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L I T E R A T U R A PROCESO CONTRA EL CLERIGO DON MIGUEL CABRAL DE NOROÑA, POR UN SERMON CRITICO A LA COLOWI-ZACION CANARIO-AMERICANA POR LVIS ALBERTO ANAYA HERIXANDEZ El presente trabajo se basa documentaImente en el proceso que la Inquisición de Canarias llem5 a oabo contra el clérigo y ex fraile portrugués Miguei Gabrai cie Noroña por un sermón gro-nunciado en La Laguna l. Este controvectido cl6rigo que residió cerca de veinte años en Tenerife es de sobra conocido y ha sido repetidamente estudiado ; especialmente por don Antonio Rumeu de Armas y don Buenaventura Bonnet en La Junta Suprema cle Canarias. Su importancia radica en haber confeccionado el céle-bre Manifiesto que atacaba a la Junta y que tanta polémica ha motivado entre nuestros historiadores. Su inquieta personalidad, frecuente en los tiempos de transi-ción, la ha definido el doctor Ruma como de inteligencia des- -:-.+.-. *-..:-:+.. -..l+:-.-J- *..l,.L-.. .CL-41 -1 ..-.- L:-- +-.--LA- picr La, W ~1L UI L UI LL v auu, p i a wd~ L ~ L I I , p l u ~ r f du l a r uxilpaud, I.I i-genuo a montones y gracia a raudales ..., Cabra1 de Noroña des-virtuaba estas cifras positivas de .su carácter en una sátira enve-nenada, una mordacidad hiriente, unas atrabiliarias costumbres, una conducta turbia y un temperamento agrio y destempladon 2, en defhitiva U= anténtice A:rinarete. Y, ez efecte, tedw euteu 1 Nos hemós uasaao xunaamentalmeíite en los legajos CIII-16 del Archivo de la Inquisición del Muséo Czhario-y el 4.505, nP 7, Sec. Inq., del Archivo Histórico Nacional. 2 Op. cit., I, pág. VIII. rasgos afloran en el proceso de este heterodoxo y singular per-sonaje que tanta huella dejó en la sociedad canaria de su siglo. A través de la obra antes citada y de las informaciones del comisario del Tribunal de La Laguna, contenidas en el proceso, sabemos que era natural de la isla de Madera, donde profesó como religioso de la orden franciscana, estudiando posteriormente en Coimbra, de donde retornó a su isla para escapar posterior-mente de la prisión a que en ella se vio sometido por unos versos satíricos contra un misionero. Vino a parar al Puerto de la Cruz, donde obtuvo del provincial de su Orden, Fray Bartolomé Lo-renzo, licencia para residir, haciéndolo primero en dicho lugar y más tarde, obligado por el provincial, en el convento de San Diego del Monte en La Laguna- En amhs Iligares conseyiría atraerse la admiración de la buena sociedad, tanto por sus brillantes ser-mones como por su agudo ingenio, extremo este que también le crearía enemigos. Debido a algún conflicto con su provincial, fue recluido en un monasterio de donde escapó primero a Cádiz y posteriormente a Madrid. Desde la capital tramaría y llevaría a efecto la conocida burla que el informe del aludido comisario recoge y que mencionan distintos autores, contra el provincial causante de su huida, fray Bartolomé Lorenzo, alias ((Espanta)) 3. Consistió ésta en la Uegada a Tenerife de un pliego con sellos oficiales remitido desde Madrid y en el cual se nombraba a fray Bartolomé, obispo de ~Gadamascarn, mencionando además de sus nombres y apellidos, su mote fuera este «Espanta» u otro peor, con gran asombro de la concurrencia. Tras la alegría y regocijo del convento y de los vecinos presentes, uno de los asistentes expresó sus dudas sobre la viabilidad de un nombramiento en un país que no pertenecía a la corona, por lo que se consultó a un experto en la materia que descubrió la broma. La ingeniosa ven-ganza de don Miguel se vio empañada, según el comisario, por- 3 El comisario de La Lapuna en una carta al Tribunal le cita como Fr. Bartolomé Lorenzo, alias «Espanta». Sin embargo, Alvarez Rixo su-pone que Espanta era el segundo apeUdo y que tenía «.un apodo que por poco aseado omitiremos».. En la obra de Fr. Diego de Inchaurbe Noticia sobre bs Prouinciales franciscanos de Canarias, La Laguna, 1966, se le menciona sin el segundo apellido. 522 AIVUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS PROCESO CONTRA EL CLÉXIGO DON nlIGUEL CABRAL 3 que como resultado de la misma le sobrevino una parálisis a¡ provincial que le llevó a la tumba en pocos años. En 1799 desembarcan en Tenerife los regimientos de Ultonia y América y como capellán del primero aparece don Miguel, que pronto será criticado por vestir de seglar sin contar al parecer en aquellos momentos con autorización y con unos trajes además que por su atrevimiento suscitaron desaprobación. En esta época estrechara su amistad con doña Catalina Prieto del Hoyo, aloján-dose en su casa y convirtiéndose en su administrador. Esta se-ñora, de las principales familias isleñas, vivía separada de su marido, don Gaspar de Ponte, y en malas relaciones con su hijo don Melchor, quienes pronto se enemistarían también con Cabral, ya qUe sUc Col,iíj adlllinisirddor les prUhjeron juicios económicos. Al regresar los regimientos de Ultonia y Amé-rica, don Miguel consigue quedarse pretextando diversos acha-ques, pero poco después el comandante general, don José Per-lasca, a petición de don Gaspar de Ponte, le hizo regresar a la Península. Poco tiempo debió durar la alegría de sus enemigos, pues dos años más tarde, en 1805, retornará a la isla alegando haber obtenido permiso para su secularización, extremo este que nunca quedó claro del todo. Volvió a casa de doña Catalina en Garachico y siguió al frente de sus asuntos, aunque también resi-dirá posteriormente en La Laguna en casa del beneficiado don Antonio Villanueva. En esta ciudad alternaría sus sermones que, como el que vamos a describir. provocaron frecuentemente escán-dalo, con la preparación de pleitos que le firmaban abogados de segunda fila. Asimismo, a través de la influencia que ejercía so-bre algunas autoridades, intervino en los asuntos municipales provocando diversos conflictos, lo que motivaría que se le abriera un expediente por el regente de la Audiencia que no llegó a traer-le posibles consecuencias porque se recibió en Madrid poco antes del Dos de Mayo. Comenzada la guerra. su hostilidad hacia la "T iinta mntiv-a*r--í a ~ i ein rarrplamientn mnmpntn pn qgp rp&ctariu -- ----'-- -.,-Y-------YV, su polémico Manifiesto contra la misma. El representante en Te-nerife de la Junta Central, don Manuel María de Avalle, optaría finalmente, en diciembre de 1809, por desterrarle a Cádiz, donde después de una corta estancia en prisión sería liberado por una sentencia de la Audiencia de Sevilla. Como describe el doctor Rumeu, el Cádiz de las Cortes era, sin duda, el lugar ideal para nuestro clérigo que pronto se convirtió en un personaje popular como redactor de un periódico liberal denominado «El Duente político». No olvid6, al parecer, los agravíos sufridos en Tenerife, pues Millares en su Bibliografía le presenta como autor de un fo-lleto titulado: «Representación sobre la arbitrariedad de los Tri-bunales que eleva al Supremo Consejo Nacional. un Ministro de la Religión enormemente perseguido y ultrajado)) y que fue im-preso por don Manuel Santiago de Quintana, el 15 de febrero de 1811. Sus ataques al Gobierno le obligaron, una vez más, a exi-liarse a Filadelfia, donde participó con otros españoles en la jura de la Constitución de 1812, pronunciando un celebrado discurso que reprodujo «E1 Tribuno Español». Desconocemos sus poste-riores andanzas y si retorn6 a España. Nos cuesta admitir, sln embargo, que un personaje tan singuIar desapareciera sin más. Quizá en el futuro, nuevas investigaciones nos aportan datos so-bre la Última etapa de su vida. Fue predicado en la parroquia de Nuestra Señora de la Con-cepcih el 27 de julio de 1815, con motivo del día de San Cris-tóbal, en el que se conmemoraba solemnemente la conquista de la isla. Por este motivo asistían el clero de las dos parroquias de La Laguna, las comunidades religiosas y las autoridades ci: viles en su conjunto, incluido el Comandante General, adernas de lo más encumbrado de la sociedad lagunera. La importancia del público magnificó el escándalo y aumentó la división de opi-niones que el discurso provocó. Eco de esta situación se hizo el mismo Cabral, quien con posterioridad publicó unas notas de-fendiendo el sermón de unos ataques anónimos y en las cuales se reafirmaba en sus opiniones y tachaba de ignorantes a sus opositores. También tuvo partidarios, ya que a instancias suyas, según afirma Cabral en carta al Santo Oficio, solicitó apenas un mes después autorización para publicarlo al corregidor de la isla, quien después de haber sometido el sermún a la censura del beneficiado don Antonio de Villanueva y Castro y del abo- 524 ANU.4RIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS gado de los Reales Consejos, don Antonio Leonard, concedió. Este último no sólo afirma que no encuentra nada que se oponga a la moral, a las leyes del reino y a las regalías de la corona, sino que lo recomienda como digno de impresión. Sin embargo, a pesar de ser llevado el manuscrito a la imprenta de Angel Bazzanti, y como muestra también de la fuerte oposición al mis-mo, no llegó a ser impreso, toda vez que el marqués de Villanue-va prometió a Bazzanti los 800 pesos que costaba el trabajo a condición de no publicarlo, a lo que éste accedió. El marqués: hombre calificado por Millares como «de pensamiento conserva-dor, pero no reaccionsriou " no sería la primera vez que initer-vendría contra Cabral. Como presidente de la Junta se negaría a acceder a sus peticiones de libertad, cuando años más tarde A - A - - A - ~ - A ~ -A- A-+- TTA-A-A L M: c i r - l waauu y v r cULa. v GL wu Ss qüe nU?StX dSrigi3, efitre cuyas virtudes no contaba la del perdón, se vengaría en su Ma-nifiesto presentando al marqués de Villanueva con tintes nada lisonjeros. La posibilidad de imprimir el sermón quedará defini-tivamente suprimida cuando el inquisidor Borbujo ordene al co-rr. isurio de La Lugma, fray On tmi ~V erde Rethpnc~~xrte,m ger el manuscrito de la imprenta, lo que éste cvimplimentará reti-rando además otro que tenía en su poder el beneficiado Vill'a-nueva. Además solicitó de Cabral las notas que éste redactó en defensa del sermón, a lo cual el aludido replicó por escrito (en carta que figura en el proceso) que las haMa perdido un criado suyo, lo que resultaría falso, pues el comisario las localizó pos-teriormente en la carpeta que contenía el sermón recogido en 1A imprenta. Estas últimas y un ejemplar del sermón fueron envia-das a la Suprema y el otro ejemplar debió de quedar en el ar-chivo del Tribunal canario, aunque no hemos podido localizarlo, ni en Canarias ni en Madrid. No obstante, la censura de los calificadores y el alegato fiscal, que reproducen literalmente los puntos más conflictivos del mismo, unido a las declaraciones de los testigos y a la defensa escrita que el mismo Cabral remitió al Tribunal permiten hacernos una idea bastante exacta de su contenido. - 4 AGUSTÍN MILLAREST ORRESH:i storia general de Eas Islas Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 1977, IV, pBg. 290. Según su inteligente y osado escrito, que reproducimos ínte-gramente, el eje del sermón era mostrar que todo depende de la omnipotencia divina y que, gracias a ésta, puede triunfar cualquier causa por débiles que sean las fuerzas que la promue-ven y por fuertes que sean las que se le oponen. Esta tesis pasa a demostrarla con ejemplos concretos y aprovechando que era el aniversario de la conquista de Tenerife exaltará el valor y la fiereza de los guanches frente a la debilidad de los conquista-dores, para resaltar el apoyo divino a estos últimos. Como mues-tra pondrá la matanza de Acentejo, donde literalmente explicó : «que el haverse librado los conquistadores en la batalla de Acen-tejo fue un milagro de Dios obrado por la mediación de S. Chris-tobal)). La crítica al derecho de conquista mediante la violencia la expresa en su sermón manifestando que «el derecho de con-quista es un derecho basbaro que la filosofia proscribe y la reli-gion abornina y que la nacion española es muy grande y las luces estan muy extendidas en ella para no conocer estas verda-des)). En su escrito afirma que se ha inspirado para el sermón en los libros nacionales y extranjeros sobre el tema y, aunque no los menciona, está claro que la 1.ínea en que se basa va desde la concepción indigenista de Las Casas hasta el concepto del ubuen salvaje)) de Rousseau. Esta ideología la vemos expresada en su crítica a la figura codiciosa y sangrienta del conquistador, que enfrenta a la del. noble indígena. Así de Bencomo dice: uBencomo defendió la libertad y la herencia preciosa y augusta de sus abuelos y era digno de mejor causa)); en cambio, a Lugo lo describe desembarcando en Santa Cruz de la siguiente forma: «que Alonso de Lugo salto en tierra con una cruz entre los bra-sos como un Apostol en lo exterior conservando en lo interior el corazon de una fiera)). Y para confirmar el deit mativ)) de su discurso nos explica así la intervención divina en la conquista: ((mas el cielo habia decretado ya la suerte de esta isla y queria darle en cambio de su independencia el thesoro preciossisirno e inestimable de la religion santa de Jesuchristo~. Continuando sus críticas al derecho de conquista describe la de América en términos similares a la de Canarias, afirmando que los españoles degollaron a 30 millones de indígenas y pre-sentando la figura del conquistador, con mención explícita de 526 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS PROCESO CONTRA EL CLÉRIGO DON MIGUEL CABRAL 7 Cortés y Pizarro, de la misma forma hostil con que presentó a Lugo, resaltando: «que llevaban en una mano la espada y en la otra el Evangelio)). Sus críticas, sin embargo, no se paran en éstos, sino que apuntan más alto, afirmando de Fernando el Católico «que prostituia la Religion a sus miras ambiciosas)). La ideología base de esta parte del sermón tiene su origen, como ya expusimos, en las tesis anticolonialistas que van desde Las Casas hasta los escritores revolucionarios de su tiempo, lo que por supuesto no escapa al fiscal y a los consultores del Tribunal, que citan como inspiradores del sermón a Las Ca-sas, Pascal, Mably, Rousseau, 1.a Enciclopedia, Raynal, Marmon-te1 y su Historia de los Incas, etc.. . Sin negar que pudiera cono-cer a estos autores o al menos a parte de ellos, lo que parece p~r ihled ad-. s u erc&&n y g~step r 1 2 Iectgra, ectam~ce n &S-posición de concretar, gracias a un documento no relacionado con el proceso, que el autor en que se basó fue el. abate Raynal El documento en cuestión es una delación hecha al comisario de Santa Cruz el 17 de abril de 1799, recién llegado Cabral de la península, por un colega suyo. el irlandés Andrés O'Ryan, ca-pellán del segundo batallón de Ultonia, quien le acusa de tener varios tomos de una obra prohibida escrita en francés por el «Abbe Renard~ (sic), impresa en Ginebra o en Amsterdam y que prestaba a otras personas. La denuncia no tendrá consecuencias, lo que nos indica la debilidad de la Inquisición por aquellas fe-chas, ya que la mencionada obra estaba proscrita desde 1799, inclusive a aquellos que tuvieran licencia para leer obras prohi-bidas6. Más extraño parece que el Tribunal no sacara a relucir esta denuncia en su proceso, quizá por negligencia. Sin embar-go, el denunciante del sermón, fray Domingo Hernández Rome-ro, da como segura en su delación la influencia de esta obra en Cabral, señal de que debía saber que la poseía, 10 que no parece difícil si efectivamente la prestaba. La obra denunciada es sin duda La Iiistoire Philosophique et Politique des Etablissements et du Commerce des Europeans duns le D e w Indes, y segura- 5 A. M. C.: Inquisición, leg. CLVII-33. 6 RICH.~RHDE RR:E spaña y la revohción del siglo XVIII, Madrid, 1979, página 59. mente-la edición de Ginebra de 1780, pues aunque era la tercera edición fue la primera que aparecía el. nombre de su autor Gui-llaume Thomas Raynal. La moderna historiografía ha demos-trado, sin embargo, que fue una obra de colaboración, en la-cual además de su autor intervinieron otros enciclopedistas y filó-sofos radicales como Diderot, D'Holbach, etc.. . Gozó de una in-mensa popularidad en su época hasta el punto de que no se ha podido concretar el número de las ediciones, legales o piratas, que se realizaron en pocos años, a pesar de los 10 volú-menes de que constaba. Con su-enorme recopilación de datos comprobados y de relatos más o menos fantásticos constituye no sólo una crítica al derecho de conquista y colonización, sino además una defensa del derecho de los pueblos a conquistar su libertad frente a sus opresores. En definitiva, un antecedente de lo que hoy conocemos como derecho a la autodeterminación. Representa la línea más radical y minoritaria) del pensamiento revolucionario de su época; pero además es un ataque frontal al Antiguo Régimen, por lo que fue prohibida en Francia y orde-nada quemar por el Parlamento en 1780. Prueba de la popula-ridad de la misma es que incluso en España el duque de Alrnodó-var, usando el seudónimo de Eduardo Malo de Luque, publicó parte de la misma en cinco volúmenes, aunque censurando los aspectos más radicales 7. Su posesión por Cabra1 nos muestra de forma clara el pensamiento subversivo y revolucionario de éste. Mas para la preparación del sermón no sólo utilizó la obra ante-ríor, sino que para los temas canarios había leído a Núiíez de la Peña y a Viera. Otro de los temas que resaltó fue la defensa de Santa Cruz frente a Nelson aprovechando que se realizó en torno al día de San Cristóbal y siempre con el propósito de mantener su tesis de la intervención divina como factor decisivo para conse,auir la-victoria. A juzgar por la opinión de algunos testigos parece 7 OVIDIOG ARCÍAR EGUEIROI:n tereses estamentales g pensamzento eco-n6mico: la versi6n eSpUñold de la «Historia» de Raynal, ((Moneda y Cré-dito)), núm. 159, Madrid, 1979. Del mismo autor: SoMedad estamental e ideoZogb reli.l.0~~l:a versi& españda de la «HistoTk» de RaynaZ, ({Estudios de Historia Social», Ma-drid, 1980. 528 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS que exageró un tanto el. papel divino y en cambio rebajó los -méritos de sus defensores, criticándoles el que «no desempeña-ron sus deberes, y que el oficial que más cumplió fue mantenerse en el puesto que le habían señalado)); sobre el general Gutié-rrez opinó «que aunque era un hombre de bien no se porto como -un heroe)). El atrevimiento de Cabra1 no tenía límites si tene-mos en cuenta que entre los oyentes había defensores del ataque de Nelson que, como es lógico, no acogieron con simpatía sus .afirmaciones, máxime cuando al parecer, y siguiendo su meto-dología de presentar al vencido como más fuerte que el vence-dor, aludió en términos favorables al, marino inglés, manifestan-do que en Egipto «pronto recobraria la opinion de su valor». E.s,t a .p arte del sermón la basó, según sus palabras, en la rela- .-!-A:- --L-- -+.A- L ---- CNU I I L I ~ L - ~qYu~e e u ~ SaUI JL-ee s L~~ I~K M y que posiMemeilie debió de ser la publ.icada en Madrid por don José Monteverde en 1788, o la impresa en La Laguna por don Antonio Miguel de los Santos en 1797 Siguiendo al doctor Rumeu las críticas pueden haberse debido, en el caso del General Gutiérrez, al tér-mino «impresionado» con que se le define en un determinado momento en 1.a Relación de Monteverde, y al descontento que entre algunos provocaron las condiciones de la capitulación, por estimar que se podían haber obtenido resultados más ventajosos. Respecto a las realizadas contra los defensores, al momento de pánico que se produjo al correrse la voz de que Gutiérrez había muerto y los ingleses triunfado, lo que provocó una desbandada de un sector de la tropa y de la oficialidad hacia La Laguna, aunque posteriormente se restableció la situación. De hecho una opinión similar a la de Cabra1 la repetirá el historiador Fran-cisco María de León apenas treinta años después. En la actua-lidad, estudiosos del tema como el autor antes citado, reivindican en conjunto la actuación de Gutiérrez y de la mayoría de los defensores. Por último, y no sabemos que relación guarda con el resto de! sermón, se refiere u NapoleSn ccxm :;id~!o de !as franceses, el apoyo firme de su grandeza y digno de ocupar el trono Augus- S Amomro RUMEU DE ARMAS: Pirateria y ataques navales contra las 1s-las Canarias. iMadrid, Instituto Jerónimo Zurita, C. S. 1. C., 111, pág. 890. 10 LUIS ALBERTO AXAYA HERN~DEZ to de los Borbonesn. Lo que sí nos consta es que al menos antes de la guerra de la Independencia fue un entusiasta del empera-dor, hasta el punto que O'Donnell atribuye su encarcelamiento, en diciembre de 1803, a su simpatía por el mismo, aunque de hecho se debiera a su oposición a la Junta. Como tantos otros liberales su simpatía por la Francia revolucionaria y por Nap* león no le impediría enfrentárseles cuando la ocasih lo exigió. Finalmente, el lenguaje que utilizó y que los testigos defi-nen como poético fue también objeto de crítica por el. Santo Ofi-cio que le recriminó expresiones virgilianas, como : «o sombra de Gutierrez donde quiera que estes en los lugares sombrios u oscuros)); o bien: «si desde las mansiones lobregas y silencio-sas en que descansa en la paz del sueño eterno, el oyese)), por a esiiiiiai.:~p~a ganizantes además de impropias de!. @!pit~. N O : EL PROCESO El sermón fue denunciado por fray Domingo Hernández Ro-mero en carta fechada en Tenerife el 1 de septiembre de 1805. 3 Incluye en la misma una serie de opiniones desfavorables reco- O-gidas entre los asistentes. dado que él no había estado presente m E y recomienda la prohibición del discurso antes de que se impri- O ma. La Inquisición actuó con rapidez y el. 10 de diciembre de n 1805 el comisario de La Laguna remitía las testificaciones acom- aE pañadas de un largo informe negativo sobre Cabral, que ya ex- l d pusimos al principio. Ante la multitud de asistentes al sermón, n n fray Antonio optó por llamar a personas representativas de los 3 distintos estamentos asistentes. Entre las declaraciones destacan O por sus críticas las del. vicario don José Martínez, quien después de mostrar su desacuerdo con la forma en que el orador anali-zaba las conquistas, atribuye estos conceptos ofensivos al odio que los extranjeros sentían hacia España. Expresa además otros repai=os al serm6ii, a-aiique no t.n¿Ueiltra ell él pToi)uS~C~oiidews - trinales heterodoxas, a pesar de que el comisario inquirirá a to-dos los testigos la posibilidad de que fuera herética la asevera-ción de Cabra1 de que la Iiberacíón de 10s conquistadores en la batalla de Acentejo había sido divina, ya que, habiendo presen- tado previamente como injusta la toma a los guanches de su isla, se podía entender que Dios obraba injustamente. Otro de los tes-tigos, el coronel y gobernador de armas conde de Sirtefuentes, que había participado en la lucha contra Nelson, mostró su dis-gusto ante las expresiones de Cabral sobre este hecho, señalando como muestra del valor de los defensores el que en su regimiento muriera atacando el teniente coronel don Juan de Castro, fuera herido de un hombro a otro el teniente don Sirnón de Lara, así como el subteniente don Dionisio Kavarro, además de cuatro sol-dados muertos y otros heridos, indicando finalmente que las ba-jas de los enemigos probaban lo erróneo de las palabras del ora-dor. Los restantes testigos, los párrocos de la Concepción y de Nuestra Señora de los Remedios, don José de Acosta Brito y don José Bencomo, ei agustino fray José Machado y el franciscano fray Pedro Febles, don Diego de Mesa y Ponte, caballero de Cala-trava y marqués de Casahermosa y don Bartolomé Benítez de Ponte, caballero de la Orden de Carlos 111, mostrarán en general su desaprobación por el contenido político del discurso, pero sin encontrar en él muestras de herejía. Cabral, en una carta al Tribunal, denunciará al comisario como enemigo suyo y en realidad pensamos que no iba desenca-minado, pues eE tono del interrogatorio, las críticas sobre su vida que remite a la Inquisición y la selección de testigos parece co-rroborarlo. Entre los últimos hay dos Ponte, familia enemiga del orador, y en general tampoco los otros siete les son favorables cuando sabernos que además de detractores tenía también sus partidarios, que lógicamente asistirían a la misa. De los cinco calificadores de Las Palmas que a petición del Tribunal enjuician el sermón sólo don Miguel Machado, cura del Sagrario, se muestra sumamente critico en su anaiisis de los pa-rrafos señalados por el. fiscal como más conflictivos, aunque con argumentos endebles. Los restantes, dos profesores del Semina-rio Conciliar y dos miembros del Cabildo Catedralicio, a pesar de que critican algunos aspectos del sermón, como mucho lo encuen- tran inoportuno. Así don Vicente Ramírez, profesor del Semi-nario, se limita a decir que no encuentra motivo de censuras teo-lógicas, pero que el orador pudo haber hablado algo más de San Cristóbal y menos de las conquistas. El canónigo de la catedral don Antonio María de Lugo. después de tachar el estilo oratorio de hinchado y afectado, censura también como impropias del púlpito las materias que trató y alega en contra del orador que pocos imperios se han formado sin que intervengan las pasiones humanas. Centrará su crítica en los ataques a los conquistado-res, recriminando que se ofenda a héroes como Cortés o Pizarro y sobre todo a Alonso de Lugo. De este último afirma que todos los historiadores de Canarias elogiaban su carácter humano, ge-nerosidad y piedad, aunque admite, respecto al derecho de con- a N quista, que Lugo tenía la mentalidad del slgio xv y no ias de la epoca del orador. Si Cabra1 pudo excederse en su lenguaje, e! ca- O n nónigo lo hizo en sus loas, quizá debido a su posible parentesco - m O con el conquistador, pues la figura de Lugo tampoco aparece en EE los historiadores tratada de manera tan elogiosa. Don Esteban 2 Fernández, racionero de la catedral, centra sus censuras en las - consecuencias políticas que el sermón pudo ocasionar en las ca- 3 pas populares estimulando inquietudes. Sobre su contenido opi- - - 0 m na que, aun aceptando como verídicas las crueldades que los his- E toriadores refieren acerca de los conquistadores, Cabral no tiene O en cuenta las excepciones ni la intención positiva que subyace en n las conquistas. Para concluir afirma que de cualquier modo no E a-es sospechoso de herejía. El fiscal no quedó satisfecho con Ias nl censuras y solicitó se diera de nuevo el sermón a algún teólogo n n calificado. Se escogió al catedrático de Teología dei Seminario 3 Conciliar don Enrique Hernández, quien hizo el análisis más O exhaustivo e interesante que sospechamos tampoco debió de com-placer al fiscal. La ideología del censor, aunque más moderada que la de Cabral, es claramente ilustrada y sus críticas son en general exculpatorias del orador. Analiza en primer lugar el pá-rrafo en que se designa al puebio de Israei como oscuro, encon-trando que a pesar de la interpretación ofensiva que el fiscal veía en el término, en realidad éste servía para realzar la posterior grandeza del pueblo escogido, comparando el vocablo «con las sombras de las pinturas que sirven para realzar los colores)). 532 AA'UARIO DE ESTUDIOS ATLANTEOS PROCESO CONTRA EL CLÉRIGO DON MIGUEL CABRAL 13 Encuentra también oportuna la comparación que el orador hace entre el monte Tabor, rebosando de júbilo por el éxito del pueblo de Israel, y el Teide representado de igual manera, por los mi-lagros conseguidos gracias a la intercesión de San Cristóbal. En los párrafos alusivos a la conquista de Canarias y de América desaprueba las críticas a las violencias realizadas, pues aunque admite que pudieron ser ciertas, las disculpa por el espíritu @e-rrero del pasado y por las consecuencias beneficiosas que produ-jeron. Ensalza el heroísmo de los conquistadores censurando el que se vitupere su memoria desde el púlpito, ya que se podía haber causado malestar a los admiradores de los mismos que hubiera en el público, especialmente por la manera sangrienta con que se presentaron estos hechos, y piensa que expresados con más prudencia hubieran logrado resultados positivos. Ue tod dos modos disculpa estos excesos de Cabra1 atribuyéndolos a su fervor oratorio «en una isla donde suelen arribar incredulos y libertinos que imputan por la mayor calumnia de la fé lo que solo es efecto del abuso que de ella cometen los hombres>. Las frases reiativas a Bencomo en contra de ia opinión del fiscal, en las que veía un posible matiz herético, no las encuentra criticables, pues entiende que el orador quería expresar que Bencomo, por su va-lor, era digno de que le hubieran apoyado los demás menceyes de Tenerse y que después de haber sido vencido podría haberse facilitado su conversión sin necesidad de perder sus dominios, de igual manera que si hubiese resultado victorioso podía haber aceptado la religión por persuasión. A las citas virgilianas del ser-món no les da excesiva importancia y concluye indicando que, aparte de las faltas señaladas, encuentra el texto muy plausible --e -..-l..-- .....,.4.:-?-" l-i--- -*---m -..- -:a:.-.-. -- &.....a- PUL UIULI IU~ I I IUL~VVD. LUIIIU VCUIUU, D U ~L I ~ L ~ LIIV~ ~idS1 1 LULV al contenido del sermón, del cual no parece disentir, como a la in-oportunidad de expresarlas de forma tan cruda desde un púlpito y ante un auditorio español., pues, como señala textualmente, «el filosofo y mas si no es christiano, si es frances o ingles, podra hablar c m toda libertad en stl gaknrte y mas o memc e! hi:t~- riador o politico principalmente en las naciones donde el uso de la palabra es mas libre, pero entre ntros y en el pulpito debe haber mas moderacion». La ausencia de críticas profundas por parte de la mayoría de Núm. 28 (1982) 533 14 LUIS ALBERTO ANAYA HERNÁNDEZ los calificadores e incluso la aceptación de su contenido por al-gunos corrobora la existencia de un sector ilustrado del clero abierto a las nuevas ideas, y que tendrá su centro principal en el Seminario y en menor medida en el Cabildo Catedralicio. Este hecho, subrayado por varios autores 9, no escaparía en su época al conocimiento de la Inquisición que procederá en más de una ocasión contra miembros de estas instituciones lo. Sin embar-go, se veía obligado a recurrir a éstos como calificadores dada su escasez. El expediente quedará completo con el auto del fiscal, quien, después de pedir que se prohibiera «in totum» el. sermón y re-probar su lenguaje calificándolo de irrespetuoso, orguiioso, hin- e chado y profano, pasa a censurar el empleo del término oscuro D E referido al puebio judío y que ya hemos comentado y hace una o extensa crítica de otros aspectos del sermón, que por reproducir n = en el apéndice documental no analizamos detenidamente. A nues m O E tro entender, es especialmente interesante la defensa que hace ; de la conquista y colonización americana efectuada desde un pun- E to de vista conservador, con el empleo de tópicos conocidos como la envidia de los escritores extranjeros, o la imagen del conquis- 3 tador exclusivamente deseoso de la propagación de la fe, etc ..., - 0m E pero tópicos aparte, sus argumentos indican un buen nivel cul-o tural y un aceptable conocimiento de autores españoles y extran-jeros, incluidos los que son objeto de sus críticas. Así lo evidencia n E sus referencias a las causas del Descubrimiento ", a la guerra jus- a ta, al mestizaje y a la viruela como causa de la elevada morta- n n 0 9 JosÉ ANTONIO I ~ T F A ~FELOSR IDO:U n Seminario de su siglo: entre la 3 O Inquisición y las luces. Las Palmas, 1977. 13 En carta al Consejo el 23 de junio de 1783, la Inquisición canaria, expiicando el proceso por proposiciones contra el profesor del Seminario don Santiago Bencomo, escribe textualmente: «Por aqui y por las noticias y expetcs q.r hemos airigido de poco tpo a esta parte a V. A. vendra en ccnocimiento claro del espiritu g achaques qc: padecen los naturales de estas idas asi SICU~~IVS, CEEG ec!esizstic~s, tc&s tenazmente adictos B la novedad y a las maximas mas libres de la Francia)). A. M. M.: Inqui-sición, Libro de Cartas, 1-D-29,f ol. 132. 11 El error que comete al confundir a fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena en un solo nombre, fray Juan Pérez de Marchena, fue usual desde el siglo XVI hasta fines del XIX. 534 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS PROCESO CONTRA EL CLÉRIGQ DON MIGUEL CABRAL .15 lidad indígena además de las puramente bélicas, su valoración de las aportaciones materiales y espirituales que significó la con-quista y que contrasta con el canibalismo, sacrificios humanos y otras atroces costumbres indígenas, etc.. . Su defensa de Lugo, basada en que Viera sólo afirma que desembarcó y plantó una cruz en tierra, demuestra que ha leído a este escritor, pero desde luego no entendido. Es indudable que las palabras posteriores de este historiador: {c.. . no pensaria sino que aquel era un angel de paz que venia a Tenerife unicamente a predicar el Evange1,io y la mansedumbre cristiana; pero se engañaría, Alonso de Lugo era un conquistador,, contiene la idea que inspiró el comentario de Cabral 12. No obstante, no deja de ser extraña la referencia a este escritor, a quien pocos años atrás el Santo Oficio había ata-cado duramente 13. Por último, es interesante su llamada a la objetividad histó-rica, sosteniendo que el historiador debe juzgar los hechos desde la óptica del tiempo en que sucedieron, para así poder compren-der l.as causas que los originaron, basándose en la nueva con-cepción de la historia que los ilustrados preconizan. Una vez completo el expediente, el inquisidor Borbujo de-creta la prohibición total del sermón y la apertura de informacio-nes sobre Cabral. El 7 de febrero de 1305 remite al Consejo un ejemplar de aquél junto con el apéndice redactado por el autor en su defensa, y el expediente de 57 hojas. En la carta con que acompaña esta documentación solicita a la Suprema que averigüe si Cabral había tenido problemas con el^ Santo Oficio en Coimbra, 12 JosÉ VIERAY CLAVIJO:N oticias de iu ~ i s i w i aG eneral Üe las islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife, 1967, págs. 621 y 622. 13 El Tribunal canario en carta del 18 de septiembre de 1784 pide al Consejo que tome medidas contra las criticas que Viera hace al Santo Oficio en su obra, A. M. C.: Inquisición, Libro de Cartas, 1-D-29, fol. 153. Aunque el Consejo contestará afirmativamente a esta petición, iM &m, XXVii-iV, foi. i99, no io cumplirá. Debido a esto, mi 1792, sóiu trwe años antes de la cita del fiscal, el Tribunal canario insistirá ante la Su-prema para que se retire la obra a consecuencia del mal ejemplo que causa, pues «como estos Naturales que son aficionados a la novedad y naturalmente poco afectos al Tribunal han visto q.e no se a tomado pro-videncia contra Viera...)) Ibidem, 1-D-28,f ol. 13. Núm. 28 (1982; 535 16 LUIS ALBERTO ANAYA HERXÁNDEZ donde estudió 14. En Madrid el sermón p el apéndice son enviados al convento de la Victoria para que los califiquen los frailes Ni-colás Luengo y Jacobo Blanco. Las críticas de éstos son simil.ares a las del fiscal canario, acusando a Cabra1 de estar influido por. las ideas revolucionarias de Robinson, la Enciclopedia y la His-toria de los Incas de Marmontel, en quienes piensan que se ha basado para su oratoria. También condenan el apéndice por re-afirmarse en sus errores e insolentarse con sus censores y con-cluyen recomendando que no se permita imprimirlo por la doc-trina injuriosa que contiene contra la nación española y sus re-yes. En definitiva, realizan una crítica política y no religiosa que será aceptada por el Consejo que, en carta del 23 de julio de 1806, a er&na& a! ~k-b~~~! cunarie que p-&$hU.e l ~ e r p y~ r6e~~ e j z10 8 N E ejemplares existentes. O -- m O E YUEVASA CUSACIONES E 2 E El proceso no acabaría en este momento, ni las acusaciones 3 contra Cabra1 se limitarían al ámbito ideológico, pues el 4 de - 0 abril de 1806, el comisario de La Laguna remitirá al Tribunal mE una nueva denuncia por supuestos delitos que atentan contra sus O obligaciones sacerdotales y su moralidad. El inquisidor Borbujo n ordena al comisario de Garachico, de donde provenían las de- -£ nuncias, que abra una información. A grandes rasgos, las decla- a raciones de algunos de los testigos le acusan de no rezar el oficio n n divino, no oír misa, decirla en pecado mortal, no confesar ni ayunar y especialmente de cometer el delito de bestialismo. Aun- 3 O que para la importancia histórica de nuestro personaje estos he-chos no revestirían mayor trascendencia, la fiabilidad de las acu-saciones parece dudosa por la parcialidad de los testigos Ilama-dos a declarar, seis de los cuales le serán hostiles y tres favora-bles. Sorprende además que una de las acusaciones que hace el comisario de La Laguna al Tribunal, la de haber tenido un hijo 14 A. M. C.: Inquisición, Libro de Cartas, 1-D-28, fol. 190. La carta está incompleta y en nota al margen dice: «las ojas que faltan se quita-ron p.r q.e habia q.e entregar a S. 1. este libro desp.s de la extincion del Tnal y se decia en ellas informando a S. A., cosas contra S. 1.)) 536 ANUARIO DE ESTUDIOS -4TLANTICOS PRoCESO CONTR.4 ?3L C&IGQ DON MIGUEL CABRAL 17 con una criada de su protectora, no la repita ninguno de los de-clarante~ que deberían saberlo, puesto que vivían en la misma hacienda. Tampoco lo pregunta el comisario a ninguno de los testigos, hecho extraño, pues de haber sido cierto era fácil de comprobar. Además de los testimonios favorables, el comisario de Garachico don Luciano Domingo Angeles remitirá algunas decla-raciones acompañadas por un informe personal favorable a Ca-bral y en el cual descalifica a los testigos adversos por manifiesta enemistad contra el procesado. Realiza además una defensa per-sonal de este Último explicando que en público su carácter es cortés y educado y que frecuenta las principales familias de la villa, sefialando como único defecto su excesivo afán de destacar. La disculpa también de las acusaciones que se le formulan por incumplimiento de sus obligaciones religiosas, explicando que no puede ayunar ni en consecuencia decir misa. por enfermedad, y que se la ha visto oír, en días festivos, con frecuencia. Respecto al delito de bestialismo, ante el hecho de que son tres los testigos que declaran haberlos visto cometer. afirma que no se atrevería a negarlo, aunque rechaza las demás acusaciones. No obstante. el. Tribunal dará poco valor a esta defensa aceptando en cambio las críticas del comisario de La Laguna, lo que de nuevo nos hace sospechar que existía una cierta animosidad contra Cabral, bien fuera por sus posturas ideológicas o por presiones de sus pode-rosos enemigos. La descalificación de la defensa del comisario de Garachico está contenida en una copia de la carta que se envió a Madrid el 13 de mayo de 1807 acompañando al expediente de 37 folios con las nuevas denuncias. En la copia se señala la sos-pecha de qur la carta exculpatoria de Cabra! no fuera escrita directamente por ei comisario, sino por ei mismo acusado, basán-dose en la similitud de los estilos. Sin embargo, esta acusación está tachada en la copia15 y no llegó a enviarse a Madrid, puesto que allí hemos visto el original, contenida en su proceso, sin que aparezca la recusación. Quizá el Tribunal canario temió parecer demasiado partidista ante la Suprema, o que ésia ordenara la apertura de una investigación contra el comisario de Garachico por revelar el decreto, lo que complicaría las cosas. Parece indu- 15 A. M. C.: Inquisición, Libro de Cartas, 1-D-28f,o l. 213. Núm. 28 (1982; 537. 18 LUIS ALBERTO ANAYA H E R N ~ ~ E Z dable, sin embargo, que Cabral debía de contar con algún infor-mante en los cargos del. Tribunal, toda vez que en las dos cartas que remite de nuevo a este último defendiéndose de las nuevas acusaciones, acierta al descalificar a los testigos más hostiles y conoce las acusaciones. Dada la semejanza del contenido de los dos escritos, nos limitamos a reproducir el. segundo, que no sólo nos parece importante por la defensa que se hace, sino especial-mente por los datos que, desde su óptica particular, aporta sobre su vida. Tras la remisión del nuevo expediente a Madrid, no hemos encontrado ningún documento posterior. Ahora bien, si tenemos en cuenta por la correspondencia cruzada entre Canarias y Ma-drid en relación al anterior expediente del sermón, que desde que se remitió hasta que iiegó ia orden de prohibición pasaron unos nueve meses, no sería extraño que las nuevas acusaciones de ca-rácter más complejo y probablemente menos importante para la Suprema en aquellos momentos, tardara más en resolverse. Por esto, dado que el segundo informe salió el 13 de mayo de 1807 no tendría nada de particular que por fortuna para Cabral (y por segunda vez en su vida), una posible condena quedara truncada por la invasión napoleónica. APENDICE DOCUMENTAL CARTA DE MIGUEL CABRAL DE NOROÑA AL S. O., JUSTIFICANDO SU SERMON Muy Ilustres Sres. Un tribunal donde tiene su asiento la rectitud y la sabiduria con el destino sublime de velar sobre la pureza de nuestra Santa Fé y costumbres, anima a q ~ a l q q. u~e se gloria de no haber contra-venido jamas a ninguno de sus magestuosos principios para solici-tar el reparo de lo que por una interesada y odiosa acusación pueda trascender en descredito suyo. Yo pronuncié en 27 de Julio ultimo en la Parroquia de N.a S." de la Concepcion de esta Capital un discurso sagrado en elogio del Martir S. Christobal su patrono titular; cuyo dia es memorable en esta IsIa a causa de ser el cumpleaños de su conquista, y el del ataque de la Plaza de S.fa Cmz por la esquadra del contraalmi-rante Horacio Nelson; y cediendo a las instancias de varios suje- 538 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS tos inteligentes y de caracter consenti que se imprimiese aqui este discurso, lo que, previas las censuras y licencias necesarias comen-zaba a verificarse en la oficina de Angel Bazzanti, quando llegó a mi noticia que VV.SS. habian pedido el original que existia en mano de este impresor y mandando suspender la impresion. Esta noticia me ha sido y debio ser bastantemente sensible. Yo se que un dis-curso en que es preciso hablar de hechos historicos y criticos puede tener censores que graduen una u otra especie segun su discerni-miento y su modo de pensar; pero estoy persuadido a que habien-de muchos defectos en esta oracion, como en la mayor parte de las que se pronuncian en iguales circunstancias, y que es facil siempre descubrir lunares en las mejores producciones del espiritu huma-no, no los hay de aquel orden que puede ofender directa ni indi-rectamente a la pureza de nuestra Santa Fé y buenas costumbres o a los derechos y regalias del Soberano, ni que pueda convertirse por modo alguno en escandalo o baldon de nadie en comun o en particular. Apelo al discurso mismo: su plan esta concebido en los principios mas luminosos y mas sagrados de la Moral Christiana y desempeñado según mis cortas luces con igual solidez en todas sus partes. Yo no me propuse otra cosa sino mostrar que todo esta dependiente de la Mano Soberana de Dios: que baxo su alta pro-tección triunfan las mas debiles fuerzas, y nada pueden los mayo-res colosos del orgullo y vanidad humana, porque el Señor los de-rriba y confunde cuando le agrada, y es conveniente a la economia adorable de sus profundos juicios. Estas maximas selladas por la Religion y sin las cuales no se puede concebir una idea corres-pondiente de la Omnipotencia, Sabiduria y Providencia del Ser Su-premo estan asentadas con bastante claridad en el exordio del Pa-negirico del Martir S." Christobal, y sobre ellos rueda toda la eco-nomia y fuerza de mis proposiciones. Atenido a tan ortodoxo y su-blimes axiomas mostre la Mano del Omnipotente entregando a un puñado de españoles la isla de Tfe, no obstante el valor y la fiereza natural de sus habitantes; valor y fiereza de que dieron evidentes pruebas en varias acciones de la conquista, y pr in~ipalm.e~n~ f a batalla de Acentejo: para el Señor que es el Dios de los exercitos, a cuya faz enmudece toda Ia tierra, y cuya Mano distribuye a su arbitrio delante de VV.SS. cuyo discernim.'o y copiosas luces previe-nen lo que yo pudiera añadir p.a justificar la solidez y corrección de mis proposiciones en esta parte y en todas las otras del discurso, haria una disertacion difusa con textos expresos y terminantes de la sagrada escritura, de los Padres mas recomendables de la Igle-sia de los Doctores mas sabios y piadosos, y de nuestros mismos clasicos, mas bien reputados, para demostrar cada una de estas pro-pusicioíies siempre Ui r igid~y~ a popdas er; s~ mas hmir;osz y mas pura doctrina. Sin embargo, Señores: yo conozco que son limitadas las luces del espíritu humano, y confieso, con ingenuidad que las mías, lo son más que las de nadie por consiguiente puedo haberme enga-ñado sin conocerlo; y así someto en todo mis proposiciones al recto y maduro juicio de WSS. protestando que el dictamen de mi con- ciencia y el esmero de toda mi vida es arreglarme siempre y en todo a los principios adorables de nuestra Fé y costumbres, a Ia más sana doctrina de la Iglesia, y a todas las maximas venerables que eiIa respeta, y cuya observancia nos intima. Debo tarnbien esperar de la rectitud y benevolencia de VV.SS. que si el original que han llamado a su con~cim.n'~o contiene cosa que desmerezca la impresion y luz publica, o si la tiene, corregido en la parte que corresponda se sirvan VV.SS. devolverlo para qve se acabe de imprimir, y se disipe la influencia que esta supresion pueda tener sobre mi opinion en el publico principalmente entre las personas idiotas o poco ilustradas que no saben mirar los ob-jetos sino por la superficie. Asi lo espero de la bondad de VV.SS. mientras quedo rogando a Dios ntro Señor guarde a VV.SS. mu-chos años, su mas atento y reverente serv.Or y capellan. Isla de Tenerife en la ciudad de La Laguna 24 Nov.e 1805. a Miguel Cabra1 de Noroña E - AUTO DEL FISCAL E ... El párrafo 11 está lleno de proposiciones falsas y execrables. - Primeram.te esforsandose el orador en inspirar a su auditorio el 3 mayor horror posible a aquellas épocas que el las llama de fue- - go y sangre, la representa enseguida poderosos y terribles a los - 0 m Reyes Catolicos de Leon y Castilla sembrando con espante de ca- E daveres y pavesas los más florecientes valles de la antigua Nivaria, O esto es de la Isla de Tenerife, en cuia ciudad capital predicaba. Re-presentados de esta manera los S. S. Reyes Catolicos como homi- n E cidas y crueles, los anuncia el predicador inmediatam." a los mis- - a mos oyentes como ambiciosos, enemigos de Dios, de su religión y l de su culto. Declama contra el dcho a la fuerza pero se lo imputa n a los S.S. Reyes Catolicos, y tambien aquel entusiasmo funesto que n prostituia el nE de Dios a los intereses u la hambicion y vanagloria 3 que pronunciando el n& impar de consuelo y de dulzura corria de- O nodado hasta las extremidades del globo; y con la espada en una mano y el evangelio en la otra degollaba con ferosidad la especie humana y cubria de luto a la naturaleza. Que se puedan decir en un serrnon con semejantes exclamaciones e inventivas? Si en lugar del plan luminoso q.e dice Noroiia en su defensa haberse propues-to en el se hubiera empeñado en recriminar la buena memoria la religion ideas y acciones de aquellos soberanos, toda la fecunda charlatanería no habriase valido quizas ni de imposturas mas gra-ves ni de imagenes mas picantes ni de expresiones mas energicas. Tales calumnias no pueden consevir al objeto en sermon alguno. Sirven perfectam.fe para desacreditar el evangelio y para suscitar el odio y la aversion en los pueblos hasia sus soberanos, manifes-tandole el celo religioso la beneficencia, la magnanimidad, la hu- 540 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA-VTICOS PROCESO CONTRA EL CLÉRIGO MIN MIGUEL CABRAL 21 manidad y las demas FLS prendas y virtudes de los S.S. Reyes C& tolicos conquistadores de la Isla! En el entusiasmo prosigue el ser-mon en el mismo parrafo, que sojuzgo la America, y bajo el pre-texto de civilizarla y hacerla feliz la degolló más de treinta millo-nes de habitantes. Bien notoria es la constancia de Colon en la Corte de la Reina Ysabel para obtener al cabo de ocho años de instancias los cortos auxilios con que emprendio su navega.On asom-brosa y entre las razones q.e se propusieron ninguna hizo tanta impresion en el animo de aquella Reyna Catolica seg." lo refiere un autor extrangero poco afecto a las glorias de España como el deseo de procurar la salvacion de los Indios idolatras. Para lo q.' contribuieron mucho al dictamen y persuasión del P.C F. Juan Perez de Marchena consultado p.= la Reyna sobre la demanda de Colon. Tal fue pues el entusiasmo y los motivos p.= qqe se emprendio la conquista de America. El aparatoso numero de treinta millones de indios sacrificados a la ambición y crueldad de los Españoles sin duda lo ha leido el Predicador Noroña en Raynal Pascal Mabli y en algunos otros de esta ralea cuio lenguagge mordaz y sedicioso imita en el sermon. Si hubiera registrado ntras memorias y ntros historiadores hubiera visto descubierta y convencida la falsedad de estas fabulas inventadas p.= la ambición del Obispo de Chiapa, Fr. Bme de Casas, crecidas y abultadas p.' la envidia de los escri-tores extrangeros mal informados y predicadas tan neciamente p.' el. La población en la America en el tpo de la conquista era esc..: A-" 1-" --.- VGIIL~UUU N3 p~;lllGIVJ indios, la güerra con !as tsibüs de! interior que sin dho inj~s tam.a'~ta caban e incomodaban a los esta-blecimientos españoles, era justa y necesaria: No todos los Indios q.c faltan, que nos los ha contado el Predicador, en la America, murieron a filo de espada p0rq.e la mezcla en las castas y la vi-ruela hicieron desaparecer muchisimos. Mas en la calidad de quien y en que religión cabe abominar desde un pulpito español en un sermon de S. Christoval los nres de Cortes y Pizarro estos hom-bres abrazados del deseo de propagar la religion y el culto al Dios verdadero, respetados y admirados universalmente por sus porten-tos, como la erupcion pavorosa de los volcanes y el furor de los oceanos quando sorbe la tierra en sus profundos abismos? = La filosofia de que se hace una vana ostentación en las notas del ser-mnn &---+a- --q e pzrz proniundar juidosam.te acerca de lar acrlnn~;s de los hombres es menester ponerse en el lugar de los mismos que las executaron o condenar para no errar el juicio inj~stam. '~e,l objeto, el fin, el tiempo, las causas, los motivos p.= q.e las executaron. Y examinadas bajo este principio razonable y equitativo las con-quistas de Cortes y Pizarro aunque ahora se opine de otra manera en orden a semejantes invasiones, los filosofos y todas las gentes de saiia I-azün las hza achiradu eamo horoicidades, y ademks dde !a propagación de la fee, la medicina, el comercio, las ciencias y las artes les son deudores de muchos descubrimientos y beneficios. Empeñado el Predicador a S. Christoval en soltar su locuaz lengua fuera de los limites de la oración, podía haberla empleado utili-sim. fe en exponer el infeliz estado de los Indios en tpo de la con- Núm. 28 (1982) 54 1 quista quando sacrificaban victimas humanas a sus Idolos, cuia carne comian sin asco, vivian desnudos, se revolcaban con muchas mujeres y usaban del pescado nefando = Y el auditorio hubiera bendecido a Dios por la gran gracia que les hizo en traherlos a poder de Christianos y darles su conocimiento p.a q.e dexada la vida salvage cultivaran los campos y vivieran christianamente. Pero ¿que más? Después de figurar el evangelio al lado y compañero de la espada degoliadora de los conquistadores como si hubiera sido el instrumento de la ambición de la vanagloria de la ferocidad y barbarie en los Monarcas Catolicos y de los insignes capitanes, el orador indigno de referir las alabanzas del Dios Omnipotente y de tomar en boca su testamento santo, sale como fuera de si y arre-batado de rabia contra aquellos famosos héroes de España invoca cual un ciego gentil las sombras errantes de los Indios, Virgilio Eneida 6.v. 325, y pide horrores y maldiciones contra ellos con unas frases espantosas. De esta manera el sermón a S. Christobal viene a ser la aprovac." y renovacion del gentilicio mas propio p.' hacer caer en olvido los dogmas de Ntra. S.'a Religion acerca del destino de nras almas después de la muerte y sustituir a ellos los delirios de la idolatria y paganismo: sin que sea bastante a desvanecer las ideas sedicio-sas calumnias, injurias, falsas, acrilegas, impias q.e procuro el ora-dor imprimjr con el auxilio de los colores mas vivos de la elocuen-cia, la tambien fria considera.On con 4.' se cierra este parrafo de q.= todo conspira al cumplimiento de los altos designios de Dios. En el parrafo 13 se cita el Genio emprendedor y en el 23 se re-pite el Genio feroz de la guerra. La voz Genio es voz castellana mui propia para significar un talento inventor; pero no tiene tal sentido en el sermon, ni nadie lo entendera asi sin impropiedad y aun sin violación. Naturalmente hace alusion ~ig.~Oel contexto y estilo poetico del sermon a los Genios Paganos Presidentes de la guerra, del mar y de la t.ierra y parecera a cualquiera q.e el Predi-cador de las sombras de los desgraciados Indios, muertos p.' los Españoles errantes p.r vastas y silenciosas soledades, reproduce en el pulpito christianos los Genios Dioses del Politeysmo. El parrafo 7 es ofensibo a la buena memoria del Adelantado Al-fonso de Lugo (sic), al que lo describe con el exterior de un Apostol y con la fiereza de un leon abalanzandose al frente de sus tropas con una grande cruz entre los brazos y haciendo preceder delante de si, el terror, la mortandad y la desolacion. En vano pretende en las notas apoyar estas calumnias con el testim.O y autoridad de un Nuñez y un Viera. Este ultimo escritor q.= es el q.e se explica mas solo dice que cuando desembarco Lugo en la Playa de S.fa Cruz, fixo en tierra una cruz grande que llevaba en señal de ofrecimien-e, " O.." ,,";*,A, T. ,.:,+, a aun abbrvl l s s y G v u y u s o b a a . Y B S ~ Vq ü s~e ~ f i ~ i e.ii= historia es mas diverso de la fatal y ridicula idea que pueden hacer formar aquellas expresiones, tocante a la S t a Cruz, insignia de Ia Religion Christiana a las maximas y preceptos pacificos de esta misma reIi-gion y a la fama, religiosidad y humanidad y valor del conquista-dor de Tenerife, transcendental a sus paysanos herederos y parien- 542 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS tes de los quales hay muchas familias Ilustres en aquella isla y en esta. El principio del Parrafo 19 dice asi: eBencomo defendio la li-bertad y la herencia preciosa y augusta de sus abuelos y era digno de mejor suerte.» Esta clausula esta de mas y suena peor; pues aunque sea alusiva al dr(j q.' tenia aquel mencey o principe a con-servar su independencia, su soberania y sus hogares y a las fuerzas con qee las invadia el extrangero, sin embargo como la suerte de la batalla comprehenda todos los efectos q.' debieron seguirse a ella y el auditorio y aun los demas q.' leyesen el sermon estan instruidos de los motivos de religión y fines santos de la conquista, no puede menos de ofenderse y sonarles mal el que el Predicador desee la victoria p.a Bencomo Gentil; puesto que no explicandoseles mas la suerte de Bencomo vencedor contra los Christianos envuelve en su concepto la permanencia de Bencomo en su Idolatria; lo qual aun en el sentir del mismo Predicador hubiera sido un mal comparado con el inmenso beneficio de la Religion de J. Christo. Eii e! p m a f ~30 se a p ~ s t r ~af a!a s~mb r aIh vtre ck G~dtierrezy se distingue e ~ p r e s aml.a~ s~o mbra de Gutierrez difunto en la alma suia estando vivo. Renuevanse pues aqui y se inculca sobre los gro-seros errores de los Paganos acerca del destino de las almas: y la censura puesta seg." ya dice en la defensa. a este defecto del sermon no es un solemne disparate, q.e aborta la imagina.0" de los Censores. En el Parrafo 31 se lee en uno de los exemplares del sermon ha-biando con ei Grai Gutierrez: «Si desde las mansiones iübregizs y silenciosas en que descansa en la paz del sueño eterno, el oyese.. Con estas locuciones poeticas y paganas no solo se profana el pul-pito y el sermon, sino q.' parece q.' denotan q.' no se cree la re sur re^.^^ de los muertos. Por todo lo q.1: A V. S. suplico q.e se sirva mandar prohibir y condenar el enun-ciado sermon, sus notas y defensas en los terminos expuestos por contener propo~i c .~re~sp ectivamente malsonantes, escandalosas, erroneas, falsas, ofensivas, injuriosas, sediciosas, libertinas q.e hue-len a paganismos y Politeysmo y porq.e se mezcla con peligro de las almas al gusto profano con las cosas sagradas baxo figuras, apostrofes y 10cuc.~s~ed uctoras. Y que para instruir y seguir el e ~ p .c'o~n tra su autor se pidan los informes conducentes en orden 1-e **-+-ioc nnt inise rln SU y i d 3~7 C()=&J&& qce ~"mi ,?~ie~! -T, _lmi- w IWU " L U I I L W I I V L I U I - U" sario en su carta de remis.On de las diligencias. Pido X." Sec.*O Inq.On de Ca." 4 de Feb.m de 1806. Muy iiteS Señores: No considero intempestiva o inoficiosa qualqa diligencia que yo practique para sincerar las ideas de mi conducta civil y Religiosa, que puede haber degradado ante VV. SS. un empeño feroz de ini-quidad, ostigada por el odio, y las personas mas animosas e impla-cables de mis enemigos. Cierto de que se me ha delatado al Santo y respetable tribunal de la Fé, yo debo repetir incesantemente mis clamores para desarmar los lazos texidos por la malicia difamadora y obtener el apoyo de la misma Religion que baxo del cielo para consuelo de los afligidos, y para hacer triunfar la verdad de las imposturas y calumnias. La Religion es santa, inmaculada, y toda llena de amor y de inocencia; digna de Jesuchristo la fundo para el bien verdadero ae los hombres, y que la llenó de su espiritu ado-rable, que no respira sino bondad y santificacion. Pero que baxo la apariencia de zelo por esta Beligion misma se trate de oprimir y denigrar al proximo, y despojarle impunemte de los bienes mas preciosos de la vida quales son su honor, su buena opinion y su tranquilidad, es un exceso que nunca se deplorarara bastantemen-te: y tal es, muy Ilt's Sres el caso en que me hallo. Debo descorrer el velo que cubre los odiosos arcanos de la ma- &@dad, ;~a!f&d==e paLwC&Ue f i d~e Na $.,-=dades c~~; s taateys n&o- E rias en toda esta isla; y de aquí resultara la luz mas propia a mani- O festar los resortes en que estriba la delación que se hizo contra n - mi, y lo qe se aglomero en su conseqüencia. =m O Va por 15 años que yo conozco y trato a Da Catalina MargIa E Prieto del Hoyo; señora de la prma distinción en estas islas y esti- E 2 mada por sus prendas personales y por su conducta integra y =E virtuosa. De algun tiempo a esta parte habito en su casa y por que le debo muchos obsequios y confianza, he accedido a los ruegos 3 que me ha hecho de manejar y dirigir algunas dependencias suyas. -- Esta señora sabe la pureza y rectitud con que me he conducido y lo 0m conocen también las personas más honradas y de mejor concepto E en la isla que se haya impuestas a fondo en estos particulares. Mas O no sucede asi con Dn. Gaspar de Ponte Ximenez ni con Dn. Melchor de Ponte y Prieto; el uno marido y el otro hijo primogénito de n E Da Catalina. Esta se halla, muchos años hace separada de su ma- - a rido, por causas que se han estimado justas en Derecho; y hace l tiempo que tambn. su hijo merecio su desagrado, y no desfruta de n su amistad y trato confidencial. El inmoral procedimiento de 0 Da. Gaspar de Ponte, sus intrigas y degradación le han desconcep- 3 tuado en la opinión pública largos años hace, y mucho antes de O que yo hubese pisado por la primera vez el suelo isleño. La conduc-ta de su hijo Dn. Melchor para con su madre forma el escándalo de todas las gentes juiciosas y que conocen los principios de la buena educasion, del verdadero honor y del santo temor de Dios. Sobre todo se le atribuye generalmte una ambición y una codicia insacia-ble: Y de aqui viene que unido con su Padre y haciendo causa comun de sus resentimientos o mas bien de sus caprichos y arbi-trariedad imperiosa contra Da. Catalina, la pretende someter a sus antojos y defraudarla en los derechos que son inseparables de su persona, y en las rentas y frutos de los bienes y mayorazgos de que es actual y legitima pocedora. Todo esto produce una serie continua de debates y disgustos. Y como Da. Catalina se resiste al 544 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA.VTICOS predominio y a los excesos de su hijo; y al mismo tiempo sabe este y su Padre, que ella forma entera confianza de mi y que yo dirijo algunos asuntos de su Casa, he aqui el motivo porque uno y otro me han declarado la mas violenta guerra. Respiran contra mi publicam". el mayor odio y rencor; y no hay medios de que no se hayan valido para incomodarme y fraguar mi oprobrio y ruina. En la Comanda General y ante el Ilmo S." Obispo de estas islas me han suscitado varias persecuciones; y el triunfo completo que he logrado siempre de su animosidad rencorosa, se debe no solam. a mi justificasion y honrado proceder- sino a que el Exmo Sor Comandante Gen.' ha descubierto la odiosa coalision y el caracter de estos dos enemigos que tan injustamente se conspiran contra mi, y lo mismo ha descubierto y comprobado su Iltma en la visita pas-toral que hizo en esta isla. Agregase a este fermento de odio y de persecución que el Pe Presentado fr. Josef Gonzalez Soto del Ordn de Hermitaños de Su Agustin y harto conocido en esta isla y en esa, e--s el consejero y director absoluto de D* Melchor de Ponte y Prieto; -1 ..-,.:--2- --- 1- --- --'L:--- ---Ll:-- ,.-,.-:-,.-A J GL que uaugauu pul la L u a D L ~ U L U Uy~ puuuba a r t e l n i a b a u y lellCCiT notorio contra mi, ha formado tiempo hace el designio de empeñar todo su poder y la conocida travesura de su imaginación en mi aescrédito y ruina. No hay cosa mas publica ni mas averiguada en esta isla que lo que acabo de exponer. Ahora; de cuanto sea capaz esta imaginación exaltada lo prueba el grito de las personas más íntegras y caracterisadas de la isla y las freqüentes quexas produ-cidas contra este Religioso ante muchos tribunales. ¿de que no sera capaz contra mi agitado por el odio y deseo implacable de venganza? Tampoco debo omitir su estrecha amistad e intima unión con los PeS Presentados, Fr. AntO Verde de Betancour y Fr. Joseph Gonzalez Oliva; y que éstos se hayan prevenidos contra mi por varios incidentes personales. El primero me ha sido siempre des-afecto, y me consta la oposición y ojeriza con que me ha mirado. muchos tiempos hace, y adherido constantemte a la parcialidad y encono de mis emulos y enemigos. El segundo por varios encuen-tros y contextaciones en casa de Da Catalina Prieto me ha conce-bido una grande enemistad y conservado siempre en su interior el fermento animoso de su pasión contra mi. En estas circunstancias ¿que no debo temer de la unión y alianza de estos emulos y enemi-gos conjurados en mi descredito y vexación? Se que no perderan ocasión en q.e puedan incomodarme y herir mi buen concepto. Y por lo mismo yo reclamo ante VV.SS. contra todo lo que participe de su influxo y manejo, porque ciertamente arrastrara consigo el fru-to de una enemistad y pasión animosa; conductos suspechosos, y donde la intriga y el odio personal vierten su aliento y ponzoña. ..! Yo tengo razones de grave consideración para creer que estos in-competentes y odiosos resortes han jugado en la delación que se hizo contra mi ante VV.SS. y que han influido y coadjuvado mucho a la perversidad de aquellos criados y dependientes que fueron de la Casa de Da Catalina Prieto, y de que he hablado en mi ante-rior representación; añadiendo que D a Beatriz de Alfaro es de la misma parcialidad de mis enemigos; y que es bien publico en Garachico, en los Silos y en otros pueblos de esta isla, que desde la epoca de su separacion de la compañia de Da Catalina me ha concebido aversión, y persuadida baxo falsos pretextos a que yo había influido a la misma Da Catalina en aquel paso, no ha cesado de hablar contra mi animosamte y con el mas fiero encono y ren-cor. Asi es como alentadas cante apoyo se han atrevido a fraguar contra mi tan falsas y denigrativas especies Josef Ma de Acosta, Pedro Vicente, Matias Mendes, Francisco Miranda, la criada Ma Jo-sefa, y que se yo quantos otros habran reunido y asociado en esta depravada coalision ... Los que acabo de nombrar son gentes soeces y de pesima conducta. A Josef M" de Acosta y a Pedro Vicente se les expulso en esta Casa en que habito por diferentes delitos, robos y excesos los mas vituperables y horrorosos, como ya expuse a VV.SS. en mi primera representación. A Francisco Miranda y a Maria Josefa se les expulsó igualmte por graves excesos, y por su mala conducta. Esta gente sabe que yo he tenido parte en su expul-sion, y en el descubrim.fo y comprobación de sus vicios, desordenes a N y maldades. Irritados por esto, y s~lhiendn desde entnmes sz die, su desesperación y su arrojo al mayor extremo, han empleado con- o tra mi nombre y reputación todo el veneno de la malicia y de la n - iniquidad que hierbe en sus pechos. Desde luego se manifesto su =m impetuoso rencor, y su deseo insaciable de venganza, uniendose en O E corrillos para murmurar de mi, y vociferando descaradam.fe que me E 2 habian de dar un mal rato. Agregaron a su partido al mayordomo E de la hacienda que posee Da Catalina en los Silos donde llaman el = Espasragal; hombre debil, vicioso, y dado a la embriaguez, cuyos 3 excesos he reprehendido por muchas veces, y cuyos fraudes en las - cuentas de aquella hacienda y en otras de la Casa, he reprimido y - 0m disipado con la pureza y energía correspondiente: lo que ha sido E bastante para atraer su encono y su rabioso despecho; en tal gra- o do que es publica en aquel pueblo su animosidad y declamación continua contra mi, y el empeño conque se ha coligado con todas n las personas que me son desafectas, y desean por enemistad o por -E a quexas particulares abatir mi concepto, y causarme todo el daño l posible. Asi es que desde que empezo a recibirse en los Silos la n Información que VV.SS. han mandado a tomar contra mi por la 0 delacion que se les presentó, no ha cesado este hombre y los par- = ciales de la infame conjuracion de aplaudir a su triunfo, glorian- O dose publica y privadamie. de que ahora las veria yo, y saberia lo que era bueno.. . De esta manera, y en otras gestiones que omito por superfluas y no ser prolixo, se manifiesta el espiritu que fraguo la delacion que invento las imposturas y calumnias de que la acompaño; y toda la serie de las deposiciones que acriminan tanto mi conducta moral y religiosa. W.SS. saben muy bien de quanto es capaz la gente de esta cla-se, quando inflamada por el odio y la venganza conspira denona-damente contra q ~ a l qs.u~ge to que es el blanco de sus iras y de su rencor.. . Yo he visto en diferentes pueblos de esta isla, y particu-larmente en los de Icod y Silos, cosas que causan horror, y prueban 546 Ah'UARiO DE ESTUDIOS ATLAXTICOS PROCESO CONTRA EL cLÉRIGO DON NIGUEL CABRAL 27 la facilidad conque estas gentes prostituyen el nombre de Dios y profanan la Religion del juramento. Sobre un mismo hecho que no admite variedad ni transvergesacion he visto un num.O copioso de testigos que deponen y juran ~ol emnemy.a~ ~en pro, ya en contra de el, según la p.le que los presenta: y esto es común. Nada es tan facil como adquirir testigos entre semejante gente para quanto se quisiera probar con sus dichos. Los tribunales estan llenos de cau-sas que lo manifiestan asi con la mayor evidencia. Fatal corrupción de las costumbres! Yo la deploro como uno de los mayores males de la humanidad y la ofensa más grave contra la pureza y santidad de la Religion. Espero que VV.SS. en visto de estos antecedentes y de todo lo que dexo expuesto, formarán el juicio mas exacto sobre el merito de esta causa; y descubriran f a ~ i l ml.a~ i~m postura y su foco verdadero. Protexto sobre la pureza de mis ~entim.~oosr todoxos, y la de mi corazon en los santos dogmas y moral de Jesuchristo, y en todo lo ensefia -y cree su Iglesia, T& F-uesiUu ~eKIpre giafia, es$% firme creencia, y en esta sagrada y luminosa doctrina. De palabra y por escrito la he defendido siempre y enseñado a mis hermanos; porque tal es mi deber, y tal es el ultimo testimonio de mi con-ciencia. Tal vez en la practica no he desempefiado las obligaciones de que estoy convencido ... Soy fragil, y pecador mas que nadie; pero humillado en la presencia de Jesuchristo le pido perdon fragilida-des y pongo mi esperanza en el tesoro infinito de sus meritos, y en la bondad inmensa con que franquea su gracia a los que digna-mente le invocan. He procurado con su apoyo no escandalizar nun-ca a mis hermanos, y cumplir con los deberes de mi destino, y de mi estado. Siento haberme visto en la triste necesidad de manifes-tar en esta representación algunos defectos que concurren en las personas que me han difamado, y texido lazos animosos cont.ra mi tranquilidad. Protexto de todo mi corazon que no he tomado este medio sino por lo que interesa a mi defensa y a la de la verdad mas pura. Amo a todos mis hermanos: a ninguno conservo mala voluntad: perdono a mis enemigos, y les deseo todo bien: respeto el caracter y la dignidad de que se hallan revestidos algunos de ellos; Y juro, si es preciso, que todas mis expresiones van selladas con la verdad mas integra y sincera; y que todas, como mi inte-rior, están despojadas de animosidad y pasión. Suplico, pues, a VVSS. que baxo este concepto acojan la repre-sentación que dirijo; y unida a la que ante~edentem.'~e,s timen la fuerza y convencimiento de mis razones para juzgar en los particu-laes de se Omití de proposito las especies frívolas que se han vertido con-tra mi, y son: que no reso el oficio Divino: que muy pocas veces celebro el Sto sacrificio de la Misa, y frecuento el tribunal de la Penitencia; y en fin que uso de trages poco conformes a mi estado. Esta acusacion por si misma se destruye. Cerrado y solo en mi cua.t.nj cnmn estoy la mayor parte del día, y la noche entera. &qii!kn ha podido averiguar si reso o no el oficio Divino? Nadie; porque es una impostura. El motivo porque no digo Misa frecuenten." lo expuse ya a VVSS. Al Sacramento de la Penit." ocurro siempre que me considero en estado y disposición de hacerlo; y abroquela-do de mi inocencia y buena fé en esta parte no he cuidado de pro-curar que hubiese gente o testigos quando confesaba. Lo he hecho y hago siempre, como debo, y en los puestos correspondientes. Si no uso de habitos talares, es porq." el Rey y el Em." S . O r Carden.' Patriarca de las Indias con facultades Pontificias me eximen de d o ; y uso pre~isarn.~d' e los trages que están concedidos: tra-ges decentes, y de color honesto e iguales a los q.e usan muchos sacerdotes en Espaiia y en este mismo país. No canso mas la atension de VV.SS. y pido a Dios Ntro. Sor que gd% uvi da por muchos años. Laguna en la isla de Tenerife, 10 de Febr." de 1807 B.L.M. de W.SS. su atento capellan Miguei Cabrai de Noroña ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTXCOS
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Calificación | |
Título y subtítulo | Proceso contra el clérigo don Miguel Cabral de Noroña, por un sermón crítico a la colonización canario-americana |
Autor principal | Anaya Hernández, Luis Alberto |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 28 |
Sección | Literatura |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1982 |
Páginas | p. 521-548 |
Materias | Cabral de Noroña, Miguel ; Liberalismo ; Derecho ; Canarias |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 1985572 Bytes |
Texto | L I T E R A T U R A PROCESO CONTRA EL CLERIGO DON MIGUEL CABRAL DE NOROÑA, POR UN SERMON CRITICO A LA COLOWI-ZACION CANARIO-AMERICANA POR LVIS ALBERTO ANAYA HERIXANDEZ El presente trabajo se basa documentaImente en el proceso que la Inquisición de Canarias llem5 a oabo contra el clérigo y ex fraile portrugués Miguei Gabrai cie Noroña por un sermón gro-nunciado en La Laguna l. Este controvectido cl6rigo que residió cerca de veinte años en Tenerife es de sobra conocido y ha sido repetidamente estudiado ; especialmente por don Antonio Rumeu de Armas y don Buenaventura Bonnet en La Junta Suprema cle Canarias. Su importancia radica en haber confeccionado el céle-bre Manifiesto que atacaba a la Junta y que tanta polémica ha motivado entre nuestros historiadores. Su inquieta personalidad, frecuente en los tiempos de transi-ción, la ha definido el doctor Ruma como de inteligencia des- -:-.+.-. *-..:-:+.. -..l+:-.-J- *..l,.L-.. .CL-41 -1 ..-.- L:-- +-.--LA- picr La, W ~1L UI L UI LL v auu, p i a wd~ L ~ L I I , p l u ~ r f du l a r uxilpaud, I.I i-genuo a montones y gracia a raudales ..., Cabra1 de Noroña des-virtuaba estas cifras positivas de .su carácter en una sátira enve-nenada, una mordacidad hiriente, unas atrabiliarias costumbres, una conducta turbia y un temperamento agrio y destempladon 2, en defhitiva U= anténtice A:rinarete. Y, ez efecte, tedw euteu 1 Nos hemós uasaao xunaamentalmeíite en los legajos CIII-16 del Archivo de la Inquisición del Muséo Czhario-y el 4.505, nP 7, Sec. Inq., del Archivo Histórico Nacional. 2 Op. cit., I, pág. VIII. rasgos afloran en el proceso de este heterodoxo y singular per-sonaje que tanta huella dejó en la sociedad canaria de su siglo. A través de la obra antes citada y de las informaciones del comisario del Tribunal de La Laguna, contenidas en el proceso, sabemos que era natural de la isla de Madera, donde profesó como religioso de la orden franciscana, estudiando posteriormente en Coimbra, de donde retornó a su isla para escapar posterior-mente de la prisión a que en ella se vio sometido por unos versos satíricos contra un misionero. Vino a parar al Puerto de la Cruz, donde obtuvo del provincial de su Orden, Fray Bartolomé Lo-renzo, licencia para residir, haciéndolo primero en dicho lugar y más tarde, obligado por el provincial, en el convento de San Diego del Monte en La Laguna- En amhs Iligares conseyiría atraerse la admiración de la buena sociedad, tanto por sus brillantes ser-mones como por su agudo ingenio, extremo este que también le crearía enemigos. Debido a algún conflicto con su provincial, fue recluido en un monasterio de donde escapó primero a Cádiz y posteriormente a Madrid. Desde la capital tramaría y llevaría a efecto la conocida burla que el informe del aludido comisario recoge y que mencionan distintos autores, contra el provincial causante de su huida, fray Bartolomé Lorenzo, alias ((Espanta)) 3. Consistió ésta en la Uegada a Tenerife de un pliego con sellos oficiales remitido desde Madrid y en el cual se nombraba a fray Bartolomé, obispo de ~Gadamascarn, mencionando además de sus nombres y apellidos, su mote fuera este «Espanta» u otro peor, con gran asombro de la concurrencia. Tras la alegría y regocijo del convento y de los vecinos presentes, uno de los asistentes expresó sus dudas sobre la viabilidad de un nombramiento en un país que no pertenecía a la corona, por lo que se consultó a un experto en la materia que descubrió la broma. La ingeniosa ven-ganza de don Miguel se vio empañada, según el comisario, por- 3 El comisario de La Lapuna en una carta al Tribunal le cita como Fr. Bartolomé Lorenzo, alias «Espanta». Sin embargo, Alvarez Rixo su-pone que Espanta era el segundo apeUdo y que tenía «.un apodo que por poco aseado omitiremos».. En la obra de Fr. Diego de Inchaurbe Noticia sobre bs Prouinciales franciscanos de Canarias, La Laguna, 1966, se le menciona sin el segundo apellido. 522 AIVUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS PROCESO CONTRA EL CLÉXIGO DON nlIGUEL CABRAL 3 que como resultado de la misma le sobrevino una parálisis a¡ provincial que le llevó a la tumba en pocos años. En 1799 desembarcan en Tenerife los regimientos de Ultonia y América y como capellán del primero aparece don Miguel, que pronto será criticado por vestir de seglar sin contar al parecer en aquellos momentos con autorización y con unos trajes además que por su atrevimiento suscitaron desaprobación. En esta época estrechara su amistad con doña Catalina Prieto del Hoyo, aloján-dose en su casa y convirtiéndose en su administrador. Esta se-ñora, de las principales familias isleñas, vivía separada de su marido, don Gaspar de Ponte, y en malas relaciones con su hijo don Melchor, quienes pronto se enemistarían también con Cabral, ya qUe sUc Col,iíj adlllinisirddor les prUhjeron juicios económicos. Al regresar los regimientos de Ultonia y Amé-rica, don Miguel consigue quedarse pretextando diversos acha-ques, pero poco después el comandante general, don José Per-lasca, a petición de don Gaspar de Ponte, le hizo regresar a la Península. Poco tiempo debió durar la alegría de sus enemigos, pues dos años más tarde, en 1805, retornará a la isla alegando haber obtenido permiso para su secularización, extremo este que nunca quedó claro del todo. Volvió a casa de doña Catalina en Garachico y siguió al frente de sus asuntos, aunque también resi-dirá posteriormente en La Laguna en casa del beneficiado don Antonio Villanueva. En esta ciudad alternaría sus sermones que, como el que vamos a describir. provocaron frecuentemente escán-dalo, con la preparación de pleitos que le firmaban abogados de segunda fila. Asimismo, a través de la influencia que ejercía so-bre algunas autoridades, intervino en los asuntos municipales provocando diversos conflictos, lo que motivaría que se le abriera un expediente por el regente de la Audiencia que no llegó a traer-le posibles consecuencias porque se recibió en Madrid poco antes del Dos de Mayo. Comenzada la guerra. su hostilidad hacia la "T iinta mntiv-a*r--í a ~ i ein rarrplamientn mnmpntn pn qgp rp&ctariu -- ----'-- -.,-Y-------YV, su polémico Manifiesto contra la misma. El representante en Te-nerife de la Junta Central, don Manuel María de Avalle, optaría finalmente, en diciembre de 1809, por desterrarle a Cádiz, donde después de una corta estancia en prisión sería liberado por una sentencia de la Audiencia de Sevilla. Como describe el doctor Rumeu, el Cádiz de las Cortes era, sin duda, el lugar ideal para nuestro clérigo que pronto se convirtió en un personaje popular como redactor de un periódico liberal denominado «El Duente político». No olvid6, al parecer, los agravíos sufridos en Tenerife, pues Millares en su Bibliografía le presenta como autor de un fo-lleto titulado: «Representación sobre la arbitrariedad de los Tri-bunales que eleva al Supremo Consejo Nacional. un Ministro de la Religión enormemente perseguido y ultrajado)) y que fue im-preso por don Manuel Santiago de Quintana, el 15 de febrero de 1811. Sus ataques al Gobierno le obligaron, una vez más, a exi-liarse a Filadelfia, donde participó con otros españoles en la jura de la Constitución de 1812, pronunciando un celebrado discurso que reprodujo «E1 Tribuno Español». Desconocemos sus poste-riores andanzas y si retorn6 a España. Nos cuesta admitir, sln embargo, que un personaje tan singuIar desapareciera sin más. Quizá en el futuro, nuevas investigaciones nos aportan datos so-bre la Última etapa de su vida. Fue predicado en la parroquia de Nuestra Señora de la Con-cepcih el 27 de julio de 1815, con motivo del día de San Cris-tóbal, en el que se conmemoraba solemnemente la conquista de la isla. Por este motivo asistían el clero de las dos parroquias de La Laguna, las comunidades religiosas y las autoridades ci: viles en su conjunto, incluido el Comandante General, adernas de lo más encumbrado de la sociedad lagunera. La importancia del público magnificó el escándalo y aumentó la división de opi-niones que el discurso provocó. Eco de esta situación se hizo el mismo Cabral, quien con posterioridad publicó unas notas de-fendiendo el sermón de unos ataques anónimos y en las cuales se reafirmaba en sus opiniones y tachaba de ignorantes a sus opositores. También tuvo partidarios, ya que a instancias suyas, según afirma Cabral en carta al Santo Oficio, solicitó apenas un mes después autorización para publicarlo al corregidor de la isla, quien después de haber sometido el sermún a la censura del beneficiado don Antonio de Villanueva y Castro y del abo- 524 ANU.4RIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS gado de los Reales Consejos, don Antonio Leonard, concedió. Este último no sólo afirma que no encuentra nada que se oponga a la moral, a las leyes del reino y a las regalías de la corona, sino que lo recomienda como digno de impresión. Sin embargo, a pesar de ser llevado el manuscrito a la imprenta de Angel Bazzanti, y como muestra también de la fuerte oposición al mis-mo, no llegó a ser impreso, toda vez que el marqués de Villanue-va prometió a Bazzanti los 800 pesos que costaba el trabajo a condición de no publicarlo, a lo que éste accedió. El marqués: hombre calificado por Millares como «de pensamiento conserva-dor, pero no reaccionsriou " no sería la primera vez que initer-vendría contra Cabral. Como presidente de la Junta se negaría a acceder a sus peticiones de libertad, cuando años más tarde A - A - - A - ~ - A ~ -A- A-+- TTA-A-A L M: c i r - l waauu y v r cULa. v GL wu Ss qüe nU?StX dSrigi3, efitre cuyas virtudes no contaba la del perdón, se vengaría en su Ma-nifiesto presentando al marqués de Villanueva con tintes nada lisonjeros. La posibilidad de imprimir el sermón quedará defini-tivamente suprimida cuando el inquisidor Borbujo ordene al co-rr. isurio de La Lugma, fray On tmi ~V erde Rethpnc~~xrte,m ger el manuscrito de la imprenta, lo que éste cvimplimentará reti-rando además otro que tenía en su poder el beneficiado Vill'a-nueva. Además solicitó de Cabral las notas que éste redactó en defensa del sermón, a lo cual el aludido replicó por escrito (en carta que figura en el proceso) que las haMa perdido un criado suyo, lo que resultaría falso, pues el comisario las localizó pos-teriormente en la carpeta que contenía el sermón recogido en 1A imprenta. Estas últimas y un ejemplar del sermón fueron envia-das a la Suprema y el otro ejemplar debió de quedar en el ar-chivo del Tribunal canario, aunque no hemos podido localizarlo, ni en Canarias ni en Madrid. No obstante, la censura de los calificadores y el alegato fiscal, que reproducen literalmente los puntos más conflictivos del mismo, unido a las declaraciones de los testigos y a la defensa escrita que el mismo Cabral remitió al Tribunal permiten hacernos una idea bastante exacta de su contenido. - 4 AGUSTÍN MILLAREST ORRESH:i storia general de Eas Islas Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 1977, IV, pBg. 290. Según su inteligente y osado escrito, que reproducimos ínte-gramente, el eje del sermón era mostrar que todo depende de la omnipotencia divina y que, gracias a ésta, puede triunfar cualquier causa por débiles que sean las fuerzas que la promue-ven y por fuertes que sean las que se le oponen. Esta tesis pasa a demostrarla con ejemplos concretos y aprovechando que era el aniversario de la conquista de Tenerife exaltará el valor y la fiereza de los guanches frente a la debilidad de los conquista-dores, para resaltar el apoyo divino a estos últimos. Como mues-tra pondrá la matanza de Acentejo, donde literalmente explicó : «que el haverse librado los conquistadores en la batalla de Acen-tejo fue un milagro de Dios obrado por la mediación de S. Chris-tobal)). La crítica al derecho de conquista mediante la violencia la expresa en su sermón manifestando que «el derecho de con-quista es un derecho basbaro que la filosofia proscribe y la reli-gion abornina y que la nacion española es muy grande y las luces estan muy extendidas en ella para no conocer estas verda-des)). En su escrito afirma que se ha inspirado para el sermón en los libros nacionales y extranjeros sobre el tema y, aunque no los menciona, está claro que la 1.ínea en que se basa va desde la concepción indigenista de Las Casas hasta el concepto del ubuen salvaje)) de Rousseau. Esta ideología la vemos expresada en su crítica a la figura codiciosa y sangrienta del conquistador, que enfrenta a la del. noble indígena. Así de Bencomo dice: uBencomo defendió la libertad y la herencia preciosa y augusta de sus abuelos y era digno de mejor causa)); en cambio, a Lugo lo describe desembarcando en Santa Cruz de la siguiente forma: «que Alonso de Lugo salto en tierra con una cruz entre los bra-sos como un Apostol en lo exterior conservando en lo interior el corazon de una fiera)). Y para confirmar el deit mativ)) de su discurso nos explica así la intervención divina en la conquista: ((mas el cielo habia decretado ya la suerte de esta isla y queria darle en cambio de su independencia el thesoro preciossisirno e inestimable de la religion santa de Jesuchristo~. Continuando sus críticas al derecho de conquista describe la de América en términos similares a la de Canarias, afirmando que los españoles degollaron a 30 millones de indígenas y pre-sentando la figura del conquistador, con mención explícita de 526 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS PROCESO CONTRA EL CLÉRIGO DON MIGUEL CABRAL 7 Cortés y Pizarro, de la misma forma hostil con que presentó a Lugo, resaltando: «que llevaban en una mano la espada y en la otra el Evangelio)). Sus críticas, sin embargo, no se paran en éstos, sino que apuntan más alto, afirmando de Fernando el Católico «que prostituia la Religion a sus miras ambiciosas)). La ideología base de esta parte del sermón tiene su origen, como ya expusimos, en las tesis anticolonialistas que van desde Las Casas hasta los escritores revolucionarios de su tiempo, lo que por supuesto no escapa al fiscal y a los consultores del Tribunal, que citan como inspiradores del sermón a Las Ca-sas, Pascal, Mably, Rousseau, 1.a Enciclopedia, Raynal, Marmon-te1 y su Historia de los Incas, etc.. . Sin negar que pudiera cono-cer a estos autores o al menos a parte de ellos, lo que parece p~r ihled ad-. s u erc&&n y g~step r 1 2 Iectgra, ectam~ce n &S-posición de concretar, gracias a un documento no relacionado con el proceso, que el autor en que se basó fue el. abate Raynal El documento en cuestión es una delación hecha al comisario de Santa Cruz el 17 de abril de 1799, recién llegado Cabral de la península, por un colega suyo. el irlandés Andrés O'Ryan, ca-pellán del segundo batallón de Ultonia, quien le acusa de tener varios tomos de una obra prohibida escrita en francés por el «Abbe Renard~ (sic), impresa en Ginebra o en Amsterdam y que prestaba a otras personas. La denuncia no tendrá consecuencias, lo que nos indica la debilidad de la Inquisición por aquellas fe-chas, ya que la mencionada obra estaba proscrita desde 1799, inclusive a aquellos que tuvieran licencia para leer obras prohi-bidas6. Más extraño parece que el Tribunal no sacara a relucir esta denuncia en su proceso, quizá por negligencia. Sin embar-go, el denunciante del sermón, fray Domingo Hernández Rome-ro, da como segura en su delación la influencia de esta obra en Cabral, señal de que debía saber que la poseía, 10 que no parece difícil si efectivamente la prestaba. La obra denunciada es sin duda La Iiistoire Philosophique et Politique des Etablissements et du Commerce des Europeans duns le D e w Indes, y segura- 5 A. M. C.: Inquisición, leg. CLVII-33. 6 RICH.~RHDE RR:E spaña y la revohción del siglo XVIII, Madrid, 1979, página 59. mente-la edición de Ginebra de 1780, pues aunque era la tercera edición fue la primera que aparecía el. nombre de su autor Gui-llaume Thomas Raynal. La moderna historiografía ha demos-trado, sin embargo, que fue una obra de colaboración, en la-cual además de su autor intervinieron otros enciclopedistas y filó-sofos radicales como Diderot, D'Holbach, etc.. . Gozó de una in-mensa popularidad en su época hasta el punto de que no se ha podido concretar el número de las ediciones, legales o piratas, que se realizaron en pocos años, a pesar de los 10 volú-menes de que constaba. Con su-enorme recopilación de datos comprobados y de relatos más o menos fantásticos constituye no sólo una crítica al derecho de conquista y colonización, sino además una defensa del derecho de los pueblos a conquistar su libertad frente a sus opresores. En definitiva, un antecedente de lo que hoy conocemos como derecho a la autodeterminación. Representa la línea más radical y minoritaria) del pensamiento revolucionario de su época; pero además es un ataque frontal al Antiguo Régimen, por lo que fue prohibida en Francia y orde-nada quemar por el Parlamento en 1780. Prueba de la popula-ridad de la misma es que incluso en España el duque de Alrnodó-var, usando el seudónimo de Eduardo Malo de Luque, publicó parte de la misma en cinco volúmenes, aunque censurando los aspectos más radicales 7. Su posesión por Cabra1 nos muestra de forma clara el pensamiento subversivo y revolucionario de éste. Mas para la preparación del sermón no sólo utilizó la obra ante-ríor, sino que para los temas canarios había leído a Núiíez de la Peña y a Viera. Otro de los temas que resaltó fue la defensa de Santa Cruz frente a Nelson aprovechando que se realizó en torno al día de San Cristóbal y siempre con el propósito de mantener su tesis de la intervención divina como factor decisivo para conse,auir la-victoria. A juzgar por la opinión de algunos testigos parece 7 OVIDIOG ARCÍAR EGUEIROI:n tereses estamentales g pensamzento eco-n6mico: la versi6n eSpUñold de la «Historia» de Raynal, ((Moneda y Cré-dito)), núm. 159, Madrid, 1979. Del mismo autor: SoMedad estamental e ideoZogb reli.l.0~~l:a versi& españda de la «HistoTk» de RaynaZ, ({Estudios de Historia Social», Ma-drid, 1980. 528 AXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS que exageró un tanto el. papel divino y en cambio rebajó los -méritos de sus defensores, criticándoles el que «no desempeña-ron sus deberes, y que el oficial que más cumplió fue mantenerse en el puesto que le habían señalado)); sobre el general Gutié-rrez opinó «que aunque era un hombre de bien no se porto como -un heroe)). El atrevimiento de Cabra1 no tenía límites si tene-mos en cuenta que entre los oyentes había defensores del ataque de Nelson que, como es lógico, no acogieron con simpatía sus .afirmaciones, máxime cuando al parecer, y siguiendo su meto-dología de presentar al vencido como más fuerte que el vence-dor, aludió en términos favorables al, marino inglés, manifestan-do que en Egipto «pronto recobraria la opinion de su valor». E.s,t a .p arte del sermón la basó, según sus palabras, en la rela- .-!-A:- --L-- -+.A- L ---- CNU I I L I ~ L - ~qYu~e e u ~ SaUI JL-ee s L~~ I~K M y que posiMemeilie debió de ser la publ.icada en Madrid por don José Monteverde en 1788, o la impresa en La Laguna por don Antonio Miguel de los Santos en 1797 Siguiendo al doctor Rumeu las críticas pueden haberse debido, en el caso del General Gutiérrez, al tér-mino «impresionado» con que se le define en un determinado momento en 1.a Relación de Monteverde, y al descontento que entre algunos provocaron las condiciones de la capitulación, por estimar que se podían haber obtenido resultados más ventajosos. Respecto a las realizadas contra los defensores, al momento de pánico que se produjo al correrse la voz de que Gutiérrez había muerto y los ingleses triunfado, lo que provocó una desbandada de un sector de la tropa y de la oficialidad hacia La Laguna, aunque posteriormente se restableció la situación. De hecho una opinión similar a la de Cabra1 la repetirá el historiador Fran-cisco María de León apenas treinta años después. En la actua-lidad, estudiosos del tema como el autor antes citado, reivindican en conjunto la actuación de Gutiérrez y de la mayoría de los defensores. Por último, y no sabemos que relación guarda con el resto de! sermón, se refiere u NapoleSn ccxm :;id~!o de !as franceses, el apoyo firme de su grandeza y digno de ocupar el trono Augus- S Amomro RUMEU DE ARMAS: Pirateria y ataques navales contra las 1s-las Canarias. iMadrid, Instituto Jerónimo Zurita, C. S. 1. C., 111, pág. 890. 10 LUIS ALBERTO AXAYA HERN~DEZ to de los Borbonesn. Lo que sí nos consta es que al menos antes de la guerra de la Independencia fue un entusiasta del empera-dor, hasta el punto que O'Donnell atribuye su encarcelamiento, en diciembre de 1803, a su simpatía por el mismo, aunque de hecho se debiera a su oposición a la Junta. Como tantos otros liberales su simpatía por la Francia revolucionaria y por Nap* león no le impediría enfrentárseles cuando la ocasih lo exigió. Finalmente, el lenguaje que utilizó y que los testigos defi-nen como poético fue también objeto de crítica por el. Santo Ofi-cio que le recriminó expresiones virgilianas, como : «o sombra de Gutierrez donde quiera que estes en los lugares sombrios u oscuros)); o bien: «si desde las mansiones lobregas y silencio-sas en que descansa en la paz del sueño eterno, el oyese)), por a esiiiiiai.:~p~a ganizantes además de impropias de!. @!pit~. N O : EL PROCESO El sermón fue denunciado por fray Domingo Hernández Ro-mero en carta fechada en Tenerife el 1 de septiembre de 1805. 3 Incluye en la misma una serie de opiniones desfavorables reco- O-gidas entre los asistentes. dado que él no había estado presente m E y recomienda la prohibición del discurso antes de que se impri- O ma. La Inquisición actuó con rapidez y el. 10 de diciembre de n 1805 el comisario de La Laguna remitía las testificaciones acom- aE pañadas de un largo informe negativo sobre Cabral, que ya ex- l d pusimos al principio. Ante la multitud de asistentes al sermón, n n fray Antonio optó por llamar a personas representativas de los 3 distintos estamentos asistentes. Entre las declaraciones destacan O por sus críticas las del. vicario don José Martínez, quien después de mostrar su desacuerdo con la forma en que el orador anali-zaba las conquistas, atribuye estos conceptos ofensivos al odio que los extranjeros sentían hacia España. Expresa además otros repai=os al serm6ii, a-aiique no t.n¿Ueiltra ell él pToi)uS~C~oiidews - trinales heterodoxas, a pesar de que el comisario inquirirá a to-dos los testigos la posibilidad de que fuera herética la asevera-ción de Cabra1 de que la Iiberacíón de 10s conquistadores en la batalla de Acentejo había sido divina, ya que, habiendo presen- tado previamente como injusta la toma a los guanches de su isla, se podía entender que Dios obraba injustamente. Otro de los tes-tigos, el coronel y gobernador de armas conde de Sirtefuentes, que había participado en la lucha contra Nelson, mostró su dis-gusto ante las expresiones de Cabral sobre este hecho, señalando como muestra del valor de los defensores el que en su regimiento muriera atacando el teniente coronel don Juan de Castro, fuera herido de un hombro a otro el teniente don Sirnón de Lara, así como el subteniente don Dionisio Kavarro, además de cuatro sol-dados muertos y otros heridos, indicando finalmente que las ba-jas de los enemigos probaban lo erróneo de las palabras del ora-dor. Los restantes testigos, los párrocos de la Concepción y de Nuestra Señora de los Remedios, don José de Acosta Brito y don José Bencomo, ei agustino fray José Machado y el franciscano fray Pedro Febles, don Diego de Mesa y Ponte, caballero de Cala-trava y marqués de Casahermosa y don Bartolomé Benítez de Ponte, caballero de la Orden de Carlos 111, mostrarán en general su desaprobación por el contenido político del discurso, pero sin encontrar en él muestras de herejía. Cabral, en una carta al Tribunal, denunciará al comisario como enemigo suyo y en realidad pensamos que no iba desenca-minado, pues eE tono del interrogatorio, las críticas sobre su vida que remite a la Inquisición y la selección de testigos parece co-rroborarlo. Entre los últimos hay dos Ponte, familia enemiga del orador, y en general tampoco los otros siete les son favorables cuando sabernos que además de detractores tenía también sus partidarios, que lógicamente asistirían a la misa. De los cinco calificadores de Las Palmas que a petición del Tribunal enjuician el sermón sólo don Miguel Machado, cura del Sagrario, se muestra sumamente critico en su anaiisis de los pa-rrafos señalados por el. fiscal como más conflictivos, aunque con argumentos endebles. Los restantes, dos profesores del Semina-rio Conciliar y dos miembros del Cabildo Catedralicio, a pesar de que critican algunos aspectos del sermón, como mucho lo encuen- tran inoportuno. Así don Vicente Ramírez, profesor del Semi-nario, se limita a decir que no encuentra motivo de censuras teo-lógicas, pero que el orador pudo haber hablado algo más de San Cristóbal y menos de las conquistas. El canónigo de la catedral don Antonio María de Lugo. después de tachar el estilo oratorio de hinchado y afectado, censura también como impropias del púlpito las materias que trató y alega en contra del orador que pocos imperios se han formado sin que intervengan las pasiones humanas. Centrará su crítica en los ataques a los conquistado-res, recriminando que se ofenda a héroes como Cortés o Pizarro y sobre todo a Alonso de Lugo. De este último afirma que todos los historiadores de Canarias elogiaban su carácter humano, ge-nerosidad y piedad, aunque admite, respecto al derecho de con- a N quista, que Lugo tenía la mentalidad del slgio xv y no ias de la epoca del orador. Si Cabra1 pudo excederse en su lenguaje, e! ca- O n nónigo lo hizo en sus loas, quizá debido a su posible parentesco - m O con el conquistador, pues la figura de Lugo tampoco aparece en EE los historiadores tratada de manera tan elogiosa. Don Esteban 2 Fernández, racionero de la catedral, centra sus censuras en las - consecuencias políticas que el sermón pudo ocasionar en las ca- 3 pas populares estimulando inquietudes. Sobre su contenido opi- - - 0 m na que, aun aceptando como verídicas las crueldades que los his- E toriadores refieren acerca de los conquistadores, Cabral no tiene O en cuenta las excepciones ni la intención positiva que subyace en n las conquistas. Para concluir afirma que de cualquier modo no E a-es sospechoso de herejía. El fiscal no quedó satisfecho con Ias nl censuras y solicitó se diera de nuevo el sermón a algún teólogo n n calificado. Se escogió al catedrático de Teología dei Seminario 3 Conciliar don Enrique Hernández, quien hizo el análisis más O exhaustivo e interesante que sospechamos tampoco debió de com-placer al fiscal. La ideología del censor, aunque más moderada que la de Cabral, es claramente ilustrada y sus críticas son en general exculpatorias del orador. Analiza en primer lugar el pá-rrafo en que se designa al puebio de Israei como oscuro, encon-trando que a pesar de la interpretación ofensiva que el fiscal veía en el término, en realidad éste servía para realzar la posterior grandeza del pueblo escogido, comparando el vocablo «con las sombras de las pinturas que sirven para realzar los colores)). 532 AA'UARIO DE ESTUDIOS ATLANTEOS PROCESO CONTRA EL CLÉRIGO DON MIGUEL CABRAL 13 Encuentra también oportuna la comparación que el orador hace entre el monte Tabor, rebosando de júbilo por el éxito del pueblo de Israel, y el Teide representado de igual manera, por los mi-lagros conseguidos gracias a la intercesión de San Cristóbal. En los párrafos alusivos a la conquista de Canarias y de América desaprueba las críticas a las violencias realizadas, pues aunque admite que pudieron ser ciertas, las disculpa por el espíritu @e-rrero del pasado y por las consecuencias beneficiosas que produ-jeron. Ensalza el heroísmo de los conquistadores censurando el que se vitupere su memoria desde el púlpito, ya que se podía haber causado malestar a los admiradores de los mismos que hubiera en el público, especialmente por la manera sangrienta con que se presentaron estos hechos, y piensa que expresados con más prudencia hubieran logrado resultados positivos. Ue tod dos modos disculpa estos excesos de Cabra1 atribuyéndolos a su fervor oratorio «en una isla donde suelen arribar incredulos y libertinos que imputan por la mayor calumnia de la fé lo que solo es efecto del abuso que de ella cometen los hombres>. Las frases reiativas a Bencomo en contra de ia opinión del fiscal, en las que veía un posible matiz herético, no las encuentra criticables, pues entiende que el orador quería expresar que Bencomo, por su va-lor, era digno de que le hubieran apoyado los demás menceyes de Tenerse y que después de haber sido vencido podría haberse facilitado su conversión sin necesidad de perder sus dominios, de igual manera que si hubiese resultado victorioso podía haber aceptado la religión por persuasión. A las citas virgilianas del ser-món no les da excesiva importancia y concluye indicando que, aparte de las faltas señaladas, encuentra el texto muy plausible --e -..-l..-- .....,.4.:-?-" l-i--- -*---m -..- -:a:.-.-. -- &.....a- PUL UIULI IU~ I I IUL~VVD. LUIIIU VCUIUU, D U ~L I ~ L ~ LIIV~ ~idS1 1 LULV al contenido del sermón, del cual no parece disentir, como a la in-oportunidad de expresarlas de forma tan cruda desde un púlpito y ante un auditorio español., pues, como señala textualmente, «el filosofo y mas si no es christiano, si es frances o ingles, podra hablar c m toda libertad en stl gaknrte y mas o memc e! hi:t~- riador o politico principalmente en las naciones donde el uso de la palabra es mas libre, pero entre ntros y en el pulpito debe haber mas moderacion». La ausencia de críticas profundas por parte de la mayoría de Núm. 28 (1982) 533 14 LUIS ALBERTO ANAYA HERNÁNDEZ los calificadores e incluso la aceptación de su contenido por al-gunos corrobora la existencia de un sector ilustrado del clero abierto a las nuevas ideas, y que tendrá su centro principal en el Seminario y en menor medida en el Cabildo Catedralicio. Este hecho, subrayado por varios autores 9, no escaparía en su época al conocimiento de la Inquisición que procederá en más de una ocasión contra miembros de estas instituciones lo. Sin embar-go, se veía obligado a recurrir a éstos como calificadores dada su escasez. El expediente quedará completo con el auto del fiscal, quien, después de pedir que se prohibiera «in totum» el. sermón y re-probar su lenguaje calificándolo de irrespetuoso, orguiioso, hin- e chado y profano, pasa a censurar el empleo del término oscuro D E referido al puebio judío y que ya hemos comentado y hace una o extensa crítica de otros aspectos del sermón, que por reproducir n = en el apéndice documental no analizamos detenidamente. A nues m O E tro entender, es especialmente interesante la defensa que hace ; de la conquista y colonización americana efectuada desde un pun- E to de vista conservador, con el empleo de tópicos conocidos como la envidia de los escritores extranjeros, o la imagen del conquis- 3 tador exclusivamente deseoso de la propagación de la fe, etc ..., - 0m E pero tópicos aparte, sus argumentos indican un buen nivel cul-o tural y un aceptable conocimiento de autores españoles y extran-jeros, incluidos los que son objeto de sus críticas. Así lo evidencia n E sus referencias a las causas del Descubrimiento ", a la guerra jus- a ta, al mestizaje y a la viruela como causa de la elevada morta- n n 0 9 JosÉ ANTONIO I ~ T F A ~FELOSR IDO:U n Seminario de su siglo: entre la 3 O Inquisición y las luces. Las Palmas, 1977. 13 En carta al Consejo el 23 de junio de 1783, la Inquisición canaria, expiicando el proceso por proposiciones contra el profesor del Seminario don Santiago Bencomo, escribe textualmente: «Por aqui y por las noticias y expetcs q.r hemos airigido de poco tpo a esta parte a V. A. vendra en ccnocimiento claro del espiritu g achaques qc: padecen los naturales de estas idas asi SICU~~IVS, CEEG ec!esizstic~s, tc&s tenazmente adictos B la novedad y a las maximas mas libres de la Francia)). A. M. M.: Inqui-sición, Libro de Cartas, 1-D-29,f ol. 132. 11 El error que comete al confundir a fray Juan Pérez y fray Antonio de Marchena en un solo nombre, fray Juan Pérez de Marchena, fue usual desde el siglo XVI hasta fines del XIX. 534 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS PROCESO CONTRA EL CLÉRIGQ DON MIGUEL CABRAL .15 lidad indígena además de las puramente bélicas, su valoración de las aportaciones materiales y espirituales que significó la con-quista y que contrasta con el canibalismo, sacrificios humanos y otras atroces costumbres indígenas, etc.. . Su defensa de Lugo, basada en que Viera sólo afirma que desembarcó y plantó una cruz en tierra, demuestra que ha leído a este escritor, pero desde luego no entendido. Es indudable que las palabras posteriores de este historiador: {c.. . no pensaria sino que aquel era un angel de paz que venia a Tenerife unicamente a predicar el Evange1,io y la mansedumbre cristiana; pero se engañaría, Alonso de Lugo era un conquistador,, contiene la idea que inspiró el comentario de Cabral 12. No obstante, no deja de ser extraña la referencia a este escritor, a quien pocos años atrás el Santo Oficio había ata-cado duramente 13. Por último, es interesante su llamada a la objetividad histó-rica, sosteniendo que el historiador debe juzgar los hechos desde la óptica del tiempo en que sucedieron, para así poder compren-der l.as causas que los originaron, basándose en la nueva con-cepción de la historia que los ilustrados preconizan. Una vez completo el expediente, el inquisidor Borbujo de-creta la prohibición total del sermón y la apertura de informacio-nes sobre Cabral. El 7 de febrero de 1305 remite al Consejo un ejemplar de aquél junto con el apéndice redactado por el autor en su defensa, y el expediente de 57 hojas. En la carta con que acompaña esta documentación solicita a la Suprema que averigüe si Cabral había tenido problemas con el^ Santo Oficio en Coimbra, 12 JosÉ VIERAY CLAVIJO:N oticias de iu ~ i s i w i aG eneral Üe las islas Canarias. Santa Cruz de Tenerife, 1967, págs. 621 y 622. 13 El Tribunal canario en carta del 18 de septiembre de 1784 pide al Consejo que tome medidas contra las criticas que Viera hace al Santo Oficio en su obra, A. M. C.: Inquisición, Libro de Cartas, 1-D-29, fol. 153. Aunque el Consejo contestará afirmativamente a esta petición, iM &m, XXVii-iV, foi. i99, no io cumplirá. Debido a esto, mi 1792, sóiu trwe años antes de la cita del fiscal, el Tribunal canario insistirá ante la Su-prema para que se retire la obra a consecuencia del mal ejemplo que causa, pues «como estos Naturales que son aficionados a la novedad y naturalmente poco afectos al Tribunal han visto q.e no se a tomado pro-videncia contra Viera...)) Ibidem, 1-D-28,f ol. 13. Núm. 28 (1982; 535 16 LUIS ALBERTO ANAYA HERXÁNDEZ donde estudió 14. En Madrid el sermón p el apéndice son enviados al convento de la Victoria para que los califiquen los frailes Ni-colás Luengo y Jacobo Blanco. Las críticas de éstos son simil.ares a las del fiscal canario, acusando a Cabra1 de estar influido por. las ideas revolucionarias de Robinson, la Enciclopedia y la His-toria de los Incas de Marmontel, en quienes piensan que se ha basado para su oratoria. También condenan el apéndice por re-afirmarse en sus errores e insolentarse con sus censores y con-cluyen recomendando que no se permita imprimirlo por la doc-trina injuriosa que contiene contra la nación española y sus re-yes. En definitiva, realizan una crítica política y no religiosa que será aceptada por el Consejo que, en carta del 23 de julio de 1806, a er&na& a! ~k-b~~~! cunarie que p-&$hU.e l ~ e r p y~ r6e~~ e j z10 8 N E ejemplares existentes. O -- m O E YUEVASA CUSACIONES E 2 E El proceso no acabaría en este momento, ni las acusaciones 3 contra Cabra1 se limitarían al ámbito ideológico, pues el 4 de - 0 abril de 1806, el comisario de La Laguna remitirá al Tribunal mE una nueva denuncia por supuestos delitos que atentan contra sus O obligaciones sacerdotales y su moralidad. El inquisidor Borbujo n ordena al comisario de Garachico, de donde provenían las de- -£ nuncias, que abra una información. A grandes rasgos, las decla- a raciones de algunos de los testigos le acusan de no rezar el oficio n n divino, no oír misa, decirla en pecado mortal, no confesar ni ayunar y especialmente de cometer el delito de bestialismo. Aun- 3 O que para la importancia histórica de nuestro personaje estos he-chos no revestirían mayor trascendencia, la fiabilidad de las acu-saciones parece dudosa por la parcialidad de los testigos Ilama-dos a declarar, seis de los cuales le serán hostiles y tres favora-bles. Sorprende además que una de las acusaciones que hace el comisario de La Laguna al Tribunal, la de haber tenido un hijo 14 A. M. C.: Inquisición, Libro de Cartas, 1-D-28, fol. 190. La carta está incompleta y en nota al margen dice: «las ojas que faltan se quita-ron p.r q.e habia q.e entregar a S. 1. este libro desp.s de la extincion del Tnal y se decia en ellas informando a S. A., cosas contra S. 1.)) 536 ANUARIO DE ESTUDIOS -4TLANTICOS PRoCESO CONTR.4 ?3L C&IGQ DON MIGUEL CABRAL 17 con una criada de su protectora, no la repita ninguno de los de-clarante~ que deberían saberlo, puesto que vivían en la misma hacienda. Tampoco lo pregunta el comisario a ninguno de los testigos, hecho extraño, pues de haber sido cierto era fácil de comprobar. Además de los testimonios favorables, el comisario de Garachico don Luciano Domingo Angeles remitirá algunas decla-raciones acompañadas por un informe personal favorable a Ca-bral y en el cual descalifica a los testigos adversos por manifiesta enemistad contra el procesado. Realiza además una defensa per-sonal de este Último explicando que en público su carácter es cortés y educado y que frecuenta las principales familias de la villa, sefialando como único defecto su excesivo afán de destacar. La disculpa también de las acusaciones que se le formulan por incumplimiento de sus obligaciones religiosas, explicando que no puede ayunar ni en consecuencia decir misa. por enfermedad, y que se la ha visto oír, en días festivos, con frecuencia. Respecto al delito de bestialismo, ante el hecho de que son tres los testigos que declaran haberlos visto cometer. afirma que no se atrevería a negarlo, aunque rechaza las demás acusaciones. No obstante. el. Tribunal dará poco valor a esta defensa aceptando en cambio las críticas del comisario de La Laguna, lo que de nuevo nos hace sospechar que existía una cierta animosidad contra Cabral, bien fuera por sus posturas ideológicas o por presiones de sus pode-rosos enemigos. La descalificación de la defensa del comisario de Garachico está contenida en una copia de la carta que se envió a Madrid el 13 de mayo de 1807 acompañando al expediente de 37 folios con las nuevas denuncias. En la copia se señala la sos-pecha de qur la carta exculpatoria de Cabra! no fuera escrita directamente por ei comisario, sino por ei mismo acusado, basán-dose en la similitud de los estilos. Sin embargo, esta acusación está tachada en la copia15 y no llegó a enviarse a Madrid, puesto que allí hemos visto el original, contenida en su proceso, sin que aparezca la recusación. Quizá el Tribunal canario temió parecer demasiado partidista ante la Suprema, o que ésia ordenara la apertura de una investigación contra el comisario de Garachico por revelar el decreto, lo que complicaría las cosas. Parece indu- 15 A. M. C.: Inquisición, Libro de Cartas, 1-D-28f,o l. 213. Núm. 28 (1982; 537. 18 LUIS ALBERTO ANAYA H E R N ~ ~ E Z dable, sin embargo, que Cabral debía de contar con algún infor-mante en los cargos del. Tribunal, toda vez que en las dos cartas que remite de nuevo a este último defendiéndose de las nuevas acusaciones, acierta al descalificar a los testigos más hostiles y conoce las acusaciones. Dada la semejanza del contenido de los dos escritos, nos limitamos a reproducir el. segundo, que no sólo nos parece importante por la defensa que se hace, sino especial-mente por los datos que, desde su óptica particular, aporta sobre su vida. Tras la remisión del nuevo expediente a Madrid, no hemos encontrado ningún documento posterior. Ahora bien, si tenemos en cuenta por la correspondencia cruzada entre Canarias y Ma-drid en relación al anterior expediente del sermón, que desde que se remitió hasta que iiegó ia orden de prohibición pasaron unos nueve meses, no sería extraño que las nuevas acusaciones de ca-rácter más complejo y probablemente menos importante para la Suprema en aquellos momentos, tardara más en resolverse. Por esto, dado que el segundo informe salió el 13 de mayo de 1807 no tendría nada de particular que por fortuna para Cabral (y por segunda vez en su vida), una posible condena quedara truncada por la invasión napoleónica. APENDICE DOCUMENTAL CARTA DE MIGUEL CABRAL DE NOROÑA AL S. O., JUSTIFICANDO SU SERMON Muy Ilustres Sres. Un tribunal donde tiene su asiento la rectitud y la sabiduria con el destino sublime de velar sobre la pureza de nuestra Santa Fé y costumbres, anima a q ~ a l q q. u~e se gloria de no haber contra-venido jamas a ninguno de sus magestuosos principios para solici-tar el reparo de lo que por una interesada y odiosa acusación pueda trascender en descredito suyo. Yo pronuncié en 27 de Julio ultimo en la Parroquia de N.a S." de la Concepcion de esta Capital un discurso sagrado en elogio del Martir S. Christobal su patrono titular; cuyo dia es memorable en esta IsIa a causa de ser el cumpleaños de su conquista, y el del ataque de la Plaza de S.fa Cmz por la esquadra del contraalmi-rante Horacio Nelson; y cediendo a las instancias de varios suje- 538 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS tos inteligentes y de caracter consenti que se imprimiese aqui este discurso, lo que, previas las censuras y licencias necesarias comen-zaba a verificarse en la oficina de Angel Bazzanti, quando llegó a mi noticia que VV.SS. habian pedido el original que existia en mano de este impresor y mandando suspender la impresion. Esta noticia me ha sido y debio ser bastantemente sensible. Yo se que un dis-curso en que es preciso hablar de hechos historicos y criticos puede tener censores que graduen una u otra especie segun su discerni-miento y su modo de pensar; pero estoy persuadido a que habien-de muchos defectos en esta oracion, como en la mayor parte de las que se pronuncian en iguales circunstancias, y que es facil siempre descubrir lunares en las mejores producciones del espiritu huma-no, no los hay de aquel orden que puede ofender directa ni indi-rectamente a la pureza de nuestra Santa Fé y buenas costumbres o a los derechos y regalias del Soberano, ni que pueda convertirse por modo alguno en escandalo o baldon de nadie en comun o en particular. Apelo al discurso mismo: su plan esta concebido en los principios mas luminosos y mas sagrados de la Moral Christiana y desempeñado según mis cortas luces con igual solidez en todas sus partes. Yo no me propuse otra cosa sino mostrar que todo esta dependiente de la Mano Soberana de Dios: que baxo su alta pro-tección triunfan las mas debiles fuerzas, y nada pueden los mayo-res colosos del orgullo y vanidad humana, porque el Señor los de-rriba y confunde cuando le agrada, y es conveniente a la economia adorable de sus profundos juicios. Estas maximas selladas por la Religion y sin las cuales no se puede concebir una idea corres-pondiente de la Omnipotencia, Sabiduria y Providencia del Ser Su-premo estan asentadas con bastante claridad en el exordio del Pa-negirico del Martir S." Christobal, y sobre ellos rueda toda la eco-nomia y fuerza de mis proposiciones. Atenido a tan ortodoxo y su-blimes axiomas mostre la Mano del Omnipotente entregando a un puñado de españoles la isla de Tfe, no obstante el valor y la fiereza natural de sus habitantes; valor y fiereza de que dieron evidentes pruebas en varias acciones de la conquista, y pr in~ipalm.e~n~ f a batalla de Acentejo: para el Señor que es el Dios de los exercitos, a cuya faz enmudece toda Ia tierra, y cuya Mano distribuye a su arbitrio delante de VV.SS. cuyo discernim.'o y copiosas luces previe-nen lo que yo pudiera añadir p.a justificar la solidez y corrección de mis proposiciones en esta parte y en todas las otras del discurso, haria una disertacion difusa con textos expresos y terminantes de la sagrada escritura, de los Padres mas recomendables de la Igle-sia de los Doctores mas sabios y piadosos, y de nuestros mismos clasicos, mas bien reputados, para demostrar cada una de estas pro-pusicioíies siempre Ui r igid~y~ a popdas er; s~ mas hmir;osz y mas pura doctrina. Sin embargo, Señores: yo conozco que son limitadas las luces del espíritu humano, y confieso, con ingenuidad que las mías, lo son más que las de nadie por consiguiente puedo haberme enga-ñado sin conocerlo; y así someto en todo mis proposiciones al recto y maduro juicio de WSS. protestando que el dictamen de mi con- ciencia y el esmero de toda mi vida es arreglarme siempre y en todo a los principios adorables de nuestra Fé y costumbres, a Ia más sana doctrina de la Iglesia, y a todas las maximas venerables que eiIa respeta, y cuya observancia nos intima. Debo tarnbien esperar de la rectitud y benevolencia de VV.SS. que si el original que han llamado a su con~cim.n'~o contiene cosa que desmerezca la impresion y luz publica, o si la tiene, corregido en la parte que corresponda se sirvan VV.SS. devolverlo para qve se acabe de imprimir, y se disipe la influencia que esta supresion pueda tener sobre mi opinion en el publico principalmente entre las personas idiotas o poco ilustradas que no saben mirar los ob-jetos sino por la superficie. Asi lo espero de la bondad de VV.SS. mientras quedo rogando a Dios ntro Señor guarde a VV.SS. mu-chos años, su mas atento y reverente serv.Or y capellan. Isla de Tenerife en la ciudad de La Laguna 24 Nov.e 1805. a Miguel Cabra1 de Noroña E - AUTO DEL FISCAL E ... El párrafo 11 está lleno de proposiciones falsas y execrables. - Primeram.te esforsandose el orador en inspirar a su auditorio el 3 mayor horror posible a aquellas épocas que el las llama de fue- - go y sangre, la representa enseguida poderosos y terribles a los - 0 m Reyes Catolicos de Leon y Castilla sembrando con espante de ca- E daveres y pavesas los más florecientes valles de la antigua Nivaria, O esto es de la Isla de Tenerife, en cuia ciudad capital predicaba. Re-presentados de esta manera los S. S. Reyes Catolicos como homi- n E cidas y crueles, los anuncia el predicador inmediatam." a los mis- - a mos oyentes como ambiciosos, enemigos de Dios, de su religión y l de su culto. Declama contra el dcho a la fuerza pero se lo imputa n a los S.S. Reyes Catolicos, y tambien aquel entusiasmo funesto que n prostituia el nE de Dios a los intereses u la hambicion y vanagloria 3 que pronunciando el n& impar de consuelo y de dulzura corria de- O nodado hasta las extremidades del globo; y con la espada en una mano y el evangelio en la otra degollaba con ferosidad la especie humana y cubria de luto a la naturaleza. Que se puedan decir en un serrnon con semejantes exclamaciones e inventivas? Si en lugar del plan luminoso q.e dice Noroiia en su defensa haberse propues-to en el se hubiera empeñado en recriminar la buena memoria la religion ideas y acciones de aquellos soberanos, toda la fecunda charlatanería no habriase valido quizas ni de imposturas mas gra-ves ni de imagenes mas picantes ni de expresiones mas energicas. Tales calumnias no pueden consevir al objeto en sermon alguno. Sirven perfectam.fe para desacreditar el evangelio y para suscitar el odio y la aversion en los pueblos hasia sus soberanos, manifes-tandole el celo religioso la beneficencia, la magnanimidad, la hu- 540 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA-VTICOS PROCESO CONTRA EL CLÉRIGO MIN MIGUEL CABRAL 21 manidad y las demas FLS prendas y virtudes de los S.S. Reyes C& tolicos conquistadores de la Isla! En el entusiasmo prosigue el ser-mon en el mismo parrafo, que sojuzgo la America, y bajo el pre-texto de civilizarla y hacerla feliz la degolló más de treinta millo-nes de habitantes. Bien notoria es la constancia de Colon en la Corte de la Reina Ysabel para obtener al cabo de ocho años de instancias los cortos auxilios con que emprendio su navega.On asom-brosa y entre las razones q.e se propusieron ninguna hizo tanta impresion en el animo de aquella Reyna Catolica seg." lo refiere un autor extrangero poco afecto a las glorias de España como el deseo de procurar la salvacion de los Indios idolatras. Para lo q.' contribuieron mucho al dictamen y persuasión del P.C F. Juan Perez de Marchena consultado p.= la Reyna sobre la demanda de Colon. Tal fue pues el entusiasmo y los motivos p.= qqe se emprendio la conquista de America. El aparatoso numero de treinta millones de indios sacrificados a la ambición y crueldad de los Españoles sin duda lo ha leido el Predicador Noroña en Raynal Pascal Mabli y en algunos otros de esta ralea cuio lenguagge mordaz y sedicioso imita en el sermon. Si hubiera registrado ntras memorias y ntros historiadores hubiera visto descubierta y convencida la falsedad de estas fabulas inventadas p.= la ambición del Obispo de Chiapa, Fr. Bme de Casas, crecidas y abultadas p.' la envidia de los escri-tores extrangeros mal informados y predicadas tan neciamente p.' el. La población en la America en el tpo de la conquista era esc..: A-" 1-" --.- VGIIL~UUU N3 p~;lllGIVJ indios, la güerra con !as tsibüs de! interior que sin dho inj~s tam.a'~ta caban e incomodaban a los esta-blecimientos españoles, era justa y necesaria: No todos los Indios q.c faltan, que nos los ha contado el Predicador, en la America, murieron a filo de espada p0rq.e la mezcla en las castas y la vi-ruela hicieron desaparecer muchisimos. Mas en la calidad de quien y en que religión cabe abominar desde un pulpito español en un sermon de S. Christoval los nres de Cortes y Pizarro estos hom-bres abrazados del deseo de propagar la religion y el culto al Dios verdadero, respetados y admirados universalmente por sus porten-tos, como la erupcion pavorosa de los volcanes y el furor de los oceanos quando sorbe la tierra en sus profundos abismos? = La filosofia de que se hace una vana ostentación en las notas del ser-mnn &---+a- --q e pzrz proniundar juidosam.te acerca de lar acrlnn~;s de los hombres es menester ponerse en el lugar de los mismos que las executaron o condenar para no errar el juicio inj~stam. '~e,l objeto, el fin, el tiempo, las causas, los motivos p.= q.e las executaron. Y examinadas bajo este principio razonable y equitativo las con-quistas de Cortes y Pizarro aunque ahora se opine de otra manera en orden a semejantes invasiones, los filosofos y todas las gentes de saiia I-azün las hza achiradu eamo horoicidades, y ademks dde !a propagación de la fee, la medicina, el comercio, las ciencias y las artes les son deudores de muchos descubrimientos y beneficios. Empeñado el Predicador a S. Christoval en soltar su locuaz lengua fuera de los limites de la oración, podía haberla empleado utili-sim. fe en exponer el infeliz estado de los Indios en tpo de la con- Núm. 28 (1982) 54 1 quista quando sacrificaban victimas humanas a sus Idolos, cuia carne comian sin asco, vivian desnudos, se revolcaban con muchas mujeres y usaban del pescado nefando = Y el auditorio hubiera bendecido a Dios por la gran gracia que les hizo en traherlos a poder de Christianos y darles su conocimiento p.a q.e dexada la vida salvage cultivaran los campos y vivieran christianamente. Pero ¿que más? Después de figurar el evangelio al lado y compañero de la espada degoliadora de los conquistadores como si hubiera sido el instrumento de la ambición de la vanagloria de la ferocidad y barbarie en los Monarcas Catolicos y de los insignes capitanes, el orador indigno de referir las alabanzas del Dios Omnipotente y de tomar en boca su testamento santo, sale como fuera de si y arre-batado de rabia contra aquellos famosos héroes de España invoca cual un ciego gentil las sombras errantes de los Indios, Virgilio Eneida 6.v. 325, y pide horrores y maldiciones contra ellos con unas frases espantosas. De esta manera el sermón a S. Christobal viene a ser la aprovac." y renovacion del gentilicio mas propio p.' hacer caer en olvido los dogmas de Ntra. S.'a Religion acerca del destino de nras almas después de la muerte y sustituir a ellos los delirios de la idolatria y paganismo: sin que sea bastante a desvanecer las ideas sedicio-sas calumnias, injurias, falsas, acrilegas, impias q.e procuro el ora-dor imprimjr con el auxilio de los colores mas vivos de la elocuen-cia, la tambien fria considera.On con 4.' se cierra este parrafo de q.= todo conspira al cumplimiento de los altos designios de Dios. En el parrafo 13 se cita el Genio emprendedor y en el 23 se re-pite el Genio feroz de la guerra. La voz Genio es voz castellana mui propia para significar un talento inventor; pero no tiene tal sentido en el sermon, ni nadie lo entendera asi sin impropiedad y aun sin violación. Naturalmente hace alusion ~ig.~Oel contexto y estilo poetico del sermon a los Genios Paganos Presidentes de la guerra, del mar y de la t.ierra y parecera a cualquiera q.e el Predi-cador de las sombras de los desgraciados Indios, muertos p.' los Españoles errantes p.r vastas y silenciosas soledades, reproduce en el pulpito christianos los Genios Dioses del Politeysmo. El parrafo 7 es ofensibo a la buena memoria del Adelantado Al-fonso de Lugo (sic), al que lo describe con el exterior de un Apostol y con la fiereza de un leon abalanzandose al frente de sus tropas con una grande cruz entre los brazos y haciendo preceder delante de si, el terror, la mortandad y la desolacion. En vano pretende en las notas apoyar estas calumnias con el testim.O y autoridad de un Nuñez y un Viera. Este ultimo escritor q.= es el q.e se explica mas solo dice que cuando desembarco Lugo en la Playa de S.fa Cruz, fixo en tierra una cruz grande que llevaba en señal de ofrecimien-e, " O.." ,,";*,A, T. ,.:,+, a aun abbrvl l s s y G v u y u s o b a a . Y B S ~ Vq ü s~e ~ f i ~ i e.ii= historia es mas diverso de la fatal y ridicula idea que pueden hacer formar aquellas expresiones, tocante a la S t a Cruz, insignia de Ia Religion Christiana a las maximas y preceptos pacificos de esta misma reIi-gion y a la fama, religiosidad y humanidad y valor del conquista-dor de Tenerife, transcendental a sus paysanos herederos y parien- 542 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS tes de los quales hay muchas familias Ilustres en aquella isla y en esta. El principio del Parrafo 19 dice asi: eBencomo defendio la li-bertad y la herencia preciosa y augusta de sus abuelos y era digno de mejor suerte.» Esta clausula esta de mas y suena peor; pues aunque sea alusiva al dr(j q.' tenia aquel mencey o principe a con-servar su independencia, su soberania y sus hogares y a las fuerzas con qee las invadia el extrangero, sin embargo como la suerte de la batalla comprehenda todos los efectos q.' debieron seguirse a ella y el auditorio y aun los demas q.' leyesen el sermon estan instruidos de los motivos de religión y fines santos de la conquista, no puede menos de ofenderse y sonarles mal el que el Predicador desee la victoria p.a Bencomo Gentil; puesto que no explicandoseles mas la suerte de Bencomo vencedor contra los Christianos envuelve en su concepto la permanencia de Bencomo en su Idolatria; lo qual aun en el sentir del mismo Predicador hubiera sido un mal comparado con el inmenso beneficio de la Religion de J. Christo. Eii e! p m a f ~30 se a p ~ s t r ~af a!a s~mb r aIh vtre ck G~dtierrezy se distingue e ~ p r e s aml.a~ s~o mbra de Gutierrez difunto en la alma suia estando vivo. Renuevanse pues aqui y se inculca sobre los gro-seros errores de los Paganos acerca del destino de las almas: y la censura puesta seg." ya dice en la defensa. a este defecto del sermon no es un solemne disparate, q.e aborta la imagina.0" de los Censores. En el Parrafo 31 se lee en uno de los exemplares del sermon ha-biando con ei Grai Gutierrez: «Si desde las mansiones iübregizs y silenciosas en que descansa en la paz del sueño eterno, el oyese.. Con estas locuciones poeticas y paganas no solo se profana el pul-pito y el sermon, sino q.' parece q.' denotan q.' no se cree la re sur re^.^^ de los muertos. Por todo lo q.1: A V. S. suplico q.e se sirva mandar prohibir y condenar el enun-ciado sermon, sus notas y defensas en los terminos expuestos por contener propo~i c .~re~sp ectivamente malsonantes, escandalosas, erroneas, falsas, ofensivas, injuriosas, sediciosas, libertinas q.e hue-len a paganismos y Politeysmo y porq.e se mezcla con peligro de las almas al gusto profano con las cosas sagradas baxo figuras, apostrofes y 10cuc.~s~ed uctoras. Y que para instruir y seguir el e ~ p .c'o~n tra su autor se pidan los informes conducentes en orden 1-e **-+-ioc nnt inise rln SU y i d 3~7 C()=&J&& qce ~"mi ,?~ie~! -T, _lmi- w IWU " L U I I L W I I V L I U I - U" sario en su carta de remis.On de las diligencias. Pido X." Sec.*O Inq.On de Ca." 4 de Feb.m de 1806. Muy iiteS Señores: No considero intempestiva o inoficiosa qualqa diligencia que yo practique para sincerar las ideas de mi conducta civil y Religiosa, que puede haber degradado ante VV. SS. un empeño feroz de ini-quidad, ostigada por el odio, y las personas mas animosas e impla-cables de mis enemigos. Cierto de que se me ha delatado al Santo y respetable tribunal de la Fé, yo debo repetir incesantemente mis clamores para desarmar los lazos texidos por la malicia difamadora y obtener el apoyo de la misma Religion que baxo del cielo para consuelo de los afligidos, y para hacer triunfar la verdad de las imposturas y calumnias. La Religion es santa, inmaculada, y toda llena de amor y de inocencia; digna de Jesuchristo la fundo para el bien verdadero ae los hombres, y que la llenó de su espiritu ado-rable, que no respira sino bondad y santificacion. Pero que baxo la apariencia de zelo por esta Beligion misma se trate de oprimir y denigrar al proximo, y despojarle impunemte de los bienes mas preciosos de la vida quales son su honor, su buena opinion y su tranquilidad, es un exceso que nunca se deplorarara bastantemen-te: y tal es, muy Ilt's Sres el caso en que me hallo. Debo descorrer el velo que cubre los odiosos arcanos de la ma- &@dad, ;~a!f&d==e paLwC&Ue f i d~e Na $.,-=dades c~~; s taateys n&o- E rias en toda esta isla; y de aquí resultara la luz mas propia a mani- O festar los resortes en que estriba la delación que se hizo contra n - mi, y lo qe se aglomero en su conseqüencia. =m O Va por 15 años que yo conozco y trato a Da Catalina MargIa E Prieto del Hoyo; señora de la prma distinción en estas islas y esti- E 2 mada por sus prendas personales y por su conducta integra y =E virtuosa. De algun tiempo a esta parte habito en su casa y por que le debo muchos obsequios y confianza, he accedido a los ruegos 3 que me ha hecho de manejar y dirigir algunas dependencias suyas. -- Esta señora sabe la pureza y rectitud con que me he conducido y lo 0m conocen también las personas más honradas y de mejor concepto E en la isla que se haya impuestas a fondo en estos particulares. Mas O no sucede asi con Dn. Gaspar de Ponte Ximenez ni con Dn. Melchor de Ponte y Prieto; el uno marido y el otro hijo primogénito de n E Da Catalina. Esta se halla, muchos años hace separada de su ma- - a rido, por causas que se han estimado justas en Derecho; y hace l tiempo que tambn. su hijo merecio su desagrado, y no desfruta de n su amistad y trato confidencial. El inmoral procedimiento de 0 Da. Gaspar de Ponte, sus intrigas y degradación le han desconcep- 3 tuado en la opinión pública largos años hace, y mucho antes de O que yo hubese pisado por la primera vez el suelo isleño. La conduc-ta de su hijo Dn. Melchor para con su madre forma el escándalo de todas las gentes juiciosas y que conocen los principios de la buena educasion, del verdadero honor y del santo temor de Dios. Sobre todo se le atribuye generalmte una ambición y una codicia insacia-ble: Y de aqui viene que unido con su Padre y haciendo causa comun de sus resentimientos o mas bien de sus caprichos y arbi-trariedad imperiosa contra Da. Catalina, la pretende someter a sus antojos y defraudarla en los derechos que son inseparables de su persona, y en las rentas y frutos de los bienes y mayorazgos de que es actual y legitima pocedora. Todo esto produce una serie continua de debates y disgustos. Y como Da. Catalina se resiste al 544 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLA.VTICOS predominio y a los excesos de su hijo; y al mismo tiempo sabe este y su Padre, que ella forma entera confianza de mi y que yo dirijo algunos asuntos de su Casa, he aqui el motivo porque uno y otro me han declarado la mas violenta guerra. Respiran contra mi publicam". el mayor odio y rencor; y no hay medios de que no se hayan valido para incomodarme y fraguar mi oprobrio y ruina. En la Comanda General y ante el Ilmo S." Obispo de estas islas me han suscitado varias persecuciones; y el triunfo completo que he logrado siempre de su animosidad rencorosa, se debe no solam. a mi justificasion y honrado proceder- sino a que el Exmo Sor Comandante Gen.' ha descubierto la odiosa coalision y el caracter de estos dos enemigos que tan injustamente se conspiran contra mi, y lo mismo ha descubierto y comprobado su Iltma en la visita pas-toral que hizo en esta isla. Agregase a este fermento de odio y de persecución que el Pe Presentado fr. Josef Gonzalez Soto del Ordn de Hermitaños de Su Agustin y harto conocido en esta isla y en esa, e--s el consejero y director absoluto de D* Melchor de Ponte y Prieto; -1 ..-,.:--2- --- 1- --- --'L:--- ---Ll:-- ,.-,.-:-,.-A J GL que uaugauu pul la L u a D L ~ U L U Uy~ puuuba a r t e l n i a b a u y lellCCiT notorio contra mi, ha formado tiempo hace el designio de empeñar todo su poder y la conocida travesura de su imaginación en mi aescrédito y ruina. No hay cosa mas publica ni mas averiguada en esta isla que lo que acabo de exponer. Ahora; de cuanto sea capaz esta imaginación exaltada lo prueba el grito de las personas más íntegras y caracterisadas de la isla y las freqüentes quexas produ-cidas contra este Religioso ante muchos tribunales. ¿de que no sera capaz contra mi agitado por el odio y deseo implacable de venganza? Tampoco debo omitir su estrecha amistad e intima unión con los PeS Presentados, Fr. AntO Verde de Betancour y Fr. Joseph Gonzalez Oliva; y que éstos se hayan prevenidos contra mi por varios incidentes personales. El primero me ha sido siempre des-afecto, y me consta la oposición y ojeriza con que me ha mirado. muchos tiempos hace, y adherido constantemte a la parcialidad y encono de mis emulos y enemigos. El segundo por varios encuen-tros y contextaciones en casa de Da Catalina Prieto me ha conce-bido una grande enemistad y conservado siempre en su interior el fermento animoso de su pasión contra mi. En estas circunstancias ¿que no debo temer de la unión y alianza de estos emulos y enemi-gos conjurados en mi descredito y vexación? Se que no perderan ocasión en q.e puedan incomodarme y herir mi buen concepto. Y por lo mismo yo reclamo ante VV.SS. contra todo lo que participe de su influxo y manejo, porque ciertamente arrastrara consigo el fru-to de una enemistad y pasión animosa; conductos suspechosos, y donde la intriga y el odio personal vierten su aliento y ponzoña. ..! Yo tengo razones de grave consideración para creer que estos in-competentes y odiosos resortes han jugado en la delación que se hizo contra mi ante VV.SS. y que han influido y coadjuvado mucho a la perversidad de aquellos criados y dependientes que fueron de la Casa de Da Catalina Prieto, y de que he hablado en mi ante-rior representación; añadiendo que D a Beatriz de Alfaro es de la misma parcialidad de mis enemigos; y que es bien publico en Garachico, en los Silos y en otros pueblos de esta isla, que desde la epoca de su separacion de la compañia de Da Catalina me ha concebido aversión, y persuadida baxo falsos pretextos a que yo había influido a la misma Da Catalina en aquel paso, no ha cesado de hablar contra mi animosamte y con el mas fiero encono y ren-cor. Asi es como alentadas cante apoyo se han atrevido a fraguar contra mi tan falsas y denigrativas especies Josef Ma de Acosta, Pedro Vicente, Matias Mendes, Francisco Miranda, la criada Ma Jo-sefa, y que se yo quantos otros habran reunido y asociado en esta depravada coalision ... Los que acabo de nombrar son gentes soeces y de pesima conducta. A Josef M" de Acosta y a Pedro Vicente se les expulso en esta Casa en que habito por diferentes delitos, robos y excesos los mas vituperables y horrorosos, como ya expuse a VV.SS. en mi primera representación. A Francisco Miranda y a Maria Josefa se les expulsó igualmte por graves excesos, y por su mala conducta. Esta gente sabe que yo he tenido parte en su expul-sion, y en el descubrim.fo y comprobación de sus vicios, desordenes a N y maldades. Irritados por esto, y s~lhiendn desde entnmes sz die, su desesperación y su arrojo al mayor extremo, han empleado con- o tra mi nombre y reputación todo el veneno de la malicia y de la n - iniquidad que hierbe en sus pechos. Desde luego se manifesto su =m impetuoso rencor, y su deseo insaciable de venganza, uniendose en O E corrillos para murmurar de mi, y vociferando descaradam.fe que me E 2 habian de dar un mal rato. Agregaron a su partido al mayordomo E de la hacienda que posee Da Catalina en los Silos donde llaman el = Espasragal; hombre debil, vicioso, y dado a la embriaguez, cuyos 3 excesos he reprehendido por muchas veces, y cuyos fraudes en las - cuentas de aquella hacienda y en otras de la Casa, he reprimido y - 0m disipado con la pureza y energía correspondiente: lo que ha sido E bastante para atraer su encono y su rabioso despecho; en tal gra- o do que es publica en aquel pueblo su animosidad y declamación continua contra mi, y el empeño conque se ha coligado con todas n las personas que me son desafectas, y desean por enemistad o por -E a quexas particulares abatir mi concepto, y causarme todo el daño l posible. Asi es que desde que empezo a recibirse en los Silos la n Información que VV.SS. han mandado a tomar contra mi por la 0 delacion que se les presentó, no ha cesado este hombre y los par- = ciales de la infame conjuracion de aplaudir a su triunfo, glorian- O dose publica y privadamie. de que ahora las veria yo, y saberia lo que era bueno.. . De esta manera, y en otras gestiones que omito por superfluas y no ser prolixo, se manifiesta el espiritu que fraguo la delacion que invento las imposturas y calumnias de que la acompaño; y toda la serie de las deposiciones que acriminan tanto mi conducta moral y religiosa. W.SS. saben muy bien de quanto es capaz la gente de esta cla-se, quando inflamada por el odio y la venganza conspira denona-damente contra q ~ a l qs.u~ge to que es el blanco de sus iras y de su rencor.. . Yo he visto en diferentes pueblos de esta isla, y particu-larmente en los de Icod y Silos, cosas que causan horror, y prueban 546 Ah'UARiO DE ESTUDIOS ATLAXTICOS PROCESO CONTRA EL cLÉRIGO DON NIGUEL CABRAL 27 la facilidad conque estas gentes prostituyen el nombre de Dios y profanan la Religion del juramento. Sobre un mismo hecho que no admite variedad ni transvergesacion he visto un num.O copioso de testigos que deponen y juran ~ol emnemy.a~ ~en pro, ya en contra de el, según la p.le que los presenta: y esto es común. Nada es tan facil como adquirir testigos entre semejante gente para quanto se quisiera probar con sus dichos. Los tribunales estan llenos de cau-sas que lo manifiestan asi con la mayor evidencia. Fatal corrupción de las costumbres! Yo la deploro como uno de los mayores males de la humanidad y la ofensa más grave contra la pureza y santidad de la Religion. Espero que VV.SS. en visto de estos antecedentes y de todo lo que dexo expuesto, formarán el juicio mas exacto sobre el merito de esta causa; y descubriran f a ~ i l ml.a~ i~m postura y su foco verdadero. Protexto sobre la pureza de mis ~entim.~oosr todoxos, y la de mi corazon en los santos dogmas y moral de Jesuchristo, y en todo lo ensefia -y cree su Iglesia, T& F-uesiUu ~eKIpre giafia, es$% firme creencia, y en esta sagrada y luminosa doctrina. De palabra y por escrito la he defendido siempre y enseñado a mis hermanos; porque tal es mi deber, y tal es el ultimo testimonio de mi con-ciencia. Tal vez en la practica no he desempefiado las obligaciones de que estoy convencido ... Soy fragil, y pecador mas que nadie; pero humillado en la presencia de Jesuchristo le pido perdon fragilida-des y pongo mi esperanza en el tesoro infinito de sus meritos, y en la bondad inmensa con que franquea su gracia a los que digna-mente le invocan. He procurado con su apoyo no escandalizar nun-ca a mis hermanos, y cumplir con los deberes de mi destino, y de mi estado. Siento haberme visto en la triste necesidad de manifes-tar en esta representación algunos defectos que concurren en las personas que me han difamado, y texido lazos animosos cont.ra mi tranquilidad. Protexto de todo mi corazon que no he tomado este medio sino por lo que interesa a mi defensa y a la de la verdad mas pura. Amo a todos mis hermanos: a ninguno conservo mala voluntad: perdono a mis enemigos, y les deseo todo bien: respeto el caracter y la dignidad de que se hallan revestidos algunos de ellos; Y juro, si es preciso, que todas mis expresiones van selladas con la verdad mas integra y sincera; y que todas, como mi inte-rior, están despojadas de animosidad y pasión. Suplico, pues, a VVSS. que baxo este concepto acojan la repre-sentación que dirijo; y unida a la que ante~edentem.'~e,s timen la fuerza y convencimiento de mis razones para juzgar en los particu-laes de se Omití de proposito las especies frívolas que se han vertido con-tra mi, y son: que no reso el oficio Divino: que muy pocas veces celebro el Sto sacrificio de la Misa, y frecuento el tribunal de la Penitencia; y en fin que uso de trages poco conformes a mi estado. Esta acusacion por si misma se destruye. Cerrado y solo en mi cua.t.nj cnmn estoy la mayor parte del día, y la noche entera. &qii!kn ha podido averiguar si reso o no el oficio Divino? Nadie; porque es una impostura. El motivo porque no digo Misa frecuenten." lo expuse ya a VVSS. Al Sacramento de la Penit." ocurro siempre que me considero en estado y disposición de hacerlo; y abroquela-do de mi inocencia y buena fé en esta parte no he cuidado de pro-curar que hubiese gente o testigos quando confesaba. Lo he hecho y hago siempre, como debo, y en los puestos correspondientes. Si no uso de habitos talares, es porq." el Rey y el Em." S . O r Carden.' Patriarca de las Indias con facultades Pontificias me eximen de d o ; y uso pre~isarn.~d' e los trages que están concedidos: tra-ges decentes, y de color honesto e iguales a los q.e usan muchos sacerdotes en Espaiia y en este mismo país. No canso mas la atension de VV.SS. y pido a Dios Ntro. Sor que gd% uvi da por muchos años. Laguna en la isla de Tenerife, 10 de Febr." de 1807 B.L.M. de W.SS. su atento capellan Miguei Cabrai de Noroña ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTXCOS |
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