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LOS ESTUDIOS CANARIOS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL POR CARMEN DfAZ ALAYdN ((Las Islas Canarias han atraído siempre el interés de los hombres de ciencia desde la antigüedad griega hasta nues-tros días. La historia heroica y romántica de la conquista, el valor y las virtudes de los indígenas, la naturaleza tan grande y hermosa, todo eso contribuyó a hacerlas el cen-tro de muchos estudios de científicos y aficionados.» La ciudad de Viena celebra en 1888 los cuarenta años de go bierno del emperador Francisco José. La magna celebración parece querer olvidar la profunda crisis económica que sufre el estado en esos momentos. La creación de bancos para la ex-plotación de líneas férreas y el acaparamiento de productos agrküiaa, 10s agioiisrnos de todas ciases, ios exorbitantes gastos que genera la política imperialista del penúltimo monarca aus-tríaco, y las obligaciones contraídas con los países aliados en materia de armamento, son factores que día a día incrementan apreciablemente el déficit nacional. A ello se suma la circwis-tanr. ia de wi~_A_=- & ha per&d~p restmcir, en, !L. esfe12 p c f i t i ~ ~ , y ya no es la potencia de los tiempos del príncipe von Metter-nich. Con todo, una relativa felicidad caracteriza entonces la vida familiar de los Habsburgo, y nada hace presagiar el cúmu- Núm. 35 (1989) 363 lo de desgracias que pronto comenzarán a ensombrecer el últi-mo tramo de la vida del emperador. Junto a esto, el atractivo de Viena en esta época es manifiesto, de forma especial en los ámbitos artístico y cultural. La música y los músicos tienen su feudo en la capital austríaca, y su Universidad ha alcanzado un apreciable desarrollo, llegando a superar en prestigio a otros renombrados centros del continente. Viena, 1888. Este es el ambiente en el que nace el 25 de mayo Dorninik Josef Wolfel, al que la ciencia y el destino se encar-garán, de modo afortunado, de vincular estrechamente a Cana-rias. Será la suya una vida en la que la adversidad no consti-tuye un elemento episódico, pero en este caso el avaro trato de la suerte será compensado por la providencia que dota pródigamente a Wolfel de excelentes cualidades, entre las que destacan la honestidad, el tesón, la inteligencia, el espíritu de sacrificio y la fe en el trabajo. La desfavolrable situación económica familiar no va a per-mitir que el joven Dominik Josd pueda continuar sus estudios en la enseñanza oficial. Pero esto no supone un obstáculo insal-vable para una personalidad inquieta y emprendedora como la suya. Materias como la lingüística, la historia y la geografía despiertan en él un temprano y manifiesto interés, y al igual que todos los autodidactas va aprendiendo de modo humilde y silencioso, pero firme. Después de viajar por el sur de Europa se convierte en profesolr de idiomas y en 1916 ingresa como traductor en el Ministerio de Comercio austríaco. 1919 será para él una fecha singular: ese año, cuando cuenta treinta y un años, consigue matricularse en la Universidad de Viena como alum-no libre oyente en Etnología y Antropología, y seis años más tarck ~bt ieme1 rlnct.orarln por su trabajo sobre la trepanación l . El interés de Wolfel hacia los estudios canarios arraiga sin-gularmente después de asistir, en octubre de 1928, a una con-ferencia del profesor Eugen Fischer en la Anthropologische Gesellschaft de Viena en la que éste daba cuenta de sus investi- 7- 1 Estos y otros detalles biográficos pueden verse en FERDINANDA NDERs: ctDorninik Josf Wolfel (1888-1963)», Wiener volker1cundliche Mitteilungen, XI, Jahrgang-Bd. VI, Nr. 1-4. También recogido en D. J. Wo-: Monu-menta Linguae Canariae, Graz, 1965, pp. VII-IX. 364 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 3 gaciones antropológicas llevadas a cabo en Tenerife tres años antes. Ya en esa época Wolfel había reflexionado sobre los es-tudios canarios 2, estableciendo una dirección precisa en la in-vestigación. En su opinión, era preciso conocer y examinar el mayor número posible de fuentes documentales aún ignoradas, que servirían para conformar o contradecir a las fuentes tra-dicionales y, también, para alumbrar aspectos total o parchi-mente desconocidos3. A este respecto, los archivos de España y Portugal, por su relación directa con Canarias, debían poseer amplia y valiosa información referente a la conquista del Ar- 2 En su conferencia ((Los inaígenas canarios, problema central de la Antropología)), publicada por la prensa de Santa Cruz de Tenerife a finales de diciembre de 1932, Wolfel afirma: «En 1920 logré yo la ayuda para mis proyectos de investigación canaria de un americano, pero antes de co-menzar la labor el americano se retiró habiendo sufrido pérdidas eco-nómicas y creyendo él que el trabajo de su compatriota el señor Hooton ya daba la solución de los problemas. Así, sin embargo de los planes ya formados, tenía yo que renunciar al asunto y resignarse por el momento. Pero no publiqué yo nada de los resultados obtenidos ni de mi plan para lograr la solución definitiva de los problemas, convencido de que me faltaba aún tanto para formar juicios seguros y convencido de que ven-dría el momento de la realización de mis planes.)) Más adelante, añade: ((Hace quince 6 0 s mi interés fue fijado para siempre en el problema de los aborígenes canarios. Primera y principalmente en lo que toca a la etnología y lingüística, pero no menos en las partes antropológica y arqueológica del problema.)) 3 Véase WOLFEL: ((LOS indígenas canarios, problema central de la An-tropología)), ya cit.: ((Después de penetrar más y más en el estudio me convencí de que toda la labor de la investigación aún quedaba por hacerse, que aparte de la historia de la conquista todo lo otro había sido tratado por aficionados más o menos capaoes, así que faltaba aún la labor exacta y científica, que faltaba aún toda base exacta para llegar a la solución de los problemas. Según mi parecer la investigacidn histórica tenía que estar en la base de todo lo otro. Fuentes históricas son las relaciones de antiguos historiadores sobre costumbres y creencias de los indígenas, fuentes históricas son las obras que contienen los restos de las antiguas lenguas de las islas, las descripciones de sus armas y utendios. Por con-siguiente, toda investigación etnológica y lingüística debía de comenzar con una colección más completa de todos los documentos, manuscritos y libros que dan testimonio más o menos contemporáneo y auténtico, y sólo por una critica histórica y textual rigurosísima se podía fijar el valor de esas fuentes.)) Núm. 35 (1989) 365 chipiélago, así como al establecimiento de los europeos y a los primeros momentos de la nueva comunidad insular. Además, al ser entonces conquista y cristianización dos aspectos íntirrm mente ligados, también el archivo del Vaticano guardaría, a buen seguro, notable documentación en este sentido 4. aste era el plan de trabajo. Claro y simple en el diseño, arduo y magní-fico en la factura. Para acometer esta empresa y con la ayuda del profesor Fischer, Wolfel obtiene una beca de investigación de la Notge-meinschaft der Deutschen Wissenchaften, e inicia lleno de fe su labor. Trabaja en los principales archivos: Madrid, Lisboa, Roma, El Vaticano, París, Sevilla, Simancas y Coimbra, y los casi cincuenta mil documentos relativos a Canarias que con-sulta en Simancas constituyen una elocuente muestra del alcan-ce de su labor. Pronto los frutos de sus investigaciones comienzan a ser conocidos y valorados. Así, en 1930, en el número XXV de la revista Anthropos 4 u e en el volumen XX (pp. 1-50) apare-cido en 1925 ya había divulgado su memoria de doctorado Die Trepamtion- ven la luz sus trabajos «Bericht über eine Studienreise in die Archive Roms und Spaniens zur Aufhellung der Vomd Früghgeschichte der Kanarischen Inseln)) (pp. 7 1 1 - 724) y «La Curia romana y la Corona de España en la defensa de 101s aborígenes canarios)) (pp. 1011-10831, y también ese mis-mo año aparecen publicados sus artículos «Sind die Urbewohner der Kaxlaren ausgestorben?)) y «Un jefe de tribu de La Gomera, y sus relaciones con la Curia romana)), respectivamente en Zeitschrift für Ethnologie (LXII, pp. 282-302) y en Investigación y Progreso (Madrid, IV, pp. 103-105), donde asimismo se dan a ~onoey11 ~ 6 r0igA ecte ~ ~ ~ ~ .gTaTn ~e&i ~~n&Cípsepio@-~ nacido de la conquista de la isla de La Palma)) (V, pp. 101-103) y ((Quiénes fueron los primeros conquistadores y obispos de Canarias)) (V, pp. 130-136). En plena fase de investigación y acopio de materiales, Wolfel 4 VBase EUGENFI SCHER«: Dr. D. J. Wolfel. Recuerdo de su vida y de su obra canaria)), Estudios Canarios (Anuario del Instituto de Estudios Canarios), VIII, La Laguna, 1963, pp. 51 y se. Asimismo, véase D. J. WOLFEL: «Los inüígenas canarios, problema central de la Antropología)), ya cit. 366 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS llega por primera vez a Canarias a finales de 1932. En esta cir-cunstancia singular e intensa, no es difícil imaginar que, sin-tiéndo~ see n cierta modo émulo de Eneas, vienen a su memoria los hexámetros del poeta clásico: ((Devenere locos laetos et amoena vireta Fortunatomm nemorum sedesque beatas)) 5. Por fin, la realidad imaginaria comienza a hacer lugar a la realidad percibida. La acogida que se le brinda no puede ser m& cálida y respetuosa, recibiendo la admiración de los intelectua-les, las instituciones y de todos los canarios. La prensa del mo-mento se hace eco de sus actividades. El día 18 de diciembre gira una visita al Observatorio de Izaña, donde declara: ;;Ea esta isla iie experimentado iodu 10 mejor que hay en e1 mundo, lo mejor de la naturaleza y lo mejor de la hums~ nidad: la cumbre de todo en la cumbre)) 6. Diez días después, en la sala de la Mancomunidad Provincial de Santa Cruz de Tenerife y en un acto organizado por la Ga-ceta de Arte, Wolfel pronuncia una conferencia bajo el título «Los indígenas canarios, problema central de la Antropología.)) 7. Estas son sus primeras palabras: «Las Islas Canarias han atraído siempre el interés de los hombres de ciencia desde la antigüedad griega hasta nues-tros días. La historia heroica y romántica de la conquista, el valor y las virtudes de los indígenas, la naturaleza tan grande y hermosa, todo eso contribuyó a hacerlas el centro de muchos estudios de científicos y aficionados.)) En su intervención, el profesor vienés, que es presentado p=r el p ~ e t aI>& r= Garcia Cabrera, h w -A ya va!~rzci&id e los conocimientos disponibles sobre la historia y la antropología del Archipiélago seguida de un balance de los resultados de sus propias investigaciones, en las que diversos aspectos del pasado 5 T T d n r n 7T~nr i r r rn:E n e i d~,p ibr3 1JI. "U- " IIIUILII" 6 Véase ctElogio a Tenerife. Una frase de Wolfeln, La Tarde, Santa Cnw de Tenerife, año VI, núm. 2.048, 19 de diciembre de 1932. 7 Véase Hoy, Santa C m de Tenerife, 29 y 30 de diciembre de 1932. Núm. 35 (1989) 367 insular quedan afortunada y definitivamente esclareoidos. Entre otras cuestiones, el conferenciante rechaza aquí, apoyándose en numerosas fuentes documentales y en estudio~s antropológicos dignos de toldo crédito, la creencia tradicional de que las etnias aborígenes habían sido exterminadas a raíz de la conquista del Archipiélago, y destaca las múltiples actuaciones tanto de la Corona como de las autoridades judiciales y eclesiásticas para amparar -no siempre con resultados satisfactorios- a los in-dígenas; también señala la existencia de misiones crístía.nans activas en las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife mu-cho antes de su anexión, y subraya que la participación de una mujer indígena de La Palma en la cristianización de esta isla es un hecho fundamental que permite al Adelantado Alonso Fernández de Lugo una conquista rápida y sin demasiados in- - convenientes; manifiesta, del mismo mouo, que no se puede ; seguir satisfactoriamente la trayectoria de Canarias -sobre E todo en el último tramo de su dilatada prehistoria y en los pri-meros momentos de su andadura como un territorio más de la monarquía española- sin contar con los fondos de Sirnan- $ cas, que constituyen la primera memoria de las Islas, y apro-vecha la ocasión para expresar su intención de proporcionar E una copia de los materiales de su valioso y singular archivo al Instituto de Estudios Canarios de La Laguna y al Museo Canario de Las Pahnas al finalizar su estudios a este respecto, k hecho que lamentablemente no se llegará a producir. nl Wolfel consigue impresionar vivamente al público que asiste j a la conferencia y el jubiloso comentario que sobre este acto 5 publica Eduardo Westerdahl al día siguiente en un diario local O constituye una válida muestra 9: «Tucius :m eiisaiy~s,t edm !OS i,n,tmtes de afi~I011adosq ue no pudieron hacer una verdadera labor por incapacidad científica y aun en muchos casos en que su buena voluntad 8 Se trata de Francisca Gazmira, también llamada Francisca la PaI-mesa. Sobre este personaje, véase D. J. W O L ~ (:(L a Curia romana y la Coiofia ck Espiia en 11 defensa dk 10s aborígenes canarios)), Anthropos, XXV, 1930, PP. 1028-1029. 9 Véase ((Expresión de G. A. El Dr. Dominik Josef Wolfel)), La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, año VI, núm. 2.059, 31 de diciembre de 1933. ' 368 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS desvirtuó, falsificó las fuentes históricas, aparecen ahora superados más claramente. Hasta hoy el problema de nues-tros aborígenes hacía tímidas excursiones en las capas de la conquista y se detenía en la creación de mitos, en la in-vención de leyendas, en la anécdota, en lo accesorio.. . Desde hoy aparece la ciencia, la investigación, las comparaciones craneanas, el vastísimo caudal de la antropología, la filia-ción lingüística, las excavaciones. Es decir, empieza ahora el auténtico camino de moder-nidad, de actualidad. Es éste el gran enfoque racional de nuestros problemas.. .N Invitado posr el Instituto de Estudios Canarios, Wolfel pro-nuncia pocos días después -el día 3 de enero siguients una nueva conferencia sobre el tema ((Los indígenas canarios des-pj& de (!& coqlAst&» 10 en e! Ateceo &? Ya U p q 8 ccn (.&cid= del acto público inaugural del Instituto, entidad que había que-dado constituida en un acto celebrado el día 23 de diciembre en el salón de actos de la Universidad y en el que, a propuesta de su primer director el profesor don José Peraza de Ayala, se había nombrado a Wolfel miembro de honor de la institución. Pero el investigador austríaco no viene únicamente a Can* rias a pronunciar conferencias y a recibir el respeto y la admi-ración de los hombres y entidades del Archipiélago. Especial interés tienen para él los archivos insulares, porque ya lleva tres años de intensa investigación en los principales archivos europeos que poseen información relativa a Canarias y quiere completar esta labor coa la correspondiente consulta de los archivos públicos y privados de las Islas. En ellos puede con-sultar, entre otras fuentes, las crónicas de Pedro Gómez Escu-dero, Marín de Cubas y Antonio Sedeño, entonces sin publicar, - > - - - A - -7- 1-- -Le-- --------:A-- 2- T.-.-.- D---A:-&- T -----A De ¿%UWlLab Ut: l a 3 W U l a 5 l l L i l ~ G l l b ¿ ¿ SU t: J U d l D d U b l U b d UVlGllLiU IkU-dríguez l1 y de José Agustín Álvarez Rixo 12. Sin embargo, des- 10 Publicada en la revista científica La medicina canaria, Santa Cruz de Tenerife, diciembre 1932, pp. 1-11. - 11 Véase Noticias sueltas y sin ilación ..., obra manuscrita del siglo XIX, 4 tomos en folio, Sociedad «La Cosmológica)) de Santa C m de la Paiaima. Del primer tomo de estas Noticias se han publicado dos ediciones, una en 1975 y otra en 1987. 