P R E H I S T O R I A
TÉCNICAS DE REPARACIÓN DE LA CERÁMICA
ABORIGEN DE TENERIFE
POR
NhATILDE ARNAY DE LA ROSA
EMILIO GONZÁLEZ REIRTERS
ANT4PIdi[0 MARTÍN HERREIRA
JOSÉ ANTONIO JORGE HERNÁNDEZ
Desde el Neolítico hasta la actualidad se conocen técnicas
de reparación de vasos cerámicas.
Sin duda, la cerámica es una materia frágil, propensa a frac-turas
y estalladuras. Un pequeño golpe o una cocción imper-fecta
pueden producir grietas que, si bien no invalidan la pieza
de forma definitiva, exigen su reparación para poder seguir uti-
Iizando el vaso.
Conviene recordar que hasta hace poco tiempo se utilizaba,
para reparar los vasos, la técnica de agujeros de reparación o
de l ~ f iS~u .f ifi~fidc7,esrud , l~gr~,ir.a de h~rC7,es
de la grieta que se hubiera producido en la vasija mediante la
introducción de una cuerda o grapa metálica a través de dos
o más agujeros realizados a ambos lados de dicha estalladura.
Estos orificios se realizaban sobre la pasta ya cocida con un
nhjek punzant.e sufici-nt,ementp. d~.nn y se pract;ica.ban nor-malmente
desde la cara externa, presentando su sección una
forma típicamente trancocónioa l.
M. R. SERONIE-VIVIENIn. troduction a l'études des poteries préhis-
Núm. 31 (1985, 599
3 XATILDZ ARNAY DE LA ROSA
Este sistema de reparación no es desc~nocido en la prehiz-toria
de las Islas Canarias, pues existen numerosos vasos jí
fragmentos cerámicos de La Palma donde se observa clara-mente
su presencia '. Sin embargo, no ha2 sido mencioca3os en
!crs estiadios realizados sobre la cerámica prehissái~icz de Te-nerife3.
Nv.esi;ros trabajos de prcspección nos han coild~~.cidaol
h2llazgo de diferentes tipos de vasos cerámicos sometidos a
distintas técnicas de reparación. Es la descripción d.e estas téc-nicas
y su relación con las características morfotécnicas de los
vasos lo que constituye el objetivo del presente trabzjo.
DESCRIPCIÓDNE LCS VASOS Y DE LAS DISTINTAS TÉCNICBS
DE REPARACI~N
En la cerámica prehispánica de Tenerife estudiada por ncso-tros
hemos observado dos sistemas distintos. Por un lado con-tamos
cw la presencia de los ya menciocados agujeros de re-paración
o laña y, por otro, con uc2 vasija que muestra una
rotura cerca de la base que se ha arregiad.0 mediante la intrc-ducción
de una pequeiía piedra tallada (fig. 4 A, B, lám. 111,
A, B, C, D, y IV. A?.
A continuación pasamos a describir detenidamente las ca-racterísticas
morfotécnicas que presentan estos vasos que han
sido sometidos a técnicas reparativas.
toriques. Société Spéléologique et Préhistorique de Bordeaux, mem. iiiím. 1,
Bord.ea7n, 1975, p. 20.
J. P. ROSET: Poteries Néolithiques du Ténere. I. La région de Z'Adrai
Chiriet. Cclhiers O. R. S. T. O. M. Sec. Sci. Hum., vol. XV, núm. 4, 1978,
p. 392.
M. S. HERSANDEPZÉ REZ: La Palma prehispanica. E1 Museo Canario.
Las Palmas de Gran Canaria, i977, lárn. XV.
L. DIEGOC USCOYG: ánigo. Estudio de La cerámica de Tenerife. Sac-ta
Cruz de Tenerife, 1971.
600 BiVÜd3:O DE ESTUDIOS ATLANTICOS
Figura 1.-A) Vaso procedente de la Cafiada de Diego Hernandez (Las
Cañadas del Teide). B) Vaso hallado en la Cañada de Pedro Méndez (Las
Cañadas del Teide)
Figura 2.-A) y B) Vasijas procedentes de la Cañada de la Angostura
(Las Cañadas del Teide)
Vaso núm,ero 1
Vaso procedente de la Cañada de Diego Hernández (Las
Cañadas del Teide). Se encontró entero dentro de un escondrijo.
