HISTORIA ECONÓMICA
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA
P O R
VICENTE HERNANDEZ JIMgNEZ
DESCRIPCIODNEL BARRANCDOE 'IIENOYA
El origen del Barranco de Tenoya está en la montaña de
Constantino al pie de las laderas de Cuevecillas y Calderetas, en
el macizo de la Cumbre Central, en un estrecho corredor entre
las cuencas del Barranco Guiniguada y el de la Virgen.
En su nacimiento se ramifica en dos: Risco Gordo y Char-quitos
o Charquillos, que confluyen en Madrelagua, desde donde
el cauce toma anchura. Como todos los largos barrancos de Gran
Canaria, cambia el nombre en las diferentes localidades por
donde pasa: Madrelagua, Las Rosadas, Teror. Miraflores, Lez-cano,
Tenoya, Tinocas. Al llegar a la Vega de Teror recibe el
nombre de Baranco de Madrelagua que, entre la Montaña Mo-rena
y Lomo de La Rosa, se adentra por un estrecho tajo de más
de doscientos metros de altura. Este tramo y el de Las Rosadas
está muy ramificado en varios barranquillos: Las Cuevas, La
Madrecilla, La Sinanga, Los Morales, los Gazapos, La Grama.
En el Valie de Teror los terrenos que descienden desde el Pico
de Ossorios y la Cresta de La Laguna al barranco, están cruzados
de Poniente a Naciente por los barranquillos de «Las Ánimas)),
de la Higuera, del Castaño, y de la Almagriera; en una de las
terrazas de los terrenos está el núcleo urbano de la Villa sobre
una capa arcillosa.
Aguas abajo, por la derecha, rebasado el casco del pueblo,
recibe un largo afluente que baja por las pendientes de El Almo,
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y la cabecera se sitúa entre El Lomo de la Solana sobre el pago
de San Isidro, y el Lomo de la Majadilla; este barranco se deno-mina
de Los Arbejales; en la confluencia con el principal de
Teror, en el lugar nombrado ((Los Mocanes)), hay una cañada,
la cañada de ((La Charca)), que remansa las aguas que bajan en
las avenidas de los inviernos. Discurre de Sur a Norte y se
adentra en la Vega de los Arbejales por una manera de portillo,
entre las laderas que descienden por el naciente del macizo de
la Hoya Alta y las montañas divisorias con la cuenca del Guini-guada.
El barranquillo de Risco Quio es el primer tramo de este
barranco, que tiene en su curso varios afluentes: uno de ellos
es el Barranco de La Majadilla o de Juan de Troya, conocido hoy
por Barranco de Los Guindos; otro es el de Ojero, que discurre
de Poniente a Naciente desde El Caidero hasta desembocar en
el Barranco de Arbejales; en el. barranquillo de Los Silos, al
Naciente de Llano Roque, posiblemente existieron graneros de
los canarios aborígenes. La subcuenca de la Vega de Los Arbe-jales
está formada por pequeños valles, con suelos que bajan
en rampas hacia el Naciente.
En el barranco principal, aguas abajo en el caserío de El
Molino, hay un caidero llamado el Risco de la Gloria, por el que
en los inviernos lluviosos cae una torrentera procedente de las
cañadas y barranquillos de las montañas.
El barranco de Tenoya, pasada una gran vuelta, recibe e1 nom-bre
de Barranco de Miraflores; discurre muy encajado entre
elevadas paredes, recibiendo algunos tributarios como el barran-quillo
de Miraflor y el del Zapatero. En el límite de Teror, en
la bajada de La Serpa, el barranco se denomina de Lezcano,
topdnimo derivado de los primeros propietarios de las márgenes.
Bajo la escarpada ladera del poblado de Santidad, recibe por
su izquierda, aguas abajo, un largo afluente, el Barranco del
Pino, que sube hasta El Palmar con el nombre de Barranco de
Los Naranjos, y tiene su cabecera en el Pico de Ossorio.
Al pie del Lomo Grande, en el tramo comprendido entre Las
Casillas y los barios de San Francisco Javier y Tenoya, el cauce
es sinuoso. El curso inferior del barranco presenta altas laderas
por la margen izquierda aguas abajo, de unos doscientos metros
240 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 3
de elevación al pie del Cabezo de La Rosa, y recibe por la derecha
un afluente que nace en El Lomo de Las Mesas. El Cabezo da
La Rosa es el lomo de la crestería hacia la costa, que separa e;
barranco de Tenoya del de Arucas. El largo barranco que nace
en la montaña de Constantino, desemboca en el mar por La.
Hoya; su último tramo discurre por una zona llana, pasada por
la derecha la Montaña Blanca.
La Cuenca hidrográfica de Tenoya tiene unos cuarenta kiló-metros
cuadrados, de los que la mayor parte corresponden a la
zona media; dentro de ella los núcleos urbanos están represen-tados
por el caserío de Madrelagua en Valleseco, la Villa de Teror
y sus agregados, y los barios de San Francisco Javier, Tenoya,
Tinocas, y Casa Ayala. Limitan sus divisorias por la derecha
aguas abajo, con el Guiniguada y San Lorenzo y, por su izquierda,
con las cuencas de La Virgen y Arucas.
Hemos enumerado los barranquillos y afluentes del barranco
de Tenoya más importantes; el suelo de la cuenca de 400 a 1.000
metros de altitud, correponde a relleno volcánico reciente; por
este motivo el proceso erosivo está en su fase preliminar por
lo que, aparte de los barrancos mayores, existen una serie de
pequefios afluentes que se unen entre sí o a los cauces princi-pales,
cuya labor erosiva ha practicado en estos suelos tantos
surcos y lomos, que es imposible nombrarlos todos, aunque
existan nombre para todos ellos y que son conocidos por los
habitantes de cada lugar: barranquillo de la Cueva de la Zarza,
de la Cueva Honda, barranquillo de la Fuente Henríquez, del
Parralillo, barranquillo del Tío Naranjo, de Quiebramonte, del
Travieso, de Los Calzones, de Los Granadillos, y much0.s más;
nombres históricos de nuestra geografía insular, representativos
de algún accidente geográfico, de personas representativas de los
lugares, o de acontecimientos de nuestra historia isleña.
En la Isla de Gran Canaria, sobre un zócalc, holocristalino
se asientan las rocas eruptivas más antiguas, sobre las que, en
sucesivas erupciones, ha ido formándose la estructura, que uni-
Núm. 33 (1987) 241
da a una activa erosión en épocas de constantes lluvias torren-ciales,
ha dado lugar a la actual fisiografía. Es decir, la isla se
ha formado por la yuxtaposición de los materiales de varios
ciclos efusivos independientes, separados unos de otros por
intensos períodos de erosión. Los centros principales de emisión
de los diferentes ciclos se fueron trasladando del Poniente al
Naciente a medida que pasaba el tiempo. Los centros de las
erupciones traquíticas y fonolíticas del mioceno, debieron estar
en el sector central del barranco de Tejeda y Siberio, donde
afloran raíces del antiguo complejo volcánico; las erupciones
más recientes se concentraron hacia el Nordeste de la Isla, la
Isleta es la formación geológica más reciente. Las lavas volcá-nicas
de la Cuenca de Tenoya proceden posiblemente de los
volcanes de la Cumbre, y del de Ossorlo y AniCaS; los basaitos
rellenaron los antiguos barrancos que existieron en el N. E. de
la Isla; entre los sectores basálticos asoman las antiguas divi-sorias
de la serie fonolítica, bien como islotes que no llegaron
a quedar enterrados por las coladas, bien porque la erosión los
ha puesto al descubierto l.
La disposición de la Cuenca de Tenoya es el resultado de
un complejo proceso de evolución geológica-histórica, en el que
se han sucedido períodos de intensa actividad erosiva. Seaaún
los criterios científicos más autorizados, su suelo inferior a mi2
metros corresponde a relleno volcánicc de Ias erupciones vol-cánicas
del período cuaternario; existieron una serie de cráteres
formados por la explosión que expulsaron una gran cantidad
de productos y de fragmentos de rocas, en su mayoría basái-ticas,
que recubrieron amplias extensiones. Sobre las viejas
superficies se acumularon las lavas rejuveneciendo el suelo;
no obstante, en el fondo del cauce inferior del Barranco de Te-noya,
han aparecido fonolitas miocénicas, rocas típicas del mio-ceno,
tapadas por lavas cuaternarias '.
1 FEDERIC3Oi3 AC.h' VILLAR: ~Contriinuciond el Cuaternario en Gran Ca-nar
ia~A, XUARIO DE ESTCPIOAS~ ~ ~ T I CdeO 1S96 1.
2 SIMÓN BEN~TEPZA DILLA«: Una breve exmrsión científica por Gran
Canaria)). Publicación del Museo Canario en 1963, con el patrocinio del
Cabildo Insular de Gran Canaria, en ocasión del V Congreso Panafricano
de Prehistoria.
242 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 5
Los suelos están constituidos por basaltos o por campos de
lapillis que se extienden al pie o alrededor de los cráteres que
los expulsaron; los basaltos son en general de grano fino, de
color oscuro, casi negro; en algunos casos son totalmente com-pactos,
mientras que en otros son más porosos, otras veces la
roca es muy compacta, pero presenta grandes oquedades ais-ladas,
producidas por su contenido de gases no liberados du-rante
el período de enfriamiento.
En cuanto a la. estructura del subsuelo, una particularidad
geológica digna de considerar, por su importante función en la
circulación de las a.guas subterráneas, es la formación de diques
basálticos; se trata de verdaderas paredes de ancho variable,
son materiales de eyección que en determinadas épocas rellena-ron
las grietas.
Los materiales volcánicos son, en general, bastante perrnea-bles.
No obstante, los más antiguos, como son las zonas de Ma-drelagua
y Las Rosadas, tienen mayor compactación que redu-cen
sensiblemente su permeabilidad, limitando la infiltración y
favoreciendo la escorrentía.
Las capas subterráneas pueden estar atravesadas por diques,
como hemos indicado, dando lugar a una compartimentación
celular con la consiguiente formación de depósitos subterrá-neos;
cada uno de estos compartimientos tiene su régimen de
alimentación y su pérdida o escape por las fisuras o poros de
las rocas; cada uno de estos depósitos, que generalmente se en-cuentran
en serie, se alimentan por una superficie colectora de
filtración y no se han llenado en poco tiempo, las aguas se han
ido depositando poco a poco a lo largo de muchos años: cons-tituyendo
reservas muy antiguas. En la explotación de aguas
de Quiebramonte, en Las Rosadas, se planteó esta cuestión de
la existencia de diques, que examinaremos en otro capítulo 3.
Cuando no existen diques, las capas subterráneas encauzan
!as U~JS?S.
3 JUAN GAVALAy ENRIQUGE o D ~ {: { Aprovechamiento de aguas en las
Islas Canarias), Boletin del Instituto Geológico y Minero de España, t. LII,
1930, pp. 60 a 69.
Núm. 33 (19871 243
El agua infiltrada va a alimentar las corrientes subterráneas
de carácter permanente o los depósitos citados. La capacidad
de absorción de los terrenos es proporcional a su porosidad,
pudiendo alcanzar grandes profu:?didades en terrenos relativa-mente
modernos, y calando más superficialmente en las zonas
de los antiguos basaltos.
A niveles más profundos que posibles diques, pueden exis-tir
cauces que han sido cegados por posteriores corrientes lávi-cas,
constituyendo verdaderos cauces fósiles, por donde siguen
discurriendo las aguas.
De la composición geológica del suelo y del subsuelo, de-pende
el grado de influencia de perforaciones subterráneas
sobre manantiales y otras explotaciones existentes.
LA FLORA
La sucesión de climas variados en el Barranco y Cuenca Cie
Tenoya como consecuencia ae las difererites altitudes, del nivel
del mar a los 1.300 metros, dio origen a diferentes estratos vege-tales
con especies típicamente insulares, como parte de la flora
que existió en el Sur de Europa en la mitad del terciario, pero
la modificación de los slielos para el cultivo y el aprovecha-miento
de los bosques, han modificado las condiciones clima-tológicas
de la cuenca hasta el punto que han desaparecido mu-chas
especies de la flora canaria.
En las laderas de Cuevecillas y Calüeretas, y en «La Huerta
de los Pinos» en Meleros mencionada aún en el siglo XVIII exis-tió
un Pinar, citado en la providencia dictada el 27 de julio
de 1808 por el Alcalde mayor de la Isla Don Juan Bayle Obre-gón
prohibiendo las sacas de troncos; pinos canarios de tres
Ua rVí-mV'"~*Ul aYc, & les q ~ hee37 qi~p&n pocns ejemplares 12
del barranco de Tenoya..
Al pie de la Cumbre, desde Madrelagua y Arbejales hasta el
barranco de Miraflores y Huertas del Palmar, se desplegaba
244 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 7
un valle atravesado por el barranco y sus barranquillos, cubierto
por una exuberante vegetación; eran las formaciones de lauri-silva,
árboles de hoja perenne en un clima húmedo y 1luvioso.
Los viñátigos, barbuzanos y el palo blanco, se desarrollaban
principalmente en los cauces del barranco y en los valles som-bríos;
en las lomas crecía el denominado monte verde: brezos,
laureles, mocaneros, y el madroiíero. El barbuzano daba una
madera llamada el ébano canario; el palo blanco se desarrollaba
bien en las umbrías y su madera era muy dura; el viñátigo
arraigaba en los cauces húmedos y la madera se empleaba para
la talla fina; el mocán crecía en las rocas húmedas, sus frutos
servían de alimento a los canarios aborígenes 4; el madroiíero
qcie se desz~r~!zba :e ?GS ! G ~ G S% l b ;e stas especies endhicas
canarias han desaparecido del barranco de Tenoya; de laurisilva
se conserva el laurel o loro, especialmente en Las Rosadas, Ma-drelagua,
Arbejales y El Palmar, con árboles de tronco esbelto
de hasta 25 metros de altura. Se desarrollaba con la laurisilva
2: faya!-brezcl! q-de s s i ha dec~par&d~, s*2bsis6,en restos
aislados de brezal 5.
Comenzó la desaparición del bosque de laurisilva y el pinar,
como consecuencia de la tala de la arboleda para proveerse de
leña para alimentar las calderas de los Ingenios establecidos en
la. costa. El proceso de poblamiento también influyó en el re-troceso
del bosque, que fue desapareciendo en los lugares que
se iban poblando; en un contrato de 1515 ante el escribano
Cristóbal de San Clemente, un portugués, estmte en la isla, se
obligó a cortar para otro vecino seis mil cargas de lefia mayor
de laurei «de ia montaña que dicen ei Esparteron; en ios terre-nos
talados se fueron creando caseríos y cultivándose terrenos
o huertas. Las formaciones forestales de laurisilva hasta cotas
muy próximas al nivel del mar eran un elemento importantí-sirno
en los procesos de absorción de la humedad y transmisión
JUAN DEX. Rfo AYALA: ({Estampas de la flora canaria "El rnocán"~,
Falange, 2 de julio de 1948.
LEONCIORO DRÍGUELZO:S árboles históricos y tradicionales de Ca-narias.
Aula de Cultura del Cabildo Insultar de Tenerife, 1982.
Núm. 33 (1987) 245
del agua al subsuelo; la destrucción de estas masas forestaies
ha sido una de las causas más importantes en la escasez de las
precipitaciones y de la disminución paulatina de agua en la
Cuenca de Tenoya.
En lo que fueron pinares de Cuevec~llas y Calderetas y en
los matorrales de la zona de laurisilva, se desarrollaron forma-ciones
de retamas en la cumbre, y de cod.esos, escobones y
helechos en las medianías. Los helechos se desarrollan princi-palmente
en las partes sombrías y húmedas de las montañas:
la variedad llamada el «culantrillo» vive donde chorrea agua:
orillas de los nacientes, cuevas y estanques. El Escobón es un
endemismo canario, arraiga desde la altitud de 300 metros
hasta la cumbre; es un arhustn de flores blancas con un fruto
en forma de vaina o legumbre; florece en primavera y es apro-vechado
como forrajero y cama del ganado. Otro endemismo
canario que suele alternar con el escobón en los manchones
de nuestras medianías es el Codeso; es un arbusto de hasta unos
Anc. matrnr dn n l t l r n n n n m f r i 1 l o ; n c;nmnrr\ ~ r n r r 7 n.r C l n r a c nm~ r i uuo u r c u u n uc a r b u r a , bu11 r u i i a j c n l í x l i y r c v ~ r v y. ~L IWL G ~ J LI ~LLALI ~ I I -
llas; también se aprovecha para el ganado. La zarza es una
planta común en todo el barranco y barranquillos, pero sobre
todo de los 300 metros hasta la cumbre; es de origen medite-rráneo
y se cría en todos los matorrales; tiene tallos largos y
sarmentosos y se suele utilizar para hacer cercas y vallados
de los terrenos.
En el cauce y márgenes del barranco y barranquillos, entre
los 300 y los 1.100 metros de altitud, se desarrollan los saos, las
cañas, ñameras y berros. El Sao es un endemismo canario ma-caronésico
(Canarias, ivíadeira): arraiga en los lugares húme-dos
del barranco, de follaje caduco y unas flores y frutos pe-queños.