12 Véase Lenguaje de los antiguos isleños, manuscrito autógrafo del Núm. 35 (1989) 369 afortunadamente no puede dedicar mucho tiempo a esta em-presa, que presumiblemente espera concluir de modo satisfac-torio en una visita posterior. Sin duda, estos aiíos constituyen la etapa mejor en la vida de Wolfel. Trabaja a pleno rendimiento, permanentemente preo cupado por cuestiones de antropología, de etnología y de lin-güística antigua. Se prepara concienzudamente para acercarse a los materiales lingüísticos prehispánicos de Canarias y para ello no duda en acudir a Berlín para que el profesor Diedrich Westermann, especialista en Africanística, le enseñe beréber y hausa. Nuevos trabajos suyos relativos al Archipélago se van A dando a conocer; así, en 1933 se publica su artículo «Los go- I E meros vendidos por Pedro de Vera y doña Beatriz de Boba-dilla)) (El Museo Canario, 1, pp. 5-84) y en 1934 aparecen sus contribuciones «E3 efímero obispado de Fuerteventura y su único obispo)) (Investigación y Progreso, VIII) y ((Alonso de Lugo y Compafiía, sociedad comercial para la conquista de la 1 isla de La Palma)) (Investigación y Progreso, VIII, m. 244-248). $ La anexión de Austria por el 111 Reich en 1938 supone el % comienzo de un período singularmente duro y difícil para Wolfel. Bajo el régimen nazi se intenta privarlo de su magní. fico Archivum Canarium, pero Eugen Fischer consigue llevarse ! esta valiosa colección de reproducciones, fotocopias y anota-ciones al Kaiser Wilhelrn Institut de Berlín al probar que esta institución había costeado aquellos materiales, providencial in-temención que permitirá a Wolfel recuperar más tarde su $ O archivo. Además, el investigador austríaco es cesado en su pues-to de conservador del Museo de Etnología de Viena, al que se había incorporado como ayudante en 1926 poco después de ob-tener brillantemente el doctorado. Se abre así un paréntesis que llega hasta 1945, año en el que se integra de nuevo al Museo de Etnología y entra en la Universidad de la capital austríaca. Son años duros, de soledad, pero no son años perdidos. Todo siglo xrx, Puerto de la Cruz, Tenerife. Wolfel no llega a consultar el original sino la copia que de éste hace A. Millares y que con el título de Catálogo de voces indigenas canarias se conserva en el Museo Canario de Las Pa,imas. 370 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 9 lo contrario. Es un período que Wolfel aprovecha para a m a r en sus estudios, especialmente en sus investigaciones relativas a Canarias. En 1940 Wolfel da a conocer su edición y estudio de la cró-nica de Leonardo Torriani 13. La existencia de la obra manus-crita del arquitecto cremonés era ya conocida en el Archipié-lago en la Ültima parte del siglo XIX, pero los diferentes y suce-sivos intentos de publicación no llegaron a tener éxito. En 1931, en su entusiasmado peregrinar por los principales archivos, Wolfel conoce en la Biblioteca Universitaria de Coimbra la Des-crittione et historia del regno de l'lsole Canarie gia dette le Fortunate con il parere delle loro fortificatimi, y nueve años mas tarde, tras un período de estudio y preparación, consigue publicarla. Esta edición incluye la reproducción del texto ori-ginal en itaiiano acompañado de su traducción al alemán (pp. 42- 2331, además de tres apartados: uno sobre cuestiones etndó-gicas y arqueológicas (Torrianis Beitrag 2ur Rassen- und Kultur-geschichte der Kanarischen Inseln, pp. 234-243); otro sobre rna-teriales lingüísticos prehispánicos (Torriani und die Sprache der Kanuren, pp. 244-3031; y un tercer apartado: de cuestiones epigráficas (Vorlaufige Mitteilungen xu den kanarischen Siegeln und Inschriften, pp. 304-310); y todo ello precedido de una inte-resante introducción (pp. 1-39) en la que se analizan las carac-terísticas y circunstancias de la crónica del ingeniero italiano, las relaciones de esta obra con otras fuentes de la historiografía insular, así como las concepciones tradicionales y los conoci-mientos actualizados sobre la realidad y las etnias de las Ca-narias prehispánicas. Singular interés posee Ia sección en la que se analiza la 13 V6as Die Kanarischen Inseln und ihre Urbewohner (Eine unbe-kannte Bilderhandschrift vom Jahre 1590. Im italienischen Urtext und in deutscher Ubersetzung sowie mit volkerkundlichen, historisch-geographi-schen, sprachlichen und archaologischen Beitragen, herausgegeben von Dr. Dominik Josef Wolfel), Quellen und Forschungen sur Geschichte der Wgraphie und Volkerkunde, Band 6, Leipzig. Existe eclidóil en espaiioi: Descripción e nistoria del reino de las ZsZas Canarias, antes Afortunadas, con el parecer de sus fortificaciones ítraduc-ci6n del italiano, con introducción y notas por A. Cioranescu), Santa Cruz de Tenerife, 1978. Núm. 35 (1989) 371 lengua de los antiguos canarios a través de las voces y frases recogidas por Torriani. Los estudios modernos sobre los mate riales lingüísticos prehispánicos habían comenzado en 19 17 con John Abemromby y su ((A Study of the Ancient Speech of the Canary Islandsn 14, y las casi sesenta páginas que Wolfel de dica a este respecto ahora supone la segunda contribución de relevancia en esta dirección de la investigación en 10 que va de siglo; además de ser el inicio de una importante colección de trabajos del investigador austríaco sobre las lenguas de los abo-rígenes. Hasta entonces en sus estudios canarios se acerca única-mente a cuestiones históricas y antropológicas, pero en esta : ocasión comienza a adentrar= con entusiasmo en la considera-ción del aspmto lingüístico. Wolfeil presenta aquí los mate- -; riales lingüísticos del texto de Torriani ordenados alfabética-mente en 215 apartados y en el estudio de cada una de las 2 voces y expresiones proporciona una completa lista de los -E correspondientes registros consignados por otros autores, for- e mula hipótesis etirnológicas para acercarse a la forma original, - y establece la oportuna comparación con posibles paralelos beré-beres, adelantando un esquema de presentación y de análisis con el que levantará su gran obra 15. Para aoceder al conocimiento de la naturaleza de las lenguas de los antiguos canarios, el investigador austríaco sigue el proce- f dimiento rnetoddógico 'de la comparación lingüística y se acerca d al (dominio geográficamente más cercano al Archipiélago: el área f beréber, pero lo hace de modo muy ponderado, consciente de 2 que no siempre se pueden conseguir referencias válidas para las formas canarias. Entre los materiales comentados se encuentran las dos en-dechas singularmente recogidas en la Descrittione de Torriani, pero su análisis no arroja la luz que cabría esperar de unos textos de estas características. Junto a esto, cabe señalar que 14 En Varia Africana, 1, Harvard African Studies, 1, Carnbridge, Mass., pp. 95-i29. 15 ALVAREZ DELGADeOn , su obra Miscelánea Guanche' (Santa Cruz de Tenerife, 1941, pp. 105 y 5s.) dedica un amplio comentario a esta contribu-ci6n de Wolfel. 372 ANUARJO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 11 algunas de las formas inventariadas por Wolfel en este estudio como prehispánicas están lejos de serlo. Una muestra es la voz toponímica Bufona que Wolfel encuentra en la cartografía de Lanzarote que realiza el ingeniero italiano. La lectura errónea Bufona en lugar de la auténtica Bufona impide a Wolfel ver con claridad que este nombre geográfico tiene extracción romance y que hay que relacionarlo con los términos bufar y bufadero, de modo especial con este último vocablo que es usual en la toponimia menor de Canarias16. ,Un caso parecido es el del topónirno Tiñosa también consignado en el mismo mapa de Lanzarote al que nos hemols referido. Presumiblemente confun-dido por la t- inicial que presenta Tiñosa y por la cercanía de esta voz a elementos canarios seguros como Tiñor, y descono-ciendo que Tiñosa aparew como nombre geográfico en otros lugares del Archipiélago, Wolfel no acierta aquí a ver la verda-dera filiación del topónimo lanzaroteño y en su comentario se-��ala que la tilde que Torriani coloca sobre la n -y que en rez-lidad se trata del trazo gráfico tradicional de la ñ- debe enten-derse más como reduplicación de la consonante, tin-nosa, que como tihosa 17. Igual sucede con el topónimo Facana, que Torria-ni consigna como denominación de un puerto del norte de La Palma. La voz original es el romanismo fajana, forma que se encuentra repetidamente en la toponimia canaria, pero Wolfel manifiesta a este respecto que facana muy bien podría ser for-ma plural de las voces prehispánicas de La Palma anarfeque 'inciensos' y beninarfaca 'lugar de inciensos' registradas por Abreu Galindo ls. 16 Véase CARMEDNÍ AZA LAY~(N(C: omentario toponímico de Lanzarote a propósito de una antigua carta geográfica)), Anuario de Estudios Atldn-firns, 34, 1988, p. 31- 17 Véase CARMEND ÍAZA LAY~N0: p. cit., pp. 32-33. 18 Véase Historia de la conquista de las siete islas de Canaria (ed. crí-tica con introducción, notas e índice por A. Cioranescu), SanL& Cruz de Tenerife, 1977, p. 285: ((También nacen dentro de esta Caldera, en cierta parte, muchos inciensos, que llamaban anarfeque; y por eso se llama aquel lugar Beninarfaca.)) A ALVAREZ DELGAD(nOli scelánea Gwmche, p. 136) no le parece probable el parentesco que Wolfel establece entre facana I/ anar-feque, porque la raíz de asta voz en su opinión es (a)narfek(eJ, como lo prueba la forma compuesta beni-narfac-a, por lo qfie acerca facana a otros elementos canarios: Afaganige, Figuen, Fiquininco. Núm. 35 (1989) , , . . 373 El momento en el que el editor K. F. Koehler de Leipzig saca a la luz el Torriani de Wolfel y la propia naturaleza de la obra no permiten una amplia difusi~nd e la misma en nuestra país. La edición se produce en un tiempo marcado por el yermo signo de la guerra. 1940 es el año de la gran expansión militar del 111 Reich; los alemanes ocupan entonces Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Holanda, Bélgica y Francia al tiempo que comien-zan los bombardeos sobre Inglaterra. Y España, tras una san-grante contienda civil, se enfrenta a una postguerra más dura, si cabe, que aquélla. A las difíciles circunstancias del momento hay que añadir el carácter manifiestamente técnico y específico' de la obra y el hecho de estar escrita en alemán, factores ambos que convierten la edición en poco accesible a un público nume-roso, y por todo ello son muy contados los ejemplares de este trabajo de Wolfel que se conservan en Canarias. Los estudios del investigador austríaco en diversos campos van dando cuerpo progresivamente al conjunto de hipótesis en las que intenta explicar la realidad del megalítico eurafricano. Así, en los primeros años de la década de los cuarenta, ya tiene plenamente definido su concepto de ((Weissafrikan lg, que viene a centrar teóricamente la realidad de las Canarias prehispánicas, y en el que Wolfel defiende la existencia en la antigüedad del Africa Blanca, formada por pueblos blancos europoides que estuvieron establecidos en lo que hoy es el desierto del Sáhara y que, hasta los últimos momentos del período pluvial africano, constituyó una zona húmeda que permitía el asentamiento hu-mano. Wolfel llega a esta noción del Africa Blanca cuando, partiendo de sus investigaciones lingüística5 y culturales de las Canarias prehispánicas, busca elementos susceptibles de com-paración en la franja septentrional del continente africano y encuentra, bajo la capa islámica, inconfundibles y numerosos 19 Véase D. J. WOLFELN:o rd- und Weissajrika, Zllustrierte Volkerkuncle (herausgegeben von H. A. Bernatzik), Band 1, Bibliographisches Institut, Leipzig, 1939, y «Die Hauptprobleme Weissafrikasn, Archiv für Anthropo-logie, Volkerfoschung und kdonialen Kulturwandel (Neue Folge), Band XXViiI, núm. M, Braunschwt-ig, i9.2, pp. 89-140. De es% illiiiiiü artidü existe amplio resumen en español por ALBERTO G. SASTREE:l Museo Ca-nario (Las Palmas de Gran Canaria), año V, 1944, núm. 9, enero-marzo, pp. 81-83, núm. 10, abril-junio, pp. 37-48, y núm. 11, julio-septiembre, pp. 59-69. 374 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLhNTICOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 13 elementos de las antiguas culturas europeas y este hecho le muestra que el Africa Blanca fonna parte de una unidad ma-yor, Euráfrica, que no es solamente una unidad geográfica , -Europa y el norte de África- sino también una unidad cui-tural. En 1943 Wolfel espera ansiosamente la aparición de su obra Monumenta Linguae Canariae. El trabajo se encuentra en avan-zado estado de composición y preparado para paginar en la imprenta del editor F. Koehler -el mismo que se encarga de publicar el Torriani- en la ciudad de Leipzig, pero los talleres resultan seriamente destruidos en un bombardeo y toda la labor realizada se pierde. Afortunadamente Wolfel logra recuperar el manuscrito y, haciéndole frente a la adversidad, con esperanza inicia a partir de entonces una intensa labor de revisión del trabajo. Ese mismo año y bajo el mismo título de su obra máxima, Wolfel publica en la Revista de Historia de la Universidad de La Lagunam un breve avance del estado de sus estudios sobre los materiales lingüísticos prehispánicos, para que, c m se ve frecuentemente citado y criticado, los lectores puedan formarse una idea de lo que es su método de investigación lingüística y que juzguen la diferencia existente entre una crítica cuidadosa de los textos en la que se excluye la fantasía como intérprete de los hechos y una cadena de suposiciones gratuitas y arbitrarias. El investigador austríaco explicita aquí algunas cuestiones de verdadero interds, todo ello enmarcado por el talante ponderado y reflexivo que caracteriza su trabajo científico. En este sen-tido, reconoce que está muy lejos de haber conseguido la solu-ción definitiva al problema que plantean las lenguas de los abo-rígenes canarios, pero está convencido de que ha logrado im-portantes, numerosos y seguros avances en esta dirección. Entre estos avances se encuentra la confirmación de que parte del material lingüístico prehispánico es tan beréber como las len-guas vecinas del continente africano, pero junto a esto figura una cantidad no menor de estos materiales que no es posible ecxpiicar a través ciei beréber aciuai, ni siquiera como formas 20 Véase «Los Monumenta Linguae Canariae)), X I , pp. 105111. Num. 35 (1989) antiguas o solamente emparentadas. Wolfel admite su vacila ción en la búsqueda de una respuesta adecuada a este hecho y tres grandes interrogamtes constituyen el punto de partida de su análisis: ¿Hay dos capas diferentes una beréber y otra no beréber en los restos conservados?; ¿es, por el contrario, el beréber del coatinente una mezcla de una lengua de tipo cana-rio con otra?; ¿hubo una lengua común en el megalítico de la cual proviene en parte -esto es por sustrato- sistemas como el hausa, el beréber, el vasco y parte de las lenguas indoeuropeas de Europa occidental?; y, si fuese así ¿consiguió sobrevivir en casi su totalidad esta lengua megalítica en Canarias, añadiéndo-sele posteriormente una capa del beréber actual? Con los datos de que dispone -lejanos de la cantidad deseable y muchos de ellos de carácter provisional, Wolfel no puede establecer una discriminación segura y le parecen tres explicaciones con igual porcentaje de probabilidad. Además de estas referencias y como muestra de su método de investigación, Wolfel acompaña aquí el párrafo 37 del capí-tulo IV de sus Monumenta, en el que estudia la frase Atisa cagnaren cha ondikhuesate antichiuha onunda erari, en la que se ha querido ver un fragmento del Padre Nuestro traducido a la lengua de los aborígenes canarios 21, y cuya existencia había sido dada a conocer por Emilio Hardisson Pizarroso en 1934. El término de la guerra y la liberación de Austria en 1945 son el epílogo de una etapa de especial dureza en la vida de Wolfel. Este año vuelve a su puesto del Museo de Etnología de Viena y obtiene la Venia legendi en la Universidad, donde en% ñará Etnología, Ling��ística General y Lenguas Africanas hasta 21 Sobre esta cuestión, véase EMILIOH ARDISSOPNIZ ARROSO«U: na frase desconocida en canario)), Gaceta de Tenerife, núm. 7.843, 28 de octubre de 1934, y «Una frase desconocida en antiguo canario)), Revista de Historia, V I I I , Universidad de La Laguna, 1942, pp. 47-54; J. ALVAREZD ELGADMOi:s - celánea Guanche, Santa Cruz de Tenerife, 1941, pp. 115-117, y '«EI paüre-n ~ e s t ern~ g uzmhe», Xezistv Ur tlistoriv, IX, 1942, pp. 173-1?0; D. J. !VOL-m: «Torriani und die Sprachen der Kanarenr) en su edición de L. Torriani Die Kanarischen Inseln m d ihre Urbewohner, ya cit., pp. 252 y 263, y Monumenta Lingwle Canariae, pp. 389-403. 376 ANUARIO DE ESTUDIOS 'ATLANTICOS 1953, fecha en la que su agotado corazón de sesenta y cinco años no le permite continuar la labor d-ocente. En todo este período -y aunque su salud comienza a debi-litarse apreciablemente- sigue dedicando mucho de su tiem-po a los estudios canarios. Continúa trabajando en la revisión de sus Monumenta con la esperanza de verlos publicados algún día, al tiempo que siguen viendo la luz diversas aportaciones suyas. Así, en 1953 aparece su artículo ({Le problhme des rap ports du guanche et du berbere)) 22. Wolfel parte aquí inicial-mente de un repaso de las fuentes -desiguales en valor y de accesibilidad variable- en las que se conservan los materiales lingüísticos prehispánicos y las clasifica en tres apartados: de Un 'lado se encuentran los documentos de carácter económico-administrativo contemporáneos de la conquista (reales cédulas, repartirnientos de tierras, procesos, etc.); de otro lado están las obras históricas, algunas de ellas realizadas al tiempo de la conquista y otras (Leonardo Torriani, Alonso de Espinosa, Juan del Abreu Gaiindo y Gaspar Fmtuoso) redactadas en la última parte del siglo XVI; y finalmente están los trabajos históricos y literarios posteriores (Antonio de Viana, José de Sosa, Marín de Cubas, Pedro Agustín del Castillo, Nú��ez de la Peña.. .), que constituyen una fuente de menor relevancia que las primeras. Una buena parte de los materiales lingüísticcñs registrados en estas fuentes son inventariados por autores del siglo XIX, seña-ladamente por Sabin Berthelot 21 y Gregorio ChilB, y en estas relaciones se acwnulan múltiples variantes de un mismo ele-mento, consecuencia inevitable del trasiego de las voces y ex-presiones de un manuscristo a otro. Wolfel señala a este res-pecto que las palabras originales consignadas por los primeros fedatarios y autores no fueron escritas por especialistas en . . . ~. 22 Véase Hespéris, XL, 3-4'tr imestres, pp. 523-527. :' -2.3. Vease 'L'Ethnographie et les Annales de la conquete, en PH. B. W ~ B y S. BERTHELOHTis:t oire Naturelle des fles Canaries, 1, Paxís, 1842. Existe :x-- i=i.i. ,-Zl.---...- I r - .. ..-- 7 - . -7- 7 - 2 . 1 - -7. T..- Y - . - - ri ...~ - verswri espaIiuia: t imu y r u~wy Nruues ue LU conyuzs~uu e LUS I SLUS Lunurzas (trad. de J. A. Malibrán), Santa Cniz de Tenerife, 1849. Véase Estudios históricos, climatoldgicos y patológicos de las Islas Canai-ias, Las Palmas de Gran Canaria, 1876-1880. Núm. 35 (1989) 377 fonética sino por hombres que reprodujeron las voces tal y como las entendieron y según se lo permitía el sistema gráfico de su tiempo, y no deja de destacar que en los siglos xv y XVI el español -el sistema al que se vierten los materiales lingüísticos prehispánicos- sufre grandes cambios fonéticos, cambios que la ortografía no experimenta y durante un cierto período los copistas van cambiando las letras y empleando unas por otras, y por todo ello propone un análisis crítico de los restos lingüís ticos en el que se tenga en cuenta las características del sistema gráfico en el que fueron recogidas y que considere las diferen-tes corrupciones gráficas para así reducir el número de variantes y acercarse a las formas originales. La segunda parte del trabajo se dedica a examinar las rela-ciones del beréber con das lenguas de los aborígenes canarios. Los tres gra-rdes erunisias nvi -Espirrosa, TsrriarA y Abreu Galindo- hablan de esta vinculación y a sus referencias Wolfel añade aquí la que aporta Gaspar Frutuoso (1522-1591 en su obra Saudades da TerraE. Este docto clérigo de las Azores recoge el singular testimonio de André Martins, paisano suyo de la isla de San Miguel, que vivió muchos años en Tenerife donde conoció a Antón Delgado, un indígena de Gran Canaria establecido en Tenerife, en cuya conquista había tomado parte. Martins, extrañado de que los naturales canarios no conocieran su procedencia, le pregunta a Delgado si tenía alguna noticia en este sentido y éste responde «de las costas de Berbería y con anterioridad al Islam. Yo conozco tres lenguas de Canarias, mi lengua materna de la Gran Canaria, la lengua de Tenerife y la lengua de La Gomera, y las tres son parecidas. Yo participé con el Adelantado en la conquista de la Berbería y la lengua de ese territorio tiene un parecido con mi lengua materna)) 26. E Véase Libro primeiro das Saudades da Terra, Ponta Delgada (Atores), 1966. Existe versión española en GASPARFR UTUOSOLa: s Islas Canarias, de Saudades da Terra (prólogo, traducción, glosario e índices por ELÍAS SERRA RÁFOLSJ, UAN R~GULyO SE BASTIÁO PESTANAI)n, stituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1964 (Fontes Rerum Canaí-iamrn, XII). 26 Las pd&r, teXtUa& & A ~ t b f iD e!g&~ ~ ~ p ~ Wr c e!m en~ p ~ ~ «Le problgme des rapports du guanche et du berberen, p. 525, son: «Mais de la c6te de la Berbérie et antérieurement a 1'Islam. Je connais trois des langues des Canaries, ma langue maternelle de la Grande Canarie, la 378 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 17 Ya modernamente son varios los autores que han buscado en las lenguas beréberes la pista de las formas canarias. Pero Wolfel sabe que, aunque esta dirección de la investigación es la que se ha mostrado más fructífera y que el beréber es la llave de la gran sala del edificio en ruinas de las lenguas pre hispánicas canarias, se trata de una llave que no abre ni todas las puertas ni todas las cámaras de este edificio. Sabe que existe un conjunto de palabras fonéticas y signif icativamente iguales en canario y en beréber, y que en alguna de estas formas se ve la influencia de un beréber moderno, pero también que hay elementos, como las frases y los verbos, que no permiten la comparación con el beréber actual. Por eso Wolfel destaca la necesidad de no limitarse al beréber y de ampliar el campo llevandn la comparación lingüístirn a otros sistemas de la 8.nt.i-güedad, procedimiento metodológico que desarrolla en su traba-jo ¡de 1955 Eurafrikanische Wortschichten als Kulturschichten n. EZn 1953, el año de su retiro de la Universidad de Viena, langue de TGnGriffe, et la lanw de la Chm&re, et les trois sont parentes. J'ai participé avec 1'Adelantado Zi la conqu&e de la Berbgrie et la langue de ce pays a une ressemblance a m ma langue matemelle.)) Sin embargo, el testimonio de Antón Delgado que aparece en la obra de Frutuoso, tanto en la edición azoreana de 1966 (p. 78) como en la canaria de 1964 (p. 111, ya mencionadas, es bien distinto: «... lhe respondeu Antáo Delgado, su rrindo-se, que donde podiam proceder senáo dessa Berberia, que estava ali táo perto. E André Martins h e replicou, que nao podea isso ser, porque se foram daí, tiveram a lei, e seita d ~msou ros, e a mesma língua. Ao que Antáo Delgado respondeu, dizendo, paxece, que naquele tempo em que os moradores destas Ilhas Canárias vieram aqui ter da terra da Africa, nao havia ainda a seita de lblafilmede, que agwa tem os mouros; porque eu entendo tres línguas, convém a saber, a de Canária, a de Tenarife e a & Gcm~ i r le; t e c i , ~T J ~ ( ? qu8.i p ~ u !iqgdruger. ~ir,eGr=s.~ E e s e ~ ~ ~ mais Antáo Delgado, que bem parecia isto ser assim, pois os canários toda a maneira tinham dos mouros em seus costumes, porque tem suas moendas de m��o, e usam de gofio como mouros, e parece, que ainda que mudaram a linguagem que traziam de princípio, náo mudaram alguns costurnes de sua terra, que com os olhos viram, e 1á entre si costumavam. E ai& que os canárim tinham variedaüe, suas lin-agens quási todas t6m un modo da dos mouros.)) Sorprendentemente, el texto original viene reproducido en Monumenta Linguae Canariae, pp. 137-138. Véase Acta Salmanticensiu, IX, 1, Universidad de Salamanca. Núm. 35 (1989) 379 Wolfel viene a Canarias por segunda vez, aprovechando un viaje a Marruecos invitado por el Institut des Hautes Etudes Maro-caines de Rabat 28. Diversas entidades del Archipiélago, como la universidad de La Laguna, el Instituto de Estudios Canarios y el Museo Canario propician el desplazamiento del profesor austríaco a las Islas, donde pronuncia conferencia e imparte seminarios. Es una etapa en la que siguen apareciendo contribuciones suyas relativas a Canarias. Algunas son de tema hisfbrico, oomo «La Ialsificacación del Canarienn 29 y «Don Juan de Frías. El gran conquistador de Gran Canarian30, publicadas en 1952 y 1953, respectivamente. Pero también se publican importantes estudios lingüisticos. A este respecto ya hemos hablado de los aparecidos en 1953 y 1955. A ellos hay que sumar el trabajo «Le noms de nombre dans le parler guan~ohed es Iles Canariesn de 1954, en el que adelanta los materiales y conclusiones de sus Monumenta relativos al sistema de numeración de las len-guas aborígenes 31. Wolfel analiza aquí todas las fuentes rela-tivas a esta cuestión, desde la más antigua -la de Niccoloso da Recco del año 1341, conservada en un manuscrito latino falsamente atribuido al escritor Giovanni Boccaccio 32- hasta 28 Véase LIONEL GALAND: ((Brberisch, des Schlüssel zurn Altkanari-schen?)), Almogaren, XVIII-XIX, Institutum Canarium, Hallein, 1987-88, PP. 7-16. 29 Véwe Revista de Historia, XVIII, Universidad de La Laguna, pp. 4955-508. 30 Véase El Museo Canario, núm. 45-48, enero-diciembre, pp. 1-64. 31 (Traducido del alemán por RAYMONRDO GETH).e spéris, XLI, núm. 1-2, pp. 47-49. Esta versión francesa se reproduce en WOLFELM, onumenta, pp 613-645. 32 Esta fuente, conservada ignoradamente durante mucho tiempo en la biblioteca de los Magliabecchi en Florencia, será dada a conocer, junto con otros materiales, por SEBASTIACNIOA MPIe n su publicaoión Monumenti d'un manuscritto autografo di Messer Gio. Boccaccio da Certaldo, Firenze, 1827. Con posterioridad, S. BERTHELeOnT s u L'Ethnographie et les Annales de la conquete, pp. 22-29, recoge este texto latino y proporciona su trs~ dueción en francés. G. CHIL reproduce el original, acompañado de la tra-ducción española, en el tomo 1 de sus Estudios históricos, climatoldgicos y patológicos de ias Islas Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 1876, pp. 258-267. 380 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS variantes posteriores y, después de un minucioso análisis, sus conclusiones muestran que la primera lista de números -la recogida en el manuscrito florentino- es auténtica y bastante bien transmitida. Con la excepción del número 3, amelotti, que no se puede relacionar con nada, esta lista muestra raíces y rasgos completamente beréberes, y únicamente el número 9, aldamorana, está formado de 1 - m ~ manera aberrante. Junto a esto, la segunda serie de números llega hasta nosotros en cuatro fuentes; así, figura al final de la edición de 1849 de la Topografia de José de Sosa 33, si bien no parece corresponder a este autor; también aparece en la Historiu de Tomás Arias Marín de Cubas, cuando éste habla de la naturaleza, costumbres y ejercicios de las indígenas de Gran Canaria 34; Gregorio Chil, de igual modo, proporciona una lista que dice haber recogido del manuscrito de la Historia de la conquista de Gran Canaria de Antonio Se-deño 35; y, por Último, está la que S. Berthelot da como proce-dente de Abreu Ga l i n d~E~n~ .re lación con esta segunda serie, Wolfel señala que ha sido transmitida de un modo completa-mente inseguro y que el orden y por consiguiente el valor de los términos de la numeración se han alterado. Además, está el hecho de la introducción en esta lista de dos voces extranjeras: arba y cansa. Para explicar la presencia de estos elementos, Wolfel piensa que la lista original fue comentada y comparada con la lengua de los moros íberéberes + árabes) de la costa afri-cana, de modo que los elementos arba y cansa, en notas margi-nales, se pudieron deslizar al texto, Marín de Cubas no es el introductor de estos términos y solamente parece haber inter-venido en la creación de las decenas. Asimismo, Wolfel apunta que entre los dos textos existe una .clara diferencia dialectal, y que se refieren a dos islas diferen-tes o al menos a dos hablas de una misma isla. La primera lista 33 Véase Topografia de la Isla Afortunada Gran Canaria, Cabeza del Partido de toda la Provincia, comprensiva de las siete islas llamadas vul-garmente Afortunadas.. ., Santa Cruz de Tenerife. -Id. TTX--- Uin+riu;- r J n lno ninfn i o l n o 2, cgzgr jg, asz! cccied& p ~ c - V ca- I l ' r l c ' " , b u UiT C U U UIC.CZi < i U Y U U nómica de Amigos del País de Gran Canaria, Las Palmas, 1986, p. 269. 35 Véase Estudios históricos, climatoldgicos I/ patolbgicos, 1, p. 558. 36 Véase L'Ethnographie et les Annales de la conquete, pp. 190 y 226. Núm. 35 (1989) 381 20 CARMEN DÍAZ ALAY~N pertenece probablemente a Gran Canaria y la segunda lista posiblemente a Tenerife 37. Posteriormente, en su artículo «Dilettantismus und Scharlac tanerie und die Erfoschung der Eingeborenensprache der Kac narisohen Inseln)) 38, de 1957, Wolfel cambia el tono moderado de su pluma para arremeter, airado, contra los aficionados y charlatanes que se dedican a la investigación de la lengua de los aborígenes canarios. Aquí señala que una fuente de errores en la investigación lingüística procede de1 entusiasmo, «que no quiere darse por satisfecho con las lagunas del saber, que quiere . dar una imagen perfecta y acabada en lugar de contornos vagos, y que quiere adelantarse al futuro y a lo conjeturable)). Pero este entusiasmo necesita el obligado tamiz del método, porque solamente así se evita enterrar el objeto de estudio bajo un montón de equivocaciones. Wolfel ataca decidido contra ((10s filibusteros de la ciencia, que cuentan con que la gran mayoría de sus lectores y oyentes no pueden verificar lo que escriben o imprimen, porque procede de una rama especializadísirna, y presentan sin el menor pudor mentiras solemnes)). Estas con-tundentes palabras van dirigidas en especial contra Ernst Zyh-larz. Este lingüista alemán había publicado en 1950 el artículo ((Das Kanarische Berberisch in seinem sprachgeschichtlichen Milieu)) 39, en el que defiende su concepción de la multiplicidad 37 Diversos estudios se han ocupado del modo de contar de los anti-guos canarios. Entre otros, véase J om ABERCROMB«YA : Study of the Ancient Speech of the Canary Islands)), ya cit., pp. 117-121;J UANA LVAREZ DELGADOSi: stema de numeración norteafricano. Estudio de lingüística comparada, Madrid, 1947; W I L ~ MGIE SE: ((Acerca del carácter de la len-gua guanche)), Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XV, 1949, no. A 194195; WERNERV YCIHL:« La lengua de los antiguos canarios. Intro-traducción al estudio de la lengua y de la historia canarias)), Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XVIII, 1952, p. 197; BUENAVENTURA BONNFP«: La expedición portuguesa a las Canarias en 1341 (Nuevas inves-tigaciones) », Revista de Historia (Universidad de La Laguna), IX, 1943, pp. 124133; SABINB ERTHELOLT':E thnographie et les Annales de la con-quete, pp. 225-227. 38 Memorial André Basset (1895-1956), París, pp. 147-158. Con versión espwíola de MAx STEFFENe, ste articulo se publicó en Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XXIV, 1958, pp. 1-15. 39 Zeitschrift der Deutschen Morgenlandischen Gesellschaft, 100.2, pp. 382 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 21 lingüística de las Canarias prehispánicas. La metodología em-pleada por Zyhlarz aquí y en otros trabajos suyos es enjuiciada por Wolfel, descubriendo todos los errores y falsedades que no se deben dar en una práctica científica rigurosa. Los últimos años de Wolfel son años de silencio, sufrimiento físico y sloledad. La afección coronaria que motivó su retirada de la Universidad en 1953 se ha agudizado; a ello se suma un pertinaz padecimiento bronquial y los problemas que le oca-siona su vista debilitada, forzada durante muchos años en una intensa actividad de investigación y estudio. Una de las pocas alegrías que recibe en estos últimos años es la concesión del doctorado honoris causa por la Universidad de La Laguna en 1960, pero desafortunadamente no se puede desplazar a Cana-rias para la investidura solemne. El destino tampoco le per-mitirá ver publicada su obra máxima porque su vida se apaga el 27 de abril de 1963, cuando la primavera vienesa se llena de luz. En 1965 la comunidad científica internacional puede conocer con deta,lle la esperada obra del investigad-or austríaco, publi-cada finalmente en la ciudad de Graz gracias a1 esfuerzo de sus discípulos Alois Clm y Hms Biedermann. La obra se presenta dividida en seis partes. En la primera de ellas (Kritik der Quellen, Kompilatoren und bisherigen Bear-bdter des Kanarischen, pp. 9-1281, Wolfel trata inicialmente cuestiones (de dialecto~logía y paleografía, y comenta de forma detenida las características de todas las fuentes consultadas, desde las más antiguas -la relación de Niwoloso da Remo de 1341- hasta las más cercanas en el tiempo, como G. Glas y Viera y Clavijo. La segunda parte (Quellenxeugnisse xur Sprache, xu ihrem Churakter und den Bexiehungen der Inselmundartm zueinunder, pp. 129-144) se dedica a los textos (Azurara, Ca da Mosto, Bernáldez, Nichols, Scory, Torriani, Fmtuoso, Espinosa y Abreu Galindo, entre otros) que se refieren específicamente a la naturaleza de la lengua de los aborígenes así como a las rela-ciones lingüísticas de las Canarias prehispánicas, y se analiza 403-460. WILHELGMI ESE en «Los estudios de las lenguas canarias de E. Zyhlarm), Revista de Historia (Universid~ad de La Laguna), XVIII, 1952, pp. 413-427, proporciona una amplia reseña del artículo de ZyNarz. 22 CARMEN DÍAZ ALAY~N la cuestión de la homogeneidad o diversidad de las antiguas hablas del Archipiélago. Ed índice alfabético de todas las voces con indicación del párrafo en el que son estudiadas (Das kana-rische Sprachmaterial in alphabetischer Reihung der Quellen-notierungen (xugleich Register), pp. 145-3511 se dispone en el tercer apartado. En las dos pa*s siguientes, que suponen algo más (de cinco centenares de páginas, WoEel desarrolla el estudio lingüístico de los materiales lingüísticos inventariados. En el capítulo cuarto (Das kanarische Sprachmaterial mit be. kunnten Bedeutungen, pp. 353-6451 se analizan los elementos conservados con su significado: las escasas y maltrechas frases, las voces relativas a la familia y a la estructura social, los tér. minos antroponírnicos, toponímicos y hagionímicos, los nom-bres de animales, plantas y alimentos, los vocablos referentes a ia vestimenta, ei ajuar domestico y las armas, y el sistema de numeración. Quedan para el quinto capítulo (Das kanarische Sprachmaterial ohne Bedeutungsangabe, pp. 647-900) las unib des de las que no se conoce su significado y que mayoritark mente son elementos antroponímicos y toponímicos. La obra concluye con una sexta parte (Das Kanarische, das Atlantoli-bysche und die Sprache der Megalithiker, pp. 901-906), de la que Wolfel solamente proporciona un detallado esquema de 167 epí-grafes. El eminente investigador dedica los 65 epígrafes inicia-les al análisis de las lenguas prehispánicas canarias y al intento de reconstruir su gramática histórica, estudiando el vocalismo, el consonantismo, el sistema de formación de las palabras, el comportamiento gramatical del sustantivo, el verbo y el pro-nombre. El resto de los epígrales -del 66 a1 167- se destinan a considerar las conexiones entre las hablas aborígenes del Archipiélago y las beréberes, además de las relaciones entre las antiguas lenguas del norte de Africa y la cuenca mediterránea (el egipcio antiguo, el líbico, el copto, el kuschitita, el vasco, el etnisco, etc.), todo ello dentro de la teoría de la cultura megalítica de Wolfel. Ebpecial interés revisten el prólogo y la introducción de esta obra para conocer las circunstancias personales del autor y las perspectivas bajo las que, de un lado, se aborda la inves-tigación y, de otro, se publican los resultados. 38.4 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DONINIK JOSEF WOLFEL 23 En el prólogo, fechado en Viena en mayo de 1945, Wolfel hace inicialmente dos advertencias. En la primera de ellas se ñala que aquellos que se acerquen a esta obra no van a encon- 'trar en ella la lengua de la cultura megalítica -a la que se alude en el título secundario de Monumenta tanto en la malo grada edición de Leipzig (Die Kanarischen Sprachdenkmiiler und die Sprache der Megalith kultur) como en la edici6n pósr turna de Graz (Eine Studie xur Vorund Frühgeschichte Weissa-frikas)- ya que, si bien se puede probar la existencia de voca-bulario y otros elementos comunes antes y durante la etapa de indogermanización de Euráfrica, con los medios disponibles el conocimiento integral del sistema lingüístico de esta cultura resulta inalcanzable para él, de la misma forma que presumible mente también lo sea para otros investigadores. En segundo lugar, Wolfel advierte que, a pesar de todo su esfuerzo en la etapa de recogida de material -que duró diez años- y en lo6 siete años de análisis posterior, el proyecto inicial no se cubre en su totalidad. En lo relativo al corpus lingüístico canario, factores como el tiempo y circunstancias de índole personal desafortunadamente no le permiten consultar todas las fuentes disponibles, y por ello el inventario que presenta en Nonumenta está incompleto, pero es consciente de que aún queda un amplio repertorio de topónimos que no han sido recogidos y estudia-dos, circunstancia que también se da en las voces comunes de los aborígenes que aún perviven en el español de Canarias. En este punto, Wolfel se pregunta si estas circunstancias no hacían aconsejable postergar la publicación para un momento en el que el trabajo estuviera acabado-, y su respuesta no puede ser más sincera y honesta. La decisión de preparar para la publica-ción los materiales en el nivel de recogida y de estudio en el que entonces se encuentran la toma firmemente convencido de que ningún investigador aceptaría continuar la tarea y tambi6n porque se encuentra en unas circunstancias difíciles -recuer-dese su separación del Museo Etnográfico y de la Universidad, sus conflictos con el poder nazi, la dura realihd de la guerra-en las que no alberga la esperanza de poder colmpletar su corpus lingüístico trabajando sobre el terreno en Canarias y en archi-vos y bibliohcas aún sin consultar. Núm. 35 (1989) 385 Como contrapunto humorístico de su pensamiento y proce-dimiento científicos, Wolfel encabeza la introducción de los Monumenta (Einleitung, pp. 1-7) con una cita de Voltaire: ((L'étymologie est une science dans laquelle des voyelles ne sont rien, et les consonnes tres peu de chosen. En este apartado se recoge la posición del lingüista frente a la lengua de los antiguos canarios así como la propuesta metodológica para su estudio. A este respecto, Wolfel señala que el método de la comparación lingüística parece ser el más adecuado, dada la escasez de rna-teriales conservados, para llegar a conocer la naturaleza de las lenguas p r e i h i ~ p ~ c adse Canarias. Para el investigador aus-tríaco, no hay que limitarse a contar el número de las ventanas del edificio de las lenguas indígenas. Es preciso buscar una o más llaves que nos lleven al interior de ese edificio, y la llave es la comparación lingüística. Razones de carácter geográfico aconsejan practicar el análisis comparativo en las lenguas del noroeste africano: el dominio beréber, pero de igual forma el estudio debe alcanzar a otros sistemas lingüísticos antiguos, el vasco, el ibero, el púnico y, en general, todas las lenguas del Mediterráneo pre-indogermánico. Los valores que encierra esta obra de Wolfel se pueden apreciar sin dificultad. De una parte, se advierte: la magnífica e intensa labor de recogida de materiales, empresa increíble para un solo investigador. De otra parte, está la organización reflexiva y científica de los materiales por sectores léxicos. De un lado, asombra la minuciosa clasificación cronológica de las voces y expresiones así como el camino seguido por éstas de unas fuentes a otras. De otro lado, resulta admirable el meticu-loso análisis de las formas recogidas. Y, junto a esto, existen valores adicionales, como cuando proporciona listas de fito-nirnos o ictiónimos en beréber para que sean aprovechadas por investigadores posteriores. Pero nuestro comentario, que pretende ser riguroso desde la admiración, no toca únicamente los numerosos valores que en-cierra este trabajo. Por ello y para dar también cumplida satis-facción a los principios y sentimientos del autor, vams a cm-siderar algunas deficiencias y errores apreciables, circunstancia I ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 25 que el propio Wolfel acepta desde la primera página de su mag-num opus, aprovechando unas elocuentes palabras del polígrafo español Marcelino Menéndez y Pelayo: (t.. . me resigno de antemano a que esta labor mía, obra al fin de un autodidacto y de un solitario, resulte en algunos puntas manca e imperfecta a pesar de todos mis esfuer-zas.. . )) Algunas de las deficiencias son producto de lecturas erró-neas. Una amplia investigación en archivos convierte a Wolfeil en un experimentado paleógrafo, pero en ocasiones muestra lec-turas defectuosas que en la mayoría de los casos inciden negativa-mente en la dirección que toma su análisis y consecuentemente en Ins -rpi11?lt~dnc del esta&^. Así, per ejemplo, eri !es materia-les de José Agustín Alvarez Rixo lee boruca", tamzya, Argua-goda, jarca y monocoya en lugar de bórnea, tarraya, Arguayoda, jarea y morrocoyo. En otras ocasiones se advierten unos conocimientos poco profundos en españal y en portugués. A este respecto, aunque llega a establecer la filiación correcta de elementos como anjova, bucio, tea, coruja, gilbarbera, cherne, burgado y esteo, no con-sigue encontrar paralelos románicos para los canarismos claca (port. craca), viñátigo (po~rt. vinhático), aderno (port. aderno; cast. aladierna, aladierno), arrife (port. arrife), néveda (port. ne-veda, gall. nevoda, esp. nébeda), ruma íport. ruma; esp. ruma), cabuco (port. y gall. cavaco), sámago (esp. sámago; port. si-mago), entre otras41, que consecuentemente remite a las len-guas prehispánicas de Canarias. Del mismo modo, tampoco advierte el claro romanismo de la forma canaria abisero 'ladera no soieaaa ae una montaiia o pendiente', que cuenta coa n m e rosas paralelos en el occidente peninsular (abejedo, abiseiro y * FRANCISCNOA VARRAORT ILESy a comenta este hecho en su artículo ((Cartas desde Majanicho. El guanchismo boruca)}, publicado en el perió-dico Lú r"rovincia, Las Faimas de Gran Cm-aria, 3 de agosto üe 197~. 41 V&se también las voces sama, estapagao (que, aunque de origen onomatopéyico, hay que relacionar con los elementos portugueses papa-garro, ptagarro y estrapagado), xato, mondixa y engodar. Núm. 35 (1989) 387 abisiu en Galicia; abeseo y avesedo en León; abijedo y abijero en Salamanca; prau avesin en Asturias; y avesseiro, avisseiro, abexedo, avessedo y abijeiro en Portugal 42) y, considerándola VOE prehispánica al igual que J. Alvarez Delgado, construye para ella una sugestiva hipótesis etimológica carente de fundamento 43. Asimismo, el inventario de materiales presenta algunas defi-ciencias. Ya Wolfel advierte en el prólogo que el suyo es un corpus incompleto. Faltan en él términos prehispánicos carac-terísticos como teberite (o chibirito), tabaraste (o tarabaste), chajasco, tacanija, así como la serie léxica de los colores del ganado que pervive en el habla de El Hierro. Pero junto a esto está el hecho de que en la relación se consignan elementos que no provienen de las lenguas aborígenes, como las voces Guisla y Amol-in. La primera de ellas es un apellido flamenco, arrai-gado en La Palma y conservado en la toponimia menor de esta isla, y la segunda es un antropónirno presumiblemente de origen portugués, frecuente en Canarias. Sin embargo, estos errores y algunos otros más que se pu-dieran aducir no desmerecen un ápice la enjundia del trabajo. Esta obra de Wolfel alberga los suficientes valores como para conseguir un veredicto merecida y holgadamente positivo en el juicio global. Wolfel constituye, sin duda, el prototipo del erudito empren-dedor y polifacético. Él se adentra en cuestiones de lingüística con la misma facilidad y comodidad que en temas de antro-pología, arqueología o historia antigua, y siente igual entusiasmo por la hipótesis etimológica de una simple voz que por una 42 Véase CARMEND ÍAZ ALAYÓNM: ateriales toponimicos de La Palma, Excmo. Cabildo Insular de La Palma, 1987, p. 68. 43 Véase Monumenta, pp. 584-585. 44 NO todos los errores parecen imputables a Wolfel. En la relación de siglas bibliográficas que elabora ALOIS CLOSS(( (Lis~dke r Abkürzungen)), Monumenta Linguae Canariae, pp. 906-910) se consigna la abreviatura F'ERPER para Fernán (o Hernán) Peraza. Wolfel, excelente conocedor de la prehistoria y primera andadura histórica de Canarias, sabía que Fenián - Peraza -muerto en í488 en ia conjuración de ios gomerüs eri S,lik%h,mi-no deja ninguna obra escrita. La sigla F'ERPER hace referencia a LUIS F'ERNÁN-DEZ BREyZ a su trabajo ((Palabras indígenas 'de la isla de La Gomera)), Revista de Historia (Universidad de La Laguna), VII, 1940-41, pp. 9-11. ~ Q Q ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS teoría de gran alcance, llegando a cubrir con sus investigaciones un 'espacio geográfico extraordinariamente amplio, que va desde Irlanda y Escandinavia al Africa sahariana y desde Canarias, pasando por toda la cuenca mediterránea, hasta Oceanía. También estamos ante un hombre de apreciable y sincera sencillez, que no parece perder en ningún momento el concepto cabal de las cosas y que, auxiliado permanentemente por la brújula fiable de sus principios, no se desvía de su camino en la vida y de su trayectoria en el cultivo de la ciencia. Esto lo vemos en sus actos y lo oímos en sus palabras: «Los eruditols manifiesta en una ocasión- somos todos seres humanos y, como tales, sujetos a error, y el que crea no equivocarse jamás, sólo por esta presunción incurre ya en errorn 45. «Esboy muy lejos -escribe refiriéndose a sus investiga-ciones lingüísticas canarias- de haber conseguido la solu-ción de todo y no creo que haya quien pueda obtenerla, pero he conseguido mucho y ello bien seguro)) 46. ((Ahora -manifiesta en otro momento- otros podrán llenar las lagunas que yo tuve que dejar y podrán avanzar hacia aquellos conocimientos que para mis posibilidades o mi capacidad estuvieron vedados. Si he sido demasiado duro o severo en la crítica de mis predecesores, ello se debe a mi fervor por la causa y confío en ser perdonado, como yo perdono a aquellos que fueron o serán duros e injustos conmigo)) 47. A su humildad sincera, el investigador austríaco añade la noble virtud del agradecimiento. Nunca dejará de mostrar en sus trabajos publicados e1 reconocimiento de su gratitud a las personas y entidades que de algún modo le prestaron ayuda en su labor. Su edición del Torriani la dedicará a Eugen Fischer, y en su obra cumbre se acuerda de los profesores Diedrich Westermann, Wilhelm Schmidt y Gustav Villoth, así como de una amplia serie de personas e instituciones, en la que ocupa un es-pecial lugar su esposa: :".,M LmL: diCi"naiii"8, i"s c~iiiai>iakaiieys ia ~i.".esL~gxióii de la lengua aborigen de las Islas Canarias)), p. 1. 46 Véase WOLFEL: «LOS Monumenta Linguae Canariae)), p. 105. 47 Véase WOLFEL: Monumenta Linguae Canariae, p. XIII. «Si mi obra -escribe en el pr~logod e Monumenta- apa rece finalmente impresa, a pesar de las múltiples c m t m riedades por causa de la guerra.. . ello habrá sido posible también gracias al sacrificio heroico de mi esposa, pues con su trabajo de oficinista durante mi retiro hizo posible mi labor científica)) Tal es el hombre, tal el científico. Canarias tiene la fortuna de que su camino y el de este vienés singular se hayan cruzado, y no creemos equivocarncrs al imaginar que su espíritu estA con nosotricss y que desde alguna atalaya inmaterial contempla com-placido estas Islas del Atlántico que los poetas de la antigüedad llamaron Afortunadas. OTRAS REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS FISCHERE,U GENR: eseña de Monumenta Linguae Canariae de D. J. WOLFEL, Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XXXI, 1967, pp. 152-157. PÉREZ PÉREZ, BUENAVENTUToRpAd:n imos tinerfeños, Hiallein, 1981. RÉGULPOÉ REZJ,U ANR: eseña de Monumenta Lingwe Canariae de D. J . WOL m, Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XXX, 1965-66, p. 206. SERRAR ÁFOLSE, LÍAS:L as Islas Canarias y sus indigenas (Notas a Ea edi-cidn del Dr. Dominik J. Wolfel y documentos sobre la estancia de To-rriuni en Tenerife), Separata de Tagoro (Anuario del Instituto de Estu-dios Canarios), La Iaguna, 1945. - Reseña de «Le probleme des rapports du guanche et du berbere)) de DOMINIKJ. WOLFELR, evista de Historia (Universidad de La Laguna), XIX, 1953, PP. 289-290. - «Necrología», en Dr. D. J. Wolfel. Recuerclo de su vida y de su obra canaria, Separata de Estudios Canarios (Anuario Be1 Instituto de Es-tudios Canarios), VIII, 1963, pp. 55-58. VVii~mz-, D ~ E N I Yi n s r : ~ I n s ~ yprcn visi~??~se!b re !m =!!^S e icscrip ciones canarios)) (con dos láminas), Revista de Historia (Universidad de La Laguna), VIII, 1942, pp. 106-107 y 151-155. - Estudios Canarios, Hallein, 1980. 48 véase p. XIV. 390 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS APZNDICE DOS CARTAS DE D. J. WOLFEL La amplia labor investigadora de D. J. Wolfel generó una intensa actividad epistolar, de la que damos a conocer en esta ocasión una breve pero elocuente muestra. Son dos cartas que el profesor aus-tríaco envía desde su domicilio en Viena al escritor y periodista palmero Félix Duarte Pérez, que amablemente nos ha cedido las oportunas copias. Félix Duarte, al que el tiempo ha hecho rico en años, recuerdos y versos, conoce a Wolfeli en la estancia de éste en La Palma y el contacto entre ambos continúa posteriormente a través de la correspondencia. Los frutos de esta relación y colabora-ción se reflejan en Monumenta Lingwe Canariae. Diversos datos proporcionados por Duarte los recoge aquí el canariólogo en el análisis de las voces prehispánicas de La Palma, y por ello Wolfel no olvida el nombre del poeta canario en el apartado de agradeci-mientos con el que abre su obra. Estas dos cartas están fechadas en noviembre de 1942 y febrero de 1943. La primera de ellas está escrita dos días después del desem-barco de las tropas aliadas en el norte de Africa y el fin del 111 Reich w% vercum. Ambm tsntes muestrs !es rzsgos m& car~.cteristicus de la personalidad del investigador: talante emprendedor, rigor en la labor científioa, espíritu de colaboración, y lo vemos entusiasmado por la pronta publicación de su obra máxima. Pero el destino no se mostrará generoso y Wolfel no conseguirá ver su sueño hecho rea-lidad. La reproducción de ambas cartas sigue fielmente el original, respetando ei a veces poco ortoaoxo españoi aei iingiiista. Núm. 35 (1989) Dr. Dominik Josef Wolfel Wien, XV/101, Alliogasse 24 Viena 10-11-1942 Sr. D. Félix Duarte, Breña Baja (San Antonio) Isla de La Palma, Canarias. Distinguido Sr. mío: Trabajando a mi nuevo libro, Monumentos lingüisticcs canarios, no tuve tiempo a contestar su grata carta antes. En memoria de mi distinguido amigo D. Antonio Pestana, que Dios haya, estoy pronto de servirle en cuanto puedo. Las obras que menciona Ud. no son traducidas al español y temo no lo serán en el próximo futuro. El artículo en Zeitschrift für Ethnologie (Boletino Etnológico) se in-tituló: "Sind die Urbewohner der Kanarischen Inseln ausgestorben?" (¿Son exterminados los indígenas canarios?). Leonardo Torriani no fué traducido ai españoi, pero ei texto de ia füeñie esta eii el 'Iibrü reproducido en el original italiano. Es la misma obra citada con el título traducido al español que menciona Ud. Con las presentes circunstancias es muy difícil procurarse libros alemanes en Cana-rias. Hay ejemplares del Torriani en el Museo Canario y en el Insti-tuto de Estudios Canarios. Die Kanarischen Sprachdenkmaler (Mo-numenta Linguae Canariae = Monumentos Lingüisticos Canarios) ya están en prensa, no creo habrá traducción española aunque lo desearía. Enviaré copias de dedicación al Museo Canario y al Insti-tuto de Estudios Canarios. Creo lo comprarán las Bibliotecas de las Islas, acaso la Biblioteca Cervantes de Sta. Cruz de la Palma. Mucho me interesaría su Romancero Canario, y aún más algo de lexicografía Canaria. Si Ud. me podría enviar copia escrita para utilizarlo, le sería agradecido, citando cada vez a Ud. y a su trabajo, cuando haría uso de él. Pero no me gusta la expresión guanche, cuando se trata de indígenas en general o de las otras islas, como "guanche" se aplicó exclusivamente a los indígenas de Tenerife. Digo yo "canario" o "indígena canario" y uso "Guanche" sólo en relación con Tenerife. Además y también pido su perdón cuando le ruego no utilizar la expresión "auaritas". Jorge Glas, el inglés, y Sabin Berthelot copiando a éste, identificó sin base ninguna el Benahoare de Abreu Galindo con el tribu bereber de los Hauwarah e inventó !a expresión "hauarithes" para los indígenas de La Palma. Invención gratuita y falsificación como es, tengo que refutar tal expresión. Pero esto no tiene nada que hacer con nuestra común afición d estudio de los indígenas canarios, y espero me perdonará mi pe-dantismo de científico. Estoy encargado de escribir un Manual de las Islas Canarias y necesito muchas informaciones para eso. Todos los asuntos desde lo geográfico hasta lo económico, vistas interesantes y estadísticas. Si Ud. pudiese facilitarme alguno en libros y artículos, especialmente en cuanto a folklore actual, le sería muy grato y le puedo prometer 392 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 31 en cambio una copia de mi "Torriani". Puede enviar Ud. lo que se digne enviarme, por vía del Sr. Cónsul D. Jacobo Ahlers, Consulado alemán de Santa Cruz de Tenerife. Lo que me interesaría muchísimo seria lo indígena en el léxico actual de La Palma. Estoy seguro de que hay muchísimo más de lo que se publicó. Muy útil sería también una colección de los topo-nímicos de La Palma. Hay seguramente mucho más de lo que trae Olive y sus copistas. Baste eso para el presente y esté Ud. seguro de que estoy a sus Órdenes dentro de los límites que me dejan mis trabajos. s.s.s.q.s.m.e. Dominik Josef Wolfel Dr. Dominik Josef Wolfel Profesor a. de la Universidad de La Laguna, Tenerife Sr. D. Félix Duarte, Breña Baja, Isla de La Palma, Canarias. Distinguido Sr. mío: Mucho le agradezco el envío de los periódicos y papeles de tanto interés para mí. Lo que envió sobre el lenguage de La Palma ya está incorporado en d cuerpo de mis Monumenta Linguae Camriae, en cuanto fue nuevo para mí o confirmación de una cosa menos segura. Como he analizado todas las fuentes accesibles y las cito según la más antigua fuente y página, citas de esas no son de interés para mí, pero sí toponímicos nuevos (no contenidos en Olive, Chil o Millares) o palabras del español de las islas de procedencia indí-gena más o menos segura. Importantísirno para mí es cuanto se refiera d folklore actual de las islas, danzas, cuentos populares y tal, también la historia de las islas desde 1890. Buscaré la posibilidad de enviarle algo de mis trabajos en cambio de lo que me envió y enviará Ud. No conozco el pasaje donde Abreu utiliza el término benahoarita, al menos [no] lo puedo encontrar. Con Don Juan Alvarez Delgado no estoy conforme casi en nada como lo verá Ud. en un Paragrafo de mis Monumentos que será reproducido en Revista de Historia. Análisis fantástica y interpretaciones arbitrarias no sirven para nada y en vez de esclarecer oscurecen aún más los problemas. Para el momento le basten estas pocas líneas. Estoy de vuelta de 1.m viaje de conferencias en Berlín y de una reuniCin de especia-listas en Leipzig y tengo que concluir lo más pronto posible a los Monumentos. Por eso me despido con un saludo cordial. s.s.s.q.s.m.e. Dominik Josef Wolfel Núm. 35 (1989) 393
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Título y subtítulo | Los estudios canarios de Dominik Josef Wölfel |
Autor principal | Díaz Alayón, Carmen |
Publicación fuente | Anuario de estudios atlánticos |
Numeración | Número 35 |
