FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACIÓN:
LA VISITA PASTORAL DEL OBISPO TAVIRA
EN 1792*
P O R
ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
A mi prelado y amigo
don Ramón Echarre Istúriz,
obispo de Canarias.
Corría el año 1974 cuando escribí:
«La historia eclesiástica es fundamental desde una doble
perspectiva: de un lado, para comprender, o al menos in-tentar
una aproximación a las formas de espiritualidad,
sino también al de las mentalidades colectivas de cada
etapa histórica ...; de otra, porque la abundancia de fuen-tes
inéditas conservadas en los archivos referentes a la
Iglesia, nos permitirá abordar otros diferentes campos,
como el económico, social, político, artístico, etc.» l .
* Abreviaturas empleadas en las notas: A.E.A., Anuario de Estudios At-lánticos
(Madrid-Las Palmas); C.H.C.A., Coloquio de Historia Canario Ame-ricana
(Las Palmas de Gran Canana); C.S.I.C., Consejo Superior de Investi-gaciones
Científicas (Madrid); E.M.C., El Museo Canario (Las Palmas de
G. C.); J.H.EL., Jornadas Históricas de Fuerteventura y Lanzarote (Puerto de
Cabras); J. H. L.E, Jornadas Históricas de Lanzarote y Fuerteventura (Arreci-fe);
R.E.C., Revisiu de fiisiuriu Cunuriu (La Laguna). ' BÉTHENCOURT MASSIEU, A., ((Evolución de las jurisdicciones parro-quiales
en Fuerteventura durante el siglo XVIII», en R.H.C., XXXV (1973-
76), 7-70, p. 8. Aportación que ha sido reeditada como libro, La Parroquia
Núm. 45 (1999) 281
2 ANTONIO DE BeTHENCOURT MASSIEU
Viera y Clavijo, dotado de una evidente clarividencia, vis-lumbró
en gran parte la aseveración anterior. En el tomo IV
de su obra magna, aparecida en 1783 nos dice:
«Aún puede tener mérito (dentro de este tomo) la histo-ria
circunstancial que he formado de los beneficios
curiales, su patrimonialidad, sus diferentes divisiones y
subdivisiones, los sistemas de sus pretensiones, exámenes,
rentas; todo afianzado con las reales provisiones y docu-mentos
que se citann2.
El hecho de haber publicado muy recientemente el anterior
obispo de nuestra diócesis, don José Antonio Infantes Florido,
quien viene dedicando un generoso esfuerzo al estudio de un
prelado de tan relevante personalidad como fuera Tavira y
Aimazan3, con ei títuio Dza~io, io que no es sino ias actas de
su visita pastoral al Archipiélago, o sea a su diócesis, redacta-das
por el secretario de la misma4, que no pudo rematar por
sorprenderle en Tenerife la noticia de su traslado a la diócesis
de Burgo de Osma, de donde ascendería a la prestigiosa de
Salamanca con el encargo de conducir la reforma de su pres-de
Nuestra Señora de La Antigua y la división eclesiástica de Fuerteventura
en el siglo XVIII, Fuerteventura, Colectivo Magasa, 1990. En adelante citaré
por este último.
VIERA Y CLAVIJOJ.,, Noticias de Historia General de las Islas Canarias,
ed. de A. Cioranescu, Santa Cruz de Tenerife, 1976, 2 vols., tomo 11, 444.
Figuras de la Iglesia Canaria: Tavira (1971-1976), Las Palmas de G. C.,
ed. Cabildo Insular, col. La Guagua, 1979; «El obispo Tavira en Canarias,,,
en 11 C.H.C.A. (1977), ed. Cabildo Insular, Las Palmas de G. C., 1979,
tomo 11, 171-223; Crisis religiosa e Ilustración. Un horizonte desde la Biblio-teca
de Tavira: ventanal sobre la Iglesia del siglo XVM, El Museo Canario, Las
Paimas de C. C., í98i; iavira: jüna aiternativa de igiesia?, COrcioba, íY8Y;
Un Seminario de su siglo: entre la Inquisición y las luces, El Museo Cana-rio,
Las Palmas de G. C., 1977.
INFANTEFSL ORIDOJ,. A., Diario de Tavira, Cajasur, 1998. No estimo
adecuado el término Diario porque no lo es. No entra dentro de lo que
se entiende por tal. No reún.e . las condiciones siquiera de sus observacio- ncs ante >,:aje p=r archipi&g= pura exótice, asi
como sobre sus gentes. Simplemente es el acta de una visita pastoral re-dactada,
como todas por un secretario. Actas y mandatos que llevan su vis-to
bueno.
282 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 3
tigiosa universidad5. Fue tan súbito el traslado que no le dio
tiempo de acometer el plan beneficia1 de Tenerife, quedando
reducido al polémico del término de La Laguna6.
La aportación de las visitas pastorales, como fuente histó-rica,
encierran un alto grado de utilidad, tanto como las visi-tas
ad Iimina. De un lado, porque reflejan la mentalidad y tipo
de religiosidad, no sólo del visitador, sino también, y ello es
de mayor trascendencia, de las feligresías y, en alguna medi-da,
de los párrocos. De éstos el nivel de formación, así como
de sus responsabilidades. De otra, por las noticias sobre el cle-ro
y el nivel de religiosidad alcanzado por los feligreses, prác-ticas
sacramentales y creencias, supersticiones. También el
estado económico, necesidades de reformas sobre límites ju-risdiccionales,
e incluso noticias de relevante interés para los
historiadores del arte. Pero, como ya advertimos, hndamen-talmente
para la religiosidad y mentalidades.
Y en el caso de don Antonio Tavira y Almazán, si bien si-gue
la senda de sus antecesores, también prelados ilustrados,
trata de introducir una piedad más intimista, pues como es
sabido Tavira es punta de lanza entre la jerarquía, tanto que
tradicionalmente y erróneamente figura entre los denominados
jansenistas ', cuando dentro de la más estricta ortodoxia pre-tendan
avanzar por una línea agustiniana.
El hecho de haber publicado en 1975 un estudio sobre las
reformas jurisdiccionales en el siglo XVIII sobre las parroquias
majoreras, que como veremos coronará don Antonio Tavira
tras su visita de 1792 y la oportunidad que se me ofrece aho-ra
con la publicación del Diario-Visita en lo que atañe a la isla
de Fuerteventura, es lo que me ha conducido a realizar el pre-sente
análisis, para conocer mejor cual era la situación evan-
SOIGNEAUJ.,X U, n Prélat Eclairé: don Antonio Tavira y Almazán 0737-
1807). Contribution a l'etude du jansenisme espagnol, Toulouse (France),
Iberie Recherche, 1970. Obra esencial para el personaje; DEMERSON, C., y
SOIGNEAUJX., ,« Sur le coriphée du jansenisme, don Antonio Tavira y
Almazán)), en Bulletin Hispanique, LXIX (1 967), 159-178.
"ste es objeto de un estudio que he comenzado a redacrar. ' MENÉNDEZP ELAYOM, ., Historia de los Heterodoxos españoles, Libre-ría
de Victoriano Suárez, Madrid, 1930, 7 vols., tomo VI, 212-213.
BÉTHENCOURMTA SSIEU,A ,, La parroquia ..., 70-75.
Núm. 45 (1999) 283
4 ANTONIO DE B~THENCOURT MASSIEU
gélica de sus moradores y si la reforma iniciada por el obispo
Martínez Plaza favoreció o no la piedad de las feligresías y
cuáles eran los problemas pendientes para obviar las necesi-dades
detectadas.
Para ello es oportuno acercarnos por aproximación a la
situación de su población en la década de los ochenta, espe-cialmente
el crecimiento de la misma, que ya originó recién
llegado al trono Felipe V, la erección por R.C. de 12 de mayo
de 1708 de las ayudas de parroquias de Pájara y La Oliva,
vinculadas a la hasta entonces única, la de Santa María de
Betancuria dotada con cuatro beneficiados 9.
Es factible desechar los datos que nos ofrece Viera y Clavijo
sobre la población, por estar basadas en el poco fiable recuen-to
de 1745. Sin embargo, y a pesar de todos los inconvenien-tes
con que cuentan los registros del siglo XVIII, en su recientí-simo
trabajo publicado por el profesor José Manuel Santana lo
para el tema que esbozamos nos aclara la línea tendencia1 con
el cuadro 1, que incluimos con los datos que Santana nos pre-senta,
eliminando los de 1772, por reflejar una crisis carencia1
de las típicas que asolaron a la Isla durante su historia 11, lo
que nos permite observar realmente cual fuera la tendencia del
mencionado crecimiento.
Para una más completa interpretación de lo que represen-ta
la evolución de la población majorera en relación a la su-perficie
insular, parroquias, clero' secular y las ratios sacerdo-te
por km2 y por habitantes traemos a consideración el cua-
Ob. cit., 7; y CAZORLA LE~Ns,. ,y SANCHEZR ODR~GUJE., ZO, bispos
de Canarias y Rubicón, Canarias, EXPERSA, 1997, 259. El obispo que lo
propuso fue don Juan Ruiz Simón (1 706- 17 12). .. SA-Nm.~. . .A NIm-E&XK.. -O.. L, J. X.,« La püblacitri de Füertev-eiiiüra eri ia segun-da
mitad del siglo XVIIID, en Boletín Millares Carlo, 17 (1998). 153-188.
l 1 ROLDANV ERDEJOR,. , El hambre en Fuerteventura, Aula de Cultura,
Santa Cruz de Tenerife, 1968.
284 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 5
dro 11, que elaboré para 1787, basado en datos del Censo de
Floridablanca '*.
CUADR1O
EVOLUCIÓND E LA POBLACI~NDE LA ISLA
(1752-1802)
Año Recuento Habitantes l 3
1752 ((Compendio de las ciudades)) 8.493
1768 Censo del Conde de Aranda 6.863
1776 «Plan Político)) de Tavalosos 8.467
1787 Censo de Floridablanca 10.1 14
1802 Censo de Escolar Serrano 12.481
Fuente: Santana Pérez. Elaboración propia
Islas
Lanzarote ........
Fuerteventura.. .
Gran Canaria ...
Tenerife ...........
La Palma .........
Gomera ...........
Hierro ..............
TOTALE...S.. ....
Superficie
844
1.687
1 S32
1.928
662
353
263
Población Parroquias
12.784 3
10.614 5
48.909 15
62.461 33
21.527 12
6.919 6
4.040 1
167.254 75
Clero Km2 Habitantes
-secular -por cura por cura
5 168,8 2.556,8
5 337,4 2.122,8
2 1 72,9 2.329,O
44 43.8 1.419,3
15 44,l 1.435,l
8 69,l 864,8
2 131,5 2.020 --
1 O0 72,7 1.672,4
Fuente: Censo de Floridablanca. Elaboración propia
De los mismos se desprenden algunas conclusiones, de las
que ahora conviene tengamos en cuenta. Las islas occidenta-les
se encontraban mejor asistidas que las orientales y las de
señorío mucho peor que las realengas. Fuerteventura y Lanza-rote
resultan enormemente deficitarias por lo que a sus mi-l2
BÉTHENCOURMT ASSIEU,A ., ob. cit., 2 l.
l3 LOS censos en JIMÉNEZ DE GREGORIO, «La población de las Islas Ca-narias
en la segunda mitad del siglo XVIII)), en A.E.A., 14 (1968), 127-301.
Núm. 45 (1 999) 285
nistros se refiere, sobre todo las de Fuerteventura, 337,4 Km2
por párroco, situación agravada por el hábitat disperso y la
proporción de los majoreros que vivían del pastoreo, en una
isla sin praderas. Si a ello añadimos la supervivencia en algu-na
medida del fondo morisco de sus habitantes, es lógico que
tanto en su pasado como a fines del siglo XMII hubiera sido
menester no sólo una mayor presencia de clérigos, sino de
clérigos especializados, como los que abundaron en zonas de
la Península hasta consumarse, con el fracaso catequético, la
expulsión (1 609- 16 14)) que venturosamente no alcanzó las Is-las
Canarias.
Lejos de esto, durante los siglos m y XVII la Isla solamente
contaba con dos beneficiados del real patronato con la misión
de atender desde la aislada villa de Betancuria a una feligre-sía
integrada por la totaiidaci de ia pobiación insuiar.
Situación insostenible a todas luces, a la que los Borbones
trataron de paliar a lo largo del Setecientos, como tuve oca-sión
de esclarecer. No sólo con nuevas dotaciones, sino inclu-so
otorgando a sus súbditos una mayor laxitud con relación a
su dependencia de sus señores, que acabaron exiliándose de
SUS dominios 14.
En lo referente a la nueva erección de centros parroquiales
será atendido no sólo el crecimiento demográfico y la mejora
asistencial, sino al tiempo complacían una demanda de pres-tigio
de aquellos núcleos de mayor desarrollo económico, con
la aparición en los mismos de una incipiente burguesía agra-ria.
Desarrollo indudable favorecido por el proceso inflaciona-rio
y el alza de valor de los granos, sobre todo en la plaza y
puerto de Santa Cruz de Tenerifels, a pesar de no librarse la
isla con su aridez, de sequías y hambrunas que padecieron sus
moradores reiteradamente 16.
l4 Ob. cit., 24.
BÉTHENCOURMTA SSIEU,A ., «La defensa militar de Gran Canaria. De
la guerra de Sucesión (1701-1714) a la última contra Inglaterra (1805-
!U%?);;, en A.E.A., 43 (l???), 69-16?, 116 J SS. S e x t ~ sm ás exp!kit~s en
BETANCOURAT., , Los «Quadernos» del comerciante de la calle de La Peregri-na,
l796-l807, Ed. Cabildo Insular. L.P.G.C., 1996, 320 y SS.
l6 ROLDÁN VERDEJO, R., ob. cit.
286 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
A la primera ya hicimos alusión. Se desgajaba de la Villa
dos parroquias sufragáneas de las comarcas más lejanas a
Betancuria: La Oliva al septentrión y Pájara en el sur como
señala en el plano 1. El producto de las rentas de los dos be-neficios
era dividido en cuatro partes, asignando una de las
mismas para sostener las dos nuevas ayudas. Semejante repar-to
suscitó colisiones entre los beneficiados y el obispo, lo que
explica que los nuevos templos no fueran segregados sino tres
años más tarde.
La segunda fue a favor de la localidad de Tetir. Su crea-ción
fue tan compleja, que aún poseyendo todo el apoyo del
prelado don Francisco Delgado desde 1764, riO COll-vertida
en la tercera sufragánea hasta su aprobación por de-creto
episcopal de 28 de junio de 1786. Seguir este largo pro-ceso
a lo largo de cuatro lustros, desborda nuestro interés
momentáneo. Basta consignar que se redujo a la parroquia de
Santo Domingo de Guzmán con los pagos de Guisguey, El
Time y Teguate, con un total de 1.777 almas en 1787 (Plano 1).
Tampoco es este lugar el adecuado para una descripción
pormenorizada de la empresa iniciada por el vecindario de La
Antigua hasta conseguir su parroquia. Situada en la interce-sión
de la rutas insulares más usuales y rodeada de una de
las áreas más fértiles, venía creciendo a buen ritmo, mientras
la villa fundada por los normandos en lugar retirado y de di-fícil
acceso, en busca de seguridad, sufría un proceso acelera-do
de despoblación, aunque fuera sede del cabildo, parroquia,
villazgo y residencia de los poderosos. Comportó que luchará
empecinadamente contra algo que pudiera mermar su capi-talidad
17.
Contaban los antiqueños con una iglesia de grandes pro-porciones,
el apoyo de la audiencia, el favor inicial del Conse-jo
de Castilla y la benevolencia, como conocedor de la reali-dad
del ol"ispo Hei-i-ei-a. S: fallecimierlicr del vilro a
l7 BÉTHENCOURT, A., La Parroquia ..., cit. 24-30. Contiene desde el
epigrafe.