Su forma es de tendenda esférica, base convexa, pared con-vexa
convergenbe, borde convergente y labio apuntado sin deco-ración.
Su capacidad es (de 4,982 1.
Su pasta es regular con desgrasante de tamaño medio. La
superficie es poco cuidada observándose claramente las líneas
de espatulaaión.
Posee dos mamelmes diametralmente enfrentados de for-ma
aproximadamente triangular. Presenta una astalladura que,
Pái=tieii&j la'Dio, ijlega iiasta. la Pai-ma, a. -mio de liuS la&* de
la misma aparece una perforación incompleta situada a 2 cm.
del labio (fig. 1 A).
Vaso número 2
Vaso hallado roto (54 fragmentos) entre <las rocas en la Ca-ñada
de Pedro Ménda (Las Cañadas del Teide).
Su forma es de tmdenoia esférica, base oanvexa, paredes
de tendencia meta y bo~de de tendencia igualmente re&. El
labio es redondeado sin decoración. Su capacidad es de 6,743 1.
La pasta es regular con Besgrasante medio. Su superficie es
espatulada con las líneas de aspatulación bastante marcadas.
Posee dos mamelones junto al borde enfmhcios diametral-mente
de forma aproximaida1nen.t~ triangular, que sobresalen
1,8 cm. del labio.
Junto al mamelón derecho (tal como se aprecia en la. figura)
existen a ambos lados de una grieta dos agujeros, uno completo
de sección en forma de diávolu y otro solamente inicia& (fi-gura
1 B, Iám. 111 A y C).
Vaso número 3
Vaso hallado entero m el de un escondrijo en el
Valle Trujiilo (Las Cañadas del Teide).
Núm. 31 (1985) 603
6 MATILDE ARXAY DE LA ROSA
Su forma es de tendencia cilíndrica, base de tendencia pla-na,
paredes ligeramente convergentes, borde de tendencia recta
y labio plano c m engrosamientos laterales, sin decorar. Su ca-pacidad
es de 14,1C4 l.
La pasta es regular con desgrasante fino. Su superficie es
espatulada no muy cuidada.
No posee apéndices. Le falta un pequeño fragmento de borde
y se observa en esa zona una estalladura. A los lados de la mis-ma
se encueritran dos orificios de sección troncocónica (fig. 3,
lám. 111 Ci.
Vaso número 4
a
N Vasija hallada en el interior de un escondrijo en la Cañada
E de la Angostura (Las Cañadas del Teide). O
n Su forma es de tendencia esférica, base convexa, paredes g O convexas convergentes, borde de tendencia recta y labio redon- E
deado sin decoración. Su capacidad es de 4,529 1. S
E
La pasta es regular con desgrasante fino. La superficie es
espatulaaa muy poco cuidada, observándose claramente las líneas 2
de espatulación. O--
Posee dos marnelones enfrentados diametralmente. m
E
Aproximadamente a 2 cm. del labio y a cada lado de una f
pequeña estalla6ura se encuentran dos orificios de sección tron- s
coconica (fig. 2 B, lám. 1 A y B). -E
a
Vaso número 5
- - vasija fragmentada (33 fragmentus; hallada eri la Caikda
de la Angostura (Las Cañadas del Teide).
Su forma es á.e tendencia esférica, base convexa, paredes
convexas coilvergentes, borde ligeramente convergente, labio pla-no,
muy irregular en su modelado, decorado con escasas digi-
C- -: .-.-,.m Lduuuca. Sü caí;azidsd es de l?,% 1.
La pasta es regular con desgrasante medio. La su~erficiee s
espatulada regular, observándose claramente marcadas las líneas
de espatulación.
604 AMUARIO DX ESTUDIOS BTLAKTICOS
Figura 3.-Vaso procedente del Valle Trujillo (Las Cañadas del Teide)
Figura 4.-A) Vaso procedente de la Asomada del Gato (Guía de Isora).
B) Piedra pumítica que ocluía la rotura del vaso
Conserva un rnamelón (probablemente tuviera otro diame-tralmente
enfrentado) sobresaliendo el borde 'del vaso.
Posee dos psrforacimw incompletas situadas a ambols lados
de una estalladura de la vasija a un 1 cm. del labio (fig. 3 A,
Iám. 1 B y D).
Vaso número 6
Vaso hallado entero en wn esoondrijo en la Asomada del
Gato (Guía de Isora).
