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NOTICIA DE LAS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA A JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO Fernando de la Guerra y José de Viera fueron buenos ami-gos; casi de la misma edad. Cuando Viera llegó a La Laguna en 1757 tenía veintiséis años. Como sabemos, nació en El Rea-lejo de Arriba en diciembre de 1731. Había sido ordenado sacer-dote por el obispo Guillén. Fernando de la Guerra y del Hoyo vio las primeras luces en La Laguna en 1734. Era hijo de Do-mingo Miguel de la Guerra, descendiente del conquistador kope Hernández de la Guerra, que ayudó con su persona y bienes a Alonso Fernández de Lugo, quien le favoreció luego conce-diéndole buenas datas, especialmente en la zona, que de aquél tomó la denominación de Valle de los Guerra, Resulta válida la comparación de las trayectorias viajeras de ambos individuos, que influyeron en sus vidas. LOS caminos de Viera, muy largos, van desde Tenerife pasando por Las Pal-mas en 1770 a Madrid, a la Mancha en 1774, a Francia y Flandes en 1777 y 1778 y en 1780 y 1781 de nuevo a Europa por Fran-cia, Suiza, Italia, Austria y Alemania. Volvió a Madrid, donde permaneció hasta 1784, en que retornó a Las Palmas, donde vivió desde 1784 a 1813. Fernando de la Guerra lo más lejos que Ilegál fue hasta Icod y Daute. Nació en La Laguna y murió en la misma ciudad el 23 de diciembre de 1799. Núm. 31 (1985) 501 2 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS Entre aquel viajero y este sedentario se desarrolló una amis-tad constante, prendida en la inquietud cultural que los identi-ficó con notas afines. Habrá que valorar la indiscutible simpatía y la cordialidad de Viera cuando quería ser cordial y simpático, que debió de encandilar a Guerra, como encandiló a otros. Por su parte, el marqués de San Andrés fue hombre inquieto y temperamental y sus concomitancias los mantuvieron en intensa comunicación espiritual durante cerca de treinta años. Fernando de la Guerra se casó con Constanza María Ger-trudis Juana del Hoyo y Suárez de Deza, nacid.a en Madrid el 6 de noviembre de 1737. La boda se celebró en La Laguna el día 4 de diciembre de 1763. La hija única del conocido Cristóbal Eoye aporte 2 12 he&, unes tit~!es nehi!izri~s per !es C ~ I - les Fernando de la Guerra fue marqués consorte de San An-drés y vizconde consorte de Buen Paso. Juanita o «Juanica» del Hoyo era prima de su esposo. Es un personaje que ha quedado oscurecido por los resplandores del padre, del marido y del hijo, pero que ofrece interesante atractivo. La esposa de Fernando de la Guerra disfrutó sin duda con la amena conversación y amistad de Viera durante la estancia de éste en La Laguna, y al conocer qu.e el historiador se iba a Madrid le pidió que les escribiera dánd-oles noticias de aquella ciudad, de la que ella salió cuando tenía doce años. Conocida rápidamente la situación de nuestros principales gersenajes, !!egames U. 12 sep~ración de !es dos ~migos, cpe se realizó cuando en octubre de 1770 dejó el clérigo escritor La Laguna y embarcó en Santa Cruz de Tenerife en un navío, que tras mala travesía lo dejó en Cádiz, de donde siguió para Madrid. Ee !as uuhsigxientvs carts?s crc2;zdU.s entre ~mhes se Mes-prende que Viera cumplía la promesa que hizo a la marquesa de San Andrés, y la cumplió mandando noticias de modas, la-zos, escofietas, abanicos, etc. Sobre este débil entramado de 502 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 3 fruslerías se fueron colocando noticias de más tuétano. Las car-tas de uno y otro, leídas hoy, conservan la gracia y la vitalidad de antaño. Con ellas saltan sucesos, cuentecillos, personajes de diversa actualidad, miga y sustancia. Los fondos del decorado son naturalmente La Laguna y Madrid. Nos interesa ahora solamente el de la primera ciudad. La interpretación más sugestiva y espiritual que se ha he-cho de La Laguna es muy posterior a la época a que me estoy refiriendo, pues fue escrita en 1911 por el siempre actual Mi-guel de Unamuno. La profunda comprensión del escritor cal6 en la síntesis de una ciudad. Una,muno vino a La Laguna du-rante unos viajes, y a consecuencia de ellos publicó un libro que tituló Por tierms de Portugal y de España. Aun sabiendo que la descripción es conocida, reitero la memoria de algunos conceptos, puesto que vamos a adentrarnos en detalles a los cuales él no llegó pero que están subterráneos en su interpre-tación personal: «En La Laguna un siiencio y una soiedad que se me metian hasta el tuétano del alma.. . Unas calles largas como el en-sueño; en el fondo una torre oscura tronchada ... aquellas calles espaciadas y rectas.. . La Laguna está vestida de ca-saca o de hábitos de fraile ... Tertulias en los conventos y en las Casas Señoriales. .. chocolate a media tarde. .. monjas reposteras, eternas conversaciones sobre el iálti-mo caso en que el Tribunal del Santo Oficio de la Inqui-sición entendiera, y de noche tal o cual aventura ga-lante. . . N Lo que vio Unamuno se corresponde con lo que tanto Jor-ge Glas, el embajador inglés MacCartney y otros viajeros ha-bían observado muchísimos años antes en lo que se refiere a las calles largas, la soledad y el silencio, lo cual aún hoy es fácil de ver en determinadas horas de la tarde. La descripción de Unarnuno es amable, evocadora y oni-rica; hay que buscar otra descripción hecha al vivo y con cir-cunstancias concretas y contemporáneas. Me estoy refiriendo a La historia de las feligresias o de arriba y abajo, que apareció en 1765 y cayó en La Laguna como una bomba explosiva. Núm. 31 (1985) 503 4 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS La historia de las jeli~resizs es un pasquín, un libelo mal intencionado en el que de un2 manera cruel se dicen verdades como püfios. No importa ahora quién o quiénes lo escribieron. Se señala a fray Juan Martln, franciscano de! com~ento d.e San Miguel de las Victorias, pero se conocen pocos datos de él. Para mí tiene el enorme de su valentia. Lo que dice en el panfleto es duro y exagerado y hay que alabar su valor para enfrentarse con UDOS individuos de categoría que con modos diversos estaban tratando de imponer a La Laguna nue-vos usos, manera de predicar, mamra de estudiar, manera de interpretar las circunstancias de ia vida.. . La histoi-ia de las feligresicls merece un estudio detallado. Ahora a mí me sirve tan sólo para tomarle una referencia que atafie a Fernando de !a Suerra: que dice: (Otra (casa) está en la calle del Agua qüe la hicieron este ano, y es palacio de ayer acá. Viva en ella otro Regidor, que según dicen es el segundo tomo de sn staegro Vizcon-de del Buen Faso y Marqués de San Andrés, cuya causa de beaiif icacien A- ' ' la BnuLuisici&i d.e canariasY la escribió Jorge Glas.» El párrafo contiene varias verdades: Primera: Es cierto que la casa de la calle d.el Agua habíc? sido estrenada aquel a6o. ¿o confirman Lope de !a Guerra en las Memorias y su hemeno en la noticia incompleta de las ca-lles de La Laguna, que comenzó a redactar. Segurzda: Fernando de la Guerra fue, en efecto, regidor, cargo que ostentaba desde el 14 de junio de 1760, en cuya fecha ingresó como tal en unión de Lepe, 'I'omás de Nava, Francisco Garcja de la Guerra, To-más Domingo Saviñón y José Domingo Saviñón Gtailama. Con ellos fueron veintisiete los señores que regían los destinos de la ciudad. Tercera: ¿Era el segundo tomo o continuación del suegro? Se había identificado con él, queria ser tan «ilustrado» cu-u 61, :o ad-iraba, co-o demostr6 en !a laü&&oria bi~gru-fía que le hizo más adelante. Cuarta: El viejo vizconde estaba. por entonces residenclzdo en el c o ~wn t od e San Agustín de Las Palmas, donde lo tenía la Incjuisiciáln. Por otra parte, 504 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 5 Jorge Glas, que no gozaba de las simpatías clericales y estaba en la cárcel, había hecho una denodada defensa del suegro de Fernando de la Guerra en unas páginas de la Descripción de las islas Canarias, publicada en Londres el año anterior. La Laguna, a pesar de tantos regidores o tal vez a causa de ellos, se hallaba en crisis decadente, lo cual resultaba conse-cuencia lógica del error inicial del Adelantado que la fundó como capital de la isla, enclavándola en lugares alejados del mar. Ea observación de que Ea Laguna decaía es general en los comentarios de la época. Los más destacados laguneros lo re-conocían y lo pregonaban, y los visitantes extranjeros lo dicen en sus escritos. Glas, que residió en la ciudad; el cirujano An-derson, que vino en 1776 con e1 capitán James Cook; Labillar-diere, A4~1cVart1ley,L edm, etc., ¿~mtar&enn sus re!acimes y-w La Laguna se hallaba en decadencia en tanto que Santa Cruz aumentaba su importancia, y esto no lo podían adivinar ellos si no fuera porque los mismos insulares se lo manifestaban. Esto resulta trágico si nos situamos en la posicidn de ague-llos ciudadanos que sabian que ninguno podía hacer nada para luchar contra la decadencia sociopolítica; ni los que manifesta-ban su nueva manera de entender la vida, ni aquellos otros a los que el autor de Las feíigresias calificó de «ilustres familias)) que según los primeros no tenían papel en la vida de La La-guna. * * * En este panorama social y urbano se desarrolló la vida de Fernando de la Guerra, que es conocida porque ha quedado expuesta en el borrador del Elogio fzinebre que escribió su her-mano Lope para la Real Sociedad Económica, en muchos docu-mentos de la misma sociedad, en las NIerno-rias del hermano, en las Gacetas de Daute y en sus cartas y otros papeles. ¿Cómo era? ... ¿Cuál fue el aspecto físico del tercer mar-qués de San Andrés?. . . Era puro siglo xvm; luces y sombras.. .; cdustración y oscuridad)); Voltaire y el padre Segneri en confu- Núm. 31 (1985) 505 6 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS sa mezcolanza. Encajes, puntillas y bordados.. . Barroquismo.. . En un retrato de autor desconocido nos mira con ojos inteli-gentes, cara gruesa bajo empolvada peluca, casaca de raso ... y con la mano hace un gesto como para convencer a alguien. En la Tercera Gaceta de Daute, en lo relativo a las fingidas capitulaciones con el enemigo, hay otro dato que facilitó Viera: N... el de San Andrés hablará menos, y si es posible, con más pausa de lo que habla al presente.. .» «Y si es posible.. . con más pausa.. .>) Hablaba, pues, preci-pitadamente, lo que es muestra de impaciencia y talento, por-que los pensamientos surgen con presteza y empujan a las pa- !&rus qi"e se utrnpe!!an. Fue, pues, Fernando de Guerra impetuoso e inquieto, y por ello tuvo escaso cuidado en pulir la gramática de sus escritos. Sin ser excepcional, estuvo por encima de sus conciudadanos. El párrafo final del Elogio de su hermano es definitivo: (<.. . dechado que siempre debe tener presente un verda-dero Amigo del País, el que no habiendo salido del suyo, y casi que ni de esta Ciudad, guiado sólo de sus propias luces, de su buena educación, de su natural feliz, de su amor a la Patria, y de su constante aplicación a los Libros, se aventajó a muchos de los que han corrido Cortes, fre-cuentado Colegios y Universidades.. . » Una cualidad que le afectó como a muchos ilustrados coetá-neos fue la versatilidad. Estaban como mariposas ante muchas !wes. Fernmdn de la Giierrri se nlvidar5, en un r5pidn proceso de mutabilidad, de la «Tertulia» después de la Real Sociedad Económica, y se dedicará a la dirección del Real Consulado de Canarias. Pero su ((constante aplicación a los libros)) lo man-tendrá en la línea cultural hasta el final de su vida. A cí ca r r o l n r o niinnrln examica~ pap&s que dejS es- L A D I D C , V L I i I W I L I i U U L I i I I U W critos y que se conservan. Los que se custodian en el archivo que fue de José Vicente de Buergo y Oráa manifiestan en su heterogeneidad su deseo de cultura. 506 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 7 La letra, curvada y rápida, es característica. Con ella hizo una lista de «libros necesarios y curiosos)) para los fines del Real Consulado, que ha de encargar a Madrid. Al lado hay unos apuntes, sin fecha, sobre temas diversos. ((Sobre la pólvora)). «Sobre literatura)). «Qué es la lira)). «La décima o espinela)). «Las anacreónticasn. ((La asonancia y la consonancia)). Por cau-sa de estas curiosidades poéticas anotó nombres de autores de la época como Mayáns y Císcar, primer biógrafo de Cervan-tes que murió en 1781, y kuzán, cuya Poética es de 1737, o anti-guos como Nebrija, fallecido tres siglos antes. Hay también un curioso sermón «del arcángel San Miguel)), apuntes sobre «co-lores o pelo de los caballos)). Traducciones en verso de los salmos de David, un esquema de carta al P.L. (?) adjuntando «unos borrones para la censura)). «Pensarnientos religiosos para personas más virtuosas que yo». Una lista de palabras poco corrientes con la explicación: «Cardan, Grama, Marquilla, Mamadera, Petate, Matrás, Chafeña, Excusabarajas, Lechiga, Manflota)), etc. ((Pensamientos para antes de ir a dormir)). La traducción de Los jardines de Delille, hecha por Viera, con anotaciones al margen, etc. Escritos que son el resultado de un intenso deseo de viven-cia cultural. Por las fechas de astos documentos se deduce que estaba enfermo, reúma, dificultades para hablar, temblor en las manos, parálisis.. . Se conservan, asimismo, unas Interrogationes et prepositio-nes ad usum Joannis de la Guerra, 1785, en las cuales el cariño paternal renovó los conocimientss de latín de cuando fue «obispillo» en el colegio de los agustinos. Hay además largas cartas que dicta, pues sus manos no pueden mover la pluma, y tales misivas que no se dirigían a su amigo Viera, sino al hijo de su amigo Nava y al comandante general Antonio Gu-tiérrez, son lecciones de patriotismo y filosofía; tienen fechas cercanas a 1797, cuando Fernando de la Guerra, metido en la cama, iba conociendo el desarrollo del ataque de los ingleses y se enteraba satisfecho que su hijo Juan Primo combatía con valor frente a los enemigos. Una buena definición espiritual de cómo era el marqués de San Andrés la dio Viera en nueve palabras: ((sujeto pací- Núm. 31 (1985) 8 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS fico hasta la indolencia, instruido hasta la filosofía;). Más ex-tenso es el Elogio f-dnebre de Lope de la Guerra, en e! cual en-contramos el detalle & su vida; que no fue ciertamente cómoda. Un comandante general lo desterró a Icod., otro se llevó mal con él; quiso viajar fuera de Tenerife y no pudo, chocó con la In-quisición, tuvo mala salud, poca paciencia, altibajos en la de-presión. El primer enfrentamiento con el Santo Tribunal fue en 1759, reciente la conjunci6n de 1a.s tres lumbreras de la tertulia, y afectó a los tres. El motivo fue de los corrientes en. la época: proposiciones peligrosas y lectura de libros prohibidos. Esta prohibición se hacía pública por medio de largas listas que se encartelaban a la entrada de las iglesias. Bo'y de Saint-Vincent, militar y botánico que estuvo en Tenerife por 1798, indic6 no-blemente que no veía que el ctdespotismo iiustrado y la Pnqui-sición pesaran sobre el pueblo», y ctñadi6 que las listas de libros prohibidos que vio a I2 entrada de los templos contenían prin-cipalmente novelas fuertemente eróticas como la Justine ou malheurs de Zcc vertu o libros de filosofía revolucionaria. Lo interesante en esta ccasión es una frase que figura en el in-forme de los inquisidores: E ((Habiéndose principado sumaria en este Tribunal con- : tra Dn. José de Viera, Yresbítero, Dn. Tomás de Nava, n Marqués de Villanueva del Prado y Bn. Fernaslds de la % Gaerra, Marqués de San Andrés, por proposiciones y leer ; libros prohibidos, considerando que todo lo que de ella resultaba era más efecto de zanid~d y falta de prude.;zcia $ que cte efecto de las cosas de la Fe...)) 3 O Estas 'Denévoias consi&racisiies del Santo Oficio incider, una vez más en dos conceptos que caracterizaron las actuacio-nes del grupo «ilustrado» y juvenil en Ics comienzos de sus reuniones filosdficas: vanidad. e imprudencia. El segundo pleito fue posterior en más de veinte años. En ?Y?? Uuerra escl-ihi6 uncs versos. Este no tendría nada de particular; todos los cultos hacían entonces versos. Pero la poesía del marqués era peligrosa porque contenia una burla al proclamar que «la vida de Job era un pcema o par&bola», 508 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 9 con lo cual dudaba de un hecho histórico consignado en un libro santo. Mucha suspicacia y muy delgado el hilo de la caca de pescar herejías debían tener los comisarios de la Iiiquisici~n para sutilizar los argumentos de Fernando de la Guerra, que mas bien parece una deelaraei6n, impaciente, eso sí, de amores que un ataque a %a Biblia. Ea poesía se ha publicado integra en la Bibliograjia de Millares, en el tomo 3. Consta de veintidós cuartetas de versos octosílabos asonantados. Reproduzco algu-nas de ellas: «Aquel práncipe de Ur, aquel varón estupendo, que tuvo por ejercicio, vicios, mujer y argumentos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aquel que todos alaban, que todos tienen por bueno, y nadie quiere rascarse, (para ser un Job) con tejos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Escribe un elare eupafiel (que ha sido aplicado a versos), a una devota que tiene, y que lo tiene algo inquieto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Si el Señor me dejara fuera de este hemisferio, saltando por las estrellas hasta verte en tu aposento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mi alma, mi vida, mis ojos, mi bien, mi luz, mi consuelo, son expresiones devotas que en la oración dan alientos. No obstante es bien que sepas, que rezados y salterios, y palabras, nunca prueban amor, que prueban los hechos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A Dios amada devota y ten por seguro y cierto que es también devoto tuyo el que es de paciencia ejemplo.. .» Núm. 31 (1985) 10 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS En la Bibliografía de escritores canarios hay citadas doce obras de Fernando de la Guerra. No están incluidas algunas re-lativas a los escritos con los cuales prestó ayuda a Viera para la redacción de las Noticias ñe la historia de Canarias. ni otros documentos relativos a la Real Sociedad Económica; de todos modos, es un resumen del gran trabajo de uno de aque-llos que sin luz eléctrica, ni copiadores, tuvo que desarrollar un gran esfuerzo material y que lo mismo que hicieron Viera, Jovellanos, Moratín o el padre Isla, etc., al acabar una de sus cartas o cualquier otro papel volvían a copiar su contenido para el archivo. c Y ,. a N Conocemos así todas las cartas de Jos6 de Viera, las que él llamó Cartas familiares por sus originales autógrafos, que lle- {- garon a La Laguna a sus destinatarios, se quedaron aquí hasta % E que de uno u otro modo fueron a parar a las manos de José ; Rodríguez Moure y de ellas a la Resil Sociedad. Otras están copiadas cuidadosamente por el historiad.or en libretas y si- E guieron el camino de las anteriores. Las cartas de Fernando ?j de la Guerra a su amigo en Madrid no son las originales, por- B E que Viera las rompió o perd.ió, pero sí las copias que el mar-qués hizo y que por el mismo camino llegaron desde Rodríguee Moure hasta la Económica. El cura lagunero, al cual nunca se - le agradecerá bastante su afán de covachuelista conservador, a las fue intercalando, de modo que en el legajo que hizo hay carta de uno y carta del otro.. . 