Núm. 45 (1999) 287
8 ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
1 -LAJARES
2 - VILLAVERDE
3 - TOSTON
4 - MANTA
5- TINDAVA
6- VALLEBRON
7 - CALOERETA
8 - L A MATILLA
9 - GUISGUEV
10- ELTIME
11- TEFIA
11- RISCO BLANCO
13- TAO
14- LAS MAJADILLAS
15- TEJUATE
16- LOS LLANOS
17-AMPUYENTA
I~-ESPIHAR DE ABAJO
1)-ESPINAR DE ARRIBA
20-TRIQUIVIJATE
21- RIO DE PALMA
22- SANTA INES
13- MANINUBRE
24- LAS POCETAS
25- ROSA DE ZAPATA
26- GOMA
VALLES DE ORTEGA
l a - CASILLA DE MORALES
23- AGUA DE BUEYES
30- AJUI
31- MESOUER
32- TOTO
33- BARGUEDA
34-TISCAMANITA ,
35- LA FLORIDA
36-TESEJERAGUE
37- CAROON
JURISDICCION PARROOUIAL
.-BENEFICIADOS
0 - PARROOUIAS SUFRAGANEAS
N? - NUCLEOS POBLACION
288 ANUARIO DE ESTUDIOS AT~NTICOS
complicar la solución, pues el deán y vicario sede vacante José
Massieu van Dalle se mostró indeciso. Por fin, el 6 de septiem-bre
de 1786, tras un cúmulo de argumentos, ordenó al.benefi-ciado
de la Villa, don Jerónimo Negrín, pasara a consagrar
como parroquia el templo de Nuestra Señora de Antigua, lo
que realizó el once del mismo mes. Fue una consagración pro-visional,
pues en el decreto no se consignan límites de su
jurisdicción, ni tocaba nada referente a las rentas parro-quiales
la.
Tal decisión, por otra parte, al estar integrada la diócesis
en el Patronato Regio necesitaba la aprobación real, previa
consulta del Consejo de Castilla. El nuevo obispo Martínez
Plaza elevó propuesta a Carlos 111 (22.XII.785) y el rey acuer-da
la erección por R.C. de 17 de diciembre de 1787. Fuerte-ventura
quedaba así dividida en cuatro parroquias (Betancuria,
La Antigua, Casillas del Ángel y Tuineje) y tres sufragáneas (La
Oliva, Tetir y Pájara) [Plano 111 19.
Tampoco tocó a Martínez Plaza, trasladado a la Península
cuando visitaba La Palma, erigir las nuevas parroquias, pro-ceso
que coronó el nuevo prelado, don Antonio Tavira Alma-zán.
Tan pronto alcanzó las Islas, emprendió la visita pastoral
a su diócesis, comenzando por Fuerteventura. Consideró opor-tuno
conocer la realidad de visu, antes de llevar adelante re-forma
de tanta trascendencia. Adoptó como método convocar
con antelación a los párrocos que las desempeñaban interi-namente,
con el fin de que le expusiesen sus opiniones sobre
xquanto juzgasen más eminente en quanto a las demar-caciones
de distritos y distribución de derechos parro-quiales
... y modo de su execuciónn 20.
l 8 Ob. cit., 31-62.
l 9 Ob. cit., 70-72. Tavira reintegró el valle de Santa Inés compensándo-la
con Triquivijate y Espinar de Arriba en perjuicio de Casillas del Ángel. Y
agrega Tesererague al curato de Pájara. Ob. cit., 72.
lo SOIGNEAUJ.,X o, b. cit., 137-38, y BÉTHENCOURMTA SSIEUA, ., ob. cit.,
70-72. He aquí dos textos muy significativos de Tavira y su mentalidad. En
el primero recomienda excusar todo gasto superfluo en el culto, en espe-cial
la cera,
Núm. 45 (1 999) 289
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 11
I -LAJARES
2 - VILLAYEROE
3 - TOSTON
4 - MANTA
5- IINOAYA
6- VALLEBRON
7- CALDERETA
8 - LA MATILLA
9- GUISGUEV
1 0 - E L T I M E
11- TEFIA
11- RISCO BLANCO
13- TAO
16- LAS UAJAOILLAS
15-TEJUATE
16- LOS LLANOS
17-AUPUVENTA
18-ESPINAR DE ABAJO
19-ESPINAR DE ARRIBA
2 0 - T R l ü U I V I I A T E
21- RIO OE PALMA
22- SANTA INES
23- MANINUBRE
24- LAS POCETAS
25- ROSA OE ZAPATA
26- GOMA
??-VALLES DE ORTEGA
28-CASILLA DE MORALES
29- AGUA DE BUEYES
30- AJUI
31- MESOUER
32- 1010
33- BARGUEOA
36-TISCAMANITA
35- LA FLORIDA
O- PARROQUIAS SUFRAGANEAS
N?; -NUCLEJS P38LACION
Núm. 45 (1999) 291
12 ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
Recorrió para ello, al compás de la visita, los lugares más
remotos, logrando información precisa. Así estuvo en situación
de revisar las adscripciones de algunos pagos no adscritos con-venientemente
por Martínez de la Plaza. Reorganizó la admi-nistración
de las rentas e introdujo una estricta sobriedad
litúrgica. Mostró a la par su preocupación social, señalando
lo ((justo tanto para el clero como para los seculares, que ayu-daban
a sostener el culton. Todo ello quedó reflejado en un
Reglamento en doce artículos para el buen gobierno de las igle-sias
21.
Reglamento fechado en La Oliva a 23 de febrero de 1792.
Cuatro días más tarde lo incluye en su propuesta a Carlos IV
sobre la definitiva reforma de jurisdicciones parroquiales
antiguorregimentales para Fuerteventura. Tras los trámites de
rigor, ei pian era aprobado por ei monarca mediante céciuia
auxiliatoria de 15 de marzo de 1793. Quedó así establecida
legalmente la nueva división parroquia1 de FuerteventuraZZ
[Plano 1111.
«quando en su uso se excede, lo que se permite por la rúbrica y re-glas
de la Iglesia, la cual nunca ha creído ni enseñado que sea mayor
el culto a Dios con mayor número de luces».
En el segundo, incluso se adelante a los preceptos del Concilio Vatica-no
11, cuando escribe en el artículo XII de su Reglamento
K... y así, en las 1 lesias Cathedrales, en donde se procede con mayor
conocimiento de k a verdadera disciplina, con ser tan superiores las fa-cultades
para gastar, es donde se usa menos cera. Y ojalá que se fue-se
desarraigando la afición errada en que se está, de que conviene
ara sufragio de las Almas de los difuntos llevar en las exce uias y
Rnerales un grande niímero de luces, causando este error un Iispen-dio
inútil y aun pernicioso y cruel, porque se esfuerzan, aun los más
ciendoor dunoa mal entendida piedad con los difuntos, aun quando una extrema indigencia. Y debiendo los Parrochos
cla.m a.r contra este abuso como contra tantos que varias causas y pi.iiicipa~"""ie iliier&y la ha ii itrG &..do e!
Christiano, convendrá que den el exemplo, por lo que no podrán usar
más que quatro velas en una misa cantada, sea de la solemnidad que
fuere, y de doce haciendo manifiesto, que no le hará jamás sin nues-tra
licencia, y de treinta y seis en el día del Jueves Santo mientras la
reserva del Santísimo».
*' Cfr, supra nota 19.
22 E- 1- n - - 1 PLA..I- -.. :-A-+- +--+A -.. -1 n-c-a+- .,.,e+.
r,ll la -cal bCUula 3c 1 ~ 1 x 3L a~u ~L u C.LI ~1 UCCILCU ~ I U ~ U ~ ~ VC IV
Martínez de la Plaza como el Reglamento de Tavira, con carácter de norma
de obligado cumplimiento, por pertenecer la diócesis de las islas Canarias
al Regio Patronato. BÉTHENCOURMTA SSIEU,A ., ob. cit., 75 y nota 141.
292 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACIÓN 13
I -LAJARES
2 - VILLAVERDE
3 - TOSTON
4- MANTA
S-TINOAYA
6- YALLEBRON
1- CALDERETA
( - L A MATILLA
S- GUISGUEY
1 0 - E L T I M E
11- TEFIA
11- RISCO BLANCO
13- TAO
14- LAS MAJADILLAS
15-TEJUATE
16-LOS LLANOS
11-AMPUYENTA
10-ESPINAR DE ABAJO
19-ESPINAR DE ARRIBA
2 0 - T R I P U I V I J A T E
21- RIO DE PALMA
22- SANTA.INES
13: MANINUQRE
24- LAS POCETAS
25- ROSA DE ZAPATA
26- GO HA
27-VALLES DE ORTEGA
26-CASILLA DEMORALES
29- AGUA DE BUEYES
30- AJUI
31- MESPUER
32- 1010
33- BARGUEDA
34-TISCAMANITA
35- LA FLORIDA
.---- J' JURISDICCION PARROQUIAL EN 1.792
-BENEFICIADOS
Núm. 45 (1999) 293
ANTONIO DE BeTHENCOURT MASSIEU
Aunque la introducción haya sido dilatada, pienso que sólo
ahora nos hallamos en estado de conocer el contenido de la
visita pastoral a Fuerteventura, pues la misma se encontró en
alguna medida interferida por cuestión tan vital y controverti-da,
como la de consolidar una reforma tan sustancial para la
asistencia espiritual de los majoreros en el futuro, así como
eliminar las malquerencias suscitadas por intereses encon-trados.
Sin embargo, es conveniente recordar cómo, en contraste
con las centurias anteriores, las visitas pastorales no escasea-ron
precisamente en el Setecientos. Y no escasearon a pesar
del cansancio que acarreaba realizarla con parsimonia a una
diócesis tan dilatada, con difíciles y peligrosos caminos y los
riesgos que implicaban la navegación interinsular de los pre-lados
y su séquito, en embarcaciones que no reunían un mí-nimo
de comodidades.
Si tomamos como fecha de partida la realizada por el
obispo Dávila en 1733, visita preparatoria del Sínodo dio-cesano,
que dejará profunda huella en la documentación de
la centuria, fue seguida por la de Francisco Guillén en 1744,
Francisco Javier Delgado Villegas en 1764, Juan Servera en
1773, fray Joaquín de Herrera en 1782 y la de Antonio Ta-vira
y Almazán en 1792-93, observaremos que están separa-dos
tan sólo por una década, excepto el lapso que transcurre
entre 1744 y 1764 23.
Por tanto podemos afirmar no sólo el celo del episcopado
setecentista sino que frente a la crítica ya tópica, en la dióce-sis
ninguna generación de isleños careció de la oportunidad
de recibir el sacramento de la c~nfirmación~~.
*' VIERA Y CLAVIJOJ, ., ob. cit., tomo 11, 569-70, 584, 596, 597-98, y
CAZORLALE ÓN, S., y SANCHEZR ODR~GUEoZb,. cit., 260, 271, 312, 319, 329
y 340-4 í.
24 ES, por tanto, errónea la afirmación de SOIGNEAUXa,l aseverar que
la última visita pastoral a la diócesis fue en 1668. Ob. cit., 136. De haber
sido así, se refiere a la del obispo Ximénez.
294 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Sólo llevaba en Las Palmas dos semanas, cuando el Cabil-do
catedralicio en su sesión del 14 de diciembre de 1791 soli-citó
de su prelado que realizara una visita general a la dióce-sis.
Solicitud en consonancia con la circular real de Carlos 111
de 12 de enero de 1788, por la cual se auspiciaba a los prela-dos
la conveniencia y utilidad de realizar estas visitas de ins-pección.
Reformador por naturaleza de la disciplina eclesiásti-ca,
como predicador impenitente de una piedad más intimista,
Tavira acepta el reto y el 13 de mayo de 1792 proclamó un
edicto anunciando la próxima visita pastoral. En el mismo
trasluce su objetivo y espiritualidad 25.
«En cumplimiento de lo ordenado por el Santo Concilio
de Trento y siguiendo la antigua disciplina de la Iglesia,
que renovó el mismo Concilio ... hemos determinado abrir
la Visita de dicha Nuestra Santa Iglesia Matriz y exami-nar
con el más atento cuidado cuanto haya digno de re-paro))
26.
La ceremonia de apertura de la visita fue celebrada con
toda solemnidad el 15 de mayo en la Catedral, aprovechando
ser festivo para facilitar una gran afluencia de fieles con el
fin de concienciarles sobre la trascendencia del periplo del
prelado. Ceremonia que acabó con un sermón del propio
Tavira
«sobre la antigua disciplina de la Iglesia en orden a las
Visitas, exponiendo con mucha afabilidad los erandes
deseos de reformar en ésta, cuando con motivo del trans-curso
de los tiempos pida necesidad))
bc. cit.
26 b c . cit.
Núm. 45 (1999)
ANTONIO DE B~THENCOURT MASSIEU
Tavira estuvo acompañado durante su visita por un séqui-to
excesivamente reducido: el fiscal del obispado don José
Fernández Abad, el notario apostólico don José Gómez y como
secretario don Mateo de Obregón y Ceballos, encargado de
redactar el contenido de la visita y los mandatos que refrenda
el señor obispo, una vez terminada la inspección de cada lo-calidad.
Rematada la visita de la Catedral, embarca rumbo a Fuer-teventura,
donde, tras una feliz travesía desembarca en la tar- c. a
de del 26 de mayo en Jinijimar, donde pernoctan. Abandona E
Fuerteventura rumbo a Lanzarote en la tarde del 27 de junio O
d en Corralejo. La visita, por tanto, duró un mes y un día. -
m
O
El itinerario de sur a norte fue el siguiente: a la mañana E
E
2 siguiente entró en Tuineje, donde se detuvo hasta la tarde del E
29, en que sigue viaje hacia Pájara. El 31 sale con dirección a
-
la Villa de Betancuria. Aquí se detiene desde el primero hasta 3
-
el 8 de junio. La estancia más prolongada, que seguramente Om-aprovechó
dada la placidez del lugar para tomar algún respi- E
ro. Del 8 al 12 está presente en Antigua e inspecciona Casillas O
del Ángel entre el 12 y el 15. Y en Tetir hasta el 18 por la tar- n
E de en que emprendió viaje hacia La Oliva, donde permaneció -
a
hasta la tarde del 26. Alojado en la Casa de los Coroneles, 2
d
n
aprovechó su comodidad para ultimar los trámites de la visi- n
ta, redactar la propuesta de reforma del plan beneficia1 al O5
monarca y el Reglamento regulando el funcionamiento de las
parroquias, que fue incorporado por Carlos IV en la Real Cé-dula
auxiliatoria.
Normalmente Tavira se alojó en las casas parroquiales.
Como éstas poseían oratorios, oficiaba al amanecer la misa,
se retiraba a orar y meditar, y a veces confirmaba a los reza-
- -.
27 A partir de aquí escasearán las notas. El hecho de ser el Diario o
Visita de iavira ia fuente impresa por infantes Florido, mi aíiá!isis se rcdü-ce
a una reestructuración y valoración de datos y hechos significativos, bien
del relato bien de los mandatos, para interpretar el significado de la visita
y nivel religioso de los majoreros en la década final del Setecientos.
296 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 17
gados. Sólo hace excepción en dos lugares. En Antigua, en que
acepta, por comodidad, la oferta del alcalde, y en La Oliva,
donde fue agasajado por el coronel del regimiento de infante-ría
y gobernador de la isla, don Agustín Cabrera. Contaban
con oratorio y la comodidad para ultimar los trabajos men-cionados.
