LAS PALMAS: PRIMER NÚCLEO URBANO
DE GRAN CANARIA *
POR
MANUEL LOBO CABRERA
Como dice Braudel:
Toda ciudad nace en un lugar determinado, lo adopta y
no lo abandona, salvo en muy contadas ocasiones. Este
emplazamiento es más o,menos favorable, perdurando las
ventajas y los inconvenientes iniciales ... l.
Estas condiciones, aplicadas en general a todos los núcleos
urbanos, sirven igualmente para el caso que nos ocupa: Las
Palmas. Pues' a lo largo de sus cinco siglos de existencia ha
arrastrado consigo las ventajas e inconvenientes de su empla-zamiento
primitivo. Éste responde a diversas circunstancias de-rivadas
de su nacimiento. Pero también se deben a otros pa-rámetros,
distintos de los meramente geográficos o físicos, como
su número de habitantes, diversidad de aseniamientos, propor-ción
de las ocupaciones no agrícolas y densidad de las mismas,
a las cuales hay que añadir el papel del Estado, la dirección
* El contenido de este trabajo constituyó la lección inaugural del curso
1990-1991 en el Centro Asociado de la UNED de Las Palmas de Gran Canaria. ' F. BRAUDEL:C ivilización material, economía y capitaiismo, siglos xv-xvm
L Las estructuras de lo cotidiano: lo posible y lo imposible, Madrid,
1984, p. 437.
Núm. 37 (1 991) 539
2 MANUELLOBOCABRERA
de la religión por un clero profesionalizado, la producción de
bienes y la canalización de intercambios l . Gran parte de estos
elementos se dieron en Las Palmas a medida que se iba con-figurando
como ciudad y como principal núcleo urbano de
Gran Canaria. Contribuyó a ello también el tener asegurado a
lo largo de los siglos el suministro de nuevos hombres, legados
a ella por su poder de atracción.
Todas las características señaladas las va a adoptar Las Pal-mas
tras la conquista de la Isla, pues la culminación de la mis-ma
a fines del siglo xv significa la aparición tanto en Gran
Canaria como en el resto del archipiélago de una nueva situa-ción
y de una nueva estructura urbana en contraposición a los
modos indígenas. La operación militar iniciada en Canarias a
comienzos del siglo XV, 1402, y concluida a fines de la misma
centuria dio ai traste con los cuadros indígenas, tanto sociales
como económicos, y por supuesto con su esquema urbano. Así,
se crean nuevos núcleos, algunos como ampliación del primitivo
campamento de la hueste y otros de nueva creación.
La aparición de estos agrupamientos, primero nominados vi-llas
y algunos de ellos convertidos en ciudad por disposición
real y por el rango de sus funciones, estaba acorde con las
ideas medievales y renacentistas del momento. El desarrollo e
importancia de las ciudades se había mantenido vivo en Casti-lla,
y con la posesión de Canarias y del descubrimiento y con-quista
del Nuevo Mundo tomó un nuevo interés.
La imagen de una supuesta ciudad ideal cae dentro de la
clasificación de Phelan de las tres corrientes principales de la
teoría político-religiosa castellana de los siglos xv y XVII: la vi-sión
humanista, visión renacentista que destacaba la misión
evangeiizadora, presente en Canarias desde el siglo XIV con la
creación, por ejemplo, del obispado de Telde; la mesiánica, que
interpretaba místicamente la cristianización y conquista inspirada
en el Antiguo Testamento, y el pensamiento de los dominicos,
que, procedente de las fuentes aristotélico-tomista y de los de-
J. DE VRIES: La urbanización de Europa, 1500-1800, Barcelona, 1987,
p. 27.
540 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
LAS PALMAS: PRIMER NÚCLEO URBANO DE GRAN CANARIA 3
rechos romano y canónico, concebía una comunidad de nacio-nes
fundamentada en ius gentiurn romano3.
Pero esto sólo no bastaba, pues en el caso de Canarias, y
en concreto de Las Palmas, su fundación tiene un propio sig-nificado
desde el punto de vista de sus creadores: los conquis-tadores;
para ellos significaba la consolidación de la conquista,
la expresión de una voluntad de arraigo y el principio, entre
otros, de la transformación protagonizada por los vencidos con-vertidos
al nuevo credo, unidos en matrimonio a los conquis-tadores
e imitando sus usos y costumbres 4.
En la fundación de Las Palmas, el reparto de solares, tierras
y aguas, condicionado a su presencia en la Isla con casa po-blada
y familia, la construcción de las primeras casas y edifi-cios
religiosos da respuesta a la primera significación, al tiempo
que se convierte en ei primer acto de afirmación de soberanía
de la primera ciudad que Castilla levantara en el Atlántico; la
normativa elaborada en las primeras sesiones del cabildo pre-sididas
por el gobernador con respecto a la permanencia en
la Isla y en la urbe recién creada de pobladores y conquista-dores
para el poblamiento de la tierra como primera medida
de carácter demográfico responde a la segunda y los acuerdos
dictados con respecto a la población vencida se adecúa a la
tercera.
Además, la disposición y el trazado de la ciudad, a raíz del
campamento de la hueste, con la forma de tablero de ajedrez
donde se ubica una espaciosa plaza venía a ser el símbolo de
un plan imperial
Tampoco ha de olvidarse que aunque la fundación física se
hizo emulando modelos urbanos castellanos de fácil construc-
-ion, muchos conquistadores de la Isla por su participación en
las construcciones de otros núcleos de repoblación adaptaron
' R. M. MORSE: «Introducción a la historia urbana de Hispanoamérica»,
en Estudios sobre la ciudad iberoamericana, Madrid, 1983, p. 17; J. L.
PHELAN: The Millennial Kingdom of the Franciscans in the New World,
Berkeley, 1970.
F. DE SOLAN«OC: iudades Hispanoamericanas y pueblos de indios antes
de 15738, Congreso Hernán Cortés y su tiempo, Cáceres, 1985.
R. M. MORSE, art. cit., p. 20.
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4 MANUEL LOBO CABRERA
el geometrismo surgido de experimentos locales de tipo prácti-co,
cristalizado con el paso del tiempo en un arquetipo legislativo6.
Por ello, el modelo urbano configurado en Las Palmas ha
de buscarse en las tradiciones municipales, forjado durante los
siglos de la Reconquista.
Junto a estas connotaciones políticas y humanas de la fun-dación
existe además una explicación casi de liturgia, residente
en el carácter sagrado patente en elementos comunes para Ca-narias
y América: de una parte, la predicación de la fe cristiana
y la conversión de los indígenas, por ello en toda expedición
conquistadora se contaba con clérigos y frailes, expresamente
en Gran Canaria, cuya empresa militar fue financiada con los a
N
fondos de una bula de indulgencias, de ahí la presencia del E
deán Bermúdez y del obispo Juan de Frías, y de otras, la de- O
n -
=
signación del espacio sagrado, la misma ciudad cristiana, y den- m
O
E
tro de ella el primer lugar a señalar era el solar de la iglesia: SE
la casa de Dios7. En Las Palmas se perpetúa aún hoy la dis- =E
posición de los poderes simbólicos: el real y el eclesiástico; la 3
plaza mayor está guarnescida en sus lados, frente a frente, por --
el cabildo o ayuntamiento y por la catedral. 0m
E
Junto a estas significaciones teóricas convertidas en praxis, O
no podemos omitir la pericia técnica de los primeros conquis- n
tadores. Hombres de guerra y prácticos, pues entre sus activi- -E
dades, además de las propias defensivas u ofensivas, se hallaba a
2
la encomendada por los reyes para fundar y levantar ciudades, n
0
aplicando para su fundación los conocimientos técnicos here-
3
dados o adquiridos por su propia experiencia aventurera, ya O
que en la configuración- del primer núcleo urbano de Gran Ca-naria
se desconoce la intervención de ningún técnico del ur-
L,,:",, vairiaulu, y ii(i debe olvidarse que aunque eligieron el solar para
situar el real de forma más o menos rápida, condicionados por
algunos motivos que ya desarrollaremos, no cabe duda del va-lor
alcanzado por el acierto de la elección del emplazamiento,
J. E. HARDOYE:l modelo clásico de la ciudad colonial hispanoameri-cana,
Buenos Aires, 1968, p. 40.
' J. GUARDA«:T res reflexiones en torno a la fundación de la ciudad
indiana)), en Estudios sobre la ciudad iberoamericana, Madrid, 1983, p. 95.
542 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTKOS
LAS PALMAS: PRIMER NUCLEO URBANO DE GRAN CANARIA 5
si tenemos en cuenta la orografía de la Isla y las condiciones
en que se eligió.
,Este aserto nos permite precisar cómo los primeros conquis-tadores
y pobladores cumplieron un papel fundamental en el
proceso de iniciación urbana en Gran Canaria, pues a su di-recta
iniciativa se debió .la fundación, iniciativa que tuvo muy
pronto confirmación real.
El modelo tomado, a priori, para la creación de lo que sería
la ciudad de Las Palmas fue un modelo medieval tardío que
al ser traído a Canarias fue gradualmente .adaptado a las ne-cesidades
de la recién creada república, creando así un esque-ma
urbano que sigue pesando y gravitando en el presentes. De-terminar
claramente las características iniciales del proceso de
urbanización es tarea que podría' ayudar a comprender nuestro
presente y a proyectar un futuro de acuerdo con nuestras ne-cesidades
y recursos.
El emplazamiento del nuevo núcleo creado por los conquis-tadores
no respondió en principio a ningún plan preconcebido.
Fue fruto de la improvisación, puesto que había que construir
un campamento rápido para cobijar a la hueste. A partir de
él la ciudad se extendió y creció. Este primer núcleo se ubicó
en la costa por razones obvias: puerto de desembarco, donde
era fácil proveerse por mar, base logística de las operaciones,
y lugar desde donde se podía permitir de manera rápida una
retirada en caso de peligro.
El levantamiento del real de Las Palmas se mezcla con ele-mentos
divinos. Relata Viera.y Clavijo9, basándose en Abreu y
Gal ind~'~có, mo Juan Rejón, después de desembarcar .en las Is-
V. E. HARDOY«:¿ a forma de las ciudades cü~onia:es en !a Aiiiérica
española, en Estudios sobre la ciudad iberoamericana, Madrid, 1983, p. 326;
«Las formas urbanas europeas durante los siglos xv y xvu y su utiliza-ción
en América Latina», III Simposium sobre el El proceso de urbani-zación
en América desde sus orígenes hasta nuestros días, Lima, 1982,
pp. 171-172.
3. VIERA Y CLAS'IJI: hlitkia de !a Hktoria General de las Islas Cana-rias,
Santa Cruz de Tenerife, 1967, t. 1. p. 486.
'O F. J. ABREU Y GALINDOH:i storia de la conquista de las siete Islas de
Canaria, Santa Cruz de Tenerife, 1977, p. 180.
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6 MANUEL LOBO CABRERA
letas, tomó la determinación de dirigirse a Gando, pero habien-do
llegado a la altura del río Guiniguada se le presentó una
anciana, quien le dijo que la zona de Gando estaba aún lejos
y que el guanarteme de Telde les estaba aguardando con hom-bres
de pelea, indicándole a la vez cómo el sitio de Guiniguada
era el lugar más fuerte, inmediato al mar, bien provisto de
agua y leña, cubierto de árboles y el más apto para trazar un
campo desde donde se podía recorrer toda la Isla. Estas ad-vertencias
y consejos hicieron recapacitar al capitán castellano,
quien decidió fortificarse allí. Rejón intentó convencerse y con-vencer
a los suyos que aquella mujer era la madre de la Vir-gen,
de quien era devoto, por lo cual mandó erigir una iglesia
bajo su advocación, patrona aún de la catedral de Las Palmas.
A! imi-gen de esta leyenda, 1a elecci8n ciei lugar puede res-ponder
a otras circunstancias. Conocedor Rejón de la audacia
y belicosidad de los indígenas, decide instalarse en un lugar
donde no existía poblado alguno que le impidiera sus propósi-tos,
aunque es cierto que en sus cercanías se encontraban al-gunas
agrupaciones; asimismo, la zona se encontraba en un lu-gar
no claramente delimitado si pertenecía a uno u otro gua-nartemato,
por ello ninguno de ellos se atreve a intervenir y
cuando lo hacen combaten conjuntamente. A ello, por supuesto,
hay que unir la idoneidad del paraje. Tampoco debemos pres-cindir
de las indicaciones y tradición escolástica, que aporta los
rasgos que debía poseer el terreno para fundar una ciudad",
y que son recogidos por fray Juan García de Castrojeriz. Según
esto, el lugar donde se había de asentar la hueste debía tener
abundancia en aguas, alejado de montes y que permitiese a
los soldados hacer sus fortalezas". En efecto, el sitio tenía estas
condiciones sobradamente: el agua discurría por el barranco,
había madera en abundancia para improvisar un fuerte, per-mitía
la facilidad en las comunicaciones al menos por mar, y
" F. DE SOLANaOrt,. cit.
l2 Editado por J. BENEYTPÉOR EZ: Glosa ca~tellanaa l regimiento de Prín-cipe,
Madrid, 1947, t, III, p. 335.
544 ANUARiO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
tenia buenos aires, tal como relata T. NicholsI3. Este último as-pecto
era muy importante, puesto que las ciudades son muy
vulnerables a pestes y otras enfermedades, de ahí que cuando
se habla de las ciudades de los siglo XVI y XVII se diga que
estaban en un mundo que las hacía inherentemente frágiles,
tanto demográfica como económicamente 14.
Elegido el sitio, había que nominarlo, porque los conquista-dores,
aquí como en otras partes, tuvieron la capacidad de ir
bautizando todo lo que veían. El nuevo nombre se relacionó
con la vegetación existente en su entorno. Así, Las Palmas res-ponde
a la abundancia de las mismas en el lugar elegido por
Rejón, junto al Guiniguada, para fundar el real.
En cuanto a su modelo y su situación, está en consonancia
con las ideas de la época. La nueva creación estaba orientada
al este. Situación ésta que puede obedecer a dos razones: ser
el punto más cercano a la Península y a la vez de África. Esta
segunda hipótesis puede relacionarse con la política expansiva
de la reina Isabel en el continente africano, pues no en vano
en su testamento recomendaba que no se abandonase aquella
conquista.
Las Palmas, en cuanto a su extensión, crece a partir del
real, cuyo solar primitivo se reducía al hoy comprendido entre
las calles Montesdeoca, Agustín Millares y Audiencia. Delante
de él se situó la primera plaza de armas, de ahí su nombre
actual. A partir de ahí la ciudad creció en una primera fase
en forma casi de fortaleza, a manera de punta de diamante.
En su interior se hallaba ya la primitiva catedral, la casa del
gobernador y la plaza. Este primer plano con calles irregulares,
una abierta al norte, hacia el barranco; otra, al este, hacia el
mar, y dos más hacia el sur y el oeste, pero convergentes en
un centro, la plaza, se adecúa más a una estructura radiocon-céntrica.
Sin embargo, la ampliación del recinto, con manzanas
cuadradas y rectangulares, se adaptó mejor al modelo regular.
l3 A. CIORANESCUT:h omaS Nichols, mercader de azúcar, hispanista y he-reje,
con !a ediriin y traducción de su Descri,~ción de la. Islas Afortunadas.
La Laguna, 1963.
l4 J. PETTEN: ctEnglish Towns, 1500-1700», Studies in Historical Geo-graphy,
Folkestone, 1978.
Núm 37 (1 991) 545
8 MANUEL LOBO CABRERA
Dentro de él se hallaba la plaza principal o mayor con su fuen-te,
protegida a ambos lados por la catedral y el consistorio.
La plaza, lugar de reunión, de espectáculos multitudinarios,
como los autos de fe de la Inquisición celebrados allí durante
la primera época, y donde se abastecía de agua a la población,
con un significado popular, estaba flanqueada por lo tanto por
la ciudad de Dios, la iglesia, y por la ciudad del rey, el ayun-tamiento.
Tres plazas más se distribuían por la ciudad, sin cruzar aún
el barranco: la de San Antonio, la de los Álamos y la de las
Gradas, en las cercanías de la catedral, además de las que sur-girían
en torno a las ermitas y monasterios. Estas características
son las que conforman el barrio de Vegueta. En él se estable-cen
!us prip,erus y más imp~rtufitese dificacienes cii&=s y
siásticas, sede y residencia de las primeras autoridades. A la
par se inicia el salto hacia la otra margen del barranco, sur-giendo
el barrio de Triana, lugar donde se ubica la población
menestral, junto con pescadores y comerciantes, que queda uni-do
a Vegueta a través de un puente, continuamente destruido
por las avenidas y tormentas que asolaron la Isla1=E. n Triana
también se repartían nuevas plazoletas, creadas junto a San
Francisco, Los Remedios y la Concepción.
Un hecho que llama nuestra atención en el plano de Las
Palmas es la disposición de los monasterios principales: el de
San Francisco, el de la pobreza, y el de Santo Domingo, el de
la teología. El primero, situado al norte, fuera de los primeros
límites del casco, y el segundo, al sur, integrado dentro del mis-mo.
La lucha entre las dos órdenes pudo haber motivado esta
c:+..,-,AA- -..-"..a +,-,-l..;&- - . * d a o'-+,-,,- . ,
a i L u a L i v i i , a u x i y u L r a i i i v i L i i puLuL L a L a i eíi re!ac;on a !a idea
de pobreza de la primera, por lo cual se alejó de los órganos
de poder. Mientras los dominicos, al estar vinculados al tribunal
de la Inquisición, además de ser la orden protegida de Pedro
de Vera, prefirieran estar cercanos al mismo.
l 5 J. VIERA Y CLAVIJO, op. cit., t. 11, p. 176. Relata aquí, siguiendo al
padre Sosa, cómo una avenida del Guiniguada se llevó al mar .el puente
antiguo de cantería de la ciudad. l . .
546 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
LAS PALMAS: PRIMER NÚCLEO URBANO DE GRAN CANARIA 9
Estas características comentadas para el plano de Las Pal-mas
fueron sin duda consecuencia directa de la situación del
sitio natural elegido para su fundación.
A medida que el siglo XVI avanza, la ciudad se va confor-mando,
desde el punto de vista urbano, con reformas notables
y poblacionali6. Pero la expansión de Las Palmas, como centro
principal de Gran Canaria e incluso del archipiélago, no se de-bió
únicamente a su carácter urbano y a sus funciones político-administrativas-
eclesiásticas, sino al hecho de haberse convertido
en enclave y escala de uno de los archipiélagos atlánticos, bien
por su localización en la ruta hacia las Indias después del des-cubrimiento,
así como en un puerto de primer orden en las
relaciones con Europa y África. Su agricultura y comercio co-laboraron
además a señalarlo como un centro mercantil im-portante.
Su desarrollo económico atrajo a emigrantes de otras
islas lo mismo que a gran cantidad de extranjeros, inversores
unos en establecimientos azucareros, trabajadores en los mismos
otros, y agentes y factores de grandes casas comerciales los
más.
Pero el gran desarrollo de la ciudad entera y en gran me-dida
de la Isla se debe sin lugar a dudas al puerto de las Is-leta~,
t estigo de un importante tráfico y lugar por donde en-traban
y salían gran variedad de mercancías. Era un punto por
el cual Gran Canaria se unía con el exterior a través de los
navíos que llevaban a bordo materias primas y productos ela-borados,
a la vez que recibía manufacturas y bienes de equipo
de todo tipo, así como obras de arte y remesas americanas.
Los conquistadores se dieron cuenta de las características
naturales del primitivo surgidero, el cual permitía una ventajosa
comunicación marítima por su proximidad a la ciudad de Las
Palmas. De aquí se deriva la apertura de un camino real capaz
de comunicar con el centro urbano a través del barrio de Tria-na.
Los gobernadores también se fijaron en el carácter estra-
Para mejor conocimiento de la estructura urbana de Las Palmas,
vid. F. MAXT~NG ALAN: Ln fernznción de Lm Palmas: ciudad y puerto. Cinco
siglos de evolución, Santa Cruz de Tenerife, 1984; y A. HERRERAP IQUEL a
ciudad de Las Palmas. Noticia histórica de su urbanización, Las Palmas
de Gran Canaria, 1978.
10 MANUELLOBOCABRERA
tégico del mismo, al iniciar la obra de fortificación de la Isla
en él, amparando así el mejor fondeadero cercano a la ciudad,
aun cuando en torno a su litoral se habilitaron otros surgideros
y caletas, con sus respectivos baluartes que recorrían toda la
costa. Así, entre 1492-1494, a iniciativas del gobernador Alonso
Fajardo, se construye la fortaleza de las Isletas, para abrigo de
los navíos fondeados a su sombra17.
Iniciativas no faltaron para poblar al puerto. En 1526 con-seguía
la Isla una disposición regia en este sentido. Cualquier
poblador dispuesto a edificar y habitar una casa en aquella
zona podía hacerlo, para lo cual el concejo de Gran Canaria
debía señalarle solares en terrenos propios18. El objetivo, emi-nentemente
de carácter demográfico en principio, preveía con
el asentamiento de una población estable dar facilidad a las
embarcaciones fondeadas en ia zona o a aqueiias que hacían
escala en sus rutas transatlánticas a la hora de hallar provi-siones
a buen precio, como asimismo conseguir vituallas para
los navíos, al vender en el bodegón de las Isletas los manteni-mientos
muy subidos.
Estas ideas no cuajaron, al ser la zona semidesértica, per-maneciendo
en las Isletas durante siglos la ermita de Nuestra
Señora de la Luz, la fortaleza, dos mesones, más algunos al-macenes
donde guardaban los mercaderes la mercancía a la
espera de barco donde cargarlas19. Esta configuración y el des-poblamiento
de la zona es la que da a Las Palmas el carácter
de puerto y mercado atlántico, al tener que trasladarse hasta
ella los marinos y comerciantes, bien a otorgar sus escrituras
como a vender sus mercancías y a buscar clientela.
Los aspectos comentados son asimismo los que llaman la
atención de los viajeros de la época. A su aspecto le ayudaban
las edificaciones; así, Tomás Nichols, aunque da a entender que
l7 A. RUMEUD E ARMAS:P iraterías y ataques navales contra las Islas Ca-narias,
Madrid, 1947, t. 1, p. 65; t. II, l: parte, p. 115.
l8 Libro Rojo de Gran Canaria, introducción, notas y transcripción de
P. C U L LDE~L CASTILLOL, as Palmas, 1947, doc. XLVIII.
l 9 M. LOBO CABRERA: «El mundo del mar en la Gran Canaria del siglo
XVI: navíos, marinos, viajes)), Anuario de Estudios Atlánticos, Madrid-Las
Palmas, 1980, p. 325.
548 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
LAS PALMAS: PRIMER NÚCLEO URBANO DE GRAN CANARIA 11
la ciudad no era muy grande, valora su hermosura al decir - -
que «la ciudad no sólo es hermosa, sino que sus habitantes son
cuidados y bien vestidos...»2o. El tío del licenciado Valcárcel
pondera su ubicación junto al mar2', mientras que a Frutuoso
le llama la atención la importancia de las construcciones y la
abundancia de los tribunales asentados en su solar, cuando nos
dice:
... Tem esta ilha estas povoacoes: a cidade de Santa Ana
principal cabeca, que tera mais de tres mil vizinhos, bem
assentada e situada con uma igreja catedral grande e rica
e de obra e traca mui custosa ... Está a igreja catedral si-tuada
en urna grande Praga, onde há un fermoso chaf ariz...22.
. , Esta misma impresmn !e cawu u! ingeniere rremmés Lee-nardo
Torriani, quien nos viene a decir que tanta grandeza de
tribunales en tan pequeña ciudad nace de la exaltación de Jú-piter
en el signo de Cáncer, a la vez que destaca el puerto y
su campiña, no sin dejar de sorprenderse como ingeniero de
la situación de la ciudad en un lugar extraño e irregular2'. -
No cabe duda que lo que más llama la atención de los via-jeros
son las edificaciones, en su mayor parte porque corres-ponden
a unas funciones concretas. Éstas son consecuencia di-recta
de la política castellana, al sustentar en una base urbana
el sistema de justicia, administración e iglesiaz4,
En el solar de Las Palmas existían edificios colectivos con
funciones concretas: religiosa, defensa, política, administrativas.
Las funciones religiosas se organizaban principalmente me-diante
el obispado con sede en Las Palmas y con jurisdicción
2Y A. CIORANESCoUp., cit., p. 108.
..2' E. MARCOD ORTA(:( Descripción de las Islas Canarias por virtud del
mandato de Su Majestad, por un tío del licenciado Valcárcel», Revista de
Historia, La Laguna, 1943, pp. 200-201.
22 G. FRUTUOSOLi:v ro primeiro das Saudades da Terra, Ponta Delgada,
1984, pp. 88-89.
23 L. T~RP\~?.T&Jsc: yipci&? e J&tnuin do! T&Q !cc Isla C ~ n ~ r i a ,
Santa Cruz de Tenerife, 1959, p. 15 1.
24 M. G~NGOREAl :E stado en el Derecho indiano, época de fundación
1492-1570, Santiago de Chile, 1951, pp. 69-90.
Num 3 7 (1 991) 549
12 MANUEL LOBO CABRERA
para todo el archipiélago. Los obispos, especialmente don Juan
de Frias, trasladaron la sede desde las islas de señorío -Lan-zarote
en este caso- a Gran Canaria. A su amparo se creó y
edificó la catedral, avanzándose bastante las obras durante el
siglo XVI con la participación de arquitectos y labrantes, y con
ella apareció su cabildo y los consiguientes acuerdos para re-gular
la vida religiosa y las rentas eclesiásticas. Los primeros
sínodos para reglamentar esta función se realizaron en 1499,
bajo la presidencia del obispo don Diego de Muros, y en 1514
auspiciado por don Fernando Vázquez de Arce.
Otras competencias religiosas eran desempeñadas por las ór-denes,
quienes con su afán de catequización y de vida con-templativa
fundaron sus monasterios e iglesias en terrenos ce-didos
dentro y fuera del penmetro originario de la ciudad. Des-tacan
entre ios primeros ios de Santo Domingo y San
Francisco. De este modo hay que señalar que con la ubicación
del obispado en Las Palmas se determinó el concepto jerárquico
que correpondía a la importancia de las funciones inherentes.
Dentro también de las funciones religiosas que cumplía la
ciudad, además de señalar su jerarquía al resto del archipiélago;
hay que incluir las propias del tribunal de la Inquisición con
sede en Las Palmas, que daba la medida de la importancia de
la urbe. Desde fines del siglo xv se crea una comisión para
fundar la institución, que se materializa con el nombramiento
del primer inquisidor en 1504 para entender en asuntos de fe,
creados principalmente por los problemas planteados por los
judíos, las malas conversiones y la vigilancia de la ortodoxiaZ5.
En el plano político-administrativo, Las Palmas cumplía fun-ciones
propias y generales con jurisdicción sobre el resto de
la Isla y del resto de las Canarias, Así, se creí, el concejo local,
al frente del cual estaba el gobernador, siendo el primero nom-brado
tras la conquista Pedro de Vera, con jurisdicción para
realizar los repartimientos de tierra. Con estos cabildos o regi-mientos
se regula la nueva vida y se dictan leyes y ordenanzas
que permitan adecuar la nueva sociedad. En relación a ésta, y
25 M. LOBO CABRERAy A. RODR~GUELZa: Inquisición en Canarias (en
prensa).
550 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
LAS PALMAS: PRIMER NÚCLEO URBANO DE GRAN CANARIA 13
con arreglo a las directrices reales, se organiza el sistema de
defensa con el levantamiento de las primeras fortalezas y or-ganización
de las milicias, al tiempo que se estudiaba el
cerramiento de la ciudad mediante un sistema de murallas, que
perduró hasta el siglo m, con baluartes en sus extremos, entre
ellos el de Santa Anaz6. También preocupó la habilitación de
un sistema de comunicaciones, intentando enlazar la ciudad con
el resto de la Isla, abriéndose para ello caminos al tiempo que
inician rutas de cabotajes entre puntos distantes. En este mismo
contexto hay que situar las obras realizadas para facilitar el
abasto de agua a la población con la construcción de pilares
y fuentes tanto en el interior de la ciudad como en el puerto2'. a
Obras similares fueron las ejecutadas para unir los dos barrios, N
E Vegueta y T.r iana, a través de puentesz8. O , En r&c;on c, !L. j c ~ t i ~e ~i i~~ t iea! O~-n-h--~-r-n--a-d- nyr el alcal- n-- m de mayor, con jurisdicción insular, más la creación del tri- 6E
bunal de la Audiencia, con competencia regional. Este tribunal SE
se crea en 1527, con sus jueces de apelación para entender -E
en los pleitos y litigios que se plantearan a nivel de todo el 3
archipiélago 29. --
Además de estas funciones meramente político-administrati- 0
m
E
vas, existían otras derivadas de la importancia de la ciudad O
como centro mercantil y financiero. Así, Las Palmas se con- o-vierte
en uno de los lugares más importantes y codiciados del -E
Atlántico. En su litoral se cobijaban barcos de todas las ban- B
2
deras y en su recinto residían mercaderes de todas las proce- n
z
dencias, interesados en relacionar la ciudad y la Isla entera con
todo el mundo conocido y por conocer, a la búsqueda de nue- 3
O
vos negocios y nuevos beneficios. Este tráfico y comercio con-
26 L. TORRINAIo, p. cit., p. 152.
M. LOBO CABRERA: Aspectos artísticos de Gran Canaria en el siglo
XVI. Documentos para su historia, Madrid, 198 1, doc. 26.
28 J. VIERAY CLAVJJOo,p . cit., t. 11, p. 391.
29 L. DE LA ROSAO LIVERA«: La Reai Audiencia de Canarias. ivoras para
su estudio)), en Estudios Históricos sobre las Canarias Orientales, Las Pal-mas,
1978, pp. 51-107.
14 MANUEL LOBO CABRERA
vierten asimismo a Las Palmas en un centro financiero de pri-mer
orden tras Medina del Campo y Valencia'o.
En cuanto a otros servicios que dan medida de su impor-tancia
y riqueza, tenemos los derivados de la sanidad, la en-señanza,
la cultura, etc.
La población y sus viviendas nos sirven también como ele-mento
indicativo para apreciar la magnitud de Las Palmas. Des-de
el primer momento la ciudad atrajo a gran número de in-migrante~
que se sumaron a los propios conquistadores que que-daron
en ella después de concluida la conquista. Gente de
procedencia diversa habitaron sus muros, estructurándose la so-ciedad
al mismo tiempo en distintos grupos que iban desde los a N
más prepotentes a los más infelices como los esclavos. Esta di- E
versidad le dio también a la ciudad un cierto cosmopolitismo O n
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Los datos para poder estudiar la población de Las Palmas EE
en el primer siglo de su existencia no son muy abundantes. 2
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Éstos nos lo transmiten los viajeros y descriptores de la época,
-
y los censos realizados en 1587 por orden real y en 1605 por 3
el tribunal de la Inquisición. Las cifras aportadas tanto por
- -
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unos como por otros no son uniformes y responden en unos E
casos a impresiones subjetivas; sin embargo, nos permiten ha- O
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cernos una idea, al menos aproximada, de la población de la n
E ciudad, pues en ningún caso se habla de habitantes, sino de -
a
casas o de vecinos. 2
n
Enumerar las casas o fuegos era una forma habitual para n
indicar la escala de las ciudades; por ello, quizá es Torriani el O3
único que lo aporta, por sus conocimientos técnicos. Con este
dato aportado por el italiano, 800 casas, se puede estimar la
población, estableciendo un índice multiplicador que nos permita
estimar el total de habitantes, al multiplicar el número de vi-viendas
por una cifra representativa del número de personas
que las habitaban. Si comparamos en términos generales otras
relaciones con las de Torriani, hallamos casi una simultaneidad
entre el número de casas y el de vecinos. Por otros estudios
E. OTTE: ((Canarias: plaza bancaria europea en el siglo XVI, IV Colo-quio
de Historia Canario-Americana (1980), Las Palmas, 1982, pp. 157-173.
552 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
LAS PALMAS: PRIMER NÚCLEO URBANO DE GRAN CANARIA 15
realizados por nosotros estamos en disposición de aplicar para
el caso de Canarias un índice cercano al 6, de lo cual resulta
que Las Palmas tenía en torno a 1590 unos 4.800 habitantes.
Si comparamos este supuesto censo con los datos aportados
por E. Sánchez Falcón para 1510 y 1540, donde estima que
habitaban la ciudad unos 1.589 y 2.224 habitantes respectiva-menteu,
llegamos a la conclusión de que el índice no es des-cabellado.
En definitiva, tenemos que Las Palmas como primer núcleo
urbano creado por Castilla en el Atlántico va a reunir todas
las funciones inherentes a cualquier ciudad de su época. Su
propia configuración le da un carácter defensivo, a la vez que
permite las comunicaciones al contar con uno de los mejores
puertos naturales del archipiélago tras el de San Sebastián de
La Gomera; ai mismo tiempo cumple funciones politicas, ad-ministrativas,
religiosas, mercantiles y financieras de primer or-den
no sólo dentro del archipiélago, sino en comparación con
otras poblaciones de la Península.
Su riqueza, ejemplarizada en el cultivo de la caña de azúcar
y en el comercio de esclavos, atrae a una población dinámica,
tanto en numero como en actividades, que le permite crecer.
La riqueza de sus gentes queda patente en los propios edificios,
elemento distintivo de quién los ocupa; grandes construcciones,
tanto civiles como religiosas, se reparten por la ciudad, desta-cando
por encima de todas la catedral.
" E. SÁNCHEFZA LC~N«E: volución demográfica de Las Palmas)), Anuario
de Estudios Atlánticos, 10, Madrid-Las Palmas, 1964, p. 322.