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IMAGINERÍA DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA HISTÓRICA DE GÁLDAR POR RAUL JUAN MENDOZA RAMOS De todas las advocaciones marianas, la del dos de febrero es, con mucho, la más significativa para el Archipiélago Ca-nario. No ejerciendo el patronazgo de ninguna orden religiosa y escasamente relacionada con las grandes solemnidades de la Iglesia (Nacimiento, Pasión y Cuerpo de Cristo), imágenes re-feridas a la Purificación de Mana, se encuentran por toda la geografía de las islas, bajo los títulos de Guía, la Luz y, sobre todo, de Candelaria. Sin duda, las raíces de este éxito devocional en Canarias, deben buscarse, en primer lugar, a finales del s. m, en el co-nocido capítulo de las playas de Chimisay, en el cual la Vir-gen de Caiide!aRa se apxece directzmefite u !os I?U~L?I.U!PS de Tenerife. El largo y complejo proceso de consolidación del culto, que tiene como hitos históricos los hechos relacionados con la conquista, la cesión de la custodia del Santuario a la Orden de Santo Domingo (O.P.P.), y la publicación en 1594 de la cró-nica del dominico Fr. Alonso de Espinosa, se puede conside-rar culminado durante el episcopado de D. Bartolomé García Ximénez (1665-1690), con la regeneración del cenobio tinerfe- Núm. 42 (1996) 347 2 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS ño y la declaración, no oficial, del general patronato de la Vir-gen de Candelaria sobre la Diócesis de Canarias, conformada entonces por la totalidad del archipiélago. Juzgando los datos hasta hoy publicados, se puede decir que, fuera de Tenerife, el Norte de Gran Canaria es uno de los ámbitos insulares donde la devoción histórica a esta advo-cación de Santa Mana Virgen es más rica. En este sentido, el culto a la Patrona General de Canarias data en Moya, Guía, Acusa (Artenara), y ~áldard, e fechas tem-p ranas. Esta breve enumeración evidencia la importancia que tal devoción alcanzó en la comarca histórica galdense; sin embar-go, este es un hecho escasamente valorado, y las pocas refe- a N rencias publicadas hasta el momento sobre tales cultos en la E zona, no hacen honor, como veremos, a las dimensiones rea- !es del fefi6menü. En efecto, a excepción de Guía, contra cuya historia no se han cometido según parece omisiones, la comarca de Gáldar está insuficientemente representada, a tenor de las publicacio-nes disponibles hoy, en el plano general de la devoción a la Virgen del dos de febrero. No sólo se ha prescindido de inte-resantes obras de arte, sino que incluso algunas cronologías han sido retrasadas en más de un siglo. - GALDAR: UNA ADVOCACI~N CAMBIANTE n La propia Gáldar, cabecera histórica de la comarca, se ha- 3 O llana así en una situación un tanto paradójica. No obstante la presencia en las inmediaciones de Vírgenes del dos de febrero (Salvo indicación expresa, todos los documentos citados proceden del Archivo Histórico Parroquia1 de Santiago de Gáldar.) ' En efecto, varias imágenes marianas en poblaciones relativamente prbximas, C G ~ GC- dz y Acwa, hacia:: referencia a !a PURficaci6n. Eichüs cultos, documentados desde 1509 y 1629, respectivamente, tuvieron siem-pre carácter patronal en sus localidades. Fuera de la comarca, la Virgen de Candelaria era venerada en Moya desde el s. xv. 348 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL~NTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICAC16N EN LA COMARCA DE GALDAR 3 la próxima isla de Tenerife 2, la existencia de dichas devocio-nes en el templo matriz de Santiago de Gáldar, no se remon-taría más allá de finales del s. mn, con el uso secundario de una talla de titulación diversa. Es cierto que el culto a la Virgen de Candelaria como tal (o similares títulos marianos referidos a la Purificación), no puede ser considerado como un hito devocional singular en el devenir histórico de la entonces Villa de Santiago de Gáldar, cuya veneración a Santa María se centraba en las efigies de Nuestra Señora de la Concepción, en el propio templo de San-tiago, y la Virgen de la Encarnación en su ermita de la Vega 4. No cabe duda, sin embargo, que su presencia, velada a veces por cambios en la titulación de las imágenes, fue mucho ma-yor de lo que se desprende de los estudios y noticias publica-das hasta ei momento. Vid. GONZALESZO SA,P EDROF: undación de las emitas, capellanías y al-tares de la Parroquia de Guía. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canana, 1994. LUJAN HENR~QUEJoZs,É : Artenara: Aspectos históricos. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria e Ilmo. Ayuntamiento de Artenara. Las Palmas de Gran Canaria, 1994. MARREROJo, sÉ: El libro de Moya. Inédito. Citado en RIQUELMEPÉ REZ, MAR~JAES ÚS: La Virgen de Candelaria y las Islas Canarias. Aula de Cultura del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 1990. Los contactos con la isla vecina fueron múltiples desde la época de conquista, realizándose a través de los múltiples puertos de la comarca. Estos contactos comerciales y demográficos se intensificaron progresiva-mente hasta el s. XIX, con el auge de Sardina como puerto comercial. !Jk!.L IPE G. 4 ~ ~ f .J4U, AN SEE.ASTI~«NE:! puerto de Sardina de Gáldar en los siglos xv y M», en V Coloquio de Historia Canario-Americana (1982), tomo 11. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, pp. 423-433. RODR~GUBEAZT LLORFIR, ANCISCyO A NTONIOSa: rdina, puerto del Atldnti-co. Ed. Fragua, Madrid, 1979. Pzra !a dev0~iS1ia !a E i i ~ ~ i ~ C i Óení iG 4!dar, %id. L6pEZ GARCIA, JUANS EBASTIAN(:( Nuestra Señora de la Vega en la Historia de Gáldarw en Homenaje a Alfonso Trujillo Rod~guez, Tomo 1, Aula de Cultura del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1982, pp. 503-527. Núm. 42 (1996) 349 4 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS Siglo xv~z: La raigambre insular Las primeras referencias al dos de febrero en los libros parroquiales, aluden a la celebración solemne de la festividad en el templo de Santiago de Gáldar, aunque no permiten de-ducir la existencia de ningún objeto artístico relacionado con la onomástica de la Purificación de Mana. Dichas referencias se remontan a inicios del s. XWI. El 21 de diciembre de 1617, doña Leonor Martín, mujer de Juan Viera (vecinos ambos de Acusa), especificó, como consta en su registro de defuncion, que dejaba «una misa perpetua, con sus vísperas, por el día de Candelaria)), misas que deberían ser cantadas en el altar de Nuestra Señora de la Concepción de !u iglesiu de Smt iug~p, ura aseguar e! c~mp!imier;to de Ui-cha disposición, gravó con un tributo anual ciertas tierras .de su propiedad cerca de Acusa, en el lugar conocido como Ane-ga y Media 5. Años más tarde, el 7 de agosto de 1640, testó el Capitán don Francisco Carvajal, fijando una renta anual de ocho rea-les para la celebración, sobre su propia tumba en el templo, de una misa cantada cada año «a Nuestra Señora de Candela-ria en su día, o en su octava)), disposición también registrada en su acta de defunción 6. En 1643 se escriben ya las primeras alusiones al dos de febrero en los libros de cuentas de fábrica. En rigor, los gas-tos de cera recogidos con ocasión de dicha festividad no indi-can relación con ninguna imagen en particular, pues se trata de una fecha suficientemente señalada en el calendario litúr-gico católico-romano. Si nos permitimos citar aquí dichos re-gistros de fábrica, es porque presentan la particuiaridad de denominar la onomástica en cuestión, como «día de Nuestra Libro de Protocolos de capellanías y memorias de misas. Leonor Martfn. 23 de abril de 1619 (copia), folio 332. Libro 1 .O de difuntos (1 ." parte). Leonor Martín, folios 7 vto. y 8 vto. Libro de Protocolos de instrumentos, cláusulas y escritura de las memorias de misas. D. Francisco Carvajal. 7 de julio de 1640, folio 30. Libro 1." de difuntos (l." parte). Capitán D. Francisco Carvajal, folio 10. 350 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACIÓN EN LA COMARCA DE GALDAR 5 Señora de Candelaria)) (y en menor medida como día de Can-delaria, de la Candelaria, o de la Purificación de Mana) ', de-mostrando así la relación inequívoca de dichas celebraciones en Gáldar, con la venerada talla de Tenerife. Estos gastos de cera, documentados por las cuentas de fábrica de varios años entre 1643 y 1673, parecen originarse en un mandato epis-copa1 firmado en La Laguna a 16 de enero de 1643, por el entonces Prelado de Canarias, D. Francisco Sánchez de Villa-nueva y Vega (1635-1651), en el cual se impone la obligatorie-dad de tal celebración Ya en 1680, con motivo de haber finalizado las obras del nuevo templo de Candelaria en Tenerife, D. Bartolomé García Ximénez, a la sazón obispo de Canarias, escribe al beneficia-do de Gáldar una carta de agradecimiento fechada en La La-guna ei 23 de noviembre :. En dicho documento solicita ai párroco de la iglesia de Santiago, que diese las gracias a los feligreses que contribuyeron con sus limosnas a la fábrica, exhortándoles a que soportasen con nuevas ayudas el costo de un retablo acorde con las dimensiones del nuevo edificio. Este texto, que relaciona directamente la feligresía de San-tiago de Gáldar con la devoción por la sagrada imagen de Tenerife, no parece ser un caso aislado. En 1721, Juan de Aguilar (Juan Verde de Aguilar segun otros documentos), legó en su testamento media fanega de trigo en limosna a Nuestra Señora de Candelaria de Tenerife lo. La festividad del dos de febrero es citada como día de Nuestra Se-ñora de Candelaria en las cuentas de fábrica de 1646, folios 28 y 29 (años 1643 a 1646); 1656, folio s/n. (años 1654 a 1655); 1665, folio s/n. (años 1663 a 1665); como día de Candelaria en las cuentas de 1656, folio 87 vto., y 1673, folio s/n. (años 1670 a 1673); como día de la Candelaria en las cuen-tas de 1668 y 1669, folio s/n; y como día de la Purificación s610 en 1667, folio s/n. Libro de cuentas de fábrica, año 1646, folio 28. Libro de mandatos generales. «Averse acabado la iglesia de Candela-ria » por D. Bartolomé García Ximénez, folio 75. 'O C!&csdar-ú!timíir vi!iintader (,n!iegnr rueltnr). _Tiiaa de &dar, 22 de abril de 1721. Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de las memo-rias de misas. Juan Verde de Aguilar, 22 de abril de 1721, folio 484. Núm. 42 (1996) 351' 6 RAUL JUAN MENDOZA RAMOS Tan sólo a finales del s. m aparecen por vez primera pie-zas artísticas claramente relacionables con la festividad de la Purificación. En el inventario de 1690 se cita, en la capilla de Santa Ana ", un lienzo con el retrato de Nuestra Señora de Candelaria 12. Probablemente retirado de la capilla con ocasión de las obras de adecentamiento de la misma, iniciadas preci-samente en 1690, el cuadro en cuestión aparece inventariado en 1709 en algún lugar impreciso del cuerpo principal de la iglesia 13. Puesto que no fue registrado en el siguiente inventa-rio en 1751, es posible afirmar que el lienzo debió desapare-cer o reconvertirse durante la primera mitad del s. XVIII. Aunque su relación con la Virgen de Candelaria no será recogida en ningún documento hasta bien avanzado el s. m, la pieza de orfebrería que se citará a continuación, parece es-tar inventariada al menos desde 1638. Se trata de una cruz de cobre sobredorado (plata sobredorada según otros registros), que sirvió como guión del Santísimo Sacramento. En el inven-tario de 1653, se describe con un crucificado de plata, y en el de 1677 se especifica que incluía «a la espalda)) una imagen de Nuestra Señora. Se deberá esperar a la declaración de los bienes de la Cofradía del Santísimo Sacramento en 1874, para encontrar la prueba documental de que la figura mariana en el respaldo de la cruz reproducía la imagen de Nuestra Seño-ra de Candelaria 14. " La capilla de Santa Ana fue fundada en el s. xv por MosiCn de Bethencourt ei viejo y su mujer ia princesa canaria ;Tenesoya, conocida tras cristianizarse por doña Luisa de Bethencourt. Se trató sin duda de las más importantes capillas del viejo templo parroquial. l2 Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1690, .folio 5 1, n." 102. l3 Libro de cuentas de fábrica. Mandatos de las visitas de 1687 y 1690. Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1709, folios 91 q 91 vto. l 4 Libro de cuentas de fábrica. Inventanos de 1638, 1653 y 1677. Declaración de bienes de las Cofradías del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Rosario. 1874 (pliego suelto). 352 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Siglo x v ~ U. na contribución americana: La Virgen de la Candelaria de Copacabana La siguiente pieza, que acapara la atención de este artículo durante todo el s. XVIII, repercute sin duda en el estudio de las complejas y ricas relaciones que el archipiélago, como territo-rio español de ultramar, mantuvo con sus iguales americanos. La devoción a la Virgen del dos de febrero tiene en Améri-ca su más célebre representación en la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria de Copacabana, o como fue pronto conocida en todo el Imperio español, Nuestra Señora de Copacabana, cuyo santuario se eleva aún hoy en la ribera bo-liviana del lago Titicaca 15. -~ ~ ii71c-a-~-ci-l1 , C-:I+I-LAQ-U ~ -)I-I- ibcb- -imi ~mrtr~~ i i r i r bhra i n e! n~m-hre& . Virgen de Copacabana, está datada en el altar mayor de la iglesia de Santiago de Gáldar entre 1690 y 1751 16. Esta sugerente escul-tura aparece indirectamente, sin embargo, ya en 1687, cuan-do se inventarían las dos coronas de plata que le pertene-cían 17. Estas coronas de plata, de dos y cinco onzas respecti-vamente, y de las cuales la de la madre incluía además una piedra colorada, son muestra del notable prestigio del que gozó siempre esta imagen, prestigio deducible también por su ubicación en el templo, y por el hecho de ser enumerada en los inventarias, tan sólo después del Sagrario y el Crucifijo, antes incluso que el venerado patrón Santiago. Dada la extraordinaria rareza del título en los centros de pro-ducción artística españoles, y puesto que Gáldar participó tam-bién de los intercambios demográficos y económicos con las Indias, es lícito intuir su origen americano. Por tanto, si se con- 's Esculpida entre 1582 y 1583 por el noble indígena don Francisco Titu Yupanqui, su fama y milagros se extendieron con rapidez por todo el Imperio. Al menos cuatro obras literarias del s. XVU, incluyendo la crónica del santuario por Fr. Alonso Ramos Gavilán, O.S.A., y una comedia de Pe-dro Calder6n de la Barca, tienen la imagen de Copacabana como tema o trasfondo cuituiA. l6 Libro de cuentas de fábrica. Inventarios de 1690, folio 47; 1709, fo-lio 90 vto. (con la curiosa variación de Popacabana), y 1751, folio 160 vto. l7 Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1687, folio 5 vto. Núm. 42 (1996) 353 8 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS sidera su probable importación y su rápido éxito entre los fieles, sospechar de una cierta calidad artística parecería coherente. Lógicamente, es imposible conocer hoy la apariencia y as-pecto que tuvo la imagen de Nuestra Señora de Copacabana custodiada en Gáldar, pero no es descabellado que pudiera presentar ciertas similitudes con su homónima en el convento sevillano Madre de Dios 18. Una invocación tan extraña en Canarias, y rara aún en España, no podía ser fácilmente asimilada por el vecindario galdense (se tenga presente que Copacabana es un topónimo de origen incaico). Los esfuerzos de la feligresía de Gáldar, por acomodarse a este nuevo icono, tuvieron quizá como fruto más ilustrativo, los cambios de título que la talla experimentó durante la primera mitad del s. ~ I I E. st as modificaciones en la invocación de la obra empezaron en época relativamente temprana, y son un contrapunto interesante al mantenimien-to del título original en los inventarios hasta 1751 19. La primera de estas alteraciones se registra el 13 de diciem-bre de 1704, en el testamento de doña Simona de Quintana. Doña Simona impuso un tributo anual de una fanega de trigo para el aseo de la imagen de Nuestra Señora que estaba en el altar mayor, y la compra de mantos, tocas o cintas para la misma talla, citada no como Virgen de Copacabana, sino como Virgen de Belén 20. IB En el convento femenino Madre de Dios de Sevilla se conserva uno de los escasos ejemplos de Vírgenes de Copacabana en España. Se trata de una bella escultura atribuida a la mano de Sebastián Acostopa Inca (s. m), traída por las religiosas dominicas desde México, huyendo de la revolución. Vid.: Sevilla oculta. «Monasterios y conventos de clausura)). Ed. Guadal-ni'? ivir, SPV~!!~p, 103. MESA-GISBERT,J OSÉ y TERESAE: scultura viweinal peruana. 1972. l9 Curiosamente, la Virgen del altar mayor fue venerada públicamente bajo otros títulos, mientras en los inventarios, la invocación original era fiel-mente transcrita. *O Libro de Protocolos de instrumentos, cláusulas y escritura de las memorias de misas. Doña Simona de Quintana. 13 de diciembre de 1704, folio 18 vto. Cuadrante de capellanías. Memoria del tributo de doña Simona de Quintana, folio 373. 354 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~AD E LA PURIFICACI~NE N LA COMARCA DE CALDAR 9 El cambio mas trascendente se produce durante la visita episcopal de 1742, auspiciada precisamente por el propio Obis-po, D. Juan Francisco Guillén (1739-1750) 21. El prelado, aten-diendo posiblemente al título del templo 22, consideró oportu-na la sustitución de las denominaciones anteriores, por la del Pilar de Zaragoza, hacia la cual, no cabe duda, sentía él, como aragonés, una especial devoción 23. Y con todo, como se recordará, la imagen aparece inventa-riada aún en 175 1, como Virgen de Copacabana 24. Sólo en 1767, la nueva invocación del Pilar obtuvo lo que el ya des-echado título de Belén no había conseguido, esto es, suplan-tar la denominación original de la talla en un inventariado parroquia1 25. Esta nueva titulación no sólo muestra el interés de vecinos y visitadores por la imagen, sino que además supone ei inicio de su auge como una de las grandes devociones de la Gáldar del s. XVIII, llegando en ocasiones a ensombrecer los cultos a Nuestra Señora de la Concepción, la Virgen de la Encarnación y Santiago, hasta entonces claramente predilectos de entre las imágenes de la parroquia. Prueba y consecuencia de la fama y arraigo que la efigie de Nuestra Señora de Copacabana, ahora venerada como Virgen del Pilar de Zaragoza, alcanzó en la segunda mitad del 2' Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza, folios 1 y SS. Cuadrante de capellanía. Memoria del tributo de doña Simona de Quin-tana (visita de don Gerónimo José de Roo y Fonte), folio 373. 22 Recuerdese que la Virgen del Pilar apareció, según la tradición, en la orilla del Ebro ante Santiago Apóstol. Es, pues, indiscutiblemente, el culto mariano más relacionado con la leyenda jacobea. 23 Efectivamente, hay suficientes razones para poder asegurar que, como aragonés, don Juan Francisco Guillén sentía una especial devoción por este título de Santa Mana, pues su nombre aparece a otras (al menos tres) fundaciones de altares, capillas o parroquias a la Virgen del Pilar en diversos puntos de la geografía de las islas. Wd. X E N ~ ZP_A~X GSRA, ÚL JUAN: Ln Vi ~ g e nde 2 Pilar de Zaragoza en el Archipiélago Canario. Inédito. 