RETRATOS EN EL MURAL QUE PINTO
MARIANO DE COSSfO
PARA LA IGLESIA DE .SANTO DOMINGO
EN LA CIUDAD DE SAN CRISTóBAL
DE LA LAGUNA
P O R
ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS
RESUMEN
1. BIOGRAFDE~ AM ARIILDWEO C O S S ~ OY ?JIARTÍNEZ-FORTÚN. 2. GE-NERACI~
N DE LA PINTURA: a) Argumentos. b) Colaboradores
en el proyecto. c) Colaboradores en la pintura. d) Proce-dimientos.
3. PERSONAJE^ RETRATADOS.
Nació en Valladolid el día 2 de agosto de 1890, en la casa
fUe p&cio & C ~ & E & el^^^, e! ~ i5 ~ ~ - ~ de la calle de la Torrecilla, que el bisabuelo, Manuel de la Cues-ta,
que fue rector de la Universidad, había comprado años
antes.
Fue el cuarto de los cinco hijos del matrimonio Mariano de
Cossio y Cuesta y Maria dei Carmen Martinez-Fortún y Mar-tina-
Talavera. Hermanos suyos fueron los escritores Francisco
y José María.
A la edad de tres años quedó huérfano de padre y madre,
y la abuela, Dolores de la Cuesta, se hizo cargo de él y de sus
Núm. 32 (1986) 555
2 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS
hermanos, y los llevó a Sepúlveda, donde la familia, de abolen-go
conocido desde el siglo xv, vivió en un castillo de su pro-piedad.
Pasaban los inviernos en Valladolid y los veranos en Tu-danca,
en la provincia de Santander; allí poseían una casona
desde la que ejercían un benéfico patriarcado.
Mariano de Cossío estudió el bachillerato en el colegio de
San José, en Valladolid, de los Padres Jesuitas. Hizo más tar-de
cursos de Arquitectura, que abandonó para dedicarse a
copiar las esculturas de Berruguete y Juan de Juni, del Museo
de la Santa Cruz; tomó al mismo tiempo algunas lecciones de a
dibujo y pintura con Eduardo Chicharro, y frecuent6 tertu- N
iias ariisiicas, las se irnifa coiL los pi~tores &jse:ii;io O
Miguel Nieto, Castro Cires, García Benito y Loygorri. n-- m
O
Se casó el año 1916 con Ana María Estremera de la Torre E
E
2 de Trassierra; abandonó temporalmente la pintura, y se fueron -E
a vivir a Villada, en la provincia de Palencia, donde se dedicó
a la agricultura. 2 -
Vuelto a Valladolid, hizo mayor amistad con el pintor in- -
0
m
E glés Christopher Hall, a quien había conocido en Villada. Se O
integró en la tertulia que Hall tuvo en su estudio, a la que entre
n otros acudían Federico Santander, el poeta Jorge Guillén y -E
Francisco de Cossío, hermano mayor de Mariano, que era di- a
2
rector del Museo de Santa Cruz. Resultado de estas reuniones n
n
fue la total dedicacion de Mariano a la pintura.
3
En 1930 el matrimonio tenía diez hijos, y Cossio decidid O
el tfwode profesoi- e: Dimju, lo mal cGnsigzió,
tras los oportunos ejercicios en la Academia de Bellas Artes de
San Fernando, en Madrid.
Hizo después oposición a cátedras, y obtuvo una, eiigiendo
la del Instituto de Canarias, Instituto Nacional de Segunda En-señanza,
hoy Cabrera Pinto, en la ciudad de San Cristóbal de
La Laguna, en Tenerife. Llegó a La Laguna el año 1935 y desde
su arribo se consideró en el hogar definitivo. Además de las
clases en el Instituto, ejerció la enseñanza del dibujo en la
Escuela del Magisterio, y en la de Bellas Artes de Santa C m
556 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
de Tenerife. Continuó practicando la pintura, en la que ade-más
de sus trabajos de afición tuvo numerosos encargos de
retratos y murales en edificios públicos, iglesias, etc.. .
En las islas, especialmente en Tenerife, disfrutó Mariano
de Cossío una destacada consideración social, pues fue persona
muy culta, atenta siempre al conocimiento de los diversos te-mas
intelectuales. De trato ameno y cordial, aunque de genio
vivo; de muy interesante conversación. Un artista con excelen-tes
virtudes humanas.
Marchó a Valladolid en 1959 para estar en las Navidades
con la familia, y falleció, casi de repente, en aquella población
-1 A:,. c A, 2, qncn ññ..,:~ ,, i, ,:,,.. ,,,, ,, 1, ,..,l
cl U L J~ U G G L ~ C L U ut: L JUW. LVAULLU a l L a ~ r i m i i r ab auia GU r a bu-había
nacido.
Por el año 1945 el cura párroco de la iglesia de Santo Do-mingo
en la ciudad de La Laguna se dedicó a la restauración
del templo.
El historiador José Rodríguez Moure puso en su obra Guiu
histórica de La Laguna, 1935, las siguientes notas:
(t.. . el templo que nos ocupa ha tenido dos destinos: Igle-sia
del convento de dominicos y parroquia del Sagrario.
El edificio poco o nada ofrece de notable; data su fun-dación
del año 1527, en que se trasladaron los frailes a
la ermita de la Concepción, y solares que compraron a
doña María Abarca, pues con anterioridad habían ocu-pado
la antigua ermita de San Miguel y sitios adyacentes,
qiae Jaime de Santa Fe, su apoderado, vendió a doña Juana
Masrier (sic), ultima mujer del Adelantado ... De la opu-lencia
de este templo todavía se conservan muy buenos y
valiosos restos ... Tal cual está hoy, forma este templo,
una Cruz de gran anchura, con tres capillas comunicadas
por arcos en la parte de la derecha, siendo el orden de
arquitectura de todas ellas, distinto y de diferentes ma-teriales..
. »
Núm. 32 (1986) 557
4 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS
(La última esposa de Alonso Fernández de Lugo, que cita
Moure, fue doña Juana de Massieres o Messieres y no Masrier,
como él indica.)
Por otra parte, Ana María Arias de Cossío, nieta del pintor
y autora de la interesante obra Mariano de Cossio, su vida y su
obra (Aula de Cultura del Cabildo Insular de Tenerife, 19751,
hace el siguiente comentario sobre el mural:
«Fue hacia el año 1945 cuando el entonces párroco de la
Iglesia, D. Jose Garcia Pérez, se ocupó en la restauración
de la Iglesia, descubriendo algunos elementos de la pri-mitiva
fábrica, y asimismo se ordenó el tesoro, de mane- a
ra que pudiera ser contemplado. Además de él partió la E
idea de decorar también el interior ... con pinturas al O
fresco. n - m El paño principal de estos frescos, corresponde al O E
muro sur de la iglesia, y las historias presentadas fue- E 2 ron dictadas por el Ilustrísimo Sr. Obispo de la diócesis E
Fray Albino González y Menéndez-Reigada; son fundamen-talmente,
tres escenas; San Pío V en la batalla de Lepanto; 3
la entrega del Rosario a Santo Domingo, y la curación del O- paralítico por la Virgen de Candelaria, ante la puerta de m
E
Santo Domingo. Se completa la decoración de este muro O
con un friso con alegorías del Santo Rosario y de la let*
nía de la Virgen, siendo la idea total de la composición, n
E una apoteosis de la eficacia de la oración.)) -
a
La batalla de Lepanto, 7 de octubre de 1571, fue da mayor
ocasión que vieron los siglos)), según la conocida frase de Mi-guel
de Cervantes Saavedra, testigo, soldado en ella y también,
después de ella, esclavo de los vencidos turcos. La entrega del
rosario al santo fundador de la orden de predicadores se con-templa
en su vida, en tanto que el milagro -uno de los mila-gros-
de la patrona de Canarias, de carácter más circunstan-cial,
pero de mucho valor para los tinerfeños, devotos de la
venerada imagen, está en las obras de diversos estudiosos,
especialmente en el libro Del origen y milagros de la santa ima-gen
de Nuestra Señora de Candelaria, que apurecid en la isla
de Tenerife, con la descripción de esta isla, que el padre domi-
558 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
RETRATOS DE COSSÍO EN EL MURAL DE SANTO DOMINGO 5
nico fray Alonso de Espinosa, que había venido desde Gua-temala
a Canarias, para estudiar el tema, publicó en Sevilla
en 1594. El milagro es el numero 7 de su relación.
Los argumentos sugeridos por fray Albino son una exégesis
de la orden dominicana, a la cual pertenecía el obispo de Te-nerife.
Puestos de acuerdo párroco y artista para la ejecución
de la obra, dado que se consideraba a Cossío como el mejor
capacitado en aquellos momentos para un trabajo de tal enver-gadura,
se le planteó al pintor el problema dimanante del gran
tamaño del muro a cubrir con su pintura.