En las localidades con parroquia fue recibido con grandes
muestras de regocijo, siendo muy agasajado, y supongo que
con curiosidad. El secretario destaca los que se le rindieron
en Ant ig~ay Casillas de: Ángel, las dos que alcanzaron el gra-do
de parroquias. De la primera nos dice: «con regocijo de
vecinos y salvas de milicianos)); y en Casillas: «fue recibido con
tracas y algaraza pública de los vecinos, como en los demás
pueblos». Mientras en La Oliva y por orden de su anfitrión, y
«a cuya puerta estaban formados los soldados y al entrar S.Y.
hubo saludo de los Pedreros».
La mecánica de las visitas a las parroquias se reducía a lo
siguiente. Entraba en los pueblos sobre las seis de la tarde,
acudía a orar al templo parroquial, para de seguido retirarse
a su aposento. A la mañana siguiente acudía a la parroquia.
El fiscal José Fernández Abad oficiaba la misa. De inmediato
leíase el decreto de la visita y él pronunciaba una breve pero
emotiva plática, explicando del contenido del sacramento de
la confirmación, la gracia para el recipendiario y normalmen-te
la necesidad de practicar la penitencia y lo necesario para
que fuera una buena confesión.
A renglón seguido, procedía a un riguroso examen del tem-plo,
los altares, ornamento, estado de los libros parroquiales
y regularidad de los asientos, cuentas del mayordomo, así
como el funcionamiento y cuenta de las cofradías.
Yspecia! impo~al?cia, desde e! pfiniz, de aposiólico,
encierra el contenido de los sermones. Generalmente, los pro-nuncia
anocheciendo por ser la hora más propicia, cuando
todo el vecindario ha terminado las faenas cotidianas, lo que
Núm. 45 (1999) 297
18 ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
aseguraba una mayor concurrencia. Por lo que toca a otros
sacramentos, no dejaba de sentarse algunos ratos en el confe-sionario
e incluso ordena tanto de menores como a presbíte-ros.
Sin embargo, no practicó el bautismo y la extremaunción.
Con respecto a la comunión, aunque no lo haga constar el se-cretario,
dada su devoción por Jesús Sacramentado, es posi-ble
que la impartiera.
Aprovechaba el tránsito de una parroquia a otra para des-plazarse
y visitar las ermitas. Ordenaba los pertinentes reme-dios
si las encontraba desasistidas. Cuando se reunía público,
aprovechaba para pronunciar sermones de cierta enjundia,
modélicos por ser consecuentes con la escasa formación de los
fieles. Con un hábitat disperso, el papel de tan abundantes
ermitas en el paisaje de todas las islas era trascendental e
imprescindibles, al menos, para oir misa en los días festivos,
recibir asistencia sacramental, ya que la distancias a la ma-triz
suponía un enorme sacrificio a causa de las distancias 28.
Excepcionalmente, el 29 de mayo abandonó de madrugada
Pájara para visitar la de San Marcos en Tiscamanita, regresan-do
a su alojamiento.
Como algo fuera de programa conviene mencionar su visi-ta
al convento franciscano de Betancuria y la cueva donde
oraba San Diego de Alcalá, así como contemplar las reliquias
de él y escritos del venerable Torcaz. Como los frailes caían
al margen de su jurisdicción, debió ser la curiosidad del via-jero
la motivación.
También como curiosidad, aunque el texto no sea lo sufi-cientemente
explícito, es señalar cómo en Casillas del Ángel,
abandonó con sus acompañantes el templo para desplazarse
«desde allí al cementerio». ;Supone este cementerio estar
exento del templo? Quizás por ser parroquia tan reciente se
habían observado las disposiciones reales. Sería el primero de
Canarias y uno de los más tempranos de la monarquía29.
28 BÉTHENCOURMT ASSIEU, A., «A propósito de un libro sobre ermitas
en Canarias)). Prólogo a GONZALEZS OSAP,. , ¿as ermitas de Guía, L.P.G.L.,
1994, 13-26.
29 BÉTHENCOURMT ASSIEU,A ., «Secularización y mentalidades: el ce-menterio
de San Cristóbal de La Laguna (1807-1816)», en A.E.A., 41(1995),
298 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI6N
En una isla tan dilatada, árida y seca, la más antigua
geológicamente hablando, los majoreros tienen que aprovechar
las escasas tierras fértiles en valles, así como las áreas donde
pueda sustentarse algún ganado, esencialmente caprino, o lu-gares
costeros aptos para la pesca. Como consecuencia, la
población en gran parte vivía a base de un hábitat disperso, o
sea en pequeños pagos, a veces diminutos. Lamentablemente
el secretario de la visita no tuvo excesivo interés por hacer
referencia al número de éstos y el de sus moradores. El nú-mero
de los que figuran como visitados por Tavira alcanza el
de 48, algunos más que los 37 que aparecen atribuidos a las
distintas parroquias en los planes beneficiales de Martínez de
la Plaza30.
La comparación entre las citadas cifras, han llevado a Juan
Manuel Santana a compararlas con las que aparecen en los
censos oficiales como tales y los aportados por mí en 1985 31.
Si a estas añadimos las que ahora aparecen en la Visita, se
alcanzan los 61, como puede observarse en el Cuadro 111. En
el que van señalados por orden alfabético, así como la depen-dencia
de cada uno con respecto a la parroquia y en cuál de
los registros aparece citados por primera vez. Seguramente tal
enumeración no es la definitiva, pero útil para ubicar la po-blación
majorera en los años finales del Setecientos.
Como es lógico su localización no es homogénea, pues se
ubican en razón de los factores que enunciamos más arriba.
Hay que señalar la abundancia de lugarejos en los términos
parroqUia!es de I>6jara Y An:igUa, -1 nvnnnen A, .-.knnAn,n A,
LL ~ L U L L J U UL auauuuuw UL
los campos de Betancuria y la sola asignación de tres de Tetir.
Así como la concentración del vecindario en los focos de An-tigua
y La Oliva, la desertización de la península de Jandía y
el crecimiento de Pájara y Tuineje, en paralelo con lo que es-
459-516, cfr. 465-66. Reproducido en La Laguna-Gran Canaria. Cinco siglos
de La Laguna, 1496-1996, La Laguna, 1997, 139-200.
30 Véanse los planos de Fuerteventura 11 y 111.
3 1 SANTANPAÉR EZ, J. M., ob. cit., pp. 172-73.
Núm. 45 (1999)
RELACI~N Y DISTRIBUCI~N DE PARROQUIAS DE PAGOS
EN FUERTEVENTURA, 1792
Censo Censo Leg. Visita
Núm. Locahdndes Parroquias
- -1776 -1787 -Viera -15.763 -1792
Adeje ..............................
Agua de Bueyes ............
Ajuí ................................
Almáncigo, El ...............
Ampuyeta ......................
Bargueda .......................
Bota Gorda ...................
Caldereta .......................
Cardón ..........................
Cardón Quemado .........
Casillas de Morales ......
Chilagua ........................
Corral Blanco ...............
Corte ..............................
Endague ........................
Espinar de Abajo .........
Espinar de Arriba ........
Fayeque .........................
Florida, La ....................
Florida de Tao ..............
Goma .............................
Gurime ..........................
Guisguey ........................
Huertas, Las .................
Lajares ...........................
Llanos, Los ...................
Majadillas, Las .............
Manibre .........................
Manta ............................
Mantaque ......................
Mantilla, La ..................
Mézquer ........................
Miraba1 ..........................
Montaña Hendida ........
Peña ..............................
Tuineje ....................
La Antigua ..............
Pájara ......................
Casillas del Ángel ..
Casillas del Ángel ..
Pájara ......................
? ...............................
La Oliva ..................
Tuineje ....................
Tuliuineje ....................
La Antigua ..............
Pájara ......................
Pájara ......................
La Antigua ..............
? ...............................
La Antigua ..............
La Antigua ..............
Pájara ......................
Tuineje ....................
Casillas del Ángel ..
La Antigua ..............
La Oliva ..................
Tetir .........................
Pájara ......................
La Oliva ..................
Casillas del Ángel ..
Casillas del Ángel ..
La Antigua ..............
La Oliva ..................
La Oliva ..................
Tetir .........................
Pájara ............. :. .......
Pájara ......................
Pájara ......................
La Oliva ..................
36 Peña Erguida ................ Pájara ...................... X
37 Pocetas .......................... La Antigua .............. X
38 Podemo ......................... La Oliva .................. X
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 2 1
Núm. Localidades Panoquins Censo Cmo kg. Víita
- -1776 -1787 -Viera -15.763 -1792
Pueblo ............................
Río de Palmas ..............
Risco Blanco .................
Roque ..........................
Rosa de Zapata, La ......
San Andrés ....................
San José ........................
Santa Inés, Valle de .....
Ta o .................................
Tera ................................
Teguedey ........................
Tejuate ...........................
Tesereragué ...................
Time ...............................
TIi'i ,idc rya ..........................
Tirar ...............................
Tiscamanita ...................
Tostón ............................
Toto ................................
Triquivijate ....................
Vallebrón .......................
Valle de Ortega .............
Villaverde ......................
? ...............................
Betancuria ..............
Casillas del Ángel ..
? ...............................
La Antigua ..............
Tetir .........................
Pájara ......................
Betancuria ..............
Casillas del Ángel ..
Casillas del Ángel ..
Tuineje ....................
Casillas del Angel ..
Tuineje ....................
Tetir .........................
La O!% ..................
La Oliva ..................
Tuineje ....................
La Oliva ..................
Pájara ......................
Tuineje ....................
La Oliva ..................
La Antigua ..............
La Oliva ..................
Fuentes: Censos de 1772 y 1787; VIERAY CLAVIJleOg;. AHN, Consejos, 15.763; y Visita
1792. Elaboración propia.
taba sucediendo en las áreas meridionales de otras islas del
archipiélago 32 [cuadro IV].
Es frecuente. Aunque este no sea el caso, de la abundancia
de datos de interés demográfico que presentan las visitas
3Z Hemos tratado de contrastar los datos de las fuentes con la realidad
actual, comparando las denominaciones con los topónimos de los mapas re-ferente
a la Isla, escala 1:50.000 en el Gran Atlas de Canarias (dir. por
Leoncio Afonso Pérez), Ed. Insular Canaria, Santa Cruz de Teneriie, 1997.
No figuran los topónimos Botagorda, Edague, Pueblo y Roque. iDespobla-dos,
error en la documentación? Si a los 61 pagos añadiéramos las siete
localidades con parroquias, tendríamos 68 con población agrupada.
Núm. 45 (1999) 301
ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
CUADRiVO
PAGOS POR PARROQUIAS
Parroquias Núm. de pagos
La Oliva .................................
La Antigua .............................
Casillas del h g e l .................
Tetir ........................................
Betancuria .............................
Pájara .....................................
Tuineje ...................................
No consta ..............................
Fuentes: Las del cuadro 111. Elaboración propia.
pastorales. En la de Tavira a Fuerteventura se abandona esta
preocupación -frente a la del Obispo Dávila, que usará el nú-mero
de vecinos para ilustrar y tomar decisiones en el Sínodo
diocesano-. Comienza el secretario a ofrecernos datos, pero
tras Tuineje y Pájara, con 362 y 321 vecinos respectivamente,
los silencia. En la primera 160 familias viven en el pueblo y
el resto en los pagos, entre los que destacan Tiscamanita con
119. Tesejerague, 36. La Florida 31, y Adeje y Cardoquemado
sólo alcanzan 8. Mientras Pájara con 213 vecinos, de los que
Toto cuenta con 36; Bargueda, 20; Chilagua, 12, Mézquer 10,
Faiyaque 8, Corral Blanco 7, Montaña Hendida 6, Ajuí y Las
Huertas sólo tres, lo que hace un total de 318 vecinos en la
feligresía. Datos sólo para el sur de la isla, que puede reflejar
el tipo de población dispersa y el despegue de Tuineje que
explica le fuera conferida una nueva parroquia33.
33 Como el censo, que tomo como más próximo en Pájara se incluyen
los habitantes de Tuineje y en Betancuria la población de Casillas del Án-gel
que todavía no eran parroquias. Si aplicáramos a los datos arriba men-cionados
ei indice 4,4 habitantes por vecino, como hizo Santana con ios
censos que maneja, tendríamos 1.592 para Tuineje y 1.432 para Pájara, o
sea un total de 3.024, o sea un crecimiento de 213, tan sólo de un 0,751 %
entre 1787 y 1792, o sea en un quinquenio.
302 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL~NTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N
Aparte del aspecto de tipo religioso que posee el sacramen-to,
del número de los que lo reciben en cada parroquia, pue-den
derivarse conclusiones si los ponemos en relación con el
número de habitantes de cada parroquia, así como el porcen-taje
de los sacramentados en relación con las parroquias,
como mostramos en el cuadro V, aunque los datos de pobla-ción
los tomemos del Censo de Floridablanca de 1787, o sea
de un quinquenio anterior a la visita.
CUADRVO
CONFIRMADOS Y POBLACIÓN
Parroquia Habitantes
Tuineje .........................................
Pájara .......................................... 2.811
Betancuria ................................... 2.002
Casillas del Ángel .......................
La Antigua .................................. 1 1.593
Tetir ............................................. 1 ,064
La Oliva ....................................... 2.544
Confirmados
Fuentes: Censo de 1787 y Visita de 1792. Elaboración propia.
Desconocemos la razón que llevó al secretario al olvido del
número de los confirmados en Tetir, y más cuando en la épo-ca
se llevaba en las parroquias un libro registro de los confir-rr?~
desD. e !es 2.871 restintes es significativa la mntracción
poblacional de Betancuria con sólo un 8 %, en ser todavía dé-bil,
Tuineje y Pájara 11,7 % y 15 %; mientras Casillas del Án-gel
no asciende demasiado, Antigua y La Oliva con 25,8 % y
26,6 % reúnen más de la mitad de los confirmados. Aquella,
impulsada por el crecimiento económico y La Oliva por trans-formarse
en refugio del aparato burocrático, por residir en la
misma los coroneles-gobernadores, con un buen puerto en
Corralejo, amén de su extensión.
Núm. 45 (1999) 303
24 ANTONIO DE BETHENCOURT MASSIEU
Es conveniente, antes de entrar en el análisis de la visita,
señalar el orden de los aspectos que las caracterizan. Parece
oportuno dar una preferencia a las prácticas sacramentales
impartidas por el prelado, pues algunas le están encomenda-das
en exclusiva: la confirmación y el orden sacerdotal. En
segundo lugar, las prédicas episcopales. Expresión nítida de
sus puntos de vista eclesiásticos como de las necesarias co-rrecciones
que necesitan los feligreses. Por último, las reco-mendaciones
de tipo apostólico, así como sobre las malas
costumbres, inscritas en los mandatos, y especialmente las ins-trucciones
a los párrocos sobre sus responsabilidades y las
formas más convenientes para desterrar lacras, casi siempre
de largo arraigo temporal. Finalmente, algo tan significativo
como el resultado del examen de las cofradías, que el tiempo
desnaturalizaba, o la introducción por don Antonio de una
novedosa modalidad de cofradías donde se prescinde algo tan
en consonancia con ellas, como es la discriminación.
Es curioso como en la visita a Fuerteventura no aparezcan
alusiones a la vida marital a lo largo de un mes, ni tampoco
a los expósitos o hijos ilegítimos, que no deberían faltar. Qui-zás
la motivación se encuentra en la carencia de orfelinatos.
Pocas alusiones a la comunión y absoluto silencio por lo que
respecta a la extremaunción; de la que sólo se nos habla de el
acompañamiento de entierros por el cura, o límites al despla-zamiento
de la cruz parroquia1 en despoblados.
Un segundo bloque está constituido por el buen orden li-túrgico:
estado y aseo de los templos como rasas de Dios, mn-servación
y renovación de ornamentos, altares y decoración,
cuidado de los libros parroquiales. El resultado y las correc-ciones
imprescindibles son anotados en los mandatos.
