LA INDUSTRIA DEL LIBRO EN CANARIAS
1750-1900: ALGUNOS RASGOS DEFINITORIOS
POR
SANTIAGO DE LuXAN MELÉNDEZ
La edición de libros, folletos, hojas y periódicos, junto a la
información impresa procedente de fuera, ocupó un lugar re-levante
en el proceso de articulación del Archipiélago en los
inicios de la contemporaneidad. En esta breve entrega vamos
a realizar una sumaria reflexión sobre esta actividad, destacan-do
algunos rasgos que nos permitan comprender mejor a las
empresas tipográficas insulares, las características del merca-do
canario y, en último extremo, su contribución a la forma-ción
de una conciencia regional '.
1. CARACTER~STGIECNAERSA LES DE LA EMPRESA
TIPOGRA~CCAA NARIA
El primer rasgo que debemos señalar es el de su mayor o
menor estabilidad. Como puede apreciarse en el cuadro 1, ocho
establecimientos tuvieron una cierta continuidad en el tiempo,
si bien su capacidad impresora fue muy desigual. El nacimien-to
de la actividad tipográfica en Canarias se identifica, entre
l Cf. nuestro estudio La industria tipográfica en Canarias 1750-1900.
Balance de la producción impresa. Ediciones del Excmo. Cabildo Insular de
Gran Canana, Las Palmas, 1994, y la bibliografía allí aducida.
Núm. 41 (1995) 259
2 SANTIAGO DE LUXtkN MELÉNDEZ
mediados del siglo XVIII y primeras décadas del xuc *, con la
Imprenta Real de Guerra y Marina del sevillano Pedro José
Pablo Díaz Romero -radicada en Santa Cruz de Tenerife-con
la Real Sociedad Económica de Amigos del País de La La-guna
que tuvo el acierto de consolidar la presencia de la im-prenta
en las islas, y, en los últimos compases del siglo XVIII-primeros
años del XIX con la iniciativa de Viera y Clavijo, al
frente de la Económica de Las Palmas, concretada en la insta-lación
de un pequeño taller en esta última ciudad 3. Será, sin
embargo, a la muerte de Fernando VI1 cuando se asienten en
el espacio insular las principales empresas del período. Bonnet,
Isleña y Benítez en Santa Cmz de Tenerife, «La Verdad» en Las
Palmas y «El Timen en Santa Cruz de La Palma. El taller de
Vicente Bonnet, arrancando desde los comienzos mismos del
reinado de Isabel 11, acabará dividiéndose en el último tercio
del siglo entre sus dos hijos Vicente Bonnet Torrente (1878-
1906) y su hermano Abelardo (1 882- 19 15). Isleña, continuado-ra
de la imprenta en que se tiraba El Atlante, tendrá a lo largo
de su dilatada historia tres propietarios diferentes que compar-tirán,
no obstante, la denominación de su razón social. Se tra-ta
del político Pedro Mariano Ramírez, de Juan Nepomuceno
Romero y de Francisco Hernández, a quien heredarán su viu-da
e hijos. José Benítez, con imprenta abierta desde 1863, será
continuado en 1885 por su hijo Anselmo. En Las Palmas, «La
Verdad» de Isidro Miranda recogerá el testigo de la Real Socie-dad
Económica y, por último, asociada a la fundación de el
periódico «El Timen, a la que se sumaron isleños de las Anti-llas
4, nacerá esta imprenta, a comienzos de la década de los
sesenta en Santa Cruz de La Palma.
J. BETHENCOUYR CTA STRO«:D iscurso en que exponen los medios más
fáciles, asequibles y menos costosos para plantificar una imprenta en la isla
de Tenerifen (1780), reproducido por A. VIZCAYlAlp:o grafia Canaria, Santa
Cmz de Tenerife, 1964, pp. LXXM-LXXXTX. Consúltese igualmente M. HER-NANDEZ
SUAREZC:o ntribución a la historia de la imprenta en Canarias, Ma-drid,
1977. Y J. WGULOR: ecensión de la Epografia. .. de VIZCAYeAn, Revis-ta
de IiIstona Canana (19651, pp. 229-237.
