RETllBLO DE EDUCADORES CANARIOS CONTEMPOM-NEOS:
DE VIERA Y CLAVIJO A CHAMPSAUR SICILIA
POR
OLEGARIO KEGiRIN FAJARDO
Con este trabajo queremos hacer una pequeña aportación a la
historia de la educación canaria, poniendo al alcance de los estu-diantes
y profesionales de la pedagogia las biografías, las expe-riencias
educativas y el pensamiento pedagógico de algunos pai-sanos
nuestros de otros períodos históricos más o menos aleja-dos
del que nos ha tocado vivir.
En ningún caso pretendemos con este estudio agotar las po-sibilidades
de búsqueda de los educadores y pedagogos canarios
más representativos en el tiempo. Lo que aquí aparece es sólo
una muestra seleccionada, en función de la propia marcha de
nuestras investigaciones, que no presupone la inexistencia de mu-chos
otros educadores de considerable entidad. No obstante, es
bastante probable que, a pesar de los avances que en el conoci-miento
de la historia de la educación canaria se produzcan en el
futuro; dichos educadores puedan seguir ocupando un puesto sig-nificativo,
cada uno en su nivel y en relación con las facetas pe-dagógicas
en las que destacara.
Por consiguiente; teniendo en cuenta e1 estadn a.ctllal de la
investigación histórico-educativa canaria, no es posible aún tra-zar
el cuadro completo de nuestros educadores y pedagogos más
significados en el pasado. Será preciso realizar numerosos estu-dios
en este campo antes de estar en condiciones de alcanzar di-
cho objetivo. De ahí que en esta ocasión nuestro intento no pase
de la elaboración de un retablo incompleto de educadores ca-narios.
a) Viera y Cln?.jijo,e ducador «ilustrado»
No es casual que abramos nuestro retablo con José de Viera
y Clavija. Como es bien sabido, Viera pasa por ser la figura más
representativa del rnovimie~to ilustrado canario y fue segura-mente
la que mostró una mayor preocupación por el hecho edu-cativo
y la reflexión pedagógica, de lo que son buena prueba sus
obras escritas y el quehacer educativo que desarrolló de manera
incansable en diversas actividades docentes. Curiosamente, sin
embargo, sus facetas de educacior y pedagogo no han sido consi-deradas
tradicionalmente de la misma magnitud que sus ciimen-siones
de historiador, científico, etc.
b) Edu.cudores can.arios en el eztrnnjero: los Ϳermano.s
Fernándex Ferraz
En realidad, en estos momentos no estamos aún en condicio-
Res de realizar un análisis exhaustivo, ni siquiera de presentar
una lista más o menos amplia de la obra y el quehacer de peda-gogos
y educadores canarios que por diversas circunstancias han
tenido que realizar sus actividades profesionales fuera de las is-las
Canarias. Esta es otra tarea por hacer! de suma importancia
y de gran atractivo.
Por 1.a razón apuntada. hemos de precisar que en esta ocasión
sólo nos ocuparemos del estudio de la labor educativa y el pen-samiento
pedagógico de los hermanos Fernández Ferraz, Juan
y Valeriano, liberales palmeros de la segunda mi7acI del siglo XIX.
Sirvan estos dos ensayos de homenaje a todos los educadores ca-narios
que a lo largo de la historia han tenido que saIir a deseni-pegar
sus tareas profesionales lejos de las queridas y aftoradas
peñas atlánticas.
706 ANUARIO DE ESTVDIOS ATLANTICOS
c) Francisco Maria de León. y la politica educativa
decimonónica
Don Francisco María de León y Xuárez de la Guardia ha sido
dado a conocer entre nosotros principalmente por Guimerá Pe-raza
en sus diversas facet,as de hombre público. Nosotros, en nues-tro
estudio, nos interesamos por sus dimensiones de historiador
de la educación canaria y por su constante preocupación por la
política de la educación regional. En esta última faceta destacan
los proyectos e informes que realizó en distintos momentos y res-pecto
a nix~eles educativos también diversos, si bien nosotros des-tacamos,
por su importancia, el interés que demostró por 1.a se-gunda
enseñanza canaria decimonónica.
d) Juan de la Puerta Canseco, maestro
Juan de la Puerta Canseco es el educador, el maestro tinerfe-ño
más representativo de la segunda mitad del siglo XIX. Consi-gue
aunar en su múltiple actividad su tarea educativa con la
realización de obras didácticas aplicadas a la realidad canaria
y su labor de divulgación pedagógica. Su intensa vida y su nu-merosa
obra escrita están exigiendo un estudio en profundidad.
Puerta Canseco, leonés, se ganó a pulso con su tenacidad, es-fuerzo
y lucha por resolver los problemas educativos del momen-to
la consideraci6n de canario de adopcitin.
e) Educadores religiosos: labor educativa de los Hermanos de
las Escuelas Cristianas en La Orotava (1.909-1941)
La acción educativa de las órdenes religiosas en Canarias es
otro de los capítulos que obligatoriamente engrosarán la histo-ria
de la educación canaria por hacer. Sea cual sea el juicio ge-neral
que nos merezca este tipo de enseñanza, la realidad es que
ha tenido una importancia fundamental entre nosotros a lo largo
de la historia, dada la temprana fecha de su implantación y la
influencia efectiva ejercida a través de la docencia.
En el apartado correspondiente nos ocuparemos de la activi-dad
educadora de los Hermanos de las Escuelas Cristianas en La
Orotava, no porque la consideremos especialmente destacable,
sino porque la conocemos en profundidad y puede servir de ejem-plo
del resto del quehacer educativo de I.as órdenes religiosas en
Canarias.
f) Baltasar Champsaur Sieilia, educador socialista
Nuestro autor puede ser considerado representante cualifica-do,
entre los enseñantes del nivel secundario, de la línea de edu-cación
laica. Este profesor de francés, un desconocido para sus a
propios paisanos, en sus últimos años presidente cie la Agrupa-ción
Canaria Socialista, en Las Palmas, fue el auspiciados de las O
ideas laicas en Canarias durante los primeros años republicanos - m
O
y defensor de las ideas de educación nueva y socialista durante E
toda su vida. 2
E
Champsaur Sicilia puede ser considerado como nuestro má-ximo
teórico en la línea de laicismo y el neutralismo escolares. 3
Si bien aUn es pronto para calibrar la originalidad de sus líneas, O-m
sí que se puede afirmar que su quehacer educativo, y en especial E
su folleto La escuela laica, le hacen merecedor de ser tenido en O
cuenta en la historia de la cultura canaria por méritos pro- -
pios. E a -
1. VIERA Y CL-WIJO Y L4 EDUCACIÓN CANARI-4 EN EL SIGLO XVIII 1") 3
O
El «il.ustrado» tinerfeño José de TJiera y Clavijo, clérigo enciclo-pedista
y librepensador, es más conocido por su obra A70ticias de Ea
histwia general de las islas Canarias y sus investigaciones natura-listas
y científicas que por su quehacer educativo o su pensamiento
pedagógico. Precisamente sobre ambos temas, prácticamente inex-í*)
Este trabajo apareció publicado en El Ma, de Santa Cruz de Te-nerife,
los días 23 y 30 de noviembre de 1980, y de nuevo dos días de ene-ro
de 1881, al ser galardonado con el premio de periodismo de investiga-ción
histórica Rumeu & Armas 1981.
708 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
plorados, trata este apartado, si bien sólo se ocupa de las dos etapas
canarias del autor (Tenerife, desde 1731 a 1'770, y Gran Canaria,
desde 1784 a 1813), sin entrar en esta ocasión, por motivos de- espa-cio,
en el estudio de su actividad docente en su período peninsular
ni en sus viajes de interés científico por el extranjero.
1.1. El arcediano que tenia la sonrisa de Voltaire
«En verdad, a juzgar por las obras y muchos papeles que dejb
escritos y a juzgar por su conducta en el arcedianato de Fuerte-ventura,
el historiador, humanista, naturalista y químico Viera
y Clavijo murió en 1813 en 1.a paz del Señor, sin sentirse tocado
de enciclopedismo o de vol.terianismo. Sin embargo, quienes le
conocieron en sus postreros años aseguran que, como una suges-tión,
como una obsesión, tenía constantemente contraido el rostro
con la 'sonrisa de Voltaire' ... », «... y su miedo no es, sin duda,
a esta semejanza, sino que día a día a este lector insaciable Vd-taire
se le mete más adentro en el alma. 1' simboliza así Viera
y Clavijo un estado de conciencia de los españoles cultos del si-glo
xv111: el. miedo a llevar las ideas que se apoderan de sus en-tendimientos
a sus consecuencias últimas.. .» '.
Esta sugestiva caracterización de nuestro personaje puede
quedar completada con el excelente retrato humano y psicológico
que servía de editorial a la Revista de Historia, de La Laguna, en
la celebración del segundo centenario de su nacimiento: ((De don
José de Viera y Clavijo nos emociona el orgullo; nos conmueve
su descenso del puesto magnífico, cuya posesión y rápida conquis-ta
nos admira; nos alegra, como canarios, la eficacia de su labor.
Químico y físico moderno en su siglo, él es el primero que vuela
en Madrid un globo aerostático, adopta el sistema de Newton y
en todo se coloca a la cabeza de los últimos adelantos. Ser el pri-mon
en 12s primicias del m?in(?e parece haber sidn !a divisa de
este canario avizor de Europa y de nuestros días.. . Con todo, don
José de Viera fue un fracasado que mitigó su fracaso en el estu-
1 D. BREZEl :a rcediano que tenia la sonrisd de Voltaire. Santa Cruz
de Tenerife, Biblioteca Canaria, s. f., págs. 1 a 13.
dio, y este fracaso suyo, que le ha borrado de los estudios uni-versales,
le empujó hacia nuestras islas para ser el historiador de
sus hombres y hechos, de su naturaleza y de sus tesoros artís-ticcs
... » -.
Otro de sus biógrafos, por sólo citar un ejemplo más, destaca
así una de las facetas básicas de su múliiple actividad que más
!e han distinguido :
((Réstanos sólo examinar el pedestal sobre que se yergue su
fama imperecedera, la 'Historia de Canarias', que ha llevado su
nombre a las Academias y a los gabinetes de los sabios y que no
consentirá que su memoria traspase el Leteo del olvido.. .N 3.
Una vez ?resentado el personaje, queremos decir que, con ser
muy interesantes las facetas de Viera citadas, nosotros estamos
calminando una amplia investigación relativa a sus dimensiones
de pedagogo (escritor de obras didácticas y autor de planes y pro-yectos
educativos) y de educador (ayo del hijo del marqués de
Santa Cruz, director del Colegio San Marcial del Rubicón. en Las
Palmas, profesor de ciencias naturales del Seminario Diocesa-no,
etc.), aspectos ambos menos conocidos y prácticamente inédi-tos
entre nosotros, de los que a continuación ofrecemos las pri-micias.
1.2. Evolución ideológica: de la escolástica al librepensamiento
José de Viera y Clavijo nació en el Realejo Alto, de Tenerife,
siendo su padre alcalde de aquel lugar. Poco después se trasladó
con sus padres al Puerto de La Orotava (hoy Puerto de I,a Cruz),
donde adquirió los rudimentos de las primeras letras y estudió la
latinidad. Entre tanto, segíh él mismo reconoce en sus Memo-rias,
~sintiósed esde luego estimulado de una feliz aplicación a la
lectura y no había clase de libros, fuesen devotos o profanos, de
historias o novelas, de instrucción o devoción, en prosa o en ver-
2 ctRevisia de Historia)), La Laguna de Tenerife, octubre-diciembre
1931. EdZtorial, 1731-1931.
J . RODRÍGL?EMZ omx Juicio critico del historiador de Canarias ífun
José de Viera y Clauijo, arcediano de Fuerteventura. Sa.nia Cruz de Te-nerife,
A. J. Benitez, 1913, pág. 137.
'710 ANUARIO DE ZSTUDIOS ATLAA'TICOS
so, en octava o en folio, en que no hallase pasto una curiosidad
vaga, sin gusto, juicio ni elección)) 4.
Al mismo tiempo que leia sin parar todo lo que caía en sus
manos, pronto empezó a componer, imitando las obras que más
profundamente habían calado en su sensibilidad, como el Guz-mán
de Alfarache y la vida de Santa Genoveva (a ejemplo de la
primera, escribió Jorye Sargo; sobre la segunda compuso una tra-gedia
en versos. Tenía entonces alrededor de catorce años y ya
se pueden apreciar la imaginación y la sensibilidad que le carac-terizarían
como escritor).
Finalizados sus estudios de latinidad, pasó a cursar la «filo-sofía
peripatética y la teología escolástica» en el convento y es-tudio
de Santo Domingo de la Villa de La Orotava, famoso en su
género en aquellos tiempos por la calidad de la enseñanza impar-tida.
Mientras defendía c~conclusimes públicas y claustrales con
particular lucimiento)), habiendo asumido en profundidad los es-tudios
escolásticos que realizaba, ocurrió un hecho que el propio
Viera expone de la siguiente manera: «En ~ e d i ode la lóbrega
noche de estos miserables estudios, llegó de improviso a alum-brarle
una ráfaga de feliz claridad. Por fortuna le dio a leer un
amigo suyo las obras críticas de Feijoo, y al paso que las iba le-yendo,
o más bien devorando, se iba presentando a su razón otro
nuevo mundo científico, y a su espíritu, otros inmensos horizon-tes.
Así fueron éstas como las primeras semillas de cultura y li-teratura
sensata.. .)) j.
A partir de dicha lectura el joven Viera cambia el rumbo de
su aventura intelectual: «sin pérdida de tiempo se aplicó a tra-ducir
el inglés, francés e italiano, con algunas nociones del grie-go,
cuyos iibros, instruyéndole, ciesengañáncioie y ciivirtiéncioie,
lo hicieron vivir en el siglo de las luces en que nzuchos no vi-ven)).
A pesar de todo, Viera prosigue su carrera eclesiástica. adqui-
",?ly?z=yia~ ywe ei, r&acidn ,vn &te;r~ye& rscyib.16 JcyS
de Viera y Clavijo. La Orotava, Impr. Orotava, 1927. Estas memorias fue-ron
redactadas por Viera para Sempere y Guarinos, que Io incluye en su
obra Emayo de una bibliotecd española de los mejores escritores del rey-
?lado de Carlos III. Madrid, Imprenta Real, 1785.
5 Memorias ..., op. cit., pág. 5.
riendo pronto fama de predicador sobresaliente, a quien se le en-comendaban
los sermones más importantes del momento. Pero
cuando se instala en La Laguna con sus familiares ya tenia, en
palabras de Moure, ((el ánimo empapado del espíritu de duda y
análisis en cuyo ambiente se había movido en e! Puerto de la
Cruz» 6.
1.3. Estado cultwral de la capitnfi isleña en el siglo XVIIl
Manuel de Ossuna, refiriéndose a la realidad cultural tinerfe-fia
de la segunda mitad del siglo INIII, la caracterjza de la mane- a
ra siguiente: «Así he de evocarles el recuerdo del movimiento
intelectual y artístico en aquel glorioso período que podríamos o
llamar edad de oro de la Historia de Canarias, el fomento de Ia --: m instrucción pública, los centros docentes que se crearon en esta O
E
ciudad y los varones y mujeres ilustres que nacen en aquella ge- SE
neración, esmaltándola?) 7. E
Sin embargo, en opinión de Moure, en el momento de su Ile-
3
gada a La Laguna, Viera encontró un ambiente poco favorable
- para seguir desarrollando su formación librepensadora y su ca- 0
m
E
pacidad crítica. Incluso las instituciones educativas de rango se- o
cundario y superior de las órdenes religiosas instaladas en Tene-rife,
en otro momento importantes focos de cultura y estudio, se n
E
encontraban caducas y extenuadas. De hecho, a pesar del optimis- a
2 mo de Ossuna, todo el esfuerzo del Cabildo se reducía a sostener. n:
dos maestros de primeras letras y uno de gramática n
3
O
6 J. RODRÍGUEZ MOURE: OP. cit., pág. 10 y SS.
7 M. DE OSSUNA: Cultura social de Canarias en los reinados de Car-los
III y Carlos ZV (conferencia impresa). Santa Cruz de Tenerife, A. J.
Benítez, 1914. Ossuna, zl que han seguido otros autores mas recientes, da
una visión creemos que excesivamente optimista de la realidad cultural
canaria en el siglo XTIII. En todo caso, estamos necesitando múltiples in-vestigacio~
es monogr6ficas que nos permitan llegar a conocer más en
profundided y con Ia máxima objetividad zquella realidad, por encima
de tópicos e hterpretaciones esotéricas que difícilmente se adaptan a la
redidad canaria del Siglo de las Luces.
8 Toda la problemática de la enseñanza. primaria tinerfeña de finales
del siglo XVIII ha sido estudiada por J ~ s ú sN EGRÍNe n su Memoria de li-
712 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
En todo caso, es cierto que en aquellos momentos fueron apa-reciendo
en la histórica ciudad diversas tertulias literarias o cien-tíficas,
entre las que destacaba la que reunía en su palacio el mar-qués
de Villanueva del Prado, Tomás de Nava? «a la que concu-rría
casi todo lo más selecto de Tenerife y aun de las otras islas)).
Otras tertulias famosas fueron las organizadas por el doctor Sa-viñón,
Luis Román y Machado y la marquesa de San Andrés.
Nuestro Viera y Clavijo se incorporó bien pronto a la tertulia
de TTillanueva del Prado, merced a sus producciones literarias de
tema lagunero y otras obras festivas, así como a su consideración
de clérigo. Las características naturales y la preparación cultural
de Viera se impondrían de inmediato en la línea ideológica de la
tertulia. Precisamente de esta su primera etapa canaria en ín-
+;m" nhmn*n*+n"r>;Xn ,-.,-.m l., m;nnr.:h ii:1.,n+..rir7n,. A"+, -1 ,,Al:":" c s r u a L U ~ U ~ L L ~ C LaLL s v l s ~ u l Li a s u s r ~ lua~ n i r u ~nuu as u n L a c s ~ U ~ - L L D ~ D
más lúcido y certero que conocemos sobre la realidad educativa
tinerfeña del siglo xvmt que pasamos a comentar a continua-ción.
1.4. El SZndico Personero general o el estado de La enseñanza
tinerfeña del siglo XVIII
Viera, utilizando como seudónimo la figura del llamado a de-fender
los intereses populares, se dirige de manera simulada al
Cabildo de la isla a través de cinco memoriales, a principios de
1764 9.
cenciatura, inédita, La ensefianza prinmria en Tenerife. Madrid, Facultad
de Filosofía y Letras: 1978. Véase: además, V. MORALELESIZ CA'IO: La ({Ilus-tración))
en Canarias, en ({Anuario de Estudios Atlánticos)), núm. 11, 1965,
y A. CIORANESCVUi:e ra y Cluvijo y Ea cultura pancesa, en «Revista de
Historia)), octubre-diciembre 1949.
9 El título genérico de los memoriales es El Síndico Persoaero Ge-neral.
Obra patriótica escrita periódicczrne?zte en Za ciudad de La Laguna.
Manuscrito. El memorial primero fue dado a conocer en enero de 1764;
el segundo y el tercero, en febrero del mismo aiío, y el cuarto y el quinto,
en marzo también de 1764. Los contenidos sobre los que trata son, res-pectivamente,
los siguientes: problemas de la enseñanza. tinerfeña y sus
soluciones alternativas, la enseñanza de las primeras letras, la enseñanza
secundaria y técnica y el desa.rrollo económico. los estudios de latinidad
Quizá es el primer memorial el que plantea con mayor cla-ridad
toda la problemática educativa tinerfeña de la segunda mi-tad
del siglo XVIII. Se queja de que se ha perdido en Tenerife el
celo por la causa común, así como de la nula aportaci6n de los
canarios en el extranjero, y sobre todo de la fdta de patriotismo:
«Si Tenerife conoció en algún tiempo el dichoso encanto del amor
a la Patria, ya no lo conoce.))
Refiriéndose al comportamiento de la mayor parte de los ca-narios,
hace una afirmación, desgraciadamente válida en buena
parte en la actualidad: da falsa comodidad, la indoiencia, los in-tereses
particulares, la incivilidad, la ignorancia, la superstición,
1.a vida oscura y el salir cada uno del día por donde puede son las
partes que hace el principal carácter del grueso de nuestros com-patriotas}).
Para cada uno de estos úitimos sugiere como epitafio:
«aquí yace quien supo vegetar».
Crítico, pero siempre positivo y optimista, como buen ilustra-do,
Viera manifiesta su esperanza en el renacimiento cultural
que sobrevendría a Canarias si se llevaran a cabo las reformas
educativas y culturales que propugnaba en los distintos niveles
educativos. No deja de aprovechar la ocasión, no obstante, para
exponer la situación de la enseñanza en Tenerife, en breves pero
clarificadoras palabras : &a educación de la juventud es las-timosa;
y no sería tampoco perdido el tiempo que V. S. emplease
en ver cómo se le puede dar una forma más regular y mlls cle-cente.
La República pide Ciudadanos que sean su adorno y sus
delicias, y la infeliz educación se los niega. A V. S. pertenece re-mediar
dei modo posible esta desgracia, que es la ponzoñosa raíz
de todas las desgracias de un pueblo.. .»
Viera pide al Cabildo en concreto que se establezca un semi-nario
para la educación de los jóvenes de ambos sexos, que se
anime a los padres y maestros a dedicarse serjamente a la educa-ción,
{(que se aplicaren seriamente a formarles el juicio y recti-ficarles
el corazón)). No deja de mencionar nuestro autor la ne-
-..-:A-A A- $--n-+.-.m ~1 n c t ~ , A ; n Jn ovtfic ~ < t i l o o7 7 ,-lo 1-c ninnniqc
C C ~ ~ Uu~c Uiu ulclliiai ci CDLUU~U uc C(IL C . ~U L I L L . ~ J LIC. IUU ~ILAILZ(;IU
«objeto digno de 1.a atención de la grarideza de V. S. Tenerife por
37 el c~ltivo de la elocuencia. Es obvio que un documento de estas carac-teristicas
merece un estudio mas amplio.
7 14 -4NUArZIO DE ESTUDIOS ATL.4NTICOS
RETABLO DE EDUCADORES CANARIOS CDNTE~~PORÁNEOS 11
este lado hace una figura muy pobre y muy deslucida en el gran
teatro del Mundo ... V. S. es el Cabildo de un país que todavía
vive en los funestos siglos 10 y 11)).
Finalmente, refiriéndose a la enseñanza de la lengua latina,
viene a decir : « i Miserable Gramática de Tenerife, tu no eres la
prec'iosa iengtia latina que forma en otros Reynos los hombres
que pueden ser útiles a la República y a la Iglesia! Tu no cono-ces
aquellas bellezas naturales: ni aquellos sencillos primores de
.los autores del Siglo de Augusto.. .»
1.5. Viera y Clavzjo, direct0.r del Colegio Sm2 -Warcial,
e,n. Gran Cana~iu
La vüelta a Canaria:, de 'v'iera, despu6s de su segundo viaje al
lextrailjero, no significó ningún freno para las múltiples activida-des
que acostumbraba a reaiizar. En seguida, además de a !as
obligaciones propias de su cargo, dedicó todo su tiempo a realizar
trabajos para la Sociedad Económica de Amigos del País de Gran
,UPaqu,-c,ou,J.iao, ,r,o;n+,t,A,u;Au,-I.u o uAT*; Lfianlc-&Lc*.+,.L.u% . L-:,.-Ia:2:-C- IILLIILU y 1L:d.-I----L-- C L ~ L L ~ Ua, si i01i10 di-versas
actividades de enseñanza. Por la índole de este trabajo nos
ocuparemos únicamente de estas últin~as.
Significativo de la valía y el prestigio que Viera poseía fue su
nombramiento de socio honorario, y después, director de la So-ciedad
Económica grancanaria (era socio de la tinerfeña desde
1778). Para instruir a los socios y público en geeneral, en 1790 dio
en su casa un curso de Historia natural de dos clases semana-les;
además, costeó a la Econúinica el alquiler de la casa en la
que estaba instalada la clase de dibujo y sufragó de su dinero los
gustes & 2rr@9 C1,e 12 ~I~~~~~ 2 6 2q ue para tal ~ b j e t eha bía d=-
nado Encina.
Además de la realización del importante Diccionario de la His-toria
Natural de C'unarias, reunió en su casa el primer gabinete
de Historia Natural y de Física que existió en Canarias, en el* que,
además de l a máqcinris para lec experimentos a les que se Ue-dicaba,
coleccionó y clasificó «todo lo que en los tres reinos de
la Naturaleza produce el Archipiélago)). Viera donó a su muerte
esta colección al seminario conciliar, en el que fue profesor de
tales ciencias.
Núm. 28 (1982) 715
En esta su segunda etapa canaria, quizá el hecho más signifi--
cativo desde el punto de vista pedagógico fue la participación de.
Viera en e!. establecimiento del Colegio de San Marcial del Rubi-cón,
instalado en Las Palmas de Gran Canaria, así como en las ta-reas
directivas del mismo durante una época de su existencia.
El Colegio San Marcialt zunque deseado y pensado desde dos.
siglos antes, fue inaugurado en febrero de 1786 con la finalidad
de disponer y preparar a los colegiales (los mozos del coroj para
el sacerdocio, «si tenían vocación para ello, procurando, en caso,
contrario, hacerles ciudadanos aptos para obtener y desempeñar
aquellos cargos para los cuales se exigía cierto grado de educa-ción
y cultura que no a todos es posible poseer» lo.
E1 Pían pura la fundación de un Colegio de ni'ños de2 coro de
la Santa Iglesia Catedral y el Reglamento para el gobierno del
propio colegio fueron realizados por Viera y Clavijo. Ambos do-cumentos
poseen un innegable valor pedagógico y por la entidad
de su autor y la escasez de documentos de esa época pueden ser
considerados de notable importancia para la Historia de la educa-ción
canaria.
E1 primer director del colegio fue José de Viera y Clavijo,
que también tomó parte muy activa en la realización de los Es-tatutos
del centro, al que siguió protegiendo durante su exis-tencia.
Aunque en una publicación de estas características no es PO--
sible realizar con 1.a intensidad g profundidad requeridas el nece--
sario análisis de la dimensión educativa y pedagógica del queha-cer
y el pensamiento de Viera y Clavijo, sí que es posible con--
cluir este trabajo afirmando que la valoración positiva de las fa--
cetas mencionadas de nuestro autor tiene fundamento.
10 J. FEO Y RAxos: La funMdn del colegio San Marcial en Las Palmas
y la dirección de Viera y Clavijo, en «El Museo Canario)), núm. 1, enero--
diciembre de 1933.
716 ANUARIO DE ESTVDIOS ATLANTICOS
De hecho, el planteamiento crítico de la realidad educativa
canaria, tinerfeña en particular, que realiza en el Sindico Perso-nero,
es, a nuestro juicio, uno de los análisis ((ilustrados» de ma-
.yor rigor y con más capacidad de persuasión entre los conocidos,
.y no solamente en el. caso canario. Además, dada la penuria exis-tente
en el campo de la reflexión pedagógica de aquellos momen-tos,
los memoriales de Viera se convierten en un documento de
extraordinario valor histórico-pedagógico para la Ilustración es-pañola
en su conjunto.
No se limitó Viera, con ser bastante, a escribir los citados me-moriales.
En su etapa tinerfeña, su participación en el aspecto
educativo se extendió. también a la más amplia colaboración en
todas las actividades culturales que se realizan en la entonces
capital de la isla, a través de la tertulia del marqués de Villanue-va
del Prado.
A la vuelta de su etapa peninsular e internacional, no decayó
Viera de su dinámica actividad. En el período grancanario, hasta
eI final de sus días; siguió dedicado a la investigación científica,
colaborando asiduamente en las labores culturales de la Sociedad
Económica grancanaria. Fue clave su participación en la funda-ción
del Colegio San Marcial y muy significativo el encargo que
se le hizo de impartir las clases de ciencias naturales en el Se-minario
de Las Palmas.
En definitiva, podemos decir que Viera y Clavijo, considera-do
como educador y teórico de la educación, ha de ocupar un lu-gar
bien significativo en la Historia de la educación canaria, aún
por realizar. Esperamos que este trabajo sirva de punto de parti-da
Faid el!o, profundizande 23 e! esed&G de las di-mensiones
citadas de Viera estaremos en condiciones de hacer un
análisis más profundo y una valoración más objetiva de su ver-dadera
talla como teórico de la educación canaria dieciochesca.
El reto es ambicioso y ofrece dificultades de distinto signo, pero
Eerzze la. p-a afrentar!=.
Estamos necesitados de una historia de la educación canaria
que nos permita tener una idea de conjunto, panorámica, de las.
principales líneas de desarrollo de la enseñanza en todos sus ni-veles
y que al mismo tiempo nos facilite el inventario de mes-tros
principales educadores y pedagogos a través de nuestra his-toria.
Dicha historia de la educación no podrá dejar de plantearse el
estudio del pensamiento pedagógico en nuestras islas, as2 como el
tratamiento específico del problema del analfabetismo en Cana-a
rias, por' poner un ejemplo sustantivo, temas que de seguro po-darr,
ss mu c h~sp a ~ t a sd e e;rp!icaciSn dctrca íie b s i a t e s de.
o nuestras características como 3ueblo. n -
Pero la susodicha historia no puede surgir de la nada o de la m
O
E
mente febril de algún «estudioso» del tema. Es preciso realizar E
2
antes numerosas monografias que vayan cubriendo las amplias E
la,gunas existeiltes en este campo.
En el sentido apuntado? doy a conocer en esta ocasión un 3
primer trabajo, al que seguirán otros, sobre una parcela de la his- -
0
m
E toria de la enseñariza poco conocida y cixl.tivacta. Me refiero al es- o
tudio de los pedagogos y educadores canarios que por diferentes.
motivos tuvieron que realizar su labor educadora fuera de su tie- n
E
rra, aunque siguieran manteniendo fuertes lazos de afecto con a
ésta. n
2Por que empezar por Juan Fer'nández Ferraz? En realidad n
podía haberse emprzado por cualquier otro autor, especialmente O3
por Valeriano Fernánclez Ferraz, su hermano mayor y protector
(autor del que nos ocupamos en el apartado 3). Sin embargo, este
ÚItimo ha sido estudiado entre nosotros por el eminente escritor
palmero don José Pérez Vidal en diferentes ocasiones, cosa que-no
ha ocurrido con su hermano Juan, que sigue siendo en l3uena
p r t e un total desconocido=
!*: Este trabajo fue publica20 por EE DiU, de Santa Cruz; de Tenerife,.
el 8 c7e febrero de 1980. En esta ocasión zpirece aumentado con notas
aclaratoria.
718 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Otra razón que justifica la elección es que Juan Fernández
Ferraz pertenece a la línea liberal, laica y librepensadora del si-glo
xnr, tan olvidada, por causas obvias, en los últimos tiempos,
y que es preciso rescatar para la historia de la enseñanza ca-naria.
2.1. Datos bio-bibiiográficos
Pérez Vida1 escribió hace tiempo una obrita ligera, aunque
preciosa, sobre Valeriano Fernández Ferraz, en la que aparecen
bastantes datos acerca de la familia de éste (Viento y tormenta
de una vocaciónj ll. En resumen, puede decirse que, además de
Valeriano y Juan, otros dos hermanos, Víctor y Juana, llegaron
a.i a- rulynu~r, is& v n;nvt~-i- * i n n - i n n n & m on n1 nnmnrr J n l r i ~la t*i-c< I , rAqc<a AL LLLL ia y r ~ ~ ~ ~ ~ r LuU ~ GrL rLa~Lur yav uc, la2 r c , u a u \ v L a u L
C. L - ~ A R I SDe:s arrollo de las ideas en Costa Rica. San José d e
Costa Rica, 1975). Sin embargo, ia talla doctrinal de Valeriano
hace que sus hermanos queden siempre en un segundo plano,
eclipsados ante la figura venerable de aquél.
Nuestre uctm r,ariS en La Pahu e! UG de r?layv de IR@. Se
licenció en filosofía y letras por la Universidad de Madrid, rea-lizando
sus últimos estudios de la carrera siguiendo las ense-ñanzas
de los dicípulos de Sanz del Río, fundadores con posterio-ridad
de la fructífera Institución Libre de Enseñanza.
Ocupaba buena parte de su tiempo colaborando activamente
en la prensa política, religiosa liberal (La Luz) y científica (El
Liceo Escolar) de la época. Asiduo colaborador de La República
Ibérica, La Libertad y La Federación, combatiente sin descanso
por la inlplantación de la República. Juan representaba en Ma-drid
a la j~~.venti~r.Cep!i -il~71.icamd e Canarias, llegando a fig'irar
en la famosa junta central.
En medio de sus actividades encontró tiempo aún para tra-ducir
obras y opúsculos liberales que le suministraba la Sociedad
11 El titulo completo es: Viento y tormenta de una vocación (contri-bución
a una biografía de...). Santa C m de Tenerife, S. A. Más datos
sobre la familia Fernández Ferraz se pueden encontrar en las memorias
del doctor VALERIANFOE RNÁNDEZ FERRAZR:e caerdos de ía vida y errores
de un profesor trashumante, en «Revista de Filosofía de la Universidad
de Costa Rica», 14 (19641, págs. 211-252.
Núm. 28 (1982) 719
Biblica, de Londres, hasta que en 1871 recibió la invitación de su
hermano Valeriano para impartir clases en el recién creado cole-gio
de segunda enseñanza San Luis Gonzaga de Cartago, en el
que se pensaba llevar a la práctica las ideas pedagógicas de la
Institución Libre de Enseñanza.
No decreció su actividad en Costa Rica, si bien aquí destacaría
más como educador que como periodista. Para dar idea de la enti-dad
que alcanzó bastará con citar algunos de los cargos que desem-peñó
: en 1871, profesor de Estética, Retórica y Poética, entre otras
materias, en el colegio citado; de 1884 a 1887 fue director del ins-tituto
universitario y profesor de Filosofía en el mismo; en 1886,
inspector general de Enseñanza; 1890-91, director de la Oficina de
Estadística, y en 1895, director del Museo Nacional ;2.
Juan Fernández Ferraz no dejó de cultivar su vena periodísti-ca,
pero aquí nos interesa insistir en sus actividades pedagógicas
y didácticas. De su labor didáctica quedaron las Cartas esco1a.s.e~
(1888), Librito de deberes (1889) y Programas pura un curso de
recitación en. las escueZas superiores normales e institutos de se-gwnda
enseñanza, entre otras 13.
2.2. Pensa.miento educativo
Para que el lector se haga una idea del talante ideológico y de
la línea pedagógica de nuestro autor, además de lo que pueda
deducirse de lo dicho hasta aquí, puede decirse que Juan Fer-nández
Ferraz es el representante más genuino del movimiento
krausista y librepensador en Costa Rica a lo largo del siglo x ~ .
Juan fue discípulo de los pedagogos liberales y laicos de la
se,gunda mitad de nuestro siglo x~sd,e la talla de un Giner de los
Ríos, de un Cossio, etc., y partidario acérrimo de la orientación
12 LÁSCARIS; op. cit. Se--da edición actualizada. Véase especialmente
págs. 155 a 175.
13 Mgs datos en el estucüo que !e dedica Láscaris en su obra citada,
Desarrollo de las ideas en Costa Rica, págs. 168 a 175. Toda la obra escrita
de Juan Fernández Ferraz se encuentra depositada en la Biblioteca Na-cional
y en la BibIioteca Universitaria de San José de Costa Rica.
720 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
laica de la enseñanza pública, alejando a la Iglesia de las fun-ciones
escolares En este sentido, Ferraz se expresa con claridad
meridiana en una polémica mantenida con el sector clerical de
Costa Rica : u.. . profesamos el dogma de que cada organismo so-cial
debe obrar con independencia, y tan intrusión nos parece la
del obispo y su clero en la enseñanza como la nuestra en su Igle-sia
y culto)) 14.
Se puede apreciar que el planteamiento pedagógico de este
problema ideológico coincide plenamente con el de la línea libe-ral
y republicana de la época: partidario de la enseñanza neutra,
de la escuela activa y del máximo respeto a la infancia eran, en
general, hombres religiosos, aunque partidarios del poder educa-ti7.
r~ &&.! frente 2 privi!eg& tradicionaler & Iglesia en
este dominio.
En el sentido apuntado no resulta extraño que Ferraz diga:
«Nuestra civilización es cristiana: cristiana debe ser nuestra edu-cación..
. )), .. . la escuela primaria convienen todos los tratadis-tas
debe estar bien dotada de una atmósfera religiosa)), aunque
más adelante matice: «Donde el hogar. y la Iglesia se prestan,
como es justo y conveniente, a esta importante enseñanza, bien
puede considerarse la escuela perfectamente neutral en materia
religiosa> 15.
2.3. Valoración
Luis Felipe González, en su obra Historia de. la influencia ex-tran.
jera en el desenv.oLvimiento educacional y cientifico de Costa
Rica l6, define así la actuación pública de Juan Fernández Fe-rraz:
«Debe considerarse este ilustre profesor como uno de los
progenitores de nuestra cuitura nacional. Su influencia en Ia evo-lución
religiosct-l.iberal, ejercida desde la cátedra y la prensa,
14 Citado por LÁSCARISo,p , cit., pág. 170.
15 Ibidem, pág. 172.
16 La obra de Luis Felipe, en su edición más reciente, lleva fecha de
1976, editada en San José de Costa Rica por la editorial Costa Rica. De
este mismo autor es preciso conocer: Euolución de Ea instrucción gníblica
en Costa Rica. San José, Editorial Costa Rica, 1978.
constituye quizá uno de los mejores galardones de su acción cul-tural.
»
Mientras Valeriano, insustituible punto de referencia, fue el
pensador profundo, el organizador y el cerebro de las actividades
educativas emprendidas, Juan, «escritor polifacético, combativo,
de ideas tajantes y con gran dominio del artículo» 17, como lo de-fine
Láscaris, tuvo una influencia decisiva en la orientación laica
de la ensefianza pública en Costa Rica.
Para finaiizar, nada más oportuno que transcribir la valora-ción
que de nuestro autor hace el citado C. Lascaris: «No alcan-zó,
sin embargo, el prestigio, pleno de respeto, de su hermano.
-4caso por su figura física, mas desmedrada y menos patriarcal,
acaso por su mayor acometividad y extremismo: aunque muy
estimado -y considerado por muchos como el más inteligente de
los dos, suele citársele en
fama de sabio, aunque sí
sor» 18.
forma colaterai. En todo caso, no tuvo = m de buen escritor, investigador y profe- O E
E
2
E
3. VALERIAKFOER XÁKDES FERRAZE?L . «VIEJO PROFESOR)),
ORGANIZADOR DE LL ENSE~ASZA XEDL~ COSTABI~ICENSE (*)
Valeriano Fernández Ferraz -para los costarricenses, el (3oc-tor
Ferraz, canario de La Palma (1831-1925)- pasa por ser un
desconocido para las nuevas generaciones isleñas y para el pue-blo
en general. Entre nosotros se ha ocupado de estudiar su obra
y actividad el profesor Pérez Vidal, pero sus interesantes y me-ticulosos
estudios sólo han llegado a la minoría de especialistas
que tienen acceso a publicaciones académicas específicas 19.
Teniendo en cuenta la realidad enunciada, este artículo encie-
17 LASCARISo,p . cit., págs. 168 y SS.
1s Ibidem, pág. 168.
(*) Este trabajo se publicó por EL BU, de Santa Cruz de Tenerife, el
25 de marzo de 1980. Aquí se reproduce puesto al dia y con notas comple-mentarias
realizadas con este objeto.
19 A consultar Za agradable obrita Viento y tormenta de v,na vocnción,
op. cit., y especialmente Don VuleriCLno Fernáizdex Ferrax, en la Universi-dad
de La -EIabanu, en «Museo Canario)), 14 (19451, Las Palmas de Gran
Canaria.
722 A-VUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
rra el propósito de colaborar en lo posible a la divulgación de
nuestro pasado isleño, en el ámbito educativo y pedagógico, en
este caso, a través del quehacer docente del doctor Ferraz. Este
fue una figura intelectual de relieve en el Madrid de los años se-senta
del siglo m. Asistió asiduamente a la tertulia canaria del
café Universal, junto a Galdós, F. León y Castillo, marqués de la
Florida, J. Plácido Sansón, entre otros 20.
En esta ocasión no se analizará la trayectoria pedagógica de
Ferraz en España ni tampoco en La Habana, sino que se tratará
de resumir su quehacer educativo y su ideario pedagógico en
Costa Rica, y especialmente en torno a la organización de la en-señanza
secundaria2' por un hombre que. al decir de Láscaris,
«no tuvo adolescencia ni juventud. Desde un principio fue 'el
viejo profesor'. En las fotos destaca siempre; siempre los cle-más
centrados en él, y siempre él correcto y un poco ausente»
3.1. ¿Quién fue el doctor Ferrax?
«Nací en Santa Cruz de la Palma, mejor a mi parecer y en
mi afecto, que ninguna de las otras Islas Canarias y que todas
las demás del inundo.» De esta manera empiezan sus Memorias,
que continúan así: «cometiendo mi padre, y 15 años después buen
amigo mío, la equivocación de ponerme un nombre que nunca
me ha gustado para nada.. .» B. Cada lector podrá sacar las conse-cuencias
que crea oportunas de tales afirmaciones, que en algún
sentido definen rasgos de la personalidad del autor.
Para acercarnos a cuáles fueran los méritos académicos del
21 Vease al respecto el artículo de PÉREZ VIDALC anarias en Gald!ds, en
({Anuario d.e Estudios Atlánticos)) (19731, Las Palmas de Gran Canaria.
21 Eh las IV Jornadas de Estudios Canarias-América, celebradas en
octubre de 1981 en Santa Cruz de Tenerife, presenté una ponencia con el
titule T7&?rinne Ferrzchrile?? Fer?n$ nrgnni-,nlni l e Ea B%YP&~"L~ ~,"~21;"-
daria en Costa Rica, que será publicada prdxhamente por la Caja de
Ahorros de Tenerife, or,gmizadora de las Jornadas.
22 C. Lxsc.4~1~D: esarrollo de las ideas e n Costa Rica, op. cit., p8g. 157.
-i V. FERNÁNDEZ F'ERRAZ: Recuerdos de la vida y errores de un profe-sor
trashumante, op. cit., pág. 228.
Wúm. 28 (1982) 723
doctor Ferraz nada mejor que exponer un apretado resumen de
su «curricul~umn: Doctor. en filoiogía clásica por la Universidad
de Madrid, obtuvo, por oposición, las cátedras de Latín y Griego
del Instituto de Jerez de la Frontera (1859), de supernumerario
de Griego de la Universidad de Madrid (1866), de Arabe de la Uni-versidad
de Sevilla (1866) y de Arabe de la Universidad de Ma-drid
(1868). Por intermedio de Montero Ríos, en 1869 aceptó el
contrato para organizar el, Colegio San Luis Gonzaga, de Car-tago
de Costa Rica. Permaneció en Costa Rica de 1869 a 1882.
En este año, mayo, pasó a Cuba, donde desempeñó las cátedras
de Arabe, Historia de la Filosofía (ganada por oposición) y Me-tafísica,
y ocupó en 1888 el Decanato de la Facultad. En 1890 re-cibió
el encargo del Gobierno costarricense de reorganizar la en-seflaiiza
iiaciondl y ea dicho pais iesiiiiria hasta SU m=erte, 23
1925 2C.
De estudiante en Madrid, fue de los fundadores de la Revista
Universitaria, luego transformada en Revista de Instrucción Pú-blica,
cooperando activamente con los grupos lib.-.rales y krau-sistas.
Después de ocupcrr los puestos a los que me refería ante-riormente,
llegó un día del año 1869 a Costa Rica, como dice Lás-caris,
«rodeado de una aureola de prestigio (el doctor, el cate-drático
de la Universidad de Madrid), causíl gran impresión aquel
hombre. Alto y seco, borhado y con levita: ojos miopes de dulzu-ra
encandilada, sereno en el hablar abundoso y siempre sabio,
blando en la disciplina y de severa exigencia en la conducta, fue
durante medio siglo en Costa Rica el profesor por excelencia)).
Ideológicamente puede ser adscrito al krausismo que impreg-naba
todos sus actos, aunque se mostró siempre independiente
de todo grupo en su quehacer pedagógico en Costa Rica. Racio-nalista
en toda ocasión! cultivador de los c1,ásicos y del panenteís-mo
(intento de llegar a la conciliación entre e1 teísmo y el pan-teísmo,
tesis fundamental del sistema filosófico del alemán Krau-se),
era un traSajador infatigable, modelo de conducta profesional
y personul, qlw lngrb crear un equipo de colaboradores capaz de
24 Más datos biográficos del doctor Fernandez Ferraz pueden encon-trarse
en Ia obra cita.da de PÉmz VIDAL, Viento y tormenta ..., en sus Re-czterdos..
. , y en mi ponencia también citada en la nota anterior.
724 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAXTICOS
poner en marcha la enseñanza del país difundiendo su devoción
Iiurnanista por 1,a cultura y la convivencia.
3.2. Ideario pedagógico
El krausismo se desarrolló en Costa Rica a través de !a labor
docente de Valeriano Fernández Ferraz. Si bien hay que tener en
cuenta dos particularidades :
a) La metafísica krausista se transfundirá en Costa Rica en
forma de racionalismo, con sentido religioso. pero aconfesional.
b) Al carecer de tradición escolar generalizada, el krausis-mo
educativo. por obra de los Fernández Ferraz, será el basa-mento
de ia naciente enseñanza media costarricense U.
Se puede decir que, en su aspecto pedagógico, el krauaismo
costarricense se caracterizará por: el repudio de los internados,
la sustitución de los castigos por la conducta ejemplar del pro-fesor,
el sentido filológico clásico de la cultura y la exigencia de
auiorrespunsabiiidad dei edücaiido. En la üilivei-sidad, en dyue-
110s tiempos reducida a la Escuela de Derecho, el krausismo fue,
con el positivismo. desde 1871 hasta prácticamente el 1915, el
trasfondo filosófico que llevó al racionalismo y al liberalismo a las
generaciones que iban a organizar el Estado costarricense duran-te
los siguientes cuarenta años.
En el pensamiento del doctor Ferraz, la enseñanxa cultiva
nuestras facultades, mientras la educación se encarga de dirigir-las.
El fin propio de !a enseñanza así concebida era «la defensa
y propagación de la verded, y a esto se encamina la educación,
-~..-AuA,~.-..A~.. u l u c l a*u- an . 7 ,-Arn .,-v.l;n nnY,t;Jn Tr +fi.-l.-,o e,,- ,.c,l.,n;nno~ CM au ulaa aluplv DCLLLIUU y GIL L V U ~ Q DUQ ILI(LC.IVIILO
posibles)).
Partidario, como buen liberal y krausista. de la escuela Única,
defiende también la educación nacional, íntimamente unida a
aquélla, a cargo del Estado, y que justifica diciendo : K.. . la ins-
+ v i i n n i A n no ,i~,m i n i c t o r i n niíhlion -rr dn ~ l t í c i m nin tprPc n~pinng l I.I ULLIVII LiJ UII I I I I I I I U L C I L I " y UUILCIV J UL. U L U I V I I I L A V A I I C l l .-u, & A L & V * " I A U I
en los pueblos modernos. Pueden y ciertamente deben contribuir
a su fomento y propagación el interés y la iniciativa privada;
3 LÁSCARISo, p. cit., pág. 155 y 156.
Núm. 28 (1982) 725
pero no hay libertad posible sin propia ley ni garantía posible
de competencia, sin criterio y juicio imparcial que aprecie y de-cida
para premiar los merecimientos individuales o enderezar
cualquier torcida dirección)} %.
Como indica el título de este artículo, Valeriano Fernández
Ferraz fue el impulsor de la enseñanza secundaria en Costa Rica.
En realidad, aunque le interesó siempre la enseñanza en todas sus
facetas y niveles, puede decirse que fue la secundaria la que
gozó de sus máximas preocupaciones y anhelos, seguramente por
que, como él mismo dice, x... con profundo sentido se han cali-
Iificado de humanas y filosóficas por excelencia estas enseñan-zas
que ensanchan el espíritu de la juventud y preparan a ésta
para cualquier estudio superior y para todas las carreras posi-incluso
la carrera ciei Hombre, que no es en verdad la más
fácil ni la de menor importancia)) n.
Propugnaba nuestro autor la enseñanza primaria para todos
y la secundaria ((para todo joven de disposición)).
Por señalar alguna características más de su ideario pedagó-gico,
se puede decir que el doctor Ferraz, siendo un hombre aman-te
de lo nuevo y progresivo, atacaba el ((modernismo pedagógico»
rnaIentendido en Costa Rica, que él identificaba con {{ignorancia,
atrevimiento, amoralidad)). Ante tal estado de cosas planteaba el,
isleño una alternativa de conjunto consistente en ((sostener con
honra y provecho una Universidad moderna en Costa Rica)), que,
en su opinión, traería consigo «la restauración de los estudios
serios que el 'modernismo pedagógico' ha degradado, convirtien-do..
. la enseñanza elemental de artes y ciencias en superficiales
nociones de instrucción primaria y puerilizando, por así decirlo,
las inteligencias juvenil es^ ZS.
26 Véanse especialmente sus obras Proceso del modernismo pedagó-gico
en Costa Rica. San José, Imp. Alsina, 1905, e Informe de i?zformes.
San José Imp. A. Lehmznn, 1907.
E Su pensamiento pedagógico más directamente relacionado con la
enseñanza secundaria lo hemos estudiado en el trabajo antes citado en
las notas 21 y 24 de este mismo apartado.
V. FERNÁNDEZ FERUZ: Proceso del modernismo pedagógico en Costa
Rica, op. cit.. pág. 7.
726 ANU.4RIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
3.3. Conclusión
Valeriano Fernández Ferraz fue, sin duda, junto a Juan de
la Puerta Canseco, el. pedagogo canario de mayor altura del si-glo
xix y primer tercio del siglo xx, digno de figurar en toda
Historia de la Pedagogía contemporánea. Creo, sin embargo, que
Láscaris exagera un tanto cuando afirma: K... juzgando por la
enjundia de sus escritos, su talla doctrinal la considero superior,
por buscar un término de comparación, a Giner de los Ríos, que
jugó en España un papel equivalente»
En todo caso Valeriano Fernández Ferraz sigue siendo un des-conocido
entre nosotros en el campo del pensamiento educativo,
a pesar de esta pequeha cuiLti-i~-üci6iLde hoy. Sólo c-~aaíJo
licen los estudios pertinentes sobre su amplia obra, sin olvidar
los manuscritos inéditos existentes, habrá llegado el momento de
juzgar si sus planteamientos pedagógicos y didácticos y su altura
intelectual resisten un análisis comparativo con los del creador
de 12 I~stjtUción de E~sefianza,d e g a t o e inobií-jab!e re-cuerdo
para las mentes no dogmáticas, creativas y librepensa-doras.
4. FRA.NCIMSACROÍA D E LEÓN Y W ENSE~?ANSZECAU NDARIA
CANARIA EN EL SIGLO XIX (*)
En nuestra actividad de desentrañamiento, de búsqueda de
las raíces, de una, hoy por hoy, hipotética labor de reflexión pe-rlnrrAninr>
ocincirici 9 trovác do la Uictnvici nnc grnrrrlmnc Dn ncto ULIó"&L.A, ,,UIIUIIU U CLU" ,.U U./ I I I U U V I L U : AL"" U V U I U U l L l Y U U.- U Y I U
ocasión a uno de los tinerfeños del siglo xm más digno de re-cuerdo
por su notable dedicación a la defensa de los asuntos de
interés público. Nos referimos a nuestro paisano el orotavense
don Francisco María de León y Xuárez de la Guardia (1799-1871).
29 LÁSCARIS, op. Cit., págs. 157 y 158.
(*) Este trabajo se p~~bl iceól 16 de juIio de 1980 por el periódico
El Día, de Santa Cruz de Tenerife.
Núm.. 28 (1982) 727
OLEGARIO XEGRÍX FAJARDO
Recordemos algunos datos significativos de su biografía30.
Francisco María de León, de padre lagunero y madre orotavense,
permaneció en L,a Orotava hasta 1831 aproximadamente. A partir
de esta última fecha fijó su residencia permanente en Santa Cruz
de T'enerife.
Bachiller en filosofía en 1821, licericiado y doctor en leyes por
la Universidad de San Fernando de La Laguna en 1829 y profe-sor
de la misma en varias épocas, León desarrolló a lo largo de
su vida un intensa actividad política, administrativa y jurídica:
representante de La Orotava en la Junta de Comercio de Cana-rias,
síndico personero del. Ayuntamiento de Santa Cruz, secre-
.LL.d-:-l lV de la EipUiacióii Provincial de Caiiailias, ,-jipuiado pi:¿i-viiicia;
por La Orotava, vocal de la Comisión Superior de Instrucción
Primaria, etc.
-41 parecer, según Guimerá Peraza, León perteneció al partido
moderado de Martínez de la Rosa. En todo caso, nuestro autor
manifiesta a través de sus escritos un talante liberal, ciertamen-t.
e progresista en aquellos momentos, que recuerda los plantea-mientos
c(ilustrados» del Siglo de las Luces. Desde luego, adoptó
una postura francamente favorable a la expulsión de los jesui-tas
y en todo momento muestra su repulsa al incremento abusivo
del poder eclesiástico. León fue, en euina? un amante del progre-so
que, superando posturas pueblerinas alicortas, se nos muestra
como un magnífico oteador del porvenir postulando reformas que
trajeran el bienestar y el desarrollo para sus queridas «peñas»,
especialmente Tenerife. Buen ejemplo de lo que decimos pueden
ser los argumentos esgrimidos por León en defensa de la crea-ción
de un instituto de segunda ensefianza en Santa Cruz de Te-nerife,
de los que nos ocuparemos a continuación.
9 Estos datos que transcribimos, y muchos otros de carácter bio-
,gáfico se pueden encontrar en el amplio trabajo de GUIMERAP ERAZAD: on
Francisco Maria de León ('1799-1871j. Su tiempo. Sus obras, pubIicado en
el ((Anuario de Estudios Atlánticos)), 1962, págs. 493 y SS. Resumen del
trzbajo anterior, viene a ser la introducción a la obra de León Apuntes
para la historia de las islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife, Aula de
Cultura de Tenerife, 1978.
728 AKUARIO DE ESTUDIOS ATLAhTTICOS
RETABLO DE EDUCADORES CANARIOS COPJTEMPORÁNEOS 25
4.2. Preocupación pedagógica de Le&
En esta ocasión, como ya anuncia de antemano el título de
este artículo, vamos a centrar este trabajo en la preocupación
que en todo momento mostró Francisco María de León por la
problematica de la enseñanza en sus diversos niveles. Muestra
de dicha preocupación es su conocido ensayo ((Noticias históricas
de la Real Universidad de San Fernando de Canarias)). Existen
otros planes y proyectos educativos elaborados por León que
permanecen inéditos. Entre ellos podemos citar los siguientes,
a nivel de ejemplo: ((Informe a la Comisión Superior de Instruc-ción
Primaria de la provincia)), «Informe a la Comisión Científica
y Ar t i s t i ~d~e a,+, nvn~r inni , cnhrn la erecciSxl de la Bib!i=teca b0I.U Yl" Y IllbI". UVVL L
Provincial» y su «Voto separado en el expediente sobre erección
de un instituto de segunda enseñanza en Santa Cruz de Teneri-fe
» 31.
El último de los informes citados es el que más nos interesa
e_n este mcn, en eilmtn q ~ ec,n mn I~PI.PEEC, Yem~estrae! impnr-tante
papel que jugó León en el fallido intento de establecer el
primer Instituto de Canarias en Santa Cruz de Tenerife, entonces
capital de la provincia de Canarias.
4.3. L a segunda enseñcznxa cana~ine n el siglo XIX
En torno a 1840, en Canarias, al igual que en el resto de la
nación, la segunda enseñanza apenas existía institucionalizada,
tal como la entendemos en la actualidad (estudios de lengua,
geografía, historia, ciencias, etc. En definitiva, eran los estudios
preparatorios para las facultades universitarias existentes en
aquellos momentos).
El estudio más general y extendido, el único indispensable
para todo el que intentaba pasar de las primeras letras (en su
mayoría, futuros curas o juristas), era el latín, al que se solía
31 Todos estos informes, manuscritos e inéditos, pertenecen al lega-do
que el hijo de don Francisco María de León donó a la Biblioteca Mu-nicipal
de Santa Cruz de Tenerife, de la que fue su primer director.
Núm. 28 (1982: 729
dar el nombre de estudios de gramática o de latinidad. Las cáte-dras
de latinidad suministraban los principios gramaticales pre-cisos
para estudiar el latín; normalmente eran mantenidas por
los ayuntamientos, los conventos o por preceptores particula-res
32.
Precisamente en la década de los años cincuenta del siglo XIX
se produjo un significativo auge de la segunda enseñanza en Ca-narias.
En 1846 se creó el primer instituto de segunda enseñanza
para Canarias y aproxinladamente por las mismas fechas se pro-yectaban
los colegios San hgustín, de Las Palmas de Gran Ca-naria,
y Santa Catalina, de La Palma, ambos embriones de los
futuros institu¿os de segunda ensefianza en cada una de las dos
islas mencionadas.
Con anterioridad a tal fecha existieron escuelas de latinidad
-atrocinadas por los cabildos y enseñanzas de grado intermedio
impartidas por los conventos. La propia Iiniversidad de San
Fernando, hasta su cierre en 1845, tenía varias cátedras de to-dos
aquellos ramos preparatorios para el estudio de la teología
y la jurisprudencia, que eran las dos carreras tnás importantes
de aquellos momentos.
Fecha clave para el estudio de la evolución histórica de la
segunda enseñanza estatal en Canarias es la de octubre de 1846,
con la apertura del primer instituto de enseñanza secundaria ca-nario,
con sede en La Laguna, en el mismo lugar en el que tuvo
abiertas sus puertas la Universidad de Canarias. Precisamente la
apertura del instituto en La Laguna, y no en Sanra Cruz, sería
3' La siguiente frase del por aquellas fechas director general de En-sefianza
Antonio Gil de Zárate refleja con precisión el sentido que el
poder otorgaba a la enseñanza secundaria: «Después de la primaria, la
segunda enseñanza es la parte más importznte de la instrucción pública.
No tiene el carácter de generalidad de aquélla, puesto que no es hdis-pensable
a todoc ... Se dirige a las clases altas g medias, esto es, a las
más activas y emprededoras; a las que se hallan apoderadas de los prin-cipales
puestos del Estado y de las profesiones que más capacidad re-quieren;
a las que legislan y gobiernan; a las que escriben, inventan, di-rigen
y dan Lrnpulso a la sociedad.. . La segunda enseñanza es la que pro-cura
a estas clases el desarrollo intelectual necesario para alcanzar tan
elevados fines...}} De Ea instrucción piblica m Espña. Madrid, 1855, tomo
sep-ündo, introdxción.
730 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLAh7TICOS
objeto de una larga polémica, en cuya iniciación, queriéndolo
a no, intervino directamente nuestro autor.
4.4. El problema de la ubicación del instituto de Canarias:
¿Santa Cruz o La Laguna?
Por real orden del 3 del 11 de 1844 se comunicaba a todas las
:provincias estudiasen las medidas más a propósito para dotar un
.instituto de segunda enseñanza en cada una de ellas, a fin de que
empezara a funcionar en el curso siguiente.
El jefe político de la provincia de Canarias, debidamente ase-sorado
por la comisión nombrada al efecto, llegó a la conclusión
,¿le consideraba ileceszria el, estiis Is1,aS referid0 2s-tablecimiento,
habiendo, como hay, una Universidad literaria en
.esta Isla de Tenerife y a una legua de ia capital, y habiendo aquí
.también otras cátedras públicas>).
León, como diputado provincial, se manifestó contrario a tal
decisión, haciéndolo saber así al representante gubernatix70 en
Canarias. Por su interés, resumimos a continuación los principa-les
argumentos que utilizara en tal ocasión 33.
Empieza León por recordar en su escrito que el Gobierno no
.pregunta si se quiere o no un establecimiento de segunda en-señanza,
sino que se estudien los medios a propósito para su erec-eión
y sostenimiento.
Respecto a la conveniencia o no del centro, Francisco María
León manifiesta gran visión de futuro y un enorme conocimien-to
de &a realidad cultural, social y política isleña y nacional, pre-viendo
la reforma universitaria que, efectivamente, se produciría
en septiembre de 1843: «¿Quién nos asegura que este en las mi-ras
del Gobierno el continuar una escuela especial de Jurispru-
.dencia y Teología en las Islas Canarias?))
No cree León que la existencia de la Universidad excluya la
Qe un iiisiiiui0. Eii piffnier lug.ar, la iiieStabiiidad
33 Voto separado en el exp+?diente sobre erección de un instituto de
.segunda enseñanza en Santa Cruz de Tenerife. Este interesante informe
elzborado por Le6n es una pieza política educativa provincial digna de
ser tenida en cuenta.
Núm. 28 (1982) 731
de los estudios universitarios a la que ya aludíamos, y en segun-do
lugar, porque, como se ve obligado a recordar León, la ense-ñanza
secundaria no es únicamente el preparatorio de leyes y
teología que daba la Universidad, sino que debe constar también
de la enseñanz~d e las lenguas vivas.
Otro de los argumentos utilizados para rechazar el instituto.
fue el pensar que no iban a haber suficientes alumnos para am--
bos estab.lecimiento (la Vniversidad y el instituto). A este respec-to
se nos muestra con bastante claridad el planteamiento de un
representante cualificado de 1.a burguesía canaria del siglo XIX, al
proponer una ensefianza secundaria que estuviera 21 servicio del
desarrollo económico de la región, mediante la cualificación téc-nica
y profesional de la juventud : «.. .y las Islas lograrán algún
día ..Ter peHa&s 12s gficinas de rr,ezos de esmerada ir,str~cciór,,.
en vez de ver a la mayor parte de sus hijos sin salir jamh de la
clase de meros escribientes : lograrán que teniendo conocimien--
tos de los idionas estén en aptitud de dedicarse a la navegación
y al comercio, y lograrán por fin unas ventajas de que creo que
ni puede ni debe privarles V. E.»
El último de los aspectos que trata León en su informe es el
económico, el de la dotación del instituto de segunda enseñanza-
Defiende que existen dotaciones necesarias para sostenerlo. Para
confirmar su afirmación, se refiere a las mdtiples fundaciones.
existentes desde el siglo XVIII: diciendo : « . . . grandes fueron las:
riquezas con que una piedad mal entendida dotó los 02 conven-.
tos que existieron.. . Y V. E. sabe muy bien que la piedad de nues-tros
padres no fue generalmente una piedad ciega, sino que mu-chas
de las fundaciones llevaron el saludable fin de proporcio-nar
instrucción a los pueblos)).
Estos son, muy resumidos, los principales argumentos esgri-.
midos por León en defensa de la instalación de la enseñanza se--
cundaria oficial en Canarias, con sede en Santa Cruz de Tene--
rife.
4.5. El .instituto de Ca?~awase, n Ltr Lagwa
Posteriormente, como es bien sabido, con fecha 21 de agosto
de 1846 se creaba el instituto de Canarias, que abriría sus purrtas
732 INUARIO DE ESTUDIOS BTLANTICOS
al público el primero de noviemb.re del mismo año, si bien no en
la capital provincial, sino en la ciudad universitaria de La Lagu-na
(precisamente en sustitución de la clausurada Universidad de
.San Fernando).
Las razones de la instalación del instituto en La Laguna y
no en Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria o
La Orotava, lugares que también habían solicitado formalmente
ser la sede de la institución, merecerán un estudio más profundo
y extenso en otra ocasión. E,n todo caso, lo verdaderamente im-portante
no es la discusión sobre su ubicación, sino la implanta-ción
de la enseñanza secundaria en Canarias.
Por lo que respecta al voto de León, resta decir que su deseo
de establecer el instituto en Santa Cruz no debía ser una mera
opinión personal, sino que, por el contrario, se había erigido de
alguna manera en portavoz de un grupo social más amplio pre-ocupado
e interesado en el desarrollo cultural, económico y so-cial
del Archipiélago.
En 1849 se vuelve a abrir un expediente para estudiar el tras-lado
del instituto a Santa Cruz, que resultó negativo para los pe-ticionarios
porque «no ha variado ninguna de las cosas que dic-taron
la conveniencia d? erigir el instituto en la ciudad de La
Laguna)). Ko obstante, las presiones para conseguir el Instituto
para Santa Cruz de Tenerife seguirían a lo largo del siglo XIX.
destacando por su trascendencia el intento de 1860.
Para finalizar, queremos insistir en el significativo papel que
jugó León en los orígenes de la segunda enseñanza oficial en Ca-narias,
esgrimiendo para ello argumentos que demostraban su
~reparación intelectual y sus aItas miras culturales. por encima
de cualquier estrecho provincianisrna Prueba de ello es su obje-tividad
al juzgar el funcionamiento del nuevo centro: «El ins-tituto
de La Laguna continúa con esmero sumo en la enseñanza
de parte de su director y profesor es.^
5. JUAND E LA PUERTAC BKSECO(1 827-1902), educador (*)
Si en este momento cualquier persona que haya empezado
a leer este trabajo se preguntara a si misma: ¿qué sé del perso-naje
en cuestión?, ¿quién fue don Juan de la Puerta Canseco?,
en realidad, ¿qué podría responder? Supongo que no mucho, si
es que sabe aigo de la trayectoria personal y profesional de don
Juan. Por eso no es extraño que hace unos aíios Ernesto Salcedo
comentara entre jocoso y entristecido lo frecuentemente que se
pensaba que el nombre de la calle ((Puerta Canseco)) hacia referen-cia
a una supuesta puerta =istente en Canseco (?j, y en ningún
caso a los apellidos de un hombre bajo cuya docencia se educa-ron
muchas generaciones de chicharreros en las últimas déca-das
del siglo xx.
Para que al menos los lectores de este artículo no caigan en
tal confusión en eL futuro, respecto a uno de nuestros educado-res
más prestigiosos del siglo xrx, damos a continuación algunos
datos biográficos que sirvan de entrada al análisis de las diversas
facetas del maestro de la Puerta Canseco 3.
5.1. Introducció?~b iográfica
Don Juan, que había nacido en Valencia de Don Juan, pro-vincia
de León, en 1827, llegó a Santa Cruz siendo maestro de
primera enseñanza normal superior, destinado a la escuela de
primeras letras establecida en &ha ciudad en la segunda mitad
del siglo xxx.
(*) Este trabajo se publicó los días 7 y 8 de abril de 1981 en El DZa,
de Santa Cruz de Tenerife.
24 NO hay ningún estudio sistemático sobre la obra, la vida y el pen-sm-
2entc! de Puerta Ca.ns;ni-co. Los interesados en el personaje pueden con-sultar,
no obstante, el libro de SEBASTPAID~RÓ K ACOSTRAe tablo candrio
del siglo XIX, editado por el Aula de Cultura de Tenerife, 1968, pág. 88
y siguientes, y, además, la propia obra del autor que hemos cit,ado. Tam-bién
el periodista tinerfe5o Perdomo Aforiso ha publicado diversos a.r-tículos
sobre don Juan y su obra en las páginas de La Tcrde.
734 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS:
Buena muestra de su interés por sacar adelante la instruc-ción
popular puede ser, además de su labor de escritor de obras
didácticas adaptadas a la realidad canaria, el hecho de haber ocu-pado
diversos cargos de responsabilidad profesional, así como su
pertenencia a variadas instituciones profundamente arraigadas
en Tenerife y a la vanguardia de la cultura y el arte. Sobre este
particular mencionaremos a continuación únicamente los deta-lles
más significativos.
De la Puerta fue miembro de número de las Sociedades Eco-nómicas
de Amigos de1 País de Las Palmas, La Laguna y Sznta
Cruz de Tenerife. En 1896 se le nombra por la Sociedad Econó-mica
santacrucera compromisario para las elecciones de senado-res
del Reino.
Fue fundador y director de ((El Instructor)), que se imprimía
en la imprenta de la Viuda e Hijos de don Vicente Bonnet. Su
publicación se inició el 1 de juiio de 1852 y finalizó el 8 de agosta
de 1856. Afíos más tarde, en 1860, fundó y dirigió «El Auxiliar)),
periódico también de instrucción priinarja. Además, colaboró en
distintas publicaciones de la época de la importancia de «El Ami-go
del País» y la {(Revista de Canarias)).
De la Puerta fue el primer presidente del Gabinete Instruc-tivo
de Santa Cruz de Tenerife, institución que, al decir de Pa-drón
Acosta, «fue senado literario de la época, que, a ratos, tuvo
aires de club jacobino. Fue parnasillo, academia, liceo y escuela
de oratoria, debutando en él oradores isleños y revelándose poe-tas
canarios como Antonio Zerolo y Cristóbal Real ... » j5.
5.2. Periodismo y educaci6n popular
La personalidad polifacética de Puerta Canseco brilló a con-.
siderahle alt.ura en el campo del periodismo educativo, como he-mos
mencionado. Unas veces con la intención específica de en-señar,
como fue ei caso de «El Instructor)); otras veces, como
ocurrió con {{Ei Auxiliar)), con la misión de mantener informa-dos
a los maestros tinerfeños de todo lo relacionado con su situa-
35 S. PADR~RNe:ta blo canario del siglo XIX, op cit., pág. 91.
Xüm. 28 (1982) 735;
32 OLEGARIO NEGRÍN FAJARDO
ción burocrática, pero también, y de rnodo especial, con el objeto
de dar a conocer nuevas corrientes de opinión, metoclologías ac-tualizadas
y sistemas educativos que se llevaban a cabo en otros
lugares del país y del extranjero, a la vanguardia en la innova-ción
educativa.
El primer número de «El Instructor», 7 de julio de 1852, lleva
ya el significativo subtítulo de Ensefianza popular dedicada a los
.niños de ambos sesos, por varios profesores de instrucción p ~ i -
ntaria de esta capital. No menos significativa es la frase-mensaje
que aparece en la cabecera del primer número : «No debe escon-derse
la luz debajo del celemín, sino dejar que todos la vean» %.
¿Para quién se escribe «El Instructor))? En La introducción al
mismo se puede leer: «Queremos enseñar, no solamente á los
que acuden á ias Escuelas, sino tambien a los pobrecitos desgra-ciados
que no pueden frecuentarlas)) 37. El ideario «ilustrado» de
los autores se patent.iza a través de sus palabras: «Queremos que
nuestras palabras, nuestras doctrinas penetren en las ciudades,
en las aldeas y hasta en las chozas. Queremos enseñaros muchas
cosas, todas útiles, todas necesarias para ser algún día hombres
pundonorosos, honrados y civilizados. ¿Qué puede pretender el
que no tiene instrucción, el que no conoce sus deberes, el que ig-nora
su religión? ;A qué puede aspirar en el mundo? A nada.))
Los autores se manifiestan conscientes del papel que la edu-cación
popular debe juzgar en el desarrollo socio-económico y
cultural del archipiélago, y para ello presentan una obra formal-mente
{(amena y festiva; que desechará la ariciez de las formas
para revestir las ciencias de un briflante traje de colores. Tomará
el sagrado carácter de padre, para comunicar sus lecciones...».
«El Instructor)) se ocupa de una serie bastante amplia de ma-terias
que van desde la religion, rnoral, mitología, historia sagra-
3 De la redacción formaba parte José Desiré Dugur, entre otros (so-bre
Desire se pueden encontrar bastantes datos en J. ZAMORA: Estuclios
sobre La Awrora. Semanario de Literatura 11 Arte (1847-1848): Santa Cruz
de Tenerife, EGc. Kuestro Arte, 1980).
17 El Instructor. Periódico de instrucción primaria, dirigido por don
Juan de la Puerta Canseco. Santa Cruz de Tenerife, Imprenta de la Viuda
e Hijos de Bonnet, 1860-1862. Las citas textuales que siguen están toma-clas
de esta misma obra.
736 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
da a la urbanidad, higiene, economía doméstica y ((labor mujeril)),
pasando por las disciplinas más clásicas de lectura, escritura, gra-mática,
geografía, historia general e historia de Canarias. Todas
las exposiciones constan de una parte doctrinal, temática, y de
otra recreativa, con ejercicios sencillos de valoración del apren-dizaje.
«El Instructor)) se publicó con una periodicidad quincenal has-ta
el número 30 del segundo volumen, que vio la luz el 8 de
agosto de 1856. Además de las cualidades pedagógicas y didác-ticas
del periódico «El Instructor)), su aparición tiene el interés
añadido de ser el pionero en Canarias de esta modalidad de pu-
Micaciones educativas, después del magnífico logro de «El Per-sonero
General)), de Viera y Clavijo, en 1762, y otros intentos pos-teriores
a éste que no llegaron a cuajar 3S.
De «El Auxiliar)) sólo decir que ofrece una de análisis
diferente. No estaba dirigido a los niños; tampoco al público en
general, sino, de manera específica, a los maestros en ejercicio en
la doble linea informativa y formativa apuntada anteriormente.
«El Auxiliar)) se publicó de forma intermitente en tres períodos
diferentes. Don Juan lo dirigió en las etapas primera (1860-1862)
y tercera (1596-1900).
5.3. Obras didácticns
El número y la calidad de las obras de texto que se realizan
en una región o nacionalidad determinada puede ser un índice
significativo del nivel de cultura de dicha comunidad. Si bien
en Canarias se han escrito, por naturales o residentes, bastantes
más obras de texto, y educativas en general, de las que se pue-den
suponer en un primer momento 3q, su número es sensible-
28 TTer L. niri-~roni: Los p~ric5djrn!: & Cskz!: Can.arias= Aamntes
para un ccitúlogo, Madrid, Biblioteca Canaria, 1906, tres tomos.
39 Hemos comprobado esta realidad a través de un trabajo biblia-gráfico
que en homenaje al profesor A. TRUJILIseXrá) publicado, junto
a otros, próximamente. Nuestro trabajo se titula Dcítos bibliográfiicos
para; la historia de la edzlcacich canaria
N ú m . 28 (1982)
47
mente más bajo que el producido en otras zonas del país con ma-yor
tradición cultural.
En el contexto enunciado recobra mayor interés la produc-ción
bibliográfica de Juan de la Puerta, sobre todo si tenemos en
cuenta que a lo largo de la historia canaria la preocupación edu-cativa
no ha sido considerada precisamente prioritaria.
En 1561, fecha cle la publicación de la primera edición de su
Descripción geogrrifica de las IsLas Canarias para uso de Los ni-ños,
ya se anunciaba a la venta (calle de la Marina, número 19)
las si,guientes obras: El instructor, Compendio de aritrnktica, para
uso de los niños de ambos sexos, y Ejercicio de Lectura para la
buena pronu.nciación. de las letras c, s y x. Su Desc~ipción yeo-gráfica
sería aprobada en 1863 y 1880 para que pudiera servir de
L.- A - eii las esc-fieias, i-ecaieilcio, a&ni&, íiiveiesos preiiiios. j-..
edición más lograda de esta última obra es, segurainent.e, la que
apareció en 1897, ilustrada con fotografías de la tierra canaria
y superada la costumbre «didáctica» de las preguntas y las res-puestas
como modo de exposición.
En 1867 se publica su Compendio de la I9istoria de Canarias,
que tuvo su segunda edición en 3.888, año en que fue declarada
6til para el texto en las escuelas de primera enseñanza de Cana-rias
(«B. O. E.» 12 de mayo de 18883. Este libro está basado en
!a obra histórica de Viera y Clavijo, siendo de destacar la adap-tación
de unos contenidos ernditos a las necesidades concretas de
ia primera enseñanza canaria.
Finalmente, sólo mencionar quz por R. O. de 25 de septiem-bre
cle 1839 fueron declaradas útiles para texto de las escuelas
las obras de Juan de la Puerto tituladas Compen.dio de aritmética
y Cartilla. comercial. Otras obras suyas fueron las siguientes:
IVuez?o sistema legal de medidas, pesos. Santa Cruz de Tenerife,
Imp. Isleña? 1852. Una ascensión al pico de Teide. Santa Cruz
de Tenerife, V. Bonnet, 1854; y Ejercicios de lectura. Santa Cruz
de Tenerife, J. K. Romero, 1857.
5.4. Historiador de la educación p~iriaria
Don Juan de 1.a Puerta no fue, como pedagogo e historiador,
un creador nato; crea relativamente bastante poco, pero tiene
738 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
muy claras las ideas respecto de las necesidades de la enseñanza
primaria tinerfeña en un doble sentido. De una parte, textos de
apoyo a la enseñanza realizados teniendo en cuenta la realidad
canaria (obras didActicas) ; de otra parte, a través de sugerencias
y orientaciones al profesorado para un niejor desempeño de su
labor cotidiana (EL auxiliar y E2 instmctor).
Su aporte a la historia de la educación en Canarias tampoco
puede ser catalogado de trabajo de investigación original y, sin
embargo, representa un hito verdaderamente significativo por lo
que tiene de punto de referencia para la futura elaboración de
dicha parcela histórica.
Concretamente. a partir cle mayo de 1889, p~~bl icean la Re-lticta
& C Q ~ G &iA~na serie & ur t fci~l~huu j ~ epigrafe pri-mera
enseñanza en Canarias)), en los que analiza la evolución
de la enseñanza primaria en España y particularmente en Cana-rias
a través de la historia, apoyándose en los datos recogidos al
respecto por don Francisco María de León y otros autores a.
En el período que historia de la ensefianza popular canaria,
Juan de la Puerta destaca el sexenio 1860-1868. calificándolo de
((lapso venturoso para la instrucción popular: aumentaron en
37 las escuelas públicas de niños, 55 de niñas y de adultos...».
Pero, como dice el propio autor., «la obra de instrucción de los
pueblos no termina nunca: sólo es posible mejorarla)). Ce hecho,
el análisis optimista que el autor realiza del período que acaba
en 1868 cambia de signo para la etapa que se inicia a partir de
esa fecha: «Así como satisfactorio nos ha sido el ocuparnos en
los adelantos que en nuestro país alcanzó hasta 1868 la enseñan-za
primaria, penoso en extremo nos es el señalar el triste decai-miento
que posteriormente ha sufrido este nunca bien apreciado
ramo de la pública Administración)) 41.
En opinión de Puerta Canseco, la Revolución de septiembre
significó para muchos municipios la puesta en práctica de ape-
40 En realidad, J. de la Puerta empieza a escribir acerca de la prime-ra
enseñanza en Canarias a partir del capítulo X, que corresponde al nú-mero
15, pág. 230 de la revista. El capítulo XII -el XI aparece incluido
en el mismo número 15- no aparece publicado hasta el número 33 de la
citada revista.
4' «E.evista cle Canarias)), núm. 33, pág. 101.
Núm. 28 (1982) 739
titos ({escuelicidasn, apresurándose primero a suprimir los esta-blecimientos
de instrucción pública a su cargo y después observan-do
una resistencia pasiva a acatar y poner en práctica las órdenes
de reapertura cursadas por la Junta Provincial de Pri~nera En-señanza.
De la Puerta concluye reconociendo el decaimiento de la en-señanza
en aquellos momentos, especialmente a partir de 1868.
No nos resistimos a transcribir el párrafo final de su estudio his-tórico-
educativo de la educación popular canaria, en cuanto que,
además de servir de síntesis valorativa de su estudio, se puede
aceptar como panorama general de la enseñanza primaria canaria
en torno a 1870: K. .. la cultura y la ignorancia son las dos fuer-zas
opuestas que más influyen en la vida de un país; y mientras
en el nuestro no prepondere la primera; mientras no se logre
ahuyentar la segunda hasta de los últimos rincones de las más
apartadas aldeas: mientras el modesto profesor de educación pri-maria
no sea atendido y respetado como merece serlo por el su-blime
sacerdocio que ejerce, en vano será esperar la prosperidad
por la difusión de la ciencia, por el mejoramiento de la agricul-tura,
por el desarrollo de las artes, pues todo esto faltará y, lo
que es mucho peor, faltará también el sentirnienlo moral, dando
fugar al exclusivo imperio de las malas pasiones. gérmenes ne-fandos
de los horrorosos crímenes que con aterrorizadora fre-cíiencia
vienen cometiéndose en mengua de la humanidad.
De nada sirve que se cuente gran número de escuelas si no
funcionan o funcionan mal; lo que hace falta es que haya escue-las
de verdad, y a las autoridades toca velar con incansable afán
para que así suceda. Desentenderse de este sagrado deber, mi-rarle
con indiferencia es pisotear todas las leyes morales $ echar
sobre su conciencia una horrenda responsabilidad)} 42.
Mantenemos !a esperanza de poder reconstruir alguna vez, en
un tiempo no muy lejano, la biografía completa de nuestro per-
42 {(Revista de Canarias)}, núm. 34, pág. 119.
740 AVUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
sonaje. Entre tanto, creemos que es posible afirmar que, al igual
que opinaba S. Padrón, don Juan de la Puerta Canseco pude
ser considerado «una figura de alto relieve en el retablo cultural
decimonónico».
En el campo educativo, su doble dimensión de teórico de la
educación y de enseñante, le llevan a ocupar un lugar distingui-do
entre nuestros pedagogos del siglo XIX. Su obra didáctica, re-vistas
educativas y libros de texto permiten poner a su autor a la
altura de escritores nacionales 1n5s conocidos y de talla consoli-dada
en el campo pedagógico decimonónico.
Pero tampoco debemos dejar pasar las cualidades humanas
que, según S. Padrón, adornaban al maestro Puerta Canseco: ((Su
rostro de grato perfil, de expresión llena de bondad, de laborioso
y sencil!o maeutru.. .ji ; ., ha deeLicado exisieiicia por entero
a cultivar la inteligencia de los jóvenes...})
6. EL COLEGIO SANI SIDROD, E LOS HERMANODSE U S ESCUFLW
CRISTIANA(S1 909-1941)
El nombre del Patrono religioso de La Orotava fue elegido
para denominar al colegio que, regentado por los Hermanos de
las Escuelas Cristianas, continuaba en la T7ilIa la impartición de
la enseñanza secundaria (además de la primera enseñanza), re-conocida
legalmente por el Estado, que había iniciado, como he-mos
estudiado, el colegio Taoro. En su primera etapa se denomi-nó
siempre colegio de San Isidro, y a partir de la Fundación Ni-candro
González Borges pasó a denominarse, finalmente, colegio
de San Isidro Labrador.
Existen razones hirto,n .c m. &iJcatiuas j7 jl~rí&cur p . r U &yi-dir
el estudio del colegio San Isidro en tres etapas, delimitadas
por los hechos siguientes: llegada de los Hermanos a La Orota-va.
testamento del Fundador, República y Guerra Civil espaííolas
y salida poco airosa del Instituto de los Hermanos de la villa.
Al margen del planteamiento científico y metodológico del
tema en cuestión, la Iabor educativa de los Hermanos al frente
del San Isidro. y especialmente su salida de La Orotava, ha es-tado
siempre envuelta en una nebulosa de mitología, de lucha de
«buenos y malos)), de búsqueda del culpable, del empleo de argu-
inentos encontrados y, frecuentemente, interesados, de mucha pa-sión
y poco estudio clarificador.
Afortunadamente, en estos momentos, después de un intenso
estudio de !a documentación existente en torno al tema, y aún a
la espera de las reacciones de todo signo y estudios complemen-tarios
que se generen, yo. estamos en condiciones de adelantar la
exposición, de una manera sistem5tica, de las líneas fundamenta-les
de la historia del. colegio San Isidro, desde su inauguración
en enero de 1909 a la salida de los Hermanos y consiguiente
cierre ternporal del colegio en una noche del mes de julio de
1941 43.
6.1. Inaguración y primera etapa del San Isidro
(1 906-1 91 6)
Dos hechos vitales delimitan esta primera etapa del colegio:
la apertura solemne del colegio San Isidro el 17 de enero de 1909
y el. apoyo sólido y la nueva planificación escolar, que trajo con-sigo
la aplicación del testamento del fundador, otorgado el 1 de
mayo de 1916*.
43 Desde el curso 1978-79 hemos venido elaborando una amplia inves.
tigación que iieva por título Enseñanza g sociedad en La Orotava. El co-le@
o San Isidro, de los Hermanos de las Escuelas Cristianas (1909-19411,
que esperamos puecia ser publicado en un espacio corto de tiempo. Es
un estudio a partir de fuentes documentales, inédftas, con el que espera-mos
queden contestadas buena parte de las incógnitas y malentendidos
que tradicionalmente han envuelto a dicha institución escolar, así como
a la salida de la Congregación de las Escuelas Cristianas de La Orotava.
En dicha investigación, además, eIaboramos la historia del colegio en sus
diversas etapas, mientras estuvo a cargo de los Hermanos de las Escue-las
Cristianas, y al mismo tiempo realizamos un amplio estudio pedagó-gico
de la actividad educadora de éstos al frente del San Isidro. Por con-siguiente,
y a la espera de dicb publicación, en esta ocasión sólo hace-mos
un avance de nuestra investigación que no impida considerar iné-dito
al conjunto del trabajo que, insistimos, aspiramos a dar a conocer
lo más pronto que sea posible.
4 Escritura del testamento otorgada por don Nicdndro Gonzdlex Bor-ges
en favor del Colegio de San Isidro Labrador de esta Villa y otros el
1 de mayo de 1916, ante D. José Romero de Castro, notario del Ilustre Co-legio
notarial de Las Palmas con residencia en La Orotava. Archivo del
742 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
Después del cierre del colegio Taoro, era evidente la carencia
existente en La Orotava de una institución educatiya dedicada
a impartir la enseñanza secundaria. Desde 1906 hemos podido
detectar pasos concretos tendentes a i~nplantaru n colegio de se-
@nda enseñanza en La Orotava, que tomarían cuerpo con la for-mación
de la primera Junta Administrativa encargada de traer
a la viIla al instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
Dicha Junta estaba compuesta por los señores siguientes:
Presidente : Don Tomás Salazar y Cólogan.
Vicepresidente : Don Fernando Méndez y León.
Tesorero: Don Juan Cullen y Machado.
Secretario: Don Lorenzo Machado y Benítez de Lugo.
Vicesecretario : Don Ismael X. de la Guardia.
Vocales :
Don Manuel Martínez y Rodríguez.
Don Serafín Celorrio y Hernández.
Don Juan Stirling.
Don Luis Llarena y Monteverde ".
Después de una serie de contactos fructiferos entre la Junta
Administrativa y los Hermanos, se llegó a la firma del contrato
que obligaba a ambas partes. De preparar todo lo relacionado con
el mobiliario y enseres escolares, de las habitaciones de los Her-manos,
así cotno de la administración del colegio, se encargaba
la Junta; los Hermanos, por su parte, se comprometían a impar-tir
«una esmerada instrucción religiosa, una completa enseñanza
primaria superior con nociones de Comercio, Ciencias, Agricul-tura
y un idioma a elección de la Juntan &.
.Aunque la fecha de apertura oficial del colegio fue fijada, en
un primer momento, para el 1 de octubre de 1908, las tareas de
Patronato de la Fundación San Isidro Labrador (en adelante, A. F. 1. L.)
y A. A. O. y Archivo del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cris-tianas
(en adelante, A. 1. E. C.).
45 A. 1. E.: HistOTico de La Orotava, primer cuaderno, pág. 4 (la nu-meración
es nuestra).
4 Co?zvenio entre la Junta de la Villa de La Orotava (Tenerife) y el
Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas. Mss., A. 1. E. C.
Wúm. 28 (1982) 743
la búsqueda del local apropiado para impartir las clases y su acon-dicionamiento
correspondiente se retrasaron bastante y sólo pudo
ser abierto al público después de su inauguración, el 17 de enero
de 1909, con un solemne acto religioso y académico, en el que
.pronunció un importante discurso don Tomás Zerolo 47.
En esta primera etapa del colegio hay que resaltar que si bien
el San Isidro empezó siendo únicamente una institución de pri-mera
enseñanza, pronto e~npezaría a i~npartir también las asig-naturas
de segunda enseñanza, debido a la presión ejercida ante
los Hermanos por la Junta Administrativa y otras instituciones
y personas significativas de la vida local.
El testamento de Xicandro González Borges, que básicamente
dejaba los medios económicos necesarios para levantar un edifi-
2ie esc&r de mtaMes dimemimes para que fuese sede del Sai?
Isidro Labrador, iba a traer consigo el asentamiento de la conti-nuidad
del colegio de educación secundaria rnás estable de toda
nuestra historia, a pesar de los numerosos problemas que fue ne-cesario
ir resolviendo.
6.2. La fundación del San Isidro Labrador. Segunda etapa
del colegio (1 916-1 936)
Aunque el testamento del fundador no es, obviamente, un texto
de intencionalidad pedagógica, de su lectura se desprenden algu-nos
principios básicos que debían llevarse a la práctica en el esta-blecimiento
escolar a instituir si se deseaba cumplir la voIuntad
del testador. Entre dichos principios podemos destacar los siguien-tes
: instrucción y educación basadas en la religión cristiana, prio-ridad
a la enseñanza de la agricultura, relativa gratuidad a niños
pobres, administración econámica absolutamente en manos del
Patronato, asuntos educativos y régimen interno del colegio a car-go
de la institución de los Hermanos de las Escuelas Cristianas @.
47 T. ZEROLOD:i scurso inaugural del Colegio de San Isidro, pronun-ciado
por T. Zerolo. Santa Cruz de Tenerife, Imprenta de A. J. Benítez,
1909.
48 Escritura de testamento ..., op. cit. Las clSusulas relacionadas en
744 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Si hubiese que destacar sdo dos ideas en el testamento de don
Nicandro, de los que despertarían más polémica en el proceso de
desarrollo futuro del colegio, ellos serían, en primer lugar, el po-der
omnámodo que se le concede a la Junta de Patronato, cons-tituida
básicamente por miembros de la aristocracia local, que
nornb,raban como sustitutos siempre a personas de su mismo gru-po
social, y en segundo lugar la insistencia que se observa en la
enseñanza de la agricultura, que luego no sería adecuadamente
cumplida.
El colegio San Isidro Labrador no se instaló en su nueva sede
de Nicandro González Borges hasta julio de 1919, previéndose
la inauguración para octubre del curso 1919-1920. Sin embargo,
las obras del edificio continuaron durante mucho tiempo aún,
siendo definitivamente acabadas sólo en la etapa posterior a la
salida de los Hermanos de La Orotava 49.
En este período que estamos analizando no se registran he-chos
destacables de primera magnitud. El colegio San Isidro La-brador
se convierte en la institución de segunda enseñanza más
estable y sólida del Valle de La Orotava, reconocida oficialmente
su enseñanza y dependiente del instituto de Canarias, y a él acu-dían
alumnos de lugares diferentes dentro de su área geográfica,
a pesar de la existencia de colegios no reconocidos oficialmente
en el. Puerto de la Cruz y en Icod, por ejemplo.
La etapa 1931-1936 iba a traer consigo dificultades irnportan-tes
para la enseñanza religiosa, pero en ningún momento se pro-dujeron
incidentes graves entre la administración republicana
y el colegio San Isidro de La Orotavam. De hecho, a pesar de
que los republicanos saben que los Hermanos, vestidos de pai-mayor
o menor grado con el campo de la enseñanza son las que llevan
las números 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16 y 19.
49 En el actual archivo del Patronato de la Fundación San Isidro La.
brador existen una serie de documentos y libros de registros que permi-ten
rehacer perfectamente todo lo relacionado con la construcción del
edificio colegial y las reformas que progresivamente sufriera.
En el mes de noviembre de 1932 ocurrieron los únicos ligerísimos
incidentes que sufriera el colegio en la etapa republicana, consistente en
Ia rotura de al@ cristal y en el lanzamiento de algunos cohetes, sin mi+
yor daño para personas ni para el edificio escolar. A. 1. E. C.: Histórico
del San Isidro de La Orotava. Cuaderno V.
Núm. 28 (1982) 745
sano, siguen dirigiendo el colegio e impartiendo clases, a pesar
de la prohibición existente, aunque utilicen como pantalla a una
serie de antiguos alumnos diplomados, no se produjo ninguna
medida en su contra: 3; aquéllos permanecerían durante toda la
etapa al frente del colegio. Xás aún, hemos detectado que los
actos religiosos y piadosos no sí510 se siguen celebrando, sino que
se aprecia un significativo aumento en su número, mientras los
Hermanos seguían siendo invitados a los actos oficiales, civiles
y militares que se celebraban en la localidad.
Sólo en los últimos meses de la República se elaboró un plan
definitivo de estrangulamiento del San Isidro, abriendo las su-ficientes
escuelas públicas y un instituto de segunda enseñanza
en La Orotava, que incluso llegó a ser aprobado, pero que la in- a
surrección miiitar dei 18 de julio de 1936 evitó que fuera iievada
a la práctica. :O
En contra de lo que se ha dicho alguna vez, el Instituto de los - m
O
Hermanos de las Escuelas Cristianas en su comunidad de La EE
Orotava no mantuvo nunca una posición republicana, si bien 2
E
tampoco se observa en sus manifestaciones externas una actitud
especialmente beligerante frente a ella. No es de extrañar, sin 3
embargo, que los Hermanos tornasen inmediatamente el partido O-m
por la sublevación militar y que incluso se ofrecieran voluntaria- E
mente para contribuir a la defensa de Tenerife si fuera atacada O
por la {{armada roja)) : N.. . de acuerdo con la comunidad ofrecía n
E los servicios de los HH. en el caso que el ataque realmente se a
realizara)) 51. Al fin y al cabo, una vez más en nuestro país, se : l
hacían realidad las palabras del poeta: «La espada y la cruz de n
n
nuevo -triste recuerdo de España- se han juntado.)) 3
O
6.3. Hacia el cierre del Colegio San Isidro Labrador y el aba.n-don.
o de los Hermanos de la comunidad de Ln Orotava (1936-1941)
El prog~esivo deterioro de ias reiaciones entre ios Herma-nos
y el Patronato debido a la escasez económica que aquéllos
soportaban y la seguramente inadecuada administración de los
51 A. 1. E. C.: Histórico ..., ibidem, pzigs. 68-69.
746 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
bienes de la Fundación por parte de la Junta, agravado todo por
la falta de personal del instituto debido a los estragos de la gue-rra
y a la repatriación de miembros extranjeros, hacían presumir
la radicalización de posturas y un desenlace negativo para la edu-cación
y la cultura del Valle.
A comienzos del curso escolar 1936-1937 se dejaron de impar-tir
las clases correspondientes a los cursos tercero y quinto de
bachillerato, por falta de personal, aunque volverían a ser reanu-dadas
en noviembre de 1937. Pero de nuevo a comienzos del cur-
#so 1939-1940 se suprimieron definitivamente varios cursos del ba-chillerato,
lo que trajo consigo da animadversión reinante en el
pueblo contra la Junta y contra los Hermanos)) j2.
-4 la escasez económica que sufrían los Hermanos y a la su- . , -vnoyn- de variix eürsos de! bachilkmto, debido a ki fdia de per-sonal,
se unía el deterioro de las relaciones entre la Junta y !os
Hermanos: «La familia del Sr. Presidente del Patronato pro-pala
especies en disfavor de los Hermanos, con miras a sembrar
en la opinión pública.. . la animadversión contra nosotros. Y no
ha side i ~ nhec llG ais!ad=, sir,o repetic-o;; 53,
Pero el documento crucial de esta etapa fue el informe emi-tido
el 21 de enero de 1940 por el Consejo de la Comunidad de
La Orotava, en el que de una forma rotunda se aconseja dejar el
el San Isidro Labrador debido, fundamentalmente, a la escasez
de personal y a la deficiente situación económica de los Herma-nos.
La decisión parece estar ya tomada, como lo revela con total
claridad el siguiente párrafo de la carta del visitador al director
del San Isidro Labrador : N.. . debiendo ser su tendencia de Vd. po-ner
obstáculos a nuestra permanencia en La Orotava. Delicada-mente,
sin precipitaciones, tienda iisted 2 mmper el 12~9..). >% .
Finalmente, el 16 de julio de 1941, se produjo la salida defini-
52 A. 1. E. C.: ibidem, cuaderno V I , págs. 5 y 6.
53 Ibidem, pág. 7.
41. Ibidem, págs. 12 y 13. Atiéndase a la temprana fecha del docurnen-
-to, más de un año antes de la definitiva salida de los Hermanos de la co-munidad
de La Orotava, en la que, como se puede observar, estaba ya
prácticamente tomada la decisión, que sólo se efectuará con wsteriori-
,dad, cuando las medidas de presión realizadas ante el Patronato no ob-
,tuvieron el fmto apetecido.
tiva del Instituto de los Hermanos de las Escuelas Cristianas de
La Orotava: de una manera bastante diferente a como había en-trado
en aquella lejana fecha de enero de 1909: «Sin ruido, saliíP
de madrugada la comunidad.. .N
Con posterioridad, en la etapa 1941-1948, se hicieron nuevos
intentos por parte de particulares antiguos alumnos y la propia
Junta del Patronato, conducente a la vuelta de los Hermanos a1
colegio San Isidro Labrador, sin que rindieran el resultado ape-tecido.
A pesar de ello, cuando en el verano de 1948 los Salesia-nos
estaban a punto de encargarse del San Isidro, los Herma-nos
de las Escuelas Cristianas, sorpresivamente, nanifestaban
que seguían aspirando a volver a La Orotava %. Con la interven-ción
de los superiores generales, de ambas congregaciones quedó
zaiijzdu el proMema, llegándose a mi total acuerdo para qüe he-ran
los Salesianos los que se hicieran cargo finalmente de llevar
a la práctica las actividades escolares previstas por la Fundación
San Isidro Labrador.
6.4. Valoración histórico-pedagógica del colegio San Isidro
(1909-1941)
No es fácil. trazar en pocas líneas una valoración real y eficaz
de una institución que permaneció abierta al público, impartien-do
enseñanza, durante un período tan dilatado de tiempo.
.-
55 Es el último apunte que aparece en el cuaderno VI de la Crónica
del San Isidro. A. 1. E. C.
56 Esto podía indicar, al menos, dos hechos relacionados entre sí. En
primer lugar, que los Hermanos se encontrasen en esos momentos con
los necesarios medios personales para hacer frente a la reanudación de
su vinculación con el San Isidro, y en segundo lugar, a que lo que po-dríamos
denominar la «base» de los Hermanos seguía aspirando a vol-ver
a La Orotava y no se hacía a la idea de perder la posibilidad de re-gresar
que se le planteaba. En todo caso la decisión de la superioridad.
tomada en Roma iba a zanjar jurídicamente el problema, pero, por lo
que hemos podido detectar entre los miembros de la Congregación tes-t.
igos de aquellos hechos, la decisión final, tomada sin consultar, como
era costumbre, no fue nada bien recibida por ellos, aunque, obviamente,
fuera obedecida. Esta reacción de los Hermanos puede ser también de-tectada
a través de la documentación existente en el A. F. 1. L.
748 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
La única manera de hacer un balance de la rentabilidad edu-cativa
y cultural del San Isidro en la etapa 1909-1941 sería el ela-borar
las listas de todos y cada uno de los alumnos que pasaron
por el centro, estudiando la cualificación académica y la cate-goría
social. y económica alcanzada por los mismos. Aunque no
nos parece éste el único camino ni, desde luego, el más idóneo
{existen toda una serie de aspectos educativos de la mayor im-portancia
que no serían analizables de esta manera), sí que po-dría
ser un indicador de primera magnitud que nos llevaría a una
evaluación fidedigna del servicio prestado a la cultura del Valle
por la institución de los Hermanos de las Escuelas Cristianas.
De momento podemos decir que, a pesar del rigor que se ob-serva
en la conducción del proceso de enseñanza y aprendizaje
-por otra parte lógico y coherente con la práctica educativa de
aquellos momentos-, introdujeron entre nosotros actividades di-dáctica~
p ropias de una escue1.a no estrictamente tradicional, en-tre
los que podemos destacar la preocupación científica y didác-tica
de los Hermanos, las prácticas de laboratorio que se reali-zaban,
la enseñanza profunda de un idioma extrai?jero y la ten-dencia
al carácter realista y práctico de toda la enseñanza im-partida.
Por lo demás, no resultará sorprendente decir que la en-sefianza
religiosa y moral ocupaba lugar prioritario, que la dis-ciplina
era severa y que se procuraba fomentar vocaciones reli-giosas
entre los alumnos mejor dotados y capacitados.
En cuanto a las verdaderas causas de la salida de los Herma-nos
de La Orotava, los estudios de la documentación existente
realizados hasta ahora nos permiten afirmar que los argumentos
tridicimalmmte esgrimides so>, mande rrimes, bastailte p)Jres
y demagógicos. En nuestra opinión, sin descartar la decisiva in-tervención
de los miembros del Patronato en el cierre del colegio
en 1941, debido a su escasa visión de futuro y al más que discuti-ble
comportamiento que adoptaron ante los Hermanos, a Los que,
qiulsiéranlo o no, estrang~larolie cmbrnicr-mente, sin buscar sdu-ciones
alternativas, también es cierto que el Instituto se marchó
de La Orotava por su propia voluntad debido a la escasez de per-sonas,
miembros de la Congregación, que efectivamente pudie-sen
hacerse cargo de la comunidad villera y de la impartición,
Núm. 28 (1982) 749
especialmente, de las clases del bachillerato, que exigían el contar
con un personal cualificado del que a todas luces carecíann.
El profesor Champsaur Siciiia es hoy un total desconocido en-tre
nosotros. i Es increíble lo fácil que resulta pasar al más oscu-ro
de los olvidos en nuestras queridas peñas! Porque si bien es-tamos
de acuerdo en que es preciso pensar en el presente y en el
futuro, no deberíamos olvidarnos de acudir, siempre que sea pre-ciso,
al pasado para aprender de los errores cometidos y evitar
su repetición, y sobre todo para sacar todo lo bueno que han he-cho
nuestros antepasados en cuanto nos sirva para traiisforinar-nuestro
presente.
Hay otra dimensión, también muy fecunda, de los estudios
históricos, que no es otra que la b,úsqueda de hombres modél~icos.
por su comportamiento cívico y por el producto social de su tra-bajo,
sea cual sea ei campo en el que se novieron y al que dedi-caron
siis mejores horas. En esta línea de análisis creemos que
entra con pleno derecho Baitacar Champcaur Sicilia, insistimos,.
un desconocido incluso entre los ectudiosos de la cultura canaria
contemporánea 5S.
-? En la investigación a 1s. que nos referíamos en la nota 43 utiliza-mos
toda la documentación que, a nuestro juicio, prueba ampliamente la
veracidzd de nuestras afirmaciones. En todo caso, tanto aquella investi-gación
como este trabajo entran dentro de los que se podría denominar
un análisis científico histórico-educativo, apartado por completo, por lo
tanto, de la crítica fácil y de la aemagogia y utilizando siempre fuentes
bien contrastadas.
58 Después de una larga e infructuosa búsqueda de datos biográficos
acerca ael profesor Champsaur, ur, familiar suyo, doña Lola de la Torre
Champsaur, nos ha facilitado una detallada bio.grafía del autor y su foto-grafía.
En esta ocasión sólo incluimos un resumen biográfico, dejando
p r i r;nx p-h!ic~ci&?. posterior jp ~arBrterm on'gr$firtn m estildio más
completo de la vida y obra de E. Champsaur. Es de resaltar que nin-guna
de las personas a las que acudimos buscando información ni si-quiera
conocian la existencia del autor, y que, a pesar de su copiosa
producción literazia, no figura en !a Kistor2a de la literatura canaria, de
Artiles y Quintana. Las Palmas, 1978.
750 ABUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
RETAñLO DE EDUCAWRES CANARIOS CON'TEMPOR.~NEOS 47
Sin descartar un estudio más amplio de B. Champsaur en el
futuro, en esta ocasión interesa subrayar su concepción laica y
sociaLista, defendida y desarrollada de manera especial en su
obrita La escuela laica. Para valorar en su justo mérito este en-sayo
no hay que perder de vista la escasez, cuando no carencia,
de una tradición pedagógica, de reflexión educativa, de cierta en-tidad
en Canarias. En este sentido, la obra aludida de Baltasar
Champsaur recobra toda su importancia como un hito fundamen-tal
a tener en cuenta a la hora de la realización de la historia
del pensamiento pedagógico canario.
7.1. Algunos datos biogrdficos
Siempre que nos enfrentamos al apartado biográfico de un au-tor
que pretendemos estudiar desde nuestra perspectiva, inten-tamos
evitar por todos los medios ofrecer datos superfluos, de
relleno, que entorpezcan más que faciliten la lectura y el cono-cimiento
de lo que se pretende transmitir. Por eso, en este apar-tado
nos ocuparemos únicamente de aqnellos datos biográficos
que faciiiten la comprensión más amplia y penetrante. los su-puestos
filosóficos y del pensamiento pedagógico de B. Chain-saur.
Aprovechamos también la ocasión para dar a conocer al
autor, tan injustamente preterido.
Baltasar Champsaur Sicilia nació en Las Palmas de Gran Ca-naria
el 3 de noviembre de 1856. Su primer apellido revela la
procedencia francesa de su padre, don José Bciltasar Charnpsaur
Borel, que había llegado a Las Palmas en 1847.
Baitasar Champsaur marcho a estudiar. a ia Universidad de
Barcebina en 1875, tres años después de la muerte de su padre,
ampliando sus estudios en París. Fue profesor de francés en los
institutos de Gerona, Palma de Mallorca y La Laguna, hasta que
en 1918 fue nombrado director del entonces recién fundado ins-tituto
de segunda enseñanza grancanario. En esre último insti-tuto
siguió en la cátedra de Lengua Francesa hasta su jubilación.
Es de destacar especialmente su labor publicística. Entre sus
obras fundamentales se pueden destacar las siguientes: La filo-sofia
esotérica de la Inclia (1914-15?), Hurnanización del arte
Núm. 28 (1982) 75 1
(1928), La moral independiente (1931), Religión filosófica (19321,
Verdadera moralidad (1933). Colaboró con revistas y diarios ca-narios
desde 1911 y ya con anterioridad la prensa mallorquina
había publicado trabajos suyos. Precisamente debido a un artícu-lo
titulado «La coacción en la escuela)) recibió una carta de feli-citación
de don Francisco Giner de los Ríos.
Estuvo vinculado desde su juventud a planteamientos progre-sistas,
sin que se sepa de cuándo data su adscripción al Partido
Socialista, de cuya agrupación grancanaria llegó a ser presidente
en sus últimos años.
Aunque a lo largo de las páginas siguientes iremos analizando
ei pensamiento filosófico y educativo de Champsaur, no está de a
más adelantar que se declaraba agnóstico en cuanto a su concep- N
E
ción filosófica dei hombre y del mundo, y socialista en política. o
Jos6 Rial, en un breve artículo que publicó a la muerte del que n -
=m
denomina «amigo y maestro» 5Y, resalta sus cualidades de mili- O
E
tante socialista, de didactisino en su pluma y en su palabra y de E
2
serenidad y comprensión en el trato con sus semejantes. Rial ter- E
=
minaba así su artículo necrológico: «Don Baltasar supo discul- 3
parlo todo con aquella su filosofía que imprimió un bello libro, --
0 apenas comentado. Con aquella su pedagogía. tan humana. de los mE
agnósticos. Con aquella eterna fuente de bondad que emana de es- o
tos hombres, en los que la Ciencia -tan árida en los más- se bea- n
tifica, y la Filosofía, ese «amor al saber)), se espiritualiza limán- -E
dole el amor, al Saber, todas sus agudas aristas.)) a
2
n
0
7.2. Fundumentaeión ideológica 3
O
Nos interesa aislar bajo este apartado las ideas filosóficas fun-damentales
de Bakasar Champsaur a la base de su plantearnien-to
pedagógico de la escuela laica @.
59 J. RIAL: San Baltasar Champsaur, en {(La Prensa», Santa C m de
Tenerife, jueves. 6 de septiembre de 1934. El articulo de Rial lleva fecha
de agosto y la dirección de Faro de Teno.
m Para ello nos basaremos fundamentalmente en su pequeña obra
La escuela laica. Las Palmas de Gran Canaria, Tip. Eigh Life, 1930, 23 pá-ginas.
Como tenüremos ocasión de insistir a lo largo de este apartado,
esta obra de don Baltasar, además de por su valor filosófico y pedagó-
752 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Para comprender con la intensidad necesaria el pensamiento
de Champsaur no hay que perder de vista que su obra está es-crita
durante el gobierno de Berenguer, la {{dicta-blanda))e, n un
momento en que ya se percibía el cambio de la estructura del
Estado, que se produciría apenas unos meses después de aparecer
publicado La escuela Caica. Después de esta aclaración es posible
entender mejor las palabras introductoria~ de Champsaur en la
obrita citada :
«Es una fortuna haber alcanzado una época en la que la ma-yoría
de los hombres, realmente civilizados, tienden a recabar
para el destino racional de su vida una libertad y una indepen-dencia
que son el fundamento, la esencia de nuestro completo
desarrollo espiritual. Es una fortuna vivir en una época de re-beldía,
de duda y de incredulidad, fuente de liberación en todos
los órdenes de la conducta y del pensamiento ... Es una fortuna
poder asistir a la aparición del soberano poder del proletario,
creador de la riqueza y del bienestar de los otros, como amenaza
realizable al repulsivo egoísmo de los explotadores.. . Y si es una
desgracia haber visto soportar a esta pobre España una dictadu-ra
loca de siete años y otra, algo menos loca, que aún vive, es
una fortuna sentir el estremecimiento democrático y realmente
liberal que surge de lo más hondo de la entraña del pueblo espa-ñol,
que no tardará demasiado en dar pruebas de que no es tan
manso como pretenden los rnandarines)) 61.
El punto de partida de Champsaur es la necesidad de formar
en el hombre la convicción de que «el primer deber de todo es-píritu
recto es ni ocultar ni velar su pensamiento, contente o dis--
g uste a los demás. Basta estar a bien con su conciencia ... Todo
pensar que no sea nuestro, o que no sea aceptado libremente por
nosotros mismos, debe rechazarse sin vacilación» 6z.
El segundo principio, en torno al que gira todo su pensamien-to
filosófico, es el de que das opiniones no pueden ni deben refe-gico
en sí, destaca por ser una de las pocas obras que acerca de la te-mática
de la escuela laica se escribieran entre nosotros, en contraste con
las numerosas aparecidas en la Península.
61 B. CHANIPSAUSRIC ILIA:L a escuela laica, op. cit., pág. 3.
62 Ibidem, pág. 4.
rirse nunca más a que las verdades evidentes o a las verdades
demostrablesn, que en su opinión son las que no ejercen coacción
o imposición sobre nosotros en oposición a la mayor parte cie todo
cuanto nos rodea, que pertenece a la inmensidad de lo probable,
((no solamente en las cuestiones fiiosóficas y las llamadas meta-físicas,
sino hasta en los problemas de puro carácter científico)) 63.
Un tercer principio surge de la distinción entre la manifesta-ción
de necesidades intelectuales y necesidades físicas en las co-lectividades
políticas. Dentro de esas necesidades imperiosas des-taca
Champsaur la de la enseñanza, «uno de los problemas m5s
trascendentales de todos !os países)). De ahí que, en su opinión,
sea el Estado, «por su poder, por su naturaleza, por sus fines y
por su independencia, el único que puede encargarse de sostener- -
E
y urganizar, sin imposiciones de nadie, absoiutamente de nadie, O
la enseñanza nacional, forja de donde ha de salir la nación de
mañana, iluminada y fortalecida con todas las adquisiciones de
la ciencia, las imposiciones racionales de la más pura moral, la
savia regeneradora del arte y la más que humana inclinación al 1
bien.. .» @. 3
Es importante observar que, inmediatamente. realiza nues- j -
tro autor una matización a la afirmación anterior: «Nosotros as- f
piramos siempre a la menor cantidad de Estado; pero hoy, en e1
asunto de la enseñanza, es un deber de toda persona realmente
civilizada a~oyarloy defenderlo para qiie nadie le arrebate esta n
función suya trascendental.. .» La opinión de Champsaur respecto
a quién debe controlar la enseñanza pública es tajante: «. . . toda
0 la enseñanza, que está y debe estar sdo a su cargo, debe partici-par
de la misma índole, civil o laica, que el mismo Estado)) 65.
3
O
7.3. Razones para no enseñar religión nlgunu en la escuela
La principal idea de Cliampsaur al respecto se puede conside-rv
,a, r rv n~ myv~nr.on~ n ~ tl,Ai -~ . u~nrn*r asl a Sisiente afkmaziSr,: <;si Geses a&pzCr
--
63 Ibidem, pág. 4.
61 Ibidem, pág. 7.
65 Ibidem, pág. 8.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
religión, ya la elegirá; si quiere adoptar al.gún sistema filosófico,
ya lo elegirá. Si no quiere una cosa ni otra, se quedará sin ellas,
sin que nadie se atreva a imponede lo que rechaza su volun-tad...))
".
Pero ¿por qué rechazar la enseñanza de cualquier religión de
la escuela? Para contestar a este interrogante analiza el autor
los que entiende como los tres componentes bien distintos de toda
religión : preceptos morales, algunos conceptos filosóficos y los
dogmas con sus cultos y sus ritos, «que son los que constituyen
la verdadera religión)).
Para Champsaur, la moral «es una ciencia independiente, de
evolución lenta, de cambios notables, de depuración constante.. ..
L,a naturaleza humana ha producido lo más hermoso y admira-ble
de su oculta esencia. No ha necesitado ninguna creencia re-ligiosa
ni a ningUn Dios para proclamar las máximas más puras
y desinteresadas ... La razón es el único fundamento de la moral
científica, como lo es de las matemáticas y de la lógica. Más fuer-za
tiene el imperio racional del deber que la voluntad y la sa-biduría
de un Dios.. .»
Enfrente de tal moral propugnada como modélica por el au-tor
est.5 «la práctica de la virtud católica, que espera una recom-pensa
en la otra vida, coca que nosotros rechazamos como un
egoísmo de bajo vuelo, y nos ponemos al lado de los estoicos)).
«Todas las religiones aceptan conceptos filosóficos, de los cua-les
casi ninguna puede prescindir.)) Se refiere nuestro autor. como
ejemplo, a los conceptos de «alma» y ((Dios)), y concluye: «La
vida futura y la inmortalidad son igualmente cuestiones proble-máticas,
filosóficas y hasta metafísicas, que han existido y exis-.
ten aún, con religiones y sin religiones)) @.
El tercer constitutivo esencial de toda religión son los dog-mas,
los ritos y el cul.to, según Champsaur, «casi siempre inmo-vilizados
por la necesidad misma de su carácter sagrado, de cosa
.r.reni& de 10 alto, de imn divinidad que no silele estar de ari.~.ercl_o
con las otras divinidades. ..» La conclusión a la que llega Champ-
66 Ibidem, pág. 9.
67 Ibidem, pág. 10.
6s Ibidem, pág. 12.
saur es terminante y la manifiesta utilizando el sentido indi-recto
de los interrogantes: «¿Y es esto lo que van a enseñar las
religiones en la escuela? ¿Enseñar doamas que no entienden ni
los mismos que los enseñan? ¿Qué hará la inteligencia de las ni-ños
ante semejantes misteriosas negruras? Segurzmente quedar
ciegos y sordos y con el vértigo de lo incomprensible. i El niño,
que no quiere sino luz, comprensión, inducciones o deducciones
lúgicas, si pudiera ser visibles y tangibles! No es este manjar ni
Siquiera para inteligencias ya formadas ... ¿Es posible que no se
tengan escrúpulos y hasta que se tenga la audacia de llevar al
alma del niño tales monstruosidades? Realmente esto constituye
un delito moral, para el que la pedagogía científica debiera te-nor
rtno canrihn inovnrahton 69. -.AL, "L,LAL,A"A. LL."ZL"L - u L - , r
Por lo que se refiere al supuesto derecho de los padres a de-cidir
la educación religiosa o no de sus hijos, Champsaur lo niega
de manera categórica: «ni los padres, ni persona alguna tienen
derecho a imponer a sus hijos una creencia religiosa, ni un sis-tema
filosófico, ni ninguna cuestión cualquiera que tenga el ca-rácter
de opinable. Las religiones son muchas. los sistemas filo-sóficos
son muchos y las cuestiones apinables son muchas tam-bién.
Sólo se debe imponer a los demás, y esto no es imposición,
las verdades evidentes y las verdades demostrables.. .B Y conclu-ye
: « i Derechos de los padres ! Kinguno, absolutamente ningu-no.
Toda persona es sagrada e inviolable. Nadie puede atentar a
su libertad y a su inclependencia en cuestiones que sólo depen-den
de su libre determinación» 'O.
De toda maneras no se crea por lo que llevamos comentado
hasta el momento que el autor se opone a la formación religiosa
del hombre. En realidad, se opone a la enseñanza de las creen-cias
religiosas del niño y del adolescente hasta la edad de los
dieciocho años; a partir de esta edad admite tal enseñanza, «pero
s.ó lo en las iglesias y en el seno de las familias. En la enseñanza , -,-,,.- -7. n e n + n n ;An nci &nmnl-n cnl~mnntnl n h , > r n m n n jdlilao, yuiyuc ou ~ V I I L G L I I U V c r 3 ~ ~ I L L I L ~ LyL ~JVIUI-IILIILL LU lluulauu
imperecedero}) 71.
69 Ibidem? pág. 15.
70 Ibidem pág. 14.
71 Ióidem, pág. 15.
-4NUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
RETABLO DE EDIICADORES CANARIOS CONTEMPORÁNEOS 53
7.4. Répl&x. a los enemigos de la escuela laico
Sabe Champsaur que los católicos, contra el aplazamiento de
la enseñanza de la religión hasta la mayoría de edad, van a opi-nar
que el hábito de vivir sin ideas religiosas durante los prime-ros
veinte años de vida inclinaría al hombre hacia el indiferen-tismo
y positivismo.. . Ante tales argumentos responde con algu-nos
interrogantes: «¿Tan poco valen y tan poca falta hacen las
ideas religiosas que los hombres no se acordarían de ellas si es-tán
mucho tiempo sin conocerlas? ¿No es la religión el punto cén-trico
de la vida espiritual? ¿No es el mayor de los negocios la
vida eterna?. . . 72. Además, Champsaur recuerda que en los insti-tutos
y universidades debe enseñarse ia historia de las principa-les
religiones, y asimismo que drberían pubiicarse libros popu-lares
para que se extiendan dichos conocimientos.
Utilizando los argumentos de tres escritores, pertenecientes a
campos ideológicos diferentes, expone Champsaur lo que, a su
juicio, no es la escuela laica.
A sus manos habían llegado por entonces dos folletos contra
la escuela laica escritos por Andrés IManjón73. La lectura, espe-cialmente
del segundo de ellos, «es, según Champsaur, tan origi-nalmente
desequilibrado, caprichoso y ligero que el lector bien
enterado de este interesante problema no puede menos de son-reír..
. ; Qué arrogancia ! i Qué desfachatez ! i Qué pedantesca su-ficiencia!)}
Después de descalificar este tipo de análisis, propone
{{echar a un lado estos escritos superficiales, sectarios, llenos de
odio, incapaces de formular pensamientos serios, razonados, se-renos..
.» ".
Precisamente se muestra Champsaur conciliador y clarifica-
72 Ibidem, pág. 15.
73 Ibidem, pág. 13. Don A n d r é s Manjón fue canónigo del Sacromonte
,&-&$TIO y fU;;&&i. & 1 s Esc&&s del A\-e &fZli'.& 3üli.f.o parePo -
veda y otros destacados pedagogos, se constituyó en uno de los bastio-nes
de la escuela católica, en abierta oposición al movimiento liberal
y progresista de escuela nueva, y en particular a los planteamientos del
laicismo y el neutralismo escolares.
74 CHA~~IPSAL'R, op. cit., pág. 13.
dor cuando, refiriéndose a unas pal~brasd e Rafael María de La-bra
75, recuerda que ia ensenanza laica no es antirreligiosa: «En-tiéndase
bien que la recomendación de la enseñanza laica supo-ne
siempre, como ninguna otra afirmación, el respeto más ahso-luto
de la libertad de conciencia p el respeto más absoluto a
todas las religiones positivas.))
Siendo coherente con su planteamiento cle diálogo y acepta-ción
de posturas opuestas pero razonadas: presta la atención de-bida
al libro de Wilhem Kriege titulado La escuela neutra ante
la luz de la verdad, aunque no está de acuerdo con sus argumen-tos,
que son «los de todos los religiosos ... Con estas premisas
los hudistas pudieran declarar igualmente que el punto céntrico
de toda !a vida espiritual es el budismo)). Por el contrariot nues-tro
autor defiende que e' punto céntrico de la vida espiritual del
hombre es cesta admirable trinicla.d que acompañará siempre al
hombre mientras existe: la verdad, el bien y la belleza)) j6.
7.5. Con.trol de Ea escuela y Laicismo escolur
El tema de la escuela laica o la escirela confesional, dos ma-neras
distintas de entender la escolaridad o? dicho con otros tér-minos,
el problema de la ((cuestión escolar)), se planteó de una
manera radical durante las diversas fases de la Revolución fran-cesa,
y en Europa se fue solucioilando positiva y progresivainen-te
a Io largo del siglo m.
Tradicionalmente, la Iglesia había venido controlanclo la edu-cación
en sus diferentes niveles a través de sus instituciones, al-gunas
de ellas creadas expresamente con esa finalidad educativa.
7s Rafael María de Labra, krausista institucionista, figura clave de la
cuitura y la educación de finales del siglo XIX. Se refiere Charnpsaur en el
trozo transcrito a unas palabras pronunciadas por Rafael Nana fie La-bra
treinta y cinco años antes de la aparición de La escuela laica en el
Congreso de los Diputados, precisamente mientras se discutía sobre el
.tema educativo. : 76 La obra de W. Kriege lleva un prólogo de Miral, catedrático enton-ces
de Sallamanca, de quien Champsaur dice: uno estará muy a gusto con
nuestro pensador casi diabólico D. Miguel de Unamunon. CHAMPSAZTR,
o p cit., pág. 14.
j58 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAIITICOS
En el siglo XVIII, especiaimente en su segunda mitad, se plantea
el tema escolar como una cuestión jurisdiccional : ambas potes-tades,
el Estado y la Iglesia, se consideran con derecho a parti-cipar
activamente, dirigir y controlar la enseñanza. Finalmente,
la Administración del Estado burgués naciente se apoderará de-finitivamente
de la enseñanza, apareciendo los sistemas nacio-nales
de educación, siendo relegada la Iglesia a sus instituciones
particulares de enseñanza y, en todo caso, a tener control sobre
una pequeña parte del conjunto total de la enseñanza.
Pero este esquema que hemos p1antead.o no se da en España
en toda su extensión. No entramos ahora a discutir si en nuestro
país ha existido o no, y en caso afirmatjvo, si no ha existido a
destiempo la revolución hrguesa en todas sus manifestaciones.
Lo Yü2 Si 2s ciUe 1% Iglesia, aUiiyüe poder
curnbir el antiguo régimen, siguió manteniendo excesivas pre-rrogativas
en el terreno de la enseñanza, a pesar de las desamor-tizaciones
y la revolución de 1868. Habría que esperar a la legis-lación
de 1.a segunda República para ver de nuevo cómo Gobier-ms
pr~gresistas,m ~ d e r a ;1d ~ sk rgiieses kteiilaii limitar y, a ve-ces,
eliminar los privil.egios eclesiásticos en el terreno de la en-señanza.
Pues bien, al pensamiento pedagógico de Baltasar Champsaur
hay que inscribirlo en la corriente de la escuela laica, partidario
de introducir en la institución escolar la división de funciones
existente en buena parte de los países europeos en aquellos mo-mentos,
que, de una manera muy sintética, podría resumirse así:
l.a escuela pública ha de ser laica, aconfesional; la formación re-ligiosa
hay que retrasarla hasta la mayoría de edad de las perso-nas
y, ~ Q X Q~ 2 has &~ ser e j e r ~ j dfc~e ra & 12 eucu&.
El propio Chainpsaur centra así el problema: «Si, el Estado
tiene, mientras no cambie la actual organización por la acción 1i-bertadora
y de humana justicia del social~ismol,a facultad plena
de desempeíiar esas y otras funciones con la aprobación de todo
pensar rariionalinente inspiradoo 77;
Una aproximación más a la entidad del pensamiento de Bal-tasar
Chamsaur. No sabemos muy bien el valor, la 'calidad del
77 CHANIPSAURL,a e~cuelal aica, op. cit., pág. 7.
Núm. 28' (1982)
pensamiento pedagógico canario en el primer tercio del siglo xx.
No hay estudios suficientes aún para llegar a una valoración de
tal naturaleza. Por eso es importante sacar a luz los plantea-mientos
pedagógicos de Champsaur, representante de una mino-ría
que, poco a poco, iba haciendo oír su s70z, a pesar de las difi-cultades
del momento. Sin olvidar que sea cual sea la originali-dad
del autor, Champsaur escribía en Canarias para los canarios
y, sin embargo, utilizaba datos, argumentos y bibliografía que de-muestran
a las claras su preparación y sus amplias y selecciona-das
lecturas de filosofía, sociología y pedagogía.
¿Qué impacto tuvo La escuelu laica en Canarias en los años
treinta? No es fácil saberlo, dada la inexistencia de estudios so-bre
el particular y la escasez de datos que hemos podido encon-trar
al respecto hasta el momento Sin embargo. es significativo
el propio hecho de que fuera posible su publicación y al mismo
tiempo la minoría lectora de la época fuera potencialmente cono-cedora
de las ideas allí vertidas. En todo caso. la situación de
un heterodoxo no debía ser nada cómoda en los años finales de
la dictadura de Primo de Rivera si hemos de aceptar sus pala-bras:
«Hasta no hace muchos años, ser republicano era lo mis-mo
que ser el colmo de la perversidad y de1 desorden. Hoy, ser
socialista es para la mujer española, y para muchos hombres, ser
un facineroso, un bandido, un ateo, un destructor de la religión,
de la familia, del orden, de la patria, de la propiedad (en esto
acierta) y de todo sentimiento Ilurnano. Hoy, defender la escuela
laica es ser un masón, ateo, malvado y diabólico» 78.
7.6. El tema de la escuela Zaica
Aunque ya hemos sugerido algunas ideas básicas para enten-der
los objetivos, la finalidad y el alcance de la escuela laica, si-guiendo
el pensamiento de don Baltasar Champsaur Sicilia, con-viene
que precisemos más en concreto, haciendo las alusiones ne-cesarias
al ensayo de nuestro autor.
EI fin de la escuela laica es para Champsaur «la vigorización
78 Ibidem, p8g. 3.
760 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
racional y la iluminación intelectual y ética de los jóvenes a quie-nes
educa e instruye, libre de la dañina rigidez y estancamiento
de una creencia religiosa que, en cuanto a lo dogmático, que es
lo único que tiene de religioso, no contiene ni una sola verdad,
ni evidente ni demostrable, circunstancia que la hace en abso-luto
perjudicial. en la verdadera acción pedagógica de la primera
enseñanza)). El razonamiento que el autor hace es que la inteli-gencia
del niño es refractaria a misterios que rechaza la razón:
«En toda escuela laica ha de imponerse la mayor luminosidad po-sible
en la comunicación de los hechos, de los fenbmenos y de
los conceptos comunicables a las tiernas inteligencias de los ni-ños
» 79.
En definitiva, para nuestro autor, todo en la escuela laica
«tiene y dehe tener el carácter de Io demortrahle, de 10 explica-ble.
de lo fácilmente concebible, de lo asimilable. de lo que ilu-mine
y vigorice y dilate lentamente el reducido horizonte de la
mente infantil)). Entiende la enseñanza como trabajo educati-vo
más que como instrucción, en cuanto que presidido por la
acción moral que para Champsaur es t(exc1usivamente huma-na,
envuelve siempre todo acontecimiento escolar y le da un sen-tido
asimilable, que lentamente se va encarnando en la sustan-cia
espiritual del niño.. .». El fin de la acción libre de las «ener-gías
intelectuales y morales laicas» es forjar hombres fuertes de
cuerpo y espíritu, de personalidad libre e independiente, cuyos
actos han de ser completamente suyos, y suyos desde el alum-bramiento
de la razón hasta la muerte))
El ideario librepensador de Champsaur queda expuesto con
la claridad didáctica que le caracteriza: ((Porque el espíritu laico
no quiere niños-merengues, muchos hipócritas, de raquítica y su-misa
personalidad, incapaces de las fuertes resoluciones y del
sentido humano desinteresado de la vida. Nosotros somos naci-dos
y forjados al aire libre, y ellos son plantas desmirriadas de
estufa, a las que un ventanal abierto marchita y mata)) 81.
Otra característica de la escuela laica propugnada por Champ-
3 Ibidern, pág. 8.
80 Ibidem, pág. 9.
81 Ibidem, pág. 10.
Núm. 28 (1982)
saur, aceptando las propias palabras de Labra, es la de entender
que la escuela laica «supone siempre el respeto más absoluto de
la libertad de conciencia y el respeto más absoluto a todas las
reiigiones positivas». El propio Champsaur añadiría por su par-te:
«Sólo una escuela laica puede dar su enseñanza honradamen-te,
racionalmente, humanamente, con la tolerancia y el desinte-rés
de una institución consciente de sus altos deberes pedagó-gicos.~
Idea en la que vuelve a insistir más adelante cuando
niega que 10s masones sean los sostenedores de la escuela laica:
«La escuela laica es, sin duda, lugar de pacificación y de her-mandad
» **.
La misión de la escuela laica sería la de forjar, en palabras
de Champsaur, das generaciones nuevas, formadas de seres li- a
N
L.--.. WCB, L.-L-+/.- L CULAV--,L--L :3--L+L?~.-1 L C B de SU destino en esta vida, cjue m es E
ningún destierro tristón, sino campo de lucha por la verdad, el O
n bien y la belleza...)) e3.
-
m
O
E
Como resumen del planteamiento pedagógico de Champsaur SE
se puede decir que la escuela laica que propone en su obra es la - E
misma por la que la burguesía liberal española había venido lu-
3 chando desde finales del siglo xvm, caracterizándose a grandes -
rasgos por su independencia del poder religioso, facultar la edu- -
0
m
E cación y la instrucción de hombres autónomos, capaces de actuar O
por sí mismos, en función de su conciencia, y ofrecer una for- 5
mación integral que tuviese en cuenta las diversas facetas edu- n
-E
cables de cada persona. a
2
¿Hasta qué punto una escuela de las características señaladas n
n tenía cabida en la España de los años treinta que conocía Champ-saur
y, más en concreto, en la realidad canaria de entonces? ¿Era 3
O
posible compatibilizar la escuela laica y un sistema de clases so-ciales
caracterizado por la desigualdad? De nuevo las palabras de
Baltasar Champsaur responden a nuestros interrogantes de una
manera clara: «Cuando la sociedad esté completamente trans-formada
y e1 socialismo impere en las grandes nacionalidades,
devoiviendu la vida a taiiiü~ millorres de seres hUmmos qUe
a Ibidem, pág. 19.
83 Ibidem, pág. 21.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
RETABLO DE EDUCAWRES CANARIOS C O ~ R Á N E O S 59
%asta hoy han vivido como muertos, entonces la escuela laica
vivirá en su verdadero elemento sin lucha ni contradicción, como
modeladora libre insustituible de los hombres, tambiién transfor-mados,
en el seno de nuevas colectividades basadas en la ver-
.dadera justicia y el verdadero derecho. Todas las grandes ideas
de indiscutible fecundidad para el mejoramiento de todos se en-
"carnarán en la escuela laica como savia regeneradora))
El trozo transcrito puede ser considerado dentro de los plan-teamientos
del más depurado socialismo ut6pico de los siglos XVIII
y xrx, si bien nuestro autor es consciente de las limitaciones que
impone la realidad española que le había tocado vivir: «La es-cuela
laica en este país, todavía sin oxígeno, sin virilidad y sin
decisiones enérgicas, no puede implantarse. Pero todos nosotros
tenemos ia convicción que no pasará mucno tiempo sin que este
funesto régimen desaparezca, para dar lugar, ahora por lo me-nos,
al triunfo de una República lo menos burguesa posible, en
la que la escuela laica tendrá su vida, noble y fecunda, asegu-rada
»
7.7. Conclusión
Ojalá a partir de este trabajo Baltasar Champsaur Siciiia ern-yiece
a dejar de ser un desconocido entre nosotros.
Aunque aún es pronto para hacer una valoración de conjunto
gde la obra educativa y el pensamiento pedagógico de Champsaur,
:sí que estamos en condiciones de resaltar la importancia que tuvo
:la constitución de la {{Liga Laica Canaria), adherida a la de Ma-drid
y propiciada por ia Agrupación Canaria Socialista, que trajo
consigo l