Se trata de un vaso de forma de tendencia ovoide, base apun-tada,
paredes ligeramente divergentes, borde de tendencia recta
y labio plano con decolración impresa lineal abundante (más
de 5 trazos por cm.). Su capacidaá es de 15,719 1.
Su pasta es buena oon desgrasznte fino. La superficie es
espatulada cuidada (fig. 4 A, lám. 111 A, E, C y D, %m. IV A).
En la pared del vaso, a 20,3 del labio y 12 de la base, tiene
una mtura de forma aproximadamente circular. Esta rotura
aparwió obturada por una pequeña piedra pumítica cuidadosa-mente
tallada para que encajara peirfedamenk en el orificio.
Elsta piedra mide 1,6 cm. por 3,9 cm., su forma es pirarnidal
(fig. 4 B).
En la cara interna (de la vasija se observa aún en tomo al
agujero ocluido por la piedra una substancia lde color marrón
oscuro adherida a su pared. Sin duda este producto se empleó
para fijar la piedra al vaso y hmler de este modo1 que la repa-ración
fuera más completa impidiendo totalmente el paso de
cualquier líquido a través de las pequeñas ranuras que queda.
ban entre ila piedra y loa bordes de la rotura (lám. 111 D).
A fin de averiguar la naturaleza de esta substancia proce-dimos
a su análisis histológico. La observación microscópica
del material, una vez sometido al procesado his~tológicor utinario
y a la tinción de hematoxilina-eosina, muestra múltiples frag-mentos
irregulares de tarnafío variable. Tales fragmentos, de
color pardo-negruzco, se acompañan de numerosas hifas en buen
estado de oo.nss17ración Ilám. V A y B). Con técnicas especia.les
de PAS, Van Giesson y Wilder no se logra descubrir la natura-
Núm. 31 (198.5) 607
1 0 MATILDZ ARXAY DE LA ROSA
leza de los fragmentos, ya que carecen de positividad con los
métodos de tinción utilizados; sólo las hifas ofrecen posiLividad
con el método del PAS confirmando su naturaleza micótica.
Podemos hacer una serie de consideraciones en torno a dos
aspectos fundamentales:
a) Referentes a la ejecución de las técnicas de reparación.
b) Referentes a la relación de las mismas con las caracte-rísticas
morfotécnieas de los vasos y su significado dentro de:
Corpus cerámico de la isla.
a) Llama la atención la escasa frecuencia con que aparecen
los orificios de reparación en los vasos cerámicos prehisphicos
tinerfeños. En efecto, de más de 1.500 vasos y fra,gmentos ana-lizados,
tan sólo hemos constatado los diez casos aquí descritos
(5 vasijas y 5 fragmentos).
L. Diego Cuscoy describe una vasija hallada en Las Cañadas
del Teide que posee tres orificios, 0.0s perforados y uno soia-mente
iniciado, que interpreta como posibles elementos de siis-pensión4.
La disposición y similitud con los que aquí presen-tamos
nos sugiere que son también orificios de reparación.
El escaso niámero (de vasos que presentan estas perforaciones
junto a la relativa torpeza en su ejecución nos induce a pensar
que es una técnica aún no dominada. Así, hemos visto como
de los pocos casos conocidos, muchos de ellos han quedado
en meros ir-tentos (5 de 14).
Los orificios han sido efectuados con un objeto punzante
y bro, mes se realiza& s=bre !a pa&, yr, c=ci&, q~&ás
con una afilada lasca de obsidiana, basalto o fonolita. La reali-zación
de estos agujeros con tabonas de obsidiana es perfecta-mente
posible prres hemos podido comprobarlo personalmente.
Estas perforaciones se llevaron a cabo mediante dos proce-d.
timientes distint~c:
L. DIEGOC CSCOYL:a cerámica de Tenerife como elemento definidor
de la oida guanche. Arr-purias, XIi (Barcelcna), 1950, p. 113.
