mdC
|
pequeño (250x250 max)
mediano (500x500 max)
grande
Extra Large
grande ( > 500x500)
Alta resolución
|
|
Núm. 50 (2004) 477 68 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI P O R MANUEL LOBO CABRERA La ubicación del archipiélago canario en medio del Atlánti-co, dio lugar a partir de su «redescubrimiento» y especialmente de su conquista, a que se volcara hacia el mar en la búsqueda de hombres para poblar la nueva tierra y de rutas para comer-ciar sus productos. Si a ello unimos que después del descubri-miento del Nuevo Mundo las islas se convirtieron en escala y lugar de refresco de los navíos que iban y venían de las nuevas tierras, comprenderemos del por qué de la presencia de navíos de todos los tipos y de todas las banderas en sus puertos a la búsqueda del negocio. El aumento de las exportaciones y de las rutas que se tra-zaban desde las islas hacia los continentes europeo, america-no y africano dieron como circunstancia la cada vez mayor demanda y por tanto más necesaria búsqueda de embarca-ciones. Gran Canaria no fue una excepción a tales acontecimientos y desde muy pronto sus puertos se convirtieron en lugares de compra y venta de barcos de todo tipo, necesarios para realizar las rutas que se trazaban desde sus puertos. La habilitación de la isla para tal mercado se debe, sin duda, a la peculiaridad de 478 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 2 MANUEL LOBO CABRERA que la flota que operaba en Canarias a fines del siglo XV y co-mienzos del XVI estaba conformada principalmente por navíos de origen portugués, vizcaíno y andaluz, pues en los primeros momentos los astilleros isleños apenas estaban habilitados, y los pocos maestros de ribera que existían en la isla se dedicaban preferentemente a reparar, carenar e incluso desbaratar embar-caciones para un posterior aprovechamiento. De este modo, Gran Canaria se convirtió en un mercado del transporte marítimo a donde acudían personas de diferente ori-gen a poner en circulación su preciada mercancía. Las prime-ras transacciones comienzan a darse en el año 1519, fecha en que ya estaban consolidados los negocios y las rutas con el ex-terior. A partir de la citada fecha el mercado se nos muestra dinámico, con cierta intensidad, en unas fechas más que en otras, en función de las necesidades para realizar las operacio-nes mercantiles o de la arribada a sus puertos de barcos proce-dentes de otros lugares que son puestos en venta en función del mayor precio que se podía alcanzar en la isla. EL MERCADO El seguimiento del mercado lo hemos realizado a través de las cartas de compra-venta que se registran ante los escribanos públicos de la isla. En ellas figuran: la fecha y el lugar en que se realiza la transacción, el tipo de embarcación, el vendedor o vendedores, el comprador, la cantidad de la embarcación que se vende, que puede ser toda, un cuarto, la mitad u tercio o algu-na parte, especialmente cuando el barco es propiedad de varias personas, el tonelaje que no siempre se consigna y el precio, amen de algunas circunstancias curiosas que ya iremos comen-tando. Así tenemos que entre 1519 y 1596 fueron vendidos en los puertos de Gran Canaria, aunque la mayor concentración de las transacciones se realizaban en el puerto principal de la isla, esto es en el puerto de las Isletas, 153 embarcaciones, distribuidos de la siguiente manera: Núm. 50 (2004) 479 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 3 NÚMERO DE VENTAS POR DECADAS 1519 ..................................................................... 6 1520-1529 ........................................................... 5 1530-1539 ........................................................... 9 1540-1549 ........................................................... 2 1550-1559 ........................................................... 8 1560-1569 ........................................................... 34 1570-1579 ........................................................... 35 1580-1589 ........................................................... 34 1590-1596 ........................................................... 20 TOTAL ................................... 153 De la anterior tabla se comprueba como el mayor apogeo del mercado se centra principalmente en la segunda mitad del si-glo, coincidente con un repunte de los negocios con Europa, de la intensificación de las expediciones que se realizan al continen-te africano, pero especialmente con el apogeo de los viajes ha-cia el Nuevo Mundo. Esto no obsta para que observemos como desde la época de los veinte se inicia un negocio que se basa en las transacciones realizadas a través de los barcos. Es un nego-cio un poco tímido pero que poco a poco se va animando en función de la cada vez más necesaria demanda de las embarca-ciones que no se puede cubrir con las construcciones realizada en la isla. Esto hace que se tenga que acudir en algunos casos a importar barcos o a que personas de otras islas o de otros lugares, especialmente del cercano Portugal o de Madeira, se acerquen a la isla a poner en venta su barco. También se traen navíos de la Península, en ocasiones algunos que vienen en compañía de la flota que tiene por destino las Indias, y antes de partir se ponen en venta. Junto a los que se importan están los que se construyen en la propia isla o en las cercanas, así en en 1588 un carpintero de ribera se obligaba a darle a su yerno, hecho y acabado un navío, según la escritura que habían concertado, y del mismo el propietario vende posteriormente la mitad1, y al año siguien- 1 Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Francisco Casares, núm. 923, f. 537 r. Posteriormente los propietarios se conciertan con el carpintero para que amplie el navío en tres cintas, y coloque en cubierta un alcazar. 480 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 4 MANUEL LOBO CABRERA te, 1589, dos carpinteros de ribera, padre e hijo, venden la cuar-ta parte de una nao, que se había hecho en la calle de Triana, y estaba presta para echar a la mar2. Si nos ponemos a analizar algunas anualidades llama pode-rosamente la atención, así solo en el año 1519, en que comien-zan según nuestros datos las operaciones de compra-venta, se ponen en venta y se demandan seis embarcaciones, que estamos casi seguros que son utilizadas en los viajes a Berbería que se realizan en ese año3. En las siguientes décadas el ritmo desciende no llegándose a poner en venta ni un barco por año, lo que demuestra que con las embarcaciones que llegan a la isla proce-dentes de las otras islas del archipiélago, de la Península y de Europa se cubren las necesidades que demandan los viajes al continente americano y africano. Sin embargo a partir de 1560 observamos como se incrementa la demanda con la puesta en venta en esa década de 34 embarcaciones, a una media de 3,5 barcos por año. Este período que se inicia en dicho año y que se mantiene casi hasta fines del siglo tiene que ver con la mayor intensificación de los viajes en principio a Europa y Africa, y a partir de 1570 al continente americano, período en que más se notan las protestas de la Casa de la Contratación, donde se envían navíos sueltos con mercancías demandadas en aquellos merca-dos, así como los que las flotas que pasan por las islas con des-tino al Nuevo Mundo se hacen acompañar, en especial de aque-llos navíos que están en los puertos de las islas prestos para salir en conserva en compañía de las mismas. Así tenemos que el ritmo iniciado a partir de 1560 se mantiene casi todo el resto del siglo. El análisis del mercado del transporte marítimo en Gran Canaria va en relación a la escasez de tonelaje que se manifies-ta en toda España en la segunda mitad del siglo XVI. Esta esca-sez se ha explicado, por la atracción de otras rutas antes no transitadas por la marina mercante castellana4. Esta escasez de 2 A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, núm. 846, f.r. 3 M. LOBO CABRERA, La esclavitud en las Canarias Orientales en el si-glo XVI (negros, moros y moriscos), S/C. de Tenerife, 1982, p. 66. 4 M. ULLOA, «Unas notas sobre el comercio y la navegación españoles en el siglo XVI», Anuario de Historia Económica y Social, 2, Madrid, 1969, p. 204. Núm. 50 (2004) 481 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 5 tonelaje se experimentó igualmente en Canarias, pues de hecho muchas veces, a pesar de la importación de transporte, nos en-contramos, en especial en el último tercio del siglo, en que se venden en Las Palmas alrededor de 90 embarcaciones, pues al no hallarse naves en los puertos grancanarios se recurría a otras islas, a donde, en ocasiones, se remitía la mercancía en pequeños barcos o chalupas, para cargar la mercancía en bar-cos allí fondeados5. TIPOLOGÍA DE LOS BARCOS En Gran Canaria los tipos de barcos que se ponen en venta, es variado, y vienen condicionados con el mayor o menor apro-vechamiento que se quiera obtener de ellos en función de las rutas. Hemos de destacar que la diversidad de embarcaciones que llegan a los puertos insulares es amplia, y que no todos los tipos figuran en las cartas de venta, no obstante hay que hacer notar que entre los barcos hay que distinguir por un lado a aquellos que tienen por objeto la pesca y los viajes interinsulares que son de la misma o similar tipología y características, segui-das de aquellas otras que se dedican preferentemente al comer-cio y al transporte de pasajeros, junto las que tienen por objeto de destino las Indias. Entre las primeras tenemos los llamados barcos así de ma-nera genérica, las chalupas, las barcas de pescar, los barcos pequeños, las barcas grande, los bateles de navío, las barquetas, los barcos de ribera. Eran pequeñas embarcaciones que se so-lían utilizar para pequeños recorridos, incluso dentro de la pro-pia isla de Gran Canaria, para trasladar personas y mercancías de puerto a puerto, conectando la capital con el exterior, así como realizar travesías de cabotaje entre las islas o en los viajes que se realizaban con motivo de las expediciones a Berbería. Este tipo de embarcaciones eran de pequeño tonelaje, pues en 5 A.H.P.L.P., Lorenzo Palenzuela, núm. 835, f. 314 r. En 1580 se notifi-ca el envío de 13 cajas de azúcar a Tenerife, en una barca, para allí trans-bordarlas a una nao, que las llevaría a la parte y lugar consignada en la escritura. 482 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 6 MANUEL LOBO CABRERA ocasiones apenas llegaban a las tres toneladas6, oscilando por lo normal entre 16 y 25 toneladas. Muchas de ellas se utilizaban como barcos de servicio en los puertos, amén de alguna que otra ocupación de mayor relevancia, así en 1571 se especifica que se pone en venta un batel de navío7. El resto son los típicos barcos del Atlántico, propios para los viajes que se realizan a la costa de Africa, y especialmente los que conllevan operaciones mercantiles de mayor calado, como aquellos otros que describen las rutas que nos comunican con los puertos del Atlántico, tanto europeos como americanos. Es curioso como a medida que avanza el siglo la tipología va va-riando, así en la primera mitad son más abundantes las ventas de carabelas, junto con algunos navíos y barcas de pescar. A partir de los años cincuenta aunque todavía la carabela sigue presente van aumentando los navíos, los barcos, las barcas de pesca, algunas naos y carabelones, así como algún que otro galeón. Si observamos los datos del apéndice comprobamos como a pesar de la generalización tan corriente en el siglo XVI sobre el barco o navío que englobaba a una cantidad de tipos de barcos diferentes, aparecen los tipos de manera más marcada puesto que depende de cada uno de ellos el precio por el cual se debía tranzar el transporte. De ahí que se marquen diferencias sus-tanciales, tanto en lo que respecta al tonelaje como al precio. La carabela es el tipo de embarcación que más abunda en la primera mitad del siglo, si lo cotejamos con el total de barcos que son puestos en venta, de tal manera que entre 1519 y 1555 de un total de 26 barcos se ponen en venta 14 carabelas, más del 50%, de las cuales una es nominada como carabela de pes- 6 A.H.P.L.P., En julio de 1572 Don Juan Pacheco de Benavides vende al pescador Domingo Hernández media barca que tenía en compañía de Juan Alonso, pescador, que sería de porte de 6 botas, con todos los aparejos que la barca tenía. En 1573 un mercader flamenco vendía al señor de Fuerte-ventura, Gonzalo de Saavedra, la mitad de una barca grande de 12 botas de porte: A.H.P.L.P., Luis de Balboa, núm. 860, f. 142 r. 7 A.H.P.L.P., Roque de Loreto, núm. 857, f. 28 r. En agosto de 1571 el flamenco Conrate Mayer se obligaba a pagar a Lorenzo de Palenzuela, es-cribano público, y a su hijo, 16 doblas de oro por un batel de navío con sus tres remos y timón que le había comprado. Núm. 50 (2004) 483 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 7 ca, mientas que en el resto de la centuria de un total de 120 embarcaciones solo figuran en el mercado de Las Palmas 15. La carabela era un tipo de barco propio del sur de la Península, y el más común en la rutas que enlazaban Canarias con los puer-tos ibéricos, aunque también está presente en los viajes a los puertos europeos, a donde en la segunda mitad del siglo XVI se dirigen 105, acaparando el 27,1% del transporte mercantil8, en los viajes al continente africano, a donde se contabilizan con destino a Berbería un total de 109, y especialmente al continen-te americano, pues no en vano fue considerada la embarcación por excelencia de los descubrimientos una vez que los portugue-ses la utilizaron en sus viajes de exploración. Estas eran embar-caciones a vela muy ligeras, con una cubierta, espolón o proa, popa llana, tres palos y cofás solo en los palos mayor y de popa10. A veces, se habla de carabela de pesca sin distinguir en que se diferencia de la mercante11, y también se indica en oca-siones que nos hallamos en presencia de otro tipo de barco de la misma familia, conocido como carabelón12, que era una em-barcación de menor tonelaje que la carabela, por lo común de 10 a 20 toneladas, y de velamen más reducido. En conjunto el navío es un tipo de embarcación que figura vendiéndose y comprándose a lo largo del siglo, quizá por su mayor demanda, y por ser un barco atlántico por naturaleza, al ser sin lugar a dudas uno de los más utilizados en el comer-cio entre Gran Canaria y Europa13, así de un total de 386 em-barcaciones que hacen la ruta entre la isla y el continente eu- 88 M. LOBO CABRERA, El comercio canario-europeo bajo Felipe II, Fun-chal, 1988, p. 40. 99 M. LOBO CABRERA, La esclavitud..., p. 66. 10 A. MASÍA DE ROS, Historia general de la piratería, Barcelona, 1959, p. 674. 11 A.H.P.L.P., En noviembre de 1519 se pone en venta por parte de un maestre una carabela de pesca, con sus velas, remos y parejos y precio de 20 doblas, un tercio de lo que valía una carabela de la típicas. 12 En 1574 un vecino de Cádiz vende a Juan Bautista de Ortega, maestre de una de la naos de don Juan de Guzmán, que iba para Indias, la mitad de un carabelón, surto en Las Isletas, que compró en Faro. A.H.P.L.P., Lo-renzo Palenzuela, núm. 832, f. 1.142 r. 13 M. LOBO CABRERA, El comercio canario-europeo..., pp. 40-41. 484 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 8 MANUEL LOBO CABRERA ropeo durante el reinado de Felipe II el 45,8% son denominados navíos. De la misma manera su presencia también es importan-te en los viajes que llevan por destino el continente americano, pues de un total de 144 barcos que llevan vino desde Gran Ca-naria a los distintos mercados del Nuevo Mundo, 82 son navíos14, que representa el 56,6% del total de las embarcaciones. Sobre la acepción de su nombre se indica que es impreciso, ya que bajo tal nominación se encierra un número indeterminado de barcos, aunque hay autores que indican que su nombre incluye dos acepciones en el siglo XVI; según una de ellas es genérico de embarcaciones, y según otra se refería a buques de menos por-te que las naos, y de hecho Chaunu comprobó en su estudio que la mayoría no alcanzaban las 100 toneladas15. En alguna oca-sión se nos cita la presencia de un navío redondo que es vendi-do por un vecino de Faro al capitán Adriano de Padilla, factor y veedor en Indias, que va como capitán en la expedición que tiene por destino la conquista de la Nueva Andalucía16. Este tipo, algún autor sostiene que se asemeja más a una nao, puesto que las naos redondas y con velas redondas eran la mejor invención para lo tocante a la navegación17. El navío, como tal, era, sin embargo, una embarcación de vela cuadrada, de mayor tonelaje, que se utilizaba tanto para la guerra como para el comercio. Se dice de él que era un edificio flotante, con dos, tres o cuatro mástiles, vela cuadrada perfecta con el viento en contra, que marcó el comienzo de una de las grandes transformaciones que se operaron en el Atlántico18. En 14 M. LOBO CABRERA, El comercio del vino entre Gran Canaria y las In-dias en el siglo XVI, Las Palmas de Gran Canaria, 1993, p. 60. 15 P. CHAUNU, Séville et l’Atlantique (1504-1650), París, 1956-1960, t. I, p. 317. 16 A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, núm. 834, f. 298 r. Este navío se vende con su batel de servicio, velas, jarcias, cables y anclas. J. BLANCO MONTESDEOCA y M. LOBO CABRERA, «Documentos acerca de la aportación canaria a la conquista de la Nueva Andalucía», II Coloquio de Historia Canario-Americana (1977), Las Palmas, 1979, t. I, pp. 119-132. 