H I S T O R I A
EL SEÑORIO DE FUERTEVENTURA
EN EL SIGLO XVI
POR
ANTONIO RUMICU DE ARMAS
1. VICISITUDEDSE L SEÑORÍO DE LAS CANARIASR.E DUCCIÓDNEL SE-ÑORÍOP,
OR VOLUNTAD REGIA, A LAS ISLAS DE LANZAROFTUEE, RTE-VENTURA,
LA GOMERAY EL HIERROE. L MAYORAZGO DE LAS CA-NARIAS
MENORES *
El señorío de una de las islas Canarias, en nuestro caso con-creto
Fuerteventura, no puede ser desglosado del fenómeno
general de estmcturación del archipiélago, del que es parte
integrante.
Por esta razón, y antes de entrar en materia, se impone
señalar al lector, en apretada síntesis, la evolución política
del mismo durante el complicado proceso histórico del si-glo
xv, en que nace, se desarrolla y consolida.
El señorío de las Canarias, bajo la directa soberanía de la
Corona de Castilla, le fue reconocido a Jean de Béthencourt,
en 1403, por el rey Enrique 111. Se trataba de un señorío te6-
rico, pues el caballero normando se limitó a conquistar las
* Las siglas usadas en este trabajo, para identificar a los depósitos
de fondos documentales, son las siguientes:
A. H. N.: ARCHIVHOI ST~RICNOAC IONA(ML adrid).
A. S.: ARCHIVDOE SIMANCA(VSa lladolid).
A. P. C.: ARCHIVDOE PROTOCOLDEO CS ~RDOBA.
A. H. P. L.P .: ARCHIVHOI ST~RICPROO VINCIALD E LAS PALMAS.
2 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
islas de Lamarote y Fuerteventura y a posesionarse de la del
Hierro.
Durante la primera mitad del siglo xv el señorío de las Ca-narias
se transmitió a diversos personajes por donaciones, tras-pasos,
compras y permutas. Se trata de una etapa confusa de
la historia regional, repleta de dudas y vacilaciones.
En 1418, Maciot de Béthencourt, sobrino del conquistador,
hizo traspaso del dominio político sobre las islas ocupadas al
poderoso conde de Niebla, reservándose la administración con
título de tenedor. Por su parte, el rey de Castilla Juan 11 con-cedía
por una real cédula de 1420 la conquista de las islas,
todavía insumisas al armador andaluz Alfonso de las Casas.
Un importante paso hacia la unidad política se vislumbra
en 1430, cuando Guillén de las Casas, hijo de Alfonso, adquirió
al conde de Niebla sus derechos sobre Lanzarote, Fuerteven-tura
y El Hierro.
En el segundo tercio del siglo xv 10s derechos históricos
al dominio sobre las islas Canarias se los repartían Guillén
de las Casas; Inés de las Casas, hija de Juan; Maciot de Bé-thencourt;
Fernán Peraza, y Gonzalo de Saavedra.
El matrimonio de Fernán Peraza con Inés de las Casas fue
un pmo importante en el proceso hacia la unificación del archi-piélago.
A esta línea de actuación se vino a sumar el concierto
efectuado el 28 de junio de 1445 por Fernán Peraza, viudo a la
sazón, de mutuo acuerdo con sus hijos Guillén e Inés Peraza,
con su pariente Guillén de las Casas, en virtud del cual esti-pularon
permutar la hacienda de Huévar, en el Aljarafe se-villano,
propiedad de los primeros, por los derechos del ultimo
al señorío de las Canarias.
Fernzin Peraza ctei viejo» ha de merecernos particular aten-ción.
Este prócer andaluz se propuso realizar la conquista efec-tiva
de las islas insumisas. Para ello puso pie, por primera vez,
en la isla de La Gomera, construyendo una torre (1447), que
todavía subsiste. Después se trasladd con sus huestes a La
Palma, donde experimentó un serio contratiempo con pérdida
de la vida de su hijo Guillén (1448).
18 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Al final de su gobierno, Fernán Peraza tuvo que comprender
que la empresa de la conquista de las Canarias mayores supe-raba
las posibilidades económicas de un señor andaluz con es-caso
patrimonio.
El señorío de Canarias se transmitió, en 1454, a su hija Inés
Peraza, casada con Diego García de Herrera. Los intentos de
dominación prosiguieron con renovados ímpetus y escasos re-sultados.
En Gran Canaria consiguió Herrera edificar y soste-ner
la torre de Gando, con vistas a futuras operaciones de con-quista.
En Tenerife, apenas había cimentado la torre de Añazo
cuando los guanches la arrasaron rápidamente. En vista de
ello hubo de conformarse con dos espectaculares sumisiones
de régulos indígenas; los de Gran Canaria le rindieron vasallaje
en 1461 y los de Tenerife en 1464 l .
Un hecho forzado e importante sobreviene en 1477. Se tra-ta
del decidido propósito de los Reyes Católicos de asumir la
conquista de las tres islas mayores: Gran Canaria, La Palma
y Tenerife. Con este fin se hicieron las oportunas pesquisas
para determinar cualquier posible derecho, y se indemnizd a
los señores de la familia Herrera-Peraza con cinco millones
de maravedies. La conquista realenga de las islas mencionadas
se llevo a cabo entre 1478 y 1496 *.
1 JosÉ DE VIERAY CLAVIJON: oticias de la historia general de las islas
de Canaria, Imprenta Blas Román, Madrid, 1772, t. 1, pp. 284-476.
AGUST~NM ILLARETSO RRESH: istoria general de las islas Canarias, Las
Palmas, 1893, t. 111, pp. 12-234.
EL~ASSE RRAR ÁFOLS: LOS portugueses en Canarias, La Laguna, 1941,
PP. 7-43.
ANTONIO RUMEUDE ARMAS: ((El origen de las islas de Canaria del li-cenciado
Luis Melián de Betancori), en ANUARIO DE ESTUDIOSA TLÁNTI-cos,
núm. 24 (año 1978), pp. 33-56.
2 VIERAY C LWI ~ :n p. cit., t. 1, p. 4??, y t. II,p p. 31-256.
MILLARETSO RRES0:1 ). cit., t. 111, pp. 235-317, y t. IV, PP. 5-244.
ANTONIOR UMEUD E ARMAS(:{ La reivindicación por la Corona de Cas-tiiia
del derecho de conquista sobre las Canarias mayores y la creación
del condado de La Gorneran, en la revista Hidalguia, núm. 32 (año 1959),
pp. 35-44.
ANTONIOR UMEUDE ARMASL: a conquista de Tenerife, 1494-1496, Aula de
Cultura de Tenerife, 1975. En particular, las pp. 94-99.
Núm. 32 (1986) 19
4 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
De esta manera el señorío de las Canarias quedó reduci-do
a partir de 1477 a Lanzarote, Fuerteventura, El Hierro y
La Gomera.
Cinco hijos tuvieron de su matrimonio Diego García de He-rrera
y doña Inés Peraza. He aquí sus nombres y enlaces:
Pedro García de Herrera. Casó en primeras nupcias
con Antonia de Ribera, hija de Rodrigo de Ribera, se-ñor
de Pruna, y de Aldonza de Ribera. La esposa fue
víctima de un horrendo crimen perpetrado por su pro-pio
marido. Contrajo segundo matrimonio con María
Lasso de la Vega. Tuvo descendencia de esta última
unión. Sus padres le desheredaron por rebelde con-tumaz
j.
Fernán Peraza, primer señor de La Gomera y El Hie-rro.
Se unió en matrimonio con Beatriz de Bobadilla,
hija de Juan de Bobadilla, cazador mayor de los Reyes
Católicos, y de Leonor Alvarez de Vadillo. Con descen-dencia
4.
Sancho de Herrera, primer señor de Lanzarote. Con-trajo
matrimonio con Violante de Cervantes, hija de
Jorge de Medina y de Beatriz Barba. No tuvieron vas-tagos
María de Ayala. Casó con el lusitano Diogo da Silva,
primer conde de Portalegre, hijo de Rui Gomes da Sil-va,
alcaide de Campo Mayor, y de Isabel de Meneses.
Con descendencia 6.
3 ANTONIO RUMEUDE ARMAS: ((Pedro García de Herrera, señor de la
isla del Hierro)), en Revista de Historia de Canarias, t. XXXVIII, núm. 174
(años 1984-19861, PP. 63-91.
4 JOSÉP ERAZAD E AYALA: «El linaje español más antiguo en Canarias)),
en Revista de Historia, núms. 39-40 (año 19331, pp. 225-231.
ELÍASS ERRAR ÁFOLS: {(Condes de La Gomera)), estudio inserto en la
obra Nobiliario de Canarias, J. Régulo íed.), La Laguna, 1959, t. 111,
PP. 141-143 y 149-150.
ANTONIO RUMEU DE ARMAS: ((Cristóbal Colón y Beatriz de Bobadilla
en Ias antevísperas del descubrimiento», en El Museo Canario, nbs. 75-76
(año 19601, pp. 259-261.
ANTONIO RUMEU DE ARMAS: «LOSB ~ O ~ ~deO dSo ña Be&& de Bobadi-lla
», en ANUARIOD E ESTUDIOAST LÁNTICOnSú,m . 31 (año 19851, pp. 424444.
5 Más adelante se detallan diversos datos biográficos. Véanse la-
PP. 52-54.
6 PERAZDAE A YALA: art. cit., p. 229.
20 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
5." Constanza Sarmiento, primera señora de Fuerteven-tura.
Se esposó con Pedro Fernández de Saavedra,
hijo de Fernán Darias de Saavedra, mariscal de Cas-tilla,
segundo señor de Zahara, y de Juana de Men-doza,
señora de la villa de Alcala de Juana de la Orta.
Con sucesión.
Diego García de Herrera y doña Inés Peraza tomaron a lo
Iargo de su vida una serie de disposiciones sobre el dominio
de las islas Canarias que es obligado señalar en este preciso
instante.
La primera de todas, la donación, en 1474, a su hijo primo-génito,
Pedro García de Herrera, de la isla del Hierro con mo-tivo
del concierto matrimonial con doña Antonia de Ribera.
Dicha cesión fue ratificada en Sevilla el 20 de enero de 1475
ante el notario Martín Rodríguez, en la vispera de las bodas 7.
Mayor trascendencia e importancia tuvo la demanda que
hicieron los señores de las Canarias a los Reyes Católicos im-petrando
autorización para fundar mavorazgo. La pertinente
carta real aparece expedida en Toro el 25 de noviembre de 1476.
Los soberanos conceden facultad a los solicitantes para crear
«un mayorazgo o dos o tres ..., por título de donacidn o por
título de contrato o por testamento)), al mismo tiempo que les
otorgan potestad para elegir entre sus hijos el o los beneficia-rios,
dejando a salvo el derecho de revocación. La rutinaria
prosa cancilleresca no logra ocultar el propósito de fundar
un solo mayorazgo, conforme el tiempo lo acreditará. También
cabe presumir que, por esta fecha, la decisión paterna se in-clinaba
a favor del primogénito
Un segundo paso importante cabe constatar en 1478, del
que resultó favorecido el hijo segundo, Fernan Peraza. Hallán-
SERRAR AFOLS: art. cit., p. 145.
AwoKro RUMEU DE ARMAS: El obispado de Telde. Misioneros mallor-quines
y catalanes en e¿ Atlántico, ~adrid-Telde, 1986, pp. 143-151.
7 A.S. (ARCHIVOD E SIMANCACSo):n sejo Real, leg. 2, fol. 3-1, p. 121.
RUMEU: Pedro Garcia de Herrera [3], pp. 70-71 y 86-90.
8 A.S.: Consejo Real, leg. 2, 3-11, pp. 1-15.
GREGORIOCH IL NARANJOE: stzdios históricos, climatológicos y patold-gicos
de las islas Canarias, Las Palmas, 1880, t. 11, pp. 596-600 (dicho do-
6 ANTONIO R U M E ~ DE ARMAS
dose por esa fecha residiendo doña Inés en Sanlúcar de Barra-meda
le hizo {{justa y perfeta donación entre bivos y non re-vocabIe
» de Ia isla de La Gomera. La escritura la firmó el
30 de mayo en presencia del escribano Alfonso Peláezg.
No se puede precisar si la decisión materna fue producto de
un espont6neo afecto por Fernán o si estuvo dictada por la
aversión cobrada al primogénito por su actitud de rebeldía.
Lo que en 1478 es vacilación o duda se ha convertido en 1482
en triste realidad. Pedro Garcia de Herrera había atentado con-tra
la vida de sus propios padres y provocado revueltas y mo-tines
en las tierras señoriales de los progenitores. Por esta
razón doña Inés Peraza al otorgar su primer testamento en a N
Sevilla el 21 de agosto del año expresado hace pública con- E
fesión de yerros y faltas, acordando desheredarlo para siempre. O n
Este testamento, otorgado ante el escribano Bartolomé Se- -- m
O
gura, le sirvió además a la señora de Canarias para fundar E
E
mayorazgo en cabeza del segundogénito. La cláusula principal 2
E
merece ser recordada: {{Mando.. . que Fernán Peraca, mi fijo,
-
aya de mejoría e mayoraldo todas las islas que son llamadas 3
-
de Canaria, así por la forma e vía que yo las tengo y poseo, -
0
m
y con todos sus pechos y derechos.. .)) lo. Se impone recordar E
que por esta fecha el señorío lo formaban las cuatro islas de O
Lanzarote, Fuerteventura, La Gomera y El Hierro. n
E Un hecho digno de ser destacado fue la muerte de Diego -
a
García de Herrera, sobrevenida en Santa María de Betancuria 2
n
el 22 de junio de 1485 l1. Desde esta fecha doña Inés Peraza n
asumió en solitario la gobernación de sus estados. O3
cumento forma parte de la ((Información llevada a cabo por el pesqui-sidor
Esteban Pérez de Cabitos sobre el dominio de las islas Canarias,
por encargo expreso de los Reyes Católicos)), Sevilla, 1477).
Proceso del mayorazgo de doña Inés Peraza, 1503, en ((Fontes Rerum
Canariarumu, t. VI, Instituto de Estudios Canarios, Santa Cruz de Tene-rife,
1953, r. 150.
9 A.S.: Consejo Real, leg. 2, fol. 3-11, pp. 153-154.
Proceso del mayorazgo de doña Inés Peraza [8], pp. 177-178.
'0 A. S.: Consejo Real, leg. 3, fol. 3-11, pp. 172-186.
Proceso del mayorazgo de doña Inés Peraza [a], p. 180-185.
11 JUAN DE ABREU GALINDOH: istoria de la conquista de las siete islas
de Canaria, Goya Ediciones, Santa Cruz de Tenerífe, 1955, p. 244.
22 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL S&OR~O DE FUERTEVENTURA 7
El siguiente acto relacionado con el dominio señorial se pro-duce
en 1486. Habiendo desheredado, conforme sabemos, al
hijo primogénito, Pedro, resolvió doña Inés hacer apura e jus-ta,
perfeta donación ... entre bibos, e no revocable, agora e
para siempre jamás, a vos Fernán Peraca, mi fijo legítimo que
sois e del dicho Diego García de Herrera, mi marido, que estáis
presente, toda mi isla del Hierro, ques en las islas de Canaria,
la postrera dellas.. . D. La pertinente escritura aparece suscrita
en la villa de Moguer el 28 de junio, en presencia del escribano
Fernando de Jerez 12.
El acto más importante en la estructuración del señorío de
las islas Canarias es sin disputa la solemne otorgación de es-critura
de mayorazgo por parte de doña Inés Peraza, que tuvo
por escenario Sevilla y por data el 15 de febrero de 1488, en
presencia del escribano Bartolorné Sánchez de Porras.
Doña Inés hace constar la licencia de su esposo, Diego Gar-cía
de Herrera, suscrita en Lanzarote el 12 de septiembre
de 1480, y las incitaciones en idéntico sentido expresadas en
su testamento. Vuelve a desheredar al primogénito, Pedro Gar-cía
de Herrera, y declara beneficiario exclusivo al hijo segundo,
Fernán Peraza. La cláusula más importante merece ser recor-dada:
{{vos hago esta donación de mayoradgo, es a saber, de
las islas de Canaria: de Lancarote e el Hierro e la Gomera e
Fuerteventura e de todas las otras que de derecho e ación ten-go
a ellas.. . » 13.
Para el caso de que Fernhn Peraza no dejase descendencia,
fijaba el orden sucesorio en las estirpes de Sancho de Herrera,
Marfa de Ayala y Constanza Sarmiento.
PERAZAD E AYALA: «El linaje español)) [4], p. 229.
SERRRAA FOLS«: Condes de ~ a ' ~ o m e r [a4»] , p. 143.
' 2 A. S.: Consejo Real, leg. 2, fol. 3-11, pp. 187-194.
Proceso del mayorazgo de doña Inés Peraza C81, pp. 185-186.
'3 A.S.: Consejo Real, leg. 2, fol. 3-11, pp. 1-15.
Proceso del mayorazgo de doña Inés Peraza [8], pp. 149-155.
Núm. 32 (1986)
8 4NTONIO RUMEU DE ARMAS
2. DIVISI~NEN DOZAVOS DEL SEÑORÍO DE LANZAROTYE F UERTE-VENTURA.
EJERCICIDOEL SEÑORÍO JURISDICCIONAL DE FUERTEVEN-TURA
POR LA FAMILIA SARMIENTO-SAAVEDRA
En 1488 todo parecía resuelto en cuanto al futuro de las
islas Canarias que conservaban la calificación jurídica de se-ñorío.
Hay que destacar, en este punto y hora, el matrimonio del
heredero del señorío de Canarias, Fernán Peraza, con doña
Beatriz de Bobadilla, enlace verificado en Madrid en 1482. De a
esta unión habían nacido, por la fecha que nos viene ocupando, N
E
dos hijos: uno varón, el mayor, Guil7én Peraza de Ayala, y la O
seguida hembra, Inés de Herrera lJ. - -- m
En el año que venimos historiando, 1488, una nueva trage- O
E
dia conmueve a la familia Herrera-Peraza. El hijo segundogé- E
2
E nito, Fernán Peraza, fue inmolado por sus vasallos gomeros, -
hartos de padecer abusos y tropelías. La viuda, doña Beatriz 3
de Bobadilla, se encerró con sus hijos en la torre de San Sebas- O--
tián, en espera de la inmediata liberación. m
E
Nunca la suegra, doña Inés Peraza, había mirado con bue- O
nos ojos a Beatriz de Bobadilla, considerándola como una in- -
tmsa en el seno de la familia, por causa de un enlace impuesto -E
a
por la propia reina Isabel. La aversión creció ahora al contem- l - piar cómo la nuera se desentendía por completo de sus con- --
sejos, y una vez alzada legalmente con la tutela de los huér- 3
fanos, obraba como dueña y señora de La Gomera y El Hierro, O
de espaldas por completo a su hasta entonces ornnímoda auto-ridad.
La desesperación de doña 1116s era aún mayor al contem-plar
cómo ella misma había agravado la situación con decisio-zvs
i r n ~ r e r r , e l t ~ d u sC.n me se recnrdzrA, en jwnie de 1486 h¿t-bía
hecho traspaso de la isla del Hierro a su hijo predilecto,
14 RUMEU: «La ,reivindicacih por la Corona de Castilla)) [2], p. 41.
RUMEU: «Cristóbal Colón y Beatriz de Bobadilla)) [4], p. 259.
R u m : {{Los amoríos de doña Beatriz de Bobadilla» [4J, pp. 431
y 441-443.
24 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL S ~ O R Í ODE FUERTEVENTURA 9
y en febrero de 1488, días antes de la tragedia, instituido ma-yorazgo
en favor del mismo y sus sucesores legítimos.
La paz reinó el tiempo preciso para tomar posiciones. Des-pués
se cruzaron cartas y demandas por ambas partes, que aca-baron
en denuncias y reclamaciones ante el Consejo Real, cu-yas
particulares incidencias no son conocidas. Doña Inés Pe-raza
amenazó con revocar el mayorazgo de las Canarias si la
rebeldía familiar no se acallaba, pero bastó la sola insinuación
para despertar la alarma de doña Beatriz, temerosa por el por-venir
de sus hijos.
En vista de ello, la Bobadilla decidió presentarse en la corte
de los Reyes Católicos para hacer valer sus derechos 15.
Pero así que la dama pisó Andalucía. la familia urdió con-tra
ella toda clase de tretas y conjuras para ver de arrebatarle
la tutela de los huérfanos.
La más violenta acusación la formuló en Córdoba, alrede-dor
de octubre de 1491, ante el Consejo Real, su cuñado Sancho
de Herrera. En este agresivo escrito se la tachaba de ccsospe-chosa
tutrim, dilapidadora y manirrota, reclamando de ella la
rendición de cuentas, previo el oportuno inventario de la he-rencia.
El Consejo Real dio curso a la demanda, aunque inhibién-dose
de conocer en la misma. Con este fin expidió incitativa
al asistente de Sevilla don Juan de Silva, conde de Cifuentes,
con fecha 29 de noviembre, para que ante él ventilasen los inte-resados
la reclamación 16.
Doña Beatriz se presentó en Sevilla en julio del año expre-sado
requiriendo al tedente de cnrre,pi-dnr Lnpe Rumirez: de
Autillo para que ordenase al escribano Porras la expedición
de una copia legalizada del vínculo. Mas tarde se trasladó a
Santa Fe, e irnpetró de Fernando e Isabel la confirmación del
mayorazgo de las Canarias. La pertinente carta aparece fir-mada
en e1 c.aammpamentr.ne d g r~n x l ime! 8 de m z y ~& 1492 '7.
15 RUMEU: ctCristóba1 Colón y Beatriz de Bobadilla)) [4], pp. 259-261.
16 A. S.: Registro del Sello, Incitativa del Consejo Real.
RUMEU: ((Cristóbal Colón y Beatriz de Bobadilla)) [4], pp. 262-263.
17 A. S.: Consejo Real, leg. 2, fol. 3-11, pp. 111-116.
Núm. 32 (1986) 25
10 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
Con estos antecedentes por delante, se podrá imaginar cómo
el ánimo de doña Inés Peraza, trabajado insistentemente por
los otros herederos, se fue inclinando por la división y el frac-cionamiento
del viejo señorío.
En 1502 hizo donación ((inter vivos)) de las islas de Lanza-rote
y Fuerteventura a sus hijos menores, Sancho de Herrera,
María de Ayala y Constanza Sarmiento.
Este documento, hoy día desaparecido, estuvo integrado en
el famoso proceso de las Canarias (del que muy pronto se vol-verá
a hablar). Sancho de Herrera declara en dicho atestado
que doña Inés Peraza no era dueña al morir de Lanzarote y a
Fuerteventura ((porque avía fecho donación entre bivos, pura
E e irrevocable, a mí e a las dichas mis hermanas, como parece O
por la dicha donación que está presentada en este proceso)) la. n - m
Pocos días antes de morir, la señora de las Canarias dictó O
E
segundo testamento en Sevilla, el 1 de febrero de 1503, en pre- E
2
E sencia del escribano Bartolomé Sanchez de Porras.
Tampoco se ha conservado este decisivo documento, inte- 3
grado asimismo en el proceso; pero sabemos, por idéntico tes- om-timonio,
que en dicho acto de última voluntad ({aprobó la dona- E
ción de Lancarote y Fuerteventura» IY.
O
Hoy conocemos, por documentos posteriores, que la dona- n
-E ción de Lanzarote y F'uerteventura la hizo doña Inés mancoma- a
nadamente por doxavas partes: cinco para Sancho de Herrera, n
cuatro para María de Ayala y tres para Constanza Sarmiento n
3
O
Proceso del mayorazgo de doita Inés Peraza [8], pp. 155-156.
IB A.S.: Consejo Real, kg. 2, fol. 3-1. Proceso de Canarias. Pleito de
Pedro García de Herrera contra Sancho, María de Ayala, condesa de Por-talegre,
y Constanza Sarmiento, sus hermanos.
VIERAY CLAVIJON: oticias de la historia ... de las islas de Canaria [l],
t. E, p. 127.
' 9 Ibíd.
20 JosÉ PELLICEDRE TOVARM: emorial de la calidad y servicios de los
señores de la isla de Fuerteventura, en las Canarias, del apellido de Saa-vedra,
Madrid, 1647, fols. 8v.-9.
BIBLIOTECDEA LA REALA CADEMDIAE LA HISTORIAC:o lección Salazar,
signatura E-12, fols. 53-69 (numeración general del tomo).
26 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
Parece admisible, y de ello se habla reiteradamente en el
proceso, que doña Inés Peraza revocase, por medio de su tes-tamento,
el mayorazgo de las Canarias; pero no hay prueba irre-futable
de ello.
Un hecho ajeno a nuestro asunto principal, pero encadena-do
al mismo, conviene puntualizar. Habiendo contraído segundo
matrimonio doña Beatriz de Bobadilla con el conquistador de
Tenerife y La Palma y adelantado de Canarias don Alonso de
Lugo, éste había conseguido para sí la curaduría de Guillén
Peraza de Ayala e Inés de Herrera, sus entenados.
De esta manera, al fallecer, en febrero de 1503, la señora
de las Canarias, Alonso de Lugo, invocando el mayorazgo de 1488,
se apresuró a tomar posesión de las islas de Lanzarote y F'uer-teventura
en nombre de sus hijastros. Con este fin organizb
una expedición militar para posesionarse de las islas mencio-nadas,
llevando a cabo diversos actos simbólicos en F'uerte-ventura
mientras era rechazado por las armas en Lanzarote2'.
El proceso sobre el dominio político de las islas Canarias
se litigó ante el Consejo Real por espacio de largos años. Tuvo
inicio en el propio año 1503 con la disputa judicial sobre la va-lidez
del mayorazgo de Canarias. Los litigantes eran doña Bea-triz
de Bobadilla, en nombre de los huérfanos Guillén Peraza
e Inés 11 Peraza, posteriormente conocida con el nombre de
Inés de Herrera, y los hijos supervivientes de la señora de las
Canarias, Sancho de Herrera, María de Ayala y Constanza Sar-miento.
Dentro del proceso de las Canarias el pleito aludido hay
que considerarlo el principal. Por desgracia se conserva parcial-mente.
Sólo ha pervivido la documentación aportada por doña
Beatriz de Bobadilla en defensa de la validez del mayorazgo,
y, por ende, del dominio sefiorial sobre La Gomera, El Hierro,
Lamarote y Fuerteventura. En cambio, ha desaparecido el plei-to
en si mismo y la prueba presentada por la parte c~ntrrriu,
VIERAY CLAVIJON: oticias de la historia ... de las islas de Canaria 111,
t. 11, p. 126.
*l A. S.: Consejo Real, leg. 3, fol. 3-11.
Proceso del mayorazgo de doña Inés Peraza [8], pp. 158-177.
Núm. 32 (1986)
12 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
los hermanos Berrera-Peraza, impugnando el vínculo y defen-diendo
la donación de las dos islas orientales Y.
Esta lamentable circunstancia impone que nos movamos en-tre
sombras.
Por causa de la confusa situación, el Consejo Real había or-denado
como primera providencia el secuestro de las islas de
Lanzarote y Fuerteventura (16 de abril de 1503). El ejecutor de
la provisión fue el doctor Alonso Escudero, juez de residencia
de la isla de Gran Canaria u.
Sin embargo, 10s hermanos Herrera Peraza se apuntaron un
primer éxito al resolver el alto tribunal que les fuese devuelta a N
la posesión de las islas: aunque el litigio continuase en cuanto E
a la validez del mayorazgo con todas sus consecuencias. En O - agosto de 1504 Sancho de Herrera confiesa, en uno de los ale- - m
O
gatos, que el pleito «está concluso y sacada la relación)) (se E
E
refiere a Lanzarote y Fuerteventura). En efecto, el Consejo Real 2
E
pronunció sentencia definitiva, en grado de revista, en cuanto
-
a la posesión, en favor de Sancho y sus hermanas el 3 de octu- 3
-
bre del año expresado 24.
-
0
m
E El fallo invalidado el mayorazgo y adjudicando la propie- O
dad de Lanzarote y Fuerteventura a Sancho de Herrera, doña
María de Ayala y doña Constanza Sarmiento no ha llegado has- -
-E
ta nosotros, siendo muy escasas las posibilidades de aparición. a
2 Pero no se puede dudar de su existencia y de su signo favora- -
ble, puesto que el señorío de ambas islas se consolidó en estas -
estirpes hasta el fin del viejo régimen. 3
O
El proceso de las islas Canarias, en su cuerpo principal, se
vio interferido con otros litigios incoados en 1503 por el pri-mogénito,
Pedro García de Herrera «el desheredado)), contra
sus hermanos y sobrinos. En nuestro caso concreto nos inte-
22 Ibtd.
23 A. S.: Libro$ de cédulas de la Cámara, núm. 8, fol. 65r.
Seis dias antes, el 10 de abril, el Consejo habia comisionado al doc-tor
Alonso Escudero, juez de residencia de la isla de Gran Canaria, para
que efectuase personalmente el secuestro (ibid.: Registro del Sello).
24 A.S.: Consejo Real, leg. 2, fol. 3-1, y Registro del Sello.
28 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
resa el pleito sobre la propiedad de Lanzarote y Fuerteven-tura.
La pertinente demanda fue presentada por el primogénito,
en noviembre de 1503, contra sus hermanos Sancho de He-rrera,
María de Ayala (condesa de Portalegre) y Constanza
Sarmiento. En uno de sus escritos declara «que soy fijo legí-timo
mayor del dicho Diego de Herrera e de doña Ynés Pe-racav.
Pedía, por tanto, que las islas orientales fuesen decla-radas
partibles y se le adjudicase el quinto de la herencia.
Sancho de Herrera, en nombre propio y de sus hermanas, se
opuso a lo solicitado aduciendo la donación y el testamento
maternos ".
Aunque las probabilidades de triunfar eran escasas para la
parte demandante, en 1510 tres de los actores suscribieron una
hábil transacción en Sevilla, el 30 de abril, ante el escribano
Rodrigo Sánchez de Porras. Por medio de este documento Pe-dro
García de Herrera se aseguraba LUU pensión vitalicia de
50.000 maravedíes a cambio de desistir del pleito y, por ende,
de renunciar a la herencia.
El compromiso se convino por terceras partes, a razón de
16.666 maravedíes con 4 cornados por estirpe. Se conservan
las escrituras firmadas por Sancho de Herrera y por Pedro
Fernández de Saavedra (este último en nombre propio y de
sus hijos, por haber fallecido en el intermedio la esposa, doña
Constanza Sarmiento) 26. Ha desaparecido, en cambio, el docu-mento
similar que tuvo que suscribir, por la tercera parte,
doña María de Ayala, condesa viuda de Portalegre (su marido,
Diogo da Silva, había sucumbido en 1504) 27.
Como se ha señalado antes, la donación de las islas orien-tales
por doña Inés Peraza a sus hijos se había hecho por
doxavas partes: cinco a Sancho de Herrera, cuatro a María de
Avsla y 2 C.~_n,rt~n.Cza.a -ie,nte. Pcr T~ZS&C esta ~ ~ e G d 8 , --.I ---
E A.S.: Consejo Real, leg. 2, fol. 3-1, Proceso de Canarias, pp. 58-83.
26 EL~ASSE RRAR AFOLS:« La sucesión de Diego de Herrera. Documen-tos
interesantes del Archivo Salazar de Frías, de La Lagunan, en Revista
de Historia, núm. 53 (año 19411, pp. 131-134.
27 SERRAR ÁFoLs: LOS portugueses [l], p. 43.
14 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
ellos y sus descendientes se titularon mancomunadamente se-ñores
en parte de Lanzarote y Fuerteventura, disfrutando de
las rentas cada una en proporción a su propiedad.
Distinto fue el caso de la jurisdicción. Sancho de Herrera y
Pedro Fernández de Saavedra establecieron un acuerdo tdcito
por el cual gobernaría aquél Lanzarote y éste Fuerteventura
(en nombre de su esposa y de sus hijos). De esta manera se
consolidó la posesión señorial en ambas estirpes, que acabó
por convertirse en inmemorial con el correr del tiempo.
Todo este complicado tejemaneje fue preciso para que Cons-tanza
Sarmiento y su marido, Pedro Fernández de Saavedra, a
asumiesen el señorío de Fuerteventura con facultades jurisdic- E
cionales plenas. O n
El estudio del señorío de Fuerteventura en el siglo XVI nos =m
O obligará a biografiar, uno a uno, a los respectivos titulares, EE
combinando para ello la genealogía con la historia. SE
Nuestro primer objetivo sera reconstruir la autenticidad de
los linajes en cuanto a los señores titulares, sus enlaces y des- 3
cendencia, por ser asunto tan enmarañado como desconcer- em-tante.
En este aspecto concreto se puede hablar de una genea- E
logia nueva, donde los principales actores cambian de posición O
y de lugar para dejar a otros sus puestos originarios. n
E Después nos entretendremos en rehacer las biografías de los -
a
diversos señores con los escasos datos históricos que han so- n
n brevivido de sus andanzas, unas veces anodinas y otras trepi-dante~
y heroicas. 3
O
3. GENEALODGE ~LAA FAMILIA SAAVEDRCAON. STANZAS ARMIENTO
Y PEDROF ERNÁNDEDEZ SAAVEDRPRAIM, EROS SENORES DE FUER-TEVENTURA
Puesto que en el siglo XVI los señores de l-uerteventura usa-rán,
por varonía, al apellido Saavedra, parece lógico que nos
entretengamos en destacar algunos pormenores sobre la ilus-tre
prosapia de este linaje. Los antepasados inmediatos de Pe-dro
Fernández de Saavedra serán el objeto de la presente in-dagatoria.
30 ANC'ARZO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
EL SEÑORÍO DE FUERTEVENTURA 15
Nos va a servir de poderoso auxiliar para la reconstrucción
genealógica el estudio del famoso cronista José Pellicer de To-var
titulado Memorial de la calidad y servicios de los señores
de la isla de Fuerteventura, en Canarias, del apellido Saavedra,
publicado en Madrid en 1647 a instigaciones de la familia que
pretendía enaltecer
El primer personaje de relieve de la estirpe en Andalucía
fue Fernán Darias de Saavedra (bisabuelo de nuestro prota-gonista),
señor del Castellar, alcaide de Cañete la Real y vein-ticuatro
de Sevilla, soldado que adquirió celebridad en las cam-pañas
de 1407 a 1410 contra los moros de Granada durante el
reinado de Juan 11 ". Estuvo casado con doña Leonor Martel
rn Gnrr .u.,iarr, - .-.rr~-.-, G L L L ~ ~ L L CdAe Fki.rir;? Teraza, ~ t . ñ ~dio= l as Canarias, hi-jos
ambos de Gonzalo Pérez Martel y de su esposa, Leonor
Ruiz Peraza.
Véase la nota 20.
El promotor del Memorial fue don Fernando Arias de Saavedra, quien
se valió del mismo para solicitar del rey Felipe IV la concesión de título
de Castilla con la denominación de conde o marqués.
El hijo de este personaje, don Fernando Matías Arias de Saavedra, en-cargó
al genealogista don Alonso Núñez de Castro la preparación de un
segundo escrito que lleva por titulo: Memorial de la calidad y servicios
de los sefiores de Ea isla de Fuerteventura, impreso en Madrid en 1680.
El objeto era el mismo: la obtención de un titulo de Castilla.
Núñez de Castro se limita a plagiar a Pellicer, añadiendo las postreras
generaciones.
BIBLIOTECAD E LA REALA CADEMIAD E LA HISTORIAC: olección Salazar, sig-natura
E-10, fols. 141-193 (numeración general del tomo). " Los ascendientes de Fenlkn Darias de Saavedra, primer seAm de!
Castellar, fueron los siguientes:
Padre: Fernán Yáñez de Saavedra, doncel del rey Pedro 1 y camarero
mayor de Enrique 111.
Abuelo: Juan García de Saavedra, caballero de la Banda y embajador
en Portugal en nombre de Alfonso XI.
Risnh2-10: )J~CSQ &rnan&z S a ~ r d rc~=,m rfi&d=r & Aledo ei; :a
Orden de Santiago y alcalde mayor de Sevilla por designación de
Sancho IV.
Tatarabuelo: Alonso López de Saavedra, conquistador de Sevilla for-mando
en las huestes de Fernando 111.
FRANCISCFOE RNÁNDEZ B&THENCOUNRoTb:i liario y blasdn de Canarias,
Santa Cmz de Tenerife, 1878, t. 1, pp. 83-84 y 86.
Núm. 32 /19861 31
16 ANTONIO RUlMEU DE ARMAS
Tres vástagos nacieron de esta unión: Fernán Darias de
Saavedra, Juan Darias de Saavedra y Gonzalo de Saavedra.
Fernán, el primogénito, murió en plena juventud, luchando
contra los musulmanes frente a los muros de Setenil (1408).
El hijo segundo, Juan Darias, alcaide de Jimena, fue señor
del Castellar y El Viso y cabeza del ilustre linaje de los condes
del Castellar. Esta plaza Ja arrebató a los granadinos en 1445
en alarde de valor personal; Juan II le designó señor de la villa
con el cargo anejo de alcaide.
El tercer vástago, Gonzalo de Saavedra, nos interesa par-ticularmente
por ser abuelo de Pedro. El rey Juan 11 le agra- a
ció con el título y funciones de mariscal de Castilla. Fue ade- N
E más señor de Zahara (conquistaua en 1410, merced a su es- o
fuerzo personal), alcaide de Tarifa y comendador de Montalbán n--
en la Orden de Santiago. Había casado con doña Inés de Ribera, m
O
E
hija de Pedro Vázquez de Ribera y de doña María de Moscoso. E
2
Este personaje tuvo una brillante actuación en las contien- -E
das del reinado de Enrique IV en apoyo de la rebelión del pnn- 3
cipe de Viana contra su padre, Juan 11 de Aragón. --
Los padres del primer señor consorte de Fuerteventura ya 0
m
E
nos son conocidos 'O. No estará de más repetirlos. Se llamaron o
Fernán 11 Darias de Saavedra, mariscal de Castilla, señor de n
Zahara, comendador de Calzadilla en la Orden de Santiago, -E
alcaide de Utrera, Tarifa y el castillo de Triana, y doña Juana a
2
de Mendoza, señora de la villa de Alcalá de Juana de la Orta. n
n
Fernán 11 tuvo una actuación muy destacada en las luchas
banderizas de la etapa inicial del reinado de Fernando e Isa- 3
O
bel. En la contienda aparece implicado el hijo segundo, Pedro
Fernández de Saavedra. Por dicha razón parece obligado pres-tarle
a los sucesos la debida atención.
Los Reyes Católicos decidieron en el estío de 1477 presen-tarse
en Andalucía resueltos a atraer a los revoltosos y a im-poner
por la fuerza la pacificación general. Una vez afincados
en Sevilla ordenaron a Fernán Darias la entrega inmediata de
la fortaleza de Utrera, que retenía contra todo derecho. El ma-riscal
Darias de Saavedra, mal aconsejado por su madre, doña
30 Pagina 5.
32 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
MEMORIAL
DE LA CALIDAD, 1 SERVICIOS
DE LA ISLA DE FVERTEVENTVRA
EN L.AS CANARIAS
DEL APELLlDO DE SAAVEDR&
El Memorial de Peiiicer de Tovar, escrito a instancias de don Fernando
Arias de Saavedra. AFio 1647
~ ~ 3 $ 3 $ 3 3 3 3 ~ 2 ~ ~ ~ ~ SS'
*§ M E M O R I A L .-
-'S S*
3 DE LA CALIDAD, Y SERVICIOS E -§
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q DE LOS SENORES .b
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DE LA I SLA DE FVERTEVENTVRA Pla -5 I,
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-S EN LAS CANARlAS S*
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-3w DEL APELLIDO DE SAAVEDRA,
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-S Al Rey Nuefiro Señor. §CW
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DON ALONSO NVNEZ DE CASTRO, $ -S C R O N I S T A DE V.MAGESTADt
-§ '3* -S 7 -4
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El Memorial de Núñez de Castro, escrito a ruegos de don Fernando
Matías Arias de Saavedra. Año 1680
Inés de Ribera, decidió desobedecer las tajantes órdenes reci-bidas,
y siguiendo el mal ejemplo de otros nobles, no menos
levantiscos, se alzó en rebeldía contra el poder real.
La fortaleza de Zahara, en los confines del reino de Grana-da,
que le servía de refugio, se convirtió en su cuartel gene-ral,
mientras Utrera y Tarifa, que también le obedecían, re-cibieron
órdenes de resistir a cualquier intimidación o acto
de fuerza.
Era teniente de alcaide de Utrera Pedro de Guzmán, y al am-paro
de sus muros había dejado el mariscal, según nos revela
Andrés Bernáldez, cura de Los Palacios, «en compañía, como
nnr nr~nrlai ~ fijg, qup r ; ~ fa Pp&^ Fprn&fi&z..,, p ~ r r-- r-"---...
mozuelo de fasta catorce o quince años)) 31. En los mismos tér-minos
refiere el suceso Jerónimo Zurita, pues asegura que
Fernán Darias había dejado en la torre de Utrera «a Pedro Her-nández
de Saavedra, su hijo segundo, que era muy mozo» j2,
para que fuese prenda y garantía de un mayor celo en la de-fensa
del castillo.
En cuanto los Reyes Católicos conocieron la rebelión de su
poderoso vasallo decidieron humillarle por medio de las ar-mas.
Zahara, Utrera y Tarifa se vieron combatidas por todos
sus frentes, y el mismo Fernando de Aragón con seiscientas
lanzas rodeó la fortaleza de Utrera y formalizó el asedio en
noviembre de 1477. Isabel, para no ser menos, envió potentes
tiros de artillería para doblegar sus muros. Por espacio de seis
meses el castillo resistió los embates de las tropas leales para
acabar sucumbiendo en el asalto general del 6 de abril de 1478.
El alcaide murió en la operación, mientras eran cautivados
veintidós prisioneros.
La suerte de los tenaces defensores aparece reflejada por la
pluma de Hernando del Pulgar. quien asegura que «traydos a
la cibdad de Sevilla, porque fueron muy rebeldes e avían co-metido
grandes crímenes e robos, la Reyna los mandó a todos
3' Memorias del reinado de los Reyes Catdlicos, edición Manuel G6-
mez Moreno y Juan de M. Carriazo, Madrid, 1962, p. 70.
32 Anales de la Corona de Aragdn, Zaragoza, 1668, t. IV, fol. 284.
Núm. 32 (1986) 35
ahorcar)) 33. Se equivoca el cronista en el número; veintiuno
fueron los ahorcados, pues el veintidós, Pedro Fernandez de
Saavedra, fue indultado en razón a m corta edad y circunstan-cias
personales.
Meses después el mariscal deponía las amas, entregando la
fortaleza de Tarifa, tras haber solicitado el perdón real por me-dio
de sus amigos, parientes y allegados. Los Reyes Católicos,
al mismo tiempo justicieros y benévolos, le aceptaron de nue-vo
en su gracia, devolviendo a Fernán Darias de Saavedra todas
sus tierras, títulos y honores.
En este mismo año, 1478, el mariscal y su esposa, doña Jua- a
na de Mendoza, sucumbieron en circunstancias trágicas al de- E
rrumbarse la morada en que vivían 34. O
El primogénito, Gonzalo Darias de Saavedra, mariscal de n - m
Castilla, heredó la casa y estados de la familia. Pedro, simple O
E
E segundón, hubo de conformarse con un discreto acomodo en las S
E remotas islas Afortunadas.
El concierto matrimonial entre Pedro Fernández de Saave- 3
dra y Constanza Sarmiento parece ser que se convino en 1477, O-m
con ocasión del viaje a la corte de los padres de la novia, Diego E
García de Herrera y doña Inés Peraza, con objeto de hacer tras- O
paso a los Reyes Católicos del derecho de conquista sobre Gran n
Canaria, La Palma y Tenerife 35. Suele darse como negociador a-E
de las bodas a don Pedro Ehríquez, adelantado mayor de An- n
dalucía, a quien haría entrega el mariscal, poco tiempo más n
n
tarde, de la fortaleza de Tarifa 36. 3
O
33 Hernando del Pulgar, cronista de los Reyes Catdlicos, edición de
J. Mata Carriazo, Espasa-Calpe, 1943, t. 1, p. 324.
33 BERNÁLDEMZe: morias ... de los Reyes Catdlicos 1311, p. 72.
PELLICEDRE TOVARM:e morial ... de los senores de la isla de Fuerteven-tura
[20], fol. 3v.
Axmxio RÜXEÜ EE Añ~i rS: E G ~ G e~n GBI &,l;ic~ AtlUztSc~,I nstitüto
de Estudios Africanos, Madrid, 1956, t. 1, pp. 136-138.
35 ABREUG ALINDHOi:s toria de la conquista de ... Canaria [ll], pp. 95-96.
VIERAY CLAVIJONo: ticias de la historia ... de las islas de Canaria [l],
t. 11, PP. 419-420.
RUMEU: España en el Africa Atldntica [34], t . 1, pp. 110-116.
34 ABREUG ALINDO01:) . cit., pp. 138-139.
RUNIEUo: p. cit., pp. 136-138.
36 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLKNTICOS
ARBOL GEEiEALdGICO Nú:M. 1
ASCENDENCIA DE U>S PRIMEROS SERORES
DE FUIERTEVENTURA
Femán Peraza,
s&or de las Canarias
Ines de las Casias I in& ~eraza,
señora de las Canarias
MATRIMONIOS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ., , -. -
DESCENDENCIA L E G I T I ~. ........ -
UNIONES EXTRACONWGALES ...... ............ .
DESCENDENCIA ILEGfTIMA ...............
Diego Garcia de Ht, wera
I
I
Pedro Garcia de Herrera I Fernán Peraza I I Sancho de Herreria, María de Ayala Constanza Sarmiento.
«el Desheredad.o» primer señor de Lamarote primera señora de Fuerteventura
Beatriz de Bobadiiis Diogo da Silva,
Antonia de Riberia (1) Violante de Cervantes (1) conde de Portalegre Pedro Fernández de Saavedra . . . . . . . . .
. . . . . . . . .
María Lasso de la Vega (2) Catalina Dafia (2:)
Consitanza 11 Sarmiento,
segunda señora de Lanizarote
Fernán Darias de Saavc?dra,
segundo señor de Fuerteventura
María de Sosa (1)
Margarita Cabrera (2)
Catalina Escobar de las Roelas (3)
22 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
Los esponsales se efectuaron en Teguise, antigua capital de
Lanzarote, previo traslado a la isla del novio. La fecha más
probable del enlace es la de 1479 37. El historiador Viera y Cla-vijo
da por supuesto ((se celebraron las bodas con aquel gé-nero
de regocijos simples que en tan buenos tiempos acompa-ñaban
todavía a las teas nupciales» 38.
4. LA DESCENDENCIA DE PEDRO FERNANDEDZE SAAVEDRY AD E
DONA CONSTANZSAR MIENTLOO. S HIJOS BASTARDOS DE PEDRO
FERNÁNDEZ
La descendencia resultante de la unión conyugal de Pedro
Fernández de Saavedra con doña Constanza Sarmiento es uno
de los problemas más enmarañados de la historia primitiva de
Canarias.
En un estudio puramente genealógico, aclarar este punto
concreto es importante. Pero en un trabajo como el presente,
de carácter genealógico-histórico, desvelar el misterio reviste
indiscutible trascendencia. Piénsese que la casa de Saavedra
esta llamada en el siglo XVI a detentar, por varonía, los seño-ríos
de Fuerteventura y Lanzarote.
El primer genealogista que se interesó por el terna objeto
de nuestro estudio fue Pellicer de Tovar. Este cronista real, que
se documentó profusamente para sacar adelante su empeño,
enumera ocho hijos nacidos de la unión sacramental. Como era
costumbre entonces, señala en primer término a los varones,
dejando en segundo lugar a las hembras. He aquí sus nombres:
1. Fernán Darias de Saavedra.
2. Pedro Fernández de Saavedra.
0a. Sai-,ciio & Herrers.
4. Fray Juan Peraza.
5. Fray Vicente Peraza.
37 RL'MEU: España en el Africa Atlántica [34], t. 1, p. 138.
38 Noticias de la historia ... de las islas de Canaria [l], t. 11, pp. 419-420.
38 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL SMORÍO DE FUERTEVENTURA
6. Sor María de Ayala.
7. Margarita de Herrera.
8. Constanza Sarmiento de Saavedra 3g.
El segundo autor que se ocupa del tema, el historiador Vie-ra
y Clavijo, se atiene a lo dicho por su predecesor, ratificán-dose
en todos sus puntos 40.
Mención especial merece el prestigioso genealogista Fernán-dez
Béthencourt, ya que al estudiar esta familia introduce lige-ras
modificaciones en la nómina de los vástagos. Margarita de
Herrera (núm. 7) es sustituida por Juana de Mendoza y Cons-tanza
Sarmiento de Saavedra (núm. 8) es suprimida de la
lista.
Las rectificaciones de Béthencourt son rigurosamente exac-tas
41.
Ahora bien, estos tres autores añaden dos hijos al matri-monio:
Pedro Fernández de Saavedra (núm. 2) y fray Juan
Peraza, obispo de Canarias (núm. 41, y se olvidan, en cambio,
de consignar a Inés Peraza.
De esta manera, los hijos del matrimonio FernAndez de
Saavedra-Sarmiento fueron exactamente seis, cuyos particula-res
circunstancias pasamos a señalar:
1. Fernán Darias de Saavedra, segundo señor de Fuerte-ventura,
de quien se volverá a hablar por extenso mas
adelante 42.
2. Sancho de Herrera, provincial de la Santa Hermandad
de Andalucía y veinticuatro de Sevilla. Contrajo ma-trimonio
con doña Ana Mallart, hija de Tomás Ma-llart,
caballero inglés, y de doña Beatriz Mallart 43.
3. Fray Vicente Peraza, fraile del convento dominico de
San Pablo de Sevilla, donde tomó los hábitos el 5 de
abril de 1506. Fue promovido a la dignidad de obispo
39 Memorial ... de los sefíores de la isla de Fuerteventura [20], fo-l
i o ~9- 10.
4~ 0 p . cit., pp. 424426.
41 Nobiliario y blasdn de Canarias 1291, t. 1, pp. 93-98.
42 Páginas 36-49 y 55-58.
43 La descendencia de este matrimonio se mencionara más adelan-te,
pp. 28-29.
24 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
de Santa Maria de la Antigua del Darién por bula del
pontífice León X, expedida en Roma el 4 de diciem-bre
de 1520 *.
4. Doña Inés Peraza, que falleció soltera entre 1506
y 1510 45.
5. Do��a Juana de Mendoza, casada con Juan de Pineda,
escribano mayor del Cabildo de Sevilla M.
6. Sor María de Ayala, monja profesa en Sevilla.
La relación de hijos acabada de enumerar parece chocar
abiertamente con la escritura de transacción convenida en Se-villa,
el 30 de abril de 1510, entre Pedro Fernández de Saave-dra
(viudo de Constanza Sarmiento y en representación de sus
hijos) con su cuñado Pedro García de Herrera, por razón del
pleito sobre el dominio de Lanzarote y Fuerteventura, paginas
atrás referido 47. En dicho documento nuestro protagonista hace
expresa confesión de que actúa: tren nombre de Fernán Darias
44 FERNÁNDEBZ~ ENCOURNTob: i liario y blasdn de Canarias 1291,
t. 1, PP. 97-98.
GUILELMUVASN GULIKy CONRADEUUS BEL:H ierarchia Catholica Medii
et Recentioris Aevi, Mlinster, 1923, t. 111, p. 268.
45 En 1506 había muerto su madre; por esta circunstancia, los dere-chos
hereditarios recayeron en su padre.
En 1510 ya había sucumbido, puesto que su progenitor la silencia en
el documento de 30 de abril, que inmediatamente volverá a ser men-cionado.
Véase la p. 36.
46 LOS padres de Juan de Pineda fueron Pedro de Pineda, escribano
mayor del Cabildo de Sevilla, y doña María de Monsalve.
Juan de Pineda y doña Juana de Mendoza tuvieron por la menos dos
hijos:
1. Pedro de Pineda, caballero de la Orden de Calatrava.
2. Inés Peraza de Ayala, casada con Alonso Pérez de Guzmán el Bue-
El Último matrimonio citado tuvo una hija por nombre doña María
de las Roelas y Guzmán, que casó con Alonso Ortiz de Zúiiiga y Leyva,
a su vez padres de Juan Ortiz de Guzmán, caballero de la Orden de Ca-latrava.
A. H. N.: Calatrava, expedientes 1.872 y 2.039.
F'ERNÁNDEZ BÉTHENCOURoTp:. Cit., t. 1, p. 98.
47 Pagina 13.
40 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
de Samedra e Sancho de Herrera e doña Juana e doña Maria,
mis fijos e fijos legítimos de doña Constanza Sarmiento, mi
muger, fija legítima de Diego de Herrera e de doña Ynés Pe-raca,
su muger, difuntos que glorian ayan)).
¿Cómo explicar la aparente contradicción? ¿Por qué no apa-recen
reseñados Vicente Peraza e Inés Peraza? La explicación
es bien sencilla. El primero, Vicente, el 4 de abril de 1506, un
día antes de profesar como dominico, había testado ante el
escribano de Sevilla Rodrigo Sánchez de Porras, dejando en
herencia a su padre la parte del señorío de las islas que en su
representación debiera heredar el convento de San Pablo48.
La segunda, Inés Peraza, había fallecido con anterioridad a la
que Tios oc-q-,a 49".
Viene a aclarar definitivamente el problema la escritura de
donación otorgada en Las Palmas el 22 de agosto de 1522, ante
el escribano Cristóbal de San Clemente, por el obispo de Tierra
Firme fray Vicente Peraza en beneficio de su hermano Fernán
Darias de Saavedra.
Señalemos, con carácter previo, algunos antecedentes. El
obispo Peraza, camino de su diócesis en Santa María del Darién,
tuvo que buscar refugio en el Puerto de las Isletas, en Gran
Canaria, hostilizado en plena mar por los piratas y ((robado
de franceses)) M. Por esta forzada circunstancia va a permane-cer
radicado en Las Palmas por una larga temporada, en nin-gún
caso inferior a diez meses.
El primer acto que da fe de su estancia fue la escritura de
donación antedicha. De ella cabe deducir la revocación, en fe-cha
ignorada, del testamento de 1506.
«Fray Biceynte Peraca)) se declara en dicho documento «hijo
legítimo del magnífico señor Pero Fernandes de Sayavedra e de
Costanqa Sarmiento, su legítima muger, mis señores padre e
madre, que santa gloria ayan».
Después puntualiza los bienes que le pertenecían. Por Cons-
4 FERNÁNDEBZÉ THENCOUR0T1):. Cit., t. 1, p. 97.
J9 Véase la nota 45.
50 ANTONIOR UMEUD E ARWAS: Piraterias y ataques navales contra las
islas Canarias, Instituto Jerónimo Zurita, Madrid, 1947, t. 1, p. 80.
26 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
tanza Sarmiento, como ((uno de los seys herederos, la sexta
parten. ((Por fin e fallescimiento del dicho Pero Fernandes Sa-yavedra,
. . . me pertenesce.. ., en la quinta parte, como a uno
de cinco herederos de la herencia que1 dicho Pero Fernandes
ovo por fin e fallescimiento de la señora doña Ynés Peraca,
mi hermana, que aya gloria, como a padre legítimo.))
El párrafo fundamental de la escritura se expresa así: «E
avido respeto a el estrecho debdo e amor e méritos que están
entre vos el dicho señor Fernán Darias de Sayavedra, mi her-mano,
. .. por ende, por la presente carta vos fago gracia e do-nación,
pura e perfecta, non revocable ni removible, para agora
e para siempre, . . . de toda la parte.. . que yo tengo e me perte-nesce
de las dichas subcesiones en las yslas de Lancarote e
Fuerteventura.. . »
El segundo señor de F'uerteventura se hallaba en 1522 en
Santa María de Betancuria o en Sevilla. Así lo confiesa su her-mano
el obispo: ctFernán Darias de Sayavedra, mi hermano,
que soys absente, bien ansí como si fluéredes presente.. .N
La estancia del obispo de Tierra Firme en Las Palmas mc-rece
que le dediquemos alguna información supletoria.
La diócesis de Canarias se lamentaba de la ausencia de su
pastor desde 1516, en que abandonó Las Palmas el obispo don
Fernando de Arce sin propósito de retorno. Piénsese la satis-facción
del Cabildo Catedral con la inesperada presencia de
fray Vicente Peraza, natural de las islas seguramente.
Poco después, entrado 1522, se hacia pública en la capital
la muerte del prelado titularj2. Las resoluciones del Cabildo
no se hicieron esperar. En la sesión de 27 de noviembre del
" A. H.P . L. P. (ARCHIYO HIST~RICPOR OVINCIADEL LAS PALMAS): Pro-tocolo
735, fok. 552-554~.
Eii la iii~siiia fecha obispo Pei-.m. hizu doiiaciSóri a c<Sanciio de -se.
rrera, mi hermano, que soys absente)) de los derechos de sucesión que
tenía ({en la villa de AIcala de Juana de Orta, que es en término de la
cibdad de Sevillan (foIs. 555-5571.
' 2 ANTONIOR. UMEUDE ARMAS(:( Escultura funeraria episcopal canarien-se)),
en ANUARIOD E ESTUDIOAST LÁNTICOS,n úm. 26 (año 1980), pp. 196-198.
ALFONSO ARMASA YALA{:( ¿Fuef ray Juan Peraza obispo de Canarias?)),
en El Museo Canario. núms. 23-24, p. 114.
42 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
año expresado ((se publica sede vacante)) al propio tiempo que
era designado «por visitador al obispo don Vicente Peraza, obis-po
de Tierra Firme)) 53. En el ejercicio de estas funciones cons-ta
que visitó y tomó cuentas en el hospital de Telde el 2 de sep-tiembre
de 1523 54.
La devoción del Cabildo por el obispo de Tierra Firme se
hace patente en el memorial que elevó al emperador Carlos V
el 17 de enero de 1523 en demanda de que fuese designado para
la prelscia vacante. Los elogios y ditirambos de los cabildantes
merecen ser traídos a colación: ((A nuestra instancia y ruego,
después de la muerte de nuestro perlado, él se dispuso a exer-cer
los auctos pontificales; y por lo que avemos conocido, en
este tiempo, de su recta conciencia y buen exemplo, pareciónos
suplicar a Vuestra Majestad nombrase al dicho fray Vicente
Peraca por obispo en esta yglesia)). Argumento de mayor peso,
si cabe, era «que tenemos por cierto que él residirá en esta
yglesia, donde hará mucho fructo)) 55.
Cuando el memorial arribó a la corte ya estaba designado
don Luis Cabeza de Vaca nuevo obispo de Canarias (1 I de mar-zo
de 15231, prelado aún más absentista que los anteriores.
Tomó posesión de la diócesis, por poder, el 14 de octubre,
mientras fray Vicente Peraza hacía los bártulos para reempren-der
el camino de América ".
Hay dos hijos borrados de la lista de Pellicer de Tovar so-bre
los que conviene, en este instante, hacer alguna aclaración.
Nos referimos, como recordará el lector, a Pedro Fernández de
Saavedra y a fray Juan Peraza
' 3 Ibid.
3 PEDRO AGUST~NDE L CASTILLOR UIZ DE VERCARAD: escripcidn histó-rica
y geográfica de las islas Canarias, edición Miguel Santiago, Madrid,
1948-1960, t. 1, fascículo 3, p. 774.
VIERA Y CLAVIJON: oticias de la historia . . . de las islas Canarias [ l ] ,
t. IV, pp. 75-76.
JosÉ MARÍAD E ZUAZNAVAYR F RANCIAC: ompendio de la historia de las
Canarias, reedición ctEI Museo Canario)), Las Palmas, 1946, p. 36.
ARMAS AYALA: art. cit., pp. 115-117.
Ibid., p. 114.
GULIK-EUBELH:i erarchia Catholica [44], t. 111, p. 149.
57 Página 23.
Núm. 32 (1986)
28 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
El primero, Pedro Fernández, futuro señor consorte de Lan-zarote
por su matrimonio con doña Constanza 11 Sarmiento,
no fue hermano de Fernán Darias de Saavedra, sino hijo suyo,
habido en sus relaciones extraconyugales con doña Catalina Es-cobar
de las Roelas. Más adelante se insistirá en ello con todo
género de detalles 58.
En cuanto a fray Juan Peraza, obispo de Canarias, 'digamos.
para aclarar el enigma, que su verdadero apellido era Pedram;
que nunca fue obispo de Canarias ni de ninguna otra diócesis,
y que carecid de todo víncuio de sangre o de natalicio con e1
archipiélago.
a A título de mera curiosidad vayan estos sucintos porrne-nrrrAri
I.:~-...~C:A~- -mr,.-- T.,. A,. n,.~..,.~C.. . an,.tn, ,... mr\mirr-:n
IIUL GU u i u g ~ a ~ ~ tri Luay~ .J u a i r uc rcuicnio LUG uubbu~c ii r culugia,
O siendo autor de dos obras que le dieron inmensa popularidad: n -
Suma de casos de conciencia y Confessiomrio, con diversas m
O
E ediciones en Coimbra, Lisboa, Toledo, Salamanca, Valencia, Al- S£
calá, Venecia, etc. Parece admisible que perteneció a la Orden E
de Predicadores, formando parte del claustro de profesores de 3 la Universidad de Coimbra 59.
-
El testamento de doña Constanza Sarmiento, señora en par- 0
m
E
te de Lanzarote y Fuerteventura y detentadora de la jurisdic- O
ción plena sobre esta última isla, no se ha conservado. Pero sí
n conocemos el reparto que hizo de los tres doxavos que le habían -E
correspondido por herencia materna. Un dozavo le fue adjudi- a
cado al primogénito Fernán Darias y los dos restantes al hijo n
n segundo, Sancho de Herrera, provincial de la Santa Hermandad
de Andalucía ". 3
O
Nos interesa ahora seguir el rastro a estos dos dozavos del
señorío de Lanzarote y Fuerteventura. Sancho de Herrera con-trajo
matrimonio, como se ha dicho, con doña Ana Mallart.
58 Páginas 50-55.
59 F'ERNÁNDEZ BÉTHENCOURT: Nobiliario y blasdn de Canarias 1291,
t. 1, p. 97.
AGUST~NM ILLARECSA RLO:E nsayo de una bio-bibliografía de escritores
naturales de las islas Canarias (siglos XVZ, XVZI y XVIIIj, Madrid, 1932,
pp. 394-399.
PELLICEDRE TOVARM: emorial. .. de los señores de la isla d e Fuerte-ventura
[20], fols. 9-10.
44 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL SENORÍO DE FUERTEVENTURA 29
De esta unión había de nacer, entre otros vástagos, Fernán
Darias de Saavedra, señor en parte de Lanzarote y Fuerte-ventura
Fernán Darias de Saavedra Mallart enlazó, a su vez, con
doña María Dávalos y Guzmán; padres de doña Sancha de He-rrera
Dávalos, señora en parte de Lanzarote y Fuerteventura,
ouyos dos dozavos venderá, andando el tiempo, a su pariente
don Agustín de Herrera y Rojas, tseñor en parte de Lanzarote
y Fuerteventura y posteriormente conde y marqués de Lan-zarote
62.
Digamos, para terminar, que Pedro Fernández de Saavedra
tuvo relaciones amorosas con una mora ((deuda cercana de los
reyes o xarifes de Fez)), de la cual nacieron dos hijos: Alonso
Pérez de Saavedra y Juan Saavedra b3.
El primero, Alonso Pérez, se hará famoso por sus heroicas
y dramáticas aventuras en el continente africano, como se verá
en su momento @.
61 Fernan Darias es conocido, impropiamente, con el nombre de Fran-cisco
de Saavedra.
Hermanos suyos fueron doña Juana de Mendoza (casada con Hernan-do
Ortiz de Guzmán, señor de Castilleja de Talara) y doña Constanza Sar-miento
de Saavedra (mujer de Hernán Ponce de León, provincial de la
Santa Hermandad de Andalucía).
PELLICEDRE TOVARO:p . cit., f0lS. 9v.-10.
F'ERNÁNDEZ B~I'HENCOUoRp.T c:i t., p. 97.
62 Doña Sancha contrajo matrimonio con Diego Ortiz de ~vella-neda.
De esta uni6n nacieron:
1. Alonso Ortiz de Avellaneda.
2. F4ix de Avellaneda y Zúñiga, caballero de la Orden de Caiatrava.
A. H. N.: Calatrava, expediente 194.
PirrrCpp. EE TDVAEC: 'P.c it., f ~ ! .? O.
Véase más adelante las pp. 83 y 87.
63 ABREU GALINDOH: istoria de la conquista de ... Canaria [ll], p. 139.
VIERAY CLAVIJON: oticias de la historia ... de las islas de Canaria [l],
t. 11, PP. 425-426.
FERNÁNDEZ BÉTHENCOUNRoTb: iliario y blasdn de Canarias [29], t. 1, p. 98. " Páginas 58-60.
Núm. 32 (1986) 45
30 ANTOKIO RUMEU DE ARMAS
5. EL ESCENARIO AFRICANO. LASC ABALGADAS DE PEDROFE RNÁNDEZ
DE SAAVEDROATR. ASA CTIVIDADES Y EMPRESAS POLÍTICAS
Los personajes del siglo XVI suelen dejar escasas huellas de
su actuación política, máxime en las islas de señorío. Tal le
ocurre a Pedro Fernández de Saavedra, cuya figura tiene más
la apariencia de un terrateniente pobre, dedicado a la explota-ción
de sus exiguas riquezas, que la de un capitán de mesnadas
como habían sido sus antepasados más directos.
Sin embargo, Pedro Fernández, lo mismo que sus inmedia- a
N tos descendientes, van a encontrar en África, durante la cen- E
turia que nos ocupa, un inmenso escenario para sus hazañas O - militares y una inagotable fuente de riquezas. Las cabalga- -- m
O das)) al continente vecino a la captura de botín (especialmente EE
ganado) y esclavos constituirán el renglón más importante de 2
E
la economía de Lanzarote y Fuerteventura. -
Estas empresas bélicas fueron innumerables, aunque la ma- 3
yor parte hayan pasado totalmente inadvertidas.
- -
0
m
De manera simultánea se quiso impulsar el comercio con las E
cabilas, estableciendo factorias en la costa, con objeto de ac- O
ceder a las rutas caravaneras del oro, la malaseta y los es- -
E clavos. -
a
El pionero en ambas actividades fue el señor de las Cana- 2-
rias Diego García de Herrera, propulsor de las cabalgadas y -
fiundador, en 1478, de la torre de Santa Cmz de la Mar Pe- 3
O
queña, en un islote de la bahía casi cerrada de Puerto Can-sado.
Las tribus beréberes de los contornos vieron con desagrado
la intromisión y se confederaron para combatir a los intrusos
y asediar la diminuta fortaleza, poniendo en grave aprieto al
aicaicie jofre Tenorio y a ia guarnición ::.
Esto dio pie a la expedición de auxilio organizada en 1479
por Diego García de Herrera, cuando aun no se había apagado
el eco de las fiestas con que se celebraban las bodas de su hija
6 RRUMEUE:s paña en el Africa Atlántica [34], pp. 107-135.
46 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Constanza. En esta jornada bélica tomó activa parte el yerno,
Pedro Fernández de Saavedra.
El cronista Abreu Galindo, autor siempre bien informado,
retrata el episodio en estos términos: {(Acabadas las fiestas de
las bodas, determinaron hacer una entrada en Berberia Diego
de Herrera y Pedro Hernández de Saavedra, porque el Jarife
había venido a cercar el castillo del Mar Pequeño, que había
hecho, en el cual dejó por capitán y alcaide a Jofre Tenorio.
Trajo al cerco el Jarife más de tres mil lanzas y más de diez
mil moros de a pie, habiendo enviado primero a un capitán
suyo alárabe, que se decía Adial, con más de dos mil quinientas
lanzas; y como tuvo aviso Diego de Herrera se dio más prisa
socorro, Y ~ 0 C2ir lCor iavius que teiiia se embaj-eS cu1-i m&
de seiscientos hombres bien armados. Fue al castillo del Mar
Pequeño, en el cual se metió. Sabido por el Jarife el socorro que
le había venido, alzó el cerco; y por estar la tierra revuelta, se
volvió Diego de Herrera con su yerno Pedro Hernandez de
Sáavedi3 a ¿ai-flaroten
La acción que se registra en este párrafo es sustancialmente
válida, aunque precisa rectificaciones. La supuesta presencia del
Jarife es un anacronismo 67, y el número de los participantes evi-dentemente
exagerado.
Al año siguiente, 1480, volvemos a ver a nuestro protago-nista
incorporado en una empresa africana. Se trata de la ex-pedición
de castigo contra las tribus de los contornos de Mar
Pequeña por su anterior osadía. Por segunda vez Abreu Galindo
nos brinda exacta información: ((Luego hizo Diego de Herrera
armada con seis navíos, yendo en su compañia su yerno Pedro
Fernández de Saavedra, nombrando por capitán de la armada
a Diego de Cabrera Solier, hijo de Alonso de Cabrera, que su-cedió
a su padre en el cargo de capitán y gobernador de todas
las islas. Llegó a Mar Pequeña y tomó tierra, yendo por adalides
M Historia de la conquista de. .. Canaria [ll], p. 140.
67 RUMEU: op. cit., p. 135.
La dinastía de los Jerifes (su verdadero nombre, saadiana) no se en-troniza
en el Sus hasta 1510.
Núm. 32 f198G) 47
32 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
Juan Camacho y Diego Izquierdo, el cual los guió hacia Ta-gos,
y a distancia de cuatro leguas divisó ;un camello blanco,
y dijo Juan Camacho que allí había presa, y ninguno de la
armada alcanzó a ver lo que éste decía, hasta una legua por
andar, que vieron el camello, y acercándose más vieron las
tiendas, y dando ¡Santiago! cautivaron 158 moros y moras y
niños, y se volvieron a Mar Pequeña con la presa.. .N 68.
Juan Camacho, el adalid por antonomasia, fue un moro
llamado Helergrut, que se entregó voluntariamente a los cas-tellanos.
Vivió en Lanzarote, alcanzando edad centenaria. An-tes
de morir, en 1591, declaró haber participado en cuarenta
y seis entradas en _A_fri_r.aS; i traemos a. colociin &e dato er;
para que se calibre con qué reiteración se organizaban cabal-gadas
depredadoras en las islas orientales 69.
Las cabalgadas de los señores isleños tuvieron por escena-rio
la costa de Africa desde el cabo de Aguer a cabo Blanco,
con preferencia por la zona central, vecina al archipiélago.
En cuanto a Pedro Fernández de Saavedra fue quien reco-gió
la bandera que su suegro empuñó hasta la muerte, sobre-venida
en 1485. Abreu Galindo testimonia que se halló en diver-sas
batallas en Berbería70, y Viera y Clavijo, con su personal
estilo, tan ágil como académico, comenta sus hazañas en estos
términos: «Con razón se .puede decir que . . . destino Saavedra
aquellas partes occidentales de Africa para hacerlas el principal
teatro de su valor. No sólo fue durante su vida el azote de
aquellos salvajes berberiscos, sino que dejó abierta a sus des-cendientes
una carrera militar que ellos procuraron seguir con
un tesón digno de los tiempos más famosos de la caballería)) 71.
En la actuación de Pedro Fernández de Saavedra como polí-tico
hay que destacar el desempeño de un cargo municipal de
65 ABREU GALINDO0:1 ). cit., pp. 140-141.
RUMEU: op. cit., pp. 133-140.
69 ABREUG ALINDOO: p. cit., pp. 140-141.
RUMEUo:p . cit., pp. 140-143.
70 Pgginas 139-140.
71 Noticias de Ea historia ... de las islas de Canaria [l], t. 11, p. 421.
48 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL SEÑORÍO DE FUERTEVENTURA 33.
importancia. En 1483 fue designado veinticuatro del Ayunta-miento
de Sevilla, cargo en el que sustituyó a su tío paterno
Pedro Vázquez de Saavedra, caballero de la Orden de Cala-trava.
La pertinente real provisión aparece despachada por los
Reyes Católicos en Vitoria el 6 de di~iembre'~.
Otro acontecimiento en el que aparece vinculada su perso-na
fue una expedición contra los guanches de Tenerife, organi-zada
en los pródromos de la conquista.
Los cronistas recogen, sin excepción, la importante cabal-gada
acometida en 1492 por el pesquisidor de Gran Canaria
Maldonado, llevando él personalmente el mando de la opera-ción.
El fraile Espinosa, nuestra fuente primordial, la registra
en estos términos: ({Francisco Maldonado.. . envió a apercibir
a Pedro Hernández de Saavedra (caballero sevillano, que era
casado con doña Constanza Sarmiento.. ., el cual estaba en Lan-zarote)
para que juntos entrasen en Tenerife; y concentradas
y juntas sus gentes, se embarcaron ..., y en ella tomaron tie-rra..
. Maldonado, no acostumbrado a estas entradas, se adelan-tó
y acometió a los guanches, que estaban apercibidos (por
haber llegado los navíos de día y haberlos visto antes que
desembarcaran), y habiéndolos acometido se metió con ellos
con tan mala orden que los naturales le rompieron y desba-rataron
y le mataron ouarenta hombres, y si no acudiera a
socorrerlos Pedro Hernández de Saavedra, con su gente puesta
en buena orden, le hicieran mucho más daño.. . »
Lo que parecía iba a quedar en desastre se pudo remediar
a última hora: «Mas llegando Pedro Hernández, recogió los de
Francisco Maldonado, que venjan deshar8txlns, y arremeti6
contra los guanches con tanto ánimo y orden que les resistió
su desordenada furia y acabó de recoger todos los de [Gran]
Canaria, y con ellos se retrajo lo mejor que pudo.. .»
El regreso se efectúa con los ánimos maltrechos: «viendo
que desta vez nn pndian hxer CISB de prvvecho, se t=rfisron
a embarcar con mucho daño» 73.
72 A. S.: Registro del Sello, fol. 30.
73 ALONSO DE ESPINOSA: Del origen y milagros de la Santa Imagen de
Nuestra Señora de Candelaria, que apareció en la isla de Tenerife, con
Núm. 32 (1986) 49
34 ANTONIO RVMEU DE ARMAS
Viana y Marín y Cubas dan por sentado que la desastrosa
incursión a Tenerife tuvo por escenario el territorio de Añazo,
dentro de la jurisdicción del mencey de haga; y no tendría
nada de particular que la entrada que estudiamos precediese
a la firma de la paz escasos meses más tarde 74. Viera y Clavijo
se hace eco de un rumor relativo a la conducta del escarmen-tado
pesquisidor; «se asegura que, después de esta aventura,
solía decir: ¡NO más pleitos con los guanches de Tenerife!)) 75.
El último acontecimiento de carácter político en que vemos
actuar a Pedro Fernández de Saavedra se produce en 1503, te-niendo
por escenario las islas de Fuerteventura y Lanzarote y
p r c ui~si.! a em~&i/;ng rg~piz%&= cr ~&!y.n_t~d(?e ~C zqu-rias
don Alonso de Lugo, segundo esposo de doña Beatriz de
Bobadilla, invocando la integridad del mayorazgo de doña Inés
Peraza de 1488 y por ende la pertenencia de las islas orientales
a su entenado Guiilén Peraza de Ayala, del que era curador.
El detonante promotor de la ocupación territorial no hab��a
sido otro que el fallecimiento en idéntica data de la señora ti-tular
de Canarias, doña Inés Peraza.
Alonso de Lugo compareció, en primer lugar, en Las Palmas
el 10 de abril de 1503, denunciando cómo ((un Pero Fernandes
de Sahavedra, de fecho e contra todo derecho, mano armada
o como le plugo, forciblemente ... e en menosprecio de su jus-ticia,
ayuntando gentes, se ha entrado e entró e ocupó e tiene
tomadas e ocupadas las dichas islas de Lanzarote e F'uerteven-tura..
. D.
Más adelante Alonso de Lugo, acompañado del alcalde ma-yor
de Gran Canaria, Juan Fernández de Anaya, se presentó con
7- A-.-,--;--AK* 2- m-+- 2-1- Wd:-:--..- C..--- e--+- n - s - A- Wm.-.--:#-
b u i ~ c i r í i ~ p í ~ uui<c; c o i u r o w , u u r b i u i i c a u u y a , uaiua u i u uc; AGLIGIILG,
1952, PP. 92-93.
74 ANTONIO DE VIANA: [La conquista de Tenerife] Antigüedades de h s
islas Afortunadas de Ea Gran Canaria, Aula de Cultura de Tenerife, San-ta
Cruz de Tenerife, 1968, t. 1, p. 66.
ToivrÁs MARÍN Y CUBAS:H istoria de las siete islas de Canaria, manus-crito
de 1694, Biblioteca del Museo Canario de Las Palmas, pp. 201-202.
75 Op. cit., t. 11, PP. 140-142.
50 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
las fuerzas expedicionarias ante la isla de Fuerteventura el 19
de abril de 1503, logrando desembarcar en la comarca de Ta-chablanca,
de la que tomó posesión en nombre de su hijastro.
Ceremonias similares se llevaron a cabo en otros diversos pun-tos
del territorio insular.
Pero cuando su apoderado, García Alonso Cansino, compa-reció
en Lanzarote, el 22 de abril, para proceder a similar ocu-pación,
desembarcando para ello en Arrecife, le cortó el paso
un escuadr6n de soldados decididos a defender la tierra a cual-quier
precio.
Pocas horas más tarde hacia acto de presencia en el esce-nario
«Pero Fernandes de Sayavedra ..., con mucha gente ar-mada
de pie e caballo)), obligando a reembarcar a los in-trusos.
Un segundo intento, llevado a cabo personalmente por Alon-so
de Lugo el 29 de mayo, tuvo una respuesta similar. Todos
los presentes dieron fe cómo se veía en ((Arrecife mucha gente
de a pie e algunos de cavallo, que parezían andar armados e
apercibidos, entre los que.. . andava. .. Pero Fernandes de Sa-yavedra;
y.. . dixeron que en el dicho Arrecife están alvarradas
de piedra fechas e lombardas, puestas e asestadas, por que nin-guno
salte en tierran 76.
La ocupación de Fuerteventura por los apoderados de Alon-so
de Lugo fue de corta duración, pues páginas atrss se ha seña-lado
que el Consejo Real ordenó, en el propio año 1503, el se-cuestro,
cornisionando al juez de residencia de Gran Canaria,
doctor Alonso Escudero, para asumir el gobierno temporal.
El Consejo Real devolvid la posesión de Fuerteventura a Pe-dro
Fernández de Saavedra por sentencia del 3 de octubre
de 1504 77.
76 A.S.: Consejo Real, leg. 2, fol. 3-11, pp. 16-153.
Proceso del mayorazgo de doña Inés Peraza [a], pp. 156-165 y 167-177.
77 Phgina 12.
36 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
6. FERNÁND ARIADSE SAAVEDRSEAGU, NDO SEÑOR DE FUERTEVEN-TURA.
EL MATRIMONIO CON DONA MARÍAD E SOSAP. RIMERADSE S-AVENENCIAS
CONYUGALES
No es posible determinar la fecha exacta en que Fernán Da-rias
de Saavedra, segundo señor de Fuerteventura, asumió el
gobierno de la isla.
Su madre, doña Constanza Sarmiento, falleció entre febre-ro
de 1505 y diciembre de 1506, pues en la primera fecha se la
considera viva y en la segunda se la declara falle~ida'~E.n
~lxinte E! pzdre, Pedro Fern5nde.1 de Smvedrz, hemos dejsid~
constancia de que residía en Sevilla en abril de 1510 79, aun-que
también es cierto que a partir de esta data su nombre se
esfuma para siempre.
De una manera estrictamente legal, Fernán Darias heredó
el señorío de Fuerteventura entre los años 1505-1506. Pero no
sabemos si mientras vivió su padre hubo un ejercicio compar-tido
del poder político.
El acontecimiento más importante de la biografía de nues-tro
personaje, en este período, fue el matrimonio que contrajo
en Las Palmas, alrededor de 1515, con doña María de Sosa,
hija del gobernador de la isla de Gran Canaria, Lope de Sosa,
y de su esposa, doña Inés de Cabrera.
La novia pertenecía a nobles y prestigiosos linajes de la ciu-dad
de Córdoba, con remota ascendencia lusitana por línea pa-ternam.
Fueron sus abuelos Juan Alfonso de Sosa, veinticuatro
7s A. S.: Registro del Sello.
Carta ejecutoria del Consejo Real de 17 de febrero de 1505. En esa
data se la nombra como viviente.
Emplazamiento del Consejo Real de 17 de diciembre de 1506. En este
documento el organismo mencionada se dirige «a vos los hijos e here-deros
de doña Constancia Sarmiento, ya defunta, muger que fue de Pe-dro
Ferrandes de Sayavedran.
79 PLlgina 13.
El fundador de la rama cordobesa del linaje fue el caballero lusi-tano
Vasco Alfonso de Sousa, alcalde mayor de la ciudad de los califas
por designación del rey Pedro 1 (1366).
52 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
EL SEÑOROI DE FUERTEVENTURA 37
de Córdoba y alcaide de la fortaleza de Bujalance, y do��a Isa-bel
Fernández de Mesa. Los abuelos maternos se llamaron Pe.
dro Cabrera, caballero de Santiago y veinticuatro de Córdoba,
y doña Beatriz Aguayo
Lope de Sosa goza de más popularidad en el ámbito de la
literatura que en el de la historia. El poeta Baltasar de Alcázar
ha divulgado su nombre al erigirlo en protagonista principal
de las célebres redondillas que llevan por título La cena joco-sug2.
Sin embargo, su relieve como personalidad política es
incuestionable.
Había nacido en Córdoba alrededor de 1460, siendo testigo
en su juventud en las luchas banderizas que caracterizan el rei-naao
Üe Enrique IV y la etapa inicial de los Reyes Católicos.
La ciudad de los califas se vio alterada por las rivalidades
entre los diversos miembros de una misma familia, la poderosa
estirpe de los Fernández de Córdobas3. El joven Sosa se alistó
máis tarde en las huestes que participaron en la contienda con-tra
los moros granadinos, llamada a poner término al rnulti-secular
proceso de la Reconquista ( 1481-1492). Sabemos que
actu6 en varios combates a las órdenes del alcaide de los
Donceles, don Diego Fernández de Córdoba, y del duque de
Alba, don Fadrique Alvarez de Toledo. Puede darse como se-gura
su participación activa en la famosa batalla de Luce-na
(14831, que terminó con la prisión del rey de Granada
Boabdil
Descnpcidn genealdgica y historial de la ilustre casa de Sousa, Ma-drid,
1770, pp. 285-291.
$1 Ibid., pp. 316-320.
82 ({En Jaén, donde resido, / vive don Lope de Sosa, ( y direte, In&,
la cosa ( más brava de él que has oído. 1 Tenía este caballero un criado
portugués.. .» Poesias, edición de la Real Academia Española, Madrid, 1910.
83 Se disputaban el dominio de la ciudad don Alonso Fernández de
Córdoba, señor de Aguilar de la Frontera; don Diego Fernández de Cdr-doba,
conde de Cabra, y don Martín Fernández de Córdoba, alcaide de
los Donceles.
84 A.P.C. (ARCHIVO DE PROTOCODLE OCSÓR DOBA):o ficio 14, t. 22, cua-derno
5, fol. 7, y oficio 21, t. 9, fols. 644 y 645.
En el primer documento, un poder de 22 de abril de 1489, don Lope
Núm. 32 (1986) 53
Conclusa la contienda, .don Lope fue recompensado con el
cargo de alguacil mayor del municipio de Jaén (15031, encar-gado
de mantener e1 orden publico y ejecutar las sentencias
judiciales
Un nuevo ascenso en su carrera se produce inmediatamente.
El 9 de mayo de 1504 era designado gobernador de Gran Ca-naria
con el puesto anejo de alcaide de la fortaleza de Santa
C m de la Mar Pequeña. Al mismo tiempo se le encargaba de
abrir el oportuno juicio de residencia a su antecesor el doctor
Alonso de Esoudero y a sus oficiales subalternos @.
Varios meses tardd Lope de Sosa en resolver sus asuntos
públicos y privados, pues no tomaría posesión del caryo de
gobernador hasta el 25 de enero de 1505 ".
La gestión política de Lope de Sosa se acredita por el buen
gobierno, el espíritu de justicia y la ponderacidn hasta el pun-to
de cubrir una larga etapa de mando sin precedentes en la
vida administrativa de Canarias. Fernando el Catolico, rom-piendo
con normas inveteradas de carácter burocrático, lo man-de
Sosa se designa a si mismo como «criado del duque de Alba)). Este
prdcer fue uno de los más sobresalientes capitanes de la contienda gra-nadina.
En el segundo documento, con fecha 18 de julio de 1526, los hijos de
don Lope de Sosa reclaman de don Luis Fernández de Córdoba (alcaide
de los Donceles y segundo marques de Comares, hijo de don Diego Fer-nández
de Córdoba, alcaide de los Donceles y primer marqués de Co-mares)
«todos los maravedíes que, a razón de 50.000 anuales y vitalicios,
le fueron ofrecidos a su padre por el difunto marques de Comaresn.
El alcaide Diego Fernández de Córdoba tuvo destacada intervención
en la batalia de Lucena, recibiendo como recompensa de 10s Reyes Cató-licos
el juro llamado de la batalla por un importe de 250.000 maravedíes
al año (20 de noviembre de 1583).
Damos por supuesto que el d6bitu contraído con Lope de Sosa era el
premio por su participación en el decisivo combate.
A. S.: Cámara de Castflla. Pueblos. Jaén.
Carta del Ayuntamiento de Jaén a los Reyes Catdlicos de 13 de diciem-bre
de 1503. La misiva aparece firmada por el alguacil Lope de Sosa.
86 A. S.: Registro del Sello.
RUMEU: España en e2 Africa Atldntica [34], t. 1, pp. 410411.
87 Zbid., p. 411.
54 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL SEÑOR~ODE FUERTEVENTURA 39
tuvo hasta el 13 de agosto de 1517; es decir, durante doce años
de plazo
Hay que señalar una brevísima interrupción en el mando
en 1514, al verse sometido el gobernador de Gran Canaria al
acostumbrado juicio de residencia, que incoó contra él el licen-ciado
Sebastián de Brizianos
En este largo período de tiempo Lope de Sosa recibió en 1508
el delicado encargo de someter a juicio de residencia al adelan-tado
de Canarias y gobernador de Tenerife y La Palma, don
Alonso Fernhndez de Lugo. Esta comisión le oblig6 a estable-cerse
en Tenerife desde julio a septiembre del año expresado.
Por igual motivo una segunda y más breve estancia se produjo
en la primavera de 1509. Los autos fueron remitidos al Consejo
Real para definitiva resolución ".
El sustituto de nuestro personaje en el gobierno de Gran
Canaria fue el caballero toledano Pedro Suárez de Castilla, ca-sado
con Leonor de Bobadilla, hermana de doña Beatriz 91. De
momento, Lope de Sosa se mantuvo residiendo en Las Palmas
hasta conocer la sentencia del segundo juicio de residencia abier-to
contra 81.
Es hora de decir que la esposa de Lope de Sosa, doña Inés
Cabrera, y sus seis vástagos, María de Sosa, Beatriz de Aguayo,
Isabel de Sosa, Juana de Sosa, Juan Alonso de Sosa y Pedro Ca-brera
de Sosa, comparecieron en Las Palmas en fecha algo
posterior a la del cabeza de familia, pues se hallaban todavía en
Córdoba el 27 de agosto de 1505 92.
" Ibid.
8 A.S.: Cámara de Castilla. Pueblos, segunda serie, documento de 10
de mano.
RUMEUo: p. cit., p. 411.
90 LEOPOLDDEO LA ROSAy ELÍASS ERRAR ÁFOLS:E l adelantado don
Alonso de Lugo 2, su residencia -por Lope de Sosa' en ((Fontes Remm Ca-nariarumn,
t. 111, Instituto de Estudios Canarios, La Laguna de Tene-rife,
1949, pp. XV-XVIII.
91 A. S.: Registro del Sello.
RUMEU: op. cit., p. 500.
RUMEU: «LOS amoríos de doña Beatriz de Bobadillan [4], pp. 432-433,
445 y 449.
92 A.P. C.: Oficio 14, t. 42, cuaderno 3, fols. 10-12.
Núm. 32 (1986) 55
40 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
De estos seis vástagos nos interesan tres de ellos, por ha-ber
contraído matrimonio con prestigiosos miembros de la so-ciedad
insular.
Páginas atrás se ha hablado del enlace de doña María de
Sosa con Fernán Darias de Saavedra 93. Anunciamos al lector
que este acontecimiento, puramente familiar, tendrá en el fu-turo
graves implicaciones canónicas, judiciales, notariales y
políticas.
Sdlo nos interesa ahora añadir que doña María de Sosa
recibió en dote de sus padres 4.000 ducados, y de su esposo
en concepto de arras 2.000 doblasg4. a
Otra de las féminas, doña Isabel de Sosa, contrajo matri- E
rnonio con uno de los personajes más sobresalientes del si- o
glo XVI dentro del ámbito regional, Bemardino de Lazcano. n - m Reservamos para mejor ocasión el aludir al destino asignado O
E
por la providencia a ambos cónyuges 95.
E
2
El tercer enlace unió en vínculo sacramental a Pedro Ca- E
brera de Sosa, el menor de los vástagos, con doña María de He- =
rrera Contreras, hija del regidor del Cabildo de Gran Cana- O--
ria Juan de Herrera y de su esposa, doña Francisca Núnez m
E
Contreras, familia de oriundez toledana por línea paterna y se- o
villana por rama materna%. n
Durante la permanencia de Lope de Sosa en Las Palmas -E
a
recibió el personaje un nuevo y destacado honor: la designa-n
ción de veinticuatro de Córdoba por cédula de la reina doña n
n
Juana de 21 de febrero de 1512, previa renuncia de Fernando 3
Díaz Cabrera 97.
O
En esta fecha doña Inés Cabrera comprd una casa en la colacidn de
San Pedro.
En el fondo citado, años 1488-1578, se conservan infinitos documentos
relacionados con don Lope, su esposa, hijos, nueras, yernos, nietos, etc.
93 Página 36.
94 A.S.: Registro del Sello, provisidn del Consejo Real de 15 de ju-nio
de 1541.
95 Página 67.
% Páginas 74-82.
97 ARCHIVOM UNICIPDAE LC ~RDOBCAa:b alleros veinticuatro, Sección .11,
documento núm. 6.
56 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLmTICOS
Como recordará el lector, habíamos dejado a Lope de Sosa
en Las Palmas en agosto de 1517, a la espera de que terminase
el preceptivo juicio de residencia. En estas circunstancias, arri-b6
a sus manos desde la corte una consulta real, con fecha
2 de septiembre de 1518, preguntándole si aceptaría el cargo
de gobernador de Castilla del Oro para sustituir al famoso
Pedrarias Dávila. Siendo la respuesta afirmativa, el título le era
despachado en forma el 3 de marzo de 15 19 98.
Los preparativos de la expedición a América, conduciendo
a 200 pobladores canarios, retrasaron la partida hasta el 31 de
marzo de 1520. El viaje, lleno de penalidades y zozobras, se
consumó con la llegada al puerto de Santa María de la Anti-gua
ei 7 de mayo dei año expresado. Maiirecho en su saiud por
una grave enfermedad, Lope de Sosa sucumbía al día siguiente
en el propio navío, en medio de la general condolenciaw.
En esta expedición acompañaba al gobernador del Darién,
como teniente, el hijo primogénito, Juan Alonso de Sosa lm.
No estará de más añadir que don Lope, antes de abandonar
Canarias, hizo cesión a su hijo Pedro Cabrera de Sosa del ofi-cio
de veinticuatro del Ayuntamiento de Córdoba lo'.
Aunque en un principio había pensado el gobernador em-prender
el viaje a Tierra Firme en compañía de su esposa, doña
In6s Cabrera, las circunstancias impusieron la partida de aquel
en solitario, quedando ella a la espera de mejor ocasión. La no-ticia
de la muerte de don Lope la conoce en Las Palmas, donde
la vemos, poco tiempo más tarde (2 de enero de 15211, reca-
95 ARCHIVOD E INDIASP: anamá, 109-1-5, leg. 233, t. 1.
PABLOA LVAREZR UBIANOP:e drarias Davila, Instituto Gonzalo Fernán-dez
de Oviedo, Madrid, 1944, pp. 124, 245-252 y 467-475.
g9 ALVAREZR UBIANOo:p . cit., pp. 269-272.
1" Zbid.
'0' ARCHIVMO UNICIPADLE CÓRDOBAAc: tas capitulares, sesion de 31 de
octubre de 1520.
Pedro Cabrera presentó una provisión real designandole veinticuatro
por renunciación de su padre. Fue recibido en el cargo y prestó jura-mento.
Núm. 32 (1986) 57
42 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
bando de la autoridad competente la curaduría de sus hijos
menores lo'. El retorno a Córdoba se demorará hasta 1522 'O3.
Volviendo ahora a nuestro objetivo principal, hemos de des-tacar
las desavenencias conyugales entre Fernán Darias de
Saavedra y su esposa, doña María de Sosa. Éstas empezaron
a hacerse realidad hacia 1520, coincidiendo con la partida del
gobernador.
La situacidn llegó a ser tan tensa, que obligó a doña María
a refugiarse en Córdoba en el hogar materno, al verse expuI-cada,
con violencia, de su domicilio en Santa María de Be-a
tancuria. N
E
Doña Inés Cabrera aeciaió, en vista de eiío, intervenir en el O
asunto, denunciando en 1522 al emperador Carlos V, por me- - -
=m
diación de su hijo Pedro Cabrera de Sosa, las tropelías come- O
E
E tidas por el señor de Fuerteventura. Los párrafos más signifi- S
E cativos merecen ser traídos a colación: =
«Los dichos Lope de Sosa y doña Ynés Cabrera, estando
en la gobernación desas yslas, casaron a doña María de
Sosa, su hija, con Hernand Arias de Sayavedra, cuyas diz
que son las yslas de Lanqarote e Fuerteventura; e al tiem-po
del casamiento diz que le prometieron quatro mill
ducados de dote, e que delIos tiene rescíbido los tres
mill ducados; el qual diz que, sin causa ni razón algu-na,
... no quiere faser vida con la dicha doña María, nin
la quiere tener en su poder, ni sostener las cargas del
matrimonio, ni darle alimentos ..., e se está apartado de
ella e amangebado con otras mugeres. ..N
'O2 A.P. C.: Oficio l.", t. 14, fols. 755.761.
Testimonio de una información llevada a cabo en Las Palmas ante
ei aocior Eernando ae Zarnora, teniente cie gooúernador, a petlci6n de
Beatriz, Juana, Juan Alonso de Sosa y Pedro Cabrera para ratificar el
nombramiento de tutora y curadora a favor de doña Inés Cabrera, su
madre.
'03 A. P. C.: Oficio l.", t. 14, fols. 749-753.
El 21 de febrero de 1523 declara vivir en la colacidn de San Pedro.
En esa fecha vende un censo al médico Tomás de Santa María.
58 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Cuantos intentos se efectuaron en pro de una reconcilia-ción
se habían estrellado ante una obstinación cerrada:
((E como quier que muchas personas e religiosos an en-tendido
entre ellos para que estén en todo amor e le faga
vida maridable, diz que1 dicho Hernand Arias no lo ha
querido faser; antes fizo enbarcar a la dicha su muger
e la enbió a esa ysla de Canaria, diziendo que la enbiaba
a vesitar la dicha su madre, quando el dicho su padre
fallesció; e diz que la enbió, fizo cargar todos los bienes
muebles que con ella rescibió.. . e gelos enbió, e le escrevió
que se estoviese con su madre; e diz que mandó a los que
le llevaron los dichos bienes, que sy no quesyese recebir
que los desase en el puerto, e qué1 no avía de faser vida
con eiia, e que ia avia Üe matar sy sus parientes quisiesen
otra cosa.. . »
Para la madre, conmovida por el dolor, no hubo otro re-curso
que acoger en su propio hogar a la esposa repudiada:
((E que viendo esto la dicha doña Ynés traxo a la dicha
su hija a estos reynos, e la tiene consigo en la dicha cibdad
de Córdova.. .N
Pero el señor de Fuerteventura fue aun más lejos, atrevién-dose
a reclamar judicialmente el pago del finiquito de la dote
de la esposa:
ME.. . diz que el dicho Hernand Darias de Sayavedra ...
executa en ia ñazienaa que aexó ei ciicño Lope cie Sosa
en esa ysla, por lo que dize que le deven del dicho dote,
e sobre110 faze muchos agravios estorciones.. . n
La denuncia presentada por Pedro Cabrera de Sosa ante el
sobrane rei~mteib a ucumpufiudr. de Una extensa izf~rrnueiór;,
en la que con documentos y testificaciones se probaban los aten-tados,
insultos y vejaciones cometidos.
Núm. 32 (1986)
'44 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
7. DOGAM ARÍAD E SOSALA, ESPOSA MALMARIDADA. EL PLEITO DE
La denuncia presentada por la familia Sosa al emperador
Carlos V contra los desmanes del señor de Fuerteventura sirvió
para movilizar en su contra al Consejo Real, quien despachó
una provisión, el 20 de febrero de 1523, encomendando al go-bernador
de Gran Canaria, don Pedro Suárez de Castilla, que
se asegurase de la veracidad de lo expuesto, procurase el enten-dimiento
entre los esposos, pusiese coto a las tropelías e infor- a
mase al alto organismo de su gestión lo4.
E
Dnrrn e-+- nnmn+i .~n rln Wn r n 6 n n n r i a c 8 r ~ s n ~ ~ d!ía- lvr i da r c l r l b c !a L L G , C W A Y ~ A C i l a r u i r urrirAuu O
matrimonial y la ausencia de doña María de Sosa en Córdoba, n
=m
¿qué papel podía desempeñar el gobernador? Los tribunales O
E
eclesiásticos eran los llamados, con arreglo a derecho, a resol- E
2
E ver sobre el divorcio y el problema conexo de la devolución
de la dote las ari-e&s.
No conocemos detalles de la actuación de Suárez de Cas- e-tilla
ni pormenores de su respuesta, aunque cabe sospechar m
E
que para nada sirvió la mediación en el asunto. O
Sabemos, eso sí, que en 1529 doña María de Sosa presentó a
n
demanda de divorcio y devolución de bienes ante el obispo de aE
Canarias y su provisor y vicario 'O5.
n
n
0
'O4 A. S.: Registro del Sello. 3
O
105 A.P. C.: Oficio l.", t. 5, fols. 561-563 y 563-565.
í. Foder otorgado ei i5 de febrero de i52Y por doda Ivlaria Ue SUS%,
mujer de don Fernando Darias de Saavedra, señor de Lanzarote y Fuer-teventura,
en favor de su hermano Pedro Cabrera de Sosa y de Diego
de Rojas, vecino de Gran Canaria, para que ante el obispo de dicha isla
y su provisor y vicario entablasen demanda de divorcio matrimonial y
reclamasen de su marido los bienes de su dote y arras.
2. Poder otorgaüo, en iguai íecna, por aoña iviaria cie Sosa en favor
de su hermano Pedro Cabrera de Sosa para que reclamase y cobrara los
bienes de su dote y arras.
Del primer documento transcribimos el párrafo más sobresaliente:
((que por mí y en mi nonbre e como yo misma puedan parescer e
parescan ante el reverendísymo señor obispo de la dicha Grand
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Para evitar reclamaciones contra su propio peculio, la de-mandante
repudió, en igual fecha, la totalidad de la herencia
paterna 'O6.
El pleito matrimonial se ha perdido, aunque sobreviven de-talles
sueltos que permiten conocer sus principales incidencias.
Los tribunales eclesiásticos de Canarias parece ser que se
inhibieron de conocer en el asunto. ¿Por qué causas? ¿Por ra-zón
de tener el señor de Fuerteventura casa abierta en Sevilla?
¿Por la ausencia de la esposa en Córdoba? Lo que no admite
dudas es que el pleito de divorcio se ventiló en la capital bética
ante un juez especial. Tenemos a la vista un documento fir-mado
por doña María de Sosa en que hace esta confesión:
«Yo he tratado cierto pleyto y causa matrimonial con
Fernán Darias de Saavedra, cuyas son las villas (sic) de
Lanqarote y Fuerteventura, en la Gran Canaria (sic), de-lante
don Jorge Manrique, abad del monasterio de Santo
D--o mingo de Silos de la cibdad de Sevilla, juez apostólico T- J:-L- --- -7 J:-L- m-- L. m..-:.... J.. .-..-...- J.-. au id ulwia causa pur ai u~uiur aliiaii uailaB uc uaavcuia
nombrado y elegido.. . N
Sobre el carácter favorable de la sentencia para la parte
ofendida tampoco cabe vacilar:
«El qual dicho juez dio y publicó cierta sentensia difini-tiva
en mi favor y contra dicho Fernand Darias de Saave-
Canaria y ante los señores provysor o vicaryo y otro juez eclesyas-tyco
que del pleyto e cabsa que de yuso se fará mención ... e pedir
e pidan de palabra e por escrito divorcio e apartamiento del ma-trimonio
contraydo entre el dicho Fernán Darias de Saavedra e yo
la dicha doña María de Sosa por las cabsas justas lygítimas e muy
evidente que yo para ello tengo.. .».
Diego de Rojas había sido criado de don Lope de Sosa.
A.P.C.: Oficio l:, t. 5, fols. 57th.-571.
Escrika~ & 15 de febrer= de 1529.
El párrafo fundamental dice así:
«que cierto tienpo fase que1 dicho señor Lope de Sosa fallesció e.. .
fiso y hordenó su testamento, en el qual le dexó por su heredera
con otros sus hermanos, cuya herencia y bienes dixo serle dapñosa
y no provechosa; por tanto, que ... repudiava e repudió la dicha
herencia e bienes del dicho señor Lope de Sosa, su padre...)).
Núm. 32 (1986) 6 1
46 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
dra, en cierta forma, como en la dicha sentencia pares-cerá..
. » lm.
La primera fase del pleito debió quedar conclusa en 1537,
pues tenemos a la vista una provisión del Consejo Real, de 15
de septiembre, prestando el apoyo del brazo secular, a reque-rimiento
del ({provisor e vicario de Sevilla)), para la ejecución
de la sentencia «sobre el dyborcio. .., e sobre su dote e alimen-tos
que le estaban mandados dar.. ., e no aver querido cumplir
el dicho Hernán Darias . . . » loB.
Sin embargo, el señor de Fuerteventura ha116 un medio de
paralizar la ejecución de la sentencia, que fue acudir en ape- a
lación ante la Real Chancillería de Granada. E
Con ello no consiguió sino un simple compás de espera. O
n
Doña María se personó en el pleito en 1541 y solicitó de los =m
O
((señores presydente e oydores declaren, el dicho juez, no aver E
E
fecho fuerca ni agravio alguno al dicho Fernand Darias de Saa- 2
E
vedra en la dicha causa, ni en la prosecución y sentencia por
él dada y pronunciada. . . D 'Og.
En efecto, en el propio año los oidores de la Chancillería -
0m
ratificaron en todos sus puntos el fallo pronunciado por el juez E
O eclesiástico.
En vista de ello, doña María de Sosa acudió por segunda n
E vez ante Carlos V recabando «el auxilio del nuestro braco real)). a
Así lo resolvió el Consejo Real en su nombre por su provisión n
de 15 de junio de 1541, en la que se hace constar cómo «ciertos
jueces eclesiásticos e delegados de nuestro muy Sancto Pa- O3
dre ... mandaron disolver el matrimonio entre ella y el dicho
Hernán Darias de Saavedra, a que él diese quatro mil1 ducados
107 A. P. C.: Oficio 1.0, t. 15, fols. 454v.455.
Poder otorgado por doña María de Sosa en favor de Pablo de Phrraga
para que la representase en la causa matrimonial, en grado de apelación,
se seguía en la Audiencia e Chancillería de Granada. El apelante era don
Fernán Darias de Saavedra, señor de Lanzarote y Fuerteventura.
Pablo de Párraga era usolicitador de la Grand Canaria, estante en la
dicha cibdad de Granadan.
A. S.: Registro del Sello.
'09 A. P. C.: Oficio IPt. ,15 , fols. 454v.-455.
62 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
EL SEÑORÍO DE FUERTEVENTURA 47
que recibió en dote e dos mil1 doblas que le mandó en arras.. .D.
Por esta resolución se encomendaba a la Real Audiencia de
Canarias la designación del escribano que debería trasladarse,
bajo seguro, a Fuerteventura para conminar al señor de la isla
al cumplimiento de la sentencia en firmellO.
El Consejo Real fue aún más lejos y por segunda provisión,
de idéntica fecha, encomendaba «al licenciado Cepeda, juez de
apelaciones de las islas de Canaria)}, que en el caso de incurn-plirniento
de la sentencia gozase de facultades plenas para la
debida ejecución de la misma 11':
En fecha algo posterior, 13 de agosto de 1541, doña María
de Sosa, satisfecha plenamente por el triunfo de una causa jus-ta,
,otorgaba poder en Córdoba a favor de doña Francisca Nú-nez,
viuda de Juan de Herrera; de su hija doña María de He-rrera,
viuda de su hermano Pedro Cabrera de Sosa, y de
Alonso Ortiz, vecinos los tres de Gran Canaria, para que cobra-sen
de su marido, Fernán Darias, los 4.000 ducados de su dote
y las 2.000 doblas de las arras, a cuya devolución había sido
condenado l12.
Para el señor de Fuerteventura la sentencia del juez eclesias-tico
le suponía arduos problemas por carecer del numerario
preciso para hacer frente al importante débito. Por esta cir-cunstancia,
no le quedó otro recurso que ponerse en manos de
su antiguo concuñado e intimo amigo, el regidor del Cabildo
de Gran Canaria Bemardino de Lazcano, para que actuase de
amigable componedor con objeto de convenir una habil y acep-table
transacción.
Las negociaciones se llevaron a cabo en Las Palmas en el
mes de septiembre de 1541, pudiéndose llegar, después de labo-riosas
jornadas de trabajo, a un perfecto acuerdo el día 30.
En la fecha indicada, ante el escribano de Las Palmas Alon-de
TdSn, se ;r;¿3;1~f Grma 2:1 eszrihtrrzam ac ~- Tona~c.lk d-sulas
más importantes se resumen así:
'lo A. S.: Registro del Sello.
'1' Zbíd.
'12 A. P. C.: Oficio l.", t. 15, fols. 553v.-554v.
Núm. 32 (1986)
ANTONIO RUMEU DE ARMAS
Se darían a la parte demandante 300 ducados de oro
por una sola vez: «luego que la dicha señora doña
María de Sosa consintiese en este concierto e obli-gaci6nn.
La parte demandada se comprometía a entregar 100 du-cados
de oro al año {(durante los días de la vida del
señor Hernán Darias de Saavedran.. Dicha renta vita-licia
se haría efectiva «en fin de cada año».
El libramiento de una y otra cantidad tendría lugar en
Sevilla {ten uno de los cambios della».
En caso de demora en el pago, se duplicaría el dé-bito,
pudiendo reclamar lo adeudado de Bernardino de
Lazcano, fiador del concierto.
A este importante documento se le añaden una condición
y una reserva.
La primera se establece en esta forma: con tal cargo e con-dición
que la dicha señora doña María de Sosa aya por bien e
consienta en esta dicha obligación, que por mí le es hecha
e otorgada, para que durante los días de la vida del dicho se-ñor
Hernán Darias no le pedirá ni pueda pedir ni demandar ni
llevar más de los dichos trezientos ducados, que luego se le
an de dar y pagar, y los otros ciento para en cada un año...)}.
La reserva en favor de la demandante reviste también in-terés:
«e que después de la vida del dicho señor Hernan Darias,
la dicha doña María pueda usar e huse, si quisiere, de las sen-tencias
y executorias e provisiones reales y de todo su derecho,
que por virtud dellas le compete, para poder cobrar del dicho
señor Hernán Darias e sus bienes la dicha dote y arras e deu-da
..., sin que se le haga descuento alguno destos dichos tre-zientos
ducados ni de los ciento que a de aver en cada un año,
porque éste se le da para sus alimentos durante la vida del di-cho
Seflor' Eei~ri&Dia rIaS.. . ,, !!'.
"3 A.P.C.: Oficio l.", t. 17, fols. 104-106.
Se firmó el documento en las casas de Bernardino de Lazcano.
Actuaron como testigos: Cristóbal de la Coba, vecino de Gran Canaria:
Juan Mateos, vecino de Fuerteventura, y Diego de Paterna y Antón Gar-cía,
vecinos de Córdoba.
64 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
EL SEÑORÍODE FUERTEVENTURA 49
Para que el concierto entrase en vigor faltaba la confor-midad
expresa de las partes litigantes.
Fernán Darias dio su aprobación en el valle de Santa Ma-ría
de Betancuria el 5 de octubre de 1541 Il4. Por su parte,
doña María de Sosa otorgó su pleno consentimiento en Córdo-ba
el 1 de marzo de 1542 lIi.
La escritura de aprobación del señor de Fuerteventura con-tiene
una cláusula -lógica y natural- que merece ser traída
a colación: ((Que yo me obligo que todos los bienes rayzes, que
al presente tengo e poseo, los tendré en mi poder enhiestos y
reparados, como oy día están, e mejor si mejor pudiese, y no
los venderé, ni trocare, ni canbiaré, ni en otra qualquier ma-nera
enagenar, ni dar, ni donar.. . N l16.
Hay que advertir que tres años más tarde, es decir, en 1545,
sucumbía en Betancuria el segundo señor de Fuerteventura.
En este plazo de tiempo consta que Fernán Darias cumplió
puntualmente con ios compromisos económicos contraídos.
Sabemos, por ejemplo, que el 9 de septiembre de 1544 doña
María de Sosa otorgaba poder a favor de Agustín Marín, ge-novés,
estante en Sevilla, para que cobrase de Rafael Solares,
asimismo ligur, los cien ducados de la pensión anual y vitalicia
que debía pagarle su marido
¿A quién pasó la herencia de Fernán Darias? ¿Quién tuvo
que hacer frente a sus obligaciones y compromisos?
m A.P. C.: Oficio l:, t. 17, fols. 107-108.
Actuaron de iesiigos; Diegvde Oca&, Eerijn&c de Cabrera y 'qgii;u
de Medina, vecinos de Fuerteventura.
Da fe de ello el escribano Diego de Braga.
115 A. P. C.: Oficio l.O, t. 17, fols. 123-129.
116 Véase la nota 114.
117 A. P. C.: Oficio l.", t. 18, fols. 452v.453.
50 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
8. DONAM ARGARIDTEA C ABRERAY DONA CATALINAE SCOBADRE
LAS ROELASCO, NCUBINAS DE FERNÁND ARIASL.O S HIJOS ADULTERI-NOS
GONZALDOE SAAVEDY RPEAD RO FERNÁNDDEEZ SAAVEDRA
Ya hemos visto cómo en el proceso de divorcio incoado con-tra
Fernán Darias se hace pública alusión a sus aventuras amo-rosas:
{tDiz, que sin causa ni razón alguna ... no quiere faser
vida con la dicha doña María, nin la quiere tener en su poder,
ni sostener las cargas del matrimonio, ni darle alimentos ...,
e se está apartado della e amancebado con otras mugeres. ..N Il8.
La conducta que en el párrafo reproducido se denuncia es a
rigmxmieiite exacta. Ferixh I3a.ria.s tuvo como co~mbinas a E
dos jóvenes de Lanzarote: Margarita de Cabrera y Catalina Es- o
n -
tobar de las Roelas, de las cuales obtuvo sucesión adulterina. m
O
E La relación amorosa con Ia primera dama era públicamente SE conocida. Unos autores la han considerado esposa legítima, E
mientras otros se recatan en un ambiguo silencio ll9. Doña Mar- 3 garita de Cabrera era hija de Diego de Cabrera y de doña Ca- - talina Luzardo de Franchi, perteneciendo por varonía a una 0
m
E
familia hidalga con notorio relieve Im. o
5
118 Página 42. n
E
119 Pellicer de Tovar adopta una postura equivoca: «Dexb Fernan -
a
Darias en doña Margarita de Cabrera, por sucessor en su casa y estado, l
n un hijo que se llam6 Goncalo de Saavedra)} (Memorial ... de los señores n
n
de la isla de Fuerteventura [20], fol. 10v.l
Viera y Clavijo se limita a copiarle (Noticias ... [l], t. 11, p. 427). 3
O
En cambio, Fernández Béthencourt opta por el matrimonio candnico
(Nobiliario ... 1291, t. 1, p. 99).
iza Los abuelos paternos se llamaron: Alonso de Cabrera Solier, go-bernador
de Lanzarote y alcalde de la fortaleza de Santa Cruz de la Mar
Pequeña, y doña Catalina Durnpiérrez.
Margarita era hija del primer matrimonio de Diego de Cabrera. E1
segundo enlace fue con Rufina Martel de Tapia.
Viera y Clavijo se equivoca al hacerla «hija de Diego de Cabrera Ma-theo
y de su muger Agueda Pérezn (Noticias.. . [l], t. 11, p. 427).
Fernández Béthencourt da dos versiones. Al historiar la casa de Saa-vedra
supone a Margarita hija del segundo enlace; y al ocuparse del
linaje Cabrera acierta en la maternidad de Catalina Luzardo (NobUia-rio
... 1291, t. 1, p. 99, y t. IV, pp. 79-80).
66 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
De esta unión había de nacer Gonzalo de Saavedra, cuar-to
señor consorte de Fuerteventura, cuya biografía ha de ocu-parnos
tiempo adelante l2I.
En cambio, la segunda amante, doña Catalina Escobar de las
Roelas, era hasta hoy desconocida. Recordemos que la tradi-ción
histórica la identifica como esposa de Sancho de Herrera
y madre de Constanza 11 Sarmiento, señores ambos de Lan-zarote
122.
De los progenitores de doña Catalina Escobar nada se sabe.
S610 nos resta añadir que de las relaciones amorosas entre ella
y Fernán Darias había de venir al mundo Pedro Fernández de
Saavedra «el mozo)), llamado a titularse, en el futuro, señor
consorte de la isla de Lanzarote.
La novedad de la noticia exige la prueba pertinente.
En 1605 Pedro Sarmiento de Ayala fue designado familiar
del Santo Oficio de la Inquisición, y en 1610 ascendido a algua-cil
mayor del propio tribunal. Para posesionarse de ambos car-gos
tuvo que realizar, en Lanzarote, las pertinentes pruebas de
limpieza de sangre. De ellas resulta que era hijo de Diego Sar-miento,
también alguacil, y de su esposa, María de Ayalalu;
nieto por línea paterna de Pedro Fernández de Saavedra «el
mozo}), señor consorte de Lanzarote, y de su concubina Iseo
de León; bisnieto paterno-paterno de Hernán Darias de Saave-dra,
señor de Fuerteventura, y de su concubina Catalina Esco-bar
de las Roelas, y bisnieto paterno-materno de Luis de León
((el viejo», gobernador de Lanzarote, y de su esposa, Elvira
Pérez la.
Los testigos de las dos informaciones declaran sobre todos
los antepasados; pero en el presente caso sólo nos interesan las
deposiciones que afectan a la familia señorial.
Juan Martín Cabrera (te1 viejo», con más de ochenta años
de edad, se expresa así en la información de 1605: (que este
121 Páginas 62-63 y 74-84.
122 Página 28.
1 3 Esta señora era biznieta legftima del primogénito de la casa de
Herrera, Pedro García de Herrera «el desheredado».
RUMEU: Pedro Garcia de Herrera [3], p. 86.
'24 A. H. N,: Znquisicidn, leg. 1.543, exp. 5, y leg. 1.464, exp. 8.
Núm. 32 (19861
52 AINTONIO RUMEU DE ARMAS
testigo conoció a Hernán Darias de Sauvedra, padre del dicho
Pedro Hernández de Sauvedra, y Luys de León "el viejo", padre
de la dicha Yseo de León, los quales vinieron a esta ysla con
doña Ynés Peraza.. -1).
Este mismo declarante en la información de 1610 se rati-fica
en lo dicho, añadiendo curiosos pormenores: ctAnsimismo
conoció este testigo a Hernán Darius de Saavedra, señor que fue
destas islas, padre del dicho Pedro Hernández de Saavedra y
bissabuelo de Pedro Sarmiento de Ayala; y que no conoció ni
tiene noticia de su muger, ni sabe que la tubiesse, pero que tie-ne
noticia de Pedro Hernándex de Smvedra "el viejo", señor
,fgp & &os l l a r , p ~ d dre!~ d i&n -Hgrn&. D Q T ~ Q ~S QQ.~>P- 8
dra, y que murió en ésta de Lanzarote, rebissabuelo del dicho E
don Pedro Sarmiento de Ayala.. .; al qual dicho don Diego Sar- o
n miento, con las demás sus hermanas, los criaba, con mucho -
m
O
regalo, doña Catalina de Escobar, madre del dicho Pedro Her- E
E
2 nández d e Suaued ra . . . » -E
El morisco Alexandre de Saavedra, de noventa años de
edad, criado de Pedro Fernández de Saavedra, se manifiesta 3
-
en términos similares: «...el dicho Luis de León, fue hombre -
0
m
E muy principal y caballero en esta dicha ysla, porque lo man- o
daba todo por orden de doña Catalina de Escobar de las Rue-las,
madre que fue de Pedro Hernándex de Saavedra ..., señora n
-E que era de esta dicha ysla por fin y muerte del dicho su a
fijo...)) Is.
2
n
Aunque nuestro objetivo principal sean los señores de Fuer- n
teventura, parece obligado rematar la biografía de Pedro Fer- O3
nández de Saavedra «el mozo» como vástago de un mismo
tronco.
Para que el lector no se pierda procuraremos seguir, en
lo posibk, ün orUen eroimlSgizo, refiriSndunos, efi pi-iimr lü-gar,
a la boda y a la esposa; después, a los progenitores, y, por
último, al personaje principal en sí mismo.
Pedro Fernández contrajo matrimonio con su tía segunda
doña Constanza Sarmiento, señora de Lanzarote, hija de San-
125 Ibid.
68 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
cho de Herrera, primer señor de la isla, nacida de su unión
con doña Catalina Dafia, de estirpe real indígena.
Se impone añadir algo mas sobre los progenitores de la
esposa.
Sancho de Herrera había contraído matrimonio en Sevilla,
conforme se ha dicho, con doña Violante de Cervantes, hija de
Jorge de Medina, veinticuatro de Sevilla, y de su esposa, Bea-triz
Barba l". La novia era sobrina-nieta del famoso cardenal-arzobispo
de la capital bética Juan de Cervantes '*', y había con-traído
primeras nupcias con un caballero apellidado Sotomayor,
sin lograr descendencia lZg. Tampoco Sancho consiguió de la
i~nióne! a ~ h e ! z dh~er gdern.
Doña Catalina Dafia era hija de Guillén Dafia y nieta de Luis
Guardafia, último rey de Lanzarote '19.
126 Página 4.
'27 ABREU GALINDOH:i storia de la conquista de ... Canaria [ll], p. 245.
DIEGOO RTIZD E Z I ~ I G AA:n nales eclesiásticos y seculares de la muy
noble y muy leal ciudad de Sevilla, Madrid, 1677, t. 1, p. 335.
Sus abuelos paternos se llamaron Fernando de Medina y doña Vio-lante
de Cervantes; esta última era hermana del cardenal.
En el epitafio que Gonzalo Argote de Molina orden6 labrar en el con-vento
de Miraflores de Teguise la señora de Lanzarote es nombrada «doña
Violante de Sosa, hija del señor de la villa de Hernán Núiiez)). La noticia
no parece tener fundamento.
VIERAY CLAVIJON: oticias de la Historia ... de las islas de Canaria [l],
t. IV, p. 363.
128 A. S.: Registro del Sello, fol. 13, provisión real de 9 de septiembre
de 1484.
En dicha disposición se lee: «Doña Violante de Cervantes, muger de
Sancho de Herrera, nos fiso relación ... disiendo que ella tiene y po-see...
una heredad, questS cabe Coria, que Gorje de Medina, su padre,
le dio en casamiento con Sotomayor, vecino de ... Sevilla.»
. '" .. Aíjñ'i-ú Sn¿iiiüo: op. cit., p. 245.
Argote de Molina, en la sepultura de esta señora en el convento de
Miraflores de Teguise, mandó labrar este epitafio:
{(Aquí yace la muy noble señora doña Catalina Dafra, hija de Gui-llén
Dafra, nieta de don Luis Guardafra, último rey de Lanzarote,
de los gentiles naturales de ella; en la qual hubo Sancho de He-rrera,
señor de la isla, a doña Constanza Sarmiento, su única hija
y heredera.))
Núm. 32 (1986) 69
54 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
Sancho de Herrera gobernó la isla de su señorío entre 1503-
1534. Otorgó testamento en Teguise el 21 de octubre del Úitimo
de los años indicados, falleciendo dos jornadas más tarde a los
noventa y dos d o s de edad la.
Pedro FernSindez de Saavedra (te1 mozo» administró Lanza-rote
en unión de su esposa, doña ~onstanza1 1 Sarmiento, des-de
1534 hasta 1545, sin que quepa señalar ninguna particular
incidencia en la gestión.
Los Unicos hechos sobresalientes de la vida de Pedro 11 Fer-nández
de Saavedra fueron las expediciones a Africa -que se-rán
estudiadas en el epígrafe inmediat-, en una de las cuales
hall- la mi~&e el 27 de julio de 1.54.5,
Aunque su viuda, doña Constanza Sarmiento, era la señora
titular, llamada a seguir ejerciendo la jurisdicción, tuvo la ex-traña
decisión de hacer proclamar y jurar en Teguise, el 10 de
agosto de 1545, al hijo de ambos, Agustín de Herrera y Rojas I3l.
El gobierno de la isla estuvo en manos de doña Constanza
desde 1545 hasta 1549, en que se produjo su deceso. Fue en este
preciso momento cuando las autoridades de Lamarote incitaron
a la abuela putem, doña Catalina Escobar de las Roelas, a asu-mir
el cargo de señora tutriz hasta la mayoría de edad del nieto.
VIERA Y CLAVIJO: op. cit., t. IV, p. 363.
SERRARA FOLS:( (Condes de La Gomerai) [4], p. 144.
A.H.N.: Inquisicidn, leg. 1.543, exp. 5 (Informaciones de limpieza de
sangre de Pedro Sarmiento de Ayala).
El testigo Juan Gutiérrez Melián, de ochenta y tres años, declara en
Teguise, el 18 de abril de 1610, lo que sigue:
«Que el dicho Pedro Hernández de Saavedra, señor que fue de es-tas
dichas dos yslas de Lanzarote y Fuerteventura, ... fue casado
con doña Constanza de Herrera, hija de Sancho de Herrera y de,
i~q. mqrpr dp y-!~, cayo nombre no -merdaj qm Ia
hubo por amiga ... »
1 3 VIERAY CLAVIJOo:p . cit, t. IV, p. 363.
Epitafio sepulcral (obra de Argote de Molina):
((Aquí yace el muy ilustre caballero Sancho de Herrera, señor de
Lanzarote y Fuerteventura ... Murió en 20 de octubre del año 1534,
siendo de edad de noventa y dos años.»
SERRAR ÁFOLS:a rt. cit., p. 144.
131 VIERAY CLAVIJOo:p . cit., t. 11, p. 327.
70 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLhNTICOS
Esta imprevista circunstancia es la que ha arrastrado a mu-chos
autores a considerarla abuela materna.
Doña Catalina Escobar, como ((tutora de Agustín de Herre-ra,
su nieto)), otorgó escritura pública en Teguise el 2 de sep-tiembre
de 1549, ante el escribano Francisco de Ribas, dotando
a la iglesia parroquia1 con diez marcos de plata para la fabri-cación
de .una cruz procesional. La donación se hacía en cum-plimiento
de un legado expreso de Sancho de Herrera en su
testamento la.
Digamos, para terminar, que Agustín de Herrera y Rojas
4aavedra por varonía-, tercer señor de Lanzarote, y, andan-do
el tiempo, conde y marqués de su isla privativa por merced
del rey Felipe 11, fue una de las figuras más preeminentes del
siglo XVI, cuya personalidad, por la índole peculiar de este tra-bajo,
no corresponde estudiar aquí. Como contrapartida, lo
veremos interferirse, con harta frecuencia, en la vida política
del señorío hermano de Fuerteventura IU.
9. LAS EXPEDICIONES AFRICANAS POR PARTE DE DISTINTOS MIEM-BROS
DE LA ESTIRPE SAAVEDRA
Lo más destacado de la actuación polftica de los señores
de las islas orientales fueron las ininterrumpidas cabalgadas o
expediciones por tierras de Africa, con objeto de depredar los
aduares moros a la captura de esclavos y ganado.
Nos proponemos en este epígrafe referir las empresas b6-
licas de Fernán Darias de Saavedra, señor de Fuerteventura; de
Alonso Pérez de Saavedra, su hermano por línea ilegítima, y
de Pedro FernAndez de Saavedra, hijo del primero y señor con-sorte
de Lanzarote.
132 Adicidn al Memorial ajustado del estado de Lanzarote, fol. 78, nú-mero
486.
BIBLIOTECDAE LA REALA CADEMIDAE LA HISTORIAC: oleccidn Salmar, sig-natura
S-82.
PELLICERD E TOVARM: emorial ... de los señores de Ea isla de Fuerte-ventura
[ Z O ] , fol. 9v., nota 50.
133 Phginas 83, 86-100 y 110.
Núm. 32 (1986) 71
56 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
Fernán Darias de Saavedra tiene en su haber un hecho me-morable
que le enaltece sobremanera. Nos referimos a la recu-peración
en 1517 de la torre de Santa Cruz de la Mar Pequeña,
caída en poder de la morisma, operación que le encomendó
su suegro, Lope de Sosa, gobernador de Gran Canaria y alcaide
de la fortaleza antedicha.
La situacidn en el Sahara había cambiado radicalmente con
la entronizacidn en el Sus de la nueva dinastía jerifiana, repre-sentada
por Ahamad al-Acray. La sumisión de Tagaos, en la ve-cindad
de la torre, era un anuncio inmediato de ruptura de
hostilidades.
En efecto, la amenaza se consumó en 1517, pues en los ú1-
timos días de julio las tribus beréberes de los contornos se con-centraron
frente a la torre de Santa Cruz, viéndose ésta batida
por el frente y costados con inusitada persistencia. La lucha fue
encarnizada y terrible, hasta que en un impetuoso asalto los
moros la conquistaron, incendiándola seguidamente. La forta-leza
sucumbió el 1 de agosto.
La comunicación con la isla de Gran Canaria no se inte-rrumpió
sin embargo, pues la noticia era conocida en Las Pal-mas
poco menos que al instante. Ello da pie a la posibilidad de
una evacuación; en otro caso, un navío de aviso, apostado frente
a la torre, vino presuroso al Puerto de las Isletas en urgente
demanda de socorros.
Estos se aprestaron inmediatamente. El 3 de agosto de 1517
vemos al gobernador de Gran Canaria Lope de Sosa librando
el numerario preciso {(para las obras y reparos que se han de
hazer en la fortaleza de la Mar Pequeña, que la tomaron los
moros y la quemaron)). En cuanto al mando de la expedición, --- La--- A:-L- 1- A-.-L----A-A.-. -1 r n ~ ü m - A,-. lZh.nd-,-. ya LIGIILUB UIUIU quc; LE ruc m i u j i i i c r l u a u u al DGIIUL UG A ucilic-ventura.
En escasas jornadas, navíos, hombres y armamentos estu-vieron
dispuestos. Fernán Darias se hizo a la mar una semana
después del desgraciado suceso, desembarcando con sus hues-tes
en Puerto Cansado. En un impetuoso asalto, las tropas se
apoderaron de las ruinas calcinadas de la fortaleza africana, so-
72 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL SEÑOR~O DE FUERTEVENTURA 57
bre cuyos muros volvió a ondear el pendón de Castilla. Ocu-rría
esto e1 10 de agosto de 1517.
En el acto se procedió a restañar de sus heridas los muros
de la torre, trabajándose por espacio de meses en devolver a
la misma su auténtica fisonomía. Todos estos trabajos se eje-cutaron
bajo la dirección de Fernán Darias, quien invirtió asi-mismo
de su peculio propio cuantiosas sumas para dejar la
fortaleza en su punto: reparada, abastecida y con el mejor
armamento posible en aquellas circunstancias.
A esta imprevista contingencia debióse el que Saavedra fue-se
tenedor de la alcaidia de la Mar Pequeña desde el 10 de
agosto de 1517 al 5 de septiembre de 1519, percibiendo el corres-pondiente
sueldo 134.
Las cabalgadas del señor de Fuerteventura al continente ve-cino
debieron ser innumerables aunque no hayan quedado ves-tigios
de las mismas. El historiador Viera y Clavijo las pon-dera
en estos términos: ((Cuando se consideran las muchas y
felices incursiones que ejecutó en las costas de Berbería occi-dental,
armando bajeles a sus propias expensas y cautivando
considerable número de moros de ambos sexos, a quienes des-pués
de bautizados hizo merced de algunas tierras para que
pudiesen subsistir de su labor, cualquiera daría a Fern��n Da-rias
el renombre de Africano...)) Más adelante añade: «Trajo
en triunfo aquellos cautivos berberiscos, de cuyos descendien-tes,
que podemos llamar nuestros muzárabes, se formaron al-gunas
compañías de milicias, que sirvieron fielmente en acaeci-mientos
posteriores)) I3j.
En su tiempo destacó como uno de los más esforzados pala-dines
africanos su vasallo Juan de Alcázar Morales, cuyas ha-zañas
en el continente vecino dejaron imborrable recuerdo en
su época. Una de sus acciones más notables la ejecutó a pre-sencia
&rn&n Dar-= Saayedru y de asowAbr= u
todos los expedicionarios. Entró solo en una cueva recóndita
y profunda, sin más armas que un puñal, y extrajo a rastras,
'34 RUMEU: Espana en el Africa Atlántica [34], t. 1, pp. 496-502, y
t. 11, PP. 237-239.
'35 Noticias de la historia ... de las islas de Canaria [Ij, t. 11, pp. 426-427.
58 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
uno en pos de otro, a cinco moros que en la espelunca se habian
refugiado. También se cuenta de él que en una de las incursio-nes
a Berberia, corriendo a caballo a la caza de tres moros fugi-tivos,
vadeó el no Saguia el-Hamra, logrando capturarlos des-pués
de singular pelea. En otra ocasión redujo por la fuerza
a dos famosos adalides alárabes, dejándolos malheridos sobre
el campo lM.
Fama singular adquirió también en Africa por sus heroicas
hazañas Alonso Pérez de Saavedra, el hijo natural de Pedro
Fernández de Saavedra ((el viejo)). Diego de Torres en su co-nocida
Relacidn del origen y succeso de los Xarifes.. . relata su
vih y u,n,du~zuesr i estos t6r:inm:
«Entre los muchos cautivos que tuvo este tirano, tuvo uno
llamado Alonso Pérez de Saavedra, de la casa de los condes de
La Gomera, tenido en una mora, parienta del jarife, que fue
cautiva. Este caballero salió valiente por su persona, y tan gran-de
arábigo y en otras lenguas diferentes de aquellas tierras,
que yo oí decir al jarife que después de e1 no había en la Ber-bería,
quien tan bien la habIase. Y así como fue valiente en el
arte militar, así lo fue en las cosas de la fe; y a este propósito,
por ser cosa digna de memoria, diré lo que pasó con el jarife
sobre persuadirle que se volviese moro, y tratar6 de cómo se
cautivó.
»Y fue el caso que, siendo mancebo, con cierta gente de Ca-narias
hizo muchas entradas en tierra de moros, donde llaman
axanegues, y habiéndole cautivado ciertos hombres, allegó un
día al puerto de Tahagoz y, alzando una bandera blanca, envió
un hombre al alcaide por seguro para tratar de rescatar aque-llos
hombres. El alcaide se lo dio, y despachó luego un correo
al jarife menor, que estaba en Tarudante, haciendole saber
cdmo Alnn-0 P&ez de Saavedri e-t;aha en aquel pu-rt~, con
seguro para tratar cierto rescate. El jarife, que estaba indig-
136 JOSÉ DE VIERA Y CLAVIJO: Noticias de Ea historia general de las islas
Canarias, Goya Ediciones, Santa C m de Tenerife, 1951, t. 11, pp. 346-347.
Su tru+& &e -ms zmk~i6:: CeI h i ~ t ~ r ' , a dP,~&rr igmz M G U ~te niendo
como fuente una Inforrnaci6n de nobleza practicada en Las Palmas
en 1590 por doña Juana de Vera, nieta de Juan de Alcazar Morales.
74 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
nado con él por los muchos daños y robos que hacia en su
tierra, determinó de le mandar cautivar, aunque estaba debajo
de seguro; y para esto mandó armar en el cabo de Aguer cier-tas
zabras, que son a manera de barcos grandes, y fueron al
puerto donde estaban descuidados que tal les podía suceder.
Y, llegando de noche, abordaron con el navío y entraron y le
ganaron y le cautivaron a él y al arráez y a los demás.
»El que llevado en presencia del jarife, después de haberle
tratado mal de palabras y él quejhdose del agravio que le ha-bía
hecho, le mandó echar una braga de hierro cerrada, que
pesaba más de sesenta libras. Meneábase tan bien con ella, que
cuando iba al alhóndiga de los mercaderes cristianos, se oía
gran rato antes que iiegase, y ñabía apuestas si era éi o cuatro
o mas cautivos. Estuvo cautivo más de veinte y seis años, hasta
que murió, en el cual tiempo estaba en una casa de la rúa de
los caballos, sin trabajar, con un moro que le guardaba. Res-petábale
el jarife por pariente, aunque nunca le quiso rescatar
por ningün precio, por temerse de él.»
Diego de Torres nos cuenta en su Relación diversos momen-tos
de la vida en cautividad del héroe majorero:
«Era muy visitado de alcaides y deudos de la madre, y siem-pre
le proveían de algunas cosas. Dábale el jarife ración ordi-naria,
aventajada de los demás. Era uno de los mejores juga-dores
de ajedrez que había en aquella tierra, porque los moros
se precian de ser los mejores del mundo, y en esto y en hacer
rapaceros de tocas y lizares ganaba para pasar la vida sin nece-sidad,
y hacía esto tan bien, que no se tenia por dama ni caba-llero
quien no los traía de su mano, por cuyo respeto era muy
regalado. El año de 1549, estando el jarife para irse a la guerra
de Fez, incitado del demonio, determinó de volverle moro, y
llamacdole de muchas razones y poniéndole delante que en su
ley se habían de salvar los hombres y lo mucho que hahín que
estaba cautivo y el mal remedio que tenía de salir de el y que era
su deudo y los buenos tratamientos que había recibido, le
dijo:
»-Todas estas cosas, bien miradas y consideradas por tu
parte, te tienen obligado a venir en lo que te quiero decir, lo
60 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
cual será salvar tu ánimo y vivir honradamente; y es que te
tornes moro y yo te daré por mujer una de dos hijas que
tengo, con título de alcaide de los alcaides; y si en esto no vi-nieres,
se habrán de convertir los buenos tratamientos en
malos.
»El Alonso Perez estuvo muy sosegado escuchando al ja-rife
y, en acabando su plática, esforzado con la fe, le respondió
como cristiano y caballero, que él conocía haber recibido de él
muchas mercedes en el tiempo de su cautiverio, aunque había
sido con traición, y que las que le ofrecía con que se volviese
moro no las quería admitir, porque de mejor gana recibiría
10s malos tratamientos que le significaba a otros cüaiesqüiera
tormentos, por graves que fuesen, que dejar de ser cristiano
y estar firme en la fe de Jesucristo, que era el camino verda-dero
de salvarse los hombres. Y con tanto, quedó el jarife muy
enojado y confuso, por no haber salido con su pretensión mal-vada;
y él se despidió de él y después le llevaron a Fez con los
demás cautivos, donde murió))
Al párrafo transcrito de Diego de Torres, tan minucioso en
los detalles, sólo podemos añadir algún pormenor cronológico.
Si el jerife menor Muhammad al-Sayj fue rey del Sus en 1524,
con residencia como tal en Tarudante, Alonso Pérez de Saave-dra
debió ser cautivado después de esa fecha, entre 1525-1535.
La siguiente generación está representada por Pedro Fer-nández
de Saavedra (re1 mozo», digno emulo de sus antepa-sados.
El historiador Castillo Ruiz de Vergara es quien nos
informa de sus andanzas y desventuras.
Elogia su persona con estas palabras: ({caballero de sin-gular
valor, que siguiendo los hechos de sus mayores, hizo
muchas entradas y saqueos en las plazas de Berbería, haciendo
au-rUsi-n-UdVnYc nyArVnUcUlI icI UdUo ar rUnA n1 VtnU cU rJIr rSrUsInIU-rUlnVcO DnIlIlCo&rIJtIrI .
Después alude a la caída de Santa Cruz del Cabo de Gué
(1541) y a lo que este hecho de armas preocupó a Carlos V por
la amenaza que podía suponer, de rechazo, para las Canarias la
posesión por el jerife de dicho puerto junto con el de Tafetana.
137 Edición de Sevilla, 1586, pp. 156-157 y 345.
76 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
EL SEÑOR~OD E FUERTEVENTURA 61
El monarca español quiso conjurar el peligro anticipándose en
la ofensiva y dio comisión al señor de Lanzarote para realizar
una expedición de castigo contra el último de los puertos ci-tados.
He aquí cómo relata el suceso el mencionado cronista:
«Mandó Su Majestad, año de 1544, su Real provisión a Pe-dro
Hernández de Saavedra, teniendo noticia que venían algu-nas
fustas a los puertos circunvecinos, el que con la gente de
sus islas y de ésta de [Gran] Canaria y demás que le pareciere
fuese a reconocer aquellos sobredichos puertos y si hallase
fusta la quemase, y en particular en el puerto de Tafetana. Lo
que cumpliendo Pedro Hernández de Saavedra salió con su pre-venida
armada de su isla de Lanzarote, y llegando a Tafetana a
:a meUia nuehe hizo d e s e i i i = ~ ~ cde~ s~ gerite. Entraiido en :a
villa, la halló desamparada de guardias, porque los moros es-taban
dando verdes a sus caballos en unos aduares fuera de la
villa, y sacándole lo que hallaron se pasó con su gente al cas-tillo
que distaba media leagua, y con lanzas y pinales le asalta-ron,
hallando sólo la mujer, hijo y demás familia del alcaide,
moros de su servicio, jóvenes y viejos, soltándose por descuido
un arcabux.
»Trajeron los prisioneros y todo lo que en él hallaron al em-barco,
y estando en esto se hallaron asaltados y acometidos de
todos los moros, que al tiro del arcabuz se aprontaron, y ocu-rrieron
al castillo, donde hallándose sin mujer ni hijos y algu-nos
muertos, tiraron a seguir el alcance con la saiia de vengar
su injuria con gran tropa de moros. Pedro Hernández de Saave-dra,
haciéndoles frente, hizo grande estrago en la gente del
alcaide, y animando a sus capitanes y soldados cristianos les
exhortaba a que peleasen por su ley y por cumplir la orden del
Emperador, su señor. Y haciéndoles espaldas se fueron embar-cando,
y esforzando en que no se embarcaba él sin ganar la
batalla, cargó tal muchedumbre de moros arrojando lanza-S y
azagayas, que cayó muerto el valiente Pedro Hernández y los
capitanes Pablo Mateo Sanabria, Martín de Castro Sanabria,
Juan Verde de Bethencourt, Sancho Díaz y un N,. . Castellanos,
haciendo valerosos hechos. Fueron heridos muchos de la mu-chedumbre
que crecía, con que se alargaron las lanchas y
Núm. 32 (1986) 77
62 ANTONIO RUMEU DE ARMAS
fustas, volviéndose a Lanzarote con los sentimientos de la per-dida,
teniendo en desprecio lo ganadon lJ8.
Este hecho de amas aparece corroborado en una infonna-ción
pública realizada en 1610, en Lanzarote, por Pedro Sar-miento,
nieto, por línea natural, del héroe. Los testigos decla-ran
unánimes que Pedro Fernández de Saavedra murió en
Berbería, en la batalla de Tafetana, luchando encarnizada-mente
contra los moros. Uno de los informantes, el vecino de
Lanzarote Antonio Gutiérrez Melián, da mayores precisiones y
detalles: ((que a Pedro HernsBndez de Saavedra le mataron en
Berbería, en Tafetana, en una entrada, abrá sesenta años, en
un año en que cayeron San Juan y el Corpus Chrísti el mismo
día...» 13y. Si el dicho de este testigo fuera cierto en todas sus
partes, resultaría la batalla de Tafetana acaecida en 1546, año
en que se dan las circunstancias antedichas. Ahora bien: si
tenemos en cuenta que el hijo y heredero del señor de Lanza-rote,
Agustin de Hererra y Rojas, fue jurado por sus vasallos
en 10 de agosto de 1545, convendrá mantener esta fecha como
la más aproximada al luctuoso acontecimiento J*.
De acuerdo con lo expuesto páginas atrás y ahora reitera-mos,
Fernán Darias de Saavedra y su hijo Pedro Fernández de
Saavedra fallecieron en 1545, con escasa diferencia de tiem-po
141. NO es dable precisar, en cambio, quién precedió al otro
en el desgraciado evento.
10. LA HERENCIA DE FERNÁN DARIASB. ERNARDINDEO L AZCANO,
TERCER SEÑOR DE FUERTEVENTURA
Los últimos días de la vida de Fernán Darias de Saavedra
fueron de honda preocupación, ante la realidad de que ha-llándose
casado, aunque divorciado, no podía reconocer a su
hijo Gonzalo por tener la calidad de espurio. Se daba además
138 Descripcidn . . . de las islas Canarias [54], t. 1, fascículo 4, pá-gina~
1576-1579.
.1.3*9 A.H.N.: Inqui~i~i6?l1e,g . 1.543, exp. 5. - <
lw ragina 54..
'41 Páginas 49, 54 y 60-62.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
EL sEE3'0~ioD E FUERTEVENTURA 63
la natural circunstancia de sentir hacia él un amor apasio-nado.
En aquel callejón sin salida, ¿qué solución arbitrar? Si mo-ría
sin testar, los mermados bienes que había recibido por he-rencia
(un dozavo de las rentas de la propiedad de Lanzarote
y Fuerteventura y el señorío jurisdiccional de la última isla)
pasarian a repartírselos los parientes, por los cuales no sentia
simpatia alguna.
Ya conocemos la entrañable amistad y la mutua confianza
que se profesaban Fernán Darias y Bernardino de Lazcano,
otrora concuñados. Pues bien, entre los dos convinieron un
maquiavélico plan, que iba a dar a la larga espléndidos re-sultados.
Los puntos capitales del proyecto eran los siguientes:
1. El señor de Lanzarote otorgaría testamento declaran-do
heredero universal de todos sus bienes y derechos
a R~yngydinn L ~ ~ ~ ~ ~ .
2. Bernardino era tutor de su sobrina María de la O Mu-xica
Herrera, a quien dotaría con todos los bienes
heredados de Fernán Darias.
4. Doña María de la O contraería matrimonio con Gon-zalo
de Saavedra, hijo de Fernán, y
5. En los hijos de esta unión, Saavedras por fa sangre,
vendría a recaer, andando el tiempo, el señorío de
Fuerteventura y demás pertenencias.
Por este conjunto de anómalas circunstancias, Bernardino
de Lazcano y María de la O Muxica Wemer-_ fmmn krc-eri y
cuarto señores de Fuerteventura.
La maniobra nos recuerda algo así como el lanzamiento
de un «boomerangn por los indígenas australianos.
¿La decisión de Fernán Darias era legal con arreglo al de-recho
pdbiicü casieiiano? A nuestro juicio nay que contestar
afirmativamente. Abundan las pruebas documentales de venta
en Andalucía de señoríos jurisdiccionales; ello hace suponer
que se podían donar sin cortapisas de ningún género