LA ASONADA DE LA «POBRERA>> DE LANZAROTE
EN 1789.
REFLEXIONES SOCIO-POLITICAS
P O R
ANTONIO DE BiETHENCOURT MASSIEU
En recuerdo del amigo
2noluidQble Agustfn de la Hoz
Muestra sintomática de la profunda y prolongada crisis que
sufrieron las Islas Canarias a lo largo del setecientos ' es obser-vable
en la frecuencia e inteminente forma con que brotan a
la superficie tensiones sociales. Tensiones que se nos manifies-tan
como motines, revueltas, tumultos, alteraciones, algaradas,
asonadas, escándalos y otros desórdenes que afectan con dis-tinta
intensidad al orden público. Las motivaciones suelen ser
de lo más variopintas: hambre de tierra, sed de agua, hambru-nas,
alza de precios, cargas fiscales, defensa de usos comercia-les,
exceso y abuso en el ejercicio de los empleos públicos e,
incluso, motivaciones de orden religioso '. Tantos conflictos y de
1 A. M. MACÍASH ERNANDEZ(:( Canarias en el siglo XVIIK: Una sociedad
en crisis», en Espafia en el siglo XVZIZ: Homenaje a Pierre Vilar, Barce-lona,
1985, pp. 412-433.
a V. SUÁREZG RIM~NL: a propiedad pública, vinculada y eclesiástica
en Gran Canaria en el tránsito del Antiguo al Nuevo Régimen. tesis doc-toral,
Universidad de La Laguna. 1984, 4 vols. + 1 apéndice (inédita). VBase
especialmente el cap. IV del t. 11. El tomo 1, Las P8lmas, 1987.
Núm. 34 (1988) 445
orden tan variado que el historiador lIega a estimarlos como una
lacra o una forma endemica que utiliza el isleño para mostrar
su desacuerdo en problemas que afectaban a un grupo social
de mayor o menor entidad.
Tres notas caracterizan estas convulsiones. Son blancos, no
conIIevan derramamiento de sangre, salvo un caso excepcional,
la primera; casi nunca van. seguidos de severas y ejemplificado-dores
castigos por parte de la justicia, en contra de lo usual.
Finalmente, raramente alcanzan como marco geográfico la tota-lidad
de una. isla. -como ocurre en el caso del. motín de Agüímes-
Las Palmas (1718-1719), en el que percibimos gestos de simpatía
y solidaridad entre el conjunto de la población insular 3-, y ja-más
alcanzan el ámbito del archipiélago.
En este amglio muestrario llama la atención del historiador
los escasos .ejemplos de..alteraciones que se nos han conservado
de la-isla de Lanzarote. Carencia explicable, casi segura, por las
vicisitudes favorables de la coyuntara de esta isla dentro del
conjunto negativo del resto del archipiélago 4.
Por todo ello me parece que encierra al@ interés estudiar
esta asonada, de no excesiva dimensión ni de amplias repercu-siones,
que tuvo lugar en Conil la noche del ocho de diciembre
de- 1789. Precisamente el año de la Revolución francesa, de la
que estamos vísperas de celebrar su bicentenario.
J. R. SANTANGAO DOY:(K kisis económica y conflictos sociales en Caria-rias
(1660-1740)», en Historia General de las Islas Canarias, de A. MILLARES
TORRESL,a s Palmas de Gran Canaria, 1979, t. IV; pp. 194-210. A. B m -
COURT WSIW« E:l motín de Agüimes-Las Palmas (1718-1719)»,e n ANUARIO
DE ESTUDIOATSL ANTIcos (AEA), 33 (1987), 51-160. Aquí se inserta la biblio-grafía
referente a 18 conflictividad social en el archipiélago.
3 A. BETAENCOMUARSTS IEUA: rt. cit., 117 y SS.
Sobre el crecimiento de Lanzarote en el siglo XVIZI es del mayor
interés, A. MILLARECSA NTERO:(( Arrecife, Puerto de la Barrillz.. En torno
a los orígenes y desarrollo de ,una oiudad burguesa entre el antiguo y el
nuevo régimen)), Boletin Millares Carlo, 5 (1982), 67-159. Como fuente cu-riosa,
J. A. ALVAREZ RIXO: Historia del Puerto de Arrecife en la isla de
Lanzarote, una de las Canarias, Santa Cruz de Tenerife, 1982. Datos com-plementarios
en A. BETHET~~MOAUS SRI NT: ((Aproximación a la Economía
de las .Islas Canarias (1770-1808)», en Revista de la Universidad Complw
tense, 112 (19789, 186-202,
446 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICQS
La causa, el relevo en el cargo de gobernador de las armas de
las Isla del capitán don Juan Creagh Powles por don Francih
AguilarbMartínez.P odría 'redondear.e l' intekés, algo que 'me lla13'6
poderosamente' la atención al repasar casi rutinariamente el pe-queño
expediente que sobre los hechos se conserva en 61 Ar-chivo
Histórico Nacional 5. Se trata de la reiteración con que los
alborotadores se presentan y autocalifican: la pobrera de Lan-xarote,
e incluso'Lanzurote y su pobrea 6; o sea, los pobres, !os
desvalidas, los,marginados, el colectivo social q~i ep resentan sin
,referencias personales con motivo de un relevo militar.
Estos aspectos, así como otras conclusiones que se derivarán
de la exposición de los hechos y del análisis de la documenta-ci6n
es io que nos anima a reuactar el trabajo que tiene el lector
ante sus ojos. No sin antes de comenzar la tarea lamentar el
que desconozcamos el proceso en tu totalidad y si fueron o no
castigádos los promotores l .
RELEVO EN EL GOBIERNO DE LAS ARMAS DE LANZAROTE
Al aproximarse el mes postrero del año 1789, y aunque des-conocemos
las razones que tuvo para ello, el caso es que el cb
mandate genefaJ interino don José de Avellaneda-ofdena -eP;rb
levo al frente de la gobernación de las armas de la'isla de Lan-zarote
del capitán 8on Juan Creagh y Powles por don Francisco
Aguilar Martínez. El relevo no fue bien recibido por el joven
capitán, a quien le hubierb gustado continuar disfrutando de su
destino. Gozaba de una alta estima entre las miIicias' y' también
entre las clases populares de la isla. Aquellas, porque reconocían
5 Pesquisa para descubrir los reos de la asonada del 8 de diciembre
de 1879. Lanzarote. ARCHIVO HISTÓRICON ACIONAL( AHN): Consejos supri-rni,-
Tno 1-rr Mrrn
,,*rwVO, A F í k . 001V, S/=.
LOC. cit.
Lo que ha llegado del proceso hasta nosotros se reduce a las suma-rias
abiertas por los alcaldes mayores de la Isla, Mateo hlonfort Final y
Domingo Albertos. así como los recursos ante la Audiencia de la mujer
de don Juan Creagh, encarcelado en el castillo de Paso Alto en Santa
C m de Tenerife, leg. y exp. citados.
Num. 34 (1986) 447
sus dotes de mando y gozaban de la protección que les brindaba
el hecho de estar acogidos al fuero militar, a fuero exento. Los
otros, por disfrutar de un cierto nivel de justicia, al menos en
ciertas parcelas de la misma, ajena. a la función específica del
gobierno militar, y en las que como era tradición se había extra-limitado
Creagh. Me refiero mas especificamente al reparto de
pastos entre ganaderos. Nuestro hombre se había hecho desig-nar
juez de repartimiento de pastos. Resultado: los pobres se
consideraban en cierta manera protegidos contra los poderosos.
Pero antes de proseguir con los sucesos, seria conveniente
hacer un alto para presentar a su protagonista. a
N
E
O
DON JUANCR EAGH n Y POWLES -- m
O
E
E Militar de profesión, fue destinado a Tenerife, donde más S
tarde adquirirá gran prestigio en la sociedad sancrucera, donde
se cotizará su figura como polltico en eI ámbito ciei archipié- 3
lago. Es un representante más de los numerosos e inquietos ir- ;
landeses, o descendientes de Bstos, que abandonarían su patria a E
lo largo del siglo m111 para emprender la carrera de las armas
bajo las banderas de la casa de Borbdn en España. Junto a éstos
E tenemos otro grupo de compatriotas que se instalan en los puer- -
a
tos espafíoles para dedicarse a la actividad comercial, de los
que en Canarias tenemos amplia constancia B.
n
n
Don Juan no fue de los que vieron la luz en la verde Eire,
sino en la no menos verde Galicia. Vino al mundo en la Graña,
en El Ferrol, hijo de Sebastián Creagh y María Josefa Plows.
Procedía la familia de Limerich, en el condado del mismo nom-bre,
de donde eran sus abuelos s. El 24 de enero de 1779 obtiene
8 A. GUIMERAR AVINAB: urguesía extranjera y comerdo atZúntic0: La
empresa comercial irlandesa en &zar-- :17V3-?771), S~fit;tCsF ZZ Ue Tmk-rife,
1985, 46-50.
Abuelos paternos: Andrew Creagh y Elena Barry, y maternos: Ma-thew
Plows y Mary Brentzal. A.H.N.: Órdenes Militares, Santiago, Ieg. 89,
ctexpedientilloi) 2270. Esta genealogía está datada en ~adrid, 30-1-1779.
Ascendieron los derechos a 131.250 maravedies de vellón, que abona el 9
de marzo de 1779.
448 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
un hábito de caballero de Santiago, cruzándose en la iglesia de
San Juan de Madrid, dos meses más tarde; a la sazón era te-niente
del Regimiento de Irlanda lo. Con este grado de teniente
de Infantería fue destinado a la plana mayor de la comandancia
de Santa Cruz de Tenerife. En 1786 había sido ascendido a ca-pitán
y residía en dicha plaza y puerto ". Aquí casó con doña
María Teresa Arnat Tortosa, hermana de don Andrés, que des-empeñaba
la comandancia del Real Cuerpo de Ingenieros.
Prestigioso técnico, miembro de la Real Academia de Nobles
Artes de Madrid y fundador y director del periódico lagunero
Semanario Misceláneo o Enciclopédico Elemental. Durante su
mandato al frente de la comandancia, fueron realizadas nume-rosas
y variadss "aras de foriificacifri, sierLGo Amai el projjec-tistas
de aIgunas de las más destacadas u.
Las dotes personales de Creagh y la boda van a facilitar la
carrera de este caballero santiagués, una vez superada su aven-tura
conejera y la consecuente prisidn, como veremos más ade-lante.
Su biografía pueae ser seguida con cierta continuidad en
las Piraterias de Rumeu de Armas lS. Aqui vemos cual fue su
papel como intérprete en la plaza y los hechos más sobresa-lientes
de su hoja de servicios al calibrar el importante papel
que le cupo jugar en la victoriosa acción contra el desembarco
10 La Real CBdula en el leg. cit. Entre las solicitudes que se hacen
al Consejo de drdenes flgura una que a su nombre realiza su hermano
Andrés,'capitBn de Infantería y ayudante mayor del Regimiento de Hiber-nia
(17891, y otra por el doctor don Juan Francisco Creagh y Montoya,
profe== en arios c u i ~ l A f i i de la Ii,ciUij;c:&i, YecirLo,
perpetuo y juez general de bienes de difuntos en Santiago de Cuba, re-sidente
a la sazón en la Corte.
l1 El 11-7-1786,otorga poder en Santa Cruz ante Vicente Espou a-favor
de Pedro Casanova, agente en la Corte, para que cobre el importe del
pan y agua que le corresponde como caballero en los años 1784 y 1785. m. cit.
A. RUMEUDE ARMAS: Piraterias y ataques navales contra las Islas
.Camrim, Madrid, 1947-1950, 5 vols. en tres tomos; t. 111, 319, 320, 327, 421-
. 423, 493-497, 502-503, 516, 569, 574, 604 y 717. J. J. UFOREOTr:i genes del
periodismo canario (1750-1 Las Palmas, 1987, col. ((Guaguas, pp. 21-26.
'3 RUMEU DE ARU: Ob. cit., t. 111, pp. 800-812, 818, 821-823, 828, 831,
844, 873, 882 y 835-837.
Núm. 34 11988) 449
de las fuerzas de Nelson. Comportamiento que le valió un nuevo
ascenso, a teniente coronel.
Juan Creagh con este grado ejerce el cargo de comandante
del cuerpo de' Artillería. Juega m buen papel en la sociedad
santacrucera. Sus pasos y los de su familia tienen un excelente
reportero en la'pluma de don Juan Primo de la Guerra, vizconde
del Buen Paso 14. .Sus hijas, María del Carmen y Teresa, contra-jeron
matrimonio, respectivamente, nada menos que con don
José Murphy, padre e hijo -o, junior-, como gusta denominarle
a Marcos Guimerá 15.
Por el mes de mayo de 1806 recibe de la autoridad superior
del archipiélago la misidn de sustituir al hermano del obispo, a
3 ~ ?J6er hgoy kibit-ania, corIio rniiibr de Gran
Canaria. Verdugo pasaba a ejercer el mismo cargo en Tene-rife
16.
Al sobrevenir la Guerra de la Independencia, Creagh entra ya
en política y juega fuerte, alistándose con O'Donell y el marques
de Viiianueva dei Prado. Es designado como miembro ciei Ca-bildo
abierto y mas tarde forma parte, como vocal, de la Junta
Suprema, lo que le valió el ascenso al grado de corone1 17. Re-cibe
la espinosa comisión de desmontar la resistencia del Cabil-do
Insular de Gran Canaria a la politica tinerfeiia. Para ello
volvió a Las Palmas de nuevo como gobernador de las armas, lo
que implicaba la destitución de don José Verdugo de Albiturría
y Da-Pelo, sobrino del obispo de Canarias 18. Finalmente, don
Juan Creagh embarcó para CBdiz por septiembre de 1810 la.
14 F. P. DE u Gü~ññli. Eturio, S&ii¿i Cma de Teiierife, iJ76, 2 türno~.
1, 296, 309; y 11, 11, 14, 148 y 150.
l5 M. GUIMERPAE RAZAJo: sé Murphy (1774-18. .?). SU vzda y su obra,
sus incdgnitas, Santa Cniz de Tenerife, 1974, pp. 68, 71, 160-162.
le GUERRAO:O . cit., t 1, p. 300.
l7 Ob. cit., t. 11, pp. 36, 40 y 60.
!Y n--_ - _ L - --.Liiii-- rara eaLe ~urripiejvy puit.iriicu periuuu, B. 8 6 ~ [ i3i F F~v Z ñ O ~ j ; iu
Junta Suprema de Canarias, La Laguna, 1948. Prologa el libro con mucha
amplitud RUMEU DE ARMASd,á ndonos su visión sobre la junta y sus vici-situdes
con amplia documentación que no usó el autor. Muy reciente es
el trabajo de A. MILLARECS.W TERO(: (1810. ¿Conspiración separatista en
Las Palmas? Propuesta de reinterpretación sobre el'"trieni0 detonante"
del pleito insular>>e,n Revista de Historia de Canarias (Homenaje a José
,450 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA ASONADA DE LA ((POBRERA)) DE LANZAROTE EN 1789 7
Esta es a grandes rasgos la trayectoria vital del personaje
principal en la algarada lanzaroteña. Muy agitada, en unas islas
tan tranquilas como las nuestras, de un hombre bien dotado y
ambicioso. Pasemos, pues, a la villa de Teguise, capital de Lan-xarote,
retr'ocediendo hasta inicios di1 mes de diciembre de 1879.
LA ELECCIÓN DEL ESCENARIO
E1 cinco o seis. de diciembre accede a- Teguise el subteniente
BarfolomG Valiente, vecino de 'Joco, junto' a..la Vegueta. Estaba
interesado en el reparto de hierbas de Pocito. Aquel día, don
Juan Creagh, como juez de pastos, repartía los de la Vegueta,
Mazaga y Tao, o.sea,-los de una amplia zona del centro de la
isla 20.
En ia plaza de la villa coincidió con Ginés de León, de los
Valles,' y Francisco Curbelo, de Tao, a los que se agregó algo
más tarde Bartolom6 Cabrera, de Yuco. Conversaron sobre 'el
próximo embarque del gobernador cesante, 'de aquí pasaron a
considerar «que seria bueno impedir dicho viarce)). En opinión
'de-Valiente, Creagh aceptaría solamente en el caso de que su
permanencia en el cargo fuera solicitada mediante un escrito,
pedimento, tramitado por el personero general de la isla 21.
Cómo' no' existía unanimidad, decidieron ' consultar el caso
con el propio capitán Creagh. Vaiiente y Bartolom6 Cabrera se
Peraza de Ayala), 174 (198419861, pp. 252-357; Misián de Creagh, pp. 280-281.
También este autor deshace la confusión existente entre José Verdugo
de Albiturría y Da-Pelo, hermano del arquitecto Juan Nepomuceno [C. FRA-GA
Go~ziíLEz: «Don Juan Nepomuceno Verdugo Da-Pelo, y la arquitectura
neoclásica en Canarias»', A. E. A., 31 (1985), pp; 565-596, especialmente 566-5681
y su tío José Verdugo Albiturría herinano del obispo, Finalmente, M. GUI-MERA
BRAZElA pl:e ito insuln~( 1808-1936), Santa C n z dd Tenerife, l9?6,
pp. 4-5.
GUERRAO: b. cit., t. 11, p. 225.
Testigo, Bartolomé Valiente. Teguise, 19-12-1789. A. H. N.: Consejos,
leg. 2270, s/n.
21 ' Según Valiente, Creagh irSolo los acompañaria; hacienaose- por es-crito
con pedimento por medio del sindico personero. .:»u' ...p acaron al
cuarto de Don Juan Creagh, para proponérs.elo .:. u,' Zoc. cit.
dirigieron a casa de éste, que los recibió en su gabinetep. El in-conveniente
del pedimento radicaba en que sería desde el prin-cipio
de dominio público. Y aunque todo fuera bien, la solicitud
sería remitida a la Corte y cuando llegara la respuesta, Creagh
llevaría meses fuera de Ia isla. Para evitar alguno de los incon-venientes,
el propio Creagh recomendó que la petición y presen-tación
del documento se efectuara por sorpresa en la noche del
ocho, día de la Concepción de María, en Conil, donde pernoctaría
don Juan Creagh y su familia, camino del puerto de Las Colo-radas,
donde tenia intención de embarcarU. Es más, Creagh in-sinúa
a Valiente que pasara a Haría, donde no le sería difícil a
reunir gente para la operación U.
N
E
Después de este relato, la única duda que nos asalta es si el O
deseo de la permanencia de Creagh surgió como algo espontáneo n-- m
de la conversación entre los «conferenciantes))e n la plaza de Te- O
E
guise, o fueron éstos involucrados en la aventura por el propio E
2
E gobernador saliente. Este supuesto adquiere un cierto grado -
de verosimilitud, pues sabemos que Francisco y Blas Curbelo, 3
hermanos y milicianos, que sufrían un duro arresto, fueron pues- - -
0
tos en libertad por Creagh unos días antes 25.
m
E
De otro lado, fuera causal el encuentro de los cuatro actores O
principales en la plaza de la villa o acudieran convocados por el n
propio Creagh es matiz que no nos aclara la documentación, a-E
aunque el ser éstos de Juco, la Vegueta, Tao y Los Valles, lu- nl
n
n
Loc. cit. 3
K. .. que mejor fuera que se juntaran y lo pidieran, pues el ocho O
salia de la Villa para Conil, y alli lo podia pedir, presentandose encubiertos
por la noche, diciendo que no querian que saliese de esta Ysla, que lo
querian por Gobernador, por sus buenas justicias que hacia, y los intro-duxo
en la fonna que lo habian de hacer)), loc. cit. Declaración de parte,
que confirma el testigo Diego Hernhdez Romero, quien asevera que así
"c"n -a-.Oco mirarnn hiiona t intn y mín m i c . y e ~ ~ ~ j e fqiii&p &&e -- "- --a .- --- ----- .
Conil «y como quiera que lo encontraran le traxeran para la Villa, a pie
o a Cavallo, como quisieran» y que en la misma noche embarcaran al
nuevo gobernador Francisco Aguilar. Teguise, 12-2-1790, leg. cit.
24 Declaración citada de Valiente.
La víspera de San Andrés, 29 de noviembre, fue cuando fueron
liberados, retirandose con su hermano a Tao. Testigo Blas Curbelo y
Francisco, Teguise, 11-1-1790, leg. cit.
452 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA ASONADA DE LA NPOBRERAH DE LANZAROTE EN 1789 9
gares de procedencia, como veremos, de la casi totalidad de los
conjurados, es dato que favorece más la segunda que la primera
hipótesis.
RECLUTDAE LOS CONJURADOS
.Voy a detenerrne.un instante en describir algunas de las ges-tiones
realizadas por los cabecillas para reclutar voluntarios;
pues es de algún interés conocer la mecánica de las convocato-rias
de hechos de esta especie. Sin embargo, adelanto, que la re-cluta
no resultó todo lo espectacular que cabría esperar, ya que
fueron muchos los invitados que declinaron. Las razones van de
una falta de tradición, en comparación con otras islas, a la mo-tivación
político-administrativa, que despojaba a la tensión de
un. carhcter ético-económico 2G, y encontrarse escarmentados,
como resultado de experiencias recientes, consecuencia de las
multas impuestas a causa del conflicto por el curato de Haría.
Todos se mostraron muy activos. Cabrera quedó en movili-zar
su zona, La Vegueta, mientras Bartolomé Valiente, después
de realizarlo con facilidad en Yuco, pasó en la mañana del ocho
a Haría, donde Creagh equivocadamente puso grandes esperan-zas.
Llegó al mediodía y mediante practicas «de boca a boca»
trató de comprometer al subteniente Juan Antonio Peraza, Do-mingo
García, Antonio Lazo, Antonio Rixo, al cadete Jos6 Boni-lla
Durán, al subteniente Andrés CurbeIo Perdomo -a quién no
logró alterar la plácida siesta que dormía. Incluso solicitó la co-laboración
del alcalde Andrds 'Curbelo en su propio domicilio.
La gesti6n le llevó unas horas de secreteos, apartes, llamadas
y recados. No expuso de entrada el verdadero objetivo, que frie
18 Las motivaciones éticoeconómicas han sido señaladas como con-sustanciales
para las tensiones sociales en la Inglaterra del setecientos
por THOMPSON«L: a economía -moral- en la revuelta en la Inglaterra
del siglo XVIII», en Tradición, revuelta y consciencia de clase. Estadios
soore la crisis de ia sociedad preindustriai, Barceiona, íW9, pp. 63-134.
Motivaciones idénticas han sido detectadas por nosotros en el ya citado
Agüimes-Las Palmas, 1718-1719, pp. 158 y 159.
10 ANTONIO DE E~THENCOURT RlASSIEU.
descubriendo poco a poco. Necesitaba contar con una cuadrilla
de veinte a veinticinco hombres para levantar con rapidez una
pared. Cuando recibió el apoyo del alcalde, reveló la verdad, en-careciendo
las virtudes del capitán Creagh y «que no querían
estar conociendo gobernadores todos los días)). En otras pala-bras,
les invitaba {{a que se presentaran con la Isla, que entraba
Yuco y otros lugares de donde venía, que se incorporaban en el
paraje de Chivusque para ir a traer para la Villa al dicho Don
Juan Creagh)) 27. Esto provoca la estampida. Algunos vaticinaron
el fracaso de la aventura. Otros mostraron los peligros a que se
exponían. Y muchos trajeron a colación las recientes multas de
a . L A - - - - . . . - . A 4-.-,.e. drrl m.. r l a a b a ~ l a n i wy tsaua ~ u i iy uc: suc~uisa a i l uwu a u u n Z bauncl, u ~ biu -
rato del pueblo. Disparado el temor, de poco sirvieron las apela-ciones
de Valiente a la convocatoria de Creahg o a las estrictac
órdenes de los altos mandos del Regimiento =.
A vista del fracaso y la hora, el cabecilla partió hacia Yuco
en busca de los allí comprometidos, sin poder convencer siquie-ra
a un acompañante casual, Cayetano Barrios. vecino de la
Villa
La movilización en otros lugares tuvo resultados m& posi-tivos
que en Haría. El plan de concentración era simple. Se re-ducía
a marchar en dos grupos que se reunirían junto al vdcán
de Masdame. El primero integrado por los reclutados en los
Valles que se encontrarían con los de Teguise en el Molino de
Viento, situado en la salida de'la Villa, bajo el mando de Ginés
de León. Seguirían por Magaza hasta el Volcán 'O.
27 Testigo Domingo García, Teguise, 21-12-1789, leg. cit.
El alcalde Andrés Curbelo ((Aún tenía presente los 30 pesos que
sin culpa le habían llevado, cuando el curato)), Domingo García, ({se ex-cuso,
diciendo que semexante cosa no tenía punta>), pues a Andrés Cur-h
e "bd,rp, Z I ~ Q!e &ljm «!m pasajes acwcklos p n el lugar por d
Curato y que el padre del testigo le dejaba trancado en cuanto salia algún
bullicio». Cf. las declaraciones de José Peraza y del subteniente Antonio
Jocas, Teguise, 19-12-1789,y las de Diego Garcfa, Antonio Lazo, José BQ-niila
Durán y Andrés Curbelo Perdomo, Teguise, 21-12-1789,le g. cit.
Cayetano Barros, 19-12-1789,y Bartolomé Valiente, Teguise, 19-1-1790,
3-- -:A
lG6. Glb.
So Testigo Lorenzo Reyes Conijo, de los Velles, Teguise, 12-2-1790,
leg. cit.
454 ANUARIO DE ESTUDIOS.:ATLANbICOS
L.A ASONADA DE ,Lii ((POBRERAM DE 'LANzAROTE EN 1789 11
Los procedentes de So, las Vegas de Tinajo, Tao, y Yuco y la
Vegueta bajo la dirección de Valiente, Francisco Curbelo y Bar-tolomé
F. de Cabrera coincidirían en la Pared de Chibusque,
para seguir al Volcán. Reunidos las dos partidas, por el camino
real, se dirigirían a Conil 3'.
UN ALTO EN EL CAMINO
Al tiempo de lo anterior, tenían lugar en la Villa de Teguise
los preparativos para el viaje del capitán Juan Creagh, su fami-lia
y comitiva hasta el puerto de Las Coloradas, en el extremo
meridional de la 1-11, donde 'emh-ircariar- en !u mve qw trans-portó
a su sucesor. Como quiera que el camino era largo, fati-goso
y el tiempo desapacible, por lo avanzada de la estación,
decidieron realizar el viaje en dos etapas ". Pernoctarían en Co-nil,
donde descansarían, recuperando fuerzas. A facilitar este
& S C ~ ~ ~Qcc r r iuq, ue e! cay>it&fyi reg',d=r don S em~ b éA fituijjo
Camacho poseía una hacienda y amplias casas, que puso a dis-posición
de Creagh y los amigos que le acompañaban. Desde un
par de días antes, el seis, las preparó su dueño
La tarde del día de la Ascensión, uno de los cabecillas que
merodeaba por la plaza de Te,gisa, intentó establecer contacto
con el gobernador depuesto. Bajo el pretexto del nerviosismo
del caballo de Creagh procedió a ensillarle y enfrenarlo. Lo que
le permitió confirmar la hora de la partida. que era inmi-nente
34.
Realizai-uil el aliiiiiadu viaje sin novedad. Ai iiegar a Conii
la amplia comitiva se repartió entre las casas de Bernabé An-tonio
Carnacho y a las de la hacienda que el alcalde mayor de la
Diego Hernhndez Romero. Teguise. 12-2-1790?l oc. cit.
TJ La ruta transcurría por Mazaga, Volcán de Masdame, Conil. Desde
aquí hasta las Coloradas había una doble posibilidad: por Mticher y Fan-ces
a la playa de las Coloradas, o tomando el camino alternativo de Yaniza.
Bernabé Antonio Camacho, 'Teguise, 19-2-1790, leg. cit.
a Testigo Ginés de León, Teguise, 1911-1790, leg. cit.
35 Testigo Matías Rancel, ~oni1,'9-12-1789l,e g. cit.
Núm. 34. (1988)
Isla y administrador de la Renta del Tabaco, don Mateo Monfort
Final poseia en Masdeche, situada a unos cuatro kilómetros.
En las de Camacho se alojaron Creargh y su familia (mujer
y dos hijas) en habitaciones separadas. El resto de los transeún-tes
dormiría en una gran sala de la casa antigua: el beneficiado
y vicario don Domingo Camacho, hermano del dueño; el tenien-te
corregidor y alguacil mayor, teniendo coronel don Francisco
Guerra Clavijo, el condestable don Luis Cabrera; Matías Rancel;
el cadete don Bartolomé de Torres y el sargento don Luis de
Castro.
Eh Masdeche fueron alojados el escribano Antonio Cuevas
Zaldivar con sus hijos Frsrncisco, diácono, y Agustín; así como
los sargentos Domingo Ginory y Antonio Eroas, primo éste de
Msteo Monfort 36.
MARCHAS OBRE CONIL
Entre !as once y !as U ~ c dee !u m u h s e rtcercubu 8 este lugar
una partida de ochenta hombres ((disfrazados unos con monte-ras,
otros con chupan 3'. Como ya advertimos, los dos grupos
iniciales habían convergido en el Volcán de Masdama. Los pro-cedentes
de distancias más largas habían caminado unos veinte
kilómetros, los que venían de los Valles; y unos quince los
de So 38.
Las fuentes no dan muchas noticias sobre la marcha de am-bos
pelotones. Al anochecer, por ejemplo, entraron en casa de
los hermanos Curbelo cuatro o cinco hombres que los forzaron
a acompa3firles. AL salir enco~t l s ruea~ ls cdle -di; wdpo como
de «veinticinco o treinta hombres embozados y disfrazados))
Se dirigieron a la Pared de Chibusque 40, donde esperaban otros
Certificación del escribano Cuevas Zaldívar, Conil, 9-12-1789, loc. cit.
37 Bartolomé Valiente, Teguise, 19-1-1790, leg. cit.
Por ejemplo, Diego Ramos que acudió convencido por Valiente.
Ginés de León, Teguise, 19-1-1790, leg. cit.
39 Francisco y Blas Curbelo, Teguise, 19-1-1790, leg. cit.
*O Ignoro si esta pared de Chibusque son «las paredes de la casa del
Comisario, que tiene en Tiralaya)). Francisco Curbelo, Teguise, 11-1-1790.
/
456 ANUARIO DE ESTUDIOS. ATLANTICOS
Lh ASONADA DE LA MPOBRERAI) DE LANZAROTE EN 1789 13
procedentes de Yuco y La Vegueta, con lo que rebasaban la
cincuentena41. En el Volcán se juntaron al resto, los que pro-cedían
de Los Valles y Teguise.
Durante el camino la mayoría de los convocados se entera-ron
con exactitud del objetivo: retener como gobernador a
quien '((era Padre de la Pobres)), por sus buenas justicias que
hacíai! El conocimiento exacto, como es lógico, produjo algu-nas
vacilaciones, e incluso intentos de deserción. Los jefes tra-taron
de contenerlos primero con argumentos y después bajo
amenazas de castigos militares. Por ejemplo, a Diego Hernán-dez
Romero, que acabó retirándose en el Volcán43.
Es interesante destacar como en éste, como en la casi tota-iidad
de ios abunaantes aesóraenes ae ia centuria en ias Isias,
los actores procuran por todos los medios mantener el más
riguroso anonimato. A lo largo de la sumaria apenas aparece
nombres; son silenciados bajo fútiles pretextos: la oscuridad
reinante, las monteras, los disfraces, el embozo ... Tampoco casi
ninguno conoce bien a qué van y, a lo mas, se declaran enga-ñados,
forzados bajo amenazas, ignorando que fuera delito, et-cétera.,
. Solamente tres hablarán claro: Bartolomé Francisco Ca-brera
que asume la dirección y responsabilidad, Ginés de León
que no oculta su activismo 44 y Bartolomé Valiente. Estos son
los que añaden otros nombres ya detectados por las autorida-des;
ocultarlos no sería de mayor utilidad: los hermanos Cur-belo,
que trataran de eludir responsabilidades, a pesar del prota-
'' Bartokzié F. U$ Czbiera, Tegüise, iJ-I-i7%, ieg. cit.
Ginés de León, ya cit.
Le replicó Ginés de Le6n «que no dixera eso, que daría quenta a
sus superiores, que havía de ir con ellos)). Diego Hernández Romero,
Teguise, 12-2-1790,le g. cit.
Bartolomé F. de Cabrera aclara que acudió por «libre voluntadu
para retener a Creagh «por ser Padre de los Pobres)), convocó a toda la
gente que pudo «y que el que gobernaba y disponía esta gente era el
declarante y el dicho Dn. Bartolomé Vaiiente)). Ginés de León: (mi ks-tigo
no lo convidó nadie, ni le movió otra cosa que lo que dexa expuesto»,
retener en la Isla a l ' «~á d r ede los Póbi-esu. Teguise, 19-1-1790.E' l subra-yado
es nuestro.
gonismos con que actuaron, y alguno mas 4i. El hermetismo es
de tal grado que después de meses de pesquisa no aparecen con
nombres propios ni el 10 por 100 de los participantes.
LIegados a Conil, los conjurados se dirigen a las casas de
don Bernabé Carnacho, tomando posiciones en la calle, huerta
y dentro de los muros de la finca. Dentro todos dormían. La
presencia de tan incómodos huéspedes fue denunciada ((por la
vigía de los perros)}
EL PRIMER ACTO
Sobre la una de la noche un criado despertaba a don Juan
Creagh, pos algu-nos hombres querían hablarle. Se excusa el
capitán con pretexto de encontrarse indispuesto -indisposición
fingida a los postres de la cena-. Pero como al rato insistiera el
mozo, le ordenó que rogara en su nombre al dueño de la casa
para que los atendiera 47.
Y! upaitribn, qiie hhia ceg~ido desde la habitmidn contiw-a
las idas y venidas, se levantó y acudió a la puerta de la casa.
La encontró abierta, por no haberle echado «la tranca)). Se en-contró
en la calle rodeado por. siete u ocho hombres. Cada uno
45 Diego Cabrera, Santiago de Ledn (hermano de Ginés), Diego Beniel
y Lorenzo CurbeIo. Declara~~ódne B. Valiente, ya cit.
46 Carlos Lbpez, Sargento, Teguise, 16-12-1789, leg. cit.
47 El diálogo entre el criado y Creagh se nos ha conservado en la
declaración de Bernab6 Camacho, el propietario de las casas, que dormía
en la habitación contigua. Tras tocar en la puerta, «con voz asoterada)),
dijo al criado: {(Señor, hai le llaman tres 6 quatro hombres embozados
que dicen les precisa hablar con usted.), El ex gobernador se excusa con
el pretexto de encontrarse indispuesto e ignorar que tuviese negocio ur-gente
pendiente. Volvió al poco el mozo: aSeñor, dicen que no pueden
irse sin ver a mesa merced, que de todos modos hase de levantar.)) Con-testó
don Juan desde la cama: «-Hombre. yo no puedo levantarme de ma-nera
alguna, que estoy malo. Llama al capitán don Bernabé Camacho y
dile que me haga e1 favor de levantarse y ver que quieren esos hombres;
que bien sabe me recogí desazonado. ¿Que si. le importaría?)) Bernabé
Camacho, Teguise, 19-12-1789. El que tocó en la puerta fue Blas Curbelo,
según relató de Ginés de León, quien confirma la «indisposición» de Creagh,
19-1-1790, leg. cit.
458 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLAN,TICOS
trataba de tranquilizarle, respondió Camacho que no tenia.por
qu6 pádecer temor alguno. Al tiempo divisó otros muchos embo-zado~,
u nos arrimados a la pared y otros esparcidos por la
huerta ":
.Por fin, uno de los embozados se arrancó: -«Ellos venían en
nombre de la Isla y la.Pobrea (de'la misma) en solicitud de don
JuanXreagh para que éste se pusiese en la capital y continuase
en'el gobierno de las armas)). La petición fue calificada por don
Bernabé Camacho de «desatino grande}), porque la Isla carecfa
de. ,facultad.para conservarle el. Gobierno. Todo lo. más, podían
solicitarlo'del comandante general como- ruego 49.
FUe entonces cuando d-ecidiernn exigir Ia presencia de un es-cribano
público para que extendiera la precisa certificación de
«que la Isla y ¡os Pobres querían que aquel -don Juan Creagh-,
y no otro, fuera el Gobernador». Camacho les explicó que el es-cribano
Cuevas no se encontraba en su casa. Los embozados se
soliviantaron, alzando la voz en tono amenazador, pues le ha-bfan
visto formando .parte de la comitiva. El dueño hubo de ex-plicarles
que se encontraba en la hacienda de Wdache. Hacia
allí- se encaminó un. pequeño grupo 50.
UNA SORPRESA ESPERADA
Restablecida la tranquilidad, por el momento, el teniente co-ronel
Guerra comunic6 al vicario Camacho y demás huéspedes
que a 61 lo sucedido no le había sorprendido en exceso. Desde
el día siete y a través de un sacerdote conocía la trama y el
objetivo de los conjurados. Tanto que esta era la causa de su
presencia en Conil. Dio cuenta al nuevo gobernador, Aguilar,
quien le ordenó se integrara en el cortejo de la despedida con la
misión de prevenir incidentes, aiiviar tensiones y aarie cuenta
cumplida 'l. Digo que no le sorprendió en exceso, porque el mis-
Bernabé Camacho, ya cit.
"0 Loc. cit.
50 he: cit.
Su misi611 era acompañar a Creagh, «en observancia con todo re-cato
por si el mucho número de gente intentase alguna tropelia, les
mo teniente coronel confiesa que jamás pensó que sobreviniera la
algarada.
En el caso de la asonada de Conil fue muy difícil para los
comprometidos actuar con el factor sorpresa a su favor; el mé-todo
empleado para reclutar conjurados era de un primitivismo
que asusta. Actuaron como si no existiera una tradícidn en el
desorden como método de reclamación. Vimos cómo actuó Bar-tolomé
Valiente en Haría. Además del teniente coronel tenían
alguna noticia, como puede comprobrase documentalmente,
muchas personas, algunas incluso por haber oído conversaciones
entre comprometidos, sostenidas delante de las ventanas o el
zaguán de sus domicilios 52.
EN BUSCA DE UN ESCRIBANO
Una docena de embozados dirigidos por los hermanos Cur;
belo, Ginés de León y Bartolomé Valiente cubrieron .con rapi-dez
los pocos kildmetros que separan Conil de la hacienda 'de
Madasche. Los que aquí descansaban fueron despertados por
grandes golpes en la puerta. Acudió el sargento Eoras a abrirla
y se encontró hombres embozados que ocupaban el patio. Reca-baron
con excitación y voces en nombre de «Lamarote y la Po-brea))
la presencia del escribano Cuevas. El alcalde mayor, que
aplacase y sosegase en nombre del Rey, dandole parte inmediatame&e
de q w t o ocurriese)). Guerra Clavijo, Teguise, 15-12-1789. Lo confirman:
Matias Rancel, Conil, 9-12-1789; Bartolomé de Torres, Ginés Cabrera y Luis
Cabrera, Teguise, 11-12-1789; o sea, la casi totalidad de los presentes.
Por ejemplo, el cadete JoséGarcia Clavijo, hijo del teniente coronel
y alcalde en San BaxtolomB, se enteró con anteIación de que participaría
un tal Beniel. EI capitán Gonzalo de Betancourt por medio de un beato
franciscano, Antonio Feo, que desde hacia tres meses enseñaba en San
Bartolomé las primeras letras, supo lo que se traian entre manos, pues
oy6 en la puerta de su casa ((el que la Pobrea queria detener en la Isla
al Capitán Dn. Juan Creagh por su buen proceder». Tomás Reyes lo supo
directamente de Gin6s de León. Y lo mismo el sargento Domingo Vignoly,
que o376 desde el zaguán de su casa en Tiagua: «se va, pero Ihla de
volver)). Declaraciones del alcalde, el capitán Betancourt, Antonio Feo,
Tomás Wyes y Vignoly.
460 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA ASONADA DE LA UPOBRERA)) DE LANZAROTE EN 1789 17.
se hizo presente al instante, des dixo que pidieran con otros
tonos regulares, que aquellos no eran muy conformes y distin-tos
», recordándoles «si no tenían presente los acontecimientos
pasados)) *. Por fin, hace su aparición {ten pernetasn el escribano.
Le requirieron para que se vistiera y les acompañara: «-Venga
vuesa, merced con nosotros que está Lanzarote junta y la povrea,
que no quieren otro gobernador)) ".
EL PEDIMIENTO DE LA ((POBREA))
Acompaña a Cuevas Zaldívar el sargento Ginori, mientras su
compañero Eroas permanece a c i1~p5a zdsSI a!caMe y a ios
hijos del escribano. Emprenden todos camino hacia Conil. Al
llegar al poblado pudo observar Cuevas que hombres de pie o
sentados aguardaban «asy por dentro de las paredes como por
fuera, entre las Huertas)) de don Bernabé Camacho. Le asaltó
la tentación de huir, aprweshar?d~!a ~s~íi.idaLpie, ro ie detuvo
el seguro fracaso y los riesgos del intento. Para él, había {(gente
abundante, pero no masa)) 55.
Entró Cuevas en el interior para redactar el pedimento, acom-pañado
por Ginés de León y los hermanos Curbelo. Valiente
quedó en la puerta de cháchara con sus compañeros. El escrito
en nombre de la isla fue redactado en la sala de la casa y en
presencia de todos los huéspedes, «concurriendo a ello el Capi-tán
Don Juan Creaghn 56, que por fin hace acto de presencia.
Desgraciadamente desconocemos el contenido del documento,
pues con !ss prisas g azoramientú del escribano, oividd realizar
la minuta. El original se evanesció y no hubo manera que apa-reciera
durante el proceso. El que lo recogió fue Ginés de León,
53 LOS sargentos Eroas y Ginori, Conil, 9; y Teguise, 11-13-1789,y
tificación del escribano Cuevas, Conil, 9-12-1789. " Certificación del escribano, ya cit. Cuevas apareció «en piernas»,
es frase de Ginés de León, Teguise, 19-1-1790.
55 Ese relato sigue, naturalmente, el acta que levantd el escribano en
Conil para cabecera del proceso.
DOC. cit.
Núm. 34 (1988) 461
que se va a permitir el lujo de llevárselo al exgobernador Créagh
al castillo de Paso Alto, en Santa Cruz de Tenerife ":
. Durante el último episodio el teniente, coronel ordenó .por
medio del capitán López que los sargentos Carlos %Lópezy otro
apellidado Serfano se mezclaran entre los embozados' y procu-raran
identificar a los revoltosos. Resultó un fracaso, pues sólo
dieron los nombre de los cuatro o cinco más señalados, conoci-dos
de todos58. En casi todos los movimientos suscitados en
Canarias encontramos una estrecha connivencia entre los cam-pesinos
rebeldes y los campesinos milicianos.
Una vez obtenido el para ellos precioso documento se dis-persaron
y regresaron pacíficamente a sus domicilios, olvidando a
N
parte del propósito: devolver al exgobernador a la capital de la
Isla.- Anque hay que consignar que antes de abandonar las n O
casas de don Bernabé Camacho recibieron la orden de ctdisol-
-- m
O
verse en nombro del Reyu y también -ironiza Francisco Cur- E
E
belo- porque el escribano Cuevas les había extendido «la peti. 2
E
clcinx 59. 12 orden emanaba del teniente coronel Guerra y la re-
-
transmitió ,el teniente Bartolomé Torres. 3
- -
m0
E
O BALANCDEE UNA ASONADA g
E Antes de proseguir sería conveniente realizar un balance de I
los acontecimientos relatados. i n
En primer lugar el comportamiento de don Juan &eagh. In-n
n
defectiblemente debió defraudar a sus más destacados partida- O5
ríos. Prmxie'~em 8!b~mtne n su propio provecho y se niega a
. . . ., , ? - 1
s . . " , . - -
57 Bartolom6 F. Cabrera depone que es casi seguro' el' extravio 'del
documento original (Tías, 19-1-1790).B artolomé Valiente ignoraba su para-dero,
a pesar de su alto grado de compromiso (su declaración ya cit.):- Sin
em'larso; Diego Hernández Romero garantiza que Cuevas .lo entregd a
Ginés de León, quien lo llevó consigo a Tenerife para entregario ai capi-tán
Creagh en el castillo de Paso Alto, donde estaba'encarcelAdo.
Francisco Guerra Clavijo, Teguise, 15-12-1789, y sargento -Carlos
Mpm, Tegiiise, 16-12-1789. Algunos debieron abandonar Conil, pues calcula
s610 alguno más de la cincuentena.
Francisco Curbelo, Teguise, 11-1-1790.
462 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA ASONADA DE LA ((POBRERAN DE LANZAROTE EN 1789 ! 19
.dar. la. cara en, Conil: ' Ello .explica: que '01vidarh.i" la' conslgha '-de
i devolverle a Teguise. De.otro.lado, no 'es.'de extrañar-su 'a~titird
conociendo su biografía, y carácter ambicioso y' m-aniobref6:De-,
cbió percibir .pronta .que .su .cau. sa. e.ra causa perdida:,!Pretende
, buscar una coartada, sin caer a prevenir que 1s sola: solicitud
:.la noche: antes: de;gna:-en$revi;t.ap p . ~:pr& rte:. qe ,los '.;pnjtzr?dUs,
,era signo positivo de sospecha;:,v . . . . , . . . . . ,. . . , ,. , . i ' -Los :jefes :de la- asona,da toBod perteneCísii-a ;las.rnilici'as: :El
-..subtefiiente;,yaliw;. e l 'tenrente .Cabrera,, hij.Kdel: capi35ñ"F r~fi-cisco'
Luis de Cabrera; y Ginés de -6n; milichno; .que ..suele
ensi,llar el caballo -del gobernador de las.,annas. Yb son -ellos, los : dos hermanos Curbelo, milicianos arres, tad. os. ; ,. arresto levanta-
,~U? .por-- Cre~hgU.i 8+ &ates.$ el, wces".. rE~:iuzi.psoei,- pap,ei :que
l juega- ~ran&sco;' se:'irroga up d&acado protagonis&o al
*actuar.-cpmo portavoz de .los conjurados frente a :las autori-
. .dades.. - . . . . . . . . . ." , - . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . " . . ..... ,-:,. ...... '
. . . . . . ' ,d
. - Mayor iq$x-tancia en esta.asonada.co~leyaa~el~d~e;et+ch ~
L~e-.1 d;e cmrj.rl a-a ociÓn.~cone i grupo..scgiaí,ü; e ,~$x-.margha,dos,
. . . . . , ., 4-x A la pobrera.--Esim teresante, embargo, q u e , k ll9,- ~ie n ..M-zarote
se tenga conciencia de la existencia de este c&cti<o y
que sea aprovechable para ser manipulado por un grupo con
fines muy concretos.,. ,Re_alidad-q. ue,-, expresa con nitidez Diego
Hernández Ruano. Al denunciar a los ties conmotores, añade:
. ((.10 s. q u,e'. ,e- .-n :g .*.a.ro n. . . .a. .m ás de quatro ppbresn * .,? - ... .".. * ' , \ .-,.I .... ..- ...... ,...'-
T.a..q.. bién e sm uy gráfica' la :conversaci.on. ' .so stenida entre ,los , . - ,- . . . . . . . . --., - - s&,eneos ~. . .p. . .~ Se-rr,m~. r.o. ,.j.a. .n.$ j& & .C&ni,l.M: &&{&& ' " , ....- : . - ,*...* .*,..., . qu. e, .e staba ~c;'o- nf..u. n-d.i.d p)y, cuando %pez inquiere el motivo, l e o....... ,-.., ..... .----..-. -. - ... 7 responae: - havia entendido 'que no quefia el 'vecin'dario
que se embarcara el Capitán Don Juan Creagh y que-.ve-@-~a
estorvarselo y que encontraba- gente de charretera.de.bro» .
, .: Algo -m&. incidental;-p ero. de algún .inte&s, ese constatar los
muchos testigosnque lamentan el continu.o.. re.1.ev.o."d e comandan-
' tes:. de. . l.as ,,arm'G,e l poco tiempo que permanece.n .& "la;r&.r o.t e,
* , . . - - . - .
- m - Loc. cit. - . . . . - . f
61 Carlos López, Teguise, .16-12-1789. Al citar nombres, sin embargo, los
reduce a Valiente y Cabrera, después de haber estado circulando entre
los revoltosos, e . , - . . . -
lo que les impide profundizar en los problemas. Inquietud en-cerrada
en la fase de uno de los conjurados: «no queremos
genios de gobernadores))
Por lo que toca a la filiación de los participantes o altamente
sospechosos, la declararon en la segunda parte de la sumaria de
doce. De ellos siete declaran la edad, que promediante cuarenta
años. Son, por tanto, los agentes hombres maduros. De ellos,
tres procedian de Tao, dos de Haría, y uno de los lugares de
Los Valles, So, Yuca, la Vegueta, Guatiza, y Tias, más otro que
silencia el dato. Naturalmente, todos gozan de fuero militar
Finalmente, señalar que los incidentes sobrevenidos en Conil
y Masdache sólo cabe calificarlos de asonadas. Es la denomina-ción
que le atribuyen todos ios que figuran en ei proceso, S ~ V O
un partícipe a quien debió escapársele el término rnotin, lo mis-mo
que al nuevo comandante de las armas Aguilar. El fiscal del
Consejo de Castille, como veremos, lo califica de asonada, y
entiende que incurrieron en desacato a la autoridad por la for-ma
destemplada en dirigirse al aicalae mayor, Ivíaieo Moiifort,
ya que estaba dentro del término de su jurisdicci6n.
PROCESPOO R VÍAS UMARIA
E
a
2
En la mañana del día nueve de diciembre el alcalde mayor =
Mateo Monfort abrió información o pesquisa para aclarar las %
-re.s ponsabilidades en los hechos, «máxime subsistiendo en la xsia el mismo Gzlbernsdor qce !a pretende». El fuego podría
Ginés de León, Teguise, 19-1-1790. Elegimos a éste, pero conceptos
semejantes aparecen en la boca de más de media docena de declarantes.
El expediente contiene una información de 1789 y una sumaria ya
en ei siguiente. En ésta depuiieii veinti~che perscnzr, bien por presenciar
los hechos o por tener noticia de los mismos. Diecisiete son oficiales o
suboficiales de las milicias lanzarotefias, frente a seis paisanos. La edad
media de los veintiuno que la declaran es la de cuarenta años y seis me-ses
-coincidente con la citada en el text*. Estaban domiciliados de la
siguiente forma: nueve en la Villa, seis en Haría, tres en San Bartolomé,
y s6lo uno en Arrecife, La Vegueta, Tiagua, Argán y Tias.
464 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
propagarse si aquellos, los que obtuvieron la certificación del
escribano, la utilizaran como combustible.
Como fuera imprescindible la declaración de los testigos
oculares y la mayoría se encontraban acogidos al fuego castren-se,
pues pertenecían a las milicias insulares como oficiales, el
alcalde dio parte al nuevo comandante Aguilar, para que despa-chara
con urgencia las correspondientes amiliatorias. Las reci-bió
a la mañana siguiente con lo que puede continuar la pes-quisa
abierta de oficio Como era natural, también el teniente
coronel Guerra Clavija, dio parte por extenso de los sucesos a
la máxima autoridad militar de la Isla.
La primera medida fue quitar del medio a la causa y cau-
"m..*- A- ,.1& ---- :z-
XULK, UG 12 U C ~ ~ W J L I . Ei capii&n don Juan Creahg y su iamiiia
fueron embarcados en la nave preparada con rumbo a Santa
Cruz de Tenerife, donde de momento se incorporó al servicio
ordinario de la guarnición.
Abierta la pesquisa también se dio cuenta a la audiencia y al
comandante generai. Entre ei 11 y 19 de diciembre tiene lugar
el interrogatorio. Deponen ante el alcalde los huéspedes alojados
en la noche del ocho en las casas de Conil y Masdache, así
como aquellas otras personas que Monfort consideró ((noticio-sos
con antelación de los sucesos)) ".
Finalizado el año, como consecuencia de las declaracioñes
de los testigos en la causa, el nuevo alcalde mayor Domingo
Alberto Martínez reabre la sumaria, haciendo desfilar en -cua-tro
tandasa a todos los participantes y sospechosos de haber
intervenido en la algarada. Tuvieron lugar los interrogatorios
entre el once de enero y el 16 del siguiente.
El alcalde se ve obligado a explicar la lentitud del procedi-miento
por- encontrarse los interfectos dispersos por la geogra-
64 Cabecera y citaciones para el interrogatorio, Conil, 9-12-1789,y Fran-ciscc
AgA!ur Marticez a Munfort, L~i?zaiv'te, iVi2-i7i9. Aquí es donde ei
gobernador, aún con pocas noticias, califica los sucesos de motin. La ca-becera
de la causa, contiene los puntos del interrogatorio. Actuó de es-cribano
Cuevas Zalciívar.
65 Lanzarote, 7-1-1790. Causa de oficio abierto por el alcalde mayor
Albertos. Actúa como escribano Luis García del Castillo.
11 y 19-1-1790y 12 y 16-2-1790.
Núm. 34 (1988) 465
fía insular, especialmente desde que se corrió la noticia de que
«el Excelentísimo Señor Comandante General ha mandado ha-cer
comparecer a(nte) su persona)) 67. NO ha encerrado a los pre-suntos
reos, por no hacer el ridículo, a causa de la ninguna se-guridad
'de la cárcel. Pero en vista de "la clara intromisión del
brazo militar, con pretexto de encontrarse implicadnos algunos
oficiales de 'milicias, remató con toda diligencia la sumaria, que
remite el 4 de marzo a la audiencia, como tribunal al que com-pete
en exchiva los desórdenes públicos . . - . . - - *- . 5 , '
a
LOS PROCESADOS -BAJO EL FUERO CASTRENSE
. E
O
' La novedad de ser~convocados los implicados en Santa Cruz - m
de'Tenefife'alarmó a la población; Hasta qtonces todos,'incluso O
E
los presuntos revoltosos, habían estad6 -muy trzrriqui10~, grac E
2
E cias .a ias'notici'as qi2ecirculaban;:Por-ejemplo,e l .cabecilla Ginés
. de .León.s e pe*mitio el -itij6 de" & 9mts-C .-l de Tenerife
para; .hacerle. entrega 'a- 'Creagh de la certificacion extendida la O-
'noche' Cte los" sucesoa~por el. escribano Cuevas' en Conil. El ca- m
E
-pitán-.l e trariGuilizó 'yr -rer &~;ornendó-~e~re'sa.a k&ah karote;,pues O
o estaba a punto de regresar Xe-la Península' el comandante .gene- . s
ral-marqués de Bránciforte; con lo cual, ((todo Seria una ratona
<pre.ña&a>69:, . ... - . ,- - ' - -. - . -.., - .. , - . _ .
~. .
Sin embargo, la información. reunlda por Creagh no resultb n
n
.coi*récta. Quizás-fuera- más.-un' deseo de este hombre-activo y 3
.-de recursos; o un'simple rumor santacrucero. por el-contrario, O
el segundo comandante,'~mar~scdaoi~n -José -de Aveiianecia, que
. ejerció.. 1% jefattira.. en 'ausencia. del. titular lo,- estaba: dispuesto a
-emplear -mano.d- ura;-sobre'. todo' a' la "vista de' lss noticias que
llegaban de rancia. Pero, indefectiblemente, la intromisión-del
, ,-.. - - .. - . . - . . ,. . .. . . . . - , - .., ,.< . . , . -- . . . . . . .
..,, P. - . . . -. .. , .. . -. . - ...- - . ._. .._ .. . < < _ -' , - -.
. : ' Doiningo' Albertos a- la- audiencia; Lanzarote, 183-1790. . . .. - .
- .. 9' Albertos a -Izuriaga, fiscal de la .audiencia,'L anzarote; 18-3-1790. - . . .:
69 Así lo relato Ginés de León a Diego Hernández'I Romero, según de-
. - , . - . . . . .dar6 - éste, Tegiiise; 12-12-1789. ' ' - ' . . . . . . .
lo F. M. L~6~:'*Apunpteasr a la historiu de las Islas Canarias, 1774-1868,
Santa -. . > ' C m de Tenerife, 1960, p. 23. .' ."" " ' - " ..
466 ANUARIO DE ESTUDIOS .ATLANTICOS
LA ASONADA DE LA UPOBRERA~ DE LANZAROTE EN 1789 23
general iba a provocar otro más de los choques jurisdiccionales
que sobrevinieron con,-abundancia a lo largo de. la centuria.
En. efecto, de pronto, el comandante general ordena activar
la':& judicial. Se ;rocede a encerrar a.don Juari Creagh y
-Powles'en:.ei.-caStiII'd6e ,Paso-A lto- y ,se bfdena .a: lasr.autoridades
lanzaroteñas que emb-arquen' bajo seguro a los presuntos' reos
con -,mrntjo.a :Santa'CrUz;-Es'c üriosor señalar; ' cómo la- vfspera
de-la .deten'ción .y 'antes- de 'salir 'del- hogar para- realhsr .'una pa-rada
nitinaria, Creagh recomendó a su mujer, Josefa Amat Tor-tosa,
.que en.-caso de sobrevenir lo que' sospechaba, acuda con
celeridad ante-ia audiencia, para que este alto tribunal recabara
la calusa 71; También rse supon que'al encarcélado la noticia .de
,- ' p--r- e - s- e- -n- c- -i a- &e .ios c'onejeros .en d a p i a k y puerto)) le causó
cierta alarma. . , . . . .. . . - - ' . . -
Doña Josefa; mujer decidida, pesar de su avanzado estado
d e gestacfó~ie, mbarazada-d e ocho meses ", acudió con presteia
ante la Audiencia. Ignoraba la causa de la detención de su es-poso,
?pero 'si. fuera' co-mo 'c'ciinsecuencia de (cuna .asonada a 'comi-
-siGir quk -hubo en .Eapzarote á tiempo. que Salló. mi. marido .del
gobierno>)-;. e-'problem'a*.que-..c-aael -m arg&' -de .-la:" jurisdicción
militar- yde. Heno' en la-audiencia según la legislación 'vigente.
En consecuencia, apela para que el tribtina1.solicite la inhibición
.del general; -que. deber&-reexpedir ' a Las 'PalmaS reos y autos 13. . . . . . ,, . -.,. _.- .. ., <. . . . .....<* -*.,, - , - . --.: - ..-. : : - . ? : - . - . - o .
71 Recurso de Josefa Amat ante la audiencia, s.1.- 'nf. 'Este escrito hubo
de 'producirse néceiariamente entre..el.'ll y ,15 de 'agosto, 'más. bien'el M
. 6 15; pues el 16 lo estudia. la sala. K.. . .havién&omed icho un' día .aiites, al
, tiemM &e hir. a' iIimiar F. **=aa, si han 'mótivo-á-e- iacaus-a que se
..decia estaba formkdo, .se .le quisiera involucar .(sicj. y 'se prosediese
-... . . . m contta ~u '~e r s o nrae;c urriese yo a Tribunal coinp&enki;- "':
- - l2 .«::. hallándose mi marido preso e imposibilifado de h k r lai de-
.f ensas correspondienks.y compihéndome por derecho natural.. :}t. «. .. como
.. que estoy expuesta un aborto en un embarazo cle'ocho meses:. .N, doc. cit. . . . .,. . - .. . . . DOC. cit. ' . , . . . . . . . . . . . . .
AUDIENCIA(( VERSUS)) COMANDANCIA GENERAL
Para el fiscal Iturriaga la competencia exclusiva de la audien-cia
es clara a la luz del artículo 2: de la Real Provisión de 17
de abril de 1774, que {(es ley recopilada)). Entiende que existieron
errores y omisiones por parte del alcalde mayor conejero, como
por ejemplo haber puesto desde el principio los hechos en cono-cimiento
del comandante general y abocar la causa a su juzgado,
consultar a la audiencia y no poner a buen recaudo a los pre-suntos
reos. Ante esto a la audiencia no le queda ahora otro re-medio
«que suplir este defecto, que es bien consustancial» y
pasar ios oficios reciamados por ia deiri~iidaiitt:c uii el doble $ n objetivo: hacer justicia y salvar el prestigio de la vía real u g
ordinaria". Como es natural y normal, en caso de roces juris- 1
diccionales, se deberá dar cuenta con presteza al Consejo de 2E
Castilla. -
En consecuencia, ei regente soiicita ia iriñ?ü'aicitn del gem $
ra1I5, quien contesta con una rotunda negativa en conformidad
con su auditor. El hecho de haber puesto el problema en cono- m
E
cimiento de la Corte era impedimento suficiente para una res-puesta
más satisfactoria 76. -
Uno de los frecuentes accidentes navales, accidentes que agu- k
dizaban el aislamiento del archipiélago, se produjo en la bocana
n -
74 Canaria, 18-8-1790. Dictamen del fiscal Iturriaga. En efecto, por el
artículo 2: de la Real Pragmática de 17-4-1774, Ca.rlos 111 declara que en
estos casos de aiiieiiaza o iiiibaci6iI ck 13 I;SZ pública, !ES cuuas t!XiE
privativamente a la jurisdicción ordinaria, con inhibición de otros cuales-quiera
jueces, sin excepción alguna, por privilegiada que sea la materia
de su encargo. Añade: (iprohlcbo que puedan formar competencia en su
razón; y quiero que presten todo su auxilio a las justicias ordinarias)).
N--o visima recopilación de las Leyes de España, Madrid. Por don JULIÁN VIENA EAZA~iZtiX, Pi829, 6 v ~ l s (,E >. XII, tít. 11, ! e 5~, t . '7, =p. 339-341).
75 La sala, integrada por el regente Ruiz Gómez y los oidores Carbo-nel
del Rosal y Mier Terán. Regente a José de Avellaneda, Canaria, 19-8-1790.
Avellaneda a Ruiz Gomez, s.f., «. . . desde el seis de marzo tengo
dada cuenta, con testimonio de lo obrado alli - e n Lanzarote- y la repito
ahora con lo actuado últimamente, en cuios terminos considero no poder
adelantar contestación de la materia hasta orden superior».
468 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LA ASONADA DE LA ((POBRERA)) DE LANZAROTE EN 1789 25
del puerto de Cádiz, donde naufragó el paquebote mallorquín,
del mando del capitán Capó. Como en el mismo fuera el pliego
y era lógico se perdiese, Josefa Amat solicita que la audiencia
reiterara el contenido del expediente dirigido al Consejo, a lo
que accede el tribunal 17.
No sucedió lo mismo con la respuesta negativa del coman-dante
general. Tanto que mereció una análisis en profundidad
por parte del fiscal Izurriaga. En su nuevo dictamen recalifica
el delito como ((asonada o congresos prohibidos». Aunque en
apariencia rebaja la calificación de delito, estima que la audien-cia
está obligada a dirigirse al fiscal del Consejo de Castilla,
José Antonio Fita, planteado este nuevo caso de usurpación de
causa privativa de la jurisdicción de la audiencia, con grave daño
y perjuicio de la institución. Y algo aún más grave; con el con-siguiente
descrédito de la Justicia real en las Islas, ante el ar-bitrariedad
con que quedaban los súbditos, sometidos al capricho
de la comandancia general78. El regente Ruiz Gómez denuncia
ante el consejo' al comandante interino José Avellaneda como
principal responsable, «que se jacta de poseer el arte de enervar
y dejar ilusas las leyes más claras y decididas)) ". Con semejante
método, puesto en prátcica sistemáticamente desde Tenerife, se
comprende que das mejores y más sanas leyes sean ineficaces,
cuando a la sombra de la impunidad le hace guera la malicia y
el poder)), como ocurre en el presente caso con lo dispuesto
en la «R.C. de 11 de enero de 1770»80.
Súpiica de Uufia josefa Arnai, s.f.; acuerdo de ia saia, s.f. Debió
retrasarse el cumplimiento de este acuerdo, pues la copia de los testimo-nios
autenticada por Antonio Pérez lleva fecha de 24-12-1790. Es copia
obtenida de la de 21-7-1790.L a sala de Gobierno del Consejo la remitió al
relator el 2-4-1791, quien conservaba el expediente. Leg. cit.
«...Significandole con los terrninos conducentes a la usurpación que
padecen ias justicias y Reai Audiencia de ias causas propias ae su juris-diccion
y revistas, protestando, si pareciera, al mismo tiempo al dicho
Sr: Comandante General y a su auditor los daños y perjuicios, de no
inhibirse en la dicha causa, se puede seguir a las partes.)) Canaria, 15-9-1790,
y Ruiz Gómez a José Antonio Fita, fiscal del Consejo, Canaria, 30-9-1790.
79 Audiencis? al Consejo de Castilla, Canaria, 21-9-1790.
80 Doc. cit. En los repertorios no he encontrado la Real Cédula de
Núm. 34 (1988) 469
.,... - _ . , . . . . ._.< . . ,<> . " . , , _ , . . . ' ;, - . : :
. .
. , _ I < .
.hR ESPONSABILIDAD DE CREAGHDE SVANECIDA ,; . , "
El fiscal del Consejo, Fita, rebaja-aún más el tiPo de delito,
ahora lo reduce de asonada a simple atropello a1,alcalde mayqr
por la forma violenta que adoptaron en su casa y la manera
de obtener la certificación del escribano; pero a la vez resalta
que «el exceso es de malisimo ejemplo y exige el correspondiente
castigo» Calificación y recomendación explicable a la luz de
los sucesos que venían desencadenándose en Rancia desde el 14
de julio anterior, y que, como es de todos conocido, provocó en '
Espaiía y su gobierno una fuerte reacción.
Aspecto de1 iiizyor- interes CM.c% z+&mmd. e! fiscal resida-en
que, preocupado por atajar de raíz- las alteraciones del orden
público, fija el foco de atención en el atropello, delito de no
excesiva monta; pero colectiva. De esta manera, -la posible res-ponsabilidad
de un -actor-de tanta categoría-amo la, del gober-nador
de ias arrnas de 1a Isla, de Creagh, se d i f i r ~ ~iin~Csef wti=
blemente, a pesar de recaer en él ,la-máxi,ma-:responsabilidad,
como cerebro de los incidentes.
Finalmente, recaba la atención del Consejo sobre la frecuen-cia
con que se producen-en Canarias los choques jurisdicciona-les,
lo -que acarrea--la erosión en la autoridad -de los jueces rea-les.
La' intromisión del comandante general en este caso es más
escandalosa pues, amén defvulnerar las disposiciones vigentes,
no tiene en cuenta que el examen de testigos, evacuación de citas
y prisiones de reos se verificaron ante y por un juez ordinario
-. ,
11-1-1770, quizhs por no estar recopilada. Sin embargo, sí se encuentra
como vigente (lib. XII, tít. 11, ley 4) la breve pero enérgica Real Cédula
de 20-10-1766, en que pone en manos de la justicia ordinaria los procedi-mientos
y causas por alteraciones del orden público. En estos casos se
ordena «nadie goce füero, sea &S 1% clase c;Ae here, y tedes ester? scjeter
a la justicia ordinaria o a los Delegados del Consejo)). Y enseguida afíade:
se ihhibir8n los Consejos de Guerra, Inquisición, Hacienda, Tribunal de
'CruZads,, el.de Correos y superintendencia de Rentas. Novisima, t. cit.,
p.- 339.
Dictamen del fiscal Fita, Madrid, 14-12-1790. -
: ' Jiistmente, ai encontrar el alcalde mayor invblucrados a militares,
r 470 ANUARIO DE ESTUDIO~~A~LXNTICOS
LA ASONADA DE LA RPOBRERA)) DE ' L A N Z A R O ~ EN 1789 27,
:' A'la vista de lo expuesto dictamina con prudencia que aunque
el Con;se~o debería recabar la intervención del Rey para que
desa;irtorice, al mariscal Avellaneda, al no constarle al alto tri-bunal
si el soberano hubiera tornado cartas en el asunto, propó-ne
se'le -eleve:consulta «con dictamen de que prosiga la: causa
la Real Audiencia para el castigo del delito y naturaleza sin
pretexto de fuero militar» 83.
Aunque&la -Sala-d e Gobierno'del Consejo mostró su acuerdo,
como era costumbre- pasaba más tarde el expediente al relator
para redactar la consulta y elevarla al soberano; pero por la
abundancia de trabajo en momentos tan críticos, el expediente
pasará a dormir el sueño de los justos. Es la última noticia, que
fue pasado al' relatori el .dos de diciembre de 1791 84. Pero al
nivel de nuestra información es fácil suponer que don Juan
Creagh al quedar fiiera de nódulo del proceso, se incorporara
' pronto a sus quehaceres en la guarnición de Santa Cruz de Te- - - nerif e. .. . .... ,,., -) ........ l.,-., . . , -. .,. . . - * -
CONNOTACIONLEOCSA LES
, -
A estas alturas y agotado el tema ,de nuestro interés, permí-tasenos,
como conclusión, traer a colación algunos de los aspec-tos
puntuales -que han sido trat;t~osy;realiear..algunos comenta-rios
,sobre aspectos directamente relacionados, con la situación
de las islas &e señorío y él sistema administrativo del archipié-lzgo
en el siglo XVIII. Por lo que toca a los señoríos insulares,
recordar ahora que Carlos 111 y el conde de Floridablanca tra-taron
de ponerles fin con -1-1 incnrporarlón a la C~ r o n im, d imt e
las correspo-pdlentes. indernnizaciones.,
Los hechos parecen confirmar una de mis aseveraciones ini-ciales:
las escasas tensiones sociales en Lanzarote a lo largo de
h e por lo que solicitó amiliatorias del comandante de las armas, dando
cuenta a la audiencia y al comandante general.
d. M («..y. -por el desacato cometido directamente contra el alcalde ma-yor,
sin que se meta el comandante o jueces militares; pues debe pro-
&er.*contra todos los reos indistintamente sean militares.. .», Doc. cit.
en nota 81.
M Acuerdo de la Sala de Gobierno, 2-4-1791. e, S
Núm. 34 (1988) . 47 1
la centuria en contraste con el resto del archipiélago. Hecho que
corrobora la inexperiencia de los principales conjurados en la
movilización de adeptos con la imprescindible discreción. En el
mismo sentido, el mal resultado, próximo en el tiempo, de las
alteraciones en Haría, en el que los actores fueron condenados
al pago de duras multas. Una posible y verosímil explicación
de la tranquilidad ya fue expuesta en el texto.
No queda la menor duda que en la asonada, término al que
más se ajusta el desorden, fue un montaje de Juan Creagh Pow-les.
Este, para sus fines personales, aprovechando el prestigio
del mando, manipula a milicianos que confían en su carisma y
dotes de mando. A pesar de los datos reunidos sobre la biogra- a
fía de este ambicioso personaje, confieso que no acababa de en- E
contrar una razón de peso que explicara su ansia de proseguir O
d--
al frente de la defensa de Lanzarote. La razón que me fue reve- m
O
E lada por mi amigo Joaquín Blanco Montesdeoca, el inteligente SE y diligente director del Archivo Histórico Provincial de Las Pal- E
mas: Juan Creagh fue, nada más y nada menos que adminis-trador
del marqués de Velamazán y Lanzarote, señor absentista
- de la isla, a la sazón. Lo que explica muchas cosas. ¿Tuvo 0
m
E
Creagh alguna intervención en la actitud favorable que tomó O
Lanzarote en los inicios del ((pleito insular)), al colocarse al lado 5
de la Junta Suprema lagunera y frente a Gran Canaria? n
E
Desde el punto de vista social es sorpresivo que operación tan a
2
limitada y de escasa entidad, trataran Creagh y sus secuaces de d
n
n adornarla, disfrazarla con el manto de la defensa del grupo de
los marginados, da pobrera de Lanxarote)) o «Lanxarote y su 3
O
pcihrem. Ello encierra una doble intención. Aprovechar la co-yuntura
de rumores y noticias en circulación sobre los excesos
Joaquín Blanco me comunica que en la sección Audiencia del ar-chivo
de su dirección, se conserva un pleito contra don Juan Creagh
en 1790 por haber cercado en Lanzarote la Mareta, como apoderado de
los señores. Y otro de 1806 suscitado por el administrador de la nueva
señora de la Isla contra Creagh, como arrendatario de la mencionada
Mareta.
De cómo pasó a depender el señorío de Lanzarote a los marqueses
de Valamazán, Gramosa y Lanzarote y condes de La Coruña, cf. J. VIERA
Y CLAVIJOO: b. cit., t. 1, p. 729.
472. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
desencadenados en Francia por la Revohción, lo que asustaría
las autoridades locales. Y, al tiempo, encubrir el objetivo con-creto
-permanencia de Creagh- so capa de justicia social; la-bor
iniciada ya por el propio Creagh realizando justicia impar-cial
en favor de los menos favorecidos, los sin tierra o poseedo-res
de unas pocas cabras. Finalmente, queda en claro que si el
grupo social al que se intenta dar un protagonismo del que ca-recía
-la falta de consciencia de clase que le impulsara a la re-vuelta-,
esta posibilidad fue advertida por otros lanzaroteños.
Es más, existe en forma incipiente en la gran mayoría de los
actores que fueron arrastrados a Conil. La abundancia de alu-siones
en las declaraciones prueba cuanto afirmamos, lo que
permite admitir que en el interior de la p~hrea existe im ciertn
nivel de consciencia solidaria de grupo.
Abona la hipótesis anterior un dato curioso. Aunque la in-experiencia,
por falta de una trayectoria de alborotos en Lanza-rote,
impidió una eficaz y discreta movilización y explica el des-encantu
y &scontziitu & los c~becil:as al eriflentarse coi1 la ac-titud
evasiva de Creagh -nadar y guardar la ropa-; llama, sin
embargo, poderosamente la atención lo bien que funcionaron los
lazos de solidaridad entre los comprometidos y los llamados a
declarar por los jueces. De los, aproximadamente, ochenta que
toman patre en el suceso, después de una información y una
sumaria, después de tres meses y medio de interrogatorio, ape-nas
aparecen los nombres de siete comprometidos, de los cuales
cinco pertenecen a los protagonistas, que en general no hurta-ron
el papel que jugaron.
La alteración no puede ni de lejos ser calificada como motín,
término del que viene abusándose en exceso en la historiografía
reciente. Encaja quizás y todo lo más en asonada. Este es el
término que manejan los actores, testigos, jueces, audiencia y
comandante general. Sin embargo, el Consejo de Castilla, con
la perspectiva de la lejanía y la experiencia acumulada en este
orden de hechos, la rebaja aún más. El fiscal no encuentra otra
materia delictiva que desacato a la autoridad a causa de la forma
altanera con que exigieron en la puerta de la casa del alcalde
mayor la presencia del escribano. Y eso, porque el alcalde se en-
Núm. 34 (1988) 473
contraba dentro del 'término de su jurisdicción. El Consejo en-tendió
que el altercado de Conil no merecía ser castigado, ni si-quiera
como ejemplo previsor de sucesos como los que ocurrie-ron
en el país vecino.
REPLEXIÓN FINAL : :
. . _ ' .
.. . En otro orden de cosaas, el que un oficial y suboficiales de
milicias, acogidos por tanto al fuero castrense, se encontraran
implicados en los sucesos, dio pretexto, una vez más, a que el
comandante general recabara y sacara el proceso de la vía or- a
dinaria, de la jurisdicción civil, de la audiencia. Aunque ello . . E
6 ü j - y ~~~i l~-.g ~ a qvue& ra;lto de .la .!egi&,!aciVn vige~te86, ql~s& S- O
cribía las causas motivadas por desorden,,^ alteración de la paz n-- m
pública en exclusiva al Consejo de Castilla y, por tanto, a nivel O
E
E provincial a las audiencias, tribunales estrechamente vinculados S
E al..Consejo . . -. ..- ..... --, - . ... . - - ...,. .J . -,.. .:-. r L.,,... - -... . .. . ..
." , los escasos papeles coiiservadus y 62 1 %r~ei teradas re- d
clamaciones-de la audiencia en el caso. lanzaroteño,. se derivan O-algunos
flecos ..que nos..permiten enunciar--puntos de {vista-c u- m
E
riosos sobre el orden político en las islas de señorío y..para el
. . . . . , # :; , , conjurito 5 . del .archipiélago,. ; . . _ ..... : ..' .. U n
. En primer lugar, observar las consecuencias':del proceso de E a
acumulación: en .funciones en. la autoridad suprema de. las Jslas. n
Camino que se inicia con firrn&ia.k comienzos de la; centuria, n
n
recién consolidado ..en.. .el trono. ~ e l i ~.eVI.y. alcanza a .su. ápice 3
en vísperas de la crisis que poneLfin a1,'antiguo régimen: . O
. .
En busca de eficacia se ira-ta-de-,insijura,r. an ivel provinciai
una .estructura a&ni$strativa centralizada y estrechamente
vinculada al poder central. ~x a c t amé~utnea transferencia dbl
modelo.naciona1 del Despptismo Elustra.do ,al nivel regional en
donde 'los mínimos problemas. giran .alrededor del capitán o
comandante,.generai. .Pero ai.-ser mucn@,-airía casi todas-, ei
&ceso - lleva a estas autoyidade~'.~~deusne mpeño desp6tic8 del
, . . ) , ...,. _.. . , . : ;: . , . , . . . I . . / . , . . . '
% ..,, >. F .._ ,.,...
Novisima ~ecopi l i t ibn;t ..y p: cit. en la '16gi'slác'ión vigente: Real
Cédula de .20-10-1766 y - Real .Prag?há€ica ae'17-417,74. ' .:*y '
. .
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
mando y una permanente intromisión en el ámbito tradicional
de competencias de los consejos y las audiencias.
Como consecuencia, los muy abundantes choques jusrisdic-cionales,
de los que el caso presente no es sino un leve botón de
muestra, pero revelador. Asusta la manera tan suave de la co-mandancia
general para eludir una petición, basada en el dere
cho de la audiencia: consultado el caso al Consejo de Guerra,
en tanto no haya respuesta del Soberano -y es conocida la
lentitud en el manejo burocrático-, el general se veía imposibi-litado
a dar una respuesta, no fuera a contradecir la voluntad
del soberano.
De otro lado, en este proceso de extensión de atribuciones,
tenemos el hecho de nombrar los comandantes o gobernadores
de las armas de las islas, incluso de las de Señorío, en perjuicio
de la competencia de sus dueños, quienes solían designar a sus
tenientes para todo lo referente a la defensa de las mismas
La presencia de estos militares favoreció indirectamente el ab-sentismo
de los dueños para evitarse conflictos. Tampoco una
solución para evitar ésto fue la designación de Creagh como ad-ministrador
de la casa señorial.
Al tiempo, al no encontrar en las de señorío estos coman-dantes,
una autoridad local fuerte y, a la vez, representativa del
Soberano -corregidores en Las Palmas y en Tenerife-La Pal-ma-
invadían paulatinamente aspectos cada vez más alejados
de su función estrictamente militar. Muestra clara la tenemos en
don Juan Creagh que repartía los pastos lanzaroteños, aunque
no sabemos si como administrador del marqués,
Estos comandantes, bajn 1a batuta de Inc COIISXI~~II~S ge-nerales,
en estas islas como en las de realengo, llevan a cabo
una política favorecedora de los acogidos al fuero castrense, de
los milicianos, en cuantas ocasiones se presentan Política que
VIERA Y CLAVIJO: Ob. cit., p. 729.
88 Un ejemplo muy gráfico: los fmprobos esfuerzos del comerciante
de la calle Peregrina para cobrar a sus clientes majoreros, morosos en
satisfacer sus deudas, protegidos por las autoridades militar-e s. c- o,n... - pre-texto
del juez. de guerra. Diario de Don Antonio Betancourt, comercian<e
de LUS Palmas de Gran Canaria, Madrid, s.a. Son muchas las citas que
Núm. 34 (1988) 475
acarrea el desprestigio de la justicia ordinaria, buscahdo presti-giar
a las milicias. Aplicar el fuero militar a delincuentes comu-nes,
despierta sentimiento de irresponsabilidad-de la población
en su comportamiento. De ahí, la apetencia del campesinado por
sentar plaza en los regimientos. Más que la gloria y el espíritu
'de servicio, lo que buscan es el mondo disfrute de unos privi-legios,
aspiración lógica en una sociedad en la que el prestigio se
basa en la acumulación de privilegios.
De esta forma surgió en las Islas un entramaao de profun-das
raíces entre jefes y oficiales de milicias, de un lado, y los
milicianos y aspirantes de otro; una red de interrelaciones per-sonales
que al aumentar en eficacia margina al resto de las auto- a
N
ridades y fl=donarios reales, provocan una creciente esclerosis
administrativa y escepticismo frente al poder central. U
d-
En otras palabras, una política centralizadora y de corte ab- 8'
solutista a nivel regional, descompensadora de los antiguos con- I8
trapesos entre autoridades -sistema tanto más eficaz cuanto
F ma.yar era !a kjmb del acaba reforzando frente al po- r
der central los lazos feudalizantes generadores en un próximo EY
=n futuro del caciquismo. - m
U
E
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a
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podremos traer a cuento. Especialmente 23-4-1791, 184-1798, 20-7-1800, 1-6-
1802 6 20-7-1804.