Finalmente, las de tipo económico, que implicaban el aná-lisis
de las cuentas de los mayordomos, así como el estado de
las propiedades que integraban el patrimonio de la parroquia,
las limosnas, las mandas, las tasas sacramentales, el pago al
personal secular, sin olvidar el estado de las tumbas y las obli-
304 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 25
gaciones de los patronos, tanto en lo que se refiere a las capi-llas
y altares, como las ermitas de fundación, dada la frágil y
habitual memoria de los herederos.
LOS SACRAMENTOS
1. La confirmación
Así como el bautismo no es objeto de recomendaciones
especiales, salvo como veremos, lo referente al aseo y lugar
donde está colocada la pila, las crismeras, etc., por lo que toca
a la confirmación, como hemos visto la impartió a 2.817
catecúmenos. Si añadimos los silenciados en Tetir, la cifra re-
Iv-a..a..a de sobra !os 3.G00, !o qüe significa apr~ximudamente!u
tercera parte de la población, si consideramos la cifra del cen-so
de 178734.
Como quiera que confirmar era una de las tareas esencia-les
en las visitas pastorales, nos queda por añadir que confir-maba
tanto por las mañanas como por las tardes. Generalmen-te
en la parroquia, pero no pierde ocasión con los que viven
alejados para confirmarles en las ermitas, y como excepción
en el oratorio privado del alcalde de Casillas del Ángel, un 15
de junio y poco antes de partir para La Oliva, para que no
perdieran la ocasión los rezagados.
Labor sacramental de la que debió quedar el prelado muy
satisfecho, pues el primer día de la visita en Tuineje, tras la
misa y lectura del decreto de visita, se explayó mediante una
plática sobre la conveniencia y obligación de recibirla, así
como la forma y efectos de su recepción. Alocución que no
faltó en otros iugares.
2. Confesión
En riiunte a !i penitencia cahemm con certeza que se sen-tó
en el confesionario al menos en Betancuria, Casillas del Án-
34 Cfr. citas de las notas precedentes.
Núm. 45 (1999) 305
2 6 ANTONIO DE BETHENCOURT MASSIEU
gel, Tetir y La Oliva. No es difícil suponer que ejerciera este
sacramento en el resto de las parroquias. En sus sermones de
anochecida era frecuente que introdujera al hablar de los sa-cramentos
la doctrina referente a la penitencia, como hizo en
Tetir, explicitando la trascendencia del mismo como remedio
contra el pecado y la manera de hacerla provechosa, conscien-te
de que los fieles no cumplían al efectuarla todas las condi-ciones
necesarias.
Aunque el secretario lo silenciara, es casi indudable que de-bió
también impartir la eucaristía, como asimismo es silencia-da,
salvo rara alusión, la inspección de los libros parroquiales,
el estado de las sepulturas o las cuentas de los mayordomos.
Asimismo silencia si ejercía esta labor el fiscal en las misas
cotidianas, pues consta que el obispo la oficiaba de madruga-da
en S-u oraioiiop i-'i"ado. Era madmgaa"r, pues para
una ermita, emprendió camino a la seis de la mañana uno de
los días.
3. Ordenación sacerdotal
Finalmente, ejercita el prelado algo privativo de su jerar-quía.
Ordenó de presbítero en Betancuria al palmero don An-tonio
del Castillo, recibió la tonsura en Pájara el natural de la
localidad don Juan José Morales; en Tetir don Sebastián Vic-toria
Molero y tonsura don Vicente Montesdeoca y en Casillas
del Ángel de primera tonsura don José Acosta y a don José de
la Peña.
Adquirieron licencia para binar misas don Domingo
Camacho y don Andrés Suárez Viña, dada la extensión de La
Oliva y el teniente del párroco de Tetir don Sebastián Her-nández.
Estas ordenaciones sirvieron de alivio a los sacerdotes,
nunca suficientes, para atender a los majoreros desparrama-
dos por una isla tan extensa. La encabezaban los siete párro-cos,
de los que no se nombra el de Pájara, pero sí su antece-sor.
En el cuadro VI pueden ser identificados:
CUADRVOI
BENEFICIADOS DE FUERTEVENTURA (1792)
Parroquias
Tuineje ...................................
, . Pajara .....................................
Betancuria .............................
La Antigua .............................
Tetir ........................................
Casillas del Angel .................
La Oliva .................................
Beneficiados
Don Agustín de la Peña
Don Juan Blas Umpiérrez
Don Nicolás Morales
Don Joaquín Cerdeña
Don Francisco Córdoba
Don Antonio Berriel
Don Rafael Delgado Lemos
Fuente: Diario de Tavira y Archivo Diocesano. Elaboración propia.
No era excesivamente homogénea la distribución de clero
que auxiliaba a los párrocos. En Pájara moraban dos presbí-teros,
don Buenaventura Hernández Cabrera y don Isidoro
Morales, posiblemente para vigilar a la vez sus intereses. En
la Villa, a pesar de la antigua abundancia de sacerdotes, aho-ra
encontramos al párroco en solitario, aunque encontraría
descanso en la ayuda que le prestaban los diez frailes que in-tegraban
la comunidad franciscana. En Antigua eran tres los
que residían, don José Antonio Delgado, don José Goyás y don
Blas Alonso. Y en Casillas del Ángel atendía las ermitas de las
Ánimas y Tefía don José Medina y G~illama~~.
Por lo tanto, con los nuevos ordenados contábase en 1792
c m E n t ~ t a !d e 21 ope_-lrrios, amén de los diez profesos del
convento de San Diego, frente a los 18 con que registraba cin-co
años antes el Censo de Floridablanca (cuadro VII).
35 En las notas abundantes con que ilustra el Diario de Tavira INFAN-TES
FLORIDOen contrará el lector algunos datos biográficos de beneficiados.
Por ejemplo, don Antonio Berriel era de Lanzarote, o don Agustín de la
Peña también había llevado en Gran Canaria el curato de La Aldea de San
Nicolás. Lo mismo de los ordenados, con el nombre de quienes recibieron
la tonsura.
Núm. 45 (1999) 307
CUADRVOI1
ASISTENCIA EN 1787
Parroquia Benefs. Capellanes Tenientes Oratorio Total
Betancuria ................... 2 1 1 - 4
Pájara .......................... 2 - . 2 - 4
La Oliva ....................... 1 2 1 1 5
La Antigua .................. 1 1 2 - 4
Tetir ............................. - - 1 - 1
6 4 7 1 18
Fuente: Censo de 1787. Elaboración propia a
N
E
De la comparación y sin acudir a los nuevamente ordena- O
n
=
dos, significa que la situación era muy pareja, llamando la m
O
E
atención, no aparezca la menor alusión en 1792, a las tres SE
capellanías que figuran en el Censo de 1787, ni casi haya cons- E
tancia de los tenientes parroquiales.
3
-
0m
E
APOSTOLADDOE L PRELADO O
g
n
Con un plan beneficia1 interino, el de 1787 de Martínez de a-E
la Plaza, -sólo puesto en marcha para La Antigua, pues las l
nuevas parroquias, Casillas del Ángel y Tuineje se retrasaron n
0
tanto, que la de Tuineje no ejercerá como tal sino en 1790- 3
y aclarada la práctica sacramental desempeñada por Tavira en O
su visita y el clero con que contaba para llevar adelante su
programa, nos asaltan algunos interrogantes: ¿Cuál fue la si-
+.uri,q,lr,rll; Xn en cpe encontr6 a !os creyeíites í~iajurerus?2 Qüé la-bor
venían desempeñando los párrocos y cuáles las responsa-bilidades
que le fueron encomendadas por su prelado? ¿Qué
métodos evangélicos les serán recomendados?
Cuestiones todas del mayor interés, pues se trata de comu-nidades
con fieles; hasta entonces, con escasa atencióni en su
casi totalidad en medios rurales o de incipiente urbanización,
analfabetos y sin el menor nivel cultural, creyentes arraigados
en la superstición como camino ultraterreno y no en pequeño
308 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 2 9
porcentaje con ancestros berberiscos y, en consecuencia, con
concepciones sincréticas.
Situados además en un momento en que por parte del sec-tor
más distinguido entre eclesiásticos y la propia Iglesia en
Europa tratan de arrinconar tradiciones escolásticas y triden-tinas,
para implantar una Iglesia menos triunfalista, culto con
gran parafernalia y de oraciones iterativas, por otra más sen-cilla
e intimista, con el señuelo de la cristiandad primitiva y
evangélica, como profesaba don Antonio Tavira, figura emi-nente
de la nueva piedad.
Por ello, por lo que toca al prelado en sus relaciones di-rectas
con los majoreros, predica «con un celo verdaderamen-te
apostólico)), no sólo en las parroquias, sino en las ermitas.
Así en Triquivijate, por ejemplo, «pronunció una corta y enér-gica
plática)), tocando en ella temas referentes a doctrina y
caridad, en la que insiste en Tafía. En las parroquias sus ser-mones
versan sobre el decálogo, la práctica sacramental y en
general la gracia santificante, el Evangelio, sobre todo los do-mingos,
y sólo una vez toca las obligaciones de los Manda-mientos
de la Iglesia.
Como ya expusimos, especial énfasis pone en la penitencia,
como resultado de sus experiencias en el confesionario. Reco-mienda
con insistencia a los párrocos que corrijan los yerros
detectados y utilizar para ello, como lo hizo él, la conversión
de la Pecadora (La Oliva). En Pájara, donde confesó, encomen-dó
al cura continuara con frecuencia explicando los sacramen-tos,
pero con especial frecuencia sobre la penitencia «del que
ordinariamente es mayor la ignorancia y de más fatales con-secuencias..
. , que llegarán a recibir sin las disposiciones nece-
-<-a-r -i-a-s ».
l . Difusión del agustinismo
Er, ciiunte u !u' r emme~d a c ime sd e este tipo, deja entre-ver
en los mandatos aspectos claramente intimistas. Podemos
distinguir hasta cuatro órdenes de cuestiones: método exposi-tivo
en la predicación, responsabilidades inherentes a la cura
de almas; la doctrina cristiana y, finalmente, la urgente nece-sidad
de desarraigar determinados comportamientos y creen-cias.
Ésta de sumo interés para los historiadores de las men-talidades.
2. Las prácticas como método
Respecto al adoctrinamiento mediante la palabra, por lo
que toca al método expositivo, Tavira recomienda predicar con
celo, pero con prudencia. Insiste machaconamente en que ins-truyan
«de modo que lleguen a los fieles, teniendo en cuenta a
la capacidad de los oyentes». Para ello, procedan aclarando E
«algunos puntos y hacerlos perceptibles hasta que lleguen a O
n
entender los de menos capacidad y talento)). =m
O
E Sin embargo, consciente de las dificultades que se encuen- E
2
tra en las nuevas parroquias, donde habrá que realizar ímpro- E
bos esfuerzos evangélicos, «reconociendo el formidable peso
que han tomado sobre sus hombros» los nuevos pastores. Por 3
lo que toca al apostolado en las ermitas y en los pagos, si no -
0m
E es factible otro camino, el único viable será en que lean, sin O
pretexto alguno, algún texto, que repetirán los fieles. Sistema g
que nos deja entrever el bajísimo nivel de los mismos, sólo n
E
comparable al de los niños en los primeros años de nivel es- a
colar. La instrucción por lo tanto -nos dice- consiste en re- -
ducir la doctrina a
O
«la más pura y simple; acomodándose a la capacidad de
sus oyentes ... las fuentes perennes de la Gracia que el
Señor nos dexó en sus Sacramentos».
3. La responsabilidad y la palabra
Tarea dura y difícil, pero desde su primer mandato en
Tuineje, deja claro que e1 párocn «tendrá siempre presente
que ha salido responsable de tantas almas, de las que se le han
de pedir estrecha cuentan. Pero donde más explícitamente ra-zona
tal carga, valorando los enormes inconvenientes que les
310 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 3 1
saldrán al paso, es en el siguiente texto. Aunque sea extenso,
merece la pena dejar constancia del mismo, por ser revelador
de la personalidad de Tavira; la prédica es
«El único medio que el Señor ha uerido, según el orden
del Ministerio Pastoral que estab 7 eció la Yglesia, sea el
que han de penetrar las verdades de la religión ... y todo
lo demás que deban saber para cumplir con la profesión
Christianan.
La eficacia de la palabra es imprescindible
«para exaltar el favor de los buenos, avivar mandar a Y a
N
los tibios, amansar e infundir esperanza en os abatidos E
por el peso de sus culpas y vencer la obstinación de los O
cLauulG3 más eí;dUrecidos, e inc!us~ !m reca!citrar?tes,
f L - Z ~ o n e n n
n-- m
O
E
E -
Sin embargo, trata de justificar sus reflexiones en que debe E
insistirse 3
«más en un País donde falta todo otro arbitrio para ad-
-
0
m
E quirir los conocimientos necesarios de la Religión, no
habiendo en todo él una Escuela, donde se dé a la niñez O
los primeros rudimentos, lo que no puede dexar de ser n
causa de una extrema ignorancia, origen y fuente cer- E
tísima de los vicios y desórdenes ue anida y extiéndese a
como un cáncer para todo el pueb9 o » n
n
3
O
4. Supersticiones y comportamientos
En consec~encia,p ara e! prelade i,c sS!e r~d i r aa qci 12
causa de la escasa instrucción religiosa, sino en las excesivas
prácticas supersticiosas. Razón por la que encarga una y otra
vez al clero que se entreguen en la lucha contra las mismas, y
a la vez contra los escándalos del tipo moral que conllevan y
el incumplimiento de sus obligaciones como cristianos. Intré-pida
lucha hasta el desarraigo de tal cúmulo de insensateces.
Los mandatos en que reitera una y otra vez el tema, encierran,
como es lógico, harto interés para los historiadores de las
mentalidades, temática que desde otras perspectivas nos son
bien conocidas gracias a los lúcidos trabajos del profesor
Fajardo Spínola 36.
Mucho es lo que preocupa a Tavira la supervivencia gene-ralizada
de la superstición, como seguidor de la gran batalla
contra la misma iniciada por Feijóo desde los inicios de la
centuria. Las califica de detestables, e incluso a los ensalmos y
fórmulas de ovaciones, producto de la ignorancia y rudeza de
los majoreros. Por ello, ordena a los párrocos que trabajen
((para extirparlos de los errores y falsas y supersticiosas creen-cias
». Critica los ensalmos, no acepta los
((santiguas ... ni aun con pretexto de ser buenos y no con-tener
error alguno las fórmulas de oraciones que para eso
urm... [por! conducir a! Pcub!~ a erreres !ustimcmx y
perjudiciales».
Denominan a quienes los practican de embaucadores y em-busteras.
Niega la existencia del mal de ojo. Incluso ordena, en
caso de persistencia, se le participe «para tomar las providen-cias
más eficientes hasta extirparles del todo)).
Hace semejantes propuestas en todos los lugares parro-quiales.
Sin embargo, la más significativa, reflejo de enorme
sinceridad, sea el mandato decretado en La Oliva:
((Habiendo llegado a nuestra noticia que hay algunas de-testables
supersticiones y se trata de curar algunos ma-les
por ensalmos y fórmulas de ciertas oraciones y se
usan muñecos y otras invenciones no menos informales
y diavólicas, todo lo que proviene de la rudeza e ignoran-cia
de Nuestra Santa Religión, exhortamos a todos que
se &Steng8rd?e t ~ fii!i CiteS CD~\LnY ui-e- e! &m=-
nio los engaña, pues no hay, ni puede haber la virtud de
tales medios, reprobados por todas las Leyes divinas y
humanas; ni las que los ractican son más que embau-cadores
y embusteras, ni !ay mal de ojo, ni hechizos, ni
Maleficios, ni otros males semejantes, que se creen vana
y neciamente; y en caso de que continue ese desorden,
36 FAJARDSOP ~NOLFA., ,H echicería y brujería en Canarias en la Edad
Moderna, Las Palmas de Gran Canaria, 1992.
312 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 33
prevenimos que se nos de uenta para tomar las provi- dencias más eficaces hasta Ba extirpación».
Aunque no fuera fenómeno generalizado, en el quebranto
de los días festivos, fue mayor el incumplimiento en alguna
de las parroquias. Recomienda combatir esta falta con rigor y
continuidad hasta lograr que los feligreses asistan a la iglesia
en los días señalados, mañana y tarde. En ambas sesiones,
amén de los oficios, el cura explicará la Doctrina Cristiana, el
evangelio, rezándose el rosario, seguido de una lectura espiri-tual
y otros ejercicios piadosos. Lo manda con especial énfa-sis
en Tuineje y Pájara.
Tampoco faltan menciones y condena a los malos hábitos,
como «borracheras y diversiones ... poco decentes en el día del
Señor» en Tuineje, y a «pecados públicos en La Antigua», or-denando
«extirpar los vicios que crecen y convidan de ordinario
or la negligencia de nuestro Ministerio y desempeñar de
%S errores y las supersticiones que tanto se extienden y
difunden por ignorancia del verdadero espíritu de la Re-ligión
en el Pueblo rudo y sencillo»
En cuanto a las dudas que puedan surgir por lo que toca
al gobierno, prácticas y ceremonias, los beneficiados deberán
ajustarse a los usos practicados con la matriz de la Villa, aun-que
en caso de no obtener aclaración o persistir la duda, con-sultarán
al obispado.
Antes de pasar a la descripción del estado de los templos y
ornamentos, así como la economía de las parroquias, es más
que conveniente, indispensable, detenernos en el estudio de las
ermitas, asi como de l a rofradiar instituidas en las cabeceras
de las jurisdicciones.
En total eran diecinueve el número de ermitas con que
contaban las siete parroquias majoreras, lo que hace fuera un
Núm. 45 (1999) 313
total de veintiséis templos, más la iglesia del convento de San
Buenaventura [cuadro 1x1. Veintinueve que acogían a los diez
mil seiscientos habitantes, según la evaluación de la población
insular que refleja el censo de Floridablanca.
No parece oportuno ahora insistir sobre la trascendencia
espiritual del crecido número de ermitas en las Canarias, úni-co
refugio de una población agraria tan dispersa. Como mera
aproximación señalaremos las cifras de 312 ermitas que nos
suministra el obispo Dávila en sus sinodales en 1735 o las 310
que recoge Viera y Clavijo entre 1776 y 1783 37. Sobre su pa-pel
y necesidad un estudio a nivel regional, así como el méto-do
adecuado para llevarlo adelante, hace algún tiempo que
manifesté mi punto de vista ante tan complejo problema38.
Por lo que toca a Fuerteventura, su número durante el Se-tecientos
oscila alrededor de la veintena (20 para Dávila, 21
para Viera y 19 para Tavira), tan solo dobla el número de las
de El Hierro y sólo alcanzan el 6,4 % de la totalidad durante
la centuria.
Para alcanzar una somera idea incluimos los dos cuadros
siguientes: uno con las diecinueve ermitas, el pago donde ra-dicaban
y la advocación de las mismas (cuadro IX); el otro
con su localización en función de la jurisdicción parroquia1 a
que pertenecen (cuadro X). Sería conveniente emprender un
estudio sobre advocaciones de templos, ermitas, cofradías y al-tares.
Dada la importancia de las ermitas conviene también co-nocer
el estado de las mismas y la riqueza de sus ornamen-tos,
pues a diferencia de otras islas donde muchas fueron fun-dadas
por hacendados para atender a sus labradores, otras lo
heron como símbolo de un linaje, lo que explica el deterioro
y abandono de sus patronos, mientras el estado, por regla ge-neral,
es muy satisfactorio en Fuerteventura, índice de ser le-
37 DÁVILA Y CARDENAS, C. DE LA, Constituciones y nuevas Adiciones
Sinodales del Obispado de Canarias, Diego Miguel Peralta, Madrid, 1737, y
VIERA Y CLAVIJO, J., ob. cit., tomo 11, pp. 435 y ss. En que inciuye ei texto
del tomo IV de la edición príncipe, Madrd, 1783.
BÉTHENCOURMT ASSIEU,A ., «A propósito...)), prólogo a la obra de
GONZÁLEZS OSAF, undación de las emi tas , cit., 20-22.
314 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 3 5
vantadas por la comunidad, que continúan cuidando de las
mismas, pues ahorran caminatas, sufrimiento de que tienen
experiencia en el caso de los bautismos y entien-os.
CUADRIOX
ERMITAS MAJORERAS EN 1793
Núm.
1
2
3
4
5
6
Parroquia
Tuineje ............................
Pájara ..............................
Betancuria ......................
Betancuria ......................
Betancuna ......................
Betancuria ......................
Antigüa ...........................
Antigua ...........................
Antigua ...........................
Antigua ...........................
Casillas del Ángel ..........
Casillas del Ángel ..........
Tetir .................................
La Oliva ..........................
La Oliva ..........................
La Oliva ..........................
La Oliva ..........................
La Oliva ..........................
La Oliva ..........................
Pago
Tiscamanita
Tesejeraque
Betancuria
Vega del Río de Palmas
Vega del Río de Palmas
Vega del Río de Palmas
.'-ll. >. T..<.
V ~ H C uc Janla irieb
Casillas de Morales
Tnquivijate
Pocetas
La Ampuyeta
Tefía
El Time
La Matilla
Caldereta
Caldereta
Vallebrón
Vallebrón
Tindaya
Advocación
San Marcos
San José
San Diego
N. Sra. de la Peña
San Miguel
San Sebastián
m . - < - aarm mes
San Roque
San Isidro
San Francisco Javier
San Pedro de Alcantara
San Agustín
N. Sra. de la Merced
N. Sra. del Socorro
N. Sra. de los Dolores
San Miguel
N. Sra. de Gracia
San Juan Bautista
N. Sra. del Rosario
--
Fuentes: Diario de Tavira y Bibliografía. Elaboración propia
Núm.
?.4RKClQU!AS Y AEVGCACIGiES
Parroquia Advocación
Tuineje ........................ San Miguel Arcangel
Pájara ......................... Nuestra Señora de la Regla
Betancuria .................. Santa María
La Antigua ................. Nuestra Señora de Antigua
Casillas del Angel ...... Santa Ana
Tetir ............................ Santo Domingo de Guzmán
La Oliva ...................... Nuestra Señora de Candelaria
Núm. 45 (1999) 315
Por lo que toca a bibliografía sobre ermitas y templos
majoreros, son muy abundantes las aportaciones. Lamentable-mente
en su gran mayoría están dirigidas a sus fundaciones,
características arquitectónicas, muestras de artes plásticas y
orfebrería conservadas. Sin embargo, escasean referencias a
los aspectos asistenciales, sacramentales y catequéticos a los
fieles que se acogían en templos y ermitas. Curiosamente dan
noticias sobre las romerías en las advocaciones de algunas,
tan interesantes para el estudio de mentalidades y cultura po-pular.
Este conjunto podría ser clasificado en cuatro apartados: fuen-tes
39, referencias al conjunto 40, las de carácter monotemático41
39 DAVILAC ARDENASo,b . cit.; CASTILLOP., A., Descripción Histórica y
GeogT-@ca ,& IslUS&i iUiiUS [Ed. de ?;iigUe! C&<T;AG=!, ;;E! Gabinete
Literario., Las Palmas, 1948-1960, 5 volúmenes, tomos 111 y IV. VIERA Y
CLAVIJOJ,. , ob. y locs. cits.
40 BONNETR EVER~NB.,, ((Notas sobre algunos templos e imágenes sa-gradas
de Lanzarote y Fuerteventura)), en E. M. C., 59 (1 942), 183-197.
CERDENA RMASF, ., ((Noticias históricas sobre algunas ermitas de Fuerte-ventura)),
en ZI J.H.F y L., 1987, 2 vols., tomo 1, 3 15-364. ÍD., ID., ((Recorri-do
histórico por nuestras ermitas)), en La Voz de Fuerteventura, núm. 22,
13-5-1988. ÍD., ÍD., ((Noticias sobre la historia de nuestras ermitas en
Fuerteventura)), en Aguayro, 203 (1993), 20-26. [Acompaña un mapa de la
Isla con localización de las 44 existentes el año de su publicación]. CON-CEPCI
~NR ODRÍGUEFZ., «Fuerteventura: obras arquitectónicas emprendidas
en el siglo XVIIIDe, n III J.H.F y L., 1989, 2 vols., tomo 11, 358-383.
HERNANDERZU BIOC ISNEROSS,. M., Fuerteventura hasta la abolición de los
señoríos (1474-1837) 11, Cabildo Insular, Fuerteventura, 1991, 326-339.
FRAGAG ONZÁLEZC,. , ((Arquitectura religiosa de los siglos XVI y XVII», en
Historia del Arte en Canarias [SANTANALá, zaro, ed.], EDIRCA, Las Palmas
de Gran Canaria, 1982. Cfr. pp. 107-118 y especialmente ([Ermitas alme-nadas
», 11 0-11 3. JIMBNEZS ÁNCHEZS,. , Viaje histórico-anecdótico por las is-las
de Lanzarote y Fuerteventura, Ed. Canaria S.L., 1937. MART~NEEZN CI-NAS,
«La Visita General del Obispo Juan Francisco Javier Guillén a
Fuerteventura (1 743-44)», en Aguayro, 110 (1 997).
41 BAEZAG ONZALEZT,., Historia de la prodigiosa imagen de la Peña de
Francia, Imp. Pedro Indero, Segovia, 1836, cap. 11, 22-24. CAZORLLAE ~ NS.,,
((Ermitas de Nuestra Señora de la Peña y San Miguel de Fuerteventura*,
en Teóeto. Anejo iii, Sabiicio de Fuerieveriiura, i997, 1-1 19. h., fa., «La &$e-sia
de La Antigua en Fuerteventura)), en Boletín Diocesano de Canarias, CIII
(1973), 251-255, y CIX (1974), 157-161. CERDENAAR MAS, F., ((Antigua, en el
bicentenario de su parroquia», en La Provincia, 16-8-1985. ÍD., ID., «La er-
y obras que analizan la significación de algunas de las advoca-ciones
en el archipiélago 42.
La abundante bibliografía implica un metódico análisis de
su contenido. Habría que tener en cuenta que todas las parro-quias,
salvo la de Santa María de Betancuria, fueron erigidas
sobre ermitas y conservaron la advocación de las de éstas, lo
que puede dar origen a confusiones. De otro lado la precarie-mita
de Antigua en Fuerteventura (1565-1800)», en La Provincia, 14-12-
1982. ID., f ~ .«,L a ermita de San Isidro Labrador en Triquivijate)),e n La Voz
de Fuerteventura, núm. 24, 27-5-1988. f ~ .f, ~ . (,( La ermita de Santa Inés en
el valle de su nombre)), en La Voz de Fuerteventura, núm. 32, 29-7-1988. ID.,
f ~ .«,L a Iglesia de La Antigua ante sus 200 años)),e n Diario de Las Palmas,
22-9-1985. ÍD., f ~ . ,�� Llano de Santa Catalina y la Ermita», en La Provincia,
15-5-1982. ÍD., f ~ .(,(N oticias de la Parroquia de Santa Domingo de Guzmán,
T-L:- 3-17? t onn
KU L , ~ t I -,~ O U W , efi Li Lbz de Füe~et.ei~:u~ünú, m. 38, 5-8-1988. h., !E.,
«Noticia histórica sobre la ermita de Agua de Bueyes (Antigua))), en La Voz
de Fuerteventura, núm. 33, 5-8-1988. f ~ . f, ~ . ,(( Recorrido por nuestras ermi-tas.
San Francisco Javier. Las Pocetas)), en La Voz de Fuerteventura, núm.
34, 2-9-1988. CERDENRAU IZ,M . R., y HERNÁNDEDZÍ Az, I., ((Noticias histó-ricas
de San Juan Bautista de Vallebrón, Fuerteventura)), en Tebeto, X
(1997), 257-282. HERNANDEDZ~ AzI,., «La ermita de Nuestra Señora de los
Dolores y San Miguel Arcángel en la Caldereta)), en Tebeto, X (1997), 335-
348. HERNÁNDEDZ~ AzI,. , y CERDENRAU IZ,M . R., «La ermita de Nuestra
Señora de Gracia de Vallebrón, Fuerteventura: referencias históricas)), en
Tebeto, IX(1996), 153-164. HERNÁNDEDZÍ Az, P., «Iconografía de la Virgen
de la Peña de Francia en Canarias)), en 11 J. H.L y E , 1990, 2 tomos, tomo 1,
221-231. JIMÉNEZS ANCHEZS,. , Notas Históricas. La Virgen de la Peña y su
santuario de Vega de Río Palmas, en la isla de Fuerteventura, Las Palmas de
G. C., Faycán e Imp. España, 1953. ÍD., ID., «El pueblo de La Oliva en la
isla de Fuerteventura)), en Falange, 15-11-1957;p p. 15-19. f ~ .f,~ .«,L a Vega
de Tetir y su templo parroquia1 de Santo Domingo de Guzmán en la isla
de Fuerteventura)), en Falange, 23 y 24-8-1961. QUESADAC OSTAA, . M.,
«Aportaciones para su estudio histórico-artístico sobre la Iglesia de Santo
Domingo de Guzmán en Tetir)), en VI1 J.E.F y L., 1996, tomo 11, 401-434.
ÍD., f ~ . .,L a Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria en La Oliva. Tres
siglos de referencias),, en V J. E. F y L., 1993, tomo 1, 329-351. ROLDAN
VERDEJOR, ., «Una ermita: Santa Inés)), en E.M.C. 89-103 (1966-69), 67-75,
y SERRA MFOLS, E., «Nota histórico-arqueológica de Fuerteventura*, en
E.M.C., XXI, 75-76 (1960); 367-376 [especialmente para Betancuria].
d., -. FUENTEPSÉ KÉZ, S., Sanío Eomingo de Guzmún en ku plksiicu cuna-ria,
Ed. Dismago, La Laguna, 1992. MARTÍNS ÁNCHEZM, . A., Miguel, el ar-cángel
de Dios en Canarias. Aspectos socioculturales, Cabildo Insular, Santa
Cruz de Tenerife. 1991.
Núm. 45 (1999) 317
38 ANTONIO DE B~THENCOURT MASSIEU
dad de las fuentes, a veces contradictorias, impiden señalar
con exactitud las fechas en que algunas fueron abandonadas
o se arruinaron definitivamente. Otras, las diferencias de fe-chas,
a veces, varios años, entre la concesión episcopal de la
licencia, el inicio de las obras y el remate de las mismas y su
consagración. Podríamos avanzar como hipótesis la existencia
en 1792 de otras cuatro añadibles a la diecinueve. Quizás por-que
no fueron visitadas por Tavira. Son: Nuestra Señora de
Guadalupe en Agua de Bueyes, Nuestra Señora de la Concep-ción
en los Llanos de igual designación, Nuestra Señora de la
Caridad en Tindaya y Nuestra Señora del Buen Viaje en El
Tostón. Quizás habrá que eliminar alguna, pero es posible que
a mí se me haya escapado otra.
Sin embargo, es más factible lo primero que lo segundo,
pues los autores han podido ser equivocados con las advoca-ciones
de cofradías con mayordomías, como veremos más ade-lante.
Con respecto a las cofradías, que son numerosas, el texto
de la visita nos plantea diversos problemas. Sobre todo en
Betancuria, pues en la iglesia de Santa María aparecen once,
lo que refleja la antigüedad y prestigio de la Villa como capi-tal.
Sin embargo, el propio Tavira considera que la mayoría
de ellas no son tales cofradías, sino meras mayordomías, equi-parándose
su fundación y avatares, así como carecer siquiera
de altar con la advocación de su titular. Es más, confiesa pa-ladinamente
«que llaman indistintamente y sin mayor razón
sean mayordomías o [procedan del los donativos de fieles para
que hagan funciones a algún Santo particular».
Aunque haremos mención de las mismas por parroquias y
ermitas, considero fundamental detenernos antes en un inédi-to
tipo de cofradía, que introduce en Fuerteventura don Anto-nio
Tavira.
Con este título las instituyó el obispo al menos en Tuineje
y Pájara. Aunque Infantes Florido asevera que ya estaban ins-
318 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 39
tituidas en la Península, no deja de sorprender que no cite, en
qué lugares y desde qué fecha.
La originalidad fundamental de este tipo tan tardío, es que
falta en ellas uno de los caracteres fundamentales de las mis-mas,
pues carecen en absoluto de cualquier normativa discri-minatoria
para pertenecer a las mismas, sólo es necesario es-tar
bautizado y ser vecino dentro de los límites parroquiales.
Ya el título refleja con claridad conceptos muy gratos a la
novedosa eclesiología agustiniana, girando alrededor de dos
objetos: enaltecer y practicar el culto de Jesús Sacramentado
y el ejercicio de la caridad como clave de toda la doctrina cris-tiana.
Para esto, la cofradía se transforma en hermandad.
Como insinuamos todo feligrés con solo profesar la fe de
Jesucristo, que reciben
«Por el Bautismo y así ni por la pobreza, ni origen por
bajo que se repute, será un título para excluir de este
Cuerpo)).
La única excepción: estar incurso en penas eclesiásticas.
En una reunión anual la totalidad de los cofrades elegían
doce diputados, los cuales por parejas rotarán todas las sema-nas.
Tendrán dos misiones: cada uno con una caja con llave
pedirá limosnas a la puerta de la iglesia en los días de fiestas
de guardar. Lo recaudado se contabilizaría ante el cura párro-co
y se entregará para su administración al mayordomo. Éste
será obligatoriamente designado entre los doce diputados. Jun-to
a lo económico lo espiritual: los doce asistirán a todos los
oficios, dando buen ejemplo, y los semaneros acompañarán,
si sus obligaciones no lo impiden, al viático con velas encen-didas
para fomentar la devoción y decoro de Jesús Sacramen-tado.
Si se lleva dentro del pueblo, será bajo palio.
Regula minuciosamente el destino de las limosnas, permi-tiendo
ayudar a los desvalidos, pues
«como ia cariciaci con ei próximo es virtud característica
de nuestra Santa Religión y aún se puede decir que si se
exercita como se debe, se cumple todo lo que ella prescri-be
y no fue otro el objeto que tuvo la Yglesia en permitir y
Núm. 45 (1999) 319
fomentar estas Hermandades, aunque con el tiempo se ha
perdido de vista y se ha olvidado de todo; en esta Herman-dad
se tendrá el mayor cuidado con el socorro de los
necesitados graves, procurando a los pobres, enfermos y
desvalidos, no pudiendo dudar que el Pueblo llevará a
bien que sus limosnas tengan tan piadosa inversión y más
quando los mismos que las dan podrían verse algún día
necesitados de este socorro».
El texto es extenso, pero clave para entender el pensa-miento
de Tavira, como vuelta al cristianismo primitivo, lue-go
desviado por las cofradías en gastos suntuarios y hasta co-milonas.
Con la finalidad de evitar errores, queda regulado con
meticulosidad la manera de informarse sobre los auténtica-mente
necesitados, mediante una estrecha colaboración entre
el párroco y los dos diputados semaneros. Si las limosnas no
fueran suficientes, se acudiría a pedir de puerta en puerta, y
si fuera necesario a la reserva para cera, ((pues al Señor le es
más agradable que el Culto y toda la pompa religiosa de él,
la misericordia del pobre». Como en la Edad Media, ya leja-na,
lejos de considerar al pobre como un potencial peligro
social, era la simple presencia del mismo Cristo en la vida
cotidiana.
Fechada en Tuineje, el 28 de mayo de 1792, es lástima que
la documentación perdida nos impida conocer el grado de efi-cacia
y pervivencia de tan sana y solidaria doctrina.
Respecto a las cofradías y mayordomías es poco lo que se
trasluce a través de la visita pastoral. Prácticamente sólo la
denominación y localización de las existentes y el nombre de
algunos mayordomos designados por el prelado, lo que pare-ce
indicar raros de una no muy estricta administración de las
limosnas recaudadas.
En Tuineje no había aún fundada ninguna. La primera fue
la Sacramental y de Caridad Cristiana. También la instauró en
320 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 4 1
Pájara, donde contaban con tres: Santísimo Sacramento, Áni-mas
y Nuestra Señora de los Dolores y la Regla43.
Santa María de Betancuria alojaba las cofradías de Nues-tra
Señora del Carmen44, del Santísimo y de las Ánimas, a las
que se sumaban ocho mayordomías: San Sebastián, San An-drés,
Nuestra Señora de la Peña, San Sebastián, Santa Ana,
San Diego, San Antonio y San Bartolomé.
En Antigua Tavira se vio obligado a designar como mayor-domo
de la de Nuestra Señora de La Antigua al presbítero don
Antonio Delgado, vacante por la renuncia de don Francisco de
Córdoba cuando fue designado para ejercer el beneficio de
Tetir. Otra nota curiosa en la misma localidad fue la existen-cia
de mayordomías en las distintas ermitas de los pagos. San-ta
Inés y San Bartolomé en el valle de Santa Inés, la San Isi-dro
en Triyüivijaie, San Roque en Casiiias de Morales y San
Francisco Javier en Pocetas.
El mismo caso se presenta, por lo que a mayordomías se
refiere en Casillas del Ángel, si bien la parroquia alojaba sólo
la de Santa Ana, la de Santo Ángel de la Guarda, la de San
Isidro, San Agustín, Nuestra Señora de la Concepción, las
Ánimas y San Pedro de Alcántara radicadas en las ermitas de
Triquivijate, Tafía, los Llanos y Ampuyeta.
Curiosamente no consta en Tetir y La Oliva la existencia
de cofradías, ni siquiera mayordomías. ¿No las había? ¿No
fueron visitadas? ¿Hubo olvido con las prisas por terminar por
parte del secretario?
LOS TEMPLOS
Como es natural el estado de las iglesias parroquiales no
era homogéneo en a conservación, estética, necesarias repara-ciones,
funcionalidad, ornamentos, etc., y más aún si añadi-mos
la existencia de las nuevas parroquias decretadas por
Martínez de la Plaza. Otros factores, como los avatares históri-
43 Respectivamente designó mayordomos/as a Pedro Alonso García, don
Jus6 Gómez y a doña Fiorencia Cabrera junto con su hija Cataiina Arce.
44 CERDENAAR MAS, F., «Cofradías religiosas en el siglo XVIII en la Villa
de Betancuria: Nuestra Señora del Rosario y Nuestra Señora del Carmen)),
en II J.H. L y E, 1990, tomo 1, 21 7-238.
Núm. 45 (1999) 32 1
42 ANTONIO DE B~THENCOURT MASSIEU
cos, celo de párrocos y mayordomías, medio climático, nivel
e interés social por la liturgia explica las variables con que
fueron contemplados por el obispo Tavira durante su visita.
Tavira como buen ilustrado y racionalista, desde el punto
de vista estético era acérrimo partidario del estilo neoclásico.
Por lo tanto detesta lo barroco y el mudejar, para él concen-trado
éste en las cubiertas de madera, por hermosos que fue-ran
algunos artesonado^^^. En Canarias añora las bóvedas y
cúpulas, sin percibir la abundancia de maderas excelsas, como
la tea en el archipiélago. Material ideal no sólo para las cu-biertas,
sino para las estructuras, columnas, pies derechos, vi-gas,
balcone; y un largo etc. Aun en isla-donde el pintls 2
canariensis, caracterizado por su carencia, este déficit se en-
P contraría compensado por el gusto de su población originaria n
de Berberia, en ia que encajaba las influencias de la Ba.ja An- S-m
dalucía desde fech; bien temprana.
.,
E
Llevado el prelado de su concepción estética, atribuye el B
negruzco de algunas paredes a humedades derivadas de las -
5S
cubiertas de teja a dos o cuatro aguas, sin tener en cuenta la
tremenda escasez de lluvias que padecen los majoreros, lo fá-
-
a
Q
B
cil que resultaba el retejo en la estación oportuna y la abun-dancia
de cal, que permitiría mediante un barato y fácil albeo O
S
tenerlas relucientes. n
Veamos un par de textos, uno lacónico, el otro más exten- $
so. En la iglesia de Pájara, lamenta: A n
n
n
C.. no tiene el techo bóveda, sino de tablas, como es así 5S
el de las Hermitas e Yglesias pobres de la Ysla. Construc- O
ciones que las afean muchísimo y ocasiona que se arrui-nen,
porque penetrando las aguas con facilidad [por] el
techo, arruinan paralelamente las paredes, las ponen tan
45 Alrededor de este tema es interesante constatar las opiniones de
FRACAG ONZALECZ.,, La arquitectura mudéjar en Canarias, Aula de Cultura,
Santa Cruz de Tenerife, 1978, y ((Carpintería mudéjar en los archipiélagos
de Madeira y Canarias,,, en Actas del ZI Simposio Internacional de Mu-dejarismo,
Teruel, Instituto de Estudios Turolenses, 1982. MART~NEDEZ LA
&AA, C., y G~ z A L E z ,O ., d a s cubiertas de esti!= pertiiguCr e2 Tener&=,
en Archivo Español de Arte, XXVIII (1955), 313-321. Y GALANTGE~ MEFZ. J, .,
«Arquitectura gótica en Fuerteventura)), en Aguayro, 107(1971), 23-26, y El
ideal clásico en la Arquitectura canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1985.
322 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI6N 4 3
negras que ofenden la decencia y aseo que corresponde
a los Templos».
Aún más significativo es su juicio sobre Santa María de
Betancuria:
«Esta Yglesia en lo interior de su edificación está bien
trazada, que a poca costa pudiera ser una de las más
buenas de las Yslas, pero por desgracia y P or una prácti- ca general en la construcción de las Yg esias de estas
Yslas, que se debe desterrar, tiene notable deformidad en
el techo que es todo de madera; es muy reparable que
abundando en las Yslas cal y canteras, lo mismo que
yeso, no haya tratado la Villa de hacerla de bóveda. Con
esta adicción de la majestad que tiene el Templo y la
belleza que resultaría a sus tres naves, se le añade a un
aseo casi innecesario; y si a esto se le agregara poner dos
cuadros de buena mano en los colaterales en lugar de
Nichos o Altares que tiene, nada quedaría que desear)).
Considera reformable esta antigua iglesia no sólo estética-mente,
sino en función de sus esquemas litúrgicos, consisten-tes
en imponer un culto más sencillo e intimista, reduciéndo-lo
al altar mayor, razón para suprimir los retablos de las ca-beceras
de las naves colaterales, sustituyéndolas por dos pin-turas
de alguna calidad, tal como las contemplamos coronan-do
las puertas en la Catedral de Las Palmas de Gran Canaria.
Lleva incluso su xilofobia a las ermitas, como le ocurre
ante la de San Pedro de Alcántara, en Ampuyeta. La encuen-tra
muy decente incluso en vestiduras sacras, también todo
muy aseado,
«Aun ue sin cal en las paredes, como todas las demás
[tl.e ne3 el déficit ue necesariamente ha de haber hasta que se sustituyan 1 os techos con bóvedas o cielo raso de
yeso, en lugar de la madera que casi tienen todas las
Yglesias)).
Si lo de la bóveda sería discutible. ¿Imaginamos todas
nuestras pequeñas ermitas achaparradas, en consonancia con
el paisaje, coronadas con bóvedas de medio punto y cúpula de
Núm. 45 (1999) 323
44 ANTONIO DE B~THENCOURT MASSIEU
media naranja sobre el altar? Lo que sería risible sería susti-tuir
los artesanados por cielos rasos de yeso, planos, mucho
más económicos que las bóvedas, dando la impresión de tem-plos-
almacenes de empaquetado.
1. Tuineje
Por lo que a templos se refiere, Tavira es muy benévolo con
el estado de los últimamente transformados en parroquias,
como ocurre en Tuineje y Casillas del Ángel. Evita el menor
toque de atención a beneficiados y mayordomos, reconocien- a
do las dificultades vencidas, pero les encomienda que procu- E
ren en el futuro tomar las medidas oportunas para resolver las O
n
carencias, en función de las oportunidades que ofrezcan fabri- - m
O
ca y limosnas 46.
E
E
Describe la de San Miguel de Tuineje, la cual a pesar de 2
E
contar
3
«con un solo altar, manifiesta actualmente su pobreza y O-aseo,
que sólo servía en este tiempo para la celebración m
E
de la Santa Misa en los días festivos a los vecinos de cier- O
tos pagos» 47, -
E
razón por la cual el párroco era escusado. Sin embargo, redu- a
ce su recomendación a su aseo y limpieza, «por estar reciente n
n la erección en parroquialidad~ (Mandato 11). Como estima que
el pueblo no responde al celo del cura, la poca sensibilidad por 3
O
la parroquia y la fábrica no alcanza a cubrir las necesidades,
autoriza para emplear lo indispensable de las limosnas al pa-
+-A- C".. Afi;-..ol
LL UII, oali LVIL~ULL,
46 La iglesia permanecía como en 1740 cuando fue saqueada por los
corsarios ingleses. BÉTHENCOURMTA SSIEU,A ., Ataques ingleses a Fuerte-ventura,
1740. TRUJILLOR ODR~GUEAZ., , El retablo barroco en Canarias,
L.P.G.C., Cabildo Insular, 1977, 2 tomos, tomo 11, láminas 525 y 526.
-a- , igiesia de dos naves, guarda buenas pi-opürciüiies y pusee üii reta-blo
mayor del siglo XVII, que ni siquiera llamó la atención de su Ilustrísirna.
INFANTEFSL ORIDOo,b . cit., p. 29 y nota 26. ¿Cómo le iba a llamar la aten-ción
si era barroco?
324 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 45
<<puestoq ue todo se ha formado de las limosnas de los
vecinos y éstos están persuadidos según me consta -dice
el prelado- de que esta es su más preciosa y legítima in-tención))
(ibid),
texto que padece una contradicción con la afirmación anterior:
cicatería con la parroquia y esplendidez con San Miguel.
Señala como lo más urgente proceder al retejo «en el tiem-po
más adecuado» y reparar las vigas de los techos «antes de
que vengan a más y puedan causar alguna ruina)) (Mandato
VI). Lo que indica que la situación de la ermita, ahora parro-quia,
sufría el deterioro del tiempo sin reparos.
2. Pájara
Ante edificios antiguos, que en su momento pasaron a ayu-das
de parroquia, no duda Tavira en ordenar los mismos re-paros
y cambios en función de las nuevas tendencias litúr-gicas.
Así en Pájara -además de ordenar los mandatos de fray
Joaquín de Herrera, aún incumplidos- añade la tarea de
embaldosar el presbiterio, fabricar una escalera de piedra
como acceso a la torre, blanquear la sacristía, retejar y colo-car
una reja en la ventana baja de la. misma «para prevenir
insultos en las alhajas». Con carácter de urgente encarga el
traslado de la pila bautismal; situada junto a la puerta, sea co-locada
junto al presbiterio. Tampoco escapa a su percepción
agustiniana, el destierno de algunas imágenes, como la de San
Joaquín de los altares a la s a ~ r i s t í a ~ ~ .