24 Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1751, folio 160 vto. Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1767 (folios finales n." 1). Núm. 42 (1996) 355 10 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS s. XVIII, es la intención general del vecindario de colocarla «en el principal nicho de la capilla mayor del nuevo templo parro-quial » que por entonces empezaba a construirse, con el propó-sito de tener «a la Santísima Virgen, por medio de esta su sagra-da imagen del Pilar, como principal objeto de su veneración». Estas ideas fueron reflejadas en un texto de 1779 26 relati-vo a la fundación de una cofradía bajo la devoción de Nues-tra Señora del Pilar de Zaragoza, que suscribieron miembros de las principales familias de la Villa de Santiago de Gáldar: Quintanas, Pinedas, Ruíces, Betancores ..., la mayor parte de los cuales estrechamente ligados a la constmcción del nuevo templo parroquia1 de Santiago en Gáldar. Aparece también, como firmante, el propio don Gerónimo Joseph de Roo y Fonte, arcediano de Canarias y uno de los principales impul-sores de la edificación. Junto a ellos, varias firmas de perso-nas ajenas a la Villa, de los cuales algunos formaron posible-mente parte del séquito del Deán 27. A pesar de lo que cabría auspiciar a la recién creada co-fradía, los últimos pagos registrados en su libro de cuentas, se efectuaron en la temprana fecha de 1784 28. Tan sólo cinco años después de su fundación, la Cofradía de Nuestra Señora del Pilar, estaba prácticamente colapsada. En febrero de 1785, con setenta y dos pesos y medio «que había remitido desde La Habana D. Antonio Gutiérrez, para que se impusiesen, y sus réditos se aplicasen para ayuda del culto de dicha santa imagen», el presbítero D. José Tovar de Medina, cofrade del Pilar, compró «un pedacito de tierra labradía y bajo de agua continente un celemín», que revendió seguidamente a su anterior dueño a cambio de un tributo anual de treinta y dos reales, viendo que «los mayordomos no se ocupan inexplicablemente de los réditos» 29. Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza, folios 1 y SS. 27 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza. Registros de p ~ g c s1 779-1784,S !=. 28 Ibídem. 29 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza (últimas páginas). Firmado por D. José Tovar de Medina, pbro., folio s/n. 356 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE GALDAR 11 La última de las alusiones al culto de la Virgen del Pilar en Gáldar nos llega en 1799, de manos del visitador episcopal Dr. Cabrera. Una vez visitada la memoria del tributo de doña Simona de Quintana, denunció el incumplimiento de los pa-gos correspondientes para el aseo de la Virgen del Pilar dla-mada anteriormente Virgen de Belén» 30. Este declive devocional, iniciado como se vio, en el último quinquenio del s. XVIII, aún en la vieja iglesia de Santiago, parece concluirse con la retirada de la imagen del culto a prin-cipios del s. XIX. No se conoce ningún dato que permita afir-mar que la talla en cuestión haya sido jamás venerada en el nuevo edificio, abierto al público desde 1824. Es interesante notar, como factor activo en este sentido, no sólo el posible agotamiento económico de los cofrades, inmer-sos en la financiación de la obra del nuevo templo, sino la segura merma, por defunción, del número integrantes de la cofradía. En efecto, es revelador conocer que, de los veintio-cho firmantes de la Cofradía de Nuestra Señora del Pilar en-tre 1779 y 1784, al menos nueve no residían en Gáldar, trece fallecieron antes de 1824 (número que podría quizás aumen-tarse hasta dieciocho), de los cuales, al menos cuatro, forma-ban ya parte de otras cofradías a la hora de su muerte 31. 30 Cuadrante de capellanías. Memoria del tributo de doña Simona de Quintana (Visita del Dr. Cabrera), folio 373. 31 No eran residentes (no constan en los libros de bautizos, defuncio-nes ni en padrones parroquiales): - Burriel, Juan. - Burriel, Marta Antonia. - Burriel, Mana Josefa. - Buniel, Pedro Andrés. - Burriel Montemayor y Sandoval, Andrés. - Monteverde, Ana Ygnacia. - Roo y Fonte, Gerónimo Joseph de. - Tabares y Roo, Juan. - Valdés, Francisco. Fallecieron entre 1784 y 1824: - Grimón y Herrera, Theresa (28-09-1784). - Medina, Roque Jacinto de (28-10-1801). - Muxica Quintana, Diego (1 5-03-1 814). - Pineda y Betancourt, Agustín (20-07-1799). Núm. 42 (1996) 12 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS Nada se sabe con seguridad acerca de los acontecimientos posteriores que marcaron la historia de la efigie de Nuestra Señora del Pilar, durante las ocho primeras décadas del s. m, aunque parece probable que hubiera sido almacenada junto a otros restos del templo antiguo, en las dependencias traseras del edificio. El final de este oscuro período coincide con la revitaliza-ción de la actividad pastoral en los pueblos y barrios de Gáldar en el último tercio del siglo, superado ya el esfuerzo constructor del nuevo templo matriz de Santiago. Esta revitali-zación culmina con la construcción de ermitas y la fundación de algunas capellanías en la zona 32. En 1887, en la Capellanía de San José de Caideros (funda-da en 1873) 33, empiezan a aparecer signos incuestionables de - Pineda y Betancourt, Diego Santiago de (18-10-1782). - Riverol, Francisco (1 8-05- 1 8 14). - Rodríguez Gutiérrez, Juan (02-07-1 799). - Ruiz de Quesada, Antonio (10-02-1787). - Ruiz de Quesada, Estevan (09-07-1794). - Salazar, Claudio José (20-0 1- 1784). - Sar, Rita del (23-01-1 797). - Tobar, Ysidro (09-02-18 10). - Tovar de medina, Joseph (06-02-1 813). Fallecieron también (aunque no se pueda afirmar con exactitud que su identidad coincida con la de los cofrades de igual nombre): - Rodríguez, Bartolomé (1 7-03-1 817). - Pineda, Cecilia de (01-07-1788). - Quintana, Diego de (13-01-1814). - Ruiz de Miranda, Mateo (14-10-1818). - (Medina) de Pineda, Úrsula (06-09- 18 15). Cuatro cofrades del Pilar ingresaron, alrededor de 1796, en la Cofradía del Carmen: - Rndrlgi-m G~tierrezh, W. - Muxica de Quintana, Diego. - Tovar de Medina, Joseph. - Quintana y Betencourt, Diego. 32 LOPEZ GARC~JAU, ANS EBASTIAN(:( Arquitectura y arte religioso en Gáldaru, en Aguayro, n." 150. Caja Insular de Ahorros. Las Palmas de Gran Canaria, noviembre-diciembre 1981. 33 Acta de fundación de capellanía rural de San José de Caideros, en ((Asuntos relacionados con capellanías y "erección" de la Parroquia de San José de Caiderosn. 358 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE GALDAR 13 la continuación del culto a la Virgen del Pilar 34, CUYO proceso de retraimiento se había iniciado en Gáldar hacía entonces un siglo. Varios testimonios recogidos años más tarde, con moti-vo del pleito judicial de 1890, confirman que, atendiendo la capellanía don Ignacio Mederos Oliva, pbro., se trajo a la er-mita de Caideros, desde la iglesia de Santiago, una imagen de la Virgen del Pilar «que ya no estaba al culto» 35. La Virgen del Pilar de Caideros fue venerada algunos años en la antigua ermita de San José en el Caidero Viejo, trasla-dándose en 1901 a la nueva iglesia de San José, cuya cons-trucción se inició en 1891 36. Documentos de variada índole atestiguan la presencia dela Virgen del Pilar en los primeros años del s. xx. Una imagen de ~T e-a--u-al huT :"i- i lu, +r-r- :aA-l ua +nmh;ár, r l ~ r rrl á~l A ~ ren tnrnn 2 1887, L a i u v i L i i uboub duruul ,,, perfiló como una de las principales devociones de la iglesia de San José de Caideros en detrimento de Nuestra Señora del Pi-lar, inventariada por última vez en 1909 37. Desde 19 12, las li-mosnas de los fieles eran dedicadas casi en exclusiva al Niño Dios y a San José, recogiéndose a menudo, especialmente a partir de 1920, bajo el poco ilustrativo epígrafe de ((Limosnas a los Santos)) 38. El vacío que provoca el debilitamiento del culto a la Virgen del Pilar, se llena, al menos desde 1926, con la devo-ción a la imagen de la Milagrosa comprada por aquellos años 39. 34 Libro 2." de cuentas de la Cofradía del Santísimo Sacramento. «Gas-tos por la festividad del Pilar en Caiderosn, 1887, s/n. 35 Nueve interrogatorios recogidos con motivo de la investigación so-bre el uso y propiedad de la vieja ermita de San José, en «Asuntos relacio-nados con capellanías y "erección" de la Parroquia de San José de Caideros)) (Pliegos sueltos), 1890. 36 Cuentas de fábrica de la ermita de San José de Caideros, 1903 (años 1901 a 1903), en ((Asuntos relacionados con capellanías y "erección" de la Parroquia de San José de Caideros)). Data del 14 de agosto de 1901. 37 Inventario de 1909 (folio suelto), en ((Asuntos relacionados con capellanías y "erección" de la Parroquia de San José de Caideros». 38 Arrh_ivo Parroquia1 de San José de Caideros (A.P.S.J.C.). Cuentas de fábrica de la iglesia de San José de Caideros. Años 1912-1925. Pliegos sueltos. 39 A.P.S.J.C. Cuentas de fábrica de la iglesia de San José. Año de 1926. Pliego suelto. Núm. 42 (1996) 359 14 RAOL JUAN MENDOZA RAMOS Fue probablemente en este período, quizás algo más tarde, cuando la antigua imagen de la Virgen del Pilar fue sustituida por una pequeña representación en escayola, de escaso inte-rés artístico, que se conserva hoy, fuera del culto, en la sa-cristía de la iglesia. Son pocas las personas que parecen recordar, vagamente siquiera, la desaparecida y valiosa talla. Todas tienen más de ochenta años y, lamentablemente, no pueden asegurar cuál fue su paradero 40. a Siglos XVIII-xx: La aportación sevillana E O Con todos estos ricos antecedentes, en la actualidad, el n =m único vestigio del culto histórico a la Virgen del dos de febre- O E ro en el templo parroquial de Santiago en Gáldar, es una no- E 2 table talla en madera situada en la última de las capillas late- E rales de la nave de la epístola. 3 Esta imagen dieciochesca, ubicada en un retablo de remi- e- niscencias clasicistas, es conocida vulgarmente, bajo el doble m E título de Virgen del Carmen y Virgen de Candelaria, y, de he- O cho, cubre ante los devotos ambas advocaciones, según con- 6- venga al calendario litúrgico. aE De esta pieza hay que decir, en primer lugar, que se desco-noce cualquier documento concluyente acerca de su cronolo- n gía y autoría exactas, habiendo sido, a pesar de ello, cataloga- = da en varias ocasiones con visos de rigurosidad. O El primer texto que certifica la presencia de esta imagen, data de 1796, con motivo de la formación de constituciones p u i !U Cefr~dir,d e N ~ e s t Sue fiera de! Camer; 41, cüyo !arp y burocrático proceso de fundación está bien documentado desde 1789. Precisamente de este año es una carta firmada el 15 de mayo por D. Juan de la Encarnación (Provincial carme- 40 Por su gentil colaboración en este artículo, nuestro más sincero agradecimiento a D. Pedro Aguiar Moiina, doña Eufemia Bermúdez Pérez y doña Micaela Jiménez Medina, vecinos de Caideros. 41 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 1 de agosto de 1796, s/n. 360 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE G ~ D A R 15 lita para la Andalucía Baja), comunicando el permiso de la Orden para la fundación de la cofradía. Agradece también al Sr. Arcediano (el ya mencionado don Gerónimo Joseph de Roo y Fonte), «la gran devoción que promueve el culto a Nuestra Madre Santísima del Carmen en esas tierras)) 42, carta ésta que nos permite sospechar, y algo antes de 1789, la existencia de la talla en cuestión. Aceptando estas fechas, y aunque sea imposible demostrar relación directa entre ambas, es prácticamente inevitable pres-tar atención a la coincidencia cronológica entre el declive y desaparición de la Cofradía de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, y la llegada de la nueva imagen, pronto venerada como Virgen del Carmen, hechos acontecidos en el breve pe-riodo que va desde 1784 a 1789. Especular sobre el tipo de relación existente puede antojarse gratuito, pero la probabili-dad de que sean fenómenos sin ninguna conexión, no parece muy elevada. Máxime si se considera que se encuadran en la general escena de renovación artística que supuso para Gáldar el paso del s. XVIII al s. m, escena que culmina con la cons-trucción del templo nuevo entre 1778 y 1826, y la obra escul-tórica de Luján Pérez. Aunque es una hipótesis con ciertas lagunas en lo histórico y lo iconológico, se puede decir que se dieron en aquellos años todas las condiciones para sospechar hoy un intento de renova-ción estilística en torno a la vieja talla de la Virgen del Pilar. En efecto,. la imagen del Pilar, tan relevante en el sentir religioso de los galdenses del s. m, presentaba sin duda cier-tos problemas que contrastaban fuertemente con los vehemen-tes deseos del vecindario de venerarla en el lugar principal del +L-- clllp!o en constr;cciSn. Cmcebidr. dgindmente cmm Virgen de Copacabana, era posiblemente de pequeño formato y su estética estaba claramente desfasada 43. ES muy probable que 42 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 15 de mayo de 1789, s/n. 43 Si como se presume guarda relación formal con otras tallas homó-nimas de similar cronología, y aceptamos su posible origen andino, la Vir-gen de Copacabana de Gáldar no medida mucho más de 100 cm. y su es-tética respondería a un estilo manierista o barroco, con algunos rasgos arcaizantes. Núm. 42 (1996) 361 16 R A ~ LJU AN MENDOZA RAMOS adoleciera además de ciertos inconvenientes para su correcta c~nservaciónN~O~ .d ebemos descartar en este sentido que la compra en 1767 de varios ropajes para esta imagen, en virtud del testamento de doña Simona de Quintana de 1704 (y que hasta entonces, medio siglo más tarde no consta que se haya hecho valer), respondiese a la necesidad de ocultar ciertos desperfectos en el modelado superficial de la escultura 45. Lo único seguro es que, de algún modo, la llegada de la nueva imagen (suplantando o desplazando a la vieja talla), y la consecutiva fundación de la Cofradía de .Nuestra Señora del Carmen, colapsaron definitivamente la Cofradía y el culto de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Es difícil discernir, tomando en cuenta la secuencia histórica en la que se inserta, el título original de la imagen (que con toda seguridad no es ei dei Carmenj, pues s1 bien presenta una solu-ción iconográfica muy cercana al tema de la Purificación, no se puede descartar completamente, la posibilidad de que se trate de una variación sobre el tema del Pilar de Zaragoza 46. 44 Durante todo el s. XVIII se producen denuncias y gastos de fábrica que revelan el avanzado y progresivo estado de deterioro del patrimonio parroquial. La Virgen de Copacabana, realizada muy probablemente en magüey, técnica predilecta de los artistas andinos, tuvo pocas posibilidades de conservarse intacta. 45 Resulta extraño en cualquier caso que pocos años antes de ponerse en marcha uno de los programas neoclásicos más completos del archipié-lago, se cubriese una imagen con ropajes según el gusto de épocas ante-riores. Libro de cuentas de fábrica, folios 200 vto. y 201, 230-233, 245 vto., y especialmente 220, n." 9; 211, n." 75, y 224, n.O 12. 46 Se recuerde que el original de la Virgen del Pilar presenta un ave de gran tamaño en las manos del infante, ave que ha sido interpretada en no pocas ocasiones como paloma o tórtola. Por otra parte, la mano dere-cha de Santa María podría estar sujetando un cetro y no la pretendida can-dela. Se trataría, pues, de una imagen «de gloria)), como indica el trono de nubes y querubines. Si, como se expondrá a continuaci6n, la imagen galdense es obra del escultor sevillano Benito de Hita y Castillo, según al-gunos autores presumen, es de lamentar, para un anáiisis comparativo, que la atribución a este autor de la Virgen del Pilar de San Pedro (Sevilla), sea incierta, aunque en cualquier caso, su actual estado limitaría muchísimo las posibles comparaciones. 362 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Sorprende ciertamente, si se adopta la primera de estas suposiciones, la adquisición de una obra referida a la Purifi-cación de María, cuando, como ya se expuso, el último gasto de cera registrado con motivo de su onomástica, data de 1673 47, y las mismas recogidas en el testamento del Capitán don Francisco Carvajal, sólo están documentadas hasta 17 19 48. No es imposible, sin embargo, que la existencia de espacio disponible en el nuevo templo y la profunda devoción mariana de la Villa (de los diez altares, cinco están dedicados a diver-sas advocaciones de Santa María) se tradujeran en la inten-ción de consagrar a la Virgen de Candelaria, una de las capi-llas laterales. La presencia con la obra del edificio nuevo 49, y el auge del tráfico marítimo con la vecina isla de tenerife, pudiera siii &da inflüir e:: este seritido. Fuera como fuese, la nueva imagen adoptó, no mucho des-pués de su llegada, la advocación y el título de Carmen. Es pro-bable que en este cambio jugase un papel favorable del creci-miento del activo puerto de Sardina, si se considera la especial devoción de los marineros a esta advocación de la Virgen. En relación a esto, es de destacar que entre los varios cofrades fir-mantes ya en 1797, figuren personajes presumiblemente vincu-lados con el ámbito naval: el hermano Juan Rodríguez, es quizás el capitán Juan Rodnguez Gutiérrez, uno de los primeros alcal-des de la recién creada Alcaldía de Mar de Gáldar Constan también limosnas registradas a los nombres de los navíos «Bar-co San Francisco» y ((Barco Las Nieves» La fundación en Agaete de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen alrededor de 1756, año del que datan sus constituciones 52, parece confir- . 47 Libro de cuentas de fábrica, año de 1673, folio s/n. 48 Libro de memorias de misas (1620-1721), folios s/n. 49 Eran efectivamente tinerfeños el principal impulsor de la obra des-de el palacio arzobispal (don Gerónimo Joseph de Roo y Fonte), los dos arquitectos (don Diego Nicolás y don Antonio José Eduardo) y el maestro mayor de obra (Patricio García). 50 RODR~GUEBZA TLLORoIp. cit., pp. 96-97. 51 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 1797, folios s/n. 52 kchivo Diocesano de Las Palmas (A.D.L.P.). Aprobación de las cons-tituciones de la Cofradía de Ntra. Sra. de1 Carmen en Agaete. Pliego suelto, s/n. en Cofradías. Núm. 42 (1996) 363 18 RAaL JUAN MENDOZA RAMOS mar que la advocación mariana del Monte Camelo era un ele-mento devocional en boga en la zona durante el s. xvn~. Fundada, como vimos, entre 1789 y 1796, la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Gáldar funcionaba con norma-lidad ya en 1797, tras la elección de D. Miguel Ruiz Pérez como su primer mayordomo 53. DOS años después se obtiene del obispo, D. Manuel Verdugo y Albiturría (1796-1816), el permiso, hasta entonces vedado, de recibir limosnas 54. Y con todo, a partir de la muerte de D. Miguel Ruiz, el mismo año de 1799, la cofradía parece entrar en un serio periodo de in-actividad y las cuentas dejan de registrarse en el libro corres-pondiente. Ante una queja expresada por el visitador en este sentido en 1829, doña Josefa Rodríguez, viuda del fallecido mayordomo, expone que. desde 1799, y hasta 1830 (año en que responde a la demanda), se ocupó personalmente, por su particular devoción, de los gastos del culto, costeando rana, cera y sermón, por lo cual solicitaba ser eximida de presentar cuentas al respecto 55. Desde entonces, la propia parroquia se hace cargo de la imagen y de los gastos de su culto, cuya evolución se puede seguir a través de las cuentas de fábrica. Excepciones a este decaimiento general de la devoción al Carmen son ciertas limosnas y misas, encargadas en principio de modo un tanto esporádico, en la cuarta y quinta décadas del s. xnr 56. En este mismo intervalo de tiempo la imagen parece prota-gonizar un ligero resurgir del culto a Nuestra Señora de Cande-laria, cuyos gastos por cera cada dos de febrero se recogen con continuidad entre 1840 y 1859 especificándose en un recibo 53 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 16 de julio de 1797. 54 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 18 de agosto de 1799. 55 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen (pliego suelto), 1829- 1830. 56 Libro de cuentas de fábrica. 1840, recibo n.O 7; 1845, recibo n.O 1; 1846-1847, recibos n.- 14 y 15; 1849, recibo n." 1; 1850, recibo n." 1. 57 Libro de cuentas de fAbrica. 1841, recibo n." 43; 1842, recibo n.O 15; 1845, recibos n." 14 y 15; 1847, recibo n." 23; 1851, recibos n.O 18 y 26; 1857, recibo n.O 20; 1858, recibo n.O 14; 1859, recibo n.O 11. 364 ANUAIUO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~ADE LA PURIFICACI~NE N LA COMARCA DE GALDAR 19 de 1845, que la labor y traída de cera incluían también da vela de la Virgen)) 58. Tales gastos se continuaron intermitentemente después de 1859, hasta desaparecer tras la celebración de 1866 59. El culto a la Virgen de Candelaria en este período, si bien cronológicamente efímero, pues duró apenas dos décadas, tuvo una cierta intensidad. Desde 1845 hasta 1860, por recibos pagados a D. Valentín Ojeda, se sabe que la imagen de la Virgen de Candelaria fue llevada cada año en procesión 60. Esta situación de doble titularidad se quiebra en torno a las visitas en 1862 y 1864 del Obispo D. Joaquín Lluch y Garriga (1858-1868) 61. Don Joaquín, de origen carmelita, re-galó en 1863 un retablo para la Virgen del Carmen del templo parroquia1 de Santiago de Gáldar 62. Este retablo, que aún se C O ~ P N ~s,u puso aparentemente un elemento fundamental en la reinstauración del título del Carmen como advocación úni-ca de la pieza hasta bien entrado el s. xx. El culto se consolida, aún en el s. m, entre 1878 y 1879, fechas en las que la onomástica del Carmen fue celebrada con todos los honores, incluyendo procesión panegírico y fuegos de artificio 63. A partir de 1881, en las cuentas de fábrica, un apartado especial recoge los datos relativos al culto de la Vir-gen del Carmen. Libro de cuentas de fábrica. 1845, recibo n.O 11. s9 Libro de cuentas de fábrica. 1862, recibo n.O 29; 1864, recibo n.O 5; 1866, recibo n.O 8. 60 Libro de cuentas de fábrica. 1845, recibo n." 19; 1847, recibo n." 25; 1849, recibo n.O 20; 1850, recibo n.O 24; 1851, recibo n." 26; 1852, recibo n.O 18; 1853, recibo n.O 34; 1854, recibo no 20; 1855, recibo n." 11; 1856, recibo n.O 12; 1857, recibo n." 12; 1858, recibo n." 9; -1859, recibo n.O 9; 1860, recibo n." 13. 61 Lo cual provoca una situación un tanto paradójica. D. Joaquín, ar-tífice del nombramiento oficial de la Virgen de Candelaria como patrona general de la Diócesis de Canarias, visitó G6ldar en años en los que sí se registran gastos especiales por el dos de febrero, y sin embargo, 61 sena uno de los responsables, como se verá a continuación, de la caida en desuso del título de Candeiana en reiaci6n a esta imagen. Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen. uNoticias», 1863. 63 Libro de cuentas de fábrica. 1877-1878, recibos 15 y 24 (cargo n." 10 y descargo n.O 24); 1880, recibo n." 10. Núm. 42 (1996) 365 2 0 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS En 1887, junto a otras de gran devoción popular, la capilla del Carmen es embaldosada, y al año siguiente, provista de un cepillo donde recoger las cada vez más numerosas limosnas 64. Extrañamente, pues las noticias hasta ahora disponibles no justifican los hechos, la Cofradía del Santísimo Sacramento, que acapara en estos años numerosas funciones y prerrogati-vas en principio ajenas, costeó al menos entre 1890 y 1894, los gastos del culto, y además se hizo cargo de sus limosnas 65. Es precisamente en 1894 cuando la imagen (evidentemen-te con el título del Carmen), es inventariada por vez primera entre los bienes muebles de la parroquia 66. a Muestra indudable del arraigo y fuerza que esta devoción E alcanzó, es el proyecto para la construcción del Asilo del Car- o men, cuyo libro de registro y pagm se c~risewie, n xchim 67. n - m Ya en los primeros años de nuestro siglo, con el ligero re- o E troceso de otras advocaciones marianas como la Encarnación E i E o el Rosario, el culto a la Virgen del Carmen en Gáldar se incrementó notablemente. En los libros de colecturías y mi- = sas del período 19 11-1915, se registra una media de diez mi- - - 0 sas anuales a la Virgen del Carmen, más la función, y ocasio- m E nal novenario a mediados de julio 68. Este nuevo auge propi- o ció, en 1923, la reapertura de la Cofradía del Carmen con un n nutridísimo censo de hermanos 69. Durante el lustro 1932- aE 1936, no obstante, la media de misas se estabiliza en tomo a las tres anuales, al margen de la función a mediados de julio, n n O 64 Libro de cuentas de fábrica. 1887, carta de permiso s/n; 1888, reci-bo n.O 9. 65 Libro 2.0 de cuentas de la Cofradía del Santísimo Sacramento. Cuen-tls 189'-! 894, s!s. 66 Inventanos de 1894 y 1939. Inventario de 1894, p. 2. 67 Estado de las mensualidades satisfechas por los señores suscriptores a la obra del Asilo del Carmen de la ciudad de Gáldar, 1899. Es posible que este proyecto se reconviriiera en el edificio que ocupa hoy el Colegio Público Fernando Guanarteme, cuya construcción se inició precisamente en 1899 y es citado en aigunos documentos como Asilo (In-formación verbal del Dr. Juan Sebastián López García). Cuaderno de distribuciones de derechos parroquiales. 19 1 1 - 15. 69 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen. Censo de 1923, s/n. 366 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFTCACI~N EN LA COMARCA DE CALDAR 2 1 media con la que se mantuvo hasta fechas relativamente re-cientes 70. El inventario de 1939, en el que el párroco don Francisco Hernández Benítez, duda ya, tras un sencillo análisis icono-gráfico, del título original de la imagen, supone el inicio de un lento proceso que culmina en 1979 con la restitución del atributo y el título considerados aún hoy como los ~primiti- . vos», esto es, los correspondientes a la Virgen de Candelaria 71. Ya se indicó anteriormente la falta de documentos conclu-yentes para el establecimiento de una autoría exacta, y la exis-tencia, sin embargo, de numerosas atribuciones que, con cri-terios y resultados dispares, pretenden una definitiva resolu-ción de este problema. El primer texto que trata de proporcionar una respuesta clara, es el ya citado inventario parroquia1 de 1939, atribuyen-do la obra a la escuela genovesa y concluyendo que el título primitivo de la escultura era el de Candelaria 72. En 1960, Claudio de la Torre, coincidiendo en las apreciaciones sobre la denominación original, afirma la autoría del sevillano Alonso de Ortega73. Ya en los ochenta, Juan Sebastián López García, respaldada su opinión por la de Jorge Bernales Balles-teros, atribuyó la obra al taller de Benito de Hita y Castillo en un artículo que no fue publicado pero cuyas conclusiones re-cogió, en 1986, José González Isidoro en un trabajo monográ-fico dedicado a este imaginero sevillano 74. La última de las 70 Libro de colecturías. 1932-1936. 71 Inventarios de 1894 y 1939 (o Inventarios de 1939-1964 y 1979). Inventario de 1939. Inventario de 1979. 72 í~iventar'iu& 1894 y 1939 (e Ir.:~!~tmi~des 1930-1964 y 1979); Jn-ventano de 1939. 73 LA TORREC, LAUDIDOE : Las Canarias orientales. Ed. Destino, Barce-lona, 1960. 74 LÓPEZG ARC~JAUA, N SEBASTIAN«L: a Virgen de Candelaria de Gáldar, posible obra de Hita y Castillo». Trabajo inédito. GONZALEIZS IDOROJo, sÉ: Benito de Hita y Castiiio, í 714-i7 84. Escuiior de las Hermandades de Sevilla. Caja de Ahorros Provincial de San Feman-do y Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Sevilla, 1986, pp. 146-176. Núm. 42 (1996) 367 22 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS opiniones al respecto la aportó en 1990, María Jesús Riquelme Pérez, sosteniendo el origen ligur de la pieza y la titularidad del Carmen como original de la obra 75. El análisis estilístico de la escultura en cuestión nos lleva a inclinarnos por la hipótesis del Dr. López García, a favor de la pertenencia de la misma al círculo del escultor Benito Hita y Castillo. La estmcturación de los rasgos faciales, las compactas pero suavemente onduladas masas de cabellos y el discurso anatómico del niño parecen avalar tal opinión. En lo técnico, cierto eco roldanesco en el trabajo de la gubia, las delicadas carnaciones y la riqueza de recursos usada en los estofados afianzan la atribución. Una simple comparación con otras obras de Hita, revelarán la relación con el mismo carácter intimista, no aieno al ambiente de la Sevilla de mediados del s. XVIII, claramente influenciada por la huella de Murillo. Aún más, podríamos precisar incluso, coinci-diendo así con la cronología aportada, que nos hallamos ante una de sus últimas obras, a tenor de la mesura en el des-pliegue de los ropajes y la comedida disposición de los esto-fados. Agreguemos aquí que se dispone hoy de nuevos datos a favor de esta hipótesis, relativos a la compra de la imagen. Transporte y mediación dejan de ser así obstáculos para la aceptación de la misma, en virtud de la presencia en la Gádar de aquellos años, de personajes cuya relación con Sevilla es altamente probable 76. A pesar de estar respaldada también por la existencia de varias obras de Hita en Tenerife y, sobre todo, en La Palma 77, esta opinión no puede empero demostrarse 'j NQUELME PEREZ, MANA JESÚS: op. cit., pp. 81 y 375. 76 Gáldar, que contaba en aquellos años con el importante y activo puerto de Sardina, fue visitada, poco antes de la Uegada de la imagen, por personajes que podrían ser esclarecedores en este sentido: D. Joseph Massieu, visitador en 1778, cuya familia era en Canarias cliente casi en exclusiva del talles de Hita y Castillo (vid.: González Isidoro, José: op. cit.); o D. Geránimo Jose de Koo y Fonte, felicitado en 1789 (ver nota 42) por promover el culto a la Virgen del Carmen en Canarias, quien, como Arce-diano de Canarias, poseía sin duda los contactos precisos en Sevilla. '' GONZALEZ ISIDORO, JosÉ: op. cit. 368 ANUARIO DE ESTUDIOS A T ~ N T I C O S IMAGINER~A DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE .GALDAR 23 públicamente, y, por tanto, conviene matizar la aparente irrevocabilidad de publicaciones anteriores 78. En cuanto a la invocación original, se debe destacar que no solamente se aparta de la iconografía convencional de la Virgen del Monte Carrnelo, sino que difiere totalmente de la utilizada en la imagen de la Virgen del Carmen de la iglesia del Rosario de Barlovento (La Palma), con la cual la escultu-ra de Gáldar tiene clara relación y que se presume del mismo autor sevillano 79. Se suma a esta breve comparación la eviden-cia de que la actual policromía del hábito con los colores car-melitas no es en absoluto la original, evidencia mayor, si cabe, por la existencia de ciertos desperfectos en la capa pictórica, que revelan el sustrato pictórico primitivo. La parroquia de Guía, segregada de la matriz de Santiago de Gáldar en 1533, es el segundo templo parroquia1 en im-portancia de la zona, y como otros templos de la comarca al-bergó en su interior imágenes referidas a la Purificación de María. El templo, primitivamente una pequeña ermita, fue funda-da a inicios del s. xv~p or Sancho de Vargas bajo la advocación de Santa María de Guía, uno de los múltiples títulos marianos alusivos a la onomástica del dos de febrero. En cierto modo, el estudio del culto a la Purificación de María en Guía conlleva una dificultad añadida a las observa-das en Gáldar. Las imágenes, si bien relativamente abundan- +-c. LGa, no se presenta, como en e1 CISO anterior. de forma con-secutiva en el tiempo, sino que, por el contrario, se concen- 78 Un breve dato extraído de los libros de visitas podría ser esgrimido (aun con escaso rigor) por los partidarios del origen ligur de la escultura en cuestión. Se trata de la presencia, en 1767, de un predicador llamado Aníval de Génova. 79 FUENTEPSÉ REZG, ERARDO«L: a Parroquia de Ntra. Sra. del Rosario en Barloventon, El Dúr Santa Cruz de Tenerife, 4-1 1-1980, p. s/n., cit. en GONZALEISZI DOROJo,s É: op. cit. Núm. 42 (1996) 369 24 R A ~ LJU AN MENDOZA RAMOS tran en un breve período del cual sabemos que finaliza a principios del s. xvn, pero se desconoce cuándo comienza. Dos de los títulos inventariados son además infrecuentes en Ca-narias y sus conexiones con el exterior no están bien estudia-das aún. Las tres piezas documentadas en este sentido pertenecieron casi con toda seguridad al s. xv~, aunque no fueron inventa-riadas hasta 1602, para desaparecer, al menos dos de ellas, no mucho más tarde. La coexistencia de estas tres imágenes otor-ga al primer cuarto del s. xw en Guía una densidad y un inte-rés especial en este estudio. Se da, además, el caso de que fueron todas elementos devocionales de importancia conside-rable, según se desprende de la ubicación de las mismas en el templo. El inventario de 1602, por ejemplo, sitúa La Presenta-c i h e2 e! altar iiiayur, 1a Wgen de Guía en uno de los aita-res colaterales y la imagen de la Virgen de Candelaria en el altar de la familia Riverol La Presentación en el altar mayor de la parroquia guiense supone hasta ahora la única figuración escultórica de este tema documentada en Canarias. Por la descripción que se hace en el inventario se puede afirmar que, al menos la figu-ra de María, estaba dorada. Se sumaban, además, a las de María y Jesús, las efigies de San José y San Simeón, sin que se pueda asegurar, por el momento, si se trató de un relieve de una escultura de conjunto o de un grupo de imágenes exen-tas. La Presentación del altar mayor dejó de inventariarse aproximadamente en 1607, siendo sustituida por la Virgen de Candelaria, que los Riverol, antiguos propietarios, habían do-nado a la parroquia 81. La pequeña imagen de la Virgen de Guía que se cita en el inventario es, según se presume, la antigua titular del templo, Archivo Histórico Parroquia1 de Santa María de Guta (A.H.P.S.M.G.). Libro 1." de fábrica. Inventario de 1602, folio 32, citado en GONZALEZS OSA, PEDROo:p . cit., pp. 36-37. FR. JUANS UAREZDE QUINTANA: Relación G~ n ~ n J d g i win, bdito; f ~ - lio 65 vto., citado en GONZALEZS OSAP, EDROo: p. cit., pp. 38-39. A.H.P.S.M.G. Libro 1." de fábrica. Inventario de 1607, citado en GON-ZALEZ SOSAP, EDRO:o p. cit., pp. 39-40. 370 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINERfA DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE GALDAR 2 5 donada quizá por el propio fundador a principios del s. m. Era una imagen de bulto, dorada, que se veneraba en un ta-bernáculo sito en su altar colateral. La Virgen de Candelaria, que había suplantado ya en su puesto a La Presentación en 1607, adoptó no mucho después el título de Guía 82. Se admite comúnmente que la Virgen de Candelaria de los Riverol fue traída de Génova por sus propietarios originales 83. Como se ha visto, la talla de Nuestra Señora de Candelaria, que ha llegado hasta nosotros con el título de Guía, resume de alguna manera la historia del culto a la Purificación de María en Guía. Es probable que la serie de cambios y sustitu-ciones de imágenes respondiera al simple afán de rendir el mejor tributo a Nuestra Señora. De este modo, La Presenta-ción habria reemplazadzl a !a xTirgen de Guiu denada por e1 fundador, y la Virgen de Candelaria habna hecho lo propio con La Presentación, sin duda, cambios realizados en función de la calidad y el estado de las obras, y conscientes de la afi-nidad de los títulos de las mismas. Fuera de este trío inicial de imágenes, y aunque no se tra-ta en el sentido estricto de la palabra de un objeto de culto, resulta de interés el lienzo de Nuestra Señora de Candelaria, que aparece como fondo en el retrato de Fray Juan Déniz de Quintana (O.P.P.), copatrono de la capilla de San José en la parroquia1 de Guía 84. Este interés, siquiera limitado, se debe a que representa el único indicio, por el momento, de la pre-sencia de este título específico en Guía. Como se ha visto, de las cuatro piezas catalogadas en esta población sólo esta últi-ma tiene una conexión clara con la imagen tinerfeña, mien-tras que los anteriores son títulos de origen extrainsular. 82 Aproximadamente en 1615, según GONZALEZS OSAP, EDRO:o p. cit., p. 39. LOS Riverol, comerciantes genoveses llegados a Canarias durante el ciclo del azúcar, tenían cultivos e ingenio en Guía, 'desde donde efectuaban ciertas empresas comerciales, especialmente con su ciudad de origen. 84 GONZALEZS OSAP, EDRO:o p. cit., pp. 84, 89. Núm. 42 (1996) 371 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS La existencia de imágenes de la Virgen del dos de febrero en Gáldar y Guía, núcleos más poblados de la comarca, certi-fica la importancia de su culto en los dos templos principales de la demarcación histórica. En la matriz de Santiago de Gáldar, si bien continúa en el tiempo, ofrece un aspecto fragmentado y discontinuo, distor-sionado sin duda por la perenne renovación del patrimonio parroquial, la diversidad de los títulos y, sobre todo, las cons-tantes modificaciones en las invocaciones de las imágenes. Esta imagen cambiante del culto se produce también, aunque en menor medida, en la parroquia de Santa María de Guía, No cabe duda, pues, de que el culto a la Virgen del dos de febrero en la comarca presenta su variante históricamente más unitaria en la población de Acusa. Acusa representa también, en contraste con los otros centros estudiados, la vertiente más pu-ramente canaria del tema de la Purificación, con un título indis-cutiblemente insular y una efigie de seguro origen regional. Acusa, incluida actualmente en el municipio de Artenara, fue durante mucho tiempo la más importante población en el sector cumbrero de Gáldar, y suponía demás uno de los prin-cipales centros de producción agrícola. Su vida religiosa, centrada en un principio en torno a un pequeño oratorio excavado en la roca bajo la advocación de San Juan Bautista 85, se inclinó, muy a los inicios del s. xvn, hacia la figura de Nuestra Señora de Candelaria. La primera referencia a la devoción por la Virgen de Can-delaria en Acusa la supone el testamento, tratado ya en capi-tulos anteriores, de Leonor Martín en 1617 86. ES cierto que las misas a Nuestra Señora por el día «de Candelaria» que había estipulado dona Leonor, debían de ser ejecutadas en el tem-plo matriz de Santiago y no en Acusa de donde era vecina la 85 LUJANH ENRLQUEJZo,s É: op. cit., p. 139. 86 Libro de Protocolo de capellanías y memorias de misas. Doña Leo-nor Martín, 23 de abril de 1619, folio 332. 372 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGI N E R ~D E LA PURIFICACI~NE N LA COMARCA DE GALDAR 27 testamentaria, pero hasta ahora es el único antecedente segu-ro de tal devoción en la zona. Es probable que tal precedente no responda a un hecho aislado de fervor popular, puesto que ya en 1629 aparece ya una mención directa a la ermita de Nuestra Señora de Cande-laria de Acusa en las sinodales del Obispo Cámara y Murga (1627-1635) ". Esta ermita perduró durante los años centrales del siglo como demuestra el hecho de que en 1666 una capilla con esta dedicación es citada en el lugar con motivo de una licencia de bautismo 88. Una segunda ermita se construyó en el último cuarto del s. XVII. En mayo de 1675 don Francisco Suárez de Figueroa y doña Juana Aguilar y Guerra, vecinos de Las Palmas, ceden, a petición popular, un pedazo de tierra que poseían en Acusa «para que puedan los vecinos del lugar, fabricar una iglesia a la advocación de Nuestra Señora de Candelaria)) 89. Según el enterramiento de Francisco Trujillo, vecino de Barranco Hon-do, la ermita nueva debió ser terminada antes de 1679 90. Don Antonio González del Río, alcalde local, fue el primer mayordomo de la ermita, tal como se desprende de su pro-pio testamento en 1685, donde establece además la celebra-ción de cuatro misas a la Virgen de Candelaria. Disposiciones similares se reflejan en las actas testamentarias de doña Ana González y don Pedro del Río, quizás familiares del an-terior 91. Sinodales de 1629, por el Obispo Cámara y Murga, citado en LUJAN HENR~QUEJoZsÉ,: op. cit., p. 139. Libro 1 .O de Bautizos (1506-1679). Licencia, folio 97 (Licencia a don Antonlo Gonzáiez ciei Río, para bautizar a SU hijo en !a capilla de Amsa, jr no en la matriz de Santiago, atendiendo a su débil carácter). 89 Cláusulas-últimas voluntades. Donación de tierras, por don Francis-co Suárez Figueroa y doña Juana Aguilar y Guerra (copia), folio 515. 90 LUJANH ENR~QUEJoZs,e : op. cit., p. 141. 91 Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (A.H.P.L.P.). Legajo 42.1, folios 257-258. Acusa 9-9-1685. (Testamento de D. Antonio González dei Río). Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memoria de misas. Ana González. Folios 250-251; Libro de protocolo de capellanías 2 8 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS Esta relativa profusión de testamentos responde al proceso de consolidación del culto a la Virgen de Candelaria en Acu-sa. Impulsada, entre otros motivos, por la nueva construcción, la devoción experimentó, a tenor de los documentos, un incre-mento notable que culminaría en la primera mitad del s. XVIII. El primer testamento de este siglo en ser citado, sin em-bargo, no hace referencia alguna a la ermita de Acusa, y como tal supone una interesante excepción. Doña María Medina, vecina de la próxima localidad de Artenara, donó al morir un cuadro de Nuestra Señora de Candelaria que había sido de su propiedad, para que fuese colocado en la capilla de la Virgen de la Concepción de la ermita local de San Matías 92. En aquellos años testó también don Agustín Sosa Canino, pidiendo ser enterrado en la ermita de k a s i y dejmde rn-cargadas varias misas en ella, de las cuales dos debían ser dedicadas a Nuestra Señora de Candelaria 93. Más significativo resulta el generoso testamento de María Tello, hija de don Antonio González del Río, que data del 31 de agosto de 1724. En él se donaron cien reales a Nuestra Señora de Candelaria (...) para que se gasten en campanillas de plata para las andas», cuarenta y tres fanegas de trigo (...) en una media luna de plata para la dicha imagen (...) que se debe hacer en la dicha media luna un cordón de oro que le circunrodee y dos estrellas de oro en los extremos.. Según el mismo documento, doña María había concertado, ya en 1702, la colocación de un crucifijo en la misma ermita, instituyen-do su fiesta anual cada 14 de septiembre 94. y memorias de misas, folio 57; Libro de Protocolo de capeilanías y memo- Ras de misas, folio 57; Libro de Prorocoio de instrumentos y fundaciones, Ana González, folios 24-50. Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memorias de misas. Pedro Díaz del Río, s/n. (2-07-1685); Libro de Protocolo de capellanías y memorias de misas, folios 143-146. 92 Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escrituras de me-morias de misas. María de ~ e d i n af,o hos 388 y SS. 93 Libro de protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memo-rias de misas. Agustín Sosa Canino, folios 472 y SS. 94 Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memo- 374 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~AD E LA PuRIFICACI~NE N LA COMARCA DE CALDAR 29 Esta situación de crecimiento culmina en torno a 1732, sir-viendo la mayordomía don Antonio Canino 95. En dicho año, el testamento de Juan Molina, sepultado en la ermita con una misa a la Virgen de Candelaria 96, supone un dato menor jun-to al revelador dato registrado en la memoria de visita del Obispo don Pedro Manuel Dávila y Cárdenes (173 1- 1738). Tal documento es hasta hoy la única referencia a las Cofradías de San Blas y Nuestra Señora de la Candelaria, registradas en-tonces en la ermita de Acusa 97. Los testamentos de Beatriz de Medina y don José Cachaso Ossorio en 1752 y 1775, respectivamente, ilustran el mante-nimiento, dentro de parámetros más comedidos, de la devo-ción a la Virgen de Candelaria durante la segunda mitad del s. m11 98. La ermita de San Matías, parroquia en 1782, centralizó progresivamente la vida religiosa de la nueva jurisdicción crea-da, de la cual dependería en adelante la ermita de Acusa 99. Este hecho, unido a la grave recesión económica en la zona durante el final del s. XVIII y todo el s. xx, ocasionó un nota-ble retraimiento del culto a la Virgen de Candelaria loO. El do-nas de misas. Mana Tello. Folios 496 y SS.; Libro de Protocolo de capella-nías y memoria de misas, folios 116 y 120. 95 Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memo-ria de misas. María Tello. Folio 500. 96 Cláusulas-últimas voluntades. Juan de Molina. 25 de noviembre de 1732. Folio 4. 97 Libro de mandatos. Visita general de D. Pedro Manuel Dávila y Cárdenes, Obispo. 1732. Folio 6. 98 Cláusulas-últimas voluntades. Beatriz de Medina (2- 12- 1752). Folio 6. i ibiü de Pmtocda de cai;e!!an!as y rnrrncxii de mi s~sD. . José Cachaso Ossono (4-4-1776). 99 Con anterioridad, atendiendo a su lejanía de la parroquia matriz de Santiago, se había instituido en la ermita de San Matías, una ayuda de pa-rroquia, contando pues con representación del Santísimo. Vid.: Gufa de la Didcesis de Canarias (suplemento del Boletín Oficial Diocesanoj, Las Paimas de Gran Canaria, iC73, p. 67. 'Oo El empobrecimiento fue general en todo el sector, y también la re-cién creada parroquia de Artenara sufrió las consecuencias. La situación se agravó aún más con las hambrunas del s. XIX y la epidemia de cólera que Núm. 42 (1996) 375 30 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS cumento de 1830, por el cual el cura de Artenara solicita a su colega de Teror ciertos ropajes de una Virgen retirada del cul-to en la iglesia de Santa Mm'a del Pino, puede ser considera-do paradigmático de la situación de la e&ita de Acusa duran-te este periodo. En dicho texto se especifica que la Virgen de Acusa, ((desprovista de vestidos», no permitía ya ser ((sacada en procesión» lol. A partir de entonces sólo la construcción de la nueva pre-sa de Acusa a mediados de este siglo puede ser tomado como hito relevante en la evolución del culto en la zona. En efecto, la consecuente anegación del barranco de Candelaria, donde se hallaba la antigua edificación, obligó entre 1966 y 1968 a la erección de la actual ermita. La construcción del s. xm, cuyas ruinas son aún hoy visibles al bajar el nivel del agua, quedó destruida en poco tiempo. CONCLUSIONES 3 - 0 A partir de los datos expuestos podemos concluir que, aun- m E que no homogéneo, el culto a la Virgen del dos de febrero fue O común en todo el territorio de la antigua jurisdicción del be-neficio de Santiago de Gáldar. Así varias obras de arte relati- aE vas al tema mariano de la Purificación, se documentan en la mayoría de los principales templos de la comarca, especial- - mente durante los siglos m, xvn y m~. 3 Las obras inventariadas por vez primera en este artículo, O más aquellas anteriormente conocidas, constituyen un grupo amplio y variado que incluye ya recintos religiosos, ya pintu-ras, e s c ~ h r a os pieza; de orfebreria. La iiqüeza de este con-junto debe ser siempre valorada con el conocimiento de la presencia de títulos afines en los curatos limítrofes de Moya (Candelaria) y Tejeda (El Socorro). azoti5 e! Xolir gmiicaiiaí-io, originando un serio Bujo migratorio y ei con-secuente despoblamiento de la zona. lo' A.D.L.P. Expediente 4. Teror. 23 de julio de 1830, en LUJAN HEN-R~ QUEZ, JosÉ: op. cit., p. 143. 376 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINERfA DE LA PURIFICACIbN EN LA COMARCA DE GALDAR 3 1 De los cuatro centros de culto estudiados, la ermita de la Virgen de Candelaria y la iglesia de San Matías de Artenara ocupan el extremo Sur y de mayor altitud de la devoción en la comarca, centrada en la costa en torno a los vértices de Gáldar y Guía. Acusa, y en menor grado Artenara, pueden ser considera-das como el vínculo más claro con la tradición específi-camente canaria del dos de febrero y el aspecto históricamen-te más unitario del culto, sin apenas variaciones desde su ins-tauración, aspecto favorecido sin duda en Acusa, por el carác-ter patronal de tal devoción en la localidad. En Gáldar y Guía, el culto a la Purificación de Mana no presenta una evolución tan unitaria y, desde luego, la conexión c m !2 imzgen aparecida en Tenerife no es tan clara. En Guía, por ejemplo, si bien es cierto que la devoción a Nuestra Señora bajo el título de Guía permanece inalterable desde el s. m, no se debe olvidar que precisamente este siglo se abre con la sugerente coexistencia de tres imágenes cuyas invocaciones referían todas al dos de febrero. En Gáldar, el aspecto es, si cabe, más confuso, pues a la coexistencia de imágenes y títulos, y la diversidad de los orí-genes (americano, sevillano, etc.) se suma la frecuente modi-ficación en las invocaciones de las obras (Copacabana en Be-lén y posteriormente en Pilar, etc.). Se puede afirmar, para concluir, que la del dos de febrero, especialmente bajo el título de Candelaria, presente en todos los centros estudiados, fue la advocación no más significativa pero seguramente más generalizada en los principales templos de esta antigua demarcación histórica de Santiago de Gáldar. Iglesia parroquia1 de Santa María de Guía. Guía. Fundada por Sancho de Vargas alrededor de 1505-1509, fue en un principio una pequeña ermita dependiente de la parro- Núm. 42 (1996) 377 32 RAUL JUAN MENDOZA RAMOS quia matriz de Santiago en Gáldar. Segregada en 1533, la parroquial guiense creció y se remodeló en los siglos posterio-res hasta alcanzar su estado actual. Vid.: GONZ~LSEOZS Ao,p . cit., pp. 27-55. Emita de Nuestra Señora de Candelaria. Acusa (Artenara). La actual emita de Nuestra Señora de Candelaria en Acu-sa se construyó entre 1966 y 1968, según planos de don San-tiago Santana Díaz, por iniciativa del Ilmo. Ayuntamiento de Artenara y del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, pues la antigua ermita quedaría bajo el nivel del agua de la nueva presa en construcción. Vid.: LUJANH ENR~QUoEpZ. c, it., pp. 144-145. ESCULTURA i E Nuestra Señora de Candelaria. Iglesia parroquial de Santia- 3 go de Gáldar. Gáldar. - 0m La imagen, venerada hoy como Virgen de Candelaria en el E templo matriz de Santiago, está documentada desde 1789- O 1796. Si bien se tiene constancia de su histórica dedicación E como Virgen del Carmen, se desconocen aún muchos aspec- - a tos relativos a su autoría, cronología y titulación exacta. Los n estudios más detenidos adscriben la obra al círculo de Benito Hita y Castillo (1 7 14- 1784). O3 Vid.: GONZALEISZI DOROop,. cit., pp. 146-176. Nuestra Señora de Copacabana. Iglesia parroquial de San-tlago de Gáidar. Gáldar. A partir de 1687, una escultura se inventaría en el altar mayor bajo la advocación de Virgen de Copacabana. Tras va-rios cambios en su titulación, la imagen alcanzó como Virgen del Pilar de Zaragoza una gran popularidad en la segunda mikd del s. mii. Yesapai-eció en el barrio rural de Caideros en torno a 1920-1930. Inédita. (Tras la redacción de este artículo, encontramos una breve referencia a esta singular imagen en CAZORLLAEÓ N, 378 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL./~NTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACIdN EN LA COMARCA DE GALDAR 33 Santiago, Historia de la Catedral de Canarias. Real Sociedad Económica de Amigos del País, Las Palmas, 1992, p. 242). La Presentación. Iglesia parroquial de Santa María de Guía. Guía. Una figuración escultórica de La Presentación se inventa-rió en el altar mayor en 1602. Se ignora, pues se incluían ade-más las imágenes de San José y San Simeón, si se trataba de una sola pieza o, por el contrario, de un conjunto de bultos exentos. Vid.: GONZALESZO SAo,p . cit., p. 36. Nuestra Señora de Guia. Iglesia parroquia1 de Santa María de Guía. Guía. Presumiblemente, la pequeña imagen de la Virgen de Guía que aparece inventariada en 1602 en su altar colateral fue la imagen titular donada en la centuria anterior por el propio fundador de la ermita. Tras adoptar el título de Guía, la anti-gua imagen de la Virgen de Candelaria donada por los Riverol, la escultura de Nuestra Señora de Guía vieja, siguió registrán-dose en los inventarios sin titulación precisa hasta su desapa-rición. Vid.: GONZALESZO SAo,p . cit., pp. 36 y 39; López García, op. cit. (inédito); Riquelme Pérez, op. cit., pp. 81 y 375. Nuestra Señora de Guía. Iglesia parroquial de Santa María de Guía. Guía. La actual escultura de la Virgen de Guía fue traída, según se admite, desde Génova, ciudad de origen de su. s p. ri.m eros yi-opietarios, los Rivera!. La talla, venerada a pnnc:p:cs de! s. XVII como Virgen de Candelaria en el altar de los Riverol, pasó algo antes de 1607 al altar mayor de la iglesia, adoptan-do el título de Guía no mucho más tarde. Vid.: GONZ ~SEOZS Ao, p. cit., pp. 37-39. Nuestra Señora de Candelaria. Ermita de Nuestra Señora de Candelaria. Acusa (Artenara). La Virgen de Candelaria de Acusa parece ser una escultura Núm. 42 (1 996) 379 del s. xwx de origen regional, aunque no falta quien vea posi-bles ecos peninsulares. Esta imagen, aun con los atributos tra-dicionales propios de la Virgen de Candelaria, se diría que fue tallada para otra advocación mariana, a tenor de su postura. Vid.: LUJANH ENR~QUopE. Zc,i t., p. 147; Riquelme Pérez, op. cit., p. 112. Retrato de Fray Juan Déniz de Quintana (0.P.P). Iglesia a parroquia1 de Santa María de Guía. Guía. Este retrato, atribuido a José Rodríguez de La Oliva y fe- E O chado en 1740, incluye tras el retratado una imagen de Nues-n = tra Señora de Candelaria, según la iconografía cimentada por m O E la escuela Quintanesca. Fray Juan, además de ser una autori- SE dad de la comunidad dominica en Canarias de su tiempo, era E desde 1735 copatrono fundador, junto a su sobrino don José 3 Rodríguez Déniz y Quintana (presbítero de la iglesia de Santa - Mm'a en Guía), de la capilla de San José, en cuyo retablo se 0m E incluyen los retratos de ambos. O Vid. GONZALESZO SAP, EDROo:p . cit., pp. 84, 89. n RODR~GGUOENZZ ALEMZ,A RGARILTaA p: intura en Canarias du- E rante el siglo XVIII. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, a Las Palmas de Gran Canaria, 1984. n 3 O OBRAS DESAPARECIDAS Primera ermita de Nuestra Señora de Candelaria. Acusa ( Artenara). Construcción tradicional del s. xvii. Su ubicación es incier-ta. Documentada en 1629 y 1666; se duda hoy si se tratíi de la misma capilla excavada donde se veneró en un primer mo-mento a San Juan Bautista. Vid.: LUJANH ENR~QUoEp.Z c,i t., p. 139. 380 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Segunda ermita de Nuestra Señora de Candelaria. Acusa (Artenara). Fue edificada entre 1675 y 1679. Tras un periodo de esta-bilidad se mantuvo con dificultades hasta la década de los 60 del presente siglo. Sus restos son aún visibles durante los pe-ríodos secos, al bajar el nivel de la presa de Acusa. Se conser-van documentos gráficos de sus dimensiones y aspecto ex-terior. Vid.: LUJANH ENR~QUoEpZ. c, it., pp. 139-145. Nuestra Señora de Candelaria. Iglesia parroquial de Santia-go de Gaidar. Gáiciar. Un lienzo con el retrato de Nuestra Señora de Candelaria se inventaría en Gáldar en 1690 y 1709, para desaparecer an-tes del próximo inventario de 175 1. Se especula, por su cro-nología, que hubiese podido pertenecer al taller o escuela de Hernández de Quintana. Inédito. Nuestra Señora de Candelaria. Ermita de San Matías. Ar-tenara. Según el testamento de María de Medina de 1705, fue do-nado un lienzo con el retrato de Nuestra Señora de Candela-ria para que fuese colocado en el altar de Nuestra Señora de Candelaria para que fuese colocado en el altar de Nuestra Señora de la Concepción de la ermita de Artenara (hoy iglesia parroquial). Por su cronología se sospecha su posible relación con ia obra de ~ernanciezd e Quintana o sus seguidores. Inédito. La Presentación. Ermita de Nuestra Señora de la Encarna-ción. Gáldar. Cm+-- 1-C. n*.marn T\P ian70c inxr~nt~v-igcln~rn 12 ~ r r n i dt e~ I - r l l C I L I 1"J LLLIIIICII"S"L~ A., L. l l l " v . l C r.Uuv" vi. iri r.iirii--. --. Nuestra Señora de la Encarnación o de la Vega en 1834 apa-recen dos lienzos titulados La Presentación y La Circuncisión, que aunque no refieren de modo preciso a la advocación de Núm. 42 (1996) 381 36 RAdL JUAN MENDOZA RAMOS María, sí atestiguan la consideración de dicha onomástica en una de las más célebres ermitas de la comarca. Vid. LÓPEZG ARCIAJU, AN SEBAST«I~N,u estra Señora de la Vega en la Historia de Gáldar~e, n Homenaje a Alfonso Tmjillo Rodkguez, tomo 1, Aula de Cultura del Excmo. Cabildo Insu-lar de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1982, p. 514. Cruz-Guión. Iglesia parroquia1 de Santiago de Gáldar. Gáldar. Entre los bienes declarados en 1874 por la Cofradía del Santísimo Sacramento, se encuentra una cruz-guión, hoy de- ",AA, ,, ,...., ,",lA, "A, ,.,,,, ,:,. ,,,,,:l , 1, h T. .,, aayal GLlua, G ~ L~ uuy 1 c apaiuu 3c 1 C ~ uLu uua la 1lllaf;cIl UG LY uc3- tra Señora de Candelaria. Aunque no hay seguridad absoluta al respecto, la cruz en cuestión podría ser la misma registra-da varias veces a lo largo del s. XVII, con cuya descripción coincide. Inédita. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACIÓN EN LA COMARCA DE GALDAR 3 7 LEYENDA: Virgen de Candelaria @ Ermita o iglesia 6 Virgen de Copacabana O Altar propio 6 \1;v--* A- a,:- wLL6C.l .+- - -.- @ I~i..lgen riesqmrecida (0) Virgen del Socorro 0 Pervivencia del culto 0 Presentación de Jesús 8 Extensión comarcal aprox. m Núm. 42 (1996) 383
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Título y subtítulo | Imaginería de la Purificación en la comarca histórica de Gáldar |
Autor principal | Mendoza Ramos, Raúl Juan |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 42 |
Sección | Bellas artes |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1996 |
Páginas | p. 347-383 |
Materias | Iglesias ; Gáldar ; Gran Canaria |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 2006589 Bytes |
Texto | IMAGINERÍA DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA HISTÓRICA DE GÁLDAR POR RAUL JUAN MENDOZA RAMOS De todas las advocaciones marianas, la del dos de febrero es, con mucho, la más significativa para el Archipiélago Ca-nario. No ejerciendo el patronazgo de ninguna orden religiosa y escasamente relacionada con las grandes solemnidades de la Iglesia (Nacimiento, Pasión y Cuerpo de Cristo), imágenes re-feridas a la Purificación de Mana, se encuentran por toda la geografía de las islas, bajo los títulos de Guía, la Luz y, sobre todo, de Candelaria. Sin duda, las raíces de este éxito devocional en Canarias, deben buscarse, en primer lugar, a finales del s. m, en el co-nocido capítulo de las playas de Chimisay, en el cual la Vir-gen de Caiide!aRa se apxece directzmefite u !os I?U~L?I.U!PS de Tenerife. El largo y complejo proceso de consolidación del culto, que tiene como hitos históricos los hechos relacionados con la conquista, la cesión de la custodia del Santuario a la Orden de Santo Domingo (O.P.P.), y la publicación en 1594 de la cró-nica del dominico Fr. Alonso de Espinosa, se puede conside-rar culminado durante el episcopado de D. Bartolomé García Ximénez (1665-1690), con la regeneración del cenobio tinerfe- Núm. 42 (1996) 347 2 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS ño y la declaración, no oficial, del general patronato de la Vir-gen de Candelaria sobre la Diócesis de Canarias, conformada entonces por la totalidad del archipiélago. Juzgando los datos hasta hoy publicados, se puede decir que, fuera de Tenerife, el Norte de Gran Canaria es uno de los ámbitos insulares donde la devoción histórica a esta advo-cación de Santa Mana Virgen es más rica. En este sentido, el culto a la Patrona General de Canarias data en Moya, Guía, Acusa (Artenara), y ~áldard, e fechas tem-p ranas. Esta breve enumeración evidencia la importancia que tal devoción alcanzó en la comarca histórica galdense; sin embar-go, este es un hecho escasamente valorado, y las pocas refe- a N rencias publicadas hasta el momento sobre tales cultos en la E zona, no hacen honor, como veremos, a las dimensiones rea- !es del fefi6menü. En efecto, a excepción de Guía, contra cuya historia no se han cometido según parece omisiones, la comarca de Gáldar está insuficientemente representada, a tenor de las publicacio-nes disponibles hoy, en el plano general de la devoción a la Virgen del dos de febrero. No sólo se ha prescindido de inte-resantes obras de arte, sino que incluso algunas cronologías han sido retrasadas en más de un siglo. - GALDAR: UNA ADVOCACI~N CAMBIANTE n La propia Gáldar, cabecera histórica de la comarca, se ha- 3 O llana así en una situación un tanto paradójica. No obstante la presencia en las inmediaciones de Vírgenes del dos de febrero (Salvo indicación expresa, todos los documentos citados proceden del Archivo Histórico Parroquia1 de Santiago de Gáldar.) ' En efecto, varias imágenes marianas en poblaciones relativamente prbximas, C G ~ GC- dz y Acwa, hacia:: referencia a !a PURficaci6n. Eichüs cultos, documentados desde 1509 y 1629, respectivamente, tuvieron siem-pre carácter patronal en sus localidades. Fuera de la comarca, la Virgen de Candelaria era venerada en Moya desde el s. xv. 348 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL~NTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICAC16N EN LA COMARCA DE GALDAR 3 la próxima isla de Tenerife 2, la existencia de dichas devocio-nes en el templo matriz de Santiago de Gáldar, no se remon-taría más allá de finales del s. mn, con el uso secundario de una talla de titulación diversa. Es cierto que el culto a la Virgen de Candelaria como tal (o similares títulos marianos referidos a la Purificación), no puede ser considerado como un hito devocional singular en el devenir histórico de la entonces Villa de Santiago de Gáldar, cuya veneración a Santa María se centraba en las efigies de Nuestra Señora de la Concepción, en el propio templo de San-tiago, y la Virgen de la Encarnación en su ermita de la Vega 4. No cabe duda, sin embargo, que su presencia, velada a veces por cambios en la titulación de las imágenes, fue mucho ma-yor de lo que se desprende de los estudios y noticias publica-das hasta ei momento. Vid. GONZALESZO SA,P EDROF: undación de las emitas, capellanías y al-tares de la Parroquia de Guía. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canana, 1994. LUJAN HENR~QUEJoZs,É : Artenara: Aspectos históricos. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria e Ilmo. Ayuntamiento de Artenara. Las Palmas de Gran Canaria, 1994. MARREROJo, sÉ: El libro de Moya. Inédito. Citado en RIQUELMEPÉ REZ, MAR~JAES ÚS: La Virgen de Candelaria y las Islas Canarias. Aula de Cultura del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife. Santa Cruz de Tenerife, 1990. Los contactos con la isla vecina fueron múltiples desde la época de conquista, realizándose a través de los múltiples puertos de la comarca. Estos contactos comerciales y demográficos se intensificaron progresiva-mente hasta el s. XIX, con el auge de Sardina como puerto comercial. !Jk!.L IPE G. 4 ~ ~ f .J4U, AN SEE.ASTI~«NE:! puerto de Sardina de Gáldar en los siglos xv y M», en V Coloquio de Historia Canario-Americana (1982), tomo 11. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria. Las Palmas de Gran Canaria, pp. 423-433. RODR~GUBEAZT LLORFIR, ANCISCyO A NTONIOSa: rdina, puerto del Atldnti-co. Ed. Fragua, Madrid, 1979. Pzra !a dev0~iS1ia !a E i i ~ ~ i ~ C i Óení iG 4!dar, %id. L6pEZ GARCIA, JUANS EBASTIAN(:( Nuestra Señora de la Vega en la Historia de Gáldarw en Homenaje a Alfonso Trujillo Rod~guez, Tomo 1, Aula de Cultura del Excmo. Cabildo Insular de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1982, pp. 503-527. Núm. 42 (1996) 349 4 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS Siglo xv~z: La raigambre insular Las primeras referencias al dos de febrero en los libros parroquiales, aluden a la celebración solemne de la festividad en el templo de Santiago de Gáldar, aunque no permiten de-ducir la existencia de ningún objeto artístico relacionado con la onomástica de la Purificación de Mana. Dichas referencias se remontan a inicios del s. XWI. El 21 de diciembre de 1617, doña Leonor Martín, mujer de Juan Viera (vecinos ambos de Acusa), especificó, como consta en su registro de defuncion, que dejaba «una misa perpetua, con sus vísperas, por el día de Candelaria)), misas que deberían ser cantadas en el altar de Nuestra Señora de la Concepción de !u iglesiu de Smt iug~p, ura aseguar e! c~mp!imier;to de Ui-cha disposición, gravó con un tributo anual ciertas tierras .de su propiedad cerca de Acusa, en el lugar conocido como Ane-ga y Media 5. Años más tarde, el 7 de agosto de 1640, testó el Capitán don Francisco Carvajal, fijando una renta anual de ocho rea-les para la celebración, sobre su propia tumba en el templo, de una misa cantada cada año «a Nuestra Señora de Candela-ria en su día, o en su octava)), disposición también registrada en su acta de defunción 6. En 1643 se escriben ya las primeras alusiones al dos de febrero en los libros de cuentas de fábrica. En rigor, los gas-tos de cera recogidos con ocasión de dicha festividad no indi-can relación con ninguna imagen en particular, pues se trata de una fecha suficientemente señalada en el calendario litúr-gico católico-romano. Si nos permitimos citar aquí dichos re-gistros de fábrica, es porque presentan la particuiaridad de denominar la onomástica en cuestión, como «día de Nuestra Libro de Protocolos de capellanías y memorias de misas. Leonor Martfn. 23 de abril de 1619 (copia), folio 332. Libro 1 .O de difuntos (1 ." parte). Leonor Martín, folios 7 vto. y 8 vto. Libro de Protocolos de instrumentos, cláusulas y escritura de las memorias de misas. D. Francisco Carvajal. 7 de julio de 1640, folio 30. Libro 1." de difuntos (l." parte). Capitán D. Francisco Carvajal, folio 10. 350 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACIÓN EN LA COMARCA DE GALDAR 5 Señora de Candelaria)) (y en menor medida como día de Can-delaria, de la Candelaria, o de la Purificación de Mana) ', de-mostrando así la relación inequívoca de dichas celebraciones en Gáldar, con la venerada talla de Tenerife. Estos gastos de cera, documentados por las cuentas de fábrica de varios años entre 1643 y 1673, parecen originarse en un mandato epis-copa1 firmado en La Laguna a 16 de enero de 1643, por el entonces Prelado de Canarias, D. Francisco Sánchez de Villa-nueva y Vega (1635-1651), en el cual se impone la obligatorie-dad de tal celebración Ya en 1680, con motivo de haber finalizado las obras del nuevo templo de Candelaria en Tenerife, D. Bartolomé García Ximénez, a la sazón obispo de Canarias, escribe al beneficia-do de Gáldar una carta de agradecimiento fechada en La La-guna ei 23 de noviembre :. En dicho documento solicita ai párroco de la iglesia de Santiago, que diese las gracias a los feligreses que contribuyeron con sus limosnas a la fábrica, exhortándoles a que soportasen con nuevas ayudas el costo de un retablo acorde con las dimensiones del nuevo edificio. Este texto, que relaciona directamente la feligresía de San-tiago de Gáldar con la devoción por la sagrada imagen de Tenerife, no parece ser un caso aislado. En 1721, Juan de Aguilar (Juan Verde de Aguilar segun otros documentos), legó en su testamento media fanega de trigo en limosna a Nuestra Señora de Candelaria de Tenerife lo. La festividad del dos de febrero es citada como día de Nuestra Se-ñora de Candelaria en las cuentas de fábrica de 1646, folios 28 y 29 (años 1643 a 1646); 1656, folio s/n. (años 1654 a 1655); 1665, folio s/n. (años 1663 a 1665); como día de Candelaria en las cuentas de 1656, folio 87 vto., y 1673, folio s/n. (años 1670 a 1673); como día de la Candelaria en las cuen-tas de 1668 y 1669, folio s/n; y como día de la Purificación s610 en 1667, folio s/n. Libro de cuentas de fábrica, año 1646, folio 28. Libro de mandatos generales. «Averse acabado la iglesia de Candela-ria » por D. Bartolomé García Ximénez, folio 75. 'O C!&csdar-ú!timíir vi!iintader (,n!iegnr rueltnr). _Tiiaa de &dar, 22 de abril de 1721. Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de las memo-rias de misas. Juan Verde de Aguilar, 22 de abril de 1721, folio 484. Núm. 42 (1996) 351' 6 RAUL JUAN MENDOZA RAMOS Tan sólo a finales del s. m aparecen por vez primera pie-zas artísticas claramente relacionables con la festividad de la Purificación. En el inventario de 1690 se cita, en la capilla de Santa Ana ", un lienzo con el retrato de Nuestra Señora de Candelaria 12. Probablemente retirado de la capilla con ocasión de las obras de adecentamiento de la misma, iniciadas preci-samente en 1690, el cuadro en cuestión aparece inventariado en 1709 en algún lugar impreciso del cuerpo principal de la iglesia 13. Puesto que no fue registrado en el siguiente inventa-rio en 1751, es posible afirmar que el lienzo debió desapare-cer o reconvertirse durante la primera mitad del s. XVIII. Aunque su relación con la Virgen de Candelaria no será recogida en ningún documento hasta bien avanzado el s. m, la pieza de orfebrería que se citará a continuación, parece es-tar inventariada al menos desde 1638. Se trata de una cruz de cobre sobredorado (plata sobredorada según otros registros), que sirvió como guión del Santísimo Sacramento. En el inven-tario de 1653, se describe con un crucificado de plata, y en el de 1677 se especifica que incluía «a la espalda)) una imagen de Nuestra Señora. Se deberá esperar a la declaración de los bienes de la Cofradía del Santísimo Sacramento en 1874, para encontrar la prueba documental de que la figura mariana en el respaldo de la cruz reproducía la imagen de Nuestra Seño-ra de Candelaria 14. " La capilla de Santa Ana fue fundada en el s. xv por MosiCn de Bethencourt ei viejo y su mujer ia princesa canaria ;Tenesoya, conocida tras cristianizarse por doña Luisa de Bethencourt. Se trató sin duda de las más importantes capillas del viejo templo parroquial. l2 Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1690, .folio 5 1, n." 102. l3 Libro de cuentas de fábrica. Mandatos de las visitas de 1687 y 1690. Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1709, folios 91 q 91 vto. l 4 Libro de cuentas de fábrica. Inventanos de 1638, 1653 y 1677. Declaración de bienes de las Cofradías del Santísimo Sacramento y Nuestra Señora del Rosario. 1874 (pliego suelto). 352 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Siglo x v ~ U. na contribución americana: La Virgen de la Candelaria de Copacabana La siguiente pieza, que acapara la atención de este artículo durante todo el s. XVIII, repercute sin duda en el estudio de las complejas y ricas relaciones que el archipiélago, como territo-rio español de ultramar, mantuvo con sus iguales americanos. La devoción a la Virgen del dos de febrero tiene en Améri-ca su más célebre representación en la imagen de Nuestra Señora de la Candelaria de Copacabana, o como fue pronto conocida en todo el Imperio español, Nuestra Señora de Copacabana, cuyo santuario se eleva aún hoy en la ribera bo-liviana del lago Titicaca 15. -~ ~ ii71c-a-~-ci-l1 , C-:I+I-LAQ-U ~ -)I-I- ibcb- -imi ~mrtr~~ i i r i r bhra i n e! n~m-hre& . Virgen de Copacabana, está datada en el altar mayor de la iglesia de Santiago de Gáldar entre 1690 y 1751 16. Esta sugerente escul-tura aparece indirectamente, sin embargo, ya en 1687, cuan-do se inventarían las dos coronas de plata que le pertene-cían 17. Estas coronas de plata, de dos y cinco onzas respecti-vamente, y de las cuales la de la madre incluía además una piedra colorada, son muestra del notable prestigio del que gozó siempre esta imagen, prestigio deducible también por su ubicación en el templo, y por el hecho de ser enumerada en los inventarias, tan sólo después del Sagrario y el Crucifijo, antes incluso que el venerado patrón Santiago. Dada la extraordinaria rareza del título en los centros de pro-ducción artística españoles, y puesto que Gáldar participó tam-bién de los intercambios demográficos y económicos con las Indias, es lícito intuir su origen americano. Por tanto, si se con- 's Esculpida entre 1582 y 1583 por el noble indígena don Francisco Titu Yupanqui, su fama y milagros se extendieron con rapidez por todo el Imperio. Al menos cuatro obras literarias del s. XVU, incluyendo la crónica del santuario por Fr. Alonso Ramos Gavilán, O.S.A., y una comedia de Pe-dro Calder6n de la Barca, tienen la imagen de Copacabana como tema o trasfondo cuituiA. l6 Libro de cuentas de fábrica. Inventarios de 1690, folio 47; 1709, fo-lio 90 vto. (con la curiosa variación de Popacabana), y 1751, folio 160 vto. l7 Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1687, folio 5 vto. Núm. 42 (1996) 353 8 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS sidera su probable importación y su rápido éxito entre los fieles, sospechar de una cierta calidad artística parecería coherente. Lógicamente, es imposible conocer hoy la apariencia y as-pecto que tuvo la imagen de Nuestra Señora de Copacabana custodiada en Gáldar, pero no es descabellado que pudiera presentar ciertas similitudes con su homónima en el convento sevillano Madre de Dios 18. Una invocación tan extraña en Canarias, y rara aún en España, no podía ser fácilmente asimilada por el vecindario galdense (se tenga presente que Copacabana es un topónimo de origen incaico). Los esfuerzos de la feligresía de Gáldar, por acomodarse a este nuevo icono, tuvieron quizá como fruto más ilustrativo, los cambios de título que la talla experimentó durante la primera mitad del s. ~ I I E. st as modificaciones en la invocación de la obra empezaron en época relativamente temprana, y son un contrapunto interesante al mantenimien-to del título original en los inventarios hasta 1751 19. La primera de estas alteraciones se registra el 13 de diciem-bre de 1704, en el testamento de doña Simona de Quintana. Doña Simona impuso un tributo anual de una fanega de trigo para el aseo de la imagen de Nuestra Señora que estaba en el altar mayor, y la compra de mantos, tocas o cintas para la misma talla, citada no como Virgen de Copacabana, sino como Virgen de Belén 20. IB En el convento femenino Madre de Dios de Sevilla se conserva uno de los escasos ejemplos de Vírgenes de Copacabana en España. Se trata de una bella escultura atribuida a la mano de Sebastián Acostopa Inca (s. m), traída por las religiosas dominicas desde México, huyendo de la revolución. Vid.: Sevilla oculta. «Monasterios y conventos de clausura)). Ed. Guadal-ni'? ivir, SPV~!!~p, 103. MESA-GISBERT,J OSÉ y TERESAE: scultura viweinal peruana. 1972. l9 Curiosamente, la Virgen del altar mayor fue venerada públicamente bajo otros títulos, mientras en los inventarios, la invocación original era fiel-mente transcrita. *O Libro de Protocolos de instrumentos, cláusulas y escritura de las memorias de misas. Doña Simona de Quintana. 13 de diciembre de 1704, folio 18 vto. Cuadrante de capellanías. Memoria del tributo de doña Simona de Quintana, folio 373. 354 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~AD E LA PURIFICACI~NE N LA COMARCA DE CALDAR 9 El cambio mas trascendente se produce durante la visita episcopal de 1742, auspiciada precisamente por el propio Obis-po, D. Juan Francisco Guillén (1739-1750) 21. El prelado, aten-diendo posiblemente al título del templo 22, consideró oportu-na la sustitución de las denominaciones anteriores, por la del Pilar de Zaragoza, hacia la cual, no cabe duda, sentía él, como aragonés, una especial devoción 23. Y con todo, como se recordará, la imagen aparece inventa-riada aún en 175 1, como Virgen de Copacabana 24. Sólo en 1767, la nueva invocación del Pilar obtuvo lo que el ya des-echado título de Belén no había conseguido, esto es, suplan-tar la denominación original de la talla en un inventariado parroquia1 25. Esta nueva titulación no sólo muestra el interés de vecinos y visitadores por la imagen, sino que además supone ei inicio de su auge como una de las grandes devociones de la Gáldar del s. XVIII, llegando en ocasiones a ensombrecer los cultos a Nuestra Señora de la Concepción, la Virgen de la Encarnación y Santiago, hasta entonces claramente predilectos de entre las imágenes de la parroquia. Prueba y consecuencia de la fama y arraigo que la efigie de Nuestra Señora de Copacabana, ahora venerada como Virgen del Pilar de Zaragoza, alcanzó en la segunda mitad del 2' Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza, folios 1 y SS. Cuadrante de capellanía. Memoria del tributo de doña Simona de Quin-tana (visita de don Gerónimo José de Roo y Fonte), folio 373. 22 Recuerdese que la Virgen del Pilar apareció, según la tradición, en la orilla del Ebro ante Santiago Apóstol. Es, pues, indiscutiblemente, el culto mariano más relacionado con la leyenda jacobea. 23 Efectivamente, hay suficientes razones para poder asegurar que, como aragonés, don Juan Francisco Guillén sentía una especial devoción por este título de Santa Mana, pues su nombre aparece a otras (al menos tres) fundaciones de altares, capillas o parroquias a la Virgen del Pilar en diversos puntos de la geografía de las islas. Wd. X E N ~ ZP_A~X GSRA, ÚL JUAN: Ln Vi ~ g e nde 2 Pilar de Zaragoza en el Archipiélago Canario. Inédito. 24 Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1751, folio 160 vto. Libro de cuentas de fábrica. Inventario de 1767 (folios finales n." 1). Núm. 42 (1996) 355 10 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS s. XVIII, es la intención general del vecindario de colocarla «en el principal nicho de la capilla mayor del nuevo templo parro-quial » que por entonces empezaba a construirse, con el propó-sito de tener «a la Santísima Virgen, por medio de esta su sagra-da imagen del Pilar, como principal objeto de su veneración». Estas ideas fueron reflejadas en un texto de 1779 26 relati-vo a la fundación de una cofradía bajo la devoción de Nues-tra Señora del Pilar de Zaragoza, que suscribieron miembros de las principales familias de la Villa de Santiago de Gáldar: Quintanas, Pinedas, Ruíces, Betancores ..., la mayor parte de los cuales estrechamente ligados a la constmcción del nuevo templo parroquia1 de Santiago en Gáldar. Aparece también, como firmante, el propio don Gerónimo Joseph de Roo y Fonte, arcediano de Canarias y uno de los principales impul-sores de la edificación. Junto a ellos, varias firmas de perso-nas ajenas a la Villa, de los cuales algunos formaron posible-mente parte del séquito del Deán 27. A pesar de lo que cabría auspiciar a la recién creada co-fradía, los últimos pagos registrados en su libro de cuentas, se efectuaron en la temprana fecha de 1784 28. Tan sólo cinco años después de su fundación, la Cofradía de Nuestra Señora del Pilar, estaba prácticamente colapsada. En febrero de 1785, con setenta y dos pesos y medio «que había remitido desde La Habana D. Antonio Gutiérrez, para que se impusiesen, y sus réditos se aplicasen para ayuda del culto de dicha santa imagen», el presbítero D. José Tovar de Medina, cofrade del Pilar, compró «un pedacito de tierra labradía y bajo de agua continente un celemín», que revendió seguidamente a su anterior dueño a cambio de un tributo anual de treinta y dos reales, viendo que «los mayordomos no se ocupan inexplicablemente de los réditos» 29. Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza, folios 1 y SS. 27 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza. Registros de p ~ g c s1 779-1784,S !=. 28 Ibídem. 29 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Pilar de Zaragoza (últimas páginas). Firmado por D. José Tovar de Medina, pbro., folio s/n. 356 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE GALDAR 11 La última de las alusiones al culto de la Virgen del Pilar en Gáldar nos llega en 1799, de manos del visitador episcopal Dr. Cabrera. Una vez visitada la memoria del tributo de doña Simona de Quintana, denunció el incumplimiento de los pa-gos correspondientes para el aseo de la Virgen del Pilar dla-mada anteriormente Virgen de Belén» 30. Este declive devocional, iniciado como se vio, en el último quinquenio del s. XVIII, aún en la vieja iglesia de Santiago, parece concluirse con la retirada de la imagen del culto a prin-cipios del s. XIX. No se conoce ningún dato que permita afir-mar que la talla en cuestión haya sido jamás venerada en el nuevo edificio, abierto al público desde 1824. Es interesante notar, como factor activo en este sentido, no sólo el posible agotamiento económico de los cofrades, inmer-sos en la financiación de la obra del nuevo templo, sino la segura merma, por defunción, del número integrantes de la cofradía. En efecto, es revelador conocer que, de los veintio-cho firmantes de la Cofradía de Nuestra Señora del Pilar en-tre 1779 y 1784, al menos nueve no residían en Gáldar, trece fallecieron antes de 1824 (número que podría quizás aumen-tarse hasta dieciocho), de los cuales, al menos cuatro, forma-ban ya parte de otras cofradías a la hora de su muerte 31. 30 Cuadrante de capellanías. Memoria del tributo de doña Simona de Quintana (Visita del Dr. Cabrera), folio 373. 31 No eran residentes (no constan en los libros de bautizos, defuncio-nes ni en padrones parroquiales): - Burriel, Juan. - Burriel, Marta Antonia. - Burriel, Mana Josefa. - Buniel, Pedro Andrés. - Burriel Montemayor y Sandoval, Andrés. - Monteverde, Ana Ygnacia. - Roo y Fonte, Gerónimo Joseph de. - Tabares y Roo, Juan. - Valdés, Francisco. Fallecieron entre 1784 y 1824: - Grimón y Herrera, Theresa (28-09-1784). - Medina, Roque Jacinto de (28-10-1801). - Muxica Quintana, Diego (1 5-03-1 814). - Pineda y Betancourt, Agustín (20-07-1799). Núm. 42 (1996) 12 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS Nada se sabe con seguridad acerca de los acontecimientos posteriores que marcaron la historia de la efigie de Nuestra Señora del Pilar, durante las ocho primeras décadas del s. m, aunque parece probable que hubiera sido almacenada junto a otros restos del templo antiguo, en las dependencias traseras del edificio. El final de este oscuro período coincide con la revitaliza-ción de la actividad pastoral en los pueblos y barrios de Gáldar en el último tercio del siglo, superado ya el esfuerzo constructor del nuevo templo matriz de Santiago. Esta revitali-zación culmina con la construcción de ermitas y la fundación de algunas capellanías en la zona 32. En 1887, en la Capellanía de San José de Caideros (funda-da en 1873) 33, empiezan a aparecer signos incuestionables de - Pineda y Betancourt, Diego Santiago de (18-10-1782). - Riverol, Francisco (1 8-05- 1 8 14). - Rodríguez Gutiérrez, Juan (02-07-1 799). - Ruiz de Quesada, Antonio (10-02-1787). - Ruiz de Quesada, Estevan (09-07-1794). - Salazar, Claudio José (20-0 1- 1784). - Sar, Rita del (23-01-1 797). - Tobar, Ysidro (09-02-18 10). - Tovar de medina, Joseph (06-02-1 813). Fallecieron también (aunque no se pueda afirmar con exactitud que su identidad coincida con la de los cofrades de igual nombre): - Rodríguez, Bartolomé (1 7-03-1 817). - Pineda, Cecilia de (01-07-1788). - Quintana, Diego de (13-01-1814). - Ruiz de Miranda, Mateo (14-10-1818). - (Medina) de Pineda, Úrsula (06-09- 18 15). Cuatro cofrades del Pilar ingresaron, alrededor de 1796, en la Cofradía del Carmen: - Rndrlgi-m G~tierrezh, W. - Muxica de Quintana, Diego. - Tovar de Medina, Joseph. - Quintana y Betencourt, Diego. 32 LOPEZ GARC~JAU, ANS EBASTIAN(:( Arquitectura y arte religioso en Gáldaru, en Aguayro, n." 150. Caja Insular de Ahorros. Las Palmas de Gran Canaria, noviembre-diciembre 1981. 33 Acta de fundación de capellanía rural de San José de Caideros, en ((Asuntos relacionados con capellanías y "erección" de la Parroquia de San José de Caiderosn. 358 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE GALDAR 13 la continuación del culto a la Virgen del Pilar 34, CUYO proceso de retraimiento se había iniciado en Gáldar hacía entonces un siglo. Varios testimonios recogidos años más tarde, con moti-vo del pleito judicial de 1890, confirman que, atendiendo la capellanía don Ignacio Mederos Oliva, pbro., se trajo a la er-mita de Caideros, desde la iglesia de Santiago, una imagen de la Virgen del Pilar «que ya no estaba al culto» 35. La Virgen del Pilar de Caideros fue venerada algunos años en la antigua ermita de San José en el Caidero Viejo, trasla-dándose en 1901 a la nueva iglesia de San José, cuya cons-trucción se inició en 1891 36. Documentos de variada índole atestiguan la presencia dela Virgen del Pilar en los primeros años del s. xx. Una imagen de ~T e-a--u-al huT :"i- i lu, +r-r- :aA-l ua +nmh;ár, r l ~ r rrl á~l A ~ ren tnrnn 2 1887, L a i u v i L i i uboub duruul ,,, perfiló como una de las principales devociones de la iglesia de San José de Caideros en detrimento de Nuestra Señora del Pi-lar, inventariada por última vez en 1909 37. Desde 19 12, las li-mosnas de los fieles eran dedicadas casi en exclusiva al Niño Dios y a San José, recogiéndose a menudo, especialmente a partir de 1920, bajo el poco ilustrativo epígrafe de ((Limosnas a los Santos)) 38. El vacío que provoca el debilitamiento del culto a la Virgen del Pilar, se llena, al menos desde 1926, con la devo-ción a la imagen de la Milagrosa comprada por aquellos años 39. 34 Libro 2." de cuentas de la Cofradía del Santísimo Sacramento. «Gas-tos por la festividad del Pilar en Caiderosn, 1887, s/n. 35 Nueve interrogatorios recogidos con motivo de la investigación so-bre el uso y propiedad de la vieja ermita de San José, en «Asuntos relacio-nados con capellanías y "erección" de la Parroquia de San José de Caideros)) (Pliegos sueltos), 1890. 36 Cuentas de fábrica de la ermita de San José de Caideros, 1903 (años 1901 a 1903), en ((Asuntos relacionados con capellanías y "erección" de la Parroquia de San José de Caideros)). Data del 14 de agosto de 1901. 37 Inventario de 1909 (folio suelto), en ((Asuntos relacionados con capellanías y "erección" de la Parroquia de San José de Caideros». 38 Arrh_ivo Parroquia1 de San José de Caideros (A.P.S.J.C.). Cuentas de fábrica de la iglesia de San José de Caideros. Años 1912-1925. Pliegos sueltos. 39 A.P.S.J.C. Cuentas de fábrica de la iglesia de San José. Año de 1926. Pliego suelto. Núm. 42 (1996) 359 14 RAOL JUAN MENDOZA RAMOS Fue probablemente en este período, quizás algo más tarde, cuando la antigua imagen de la Virgen del Pilar fue sustituida por una pequeña representación en escayola, de escaso inte-rés artístico, que se conserva hoy, fuera del culto, en la sa-cristía de la iglesia. Son pocas las personas que parecen recordar, vagamente siquiera, la desaparecida y valiosa talla. Todas tienen más de ochenta años y, lamentablemente, no pueden asegurar cuál fue su paradero 40. a Siglos XVIII-xx: La aportación sevillana E O Con todos estos ricos antecedentes, en la actualidad, el n =m único vestigio del culto histórico a la Virgen del dos de febre- O E ro en el templo parroquial de Santiago en Gáldar, es una no- E 2 table talla en madera situada en la última de las capillas late- E rales de la nave de la epístola. 3 Esta imagen dieciochesca, ubicada en un retablo de remi- e- niscencias clasicistas, es conocida vulgarmente, bajo el doble m E título de Virgen del Carmen y Virgen de Candelaria, y, de he- O cho, cubre ante los devotos ambas advocaciones, según con- 6- venga al calendario litúrgico. aE De esta pieza hay que decir, en primer lugar, que se desco-noce cualquier documento concluyente acerca de su cronolo- n gía y autoría exactas, habiendo sido, a pesar de ello, cataloga- = da en varias ocasiones con visos de rigurosidad. O El primer texto que certifica la presencia de esta imagen, data de 1796, con motivo de la formación de constituciones p u i !U Cefr~dir,d e N ~ e s t Sue fiera de! Camer; 41, cüyo !arp y burocrático proceso de fundación está bien documentado desde 1789. Precisamente de este año es una carta firmada el 15 de mayo por D. Juan de la Encarnación (Provincial carme- 40 Por su gentil colaboración en este artículo, nuestro más sincero agradecimiento a D. Pedro Aguiar Moiina, doña Eufemia Bermúdez Pérez y doña Micaela Jiménez Medina, vecinos de Caideros. 41 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 1 de agosto de 1796, s/n. 360 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE G ~ D A R 15 lita para la Andalucía Baja), comunicando el permiso de la Orden para la fundación de la cofradía. Agradece también al Sr. Arcediano (el ya mencionado don Gerónimo Joseph de Roo y Fonte), «la gran devoción que promueve el culto a Nuestra Madre Santísima del Carmen en esas tierras)) 42, carta ésta que nos permite sospechar, y algo antes de 1789, la existencia de la talla en cuestión. Aceptando estas fechas, y aunque sea imposible demostrar relación directa entre ambas, es prácticamente inevitable pres-tar atención a la coincidencia cronológica entre el declive y desaparición de la Cofradía de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza, y la llegada de la nueva imagen, pronto venerada como Virgen del Carmen, hechos acontecidos en el breve pe-riodo que va desde 1784 a 1789. Especular sobre el tipo de relación existente puede antojarse gratuito, pero la probabili-dad de que sean fenómenos sin ninguna conexión, no parece muy elevada. Máxime si se considera que se encuadran en la general escena de renovación artística que supuso para Gáldar el paso del s. XVIII al s. m, escena que culmina con la cons-trucción del templo nuevo entre 1778 y 1826, y la obra escul-tórica de Luján Pérez. Aunque es una hipótesis con ciertas lagunas en lo histórico y lo iconológico, se puede decir que se dieron en aquellos años todas las condiciones para sospechar hoy un intento de renova-ción estilística en torno a la vieja talla de la Virgen del Pilar. En efecto,. la imagen del Pilar, tan relevante en el sentir religioso de los galdenses del s. m, presentaba sin duda cier-tos problemas que contrastaban fuertemente con los vehemen-tes deseos del vecindario de venerarla en el lugar principal del +L-- clllp!o en constr;cciSn. Cmcebidr. dgindmente cmm Virgen de Copacabana, era posiblemente de pequeño formato y su estética estaba claramente desfasada 43. ES muy probable que 42 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 15 de mayo de 1789, s/n. 43 Si como se presume guarda relación formal con otras tallas homó-nimas de similar cronología, y aceptamos su posible origen andino, la Vir-gen de Copacabana de Gáldar no medida mucho más de 100 cm. y su es-tética respondería a un estilo manierista o barroco, con algunos rasgos arcaizantes. Núm. 42 (1996) 361 16 R A ~ LJU AN MENDOZA RAMOS adoleciera además de ciertos inconvenientes para su correcta c~nservaciónN~O~ .d ebemos descartar en este sentido que la compra en 1767 de varios ropajes para esta imagen, en virtud del testamento de doña Simona de Quintana de 1704 (y que hasta entonces, medio siglo más tarde no consta que se haya hecho valer), respondiese a la necesidad de ocultar ciertos desperfectos en el modelado superficial de la escultura 45. Lo único seguro es que, de algún modo, la llegada de la nueva imagen (suplantando o desplazando a la vieja talla), y la consecutiva fundación de la Cofradía de .Nuestra Señora del Carmen, colapsaron definitivamente la Cofradía y el culto de Nuestra Señora del Pilar de Zaragoza. Es difícil discernir, tomando en cuenta la secuencia histórica en la que se inserta, el título original de la imagen (que con toda seguridad no es ei dei Carmenj, pues s1 bien presenta una solu-ción iconográfica muy cercana al tema de la Purificación, no se puede descartar completamente, la posibilidad de que se trate de una variación sobre el tema del Pilar de Zaragoza 46. 44 Durante todo el s. XVIII se producen denuncias y gastos de fábrica que revelan el avanzado y progresivo estado de deterioro del patrimonio parroquial. La Virgen de Copacabana, realizada muy probablemente en magüey, técnica predilecta de los artistas andinos, tuvo pocas posibilidades de conservarse intacta. 45 Resulta extraño en cualquier caso que pocos años antes de ponerse en marcha uno de los programas neoclásicos más completos del archipié-lago, se cubriese una imagen con ropajes según el gusto de épocas ante-riores. Libro de cuentas de fábrica, folios 200 vto. y 201, 230-233, 245 vto., y especialmente 220, n." 9; 211, n." 75, y 224, n.O 12. 46 Se recuerde que el original de la Virgen del Pilar presenta un ave de gran tamaño en las manos del infante, ave que ha sido interpretada en no pocas ocasiones como paloma o tórtola. Por otra parte, la mano dere-cha de Santa María podría estar sujetando un cetro y no la pretendida can-dela. Se trataría, pues, de una imagen «de gloria)), como indica el trono de nubes y querubines. Si, como se expondrá a continuaci6n, la imagen galdense es obra del escultor sevillano Benito de Hita y Castillo, según al-gunos autores presumen, es de lamentar, para un anáiisis comparativo, que la atribución a este autor de la Virgen del Pilar de San Pedro (Sevilla), sea incierta, aunque en cualquier caso, su actual estado limitaría muchísimo las posibles comparaciones. 362 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Sorprende ciertamente, si se adopta la primera de estas suposiciones, la adquisición de una obra referida a la Purifi-cación de María, cuando, como ya se expuso, el último gasto de cera registrado con motivo de su onomástica, data de 1673 47, y las mismas recogidas en el testamento del Capitán don Francisco Carvajal, sólo están documentadas hasta 17 19 48. No es imposible, sin embargo, que la existencia de espacio disponible en el nuevo templo y la profunda devoción mariana de la Villa (de los diez altares, cinco están dedicados a diver-sas advocaciones de Santa María) se tradujeran en la inten-ción de consagrar a la Virgen de Candelaria, una de las capi-llas laterales. La presencia con la obra del edificio nuevo 49, y el auge del tráfico marítimo con la vecina isla de tenerife, pudiera siii &da inflüir e:: este seritido. Fuera como fuese, la nueva imagen adoptó, no mucho des-pués de su llegada, la advocación y el título de Carmen. Es pro-bable que en este cambio jugase un papel favorable del creci-miento del activo puerto de Sardina, si se considera la especial devoción de los marineros a esta advocación de la Virgen. En relación a esto, es de destacar que entre los varios cofrades fir-mantes ya en 1797, figuren personajes presumiblemente vincu-lados con el ámbito naval: el hermano Juan Rodríguez, es quizás el capitán Juan Rodnguez Gutiérrez, uno de los primeros alcal-des de la recién creada Alcaldía de Mar de Gáldar Constan también limosnas registradas a los nombres de los navíos «Bar-co San Francisco» y ((Barco Las Nieves» La fundación en Agaete de la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen alrededor de 1756, año del que datan sus constituciones 52, parece confir- . 47 Libro de cuentas de fábrica, año de 1673, folio s/n. 48 Libro de memorias de misas (1620-1721), folios s/n. 49 Eran efectivamente tinerfeños el principal impulsor de la obra des-de el palacio arzobispal (don Gerónimo Joseph de Roo y Fonte), los dos arquitectos (don Diego Nicolás y don Antonio José Eduardo) y el maestro mayor de obra (Patricio García). 50 RODR~GUEBZA TLLORoIp. cit., pp. 96-97. 