En efecto, las dimensiones eran 21,60 metros a lo largo de
la nave y 8 metros su altura. Había que utilizar la técnica
cmocids c m m ph,?'l¿iruu ! freccc?, e= !u cm! se VELEp mknde 10s
colores sobre una superficie muy pulida, trabajada en tres ca-pas
superpuestas de material diverso y grosor diferente, en el
cual hay que pintar estando todavía húmedas las zonas y con
rapidez.
hs dimemiones la de llenar ei gran
espacio con muchas figuras. Surgió entonces en la mente del
pintor el acierto de convertir en algo vivo y actual lo que ha-bía
sido una serie de sucesos lejanos con protagonistas cuyas
fisonomías eran desconocidas. Cossío actualizó las tres esce-nas
colocando en ellas a personas que vivían a su alrededor.
De esta manera fue retratando a amigos y conocidos, que
llevó a la composición general, con lo que situó al espectador
en una transposición de realidades. Hechos antiguos con perso-najes
modernos. Según parece, y conforme me han manifestado
algunos retratados, el pintor (y en ocasiones sin revelar su pro-pósito)
fue citando a los solicitados para que acudieran al es-tudio
que había instalado en la parte del Instituto que daba
a la calle de Anchieta, donde realizó los apuntes oportunos.
En otros casos urgentes solicitó en el mismo lugar donde se iba
a colocar el mural que alguno de los que estaban cerca de él
le dejara que hiciera su retrato.
Parece que cuando Cossío acabó la obra realizó un boceto a
tamaño reducido, en el que puso los nombres de los retratados.
Lo regaló al párroco José García Pérez. Su existencia me ha
Núm. 32 (1986) 559
6 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS
sido confirmada, pero no he podido averiguar su actual pa-radero.
Por otra parte, los fallecimientos del citado párroco, del
pintor Cossío y posteriormente de su más íntimo colaborador,
casado con una de sus hijas, el excelente acuarelista Antonio
González Suárez, impide conocer plenamente cómo se fue ha-ciendo
la obra, los nombres de algunos retratados y otras anéc-dotas
que ocurrieron durante los trabajos.
En ciertos casos hubo sorpresas por la inclusión de alguna
persona; tal es el del acuarelista Francisco Bonnin Guerín, que
es el paralítico curado, Sus relaciones con Cossio no eran bue- a
N nos. Cuando Bonnin se quejó de que el pintor lo hubiera colo- E
cado como tal, Cossío repuso con zumba que le había situado O
en el lugar más importante del relato pictórico, que sólo cedía n-- m
O ante el de las santas imágenes. Otras personas no quisieron EE
figurar en la pintura, como ocurrió con Angel Pérez Rodriguez, SE
que mantuvo una muy buena amistad con ambos pintores, -
Cossío y González Suárez, y les ayudó entonces a moler los 3
colores y otras pequeñas faenas. Angel Pérez se neg6 ante la
- -
0
m
propuesta de Cossío a figurar en el mural. Él me ha referido E
que en cierta ocasión don Mariano, encaramado en el anda- O
rnio, se dio un batacazo a consecuencia del que estuvo varios n
E días fastidiado. -
a
No se conservan datos del costo de los trabajos, preparación 2
n
de la pared, andamiaje, etc. Tampoco de quiénes y cómo se pa- n
garon. Parece que Cossío hizo el suyo desinteresadamente. Las O3
obras de albañilería, la confección de unos balconcillos de ma-dera
y un confesionario que hicieron los maestros Cedrés y Pa-lencia
se sufragaron en parte por medio de una suscripción
entre los feligreses. También se verificaron unas rifas. Julieta
Verdugo Bartlett, que con su hermana María figuran en el
mural, regaló un valioso aderezo para que se sorteara, y dicen
que cuando le fueron a ofrecer números de la rifa se sorprendi6
de que le volvieran a sacar dinero. La carga principaI la Itev6
Fernando Beautell Meléndez (posteriormente conde de Santa
María de Abona, título concedido por el papa Pío XII en 1 de
julio de 1950); testigos presenciales me han confirmado la lle-
560 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
RFPRATOS DE COSS~O EN EL MURAL DE SANTO DOMINGO 7
gada puntual, cada sábado, de Beautell con el sobrecito de su
aportacidn.
Como he indicado, casi todas las personas que aparecen
en las tres escenas son seres vivos contemporáneos de Cossio.
Hay que exceptuar a los frailes y las monjas que forman el
grupo central adorando a la Virgen del Rosario.
El artista acertó a dar a la obra un tono solemne, devoto,
silencioso y atento. El gesto de admiración es el que predomina
en la mayoría de los presentes en las tres escenas. No es tan
s61o (tuna apoteosis de la eficacia de la oración)), según el pro-pósito
de fray Albino; es, también, un testimonio de actua-lidad.
Cossío dio priviiegio Üe permanencia, como espectaaores o
protagonistas de unos hechos que habían ocurrido siglos antes,
a personas de la clase más diversa de la sociedad, desde títulos
nobiliarios, escritores y artistas, a modestos funcionarios muni-cipales
y gente del pueblo. Su acumulación no es amontona-miento,
hay atmósfera entre ellos, y el parecido fácilmente
perceptible dentro de la peculiar manera de hacer del artista
es un elemento positivo que magnifica su trabajo.
La parte del mural que contiene las tres escenas principales,
y excluyendo los grupos de cantores y devotas de la parte más
alta, los elementos decorativos, tales como galeones, bande-ras,
ciriales y estandartes, etc., está formado por 90 figuras,
algunas completas, y otras de las que sólo se ven las cabezas
y parte del cuerpo.
Están también las dos imhgenes de la madre de Jesús en
sus advocaciones. De las figuras veinticinco corresponden a clé-rigos
y el resto a seglares. Curiosamente ha sido más fácil 1s
identificacidn de los religiosos.
Las imdgenes
Nuestra Señora del Rosario
La admiración y el entusiasmo que predominan en los dos
episodios laterales se diluyen en el central en un ambiente
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8 ENRIQUE ROMEü PALAZUELOS
místico. Cossío resolvi6 el tema en forma ascendente y así en-cerró
a las figuras en un triángulo, cuyo vértice superior esta
en la corona de la Virgen, en tanto que los de las bases coin-ciden
con las capas del fraile y de la monja. El resultado es
una escena en la cual se ve quietismo espiritual y encendida
adoración. Este grupo está lejos y ajeno a lo que sucede en las
otras dos escenas. Tampoco presenta símbolos. Predomina la
sencillez, animada tan s61o por los jarrones con rosas que hay
a los lados.
La imagen de la Virgen del Rosario es la que se venera en la
capilla mayor, la que trajo a La Laguna, de Sevilla fray Pedro a
de Santa &pa-~üa iioa, que psi&6 eri corivehdraoa rIte 10s N
E
años 1683 a 1685 y fue fervoroso propagandista de la devocidn O
n al rosario. -- m
Ni Santo Domingo de Guzmán ni Santa Catalina de Siena, O
E
E figuras inmediatas a la imagen, son retratos de alguna persona S
E conocida, y ofrecen la iconografía usual. Tampoco lo son los -
otros religiosos, aunque el pintor, de acuerdo con fray Albino, 3
sí quiso fijar la memoria del espectador en dos personajes re- - -
0
lacionados con La Laguna: fray Pedro de Santa María, ya ci- m
E
tado, y la monja en actitud devotísirna, que es imaginación O
de la ((Sierva de Diosr), sor María de Jesús de León Delgado, n
nacida en El Sauzal en 1648, ingresada en el convento de Santa a-E
Catalina, en la plaza del Adelantado, en 1688 a los veinte años l
n de edad, en el que fue ((asombro de la penitencia, pasmo de la n
n
contemplación y maravilloso compendio de las vidas ejempla- 3
res y las virtudes heroicas», según la dedicatoria que le hizo en O
la Universidad de Salamanca el doctor don Pedro Andrés Ma-chado
Fiesco el 30 de mayo de 1740. Sor María de Jesús fallecid
en aquel monasterio en 1731 y sus restos se conservan en el
mismo. El historiador José Rodríguez Moure escribió su bio-grafía,
editada en La Laguna en 1911.
Nuestra Señora de Candelaria
Su imagen, que está en la pintura entronizada bajo her-moso
palio, gala de la orfebrería tinerfeña, es fiel representa-
562 ANUARIO DE ESTUIlIOS ATLANTZCOS
ción de la escultura que se venera actualmente en Candelaria,
lugar de la isla donde apareció a los guanches por el año
de 1392; la primitiva imagen era llevada, en ocasión de des-gracias
o sequías, por unos y otros lugares de Tenerife, como
ocurrió en 1517, con motivo de la llamada {{peste de las lan-dre~
»q, ue motivó gran mortandad en La Laguna, y fue a la
puerta del convento donde ocurrió el milagro de la curación
del paralítico que evocó Cossío.
La primitiva imagen desapareció arrastrada por un aluvión
de aguas, ocurrido en 1826. Posteriormente el escultor Fernan-do
Estévez del Sacramento realizó una copia casi exacta ba-sándose
en dibujos y pinturas antiguas. asta es la que Cossío
pintó Iieimente.
Identificación de los personajes retratados
A) Batalia de Lepanto
El episodio está situado en la parte más cercana al altar
mayor. Cossío tuvo en cuenta la existencia de un arco que le
sirvió para que alguno de los retratados descansaran en él
las manos.
Al lado izquierdo de este arco están:
1. Domingo Pérez Cáceres; en 1945 era deán de la S.I.C.;
en 1947 fue designado obispo de Tenerife en sustitución
de fray Albino.
2. Leopoldo Morales Armas, canónigo y prefecto de cere-monias.
3. Jacinto Caballero, canónigo.
4. Heraclio Sánchez, {{el magistral don Heraclio)). Buen
orador, hombre intelectual. Tiene la mano izquierda apo-yada
en el arco.
5. Bernabé González Marrero, canónigo, doctoral.
Núm. 32 (1986)
10 ENRIQUE ROIIlEU PALAZUELOS
Casi en el punto central del arco, y entre elementos bélicos
y marinos, hay un ángel volando.
Al lado derecho del arco están:
Padre Berardo, franciscano.
Padre Francisco, franciscano, guardián del convento de
San Miguel de las Victorias en La Laguna.
Ricardo Pereira Díaz, canónigo, arcediano, más tarde
vicario general.
Francisco Herraiz Malo; canónigo, maestrescuela: de
rodillas y con la mano izquierda sobre el arco.
Eutimio Rojas de Vera, canónigo, arcipreste.
Fray Albino González y Menéndez-Reigada, asesor de
la obra. FZie nombrado obispo de Córdoba antes de
que ésta se acabara.
Antonio Marín, canónigo, penitenciario, de rodillas de-lante
del papa.
Su Santidad el papa Pío XII.
Con cirial, Cristóbal Delgado Rojas, párroco de Los
Silos.
También con cirial, Maximiliano Darías Montesinos, p6-
rroco de la iglesia de la Concepción en La Laguna.
Con uniforme de guardia suizo, Alonso de Salazar y del
Hoyo.
También con el uniforme de la guardia de los papas,
Alvaro de Zuleta y Reales, hoy duque de Linares, hijo
del conde de Belalcázar.
Ofrenda del santo rosario:
17. La imagen.
18. Santo Domingo de Guzmán; no es retrato.
19. Santa Catalina de Sena; no es retrato.
20. Fray Pedro de Santa María Ulloa; no es retrato.
21. Sor María de Jesús, la sierva de Dios; no es retrato.
Ah'UARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Segunda escena: La Virgen (imagen de la parroquia de Santo Domingo) entregando el rosario a Santo Domin-go
de Guzmán, en presencia de Santa Catalina de Sena. Al pie, fray Pedro de Santa María y sor María de
Jesús. (Foto Zenón.?
RETRATOS DE COSS~O EN EL MURAL DE SANTO DOMINGO
E2 milagro de la Virgen de Candelana:
Esta escena está separada de la anterior por un jarr6n con
rosas y unas arcadas, en las que hay unas figuras. Sigue el
paso de la Virgen, con dosel y gloria. El orden de las personas
retratadas es el siguiente:
Cabeza de niño sin identificar.
Apenas perceptible, cabeza de niño sin identificar.
Fraile sin identificar.
Fraile sin identificar.
Fraile sin identificar.
Manuel Díaz Pacheco, canónigo beneficiado, maestro de
ceremonias.
Marcos Montesinos, canónigo, parroco de Icod de los
vinos.
Valentín Marrero, canónigo.
Manuel Díaz Llanos, párroco de San Juan del Farrobo,
en la villa de La Orotava.
Estos cuatro sacerdotes, que llevan dalmáticas, son los
acompañantes de honor del paso de Nuestra Señora de Can-delaria.
Sigue, centrando sobre ella la atención del espectador, la
figura de quien llevó a cabo las obras en el templo:
31. José García Pérez, párroco de Santo Domingo. Está
medio de espaldas, en actitud expectante y con capa
pluvial.
32. Parte de una cabeza que asoma por encima del hom-
' L 2 - 7 A . T : n L..,.. ,A,,, u1 U U G ~ ~ LI I ,GLLUI . J UII ual u a r e 1a z, r i r l r~íar l~u r i i t x i u l
del párroco.
33. Evelio Cedrés León, con sobrepelliz.
34. También con sobrepelliz y con cirial, José Herrera
Lázaro.
35. Monaguiiio con incensario: Carios Cecirés, hermano
de Evelio.
Núm. 32 (1986) 565
12 ENRIQUE ROMZU PALAZUELOS
36. Andrés Acuna Dorta, con hopa del Rosario, llevando
el estandarte de la Hermandad.
37. Cabeza de hombre con gafas. No identificado.
38. Al nivel de la cabeza del niño que sigue hay una cabeza
de hombre no identificada.
39. Niño ofrendado por la madre, desconocido.
40. La madre, de rodillas, ofreciendo al niño, desconocida.
41. Fray Cristóbal, fraile dominico, organista en el conven-to
de Candelaria. Es la figura m6s cercana al lisiado y
la que enlaza con el grupo siguiente.
42. mtre e1 f r ~ l ey paraljtico, Fr-nfig-~ _Af^ns~ a
Amador, maestro de carpintería que trabajaba en la E
iglesia. O
n--
43. Atilano de la Torre, abogado. m
O
E
E
2
Viene a continuación el grupo final de la obra, en el cual -E
el hacinamiento de las figuras es mayor y en el que sólo se ven 3 las cabezas. En la primera línea están: - -
0
m
E
44. Niña sin identificar. O
45. Otra niña también desconocida. n
46. Mujer arrodillada sin identificar. a-E
47. Niño en brazos de la mujer desconocido. n
n -
Me aseguran que éstos corresponden a retratos de familia- =
res de Cossfo o amigos de él. O
48. Ernesto Báez en mangas de camisa, de cuerpo entero
y mirando hacia el espectador. Era entonces el cañero
o encargado de las aguas públicas en el Ayuntamiento.
49. Hombre de rodillas; es Francisco Expósito, operario
que trabajó en la iglesia. En este caso, como en otros,
Cossío recurrió al primero cercano, que le servía para
llennr m hueco.
50. Cabeza de hombre: Gonzalo Cáceres Crosa, notable
abogado.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
LAMINA VI
Tercera escena: Procesidn de la Virgen de la Candelaria. De izquierda a derecha, frailes sin identificar; ca-nónigos
Díaz Pacheco, Montesinos y Marrero; párrocos Díaz Llanos y García Pérez (este último con capa plu-vial);
paisanos Garcia Pérez (perfil), Cedrks (con sobrepelliz), Herrera (con cirial), monaguillo Cedrés y Acuña
Dorta (con estandarte). (Foto Zenón.)
Tercera escena: El milagro del paralítico, contemplado por la multitud. El lisiado es el acuareIista Bon-
~ í n(la muleta a los pies). Se trata de la primera versión del pintor Cossío, con sustanciales diferenrias
en relación con las laminas VI11 y IX. (Foto Guerra.)
LAMINA VI11
Tercera escena: De izquierda a derecha, tomando como punto de partida al dominico fray Cristbbal, maes-tro
Afonso y abogado La Torre (añadidos), Bonnin, abogado Aledo (añadido), Celada, Cossio, sacerdote Pé-r
~ Dze lgado y general Fuentes. En la fila inmediatarncnte superior, La Rosa, Pinto de la Rosa, Guimerá y
Gonzalez Vicens (en sustitución de otros retratados). (Foto Zenbn.)
RETRATOS DE COSS~O EN n MURAL DE SANTO DOMINGO 13
Francisco Rojas, conocido por Pancho Rojas, macero
del Ayuntamiento, con la vestimenta usada en las pro-cesiones.
Juan de Contreras, marqués de Lozoya, notable his-toriador.
Francisco Afonso, el otro macero municipal.
Ana María Estremera de la Torre de Trassierra con
mantilla española, esposa del pintor.
Joaquín Cossío de Estremera, hijo de1 pintor.
Ana María Arias de Cossío, nieta del pintor, que la
sostiene.
Mariano de Cossío y Martínez-Fortún de rodillas.
-A --n - t- n- -n- -i n- González Sudrez, yerno de Cossío. principal
colaborador en el mural. Fue excelente acuarelista.
La segunda línea comienza con:
59.
60.
61.
62.
63.
64.
Los
Francisco Bonnin Guerín en figura del paralítico cura-do;
tiene a los pies la muleta, innecesaria.
Manuel González de Aledo, abogado y escritor muy ami-go
de Cossío.
Francisco Benítez de Lugo, marqués de Celada, bene-factor
del templo.
Francisco de Cossío, hermano del pintor.
Juan Evangelista Pérez Delgado, sacerdote, hermano
del poeta «Nijota».
Anatolio de Fuentes y García de Mesa, militar que al-canzó
el generalato, genealogista y escritor.
tres Últimos citados vienen a estar sobre el brazo del
cañero Báez; detrás de la cabeza del cañero están:
65. Desconociao.
66. Desconocido.
67. César Molina, orfebre y restaurador, que colabord en
las obras del templo.
68. Sin identificar.
69. José Manuel Guimerá, excelente poeta y ensayista.
ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS
Sin identificar.
Sin identificar.
Domingo Cabrera Cruz, escritor, politico y orador de
valía.
Juan Pérez Delgado, periodista y poeta que hizo céle-bre
el sobrenombre de ((Nijota>>.
Andrés de Lorenzo-Cáceres y de Torres, abogado y es-critor.
F'ue fundador del Instituto de Estudios Canarios
y director del mismo.
Francisco ZuIeta y Queipo de Llano, conde de Belalcá-zar,
militar y artista, que colabord en las obras. Hizo
los relieves del altar mayor.
José Rodríguez, aparejador y funcionario del Ayunta-miento.
Sobre la cabeza de Báez se forma una pirámide de cinco,
tres, dos, dos y una cabezas apiñadas que acaba en un grupo
de mujeres vestidas con trajes populares canarios. Entre eIIas
han de estar, sin posible determinación, los retratos de Carmen
Granados, Julieta y María Verdugo Bartlett, favorecedoras del
templo.
Niño agarrado a una verja. Desconocido.
Leopoldo de la Rosa, historiador.
Pedro Pinto de la Rosa con chalina y gafas gruesas,
destacado poeta.
Ramón González de Mesa y Suárez-MBdan, abogado.
Felipe Gomález Vicens, catedr&ico en la Universidad.
Manuel Verdugo Bartlett, excelente poeta y artista.
Sin identificar.
José María Balcells, profesor en la U-niversidad-
Desconocido.
Desconocido.
Desconocido.
Desconocido.
n :A-U~~~;
UIIUL;IUU.
Desconocido.
ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
RETRATOS DE COSS~O EN EL MURAL DE SANTO DOMINGO 15
En este grupo que no me ha sido posible identificar han de
estar retratados, entre otros, José Ortego Costales, catedrático;
el pintor Davó; José María de Cossío, hermano del pintor, y
quizá Domingo Verdugo Bartlett.
Unas grandes banderas ondeantes sirvieron al pintor para
llenar el espacio'sobre la fila de cabezas que va de César Mo-lina
a Andrés de Loremo-Cáceres, Belalcazar y Pepe Rodríguez,
hasta llegar a la ventana y la columna que cierran el espacio
dedicado al mural.
* * *
Por debajo del mural, y a todo lo largo, hay unas leyendas
que aclaran los temas.
La primera comenzando por la izquierda dice:
«Toda aquella noche y el día, hasta conseguir la victoria,
estuvo puesto de rodillas en oración, delante del Santo
Cristo, sin comer ni beber cosa alguna, y se levantó dan-
& graci, 8 nies y 2 su Mucre, di&~&: b s cr;,e,tiannc:
han conseguido la victoria.
Duró la batalla desde el medio día hasta las cinco de
la tarde, que fue la hora en que la religión de Santo Do-mingo,
estaba ocupada en la oración del Santo Rosario.
(El bienaventurado Pío V Pontífice Máximo de la Igle-sia,
Religioso de la Orden de Predicadores.) Crdnica de su
santa vida etc.. por el Padre Presentado fray Antonio Lar-ca,
1673.))
La cartela que sigue dice:
({La más alta ocasión que vieron los siglos pasados, los
presentes, ni esperan ver los venideros.-Cervantess
A continuación, y debajo de los dominicos, ante la Virgen
del Rosario, está la siguiente nota:
((Revelación del Santo Rosario a Santo Domingo de
Guzmán.
El Beato Pedro de Santa María Ulloa, apóstol del Santo
Rosario en Tenerife, trajo la imagen de la Santa Virgen
que desde entonces se venera en esta Iglesia.
Núm. 32 (1986) 569
16 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS
La Sierva de Dios Sor María de Jesús, cuyo cuerpo se
venera en el Monasterio de Santa Clara de esta Ciudad.»
Debajo de las escenas del milagro se lee:
({Conociendo fray Alonso de Espinosa, que como capellán
de la Virgen estaba presente, el fervor de la oración del
lisiado, por lo estático de su rostro, anímolo a que supli-cara
diciéndole era día de gracia y hora de salud aquella,
y como el baldado quisiera entrar en el templo tras la san-ta
imagen, de pronto tirando las muletas, penetró en la
Iglesia por su pie e inundado de júbilo, con asombro de
toda la Ciudad que conocía su notoria imperfecci6n.))
Historia de Ea Candelaria (Rodriguez Moure) a
N
Finalmente, en el extremo derecho de la pintura se anotó: E
O
((M. de Cossío lo hizo. A. GonzAlez Suárez, colaboró. 1948.)) --
Om
Por lo alto de las escenas principales descritas corren unos
frisos con temas compiementarios, a saber:
-
0 - Siete mujeres con inst.mmentos musicales; quedan jus- m
E
tamente por encima de la primera escena y la figura de O
don Domingo Pérez Cáceres. A continuación están las o
n
dos ventanas que se corresponden con el arco. aE - Quince acólitos o monaguillos que están sobre la escena
n de la batalla, unos con sotanas y cirios y dos de ellos con n
n
dalmáticas. 3 - Por encima del ((paso)) de la Virgen de Candelaria, quin- O
ce cantores.
- Y finalmente, entre las banderas y las dos ventanas Ú1-
timas, dos mujeres.
Me han asegurado que en esos grupos hay retratos de se-minaristuu.
y rrizjeres conoci&s, pem m e h ~ s.ir lo imposible
cualquier identificación.
* * *
El mural se encuentra en la actudidad, a los treinta y ocho
años de su creación, en buenas condiciones y sigue ofreciendo
570 ANUARIO DE ESTUDIOS ATL&?l'ZCOS
RETRATOS DE COSSÍO EN EL MURAL DE SANTO DOMINGO 17
el aspecto de grandiosidad que su autor pretendió darle. Las
facilidades para su examen son más bien deficientes por la fal-ta
de iluminación adecuada.
Finalizado el trabajo que ocupa los párrafos anteriores, me
creo en la obligación de exponer unas consideraciones que se
deducen del examen de fotografías de la pintura obtenidas en
distintas épocas. Unas, del tiempo en que se estaba acabando,
las sacó Agustín Guerra Molina; las otras son recientes y están
obtenidas por Berto Rodríguez ((Zenónn.
De su estudio, que hemos hecho conjuntamente el ilustre
historiador y buen amigo Antonio Rumeu de Armas y yo, y
concretamente de la zona más alejada del altar mayor, en la
cual Cossío colocd a un grupo de personas, pueblo de Dios, o
pueblo lagunero, espectadores del milagro, resultan las siguien-tes
diferencias:
Por encima de la línea de cabezas que comienzan en el para-lítico
y las dos cabecitas de niñas vestidas de blanco, en la
fotografía de Guerra, que consideraré número uno, hay dos ca-bezas
de hombre que no están en la número dos de c(Zen6n)).
Desde la cabeza del cañero Báez se pueden contar trece fi-guras
en la fotografía uno, mientras que en la dos hay doce.
Por encima de estas cabezas hay actualmente una zona irre-gular
más oscura que no está formada por la sombra de ellas,
sino que es una mancha de pintura con la cual se ha borrado
algo hecho anteriormente.
La pirámide que se forma sobre la cabeza del cañero Báez,
en diferente en las dos fotografías, y las posiciones tampoco
coinciden. Por ejemplo, el niño que trepa por los hierros para
ver mejor la escena está como encogido en la número uno,
mientras que en la dos aparece con las piernas estiradas.
Con todo, es en el grupo final donde se encuentran las mo-dificaciones
más acentuadas. En la fotografía número uno, y
entre los maceros, no está la cabeza numerada 52, del marqués
de Lozoya, que sí aparece en la fotografía de «Zen6nn. Además,
detrás del segundo macero hay en la fotografía de Guerra una
18 ENRIQUE ROMEU PALAZUELOS
figura de hombre que no está en la actualidad. El orden que se
ve en este grupo, según la imagen primera y la segunda, son
diferentes. En la uno están: macero, hombre, Ana María Estre-mera
de Cossío, hombre y la nieta Ana María de pie sobre un
murete, con otra figura de hombre también de pie. En la pin-tura
tal cual está hoy se ven: macero, la esposa del pintor, a
su lado el hijo y el yerno. La nieta está más abajo y sostenida
por Cossío, arrodillado a medias, con una pierna sobre la car-tela
con su nombre y el de su principal ayudante.
Hay más detalles diferentes que hacen pensar que Cossío
realizó estas modificaciones porque alguien que deseaba ser
puesto en el cuadro le pidió que lo incluyera, y también por
considerar que con ellas mejoraba la obra, al tiempo que com-placía
a alguno de los solicitantes.
José Francisco Afonso Amador, que figura en el mural y es-taba
entonces trabajando en la carpintería del templo y que
además me ha ayudado en la identificación de algunos retrata-dos,
me aseguró que vio a Cossío rascando algo pintado en la
pared y que al decirle él que por que lo hacia si estaba muy
bonito el pintor le contestó que no estaba contento y que como
lo iba a hacer quedaría mejor.
Naturalmente mi intento de identificación de los personajes
del cuadro se ha realizado sobre su estado actual.
Agradezco sinceramente la colaboración de muchas perso-nas
a las cuales he molestado con mis preguntas, a las que su-pieron
y a las que no supieron darme respuestas concretas.
No estoy seguro de que sean exactas las identificaciones que
doy y que se me han facilitado, especialmente las del grupo
de la derecha, en el que Cossío puso a intelectuales y artistas,
amigos suyos. En ocasiones ni el mismo interesado estaba se-guro
de su situación. Deploro, también sinceramente, la falta
de colaboración de algunas personas, que me han negado siste-maticamente
cualquier ayuda.
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