Tampoco estimó decente el coro a los pies del templo y no
en el presbiterio, por ser «el lugar propio y así se practica ya
en muchas de las más principales Yglesias~.C laro anteceden-te
éste de la polémica aún vigente sobre la ubicación de los
mismos en la nave central de las catedrales españolas, en ra-zón
de la nueva liturgia conciliar.
Ei primitivo fue lamentabiemente arrasado por Xabán Arráez (1539).
La construcción del nuevo, de excelente traza, fue de obra prolongada, pues
iniciadas a poco de su destrucción, en tiempos de Cámara Murga (1734)
«sólo iba terminándose».
Núm. 45 (1999) 325
46 ANTONIO DE B~THENCOURT MASSIEU
Finalmente, prohíbe depositar grano en una habitación
contigua a la iglesia, que cae junto a la capilla de San Juan,
la que «llaman Sala de Coleturía ... por la muchedumbre de ra-tones
que por esta causa infestan la Yglesian.
3. Betancuria
En Santa María de Betancuria, amén de las observaciones
sobre la techumbre con artesonados, el templo lo encuentra
no sólo aseado, sino opina «que tiene más proporciones que
cualesquiera de la Ysla para mayor decoro del culto)). Dado el
valor arquitectónico del mismo, Tavira ordena renovar las gra-das
del presbiterio, con lo cual se lograba mayor espacio para
el altar, asi cnmn dnr mevas gradas al coro.
Dos fueron las preocupaciones del obispo y, ambas, curio-sas.
Una toca a la historia de la ~r f e b r e r í aa~l ~o,r denar averi-guar
el paradero de
«dos candelabros de plata que hace años trabajaba en el
Puerto de la Cruz el maestro don Jacinto Ruiz, ya difun-to
y el trozo de damasco que sobró)); (Mandato IV)
también sobre dorar el relicario de plata (Mandato V). El otro
sobre nuevas devociones, se refiere a la imagen de la Virgen
«que es harto buena, ahora está cubierta con la coro-nación
del tabernácu Y o, y se le quitará la gargantilla,
sarcillos y cualquiera otro adorno mugeril, por ser impro-pio
» (Mandato X).
Tavi,a fio ccasi6~p urz intredurir entre los fieles e!
nuevo tipo de piedad.
Aunque cayera fuera de su jurisdicción y, por tanto, de su
misión como visitador, muestra la natural curiosidad por co-nocer
el antiguo convento franciscano de San Buenaventura,
49 HERNANDEPZE RERAJ,. , Orfebrería de Canarias, C.S.I.C., Madrid,
1955, pp. 104-105, a la gran custodia; 258, a la lámpara, y 451, a la custo-dia
de Ruiz Camacho.
326 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 47
luego de San Diegoso y contemplar el escenario, reliquias, re-cuerdos
del santo alcalaíno y los manuscritos lulianos de su
compañero, el venerable Torcaz. Acude también a la cueva
donde el santo se retiraba a meditar
((donde hay un altarcito, en el que está colocado un Cru-cifijo
de bulto de tamaño de dos palmos y a sus lados dos
Ymágenes de Nuestra Señora y San Diego de rodillas.
Aquí era donde el Santo hacía oración y se exercitaba en
obras de humildad y penitencia..
A pesar de su religiosidad ilustrada Tavira evita su opinión,
cuando el Secretario da cuenta del cóncavo abierto en el lado
de la Epístola del altarcito, del que milagrosamente los visi-tantes
sacaban tierra por sus efectos curativos desde tiempo
inmemorial, sin que aumentara el hueco5'. El Secretario aña-de
un lacónico «Así lo crean los naturales por una tradición
constante)), en el que se denota un cierto grado de respetuoso
escepticismo.
4. Antigua
Encuentra suficiente Tavira la parroquia de Nuestra Seño-ra
de la Antigua, de tal manera que se reduce a dar buenos
consejos para continuar el camino emprendido con entusias-mo.
Por ejemplo, dorar el retablo del altar mayor, «que sien-do
poco regular y de decente construcción, parecerá menos
malo)). Como tienen la fábrica empeñada, cuando haya posi-bilidad
debería desalojar el testero del mismo de
(<tanta cepk de qcrdrm c m qx está cargade ahora, fio
haviendo uno que sea regular, y desde luego podría qui-so
Aunque las profesiones en los conventos de regulares entraron en
descenso desde la apertura del Seminario Conciliar, según se desprende del
Censo de Floridablanca en 1787, el de San Diego aún albergaba diez
profesos y cuatro legos.
5' El texto reza así: .... de donde se saca la devoción de los fieles tie-rra
que produciendo efectos milagrosos en las curaciones de enfermedades
y sin embargo que se está sacando continuamente ... y de haber sacado rnu-chas
cargas, se puede llenar con media fanega..
Núm. 45 ( 1 999) 327
4 8 ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
tarse el que representa a Adán y Eva, por no estar decen-te
» (Mandato VI).
Recomendación que hasta el presente no ha sido cumplimen-tada,
salvo en lo referente a nuestros primeros padres 52.
Una vez dorado el retablo, pasaría al mismo la escultura
de San José y en el altar que éste ocupa situaríase la de San
Antonio
«que hemos permitido erigir, y por quando se haya he-cho
y concluido un retablo para la Ymagen de Nuestra
Señora del Carmen, que se conserva y venera en la
Yglesia de la Villa, habiendo algún obstáculo para colo-carlo
allí, por ser altar de Patronato, mandamos se pon-ga
en el altar de San José de esta parroquia nueva y más
de y haber que les yur
fuera menester en la Villa» (Mandato VII).
Reconoce, pues, la necesidad de atender y no sólo de de-corar
la nueva y populosa parroquia, pues la de Betancuria
perdía cada vez más feligresía, por estar despoblándose, de lo
que era consciente el prelado al manejar el voluminoso expe-diente
a través del cual pudimos el largo pleito sostenido en-tre
ambos núcleos, que Tavira rematará con el plan beneficia1
que eleva para su aprobación a Carlos N53.
5. Casillas del Ángel
De la iglesia de Nuestro Ángel de la Guardia es poco lo que
comenta y menos lo que ordena. Se reduce a
«El Templo es con poca diferencia como el de Antigua,
aunque no tan rande, pero conviene con él, como con
el de todos los 2 e la Ysla, en tener el techo de madera y
en tener la pila bautismal junto a la puerta)).
ji En otro pasaje insiste sobre el aiiar mayor i-odeada de piiitiir~s.t ic-ne
un quadro o muchos que llegan hasta el techo, de varios pintores de
vana mano».
s3 BÉTHENCOURMTA SSIEU,A ., La parroquia ..., cit.
328 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Añade, como inconveniente el desnivel entre el suelo de la
sacristía y el de la iglesia, lo que origina alguna incomodidad,
pero se abstiene de ordenar se repare el desnivel.
6. Tetiv
En la iglesia de esta localidad critica, no sin un dejo de
enfado, como la techumbre de la capilla mayor se «ha con-vertido
en auténtico palomar, porque además de ser indecen-te,
las aves causan gran perjuicio a los tejados», por lo que
ordena que con prontitud desaparezcan las palomas (Manda-to
VIII).
T--L:-- L.-.: - = - . - - - 1 --.---- 1a111ul& CVIISLI.UII uIla arawna para proteger y conservar
dos libros parroquiales (órdenes, mandatos, escrituras y de-más
papeles pertenecientes a la parroquia)». Mandato que mos
indica que en las demás la conservación de la documentación
era correcta, salvo en Pájara, donde además de las tachas en-contradas
en las actas, los libros carecían hasta de las impres-cindibles
encuadernaciones, amén de las consiguientes subins-cripciones,
pues era grande el desorden.
7. La Oliva
Por contraste elogia el último templo de su visita. «La
Yglesia Parroquia1 es de mucho buque», de tres naves, aun-que
«no tiene aseo, y aun de ornamentos, vasos sagrados está
escasan. En e1 altar del Evangelio, sepzrirad~ del m2ym, tiene
el comulgatorio. El de la Epístola y los laterales los encuentra
indecentísimos,
«y mientras no se aseen pongan en mexor estado pro-cio
de la Misa».
hibimos que se pueda ceT e brar en ellos el Santo Sacrifi-
Ordena quitar las esculturas iwegulares, un tabernáculo y
.un Niño Jesús sin pies. Siendo la pila bautismal «una de las
Núm. 45 (1999) 329
50 ANTONIO DE B~THENCOURT MASSIEU
cosas que deben tenerse con mayor aseo y decoro en una
Yglesia)), muestra extrañeza por la que aquí encuentra.
Para alojarla ordena se fabrique una capilla en el bajo de
la torre y en ella una alhacena para que en ella se depositen
las crismeras y guardar los libros parroquiales (Mandato VI).
Por lo que toca a estas pequeñas iglesias, salvo las obser-vaciones
sobre artesonados y humedades, encontró en la casi 2
totalidad un buen estado de conservación, aseo y dotación; w
también capacidad de prestar un eficaz servicio a los fieles que P
acudim u !as mismas. S5!e encintró ~ M ~ P C P MI! l~a de San --n
Marcos de Tiscamanita, viéndose obligado a designar un ma- a
yordomo para que procediese al reparo y adecentamiento de E
B
la misma en colaboración con el beneficiado de Tuineje. La- -
S menta que la levantada por los franciscanos en el interior de 5
la Villa, junto a la cueva donde oraba San Diego, a pesar de --
tener bastante capacidad, se encuentra «muy desaseada, [lo] Q
m
que no es de extrañar por la pobreza de la comunidad)). O
Por el contrario, las del pago de Río Palmas, dependiente nS
de Betancuria gozaban de buen estado, e incluso se hallaban $
ricamente dotadas, pues «no carecen de ornamentos precio- A
sos». Opinión semejante le merecen las de Antigua, donde la n
n
de San Isidro de Triquivijate la considera «bastante decente 5S
para decir misan. La de Nuestra Señora de las Mercedes de O
Tetir posee todo lo necesario, aunque eche en falta algo de
limpieza, la de Nuestra Señora del Carmen, en La Matilla, y
Nuestra Señora del Rosario en Tiiidaya sü~rei ideiai! pre!adu
porque tenían bastante más ropa litúrgica «que muchas de
esta Ysla, más surtido en ropas que la Parroquia)).
La explicación de este contraste radica de una parte en que
los fieles que acuden a las ermitas adquieren conciencia del
ser í ici~q ~ reec iben, !e v e ! es evita largos desplazamientos
hasta la parroquia. De otro, porque a diferencia de otras islas,
aquí fueron los campesinos quienes las levantaron para su
servicio, no fueron obra de poderosos, que las patrocinaron
330 ANUARIO DE ESTUDIOS ATUNTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 5 1
bien para atender espiritualmente al personal de sus hacien-das,
con la idea preconcebida de asentar la base de un linaje,
o consolidarlo mediante su patronazgo. Aún existe otra últi-ma
explicación: en la onomástica del Santo patrono de la er-mita
acudían al lugar en romena, lo que implicaba alegría y,
en consecuencia, esplendidez en las limosnas entre quienes
concurrían a salazarse.
El prelado, por el contrario, opina que Fuerteventura cuen-ta
con excesivo número de mayordomías -asociaciones que
ni pretenden adquirir el rango de cofradías- pues
((quedan reducidas a las Hermitas que están en los lími-tes
de esta parroquia [la de Betancuria] y a las que tie-nen
Santo colgado de alguno de los Altares della)),
como asevera Tavira.
Si importancia tienen los templos en las no
menos representaba el capítulo de los ornamentos sagrados.
Bien por el significado de la solemnidad del culto, bien por-que
cuando la pobreza es mucho como buscar soluciones a las
carencias, sin olvidar la importancia que muchos de estos da-tos
ofrecen al interés de los historiadores del arte.
No cabe, como veremos, que Tavira fue consciente de la
problemática descrita y en muchos casos aguzó el ingenio
para ayudar a los más necesitados a buscar aunque fueran
soluciones provisionales.
1. Tuineje
No volveremos a reiterar el juicio del prelado sobre las ca-rencias
de una parroquia que funciona como tai desde solo
dos años. Sin embargo, entiende que tiene lo preciso. Ordena,
sin embargo, fundir dos cálices para labrar uno nuevo y reco-mienda
la adquisición de otro, cuando se pueda, «por encon-
Núm. 45 (1999) 33 1
trar indecentísimos los de uso cotidiano)) (Mandatos 111 y V).
Procurarán encargar un juego de candelabros y unas sacras
de cartón, dos misales y un ritual o manual; éstos sin dilación
(N Y VI.
En cuanto a la ropa litúrgica, señala la conveniencia de
encargar albas, casullas y capas. Colocar sobre la mesa del
altar un lienzo y aprovechar las sabanillas que la cubren, para
confeccionar corporales (111).
Se aprecia, pues, la pobreza de la región meridional de la
isla, cuyo vecindario, sin embargo, fueron tan devotos del ar-cángel
San Miguel, que no dudaron en atribuir a su interce-sión
la doble victoria cuando los ingleses desembarcaron
en 1740, profanando la iglesia y mutilando a la imagen del
arcángel 54.
2. Pájara
Aquí el prelado se redujo a ordenar fueran subsanados los
defectos detectados en las actas de los libros parroquiales, ori-ginados
por el descuido del párroco anterior, así como repa-rar
en los libros la falta de la adecuada encuadernación, que
ya mencionamos. También el encargo de un par de candela-bros,
sacras para los altares y un ritual o manual (Mandato V).
3. Betancuria
Llama la atención el gran interés mostrado por don Anto-íiio
Ta;.ira p x a sostexr y aumentar e:: Saritu Muriu de Rrtm-curia
el culto en todo su esplendor. Ordena confeccionar cru-ces
para los Crucificados de los altares, tal ((como está decla-rado
deben tenerlas por la Congregación de Ritos)). También
sacras de cartón y vinageras de cristal para los altares (VI).
Pintado de nuevo el púlpito, estima que sobra el terno de paño
nuevo, aprovechable para confeccionar una casulla y, si sobra-
54 B~THENCOUMRATS SIEU,A ., LOS ataques. .. cit, 24-25. .
332 ANUARIO DE ESTUDIOS A T ~ N T I C O S
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 5 3
ra, ampliar la manga de la cruz procesional)) que ha quedado
corta (VII). Echa en falta un tenebreno sencillo para los mai-tines
durante la Semana Santa, se incorporará al cirio pascua1
una candileja y se hará un cajón para guardarlo. Señala como
conveniente de que el grosor de las velas sean del diámetro
del aro para los cirios, a fin de evitar la caída de las velas, con
el consiguiente peligro, como ha observado en la función del
Corpus Christi (IX).
4. La Antigua
En cuanto a las de Nuestra Señora de la Antigua, amén de
recomendar el aseo del altar y la iglesia, lamenta
«no haber hallado en buen orden todo lo que 'hasta hoy
se ha hecho, faltando surtido de lo más preciso)).
Reconoce que se ha ido demasiado deprisa, por lo que la fá-brica
se encuentra empeñada. Sin embargo, otorga un voto de
confianza, dado las facultades y méritos del párroco y mayor-domo
«Para que uando haya medios nos ropondrán todo
aquello con 3 ucente para el decoro de templo y mexor
servicio del Señor (11))).
P
4. Casillas del Ángel
Como ia parroquia del Angel de ia Guarda «es de las nue-vas
erigidas en beneficio, por cuya causa no está muy senta-da
». Sin embargo «no le faltan ropas para los oficios, pero no
tiene sino un cáliz)). Recomienda cuidado y aseo del templo y
altar. Encuentra todo bien ordenado y califica como bastante
i1, v i,,,cl:"a,Ai, i~au ,,v., , ,,,,+. l -lo,, c;, ,"L , ,1 " .,a, 0, 011, r;il r a l i u l b v b ylaLv. ulii ~ i i l u a i ~ ua ,i a v b r . LIL ~ i l u
radica la explicación de que su fábrica se encuentra empeña-da,
avala y deposita su confianza en la capacidad del cura y
mayordomo para salir adelante (Mandato 11).
Núm. 45 (1999) 333
54 ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
Por el contrario encuentra en estado deplorable los altares
del Patronato. Como remedio se dará a los titulares un plazo
de tres meses desde el obispado y de no ponerse remedio, se
señalará por el diocesano los medios pertinentes y conducen-tes
(N).
5. Tetir
A ésta la encuentra muy desaseada. Ordena, por ejemplo,
encargar una nueva cajonera para la ropa, pues el estado de
la actual es tan desastroso, que no sólo penetra polvo en abun-dancia,
sino también ratones que anidan en la misma, con el
consiguiente deterioro y destrozos irreparables (Mandato N).
Ordena la renovación de cuanto esté viejo, muy usado o
raído. Debe componerse la capa negra y se colocará forro
nuevo al terno morado y negro. Echa en menos las sacras y
atriles en los altares «y un a ~ e t r pea~ra~ e l agua bendita (V)».
En los altares colaterales al mayor, se colocará en el de las
Ánimas, la imagen de San Andrés, y un ara nueva, que falta
en uno de ellos (VI).
Serán adquiridos inmediatamente un juego de candelabros
con su cruz y correspondiente crucifijo. Se encargará fuera
atriles decentes y se fundirá el platillo o patena actual para
confeccionar dos, y comprarán dos vinageras de cristal, dorán-dose
una patena que pertenece a la ermita de San Andrés (111).
No sólo en los templos parroquiales más pobres, de menor
población o recién creados se encuentran carencias y desórde-nes.
La de La Oliva le decepcionó por su falta absoluta de
aseo, observable incluso en el altar mayor, tanto
«que nos ha servido de mayor sentimiento y dolor ver
que muchas cosas no están en el estado que debían».
Azetre por acetre, pequeño vaso para portar el agua bendita.
334 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 55
Por lo tanto, es muy urgente «en cuanto lo permita la cor-tedad
y escasez de rentas de la fábrica desechar por poco de-centes
los ornamentos blanco y negro, excepto las dálmatas)).
A las casullas blancas se le agregará como adorno una franja
o lista de rojo en medio, con dos finalidades: posibilidad de
ser utilizados en los tiempos litúrgicos adecuados y evitar el
recurso al remiendo que necesita. A las moradas se les añadi-rá
un listado verde,
«por no haber terno de este color, y ser necesario confor-marse
en cuanto sea posible con el rito de la Yglesia»
(Mandato IV).
Sin embargo, todo el terno morado ha de confeccionarse
ngem, mi como lar alha? corporales de lino y purificado-res
(V).
Es conveniente fundir el cáliz viejo y con alguna otra plata
que se conserva, hacer uno nuevo, así como otro más adelan-te,
cuando se pueda, y se dorará la copa de otro de los que se
encuentran en servicio. Como en Casillas, recomiendo la ad-quisición
de un juego de candelabros, cruz y crucifijo, «según
está persuadido por decreto de la Congregación de Ritos» (VI).
Por el lamentable estado en que se encuentran los retablos
y altares prohibe taxativamente celebrar el oficio de la misa
en los laterales, reduciendo para el santo sacrificio el altar
mayor, y el de la nave del Evangelio, en tanto se realicen los
reparos que indica en el mandato (VII).
De esta manera poseemos una compleja óptica: el escaso
nivel por lo que toca a cristiandad de los majoreros, así como
debi]i&dcs y &f;zU!tades para ca:ewLiozs ar!os.
a emplear en su dura misión por el clero, y el nivel de con-fianza
del prelado en cada uno de sus pastores. La escasísima
homogeneidad en cuanto a estado de los templos y del culto
ofrecido entre ellos. Y todavía algo de mayor trascendencia:
los ímprobos esfi~ermsd e don Antonio Tavira y Almazán, para
en el medio descrito, introducir de alguna manera una nueva
concepción espiritual al día a una masa que no era la más
idónea para comprenderla y aceptarla.
Núm. 45 (1999) 335
ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
USOS PARROQUIALES
Antes de entrar en el enunciado sobre el estado económico
de las feligresías, es de algún interés detenernos momentánea-mente
en un problema secundario: el ceremonial de los entie-rros,
aunque sea conocida en sus líneas generaless6. Tema, por
otro lado, preocupante para la parroquia eclesiástica proclive
a restarle en lo posible la excesiva parafernalia.
Esto explica que en su visita sólo se haga referencia al
tema de las sepulturas, como en Tuineje, por razones econó-micas,
o la visita procesional al cementerio exento de Tetir,
pues explicita el Secretario, que inspeccionada la pila del tem-plo
salieron hacia el cementerio cantando responsos la comi-tiva.
Aunque no de una manera convicente, ei hecho de que
sea esta la única parroquia en que se mencionan los enterra-mientos,
parece abonar mi hipótesis ya descrita.
Precisamente tanto en Tetir le fue planteado a Tavira una
cuestión sobre entierros. La población dispersa pretendía que
el cura con la cruz parroquia1 se dirigiera, aún por descam-pados
hasta los límites de la parroquia para acompañar a los
difuntos. Algunos feligreses así lo establecían entre sus últimas
voluntades. Tavira decretó que sólo en aquellos casos que el
difunto muriera dentro de una circunferencia que distara su
radio de la parroquia veinte cordeles de veinte varas (Manda-to
X y 111, respectivamente). Límites que fijará el beneficiado
junto al alcalde y el diputado del común.
En Betancuria ordena que sacristán y sochantre mayor se
alternan semestralmente para acompañar al párroco cuando
lleva la extremaunción a los valles de Río Palma y Santa Inés,
pues «no es decente que vaya el párroco solo)).
-A - iA~ .uiiqu.t.1l a1 1~ .i 1u. i i u ~ r.a ~a ir.aii v .e1i r. iaciuria.1i e.s. rr iuy amp1lia~ , - p or h que
toca a Canarias, puede consultarse mi trabajo: «Secularización y mentali-dades:
el cementerio de San Cristóbal de La Laguna (1807-1816)», en A.E.A.,
41 (1995), 459-516, p. 460 y notas 6-57.
336 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
A pesar de que con el plan beneficia1 de Martínez de la
Plaza de 1787, que luego retocará y perfeccionará Tavira, to-das
las parroquias contaban con beneficiado y percibían sus
diezmos en concepto de fábrica, no cabe la menor duda, que
la cantidad global a repartirse resultaba insuficiente para el
sostén de las siete parroquias en que quedaba dividida la isla
de Fuerteventura.
No entraremos ahora en analizar el reparto, ni en la regu-laridad
y regulación de emolumentos del personal secular ne-cesario
mínimamente según la plantilla establecida por Tavira,
ni en la conciencia social del prelado, al señalar la cantidad
de grano a percibir por cada uno según su categoría y misión,
o las regulaciones derivadas de los doce artículos de su Regla-mento,
pues de todos estos aspectos se han ocupado Soigneaux
y el que suscribe este trabajo5'. Lo cual nos permite ahora
restringirnos a cuestiones específicas que hace referencia el
obispo en su visita a las iglesias parroquiales.
En cuanto a la revisión de las cuentas presentadas por sus
respectivos mayordomos, el prelado fue muy meticuloso, pues
tanto en los mandatos ordenados en Santa María de Betan-curia
como en las visitadas a continuación, no apraecen alu-siones,
pues su análisis y aportación no fue realizado sino en
La Oliva, donde residía el mayordomo de la iglesia de la Villa
((por haver tenido que evacuar [en ella] las generales de Fá-brica
». Otro indicio de la decadencia de la capital administra-tiva,
por residir en ella el Cabildo.
En muchas de las localidades insiste en recordar como las
funciones de los mayordomos están regentadas por la consti-tuci��n
XIV de los Sinodales vigentes. Deberán, por lo tanto,
rendir cuentas cada año ante el beneficiado y si alguno no
cumpliera con el precepto, el párroco deberá nombrar un sus-tituto,
dando cuenta al obispado, para que sean tomadas las
SOIGNEAoUbX. c,i t., 137-38, y BÉTHENCOURMTA SSIEU,A ., La pawo-quia
..., cit., 73-75.
Núm. 45 (1999) 337
5 8 ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
medidas y responsabilidades conducentes a la liquidación de
las mismas (P.ej., IV mandato de Tuineje y VI de Pájara). Los
mayordomos estaban remunerados por su labor en el cuatro
por ciento de todo los que cobrara «sin otra utilidad alguna))
(VI de Pájara).
Como quiera que en las parroquias de reciente creación el
monto de la fábrica era a todas luces insuficiente, por haber
sido erigidas en ermitas ya existentes, ello acarreaba gastos de
adaptación, así como necesidad de dotarse de todo lo impres-cindible
para el cumplimiento de su nueva misión. Tavira pro-curará
mitigar tales carencias, mediante el desvío a fines
parroquiales el producto de las tradicionales ofrendas al San-to
patrono de la iglesia, ya que los fieles continuaban siendo
más generosos con el santo de su devoción, que con los ma-yores
gastos ocasionado por tener los servicios de su asisten-cia
espiritual en el propio pueblo o a menos distancia, que los
anteriores.
Así en la de San Miguel de Tuineje ordena que de las ofren-das
al Santo, consistentes en limosnas en dinero, grano, ani-males,
incluso promesas a cumplir en el futuro -como en la
cosecha siguiente-, fueran recibidas y contabilizadas por el
beneficiado, alcalde del lugar, mayordomo y otros dos vecinos,
que serían los diputados semaneros de la Cofradía Sacramen-tal
y Caridad Cristiana (Mandato IX). De esta forma no sólo
se administra con transparencia, con lo cual los feligreses no
ofrecerán suspicacia sobre el manejo de los fondos del Santo,
sirvan para cubrir las urgencias parroquiales que estime opor-tuno
el ecónomo.
En la misma dirección en Nuestra Señora de Antigua impo-ne
i ~ t e msle mejante, nara nnnpr 42 Ciihiprtc 12 hcen2 fe y y--- r----&
opinión de los mayordomos ... y asegurar, como es justo, a los
fieles». Las entregas se verificarán a la puerta de la iglesia en
presencia del beneficiado, mayordomo, alcalde y diputado del
común. Cada feligrés declaraba lo que entregaba o prometía
aportar, para que se tomara buena cuenta. Por lo que respecta
a esta iglesia, la sementera en la tierra de la Virgen, toca al ma-yordomo
recibir el producto «con constancia de dos diputados
o de dos vecinos acomodados y el párroco)) (Mandato VIII).
338 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI~N 5 9
Especial cuidado pone Tavira en que el tiempo, acompaña-do
por descuidos, acaben perjudicando a las parroquias. Así
en Santa María de Betancuria, dada su antigüedad toma dos
tipos de medidas. Serán solicitadas en el plazo de cuatro me-ses
a los que se dicen titulares de sepulturas la presentación
de los títulos de propiedad. El párroco localizará y lo comu-nicará
a los muchos que ya no residen en la Villa. Aquellas
sepulturas que no aparezcan justificadas, pasarán a integrarse
en el capítulo de fábrica parroquial.
Por otro lado, el tiempo había deteriorado de tal manera
los protocolos, que era indispensable tratar de restaurarlos,
volviéndolos a copiar por persona hábil en paleografía. Los
documentos referentes a capellanías, imposiciones, donativos,
memorias, etc. El descubierto, «no se costearán por Fábrica,
sino se cargarán en el mismo sentido)). Finalmente, como en
los libros antiguos se mezclan bautismos, casamientos y en-tierros,
ase pondrán con la debida separación)) (Mandato XIII).
Por la misma razón hizo observar en la nueva parroquia
de Tuineje como en el Libro Quadrante de la iglesia de Pájara
constaban algunas memorias de feligreses avecindados en la
demarcación de aquella, «las quales se fundaron con destino
a la Yglesia de San Miguel)) y alguna otra a favor de la ermi-ta
de San Marcos. Ordena que sean rescatadas y para ellos se
forme un Libro Quadrante propio y sean inscritas en el mis-mo
y al tiempo atestados y borrados)) del de Pájara, advirtien-do
sobre las formalidades para su cumplimiento (mandato XI).
Finalmente, aunque en el Reglamento que redactó en La
Oliva hace constar el personal mínimo e igual con que deben
contar todas las parroquias, o sea mayordomo, sacristán ma-yor
y menor, sochantre y dos acólitos y al tiempo les sefiaki
las supuestas percepciones en función de su labor y responsa-bilidades,
en lo que ahora no entro por razones ya expuestas.
Sin embargo, es curioso como en Casillas del Ángel recomien-da
contratar a un ayudante de sacristán con una remunera-cibn
&m [sic] a] a ñ ~ y, en carn & qfle resultara in&p~nra-ble
podría quedar con contrato permanente. Caso que no en-tra
en contradicción, ya que al ser posterior el reglamento, si
de una parte establece un sacristán mayor y menor, de la otra
Núm. 45 (1999) 339
60 ANTONIO DE BÉTHENCOURT MASSIEU
permite el aumento sobre la plantilla mínima, si contara con
otro tipo de entradas para satisfacer estos nuevos compro-misos.
De cuanto llevamos expuesto se deduce como positivo el
analizar una visita pastoral aunque sea al simple nivel insu-lar.
Si se trata por la emprendida por un prelado de la talla
de Tavira y Almazán, nos permite observar rasgos indelebles
de su recia personalidad e intimismo religioso, la calidad del
clero y estructura que disponen después de la reestructuración
parroquia1 emprendida por Martínez de la Plaza y coronada
por Tavira. Finalmente, el nivel de la religiosidad del pueblo
majorero, con sus vicisitudes, carencias económicas y situa-ción
social. Bajo nivel acentuado por la persistencia de las
supersticiones. Sin embargo, profesaban una enraizada devo-ción
mariana y fe en sus santos patronos, como queda de
manifiesto en el cuidado de sus ermitas.
A pesar de las carencias, Fuerteventura mejoró en su desa-rrollo
económico a lo largo de la segunda mitad del Setecien-tos,
lo que implicó el nacimiento de una burguesía agraria, la
necesidad de un grado de prestigio mediante un culto muy
cuidado y la demanda de asistencia mediante las nuevas pa-rroquias.
Y todo ello, en un momento crucial para la diócesis, en que
si bien aumentaba la secularización, no es menos que vivie-ron
los canarios la transición de la modernidad a la contem-por~
neidudT. rámite en e! qde pesS en u!,mnu medida m SS!=
el pensamiento ilustrado, sino un episcopado en consonancia
con este nuevo espíritu, en el que Tavira representó la figura
cumbre, tratando de llevar la renovación espiritual del cristia-nismo
por una vía intimista agustiniana. A los prelados no les
falta el apoyo de un clero secular formado en el Seminario
Conciliar erigido por Servera.
Problema trascendente será el de medir de alguna forma
cuál fue el grado de penetración en la masa de esta nueva
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FUERTEVENTURA ANTE LA LUSTRACI6N 61
religiosidad. No cabe la menor duda que sólo alcanzó a un
sector del grupo de los privilegiados. El reinado del reaccio-nario
Fernando VI1 y un episcopado decimonónico que disfru-taron
las diócesis, hace aún más difícil la solución de la cues-tión
planteada.
Finalmente, de la presente aportación podría derivarse un
fructífero camino por lo que respecta a la historia eclesiásti-ca:
emprender un estudio a nivel regional, no sólo de la fun-damental
visita pastoral de Tavira a su diócesis, sino a la de
sus predecesores y seguidores. Como resultado alcanzaríamos
la posibilidad de lograr un diseño de la evolución de la reli-giosidad
de Diócesis Canariense durante la modernidad. Fuen-te,
la de las visitas, que todavía ganaría en perfiles si fueran
alternada con las visitas ad Zimina, hoy ya en las islas, los
sínodos diocesanos y las cartas pastorales.
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