51 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 1797, folios s/n. 52 kchivo Diocesano de Las Palmas (A.D.L.P.). Aprobación de las cons-tituciones de la Cofradía de Ntra. Sra. de1 Carmen en Agaete. Pliego suelto, s/n. en Cofradías. Núm. 42 (1996) 363 18 RAaL JUAN MENDOZA RAMOS mar que la advocación mariana del Monte Camelo era un ele-mento devocional en boga en la zona durante el s. xvn~. Fundada, como vimos, entre 1789 y 1796, la Cofradía de Nuestra Señora del Carmen de Gáldar funcionaba con norma-lidad ya en 1797, tras la elección de D. Miguel Ruiz Pérez como su primer mayordomo 53. DOS años después se obtiene del obispo, D. Manuel Verdugo y Albiturría (1796-1816), el permiso, hasta entonces vedado, de recibir limosnas 54. Y con todo, a partir de la muerte de D. Miguel Ruiz, el mismo año de 1799, la cofradía parece entrar en un serio periodo de in-actividad y las cuentas dejan de registrarse en el libro corres-pondiente. Ante una queja expresada por el visitador en este sentido en 1829, doña Josefa Rodríguez, viuda del fallecido mayordomo, expone que. desde 1799, y hasta 1830 (año en que responde a la demanda), se ocupó personalmente, por su particular devoción, de los gastos del culto, costeando rana, cera y sermón, por lo cual solicitaba ser eximida de presentar cuentas al respecto 55. Desde entonces, la propia parroquia se hace cargo de la imagen y de los gastos de su culto, cuya evolución se puede seguir a través de las cuentas de fábrica. Excepciones a este decaimiento general de la devoción al Carmen son ciertas limosnas y misas, encargadas en principio de modo un tanto esporádico, en la cuarta y quinta décadas del s. xnr 56. En este mismo intervalo de tiempo la imagen parece prota-gonizar un ligero resurgir del culto a Nuestra Señora de Cande-laria, cuyos gastos por cera cada dos de febrero se recogen con continuidad entre 1840 y 1859 especificándose en un recibo 53 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 16 de julio de 1797. 54 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen, 18 de agosto de 1799. 55 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen (pliego suelto), 1829- 1830. 56 Libro de cuentas de fábrica. 1840, recibo n.O 7; 1845, recibo n.O 1; 1846-1847, recibos n.- 14 y 15; 1849, recibo n." 1; 1850, recibo n." 1. 57 Libro de cuentas de fAbrica. 1841, recibo n." 43; 1842, recibo n.O 15; 1845, recibos n." 14 y 15; 1847, recibo n." 23; 1851, recibos n.O 18 y 26; 1857, recibo n.O 20; 1858, recibo n.O 14; 1859, recibo n.O 11. 364 ANUAIUO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~ADE LA PURIFICACI~NE N LA COMARCA DE GALDAR 19 de 1845, que la labor y traída de cera incluían también da vela de la Virgen)) 58. Tales gastos se continuaron intermitentemente después de 1859, hasta desaparecer tras la celebración de 1866 59. El culto a la Virgen de Candelaria en este período, si bien cronológicamente efímero, pues duró apenas dos décadas, tuvo una cierta intensidad. Desde 1845 hasta 1860, por recibos pagados a D. Valentín Ojeda, se sabe que la imagen de la Virgen de Candelaria fue llevada cada año en procesión 60. Esta situación de doble titularidad se quiebra en torno a las visitas en 1862 y 1864 del Obispo D. Joaquín Lluch y Garriga (1858-1868) 61. Don Joaquín, de origen carmelita, re-galó en 1863 un retablo para la Virgen del Carmen del templo parroquia1 de Santiago de Gáldar 62. Este retablo, que aún se C O ~ P N ~s,u puso aparentemente un elemento fundamental en la reinstauración del título del Carmen como advocación úni-ca de la pieza hasta bien entrado el s. xx. El culto se consolida, aún en el s. m, entre 1878 y 1879, fechas en las que la onomástica del Carmen fue celebrada con todos los honores, incluyendo procesión panegírico y fuegos de artificio 63. A partir de 1881, en las cuentas de fábrica, un apartado especial recoge los datos relativos al culto de la Vir-gen del Carmen. Libro de cuentas de fábrica. 1845, recibo n.O 11. s9 Libro de cuentas de fábrica. 1862, recibo n.O 29; 1864, recibo n.O 5; 1866, recibo n.O 8. 60 Libro de cuentas de fábrica. 1845, recibo n." 19; 1847, recibo n." 25; 1849, recibo n.O 20; 1850, recibo n.O 24; 1851, recibo n." 26; 1852, recibo n.O 18; 1853, recibo n.O 34; 1854, recibo no 20; 1855, recibo n." 11; 1856, recibo n.O 12; 1857, recibo n." 12; 1858, recibo n." 9; -1859, recibo n.O 9; 1860, recibo n." 13. 61 Lo cual provoca una situación un tanto paradójica. D. Joaquín, ar-tífice del nombramiento oficial de la Virgen de Candelaria como patrona general de la Diócesis de Canarias, visitó G6ldar en años en los que sí se registran gastos especiales por el dos de febrero, y sin embargo, 61 sena uno de los responsables, como se verá a continuación, de la caida en desuso del título de Candeiana en reiaci6n a esta imagen. Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen. uNoticias», 1863. 63 Libro de cuentas de fábrica. 1877-1878, recibos 15 y 24 (cargo n." 10 y descargo n.O 24); 1880, recibo n." 10. Núm. 42 (1996) 365 2 0 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS En 1887, junto a otras de gran devoción popular, la capilla del Carmen es embaldosada, y al año siguiente, provista de un cepillo donde recoger las cada vez más numerosas limosnas 64. Extrañamente, pues las noticias hasta ahora disponibles no justifican los hechos, la Cofradía del Santísimo Sacramento, que acapara en estos años numerosas funciones y prerrogati-vas en principio ajenas, costeó al menos entre 1890 y 1894, los gastos del culto, y además se hizo cargo de sus limosnas 65. Es precisamente en 1894 cuando la imagen (evidentemen-te con el título del Carmen), es inventariada por vez primera entre los bienes muebles de la parroquia 66. a Muestra indudable del arraigo y fuerza que esta devoción E alcanzó, es el proyecto para la construcción del Asilo del Car- o men, cuyo libro de registro y pagm se c~risewie, n xchim 67. n - m Ya en los primeros años de nuestro siglo, con el ligero re- o E troceso de otras advocaciones marianas como la Encarnación E i E o el Rosario, el culto a la Virgen del Carmen en Gáldar se incrementó notablemente. En los libros de colecturías y mi- = sas del período 19 11-1915, se registra una media de diez mi- - - 0 sas anuales a la Virgen del Carmen, más la función, y ocasio- m E nal novenario a mediados de julio 68. Este nuevo auge propi- o ció, en 1923, la reapertura de la Cofradía del Carmen con un n nutridísimo censo de hermanos 69. Durante el lustro 1932- aE 1936, no obstante, la media de misas se estabiliza en tomo a las tres anuales, al margen de la función a mediados de julio, n n O 64 Libro de cuentas de fábrica. 1887, carta de permiso s/n; 1888, reci-bo n.O 9. 65 Libro 2.0 de cuentas de la Cofradía del Santísimo Sacramento. Cuen-tls 189'-! 894, s!s. 66 Inventanos de 1894 y 1939. Inventario de 1894, p. 2. 67 Estado de las mensualidades satisfechas por los señores suscriptores a la obra del Asilo del Carmen de la ciudad de Gáldar, 1899. Es posible que este proyecto se reconviriiera en el edificio que ocupa hoy el Colegio Público Fernando Guanarteme, cuya construcción se inició precisamente en 1899 y es citado en aigunos documentos como Asilo (In-formación verbal del Dr. Juan Sebastián López García). Cuaderno de distribuciones de derechos parroquiales. 19 1 1 - 15. 69 Libro de la Cofradía de Ntra. Sra. del Carmen. Censo de 1923, s/n. 366 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFTCACI~N EN LA COMARCA DE CALDAR 2 1 media con la que se mantuvo hasta fechas relativamente re-cientes 70. El inventario de 1939, en el que el párroco don Francisco Hernández Benítez, duda ya, tras un sencillo análisis icono-gráfico, del título original de la imagen, supone el inicio de un lento proceso que culmina en 1979 con la restitución del atributo y el título considerados aún hoy como los ~primiti- . vos», esto es, los correspondientes a la Virgen de Candelaria 71. Ya se indicó anteriormente la falta de documentos conclu-yentes para el establecimiento de una autoría exacta, y la exis-tencia, sin embargo, de numerosas atribuciones que, con cri-terios y resultados dispares, pretenden una definitiva resolu-ción de este problema. El primer texto que trata de proporcionar una respuesta clara, es el ya citado inventario parroquia1 de 1939, atribuyen-do la obra a la escuela genovesa y concluyendo que el título primitivo de la escultura era el de Candelaria 72. En 1960, Claudio de la Torre, coincidiendo en las apreciaciones sobre la denominación original, afirma la autoría del sevillano Alonso de Ortega73. Ya en los ochenta, Juan Sebastián López García, respaldada su opinión por la de Jorge Bernales Balles-teros, atribuyó la obra al taller de Benito de Hita y Castillo en un artículo que no fue publicado pero cuyas conclusiones re-cogió, en 1986, José González Isidoro en un trabajo monográ-fico dedicado a este imaginero sevillano 74. La última de las 70 Libro de colecturías. 1932-1936. 71 Inventarios de 1894 y 1939 (o Inventarios de 1939-1964 y 1979). Inventario de 1939. Inventario de 1979. 72 í~iventar'iu& 1894 y 1939 (e Ir.:~!~tmi~des 1930-1964 y 1979); Jn-ventano de 1939. 73 LA TORREC, LAUDIDOE : Las Canarias orientales. Ed. Destino, Barce-lona, 1960. 74 LÓPEZG ARC~JAUA, N SEBASTIAN«L: a Virgen de Candelaria de Gáldar, posible obra de Hita y Castillo». Trabajo inédito. GONZALEIZS IDOROJo, sÉ: Benito de Hita y Castiiio, í 714-i7 84. Escuiior de las Hermandades de Sevilla. Caja de Ahorros Provincial de San Feman-do y Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla. Sevilla, 1986, pp. 146-176. Núm. 42 (1996) 367 22 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS opiniones al respecto la aportó en 1990, María Jesús Riquelme Pérez, sosteniendo el origen ligur de la pieza y la titularidad del Carmen como original de la obra 75. El análisis estilístico de la escultura en cuestión nos lleva a inclinarnos por la hipótesis del Dr. López García, a favor de la pertenencia de la misma al círculo del escultor Benito Hita y Castillo. La estmcturación de los rasgos faciales, las compactas pero suavemente onduladas masas de cabellos y el discurso anatómico del niño parecen avalar tal opinión. En lo técnico, cierto eco roldanesco en el trabajo de la gubia, las delicadas carnaciones y la riqueza de recursos usada en los estofados afianzan la atribución. Una simple comparación con otras obras de Hita, revelarán la relación con el mismo carácter intimista, no aieno al ambiente de la Sevilla de mediados del s. XVIII, claramente influenciada por la huella de Murillo. Aún más, podríamos precisar incluso, coinci-diendo así con la cronología aportada, que nos hallamos ante una de sus últimas obras, a tenor de la mesura en el des-pliegue de los ropajes y la comedida disposición de los esto-fados. Agreguemos aquí que se dispone hoy de nuevos datos a favor de esta hipótesis, relativos a la compra de la imagen. Transporte y mediación dejan de ser así obstáculos para la aceptación de la misma, en virtud de la presencia en la Gádar de aquellos años, de personajes cuya relación con Sevilla es altamente probable 76. A pesar de estar respaldada también por la existencia de varias obras de Hita en Tenerife y, sobre todo, en La Palma 77, esta opinión no puede empero demostrarse 'j NQUELME PEREZ, MANA JESÚS: op. cit., pp. 81 y 375. 76 Gáldar, que contaba en aquellos años con el importante y activo puerto de Sardina, fue visitada, poco antes de la Uegada de la imagen, por personajes que podrían ser esclarecedores en este sentido: D. Joseph Massieu, visitador en 1778, cuya familia era en Canarias cliente casi en exclusiva del talles de Hita y Castillo (vid.: González Isidoro, José: op. cit.); o D. Geránimo Jose de Koo y Fonte, felicitado en 1789 (ver nota 42) por promover el culto a la Virgen del Carmen en Canarias, quien, como Arce-diano de Canarias, poseía sin duda los contactos precisos en Sevilla. '' GONZALEZ ISIDORO, JosÉ: op. cit. 368 ANUARIO DE ESTUDIOS A T ~ N T I C O S IMAGINER~A DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE .GALDAR 23 públicamente, y, por tanto, conviene matizar la aparente irrevocabilidad de publicaciones anteriores 78. En cuanto a la invocación original, se debe destacar que no solamente se aparta de la iconografía convencional de la Virgen del Monte Carrnelo, sino que difiere totalmente de la utilizada en la imagen de la Virgen del Carmen de la iglesia del Rosario de Barlovento (La Palma), con la cual la escultu-ra de Gáldar tiene clara relación y que se presume del mismo autor sevillano 79. Se suma a esta breve comparación la eviden-cia de que la actual policromía del hábito con los colores car-melitas no es en absoluto la original, evidencia mayor, si cabe, por la existencia de ciertos desperfectos en la capa pictórica, que revelan el sustrato pictórico primitivo. La parroquia de Guía, segregada de la matriz de Santiago de Gáldar en 1533, es el segundo templo parroquia1 en im-portancia de la zona, y como otros templos de la comarca al-bergó en su interior imágenes referidas a la Purificación de María. El templo, primitivamente una pequeña ermita, fue funda-da a inicios del s. xv~p or Sancho de Vargas bajo la advocación de Santa María de Guía, uno de los múltiples títulos marianos alusivos a la onomástica del dos de febrero. En cierto modo, el estudio del culto a la Purificación de María en Guía conlleva una dificultad añadida a las observa-das en Gáldar. Las imágenes, si bien relativamente abundan- +-c. LGa, no se presenta, como en e1 CISO anterior. de forma con-secutiva en el tiempo, sino que, por el contrario, se concen- 78 Un breve dato extraído de los libros de visitas podría ser esgrimido (aun con escaso rigor) por los partidarios del origen ligur de la escultura en cuestión. Se trata de la presencia, en 1767, de un predicador llamado Aníval de Génova. 79 FUENTEPSÉ REZG, ERARDO«L: a Parroquia de Ntra. Sra. del Rosario en Barloventon, El Dúr Santa Cruz de Tenerife, 4-1 1-1980, p. s/n., cit. en GONZALEISZI DOROJo,s É: op. cit. Núm. 42 (1996) 369 24 R A ~ LJU AN MENDOZA RAMOS tran en un breve período del cual sabemos que finaliza a principios del s. xvn, pero se desconoce cuándo comienza. Dos de los títulos inventariados son además infrecuentes en Ca-narias y sus conexiones con el exterior no están bien estudia-das aún. Las tres piezas documentadas en este sentido pertenecieron casi con toda seguridad al s. xv~, aunque no fueron inventa-riadas hasta 1602, para desaparecer, al menos dos de ellas, no mucho más tarde. La coexistencia de estas tres imágenes otor-ga al primer cuarto del s. xw en Guía una densidad y un inte-rés especial en este estudio. Se da, además, el caso de que fueron todas elementos devocionales de importancia conside-rable, según se desprende de la ubicación de las mismas en el templo. El inventario de 1602, por ejemplo, sitúa La Presenta-c i h e2 e! altar iiiayur, 1a Wgen de Guía en uno de los aita-res colaterales y la imagen de la Virgen de Candelaria en el altar de la familia Riverol La Presentación en el altar mayor de la parroquia guiense supone hasta ahora la única figuración escultórica de este tema documentada en Canarias. Por la descripción que se hace en el inventario se puede afirmar que, al menos la figu-ra de María, estaba dorada. Se sumaban, además, a las de María y Jesús, las efigies de San José y San Simeón, sin que se pueda asegurar, por el momento, si se trató de un relieve de una escultura de conjunto o de un grupo de imágenes exen-tas. La Presentación del altar mayor dejó de inventariarse aproximadamente en 1607, siendo sustituida por la Virgen de Candelaria, que los Riverol, antiguos propietarios, habían do-nado a la parroquia 81. La pequeña imagen de la Virgen de Guía que se cita en el inventario es, según se presume, la antigua titular del templo, Archivo Histórico Parroquia1 de Santa María de Guta (A.H.P.S.M.G.). Libro 1." de fábrica. Inventario de 1602, folio 32, citado en GONZALEZS OSA, PEDROo:p . cit., pp. 36-37. FR. JUANS UAREZDE QUINTANA: Relación G~ n ~ n J d g i win, bdito; f ~ - lio 65 vto., citado en GONZALEZS OSAP, EDROo: p. cit., pp. 38-39. A.H.P.S.M.G. Libro 1." de fábrica. Inventario de 1607, citado en GON-ZALEZ SOSAP, EDRO:o p. cit., pp. 39-40. 370 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINERfA DE LA PURIFICACI~N EN LA COMARCA DE GALDAR 2 5 donada quizá por el propio fundador a principios del s. m. Era una imagen de bulto, dorada, que se veneraba en un ta-bernáculo sito en su altar colateral. La Virgen de Candelaria, que había suplantado ya en su puesto a La Presentación en 1607, adoptó no mucho después el título de Guía 82. Se admite comúnmente que la Virgen de Candelaria de los Riverol fue traída de Génova por sus propietarios originales 83. Como se ha visto, la talla de Nuestra Señora de Candelaria, que ha llegado hasta nosotros con el título de Guía, resume de alguna manera la historia del culto a la Purificación de María en Guía. Es probable que la serie de cambios y sustitu-ciones de imágenes respondiera al simple afán de rendir el mejor tributo a Nuestra Señora. De este modo, La Presenta-ción habria reemplazadzl a !a xTirgen de Guiu denada por e1 fundador, y la Virgen de Candelaria habna hecho lo propio con La Presentación, sin duda, cambios realizados en función de la calidad y el estado de las obras, y conscientes de la afi-nidad de los títulos de las mismas. Fuera de este trío inicial de imágenes, y aunque no se tra-ta en el sentido estricto de la palabra de un objeto de culto, resulta de interés el lienzo de Nuestra Señora de Candelaria, que aparece como fondo en el retrato de Fray Juan Déniz de Quintana (O.P.P.), copatrono de la capilla de San José en la parroquia1 de Guía 84. Este interés, siquiera limitado, se debe a que representa el único indicio, por el momento, de la pre-sencia de este título específico en Guía. Como se ha visto, de las cuatro piezas catalogadas en esta población sólo esta últi-ma tiene una conexión clara con la imagen tinerfeña, mien-tras que los anteriores son títulos de origen extrainsular. 82 Aproximadamente en 1615, según GONZALEZS OSAP, EDRO:o p. cit., p. 39. LOS Riverol, comerciantes genoveses llegados a Canarias durante el ciclo del azúcar, tenían cultivos e ingenio en Guía, 'desde donde efectuaban ciertas empresas comerciales, especialmente con su ciudad de origen. 84 GONZALEZS OSAP, EDRO:o p. cit., pp. 84, 89. Núm. 42 (1996) 371 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS La existencia de imágenes de la Virgen del dos de febrero en Gáldar y Guía, núcleos más poblados de la comarca, certi-fica la importancia de su culto en los dos templos principales de la demarcación histórica. En la matriz de Santiago de Gáldar, si bien continúa en el tiempo, ofrece un aspecto fragmentado y discontinuo, distor-sionado sin duda por la perenne renovación del patrimonio parroquial, la diversidad de los títulos y, sobre todo, las cons-tantes modificaciones en las invocaciones de las imágenes. Esta imagen cambiante del culto se produce también, aunque en menor medida, en la parroquia de Santa María de Guía, No cabe duda, pues, de que el culto a la Virgen del dos de febrero en la comarca presenta su variante históricamente más unitaria en la población de Acusa. Acusa representa también, en contraste con los otros centros estudiados, la vertiente más pu-ramente canaria del tema de la Purificación, con un título indis-cutiblemente insular y una efigie de seguro origen regional. Acusa, incluida actualmente en el municipio de Artenara, fue durante mucho tiempo la más importante población en el sector cumbrero de Gáldar, y suponía demás uno de los prin-cipales centros de producción agrícola. Su vida religiosa, centrada en un principio en torno a un pequeño oratorio excavado en la roca bajo la advocación de San Juan Bautista 85, se inclinó, muy a los inicios del s. xvn, hacia la figura de Nuestra Señora de Candelaria. La primera referencia a la devoción por la Virgen de Can-delaria en Acusa la supone el testamento, tratado ya en capi-tulos anteriores, de Leonor Martín en 1617 86. ES cierto que las misas a Nuestra Señora por el día «de Candelaria» que había estipulado dona Leonor, debían de ser ejecutadas en el tem-plo matriz de Santiago y no en Acusa de donde era vecina la 85 LUJANH ENRLQUEJZo,s É: op. cit., p. 139. 86 Libro de Protocolo de capellanías y memorias de misas. Doña Leo-nor Martín, 23 de abril de 1619, folio 332. 372 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGI N E R ~D E LA PURIFICACI~NE N LA COMARCA DE GALDAR 27 testamentaria, pero hasta ahora es el único antecedente segu-ro de tal devoción en la zona. Es probable que tal precedente no responda a un hecho aislado de fervor popular, puesto que ya en 1629 aparece ya una mención directa a la ermita de Nuestra Señora de Cande-laria de Acusa en las sinodales del Obispo Cámara y Murga (1627-1635) ". Esta ermita perduró durante los años centrales del siglo como demuestra el hecho de que en 1666 una capilla con esta dedicación es citada en el lugar con motivo de una licencia de bautismo 88. Una segunda ermita se construyó en el último cuarto del s. XVII. En mayo de 1675 don Francisco Suárez de Figueroa y doña Juana Aguilar y Guerra, vecinos de Las Palmas, ceden, a petición popular, un pedazo de tierra que poseían en Acusa «para que puedan los vecinos del lugar, fabricar una iglesia a la advocación de Nuestra Señora de Candelaria)) 89. Según el enterramiento de Francisco Trujillo, vecino de Barranco Hon-do, la ermita nueva debió ser terminada antes de 1679 90. Don Antonio González del Río, alcalde local, fue el primer mayordomo de la ermita, tal como se desprende de su pro-pio testamento en 1685, donde establece además la celebra-ción de cuatro misas a la Virgen de Candelaria. Disposiciones similares se reflejan en las actas testamentarias de doña Ana González y don Pedro del Río, quizás familiares del an-terior 91. Sinodales de 1629, por el Obispo Cámara y Murga, citado en LUJAN HENR~QUEJoZsÉ,: op. cit., p. 139. Libro 1 .O de Bautizos (1506-1679). Licencia, folio 97 (Licencia a don Antonlo Gonzáiez ciei Río, para bautizar a SU hijo en !a capilla de Amsa, jr no en la matriz de Santiago, atendiendo a su débil carácter). 89 Cláusulas-últimas voluntades. Donación de tierras, por don Francis-co Suárez Figueroa y doña Juana Aguilar y Guerra (copia), folio 515. 90 LUJANH ENR~QUEJoZs,e : op. cit., p. 141. 91 Archivo Histórico Provincial de Las Palmas (A.H.P.L.P.). Legajo 42.1, folios 257-258. Acusa 9-9-1685. (Testamento de D. Antonio González dei Río). Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memoria de misas. Ana González. Folios 250-251; Libro de protocolo de capellanías 2 8 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS Esta relativa profusión de testamentos responde al proceso de consolidación del culto a la Virgen de Candelaria en Acu-sa. Impulsada, entre otros motivos, por la nueva construcción, la devoción experimentó, a tenor de los documentos, un incre-mento notable que culminaría en la primera mitad del s. XVIII. El primer testamento de este siglo en ser citado, sin em-bargo, no hace referencia alguna a la ermita de Acusa, y como tal supone una interesante excepción. Doña María Medina, vecina de la próxima localidad de Artenara, donó al morir un cuadro de Nuestra Señora de Candelaria que había sido de su propiedad, para que fuese colocado en la capilla de la Virgen de la Concepción de la ermita local de San Matías 92. En aquellos años testó también don Agustín Sosa Canino, pidiendo ser enterrado en la ermita de k a s i y dejmde rn-cargadas varias misas en ella, de las cuales dos debían ser dedicadas a Nuestra Señora de Candelaria 93. Más significativo resulta el generoso testamento de María Tello, hija de don Antonio González del Río, que data del 31 de agosto de 1724. En él se donaron cien reales a Nuestra Señora de Candelaria (...) para que se gasten en campanillas de plata para las andas», cuarenta y tres fanegas de trigo (...) en una media luna de plata para la dicha imagen (...) que se debe hacer en la dicha media luna un cordón de oro que le circunrodee y dos estrellas de oro en los extremos.. Según el mismo documento, doña María había concertado, ya en 1702, la colocación de un crucifijo en la misma ermita, instituyen-do su fiesta anual cada 14 de septiembre 94. y memorias de misas, folio 57; Libro de Protocolo de capeilanías y memo- Ras de misas, folio 57; Libro de Prorocoio de instrumentos y fundaciones, Ana González, folios 24-50. Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memorias de misas. Pedro Díaz del Río, s/n. (2-07-1685); Libro de Protocolo de capellanías y memorias de misas, folios 143-146. 92 Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escrituras de me-morias de misas. María de ~ e d i n af,o hos 388 y SS. 93 Libro de protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memo-rias de misas. Agustín Sosa Canino, folios 472 y SS. 94 Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memo- 374 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~AD E LA PuRIFICACI~NE N LA COMARCA DE CALDAR 29 Esta situación de crecimiento culmina en torno a 1732, sir-viendo la mayordomía don Antonio Canino 95. En dicho año, el testamento de Juan Molina, sepultado en la ermita con una misa a la Virgen de Candelaria 96, supone un dato menor jun-to al revelador dato registrado en la memoria de visita del Obispo don Pedro Manuel Dávila y Cárdenes (173 1- 1738). Tal documento es hasta hoy la única referencia a las Cofradías de San Blas y Nuestra Señora de la Candelaria, registradas en-tonces en la ermita de Acusa 97. Los testamentos de Beatriz de Medina y don José Cachaso Ossorio en 1752 y 1775, respectivamente, ilustran el mante-nimiento, dentro de parámetros más comedidos, de la devo-ción a la Virgen de Candelaria durante la segunda mitad del s. m11 98. La ermita de San Matías, parroquia en 1782, centralizó progresivamente la vida religiosa de la nueva jurisdicción crea-da, de la cual dependería en adelante la ermita de Acusa 99. Este hecho, unido a la grave recesión económica en la zona durante el final del s. XVIII y todo el s. xx, ocasionó un nota-ble retraimiento del culto a la Virgen de Candelaria loO. El do-nas de misas. Mana Tello. Folios 496 y SS.; Libro de Protocolo de capella-nías y memoria de misas, folios 116 y 120. 95 Libro de Protocolo de instrumentos, cláusulas y escritura de memo-ria de misas. María Tello. Folio 500. 96 Cláusulas-últimas voluntades. Juan de Molina. 25 de noviembre de 1732. Folio 4. 97 Libro de mandatos. Visita general de D. Pedro Manuel Dávila y Cárdenes, Obispo. 1732. Folio 6. 98 Cláusulas-últimas voluntades. Beatriz de Medina (2- 12- 1752). Folio 6. i ibiü de Pmtocda de cai;e!!an!as y rnrrncxii de mi s~sD. . José Cachaso Ossono (4-4-1776). 99 Con anterioridad, atendiendo a su lejanía de la parroquia matriz de Santiago, se había instituido en la ermita de San Matías, una ayuda de pa-rroquia, contando pues con representación del Santísimo. Vid.: Gufa de la Didcesis de Canarias (suplemento del Boletín Oficial Diocesanoj, Las Paimas de Gran Canaria, iC73, p. 67. 'Oo El empobrecimiento fue general en todo el sector, y también la re-cién creada parroquia de Artenara sufrió las consecuencias. La situación se agravó aún más con las hambrunas del s. XIX y la epidemia de cólera que Núm. 42 (1996) 375 30 RAÚL JUAN MENDOZA RAMOS cumento de 1830, por el cual el cura de Artenara solicita a su colega de Teror ciertos ropajes de una Virgen retirada del cul-to en la iglesia de Santa Mm'a del Pino, puede ser considera-do paradigmático de la situación de la e&ita de Acusa duran-te este periodo. En dicho texto se especifica que la Virgen de Acusa, ((desprovista de vestidos», no permitía ya ser ((sacada en procesión» lol. A partir de entonces sólo la construcción de la nueva pre-sa de Acusa a mediados de este siglo puede ser tomado como hito relevante en la evolución del culto en la zona. En efecto, la consecuente anegación del barranco de Candelaria, donde se hallaba la antigua edificación, obligó entre 1966 y 1968 a la erección de la actual ermita. La construcción del s. xm, cuyas ruinas son aún hoy visibles al bajar el nivel del agua, quedó destruida en poco tiempo. CONCLUSIONES 3 - 0 A partir de los datos expuestos podemos concluir que, aun- m E que no homogéneo, el culto a la Virgen del dos de febrero fue O común en todo el territorio de la antigua jurisdicción del be-neficio de Santiago de Gáldar. Así varias obras de arte relati- aE vas al tema mariano de la Purificación, se documentan en la mayoría de los principales templos de la comarca, especial- - mente durante los siglos m, xvn y m~. 3 Las obras inventariadas por vez primera en este artículo, O más aquellas anteriormente conocidas, constituyen un grupo amplio y variado que incluye ya recintos religiosos, ya pintu-ras, e s c ~ h r a os pieza; de orfebreria. La iiqüeza de este con-junto debe ser siempre valorada con el conocimiento de la presencia de títulos afines en los curatos limítrofes de Moya (Candelaria) y Tejeda (El Socorro). azoti5 e! Xolir gmiicaiiaí-io, originando un serio Bujo migratorio y ei con-secuente despoblamiento de la zona. lo' A.D.L.P. Expediente 4. Teror. 23 de julio de 1830, en LUJAN HEN-R~ QUEZ, JosÉ: op. cit., p. 143. 376 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINERfA DE LA PURIFICACIbN EN LA COMARCA DE GALDAR 3 1 De los cuatro centros de culto estudiados, la ermita de la Virgen de Candelaria y la iglesia de San Matías de Artenara ocupan el extremo Sur y de mayor altitud de la devoción en la comarca, centrada en la costa en torno a los vértices de Gáldar y Guía. Acusa, y en menor grado Artenara, pueden ser considera-das como el vínculo más claro con la tradición específi-camente canaria del dos de febrero y el aspecto históricamen-te más unitario del culto, sin apenas variaciones desde su ins-tauración, aspecto favorecido sin duda en Acusa, por el carác-ter patronal de tal devoción en la localidad. En Gáldar y Guía, el culto a la Purificación de Mana no presenta una evolución tan unitaria y, desde luego, la conexión c m !2 imzgen aparecida en Tenerife no es tan clara. En Guía, por ejemplo, si bien es cierto que la devoción a Nuestra Señora bajo el título de Guía permanece inalterable desde el s. m, no se debe olvidar que precisamente este siglo se abre con la sugerente coexistencia de tres imágenes cuyas invocaciones referían todas al dos de febrero. En Gáldar, el aspecto es, si cabe, más confuso, pues a la coexistencia de imágenes y títulos, y la diversidad de los orí-genes (americano, sevillano, etc.) se suma la frecuente modi-ficación en las invocaciones de las obras (Copacabana en Be-lén y posteriormente en Pilar, etc.). Se puede afirmar, para concluir, que la del dos de febrero, especialmente bajo el título de Candelaria, presente en todos los centros estudiados, fue la advocación no más significativa pero seguramente más generalizada en los principales templos de esta antigua demarcación histórica de Santiago de Gáldar. Iglesia parroquia1 de Santa María de Guía. Guía. Fundada por Sancho de Vargas alrededor de 1505-1509, fue en un principio una pequeña ermita dependiente de la parro- Núm. 42 (1996) 377 32 RAUL JUAN MENDOZA RAMOS quia matriz de Santiago en Gáldar. Segregada en 1533, la parroquial guiense creció y se remodeló en los siglos posterio-res hasta alcanzar su estado actual. Vid.: GONZ~LSEOZS Ao,p . cit., pp. 27-55. Emita de Nuestra Señora de Candelaria. Acusa (Artenara). La actual emita de Nuestra Señora de Candelaria en Acu-sa se construyó entre 1966 y 1968, según planos de don San-tiago Santana Díaz, por iniciativa del Ilmo. Ayuntamiento de Artenara y del Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, pues la antigua ermita quedaría bajo el nivel del agua de la nueva presa en construcción. Vid.: LUJANH ENR~QUoEpZ. c, it., pp. 144-145. ESCULTURA i E Nuestra Señora de Candelaria. Iglesia parroquial de Santia- 3 go de Gáldar. Gáldar. - 0m La imagen, venerada hoy como Virgen de Candelaria en el E templo matriz de Santiago, está documentada desde 1789- O 1796. Si bien se tiene constancia de su histórica dedicación E como Virgen del Carmen, se desconocen aún muchos aspec- - a tos relativos a su autoría, cronología y titulación exacta. Los n estudios más detenidos adscriben la obra al círculo de Benito Hita y Castillo (1 7 14- 1784). O3 Vid.: GONZALEISZI DOROop,. cit., pp. 146-176. Nuestra Señora de Copacabana. Iglesia parroquial de San-tlago de Gáidar. Gáldar. A partir de 1687, una escultura se inventaría en el altar mayor bajo la advocación de Virgen de Copacabana. Tras va-rios cambios en su titulación, la imagen alcanzó como Virgen del Pilar de Zaragoza una gran popularidad en la segunda mikd del s. mii. Yesapai-eció en el barrio rural de Caideros en torno a 1920-1930. Inédita. (Tras la redacción de este artículo, encontramos una breve referencia a esta singular imagen en CAZORLLAEÓ N, 378 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL./~NTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACIdN EN LA COMARCA DE GALDAR 33 Santiago, Historia de la Catedral de Canarias. Real Sociedad Económica de Amigos del País, Las Palmas, 1992, p. 242). La Presentación. Iglesia parroquial de Santa María de Guía. Guía. Una figuración escultórica de La Presentación se inventa-rió en el altar mayor en 1602. Se ignora, pues se incluían ade-más las imágenes de San José y San Simeón, si se trataba de una sola pieza o, por el contrario, de un conjunto de bultos exentos. Vid.: GONZALESZO SAo,p . cit., p. 36. Nuestra Señora de Guia. Iglesia parroquia1 de Santa María de Guía. Guía. Presumiblemente, la pequeña imagen de la Virgen de Guía que aparece inventariada en 1602 en su altar colateral fue la imagen titular donada en la centuria anterior por el propio fundador de la ermita. Tras adoptar el título de Guía, la anti-gua imagen de la Virgen de Candelaria donada por los Riverol, la escultura de Nuestra Señora de Guía vieja, siguió registrán-dose en los inventarios sin titulación precisa hasta su desapa-rición. Vid.: GONZALESZO SAo,p . cit., pp. 36 y 39; López García, op. cit. (inédito); Riquelme Pérez, op. cit., pp. 81 y 375. Nuestra Señora de Guía. Iglesia parroquial de Santa María de Guía. Guía. La actual escultura de la Virgen de Guía fue traída, según se admite, desde Génova, ciudad de origen de su. s p. ri.m eros yi-opietarios, los Rivera!. La talla, venerada a pnnc:p:cs de! s. XVII como Virgen de Candelaria en el altar de los Riverol, pasó algo antes de 1607 al altar mayor de la iglesia, adoptan-do el título de Guía no mucho más tarde. Vid.: GONZ ~SEOZS Ao, p. cit., pp. 37-39. Nuestra Señora de Candelaria. Ermita de Nuestra Señora de Candelaria. Acusa (Artenara). La Virgen de Candelaria de Acusa parece ser una escultura Núm. 42 (1 996) 379 del s. xwx de origen regional, aunque no falta quien vea posi-bles ecos peninsulares. Esta imagen, aun con los atributos tra-dicionales propios de la Virgen de Candelaria, se diría que fue tallada para otra advocación mariana, a tenor de su postura. Vid.: LUJANH ENR~QUopE. Zc,i t., p. 147; Riquelme Pérez, op. cit., p. 112. Retrato de Fray Juan Déniz de Quintana (0.P.P). Iglesia a parroquia1 de Santa María de Guía. Guía. Este retrato, atribuido a José Rodríguez de La Oliva y fe- E O chado en 1740, incluye tras el retratado una imagen de Nues-n = tra Señora de Candelaria, según la iconografía cimentada por m O E la escuela Quintanesca. Fray Juan, además de ser una autori- SE dad de la comunidad dominica en Canarias de su tiempo, era E desde 1735 copatrono fundador, junto a su sobrino don José 3 Rodríguez Déniz y Quintana (presbítero de la iglesia de Santa - Mm'a en Guía), de la capilla de San José, en cuyo retablo se 0m E incluyen los retratos de ambos. O Vid. GONZALESZO SAP, EDROo:p . cit., pp. 84, 89. n RODR~GGUOENZZ ALEMZ,A RGARILTaA p: intura en Canarias du- E rante el siglo XVIII. Excmo. Cabildo Insular de Gran Canaria, a Las Palmas de Gran Canaria, 1984. n 3 O OBRAS DESAPARECIDAS Primera ermita de Nuestra Señora de Candelaria. Acusa ( Artenara). Construcción tradicional del s. xvii. Su ubicación es incier-ta. Documentada en 1629 y 1666; se duda hoy si se tratíi de la misma capilla excavada donde se veneró en un primer mo-mento a San Juan Bautista. Vid.: LUJANH ENR~QUoEp.Z c,i t., p. 139. 380 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS Segunda ermita de Nuestra Señora de Candelaria. Acusa (Artenara). Fue edificada entre 1675 y 1679. Tras un periodo de esta-bilidad se mantuvo con dificultades hasta la década de los 60 del presente siglo. Sus restos son aún visibles durante los pe-ríodos secos, al bajar el nivel de la presa de Acusa. Se conser-van documentos gráficos de sus dimensiones y aspecto ex-terior. Vid.: LUJANH ENR~QUoEpZ. c, it., pp. 139-145. Nuestra Señora de Candelaria. Iglesia parroquial de Santia-go de Gaidar. Gáiciar. Un lienzo con el retrato de Nuestra Señora de Candelaria se inventaría en Gáldar en 1690 y 1709, para desaparecer an-tes del próximo inventario de 175 1. Se especula, por su cro-nología, que hubiese podido pertenecer al taller o escuela de Hernández de Quintana. Inédito. Nuestra Señora de Candelaria. Ermita de San Matías. Ar-tenara. Según el testamento de María de Medina de 1705, fue do-nado un lienzo con el retrato de Nuestra Señora de Candela-ria para que fuese colocado en el altar de Nuestra Señora de Candelaria para que fuese colocado en el altar de Nuestra Señora de la Concepción de la ermita de Artenara (hoy iglesia parroquial). Por su cronología se sospecha su posible relación con ia obra de ~ernanciezd e Quintana o sus seguidores. Inédito. La Presentación. Ermita de Nuestra Señora de la Encarna-ción. Gáldar. Cm+-- 1-C. n*.marn T\P ian70c inxr~nt~v-igcln~rn 12 ~ r r n i dt e~ I - r l l C I L I 1"J LLLIIIICII"S"L~ A., L. l l l " v . l C r.Uuv" vi. iri r.iirii--. --. Nuestra Señora de la Encarnación o de la Vega en 1834 apa-recen dos lienzos titulados La Presentación y La Circuncisión, que aunque no refieren de modo preciso a la advocación de Núm. 42 (1996) 381 36 RAdL JUAN MENDOZA RAMOS María, sí atestiguan la consideración de dicha onomástica en una de las más célebres ermitas de la comarca. Vid. LÓPEZG ARCIAJU, AN SEBAST«I~N,u estra Señora de la Vega en la Historia de Gáldar~e, n Homenaje a Alfonso Tmjillo Rodkguez, tomo 1, Aula de Cultura del Excmo. Cabildo Insu-lar de Tenerife, Santa Cruz de Tenerife, 1982, p. 514. Cruz-Guión. Iglesia parroquia1 de Santiago de Gáldar. Gáldar. Entre los bienes declarados en 1874 por la Cofradía del Santísimo Sacramento, se encuentra una cruz-guión, hoy de- ",AA, ,, ,...., ,",lA, "A, ,.,,,, ,:,. ,,,,,:l , 1, h T. .,, aayal GLlua, G ~ L~ uuy 1 c apaiuu 3c 1 C ~ uLu uua la 1lllaf;cIl UG LY uc3- tra Señora de Candelaria. Aunque no hay seguridad absoluta al respecto, la cruz en cuestión podría ser la misma registra-da varias veces a lo largo del s. XVII, con cuya descripción coincide. Inédita. ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS IMAGINER~A DE LA PURIFICACIÓN EN LA COMARCA DE GALDAR 3 7 LEYENDA: Virgen de Candelaria @ Ermita o iglesia 6 Virgen de Copacabana O Altar propio 6 \1;v--* A- a,:- wLL6C.l .+- - -.- @ I~i..lgen riesqmrecida (0) Virgen del Socorro 0 Pervivencia del culto 0 Presentación de Jesús 8 Extensión comarcal aprox. m Núm. 42 (1996) 383 |
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