Las cañas se crian fácilmente en los terrenos frescos
de las márgenes del barranco; se multiplican fácilmente por
medio de los brotes; dan muchas varas y tienen una raíz larga
y pulposa; se emplearon mucho en los techos de las casas y son
m buen pasto para las vacas. Las ñameras ori,ginarias de
América, cubrían y alegraban las acequias y arroyos de las
heredades. Los berros eran también planta acuátil de los arroyos.
246 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 9
La pita es originaria de América y se desarrolla en toda la
Cuenca de Tenoya; la fibra se empleó mucho para hacer cestos
y sogas; sus pencas, en menudos trozos, se daban a las vacas
para las que era muy apetitosa en temporadas de calor.
En la zona del barranco de Tenoya sólo existen especies
aisladas de la palmera canaria; no obstante, en las Huertas del
Palmar existió un núcleo de palmeras alrededor del actual ca-serío
del Lomo, un paraje húmedo donde fluían arroyos y ma-nantiales;
en su entorno se extendía hacia el Sur y Poniente el
bosque de Doramas.
En la zona media de la Cuenca existen unas especies intro-ducidas
después de la Conquista. Perales, manzanos, nispereros,
mg~.!es, dmendreres, cimelm. E! castafe se desarrdlu en a!-
turas superiores a los quinientos metros, sustituyendo casi to-talmente
al Brezal-Fayal.
En las paredes húmedas y de media sombra de las medianías
de Teror se desarrolla la Vinagrera, que es una planta endémica
de CLW-~a,r;las;e s un a rb~s tod e kiasta tres G cl;atr~m e t r ~ sd e
altura; el follaje es siempre verde.
Del barranco Lezcano hasta la desembocadura en el mar
existen especies de la flora primitiva. El Tajinaste es un arbusto
aborigen peculiar de las islas; abunda en la zona del valle de
Tenoya; tiene un tallo blanquecino y hojas verdes blancas. El
Cardón, otro endemismo canario, crece en las laderas de Tenoya.
La Tabaiba es un endemismo canario, en las inmediaciones de la
costa. La leña buena fue utilizada por los canarios aborígenes
en su farmacopea. Otra planta próxima al mar es el beleño, de
oior fuerte y desagramie. La Auiaga es una especie nativa de
zonas desérticas; existe en Tinocas cerca de la costa y en la
orilla del mar; es un mato muy ramificado y espinoso.
En la climatología de la Cuenca del Barranco de Tenoya
ha influido la tala de la arboleda con la consiguiente desapari-cidn
de la zona boscosa, lo que ha alterado el régimen y el grado
de humedad.
Núm. 33 (1987) 227
10 VICEXTE H E R N ~ D E Z JI-MÉNEz
En general, hay contraste, especialmente en invierno, entre
las montañas y la costa, tanto en temperatura como en preci-pitaciones,
humedad y vientos. Se puede afirmar que el clima
de la Cuenca es como la suma de varios microclimas dispues-tos
en altitud.
El tramo de Las Rosadas al nacimiento del Barranco, es de
los más húmedos de Gran Canaria pues corresponde a una zona
donde el banco de nubes de la ladera se pone en contacto con
el suelo; las nieblas son frecuentes y la precipitación es de las
mayores de la isla. De Las Rosadas al Barranco de Miraflores
el clima es templado humedo, las precipitaciones anuales de
lluvia llegan a la media de 550 mm. y los fríos nunca llegan a
ser exceiv~s. MirzfI~r2 San Francisc~' ~ ~ i e!ars p-ecipitu-ciones
de lluvia alcanzan una media de 300 mrn. anuales.
En la zona costera las precipitaciones son escasas; Tinocas y
Casa Ayala están bajo la acción directa del mar; !a rotación
de estaciones apenas se produce y existe una continua primavera.
E
Tenoya es nombre aborigen de lugar, según Berteloth. a
El territorio alto y medio de su Cuenca no parece fuera n
transitado por los conquistadores antes de la rendición en 1483;
era del señorío del Guanarteme de Gáldar. La zona baja, lo que 3
O
hoy es la localidad de Tenoya, fue escenario en agosto de 1480
de la muerte del Caudillo Doramas; en una incursión de Pedro
de Vera desde el Real de Las Palmas, en la subida de Arucas
cayó el guerrero canario. La batalla se supone se libró en el
lugar conocido hoy por el Portichuelo, por donde pasa el camino
de Gáldar, subida actual a Cardones; en conmemoración se
construyó una ermita en el siglo XVI, arrumbada por una crecida
del Barranco en el siglo XVIII; estuvo bajo la advocación de la
Virgen de La Encarnación y estaba bajo la jurisdicción de la
parroquia de Arucas. En el 1600 los Lezcano, descendientes de
248 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 11
Juan de Civerio, construyeron otra ermita junto al trapiche de
la familia, en el Lomo de San Pedro, bajo la advccación de este
santo; los patronos y mayordomos eran los Lezcano, que la
destinaron a que los obreros y personal de sus fincas oyeran
misa y cumplieran sus obligaciones religiosas; esta ermita exis-te
hoy, pero cerrada al culto.
Con exclusión de la batalla en que murió Doramas y de un
combate con Pedro de Algaba y Deán Bermúdez en 1479, las
crónicas de la Conquista no mencionan ningún hecho de armas
en el territorio del barranco de Tenoya.
La zona desde Madrelagua hasta Miraflor y El Palmar for-maba
parte del Bosque de Doramas, cubierto por una exube-rante
vegetación cie formaciones de iaurisilva; el Fino 6e ia
Virgen en Teror era una. singularidad por ser los pinos árboles
de alturas superiores. Lo que parece evidente es la existencia
de unos silos y de un camino aborigen, citado más tarde en las
Ordenanzas del Concejo de Gran Canaria de 1331 : c(. . . y a dar
a ias tierras de Porras que son en Terore y por encima de ias
dichas tierras a dar al Parral de Juan de Roya e al Barranco
del agua a dar a la huerta de nuestra Señora y el camino ade-lante
a los sylos de Terore linde las tierras de Baeca a dar a la
fuente de Los Laureles y toda la dicha vereda hasta el camino
que va de los engenos de Arucas a dar a la madera del Earranco
de Firgasn. Existió una vida aborigen en lo que hoy es el tér-mino
de Teror, deducida de la existencia del camino, de topóni-mos
que aún se conservan: Barranquillo de los Silos, Lomo del
Silo, de vestigios aborígenes hallados en las cuevas de Guanchía
y de la Hoya de San Lázaro. Terore o Aterura es nombre abo-rigen
de lugar, incluido por Bernaldes y Sabino Berthelot entre
los poblados existentes en la Isla al tiempo de la Conquista,
que bien pudiera ser el denominador del actual pago de Guan-chía.
Según Marín y Cubas (Historia de la Conquista de las
siete Islas de Canaria, 1687) existía un árbol santo y al pie
había un zarzal de donde llevaban agua los aborígenes para dar
de beber a sus enfermos y tullidos. En narración de Fray Diego
Henríquez, se afirma que la leyenda de la aparición de la Virgen
del Pino es prehispánica: «el origen y primer punto del apareci-
Núm. 33 (1987, 249
miento de esta Imagen no fue en tiempos en que los españoles,
y con ellos la fe, entraron en esta Isla; muchos años antes la
vio y la veía aquella pagana gente, quienes después de rendidos
los participaron a los españoles)); posiblemente la devoción
a la Virgen se materializó en una Ermita de piedra seca, cons-truida
por los canarios antes de la Conquista (versión de Marín
y Cubas), sustituida por otra edificada por los peninsulares
después de 1483.
El primer poblamiento por los conquistadores fue en la zona
baja, en lo que hoy es el caserío de Tenoya y sus alrededores.
Según el libro de Repartimientos en 15 de julio de 1485 se re-partió
el Valle de Tenoya desde la acequia vieja a la parte de
la Villa Real, y se hizo un camino de cuatro estadales de ancho
por el que se iba desde la Villa del Real de Las Palmas al lugar
de Arucas, para cuyas tierras se dio toda el ama del Barranco;
en una petición de 3 de abril de 1507 de Catalina Guerra, viuda
del conquistador Juan de Civerio, se solicitó que se midiesen
sus datas del Valle de Tenoya, entre las que se acreditó un
ingenio de azúcar con su agua. Estas referencias nos permiten
afirmar que desde los inicios de la dominación peninsular exis-ti6
una población dedicada en su mayor parte al cultivo de la
caña de anícar, población que debió ser en gran parte esclava
destinada al trabajo en las Datas y en el molino de Juan de
Civerio; carecemos de datos para cuantificarla.
Lo que es el término de Teror comenzó a poblarse en la
úItima década del siglo xv. No existen testimonios escritos sobre
los primeros asentamientos; no existe en el archivo parroquia1
1-m_ libro ha.~&.iiadosm t.erior a. 160.5, dato fundamental para
estudiar el poblamiento; existió, ya que el Obispo Deza según
el inventario de 12 de marzo de 1558 «vio el libro do se asientan
los bautizados»; pero desapareció quizá en 1599 al enterrar el
Bachiller Riveros gran parte de los papeles parroquiales y morir
en h s pz]mzs en hak&las 10s h~]an&r;-r;~pr 1vg.n-donos
de interesantes noticias de los primeros tiempos de la
vida Terorense. En su origen, la población estuvo integrada
principalmente por descendientes de conquistadores y pobla-dores
de Gran Canaria, por estirpes de labradores arraigados al
230 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TESOYA 13
suelo, de procedencia andaluza, castellana, vasca o portumesa:
Troya, Quintana, Perez de Villanueva, Arencibia, Naranjo, Fal-cón,
Hernandez, Del Toro; un indicador de la población a fines
del siglo xv~, es cuando la expedición de los ingleses y holan-deses
a la Isla, Alvarado al exigir a las compañías del interior
hombres para la guardia del Puerto, de Teror exigió ocho y un
cabo; y en 1596 al convocar para el 4 de agosto a toda la gente
de a caballo de la ciudad y la isla como preparativo o ensayo
de una posible invasión, en el reparto que hizo, a Teror le
correspondían 35 hombres < Los Sinodales del Obispo Murga
de 1631 dicen que en el lugar hay cien parroquianos, creernos
que se refiere a cabezas de familia; en un estudio publicado por
Emi a Sánchez Herrera en el ANUARIO DE ESTUDIOAST L~NTICOS
sobre un documento del archivo de la parroquia de La Concep-ción
de La Laguna, se indica que ei pueblo de Teror en 1673-76
tenía 1.497 habitantes y 307 casas; se deduce que la población
de comemos del siglo casi se Lriplicó, quizá la explicación
esta en que como lugar rico en aguas atrajo a más gente proce-dente
de otros pueblos con el estímulo de cultivar papas y maíz
de regadío, cultivos que con anterioridad no se practicaban por
no conocerse y limitarse los propietarics o arrendatarios de
tieras a sembrar trigo y cebada. Examinando los libros de bau-tizados,
de la primera partida que tiene fecha de 2 de enero
de 1603 a 1660, hay 1.544 inscripciones; desde 1696 a 1754,
4.915 en un período de 58 afios, lo que significa un crecimiento
de población a un ritmo mucho mayor que en Un período de
tiempo análogo anteriorT. Don Pedro Agustín del Castillo en
su descripción geográfica e histórica de Canarias, dice que en
Teror, en todos sus términos g comarcas existían quinientos
setenta y tres vecinos; describe el Iugar como «muy proveído
de carne de todo género, caza y pesca de excelente anguilas,
granos y frutos de todas suertes, y dista de la ciudad de Las
Palmas tres leguas a la parte del Oeste)); posiblemente esta
MORNUMEITJDO E AR nms: Piraterías y ataques navales contra las
Islas Canarias (pp. 755 del tomo 11, 1." prte).
ARCHIVOP ARROQUIAL DE TERORL: ibros de Bautismo I,II,III, IV y V.
Libro 1 de Fábrica, folio 9.
cifra de vecinos la refiere al cálculo del número de casas porque
la población en esta época es evidentemente muy superior; para
Viera y Clavijo (en 1780) existían 3.406 personas comprendiendo
lo que hoy es Valleseco, que en 1842 se segregó de la jurisdic-ción
municipal constituyéndose en Ayuntamiento con unos 1.300
habitantes y quedó Teror reducido a 2.800. En la segunda mitad
del siglo XIX, especialmente en los términos de Teror y Valleseco
(Madrelagua), se produjo un cambio en la estxctura social. La
mayor parte del suelo cultivable y de mejor calidad pertenecía
a mayorazgos, órdenes religiosas, fábrica parroquia1 y la Virgen
del Pino; se vendieron propiedades importantes de estas enti-dades
adquiridas por emigrantes que regresaron de América
con dinero; apareció una burguesía que en los años posteriores
dirigió la vida política de la comarca; se creó en Teror un co-mercio
que tuvo importancia en la Isla, la casa de don Frmcisco
Bethencourt López tuvo una sucursal en la ciudad de Las Pal-mas.
Teror fue el centro y la confluencia de muchos caminos,
aunque hasta comienzo del siglo xx no dispuso de una carretera
que la comunicara con la capital; este desarrollo comercial hay
que explicarlo por el hecho de que Teror se fue convirtiendo
en el centro religioso de la Isla, incluso con residencia en largas
temporadas de los obispos, lo que hizo afluir mucha gente al
pueblo; familias de otros lugares de la isla se establecieron con
carácter permanente en Teror .
En el siglo XIX y en éste hasta la década de los años 20,
se produjo una fuerte emigración a América, especialmente a
Venezuela y Cuba, que afectó sobre todo a la población labra-dora
de los cultivos de autoconsumo de las zonas media y alta
de la Cuenca. En la zona baja los núcleos de población tuvieron
poca entidad: Barranco Lezcano, Las Casillas, San Francisco,
Tinocas, Casa Ayala; Tenoya fue siempre el de mayor número
de habitantes, casi de asalariados ya que los grandes propieta-rios
de las fincas destinadas sucesivamente a la caña de azúcar,
viñas, cochinilla, y plataneras, eran familias absentistas radi-cadas
en la capital: los Lezcano, Rocha, del Castillo, etc.; la
Compañía de Jesús fue titular de fincas en Tenoya. En general,
la característica demográfica de la Cuenca, es la de ser Teror
252 BXUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRAKCO DE TENOYA 15
el lugar más poblado, y en la zona inferior el barrio de Tenoya.
La población estacionaria, dedicada en su mayor parte a la
agricultura, hasta que a partir de la década de los 60 se inició
un fuerte desplazamiento de muchas familias a Las Palmas de
Gran Canaria.
La demanda de azúcar en los mercados europeos hizo que
el cultivo de la caña fuera el más rentable y casi único durante
buena parte del siglo XVI en la zona baja hasta los trescientos
metros de altitud alternando con algunos parrales, sementeras
y huertas de frutales; la caña era una planta exigente en agua '.
Con la caíaa de ia caña de la añlcar, el vino paso a conver-tirse
en el principal producto de exportación, y las viñas des-plazaron
a la caña en la zona baja.
A partir del siglo XVII comenzó a adquirir importancia el
millo y la papa, que se desarrollaron mucho en el siglo XVIII.
i840-í880 tuvo bastante auge en La zona baja y calida,
el cultivo de la chumbera para la cría de la cochinilla; se ex-tendió
también por las medianías bajas de Teror. Al caer la
cochinilla se extendió de nuevo por el valle de Tenoya el cultivo
de la caña de azúcar, que duró hasta 1920 en que las fábricas
dejaron de moler y los cañaverales fueron sustituidos por plata-neras.
Este cultivo dio lugar a una etapa de recuperación eco-nómica;
exigente en riegos, influyó en los aprovechamientos de
agua de las medianías, como examinaremos.
En las medianías la población vivía de la ganadería. El pro-ceso
de pobiamiento aetermino que las tierras se fueran rotu-rando
a costa del bosque, pero los primeros cultivos fueron de
secano: trigo, cebada, amejas, habas; aunque el valle de Teror
era rico en aguas, estaban destinadas al riego de las tierras
costeras. A comienzos del siglo XVII ya se cultivaban papas y
miiio ue regadío, que con anterioridad no se practicaban por
no conocerse.
* GUILTX~ICOA MACHOY PÉREZ GALDÓs: «El cultivo de la caña de
azúcar en Gran Canaria (1510-1535))). A m ~ ~ DrE oE STUDIOA ~S . ~ T I C O19S6,1 .
Núm. 33 (1987) 253
La de las medianías fue una agricultura de autoconsumo y
de abastecimiento del mercado interno, pero a medida que la
población aumentaba se hizo preciso aumentar la producción
de alimentos; la expansión más importante se realizó en el si-glo
XVIII en que se manifestó un despegue económico debido al
desarrollo del mercado interno; Teror como centro de las me-dianía~
era un lugar de venta, aunque los intercambios se
hacían muchas veces en especie. A diferencia de la costa, esta
agricultura de medianías estaba constituida generalmente por
pequeños propietarios, con unas explotaciones muy divididas
utilizando mano de obra casi exclusivamente familiar; el rega-dío
tenía carácter secundario marginal, como complemento ne-cesario
en íos períodos secos9.