17 J. ESCALANTE DE MENDOZA, Itinerario de los mares y tierras occidenta-les, Madrid, 1985, p. 27. 18 F. BRAUDEL, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Madrid, 1976, pp. 391 y ss. Núm. 50 (2004) 485 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 9 efecto, su disposición para los viajes atlánticos queda demostra-da por su continua presencia en el mercado de Las Palmas y por la demanda permanente que existe de este tipo de embarca-ción a lo largo de todo el siglo, tanto para la realización de via-jes comerciales a Europa como al Nuevo Mundo. Otro tipo de barco que no es muy frecuente en el merca-do aunque si en los viajes a larga distancia es la nao. No obs-tante encontramos que a lo largo del siglo XVI hallamos nueve que son puestas en venta en diferentes fechas. La primera se pone en venta en 1533, fecha en que un vecino de Ayamonte, maestre de la propia nao, vende la mitad de la misma a un mercader y vecino de Tenerife19. Este tipo de embarcación era frecuente que se utilizara en los viajes a Indias, por ser una gran embarcación a vela destinada en gran parte al co-mercio. Del mismo modo su presencia también se hace notar en los viajes que tienen como destino los puertos del Atlántico europeo20. Además de estos tipos encontramos alguna alusión, una, a la presencia de un galeón que se vende mediante remate y una lancha inglesa. En el primer caso el portugués Pedro Alvarez, maestre, reconoce como en él se había rematado un galeón por 285 doblas que había depositado en el vecino Miguel de Aren-cibia21. La lancha inglesa se vende en 1596. Su propietario al venderla hace constar que la misma se la habían dado unos ingleses en pago de un barco que le habían tomado y robado en la costa este de la isla22. 19 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 741, f. 159 r. 20 M. LOBO CABRERA, El comercio canario-europeo..., p. 40. Del total de embarcaciones que realizan estas rutas 68 son naos. 21 A.H.P.L.p., Antonio Lorenzo, núm. 810, f. 72 r. 22 A.H.P.L.p., Rodrigo de Cubas, núm. 2.592, f. 122 v. La vende por precio de 100 reales de plata, que recibió para fornecimiento de su barco que tenía para ir a las calmas. En el mismo día el comprador la vuelve a vender a un barquero por 120 reales, con lo cual gana en la operación 20 reales. 486 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 10 MANUEL LOBO CABRERA TIPOS DE BARCOS Barcas23 ................................................................ 51 Barcos24 ............................................................... 21 Carabelas25 ........................................................... 30 Carabelón ............................................................ 2 Navíos26 ............................................................... 36 Naos ..................................................................... 9 Otros .................................................................... 4 TOTAL................................ 153 TONELAJE El tonelaje de los barcos casi nunca aparece reseñado, salvo excepciones muy contadas, por propio interés de los contratan-tes, y más por seguridad del comprador. Además este es un tema un poco confuso, porque no todos los autores se ponen de acuer-do, a pesar de los intentos realizados para clarificar esta cues-tión. No obstante lo que si resulta más o menos claro es la diferencia existente entre tonelada de capacidad y de aforamien-to o flete. Las discusiones se han centrado más en el tráfico particular con Indias, en aras a poder conocer el volumen obje-to de las transacciones mercantiles. En la mayor parte de los tráficos el arqueo se regulaba por toneladas, significando cada una su igualdad a dos pipas de vino de acuerdo con lo señala-do por Veitia y Linage27, aunque nosotros encontramos la cita de otras capacidades. Así entendemos que la que se registra en los contratos tiene que ver con la de la capacidad de flete, so-bre todo si tenemos en cuenta que muchas veces no se habla 23 En la denominación de barcas hemos englobado barcas, barca de pescar, barca grande y barqueta. 24 En los barcos entran: barco, barco de pesca, barco pequeño, barco de ribera, barco grande. 25 En las carabelas entran las carabelas propiamente dichas y una cara-bela de pesca. 26 En los navío algunos son denominados como navíos latinos y navíos redondos. 27 M. VEITIA Y LINAGE, Norte de la Contratación, Buenos Aires, 1945, libro II, cap. XV, núm. 2, p. 181. Núm. 50 (2004) 487 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 11 de toneladas sino de su capacidad en trigo, en vino o en azú-car. En los casos en que la tonelada se especifica como tal, nos corrobora una vez más lo que ya hemos indicado en otras oca-siones y es que los barcos que operaban en Canarias casi nun-ca pasaban de las 100 toneladas, tesis que afianza las Ordenan-zas del Consejo de Indias cuando regula que los navíos de Canarias podían tener una capacidad máxima de 80 toneladas28, que algunos autores han visto como un castigo pero que más bien puede interpretarse como que en las islas era difícil encon-trar embarcaciones de mayor tonelaje, y así debía de ser por los datos que tenemos, además que con estos barcos se podía nave-gar con mayor facilidad, pues podían entrar con menos dificul-tad en los puertos para realizar las operaciones de carga y des-carga, a la vez que eran más ligeros tanto para esquivar el mal tiempo como a los corsarios y piratas; a ello se une la mayor rentabilidad, pues hacían los viajes de ida y vuelta en menos tiempo, la facilidad para conseguir dotación de tripulaciones, a la vez que permitían diversificar el riesgo al fraccionar la carga29. Los datos que nos muestra la documentación nos da algu-nos tonelajes asociados a los tipos de barcos, así los navíos se mueven entre las 40 y las 80 toneladas y las carabelas rondan las 50, aunque encontramos algunas de menos porte30. En ciertos casos se nos da el aforamiento en fanegas de tri-go, o botas o pipas de vino. Así en 1531 un portugués vende a un racionero de la catedral su navío que tenía de cabida hasta 800 fanegas de trigo31, que según si fuera medida portuguesa o castellana tenía un tonelaje u otro32 y en 1567 es puesta en venta 28 F. MORALES PADRÓN, El comercio canario americano (siglos XVI, XVII y XVIII), Sevilla, 1955, pp. 108-109. 29 J. L. CASADO SOTO, Los barcos españoles del siglo XVI y la gran armada de 1588, Madrid, 1988, p. 119. 30 Así en 1530 se vende una carabela de 30 toneladas con su barca y aparejos por 40 doblas: A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 746, f. 478 v. 31 A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 747, f. 34 r. El navío es vendi-do con sus arcos, velas, ancoras y los demás aparejos por 80 doblas de oro. 32 M. LOBO CABRERA, Monedas, pesas y medidas en Canarias en el si-glo XVI, Las Palmas, 1989, p. 64. Así una tonelada portuguesa equivalía a 25 fanegas de trigo y una tonelada isleña a 20 fanegas. Con lo cual según 488 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 12 MANUEL LOBO CABRERA una carabela que tiene de cabida 60 botas de vino33, que venían a representar 30 toneladas. Las naos están en torno a las 80 toneladas34 y el resto de los barcos son todos de menor tonelaje, así las barcas están entre 3 y 16 toneladas y los barcos entre 30 toneladas o 25 pipas de vino, aunque también los hay de menor porte. En conjunto lo que se aprecia en Canarias está en corres-pondencia con lo que acontece en otras partes de Europa y es-pecialmente en los puertos ibéricos, pues tal como señala Braudel, en el siglo XVI se produjo un incremento de pequeñas embarcaciones, aunque las circunstancias hacían optar por un tipo u otro de navío, en función de la economía del transporte, del volumen de las mercancías, del acceso a los puertos y a una serie de factores que iban imponiendo una progresiva transfor-mación35. TIPOS DE COMPRA-VENTA Una característica muy particular en las transacciones que se hacen con las embarcaciones es como se realizan las mismas. Así a diferencia de otro tipo de artículos que se compran y se venden, los barcos se venden bien al completo o en partes. Es cierto que la mayor parte de las veces se venden al completo con todas sus pertenencias e incluso con las deudas que algunas personas han contraído con el propietario a cuenta de fletes o con la obligación contraída para algún viaje, así por ejemplo en 1561 un portugués, maestre y señor de su navío, lo vende con su barca, jarcias y demás aparejos, con la condición de que el comprador sea obligado a realizar un viaje que el tenía contra-tado para ir a Magarabomba36. estas deducciones esta embarcación podía tener un porte entre 36 y 40 to-neladas. 33 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 820, f. 78 v. 34 De hecho no la hemos encontrado de mayor porte. 35 F. BRAUDEL, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Madrid, 1976, pp. 391 y ss. 36 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 817, f. 59 r. Núm. 50 (2004) 489 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 13 En algunos casos la contratación se complica, formándose distintos negocios al amparo de la compra del transporte, así en 1583 se compra una barca, que luego se envía a la pesquería, manteniendo una especie de convenio con el anterior propieta-rio, para luego vender una tercia parte de la barca, con la con-dición de que con la misma se haga un viaje a Indias37. Detrás de este tipo de compra-ventas se encuentra el que se realiza por mitad, con lo cual los beneficios de la embarcación también se reparten a medias, formándose en este caso una especie de sociedad entre ambos propietarios, tal como se com-prueba en la venta que un vecino de Ayamonte hace a un mer-cader vecino de Tenerife al cual le vende la mitad del navío con la mitad del maestraje38. Más explícita es la venta que hace el vecino Marcos Afonso Tarudante a Francisco Fernández de la mitad de un carabelón, para a continuación concertarse ambos de la siguiente manera: Fernández ha de estar en el navío por maestre y llevarlo a su cargo, haciendo todos los viajes que fletare, y de lo que se ganase, la parte correspondiente al navío, se partiría a medias39. A partir de aquí se dan todo tipo de 37 A.H.P.L.P., Luis de Loreto, núm. 870, fs. r. Alvaro Hernández, barque-ro, vende a Rodrigo Jordán una barca con sus velas, jarcias, anclas y demás aparejos por 200 ducados. En el mismo día, 29 de diciembre de 1583, el comprador consiente que el vendedor vaya de viaje a pesquería en la for-ma que la barca ha tenido por costumbre, con la condición que de vuelta de la misma y poniéndose en venta lo procedido de ella el comprador lle-ve de beneficio por la propiedad de la barca 2,5 partes respecto de las soldadas que fueren en la barca. El 9 de enero de 1584 Jordán vende a un labrador la tercia parte de la barca, con la condición que la misma ha de hacer viaje a Indias, a Tierra Firme, en el mes de mayo, reservándose Jordán la capacidad para poner en ella el marineraje y la gente que quisie-se. Asimismo se declara que en estos viajes en los dos primeros que la barca hiciere Jordán iría como señor y en el tercero el comprador de la tercia parte. 38 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 741, f. 159 r. 39 A.H.P.L.P., Alonso Hernández, núm. 787, fs. 317 v., 322 r., 323 r y 509 r. Previamente Tarudante había comprado el navío a un portugués por 82 ducados, y luego vende la mitad por 45 ducados y 2 reales, ganando unos cuantos ducados en la operación. En las distintas escrituras que se otorgan se hace constar que como Tarudante había fornecido el carabelón de mantenimientos y lo necesario tiene que obtener como beneficio lo in-vertido y la mitad de la parte que le toca por la compañía. Se pone asimis- 490 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 14 MANUEL LOBO CABRERA combinaciones, especialmente cuando el barco se quiere para un fin concreto y como parte de la inversión que se quiere poner en algunas de las expediciones que se hacen a la costa de Afri-ca. Así se suele poner en venta una cuarta parte, tercias partes o incluso las tres cuartas partes de la misma, llegando a veces incluso a dividirse en porciones más pequeñas, así en 1519 se pone en venta las tres cuartas partes de una carabela, siendo propietarios de la cuarta parte restante hasta seis personas que debían tener esta porción en sociedad40. En otras ocasiones, la propiedad está dividida entre menos personas, así en 1531 el racionero de la catedral Pero García Samarinas compra un navío de cabida de hasta 800 fanegas de trigo, a un portugués, y a continuación en otra escritura aclara que ha comprado el navío de la siguiente manera: la cuarta parte para el, la mitad para un vecino y la otra cuarta parte para un mercader41. Las partes en que un barco se suele dividir para negociar con ellas pueden ser a veces muchas, así un vecino de Telde declara que vende las dos tercias partes de un tercio de una carabela que compró en compañía de otros socios, que son las dos novenas partes de la propiedad total del barco42. En otras ocasiones el navío se adquiere en propiedad no por compra directa sino por un remate en pública almoneda, supo-nemos que a la justicia o a algún acreedor que se hace con la pieza. En algunos de estos ejemplos, el rematador suele ser un vecino que actúa como hombre de paja de algún mercader, imaginamos que para evitar el encarecimiento del barco43. mo como condición que Fernández ha de hacer el viaje a Guinea que Tarudante le señalase y no queriendo hacerlo está obligado a poner un hombre que vaya en el viaje. 40 Los propietarios de la cuarta parte era Luis de Aday, persona muy vinculado con los viajes a Berbería, el escribano Rodrigo de Ocaña, el mercader genovés Antonio de Orerio, Marcos de Niebla, Francisco López y el señor Hernán Pérez de Guzmán. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 734, f. 148 r. 41 A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 747, fs. 34 r. y 36 r. 42 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 818, f. 520 v. 43 Así en 1545 un vecino confiesa como en el fue rematado en pública almoneda un navío con 800 vasos de loza a cierto precio de maravedís, Núm. 50 (2004) 491 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 15 En algunos casos las embarcaciones se rematan por haber encallado en la costa y sus propietarios haber desistido de recu-perarla, haciendose en este caso la justicia o algún particular que paga por ella un bajo coste para luego repararla en los astilleros de la ciudad y ponerla luego en venta alcanzando un precio nada despreciable, así en 1571 el mercader flamenco Lorenzo Anrique vende a un paisano suyo, también mercader, una nao de capacidad de hasta 80 toneladas, que el comprador había adobado y dado carena a su costa porque hacia agua44. LUGAR DE LA VENTA El lugar de la venta era la ciudad de Las Palmas, primero por ser el puerto principal de la isla, segundo por encontrarse en su sede la mayor parte de los escribanos de la isla y en ter-cer lugar por ubicarse en su costa un número importante de surgideros mejor arreglados, habilitados y defendidos que los del resto de la plataforma insular. Pues bien la mayor parte de los barcos se hallaban surtos en el momento de la venta en estos lugares que vamos a señalar. El mayor número se hallaba en el puerto de las Isletas, con-siderado desde el primer momento como el puerto principal de la isla y de la ciudad por hallarse allí situada una de las princi-pales fortalezas45. Junto a este lugar los barcos surgían en el charco de los Abades y en el llamado caletón de la Ciudad, sim-ples desembarcaderos situados muy cerca de Las Palmas, incor-porados a la zona que en su mapa Torriani denomina como varadero46, por ser el lugar donde los barcos varaban y se que luego traspasa al mercader Rodrigo de Quesada por el mismo precio en que fue rematado: A.H.P.L.P., Gil de Quesada, núm. 758 f. 250 r. 44 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 822, f. 114 r. La nao se vende con su batel, másteles, aparejos de 3 cables de lino, 4 ancoras, 3 piezas de pasamuros de hierro, 4 versos con sus municiones y los demás aparejos que estaban a bordo. 45 J. ABREU Y GALINDO, Historia de la conquista de las siete islas de la Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1977, p. 148. 46 L. TORRIANI, Descripción e historia del reino de las Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1959, p. 154. 