Sección | Biografía |
Tipo de documento | Artículo |
Lugar de publicación | Madrid ; Las Palmas |
Editorial | Cabildo Insular de Gran Canaria |
Fecha | 1989 |
Páginas | p. 663-393 |
Materias | Wölfel, Dominik Josef ; Crítica e Interpretación |
Copyright | http://biblioteca.ulpgc.es/avisomdc |
Formato digital | |
Tamaño de archivo | 1992656 Bytes |
Texto | LOS ESTUDIOS CANARIOS DE DOMINIK JOSEF WOLFEL POR CARMEN DfAZ ALAYdN ((Las Islas Canarias han atraído siempre el interés de los hombres de ciencia desde la antigüedad griega hasta nues-tros días. La historia heroica y romántica de la conquista, el valor y las virtudes de los indígenas, la naturaleza tan grande y hermosa, todo eso contribuyó a hacerlas el cen-tro de muchos estudios de científicos y aficionados.» La ciudad de Viena celebra en 1888 los cuarenta años de go bierno del emperador Francisco José. La magna celebración parece querer olvidar la profunda crisis económica que sufre el estado en esos momentos. La creación de bancos para la ex-plotación de líneas férreas y el acaparamiento de productos agrküiaa, 10s agioiisrnos de todas ciases, ios exorbitantes gastos que genera la política imperialista del penúltimo monarca aus-tríaco, y las obligaciones contraídas con los países aliados en materia de armamento, son factores que día a día incrementan apreciablemente el déficit nacional. A ello se suma la circwis-tanr. ia de wi~_A_=- & ha per&d~p restmcir, en, !L. esfe12 p c f i t i ~ ~ , y ya no es la potencia de los tiempos del príncipe von Metter-nich. Con todo, una relativa felicidad caracteriza entonces la vida familiar de los Habsburgo, y nada hace presagiar el cúmu- Núm. 35 (1989) 363 lo de desgracias que pronto comenzarán a ensombrecer el últi-mo tramo de la vida del emperador. Junto a esto, el atractivo de Viena en esta época es manifiesto, de forma especial en los ámbitos artístico y cultural. La música y los músicos tienen su feudo en la capital austríaca, y su Universidad ha alcanzado un apreciable desarrollo, llegando a superar en prestigio a otros renombrados centros del continente. Viena, 1888. Este es el ambiente en el que nace el 25 de mayo Dorninik Josef Wolfel, al que la ciencia y el destino se encar-garán, de modo afortunado, de vincular estrechamente a Cana-rias. Será la suya una vida en la que la adversidad no consti-tuye un elemento episódico, pero en este caso el avaro trato de la suerte será compensado por la providencia que dota pródigamente a Wolfel de excelentes cualidades, entre las que destacan la honestidad, el tesón, la inteligencia, el espíritu de sacrificio y la fe en el trabajo. La desfavolrable situación económica familiar no va a per-mitir que el joven Dominik Josd pueda continuar sus estudios en la enseñanza oficial. Pero esto no supone un obstáculo insal-vable para una personalidad inquieta y emprendedora como la suya. Materias como la lingüística, la historia y la geografía despiertan en él un temprano y manifiesto interés, y al igual que todos los autodidactas va aprendiendo de modo humilde y silencioso, pero firme. Después de viajar por el sur de Europa se convierte en profesolr de idiomas y en 1916 ingresa como traductor en el Ministerio de Comercio austríaco. 1919 será para él una fecha singular: ese año, cuando cuenta treinta y un años, consigue matricularse en la Universidad de Viena como alum-no libre oyente en Etnología y Antropología, y seis años más tarck ~bt ieme1 rlnct.orarln por su trabajo sobre la trepanación l . El interés de Wolfel hacia los estudios canarios arraiga sin-gularmente después de asistir, en octubre de 1928, a una con-ferencia del profesor Eugen Fischer en la Anthropologische Gesellschaft de Viena en la que éste daba cuenta de sus investi- 7- 1 Estos y otros detalles biográficos pueden verse en FERDINANDA NDERs: ctDorninik Josf Wolfel (1888-1963)», Wiener volker1cundliche Mitteilungen, XI, Jahrgang-Bd. VI, Nr. 1-4. También recogido en D. J. Wo-: Monu-menta Linguae Canariae, Graz, 1965, pp. VII-IX. 364 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 3 gaciones antropológicas llevadas a cabo en Tenerife tres años antes. Ya en esa época Wolfel había reflexionado sobre los es-tudios canarios 2, estableciendo una dirección precisa en la in-vestigación. En su opinión, era preciso conocer y examinar el mayor número posible de fuentes documentales aún ignoradas, que servirían para conformar o contradecir a las fuentes tra-dicionales y, también, para alumbrar aspectos total o parchi-mente desconocidos3. A este respecto, los archivos de España y Portugal, por su relación directa con Canarias, debían poseer amplia y valiosa información referente a la conquista del Ar- 2 En su conferencia ((Los inaígenas canarios, problema central de la Antropología)), publicada por la prensa de Santa Cruz de Tenerife a finales de diciembre de 1932, Wolfel afirma: «En 1920 logré yo la ayuda para mis proyectos de investigación canaria de un americano, pero antes de co-menzar la labor el americano se retiró habiendo sufrido pérdidas eco-nómicas y creyendo él que el trabajo de su compatriota el señor Hooton ya daba la solución de los problemas. Así, sin embargo de los planes ya formados, tenía yo que renunciar al asunto y resignarse por el momento. Pero no publiqué yo nada de los resultados obtenidos ni de mi plan para lograr la solución definitiva de los problemas, convencido de que me faltaba aún tanto para formar juicios seguros y convencido de que ven-dría el momento de la realización de mis planes.)) Más adelante, añade: ((Hace quince 6 0 s mi interés fue fijado para siempre en el problema de los aborígenes canarios. Primera y principalmente en lo que toca a la etnología y lingüística, pero no menos en las partes antropológica y arqueológica del problema.)) 3 Véase WOLFEL: ((LOS indígenas canarios, problema central de la An-tropología)), ya cit.: ((Después de penetrar más y más en el estudio me convencí de que toda la labor de la investigación aún quedaba por hacerse, que aparte de la historia de la conquista todo lo otro había sido tratado por aficionados más o menos capaoes, así que faltaba aún la labor exacta y científica, que faltaba aún toda base exacta para llegar a la solución de los problemas. Según mi parecer la investigacidn histórica tenía que estar en la base de todo lo otro. Fuentes históricas son las relaciones de antiguos historiadores sobre costumbres y creencias de los indígenas, fuentes históricas son las obras que contienen los restos de las antiguas lenguas de las islas, las descripciones de sus armas y utendios. Por con-siguiente, toda investigación etnológica y lingüística debía de comenzar con una colección más completa de todos los documentos, manuscritos y libros que dan testimonio más o menos contemporáneo y auténtico, y sólo por una critica histórica y textual rigurosísima se podía fijar el valor de esas fuentes.)) Núm. 35 (1989) 365 chipiélago, así como al establecimiento de los europeos y a los primeros momentos de la nueva comunidad insular. Además, al ser entonces conquista y cristianización dos aspectos íntirrm mente ligados, también el archivo del Vaticano guardaría, a buen seguro, notable documentación en este sentido 4. aste era el plan de trabajo. Claro y simple en el diseño, arduo y magní-fico en la factura. Para acometer esta empresa y con la ayuda del profesor Fischer, Wolfel obtiene una beca de investigación de la Notge-meinschaft der Deutschen Wissenchaften, e inicia lleno de fe su labor. Trabaja en los principales archivos: Madrid, Lisboa, Roma, El Vaticano, París, Sevilla, Simancas y Coimbra, y los casi cincuenta mil documentos relativos a Canarias que con-sulta en Simancas constituyen una elocuente muestra del alcan-ce de su labor. Pronto los frutos de sus investigaciones comienzan a ser conocidos y valorados. Así, en 1930, en el número XXV de la revista Anthropos 4 u e en el volumen XX (pp. 1-50) apare-cido en 1925 ya había divulgado su memoria de doctorado Die Trepamtion- ven la luz sus trabajos «Bericht über eine Studienreise in die Archive Roms und Spaniens zur Aufhellung der Vomd Früghgeschichte der Kanarischen Inseln)) (pp. 7 1 1 - 724) y «La Curia romana y la Corona de España en la defensa de 101s aborígenes canarios)) (pp. 1011-10831, y también ese mis-mo año aparecen publicados sus artículos «Sind die Urbewohner der Kaxlaren ausgestorben?)) y «Un jefe de tribu de La Gomera, y sus relaciones con la Curia romana)), respectivamente en Zeitschrift für Ethnologie (LXII, pp. 282-302) y en Investigación y Progreso (Madrid, IV, pp. 103-105), donde asimismo se dan a ~onoey11 ~ 6 r0igA ecte ~ ~ ~ ~ .gTaTn ~e&i ~~n&Cípsepio@-~ nacido de la conquista de la isla de La Palma)) (V, pp. 101-103) y ((Quiénes fueron los primeros conquistadores y obispos de Canarias)) (V, pp. 130-136). En plena fase de investigación y acopio de materiales, Wolfel 4 VBase EUGENFI SCHER«: Dr. D. J. Wolfel. Recuerdo de su vida y de su obra canaria)), Estudios Canarios (Anuario del Instituto de Estudios Canarios), VIII, La Laguna, 1963, pp. 51 y se. Asimismo, véase D. J. WOLFEL: «Los inüígenas canarios, problema central de la Antropología)), ya cit. 366 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS llega por primera vez a Canarias a finales de 1932. En esta cir-cunstancia singular e intensa, no es difícil imaginar que, sin-tiéndo~ see n cierta modo émulo de Eneas, vienen a su memoria los hexámetros del poeta clásico: ((Devenere locos laetos et amoena vireta Fortunatomm nemorum sedesque beatas)) 5. Por fin, la realidad imaginaria comienza a hacer lugar a la realidad percibida. La acogida que se le brinda no puede ser m& cálida y respetuosa, recibiendo la admiración de los intelectua-les, las instituciones y de todos los canarios. La prensa del mo-mento se hace eco de sus actividades. El día 18 de diciembre gira una visita al Observatorio de Izaña, donde declara: ;;Ea esta isla iie experimentado iodu 10 mejor que hay en e1 mundo, lo mejor de la naturaleza y lo mejor de la hums~ nidad: la cumbre de todo en la cumbre)) 6. Diez días después, en la sala de la Mancomunidad Provincial de Santa Cruz de Tenerife y en un acto organizado por la Ga-ceta de Arte, Wolfel pronuncia una conferencia bajo el título «Los indígenas canarios, problema central de la Antropología.)) 7. Estas son sus primeras palabras: «Las Islas Canarias han atraído siempre el interés de los hombres de ciencia desde la antigüedad griega hasta nues-tros días. La historia heroica y romántica de la conquista, el valor y las virtudes de los indígenas, la naturaleza tan grande y hermosa, todo eso contribuyó a hacerlas el centro de muchos estudios de científicos y aficionados.)) En su intervención, el profesor vienés, que es presentado p=r el p ~ e t aI>& r= Garcia Cabrera, h w -A ya va!~rzci&id e los conocimientos disponibles sobre la historia y la antropología del Archipiélago seguida de un balance de los resultados de sus propias investigaciones, en las que diversos aspectos del pasado 5 T T d n r n 7T~nr i r r rn:E n e i d~,p ibr3 1JI. "U- " IIIUILII" 6 Véase ctElogio a Tenerife. Una frase de Wolfeln, La Tarde, Santa Cnw de Tenerife, año VI, núm. 2.048, 19 de diciembre de 1932. 7 Véase Hoy, Santa C m de Tenerife, 29 y 30 de diciembre de 1932. Núm. 35 (1989) 367 insular quedan afortunada y definitivamente esclareoidos. Entre otras cuestiones, el conferenciante rechaza aquí, apoyándose en numerosas fuentes documentales y en estudio~s antropológicos dignos de toldo crédito, la creencia tradicional de que las etnias aborígenes habían sido exterminadas a raíz de la conquista del Archipiélago, y destaca las múltiples actuaciones tanto de la Corona como de las autoridades judiciales y eclesiásticas para amparar -no siempre con resultados satisfactorios- a los in-dígenas; también señala la existencia de misiones crístía.nans activas en las islas de Gran Canaria, La Palma y Tenerife mu-cho antes de su anexión, y subraya que la participación de una mujer indígena de La Palma en la cristianización de esta isla es un hecho fundamental que permite al Adelantado Alonso Fernández de Lugo una conquista rápida y sin demasiados in- - convenientes; manifiesta, del mismo mouo, que no se puede ; seguir satisfactoriamente la trayectoria de Canarias -sobre E todo en el último tramo de su dilatada prehistoria y en los pri-meros momentos de su andadura como un territorio más de la monarquía española- sin contar con los fondos de Sirnan- $ cas, que constituyen la primera memoria de las Islas, y apro-vecha la ocasión para expresar su intención de proporcionar E una copia de los materiales de su valioso y singular archivo al Instituto de Estudios Canarios de La Laguna y al Museo Canario de Las Pahnas al finalizar su estudios a este respecto, k hecho que lamentablemente no se llegará a producir. nl Wolfel consigue impresionar vivamente al público que asiste j a la conferencia y el jubiloso comentario que sobre este acto 5 publica Eduardo Westerdahl al día siguiente en un diario local O constituye una válida muestra 9: «Tucius :m eiisaiy~s,t edm !OS i,n,tmtes de afi~I011adosq ue no pudieron hacer una verdadera labor por incapacidad científica y aun en muchos casos en que su buena voluntad 8 Se trata de Francisca Gazmira, también llamada Francisca la PaI-mesa. Sobre este personaje, véase D. J. W O L ~ (:(L a Curia romana y la Coiofia ck Espiia en 11 defensa dk 10s aborígenes canarios)), Anthropos, XXV, 1930, PP. 1028-1029. 9 Véase ((Expresión de G. A. El Dr. Dominik Josef Wolfel)), La Tarde, Santa Cruz de Tenerife, año VI, núm. 2.059, 31 de diciembre de 1933. ' 368 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS desvirtuó, falsificó las fuentes históricas, aparecen ahora superados más claramente. Hasta hoy el problema de nues-tros aborígenes hacía tímidas excursiones en las capas de la conquista y se detenía en la creación de mitos, en la in-vención de leyendas, en la anécdota, en lo accesorio.. . Desde hoy aparece la ciencia, la investigación, las comparaciones craneanas, el vastísimo caudal de la antropología, la filia-ción lingüística, las excavaciones. Es decir, empieza ahora el auténtico camino de moder-nidad, de actualidad. Es éste el gran enfoque racional de nuestros problemas.. .N Invitado posr el Instituto de Estudios Canarios, Wolfel pro-nuncia pocos días después -el día 3 de enero siguients una nueva conferencia sobre el tema ((Los indígenas canarios des-pj& de (!& coqlAst&» 10 en e! Ateceo &? Ya U p q 8 ccn (.&cid= del acto público inaugural del Instituto, entidad que había que-dado constituida en un acto celebrado el día 23 de diciembre en el salón de actos de la Universidad y en el que, a propuesta de su primer director el profesor don José Peraza de Ayala, se había nombrado a Wolfel miembro de honor de la institución. Pero el investigador austríaco no viene únicamente a Can* rias a pronunciar conferencias y a recibir el respeto y la admi-ración de los hombres y entidades del Archipiélago. Especial interés tienen para él los archivos insulares, porque ya lleva tres años de intensa investigación en los principales archivos europeos que poseen información relativa a Canarias y quiere completar esta labor coa la correspondiente consulta de los archivos públicos y privados de las Islas. En ellos puede con-sultar, entre otras fuentes, las crónicas de Pedro Gómez Escu-dero, Marín de Cubas y Antonio Sedeño, entonces sin publicar, - > - - - A - -7- 1-- -Le-- --------:A-- 2- T.-.-.- D---A:-&- T -----A De ¿%UWlLab Ut: l a 3 W U l a 5 l l L i l ~ G l l b ¿ ¿ SU t: J U d l D d U b l U b d UVlGllLiU IkU-dríguez l1 y de José Agustín Álvarez Rixo 12. Sin embargo, des- 10 Publicada en la revista científica La medicina canaria, Santa Cruz de Tenerife, diciembre 1932, pp. 1-11. - 11 Véase Noticias sueltas y sin ilación ..., obra manuscrita del siglo XIX, 4 tomos en folio, Sociedad «La Cosmológica)) de Santa C m de la Paiaima. Del primer tomo de estas Noticias se han publicado dos ediciones, una en 1975 y otra en 1987. 