0 José de Viera escribió a su amigo de La Laguna treinta car- 2 tas (que sepamos y se conservan) que llevan las fechas desde noviembre de 1770 a marzo de 1781. Una desde Cádiz, veinti-trés desde Madrid, dos de Aranjuez, una desde el Real Sitio de El Escorial y una también desde París, Valencia y Las Pal-mas. Por años, los de más correspondencia son los de 1772 y 1773, con cmco cartas cada uno; no hay ninguna de 1773 y los demás los despachó con una, tres o cuatro. Fernando de la Guerra contestó con trece cartas conoci-das, todas desde La Laguna. Seis años seguidos, desde 1774 a 1778, no aparecen copias de misivas. Los años 1771 y 1772, 510 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 11 1780 y 1783 envió una solamente; dos, el año 1781, y el año 1782 envió tres. Escribió más cartas que no copió, pero de ellas anotó detalles de los documentos que enviaba. Corresponden a los años 1775 y 1776, con un total de siete, y una que apuntó en la copia de la carta de 7 de marzo de 1779. Estas cartas que no estaban destinadas a la publicidad tie-nen todavía el garbo y la fuerza descriptiva que les dio su autor. Hacen una recomposición de la etapa histórica de finales del siglo XVIII de Ea Laguna y tienen por lo tanto un valor docu-mental que nos ayuda a cuantificar los diversos temas banales o profundos, inocuos o graves que se refieren a ellas. La vida grande, la vida pequeña de cada día están vivas en los papeles que contienen aportaciones interesantes para un mejor cono-cimiento de la época. He preferido elegir algunos párrafos de cada una y hacer un breve comentario. Carta de 22 de junio de 1771 : ((Querido amigo mío: Después de mil deseos prontos de tener carta de V. M., después de haber enviado quinientas ocasiones al Correo, y volverse el criado en claro, des-pués de otra porción de despueses, he recibido esta se-mana próxima la de V.M. de 24 de mayo, que mi mujer ha leído repetidas veces.. . La carta de Viera está fechada en Aranjuez. Parece, por tan-to, que San Andrés no ha recibido una de 20 de marzo desde Madrid en la cual el amigo le contaba las fiestas del día de San José, con volatines en la plaza de toros, quema de Judas, etc. En ésta desde Aranjuez le contaba cómo era de complicada la vida que estaban obligados a hacer los nobles, a los cuales con-sideraba «mansitos», lo mismo que los jabalíes y los venados ha,Dia por «No sé qué tiene una nueva descripción tirada por quien está sobre los lugares. El rasgo que V.M. representa de Aranjuez me hace ver más que la sonora pintura de Lu-percio Leonardo, que empieza: Núm. 31 (1985) 511 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS Hay un lugar en la mitad de Espafia d0nd.e Tajo a Jarama el nombre quita, y lo que V. M. me dice de ver los Reyes, tan personas Rea-les, y aun a los jabalíes y los venados mansitos, me hace recordar que dice: Las fieras enemigas aquí juntas forman una reptiblica quieta mezclándose en sus pasos y sus juntas.)) Viera le había referido que en Aranjuez se había celebrado la fiesta de las ({Parejas Reales)), un concurso a caballo multi-color y protocolario, del cual hizo una narrativa pintura Paret. También que frecuentaba el balcón de Ia duquesa de Miranda, camarera mayor de la princesa de Asturias, desde el cual con- a N temp!uha el mcximients de !a mrte. Guerru se az-iima. O n ¿Cuándo pensé que V. M. sería hombre que siguiese la Corte?. . . Tendría por seguro verlo Patriarca de Jerusa- E lern aun sin la proporción que Alí Bey ofrece a la -muta-ción cie los rnanteos. ¿Cuándo pensó V. M. que Nava es- =E taría muy militar, y yo huyendo de los empieos militares? E ¿Cu%nd.o pensó V.M. que se hablaría libremente y se anunciariz en el púlpito que la imagen de Candelaria es de palo? iCuáncio otros mil cuándos? Pero todo lo ve sin E m asombro en los ojos, ni susto del coraz6n el que ha visto O reflexionando un UrSina, un Morán, un Roisi, un rirnbom- a bo y un Diego Pun.» n -E r l Los deseos de que su amigo obtenga los mejores puestos y éxitos literarios aparecerán con frecuencia en las cartas. Me sorprende la mención de Alí Bey, que no puede ser otro que el catalán Antonio Badía Neblich, que ((carnbi5 los manteosn y se convirtió en árabe, visitando Marruecos y el norte de África y fue favorecido por Godoy. Sin embargo, Alí Bey era aún joven en 1771. El que Fernand.0 de la Guerra viera ref1exionand.o al comandante general Juan de UrbZna no extraña, pues Viera 6ice ellF a Esieilaqu e fue dado a preoc-upacionesl). Va-lentín de Morán era el obispo, (muy amante de la paz». No sé quién sería Roysi, aunque de sobra conocemos a Diego Hun. El rimbombo es mote que en su enigmática @o-iunicación co-rrespondería a algún personaje de quien se burlaban. En cuan- 512 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 13 to a los comentarios materialistas soSre que la imagen de Can-delaria es d.e palo, nos dan la medida dv la «ilustración» de ambos y nos retrae a las discusiones que sobre el tema se pro-dujeron en «!a tertulia}). La carta acabó con un retrato estu-pendo: ((Por aquí se ha aparecido el Beneficiado Morales, con arrugad.a vejez, manteo nuevo estirado, y gran cíngdo, gorra reverenda, cubrid.ora de calva, amagos de corcova, zapato ramplón de botoncitos, ceremoniades, rnimovene-rabies, rosario gordo envuelto en la mñeca, etc... Se ha producido visitante de toda persona de nombre. Tuvimos una converscrción en que me zseguró que Ovidio y Virgi-lio fueron grandes hechiceros, y en prueba de ello me citó unos versos d.e Virgilio en que dice que hará oscu-recer la luna y otros ensantos. Contóme muchas historias fidedignas de brujas, de pastos y de niaieficios.. .N Carta de 29 de junio de 1772. Un año después, en junio de 1772, escribió Fernando de la Guerra otra carta. Habían ocurrido muchas cosas: ((Querido amigo mío: Para escribir con gusto quiero so-siego. Me dicen que sale luego la embarcación, y yo estoy con quinientos ratones. Mil cosas me llaman la atención, y me trabucan cuaiido quiero per?sar. El espíritu ha dado en estar triste y podrido.. . Don Francisco Garcla hizo la última pantomimadura en Teaeste, y aqui le cantaron, le aspergearon y sepelisron, el martes 23. Todo lo que se oye es enfermedad, muerte, lástimas e injusticias. Así mdan los Campos Elíseos y !os asientos de los Bienaven-turados.. . » La carta rezuma decaimiento. Los Campos Elíseos por lcs q,..,u e L,-U,,L;L?L.G,-L-U L ~ PCrGrTU:~nrGi rD ILrU\-D ~r i .S. . .n~r \ÚCrGinr~i - ~ G LAu,U.c DUn a-u..L+iG,. 3m?u.,. u .a.LuA,^u la «..I^;^u~^I U-pos de soledad, mustio colladon. El año 1771 fue malo para Tenerife: epidemias, poca lluvia y malas cosechas, y el 1772 no se presentaba mejor. El comandante general Miguel López y 14 ESRIQUE ROXE'C PALAZWLOS Fernández de Heredia desterró en Icod a Fernando de la Gue-rra por colaborar con Tomás de Nava en un escrito de pro-testa contra él. San Andrés escribió un memorial al rey ale-gando en justicia y Viera ayudó a sus amigos cerca del ministro de la Guerra, Fermín de Muniaín; lo hizo por medio del marqués de Santa Cruz y los dos fueron liberados. Fernando de la Gue-rra estuvo en Icod desde noviembre de 1771 a abril de 1772; estuvo enfermo, disgustado, con fríos ... No le perdon5 al co-mandante su atropello y lo puso en la picota en las Noticias de dos comandantes generales. El muerto que cita fue Fran-cisco García de la Guerra, regidor, y en 1748 castellano de San Juan. La carta acaba con ((Listé V.M. en que yo aprecio mucho sus cartas, que me las iioticias de er-a~ici(jici omo mi rnüjer las ds moditas, usos y costumbres.. . » Guerra copió a continuación varias noticias de papeles que enviaba a Viera. Una de dichas notas es la siguiente: «En 21 de julio de 75 escribí a Viera; le envié una noticia de Plantas raras la mayor parte copia de un papel de Madan. Unos apuntes sobre Milicias y Comandantes Genera-les, escritos a la ligera. Iba inserto el título de Capitán General de Dn. Francisco Fernández de Toledo, y las cé-dulas conducentes a los Pereyras. La capitulación hecha al Conde del Palmar. Un pasaje de Cerdá De Insuíae For-tunatum. Los escudos de armas de Dn. Alonso Dávila, de Dn. Félix Nieto de Silva, de Dn. Juan de Balboa y de Robles que fue el primero con Excelencia. Extracto del viaje g vista de armas de Dn. Gabriel Lasso de la Vega, Conde de Puertollano. Varias cosas sueltas acerca de Mi-licias. Viera avisa el recibo de esta carta en la antecedente de 5 de Sept. 73.)) El total de las anotaciones abarca más de treinta documen-tos, con apuntes tocantes a obispos, iglesias e imágenes, pro-visiones reales, escudos, etc. Interesa la correspondiente a 27 de octubre de 1775, en la qtie dice: 514 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 15 K.. . escribí a Viera, y le envié la Noticia de Dn. Cristóbal del Hoyo Marqués de la Villa de San Andrés, Vizconde de Buen Paso, etc., de que queda copia.. . » Esta nota indica que la biografía que Fernando de la Guerra escribió sobre su suegro estaba destinada al amigo historiador. La copia ha de ser la que se guarda en la Casa de Ossuna y se publicó en la Revista de Historia el año 1959. Carta del 10 de septiembre de 1779. Hay un salto de siete años. Sabemos que durante ellos no se había interrumpido la correspondencia entre los dos amigos. Sabemos también que hay más de diez cartas de Viera al mar-qués, escritas en esta etapa. También que a Viera le habían ocu-rrido muchas cosas. Mientras Fernando de la Guerra permane-cía en La Laguna, el escritor y ayo del marqués del Viso había viajado por la Mancha, asistió a la boda de su pupilo con María Cristina Leopoldina de Toledo Salm-Salm y viajado con el jo-ven matrimonio, sus padres y lucida escolta por Francia y Flandes. Asimismo conocemos que de vuelta del viaje europeo había permanecido unos meses en Valencia, donde en enero de 1779 murió, probablemente tísico, Francisco de Silva. Que vuelto a Madrid donde se aseguró la estancia en casa del mar-qués de Santa Cruz, continuó no sólo con la redacción de la Historia, sino con otros trabajos literarios. Fernando de la Guerra le escribe: ((Escribí a V.M. en julio: Por agosto no hubo en qué es-cribir y por septiembre me dicen que sale el correo, y en esta sazón, por estar yo medio malo, por haberlo estado L--?-- ..-2- A---- L A - Luuas mis geriws y tener mucho que hacer, todas cosas que no me gustan. Estos dlas hemos estado recibiendo enhorabuenas por el elogio de Felipe V. Lo que falta es que V. M. se lleve el primer premio de Poesía que lo con-sidero fácil conociendo la Musa de V. M. y viendo las com-posiciones que nos vienen de letra de molde...)) Núm. 31 (1985) 515 16 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS La identificación de San Andrés cor, Viera fue tal que los amigos daban a uno la congratulación por los éxitos del otro. Caso parecido entre Pereira y Pacheco y Álvarez Rizo. A éste le daban el pésame por la muerte de su gran amigo el pri-mero. El Elogio de Felipe V es una buena obra, en prosa de Viera en la cual lució su fácil literatura y el acendrado monarquismo borbónico en menosprecio de los reyes de la Casa de Austria, nota aduladora y peculiar de algunos <:ilustr~?dos»L.a traduc-ción del Elogio al francés por el caballero De Bongards, míIi-tar español, dio lugar a una carta entre el sabio Cavmilles y Viera. La carta de Fernando de la Guerra, sigue con noticias sobre comandantes generales, Tabalosos y su sucesor, la pér- i. dida de Ea Habana, las campañas de Portugal y Argel, etc. * Q :c Carta de 8 de octubre de 1779: «Amigo y señor: . . . la salud de mi casa no es tan mala que anuncie muerte, ni tan bzena que pasemos sin médico. 'Yo estoy el más del tiempo disgustado, desazonado y me-lancólico, pero siempre a la disposición de V. M.. . Nuevo Obispo, nuevo General viejo, Cabo subalterno, Oidores, Inquisidor, etc. iQué de cosas!. . . El pueblo, las personas inteligentes más todavia, se exalta-ban con la remoción de los cargos, mas cuando en esta ocasión eran varios al mismo tiempo. El nuevo obispo fue fray Joaquín de Herrera, de la Orden del Císter, de mas de setenta y dos años de edad, del que dicen que dijo al llegar: «Haec ese re-quies rnea». Este es mi descanso, y en efecto murió en Gran Canaria en 1783. El comandante general, también nuevo y uie-jo, según San Andrés, fue otro Joaquín: Joaquín Ibáñez, caba-llero de Carlos 111, teniente general ... «Aunque estuvo para subir el día 5, se ha diferido la ve-nida hasta despachar a Tabslosos; el abandonado y odia-do Tabalosos, el zalamero, falso y arrogante, el 2ariente, amigo y enemigo de Nava, y el que tiene miedo de Vieyru, porque lo dejó con la camisa levantada.. .» 516 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNAN~O DE LA GUERRA 17 San Andrés no perdonó a Eugenio Fernández de Alvarado, marqués de Tabalosos. El aristocraticisrno de casi todos los nobles insulares estuvo en contra de la actuación de los jefes que venían de la Península, y que trafan el propósito más o menos velado de sacar provecho del cargo. Los comandantes generales no hicieron mucho para ganarse la amistad de la no-bleza y la consideraron enemiga. De aquí los comentarios de Fernando de la Guerra, que redactó, adem&s, una Noticia so-bre éste y Eópez de Heredia llenas de acritud y sarcasmo. ((Los sueldos que se han inventado, las partidas y los des-tacamefitos componen más de tres mil reales diarios, y el in.greso en la Tesoresia es menos. Los destacamentos de R A < i l i n i ~ sx r9v-t 8 r n n ~ ; r c od e h a~~b yye ,h acer 1% giderra s! IVAALJi"LC4iU V W I l L I I V I &A 0" Real Erario.. . Don Bartolomé Bení'cez, pmta, dibujante, thctico y míl-fido, dio psincijpio a sus funcimea de Ayudante el día de la Naval, que él cree aciago. Tuvo la desgracia de que Ilo-viera.. . » La situación económica que había dejado Tabalosos no era buena y Fernando de la Guerra la hace notar. Sobre BartoIomé Benítez de las Cuevas de Ponte kugo y Casabuena, que fue so-cio de la Sociedad Econóimica, en la que intervino en la Acade-mia de Música, por lo que sus paisanos le llamaban (te1 músi-co », habrá más noticias en las cartas. «Hurtus volverá de su Herrería. Se empezará a tratar de Ordemnzas, reforma militar, nuevo pie, nuevas órde-nes, etc ... como si no hubiera habido Dávalos, Reredia, Tabalosos, Oficios, Memoriales y reborujinas.. . Hay algu-nos navíos franceses en Santa Cruz y se dice que van a tomar el Cenagal (Senegal). . . Atin quedaba hablar de los ejercicios matem8ticos de Castrito, de Molina guardamon-tes y archiveros, de cosechas, de Comercio, de predicar, de víveres, de muchos particulares. De las muchas cosas que dicen de V. M. toda mi gente ... etc ... » Las noticias se agolpan y las va esquematizando. Hurtus es Juan Antonio de Urtusaústegui, teniente coronel del regi-miento de La Orotava, que había sido confinado en El Hierro Núm. 31 (1985) 517 18 ENRIQUE RORiIEU PALAZUELOS (La Herrería) por Tabalosos. Cañada lo hizo volver en seguida. Nicolás de Mazía Dávalos fue inspector que vino a arreglar las Milicias. Los franceses intentaban disputar el Senegal a Ingla-terra. El año no había sido bueno en cuanto a cosechas. Castrito ha de ser el más tarde famoso ingeniero Agustín de Bethen-court, que destacaba en los números. Molina, Fernando de Molina y Quesada, también colaborador de Viera y amigo del marqués. Carta del 28 de octubre de 1779: ((Querido amigo: . . . El sábado subió el comandante a su cimplimiento particular. Fue hospedado magníficamente en la casa de Dn. Cesáreo. Convites opíparos, concursos floridos y numerosos, y el agua que ha contentado a to-dos los que tienen papas sembradas y trigo por sembrar. Miércoles le dio un baile y refrescación el Juez Oidor de Lima; jueves lo refrescó nuestro Nava. El juez tuvo damas Y concurso que le faltó casa. Nava tiene salón regio y le faltaron damas. El viernes hubo en la casa del comandan-te un gran concierto de música, y las tapadas que concu-rrieron y se destaparon varias. Ya V.M. sabe que estos días todo es bueno; se come bien y no se oye sino mucho cumplimiento.. . Tabalosos, odiado, abandonado de sus aduladores y oprimido por algunos para que se les restituya garrebun-cias por gracias prometidas y no verificadas, se embarcó el 13; arribó. No vino a tierra, ni a misa. No fue visitado sino de su escribano, a quien él hizo cargo. ¿Que cómo lo iba a visitar sin llevarle pan fresco y frutas?)) Fernando de la Guerra se dedicó en esta carta a hacer una cr~nicad e hechos de sociedad. Todos están contentos porque hay banquetes ... pero no se olvidaba d.e Tabalosos. El coman-dante general cesado estaba aquejado de un ataque de perlesía e parálisis, nanbhrlnaryiruren envnr rl rsiuornAlv-nv vornrvfvnrnrv~uou.c Lepe de !$ GIP-PE ~ i - tará en las Memorias los baúles cargados de plata que la gente veía cómo embarcaban en e1 navío francés en que se iba Taba-losos. Su hermano llega a anotar en la carta que 518 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 19 N. .. abandonado de su ayuda de cámara, volvió a salir el martes 19, se espera que cinco embarcaciones que están por fuera y se creen inglesas, lo apresarán.. .» A tanto llegaba su malquerencia a Tabalosos. ((Franco, favorecido de traidor, de resolver de su mando de armas, y de haber gastado su dinero, su paciencia, su quietud y sus amigos, está medio perlático y enteramente flatulento, arrimado y trémulo. Vizcaíno se prepara a ma-niobrar con toda su hipocresía y sorprender la religión del Buen Cañada que se creerá que lo ha convertido.)) Franco y Vizcaíno fueron dos seguidores de Tabalosos; el primero, castellano de San Cristóbal, ordenó y mandó cuando le dio la perlesía al comandante. Vizcaíno fue el auditor de Gue-rra. Al parecer hipócrita e intrigante. La carta acaba con un párrafo concerniente a las nuevas aficiones de Viera: ((Deme V. M. más idea de los aires fijos cuyos fenómenos m rueden ocupar mi atenciSn gurqze aúii m comprendo lo que llaman fijación del aire, que parece es más fácil que la fijación del mercurio.. .» Alude el marqués a un párrafo de carta anterior de Viera quien de vuelta de París, donde había estudiado Física y Quí-mica, le decía que estaba dando cursos de ellas en el labora-torio, que el marqués de Santa Cruz había dispuesto en su casa, y lo hacía ante un conjunto florido de damas encopetadas, pues la moda era que se hicieran estas divulgaciones en forma .de .s,a r ao o tertulia. Por entonces también Viera acababa de ---- 7 -..- - -'- p ~ u ~ i ~WdII li 1umm.t: supuesl;~e l pretendido poema sobre Los aires fixos, que es la negación total de la poesía aplicada a una divulgación científica. * * * Esta carta es quizá la más sentida de las que escribió Fer-nando de la Guerra. La noticia principal es la muerte del amigo de ambos, Tomás Lino de Nava, el benemérito V Marqués de Núm. 31 (1985) 519 20 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS Villanueva del Prado, motor secreto del movimiento ((ilustra-do » en La Laguna. Las frases de Fernand-o de la Guerra son una elegía, un canto fúnebre: «Querido amigo: En octubre escribí a V. M. pero ha mu-cho tiempo que no recibo sus cartas y las necesito. Melan-cólico, medio malo, e incomodado de fiatos, arenas, cóli-cos y fluxiones, oprimido de hipocondría, rodeado de pleitos y otras ocupaciones disgustantes, y sin vender el vino, sólo me podría ñparecer golpe mayor el que acabo de recibir en que no ie toca a V.M. poca parte. Nava se fue enflaqueciendio y disgustando. Cuando Cañada estuvo en esta ciudad hacía sus esfuerzos y asistió Nava a la ú1- tima comida, el sábado 23 de octubre, a que yo también concurrí. A1 día siguiente se empezó a quejar de resfrío, o indigestión. Desde luego se hall6 muy qdebrantado y oprimido el pecho. El médico don Carlos, creyó que era calentura maligna y el enfermo que ventosedad. Descu-brióse una violenta palpitación de corazón. El 2 d-e no-viembre se halló más oprimido y determinó, por sí, dis-ponerse, esto es, recibir devotamente los sacramentos y hacer ksta-ento, que hizo unv y ety3 ayl&ella. r,oche. Y! día 3 se halló con notable alivio, buen pulso, y respira-ción libre. Contimó así el. día 4, pero a las siete de la noche, despertand.o dijo: Siento no se qué, e inmediata-mente quedó con todas ias señales de sofocado. Ni el al-calí volátil ni la sangría pronta pudieron revocarlo. Se enterró en el hábics agustino. Fue su auxiliador y confe-sor don Ignacio de Llarena y le servía de mucho alivio y consuelo que éste y yo fuéramos sus asistentes. Yo tuve que sufrir tan grave pesadumbre; que consolar a los qv.2 me acornpafiaban en sentir y en disponer el imprevisto funeral en calidad dz amigo y de albacea.. . He visto morir a rr,i amigc! :=&S rnntigiio, que solo de56 de pensar como yo en una ocasión, qde fue en orden a los jesuitas.. . Quedó solo, en medio de mil cabezas montadas de otra forma. Sufríamos de medias !as persecuciones, las murmuracio-nes y los ataques, servíames a la República, yo con mi trabajo, él con su nombre ... Amigo, yo sería interminable en este asiintoj COY;^^) soy inconsolable por unas razones que sólo V. M. puede comprenderlas.. . » Esta carta ejemplar le llegó a Viera cuando viajaba por Italia, cuando iba metido en la vorágine de las carreteras del 520 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 21 Milanesado, conociendo a unos y otros, cenando con príncipes y cardenales. La contestación es muy posterior. Carta de 25 de febrero de 1780: (Querido amigo: Los correos entran y salen muy retra-sados; llegan las cartas que venían en los que se echan 61 pique y yo no recibo carta de V. M.. . en diciembre habla. ría de la muerte de Nava, cuyo sentimiento aún me dura y cuyos efectos voy viendo cada día.. . Yo estoy cada día más podrido. Apenas conocería V.M. este pueblo variado, en los años que V.M. está au-sente de aquí. El faltarme los amigos de aquel tiempo me acrecienta el disgusto y me persigue colatra todo derecho natural y de gentes. ..N Después de su desahogo sentimental, Fernando de la Gue-rra se lanza -como si quisiera olvidar su melancolia- a dar ons serie de noticias locales de tuna trascendencia inconsistente. ccGallegos estuvo aquí.. . Los hijos lo delataron al Alcalde Mendoza porque se divertia con una muchacha. Vizcayno fue amoqueteado por m marinero que lo ha-lló con su mujer y fue a dar cuenta al General para que 10 desterrara; este es lance muy largo de contar. El mari-nero fue desterrado y malhumorado.. . El Ingeniero Tsrtosa estuvo para morirse por una co-mida de hongos el 13 de enero. El sábado 48 del corriente amaneció quemada la casa del conde del Palmar junto a San Sebastián. Este 2 5 ~~a lgn1 8s BGas viejas, pero e! ~j i - ,~. parado todo comercio y salida de frutos.)) Son personas conocidas de 10s dos. Viera las habría medio olvidado, aunque para su amigo eran seres cercanos. Andrés Alfonso Gallegos perteneció inicialmente a la tertulia, pero fue hombre de mal genio y modos. Apaleó a un clérigo porque creía que no enseñaba bien a su hijo y estuvo preso. La tertulia le comunico que «no gustaban de su presencia)). Antonio Vizcay-no, el auditor de Guerra, «cuyos desaciertos fueron mayores Núm. 31 (1985) 521 22 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS que los éxitos)). Tortosa fue ingeniero y arquitecto y también autor del primer periódico impreso de Tenerife. San Andrés acabó su carta diciendo a Viera que «sus cartas me servirán de consuelo y medicina)). Carta del 1 de octubre de 1781: «Querido amigo: Después de estar preguntando mucho si hay noticias de Viera, me dice Don Agustín de Castro que ya llegó con una novia alemana. París. Alemania. Bodas y Muertes. Roma, Madrid. Monsieures. Monsignores. Ser-mones y Ayres fijos y Física y Versos, Bucles y Canas, Clérigo y viajero. iCuánta cosa para ratos buenos y ratos rnaios! . . . San Andrés resume en pocos conceptos las detalladas no-ticias que llegaban sobre las andanzas del amigo historiador. Viera por su parte exulta en satisfacciones. De la abundancia de! cvrauóri hzbletn les labies. La nevia alemana, "aria Ana de Waldstein, se había casado en Viena con José de Silva y Sar-miento, marqués de Santa Cruz, al que servía Viera. Éste se explaya en largas cartas donde relaciona, con evidente vani-dad, tantas ciudades conocidas, tantos monumentos, tantos no-bles.. . el papa.. . Un gras, contraste con la calmosa vida de La Laguna. Sin embargo, Fernando de la Guerra no da señal de envidia. Solamente se alegra de los éxitos de su amigo, aunque teme.. . R.. . me temo que ahora que viene el gusto a la italiana, pa-rezcan insípidas las ensaladas de esta Babilonia donde no estuvo San Pedro. . . » Inmediatamente el cambio, el viraje.. . San Andrés acumula noticias entre chismes de tocador y temas políticos. Como la qpispa.. . E: c9i?is17dante gelleral que Se somete a coiise-jeros inútiles.. . Lope que redacta ((mamotretos de apuntes eclesiásticos algo crudos y desatados que enviar a V. M.)). El obispo que «habla muy mal de La Laguna)); en efecto, vino de 522 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 23 visita a la ciudad, se alojó cerca de La Concepcióin y dijo que las ranas no le dejaban dormir ... El corregidor, para aumentar el censo de la población, «ha hecho dar fruto a dos herma-nas)).. . , pero dice Fernando «que resulta que el Vicario también es Padre conscripto y se atrapó una buena muchacha entre ho-landasn. Una crónica social bastante escandalosa, que removía con sus comentarios tertuliescos las indignaciones de las bue-nas señoras de La Laguna. Entre estos comentarios de menor importancia, Fernando de la Guerra insertó una noticia de cierto interés, por lo que tiene de actualidad: «El Comercio de géneros extranjeros hace energúmenos. Los comerciantes adinerados y los dueños de Navíos no quieren vino, sedas ni manufacturas de Islas, sino cosas de Londres y Holanda. Persuaden que esto es lo útil y que será felicidad de la tierra que haya crecidos caudales en los extranjeros, crecida miseria en los naturales, y abso-luta imposibilidad de que haya fábricas que no podrán sostenerse ni plantificarse con la concurrencia de otros efectos.. . 1) El marqués de San Andrés acabó esta carta con frases en italiano, influencia humorística de los viajes de José de Viera: ((Finalmente suplico a V. 1. de honórarmi de sui comandi, a quali mi movera sempre, Fedele e devotissimo servi-tore.)) Carta aei 24 de noviembre de 1781: «Querido amigo; yo no sé cuántas embarcaciones han lle-gado las que me han dado el cuidado de mandar al mozo vaya a traer cartas; pero ha sido para mi mayor con-suelo.. . n--L.--- ,.---L.- 5 1 l L K m s l w que V. M. se determina a cortar los gaviia-nes de su pluma abandonada, yo daré muestras de que siempre tenemos a V. M. presente, escribiendo lo que ofrece el tiempo, y aunque cuando tomo la pluma no me salen de mi tintero las imágenes festivas que solían, no Núm. 31 (1985) 523 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS puede borrarse de mi xernoria la amistad ni los buenos ratos. De cuestra antigua tertulia veligo a ser un monoter-tulio soiitario por todas partes sin hallar un Viera, un Nava, un Viejo, un Solís, un Ga-icia ni un Róo con una cabeza de San Pedro. La casa de Nava es un desierto don-de sólo han quedado de visitadores Lcpe y yo.. . » lero ¿es que V.M. marqués Guerra cree que el tiempo no pasa? V. M. que sabe tanto de poetas no recuerda los verses que dicen: ({La mayor cuita que haber / puede ningun ama-dor / es recordar el placer, / en el tiempo del. dolor>).D el tin-tero de Fernando de la Guerra han salido las evocadoras noti-cias de unos años -menos de veinte- en los cuales la vida fue fácil y alegre. Pero a continuación se escapan del tintero las usuales noticias de cada día; que !as brujas -!os comisarlos de lz. Inquisición- le habían recogido a Nava ((una porción de libros, sin haber salvado los aforros)), que en medio de ((grandes reborujos ... se ha puesto en práctica Ia leva de va-gos...)). Se ordenó en 1775 y se ejecutó en 1781. Guerra anotó que las señoras fueron a ver al corregidor para interceder pos a,lgunos levados ... Que había llegado la esposa del viejo Cana-da, de la cual hace un retrato definitivo ... «es una amazona con bigotes». Que no hay noticias sobre los sitios de Gi5raltar y de Mahón, y que sólo oye ha31ar de !a ueomandanta, novias y corsario americano)). «Este corsario ha echada en tierra r ~ á s de cien enfermos y al mar más de cien muertos. No ha habido precaución y S. E. dice que todo es salud)). Desgraciadamente luego ocurrió 32 epidemia: ((Ya se ha sabido -sigui6 el marqués- de Eduar5o y el navío S m Diego qm fcerm a Bnfiebm en 177'9. Han mi-~er-to más de 40 hombres de la tripulación, y entre ellos, Eduardo. E1 navío está incapaz de retornar. El rey gastól mucho en esta ruina.. . » El jefe de la desgraciada expedición fue Antonio Eduardo. de !a fa;i-,ilia de 1-c T ~ A T T T ~ V ANCI - n n n o t n l l a m i n m r n n A U ~ J uu vv c+r UD, yub b u o u L l r c u u a u s vIr SU a~e!!id~. Fue secretario de la Sociedad Eco~ómicay su elogio fúnebre se encargó a Anto~io Leniard. Esta carta de Fernando de la Gue-rra es la más larga d.e la serie y la terminó con estas frases: 524 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 25 ((Me han dicho que V.M. es pretendiente de prebenda. Buen provecho. Puede ser que yo pretendiera lo mismo si estuviera en su pellejo, pero si V.M. pensara con mi cabeza, pensaría en pensión a título de Historiador, y en salabaja independiente que tiene más autoridad y como-didad que un Cardenal, y aun que un provincial de San Francisco .» Níatese que el marqués que le dijo antes a su amigo que es-taba «parado y algo hipocondríaco» (y no tenia más que cua-renta y cinco anos) prefería a un beneficio eclesiástico (que si que lo estaba solicñ'cando Viera) la independencia de una sala sin escalones, lo que vale nzás que ser cardenal, pero ser car-denal vale menos que una provincialía franciscana. Las cons-tantes reservas mentales contra los frailes aparecen una vea más ... Fernando de la Guerra acabó la carta así: «Amigo, esto va rnríls largo de lo que yo había pen-sado.. .» * :g * Carta del 28 de junio de 1782. De nuevo en esta carta las quejas por la falta de cornunica-ción con Viera: «Mi dueño y estimado amigo; después de la de 12 de oc-tubre del $1 no ha querido V. M. que yo tenga el gusto de ver carta suya. Yo contesté en 22 de febrero y en 30 de abril dije del arcedianaato. Han entrado muchas embar-caciones; emio con mucho cuidado un mozo que vaya a traer carta del coaieo y vuelve el tal mozo diciendo: no hay cartas. ¿Le parece a V. M. que estas son cosas de mucho guste? &Puede ser que después de tantos sobera-nos, patriarcas y bendiciones porztificias haya perdido el gusto por los gofioc? V.M. tenga presente que si Roma puede ser Babilonia,, esta Babilonia puede ser Roma. Es-criba V. M. cuando no por gusto por conmiseración. V. NI. se ha perdido de estar en Viena, ahora que eso ser6 la India.)) «En esta ocasión va don Martin de Salazar a litigar en Sevilla y de allí a visitar a korlier. La embarcación va car-gada de un oidor, oidora, i~qsnisidoro, ficial francés y otros Núm. 31 (1985) 525 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS eclesiásticos y otros bichos. Imagíname que cuando el eclesiástico trate de coro, el oficial de guerra, el oidor de provisiones, la dama de cortejos, el comerciante de nego-cio, el inquisidor de brujas y don Martín de todo.)) Vienen a continuación las a,pretadas noticias en las que Fernando de la Guerra cuenta pequeños sucesos de gran im-portancia: «pasa un numeroso convoy para América)), la fies-ta de Corpus se ha celebrado sin gigantes y bicha, lo cual es una gran novedad. N,.. el señor obispo anda de visitas por esas islas -ino-cencia- y su secretario -versos y disparates-. El P. Vi-llavicencio (nos acordamos de aquello de la lapa vieja) provincial de los dominicos con el voto de todos y sin ganas de ni~gune..:. : «El médico Santos g el médico Yanes haciendo versos en pro y en contra sobre unos timbales que se tocaron en la octava del Corpus. ..» En este punto debo de hacer un acto reparatorio. En enero de 1965 apareció en La Tarde una nota mía que titulé «Villancico son timbales)), en la que me refería a un pa-pel que en mis rebuscas de documentos viejos había encon-trado. El papel contiene unas décimas bastante graciosas, en pro y en contra del uso de timbales, atabales y tambores para acompañar un villancico. Dejé allí la opinión de que pudieran ser de Viera, puesto que la construcción y el no tener fecha me inclinaron a tal opinión. Estaba equivocado. La carta del mar-qu6s está clara. Tenemos ahora la seguridad de que dos mé-dicos de La Laguna fueron los autores de aquellos versos, sin duda de bastante trascendencia, jmenuda trascendencia!, en ia monótona vida de la ciudad. «Amigo querido: ¡Gracias a Dios se apareció carta de V. M. que recibí dos días ha!; pero de 5 de marzo, que es lo mismo que contar más de 4 meses de fecha...)) 526 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 27 Hemos de observar lo que supondría el retraso en los co-rreos que comunicaban Tenerife con el resta del mundo. El correo desde la Península con la isla se había establecido en 1776, pero hasta 1778 no comenzó a funcionar. En marzo de este año llegó el primer paquebote que tuvo fijada la sali-da a principios de cada mes, pero las cartas se retrasaban bien por los temporales o por las guerras con los ingleses. Sin em-bargo, los portes subían y el marqués se quejo varias veces de esta situación. Él sabe, además, que Viera tiene en el bolsillo el nombramiento de arcediano de Fuerteventura en la catedral de Las Palmas y aprovechando la ocasión escribe una carta muy seria con planteamientos realistas. En ella abre -creo que por primera vez en la historia de La Laguna- el tema de la crea-ción de un obispado independiente del de Gran Canaria. Y lo hace con mucho sentido común, entusiasmo y datos concretos. ({Después que lo considero a V. M. arcediano, he pensado más que nunca en cosas eclesiisticas, y he dado en un ca-pricho que a ratos me parece disparatado y a ratos muy conforme y factible: Que viniera V.M. de Obispo. Aquí piensa V.M. que yo estoy tan viejo que chocheo o que es una visión de la amistad, u otra cosa semejante. No señor, no estoy solo. n Seguidamente enumera Fernando de la Guerra las razones decisivas para su plan; la renta del existente ha crecido de 2.000 a más de 50.000 pesos. Se están dividiendo los obispados; tanto en América como en Espaih,.. el hacer siete travesías para visitar la diócesis es mucho y más si los obispos son vie-jos; las limosnas no se reparten bien, no se confirma ni se visita, ((ni esto anda bueno)). «Por precisión se debe pensar en un obispo en Tenerife, La Palma, Hierro y Gomera, que son las islas occidentales; y dejar otro en Canaria, Lamarote y Fuer-teventura.)) «Una catedral en La Laguna no sólo es fácil, sino muy con-veniente para acabar el arriba y abajo y unir las dos pa-rroquias. Ve aquí V. M. un sistema magno de un Físico patriótico. Aunque la,s opiniones de los Filósofos suelen parecer locuras, no suelen parecer10 a otros Filósofos. 28 ENRIQUE ROMEU P~LAZUELOS El turbi1ió.i de Tenerife necesita un sol: Vos estis soi. Conque seiíor, si esto pega comc yo quiero, viene V.M. de Obispo; Cocho y lz silla eano~ical van con el Lutrin. Te~ernos luego un Sinodo y Asamb!ecr. del Clero, que ni el Galicano; y cuando V. ,V. piense i70lver a ser Guarache (y ni aún eso, pues no eran Guanches los canarios), ha-llará todo lo preciso para no echar de me n ~ sa Viena, a Ronr.a, ni a Paiís.. . » El marqués argumentó con cariEo g con datos de valor. Por su parte, Viera habia dadc a conocer 12 noticia de su arce-dianato con detalles humorísticos en los que latía el temblor del fracaso: N,.. asegurar el pan del dolor de I s vejez)); ((resti-tuirme con honor a esas tristes peñas. ..»; «me propongo una a vejez tranquila y oscura»; ((hay muy buena malvasía, buenos :. carneros y menas plsitarios, se pcede comer müchu dr*!ce.. .;;. E O Y esto lo escribe un hombre qJe tiempos más tarde recordará -: en Las Palmas sus c~mid-as y cenas «con varios sefiores em-bajadores, el caraenal arzobispo, el nuncio...)) y que en la oca-sión de estar en una de ellas y recibir una carta de La Laguna 1 pareeferzn 12s Cmarias tan cficac,, 6 ~ x 1L c-pr tu*, pecc,u&~, 3 sus reparos tan despreciables, y mis libros tan ridículos...». B - 0 m Carta del 27 de agosto d.e 1782: a ((Amigo y señx; kmque mcy deprisa porque me dicen sale hoy la embarcacijn (ya no hay correo aunque subie- ; ron los portes) voy a decir a V.M. que recibí la muy ra-zonada y gustosa pela mrry retardada de 5 d.e marzo del O amo corriente.. . » jCinco meses! Y ~ ú fnlre poco el retraso. Las quejas por el mal servicio de los barcos-correos eran justificadas. Se cred en 1776, no comenzc a funcimar hasta 1778, pero las guerras y los temporales dilataban la llegada de los paquebotes. El año i78i no zcciv eri Tenerife nias qüe ünu. Arribó e: 20 Ce julio y traía cinco ccijones de cartas, algunas coz fechas de septiembre de 1780. Resulta clan el concepto de aislamiento que debió de ser generzlme.ite insoportable. 528 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNAKDO DE LA GUERRA 29 u.. . hoy marchará para Canaria.. . Frasquito Nava, que va a continuar sus estudios. Tal está esto que no hay uno que sepa enseñar gramática ni a escribir.. . N Tras la desaparición de la universidad agustiniana, cerrada en 1747 por orden de Felipe V, los estudios medios habían lle-gado a niveles muy bajos. Viera había escrito en La Laguna los Memoriales del sindico personero, en los que insistía en temas de enseñanza. La Real Sociedad estaba manteniendo a costa de sus socios unas escuelas elementales, de ((amiga)) o maes-tra, válidas tan sólo para enseñar a leer y escribir. Frasquito Nava era hijo del V marqués, Tomás Lino; tenía entonces unos doce afios. ((Mahón Gibraltar, bombas y otros aparatos no es lance tamaño como el de haber sacado por el Vicario el ayu-dante Benítez a doña Antonia María nuestra Antoñica. Su madre y su hermano no quieren tal boda. La dama fue depositada en casa de don Juan de Castro ... Ha habido muchos lances cómicos y queda que haber, porque se necesita licencia de padre, licencia de Rey y dispensa de obispo. Entre tanto Castro tiene el gusto de tener buena compañía. » En una carta anterior Fernando de la Guerra había men-cionado a Bartolomé Benítez, que en 1783 sería nombrado regidor del cabildo de Tenerife; lo calificó de «mílfido» (pala-bra sibilítica que no he encontrado en el diccionario) y al cual llamaban también (te1 músico)). Debió serlo y en las actas de la Económica aparece dirigiendo durante unos años la academia de música. Antofíica fue Antonia María Eusebia de Nava y Be nítez de Lugo, hija del marqués Tomás. Ella tenía quince años y fue uno de los tres hijos del V marqués a los cuales Viera dedicó la Loa de los Reyes Magos. que les escribió en 1765. No sé cuáles eran los proyectos de la madre y del he, rmano para que la boda no fuera de su gusto. Bartolomé Benítez era señor de ia isia de ia Aiegranza y tataranieto del conquistador Juan Benítez. La boda tardaría aún un año en celebrarse. «Por aquí hay enfermedad de que han caído muchos po-bres y todos los sangraciores, y creen algunos que resulta Núm. 31 (1985) 529 ENR-.~CE ROMEU PALAZCELOS de un corsario americano infestado, que estuvo en Santa Cruz, y por bando se ha mandado quemar hierba de lau-rel en las calles, y se ejecuta.)) También se había referido Fernando de la Guerra al corsa-rio que tiro muchos muertos al mar. Con el barco vino la epi-demia que causó muchas víctimas. A continuación la andanada de noticias: ((se desea saber mucho de Gibraltar, . .. el P. Ma-tos ha salido de las cárceles de la Inquisición a una celda de un convento de Canaria...)). Juana del Hoyo, esposa del mar-qués, ha estado mala y no se encuentra maestro para Juan Primo «que le enseñe lo que debía saber un agreste...)). «El Ayuntamiento se está juntando hasta las dos de la tarde en estos días calurosos. Los asuntos son seis puntos que ha propuesto el diputado Don Cesáreo sobre que han traído provisiones de la Audiencia. Un punto es sobre que se barran las plazas, y ¿quien ha de pagar? Otro so-bre esquilones de buey, y, otros sobre una vendedora.. .» Grandes temas para el desarrollo de la vida política de la ciudad. Con ellos, a través de eiios y de muchos semejantes se va consumando su decadencia. La carta acaba con: «Yo estoy muy chacueco, y así, y con todas mis pertenen-cias, muy a la disposición de V. M. y siempre su seguro servidor. . . * * * Carta del 20 de mayo de 1783: «Muy querido y estimado amigo; . . . en todo este año no !e he hechn.. . !escribir!. . . porq1-1e casi no ha habido em-barcaciones ... Mucho tiempo se tardó en saber de la paz por España, sin embargo de que los portes han subido y resubido para que haya correos.. .» Fernando de la Guerra repetía la queja de la mala situación de 12s comcniczcinn~sT. .2 paz n,le a!i_i& es la qijp se h i n en-tre Inglaterra y España y se trató en Versalles. Por ella se devolvían Menorca y Florida a España a cambio de las islas Providence y las Bahamas. La guerra duró desde 1779 a 1783. 530 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE w GUERRA 31 Esta paz pudo haber sido buena ocasión para recobrar Gibral-tar; los ingleses estuvieron en las mejores disposiciones pero Francia malogró el plan español. ((Aporrearon las vidrieras del Alcalde mayor Pimienta y le echaron algunos papelorios, que lo asustaron ... No se han sabido los autores. Esta arrestado en el Principal Dn. José Falcón, natural de Csanaria y detenido aquí por indicios de ser el apedreador.. . Grande asunto.. . )) Y ¿por qué rompieron los cristales de la casa de Manuel Díaz Pimienta y Oropesa, alcalde mayor de La Laguna, que vivía en la calle Real o de San Agustín? Pues porque en el mes de marzo el corregidor duque de Estrada había ordenado que se cumplieran las reales órdenes que prohibían las másca-ras en los carnavales, lo cual soliviantó al pueblo, que se había gastado dinero en libreas y caretas. Carlos 111 dictó órdenes prohibitorias de usos que estaban en la entraña del pueblo: . . . las capas largas, con el motín contra Esquilache.. .; las corri-das de toros.. . ; los autos sacramentales.. .; las máscaras.. . Fruto todas ellas del ({despotismo ilustrado ». {(Se ha removido el asunto de la división del Obispado, deseos que viven desde el Adelantado al tiempo de las Da-tas ... No se me presenta sino muy fácil que venga V. M. echando bendiciones, y le repiquen más que a Guzmán cuando iba con el santo Cristo de metal y el solideo mo-rado.. .» Insiste San Andrés en el tema de un obispo para La Laguna. mra- r-l-lLu it;.lle l Cabildfi se klabia ucupaGo del caso y iiaJ-&, tomado algunas previsiones sobre ello. El padre Guzmán fue un aven-tajado rival de Viera en la predicación y blanco de las burlas de los compañeros de tertulia. Está incluido por su rival en la ((Biblioteca de escritores canarios)) de su Historia. Viera había cer?teuta& a !a carta s d x e e! e b i ~ p c e*n~ t er,= bür!Sn y c m evasivas. San Andrés continuó la carta: ((Tengo en borrón una Historia de las Feligresías que pen-sé enviar a V.M. y no he podido concluir. Son muchas las 32 ENRIQUE ROMEU PALAZCELOS cosas que cargan scbre mí. Soy para poco y estoy ... y malo lo m& del tiempo.)) Fernando de la Guerra su refiere a una historia de las calles de La Laguna que ha de ser la que esta publicada en el tomo 111 de las Memorias de si* hermano Lope. Completa hubiera resul-tado áe gran interés. Las noticias se aprietan: « .. . se nota ia langosta.. . En el Hospital se acumv.lan los enfermos.. . Se ven-de el vino.. . No salen barcos para Anérica.. . Benitez y Ants-nia están penando.. .D. Penaban porqce se retrasaban los pa-peles para poder casarse y no lo consiguieron hasta el 25 de julio de este mismo año de 1783. a «Casa d.e Nava se esperan marinos y gent,e que meta n i - do en !a casa que está müy en sikccio.. .» E O Llegaron Iss marims; eran Domingo d.e Nava, capitán 6.e nzvío, y sus sobrinos Tomás y Pedro. También ve-iia Juan Cas-trillo de Ezviza «con el destino de casar con su pariente Daña María Agustina Ge Nava.. . » (Memorias, Lope de Guerra). Fue-ron obseq~iadcs; pasarun a La Orotavz en agosto, subieron al Teide y Zzeiza se casó con su prima el 21 de agosto. Unos me-ses después, en noviembre, se embarcaron todos para Es-paña. La carta es !a última aei legajo y acaba con varias znota-ciones : «Puse zI fin una noticia de la manda para huérfanas, de Doña Francisca de Lugo, hija del Adelantado y Doña Inés de Herrera, y nieta del primer Adelantado Dn. Alonso de Lugo, mujer de Lope Eernández de la Guerra. Al margen di noticia de la prohibición de máscaras. La embarcación en quv van estas cartas dicen saldrá esta semana (el sábad.0 será 24 de mayo). Irá a Canaria a tomar algmos pasaj,: ni GS.N En el paquete número 20/9 de los libros de la Sociedad Eco-nómica no hay más bcsradores d.e cartas de Fernando de la Guerra. Las que están allí no fueron hechas en un día, ni en un 532 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 33 mes, sino con fechas espaciadas en la vida de un hombre que se sentía «chacueco», deprimido física y moralmente. Las re-cibió en Madrid un flamante arcediam, pletórico aián de fuel-zas fisieas y espirituales, que viví2 sus íiltimos días madrileiíos dentro de una actividad nerviosa con la que pretendía olvidar que iba a comenzar un tercer acto de la tragicomedia, en la que representaría el papel de arcediano de Fuerteventura, cuando podía haberlo hecho de {{archipámpano de las Indias)), y por eso mismo, preparando las valijas, co~iandola s últimas censuras para la Academia de la Historia, despidiéndose y re-galando tomos de la Historia, que no se vendía. P ¿por qué r?o se vendía si había estado trabajando en ella durante tantos años y era tan buena ... ¿Tan paco interesaban las islas Ca-narias? Tenían por delante una etapa en la que iban a estar lejos y cercanos. Se habían aflojado los lazos ...; los achaques del mar-qués le impedían tomar la pluma y Viera se estaba ocupando de otras cosas. * * :! El Diario 1800-1810 que Juan Primo de la Guerra redactó sin imaginación y con irritante prosaismo comienza con la no-ticia de la muerte del padre: «1800, 2 de enero.-Cerca de las cuatro de la madrugada del viernes 20 del mes próximo, falleció en esta casa de su habitación, en la calle del Agua, el marques de la Villa de San Andrés, don Fernando de la Guerra, mi padre ... En su enfermedad, larga y penosa, yzos dio señalados ejem-plos de conformidad y paciencia.. .N Fernando de la Guerra notó los primeros síntomas de la perlesía por 1794, cuando era prior del Real Consulado de Ca-narias; comenzó a utilizar una berlina para ir desde la caliie del Agua hasta la esquina de la hoy Bencoxxo ccn Tabares de Caja, don& estaba la sede del consui.do. 27 de dicierLi-bre de 1793 había pedido la baja en el cargo, qae no le dieron, y poco después se tuvo que quedar defigitivamen$e en casa. Como no se podía valer, hacía que sus hijos :e leyeran libros Núm. 31 (1985j 533 34 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS piadosos. Lo refiere su hermano Lope: «... y no obstante ei decaimiento en que le tenía la perlesía, notaba varios equí-vocos que padecían los que le leían y refería de memoria al-gunos pasajes)). Lo enterraron en el convento de San Francisco, en la capi-lla de los Ángeles de su santuario, y ordenó que en la losa se-pulcra1 pusieran: «GUERRA ES LA VIDA DEL HonrBRE)), que viene a ser lo mismo que «GUERRA FCE LA VIDA DE GUERRA)) ... ¿Recuerdan los versos que escribió sobre el patriarca Job? Pues la leyenda de su sepultura estuvo tomada con alguna modificación del libro bíblico. En él se dijo: «¿No es milicia la vida del hombre sobre la tierra?)). Job hacia una pregunta; el marqués respondía afirmativamente. De esta manera Fernando de la Guerra y del Hoyo justifi-caba su lucha en medio de la «guerra ilustrada)) de La Laguna contra La Laguna con vacilantes, luminosos y contradictorios des te!!^^. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
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Título y subtítulo | Noticia de las cartas de Fernando de la Guerra a José de Viera y Clavijo |
Autor principal | Romeu Palazuelos, Enrique |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 31 |
Sección | Literatura |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1985 |
Páginas | p. 501-534 |
Materias | Viera y Clavijo, José de (1731-1813) ; Guerra, Fernando de la ; Correspondencia |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 2016393 Bytes |
Texto | NOTICIA DE LAS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA A JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO Fernando de la Guerra y José de Viera fueron buenos ami-gos; casi de la misma edad. Cuando Viera llegó a La Laguna en 1757 tenía veintiséis años. Como sabemos, nació en El Rea-lejo de Arriba en diciembre de 1731. Había sido ordenado sacer-dote por el obispo Guillén. Fernando de la Guerra y del Hoyo vio las primeras luces en La Laguna en 1734. Era hijo de Do-mingo Miguel de la Guerra, descendiente del conquistador kope Hernández de la Guerra, que ayudó con su persona y bienes a Alonso Fernández de Lugo, quien le favoreció luego conce-diéndole buenas datas, especialmente en la zona, que de aquél tomó la denominación de Valle de los Guerra, Resulta válida la comparación de las trayectorias viajeras de ambos individuos, que influyeron en sus vidas. LOS caminos de Viera, muy largos, van desde Tenerife pasando por Las Pal-mas en 1770 a Madrid, a la Mancha en 1774, a Francia y Flandes en 1777 y 1778 y en 1780 y 1781 de nuevo a Europa por Fran-cia, Suiza, Italia, Austria y Alemania. Volvió a Madrid, donde permaneció hasta 1784, en que retornó a Las Palmas, donde vivió desde 1784 a 1813. Fernando de la Guerra lo más lejos que Ilegál fue hasta Icod y Daute. Nació en La Laguna y murió en la misma ciudad el 23 de diciembre de 1799. Núm. 31 (1985) 501 2 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS Entre aquel viajero y este sedentario se desarrolló una amis-tad constante, prendida en la inquietud cultural que los identi-ficó con notas afines. Habrá que valorar la indiscutible simpatía y la cordialidad de Viera cuando quería ser cordial y simpático, que debió de encandilar a Guerra, como encandiló a otros. Por su parte, el marqués de San Andrés fue hombre inquieto y temperamental y sus concomitancias los mantuvieron en intensa comunicación espiritual durante cerca de treinta años. Fernando de la Guerra se casó con Constanza María Ger-trudis Juana del Hoyo y Suárez de Deza, nacid.a en Madrid el 6 de noviembre de 1737. La boda se celebró en La Laguna el día 4 de diciembre de 1763. La hija única del conocido Cristóbal Eoye aporte 2 12 he&, unes tit~!es nehi!izri~s per !es C ~ I - les Fernando de la Guerra fue marqués consorte de San An-drés y vizconde consorte de Buen Paso. Juanita o «Juanica» del Hoyo era prima de su esposo. Es un personaje que ha quedado oscurecido por los resplandores del padre, del marido y del hijo, pero que ofrece interesante atractivo. La esposa de Fernando de la Guerra disfrutó sin duda con la amena conversación y amistad de Viera durante la estancia de éste en La Laguna, y al conocer qu.e el historiador se iba a Madrid le pidió que les escribiera dánd-oles noticias de aquella ciudad, de la que ella salió cuando tenía doce años. Conocida rápidamente la situación de nuestros principales gersenajes, !!egames U. 12 sep~ración de !es dos ~migos, cpe se realizó cuando en octubre de 1770 dejó el clérigo escritor La Laguna y embarcó en Santa Cruz de Tenerife en un navío, que tras mala travesía lo dejó en Cádiz, de donde siguió para Madrid. Ee !as uuhsigxientvs carts?s crc2;zdU.s entre ~mhes se Mes-prende que Viera cumplía la promesa que hizo a la marquesa de San Andrés, y la cumplió mandando noticias de modas, la-zos, escofietas, abanicos, etc. Sobre este débil entramado de 502 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 3 fruslerías se fueron colocando noticias de más tuétano. Las car-tas de uno y otro, leídas hoy, conservan la gracia y la vitalidad de antaño. Con ellas saltan sucesos, cuentecillos, personajes de diversa actualidad, miga y sustancia. Los fondos del decorado son naturalmente La Laguna y Madrid. Nos interesa ahora solamente el de la primera ciudad. La interpretación más sugestiva y espiritual que se ha he-cho de La Laguna es muy posterior a la época a que me estoy refiriendo, pues fue escrita en 1911 por el siempre actual Mi-guel de Unamuno. La profunda comprensión del escritor cal6 en la síntesis de una ciudad. Una,muno vino a La Laguna du-rante unos viajes, y a consecuencia de ellos publicó un libro que tituló Por tierms de Portugal y de España. Aun sabiendo que la descripción es conocida, reitero la memoria de algunos conceptos, puesto que vamos a adentrarnos en detalles a los cuales él no llegó pero que están subterráneos en su interpre-tación personal: «En La Laguna un siiencio y una soiedad que se me metian hasta el tuétano del alma.. . Unas calles largas como el en-sueño; en el fondo una torre oscura tronchada ... aquellas calles espaciadas y rectas.. . La Laguna está vestida de ca-saca o de hábitos de fraile ... Tertulias en los conventos y en las Casas Señoriales. .. chocolate a media tarde. .. monjas reposteras, eternas conversaciones sobre el iálti-mo caso en que el Tribunal del Santo Oficio de la Inqui-sición entendiera, y de noche tal o cual aventura ga-lante. . . N Lo que vio Unamuno se corresponde con lo que tanto Jor-ge Glas, el embajador inglés MacCartney y otros viajeros ha-bían observado muchísimos años antes en lo que se refiere a las calles largas, la soledad y el silencio, lo cual aún hoy es fácil de ver en determinadas horas de la tarde. La descripción de Unarnuno es amable, evocadora y oni-rica; hay que buscar otra descripción hecha al vivo y con cir-cunstancias concretas y contemporáneas. Me estoy refiriendo a La historia de las feligresias o de arriba y abajo, que apareció en 1765 y cayó en La Laguna como una bomba explosiva. Núm. 31 (1985) 503 4 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS La historia de las jeli~resizs es un pasquín, un libelo mal intencionado en el que de un2 manera cruel se dicen verdades como püfios. No importa ahora quién o quiénes lo escribieron. Se señala a fray Juan Martln, franciscano de! com~ento d.e San Miguel de las Victorias, pero se conocen pocos datos de él. Para mí tiene el enorme de su valentia. Lo que dice en el panfleto es duro y exagerado y hay que alabar su valor para enfrentarse con UDOS individuos de categoría que con modos diversos estaban tratando de imponer a La Laguna nue-vos usos, manera de predicar, mamra de estudiar, manera de interpretar las circunstancias de ia vida.. . La histoi-ia de las feligresicls merece un estudio detallado. Ahora a mí me sirve tan sólo para tomarle una referencia que atafie a Fernando de !a Suerra: que dice: (Otra (casa) está en la calle del Agua qüe la hicieron este ano, y es palacio de ayer acá. Viva en ella otro Regidor, que según dicen es el segundo tomo de sn staegro Vizcon-de del Buen Faso y Marqués de San Andrés, cuya causa de beaiif icacien A- ' ' la BnuLuisici&i d.e canariasY la escribió Jorge Glas.» El párrafo contiene varias verdades: Primera: Es cierto que la casa de la calle d.el Agua habíc? sido estrenada aquel a6o. ¿o confirman Lope de !a Guerra en las Memorias y su hemeno en la noticia incompleta de las ca-lles de La Laguna, que comenzó a redactar. Segurzda: Fernando de la Guerra fue, en efecto, regidor, cargo que ostentaba desde el 14 de junio de 1760, en cuya fecha ingresó como tal en unión de Lepe, 'I'omás de Nava, Francisco Garcja de la Guerra, To-más Domingo Saviñón y José Domingo Saviñón Gtailama. Con ellos fueron veintisiete los señores que regían los destinos de la ciudad. Tercera: ¿Era el segundo tomo o continuación del suegro? Se había identificado con él, queria ser tan «ilustrado» cu-u 61, :o ad-iraba, co-o demostr6 en !a laü&&oria bi~gru-fía que le hizo más adelante. Cuarta: El viejo vizconde estaba. por entonces residenclzdo en el c o ~wn t od e San Agustín de Las Palmas, donde lo tenía la Incjuisiciáln. Por otra parte, 504 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 5 Jorge Glas, que no gozaba de las simpatías clericales y estaba en la cárcel, había hecho una denodada defensa del suegro de Fernando de la Guerra en unas páginas de la Descripción de las islas Canarias, publicada en Londres el año anterior. La Laguna, a pesar de tantos regidores o tal vez a causa de ellos, se hallaba en crisis decadente, lo cual resultaba conse-cuencia lógica del error inicial del Adelantado que la fundó como capital de la isla, enclavándola en lugares alejados del mar. Ea observación de que Ea Laguna decaía es general en los comentarios de la época. Los más destacados laguneros lo re-conocían y lo pregonaban, y los visitantes extranjeros lo dicen en sus escritos. Glas, que residió en la ciudad; el cirujano An-derson, que vino en 1776 con e1 capitán James Cook; Labillar-diere, A4~1cVart1ley,L edm, etc., ¿~mtar&enn sus re!acimes y-w La Laguna se hallaba en decadencia en tanto que Santa Cruz aumentaba su importancia, y esto no lo podían adivinar ellos si no fuera porque los mismos insulares se lo manifestaban. Esto resulta trágico si nos situamos en la posicidn de ague-llos ciudadanos que sabian que ninguno podía hacer nada para luchar contra la decadencia sociopolítica; ni los que manifesta-ban su nueva manera de entender la vida, ni aquellos otros a los que el autor de Las feíigresias calificó de «ilustres familias)) que según los primeros no tenían papel en la vida de La La-guna. * * * En este panorama social y urbano se desarrolló la vida de Fernando de la Guerra, que es conocida porque ha quedado expuesta en el borrador del Elogio fzinebre que escribió su her-mano Lope para la Real Sociedad Económica, en muchos docu-mentos de la misma sociedad, en las NIerno-rias del hermano, en las Gacetas de Daute y en sus cartas y otros papeles. ¿Cómo era? ... ¿Cuál fue el aspecto físico del tercer mar-qués de San Andrés?. . . Era puro siglo xvm; luces y sombras.. .; cdustración y oscuridad)); Voltaire y el padre Segneri en confu- Núm. 31 (1985) 505 6 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS sa mezcolanza. Encajes, puntillas y bordados.. . Barroquismo.. . En un retrato de autor desconocido nos mira con ojos inteli-gentes, cara gruesa bajo empolvada peluca, casaca de raso ... y con la mano hace un gesto como para convencer a alguien. En la Tercera Gaceta de Daute, en lo relativo a las fingidas capitulaciones con el enemigo, hay otro dato que facilitó Viera: N... el de San Andrés hablará menos, y si es posible, con más pausa de lo que habla al presente.. .» «Y si es posible.. . con más pausa.. .>) Hablaba, pues, preci-pitadamente, lo que es muestra de impaciencia y talento, por-que los pensamientos surgen con presteza y empujan a las pa- !&rus qi"e se utrnpe!!an. Fue, pues, Fernando de Guerra impetuoso e inquieto, y por ello tuvo escaso cuidado en pulir la gramática de sus escritos. Sin ser excepcional, estuvo por encima de sus conciudadanos. El párrafo final del Elogio de su hermano es definitivo: (<.. . dechado que siempre debe tener presente un verda-dero Amigo del País, el que no habiendo salido del suyo, y casi que ni de esta Ciudad, guiado sólo de sus propias luces, de su buena educación, de su natural feliz, de su amor a la Patria, y de su constante aplicación a los Libros, se aventajó a muchos de los que han corrido Cortes, fre-cuentado Colegios y Universidades.. . » Una cualidad que le afectó como a muchos ilustrados coetá-neos fue la versatilidad. Estaban como mariposas ante muchas !wes. Fernmdn de la Giierrri se nlvidar5, en un r5pidn proceso de mutabilidad, de la «Tertulia» después de la Real Sociedad Económica, y se dedicará a la dirección del Real Consulado de Canarias. Pero su ((constante aplicación a los libros)) lo man-tendrá en la línea cultural hasta el final de su vida. A cí ca r r o l n r o niinnrln examica~ pap&s que dejS es- L A D I D C , V L I i I W I L I i U U L I i I I U W critos y que se conservan. Los que se custodian en el archivo que fue de José Vicente de Buergo y Oráa manifiestan en su heterogeneidad su deseo de cultura. 506 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 7 La letra, curvada y rápida, es característica. Con ella hizo una lista de «libros necesarios y curiosos)) para los fines del Real Consulado, que ha de encargar a Madrid. Al lado hay unos apuntes, sin fecha, sobre temas diversos. ((Sobre la pólvora)). «Sobre literatura)). «Qué es la lira)). «La décima o espinela)). «Las anacreónticasn. ((La asonancia y la consonancia)). Por cau-sa de estas curiosidades poéticas anotó nombres de autores de la época como Mayáns y Císcar, primer biógrafo de Cervan-tes que murió en 1781, y kuzán, cuya Poética es de 1737, o anti-guos como Nebrija, fallecido tres siglos antes. Hay también un curioso sermón «del arcángel San Miguel)), apuntes sobre «co-lores o pelo de los caballos)). Traducciones en verso de los salmos de David, un esquema de carta al P.L. (?) adjuntando «unos borrones para la censura)). «Pensarnientos religiosos para personas más virtuosas que yo». Una lista de palabras poco corrientes con la explicación: «Cardan, Grama, Marquilla, Mamadera, Petate, Matrás, Chafeña, Excusabarajas, Lechiga, Manflota)), etc. ((Pensamientos para antes de ir a dormir)). La traducción de Los jardines de Delille, hecha por Viera, con anotaciones al margen, etc. Escritos que son el resultado de un intenso deseo de viven-cia cultural. Por las fechas de astos documentos se deduce que estaba enfermo, reúma, dificultades para hablar, temblor en las manos, parálisis.. . Se conservan, asimismo, unas Interrogationes et prepositio-nes ad usum Joannis de la Guerra, 1785, en las cuales el cariño paternal renovó los conocimientss de latín de cuando fue «obispillo» en el colegio de los agustinos. Hay además largas cartas que dicta, pues sus manos no pueden mover la pluma, y tales misivas que no se dirigían a su amigo Viera, sino al hijo de su amigo Nava y al comandante general Antonio Gu-tiérrez, son lecciones de patriotismo y filosofía; tienen fechas cercanas a 1797, cuando Fernando de la Guerra, metido en la cama, iba conociendo el desarrollo del ataque de los ingleses y se enteraba satisfecho que su hijo Juan Primo combatía con valor frente a los enemigos. Una buena definición espiritual de cómo era el marqués de San Andrés la dio Viera en nueve palabras: ((sujeto pací- Núm. 31 (1985) 8 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS fico hasta la indolencia, instruido hasta la filosofía;). Más ex-tenso es el Elogio f-dnebre de Lope de la Guerra, en e! cual en-contramos el detalle & su vida; que no fue ciertamente cómoda. Un comandante general lo desterró a Icod., otro se llevó mal con él; quiso viajar fuera de Tenerife y no pudo, chocó con la In-quisición, tuvo mala salud, poca paciencia, altibajos en la de-presión. El primer enfrentamiento con el Santo Tribunal fue en 1759, reciente la conjunci6n de 1a.s tres lumbreras de la tertulia, y afectó a los tres. El motivo fue de los corrientes en. la época: proposiciones peligrosas y lectura de libros prohibidos. Esta prohibición se hacía pública por medio de largas listas que se encartelaban a la entrada de las iglesias. Bo'y de Saint-Vincent, militar y botánico que estuvo en Tenerife por 1798, indic6 no-blemente que no veía que el ctdespotismo iiustrado y la Pnqui-sición pesaran sobre el pueblo», y ctñadi6 que las listas de libros prohibidos que vio a I2 entrada de los templos contenían prin-cipalmente novelas fuertemente eróticas como la Justine ou malheurs de Zcc vertu o libros de filosofía revolucionaria. Lo interesante en esta ccasión es una frase que figura en el in-forme de los inquisidores: E ((Habiéndose principado sumaria en este Tribunal con- : tra Dn. José de Viera, Yresbítero, Dn. Tomás de Nava, n Marqués de Villanueva del Prado y Bn. Fernaslds de la % Gaerra, Marqués de San Andrés, por proposiciones y leer ; libros prohibidos, considerando que todo lo que de ella resultaba era más efecto de zanid~d y falta de prude.;zcia $ que cte efecto de las cosas de la Fe...)) 3 O Estas 'Denévoias consi&racisiies del Santo Oficio incider, una vez más en dos conceptos que caracterizaron las actuacio-nes del grupo «ilustrado» y juvenil en Ics comienzos de sus reuniones filosdficas: vanidad. e imprudencia. El segundo pleito fue posterior en más de veinte años. En ?Y?? Uuerra escl-ihi6 uncs versos. Este no tendría nada de particular; todos los cultos hacían entonces versos. Pero la poesía del marqués era peligrosa porque contenia una burla al proclamar que «la vida de Job era un pcema o par&bola», 508 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 9 con lo cual dudaba de un hecho histórico consignado en un libro santo. Mucha suspicacia y muy delgado el hilo de la caca de pescar herejías debían tener los comisarios de la Iiiquisici~n para sutilizar los argumentos de Fernando de la Guerra, que mas bien parece una deelaraei6n, impaciente, eso sí, de amores que un ataque a %a Biblia. Ea poesía se ha publicado integra en la Bibliograjia de Millares, en el tomo 3. Consta de veintidós cuartetas de versos octosílabos asonantados. Reproduzco algu-nas de ellas: «Aquel práncipe de Ur, aquel varón estupendo, que tuvo por ejercicio, vicios, mujer y argumentos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Aquel que todos alaban, que todos tienen por bueno, y nadie quiere rascarse, (para ser un Job) con tejos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Escribe un elare eupafiel (que ha sido aplicado a versos), a una devota que tiene, y que lo tiene algo inquieto. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Si el Señor me dejara fuera de este hemisferio, saltando por las estrellas hasta verte en tu aposento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . Mi alma, mi vida, mis ojos, mi bien, mi luz, mi consuelo, son expresiones devotas que en la oración dan alientos. No obstante es bien que sepas, que rezados y salterios, y palabras, nunca prueban amor, que prueban los hechos. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . A Dios amada devota y ten por seguro y cierto que es también devoto tuyo el que es de paciencia ejemplo.. .» Núm. 31 (1985) 10 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS En la Bibliografía de escritores canarios hay citadas doce obras de Fernando de la Guerra. No están incluidas algunas re-lativas a los escritos con los cuales prestó ayuda a Viera para la redacción de las Noticias ñe la historia de Canarias. ni otros documentos relativos a la Real Sociedad Económica; de todos modos, es un resumen del gran trabajo de uno de aque-llos que sin luz eléctrica, ni copiadores, tuvo que desarrollar un gran esfuerzo material y que lo mismo que hicieron Viera, Jovellanos, Moratín o el padre Isla, etc., al acabar una de sus cartas o cualquier otro papel volvían a copiar su contenido para el archivo. c Y ,. a N Conocemos así todas las cartas de Jos6 de Viera, las que él llamó Cartas familiares por sus originales autógrafos, que lle- {- garon a La Laguna a sus destinatarios, se quedaron aquí hasta % E que de uno u otro modo fueron a parar a las manos de José ; Rodríguez Moure y de ellas a la Resil Sociedad. Otras están copiadas cuidadosamente por el historiad.or en libretas y si- E guieron el camino de las anteriores. Las cartas de Fernando ?j de la Guerra a su amigo en Madrid no son las originales, por- B E que Viera las rompió o perd.ió, pero sí las copias que el mar-qués hizo y que por el mismo camino llegaron desde Rodríguee Moure hasta la Económica. El cura lagunero, al cual nunca se - le agradecerá bastante su afán de covachuelista conservador, a las fue intercalando, de modo que en el legajo que hizo hay carta de uno y carta del otro.. . 0 José de Viera escribió a su amigo de La Laguna treinta car- 2 tas (que sepamos y se conservan) que llevan las fechas desde noviembre de 1770 a marzo de 1781. Una desde Cádiz, veinti-trés desde Madrid, dos de Aranjuez, una desde el Real Sitio de El Escorial y una también desde París, Valencia y Las Pal-mas. Por años, los de más correspondencia son los de 1772 y 1773, con cmco cartas cada uno; no hay ninguna de 1773 y los demás los despachó con una, tres o cuatro. Fernando de la Guerra contestó con trece cartas conoci-das, todas desde La Laguna. Seis años seguidos, desde 1774 a 1778, no aparecen copias de misivas. Los años 1771 y 1772, 510 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 11 1780 y 1783 envió una solamente; dos, el año 1781, y el año 1782 envió tres. Escribió más cartas que no copió, pero de ellas anotó detalles de los documentos que enviaba. Corresponden a los años 1775 y 1776, con un total de siete, y una que apuntó en la copia de la carta de 7 de marzo de 1779. Estas cartas que no estaban destinadas a la publicidad tie-nen todavía el garbo y la fuerza descriptiva que les dio su autor. Hacen una recomposición de la etapa histórica de finales del siglo XVIII de Ea Laguna y tienen por lo tanto un valor docu-mental que nos ayuda a cuantificar los diversos temas banales o profundos, inocuos o graves que se refieren a ellas. La vida grande, la vida pequeña de cada día están vivas en los papeles que contienen aportaciones interesantes para un mejor cono-cimiento de la época. He preferido elegir algunos párrafos de cada una y hacer un breve comentario. Carta de 22 de junio de 1771 : ((Querido amigo mío: Después de mil deseos prontos de tener carta de V. M., después de haber enviado quinientas ocasiones al Correo, y volverse el criado en claro, des-pués de otra porción de despueses, he recibido esta se-mana próxima la de V.M. de 24 de mayo, que mi mujer ha leído repetidas veces.. . La carta de Viera está fechada en Aranjuez. Parece, por tan-to, que San Andrés no ha recibido una de 20 de marzo desde Madrid en la cual el amigo le contaba las fiestas del día de San José, con volatines en la plaza de toros, quema de Judas, etc. En ésta desde Aranjuez le contaba cómo era de complicada la vida que estaban obligados a hacer los nobles, a los cuales con-sideraba «mansitos», lo mismo que los jabalíes y los venados ha,Dia por «No sé qué tiene una nueva descripción tirada por quien está sobre los lugares. El rasgo que V.M. representa de Aranjuez me hace ver más que la sonora pintura de Lu-percio Leonardo, que empieza: Núm. 31 (1985) 511 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS Hay un lugar en la mitad de Espafia d0nd.e Tajo a Jarama el nombre quita, y lo que V. M. me dice de ver los Reyes, tan personas Rea-les, y aun a los jabalíes y los venados mansitos, me hace recordar que dice: Las fieras enemigas aquí juntas forman una reptiblica quieta mezclándose en sus pasos y sus juntas.)) Viera le había referido que en Aranjuez se había celebrado la fiesta de las ({Parejas Reales)), un concurso a caballo multi-color y protocolario, del cual hizo una narrativa pintura Paret. También que frecuentaba el balcón de Ia duquesa de Miranda, camarera mayor de la princesa de Asturias, desde el cual con- a N temp!uha el mcximients de !a mrte. Guerru se az-iima. O n ¿Cuándo pensé que V. M. sería hombre que siguiese la Corte?. . . Tendría por seguro verlo Patriarca de Jerusa- E lern aun sin la proporción que Alí Bey ofrece a la -muta-ción cie los rnanteos. ¿Cuándo pensó V. M. que Nava es- =E taría muy militar, y yo huyendo de los empieos militares? E ¿Cu%nd.o pensó V.M. que se hablaría libremente y se anunciariz en el púlpito que la imagen de Candelaria es de palo? iCuáncio otros mil cuándos? Pero todo lo ve sin E m asombro en los ojos, ni susto del coraz6n el que ha visto O reflexionando un UrSina, un Morán, un Roisi, un rirnbom- a bo y un Diego Pun.» n -E r l Los deseos de que su amigo obtenga los mejores puestos y éxitos literarios aparecerán con frecuencia en las cartas. Me sorprende la mención de Alí Bey, que no puede ser otro que el catalán Antonio Badía Neblich, que ((carnbi5 los manteosn y se convirtió en árabe, visitando Marruecos y el norte de África y fue favorecido por Godoy. Sin embargo, Alí Bey era aún joven en 1771. El que Fernand.0 de la Guerra viera ref1exionand.o al comandante general Juan de UrbZna no extraña, pues Viera 6ice ellF a Esieilaqu e fue dado a preoc-upacionesl). Va-lentín de Morán era el obispo, (muy amante de la paz». No sé quién sería Roysi, aunque de sobra conocemos a Diego Hun. El rimbombo es mote que en su enigmática @o-iunicación co-rrespondería a algún personaje de quien se burlaban. En cuan- 512 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 13 to a los comentarios materialistas soSre que la imagen de Can-delaria es d.e palo, nos dan la medida dv la «ilustración» de ambos y nos retrae a las discusiones que sobre el tema se pro-dujeron en «!a tertulia}). La carta acabó con un retrato estu-pendo: ((Por aquí se ha aparecido el Beneficiado Morales, con arrugad.a vejez, manteo nuevo estirado, y gran cíngdo, gorra reverenda, cubrid.ora de calva, amagos de corcova, zapato ramplón de botoncitos, ceremoniades, rnimovene-rabies, rosario gordo envuelto en la mñeca, etc... Se ha producido visitante de toda persona de nombre. Tuvimos una converscrción en que me zseguró que Ovidio y Virgi-lio fueron grandes hechiceros, y en prueba de ello me citó unos versos d.e Virgilio en que dice que hará oscu-recer la luna y otros ensantos. Contóme muchas historias fidedignas de brujas, de pastos y de niaieficios.. .N Carta de 29 de junio de 1772. Un año después, en junio de 1772, escribió Fernando de la Guerra otra carta. Habían ocurrido muchas cosas: ((Querido amigo mío: Para escribir con gusto quiero so-siego. Me dicen que sale luego la embarcación, y yo estoy con quinientos ratones. Mil cosas me llaman la atención, y me trabucan cuaiido quiero per?sar. El espíritu ha dado en estar triste y podrido.. . Don Francisco Garcla hizo la última pantomimadura en Teaeste, y aqui le cantaron, le aspergearon y sepelisron, el martes 23. Todo lo que se oye es enfermedad, muerte, lástimas e injusticias. Así mdan los Campos Elíseos y !os asientos de los Bienaven-turados.. . » La carta rezuma decaimiento. Los Campos Elíseos por lcs q,..,u e L,-U,,L;L?L.G,-L-U L ~ PCrGrTU:~nrGi rD ILrU\-D ~r i .S. . .n~r \ÚCrGinr~i - ~ G LAu,U.c DUn a-u..L+iG,. 3m?u.,. u .a.LuA,^u la «..I^;^u~^I U-pos de soledad, mustio colladon. El año 1771 fue malo para Tenerife: epidemias, poca lluvia y malas cosechas, y el 1772 no se presentaba mejor. El comandante general Miguel López y 14 ESRIQUE ROXE'C PALAZWLOS Fernández de Heredia desterró en Icod a Fernando de la Gue-rra por colaborar con Tomás de Nava en un escrito de pro-testa contra él. San Andrés escribió un memorial al rey ale-gando en justicia y Viera ayudó a sus amigos cerca del ministro de la Guerra, Fermín de Muniaín; lo hizo por medio del marqués de Santa Cruz y los dos fueron liberados. Fernando de la Gue-rra estuvo en Icod desde noviembre de 1771 a abril de 1772; estuvo enfermo, disgustado, con fríos ... No le perdon5 al co-mandante su atropello y lo puso en la picota en las Noticias de dos comandantes generales. El muerto que cita fue Fran-cisco García de la Guerra, regidor, y en 1748 castellano de San Juan. La carta acaba con ((Listé V.M. en que yo aprecio mucho sus cartas, que me las iioticias de er-a~ici(jici omo mi rnüjer las ds moditas, usos y costumbres.. . » Guerra copió a continuación varias noticias de papeles que enviaba a Viera. Una de dichas notas es la siguiente: «En 21 de julio de 75 escribí a Viera; le envié una noticia de Plantas raras la mayor parte copia de un papel de Madan. Unos apuntes sobre Milicias y Comandantes Genera-les, escritos a la ligera. Iba inserto el título de Capitán General de Dn. Francisco Fernández de Toledo, y las cé-dulas conducentes a los Pereyras. La capitulación hecha al Conde del Palmar. Un pasaje de Cerdá De Insuíae For-tunatum. Los escudos de armas de Dn. Alonso Dávila, de Dn. Félix Nieto de Silva, de Dn. Juan de Balboa y de Robles que fue el primero con Excelencia. Extracto del viaje g vista de armas de Dn. Gabriel Lasso de la Vega, Conde de Puertollano. Varias cosas sueltas acerca de Mi-licias. Viera avisa el recibo de esta carta en la antecedente de 5 de Sept. 73.)) El total de las anotaciones abarca más de treinta documen-tos, con apuntes tocantes a obispos, iglesias e imágenes, pro-visiones reales, escudos, etc. Interesa la correspondiente a 27 de octubre de 1775, en la qtie dice: 514 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 15 K.. . escribí a Viera, y le envié la Noticia de Dn. Cristóbal del Hoyo Marqués de la Villa de San Andrés, Vizconde de Buen Paso, etc., de que queda copia.. . » Esta nota indica que la biografía que Fernando de la Guerra escribió sobre su suegro estaba destinada al amigo historiador. La copia ha de ser la que se guarda en la Casa de Ossuna y se publicó en la Revista de Historia el año 1959. Carta del 10 de septiembre de 1779. Hay un salto de siete años. Sabemos que durante ellos no se había interrumpido la correspondencia entre los dos amigos. Sabemos también que hay más de diez cartas de Viera al mar-qués, escritas en esta etapa. También que a Viera le habían ocu-rrido muchas cosas. Mientras Fernando de la Guerra permane-cía en La Laguna, el escritor y ayo del marqués del Viso había viajado por la Mancha, asistió a la boda de su pupilo con María Cristina Leopoldina de Toledo Salm-Salm y viajado con el jo-ven matrimonio, sus padres y lucida escolta por Francia y Flandes. Asimismo conocemos que de vuelta del viaje europeo había permanecido unos meses en Valencia, donde en enero de 1779 murió, probablemente tísico, Francisco de Silva. Que vuelto a Madrid donde se aseguró la estancia en casa del mar-qués de Santa Cruz, continuó no sólo con la redacción de la Historia, sino con otros trabajos literarios. Fernando de la Guerra le escribe: ((Escribí a V.M. en julio: Por agosto no hubo en qué es-cribir y por septiembre me dicen que sale el correo, y en esta sazón, por estar yo medio malo, por haberlo estado L--?-- ..-2- A---- L A - Luuas mis geriws y tener mucho que hacer, todas cosas que no me gustan. Estos dlas hemos estado recibiendo enhorabuenas por el elogio de Felipe V. Lo que falta es que V. M. se lleve el primer premio de Poesía que lo con-sidero fácil conociendo la Musa de V. M. y viendo las com-posiciones que nos vienen de letra de molde...)) Núm. 31 (1985) 515 16 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS La identificación de San Andrés cor, Viera fue tal que los amigos daban a uno la congratulación por los éxitos del otro. Caso parecido entre Pereira y Pacheco y Álvarez Rizo. A éste le daban el pésame por la muerte de su gran amigo el pri-mero. El Elogio de Felipe V es una buena obra, en prosa de Viera en la cual lució su fácil literatura y el acendrado monarquismo borbónico en menosprecio de los reyes de la Casa de Austria, nota aduladora y peculiar de algunos <:ilustr~?dos»L.a traduc-ción del Elogio al francés por el caballero De Bongards, míIi-tar español, dio lugar a una carta entre el sabio Cavmilles y Viera. La carta de Fernando de la Guerra, sigue con noticias sobre comandantes generales, Tabalosos y su sucesor, la pér- i. dida de Ea Habana, las campañas de Portugal y Argel, etc. * Q :c Carta de 8 de octubre de 1779: «Amigo y señor: . . . la salud de mi casa no es tan mala que anuncie muerte, ni tan bzena que pasemos sin médico. 'Yo estoy el más del tiempo disgustado, desazonado y me-lancólico, pero siempre a la disposición de V. M.. . Nuevo Obispo, nuevo General viejo, Cabo subalterno, Oidores, Inquisidor, etc. iQué de cosas!. . . El pueblo, las personas inteligentes más todavia, se exalta-ban con la remoción de los cargos, mas cuando en esta ocasión eran varios al mismo tiempo. El nuevo obispo fue fray Joaquín de Herrera, de la Orden del Císter, de mas de setenta y dos años de edad, del que dicen que dijo al llegar: «Haec ese re-quies rnea». Este es mi descanso, y en efecto murió en Gran Canaria en 1783. El comandante general, también nuevo y uie-jo, según San Andrés, fue otro Joaquín: Joaquín Ibáñez, caba-llero de Carlos 111, teniente general ... «Aunque estuvo para subir el día 5, se ha diferido la ve-nida hasta despachar a Tabslosos; el abandonado y odia-do Tabalosos, el zalamero, falso y arrogante, el 2ariente, amigo y enemigo de Nava, y el que tiene miedo de Vieyru, porque lo dejó con la camisa levantada.. .» 516 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNAN~O DE LA GUERRA 17 San Andrés no perdonó a Eugenio Fernández de Alvarado, marqués de Tabalosos. El aristocraticisrno de casi todos los nobles insulares estuvo en contra de la actuación de los jefes que venían de la Península, y que trafan el propósito más o menos velado de sacar provecho del cargo. Los comandantes generales no hicieron mucho para ganarse la amistad de la no-bleza y la consideraron enemiga. De aquí los comentarios de Fernando de la Guerra, que redactó, adem&s, una Noticia so-bre éste y Eópez de Heredia llenas de acritud y sarcasmo. ((Los sueldos que se han inventado, las partidas y los des-tacamefitos componen más de tres mil reales diarios, y el in.greso en la Tesoresia es menos. Los destacamentos de R A < i l i n i ~ sx r9v-t 8 r n n ~ ; r c od e h a~~b yye ,h acer 1% giderra s! IVAALJi"LC4iU V W I l L I I V I &A 0" Real Erario.. . Don Bartolomé Bení'cez, pmta, dibujante, thctico y míl-fido, dio psincijpio a sus funcimea de Ayudante el día de la Naval, que él cree aciago. Tuvo la desgracia de que Ilo-viera.. . » La situación económica que había dejado Tabalosos no era buena y Fernando de la Guerra la hace notar. Sobre BartoIomé Benítez de las Cuevas de Ponte kugo y Casabuena, que fue so-cio de la Sociedad Econóimica, en la que intervino en la Acade-mia de Música, por lo que sus paisanos le llamaban (te1 músi-co », habrá más noticias en las cartas. «Hurtus volverá de su Herrería. Se empezará a tratar de Ordemnzas, reforma militar, nuevo pie, nuevas órde-nes, etc ... como si no hubiera habido Dávalos, Reredia, Tabalosos, Oficios, Memoriales y reborujinas.. . Hay algu-nos navíos franceses en Santa Cruz y se dice que van a tomar el Cenagal (Senegal). . . Atin quedaba hablar de los ejercicios matem8ticos de Castrito, de Molina guardamon-tes y archiveros, de cosechas, de Comercio, de predicar, de víveres, de muchos particulares. De las muchas cosas que dicen de V. M. toda mi gente ... etc ... » Las noticias se agolpan y las va esquematizando. Hurtus es Juan Antonio de Urtusaústegui, teniente coronel del regi-miento de La Orotava, que había sido confinado en El Hierro Núm. 31 (1985) 517 18 ENRIQUE RORiIEU PALAZUELOS (La Herrería) por Tabalosos. Cañada lo hizo volver en seguida. Nicolás de Mazía Dávalos fue inspector que vino a arreglar las Milicias. Los franceses intentaban disputar el Senegal a Ingla-terra. El año no había sido bueno en cuanto a cosechas. Castrito ha de ser el más tarde famoso ingeniero Agustín de Bethen-court, que destacaba en los números. Molina, Fernando de Molina y Quesada, también colaborador de Viera y amigo del marqués. Carta del 28 de octubre de 1779: ((Querido amigo: . . . El sábado subió el comandante a su cimplimiento particular. Fue hospedado magníficamente en la casa de Dn. Cesáreo. Convites opíparos, concursos floridos y numerosos, y el agua que ha contentado a to-dos los que tienen papas sembradas y trigo por sembrar. Miércoles le dio un baile y refrescación el Juez Oidor de Lima; jueves lo refrescó nuestro Nava. El juez tuvo damas Y concurso que le faltó casa. Nava tiene salón regio y le faltaron damas. El viernes hubo en la casa del comandan-te un gran concierto de música, y las tapadas que concu-rrieron y se destaparon varias. Ya V.M. sabe que estos días todo es bueno; se come bien y no se oye sino mucho cumplimiento.. . Tabalosos, odiado, abandonado de sus aduladores y oprimido por algunos para que se les restituya garrebun-cias por gracias prometidas y no verificadas, se embarcó el 13; arribó. No vino a tierra, ni a misa. No fue visitado sino de su escribano, a quien él hizo cargo. ¿Que cómo lo iba a visitar sin llevarle pan fresco y frutas?)) Fernando de la Guerra se dedicó en esta carta a hacer una cr~nicad e hechos de sociedad. Todos están contentos porque hay banquetes ... pero no se olvidaba d.e Tabalosos. El coman-dante general cesado estaba aquejado de un ataque de perlesía e parálisis, nanbhrlnaryiruren envnr rl rsiuornAlv-nv vornrvfvnrnrv~uou.c Lepe de !$ GIP-PE ~ i - tará en las Memorias los baúles cargados de plata que la gente veía cómo embarcaban en e1 navío francés en que se iba Taba-losos. Su hermano llega a anotar en la carta que 518 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 19 N. .. abandonado de su ayuda de cámara, volvió a salir el martes 19, se espera que cinco embarcaciones que están por fuera y se creen inglesas, lo apresarán.. .» A tanto llegaba su malquerencia a Tabalosos. ((Franco, favorecido de traidor, de resolver de su mando de armas, y de haber gastado su dinero, su paciencia, su quietud y sus amigos, está medio perlático y enteramente flatulento, arrimado y trémulo. Vizcaíno se prepara a ma-niobrar con toda su hipocresía y sorprender la religión del Buen Cañada que se creerá que lo ha convertido.)) Franco y Vizcaíno fueron dos seguidores de Tabalosos; el primero, castellano de San Cristóbal, ordenó y mandó cuando le dio la perlesía al comandante. Vizcaíno fue el auditor de Gue-rra. Al parecer hipócrita e intrigante. La carta acaba con un párrafo concerniente a las nuevas aficiones de Viera: ((Deme V. M. más idea de los aires fijos cuyos fenómenos m rueden ocupar mi atenciSn gurqze aúii m comprendo lo que llaman fijación del aire, que parece es más fácil que la fijación del mercurio.. .» Alude el marqués a un párrafo de carta anterior de Viera quien de vuelta de París, donde había estudiado Física y Quí-mica, le decía que estaba dando cursos de ellas en el labora-torio, que el marqués de Santa Cruz había dispuesto en su casa, y lo hacía ante un conjunto florido de damas encopetadas, pues la moda era que se hicieran estas divulgaciones en forma .de .s,a r ao o tertulia. Por entonces también Viera acababa de ---- 7 -..- - -'- p ~ u ~ i ~WdII li 1umm.t: supuesl;~e l pretendido poema sobre Los aires fixos, que es la negación total de la poesía aplicada a una divulgación científica. * * * Esta carta es quizá la más sentida de las que escribió Fer-nando de la Guerra. La noticia principal es la muerte del amigo de ambos, Tomás Lino de Nava, el benemérito V Marqués de Núm. 31 (1985) 519 20 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS Villanueva del Prado, motor secreto del movimiento ((ilustra-do » en La Laguna. Las frases de Fernand-o de la Guerra son una elegía, un canto fúnebre: «Querido amigo: En octubre escribí a V. M. pero ha mu-cho tiempo que no recibo sus cartas y las necesito. Melan-cólico, medio malo, e incomodado de fiatos, arenas, cóli-cos y fluxiones, oprimido de hipocondría, rodeado de pleitos y otras ocupaciones disgustantes, y sin vender el vino, sólo me podría ñparecer golpe mayor el que acabo de recibir en que no ie toca a V.M. poca parte. Nava se fue enflaqueciendio y disgustando. Cuando Cañada estuvo en esta ciudad hacía sus esfuerzos y asistió Nava a la ú1- tima comida, el sábado 23 de octubre, a que yo también concurrí. A1 día siguiente se empezó a quejar de resfrío, o indigestión. Desde luego se hall6 muy qdebrantado y oprimido el pecho. El médico don Carlos, creyó que era calentura maligna y el enfermo que ventosedad. Descu-brióse una violenta palpitación de corazón. El 2 d-e no-viembre se halló más oprimido y determinó, por sí, dis-ponerse, esto es, recibir devotamente los sacramentos y hacer ksta-ento, que hizo unv y ety3 ayl&ella. r,oche. Y! día 3 se halló con notable alivio, buen pulso, y respira-ción libre. Contimó así el. día 4, pero a las siete de la noche, despertand.o dijo: Siento no se qué, e inmediata-mente quedó con todas ias señales de sofocado. Ni el al-calí volátil ni la sangría pronta pudieron revocarlo. Se enterró en el hábics agustino. Fue su auxiliador y confe-sor don Ignacio de Llarena y le servía de mucho alivio y consuelo que éste y yo fuéramos sus asistentes. Yo tuve que sufrir tan grave pesadumbre; que consolar a los qv.2 me acornpafiaban en sentir y en disponer el imprevisto funeral en calidad dz amigo y de albacea.. . He visto morir a rr,i amigc! :=&S rnntigiio, que solo de56 de pensar como yo en una ocasión, qde fue en orden a los jesuitas.. . Quedó solo, en medio de mil cabezas montadas de otra forma. Sufríamos de medias !as persecuciones, las murmuracio-nes y los ataques, servíames a la República, yo con mi trabajo, él con su nombre ... Amigo, yo sería interminable en este asiintoj COY;^^) soy inconsolable por unas razones que sólo V. M. puede comprenderlas.. . » Esta carta ejemplar le llegó a Viera cuando viajaba por Italia, cuando iba metido en la vorágine de las carreteras del 520 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 21 Milanesado, conociendo a unos y otros, cenando con príncipes y cardenales. La contestación es muy posterior. Carta de 25 de febrero de 1780: (Querido amigo: Los correos entran y salen muy retra-sados; llegan las cartas que venían en los que se echan 61 pique y yo no recibo carta de V. M.. . en diciembre habla. ría de la muerte de Nava, cuyo sentimiento aún me dura y cuyos efectos voy viendo cada día.. . Yo estoy cada día más podrido. Apenas conocería V.M. este pueblo variado, en los años que V.M. está au-sente de aquí. El faltarme los amigos de aquel tiempo me acrecienta el disgusto y me persigue colatra todo derecho natural y de gentes. ..N Después de su desahogo sentimental, Fernando de la Gue-rra se lanza -como si quisiera olvidar su melancolia- a dar ons serie de noticias locales de tuna trascendencia inconsistente. ccGallegos estuvo aquí.. . Los hijos lo delataron al Alcalde Mendoza porque se divertia con una muchacha. Vizcayno fue amoqueteado por m marinero que lo ha-lló con su mujer y fue a dar cuenta al General para que 10 desterrara; este es lance muy largo de contar. El mari-nero fue desterrado y malhumorado.. . El Ingeniero Tsrtosa estuvo para morirse por una co-mida de hongos el 13 de enero. El sábado 48 del corriente amaneció quemada la casa del conde del Palmar junto a San Sebastián. Este 2 5 ~~a lgn1 8s BGas viejas, pero e! ~j i - ,~. parado todo comercio y salida de frutos.)) Son personas conocidas de 10s dos. Viera las habría medio olvidado, aunque para su amigo eran seres cercanos. Andrés Alfonso Gallegos perteneció inicialmente a la tertulia, pero fue hombre de mal genio y modos. Apaleó a un clérigo porque creía que no enseñaba bien a su hijo y estuvo preso. La tertulia le comunico que «no gustaban de su presencia)). Antonio Vizcay-no, el auditor de Guerra, «cuyos desaciertos fueron mayores Núm. 31 (1985) 521 22 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS que los éxitos)). Tortosa fue ingeniero y arquitecto y también autor del primer periódico impreso de Tenerife. San Andrés acabó su carta diciendo a Viera que «sus cartas me servirán de consuelo y medicina)). Carta del 1 de octubre de 1781: «Querido amigo: Después de estar preguntando mucho si hay noticias de Viera, me dice Don Agustín de Castro que ya llegó con una novia alemana. París. Alemania. Bodas y Muertes. Roma, Madrid. Monsieures. Monsignores. Ser-mones y Ayres fijos y Física y Versos, Bucles y Canas, Clérigo y viajero. iCuánta cosa para ratos buenos y ratos rnaios! . . . San Andrés resume en pocos conceptos las detalladas no-ticias que llegaban sobre las andanzas del amigo historiador. Viera por su parte exulta en satisfacciones. De la abundancia de! cvrauóri hzbletn les labies. La nevia alemana, "aria Ana de Waldstein, se había casado en Viena con José de Silva y Sar-miento, marqués de Santa Cruz, al que servía Viera. Éste se explaya en largas cartas donde relaciona, con evidente vani-dad, tantas ciudades conocidas, tantos monumentos, tantos no-bles.. . el papa.. . Un gras, contraste con la calmosa vida de La Laguna. Sin embargo, Fernando de la Guerra no da señal de envidia. Solamente se alegra de los éxitos de su amigo, aunque teme.. . R.. . me temo que ahora que viene el gusto a la italiana, pa-rezcan insípidas las ensaladas de esta Babilonia donde no estuvo San Pedro. . . » Inmediatamente el cambio, el viraje.. . San Andrés acumula noticias entre chismes de tocador y temas políticos. Como la qpispa.. . E: c9i?is17dante gelleral que Se somete a coiise-jeros inútiles.. . Lope que redacta ((mamotretos de apuntes eclesiásticos algo crudos y desatados que enviar a V. M.)). El obispo que «habla muy mal de La Laguna)); en efecto, vino de 522 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 23 visita a la ciudad, se alojó cerca de La Concepcióin y dijo que las ranas no le dejaban dormir ... El corregidor, para aumentar el censo de la población, «ha hecho dar fruto a dos herma-nas)).. . , pero dice Fernando «que resulta que el Vicario también es Padre conscripto y se atrapó una buena muchacha entre ho-landasn. Una crónica social bastante escandalosa, que removía con sus comentarios tertuliescos las indignaciones de las bue-nas señoras de La Laguna. Entre estos comentarios de menor importancia, Fernando de la Guerra insertó una noticia de cierto interés, por lo que tiene de actualidad: «El Comercio de géneros extranjeros hace energúmenos. Los comerciantes adinerados y los dueños de Navíos no quieren vino, sedas ni manufacturas de Islas, sino cosas de Londres y Holanda. Persuaden que esto es lo útil y que será felicidad de la tierra que haya crecidos caudales en los extranjeros, crecida miseria en los naturales, y abso-luta imposibilidad de que haya fábricas que no podrán sostenerse ni plantificarse con la concurrencia de otros efectos.. . 1) El marqués de San Andrés acabó esta carta con frases en italiano, influencia humorística de los viajes de José de Viera: ((Finalmente suplico a V. 1. de honórarmi de sui comandi, a quali mi movera sempre, Fedele e devotissimo servi-tore.)) Carta aei 24 de noviembre de 1781: «Querido amigo; yo no sé cuántas embarcaciones han lle-gado las que me han dado el cuidado de mandar al mozo vaya a traer cartas; pero ha sido para mi mayor con-suelo.. . n--L.--- ,.---L.- 5 1 l L K m s l w que V. M. se determina a cortar los gaviia-nes de su pluma abandonada, yo daré muestras de que siempre tenemos a V. M. presente, escribiendo lo que ofrece el tiempo, y aunque cuando tomo la pluma no me salen de mi tintero las imágenes festivas que solían, no Núm. 31 (1985) 523 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS puede borrarse de mi xernoria la amistad ni los buenos ratos. De cuestra antigua tertulia veligo a ser un monoter-tulio soiitario por todas partes sin hallar un Viera, un Nava, un Viejo, un Solís, un Ga-icia ni un Róo con una cabeza de San Pedro. La casa de Nava es un desierto don-de sólo han quedado de visitadores Lcpe y yo.. . » lero ¿es que V.M. marqués Guerra cree que el tiempo no pasa? V. M. que sabe tanto de poetas no recuerda los verses que dicen: ({La mayor cuita que haber / puede ningun ama-dor / es recordar el placer, / en el tiempo del. dolor>).D el tin-tero de Fernando de la Guerra han salido las evocadoras noti-cias de unos años -menos de veinte- en los cuales la vida fue fácil y alegre. Pero a continuación se escapan del tintero las usuales noticias de cada día; que !as brujas -!os comisarlos de lz. Inquisición- le habían recogido a Nava ((una porción de libros, sin haber salvado los aforros)), que en medio de ((grandes reborujos ... se ha puesto en práctica Ia leva de va-gos...)). Se ordenó en 1775 y se ejecutó en 1781. Guerra anotó que las señoras fueron a ver al corregidor para interceder pos a,lgunos levados ... Que había llegado la esposa del viejo Cana-da, de la cual hace un retrato definitivo ... «es una amazona con bigotes». Que no hay noticias sobre los sitios de Gi5raltar y de Mahón, y que sólo oye ha31ar de !a ueomandanta, novias y corsario americano)). «Este corsario ha echada en tierra r ~ á s de cien enfermos y al mar más de cien muertos. No ha habido precaución y S. E. dice que todo es salud)). Desgraciadamente luego ocurrió 32 epidemia: ((Ya se ha sabido -sigui6 el marqués- de Eduar5o y el navío S m Diego qm fcerm a Bnfiebm en 177'9. Han mi-~er-to más de 40 hombres de la tripulación, y entre ellos, Eduardo. E1 navío está incapaz de retornar. El rey gastól mucho en esta ruina.. . » El jefe de la desgraciada expedición fue Antonio Eduardo. de !a fa;i-,ilia de 1-c T ~ A T T T ~ V ANCI - n n n o t n l l a m i n m r n n A U ~ J uu vv c+r UD, yub b u o u L l r c u u a u s vIr SU a~e!!id~. Fue secretario de la Sociedad Eco~ómicay su elogio fúnebre se encargó a Anto~io Leniard. Esta carta de Fernando de la Gue-rra es la más larga d.e la serie y la terminó con estas frases: 524 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 25 ((Me han dicho que V.M. es pretendiente de prebenda. Buen provecho. Puede ser que yo pretendiera lo mismo si estuviera en su pellejo, pero si V.M. pensara con mi cabeza, pensaría en pensión a título de Historiador, y en salabaja independiente que tiene más autoridad y como-didad que un Cardenal, y aun que un provincial de San Francisco .» Níatese que el marqués que le dijo antes a su amigo que es-taba «parado y algo hipocondríaco» (y no tenia más que cua-renta y cinco anos) prefería a un beneficio eclesiástico (que si que lo estaba solicñ'cando Viera) la independencia de una sala sin escalones, lo que vale nzás que ser cardenal, pero ser car-denal vale menos que una provincialía franciscana. Las cons-tantes reservas mentales contra los frailes aparecen una vea más ... Fernando de la Guerra acabó la carta así: «Amigo, esto va rnríls largo de lo que yo había pen-sado.. .» * :g * Carta del 28 de junio de 1782. De nuevo en esta carta las quejas por la falta de cornunica-ción con Viera: «Mi dueño y estimado amigo; después de la de 12 de oc-tubre del $1 no ha querido V. M. que yo tenga el gusto de ver carta suya. Yo contesté en 22 de febrero y en 30 de abril dije del arcedianaato. Han entrado muchas embar-caciones; emio con mucho cuidado un mozo que vaya a traer carta del coaieo y vuelve el tal mozo diciendo: no hay cartas. ¿Le parece a V. M. que estas son cosas de mucho guste? &Puede ser que después de tantos sobera-nos, patriarcas y bendiciones porztificias haya perdido el gusto por los gofioc? V.M. tenga presente que si Roma puede ser Babilonia,, esta Babilonia puede ser Roma. Es-criba V. M. cuando no por gusto por conmiseración. V. NI. se ha perdido de estar en Viena, ahora que eso ser6 la India.)) «En esta ocasión va don Martin de Salazar a litigar en Sevilla y de allí a visitar a korlier. La embarcación va car-gada de un oidor, oidora, i~qsnisidoro, ficial francés y otros Núm. 31 (1985) 525 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS eclesiásticos y otros bichos. Imagíname que cuando el eclesiástico trate de coro, el oficial de guerra, el oidor de provisiones, la dama de cortejos, el comerciante de nego-cio, el inquisidor de brujas y don Martín de todo.)) Vienen a continuación las a,pretadas noticias en las que Fernando de la Guerra cuenta pequeños sucesos de gran im-portancia: «pasa un numeroso convoy para América)), la fies-ta de Corpus se ha celebrado sin gigantes y bicha, lo cual es una gran novedad. N,.. el señor obispo anda de visitas por esas islas -ino-cencia- y su secretario -versos y disparates-. El P. Vi-llavicencio (nos acordamos de aquello de la lapa vieja) provincial de los dominicos con el voto de todos y sin ganas de ni~gune..:. : «El médico Santos g el médico Yanes haciendo versos en pro y en contra sobre unos timbales que se tocaron en la octava del Corpus. ..» En este punto debo de hacer un acto reparatorio. En enero de 1965 apareció en La Tarde una nota mía que titulé «Villancico son timbales)), en la que me refería a un pa-pel que en mis rebuscas de documentos viejos había encon-trado. El papel contiene unas décimas bastante graciosas, en pro y en contra del uso de timbales, atabales y tambores para acompañar un villancico. Dejé allí la opinión de que pudieran ser de Viera, puesto que la construcción y el no tener fecha me inclinaron a tal opinión. Estaba equivocado. La carta del mar-qu6s está clara. Tenemos ahora la seguridad de que dos mé-dicos de La Laguna fueron los autores de aquellos versos, sin duda de bastante trascendencia, jmenuda trascendencia!, en ia monótona vida de la ciudad. «Amigo querido: ¡Gracias a Dios se apareció carta de V. M. que recibí dos días ha!; pero de 5 de marzo, que es lo mismo que contar más de 4 meses de fecha...)) 526 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 27 Hemos de observar lo que supondría el retraso en los co-rreos que comunicaban Tenerife con el resta del mundo. El correo desde la Península con la isla se había establecido en 1776, pero hasta 1778 no comenzó a funcionar. En marzo de este año llegó el primer paquebote que tuvo fijada la sali-da a principios de cada mes, pero las cartas se retrasaban bien por los temporales o por las guerras con los ingleses. Sin em-bargo, los portes subían y el marqués se quejo varias veces de esta situación. Él sabe, además, que Viera tiene en el bolsillo el nombramiento de arcediano de Fuerteventura en la catedral de Las Palmas y aprovechando la ocasión escribe una carta muy seria con planteamientos realistas. En ella abre -creo que por primera vez en la historia de La Laguna- el tema de la crea-ción de un obispado independiente del de Gran Canaria. Y lo hace con mucho sentido común, entusiasmo y datos concretos. ({Después que lo considero a V. M. arcediano, he pensado más que nunca en cosas eclesiisticas, y he dado en un ca-pricho que a ratos me parece disparatado y a ratos muy conforme y factible: Que viniera V.M. de Obispo. Aquí piensa V.M. que yo estoy tan viejo que chocheo o que es una visión de la amistad, u otra cosa semejante. No señor, no estoy solo. n Seguidamente enumera Fernando de la Guerra las razones decisivas para su plan; la renta del existente ha crecido de 2.000 a más de 50.000 pesos. Se están dividiendo los obispados; tanto en América como en Espaih,.. el hacer siete travesías para visitar la diócesis es mucho y más si los obispos son vie-jos; las limosnas no se reparten bien, no se confirma ni se visita, ((ni esto anda bueno)). «Por precisión se debe pensar en un obispo en Tenerife, La Palma, Hierro y Gomera, que son las islas occidentales; y dejar otro en Canaria, Lamarote y Fuer-teventura.)) «Una catedral en La Laguna no sólo es fácil, sino muy con-veniente para acabar el arriba y abajo y unir las dos pa-rroquias. Ve aquí V. M. un sistema magno de un Físico patriótico. Aunque la,s opiniones de los Filósofos suelen parecer locuras, no suelen parecer10 a otros Filósofos. 28 ENRIQUE ROMEU P~LAZUELOS El turbi1ió.i de Tenerife necesita un sol: Vos estis soi. Conque seiíor, si esto pega comc yo quiero, viene V.M. de Obispo; Cocho y lz silla eano~ical van con el Lutrin. Te~ernos luego un Sinodo y Asamb!ecr. del Clero, que ni el Galicano; y cuando V. ,V. piense i70lver a ser Guarache (y ni aún eso, pues no eran Guanches los canarios), ha-llará todo lo preciso para no echar de me n ~ sa Viena, a Ronr.a, ni a Paiís.. . » El marqués argumentó con cariEo g con datos de valor. Por su parte, Viera habia dadc a conocer 12 noticia de su arce-dianato con detalles humorísticos en los que latía el temblor del fracaso: N,.. asegurar el pan del dolor de I s vejez)); ((resti-tuirme con honor a esas tristes peñas. ..»; «me propongo una a vejez tranquila y oscura»; ((hay muy buena malvasía, buenos :. carneros y menas plsitarios, se pcede comer müchu dr*!ce.. .;;. E O Y esto lo escribe un hombre qJe tiempos más tarde recordará -: en Las Palmas sus c~mid-as y cenas «con varios sefiores em-bajadores, el caraenal arzobispo, el nuncio...)) y que en la oca-sión de estar en una de ellas y recibir una carta de La Laguna 1 pareeferzn 12s Cmarias tan cficac,, 6 ~ x 1L c-pr tu*, pecc,u&~, 3 sus reparos tan despreciables, y mis libros tan ridículos...». B - 0 m Carta del 27 de agosto d.e 1782: a ((Amigo y señx; kmque mcy deprisa porque me dicen sale hoy la embarcacijn (ya no hay correo aunque subie- ; ron los portes) voy a decir a V.M. que recibí la muy ra-zonada y gustosa pela mrry retardada de 5 d.e marzo del O amo corriente.. . » jCinco meses! Y ~ ú fnlre poco el retraso. Las quejas por el mal servicio de los barcos-correos eran justificadas. Se cred en 1776, no comenzc a funcimar hasta 1778, pero las guerras y los temporales dilataban la llegada de los paquebotes. El año i78i no zcciv eri Tenerife nias qüe ünu. Arribó e: 20 Ce julio y traía cinco ccijones de cartas, algunas coz fechas de septiembre de 1780. Resulta clan el concepto de aislamiento que debió de ser generzlme.ite insoportable. 528 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS CARTAS DE FERNAKDO DE LA GUERRA 29 u.. . hoy marchará para Canaria.. . Frasquito Nava, que va a continuar sus estudios. Tal está esto que no hay uno que sepa enseñar gramática ni a escribir.. . N Tras la desaparición de la universidad agustiniana, cerrada en 1747 por orden de Felipe V, los estudios medios habían lle-gado a niveles muy bajos. Viera había escrito en La Laguna los Memoriales del sindico personero, en los que insistía en temas de enseñanza. La Real Sociedad estaba manteniendo a costa de sus socios unas escuelas elementales, de ((amiga)) o maes-tra, válidas tan sólo para enseñar a leer y escribir. Frasquito Nava era hijo del V marqués, Tomás Lino; tenía entonces unos doce afios. ((Mahón Gibraltar, bombas y otros aparatos no es lance tamaño como el de haber sacado por el Vicario el ayu-dante Benítez a doña Antonia María nuestra Antoñica. Su madre y su hermano no quieren tal boda. La dama fue depositada en casa de don Juan de Castro ... Ha habido muchos lances cómicos y queda que haber, porque se necesita licencia de padre, licencia de Rey y dispensa de obispo. Entre tanto Castro tiene el gusto de tener buena compañía. » En una carta anterior Fernando de la Guerra había men-cionado a Bartolomé Benítez, que en 1783 sería nombrado regidor del cabildo de Tenerife; lo calificó de «mílfido» (pala-bra sibilítica que no he encontrado en el diccionario) y al cual llamaban también (te1 músico)). Debió serlo y en las actas de la Económica aparece dirigiendo durante unos años la academia de música. Antofíica fue Antonia María Eusebia de Nava y Be nítez de Lugo, hija del marqués Tomás. Ella tenía quince años y fue uno de los tres hijos del V marqués a los cuales Viera dedicó la Loa de los Reyes Magos. que les escribió en 1765. No sé cuáles eran los proyectos de la madre y del he, rmano para que la boda no fuera de su gusto. Bartolomé Benítez era señor de ia isia de ia Aiegranza y tataranieto del conquistador Juan Benítez. La boda tardaría aún un año en celebrarse. «Por aquí hay enfermedad de que han caído muchos po-bres y todos los sangraciores, y creen algunos que resulta Núm. 31 (1985) 529 ENR-.~CE ROMEU PALAZCELOS de un corsario americano infestado, que estuvo en Santa Cruz, y por bando se ha mandado quemar hierba de lau-rel en las calles, y se ejecuta.)) También se había referido Fernando de la Guerra al corsa-rio que tiro muchos muertos al mar. Con el barco vino la epi-demia que causó muchas víctimas. A continuación la andanada de noticias: ((se desea saber mucho de Gibraltar, . .. el P. Ma-tos ha salido de las cárceles de la Inquisición a una celda de un convento de Canaria...)). Juana del Hoyo, esposa del mar-qués, ha estado mala y no se encuentra maestro para Juan Primo «que le enseñe lo que debía saber un agreste...)). «El Ayuntamiento se está juntando hasta las dos de la tarde en estos días calurosos. Los asuntos son seis puntos que ha propuesto el diputado Don Cesáreo sobre que han traído provisiones de la Audiencia. Un punto es sobre que se barran las plazas, y ¿quien ha de pagar? Otro so-bre esquilones de buey, y, otros sobre una vendedora.. .» Grandes temas para el desarrollo de la vida política de la ciudad. Con ellos, a través de eiios y de muchos semejantes se va consumando su decadencia. La carta acaba con: «Yo estoy muy chacueco, y así, y con todas mis pertenen-cias, muy a la disposición de V. M. y siempre su seguro servidor. . . * * * Carta del 20 de mayo de 1783: «Muy querido y estimado amigo; . . . en todo este año no !e he hechn.. . !escribir!. . . porq1-1e casi no ha habido em-barcaciones ... Mucho tiempo se tardó en saber de la paz por España, sin embargo de que los portes han subido y resubido para que haya correos.. .» Fernando de la Guerra repetía la queja de la mala situación de 12s comcniczcinn~sT. .2 paz n,le a!i_i& es la qijp se h i n en-tre Inglaterra y España y se trató en Versalles. Por ella se devolvían Menorca y Florida a España a cambio de las islas Providence y las Bahamas. La guerra duró desde 1779 a 1783. 530 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE w GUERRA 31 Esta paz pudo haber sido buena ocasión para recobrar Gibral-tar; los ingleses estuvieron en las mejores disposiciones pero Francia malogró el plan español. ((Aporrearon las vidrieras del Alcalde mayor Pimienta y le echaron algunos papelorios, que lo asustaron ... No se han sabido los autores. Esta arrestado en el Principal Dn. José Falcón, natural de Csanaria y detenido aquí por indicios de ser el apedreador.. . Grande asunto.. . )) Y ¿por qué rompieron los cristales de la casa de Manuel Díaz Pimienta y Oropesa, alcalde mayor de La Laguna, que vivía en la calle Real o de San Agustín? Pues porque en el mes de marzo el corregidor duque de Estrada había ordenado que se cumplieran las reales órdenes que prohibían las másca-ras en los carnavales, lo cual soliviantó al pueblo, que se había gastado dinero en libreas y caretas. Carlos 111 dictó órdenes prohibitorias de usos que estaban en la entraña del pueblo: . . . las capas largas, con el motín contra Esquilache.. .; las corri-das de toros.. . ; los autos sacramentales.. .; las máscaras.. . Fruto todas ellas del ({despotismo ilustrado ». {(Se ha removido el asunto de la división del Obispado, deseos que viven desde el Adelantado al tiempo de las Da-tas ... No se me presenta sino muy fácil que venga V. M. echando bendiciones, y le repiquen más que a Guzmán cuando iba con el santo Cristo de metal y el solideo mo-rado.. .» Insiste San Andrés en el tema de un obispo para La Laguna. mra- r-l-lLu it;.lle l Cabildfi se klabia ucupaGo del caso y iiaJ-&, tomado algunas previsiones sobre ello. El padre Guzmán fue un aven-tajado rival de Viera en la predicación y blanco de las burlas de los compañeros de tertulia. Está incluido por su rival en la ((Biblioteca de escritores canarios)) de su Historia. Viera había cer?teuta& a !a carta s d x e e! e b i ~ p c e*n~ t er,= bür!Sn y c m evasivas. San Andrés continuó la carta: ((Tengo en borrón una Historia de las Feligresías que pen-sé enviar a V.M. y no he podido concluir. Son muchas las 32 ENRIQUE ROMEU PALAZCELOS cosas que cargan scbre mí. Soy para poco y estoy ... y malo lo m& del tiempo.)) Fernando de la Guerra su refiere a una historia de las calles de La Laguna que ha de ser la que esta publicada en el tomo 111 de las Memorias de si* hermano Lope. Completa hubiera resul-tado áe gran interés. Las noticias se aprietan: « .. . se nota ia langosta.. . En el Hospital se acumv.lan los enfermos.. . Se ven-de el vino.. . No salen barcos para Anérica.. . Benitez y Ants-nia están penando.. .D. Penaban porqce se retrasaban los pa-peles para poder casarse y no lo consiguieron hasta el 25 de julio de este mismo año de 1783. a «Casa d.e Nava se esperan marinos y gent,e que meta n i - do en !a casa que está müy en sikccio.. .» E O Llegaron Iss marims; eran Domingo d.e Nava, capitán 6.e nzvío, y sus sobrinos Tomás y Pedro. También ve-iia Juan Cas-trillo de Ezviza «con el destino de casar con su pariente Daña María Agustina Ge Nava.. . » (Memorias, Lope de Guerra). Fue-ron obseq~iadcs; pasarun a La Orotavz en agosto, subieron al Teide y Zzeiza se casó con su prima el 21 de agosto. Unos me-ses después, en noviembre, se embarcaron todos para Es-paña. La carta es !a última aei legajo y acaba con varias znota-ciones : «Puse zI fin una noticia de la manda para huérfanas, de Doña Francisca de Lugo, hija del Adelantado y Doña Inés de Herrera, y nieta del primer Adelantado Dn. Alonso de Lugo, mujer de Lope Eernández de la Guerra. Al margen di noticia de la prohibición de máscaras. La embarcación en quv van estas cartas dicen saldrá esta semana (el sábad.0 será 24 de mayo). Irá a Canaria a tomar algmos pasaj,: ni GS.N En el paquete número 20/9 de los libros de la Sociedad Eco-nómica no hay más bcsradores d.e cartas de Fernando de la Guerra. Las que están allí no fueron hechas en un día, ni en un 532 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS CARTAS DE FERNANDO DE LA GUERRA 33 mes, sino con fechas espaciadas en la vida de un hombre que se sentía «chacueco», deprimido física y moralmente. Las re-cibió en Madrid un flamante arcediam, pletórico aián de fuel-zas fisieas y espirituales, que viví2 sus íiltimos días madrileiíos dentro de una actividad nerviosa con la que pretendía olvidar que iba a comenzar un tercer acto de la tragicomedia, en la que representaría el papel de arcediano de Fuerteventura, cuando podía haberlo hecho de {{archipámpano de las Indias)), y por eso mismo, preparando las valijas, co~iandola s últimas censuras para la Academia de la Historia, despidiéndose y re-galando tomos de la Historia, que no se vendía. P ¿por qué r?o se vendía si había estado trabajando en ella durante tantos años y era tan buena ... ¿Tan paco interesaban las islas Ca-narias? Tenían por delante una etapa en la que iban a estar lejos y cercanos. Se habían aflojado los lazos ...; los achaques del mar-qués le impedían tomar la pluma y Viera se estaba ocupando de otras cosas. * * :! El Diario 1800-1810 que Juan Primo de la Guerra redactó sin imaginación y con irritante prosaismo comienza con la no-ticia de la muerte del padre: «1800, 2 de enero.-Cerca de las cuatro de la madrugada del viernes 20 del mes próximo, falleció en esta casa de su habitación, en la calle del Agua, el marques de la Villa de San Andrés, don Fernando de la Guerra, mi padre ... En su enfermedad, larga y penosa, yzos dio señalados ejem-plos de conformidad y paciencia.. .N Fernando de la Guerra notó los primeros síntomas de la perlesía por 1794, cuando era prior del Real Consulado de Ca-narias; comenzó a utilizar una berlina para ir desde la caliie del Agua hasta la esquina de la hoy Bencoxxo ccn Tabares de Caja, don& estaba la sede del consui.do. 27 de dicierLi-bre de 1793 había pedido la baja en el cargo, qae no le dieron, y poco después se tuvo que quedar defigitivamen$e en casa. Como no se podía valer, hacía que sus hijos :e leyeran libros Núm. 31 (1985j 533 34 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS piadosos. Lo refiere su hermano Lope: «... y no obstante ei decaimiento en que le tenía la perlesía, notaba varios equí-vocos que padecían los que le leían y refería de memoria al-gunos pasajes)). Lo enterraron en el convento de San Francisco, en la capi-lla de los Ángeles de su santuario, y ordenó que en la losa se-pulcra1 pusieran: «GUERRA ES LA VIDA DEL HonrBRE)), que viene a ser lo mismo que «GUERRA FCE LA VIDA DE GUERRA)) ... ¿Recuerdan los versos que escribió sobre el patriarca Job? Pues la leyenda de su sepultura estuvo tomada con alguna modificación del libro bíblico. En él se dijo: «¿No es milicia la vida del hombre sobre la tierra?)). Job hacia una pregunta; el marqués respondía afirmativamente. De esta manera Fernando de la Guerra y del Hoyo justifi-caba su lucha en medio de la «guerra ilustrada)) de La Laguna contra La Laguna con vacilantes, luminosos y contradictorios des te!!^^. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS |
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