HISTORIA ECQNOMKA
LA SEDA EN GRAN CANARIA. SIGLO XVH
POR
MANUEL LOBO C A B m
Preocupación de historiadores e investigadores ha sido el es-tudiar
las actividades económicas desarrolfadas en d Archipi6-
lago canario desde la prehistoria a la etapa colonizadora. Siem-pre
el interés ha llevado al análisis de aquellas producciones mo-tivo
de comercialización, bien hacia el continente europeo, afri-cano
o americano l. Por esta razón se kan descuidado otras, tal
Uno de los primeros productos exportados hacia el continente
europeo fue el azúcar, tal como se demuestra en el trabajo de CMCXO
PÉRFZ GALD~GS :, El cultivo de la caña de azúcar y la industria azucareYa
en Gran Canaria (1510-1535), «Anuario de Estudios Atlánticos», 7, Madrid-
Las Palmas, 1961, págs. 11-70. Las exportaciones vinicolas hacia Europa
han sido estudiadas por BETHENCOUMRATS SIEUA, .: Canarias e Inglaterra:
el comercio de vinos (1650-1800), «Anuario de Estudios Atlánticos», 2,
Madrid-Las Palmas, 1956, págs. 195-308, y por MORALELSE ZCANBV,.: Rela-ciones
mercantzles entre Inglaterra y los archipiélagos del Atlántico ibé-rico.
Su estructura y su historia (1503-1783), La Laguna, 1970. Del mismo
modo el vino ocupó un lugar importante del comercio africano, para
trocar10 por piezas de esclavos como señalan Lom CABRERAM,.: iu escla-vitud
en las Canarias Orientales en el Siglo XVZ, Tesis doctoral, leida
en la Universidad de La Laguna, 1979, y VILA VILAR, E.: Lus Islas Ca?p
rias como base de aprovisionamiento de navíos portugueses, «I1[ Coloquio
de Historia Canario-Americana (1977», Las Palmas de Gran Canaria, 1979,
T. 1, págs 285-300. Las relaciones comerciales entre las Islas y América,
en especial en lo referente al siglo XVI, han sido estudiadas por MORAJB
FADR~FN.., El comerczo canario americano, siglos XYI, XV11 y XVIII,
vez menos importantes que aquellas en cuanto al interés y a1
volumen de exportaciones, pero necesarias para cubrir las nece
sidades de la sociedad recilén creada, en especial de aquella que
surge una vez acabada la conquista de las islas realengas.
Entre estas actividades se encuentra el trabajo de la seda,
que durante mucho tiempo ha pasado inadvertido para los estu-diosos
a excepción de J. Gc~yanes y J. Régulo2. Para comprender
el interés que esta industria artesanal pudo tener en las islas y
en especial en Gran Canaria, objeto de este trabajo, hemos de
tener en cuenta que gran paste de los cultivos y técnicas intro-ducidos
en Canarias contaban con antecedentes en el solar his-pano
y portugués. Los ,pobladoses, en su mayoría castellanos y a
Iusitanos, trajeron consigo los tipos, los modelos y las técnicas
E propias de sus lugares de origen, cie aquí ei que en muchos casos O los ,ejemplos isleños se asimilen a aquellos.
n-= m Antes y después de Ba conquista de las islas la seda y los O
E
cultivos de moreras .y morales contaban con tradición en el Le- E
2
vante español y en especial en Granada, de donde se obtenían E
saneadas rentas por paste de la Corona 2b; por lo tanto y como 3
ya ha sido señalado la sericdtura vino a ser un trasplante de -
lo que era usual en AndaSuicia a principios del siglo XVI 3.
0m
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Sevilla, 1955; PERAZADE AYALA,J. : régimen comerciaZ de Canarias con las n
Indias'en los siglos XVI, XVII y XVIId; Sevilla, 1977; LoBo CABRERAM, .:
Gran Canaria en Indias hasta I'a creación del Juez de Registros, 1566, Po- =
nencia presentada al «IV Coloquio de Historia Canario-Americana», Las O
Palmas, ,1980, en prensa.
G~YANECSA PDEVILJA.: , Las avltiguas industrias de la seda en Tene-rfju;
S/C de Tenerife, s.a.; Rloum ERE3.Z: ,L a Laguna y la sericdtura
canaria, La Laguna, 1976. En esta Última obra el autor dedica un capítuio
a las primeras noticias que se tienen para Canarias sobre esta industria,
en especial en las islas redengas,
2b ihLOA, M.: La Hacienda real de Castitla en el reinado de Felipe 11,
Madrid, 1977, Hay en esta obra un interesante capítulo dedicado a la
renta, de la seda.
3 RÉGULO E?%uxt, J : Op. cit., pág. 24
550 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA SEDA EN GRAN CANARIA. SIGLO XVI 3
PRIMEROS SEDEROS EN GRAN CANARIA
Las primeras noticias en relación con la seda, que nos hacen
suponer que desde aquella fecha existían morales en Gran Ca-naria
al igual que en Tenerife, datan de 1522, año en que nos
encontramos con la presencia de «un maestro en facer sedas
en Gáldar, En efecto el 13 de abril del mismo un tal Esteban,
dedicado a estos menesteres compraba un esclavo negro de ma-nos
de un zapatero4. Ese mismo año ya encontramos en la Isla
mstrumentos y aperos propios del oficio para elaborar la pro-dgcción
s, y al año siguiente se añaden nuevos elementos.
Entre 1530 y 1531 aparecen por Gran Canaria dos nuevos pro-
L--:---l-- -.-, no+,,~ Cnn-r-1- A- C n r ~-7 ?&-onfi;rrn
I L ~ l V I I L I I ~ D , GCIJLuJ UVL-aLV VVaU =ULirAurv de Veg2. .A-bos
repartían sus actividades entre el trabaja en el taller y mer-cando
productos por el perímetro insular6. En 1555 un nuevo
oficial, dedicado a la misma tarea, comparece ante escribano;
es él Pedro de Vega7. Un año después nos encontramos con
~ l n - r r . m\<:-- hnmhrn nila ~ r ~ r A o r f ~ n r n aCn~+n~c i o i ~hpa r ~ rd eS- r+rvliau ulurr, rrvriivrr yub r -A u u u v s u r r ~ v r i b u .XWA--- A-----
pegar esta industria, no sólo a nivel local sino incluso exterior,
puesto que con é1 comienzan las primeras exportaciones.
4 A(rchiv0). H(istÓrico) P(rovincia1) de L(as) P(almas), Alonso de San
Clemente, número 2316, f. 167 V. . 5 A.H.P L P., Cristóbal de San Clemente, número 735, f. 79 v.
6 A.H P L.P., Hernando de Padilla, número 746, f. 650 V.; número 747,
Es. 179 v. y 198 r. El 22 de noviembre de 1530 Gonzalo de Sosa en com-pañía
del sastre Jaime Burel nombran jueces árbitros en pleitos y dife-rencias
existentes entre ellos por 20 doblas que Burel dio a Sosa para
que le mercase trigo y otras cosas, y por un cahíz de trigo de Tenerife
que se había perdido. El 27 de abril del año siguiente Sosa recibía del
mercader Fernando Ortiz 3.500 maravedís por ropa que le había vendido.
El 19 de abril de 31 el sedero Fra~cisco Vega entraba a soldada con
el mercader Fernando Ortiz, para servirlo durante un año mediante 7.000
maravedís.
La doble actividad de los artesanos ha sido señalada por PIKE, R.:
Aristócratas y comerciantes. La sociedad sevillana evr el siglo XVI, Bar-celona.
1978. pág. 10.1.
En este año Vega daba poder al mercader Juan de J3aena para que
recibiera de Juan de Franquiz, estante en Tenerife, 128 reales. A.H.P.L.F.,
Pedro de Escobar, número 764, f. 1.001 r.
LA SEDA EN GRAN CANARIA. SIGLO XVI 551
4 IWLNUEL LOBO CABRERA
Su actividad se constata entre 1556 y 1566, fecha de su óbito,
tal como se desprende de: la venta que su viuda, Catalina de
Mendieta, hace a una hernlana suya de unas casas en la ciudad
de La Laguna por valor de 120 doblas de oro s. .
Entre estos años Díaz comparece ante escribano, bien cobran-do
cantidades que se le ,adeudang o pagando otras; de igual
manera da poder a comparieros de oficio, radicados en Tenerife,
para que cobren de un tejedor de sedas, Francisco Torrelese,
catalán, las cantidades de maravedís que le adeuda, e igualmen-te
para que cobren la renta de cierta viña y casa que poseía en
La Laguna 'O.
También por estas feclhas convivía con é.1 en la ciudad de
Las Palmas otro sedero, Diego Gutiérrez, que vivía en unas casas
propiedad de doña Leonor de León, mujer del doctor Lercaro,
donde posiblemente tenía establecido su taller, en la calle que
iba de Las Gradas a la Cainicería. También dedicados al mismo
oficio estaban Juan Valles y Juan de Mendiola l'.
8 A.H.P.L.P., Alonso de Balboa, número 755, f. 496 r.
9 Entre 1557 y la fecha de su muerte Díaz paga cantidades a diversas
personas, entre ellas Pedro Go nzález de Pedrosa, ejecutor de la Audiencia,
a quien adeuda 14.671 maravecíís por dos docenas de sombreros, 2 libras
de azafrán y 122 docenas de botones. GH P.L.P., Rodrigo de Mesa, nú-mero
779, f. 602 r.; por otra deuda en el año 65 hipoteca 195 cuentas de
oro y unos corales con extremos de oro redondos, Alonso de Balboa, nú-mer
775, f. 243 v. En el mismo año había sido fiador en la renta del al-motacen
por Gonzalo de Sori,i. Alonso de Balboa, número 775, f. 245 V.
10 A.H.P L P., Rodrigo de Mesa, número 779, f. 221 v. Para el asunto
de sus bienes en Tenerife da poder en diferentes ocasiones a Arquiles
Opovon, Juan Navarro, Francisco de Jaén, Alonso Hernández de Porcuna,
Antonio Gómez y Bernabé de Lucena. A.H P.L.P., Alonso Hernández. nú-mero
788, f. 70 r ; Alonso de Balboa, número, 772, s.f.; Alonso de Balboa,
nilimere 775, fs. 398 r., y 454 r.
11 A H.P.L.P. Alonso Hernhdez. número 788, f. 74 r. Gutiérrez tenia
alquiladas las casas por 13 doblas anuales. Para Valles tenemos una
escritura de pago que le hace Juan Fullana en 1560. Alonso Hernández,
número 789, f 232 r.
552 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA S??DA EN GRAN CANARIA. SIGLO XVI 5
INTRODUEION DE LA INDUSTRIA SEDERA
Aunque el profesor Régulo parece afirmar, basándose en Vie-ra
y Clavijo, que el gusano de seda se principió a criar en Gran
Canaria a mediados del siglo XVI, unos veinte años después
de haber empezado en La Palma12, hemos de indicar que tal
aseveración es errónea, e incluso pod3emos asegurar que fue en
Gran Canaria donde se inició tal industria, tal como había su-cedido
con el azúcar.
Para confirmar tal hecho contamos con una escritura nota-rial
fechada en 1522, en donde el canónigo y tesorero de la Ca-tedral
de Canarias, don Fernando Alvarez, en únión del albañil
Miguel Aionso, del carpintero Cristóbal iviuñiz y del hiiacior de
seda Miguel Pérez de Marchena, todos vecinos, se comprometen
con Cristóbal de Cuéllar, torquero, estante en la Isla, para darle
a trabajar toda la seda que ellos pudieran tener en un año, si
va a Castilla, tanto a Sevilla como a otras partes, y trae desde
aiií un hiiador cie tomo de seQa, con un torno y aparejos dei
oficio, un tejedor de terciopelo con su telar, un tintorero de
seda con sus tintes, que sean maestros y buenos oficiales en
sus respetivos oficios 13.
Cuéllar por su parte se comprometía a venir con ellos y traer
su telar y herramientas propias del oficio en un plazo de cinco
meses. Cumplidos éstos, los primeros le entregarían toda la sed
que tuvieran en madejas, a precio de 3 doblas la libra.
Concluido el año si tanto el tornero como el hilador, tejedor
y tintorero decidieran quedarse en la Isla, los vecinos se obligan
a seguir dándoie ia seda que pudieran obtener, en madejas, ai
precio que corriera, a la vez que intuyen y animan a los oficiales
indicando que la producción sedera se habría de multiplicar en
pocos años.
-
$2 VIERAY CLAVIJOJ,. : Diccionario de Historia Natural, T. I., Las Pal-mas,
1866 pág 342. RÉGUW PÉm, J : Antigüedad de la sericuttura en
Canarzas, «Revista de Historia», XII, La Laguna, 1946, págs. 167-169.
33 A.H PL P., Cristóbal de San Clemente, número 735, f. 95 v. Uno de
los contratantes, Miguel Alonso, albañil, trabajó en las obras de la Iglesia
de Telde, en concreto en la capilla de Francisco Carrión.
NÚm 26 (1980) 553
6 MANUEL LOBO CABRERA
Por otra parte los futuros oficiales tendrían- que entregarle
tanto a ellos como al resto de los otros labradores- de seda exis-tentes
en Gran Canaria, las estopas de seda, que se entienden
de la r@a sobrante del hilador que hacía la madeja, y de los
capullos de seda, de donde se tomaba la simiente, más las otras
estopas que se quitan de las ramas cuando se sacan los capullos
labrados en madejas y teñidos.
Por la encomienda y trabajo que tuviera Cuéllar en las partes
de Castilla para buscar los artífices de la labor, los labradores
se obligaban a pagarle costas y gastos.
A la vista de este documento podemos considerar varias
cuestiones: primero la exis1:encia en la Isla desde muy temprano
de plantaciones de morales, ya que estos son la base de la ali-mentación
del gusano de seda, y si éste se encontraba ya en Gran
Canaria en aquellas fechas produciendo madejas de seda, es
obvio pensar que el moral había conquistado ya parte de las
tierras isleñas. En segundo lugar se destaca la preocupación
por montar un pequeño taller que permitiera elaborar la pro-ducción,
tal como se desprende del intento de búsqueda tanto
de hiladores como de tintoreros, junto con los aparejos del
oficio. A continuación señalar que ya se había comenzado a pro-ducir
seda, tal como se obligan a entregarla, lo que indica la
existencia de materia prima acumulada. En cuarto lugar se de-nota
que las plantaciones y crianza del gusano iban en aumento
al preveer que la produccidn se multiplicaría.
También se señala parte del proceso, por la alusión que
se hace a los desperdicios, una vez hilada la materia, como es
la riza resultante de la madeja, a igual que la separación del
capullo. Finalmente distinguimos entre los tejidos propios y ela-borados
con la seda, los intentos de fabricar terciopelos.
Al año siguiente, esto es en 1523, se completa el montaje para
la industria de paños de seda con la adquisición y llegada a la
Isla de un oficial de tundidor con tres tijeras de tundir, una
prensa, un escaño, un tablero con su ropa, tres rebotaderos$ dos
554 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
LA SEDA EN GRAN CANARIA. SIGLO XVI 7
fnsaderas y chavetas y más cosas anejas14, con lo cual se con-taba
ya con todos los útiles necesarios para continuar con la
labor.
El desarrollo de esta actividad se nota, en feahas posteriores,
al encontrarnos inmigrantes oficiales en el trabajo de la seda;
así, en 1531, uno de ellos entraba a soldada para servir en cosas
tocantes a su trabajo durante un año y mediante el pago de
14 doblas por todo el tiempo, más comida, bebida y hospe
daje
Si tal como hemos señalado el ritmo que adquiría esta pe-queña
industria podía considerarse de cierta importancia, te-niendo
en cuenta el escaso ámbito insular, no comprendemos
cómo en las Ordenanzas de Melgarejo no se incluye ninguna
respectiva al tema, aunque es posible que se encuentre dentro
del apartado dedicado a los calceteros y sastres o a los merca-deres,
ya que en este título se hace referencia a ello, porque
muchos sederos se autodenominan también mercaderes, bien
porque venden paños de seda importados o porque mercan la
producción isleña. Así en el mencionado título se hace refe-rencia
a los compradores de paños, sedas y lienzos; &tos antes
de ponerse en circulación debían ser sellados por el veedor,
una vez recibidos los derechos "; también es posible que esta
revisión pudiera estar en relación con la política de protección
hacia los paños isleños.
Asi~mismo la importancia creciente de la sericultura en Gran
Canaria la confirma la Real Cédula expedida por el Rey Cari
los 1 y su madre doña Juana, in Toledo, el 23 de noviembre
de 1538, en donde por peticibn de Juan Sánchez, en nombre de
la Isla, se permite la continuación para seguir fabricando seda,
que, según palabras del propio Procurador, era de mejor cali-
14 A.H.P.L.P., Cristóbal de San Clemente;nÚmero 736, f. 240 r. El 31 de
agosto de 1523 Diego de Baeza, tundidor, Alonso de Ecija, sastre, y Andrés
de Porras, vecinos, ¡os dos últ~mos como fiadores del primero, reconocen
clebcr a Alonso de AlacaIá, slete doblas por tales aparejos.
15 A H P.L.P , Hernando de Padilla número 747 f. 179 v,
16 Ordenanzas del Concejo de Gran Canaria, (1531), Las Palmas, 1974.
Transcripción y estudio de F. Morales Padrón, pág. 93.
8 UNUEL LOBO CABRERA
dad que la de Granada; añadían los Monarcas que el Cabildo
Eclesiástico no llevará por ello diezmo alguno, a diferencia de
lo que sucedía en la ciudad andaluza; con esto los Reyes inten-taban
alentar la industria canaria 17.
En un Cédula igual se basaba J. Régulo para afirmar la
antigüedad de la sericulhlra en La Palma cuando sólo lo es,
en cuanto a la fecha de expedición de la Real Cédula, en un día,
sin contar los antecedentes a los que hemos hecho mención la.
El interés mostrado por esta industria no abarca sólo a las
islas de Gran Canaria y La Palma, sino también a la de Tene-rife.
En 1542 Tomás de Alora informaba al Rey de que en la
isla de Teneri'fe se podía hacer mucha cantidad de seda de
r i m h e~dudq r:r !a de Granada, c m !o mal !as rciita~r d e s
se acrecentarían tanto en la Isla como llevando la seda a los
reinos de Castilla, por lo cual pedía al Rey que mandara a cada
uno de los vecinos, conforme a la tierra y agua que tuvieran,
pusieran morales, por el provecho que de ello podían tener lg.
En Gran Canaria la industria continúa cobrando importan-cia,
tal como lo demuestra el hecho de que se comience a ex-portar
seda, aspecto al que haremos referencia más adelante.
Por otra parte lo confirma la continua mano de obra que
entra en aprendizaje de este oficio, pues entre 1557 y 1561 nos
encontramos a dos pupilos que entran como tales con dos maes-tros
sederos. Uno lo hace con Alonso Díaz, por cuatro años,
para conocer el oficio de modo que pudiera salir como tal para
poder ganar de comer, dándole Díaz mantenimiento y cama,
más un vestido completo, incluidos zapatos, y la herramienta
" A(rchivo) G(enra1) de fi(imancas), Registro General del SeIlo, sin
catalogar, buscar por fechas.
18 A.G S., Registro General del SeIlo, Toledo, 22 de noviembre de 1538.
RÉGULO PÉREZ, J.: Antigüedad , Art. Cit.
19 A. G. S., Consejo y Junlta de Hacienda, 15-263. Tomás de Mora tie-ne
merced real paar obtener La quinta parte de los derechos de la Coro-na.
Pide además merced de los derechos de la seda que él hiciere y fabri-cara
de los morales que él y sus sucesores pusieran en las tierras y aguas
que él tuviere. VaIladolid, 17 de mayo de 1542
556 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA SEDA EN GRAN CANARIA. SIGLO XVI 9
necesaria y aneja al oficio. El otro hace lo propio con el sedero
Juan Valdés, por cinco años y condiciones similares 'O.
Es de señalar también que aunque en la Isla se contaba ya
con producción, se seguía importando materia prima granadi-na,
como lo indica las libras compradas por un mercader en
1560, por valor de 115.190 maravedís de moneda isleña 'l.
En torno a 1563 dos maestros sederos montaban sus tela-res
en la ciudad de Las Palmas; uno, Juan de Mendiola, se ofre-cía
a fabricar terciopelos, rasos y tafetanes*; el otro, Alonso
Díaz, establece telares en la ciudad con destino a la misma pro-ducción".
En el mismo año, el último, toma a renta de un ve-cino
de Agüimes todos 10s morales que tenía en el Carrizal, para
gozar de ellos y de sus hojas, para criar seda, a razón de seis
doblas anuales, pagadas por mitad a inicios y fina1 del año.
Asimismo recibe una cueva ubicada en la misma huerta para
criar en ella la seda ".
En el año 57 entra a soldada un hijo de Diego Jiménez, y en el
61, un hijo de Isabel Gómez; el primero, de doce años, y el segundo,
de quince. A.H.P.L.P., Rodrigo de Mesa, núm. 779, f. 232 v.; Antonio Lo-renzo,
núm. 808, f. r.
21 En 1560, entre las mercaderías que tomó Pedro Pinedo de Andrés
de Medina, que fue igualado a 40 % de Castilla, figuran entre otras cosas:
una libra de seda negra de Granada, que costó 1.564 maravedís; una libra
de seda negra floja, que costó 1.564 maravedís; media libra de seda ne-gra
floja, en 782; una libra de seda carmesí de medio pespunte de Gra-nada,
en 1938; una libra y media onza de seda carmesí y grana, en 2.235
rnaravedís; una libra de seda negra torcida de Granada, en 1564; una
libra de seda verde de Granada, en 1.938; otra libra de seda blanca de
Granada, en lo mismo; libra y media de seda azul de Granada, en 2.958;
otra de seda torcida presada y otros colores, de Granada, en 1.938; una
libra de seda floja y torcida de todos colores de Granada, en 1.938; siete
onzas de seda parda de Granada ,en 850 maravedís, y 11 onzas y media
de seda negra, en 610. Monta todo en valor de la moneda de Castilla,
84.081 maravedís, y en el de la isleña, 115.190. La diferencia se debe a que
la moneda isleña estaba premiada en un 33 % con respecto a la caste-llana.
A.H.P.L.P., Alonso Hernández, núm. 789, f. 236 r.
a VIERAY CLAVIJOJ,. : Op. cit., pág. 342.
23 MILLAREST ORRES,A .: Annales de las Islas Canarias, T. 1, pág. 126.
Manuscrito conservado en el Museo Canario de Las Palmas.
A.H.P.L.P., Alonso de Balboa, núm. 774, f. 347 v.
Diez años más tarde ya se habían plantado morales en la
propia ciudad, como lo demuestra la compra que de sus hojas
hace el arcediano de Tenerife, don Guillén Ponce de Leh, al
vecino Juan Hernández, en el barranco de la misma, por cinco
doblas anuales 25.
A finales del siglo, un tripulante de la Armada de Van der
Does se refiere a la abundancia de moreras en Gran Canaria, lo
que indica el arraigo que (jurante la centuria habían tenido los
morales en la Islaa.
I M P U E S T O S
0, 1, ,, ,,,-2 2 - ,.-A - 1 C 2,- A-- r . - - l - -
1- L u ~ l ~ C 3 1 " lY~U C C L Ll l lpGL4UUl ~ ~ b1i l l1 l ~ y~ : a Reina
doña Juana habían hecho a Gran Canaria para que se continua-se
en ella la fabricación de seda de calidad similar o mejor a
la de Granada, se excluía a esta industria del pago de diezmo,
basándose en que se hacía con el trabajo de los hombres. Sin
embargo, el deán y Cabildo de la Catedral de Canarias se salie-ron
con la suya, cobrando el diezmo de ello.
En efecto, en años posteriores se pagaba diezmo, que el Ca-bildo
Eclesiástico cedía en 1563 por seis años al tejedor Juan
de Mendiola, y por tres al oficial sedero Alonso Díaz n.
Ea continuidad del cobro decimal de tal producción es con-firmada
por la obligación dle pago que el cantero y vecino García
de Alvarado hacía al Cabildo Catedral de 1.500 maravedís por
el diezmo del zumaque, seda y algodón, rematado en él como
mayor ponedor en 1568 28, cinco años después de haber sido ce-dido
a los oficiales que se comprometían a establecer sus tela-res
en la ciudad.
25 A.H.PL.P., Rodrigo de Mesa, núm. 784, f. 83 v. Estas hojas podían
ser utilizadas bien para alimentar larvas de gusanos de seda o para pasto
de ganado.
LEUBELFINGJ., Von: Dia,rio del viaje. abanderado en la escuadra
del aímiranre hdandés Van der Does. Traducción de L. SIEMEN«SEl, Mu-seo
Canario*, XXIV-XXIX, Las Palmas, 1971, pág. 161.
27 Vid. notas 22 y 23.
~3 A.H.P.L.P., Bernardino de Besga, núm. 755, f. 186 v.
359 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA SEüA EN GRAN CANARIA. SIGLO XVI 11
En años anteriores también se les había intentado cobrar
otro impuesto a todos los artesanos que trabajaban en la Isla,
entre dlos los sederos, para sufragar la fiesta y farsa que se
hacía anualmente el día del Corpus. Ante esto hacen reclama-ción
a la Corona, y ésta hace entrega al Procurador de aquéllos
de una provisión, que presentan ante la Justicia y regimiento
de la Isla, en donde se indicaba que no se apremiara a los ofi-ciales
a pagar cosa alguna en di& fiestaz9.
E X P O R T A C I O N
De todos es sabido la importancia que tuvo la exportación
& ar&carzs, pgmei-0, y ~ i n ~dszs,p uSs, oqjandu los rElig!ci-nes
más importantes de la actividad económica.
La producción sedera no obtuvo ni por asomo tal valor, bien
porque con su introducción, tal vez, lo que se intentaba era
paliar la importación de la granadina y abastecer el mercado
insuIZr. Siii &da estos fUerun los ubjc~ivos de Ius ciinaAos, sin
haber pensado en el valor de la producción, pues asimismo lo
hace notar Viera y Clavijo cuando dice, refiriéndose a los habi-tantes
de las islas, a.. . si mirasen la cosecha de seda como uno
de los ramos más ricos de su industria» ".
No obstante, aunque >fuesen en poca o mucha cantidad, los
tejidos de seda, y ésta misma en madejas y ovillos, cruzaron
el Atlántico para obtener a cambio algún beneficio sus exporta-dores.
A este aspecto se refiere L. Rodríguez cuando, citando a
un cronista de fines del siglo XVI, dice que «hay años que se
arga3 de 30 navfus Indias Con viliLiS, y Cuaiidl>
es abundoso de pan, también llevan harinas y tafetanes de todos
los colores, rasos y terciopelos negros, que es mucha la seda
que en esta isla se recoge» 31. La isla en cuestión es Tenerife,
z9 A.H.P.L.P., Alonso de Balboa, núm. 770, fs. 368 v. y 370 v. El que
actuó como procurador de todos los oficiales fue el lanero Luis Hernán-dez.
Por su trabajo en obtener la provisión recibió 11.500 maravedís.
30 VIERAY CLAVIJOJ, .: Op. cit.
31 RODF~GUELZ.: , LOS árbotes históricos y tuadicfomks de Cawauias.
S/C. de Tenerife, 1946, págs. 56-57.
Núm 26 (1980) 559
12 MANUEL LOBO CABRERA
aunque también podría ser aplicable a Gran Canaria, refirién-donos
al XVI. Hacia la segunda mitad del siglo el sedero Alonso
Díaz tanto vendía su producción en la Isla com la exportaba al
continente americano. En 1556 vendía a un sastre, estante en
la ciudad de Las Palmas, nueve onzas de seda de color, siete
de prieta, dos de oro, media de plata y tres bolsones de seda".
Años más tarde, en 1561, el mismo sedero se concertaba con
un maestro de navío, Juan Alvarez de Abreu, para que le lle-vase
a Indias, Santo Domingo, y allí lo vendiese al mejor precio
que hallare, algunos tejlda~s y madejas de seda, como era una
saya de burato, capillejos de seda e hilo, valorado todo en
40 doblas ".
Can estor datn sdn pretendemos destacar c6mo la prnduc-ción
isleña sirvió, al igual que el vino, para permitir a los ve-cinos
algún beneficio con su comercio. Sirva de ejemplo asi-mismo
para poder resaltar cómo en este caso los isleños co-merciaron
con productos prohibidos, tanto para las islas como
para otras regiones, puesto que sólo estaba permitido llevar a
Indias seda granadina, tal como lo demuestra el que en 1590 el
gremio de mercaderes de Smilla pedía se aboliera la prohibición
de llevar a Indias seda de otras regiones", a lo cual se opuso
Granada haciendo un resumen de los gravámenes que había
pasado sobre su seda 35.
Jz A.H.P.L.P., Alonso de Balboa, número 769, f. 412 r. El valor de lo
vendido ascendía a 6.432 maravedís.
3 A.H.P.L.P., Alonso de Balbloa, número 774, f. 456 v.; Antonio Lorenzo,
número 808, f. r. Lo que envía Díaz con Abréu es: una saya de burato
blanco con su cuera entera guarnescida de piqueta azul y blanca, tres.. y
medio de burato, 11 capillejos de seda y media docena de hilo. Abréu se
obliga a llevarlo a Santo Domingo y su producto lo traerá a la Isla, en
donde harán cuenta, sacados 113s costos y el principal, de las ganancias
se harán tres partes: dos para Díaz y una para Abréu por su trabajo.
En el_ año 63 Díaz daha poder :I Alonso de Vique; vecino de Sevilla, para
que cobrara de Abréu las 40 doblas que le debe de las mercadenas. Bu-rato
es tela seda que sirve para manteas o vestidos de luto. Capillejo, ma-deja
de seda doblada y torcida para coser.
34 ULLOA, M : Op. cit., pág. 362.
35 Idem.
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