REPARTODSE TIERRAS
1. Consideraciones
Y AGUAS
generales
La redistribución de la tierra y el agua entre los protagonis-tas
de la Conquista se realizó desde un primer momento. En
las islas de realengo la Corona otorgó licencia al conquistador
para que en su nombre procediera al reparto.
En los repartimientos iniciales y, por consiguiente, de las
mejores tierras, la superficie o número de lotes entregados a
cada beneficiario estaba en función de su aportación económica
o personal a la empresa de la Conquista. La entrega de la tierra
llevaba aparejada una serie de condiciones que el nuevo pro-pietario
se c"-ni.proiiieiía a cuiiiIplii~ eii --- -'--- -----: ---- uil p ~ a mp lavlitiricliCw-estipulado.
En primer lugar, avecindarse; otras obligacion,es
eran el desmonte de la parcela, el dedicarla a determinado cul-tivo,
como por ejemplo el plantío de caña de azúcar en el caso
de que en el lote repartido fuese posible este cultivo. Estas con-diciones
aparte & prTdtir el a~asteciiliieatu iiiiercadu local,
significaban una presión para el abandono de aquellos que no
"ARCHIVO A Y U N T ~ L M ID~E OTE RORG: remio de Cosecheros y Trafican-tes
de Cereales y Legumbres de la Villa de Teror, 23 de abril de 1901.
254 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 17
dispusieran de la necesaria fuerza de trabajo y capital para
poner en cultivo el lote entregado, con lo que se favoreció la
movilidad de la propiedad de la tierra y su traspaso a manos
de los que tenían mayores capitales para financiar la roturación.
Paralelamente a la redistribución de la tierra, se procedió
a la del agua. Así pues, se dio en el repartimiento el binomio
tierra agua, hasta que se agotaron las disponibilidades de esta
última, con lo cual los primeros propietarios obtuvieron las
mejores tierras y aguas. La defensa del privilegio del aprove-chamiento
y control de las aguas, así como las inversiones en
el mantenimiento de la red de canales de riego, exigían una
organización y, para esta finalidad se formaron los hereda-mientos
y las ordenanzas y alcaldes de las aguas 13.
En ios repartirnientos de tierras había que distinguir dos
grupos. Las de las zonas costeras por sus condiciones térmicas
para el cultivo de la rentable caña de azúcar, se otorgaron a los
conquistadores más importantes. Los simples soldados y los
repobladores posteriores, recibieron tieras en zonas altas y de
secano Ii.
En las atribuciones a Pedro de Vera por Cédula de 4 de
febrero de 1480, se dice: «Nos vos mandamos que repartades
los exidos y dehesas y heredamientos de la dicha isla entre los
caballeros e escuderos e marinos e otras personas que en la
dicha isla están y estuvieren y en ella quisieren vivir e morar,
dando a cada uno aquello que viéredes según su mercirniento
e estado oviere de menester.)) En virtud de estos poderes, y de
otros que dieron los Reyes a los Gobernadores, se hicieron los
primeros repartos. Reales o supuestas arbitrariedades motiva-ron
que en 1505 la Reina Dona Juana diese poderes ai licenciado
Juan Ortiz de Zárate, por carta fechada en Segovia el 31 de
agosto, para que hiciese la ((reformación de los repartimientos)).
En un principio se adjudicaron tierras a unos treinta y un
lo ENRIQUREO MEUPA LAZUELAONST, ONIO MIGUEL BERNALR ODRÍGUEZ,
LEOPOLDDEO L A ROSAO ZIVERA: Islas Canarias. Selecciones Austral, 2: edi-ci6n
de 1982, capitulo VI, pp. 207, 208, 209.
la SEBASTIÁN J I ~ + & ~SÁz NCHEZP: rimeros Repartimientos d e Aguas y
Tierras en Gran Canaria. Biblioteca del Museo Canario.
Núm. 33 (1987; 255
conquistadores de Gran Canaria, a los que hay que agregar los
repartimientos hechos a favor de la Iglesia. Se hicieron repar-timientos
directamente por los Reyes, pero generalmente se
hacían registrando en el «Libro de protocolos de Repartimien-tos
de tierras)) las peticiones oficiales que el vecindario dirigía
a los Regidores y Gobernadores para qiie se les otorgase la
propiedad de tierras; las peticiones se pregonaban por el Pre-gonero
Público después de la Misa Mayor en los dias de fiesta;
el Gobernador y Regidores de la isla resolvían, y en los supues-tos
favorables se extendían los títulos de propiedad.
11. Repartimientos en la Cuenca de Tenoya
a) Valle de Tenoya:
No existe para Gran Canaria la fuente de información que
para Tenerse constituyen los ctlillros de Datas)), originales y por
traslado, que se custodian en el archivo del antiguo Cabildo,
hoy Ayuntamiento de La Laguna.
El libro de ((Protocolos y Repartimientos)) conservado en ei
Museo Canario se contrae a peticiones y datas otorgadas a partir
de 1534 hasta 1555; la última petición que se registra está re-dactada
a 11 de septiembre Üe 1355.
Quienes fueron los primeros propietarios territoriales del
Término de Teror, sólo es posible inducirlo de datos parciales
como son las fichas existentes en el Archivo Histórico Provincial.
De los repartos (le tierras y aguas en el Valle de Tenoya
existe más constancia documental; en este trabajo se han utili-zado
como fuentes, la colección de documentos canarios reco-gidos
por A. Millares Torres (Biblioteca de Museo Canano.
Sig. 1-C-5) en la que se recogen mercedes de tierras y aguas de
regadío ubicadas en el Valle de Tenoya, extractadas de una cer-tificación
presentada en autos seguidos por Domingo López y
consorte contra Alberto Moñero sobre aguas del Barranquillo
del Pino, afio 1651. Asimismo se han utillzacio datos del archivo
del Marqués de Acialcázar, especialmente de un testimonio ex-pedido
el 4 de marzo de 1790 por el Escribano de Cámara de la
Real Audiencia de Canarias, don Antonio Penichet en actos se-
256 .4NUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRAWO DE TEXOYA 19
guidos entre los herederos de las aguas de Tenoya; este testi-monio
está extractado por don Néstor Álamo en su obra Thene-soya
Vidina, apéndices, pp. 381 a 387.
En la Comarca de Tenoya obtuvo cuantiosos repartimientos
Juan de Civerio, fundador de la Casa de Lezcano-Muxica, de
gran abolengo en Canarias; el barranco de Lezcano conserva
este nombre por las Datas y adquisiciones de esta casa; Juan
Civerio y NEuxica, de origen vizcaíno, vino a Gran Canaria con
su primo Miguel de Muxica en las compañías de vizcaínos que
vinieron a la conquista; fue uno de los primeros regidores de
Gran Canaria.
Según el libro de Repartimientos, en 13 de julio de 1485 se
repartió ei Vaiie de lenoya desde la acequia vieja a la parte de
la Villa del Real, y se hizo un camino de cuatro estadales de
ancho, por el que se iba desde la Villa del Real de Las Palmas
al lugar de Arucas, para cuyas tierras se dio toda el agua del
Barranco de Tenoya. El primer beneficiado fue Juan de Civerio,
al que se dio {tuna suerte de tierra para un peón, en que ovo
cinco aranzadas, en el cual entró el vallecico de Las Palmas e
otros pedazos que están vera del barranco seco, con un pedazo
de tierra que está vera de la Vega, como va consignado por los
mojones, en veinte de Diciembre de mil e quinientos años. López
Sánchez de Valenmela, Gobernador de esta isla y Repartydor y
Reformador, dio a Juan de Civerio esta peonía de tierra)). Unido
a ésta se otorgó data de una peonía de tierra de diez aranzadas
a Antonio de Arévalo, y otra, unida a la anterior y en el propio
día a Juan de Civerio, y encima de ello el Gobernad-or Pedro
de Vera mandó darle más tierras hasta dar a «una albarrada
de canarios)), un pedazo de cañaveral, encima de dos pedazos
de tierra que se habían dado a Hernando de Miranda y a García
de Asiego.
~Hernando del Prado, Re.gidor, Caballero, Conquistador, 15-
6-1485. En este dicho día se hizo una caballería de tierra de
diez aranzadas (que es desde los mojones donde fenece la caba-llería
de Juan de Siberio hasta donde pudiere aprovechar aguas
vertientes a la parte de la vega con la mitad de una veguilla que
está junto al arroyo, que ha de partir con el dicho Juan de
Núm. 33 '1987j 257
Siberio), la cual dicha caballería se dio al dicho Hernando de
Prado .N
((Después de esto, el 10-6-1489, el dicho Gobernador Pedro de
Vera dio al dicho Hernando de Prado en el dicho Valle de Te-noya
de frente de su casa de otro cabo del arroyo, un pedazo
de tierra de regadío que se ha de regar con el agua de dicho
Valle de Tenoya pasando el agua por canales, por encima de
dicho arroyo de Tenoya.))
«Gonzalo de Burgos, Escribano, Conquistador, 15-6-1485. Del
otro cabo de una risco que se face vera de la dicha caballería
asia el camino que va de esta Villa al lugar de Arucas, se fizo a una caballería de tierra de 10 aranzadas, como va una albarrada
E de canarios con tres veguillas, que son vera del arroyo, así que
O llega por la parte de encima a la acequia y por debajo al arroyo n -
=
y hasta la dicha albarrada, la cual dicha caballería se dio al dicho m
O
E
Gonzalo de Burgos, Escribano, Recutor)), posteriormente se
anuló este repartimiento. =E
oIhcme de Amzs, Cmylictadm, 15-6-l4V5. Yr, este di% en e! 3
dicho Valle de Tenoya se hizo una peonía de tierra de cinco --
0 aranzadas que está junto con la caballería que se dio a Gonzalo m
E
de Burgos y llega desde una albarrada.. . fasta una palma muy O
alta delgada que está vereda del arroyo, y llega por la parte de
encima a la acequia y por la parte de abajo al dicho Río de Te- -£
a noya, la cual dicha peonía se dio al dicho Ibone de Amas.)) l
«Juan de Mayorga, Regidor, Conquistador, 15-6-1485. Y luego n
0
este dicho día se fizo una suerte de tierra de una suerte de
3 tierra de una peonía en que ovo cinco aranzadas de tierra de O
íqegadiu, es desde lZ &iciia peoiiia de, dtciio fioiie de Armas
hasta llegar al camino que va de esta Villa del Real de Las Pal-mas
al lugar de Arucas, y llega por la parte de encima a la
acequia y por la parte de abajo al dicho arroyo, la cual se dio
al dicho Juan de Mayorga, Regidor.))
«En este dicho día se fizo por los dichos Repartidores con
pedazo de tierra del dicho camino adelante fasta donde se hizo
una suerte de tierra que después se dio a Pablos Pérez en el
cual otro pedazo de tierra ovo 460 brazas, lo cual quedó por
Dehesa y ejido por que el dicho camino fuese más ancho e mejor.))
258 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TEATOYA 21
((Pablos Pérez, Portugués, 10-3-1486. En este día se dio m
pedazo de tierra al dicho Pablos Perez en que ovo 5 aranzadas
de tierra, que tiene por frontera, vera de la acequia con que se
ha de regar 124 brazas e va a fronterar por la parte de abajo
con el arroyo, la cual dicha peonía es del dicho pedazo que se
dejó para camino hacia el paso de los Peones a que dicen el
atajo, la cuaI es en el barranco de Tenoya.))
((Alonso Hernandez, 1489. Y en los diez días del mes de junio
del 89 el dicho Gobernador Pedro de Vera dio al dicho Alonso
Hernández Castil de Vil un pedazo de tierra que es en el dicho
Valle de Tenoya bajo del Albercón entre los dos arroyos secos,
el cual se ha de regar con la acequia que se riegan las otras
heredades de1 dicho Valle. El mal dicho R.eparti_mAentp~s!i rece
que fue hecho por el Gobernador Pedro de Vera en el dicho
día 19 del mes de junio del dicho año de 1485.))
También en 1485, el Gobernador Pedro de Vera, concedió
una data de suerte y media, lindando con tierras de Juan de
P-Tzyorga, e Ib~i ied e Armas.
Siendo Gobernador de Gran Canaria Antonio de Torres, en
1501 tomó Juan de Civerio un pedazo de tierra en Vegueta para
darla parcelada en solares a los vecinos que venían a la isla,
dándole a cambio otro pedazo en Tenoya, que serían dos suer-tes
de tierra. Antes, Alonso Fajardo, también Gobernador de
Gran Canaria, consiguió que Juan de Civerio entregase, para
edificar la obra de la Catedral y plaza de Santa Ana, su casa y
huerta, otorgándole en cambio tierras en Tenoya, con sus co-rrespondientes
aguas.
El 17 de junio de 1502 el Gobernador resolvió que por cuanto
Juan de Civerio pidió un ejido de «un Ingenio para moler cañas
dulces en el Valle de Tenoya dentro de su heredad, lo puede
hacer, y en nombre de su alteza le hace gracia é donación del
dicho ejido tanto en cuanto con derecho puede e debe, por vir-tud
de los poderes que tiene, que puede moler con el agua del
dicho Valle de Tenoya)).
El licenciado Ortiz de Zárate hizo en 1506 una reformación
del Heredamiento de Tenoya, en el sentido siguiente:
Reformación del Hereda~iento d.e Tenoya por el licenciado
Zárate. Año 1506:
((VisYos los títulos ante mí presentados de las suertes y here-dades
de tierra de regadío que hay y son en el Barranco de Te-noya
e visto asimismo la información por mí habida acerca del
agua del dicho Barranco con otra información hecha por el
Alcalde Mayor de esta isla por donde parece ias dichas tierras
que hoy hay dadas y repartidas en ei dicho Barranco de Tenoya
tienen necesidad de la dicha agua y que no se podrán ni puedan
más regar que será hasta un rimero de 24 suertes. Porqua según
la tierra del ... es muy sequerosa e cansada., según que por los
testigos e información parece a lo más se deben de regar de a
N
20 en 20 días é por menos tiempo si la duia de la dicha agua lo E
sufriere, porque en el estío del verano, cuando más necesidad o
n tienen las dichas tierras no hay más agua de para las díchas -
m
O
E 24 suertes, se@n que fueron repartidas por los Gobernadores E
2 pasados que tuvieron para ello psder de sus Altezas, y la apli- -E
cación a las dichas tierras. E visto como por sus Altezas fue
aprobado e confirmado todo !o dado e repartido por el Gober- 3
-
nador Pedro de Vera, e visto todo lo que al que acerca de la -
0
m
E dicha agua e tierras, que se debe ver y examinar, apruebo e con-o
firmo las dichas 24 suertes de tierra con la dicha agua para que
se rieguen e aprcvechen de elia por su dula de 20 en 20 días n
E con tanto, para a los tiempos que el Ingenio del dicho Hereda- -
a
miento e Barranco moliere, siendo sobre el dicho Ingenio, no 2
n
puedan regar, dejándole libremexte toda el agua con que pueda n
moler, por lo que el dicho Ingenio muela de día e de noche con 3o
tantos que no pueda doblar en perjuicio de las dichas Heredades.
Los que han de gozar de la dicha agua son los siguientes:
({Primeramente a Catalina Guerra mujer de Juan de Siberio,
una suerte de tierra de 5 aranzadas, la cual fue de Juan de
Mayorga.
flt-n r,~nrtn o lo AinLn Cntolino P-~rnrrn
r3LLGlI>G UILlla u a L c u u L u UUG-lU e 2 Sus b i j ~ s !,a eua!
fue de Alonso Hernández.
Otra suerte de 5 aranzadas que fue del dicho Juan de Siberio.
Otras dos suertes que ovo el dicho Juan de Siberio e la dicha
Catalina Guerra de Antonio de Arevalo.
268 AiVL'MIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TFPíOYA 23
Dos suertes qGe fueron dadas en repartimiento a dicho Juan
de Siberio.
Otra suerte que fue dada al dicho Juan de Siberio.
Una suerte y media y tierras de riego que tiene la dicha Ca-talina
Guerra que fue de María May, su madre.
Otras dos suertes y media que la fueron dadas al dicho Juan
de Siberio por los solares que :e tomaron en esta Villa del Real
de Las Palmas.
Otra suerte que le fue dada a la dicha Catalina Guerra.
Teresa de Prado, hija de Mernando de Prados, dos suertes,
y más un pedazo junto con la pasada del camino de Gáldar.
Íñigo Mitis de Azpeita, dos suertes.
Juan de Araoz, una suerte.
Gonzalo de Baltasar, media suerte, sin perjuicio de las ace-quias
sacadas é por sacar.
Juan de Mayorga é Juan de Ariñez por 61, dos suertes y media.
Pablo Pérez, una suerte.))
En 3 de abril de 1507 pide Catalina Guerra al Reformador
que Pedro de Escalona, medidor oficial de la Isla, midiese sus
Datas del Valle de Tenoya para saber con certeza su extensión
y cabida. Medidos ya los terrenos, en 4 de junio de 1507, por
orden del expresado Juan Ortiz de Zárate, fue gritando pregón
en la plaza pública de la Villa del Real por su pregonero, Juan
Bernal, y a tambor batiente, los bienes que a Catalina Guerra,
como mujer viuda del Conquistador Juan de Civerio se le acre-ditaban.
Eran estos:
Un ingenio de azúcar, con su agua, en Tenoya.
de Jzwfi &. Maycrga en e! Valle & "&noya.
La de Alonso Hernández de Castil de Vit.
La suerte dada a Juan de Civerio.
Dos suertes de riego que fueron de Antón de Arévslo.
Otras dos suertes de riego dadas a Juan de Civerio, que iban
2 dzr s lz albarrada cie casarim.
Otra suerte de riego dada a Juan de Civerio, junto al cercado
del ingenio.
La suerte que fue de María May, heredada por su hija Cata-lina
Guerra.
Núm. 33 (1987) 261
Dos suertes a cambio de la tierra cedida para solares en la
Villa del Real.
Una suerte otorgada en repartimiento a Catalina Guerra.
Dos suertes otorgadas a Juan de Civerio.
En total quince suertes de tierra con aguas en Tenoya, a más
del ingenio, con el agua precisa para moler.
Cincuenta fanegadas de sequero er? el Barranco de Tenoya,
entre las tierras de Gutiérrez de Ocafia, el camino que atrave-saba
a Terore y tierras de Rodrigo de la Fuente» -'.
Ei fallo de la sentencia, que se incluye en el extracto ñecho
por el escribano Penichet, no tiene fecha, mas como en él se
dice que había transcurrido el plazo legal sin reclamación al- a N
guna y el mandamiento de medición está fechado en la Villa E
del &al de Las Pdmas a. 24 dz Ebri! de 1507, 2s probable qde la O
n sentencia de confirmación de datas fuese entre mayo y junio -
m
O
de este último año. E
E
2 b) Teror: E
En los repartimientos en la zona de Teror hasta la cumbre
-
hay- --a caraztei.i;~ica gzrLera!, y es ciUe las tieTrs se repar- 3
-
ten son de secano, ya que el agua de la totalidad del Barranco -
0
m
se concedió a los propietarios del Valle de Tenoya. No obstante, E
hay una escritura de 28 de julio de 1522 ante el Escribano Cris- O
tóbal de San Clemente, por la que Diego Álvarez vende a Juan n
E de Villanueva una suerte en Terore, que linda de una parte con -
a
suerte de Diego Fernández, padre del otorgante, y de otra parte 2
n
con tierras del mismo Juan de Villanueva y camino real que va n
a Nuestra Señora de Terore, con el agua que le pertenece, lo O3
que induce a estimar que en la época del primer poblamiento
& Teror, enistian algunos propistali~sz er1 derecho 2 regar s ~ s
terrenos.
Los repartirnientos beneficiaron unas veces a familias absen-t
i s t a~ra dicadas en la capital: Civerio, Muxica, Fernández, Zerpa,
Vergara, Escobedo, y en otras ocasiones a estirpes labradoras
l2 NÉSTOR ÁLAMO HERNÁNDEZ: Tenesoga Vidina y más tradiciones 1959.
Apéndices pp. 381 a 387.
AGUSTÍNM ILLARETOSR RES:C olección de documentos para la Historia
de las Ca7zarias, t. 1, pp 23 a 27.
262 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 25
arraigadas al suelo: Troya, Pérez de Villanueva, Del Toro, Aran-cibia,
Naranjo y otras.
De quienes fueron los primeros propietarios, territoriales de
Teror no existe documentación de concesión de tierras, hay que
deducirlo de las transmisiones de fincas existentes en el Archivo
Histórico Provincial.
Del examen de varias escrituras, por la fecha de la transmi-sión,
parece deducirse que el transmitente fue beneficiado con
repartimiento de terreno; en algún caso se hace mención de
propiedades colindantes concedidas en los repartos de tierras;
se pueden citar varios supuestos de propietarios absentistas:
12 de agosto de 1522, ante el escribano Cristóbal de San Cle-mente.
Cristóbal de Zerpa, regidos y vecino de la isla, vende a
Cristóbal de Vergara, vecino de la isla, 30 fanegadas de sem-bradura
de sequero, encima de las tierras de Juancho de Siverio,
difunto, que lindan con tierras de Juan de Narváez, regidor,
por la parte de arriba, y por abajo con tierras de la mujer y
herederos de Francisco de Mercado, que ahora son de Pedro
García, vecino de Armas, y un lomo, arriba, que va a dar a la
mitad de la montaña redonda de Terore, y queda enmedio de
las dichas tierras una cañada que todo su número es 40 fane-gadas
de tierra de sembradura.
30 de septiembre de 1522 ante el Escribano Cristóbal de San
Clemente. Diego Fernández vende al señor don Alonso Vivas,
prior de la Catedral de Canarias, un pedazo de sequero en el
que hay 16 fanegadas desmontadas y 6 por desmontar, que tiene
en Teror, lindando de una parte con tierras de Juan de Villa-nueva,
por otra tierras de Antonio Cerezo.
Escritura de 28 de julio de 1525 ante el Escribano Cristóbal
de San Clemente. Antonio de Rosales, vecino de la isla, arrienda
a Diego de Pineda, carpintero, vecino de la isla, 70 fanegadas
de tierra en el término de Terore, que hubo del canónigo Juan
de Tmya, g cge !iridan cm el hsrrmcc y c m tierras de Fermnda
de Bachicao, Juan Hidalgo y Juan de Villanueva.
Escritura de 5 de junio de 1534 ante el Escribano Cristóbal
de San Clemente. Bartolomé de Mújica y García de Mújica,
hijos de Michel de Mújica, difunto con licencia de su abuela
Núm. 33 (19871 263
Leonor de Tejera, venden a Cristóbal de Vergara, vecino de Gran
Canaria, un pedazo de tierras de sequero de helechales, grana-dillas
y montuosas que fueron dadas a su padre en vecindad y
repartimiento en el que puede haber 50 fanegadas de sembra-dura;
linda con tieras de Cristóbal de Vergara y la mon:aña de
Teror; los ter re~osq ue se venden y los de Vergara, constituyen
la base del actual cortijo de Ossorio.
Escritura de 23 de octubre de 1533 ante el Escribano Cris-tóbal
de San Ciemenze. Alonso Pérez de Bachicao y su mujer
Isabel Cerón, vecinos de Gran Canaria, venden a Bernardino
Lezcano, regidor de la misma vecindad, dos pedazos de tierra
de sequero en Teror, uno en la Hoya de 30 fanegadas de sem-bradura;
el otro de 30 facegadas linda con tierras de Diego de
Aguilar, con el Barranco de Tenoya, el baranquiiio de la huerta
de Enrique Díaz y con la huerta de Juan de Villanueva.
En las escrituras citadas se menciona al canónigo Juan de
Troya; fue realmente el primer cura de la Iglesia de Teror,
encargado por el Cabildo Catedralicio de posesionarse de la
ermita existente; poseía un cuantioso patrimonio en el término
Terorense; en las Ordenanzas del Consejo de Gran Canaria se
menciona al parral de Juan de Troya; en escrituras relativas a
Teror, se menciona al barranco de Juan de Troya que es el actual
de La Majadilla o de Los Guindos que desemboca en el de Arbe-jales;
estas circunstancias indican a un Prebendado beneficiado
con repartimientos en el término de Teror.
En 1514 se incorporó a la Catedral la Ermita de Santa María
de Terore con una huerta, a la que se unieron otras tierras
procedentes de donaciones posteriores. No hay constancia docu-mental
del origen de la propiedad de esta tierra, pero estimamos
que fue concedida en un repartimiento. Parece así deducirse de
las fechas de escrituras sobre esta huerta. Por escritura de
17 de octubre de 1522 ante el Escribano Cristóbal de San Cle-mente,
se consigna que Diego Fernandez tiene a censo y tributo
una huerta que es de la Ermita de Nuestra Señora de Terore
por 15 doblas de oro y 15 gallinas al año. Por escritura de 30 de
mayo de 1524 ante el mismo escribano, el Deán y Cabildo de la
Catedral de Canarias reconocen que dan a tributo a Alonso
264 AXUBRIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 27
Ruiz de Salinero una huerta de árboles frutales junto a la Er-mita
de Nuestra Señora, con el agua para regar, más seis fane-gadas
de tieras de sembradura anejas a :a huerta y 30 colmenas
por tres vidas; esta escritura es interesante puesto que existe
un terreno con agua para regar; otra excepción a. la concesión
general de todas las aguas del barranco a los propietarios del
Valle de Temoya; excepción explicable por tratarse de una pro-piedad
de la Iglesia, que tenía un gran poder en esa época.
Uno de los primeros propietarios de la comarca Terorense
fue Juan Pérez de Villanueva o Juan de Villanueva, a quien se
le atribuye la fundación de la Villa y la traída de la Península
de la talla de la Virgen del Pino; con raíces familiares en Telde
y Agüimes, enlazó con los Ortega, Del Toro y una serie de fami-lias
significadas, propietarias de extensas huertas de árboles
frutales, casa y gañanías. Por escritura de 28 de julio de 1522,
ante el Escribano Cristóbal de San Clemente, Diego Álvarez
vende a Juan de Villanueva una huerta en Terore lindante con
tierras del mismo Juan de Villanueva. Por otra escritura de
1 de noviembre de 1518 ante el mismo Escribano, Juan de Villa-nueva
arrienda a Diego Fernández, hortelano, ((un pedazo de
tierra de sequero de pan sembrar en que puede haber 18 fanegas
de sembradura de las tierras que yo tengo en Terore que han
por linderos de la una parte tierras de mí el dicho Iván de Villa-nueva
de ambas partes de tierras para hacer en la sementera
de este presente año; de las 18 fanegadas, 12 son para sembrar
trigo y las restantes de cebada)). En la escritura de arriendo
de fecha 17 de octubre de 1522, de la huerta de la Virgen, se
tiene que dejar a Juan de Villanueva la entrada y servidumbre
desde su casa hasta la Ermita.
En el libro de Protocolos y Repartimientos que se custodia
en el Museo Canario, con fecha 14 de agosto de 1536, al folio
95, y, OR hov r i n n not;niAn An 1i.n- DXrn- A- TT:ll,ru..,r-... A- uv, r l a y u l r a y ~ u ~ s u UiGs r ruau rclcr LAG v i ~ i a r l u ~ v UaG, i r u i l
pedazo de tierra de sequero hasta dos cahizes que son en el
término de Terore, en el mismo barranco de Terore a la mano
izquierda, hazia arriba debajo de unos rriscos que vienen del
lomo de las cerrajas, desde una albarrada que viene de los
mismos rriscos para rriba, las quales dichas tierras quiero
para la desmontar para sembrar de pan; y en ello rrecibirse
merced». Se concedió lo solicitado; creemos que se trata de Juan
Pérez de Villanueva, hijo. En el mismo folio y fecha de 11 de
enero de 1544, hay una súplica de Sebastián del Toro, de que
se le hiciera merced de 25 a 30 fanegadas de tierra para plantar
mimbreras, lindando con tierras de Villanueva junto {{a la La-guna
de Terore en el valle do se quemaron las cabras de Esco-bedon,
exponía que con «ello vendrá a la Isla mucho provecho))
ya que1 mimbre ({viene de fuera é está muy caro)); es una cu-riosa
alusión a la industria del mimbre; literalmente, se emplea
las palabras para plantar «guma», que estimamos equivalente a
a las mimbreras; se accedió a lo solicitado. N
E Los reparto- de tierras siii-ron de hase al pnhlamient~ del
O término y a lo largo del siglo XVI se fue delimitando la propiedad n--
rústica de Teror. En los siglos XVII y XVIII se configuró una gran m
O
E
propiedad territorial, no procedente de repartimientos, a ex- S£
cepción del Cortijo de Ossorios de los Manrique de Lara que -E
~ ~ Y sJi2C u rig-efi en En r ~ n l r i - nd e t i ~ r r ~S ,s . c ^nrtihyS un patri- --r--- 3
monio eclesiástico: Capellanías, propiedades de Ordenes Reli- - - giosas, propiedades de la Virgen del Pino (aunque las grandes 0
m
E
propiedades de la Virgen se ubicaron en el Barranco de Las O
Madres). Las grandes familias is1eÍía;s se hicieron con fincas
n en Teror: Casa de Matos, Rochas, Carvajales, Romero, Quinta- -£
na, Falcón. La pequeña propiedad tenia que soportar los diez- a
2
mos, tributos y censos establecidos a favor de la Iglesia, órde- n
n nes religiosas o grandes propietarios. Las leyes desvinculadores,
de supresión de mayorazgos, la desamortización y la ruina de 3
O
la Casa de Matos y de los Romero, alteraron en la segunda mitad
del siglo xrx el régimen establecido. Los grandes propietarios,
en su mayoría, lo eran a su vez en el Valle de Tenoya, lo que
explica su act.itud ambigua en la época de los pleitos por las
aguas del barranco.
LAS HEREDADECSO. NSIDERACIONGEESN ERALES
Al actuar el licenciado Ortiz de Zárate en los repartimientos
hechos por Pedro de Vera, dio comienzo al arreglo y constitu-
266 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL EARRANCO DE TENOYA 29
ción de las Heredades de riego, atribuyendo el derecho a las
aguas a los propietarios de las tierras de la zona, adulándolas
o distribuyéndolas según la cantidad y calidad de los terrenos
que habrían de fecundar; el agua fue repartida con la tierra.
Por tanto, los heredamientos se constituyeron por Orden Real
delegada en el licenciado Ortiz de Zárate, que impuso las dulss
de cada propietario. Originariamente fueron agrupaciones de
tierras, con derecho a usar aguas determinadas de una gruesa
también determinada, es decir, aprovechamientos de uso suce-sivo
por varios regantes. Se dieron supuestos de concesiones de
grandes tierras y agua o de un peque50 caudal, a un solo bene-ficiario;
en estos casos la heredad se constituyó posteriormente,
si la propiedad se transmitió a diversos propietarios.
Las tierras y las aguas que las regaban se dieron en dominio
dodial, ((por juro de heredad» o «por heredamiento)), con título
perpetuo e irrevocable, con facultad de disposición ctintervivos~
o {tmortis causan.
Las aguas se concedieron, como también las tierras, como
de propiedad privada objeto de un verdadero derecho de domi-nio.
En la confirmación de los repartimientos del Hospital de
San Martín, se dice: das cuales dichas tierras e aguas.. . a ellas
todo anexo e perteneciente le confirmo al dicho Hospital para
que lo haya a tenga por juro de heredad para agora e para
siempre jamás lo cual todo lo que he dicho es apruebo e confir-mo
e mando, por virtud del poder real por su Alteza a mí dado^^ 13.
El caudal total del arroyo o aprovechamiento, la masa o
gruesa, era un todo indivisible cuya propiedad pertenecía al
conjunta de los herederos; llegada el agua a determinado lugar,
se entregaba su «dula» a cada heredero; era entonces, cuando
cada uno de ellos era verdadero dueño y posettor de su porción
de agua, regulada en cantidad y tiempo se&n su derecho.
Los Gobernadores repartieron tierras reunidas en zonas co-marcales
con derecho a regarse con las aguas que corrían por
el lugar donde estaban enclavadas; porque de los libros de
repartimiento y de las confirmaciones que más tarde se practi-l3
LUIS BEN~TEIZN GLOTTL:a Provincia, 6, 7, 8, 11 y 14 de junio de 1953.
Nzin. 33 (1987) 267
caron, resulta que los primeros repartimientos se hicieron siem-pre
y sin excepción en zonas atravesadas por aguas corrientes,
asignándose a cada suerte una cierta cantidac! del agua que se
estimaba suficiente para su riego. Así aparece en los documen-tos
de confirmación d.el Heredamiento de Tenoya, y en los de
otras confirmaciones como las de los HereGamientos de Arucas,
Firgas y de Agüimes.
El licenciado Francisco Ruiz de Melgarejo, nombrado visi-tador
de la Real Audiencia de Canarias por Real Cédula de
22 de diciembre de 1529, promulgó Enas Ordenanzas que son
como un Código aplicable a la vida económico-social de la Isla; a
eran unas normas de buen gobierno, del Cabildo o Concejo.
DJP~Qp hDl i ~ ~ d a s E ~ 2 $1~'' o2 h ~ r y g ~ ~eina 4, r_iP diciembre O
de 1531; se conocen por las Ordenanzas de Melgarejo, pero su n - m denominación es: Ordenanzas del Concejo de Gran Canaria. O
E
Insertaron un título sobre Alcaldes de aguas, con jurisdicción E
2
para el buen gobierno, orden y fiel administración de los Here- E
&mient=s & la Isla. E! agdu, disccrrir y r ~ p r t ; ~ , E C ~ I J ~ $ ? S 3
y tornas quedaban a cargo de los Alcaldes de agua elegidos -
cada seis meses entre los mismos herederos por el Cabildo y 0
m
E
Regimiento; según la importancia del heredamiento había dos O
o uno. Entendían de las faltas y sanciones, actuando con inde- n
pendencia, ni el Gobernador podía Mervenir salvo en apelación. -E
Inspeccionaban las acequias cada semana, cuid.aban de su es- a
tado reparando los daños que hubiera en ellas, dirimían los n
n
pleitos surgidos al repartirse el agua y verificaban una limpieza
a fondo de las acequias al final de los seis meses de su 3
O
act-maci(5n " .
Con la Constitución de 1812 en muchos pueblos se consti-tuyeron
Ayuntamientos, desapareciendo el Cabildo Secular o
Ayuntamiento de la Isla, aunque por las vicisitudes políticas
posteriores, hasta 1835 no se estabIecieron efectiva y plenamente
íos Ayuntamientos Consiiiucionales. Frivacia la Real Audiencia
de las funciones de carácter gubermtivo que ostentaba, que-daron
derogadas las Ordenanzas de la Isla, y, como consecuen-l4
Ordenanzas de Melgarejo, copia según certificación expedida el 8 de
agosto de 1844. Museo Canario.
268 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
AGUAS DEL BARRWO DE TENOYA 31
cia, la facultad del Cabildo y Regimiento para el nombramiento
de Alcaldes de aguas encomendándose sus funciones a los Alcal-des
Constitucionales hasta que, después de la publicación de la
Ley de Aguas de 1866, las heredades eligieron sus organismos
propios para su administración, y sus propios Presidentes, que
vinieron a ser en esencia, los sucesores de las Alcaldes de aguas
y de los Alcaldes Constitucionales. No obstante, la Heredad de
Tenoya, promulgó en 18 de marzo de 1888 unas ordenanzas de
una Comunidad de Propietarios y Regentes del Valle de Tenoya,
con los órganos de gobierno que establecía la Ley de Aguas de
13 de junio de 1879.
A medida que el agua fue adquiriendo importancia, se sus-tantivaron
los heredamientos con independencia de las tierras
a ias que iertiiizaban y se produjo ia absoiuta separación ue
tierra y agua.
A comienzos de este siglo se inicio una nueva fase de expan-sión
del regadío que dio lugar a un cambio en la procedencia
del agua; ya en la década de 1930 gran parte de la destinada
a cuitivos procedía üe ia perforacion de pozos y galerias.
Aparecieron y florecieron rápidamente, las sociedades de
buscadores de aguas. Estas sociedades en su constitución tra-taban
de imitar la forma externa de las Heredades, sin que pu.-
dieran confundirse con ellas; eran seudoheredades industria-les
que se disfrazaban para aprovecharse del prestigio de las
heredades entre los agricultores.
En la historia de las heredades, es de interés mencionar la
Ley de 27 de diciembre de 1956, que expresamente les reconoció
personalidad jurídica.
Existió una confirmación del Heredamiento de Tenoga con
inserción de su formación por Pedro de Vera, que repartió el
15 de julio de 1485 el Valle, para cuyas tierras dio toda el agua
del Barranco hasta la Cumbre. La conformación fue hecha, con
las diligencias, e informaciones necesarias, realizándose desde
Núm. 33 (1987) 269
el 26-11-1506 al 3 de enero de 1508, según estaba escrito en el
libro de Inofmaciones y Provisiones que se custodiaba en el
arca de tres llaves en el ayuntamiento. En la confirmación se
dice: «Porque debo de mandar y mando por virtud del poder
que de la Reina tengo, viendo la necesidad que las dichas tierras
del dicho Barranco de Tenoya tienen de la dicha agua. que nin-guna
persona sea osada ni se entrometa a les tomar agua nin-guna
de la del dicho barranco, ni de otras que se puedan apro-vechar
aguas vertientes a el dicho barranco, aunque sean tales
que en el estío se suman e pudiéndolas sacar las que saquen
para que se aprovechen de ellas en las dichas tierras; y en la a
parte de dicho Barranco donde a los dicho señores y herederos ?- E
& 13s &C.h_a';s t ier ra les ñi-~bi-';seh ien ellos, 1- Reina Nimstra O
Señora será servida y ellos aprovechados en les dar el agxa n-- m
necesaria para las dichas sus heredades, y si es necesario de O
E
nuevo se la doy por lo que cumple a la población de la dicha E
2
E isla para que la hayan y tengan para sí y para sus herederos y -
para quien de lo jiubiere de iiabei-, p.ara que Cori
3
rieguen sus heredades por su dula, según la manera de uso se - -
0
contiene; y ninguna persona sea osada directa ni indirecta de m
E
ir contra lo susodicho por si ni persona interpuesta, sopena a O
que si alguna heredad tuviese en el dicho barranco la pierda con
E el agua que por ella tuviese, o sea para la Cámara e fisco de S. A.; -
a
o no la teniendo que por el mismo caso pague cien doblas de 2
n
oro para la misma Cámara. Y exnorto y requiero a las justicias n
de esta isla e a cualquiera de ellas que así ejecuten e cumplan e 2
-g uarden so lo. dicha pena, sin embargo de cualquier reforma-cíones
particulares. Item ahora ni en ningún tiempo ningún
gobernador ni otras justicias no puedan repartir mas tierras
en dicho barranco.))
La Heredad de Tenoya comprendía todas las fuentes y apro-vechamieni;
os de la Cuerica 'nasta su en is c-Urii7~it-een -
tral, aunque los manantiales nacieran en terrenos de otros pro-pietarios;
las tierras altas no comenzaron a repartirse proba-blemente
hasta 1515 y lo fueron en calidad de secano treinta
años después de la formación de la Heredad por Pedro de Vera.
370 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRAKCO DE TENOYA 33
Los problemas surgieron cuando se pobló el término de
Teror, se roturaron terrenos y se comenzaron a hacerse culti-vos
de regadío; entonces se originó un enfrentamiento entre los
intereses del vecindario y la legalidad formal que ostentaba la
Heredad de Tenoya. Este tema se examinará más ampliamente
en otro capítulo.
Dentro de la normativa de la Ley de Aguas de 13 de junio
de 18'79, el 18 de marzo de 1888 la Heredad de Tenoya aprobó
unas Ordenanzas de riego de una Comunidad de Regantes, con-firmadas
por Orden del Ministerio de Fomento de 8 de julio
de 1889. Esta comunidad estaba integrada por los herederos
de Tenoya; se consignaba que pertenecían a la comunidad todas
las acequias de Teror, con sus cajas de reparto y cantoneras
existentes para el mejor reparto de las aguas. Se definía que
todos los aprevchamientos hasta la cumbre eran de la Comu-nidad
de Propietarios y Regantes del Valle de Tenoya. Se deli-mitaban
los terrenos que poseían los que se denominaban pro-pietarios
de las aguas; en la jurisdicción de San Lorenzo. con
una extensión de 103 fanegadas lindante al Naciente con la
orilla del mar, al Poniente y Norte con barranco de Tenoya, y
al Sur con el lomo de Granadillas, acequia del Toscón, Lomo
de San Pedro, de Las Mesas, las Cuevas Blancas, espigón de
Tuñera, montañas de la Casa Ayala del Rincón y barranquera
del Caidero Grande; la zona del Valle de Tenoya radicada en
Arucas con una superficie de 32 fanegadas y 4 celemines, lin-dante
al Naciente con Tinocas y barranco de Tenoya, al Norte
y Poniente barranquera de La Montaña, montaña del cortijo
de Machado, Lomo Grande, San Franrisrcl Javier y ci-~evs?d~e
Manuel Marrero, y al Sur con el barranco de Tenoya; la zona
jurisdicción de Teror de 12 fanegadas y un celemín, lindante
al Naciente con barranco de Tenoya, al Poniente con el lomo
de Las Serpas, al Norte con barranco del Pino y al Sur con la
Caremera y e1 harrsimn de Temy~e, n c ~ n j i l n 2t 1~1 2 supvrfi&
total de riego de 146 fanegadas y seis celemines, además de
dos molinos harineros: en Miraflor, y en El Lomo de San Pe-dro;
de una forma ambigua se decía que las aguas diurnas de
la Comunidad regaban varios terrenos en el pueblo de Teror
Núm. 33 (1987) 271
en virtud de un contrato de arriendo de 1739. Se establecían
unas faltas por daño en las obras o por el uso del agua, aplica-bles
a los vecinos de Teror, juzgadas y sancionadas por un ju-rado
de riego. Fue utilizer una fórmula de la Ley de Aguas de
13 de junio de 1879, para por uca vía administrativa imponer
un derecho los propietarios de 147 fanegadas y 6 celemines sobre
todas las aguas del barranco de Tenoya.
MOTINEYS LITIGIOS ENTRE SEROYR E L HEREDA~TIEDEN TEON OYA
El conflicto entre la medianía y la costa fue la consecuencia
de la extensión del regadio. Las tierras bajo riego en el Valle
de Tenoya y en la zona del barranco Lezcano aumentaron mu-cho
desde 1503. Por otra parte, la prioritaria dedicación gana-dera
de Teror fue cediencio ante el avance de las rotüraciones
en la primera mitad del siglo XVII, a expensas de la reserva
forestal. Los iniciales cu:tivos de secano retrocedieron al prodi-garse
el millo y la papa. La expansión agrícola hizo posible un
progresivo ascenso demográfico; en 1688-1742 se pasó de 1.582
a 2.212 habitantes, con tasa de crecimiento anual de 0,6 por 100;
desde 1742 a 1787, en que se llega a los 3.748 habi~antes,l a tasa
sería de 1,1 por 100; como la heredad de Tenoya había sido
beneficiada por los repartimientos y organizado el apravecha-miento
y control de los nacientes y corrientes disconCnuas si-tuados
en la medianía hasta ia cumbre, al iniciarse el regadío
en el término de Teror y desviarse aguas del barranco mediante
acequias, surgieron las disputas desde 1630 a 1651. En dili-gencias
de 1666 se consignó que los vecinos de Teror guardaran
lo proveído por la Audiencia de no regar, d-ebiendo conservar
las acequias como las dejó e! Alcalde de Aguas de1 Heredamiento
de Tenoya; en caso de contravención se dispuso que el referido
alcalde prendiera a los contraventores, poniéndolos en la cárcel
de la Audiencia, con dos ducados de multa, ademas de los
derechos y costas que se estimaren.
En 1V de mqm de 167'6 se qlxjarnn a t e !z Axdienci8 J1afi
Rodríguez Collado, Blas de Quintana, Fernando y Sebastián Pé-
272 BNL'ARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
AGCAS DEL BARRAKCO DE TENOYA 35
rez de Quevedo, en nombre de los demás vecinos: ((Parecemos
ante V. S. y decimos que se nos ha notificado la providencia en
que se nos manda no reguemos con la agua de Teror so pena
de dos ducados y de seis días de cárcel; y es así que los Aicaldes
de las aguas de Tenoya llevados de su pasión se van a dicho
lugar de Teror cada vez que se les antoje a fin de hacernos mal
y daño, porque lo cierto es que en estas últimas causas que
han hecho estaban las acequias demolidas en conformidad con
lo mandado)) 15.
En Cédula del Rey de 23 de diciembre de 1680 se dispuso:
«E1 Gobernador y Capitán General de la IsIa de Canaria y jue-ces
de apelación de la Audiencia de ella, sabed que por Fernan-
P&z de Queve,, del kgar '&r=r en esas i&o, y
en nombre del dicho lugar en virtud de su poder, me ha sido
hecha relación que dentro del dicho lugar y su jurisdicción
discurren cuatro arroyos de cuyo riego han usado sus vecinos,
que hace 160 años de que con las aguas han criado las hacien-d,
y semmteras de q ~ see m ai i t ier iei i Y conqüe &yü&ri a di-mentar
a otros pueblos y especialmente a la ciudad principal;
y que los vecinos del Valle de Tenoya de catorce años a esta
parte han pretendido quitar éstas a los del lugar de Teror;
piden se les conceda facultad para que puedan usar de las
aguas, dejando a los vecinos de Tenoya la agua bastante para
regar sólo las 24 suertes que se les concedieron por don Juan
Ortiz de Zárate. Con citación de los interesados debe informar-se
» '=L. a situación continuó igual con incesantes hurtos de aguas
y en 1721 se amotinó el vecindario; sobre este motín existe un
documen~o expedido en Iviaarid el Iü de marzo de 1722 que
«aprueba medidas tomadas por la Audiencia con motivo del
tumulto habido en Terar sobre aprovechamiento de aguas, que
dé noticias de los culpables y si lo fue el Prior de su Iglesia)).
Como consecuencia de este motín, la Audiencia designó al oidor
l5 ARCHIVOH IST~RICPOR OVINCIALS:e cción Audiencia. Autos e Infor-mes
de Fernando Pérez Quevedo, vecino de Teror, sobre las aguas que
dicen de Tenoya, sig. 1, 75.
l6 ARCHIVO HIST~RICPOR OVINCIALSe: cción Audiencia del Libro 111 de
Reales Cédulas, sig. 10-111.
Fernando Morrondo como comisionado regio para armonizar
los intereses encontrados, que estableció un disfrute de las
aguas por íos dos pueblos de Teror y Tenoya bajo :a división
de diurnas y noct.urnas. Los litigios no terminaron, por lo que
los días 20 y 27 de julio de 1739 varios vecinos de Teror otor-garon
poderes a ocho personas para que concertaran con los
heredercs de Tenoga e; arrendamiento de las aguas que de sol
a sol nacían y discurrían por los barancos de la Madrelagua y
Arbej ales.
El contrato de arriendo se otorgó en 1.;. de agosto de 1739
ante el Escribano Fernando Álvarez Trujillo entre los apodera-dos
de Teror y todos los herederos de Tenoya que eran: el
Rector de la Corripañía de &2s-~S, juarCi arvajai'& mbi-üira eri
representación de Juan de Arvelos Caldas, el Alférez Mayor
Pedro Gueti del Castillo y Ruiz de Vergara, el Sargento Mayor
Pedro Manrique, el Capitán Cristóbal del Castillo, Fernando de
Lezcano, el Capitán Pedro %pez de Vergara, Juan Ponce por
sí y en representación de los hijos del Alférez Mateo de Armas
y Cabrera, Angel Martín de Armas y Andrés Felipe; la propiedad
de los jesuitas que se componía de nueve cercados con seis días
y cinco noches de agua, la habían adquirido de Andrés 3er6-
nimo Sello y Casares por escritura otorgada ante Lázaro de
Figueroa Vargas en 11 de junio de 1699. El arrendamiento debía
durar tres aiíos, siendo el precio convenido de 990 reales en
cada uno; se tasaron las agms de Madrelapa en 545 reales y
las de Arbejales en 445 reales; el pago se debería hacer entre-gando
a cada arrendador la porción que le correspondiese; en
garantía del arriendo los apoderados de Teror hipotecaron
determinados bienes.
El interés mayor de este contrato es que señaló la forma del
arriendo del agua, señalándose unos aprovechamientos que son
el e f i g e~e r, cada cuvc de 18s heredades de T e r ~ ry, ue se enü-meran
con arreglo a una situación de hecho que ya existía; se
fijaron las duIas de cada aprovechamiento y acequia, y los días
de cada heredero.
Se estipuló que sólo se había de consentir el riego en Teror
de día, hasta el último molino(( que está junto al camino que
274 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTZCOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 37
va derecho para dicho lugar)); todas las acequias desde dicho
molino para abajo, en todas las playas del Barranco real hasta
las madres de las aguas de Tenoya, se tenían que demoler total-mente.
No se podía impedir a los Alcaldes de las aguas de Te-noya
que pasaran a Teror para observar y reconocer si se guar-daban
las condiciones del contrato. Se reconocía la existencia
de algunos remanientes: El Chorrito de la Vega y los manan-tiales
de Vega en los Arbejales, y algunos nacientes en el ba-rranquillo
del Castaño, Borbollón, y el Chorrito de Las Peñas
de Fernán Pérez, en el barranco principal, que se podían apro-vechar
por los propietarios de Teror día y noche.
Al expirar el arriendo en 1742, el Capitán Pedro López de
Vergara p algunos herederos más de Tenopa, expresaron su vo-luntad
de no renovarlo; este proceder se generalizó en 1748,
ante las quejas de los arrendatarios; el 12 de agosto la Audien-cia
determinó que no inquietasen a la Heredad de Tenoya bajo
pena de 50 reales; acequias y albercones llegaron a quebrarse
acto seguido, sin que la operación concluyese por causa de un
motín. En agosto de 1771 los coherederos de Tenoya solicitaron
un mandamiento ejecutivo contra los apoderados de la villa
mariana, por el importe de los nueve últimos cobros; la inobser-vancia
del contrato sirvió de base para reclamar su total ex-tinción,
que fue admitida por Real Acuerdo.
Continuaron las incidencias y ejecutorias, hasta que el 17 de
agosto de 1774 don Antonio de La Rocha por si y en nombre
de los demás herederos del Heredamiento de Tenoya, solicitó
de la Audiencia que se encomendase a un vecino de Teror el
ci~ida& y Gobierne wgidz y nc ger,yAitiera e! riego Me =eche,
castigando a los contraventores conforme a justicia. Este plan-teamiento
suavizó bastante los enconos que existían, aunque
continuaron las disputas a causa de remociones y nombrarnien-to
de comisionados, o de demandas por no bajar las aguas de
!a necklie a! Va!!e de Temyz.
En 1842 el Heredamiento de Tenoya demandó a los vecinos
de Teror para que dejasen correr al barranco las aguas diurnas
cortando todas las acequias, madres o almatriches que se hu-biesen
formado, ya que el contrato de arriendo de 1739 estaba
Núm. 33 (1987) 275
rescindido por incumplimento de sus condiciones. La sentencia
dictada por la Audiemia el 3 de septiembre de 1844 declaró que
los posedores de las aguas diurnas no estaban obligados a con-testar
la demanda porque los que se titulaban dueños de las
aguas no habían acreditado ser sucesores y representantes de
los que otorgaron la escritura de arriendo.
De nuevo el 18 de abril de 1859 se entabló demanda contra
las heredades de Teror para que cumpliesen las condiciones del
arrendamiento de 1739. La Audiencia en 21 de junio de 1866
absolvió a los demandados, considerando que en el largo tiem-po
desde 1739 muchos propietarios de Teror siéndolo por títu-los
singulares en que se comprendía el riego de las aguas diur-nas,
tenían a su favor la prescripción de diez años y en su caso
la de ti-eillta ~ ~arrfeglio a las Leyes & partidas.
Resuelta la cuestión por la vía judicial, Tenoya recurrió a
constituir una Comunidad de Regantes con un jurado de riego,
con unas Ordenanzas confirmadas por Real Orden del Minis-terio
de Fomento de 8 de julio de 1889. Esta cuestión ha sido
examinada en ei capítulo anterior. Las Ordenanzas establecían
que pertenecían a la Comunidad las acequias del Corredor, de
Montero, del Ojero, de Monteverde, del Boñigal, del Álamo, de
Enmedio y de Palo Blanco, que recibían y conducían las aguas
del barranco de los Arbejales; las del Molino, de San Lázaro,
de la Rajita, del Chorrito, de los Llanos, de Las Peñas, de La
Xadrecilla, de las Rosadas, de las Tuneras, de Romero, y de
Madrelagua, en el barranco de este nombre. Los de Teror se
enteraron de estas Ordenanzas cuando las denuncias por daños
y faltas comenzaron a menudear, así como las multas impues-tas
por ei juraüo aa riego de ia Comunidaü.
Planteado un litigio judicial por las Heredades de Teror,
la jurisdicción contencioso-administrativa se declaró incompe-tente
por sentencia de 5 de octubre de 1893, por lo que los
heredamientos de Teror dedujeron demanda en la jurisdiccidn
civil pidiendo se dictase Sentencia en el sentido de ampararlas
en la posesión de las aguas diurnas o de sol a sol, y que la
Comunidad de Regantes de Tenoya y su jurado de riego se
abstuviera en lo sucesivo de perturbarlas. Esta cuestión se
276 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 39
planteó en recurso de casación ante el Tribu-m1 Supremo, en
el que las Heredades de Teror fueron defendidas por el Letrado
don Niceto Alcalá-Zszmora, posterior primer Presidente de la
11 República Española.
Por sentencia de 27 de actubre de 1915 se resolvió definitiva-mente
el viejo contencioso entre Teror y Tenoya. El Supremo
declaró que las aguas de los Heredamientos de Tenoya y de
Teror, divididas desde hace siglos bajo la denominación de
diurnas y nocturas, eran de dominio privado muy singular y
especialmente las diurnas que poseían los de Teror; estaban al
amparo de titulaciones de carácter civil, no podían ser objeto
de caducidad ni estaban sometidas a ninguno de los gravámenes
Je Izs qpZpaúsb licdu; y por qiGer npecta las &hri?haasb iaid
sido adquiridas por los propietarios de Teror por prescripción.
Litigios por las fuentes del Palmar y del óarranquillo del Pino
Las aguas de las fuentes del Palmar y del barranquillo del
Pino fueron enajenadas a varios agricultores de Armas, arreba-tándoselas
al campesinado de Teror, en cuyas tierras nacían;
con estas aguas se formó por propietarios de Monta.ña Cardones
la Heredad del Pinillo, llamada así por ser el nombre de la
madre de la acequia. En 1630 y 1651, la Audiencia amparó a los
compradores frente a los viejos usuarios, que no tuvieron otra
opción que la de regar clandestinamente; se protegió a los pro-nic?
t.n.rinl=& A_~_?cI.s-?. rwgr & la ~r n h i h i~i f1i1c- 1ep ~ i s t i&~ r--------
pasar aguas de un heredamiento a otro, según se reiteró en
Auto de la Real Audiencia de 19-9-1680. En este año Fernando
Pérez de Quevedo se quejó ante el Rey de que los herederos de
Tenoya habían vendido uno de los cuatro arroyos del término
de Terer, ~ ! , u ~ e x %E ! de! hwrrmc= de! Fins. Fer R e d Cé.c.212
de 23 de diciembre de 1680 se interesó informe sobre este extremo.
A los de la Heredad del Pinillo se les dio posesión el 10 de
junio de 1758 de los remanentes y fuentes del pago del Palmar:
Fuentes de la Madrecilla y Santa María, remanentes del Chorro
y El Caidero, y naciente de Los Laureles. No obstante algunos
Num. 33 (1987) 277
40 v CENTE HERNAKDEZ JIMENEZ
propietarios ael pago dei Palmar, junto al Presbítero de Las
Palmas don Francisco Javier Laguna, pleitearon en 1789-90 por
las agrias de la acequia del Finillo contra hacendados de Arucas;
el Presbítero Laguna era copropietario de una finca de ocho fa-negadas
con una casa de alto y bajo en el pago de El Palmar,
lindante con el barranquillo que baja de la fuente de Santa María.
La Audiencia declaró en juicio posesorio pertenecer las aguas
cuestionadas al heredamiento del Pinillo; se confirmó la lega-lidad
de esta heredad y la propiedad de los manantiales y corrien-tes
discontinuas, pero continuaron los incidentes y litigios con
los vecinos. El 19 de septiembre de 1791, se notificó a Diego Ra-mírez,
Antonio Candelaria, Pedro Ojeda, Jos6 del Pino, Bernardo a
N
Cabrera, José Domínguez, María Ia de1 Lomo, Marcos de Guan-chia
y a Manuela Arencibia? que no impidieran el curso de las O
n -
aguas de la acequia del Heredamiento del Pinillo bajo pena de =m
O
E
50 ducados cada uno en caso de contravención. A pretexto de E
2
este auto se propasaron los Alcaldes de las aguas del Pinillo e =E
impidieron a los del Palmar ei uso y aprovechamiento de un
((remanienten nuevo; se resolvió que se abstuvieran los Alcaldes 3
-
de incomodar a los de Teror en el libre uso y posesión interina -
0m
E del nuevo naciente (nacido en el predio de Felipe Granado y su O
hijo), sin perjuicio de que las partes ejercieran su derecho en el
juicio posesorio plenario de propiedad ". n
-E
El 28 de agost,o da 1789 los Romero: poseedores ae un Cor- a
2
tijo en El Palmar, solicitaron se les declarara dueños de un caudal n
0 como de 112 azad-a que nacía en sus terrenos, donde antes había
un corto remaniente. Segtín resultsr de certificación del 19 de oc- 3
O
L--L-- LUUK de i799, la. Heredad Ue: PTZIIUG se opüso err razón a qUe
por Auto de 10 de junio de 1738 el Alguacil Mayor les dio posesión
de todos ios remanientes y fuentes del pago del Palmar. Don Isi-doro
Romero y Ceballos, como heredero de los Romero, por es-crito
de 22 de abril de 1800 expuso que el minadero de donde bro-taba
agua iitigi"sa no ir iu-u--q-x.--n -ü7 .u- a a-.r-i'i-e.s. cün las demás
l7 ARCHIVO HIST~RICPCRO FINCIASLe:c cion Audiencis. Autos que siguen
los vecinos de Teror, pa,go del Palmar, con los herederos de la acequia
del Pinillo, sig. i, 1922.
AGUAS DEL BARR.LVCO DE TENOYA 41
que llegaban a la acequia del Pinillo, ni se disminuyó el caudal de
los manantiales inmediatos. La Audiencia en 6 de noviembre
de 1800 dio la razón a la Heredad del Pinillo. Don Isidoro Romero
y Ceballos ape16 ante la Audiencia de Sevilla, que revocó el auto
apelado declarando tocar y pertenecer el chorro y minadero a
Romero y Ceballos.
Con el transcurso del tiempo la Fuente de Santa María y la de
los Laureles se convirtieron en manantiales para el abasto pú-bIico
del vecindario; en la fuente de La Pila se constituyó una
heredad, con una acequia de riego de terrenos situados en el
barrio.
Como hemos visto, la conflictividad en esta subcuenca del
konrnnnn A01 Dinn nn "n rncnlryirí- nn l a ilirriri,An nn ~ m i i d~ ic37 7n9~
U W A l mLLbw UGA C. LAAV LA" DU 1 C ~ U V A V IV UVAI LU \nr v rurvll UIA urguuiv cr--~rruiu
y nocturnas, como ocurrió en la zona alta de Teror, quizá por
la menor presión y fuerza del vecindario del Palmar
El aprovechamiento de las aguas de la cumca de Tenoya dio
lugar a una serie de enfrentamientos que finalizaron con la %n-tencia
de 1915 que consagró la división de la propiedad entre
diurnas y nocturnzs. Uno de los incidentes de esta rivalidad
fue la escritura de arrendamiento de 1.0 de agosto de 1739 por la
que algunos propietarios de la Heredad de Tenoya arrendaron
las aguas diurnas a varios vecinos de Teror. En sus cláusulas
está realmente el origen de la Heredad de los Llanos, llamada.
así por destinarse sus aguas de riego a los suelos del Valle de
Teror formado por «Llanos» o terrazas que se extienden desde
las laderas de las montañas del Poniente al barranco real. Por
convenios de los herederos, los aprovechamientos se fueron
r e a j i r ~ t ~ denn; 1857 s6ln existisrn en !a zma 12 Heredad de lns
Llanos y la de Madrelagua y Rosadas; el agua de esta heredad se
regaba de por la mañana al mediodia en Teror, y del mediodía
a la noche en los pagos de Madrelagua y Rosadas; posteriormente
desapareció el heredamiento de Madrelagua y Rosadas, sustituido
por unos derechos de aprovechamiento para regar, o por el sis-
tema de los denominados «Cogidos» que estudiaremos en este
capítulo.
El uso de estas aguas dio lugar a numerosos litigios entre
vecinos de Teror. En septiembre de 1823 los herederos de Los
Llanos recurrieron para que se guardara el arreglo y contrata
celebrado el 1.0 de agosto de 1739 y no se permitiera la apertura
de nuevas acequias en Las Rosadas, ya que el repartimiento que
se establecía era entre los vecinos que tenían huertas y tierras
en ese lugar, que se regaban en 1739; por tanto pedían que al
aprovechamiento de Las Rosadas se le debería prefijar su caudal
en atención al terreno cultivado que tenían en aquella época y
a la cantidad de agua que necesitaban para su riego. 8
N
La Audiencia en 22 de dicembre de 1822 declaró que solamente S
pertenecían a los herederos de la acequia de Las Rosadas el agua d -
que necesitaran para los terrenos que poseían y regaban sus cau- 8'
santes en 23 de julio de 1739, y la restante deberían dejarla correr I 8
al barranco sin poder invertir niri-na porción en los terrenos e cpe desde dicha fecha se hubieran redicido a cultivo o aáquirido 5
por cualquier título; para evitar dudas o disputas en lo sucesivo, EY
=
la Audiencia dispuso que 10s herederos de la acequia de Las Ro- n
6
sadas y los de Los Llanos, nombrasen cada uno un perito, quie- U
nes a la vista de los títulos de adquisición formarían una relación E
i de lo que debería. regarse en lo sucesivo con sujeción a Io que 1
mandaba la Audiencia, especificando situación, cabida y linderos; a
2
relacih que debería presentarse a la Audiencia para la provi- d
dencia que correspondiera. Como no hubo acuerdo entre los i
peritos, la Audiencia cornisionó el 11 de octubre de 1830 al escri- 0
'L - - - - uarlu rac;aptgr dofi Fi-aiieisíx Martinez de Escobar para paum a!
pueblo de Teror a fin de hacer una regulación de las aguas,
asignando a cada porción de terreno la necesaria para su riego,
quedando la sobrante corriente al Heredamiento de Los Llanos;
quedaron así aduladas las aguas de Las Rosadas, origen de lo
que en épocas pocte13ores se denüiiiilió iiios C~r;id~s».
La cabecera de la Heredad estaba en la Cumbre, en los ba-rrancos
Cuevecillas-Risco Gordo y de Peñones-Los Charquillos.
El caudal lo constituían los manantiales permanentes y aguas
discontinuas del cauce del barranco y barranquillos, desde la
280 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRAPÍCO DE TENOYA 43
cabecera hasta el tomadero de la acequia; estas aguas son las
diurnas desde las cuatro de la mañana al oscurecer, ya que las
nocturnas son propiedad de la Heredad de Tenoya.
En la zona de la Meredad de los Llanos existía una gran can-tidad
de manantiales; una relación del guarda jurado de fecha
1961, en nuestro poder, los enumera; hay que tener en cuenta que
en esta época habían desaparecido varios, y no incluye los de
Risco Gordo en parte secos y en parte detraídos del caudal de la
Heredad; los nacientes relacionados son:
Naciente del Nido del Cuervo.
Naciente de las mimbreras de los Suárez.
Naciente de ia zarza.
Naciente de Las Charcas.
Fuente de Cha Micaela.
Naciente de La Higuera.
Naciente de las mimbreras de Carmita.
Naciente del Tabuco de Los Chochos.
Chorros de la Madrelagua.
Fuente de Cho Reyes.
Chorro Ruano.
Naciente de Las Ñameras.
Nacientes de Cha María Dorninguez.
Nacientes en lo de Manuel Arencibia.
Naciente de las mimbreras de Vicente Rodrígxez.
Naciente del estanque de La E'uentecilla.
Naciente de Las Ñameras de Carmita.
Chorro Colorado.
Naciente del Barranquillo Hondo.
Naciente del estanque del Caiderete.
Nacientes de las zarzas en lo d.e Francisco Ortega.
Nacientes de las mimbreras de Chn F rm~ i s ~L inn mi n ~ e u .
Naciente de las mimbreras de Mariquita Inoceiite..
Kaciente Chorro Ascensión.
Nacientes Fuentes Cha Rita.
Naciente Cho Pancho Pulido.
Naciente en las cañas de Pedro Rodríguez.
Nacientes en los sauces de Maestro Juan Reyes.
Los Chorros de Morales.
Naciente de Las Marianas ''.
Si bien algunos manantiales desaparecían en el estiaje, otros
eran fijos y de importancia, como los del barranco de Charqui-tos,
Los Chorros de Madrelagua, el Chorro Ruano, el Naciente del
estanque de La Huertecilla, el Chorro Colorado, el Naciente Cho
Pancho Pulido, y los Chorros de Morales. En un estudio sobre
Heredamientos del doctor dcn Domingo Déniz, se señalan como
caudal continuo de la Heredad de los Llanos en 1857, una y
media azadas; y Madrelagua y Rosadas, una azada; teniendo
en cuenta que la gruesa de :a Heredad estaba dividida en me-dias
y cuartas, es lógico deducir que con la cuarta se podía regar,
así como hubo de referirse el doctor Déniz a la gruesa y en
el estío.
Hoy, la Heredad de los Llanos es pura historia, no existe
absolutamente ningún manantial desde Risco Gordo y Charqui-tos
hasta Las Rosadas; la zona ha sido objeto de un drenaje
brutal por los alumbramientos de aguas subterráneas.
En Risco Gordo, los propietarios de terrenos tenían derecho
a regar. El aprovechamiento de aguas en el Corlijo de Calderetas,
en Charquitos, se llevaba a cabo remansando las que procedían
del curso superior y las que nacían en el propio cortijo en cuatro
charquetas sucesivas, construidas en el cauce del barranco con
piedra, tierra y juncos, la primera de las cuales estaba formada
por dos pequeños embalses comunicados, desvihdose las aguas
Cid sig&ier,te =gc?o: de !a pririerz charqileta mediante lina XP-quia
discurrían por la margen izquierda del barranco aguas
abajo hasta un estanque en cueva; de la segunda chaqueta si-tuada
a unos setenta metros abajo, de la tercera sita a ciento
treinta y siete metros y de la cuarta se sacaban las aguas para
lu-c--~- a l1~-, u -uv-na nr;r~\ov un n r n o A n o A n l n h n r TI r r n monnhhn nn nl l ími fo A-1 ~ G L ~ Q U U Du- iuuvr y u r l r l l u i l u r i u u -r r l i i l & v u
Cortijo; esta forma de aprovechamiento estaba basado en la
regulación realizada en 1831 por el escribano Martínez de Esco-l8
Relación de Nacientes del Guarda Jurado ae la Heredad de los Lla-nos,
JosC Manue: Domínguez Ramírez.
282 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 45
bar. Los sobrantes de los riegos discurrían barranco abajo. Lo
que ocurrió fue que con respecto al barranco de charquitos,
en 1921 don Vicente Suárez Zodríguez, prorietario del Cortijo
de Calderetas, trastornando el régimen secularmente establecido,
construyó un tomadero o atajadizo que derivaba las aguas hasta
una tubería de la Sociedad Explotaciones Hidráulicas en la
Cumbre por las que las conducía hasta Aruzas sustrayéndolas
al derecho de la Heredad de los Llanos. Higo similar ocurrió en
Risco Gordo, don Antonio Déniz Sánchez construyó una tubería
desde este lugar, por el camino de Las Rosadas a empatar en
Los Naranjos con la tubería de Quiebramonte, por la que con-dujo
aguas destinadas a riego de terrenos, a la venta en Arucas.
En relación a las aguas de Charquitos; la Heredad de los Llanos
interpuso una demanda civil contra los herederos de don Vi-cente
Suárez Rodríguez, que fue resuelta en apelación por la
Sala de lo Civil de la Audiencia Territorial el 5 de octubre de 1953;
se condenó a los demandados a que se abstuvieran de tomar y
distraer ayas de las que discurrían por el barranco de Char-quitos.
En Madrelagua y Las Rosadas también existían derechos de
aprovechamiento para el riego de terrenos, eran los denomina-dos
«Cogidos»; el primero, el de Los Chorros de Madrelagua, uni
día cada quince; el segundo. el de Las Rosadas, un d.ía cada quin-ce;
el de la acequia de la Cueva del Burro, varias horas cada
quince días; el de la acequia de la Ereta, varias horas cada quince
días; el de la acequia del Cortijo, varias horas c8,d.a quince días;
el de Lomito del Santo; el de Lomito Alonso; el día primero de
crtda sbc ccmemaba. el primere de «Lus CG~ ~UGaS Ede sviar 21
agua que le correspondía, y así sucesivamente hasts fines de
octubre o antes si se dejaba de regar; los sobrantes engrosaban
el caudal de la Heredad de los Llanos; los derechos de ((Los
Cogidos» eran desde las cuatro de la mafiana a la oración.
Existían rriarianiiaies en la zona de ia Hereciaa de los Lianos
que no se incorporaban a su caudal; en este supuesto estaban
los nacientes del Cortijo de Xeleros, propiedad de los Romero,
que se encauzaban por un canal construido por don Pablo Ro-mero
y Matos; otros estaban adulados entre determinados pro-
Núm. 33 (1987, 283
pietarios, estancándose durante la noche para regar en el día,
como era el estanque de la Cueva Bermeja en el pago de Las
Rosadas. El agua del Heredamiento de los Llanos se quebraba
de noche para la Heredad de Tenoya, en el verano en el lugar
llamado El Quebradero, y en el invierno por una torna junto
al barranquillo de Los Naranjos.
Uno de los problemas planteados ante la Audiencia fue el
de pasar por la acequia real de Los Llanos agua del naciente
de ((La Ikladrecilla)), manantial con origen en la margen izquierda
del barranco, aguas abajo en un afluente situado en una cota
inferior al llamado «Lomo del Pedrito)). Este problema lo planteó
en 1802 Vicente Navarro Zambrana, labrador, por haberle im-pedido
el Alcalde de las aguas del Heredamiento de los Llanos,
el pase de una cuarta de agua de la {(madrecilla))a sus terrenos
de El Rincón. El origen de esta cuestión estaba en la extensión
del regadío a terrenos que en 1739 eran de secano y en la aper-tura
de nuevas acequias. Se resolvió esta cuestión en una Junta
General celebrada el 29 de julio de 1892, convocada por el Al-calde
de las aguas, acordándose que «el agua de la Madrecilla
se haya de arreglar con cantonera en el naciente, y unida a la
acequia principal, al distribuirla en aquellos a quien toque; ha
de ser la misma cantidad que sale del naciente y que asimismo
haya de quebrar a las otras que se acostumbre)), es decir, podían
pasar y mezclarse las horas de la madrecilla dentro de la dula,
pasada ésta se cambiaba la torna; además trataba la Heredad
de los Llanos de limitar el paso del agua a la cantidad necesariz
para regar terrenos que eran de regadío en 1739. Mas tarde, como
compensación del paso del agua. se estableció que el 30 de dula
de este heredamiento, día de secuestro o remate para el fondo
de la Heredad, la acequia tuviera toda el agua del Heredamiento
de la Madrecilla.
El agua de Los Llanos tuvo un gran valor; por una escritura
de 26 de nctuhre de 1829 ante el escribano NicnlBs Ant.nnin be
Troya, José del Pino Guerra vendió a Vicente Domingo cuatro
horas de reloj de agua en una cuarta de la acequia, en 58 pesos;
en julio de 1873 se valoraron cuatro horas con la cuarta parte
de la gruesa, en 300 pesetas. En un aforo del agua de la heredad
284 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 47
realizado ante el Notario don Luis Suárez el 19 de julio de 1922
y consignado en acta notarial, el caudal de Los Llanos era de
14,761 libros por segundo.
Junto a herederos vecinos de Teror, había absentistas de
Las Palmas con fincas en el pueblo: Matos, Rusell, don Antonio
de la Rocha, don Antonio Falcón Bethencourt, don Isidoro Ro-mero
y Ceballos.
Las Juntas Generales las convocaba el Alcalde de las aguas;
el repartidor o aciequero comparecía ante el fiel de fechos del
pueblo y dicho Alcalde, jurando por Dios y una cruz haber sido
citados todos los herederos; de los acuerdos daban fe los refe-ridos
fiel de fechos y Alcalde de las aguas. Este cargo era desig-nado
cada seis meses por el Cabildo g Regimiento de la Isla
entre los herederos; cuidaban, con ayuda de los aciequeros de
la acequia, de las tomas, de los repartos, de las reparaciones,
de los castigos a los infractores; nadie estaba autorizado a apro-piarse
del agua hasta que no se la diese el repartidor. Al ser
suprimidos los Alcaldes de a l a s en 1833, asumió sus funciones
el Alcalde Constitucional; después de la Ley de Aguas de 1866,
la Heredad eligió sus organismos propios para la administra-ción.
La Eeredad de los Llanos se politizó mucho y las Juntas
Generales llegaron a ser a veces campo de enfrentamiento de
los líderes políticos locales, como la del 2 de noviembre de 1930
que terminó con agresiones físicas entre los participantes.
E1 régimen de aprovechamiento d.e aguas de esta zona alta
de la Cuenca de Tenoya era de los más singulares de la Isla,
como su entramado de aguas diurnas y nocturnas, <<Cogidos»,
mnlinnr, cli-?rtw, ucequiuis, Urilus, tcxxss; si? g&ierLs rey~eria
una gran maestría por la serie de situaciones diversas que se
presentaban, con problemas humanos y jurídicos que se resol-vían
con habilidad y firmeza.
AGUASD EL BARRANDCEO L OS ARBEJALES
El 20 de julio de 1739 varios vecinos de Los Arbejales otor-garon
poderes al capitán Martín Pérez, el teniente capitán Juan
Rodríguez, a José Rodríguez y a Alonso Ramos para que con-
Núm. 33 (1987) 285
certasen con la heredad de Tenoya el arriendo de las aguas del
Barranco de Arbejales. E1 l.c de agosto sigiriente se otorgó el
contrato de arrendamiento por cuatrocientos cuarenta y cinco
reales al a-50; en g~rantía del contrato, Martin Pérez hipotecó
una hacienda de arboleda y tierras de labranza, lindante con el
barranco y el camino real que bajaba de Arbejales a Teror.
Este contrato siguió todas :as vicisitudes de los incidentes
entre Tenoya y Teror examiriados en ot.ro capítulo. También
entre los vecinos surgieron litigios, como en ei caso de unos
autos de 1806 ante la Audiencia. Francisco l3eyes medianero de
un cercado que llamaban de Rivera, trato de aprovechar un
a
((remanienten que nacía dentro de sus linderos; el Alcalde de N
E a-guas de Teror se lo prohibió, previniéndole que debía correr 5
el naciente libre hacia el barranco. Los propietarios, el capitán
n-=
José Falcón de Alarcón, Antonia. María del Castillo y Sebastiana m
O
E
de! Castillo y Falcón, como herederos abintestato del doctor Do- SE
mingo Naranjo, por medio procurador Pedro Alcántara de =E
jíá--.- r -a ..i .- e s-r -. -i- i -d- -i -e -r -n -n - en qi-l-ja a i-, Aijdienc.ia para que se 3j&ra
3
saber al Alcalde de las aguas que de nin,onúi modo impidiera que --
el arrendatario usara del manantial. La Audiencia decretó el 0m
E
30 de septiembre de 1806 que informase el Alcalde de las aguas; O
conocemos el contenido ambiguo del informe, pero desconoce-n
mos la. Resoiución final que no aparece en el legajo que hemos -E
examinaao; sqonernos que continuaron los poseedores del te- a
2
rreno utilizando el manantial. n
0
A través de incide~tesa nálogos y del modo como los vecinos 3
fueron aprovechando !as aguas para el riego, se fue configurando O
una situación de diurnas para Arbejales y nocturnas de Tenoga,
con unas acequias que en 1888 eran: Corredor, Lomontero, En-medio,
Ojero, El Álamo, Bofiig'al y Monteverde. Ya en el con-trato
de 1739 se exclwian del aprovechamiento nocturno por Te-noya,
el Chorrito de Vega y los manantiales de Montero; en 1888
existían unos manantiales que Tenoya reconocía implícitamente
no tener derecho ni a las aguas aiurnas ni a las nocturnas, y no
los incluyó en la enumeración de acequias de las Ordenanzas
de 1889; tales eran: los nacientes de Risco Quio, el Chorro de
San Isidro, la fuente del Chorrito, el Chorro de Los Guindos,
2 86 A.VCARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 49
los nacientes de La Majadilla, ios cuatro nacientes de Los Ríos,
la Fuente de la Degollada del Lomo del Gallego y el Naciente de
la Cañada de Las Montañetas en la Cuesta del Piquillo.
Las Heredades en el Barranco de Arbejales en 1920 eran las
siguientes:
El heredamiento del estanque de la Umbría, en Risco Quio.
La heredad de San Isidro.
El heredamiento del Chorrito, con un estanque situado en
la fuente; la heredad tenía una acequia para el riego de los
terrenos del Llanillo; pasada la madre del heredarniento, se
iniciaba la zona de la Heredad de El Álamo.
Heredad de los nacientes de La h!tajadilla. En la carretera de
Teror a San Mateo hay un puente llamado de Los Gihdos sobre
el barranquillo que baja desde La Majadilla; este topónimo es
una cañada con un cerro al Poniente y una loma hacia San
Isidro denominada Las Matas; hay una vaguada hacia el sur y
en una cota más alta un pequeño caserío denominado Los Ríos;
el cerro que cierra la caiíada por el Ponientej se denomina
Cuevecillas. Los nacientes de La Majadilla estaban adulados.
Heredamiento de los estanques de Los Ríos. Existían cuatro
manantiales que brotaban entre Ñarneras.
En el baranco del Ojero, afluente del de los Arbejales, exis-tían
varios manantiales, origen de las acequias y heredades de
Lomontero, Corredor, Ojero y Enmedio; los de Corredor y Ojero
estaban unidos en una charca que se distribuía por dos acequias;
el de Lomontero se situaba en una cota superior, y el de En-medio
en un tramo inferior del barranco. La acequia del Ojero
regzb~t.e r remx 1?%ben LESP efiuu de Teror; !as de CorlcUor,
Lomontero y Enmedio regaban Lomo del Silo, Las Casas, Co-llado
del Humo, El Cercado, Cueva de Enriquez, Los Morales,
y parte del Ojero.
Unos pequeños minaderos: Risquete Negro, Fuente Bella,
Fvic, @ebw& y & x,iezte del Cai&i.u eras (Ie aprOve-charniento
vecinal.
Los manantiales de Fuente Enríquez y de los Corrales estaban
aduIados.
En el barranco de Arbejales, pasada la madre de la heredad
del Chorrito, los primeros nacientes de la heredad de El Álamo
estaban bajo el caserío de El Sequero; a continuación, el sobran-te
de la fuente pública del carril era del caudal del heredamiento;
en la confluencia del barranquillo de Las Toscas con el de
Arbejales, existía otro naciente llamado El Zoquete; en la Casa
de Matos, a unos trescientos metros del puente de Llano Roque
otra fuente pública se unía con los sobrantes al caudal del
Alamo. Hasta la madre de la acequia, en el Molino de Farinos,
se sucedían varios manantiales: Chorro de Barranco Roque, Na-ciente
de la Ñamerilla, fuente del Culatdn. En el barranco del
Ojero, pasada la madre de la acequia de Enmedio, otro rema-ciente
vertía aguas abajo en el cauce de la Heredad del Álamo,
la fuente de Los Morales. La del Carril, la del Roquete, y la ci-tada
d~ Los Morales? tenían un gran caudal.
En La Degollada del Lomo del Gallego, la fuente de La De-gollada
se vertía en el estanque adulado de La Higuerilla, que
regaba los terrenos inmediatos.
En la subida de la cuesta del Piquillo, un naciente llamado
La Ca5ada de Las Mmtafietas estaba a&~!aW= entre !es vecims.
En el Boñiga1 y Monteverde, otras fuentes eran el origen de
las acequias heredades del mismo nombre.
La subcuenca de Arbejales era una zona rica en agua y con
tierras muy feraces; Los Llanos de Roqile son unos buenos te-rrenos
de tierra negra, con una capa de picón al metro y medio
y la roca a los veinte, son aptos para cultivos de secano; hasta
épocas recientes se sembraban en su mayor parte de trigo y
había unos grandes trigales. Estas condiciones: agua y tierras
feraces, y la toponimia: barranco de Los Silos, Lomo del Silo;
además ia certeza de un camino aborigen al costado dei barranco
de La Majadilla a Madrelagua, mencionado en las Ordenanzas
del Concejo de Gran Canaria de 1531, nos hace inducir que en
Los Arbejales existió un asentamiento humano aborigen canario.
El Barranco de Arbejales y sus afhentes tuvieron mucha
agua, tanto continua de arroyos, como las discontinuas de las
lluvias y los minaderos que por doquier manaban en el invierno
y sólo se secaban en pleno estiaje. Solo disponemos de aforos
de la heredad del Álamo y de Lornontero, Corredor, Ojero y En-
288 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TFPIOYA 5 1
medio en la época de los litigios de Quiebramonte; en el estío
de 1930 el caudal de la Heredad del Álamo era de 10 litros por
segundo, los de Ojero, Lomontero, Corredor y Enrnedio los exa-minaremos
en el capítulo siguiente sobre ~uiebramonteD. on Do-mingo
Déniz en 1857, estimaba el caudal continuo del hereda-miento
de Enmedio en 1/4 azada, Lomontero 1/4, Corredor un
octavo, Ojero media azada, El Álamo dos tercios azadas, Mon-teverde
un sexto azada, y el Boñiga1 otro sexto. Hay que tener
en cuenb que el caudal del Álamo se dividía en gruesa, media y
cuarta, y que con ésta podían regarse los terrenos.
En el capítulo siguiente examinaremos la repercusión de la
explotación de Quiebrarnonte en las aguas de Arbejales. Es exa-gerado
afirmar que la total extinción de sus manantiales fuera
causada por la perforación de Quiebramonte; los nacientes de
Risco Quio desaparecieron coincidiendo con los alumbramientos
de Risco Gordo; el Chorro de Los Guindos, y los nacientes de
Los Ríos y de La Majadilla, se secaron en la década de 1940 posi-blemente
a causa de las perforaciones de los pozos de don Ra-fael
Suárez; las distintas fuentes de la heredad del Álamo se
fueron extinguiendo en las épocas de apertura de varios pozos
al costado del barranco, además de la muy probable influencia
de los drenajes de don Rafael Suárez en La Majadilla; el pozo
de Los Bancos terminó con las heredades del Boñiga1 y Monte-verde.
Estimamos que la perforación de Quiebramonte influyó
sensiblemente en los caudales de Lomontero y Corredor, y dis-minuyó
los de Ojero, pero éste es un tema a tratar en capítulo
aparte.
Hoy subsisten en Arbejales, el Chorro de San Isidro, la fuente
del Chorrito, unos pequeños caudales de la Fuente de La Dego-llada
del Lomo del Gallego y fuente de La Cañada de Las Mon-tañetas,
y unos insignificantes minaderos en Lomontero y en
El Caidero del barranco del Ojero,
En la Cuenca de Tenoya se han ejecutado muchas perfora-ciones
para captar aguas subterráneas, hasta el extremo que en
Núm. 33 (1987j 289
la zona Risco Gordo, Charquitos, Madrelagda, Las Rosadas y
Bslrranco de Arbejales, los alumbramientos indiscriminados han
causado la casi tot.al desaparición de manantiales.
Por 10 conflictivo hemos de examinar el alumbramiento de
Quiebramonte; confuso por la multiplicidad de incidencias admi-nistrativas
y por lo mucho que en determinadas épocas se escri-bió
sobre este tenia, a veces sin ,mayor conocimiento.
En 1920 se constituyó una Comunidad de Bienes con el objeto
de capta.r aguas subterráneas en el barranquillo de Quiebra-monte,
uno de los afluentes del barranco principal de Tenoya
en su tramo de Las Rosadas. Este afluenxe esta separado del de
Los Arbejales por un collado denominado ((Degollada de Los
Picachos)); Rísco Negro es otro collado a continuación, hacia el
norte de La Degoilada. de Los Picachos. El Lomo de «La Culata))
separa al Poniente el barranquillo de Quiebramonte de: principal
de Las Rosadas. En la cresta de la montaiia de Los Picachos,
hacia el sur, está el Lomo de La Caja; en una cot-, inferior nace
el barranco del Ojero, afluente del de Los Arbejales, origen de
los manantia.1es desaparecidos de las Heredades de Lomontero,
Corredor y Ojero. El barranquillo de Quiebramonte tiene una
pendiente bastante pronunciada, poco antes de desembocar en
el barranco principal cae bruscamente levantándose como una
pared sobre la boca de la. galena de Quiebramonte.
Es muy interesante el estuclio geolcigico de la zona; existen
numerosos dictámenes de ingenieros y geólogos, emitidos con
ocasión de las diversas incidencias de! pleito que se planted. Las
interpretaciones son diferentes; atendiendo al origen volcánico
de la isla, hay coincidencia sustancial en cuanto a la composición
geológia y estructural de la zona, y origer, de sus aguas: remoto
e kjmc pm~edmled e 11 Cumbre Central, filtradas a través de
los terrenos permeables de la superficie, y principal fuente de
alimentación de las aguas profundas; origen más próximo, de
las zonas inmediatas y concretamente la divisoria de los barran-cos
de Madrelagua y Arbejales; pero es diferente la apreciación
de los bmormesté cnicos en cuanto a ia cuestitri fundamental de
la influencia de la perforación de Quiebranonte en los manan-tiales
del barranco de Arbejales.
290 ASVARIO DE ESTUDIOS ATLA.VTICO.9
La tesis de los informes emitidos por don Juan Gavala y don
Enrique Goded, el dictamen del ingeniero jefe de Obras Públicas
don Leonardo Nieva, y el informe de los ingenieros don Antonio
González Medina y don Juan Hernández Ramos, es que los na-cientes
de los Arbejales se alimentaban de algún embolsamiento
interior de las aguas encajonadas en «fallas», diques o lacocitos,
y esta bolsa o depósito fue perforada por la galería de Quiebra-monte,
provocando la disminución y posterior pérdida total de
los caudales de Lomontero, Ojero y Corredor al descender el
necesario e imprescindible nivel hidroesiatico. Por Real Orden
del Ministerio de Fomento de 14 de junio de 1927, se nombró en
Comisión a los ingenieros Gavala y Goded para que visitaran
l a c T c l ~ cP cinnrigc n infnrmnrnn cnhrn lac oi inctinnnc nlovi+oorlnc
ACYY A U L W U V U I i A L V I *-U U **-VA *&ALVI WAA U" WA b lCYU UWUUUIVIIU,, pLC<iIILGC<i-con
los aprovechamientos de aguas; el informe está publicado en
el tomo 111 del Boletín del Instituto Geológico y número 1.930.
Con relación al barranco de Tenoya, el informe dice: «las cortes
de este barranco permiten estudiar, hasta en sus menores de-ialies,
ia consiitución geoiógica ae esta parte ae la ida; espe-cialmente
desde Valleseco hasta Teror, las coladas antiguas
basálticas en capas horizontales con sus alternancias de ba-salto
compacto, conglomerados basálticos, mina y almagres
forman la masa principal de las alturas divisorias)); las aguas
subterráneas que recogen los grandes depósitos de lapillis que
coronan las alturas, descienden y se introducen por las grietas
de los basalto; en la caida del barranquillo de Quiebramonte
hay un dique de basalto que produce una represa en el depósito
interno, por eso la falla de Quiebramonte era lugar indicadí-simo
para atacar con éxito las corrientes profundas; ésta es la
tesis de Gavala y Goded.
El ingeniero don Antonio González Medina sostuvo la tesis
que las aguas en su marcha subterránea seguían a lo largo del
ertr~chaxk?ntn que hay al norte de Mmtafia Mnrem y Lnmn
de Las Majadillas, y luego se extendían en forma tal que tenían
a la fuerza, en su subterráneo camino, que encontrar algún
obstaculo, bien el macizo basáltico del norte o los diques del
Macizo entre La Degollada de Los Picachos y el barranco prin-
Núm. 33 (1987) 29 1
cipal de Las Rosadas; concluía que las aguas subterráneas
afloraban en la superficie de ese macizo eran una sola lg.
El informe de los ingenieros don Rafael Pico Cañeque, don
Ernesto Rumeu de Armas, don Jorge Morales Topham, es
opuesto a las tesis anteriores. Exponen que en el estudio geo-lógico
e hidrológico de la zona y en el examen e inspección del
interior de la galería de Quiebramonte en toda su longitud,
apreciaron la inexistencia de lacocitos, fallas o diques conten-sores
del agua en el interior del naciente; hacen una distinción
entre las inexistentes fallas o diques y los reales y compro-bados
«caideros» así como bnizamientos e inclinaciones más
o menos pronunciadas de las capas basálticas horizontales, no
contensores del agua y origen muy probable de la confusión o
r\nrr\r rlr\ imtarnrnt~ni6n dnl infnrmn do c ~ r r a l g xr CTnd~d GlL"L LAG I r r u b r y r b u w u r v i r uvr n*L"rrAr" u" uu,,,, J u-,,,.
Los ingenieros citados estudiaron la hipótesis del supuesto
de no existir tales fallas, diques o lacocitos de un agua común
de nacientes y galería, pero en cambio, teniendo en cuenta el
indiscutible origen profundo de las aguas de Quiebramonte y la
proeedemia Ff.und~.~er,dtde estuu ug2as profmdus e n !u c m -
bre central, la posibilidad de que la distracción de aguas ocu-rriera
por modo indirecto, tras el drenaje del macizo de Quie-bramante.
En cuanto a esta posibilidad, el criterio de los inge-nieros
Pico Cañeque, Rumeu de Armas y Morales Topham, es
que las aguas que alimentaban la galería de Quiebramonte, así
como las del pozo del Laderón, o de La Majadilla y los nacien-tes
situados en el barranco de Ojero, no pueden proceder, en
su totalidad, de la divisoria de los barrancos de Madrelagua y
Arbejales, sino que su zona o zonas de alimentación son muchí-simo
m&s ~xtenuas,p recediend~t odas el!as del ~ s d em ~ n b
ñoso situado aguas arriba, en aquellos aprovechamientos de
aguas profundas, y de una zona más próxima y pequeña, en los
nacientes de aguas poco profundas.
Creemos que el problema clave para determinar la influen-cia
o no de la gderl=, de Quiebrmmmte eri 19s izucierites de Les
ArbejaIes, está en una conclusión clara y contundente sobre
19 Informe publicado en el periódico El Popular de Las Palmas de
Gran Canaria de 16 de febrero de 1927.
292 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLANTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 55
la estructura geológica y corrientes subterráneas de la zona.
No obstante, del examen de los aforos se ded-uce una evidente
disminución del caudal de las heredades de Lomontero, Co-rredor
y Enrnedio, que desaparecieron en la década de 1930,
y una disminución progresiva del agua de la Heredad del Ojero,
que se extinguió totalmente alrededor de 1940.
Af oros :
- 17 de octubre de 1920:
Lomontero ............... 1,250 litros por segundo
Corredor . . . . . . . . . . . . . . . 1,400 )) » n
Ojero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4,500 N » ))
Enmedio ............... 1,030 )) » N
Caidero, El Manantial del Río y la Fuente Bella no se afo-raron.
- 24 de julio de 1935:
Lomontero . . . . . . . . . . . . 1,365 litros por segundo
Corredor . . . . . . . . . . . . . . . 1,343 N » N
Ojero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4,400 ) » ))
Enmedio ............... 1,120 N » N
Desaparece el manantial del Río y la Fuente Bella, de cota
superior a la del agua alumbrada de Quiebramonte. Esta ga-lería
había alumbrado en esta época 8.734 litros por segundo.
- 1 de abril de 1929:
Corredor ............... 0,937 litros por segundo
Ojero .................. 3,393 )) » n
Enmedio ............... 0,801 » >>
En esta época estaba taponada la galería de Quiebramonte.
- 29 de junio de 1929:
Lomontero . . . . . . . . . . . . 0,103 litros por segundo
Núm. 33 (1987) 293
Corredor . . . . . . . . . . . . . . . 0,856 )) N
Ojero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3,426 >) » N
Enmedio . . . . . . . . . . . . . . . 0,960 N )) N
Seguía taponada la galería de Quiebramonte.
- 15 de abril de 1930:
Lomontero . . . . . . . . . . . . . . . 0,131 litros por segundo
Corredor . . . . . . . . . . . . . . . 0,877 )) N
Ojero . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3,205 )) » >)
Enmedio . . . . . . . . . . . . . . . 0,960 n » ))
Este aforo se practicó a los diez meses de destaponada la
gcileria; en esfa fecha u! umdu! de Q~kbrarnentee ra de 4,SM !i-tros
por se,gundo zo.
En el evidente deterioro de los manantiales de Lomontero,
Corredor, Ojero y Enmedio, puede que Influyera la galería de
Quiebramonte, personalmente estimo que si, pero no de una
rncmra tots!. $e har, estüdiadc efimstivamente !as perferu-ciones
en la zona alta cumbrera por !a época de los trabajos
de la explotación?, en esta Isla la picaresca en cuestión de
aguas ha sido muy grande. Es de reconocer que hubo un total
descuido de los órganos del Ministerio de Fomento, que en la
época de comienzo en gran escala de los alumbramientos sub-terráneos,
no estudiaron la Cuenca, ni racionalizaron su ex-plotación.
Una larga historia de incidencias administrativas se desa-rrolló
en un dilatado período, en que bascularon las Resolu-zimzs
de :a AdmirUstraciSn de Un sentic?~=, c t r ~ s;e scs tuv~
en ocasiones la tesis d.e la existencia de una concesión por la
razón de atravesar la galería el cauce del barranquillo de Quie-bramonte;
este fue el criterio del ingeniero jefe de Obras Pú-blicas
don Leonardo Xieva, que inició un expediente de cadu-
- 2 2 - 3 --- .- -..- - GLU~U pul L ~ ~ ~ ~ ~ l p E r ~dei ecrui ~t u~ d . ~ ~ u iLiae sUf.VlL nLI-wL.L.u-D4r\*A nA &e
Quiebramonte mantuvo la tesis de inexistencia de concesión
20 Aforos publicados en el periódico El Hoy, de Las Palmas, el 7 de
junio de 1936.
294 ATV'UARIO DE ESTUDIOS ATLÁNTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 57
administrativa por tratarse de un alumbramiento en terrenos
de propiedad privada.
Agotadas las vías administrativas, la Comunidad de Tenoya
y las heredades de Enmedio, Ojero, Lomontero y Corredor en-tablaron
demanda por la vía civil, sobre declaración del derecho
a la propiedad de las aguas de Quiebramonte. Por sentencia de
23 de abril de 1959 se declaró que la apertura y prolongación de
la galería de Quiebramonte no tuvo influencia en los caudales
acuíferos de los demandantes, desestimando la demanda inter-puesta.
Así terminó un largo y conflictivo pleito.
RAS HEREDADES
1. Heredad de Romero
Eofia Ana zoiliye viib^eolo del Toro f-fi-ldó ur-l vjrlcfilo klte
grado entre otras propiedades por el Cortijo de Meleros en
Valleseco, y una finca en Las Rosadas, parte en jurisdicción
de este término municipal y otra porción en término de Teror,
las dos propiedades en el barranco. Al fallecer en 1788 la heredó
en los bienes del mayorazgo su sobrino don Isidoro Romero y
Ceballos, y a éste le sucedió don José Pablo Romero y Matos,
fallecido en Teror el 10 de agosto de 1880; a su muerte, el
Cortijo de Meleros y las propiedades de Las Rosadas, pasaron
a su primogénito don Pablo Romero y Palomino, que murió
el 18 & sqti-bre de 1805; t&amentu fue inyp-figlia& y
el juicio declarativo ante los Tribunales terminó con la pública
subasta de los bienes; el Cortijo de Meleros se fraccionó entre
varios propietarios y parte de la finca de Las Rosadas es hoy
propiedad de la Heredad de los Llanos por compra a don Jos6
CA".,-.L,.- C..A-,.-
DdllGllCLi ,2UO,l's,í.
En el Cortijo de Meleros nacían los manantiales de Tundillo,
Chorro de la Huerta, de la Zanja, del Regadera, de la Cuevilla,
los dos Chorros, de La Linde, y de unos minaderos en el barran-quillo
de Los Solapones; en la finca de Las Rosadas los rema-
Núm, 33 (1987) 295
nientes denominados Las Ñameras de las Tejas, y de la Alma-grera;
el agua de todos estos nacientes se depositaba en un es-tanque
excavado en la roca, con una parte de obra de argamasa.
En una escritura de 15 de julio de 1859 don José Pablo Ro-mero
y Matos declaró que le pertenecía en propiedad un cor-tijo
denominado Meleros que contenía varios nacientes que
«prometen, si se trabajan dar alguna aguan; los cedió como parte
de la dote de su hija María del Pino Romero y Palomino; ade-más
le cedía las aguas sobrantes de los estanques que poseía
y el terreno que creyera preciso su yerno don José Calzadilla
y Benítez para construir otros depósitos y las acequias nece-sarias
para conducir el agua, pero lo cierto fue que quien a
pesar del documento de cesión, encauzó las aguas del cortijo
fue don José Pablo Romero. Construyó una acequia de tres
mil ochocientos ochenta y un metros de longitud para condu-cirlas
hasta la Cuesta de La Laguna.
El 28 de marzo de 1866, en el periódico El ómnibus, de Las
Palmas, se anunció que don José Pablo Romero arrendaba las
aguas denominadas del Cortijo de Meleros. De la acequia se
podían regar terrenos en Los Llanos de Teror y se fue exten-diendo
hasta los linderos del Cortijo de Ossorio; así en una
escritura de venta de 20 de mayo de 1874, don Pedro Matos
vendió un terreno de trescientas brazas de longitud por una
de anchura, segregado del Cortijo de Casas Viejas, con destino
al paso de la acequia de Romero, con la obligación de cons-truir
en cada barranquera una toma para los desagües.
En 1882 don Pablo Romero y Palomino cedió a don Fran-cisco
Manrique de Lara v Manrique de Lara el aprovechamiento
durante quince días, dentro de cada mes, de las aguas de sus
cortijos de Meleros y Las Rosadas con el derecho proporcional
a la acequia; don Francisco Manrique de Lara transmitió pos-teriormente
sus derechos a don Adán del Castillo Westerling.
Estas cesiones fueron el origen de la heredad que se denominó
de Romero o Meleros.
Como consecuencia de la impugnación del testamento de
don Pablo Romero, se subastaron sus bienes; el 16 de abril
de 1886 se anunció el remate de quince días de agua del hereda-
296 ANUARIO DE ESTUDIOS ATLBNTICOS
AGUAS DEL BARRANCO DE TENOYA 59
miento con la mitad de la acequia y el estanque; se valoró la
acequia en dos pesetas y media como precio medio del metro,
era en su mayor parte de cantería; el estanque con capacidad
para doscientos cincuenta metros cúbicos, se justipreció en
tres mil pesetas; el valor dado por los peritos a cada día de
agua, fue de mil ochocientas setenta y cinco pesetas. Los adqui-rentes
en la subasta fueron terratenientes y terorenses: Fran-cisco
Bethencourt López, Sebastián Medina Sánchez, Sebastián
y Bernardo Henríquez y Henríquez y la Casa de Ossorios.
La heredad disponía del caudal de las veinticuatro horas;
Tenoya no tenía derecho a las aguas nocturnas, que se deposi-taban
en el estanque, y de día discurrían por la acequia. El
caudal hacia 1950 era de cinco litros por segundo; en 1964 esta-ban
secos totalmente todos los manantiales de los antiguos
cortijos de Romero en Meleros y Las Rosadas.
El manantial de La Madrecilla estaba situado en la margen
izquierda del barranco aguas abajo, en un afluente situado en
una cota inferior al llamado «Lomo del Padrito)). Creemos que
que es el borbollón de Francisco Báez, arrendado por la here-dad
de Tenoya por el contrato de 1.0 de agosto de 1739. Estaba
adulado; la acequia regaba hasta El Sequero y el Secuestro;
por un contrato privado de 6 de julio de 1820, don José de
Matos, propietario del Cortijo de ,Casas Viejas, autorizó al
presbítero áon Juan Navarro para atravesar con una acequia
sus terrenos, con la finalidad de regar tierras con agua de La
Madrecilla.
Los herederos tenían el derecho de verter sus dulas en la
acequia de la Heredad de los Llanos; como compensación se
e