492 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 16 MANUEL LOBO CABRERA carenaban, especialmente los que se integraban en la llamada flota de Canarias, que eran las embarcaciones que se dedicaban a la pesca en la costa de Africa, y los barcos y barcas que co-municaban la capital con los otros puertos de las isla y los que hacían la travesía en los viajes interinsulares. Además de estos los barcos a poner en venta surgían en el puerto del Arrecife, hoy playa de las Canteras, también conocido como playa del Confital, desembarcadero más apacible, donde los navíos se res-guardaban de los vientos, especialmente cuando había que re-pararlos o mejorar sus estructuras. Era un puerto utilizado ha-bitualmente para aquellos barcos que hacían viajes a Tenerife o a los puertos de la zona norte de la isla. Fuera de los de la ciudad, otros puertos donde surgían los barcos que se iban a vender eran los de la zona de Telde, espe-cialmente el de Melenara y el de Gando. En ambos tenemos ejemplos de barcos puestos en venta, después de repararse en su costa, aunque los contratantes tenían que comparecer ante el escribano público de Telde para formalizar la escritura. Estos puertos daban salida a la producción de la rica vega de Telde y desde ellos se organizaban viajes al continente africano y a las Indias, pues no en pocas veces se recomienda que el vino a navegar hacia el nuevo continente sea de la comarca de Telde47. PRECIO DE LOS BARCOS Los precios de los distintos tipos de barcos que son puestos a la venta en Gran Canaria están condicionados por una serie de factores que tienen relación directa en primer lugar con el tipo de embarcación y su utilidad para la realización de viajes, bien sean de pequeñas distancias como de largas travesías; a ello debemos unir su tonelaje y capacidad, así como los apare-jos y demás elementos de servicios que se venden junto con el barco, pues el mayor o menor número de los mismos hace au-mentar o descender el precio48 y por último no debemos olvidar 47 M. LOBO CABRERA, El comercio del vino..., p. 27. 48 Es curioso como en algunas ventas se pormenoriza e inventarian mediante una memoria los aparejos que se incluyen con el barco. En 1590 Núm. 50 (2004) 493 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 17 la época, pues en función de la oferta y la demanda los precios oscilan. Para calcular los precios por los que son puestos en venta nos hemos encontrado con una serie de dificultades, aunque intentaremos dar una idea aproximada del precio medio de cada uno de al menos los tipos más usuales y corrientes en el merca-do. En primer lugar hemos tenido que convertir a una sola moneda todos los costos que se nos citan en las escrituras, ha-ciendo en todos los casos la reconversión a maravedís49, y en segundo lugar hemos intentando en todos los casos dar el pre-cio total de la nave, dado que de las mismas se hacen ventas, tal como ya hemos comentado, de un tercio, un cuarto e inclu-so en alguna ocasión de un cuarto y un ochavo50. Vamos a comenzar por los tipos más numerosos y que más concurren al mercado, en función de que son también los de menor porte y los de más uso, ya que tanto se utilizan en los viajes insulares, como en aquellos que nos comunicaban con otras islas y los que se realizaban a la costa de Africa para pes-car o buscar esclavos. Los barcos están muy presentes en el mercado, aunque su nombre englobe un número amplio de embarcaciones. En cuan-to a sus características y uso, tenemos la impresión de que son los de menor tonelaje y capacidad. Los había de varios tipos, especialmente los conocido como barcos de ribera y de pesca, seguidos por aquellos otros que marcan su tamaño: pequeño y grande. El precio medio de este tipo de embarcación a lo largo al venderse la mitad de una carabela se incluyen las siguientes cosas: tres fratejas, la una quebrada, que ha de comprar el maestre; 2 amarras de es-parto, 1 cuerda nueva de 30 hazas, 3 amarras viejas, 2 agujas de marear, su batel con 3 remos, 4 remos de la carabela, toda la herramienta necesaria para la carabela, 1 caldera para la gente, 1 treode grande, 1 mesana nueva, 2 trinquetes usados, 1 sebadera y un mulatín; sus vergas y mástiles y enjarcia, más una pipa y 3 barriles para agua.A.H.P.L.P., Francisco Casares, núm. 924, f. 319 r. 49 Así el real tiene como equivalencia 48 maravedís, la dobla 500 maravedís y el ducado 11 reales, esto es 528 maravedís. Vid. M. LOBO CA-BRERA, Monedas..., p. 16. 50 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 736, f. 75 r. En 1525 un vecino de Tenerife, presente en Las Palmas reconoce que tiene poder para vender un cuarto y ochavo de una carabela. 494 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 18 MANUEL LOBO CABRERA del siglo es de unos 29.000 maravedís, aunque existen oscilacio-nes muy marcadas en los precios en función de la época, así tenemos algunos barcos cuyo precio apenas supera los 5.000 maravedís51, y otros que llegan incluso a alcanzar en el merca-do los 264.000 maravedís52. Otras veces el precio desciende bas-tante, sobre todo cuando la embarcación está dañada o tiene ya muchos años de servicio, así se vende un barco en 3.000 maravedís porque esta viejo53. A veces tenemos dificultad para conocer el costo de algunas embarcaciones, porque el traspaso de las mismas no se hace por venta sino por donación54. Las barcas le siguen a la zaga y son también del tipo más genérico, aunque dentro de ella se incluyan las chalupas y las barcas de pescar, las grandes y alguna que otra barqueta. Sus precios son muy oscilantes y van desde los 3.500 maravedís que se pagan en 1524 hasta los 158.400 en que se cotiza una barca en 1572 y los 170.000 que se dan por otra en 159155. Observa-mos en los precios de estas barcas, además de los típicos vaive-nes fruto de la demanda y de la época, algunas variables que seguramente tienen que ver más con el porte, uno que se man- 51 A.H.P.L.P., Antonio Lorenzo, núm. 809, f.r. En 1562 Manuel Fernán-dez, mareante, vende a su hermana un barco pequeño de pescar, con sus velas y remos y aparejos por 14 doblas de oro, esto es 7.000 maravedís. 52 En 1587 un vecino de Tenerife vende un barco grande de 30 tonela-das aproximadas con batel, velas, jarcias y demás aparejo por 500 ducados: A.H.P.L.P., Francisco de Casares, núm. 923, f.r. 53 A.H.P.L.P., Bernardino Rosales, núm. 887, f. 472 r. En 1582 Juan de Valenzuela, con poder de un vecino de Garachico, vende a un pescador un barco de pescar con sus aparejos, que está varado en tierra en el charco de los abades, que está viejo y sin aderezar, por 6 doblas. 54 A.H.P.L.P., Alonso de Mendoza, núm. 933, f. 192 r. En diciembre de 1594 Antonio Hernández, vecino, declara que por cuanto el tiene y posee un barco suyo nuevo de pescar, varado en la caleta de la ciudad, ha por bien y quiere que Francisco Hernández, su compadre, por buenas obras que le ha hecho, haya la mitad del barco, para que lo que se ganare con el mismo se parta a medias. 55 A.H.P.L.P., Francisco Suárez, núm. 902, f. 156 v. El 5 de febrero de 1591 un vecino de La Palma, estante en Gran Canaria, vende al capitán Juan Fernández de Biedma, la cuarta parte de una barca que el tiene surta en el Arrecife, con la cuarta parte de la barqueta de servicio, con sus ade-rezos y aparejos, por 85 doblas. Aquí intuímos que si la cuarta parte de la barca vale 85 doblas, el total de la misma lo valoramos en 340. Núm. 50 (2004) 495 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 19 tiene en torno a una media superior a los 100.000 maravedís y otro que ronda alrededor de los 60.000. No obstante en conjun-to, a lo largo del siglo, su precio medio se sitúa en torno a los 61.000 maravedís. Luego tenemos las carabelas, embarcación ya más propia de los viajes atlánticos de altura, que responde casi a un solo tipo de barco, aunque hay quien distingue que eran navíos ligeros de forma y construcción diversa, que responde a dos tipos: el portugués, aparejado exclusivamente con velas latinas y emplea-do por los marinos que exploraron por primera vez las costas atlánticas de Africa, y el castellano, que a menudo combinaba un trinquete cuadrado con gavia y mesana latinas56. Da la sen-sación en función del origen de los vendedores que las que apa-recen en el mercado grancanario son las portuguesas. Alguna, se diferencia del resto, tanto por el tonelaje como por el precio y por la definición de que es una carabela de pesca57. El resto de los precios de las carabelas se igualan en líneas generales salvo algunas excepciones en que su precio aumenta en función de la demanda. En otros casos hallamos que alguna carabela es rematada y otra es entregada en dote con lo cual no sabe-mos en cuanto es apreciada. En el primer ejemplo el licenciado y gobernador de la isla don Diego del Águila declara que en él como mayor ponedor se había rematado una carabela que ha-bía venido a la isla de las partes de Guinea por 275 doblas58. El otro caso se da a fines del siglo, en 1595, en que un portugués, señor de las dos terceras partes de una carabela, declara que como el había casado a su hija con un vecino de Sesimbra le manda un tercio de la nave con todos sus aderezos y pertrechos 56 C. H. HARING, Comercio y navegación entre España y las Indias en la época de los Habsburgos, México, 1979, p. 328. 57 En 1519 Gaspar Rodríguez , maestre , vende su carabela de pes-ca, con su vela, remos y aparejo por 20 doblas de oro, esto es 10.000 maravedís. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 734, fs. 250 v. y 251 v. 58 Estimamos que en este caso el gobernador se había aprovechado de su situación, puesto que en el mismo año otra carabela es vendida en 300 doblas. Al parecer la carabela fue puesta en pregón a pedimento de los armadores y marineros puesto que la misma fue puesta en el armazón como inversión: A.H.P.L.P., García Ortiz, núm. 852, f. 61 v. 496 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 20 MANUEL LOBO CABRERA en dote59. Los precios, a lo largo del siglo, oscilan entre los 10.000 maravedís que se dan por una carabela de pesca en 151960, a los 264.000 maravedís que se pagan por una carabela en 159561. Es cierto que entre la venta de ambas median unos 76 años, pero el salto es bastante brusco, ya que en la primera fecha el precio medio está en torno a los 30.000 maravedís y en la segunda alrededor de los 150.000; en ambos casos se deben dar otro tipo de circunstancia que favorece en un caso el au-mento más allá de la media y en otro el descenso a un tercio del valor medio. En conjunto el precio medio de la carabela cabe situarlo en torno a los 97.000 maravedís. Los navíos siguen en cuanto a la demanda y al precio que adquieren en el mercado. Sus precios hacen un recorrido muy oscilante en fechas muy próximas, así tenemos que en 153062 se pone en venta uno por 3.168 maravedís y cinco años más tarde se tasa otro en 300.87063. Otras veces al estar deteriorado el barco su precio varia a la baja, así en 1590 se pone en venta uno, que había venido en compañía de la flota que iba a In-dias, por 48.000 maravedís al encontrarse desfondado64. 59 A.H.P.L.P., Francisco Suárez, núm. 906, f. 100 r. 60 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 734, f. 250 v. En 1519 Gaspar Rodríguez, maestre, vende su carabela de pesca , con su vela, remos y aparejos, a Albertos de Cáceres por 20 doblas de oro. 61 En enero de 1595 dos vecinos confiesan haber recibido de un merca-der, vecino de Tenerife, 500 ducados por el valor de una carabela. A.H.P.L.P., Francisco Suárez, núm. 906, f. 58 r. Aquí es posible que ante la demanda existente en Tenerife el precio se alzase. 62 A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 746, f. 406 r. Juan Beltrán, maestre de navío, vende a Agustín Corona, genovés, un navío de 75 a 80 toneladas por 6 ducados que recibe en cédula de cambio para Cádiz a Fran-cisco Corona, mercader genovés. Es posible que en este caso haya algo encubierto que a nosotros se nos escapa, puesto que este precio es ridículo. 63 Esta es una venta que comporta la mitad de la tercera parte del na-vío, el cual entra en una sociedad que tiene por objeto llevar la embarca-ción a Indias. El precio de esta parte se valora en 50.145 maravedís más un esclavo de color negro, de 18 años. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemen-te, núm. 742, f. 24 r. El comprador, un mercader vecino de Úbeda, unos días después de haberse realizado la operación da poder para fletar, vender o trocar la sexta parte del navío que está de viaje a Indias. 64 A.H.P.L.P., Luis de Loreto, núm. 875, f. 489 r. El navío, cuya capaci-dad era de 25 pipas de porte, se vendió mediante pedimento que se hizo a Núm. 50 (2004) 497 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 21 Salvo estas excepciones, y alguna que otra más que llama la atención, por el bajo o alto precio que alcanza un navío, como el que se pone en venta en 1586, en que una cuarta parte del mismo es valorado 680 ducados65, el resto de las embarcaciones de este tipo mantienen unos precios acordes con la cronología y con el tonelaje, así en 1531 se pagaba por un navío de unas 32 toneladas unos 40.000 maravedís66. Hacia 1552, otro, cuya capacidad se calculaba entre las 40 y 50 toneladas, costaba 79.200 maravedís67, y en 1560, el mismo tipo, con la misma capacidad, se tasaba en 168.960 maravedís68. A pesar de las os-cilaciones, y en función de la necesidad que se tenía de navíos en la isla, el precio medio del mismo hay que situarlo en torno a los 187.110 maravedís. También el estar deteriorado hace va-riar el precio, así en 1590 se pone en venta uno, que había ve-nido en compañía de la flota que iba a Indias, por 48.000 maravedís al encontrarse desfondado69. PRECIO MEDIO DE LAS EMBARCACIONES Barcos ..................................... 29.043 maravedís Barcas ..................................... 61.000 » Carabelas ................................ 97.000 » Navíos ..................................... 187.110 » Naos ........................................ 235.110 » la justicia para ponerlo en pregón y rematarlo en el mayor ponedor. Estas embarcaciones eran luego reparadas en los astilleros de la isla y puestas de nuevo en venta. 65 A.H.P.L.P., Francisco de Casares, núm. 922, f. 644 r. En diciembre de 1586 un portugués, vecino de Madeira, vende a los señores Juan Ruiz de Alarcón y Andrea de Argirofo, regidores, un cuarto de navío, que al presen-te hacia aguada en Lanzarote, para hacer viaje a los Ríos de Guinea. 66 A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 747, f. 34 r. 67 A.H.P.L.P., Bernardino de Besga, núm. 754, s.f. 68 A.H.P.L.P., Alonso Fernández Saavedra, núm. 791, f. 156 r. 69 A.H.P.L.P., Luis de Loreto, núm. 875, f. 489 r. El navío, cuya capaci-dad era de 25 pipas de porte, se vendió mediante pedimento que se hizo a la justicia para ponerlo en pregón y rematarlo en el mayor ponedor. Estas embarcaciones eran luego reparadas en los astilleros de la isla y puestas de nuevo en venta. 498 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 22 MANUEL LOBO CABRERA Las naos concurren menos en el mercado, quizá porque también al ser una nave comercial de mayor tonelaje escasean más por su mayor demanda en otros puertos y lugares. Sus precios en función de los años y de su capacidad están más uniformes aunque también encontramos oscilaciones que van de los 176.880 maravedís en que se vende una nao de 80 tonela-das que hacía agua y estaba por aderezar70, a los 351.648 maravedís que se pagó por una nao, cuya propiedad estaba re-partida en 5 partes, que se envió de viaje a Sevilla71. Salvo estos repuntes los precios están en torno a los 210.000 maravedís, apreciándose como precio medio unos 235.110 maravedís. Junto a las razones que hemos ido dando para explicar la oscilación de los precios, hemos de tener en cuenta otras varia-bles que tienen relación con los viajes y expediciones que se hacen a los diferentes puntos con los cuales Gran Canaria man-tiene relaciones. En primer lugar hemos de tener presente que a medida que avanza el siglo XVI las relaciones comerciales tan-to con Europa como con Africa aumentan, especialmente en el período que oscila entre 1550 y 1570, y por consiguiente se ne-cesitan más unidades de transporte, con lo cual al aumentar la demanda se experimenta un aumento de los precios; a ello se une la creciente necesidad de pescado salpreso, tanto para aten-der a la población como al abastecimiento de las flotas que con destino a Indias pasan por los puertos de la isla, con lo cual el número de barcos que integran la flota pesquera aumenta, y en consecuencia los precios también experimentan una subida. Si a ello unimos que las relaciones entre Canarias y América se hacen a través del transporte que se adquiere en la isla, es lógi-co entender las oscilaciones tan bruscas que, a veces, aprecia-mos en los precios. Sabedores de estos cambios gentes de diver-so origen pero sobre todo portugueses y vecinos de otras islas acuden al mercado grancanario para poner en venta sus em-barcaciones. 70 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 822, f. 114 r. 71 A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, núm. 831, f.r. 410 ducados caste-llanos, obtenidos como parte de la venta del barco, se depositaron en el banco de Antonio y Pedro de Espinosa, vecinos de Sevilla: Alonso de Balboa, núm. 777, f. 14 v. Núm. 50 (2004) 499 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 23 VENDEDORES Y COMPRADORES Los que intervienen en el mercado son gentes de diverso origen y condición, aunque destacan y sobresalen unos sobre otros. La primera nota a tener en cuenta es que entre los ven-dedores son asiduos en el mercado grancanario los portugueses, quizá atraídos por el conocimiento que tienen del mismo. Hay un numero importante de lusitanos, que a su origen añaden la condición de ser maestres de navío. Muchos proceden de Ma-deira pero le acompañan en este trato los procedentes de los puertos del sur portugués como Faro y Lagos. Junto a ellos te-nemos también a los hombres del mar del sur peninsular, de las provincias de Cádiz y Huelva. Tanto los portugueses como los andaluces son los que venden en Gran Canaria los tipos de barcos denominados carabelas y navíos. También vecinos de otros islas, de La Palma y de Tenerife, se acercan al mercado insular a poner en circulación sus embarcaciones, a veces para venderlas al completo y otras para vender solo una parte, por lo común la mitad o un tercio, y seguidamente hacer compañía para realizar algunos negocios con el transporte. Fuera de es-tos otra gran mayoría la componen los maestres, los mareantes y los pescadores que ponen en venta su medio de transporte para obtener un beneficio con ello o para salir de alguna situa-ción sobrevenida, con lo cual al deshacerse de la mitad del mis-mo lo hacen con la condición de seguir trabajando en el barco y repartir los beneficios con el nuevo dueño72. También figuran como vendedores otras personas de condición superior que son propietarios de los barcos por inversiones anteriores. Así figuran entre los mismos mercaderes de distinto origen, tal como Tomás López, mercader portugués, que vende a un mercader flamenco la tercia parte de una barca73, regidores como Baltasar de 72 A.H.P.L.P., García Ortiz, núm. 852, f. 73 r. Bastián Hernández, ma-reante, vende en 1565 a Agustín García Lozano, la cuarta parte de una ca-rabela, que compró de maestre Simón, con su parte de barca, velas, jarcias y amarras, que tienen en compañía de Leonel Alvarez, que tiene las otras tres cuartas partes, por 75 doblas. 73 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 822, f. 73 v. 500 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 24 MANUEL LOBO CABRERA Villalta Maldonado74 e incluso algún gobernador o el propio se-ñor de Fuerteventura don Gonzalo de Saavedra que vende a un mareante la mitad de una barca que tiene en su compañía por 837 reales75. Entre los compradores también están presentes en la misma o en menor cantidad los hombres dedicados a los trabajos del mar, tales como los maestres, pescadores, mareantes, aunque sobresalen más aquellos que tienen otros negocios que poco tie-nen que ver con el mar aunque si con el transporte marítimo como medio para hacer sus negocios, ya que por lo general el maestre del barco no era en si un hombre de negocios sino un asalariado que realizaba una labor concreta por cuenta de una sociedad capitalista76, mientras que los pescadores y mareantes solían trabajar más por su cuenta en las calmas isleñas y en los viajes a pesquería. El resto lo componen hombres de la admi-nistración y el gobierno, junto con los mercaderes, duchos en el negocio de la compra y venta de cualquier tipo de mercancía, incluidos los barcos. Los compran para incorporarlos como in-versión a sus sociedades o para cargarlos de mercancías y remi-tirlas a los mercados con los cuales tenían tratos, como Cristó-bal García de Moguer, cosechero y exportador de azúcares, que compra la mitad de una carabela para así no tener que pagarle fletes a otro77 También encontramos como inversores y por lo tanto como compradores a los socios que se conciertan para realizar expe-diciones tanto a Berbería como a los Ríos de Guinea, entre los que se cuentan los propios gobernadores de la isla, acompaña-dos de escribanos públicos y regidores, así en 1586 un portu-gués, vecino de Madeira, vende a los regidores Juan Ruiz de Alarcón y Andrea de Argiroffo, un cuarto de navío, comprome- 74 A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, núm. 831, f.r. 75 A.H.P.L.P., Alonso de San Juan, núm. 882, f. 71 r. y 72 v. En el mis-mo día el comprador se obliga a ir con la barca y traer a don Gonzalo de Saavedra de Fuerteventura 30 carneros, 2 jumentos, y camello y un carne-ro manso. 76 J. HEERS, Occidente durante los siglos XIV y XV, Barcelona, 1968, pp. 138. 77 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 742, f. 82 r. Núm. 50 (2004) 501 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 25 tiéndose a ir por maestre a los Ríos de Guinea78. Junto a estos encontramos a aquellos que se hacen con la propiedad de un barco para navegarlo a Indias79. En este tipo de operaciones no faltan gentes de todo tipo desde miembros del cabildo catedral y de la capilla de música, hasta artesanos como zapateros y plateros, e incluso mujeres, hijas y viudas de pescadores y mareantes. 78 A.H.P.L.P., Francisco de Casares, núm. 922, f. 644 r. 79 A.H.P.L.P., Ambrosio de Campos, núm. 884, f. 293 v. En 1594 el portugués Juan Freile vende un navío a Cristóbal Mainel de Mercado, ve-cino de Cartagena de Indias, para navegarlo al Nuevo Mundo. 1519 Carabela Rodrigo Álvarez, maestre, vº La Palma Jerónimo Batista y otros toda 63 doblas 1519 Carabela Rodrigo Gutiérrez, maestre Francisco de Mesa mitad 60 doblas 1519 Carabela Salvador de la Vega, portugués 6 personas 3/4 1519 Barco Francisco de Millares, canónigo Gaspar Rodríguez, maestre mitad 25 doblas 1519 Carabela de pesca Gaspar Rodríguez, maestre Alberto de Cáceres toda 20 doblas 1519 Carabela Juan Báez, portugués Vicente de Montesdeoca 1/4 24 doblas 1522 Carabela Antonio de Casas, maestre Ruy González y otros toda 45 doblas 1522 Carabela Ruy González y otros Cristóbal García de Moguer toda 45 doblas 1524 Chalupa Pedro Montánez, tutor Rodrigo de Ocaña, escribano toda 7 doblas 1525 Carabela Juan Morato, vº de Tfe Juan de Civerio, alguacil 1/4 y ochavo 88 1/2 + 3 reales 1529 Barco Alº de Sam..., portugués Antonio Cerezo, vº toda 10 1/2 doblas 1530 Navío Juan Beltrán, maestre Agustín Corona, genovés toda 75 a 80 tn 6 ducados 1530 Carabela Diego de Montemayor, vº García Fernández, vº Tfe toda 30 tn 40 doblas 1531 Navio Francisco Luis, portugués, maestre Pedro García de Samarines, racionero toda 800 fs de trigo 80 doblas 1533 Nao Diego Díaz, vº Ayamonte, maestre Alª Ruiz, mercader vº Tfe mitad 200 ducados 1534 Carabela Pero López y otros Jacome de Trigueros, vº Tfe 3/4 45 doblas 1535 Navío Luis de Vargas, vº Rodrigo de Quesada, mercader mitad de la 3ª parte 60 tn 50.145 ms y 1 esclavo 1535 Carabela Vicente Hernández, vº de Lagos Cristóbal García de Moguer 1/2 125 doblas 1535 Carabela Diego Díaz, maestre Jacques Bordescan, mercader francés toda 60 doblas 1537 Barca de pescar Juan Álvarez, carnicero Juan Baustista, pescador, vº toda 20 doblas 1545 Navío Gonzalo de Vera Vargas Hdo de Soria, mercader mitad ? 1545 Navío Diego de Aguilar Diego Ruiz, carpintero parte 50 doblas 1551 Carabela Toribio Díaz, vº Pto Sta Mª Diego Díaz toda 50 tn 220 doblas 1552 Carabela Antonio Díaz, portugués Gregorio Piris, maestre mitad 50 tn 50 ducados 1555 Navío Martín Álvarez, maestre, portugués Antón Merchante 2/3 300 doblas 1555 Carabela Melchor Mateos, vº Blas García vº mitad 150 ducados COMPRAVENTAS DE BARCOS Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1557 Barca grande Gonzalianes, pescador Luis de Balboa, vº mitad 22 doblas 1558 Carabela Diego González Mayor, portugués Marcos Afº Tarudante, port. todo 82 ducados 1558 Carabela Marcos AfºTarudante Francisco Fernández mitad 45 ducados y 2 reales 1558 Barca Luis Arias, maestre Antonio Luis, portugués todo 52 doblas 1560 Navío Juan de Vega, portugués Silvestre Espíndola, vº mitad 300 ducados 1560 Navío Francisco Afonso, portugués Juan Hernández, zapatero todo 40 tn 320 ducados 1560 Barca Cristóbal de Orihuela Marcial de Saavedra, morisco mitad 25 doblas 1560 Navío Vicente Martín y otros, port Juan de Agueda, portugués 3 partes 272 ducados 1561 Navío Vicente Martín, portugués Juan de Agueda, portugués toda 260 doblas 1561 Navío Vicente Martín, portugués Juan de Agueda, portugués mitad 130 doblas 1561 Barca Juan...vº Tfe Gonzalo Montañés, vº mitad 34 doblas 1562 Barco Catalina Rodríguez, viuda Juana Cano, su hija mitad 8 doblas 1562 Barco de pesca Diego González, pescador y Juan Cano Duarte Gil mitad 12 doblas 1562 Barca Gonzalo Montañés, vº Francisco Espino, vº Garachico mitad 50 doblas 1562 Barco Cristóbal Ramírez, vº de Telde Bmé de la Serna, vº mitad 15 doblas 1562 Carabela Pedro Ruiz, vº Telde Pedro de Montemayor 2/3 de un tercio 50 ducados 1562 Barco pequeño Manuel Fernández, mareante Águeda, su hermana todo 14 doblas 1562 Barco de pesca Marcos Alfonso Gaspar Hernández mitad 9 doblas 1563 Navío latino Diego González, portugués Alº Hernández, vº todo 3.000 reales 1564 Barca grande Pero López, mareante Jorge Pérez, mareante todo 40 doblas y 3 reales 1565 Carabela Remate Ldo.Diego del Aguila, Gobernador todo 275 doblas 1565 Barca Gaspar Díaz, mareante Baltasar Fernández, mareante mitad 40 doblas 1565 Barca Gaspar Díaz, mareante Baltasar Fernández, mareante mitad 107 1/2 doblas 1565 Barca Blas López, vº Tfe Cristóbal González, vº La Palma toda 25 doblas 1565 Carabela Bastián Hernández, mareante Agustín García Lozano, vª 1/4 75 doblas 1565 Barco de pesca Francisco González, pescador Luis de Quesada, vº mitad 13 doblas 1566 Nao Manuel Díaz, portugués 2/3 1566 Barca Francisco Díaz, mareante Francisco de Soto, platero 1/4 8 ? Doblas Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1566 Nao Baltasar Pérez, portugués Juan de Civerio 2/3 400 ducados 1566 Manuel López, maestre Juan de Civerio 1/3 1566 Navío Lope de Amores portugués Antonio de Campos, almorarife todo 50 tn 500 ducados 1567 Navío Gonzalo González, portugués, maestre Pedro de Soria, vº de Tfe todo 50 tn 511 ducados 1567 Carabela Gonzalo Pérez, portugués Gonzalo Sánchez, zapatero todo 60 botas 270 ducados 1567 Carabela Antonio Pérez, portugués Alª de..., vº de La Palma todo 470 ducados 1568 Carabela Pedro Afonso, portugués Diego...vº mitad 90 doblas 1568 Carabela Diego Machado, vº Antonio Gómez, portugués mitad 100 doblas 1568 Nao Paco Martínez, vº Faro Juan Sánchez, vº mitad 253 ducados 1569 Galeón Remate Pedro Álvarez, portugués todo 285 doblas 1570 Barca grande Juan Manso, vº La Palma Juan Cortés de los Ríos todo 26 doblas 1571 Nao Lorenzo Anrique, flamenco Conrate Mayer, vº todo 80 tn 335 ducados 1571 Navío Juan Álvarez, vº La Española Francisco Hernández tercera parte 1.000 pesos 1571 Batel de Navío Lorenzo Palenzuela escribano pº Conrate Mayer, flamenco, vº todo 6 doblas 1571 Barca Andrés de Espino, maestre Juan Álvarez, cantero todo 16 tn 110 doblas 1571 Barca de pescar Domingo Pérez, vº Francisco Camacho tercera parte 20 doblas 1571 Barca Pero López, pescador Adriano de Padilla, capitán todo 65 doblas 1572 Barca Gaspar Álvarez, vº La Palma Antonio Hernández, mareante, vº La Palma mitad 72 doblas 1572 Barca Blas Hernández, mareante, vº Tenerife Salvador Hernández, su padre tercio 100 ducados 1572 Barqueta Herbet Favote, bretón Francisco de Castro, pescador todo 9 1/2 doblas 1572 Barca Tomás López, portugués mercader Cornelio de Manacre tercio 100 ducados 1572 Barca Francisco Hernández, vº La Palma Bernardino Canino, regidor todo 25 tn 150 ducados 1572 Barca D. Juan Pacheco de Benavides, vº Domingo Hernández, pescador mitad 3 tn 21 doblas 1573 Navío Luis Mayo, portugués Arts Tils, flamenco todo 20 doblas 1573 Carabelón Andrés de Espino, vº Tfe Cristóbal de Mujica, vº y regidor mitad 70 doblas 1573 Barco de pesca Tomé, pescador Juan González, labrador todo 42 doblas 1573 Barca grande Cornelio de Manacre, mercader flamenco Sr. Gonzalo de Saavedra mitad 6 tn 25 ducados 1573 Navío Lópe de Mujica, vº B. Juan de Solozano mitad 400 ducados Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1574 Nao Baltasar de Villalta Maldonado vº y regidor Pedro Colombo 3/5 400 ducados 1574 Carabelón Pedro Martín, vº Cádiz Juan Batista de Ortega mitad 650 reales 1574 Barco de pesca Gonzalo de Aguilar Guerrero, vº Salvador Díaz, vº mitad 30 doblas 1575 Nao Pedro Colombo, vº Sebastián de Vallejo todo 410 ducados 1575 Barca Francisco de la Mata vº Pedro de Soria, vº de Tfe mitad 110 ducados 1575 Barco Alº de Valladolid, vº La Gomera Hdo del Pino, vº resto 5 doblas y 20 mrs. 1575 Navío Domingo de Torres, vº Tfe Francisco de Morales, vº Tfe tercera parte 150 ducados 1576 Nao Juan Gutiérrez, vª Ayamonte Bernabé de Cangas, vº 400 ducados 1576 Carabela Hernán Darias, vº Tomás de la Torre, vº todo 5.000 reales 1576 Navío Francisco de Burgales, vº Ayamonte Domingo de Aguirre, vº todo 40 tn 425 ducados 1576 Barco Pedro Hernández, pescador, vº todo 200 reales 1578 Barco de ribera Juan Alº, pescador, vº Ldo Avalos, racionero mitad 152 reales 1578 Barco grande Andrés González, mareante Juan Delgado, mareante mitad 19 doblas 1578 Navío Antonio Rodríguez, portugués Álvaro Méndez, portugués 2/3 partes 85 ducados 1578 Navío Francisco Méndez vº y regidor Luis Díaz Casanova, vº mitad 32 ducados 1578 Navío Luis Díaz Casanova, vº Juan Rodríguez de Córdoba, vº mitad 25 ducados 1579 Navío redondo Rodrigo Álvarez, vº de Faro Adriano de Padilla, vª todo 255 ducados 1580 Barca grande Bme Martín Pavón, carpintero Cornelio de Manacre tercera parte 1.000 reales 1581 Barco Antonio Álvarez, marinero todo 1582 Barca Juan Sánchez, piloto, vº Juan Batista, vº tercio 66 doblas y 2 tercios 1582 Navío Gaspar Pérez y otros portugueses Pedro de Solbes vº todo 115 ducados 1582 Navío Juan González vº Tfe. Mareante Adán González, vº todo 150 ducados 1582 Barco pesca Juan de Valenzuela, procurador Francisco Hernández, pescador, vº todo 6 doblas porque estaba viejo 1582 Barca Álvaro Hernández, barquero vº Rodrigo Jordán, vº todo robado por franceses 1583 Navío Lorenzo de Franquiz, genovés, vº todo 300 doblas 1583 Barca Lorenzo de Franquiz, genovés, vº Pero Hernández, vº Tfe todo 262 doblas 1583 Barca Álvaro Hernández, barquero Rodrigo Jordán, vº todo 200 doblas 1584 Barca Rodrigo Jordán, residente Francisco González, labrador tercera parte 733 res y 16 ms Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1584 Navío Juan Gutiérrez, vº de Cantabria Francisco González, vº todo 1584 Barca Gaspar Lorenzo, mareante, vº Álvaro Hernández, mareante, vº tercio 35 doblas 1584 Barca Luis Hernández, vº Gregorio de Alarcón, vº 1/2 60 doblas 1584 Barca grande Manuel de Castro, vº Pto. Santo Miguel Martínez, cura catedral 2/3 945 reales Diego Santos, vº 1/3 1585 Barca Juan Liandre, vº Gaspar López, mercader, vº Madeira mitad 30.000 reis portugueses 1585 Navío Antonio Mateos, portugués Francisco de Cabreja, y otros 2 partes y 1 parte 50 tn 200 ducados 1586 barca Pedro de Orihuela y otros, vº Manuel Gaspar, vº Ciudad Rodrigo 120 ducados 1586 Barca Álvaro de la Rocha, vº Tfe Pedro de Angulo, todo 30 ducados 1586 Barca Baltasar Álvarez, vº Sebastián del Toro tercera parte 25 ducados 1586 Barca Juan de Aguiar, vº Hdo. Ribero, est todo 150 ducados 1586 Barca Sebastián del Toro vº Luis Báez, albañil, vº 1/4 10 ducados 1586 Barca Luis Báez, cantero, vº Juan de Aguirre, hombre de la mar tercera parte 27 ducados 1586 Navío Domingo de Sa, portugués, vº Juan Ruiz de Alarcón y otros 1/4 45 tn 680 ducados 1587 Navío Alº Rodríguez Castillo, vº Daniel Bandama, mercader, vº 1/3 2.581 reales 1587 Barco grande Salvador Rodríguez, vª Tfe Luis de Padilla, vº todo 30 tn 500 ducados 1587 Navío Antonio Mateos, portugués Francisco de Cabreja, escribano pº todo 100 ducados 1588 Barca Luis Báez, cantero, vº Diego González, vº todo 45 doblas 1588 Navío Nicolás Díaz, est Pedro de Sojo todo 2.750 reales 1588 Barco de pesca Pedro Álvarez, pescador, vº Afonso Andrés, vº mitad 14 doblas 1588 Navío Gabriel Martín, vº Luis González, vº mitad 215 ducados 1588 Barca Luis Hernández, arraez Luis de Mendoza, ministril 1/4 32,5 doblas 1589 Navío Pedro Sarmiento, vº Pedro de Alarcón, vº navío 25 a 30 tn 400 ducados 1589 Nao Juan y Gregorio Alarcón, vs Jorge Álvarez, vº 1/4 1590 Barca D. Gonzalo de Saavedra, señor Francisco Lorenzo, mareante mitad 837 reales 1590 Barca Francisco Lorenzo, maestre Luis de Mendoza, músico mitad 1.080 reales 1590 Carabela Simón Álvarez, vº Guia Francisco de Molina, mercader todo 20 tn 3.000 reales 1590 Carabela Sebastián Álvarez, portugués Juan de Molina, vº Sevilla mitad 1.400 reales Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1590 Navío Diego Villar Ugarte, vº Gaspar López, res. todo 25 pipas 1.000 reales 1590 Barco D.Gonzalo de Saavedra, señor Diego Santos, mareante, vº mitad 825 reales 1591 Barca Manuel González, vº La Palma Cap. Juan Fernández 1/4 85 doblas 1591 Barca Cap. Juan Fernández Juan Felipe, vº todo 78 ducados y 8 reales 1591 Barca Juan Fernández vº Lanzarote Gabriel Mateos mitad 80 fs de trigo 40 doblas 1592 Barca Juan de Ortega, mareante Domingo Hernández, vº mitad 60 ducados 1592 Barca Domingo Hernández, mareante Luis Rodríguez, vº mitad 60 ducados 1592 Carabela Andrés Antonio, maestre, port Baltasar Pérez y otros todo 200 ducados 1593 Barca Luis de Mendoza, ministril Sebastián González, portugués todo 11 a 12 tn 600 reales 1593 Barco Diego Hernández, mareante Gabriel Martín, vº mitad 300 reales 1594 Navío Juan Fraile, port, maestre Cristóbal Mainel, vº de Indias todo 30 tn 220 ducados 1594 Barco de pesca Antonio Hernández, vº Francisco Hernández, vº mitad donación 1595 Carabela 2 vecinos Antonio Álvarez, vº Tfe, mercader todo 500 ducados 1595 Carabela Manuel Báez, portugués Roque Gómez, port 2/3 dote 1595 Barca Álvaro Hernández, mareante Fructuoso Hernández, mercader, vº 1/3 680 reales 1596 Lancha Inglesa Alº Díaz vº Antonio González, vº todo 100 reales 1596 Lancha Inglesa Antonio González, vº Gaspar Hernández, barquero todo 120 reales Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio
Click tabs to swap between content that is broken into logical sections.
Calificación | |
Título y subtítulo | El mercado del transporte marítimo en Gran Canaria en el siglo XVI |
Autor principal | Lobo Cabrera, Manuel |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 50. Tomo 1 |
Sección | Historia económica |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 2004 |
Páginas | p. 0477-0501 |
Materias | Transportes marítimos ; Comercio ; Gran Canaria ; Siglo 16 |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 127078 Bytes |
Texto | Núm. 50 (2004) 477 68 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI P O R MANUEL LOBO CABRERA La ubicación del archipiélago canario en medio del Atlánti-co, dio lugar a partir de su «redescubrimiento» y especialmente de su conquista, a que se volcara hacia el mar en la búsqueda de hombres para poblar la nueva tierra y de rutas para comer-ciar sus productos. Si a ello unimos que después del descubri-miento del Nuevo Mundo las islas se convirtieron en escala y lugar de refresco de los navíos que iban y venían de las nuevas tierras, comprenderemos del por qué de la presencia de navíos de todos los tipos y de todas las banderas en sus puertos a la búsqueda del negocio. El aumento de las exportaciones y de las rutas que se tra-zaban desde las islas hacia los continentes europeo, america-no y africano dieron como circunstancia la cada vez mayor demanda y por tanto más necesaria búsqueda de embarca-ciones. Gran Canaria no fue una excepción a tales acontecimientos y desde muy pronto sus puertos se convirtieron en lugares de compra y venta de barcos de todo tipo, necesarios para realizar las rutas que se trazaban desde sus puertos. La habilitación de la isla para tal mercado se debe, sin duda, a la peculiaridad de 478 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 2 MANUEL LOBO CABRERA que la flota que operaba en Canarias a fines del siglo XV y co-mienzos del XVI estaba conformada principalmente por navíos de origen portugués, vizcaíno y andaluz, pues en los primeros momentos los astilleros isleños apenas estaban habilitados, y los pocos maestros de ribera que existían en la isla se dedicaban preferentemente a reparar, carenar e incluso desbaratar embar-caciones para un posterior aprovechamiento. De este modo, Gran Canaria se convirtió en un mercado del transporte marítimo a donde acudían personas de diferente ori-gen a poner en circulación su preciada mercancía. Las prime-ras transacciones comienzan a darse en el año 1519, fecha en que ya estaban consolidados los negocios y las rutas con el ex-terior. A partir de la citada fecha el mercado se nos muestra dinámico, con cierta intensidad, en unas fechas más que en otras, en función de las necesidades para realizar las operacio-nes mercantiles o de la arribada a sus puertos de barcos proce-dentes de otros lugares que son puestos en venta en función del mayor precio que se podía alcanzar en la isla. EL MERCADO El seguimiento del mercado lo hemos realizado a través de las cartas de compra-venta que se registran ante los escribanos públicos de la isla. En ellas figuran: la fecha y el lugar en que se realiza la transacción, el tipo de embarcación, el vendedor o vendedores, el comprador, la cantidad de la embarcación que se vende, que puede ser toda, un cuarto, la mitad u tercio o algu-na parte, especialmente cuando el barco es propiedad de varias personas, el tonelaje que no siempre se consigna y el precio, amen de algunas circunstancias curiosas que ya iremos comen-tando. Así tenemos que entre 1519 y 1596 fueron vendidos en los puertos de Gran Canaria, aunque la mayor concentración de las transacciones se realizaban en el puerto principal de la isla, esto es en el puerto de las Isletas, 153 embarcaciones, distribuidos de la siguiente manera: Núm. 50 (2004) 479 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 3 NÚMERO DE VENTAS POR DECADAS 1519 ..................................................................... 6 1520-1529 ........................................................... 5 1530-1539 ........................................................... 9 1540-1549 ........................................................... 2 1550-1559 ........................................................... 8 1560-1569 ........................................................... 34 1570-1579 ........................................................... 35 1580-1589 ........................................................... 34 1590-1596 ........................................................... 20 TOTAL ................................... 153 De la anterior tabla se comprueba como el mayor apogeo del mercado se centra principalmente en la segunda mitad del si-glo, coincidente con un repunte de los negocios con Europa, de la intensificación de las expediciones que se realizan al continen-te africano, pero especialmente con el apogeo de los viajes ha-cia el Nuevo Mundo. Esto no obsta para que observemos como desde la época de los veinte se inicia un negocio que se basa en las transacciones realizadas a través de los barcos. Es un nego-cio un poco tímido pero que poco a poco se va animando en función de la cada vez más necesaria demanda de las embarca-ciones que no se puede cubrir con las construcciones realizada en la isla. Esto hace que se tenga que acudir en algunos casos a importar barcos o a que personas de otras islas o de otros lugares, especialmente del cercano Portugal o de Madeira, se acerquen a la isla a poner en venta su barco. También se traen navíos de la Península, en ocasiones algunos que vienen en compañía de la flota que tiene por destino las Indias, y antes de partir se ponen en venta. Junto a los que se importan están los que se construyen en la propia isla o en las cercanas, así en en 1588 un carpintero de ribera se obligaba a darle a su yerno, hecho y acabado un navío, según la escritura que habían concertado, y del mismo el propietario vende posteriormente la mitad1, y al año siguien- 1 Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, Francisco Casares, núm. 923, f. 537 r. Posteriormente los propietarios se conciertan con el carpintero para que amplie el navío en tres cintas, y coloque en cubierta un alcazar. 480 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 4 MANUEL LOBO CABRERA te, 1589, dos carpinteros de ribera, padre e hijo, venden la cuar-ta parte de una nao, que se había hecho en la calle de Triana, y estaba presta para echar a la mar2. Si nos ponemos a analizar algunas anualidades llama pode-rosamente la atención, así solo en el año 1519, en que comien-zan según nuestros datos las operaciones de compra-venta, se ponen en venta y se demandan seis embarcaciones, que estamos casi seguros que son utilizadas en los viajes a Berbería que se realizan en ese año3. En las siguientes décadas el ritmo desciende no llegándose a poner en venta ni un barco por año, lo que demuestra que con las embarcaciones que llegan a la isla proce-dentes de las otras islas del archipiélago, de la Península y de Europa se cubren las necesidades que demandan los viajes al continente americano y africano. Sin embargo a partir de 1560 observamos como se incrementa la demanda con la puesta en venta en esa década de 34 embarcaciones, a una media de 3,5 barcos por año. Este período que se inicia en dicho año y que se mantiene casi hasta fines del siglo tiene que ver con la mayor intensificación de los viajes en principio a Europa y Africa, y a partir de 1570 al continente americano, período en que más se notan las protestas de la Casa de la Contratación, donde se envían navíos sueltos con mercancías demandadas en aquellos merca-dos, así como los que las flotas que pasan por las islas con des-tino al Nuevo Mundo se hacen acompañar, en especial de aque-llos navíos que están en los puertos de las islas prestos para salir en conserva en compañía de las mismas. Así tenemos que el ritmo iniciado a partir de 1560 se mantiene casi todo el resto del siglo. El análisis del mercado del transporte marítimo en Gran Canaria va en relación a la escasez de tonelaje que se manifies-ta en toda España en la segunda mitad del siglo XVI. Esta esca-sez se ha explicado, por la atracción de otras rutas antes no transitadas por la marina mercante castellana4. Esta escasez de 2 A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, núm. 846, f.r. 3 M. LOBO CABRERA, La esclavitud en las Canarias Orientales en el si-glo XVI (negros, moros y moriscos), S/C. de Tenerife, 1982, p. 66. 4 M. ULLOA, «Unas notas sobre el comercio y la navegación españoles en el siglo XVI», Anuario de Historia Económica y Social, 2, Madrid, 1969, p. 204. Núm. 50 (2004) 481 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 5 tonelaje se experimentó igualmente en Canarias, pues de hecho muchas veces, a pesar de la importación de transporte, nos en-contramos, en especial en el último tercio del siglo, en que se venden en Las Palmas alrededor de 90 embarcaciones, pues al no hallarse naves en los puertos grancanarios se recurría a otras islas, a donde, en ocasiones, se remitía la mercancía en pequeños barcos o chalupas, para cargar la mercancía en bar-cos allí fondeados5. TIPOLOGÍA DE LOS BARCOS En Gran Canaria los tipos de barcos que se ponen en venta, es variado, y vienen condicionados con el mayor o menor apro-vechamiento que se quiera obtener de ellos en función de las rutas. Hemos de destacar que la diversidad de embarcaciones que llegan a los puertos insulares es amplia, y que no todos los tipos figuran en las cartas de venta, no obstante hay que hacer notar que entre los barcos hay que distinguir por un lado a aquellos que tienen por objeto la pesca y los viajes interinsulares que son de la misma o similar tipología y características, segui-das de aquellas otras que se dedican preferentemente al comer-cio y al transporte de pasajeros, junto las que tienen por objeto de destino las Indias. Entre las primeras tenemos los llamados barcos así de ma-nera genérica, las chalupas, las barcas de pescar, los barcos pequeños, las barcas grande, los bateles de navío, las barquetas, los barcos de ribera. Eran pequeñas embarcaciones que se so-lían utilizar para pequeños recorridos, incluso dentro de la pro-pia isla de Gran Canaria, para trasladar personas y mercancías de puerto a puerto, conectando la capital con el exterior, así como realizar travesías de cabotaje entre las islas o en los viajes que se realizaban con motivo de las expediciones a Berbería. Este tipo de embarcaciones eran de pequeño tonelaje, pues en 5 A.H.P.L.P., Lorenzo Palenzuela, núm. 835, f. 314 r. En 1580 se notifi-ca el envío de 13 cajas de azúcar a Tenerife, en una barca, para allí trans-bordarlas a una nao, que las llevaría a la parte y lugar consignada en la escritura. 482 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 6 MANUEL LOBO CABRERA ocasiones apenas llegaban a las tres toneladas6, oscilando por lo normal entre 16 y 25 toneladas. Muchas de ellas se utilizaban como barcos de servicio en los puertos, amén de alguna que otra ocupación de mayor relevancia, así en 1571 se especifica que se pone en venta un batel de navío7. El resto son los típicos barcos del Atlántico, propios para los viajes que se realizan a la costa de Africa, y especialmente los que conllevan operaciones mercantiles de mayor calado, como aquellos otros que describen las rutas que nos comunican con los puertos del Atlántico, tanto europeos como americanos. Es curioso como a medida que avanza el siglo la tipología va va-riando, así en la primera mitad son más abundantes las ventas de carabelas, junto con algunos navíos y barcas de pescar. A partir de los años cincuenta aunque todavía la carabela sigue presente van aumentando los navíos, los barcos, las barcas de pesca, algunas naos y carabelones, así como algún que otro galeón. Si observamos los datos del apéndice comprobamos como a pesar de la generalización tan corriente en el siglo XVI sobre el barco o navío que englobaba a una cantidad de tipos de barcos diferentes, aparecen los tipos de manera más marcada puesto que depende de cada uno de ellos el precio por el cual se debía tranzar el transporte. De ahí que se marquen diferencias sus-tanciales, tanto en lo que respecta al tonelaje como al precio. La carabela es el tipo de embarcación que más abunda en la primera mitad del siglo, si lo cotejamos con el total de barcos que son puestos en venta, de tal manera que entre 1519 y 1555 de un total de 26 barcos se ponen en venta 14 carabelas, más del 50%, de las cuales una es nominada como carabela de pes- 6 A.H.P.L.P., En julio de 1572 Don Juan Pacheco de Benavides vende al pescador Domingo Hernández media barca que tenía en compañía de Juan Alonso, pescador, que sería de porte de 6 botas, con todos los aparejos que la barca tenía. En 1573 un mercader flamenco vendía al señor de Fuerte-ventura, Gonzalo de Saavedra, la mitad de una barca grande de 12 botas de porte: A.H.P.L.P., Luis de Balboa, núm. 860, f. 142 r. 7 A.H.P.L.P., Roque de Loreto, núm. 857, f. 28 r. En agosto de 1571 el flamenco Conrate Mayer se obligaba a pagar a Lorenzo de Palenzuela, es-cribano público, y a su hijo, 16 doblas de oro por un batel de navío con sus tres remos y timón que le había comprado. Núm. 50 (2004) 483 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 7 ca, mientas que en el resto de la centuria de un total de 120 embarcaciones solo figuran en el mercado de Las Palmas 15. La carabela era un tipo de barco propio del sur de la Península, y el más común en la rutas que enlazaban Canarias con los puer-tos ibéricos, aunque también está presente en los viajes a los puertos europeos, a donde en la segunda mitad del siglo XVI se dirigen 105, acaparando el 27,1% del transporte mercantil8, en los viajes al continente africano, a donde se contabilizan con destino a Berbería un total de 109, y especialmente al continen-te americano, pues no en vano fue considerada la embarcación por excelencia de los descubrimientos una vez que los portugue-ses la utilizaron en sus viajes de exploración. Estas eran embar-caciones a vela muy ligeras, con una cubierta, espolón o proa, popa llana, tres palos y cofás solo en los palos mayor y de popa10. A veces, se habla de carabela de pesca sin distinguir en que se diferencia de la mercante11, y también se indica en oca-siones que nos hallamos en presencia de otro tipo de barco de la misma familia, conocido como carabelón12, que era una em-barcación de menor tonelaje que la carabela, por lo común de 10 a 20 toneladas, y de velamen más reducido. En conjunto el navío es un tipo de embarcación que figura vendiéndose y comprándose a lo largo del siglo, quizá por su mayor demanda, y por ser un barco atlántico por naturaleza, al ser sin lugar a dudas uno de los más utilizados en el comer-cio entre Gran Canaria y Europa13, así de un total de 386 em-barcaciones que hacen la ruta entre la isla y el continente eu- 88 M. LOBO CABRERA, El comercio canario-europeo bajo Felipe II, Fun-chal, 1988, p. 40. 99 M. LOBO CABRERA, La esclavitud..., p. 66. 10 A. MASÍA DE ROS, Historia general de la piratería, Barcelona, 1959, p. 674. 11 A.H.P.L.P., En noviembre de 1519 se pone en venta por parte de un maestre una carabela de pesca, con sus velas, remos y parejos y precio de 20 doblas, un tercio de lo que valía una carabela de la típicas. 12 En 1574 un vecino de Cádiz vende a Juan Bautista de Ortega, maestre de una de la naos de don Juan de Guzmán, que iba para Indias, la mitad de un carabelón, surto en Las Isletas, que compró en Faro. A.H.P.L.P., Lo-renzo Palenzuela, núm. 832, f. 1.142 r. 13 M. LOBO CABRERA, El comercio canario-europeo..., pp. 40-41. 484 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 8 MANUEL LOBO CABRERA ropeo durante el reinado de Felipe II el 45,8% son denominados navíos. De la misma manera su presencia también es importan-te en los viajes que llevan por destino el continente americano, pues de un total de 144 barcos que llevan vino desde Gran Ca-naria a los distintos mercados del Nuevo Mundo, 82 son navíos14, que representa el 56,6% del total de las embarcaciones. Sobre la acepción de su nombre se indica que es impreciso, ya que bajo tal nominación se encierra un número indeterminado de barcos, aunque hay autores que indican que su nombre incluye dos acepciones en el siglo XVI; según una de ellas es genérico de embarcaciones, y según otra se refería a buques de menos por-te que las naos, y de hecho Chaunu comprobó en su estudio que la mayoría no alcanzaban las 100 toneladas15. En alguna oca-sión se nos cita la presencia de un navío redondo que es vendi-do por un vecino de Faro al capitán Adriano de Padilla, factor y veedor en Indias, que va como capitán en la expedición que tiene por destino la conquista de la Nueva Andalucía16. Este tipo, algún autor sostiene que se asemeja más a una nao, puesto que las naos redondas y con velas redondas eran la mejor invención para lo tocante a la navegación17. El navío, como tal, era, sin embargo, una embarcación de vela cuadrada, de mayor tonelaje, que se utilizaba tanto para la guerra como para el comercio. Se dice de él que era un edificio flotante, con dos, tres o cuatro mástiles, vela cuadrada perfecta con el viento en contra, que marcó el comienzo de una de las grandes transformaciones que se operaron en el Atlántico18. En 14 M. LOBO CABRERA, El comercio del vino entre Gran Canaria y las In-dias en el siglo XVI, Las Palmas de Gran Canaria, 1993, p. 60. 15 P. CHAUNU, Séville et l’Atlantique (1504-1650), París, 1956-1960, t. I, p. 317. 16 A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, núm. 834, f. 298 r. Este navío se vende con su batel de servicio, velas, jarcias, cables y anclas. J. BLANCO MONTESDEOCA y M. LOBO CABRERA, «Documentos acerca de la aportación canaria a la conquista de la Nueva Andalucía», II Coloquio de Historia Canario-Americana (1977), Las Palmas, 1979, t. I, pp. 119-132. 17 J. ESCALANTE DE MENDOZA, Itinerario de los mares y tierras occidenta-les, Madrid, 1985, p. 27. 18 F. BRAUDEL, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Madrid, 1976, pp. 391 y ss. Núm. 50 (2004) 485 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 9 efecto, su disposición para los viajes atlánticos queda demostra-da por su continua presencia en el mercado de Las Palmas y por la demanda permanente que existe de este tipo de embarca-ción a lo largo de todo el siglo, tanto para la realización de via-jes comerciales a Europa como al Nuevo Mundo. Otro tipo de barco que no es muy frecuente en el merca-do aunque si en los viajes a larga distancia es la nao. No obs-tante encontramos que a lo largo del siglo XVI hallamos nueve que son puestas en venta en diferentes fechas. La primera se pone en venta en 1533, fecha en que un vecino de Ayamonte, maestre de la propia nao, vende la mitad de la misma a un mercader y vecino de Tenerife19. Este tipo de embarcación era frecuente que se utilizara en los viajes a Indias, por ser una gran embarcación a vela destinada en gran parte al co-mercio. Del mismo modo su presencia también se hace notar en los viajes que tienen como destino los puertos del Atlántico europeo20. Además de estos tipos encontramos alguna alusión, una, a la presencia de un galeón que se vende mediante remate y una lancha inglesa. En el primer caso el portugués Pedro Alvarez, maestre, reconoce como en él se había rematado un galeón por 285 doblas que había depositado en el vecino Miguel de Aren-cibia21. La lancha inglesa se vende en 1596. Su propietario al venderla hace constar que la misma se la habían dado unos ingleses en pago de un barco que le habían tomado y robado en la costa este de la isla22. 19 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 741, f. 159 r. 20 M. LOBO CABRERA, El comercio canario-europeo..., p. 40. Del total de embarcaciones que realizan estas rutas 68 son naos. 21 A.H.P.L.p., Antonio Lorenzo, núm. 810, f. 72 r. 22 A.H.P.L.p., Rodrigo de Cubas, núm. 2.592, f. 122 v. La vende por precio de 100 reales de plata, que recibió para fornecimiento de su barco que tenía para ir a las calmas. En el mismo día el comprador la vuelve a vender a un barquero por 120 reales, con lo cual gana en la operación 20 reales. 486 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 10 MANUEL LOBO CABRERA TIPOS DE BARCOS Barcas23 ................................................................ 51 Barcos24 ............................................................... 21 Carabelas25 ........................................................... 30 Carabelón ............................................................ 2 Navíos26 ............................................................... 36 Naos ..................................................................... 9 Otros .................................................................... 4 TOTAL................................ 153 TONELAJE El tonelaje de los barcos casi nunca aparece reseñado, salvo excepciones muy contadas, por propio interés de los contratan-tes, y más por seguridad del comprador. Además este es un tema un poco confuso, porque no todos los autores se ponen de acuer-do, a pesar de los intentos realizados para clarificar esta cues-tión. No obstante lo que si resulta más o menos claro es la diferencia existente entre tonelada de capacidad y de aforamien-to o flete. Las discusiones se han centrado más en el tráfico particular con Indias, en aras a poder conocer el volumen obje-to de las transacciones mercantiles. En la mayor parte de los tráficos el arqueo se regulaba por toneladas, significando cada una su igualdad a dos pipas de vino de acuerdo con lo señala-do por Veitia y Linage27, aunque nosotros encontramos la cita de otras capacidades. Así entendemos que la que se registra en los contratos tiene que ver con la de la capacidad de flete, so-bre todo si tenemos en cuenta que muchas veces no se habla 23 En la denominación de barcas hemos englobado barcas, barca de pescar, barca grande y barqueta. 24 En los barcos entran: barco, barco de pesca, barco pequeño, barco de ribera, barco grande. 25 En las carabelas entran las carabelas propiamente dichas y una cara-bela de pesca. 26 En los navío algunos son denominados como navíos latinos y navíos redondos. 27 M. VEITIA Y LINAGE, Norte de la Contratación, Buenos Aires, 1945, libro II, cap. XV, núm. 2, p. 181. Núm. 50 (2004) 487 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 11 de toneladas sino de su capacidad en trigo, en vino o en azú-car. En los casos en que la tonelada se especifica como tal, nos corrobora una vez más lo que ya hemos indicado en otras oca-siones y es que los barcos que operaban en Canarias casi nun-ca pasaban de las 100 toneladas, tesis que afianza las Ordenan-zas del Consejo de Indias cuando regula que los navíos de Canarias podían tener una capacidad máxima de 80 toneladas28, que algunos autores han visto como un castigo pero que más bien puede interpretarse como que en las islas era difícil encon-trar embarcaciones de mayor tonelaje, y así debía de ser por los datos que tenemos, además que con estos barcos se podía nave-gar con mayor facilidad, pues podían entrar con menos dificul-tad en los puertos para realizar las operaciones de carga y des-carga, a la vez que eran más ligeros tanto para esquivar el mal tiempo como a los corsarios y piratas; a ello se une la mayor rentabilidad, pues hacían los viajes de ida y vuelta en menos tiempo, la facilidad para conseguir dotación de tripulaciones, a la vez que permitían diversificar el riesgo al fraccionar la carga29. Los datos que nos muestra la documentación nos da algu-nos tonelajes asociados a los tipos de barcos, así los navíos se mueven entre las 40 y las 80 toneladas y las carabelas rondan las 50, aunque encontramos algunas de menos porte30. En ciertos casos se nos da el aforamiento en fanegas de tri-go, o botas o pipas de vino. Así en 1531 un portugués vende a un racionero de la catedral su navío que tenía de cabida hasta 800 fanegas de trigo31, que según si fuera medida portuguesa o castellana tenía un tonelaje u otro32 y en 1567 es puesta en venta 28 F. MORALES PADRÓN, El comercio canario americano (siglos XVI, XVII y XVIII), Sevilla, 1955, pp. 108-109. 29 J. L. CASADO SOTO, Los barcos españoles del siglo XVI y la gran armada de 1588, Madrid, 1988, p. 119. 30 Así en 1530 se vende una carabela de 30 toneladas con su barca y aparejos por 40 doblas: A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 746, f. 478 v. 31 A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 747, f. 34 r. El navío es vendi-do con sus arcos, velas, ancoras y los demás aparejos por 80 doblas de oro. 32 M. LOBO CABRERA, Monedas, pesas y medidas en Canarias en el si-glo XVI, Las Palmas, 1989, p. 64. Así una tonelada portuguesa equivalía a 25 fanegas de trigo y una tonelada isleña a 20 fanegas. Con lo cual según 488 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 12 MANUEL LOBO CABRERA una carabela que tiene de cabida 60 botas de vino33, que venían a representar 30 toneladas. Las naos están en torno a las 80 toneladas34 y el resto de los barcos son todos de menor tonelaje, así las barcas están entre 3 y 16 toneladas y los barcos entre 30 toneladas o 25 pipas de vino, aunque también los hay de menor porte. En conjunto lo que se aprecia en Canarias está en corres-pondencia con lo que acontece en otras partes de Europa y es-pecialmente en los puertos ibéricos, pues tal como señala Braudel, en el siglo XVI se produjo un incremento de pequeñas embarcaciones, aunque las circunstancias hacían optar por un tipo u otro de navío, en función de la economía del transporte, del volumen de las mercancías, del acceso a los puertos y a una serie de factores que iban imponiendo una progresiva transfor-mación35. TIPOS DE COMPRA-VENTA Una característica muy particular en las transacciones que se hacen con las embarcaciones es como se realizan las mismas. Así a diferencia de otro tipo de artículos que se compran y se venden, los barcos se venden bien al completo o en partes. Es cierto que la mayor parte de las veces se venden al completo con todas sus pertenencias e incluso con las deudas que algunas personas han contraído con el propietario a cuenta de fletes o con la obligación contraída para algún viaje, así por ejemplo en 1561 un portugués, maestre y señor de su navío, lo vende con su barca, jarcias y demás aparejos, con la condición de que el comprador sea obligado a realizar un viaje que el tenía contra-tado para ir a Magarabomba36. estas deducciones esta embarcación podía tener un porte entre 36 y 40 to-neladas. 33 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 820, f. 78 v. 34 De hecho no la hemos encontrado de mayor porte. 35 F. BRAUDEL, El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la época de Felipe II, Madrid, 1976, pp. 391 y ss. 36 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 817, f. 59 r. Núm. 50 (2004) 489 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 13 En algunos casos la contratación se complica, formándose distintos negocios al amparo de la compra del transporte, así en 1583 se compra una barca, que luego se envía a la pesquería, manteniendo una especie de convenio con el anterior propieta-rio, para luego vender una tercia parte de la barca, con la con-dición de que con la misma se haga un viaje a Indias37. Detrás de este tipo de compra-ventas se encuentra el que se realiza por mitad, con lo cual los beneficios de la embarcación también se reparten a medias, formándose en este caso una especie de sociedad entre ambos propietarios, tal como se com-prueba en la venta que un vecino de Ayamonte hace a un mer-cader vecino de Tenerife al cual le vende la mitad del navío con la mitad del maestraje38. Más explícita es la venta que hace el vecino Marcos Afonso Tarudante a Francisco Fernández de la mitad de un carabelón, para a continuación concertarse ambos de la siguiente manera: Fernández ha de estar en el navío por maestre y llevarlo a su cargo, haciendo todos los viajes que fletare, y de lo que se ganase, la parte correspondiente al navío, se partiría a medias39. A partir de aquí se dan todo tipo de 37 A.H.P.L.P., Luis de Loreto, núm. 870, fs. r. Alvaro Hernández, barque-ro, vende a Rodrigo Jordán una barca con sus velas, jarcias, anclas y demás aparejos por 200 ducados. En el mismo día, 29 de diciembre de 1583, el comprador consiente que el vendedor vaya de viaje a pesquería en la for-ma que la barca ha tenido por costumbre, con la condición que de vuelta de la misma y poniéndose en venta lo procedido de ella el comprador lle-ve de beneficio por la propiedad de la barca 2,5 partes respecto de las soldadas que fueren en la barca. El 9 de enero de 1584 Jordán vende a un labrador la tercia parte de la barca, con la condición que la misma ha de hacer viaje a Indias, a Tierra Firme, en el mes de mayo, reservándose Jordán la capacidad para poner en ella el marineraje y la gente que quisie-se. Asimismo se declara que en estos viajes en los dos primeros que la barca hiciere Jordán iría como señor y en el tercero el comprador de la tercia parte. 38 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 741, f. 159 r. 39 A.H.P.L.P., Alonso Hernández, núm. 787, fs. 317 v., 322 r., 323 r y 509 r. Previamente Tarudante había comprado el navío a un portugués por 82 ducados, y luego vende la mitad por 45 ducados y 2 reales, ganando unos cuantos ducados en la operación. En las distintas escrituras que se otorgan se hace constar que como Tarudante había fornecido el carabelón de mantenimientos y lo necesario tiene que obtener como beneficio lo in-vertido y la mitad de la parte que le toca por la compañía. Se pone asimis- 490 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 14 MANUEL LOBO CABRERA combinaciones, especialmente cuando el barco se quiere para un fin concreto y como parte de la inversión que se quiere poner en algunas de las expediciones que se hacen a la costa de Afri-ca. Así se suele poner en venta una cuarta parte, tercias partes o incluso las tres cuartas partes de la misma, llegando a veces incluso a dividirse en porciones más pequeñas, así en 1519 se pone en venta las tres cuartas partes de una carabela, siendo propietarios de la cuarta parte restante hasta seis personas que debían tener esta porción en sociedad40. En otras ocasiones, la propiedad está dividida entre menos personas, así en 1531 el racionero de la catedral Pero García Samarinas compra un navío de cabida de hasta 800 fanegas de trigo, a un portugués, y a continuación en otra escritura aclara que ha comprado el navío de la siguiente manera: la cuarta parte para el, la mitad para un vecino y la otra cuarta parte para un mercader41. Las partes en que un barco se suele dividir para negociar con ellas pueden ser a veces muchas, así un vecino de Telde declara que vende las dos tercias partes de un tercio de una carabela que compró en compañía de otros socios, que son las dos novenas partes de la propiedad total del barco42. En otras ocasiones el navío se adquiere en propiedad no por compra directa sino por un remate en pública almoneda, supo-nemos que a la justicia o a algún acreedor que se hace con la pieza. En algunos de estos ejemplos, el rematador suele ser un vecino que actúa como hombre de paja de algún mercader, imaginamos que para evitar el encarecimiento del barco43. mo como condición que Fernández ha de hacer el viaje a Guinea que Tarudante le señalase y no queriendo hacerlo está obligado a poner un hombre que vaya en el viaje. 40 Los propietarios de la cuarta parte era Luis de Aday, persona muy vinculado con los viajes a Berbería, el escribano Rodrigo de Ocaña, el mercader genovés Antonio de Orerio, Marcos de Niebla, Francisco López y el señor Hernán Pérez de Guzmán. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 734, f. 148 r. 41 A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 747, fs. 34 r. y 36 r. 42 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 818, f. 520 v. 43 Así en 1545 un vecino confiesa como en el fue rematado en pública almoneda un navío con 800 vasos de loza a cierto precio de maravedís, Núm. 50 (2004) 491 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 15 En algunos casos las embarcaciones se rematan por haber encallado en la costa y sus propietarios haber desistido de recu-perarla, haciendose en este caso la justicia o algún particular que paga por ella un bajo coste para luego repararla en los astilleros de la ciudad y ponerla luego en venta alcanzando un precio nada despreciable, así en 1571 el mercader flamenco Lorenzo Anrique vende a un paisano suyo, también mercader, una nao de capacidad de hasta 80 toneladas, que el comprador había adobado y dado carena a su costa porque hacia agua44. LUGAR DE LA VENTA El lugar de la venta era la ciudad de Las Palmas, primero por ser el puerto principal de la isla, segundo por encontrarse en su sede la mayor parte de los escribanos de la isla y en ter-cer lugar por ubicarse en su costa un número importante de surgideros mejor arreglados, habilitados y defendidos que los del resto de la plataforma insular. Pues bien la mayor parte de los barcos se hallaban surtos en el momento de la venta en estos lugares que vamos a señalar. El mayor número se hallaba en el puerto de las Isletas, con-siderado desde el primer momento como el puerto principal de la isla y de la ciudad por hallarse allí situada una de las princi-pales fortalezas45. Junto a este lugar los barcos surgían en el charco de los Abades y en el llamado caletón de la Ciudad, sim-ples desembarcaderos situados muy cerca de Las Palmas, incor-porados a la zona que en su mapa Torriani denomina como varadero46, por ser el lugar donde los barcos varaban y se que luego traspasa al mercader Rodrigo de Quesada por el mismo precio en que fue rematado: A.H.P.L.P., Gil de Quesada, núm. 758 f. 250 r. 44 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 822, f. 114 r. La nao se vende con su batel, másteles, aparejos de 3 cables de lino, 4 ancoras, 3 piezas de pasamuros de hierro, 4 versos con sus municiones y los demás aparejos que estaban a bordo. 45 J. ABREU Y GALINDO, Historia de la conquista de las siete islas de la Gran Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1977, p. 148. 46 L. TORRIANI, Descripción e historia del reino de las Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1959, p. 154. 492 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 16 MANUEL LOBO CABRERA carenaban, especialmente los que se integraban en la llamada flota de Canarias, que eran las embarcaciones que se dedicaban a la pesca en la costa de Africa, y los barcos y barcas que co-municaban la capital con los otros puertos de las isla y los que hacían la travesía en los viajes interinsulares. Además de estos los barcos a poner en venta surgían en el puerto del Arrecife, hoy playa de las Canteras, también conocido como playa del Confital, desembarcadero más apacible, donde los navíos se res-guardaban de los vientos, especialmente cuando había que re-pararlos o mejorar sus estructuras. Era un puerto utilizado ha-bitualmente para aquellos barcos que hacían viajes a Tenerife o a los puertos de la zona norte de la isla. Fuera de los de la ciudad, otros puertos donde surgían los barcos que se iban a vender eran los de la zona de Telde, espe-cialmente el de Melenara y el de Gando. En ambos tenemos ejemplos de barcos puestos en venta, después de repararse en su costa, aunque los contratantes tenían que comparecer ante el escribano público de Telde para formalizar la escritura. Estos puertos daban salida a la producción de la rica vega de Telde y desde ellos se organizaban viajes al continente africano y a las Indias, pues no en pocas veces se recomienda que el vino a navegar hacia el nuevo continente sea de la comarca de Telde47. PRECIO DE LOS BARCOS Los precios de los distintos tipos de barcos que son puestos a la venta en Gran Canaria están condicionados por una serie de factores que tienen relación directa en primer lugar con el tipo de embarcación y su utilidad para la realización de viajes, bien sean de pequeñas distancias como de largas travesías; a ello debemos unir su tonelaje y capacidad, así como los apare-jos y demás elementos de servicios que se venden junto con el barco, pues el mayor o menor número de los mismos hace au-mentar o descender el precio48 y por último no debemos olvidar 47 M. LOBO CABRERA, El comercio del vino..., p. 27. 48 Es curioso como en algunas ventas se pormenoriza e inventarian mediante una memoria los aparejos que se incluyen con el barco. En 1590 Núm. 50 (2004) 493 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 17 la época, pues en función de la oferta y la demanda los precios oscilan. Para calcular los precios por los que son puestos en venta nos hemos encontrado con una serie de dificultades, aunque intentaremos dar una idea aproximada del precio medio de cada uno de al menos los tipos más usuales y corrientes en el merca-do. En primer lugar hemos tenido que convertir a una sola moneda todos los costos que se nos citan en las escrituras, ha-ciendo en todos los casos la reconversión a maravedís49, y en segundo lugar hemos intentando en todos los casos dar el pre-cio total de la nave, dado que de las mismas se hacen ventas, tal como ya hemos comentado, de un tercio, un cuarto e inclu-so en alguna ocasión de un cuarto y un ochavo50. Vamos a comenzar por los tipos más numerosos y que más concurren al mercado, en función de que son también los de menor porte y los de más uso, ya que tanto se utilizan en los viajes insulares, como en aquellos que nos comunicaban con otras islas y los que se realizaban a la costa de Africa para pes-car o buscar esclavos. Los barcos están muy presentes en el mercado, aunque su nombre englobe un número amplio de embarcaciones. En cuan-to a sus características y uso, tenemos la impresión de que son los de menor tonelaje y capacidad. Los había de varios tipos, especialmente los conocido como barcos de ribera y de pesca, seguidos por aquellos otros que marcan su tamaño: pequeño y grande. El precio medio de este tipo de embarcación a lo largo al venderse la mitad de una carabela se incluyen las siguientes cosas: tres fratejas, la una quebrada, que ha de comprar el maestre; 2 amarras de es-parto, 1 cuerda nueva de 30 hazas, 3 amarras viejas, 2 agujas de marear, su batel con 3 remos, 4 remos de la carabela, toda la herramienta necesaria para la carabela, 1 caldera para la gente, 1 treode grande, 1 mesana nueva, 2 trinquetes usados, 1 sebadera y un mulatín; sus vergas y mástiles y enjarcia, más una pipa y 3 barriles para agua.A.H.P.L.P., Francisco Casares, núm. 924, f. 319 r. 49 Así el real tiene como equivalencia 48 maravedís, la dobla 500 maravedís y el ducado 11 reales, esto es 528 maravedís. Vid. M. LOBO CA-BRERA, Monedas..., p. 16. 50 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 736, f. 75 r. En 1525 un vecino de Tenerife, presente en Las Palmas reconoce que tiene poder para vender un cuarto y ochavo de una carabela. 494 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 18 MANUEL LOBO CABRERA del siglo es de unos 29.000 maravedís, aunque existen oscilacio-nes muy marcadas en los precios en función de la época, así tenemos algunos barcos cuyo precio apenas supera los 5.000 maravedís51, y otros que llegan incluso a alcanzar en el merca-do los 264.000 maravedís52. Otras veces el precio desciende bas-tante, sobre todo cuando la embarcación está dañada o tiene ya muchos años de servicio, así se vende un barco en 3.000 maravedís porque esta viejo53. A veces tenemos dificultad para conocer el costo de algunas embarcaciones, porque el traspaso de las mismas no se hace por venta sino por donación54. Las barcas le siguen a la zaga y son también del tipo más genérico, aunque dentro de ella se incluyan las chalupas y las barcas de pescar, las grandes y alguna que otra barqueta. Sus precios son muy oscilantes y van desde los 3.500 maravedís que se pagan en 1524 hasta los 158.400 en que se cotiza una barca en 1572 y los 170.000 que se dan por otra en 159155. Observa-mos en los precios de estas barcas, además de los típicos vaive-nes fruto de la demanda y de la época, algunas variables que seguramente tienen que ver más con el porte, uno que se man- 51 A.H.P.L.P., Antonio Lorenzo, núm. 809, f.r. En 1562 Manuel Fernán-dez, mareante, vende a su hermana un barco pequeño de pescar, con sus velas y remos y aparejos por 14 doblas de oro, esto es 7.000 maravedís. 52 En 1587 un vecino de Tenerife vende un barco grande de 30 tonela-das aproximadas con batel, velas, jarcias y demás aparejo por 500 ducados: A.H.P.L.P., Francisco de Casares, núm. 923, f.r. 53 A.H.P.L.P., Bernardino Rosales, núm. 887, f. 472 r. En 1582 Juan de Valenzuela, con poder de un vecino de Garachico, vende a un pescador un barco de pescar con sus aparejos, que está varado en tierra en el charco de los abades, que está viejo y sin aderezar, por 6 doblas. 54 A.H.P.L.P., Alonso de Mendoza, núm. 933, f. 192 r. En diciembre de 1594 Antonio Hernández, vecino, declara que por cuanto el tiene y posee un barco suyo nuevo de pescar, varado en la caleta de la ciudad, ha por bien y quiere que Francisco Hernández, su compadre, por buenas obras que le ha hecho, haya la mitad del barco, para que lo que se ganare con el mismo se parta a medias. 55 A.H.P.L.P., Francisco Suárez, núm. 902, f. 156 v. El 5 de febrero de 1591 un vecino de La Palma, estante en Gran Canaria, vende al capitán Juan Fernández de Biedma, la cuarta parte de una barca que el tiene surta en el Arrecife, con la cuarta parte de la barqueta de servicio, con sus ade-rezos y aparejos, por 85 doblas. Aquí intuímos que si la cuarta parte de la barca vale 85 doblas, el total de la misma lo valoramos en 340. Núm. 50 (2004) 495 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 19 tiene en torno a una media superior a los 100.000 maravedís y otro que ronda alrededor de los 60.000. No obstante en conjun-to, a lo largo del siglo, su precio medio se sitúa en torno a los 61.000 maravedís. Luego tenemos las carabelas, embarcación ya más propia de los viajes atlánticos de altura, que responde casi a un solo tipo de barco, aunque hay quien distingue que eran navíos ligeros de forma y construcción diversa, que responde a dos tipos: el portugués, aparejado exclusivamente con velas latinas y emplea-do por los marinos que exploraron por primera vez las costas atlánticas de Africa, y el castellano, que a menudo combinaba un trinquete cuadrado con gavia y mesana latinas56. Da la sen-sación en función del origen de los vendedores que las que apa-recen en el mercado grancanario son las portuguesas. Alguna, se diferencia del resto, tanto por el tonelaje como por el precio y por la definición de que es una carabela de pesca57. El resto de los precios de las carabelas se igualan en líneas generales salvo algunas excepciones en que su precio aumenta en función de la demanda. En otros casos hallamos que alguna carabela es rematada y otra es entregada en dote con lo cual no sabe-mos en cuanto es apreciada. En el primer ejemplo el licenciado y gobernador de la isla don Diego del Águila declara que en él como mayor ponedor se había rematado una carabela que ha-bía venido a la isla de las partes de Guinea por 275 doblas58. El otro caso se da a fines del siglo, en 1595, en que un portugués, señor de las dos terceras partes de una carabela, declara que como el había casado a su hija con un vecino de Sesimbra le manda un tercio de la nave con todos sus aderezos y pertrechos 56 C. H. HARING, Comercio y navegación entre España y las Indias en la época de los Habsburgos, México, 1979, p. 328. 57 En 1519 Gaspar Rodríguez , maestre , vende su carabela de pes-ca, con su vela, remos y aparejo por 20 doblas de oro, esto es 10.000 maravedís. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 734, fs. 250 v. y 251 v. 58 Estimamos que en este caso el gobernador se había aprovechado de su situación, puesto que en el mismo año otra carabela es vendida en 300 doblas. Al parecer la carabela fue puesta en pregón a pedimento de los armadores y marineros puesto que la misma fue puesta en el armazón como inversión: A.H.P.L.P., García Ortiz, núm. 852, f. 61 v. 496 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 20 MANUEL LOBO CABRERA en dote59. Los precios, a lo largo del siglo, oscilan entre los 10.000 maravedís que se dan por una carabela de pesca en 151960, a los 264.000 maravedís que se pagan por una carabela en 159561. Es cierto que entre la venta de ambas median unos 76 años, pero el salto es bastante brusco, ya que en la primera fecha el precio medio está en torno a los 30.000 maravedís y en la segunda alrededor de los 150.000; en ambos casos se deben dar otro tipo de circunstancia que favorece en un caso el au-mento más allá de la media y en otro el descenso a un tercio del valor medio. En conjunto el precio medio de la carabela cabe situarlo en torno a los 97.000 maravedís. Los navíos siguen en cuanto a la demanda y al precio que adquieren en el mercado. Sus precios hacen un recorrido muy oscilante en fechas muy próximas, así tenemos que en 153062 se pone en venta uno por 3.168 maravedís y cinco años más tarde se tasa otro en 300.87063. Otras veces al estar deteriorado el barco su precio varia a la baja, así en 1590 se pone en venta uno, que había venido en compañía de la flota que iba a In-dias, por 48.000 maravedís al encontrarse desfondado64. 59 A.H.P.L.P., Francisco Suárez, núm. 906, f. 100 r. 60 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 734, f. 250 v. En 1519 Gaspar Rodríguez, maestre, vende su carabela de pesca , con su vela, remos y aparejos, a Albertos de Cáceres por 20 doblas de oro. 61 En enero de 1595 dos vecinos confiesan haber recibido de un merca-der, vecino de Tenerife, 500 ducados por el valor de una carabela. A.H.P.L.P., Francisco Suárez, núm. 906, f. 58 r. Aquí es posible que ante la demanda existente en Tenerife el precio se alzase. 62 A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 746, f. 406 r. Juan Beltrán, maestre de navío, vende a Agustín Corona, genovés, un navío de 75 a 80 toneladas por 6 ducados que recibe en cédula de cambio para Cádiz a Fran-cisco Corona, mercader genovés. Es posible que en este caso haya algo encubierto que a nosotros se nos escapa, puesto que este precio es ridículo. 63 Esta es una venta que comporta la mitad de la tercera parte del na-vío, el cual entra en una sociedad que tiene por objeto llevar la embarca-ción a Indias. El precio de esta parte se valora en 50.145 maravedís más un esclavo de color negro, de 18 años. A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemen-te, núm. 742, f. 24 r. El comprador, un mercader vecino de Úbeda, unos días después de haberse realizado la operación da poder para fletar, vender o trocar la sexta parte del navío que está de viaje a Indias. 64 A.H.P.L.P., Luis de Loreto, núm. 875, f. 489 r. El navío, cuya capaci-dad era de 25 pipas de porte, se vendió mediante pedimento que se hizo a Núm. 50 (2004) 497 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 21 Salvo estas excepciones, y alguna que otra más que llama la atención, por el bajo o alto precio que alcanza un navío, como el que se pone en venta en 1586, en que una cuarta parte del mismo es valorado 680 ducados65, el resto de las embarcaciones de este tipo mantienen unos precios acordes con la cronología y con el tonelaje, así en 1531 se pagaba por un navío de unas 32 toneladas unos 40.000 maravedís66. Hacia 1552, otro, cuya capacidad se calculaba entre las 40 y 50 toneladas, costaba 79.200 maravedís67, y en 1560, el mismo tipo, con la misma capacidad, se tasaba en 168.960 maravedís68. A pesar de las os-cilaciones, y en función de la necesidad que se tenía de navíos en la isla, el precio medio del mismo hay que situarlo en torno a los 187.110 maravedís. También el estar deteriorado hace va-riar el precio, así en 1590 se pone en venta uno, que había ve-nido en compañía de la flota que iba a Indias, por 48.000 maravedís al encontrarse desfondado69. PRECIO MEDIO DE LAS EMBARCACIONES Barcos ..................................... 29.043 maravedís Barcas ..................................... 61.000 » Carabelas ................................ 97.000 » Navíos ..................................... 187.110 » Naos ........................................ 235.110 » la justicia para ponerlo en pregón y rematarlo en el mayor ponedor. Estas embarcaciones eran luego reparadas en los astilleros de la isla y puestas de nuevo en venta. 65 A.H.P.L.P., Francisco de Casares, núm. 922, f. 644 r. En diciembre de 1586 un portugués, vecino de Madeira, vende a los señores Juan Ruiz de Alarcón y Andrea de Argirofo, regidores, un cuarto de navío, que al presen-te hacia aguada en Lanzarote, para hacer viaje a los Ríos de Guinea. 66 A.H.P.L.P., Hernando de Padilla, núm. 747, f. 34 r. 67 A.H.P.L.P., Bernardino de Besga, núm. 754, s.f. 68 A.H.P.L.P., Alonso Fernández Saavedra, núm. 791, f. 156 r. 69 A.H.P.L.P., Luis de Loreto, núm. 875, f. 489 r. El navío, cuya capaci-dad era de 25 pipas de porte, se vendió mediante pedimento que se hizo a la justicia para ponerlo en pregón y rematarlo en el mayor ponedor. Estas embarcaciones eran luego reparadas en los astilleros de la isla y puestas de nuevo en venta. 498 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 22 MANUEL LOBO CABRERA Las naos concurren menos en el mercado, quizá porque también al ser una nave comercial de mayor tonelaje escasean más por su mayor demanda en otros puertos y lugares. Sus precios en función de los años y de su capacidad están más uniformes aunque también encontramos oscilaciones que van de los 176.880 maravedís en que se vende una nao de 80 tonela-das que hacía agua y estaba por aderezar70, a los 351.648 maravedís que se pagó por una nao, cuya propiedad estaba re-partida en 5 partes, que se envió de viaje a Sevilla71. Salvo estos repuntes los precios están en torno a los 210.000 maravedís, apreciándose como precio medio unos 235.110 maravedís. Junto a las razones que hemos ido dando para explicar la oscilación de los precios, hemos de tener en cuenta otras varia-bles que tienen relación con los viajes y expediciones que se hacen a los diferentes puntos con los cuales Gran Canaria man-tiene relaciones. En primer lugar hemos de tener presente que a medida que avanza el siglo XVI las relaciones comerciales tan-to con Europa como con Africa aumentan, especialmente en el período que oscila entre 1550 y 1570, y por consiguiente se ne-cesitan más unidades de transporte, con lo cual al aumentar la demanda se experimenta un aumento de los precios; a ello se une la creciente necesidad de pescado salpreso, tanto para aten-der a la población como al abastecimiento de las flotas que con destino a Indias pasan por los puertos de la isla, con lo cual el número de barcos que integran la flota pesquera aumenta, y en consecuencia los precios también experimentan una subida. Si a ello unimos que las relaciones entre Canarias y América se hacen a través del transporte que se adquiere en la isla, es lógi-co entender las oscilaciones tan bruscas que, a veces, aprecia-mos en los precios. Sabedores de estos cambios gentes de diver-so origen pero sobre todo portugueses y vecinos de otras islas acuden al mercado grancanario para poner en venta sus em-barcaciones. 70 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 822, f. 114 r. 71 A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, núm. 831, f.r. 410 ducados caste-llanos, obtenidos como parte de la venta del barco, se depositaron en el banco de Antonio y Pedro de Espinosa, vecinos de Sevilla: Alonso de Balboa, núm. 777, f. 14 v. Núm. 50 (2004) 499 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 23 VENDEDORES Y COMPRADORES Los que intervienen en el mercado son gentes de diverso origen y condición, aunque destacan y sobresalen unos sobre otros. La primera nota a tener en cuenta es que entre los ven-dedores son asiduos en el mercado grancanario los portugueses, quizá atraídos por el conocimiento que tienen del mismo. Hay un numero importante de lusitanos, que a su origen añaden la condición de ser maestres de navío. Muchos proceden de Ma-deira pero le acompañan en este trato los procedentes de los puertos del sur portugués como Faro y Lagos. Junto a ellos te-nemos también a los hombres del mar del sur peninsular, de las provincias de Cádiz y Huelva. Tanto los portugueses como los andaluces son los que venden en Gran Canaria los tipos de barcos denominados carabelas y navíos. También vecinos de otros islas, de La Palma y de Tenerife, se acercan al mercado insular a poner en circulación sus embarcaciones, a veces para venderlas al completo y otras para vender solo una parte, por lo común la mitad o un tercio, y seguidamente hacer compañía para realizar algunos negocios con el transporte. Fuera de es-tos otra gran mayoría la componen los maestres, los mareantes y los pescadores que ponen en venta su medio de transporte para obtener un beneficio con ello o para salir de alguna situa-ción sobrevenida, con lo cual al deshacerse de la mitad del mis-mo lo hacen con la condición de seguir trabajando en el barco y repartir los beneficios con el nuevo dueño72. También figuran como vendedores otras personas de condición superior que son propietarios de los barcos por inversiones anteriores. Así figuran entre los mismos mercaderes de distinto origen, tal como Tomás López, mercader portugués, que vende a un mercader flamenco la tercia parte de una barca73, regidores como Baltasar de 72 A.H.P.L.P., García Ortiz, núm. 852, f. 73 r. Bastián Hernández, ma-reante, vende en 1565 a Agustín García Lozano, la cuarta parte de una ca-rabela, que compró de maestre Simón, con su parte de barca, velas, jarcias y amarras, que tienen en compañía de Leonel Alvarez, que tiene las otras tres cuartas partes, por 75 doblas. 73 A.H.P.L.P., Francisco Méndez, núm. 822, f. 73 v. 500 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS 24 MANUEL LOBO CABRERA Villalta Maldonado74 e incluso algún gobernador o el propio se-ñor de Fuerteventura don Gonzalo de Saavedra que vende a un mareante la mitad de una barca que tiene en su compañía por 837 reales75. Entre los compradores también están presentes en la misma o en menor cantidad los hombres dedicados a los trabajos del mar, tales como los maestres, pescadores, mareantes, aunque sobresalen más aquellos que tienen otros negocios que poco tie-nen que ver con el mar aunque si con el transporte marítimo como medio para hacer sus negocios, ya que por lo general el maestre del barco no era en si un hombre de negocios sino un asalariado que realizaba una labor concreta por cuenta de una sociedad capitalista76, mientras que los pescadores y mareantes solían trabajar más por su cuenta en las calmas isleñas y en los viajes a pesquería. El resto lo componen hombres de la admi-nistración y el gobierno, junto con los mercaderes, duchos en el negocio de la compra y venta de cualquier tipo de mercancía, incluidos los barcos. Los compran para incorporarlos como in-versión a sus sociedades o para cargarlos de mercancías y remi-tirlas a los mercados con los cuales tenían tratos, como Cristó-bal García de Moguer, cosechero y exportador de azúcares, que compra la mitad de una carabela para así no tener que pagarle fletes a otro77 También encontramos como inversores y por lo tanto como compradores a los socios que se conciertan para realizar expe-diciones tanto a Berbería como a los Ríos de Guinea, entre los que se cuentan los propios gobernadores de la isla, acompaña-dos de escribanos públicos y regidores, así en 1586 un portu-gués, vecino de Madeira, vende a los regidores Juan Ruiz de Alarcón y Andrea de Argiroffo, un cuarto de navío, comprome- 74 A.H.P.L.P., Lorenzo de Palenzuela, núm. 831, f.r. 75 A.H.P.L.P., Alonso de San Juan, núm. 882, f. 71 r. y 72 v. En el mis-mo día el comprador se obliga a ir con la barca y traer a don Gonzalo de Saavedra de Fuerteventura 30 carneros, 2 jumentos, y camello y un carne-ro manso. 76 J. HEERS, Occidente durante los siglos XIV y XV, Barcelona, 1968, pp. 138. 77 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente, núm. 742, f. 82 r. Núm. 50 (2004) 501 EL MERCADO DEL TRANSPORTE MARÍTIMO EN GRAN CANARIA EN EL SIGLO XVI 25 tiéndose a ir por maestre a los Ríos de Guinea78. Junto a estos encontramos a aquellos que se hacen con la propiedad de un barco para navegarlo a Indias79. En este tipo de operaciones no faltan gentes de todo tipo desde miembros del cabildo catedral y de la capilla de música, hasta artesanos como zapateros y plateros, e incluso mujeres, hijas y viudas de pescadores y mareantes. 78 A.H.P.L.P., Francisco de Casares, núm. 922, f. 644 r. 79 A.H.P.L.P., Ambrosio de Campos, núm. 884, f. 293 v. En 1594 el portugués Juan Freile vende un navío a Cristóbal Mainel de Mercado, ve-cino de Cartagena de Indias, para navegarlo al Nuevo Mundo. 1519 Carabela Rodrigo Álvarez, maestre, vº La Palma Jerónimo Batista y otros toda 63 doblas 1519 Carabela Rodrigo Gutiérrez, maestre Francisco de Mesa mitad 60 doblas 1519 Carabela Salvador de la Vega, portugués 6 personas 3/4 1519 Barco Francisco de Millares, canónigo Gaspar Rodríguez, maestre mitad 25 doblas 1519 Carabela de pesca Gaspar Rodríguez, maestre Alberto de Cáceres toda 20 doblas 1519 Carabela Juan Báez, portugués Vicente de Montesdeoca 1/4 24 doblas 1522 Carabela Antonio de Casas, maestre Ruy González y otros toda 45 doblas 1522 Carabela Ruy González y otros Cristóbal García de Moguer toda 45 doblas 1524 Chalupa Pedro Montánez, tutor Rodrigo de Ocaña, escribano toda 7 doblas 1525 Carabela Juan Morato, vº de Tfe Juan de Civerio, alguacil 1/4 y ochavo 88 1/2 + 3 reales 1529 Barco Alº de Sam..., portugués Antonio Cerezo, vº toda 10 1/2 doblas 1530 Navío Juan Beltrán, maestre Agustín Corona, genovés toda 75 a 80 tn 6 ducados 1530 Carabela Diego de Montemayor, vº García Fernández, vº Tfe toda 30 tn 40 doblas 1531 Navio Francisco Luis, portugués, maestre Pedro García de Samarines, racionero toda 800 fs de trigo 80 doblas 1533 Nao Diego Díaz, vº Ayamonte, maestre Alª Ruiz, mercader vº Tfe mitad 200 ducados 1534 Carabela Pero López y otros Jacome de Trigueros, vº Tfe 3/4 45 doblas 1535 Navío Luis de Vargas, vº Rodrigo de Quesada, mercader mitad de la 3ª parte 60 tn 50.145 ms y 1 esclavo 1535 Carabela Vicente Hernández, vº de Lagos Cristóbal García de Moguer 1/2 125 doblas 1535 Carabela Diego Díaz, maestre Jacques Bordescan, mercader francés toda 60 doblas 1537 Barca de pescar Juan Álvarez, carnicero Juan Baustista, pescador, vº toda 20 doblas 1545 Navío Gonzalo de Vera Vargas Hdo de Soria, mercader mitad ? 1545 Navío Diego de Aguilar Diego Ruiz, carpintero parte 50 doblas 1551 Carabela Toribio Díaz, vº Pto Sta Mª Diego Díaz toda 50 tn 220 doblas 1552 Carabela Antonio Díaz, portugués Gregorio Piris, maestre mitad 50 tn 50 ducados 1555 Navío Martín Álvarez, maestre, portugués Antón Merchante 2/3 300 doblas 1555 Carabela Melchor Mateos, vº Blas García vº mitad 150 ducados COMPRAVENTAS DE BARCOS Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1557 Barca grande Gonzalianes, pescador Luis de Balboa, vº mitad 22 doblas 1558 Carabela Diego González Mayor, portugués Marcos Afº Tarudante, port. todo 82 ducados 1558 Carabela Marcos AfºTarudante Francisco Fernández mitad 45 ducados y 2 reales 1558 Barca Luis Arias, maestre Antonio Luis, portugués todo 52 doblas 1560 Navío Juan de Vega, portugués Silvestre Espíndola, vº mitad 300 ducados 1560 Navío Francisco Afonso, portugués Juan Hernández, zapatero todo 40 tn 320 ducados 1560 Barca Cristóbal de Orihuela Marcial de Saavedra, morisco mitad 25 doblas 1560 Navío Vicente Martín y otros, port Juan de Agueda, portugués 3 partes 272 ducados 1561 Navío Vicente Martín, portugués Juan de Agueda, portugués toda 260 doblas 1561 Navío Vicente Martín, portugués Juan de Agueda, portugués mitad 130 doblas 1561 Barca Juan...vº Tfe Gonzalo Montañés, vº mitad 34 doblas 1562 Barco Catalina Rodríguez, viuda Juana Cano, su hija mitad 8 doblas 1562 Barco de pesca Diego González, pescador y Juan Cano Duarte Gil mitad 12 doblas 1562 Barca Gonzalo Montañés, vº Francisco Espino, vº Garachico mitad 50 doblas 1562 Barco Cristóbal Ramírez, vº de Telde Bmé de la Serna, vº mitad 15 doblas 1562 Carabela Pedro Ruiz, vº Telde Pedro de Montemayor 2/3 de un tercio 50 ducados 1562 Barco pequeño Manuel Fernández, mareante Águeda, su hermana todo 14 doblas 1562 Barco de pesca Marcos Alfonso Gaspar Hernández mitad 9 doblas 1563 Navío latino Diego González, portugués Alº Hernández, vº todo 3.000 reales 1564 Barca grande Pero López, mareante Jorge Pérez, mareante todo 40 doblas y 3 reales 1565 Carabela Remate Ldo.Diego del Aguila, Gobernador todo 275 doblas 1565 Barca Gaspar Díaz, mareante Baltasar Fernández, mareante mitad 40 doblas 1565 Barca Gaspar Díaz, mareante Baltasar Fernández, mareante mitad 107 1/2 doblas 1565 Barca Blas López, vº Tfe Cristóbal González, vº La Palma toda 25 doblas 1565 Carabela Bastián Hernández, mareante Agustín García Lozano, vª 1/4 75 doblas 1565 Barco de pesca Francisco González, pescador Luis de Quesada, vº mitad 13 doblas 1566 Nao Manuel Díaz, portugués 2/3 1566 Barca Francisco Díaz, mareante Francisco de Soto, platero 1/4 8 ? Doblas Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1566 Nao Baltasar Pérez, portugués Juan de Civerio 2/3 400 ducados 1566 Manuel López, maestre Juan de Civerio 1/3 1566 Navío Lope de Amores portugués Antonio de Campos, almorarife todo 50 tn 500 ducados 1567 Navío Gonzalo González, portugués, maestre Pedro de Soria, vº de Tfe todo 50 tn 511 ducados 1567 Carabela Gonzalo Pérez, portugués Gonzalo Sánchez, zapatero todo 60 botas 270 ducados 1567 Carabela Antonio Pérez, portugués Alª de..., vº de La Palma todo 470 ducados 1568 Carabela Pedro Afonso, portugués Diego...vº mitad 90 doblas 1568 Carabela Diego Machado, vº Antonio Gómez, portugués mitad 100 doblas 1568 Nao Paco Martínez, vº Faro Juan Sánchez, vº mitad 253 ducados 1569 Galeón Remate Pedro Álvarez, portugués todo 285 doblas 1570 Barca grande Juan Manso, vº La Palma Juan Cortés de los Ríos todo 26 doblas 1571 Nao Lorenzo Anrique, flamenco Conrate Mayer, vº todo 80 tn 335 ducados 1571 Navío Juan Álvarez, vº La Española Francisco Hernández tercera parte 1.000 pesos 1571 Batel de Navío Lorenzo Palenzuela escribano pº Conrate Mayer, flamenco, vº todo 6 doblas 1571 Barca Andrés de Espino, maestre Juan Álvarez, cantero todo 16 tn 110 doblas 1571 Barca de pescar Domingo Pérez, vº Francisco Camacho tercera parte 20 doblas 1571 Barca Pero López, pescador Adriano de Padilla, capitán todo 65 doblas 1572 Barca Gaspar Álvarez, vº La Palma Antonio Hernández, mareante, vº La Palma mitad 72 doblas 1572 Barca Blas Hernández, mareante, vº Tenerife Salvador Hernández, su padre tercio 100 ducados 1572 Barqueta Herbet Favote, bretón Francisco de Castro, pescador todo 9 1/2 doblas 1572 Barca Tomás López, portugués mercader Cornelio de Manacre tercio 100 ducados 1572 Barca Francisco Hernández, vº La Palma Bernardino Canino, regidor todo 25 tn 150 ducados 1572 Barca D. Juan Pacheco de Benavides, vº Domingo Hernández, pescador mitad 3 tn 21 doblas 1573 Navío Luis Mayo, portugués Arts Tils, flamenco todo 20 doblas 1573 Carabelón Andrés de Espino, vº Tfe Cristóbal de Mujica, vº y regidor mitad 70 doblas 1573 Barco de pesca Tomé, pescador Juan González, labrador todo 42 doblas 1573 Barca grande Cornelio de Manacre, mercader flamenco Sr. Gonzalo de Saavedra mitad 6 tn 25 ducados 1573 Navío Lópe de Mujica, vº B. Juan de Solozano mitad 400 ducados Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1574 Nao Baltasar de Villalta Maldonado vº y regidor Pedro Colombo 3/5 400 ducados 1574 Carabelón Pedro Martín, vº Cádiz Juan Batista de Ortega mitad 650 reales 1574 Barco de pesca Gonzalo de Aguilar Guerrero, vº Salvador Díaz, vº mitad 30 doblas 1575 Nao Pedro Colombo, vº Sebastián de Vallejo todo 410 ducados 1575 Barca Francisco de la Mata vº Pedro de Soria, vº de Tfe mitad 110 ducados 1575 Barco Alº de Valladolid, vº La Gomera Hdo del Pino, vº resto 5 doblas y 20 mrs. 1575 Navío Domingo de Torres, vº Tfe Francisco de Morales, vº Tfe tercera parte 150 ducados 1576 Nao Juan Gutiérrez, vª Ayamonte Bernabé de Cangas, vº 400 ducados 1576 Carabela Hernán Darias, vº Tomás de la Torre, vº todo 5.000 reales 1576 Navío Francisco de Burgales, vº Ayamonte Domingo de Aguirre, vº todo 40 tn 425 ducados 1576 Barco Pedro Hernández, pescador, vº todo 200 reales 1578 Barco de ribera Juan Alº, pescador, vº Ldo Avalos, racionero mitad 152 reales 1578 Barco grande Andrés González, mareante Juan Delgado, mareante mitad 19 doblas 1578 Navío Antonio Rodríguez, portugués Álvaro Méndez, portugués 2/3 partes 85 ducados 1578 Navío Francisco Méndez vº y regidor Luis Díaz Casanova, vº mitad 32 ducados 1578 Navío Luis Díaz Casanova, vº Juan Rodríguez de Córdoba, vº mitad 25 ducados 1579 Navío redondo Rodrigo Álvarez, vº de Faro Adriano de Padilla, vª todo 255 ducados 1580 Barca grande Bme Martín Pavón, carpintero Cornelio de Manacre tercera parte 1.000 reales 1581 Barco Antonio Álvarez, marinero todo 1582 Barca Juan Sánchez, piloto, vº Juan Batista, vº tercio 66 doblas y 2 tercios 1582 Navío Gaspar Pérez y otros portugueses Pedro de Solbes vº todo 115 ducados 1582 Navío Juan González vº Tfe. Mareante Adán González, vº todo 150 ducados 1582 Barco pesca Juan de Valenzuela, procurador Francisco Hernández, pescador, vº todo 6 doblas porque estaba viejo 1582 Barca Álvaro Hernández, barquero vº Rodrigo Jordán, vº todo robado por franceses 1583 Navío Lorenzo de Franquiz, genovés, vº todo 300 doblas 1583 Barca Lorenzo de Franquiz, genovés, vº Pero Hernández, vº Tfe todo 262 doblas 1583 Barca Álvaro Hernández, barquero Rodrigo Jordán, vº todo 200 doblas 1584 Barca Rodrigo Jordán, residente Francisco González, labrador tercera parte 733 res y 16 ms Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1584 Navío Juan Gutiérrez, vº de Cantabria Francisco González, vº todo 1584 Barca Gaspar Lorenzo, mareante, vº Álvaro Hernández, mareante, vº tercio 35 doblas 1584 Barca Luis Hernández, vº Gregorio de Alarcón, vº 1/2 60 doblas 1584 Barca grande Manuel de Castro, vº Pto. Santo Miguel Martínez, cura catedral 2/3 945 reales Diego Santos, vº 1/3 1585 Barca Juan Liandre, vº Gaspar López, mercader, vº Madeira mitad 30.000 reis portugueses 1585 Navío Antonio Mateos, portugués Francisco de Cabreja, y otros 2 partes y 1 parte 50 tn 200 ducados 1586 barca Pedro de Orihuela y otros, vº Manuel Gaspar, vº Ciudad Rodrigo 120 ducados 1586 Barca Álvaro de la Rocha, vº Tfe Pedro de Angulo, todo 30 ducados 1586 Barca Baltasar Álvarez, vº Sebastián del Toro tercera parte 25 ducados 1586 Barca Juan de Aguiar, vº Hdo. Ribero, est todo 150 ducados 1586 Barca Sebastián del Toro vº Luis Báez, albañil, vº 1/4 10 ducados 1586 Barca Luis Báez, cantero, vº Juan de Aguirre, hombre de la mar tercera parte 27 ducados 1586 Navío Domingo de Sa, portugués, vº Juan Ruiz de Alarcón y otros 1/4 45 tn 680 ducados 1587 Navío Alº Rodríguez Castillo, vº Daniel Bandama, mercader, vº 1/3 2.581 reales 1587 Barco grande Salvador Rodríguez, vª Tfe Luis de Padilla, vº todo 30 tn 500 ducados 1587 Navío Antonio Mateos, portugués Francisco de Cabreja, escribano pº todo 100 ducados 1588 Barca Luis Báez, cantero, vº Diego González, vº todo 45 doblas 1588 Navío Nicolás Díaz, est Pedro de Sojo todo 2.750 reales 1588 Barco de pesca Pedro Álvarez, pescador, vº Afonso Andrés, vº mitad 14 doblas 1588 Navío Gabriel Martín, vº Luis González, vº mitad 215 ducados 1588 Barca Luis Hernández, arraez Luis de Mendoza, ministril 1/4 32,5 doblas 1589 Navío Pedro Sarmiento, vº Pedro de Alarcón, vº navío 25 a 30 tn 400 ducados 1589 Nao Juan y Gregorio Alarcón, vs Jorge Álvarez, vº 1/4 1590 Barca D. Gonzalo de Saavedra, señor Francisco Lorenzo, mareante mitad 837 reales 1590 Barca Francisco Lorenzo, maestre Luis de Mendoza, músico mitad 1.080 reales 1590 Carabela Simón Álvarez, vº Guia Francisco de Molina, mercader todo 20 tn 3.000 reales 1590 Carabela Sebastián Álvarez, portugués Juan de Molina, vº Sevilla mitad 1.400 reales Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio 1590 Navío Diego Villar Ugarte, vº Gaspar López, res. todo 25 pipas 1.000 reales 1590 Barco D.Gonzalo de Saavedra, señor Diego Santos, mareante, vº mitad 825 reales 1591 Barca Manuel González, vº La Palma Cap. Juan Fernández 1/4 85 doblas 1591 Barca Cap. Juan Fernández Juan Felipe, vº todo 78 ducados y 8 reales 1591 Barca Juan Fernández vº Lanzarote Gabriel Mateos mitad 80 fs de trigo 40 doblas 1592 Barca Juan de Ortega, mareante Domingo Hernández, vº mitad 60 ducados 1592 Barca Domingo Hernández, mareante Luis Rodríguez, vº mitad 60 ducados 1592 Carabela Andrés Antonio, maestre, port Baltasar Pérez y otros todo 200 ducados 1593 Barca Luis de Mendoza, ministril Sebastián González, portugués todo 11 a 12 tn 600 reales 1593 Barco Diego Hernández, mareante Gabriel Martín, vº mitad 300 reales 1594 Navío Juan Fraile, port, maestre Cristóbal Mainel, vº de Indias todo 30 tn 220 ducados 1594 Barco de pesca Antonio Hernández, vº Francisco Hernández, vº mitad donación 1595 Carabela 2 vecinos Antonio Álvarez, vº Tfe, mercader todo 500 ducados 1595 Carabela Manuel Báez, portugués Roque Gómez, port 2/3 dote 1595 Barca Álvaro Hernández, mareante Fructuoso Hernández, mercader, vº 1/3 680 reales 1596 Lancha Inglesa Alº Díaz vº Antonio González, vº todo 100 reales 1596 Lancha Inglesa Antonio González, vº Gaspar Hernández, barquero todo 120 reales Año Tipo Vendedor Comprador Parte Tonelaje Precio |
|
|
|
1 |
|
A |
|
B |
|
C |
|
E |
|
F |
|
M |
|
N |
|
P |
|
R |
|
T |
|
V |
|
X |
|
|
|