A. MILLARECSA RLO«:L OSp rimeros tiempos de la imprenta en Cana-rias
», El Museo Canario, 4 (1934), pp. 49-55.
El lime (Santa Cruz de la Palma) 1, 12-VII-1863.
260 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA INDUSTRIA DEL LIBRO EN CANARIAS 1750-1900 ... 3
Del segundo grupo conviene retener por su importancia
editora a la imprenta de Mariano Collina. Finalmente, debe-mos
señalar un conjunto de pequeños taleres que tendrán una
vida profesional sensiblemente menor, siendo muchos de ellos
fruto de los postreros años del siglo. En resumen, un alto gra-do
de permanencia y continuidad para casi la mitad del total
de los establecimientos que se abrieron en el Archipiélago,
entre las fechas escogidas.
En segundo lugar, junto a la excesiva atomización que re-fleja
el elevado número de imprentas, dadas las característi-cas
del mercado canario (insularidad y atraso cultural esen-cialmente),
debemos resaltar la concentración geográfica de
esos pequeños talleres en Santa Cruz de Tenerife y Las Pal-mas,
mientras que La Laguna, excepción hecha de la etapa
inicial de la Económica, y más tarde Santa Cruz de La Pal-ma,
sólo ocuparán un lugar secundario.
Pero la estabilidad de las imprentas puede medirse también,
en tercer lugar, por la permanencia o no de los establecimien-tos
en su emplazamiento inicial, así como por el carácter fa-miliar
de los mismos. Los cambios de ubicación fueron signi-ficativos
en las imprentas que tuvieron una vida superior a los
diez años. Contrasta en este sentido la movilidad de «La Ver-dad
» en Las Palmas, con la relativa quietud de Bonnet, Isleña
y, sobre todo, Benítez en Santa Cruz de Tenerife, perfilándo-se,
en esta última urbe, las calles del Castillo y San Francisco
como los ejes fundamentales en los que se agrupó el sector
tipográfico. El adjetivo familiar, sin profundizar más en el
tema, cuadra al menos en la explicación de la continuidad de
alguno de los principales talleres del siglo pasado. Es el caso
de Isidrz, Miranda efi !a capita! grancanaria, qm. ver& confir-mada
la tradición en su viuda e hijos. Lo es también en el del
clan Bonnet, aunque su primitiva empresa familiar acabe
subdividiéndose. El ejemplo puede alargarse al último propie-tario
de la casa Isleña, Francisco C. Hernández, también pro-
Imgado en s~ viuda e hijos, o, finalmente, en la imprenta de
José Benítez que continuará su andadura -aunque tuviese
otros socios- con su hijo Anselmo.
En cuarto lugar, queremos llamar la atención sobre otro
Núm. 41 (1995) 261
4 SANTIAGO DE L U X h MELÉNDEZ
contraste, relacionado con el anteriormente mencionado: La
gran concentración de la edición de libros, hojas y folletos en un
reducido número de imprentas. En Santa Cruz de Tenerife los
tantas veces citados Bonnet, Isleña y Benítez entre 1834-1900,
por ejemplo, se situarán en torno al 80 por 100 del total. En Las
Palmas, en el mismo período, «La Verdad», Mariano Collina y
Víctor Doreste alcanzarían algo más del 50 por 100, porcentaje
que puede incrementarse si nos fijamos en el elevado número
de impresos sin pie de imprenta. Finalmente, algo semejante
ocurriría con «El Timen en el ámbito de la isla de la Palma.
La lucha por dominar el escaso mercado provincial, en quin-to
lugar, vendrá dada por la coincidencia, o no, en el tiempo de
las distintas empresas y por el carácter insular y10 regional de
las mismas: aspecto este último mucho más dificil de medir,
Los orígenes estuvieron marcados por el monopolio regional
del sevillano Díaz Romero o más adelante por la Económica de
La Laguna. Después, ésta compartió o rivalizó con la Real So-ciedad
de Las Palmas. Desde 1820, los Hermanos Rioja parece
ser que traídos por la Diputación provincial, Fernando
Montero, el establecimiento de la Universidad de La Laguna y
la anteriormente citada imprenta de Las Palmas, apenas eleva-rán
el nivel de competencia. Será con la implantación del Esta-do
liberal cuando sea significativa, siendo comparativamente
más alta en la década de los sesenta, en que coexisten y compi-ten
por obtener los favores de la Administración pública o pri-vada,
Bonnet, Isleña, Benítez, Salvador Vida1 y Miguel Miranda
en Santa Cruz de Tenerife. La institución docente lagunera, y
con ella su imprenta, verá cómo se apaga su estrella a media-dos
de los cuarenta, e Isidro Miranda junto .a M. ariano Collina purfiarán en !a capital graiieaiiaria por iiiipfimir 10s direcioiiüs
del culto, las pastorales de los obispos, las listas del Colegio de
abogados, los discursos de los máximos responsables de la Au-diencia,
etc. Casi testimonial será en esta ciudad el trabajo de
T. B. Matos o Víctor Doreste. Por último, «El Time» ocupará su
lugar en la isla de La PaJmai Les niveles de mmpetend~ce r6n
muy semejantes durante el Sexenio y la Restauración, si bien en
las postrimerías del siglo m, el crecimiento de los principales
núcleos urbanos propiciará el correspondiente incremento de
262 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA INDUSTRIA DEL LIBRO EN CANARIAS 1750-1900 ... 5
las imprentas. En cualquier caso, es interesante no olvidar la
consolidación en el último tercio del siglo de la tipografía en La
Palma, con una cierta diversificación del sector, y otro tanto
puede decirse de La Laguna a partir de la década de los seten-ta.
Incluso, aunque no pasan de ser referencias simbólicas, en
núcleos como La Orotava o El Puerto, Icod y Arrecife de
Lanzarote se abren talleres que llegan a tirar en sus prensas al-gún
libro, folleto o periódico.
En resumen podemos distinguir una etapa de formación y
consolidación de la industria tipográfica, a la que no fue aje-na
la prensa periódica, entre 1750-1834, en la que refiriéndo-nos
sólo a Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas (cf. cuadro 11)
se imprimieron algo menos de la décima parte del total del
período. A partir de entonces, en segundo lugar, comenzaría
una larga etapa marcada por ias innovaciones tecnoibgicas, en
las que los talleres de Santa Cruz llevaron siempre la delante-ra.
Observamos una mayor proporción en la edición de libros,
y una evolución divergente entre ambas ciudades en lo refe-rente
a la impresión de hojas que siguen teniendo un lugar
significativo en Las Palmas. Si atendemos a la edición anual
de libros, folletos y hojas, el Sexenio sería, sin duda, la etapa
más relevante de la producción (47 impresos/año) seguida por
la Restauración (casi 30 al año) y el reinado de Isabel 11 (271
año) que, sin embargo, ocuparía la primera plaza en cuanto a
volumen impreso.
¿ yriu ter ,n es Tr ueron los secioí-es U~müíiUunteso impuls~rrsd e !u
labor impresora en Canarias? Esta cuestión nos conduce inevi-tablemente
a realizar un balance de lo editado en las islas
durante el siglo y medio que estamos considerando Como en
otros lugares 6, la producción impresa canaria tuvo un marca-
Ibidem, supra 1.
E. DELGADO L~ PECZ~ ZAyR J . A. CORD~GNA RC~EA¡: l ibro. Creación,
producción y consumo en la Granada del siglo XIX Granada, 1990.
Núm. 41 (1995) 263
6 SANTIAGO DE LUXAN MELÉNDEZ
do acento administrativo. Fueron tanto las necesidades de la
administración central, de los gobiernos civiles, diputación y
ayuntamientos, de un lado, como las de la Iglesia, sociedades
recreativas, de fomento, mercantiles, obreras, de beneficiencia,
centros de enseñanza, etc., de otro, las que generaron el que-hacer
de las imprentas insulares. Un lugar, en nuestra opinión,
no precisamente secundario, estuvo ocupado, por otra parte,
por las iniciativas editoriales, surgidas muchas veces de los
propios impresores, en el terreno de las humanidades, centra-do
especialmente en la publicación de obras de historia y lite-ratura
de Canarias. Si importante por el volumen de lo impre-so,
esta última faceta lo fue, aún más, por su contribución a
la formación de una moderna conciencia regional '.
No conviene olvidar que el perfil de la empresa tipográfica
se capta mii nias nitidez si lo referimos a un mercado raquí-tico
condicionado por el alto índice de analfabetismo, por ca-rencias
claras en la enseñanza y en la existencia de bibliote-cas,
aunque no falten iniciativas tanto públicas como privadas,
por ensanchar la oferta de lectura 8, y por una red de distri-bución
muy personalizada y atomizada en manos de comisio-nistas.
El sistema más generalizado a la hora de programar la
gestión editorial, quizá sea la captación anticipada de
suscriptores, a través de un engranaje informal de cowespon-sales.
La publicación de relaciones de aquéllos, en algún caso,
al final de la obra, nos permite apuntar algunas pistas sobre
la existencia, o no, de un mercado regional y las posibles 1í-neas
de su expansión. Entre los 40 suscriptores (34 de ellos
en La Habana) de la Descripción Histórico y Geográfica de las
Islas de Canaria de P. A. del Castillo (Isleña, Santa Cruz de
Tenerife, 1848) y los 424 de Flores del alma de P. Romero (La
Verdad, Las Palmas, 1858), editada por Segundo María Carrós,
ejemplo de separación entre editorlimpresor, nos encontramos
con una pequeña muestra que iría de los 62 de Tres muertes
Ibidem, supra 1.
8 S. de LuxAh! MOL~XDI:Z:P: r~yectosI IJs:rados de !U&a cüiiii-a el
atraso cultural y económico: la ampliación de la oferta de lectura en Cana-rias
durante el siglo XIX», en XI Coloquio de Historia Canario-Americana,
Las Palmas, 1994 (en prensa).
264 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA INDUSTRIA DEL LIBRO EN CANARIAS 1750-1900 ... 7
por un amor de 1. Negrín (Isleña, 1848), los 199 de Lágrimas y
flores de la poetisa Va Bridowr (Salvador Vidal, Santa Cruz
de Tenerife, 1863), los 232 de la Antología de poetas canarios
de E. Mújica (Miguel Miranda, Santa Cruz de Tenerife, 1878),
los 257 del Curso Académico de la Elocuencia española de J.
N. López de Vergara (Salvador Vidal, 1858), los 302 del Ensa-yo
histórico sobre la enfermedad que reinó en Santa Cruz de
Tenerife del médico M. Villalba (M. Miranda, 1863) a los 31 9,
por último, de la Conquista y Antigüedades de las islas Cana-rias
de Núñez de la Peña (Isleña, 1847). En síntesis, la mues-tra
de los libros que hemos ofrecido nos indicaría, además, el
predominio casi absoluto de Santa Cruz de Tenerife -piénsese
que la mayoría de las obras están impresas en esa ciudad-,
siendo el número de suscriptores de Las Palmas muy reduci-do,
lo que nos indica ei mayor atraso de la capitd grancanaria
o, en todo caso, las dificultades de distribución de la obra de
unas islas a otras, fenómeno que en la actualidad no puede
sorprendernos. Resultó excepcional la enorme difusión por
todo el archipiélago del Curso académico de la elocuencia es-pañola,
que arrojó el siguiente balance: 157 en Tenerife (99 en
la capital y el resto muy repartido entre todos los núcleos ur-banos
de la isla), 25 en Gran Canaria (22 en Las Palmas), 21
en La Palma (19 en Santa Cruz), 3 en Fuerteventura, 13 en
Gomera, 2 en El Hierro y se nos antojan extraordinarios los
34 de Arrecife de Lanzarote. Igualmente resulta, a primera
vista, sorprendente el interés despertado en Granadilla de Abo-na
por las poesías de V. Bridoux, que presenta la novedad, jun-to
a la Antología de E. Mújica, de tener mujeres entre las
suscriptoras. El ensanche del mercado fuera del Archipiélago
resulta significativo hacia Cuba, pero no hacia la Península,
desde donde las suscripciones no pasan de ser testimoniales y
lo mismo puede decirse de la realizada desde París por Patri-cio
Estevánez a la colección de poetas canarios. Por último,
añadamos que los casinos y gabinetes de lectura así como al-gún
organismo oficial, se asoman tímidamente a las relacio-nes
de compradores por anticipado.
Es muy poco lo que sabemos, por otro lado, del número
de ejemplares tirados por las imprentas canarias, pero no des-
Núm. 41 (1995) 265
8 SANTIAGO DE L U X ~ NM ELÉNDEZ
entonan en absoluto con las cifras generales del país, sobre
todo si tenemos en cuenta que los datos de que tenemos cons-tancia
pertenecen no a libros de creación, sino, principalmen-te,
a textos de enseñanza. La obra de Juan de la Puerta
Canseco puede decirse que alcanzó un enorme éxito. El nú-mero
de ejemplares y las sucesivas ediciones le convierten en
un ejemplo único en la historia de la imprenta decimonónica
canaria. Así, sus Ejercicios de lectura para la buena pronuncia-ción
de las letras C, S y Z en la segunda edición (Isleña, 1860),
tuvieron una tirada de 4.000 ejemplares, que aún hoy resulta
importante. El autor, todo un símbolo personal de la integra-ción
regional, miembro de las Sociedades Económicas de
Tenerife, Las Palmas y La Palma, ofreció los beneficios de su
folleto para sufragar los gastos de la Guerra de Afnca. El Com-pendio
de aritmética para uso de ías escueias primarias de uno
y otro sexo tuvo tiradas diferentes que oscilaron entre los 500
y 2.000 ejemplares. Pero lo más interesante de esta publica-ción
-como en el caso anterior- fueron sus sucesivas
reediciones (15 entre 1857-1892). Otras obras de este mismo
escritor, reeditadas, fueron la Descripción geográfica de las is-las
Canarias (3." edición corregida y aumentada, Imprenta
Benítez, 1897), su Cartilla Comercial (3.a edición por la misma
casa en 1885), o el Compendio de Historia de Canarias (2." edi-ción,
igualmente de Benítez, en 1888).
Estuvo también en torno a los 2.000 ejemplares de tirada
el Catecismo del Padre Ripalda, con los añadidos de J. A. de
La Riva (Benítez, 1866).
Tienen tiradas pequeñas, sin embargo, la Carta pastoral que
el Ilmo. Sv. Obispo de Tenerife dirige al clero y fieles de su dió-cesis,
recomendándoles la ohservancin de la Santa Crn_nrecmn
(Benítez, 1878)) que es un pequeño folleto de 9 páginas del
que se hicieron 100 números (dato que podría ser extrapolable
a otras pastorales). Este mismo tamaño tuvo la edición nume-rada
de la 2." impresión de la narración de Leopoldo Pedreira
sobre la derrota de Nelson en Santa Cruz de Tenerife (Isleña,
1897). Y estamos ya ante pequeñísimas ediciones en los casos
del Comentario a Eempos mejores de Manuel Picar, firmado
por los Amigos del Libro, que no pasaría de los 25 folletos.
266 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA INDUSTRIA DEL LIBRO EN CANARIAS 1750-1900 ... 9
Éstas serían también las circunstancias de los Ensayos poéti-cos
de Augusto E. Madan, publicados por Aurelio Padilla:
«Haremos presente a los amigos del autor que se ha dado
a la prensa un reducido número de ejemplares de estos
ensayos para satisfacer las exigencias de ciertos amigos
que con interés habían solicitado su publicación)) 9.
La recuperación de las obras de historia de Canarias, jun-to
a una auténtica eclosión de la literatura provincial, como
escribirá Millares Torres, reflejada en la aparición de las pri-meras
antologías poéticas, tuvo su fundamento en ias iniciati-vas
editoriales, algunas de cierto calado, que arrancan a fina-les
de la década de los cuárenta, casi coincidiendo con la com-pra
de la prensa litográfica de Isleña en París. De modo tele-gráfico
y partiendo del antecedente de Viera, que incluyó en
sus Noticias de la Historia General de las Islas Canarias una Bi-blioteca
de Autores Canarios, podemos mencionar la experien-cia
decisiva de la Imprenta Isleña, sin duda la más importan-te,
que por impulso de Pedro Mariano Ramírez creó una Bi-blioteca
Isleña que inició su andadura en 1847. La Biblioteca
de autores canarios que intentó poner en marcha el impresor
grancanario Tomás B. Matos en 1866. También en Las Palmas,
Francisco Martín ensayó en 1875, una colección con el rótulo
genérico de Biblioteca de autores canarios que tendría como
escritor estrella al historiador Millares Torres. Por su parte
Isleña volvería salir al mercado, aunque sin el empuje ante-rior,
con una Biblioteca de Canarias, cuya obra inicial sería el
libro de S. Berthelot Arboles y bosques. Se trataba de una co-lección
dirigida por Elías Zerolo, a su vez responsable de la
Revista de Canarias, siendo el segundo número de la misma el
trabajo firmado por Domingo Bello Espinosa con el título Un
A. VIZCAYEAp:o grafia ..., ob. cit., p. 614. El folleto fue editado en Las
Palmas, en 1899, por la Tipografía de J. Martínez.
lo Ibidem, supra 1.
Núm. 41 (1995) 267
1 0 SANTIAGO DE LUXAN MELÉNDEZ
jardín canario. En la etapa de los hijos de Francisco C.
Hernández, en las postrimerías del siglo, Isleña lanzaría otra
nueva biblioteca, con el título, esta vez, de Colección de auto-res
canarios. Finalmente, los Hermanos harez, crearon en La
Laguna la Biblioteca del siglo xx de autores canarios.
Y no podemos concluir esta breve relación dejándonos en
el tintero el proyecto de Colección de poesías canarias (Impren-ta
Las Palmas, 1841) que Graciliano Afonso, como puente en-tre
Viera y las iniciativas a partir de Isleña, trató de poner en
marcha en Las Palmas. Partiendo del necesario hermana-miento
entre poesía e historia, el canónigo de la Catedral in-tentó
resaltar la importancia del conocimiento del pasado de
Canarias. En El juicio de Dios o la Reina Zco podemos leer una
apasionada defensa del soporte literario como el más adecua-do
para transmitir e infundir ia historia de un país, en clara
consonancia con el ambiente romántico de, la época, con el
que cerramos la presente entrega:
«Conocer la historia de su país después de la de la Reli-gión
es el primer ramo de la Cultura del hombre civili-zado.
El alumno del Parnaso es el ministro natural para
romover esta incumbencia. Las novelas históricas, las
gcciones pokticas sobre las tradiciones del país, embelle-cidas
con los adornos de la imaginación; son los vehícu-los
naturales para alcanzar este noble intento: así lo prac-ticó
Walter Scot y otros enios del norte que han hecho
aprender, con placer, la Kistoria, la geografía y las cos-tumbres
de su respectiva patria)).
LA INDUSTRIA DEL LIBRO EN CANARIAS 1750-1900..
CLASIFICACIÓN DE LAS IMPRENTAS CANARIAS
POR AÑOS DE EXISTENCIA
Años Lugar
A. 30 años o más
1. Pedro J. P. Díaz Romero ......................
2. RSEAP de La Laguna ...........................
3. RSEAP de Las Palmas ..........................
4. Vicente Bonnet y sucesores .................
5. Isleña (Atlante) ......................................
6. La Verdad ...............................................
7. Benítez y sucesores ....................... ......
8. El time ....................................................
B. Entre 10 y 30 años
-1 . Rinin h--~--r--r nnnns.. ................................... ^ -----
2. Universidad de La Laguna ...................
4. Fernando Montero ................................
5. Mariano Collina ....................................
6. Miguel Miranda .....................................
7. Salvador Vidal .......................................
8. Víctor Doreste ........................................
9. Sebastián Ramos (Los Sucesos) ..........
10. Francisco Martín González .................
11. Viuda de Romero ..................................
12. Herreros .................................................
13. La Atlántida ...........................................
14. La Asociación ........................................
15. Lit. Romero ............................................
16. Hermanos hvarez .................................
17. La Católica .............................................
18. José Cabrera y Núñez ..........................
19. La Lealtad ..............................................
C. Menos de 10 años
La Amistad (Teide) ................................
Juan Ortega ............................................
F. N. Guerra ...........................................
Pérez y Castro (Los Patriotas) ............
Tomás Bautista Matos ..........................
La Tribuna ..............................................
M. C. González ......................................
El Eco de Canarias ...............................
Antonio López Ramírez .......................
Salvador Mújica ....................................
La Lealtad ..............................................
La Laguna ..............................................
S. C. de Tenerife
La Laguna
Las Palmas
S. C. de Tenerife
S. C. de Tenerife
Las Palmas
S. C. de Tenerife
S. C. de La Palma
S. C. de Tenerife
La Laguna
S. C. de Tenerife
Las Palmas
S. C. de Tenerife y
A. Lanzarote
S. C. de Tenerife
Las Palmas
S. C. de Tenerife
Las Palmas y A. de
Lanzarote
Las Palmas
La Orotava
Las Palmas
S. C. de La Palma
S. C. de Tenerife
S. C. de Tenerife y
La Laguna
Las Palmas
La Laguna
La Laguna
S. C. de Tenerife
Las Palmas
Las Palmas
S. C. de Tenerife
Las Palmas
Las Palmas
Las Palmas
S. 2. de Tenerife
Las Palmas
S. C. de Tenerife
S. C. de Tenerife
La Laguna
Núm. 41 (1995)
12 SANTIAGO DE L U X b MELÉNDEZ
Años Lugar
13. Abraham Rodríguez Yanes y Unión
Lagunera .................................................. 1878-1882 La Laguna
14. El Independiente ................................... 1878-1885 Las Palmas
15. La Localidad .......................................... 1881-1885 Las Palmas
16. La Iniciativa ........................................... 1884 La Laguna
17. La Canana ............................................. 1892 Las Palmas
18. J. Ruiz .................................................... 1894 Puerto de la Cruz
19. Los Remedios ........................................ 1894 Los Llanos de
Aridane
20. Molowny ................................................. 1896-1900 S. C. de Tenenfe
21. P. Vargas ................................................. 1897-1900 Las Palmas
22. García Cruz ............................................ 1898-1900 S. C. de Tenenfe
23. Federico Hemández .............................. 1898-1900 Icod de los Vinos
24. Tip. Gutemberg .................... . ............ 1898-1900 S. C. de La Palma
25. Imp. El Batallón ................................... 1899 Las Palmas
26. J. Martínez Franchy ............................. 1899 Las Palmas
27. C. M. Ojeda ............................................ 1900 Las Palmas
28. España .................................................... 1900 Las Palmas
Fuente: VIZCAYAH,E RNANDESZu h z y RÉGULO.
Elaboración propia.
T~TULOS DIFERENTES IMPRESOS EN SANTA CRUZ DE TENERIFE
Y LAS PALMAS, 1751-1900
l75l-18OO 1801-33 1834-68 1869-74 1875-1 9OO TOTU
SC LP SC LP SC LP SC LP SC LP SC LP
Libros 3 - 1 3 95 91 29 31 109 118 237 243
Folletos 19 - 9 44 260 146 59 72 227 153 574 415
Hojas 19 - 37 69 123 225 23 72 16 153 218 519
Sin ind. 7 - - - 7 1 1 - 1 - 1 -
TOTALES 48 1 47 116 485 463 112 175 353 424 1.045 1.178
Fuente: VIZCAYYA HERNANDESZu h z .
Elaboración propia.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS