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Núm. 48 (2002) 519 68 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS. EL PROBLEMA AÑADIDO DE LOS PRODUCTOS ENERGÉTICOS P O R CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ Si la preocupación de la ciencia económica, primero por la formación de la riqueza nacional y, después, por los problemas del subdesarrollo, ha dado como resultado un creciente interés por el análisis de las relaciones exteriores de los países en desarrollo 1, «la internacionalización de las economías regiona-les y la territorialización del comercio internacional» 2 ha per-mitido a su vez la ampliación de las investigaciones al campo económico regional. El análisis histórico-económico de las re-laciones transnacionales, pues, ha incorporado un nuevo es-cenario analítico y, por supuesto, un mayor grado de comple-jidad 3. 1 Para una visión general sobre esta temática véase la introducción historiográfica realizada por L. PRADOS DE LA ESCOSURA, «El comercio ex-terior y la economía española durante el siglo XIX», en SÁNCHEZ ALBORNOZ, N. (comp.), La modernización económica de España 1830-1930, Madrid, 1987, pp. 147 y ss. 2 CATIN, M. y P. DJONDANG (dirs.), Commerce international et économies régionales, París, 1992. 3 La apertura comercial de las regiones, y su actuación en el ámbito internacional como una forma de diferenciación con las economías del en-torno es objeto frecuente de estudio, aunque también es cierto que la CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 520 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 2 Este nuevo marco teórico afecta especialmente al deba-te acerca de la contribución del comercio exterior al creci-miento económico; la opinión más frecuente, hasta hace dos décadas, era que el comercio internacional perjudicaba a los países no industrializados. Tal era el caso de España, justi-ficándose entonces su elevado nivel de proteccionismo 4. Sin embargo, la historiografía reciente contradice esta te-sis, al tiempo que introduce en el análisis la teorización de las «ventajas estáticas» y «dinámicas» del comercio interna-cional 5. La conformación en Canarias, desde la colonización, de una estructura productiva vinculada a los mercados interna-cionales, motiva el interés de los investigadores locales por los estudios sobre el comercio exterior y explica su participación en este debate. Para unos, la articulación de la economía ca-naria en el contexto internacional ha sido sinónimo de creci-miento económico, y de ahí que Canarias, con su particular régimen aduanero 6, sea observada como el potencial caso contrafactual de la altamente protegida economía española de mayor integración de los mercados y la globalización de las economías di-ficulta el control estadístico de las transacciones, cuyo origen suele ser de naturaleza fiscal. 4 NADAL, J., El fracaso de la revolución industrial en España, 1814-1913, Barcelona, 1982, pp 52-53; VICENS VIVES, J., Manual de Historia Económi-ca de España, sexta reedición 1981, p. 597; SÁNCHEZ ALBORNOZ, N., España hace un siglo, una economía dual, Madrid, 1977, p. 22; NADAL FARRERAS, J., Comercio exterior y subdesarrollo. España y Gran Bretaña de 1772 a 1914: Política económica y relaciones comerciales, Madrid, 1978. 5 Los conceptos de «ventajas estáticas» y «dinámicas» pueden verse en ELKAN, W., Introducción a la teoría económica del desarrollo, Madrid, 1982, pp. 43-62. Para los efectos del proteccionismo comercial y las ventajas de un contrafactual librecambismo en España véase PRADOS DE LA ESCOSU-RA, L., art. cit., pp. 163 y ss.; y TORTELLA, G., El desarrollo de la España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX, Madrid, 1995, pp. 126-128. 6 El Real Decreto de 11 de julio de 1852 declara puertos francos en las Islas Canarias a los principales puertos de comercio con el extranjero: Santa Cruz de Tenerife, La Orotava, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de La Palma, Arrecife, Puerto Cabras y San Sebastián. En 1870 se le sumaría el puerto de El Hierro, y definitivamente la Ley de 6 de marzo de 1900 los ratificaría a todos. Núm. 48 (2002) 521 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 3 gran parte de los siglos XIX y XX 7. Otros investigadores, sin embargo, han interpretado esta articulación como la manifes-tación propia de una economía periférica, dependiente e inductora al subdesarrollo 8. La proliferación de estos estudios sobre el comercio exte-rior canario en la etapa contemporánea se ha visto además favorecida por el acceso a una información estadística de la que carecen muchos espacios regionales. El control y la fisca-lización de la actividad comercial por parte de distintos orga-nismos locales, nacionales e incluso extranjeros, han genera-do, en efecto, una abundante documentación, aunque de difícil contraste. La entrada de mercancías de modo casi exclusivo por vía marítima convierte a las estadísticas de las Juntas de Obras de los Puertos en una fuente de información privilegiada so-bre el comercio exterior canario. Sin embargo, sus series sólo pueden ser utilizadas de modo complementario debido a la presentación agregada del comercio de cabotaje (peninsular e insular) 9, la heterogeneidad de criterios en la publicación an-terior a 1958, la no valoración de las mercaderías, o la inexis-tencia de información sobre el comercio desarrollado en los puertos menores 10. 7 Véase, entre otros, a MACÍAS HERNÁNDEZ, A. M., «Algunas conside-raciones sobre la economía canaria entre 1900-1936» y RODRÍGUEZ MAR-TÍN, J. A., «Economía 1936-1979» en Canarias Siglo XX, Las Palmas de Gran Canaria, 1983, pp. 275-304 y 305-338, respectivamente. 8 Véase por ejemplo, NADAL FARRERAS, J., «Dependencia y subdesarro-llo: el caso canario. Notas sobre las relaciones comerciales entre Gran Bre-taña y las Islas Canarias, 1809-1914», Hacienda Pública Española, 38 (1976), pp. 157-169; BERGASA PERDOMO, O. y A. GONZÁLEZ VIÉTIEZ, Desa-rrollo y subdesarrollo en la economía canaria, Las Palmas de Gran Canaria, reedición 1995; y GUIMERÁ RAVINA, A., «Canarias y su comercio exterior, monopolio, librecambio y dependencia» en VARIOS, Canarias ante el cam-bio, Santa Cruz de Tenerife, 1981, pp. 147-156. 9 Para una buena parte del período no disponemos de los datos desagregados del comercio de cabotaje, cuestión esta que se solía detallar en las Estadísticas de Tráfico pero no en las Memorias Anuales de las Jun-tas de Obras. Para el caso concreto del Puerto de La Luz y de Las Palmas sólo nos ha sido posible distinguir el tráfico interinsular del peninsular en el período 1940-46. 10 La Comisión Administrativa de los Puertos, a cargo directo del Es- CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 522 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 4 De otro lado, y debido a la especial organización adminis-trativa y fiscal del Archipiélago, los Cabildos Insulares han controlado la importación y exportación desde la segunda dé-cada del siglo XX, si bien no se ha elaborado estadística algu-na sobre la actividad comercial sujeta a arbitrios y la sola re-copilación de las liquidaciones sería un arduo trabajo, a la vez que poco fructífero, dado que buena parte de la información ha sido destruida. No obstante, esta documentación sí nos permitiría aclarar aspectos puntuales. También la especialidad del régimen fiscal isleño ha deli-mitado claramente nuestro espacio desde el exterior. La esta-dística extranjera mantuvo diferenciado el comercio con las Islas del resto de la nación española; en ese sentido y para los períodos en que el nivel de concentración geográfica del co-mercio es alto y escasa la relación con el territorio peninsu-lar, es decir, antes de 1930, la fuente extranjera tiene una es-pecial relevancia 11. Por último, la política de control de cambios y divisas puesta en marcha en los años veinte y acentuada en el perío-do autárquico favoreció una nueva y especial fuente de infor-mación, la ofrecida por la Dirección General de Comercio y el Instituto Español de Moneda Extranjera; más al margen de los propios desfases temporales de la serie, especificida-des como la tramitación directa con Madrid de algunas licen-cias —el caso de los hidrocarburos importados por la Com-tado, publicaba unas memorias anuales, no obstante, la información que facilitó sobre el tráfico de mercancías en los puertos menores canarios entre 1939 y 1955 fue prácticamente nula. A partir de 1958, con la homogeneización de las publicaciones el nivel de información aumentó, si bien en esos momentos la relevancia de los puertos menores con relación a los capitalinos era bien escasa. 11 Así, J. NADAL FARRERAS, para el análisis del período 1809-1914, uti-liza las estadísticas aduaneras británicas conservadas en el Public Record Office y citadas detalladamente en la nota 2 del art. cit., y U. MARTÍN HERNÁNDEZ en El comercio exterior canario (1880-1920), La Laguna, 1992, hace lo propio con los Diplomatic and Consular Reports y otra correspon-dencia consular, que por otra parte, y en ese mismo año, fueron traduci-dos y editados por F. QUINTANA NAVARRO, Informes Consulares Británicos sobre Canarias (1856-1914), Las Palmas de Gran Canaria, 1992. Núm. 48 (2002) 523 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 5 pañía Española de Petróleos—, no la hacen especialmente atractiva. La Estadística de Comercio Exterior de la Dirección Gene-ral de Aduanas es la fuente que se utiliza con mayor frecuen-cia para el estudio de las importaciones y exportaciones, dada su publicación sistemática, el tratamiento uniforme de la in-formación territorial, la evaluación monetaria del tráfico y las posibilidades de contrastación nacional. No obstante, la serie de Aduanas sobre el comercio exterior canario 12 no existe como tal sino para los períodos 1849-1869, 1904-1917 y 1930- 34, siendo entonces publicada como un anexo a la Estadística Nacional. Por el contrario, la serie que se inicia en 1941 y lle-ga a la actualidad ha sido elaborada reuniendo los datos del comercio de Canarias con los países extranjeros que siempre han tenido un trato especial en el documento estadístico, y los del comercio de cabotaje con Península y territorios españo-les en África 13 Aún así, la estadística de Aduanas no está exenta de pro-blemas; y aunque algunos se han señalado de forma reitera-da, tales como la infravaloración de las importaciones o el ele-vado y ficticio déficit energético 14, nadie hasta el momento ha 12 Entendido como aquel que realizan las Islas con el extranjero, terri-torios españoles en Africa, Península y Baleares ( las dos últimas recogidas en la estadística como tráfico con España). 13 Las lagunas cronológicas en la serie nacional iniciada en 1849 son las del año 1923 y las de 1936-39. En Canarias, sin embargo, estas son más abundantes al no disponer tampoco de datos para los períodos 1869-1903 y 1918-1929, con la excepción del comercio con Península que entonces era poco representativo. Por último, para 1982 no contamos con los datos del comercio Canarias-Península, aunque en este caso sí con los del extran-jero. 14 Denuncias coetáneas sobre las estadísticas de Aduanas fueron he-chas por los cónsules británicos en el siglo XIX y por las Cámaras de Co-mercio, Industria y Navegación y Delegaciones de Comercio en el siglo XX. Algunas de ellas además están publicadas. Véase QUINTANA NAVARRO, F., op. cit. ; ALONSO LUENGO, F., Las Islas Canarias. Estudio geográfico-econó-mico. Notas sobre la tierra y los hombres, Madrid, 1947, pp. 273-274; DÍAZ-LLANOS Y LECUONA, R., Síntesis de la economía de Canarias, La Coruña, 1953, pp. 389-390; y ARENCIBIA ROCHA, J., «El sector exterior», Información Comercial Española, 389 (1966), pp. 131-141. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 524 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 6 rectificado las series existentes 15, de modo que los estudios sobre el comercio exterior isleño han adoptado la solución más simple; eliminar o marginar los productos conflictivos 16. Así el capítulo 27 de la estadística de Aduanas: «Combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación, materias bituminosas. Ceras minerales» ha sido excluido en la mayor parte de los estudios realizados sobre el comercio ca-nario, con lo que se han desvirtuado aspectos claves de nues-tra economía, como son la dependencia energética, las venta-jas comerciales de la prestación de servicios portuarios o las economías generadas por la instalación de la refinería de pe-tróleos. Pues bien, el objeto de este artículo es explicar cuáles son las dificultades del empleo de la Estadística de Comercio Exterior de la Dirección General de Aduanas en el análisis del comercio exterior isleño. 15 Hay una excepción, pero la rectificación afecta solamente a un año y su objeto son los productos petrolíferos. La reconstrucción se realiza utilizando los datos del Plan General de Combustibles del año 1965, véase ARENCIBIA ROCHA, J., art. cit., p. 141. 16 CUENCA GARCÍA, E. Y OTROS, Opciones de la política comercial en Ca-narias ante la entrada de España en las Comunidades Europeas, Santa Cruz de Tenerife, 1982; MOLINA PETIT, R. Y J. LUIS CORREA, «El comercio exte-rior », Información Comercial Española, 543 (1978), pp. 74-83; ALONSO LUENGO, F., op. cit.; y DÍAZ-LLANOS Y LECUONA, R., op. cit. CUADRO I LOS PRODUCTOS PETROLÍFEROS EN EL COMERCIO EXTERIOR CANARIO (%) T o n e l a d a s V a l o r Años Importación Exportación Importación Exportación 1931 38,7 21,1 16,2 3,7 1934 s.d. s.d. s.d. 5,8 1941 52,3 s.d. 21,5 s.d. 1946 67,1 63,6 27,0 41,3 1951 84,3 82,5 49,3 57,2 1956 69,1 73,8 25,5 40,8 1961 76,6 75,8 34,6 40,4 1966 79,8 85,0 28,1 40,1 1971 75,6 79,6 18,7 27,8 1976 73,0 74,1 29,1 38,6 Fuente: Estadísticas de Comercio Exterior de la Dirección General de Aduanas. Elabo-ración propia. Núm. 48 (2002) 525 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 7 Adelantamos que los problemas de la estadística oficial no son exclusivos de Canarias. Sin embargo, ciertos elementos característicos de nuestra economía introducen matizaciones de especial relevancia. La franquicia aduanera elimina la cau-sa originadora de la propia estadística, es decir, el cobro de los derechos arancelarios. El peso del sector servicios, sobre-saliente desde finales del siglo XIX como consecuencia de los avances en la navegación y del desarrollo portuario, y funda-mental desde la década de 1960, debido ahora al auge turísti-co, ha supuesto el incremento de la dependencia energética exterior por encima de la media nacional, de por sí bastante elevada. Finalmente, la instalación de una industria refinera de petróleos en 1930, con mercados externos más relevantes que los locales, ha aumentado esa hipertrofia de la balanza co-mercial, pues los petróleos crudos y derivados constituyen uno de sus mayores capítulos desde la Segunda Guerra Mundial (cfr. cuadro I). El profesor Valentín Andrés Alvarez fue uno de los prime-ros en denunciar para el contexto nacional el gran número de incorrecciones y su magnitud en la estadística oficial de co-mercio, al menos en la anterior a 1930 17. Los trabajos poste-riores han seguido esta línea crítica y recuperado esta esta-dística para el análisis histórico 18 aunque dejando fuera de su 17 ANDRÉS ALVAREZ, V., «Historia y crítica de los valores de nuestra balanza de comercio», Moneda y Crédito, 4 (1943); y «Las balanzas. Esta-dísticas de nuestro comercio exterior», Revista de Economía Política, I (1945), reproducidos ambos en la obra recopilatoria de VELARDE FUER-TES, J., Lecturas de economía española, Madrid, 1969, pp. 536-565. Además consultar GWINNER, A., «La política comercial de España en los últimos de-cenios » (1892) recogido por ESTAPÉ, F., Textos olvidados, Instituto de Estu-dios Fiscales, Madrid, 1973, pp. 288-291; VANDELLÓS, J. A., «La balanza co-mercial y el cambio de la peseta», Revista Nacional de Economía, vol. XXXII (1931), pp. 6-9; y TENA JUNGUITO, A., «Una reconstrucción del comercio exterior español, 1914-35: la rectificación de las estadísticas oficiales», Revista de Historia Económica, 1 (1985), pp. 77-79, donde se comentan ampliamente las críticas coetáneas al sistema estadístico español. 18 Los primeros trabajos centrados en el período anterior a la Guerra Civil suavizan la gravedad del problema destacado por el profesor Andrés Alvarez y se alejan de los altos porcentajes de error estimados por J. A. VANDELLÓS. Véase TORTELLA CASARES G. y otros, «Las balanzas del comer- CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 526 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 8 valoración a las Islas Canarias y los territorios españoles en África 19. El principal problema que aborda el análisis estadístico es el de la valoración de las transacciones comerciales. En efec-to; los valores de las mercancías que aparecen reflejados en la estadística en el período que va de 1849 a 1930 20 no res-ponden a los precios del mercado sino a los fijados por la Ha-cienda Pública con el fin de practicar la liquidación de los de-rechos aduaneros. El retraso o incluso la falta de actualización de dichos valores unitarios, en particular en el período 1914- 1920 —ya fuera por negligencia, falta de medios, cálculos erró-neos o voluntades políticas proteccionistas—, y el manteni-miento de unos precios tipo para grupos de mercancías de calidad o naturaleza diferente, implican sesgos en los datos que para el caso del territorio nacional han reflejado mayores déficit en la década de 1860 (más suavizados por la estadísti-ca oficial), tendencia al superávit donde había déficit —perío-cio exterior español: un experimento histórico-estadístico, 1875-1913», en GARCÍA DELGADO, J. L. y J. SEGURA (eds.), Ciencia Social y análisis econó-mico. Estudios en homenaje al profesor Valentín Andrés Alvarez, Madrid, 1978, pp. 487-513; PRADOS DE LA ESCOSURA, L., «Una serie anual del co-mercio exterior español (1821-1913)», Revista de Historia Económica, 1 (1986), pp. 103-150; VIÑAS, A. y otros, Política comercial exterior de España (1931-1975), Banco Exterior de España, pp. 63, 66, 126, 153, 236 y 428; y TENA JUNGUITO, A., art. cit. y Las estadísticas históricas del comercio inter-nacional: fiabilidad y comparabilidad, Servicio de Estudios de Historia Eco-nómica del Banco de España, 24 (1992). En este último trabajo de A. Tena se abordan los problemas de la estadística hasta el año 1985. 19 El territorio estadístico nacional al que se refieren los valores ofi-ciales de comercio es el de la Península y Baleares hasta 1953. Canarias y el resto de territorios de ultramar no son incluidos en las cifras del comer-cio nacional, permaneciendo hasta entonces en un anexo. Las estimacio-nes y rectificaciones estadísticas que han realizado para el contexto nacio-nal los distintos autores no consideran al tráfico exterior canario, ni a los territorios españoles en África, América o Asia. Véase TENA JUNGUITO, A., «Comercio exterior», en CARRERAS, A. (coord.), Estadísticas históricas de España. Siglos XIX-XX, Madrid, 1989, p. 345. 20 La primera publicación con carácter regular de la Dirección Gene-ral de Aduanas es del año 1852, no obstante en ella se hace referencia al comercio desde 1849. En cuanto a la fecha final de esta primera fase de publicaciones es exactamente la del 1 de agosto de 1930. Núm. 48 (2002) 527 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 9 do 1870-1913—, y sesgos a la baja tanto en importaciones como en exportaciones, desde 1914 a 1935, aunque más te-nues a partir de 1930 21. Sin embargo, este problema, el de la evaluación a precios unitarios, no parece tener lugar en el caso de Canarias hasta 1904. Antes de esa fecha las oficinas de Aduanas utilizan como base de la liquidación del impuesto «ad valorem» las declara-ciones de los importadores. Así lo señalan los informes comer-ciales de los cónsules británicos en Canarias y así parece inferirse de la propia publicación 22. Hemos tomado como ejemplo la evolución de los valores medios del carbón y la belmontina —un derivado del petróleo—, y observamos claras diferencias entre los precios medios de los artículos, según sea la procedencia del género, el año de importación e incluso la bandera del buque que lo porta (cfr. cuadro II). Otra cosa es que este sistema de valores declarados tampoco sea el adecua-do y sufra la crítica y denuncia de los cónsules por la infrava-loración de sus importaciones en, al menos, un 33% 23. 21 PRADOS DE LA ESCOSURA, L., art. cit. (1986); y TENA JUNGUITO, A., art. cit. (1985). 22 Véase QUINTANA NAVARRO, F., op. cit., 1992, pp. 26 y 37. 23 Ibídem, p. 171. CUADRO II VALORES MEDIOS* DE PRODUCTOS IMPORTADOS EN CANARIAS, 1861-1869 Carbón mineral - Ptas/Tn Belmontina - Ptas/litro Inglés Otro origen Americana Otro origen 1861 ................. 11,47 1862 ................. 10,86 12,50 0,86 0,78 1863 ................. 24,69 1,18 0,73 1864 ................. 21,82 0,78 1865 ................. 26,38 0,95 1,61 1866 ................. 29,28 52,80 0,98 0,96 1867 ................. 29,58 543,48 0,75 1,01 1868 ................. 31,65 64,95 0,75 0,77 1869 ................. 28,45 357,14 0,53 0,75 Fuente: Estadísticas de comercio exterior de la Dirección General de Aduanas. Elabora-ción propia. * Estas cantidades son el resultado de dividir las importaciones valoradas mone-tariamente por el peso de las mismas. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 528 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 10 A tenor de lo dicho, la magnitud e incluso dirección de los sesgos en Canarias debe diferir de la calculada para el territo-rio peninsular. En lo relativo al siglo XIX, porque parece que el sistema de valores declarados también da pie a resultados inexactos. En cuanto al siglo XX, y cuando se emplean valores unitarios, porque el comportamiento de los precios en las Is-las debe responder, en mayor medida que en la Península, a la evolución de los precios internacionales, dadas las supues-tas ventajas que conlleva el régimen librecambista. Por otra parte, la minoración de los sesgos que se produ-cen en la estadística nacional después de 1930 al implantarse el método de valores estadísticos declarados, según constata-ción de Antonio Tena 24, no ocurre en la estadística canaria, ya que, a partir de aquella fecha, parece que la valoración del comercio insular se realiza conforme «valores estadísticos medios declarados» de mercancías importadas y exportadas en Península, lo que trae consecuencias similares al anterior sis-tema de valores unitarios 25. La utilización del método de valores declarados conlleva también otro cambio: el cómputo de precios Cif para las im-portaciones y Fob para las exportaciones —hasta entonces ambos en Fob 26—. Al computarse el comercio canario confor-me valores medios declarados en la Península, esto es, Cif-Pe-nínsula para las importaciones, las Islas no se benefician estadísticamente de sus ventajas geográficas en el tráfico in- 24 La Real Orden del Ministerio de Hacienda de 22 de marzo de 1930 implanta el sistema de valores declarados con fines exclusivamente esta-dísticos 25 Este extremo se ha confirmado tanto en las Memorias de algunas instituciones relacionadas con la actividad comercial de las Islas como por la propia bibliografía. Véanse Memorias de la CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO, INDUSTRIA Y NAVEGACIÓN DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA y DE-LEGACIÓN DE COMERCIO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE; y VIÑAS, A. y otros, op. cit., p. 126. 