608 ANUARIO D3 ESTUDIOS ATLANTICOS
LAMINA 1
A: Vaso descrito en el trabajo con el núm. 4.-B: Detalle de los orificios
de reparación de esta vasija, donde se aprecia perfectamente su forma
troncoc6nica.-C: Agujero de reparación en un fragmento procedente
de Llano Negro (cara interna del vaso)
LAMINA 11
A: Vasija descrita en el texto con el núm. 2.-B: Vasija descrita en el
texto con el núm. 5.-C: Detalle de los orificios de reparación del vaso
número 2. Uno de ellos, terminado; el otro, solamente iniciado.-D: De-talle
de los orificios de reparación sin concluir de la vasija núm. 5
LAMINA 111
A y C: Vaso descrito en el texto con el núm. 6 mostrando la piedra pumi-tica
incrustada tal como apareció.-B: Piedra pumítiza tallada que ocluia
la rotura del vaso.-D: Sustancia que apareció adherida a la pared in-terna
del vaso en torno al agujero reparado
LAMINA IV
A: Detalle de la rotura y la piedra tallada del vaso núm. 6.-B: Frag-mento
con orificio de reparación procedente de los Asientos de Pedro
Méndez (Las Cañadas).-C: Vaso descrito en el texto con el núm. 3
Figura 5.-Fragmentos con orificios de reparación procedentes de: A) Ca-ñada
de Pedro Méndez (Las Cañadas), B) Montaña Reventada (limite de
los T. M. de Guía de Isora y Santiago del Teide), C) Llano Negro (límite
de los T. M. de Santiago del Teide y El Tanque), D) Asientos de Pedro
Méndez (Las Cañadas) y E) Cañada de la Grieta (Las Cañadas)
12 MATILDE ARNAY DE LA ROSA
1. Con un objeto punzante perforando la pared de la vasija
desde su cara externa. El orificio resultante en este caso pre-senta
una sección troncocónica con la base más ancha del tronco
de cono precisamente en la parte exterior del vaso.
2. Con un objeto punzante perforando la pared externa de
la vasija hasta un punto y concluyendo el orificio desde la pared
interna del vaso. Ello da a estos orificios una sección bicónica
o en forma de diávolo.
En el vaso descrito con el número 2 en este trabajo se ve
perfectamente este segundo procedimiento, ya que si bien en
uno de los orificios se logró una perforación completa, en el
otro no coincidió exactamente el intento realizado en la cara
interna con el de la cara externa.
Todas ias perforaciones ciescri~as se encuentran situadas
a los lados de una grieta o estalladura de la vasija, hecho per-fectamente
apreciable cuando el resto del vaso aparece intac;o
(casos números 1, 3 y 4). Indudablemente estas perforaciones
que hemos descrito no son agujeros de suspensión5, pues estos
se leapiza=- la pasta a=:*-da iry pi-se rltm orziciu
uniforme de sección cilíndrica, observándose con frecuencia
restos de pasta en torno al agujero.
Una vez realizados los orificios se introduciría el elemento
de sujeción. Ninguno de los vasos que aquí presentamos con-servaban
este elemento; sin embargo, en la cultura material
aborigen de Tenerife existen cuerdas vegetales y finas correas
de piel de animal 7, que muy bien pudieron haber sido emplea-das
para ser introducidas por los agujeros y afianzar así los
bordes de la estalladura de la vasija.
Una pequeña vasija aborigen procedente de La Mostaza (Las Ca-ñadas)
muestra dos claros orificics ae r.¿.zgc.::.:iL:~ diametralmente en-frentados.
B. GALVÁNS ANTOS«:E l trabajo del junco y la palma entre los ca-novinr
nvokirnóninn~u Romiofri do Ulofnrln Pninnrln Y Y Y T 7 7 7 n7ím iiairuo yrL,riiuyallluuuir, r v r v r u v u wir ii*uru, r w uwirwr u w LALALA" S I , IICIII'. ??2
(La Laguna), 1980, pp. 62-63.
L. DIEGOC USCOY«:A rmas de madera y vestido del aborigen de las
Islas Canarias», Anuario de Estudios Atlánticos, núm. 7 (Madrid-Las Pal-mas),
1961, pp. 527-52;.
610 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
b) En 10 que respecta a la significación de estos elementos
de reparación dentro del corpus cerámico de la isla, existen una
sierie de hechos dignos de mención. Efect.ivamenk, en trabajos
anteriores hemos clasificado los vasos prehispánicos tinerfeños
en tres grupos diferentes con características morfotkonicas dis-tintas
Así, el grupo 1 estaría formado por aquellos vasos que
si poseen apéndice, éste es un mango cilhdrico o un vertede-ro
A 9. Sus formas son generalmente ovoides y las bases apun-tadas.
La terminación de su superficie es cuidada, lo mismo
que las pastas. La forma del labio es generalmente plana o bis+
lada hacia el interior con decoración impresa (lineal de trazado
profuso. No presenta decoración en la cara externa, pudiendo
aparecer, en cambio, en la cara interna (motivos curviiíneos
c;n*viv\rn'l i 7 1 m r r r n n TT nnr e! nnntr~rin yi nncnn nn6nrlino A c t a o r c r r i y l b , . UL sruyv r r , yur uurrvrrrirru, pvvvv uiywrr-rww, w u v u
es un mamelán, verteciero B, apéndice de oreja o asa de cinta.
Las formas son casi exclusivamente esféricas. La forma de1 labio
es gmeralmerite redondeada sin decoración. Cuando ésta existe,
puede ser puntillada, digitada, ungulada, con impresión lineal,
pPin en todos los casos la profusión de la decoración es escasa.
Las terminaciones y las pastas no son cuidadas. Presenta fre-cuentemente
decoración en la pared externa deJ vaso (motivos
rectilíneos). Por Último, el grupo 111 presenta características
morfotécnims semejantes a las del grupo 11, pero se diferencia
claramente de éste en que la forma del vaso tiende a ser cilín-drica
y los labios presentan marcados engrosarnientos laterales.
Son escasos los vasos de este grupo que presentan ap6ndice,
pero sí 10 tienen este es un mamelbn, de forma más elaborada
que los del grupo 11 o asas de cinta (en ]las ánforas con cuello
diferentes de las del grupo 11 que son sin cuallo). Si existe deco-ración,
ésta está situada en 1% pared externa del vaso y es aca-nalada.
F'ues bim, llama la atención que los agujeros de rvración
que describimos aquí sólo han sido constabados m 10s vasos
8 M. ARNAY DE LA ROSA y E. GONZÁLEZ REIMERS: ((Vasos cerámicas
prehispánicos de Tenerife: Un análisis estadístico)), Anwzrio de Estudios
Atlánticos, núm. 30 (Madrid-Las Palmas), 1984.
M. ARNAYD E LA ROSAY E. GONZÁLFZR EIMERS:V ~SOSce rÚmiC0~a bo-rígenes
de Tenerife: estudio de sus apéndices. Tabona, vol. V (La Laguna).
Núm. 31 (1985)
14 MATILDE ARNAY DE LA ROSA
que presentan características morfotknicas de los grupos II
y 111. Características que como hemos visto, se ajustan perfec-tamente
a las descritas en los cinco vasos que estudiarnos en
este trabajo.
Estos orificios no han aparecido pues en ninguno de los
vasos del grupo I estudiados por r,oso"Locs, pese a que los vasos
pertenecientes a este grupo son los más ampliamente represen-tados
en el corpus cerámico de la isla lo. Mas aún, el único caso
que conocemos de vaso ,aertenecien~e al grupo I reparado es
el que mostramos en este trabajo con el número 6, que como
v ~ o hsab ía sido sometido a una técnica de reparación total-mente
distinta. Esta vasija así restaurada es un caso finico y
por tanto excepcional. No pensamos, pues, que ésta sea uní:
técnica habitual, sino que en esta vasija concretz se utilizó de
modo circunstancial. El aborigen recurrió a su ingenio para
restaurar este gran vaso y poder seguir utiliz~ndolo.
Estos hechos restringen, pues, la utilización de orificios de
reparación o laña 2 los vasos pertenecientes al g q o II y 411,
constituyéndose por tanto, además, en otra característica dife-rencial
entre estos dos grupos y el grupo 1. Las diferencias no
existen pues sólo a nivel formal y de tratamiento, sino tarnbieri
en la aplicación de una serie de conocimientos técnicos a la
cerámica. Es de destacar, sin embargo, como ya dijimos, qtze
es una técnica imperfectarmnte conocida. Si en la cerámica de
La Palína se observan orificios de reparación perfectamcnce
acabados, aquí tal técnica está no sólo escasamente rqresen-tada
sino que, además, en muchos casos sólo intentada o ewo-zada,
o, ca-o en el caso número 2, con noltables defectos en
su elaboraeirjn.
O' M. ARNAYD E LA ROSAY E. GONZÁLEZR EIMERS:O p. cit., 1984. Cua-dro
11.
612 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁIVTICOS