, teniente coronel ayudante de su
padre, el mariscal depuesto, quien años adelante sería también capitán ge-neral
de Canarias, siendo ya teniente general, entre septiembre de 1885 y
enero de 1887. En ella da recuerdos para don Agustín Guimerá y doña
Jacinta y especialmente a sus hijos Tinito y Ernesto, los dos mayores. Y se
muestra satisfecho con el comportamiento de La Laguna y dolido con el
de Santa Cruz. Este don Buenaventura Carbó y Aloy es el bisabuelo de mi
amigo Francisco Aguilar y Paz, pues una hija suya, Carmen Carbó Soria,
casó con el ingeniero jefe que fue de Obras Públicas de esta provincia, don
José de Paz Peraza.
Núm. 45 (1999) 357
Su casa estaba -hoy sólo quedan sus fachadas- sita en la
calle del Castillo, esquina a la de San Pedro Alcántara, enton-ces
señalada con el número 3 -hoy 5-. Era una magnífica
construcción del siglo XVIII, espléndida muestra del estilo tra-dicional
canario, muy probablemente del arquitecto Antonio
Samper, que fue el autor de otro espléndido edificio, el de los
almacenes «El Globo)) en la misma acera de la misma calle lo.
En dicha «Casa Cumella)) -como se la conoció en el San-ta
Cruz de su tiempo- existía una ferretería que, después de
pasar a un señor Alujas, fue en nuestros días de don Juan P.
Alba. Años adelante, la propiedad del inmueble pasó a la fa-milia
Yanes, según hemos de ver; y siendo yo niño iba a jugar
en el entresuelo con mi gran amigo Jorge Yanes Perdigón, fa-llecido
en el mes de febrero de 1995.
Allí tenía don Juan su tertulia de amigos y amigos poiíti-cos,
de la que nos ha dejado puntual referencia Benito Pérez
Armas en su novela Las lágrimas de Cumella, editada en 1925.
Allí aparecen Agustín E. Guimerá y Castellano, el hereu, Tinito,
como le llamaba su amigo Nicolás Estévanez; su primo her-mano
Isidro Guimerá y Fonts; Martín Rodríguez Peraza, so-brino
de don Juan; Diego Cubas Fernández; Santiago de la
Rosa y León; José Sansón y Barrios; Francisco de Armas Clos;
Agustín Rodríguez Pérez.. . l l .
lo Así lo estima mi amigo el arquitecto Sebastián Matías Delgado Cam-pos,
quien, en un trabajo de hace unos años [«La calle del Castillo)), BASA,
publicación del Colegio de Arquitectos de Canarias, núm. 2, diciembre de
1984, pp. 63-68, con fotografías de su compañero Carlos Schwartz], protes-ta
contra «el incalificable atentado que supuso en época reciente la modifi-cación
de sus bajos para la instalación comercial.
Ver la casa en su estado primitivo en nuestra lámina VI. Y con poste-rioridad,
en lámina VII.
l 1 BENITOP ÉREZA RMAS[,[ Laslágrimasd e Cumella»,LaP rensa, 1925, p. 26.
En ella refiere don Benito, además, que don Agustín Guimerá puso a
Cumella en contacto con otro importante hombre de negocios de Arrecife
de Lanzarote, Manuel Col1 y Brull, también catalán como ellos y que jue-ga
importante papel en la misma novela.
Digamos que Isidro Guimerá vivía también en ia caiie c i d Castillo, asi-mismo
en la acera de los impares, en la casa número 41 que hacía esquina
a la entonces calle de El Pilar, hoy de Teobaldo Power.
Ver la cubierta de la referida novela en nuestra lámina VIII.
358 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 17
aso ?(TI1
LAMINA VI.-«Casa Cumella», calle del Castillo, número 3 antiguo,
de Santa Cruz de Tenerife. [Diapositiva de Sebastián Matias Delgado.
Reproducción: M. Díaz Febles].
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 19
La mayoría de ellos pertenecía al conservadurismo ti-nerfeño,
cuya cabeza era «don Juan», como siempre se le de-signara.
Así, Rodríguez Peraza, fue jefe del partido en el Sur
de la Isla, desde su feudo de Arico; De la Rosa, que pasaría
luego a ser liberal y presidente de la Diputación Provincial;
Sansón, secretario del Gobierno Civil y alcalde de Santa Cruz,
casi un familiar de Cumella, con quien se ocupaba a diario en
el periódico La Opinión; Armas Clos, que sería diputado a
Cortes y auditor de Marina; Agustín Rodríguez, decano del
Colegio de Abogados y diputado a Cortes. Única excepción,
quizá, sería Agustín Emilio Guimerá, de una facción progre-sista
conocida como ((los insularistas», que eran una derecha
liberal.
Inopinadamente, en 1847 se produce el rompimiento de
relaciones entre Cumella y su cuñado Rodríguez Delgado.
Motivo, el haber éste roto el compromiso que tenía con una
de las hermanas de aquél.
Las relaciones sólo se reanudarían casi diez años más tar-de,
a partir de 1856 12.
Fue Cumella, a no dudar, un hombre severo, seco y hasta
duro. Conservó siempre formas coloquiales de su país de ori-gen
-v.g., el «como que ...»-; y se autorretrató en algunas de
las cartas que escribió a su sobrino Rodríguez Peraza, con
párrafos como estos:
No creas que a mí quiera aproximarse nadie con
quien haya cortado relaciones. Si con alguno han vuelto
a reanudarse, como D. Feliciano [Pérez Zamora], es por-que
él riñó conmigo, y no yo con él (carta de 16 de ju-nio
sta: ¿1895?).
l 2 Durante ese tiempo, Martín Rodríguez Delgado contrajo matrimo-nio
en Arico el 1 .O de noviembre de ese mismo año 47 con doña Ana Peraza
de Ayala y Mexía. De esa unión nació el 25 de agosto de 1848 en la Ha-cienda
de Las Vegas, en Granadilla, Martín Luis Rodríguez Peraza, que
andando el tiempo sería el más asiduo corresponsal de su tío don Juan
Cumella.
N Ú ~ 4.5 (1 999) 361
20 MARCOS GUIMERÁ PERAZA
Estoy encariñado con mi sistema de decir siempre la
verdad pura, sin ninguna, absolutamente ninguna exage-ración,
y conducirme con rectitud. Es mucho consuelo
tener siempre la conciencia tran 9u ila. Bien conozco que esto consiste en el organismo de a persona, pero mucho
puede contribuir la razón (carta de 18 de junio de 1896).
Iremos viendo a lo largo del trabajo algunas de sus reac-ciones
y actitudes.
11. Los INICIOS DE SU CARRERA POL~TICA
1. En la Comisión del Teatro
--
En 1847 ya aparece nuestro personaje en la vida pública m
O
E local. El Ayuntamiento de Santa Cruz, presidido por el alcal- 2E
de José Luis de Miranda y por iniciativa del gobernador civil E
Bartolomé Velázquez Gaztelu, le nombra miembro de una
Comisión encargada de deliberar sobre la construcción de un 3
teatro. Con él aparecen el progresista Pedro Mariano Ramírez -
0
m
E
y Atenza, Juan Manuel de Foronda, nuestro Agustín Guimerá O
y Ramón, Bartolomé Cifra, Francisco Roca y Esteban Man-dillo.
n
E
Cumella, en unión de Virgilio Ghirlanda, instaló en 185 1 un a
depósito de carbón, con su correspondiente muelle propio, a n
la derecho de la Batería de San Pedro, en la misma playa. n
Llegó hasta nuestros días como «el muellito del carbón)), que 3
O
Antonio Martí lo recuerda, también, como ~muellitod e la fres-curan.
Se llegaba hasta él por una empinada vereda, pegada
-1 r a c t i l l n JP San Pedro. Todo aquello qed6 engullido -como -A u-u+A**., -- u...--
el cercano Real Club Náutico- por la construcción del mue-lle
de Ribera y la Avenida de Anaga, en la década de los cin-cuenta
de este siglo xx 1 3 .
l 3 Vid. ALEJANDRCOI ORANESCHUis,t oria ciei Puerto de Santa Cruz de
Tenerife, Islas Canarias, 1993, pp. 91 y 115.
Ver ((el muellito del carbón» al pie del Castillo de San Pedro en lámi-na
IX.
362 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
22 MARCOS GUIMERÁ PERAZA
Por Real Decreto de 13 de mayo de 1855, Cumella es nom-brado
caballero de la Real y Distinguida Orden de Carlos 111.
Con él figuraron en la condecoración el citado A. Guimerá,
Esteban de Ponte, Diego Peraza, Sebastián Castro y Cámara y
Marcos de Urtusáustegui. Los respectivos títulos fueron expe-didos
el 18 de enero de 1856 y vienen firmados por el ilustre
jurista Claudio Antón de Luzuriaga 14.
2. Consejero provincial
En este último año de 1856, Cumella es nombrado miem-bro
del Consejo Provincial de Canarias, creado por Ley de 2
de abril de 1845 -junto con el Consejo de Estado-. Estos
Consejos eran unos cuerpos en parte consuiiivos y en otra
para resolver en asuntos contencioso-administrativos. El de
Canarias se instaló en 9 de diciembre de ese año 45. Sus li-bros
de actas se custodiaban en el archivo de la Mancomuni-dad
Provincial Intersinsular de Santa Cruz de Tenerife -hoy
en el Archivo Histórico Provincial-. Suprimidos de momento
por Real Decreto de 7 de agosto de 1854, pasando sus funcio-nes
a la Diputación Provincial, fueron restablecidos por otro
Real Decreto de 16 de octubre de 1856. El Consejo Provin-cial
de Canarias reanudó sus sesiones el 4 de noviembre si-guiente.
Entonces fue nombrado nuestro personaje consejero pro-vincial.
Su nombramiento lo comenta Leopoldo de la Rosa 15,
diciendo que se trataba de un «rico comerciante catalán esta-blecido
desde hacía años en Santa Cruz de Tenerife)).
Cumella también fue autorizado en ese año de 1856 para
construir un depósito en la parte trasera de la fuente de Isa-bel
11, para surtir de agua directamente a los buques; con la
obligación de pagar un 10 por 100 de la recaudación al Ayun-l4
Vid. ARCHIVO HIST~RICNOA CIONAL(A .H.N.), Estado, leg. 7393 (2),
exp zúm. 8G.
l5 LEOPOLDDOE LA ROSAO LIVERA«, Noticias históricas del Consejo Pro-vincial
de Canarias», en Estudios de Derecho Administrativo especial cana-rio,
V, Cabildo Insular de Tenerife, «Aula de Cultura., 1971, p. 34.
364 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 23
tamiento. Fue luego «un hermoso patio trasero)) 1 6 . Legado en
parte a Agustín Guimerá y Castellano (apartado 9." de su tes-tamento).
También dejar constancia que por esos años -y en cual-quier
caso a más tardar en 1860- Cumella «compró casa y
huerta en La Laguna junto a la Ermita de la Cruz, Calle del
Laurel...». Así resulta de la carta de 10 de junio (da) que diri-ge
Agustín Guimerá a Martín Rodríguez Delgado.
En tema familiar también anotemos que en junio de 1860
hizo viaje a la Península con su esposa, doña Felipa, y Mar-tinito
-de doce años-; y pasando por Sevilla, Madrid y Va-lencia,
dejó en Barcelona el niño en el colegio. Desde Marse-lla
dio cuenta de esto último a Martín Rodríguez Delgado (car-ta
de 11 de julio de 1860). Le dice que él, Cumella, lo dejó
«con lágrimas)); y que el chico, muy entero, «por que por más
que también sentiría, no lloró».
Ya hemos visto sus actuaciones para el Ayuntamiento
(1847) y en el Consejo Provincial (1856). Pero es sólo unos
años después cuando le vamos a ver actuando ya como políti-co
activo, probablemente moderado en sus inicios, tanto para
la vida local (Ayuntamiento, Diputación), como más singular-mente
en la vertiente exterior, la de las elecciones a Diputa-dos
a Cortes.
3. Su re2ación política con Emilio Bernar
Desde 1860, Cumella tenía contactos con Emilio Bernar,
político que serviría a Canarias en más de una ocasión. A prin-cipios
de 1862 ya pronostica Cumella que Bernar «será nom-brado
Subsecretario de Gracia y Justicia, en cuyo caso deberá
haber elecciones en las cuales se presentará él nuevamente»
j6 Vid. el periódico El Día, 11 de junio de 1994.
En 1863 se constituyó en Santa Cruz una sociedad por acciones para
estabiecer un circo ecuestre y picaciero. Estaba formada por Iuan Cumeiia,
Robert W. Edwards, Tomás F. Cárpenter, José Madan e Hipólito A. D'Or-nellas
[vid. A. CIORANESCUH,i storia de Santa Cruz de Tenerife, IV, p. 138 y
nota 139, p. 3291.
Núm. 45 (1999) 365
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 2 5
(carta de 29 de enero de 1862). Bernar había sido elegido di-putado
por La Laguna en 1858; y nombrado subsecretario y
producida su vacante, sería reelegido por dicha ciudad en oc-tubre
de 1863.
En carta del 2 de enero de 1864, Cumella informa a Mar-tín
que
Bernar me avisa que por este correo viene la Orden
para la subasta del camino de Güímar, lo que es cierto y
tendrá lugar el 12 del próximo febrero.
4. SU amistad con Fernando C. Pinto
Pero también vemos en esa misma carta su relación y
amistad con un político palmero, que desde Güímar coman-daba
en la Isla de La Palma una facción del partido. Dice así
el párrafo pertinente:
El artido de Pinto no toma parte en la elección de
La Pa Y ma por estar gravemente enferma la madre de
Sotomayor.
Se trata de Fernando Cabrera Pinto y Pérez, que usaba tan
sólo Fernando C. Pinto.
Este personaje había sido vocal de la Junta Gubernativa de
1840 -antes estudiada- por la Isla de La Palma. También
formó parte de la Junta constituida en 1854 representando a
La Laguna. Sería vicepresidente del Consejo Provincial en fe-brero
de 1859. Le hemos de ver citado con cierta frecuencia
en ias cartas que Sumeiia dirige, años acieianie, a Kodríguez
Delgado en tema de elecciones. Así como podemos ver sus
propias cartas dirigidas a Cumella y a Martín Rodríguez.
Por ejemplo, la que escribe a ambos conjuntamente el 5 de
septiembre de 1865:
Parece tendremos aquí a D. Feliciano Pérez por dos
meses, según él mismo dijo a Clavijo. Verdugo ha renun-ciado
sus arrendamientos de Obras Públicas; y ambos lle-
Núm. 45 (1999) 367
van seguramente el camino de la Diputación. El diablo
los guíe en sus pretensiones.
Y la que dirige a don Martín el 19 de octubre de 1868, pro-ducida
ya «La Gloriosa» y constituida la Junta Superior Gu-bernativa
de Canarias que presidía Juan La Roche:
La Junta de la Capital no ha dictado aún resolución,
ni debiera dictarla, considerando que las demás Juntas no
han reconocido su retendida Superioridad. Tanto han
querido obstentarla P sic] que están dictando le es de in-terés
general de la Nación, aun fuera de la es y era admi-nistrativa.
Pronto veremos en qué paran estas misas
de luz.
5. Su relación política con Emilio Salazar
Este político moderado -y luego conservador-, Emilio
Salazar y Chirino, aparecería con cierta frecuencia en el
epistolario de Cumella. Nacido en La Laguna en 1823, sena
diputado a Cortes por su ciudad natal en 1872 y 1876; y sena-dor
por Canarias en 188 1. Fallecería en Santa Cruz en 1896.
Pues bien; aparece citado en la carta de aquél a Martín
Rodríguez de l." de agosto de 1868, en la que se nombra tam-bién
al jefe radical Juan La Roche y Siera y a Alonso del
Hoyo. Le dice:
E. Salazar puede serviros para las recomendaciones
de Alcaldes pero es muy de temer ue no quiera servi-ros
el Gobernador, porque al fin de ?I erá mirarlos como
enemigos políticos, y hasta cierto punto no sé si VS. de-ben
atreverse a pedirle ese favor por la razón indicada.
Como VS. están afiliados a un partido, paréceme que
quien pudiera servir a VS. a trueque de reciprocidad es
D. J. Larroche, que además tiene íntimas relaciones con
Hoyo.
Este Alonso del Hoyo y Román, nacido en La Laguna en
1817, había sido miembro de la Junta Gubernativa de su ciu-
368 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 27
dad natal en 1843 y desterrado a Puerto Rico por el capitán
general Ortega en 1854, con motivo del pleito sobre validez o
nulidad del testamento militar otorgado por la Marquesa de
San Andrés; fue también vicepresidente del Consejo Provincial
de 1856 hasta 1859.
Hoyo, decimos, era gobernador civil de Canarias desde el
21 de julio de 1866 y dimitiría ante la Junta Superior Guber-nativa
el 6 de octubre de este año 68. De él dice León y
Xuárez de la Guardia en sus Apuntes ...,
que antes había sido Consejero y Vicepresidente del Con-sejo
de la Provincia y últimamente registrador de la pro-piedad
en el partido de la capital, quien como era consi-uiente,
dirigió las últimas elecciones en que fueron nom-grados
diputados a Cortes sus dos primos don Juan Ig-nacio
y don Federico Bérriz y Román 17.
Se refiere a las elecciones celebradas el 10 de marzo
de 1867.
Tenemos también otro texto, el de Luis Rodríguez Figueroa
-éste de 1917-, quien elogia a Hoyo diciendo:
Figura llena de energía ... moderado, hombre de ilus-tración
y tacto;
quien -añade- siendo gobernador poco antes de la revo-lución
del 68, no permitió la declaración del estado de sitio
en Canarias, enemistándose ruidosamente con la primera
autoridad militar; y le excluye de la condena de todo el perío-
'' FRANCISCMOA RIAD E LEON Y XUAREZD E LA GUARDIAA,p t l~l t ep~ar a
la Historia de las Islas Canavias 1776-1868. Introducción de Marcos Guimerá
Peraza. Notas de Alejandro Cioranescu. Índice por Marcos G. Martínez.
«Aula de Cultura de Tenenfe», 1966, p. 346.
Por estos años de 1867 y 1868 el Ayuntamiento de Santa Cruz decide
vender el Paseo de la Concordia. Se ofrece para comprarlo Cum.e lla, siem- pre qüe le pemiitaii puiier , üii UepSsitu de gUanu; y !a operacim se fur-
'maliza por el precio de 2.500 escudos [A. CIORANESCU, Historia de Santa
Cruz de Tenerife, 111, p. 321 y nota 101, p. 504. Ver también tomo IV, p. 3 13,
nota 121.
Núm. 45 (1999) 369
do de Pérez Zamora, que estima duró de veintiocho a treinta
años 18.
Hoyo sería después director de Penales y gobernador civil
de Madrid y moriría en 1886. Añadir que se había presentado
candidato a diputado a Cortes en las elecciones de 15 de mar-zo
de 1871 por La Laguna, en las que fue derrotado por Juan
Valera, unionista, según veremos más adelante.
6. Las elecciones de enero de 1869
Se convocaron elecciones generales, que en Canarias tuvie-ron
lugar del 27 al 30 de enero de 1869. Se presentaban fun-damentalmente
dos candidaturas: la del llamado «Círculo Li-beral
», que integraban Francisco de Paula Monteverde y León,
Juan Moreno Benítez de Lugo-Grimaldi y Feliciano Pérez
Zamora; y la compuesta por los progresistas y demócratas
Bernabé Rodríguez Pastrana, el Marqués de La Florida y el
palmero Valeriano Fernández Ferraz.
A esta segunda le apoyaban el radical Juan La Roche y el
republicano Emilio Serra y Ruz. Pero, curiosamente, el Comi-té
Progresista de La Laguna no la aceptaron y presentaron una
tercera, integrada por Monteverde y Moreno -de la del
«Círculo»- y de la segunda sólo a Florida, muy probablemen-te
por influjo de José María Pinto y Sebastián ÁIvarez.
¿Y qué pensaba nuestro personaje? Cumella, en carta a sus
amigos políticos José García de Torres y Martín Rodríguez
Delgado, dejó clara su posición, en la que marcha de acuerdo
con el conservador palmero Fernando C. Pinto. Es una nota
sin fecha, y~ ^&U~Q &be ypy y&yp pl 20 ci_e p n p y ~ :
Por la que dirigió a V. ayer se impondría V. de la de-terminación
que con el amigo Pinto hemos tomado de
separarnos de la cuestión electoral.
LUIS RODR~GUFEIZG UEROAS,o bre la renovación de la política insular.
Ateneo de La Laguna, l." conferencia, 23 de diciembre de 191 7. Prólogo de
Domingo Cabrera Cruz. Imp. Suc. M. Curbelo, La Laguna, 1917.
370 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLJ~NTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POLÍTICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 2 9
La citada carta me la pidió el Gobernador se la re- mití a V. por conducto de D. Virgilio [Ghirland 'a ], que es
la persona que pasa, o se da, por tener gran influencia
con V.
Motivó nuestra determinación el saber que la mitad de
la Isla de La Palma y casi toda La Gomera, no votaban a
Ferraz, y seguramente hubiéramos sacado muy pocos
votos. Un medio seguro, segurísimo teníamos para ma-tar
a Feliciano, y era uniéndonos y votando al Marqués
de La Florida, y no quisimos hacerlo por que sabíamos
que a Martín y a V. les representaba aquel Sr., ero aún así, es decir, suponiendo que el partido de V. y Be Martín
refuercen al de Feliciano, es muy posible que triunfe el
Marqués. Yo no aconsejo el camino que Vds. deben se-guir
por que tengo demasiado interés en que Feliciano no
salga, y esto me alucina y me hace ver las cosas con pa-ci5n.
V. y Martín con más calma y serenidad acordarán lo
que crean más conveniente.
Larga es la cita; pero merecía la pena porque aclara la de-cidida
postura de Cumella -en contra de lo que cabría supo-nerle
por antecedentes y consecuentes- de enemiga total, ra-dical,
a lo que significaba Pérez Zamora. Hasta el punto de
estar dispuesto a apoyar al extremado Marqués de La Florida;
cosa que no hacía por no ofender a García y Martín y por
creer que, así y todo, podría salir elegido el Marqués. Y a fe
que estuvo a punto de acertar.
Unos días más tarde, el 23 de enero, escribía Cumella a
Martín:
Se verificó lo que te anuncié a bordo del (~Guajara));
nos hemos retirado. Te acompaño copia de !o qtie d i g ~a
García, para que conozcas las razones que hemos teni-do,
y te veas con dicho García, si lo consideras conve-niente.
Celebradas las elecciones, resultaron elegidos Monteverde,
Moreno y Pérez Zamora -es decir, los candidatos del ~Círcu-lo
»-. Pero, en efecto, el Marqués de La Florida quedó a muy
poca distancia de don Feliciano, de quien le separaron sólo
Núm. 45 (1 999) 371
3 0 MARCOS GUIMERA PERAZA
117 votos. El comentario al escrutinio, hecho por el propio
Cumella en carta del 10 de febrero, amplía:
No habiéndose presentado a tiempo el comisionado de
Fasnia ara tomar parte en el escrutinio parcial de cabe-za
de d' istrito, no ha sido tomada en cuenta su acta, lo
cual ha quitado a Florida 150 y pico de votos ...
Hoy se verifica el escrutinio general de la circunscri -
ción y creo que Peliciano sale diputado; pues las actas &l
Hierro no han venido aún.
Debes hacer una lista de los que votaron contigo en
estas últimas elecciones lg.
7. Las eleccioues de marzo de 1871
Se convocaron elecciones generales, diputados y senadores, E
2
E para el mes de marzo del año 1871. En La Laguna luchaban
el ministerial Juan Valera -el ilustre diplomático y escritor- =
y nuestro Alonso del Hoyo. O-Por
La Orotava, otra vez Pérez Zamora y el Marqués de La m
E
Florida. Para senador por Canarias resultó presentado el almi- O
rante Antequera. Algo de todo eso se vislumbra en la carta de n
Cumella de 27 de febrero anterior, larga y detallada, dirigida aE
a Martín Rodríguez Peraza:
n
n
n
Voy a imponerte de lo que pasa con la candidatura de
Antequera. Cuando este Gobernador llegó y se impuso, 3
O
dijo que no lo conocía, pero que en el correo daba parte
al Gobierno. Llegó la contestación del Gobierno y dice
que le encarga mucho de combatir a Antequera y en su
l1u gal apoya a- 1l T-c- 1- JCK ut: Iristmccitn Sor. Vaiera. Han
rido que Pinto B yo retiremos la candidatura y amY os-hemos
contesta o negativamente con lo que está furioso
el Gobernador y particularmente conmigo porque he di-cho
que Emilio Salazar combatiría a Feliciano en La
Orotava con sus fuerzas del Sur. Todos están sobre de mí
l 9 Pueden verse las efigies de Pérez Zamora y del Marqués de La Flo-rida
en nuestras láminas X y XI.
372 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLJ~NTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 33
para que lo arregle y a todo me niego. Les presento sin
embargo dos soluciones: la una que lo nombren Senador,
la otra que los electores le escriban después de nom-grado
diciendo que lo han hecho en el supuesto de ser
dinástico e indicándole de la manera más delicada que
ocurra, que renuncie en el caso de no serlo. Si no acep-tan
ninguna de estas dos combinaciones, sale Alonso [del
Hoyo] por La Laguna y el Marqués de La Florida por La
Orotava. No sé en lo que esto vendrá a parar. Mi casa es
un casino esforzándose cada uno de los concurrentes en
persuadirme que hago mal, pero añaden que esto en mi
derecho. No necesito decirte que no cederé una Enea, y
esto que tengo que estar dando ánimo a Pinto que quie-re
aflojar pero no lo hará.
Alonso dice que tiene la elección ganada y ha pedido
órdenes a la Generala para Madrid, y esto aun cuando se
e! purtidQ de! &berna&r y P, ~ tYe-n---i-i ~ r aS i t81
sucediera fuerte chasco se llevaría. Cuando nos veamos
te contaré de mis sospechas sobre cierto amigo, que en
mi concepto ha motivado el polvorín contra Antequera,
aunque con la siguiente indicación lo acertará tu Padre.
Es aquél ue le preguntó de dónde salía dicha Candida-tura
y se 1 izo el incómodo cuando tu Padre le contestó
que no sabía.
Salazar me dice que los Pueblos de Arona y San Mi-guel
están compactos.
El 4 de ese mes de marzo escribe de nuevo Cumella a
Martín Jr:
Por ahora en el distrito de La Laguna hay tres candi-datos,
que son Antequera, Ho o y Valera.
Si mucho nos sorprendió Y o que nos dijistes sobre la
candidatura de Guimerá [Agustín E.] más nos han sor-prendido
las cartas que ha recibido, por que le dicen que
no hay el menor temor por manera que no cabe el asom-bro
de que hablastes de que García y VS. se quedaron
solos apoyando a Guimerá. No corras tanto, Manolito.
Me olvidaba decirte que debéis votar a Antequera sin
remedio, aun cuando no lo apoye la Autoridad, en lo que
no he perdido las esperanzas, porque eiios no van a que-rer
perder el distrito de La Laguna y de La Orotava, en
donde con Salazar combatiríamos a Feliciano con éxito,
y así lo confiesan los amigos ...
Núm. 45 (1999) 375
3 4 MARCOS GUIMERAP ERAZA
Como vemos, hasta entonces insistía Cumella en la elección
de Antequera como diputado y mantenía su oposición a Pérez
Zamora. En la siguiente carta ya celebra la aceptación de la
primera de sus soluciones (11 de marzo):
Al fin se nos nombrará Antequera senador, los ami-gos
han de apoyar la candidatura oficial de Va f era: tenlo
pues entendido y procura obtener alguna mayoría. Yo
creo ue Hoyo se retirará, porque unidas nuestras fuer- zas a 9a s oficiales poco, muy poco debe quedarle a Hoyo.
Debéis tener mucho interés y empeño en el nom-bramiento
de Compromisarios, y creo que nadie mejor
que tú.
Llegaron las elecciones el día 15 de marzo; En La Laguna
resultó elegido Valera, derrotando a Alonso del Hoyo. En La
Orotava, Pérez Zamora venció a Florida una vez más, también
por escasa mayoría.
Y resultaron elegidos senadores por Canarias Coll, Mon-teverde,
López Botas y el nombrado Juan Bautista Antequera
y Bobadilla. Antequera, que repetiría senaduría por Canarias
en las elecciones de agosto de 1872 y febrero de 1876, sena
ministro de Marina en 1884.
Días después, Cumella manifiesta su alegría en carta del 20
de marzo:
Grande es la satisfacción que a todos causó la tuya del
sábado. Las noticias que en aquel mismo día se recibie-ron
de los demás pueblos de esas bandas fueron también
favorables y uedó exa erado el triunfo en todas partes.
El resultado 1e la Isla 2e Canaria se espera también bue-no;
por manera que esperamos mandar 5 diputados mo-nárquicos.
En este pueblo [Santa Cruz] los nuestros se
han portado muy bien y or el adjunto suplemento de La
Voz te enterarás del resu Y tado.
En Arafo y Realejos se puso también malo el Regidor
que debía presidir la mesa electoral y resulta no haber
elección por esta maldita casuaiiciaci. En ei primer punto
fue en provecho de los nuestros y en el 2." a los contra-rios,
dP or manera que la epidemia se ha generalizado, y
esto ebe consolar a tus parientes de ese Pueblo.
376 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 35
Digamos que por Las Palmas resultó elegido Antonio Matos
y Moreno, progresista y amigo de Prim; por Guía, Fernando
de León y Castillo, monárquico alfonsino, que salía elegido por
primera vez; y por La Palma, el progresista José Massieu.
Dos días más tarde, el 22 de marzo, Cumella amplía:
En La Gomera, Hierro y Palma hemos obtenido com-pleto
triunfo. De los 6 diputados tenemos seguros 5 mo-nárquicos,
y en duda del triunfo el 6." por Guía de Gran
Canaria.
Anoche hubo música por las calles y me favorecieron
con vivas.
Ya vimos que también se ganó en Guía, con la victoria de
León y Castillo.
8. Las elecciones geneuales de abd de 1872
Desde el 20 de diciembre de 1871 gobierna Sagasta, con la
promesa real -de Amadeo de Saboya- del decreto de diso-lución
de Cortes.
Las elecciones se celebraron el 2 de abril del 72; y en San-ta
Cruz triunfaría el gubernamental Juan García de Torres,
frente al candidato Francisco Sixto Lecuona, que aunque mo-derado
alfonsino estaba apoyado por los radicales de La Roche
y los republicanos. Pérez Zamora resultaría elegido -otra
vez- por La Orotava, sin lucha, pues Florida no se presentó,
ya que las oposiciones no tomaron parte en la elección. Por
La Laguna, Emilio Salazar. ministerial.
Veamos ahora lo qiue escribiera C~mella a Madn Jr; En
carta del 12 de abril le informa:
De elecciones nada de nuevo puedo decirte, por no
haberse recibido aún noticias del Hierro y Gomera, pero
del 3 tenemos noticias muy favorables.
La ugrdPuciSn de Las Palmas dar& parece ur, &nütadG
Republicano [sic]. el médico Rosas [sic]. y otro dé1 Go-bierno,
León.
Los compromisarios de esta agrupación son todos
Núm. 45 (1999) 377
36 MARCOS GUIMERL~P ERAZA
ministeriales, y ni uno sólo tiene la oposición, por no
haber tomado parte en la elección de La Palma, en La
Orotava, por haberse retirado a mitad de camino la opo-sición
de La Laguna y por suponer nuestro el triunfo en
La Gomera y Hierro, por manera que tenemos fuerzas
sobrantes para contener a los Canarios [sic]. Digo esto
por si [a] tu Padre no le es grato venir, en cuyo caso dirá
que está malo, para quedar bien con cierto sujeto.
Gregorio [Suárez Morales] votó con el Gobierno.
En efecto; en Gran Canaria resultaron elegidos León y Cas-tillo,
por Las Palmas, ministerial, que derrotó a Francisco
Manrique de Lara; y el doctor Miguel de Rosa y Báez, repu-blicano,
por Guía, derrotando a Felipe Massieu Westerling.
Anotar que Nicolás Estévanez y Murphy resultó elegido por
ivíacirici.
9. Las elecciones de agosto de 1872
Sagasta cayó; y después de una corta etapa de Serrano,
subió al poder Ruiz Zorrilla el 13 de junio, con el decreto de
disolución in pectore. Es el momento para La Roche, Florida
y demás radicales. Los republicanos de derecha de Tenerife
decidieron abstenerse para posibilitar el triunfo de aquéllos.
Por su parte, se decía que el propio Sagasta sena el candida-to
para La Orotava; cosa que desmentiría Pérez Zamora ulte-riormente.
Don Feliciano, al final, se retiraría.
Veamos lo que cuenta Cumella en su carta del 22 de
agosto:
Por la que te incluyo de Pinto te enterarás que al fin
se ha apelado al retraimiento, cuya noticia supongo te
llenará de satisfacción ...
Ayer circuló la noticia de haber venido en el correo en
Auto de Pr isión contra Feliciano, por resultar comprome- tide m e~ c f ~ f [ssi c] de !U cdk de! Ar e d .
Hoy tiene menos crédito dicha noticia, pero aún temo
que pueda ser cierta, porque todo debe temerse de cier-tas
gentes.
378 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 37
Vemos, por un lado, que Cumella y los suyos decidieron la
abstención, en la misma línea de los republicanos de derecha;
con ello, facilitaron la elección de los radicales, al tiempo que
hundían a Pérez Zamora, para el cual reservaba por entonces
Cumella todas sus aversiones.
Y tiene lugar el atentado de la calle del Arenal. El 18 de
julio, al regreso del rey y la reina del Buen Retiro, a la altura
de la calle de las Hileras, fueron objeto de un atentado que
recordaba al de Prim. La policía mató a uno de los agresores
y detuvo a tres. Sólo resultaron heridos los caballos de la ca-rroza
real. El rey acreció en la estima pública por su valor,
pues el día siguiente paseó a pie solo, sin séquito; y por la
tarde con la reina, por el centro de Madrid.
El 24 de agosto resultaron elegidos La Roche, por Santa
Cruz; Nieto, por La Laguna; Florida, por La Orotava; Garcia
Carrillo, por La Palma; Antonio Quintana y Llarena, por Las
Palmas; y Rosa, por Guía *O.
Y en efecto: el 11 de febrero de 1873 se proclamó la Re-pública
Española, noticia que llegó a Canarias el día 21. Se
convocaron elecciones generales para los días 10 al 13 de
mayo. Veamos cuál fue la postura de Cumella.
10. Las elecciones republicanas de 1873
Cumella escribe a Martín J1: el 4 de marzo:
Las noticias que hasta ahora tenemos de los amigos
de Madrid sobre elecciones, es que no se lucha como
partido, pudiendo cada localidad adoptar la conducta que
20 En carta de 24 de diciembre de ese año 72, Cumella comenta la
política nacional y profetiza la inminencia de la República:
Las noticias de este correo son buenas en el sentido que desea-mos
como lo habrás visto por los periódicos de Madrid. Siendo lo de
más bulto la retirada del Congreso de los Conservadores y las medi-das
o variación en el Sistema Administrativo y Poiítico de Puerto
Rico. Realmente parece imposible que esto pueda durar, y debemos
creer que por momentos triunfe la República.
Ver la efigie de Juan La Roche y Siera en nuestra lamina XII.
Núm. 45 (1999) 379
3 8 MARCOS GUIMERÁ PERAZA
las circunstancias le aconsejen. Infiero que Vds. no ten-drán
ganas de luchar y harán bien 21.
Y el 22 de abril le decía:
Dicho correo nada de particular dice, sólo que en elec-ciones
abstención [?l.
Pero la República sufrió un primer intento de golpe de
Estado, dado por la Comisión Permanente de las Cortes, de
mayoría radical, el 23 de ese mes de abril. Lo lograron abor-tar
Pi y Margall, ministro de la Gobernación, y Nicolás
Estévanez, gobernador civil de Madrid. Figueras presentaría su
dimisión oficial el 7 de junio; y ante la frialdad con que le
despidió Pi; nuevo jefe del Ejeriitiv~d, ecidió &íin&narln t ~ &
y marchar a Francia.
Por otra parte, el general Serrano, Duque de La Torre,
conspiraba para ser Presidente de una República centraliza-doran;
y tuvieron que ser Estévanez y Castelar quiénes aquel
día de abril le condujeran «en el coche del Gobierno Civil al
Consulado de Inglaterra» (Pi y Margall dixit).
Algo de todo esto comenta Cumella en su carta del 28 de
abril:
Las noticias de la Península por [el] Vapor «Antonio
López~ son cada vez más desconsoladoras. Murió la mu-jer
de Figueras y éste pidió licencia or dos meses, con
el propósito dicen de no volver. Caste? ar también se quie-re
retirar si lo intenta Figueras: trátase de reunir las Cor-tes
y hay quien se o onga a las elecciones: el partido de
Rivero, radical, esta E a tiroteándose con el Republicano,
Z' Cumella comenta en su carta de 18 de abril, muv desfavorablemen-te,
una medida del Gobierno:
Ayer llegó un vapor a tomar 400 carlistas que lleva para reforzar
nuestro ejército de Cuba. Se esperan dos vapores más que llevarán el
resto. Esta medida no puede ser más inhumana y arbitraria, y es de
temer que con esa gente se refuerce el partido contrario. ¡Cómo res-peta
la Cui,sii~uei~íie l Go'i>iei-iio & la RepúDiicai
Y en otra de 26 siguiente le informa:
Ha llegado el vapor «Antonio Lópem, que viene por los carlistas.
Salió de Cádiz el 23, nada dice de particular.
380 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICAD E SU TIEMPO (1818-189.5) 39
LAMINA XI1.-Juan Iri Koche y Siera (1829-1896).
[Foto: Pierre Petit. Reproducción: M. Díaz Febles].
40 MARCOS GUIMERA PERAZA
se entiende los voluntarios de ambos partidos: lo gordo,
gordísimo será ahora pronto. Muy posible que tengamos
una Dictadura del Duque de la Torre.
Ya de cara a las inmediatas elecciones, Cumella informa a
Martín Ju. de candidatos y pugnas en carta del 30 de abril:
Los Repúblicos de La Laguna divididos en dos frac-ciones
presenta cada una su candidato: una, D. Ramón
Domínguez y la otra D. [Miguel Honorio de] Cámara,
residente en Madrid. Ambas fracciones solicitan de Pe-raza
D. Bu su apoyo y como no sé lo que hará, deseo
me lo avises si lo llegas a traslucir.
En efecto: el candidato Ramón Domínguez López resulta-ría
elegido por La Laguna en el mes de mayo; sin oposición.
Con él resultaron elegidos Estévanez, por Santa Cruz; Benítez
de Lugo, por La Orotava; Eufemiano Jurado, por Las Palmas;
León y Castillo, por Guía; y Santiago Verdugo, por La Palma.
Pi i Marga11 dimitiría el 18 de julio, víctima principal del
alzamiento del Cantón de Cartagena. Se eligió a Nicolás
Salmerón, con la Cámara ya dividida en dos grandes bloques.
A Salmerón le votaron Benítez de Lugo, Jurado y León y Cas-tillo;
a Pi, Verdugo y Estévanez 22. Nuestra representación
22 Cumella seguía informando epistolarmente sobre la marcha de los
acontecimientos nacionales. En carta de 4 de agosto escribe:
Don Carlos a la cabeza de 10 mil hombres marchaba sobre Bil-bao
(...). Se ha confirmado el bombardeo de Cádiz por los mismos
intransigentes desde la Carraca, y parece que al fin se entendieron.
Las fortalezas de Ceuta preparan sus baterías ara recibir la escua- dra en oder de los rojos, entre cuyos buques K'g ura la «Numancia».
Un tuque de guerra Prusiano a res6 un vapor de Guerra de nues-
A--- \ T - - : L - 2.. 1-- -..Ll--.- A-,. -. 1,. I I L P:,...-l+-- E l 92 .,.,+:-- ,la-/.
L I ~L Y ~ C I U ~uIt- ius s u u i c v a u u s y iu i i c v u 2 u l u i a i r a l . ~i LJ u i ~ i i i l wI I LE~W
a Tánger un vapor de Guerra nuestro, salido precipitadamente de
Cádiz, dejando allí sus amarras, por no quererse hacer rojo.
La cosa como tú ves marcha a su fin, y es necesario que des or-den
a la Depositaria de entregarme los 18 $ que tendré ganados a
más tardar en el próximo mes de seP t iembre. Nuevo Ministerio. Salmerón es e Presidente.
Ver !a efigie de Matii, Kcdrig~ezP eruzu m í?~es t r!~Bi Ei~zU III.
En 22 de agosto de este año de 1873 el Ayuntamiento de Santa Cruz de
Tenerife da licencia a Cumella y a los también propietarios de fincas Anto-nio
Cifra y Nicolás Salas en la parte alta del camino de San Sebastián, para
382 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POLfTICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 4 1
ya estaba enfrentada; y aun se acentuaría el enfrentamiento
cuando pugnaron León y Florida en la sesión famosa del 3 de
enero.. .
Y la 1 República caería en esa fecha, tras el golpe de Pavía.
Ese año es, también, el del inicio de la carrera política de
Martín Rodríguez Peraza en la Diputación Provincial de Ca-narias.
Aparece incorporado a las tareas de la Corporación
el día 26 de ese mes de enero del 74 ... Su padre, Martín
Rodríguez Delgado, corresponsal inicial de Cumella, fallecería
en ese mismo año, en el mes de mayo. El epistolario que si-gue
se entiende, pues, entre Cumella y Martín JK ya definiti-vamente.
Pero éste está la mayor parte del tiempo en Arico; y don
Juan y doña Felipa están solos. Así, Cumella le escribe al 22
de junio de ese año 74:
Continúo extrañando mucho la soledad.
El 24 siguiente, al aludir a un viaje de su esposa y a su
soledad, añade:
Hoy día de mi Santo lo paso divertidísimo. Gracias
que estoy muy acostumbrado a vivir solo.
Y el día 30:
Y continúo extrañando la soledad en que vivo.
atravesarlo con otro que estaban construyendo y que llegaría hasta el Ca-mino
de los Coches. El camino particular -que creemos era el que en
nuestra infancia iiamábamos «Camino de ia Costa»- estaba ya terminado
en 1876 y sus dueños lo regalaron al Ayuntamiento. Como bien dice Ale-jandro
Cioranescu [Historia de Santa Cruz de Tenerife, 111, p. 2781, éste fue
el origen de la actual Avenida de las Asuncionistas.
Núm. 45 (1999) 383
JUAN CUMELLA Y LA POLfTlCA DE SU TIEMPO (1818-1898)
Llegada la Restauración, Cánovas del Castillo logra crear el
nuevo partido liberal conservador, en cuya fundación tienen
importante cuota los diputados y senadores procedentes del
antiguo unionismo; entre los que se encuentran los integran-tes
del grupo constitucional disidente que encabeza Alonso
Martínez, y en el que es figura destacada Pérez Zamora. Am-bos
fueron miembros de la Comisión de 39 notabilidades que
redactaron las Bases de una legalidad común y el Manifiesto
de 9 de enero de 1876, que expone su programa electoral y
los puntos fundamentales de la futura Constitución: lo enca-bezan
precisamente Aionso Martínez y don Feliciano. Con lo
cual «estaba asegurada la interpretación auténtica del texto»
[Alonso Martínez dixit].
Cumella conectaría prontamente con esta línea conservado-ra
canovista, apoyando ahora a Feliciano Pérez Zamora, colo-cado
por entonces en la derecha del partido; pese a que, como
hemos visto, le había combatido duramente años atrás.
Es esta política la que años adelante criticaría, no sé hasta
qué punto con verdadera justicia, Rodríguez Figueroa 23. Dice:
La política de negocios, la que se utiliza no para el
progreso de los intereses públicos sino en beneficio de los
propios y de los paniaguados, arraiga con don Juan
Cumella, que por el 72 o el 74, si no estamos mal infor-mados,
aparece al lado de don Feliciano Pérez Zamora.
Fue aquella una política mercantil, por decirlo así. Al
Ayuntamiento iban los dependientes de los comerciantes,
,, AG,+u,, Lva se q ~ e d a b a ne n SÜS casas para aifiiüvechar los
geneficios y eximirse de las responsabilidades.. .
Una gran parte de la crónica escandalosa de esta fe-cha
se apelmaza en las columnas de aquellos libelos pro-caces
y nauseabundos como una materia descompuesta:
El Abejón, de Cumella, y La Abeja, encarnación de un
priino nnlítirn qcp tenia SU asiente pfi estz be!!l C.c&d o-- r-------
de los Adelantados.
23 LUIS RODRÍGUEZFI GUEROAS,o bre renovación de la política insular,
c i t . , PP. 24-26.
Núm. 45 (1999) 385
44 MARCOS GUIMERA PERAZA
A Cumella le define como (consignatario de buques y uno
de los grandes propietarios industriales de la Capital)).
Según informa Luis Maffiotte, en sus impagables Los pe-riódicos
ck. ~ I . CIs las Canarias (11, 1877-18 97, Madrid, 1906), el
periódico l i Ilwjón se publicó primeramente en 1881-1882,
siendo NI cli~-;,~.dioonr Adolfo Benítez y Castillo. Su segunda
época se i I I i, i t l en 18 de noviembre de 1886 y lo dirigía don
Antonio Calzadilla. Ya en 1887 apareció el 21 de marzo La
Abeja, sin que conste su director. Sigue refiriendo don Luis que
el 6 de abril la prensa de Santa Cruz de Tenerife publicó una
Declaración por la cual y basándose en que La Abeja no tenía
propietario, director ni redactores y que, por tanto, era una
hoja anónima, acuerdan suspender las relaciones con ella «y
con cuantas vean la luz en iguales circunstancias». Firman,
entre otros, por Las Noticias, Agustín Aguiar y Carta; por El
Memorándum, José Manuel Pulido; por la La Opinión, Martín
Rodríguez Peraza; por Las Novedades, Alfonso Dugour; por el
Diario de Tenerife, Patricio Estévanez; por El Abejón, Antonio
Calzadilla; y por el Diario de Avisos, Abelardo Bonnet.
La Abeja cesaría en el mes de abril; y El Abejón el día 24
de ese mismo mes.
Celebradas las elecciones para diputados a Cortes el 20 de
enero de 1876, resultan elegidos en Tenerife Pérez Zamora, por
La Orotava, con 6.869 votos; y Emilio Salazar y Chirino, por
La Laguna, con 6.288.
La Constitución canovista se promulgaría el 30 de junio
siguiente; y, como sabemos, duraría cincuenta años. Se halla
vigente para Canarias el pacto -expreso o tácito- con León
y Castillo, para respetar ambas «parroquias» -Islas orientales
y occidentales-, pacto que duraría unos cinco años, según
hemos de ver.
Cumella sería cónsul de Dinamarca en Santa Cruz de
Tenerife desde este año de 1876, cuando menos, hasta su fa-llecimiento.
Le sucedería G. H. Davidson.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POLfTICA DE SU TIEMPO (1818-1898)
1. Las elecciones provinciales de 1877
Ante unas elecciones provinciales a celebrar en la prima-vera
de 1877, Cumella escribe varias cartas a Martín Ro-dríguez,
confirmándole en el deseo de éste en presentarse a
diputado provincial 24, para lo que aquél estima que no habrá
lucha en Arico, Güímar ni otros puntos 25. Añadiéndole:
Sólo a este pueblo [Santa Cruz] le están reservadas
estas diversiones. Esta vez lucharemos aquí con el parti-do
[sic] republicano y le venceremos como siempre.
Celebradas las elecciones, resultó Rodríguez Peraza elegi-do
por el distrito de Güímar 26 y reanudó sus trabajos en la
Diputación el 21 de mayo, en la sesión constitutiva presidida
por el gobernador civil Vicente Clavijo y Plo, destacado abo-gado
conservador. La presencia de Martín Rodríguez en la
24 Así, Cumella le escribe el 17 de abril de 1877:
Por el amigo Roldán estaba enterado de todo, pareciéndome muy
oportuna tu resolución en aceptar el molesto cargo de Diputado, con
las condiciones que lo hicistes.
O el 20 de ese mes:
D. Antonio Díaz Flores me ha dicho que podíamos contar con sus
cortas influencias. Me aseguran Foronda y Leal que Taganana vendrá
compacta (...). D. Antonio Lecuona me aseguran que ha escrito a
Fasnia, no sé a quién, recomendando a Cartaya (...). No me ha pare-cido
que debíamos contar con Pinto, sabiendo que no quiere mezclar-se
en política y que está malo.
Y el día 26:
Al que te dijo que Fajardo era uno de los cabeciiias dei partido
contrario en Güímar, le leerás la adjunta. Me acaban de asegurar que
Cartaya no se presenta.
25 Le dice en carta del día 28:
Si la lucha electoral continuase empeñada ahy [sic], y en tu mano
está el encantaramiento, opino que debes hacerlo, porque al enemigo
político no debe dársele cuartel, es decir que cada partido debe apro-vechar
las ocasiones favorables.
26 Cumella comentaba, no sé si en broma, en su carta del 12 de mayo:
No he salido Diputado porque nadie se ha acordado de mí.
Núm. 45 (1999) 387
Corporación se alargaría por más de veinticinco años, Ilegan-do
a presidirla en un par de ocasiones: 1892 y 1896 27.
Digamos aquí que José García Torres, a quien hemos de
encontrar más adelante en la correspondencia de Cumella,
había nacido en Granadilla de Abona en 1816, militar de las
Milicias Provinciales, primero en el Regimiento de Abona y
después en el de Garachico, para finalmente pasar al batallón
de Abona número 3 de Canarias. Retirado en 1854, casó en
1858 con su prima hermana Francisca de Torres Peraza -pri-ma
a su vez de Martín Rodríguez Peraza-. Fue juez munici-pal
de Granadilla en 1883 y 1885, y alcalde en 1890. Falle-ció
en kico ei Nuevo en i903, a sus ochenta y siete años de
edad 28.
2. Las elecciones generales de 1879
Las siguientes elecciones, que debían celebrarse en abril de
1879, dividirían a los conservadores tinerfeños, mostrando es-pecial
dureza Juan Cumella. Porque si bien estaban contestes
en los dos primeros puestos de la candidatura -Pérez Zamora
y Emilio Salazar-, discreparon hondamente en cuanto al ter-cero.
Para este lugar quería Cumella sacar a Miguel Honorio
de Cámara y Cruz -recuérdese, el editor de Galdós y parien-
27 Puede verse mi biografía Martín Rodríguez y Peraza (1848-1 904). Un
liberal conservador en la Diputación Provincial de Canarias, Caja Canarias-
Zabiido de Tenerife, i996, 243 pp
En 17 de septiembre de 1878 se autorizó a Ghirlanda Hermanos y Juan
Cumella para poner un depósito de carbón en su local propio -antes
Recova Vieja-, frente al muelle que se estaba construyendo entre la carni-cería
vieja y la batena de La Concepción -cercano al Castillo de San Cris-tóbal-
[vid. ALEJANDRO CIORANESCUH, istoria de Santa Cruz de Tenerife, 111,
p. 53G, mta ?G].
Vid. OCTAVIRO ODR~GUDEEZL GADO«D, on José García Torres (1896-
1903), capitán de Milicias, Juez Municipal y alcalde de Granadillan, E2 Día,
domingo 25 de febrero de 1990. «La Prensa...», p. 6.
388 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 47
te político de don Feliciano-, mientras que otros apoyaban la
candidatura de Antonio Domínguez Alfonso -el líder chasnero
por antonomasia-; quien, por tanto, lucharía con Cámara por
la plaza de Santa Cruz.
Sin embargo, no era ese el pensamiento de los otros dos
candidatos. Así lo comunica Cumella a Martín Rodríguez (car-ta
de 31 de marzo):
Pérez Zamora y Salazar desean que Santa Cruz no
presente a Cámara como 3a candidato, por el peligro
en que Domínguez pone a uno de los 3. Pero nosotros
creemos que pueden sacarse los 3 y ahogarse a Do-mínguez.
Un artículo desafortunado del propio Cámara, arremetien-do
contra Pérez Zamora y Salazar, le elimina de la candidatu-ra.
Dice Cumella a Martín:
Esta torpeza hace imposible su elección (carta de 6 de
abril),
con lo cual ya no hay que dar la batalla a Domínguez:
Artículo más tonto más intempestivo no se compren-de
(carta de 7 de abri , que acompaña el artículo de Cá-mara).
7
Y anima a seguir adelante y votar a Emilio y a Feliciano,
no sin anunciar su deseo de retirarse de la política, dejando
paso a otro:
Yo tengo muchísimos deseos de retirarme y lo haré
más o menos pronto según lo ue resolváis y seH ú n pue- da encontrar quien me releve,?o que no es fáci porque
la apatía de todos los amigos es mucha (carta a Martín
Rodríguez de 10 de abril).
Eso sí, indignado contra una resolución de José García de
Torres, dijo a éste (carta de Cumella a Martín Rodríguez, 12
de abril) tembloroso de rabia»:
Núm. 45 (1999) 389
Me retiro por completo de la política chasnera (...).
Para seguir la política chasnera es preciso serlo, en el
caso contrario se sale mal, porque se hace lo que no se
debe hacer.
Si bien encarga a Martín que cuide la transacción con
Domínguez, no deja de quejarse del propio Martín 29, para con-cluir:
Yo realmente estoy aburridísimo de la política (...).
Servir sin que se me agradezca siquiera. Soy el corres-ponsal
ratuito (...) de muchos y esto me cansa (carta de
16 de a % ril). a
N
E El día 20 resultaron elegidos, como se esperaba, Pérez
Zamora, Salazar y Domínguez Alfonso por Tenerife. El 3 de
O
n -
mayo resultó elegido senador Francisco Belmonte y Vilches, al m
O
E
que veremos más adelante. Los moderados presentaban como 2E
candidato a senador al Marqués de Villafuerte. E
Cumella rechaza la admisión de «los Alfonsos» en el parti- 3
do conservador (carta de 28 de mayo); y no deja de comentar
el infortunado debut de Domínguez en el Congreso, con testi-
-
0
m
E
monios muy críticos de Salazar y Pérez Zamora, que confir- O
ma Antonino Yanes, que «estuvo allí» (carta de 8 de julio).
Pérez Zamora consigue que las Cortes declaren el puerto n
E
de Santa Cruz como «de interés general» (Ley de 7 de mayo a
de 1880). Cumella comentaría: n
Es tan inmenso el beneficio que ese hombre ha hecho O3
a esta Ciudad y a todo Tenerife, que se le debiera levan-tar
en el mismo muelle una estatua 30.
«Estoy muy compiacido de tu gran interés en ia presente e:ecciSii,
por lo que comprendo que el candidato contrario, Domínguez, te
gusta tanto como a mí.
Tu persona que cada día conozco menos y la experiencia me ha
demostrado tu poca constancia, tu variedad de pareceres, tu repug-nancia
a la política que te quita tiempo, te crea compromisos y te
ocasiona gastos, por manera que temo ue mañana no pienses como
hoy y aparezca como hasta ahora que &htiqueas en provecho mío ...r.
30 AURELIOP ÉREZ ZAMORAN,o tas biográficas del Excmo. Sr. D. Feliciano
Pérez Zamora, escritas por un testigo de mayor excepción, Santa Cruz de
Tenerife, Imp. de A. J. Benítez, 1900, p. 28.
390 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POLfTICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 49
Ante el anuncio de futuras elecciones, Cumella informaba
a Martín:
En reserva te diré que los moderados se nos quieren
unir, pero tienen la candidez de venir con exigencias. No
fío en el resultado, pero no se les espante (carta de 25
de agosto de 1880).
El diario La Opinión -órgano de los conservadores y fun-dado
entre otros por el propio Cumella- había publicado su
primer número el 5 de abril de ese año; y fueron inicialmente
sus redactores Ramón Gil-Roldán y Ríos, Agustín E. Guimerá
y Castellano y Gaspar J. Fernández, la famosa ((trinidad
calamarescan de que hablaría Nicolás Estévanez. Se converti-ría
en diario en 1882.
Pero ahora don Gaspar ha roto con Martín Rodríguez, con
quien se enfrenta duramente en la Diputación -especialmen-te
sobre puertos francos-; y Cumella informa (carta del 13 de
diciembre):
Fernández encargó a Domínguez que apresurase su
llegada a Madrid, ara hacer presente al ministro que tú
no podías ser nom E rado como abogado, con arreglo al R.
D. de 20 de Sete del año ...
Dicho Fernández está feroz, no se retira de la Di uta-rios
S. isgustos.
ción orque quiere tener el pute [?] de causar en elP a se-
No se retira del partido y funda un periódico para
combatir La Opinión. Como que a dicho periódico le fal-ta
el valioso auxilio de Fernández, y aun el de Roldán,
hemos apelado a Pizarroso [Carlos Pizarroso y Bel-monte],
que con Agustín Guimerá y algún tapado puede
sostenerse.
En efecto, en ese mes de diciembre se encargó del periódi-co
don Carlos Pizarroso y Belmonte. Tras La Opinión y ade-más
de Cumella su fundador y los demás acabados de nom-brar,
hemos de ver en diferentes épocas a Rodríguez Peraza,
A este personaje tan importante de nuestra política he dedicado una
biografía, ((Feliciano Pérez Zamora (1 8 19- l9OO)», Anuario de Estudios At-lánticos,
núm. 36, 1990, 130 pp.
Núm. 45 (1999) 39 1
Anselmo de Miranda, Francisco de Armas Clos, Francisco
Fernández de Bethencourt, Ulises Guimerá y Castellano, José
Sansón y Barrios, Ricardo Ruiz Aguilar, Pedro Schwartz
Mattos, Benito Pérez Amas; o periodistas profesionales como
Matías G. Molowny, Manuel Delgado Barreto, Adolfo Febles
Mora y Policarpo Niebla González. Se imprimía en la tipogra-fía
de Félix Molowny.
3. Las elecciones fusionistas de 1881.
El amarre de1 Cable
El 8 de febrero de 1881 constituyó su primer gobierno P
n Sagasta, cpr presenta !-, mvedad de !levar a L e h y Castillo -
en la cartera de Ultramar y a José Luis Albareda en la de Fo- a
mento. El peso político de Gran Canaria aumentaba así con- E
B
siderablemente. Se crea el Partido Liberal canario, que dura- -
S
ría cerca de cuarenta años. 5
Cumella se hace pronto presente en materia electoral. Des- =-
pués de comentar la división existente entre los republicanos, Q
B
informa:
Los hsionistas como si no existieran. Después de ha- $ berse retirado Antonio Domínguez, cediendo su puesto a
D. Paco [Francisco Fernández de Bethencourt], han que- - dado muertos (carta de 10 de mayo). n4S -
O Añadiendo al final:
Nos será fácil ahogar a Paquito con sólo decir que es
Canario o de Lanzarote que es lo mismo, pero esto a SU
tiempo.
El zoon politicon hasta el tuétano que fue siempre Cu-mella..
.
,Numerosas cartas de esos meses a Martín Rodríguez van
diseñando la estrategia que Cumella, en la plenitud de su ac-tividad
y mando, traza de cara a las inminentes elecciones:
contacto con los republicanos de Villalba Hervás y Pulido,
392 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL ~ T ~CDAE SU TIEMPO (1818-1898) 5 1
apoyo a José García de Torres, acuerdo de principio con Pérez
Zamora, son constantes en sus ukases. Así, el 13 de mayo hace
unas interesantes apreciaciones:
Las elecciones serán aquí pacíficas, orque ni fu-sionistas
ni republicanos quieren o no pue t' en luchar. Los
rimeros ponen a Domínguez como un trapo por ha-gerlos
vendido y confiesan que el cuñado [Fernández de
Bethencourt] no puede tener la misma aceptación. Pa-réceme
pues que esta es la última etapa en estas Islas de
la política de Domínguez, y paréceme que también en la
Península, porque si León piensa bien, y es lo regular,
tiene interés en matarlo.
Vio claro Cumella. Hasta entonces, Domínguez Alfonso
acaudillaba en Tenerife un partido «dominguista», y con él
estaban Juan La Roche y otros ex-radicales. Ante el anuncio
de las elecciones, los conservadores tinerfeños prescinden de
Domínguez y apoyan la candidatura de Villalba, con gran dis-gusto
del constitucional Pérez Zamora, que veía así roto su
pacto con León y Castillo. Pero es que además Domínguez
queda en un ostracismo que, aunque fuera temporal, le quita
el liderazgo de los liberales; y entonces se piensa en La Roche
para la jefatura en Tenerife. Su consagración la tendría al en-comendárselo
expresamente Segismundo Moret y Prendergast
en carta desde Madrid el 2 de mayo del 82. Moret encabeza-ba
entonces una fracción o tendencia política denominada li-beral-
demócrata, que sólo se integraría en el partido fusionista
de Sagasta en junio del 85; y eso bajo ciertas condiciones de
revisión democrática del programa 31.
El 19 de junio convoca a don Martín a una reunión el 26
con el gobernador y todos los amigos «para tratar la cuestión
electoral, en vista de las noticias que tenemos de que proba-blemente
en la 2h quincena de Agosto tendrán lugar las de la
Diputados a Cortes». En efecto, se celebrarían el día 20 de ese
mes de agosto.
3' Sobre todo esto puede verse mi biografía Juan La Roche y Siera
(1829-1896), Caja Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1995, pp. 125 y SS.
Núm. 45 (1999) 393
En otra carta del 22 siguiente se divierte, con ironía feroz
sobre los chasneros:
No tenía noticias de que los crímenes que contra no-sotros
cometen los contrarios hasta llegar a remitir las
credenciales por manos articulares. ¡Qué horror!!! Ni en
Rusia hacen más los Ni f. distas. Si comprendieran la rec-titud
de principios como nosotros y particularmente
como los chasneros, seguramente se avergonzarían.
En tema de nombramiento del alcalde de Santa Cruz -que
en ese año todos fueron accidentales- se ocupa Cumella; y a
cita a Ángel Crosa y a Federico Úcar y Reverón, amén del N
E tema electoral (carta del 6 de julio): o
n-- m Las noticias del correo son buenas. León, Fernando, O
trabajó para que el nombramiento,de Alcalde de este SE pueblo no recayera en Crosa ni en Ucar, y también está E
dispuesto a trasladar a Larroche. Esto no conviene decir-
-
lo, orque es mejor que doña Paquita [Fernández de K 3
Bet encourt] parezca ligada a dicho León, para sacar al- - -
0 gún partido en la cuestión electoral. Feliciano [Pérez m
E
Zamora] tiene que hacer uso de la amenaza, con el Mi- "
nistro de la Gobernación, cuya actitud y el apoyo de León
le dió el triunfo. Los cuñados [Domínguez y Bethencourt] n
E estaban haciendo antesala, esperando la credencial para a
Crosa, cuando Feliciano estaba embestido con el Minis-n
tro y salió triunfante. n
Por aquí corre que los Alfonsos no apoyan a Da Pa-uita.
¿Qué sabes tú? Los primos Juan [Bethencourt Al- 3
O
9o nso] y Eduardo [Domínguez Alfonso] allá fueron.
La carta de Feliciano que recibí en este correo tiene 7
pliegos de papel. {Cómo me las compondré para enten-derla?
No io sé.
Sobre una reunión electoral que debe tener lugar en
Vilaflor, encabezada por Emilio Salazar, con los jefes de
las Bandas del Sur, Cumella encarga a Martín (carta del 8 de
juiioj:
Debes hacer constar que el partido que Vs. formen
debe ayudar al nuestro, y viceversa, sin que nunca pueda
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICAD E SU TIEMPO (1818-1898) 53
el uno embarazar al otro; y en los casos de duda, lo re-solverá
el que esté en el mando, Digo esto no sea que los
deseos de Emilio de corresponder a las indicaciones de
Romero [Robledo], le hicieran llevar las cosas más allá
de lo regular. En la próxima lucha electoral, sabe Emilio
que si podemos lo sacaremos Diputado, pero sin poner
nunca en peligro los dos predilectos [Pérez Zamora y
Juan García Torres], y con los que todos los más tene-mos
contraídos compromisos. También es bueno que co-nozcas
la opinión de Feliciano sobre la vida de este Go-bierno
[le copia un largo párrafo]. En síntesis, que la
cosa va para largo: el mismo Rey lo sostendrá tanto tiem-po,
cuando menos, que sostuvo a Cánovas. Este mismo
no se hace ilusiones sobre el particular.
El 17 de ese mes ya planea sobre las candidaturas:
La combinación chasnera que pudiera dar algún fru-to,
es que los nuestros votaran a Pérez Zamora y Juan
García Torres, y los contrarios [a] Salazar y Feliciano (...)
y en último caso [a] Salazar y Francisco F. Bethencourt,
sin cerrar nunca trato, orque luego veríamos aquí si con
los elementos [?] que e los contrarios nos traía Salazar
podíamos sacarlos.
8
Sobre la conferencia de Vilaflor y su compadre José García
Torres le escribe a Martín el 22 de julio; y le indica lo que ha
dicho a aquél:
Le digo que podéis casaros con los Demócratas como
también te lo dije ayer. No hagáis demasiado ruido a fin
de que Feliciano pueda continuar ofreciendo o dando
esperanzas con el tercer puesto, para obtener lo que el
--:--- --- :*..
y a 1 5 IltíLtíSILd.
El 4 de agosto va comentando más la unión con los repu-bl'i
canos:
Bethencourt no ha ido aún a la Gomera é Hierro; di-cen
que irá el 7 en el correo. Paréceme que más bien va
a tomar las aguas del pozo de la Sabinosa, como dice él,
que a buscar votos; de todos modos nada hará.
Paréceme que en Güímar puede hacerse lo que Puli-
Núm. 45 (1999) 395
5 4 MARCOS GUIMERAP ERAZA
do ropone, de dar una tercera de la votación a cada uno
de i' os 3 electores nuestros, por que en realidad tienen
creo un tercio de fuerza los republicanos; pero en las
otras secciones, como Granadilla y Arona, no debe hacer-se,
porque no tienen fuerza, creo, que lo autorice. Deben
dársele los votos que nos den, y en las secciones cuyas
mesas sean nuestras, les daremos los votos que necesiten.
Si se hiciera en todas partes lo que Villalba y sus amigos
quieren, sacarían más votación ue García Torres. Como
que ésta es la candidatura más ioja. deben Vs. auxiliczrle
todo lo que puedan. [sic].
Puedes decir pues a Aparicio que puede hacer el arre-glo
con los Republicanos.
El día 17 indica a Martín que prepare para el día de la
elección tres propios: uno para el trayecto de Arona a Arico,
otro de Arico a Güímar, y otro de Güímar aquí. Y de Gra-nadilla
que envíen uno a Arico para enlazar con éste.
Y se celebró la elección el día 20 de ese mes de agosto.
Su resultado sena la retirada del candidato patrocinado por
León y Castillo -un señor Armero, sobrino del ministro
Albareda- y la derrota del fusionista-centralista Fernández de
~ethencou;, quien sólo alcanzó 729 votos; pero además, su-puso
la ruptura del pacto con León y la enemiga de éste ha-cia
Tenerife a partir de entonces. Cosa que vio bien clara don
Feliciano, cuando advirtió a sus paisanos los conservadores
cuando se desplazó a la Isla, de
los daños que pudiera ocasionar a los intereses de Te-nerife
la malquerencia del señor León y Castillo.
Resultaron elegidos los ministeriales Pérez Zamora -con
1.233 votos- y García de Torres; pero también el republicano
Miguel Villalba Hervás para el tercer puesto, con 982 votos.
Pronto se enfrentm'an León y Villalba en el Congreso sobre
una porción de temas 32.
Cumella, que se había desplazado a Marsella, comentaría
en carta del 19 de septiembre la eiección de senadores, que
32 Pueden verse todas esas cuestiones en nuestro citado libro El Pleito
Insular (1808-1936), pp. 150 y SS.
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 55
dio como resultado el triunfo de Gregorio Suárez Morales, el
Conde de Torrepando y Salazar Chirino:
Mucho me complace que D. Emilio esté privado con
su Senaduría. ¡Qué hombre tan raro y decir que no la
quería!
En diciembre de ese año de 1881 fallecería la madre de
Cumella, doña Victoria Monner, ya viuda. La había premuerto
su hermano Bartolomé. Su otro hermano Federico, que vivía
con él, moriría el 28 de junio de 1895.
Ahora hay que retomar la cosa política, volviendo a algu-nos
meses atrás.
En la esfera política local y general había seguido Cumella
ocupándose y escribiendo a su corresponsal García de Torres.
Así, en la carta del 3 de junio de 1882, añade:
Nada he dicho de las cosas que han pasado en este
pueblo, porque después de todo nada, absolutamente
nada valen. Hubieron pasquines haciendo alusión a mi
persona. D. Juan Bethencourt pidió que se pidiera la re-nuncia
del Gobernador y mil tontenas más, pero repito
que no tiene importancia y el ridículo más completo ha
recaído a los manifestantes. La 'Comisión que se nombró
no se entiende, y aún no se sabe si irá a Madrid.
Se refiere aquí Cumella a la Comisión nombrada a la So-ciedad
Económica de Amigos del País de Santa Cruz de Tenerife,
para gestionar en Madrid en favor de los intereses de Tenerife 33.
E n rurtu de! 10 de j~!ie c ~ m e ~e! l tre~s? i!t~CI~d e !as P~PC-ciones
pasadas:
Mucho ha convenido el triunfo de Villalba, que [se]
debe principalmente al empeño de nuestro amigo Pérez
consta
folios,
Manuscrito obrante en el B.M.T.. Carpeta 19, doc. núm. 38, que
de 61 folios. También puede verse en Carpeta 20, doc. núm. 34, 26
fechados a 30 de junio de 1883, con 14 documentos unidos.
Nos hemos ocupado de esta Comisión en el citado El Pleito Insula r...,
pp. 137 y SS.
Núm. 45 (1999) 397
56 MARCOS GUIMERA PERAZA
Zamora: es decir, nosotros [sic] lo nombramos Feliciano
allá lo hizo proclamar, por manera ue or cua quier lado % P Y
que la cosa se mire, al concenso de e sic] nuestros ami-gos
lo debe todo. ¿Lo tendrá el partido a que pertenece
siempre [sic] en cuenta? Lo dificulto, así como digo que
ahora se muestran muy agradecidos.
El 18 de octubre informa a García sobre partidos políticos
locales:
Próximamente debe designar su candidato el partido
republicano, según he leído en El Memorándum.
El artido constitucional conservador tiene su Jefe en
esa 1s i' a. Reunidos los correligionarios en La Laguna
proclamaron a D. Gregorio Suárez, apoyado por los Leal,
nnmifiguez & Tz~nrnnte v ntrnr. p r mznerz qce J """"J partido tiene dos Jefes en esta Isla, el uno lo es el desig-nado,
y el otro D. Emilio Salazar, apoyado por Darmanin
y demás fusionistas. Paréceme que esto remacha el clavo
para que D. Emilio jamás vuelva a figurar en política.
La cosa así tiene aspecto de rosperar y podremos
ayudar a la fracción Suárez con f a seguridad de recibir
auxilio de la misma cuando se necesite (...).
Si no pudiese escribir a Martín, dígale V. que tenga
ésta por suya.
Para «remachar el clavo)) en otra carta del 27 de ese mes:
D. Emilio habla pestes de Darmanillo [sic], según me
han dicho, y en mi concepto lo hace porque la cosa no
marcha y comprende que se ha puesto en ridículo con
unos y con otros. Paréceme que D. Emilio murió.
Eiitrado ya e! afizl 1883 -y reamidada !a comspzlndencia
con Rodríguez Peraza-, nuestro Cumella sigue informando
sobre política y políticos. Así, en carta del 21 de enero le es-cribe:
Feliciano dice que la política está en estado embrio-nario.
Gran confusión en-todos los campos. Lo uno [sic]
que ve claro es que la izquierda está a punto de disolver-se
y que los conservadores ven aún muy lejano el día de
volver al poder.
398 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 57
Dice El Memorándum y lo creo que el Ingeniero
D. Juan León [y Castillo] ha solicitado lo declarasen exce-dente.
Desde que se remató por una empresa Canaria el
Puerto de Refugio [Ley de 27 de abril de 18821, anuncié
y escribí a Feliciano que Don Juan lo dirigiría por encar-go
de la Sociedad, con estas y aquellas condiciones [sic].
El 8 de julio comunica que
Las Noticias ha pasado a poder de Canseco [Juan de
la Puerta Canseco], Gas ar [Fernández], etc., etc., repre-sentando
los intereses 2el Comité Conservador Salazar.
El día 15 alude a los debates en el Congreso y al duelo
Villalba-León:
Villalba hizo un gran fiasco en un pugilato patriotero
que tuvo con León en el Congreso; fue acorralado
plasma de Castañeda se le fue encima.
só la hilaridad general por falta de valor. Hasta eI ' cata-
Debe referirse en concreto al debate sobre la creación de
la Delegación especial gubernativa en Las Palmas, en sustitu-ción
del anterior Subgobierno, creada por Real Decreto de 17
de septiembre de 1882; debate que tuvo lugar en el Congreso
en la sesión del 2 de julio de 1883 34, en el que se discutieron
también otras cuestiones. Cumella se refiere al diputado por
La Palma Miguel Castañeda y Carmona.
El amarre del cable
El logro mayor de esa época fue la consecución del ama-rre
del cable submarino. Éxito político de Pérez Zamora y téc-nico
de Juan Ravina Castro, jefe superior de Telégrafos. En las
cartas de Cumella se van recogiendo las noticias que vienen
de Madrid y el eco que tienen aquí. A destacar la primera car-
34 Estudiado por nosotros con amplitud en el repetido El Pleito Znsu-la
r..., pp. 156 y SS.
Núm. 45 (1999) 399
ta de don Feliciano, que comenta en la suya de 5 de julio de
1883 el propio Cumella:
El cable se está construyendo ya hace días. La propo-sición
hecha de mejorar las condiciones de la construc-ción
fue aprobada ayer por el ministro y hoy se telegra-fía
a Ravina.
El 15 dice Cumella a Martín: «El cable marcha muy bien;
hay 200 metros hechos. Y en octubre se tiende».
Otra alborozada comunicación se lee en la de 15 de sep-tiembre:
El correo de ayer nos trajo buenísimas noticias del
Cable.
El vapor con uno de los cables debía salir del i2 al
15 de este mes y saldrá de Cádiz sondando y el tendido
comenzará desde aquí a la Península. Parte del personal
y Ravina vendrán en el correo que sale de Cádiz el 17 y
el resto de la expedición en el Vapor siguiente. El Inge-niero
inglés llegó a Las Palmas el 13 y se le espera de un
momento a otro. El pueblo está entusiasmadísimo y
cuando llegue Ravina le hará una gran recepción. La fu-sión
cabizbaja.
El día 21 anima a don Martín a que venga -desde Arico-:
Ven a distraerte y rocura oderte estar todo octubre,
a fin de que goces [sic! de las gestas del Cable y de nues-tro
entusiasmo.
Ayer llegó Ravina, le fueron [a recibir] comisiones de
las casinos, círculos [?] literarios, etc. y la música de tra-bajadores.
Por la noche serenatas a Ravina y al Ingenie-ro
inglés jMr. Gray], y hubo mucho champagiie, eic.,
etc. 35.
35 Ver la efigie de Juan Ravina en nuestra lámina XIV.
Debemos hacer notar que por ese tiempo se había constituido en el
«Gabinete Instructivo» una Junta del Cabb, de la que eran vocales Darío
~..ii-- 1-2 n--: T'T-..- D-A-: -..-- T ..-S P 11,. E---L..A--
~ui i c i l ,C U U ~ L U U Y UI I I I I I ~UCL, ucai, n u u l i g u ~ ~ ,u a i ib uiiicila, r c ~ i i a ~ i u ~ ~ .
Ponte, más un secretario del propio Gabinete [cit. por LUIS COLA BEN~TEZ,
El Gabinete Instructivo ..., original mecanografiado, folio 35, nota 33. Reite-ro
mi agradecimiento por haberme facilitado la noticia]. Sobre este tema
L ~ n i i b lX JV.-Juan liavina y Castro (1832-1905).
[J. Gautier, P h o t . Madrid. Reproducción: M. Díaz Febles].
JUAN CUMF1.I.A Y LA POL~T~CDAE SU TIEMPO (IRIR-1898)
60 MARCOS GUIMER~ PERAZA
El 20 de octubre cayó el gobierno Sagasta y entró a gober-nar
Posada Herrera, con Moret en Gobernación. Cesó el go-bernador
civil Lara y se nombró para el cargo al brigadier
José Joaquín Pérez de Rozas y Campuzano, que tomaría po-sesión
el 20 de noviembre. Producida la crisis, se inició el
movimiento del personal. Cumella escribe el 24 de octubre:
Por manera que los próximos correos traerán creden-ciales
i. cesantías que darán mucho que hablar y ameni-zarán
os fiestas del Cable.
El Internacional salió ayer tarde de Las Palmas para
este Puerto, y como viene sondando no ha recalado a la
hora que estoy escribiendo; quizá llegue antes de cerrar
la presente y te los avisaré.
El «Dacia» llegó a la vista de Mogador y dejó una
hoya. Continfia siir tnhajos exploradores; Esta noticia [la
trajo] un vapor francés de los míos, que se la dió al ca-pitán
de otro va or de la Compañía que se hallaba fon-deado
en Moga $ or.
El 29 de octubre añade:
He recibido carta de Gray, el ingeniero inglés del Ca-ble,
y me dice que los vapores están sondando y que uno
de ellos llegará aquí el l." de Noviembre probablemente,
y que no haga caso de lo que dicen los periódicos. Vi-niendo
tú en esta semana llegarás al mismo tiempo que
el vapor o vapores y paréceme que no tendrás que rezar
sino reír de contento.
El 27 de noviembre informa:
Esta madrugada han salido los tres vapores tendien-do
ei cabie directo, y todo el que ha querido ha visto que
el rumbo no dejaba duda de que el ramal a Canaria no
se tiende por ahora.
El 29 de noviembre escribe Cumella:
puede verse FRANCISCOD E PAULAP ÉREZG ONZALEZE, l cable telegráfico Cádiz-
Tenerife, la Prensa y el «Pleito Insular» (1880-1884), A.C.T., Cabildo de
Tenerife, 1997, 138 pp. y Anexos.
402 ANUARIO DE ESTUDIOS AT~NTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 6 1
El popolo de Las Palmas aún no tenía noticias de la
marcha de los vapores ara Cádiz, confiaban ver llegar
el que les iba a tender e Y ramal.
Estoy en alza; anoche me dieron una serenata y su-bieron
a tomar una copa. Para esta noche me han anun-ciado
otra más importante; y espero verme libre de ella
exponiéndoles que me destrozan la obra principiada en
mi zaguán. Estas manifestaciones patrióticas no se avie-nen
con mi carácter y me causan un mal afecto [muy ca-talanas
estas frases, que subrayo] 36.
Sobre el cable, dice Cumella el l." de diciembre:
Gra ha telegrafiado al Gobernador a las 8,40 maña-na
de { oy, que estaban a 150 millas de Cádiz y que todo
esta [?] bien. Juzgo que mañana tengamos noticias de la
llegada.
36 En este punto, dos palabras acerca de lo que cuenta Cumella sobre
Weyler. El general Weyler había desempeñado la Capitanía General de Ca-narias
desde febrero de 1878. Había cesado el 26 de noviembre de este año
de 1883, previo haberse despedido de las autoridades y guarniciones del Ar-chipiélago.
A su regreso del viaje que hiciera a Gran Canaria, informa Cumella en
la citada carta del 29 de noviembre [1883]:
Viene hecho un chicharrero completo y enteramente rifado con
los orientales. A su llegada le convidaron para un baile, lo mismo que
a los oficiales de la (&eres)) y después le dijeron que las damas esta-ban
muy desanimadas, por lo que pocas o ninguna iría, en una pala-bra
fue una contraorden.
La recepción fue fría y la despedida ninguna, con algún bucio en
el Puerto de La Luz, cuando él tomaba el bote a las 11 de la noche
para ir a la «Ceres». El viaje a Las Palmas ha dado un resultado
magnífico. Manifestó a aquellos señores que mientras fue Capitán
General de la Provincia procuró el bien y fomento de toda ella y que
como particular era y sena Santacrucero porque no podía ser ingra-te
E! h~nris~.titll!do e Eij? i d ~ p t i v -~I ,q tte demá s e: este p ~ e b ! ~
habían nacido dos de sus hqos; en fin, (os dejó sin esperanzas de que
nunca pudiese servirles.
Y en otra carta a Martín Rodríguez Peraza del día siguiente, 30 de no-viembre,
le confirma la actitud de Weyler:
Este Señor nada quiere agradecer a los canarios y les ha devuel-t-
o el diploma, de no sé -qué Sociedad de allá, que tenía hace tiempo.
Por manera que sin poder retrodecir está con este pueblo.
Sobre la despedida de Santa Cruz a Weyler el 9 de diciembre de 1883,
ver la reciente obra de GABRIELC ARDONyA JUANC ARLOSL OSADAW, eyler,
nuestro hombre en La Habana [Barcelona, Planeta, 1997, pp. 101-1021.
Núm. 45 (19991 403
62 MARCOS GUIMERAP ERAZA
El 4 de diciembre el Ayuntamiento de Santa Cruz acordó
nombrar hijo adoptivo a Pérez Zamora y colocar su retrato
((en el salón magno de las Casas Consistoriales)). Como sabe-mos,
en el actual Palacio -inaugurado en 1904- el tal retra-to
sólo figura en la parte alta del remate de la escalera princi-pal.
Es copia de una fotografía que se solicitó entonces al pro-pio
don Feliciano.
El día 5 escribe Cumella: «Aún no tenemos noticias del
Cable, esto tiene muy disgustados a todos, y a mí más».
Y el día 6 comienza «nublado». Cumella comunica su
carta:
Nada sabemos aún de los vapores del Cable.
Las noticias del Correo de Cádiz confirman el telegra-ma
que recibió León vía Madera, dirigido ai Gobernador,
ue parece recibió también. Feliciano tuvo conocimiento
!e dicho telegrama y de su origen, que es el haber solici-tado
los Ingleses el tendido curvo hacia Lanzarote, y que
se les abone dicha curva. El Gobierno autoriza lo prime-ro
pero no lo segundo. Esto es lo que hay pero la cues-tión
es que los Ingleses están mudos. Yo creo que sea por
efecto del mal tiempo, pues sabe que lo había.
Feliciano en lo que dice sobre el cable, causa buena
impresión.
Y al fin, el día de Gloria. En la P. S. de esta misma carta
del día 6 de diciembre la gran noticia:
P. S. (...) Vino el Parte. Una infinidad de bandas de
música de los pueblos recorren las calles.
Y transcRbr e! f~mesc?p r t e f i m a d ~po r Pérez Zlmora,
que sería leído por el alcalde accidental Luis Marín del Corral.
Dice así:
Parte. Madrid 6 12 15 m.
Sor Alcalde Constitucional de Santa Cruz.
Saludo a Tenerife y le Micito por ser ia primera Isia
de ese Archipiélad o que se Bo ne en comunicación telegrá- fica con el mun o civiliza o.
Pérez Zarnora.
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898)
El día 7 comunica:
Continúa la animación en toda su fuerza.
Pero no todo fueron rosas. Cumella, el día 8, amplía noti-cias,
como la de la despedida multitudinaria al general:
El tiempo lluvioso ha descompuesto las fiestas.
Hoy ha marchado Weyler. La Isla lo ha acompañado
al muelle y de su casa un gentío inmenso y música. Del
muelle a bordo muchísimos botes y las Sociedades con
sus banderas distintivas. Ni ha habido ni habrá otra
igual.
?em a! lado de ato, refiere el enfrentamiento del goberna-dor
civil -el citado brigadier Pérez de Rozas- con el alcal-de.
Dice:
Rositas el mismo, ocasionando disgustos a todos. El
día de la inauguración del Cable hizo un desaire al Al-calde
Marín [Luis Marín del Corral] y, como que fué pú-blico,
el A untamiento en masa quiere renunciar (...).
Ayer dió e Y Ayuntamiento un banquete de despedida al
General y Marín en un brindis muy estudiado encomió
al General hasta el infinito y más allá al tratar lo relati-vo
a la moral, su cultura, su firmeza, su amabilidad, su
rectitud, en fin cuanto pueda decir, a fin de que hasta las
sillas del banquete com rendieran la intención y lo com-prendieron.
Dicho brin l1.s es muy elogiado.
Es decir, aquello que se le preguntaba a Unamuno: «¿Con-tra
quién va ese elogio, don Miguel?)).
Este asunto del enfrentamiento entre el gobernador y el
alcalde sigue ocupando nutrida correspondencia de Cumella
hasta bien entrado el año 84.
Así, por ejemplo, informa Cumella a Martín Rodríguez el
l." de enero de 1884:
Rosita le ha puesto la proa a Mann y al Ayuntamien-to.
Al primero, or su brindis al General, en ue hizo
resaltar mucho e7 carácter fino, bondadoso, amab5 e y qué
Núm. 45 (1999) 405
sé yo qué más, en unos términos que se dió por aludido
Rosita, como se lo pro uso Mann; y con el Ayuntamien-to
porque no le hace e /' gusto declarando incapacitado al
repetido Marín. La verdad es que no sé cómo se saldrá
de la cuestión, porque por más que el Gobernador no
tenga razón, el Ayuntamiento tiene muchos flancos, y
sobre todo no hay entereza; además, Marín no tiene sim-patías,
ni con el público ni con sus compañeros.
Cumella le da traslado a Martín de una carta que recibió
de Pérez Zamora, sobre el casi inmediato cese del gobernador
Pérez de Rozas. La iniciativa la había tomado León y Castillo, a
«a quien se conoce que sus amigos de Las Palmas apremian
E crudamente con motivo de la actitud que Pérez Rozas tomó
O en la cuestión del cable». Creía don Feliciano que el ministro
n =
Romero Robledo trasladaría al gobernador a otra provincia m
O
E
«en la primera combinación de Gobernadores que haya, si es SE
que le dan tiempo». Y añade: E
3
He recibido una carta su a muy fina y cariñosa, con- testando a otra en que le da' 6 a las gracias por su actitud -
0m
en la cuestión del Cable. E
O
El gobierno Posada Herrera entró en crisis el 18 de enero n
E de 1884, subió Cánovas y cesa en Canarias Pérez de Rozas; a
que es sustituido el 6 de febrero por Ricardo Gutiérrez de n
Salamanca y Cámara.
3
O
4. Las elecciones conservadovas de 1884
Como hemos dicho, vuelve al poder Cánovas del Castillo en
enero de 1884. Lleva consigo en Marina a nuestro paisano
Antequera y en Gobernación a Romero Robledo. Se convocan
elecciones generales para abril y mayo siguientes.
Cumella sigiie ~cupándose iritemamer?tr de la c~estiSi,
electoral. En Tenerife, la actuación hostil del gobernador con
respecto a la Junta del Censo le ponía en grave aprieto y veía
negro el futuro. Así, por ejemplo, escribía el 4 de marzo:
406 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 6 5
Anoche se consumó el acto de destitución de los Vo-cales
de la Junta del Censo Padrón y Roldán. Averiguaré
el término que la ley concede para la reposición y para
la alzada, y antes que expiren se utilizarán.
Si el A untamiento viene repuesto mañana enseguida se pedirá Ya reposición.
O lo que escribe el día 6 siguiente:
Hemos de prepararnos a un gran combate y tal vez
sin h t o ue es lo peor; y digo sin fruto porque está vis- to que Sa9 a zar puede más que Feliciano (...).
En este momento me entero por Roldán 9u e anoche lo llamó el Gobernador y le manifestó que é y Padrón
devolviesen el oficio en que se les declaró destituidos de
!a 3Un:a de! Cense, perqUe ccrr,preridfu !u i~justiriaH. m
quedado en hacerlo (mejor pensado, se vacila en devol-ver
el oficio y me inclino a creer que no se devolverá) ...
No lo devuelven.
O el día 8:
La Junta del Censo será repuesta en la primera sesión
del Ayuntamiento.
Y el 14 de marzo informa:
Don Ricardo parece estar más amoroso.
Las elecciones se celebraron el 27 de abril con el triunfo
de los acuneros», sin más sorpresa que la de Pérez Zamora,
por io que hace a Tenerife. En toda Canalias los eGness
pusieron un 50 por 100 de los elegidos.
Éste es el punto más alto de la estrella política de don
Feliciano, cuando ya contaba sesenta y cinco años de edad. A
partir de entonces se inicia el grave descenso en su carrera
p~rlamect~rir;.
Cumella sigue al tanto de las elecciones provinciales y
municipales en su correspondencia con Rodríguez Peraza. Así,
por ejemplo, le escribe el 12 de septiembre del 84:
Núm. 45 (1999) 407
En cuanto a elecciones lo ue me agrada (...) es re-servar
los cántaros para aplicar os a quien convenga. Fal-ta
que esto pueda realizarse.
?
O lo que maquina, según su carta del 4 de octubre:
Cuando menos hay dos maneras de acometer [?] el
descrédito de la Autoridad: una poniéndose de parte de
los descontentos, y otra, que es la que yo prefiero, dejar-se
querer y dejar concebir esperanzas, sin nunca verse
realizadas. Al observar los contrarios la conducta de la
Autoridad benévola, cuando menos con nosotros, lo aban-donan
con más encono, y al fin se encuentra sin los unos
y sin los otros. En esta situación estamos.
Cume!!u rru p m enterices vicepresidente de !u Junta de
comercio, vocal de Pósitos y de Puerto Franco. Pero su salud
empieza a quebrantarse (diciembre de 1884). Tuvo una enfer-medad
en la vejiga, de carácter grave; y ya en julio del 85
anuncia su propósito de
renunciar todos mis cargos públicos.
El 2 de agosto le escribe:
Creo haberte dicho que había renunciado todos los
puestos públicos que tenía, ahora te anuncio que no vuel-vo
a meterme en política.
E insiste en la de 6 de agosto de ese año 85:
Es de dominio público mi resolución de dejar la polí-tica;
además escribí a Las Palmas y La Palma, para que
no me remitieran los periódicos de las respectivas locali-dades,
por manera que aun cuando quisiera retroceder,
que no quiero, no podría hacerlo. He devuelto también
La Opinión, E2 Memorándum y Las Novedades. Me he
quedado con el Diario de Avisos.
Si no fuera más que mi retirada, las consecuencias
creo que no tendrían importancia, pero reveo otras de
muchísimas consecuencias. Por ejemplo, Y a de Feliciano,
de Padrón y de Lorenzo García [del Castillo].
408 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POLITICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 67
Siento mucho, muchísimo que esto te cause el más
pequeño perjuicio.
Le veremos, sin embargo, resucitar en el año 86.
En el verano de 1885 se declaró una epidemia de fiebre
amarilla en la Península. En Santa Cruz se estableció un la-zareto
flotante y se discutió si era posible decretar el aisla-miento
de Canarias. Pero al Gobierno central no le interesaba
la incomunicación y el gobernador civil fue suspendido por
haber querido imponer la cuarentena a un vapor procedente
de la Península.
El nuevo gobernador, Eduardo Zamora Caballero, tomó
posesión de su cargo en el propio barco, el «Vulcano», en que
venía el capitán general José Chinchilla; ambos entraron en la
ciudad sin pasar la cuarentena, lo que motivó la repulsa de la
ciudadanía santacrucera. Dimitió el Ayuntamiento, aunque al
fin no se le admitió la dimisión 37.
Estos incidentes se reflejan en la correspondencia de
Cumella con Martín. Así, en carta del 20 de agosto le in-forma:
Gran belén a uí anoche. Llegó el «Vulcano» a las 7.
El General desem% a rcó de gran uniforme enseguida, pres-cindiendo
de los ruegos de las muchas comisiones que al
costado fueron. Hasta la Capitanía General acompañaron
a S. E. los mayores silbidos y un tiro que rozó el pecho
de Camilo Perera. Hoy ha llegado un vapor con 200 hom-bres
de Infantería de Marina. Todas las Corporaciones
han dimitido, y Sansón cesante.
General y Gobernador muy abrumados.
Alguna voz de muera España hubo cuando desembar-có
el General, pero no tuvo gran importancia, se confun-dió
con la gran silba y los otros mueras. Las cosas han
vuelto a su estado normal, quedando ahora los 15 días
37 Tomamos estos datos de ALEJANDRO CIORANESCUH, istoria de San-ta
Cruz de Tenerife, tomo IV, Caja Canarias, Santa Cmz de Tenerife, 1979,
p. 94.
Núm. 45 (1999) 409
de medio luto. El vapor que trajo la tropa ha sido des-edido
y anoche marchó para Cádiz. En aquella Ciudad
Eay cólera, por manera que con esto no habrá más dis-gustos.
El 6 de septiembre le dice:
Este Ayuntamiento no piensa insistir en su renuncia
y creo que hace bien. Zamora parece ser una persona
muy buena, y da pruebas de interés por la Provincia en
la cuestión sanitaria. Creo que la tirantez debe desapare-cer,
y así se opina, menos los Republicanos y Domin-guistas.
El 21 siguiente le informa que «Sansón ha sido repueston.
El 25 de noviembre de 1885 fallece en El Pardo el rey don
Alfonso XII y se encarga de la Regencia su viuda, doña María
Cristina de Austria. Se nombra a Sagasta jefe del Gobierno.
Cumella comenta:
He sentido cuánto se puede sentir la pérdida de un
extraño, la de don Alfonso. Lo quería de verdad. Ahora
como tú habrás visto tenemos ministerio Sagasta: vere-mos
cómo nos trata (carta de 29 de noviembre).
Nuevo gobernador civil, Rafael Sarthou y Calvo, que du-raría
hasta junio siguiente, por pase al gobierno de Gui-púzcoa.
Se convocaron elecciones generales para el mes de abril
del 86. De la correspondencia que mantiene Cumella se apre-cia
cómo se inicia el descarte de Pérez Zamora, con el apoyo
que el gobernador estaba dispuesto a vrestar a Domínguez Al-fonso,
al tiempo que guardaba amistad íntima con Juan
García del Castillo, Conde de Belascoaín; aunque, curiosamen-te,
su hermano Lorenzo, alcalde de Santa Cruz, era amigo
JUAN CUMELLA Y LA POLfTICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 69
político de los conservadores de Cumella 38. Y éstos planteaban
la alianza ... con los republicanos de Villalba Hervás 39.
Cumella visitó al gobernador civil y lo cuenta a Martín
Rodríguez en la últimamente citada carta del 12 de enero:
Es un joven de 30 años, muy fino y muy simpático y
ue ins ira confianza a primera vista. Esto es visto por
Rera, aiora por dentro no sé cómo será, pero figúraseme
que no puede tener maldad. Me manifesté muy amigo de
Pérez Zamora y en nada tocamos la política local.
Unos días más tarde, el 21 de ese mes de enero, escribe a
García Torres sobre su ((resurrección)):
38 U:,ü cürtü de Cüme!!~ de 8 de ener9 de 1886 ya le explicaba:
Tengo noticias contradictorias de la actitud del Gobernador. Las
mejores son: que nada viene a hacer, que le gusta que lo pandereteen
y amigo de divisiones. Las malas son que viene resuelto a matar a
Feliciano y a sus amigos. Esta última la tengo por buen conducto.
Domínguez y sus amigos no lo dejan y menos Pineda. De los
nuestros sólo lo ha visto Lorenzo, con quien está bien por 1u e tiene íntimas relaciones con su hermano y éste quiere ser Diputa o, como
creo haberte dicho, y que vendrá recomendado parece lo proba-ble.
Si esto sucede producirá algún disgusto, porque no hay disposi-ción
para expurgarlo [?] por arte de nuestros amigos. Y Lorenzo,
que tampoco lo exige, dejará a vara y se meterá en su casa, según
anuncia.
-P
39 Así se expresa Cumella en su carta del 11 de enero:
Por Sansón habrás tenido noticias detalladas del estado político
de este pueblo (...).
Por ahora no hay necesidad de aliarnos a nadie, cada fracción
política debe recoger las firmas de sus partidarios, y en su día se tra-tará
de candidatos. Al fin creo también que deberá realizarse la alian-za
con los Republicanos, pero no ahora. Podrá aspirarse a dos candi-datos,
y el tercer puesto al Re ublicano (...).
Devuelvo la [carta] de ~illafba.p orque me parece que en ella con-traes
algún compromiso. Pon otra de una manera que no aparezca
compromiso.
En otra carta del 12 le amplía:
A uí han rinci iado nuestros amigos a recoger firmas, y también
han Aecido Racerg los Republicanos.
El Gobernador se limita, por ahora, en pedir a los Alcaldes que
llama que dimitan, y nada ha hecho a los que se lo han neeado. El
de Tacoronte estuvo sublime: contestó con energía, con verdaaes y sin
arrugarse ni sonreírse; en fin, gustó al Gobernador (...).
Los contrarios trabajan hoy con mucha actividad recogiendo fir-mas.
Dicen que cuentan con La Gomera y Hierro.
Núm. 45 (1999) 41 1
70 MARCOS GUIMERA PERAZA
He vuelto a ocuparme algo de la política, por más que
mi saludd, edad me aconsejan la quietud. Pero al consi-derar
el isgusto que había de causar a mi buen amigo
D. Feliciano el triunfo de Domínguez, y ante las súplicas
de aquél, no he podido negarme a hacer algo. Me mueve
más el cariño que la antipatía, y sólo me muevo por mi
aprecio y afección hacia D. Feliciano. Los partidarios de
Domínguez y el mismo Domínguez se mueven mucho,
muchísimo, pero en esta Isla no creo saquen gran cosa;
donde temo que obtengan buena cosecha es en La Go-mera
y Hierro.
La prensa republicana, como V. verá, atiza duro. La
Opinión mañana creo volverá a ver la luz para atizar
también, y como que la causa es buena, creo entibiarán
a los contrarios por mu osados que sean. Como V., creo que ia muerte del Rey, más tarde o
más temprano, nos traerá serios disgustos. Las subleva-ciones
primero y después los carlistas. Este mundo está
para dejar; felizmente para nosotros poco nos queda que
vivir.
Y concluye:
¡Cuánto quisiera que V. viniera todos los años a pasar
una temporada con nosotros. Los tertulianos míos se
habnan de entretener!
El 3 de febrero informa sobre un cambio de panorama,
perjudicial:
Lorenzo García está casi enteramente con los contra-rios
porque le apoyan al hermano; lo que nosotros no
podemos hacer porque es igualmente recomendado por
León.
Cumella se daba cuenta, por los informes de Pérez Zamora,
que ante el presidente del Consejo su atribuida unión con los
republicanos les perjudicaba 40. Así decide tranquilizar a don
Feliciano diciéndole que
40 Pérez Zamora había escrito a Cumella:
En resumen, que tenemos el pleito en buen estado ante el Presi-dente
del Consejo, que D. Venancio anda reacio en disgustar a León
412 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POLfTICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 7 1
ningún compromiso hemos contraído con los Republica-nos,
pero que estamos tan relacionados con ellos, parti-cularmente
en el interior, que sería poco menos que im-posible
una división. Además que se me figura que las
carpetas han sido firmadas sin separación de colores;
y por último que
gracias que tengamos fuerzas para dos Diputados, y dar
algo, muy poco, a los republicanos (carta a Rodríguez
Peraza de 6 de febrero).
También le escribe sobre la llegada del Conde de Be-lascoaín:
Paréceme que seremos enemigos; no sólo políticos
sino también ersonales. El mundo es así, el interés per- sonal ciega a Pa mayoría de los hombres.
El 11 de ese mes de febrero escribía Cumella a Martín:
Debo advertirte ue el Gobernador ha dicho que de
cualquier manera ha1 rá de ganar la elección [sic]. Temo
pues que suspendiendo los Ayuntamientos, con los nue-vos
puede hacer toda clase de barbaridades, aun cuando
los 4 Interventores nuestros, porque aparecerá que no se
presentaron y el Alcalde llamó otros 4 de los electores
presentes. Todo hay que temerlo del que puede hacer el
uso que quiera de la autoridad.
El día 18 lo hace a José García:
No crea V. lo que de mí se dice, con referencia a bra-vatas.
A! Gobernador dije que no podía apoyar a So-mínguez,
y nada más se habló (...).
y desautorizar al único Gobernador por quien siente amor [sic]; y que
se pretende sacar partido de nuestra supuesta unión con los Republi-canos.
En previsión de esto último aconsejé a V. que no contra'eran
ningún compromiso. eswrando presentar, como ayer presenté a( Pre-sidente
del Consejo, la disyuntiva de que venga un republicano si ellos
se empeñan en la elección de Domínguez, o que se haga una elec-ción
tranquila de tres ministeriales si el Gobernador retira su apoyo
a dicho Sr.
Núm. 45 (1999) 413
7 2 MARCOS GUIMERA PERAZA
El Gobernador aprieta todo lo que puede, y como
nunca se había visto. Confío que sus exageraciones lo
pierdan, porque el Gobierno no podrá tolerarlas. A D.
Feliciano comunicamos todo por telégrafo.
El país entero rechaza la candidatura Domínguez y
García.
Todavía se hacía ilusiones con la derrota de Domínguez y
Belascoaín ... Hasta que al fin se convence de la imposibilidad
de triunfar. Escribe a Martín:
D. Feliciano nada dice de particular. El pobre conti-núa
dominando la situación, como en tiempos de D. Ri-cardo.
Nada debemos esperar de él, todo tenemos que
hacerlo nosotros (. . .).
Por estas noticias verás que estamos como queremos
(2 1 de febrero).
El 4 de abril se celebraron las elecciones; y como se temía,
salieron elegidos Domínguez, Villalba y Belascoaín. Pérez
Zamora no fue presentado. «La elección está perdida», senten-ció
Cumella en carta de ese mismo día: fue una gran derrota
conservadora. Estamos ante el que se llamó por antonomasia
«el Parlamento largos, que duró hasta 1890.
Durante este larguísimo mandato de los liberales de Sa-gasta,
nuestro Juan Cumella padece una equivalente vacación
política, aunque no deja de mantener sus relaciones con los
afines, a quienes escribe con cierta frecuencia sobre aquellos
temas en los que podía influir en algo. Con Rodríguez Peraza,
especialmente, trata de asuntos de la Diputación Provincial, a
la que pertenecía don Martín.
En el terreno general, digamos que Alfonso XIII nació el
17 de mayo de 1886, siguiendo bajo la Regencia de su madre,
doña Mana Cristina de Austria.
Que el 4 de junio siguiente cesó el gobernador Sarthou, a
quien sucedió Leandro Antolín Ruiz Martínez, que se posesio-nó
el 20 de julio.
Pérez Zamora desaparece de momento de este epistolario
hasta mediados de 1887, aunque Cumella le cita a partir de
octubre de este año 86.
JUAN CUMELLA Y LA POLfTICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 7 3
Don Juan se lamenta de la falta de un centro directivo del
partido conservador en Tenerife, cuya cabeza visible -e insu-ficiente-
ostenta Gregorio Suárez Morales (cartas de 3 y 18
de septiembre de 1886).
El 7 de octubre Sagasta remodela por primera vez su Ga-binete,
dando entrada en Gobernación a Fernando de León y
Castillo, que desempeñaría el puesto hasta noviembre del 87,
en que pasaría a la embajada de París, por permuta con
Albareda. De anotar que fue felicitado por la Comisión Perma-nente
de la Diputación Provincial, en sesión del 11 de dicho
mes de octubre, con el voto en contra de Agustín Rodríguez,
Massieu y Santiago de la Rosa.
En carta del 6 de diciembre Cumella refiere cosas de inte-rés.
Escribe:
Feliciano me dice que el triunfo último obtenido en
esta Diputación es el principio del fin de los traidores, y
que siempre creyó que llegaría el momento de la reac-ción.
Me añade que te había escrito y también a Ro-dríguez
Pérez felicitándoles por su brillante campaña.
Ruiz [Ricardo Ruiz Aguilar] escribe a Roldán que no
se explica los rudos ataques de La Opinión a León, que
éstos no son convenientes y sólo causan irritación; ade-más
que erjudican a Feliciano, porque se le considera
autor 'dle as Correspondencias que publica La Opinión.
Esta ha sido mi opinión la veo con gusto confirmada por una persona imparciai y competente. Lo que convie-ne,
dice Ruiz, es dividir aquí y en Canaria.
En el terreno familiar, ya se acusaba la grave enfermedad
de su esposa, doña Felipa: (<Don Víctor Pérez no le da más que
-u,l-i a-Sii,-u. uAc- . .v,;Arun.a. n ((pc.na-iLtma uA-c . IIUL uA-= o~-~-tp~~~i-~L-ifiii uJu.c.. i I1rU Q;UQ UL), \ . IC cfiil:i-p- a
«está sosteniditan (carta de 22 de octubre) ...
Y a él mismo se le había presentado una parálisis del ner-vio
de la cara. Don Diego Costa le tranquiliza, aludiendo a los
Marqueses del Sauzal y Santa Lucía, que padecieron ese mal
y curaron (cartas de 16 de diciembre).
El 5 de febrero de 1887 cesó el gobernador Ruiz Martínez,
sucediéndole Arturo Zancada, que tomaría posesión el 20 de
abril hasta el 2 de octubre, en que pasaría al Gobierno civil
Núm. 45 (1999) 415
74 MARCOS GUIMERÁ PERAZA
de Palencia. No le era grato a Cumella este gobernador y de-sea
que «Bernar nos libre pronto de él» (carta de 16 de mayo).
El 30 de julio siguiente Cumella se hace eco del proceso
que ha entablado Martín Rodríguez -conjuntamente con Pu-lido
y Roldán- en recurso ante la Audiencia Territorial por
la anulación de su elección:
No ha habido acuerdo sobre los gastos (...) y estáis
haciendo un papel ridículo en Canaria, y podrá resultar
enfriamiento entre Vs.; además, el primero podrá resen-tirse
de la falta de unión. En fin, entendeos. Habéis naci-do
bajo el mismo Sol y esto no tiene remedio. Así vi-viréis.
El 3 de agosto siguiente le manifiesta que ha dado curso a
las cartas de Martín para Roldán y Pulido, las cuales no le han
gustado, por que no les dices más que la mitad de la
verdad.
El 17 de ese mismo mes le dice:
El asunto de Canaria ha tenido la resolución ue de-bía
tener, con la diferencia que habiéndolo [?] hec % o des-de
el principio tu nombre no perdía. ¡Cuándo apren-derás!
¡Cómo querías que Roldán te pagase! ¿Tiene acaso
algo?
Y el 31 remacha:
Efectivamente hubieses quedado peor no pagando. El
silencio de tus compañeros no me extraña, porque (.'..) los
literatos tienen cosas, y el que llega a tener cosas todo le
está permitido.
El 20 de octubre de ese año 87 tomó posesión de su cargo
de gobernador civil Arturo Antón. Doña Felipa se agrava en
su enfermedad crónica del pulmón (carta del 21 de enero de
1888). La atienden don Víctor Pérez y don Diego Costa (carta
de 19 de septiembre).
JUAN CUMELLA Y LA POL~TICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 75
Sagasta vuelve a remodelar -por segunda vez- su Gobier-no
el 12 de junio, dando entrada a Moret en Gobernación y a
Canalejas en Fomento. Éste accedía por vez primera a los go-biernos
de la Corona. Cumella no cree en el cambio de gober-nador:
Los illos abundan en todas partes (carta del 18 de
septiem E re).
Y el 21 de octubre pronostica sobre el Gobierno:
La situación es de poca vida y será sustituido
El último no tiene prisa en ser poder.
Martínez Campos y Don Antonio [Cánovas del CastilP oo:]
Ahora viene algo importante para la jefatura conservadora
en Tenerife.
Esteban Salazar y Ponte, Conde del Valle de Salazar, había
sido nombrado por Cánovas presidente y jefe del Partido Con-servador
en el Norte de Tenerife, con sede en La Orotava.
Cumella, en la citada carta a José García Torres de 18 de sep-tiembre
de 1888, le orienta:
Si Martín trata algo con él [el gobernador Gutiérrez
de Salamanca] y necesita consultar, debe hacerlo con el
Conde.
Estaba Cumella decidido a ir soltando poder, aunque fuera
poco a poco. Y así se fue consolidando la jefatura del Conde
de Salazar. En efecto; al fallecimiento de Gregorio Suárez
Morales -que era presidente del Comité Conservador de
Tenerife, Gomera y Hierro-, el Comité comunica a Rodríguez
Peraza que ha acordado
designar a V. por unanimidad Presidente y Jefe del Parti-do
en !a CircünselipLi6n, acüerdu que se ha coiiiünicado
hoy mismo al Conde de Toreno -encargado por Cánovas
para arreglo del Partido y dirección de los negocios to-dos,
como antes lo fuera Romero Robledo- de oficio,
Núm. 45 (1999) 417
76 MARCOS C U I M E P~E RAZA
por el crucero «Isla de Cuba» (...). También se ha escrito
a Belmonte (carta de Sansón de 30 de octubre de 1888).
El 30 de noviembre Sagasta hace nueva remodelación -la
tercera-: nombra a Ruiz Capdepón para Gobernación; a Ca-nalejas,
para Gracia y Justicia, sustituyendo a A. Martínez; y
a Chinchilla, para Guerra.
Pero don Martín prefería dejar la jefatura conservadora
tinerfeña exclusivamente en el Conde. Así se comprueba en la
carta de Cumella de 20 de diciembre:
Considero importantísima la opinión del Conde a fa-vor
de nuestro Comité, y que esto hará caer de nuestro
lado a los Jefes de Madrid (...).
A lo que dice [Wenceslao H. Leal] de Presidencia, le
he contestado que tú y yo lo deseamos, pero que consi-dero
esperar una ocasión favorable, como por ejemplo la
venida de Cánovas y las elecciones a Diputados, que con
el campo libre de enemigos encubiertos, y dueños de la
situación, debida rincipalmente al Conde, puedas tú pre-textar
la imposi E ilidad e inconveniencia de ser Jefe
y muñidor, lo que te obligará a renunciar, y entonces
puede venir el Conde a ser nuestro Jefe de una manera
que nos...
Me olvidaba decirte que D. Emilio [Salazar] solicitó
la presidencia del Comité a la muerte de Suárez por
conducto de Garrido Estrada; y el Conde de Toreno le
contestó a Garrido que sentía decirle que había lle ta do tarde, enseñándole la comunicación que había reci ido
de este Comité, firmada por Ghirlanda, en que le partici-paba
para su aprobación haber este Comité designado a
M. R [sic], cuya comunicación le había sido entregada
con recomendación por el Sr. Belmonte. Reparar [?]
cmm eru M~siú. Si m se mda ligere, acpi se um.2 ui,
conflicto.
A todas estas, Pérez Zamora se había distanciado un tanto
de Cumella; pero también había enfriamiento entre éste y
Martín Rodríguez. Así se prueba con cartas de Sansón, quien
trata de superar ambas diferencias, por ser aquellos dos «la
verdadera clave y el sostén de nuestro partidon. Añade (carta
de 30 de diciembre de 1888):
418 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
JUAN CUMELLA Y LA POLfTICA DE SU TIEMPO (1818-1898) 7 7
No creo que Feliciano debió producirse con la se ue- dad que lo hace, tratándose de un asunto que no le a9 e c-taba
a él exclusivamente, ni ue D. Juan encuentre en ello motivo para enfriar sus re9 a ciones ...
El 21 de enero de 1890 Sagasta hizo entrar a López Puig-cerver
en Gracia y Justicia, relevando a Canalejas. Es la cuar-ta
remodelación.
Al fin, el Gobierno cae el 5 de julio de ese año de 1890 por
la llamada «crisis de la corazonada» de Martínez Campos; y
entra de nuevo Cánovas del Castillo, con Silvela en Goberna-ción
y Villaverde en Gracia y Justicia. Martín Rodríguez es
designado gobernador civil interino, aunque muchos hubieran
querido lo fuera en propiedad 41. Lo ejercería sólo hasta el 25
de ese mes: en que vendría Eduardo Zamora Caballero.
6. Las elecciones conservadoras de 1891
Muerte de doña Felipa
El Gobierno convocó elecciones generales, para tener lugar
en el mes de febrero de 1891. Estos comicios supusieron la
ruptura de Pérez Zamora con Cumella y demás conservadores
que le seguían. Rotura que no se soldaría hasta tres años des-pués,
a fines de 1894.
El motivo fue el empeño de don Feliciano en sacar diputa-do
por La Palma a Juan Bautista Sommoggy y Gallardón,
frente al candidato oficial -que aceptaban Cumella y sus
amigos- el Conde de Bernar. Y la consecuencia más grave fue
que éstos dejaron de apoyar a Pérez Zamora, dejando vía li-bre
a !a e!ecciSr: de Domingiez A!fonso, SU e~emigov iscera!.
La correspondencia sobre este episodio es numerosa y abarca
varios corresponsales (Belmonte, Sansón, Fernández de Be-
41 Cumella le apremiaba en carta del 8 de julio:
S! Gehernadcr te ha selicitade para entremarte e! mandc, ei. c m -
plimiento de la Orden telegráfica que ha recitido del Gobierno. Ven,
pues, enseguida que en Güímar tienes a Corviniano con un coche
esperándote.
Haz por estar aquí mañana de día sin falta.
Núm. 45 (1999) 419
78 MARCOS GUIMERA PERAZA
thencourt) y, naturalmente, los propios interesados Cumella y
Pérez Zamora.
Después de algunas cartas de don Feliciano sobre el tema,
escribe a Martín Rodríguez el 415 de diciembre de 1890:
Su tío de V. me escribe, cortando conmigo toda dis-cusión
respecto de las cosas de aquella Isla [La Palma] ...
Sansón se hace eco de esa actitud (carta de 12 de enero
de 1891):
Su tío incomodado con Pérez Zamora hasta un punto
que me tiene muy preocupado ...
Ei Comité Conservador de Santa Cruz de Tenerife, en re-unión
del 13 de enero, con asistencia de Cumella y el Con-de
de Salazar, acordó votar tan sólo a dos conservadores
-Fernández de Bethencourt y Guillermo Rancés y Este-ban-,
frente a la postura de don Feliciano, que pretendía ir
al copo. Con aquel acuerdo quedaba libre el tercer puesto para
las oposiciones. Cumella informa a Martín Rodríguez con
todo detalle, especialmente en su carta del 14 de enero de ese
año 91:
Teníamos cobradas fuerzas para 3 mientras nos cono-cíamos.
Las cartas a D. Feliciano le han dado aliento
para pretender lo que podía no haber sido fácil de obte-ner;
y para conseguir esa pretensión ha aa e lado D. Feliciano a medidas que demuestran la descon anza que