26 La fórmula de cotización Cif y Fob se corresponde con una cláusu-la frecuentemente utilizada en la contratación del transporte marítimo; esto es, la factura de las mercancías para el importador supone el costo de éstas más seguro y flete hasta su puerto de destino (Coast, Insurance and Freight); para el exportador, el coste de la mercancía puesta a bordo del bu-que (Free on board). Núm. 48 (2002) 529 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 11 ternacional, es decir, de los menores fletes, pudiendo en este sentido estar sobrevaluadas 27. Por otra parte, la expresión en Cif de las importaciones sugiere nuevas dudas. La publicación estadística confunde las exportaciones e importaciones al territorio peninsular y a los territorios españoles en Africa 28. ¿Las exportaciones hacia esas zonas están cotizadas a precios Cif y las importaciones a pre-cios Fob y, por tanto, estamos ante una infravaloración de las importaciones y una sobrevaloración de las exportaciones? ¿Están ambas a precios Fob, de modo que el comercio con la Península está subvalorado con respecto al extranjero? ¿Hay cambios en los criterios cuando Canarias se integra al marco 27 «No nos ofrece el mismo crédito [que las exportaciones] los valores calculados a las importaciones porque estando estos exceptuados del re-quisito de declaración de valor por los importadores, debido a nuestro es-pecial régimen de Puertos Francos, hemos tenido que aplicar, a fin de valorarlos, los valores estadísticos declarados medios obtenidos para las mercancías importadas en la Península, según estadísticas que anualmen-te publica la Dirección General de Aduanas, en la que hemos observado que el valor de un artículo determinado únicamente varía según fuera su país de origen, y que esta variación es mucho mayor cuando se refiere a partidas de mercancías comprensivas de calidades diversas, por lo que es evidente que los valores así calculados a nuestras importaciones no refle-jan ni por aproximación su costo a bordo en nuestro puerto. Si además se tiene en cuenta que las calidades de las mercancías que se importan en la Península no son iguales a las que se importan en Canarias, porque aquí, por la libertad comercial derivada de sus franquicias, están en libre com-petencia, allí, por el régimen aduanero, están subordinadas a las imposi-ciones del arancel, se llega a la conclusión de que los valores aplicados a nuestras importaciones son puramente nominales y absurdos, especialmen-te en las partidas de artículos manufacturados, comprensivos de valores diferenciales de gran consideración». CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO, INDUS-TRIA Y NAVEGACIÓN DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, Memorias comerciales, 1934. En esa misma línea constatamos pronunciamientos de otras entida-des y en años posteriores, insistiéndose también en la infravaloración de las exportaciones, de modo especial la de tomates y plátanos, a la que no se evalúa conforme los precios alcanzados. DELEGACIÓN DE COMERCIO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE, Memorias, 1969 y 1973. 28 Comercio canario que desde el inicio del período autárquico se caracteriza por un paulatino acercamiento al mercado nacional. RODRÍGUEZ MARTÍN, J. A., art. cit., p. 310. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 530 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 12 estadístico nacional? 29 Todas estas cuestiones carecen por aho-ra de una adecuada respuesta 30. La expresión monetaria de los valores y los problemas de sobrevaluación de la moneda constituyen otra fuente de difi-cultades. Las unidades monetarias empleadas en la estadística desde el momento de su publicación han sido varias. Pero aquí no reside el inconveniente, sino en el hecho de que, en ocasiones, no se ha sabido en qué unidad se expresan y los autores no han seguido criterios uniformes a la hora de elegir la unidad monetaria supuesta 31. La sobrevaluación de la moneda española distorsiona la cuantía real del volumen comerciado e incluso sus saldos. Durante la etapa autárquica, la fijación de los tipos de cam-bio de forma discrecional y por ley mantiene por encima de su valor la peseta 32. Ello, en principio, favorece la práctica por parte de los exportadores de declarar precios menores a los realmente comerciados y de ahí la posible existencia de «infravaloraciones del 50% e incluso del 100% en algunos pro- 29 Véase nota 19. 30 Las consultas realizadas al Servicio Estadístico de la Dirección Ge-neral de Aduanas no dejan claro este extremo. 31 Cfr. ANDRÉS ALVAREZ, V., art. cit. (1945), pp. 556-560, señala que el comercio de 1849 a 1869 viene expresado en reales de vellón y de 1869 a 1890 en pesetas oro y que la dificultad de determinación de la unidad re-side en la estadística de 1890 a 1928; de otro lado, TORTELLA CASARES, G., Y OTROS, art. cit, p. 493, sostiene que entre 1890 y 1906 se habla de pese-tas oro y entre 1906-1920 de pesetas estadísticas (valor intermedio entre pesetas oro y pesetas corrientes introducido por Andrés Álvarez); por últi-mo, los estudios de PRADOS DE LA ESCOSURA, L., «Las estadísticas españo-las de comercio exterior 1850-1913: El problema de las «valoraciones», Moneda y Crédito, 156 (1981), pp. 48-49, para el período 1890-1913; y de TENA JUNGUITO, A., art. cit. (1985), pp. 85-90, para 1913-1920, señalan pe-setas corrientes. De igual forma, parece que Antonio Tena entiende que los valores unitarios de los años 1921-28 son también expresados en pesetas corrientes, al contrario de lo que se refleja en el documento estadístico; entre 1928 y 1960 en pesetas oro; y, por último, de 1960 a la actualidad en pesetas corrientes. En definitiva, un auténtico caos monetario. 32 Para más información sobre el tema véase EGUIDAZU F., Interven-ción monetaria y control de cambios en España, 1900-1977, Madrid, 1978, pp. 173-271. Núm. 48 (2002) 531 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 13 ductos» 33. Mas si el control de cambios genera este efecto en importadores y exportadores, la introducción del sistema de cambios múltiples a partir de 1949 y el tratamiento diferen-cial en los tipos de cambio de una serie de mercancías, pare-ce que no han sido considerados por los funcionarios que han convertido los valores de importaciones y exportaciones en la unidad monetaria nacional. Este último hecho en zonas como Canarias, altamente productoras de divisas y cuyo comercio de exportación durante la autarquía se concentraba en torno a tres mercancías con tipos de cambio diferenciado (tomate, plátano y petróleo) significaría una infravaloración de sus ex-portaciones y, por tanto, el reflejo de una peor situación del saldo comercial 34. Por último, si la valoración de los productos energéticos también acarrea algunas dificultades en la Estadística de Co-mercio Exterior, éstas se acentúan en el análisis del comercio canario en la medida que, como hemos dicho, su importancia relativa en el total del tráfico es mayor. Veamos. ¿Los conceptos de avituallamiento o pertrechos y provisio-nes forman parte de la balanza comercial o corresponden a la balanza de servicios? Conforme la definición general de expor-tación, se trata de la salida efectiva de mercancía hacia un país extranjero (de acuerdo con la normativa internacional, entendemos el buque o aeronave de bandera extranjera como tal); por tanto, el avituallamiento es una exportación. Pero la estadística de la Dirección General de Aduanas no siempre lo consideró así, dado que hasta 1945 no aparecen reflejados como tales. En un país como España o, mejor dicho, en una región como Canarias, con dependencia absoluta del exterior en materia energética fósil y con una gran parte de su econo-mía volcada en los servicios portuarios, esa exclusión deriva en un déficit comercial irreal. Pero, además, ¿cómo deben 33 Tal era la opinión de Antonio Torres Espinosa, Subsecretario de Comercio, recogida en TORRES MARTÍNEZ, M., «El comercio exterior y el de-sarrollo económico español», Información Comercial Española (1960). 34 CARNERO LORENZO, F., «Política cambiaria y economía isleña, 1919- 1959. Una primera aproximación», Situación, Serie de Estudios Regionales: Canarias (1997), pp. 37-47. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 532 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 14 valorarse esas «exportaciones»? ¿Conforme el precio decla-rado por el suministrador o según el precio medio fob del producto? Lo lógico sería que se desagregara el precio de la mercancía del servicio prestado, pero esto parece que en la es-tadística no es así. De otro lado, la ligereza con la que se tratan los datos del comercio canario por parte de la estadística oficial, y los cam-bios en la forma de operar por parte de las empresas y, en particular, en las empresas refineras de petróleo, perjudican también la fiabilidad estadística. La actividad de la refinería de la Compañía Española de Petróleos en Santa Cruz de Tenerife no se circunscribe a la producción de derivados pe-trolíferos para la exportación y el consumo interno. La infra-estructura de la que está dotada y las formas de operar por parte de las multinacionales en los mercados, deseosos de aprovechar la situación estratégica de las Islas, permite a la Compañía producir derivados por cuenta ajena y admitir en consignación derivados para suministro de buques, también por cuenta ajena. Este tipo de tráfico es considerado habitual-mente como Admisión Temporal o de Perfeccionamiento Acti-vo 35. Los contratos por cuenta ajena o de maquila se realizan en la refinería de Tenerife desde el año 1948 36 y en la década de 1980 son más del 60% de los crudos recibidos adquiridos por terceros y devueltos a estos una vez transformados 37; no obstante la estadística oficial para Canarias (quizás por su es-pecialidad fiscal) no lo recoge como tal sino que lo incluye junto a las exportaciones e importaciones corrientes. Se dedu-ce entonces que el valor estadístico asignado no se correspon-de con los flujos monetarios reales. 35 La estadística sobre Admisión Temporal para el territorio peninsu-lar y balear está excluida de los datos del comercio total en el lado de las importaciones —no de las exportaciones— hasta 1960; a partir de esta fe-cha, importaciones en régimen de admisión temporal y reexportaciones co-rrespondientes a este régimen se incluyen en los totales del comercio exte-rior de España, y en uno y otro caso la estadística especifica las aduanas en las que radican las concesiones, pero nunca aparecen reseñados las ca-narias. 36 CEPSA, Memorias, año 1948. 37 CEPSA, Memorias, años 1980 a 1990. Núm. 48 (2002) 533 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 15 La bibliografía crítica a las Estadísticas de Comercio Exte-rior se ha concentrado casi exclusivamente en el problema de las valoraciones. En este sentido, parece existir un consenso, al menos en el contexto nacional, para considerar las cifras reales o cantidades —toneladas, litros, metros cúbicos, etc.— como ciertas o al menos como bastante próximas a la reali-dad. Un consenso que se rompe en el caso de Canarias, pues hemos comentado ya el problema de la exclusión durante un largo período de los suministros 38. Pero, adem��s, existen otros elementos a tener en cuenta y que han sido objeto de denun-cia: la discutible veracidad de las cifras de productos impor-tados y exportados. La primera cuestión es el contrabando de mercancías «le-gales ». En el ámbito nacional se han realizado algunos traba-jos al respecto, destacándose el contrabando realizado a tra-vés de Gibraltar y Portugal en productos manufacturados de importación, y cuya razón fundamental es la presión arance-laria 39. Siendo pues una de las principales causas del contra-bando el eludir el sistema arancelario, nos debiera preocupar poco en el Archipiélago, sobre todo tras la inauguración de la franquicia aduanera. Sin embargo, no puede dejar de mencio-narse como causa de defecto estadístico. Primero porque la libertad comercial nunca ha sido abso-luta en el Archipiélago. Entre 1852 y 1900 se cobró a todas las importaciones un impuesto del 1/1000 40; luego, en la se- 38 El agua y el hielo, ambos de producción interna y objetos de expor-tación y venta a buques y aeronaves, han sido excluidos de la estadística comercial (o al menos nosotros hemos sido incapaces de localizarlos), cuan-do precisamente la búsqueda de éstos era uno de los objetivos del paso de los buques por Canarias, en el que intervinieron tanto administraciones lo-cales como empresas privadas dedicadas al avituallamiento. 39 ESPEJO Y GÓMEZ DE TÍA, E., «El contrabando comercial y su inci-dencia económica», Información Comercial Española, 597 (1983), pp. 65- 67; SÁNCHEZ MANTERO, R., «El contrabando de Gibraltar en la primera mitad del XIX», Moneda y Crédito, 157 (1981), pp. 19-40; PRADOS DE LA ESCOSURA, L., «El comercio hispano británico en los siglos XVIII y XIX: ten-dencia y estructura», Revista de Historia Económica, IV, 3 (1986); y «El co-mercio hispano británico en los siglos XVIII y XIX. I. Reconstrucción», Re-vista de Historia Económica, II, 2 (1984) pp. 113-162. 40 Desde 1852 los cereales y el tabaco contaron con unos aranceles es- CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 534 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 16 gunda década del siglo XX, este impuesto fue sustituido por los arbitrios insulares y recargos municipales a la importación y exportación de mercancías; y, por último, en 1972 y hasta 1986, por el Arbitrio Insular a la entrada de mercancías y el Arbitrio Insular sobre el Lujo, todos ellos junto a los derechos de los puertos por prestación de servicios de carga y descarga y tarifas de muellaje. Esta libertad restringida ha debido favo-recer, en una medida difícilmente mensurable, la práctica del contrabando. En segundo lugar, la razón que impulsa el contrabando no es sólo la de alterar «la relación de factores costo-beneficio-venta ». Más importante, en los períodos de la Primera y Se-gunda postguerra mundial y de la Guerra civil española fue cubrir la carencia de artículos básicos 41. Este tráfico se reali-zó fundamentalmente a través de lo que conocemos como «cambullón», pero el tipo de infraestructura con que conta-ba esta actividad y la permisividad oficial, sugieren que sus cifras no alteran de modo excesivo los datos globales del co-mercio 42. Por último, el sistema de contingentación y la escasez de divisas durante la autarquía serán un nuevo fundamento para el contrabando 43, si bien sus efectos en Canarias siguen pen-dientes de estudio. Hemos planteado la problemática del contrabando como causa del defecto informativo de la estadística oficial. Pero como contrapeso a este hecho debemos subrayar la posibili-dad del cómputo en exceso de determinado comercio como consecuencia del uso de las Islas como centro reexportador o como trampolín de entrada de productos extranjeros a la Pe-nínsula. pecíficos, más adelante se introdujeron nuevas tarifas que afectaron a los licores, aguardientes y otros productos coloniales. 41 ESPEJO Y GÓMEZ DE TÍA, E., art. cit. 42 LEAL, C., «Cambullón», Gran Enciclopedia Canaria, t. III, 1996; y CUBAS VALENTÍN Y OTROS, «El cambullón en la literatura y la prensa (1885- 1950)», X Coloquio de Historia canario-americana, t. II, Las Palmas de Gran Canaria, 1994. 43 ESPEJO Y GÓMEZ DE TÍA, E., art. cit. Núm. 48 (2002) 535 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 17 En cuanto al primer punto, la situación estratégica de Ca-narias y su utilización como plataforma reexportadora es algo que ha sido destacado en múltiples ocasiones; ahora bien no se ha comentado que este tráfico, desde la óptica estadística, debiera ser considerado como comercio de tránsito a efectos de evitar un excesivo abultamiento del comercio total. Y esta depuración no se ha hecho. Ejemplos de ello lo tenemos en las reexportaciones de ron cubano en el último cuarto del si-glo XIX 44 o en el más importante tráfico de petróleos de las primeras décadas del siglo XX; la mayor parte de la mercancía importada, queroseno para la iluminación procedente de Es-tados Unidos o Gran Bretaña, se reexportaba hacia las colo-nias británicas en África (cfr. cuadro III). CUADRO III REEXPORTACIONES DE PETRÓLEOS, 1905-1915 (en toneladas) A ñ o s Importación Reexportación 1905 ................................. 2.493,8 1.315,4 1906 ................................. 3.983,5 1.068,7 1907 ................................. 2.613,0 1.883,4 1908 ................................. 3.701,9 2.490,9 1909 ................................. 1.860,6 1.429,4 1910 ................................. 2.880,9 626,7 1911 ................................. 4.589,9 2.063,2 1912 ................................. 2.600,6 912,2 1913 ................................. 1.694,6 721,3 1914 ................................. 4.104,7 1.499,8 Fuente: Estadísticas de Comercio Exterior de la Dirección Gene-ral de Aduanas. Elaboración propia. En cuanto al segundo punto, es decir, la utilización de Canarias como trampolín a la Península eludiendo los arance-les, desde 1852 y hasta que no se introdujo en 1900 el «prin-cipio de extranjería comercial», fue una práctica muy frecuen-te, habiéndose denunciado en productos como el cereal o el azúcar 45. A partir de 1900, las posibilidades de continuar con 44 QUINTANA NAVARRO, F., op. cit. 45 Véase CABRERA ARMAS, L. G., «La reforma de Villaverde y el régi-men de puertos francos de Canarias», Situación, Serie de Estudios Regio-nales, Canarias, BBV, 1997, pp. 23-27. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 536 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 18 esta práctica disminuyen en gran medida, pero no por ello creemos que desaparezca, porque la diferencia de sistemas arancelarios sigue resultando bastante propicia 46. Por otra parte cabe pensar que pudiera existir defecto en las cifras del comercio como consecuencia de la menor «rigu-rosidad y exactitud» del control practicado por la Administra-ción de Puertos Francos con relación a las Aduanas; la propia exención aduanera deriva en el menor control no solo de los valores declarados sino de las cantidades consignadas en de-claración 47. En la misma medida que sospechamos de la falta de rigurosidad en el registro de las cantidades, también pode-mos estimarlo en la clasificación arancelaria de las partidas por parte de las Aduanas canarias 48 o en la definición geográ-fica del comercio. Esta última cuestión ha sido denuncia-da por algunos autores 49, siendo en todo caso también un problema generalizable a la estadística de buen número de países 50. 46 Las ventajas para el contrabando que se extraen de sistemas aran-celarios diferentes y próximos son analizadas por P. SHEPHERED. «Las em-presas transnacionales y la desnacionalización de la industria de cigarrillos en América Latina» en TEICHOVA, A. y otros, (comps.) Empresas multina-cionales, finanzas, mercados y gobiernos en el siglo XX. Perspectiva histórica de las empresas multinacionales, Madrid, 1990, pp. 260-270 Este autor cita precisamente a las Islas Canarias como uno de los lugares utilizados por las filiales de las empresas multinacionales para introducir en los merca-dos próximos cigarrillos que llevan la etiqueta de producción local, léase p. 262. 47 En este mismo sentido se expresa el Delegado de Comercio de San-ta Cruz de Tenerife en la Memoria de 1962. 48 En la clasificación de productos petrolíferos este hecho puede ser bastante frecuente en la medida que las diferencias entre unas partidas y otras son mínimas e incluso físicamente inexistentes, y sólo dependientes del uso que se le da al producto en función de lo cual se le grava. 49 ALONSO LUENGO, F., op. cit., pp. 273-274, «[en las Estadísticas de la Dirección General de Aduanas] no figuran como exportaciones de las Islas al extranjero las realizadas a Suiza en los últimos años, [se refiere supo-nemos, a los años 1940-45 que son la muestra que analiza] sin duda por salir del Archipiélago en régimen de cabotaje y despacharse de exporta-ción por Aduanas de la Península». Véase también DÍAZ-LLANOS Y LECUO-NA, R., op. cit., p. 389. 50 TENA JUNGUITO, A., op.cit., 1992, p. 10. Núm. 48 (2002) 537 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 19 Finalmente la inexactitud de las cantidades deriva también de los propios intereses de la política exterior, particularmen-te en el tráfico de productos estratégicos 51. La reconstrucción de los valores como problema principal de la estadística exige considerar la heterogeneidad de la se-rie, primero en el nomenclátor de las partidas arancelarias y, segundo, en el registro de las unidades de cuenta de las mer-caderías. En cuanto al nomenclátor, la sucesiva adaptación de la normativa arancelaria y estadística española a un sistema más universal ha motivado que desde el inicio de la publicación estadística hasta hoy haya habido, al menos y con carácter generalizado, tres nomenclátores diferentes 52. Además, hay períodos en que el nivel de agregación de las partidas es con-siderablemente alto, dándose entre 1940 y 1944 la circunstan-cia de una partida que reúne a todos los artículos de comer-cio oficial y monopolizados (petróleos, fósforos y tabacos) o entre 1945 y 1952 y en el caso canario exclusivamente, la agre-gación del comercio por grupos de partidas de Arancel 53. En segundo término, la estadística no ha mantenido la ex-presión del tráfico de determinadas mercaderías en la misma unidad de cuenta, coexistiendo medidas de capacidad, peso y unidades de producto, dificultando el análisis de su evolución, pero sobre todo obstaculizando la reconstrucción de los valo-res del comercio. Sería muy arriesgada la valoración de parti- 51 El comercio de armas de guerra, por ejemplo, no se refleja en la estadística oficial. Durante el transcurso de un conflicto bélico esta estrate-gia político-militar puede además ampliarse a otros productos. Teniendo como base este argumento quizás podamos entender la agregación del dato estadístico de productos monopolizados durante el transcurso de la Segun-da Guerra Mundial. A pesar de los controles comerciales ejercidos por los países anglosajones, el Estado español pudo mantener y mantuvo un flujo continuado con las potencias fascistas, las cifras de determinados produc-tos estratégicos y la corriente geográfica de su destino parece que pu-dieron ser manipuladas por conveniencia de la política exterior. Véase VI-ÑAS, A. y otros, op. cit., pp. 428 y ss. 52 Los cambios más profundos han sido en 1930 y 1960. 53 Por ejemplo, los petróleos, gasolinas y derivados se reúnen en una única cifra. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 538 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 20 das como la de maquinaria agrícola, automóviles, etc., que aparecen cuantificadas por su peso y no por unidades. CONCLUSIÓN El empleo de las estadísticas de la Dirección General de Aduanas en Canarias debe realizarse con suma cautela, en mayor medida si cabe de la que ha habido para la estadística «española», sobre todo en lo que a valoración monetaria del comercio se refiere. Los datos que tenemos para el siglo XIX, como consecuencia principalmente del contrabando y la reex-portación al África Occidental, son del todo inexactos. Si a ello le añadimos la no-consideración de los avituallamientos a bu-ques como parte de la exportación, la balanza resultante re-fleja una situación totalmente irreal. Durante el primer tercio del siglo XX, y de un modo especial durante los años de la Primera Guerra Mundial, al problema del «déficit energético» anterior se añade la parálisis que su-fren las tablas unitarias de valores y, por lo tanto, la artificial situación del comercio internacional, que, realmente en esos años, está sometido a un grave proceso inflacionario. Las difi-cultades en la estadística de las Islas no se minoran además, como para el caso de la nacional, en el año 1930; Canarias, al asumir un comercio valorado según precios medios declara-dos, sigue contando con una balanza donde claramente las importaciones pueden estar sobrevaloradas y las exportaciones subvaloradas, además de presentar sesgos de diferente intensi-dad entre el comercio con el extranjero y el peninsular. De otro lado, 1930 también es la fecha del establecimiento de la refinería de petróleos de CEPSA; ello supone nuevos pro-blemas de cómputo estadístico, consecuencia principalmente de la práctica empresarial de aceptar depósitos y producir por cuenta ajena en un territorio donde, al estar exento de pago, no es preciso la petición de admisión temporal, perfecciona-miento activo o declaración de tránsito. Por último, debemos tener en cuenta que la discrepancia de los valores reales con los estadísticos aumenta durante el Núm. 48 (2002) 539 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 21 período autárquico como consecuencia del control de cambios y la simplificación estadística que de ellos se realiza al con-vertir la divisa en pesetas oro; en este caso y dado el predo-minio de productos con tipo diferenciado en las exportacio-nes, la balanza comercial se muestra en peores condiciones de las que en realidad estaba. Nuestra labor debe estar por reconstruir el comercio del siglo XIX y XX combinando y contrastando los valores no mo-netarios de la estadística de Aduanas con fuentes alternativas, donde incluiríamos a las extranjeras no examinadas aún (es-tadounidenses, francesas y alemanas básicamente) y las pro-cedentes de empresas privadas con fuerte presencia en el comercio exterior canario. Además, es precisa la urgente esti-mación a partir de esas cifras de nuevos valores monetarios para nuestra balanza comercial, tan tergiversada a lo largo de toda la historia contemporánea. Merecemos una nueva lec-tura de nuestras relaciones exteriores y del papel que han de-sempeñado en el crecimiento económico isleño.
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Título y subtítulo | Las fuentes estadísticas de comercio exterior en Canarias : el problema añadido de los productos energéticos |
Autor principal | Pérez Hernández, Concepción M. A. |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 48 |
Sección | Economía |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2002 |
Páginas | p. 519-539 |
Materias | Comercio exterior ; Estadísticas ; Canarias |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 100307 Bytes |
Texto | Núm. 48 (2002) 519 68 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS. EL PROBLEMA AÑADIDO DE LOS PRODUCTOS ENERGÉTICOS P O R CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ Si la preocupación de la ciencia económica, primero por la formación de la riqueza nacional y, después, por los problemas del subdesarrollo, ha dado como resultado un creciente interés por el análisis de las relaciones exteriores de los países en desarrollo 1, «la internacionalización de las economías regiona-les y la territorialización del comercio internacional» 2 ha per-mitido a su vez la ampliación de las investigaciones al campo económico regional. El análisis histórico-económico de las re-laciones transnacionales, pues, ha incorporado un nuevo es-cenario analítico y, por supuesto, un mayor grado de comple-jidad 3. 1 Para una visión general sobre esta temática véase la introducción historiográfica realizada por L. PRADOS DE LA ESCOSURA, «El comercio ex-terior y la economía española durante el siglo XIX», en SÁNCHEZ ALBORNOZ, N. (comp.), La modernización económica de España 1830-1930, Madrid, 1987, pp. 147 y ss. 2 CATIN, M. y P. DJONDANG (dirs.), Commerce international et économies régionales, París, 1992. 3 La apertura comercial de las regiones, y su actuación en el ámbito internacional como una forma de diferenciación con las economías del en-torno es objeto frecuente de estudio, aunque también es cierto que la CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 520 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 2 Este nuevo marco teórico afecta especialmente al deba-te acerca de la contribución del comercio exterior al creci-miento económico; la opinión más frecuente, hasta hace dos décadas, era que el comercio internacional perjudicaba a los países no industrializados. Tal era el caso de España, justi-ficándose entonces su elevado nivel de proteccionismo 4. Sin embargo, la historiografía reciente contradice esta te-sis, al tiempo que introduce en el análisis la teorización de las «ventajas estáticas» y «dinámicas» del comercio interna-cional 5. La conformación en Canarias, desde la colonización, de una estructura productiva vinculada a los mercados interna-cionales, motiva el interés de los investigadores locales por los estudios sobre el comercio exterior y explica su participación en este debate. Para unos, la articulación de la economía ca-naria en el contexto internacional ha sido sinónimo de creci-miento económico, y de ahí que Canarias, con su particular régimen aduanero 6, sea observada como el potencial caso contrafactual de la altamente protegida economía española de mayor integración de los mercados y la globalización de las economías di-ficulta el control estadístico de las transacciones, cuyo origen suele ser de naturaleza fiscal. 4 NADAL, J., El fracaso de la revolución industrial en España, 1814-1913, Barcelona, 1982, pp 52-53; VICENS VIVES, J., Manual de Historia Económi-ca de España, sexta reedición 1981, p. 597; SÁNCHEZ ALBORNOZ, N., España hace un siglo, una economía dual, Madrid, 1977, p. 22; NADAL FARRERAS, J., Comercio exterior y subdesarrollo. España y Gran Bretaña de 1772 a 1914: Política económica y relaciones comerciales, Madrid, 1978. 5 Los conceptos de «ventajas estáticas» y «dinámicas» pueden verse en ELKAN, W., Introducción a la teoría económica del desarrollo, Madrid, 1982, pp. 43-62. Para los efectos del proteccionismo comercial y las ventajas de un contrafactual librecambismo en España véase PRADOS DE LA ESCOSU-RA, L., art. cit., pp. 163 y ss.; y TORTELLA, G., El desarrollo de la España contemporánea. Historia económica de los siglos XIX y XX, Madrid, 1995, pp. 126-128. 6 El Real Decreto de 11 de julio de 1852 declara puertos francos en las Islas Canarias a los principales puertos de comercio con el extranjero: Santa Cruz de Tenerife, La Orotava, Las Palmas de Gran Canaria, Santa Cruz de La Palma, Arrecife, Puerto Cabras y San Sebastián. En 1870 se le sumaría el puerto de El Hierro, y definitivamente la Ley de 6 de marzo de 1900 los ratificaría a todos. Núm. 48 (2002) 521 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 3 gran parte de los siglos XIX y XX 7. Otros investigadores, sin embargo, han interpretado esta articulación como la manifes-tación propia de una economía periférica, dependiente e inductora al subdesarrollo 8. La proliferación de estos estudios sobre el comercio exte-rior canario en la etapa contemporánea se ha visto además favorecida por el acceso a una información estadística de la que carecen muchos espacios regionales. El control y la fisca-lización de la actividad comercial por parte de distintos orga-nismos locales, nacionales e incluso extranjeros, han genera-do, en efecto, una abundante documentación, aunque de difícil contraste. La entrada de mercancías de modo casi exclusivo por vía marítima convierte a las estadísticas de las Juntas de Obras de los Puertos en una fuente de información privilegiada so-bre el comercio exterior canario. Sin embargo, sus series sólo pueden ser utilizadas de modo complementario debido a la presentación agregada del comercio de cabotaje (peninsular e insular) 9, la heterogeneidad de criterios en la publicación an-terior a 1958, la no valoración de las mercaderías, o la inexis-tencia de información sobre el comercio desarrollado en los puertos menores 10. 7 Véase, entre otros, a MACÍAS HERNÁNDEZ, A. M., «Algunas conside-raciones sobre la economía canaria entre 1900-1936» y RODRÍGUEZ MAR-TÍN, J. A., «Economía 1936-1979» en Canarias Siglo XX, Las Palmas de Gran Canaria, 1983, pp. 275-304 y 305-338, respectivamente. 8 Véase por ejemplo, NADAL FARRERAS, J., «Dependencia y subdesarro-llo: el caso canario. Notas sobre las relaciones comerciales entre Gran Bre-taña y las Islas Canarias, 1809-1914», Hacienda Pública Española, 38 (1976), pp. 157-169; BERGASA PERDOMO, O. y A. GONZÁLEZ VIÉTIEZ, Desa-rrollo y subdesarrollo en la economía canaria, Las Palmas de Gran Canaria, reedición 1995; y GUIMERÁ RAVINA, A., «Canarias y su comercio exterior, monopolio, librecambio y dependencia» en VARIOS, Canarias ante el cam-bio, Santa Cruz de Tenerife, 1981, pp. 147-156. 9 Para una buena parte del período no disponemos de los datos desagregados del comercio de cabotaje, cuestión esta que se solía detallar en las Estadísticas de Tráfico pero no en las Memorias Anuales de las Jun-tas de Obras. Para el caso concreto del Puerto de La Luz y de Las Palmas sólo nos ha sido posible distinguir el tráfico interinsular del peninsular en el período 1940-46. 10 La Comisión Administrativa de los Puertos, a cargo directo del Es- CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 522 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 4 De otro lado, y debido a la especial organización adminis-trativa y fiscal del Archipiélago, los Cabildos Insulares han controlado la importación y exportación desde la segunda dé-cada del siglo XX, si bien no se ha elaborado estadística algu-na sobre la actividad comercial sujeta a arbitrios y la sola re-copilación de las liquidaciones sería un arduo trabajo, a la vez que poco fructífero, dado que buena parte de la información ha sido destruida. No obstante, esta documentación sí nos permitiría aclarar aspectos puntuales. También la especialidad del régimen fiscal isleño ha deli-mitado claramente nuestro espacio desde el exterior. La esta-dística extranjera mantuvo diferenciado el comercio con las Islas del resto de la nación española; en ese sentido y para los períodos en que el nivel de concentración geográfica del co-mercio es alto y escasa la relación con el territorio peninsu-lar, es decir, antes de 1930, la fuente extranjera tiene una es-pecial relevancia 11. Por último, la política de control de cambios y divisas puesta en marcha en los años veinte y acentuada en el perío-do autárquico favoreció una nueva y especial fuente de infor-mación, la ofrecida por la Dirección General de Comercio y el Instituto Español de Moneda Extranjera; más al margen de los propios desfases temporales de la serie, especificida-des como la tramitación directa con Madrid de algunas licen-cias —el caso de los hidrocarburos importados por la Com-tado, publicaba unas memorias anuales, no obstante, la información que facilitó sobre el tráfico de mercancías en los puertos menores canarios entre 1939 y 1955 fue prácticamente nula. A partir de 1958, con la homogeneización de las publicaciones el nivel de información aumentó, si bien en esos momentos la relevancia de los puertos menores con relación a los capitalinos era bien escasa. 11 Así, J. NADAL FARRERAS, para el análisis del período 1809-1914, uti-liza las estadísticas aduaneras británicas conservadas en el Public Record Office y citadas detalladamente en la nota 2 del art. cit., y U. MARTÍN HERNÁNDEZ en El comercio exterior canario (1880-1920), La Laguna, 1992, hace lo propio con los Diplomatic and Consular Reports y otra correspon-dencia consular, que por otra parte, y en ese mismo año, fueron traduci-dos y editados por F. QUINTANA NAVARRO, Informes Consulares Británicos sobre Canarias (1856-1914), Las Palmas de Gran Canaria, 1992. Núm. 48 (2002) 523 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 5 pañía Española de Petróleos—, no la hacen especialmente atractiva. La Estadística de Comercio Exterior de la Dirección Gene-ral de Aduanas es la fuente que se utiliza con mayor frecuen-cia para el estudio de las importaciones y exportaciones, dada su publicación sistemática, el tratamiento uniforme de la in-formación territorial, la evaluación monetaria del tráfico y las posibilidades de contrastación nacional. No obstante, la serie de Aduanas sobre el comercio exterior canario 12 no existe como tal sino para los períodos 1849-1869, 1904-1917 y 1930- 34, siendo entonces publicada como un anexo a la Estadística Nacional. Por el contrario, la serie que se inicia en 1941 y lle-ga a la actualidad ha sido elaborada reuniendo los datos del comercio de Canarias con los países extranjeros que siempre han tenido un trato especial en el documento estadístico, y los del comercio de cabotaje con Península y territorios españo-les en África 13 Aún así, la estadística de Aduanas no está exenta de pro-blemas; y aunque algunos se han señalado de forma reitera-da, tales como la infravaloración de las importaciones o el ele-vado y ficticio déficit energético 14, nadie hasta el momento ha 12 Entendido como aquel que realizan las Islas con el extranjero, terri-torios españoles en Africa, Península y Baleares ( las dos últimas recogidas en la estadística como tráfico con España). 13 Las lagunas cronológicas en la serie nacional iniciada en 1849 son las del año 1923 y las de 1936-39. En Canarias, sin embargo, estas son más abundantes al no disponer tampoco de datos para los períodos 1869-1903 y 1918-1929, con la excepción del comercio con Península que entonces era poco representativo. Por último, para 1982 no contamos con los datos del comercio Canarias-Península, aunque en este caso sí con los del extran-jero. 14 Denuncias coetáneas sobre las estadísticas de Aduanas fueron he-chas por los cónsules británicos en el siglo XIX y por las Cámaras de Co-mercio, Industria y Navegación y Delegaciones de Comercio en el siglo XX. Algunas de ellas además están publicadas. Véase QUINTANA NAVARRO, F., op. cit. ; ALONSO LUENGO, F., Las Islas Canarias. Estudio geográfico-econó-mico. Notas sobre la tierra y los hombres, Madrid, 1947, pp. 273-274; DÍAZ-LLANOS Y LECUONA, R., Síntesis de la economía de Canarias, La Coruña, 1953, pp. 389-390; y ARENCIBIA ROCHA, J., «El sector exterior», Información Comercial Española, 389 (1966), pp. 131-141. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 524 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 6 rectificado las series existentes 15, de modo que los estudios sobre el comercio exterior isleño han adoptado la solución más simple; eliminar o marginar los productos conflictivos 16. Así el capítulo 27 de la estadística de Aduanas: «Combustibles minerales, aceites minerales y productos de su destilación, materias bituminosas. Ceras minerales» ha sido excluido en la mayor parte de los estudios realizados sobre el comercio ca-nario, con lo que se han desvirtuado aspectos claves de nues-tra economía, como son la dependencia energética, las venta-jas comerciales de la prestación de servicios portuarios o las economías generadas por la instalación de la refinería de pe-tróleos. Pues bien, el objeto de este artículo es explicar cuáles son las dificultades del empleo de la Estadística de Comercio Exterior de la Dirección General de Aduanas en el análisis del comercio exterior isleño. 15 Hay una excepción, pero la rectificación afecta solamente a un año y su objeto son los productos petrolíferos. La reconstrucción se realiza utilizando los datos del Plan General de Combustibles del año 1965, véase ARENCIBIA ROCHA, J., art. cit., p. 141. 16 CUENCA GARCÍA, E. Y OTROS, Opciones de la política comercial en Ca-narias ante la entrada de España en las Comunidades Europeas, Santa Cruz de Tenerife, 1982; MOLINA PETIT, R. Y J. LUIS CORREA, «El comercio exte-rior », Información Comercial Española, 543 (1978), pp. 74-83; ALONSO LUENGO, F., op. cit.; y DÍAZ-LLANOS Y LECUONA, R., op. cit. CUADRO I LOS PRODUCTOS PETROLÍFEROS EN EL COMERCIO EXTERIOR CANARIO (%) T o n e l a d a s V a l o r Años Importación Exportación Importación Exportación 1931 38,7 21,1 16,2 3,7 1934 s.d. s.d. s.d. 5,8 1941 52,3 s.d. 21,5 s.d. 1946 67,1 63,6 27,0 41,3 1951 84,3 82,5 49,3 57,2 1956 69,1 73,8 25,5 40,8 1961 76,6 75,8 34,6 40,4 1966 79,8 85,0 28,1 40,1 1971 75,6 79,6 18,7 27,8 1976 73,0 74,1 29,1 38,6 Fuente: Estadísticas de Comercio Exterior de la Dirección General de Aduanas. Elabo-ración propia. Núm. 48 (2002) 525 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 7 Adelantamos que los problemas de la estadística oficial no son exclusivos de Canarias. Sin embargo, ciertos elementos característicos de nuestra economía introducen matizaciones de especial relevancia. La franquicia aduanera elimina la cau-sa originadora de la propia estadística, es decir, el cobro de los derechos arancelarios. El peso del sector servicios, sobre-saliente desde finales del siglo XIX como consecuencia de los avances en la navegación y del desarrollo portuario, y funda-mental desde la década de 1960, debido ahora al auge turísti-co, ha supuesto el incremento de la dependencia energética exterior por encima de la media nacional, de por sí bastante elevada. Finalmente, la instalación de una industria refinera de petróleos en 1930, con mercados externos más relevantes que los locales, ha aumentado esa hipertrofia de la balanza co-mercial, pues los petróleos crudos y derivados constituyen uno de sus mayores capítulos desde la Segunda Guerra Mundial (cfr. cuadro I). El profesor Valentín Andrés Alvarez fue uno de los prime-ros en denunciar para el contexto nacional el gran número de incorrecciones y su magnitud en la estadística oficial de co-mercio, al menos en la anterior a 1930 17. Los trabajos poste-riores han seguido esta línea crítica y recuperado esta esta-dística para el análisis histórico 18 aunque dejando fuera de su 17 ANDRÉS ALVAREZ, V., «Historia y crítica de los valores de nuestra balanza de comercio», Moneda y Crédito, 4 (1943); y «Las balanzas. Esta-dísticas de nuestro comercio exterior», Revista de Economía Política, I (1945), reproducidos ambos en la obra recopilatoria de VELARDE FUER-TES, J., Lecturas de economía española, Madrid, 1969, pp. 536-565. Además consultar GWINNER, A., «La política comercial de España en los últimos de-cenios » (1892) recogido por ESTAPÉ, F., Textos olvidados, Instituto de Estu-dios Fiscales, Madrid, 1973, pp. 288-291; VANDELLÓS, J. A., «La balanza co-mercial y el cambio de la peseta», Revista Nacional de Economía, vol. XXXII (1931), pp. 6-9; y TENA JUNGUITO, A., «Una reconstrucción del comercio exterior español, 1914-35: la rectificación de las estadísticas oficiales», Revista de Historia Económica, 1 (1985), pp. 77-79, donde se comentan ampliamente las críticas coetáneas al sistema estadístico español. 18 Los primeros trabajos centrados en el período anterior a la Guerra Civil suavizan la gravedad del problema destacado por el profesor Andrés Alvarez y se alejan de los altos porcentajes de error estimados por J. A. VANDELLÓS. Véase TORTELLA CASARES G. y otros, «Las balanzas del comer- CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 526 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 8 valoración a las Islas Canarias y los territorios españoles en África 19. El principal problema que aborda el análisis estadístico es el de la valoración de las transacciones comerciales. En efec-to; los valores de las mercancías que aparecen reflejados en la estadística en el período que va de 1849 a 1930 20 no res-ponden a los precios del mercado sino a los fijados por la Ha-cienda Pública con el fin de practicar la liquidación de los de-rechos aduaneros. El retraso o incluso la falta de actualización de dichos valores unitarios, en particular en el período 1914- 1920 —ya fuera por negligencia, falta de medios, cálculos erró-neos o voluntades políticas proteccionistas—, y el manteni-miento de unos precios tipo para grupos de mercancías de calidad o naturaleza diferente, implican sesgos en los datos que para el caso del territorio nacional han reflejado mayores déficit en la década de 1860 (más suavizados por la estadísti-ca oficial), tendencia al superávit donde había déficit —perío-cio exterior español: un experimento histórico-estadístico, 1875-1913», en GARCÍA DELGADO, J. L. y J. SEGURA (eds.), Ciencia Social y análisis econó-mico. Estudios en homenaje al profesor Valentín Andrés Alvarez, Madrid, 1978, pp. 487-513; PRADOS DE LA ESCOSURA, L., «Una serie anual del co-mercio exterior español (1821-1913)», Revista de Historia Económica, 1 (1986), pp. 103-150; VIÑAS, A. y otros, Política comercial exterior de España (1931-1975), Banco Exterior de España, pp. 63, 66, 126, 153, 236 y 428; y TENA JUNGUITO, A., art. cit. y Las estadísticas históricas del comercio inter-nacional: fiabilidad y comparabilidad, Servicio de Estudios de Historia Eco-nómica del Banco de España, 24 (1992). En este último trabajo de A. Tena se abordan los problemas de la estadística hasta el año 1985. 19 El territorio estadístico nacional al que se refieren los valores ofi-ciales de comercio es el de la Península y Baleares hasta 1953. Canarias y el resto de territorios de ultramar no son incluidos en las cifras del comer-cio nacional, permaneciendo hasta entonces en un anexo. Las estimacio-nes y rectificaciones estadísticas que han realizado para el contexto nacio-nal los distintos autores no consideran al tráfico exterior canario, ni a los territorios españoles en África, América o Asia. Véase TENA JUNGUITO, A., «Comercio exterior», en CARRERAS, A. (coord.), Estadísticas históricas de España. Siglos XIX-XX, Madrid, 1989, p. 345. 20 La primera publicación con carácter regular de la Dirección Gene-ral de Aduanas es del año 1852, no obstante en ella se hace referencia al comercio desde 1849. En cuanto a la fecha final de esta primera fase de publicaciones es exactamente la del 1 de agosto de 1930. Núm. 48 (2002) 527 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 9 do 1870-1913—, y sesgos a la baja tanto en importaciones como en exportaciones, desde 1914 a 1935, aunque más te-nues a partir de 1930 21. Sin embargo, este problema, el de la evaluación a precios unitarios, no parece tener lugar en el caso de Canarias hasta 1904. Antes de esa fecha las oficinas de Aduanas utilizan como base de la liquidación del impuesto «ad valorem» las declara-ciones de los importadores. Así lo señalan los informes comer-ciales de los cónsules británicos en Canarias y así parece inferirse de la propia publicación 22. Hemos tomado como ejemplo la evolución de los valores medios del carbón y la belmontina —un derivado del petróleo—, y observamos claras diferencias entre los precios medios de los artículos, según sea la procedencia del género, el año de importación e incluso la bandera del buque que lo porta (cfr. cuadro II). Otra cosa es que este sistema de valores declarados tampoco sea el adecua-do y sufra la crítica y denuncia de los cónsules por la infrava-loración de sus importaciones en, al menos, un 33% 23. 21 PRADOS DE LA ESCOSURA, L., art. cit. (1986); y TENA JUNGUITO, A., art. cit. (1985). 22 Véase QUINTANA NAVARRO, F., op. cit., 1992, pp. 26 y 37. 23 Ibídem, p. 171. CUADRO II VALORES MEDIOS* DE PRODUCTOS IMPORTADOS EN CANARIAS, 1861-1869 Carbón mineral - Ptas/Tn Belmontina - Ptas/litro Inglés Otro origen Americana Otro origen 1861 ................. 11,47 1862 ................. 10,86 12,50 0,86 0,78 1863 ................. 24,69 1,18 0,73 1864 ................. 21,82 0,78 1865 ................. 26,38 0,95 1,61 1866 ................. 29,28 52,80 0,98 0,96 1867 ................. 29,58 543,48 0,75 1,01 1868 ................. 31,65 64,95 0,75 0,77 1869 ................. 28,45 357,14 0,53 0,75 Fuente: Estadísticas de comercio exterior de la Dirección General de Aduanas. Elabora-ción propia. * Estas cantidades son el resultado de dividir las importaciones valoradas mone-tariamente por el peso de las mismas. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 528 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 10 A tenor de lo dicho, la magnitud e incluso dirección de los sesgos en Canarias debe diferir de la calculada para el territo-rio peninsular. En lo relativo al siglo XIX, porque parece que el sistema de valores declarados también da pie a resultados inexactos. En cuanto al siglo XX, y cuando se emplean valores unitarios, porque el comportamiento de los precios en las Is-las debe responder, en mayor medida que en la Península, a la evolución de los precios internacionales, dadas las supues-tas ventajas que conlleva el régimen librecambista. Por otra parte, la minoración de los sesgos que se produ-cen en la estadística nacional después de 1930 al implantarse el método de valores estadísticos declarados, según constata-ción de Antonio Tena 24, no ocurre en la estadística canaria, ya que, a partir de aquella fecha, parece que la valoración del comercio insular se realiza conforme «valores estadísticos medios declarados» de mercancías importadas y exportadas en Península, lo que trae consecuencias similares al anterior sis-tema de valores unitarios 25. La utilización del método de valores declarados conlleva también otro cambio: el cómputo de precios Cif para las im-portaciones y Fob para las exportaciones —hasta entonces ambos en Fob 26—. Al computarse el comercio canario confor-me valores medios declarados en la Península, esto es, Cif-Pe-nínsula para las importaciones, las Islas no se benefician estadísticamente de sus ventajas geográficas en el tráfico in- 24 La Real Orden del Ministerio de Hacienda de 22 de marzo de 1930 implanta el sistema de valores declarados con fines exclusivamente esta-dísticos 25 Este extremo se ha confirmado tanto en las Memorias de algunas instituciones relacionadas con la actividad comercial de las Islas como por la propia bibliografía. Véanse Memorias de la CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO, INDUSTRIA Y NAVEGACIÓN DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA y DE-LEGACIÓN DE COMERCIO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE; y VIÑAS, A. y otros, op. cit., p. 126. 26 La fórmula de cotización Cif y Fob se corresponde con una cláusu-la frecuentemente utilizada en la contratación del transporte marítimo; esto es, la factura de las mercancías para el importador supone el costo de éstas más seguro y flete hasta su puerto de destino (Coast, Insurance and Freight); para el exportador, el coste de la mercancía puesta a bordo del bu-que (Free on board). Núm. 48 (2002) 529 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 11 ternacional, es decir, de los menores fletes, pudiendo en este sentido estar sobrevaluadas 27. Por otra parte, la expresión en Cif de las importaciones sugiere nuevas dudas. La publicación estadística confunde las exportaciones e importaciones al territorio peninsular y a los territorios españoles en Africa 28. ¿Las exportaciones hacia esas zonas están cotizadas a precios Cif y las importaciones a pre-cios Fob y, por tanto, estamos ante una infravaloración de las importaciones y una sobrevaloración de las exportaciones? ¿Están ambas a precios Fob, de modo que el comercio con la Península está subvalorado con respecto al extranjero? ¿Hay cambios en los criterios cuando Canarias se integra al marco 27 «No nos ofrece el mismo crédito [que las exportaciones] los valores calculados a las importaciones porque estando estos exceptuados del re-quisito de declaración de valor por los importadores, debido a nuestro es-pecial régimen de Puertos Francos, hemos tenido que aplicar, a fin de valorarlos, los valores estadísticos declarados medios obtenidos para las mercancías importadas en la Península, según estadísticas que anualmen-te publica la Dirección General de Aduanas, en la que hemos observado que el valor de un artículo determinado únicamente varía según fuera su país de origen, y que esta variación es mucho mayor cuando se refiere a partidas de mercancías comprensivas de calidades diversas, por lo que es evidente que los valores así calculados a nuestras importaciones no refle-jan ni por aproximación su costo a bordo en nuestro puerto. Si además se tiene en cuenta que las calidades de las mercancías que se importan en la Península no son iguales a las que se importan en Canarias, porque aquí, por la libertad comercial derivada de sus franquicias, están en libre com-petencia, allí, por el régimen aduanero, están subordinadas a las imposi-ciones del arancel, se llega a la conclusión de que los valores aplicados a nuestras importaciones son puramente nominales y absurdos, especialmen-te en las partidas de artículos manufacturados, comprensivos de valores diferenciales de gran consideración». CÁMARA OFICIAL DE COMERCIO, INDUS-TRIA Y NAVEGACIÓN DE LAS PALMAS DE GRAN CANARIA, Memorias comerciales, 1934. En esa misma línea constatamos pronunciamientos de otras entida-des y en años posteriores, insistiéndose también en la infravaloración de las exportaciones, de modo especial la de tomates y plátanos, a la que no se evalúa conforme los precios alcanzados. DELEGACIÓN DE COMERCIO DE SANTA CRUZ DE TENERIFE, Memorias, 1969 y 1973. 28 Comercio canario que desde el inicio del período autárquico se caracteriza por un paulatino acercamiento al mercado nacional. RODRÍGUEZ MARTÍN, J. A., art. cit., p. 310. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 530 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 12 estadístico nacional? 29 Todas estas cuestiones carecen por aho-ra de una adecuada respuesta 30. La expresión monetaria de los valores y los problemas de sobrevaluación de la moneda constituyen otra fuente de difi-cultades. Las unidades monetarias empleadas en la estadística desde el momento de su publicación han sido varias. Pero aquí no reside el inconveniente, sino en el hecho de que, en ocasiones, no se ha sabido en qué unidad se expresan y los autores no han seguido criterios uniformes a la hora de elegir la unidad monetaria supuesta 31. La sobrevaluación de la moneda española distorsiona la cuantía real del volumen comerciado e incluso sus saldos. Durante la etapa autárquica, la fijación de los tipos de cam-bio de forma discrecional y por ley mantiene por encima de su valor la peseta 32. Ello, en principio, favorece la práctica por parte de los exportadores de declarar precios menores a los realmente comerciados y de ahí la posible existencia de «infravaloraciones del 50% e incluso del 100% en algunos pro- 29 Véase nota 19. 30 Las consultas realizadas al Servicio Estadístico de la Dirección Ge-neral de Aduanas no dejan claro este extremo. 31 Cfr. ANDRÉS ALVAREZ, V., art. cit. (1945), pp. 556-560, señala que el comercio de 1849 a 1869 viene expresado en reales de vellón y de 1869 a 1890 en pesetas oro y que la dificultad de determinación de la unidad re-side en la estadística de 1890 a 1928; de otro lado, TORTELLA CASARES, G., Y OTROS, art. cit, p. 493, sostiene que entre 1890 y 1906 se habla de pese-tas oro y entre 1906-1920 de pesetas estadísticas (valor intermedio entre pesetas oro y pesetas corrientes introducido por Andrés Álvarez); por últi-mo, los estudios de PRADOS DE LA ESCOSURA, L., «Las estadísticas españo-las de comercio exterior 1850-1913: El problema de las «valoraciones», Moneda y Crédito, 156 (1981), pp. 48-49, para el período 1890-1913; y de TENA JUNGUITO, A., art. cit. (1985), pp. 85-90, para 1913-1920, señalan pe-setas corrientes. De igual forma, parece que Antonio Tena entiende que los valores unitarios de los años 1921-28 son también expresados en pesetas corrientes, al contrario de lo que se refleja en el documento estadístico; entre 1928 y 1960 en pesetas oro; y, por último, de 1960 a la actualidad en pesetas corrientes. En definitiva, un auténtico caos monetario. 32 Para más información sobre el tema véase EGUIDAZU F., Interven-ción monetaria y control de cambios en España, 1900-1977, Madrid, 1978, pp. 173-271. Núm. 48 (2002) 531 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 13 ductos» 33. Mas si el control de cambios genera este efecto en importadores y exportadores, la introducción del sistema de cambios múltiples a partir de 1949 y el tratamiento diferen-cial en los tipos de cambio de una serie de mercancías, pare-ce que no han sido considerados por los funcionarios que han convertido los valores de importaciones y exportaciones en la unidad monetaria nacional. Este último hecho en zonas como Canarias, altamente productoras de divisas y cuyo comercio de exportación durante la autarquía se concentraba en torno a tres mercancías con tipos de cambio diferenciado (tomate, plátano y petróleo) significaría una infravaloración de sus ex-portaciones y, por tanto, el reflejo de una peor situación del saldo comercial 34. Por último, si la valoración de los productos energéticos también acarrea algunas dificultades en la Estadística de Co-mercio Exterior, éstas se acentúan en el análisis del comercio canario en la medida que, como hemos dicho, su importancia relativa en el total del tráfico es mayor. Veamos. ¿Los conceptos de avituallamiento o pertrechos y provisio-nes forman parte de la balanza comercial o corresponden a la balanza de servicios? Conforme la definición general de expor-tación, se trata de la salida efectiva de mercancía hacia un país extranjero (de acuerdo con la normativa internacional, entendemos el buque o aeronave de bandera extranjera como tal); por tanto, el avituallamiento es una exportación. Pero la estadística de la Dirección General de Aduanas no siempre lo consideró así, dado que hasta 1945 no aparecen reflejados como tales. En un país como España o, mejor dicho, en una región como Canarias, con dependencia absoluta del exterior en materia energética fósil y con una gran parte de su econo-mía volcada en los servicios portuarios, esa exclusión deriva en un déficit comercial irreal. Pero, además, ¿cómo deben 33 Tal era la opinión de Antonio Torres Espinosa, Subsecretario de Comercio, recogida en TORRES MARTÍNEZ, M., «El comercio exterior y el de-sarrollo económico español», Información Comercial Española (1960). 34 CARNERO LORENZO, F., «Política cambiaria y economía isleña, 1919- 1959. Una primera aproximación», Situación, Serie de Estudios Regionales: Canarias (1997), pp. 37-47. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 532 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 14 valorarse esas «exportaciones»? ¿Conforme el precio decla-rado por el suministrador o según el precio medio fob del producto? Lo lógico sería que se desagregara el precio de la mercancía del servicio prestado, pero esto parece que en la es-tadística no es así. De otro lado, la ligereza con la que se tratan los datos del comercio canario por parte de la estadística oficial, y los cam-bios en la forma de operar por parte de las empresas y, en particular, en las empresas refineras de petróleo, perjudican también la fiabilidad estadística. La actividad de la refinería de la Compañía Española de Petróleos en Santa Cruz de Tenerife no se circunscribe a la producción de derivados pe-trolíferos para la exportación y el consumo interno. La infra-estructura de la que está dotada y las formas de operar por parte de las multinacionales en los mercados, deseosos de aprovechar la situación estratégica de las Islas, permite a la Compañía producir derivados por cuenta ajena y admitir en consignación derivados para suministro de buques, también por cuenta ajena. Este tipo de tráfico es considerado habitual-mente como Admisión Temporal o de Perfeccionamiento Acti-vo 35. Los contratos por cuenta ajena o de maquila se realizan en la refinería de Tenerife desde el año 1948 36 y en la década de 1980 son más del 60% de los crudos recibidos adquiridos por terceros y devueltos a estos una vez transformados 37; no obstante la estadística oficial para Canarias (quizás por su es-pecialidad fiscal) no lo recoge como tal sino que lo incluye junto a las exportaciones e importaciones corrientes. Se dedu-ce entonces que el valor estadístico asignado no se correspon-de con los flujos monetarios reales. 35 La estadística sobre Admisión Temporal para el territorio peninsu-lar y balear está excluida de los datos del comercio total en el lado de las importaciones —no de las exportaciones— hasta 1960; a partir de esta fe-cha, importaciones en régimen de admisión temporal y reexportaciones co-rrespondientes a este régimen se incluyen en los totales del comercio exte-rior de España, y en uno y otro caso la estadística especifica las aduanas en las que radican las concesiones, pero nunca aparecen reseñados las ca-narias. 36 CEPSA, Memorias, año 1948. 37 CEPSA, Memorias, años 1980 a 1990. Núm. 48 (2002) 533 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 15 La bibliografía crítica a las Estadísticas de Comercio Exte-rior se ha concentrado casi exclusivamente en el problema de las valoraciones. En este sentido, parece existir un consenso, al menos en el contexto nacional, para considerar las cifras reales o cantidades —toneladas, litros, metros cúbicos, etc.— como ciertas o al menos como bastante próximas a la reali-dad. Un consenso que se rompe en el caso de Canarias, pues hemos comentado ya el problema de la exclusión durante un largo período de los suministros 38. Pero, adem��s, existen otros elementos a tener en cuenta y que han sido objeto de denun-cia: la discutible veracidad de las cifras de productos impor-tados y exportados. La primera cuestión es el contrabando de mercancías «le-gales ». En el ámbito nacional se han realizado algunos traba-jos al respecto, destacándose el contrabando realizado a tra-vés de Gibraltar y Portugal en productos manufacturados de importación, y cuya razón fundamental es la presión arance-laria 39. Siendo pues una de las principales causas del contra-bando el eludir el sistema arancelario, nos debiera preocupar poco en el Archipiélago, sobre todo tras la inauguración de la franquicia aduanera. Sin embargo, no puede dejar de mencio-narse como causa de defecto estadístico. Primero porque la libertad comercial nunca ha sido abso-luta en el Archipiélago. Entre 1852 y 1900 se cobró a todas las importaciones un impuesto del 1/1000 40; luego, en la se- 38 El agua y el hielo, ambos de producción interna y objetos de expor-tación y venta a buques y aeronaves, han sido excluidos de la estadística comercial (o al menos nosotros hemos sido incapaces de localizarlos), cuan-do precisamente la búsqueda de éstos era uno de los objetivos del paso de los buques por Canarias, en el que intervinieron tanto administraciones lo-cales como empresas privadas dedicadas al avituallamiento. 39 ESPEJO Y GÓMEZ DE TÍA, E., «El contrabando comercial y su inci-dencia económica», Información Comercial Española, 597 (1983), pp. 65- 67; SÁNCHEZ MANTERO, R., «El contrabando de Gibraltar en la primera mitad del XIX», Moneda y Crédito, 157 (1981), pp. 19-40; PRADOS DE LA ESCOSURA, L., «El comercio hispano británico en los siglos XVIII y XIX: ten-dencia y estructura», Revista de Historia Económica, IV, 3 (1986); y «El co-mercio hispano británico en los siglos XVIII y XIX. I. Reconstrucción», Re-vista de Historia Económica, II, 2 (1984) pp. 113-162. 40 Desde 1852 los cereales y el tabaco contaron con unos aranceles es- CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 534 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 16 gunda década del siglo XX, este impuesto fue sustituido por los arbitrios insulares y recargos municipales a la importación y exportación de mercancías; y, por último, en 1972 y hasta 1986, por el Arbitrio Insular a la entrada de mercancías y el Arbitrio Insular sobre el Lujo, todos ellos junto a los derechos de los puertos por prestación de servicios de carga y descarga y tarifas de muellaje. Esta libertad restringida ha debido favo-recer, en una medida difícilmente mensurable, la práctica del contrabando. En segundo lugar, la razón que impulsa el contrabando no es sólo la de alterar «la relación de factores costo-beneficio-venta ». Más importante, en los períodos de la Primera y Se-gunda postguerra mundial y de la Guerra civil española fue cubrir la carencia de artículos básicos 41. Este tráfico se reali-zó fundamentalmente a través de lo que conocemos como «cambullón», pero el tipo de infraestructura con que conta-ba esta actividad y la permisividad oficial, sugieren que sus cifras no alteran de modo excesivo los datos globales del co-mercio 42. Por último, el sistema de contingentación y la escasez de divisas durante la autarquía serán un nuevo fundamento para el contrabando 43, si bien sus efectos en Canarias siguen pen-dientes de estudio. Hemos planteado la problemática del contrabando como causa del defecto informativo de la estadística oficial. Pero como contrapeso a este hecho debemos subrayar la posibili-dad del cómputo en exceso de determinado comercio como consecuencia del uso de las Islas como centro reexportador o como trampolín de entrada de productos extranjeros a la Pe-nínsula. pecíficos, más adelante se introdujeron nuevas tarifas que afectaron a los licores, aguardientes y otros productos coloniales. 41 ESPEJO Y GÓMEZ DE TÍA, E., art. cit. 42 LEAL, C., «Cambullón», Gran Enciclopedia Canaria, t. III, 1996; y CUBAS VALENTÍN Y OTROS, «El cambullón en la literatura y la prensa (1885- 1950)», X Coloquio de Historia canario-americana, t. II, Las Palmas de Gran Canaria, 1994. 43 ESPEJO Y GÓMEZ DE TÍA, E., art. cit. Núm. 48 (2002) 535 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 17 En cuanto al primer punto, la situación estratégica de Ca-narias y su utilización como plataforma reexportadora es algo que ha sido destacado en múltiples ocasiones; ahora bien no se ha comentado que este tráfico, desde la óptica estadística, debiera ser considerado como comercio de tránsito a efectos de evitar un excesivo abultamiento del comercio total. Y esta depuración no se ha hecho. Ejemplos de ello lo tenemos en las reexportaciones de ron cubano en el último cuarto del si-glo XIX 44 o en el más importante tráfico de petróleos de las primeras décadas del siglo XX; la mayor parte de la mercancía importada, queroseno para la iluminación procedente de Es-tados Unidos o Gran Bretaña, se reexportaba hacia las colo-nias británicas en África (cfr. cuadro III). CUADRO III REEXPORTACIONES DE PETRÓLEOS, 1905-1915 (en toneladas) A ñ o s Importación Reexportación 1905 ................................. 2.493,8 1.315,4 1906 ................................. 3.983,5 1.068,7 1907 ................................. 2.613,0 1.883,4 1908 ................................. 3.701,9 2.490,9 1909 ................................. 1.860,6 1.429,4 1910 ................................. 2.880,9 626,7 1911 ................................. 4.589,9 2.063,2 1912 ................................. 2.600,6 912,2 1913 ................................. 1.694,6 721,3 1914 ................................. 4.104,7 1.499,8 Fuente: Estadísticas de Comercio Exterior de la Dirección Gene-ral de Aduanas. Elaboración propia. En cuanto al segundo punto, es decir, la utilización de Canarias como trampolín a la Península eludiendo los arance-les, desde 1852 y hasta que no se introdujo en 1900 el «prin-cipio de extranjería comercial», fue una práctica muy frecuen-te, habiéndose denunciado en productos como el cereal o el azúcar 45. A partir de 1900, las posibilidades de continuar con 44 QUINTANA NAVARRO, F., op. cit. 45 Véase CABRERA ARMAS, L. G., «La reforma de Villaverde y el régi-men de puertos francos de Canarias», Situación, Serie de Estudios Regio-nales, Canarias, BBV, 1997, pp. 23-27. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 536 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 18 esta práctica disminuyen en gran medida, pero no por ello creemos que desaparezca, porque la diferencia de sistemas arancelarios sigue resultando bastante propicia 46. Por otra parte cabe pensar que pudiera existir defecto en las cifras del comercio como consecuencia de la menor «rigu-rosidad y exactitud» del control practicado por la Administra-ción de Puertos Francos con relación a las Aduanas; la propia exención aduanera deriva en el menor control no solo de los valores declarados sino de las cantidades consignadas en de-claración 47. En la misma medida que sospechamos de la falta de rigurosidad en el registro de las cantidades, también pode-mos estimarlo en la clasificación arancelaria de las partidas por parte de las Aduanas canarias 48 o en la definición geográ-fica del comercio. Esta última cuestión ha sido denuncia-da por algunos autores 49, siendo en todo caso también un problema generalizable a la estadística de buen número de países 50. 46 Las ventajas para el contrabando que se extraen de sistemas aran-celarios diferentes y próximos son analizadas por P. SHEPHERED. «Las em-presas transnacionales y la desnacionalización de la industria de cigarrillos en América Latina» en TEICHOVA, A. y otros, (comps.) Empresas multina-cionales, finanzas, mercados y gobiernos en el siglo XX. Perspectiva histórica de las empresas multinacionales, Madrid, 1990, pp. 260-270 Este autor cita precisamente a las Islas Canarias como uno de los lugares utilizados por las filiales de las empresas multinacionales para introducir en los merca-dos próximos cigarrillos que llevan la etiqueta de producción local, léase p. 262. 47 En este mismo sentido se expresa el Delegado de Comercio de San-ta Cruz de Tenerife en la Memoria de 1962. 48 En la clasificación de productos petrolíferos este hecho puede ser bastante frecuente en la medida que las diferencias entre unas partidas y otras son mínimas e incluso físicamente inexistentes, y sólo dependientes del uso que se le da al producto en función de lo cual se le grava. 49 ALONSO LUENGO, F., op. cit., pp. 273-274, «[en las Estadísticas de la Dirección General de Aduanas] no figuran como exportaciones de las Islas al extranjero las realizadas a Suiza en los últimos años, [se refiere supo-nemos, a los años 1940-45 que son la muestra que analiza] sin duda por salir del Archipiélago en régimen de cabotaje y despacharse de exporta-ción por Aduanas de la Península». Véase también DÍAZ-LLANOS Y LECUO-NA, R., op. cit., p. 389. 50 TENA JUNGUITO, A., op.cit., 1992, p. 10. Núm. 48 (2002) 537 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 19 Finalmente la inexactitud de las cantidades deriva también de los propios intereses de la política exterior, particularmen-te en el tráfico de productos estratégicos 51. La reconstrucción de los valores como problema principal de la estadística exige considerar la heterogeneidad de la se-rie, primero en el nomenclátor de las partidas arancelarias y, segundo, en el registro de las unidades de cuenta de las mer-caderías. En cuanto al nomenclátor, la sucesiva adaptación de la normativa arancelaria y estadística española a un sistema más universal ha motivado que desde el inicio de la publicación estadística hasta hoy haya habido, al menos y con carácter generalizado, tres nomenclátores diferentes 52. Además, hay períodos en que el nivel de agregación de las partidas es con-siderablemente alto, dándose entre 1940 y 1944 la circunstan-cia de una partida que reúne a todos los artículos de comer-cio oficial y monopolizados (petróleos, fósforos y tabacos) o entre 1945 y 1952 y en el caso canario exclusivamente, la agre-gación del comercio por grupos de partidas de Arancel 53. En segundo término, la estadística no ha mantenido la ex-presión del tráfico de determinadas mercaderías en la misma unidad de cuenta, coexistiendo medidas de capacidad, peso y unidades de producto, dificultando el análisis de su evolución, pero sobre todo obstaculizando la reconstrucción de los valo-res del comercio. Sería muy arriesgada la valoración de parti- 51 El comercio de armas de guerra, por ejemplo, no se refleja en la estadística oficial. Durante el transcurso de un conflicto bélico esta estrate-gia político-militar puede además ampliarse a otros productos. Teniendo como base este argumento quizás podamos entender la agregación del dato estadístico de productos monopolizados durante el transcurso de la Segun-da Guerra Mundial. A pesar de los controles comerciales ejercidos por los países anglosajones, el Estado español pudo mantener y mantuvo un flujo continuado con las potencias fascistas, las cifras de determinados produc-tos estratégicos y la corriente geográfica de su destino parece que pu-dieron ser manipuladas por conveniencia de la política exterior. Véase VI-ÑAS, A. y otros, op. cit., pp. 428 y ss. 52 Los cambios más profundos han sido en 1930 y 1960. 53 Por ejemplo, los petróleos, gasolinas y derivados se reúnen en una única cifra. CONCEPCIÓN M. A. PÉREZ HERNÁNDEZ 538 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 20 das como la de maquinaria agrícola, automóviles, etc., que aparecen cuantificadas por su peso y no por unidades. CONCLUSIÓN El empleo de las estadísticas de la Dirección General de Aduanas en Canarias debe realizarse con suma cautela, en mayor medida si cabe de la que ha habido para la estadística «española», sobre todo en lo que a valoración monetaria del comercio se refiere. Los datos que tenemos para el siglo XIX, como consecuencia principalmente del contrabando y la reex-portación al África Occidental, son del todo inexactos. Si a ello le añadimos la no-consideración de los avituallamientos a bu-ques como parte de la exportación, la balanza resultante re-fleja una situación totalmente irreal. Durante el primer tercio del siglo XX, y de un modo especial durante los años de la Primera Guerra Mundial, al problema del «déficit energético» anterior se añade la parálisis que su-fren las tablas unitarias de valores y, por lo tanto, la artificial situación del comercio internacional, que, realmente en esos años, está sometido a un grave proceso inflacionario. Las difi-cultades en la estadística de las Islas no se minoran además, como para el caso de la nacional, en el año 1930; Canarias, al asumir un comercio valorado según precios medios declara-dos, sigue contando con una balanza donde claramente las importaciones pueden estar sobrevaloradas y las exportaciones subvaloradas, además de presentar sesgos de diferente intensi-dad entre el comercio con el extranjero y el peninsular. De otro lado, 1930 también es la fecha del establecimiento de la refinería de petróleos de CEPSA; ello supone nuevos pro-blemas de cómputo estadístico, consecuencia principalmente de la práctica empresarial de aceptar depósitos y producir por cuenta ajena en un territorio donde, al estar exento de pago, no es preciso la petición de admisión temporal, perfecciona-miento activo o declaración de tránsito. Por último, debemos tener en cuenta que la discrepancia de los valores reales con los estadísticos aumenta durante el Núm. 48 (2002) 539 LAS FUENTES ESTADÍSTICAS DE COMERCIO EXTERIOR EN CANARIAS 21 período autárquico como consecuencia del control de cambios y la simplificación estadística que de ellos se realiza al con-vertir la divisa en pesetas oro; en este caso y dado el predo-minio de productos con tipo diferenciado en las exportacio-nes, la balanza comercial se muestra en peores condiciones de las que en realidad estaba. Nuestra labor debe estar por reconstruir el comercio del siglo XIX y XX combinando y contrastando los valores no mo-netarios de la estadística de Aduanas con fuentes alternativas, donde incluiríamos a las extranjeras no examinadas aún (es-tadounidenses, francesas y alemanas básicamente) y las pro-cedentes de empresas privadas con fuerte presencia en el comercio exterior canario. Además, es precisa la urgente esti-mación a partir de esas cifras de nuevos valores monetarios para nuestra balanza comercial, tan tergiversada a lo largo de toda la historia contemporánea. Merecemos una nueva lec-tura de nuestras relaciones exteriores y del papel que han de-sempeñado en el crecimiento económico isleño. |
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