12 Véase Lenguaje de los antiguos isleños, manuscrito autógrafo del Núm. 35 (1989) 369 afortunadamente no puede dedicar mucho tiempo a esta em-presa, que presumiblemente espera concluir de modo satisfac-torio en una visita posterior. Sin duda, estos aiíos constituyen la etapa mejor en la vida de Wolfel. Trabaja a pleno rendimiento, permanentemente preo cupado por cuestiones de antropología, de etnología y de lin-güística antigua. Se prepara concienzudamente para acercarse a los materiales lingüísticos prehispánicos de Canarias y para ello no duda en acudir a Berlín para que el profesor Diedrich Westermann, especialista en Africanística, le enseñe beréber y hausa. Nuevos trabajos suyos relativos al Archipélago se van A dando a conocer; así, en 1933 se publica su artículo «Los go- I E meros vendidos por Pedro de Vera y doña Beatriz de Boba-dilla)) (El Museo Canario, 1, pp. 5-84) y en 1934 aparecen sus contribuciones «E3 efímero obispado de Fuerteventura y su único obispo)) (Investigación y Progreso, VIII) y ((Alonso de Lugo y Compafiía, sociedad comercial para la conquista de la 1 isla de La Palma)) (Investigación y Progreso, VIII, m. 244-248). $ La anexión de Austria por el 111 Reich en 1938 supone el % comienzo de un período singularmente duro y difícil para Wolfel. Bajo el régimen nazi se intenta privarlo de su magní. fico Archivum Canarium, pero Eugen Fischer consigue llevarse ! esta valiosa colección de reproducciones, fotocopias y anota-ciones al Kaiser Wilhelrn Institut de Berlín al probar que esta institución había costeado aquellos materiales, providencial in-temención que permitirá a Wolfel recuperar más tarde su $ O archivo. Además, el investigador austríaco es cesado en su pues-to de conservador del Museo de Etnología de Viena, al que se había incorporado como ayudante en 1926 poco después de ob-tener brillantemente el doctorado. Se abre así un paréntesis que llega hasta 1945, año en el que se integra de nuevo al Museo de Etnología y entra en la Universidad de la capital austríaca. Son años duros, de soledad, pero no son años perdidos. Todo siglo xrx, Puerto de la Cruz, Tenerife. Wolfel no llega a consultar el original sino la copia que de éste hace A. Millares y que con el título de Catálogo de voces indigenas canarias se conserva en el Museo Canario de Las Pa,imas. 370 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 9 lo contrario. Es un período que Wolfel aprovecha para a m a r en sus estudios, especialmente en sus investigaciones relativas a Canarias. En 1940 Wolfel da a conocer su edición y estudio de la cró-nica de Leonardo Torriani 13. La existencia de la obra manus-crita del arquitecto cremonés era ya conocida en el Archipié-lago en la Ültima parte del siglo XIX, pero los diferentes y suce-sivos intentos de publicación no llegaron a tener éxito. En 1931, en su entusiasmado peregrinar por los principales archivos, Wolfel conoce en la Biblioteca Universitaria de Coimbra la Des-crittione et historia del regno de l'lsole Canarie gia dette le Fortunate con il parere delle loro fortificatimi, y nueve años mas tarde, tras un período de estudio y preparación, consigue publicarla. Esta edición incluye la reproducción del texto ori-ginal en itaiiano acompañado de su traducción al alemán (pp. 42- 2331, además de tres apartados: uno sobre cuestiones etndó-gicas y arqueológicas (Torrianis Beitrag 2ur Rassen- und Kultur-geschichte der Kanarischen Inseln, pp. 234-243); otro sobre rna-teriales lingüísticos prehispánicos (Torriani und die Sprache der Kanuren, pp. 244-3031; y un tercer apartado: de cuestiones epigráficas (Vorlaufige Mitteilungen xu den kanarischen Siegeln und Inschriften, pp. 304-310); y todo ello precedido de una inte-resante introducción (pp. 1-39) en la que se analizan las carac-terísticas y circunstancias de la crónica del ingeniero italiano, las relaciones de esta obra con otras fuentes de la historiografía insular, así como las concepciones tradicionales y los conoci-mientos actualizados sobre la realidad y las etnias de las Ca-narias prehispánicas. Singular interés posee Ia sección en la que se analiza la 13 V6as Die Kanarischen Inseln und ihre Urbewohner (Eine unbe-kannte Bilderhandschrift vom Jahre 1590. Im italienischen Urtext und in deutscher Ubersetzung sowie mit volkerkundlichen, historisch-geographi-schen, sprachlichen und archaologischen Beitragen, herausgegeben von Dr. Dominik Josef Wolfel), Quellen und Forschungen sur Geschichte der Wgraphie und Volkerkunde, Band 6, Leipzig. Existe eclidóil en espaiioi: Descripción e nistoria del reino de las ZsZas Canarias, antes Afortunadas, con el parecer de sus fortificaciones ítraduc-ci6n del italiano, con introducción y notas por A. Cioranescu), Santa Cruz de Tenerife, 1978. Núm. 35 (1989) 371 lengua de los antiguos canarios a través de las voces y frases recogidas por Torriani. Los estudios modernos sobre los mate riales lingüísticos prehispánicos habían comenzado en 19 17 con John Abemromby y su ((A Study of the Ancient Speech of the Canary Islandsn 14, y las casi sesenta páginas que Wolfel de dica a este respecto ahora supone la segunda contribución de relevancia en esta dirección de la investigación en 10 que va de siglo; además de ser el inicio de una importante colección de trabajos del investigador austríaco sobre las lenguas de los abo-rígenes. Hasta entonces en sus estudios canarios se acerca única-mente a cuestiones históricas y antropológicas, pero en esta : ocasión comienza a adentrar= con entusiasmo en la considera-ción del aspmto lingüístico. Wolfeil presenta aquí los mate- -; riales lingüísticos del texto de Torriani ordenados alfabética-mente en 215 apartados y en el estudio de cada una de las 2 voces y expresiones proporciona una completa lista de los -E correspondientes registros consignados por otros autores, for- e mula hipótesis etirnológicas para acercarse a la forma original, - y establece la oportuna comparación con posibles paralelos beré-beres, adelantando un esquema de presentación y de análisis con el que levantará su gran obra 15. Para aoceder al conocimiento de la naturaleza de las lenguas de los antiguos canarios, el investigador austríaco sigue el proce- f dimiento rnetoddógico 'de la comparación lingüística y se acerca d al (dominio geográficamente más cercano al Archipiélago: el área f beréber, pero lo hace de modo muy ponderado, consciente de 2 que no siempre se pueden conseguir referencias válidas para las formas canarias. Entre los materiales comentados se encuentran las dos en-dechas singularmente recogidas en la Descrittione de Torriani, pero su análisis no arroja la luz que cabría esperar de unos textos de estas características. Junto a esto, cabe señalar que 14 En Varia Africana, 1, Harvard African Studies, 1, Carnbridge, Mass., pp. 95-i29. 15 ALVAREZ DELGADeOn , su obra Miscelánea Guanche' (Santa Cruz de Tenerife, 1941, pp. 105 y 5s.) dedica un amplio comentario a esta contribu-ci6n de Wolfel. 372 ANUARJO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 11 algunas de las formas inventariadas por Wolfel en este estudio como prehispánicas están lejos de serlo. Una muestra es la voz toponímica Bufona que Wolfel encuentra en la cartografía de Lanzarote que realiza el ingeniero italiano. La lectura errónea Bufona en lugar de la auténtica Bufona impide a Wolfel ver con claridad que este nombre geográfico tiene extracción romance y que hay que relacionarlo con los términos bufar y bufadero, de modo especial con este último vocablo que es usual en la toponimia menor de Canarias16. ,Un caso parecido es el del topónirno Tiñosa también consignado en el mismo mapa de Lanzarote al que nos hemols referido. Presumiblemente confun-dido por la t- inicial que presenta Tiñosa y por la cercanía de esta voz a elementos canarios seguros como Tiñor, y descono-ciendo que Tiñosa aparew como nombre geográfico en otros lugares del Archipiélago, Wolfel no acierta aquí a ver la verda-dera filiación del topónimo lanzaroteño y en su comentario se-��ala que la tilde que Torriani coloca sobre la n -y que en rez-lidad se trata del trazo gráfico tradicional de la ñ- debe enten-derse más como reduplicación de la consonante, tin-nosa, que como tihosa 17. Igual sucede con el topónimo Facana, que Torria-ni consigna como denominación de un puerto del norte de La Palma. La voz original es el romanismo fajana, forma que se encuentra repetidamente en la toponimia canaria, pero Wolfel manifiesta a este respecto que facana muy bien podría ser for-ma plural de las voces prehispánicas de La Palma anarfeque 'inciensos' y beninarfaca 'lugar de inciensos' registradas por Abreu Galindo ls. 16 Véase CARMEDNÍ AZA LAY~(N(C: omentario toponímico de Lanzarote a propósito de una antigua carta geográfica)), Anuario de Estudios Atldn-firns, 34, 1988, p. 31- 17 Véase CARMEND ÍAZA LAY~N0: p. cit., pp. 32-33. 18 Véase Historia de la conquista de las siete islas de Canaria (ed. crí-tica con introducción, notas e índice por A. Cioranescu), SanL& Cruz de Tenerife, 1977, p. 285: ((También nacen dentro de esta Caldera, en cierta parte, muchos inciensos, que llamaban anarfeque; y por eso se llama aquel lugar Beninarfaca.)) A ALVAREZ DELGAD(nOli scelánea Gwmche, p. 136) no le parece probable el parentesco que Wolfel establece entre facana I/ anar-feque, porque la raíz de asta voz en su opinión es (a)narfek(eJ, como lo prueba la forma compuesta beni-narfac-a, por lo qfie acerca facana a otros elementos canarios: Afaganige, Figuen, Fiquininco. Núm. 35 (1989) , , . . 373 El momento en el que el editor K. F. Koehler de Leipzig saca a la luz el Torriani de Wolfel y la propia naturaleza de la obra no permiten una amplia difusi~nd e la misma en nuestra país. La edición se produce en un tiempo marcado por el yermo signo de la guerra. 1940 es el año de la gran expansión militar del 111 Reich; los alemanes ocupan entonces Dinamarca, Noruega, Luxemburgo, Holanda, Bélgica y Francia al tiempo que comien-zan los bombardeos sobre Inglaterra. Y España, tras una san-grante contienda civil, se enfrenta a una postguerra más dura, si cabe, que aquélla. A las difíciles circunstancias del momento hay que añadir el carácter manifiestamente técnico y específico' de la obra y el hecho de estar escrita en alemán, factores ambos que convierten la edición en poco accesible a un público nume-roso, y por todo ello son muy contados los ejemplares de este trabajo de Wolfel que se conservan en Canarias. Los estudios del investigador austríaco en diversos campos van dando cuerpo progresivamente al conjunto de hipótesis en las que intenta explicar la realidad del megalítico eurafricano. Así, en los primeros años de la década de los cuarenta, ya tiene plenamente definido su concepto de ((Weissafrikan lg, que viene a centrar teóricamente la realidad de las Canarias prehispánicas, y en el que Wolfel defiende la existencia en la antigüedad del Africa Blanca, formada por pueblos blancos europoides que estuvieron establecidos en lo que hoy es el desierto del Sáhara y que, hasta los últimos momentos del período pluvial africano, constituyó una zona húmeda que permitía el asentamiento hu-mano. Wolfel llega a esta noción del Africa Blanca cuando, partiendo de sus investigaciones lingüística5 y culturales de las Canarias prehispánicas, busca elementos susceptibles de com-paración en la franja septentrional del continente africano y encuentra, bajo la capa islámica, inconfundibles y numerosos 19 Véase D. J. WOLFELN:o rd- und Weissajrika, Zllustrierte Volkerkuncle (herausgegeben von H. A. Bernatzik), Band 1, Bibliographisches Institut, Leipzig, 1939, y «Die Hauptprobleme Weissafrikasn, Archiv für Anthropo-logie, Volkerfoschung und kdonialen Kulturwandel (Neue Folge), Band XXViiI, núm. M, Braunschwt-ig, i9.2, pp. 89-140. De es% illiiiiiü artidü existe amplio resumen en español por ALBERTO G. SASTREE:l Museo Ca-nario (Las Palmas de Gran Canaria), año V, 1944, núm. 9, enero-marzo, pp. 81-83, núm. 10, abril-junio, pp. 37-48, y núm. 11, julio-septiembre, pp. 59-69. 374 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLhNTICOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 13 elementos de las antiguas culturas europeas y este hecho le muestra que el Africa Blanca fonna parte de una unidad ma-yor, Euráfrica, que no es solamente una unidad geográfica , -Europa y el norte de África- sino también una unidad cui-tural. En 1943 Wolfel espera ansiosamente la aparición de su obra Monumenta Linguae Canariae. El trabajo se encuentra en avan-zado estado de composición y preparado para paginar en la imprenta del editor F. Koehler -el mismo que se encarga de publicar el Torriani- en la ciudad de Leipzig, pero los talleres resultan seriamente destruidos en un bombardeo y toda la labor realizada se pierde. Afortunadamente Wolfel logra recuperar el manuscrito y, haciéndole frente a la adversidad, con esperanza inicia a partir de entonces una intensa labor de revisión del trabajo. Ese mismo año y bajo el mismo título de su obra máxima, Wolfel publica en la Revista de Historia de la Universidad de La Lagunam un breve avance del estado de sus estudios sobre los materiales lingüísticos prehispánicos, para que, c m se ve frecuentemente citado y criticado, los lectores puedan formarse una idea de lo que es su método de investigación lingüística y que juzguen la diferencia existente entre una crítica cuidadosa de los textos en la que se excluye la fantasía como intérprete de los hechos y una cadena de suposiciones gratuitas y arbitrarias. El investigador austríaco explicita aquí algunas cuestiones de verdadero interds, todo ello enmarcado por el talante ponderado y reflexivo que caracteriza su trabajo científico. En este sen-tido, reconoce que está muy lejos de haber conseguido la solu-ción definitiva al problema que plantean las lenguas de los abo-rígenes canarios, pero está convencido de que ha logrado im-portantes, numerosos y seguros avances en esta dirección. Entre estos avances se encuentra la confirmación de que parte del material lingüístico prehispánico es tan beréber como las len-guas vecinas del continente africano, pero junto a esto figura una cantidad no menor de estos materiales que no es posible ecxpiicar a través ciei beréber aciuai, ni siquiera como formas 20 Véase «Los Monumenta Linguae Canariae)), X I , pp. 105111. Num. 35 (1989) antiguas o solamente emparentadas. Wolfel admite su vacila ción en la búsqueda de una respuesta adecuada a este hecho y tres grandes interrogamtes constituyen el punto de partida de su análisis: ¿Hay dos capas diferentes una beréber y otra no beréber en los restos conservados?; ¿es, por el contrario, el beréber del coatinente una mezcla de una lengua de tipo cana-rio con otra?; ¿hubo una lengua común en el megalítico de la cual proviene en parte -esto es por sustrato- sistemas como el hausa, el beréber, el vasco y parte de las lenguas indoeuropeas de Europa occidental?; y, si fuese así ¿consiguió sobrevivir en casi su totalidad esta lengua megalítica en Canarias, añadiéndo-sele posteriormente una capa del beréber actual? Con los datos de que dispone -lejanos de la cantidad deseable y muchos de ellos de carácter provisional, Wolfel no puede establecer una discriminación segura y le parecen tres explicaciones con igual porcentaje de probabilidad. Además de estas referencias y como muestra de su método de investigación, Wolfel acompaña aquí el párrafo 37 del capí-tulo IV de sus Monumenta, en el que estudia la frase Atisa cagnaren cha ondikhuesate antichiuha onunda erari, en la que se ha querido ver un fragmento del Padre Nuestro traducido a la lengua de los aborígenes canarios 21, y cuya existencia había sido dada a conocer por Emilio Hardisson Pizarroso en 1934. El término de la guerra y la liberación de Austria en 1945 son el epílogo de una etapa de especial dureza en la vida de Wolfel. Este año vuelve a su puesto del Museo de Etnología de Viena y obtiene la Venia legendi en la Universidad, donde en% ñará Etnología, Ling��ística General y Lenguas Africanas hasta 21 Sobre esta cuestión, véase EMILIOH ARDISSOPNIZ ARROSO«U: na frase desconocida en canario)), Gaceta de Tenerife, núm. 7.843, 28 de octubre de 1934, y «Una frase desconocida en antiguo canario)), Revista de Historia, V I I I , Universidad de La Laguna, 1942, pp. 47-54; J. ALVAREZD ELGADMOi:s - celánea Guanche, Santa Cruz de Tenerife, 1941, pp. 115-117, y '«EI paüre-n ~ e s t ern~ g uzmhe», Xezistv Ur tlistoriv, IX, 1942, pp. 173-1?0; D. J. !VOL-m: «Torriani und die Sprachen der Kanarenr) en su edición de L. Torriani Die Kanarischen Inseln m d ihre Urbewohner, ya cit., pp. 252 y 263, y Monumenta Lingwle Canariae, pp. 389-403. 376 ANUARIO DE ESTUDIOS 'ATLANTICOS 1953, fecha en la que su agotado corazón de sesenta y cinco años no le permite continuar la labor d-ocente. En todo este período -y aunque su salud comienza a debi-litarse apreciablemente- sigue dedicando mucho de su tiem-po a los estudios canarios. Continúa trabajando en la revisión de sus Monumenta con la esperanza de verlos publicados algún día, al tiempo que siguen viendo la luz diversas aportaciones suyas. Así, en 1953 aparece su artículo ({Le problhme des rap ports du guanche et du berbere)) 22. Wolfel parte aquí inicial-mente de un repaso de las fuentes -desiguales en valor y de accesibilidad variable- en las que se conservan los materiales lingüísticos prehispánicos y las clasifica en tres apartados: de Un 'lado se encuentran los documentos de carácter económico-administrativo contemporáneos de la conquista (reales cédulas, repartirnientos de tierras, procesos, etc.); de otro lado están las obras históricas, algunas de ellas realizadas al tiempo de la conquista y otras (Leonardo Torriani, Alonso de Espinosa, Juan del Abreu Gaiindo y Gaspar Fmtuoso) redactadas en la última parte del siglo XVI; y finalmente están los trabajos históricos y literarios posteriores (Antonio de Viana, José de Sosa, Marín de Cubas, Pedro Agustín del Castillo, Nú��ez de la Peña.. .), que constituyen una fuente de menor relevancia que las primeras. Una buena parte de los materiales lingüísticcñs registrados en estas fuentes son inventariados por autores del siglo XIX, seña-ladamente por Sabin Berthelot 21 y Gregorio ChilB, y en estas relaciones se acwnulan múltiples variantes de un mismo ele-mento, consecuencia inevitable del trasiego de las voces y ex-presiones de un manuscristo a otro. Wolfel señala a este res-pecto que las palabras originales consignadas por los primeros fedatarios y autores no fueron escritas por especialistas en . . . ~. 22 Véase Hespéris, XL, 3-4'tr imestres, pp. 523-527. :' -2.3. Vease 'L'Ethnographie et les Annales de la conquete, en PH. B. W ~ B y S. BERTHELOHTis:t oire Naturelle des fles Canaries, 1, Paxís, 1842. Existe :x-- i=i.i. ,-Zl.---...- I r - .. ..-- 7 - . -7- 7 - 2 . 1 - -7. T..- Y - . - - ri ...~ - verswri espaIiuia: t imu y r u~wy Nruues ue LU conyuzs~uu e LUS I SLUS Lunurzas (trad. de J. A. Malibrán), Santa Cniz de Tenerife, 1849. Véase Estudios históricos, climatoldgicos y patológicos de las Islas Canai-ias, Las Palmas de Gran Canaria, 1876-1880. Núm. 35 (1989) 377 fonética sino por hombres que reprodujeron las voces tal y como las entendieron y según se lo permitía el sistema gráfico de su tiempo, y no deja de destacar que en los siglos xv y XVI el español -el sistema al que se vierten los materiales lingüísticos prehispánicos- sufre grandes cambios fonéticos, cambios que la ortografía no experimenta y durante un cierto período los copistas van cambiando las letras y empleando unas por otras, y por todo ello propone un análisis crítico de los restos lingüís ticos en el que se tenga en cuenta las características del sistema gráfico en el que fueron recogidas y que considere las diferen-tes corrupciones gráficas para así reducir el número de variantes y acercarse a las formas originales. La segunda parte del trabajo se dedica a examinar las rela-ciones del beréber con das lenguas de los aborígenes canarios. Los tres gra-rdes erunisias nvi -Espirrosa, TsrriarA y Abreu Galindo- hablan de esta vinculación y a sus referencias Wolfel añade aquí la que aporta Gaspar Frutuoso (1522-1591 en su obra Saudades da TerraE. Este docto clérigo de las Azores recoge el singular testimonio de André Martins, paisano suyo de la isla de San Miguel, que vivió muchos años en Tenerife donde conoció a Antón Delgado, un indígena de Gran Canaria establecido en Tenerife, en cuya conquista había tomado parte. Martins, extrañado de que los naturales canarios no conocieran su procedencia, le pregunta a Delgado si tenía alguna noticia en este sentido y éste responde «de las costas de Berbería y con anterioridad al Islam. Yo conozco tres lenguas de Canarias, mi lengua materna de la Gran Canaria, la lengua de Tenerife y la lengua de La Gomera, y las tres son parecidas. Yo participé con el Adelantado en la conquista de la Berbería y la lengua de ese territorio tiene un parecido con mi lengua materna)) 26. E Véase Libro primeiro das Saudades da Terra, Ponta Delgada (Atores), 1966. Existe versión española en GASPARFR UTUOSOLa: s Islas Canarias, de Saudades da Terra (prólogo, traducción, glosario e índices por ELÍAS SERRA RÁFOLSJ, UAN R~GULyO SE BASTIÁO PESTANAI)n, stituto de Estudios Canarios, La Laguna, 1964 (Fontes Rerum Canaí-iamrn, XII). 26 Las pd&r, teXtUa& & A ~ t b f iD e!g&~ ~ ~ p ~ Wr c e!m en~ p ~ ~ «Le problgme des rapports du guanche et du berberen, p. 525, son: «Mais de la c6te de la Berbérie et antérieurement a 1'Islam. Je connais trois des langues des Canaries, ma langue maternelle de la Grande Canarie, la 378 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 17 Ya modernamente son varios los autores que han buscado en las lenguas beréberes la pista de las formas canarias. Pero Wolfel sabe que, aunque esta dirección de la investigación es la que se ha mostrado más fructífera y que el beréber es la llave de la gran sala del edificio en ruinas de las lenguas pre hispánicas canarias, se trata de una llave que no abre ni todas las puertas ni todas las cámaras de este edificio. Sabe que existe un conjunto de palabras fonéticas y signif icativamente iguales en canario y en beréber, y que en alguna de estas formas se ve la influencia de un beréber moderno, pero también que hay elementos, como las frases y los verbos, que no permiten la comparación con el beréber actual. Por eso Wolfel destaca la necesidad de no limitarse al beréber y de ampliar el campo llevandn la comparación lingüístirn a otros sistemas de la 8.nt.i-güedad, procedimiento metodológico que desarrolla en su traba-jo ¡de 1955 Eurafrikanische Wortschichten als Kulturschichten n. EZn 1953, el año de su retiro de la Universidad de Viena, langue de TGnGriffe, et la lanw de la Chm&re, et les trois sont parentes. J'ai participé avec 1'Adelantado Zi la conqu&e de la Berbgrie et la langue de ce pays a une ressemblance a m ma langue matemelle.)) Sin embargo, el testimonio de Antón Delgado que aparece en la obra de Frutuoso, tanto en la edición azoreana de 1966 (p. 78) como en la canaria de 1964 (p. 111, ya mencionadas, es bien distinto: «... lhe respondeu Antáo Delgado, su rrindo-se, que donde podiam proceder senáo dessa Berberia, que estava ali táo perto. E André Martins h e replicou, que nao podea isso ser, porque se foram daí, tiveram a lei, e seita d ~msou ros, e a mesma língua. Ao que Antáo Delgado respondeu, dizendo, paxece, que naquele tempo em que os moradores destas Ilhas Canárias vieram aqui ter da terra da Africa, nao havia ainda a seita de lblafilmede, que agwa tem os mouros; porque eu entendo tres línguas, convém a saber, a de Canária, a de Tenarife e a & Gcm~ i r le; t e c i , ~T J ~ ( ? qu8.i p ~ u !iqgdruger. ~ir,eGr=s.~ E e s e ~ ~ ~ mais Antáo Delgado, que bem parecia isto ser assim, pois os canários toda a maneira tinham dos mouros em seus costumes, porque tem suas moendas de m��o, e usam de gofio como mouros, e parece, que ainda que mudaram a linguagem que traziam de princípio, náo mudaram alguns costurnes de sua terra, que com os olhos viram, e 1á entre si costumavam. E ai& que os canárim tinham variedaüe, suas lin-agens quási todas t6m un modo da dos mouros.)) Sorprendentemente, el texto original viene reproducido en Monumenta Linguae Canariae, pp. 137-138. Véase Acta Salmanticensiu, IX, 1, Universidad de Salamanca. Núm. 35 (1989) 379 Wolfel viene a Canarias por segunda vez, aprovechando un viaje a Marruecos invitado por el Institut des Hautes Etudes Maro-caines de Rabat 28. Diversas entidades del Archipiélago, como la universidad de La Laguna, el Instituto de Estudios Canarios y el Museo Canario propician el desplazamiento del profesor austríaco a las Islas, donde pronuncia conferencia e imparte seminarios. Es una etapa en la que siguen apareciendo contribuciones suyas relativas a Canarias. Algunas son de tema hisfbrico, oomo «La Ialsificacación del Canarienn 29 y «Don Juan de Frías. El gran conquistador de Gran Canarian30, publicadas en 1952 y 1953, respectivamente. Pero también se publican importantes estudios lingüisticos. A este respecto ya hemos hablado de los aparecidos en 1953 y 1955. A ellos hay que sumar el trabajo «Le noms de nombre dans le parler guan~ohed es Iles Canariesn de 1954, en el que adelanta los materiales y conclusiones de sus Monumenta relativos al sistema de numeración de las len-guas aborígenes 31. Wolfel analiza aquí todas las fuentes rela-tivas a esta cuestión, desde la más antigua -la de Niccoloso da Recco del año 1341, conservada en un manuscrito latino falsamente atribuido al escritor Giovanni Boccaccio 32- hasta 28 Véase LIONEL GALAND: ((Brberisch, des Schlüssel zurn Altkanari-schen?)), Almogaren, XVIII-XIX, Institutum Canarium, Hallein, 1987-88, PP. 7-16. 29 Véwe Revista de Historia, XVIII, Universidad de La Laguna, pp. 4955-508. 30 Véase El Museo Canario, núm. 45-48, enero-diciembre, pp. 1-64. 31 (Traducido del alemán por RAYMONRDO GETH).e spéris, XLI, núm. 1-2, pp. 47-49. Esta versión francesa se reproduce en WOLFELM, onumenta, pp 613-645. 32 Esta fuente, conservada ignoradamente durante mucho tiempo en la biblioteca de los Magliabecchi en Florencia, será dada a conocer, junto con otros materiales, por SEBASTIACNIOA MPIe n su publicaoión Monumenti d'un manuscritto autografo di Messer Gio. Boccaccio da Certaldo, Firenze, 1827. Con posterioridad, S. BERTHELeOnT s u L'Ethnographie et les Annales de la conquete, pp. 22-29, recoge este texto latino y proporciona su trs~ dueción en francés. G. CHIL reproduce el original, acompañado de la tra-ducción española, en el tomo 1 de sus Estudios históricos, climatoldgicos y patológicos de ias Islas Canarias, Las Palmas de Gran Canaria, 1876, pp. 258-267. 380 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS variantes posteriores y, después de un minucioso análisis, sus conclusiones muestran que la primera lista de números -la recogida en el manuscrito florentino- es auténtica y bastante bien transmitida. Con la excepción del número 3, amelotti, que no se puede relacionar con nada, esta lista muestra raíces y rasgos completamente beréberes, y únicamente el número 9, aldamorana, está formado de 1 - m ~ manera aberrante. Junto a esto, la segunda serie de números llega hasta nosotros en cuatro fuentes; así, figura al final de la edición de 1849 de la Topografia de José de Sosa 33, si bien no parece corresponder a este autor; también aparece en la Historiu de Tomás Arias Marín de Cubas, cuando éste habla de la naturaleza, costumbres y ejercicios de las indígenas de Gran Canaria 34; Gregorio Chil, de igual modo, proporciona una lista que dice haber recogido del manuscrito de la Historia de la conquista de Gran Canaria de Antonio Se-deño 35; y, por Último, está la que S. Berthelot da como proce-dente de Abreu Ga l i n d~E~n~ .re lación con esta segunda serie, Wolfel señala que ha sido transmitida de un modo completa-mente inseguro y que el orden y por consiguiente el valor de los términos de la numeración se han alterado. Además, está el hecho de la introducción en esta lista de dos voces extranjeras: arba y cansa. Para explicar la presencia de estos elementos, Wolfel piensa que la lista original fue comentada y comparada con la lengua de los moros íberéberes + árabes) de la costa afri-cana, de modo que los elementos arba y cansa, en notas margi-nales, se pudieron deslizar al texto, Marín de Cubas no es el introductor de estos términos y solamente parece haber inter-venido en la creación de las decenas. Asimismo, Wolfel apunta que entre los dos textos existe una .clara diferencia dialectal, y que se refieren a dos islas diferen-tes o al menos a dos hablas de una misma isla. La primera lista 33 Véase Topografia de la Isla Afortunada Gran Canaria, Cabeza del Partido de toda la Provincia, comprensiva de las siete islas llamadas vul-garmente Afortunadas.. ., Santa Cruz de Tenerife. -Id. TTX--- Uin+riu;- r J n lno ninfn i o l n o 2, cgzgr jg, asz! cccied& p ~ c - V ca- I l ' r l c ' " , b u UiT C U U UIC.CZi < i U Y U U nómica de Amigos del País de Gran Canaria, Las Palmas, 1986, p. 269. 35 Véase Estudios históricos, climatoldgicos I/ patolbgicos, 1, p. 558. 36 Véase L'Ethnographie et les Annales de la conquete, pp. 190 y 226. Núm. 35 (1989) 381 20 CARMEN DÍAZ ALAY~N pertenece probablemente a Gran Canaria y la segunda lista posiblemente a Tenerife 37. Posteriormente, en su artículo «Dilettantismus und Scharlac tanerie und die Erfoschung der Eingeborenensprache der Kac narisohen Inseln)) 38, de 1957, Wolfel cambia el tono moderado de su pluma para arremeter, airado, contra los aficionados y charlatanes que se dedican a la investigación de la lengua de los aborígenes canarios. Aquí señala que una fuente de errores en la investigación lingüística procede de1 entusiasmo, «que no quiere darse por satisfecho con las lagunas del saber, que quiere . dar una imagen perfecta y acabada en lugar de contornos vagos, y que quiere adelantarse al futuro y a lo conjeturable)). Pero este entusiasmo necesita el obligado tamiz del método, porque solamente así se evita enterrar el objeto de estudio bajo un montón de equivocaciones. Wolfel ataca decidido contra ((10s filibusteros de la ciencia, que cuentan con que la gran mayoría de sus lectores y oyentes no pueden verificar lo que escriben o imprimen, porque procede de una rama especializadísirna, y presentan sin el menor pudor mentiras solemnes)). Estas con-tundentes palabras van dirigidas en especial contra Ernst Zyh-larz. Este lingüista alemán había publicado en 1950 el artículo ((Das Kanarische Berberisch in seinem sprachgeschichtlichen Milieu)) 39, en el que defiende su concepción de la multiplicidad 37 Diversos estudios se han ocupado del modo de contar de los anti-guos canarios. Entre otros, véase J om ABERCROMB«YA : Study of the Ancient Speech of the Canary Islands)), ya cit., pp. 117-121;J UANA LVAREZ DELGADOSi: stema de numeración norteafricano. Estudio de lingüística comparada, Madrid, 1947; W I L ~ MGIE SE: ((Acerca del carácter de la len-gua guanche)), Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XV, 1949, no. A 194195; WERNERV YCIHL:« La lengua de los antiguos canarios. Intro-traducción al estudio de la lengua y de la historia canarias)), Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XVIII, 1952, p. 197; BUENAVENTURA BONNFP«: La expedición portuguesa a las Canarias en 1341 (Nuevas inves-tigaciones) », Revista de Historia (Universidad de La Laguna), IX, 1943, pp. 124133; SABINB ERTHELOLT':E thnographie et les Annales de la con-quete, pp. 225-227. 38 Memorial André Basset (1895-1956), París, pp. 147-158. Con versión espwíola de MAx STEFFENe, ste articulo se publicó en Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XXIV, 1958, pp. 1-15. 39 Zeitschrift der Deutschen Morgenlandischen Gesellschaft, 100.2, pp. 382 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 21 lingüística de las Canarias prehispánicas. La metodología em-pleada por Zyhlarz aquí y en otros trabajos suyos es enjuiciada por Wolfel, descubriendo todos los errores y falsedades que no se deben dar en una práctica científica rigurosa. Los últimos años de Wolfel son años de silencio, sufrimiento físico y sloledad. La afección coronaria que motivó su retirada de la Universidad en 1953 se ha agudizado; a ello se suma un pertinaz padecimiento bronquial y los problemas que le oca-siona su vista debilitada, forzada durante muchos años en una intensa actividad de investigación y estudio. Una de las pocas alegrías que recibe en estos últimos años es la concesión del doctorado honoris causa por la Universidad de La Laguna en 1960, pero desafortunadamente no se puede desplazar a Cana-rias para la investidura solemne. El destino tampoco le per-mitirá ver publicada su obra máxima porque su vida se apaga el 27 de abril de 1963, cuando la primavera vienesa se llena de luz. En 1965 la comunidad científica internacional puede conocer con deta,lle la esperada obra del investigad-or austríaco, publi-cada finalmente en la ciudad de Graz gracias a1 esfuerzo de sus discípulos Alois Clm y Hms Biedermann. La obra se presenta dividida en seis partes. En la primera de ellas (Kritik der Quellen, Kompilatoren und bisherigen Bear-bdter des Kanarischen, pp. 9-1281, Wolfel trata inicialmente cuestiones (de dialecto~logía y paleografía, y comenta de forma detenida las características de todas las fuentes consultadas, desde las más antiguas -la relación de Niwoloso da Remo de 1341- hasta las más cercanas en el tiempo, como G. Glas y Viera y Clavijo. La segunda parte (Quellenxeugnisse xur Sprache, xu ihrem Churakter und den Bexiehungen der Inselmundartm zueinunder, pp. 129-144) se dedica a los textos (Azurara, Ca da Mosto, Bernáldez, Nichols, Scory, Torriani, Fmtuoso, Espinosa y Abreu Galindo, entre otros) que se refieren específicamente a la naturaleza de la lengua de los aborígenes así como a las rela-ciones lingüísticas de las Canarias prehispánicas, y se analiza 403-460. WILHELGMI ESE en «Los estudios de las lenguas canarias de E. Zyhlarm), Revista de Historia (Universid~ad de La Laguna), XVIII, 1952, pp. 413-427, proporciona una amplia reseña del artículo de ZyNarz. 22 CARMEN DÍAZ ALAY~N la cuestión de la homogeneidad o diversidad de las antiguas hablas del Archipiélago. Ed índice alfabético de todas las voces con indicación del párrafo en el que son estudiadas (Das kana-rische Sprachmaterial in alphabetischer Reihung der Quellen-notierungen (xugleich Register), pp. 145-3511 se dispone en el tercer apartado. En las dos pa*s siguientes, que suponen algo más (de cinco centenares de páginas, WoEel desarrolla el estudio lingüístico de los materiales lingüísticos inventariados. En el capítulo cuarto (Das kanarische Sprachmaterial mit be. kunnten Bedeutungen, pp. 353-6451 se analizan los elementos conservados con su significado: las escasas y maltrechas frases, las voces relativas a la familia y a la estructura social, los tér. minos antroponírnicos, toponímicos y hagionímicos, los nom-bres de animales, plantas y alimentos, los vocablos referentes a ia vestimenta, ei ajuar domestico y las armas, y el sistema de numeración. Quedan para el quinto capítulo (Das kanarische Sprachmaterial ohne Bedeutungsangabe, pp. 647-900) las unib des de las que no se conoce su significado y que mayoritark mente son elementos antroponímicos y toponímicos. La obra concluye con una sexta parte (Das Kanarische, das Atlantoli-bysche und die Sprache der Megalithiker, pp. 901-906), de la que Wolfel solamente proporciona un detallado esquema de 167 epí-grafes. El eminente investigador dedica los 65 epígrafes inicia-les al análisis de las lenguas prehispánicas canarias y al intento de reconstruir su gramática histórica, estudiando el vocalismo, el consonantismo, el sistema de formación de las palabras, el comportamiento gramatical del sustantivo, el verbo y el pro-nombre. El resto de los epígrales -del 66 a1 167- se destinan a considerar las conexiones entre las hablas aborígenes del Archipiélago y las beréberes, además de las relaciones entre las antiguas lenguas del norte de Africa y la cuenca mediterránea (el egipcio antiguo, el líbico, el copto, el kuschitita, el vasco, el etnisco, etc.), todo ello dentro de la teoría de la cultura megalítica de Wolfel. Ebpecial interés revisten el prólogo y la introducción de esta obra para conocer las circunstancias personales del autor y las perspectivas bajo las que, de un lado, se aborda la inves-tigación y, de otro, se publican los resultados. 38.4 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DONINIK JOSEF WOLFEL 23 En el prólogo, fechado en Viena en mayo de 1945, Wolfel hace inicialmente dos advertencias. En la primera de ellas se ñala que aquellos que se acerquen a esta obra no van a encon- 'trar en ella la lengua de la cultura megalítica -a la que se alude en el título secundario de Monumenta tanto en la malo grada edición de Leipzig (Die Kanarischen Sprachdenkmiiler und die Sprache der Megalith kultur) como en la edici6n pósr turna de Graz (Eine Studie xur Vorund Frühgeschichte Weissa-frikas)- ya que, si bien se puede probar la existencia de voca-bulario y otros elementos comunes antes y durante la etapa de indogermanización de Euráfrica, con los medios disponibles el conocimiento integral del sistema lingüístico de esta cultura resulta inalcanzable para él, de la misma forma que presumible mente también lo sea para otros investigadores. En segundo lugar, Wolfel advierte que, a pesar de todo su esfuerzo en la etapa de recogida de material -que duró diez años- y en lo6 siete años de análisis posterior, el proyecto inicial no se cubre en su totalidad. En lo relativo al corpus lingüístico canario, factores como el tiempo y circunstancias de índole personal desafortunadamente no le permiten consultar todas las fuentes disponibles, y por ello el inventario que presenta en Nonumenta está incompleto, pero es consciente de que aún queda un amplio repertorio de topónimos que no han sido recogidos y estudia-dos, circunstancia que también se da en las voces comunes de los aborígenes que aún perviven en el español de Canarias. En este punto, Wolfel se pregunta si estas circunstancias no hacían aconsejable postergar la publicación para un momento en el que el trabajo estuviera acabado-, y su respuesta no puede ser más sincera y honesta. La decisión de preparar para la publica-ción los materiales en el nivel de recogida y de estudio en el que entonces se encuentran la toma firmemente convencido de que ningún investigador aceptaría continuar la tarea y tambi6n porque se encuentra en unas circunstancias difíciles -recuer-dese su separación del Museo Etnográfico y de la Universidad, sus conflictos con el poder nazi, la dura realihd de la guerra-en las que no alberga la esperanza de poder colmpletar su corpus lingüístico trabajando sobre el terreno en Canarias y en archi-vos y bibliohcas aún sin consultar. Núm. 35 (1989) 385 Como contrapunto humorístico de su pensamiento y proce-dimiento científicos, Wolfel encabeza la introducción de los Monumenta (Einleitung, pp. 1-7) con una cita de Voltaire: ((L'étymologie est une science dans laquelle des voyelles ne sont rien, et les consonnes tres peu de chosen. En este apartado se recoge la posición del lingüista frente a la lengua de los antiguos canarios así como la propuesta metodológica para su estudio. A este respecto, Wolfel señala que el método de la comparación lingüística parece ser el más adecuado, dada la escasez de rna-teriales conservados, para llegar a conocer la naturaleza de las lenguas p r e i h i ~ p ~ c adse Canarias. Para el investigador aus-tríaco, no hay que limitarse a contar el número de las ventanas del edificio de las lenguas indígenas. Es preciso buscar una o más llaves que nos lleven al interior de ese edificio, y la llave es la comparación lingüística. Razones de carácter geográfico aconsejan practicar el análisis comparativo en las lenguas del noroeste africano: el dominio beréber, pero de igual forma el estudio debe alcanzar a otros sistemas lingüísticos antiguos, el vasco, el ibero, el púnico y, en general, todas las lenguas del Mediterráneo pre-indogermánico. Los valores que encierra esta obra de Wolfel se pueden apreciar sin dificultad. De una parte, se advierte: la magnífica e intensa labor de recogida de materiales, empresa increíble para un solo investigador. De otra parte, está la organización reflexiva y científica de los materiales por sectores léxicos. De un lado, asombra la minuciosa clasificación cronológica de las voces y expresiones así como el camino seguido por éstas de unas fuentes a otras. De otro lado, resulta admirable el meticu-loso análisis de las formas recogidas. Y, junto a esto, existen valores adicionales, como cuando proporciona listas de fito-nirnos o ictiónimos en beréber para que sean aprovechadas por investigadores posteriores. Pero nuestro comentario, que pretende ser riguroso desde la admiración, no toca únicamente los numerosos valores que en-cierra este trabajo. Por ello y para dar también cumplida satis-facción a los principios y sentimientos del autor, vams a cm-siderar algunas deficiencias y errores apreciables, circunstancia I ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 25 que el propio Wolfel acepta desde la primera página de su mag-num opus, aprovechando unas elocuentes palabras del polígrafo español Marcelino Menéndez y Pelayo: (t.. . me resigno de antemano a que esta labor mía, obra al fin de un autodidacto y de un solitario, resulte en algunos puntas manca e imperfecta a pesar de todos mis esfuer-zas.. . )) Algunas de las deficiencias son producto de lecturas erró-neas. Una amplia investigación en archivos convierte a Wolfeil en un experimentado paleógrafo, pero en ocasiones muestra lec-turas defectuosas que en la mayoría de los casos inciden negativa-mente en la dirección que toma su análisis y consecuentemente en Ins -rpi11?lt~dnc del esta&^. Así, per ejemplo, eri !es materia-les de José Agustín Alvarez Rixo lee boruca", tamzya, Argua-goda, jarca y monocoya en lugar de bórnea, tarraya, Arguayoda, jarea y morrocoyo. En otras ocasiones se advierten unos conocimientos poco profundos en españal y en portugués. A este respecto, aunque llega a establecer la filiación correcta de elementos como anjova, bucio, tea, coruja, gilbarbera, cherne, burgado y esteo, no con-sigue encontrar paralelos románicos para los canarismos claca (port. craca), viñátigo (po~rt. vinhático), aderno (port. aderno; cast. aladierna, aladierno), arrife (port. arrife), néveda (port. ne-veda, gall. nevoda, esp. nébeda), ruma íport. ruma; esp. ruma), cabuco (port. y gall. cavaco), sámago (esp. sámago; port. si-mago), entre otras41, que consecuentemente remite a las len-guas prehispánicas de Canarias. Del mismo modo, tampoco advierte el claro romanismo de la forma canaria abisero 'ladera no soieaaa ae una montaiia o pendiente', que cuenta coa n m e rosas paralelos en el occidente peninsular (abejedo, abiseiro y * FRANCISCNOA VARRAORT ILESy a comenta este hecho en su artículo ((Cartas desde Majanicho. El guanchismo boruca)}, publicado en el perió-dico Lú r"rovincia, Las Faimas de Gran Cm-aria, 3 de agosto üe 197~. 41 V&se también las voces sama, estapagao (que, aunque de origen onomatopéyico, hay que relacionar con los elementos portugueses papa-garro, ptagarro y estrapagado), xato, mondixa y engodar. Núm. 35 (1989) 387 abisiu en Galicia; abeseo y avesedo en León; abijedo y abijero en Salamanca; prau avesin en Asturias; y avesseiro, avisseiro, abexedo, avessedo y abijeiro en Portugal 42) y, considerándola VOE prehispánica al igual que J. Alvarez Delgado, construye para ella una sugestiva hipótesis etimológica carente de fundamento 43. Asimismo, el inventario de materiales presenta algunas defi-ciencias. Ya Wolfel advierte en el prólogo que el suyo es un corpus incompleto. Faltan en él términos prehispánicos carac-terísticos como teberite (o chibirito), tabaraste (o tarabaste), chajasco, tacanija, así como la serie léxica de los colores del ganado que pervive en el habla de El Hierro. Pero junto a esto está el hecho de que en la relación se consignan elementos que no provienen de las lenguas aborígenes, como las voces Guisla y Amol-in. La primera de ellas es un apellido flamenco, arrai-gado en La Palma y conservado en la toponimia menor de esta isla, y la segunda es un antropónirno presumiblemente de origen portugués, frecuente en Canarias. Sin embargo, estos errores y algunos otros más que se pu-dieran aducir no desmerecen un ápice la enjundia del trabajo. Esta obra de Wolfel alberga los suficientes valores como para conseguir un veredicto merecida y holgadamente positivo en el juicio global. Wolfel constituye, sin duda, el prototipo del erudito empren-dedor y polifacético. Él se adentra en cuestiones de lingüística con la misma facilidad y comodidad que en temas de antro-pología, arqueología o historia antigua, y siente igual entusiasmo por la hipótesis etimológica de una simple voz que por una 42 Véase CARMEND ÍAZ ALAYÓNM: ateriales toponimicos de La Palma, Excmo. Cabildo Insular de La Palma, 1987, p. 68. 43 Véase Monumenta, pp. 584-585. 44 NO todos los errores parecen imputables a Wolfel. En la relación de siglas bibliográficas que elabora ALOIS CLOSS(( (Lis~dke r Abkürzungen)), Monumenta Linguae Canariae, pp. 906-910) se consigna la abreviatura F'ERPER para Fernán (o Hernán) Peraza. Wolfel, excelente conocedor de la prehistoria y primera andadura histórica de Canarias, sabía que Fenián - Peraza -muerto en í488 en ia conjuración de ios gomerüs eri S,lik%h,mi-no deja ninguna obra escrita. La sigla F'ERPER hace referencia a LUIS F'ERNÁN-DEZ BREyZ a su trabajo ((Palabras indígenas 'de la isla de La Gomera)), Revista de Historia (Universidad de La Laguna), VII, 1940-41, pp. 9-11. ~ Q Q ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS teoría de gran alcance, llegando a cubrir con sus investigaciones un 'espacio geográfico extraordinariamente amplio, que va desde Irlanda y Escandinavia al Africa sahariana y desde Canarias, pasando por toda la cuenca mediterránea, hasta Oceanía. También estamos ante un hombre de apreciable y sincera sencillez, que no parece perder en ningún momento el concepto cabal de las cosas y que, auxiliado permanentemente por la brújula fiable de sus principios, no se desvía de su camino en la vida y de su trayectoria en el cultivo de la ciencia. Esto lo vemos en sus actos y lo oímos en sus palabras: «Los eruditols manifiesta en una ocasión- somos todos seres humanos y, como tales, sujetos a error, y el que crea no equivocarse jamás, sólo por esta presunción incurre ya en errorn 45. «Esboy muy lejos -escribe refiriéndose a sus investiga-ciones lingüísticas canarias- de haber conseguido la solu-ción de todo y no creo que haya quien pueda obtenerla, pero he conseguido mucho y ello bien seguro)) 46. ((Ahora -manifiesta en otro momento- otros podrán llenar las lagunas que yo tuve que dejar y podrán avanzar hacia aquellos conocimientos que para mis posibilidades o mi capacidad estuvieron vedados. Si he sido demasiado duro o severo en la crítica de mis predecesores, ello se debe a mi fervor por la causa y confío en ser perdonado, como yo perdono a aquellos que fueron o serán duros e injustos conmigo)) 47. A su humildad sincera, el investigador austríaco añade la noble virtud del agradecimiento. Nunca dejará de mostrar en sus trabajos publicados e1 reconocimiento de su gratitud a las personas y entidades que de algún modo le prestaron ayuda en su labor. Su edición del Torriani la dedicará a Eugen Fischer, y en su obra cumbre se acuerda de los profesores Diedrich Westermann, Wilhelm Schmidt y Gustav Villoth, así como de una amplia serie de personas e instituciones, en la que ocupa un es-pecial lugar su esposa: :".,M LmL: diCi"naiii"8, i"s c~iiiai>iakaiieys ia ~i.".esL~gxióii de la lengua aborigen de las Islas Canarias)), p. 1. 46 Véase WOLFEL: «LOS Monumenta Linguae Canariae)), p. 105. 47 Véase WOLFEL: Monumenta Linguae Canariae, p. XIII. «Si mi obra -escribe en el pr~logod e Monumenta- apa rece finalmente impresa, a pesar de las múltiples c m t m riedades por causa de la guerra.. . ello habrá sido posible también gracias al sacrificio heroico de mi esposa, pues con su trabajo de oficinista durante mi retiro hizo posible mi labor científica)) Tal es el hombre, tal el científico. Canarias tiene la fortuna de que su camino y el de este vienés singular se hayan cruzado, y no creemos equivocarncrs al imaginar que su espíritu estA con nosotricss y que desde alguna atalaya inmaterial contempla com-placido estas Islas del Atlántico que los poetas de la antigüedad llamaron Afortunadas. OTRAS REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS FISCHERE,U GENR: eseña de Monumenta Linguae Canariae de D. J. WOLFEL, Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XXXI, 1967, pp. 152-157. PÉREZ PÉREZ, BUENAVENTUToRpAd:n imos tinerfeños, Hiallein, 1981. RÉGULPOÉ REZJ,U ANR: eseña de Monumenta Lingwe Canariae de D. J . WOL m, Revista de Historia (Universidad de La Laguna), XXX, 1965-66, p. 206. SERRAR ÁFOLSE, LÍAS:L as Islas Canarias y sus indigenas (Notas a Ea edi-cidn del Dr. Dominik J. Wolfel y documentos sobre la estancia de To-rriuni en Tenerife), Separata de Tagoro (Anuario del Instituto de Estu-dios Canarios), La Iaguna, 1945. - Reseña de «Le probleme des rapports du guanche et du berbere)) de DOMINIKJ. WOLFELR, evista de Historia (Universidad de La Laguna), XIX, 1953, PP. 289-290. - «Necrología», en Dr. D. J. Wolfel. Recuerclo de su vida y de su obra canaria, Separata de Estudios Canarios (Anuario Be1 Instituto de Es-tudios Canarios), VIII, 1963, pp. 55-58. VVii~mz-, D ~ E N I Yi n s r : ~ I n s ~ yprcn visi~??~se!b re !m =!!^S e icscrip ciones canarios)) (con dos láminas), Revista de Historia (Universidad de La Laguna), VIII, 1942, pp. 106-107 y 151-155. - Estudios Canarios, Hallein, 1980. 48 véase p. XIV. 390 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS APZNDICE DOS CARTAS DE D. J. WOLFEL La amplia labor investigadora de D. J. Wolfel generó una intensa actividad epistolar, de la que damos a conocer en esta ocasión una breve pero elocuente muestra. Son dos cartas que el profesor aus-tríaco envía desde su domicilio en Viena al escritor y periodista palmero Félix Duarte Pérez, que amablemente nos ha cedido las oportunas copias. Félix Duarte, al que el tiempo ha hecho rico en años, recuerdos y versos, conoce a Wolfeli en la estancia de éste en La Palma y el contacto entre ambos continúa posteriormente a través de la correspondencia. Los frutos de esta relación y colabora-ción se reflejan en Monumenta Lingwe Canariae. Diversos datos proporcionados por Duarte los recoge aquí el canariólogo en el análisis de las voces prehispánicas de La Palma, y por ello Wolfel no olvida el nombre del poeta canario en el apartado de agradeci-mientos con el que abre su obra. Estas dos cartas están fechadas en noviembre de 1942 y febrero de 1943. La primera de ellas está escrita dos días después del desem-barco de las tropas aliadas en el norte de Africa y el fin del 111 Reich w% vercum. Ambm tsntes muestrs !es rzsgos m& car~.cteristicus de la personalidad del investigador: talante emprendedor, rigor en la labor científioa, espíritu de colaboración, y lo vemos entusiasmado por la pronta publicación de su obra máxima. Pero el destino no se mostrará generoso y Wolfel no conseguirá ver su sueño hecho rea-lidad. La reproducción de ambas cartas sigue fielmente el original, respetando ei a veces poco ortoaoxo españoi aei iingiiista. Núm. 35 (1989) Dr. Dominik Josef Wolfel Wien, XV/101, Alliogasse 24 Viena 10-11-1942 Sr. D. Félix Duarte, Breña Baja (San Antonio) Isla de La Palma, Canarias. Distinguido Sr. mío: Trabajando a mi nuevo libro, Monumentos lingüisticcs canarios, no tuve tiempo a contestar su grata carta antes. En memoria de mi distinguido amigo D. Antonio Pestana, que Dios haya, estoy pronto de servirle en cuanto puedo. Las obras que menciona Ud. no son traducidas al español y temo no lo serán en el próximo futuro. El artículo en Zeitschrift für Ethnologie (Boletino Etnológico) se in-tituló: "Sind die Urbewohner der Kanarischen Inseln ausgestorben?" (¿Son exterminados los indígenas canarios?). Leonardo Torriani no fué traducido ai españoi, pero ei texto de ia füeñie esta eii el 'Iibrü reproducido en el original italiano. Es la misma obra citada con el título traducido al español que menciona Ud. Con las presentes circunstancias es muy difícil procurarse libros alemanes en Cana-rias. Hay ejemplares del Torriani en el Museo Canario y en el Insti-tuto de Estudios Canarios. Die Kanarischen Sprachdenkmaler (Mo-numenta Linguae Canariae = Monumentos Lingüisticos Canarios) ya están en prensa, no creo habrá traducción española aunque lo desearía. Enviaré copias de dedicación al Museo Canario y al Insti-tuto de Estudios Canarios. Creo lo comprarán las Bibliotecas de las Islas, acaso la Biblioteca Cervantes de Sta. Cruz de la Palma. Mucho me interesaría su Romancero Canario, y aún más algo de lexicografía Canaria. Si Ud. me podría enviar copia escrita para utilizarlo, le sería agradecido, citando cada vez a Ud. y a su trabajo, cuando haría uso de él. Pero no me gusta la expresión guanche, cuando se trata de indígenas en general o de las otras islas, como "guanche" se aplicó exclusivamente a los indígenas de Tenerife. Digo yo "canario" o "indígena canario" y uso "Guanche" sólo en relación con Tenerife. Además y también pido su perdón cuando le ruego no utilizar la expresión "auaritas". Jorge Glas, el inglés, y Sabin Berthelot copiando a éste, identificó sin base ninguna el Benahoare de Abreu Galindo con el tribu bereber de los Hauwarah e inventó !a expresión "hauarithes" para los indígenas de La Palma. Invención gratuita y falsificación como es, tengo que refutar tal expresión. Pero esto no tiene nada que hacer con nuestra común afición d estudio de los indígenas canarios, y espero me perdonará mi pe-dantismo de científico. Estoy encargado de escribir un Manual de las Islas Canarias y necesito muchas informaciones para eso. Todos los asuntos desde lo geográfico hasta lo económico, vistas interesantes y estadísticas. Si Ud. pudiese facilitarme alguno en libros y artículos, especialmente en cuanto a folklore actual, le sería muy grato y le puedo prometer 392 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS DOMINIK JOSEF WOLFEL 31 en cambio una copia de mi "Torriani". Puede enviar Ud. lo que se digne enviarme, por vía del Sr. Cónsul D. Jacobo Ahlers, Consulado alemán de Santa Cruz de Tenerife. Lo que me interesaría muchísimo seria lo indígena en el léxico actual de La Palma. Estoy seguro de que hay muchísimo más de lo que se publicó. Muy útil sería también una colección de los topo-nímicos de La Palma. Hay seguramente mucho más de lo que trae Olive y sus copistas. Baste eso para el presente y esté Ud. seguro de que estoy a sus Órdenes dentro de los límites que me dejan mis trabajos. s.s.s.q.s.m.e. Dominik Josef Wolfel Dr. Dominik Josef Wolfel Profesor a. de la Universidad de La Laguna, Tenerife Sr. D. Félix Duarte, Breña Baja, Isla de La Palma, Canarias. Distinguido Sr. mío: Mucho le agradezco el envío de los periódicos y papeles de tanto interés para mí. Lo que envió sobre el lenguage de La Palma ya está incorporado en d cuerpo de mis Monumenta Linguae Camriae, en cuanto fue nuevo para mí o confirmación de una cosa menos segura. Como he analizado todas las fuentes accesibles y las cito según la más antigua fuente y página, citas de esas no son de interés para mí, pero sí toponímicos nuevos (no contenidos en Olive, Chil o Millares) o palabras del español de las islas de procedencia indí-gena más o menos segura. Importantísirno para mí es cuanto se refiera d folklore actual de las islas, danzas, cuentos populares y tal, también la historia de las islas desde 1890. Buscaré la posibilidad de enviarle algo de mis trabajos en cambio de lo que me envió y enviará Ud. No conozco el pasaje donde Abreu utiliza el término benahoarita, al menos [no] lo puedo encontrar. Con Don Juan Alvarez Delgado no estoy conforme casi en nada como lo verá Ud. en un Paragrafo de mis Monumentos que será reproducido en Revista de Historia. Análisis fantástica y interpretaciones arbitrarias no sirven para nada y en vez de esclarecer oscurecen aún más los problemas. Para el momento le basten estas pocas líneas. Estoy de vuelta de 1.m viaje de conferencias en Berlín y de una reuniCin de especia-listas en Leipzig y tengo que concluir lo más pronto posible a los Monumentos. Por eso me despido con un saludo cordial. s.s.s.q.s.m.e. Dominik Josef Wolfel Núm. 35 (1989) 393 |
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